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Re-encuentros con la identidad: “Furusato, camino a la identidad” de Érika Nakasone

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Interculturalidad.org sostuvo una interesante conversación con Érika Nakasone , artista plástica peruana de ascendencia okinawense, sobre su exposición "Furusato, camino a la identidad". Esta es su décima muestra individual y se exhibió en abril de 2009 en el Centro Cultural Peruano-Japonés como parte de las actividades conmemorativas por el 110º Aniversario de la Inmigración Japonesa al Perú. A su vez, Erika también ha hecho exposiciones colectivas e individuales en Japón, un lugar difícil de mostrar el arte peruano, el arte latino, por su escasa presencia o interés, dado que Japón mira más hacia EEUU o Europa.

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Page 1: Re-encuentros con la identidad: “Furusato, camino a la identidad” de Érika Nakasone

Construyendo Nuestra Interculturalidad. Nº5. Año 5. Vol. 4: 1-6, 2009

www.interculturalidad.org

Revista cultural electrónica

Año5. Nº5. Noviembre 2009. Lima-Perú.

www.interculturalidad.org

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Recuentros con la identidad:

“Furusato, camino a la identidad” de Érika Nakasone (Exposición en el Centro Cultural Peruano-Japonés, Abril de 2009)

Interculturalidad.org sostuvo una interesante conversación con Érika Nakasone, artista plástica peruana de ascendencia okinawense, sobre su exposición “Furusato, camino a la identidad”. Esta es su décima muestra individual y se exhibió en abril de 2009 en el Centro Cultural Peruano-Japonés como parte de las actividades conmemorativas por el 110º Aniversario de la Inmigración Japonesa al Perú. A su vez, Erika también ha hecho exposiciones colectivas e individuales en Japón. Erika es una sansei peruana de tercera generación ha vivido en Lima y también en Japón donde ha redescubierto su manera de ser peruana en medio de otros rituales y costumbres sociales.

Luego de la entrevista, les presentamos la apreciación del crítico de arte japonés Takeshi Kanazawa sobre la obra de Erika y su encuentro con la artista en Japón. La traducción es de Juan Kanashiro.

Re-descubrirse: viaje a Japón

IC: ¿Qué ha significado tu viaje a Japón para tu obra? ¿Qué representa el viaje?

Érika Nakasone: Para mí el viaje a Japón es clave para todo, para mi forma de vivir, para mi obra, como consecuencia de mi forma de vivir. Porque primero es formar mi vida, sintonizarla bien y de allí parte la obra. No es que la obra me sirva de principio para mi vida, sino es una consecuencia para mi vida, hacer pintura. Es una forma de vivir porque por medio de lo que ello he desarrollado en mi vida he ido acumulando experiencias.

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IC: ¿De algún modo te re-conoces de un modo diferente después de tu viaje a Japón?

Érika Nakasone: Antes no me reconocía tan claramente como ahora. También he tenido que aprender otras cosas de los japoneses para que me sirva para mi propia vida, manteniendo lo que he aprendido en el Perú. Yo creo que busco una formación espiritual y el equilibrio tanto de lo espiritual como de lo material. Creo que Japón me dio de ambas cosas.

IC: ¿Qué aprendiste en el Perú de tus padres o abuelos japoneses?

Érika Nakasone: Yo soy sansei, tercera generación. Yo aprendí el respeto a los antepasados fallecidos, a los mayores, no faltar el respeto a las otras personas. El agradecer a las personas que me ayudan, por eso se agradece a los padres. Eso principalmente aprendí de ellos.

IC: ¿Cuánto de la formación de casa te fue útil para manejarte allá?

Érika Nakasone: Muy poco. Las costumbres de los japonenses son bien diferentes para el nikkei.

IC: ¿Podrías dar un ejemplo de lo que fue más nuevo para ti?

Érika Nakasone: Por ejemplo, antes de empezar una exposición se reúnen todos los artistas y habla alguien, el jefe del grupo, para darnos ánimo, darnos como un apoyo moral entre todos para hacer fuerza entre todos, y aplaudíamos por el esfuerzo que habíamos hecho entre todos para lograr esa muestra. Cuando terminábamos, igual nos reunimos todos. Son ritos que nos sirven espiritualmente para darnos aliento como grupo, como fuerza grupal.

IC: Lo colectivo es muy importante.

Érika Nakasone: Lo colectivo es muy importante como una solidaridad para poder sobrevivir y levantarnos. Sobre todo se pone Japón por encima como país, primero está el país y después el individuo. Yo no soy japonesa, pero estaba allí y el extranjero que está allí se supone que va a servir como cualquier otro japonés. Hay que integrarse con ellos y si ellos te ven como parte de ellos, te toman en cuenta como parte de ellos y te puedes integrar más fácilmente.

IC: ¿Y allá te redescubres como peruana también?

Érika Nakasone: Cuando uno está acá en Perú sólo ve lo que está acá en Perú… y cuando uno va afuera es algo curioso, porque ya entiende más lo que es Perú.

IC: Por diferencia…

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Érika Nakasone: Por diferencia, y se enriquece doblemente, entiende lo que es Japón y lo que es Perú, por eso no me arrepiento de haber salido, me formó a mí como persona y en otros aspectos. Mi peruanidad está en lo gustos, en mi crianza, porque yo me he criado aquí. Una diferencia es en la parte social, la gente me parece mucho más abierta aquí, más expresiva. Lo que piensas lo dices, y eso es lo que me gusta. En cambio en Japón tú no sabes lo que está pensando, cómo conducirte con tal persona o si estás yendo bien. El peruano, y en general el Latino, es más abierto, más expresivo, lo que está sintiendo lo dice.

Retablo Peruano y Butsudan Japonés

IC: ¿Y las obras expuestas en el Centro Cultural

Peruano-Japonés, las has producido

enteramente en el Perú o en Japón, o en ambos

países?

Érika Nakasone: Todo lo he producido acá en Perú, salvo las dos obras colgadas, esa camita.

IC: Esta cajita que está muy presente en tu obra, ¿tiene su origen en el retablo peruano?

Érika Nakasone: Hay una similitud entre el retablo y el butsudan, que es un altar que he visto en mi casa desde chica. Tiene su techito y la puertita, y eso está dentro de un mueble que también tiene puertitas. Eso yo lo he asimilado, naturalmente desde chica. Y luego, cuando estudié algo del retablo me interesó porque había una similitud de forma y de imagen, más que de contenido. Entonces me interesó mucho y me puse a estudiarlo y a hacerlo inclusive y me sugirió más ideas. Entonces tomé ese concepto de retablo que trajeron los españoles, el concepto de iglesia rodante. La cuestión era evangelizar a los no católicos. Como los indígenas no querían ir, no iban porque tenían interés de ir a una iglesia, entonces los españoles a la fuerza querían hacerlos ver y convertirlos en católicos. Y ya es una forma de inmigrar, de transportar cosas. Entonces, yo como inmigraba mucho dentro de Japón, estuve en Okinawa un año, después estuve en Canadá, después en Tochigi y otros lugares, y allí fue cuando dije esto del retablo me interesa bastante porque yo paro moviéndome y tengo que llevar mi obra. Los japoneses no vienen a buscarme a mí, sino yo tengo que llevar mi obra para mostrar porque acá no interesa Latinoamérica, el arte latino, más están interesados en Norteamérica y Europa. Encontrar una galería que se interese era difícil. Aparte de que el retablo es símbolo de mestizaje y culturalmente soy mestiza.

Encontrarse

IC: En la obra que está aquí expuesta, tú, tu rostro, también está dentro de alguno de los altares o retablos ¿Es también como transportar esa búsqueda de identidad que mencionabas al inicio?

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Érika Nakasone: Si, si, si, es también es una búsqueda de identidad, una búsqueda de madurez personal, también. Por eso es que la exposición anterior lo hice todo con mi cara, porque era una búsqueda personal, y eso era lo que quería transmitir, la identidad de ambas culturas como inicio para entrar nuevamente al público limeño, después ya he entrado a otros temas.

IC: ¿Te refieres a la exposición anterior que se llamaba “Soy yo: Érika, Érika Nakasone?

Érika Nakasone: Era la primera vez que prácticamente yo presentaba una muestra individual con este tipo de obras, porque yo pintaba muy diferente a lo que yo presenté antes de irme. Ya después de muchos años yo he presentado “Soy yo: Érika, Érika Nakasone” en la cancillería. Quería presentarme con el alma abierta […]. Abría mis puertas y desenrollaba todo, para que vean todo lo que yo había madurado como persona y eso era lo que yo era. Es muy difícil de explicar porque eso es algo que me nace con experiencias personales, que están dentro. Explicar eso es un poco incómodo, pero gráficamente era una expresión… yo pongo mucho mi energía en el momento de pintar, inconscientemente transmito lo que he vivido y estoy sintiendo en ese momento. Explicar con palabras es difícil, entonces lo hago con el lenguaje visual. Simplemente me doy de lleno a transmitir lo que tengo interiormente. Si yo me sincero en la obra, me relajo allí, creo que voy a transmitir eso en la tela o la madera, y las otras personas van a captar esa energía.

IC: Si uno ve tus obras, antes era más abstracta y ahora es más concreta y figurativa, ¿es así?

Érika Nakasone: Claro. Antes era más abstracta, podría decir que todavía no me había encontrado yo misma antes de ir al Japón, porque no tenía el conocimiento claro de qué era ser un japonés, qué cosa era. Incluso los primeros años cuando yo estuve en Japón no sabía, porque nadie me lo va a decir, yo tenía que descubrirlo. Claramente ningún japonés me va a decir yo soy así y el pueblo japonés es así. Uno tiene que cometer ciertos errores, o ver de otros, cómo piensan y cómo se comportan, conversando con ellos vas descubriendo.

IC: ¿Y antes que fueras a Japón qué querías expresar en tus obras?

Erika Nakasone: Era otra cosa, antes de irme a Japón era collage, era como lo prehistórico, yo hacía como dibujos en la pared y quería dejar incisiones, quería imitar la cerámica precolombina con incisiones, líneas y buscar esa parte lisa de la cerámica. Eso es lo que buscaba en esa época y la cosa zen, buscar el vacío. Pero cuando fui a Japón pues vi que el zen no era lo mío. Yo soy oriunda por ascendencia de Okinawa, y allí el zen nada que ver. Allí es el kimono, el bingata, los colores fuertes. Entonces, tuve que ir a Japón a encontrar mis raíces y es importante reconocer tu origen, porque eso es tu contenido y también te sirve para entenderte más. Así vas a encontrar un equilibrio en tu persona. El arte se puede decir que

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tiene bastante de parte espiritual, al menos yo lo tomo así, como parte de mi vida. Entonces, primero he tenido que encontrarme yo misma ¿no?, cómo soy, quien soy, qué es lo que estoy haciendo, para qué vivo. Y a partir de eso irme encontrando plásticamente y estéticamente en mi obra, cómo hacer para expresar lo que yo soy, qué elemento puedo usar para expresar qué soy y encontrarme, y más adelante ya influenciar, dar un concepto claro, si se puede.

Gracias.

Dos culturas

Takeshi Kanazawa, Crítico de arte Japón, marzo de 2009 (Traducción de: Juan Kanashiro Tome)

Mi primer encuentro con Erika Nakasone fue en junio de 2004. Fue por casualidad, cuando realizaba una visita de paso a una galería de arte de Ginza, en Tokio. Pensaba solamente dar una mirada rápida y retirarme, pero la combinación de los colores que claramente nos recuerdan a los Bingata (NT: Bingata es un tipo de técnica de teñido usando patrones que se desarrolla desde aproximadamente el siglo XV en Okinawa.) de Okinawa y la forma de material sobre el cual fueron aplicados, llamaron mi atención. Se me acercó una joven que estaba en el salón y que parecía ser la autora de las obras. Su manera un poco torpe de hablar, el enterarme que venía del Perú y sus obras, despertaron rápidamente mi curiosidad. Mi segundo encuentro con Erika ocurrió dos años después, en junio de 2006. Fue cuando presentó su muestra individual en la embajada peruana. Las obras presentadas eran “retablos”, piezas para uso del culto católico para ser colgadas en la pared y que se ven a menudo en el Perú. El retablo es una caja con puertas, que se abren o cierran, sobre el que se pinta un altar. El retablo en su conjunto desempeña el rol de un lienzo,. Había también otras piezas con formas de cama, pero todas las piezas eran estructuras cubiertas de colores en toda su superficie y usadas como medio de expresión. Erika vivió su primer año en Japón en Okinawa, la tierra de sus abuelos. En ese primer año, tuvo un fuerte interés por la artesanía tradicional y aprendió los diseños de los alegres Bingata. Con estos, adornó la superficie de los retablos, que se puede decir son parte de la tradición cultural peruana. Los trabajos de Erika pueden ser considerados pues como la unificación de las dos culturas que corren al interior de ella. Erika Nakasone no es simplemente una nikkei peruana. Ella es una artista que ha recibido una formación especializada, es una nikkei de la tercera generación, cuyas raíces no

Foto: Arturo QL

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solamente son japonesas –aunque son de Okinawa, que posee una cultura e historias propias- sino también peruanas. Perú es su tierra natal, la tierra de una de las grandes civilizaciones antiguas y sede por 300 años del virreinato de los conquistadores españoles. Erika ha venido naciendo con varios trasfondos culturales y características étnicas, aunque este es un destino, no hay duda de que en su vida ha venido buscando un lugar donde se pueda parar y aferrarse a ella misma. El artista no es aquel que reproduce bellamente los fenómenos que tenemos frente a nosotros el artista es el que como heredero de una época, va viviendo y expresando de una manera concreta su propia vida o pensamiento. El artista no tiene en su ruta de viaje un paradero final. El verdadero artista, como lo hicieron muchos artistas en el pasado, continúa ese viaje espiritual personal buscando en sí mismo su otro yo. Este año, después de mucho tiempo, va a presentar una muestra personal en su tierra natal, el Perú. Al ver sus últimas obras para la muestra, me he percatado que algunas de éstas no van a ser acabadas con un fuerte decorado como lo ha hecho hasta ahora, sino que Erika se ha colocado dentro de ellas en una postura de encuentro con el espectador. Esa expresión que nos busca a nosotros directamente desde el interior de la fusión de las dos culturas, está llena de confianza, como que hubiese encontrado el lugar de confianza, como que hubiese encontrado el lugar en donde puede ponerse de pie. Pareciera que nos estuviese preguntando por el significado de la vida o del arte, que supera las barreras de las nacionalidades, edades, o culturas. En el futuro me gustaría seguir viendo los trabajos de Erika Nakasone y ver cómo vamos a vivir el mundo del arte contemporáneo, al que se le pide una identidad, a pesar de que se habla de una sociedad globalizada.

Cómo citar esta entrevista:

Nakasone, Erika. Recuentros con la identidad: “Furusato, camino a la identidad” de Érika Nakasone. Entrevista de Quispe, A., Tokeshi, J. & Yon, C. Revista Electrónica

Construyendo Nuestra Interculturalidad, Año 5, Nº5, Vol. 4: 1-6, 2009. Disponible en: http://www.interculturalidad.org/numero05/docs/02a04-Reencuentros_con_la_identidad-Entrevista-Yon,C-Tokeshi,J-Quispe_Lazaro,A.pdf