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Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (ISEPCi) - isepci.org.ar EL PENSAMIENTO DE JOHN WILLIAM COOKE EN LAS CARTAS 1 A PERÓN 1956-1966 Exponiendo mis ideas a medida que redacto, esta carta tiene (como advierto al releerla) un tono pasional; es lo único posible. ¿Antiimperialistas sin pasión? Semejante cosa no existe. (...) Si se comprende el problema, entonces se lo siente, se desea combatir y el alma se llena de furia, de odio. 2 J.W. Cooke ARITZ RECALDE JULIO 2005 1 Trabajaremos con Perón – Cooke, Correspondencia. Ed. Parlamento Tomos I y II. Buenos Aires, 1984. Todas las citas corresponden a esta edición. 2 Op. Cit. Tomo II. (p.290)

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EL PENSAMIENTO DE JOHN WILLIAM COOKE

EN LAS CARTAS1 A PERÓN 1956-1966

Exponiendo mis ideas a medida que redacto, esta cartatiene (como advierto al releerla) un tono pasional; es lo únicoposible. ¿Antiimperialistas sin pasión? Semejante cosa no existe.(...) Si se comprende el problema, entonces se lo siente, se deseacombatir y el alma se llena de furia, de odio.2

J.W. Cooke

ARITZ RECALDE

JULIO 2005

1 Trabajaremos con Perón – Cooke, Correspondencia. Ed. Parlamento Tomos I y II. Buenos Aires, 1984.Todas las citas corresponden a esta edición.2 Op. Cit. Tomo II. (p.290)

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ÍNDICE

I- A MODO DE INTRODUCCIÓN: VIGENCIA DEL

PENSAMIENTO DE COOKE 4

II- COOKE, PERÓN Y ARGENTINA 11

Cooke y el Frente Nacional de 1945 12

La actividad Parlamentaria 16

El golpe de 1955 24

Sobre el intento de Huelga general revolucionaria en el Frigorífico

Lisandro de La Torre 32

El exilio y el encuentro con la Revolución Cubana 33

Cooke y la Argentina de 1960 34

Cooke, representante de Perón 37

Sobre las Cartas 38

III- COOKE, UN PENSADOR MATERIALISTA 40

IV- ACERCA DE LA FORMA EN QUE ESTA

ORGANIZADO EL PERONISMO EN LA ÓPTICA DE COOKE 47

El Peronismo, la izquierda partidaria y el imperialismo 50

V- EL PERONISMO: ORGANIZACIÓN SINDICAL Y LÍDER

DE MASAS 58

Funciones del partido 59

Funciones de los Sindicatos 61

El sindicalismo en las Cartas desde la óptica de Cooke 65

Función del líder en la organización 66

VI- PERONISMO Y REVOLUCIÓN: 1945 –1960, DOS ÉPOCAS,

DOS PAÍSES, UNA MISMA DIRIGENCIA 69

Sobre la fractura del frente nacional: la salida de las FFAA

en las cartas 66

Sobre la fractura del frente nacional: la salida de la Iglesia 70

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Sobre el espectro político posterior a 1955 75

VII- CAMINO A LA REVOLUCIÓN: TEORÍA Y

ORGANIZACIÓN DEL PERONISMO PARA LA TOMA DEL PODER

1. Elementos del Movimiento 79

2. Doctrina y rol de Perón 80

3. Dirigentes o Burocracia. 82

4. Métodos para la lucha: insurrección, lucha armada y

Revolución Cubana 90

5. El Peronismo, el Imperialismo y las luchas de liberación

A- Peronismo, Imperialismo y URSS 95

B- El caso Cuba y los desafíos del Peronismo 97

C- La Argentina real: liberación o dependencia. Una lectura de la

Tercera Posición 101

D-La Tercera Posición desde el ejemplo de Cuba 103

E- Tesis del Socialismo Nacional 106

VIII- DESAVENENCIAS POLÍTICAS CON PERÓN 110

Sobre las conducciones 112

Sobre las tácticas para la toma del poder 114

En torno a la cuestión de la geopolítica 115

Argumentos de las desavenencias 116

Cooke y Perón: la imposibilidad de un acuerdo 117

A modo de cierre 118

IX- CONCLUSIONES 122

BIBLIOGRAFÍA 128

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I- A MODO DE INTRODUCCIÓN: VIGENCIA DEL PENSAMIENTO DE

COOKE

No hay pensamiento revolucionario sin una pasión que lo alimente. El fenómeno esuniversal. Común a todos los países coloniales. Por ello, la liberación colonial esprecedida por un pensamiento renovador centrado en la tierra. Un pensamiento

nacional que anticipa la revolución política. De ahí el rencor que en tales periodoscircunda a los escritores nacionales. A los Raúl Scalabrini Ortiz, a los John W. Cooke.Son ello los fulminantes que preparan el estallido colectivo. Del mismo modo que entanto escritores nacionales, no hace más que interpretar los estados latentes de las

masas.Juan José Hernández Arregui3

El trabajo desarrollará un recorrido por el pensamiento de John William Cooke

circunscribiéndose a las Cartas a Perón. Las correspondencias son documentos escritos

al calor de la batalla por la liberación nacional, en el transito de ruptura del esquema

neocolonial. Argentina, país del sur, una pieza más del rompecabezas del coloniaje

impuesto sobre pueblos oprimidos del tercermundo, se derrama combatiente entre la

tinta de las Cartas que la revelan marchando hacia la realización de la Segunda

Independencia, bajo las banderas y la pasión militante de una generación decidida a

llevar hasta las últimas consecuencias la transformación de la turbulenta historia

nacional.

Estos documentos, letras en donde se derraman las grandezas y las tragedias de las

batallas por la liberación, son pedazos de nación derramos por la pluma militante de dos

de los cuadros políticos más grandes de Latinoamérica, el General Perón y su primer

delegado en Argentina, John W. Cooke. Detrás de cada letra o enredada en cada

reflexión, acontece el sueño de un pueblo emancipado del yugo colonial y aunque

pareciere, las cartas se escriben entre dos, entre Perón y Cooke en este caso, estas

correspondencias son la eclosión de la marcha incesante de una generación combatiente

desde las organizaciones libres del pueblo.

Es la batalla de las masas de las neocolonias contra las minorías antinacionales, la que

moldea la cultura de los pueblos. En esta disputa, en esta cruzada por la liberación

3 Arregui, Juan José, Peronismo y socialismo, Ed. Hachea, Buenos Aires, 1972 P. 15.

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social y política del tercermundo, es que surgen los libros nacionales y los intelectuales

orgánicos, que más tarde o más temprano, avanzan en la reconstrucción de un programa

cultural para la nación, pieza fundante de la identidad de las masas hambreadas para

enfrentar el esquema de pensamiento impuesto por los aparatos ideológicos de las

minorías antinacionales.

Pese a que las Cartas pertenecen a un tiempo pareciere remoto, esos debates forman

parte activa del presente dramático por el que atraviesa el país y que se origina en gran

parte, producto de las derrotas de las generaciones anteriores. Pensar la historia en tanto

historia viva, nos permite formar parte del debate aun no cerrado sobre la legitimidad de

las instituciones del presente y por eso, toda lectura conciente del pasado, reclama una

disputa por las formas que adquirirá el futuro. Como todo acto de debate, de búsqueda e

intento de comprensión de las batallas históricas argentinas, es que este texto intentara

ser parte activa de la formación de la conciencia nacional, al desarrollar un aporte por

develar el pasado, siempre presente en cada hecho, institución o valor de la actualidad

de nuestro pueblo y Latinoamérica.

El derecho de las masas a participar de las riquezas del país, esta atado a la suerte de su

incorporación como actor colectivo nacional en el esquema del capitalismo mundial. Es

este marco, que no existe posibilidad alguna de nación sin antes sentar las bases de la

conciencia nacional, y no existirá conciencia nacional en las periferia sin la

estructuración de una historia nacional que enfrente la historia colonial que reposa en

las instituciones Estatales y en los aparatos de la prensa antinacional del extranjero,

propietarios de los mecanismos difusores de la comunicación de masas en Argentina.

La batalla por la historia, es por eso, parte de la lucha por la formación de la conciencia

nacional, pieza central del futuro movimiento de liberación en desarrollo y eje

vertebrador de la teoría y la praxis del programa emancipador del pueblo argentino.

Pero ahora bien, la formación de la conciencia nacional no es un tema solo de

intelectuales, ni un mero debate historiográfico, por el contrario, implica la practica y

participación activa de las masas enfrentadas a las minorías del coloniaje. En el camino

de resistencia en cada piquete, asamblea, huelga, universidad, periódico, partido o

sindicato, las masas oprimidas por el neocolonialismo actual entablan un proceso de

resignificación y ruptura de las piezas del aparato ideológico del gran capital. En esta

praxis combatiente del pueblo argentino, el rol de los intelectuales es un aporte central a

la sistematización y reflexión colectiva en cada texto nacional, que en su condición de

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autóctono, nace de las masas y de la materialidad de las luchas populares. Estos textos,

siempre que sean nacionales, florecerán como una expresión de las luchas concretas de

nuestro país, serán una cristalización del drama de la liberación popular y

latinoamericana ante la opresión del gran capital transnacional y local. Las clases

subalternas en su praxis combatiente resignifican su práctica y en este transito de

combate, de organización y de búsqueda de una identidad colectiva de resistencia,

inician un proceso de fusión con los intelectuales nacionales. El contacto de las clases

subalternas y los intelectuales permite a las luchas populares avanzar dialécticamente en

la formación de la conciencia colectiva emancipadora, conjunción de teoría, praxis,

disputa y resignificación constante de la práctica política.

En este transito de conjunción de las luchas populares colectivas y de organización de

las masas y los intelectuales, el desarrollo de la conciencia nacional se clarifica y el

enemigo se esclarece: el modelo de los bancos y el gran capital financiero o exportador

impuesto por la dictadura y el neoliberalismo4, los dueños de la tierra, el petróleo, los

servicios, el dinero de los ahorristas, del trigo, el pan y la soja, la electricidad, las rutas,

el agua, los minerales; los detractores del futuro y los enemigos del pueblo argentino ya

no se esconden a las masas organizadas. Es a partir de la eclosión de los primeros

síntomas de la formación de la conciencia nacional, que la organización del pueblo

pobre germina entre los cementerios de niños de la geografía del hambre de las villas

miserias, producto del saqueo nacional neoliberal. La pasión militante, la lucha callejera

y el odio de las masas contra la opresión del neoliberalismo, flamean entre las banderas

y el humo de la resistencia popular latinoamericana ante los engranajes de la violencia

de las empresas trasnacionales. Cada organización libre del pueblo que nace a lo largo y

ancho de la Argentina y América es parte constituyente de la eclosión de la nacionalidad

en ciernes y expresión de la marcha inevitable hacia la segunda independencia.

Todo proceso de formación de la conciencia nacional implica una ruptura y un

desgarramiento con las ataduras ideológicas del opresor: el egoísmo, la individualidad

antes que el colectivo, la imposibilidad de la unidad de los subalternos, la admiración

4 Cuando utilizo el término fracciones de capital o gran capital, me refiero a las Transnacionalesexportadoras o especuladores locales reunidas en la UIA, como por ejemplo, Techint, Bunge y Born oMacri; o a las fracciones del capital financiero como el Citibank; las empresas de servicios comoTelefónica o Shell; o los grandes acopiadores de soja de la Sociedad Rural Argentina como Monzanto oCargil. Debemos tener en cuenta que tanto la UIA como la Sociedad Rural o la banca internacionalorganizaron el golpe contra Perón en 1955, la dictadura en 1976 con Martínez de Hoz, apoyaronposteriormente al Menemismo y la destrucción de la industria nacional durante 1990.

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por lo foráneo y la forma de vida del país del norte, son elementos contra los que cada

hombre combate y que una vez superados, permiten la humanización de los sujetos y la

consolidación de las organizaciones.

La construcción de la conciencia nacional es parte de una batalla ideológica y siempre

por ello, política. La clarificación del enemigo antinacional, del gran capital y sus

empleados de los cementerios parlamentarios, debe proseguir con un salto cualitativo y

cuantitativo en la organización: la formación del movimiento de liberación nacional,

herramienta de las clases subalternas para la toma del poder y el desarrollo del programa

nacional y latinoamericano de liberación. La conciencia nacional es por eso, la teoría y

la praxis en fusión dialéctica, de la lucha combatiente de las clases subalternas, en el

camino de formación de la herramienta política para la toma del poder y el desarrollo de

un programa nacional y popular de distribución de la riqueza y el trabajo social en

Argentina. Este movimiento será una fuerza social que permitirá el establecimiento de

un programa que ponga el trabajo y las riquezas al servicio de las mayorías y no a la

merced del gran capital, que garantice la energía al servicio de la producción nacional,

el trigo y la leche para el desarrollo de la niñez argentina o los medios de comunicación

como una herramienta de servicio publico y no como centros comerciales e ideológicos

del extranjero.

Con Cooke en vida el movimiento de liberación se desarrollaba en torno al Peronismo,

que lejos estaba de ser una categoría estanca y que por el contrario, era parte de un

tumultuoso transito de resignificación y de búsqueda de una identidad propia, pasando

por el justicialismo, el antiimperialismo, la Tercera Posición o Socialismo Nacional,

marcando lo dificultoso y problemático de la consolidación de un proyecto soberano

política, cultura y económicamente. Esta misma batalla, lucha de ruptura con los lazos

de la colonización pedagógica y junto a ellos, con la estructura de la propiedad del

imperialismo y su política de elites al servicio de las minorías, es que los movimientos

sociales y políticos actuales se están enfrentado.

En este camino de lucha cultural y política y a más de treinta y cinco años de la muerte

de Cooke, sus ideas transmitidas a través de libros, charlas, cartas o reconstrucciones

biográficas realizadas por compañeros y amigos, lejos de perfilarlo como un autor del

pasado o un personaje derrotado por el transcurso del tiempo, el legado de John William

o “el Bebe” tal cual lo llamaban sus compañeros de militancia, es un elemento vivo en

la búsqueda dificultosa y a veces trágica, pero inevitable, de formación de una

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conciencia nacional para la patria, tantas veces derrotada pero hoy y siempre, de pie y

caminando hacia el futuro. El legado de Cooke, con sus aciertos y errores, pero siempre

con la dignidad combatiente y la lucidez de una generación comprometida con la

liberación nacional, no muere, ni morirá hasta encontrar liberada la nación.

La lectura del los textos y del pensamiento del “Bebe” a través de las Cartas implican en

la actualidad un reencuentro con el eslabón perdido de la historia nacional enterrado por

la acción violenta de la dictadura militar de 1976 y por la dictadura de mercado en la

década de 1990. A través del estudio de las luchas que se extienden desde 1940 a 1970,

el presente se clarifica y los conceptos y las herramientas para la comprensión y la

construcción de la conciencia nacional, reencuentran el cauce interrumpido por el

terrorismo de estado militar y por el aparto ideológico cultural de los países centrales. El

pensamiento de Cooke es verbo, es acción combatiente y por eso, sus ideas implican

una forma de retomar las batallas reales del pueblo por intermedio de las cuales dos

generaciones en lucha puedan reencontrarse: la combatiente juventud y la organización

obrera de izquierda y peronista del setenta y las actuales luchas de los partidos y

organizaciones sociales.

Por eso, para nosotros, Cooke y las cartas están lejos de ser una mera curiosidad del

pensamiento nacional y por el contrario, sus ideas y su legado militante lo perfilan como

un arma conceptual para enfrentar la batalla cultural y política del patio trasero de la

patria, contra los grupos del gran capital enquistados en el poder.

La búsqueda por detrás de las redes de la historia oficial y de los intelectuales

antinacionales de la prensa, forma parte de la lucha de dos generaciones separadas con

sangre y fuego.

Nos proponemos entonces, un regreso a las ideas de Cooke por el hecho de que su

pensamiento y el de gran parte de los luchadores de la Argentina y Latinoamérica de su

época, no mueren, pese al inmenso esfuerzo del aparato de la colonización pedagógica

del imperio por sepultar el pasado para congelar el presente e imposibilitar el futuro.

Tanto Cooke, como Juan José Hernández Arregui, Silvio Frondizi, Agustín Tosco,

Raimundo Ongaro o Ernesto Guevara, pese a sus diferencias ideológicas y mas allá de

sus errores o aciertos, tuvieron y seguirán teniendo vigencia en la medida que sus luchas

y programas estén inconclusos: las problemáticas que enfrentaron, los detractores y

protagonistas del genocidio de la dictadura que hoy escriben las normas, los modelos

económicos y la historia para oprimir a los pueblos; los mentores de los genocidios

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siguen en pie y es por eso que la guadaña del hambre recorre Latinoamérica y bajo su

movimiento pendular florecen las cruces de madera en los barrios pobres que bordean

las capitales. Los cantos de sirenas del primer mundo muestran su rostro real de miseria,

guerra, desempleo, contra los que se levantan las rebeliones del Tercermundo.

Poco a poco, en Argentina, Venezuela o Bolivia, resurgen los debates y las consignas

abolidas tras la derrota de los movimientos de liberación por las dictaduras militares.

En signo contrario a estas experiencias podemos ver que el pensamiento único, matriz

cultural de los países centrales que declaraba el “fin de la historia”, hoy cae

estrepitosamente desde las mismas garras del águila imperial que vuela sobre los

pueblos buscando depositar sus púas sobre el petróleo y las riquezas de las naciones

pobres: EEUU retoma un discurso imperialista como hace décadas no tenía la agenda de

la política internacional. El país del norte nuevamente tiene un “bien y un mal” por el

cual matar, invadir naciones, justificar las muertes de los niños y mujeres de Irak,

Colombia, Cuba e incluso Venezuela. Este discurso que se autoproclama “historia

universal” cierra el “fin de la historia”5 proclamada por esa nación que reclama la

soberanía universal, la vigencia de la Doctrina Monroe y la posibilidad de violar el

derecho a la autodeterminación de las naciones por la ley de la fuerza y los organismos

internacionales tales como la OTAN.

La batalla de Cooke de 1960 hoy reaparece. Contra el discurso de la historia escrito

desde el norte, hoy resurge un contradiscurso que pone la historia nuevamente, como en

1970, en manos de los pueblos de los países pobres que se plantean construir su futuro y

enfrentarse a las propuestas de “inevitabilidad” de la globalización y del capitalismo

multinacional y especulador financiero. La república liberada de Cuba y la Venezuela

de Hugo Chávez, tal cual lo hizo Cooke y el peronismo en su momento, enarbolan la

vanguardia del proyecto de la Patria Grande y de la Segunda Independencia

Latinoamericana inconclusa, retomando las banderas y las consignas de la generación

de 1960 y principios de los 70: liberación o dependencia; regionalización o

5 La historia no culminó en 1980-90, por el contrario siguió su marcha y fue “contrarevolucionara” orevolucionaria de derecha, en la medida que produjo cambios radicales en periodos reducidos de tiempo.Dichos cambios se producen bajo un discurso que sostiene que dicho proceso era parte del cursoinevitable de esa “única” y natural tendencia hacia la globalización. Está claro que el discurso del “fin dela historia para las mayorías y no para las minorías” funcionó en la medida que los pueblos estabanderrotados por las dictaduras y que la violencia del imperialismo actual responde a la etapa deacumulación de la industria de EE.UU y al renacer de las luchas de las naciones oprimidas.

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globalización imperialista (hoy denominado ALBA contra el ALCA); identidad

nacional o colonia; independencia o económica o sometimiento, etc.

La búsqueda y construcción de la conciencia nacional desde los experimentos sociales y

políticos de la historia de nuestro país, muestran todo su drama y su profunda vigencia.

Pese a los intentos del imperialismo y de las oligarquías por descartar el legado de

Cooke y las luchas de los movimientos de liberación nacional, poco a poco, el pueblo va

comprendiendo que su causa es nuestra causa, que su lucha es la nuestra y que sus

muertos son nuestros mártires. El tránsito hacia la construcción de herramientas

políticas para transformar las voluntades aisladas en una victoria popular, el intento de

construcción del movimiento de liberación nacional, no se detiene, y no hay tempestad,

no hay tormenta que termine esta marcha de las naciones en la construcción de su

destino, que como el cauce de los ríos, puede modificar su tránsito, pero nunca

retroceder cuando ha comenzado su viaje.

Latinoamérica esta preñada de una criatura que aun no ha nacido, pero que más tarde o

más temprano, emergerá al mundo y que será mestiza, que será negra, que será india,

que será americana. En el vientre mismo de la castigada tierra de los libertadores San

Martín y Bolívar, entre los nervios desgarrados de las luchas populares, se esta gestando

el niño y la cercanía de su nacimiento, dicen, es un susurro que recorre silenciosamente

los barrios pobres, las villas miserias, las ciudades y los campos. Ese murmullo,

señalan, danza entre las chapas y los cartones del tercermundo del sur americano y

como una brisa de primavera recorre la inmensa Latinoamérica. Los hermanos que lo

percibieron, aseguran, que el susurro va conformando una leyenda. Su nombre, según

dice el cuento, será Patria y su apellido, será Grande, se llamará Patria Grande y

detrás de ese niño dice la superstición, las masas marcharán hacia el futuro de la nación

liberada.

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II- COOKE, PERÓN Y ARGENTINA

Los pueblos que no saben defender sus derechos merecen la esclavitud. Todos,en todo lugar, en todo momento deben hacer la guerra sin cuartel a la dictadura. Cada

ciudadano, hombre o mujer, debe preguntarse cada día, qué ha hecho contra ladictadura por la libertad del Pueblo. Cientos de miles de ciudadanos muertos,perseguidos, encarcelados, torturados y escarnecidos, nos reclaman ese deber.

Juan Domingo Perón6

Quién es Cooke

John William Cooke nació en La Plata el 14 de noviembre de 1919, hijo de Maria Elvira

Lenci y Juan Isaac Cooke, hombre de una larga trayectoria política en el radicalismo

bonaerense. Entre sus cargos y funciones de su larga trayectoria política Juan Cooke fue

funcionario en el Ministerio de Gobierno, diputado nacional, Ministro de Relaciones

Exteriores, Profesor de Derecho constitucional argentino y Comparado de la UBA,

embajador en Brasil y receptor de correspondencias del General Perón cuando su hijo

estaba detenido en prisión.

John W. Cooke curso Derecho en Universidad de La Plata y durante esos años de

formación académica y en paralelo a sus estudios, participa junto a su padre en sus

actividades de diputado nacional en donde ingresa de lleno a la política partidaria. Se

recibió de abogado en el año 1943 para luego ejercer la profesión en el área de Defensa

del Ministerio de Relaciones Exteriores.

En su etapa de estudiante Cooke ingresaría a las filas del radicalismo, que con

posterioridad a la caída de Irigoyen, iniciaban su derechización y burocratización

partidaria alejándose de toda posibilidad de expresar el programa de las masas en

Argentina tal cual lo había denunciado Jauretche desde su alejamiento de la UCR y el

desarrollo y formación de F.O.R.J.A. En este periodo Cooke militaría bajo las consignas

de sectores UCR, primero en una agrupación estudiantil de derecho llamada Unión

Universitaria Intransigente y luego, directamente en el partido radical. Su participación

en la UCR lo llevaría a ser defensor de sus plataformas de gobierno, ya sea en sus

consignas por la democratización, las elecciones libres sin fraudes o ni bien llegada la

segunda guerra, en su llamado a participar en el bando “aliadófilo”, que Cooke aun sin

saberlo, implicaría levantar la consigna de la oligarquía pro británica. En esta etapa de

su vida lejos estaría aun de arengar por el antiimperialismo y nacionalismo popular que

lo caracterizaría posteriormente y mucho menos aun, de sus posiciones socialistas. En

6 Op. Cit. Tomo II. (p.375)

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este período no participaría tampoco en las filas de F.O.R.J.A, grupo de disidentes

radicales alejados de la UCR con la caída de Irigoyen y la hegemonía de las posiciones

alvearistas e iniciadores de una política de militancia cultural nacionalista, popular y

antiimperialista. Los principios programáticos de F.O.R.J.A serían el nacionalismo, en

lo que respecta a su denuncia a los monopolios extranjeros; defensa de un nacionalismo

popular, en lo que hace a sus banderas de cambio social y una posición neutralista, en

relación a la guerra y la disputa entre imperialismos, consignas que serían los primeros

síntomas de los nuevos tiempos que inauguraría el peronismo en 1945.

Cooke y el Frente Nacional de 1945

El frente nacional en el cual Cooke formaría parte, tanto en su condición de miembro

del aparato de gobierno, como en la defensa de los postulados ideológicos, estaría

compuesto principalmente por sectores de las fuerzas armadas, la burguesía ligada a la

industria, la Iglesia y los trabajadores.

Entre los primeros, especialmente por un grupo de generales del ejercito que resolvían

el conflicto de clases del las FFAA por el lado de la vertiente nacional y popular,

derrotando temporalmente a las fracciones pro británicas, luego pro EEUU e

imperialistas y antipopulares que se impondrían nuevamente en 1955. El grupo defensor

del programa peronista sería un conjunto de militares del GOU, ideólogos del golpe de

1943, admiradores del sistema industrial y el esquema de orden, organización y la

disciplina Prusiana y en donde se encontraban Perón o Farrel. A esta disputa entre los

elementos nacionalistas de las FFAA y las vertientes de derecha ligadas a la oligarquía

terrateniente y el imperialismo, la resolvería la lucha de clases hacia 1945 con la acción

conjunta de las masas obreras, que el 17 de octubre van en búsqueda de su líder

detenido en la isla Martín García como producto del abandono del apoyo de Avalos a

Perón.

La victoria política de 1946 permitiría a los militares fundar las bases para la soberanía

política de la nación, que sería diagramada desde el Consejo Nacional de pos Guerra y

articulada desde la Dirección de Fabricaciones Militares, conducida desde el gobierno

de Castillo por el general Manuel Savio y que entre otras medidas de trascendencia

nacional, en el año 1947 y a través de la ley 12.978 se delineaba el programa siderúrgico

argentino y se daba píe para la creación de la sociedad mixta SOMISA. En este marco

se establece la fabrica de Tolueno sintético en Campana, la fabrica de acido sulfúrico en

Berisso, una fabrica productora de azufre en Salta o los Altos Hornos Zapla y Palpalá.

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Asimismo y bajo el control militar, se produce la reestructuración de la Secretaria de

Aeronáutica que daría espacio a la creación del sector de la aviación del ejercito y que

controlaría la Fabrica Militar de Aviones que dependería a partir de 1951, de Industrias

Aeronáuticas y Mecánicas del Estado (IAME) en donde se generan los modelos y la

fabricación de los 200 aviones biplazas de entrenamiento I, A 22 D, los 100 aviones

Calquin y el modelo de un caza a retropulsión Pulqui. IAME a partir de 1951

desarrollaría la producción de maquinaria agrícola y de automóviles, fundando las bases

de la industria automotriz nacional. 7

El nacionalismo de los militares argentinos del GOU tenía su fundamento en el contexto

de una guerra inminente producto de la disputa ínter imperialista y era sinónimo por

eso, de industrialismo y desarrollo económico nacional planificado y dirigido.

Al frente nacional y junto a las FFAA, se le sumarían sectores de la Iglesia, institución

que no abandonaría su condición de ser satélite de Roma y el imperialismo de las

naciones centrales tal cual quedaría expresado al romper con Perón hacia la década de

1950. La iglesia ingresaría al Peronismo de la mano de los militares y como producto de

la lucha de clases y la batalla contra el comunismo inaugurada con posterioridad a la

revolución Rusa de 1917.

La iglesia, inicialmente en 1930 y luego con Perón una década y medio después,

saldaría la interna contra el liberalismo laico pro británico oligárquico y victorioso

desde 1880 y expresado en la Unión Democrática en 1945. Las FFAA serían los

protectores e implementadores de una nueva nacionalidad hora en línea católica y

deberían ser por eso, los garantes de la armonía social y el freno de la lucha de clases y

el comunismo internacional. La iglesia ingresaría al gobierno como eje vertebrador de

algunos espacios del aparato de formación cultural y de la política social, como fueron

la institucionalización de la enseñanza primaria católica obligatoria o el control de la

universidad bajo el mando de Ivanesevich, católico de derecha que sería funcionario

nuevamente en la Universidad bajo en tercer gobierno de Perón, pero en 1974 ya no

bajo el mandato del General, sino detrás del ala de López Rega y la acción de las AAA.

Otro de los actores del primer peronismo sería la burguesía industrial. Desde sectores de

la oligarquía terrateniente devenidos a industriales como producto del cuello de botella a

7 Datos de Maceyra Horacio, La segunda presidencia de Perón, Ed. Centro editor de América Latina,1984.

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las importaciones que trajeron aparejada la guerra de 1914 y la crisis de 1930, llegaría la

burguesía nacional de los Di Tella, Fortabat, Campomar o Miranda, que hacia 1953

consolidarían una herramienta política, la CGE, como producto de la tarea

encomendada al futuro ministro de economía de 1973, Gelbard. El nuevo programa

económico, especialmente a partir de la transferencia de recursos de la renta agraria

diferencial a la industria desde el I.A.P.I. o desde la implementación de las barreras

arancelarias, favorecería el desarrollo y consolidación de la producción nacional y el

mercado interno. Bajo este abrigo político y económico llegaría la burguesía, que

permanecería dentro del peronismo lo que permitió su estrecha cultura de sometimiento

a los programas del imperialismo ideológico de las naciones centrales.

Producto de las décadas precedentes de industrialización, el trabajo y la nueva división

de las actividades productivas y los recursos de la Argentina, se distribuirán como en

todo país capitalista, a través de la fábrica y la industria, especialmente las radicadas en

Buenos Aires y algunas grandes ciudades argentinas del interior. Las migraciones

internas y la creación del Gran Buenos Aires serían ejemplos de ello.

La sociedad Argentina daba luz al trabajador industrial, pilar y sujeto central en la

lucha política nacional y que a pesar a décadas de proscripciones y represiones, recién

será desarticulado como actor colectivo en 1976. Sobre la disposición hegemónica de la

acción y el pensamiento de este nuevo sujeto histórico, operarían políticamente las

disputas sobre la conducción de la distribución de la riqueza en Argentina. La Iglesia, ya

sea desde los Círculos Católicos de Obreros o la Acción Católica; los sindicatos

anarquistas, comunistas, socialistas o laboristas desde las fábricas y posteriormente

Perón, desde el aparato del Estado, inaugurarían el estadio de la batalla política por el

perfil y el lugar de la inserción y disposición de las masas en Argentina.

El Frente nacional reunía en un mismo esquema a la burguesía nacional que era

beneficiada y protegida con las políticas oficiales, pero a cambio de ello, debería

institucionalizar los derechos sociales y políticos del trabajador: comisiones internas de

fabrica, convenios colectivos de trabajo, jubilaciones, jornadas de 8 horas, salarios,

precios máximos o el pleno empleo.

Perón desde la Dirección Nacional de Trabajo – luego Secretaria de Trabajo y

Previsión- inauguraría la era de las nacionalidades para nuestro país y contra el

esquema de funcionamiento del Estado neocoloníal, iniciaría los primeros pasos para la

creación del Estado nacional y popular. Perón tomara contacto personal con los

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dirigentes de la CGT intervenida tras el golpe de 1943 y fomentaría desde su acción la

creación de nuevos sindicatos y la agremiación masiva de trabajadores. Con Perón en la

gestión se instucionalizarían las reivindicaciones y luchas obreras en la legislación

social y laboral como fueron el Estatuto del Peón Rural o la reglamentación del

aguinaldo y las vacaciones pagas.

Los ministerios al servicio de las minorías antinacionales junto a las catedrales de

expedientes de los ministerios que administraban el saqueo nacional de la oligarquía

aliada al imperialismo británico, eran disputados para otra política, la política social,

nacional y popular, eclosión aun no cristalizada en programas de gobierno, de la

conciencia nacional en ascenso. Desde el tiempo social de la política de distribución de

la renta se garantizaría las bases para el tiempo político inaugurado en 1946, bases para

el tiempo económico de la revolución que nacionalizaría los ferrocarriles, los puertos,

los servicios de gas, los teléfonos, los transportes, los servicios sanitarios, las usinas

eléctricas, repatriaría la deuda externa, crearía la flota mercante y nacionalizaría el

Banco Central, los depósitos bancarios y el comercio exterior.

El Cooke de 1946 sería un defensor del frente nacional, que en palabras de Perón, se

denominaría La Comunidad Organizada y como veremos más adelante y a partir de

1955, cambiará drásticamente el lugar de cada actor y pese a los intentos de Perón de

reconciliarlos nuevamente en 1973, el frente no sería reunido y por el contrario, se

fragmentaría trágicamente para la nación en 1976, a partir de lo cual el capital

imperialista y las fracciones del capital nacional de los grandes grupos económicos,

regresarían a la argentina previa al cuarenta.

La trayectoria de las cartas en relación a la posibilidad de sostener La Comunidad

Organizada y como vamos a ver más adelante, va a tener a un Perón, que salvo en

algunas cartas con fecha reciente al golpe de 1955, intentado reconstruir y mantener

unido al Frente Nacional desde un movimiento pendular constante de izquierda a

derecha. A diferencia de ello, Cooke y especialmente a partir de 1960, sostendría la

imposibilidad de reconstruir la Comunidad Organizada y la necesidad de anclar al

movimiento peronista sobre la conducción de uno de los actores: la clase obrera.

Cooke ingresaría al peronismo de la mano de su padre que formaría parte de las filas de

sectores de la UCR disidentes que junto a Quijano – futuro vicepresidente de Perón- o

Alberto Reales, formarían la UCR Junta Renovadora, participantes del gobierno

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inaugurado tras la revolución de 1943. Juan Cooke – padre- será Ministro de Relaciones

exteriores y Canciller del gobierno militar.

El 6 de enero de 1946 se realizarían elecciones internas en la UCR Junta Renovadora

para la votación de los candidatos a diputados para el frente electoral, que quedaría

formado junto al laborismo y Perón. En este marco, Cooke sería candidato por la UCR

JR y luego con la victoria electoral diputado del Frente Nacional de 1946. Las

elecciones presidenciales darían el mando la formula Perón-Quijano, venciendo a la

fórmula Tamborín- Mosca.

La actividad Parlamentaria

El ingreso a la arena parlamentaria de las masas del Frente Nacional de 1946, debería

plantearse el juego político legislativo e institucional de gobierno. Esto implicó,

primero, la necesidad de desarrollar una herramienta de representación política para

presentarse a elecciones: el Partido Laborista fundado después del 17 de octubre y

luego, el partido Justicialista por decisión de Perón en 1946; y segundo y lo que es

central, el nuevo gobierno encontró ante la necesidad histórica de estructurar un equipo

de cuadros políticos con capacidad técnica de gestión y con una formación ideológica al

servicio de la liberación nacional.

En este contexto y con la brevedad de los tiempos políticos entre los hechos de masas

de 1945 y las elecciones 1946, el peronismo debería articular los equipos de trabajo. La

clase media, tanto universitaria como de izquierda partidaria, fue adversa a Perón a

partir de lo cual el plan de gobierno, en muchos casos, se implemento necesariamente

bajo la óptica y la estrategia principalmente militar y en otros casos, bajo el mando

eclesiástico – la universidad es un caso paradigmático de este último-.

Este mismo inconveniente - la carencia en muchos casos de cuadros técnicos y políticos

para estructurar el programa de liberación – se expreso además, en el parlamento en el

cual participaría Cooke. Debemos tener en cuenta que partidos de la oposición como la

UCR, contaban con una trayectoria larga en la lucha parlamentaria en las figuras de

Balbín, Dellepiane o Frondizi. En este contexto se ubica Cooke, con menos de treinta

años y como parte de una fuerza política joven. Pese a ello, tanto los proyectos del

peronismo como la participación de Cooke en el parlamento, serán trascendentes. En

este esquema, el pasaje de Cooke como diputado se caracteriza por estar lejos de ser

obsecuente y no solo con sus duras críticas a la oposición, sino además, con el gobierno

del cual formaba parte.

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Es conocida la oposición de Cooke a la firma de las Actas de Chapueltepec de marzo de

1945 que permitía a Estados Unidos reactualizar la doctrina Monroe de la “seguridad

continental” tutelada. A diferencia de Cooke, para Perón, la firma de dichas actas

implicaba un intento de limar diferencias con los Estados Unidos, que según el General

y dado el cariz de la política mundial posterior a la guerra, era un asunto imprescindible

de resolver para garantizar la revolución.

Cooke y la expropiación de La Prensa

Otra de las intervenciones centrales de Cooke en el parlamento estaría dada en la

expropiación que hace el gobierno del diario La Prensa y que es debatida en diputados

entre fines de 1950 y los inicios de 1951. El peronismo en el gobierno se planteo

seriamente por primera vez y podríamos decir además, como única vez en la historia

Argentina, implementar un programa cultural desde el Estado sobre bases nacionales,

populares y antiimperialistas, a partir de operar sobre los medios de comunicación de

masas, tanto públicos como privados. En este sentido y para comprender la

trascendencia de la propuesta, deberíamos tener en cuenta que las instituciones de la

cultura en Argentina fueron a lo largo de la historia, instrumentos de formación cívica e

ideológica de las minorías antinacionales: instituciones culturales con hegemonía de la

oligarquía terrateniente. Así nace la escuela pública y la historia oficial de los Mitre que

aprenden los jóvenes argentinos. Asimismo y como una cuestión central para el siglo

XX, los medios de comunicación de masas estarían al servicio de la oligarquía: tanto los

diarios La Prensa o La Nación, como las radios El Mundo, Belgrano o Splendid, que

serían canales de expresión de los actores de la oligarquía terrateniente, como lo

seguirán siendo hasta el día de la fecha y con posterioridad al golpe de 1955.

Todo el aparato de la colonización pedagógica con llegada a las masas en 1945 estaría

en manos de la oposición a Perón menos el diario La Época de Colom. La primer radio

del Estado argentino sería Radio Nacional creada en 1937 que nace por un acuerdo con

radio El Mundo y que pese a ello, tampoco estaría exenta de ser una herramienta de

difusión de los valores del imperialismo británico. El peronismo se proponía

transformar las instituciones de formación cultural, piezas centrales para el

sostenimiento de la soberanía nacional, que claro debería quedarnos y a diferencia de lo

que ocurre en nuestro presente en Argentina, ningún Estado de los países centrales

estaría dispuesto a delegar al extranjero. Se iniciaría la reescritura de los planes de

estudio de las escuelas y universidades; la creación de cadenas de radio para difundir los

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programas de gobierno y la obligatoriedad de transmitir el boletín oficial; se

implementaría la masificación de la enseñanza gratuita en todos los planos con la

creación de escuelas y universidades obreras; se iniciarían intentos de organizar y

difundir otra formación política para los funcionarios de las FFAA y por eso se le

otorgará a los suboficiales el derecho al voto, el ascenso a los suboficiales, se escribirán

los Reglamento para Adoctrinamiento, educación e Instrucción del personal del

Ejército y el Manual de Doctrina y Organización Nacional y se producirá una

democratización en el acceso a los liceos militares; se intenta formar a los cuadros

políticos de gobierno en una ideología nacional desde la declaración de la Doctrina

Justicialista como doctrina oficial; se genera el fomento del cine nacional o la difusión

de teatros populares en los barrios; se crea una reglamentación de los espacios de

publicidad o de la programación de producción nacional, etc. reglamentados en el

Manual de instrucciones para las Estaciones de Radiodifusión de 1946 y fiscalizadas

por la Dirección General de Radiodifusión; se produciría la expropiación a Papel

Prensa que no suministraba la cuota de papel a la prensa Peronista por disposición del

embajador norteamericano Spruille Braden; se escribiría el estatuto del periodista en

1944 y se otorgaría aumentos de sueldos a los trabajadores de la comunicación en1945;

se reglamentaría la venta callejera de periódicos; marcando un hecho histórico de gran

trascendencia se iniciaría la primera televisión argentina desde el Estado en 1951; se

invertirían gran cantidad de recursos en la cultura y recreación juvenil en deporte, etc.

En este marco y con todas las contradicciones y errores de la política cultural del

gobierno, Cooke era conciente de la importancia de plantearlo como programa nacional

y para ello, va a trabajar sobre la necesidad de reglamentar el funcionamiento de las

instituciones de formación ideológica para ponerlas al servicio de la voluntad popular

expresada en las urnas y el nuevo programa de gobierno. Claro estaría para Cooke, la

expropiación y entrega a la CGT de La Prensa sería parte de este programa.

Los Contratos con la California

Cooke formaría parte de los peronistas que cuestionan los contratos petroleros con la

California y los intentos del gobierno de modificar al artículo 40 de la constitución de

1949. La posibilidad de permitir el ingreso del capital extranjero en algunos sectores

energéticos, estaba ligada a las propuestas que el gobierno establecía para resolver el

cuello de botella de la economía nacional y al cual se ingresa hacia fines de la década

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del cuarenta. Este fenómeno era producto tanto de factores internos, como de

circunstancias externas.

En lo que respecta a los factores externos, era notable el cambio de la coyuntura

económica mundial en lo que respecta a la caída de los precios de las materias primas y

con eso, la variación de los términos de intercambio entre los países productores de

manufacturas industriales y aquellos exportadores de recursos naturales. Asimismo, la

hegemonía mundial de EEUU con posterioridad a la segunda guerra marcaría una

modificación en las relaciones de la economía internacional, dado que a diferencia de

Inglaterra que era productor de materias primas, el país del norte era productor y

competidor de nuestro país. A partir de aquí, la nueva coyuntura económica implicaba

una marcada dificultad para nuestra nación de ubicar los productos exportables.

Asimismo, la dinámica del modelo de acumulación del capitalismo mundial se

modificaban y a partir de ahora, las naciones centrales enarbolaban una política de

radicación directa de sus empresas trasnacionales, que en muchos casos, eran enemigas

de las industrias nacionales.

Entre los factores internos que hacían al estancamiento del capitalismo nacional,

deberíamos marcar el crecimiento del mercado interno y el consumo popular producto

del primer Plan Quinquenal y la política social y claramente mercado internista y

expansiva peronista. Como producto de dichas políticas se reducían los márgenes para

las exportaciones y con ello, la posibilidad de originar las divisas suficientes para

importar la maquinaria necesaria para dar el salto productivo hacia la industria pesada –

Segundo Plan Quinquenal -. A su vez, el año 1951 sería parte de una sequía que

deterioraría la producción agrícola y la posibilidad de generar saldos exportables para

financiar la expansión de la industria y las crecientes áreas de servicios producto del

desarrollo de la infraestructura del Estado. La crisis de 1951 estaría atravesada por el

estancamiento transitorio del crecimiento y por altos niveles de inflación.

A partir de este cuello de botella del capitalismo argentino, era necesario iniciar un

conjunto de políticas que le permitieran a la economía nacional afrontar los costos de la

nueva etapa histórica del desarrollo de una industria pesada. En este contexto, el

gobierno o bien profundizaba el proceso revolucionario inaugurado en 1945 y obtenía

los recursos a costa de adueñarse de la renta agraria – expropiación directa - o bien,

posponía las medidas radicales a la espera de una coyuntura más favorable, y mientras

tanto, ejecutaba medidas económicas tendientes a frenar la inflación, regular el sector

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externo e iniciar políticas de acercamiento al capital transnacional. El gobierno tomaría

el segundo camino.

Ahora bien, la propuesta de una nueva Ley de Inversiones Extranjeras y a diferencia de

las políticas implementadas con posterioridad a 1955 y de manera grotesca y

fraudulenta en 1990, estaría encuadrada en el marco de los planes de desarrollo

económico del gobierno, a partir de lo cual el poder ejecutivo tendría facultades para

decidir sobre las inversiones y se fijaba además, el máximo de ganancias de las

empresas. Las inversiones extranjeras serian un complemento de la economía nacional

privada y Estatal, producto del esquema de pensamiento de Perón, que pese a sus

matices, a lo largo de su obra de gobierno nunca renunciaría a las banderas de la

soberanía política, la independencia económica y la lucha antiimperialista. Detrás de

esta nueva ley de inversiones extranjeras llegarían las primeras multinacionales ligadas

a la producción automotriz como fue la FIAT o la Kaiser y la fabrica alemana de

producción de maquina agrícola Fhar.

En el plano económico a partir del segundo gobierno peronista se va retroceder en las

medidas de redistribución de la renta típicas de la primera administración. En este

marco, se produce el cambio en la cartera económica argentina con la llegada de Gómez

Morales y la salida de Miranda. El primero, era un economista más ligado a las

corrientes ortodoxas y el nuevo perfil que adoptaba el gobierno. A partir de aquí, se

fijarían salarios y precios en torno a la productividad con el fin de bajar el consumo y

aumentar el ahorro, a partir del decreto 4592/52 que creaba la Comisión de Precios y

Salarios. A su vez, se iniciaría una racionalización del gasto público en obras y sueldos

de los empleados públicos. En el año 1953 se implementaría la ley 14.250 de Convenios

Colectivos de Trabajo que intentaría armonizar las vinculaciones entre las entidades

empresarias – para esa fecha Perón organizaría la CGE- y las sindicales bajo la

mediación del Estado que homologaría con fuerza de ley la fijación de los salarios

mínimos y las condiciones de trabajo. Estas cláusulas incurrían a todos los obreros,

sindicalizados o no, fortaleciendo con ello, a la organización gremial. Lo mismo sería

para las organizaciones empresariales que quedarían sujetas a dicha ley más allá de su

voluntad.

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En términos de comercio exterior y a través de la política de compra nacional de la

producción implementada por el IAPI8 se produce un traspasamiento de recursos al

sector agrícola modificando radicalmente el rol de este organismo durante el primer

gobierno de Perón. A su vez y principalmente a partir de 1952, el Estado comienza a

financiar al campo en pos de modernizar la producción agrícola: se financia la

investigación en nuevas semillas, se otorgan líneas de créditos, se fomenta la

mecanización y se promueven cooperativas de comercialización.

En el marco de achicamiento del mercado mundial para nuestros productos agrícolas, el

peronismo iniciaría una política de desarrollo de vinculación con las naciones socialistas

del Este, política que será retomada en 1973 por el gobierno de Campora, que entre las

primeras medidas de gobierno, reconstruye las vinculaciones con Cuba. En este

contexto y en el año 1953, Cooke viajaría a Viena a la Conferencia de la Paz de los

partidos Comunistas en donde conocería a Sartre y al movimiento Comunista

Internacional.

En su segundo gobierno Perón intentaría ampliar sus vinculaciones con el mercado

mundial y no solo el comunista. Para eso, iniciaría el acercamiento a EEUU, a los países

socialistas y lo que fue un eje vector de la política de los tres peronismos con el General

en vida, inauguraría un programa para la unidad Latinoamericana: en 1953 firmaría el

Acta de Santiago y el Tratado de la Unión económica con en presidente chileno Carlos

Ibáñez; el mismo año se firma el convenio de Unión Económica con el Paraguay; en

diciembre de 1953 el Acta de la Unión Económica con Ecuador; en 1954 el Convenio

de la Unión Económica con Bolivia y en diciembre de 1954 el Convenio de

Complementación con Nicaragua. Con Brasil se firmo un convenio comercial en el año

1953. Estas medidas oficiaron como un antecedente de gran importancia para la

consolidación del programa de la unidad latinoamericana, proyecto que sería abortado

ni bien asume el gobierno dictatorial de 1955.

Pese a la aguda crisis, se puede afirmar que el programa estabilizador en términos

económicos fue exitoso, ya que consiguió apuntalar las principales variables del

8 En este marco, el IAPI deja de pertenecer al sistema bancario y pasa a la orbita del Ministerio deEconomía mediante la ley 13.668. A partir de aquí, pierde competencias e inicia la etapa subvencionistadel sector privado. La dictadura de 1955 erradica al IAPI.

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capitalismo argentino: frenar la inflación, recuperar la productividad agrícola e iniciar

una etapa de crecimiento sostenido, interrumpido recién en 1955. Para garantizar este

modelo y a diferencia de los gobiernos posteriores a 1955, el peronismo no necesito

adquirir préstamos del extranjero, como así tampoco, claudicar en las principales

medidas de protección de la economía nacional y del manejo de los principales recursos

estratégicos por parte del Estado.

Si bien en el plano económico el programa peronista fue exitoso, el hecho de ajustar la

economía sin atacar las estructuras de propiedad de la oligarquía terrateniente, en

términos políticos y a mediano plazo, se puede sostener, fue perjudicial. Lo sectores

populares prosiguieron leales al gobierno mas allá de los ajustes en la política

económica y tal cual sería su vinculación con el líder hasta el día de su muerte. Ahora

bien, la oligarquía al seguir contando con la estructura de poder podría recomponerse y

junto a sectores de la industria, la FFAA y la Iglesia, enarbolar el golpe de 1955. El

aletargamiento político del gobierno dejaría expuesto al movimiento nacional ante la

avanzada de las minorías antinacionales.

En el marco del brote inflacionario y de la caída de la tasa de ganancia del capital, Perón

decide tomar el camino de ajuste citado anteriormente y de aquí se desprenden los

debates en el congreso sobre la modificación del artículo 40 de la constitución o sobre

los contratos con la California, al cual Cooke rechaza en el Parlamento. En la misma

línea de medidas se encontraría el intento de acercamiento a EEUU establecido por

Perón a partir de la llegada del hermano del presidente norteamericano en julio de 1953,

Milton Eisenhower.

Este viraje en el plano de la economía nacional estará expresado de alguna manera

además, en el terreno político. A partir de 1952, año electoral, estamos ante una bisagra

política del gobierno, tanto en lo que respecta a las medidas en la economía, como en lo

que hace a la estructuración y renovación de los cargos dentro del movimiento nacional.

Asimismo, para el año 1952 el gobierno sufría dos bajas trascendentales para la política

argentina: la muerte de Eva Perón y de Hortensio Quijano.

En este nuevo contexto político, Cooke no renovaría su banca en el parlamento como

producto, creemos, de su posición crítica respecto de la nueva dinámica del gobierno

nacional. Asimismo, pasaría con otros funcionarios del gobierno ligados a la línea

nacional más dura como eran Jauretche y los Forjistas, que formaban parte del equipo

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de gobierno de Mercante, que tampoco renovaría la gobernación de la provincia de

Buenos Aires.

La revolución iniciaría un proceso de aletargamiento o en palabras de Cooke, de

burocratización de las conducciones y de freno al impulso renovador de peronismo de

1945. Como producto, entre otras cuestiones, de este fenómeno de burocratización, el

gobierno sería incapaz de resistir al golpe de 1955 y de sostener el proceso iniciado en

1945.

En este contexto de aletargamiento de las conducciones y de la revolución, Cooke se

retira de la política partidaria de gobierno, salvo la corta participación en la Conferencia

de la Paz de los partidos Comunistas citada anteriormente. Con su salida del gobierno

Evita le ofrecería la conducción del periódico Democracia que Cooke rechazaría por sus

diferencias con parte de la nueva conducción partidaria.

La salida del gobierno.

Alejado de los cargos de gobierno, Cooke se avoca a la militancia cultural en sus

cátedras de Economía Política y de Derecho Constitucional en la Facultad de Derecho

de la UBA.

En estos años participaría del Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de

Rosas en donde expresaría su perfil revisionista para analizar la historia y la política

Argentina9.

En el año 1954 y junto a Cesar Marcos y Ramón Prieto Cooke publica el primer número

de la revista de tirada semanal De Frente, en donde se discuten temas políticos,

sindicales y latinoamericanos y que saldrá hasta el año 1955.

9 Sobre el Revisionismo histórico de Cooke ver Galasso, Cooke de Perón al Che, Una biografía política.Ed. Nuevos Tiempos 2005.

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El golpe de 1955

Yo les pido hoy, compañeros, una sola cosa. Que juremos todos públicamente, defendera Perón y luchar por el hasta la muerte…la victoria será nuestra. Tendremos que

alcanzarla tarde o temprano, cueste lo que cueste y caiga quien caiga.(…) Ese día, mi general yo saldré con las mujeres del pueblo, yo saldré con los

descamisados de la patria, muerta o viva, para no dejar en pie ni un ladrillo que no seaperonista. Porque nosotros no nos vamos a dejar aplastar jamás por la bota

oligárquica y traidora de los vendepatrias que han explotado a la clase trabajadora.10

Eva Perón

Hacia la década de 1950 aparecían los primeros síntomas de las dificultades existentes

para suprimir la lucha de clases, tanto entre las fracciones del gran capital ligadas al

imperialismo y el capital nacional; como dentro del frente nacional, entre los

propietarios y los reclamos obreros. Estos conflictos hacia 1955, polarizaban al resto de

los actores del movimiento de liberación y disgregaban la estructuración del frente

nacional. El golpe de 1955 encontrará al movimiento nacional debatiendo en la línea de

los Congresos de la Productividad, en donde aparecerían las críticas del empresariado

argentino a las políticas distributivas del gobierno. El sostenimiento del apoyo

empresarial era cada vez más dificultoso y junto a las críticas de sectores de las FFAA y

la Iglesia, hacía agua el proyecto de la Comunidad Organizada planteada por Perón.

El 16 de junio de 1955 sectores de la Aviación Naval con base en Punta de Indio a solo

80 kilómetros de Buenos Aires, despegan sus aviones y dirigen su marcha hacia Buenos

Aires y bombardean la Casa de Gobierno, en una acción coordinada con la Infantería de

Marina que movería sus tropas apostadas en el área del puerto y con Comando Civiles

formados por miembros de jóvenes de clase alta organizados para apoyar a los militares.

El plan ideado por Toranzo Calderón, perteneciente a la Infantería de Marina, contaría

con el apoyo solidario de representantes de la oposición “democrática” como el UCR

unionista Ángel Zavala Ortiz – futuro canciller de Illia-, potencial candidato de

gobierno en el caso que triunfara la insurrección. Una de las bombas que caerá sobre la

capital daría en el blanco de un micro escolar lleno de alumnos, acumulando varias

victimas a las más de 300 que se calcula, sucedieron en una de las fechas trágicas de la

historia nacional.

10 Notas extraídas de Maceyra Horacio, La segunda presidencia de Perón, Ed. Centro editor de AméricaLatina, 1984.

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El intento golpista sería desarticulado por la acción valerosa de sectores del Ejército

leales a Perón y conducidos por Franklin Lucero y por grupos de obreros y civiles

convocados por la CGT en el transcurso de la jornada, entre los cuales, se encontraría

John W. Cooke. Paradójicamente, el mismo Lucero junto a Sosa Molina, serían parte de

los militares que se opondrían a la entrega de armas a la CGT con posterioridad a junio

y que tenían como fin enfrentar el inminente golpe del 16 de septiembre y la caída del

peronismo.

La lucha de clases en Argentina se acentuaba y tendía a la formación de dos bandos: el

popular, formado por el peronismo y el oligárquico, estructurado en torno de los

partidos de la oposición, la Sociedad Rural y la iglesia. Con posterioridad al bombardeo

son conocidos los incendios del Jockey Club y la profanación de templos y de locales

socialistas, atribuidos a la Alianza Libertadora Nacionalista de Guillermo Patricio

Kelli. El gobierno popular intentara frenar la avanzada de las minorías antinacionales e

iniciará un intento de depuración de la Marina y un llamado a la pasificación por parte

de Perón, el cual será rechazado por los Partidos de la oposición y que poco serviría

para frenar el futuro golpe que originaría el exilio del General a Paraguay.

Ante la avanzada oligárquica, Perón ni iniciaría medidas profundas contra los militares

golpistas, ni tampoco, convocaría a la movilización popular, en pos de evitar el

desarrollo de una guerra civil. Con estas medidas, Perón estaría augurando lo que sería

la caída del peronismo: una derrota y una entrega del poder sin el llamado y la

convocatoria a la pelea por parte del gobierno popular. Por el contrario, Perón intentaría

ampliar el frente político con el llamado a la oposición, como asimismo, fortalecería

principalmente al Partido con nuevas designaciones en las conducciones. En este marco,

Perón no intentaría organizar a los obreros para la resistencia y la batalla a un golpe que

mas tarde que temprano, sería inminente y que encontraría desorganizado al

movimiento.

En este contexto de crisis política nacional y en agosto del año1955, Perón nombra a

Leloir presidente del Partido a nivel nacional y a Cooke como interventor del Partido

Peronista de la Capital Federal, en donde intentara articular una conducción acorde a los

desafíos impuestos por la proximidad de otro intento golpista. En ese breve lapso,

Cooke plantea cuestiones que hacen a la reestructuración y desarrollo de un esquema de

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conducciones firmes y con posibilidades de organizar una resistencia sólida y con

capacidad política de resistir la contraofensiva militar. La depuración de los cuadros

burocráticos del Partido y el planteo de la necesidad imperiosa de formar milicias

armadas, son algunas de las propuestas de Cooke. Este último ofrecimiento y como

sosteníamos antes en la posición de Lucero o Molina, sería especialmente abortado por

Perón ante las presiones militares.

En el transito de julio a septiembre los hechos se suceden y el frente golpista crece a

partir de los cual Perón amenazaría con renunciar al Partido y a la CGT. Descartada su

renuncia el 31 de agosto, Perón realizaría un fuerte discurso en el cual ante la negativa

de frenar el programa golpista de la oposición plantea que (…) A la violencia le hemos

de contestar con una violencia mayor…Y cuando uno de los nuestros caiga caerán

cinco de ellos11. El movimiento pendular de Perón que varia del llamado a la

pasificación, con renuncia incluida, a la convocatoria a la lucha violenta, terminaría

cerrando en el marco de la conciliación de clases y de la Comunidad Organizada,

alternativa que el General tomaría varias veces a lo largo de su vida y que en 1955, se

expresaría en una retirada de Perón del poder sin convocar a la lucha popular de masas,

pese a contar con el apoyo del pueblo y de la mayor parte de la Aeronáutica y el

Ejercito.

La vida de Cooke dará un vuelco trascendental en 1955 tras la victoria del golpe militar.

Las banderas de la oligarquía terrateniente relegada políticamente cerrado el ciclo de la

década infame y afectadas económicamente con medidas como el I.A.P.I., regresaba de

la mano del católico Lonardi, junto a una coalición constituida por la Iglesia, la gran

empresa enfrentada a la política distribucionista del Peronismo y encolumnada en la

UIA, junto al apoyo de EEUU, fracciones del Ejército y la Marina. Esta última, al igual

que en 1943 en que era aliadófila y se oponía al GOU, ahora enfrentaba al Peronismo en

el gobierno. El aporte de los partidos como la UCR o el Socialismo completarían el

armado golpista.

El 16 de septiembre en Córdoba Lonardi inicia lo que sería una de las jornadas más

gloriosas para las minorías del gran capital antinacional de la Revolución Libertadora y

la Unión Democrática y que inauguraría el ciclo de golpes oligárquicos y represión de

los sectores obreros y el posterior traspaso al poder de Aramburu el 13 de noviembre.

11 Galasso, Cooke de Perón al Che, Una biografía política. Ed. Nuevos Tiempos 2005

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Para culminar con la barbarie de los “democráticos”, a los asesinatos, persecuciones y

proscripciones, se le sumaría el secuestro del cuerpo de Eva Duarte de Perón.

Con el golpe al gobierno democrático por Lonardi, el derrocamiento y exilio del general

Perón es un hecho y con eso, la clase trabajadora se ve ante la necesidad de estructurar

un esquema que le permitiera resistir a los militares y su política de ajuste. En este

cuadro, Cooke será representante de Perón, dado a que el General permanecerá en el

exilio y proscrito de la política nacional hasta 1973.

Finalizando el año 1955 y con la asunción de Aramburu y su vicepresidente Rojas, el

poder de facto intervendrá la CGT, disolverá el Partido Peronista, prohibirá pronunciar

el nombre de Perón, Eva o cualquier alusión al Peronismo a partir del decreto 4161 y

llamara a una Constituyente para abolir la Constitución nacionalista y popular y regresar

al esquema de país liberal de 1853. La casa de brujas en las instituciones del Estado

inauguraría el deterioro y la fuga de los cuadros técnicos y políticos protagonistas de

una de las obras sociales y políticas más grandes de la historia argentina, que fueron los

Planes Quinquenales y la basta obra educacional, social y política de las masas

trabajadoras. En su lugar, los cargos serían ocupados por la demagogia militar y el

progresismo incompetente, que hasta el día de hoy y salvo con los aislados intentos de

1973, seguirían en el Estado y serán los responsables del saqueo y la inoperancia de las

instituciones del Estado y el deterioro de la economía nacional.

El transito de consolidación de la segunda independencia quedo trunca y junto a ello, el

pasaje del Estado Neocolonia al Estado Nación. A partir de esa fecha, jornada trágica

para las masas que quedaría marcada a fuego en la conciencia colectiva del pueblo, se

escribirían las primeras líneas y se delinearían los primeros experimentos de las

minorías antinacionales para terminar con los programas de gobierno populares en la

Argentina de masas de pos guerra. Represiones, proscripciones, torturas y asesinatos

serían las recetas de la oligarquía y los partidos democráticos para silenciar a un pueblo,

que con todas sus contradicciones, estaba anunciando la era de las nacionalidades y los

programas de liberación en el tercermundo.

Con posterioridad al golpe militar Cooke caería preso y en 1956 es enviado al penal de

Ushuaia, luego al de Caseros y por último, a Río Gallegos en donde el 18 de marzo de

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1957 junto a Héctor J. Cámpora, Guillermo P. Kelli, Pedro Gomis, José Espejo y Jorge

Antonio, se escaparían a Chile. En el país transandino fundaba la División de

Operaciones del Comando Superior de la cual Perón lo nombraría jefe.

Ante la acción represiva militar se iniciarían las primeras acciones de Resistencia en la

Argentina. En este contexto se crearía el Comando Nacional Peronista conducido por

Raúl Lagomarsino y César Marcos, avalado en un inicio por Perón y que posteriormente

encontraría grandes diferencias con el General respecto de los tiempos para la

insurrección y los armados políticos, entre los cuales estaría implicada la negativa del

Comando de apoyar a Frondizi.

Estas posiciones enfrentarían a Cooke, representante del Comando Superior y la

División de Operaciones, con el Comando Nacional. Refiriéndose a las posiciones que

en junio del año 1957 abogaban por la insurrección y a favor de la lectura contraria de

Perón, Cooke sostenía:

En síntesis, que comparto sus puntos de vista sobre el peligro de apresurarnos y creoque su razonamiento no deja lugar a replicas. Los que están en algún ComandoClandestino tienen una visión, a menudo, parcializada y viven un poco el ambiente deese círculo. (…)…Yo soy partidario de continuar organizándonos. En esta etapa ycircunstancias soy un maniático con un solo tema: organización. (Tomo I, p. 145)

Es interesante analizar esta posición “moderada” de Cooke en dicha coyuntura. A

Cooke muchas corrientes de izquierda lo ven como un intelectual foquista e inspirador

de la militarización constante de la lucha política, a partir de lo cual podría justificarse

la práctica de algunas corrientes guerrillas carentes de una adecuada táctica y estrategia

al estilo de un conjunto de operaciones de 1970. Por el contrario, Cooke era conciente

de la necesidad de articular la lucha de masas con la batalla militar, para no caer en

militarismos y distanciamiento del pueblo.

En el contexto posterior a septiembre y bajo el mando del General Juan José Valle, se

iniciaría un intento de conspiración contra el gobierno militar lonardista, que no contara

ni con el apoyo de Perón, ni del Comando Nacional. El 9 de junio se desatará el

fracasado intento que terminaría con el arresto de Valle y el resto de los militares y

civiles, entre los cuales se encontraba Franklin Lucero, ex Ministro del Ejército de

Perón. El l2 de junio los presos son trasladados a Ushuaia y posteriormente fusilados en

José León Suárez. El numero de asesinados por la dictadura en dicha fecha ascienden a

27.

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Durante el periodo de la Resistencia Cooke intentara ser un vinculo entre Perón y los

Comandos Clandestinos de las fabricas, lo cual lo llevara en muchos casos, a tener que

mediar entre las ambivalencias del General y las internas del movimiento, que con

posterioridad al golpe no había podido desarrollar una organización estable y que por el

contrario, funcionaba de manera inorgánica y defensiva a través de huelas, sabotajes y

reclamos en las comisiones internas de fabricas. En palabras de Cooke para abril de

1957 el estado de la organización de la resistencia de definía en torno a tres elementos:

En general, la republica está sembrada de células, que trabajan con entusiasmo aunqueanárquicamente. Aunque nuestra gente se va formando aceleradamente, aún estamosescasos de hombres con verdadero sentido y capacidad organizativa. (…) Otroinconveniente a sortear, y respecto al cual ya le hablé en otra oportunidad, es la de los“unificadores” o “coordinadores generales”, que ante el lógico desorden en que setrabaja y la imposibilidad de tener un centro en común, deciden asumir el rol decabezas del movimiento. (…) Un tercer problema. Donde el trabajo no está bienregimentado suelen desempeñar simultáneamente las mismas personas la acción de“agitación y propaganda” y la de “sabotaje”. (Tomo I, p. 61)

Más adelante, en septiembre de 1957 en el Informe General y Plan de Acción que

Cooke envía a Perón, esta lectura es terminante:

Todos los ensayos de coordinación, unificación o siquiera acción conjunta de losgrupos que constituyen la Resistencia han concluido en la nada (Tomo I, p. 280)

En 1957 el peronismo proscrito debía tomar partido frente a la asamblea Constituyente

que tenía como objetivo abolir la Constitución de 194912, lo cual implicaba un

termómetro sobre el estado de compromiso ideológico y político de las masas con el

gobierno depuesto por la dictadura hacía dos años. En un inicio, Cooke se postula como

partidario del voto en blanco13 y en contra de la abstención, lo cual le genera severas

criticas por parte de sectores de los comandos clandestinos que sostenían una posición

12 Para un desarrollo de la Constitución Peronista ver: Sobre la Constitución de la república Bolivarianade Venezuela y la Constitución Peronista de 1949, Aritz Recalde, Diciembre de 2004.13 En un inicio Cooke plantea la necesidad de votar en blanco: Hay que machacar sobre el voto enblanco. (Tomo I P.57) y sobre la “abstención” que sostiene Ghizzardi establece: Estoy decididamente encontra de ese razonamiento. (Tomo I, p.57). Posteriormente y a diferencia de su postura inicial discutirácon el padre Benítez y Olmos: Ellos insistían en el voto en blanco.(…) no comprendían que en el interiorhabría abstención masiva, y que proclamar el voto en blanco como única actitud nos impediría, despuésdel comicio, reivindicar como nuestros esos ciudadanos que no concurrieran al comicio. (Tomo I, P.233)

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de intransigencia a las elecciones. El resultado electoral dejara una victoria a la posición

de voto en blanco y la abstención, lo que implicaba según Cooke que:

El episodio electoral, cuya valides y consecuencia impugnamos, sirvió para mostrarque el peronismo tiene intacta su base popular (…) En general, el grueso de losvotantes cumplió fielmente las consignas de Perón. (Tomo I, Pp.252-258)

Pese al resultado electoral, la organización del peronismo seguía siendo incapaz para

garantizar la toma del poder o para generar el golpe insurreccional. La asunción de

Frondizi a la arena política en el marco de la debilidad del Peronismo, llevaría a que se

iniciarán diálogos entre el dirigente de la UCRI y el general en el exilio. Frondizi se

mostraba como crítico a la constituyente, partidario de una política nacional petrolera e

industrialista, lo que le permitía ganarse algunos apoyos entre las filas del Peronismo,

entre los que se encontraron Arturo Jauretche14 y Scalabrini Ortiz.

La aparición del dirigente radical según Cooke, expresaba la posibilidad de que se

generarán divisiones dentro del Peronismo. En este sentido y confirmando las

previsiones de Cooke, nacerían las primeras expresiones del “ala blanda” del

movimiento, siempre dispuesta al dialogo y a la negociación con el poder establecido y

sin la mediación de Perón y que Cooke identificaría en las figuras de Mercante o

Bramuglia y su partido Unión Popular. En los meses siguientes a la Constituyente y

dada la imposibilidad del peronismo de desarrollar una organización para la toma del

poder, los diálogos políticos con el frondizismo se hacen frecuentes y junto a ellos, las

ambivalencias de Perón que acatará Cooke. Por ejemplo y sobre la posibilidad de cerrar

un acuerdo con la UCRI en septiembre de 1957 Perón sostenía:

Los pactos políticos entre fracciones adversas son siempre de mala fe, aunque seanconvenientes. En el caso Frondizi concurre además la circunstancia de que los votoslos tenemos nosotros y él cuenta solo con “la cornisa”, de la cual la dictadura puedeempujarlo en cualquier momento y hacerlo caer en el vacío. Cambiar votos por“cornisas” no creo que sea un buen negocio. (Tomo I, p. 320)

Posteriormente Perón y Frondizi firmarían un pacto a partir del cual este último se

comprometía entre otras cuestiones, a conceder una amnistía a los perseguidos políticos

y normalizaría la CGT. A cambio, Perón daría apoyo electoral al candidato de la UCRI.

14 En palabras de Cooke: Desgraciadamente, se ha sumado a esta posición Jauretche, cosa queverdaderamente lamento por que me ha puesto en la necesidad de romper con un hombre por el quesiempre he sentido respeto intelectual y personal. ( Tomo I, p. 109)

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Luego del triunfo electoral algunos puntos del Pacto serían llevados a la política

concreta: la normalización sindical era un hecho en 1958, pero duraría solo 8 meses;

Perón lograría que le regresaran la personería jurídica a la CGE; se produciría una ley

de amnistía que no contemplaba a Perón ni a su Partido; se produciría un aumento

salarial que rondaba el 60%; se derogaría la ley de residencia; se escribiría una nueva

Ley de Asociaciones Profesionales y se devolvería la CGT.

Con el transcurso del tiempo, Frondizi modificara las pautas del acuerdo y exigiría que

ante la posibilidad de normalización sindical, entre otras cuestiones, se garantizara la

prohibición de Partido Comunista. En contradicción con los postulados del acuerdo y

más allá de algunas concesiones ni bien comenzado su mandato, Frondizi implementará

un programa de acercamiento al capital multinacional y de intento de disciplinamiento

el movimiento obrero desde el Plan CONINTES (Conmoción Interna de Estado). Con

estos objetivos firmara el programa de estabilización del FMI que le permitía al gran

capital industrial y financiero acceder a créditos. Más allá de su histórica posición

respecto de la política de los yacimientos fiscales en Argentina, Frondizi desarrollaría

un programa petrolero que contemplaba contratos con la compañía alglo-Holandesa

Shell y la Estándar Oil.

A partir de estas medidas el acuerdo con Perón estaba roto y Cooke plateaba la

necesidad de fortalecer las capacidades del peronismo para dar la batalla insurreccional.

A esta altura nacerían las primeras discrepancias serias entre Cooke y Perón, que entre

otras cuestiones, se deberían a temas ligados a las posturas del Comando Táctico bajo el

mando de Ramón Prieto cercano al frigerismo y que Cooke cuestionaría. Perón a

diferencia de Cooke, plantearía la necesidad de reducir las críticas e internas y por ello

llamaría a la unidad con el Comando:

No tome partido por las cosas pequeñas. No olvide que en la actual situación ustedhace de Padre Eterno para bendecir “urbi et orbis” y no para hacer aceptación depersonas. Usted debe conducir el todo y no las partes y ello le impone ser muy cauto enla intervención de los conflictos sectoriales (Tomo II, pág. 56)

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Sobre el intento de Huelga general revolucionaria en el Frigorífico Lisandro de La

Torre

Como producto de la política de estabilización y acercamiento al capital trasnacional

desarrollista, Frondizi iniciaría el cierre de ferrocarriles, el ingreso al FMI y lo que aquí

interesa, privatizaría el Frigorífico Lisandro de La Torre.

Ante la negativa de los empleados de aceptar la propuesta privatista y de ajuste del

gobierno, se inician las primeras movilizaciones contra dichas medidas que

contemplarían una marcha multitudinaria al Congreso Nacional y la posterior toma del

frigorífico. La “62 organizaciones” en solidaridad con los empleados del frigorífico

convocan una huelga por tiempo indeterminado, contando por un tiempo reducido

además, con el apoyo de los comunistas nucleados en “los 19” y con los “32 gremios

democráticos”.

El conflicto crece y junto con él, la movilización popular callejera que comienza a

adoptar un perfil claramente de marcada oposición al gobierno de Frondizi.

En este esquema, Cooke y pese a no organizar la huelga, llamaría a la lucha activa

contra el programa privatista abogando por la posibilidad de llevar el conflicto hacia la

lucha insurreccional contra el gobierno y a favor del regreso de Perón.

Frondizi convocaría a los dirigentes sindicales para terminar con el conflicto gremial y

no llegaría a un acuerdo y por el contrario, declarará la guerra a los sindicatos y

establecería como zona militar el área de Ensenada, Berisso y La Plata y anunciaría el

Plan CONINTES.

Para extinguir la huelga el presidente radical nuclearia al grueso de las fuerzas

represivas en una cruzada restauradora contra los beneficios sociales del pueblo: la

policía, la gendarmería y el ejercito harían el trabajo sucio del modelo de ajuste y

diciplinamiento sobre las clases subalternas establecido en el programa desarrollista del

capital transnacional. La marcha de los tanques barrería los diques y la resistencia de los

obreros en una jornada de violencia y que producto de la severa represión, dejaría como

saldo el derramamiento de la sangre obrera y popular. Detrás de los muertos y heridos

seguirá una persecución y el pedido de encarcelamiento a Cooke y el arresto de

dirigentes entre los cuales estarían Vandor y Borro.

El conflicto duraría del 17 al 22 de enero y sería el primer hecho político de

trascendencia que desarrollarían los trabajadores para enfrentar a las fuerzas del

gobierno desarrollista alineadas al capital extranjero y la nueva dinámica imperialista

norteamericana enemigas de lo nacional.

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La derrota de las jornadas del Frigorífico serían los primeros indicios que marcarían el

lugar que ocuparía Cooke en el justicialismo en la década siguiente: la marcada defensa

de una posición intransigente por parte de Cooke, lo irían distanciado de partido

justicialista y de Perón, que en su lugar, crearía otras conducciones más cercanas a la

“línea burocrática”. En este sentido y con posterioridad al 22 de enero el Consejo

Coordinador y Supervisor del Peronismo iniciaría una campaña contra Cooke y su rol

jugado en la huelga que caracterizarían como un pacto entre el “comunismo y el

izquierdismo de Cooke”. Estas acusaciones y pese a la correspondencia que Cooke

envía a Perón denunciando el juego del Consejo, no sería refrenada públicamente por

Perón, lo cual posicionaría a Cooke cada vez más al margen de la conducción del

movimiento nacional.

Cerrado el intento de huelga insurreccional, Cooke debería exiliarse a Uruguay y

seguidamente daría los primeros pasos en la isla caribeña al recibir una invitación del

Movimiento 26 de julio para participar del Primer Encuentro Latinoamericano de

Solidaridad con Cuba, lo cual marcaría su futuro acercamiento a las ideas y planteos de

la revolución cubana.

El exilio y el encuentro con la revolución Cubana.

Cooke viaja Cuba en 1960 en donde conoce a Fidel Castro y junto a su compañera

Alicia Auguren, comparten actividades con el Che Guevara que aparecen relatadas de

costado en las Cartas15 y entre las que se encuentran el apoyo, más que la participación

u organización, a Masetti y el Ejercito Guerrillero del Pueblo, luego de que derrocado

Frondizi en el 1962, diagnostiquen la necesidad de acortar los plazos para la lucha

guerrillera.

El EGP llegaría a la Argentina en 1963 con la participación de un grupo de

aproximadamente 25 jóvenes y se ubicarían en la ciudad de Oran en Salta intentando

sumar la participación de los campesinos de la zona ligados a la zafra y las haciendas.

Muerto Jorge Ricardo Masetti en la provincia del norte en el año 1964 y el Che en

Bolivia, se cierran las posibilidades de Cooke de desarrollar un plan de lucha para la

Argentina con Guevara.

15 (...) El 25 de mayo, los residentes en Cuba dimos un asado y un acto político. Yo hablé por losargentinos y el Che Guevara por el gobierno Cubano. Op. Cit. Tomo II. (p.241). Sobre este punto Ver elarticulo de Claudia Korol, Cooke y el Che. En el cruce de caminos, en Miguel Mazzeo (Compilador)Cooke, de Vuelta (El gran descartado de la historia argentina). Ed. La Rosa Blindada, 1999.

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En la isla tiene la posibilidad de conocer y compartir las experiencias de los

representantes de los movimientos de liberación mundial16 ya que participa de la

Tricontinental y en la Conferencia de la OLAS en la Habana en 1967.

En su estadía en Cuba y como parte activa de la defensa de la revolución cubana

participa como miliciano en la invasión organizada por Estados Unidos junto a exiliados

cubanos a la Bahía de los Cochinos.

Como producto del transito de la revolución democrático burguesa a la Cuba Socialista

y con la expropiación de refinerías norteamericanas que no procesarían el petróleo ruso

de por medio, las relaciones con EEUU se tensan al punto que en el año 1961 el

presidente Eisenhower declara el corte definitivo de las relaciones con la isla. En este

contexto y a través de la CIA, el país del norte organiza a milicias de cubanos exiliados

para combatir contra el gobierno popular que iniciarían el ataque el 16 de abril. Fuego

aéreo y desembarco en los puertos Cabañas cerca de La Habana, en Baracoa en el

oriente y en Playa Girón de la Bahía de los Cochinos, sería la estrategia de los invasores

a los que Cooke enfrentaría como parte del Sector Norte, batallón 134, miliciano

numero 1331 de la Milicia Nacional Revolucionaria.

La revolución cubana, las luchas heroicas de su pueblo y junto a ello el marxismo,

quedarían marcados en la memoria de Cooke que sería uno de los principales artífices

en nuestro país de las posiciones tendientes a plantear los cruces y la fusión entre el

peronismo y el socialismo, junto a otros autores como Ramos, Hernández Arregui o

Carpani.

Cooke y la Argentina de 1960

Cooke participaría desde el apoyo político y el aporte económico militar, en los

primeros ensayos de conformación de una guerrilla en Argentina para combatir la

dictadura durante la “Resistencia Peronista” denominada Uturuncos (“hombres tigre” en

quechua) formada por alrededor de veinte milicianos ubicados en Tucumán con

brazaletes con las siglas MPL (Movimiento Peronista de Liberación). El frente

guerrillero nacería en Santiago del Estero y tendría entre sus integrantes a Juan Carlos

16 Participa en la Tricontinental de 1966 junto a la representación de 82 países: 27 de América Latina, 28de África, 27 de Asía y de la Conferencia de Solidaridad de los Pueblos de Asia, África y América Latina.op.citp. Tomo II, p. 344.

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Díaz, a Genaro Carabajal y a Félix Serravalle, que inspirados en las ideas del foco y la

guerra de guerrillas de Manuel Mena y Abraham Guillén, intentarían oficiar a través de

la acción militar, como una vanguardia y como un factor de difusión y agitación

revolucionaria de los sectores populares. En su corto período de existencia

desarrollarían un conjunto de acciones militares de poca trascendencia y entre las

cuales, estaría la toma de un par destacamentos y una comisaría en Frías.

Cooke en 1962 formará parte de la construcción de la Acción Revolucionaria Peronista,

organización armada y de formación de cuadros que intenta articular un frente político y

militar con inserción en las masas y con participación de expresiones políticas

peronistas y no peronistas, conjugando la lucha política y la lucha militar, bajo las

banderas del nacionalismo y el socialismo. En este marco escribiría Apuntes para la

Militancia.

En 1962 Cooke haría algunos aportes para el nombramiento de Perón como candidato a

vicegobernador por Buenos Aires. La formula con Perón incluida será proscripta, pero

no así, la participación justicialista que dará la victoria electoral a Framini, que

ocasionaría la intervención militar, el cierre de las elecciones y la salida de Frondizi del

gobierno y la llegada de Guido.

Un año después con la creación del grupo CONDOR por parte de Hernández Arregui,

Bellóni, Carpani, Bornick, Ortega Peña y Eduardo Duhalde, se inicia en nuestro país

uno de los proyectos que con mayor trascendencia se proponen acercar el marxismo al

peronismo a través de las investigaciones y de los desarrollos políticos, económicos y

culturales de las ciencias sociales. El grupo envía la invitación a Cooke para que se

sume a la experiencia a la cual rechaza pese a compartir los postulados ideológicos de

grupo CONDOR, al considerarla como una propuesta, que más tarde o más temprano,

quedaría alejada de las masas.

En 1964 Cooke regresará al país con la amnistía decretada por Illia y participaría en el

intento fracasado en ese año del regreso de Perón, en la denominada “Operación

Retorno” que culminaría con la detención del General en Brasil y que contaría con una

numerosa congregación en Plaza Once con la participación de 50.000 personas.

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Cooke muere en el Hospital de Clínicas como producto de un cáncer, el 19 de

septiembre de 1968.

Al margen de la acción valerosa de prédica militante en defensa de la nación y de su

extensa influencia en el ámbito de la política argentina, Cooke forma parte de los

próceres nunca reconocidos por la historia oficial y por los aparatos ideológicos tejidos

desde los hilos del poder de las minorías antinacionales. Su biografía no se enseña en

las escuelas gracias a la acción “civilizadora” de los autodenominados libre pensadores

y escribas a sueldo de la historia neocolonial actual. Esta acción de confusión ideológica

dirigida a las masas argentinas, forma parte del hacer cultural de estos intelectuales

antinacionales, algunos más fervientemente comprometidos con el travestismo

ideológico, otros en cambio más sutiles, algunos con una biografía de derecha

intransigente, otros devenidos a neoliberales en 1990 que se denominan a si mismos

“centroizquierda”17 en 1980, pero cada uno a su manera, enemigos de toda expresión de

los valores de la cultura popular transformadora del orden social. Estos sabios militantes

del imperialismo cultural, progresistas de la retórica de la transparencia y la

ciudadanía, escribieron la reconstrucción de la lucha militante de 1970 desde la teoría

de los dos demonios.

Los verdaderos próceres de la nación se esconden a las juventudes argentinas ya que sus

ideas implican la subversión para un orden basado en el desorden y la construcción falsa

de la justificación del presente. En su lugar, se injertan los artificios culturales del

coloniaje. Lo mismo ocurre con otros grandes militantes de la historia nacional más allá

de sus errores o aciertos, como fueron Rearte, Alberte u Ongaro.

Cooke fue político cuando el deber llamó a ser parlamentario o representante en los

sindicatos, fue combatiente cuando el contexto llamó a la batalla en Argentina o Cuba y

fue docente en la Universidad o desde los escritos que circularon en sindicatos o

facultades. Cooke protagonizo una larga trayectoria de militante de la liberación

Argentina y latinoamericana, convencido de que la organización y la lucha política

17 La centroizquierda argentina de los Portantiero o la UCR no fue ni es de centro, ni de izquierda, masallá de que exista la excepción de algún personaje. El progresismo argentino fue y es en la práctica másallá de su discurso, de derecha. No fueron “reformistas” sino totalmente reaccionarios como las medidasque favorecieron: privatizaciones, flexibilización laboral, libre cambio, etc. Reformista o de centroizquierda en el buen sentido de la palabra o sea, a favor del cambio social paulatino, fue por ejemplo laCTA German Abdala y una inmensa lista de luchadores sociales. La autodenominada “centroizquierda”en Argentina al favorecer el libre mercado es responsable de sus legados de miseria, hambre, cierre defabricas o destrucción del sistema de seguridad y educación pública y por eso debe ser juzgada por suresponsabilidad en el saqueo nacional.

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llevarían tarde o temprano a la victoria y por eso, participará en todos los frentes de

batalla.

Su muerte repentina no le permitió ser parte de la fase culminante y bisagra histórica

que se abriría en 1973, período tumultuoso y contradictorio y que lamentablemente, no

tendría a Cooke y su aguda lucidez y capacidad para la lucha, para enfrentar el abismo

al cual sería llevada la Argentina.

Cooke, representante de Perón

En el año 1956 Perón lo nombra su representante en Argentina debido al golpe militar

que lo mantiene en el exilio. Las causas para su designación y no la de otro dirigente

son varias, pero podemos rescatar las condiciones de militante defensor del peronismo

hasta las últimas consecuencias, o sus capacidades de organizador político.

Perón lo nombra su representante y heredero ante el movimiento peronista en

Argentina:

Por la Presente autorizo al compañero Dr. D. John William Cooke, actualmente preso,por cumplir con su deber de peronista, para que asuma mi representación en todo actoo acción política. En ese concepto su decisión será mi decisión y su palabra la mía. Enél reconozco al único jefe que tiene mi mandato para presidir a la totalidad de lasfuerzas peronistas organizadas en el país y en el extranjero y, sus decisiones, tienen elmismo valor que las mías. En el caso de mi fallecimiento, delego al Dr. John WilliamCooke, el mando del movimiento. (Tomo II, p. 375)

Cooke forma parte del grupo de dirigentes peronistas que intentan organizar las

primeras batallas contra la dictadura bajo un mando y una acción coordinada en la

llamada “Resistencia Peronista”, que contempla las primeras acciones de lucha contra el

gobierno militar que se ejercen de forma aislada y escasamente orgánica a una estrategia

y táctica concreta entre el golpe de 1955 y el gobierno de Frondizi en 1958.

Poco a poco, Perón y Cooke desarrollan posiciones encontradas sobre la línea política

que debía seguir el movimiento. En 1958 el general creará el Consejo Supervisor y

Coordinador del peronismo, que se componía de un conjunto de funcionarios de la línea

“burocrática” que Cooke cuestiona a lo largo de las cartas.

Ya en 1959 dejaría de ser el delegado de Perón y ese espacio es ocupado por el nuevo

Consejo.

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Sobre las Cartas

En este marco y posterior al golpe de 1955, surgen las Cartas entre Perón y Cooke que

son un conjunto de correspondencias iniciadas entre el presidente argentino luego del

exilio en 1955 en Paraguay, Venezuela, República Dominicana y España y su primer

representante18en el país, John W. Cooke, desde la Argentina, Chile y Cuba. Estas

cartas son verdaderos documentos de época donde aparecen cruces de datos, puntos de

vista y reflexiones sobre el pensamiento nacional, la política y la sociedad de la

Argentina del siglo XX.

En la correspondencia aparecen problematizados los principales debates del período: los

esquemas de funcionamiento del peronismo, el tipo de estrategia y táctica concretas, se

debaten las luchas de liberación mundial y latinoamericana, se discute sobre el

comunismo y el socialismo nacional, aparecen debates sobre el imperialismo, sobre el

tipo de revolución y el carácter clasista del peronismo, sobre la doctrina peronista y el

marxismo o sobre la función de los partidos políticos en nuestro país y en el resto del

mundo.

De esta manera, a lo largo de las Cartas, encontramos los debates y los intentos de

síntesis sobre las batallas de las dos Argentinas en disputa: entre las masas,

encolumnadas bajo las banderas del peronismo detrás de un programa mercado

internista y de desarrollo industrial en búsqueda de una nueva síntesis revolucionaria, y

entre las fracciones del gran capital extranjero y local, representadas en los partidos

militares o las democracias de elite o censuradas19, que no estaban dispuestas a negociar

la tasa de ganancia y el control de la producción y reproducción de la riqueza social. Por

eso, el debate Cooke – Perón es una discusión sobre la forma que debían adquirir las

batallas en Argentina entre las clases sociales en disputa.

No es una reflexión filosófica sobre el “ser de la clase obrera” o la ideología de las

masas con fines teóricos, sino que es un intento de debatir en torno a la conducción y a

la praxis de las clases y el movimiento político y social de nuestro país.

Comprender esto implica separarse de la subjetividad de los actores, Perón y Cooke,

para poder situarlos dialécticamente en las batallas y estructuras sociales de la Argentina

de la época. Este ejercicio de “abstracción intelectual” es una práctica de

materialización y comprensión real de todo proceso político. Cooke no debate

18 Perón tendrá otros representantes tales como Paladino, Remorino, Alberte o Cámpora.19 Tanto Frondizi como Illia, participan en la elecciones bajo la proscripción del peronismo, al cualveían, principalmente el segundo, como el autoritarismo fascista y los valores antidemocráticos. Valepensar qué tipo de defensa de la democracia es esta.

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solamente con Perón y viceversa; por el contrario, Cooke debate por las batallas y la

organización y construcción del movimiento de liberación nacional y de la organización

revolucionaria del peronismo.

En todo el recorrido por la correspondencia podemos observar que Cooke era conciente

de que su discusión con Perón era el debate sobre el futuro de las estructuras sociales y

de las clases en nuestro país. En las Cartas Cooke intenta esclarecer a sectores medios

sobre su confusa visión del Peronismo y el marxismo de los Partidos Socialista y

Comunista que veremos más adelante.

Cooke será por eso, un vínculo entre 1945 y 1969, entre una clase media ajena al

movimiento de ascenso de masas y el primer gran acto conjunto en las barricadas en

Córdoba, hasta la consolidación de la Rama Juvenil del Peronismo y el intento de crear

una Universidad popular en 1973.

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III- COOKE, UN PENSADOR MATERIALISTA20

La figura de Perón, en este episodio, es un accidente. La historia no es un hombre. Ocomo dijera Hegel, la historia que sólo ve detalles “es un juego de niños”.

Juan José Hernández Arregui21

Y, como sucede con todos los hechiceros de la tribu, cuando sus poderessobrenaturales son cuestionados, es cuestión de días. Los tigres no los aleja el mago dela tribu; hay que ir a cazarlos con arcos y flechas. Entonces, ¿para qué mantener albrujo?

J. W. Cooke 22

Hay en Cooke, como en el epígrafe de Arregui, un método para interpretar la historia y

la política que intenta estudiar los hechos sociales más allá de la subjetividad o la acción

particular y aislada de los sujetos específicos. Este análisis se consolida en Cooke, sobre

todo a partir de 1955 a través de herramientas del materialismo o marxismo.

Cooke dentro del peronismo de izquierda, será de de los partidarios de introducir el

marxismo al peronismo, a diferencia de otras corrientes que hacían mayor hincapié en

que había un pensamiento nacional autónomo y mas allá de tomaban muchos elementos

de Marx. Pese a que se acentúa su lectura clasista de la disputa política en Argentina,

Cooke nunca niega el pensamiento y la práctica previa del peronismo histórico, sino que

sus ideas se resignifican a través de una evolución de su pensamiento en el marco de las

luchas sociales en nuestro país.

Cooke se propone pensar la realidad a partir de los verdaderos motores de las luchas

sociales en relación al desarrollo de la economía y del poder de las clases o estructuras

sociales en disputa y no en “la mente o en la percepción que los sujetos tienen de si

mismos”. Siguiendo a Arregui:23

Hemos dicho que la interpretación de la historia no debe quedar en los accidentes sinoen el desenhebramiento de los móviles económicos, de masas e internacionales, queestán detrás de ella. (...) ¿Qué es lo que representa Perón? 1) Al proletariado nacional,la clase política más numerosa y organizada del país. 2) Al nacionalismo 20 Sobre el marxismo de Cooke Ver Mazzeo Miguel, (compilador) J. W. Cooke, El signo de lasdeterminaciones dialécticas, en Cooke de vuelta, (El gran descartado de la Historia Argentina). Ed. LaRosa Blindada 1999.21 Arregui Hernández, Juan José, Nacionalismo y Liberación, Ed. Contrapunto, Capital, Argentina, 1987.(p.269)22 Op.cit. Tomo II, (p.227)23 Op. Cit. (p.271)

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anticolonialista de las masas que se alzan contra el poder de las metrópolis 3) En talsentido, Perón, es el símbolo real, aún no sustituido, de la Revolución Nacional.

El planteo de Cooke se estructura a lo largo de sus obras y puede ser encarado desde

diversos ángulos en torno a fenómenos y procesos sociales e históricos particulares, que

podemos sistematizar a través de algunas categorías y usos. Por ejemplo, podemos

analizar el planteo del autor en lo que respecta a su lectura de las luchas sociales y

políticas y ver cómo se centran en la búsqueda de una visión de las “condiciones

objetivas” de todo proceso social, más allá de la subjetividad y la percepción de los

actores. Cito:

Ejemplos que señalan la necesidad de contar con el debilitamiento del régimen y con lamultiplicación de la energía revolucionaria, ya que un gobierno no cae porque seamalo simplemente, sino porque hay condiciones que se dan y fuerza organizada paraaprovecharlas. (Tomo II, p.10)

Siguiendo esta línea materialista encontramos en Cooke una ardua lucha por revertir los

rasgos típicos de algunos dirigentes del Movimiento Peronista caracterizados en torno

de un “personalismo” que no les permite comprender la política al margen de

subjetividades específicas y los hace carentes de toda estrategia y disputa concreta para

la toma del poder:

Ese es el mal de nuestra gente. No se hace política de ideas y conducta, sino política depersonas. (Tomo II, p. 95)

No estoy por la “despersonalización” del Peronismo (...) responde a la psicología detodas las poblaciones que no tienen entusiasmo por un gobierno de sociedad anónima.(...) Pero las formas institucionales que debemos adoptar (...) serán la forma determinar con las “personalizaciones” que, esas sí, son el lastre del Peronismo. Lainvertebración hace que toda la política interna sea personal: el dirigente de turno queno representa ideas (ni tiene ideas) hace política personal, ayuda amigos y hundeenemigos, trenza y combina. (...) Además, un sistema en que los cargos sean ocupadospor personal representativas hará posible algo que se necesita en el país: una direccióncolectiva (…) se discutan las cosas que interesan: los problemas nacionales einternacionales, la táctica de cada momento, las medidas a adoptar. (...) La corrupciónse limitará al porcentaje anormal cuando el movimiento se estructure como fuerzarevolucionaria. (Tomo II, pp. 288-89)

La disputa política en Argentina debe partir de un diagnóstico de las condiciones

objetivas y subjetivas de las clases y actores en disputa. Para garantizar esto, un

militante debe desarrollar una lectura concreta de las batallas políticas locales e

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internacionales de nuestro país a partir del encuadre en el marco de una “ideología” y

una estrategia revolucionaria.

Asimismo, y con relación a las lecturas de la política internacional por fuera de una

posición idealista Cooke establece que:

El mundo “occidental y cristiano” no es una cruzada de ideas sino una realidadeconómica, política e histórica. (Tomo II, p. 231)

Este marco de pensamiento materialista será el prisma a partir del cual Cooke pensará el

Peronismo y las luchas sociales de su época, especialmente a partir de 1955.

En relación al método materialista debemos intentar pensar las categorías utilizadas por

el autor y por qué no, la política y el Peronismo en la actualidad. Sin este ejercicio de

abstracción teórica no podremos entender el movimiento de la historia, ni tampoco al

Peronismo posterior a la última dictadura militar. Si pensamos al Movimiento Peronista

actual desde la óptica de Cooke, podemos observar que tan lejos está del frente

policlasista de 1945 o 1973. El Peronismo durante 1990 está compuesto por una

coalición de clases totalmente opuesta a la de 1945 o 197324. Dicha operación -

utilización del capital simbólico del modelo nacional y popular para operar un programa

totalmente antipopular- fue posible tras la erradicación del componente obrero

organizado a partir de la dictadura, el desempleo y los medios de comunicación

centralizados por las fracciones del gran capital posterior a 1976.

Si pensamos desde la óptica materialista de Cooke, lo que se modificaría a partir de

1976 en el Peronismo, son las condiciones objetivas -clases sociales en Argentina y en

el mapa internacional- y esto no tiene que ver con “el perfil autoritario y verticalista de

la forma de construir poder por Perón”, o con otras tantas tesis de laboratorio de los

seudointelectuales del progresismo apátrido de 1980 – 1990.

La batalla de Cooke contra estas falsas interpretaciones, asimismo las de Jauretche o

Scalabrini Ortiz contra el aparato de la colonización de las conciencias y el fomento de

la negación de lo nacional, fue inmensa. En la actualidad esta guerra ideológica se

24 El Peronismo está fraccionado por lo menos en dos partes, una que expresa los intereses de lasempresas multinacionales exportadoras antipatria, de la UIA o La sociedad Rural detrás de Duhalde; elotro, representa particularmente al capital financiero y a las empresas de servicios, detrás de Menem.Tanto el programa de Duhalde como el de Menem, con Perón en vida y con los obreros organizados,solo tendría cabida con Alsogaray, Aramburu o Videla, nunca con el Peronismo histórico industrialista ypopular. Así podemos entender por qué el “pueblo” o las clases subalternas se organizan por fuera delPartido Justicialista durante 1990 en asambleas o movimiento de desocupados.

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encuentra en pie al ser derrotado el pueblo organizado en 1976 y sostén de las banderas

de la nación. A partir de aquí, renace la importancia de retomar el pensamiento de

Cooke que implica asumir este enfrentamiento contra la superestructura del coloniaje.

Estos seudointelectuales vendidos al capital extranjero a módicas sumas de “trabajos de

consultoría con dinero de los organismos multinacionales”, lejos de clarificar el carácter

antipopular y proimperialista de López Murphy, Menem o Duhalde, desarrollan

complicadas teorías para otros intelectuales de salón, que reunidos en pequeños

congresos, desarrollan la confusión cultural de la nación, a la cual muestran como

decadente y atrasada respecto del primer mundo, retomando la matriz civilización y

barbarie de Sarmiento. Las clases subalternas ignoran a estos sabios de la

“modernización y el liberalismo” y poco a poco y como fruto de la clarificación

histórico cultural, desnudan y reconocen los elementos ajenos a la nación y a los

intereses mezquinos del ejército ideológico de ocupación.

La acción de estos intelectuales autodenominados progresistas opera desde las cátedras

universitarias sitiadas bajo la lógica de los concursos o detrás de la tinta y los editoriales

de la prensa. Los verdaderos detractores de las batallas políticas actuales que los

intelectuales modernizadores nunca nombran25, son los proyectos del gran capital

financiero, agrícola y petrolero exportador imperialista. Son las ganancias de estos

últimos y no las variables impersonales “del mercado” o “riesgo país” las que generan

las cifras de pobreza y marginación y que desaparecen de los análisis de estos

intelectuales liberales o progresistas para los que no existen Cooke, Silvio Frondizi,

Arregui, Guevara o Scalabrini Ortiz y que piensan a partir de las sociologías, las

ciencias políticas o los economistas de EE.UU. Esta militancia intelectual rentada por el

exterior o por el asalto a las universidades públicas, tiene un componente apátrido que

intenta confundir en vez de desnudar al sistema y por eso, juega un rol de confusión

ideológica a partir de las teorías del riesgo país o la distinguida “politología”

norteamericana.

Estas tesis funcionan como obstáculos para frenar la marcha en la construcción de una

identidad colectiva desde el pueblo y las clases oprimidas. Estas propuestas subjetivistas

25 Para el progresismo argentino “progresista y reformista de palabra” pero reaccionario políticamentede hecho, la “oligarquía o el poder económico” existen hasta 1930, bajo la óptica de una nación que estágobernada por la “oligarquía terrateniente”. Estos modernizadores en la actualidad no nombran nipiensan la política como lo hacían para 1930: bajo los intereses económicos del poder del imperialismoingles. Hoy escriben biografías de corte amarillo y notas de estilo barroco los más distinguidos, peronunca nombran a los detractores del poder y menos, afirman cualquier cosa que se le parezca a que la

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circulan en la prensa y las academias con lecturas que solidifican la confusión de las

clases medias, que sin conciencia de ello, se ponen al servicio de la antipatria y la

claudicación de cualquier intento de cambio o propuesta de desarrollo soberano y

latinoamericano.

Bajo este fertilizante ideológico que atrofia el pensamiento propio, germinan las tesis

absurdas sobre el peronismo histórico que se reconstruye al servicio de la negación de lo

latinoamericano y lo nacional: el peronismo para estos intelectuales modernizadores

sería producto del autoritarismo de Perón que no permitió a la clase obrera organizarse

democráticamente en los valores del republicanismo europeo y que al contrario,

promovió “la cultura del asistencialismo”, el “populismo” y la violencia política con los

ejes “amigo- enemigo”, “peronismo-antiperonismo” y no permitió que surja una

“democracia madura y civilizada como la de Europa”. Estas tesis de la intelectualidad

“democrática y moderna” nunca muestran las estructuras sociales o clases reales y

promueven un esquema de pensamiento que sostiene que es posible estudiar la política

desde las biografías o desde la “política misma como esfera separada de la economía”.

El drama de las naciones oprimidas, el hambre de las mayorías, las luchas políticas

reales y los mártires de la causa nacional, las represiones y todo el arco de la

desigualdad creciente y la violencia del sistema neoliberal, desaparecen de la agenda

intelectual a merced “de que lleguen los inversores y la seguridad jurídica”.

Pese a este inmenso aparato de la colonización pedagógica que intenta desarticular

cualquier forma de pensar desde categorías propias de nuestra América, la clarificación

de la conciencia nacional renace desde ejercicio militante de las organizaciones sociales

y políticas, que concepto a concepto, batalla a batalla, rompen los falsos esquemas

mentales de la superestructura colonizante e intentan iniciar el camino de la liberación

cultural en la búsqueda de un pensamiento nacional y en el reconocimiento de los falsos

pastores de la democracia.

Las luchas por la conciencia nacional silenciadas y fragmentadas tras la derrota de 1976

regresan con la vitalidad de los jóvenes, hijos y nietos de los militantes asesinados por

la dictadura militar y por el hambre de la dictadura de mercado de 1990. Bajo las luchas

de un pueblo que se considera digno y por eso decidido tarde o temprano a liberarse, es

que regresa el debate sobre Cooke, por eso retornan los libros de del Che. Son las

política actual esta presa de los aparatos del capital especulador y de los intereses antipatria delextranjero.

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fuerzas vivas de la patria las que retoman las voces silenciadas por la pedagogía

antinacional y la prensa extranjera que habita en el seno mismo de la cultura local.

El supuesto de un presente sin pasado y por eso invariante, eterno, muere ante el

proceso de descolonización cultural de las naciones oprimidas del sur americano. Los

hombres individualizados por el liberalismo y su concepto de “ciudadano” egoísta,

gregario y universal se humanizan en el colectivo y la fusión dentro de las

organizaciones libres del pueblo bajo una bandera nacional. El contacto diario del

hombre en las organizaciones lo socializa y lo humaniza, rompiendo los lazos culturales

que lo hacían un animal egoísta y liberal. Desde los barrios, la ruta y las marchas, las

masas se enfrentan al aparato invidualizante y opresivo del coloniaje.

Para dar esta lucha, este enfrentamiento al pasado hecho presente que muere ante el

avance de la resistencia de las organizaciones, para enfrentar esta batalla muchas veces

trágica y larga, pero a su vez, como todo proyecto emancipador de los pueblos pobres,

alegre y liberador, es que se retoman las experiencias de las generaciones anteriores que

traen las historias de una nación sin fábricas cerradas a través de la voz de los militantes

que siguen de pie, ya no en muchos casos en el sindicato cerrado junto a la fabrica, sino

en el barrio o el comedor, pero con la misma dignidad, con la misma lucha. La

resistencia de las organizaciones ante la violencia de los engranajes de la juricidad del

sistema crece y estas teorías de la “democracia liberal” se borran en la conciencia

militante del pueblo organizado que las desnuda en la ruta, en la miseria de décadas en

las villas o en cada enfrentamiento policial.

Los vientos de la historia soplan para el lado latinoamericano y estas adornadas

hipótesis de una democracia republicana de Estado reducido pero inteligente, de una

economía expropiada por las grandes multinacionales que repatría ganancias al exterior

pero de “inversores que vendrán”, ya no esconden los verdaderos intereses y las clases

que están detrás de los proyectos. Las políticas muestran su rostro real que ya no engaña

fácilmente a los pueblos: 5 millones de desocupados y 20 millones de pobres en

Argentina.

Retomando el pensamiento de Cooke, podemos ver que el Peronismo actual es producto

de la acción del capital concentrado nacional y multinacional que desarticuló la

estructura y las organizaciones sindicales, partidarias y civiles de las clases subalternas.

Esta acción fue ejecutada tanto desde el plano tanto militar -dictadura- como desde el

plano ideológico -medios de comunicación e instituciones del Estado tomadas por el

discurso del liberalismo-. Este fenómeno no tiene que ver con una “persona”, sino con

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los intereses estructurales del modelo de acumulación del capital financiero que dejaron

al Peronismo como una “cáscara” vacía respecto del frente policlasista de 1945 o 1973

que contaba con un frente obrero organizado y en cuanto tal, este Peronismo de grandes

multinacional, de Bunge Born, de Techint, de la Sociedad Rural Argentina, pudo ser

una herramienta para un proyecto liberal.

Sin esta lectura materialista de la historia no es posible entender los procesos de

mutación y transformismo, no solo del Peronismo, sino de los movimientos de

liberación del Tercermundo.26

Cuando decimos que Cooke adhiere a ciertos postulados del marxismo o materialismo,

no estamos diciendo que el autor descarte la importancia del hombre como factor de

impulso, organización y movilidad de las masas y las organizaciones libres del pueblo

para desarrollar la lucha por la liberación nacional. Por el contrario, en Cooke

encontramos un militante de la praxis y en esto va a diferenciarse en muchos momentos

de la historia Argentina con Perón, en tanto por ejemplo, Cooke llame a la acción e

intervención directa insurreccional del movimiento nacional en condiciones que para el

General serían adversas.

26 Las lecturas de los intelectuales que sostienen que el legado de Perón fundó la corrupción y lapartidocracia del PJ actual desentendiéndose de las clases y actores en disputa, llevan a planteos absurdos,como por ejemplo que Lenin (el legado sobre el PC Ruso de la Revolución Bolchevique en la actualidad)formó a Gorbachov o que Cárdenas en México fue culpable del PRI neoliberal de Gotari o que PazEstensoro y los mineros de 1952 son los mentores del MNR actual. Pero estas lecturas solo las hacen “losintelectuales modernizadores” y los pueblos ya no se engañan fácilmente con estos adoctrinadores delrepublicanismo de EE.UU. de la “gobernabilidad, la transparencia y el Estado inteligente”.

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IV- ACERCA DE LA FORMA EN QUE ESTA ORGANIZADO EL

PERONISMO EN LA ÓPTICA DE COOKE

Por otra parte, hay que abrir el espíritu a todas las formas de la elevación moral, yninguna grandeza podrá ser mayor que la de la juventud que, sintiendo las

palpitaciones de su tiempo, se declare preparada para afrontar las situaciones difícilesy para encararse con los obstáculos como los atletas que doblaban las arremetida delcirculo romano. Los que respiran en una época de excepción como la nuestra, lejos deepilogar sobre los acontecimientos, deben vivirlos; lejos de juzgar la historia, deben

hacerla. Manuel Baldomero Ugarte27

En Cooke el Peronismo se define en relación al frente de clases sociales y actores

políticos que lo componen. A partir de aquí, plantea que el movimiento nacional estaba

formado en sus orígenes por un conglomerado de actores -Iglesia, burguesía, militares y

sindicatos- que se modifica a lo largo del primer y segundo gobierno peronista. Algunos

de los actores del frente rompen el pacto y abandonan la coalición como producto del

carácter nacional y popular del programa de gobierno de Perón.

El movimiento de ruptura de las alianzas lleva a que solamente dentro del movimiento

peronista quede el componente obrero sindical y que, tanto la Iglesia como gran parte de

la FFAA, pasen a formar parte de la coalición de la oposición. Esta realineación de las

fuerzas sociales, expresa la nueva forma política del viejo programa de la gran

burguesía agraria devenida temporalmente a la industria con el ministro de la década

infame Pinedo. Esta burguesía, cumpliendo su mandato de ser es eslabón de enganche a

la cadena imperialista mundial, actuaría respetando la matriz cultural impuesta por

Inglaterra y EEUU para la burguesía de las periferias y no estaría dispuesta por eso, a

redistribuir parte de la riqueza y el manejo de la economía por los obreros peronistas, ni

siquiera, en la defensa contra el capital trasnacional. La desintegración de la burguesía

Argentina luego de 1976 y su apoyo al golpe anterior de 1955, nos están hablando de

ello.

Cooke establece que al quedar el Peronismo solo con el apoyo de la clase obrera (sin las

fuerzas armadas, sin la clase media, la burguesía y la Iglesia, ahora aliadas al

imperialismo) el único camino que le queda al movimiento es de consolidar su perfil

27 Ugarte Baldomero Manuel, La Patria Grande y otros textos, Ed. Teoría 1996. P. 51

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combativo para representar el interés de los trabajadores, sostén y única alternativa para

enfrentar la reacción oligárquica.

Dicha combatividad definiría al Peronismo con relación a otros movimientos y partidos

políticos. Esta característica del Movimiento lo enfrentaría con otras fuerzas sociales

perfilándolo en la arena política como el Partido de la revolución nacional:

Los comunistas, en Argentina, somos nosotros, porque el imperialismo yanqui no seguía por definiciones filosóficas sino por hechos prácticos: y el movimiento de masasque pone en peligro las inversiones, el orden social y la “seguridad hemisférica”, esoes el comunismo. (Tomo II, p. 274)

Con relación a su componente obrero, Cooke estaba convencido de que el Peronismo

era la forma en que se manifestaba la lucha de clases en Argentina y que la existencia

del Movimiento organizado era un objeto desestabilizador del régimen golpista

establecido en 1955:

Quiero decir que el oficialismo se descompone, las castas militares se pelean, lasdisensiones internas de la oligarquía y sus servidores se agudizan porque existe elPeronismo, porque constituimos una amenaza que no les deja entregarse al jueguitotranquilo de la democracia representativa. (Tomo II, p.257)

Este componente obrero y popular antiimperialista que definía al Peronismo, lo

perfilaba como la herramienta política de los intereses nacionales y populares. A partir

de aquí, Cooke establecía que el Movimiento Peronista era un movimiento de izquierda,

en tanto tenía un programa obrero y una propuesta de organización de un frente nacional

para defender el modelo soberano de desarrollo con justicia social:

¿Qué somos, desde el punto de vista de nuestra orientación? lo único que es posible: unpartido de izquierda. Los que dicen que eso de izquierdas y derechas no tienen razón deser es porque son reaccionarios; para el resto de la gente, la palabra izquierda tiene unsignificado muy claro, y doblemente claro en Argentina, donde la izquierda fue cipaya -es decir, no fue de izquierda- pero ya la confusión se desvaneció. Si postulamos larevolución social y la liquidación de los lazos coloniales, somos de izquierda, yocultándonos esa realidad no progresamos nada. (Tomo II, p. 201)

Peronismo y antiperonismo era la forma que adoptaba el conflicto social en Argentina.

Más allá de las tendencias y contradicciones del movimiento, Cooke está convencido

que los enemigos del Peronismo eran los enemigos de la nación. Esta conceptualización

de Cooke, que parte de la definición del Peronismo como un movimiento ante todo

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obrero, nacional y antiimperialista concreto, lo llevaba a establecer una diferenciación

no sólo de sus enemigos políticos directos como los Conservadores o los Liberales,

representantes de las oligarquía, sino además, marcaba una clara diferencia con la

izquierda, que según Cooke, partía de un error histórico de conceptualización que la

alejaba de las masas y de las batallas de los sectores populares en Argentina.

Esta característica -ser el movimiento de una coalición de clases con la clase obrera a la

cabeza- daba al Peronismo la legitimidad para la convocatoria y la representación

política de los obreros y de la juventud con fines de transformación social. Sobre este

rol aglutinador de las masas y la inserción de la juventud en las batallas políticas

concretas en nuestro país Cooke sostenía que:

Los partidos tradicionales les producen asco; el comunismo los asfixia, no porquediscrepen con los principios marxistas, sino porque se les vuelve irrespirable eseambiente de solteronas que es el Partido Comunista: los mejores se van o los expulsan;un joven no puede, hoy en día, ir sino a la izquierda, salvo que sea un cipayo o unbeato; les queda el Peronismo, porque ellos desean estar con el pueblo, al que reciénvan conociendo. (...) esa juventud que antes iba de cabeza a la seudo izquierda cipaya yahora, después de la enseñanza del Peronismo, buscan la izquierda donde deben estar,al lado del pueblo. (Tomo II, p.202)

Ser el Movimiento de la causa nacional y popular implicaba al Peronismo el desarrollo

de un programa de gobierno sobre los principios de la independencia económica, la

soberanía política y la justicia social. Este programa estaba ligado al desarrollo de la

lucha contra el imperialismo y sus instituciones para controlar del mercado mundial.

Las contradicciones del capitalismo posterior a la segunda guerra mundial dificultaban

la inserción económica de nuestro país y las batallas por la distribución del ingreso y la

riqueza en el interior de la Argentina se acentúan por este motivo. El Peronismo sería

entonces, la organización del movimiento de liberación que expresará los intereses de

los obreros y a partir de aquí, defendería la causa nacional en este nuevo contexto

posterior a la reacción de 1955:

La masa no será detenida con consignas sino con la satisfacción de las necesidades.Con un programa de izquierda, que significa, simultáneamente revolución social yliberación nacional -términos indivisos -. (Tomo II, p.232)

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El Peronismo, la izquierda partidaria28 y el imperialismo.

El papel de la “colonia” fue y sigue siendo enriquecer al colonizador. Y esto significaen el orden social, que la miseria generalizada de las áreas de economía colonial

capitalista y de las clases miserables de todo el país – porque la colonización no es undato geográfico sino social- es el sostén de la riqueza distribuida en distintas clases

sociales por los imperialistas de adentro y de afuera.Roberto Carri29

Cooke sostenía que el Peronismo era la única fuerza política organizada en nuestro país

que podía articular los intereses de las clases subalternas. Ahora bien, el Peronismo era

un frente policlasista en donde coexistían actores no solo de la clase obrera, sino que

estaba estructurado en el marco de un frente nacional y popular en donde confluían los

actores enemigos de capital trasnacional y el imperialismo.

La defensa de la justicia social y de la industria nacional lo enfrentaba al imperialismo

y a la oligarquía terrateniente y este rol no lo jugaban los partidos de izquierda, cito:

Pese a todas las adversidades, el Peronismo es la única fuerza que resistió todas lastendencias disgregadoras y hoy exhibe una cohesión magnifica. (p. 36)La oligarquía se inventa un enemigo comunista para aplastarnos a nosotros, que somosel enemigo real. (Tomo II, p. 233)

El movimiento que organizaba a las clases subalternas y las mantenía unidas ante la

avanzada de la reacción imperialista era el Peronismo y expresaba según Cooke, la

única fuerza social y política que podía articular una voluntad colectiva para enfrentar al

imperialismo y por eso, no existía partido político, de izquierda o derecha, en Argentina

capaz de sustituirlo en la esfera política nacional. Este papel de representante de las

clases subalternas y del proyecto nacional y popular le daba un perfil combativo, única

forma de sostener el programa nacionalista:

Sobre todo hay que tener en vista que el Peronismo es fuerza insustituible, con un rolque nadie puede desempeñar en su reemplazo, así que únicamente puede debilitarse sideja de ser un frente nacional y popular, la representación de un pueblo en rebelión,para asumir formas meramente pasivas; entonces las falsas estructuras puedendesviarlo de su papel de vanguardia revolucionaria. (Tomo II, p. 22)

28 Sobre Cooke y la izquierda del Partido Comunista en Argentina ver Campione, Los comunistas somosnosotros: Cooke y el Partido Comunista Argentina, en Cooke de Vuelta, (El Gran descartado de lahistoria argentina), Miguel Mazzeo Compilador, Ed. La Rosa Blindada 1999.29 Carri Roberto, Isidoro Velásquez, formas prerrevolucionarias de la violencia, Ed. Sudamericana 1968.

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El autor se distancia de las lecturas de los políticos de algunos sectores de la izquierda

ortodoxa partidaria que definen al Peronismo como “antirevolucionario” y como una

supuesta herramienta de control de los obreros por el Estado y el gran capital. En

relación a los partidos de izquierda y de derecha y sus lecturas sobre el carácter

“regresivo” del Movimiento peronista -definido como un freno de la revolución social

en Argentina -, Cooke sostiene que esta es una visión errónea en sus orígenes y que por

el contrario, la praxis de la clase trabajadora peronista concreta la alejaba de la mera

manipulación y supresión de las luchas y reivindicaciones de la clase trabajadora a

manos del gran capital:

Ir a ofrecernos para salvar al país del comunismo es una hipocresía, tonta además demalvada. Porque nosotros sabemos que el comunismo no amenaza al orden constituido.(...) Pero en esto son resignados y pacientes: creen en el determinismo histórico y nodesean ayudar al futuro, porque las “condiciones objetivas” no están dadas, según lodemuestran con largo arsenal de citas truncas de los profetas del marxismo. (...) Losperonistas, en cambio, somos el peligro real y palpable, con una masa trabajadora bienesforzada y luchadora, y sin ninguna teoría de revolución democrático-burguesa queles obstruya el cerebro. En cada uno alienta la esperanza de tomar el poder, traer sunombre, y quitarles la plata a los que la tienen. Este sencillo programa, con música dela “marchita peronista” y no de la “Internacional”, amenaza a las clases poseedoras ya sus instrumentos de poder. (Tomo II, p. 193)

Pese al componente obrero y nacional antiimperialista, el Peronismo en el poder no

cuenta con el apoyo de la mayoría de la izquierda partidaria. El Peronismo en el

gobierno desde 1945 a 1955 va reestructurando sus alianzas internas distanciándose de

los Partidos de izquierda y también de derecha, en la búsqueda de una posición y de un

programa nacional y popular.

Para comprender lo que significó 1945 y las alianzas realizadas en ese período, debemos

retrotraernos al momento de radicalización y confrontación política que implica esta

fecha y ver cómo operaron los distintos actores. La izquierda partidaria, el Partido

Comunista o Socialista y la derecha del gran capital realizan una alianza en 1945 en la

Unión Democrática contra Perón. El dinero de la UIA y la Sociedad Rural junto al

aparato ideológico de EEUU con Braden a la cabeza y la prensa cipaya, de tendencia

terrateniente y antiobrera como La Nación, se embanderan junto a la “izquierda”

partidaria contra el líder fascista y las masas engañadas. Ante el “irracionalismo obrero

y la demagogia populista” las masas obreras en el período que va de 1943 a 1945

podían adoptar la “razón de la izquierda” basada en una tesis importada de la Unión

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Soviética de que la contradicción principal de la Argentina era la lucha contra el

fascismo en Europa. Ante esta incapacidad teórica del Partido Comunista y marcando

claras diferencias de acción, Perón desde el aparato del Estado pone sobre la mesa el

problema social de las clases trabajadoras y la necesidad de desarrollar un país

económicamente independiente ante la avanzada norteamericana y la posible

confrontación mundial en la lucha interimperilista con el Bloque Soviético, que se abría

terminada la Segunda Guerra.

Del eje “fascismo o democracia” Perón pasa al eje “liberación o dependencia” y

“justicia social”, como sostiene Puiggros30:

Esos partidos habían abandonado la lucha antiimperialista con el pretexto de que elantifascismo imponía tal sacrificio o postergación. (...) Una vez en el tobogán de las“alianzas antifascistas” con directores y gerentes de los consorcios extranjeros y conempresarios argentinos, no podían dar marcha atrás y así llegaron al extremo deparalizar huelgas y otras acciones que perjudicaban a esos compromisos.

La lucha antinorteamericana y de liberación nacional era la bandera que los vientos de

la historia llamaban a flamear y las masas levantan dichas consignas y no las de los

sacrificios eternos y la postergación de las luchas para sostener una guerra ajena. Ante

la encrucijada de la historia que ponía por un lado la lucha “universal de los hombres

libres y los obreros internacionales contra la demagogia”, por un lado, y la construcción

de la democracia social, el nacionalismo industrial y obrero, por otro, las clases

subalternas no necesitaron grandes teorías, sino solamente poner la experiencia de

décadas de luchas sindicales, de mártires y de proyectos frustrados por gobiernos

oligárquicos: la clase obrera va en busca del líder, porque el líder sintetiza en su nombre

el programa de gobierno obrero. Los obreros no buscan a Perón, ni escuchan su

supuesta demagogia, no se interesan por las biografías que escribe Braden en el libro

Azul31, sino que ven reflejada en la persona la cristalización y el avance de sus

reivindicaciones: en las leyes sociales, los convenios colectivos de trabajo, la Secretaría

de Trabajo y Previsión Social y posteriormente, en la obra económica de los Planes

Quinquenales y la basta obra social del gobierno. Perón no era un fenómeno irracional e

inexplicable de la historia, era expresión de esa historia puesta en marcha por las masas

30 Rodolfo Puiggrós, El Peronismo y sus causas, Punto Sur, Bs. As. 1988. (p. 52)31 Documento difundido por el embajador de EE.UU., donde el país de norte aseguraba que Perón estabaligado al Eje de Alemania e Italia.

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en su relación con el líder. Eran las estructuras materiales las que hacían al líder y el

líder caminaba en el encuentro y síntesis de dichas condiciones históricas.

Las banderas de las luchas obreras desconocidas por gran parte de la dirigencia política

argentina durante décadas, eran institucionalizadas y llevadas a un programa de

gobierno. A las masas trabajadoras poco le importaron los fantasmas del fascismo y su

supuesto líder demagogo desarrollados en las teorías de Ghioldi o la UCR. El error del

Partido Comunista y Socialista será pagado con la ignorancia de las masas a la

“vanguardia político intelectual” durante décadas.

Las críticas de Cooke a algunos Partidos como el comunista o socialista, están

simplificadas en este apartado por cuestiones de espacio.

Cooke será dentro del peronismo, uno de los interlocutores que intentara nuclear al

movimiento nacional de liberación con la izquierda partidaria, a partir de lo cual no son

solo críticas las que hace Cooke a la izquierda tradicional, sino que suponía que tanto la

organización como la disciplina partidaria de por ejemplo, el Partido Comunista, eran

factores de gran importancia para el desarrollo del peronismo. Hay que tener en cuenta

que Cooke en su intento de clarificación y organización de la clase trabajadora dentro

del movimiento peronista, combatirá el anticomunismo de la derecha burocrática o los

comentarios del mismo Perón, especialmente con posterioridad al golpe de 1955 y su

estadía en Cuba, que lo llevará a la necesidad de anclar el movimiento en una

perspectiva que pueda agudizar el conflicto de clases abierto por la dictadura, en el

camino por la formación de una conducción obrera.

Los cuestionamientos que hace Cooke al Partido Comunista van dirigidos

especialmente a las conducciones del Partido, como por ejemplo Victorio Codovilla o

los hermanos Ghioldi y su gran influencia para determinar el rol jugado en 1945 del

comunismo en la Unión Democrática. En este sentido y diferenciando las cúpulas del

partido de las bases, Cooke establece:

Y mientras Codovilla sigue tratando al peronismo de “régimen corporativo fascista”,los militantes adoptan una posición afectiva hacia los nuestros. (Tomo I, p. 67)

Tal como aparece en la cita, debemos tener en cuenta que no todos los miembros de la

izquierda, ya sea del Partido Comunista, Socialista o anarquistas eran, como

generalmente expresaban las conducciones, enemigos de Peronismo, como por ejemplo

no lo serían en el socialismo Unamuno, Ugarte o Borlenghi; en el anarquismo Santín o

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Martínez Paiva y en el comunismo Puiggrós, Astesano o José Real, que por ello serían

expulsados del Partido junto a miembros de la Juventud Comunista y militantes del

campo de la cultura como los grupos que producían Pasado y Presente y La Rosa

Blindada. La política del Partido comunista, aun más allá de las conducciones, tampoco

fue lineal en su relación con el Peronismo, especialmente después de 1955 cuando

pierden la ilusión de que el movimiento y la ideología peronista de las masas, pudiera

desaparecer junto a su dirigente en el exilio. Esto llevará a rever las alianzas y el viejo

esquema político que suponía que era posible desarticular ese “error histórico” de la

clase obrera, para conducir un programa de frentes policlasistas, tal cual el modelo

importado de Moscú.

La importancia de una posible vinculación entre el Peronismo y el Partido comunista

estaban centradas además, en el hecho de que el comunismo contaba con línea directa

con Moscú y el socialismo mundial, sumado a una gran cantidad de cuadro militantes en

el aparato del Estado y la clase media argentina.

Asimismo, debemos tener en cuenta existieron otras fracciones dentro de la izquierda

Argentina más proclives al acercamiento al peronismo que los partidos socialista o

comunista. Así es como en el año 1953 nacería el Partido Socialista de la Revolución

Nacional32 como producto de una entrevista previa entre el general Perón y Enrique

Dickman, dirigente proveniente del socialismo y que sería compañero de otros cuadros

políticos como Oriente Cavallieri, Juan Unamuno, Jorge Abelardo Ramos, Nahuel

Moreno, Esteban Rey o Jorge Spilimbergo. La Comunidad Organizada tendría a su

izquierda dentro del movimiento, como daría lugar en su seno además, a sectores de la

derecha nacionalista y católica. El manejo pendular de Perón en vida sería la garantía de

la unidad del frente nacional y a su vez, un motivo de severas críticas por parte de

Cooke, más permeable a la ruptura con los sectores de la burguesía y las conducción de

de derecha del movimiento.

Posteriormente a su viaje a Cuba Cooke escribirá Aportes para la crítica del reformismo

en Argentina, en donde daría un informe al PC Cubano sobre el PC Argentino al cual

definiría como legalista, electoralista, enfrentado a la lucha armada, y promotor de una

política de frentes electorales democrático burgueses, que según Cooke, estaba cerrada

como alternativa política para la Argentina.

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El surgimiento de los procesos de liberación en Cuba, China o Vietnam, abrirán internas

con el Comunismo soviético a nivel mundial que se expresarán además, en Argentina.

Esta nueva dinámica que adoptaba la izquierda mundial quedara expresada en la

Tricontinental de 1966, en donde Cooke abogará por la conformación y reforzamiento

de la línea ideológica Cubana y de la “nueva izquierda” de los movimientos de

liberación mundial, en contraposición a posición frentista del PCA adoctrinado por

Moscú y promotor de la línea democrática y pausada de acumulación política molecular

hacia el socialismo. La propuesta de Cooke será la triunfante y este obtendrá la

conducción de la delegación argentina en esta “nueva internacional”, con el objetivo de

desarrollar la organización continental antiimperialista (Tomo II, p. 365).

Sobre el deterioro de la posición del Comunismo Soviético a nivel mundial y respecto

de la perdida de poder PCA Cooke sostiene:

(…) Los partidos comunistas “ortodoxos”, estilo codovillista argentino, sufrieron unrevés catastrófico en la Conferencia, de modo que si la URSS salió, a mi juicio, con suprestigio intacto, la línea de sus satélites perdió un gran terreno, difícilmenterecuperable (…) por sobre ambas líneas del comunismo prevaleció una tercera,encabezada por un eje Cuba-Vietnam y apoyadas por los comunistas estilo cubano – esdecir, con un espíritu “tercerista” en el conflicto- u por los movimientos de liberaciónno embanderados detrás de China o URSS ( Tomo II, p. 359)

La lucha armada como método para alcanzar el poder y el apoyo a los movimientos de

liberación serían las pautas centrales para la disputa política del Tercer Mundo que:

(…) contradicen las tonterías del PCA sobre “revolución democrático burguesa”,métodos de lucha democráticos, etc. (Tomo II, p. 366)

Cooke posteriormente a que es retirado de la conducción del movimiento por Perón,

perderá paulatinamente espacio en relación a otros dirigentes de la línea “blanda” del

movimiento, más proclives al acuerdo político con los gobiernos no peronistas. Esta

batalla dentro del movimiento por la formación de una línea revolucionaria y socialista,

sería además, un motivo de Cooke para reforzar su vinculación con la izquierda en

general y no solo peronista.

32 Ver Galasso Norberto, La Izquierda Nacional y el FIP, Ed. Centro editor de América Latina 1983.

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A partir de lo desarrollado hasta aquí, podríamos ver que en Cooke los términos

derecha e izquierda no eran estancos, sino que tenían que ver con el rol jugado por cada

actor en la lucha por la liberación nacional en nuestro país:

Pero como toda terminología política, ésta tiene valor ubicada históricamente. (...) En1945, hubo confusión general, porque la “izquierda” apareció junto al imperialismo yla oligarquía, mientras parte de la “derecha” -como el sector nacionalista del ejército-se alineó con el pueblo. (...) El Peronismo fue el movimiento que surgió y triunfó contratodos los partidos, que hizo saltar el esquema de los partidos repartiéndose el poderpolítico. No es que la izquierda hiciera crisis: es que era una parte de lasuperestructura política del imperialismo, porque era una denominación “técnica”dentro de las fuerzas vencidas. El movimiento popular, que atacó a la oligarquía y alimperialismo, pasó a ser la izquierda, por cuanto representaba las fuerzas del progresonacional y de la independencia del extrajera. Fue una situación revolucionaria, dondelos esquemas teóricos no servían. Faltaba una “izquierda nacional”, y ese papel pasó aocuparlo el peronismo, auque sin definirse como tal. Sumemos a esto que durante ciertaparte del trayecto nos acompañaron grupos del nacionalismo derechista - y aportaronel núcleo intelectual principal, en un movimiento como el nuestro, predominantementeobrero - y se comprende que tendiésemos a identificar “izquierda” con el PartidoComunista Argentino, el Socialismo ghioldista, etc. Pero, nótese que la “derecha” nosolamente se separó de nosotros, sino que pasó a la oposición violenta. Habíaparticipado de la lucha antiimperialista, pero desde una posición clasista, como sectorburgués. (Tomo II, p.230)

Arriba mencionamos desde qué parámetros Cooke pensaba la relación del Movimiento

nacional con la izquierda partidaria. Asimismo, el autor plantea la ruptura de otros

actores del movimiento de 1945, como eran las FF.AA. o la Iglesia. La izquierda rompe

con Perón caracterizándolo de “fascista” primero y “pro yanqui” luego de la propuesta

de firma de contratos con la California; y la derecha política por su parte, lo ataca

denominándolo “izquierdista” que fomenta la lucha de clases. A diferencia de los

planteos abstractos de estos actores, Cooke sostiene que la verdadera reacción política

contra el peronismos en 1955 estaba anclada en el perfil antiimperialista y popular del

movimiento y no en su supuesto “fascismo” o “imperialismo yanqui”. Era el

componente mayoritariamente obrero del movimiento y la repercusión concreta que

tenía la CGT en los conflictos sociales por la distribución de la renta, el eje prioritario

que lo enfrentaba políticamente a los sectores golpistas:

Pero como no éramos un movimiento fascista sino una revolución popular -que sólopuede ser de izquierda- se encontraron en un dilema: por una parte, querían seguirsiendo antiimperialistas; por otra, anticomunistas entendiendo por esto no la oposición

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al Partido Comunista Argentino, que no representaba ningún peligro, sino la oposicióna los cambios sociales. (Tomo II, p. 231)

La historia de las luchas sociales recorre caminos complejos, contradictorios, únicos de

cada nación y conglomerado de clases sociales. La alianza “inestable” del peronismo

expresaba de manera viviente la lucha social de las naciones del sur, que generalmente

recorren un camino que dista de las lecturas lineales de la izquierda partidaria que

piensa en términos de un partido obrero de clase.

Pese a revalorizar las características particulares del Peronismo, el carácter cambiante,

contradictorio, de marchas y retrocesos del movimiento nacional y sus aliados y

enemigos, fueron vistos por Cooke críticamente. Pero en estas críticas, Cooke nunca

desconoció que ese Movimiento, más allá de sus contradicciones y debilidades, era la

forma en que el pueblo argentino estructuraba una herramienta política y se situaba con

un protagonismo nunca existente en la historia nacional.

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V- EL PERONISMO: ORGANIZACIÓN SINDICAL Y LÍDER DE MASAS

Nosotros decimos que todo eso reúne un poder inmenso, pero también decimos que elpoder del pueblo es mucho más inmenso, es mucho más poderoso, y la capacidad y la

potencialidad que tiene esta mucho más allá de todos los arsenales y de toda lacapacidad y decisión de los mandos del gorilaje. Porque fundamentalmente el pueblo es

indestructible, es indestructible porque su esencia es la patria misma.Gustavo Rearte33

Cooke cuando se refería a la constitución del Peronismo no lo circunscribía a Perón,

pese a que siempre le asignó una inmensa centralidad a la imagen del general. El

individuo, sea Perón u otros dirigentes, tenía un lugar central en la historia y en las

batallas del movimiento, pero siempre como engranaje de una estructura social, de un

bloque histórico.

El rol del dirigente era el de ser un elemento de cohesión u organización de la estructura

social o de lo que Cooke suponía era el movimiento Peronista: la forma de organización

concreta de la lucha de clases y del conflicto social en Argentina. Esta perspectiva, a

partir de la cual el autor piensa la lucha social en nuestro país, es la que intentamos

reflejar en el punto III, a partir del análisis de algunos usos de categorías materialistas

para pensar la política.

Cuando Cooke intentaba abordar una definición del fenómeno del Peronismo estaba

pensando más allá de la figura de Perón, ya que estaba refiriéndose a la forma concreta

de la organización del movimiento obrero como factor de presión, en el camino de la

mejora y distribución del poder social y de las condiciones de vida en Argentina.

El “Movimiento” era el frente policlasista que circunscribía la lucha nacional y popular

bajo su organización y estaba estructurado a través de la existencia de:

- el Partido Justicialista: herramienta política electoral;

- la rama femenina: organización e inserción de las mujeres al sistema político;

- el movimiento sindical: organización para la defensa de los intereses corporativos de

clase y del movimiento en general;

33 Extractado de Bascheti Roberto (Compilador), De la guerrilla peronista al gobierno popular.Documentos 1970-1973. Ed. De La Campana, 1995. P. 521

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- las formaciones especiales y comandos clandestinos en Argentina y el exterior:

brazo armado y logístico que nace en la lucha contra la dictadura de 1955 en

adelante.

A lo largo de las Cartas aparece más de una definición sobre las relaciones entre las

diferentes posiciones y posturas de cada actor del movimiento, ya que la lucha en cada

coyuntura se modifica con el paso del tiempo y las configuraciones de las clases. Esta

temática recorrerá los apartados siguientes.

a- Funciones del partido

La historia del Partido Peronista es relativamente corta. Esto lo ejemplifica claramente

el breve período de consolidación de la herramienta electoral de los trabajadores, que

trascurre entre el 17 de octubre de 1945 y el acto electoral de 1946. Dejando de lado las

elecciones en las cuales participo el Peronismo, deberíamos decir que este más que un

Partido, se caracterizo ante todo y desde sus orígenes, como un movimiento,

conformado por distintas expresiones de la sociedad argentina, a diferencia de la UCR o

los partidos Comunista, Socialista o Conservador con una estructura partidaria clásica.

Con anterioridad al Partido Peronista y posteriormente al 17 de octubre, se crea el

Partido Laborista, expresión obrera de la necesidad inminente de enfrentar el acto

electoral de 1946 para la toma del mando del gobierno y como parte de un anhelo de

algunas fracciones de los sindicatos con el objetivo de mantener las victorias sociales.

Una coalición comandada por Cipriano Reyes, la CGT ferroviaria y cuadros de la

Unión Sindical Argentina, propone estructurar una mesa de conducción que se reunirá

el 24 de octubre para dar el puntapié al futuro Partido de la clase trabajadora.

Paralelo al desarrollo del Partido Laborista, Perón pretendería generar una alianza con

sectores de la UCR intentando pactar una candidatura con Sabattini y los sectores

Yrigoyenistas del partido, que fracasará. Cerrado el intento de ligar a la UCR

Sabattinista en el armado electoral, la alianza quedara sellada con los laboristas. El

esquema que dará el triunfo electoral al primer peronismo se formará de la dupla Perón

– Quijano. Este ultimo, era un ex dirigente de la UCR expulsado del partido por

participar en el gobierno militar de 1943 y luego de la separación de la UCR, conducía

la ahora denominada UCR Junta Renovadora que comentamos en la introducción y que

junto al laborismo y varios militantes del Partido Patriótico, de antiguos conservadores,

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nacionalistas, anarquistas, socialistas y comunistas, formarían el frente electoral. En

estas elecciones el Laborismo debería descartar su propuesta de designar a Mercante, un

ex militar que retoma la acción en la Secretaria de Trabajo con posterioridad a Perón y

que durante el primer gobierno sería gobernador de Buenos Aires. El general propone al

candidato de la UCR Junta Renovadora, Quijano, con el fin de atraer los votos radicales

y de clase media y no obreros de nuestro país. Esto acentuará la interna entre los

radicales disidentes y el Laborismo, que pese a su centralidad en la organización del

triunfo electoral, ceden gran cantidad de espacios con posterioridad al 23 de febrero.

La trayectoria del Partido Laborista será breve. El 23 de mayo, diez días antes de que

Perón llegara al gobierno producto del triunfo electoral, haría un llamado a la unidad

política dentro del movimiento y disolvería los Partidos del frente electoral, lo cual

aceptarán los radicales renovadores y que por el contrario, resistirán, por lo menos por

un tiempo, los Laboristas a través de Cipriano Reyes. Este no aceptará la unidad política

hasta garantizar la participación sindical en el gobierno. Luis Gay, dirigente electo de la

CGT, intentará conformar un bloque parlamentario con los sindicalistas que fracasará y

el dirigente laborista será retirado del ámbito de conducción del gremio.

Desarticulado el Partido Laborista, el Partido Justicialista sería la herramienta político

electoral para la disputa de los cargos de gobierno en tiempos de elecciones sin

proscripción de la etapa inaugurada en 1946. Ahora bien, el golpe de 1955 traerá otros

desafíos al Partido, dada la imposibilidad de practicar las elecciones y la disputa de

poder en las urnas, lo cual llevaría a replantear los métodos y las funciones del

movimiento en su totalidad. El Partido con Perón en el exilio y la proscripción del

Peronismo, desde la óptica de Cooke, no llegaría nunca a ser el elemento de conducción

que la historia exigía.

Cooke pensaba al Partido Justicialista desde su condición de “dirección” del

Movimiento, lo cual lo llevaba a discutir críticamente el problema de los cuadros al

mando del partido con relación al contexto social y sus desafíos: los dirigentes

peronistas se caracterizaban por no tener una concepción y una práctica de dirección

política revolucionaria.

El problema del Partido es puesto no solamente sobre el perfil y la formación ideológica

de las direcciones, sino además, sobre los métodos de lucha empleados: caracterizados

por las limitaciones de su perspectiva política, ya que según Cooke, tenían un punto de

vista meramente electoralista a partir del cual se cerraba la posibilidad de desarrollar

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una política revolucionaria e insurreccional. No plantearse la vía insurreccional bajo un

sistema político que bloqueaba la alternativa electoral desde un sistema dictatorial y

proscriptivo del Peronismo, dejaba sin posibilidades de ejercer la política a las masas.

Esta falta de conducción protagonizada por las dirigencias partidarias sin “doctrina y

burocráticas”, era el elemento de debilidad que no le permitía al movimiento enfrentar

la contrarevolución de 1955:

Los que hemos tenido la preocupación de meditar sobre las causas de nuestra caída delgobierno, computado tanto los factores que en un momento dado fortalecieron el frentecipayo como las fallas internas que entonces afloraron, hemos atribuido la máximaimportancia a una debilidad estructural que resultaba de tener un líder revolucionarioy una masa revolucionaria pero también una capa burocrática – sindical, política yadministrativa – que hacia de aislante y no de mecanismo de transmisión, de freno y node ejecutora de una política revolucionaria. (...) Es allí, en esas posiciones ideológicasabsurdas y reaccionarias, donde está el mal y donde radica nuestra debilidad. (...) Ycuando más imprecisa, más indefinida, más ambigua sea la caracterizaron delPeronismo, más podrán cobijarse bajo su bandera y utilizar su nombre para cometerlas más repugnantes estafas a la buena fe común. (Tomo II, p. 182)

b- Funciones de los Sindicatos

El proceso de desarrollo de sustitución de importaciones inaugurado en 1930 y

potenciado a partir de la llegada del peronismo, modificaría la estructura productiva de

nuestro país, que desarrollará un perfil cada vez más marcadamente industrialista. La

estructura fabril generará una aglomeración de obreros urbanos que serán la masa

electoral del peronismo y que en un inicio, estará articulada en el laborismo y que se

calcula para 1946, rondaría en un millón de votos, obteniendo 64 diputaciones,

quedando 22 para la UCR Junta Renovadora, 19 para los independientes y otras cuatro

no encolumnadas con ninguno de ellos.

Con el desarrollo del peronismo el antiguo sindicalismo independiente del Estado, ya

sea socialista, comunista o anarquista, pierde espacio y de manera acelerada y

posteriormente al 17 de octubre, se fusiona con el gobierno justicialista. Los intentos de

mantener la autonomía de los obreros ante el Peronismo disminuyen ante la perdida de

espacio de Cipriano Reyes y la sustitución de Luis Gay.

Paralelo a la desarticulación de los sindicatos no peronistas, se produce un inmenso

desarrollo del sindicalismo oficialista en Argentina. El carácter obrerista de las medidas

de gobierno, implementadas primero desde la Secretaria de Trabajo y Previsión y luego

desde el programa de 1946, multiplicarían la afiliación y el desarrollo de los sindicatos.

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Por ejemplo, entre 1946 y 1948 la proporción de empleados sindicalizados sobre la

masa asalariada aumenta al 30,5% y en 1954 llega al 42,5% y si uno omite a los

trabajadores rurales, en los sectores industriales y urbanos las cifras rondarían entre el

50 y el 70% por ciento.

Pese a la masividad, esta característica no era según Cooke, garantía de calidad

organizativa y por eso, no eran sinónimo de posibilidades reales del peronismo para

tomar el poder:

Con decir que nuestro predominio numérico es abrumador no progresamos nada. Haygremios donde existen organizaciones peronistas; muchos en cambio, tienen masaperonista pero no organizada. (Tomo I, p. 94)

Ahora bien, pese al inmenso desarrollo de las organizaciones sindicales peronistas, su

vínculo al líder y el movimiento no será lineal, especialmente con posterioridad a 1955,

con el surgimiento de sindicatos “neoperonistas” bajo el mando de dirigentes como

Vandor o Coria. Ni bien se produce el golpe de 1955 y durante la Libertadora la

mayoría de los sindicatos se verían intervenidos, salvo por la posibilidad de establecer

algunas elecciones de comisiones internas en gremios pequeños, ante las exigencias

sindicales: aquí nacería el Vandorismo, como grupo de presión cada vez más

marcadamente sectorial.

Posteriormente a la libertadora y con Frondizi en el gobierno se firmarían los acuerdos

con Perón, que tenían entre uno de los puntos la normalización de la CGT, que no

durara demasiado y dejara paso a la represión de los gremios ferroviarios, a la creación

de nuevos contratos petroleros con el capital multinacional, al Plan CONINTES, a la

prohibición del Partido Comunista como una exigencia y paso previo a la apertura

sindical y a la declaración del estado de sitio y la represión violenta del Frigorífico

Lisandro de La Torre. Frondizí reprimiría severamente a la cúpula sindical e

intervendría los sindicatos de conducción de las 62 organizaciones: la Unión Obrera

Metalúrgica, el Sindicato de la Carne, el de Sanidad y la Asociación Obrera Textil.

A partir de aquí, los sindicatos irían adoptando una autonomía cada vez mayor en la

toma de decisiones respecto de las conducciones de los comandos políticos bajo el

mandato de Perón. La inmensa caja que tenían los sindicatos al manejar el sistema de

salud o de esparcimiento, los tornaban como un factor de poder con capacidad de

otorgar prebendas y de ejecutar política con altos grados de autonomía. Desde ahora,

este poder sindical sería utilizado para articular el nuevo movimiento sindical

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neoperonista. La posible correspondencia con las luchas políticas del resto del

movimiento o la fusión sindical vandorista con la estrategia global de Perón, quedaría

sujeta a la imposibilidad del vandorismo de matar políticamente al General y viceversa.

En el transito que va de la candidatura de Perón a vicegobernador en Buenos Aires y el

fracaso de la Operación Rretorno, el sindicalismo neoperonista expresará un intento de

perfilarse como el sustituto del general Perón. Pese a los diversos ensayos del juego

independentista sindical sintetizado en la frase hay que estar contra Perón para salvar a

Perón, la ecuación no terminara dando resultado y mostrará el fracaso de las distintas

experiencias.

Cerrado el regreso de Perón en 1964, la posición de Vandor de desarrollar un

sindicalismo separado y autónomo del líder en España, contaría con su justificación

histórica y política. En este esquema de debilidad, Perón jugaría las cartas con las que

contaba para enfrentar al vandorismo: la juventud peronista, las formaciones especiales

y el sindicalismo más combativo centrado en figuras como Framini.

En octubre del año 1965 Isabel viajaría a Buenos Aires con Enrique Guerci, dirigente

del partido Unión Popular perteneciente a una fracción política de la derecha dentro del

Movimiento, con el objetivo de implementar la estrategia de Perón para cerrar el camino

del sindicalismo independiente. Alonso sería el candidato de Perón para oponer a la

conducción de las CGT nacional revelde. En ese esquema, Perón escribiría a Framini y

Alonso pidiendo la cabeza del grupo Vandorista de Iturbe, Cavalli, Cafiero o Parodi y la

desarticulación de la conducción rebelde. En este juego político para domesticar al

insubordinado Vandor, Perón abriría una interna en la conducción de la CGT

proponiendo a Alonso en contra de Vandor. En un plenario nacional de la CGT se

generarían varios cruces entre dirigentes de las corrientes leales bajo la voz de Framini,

Olmos o De Luca y las corrientes separatistas Vandoristas. Es así como nacerían las

“62 organizaciones de Pie junto a Perón” en enero de 1966 y que posteriormente serían

expulsadas de las “62 organizaciones” por Vandor. Alonso sería destituido de la

secretaria de la CGT y en su lugar ingresaría Donaires.

En el marco de esta tensión en la batalla por la conducción del movimiento, llegaríamos

a 1966. En marzo de ese año en la sede del Sindicato Luz y Fuerza un conjunto de

congresales con Vandor a la cabeza, se reunirían con Lanusse, bajo el acuerdo de

Onganía - momentáneamente retirado- y firmarían el Pacto militar-sindical. El camino

del parlamentarismo sindical autónomo de Perón era una apuesta, hecha desde ahora, a

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partir de la coordinación directa con la cúpula militar, a la cual se le ofrecería a cambio

de lugares en el gobierno, terminar con el sindicalismo combativo, con las

organizaciones de izquierda y de una vez por todas, con el general Perón.

En este contexto y en abril de 1966, se producirían las elecciones en la provincia de

Mendoza y cada una de las partes haría su juego desde su propia lógica: si Perón perdía,

el Vandorismo adquiriría una dimensión creciente y la conducción del General en el

movimiento obrero estaría terminada; si Vandor ganaba, el sueño del gobierno militar

sindical con el lobo Vandor a la cabeza, sería casi un hecho. Isabel viajaría a la

provincia y contara con la custodia de la Juventud Peronista y el MRP de Gustavo

Rearte. En las elecciones provinciales el resultado electoral daría la victoria al candidato

de Perón y obligaría al sindicalista rebelde a tener que negociar con el General.

Cooke no participaría de la jugada de Isabel en Mendoza lo cual mostraría la tensión

entre Perón, las conducciones y el Bebe, que hacía 1966, estaba convencido que el

General “procede en forma muy diferente a la que yo preconizo y a veces en forma

totalmente antitética”.

A la victoria electoral de Perón en Mendoza, el vandorismo debería sumar otro factor de

desestabilización de su proyecto independentista: la política económica del gobierno de

Ongania.

El programa de los militares que derribarían a Illia estaría comandado por el militar de

caballería y expresión de los nuevos tiempos de la política mundial y la Doctrina de

Seguridad Nacional impuesta por EEUU. La economía de los militares estaba en manos

de Krieger Vasena, que impondrá ajustes salariales y una fuerte represión sobre los

conflictos obreros, entre los que figurará la famosa huelga portuaria. Bajo la nueva

lógica de los tecnócratas de las multinacionales, Vasena originará el cierre de líneas

ferroviarias e ingenios estatales “no eficientes” expulsando 150.000 trabajadores y para

culminar su paquete antipopular y represivo, el 29 de julio intervendrá todas las

Universidades nacionales. Quedaría claro, observando las políticas del ministro, que la

variable de ajuste de la política nacional sería la clase obrera. Las posibilidades de

Vandor de hacer política en este esquema se reducirían enormemente, a partir de lo cual,

el sindicalista sería llevado por el gobierno militar hacia la oposición, incluida la

participación en el Cordobaza de 1969.

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El pacto sindical – militar se fragmentaría y a partir de aquí, las posturas de la CGT

frente al gobierno serían cada vez más marcadamente de enfrentamiento.

En el año 1968 se llamaría a un congreso normalizador del secretariado de la CGT. Los

representantes de Vandor al verse en minoría en el congreso retirarían sus delegados. En

esta fecha obtendría la victoria Raimundo Ongaro que sería nombrado Secretario

General de la CGT, medida no aceptada por Vandor que desarrollará su propio

secretariado dividiendo a la CGT Azopardo de la nueva CGT de los Argentinos. Esta

nueva CGT marcara un quiebre en el sindicalismo argentino y bajo su bandera contará

con la participación de sindicatos como Luz y Fuerza bajo el comando de Agustín

Tosco o de la UTA, conducido por Atilio López. La acción de lucha y organización

política obrera, junto a la batalla ideológica de la recientemente creada CGTA, será

inmensa. Entre otras acciones, serán uno de los pilares del llamamiento a una medida de

protesta previa al Cordobazo que terminaría con el gobierno de Ongania. Esta acción

sería ejecutada junto a un gremio Vandorista conducido por Elpidio Torres de SMATA

y fracciones de la juventud Universitaria.

Con posterioridad al Cordobazo y contradiciendo la antigua división que había

promovido en la CGT, Perón por intermedio de Remorino llamará a la unidad de las 62

organizaciones haciendo pie en la UOM, sindicato que estaba enfrentado a la CGT de

los Argentinos. Los conductores de la CGT unificada serían el vandorista Lorenzo

Miguel y el metalúrgico José Rucci. El tiempo de la CGT de los Argentinos y el

sindicalismo peronista combatiente, con la medida de Perón, llamaba a su fin y la fusión

sindical bajo la conducción de la un dirección “neoperonista” conciliadora convocaba a

su encuentro.

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El sindicalismo en las Cartas desde la óptica de Cooke

Muchos tributos tendremos que pagar pare el logro de la Justicia Social, la soberaníaPopular y la Liberación Nacional; nada será en vano ni quedará perdido para siempre;

en el balance de la lucha del hombre y de los pueblos por su dignificación yenaltecimiento todo tiene valor; la alegría del triunfo y las contingencias de la derrota,son condiciones inseparables que inevitablemente suceden cuando la causa es grande ytrascendente; así lo enseña la historia; otra cosa sería soñar en el reino de la utopía o

proclamarse los dioses de la infalibilidad.Agustín Tosco34

En el esquema general del Movimiento además de un Partido, definido como una

herramienta político electoral y de conducción, dentro del peronismo aparecían los

sindicatos, definidos como la organización corporativa de defensa de los intereses de los

asalariados; pero además, como una parte estructurante del peronismo en tanto eran uno

de los pilares del movimiento nacional antiimperialista. El Peronismo y pese a ser un

frente policlasista, para Cooke se definía principalmente por la centralidad que tenían

los obreros y su organización sindical especialmente después de 1945

Posterior a la contrarrevolución de 1955 el sindicato, principalmente desde la acción

combativa de las bases y no en muchas dirigencias como comentábamos anteriormente,

cumplió la función que dejó vacante el Partido y las conducciones burocráticas de

algunos gremios, posicionándolo como el actor político principal de resistencia a la

dictadura:

Con el Peronismo, los sindicatos adquirieron el máximo poderío, que la oligarquía noha podido quebrar. (Tomo II, p. 278)

Los sindicatos van a ser el pilar principal de la resistencia a la dictadura y un factor

desestabilizador de la política Argentina, que no va a poder ser desarticulado en los

distintos experimentos dictatoriales hasta 1976. Comparando los sindicatos y el Partido,

Cooke observa que el proceso de degradación y desarticulación del segundo fue más

profundo que el sindical, lo cual obligaba a reforzar el componente obrero de las

conducciones partidarias y del movimiento en general:

La CGT tiene una estructura que, sin ser extraordinariamente revolucionaria, fue lomás sólido del movimiento. Sus formas organizativas fueron suficientemente fuertes 34 Tosco, Agustín, Selección de trabajos por Jorge O. Lannot. Adriana Amantea. Eduardo Sguiglia. Ed.Contrapunto 1985. P. 404.

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para resistir la condición predatoria de la tiranía.(...) el origen del fenómeno esta en ladebilidad del Partido en el momento de la caída de nuestro gobierno: la CGT fracasó,lo mismo que altos dirigentes, pero la desintegración se detuvo en los delegado defabrica y en muchos dirigentes medios que la clase obrera peronista tuvo unaconducción a partir del cual se fue organizando: en el partido en cambio, el proceso dedesintegración no se detuvo en ninguna estructura, y para la acción contra la tiraníahubo que valerse de los Comandos, nuevas formaciones que nada tenían en común conlas formaciones políticas partidarias. (...) Por eso he luchado tanto por laincorporación directa de los obreros a los cuadros dirigentes partidarios, para que esecontacto no se debilite. (Tomo II, p. 79)

c- Función del líder en la organización

Aunque usted este para entonces en un país limítrofe, jamás consentiremos que entre enel país antes de tiempo. Necesitaran matar a un millón de nosotros para contenernos;

les bastaría con matar una persona, a usted, para derrotarnos.Cooke (Tomo I, p. 110)

Según Cooke el Peronismo tenía un Partido con una conducción burocrática. Contaba

con un movimiento obrero organizado y potencialmente dispuesto a dar batalla y la falta

de combatividad de los dirigentes era un freno para el avance de las posiciones

obreristas del movimiento. Esta potencialidad existente en el movimiento obrero

organizado con una larga experiencia de lucha, contaba además, con Perón, en el cual

Cooke veía al líder capaz de movilizar esa masa por sobre las conducciones

burocráticas35.

En síntesis, una revolución en términos de Cooke requería de:

- Factores objetivos de la acumulación de fuerzas sociales: la organización obrera, el

contexto internacional, etc.

- Una herramienta política que garantizara una organización y cohesión: el Partido

político y la línea de cuadros medios de la estructura como vínculos entre la

estrategia y las masas.

- Una conducción que defina la estrategia acorde a la época y un mito revolucionario:

Perón, según Cooke, encarnaba la existencia de la estrategia y del mito en su figura

y en la doctrina del partido institucionalizada en el segundo gobierno; Perón

expresaba además, la imagen de una conducción para el movimiento.

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En términos de Cooke:

Una revolución requiere partido revolucionario, jefes revolucionarios y mitorevolucionario, por un lado, y la ocasión, por el otro. Cuando falla alguno de estoselementos, el triunfo es poco menos que imposible. Marx y Engels tenían unpensamiento revolucionario, después de 1848 nunca tuvieron la posibilidad de estar enuna barricada (...) Nosotros tenemos el jefe revolucionario y el mito revolucionario:Perón. A través de la unificación y la labor organizativa estamos creando la fuerzarevolucionaria. Después aprovecharemos la ocasión (Tomo II, Pp.10-11)

Perón era el elemento de unidad del movimiento obrero dado que era la única persona

que podía manejar los hilos del heterogéneo movimiento Peronista. Cooke sostiene que:

Nosotros enfrentamos a fuerzas en decadencia y tenemos la ventaja de que contamoscon la cohesión necesaria, representada por Ud. (Tomo II, p. 9)

La carencia de direcciones dentro del Partido y de los sindicatos, en 1955 se hizo

presente y a partir de esas falencias la resistencia a la dictadura fue desarrollada de

manera inorgánica, desorganizada y con resultados negativos. En el tránsito hasta la

formación de una dirigencia que remplazara las existentes, Cooke creía que el único que

podía mantener cohesionada y direccionada la lucha era Perón. Hasta no desarrollar la

estructura organizativa y la formación de cuadros apta para la acción revolucionaria del

movimiento, el reconocimiento en las masas a su líder, el capital simbólico y político de

Perón, debía ser utilizado como un elemento de unidad.

Dirigiéndose a Perón en relación a las masas, Cooke sostiene:

A mí me apoyan porque saben que lo represento y cuento con su confianza, y hastatanto no tengamos cuadros completos de gente leal, en el estado actual dedesorganización hay que seguir machacando con consignas del más cerradopersonalismo: Perón es la prenda de unión, y solamente sobrevivirán los cuadros quele sean adeptos. (Tomo II, p. 87)

A continuación vamos a analizar cuáles son las causas que encuentra Cooke para que no

se produzca la insurrección y el motivo por el cual el líder del movimiento no pueda

retomar el poder sino recién hasta 1973.

Para esto, debemos identificar la visión dialéctica del Peronismo de Cooke e intentar

rastrear cuál era su opinión en torno a los cambios del movimiento obrero nacional y de

35 La imagen de Cooke en torno a la función de Perón y su relación con las masas se modificará a lolargo de las cartas. Ver el capítulo VIII.

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la geopolítica internacional y ver cómo este ultimo factor, especialmente con

posterioridad a la Revolución Cubana, repercutía sobre la configuración de la política

Argentina.

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VI- PERONISMO Y REVOLUCIÓN: 1945 –1960, DOS ÉPOCAS, DOS PAÍSES,

UNA MISMA DIRIGENCIA.

El influjo cultural del “imperium” nace de su propio poder mundial y de la educacióndel gusto por lo ajeno (que es lo prestigioso semi-sagrado) de los grupos privilegiadosen las colonias y de ciertas clases medias sometidas a la hipnosis del patrón cultural

hegemónico. El resultado es sofocar la aparición de una conciencia nacional, punto dearranque y clave de toda cultura.

Jorge Abelardo Ramos36

Siguiendo los debates entre Cooke y Perón a través de las Cartas, podemos analizar el

conjunto de las transformaciones del Peronismo y de nuestro país entre los años de las

primeras correspondencias de 1958 hasta las finales de 1966. Las cartas nos permiten

ver cómo se modifican los hechos históricos y conjuntamente las percepciones y los

debates en el campo intelectual nacional e internacional. Cooke intercambia puntos de

vista y discute con Perón la forma en que se organiza el movimiento en el recorrido que

va desde 1945 a 1966. A diferencia del período del primer y segundo gobierno

justicialista, Cooke observa que en 1960 la sociedad argentina e internacional típicas de

la etapa signada por la culminación de la Segunda Guerra Mundial, se han modificado.

A diferencia de la década de 1940, durante 1950 y 1960, han surgido gran cantidad de

Movimientos y experiencias de liberación en el mundo. Por citar algunas en las cuales

Cooke reflexiona a lo largo de las cartas, podemos nombrar la Guerra de Vietnam del

Norte y Sur, la intervención masiva de EEUU desde 1962 y los sentimientos de rechazo

mundial que eso genera; también Cooke nombra constantemente la gran envergadura de

los movimientos como el de Nasser en Egipto y principalmente la Revolución Cubana;

debemos tener en cuenta además que con posterioridad a Segunda Guerra la Unión

Soviética crece en influencia para la configuración de la política internacional.

Todos los casos citados, cada uno desde cierta particularidad, se perfilan como una

agenda de debate imposible de esquivar para la militancia de 1960. Cada lucha, ya sea

receptada desde las vivencias de los pueblos o las voces de sus líderes, funciona como

un marco para pensar las batallas hacia el interior de la Argentina y del resto de los

pueblos del Tercermundo.

Cooke observará cómo estas nuevas formas de practicar y ver la política tienen

características particulares y a su vez disímiles. En relación a las similitudes,

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presenciará como todas se expresan desde una óptica tercermundista, nacional y

generalmente popular. Estas similitudes estaban ligadas al conjunto de rebeliones

producidas en las neocolonias como parte de una tendencia general del capitalismo

hacia la agudización de los conflictos sociales e internacionales, acompañada por un

fuerte sentimiento de antiimperialismo de los movimientos de liberación del

Tercermundo.

Este mapa internacional que cambia vertiginosamente y en donde las clases subalternas

se organizan y disputan el movimiento de la historia y el contenido de los programas de

gobierno, no es ajeno a nuestro país en la óptica del autor, que creía por eso, que esa

tendencia de la historia analogable a un gran remolino, estaba agitando

tumultuosamente al movimiento peronista y a todo el espectro de la política nacional.

Esta marcha incesante hacia el futuro liberado, castigado por el capitalismo mundial, se

tornaba por eso inevitable. Cooke creía que las formas de pensar la cultura y la política

desde las nuevas experiencias revolucionarias de 1960, barrerían el conjunto de

concepciones típicas de 1940 y las posiciones ortodoxas peronistas caducarían

indefectiblemente.

En este sentido, sostenía que existía una clara diferencia entre los programas, las formas

de pensar la política37 y los métodos empleados del peronismo de 1945 y los que

deberían implementarse en la década de 1960. Se habían modificado las relaciones entre

las clases y los actores que formaban la coalición del movimiento en 1945, que como

adelantábamos antes, en 1955 había roto con la Iglesia, parte de la gran industria y las

FF.AA., dejando al movimiento obrero como único sostén de la resistencia contra el

imperialismo y los intereses del gran capital agrario local.

a- Sobre la fractura del frente nacional: la salida de las FFAA en las cartas.

La institución de las FFAA como toda institución, no es una categoría estanca, sino que

por el contrario, es parte de la disputa política por la distribución del poder de la

sociedad en la cual se ve inmersa. En ese sentido, el rol de los militares en 1945 no sería

el mismo que el de los militares de 1930 y mucho menos de los de 1955 y 1976.

La formación del frente nacional de 1945 junto a las FFAA, especialmente el ejército y

no así ni la caballería ni la marina, comenzaría a resquebrajarse hacia la década de 1950

36 Ramos Jorge Abelardo, Introducción a la América Criolla, Ed. Del Mar Dulce, Buenos Aires, 1985.pág. 47.37 Ver el capitulo sobre el Socialismo Nacional.

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con el primer intento golpista de 1951, a partir del cual Perón desarrollaría una purga de

los mandos insubordinados. La posibilidad de conspiraciones contra el gobierno popular

en manos de los militares se evidenció a partir del levantamiento, lo cual implicaría un

llamado de atención para Perón y su círculo político. Para dar la batalla política e

ideológica dentro de la institución militar Perón desarrollaría el Reglamento para

Adoctrinamiento, educación e Instrucción del personal del Ejército y el Manual de

Doctrina y Organización Nacional, implementados como un medio de formar en la

doctrina nacional y popular a los mandos militares. A estos documentos se le sumaron

un conjunto de cursos de formación política en el Colegio Militar y la Escuela Superior

de Guerra, que a partir del retiro de las viejas conducciones tras el golpe, comenzó a

difundir en sus publicaciones el pensamiento de Perón. Ninguna de estas actividades fue

tomada por la Marina en una muestra de su posición adversa ante el gobierno.

Estas medidas no lograron modificar la correlación de fuerzas dentro de una oficialidad,

que en su mayoría, era de clase media y estaba ligada a tradiciones liberales y

antipopulares. El intento de jugar las cartas sobre el ascenso de la suboficialidad dentro

de la fuerza, tampoco sería suficientes para convencer a los militares en una actividad

conspirativa creciente.

Hacia el año 1955 la lucha de clases dentro de las FFAA se resolvería por derecha y la

fracción de generales nacionalistas del ejercito del perfil de Perón, Mercante o Farrel

cederían espacio a la facción de militares protagonistas del saqueo nacional: a los

Lonardi, los Aramburu, los Ongania, los Lanusse o los Videla, cada uno más o menos

decididamente antipopular, pro agrario o pro industrial, y más o menos

pronorteamericano, pero todos a su manera, operadores de las minorías del gran capital.

La purga en las FFAA con posterioridad al golpe de 1955 no se detuvo hasta ver

silenciado los elementos progresistas de las instituciones militares: entre los

fusilamientos de Valle de 1956 al del Alberte delegado de Perón, en 1976, pasarían los

años y junto a ellos los programas de proscripción y represión de los sectores populares

desde distintas vertientes y propuestas, pero si hay algo que expresaría la finalidad de

gran parte de las FFAA en dicho proceso, fue su espíritu declaradamente antinacional y

antipopular.

Hacia 1960-70 la presión imperialista sobre las neocolonias para impedir el desarrollo

de los gobiernos nacionalistas o comunistas sería inmensa. En este marco, la batalla

ideológica, política y militar del imperialismo norteamericano se ejercería sobre todas

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las instituciones de los países del tercer mundo: sobre la prensa, sobre los partidos,

sobre los sindicatos, sobre los ministerios y claro esta, sobre las FFAA. Para los

militares de las neocolonias, incluida la Argentina con posterioridad al golpe de 1955, la

nueva Biblia impuesta por la política exterior norteamericana sería la Doctrina de

Seguridad Nacional implementada por Onganía. Para adiestrar los cuadros militares del

tercermundo el imperialismo fundo su propia escuela: los ejércitos lacayos de las

neocolonias pasaron por los cursos de la Escuela de las Américas en EEUU en donde se

iniciaban a los militares en la tortura y el terrorismo ideológico contra los pueblos de

sus naciones, bajo los dictados de mercenarios admiradores de los franceses formados

en Argelia o por los norteamericanos entrenados en los abusos a los derechos humanos

en Vietnam y Centroamérica.

Aquí radica la diferencia sustancial entre Perón y personajes como Videla o Galtieri: el

primero, era un general instruido en las mejores corrientes de la tradición prusiana,

nacionalista y antiimperialista y más allá de sus contradicciones y su anticomunismo,

siempre propugno por el desarrollo de una Argentina potencia y soberana, cuestión

totalmente diferente del supuesto fascismo que le atribuyen los intelectuales

modernizadores; Vidiela o Galtieri y más allá de sus condiciones personales, eran

cuadros formados en las doctrinas de la lucha anticomunista de Estados Unidos en

1950-1960 y fervientes seguidores de las guerras sucias de Vietnam o Argelia y por eso

y más allá de la complejidad de las FFAA, operadores de las minorías antinacionales y

del imperialismo.

Sobre el corrimiento del frente nacional por las FFAA, Cooke observa que los militares

ya no son los mismos de la época Peronista:

El Ejército es una institución humana, que no tiene virtudes ni defectos al margen desus componentes. No podemos pensar en el Ejército de San Martín cuando el que ahoraexiste es el de Aramburu y Quaranta, ni el de Mosconi y los jóvenes coroneles del 43,cuando ahora lo integran gorilas, liberales y clasistas. (...) Ahora es un ejercito queforma parte de la policía continental contra la guerra revolucionaria y el comunismo (yeso somos nosotros también); que se instruye en la Junta Interamericana y recibemisiones de franceses asesinos del pueblo de Argelia y yanquis pentagonales. (Tomo II,p. 192)

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b- Sobre la fractura del frente nacional: la salida de la Iglesia.

Junto a las modificaciones en el ejército, la economía y la política internacional, Cooke

observa que otro de los actores fundamentales de la coalición de 1945 se ha retirado y

modificado su rol político en relación al primer peronismo: la Iglesia.

Hacia el segundo gobierno peronista el vínculo histórico de Perón con la Iglesia se

quiebra definitivamente y la institución eclesiástica por intermedio de ese altercado, se

distanciarían con las mayorías populares, augurando lo que sería su fusión a la dictadura

de 1976. El proceso de fusión, desarrollo y ruptura entre la iglesia y el Estado y

particularmente entre el Estado peronista y dicha institución, es compleja, pero en una

gran síntesis, podríamos sostener que el principal factor que desencadenó el alejamiento

de la institución eclesiástica del frente nacional estaría originado en que a diferencia de

lo que suponía la Iglesia, la tendencia obrerista del movimiento justicialista lejos de

apaciguar la lucha de clases y el conflicto social, tendía a profundizarlo. La Iglesia

ingresaría al frente nacional planteando como objetivo la superación de la lucha de

clases y el freno al comunismo, en una cruzada restauradora de la tradición hispanista y

conservadora contra el liberalismo laico, antes victorioso de los Mitre y los Roca y

ahora, expresado en la Unión Democrática. La Comunidad Organizada, la alianza entre

la cruz y la espada, entre los militares y la Iglesia, ofrecía a la institución el reingreso a

la nación por la puerta grande y claro esta, por el lado de la derecha. Haciendo memoria

y justicia a su afiliación al frente nacional, la iglesia saldría nuevamente por la puerta

que le correspondía, o sea por la derecha, pero esta vez y a diferencia de los intentos de

suprimir el conflicto social cediendo a los obreros, la derecha del 1955 estaría

organizada bajo los fusiles y el derramamiento de la sangre popular.

En el marco del gobierno peronista la institución no estaría de acuerdo con el rol que le

asignarían y es por eso que la Iglesia no aceptaría que la política social del gobierno

pase por el Estado y menos aun, por la Fundación Eva Perón. Asimismo y a diferencia

del primer gobierno y aunque el General nunca negó la matriz cristiana de la doctrina de

la Comunidad Organizada, Perón comenzó a dar signos de que la ideología del régimen

no necesitaría de asesores doctrinarios ajenos a su estrecho ámbito de influencia y

mucho menos, estaría dispuesto a ceder dicha función a una institución que pretendía

contar con altos niveles de autonomía respecto del programa de Perón. En este esquema

y a partir de la década de 1950, la doctrina del régimen sería por ley, la doctrina del

justicialismo.

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La interna con la Iglesia tenia en su génesis y tal cual mostrábamos anteriormente, a

factores internos, ahora bien pero además y esto es central, el comportamiento de la

corporación eclesiástica estaba estrechamente ligado al planteo de la Iglesia en su sede

en Roma, nación imperialista, que foguearía la interna de la institución con el gobierno

de Perón, expresión concreta de la posibilidad de desarrollar un programa de gobierno

soberano en las colonias.

En este marco político nacional e internacional, la iglesia Argentina funda el Partido

Demócrata Cristiano de manera oficial en 1954, como una herramienta del catolicismo

propuesta a nivel internacional por el Vaticano, especialmente a partir de 1952, e

implementada con el objetivo de “ponerle freno al Comunismo en el período de

posguerra”. A su vez, la iglesia intentaría reforzar el funcionamiento de la Acción

Católica para manejar los círculos de obreros y principalmente, con el objetivo de

desarrollar la rama juvenil del cristianismo para desarticular el crecimiento de la Unión

de Estudiantes Secundarios (UES) creada por Perón en 1954.

Los conflictos con los religiosos se suceden vertiginosamente y terminan con la ruptura

radical con Perón que retira la educación devota de las escuelas, proyecta la separación

de la Iglesia del Estado, propone para la Capital Federal un Ley de Profilaxis Social –

habilita el funcionamiento de prostíbulos- y firma la ley de divorcio.

La manifestación del Corpus Christi del 11 de junio de 1955 organizada junto a la

oposición laica de la izquierda o la UCR, marcaría la etapa de lucha política abierta al

gobierno. La imposibilidad de resolver la interna con la institución eclesiástica, oficiaría

como un elemento más para el desarrollo del bloque opositor y lo que es central, la

ruptura con la iglesia sería un factor de vasta influencia sobre los militares, institución

estrechamente ligada al mundo clerical.

El sentido antipopular y pro imperialista de la iglesia católica era puesto de manifiesto

por Cooke en correspondencia a Perón, en donde denunciaba el rol jugado por Joseph

Spellman, arzobispo de Nueva Cork de tradición liberal y acérrimo enemigo de los

movimientos nacionales:

En cuanto a la Iglesia, estos santos varones no tienen otro objetivo que la destruccióndel comunismo, en lo que coinciden con el imperialismo, el ejército y todos losinstrumentos y clases de la opresión. Spellman ataca a Fidel Castro, pero antes

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atacaba a Perón, y a Arbenz, y a cualquiera que debilite el frente imperialista. (TomoII p. 192)

c- Sobre el espectro político posterior a 1955

Al verse modificados los perfiles de cada componente, las ideologías y los roles

políticos del frente policlasista de 1940, el regreso a esa formula se tornaba imposible.

Cooke estaba convencido que todo aquel político que intentase reconstruir la coalición

de 1945 o retomar los métodos políticos de la década de 1940 era reaccionario e iba

contra la historia y el momento particular del conflicto social en Argentina:

¿En que consisten esas tendencias reaccionarias que tanto me alarman? Algunos casosconcretos mencionados ya en esta carta son bien ilustrativos. Se ha contagiado a unacapa de dirigentes algo así como la idea de que el camino del éxito está dado por unareconstrucción del frente del 45: el pueblo, la Iglesia, el Ejército. Entonces se han dadoal empeño de presentar al Peronismo como la barrera contra el comunismo y vivenhaciendo la apología de nuestra esencia cristiana, occidental y anticomunista. (...) Enotras palabras: esos dirigentes están atrasaditos; algo así como 16 años. La esencia delPeronismo es el planteo de la lucha antiimperialista y de las reivindicaciones delproletariado como problemas básicos. Ud. Vio donde nadie veía; leyó la historia conuna página de adelanto. Entones unió las esperanzas dispersas, los pensamientos queno habían conseguido traducirse en acción política, las frustraciones de los hombres,sus sueños, sus instituciones de que había una salida al asco de la década infame y alcírculo vicioso de los partidos sordomudos frente a los dramas reales. En esacoyuntura, por diversas causas el Ejército y gran parte del clero nos apoyó; aquelporque, aún cuando incapaz de comprender los cambios sociales que luego ocurrieron,eran nacionalistas; Los curas, porque del otro lado estaban los enemigos tradicionales:masones, librepensadores, socialistas, anticlericales, etc. Tuvimos que sufrir el lastrede los piantavolos del nacionalismo sacristía, y algo se compensó con el apoyo de loscuras. Pero cuando el asunto de la justicia social tomó aspectos concretos, y en lugardel habitual palabrerío paternalista y de las inocuas encíclicas hubo una redistribuciónde riqueza y, muy importante, una redistribución del poder social, perdimos los aliadoseventuales y postizos y nos quedamos con lo medular: el pueblo desposeído. (Tomo II,pp.191-192)

El programa político y económico de 1945 centrado en la búsqueda y en la construcción

de un camino independiente del imperialismo política y económicamente era de

avanzada y revolucionario en ese contexto, pero desde ahora, llegaría a su fin.

En el plano económico la coyuntura internacional había cambiado y ya no existían las

reservas de divisas de la posguerra y, la oligarquía local ante la caída de la tasa de

ganancia y el aumento de reclamos obreros, se realineaba con el imperialismo, tal cual

había sido la política económica de sumisión a Inglaterra desde la época de Rivadavia.

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Ante este panorama los actores del Movimiento y los métodos posibles para practicar la

batalla en Argentina debían ser otros. Cito:

Lo que resolvimos en 1945 es lo que hay que resolver en 1945: la destrucción delimperialismo y de la oligarquía. Pero ahora los problemas son más graves y los mediosa nuestro alcance son menores. Las soluciones de entonces ya no sirven; la burguesíanacional se dio vuelta, como siempre hace en los países semicoloniales, porque no es laclase pionera y emprendedora y progresista de los centros capitalistas, sino una clasesupeditada, económica y culturalmente, al imperialismo. Por fuerza tendremos que sermás radicales, más revolucionarios en las medidas. Lo que entonces era el colmo de laaudacia, el más violento ataque contra la juridicidad capitalista, ahora sería un cálidoreformismo que nos dejaría mal con todos. (Tomo II, p. 195)

La política de conciliación de clases y el programa redistribucionista tal como se lo

pensó y ejecutó durante los primeros gobiernos de Perón, se encontraban ahora sin el

apoyo de la burguesía, sin la Iglesia y sin los precios favorables de la producción

nacional en los mercados mundiales, lo cual generaba un cuello de botella al programa

económico y político ejecutado antaño por Perón.

Ante estos hechos, Cooke sostenía que debía refundarse la doctrina justicialista para dar

paso a un nuevo programa del Movimiento nacional que permitiera y promoviera una

radicalización conciente y planificada de las medidas económicas y los métodos

políticos para alcanzarlas:

No bastará con las medidas de 1945-55; hay que ir más allá, como usted lo hadeclarado. (...) la simple justicia retributiva en los términos enunciados está atrasada,es anacrónica. (Tomo II, p. 236)

En lo que respecta a los métodos de lucha, Cooke suponía que la vía electoral de 1945

no debía ser descartada, pero tampoco “esencializada” como único camino posible. En

este sentido, Cooke analizaba que posteriormente al golpe de 1955, los desafíos a los

que se enfrentaba el movimiento habían sido drásticamente modificados por la violencia

del régimen de las FF.AA., que desde la asunción dictatorial, operaban como brazo

armado de la oligarquía industrial y agraria. Cooke entiende que no sólo los aliados de

la clase obrera debían ser modificados, sino además, sus métodos de lucha, reforzando

la vía insurreccional. En carta a Perón establece que:

Ud. dice que “todos los medios deben ser utilizados cada uno en su oportunidad”. Hayuna sola manera de entenderlo: un Movimiento proscrito y perseguido debe apelar atodos los recursos, legales y extralegales, pacíficos y violentos, valiéndose en cadainstante de la técnica y el arsenal que tenga y le convenga. Pero si cuando viene una

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lucha electoral se desmantela y olvida el aparato clandestino, si mientras se conversa yse negocia y se tantea, se deja la insurrección para el archivo, si a siete años derepresión el 19 de marzo nos toma menos organizados que en 1956 o 1958, entonces nohay una estrategia servida por todas las tácticas posibles, sino políticascircunstanciales que se escalonan, se yuxtaponen sin nexo, cada una limitada a símisma y al lapso de su vigencia. (Tomo II, p. 264)

Pese a las criticas sobre las debilidades y los cambios en el movimiento Peronista en lo

que hace a su composición interna, según Cooke, no se había modificado la

característica del justicialismo de ser la única fuerza capaz de llevar hacia delante la

transformación social y política de nuestro país, ya que los partidos “de izquierda”

seguían sin ser un factor de poder:

Pero como los comunistas se limitan a postular para el futuro impreciso su revolución ymientras tanto son partidarios de las libertades democráticas y de la convivencia con laburguesía, los únicos que positivamente pueden dar por el suelo con el capitalismoimperialista somos los Peronistas, cuanto más humildes de condición, más peligrosos.(Tomo II, p.183)

Al margen de las debilidades del Partido y de las conducciones burocráticas, Cooke

estaba convencido de que la única posibilidad del pueblo argentino de desarrollar el

proyecto de liberación nacional interrumpido en 1955 era a través del Peronismo. El

autor creía que este movimiento expresaba a las masas tal cual eran, en sus prácticas

reales diferenciándose de las abstracciones y propuestas de la izquierda que sostenían un

esquema de partido de “clase obrera” inexistente en nuestro país.

Esta lectura no lo alejaba de la crítica al partido o a los sindicatos, sino que por el

contrario, Cooke era un convencido de que el camino recorrido por el Movimiento

estaba lleno de contradicciones, pero esa experiencia debía ser acompañada, mejorada,

ya que era la lucha concreta y la organización viviente del pueblo y por eso, era única y

distinta e irreductible a los esquemas europeos.

De esta manera lanza la crítica desde el interior del Movimiento. A lo largo de las cartas

y mas allá de las diferencias con Perón que hacia 1960 se profundizan, Cooke nunca se

expresa o reconoce fuera del Peronismo, sino que discute y milita sus ideas sobre los

cambios que debía enfrentar el justicialismo para movilizar el potencial revolucionario

de las masas. Siempre desde dentro de la organización concreta de las masas.

El apartado que encontramos a continuación intentará analizar las principales ideas de

Cooke sobre la teoría revolucionaria para la organización obrera nacional y sobre el tipo

de estrategia y táctica que debía adoptar el Peronismo para alcanzar dichos fines.

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Asimismo, intentaremos definir qué entendía Cooke por “revolución”, lo cual implica

necesariamente, trabajar el concepto de “Socialismo Nacional”, en relación al proceso

político en Argentina en relación a los movimientos de liberación socialistas y

comunistas internacionales.

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VII- CAMINO A LA REVOLUCIÓN: TEORÍA Y ORGANIZACIÓN DEL

PERONISMO PARA LA TOMA DEL PODER.

El Peronismo es un león atado con redes para cazar mariposas. Cuando sedesperece, hará un desastre que el país necesita. J. W. Cooke (Tomo II, p.259)

1. Elementos del Movimiento

En Cooke estaba claro el objetivo político del movimiento a la hora de plantearse una

organización para la disputa del poder: quitar el poder político del Estado de las manos

de las Fuerzas Armadas y la oligarquía para iniciar la transformación social, económica,

política nacional y popular bajo las consignas del movimiento peronista con la

supremacía de la clase obrera.

A lo largo de las Cartas el intento de asaltar el poder del Estado es invariable. Por el

contrario, podemos observar que lo que se modifica es la modalidad para llegar a ese fin

junto al contexto histórico que lo rodea. El método o los aliados varían, pero nunca se

plantea una lucha por fuera del intento de asaltar el poder del Estado, pieza clave del

andamiaje institucional y legal del capitalismo:

Como toda organización política, estamos luchando por el poder; como todaorganización revolucionaria, necesitamos todo el poder para desde allí realizar nuestroprograma. Y, tal cual Ud. ha repetido incansablemente, sólo lo alcanzaremos por la víainsurreccional. (Tomo II, p.264)

En este juego político que busca la conquista del aparato del Estado debemos intentar

rastrear los planteos tácticos y estratégicos que propone el autor en relación a los otros

jugadores del espectro político de nuestro país.

El camino de la transformación social en la óptica de Cooke, partía de la base de que

contaba con el apoyo de las masas y con la convicción puesta en que su líder, el general

Perón, desarrollaría la doctrina y la estrategia necesaria para el movimiento. Dado el

potencial organizativo y combativo del movimiento obrero y la existencia de un cerebro

en la punta del esquema, lo que seguía faltando en el Peronismo desde 1955 a 1966 era

una organización con dirigentes con capacidad de mando y con una doctrina e ideología

revolucionaria capaz de decodificar a Perón y marcar una táctica y estrategia correcta

que organizara a las bases para la lucha insurreccional.

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Cooke establece que:

Hemos opuesto lo que siempre tuvimos: masa numerosa, unida en torno a un jefe.Tremendo caudal, pero que no se debe a ninguna política local correcta sino a que esoes, y sigue siendo, el Peronismo. Fervor, pasión, rebelión, lealtad, reconocimiento aljefe. Con eso contamos siempre y no podemos agregarle otros valores imprescindibles yposibles: organización, política clara, tácticas ágiles frente a cada contingencia.(Tomo II, p.258)

En este esquema Cooke percibía que el Partido Justicialista tenía cuadros de conducción

reformistas, que como adelantábamos en el punto anterior, dejaba a merced de los

sindicatos la lucha política. Ahora bien, esta forma de estructurar a los trabajadores

desde el gremio, tampoco tenía la organización suficiente como para producir el viraje

político revolucionario que el justicialismo necesitaba:

La única parte organizada del Movimiento son los sindicatos. Pero los dirigentesgremiales, aunque participan pasivamente en la dirección política (...) se limitan, a eserespecto, a algunas adhesiones rituales porque la disciplina partidaria así lo exige, ytambién las necesidades de su actividad gremial. (Tomo II, p.252)

Hasta que el movimiento no generara los dirigentes para el Partido y los sindicatos que

exigía la época, la lucha por la liberación se vería obstruida. Esto nos lleva a rastrear en

Cooke qué significaba el concepto de “dirigente” y qué perfil debería tener un cuadro

revolucionario del Peronismo en relación al líder, a la organización y a la doctrina

partidaria.

2. Doctrina y rol de Perón

Con Perón en el exilio aparecían fraccionamientos y disputas dentro del Movimiento

policlasista, generadoras del surgimiento constante de líderes e intereses personales que

debilitaban la posibilidad de ejecutar una política única de resistencia y aun mucho más,

una línea revolucionaria. Para resolver el problema de las internas del movimiento,

Cooke sostenía que era necesario fijar una doctrina clara acerca de los principios

políticos generales y las funciones de cada dirigente, lo cual brindaría las posibilidades

objetivas que permitieran a los militantes diagramar la táctica y la estrategia para la

organización, esclareciendo las líneas de trabajo y las responsabilidades y los roles de

cada uno dentro del colectivo.

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Esta actividad pedagógica era responsabilidad de Perón, así lo establece Cooke:

Lejos de mi pensar que nuestros compañeros se acostaron Peronistas una noche y sedespertaron nacionalistas-católicos o demócratas-cristianos a la mañana siguiente. Esque esas corrientes reaccionarias tienen voceros y sectorcitos en el Movimiento y engran parte de la dirección política – amen de ciertos adictos gremiales -y de prontoadquieren una especie de consagración oficial, por inercia de los que temen estar“fuera de onda”. Eso no ocurriría si se trazase más firmemente, más categóricamentela línea doctrinaria: solamente Ud. Lo puede hacer, insistiendo en los planteos ytomando medidas para que sean castigados los que utilicen cargos partidarios parafalsearlos. (Tomo II, p.197)

Entre la agenda de temas a resolver por Perón con relación a la formación política de los

integrantes del movimiento, aparecía recurrentemente la necesidad de establecer líneas

de acciones claras y concretas para encausar la lucha hacia la confrontación y la

radicalización de los métodos de resistencia y posterior ofensiva del Movimiento:

Lo que hace falta es una definición donde Ud. le diga a todo el movimiento,sintéticamente, que somos revolucionarios en el exacto significado: liberación nacionaly revolución social (entendida como la única revolución social posible en esta hora: laque termine con el régimen capitalista) (Tomo II, p. 216)

No entro a hablar de la oportunidad ni siquiera de la forma de la insurrección popular;pero sí de una política insurreccional, si algo es claro, orgánico, coherente. (Tomo II,p. 259)

La realización y difusión de la doctrina del Movimiento debía quedar en manos de una

conducción centralizada con capacidad de trasmitir a las bases los principios

ideológicos justicialistas junto a la estrategia y a la táctica del Movimiento.

Este rol era puesto también sobre la persona de Perón:

La representatividad de las direcciones está dada por la identificación que tengan conel pensamiento del Jefe del Movimiento y de la masa y por la capacidad para trazaruna política revolucionaria y llevarla adelante consecuentemente y sin desmayos.(Tomo II, p.251)

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3. Dirigentes o Burocracia.

Cuando Perón no este, ¿qué significará ser peronista? Cada uno dará su respuestapropia, y esas respuestas no nos unirán sino que nos separarán.

J. W. Cooke (Tomo II, p.216)

Cooke creía en la centralidad de Perón para la estructuración del armado político

nacional. Le adjudicaba al general la potencialidad de ser un factor moral que operaba

como elemento de unidad para el Movimiento en épocas de crisis. Además, Perón

cumplía un rol de formador de la estrategia del Movimiento.

Ahora bien, más allá de la función del líder del Movimiento y si ubicamos el

pensamiento de Cooke en torno a los apartados anteriores, no podemos perder de vista

que el autor veía en el peronismo la forma de organizar la lucha social del pueblo

argentino o sea, que el ex general para Cooke, era una pieza del Movimiento: solamente

el pueblo y las clases sociales organizadas detrás de dirigentes con una base doctrinaria

sólida, eran capaces de desarrollar la marcha por la liberación.

En tanto el Peronismo era la forma que adquiría la lucha de las masas, era

imprescindible que éstas estén organizadas al margen de la personalidad de su líder. El

pueblo sin una organización sólida y sin dirigentes leales a la doctrina y a la lucha

popular, hacían del futuro del Peronismo -de la clase trabajadora en su conjunto - un

factor de debilidad ante la futura muerte de Perón y la avanzada imperialista

oligárquica38:

Cuando Ud. desaparezca también desaparecerá el movimiento peronista, porque no seha dado ni la estructura ni la ideología capaz de permitirle cumplir tareas en la nuevaera que ya estamos viviendo. (...) No soy pesimista en exceso. Veo ese proceso comofatal pero no como inevitable. Fatal, si seguimos con un jefe revolucionario y una masarevolucionaria, pero con direcciones conservadoras y apegadas – auque declaren locontrario- a los valores y procedimientos de la vieja política. (...) Los cuadros actualesno lo pueden hacer, porque están a descompas de la masa y con Ud. (Tomo II, p. 215)

A lo largo de las Cartas la preocupación de Cooke aumenta y se centra en la necesidad

de que el Movimiento refuerce la línea doctrinaria y renueve la dirigencia llevándola

hacia la posibilidad de que las masas del pueblo adquieran una organización y una

38 Cooke fue uno de los más lucidos intelectuales de la Argentina, que muchos años antes de la muerte dePerón, vio lo que ocurriría con la herramienta política de los trabajadores si personalizaban la militancia yno fortalecían la organización y la formación doctrinaria de los trabajadores.

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concepción política revolucionaria, depurando los cuadros ligados a la vieja concepción

y estructura peronista burocrática:

Me da la impresión que Ud. procede como un Jefe de Estado mayor que traza planesinteligentes y factibles, pero que caen, para su ejecución, en manos de una oficialidadque comienza por ignorar dónde esta el centro de la batalla y dónde los sectoresmarginales, con qué armas cuentan sus tropas y las del adversario, etc. (...) laconducción nacional no comprende su estrategia; en cambio, se aferra a ciertosrepliegues tácticos que condicen con sus hábitos de políticos de menor cuantía. (TomoII, p.250)

Una dirección revolucionaria debía reunir un conjunto de actitudes que le permitieran

conducir la lucha del movimiento de acuerdo a las estrategias marcada por el líder. Para

suplir esa función, Cooke en 1964 propone la creación de un ente de conducción

centralizado y compuesto por representantes del Movimiento de la línea intransigente

para sustituir los cuadros burocráticos del Partido, denominado Super-Comando. Este

organismo debería estar conformado por sujetos pertenecientes a los sindicatos y por

una figura nueva en el partido peronista: la juventud de clase media en ascenso que se

reencuentra con el pueblo, luego de su posición adversa durante el primer y segundo

gobierno Peronista. Esta visión de Cooke sobre la necesidad de integrar en el

Movimiento a la juventud, se estaba adelantando a lo que sería un de las características

centrales de la política de nuestro país durante fines de 1960 y principios de1970:

Valentía, espíritu organizativo, capacidad de trabajo, aptitudes de dirección (...)necesita estar integrado por obreros, con poder sindical (...) varios de ellos tienen, adiferencia de los jerarcas políticos, las condiciones que he mencionado. (...) se puederecurrir a algunos de los grupos de la juventud. (Tomo II, p.312)

La fragmentación del Peronismo posterior a 1955 se fue acrecentando, con lo cual la

función de una dirigencia leal y sujeta a una estrategia se fue tornando central. Dentro

de las filas del Movimiento aparecen divisiones entre “neoperonistas” o fracciones del

movimiento conciliadoras y sostenedoras de un “peronismo sin Perón”, como Vandor

por citar un ejemplo, que con el líder afuera buscaban desarrollar una estrategia de

poder propia. Para contrarrestar esta tendencia autonomista y de manera ambivalente,

Perón apoyaría al grupo de leales al general, principalmente el Movimiento Peronista

Revolucionario de Rearte (MRP), a las 62 Organizaciones de Pie, a la Juventud

Peronista o la CGT de los Argentinos de Raimundo Ongaro. Las internas dentro del

Movimiento eran manejadas por Perón a partir de las promesas, armados políticos y

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discursos cruzados, bajo una concepción movimentista que intentaba tener unidas a las

diferentes fracciones del movimiento. Respondiendo al pedido de Cooke de que

descabezara los dirigentes “burocráticos” del Movimiento Perón responde:

Los “leales” y los desleales cuentan solo para construir y debemos manejarlos a todosporque sino llegaríamos al final con muy poquitos. Por otra parte hay dos clases delealtad, la de los que son leales de corazón al Movimiento y los que son leales cuandono les conviene ser desleales. Con ambos hay que contar: usando a los primeros sinreservas y utilizando a los segundos, a condición de colocarlos en una situación en laque no les convenga defeccionar. Al final, no hay hombres buenos ni malos, más bientodo depende de las circunstancias, aunque para conducir es siempre mejor pensar quemuchos son malos y mentirosos. (Tomo II, p. 356)

Cooke le plantea a Perón la necesidad de tomar partido por la dirigencia

“revolucionaria” o por aquellos dirigentes con un perfil que permita desarrollar una

política intransigente y de corte obrero, no tanto la línea movimentista al estilo del

frente de 1945. Perón no va abogar por la política propuesta Cooke y va a seguir

manteniendo unido al movimiento y a sus distintas fracciones en un juego pendular de

izquierda a derecha, que no respetará ni las ideologías, ni tampoco las posturas más o

menos leales de los dirigentes.

Al margen de la estrategia del General, lo que nos interesa mostrar es que la fractura del

peronismo ocasionaba para Cooke, la imposibilidad de conducir las batallas hacia la

toma del poder en manos de la dictadura, a partir de lo cual, Cooke se encontraría en la

necesidad de replantear la estructura de conducción del movimiento.

Cooke establecía que esta dificultad se corregiría modificando las direcciones. Para eso,

era imprescindible generar un recambio en las conducciones desde la apertura de cargos

para los militantes de origen obrero y de la juventud, formados en una doctrina

revolucionaria. Estos darían el oxígeno necesario que el justicialismo necesitaba para

consolidar el reemplazo de la conducción del Partido Justicialista y del sindicalismo

neoperonista conciliador.

Modificados los hombres de la conducción y reforzada la doctrina, se abría la

posibilidad de variar los métodos para la lucha política. Esta cuestión será tratada a

continuación.

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4. Métodos para la lucha: insurrección, lucha armada y Revolución Cubana

Con nuestros gloriosos muertos. Y con los muertos de ellos que están vivos, porquesiguen gobernando a través de las venales estructuras que inventaron para satisfacer alinvasor extranjero. Nosotros no nos olvidamos del pasado porque tenemos la memoriacolectiva de las masas. De las masas que en si mismas son invencibles, porque lo único

que tienen es esta tierra prodigiosa que les pertenece. Una tierra cuyo futuro apenasimaginamos cuando, cerrado oscuro de la explotación neocolonial, un nuevo orden,una nueva organización social, ponga a pleno y a la luz las inmensas riquezas que

atesora.Teniente primero, Julián Licastro39

Cooke y la lucha armada en Argentina

Hace tres meses que estoy en la Habana (...) Esta es la Meca revolucionaria, ytodos viene a beber en “el manantial”.

Cooke (Tomo II, p. 159)

Cooke será protagonista en la formación doctrinaria y en menor medida debido a su

temprana muerte en 1968, de la organización política de las guerrillas en nuestro país,

que tendrán su punto más alto en su capacidad de organización política, despliegue

militar y capacidad de coordinación y logística en el período 1970-1973.

Cooke participara en el ciclo de formación de las primeras guerrillas durante la etapa de

la Resistencia Peronista y luego y ya desde la influencia de su estadía en Cuba, en la

consolidación de una organización político militar para enfrentar el golpe de 1966. El

período de la Resistencia en términos de organización política, estaba caracterizado por

la acción de pequeñas células político militares que ejecutaban acciones focalizadas y

carecían de una clara visión estratégica y una coordinación de conjunto para la toma del

poder, como por ejemplo, fue la toma del Cuartel de Rosario en noviembre de 1960 bajo

el comando de el ex militar Iñiguez.

En este contexto, Cooke y tal comentamos en el primer capitulo del trabajo, participaría

en la experiencia de Uturuncos, organización de poca duración y que contaría con un

conjunto de acciones militares en Tucumán. En 1962 Cooke junto a Alicia Eguren y

Domingo Blajaquis, entre otros, participan en formación de la Acción Revolucionaria

Peronista (ARP), en el marco de una acción coordinada desde Cuba en donde operaría

logísticamente el Che Guevara.

En el contexto de la “Resistencia” surgirían otras expresiones armadas de oposición a la

dictadura como el Movimiento Nacionalista Revolucionario Tacuara, de extracción

católica y del nacionalismo peronista y que posteriormente daría un viraje a la izquierda.

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Entre sus integrantes estaban José Luis Nell (ligado posteriormente a Tupamaros) y Joe

Baxter (luego ERP y posteriormente ERP Fracción Roja).

En el marco de una estrategia tejida con el Che en Cuba, el periodista de Prensa Latina,

Jorge Ricardo Masetti, intentara desarrollar la guerra de guerrillas en Salta desde el

Ejercito Guerrillero del Pueblo.

En este contexto y a partir del año 1964, surgiría el Movimiento Revolucionario

Peronista (MRP) de extracción especialmente sindical con cuadros provenientes de la

oposición a la CGT de Vandor, entre los que figuran Gustavo Rearte y Jorge Di

Pasquale. Previamente al surgimiento del MRP, más específicamente en el año 1963,

los mismos dirigentes crearían la Juventud Revolucionaria Peronista.

En esta etapa no solo la organización para la lucha política con posibilidades concretas

de tomar el poder estará caracterizada por las falencias, sino además, se observará un

ancho abanico ideológico.

La asunción de Onganía al poder después de derrocar a Illia en 1966 marcaría un antes y

un después para la formación de las organizaciones armadas en nuestro país. La cruenta

represión que se abre en 1966 y que contempla la intervención de Universidades,

periódicos, Partidos y sindicatos, marcará en la conciencia de muchos sectores del

pueblo argentino el convencimiento de que la lucha política electoral y los métodos

democráticos cerrados en 1955 y violentamente reprimidos en 1966, eran inviables o

por lo menos por si solos, incapaces para el desarrollo de cualquier propuesta de

gobierno popular. Las masas en nuestro país, de manera similar a la década de 1930,

tenían negadas el derecho a la democracia burguesa en Argentina. Lonardí al bloquearle

al pueblo los canales de participación le ponía el fusil a las masas obreras y Onganía y a

diferencia de lo que suponía con su programa represivo, cargaría de pólvora las armas y

las mentes de los soldados populares de la patria.

La radicalización de la violencia del programa político de Onganía, sería un medio para

introducir el modelo económico de la nueva era del capitalismo mundial conducido por

las transnacionales. El modelo económico en manos de Krieguer Vasena, expresión del

nuevo capitalismo mundial caracterizado por la radicación directa de filiales de

multinacionales en las neocolonias y la opresión a la industria y la mano de obra

nacional, sería contestado con la radicalización de la resistencia popular armada.

39 Extractado de Baschetti, op. Cit. Pág. 91.

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Las jornadas del Cordobazo de 1969 unirían en esta batalla popular a los sectores

juveniles y de clase media, históricamente antiperonistas y en un proceso de

concientización y nacionalización creciente a fuerza de palos y persecuciones militares,

y a la clase trabajadora, pilar del movimiento nacional y protagonistas de la resistencia

en huelgas y movilizaciones contra los modelos impuestos desde 1955. En este camino

de rencuentro con las masas del pueblo, sectores de la juventud de la Universidad

participarían crecientemente en la experiencia de la CGT de los Argentinos de

Raimundo Ongaro, que retomaría los intentos de recuperar los sindicatos a la

burocracia desde conducciones combatientes, a partir de las tesis sostenidas con

anterioridad por Jorge Di Pasquale y Reate desde la JRP.

Cooke morirá en 1968 y a pocos días de su fallecimiento se produciría el arresto de los

militantes de las FAP en Taco Ralo, provincia de Tucumán, expresión de la nueva etapa

que se abriría en la formación de las organizaciones armadas, en una marcada tendencia

hacia el crecimiento y aumento de la capacidad militar, económica y logística, no solo a

nivel nacional, sino además y con posterioridad al OLAS (Organización

Latinoamericana de solidaridad en La Habana) con proyección Latinoamericana.

A diferencia de la etapa de la Resistencia, en este período se reforzaría la posición

doctrinaria de las organizaciones, así como una inserción política de los militantes en el

entramado sindical, estatal y social a partir de la creación de frentes de militancia en

cada sector y a través de la diversificación y masificación de las publicaciones y

expresiones culturales.

En este proceso y con algunos militantes provenientes de Uturuncos como José Rojas o

Amanda Peralta y otros como el Kadri o Carlos Caride, en 1967 nacerían las Fuerzas

Armadas Peronistas (FAP), con un esquema ideológico similar al planteado por Cooke,

en el sentido de sostener la importancia de la lucha militar como política sindical, así

como la independencia respecto del peronismo partidario y el marxismo como

ideología, en el camino de alcanzar la liberación nacional y la justicia social. En un

intento de consolidar el frente de masas crean el Peronismo de Base en el año 1970 con

una mesa de conducción conformada por sindicalistas como Di Pasquale y otros

dirigentes como Eduardo Luís Duhalde, Ortega Peña o Rodolfo Walsh. Las FAP en

1973 se fragmentarían en dos, por un lado, las FAP Comando Nacional con Raimundo

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Villaflor, integrados posteriormente al Peronismo de Base y por otro lado, las FAP-17

de El Kadri y Caride, ligados posteriormente a Montoneros.

Provenientes del Partido Socialista de Vanguardia, del Partido Comunista y de la

Democracia Cristiana, nacen las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), famosas

por la toma de la ciudad de Garin provincia de Buenos Aires en 1970. Originalmente y

antes de denominarse FAR, forman en el año 1967 el Ejército de Liberación Nacional

(ELN) con un intento de complementar el proyecto del Che Guevara, posteriormente

interrumpido con su muerte Bolivia. Surgirán en este período con un esquema

ideológico que va del marxismo al peronismo, tendiendo a este último hasta su fusión

definitiva con Montoneros en 1973. Entre sus figuras más desatacadas aparecían Paco

Urondo o Roberto Quieto.

Con posterioridad al MRP, Gustavo Rearte fundara el MR-17 de Octubre, en el que

intentara fusionar las corrientes del marxismo y el peronismo en el marco de un partido

semiclandestino de esquema leninista con acción principalmente sindical.

En el año 1963 se funda el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y su

brazo militar Ejercito Revolucionario del Pueblo (ERP, creado en 1970 como “una

organización de masas en camino de la guerra civil”), como una fusión del troskista

Palabra Obrera comandado por Nahuel Moreno y el FRIP de Francisco René y Mario

Santucho, de tendencia Leninista. El grupo representado por el primero rompe con el

PRT en 1968 en tanto no acuerda con la lucha armada y funda junto al Partido

Socialista Argentino el Partido Socialista de los trabajadores, antecedente del MAS de

la década de 1980.

En el año 1968 y con militantes provenientes en su mayoría del Partido Comunista

Revolucionario (PCR) se crean las Fuerzas Armadas de Liberación, que en 1974 se

conformaban de cinco columnas: 22 de Agosto, Inti Peredo, Che, 8 de Octubre y

América en Armas.

Descamisados nace como un desprendimiento de la juventud Democracia Cristiana y se

caracteriza más por su militancia social en barrios, gremios o clubes, que por sus

acciones armadas, entre las que se puede citar el secuestro del gerente general de la ITT

General Electric por el que cobrarían 1 millón de dólares de rescate. En el año 1973 se

sumarán a Montoneros con dirigentes como Dardo Cabo.

Con anterioridad al salto tanto cuantitativo y cualitativo de las organizaciones político

militares de 1970, la tendencia mayoritaria en la izquierda peronista estaría

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encolumnada principalmente en las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP), en la Acción

Revolucionaria Peronista (ARP) de Cooke y en el Movimiento Nacionalista

Revolucionario (MNR) de Rearte y Villalón. En relación este tronco se desarrollaría la

Resistencia Peronista con posterioridad a 1955.

El esquema de la izquierda peronista se iría perfilando hacia 1973 en dos espacios

diferenciados en relación al rol que debían jugar con la llegada de Perón. Por un lado,

quedara formada una corriente en donde estaban las FAP, Rearte, el Peronismo de Base,

lo que queda de la CGT de los Argentinos y algunos dirigentes como Alberte, que

sostenían un mayor grado de autonomía respecto de Perón y su delegado Cámpora, al

cual le exigían mayores definiciones acerca de la política Argentina. Por otro lado,

quedaría conformada la fracción mayoritaria de la izquierda peronista centrada en

Montoneros, en donde confluirían paulatinamente las Regionales de la Juventud

Peronista, los Descamisados, fracciones sindicales del MRP, FAR y partes de las FAP

(posteriormente FAP-17 de El Kadri y Caride) que planteaban que la llegada de Perón

era resultado de la lucha de la resistencia y que el “movimientismo” debería prevalecer

como consigna mas allá de las distintas organizaciones, para dar la batalla dentro del

peronismo.

Hasta aquí mostramos una síntesis de la formación de las organizaciones armadas en la

cuales Cooke participo o estaba ligado y en otras en las que influyo, tanto a lo largo de

su vida, como posteriormente desde su legado en publicaciones, charlas o a través de la

influencia en compañeros de militancia.

Con ello no queremos decir que Cooke fue un referente directo de todas las

organizaciones ni nada que se le parezca, simplemente, intentamos situar su

pensamiento como uno de los iniciadores de la resistencia a la dictadura y promotor de

una organización política de masas que pudiera operar además del plano democrático

institucional, en el terreno militar e insurreccional. Este esquema ideológico y político

del planteo de Cooke será característico de la búsqueda a través de las batallas de las

organizaciones guerrilleras, que intentaron orientar al peronismo hacia la construcción

del socialismo. Asimismo, Cooke busco ligar a otras experiencias políticas no

peronistas para poder dar cuerpo al gigante invertebrado y conducir la lucha política

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hacia la liberación, lo cual lo perfilaría como un actor a tener en cuenta en muchos de

los debates de las organizaciones de izquierda revolucionaria marxista.

Lucha Armada y Revolución Cubana en las Cartas

A la juventud Argentina lo único que le ofrecemos es un camino de lucha, y en esecamino largo caben solamente dos posibilidades: ver la aurora luminosa del día de laliberación con el pueblo en las calles, o entregar nuestras jóvenes vidas por la patria

en uno de los tantos recodos de combate.Fuerzas Armadas Peronistas

Con el golpe de 1955 se cierra la etapa democrática electoral de masas en Argentina

inaugurada en 1946. En su lugar se inicia un sistema político restringido que excluye a

las mayorías de la toma de decisiones y de la formación de las agendas de política en

nuestro país.

La dictadura de Aramburu o la semidictadura de Frondizi o Illia, plantean al Peronismo

la necesidad de reformular los métodos de lucha. Desde el golpe en adelante, se esboza

la necesidad de entablar una resistencia al gobierno militar, antiguo aliado del frente

peronista y actual protector del orden oligárquico.

Para entender lo realmente implicó 1955 en términos políticos, pero lo que es central

además, en representaciones culturales, debemos partir del supuesto de que los obreros

acceden al poder en 1945 sin disparar un solo tiro y bajo el ala del gobierno y de las

Fuerzas Armadas. Estructurar la lucha a partir de aquí, demandaba una reformulación

total de la concepción política y cultural del enemigo y de los medios para enfrentarse a

un ejército que usaba la fuerza pública en contra del pueblo. A partir de ahora, el Estado

y las Fuerzas Armadas formaban parte del opuesto a enfrentar y ya no era posible

dirimir los conflictos por la distribución de la riqueza teniendo como aliado al gobierno.

El golpe al sistema político institucional obligaba a la organización peronista a realizar

un viraje en los métodos de lucha. Se debería consolidar una nueva herramienta política

y para eso se ponían en juego tanto las potencialidades como las flaquezas del

Peronismo como factor de poder, comentadas en apartados anteriores.

Para entender el tipo de métodos que emplea el Movimiento para enfrentar al enemigo,

debemos definir qué intereses representaba el golpe: los intereses antipopulares y pro

imperialistas de la Sociedad Rural y de las empresas trasnacionales. Las medidas de

lucha del Movimiento peronista se orientan contra los ataques patronales a los derechos

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adquiridos por los sectores populares. O sea, son principalmente los obreros los

perjudicados y los que resisten los embates de la oligarquía dado el carácter de la

coalición golpista. Por eso, las luchas en un inicio estarán centradas en la clase

trabajadora: huelgas, sabotajes a fábricas, ausentismos, trabajo a desgano, etc.

Para dar esta batalla la clase trabajadora debía desarrollar una concepción doctrinaria y

una organización que le permitiera operar en todos los terrenos y desde todos los

métodos posibles.

La característica de un dirigente revolucionario para Cooke, era la de conocer al pie de

la letra las formas de lucha y los objetivos de la misma:

1) Sabemos bien qué es una táctica y una estrategia...2)...la huelga y las formas deterrorismo y sabotaje no agotan el repertorio de la lucha revolucionaria...3) todos losmedios de lucha deben utilizarse...4) concepciones estrategias mucho más ricas yvariadas...5) la claridad doctrinaria. Sostengo que la dirección nacional del Peronismono tiene ninguna política sino que reacciona, como mejor puede, a cada coyuntura quese ve enfrentada. (Tomo II, p.249)

El intento por lograr la claridad conceptual de los militantes es uno de los ejes centrales

para cualquier tentativa de disputa por la toma del poder. Ahora bien, Cooke creía que

“clarificar” o “formar doctrinariamente” a un dirigente, pasaba por brindarle la

posibilidad de adquisición de métodos de lucha para todos los contextos y todas las

épocas.

En el período que se escriben las Cartas Cooke va modificando su visión de los

métodos a implementar para cada contexto, a partir de los cuales debían operarse

determinadas acciones. Pero, más allá de las particularidades y en líneas generales,

posteriormente a la dictadura de 1955 y especialmente luego de la Revolución Cubana,

Cooke aboga por la radicalización de las medidas políticas para la toma del poder,

superando el esquema electoralista y conciliador del peronismo en el gobierno. No

negando, pero si abandonando la concepción de una supuesta solución electoralista

como el único y definitivo camino para la toma del poder.

Cooke sostiene en largas cartas de discusión con Perón, que las condiciones objetivas

para la lucha insurreccional estaban garantizadas hacia 1960. Cito:

El Movimiento obrero está en condiciones de ir a la huelga general en cuanto se leordene, y cree que puede cumplir su parte en la insurrección general. (Tomo II, p. 18)

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La participación de las masas a partir de la acción electoral pacífica típica del peronismo

de 1940 y 1950, debería dar lugar a la intervención de los militantes de la organización

sindical y política y a su vanguardia conciente como un medio para traccionar y

canalizar el potencial de dicha masividad hacia métodos revolucionarios:

(…) estoy adelantándome a resoluciones que Ud. no tardara en adoptar a) Los mediosde lucha. La Fuerza del Peronismo no radica en los millones de votantes que lovotarían en un hipotético comicio, sino en los militantes que tomen parte activa en elcombate y, mediante tácticas y organizaciones adecuadas, hagan pesar el inmensocaudal popular. (...)Las masas presionan en formas concretas, con efectividad en lamedida en que sean bien dirigidas y organizadas. (...) Creo que en la Argentina estánmaduras las condiciones para cualquier tipo de lucha insurreccional. B) Dirección. Lasdirecciones tienen que ser representativas, término que no tiene nada que ver con laszonceras sobre “elección de abajo para arriba”, sino que designa una composición delos organismos de conducción donde esté reflejada la índole y la dinámica delMovimiento. c) Organización. (...) Las únicas que hoy existen y pesan son lossindicatos, fuera de estoy hay organismos de ectoplasma. (...) Los sindicatos, aunquejueguen en la práctica un papel revolucionario, no son órganos revolucionarios. Ni aúnen la Revolución desempeñaron ese papel; los soviets y la dirección bolcheviquetomaron el control de los acontecimientos y encauzaron la lucha popular (...) Hay quecrear un dispositivo para las acciones clandestinas en el trabajo, los órganos para elcaso que caiga el sindicato. (Tomo II, pp.288-290)

El modelo de insurrección tenía que ver con la conjunción de Comandos Especiales con

poder de fuego que actuarían conjuntamente a la acción de los sindicatos y de las

fuerzas políticas organizadas, tras el objetivo de consolidar la huelga general

revolucionaria. La lucha insurreccional demandaba la creación de células políticas

dentro del Movimiento, que debían contar con la capacidad de organizar la huelga

general y desarrollar la lucha armada para responder a la violencia detentada por la

oligarquía y su brazo armado, las FF.AA..

Ahora bien, Cooke no perdió nunca de vista que la lucha armada insurreccional no

debía tampoco mistificarse. Por ejemplo, y con relación a los partidos y dirigentes que

sostenían que Lonardi o Frondizi -que era lo mismo que suponer que dictaduras o

gobiernos semidictatoriales y proscriptivos- eran iguales y que debía operarse de la

misma forma sobre uno o sobre otro, era un error:

(...) Pero creer que estamos igual que en tiempos de los gorilas es un disparate, y lagente lo sabe. Contentarnos con este estado de cosas, transar con esta semilegalidad esuna traición. Pero preconizar la caída de Frondizi es trabajar para que los gorilas seinstalen por mucho tiempo. En esta semilegalidad nos podemos organizar, podemos

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haces oír nuestra voz, podemos capitalizar este desastre nacional y aparecer como lasolución que el país necesita (Tomo II, p. 118)

Los elementos para la insurrección debían conjugar el momento preciso, la organización

sindical luchadora, la estructura partidaria con cuadros revolucionarios y la existencia

de grupos armados. Esto debería derivar en una acción de guerra revolucionaria urbana

y rural a la cual se debería acompañar con la agitación en los sindicatos para favorecer

la huelga general.

Cuando las Cartas se acercan a la década del sesenta aparece en Cooke, cada vez con

más fuerza, el modelo de revolución que lega la experiencia de Cuba centrado en la

lucha armada de una vanguardia político militar que puede derrotar ejércitos regulares y

garantizar el asalto del poder.

En palabras de Cooke los cubanos:

Han demostrado que el imperialismo no es invencible, que los ejércitos profesionalespueden ser derrotados y que la profundización del proceso revolucionario despierta lareacción de los monopolios y sus maquinarias, pero también crea energías paramantener lo conquistado por el pueblo. (Tomo II, p.157)

(...) Nuestros gloriosos militares están obsesionados con el “ejemplo Cuba” donde sedemostró que un ejercito regular puede ser vencido, y están buscando la forma de quelos yanquis se puedan meter en cualquier país americano donde aparezca un broteinsurreccional. (Tomo II, p.168)

El fantasma de la revolución de liberación nacional recorría Latinoamérica y no sólo

Cuba y Cooke creían entonces, que las dictaduras oligárquicas del sur americano iban a

ir dejando paso, al caer frente a la batalla político militar en manos de ejércitos

guerrilleros con el respaldo de las masas populares.

La percepción de las oligarquías en torno al contexto internacional de la Guerra Fría

jugaba un rol central para la lucha política en Argentina, ya que ante un conflicto obrero

contra la patronal, no importa que sea meramente salarial, el terror al “comunismo” del

gran capital se difundía en las cúpulas militares iniciando las represiones y justificando

la acción violenta sobre los manifestantes. Se terminaba para la burguesía Argentina la

conciliación de clases del primer peronismo y desde ahora, los reclamos obreros

llevaban al planteamiento de la solución de conflictos a través de la Doctrina de

Seguridad Nacional y la represión violenta.

La resolución pacífica de conflictos estaba terminada. Este razonamiento era

fundamentado desde la experiencia concreta en nuestro país que tenía en sus anales el

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golpe de 1930, el fallido de 1951, de 1952, el de 1955, los fusilamiento de 1956, los

presos y perseguidos o el cierre de sindicatos.

La percepción de una salida violenta era manifestada por Cooke desde el ejemplo de

Cuba o Perú:

(...) La revolución en Cuba ha demostrado que el guapo puede ser derrotado y vastaver la posición que toman políticos hábiles y experimentados como Cuadros, Velasco yotros para comprender que el estallido vendrá por alguna parte y será sangriento.(Tomo II, p.198)

El pueblo argentino organizado en sindicatos era potencialmente un elemento de

desestabilización del régimen. El Partido Justicialista purgado de sus conducciones

burocráticas, era la herramienta política para llevar la lucha político electoral y para

conducir a las masas hacia la huelga general revolucionaria. Una doctrina clara y la

formación de dirigentes bajo una ideología revolucionaria, iba a dotar a la clase

trabajadora de los cuadros para la renovación de sus estructuras de toma de decisiones.

Esta era una tarea de Perón. Los nuevos dirigentes debían salir del movimiento obrero y

de la juventud y no tanto de los responsables del partido de décadas anteriores.

La lucha en los términos del primer y segundo gobierno Peronista había caducado. Se

iniciaba desde ahora la etapa de los movimientos de liberación que implementarían la

vía de la lucha armada del modelo cubano. Perón en este esquema, sería analogado por

Cooke a Fidel Castro, en tanto el ex dirigente argentino iniciaría el camino de la lucha

revolucionaria en nuestro país. Cuba y Argentina, en tanto eran expresiones concretas

de antiimperialismo, eran analogables. En carta a Perón Cooke establece que:

(...) Cuando Ud. Declaró hace un tiempo que la Revolución Cubana “tiene nuestromismo signo”, creo que sintetizó una realidad que los acontecimientos han idoconfirmando cada vez más, y marcó un sendero que los pueblos van descubriendo pocoa poco. (Tomo II, p.155)

El ejemplo de Cuba y la radicalización de las luchas entre las oligarquías y los pueblos

en cada país marcarían el nuevo ritmo de las revoluciones. La coyuntura había

cambiado y la revolución sería violenta, socialista o lo sumo de capitalismo nacional al

estilo 1960 y en Argentina, Perón oficiaría como el líder de la acción liberadora a partir

de reinterpretar al Peronismo desde la lucha de la isla caribeña:

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La revolución Cubana los ha puesto frente a situaciones similares a las nuestras, y alas cuales han debido buscar remedio al margen del liberalismo o del izquierdismoinofensivo y pequeño burgués que hacen las veces de ideología en los paísessemicoloniales. (...) hay que hacerles dar el paso lógico que lleva a eliminar lospreconceptos y valorar al Peronismo de acuerdo al sistema de pensamiento que seemplea para valorar la revolución Cubana. (...) es preciso que al Peronismo se le hagajusticia, analizándolo a la luz de las nuevas experiencias en la lucha antiimperialista.(Tomo II, p.155)

El nuevo contexto mundial y la organización del Peronismo local permitían según

Cooke, generar condiciones únicas y proclives para la revolución en Argentina. En este

sentido y con relación al frustrado intento de regreso de Perón al país en 1964, Cooke

sostenía que la llegada del ex presidente desataría la lucha en todo el continente:

Mi general: si Ud. pone pie en la Argentina, no solamente se inicia la era de nuestralibertad recobrada sino que también de toda América Latina. Esto no me lo haceafirmar la euforia sino la observación de las condiciones que se han creado en elcontinente, que Castro ha hecho nacer. (Tomo II, p. 269)

En el apartado siguiente analizaremos qué entendía Cooke por revolución Socialista

Nacional, en tanto este concepto definía el proceso hacia el que tendía la lucha del

pueblo latinoamericano.

5. El Peronismo, el Imperialismo y las luchas de liberación

¡Compañeros nacionalistas! El campo de la lid nos mostrará al enemigo: allá os invitaa recoger los laureles del triunfo o la muerte.

Felipe Varela40

A- Peronismo, Imperialismo y URSS

Pero los pueblos no se han independizado con ayuda de los yanquis, sino con la ayudade los países socialistas y de otras naciones que alcanzaron primero que ellos la

liberación.J. W. Cooke (p.227)

Cooke ligaba la suerte de un posible desenvolvimiento victorioso de la política

revolucionaria en nuestro país, al destino del resto de las repúblicas de Latinoamérica

pero no negaba por eso, la especificidad de cada nación del continente del sur

americano. Cada país tenía su particularidad y estaba atravesado por las contradicciones

propias de cada territorio -distintas clases sociales y su historia específica-. Pese a las

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diferencias, Cooke sostenía -y esto era primordial para la lectura del porvenir de la

Argentina- que los países del Tercermundo tenían características similares, con lo cual

existirían similitudes entre las distintas naciones en tanto el rol jugado por el mercado

internacional en Latinoamérica era el mismo. Esto es, las naciones que componían el

conglomerado latinoamericano eran oprimidas y dependientes del imperialismo yanqui

o europeo. Esta relación se definía por variables de la economía, la política y la cultura,

distintos eslabones de las cadenas y lazos de dominación de Europa y EEUU sobre el

Tercermundo.

La batalla imperialista entre el centro y las periferias, estaba atravesado a su vez, por la

lucha entre el bloque soviético y el occidente capitalista. Esta disputa entre capitalismo

y comunismo iba conformando la denominada guerra fría o el conflicto sin

enfrentamiento directo entre las potencias capitalistas centrales, especialmente EEUU y

los países comunistas bajo la dirección de Rusia.

Este conflicto interimperialista abría a los países del Tercermundo la posibilidad de

iniciar un camino independiente, de manera similar lo había realizado el peronismo

histórico bajo las banderas de la independencia económica y de la soberanía política.

En este mundo bipolar se inscribían los movimientos de liberación del Tercermundo.

Ahora bien, pese al carácter imperialista de ambos bloques, Cooke sostenía que Rusia

cumplía diferentes roles que EEUU o Europa en relación a la posibilidad de que las

naciones atrasadas rompan con las oligarquías locales y extranjeras.

Este planteo estaba sustentado en los siguientes supuestos:

I- En el análisis histórico que hacía el autor del rol jugado por Rusia en las

revoluciones del Tercermundo, principalmente en la Revolución Cubana que vamos

a tratar a continuación;

II- En el hecho de que Rusia, al no tener una economía capitalista no se guiaba por la

ley del valor y no generaba por eso, la necesidad de rentabilizar el capital invertido y

buscar colonias para insertar sus productos. En palabras de Cooke:

La URSS favorece todos los movimientos de liberación, sean o no comunistas. Noporque intente devorarse después a los países liberados, como dicen los cipayos, sino

40 Extractado de Galasso Norberto, Felipe Varela y la Lucha por la Unión Latinoamericana, Ed. DelPensamiento Nacional, pág. 80

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porque un régimen socialista no necesita colonias y en cambio los grandes capitalistasperecerán sin ellas. (Tomo II, p. 232)

III- A diferencia de EE.UU. o Europa, Rusia no tenía inversiones ni intereses

comerciales creados en Latinoamérica. Cooke sostiene que:

Los rusos no tienen inversiones, ni ejércitos, ni intereses Latinoamericanos.(...) Ladiferencia está en que, si bien la URSS es una potencia que está enrolada en una luchamundial, no necesita ser un imperialismo. (...) Lo real es que una nación socialista notiene necesidad de mantener la economía mediante la expansión a mercado periféricos,porque como no se basa en la ganancia, planifica para el consumo y no para obtenerbeneficios. (Tomo II, p. 209)

IV- Rusia en su lucha por desarrollar una hegemonía en el mapa internacional no

necesitaba ocupar Latinoamérica, sino que podía debilitar al imperialismo capitalista

a partir del fomento de la liberación de las naciones del Tercermundo del yugo de

las multinacionales y de los monopolios capitalistas. En palabras de Cooke:

En cuanto a la URSS como potencia en el tablero mundial, no necesita convertirá enun imperialismo político: le basta con que los pueblos se liberen y así debiliten elmundo capitalista-imperialista. Por eso es que Kruschev ha declarado – y es doctrinaoficial- que las guerras de liberación son “santas” y lo mismo ayuda a Vietnam delNorte que a Egipto, donde los comunistas están fuera de la ley. (...) Por lo tanto, elsocialismo las apoya; y por lo tanto, el imperialismo llama “comunismo” a las luchasde liberación. (Tomo II, p. 209)

Hasta aquí, aparecen los primeros argumentos utilizados por Cooke para justificar su

propuesta que establecía que nuestro país debía desarrollar una política de alineación y

reforzamiento con el bloque soviético y las naciones del Tercermundo.

A continuación, vamos a identificar otros dos elementos centrales de la geopolítica

mundial que en la óptica de Cooke obligaban a la Argentina a vincularse estrechamente

con el Tercermundo y con Rusia: el caso Cuba y el rol del Imperialismo en la

revolución nacional.

B- El caso Cuba y los desafíos del Peronismo

De ahora en más, cualquier movimiento liberador se cumplirá a partir de la RevoluciónCubana. J. W. Cooke (Tomo II, p. 156)

En el punto anterior comentamos cómo Cooke estaba convencido de que el bloque

soviético, ya sea por razones económicas o por motivos políticos, apoyaría las

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revoluciones del Tercermundo. Este rol de la Unión Soviética, de anclaje y refuerzo de

las acciones revolucionarias de los países del Sur, el autor lo analizaba a partir de las

experiencias de Vietnam o Egipto, pero principalmente, desde Cuba, proceso que

conocía de cerca desde su estadía en la isla.

Cooke partía de la base de que las economías dependientes estaban estructuradas como

un engranaje más de la división internacional del trabajo, lo cual generaba en las

naciones atrasadas que los principales motores de la economía estuvieran en manos del

capital privado transnacional, que los explotaba junto a la complicidad de las

oligarquías locales como un medio para obtener materias primas y colonizar los

mercados con sus manufacturas.

Por este motivo Cooke sostenía que las revoluciones del Tercermundo eran ante todo,

antiimperialistas y antioligárquicas. Esta lucha por la construcción de un proyecto

nacional y popular implicaba necesariamente una confrontación contra el capital

extranjero, enfrentando además, a las oligarquías locales ligadas al modelo imperialista.

Esto producía un fenómeno en el cual las contradicciones sociales en cada país y entre

las naciones imperialistas y las periféricas se agudizarían, lo cual generaría la

interrupción de las relaciones con los mercados de las naciones centrales.

Ante el enfrentamiento inevitable contra el capital extranjero y sus socios locales, las

naciones liberadas tenderían a cerrar lazos con Rusia y el bloque soviético, como una

forma de enfrentar al imperialismo capitalista dueño de empresas y mercados y garante

del orden social de las minorías que controlaba la banca, el comercio y la industria.

Las variables centrales para la liberación de un país dependiente, tales como la posible

distribución del ingreso, la democratización del suelo, la política industrial o el

desarrollo del mercado interno, eran para un país del Tercermundo sinónimos de guerra

contra el imperialismo anglosajón. El caso de Cuba era el ejemplo más citado por

Cooke:

Los EE.UU. los trataron de comunistas cuando se promulgo la reforma agraria y nofueron atendidos sus pedidos de que los latifundios norteamericanos expropiadosfueran indemnizados rápidamente y en efectivo. Después comenzaron las agresiones y,siendo una economía totalmente dependiente decidieron asfixiarlos: no comprarle elazúcar, paralizarlos no vendiéndoles petróleo ni permitiendo que nadie se los venda,entrenando mercenarios, dejando que despegasen avionetas que quemaban los camposde caña, prohibiendo las exportaciones que eran primordiales para la isla, etc. CuandoFidel Castro denunciaba los vuelos de las avionetas, el entrenamiento de las fuerzas deinvasión, etc. los EE.UU. lo negaban y decían que le estaban haciendo el juego alcomunismo. (...) No había más que una manera de sobrevivir: recibiendo una ayuda

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como la que brindo la Unión Soviética, que les permitió capear todas las agresiones delos yanquis (...) ¿A quién puede extrañar, entonces, que entre un enemigo que losquería ahogar y un amigo que les ofrecía todo, ellos se decidieran por este ultimo?.(Tomo II, p.184)

La posibilidad misma de desarrollo de un proyecto de nación en la cual vivan todos los

habitantes implicaba para Latinoamérica, distribuir la riqueza y dado que los países

centrales disponían de los recursos naturales, la banca, el manejo del puerto o el

comercio a partir de las transnacionales con sede en Europa o EEUU, al plantear la

distribución de los productos de la economía, la guerra de liberación era un hecho

irreversible. Democracia, por eso, implicaba para las naciones dependientes

antiimperialismo y éste último, era sinónimo de guerra de liberación nacional y

revolución social.

Todo intento de crear democracias reales y no solo formales, confrontaba con los

intereses de las minorías locales y del imperialismo y llevaba por eso, a la revolución en

los países periféricos.

Los pueblos del sur para enfrentar al imperialismo debían organizarse para la lucha

interna antioligárquica y esto dejaba como resultado, la confrontación inminente entre

los movimientos de liberación y los partidos del régimen ligados al imperialismo. El

campo político se dividía en dos bandos, se polarizaba crecientemente enfrentando al

movimiento político de liberación compuesto por el proyecto de los trabajadores, los

industriales nacionales -este actor era variable-, los campesinos y pobres, por un lado, y

por otro, los sectores del gran capital comercial, agrario y financiero.

La lucha de liberación enfrentaba a las fuerzas vivas del futuro en busca de

transformaciones sociales, contra la reacción de las minorías ligadas al pasado

oligárquico. Implicaba un enfrentamiento por un programa que implementara un uso de

las riquezas para el desarrollo, contra los intentos de crear una nación factoría al

servicio de la fuga de capitales al exterior para garantizar el nivel de vida europeo o

norteamericano. Era una batalla entre el latifundio y los alambrados para pocos, o la

reforma agraria para millones de campesinos.

Estas batallas se traducían en el intento por iniciar un camino hacia la nacionalización

de la producción y del comercio exterior o en su defecto, quedar atrapado en las

propuestas y reacciones de las oligarquías. Ante esa coyuntura el imperialismo de

EEUU cerraba líneas con las otras naciones imperialistas y bloqueaba su comercio, el

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crédito y en muchos casos, iniciaba la desestabilización y la acción militar directa o

irregular sobre las naciones en lucha por su liberación.

Ante esa perspectiva, solamente Rusia y el bloque socialista serían una opción política

para una alianza comercial y estratégica, ya que permitirían oficiar como un reaseguro

económico y comercial a las revoluciones y la segura agresión externa que estas

dispararían. A su vez y lo que es también central, el bloque soviético sería un respaldo

político y militar.

El ejemplo de Cuba servía según Cooke, como un elemento de análisis y como un

espejo en cual mirarse para comprender el camino por el cual deberían transitar

Argentina y el mundo en 1960. Los enemigos de la revolución cubana eran los mismos

enemigos de la Argentina:

Si Cuba no pasó el examen de Democracia de que son jueces los yanquis, ¿creen acasoque lo pasará el Peronismo? ¿Creen que porque expliquen que son anticomunistas elimperialismo dejará surgir en paz al movimiento de liberación nacional? (Tomo II, p.186)

Cooke analizaba el momento crucial por el cual estaba atravesando la nación desde el

golpe de 1955 y sostenía que las diferencias estructurales de la política y de la economía

local y mundial entre 1945 y la década de 1960 llevarían a nuestro país en una línea de

batalla antiimperialista e indefectiblemente prosoviética o protercerista, similar a la isla

caribeña:

¿Cómo vamos a solucionar el problema de la clase trabajadora, que es la que nosapoya y nos ha votado? Como en el 45, dirán los astutos que viven congelados a esafecha. Pero nos faltaran las divisas que disponíamos entonces, y estaremos entre laalternativa de un Plan de desarrollo al estilo FMI – nada más que con menos latrocinioque Frondizi- o, presionados por los reclamos del pueblo, tendremos que quitarles a losque tienen. Inmediatamente nos tratarán de comunistas y los militares nos voltearan;pero como hemos aprendido la lección, es posible que tengamos controlado el ejercitocon suboficiales o sustituidos por milicias populares. Entonces se nos vendrá encimatodo el paquidérmico montaje imperialista y nos impedirán recibir petróleo, no noscompraran las carnes, etc. El resto de esta ficción no necesita ser detallado; tal vez nosechan, tal vez con el comercio desviado hacia el mundo socialista nos salvamos, peroen cualquier hipótesis, somos “comunistas” porque auque no militemos en el PartidoComunista Argentino, hemos tenido que socializar, cada vez en mayor medida, lariqueza. (Tomo II, p.195)

Las luchas de liberación nacional en 1960 eran entonces, un camino de ida y nunca de

regreso y por eso, Cooke planteaba que esa marcha inevitable hacia el Socialismo

nacional o hacia nacionalismos revolucionarios, se expandiría de un país a otro hasta

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llegar a todos los países de Latinoamérica. La revolución internacional de las

neocolonias era un proceso irreversible. A su vez, sostenía que las luchas de liberación

conducirían indefectiblemente al socialismo como programa de gobierno. Cualquier

intento de modificar la realidad social por fuera de la tendencia socialista, implicaba

quedar fuera del polo vencedor de la lucha mundial y los movimientos de liberación en

ascenso. Cito:

No podemos bajo ningún concepto, quedar “al margen” de una tendencia histórica quepuede ser torrencial. (Tomo II, p.158)

Tomando país por país, en Latinoamérica hay una línea que es la revolucionaria, deliberación nacional, pro cubana. Y otra que es reaccionaria. Las fuerzas se vanpolarizando y no hay partidos intermedios: la situación mundial y continental nopermiten sino agrupamientos fundamentales, que dejan sin sentido a los que quieranhacer equilibrios entre uno y otro conglomerado. (Tomo II, p.214)

La revolución Cubana determinó una movilización general en toda América y unadefinición.(...)Mantenernos al margen del movimiento mundial, con todas lasposibilidades que eso encierra, es desaprovechar una oportunidad histórica. (Tomo II,p. 200)

Pero ahora hay un mundo en revolución, continentes enteros movilizados, y allítenemos nuestros aliados. (Tomo II, p.275)

C- La Argentina real: liberación o dependencia. Una lectura de la Tercera posición

La solución del verdadero problema no vendrá de los cuarteles ni de los comitéspolíticos. La solución verdadera se está gestando lenta pero firmemente en nuestrasfabricas y oficinas, en nuestros campos y en nuestro barrios populares, en nuestras

escuelas y universidades, es decir en la conciencia de un pueblo que, en su hora que yase acerca, sabrá decir basta y construir el mundo nuevo al que todos aspiramos.

Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo41

La tendencia mundial hacia el desarrollo de las luchas de liberación nacional era un

proceso irreversible. Este conjunto de revoluciones se inscribiría en la línea del

socialismo nacional y en este cuadro, la posibilidad de una alianza con el bloque

soviético era una opción muchas veces estratégica.

La revolución, en la óptica de Cooke, era un fenómeno al cual acompañaban las clases

subalternas y del cual no podrían escapar las clases dominantes de cada país. Esta

revolución ante todo social y nacional antiimperialista, era parte de la construcción

41 Extractado de Baschetti. Op. Cit. Pág. 57.

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política de un proyecto popular que debía romper los lazos sociales, económicos y

culturales con el régimen vigente.

Las luchas de liberación partían de la crisis de las oligarquías que, tal cual analizamos

hasta el momento, se daba en el plano político, económico y lo que era central para

Cooke, también en el plano cultural. La superestructura moral del sistema capitalista

occidental estaba en su ocaso y las fuerzas vivas del nuevo mundo estarían en

condiciones de edificar la estructura social, política y cultural del nuevo programa

mundial. La crisis cultural del capitalismo Argentina era manifestación de dicho

proceso:

La oligarquía argentina carece de ideología. La que sirvió hasta 1943, durante unsiglo, ha saltado en pedazos. La alcanza la crisis generalizada del sistema capitalista eimperial, que ya ha agotado su repertorio de ideas y se mantiene con métodosterroristas, inventando la “conspiración mundial comunista”, etc. (Tomo II, p. 229)

El camino de cada nación hacia la revolución era producto de la crisis caracterizada por

factores sociales, culturales e históricos que formaban parte de un legado en común del

Tercermundo ante el avasallamiento imperialista. A su vez, las crisis de hegemonía del

capitalismo dependiente adquirían las particularidades que le daba cada programa de

liberación.

Para explicar la especificidad de la revolución en Argentina en relación a otros países o

sistemas de gobierno como el “comunismo” o el “capitalismo occidental” Cooke

desarrolla el concepto de la “Tercera posición”. En un primer acercamiento y antes de

analizar el concepto de “Socialismo Nacional”, podemos afirmar que el “tercerismo” se

definía a partir del intento en nuestro país de crear una forma de gobierno políticamente

soberana y económicamente independiente, no impuesta ni por Rusia ni por EEUU o

Europa. La Tercera Posición implicaba la búsqueda de un camino que se ubicara por

fuera de las propuestas del capitalismo occidental o la reproducción del comunismo

Ruso. En este marco, para que una nación se defina como artífice del término Tercera

Posición debería tener varias características.

Vayamos por partes:

A- Implicaba una definición “cultural”, en tanto los pueblos en su proceso de liberación

marcaban distancia respecto de los valores del capitalismo y las formas de pensar y vivir

occidentales. La tercera posición implicaba por eso, cuestionar los valores de la

aristocracia argentina:

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El Peronismo no tiene como objeto defender los “valores de Occidente”, ni losintereses de la Iglesia. Los que piensen de esa manera, tienen que ir a los partidosdemócrata-cristianos. (Tomo II, p.167)

B- Además de funcionar como un programa de ruptura de las tradiciones y valores, el

tercerismo era una definición de defensa y difusión de una geopolítica mundial

anticolonialista:

Frente a los bloques mundiales en pugna por hegemonías, somos terceristas; perofrente a la lucha de los pueblos por su liberación no permanecemos neutrales, sino quesomos beligerantes contra el colonialismo en todas sus formas. (Tomo II, p. 167)

Una política anticolonial y tercerista debía confrontar con los imperialismos de todo

tipo, pero especialmente con el capitalista, intentando no hacerle el juego en su batalla

contra el comunismo, actor clave para la liberación nacional:

La “tercera posición” significa, a mi juicio, que nosotros no tenemosembanderamientos ni compromisos de ninguna especie que enajenen nuestra libertadde acción frente a los bloques mundiales. No quiere decir que debamos ser neutralesfrente a la lucha de los pueblos que quieren liberarse; ni que cada vez que ataquemosal imperialismo tengamos que, de paso, hacer un ataque al comunismo, porque eso esun acto de servilismo y no de independencia. (Tomo II, p.203)

D-La Tercera Posición desde el ejemplo de Cuba

Hasta aquí vamos viendo cómo se refuerza la idea del autor de que la Argentina

formaba parte de una lucha internacional contra el imperialismo y que esta batalla era

cultural, económica y política. La lucha por desarrollar un camino independiente en

Argentina en 1960 partía de la resignificación de la experiencia previa del peronismo de

1945 desde la dictadura de 1955. Modificado el contexto de los primeros peronismos el

concepto de lo que significaba la Tercera Posición dentro del país había cambiado y era

necesario otro esquema teórico para desarrollar el nuevo programa tercerista:

independencia económica, soberanía política y justicia social en la década de 1960 eran

asimilados para Cooke a Socialismo Nacional. Estos valores en la década 1960 eran

sinónimos de guerra de liberación, marcando una clara diferencia con el programa de

conciliación de clases de 1940. Ya no era viable cualquier intento de desarrollar una

política a partir del frente policlasista tal cual se conformó durante la década de 1940.

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Este abandono de la conciliación de clases al modo de 1940 como programa de

gobierno, Cooke lo analiza en relación a la revolución en Cuba. Tercerismo para la

Argentina, debía significar un camino similar al recorrido por la isla caribeña:

alineación al frente del Tercermundo, socialismo nacional y revolución social:

Cuba no es un “satélite” ruso ni nada por el estilo. En el frente latinoamericano, seproclamo de avanzada y ejemplo de la liberación nacional. En el campo internacional,integrante del bloque de países no alineados. En materia política socialista. Y cuandolo tuvieron más apurado, proclamo que era claramente marxista - leninista. (...)estrecho la mano que le tendía el mundo socialista y, en cierto modo, “comprometió” ala URSS a llevar hasta las últimas consecuencias la solidaridad que en todo momentole había testimoniado. (Tomo II, p. 208)

El ejemplo de Cuba llevaba a Cooke a sostener que la posibilidad de una victoria o de

un fracaso del programa tercerista, dependía especialmente de la vinculación de nuestro

país con las naciones del Tercermundo. A partir de este supuesto, Cooke le plantea a

Perón que debe mover las fichas del tablero político argentino para jugar en el terreno

de los países no alineados como Cuba. En un inicio, o por lo menos en algunas

correspondencias, el planteo aparece como una “sugerencia” de Cooke hacia el líder

para que modifique su lectura de la geopolítica internacional y que la oriente en la

búsqueda por reforzar nuevas alianzas:

El caso Cuba es típico en algunos aspectos y no puede señalarse como anticipo defuturas actitudes, pero si de una tendencia. En cuanto al bloque Tercerista, estátambién por los movimientos de liberación y coincide en defender las mismas causas,que son siempre las de los pueblos coloniales y semicoloniales contra los imperios.Cuba, aunque socialista, participa en este bloque tercerista, que no tiene en cuenta lasformas de gobiernos sino el hecho de que son países no comprometidos en pactosmilitares con los dos bloques. ¿A qué viene este razonamiento? Por supuesto que no apropugnar que nos hagamos comunistas. Pero si a llamarle la atención sobre lasnuevas formas que va tomando la división del mundo, que de hecho hace coincidir lasuerte de los pueblos dominados con la del mundo socialista. (Tomo II, p.199)

La apuesta a que el movimiento justicialista se pare en el frente socialista se refuerza y

se articula en torno a una propuesta de alineación concreta con los movimientos de

liberación nacional desde la posible estadía en Cuba de Perón42:

42 Perón será invitado a Cuba además por pedido de Olmos y de Rearte.

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Traigo a Europa la misión de transmitirle, en nombre de la Revolución Cubana, unainvitación fraternal y amplia. (...) Su radicación crearía una conmoción continental ytonificaría extraordinariamente al Movimiento. (Tomo II, p. 284)

Cooke suponía que la radicación de Perón en Cuba sería un factor de impulso, ya que

implicaría una clarificación ideológica para los dirigentes que protagonizaban la lucha

social en Argentina. El General sentado en la sala de operaciones de la revolución

socialista latinoamericana, marcaría un carácter claramente antiimperialista y socialista

en la revolución peronista. Cooke planteaba que este viaje tendría un valor simbólico

enorme ya que permitiría que las líneas reformistas del partido justicialista decanten

hacia la derecha y se alineen al enemigo. La organización del movimiento obrero daría

el salto doctrinal e ideológico necesario para la radicalización de la revolución y la

marcha hacia el socialismo nacional.

Cuando Cooke invita a Perón a Cuba, éste se encontraba en España. Modificar su

estadía en Europa y viajar a una nación en pleno proceso de revolución permitiría a

Perón romper el halo ideológico que los países centrales le tejían desde su estadía en el

viejo continente. Una vez fuera de España, Perón podría iniciar un recorrido por la

revolución mundial en ascenso delimitando el nuevo rumbo revolucionario en nuestro

país:

Las condiciones para una política insurreccional mejorarán en cuanto nuestroalineamiento en el frente revolucionario mundial se traduzca en conexiones concretas ymedidas prácticas. (...) Por intermedio de Fidel debe combinar una gira que incluyaCuba, URSS, China, Argelia, etc. invitado por el máximo dirigente de cada lugar.(Tomo II, p.286)

Perón responde negativamente a la invitación de Cooke y en el transcurso de la

correspondencia podemos ver que las lecturas, reflexiones y propuestas sobre la tercera

posición, el socialismo nacional o los tiempos y métodos revolucionarios comienzan a

diferenciarse entre el ex presidente argentino y su representante durante la resistencia

peronista. Este tema será tratado en el último apartado.

A continuación trabajaremos el concepto de Socialismo Nacional, que expresa la

síntesis conceptual del pensamiento que Cooke desarrollaría sobre el camino y las

tendencias históricas de la Argentina y el movimiento obrero de su época.

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E- Tesis del Socialismo Nacional.

La guerra de Argelia, a punto de terminarse, ofrece otro caso, donde el nacionalismotoma las únicas formas que pueden tomar hoy en día: formas socialistas. En América

Latina todos los movimientos de liberación nacional se declaran socialistas o presentanprogramas socialistas, porque ya no hay revolución democrática-burguesa posible. Ymenos aún en la Argentina, donde el gobierno peronista hizo todo el progreso que era

posible realizar dentro de las instituciones no-socialistas. J. W. Cooke (T. II p.220)

La Tercera posición para Cooke en 1960 se denominaba Socialismo Nacional. Tal cual

lo expresa el vocablo “Tercerismo” o “nacional”, el autor sostenía que el programa de

gobierno resultante de las luchas de liberación estaría caracterizado por una propuesta

de creación de instituciones y programas que enfrentaran los conflictos políticos,

económicos y sociales típicos del capitalismo tercermundista. El nuevo sistema político

sería el socialismo, régimen de gobierno que atacaría la propiedad privada de la gran

burguesía y su estructura de negocios anclada al imperialismo.

Además, el socialismo era nacional en tanto contenía los valores y creencias de la

comunidad en la cual nacía la revolución. Cooke establecía que era inviable la propuesta

de desarrollar un programa de gobierno copiando el modelo cultural y las ideologías de

la revolución comunista rusa.

Las revoluciones en Latinoamérica serían ante todo nacionales y no “internacionalistas”

“obreristas” o comunistas, tal cual abogaba la izquierda partidaria no peronista. Cada

nación desarrollaría su perfil propio respecto de las otras en el plano cultural y político.

El nacionalismo y las particularidades de cada país impedían reproducir muchas de las

instituciones de la Rusia de 1917 -por ejemplo, un partido bolchevique-. Ahora bien,

compartían con esta revolución el intento de nacionalizar algunas ramas de la economía

para modificar el sistema capitalista:

La revolución nacional siempre es en parte socialista, siempre es un paso hacia elsocialismo, mayor o menor de acuerdo a las circunstancias objetivas, concretas, queexiste en el país, pero nunca podría ser una mantenimiento del statu quo, unacongelación del capitalismo. (Tomo II, p.233)

El programa del Socialismo Nacional retomaría los legados culturales de la nación: del

peronismo y de Eva como mística de la revolución de 1945, del folclore y las

tradiciones nacionales o, por ejemplo y esto era fundamental, del cristianismo de los

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trabajadores argentinos que no podía ser rechazado ya que formaba parte de la

idiosincrasia popular:

(...) Se ratificó la fe cristiana de los trabajadores argentinos, pero su total repudio porlas altas jerarquías de la Iglesia, que se habían sumado a las fuerzas antipopulares.(Tomo II, p.19)

El Socialismo Nacional no sería comunismo tal cual lo practicaban los países del bloque

soviético en lo que respecta a los valores y la ideología del régimen, pero además y

respecto del modelo de Rusia, se modificaban las trayectorias políticas para desarrollar

la lucha de liberación. En Argentina como en Latinoamérica en general, el proceso

revolucionario en el plano político, estaría caracterizado por una herramienta política

conformada por un frente nacional policlasista y no por un partido de obreros,

campesinos y militares. La posibilidad de enfrentar al enemigo primario, que era según

Cooke, el imperialismo (y principalmente EE.UU.), llevaba a que el arco de alianzas

sociales perjudicadas por el modelo de las naciones centrales estructurara a varios

actores en un mismo proyecto.

El movimiento de liberación en Argentina era el Peronismo. Para cumplir esta función

histórica, inicialmente debía ser purgado del componente reformista y ser conducido por

los obreros, campesinos, intelectuales y por la pequeña burguesía y no por la gran

burguesía como en 1945.

Esta alianza de clases diferenciaba al Socialismo Nacional respecto del comunismo,

pero no desarticulaba la lucha de clases y la batalla contra el imperialismo típicas del

segundo:

La nueva liberación que se avecina será continental. (...) En algunos países serácomunista; en otros no. Pero ese comunismo no será ni el de la URSS, ni el de Hungría,ni el de Polonia. Será un producto propio, adecuado a las circunstanciaslatinoamericanas. (...) Pero aún los movimientos que no sean precisamente comunistas,serán socialistas, con connotaciones propias a cada lugar. Lo que no habrá será“conciliación de clases”, equilibrio social ni nada por el estilo. Porque eso fue posibleen coyuntura que ya no existe; ahora podrán actuar frentes nacionales policlasistas,pero con las clases revolucionarias – obreros, campesinos, intelectuales, pequeñaburguesía- en el comando. Y, empiecen como empiecen, terminarán en el socialismo;las tendencias internas que quieren inmovilizar la situación y no considerarla comopunto de arranque para transformaciones subsiguientes. (Tomo II, p. 213)

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En el plano económico Cooke sostenía que el Socialismo Nacional a diferencia del

comunismo, coexistiría con la mediana empresa y con fracciones de la gran empresa

nacional. El capitalismo no se aboliría de un soplo, sino que se socializarían los

principales engranajes del desarrollo económico nacional bajo la conducción del frente

de liberación. La propiedad de la tierra, el control de los servicios estratégicos, el de las

comunicaciones y el manejo del comercio, formarían parte de la agenda de

transformaciones a partir de las nacionalizaciones y las expropiaciones realizadas por el

gobierno revolucionario:

No falta nunca el desorbitado infantil que quiere que postulemos una socialización totalde la Argentina en cuanto tomemos el poder. Pero entre él y los que conciben loscambios necesarios como atenuaciones del sistema capitalista hay una identidad deplanteo irreal. Hay que cambiar el régimen de la tierra; hay que expropiar grandessectores de la industria; hay que socializar parte del comercio y de la producción.(Tomo II, p. 233)

El Socialismo nacional era rupturista del orden social y por eso la revolución en

Argentina no aceptaría posiciones socialdemócratas:

(...) Además, esas fórmulas las aplican los grandes estados capitalistas, como EstadosUnidos, Francia, Inglaterra, para atenuar las fricciones sociales y evitar el estallidoviolento de la lucha de clases; pero en los países subdesarrollados, no basta conquitarle a los más ricos para darles a los más pobres, porque no alcanzaría para nada.Hay que aumentar la cantidad a distribuir, desarrollarse. (...) Pero, desde un punto devista popular, el desarrollo será producto únicamente de la movilización general detodas las energías de la Nación, de las cuales la fundamental es el pueblo puesto aconstruir su propio destino. (Tomo II, p.236)

El programa de liberación nacional contemplaba el desarrollo del Socialismo Nacional,

que según Cooke, contaría en su seno con un conjunto los siguientes factores:

- Una herramienta política: el frente policlasista del peronismo liderado por sectores

obreros y populares.

- Un programa cultural: la revolución nacional y la doctrina justicialista reinterpretada

en línea 1960.

- Un programa económico: una economía con mayoría de propiedad estatal como

producto de un plan de expropiaciones y nacionalización de empresas, pero que

inicialmente, no aboliría el capitalismo.

- Un esquema geopolítico: la vinculación directa a los países no alineados.

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Pese a las diferencias y si se analizan los argumentos de Cooke en las Cartas puede

observarse cómo el Socialismo Nacional y el Socialismo Marxista tenderían, pareciera

en muchos casos, a encontrarse en algún momento. La recurrencia al caso de Cuba era

un indicador de esta tendencia:

(...) tenemos más puntos de contacto que de diferencia. Que esta revolución se hayadeclarado Marxista – Leninista no quiere decir nada: es un movimiento de liberación yesta definición implica una mentalidad determinada pero no altera su carácter nacionallibertador. Seguramente cuando nosotros triunfemos tendremos que tomar muchísimasmedidas que ha tomado el gobierno de Castro, porque aquí no se aplican recetastomadas de los textos marxistas sino que se resuelve de acuerdo a los problemas que sevan presentando, y muchas de las soluciones no pueden ser sino socialistas. (Tomo II,p.239)

Cooke estaba convencido de la marcha inevitable hacia el triunfo de los movimientos de

liberación nacional y de los socialismos nacionales, respecto del yugo del imperialismo

y sus socios oligárquicos locales. La Argentina junto a Latinoamérica, cada nación a su

hora y bajo la correspondiente bandera de la liberación nacional, todas en manos de las

masas trabajadoras e inspiradas en las luchas de la primera independencia, caminarían

hacia construcción de una Patria Grande socialista:

Yo creo que América Latina se emancipará siendo socialista. Que el Peronismo, queserá el conductor de la liberación Argentina, será socialista. (...) cada país nuestrocumplirá con medidas adecuadas a su propia realidad, y dentro de un destino común.(Tomo II, p.240)

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VIII- DESAVENENCIAS POLÍTICAS CON PERÓN

(...) Ud. eligió las direcciones que actúan en la Argentina. Pero como peronista quevive angustiosamente esta hora histórica dramática, le insisto en mi pedido: si eligió

ciegos, sus razones habrá tenido, que no puedo adivinar; pero por favor, déles unbastón blanco a cada uno para que no se los lleve por delante el tráfico de la Historia,porque seremos todos los que quedaremos con los huesos rotos. Defina al movimientocomo lo que es, como lo único que puede; un movimiento de liberación nacional, deextrema izquierda en cuanto se propone sustituir el régimen capitalista por formas

sociales, de acuerdo a las características propias de nuestro país.J. W. Cooke (Tomo II, p. 222)

Las relaciones entre Cooke y Perón no se suceden bajo una misma tónica a lo largo de

la correspondencia. A medida que la batalla política y cultural de la incesante historia

nacional y mundial recorre su tumultuosa y accidentada marcha, los motivos para

discutir y los lugares a partir de los cuales cada uno de los protagonistas se posiciona, se

hacen más complejos y se van separando.

Los nuevos actores del proceso político nacional, las revoluciones mundiales, las

guerras de liberación o la experiencia de los pueblos que marchan hacia la construcción

de un mundo distinto en cientos de lugares, son factores que tornan vertiginoso el

sentido del tiempo, la interpretación de los procesos y la posibilidad de llegar a un

acuerdo sobre el devenir y la trayectoria del movimiento nacional.

Sobre varios de estos procesos discuten los autores. Este apartado será breve ya que

versará sobre varios de los temas tratados en los puntos iniciales del trabajo, que se

presentan como los principales ejes a partir de los cuales debaten el General y su primer

delegado después del 1955.

La dictadura de 1955 marcaría un punto de quiebre en el pensamiento de Cooke. A

partir de la reacción oligárquica, Cooke desarrolla una concepción política que refuerza

la idea de que debía resolverse prioritariamente el conflicto interno del frente

policlasista del peronismo, no dando la misma importancia a la lucha contra el

imperialismo o a la batalla centro – periferia. Si se rastrean cuáles son los temas que

aparecen más recurrentemente en la correspondencia, pareciera que el enemigo del

peronismo ya no era tanto el imperialismo y la oligarquía terrateniente, sino la

conducción burocrática del partido y los sindicatos, que ocupan el centro de la crítica.

Desde la lucha en Argentina y luego desde Cuba, Cooke percibe la revolución mundial

en ciernes y la tendencia -que considera inevitable- de formación de frentes nacionales

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donde la clase obrera pondría a las neocolonias de pie en la búsqueda del futuro

socialista. Esta pantalla, el mundo en movimiento en manos de las masas trabajadoras

con banderas rojas en China, Vietnam o Cuba, desfila ante la mirada de Cooke. Las

revoluciones socialistas y las luchas de liberación mundial de 1950 y 1960 marcarían su

pensamiento y la manera de militar la estructuración del movimiento de liberación

peronista. Así, ira modificando su lectura del peronismo, interpretándolo desde una

óptica cada vez más marcadamente clasista.

Ahora bien y pese a la importancia del contexto mundial, tenemos que aclarar que

partimos del supuesto de que esta lectura clasista y socialista del Movimiento no la

“importa de Cuba”, como podrían afirmar los peronistas de la burocracia

contemporáneos a Cooke, sino que creemos, que es producto de la nueva síntesis que

hace Cooke de las luchas sociales en Argentina. Cooke es un militante de la liberación

nacional y por eso del peronismo y desde dentro del Movimiento en nuestro país es que

concibe los cambios por los que está atravesando el frente policlasista de 1945. Desde la

experiencia de Cuba puede observar las contradicciones que generan la lucha

antiimperialista y el rol de cada clase social en la revolución, lo cual le permite inferir

cuál será el comportamiento de los actores en Argentina.

A partir de 1960, la clase obrera junto a la juventud y a la pequeña burguesía, eran los

nuevos depositarios de la esperanza de la liberación en Argentina. El desafío de Cooke,

reflejado en la construcción militante, pasa por dilucidar qué elementos se deben poner

en juego para que estos actores del movimiento disputaran el poder y la conducción

política al resto de las fracciones que componían el frente policlasista.

Detrás de este objetivo, Cooke le sugiere a Perón que modifique las conducciones del

partido y a medida que el General no responde satisfactoriamente a la propuesta, la

crítica a los dirigentes se torna más severa. Perón y salvo algunas Cartas recientes al

golpe de 1955, manejara un movimiento pendular de derecha a izquierda que lo alejaría

en sus posiciones de las exigencias de Cooke. Incluso, Perón se escribiría con actores de

la derecha del movimiento a los cuales traccionaría para mantenerlos unidos dentro del

frente nacional tanto como lo haría con Cooke. Por eso, debemos situar la

correspondencia no perdiendo de vista que Perón esta escribiendo bajo el pulso de un

escritor acomodaticio, que en este caso, ajustaría el registro al perfil a quien se escribe:

Perón se cartea con un intelectual de la izquierda nacional. Perón en este sentido, nunca

abandonaría su condición de ser su propia izquierda y su propia derecha, dependiendo

del interlocutor al cual se refiera.

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Cooke creía que resuelto el conflicto por la disposición del frente interno del

Movimiento en manos de la clase obrera, la disputa contra el imperialismo y la

oligarquía local llegaría detrás de la organización y presión de las masas, caracterizadas

como un sujeto colectivo potencialmente revolucionario. La lucha armada y la

necesidad de la vía insurreccional para la pronta toma del poder, serían los métodos para

enfrentar al poder dictatorial y oligárquico impuesto desde 1955.

El pensamiento de Perón en general y, si se lo analiza en las cartas provenientes de

España específicamente, refleja cómo se aleja paulatinamente de las interpretaciones y

propuestas de Cooke y de la línea revolucionaria del peronismo por él abogada, tanto

respecto a la lectura clasista del movimiento, como en la visión del rol que debía jugar

nuestro país en la geopolítica mundial. Estos temas llevarían a marcadas y asumidas

divergencias entre Cooke y Perón sobre qué era el “socialismo nacional” y el modelo de

país posterior a la revolución.

Las diferencias se van acrecentando y las trayectorias de cada uno se separan y transitan

por diferentes caminos, encontrando hacia el final de las Cartas dificultades para

conciliar puntos de vista. Perón, tanto como Cooke y luego de una larga trayectoria

política, serian concientes de eso.

Sobre las conducciones

Cooke va a discutir con Perón sobre la necesidad de que el Movimiento abandone el

carácter policlasista bajo la conducción de la burguesía, para iniciar el trabajo de

construcción de los pilares de una nueva dirigencia popular. Estas proposiciones parten

de la seguridad de Cooke de que el movimiento tal cual se conformaba en 1945, era un

freno a la revolución nacional.

La necesidad de llevar el peronismo hacia la revolución debía contar, tal cual

planteamos en los apartados anteriores, de una estructura de cuadros dirigentes con

capacidad de conducir y direccionar las luchas del frente político hacia la toma del

poder y la formación del Socialismo Nacional. A partir de aquí y desde distintas

posturas que varían a medida que se despliegan las cartas, Cooke va a cuestionar a

Perón la legitimidad de las conducciones nombradas por el General y le va a marcar la

necesidad de sustituirlas por un perfil de conducción que esté a la altura de la lucha

revolucionaria.

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En palabras de Cooke:

(...) Creo que usted tendrá que cambiar las direcciones, sustituyéndolas, aunque sea enparte, con elementos revolucionarios, que existen en cantidad suficiente. Sobre esoapunto mi opinión y nada más. Creo que para completar la obra que inició a través deFramini, es preciso que Ud. haga un trabajo donde actualice y complete las basesdoctrinarias del movimiento. No varias cartas y mensajes a los organismos directivos,sino un trabajo, no demasiado extenso pero si exhaustivo en cuanto a los temasfundamentales. (...) Este trabajo debe ser difundido en serio, no entre amigos o en loscírculos máximos, sino que junto con él debe impartir directivas precisas y detalladasde cómo debe darse a conocer: en cada fábrica, sindicato, célula, comando, unidadbásica, grupo, etc. (Tomo II, pp. 259-260)

Cooke cuestionaba a Perón la conducción del movimiento en tanto ésta dirigencia

estaba caracterizada por limitaciones ideológicas que llevaban a constantes alianzas

reformistas. Estos burócratas del partido o del sindicato, como los denominaba Cooke,

no contaban con la capacidad para interpretar la estrategia y conducir la lucha y la

organización para la toma del poder. Cito:

(...) Lo que Ud. concibe como táctica se transforma en una estrategia, al menos duranteperíodos de tiempo (...) porque no hay una dirección política que aproveche las“aliviadas que Ud. procure”, que forje la organización y una política capaz deplantearse con realismo la toma del poder. (Tomo II, p. 264)

A medida que avanzan las Cartas y tras ir modificando las propuestas hacia críticas más

recurrentes y profundas, podemos observar cómo la posición de Cooke sobre este punto

se torna terminante:

(...) Después de lo que he dicho, es obvio que no creo en ninguna política de éxito sinun cambio en la conducción nacional. (Tomo II, p.267)

El conflicto por la conducción del movimiento se acentuaba, no sólo en los debates

entre Perón y Cooke, sino que expresaba la lucha política real de la Argentina concreta.

En el contexto de disputa en el peronismo, Cooke quedará cada vez más al margen del

armado de Perón, especialmente a partir de 1959 con la creación del nuevo Comando.

Las diferentes vertientes ideológicas y las decisiones del General en la elección de las

representaciones para la conducción del movimiento, le ocasionaban serios conflictos,

como queda expresado en esta carta:

(...) Tengo, solamente un pedido concreto que hacerle. Que transmita a los dirigentesde allá que no se metan conmigo ni con mi mujer (...) que no se asusten de ver un

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revolucionario, por que el país esta lleno de revolucionarios, aunque ellos no lo sepany crean que un revolucionario es un golpista. (Tomo II, p. 261)

Sobre las tácticas para la toma del poder

Perón, en palabras de Cooke, debía modificar las conducciones del partido ya que

impedían la posibilidad de la revolución en Argentina. Ahora bien, además el autor

disiente con Perón en lo que respecta a los métodos y la conceptualización política para

la toma del poder en nuestro país. Cooke le plantea recurrentemente a Perón que tiene

que rever su lectura sobre la lucha centrada en un esquema de política electoral, para

orientarla hacia la vía insurreccional y la lucha armada. Las condiciones para este tipo

de políticas estarían dadas en términos de Cooke de la siguiente manera:

Parecería que en materia de tácticas, en cambio, la coincidencia es mucho menospronunciada: a su criterio, yo preconizo políticas extremas cuyas condiciones aún nohan terminado de madurar y que, además, no toman en cuenta las circunstanciasparticularmente difíciles en que Ud. está obligado a desempeñarse. Nuestros pigmeoslengualargas aprovecharían para decir que eso ocurre porque pienso como castro-comunista y no como peronista. Otros menos maliciosos pero no menos ignorantes,creerían que mis actividades en Cuba originan una distorsión en la imagen de larealidad argentina y hasta supondrían que espiritualmente me debato en un conflicto defidelidades. (Tomo II, Pp.262-263)

Cooke aboga por la necesidad de tomar el poder por la vía insurreccional ya que

estarían dadas las condiciones objetivas, a diferencia que Perón que en un mismo marco

llamaría a desensillar hasta que aclare.

Con esta lectura, está cuestionando la visión de Perón y su interpretación gradualista

sobre los tiempos y los métodos de lucha:

(...) En esencia, lo que se discute es un problema de ritmo, de cómo operar sobre laslíneas de acción que Ud. ha trazado para el Movimiento. Ud. ve la necesidad de undesenvolvimiento gradual hacia posiciones que multiplicarán nuestro poderío yfacilitarán las batallas finales contra la oligarquía. Yo opino que esa mejora decisivade nuestra situación estratégica no nos demanda ni combinaciones complicadas nipolíticas a largo término: están a nuestro alcance y basta la decisión drástica y tajante,pocas y categóricas medidas de su parte, para eliminar plazos y tramitaciones. (TomoII, p. 263)

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En torno a la cuestión de la geopolítica

Otro motivo de diferencias con el General tenía que ver con la relación de Argentina

con el resto de las naciones. Cooke le plantea a Perón la necesidad de modificar las

alianzas políticas para orientar a nuestro país en la senda de las naciones no alineadas

tal como intentamos aclarar en el apartado anterior:

(...) Las condiciones para una política insurreccional mejorarán en cuanto nuestroalineamiento en el frente revolucionario mundial se traduzca en conexiones concretas ymedidas prácticas. (Tomo II, p. 286)

Cooke discrepa con Perón, porque cree que no existe posibilidad de liberación nacional,

sino se refuerzan las vinculaciones de nuestro país con el resto de naciones en proceso

revolucionario y tal comentamos anteriormente.

Argumentos de las desavenencias

Cooke le plantea a Perón que uno de los problemas centrales a tener en cuenta para

comprender las diferencias de apreciación mutua respecto de los dirigentes, de los

métodos de lucha o el rol que debía jugar nuestro país en el mapa internacional, tenía

que ver con la estadía del segundo en un país capitalista ubicado en el corazón

imperialista de Europa.

Perón estaría, en términos de Cooke, “preso” de las comodidades y del cerco ideológico

del imperialismo y como consecuencia de eso, no tendría elementos para comprender

los fenómenos de la revolución Cubana y las proyecciones del proceso de liberación

nacional:

Pero una cosa es que Ud. domine la problemática contemporánea y nuestro papeldentro de ella: el raciocinio y la sensibilidad política no suplen la falta de muchosdatos que allí no le son accesibles y sin los cuales es imposible apreciar cuantoscaminos nuevos se nos abren ahora (...) El conocimiento que Ud. tenga será siempreindirecto y no remplazará, ni cuantitativa ni cualitativamente, la aprehensión viva,directa, permanente que sólo le puede dar la relación inmediata con el proceso y consus actores. (Tomo II, p. 268)

Perón estaría preso en una cárcel ideológica, producto de la estrategia imperialista que

lo encerraba desde una doble operación: primero, en 1955 lo expulsa del poder en

Argentina mediante un golpe violento y segundo, a partir de su exilio en Europa, lo

envuelve de las comodidades del viejo continente y lo aleja de la realidad de las luchas

nacionales.

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Con este mecanismo el imperialismo intentaría desarticular a Perón de cualquier

contacto con las luchas populares del Tercermundo. Cito:

Por eso le digo que es el prisionero de la Puerta de Hierro (...) la cárcel sin rejas enque Ud. está. Perón es la mayor fuerza explosiva, la amenaza inmediata: al frente delmás grande frente de masas del continente, buscando el poder en un país-clave (...)Entonces Occidente lo mete en una de sus jaulas más o menos dorada (...) Ud. no es unexiliado común: es doble exiliado. Exiliado de su Patria y exiliado del mundorevolucionario donde se decide la historia y donde tiene sus hermanos de causa. (TomoII, pp. 269-270)

Modificar la dirigencia del movimiento, actualizar los puntos de vista tácticos desde una

óptica insurreccional y posicionar a nuestro país con el resto de países no alineados,

eran los principales ejes de debate entre Perón y Cooke. Éste a lo largo de casi toda la

correspondencia da a entender que las diferencias con el General eran superables y

estaban centradas en cuestiones de apreciación sobre algunas líneas de acción.

Ahora bien, y como analizaremos posteriormente, ya en las últimas cartas podemos

advertir que esto cambia paulatinamente. Antes de adelantarnos en este punto de vista,

resulta interesante observar cuáles eran los argumentos utilizados por Cooke para

superar las diferencias con Perón.

Para solucionar los puntos de vista encontrados que originaban la inmovilidad del

peronismo y los recurrentes errores tácticos, Cooke le dice a Peròn que debe salir de la

“doble Puerta de Hierro” y trasladase de España a Cuba, sede de la revolución del

Tercermundo y medio para que Perón comprendiera a Cooke:

Lo cierto es que, con la mira puesta en idénticos objetivos, existe una bifurcación depensamientos en cuanto a los medios de alcanzarlos (...) Pero hay otros elementos dejuicio que complementan -sin modificarlo- ese cuadro general, y que solamente poradivinación podrían conocerse o estimarse desde Madrid, mientras que desde LaHabana no pueden dejar de computarse: en ellos esta la clave de nuestra divergencia.(Tomo II, pp. 262-263)

Traigo a Europa la misión de transmitirle, en nombre de la Revolución Cubana, unainvitación fraternal y amplia. (Tomo II, p. 284)

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Cooke y Perón: la imposibilidad de un acuerdo

Perón no acepta la invitación a Cuba, no modifica las conducciones del partido por

pedido de Cooke y regresará a Argentina recién en 1973 a través de la vía electoral y no

insurreccional como proponía aquel.

Dadas las marcadas diferencias de acción del General respecto de las opiniones de

Cooke, poco a poco, las relaciones entre ellos se distancian. Esto lleva a Cooke al

reconocimiento de la imposibilidad de acuerdo con el líder justicialista. Cooke expresa:

Mis reclamos eran, hasta ahora, para tratar de convencerlo de la necesidad de efectuarcambios que transformen al movimiento en lo que debe ser bajo el punto de vistaestructural, de sus métodos, etc. (...) Mis alegatos no han logrado convencerlo, peropiense que si yo tuviese razón -o una porción apreciable de razón- entoncescorreríamos riesgos adicionales además de los que son, de por si inherentes al objetivo.Los burócratas se “legalizaron”, hicieron su reorganización y ahora se consideranconsagrados por “las bases”. (Tomo II, p. 311)

Mis argumentos, desgraciadamente, no tienen efecto: Ud. procede en forma muydiferente a la que yo preconizo, y a veces en forma totalmente antitética. (Tomo II, p.341)

Las disputas con Perón se acrecientan en torno a las posturas asumidas por Perón. Hacia

el final de la correspondencia vemos que Cooke no discute solamente en relación a la

dirigencia del movimiento o a las posturas de Perón sobre las líneas de la política, sino

que cuestiona al círculo más cercano del ex presidente: Isabel. Cito:

No quiero eludir el tema: en estos pleitos es parte, como representante suya, su propiaesposa. En ese doble carácter, demás está decir que nuestro respeto no admitelimitaciones. Pero también estamos ante una línea política de cambios internos que Ud.cree oportuna y que exigía esa ejecutoria, y que no es la de cambios radicales quesostenemos como imprescindibles. (Tomo II, p. 342)

Por ultimo y pese a que Cooke siempre se consideró integrante del peronismo y leal a

Perón, con el paso del tiempo comienza a plantear la existencia de una línea propia

dentro del movimiento, dando a entender al General que más allá de sus programas y

propuestas cuenta con un margen de acción política y que no está dispuesto a reproducir

al pie de la letra sus órdenes. Esta carta estará expresando el punto más alto de disputa

entre Perón y Cooke y desde nuestro punto de vista estará expresando también, el

abandono de la idea de que Perón podía llegar a actuar o pensar a su manera.

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O sea, esta Carta expresa que la disputa con Perón está cerrada a nivel del discursivo

mutuo. De aquí en adelante los caminos de ambos ideólogos de la revolución nacional

estarán definitivamente escindidos:

No nos proponemos como modelos de ciega obediencia, como adoradores de cualquiermedida que Ud. toma, como respetuosos de cualquier medida que Ud. lleve a laconducción local. (Tomo II; p. 344)

A MODO DE CIERRE

Y ahora, lector, sé que tengo que levantarle el ánimo. ¡No se me achique! La historia sehace a pesar de esto. A pesar de todo esto tenemos una conciencia nacional cada díamás clara. Es que no se puede tapar el cielo con un arnero ni escupir contra el viento:

las verdades se abren paso. Somos millones de argentinos los que sabemos a queatenernos – la gran mayoría- y lo más que logran es confundirnos momentáneamente yen lo episódico; en las grandes líneas sabemos lo que queremos y adonde vamos, y deesa huella no han de apartarnos aunque vengan degollando, o mejor dicho mintiendo,

con todo el instrumental que los cipayos disponen.Arturo Jauretche43

De esta manera, daríamos cierre al intento de trazar un recorrido acotado por el

pensamiento de John William Cooke a través de las Cartas con Perón. Elegimos esta

última temática como clausura del trabajo, no meramente por el hecho de que la ruptura

con Perón forma parte de las últimas cartas y aglutina casi todas las ideas escritas por

Cooke, sino además, porque creemos que expresa el proceso dialéctico de formación

intelectual y política que atraviesa el pensamiento y el accionar de Cooke: desde su

posición de delegado de Perón que asiente órdenes, a constituirse como un actor que

disputa la línea ideológica del movimiento nacional respecto del esquema trazado en

1945 y de su líder.

Este camino de redefiniciones ideológicas y de actualización de principios políticos del

proyecto nacional, forma parte del recorrido histórico no meramente de Cooke, sino de

un sector importante de la juventud y de las fracciones obreras de nuestro país.

De alguna manera, y con la particularidad de que Cooke fue delegado personal de

Perón, esta disputa aglutina las tensiones hacia el seno del Movimiento Peronista entre

la concepción y los objetivos políticos de Perón y los de gran parte del Peronismo

Revolucionario, entre los que se podemos nombrar al MRP, las FAP, la JP o

Montoneros.

43 Jauretche, Arturo, Los Profetas del Odio y la Yapa, Ed. Corregidor 2004. Pág. 170

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Cooke muere en 1968, con lo cual no consigue participar del proceso de ascenso del

conflicto y de la lucha social del Cordobazo, ni tampoco de la experiencia de

Montoneros, del Peronismo Revolucionario y la izquierda Marxista no peronista de

1970, que con aciertos y desaciertos, con propuestas y muchas veces carentes de política

para enfrentar ciertas circunstancias, tuvieron el legado de Cooke como antecedente e

intentaron direccionar el movimiento de masas hacia el Socialismo Nacional y la

formación de una conducción obrera y juvenil.

Cooke y cada uno de los luchadores de las décadas de 1960 y 1970 militaron detrás de

la justicia y de la verdad, dando la batalla por la construcción de una trinchera cultural

que resistiera los avances del liberalismo colonialista y que dejara definitivamente

detrás un pasado que moría para recibir un futuro que pertenecía al presente militante.

Como flecha decidida a dar en el blanco, direccionaron su batalla en el camino de la

liberación nacional, con aciertos y con errores, pero siempre convencidos de que la

única lucha revolucionaria es la lucha revolucionaria.

Perón a su manera, muchas veces diferente a lo que Cooke establecía y desde sus

ambivalencias y su movimiento pendular y bajo el esquema de la Comunidad

Organizada, fue el interlocutor de Cooke y de todo el espectro de la política nacional en

el transito de formación y consolidación del programa de liberación. El General fue su

propia izquierda y su propia derecha. Ni Cooke o Rearte eran Perón; ni tampoco lo

fueron López Rega u Osinde; y ni siquiera, Cafiero o Lorenzo Miguel. Perón no era

socialista o por lo menos su socialismo nacional no contemplaba la radicalización de la

lucha de clases y la expropiación del capitalismo; Perón tampoco era fascista como

López Rega, verdadero infiltrado del movimiento nacional; y menos aun, Perón era

entreguista del patrimonio nacional y de los sectores populares como el peronismo de la

burocracia que llega al poder durante 1989.

Cooke en algún punto y hacia el final de la correspondencia, lo entendió y se convenció

por eso, de que Perón no sería Fidel Castro, ni tampoco el garante de la revolución

socialista y a partir de aquí, sería imprescindible fortalecer su organización ARP y la del

movimiento nacional. Ahora bien y pese a ello, Cooke nunca desestimo el valor del

General para desarrollar la lucha del pueblo en Argentina, tanto en su rol histórico en

1940, como así también, en su condición de ser el aglutinador de la resistencia bajo el

amplio frente policlasista después de 1955. Perón nunca claudico su antiimperialismo,

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su nacionalismo, su defensa de los intereses populares o su programa de integración

latinoamericana y Cooke nunca lo perdió de vista. Ahora bien, la izquierda de Perón y

más allá de movimiento pendular en la conducción, fue su programa de gobierno

antiimperialista y popular y este principio era parte de la conciencia colectiva de las

masas.

Cooke y a diferencia de varios sectores de la izquierda, supo diferenciar a Perón del

peronismo, pese a no subestimar el rol de líder. El peronismo era el punto más alto de la

conciencia de los trabajadores para la lucha por sus intereses y Perón, era la

cristalización de ello y pese a que a veces se manifestara en una contradictoria

organización e ideología, el Movimiento no dejaba de implicar el odio a la oligarquía y

el establecimiento de la dignidad y defensa de los derechos de los trabajadores. Por eso,

Cooke siempre permaneció dentro del Movimiento, pese a contar con autonomía del

Partido justicialista desde ARP, que se proponía como función fortalecer la teoría y la

organización del peronismo.

Cooke supo ver además, que el esquema de la Comunidad Organizada de 1945 estaba

entrando en una crisis terminal. Perón y por el contrario a ese planteo, era un

convencido de la posibilidad de reconstruir el frente policlasista y lo intentó hasta el día

de su muerte. Fallecido Perón, la crisis del movimiento, expresada anteriormente en

Ezeiza, se desencadenaría de forma violenta y la Comunidad Organizada se rompería

en cientos de pedazos. La pregunta de Cooke sobre qué pasaría con el líder muerto,

adquiriría centralidad y vigencia y a su vez, se desenvolvería como una tragedia,

augurada varios años antes por el primer representante del General.

El derrumbe del peronismo se produciría para Cooke ante la avanzada de las internas

del movimiento y en este marco, la reacción oligárquica triunfaría ante la claudicación

de la dirigencia burocrática. Para dar cuenta de dicho fenómeno, no solo faltaría ver a

los sectores de la burocracia sindical sin proyecto alguno en 1975 luego de la purga de

López Rega, sino además, deberíamos analizar como participaron de la entrega nacional

en 1989.

Cooke dejaría enseñanzas sobre que ocurriría con la derecha del peronismo y la

burocracia sindical sin Perón, pero además y algo que en muchos casos no fue tenido en

cuenta, Cooke planteó la necesidad de organizar, masificar y reforzar la ideología de la

izquierda combatiente dentro del peronismo. Es por ello, que ARP no desarrolló

acciones armadas, pese a plantear la centralidad y lo inevitable en algún punto, de la

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lucha violenta. La tarea de masificar y reforzar la ideología combatiente del peronismo

fue su labor primordial: la formación de cuadros políticos con llegada a las masas, la

organización sindical y juvenil, la difusión de una teoría revolucionaria para la lucha

política y militar o el planteamiento de programas con una táctica y estrategia definidas,

fueron sus actividades primordiales. La desviación militarista de varias organizaciones o

el enfrentamiento directo a Perón, mostraron la imposibilidad de desarrollar una política

de masas y la izquierdización y reforzamiento de la teoría revolucionaria del peronismo,

quedarían cerrados. La existencia del Partido o la organización revolucionaria de masas

capaz de enfrentar la reacción al imperialismo mundial, no llegaría nunca a desarrollarse

ni con Cooke en vida, ni lamentablemente, durante 1970.

Pese a los errores de algunos sectores del peronismo revolucionario o de la izquierda

marxista, tanto Cooke como gran parte de la militancia, no abandonaron nunca la batalla

por la ruptura del modelo del coloniaje. Y es por eso, que la seguridad y la certeza de

que los pueblos luchando, a la larga o a la corta triunfan, hoy renace a partir de la

relectura de Cooke y en cada compañero militante que pelea en el comedor, la ruta, la

fábrica, la universidad o el campo, que no se resigna al presente de injusticias, al vigente

modelo de hambre y desolación neoliberal en un país desvastado por políticas de Estado

militares y de falsas democracias de mercado. Hartos de soportar ajustes, de ser los

nadies de la patria, cada hombre, mujer o niño, mañana militante de las organizaciones

libres del pueblo, desarrolla pequeños esfuerzos, conciente o no de ellos, dando los

primeros pasos de un pueblo que alcanzará la segunda independencia inconclusa debajo

de los sueños aún no realizados pero vigentes, de la Patria Grande liberada.

Latinoamérica será liberada del coloniaje o sobre los escombros yacerán los cuerpos de

los hijos de la patria.

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XI- CONCLUSIONES

Las masas luchan contra la misma miseria, se debaten con los mismos gestos y dibujancon sus estómagos reducidos lo que ha podido llamarse la geografía del hambre.Mundo subdesarrollado, mundo de miseria e inhumano. Pero también mundo sin

médicos, sin ingenieros, sin funcionarios. Frente a este mundo, las naciones europeasse regordean en la opulencia más ostentosa. Esta opulencia europea es literalmente

escandalosa porque ha sido construida sobre las espaldas de los esclavos, se haalimentado de la sangre de los esclavos, viene directamente del suelo y del subsuelo deeste mundo subdesarrollado. El bienestar y el progreso de Europa han sido construidos

con el sudor de los negros, los árabes, los indios y los amarillos.Hemos decidido no olvidarlo.

Frantz Fanon44

Cooke, como un viento más entre el inmenso huracán de batallas y sueños que soplan

desde la acción de las organizaciones libres del pueblo, regresa y pese a la lejanía

temporal de su muerte y a la inmensa acción del aparato de la colonización pedagógica

que escribe la historia oficial y la prensa, Cooke está entre nosotros, como un elemento

fundante de la conciencia nacional en ascenso. Cooke, es un pilar más del inmenso

edificio de la cultura nacional, que ladrillo a ladrillo, categoría a categoría, da techo y

resguardo doctrinario a un pueblo que resiste y se organiza para la toma del poder. Es

esta nación de pie y en lucha, la que retoma el legado de Cooke militante y eso lo hace

grande, más allá del canon o de la historia oficial y la batalla ideológica ejercida por los

intelectuales modernizadores y de derecha liberal.

Cooke regresa en manos de un pueblo combatiente. La importancia o la indiferencia

otorgada a un intelectual por parte de un pueblo, está ligada a su rol en la formación de

la identidad nacional. Un escritor es considerado como autor nacional para los

habitantes de un país libre, no por la cantidad de libros que una editorial venda, ni por

los barrocos y extravagantes comentarios de la crítica literaria o histórica de las

academias, sino, por la capacidad de ese intelectual y de su legado para arraigar en las

luchas de una nación, para que sus aportes sean semillas que germinen en la conciencia

y en la militancia de las masas en el camino de formación de su cultura.

Muchos de los nudos teóricos planteados por Cooke se reflejaron en las luchas

militantes de 1970 y expresaron, bajo las banderas de la liberación nacional y de la

construcción de una patria grande socialista, la batalla de los pueblos latinoamericanos

contra las propuestas de balcanización del imperialismo. Estas ideas, centradas en el

44 Fanon, Frantz, Los condenados de la tierra, Ed. Fondo de Cultura Económica, 1974. pág. 88.

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intento de enfrentar al aparato de la colonización pedagógica y de su legado separatista,

son las que formaron parte de las consignas de la militancia de 1940 a 1970 y que hoy

renacen en el pueblo de pie y caminando hacia el futuro.

Esta lucha, entablada tanto en Argentina como en el resto del sur americano, forma

parte de la batalla por la construcción de una nación políticamente soberana,

económicamente independiente y con justicia social, que sigue vigente continuando los

sueños de la segunda independencia inconclusa de 1940 a 1970. La derrota de las

naciones del Tercermundo ante las garras apátridas de las fuerzas armadas que actuaron

como brazos operadores de los grandes negocios, sujetó a los pueblos del sur a los

designios del capital financiero internacional y los vencedores de esta guerra, hoy la

están cobrando: ministerios sitiados por malones liberales saqueando los recursos al

extranjero, inmensas desigualdades en un continente rico y vaciado por los intereses

rapaces de las empresas multinacionales y en donde el hambre es la norma en un país

productor de alimentos y en el cual, en el caso argentino y pese a ser una nación

petrolera, padece una crisis energética.

Ante este escenario de injusticias y opresión del coloniaje, la vigencia de Cooke y de

todo el pensamiento nacional derrotado en 1976, reaparece de manera incipiente en la

conciencia de los pueblos que luchan, y que poco a poco, reconocen que las garras de la

antipatria se esconden detrás de las falsas libertades difundidas desde los términos como

democracia neoliberal, inversores, riesgo país o modelo productivo.

En la actualidad, las luchas políticas en Argentina están recorriendo un camino de

búsqueda y de reencuentro con el pensamiento nacional. De búsqueda del pasado

sepultado por la historia oficial y de reencuentro con la tradición de resistencia y

militancia, en el difícil pero inevitable proceso de formación de la conciencia nacional

liberadora. En este tránsito de latinoamericanización de las masas, se genera un

abandono y una crítica de los conceptos del aparato de la colonización pedagógica. De

manera aun inorgánica pero en marcado desarrollo, las clases subalternas rompen con

las categorías del coloniaje desde un incipiente debate y cuestionamiento de las normas

y de las instituciones de las minorías antinacionales. El pasaje del niño en estado de

inocencia - las naciones oprimidas inseparables aún del deseo de sus padres

imperialistas- a la formación de un actor colectivo conciente y capaz de romper los

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lazos con la opresión para recorrer su rumbo desde sí mismo, se reduce y la conciencia

nacional se clarifica.

En este siglo que nace convulsionado por las resistencias de las organizaciones sociales

y políticas al imperialismo en Venezuela, Bolivia, Cuba o Ecuador, nuestro país

reconstruye el legado de Cooke que regresa para dar esta guerra. La historia del pueblo

combatiente se resiste a ser olvidada desde la defensa que hacen de su patrimonio las

masas organizadas, que buscan reconstruir el movimiento nacional desde las consignas,

las experiencias y las batallas heredadas de la lucha de sus verdaderos próceres.

Contra la posibilidad de ruptura de la conciencia del opresor en las mentes del oprimido,

los intelectuales del pensamiento antinacional, sea a partir de la prensa o de algunas

universidades, difunden los valores y las costumbres importadas de los centros

ideológicos del coloniaje, buscando cerrar cualquier oportunidad de la patria de formar

intelectuales al servicio de la industria nacional y del desarrollo popular y soberano,

bases del pensamiento latinoamericano del proyecto naciente de la Patria Grande. En

esta batalla cultural, cada intelectual nacional carga un libro de fusil con el cual disparar

contra el esquema opresivo del coloniaje, implementado en la prensa y las instituciones

neoliberales garantes del genocidio de las masas hambreadas y fundadoras del

terrorismo ideológico de las minorías neocoloniales.

Similar al período en que vivió Cooke, las naciones del sur enfrentan los engranajes del

inmenso aparato cultural del opresor. El imperialismo articula las estructuras de la

colonización pedagógica, a través del desarrollo en las mentes de los oprimidos de la

percepción de que el futuro les fue expropiado. El neoliberalismo, en términos

ideológicos, no es ni más ni menos, que la declaración del monopolio del derecho al

futuro por parte de las minorías del gran capital, en detrimento de las mayorías

populares. Esta percepción del fin de la historia genera la expropiación del derecho a las

masas a reclamar el ingreso a la nación. Bajo este monopolio, el poder del sistema

neoliberal entabla la batalla contra el pueblo y sus organizaciones, a las que les señala

que no tienen derecho a reclamar, que no poseen oportunidad de consumir las riquezas

del suelo y la nación en su conjunto, sin ser tildadas de setentistas, subversivas,

“arcaicas” y ajenas a los “inversores y la seguridad jurídica”. Debatiendo y luchando

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contra el nihilismo45de las clases medias que sostienen que no hay futuro; estableciendo

una batalla contra la derrota política cultural de las masas pobres que aún no han barrido

este mito reaccionario del “modelo de los inversores y la copa que derrama”, es que

cada compañero hace su aporte a la reconstrucción de la conciencia de un pueblo que se

considera digno de ser libre.

Para estas masas oprimidas que hoy se embanderan desde las organizaciones libres del

pueblo, el futuro no es un debate ideológico, ni teórico, sino que es pragmático: las

mayorías hambreadas no tienen tiempo para debates filosóficos sobre los estadios de las

sociedades neoliberales, la gobernabilidad y la democracia republicana. La muerte de

sus hijos por el hambre y las enfermedades producto de la desigualdad del sistema y la

represión policial constante por “portación de rostro”, les impide estos lujos típicos de

la academia positivista, liberal y de los intelectuales modernizadores enemigos de lo

nacional. La indigencia americana producto del modelo neoliberal se muestra ampulosa

en orgías de lujo y ostentación en los barrios cerrados y en las capitales en donde se

construyen palacios, sedes de multinacionales, que contrastan contra las villas miseria y

la pobrería arrumbada en el afuera. Esta miseria, estos niños hambrientos y enfermos,

despreciados en las colas de los hospitales saqueados por las propuestas de los

ideólogos de los organismos de crédito y la complicidad de la política claudicante de

1990, esta escena de pobres de las villas que para la política de los gobiernos valen

menos que la bala que los mata, contrasta con la riqueza absoluta de unos pocos. Pese a

los intentos de confusión mental creados desde la sociología de la gobernabilidad

democrática, esta desigualdad creciente siembra el odio en las masas del pueblo pobre,

que más tarde que temprano, germina en resistencias al sistema, crece en la

organización y que florecerá en los programas populares de gobierno. Es este odio, es

esta indignación ante la tragedia social efecto del coloniaje neoliberal, que se generan

los primeros pasos de las masas pobres para marchar hacia el futuro. Poco a poco y

detrás de la violencia social, política y económica del sistema, las organizaciones libres

del pueblo reconocen que solo la alineación del resentimiento en un programa, que

solamente a través de la canalización del odio en capacidad de movilización, se puede

vencer a la tenebrosa marea del hambre neoliberal. La cabeza fría y la pólvora seca, son

45 Cuando se repite que este “país ya no va a cambiar” lo que se está diciendo es que los 20 millones depobres lo seguirán siendo. Nos preguntamos, ¿qué derecho tenemos para condenar a muerte a losexcluidos? ¿ qué derecho tenemos para hacer de un principio irrenunciable un debate ideológico?. Lalucha social hoy es la consigna. No hay Tregua al modelo.

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las consignas de un pueblo, que más tarde o más temprano, esta llamado a ingresar a la

nación.

El pensamiento de Cooke forma parte de uno de los caminos a partir de los cuales la

Argentina intentó ser una nación libre. Hoy y aun de manera confusa, ese recuerdo de

un país de pie, llega como un eco de la conciencia colectiva adormecida que se resiste a

perderse bajo el esquema cultural del coloniaje.

Pese a las críticas o acuerdos que se pueden hacer en torno a los escritos de Cooke,

creemos, que hay una gran cantidad de herramientas teóricas esclarecedoras. Entonces,

retomando algunas de sus ideas, sostenemos que difícilmente existen luchas políticas en

la actualidad con capacidad de triunfo sino parten del desarrollo de una herramienta

política de un frente policlasista que enfrente la presión de las fracciones del capital

extranjero monopolista y sus socios locales, los Grandes Grupos Económicos. Las

naciones del Tercermundo resisten inicialmente al enemigo imperialista, que deriva a un

segundo plano la lucha entre las masas trabajadoras y las fracciones del capital nacional

mercado internista. En la actualidad la tarea de los intelectuales nacionales es participar

en la construcción de las condiciones para el surgimiento de un nuevo 1945, que tendrá

características únicas en esta época, pero que será similar a aquel en su esfuerzo por

reconstruir el tejido productivo nacional mercado internista y por la necesidad de iniciar

el proceso de redistribución de la renta y de refundación cultural y nacional

antiimperialista. Luego, el debate sobre cuál es el momento justo para avanzar hacia la

toma de todo el poder, cuál el medio más acorde a la coyuntura y desde qué geopolítica

se tejen las alianzas para garantizar esos objetivos, dependerá de la voluntad colectiva y

del momento particular de la organización de los pueblos.

Afuera, sumergida en el patrio trasero de las capitales y a pesar de la acción criminal de

la pluma y la prensa de los intelectuales modernizadores, la patria llama a la lucha y

hacia ella debe dirigirse el intelectual nacional, dando su batalla por la defensa de una

identidad para nuestro país en la titánica tarea de la reconstrucción de la conciencia

nacional y latinoamericana. La tarea no es fácil y el enemigo antinacional acecha, pero

grande será el reconocimiento de una nación dignificada por cada niño que salga de la

pobreza y el abandono, por cada escuela que funcione dignamente, cada hospital que

salve una vida o por cada fábrica que levante sus puertas e ingresen a ella los

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desempleados, hoy marginados de la nación producto del terrorismo económico de

mercado.

Las masas marchan hacia el porvenir, lentamente, pero a paso seguro, en la lucha por la

reconstrucción de la cultura nacional y por el abandono del esquema colonial de

pensamiento, en la batalla por la formación de una nueva síntesis superadora de la

conciencia nacional para la liberación.

Cada militante, no importa si los es de un comedor, de un partido, de un sindicato, de

una escuela o en la ruta, es un combatiente del pueblo y lleva por eso, a la patria en

guerra entre sus manos, en sus libros, en sus ideas y en su lucha. La hora de los pueblos

esta llegando y marca la eclosión de la conciencia nacional en ascenso y cuando la hora

de las nacionalidades toca, es imposible atrasar el reloj de la historia. Aquellos

intelectuales que no lo comprendan o que a conciencia, nieguen su aporte a la lucha por

la liberación de la patria, formarán parte del pasado y serán olvidados bajo el polvo de

las academias obsoletas y de un pueblo, que desde el presente de resistencia, está

despertando el sueño de un futuro liberado.

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