38
1 LA TEORÍA DE LOS RECURSOS Y CAPACIDADES DE LA EMPRESA. UNA REVISIÓN. José Andrés López Yepes. Ramón Sabater Sánchez. Departamento de Organización de Empresas. Universidad de Murcia. LA TEORÍA DE LOS RECURSOS Y CAPACIDADES DE LA EMPRESA. UNA REVISIÓN. La teoría de los recursos y capacidades de la empresa surge en el seno de la dirección estratégica bajo la premisa fundamental de la existencia de heterogeneidad entre las empresas en lo que a dotación de recursos y capacidades se refiere; heterogeneidad que explica las diferencias de resultados entre ellas. En los últimos años se ha producido una serie de notables aportaciones a la teoría de los recursos y capacidades de la empresa, aportaciones de las que nos hacemos eco en este trabajo, cuyo objetivo es presentar una visión global y sistematizada de dicha teoría. En la primera parte se aborda el estudio de los antecedentes de la misma. En la segunda se trata el contenido, el cual se centra en la definición de los conceptos de recurso y capacidad, las condiciones a cumplir por los mismos para la consecución de rentas y la discusión sobre la conveniencia de asumir condiciones de equilibrio y racionalidad en las decisiones relacionadas con la gestión de los recursos y capacidades de la empresa. En la tercera se analizan las posibilidades de aplicación de la misma a la administración de empresas. Finalmente, en la cuarta parte se presentan las principales limitaciones de esta teoría tanto en lo que se refiere a sus fundamentos teóricos como a su aplicación práctica. Palabras clave: Teoría de los recursos, recursos, capacidades, competitividad. THE RESOURCE-BASED VIEW OF THE FIRM. A REVIEW. The Resource-based view of the firm arises from the core of the strategic management, under the fundamental premise of the existence of heterogeneity between firms, referred to the amount of resources and capabilities. This heterogeneity is considered to be the main reason for the diversity of results between different firms. In order to offer a global view of that theory, this paper has been divided into four parts. i) Firstly, we analyse the antecedents of the Resource-based view of the firm. ii) In the second part, we define resources and capabilities analysing how these resources and capabilities can provide gross incomes and benefits. We also discuss about the convenience of assuming equilibrium and rationality conditions when making decisions about the management of the firm =s resources and capabilities. iii) The third part studies how this theory could be applied to the management. iv) In the final part, the main limitations of this theory are shown referred to both its theoretical basis and its practical application. Key words: Resource-based view, resources, capabilities, competitiveness. 1.- INTRODUCCIÓN.

recursos y capacidades

  • Upload
    mro1506

  • View
    750

  • Download
    3

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: recursos y capacidades

1

LA TEORÍA DE LOS RECURSOS Y CAPACIDADES DE LA EMPRESA. UNA REVISIÓN.

José Andrés López Yepes.

Ramón Sabater Sánchez.

Departamento de Organización de Empresas. Universidad de Murcia.

LA TEORÍA DE LOS RECURSOS Y CAPACIDADES DE LA EMPRESA. UNA REVISIÓN.

La teoría de los recursos y capacidades de la empresa surge en el seno de la dirección estratégica bajo la premisa

fundamental de la existencia de heterogeneidad entre las empresas en lo que a dotación de recursos y capacidades se refiere;

heterogeneidad que explica las diferencias de resultados entre ellas.

En los últimos años se ha producido una serie de notables aportaciones a la teoría de los recursos y capacidades de la

empresa, aportaciones de las que nos hacemos eco en este trabajo, cuyo objetivo es presentar una visión global y sistematizada

de dicha teoría. En la primera parte se aborda el estudio de los antecedentes de la misma. En la segunda se trata el contenido, el

cual se centra en la definición de los conceptos de recurso y capacidad, las condiciones a cumplir por los mismos para la

consecución de rentas y la discusión sobre la conveniencia de asumir condiciones de equilibrio y racionalidad en las decisiones

relacionadas con la gestión de los recursos y capacidades de la empresa. En la tercera se analizan las posibilidades de aplicación

de la misma a la administración de empresas. Finalmente, en la cuarta parte se presentan las principales limitaciones de esta teoría

tanto en lo que se refiere a sus fundamentos teóricos como a su aplicación práctica.

Palabras clave: Teoría de los recursos, recursos, capacidades, competitividad.

THE RESOURCE-BASED VIEW OF THE FIRM. A REVIEW.

The Resource-based view of the firm arises from the core of the strategic management, under the fundamental premise

of the existence of heterogeneity between firms, referred to the amount of resources and capabilities. This heterogeneity is

considered to be the main reason for the diversity of results between different firms.

In order to offer a global view of that theory, this paper has been divided into four parts. i) Firstly, we analyse the

antecedents of the Resource-based view of the firm. ii) In the second part, we define resources and capabilities analysing how

these resources and capabilities can provide gross incomes and benefits. We also discuss about the convenience of assuming

equilibrium and rationality conditions when making decisions about the management of the firm=s resources and capabilities. iii)

The third part studies how this theory could be applied to the management. iv) In the final part, the main limitations of this theory

are shown referred to both its theoretical basis and its practical application.

Key words: Resource-based view, resources, capabilities, competitiveness.

1.- INTRODUCCIÓN.

Page 2: recursos y capacidades

2

El análisis estratégico tradicional ha centrado su interés en los estudios sectoriales

relegando a un segundo plano los aspectos internos de la empresa; estudios que dirigen sus

esfuerzos a mostrar diferencias entre sectores pero apenas se ocupan de las diferencias dentro del

mismo sector (Rumelt, 1984)1. Conceptos como atractivo del sector, grupo estratégico,

crecimiento del mercado, ... eran utilizados para explicar la rentabilidad de la empresa. Este

análisis supone implícitamente que: 1) las empresas pertenecientes a un mismo sector son iguales

en cuanto a recursos y estrategias disponibles, y 2) las diferencias entre empresas, caso de que las

haya, sólo se pueden mantener a corto plazo (Cuervo, 1993). Sin embargo, los estudiosos

comienzan a observar diferencias en los resultados de las empresas que se mantienen a lo largo

del tiempo y ante esto se preguntan: si todas las empresas de un mismo sector o grupo estratégico

tienen las mismas oportunidades, )cuál es el motivo de esta disparidad de resultados?.

A esta pregunta intenta responder la teoría de los recursos y capacidades de la empresa

(Resource-Based View), la cual pone énfasis en los aspectos internos de la misma como factores

explicativos de tales diferencias. El desarrollo de esta teoría se ve impulsado por dos hechos: por

un lado, aparecen trabajos empíricos que muestran cómo las diferencias de resultados

intersectoriales son menores que las diferencias intrasectoriales y, por otro, como señala

Levinthal (1995), por los esfuerzos de los estudiosos en distinguirse de sus inmediatos

predecesores y eliminar así un desequilibrio en la literatura especializada que inclinaba

claramente la balanza hacia el lado del análisis sectorial.

1 Rumelt (1991) señala que la varianza en la rentabilidad a largo plazo dentro del mismo sector es de tres a cinco veces

mayor que la varianza entre sectores.

Este trabajo proporciona una visión global y crítica de la citada teoría de los recursos y

capacidades de la empresa, habiéndose estructurado en torno a cuatro grandes apartados. En

primer lugar, se buscan sus antecedentes en aquellas teorías que han tenido una mayor influencia

en su desarrollo, haciendo especial referencia a las aportaciones procedentes del campo de la

economía, poniéndose de manifiesto el acercamiento entre la economía y la empresa que de este

enfoque se deduce. A continuación, se aborda el estudio de su contenido, el cual se centra en: 1) la

definición de los conceptos de recurso y capacidad; 2) en la determinación de las condiciones a

Page 3: recursos y capacidades

3

cumplir por los mismos para posibilitar la obtención de rentas; y 3) el análisis de la consideración

que hace esta teoría de las condiciones de equilibrio y racionalidad en las decisiones que afectan

a la gestión de los recursos y capacidades de la empresa. Más adelante se realiza una extensa

revisión bibliográfica en la que se recoge una selección de trabajos en los que, desde esta

perspectiva, se aborda el estudio de diferentes problemáticas relacionadas con la administración

de empresas. Por último, se contemplan las principales limitaciones que presenta esta corriente

administrativa, tanto en relación a su contenido como a su aplicación práctica.

2.-ANTECEDENTES.

La dirección estratégica de la empresa surge con el propósito de analizar la diversidad de

resultados entre empresas (Levinthal, 1995). Así, los primeros trabajos (Selznick, 1957; Andrews,

1971) se centraban en estudiar las competencias distintivas entre organizaciones. A finales de los

70 se produce un cambio en la orientación y la diversidad entre sectores pasa a ocupar el lugar

central en lo que a nivel de análisis se refiere; cambio que se ve impulsado por la aparición en

1980 de la obra de Porter Estrategia Competitiva. Este autor, influido por los postulados de la

economía industrial, propone una metodología para analizar los sectores industriales que tiene una

gran aceptación, lo que hace que durante casi una década el interés se centre en ellos.

En los 90, a la vista de las dificultades de este modelo para explicar los orígenes de la

ventaja competitiva y ante la aparición de trabajos que demuestran cómo las diferencias de

resultados entre sectores son menos significativas que las diferencias en el seno del mismo sector

(Rumelt, 1991; Hansen y Wernerfelt, 1989), los investigadores se vuelven a centrar en los

aspectos internos de la empresa como factores explicativos de los resultados de la misma. Surge,

así, una nueva corriente de investigación en el seno de la dirección estratégica de la empresa que

bajo la rúbrica de teoría de los recursos (Resource-Based View), se ocupa de estudiar estos

aspectos.

Los orígenes de esta teoría se encuentran bastante dispersos. De una parte, se sitúan en los

trabajos iniciales de la dirección estratégica, principalmente en el de Andrews (1971). Este autor

considera que la función del estratega es encontrar un adecuado equilibrio entre las oportunidades

y amenazas del entorno con las fortalezas y debilidades de la empresa, basándose en la existencia

Page 4: recursos y capacidades

4

de las competencias distintivas para competir con éxito, concepto al que continuamente se hace

referencia en la teoría de los recursos y que es debido a Selznick (1957). De otra parte, en 1959

aparece la obra de Edith Penrose Teoría del crecimiento de la empresa, en la que se considera a

la empresa como un conjunto único de recursos productivos, obra en la que aparecen numerosas

ideas que son recogidas por esta teoría.

Paralelamente, la teoría de los recursos ha recibido numerosas aportaciones del campo de

la economía, como consecuencia de la aparición de nuevas corrientes investigadoras en su seno,

las cuales de forma simultánea introducen nuevas perspectivas y eliminan algunas que

tradicionalmente han impedido la colaboración entre la economía y la empresa. Dos son los

principales cambios que han favorecido esta colaboración (Knudsen, 1995): 1) el abandono de la

idea de empresa como caja negra, pasando a ser considerada como un elemento más, dentro de una

teoría más amplia de precios y mercados, que puede contribuir significativamente a explicar

diferentes aspectos; y 2) el asumir que existen diferencias entre empresas, alejándose, así, de la

concepción clásica para la cual todas las empresas son iguales en términos de los recursos

controlados y los productos ofrecidos. La empresa pasa a ser concebida como una institución

compleja que nace con el propósito de mediar en la colaboración entre los propietarios de los

recursos (Knudsen, 1995). En este sentido, ya en 1933, Chamberlin desarrolla un modelo de

competencia en reacción a la idea de homogeneidad de los clásicos. Para Chamberlin (1933) la

competencia en las industrias se da entre empresas con recursos diferentes, los cuales les permiten

implementar estrategias difícilmente imitables con las que obtienen unos resultados superiores.

Cita como ejemplos de estos recursos el know-how de los empleados, la reputación, marcas,

habilidad para trabajar en equipo, etc.; recursos, situados en un lugar destacado en el seno de la

teoría que nos ocupa.

En definitiva, este enfoque presenta un carácter ecléctico e integrador en tanto en cuanto

recoge elementos de múltiples campos. Así, Mahoney y Pandian (1992), estiman que los orígenes

de la teoría de los recursos se encuentran en el campo de la estrategia, en la economía

institucional (teoría positiva de la agencia, teoría de los derechos de propiedad, teoría de los

costes de transacción y teoría evolucionista) y en la organización industrial (escuela de Chicago y

escuela de Harvard). Conner (1991), por su parte, sitúa los orígenes en la teoría neoclásica, la

organización industrial y la teoría de los costes de transacción.Y Amit y Schoemaker (1993),

estiman que se debe considerar también la teoría behaviorista. Así pues, se puede afirmar que

Page 5: recursos y capacidades

5

estamos ante una teoría de carácter conciliador entre la economía y la dirección estratégica, pues

pretende aprovechar las complementariedades existentes entre una y otra para explicar el

comportamiento y resultados de la empresa.

Las influencias recibidas se manifiestan en los conceptos asumidos por esta teoría,

principalmente en lo que se refiere a los de empresa, empresario, objetivos y competencia entre

empresas.

En relación al concepto de empresa, son patentes las influencias de la teoría neoclásica, en

la medida en que se asume que aquélla es una unidad de producción; sin embargo se rechaza la

concepción neoclásica de empresa como ente sin historia, al estimar que se trata de una unidad

acumuladora de conocimientos (Penrose, 1962), idea puesta de manifiesto por las teorías

behaviorista y evolucionista, manifestando que dicha acumulación de conocimientos es

consecuencia del aprendizaje organizacional2. Por otro lado, se reciben influencias de la economía

institucional a la hora de definir la empresa, pues se admite la existencia de una estructura de

gobierno encabezada por el empresario (Penrose, 1962), cuestión -la jerarquía- estudiada por las

teorías integradas en la economía institucional. Así, la teoría de la agencia proporciona el apoyo

necesario para una mejor comprensión del proceso de despliegue de recursos de la empresa, al

estar condicionado por la aparición de costes de agencia (Castanias y Helfat, 1991) al tiempo que

la teoría de los costes de transacción ayuda a comprender la decisión de internalizar o acudir al

mercado en el caso de apropiación de recursos (Mahoney y Pandian, 1992; Madhok, 1997).

La consideración del empresario, al menos en parte, puede ser considerada como

neoclásica, en el sentido de persona que decide sobre la utilización de los recursos de la empresa.

Sin embargo, para la teoría de los recursos, la figura del empresario adquiere un papel crítico

(Madhok, 1997), asumiendo una función mucho más amplia, encargándose no sólo de utilizar los

recursos -como sucede para los neoclásicos-, sino también de impulsar el desarrollo de otros

nuevos (Spender, 1996). De esta forma la idea de empresario se aproxima a la defendida por los

2 En este sentido, es de destacar que el concepto de empresa como entidad acumuladora de conocimiento, en la

actualidad tiene gran relevancia, puesta de manifiesto en diferentes trabajos en los que, sobre la base de la teoría de los recursos, se desarrolla una teoría de la empresa basada en el conocimiento (Knowledge-based), entre los que se puede citar a Grant (1996), Spender (1996), Conner y Prahalad (1996) y Kogut y Zander (1996).

Page 6: recursos y capacidades

6

behavioristas, para quienes es un tomador de decisiones -con racionalidad limitada-, cuya

conducta está condicionada por las circunstancias de la empresa y su entorno y conducida por una

serie de reglas o normas de actuación concretadas en las rutinas organizativas (Simon, 1957).

También es de considerar la aportación de la teoría de la agencia a la hora de fijar los incentivos

al empresario -en el caso de que propiedad y control no recaigan en las mismas manos- para

conseguir que éste actúe en beneficio de la empresa y no en beneficio propio (Amit y Schoemaker,

1993).

Con relación a los objetivos de la empresa existe un paralelismo con la teoría neoclásica

ya que destacan los objetivos financieros; sin embargo, ya no se persigue la maximización del

beneficio sino mejorar los resultados con relación a algún índice de referencia -resultados de los

competidores, del año anterior,...-. Ello es así por los motivos siguientes (Hunt, 1997): 1) los

directivos tienen racionalidad limitada; 2) el interés de los directivos puede no coincidir con el de

los propietarios; y 3) cuestiones éticas pueden frenar el intento de maximización.

En lo referente a la formulación de objetivos son patentes las influencias de la teoría del

comportamiento en la medida en que se asume la necesidad de establecer un proceso de

negociación entre los participantes en el mismo, los cuales tienen intereses distintos e incluso

contrapuestos. Al mismo tiempo juega un importante papel en este aspecto la economía

institucional, al ser ésta una situación típica de asimetría de información y oportunismo entre

directivos y propietarios.

En cuanto a la competencia entre empresas resultan evidentes los lazos con la organización

industrial en tanto en cuanto ésta proporciona una metodología válida para su estudio; baste como

ejemplo la influencia del trabajo de Porter en la dirección estratégica de la empresa.

Sin embargo, la organización industrial estudia la competencia entre empresas desde una

perspectiva neoclásica (información perfecta, racionalidad del decisor, identidad de intereses

entre decisor y empresa e igualdad de oportunidades para todos los competidores)3, la cual no es

3Las últimas tendencias comienzan a considerar la discrecionalidad en la actuación de las empresas y las diferentes

dotaciones de recursos y capacidades con las que comienzan su actividad, lo que explica las diferencias entre ellas (Salas, 1989; Foss, 1996), diferencias que vienen dadas y que no cambian y que son consideradas como un instrumento útil para explicar la estructura de los mercados (Foss, 1996).

Page 7: recursos y capacidades

7

compartida por la teoría de los recursos, por lo que se hace preciso revisar tales conceptos.

Frente a ello, la empresa se encuentra ante una competencia caracterizada por la incertidumbre,

asimetría en la información y racionalidad limitada del decisor en una entidad -empresa- que

mediante la implantación de la estrategia puede alterar la estructura de la competencia en un

sector.

Con estas condiciones, la teoría de los recursos se encuentra próxima al modelo

schumpeteriano de competencia tal como Penrose (1962) reconoce explícitamente. Schumpeter

cree en la posibilidad de las empresas para alterar la estructura del sector mediante el proceso de

destruccción creativa. Esto es, para Schumpeter la empresa debe aprovechar sus oportunidades

competitivas mediante la innovación radical. Modelo que ha sido revisado por la teoría

evolucionista, la cual recoge y amplía los postulados de Schumpeter, considerando también la

innovación incremental -producida como consecuencia del aprendizaje organizacional- como

fórmula válida para competir, todo ello en un ambiente de incertidumbre y racionalidad limitada.

Modelo plenamente aceptado por la teoría que nos ocupa.

Por ultimo, manifestar que como consecuencia de la consideración de la empresa como una

entidad acumuladora de conocimiento, a cuyo frente se encuentra un empresario con racionalidad

limitada y con unos objetivos condicionados por los factores antes enumerados, aparece la

heterogeneidad entre empresas como una asunción básica de la teoría de los recursos.

Heterogeneidad que se mantiene a lo largo del tiempo y que puede ser debida a 1) factores

internos (los que se acaban de enumerar, en cuya explicación intervienen las teorías antes

expuestas), y 2) a factores externos, concretamente a la existencia de fallos de mercado para

transferir activos específicos, cuya explicación se encuentra en la teoría de los costes de

transacción. Condición que es la base para la obtención de rentas empresariales, aspecto que se

tratará en el siguiente apartado.

3.-CONTENIDO.

La teoría de los recursos define a la empresa como una colección única de recursos y

capacidades que no se pueden comprar y vender libremente en el mercado (Conner, 1991; Rumelt,

Page 8: recursos y capacidades

8

1987; Wernerfelt, 1984). Para esta teoría, la empresa constituye el nivel de análisis adecuado, y su

misión principal es el estudio de las diferencias en los resultados empresariales.

Su premisa fundamental es la existencia de heterogeneidad entre las empresas en cuanto a

los recursos que controlan, siendo dicha heterogeneidad la que explica los diferentes resultados

obtenidos por cada una de ellas (Lippman y Rumelt, 1982; Rumelt, 1984; Barney, 1991).

Desarrollada en el seno de la dirección estratégica pretende ofrecer una guía normativa

para alcanzar una profunda comprensión de las fuentes de la ventaja competitiva (Wernerfelt,

1984; Rumelt, 1984; Winter, 1995); objetivo que se centra en la idea de explotar las

oportunidades de beneficios latentes en la dotación idiosincrásica de recursos de la empresa

(Winter, 1995). La formulación de esta teoría gira en torno a tres puntos fundamentales:

1.- Concepto de recursos y capacidades de la empresa.

2.- Requisitos a cumplir por los mismos para la consecución de rentas.

3.- Condiciones de equilibrio y racionalidad en relación a las decisiones sobre recursos y

capacidades.

3.1.-CONCEPTO DE RECURSOS Y CAPACIDADES.

Los conceptos de recurso y capacidad han sido tratados por numerosos autores aunque, a

menudo, las definiciones son demasiado amplias y, por tanto, confusas, lo que resulta poco

adecuado desde el punto de vista pragmático a la hora de afrontar nuevos problemas. Este es el

caso de Barney (1991), quien define los recursos de la empresa como Atodos los activos,

capacidades, procesos organizacionales, atributos empresariales, información, conocimientos,

etc., controlados por una empresa que la capacitan para concebir e implementar estrategias que

perfeccionen su eficiencia y eficacia A (Barney, 1991; 101). Esta definición incluye tanto el

concepto de recurso como el de capacidad y, en consecuencia, resulta vaga.

Wernerfelt (1989), por su parte, define los recursos atendiendo a su potencial de uso y

distingue tres categorías: recursos con potencial fijo, recursos con un potencial prácticamente

Page 9: recursos y capacidades

9

ilimitado y recursos con un potencial fijo a corto plazo pero ilimitado a largo plazo. Esta noción,

similar a la recogida por Black y Boal (1994), se refiere en los dos primeros casos a lo que

vamos a denominar recursos y en el tercero a las capacidades.

Dierickx y Cool (1989) y Amit y Schoemaker (1993), entre otros, diferencian el aspecto

estático del dinámico. Los recursos comprenden el aspecto estático e incluyen el stock de factores

productivos que la empresa posee o controla. Así, se pueden distinguir diferentes tipos -

financieros, físicos, humanos, organizativos y tecnológicos (Grant, 1992)- entre los que cabe

destacar los recursos basados en la información -los intangibles- pues se trata de recursos con un

alto potencial para sustentar ventajas competitivas (Itami, 1987). Las capacidades tienen la

consideración de flujo, es decir, representan el aspecto dinámico, siendo las que definen la forma

en que la empresa emplea sus recursos (Amit y Schoemaker, 1993). Además, dado su carácter

dinámico, no pueden ser consideradas con independencia de su uso (Penrose, 1962).

Las capacidades están basadas en el conocimiento organizacional, con frecuencia no

codificado, que se almacena en la memoria organizativa, de forma que, al igual que ocurre con los

individuos, la organización ante determinados estímulos actúa de forma automática (Teece, 1982).

Así, la capacidad se puede entender como una rutina o conjunto de rutinas (Fernández, 1993;

Grant, 1991; Arrègle, 1995), siendo las rutinas organizativas una serie de pautas de actuación

regulares y predecibles que indican las tareas a efectuar y la forma de llevarlas a cabo (Nelson y

Winter, 1982). Las rutinas comprenden complejos patrones de interacción, entre las personas y

entre éstas y los demás recursos (Grant, 1991), que se han formado lentamente como resultado del

aprendizaje colectivo de la organización (Prahalad y Hamel, 1991; Winter, 1995) y que definen en

cada momento lo que la organización puede o no puede hacer. Esto implica que los recursos

empresariales sólo pueden ser utilizados dentro de un ámbito limitado de posibilidades.

Finalmente, señalar que existe una estrecha interdependencia entre los recursos y las

capacidades en el sentido de que las segundas descansan sobre los primeros, a la vez, que

aquéllas contribuyen a aumentar el stock de recursos (Dierickx y Cool, 1989). Esta

interdependencia es tal que pueden llegar a confundirse ambos conceptos, por lo que Conner

(1991) manifiesta la necesidad de establecer una jerarquía que permita delimitar con precisión

cuáles son unos y otras, lo que se traducirá en un mayor poder explicativo de tales conceptos.

Page 10: recursos y capacidades

10

3.2.- REQUISITOS A CUMPLIR POR LOS RECURSOS Y CAPACIDADES PARA LA

CONSECUCIÓN DE RENTAS.

Uno de los postulados fundamentales de esta teoría es que los resultados de la empresa

dependen de la explotación del potencial de los recursos y capacidades de la empresa para la

generación de rentas.

En consonancia con ello, una constante en el ánimo de los autores ha sido la identificación

de los requisitos a cumplir por dichos recursos y capacidades para sustentar ventajas competitivas

y, en consecuencia, generar rentas. Es el caso de Wernerfelt (1984), Dierickx y Cool (1989),

Barney (1991), Grant (1991), Amit y Schoemaker (1993), Peteraf (1993), Collis y Montgomery

(1995), entre otros. Todos esos autores centran su atención en determinar las condiciones

necesarias para:

1.- que los recursos y capacidades de la empresa generen rentas;

2.- que dichas rentas sean duraderas en el tiempo;

3.- que la empresa pueda apropiarse de una parte de ellas.

1.- De acuerdo con los postulados de la teoría que nos ocupa, la capacidad de la empresa

para generar rentas depende de la posesión de unos recursos y capacidades heterogéneos, es decir,

que sean diferentes a los del resto de las empresas. Peteraf (1993), clasifica estos recursos y

capacidades atendiendo a los niveles de eficiencia que presentan, distinguiendo tres tipos

generales: aquéllos que proporcionan una eficiencia superior, los que proporcionan una eficiencia

normal y los que dan una eficiencia inferior.

Siguiendo esta clasificación, la empresa que posea recursos del primer tipo estará en

disposición de obtener rentas económicas, entendiendo por tales todo ingreso superior al coste

necesario para atraer los servicios del factor productivo. Para Peteraf, la condición básica de

dichos factores es que tengan una oferta limitada, es decir, que se trate de factores -recursos-

escasos. La escasez puede venir propiciada por dos motivos: a) que se trate de recursos con una

Page 11: recursos y capacidades

11

oferta fija -en cuyo caso generarían rentas ricardianas- o con una oferta cuasi fija, esto es,

recursos con una oferta fija a corto plazo pero que se pueden expandir incrementalmente dentro de

la empresa que los utiliza a largo plazo, lo que presenta mayores oportunidades de generar rentas;

y b) que se trate de recursos con una oferta deliberadamente limitada, que generarían rentas de

monopolio4.

4 Existe una discrepancia entre los autores sobre si las rentas generadas por los recursos son debidas a rentas

ricardianas o de monopolio. Los que defienden la primera opción no asumen las condiciones de equilibrio y, por tanto, estiman que las rentas provienen de una mayor eficacia y eficiencia en el empleo de los recursos. Por el contrario, los que se inclinan por la segunda sí asumen dicha condición y estiman que las rentas se generan debido a la efectividad de los mecanismos protectores. Nosotros nos decantamos por la primera.

Sin embargo, la escasez es condición necesaria pero no suficiente para la obtención de

rentas. Es preciso, además, que tales recursos y capacidades permitan añadir atributos al producto

que sean valorados por el cliente (Barney, 1991; Collis y Montgomery, 1995), ya que en caso

contrario éste no tendría incentivo alguno para adquirir el producto. Alternativamente, también se

considera la posibilidad de que se trate de recursos y capacidades que permitan la obtención del

producto a un coste inferior, hecho que tiene efectos similares a los antes mencionados.

Barney (1986) y Peteraf (1993) concuerdan en que el beneficio derivado de la

implantación de una estrategia se puede ver compensado por los costes de su implantación. Por

tanto, otro de los aspectos a tener en cuenta es el coste de apropiación de los recursos, el cual

debe ser inferior al beneficio que proporcionen. En el caso de recursos adquiridos en el mercado

serán necesarias imperfecciones en el mismo o buena suerte (Barney, 1986) y para los recursos

generados internamente se deberá considerar su coste de desarrollo (Dierickx y Cool, 1989).

2.- Para que las rentas sean sostenibles en el tiempo es preciso que existan límites a la

competencia, límites que se concretan a través de dos mecanismos: la imitabilidad imperfecta y la

sustituibilidad imperfecta.

Page 12: recursos y capacidades

12

La imitabilidad imperfecta puede ser debida a: a) las características intrínsecas de los

recursos en cuestión y las circunstancias que los rodean, las cuales pueden constituir barreras5 que

impidan o dificulten la imitación por parte de los competidores -activos especializados,

información especial, patentes, marcas registradas, reputación, imagen, restricciones legales..-,

con lo que se consigue el mantenimiento de las rentas; y b) al proceso que conduce al desarrollo

de dichos recursos (Dierickx y Cool, 1989), en especial, si este proceso tiene un elevado

componente tácito y/o es socialmente complejo; en este caso, los recursos están protegidos de la

imitación por mecanismos tales como deseconomías en la reducción del tiempo, eficiencias

derivadas del volumen de activos, interconexiones entre activos, erosión de los activos y

ambigüedad causal (Dierickx y Cool, 1989). Destaca la ambigüedad causal (Lippman y Rumelt,

1982) en virtud de la cual los competidores no pueden conocer con exactitud los recursos y las

relaciones entre ellos que conducen a la obtención de ventajas competitivas.

5 Estas barreras son conocidas como mecanismos aisladores, denominación debida a Rumelt (1984).

Por su parte, Collis y Montgomery (1995) señalan que un recurso es inimitable si cumple

alguna de las características siguientes: a) que sea único, en cuyo caso por definición no se puede

imitar; b) que se haya acumulado lentamente en el seno de la empresa, es decir, que sea

dependiente de la trayectoria, la cual se considera única e irrepetible y en consecuencia el recurso

así obtenido también lo será; c) ambigüedad causal; y d) disuasión económica, que aparece

cuando una empresa ha realizado una inversión considerable para desarrollar algún recurso que,

en principio, la competencia puede duplicar, pero razones relacionadas con el potencial de

absorción del mercado aconsejan no hacerlo.

En cuanto a la sustituibilidad, señalar que ha recibido poca atención por parte de los

estudiosos a pesar de que representa una amenaza mucho más seria que la imitación, la cual en

numerosos casos es imposible. Para Dierickx y Cool (1989) esta amenaza se materializa en la

situación de obsolescencia en que pueden quedar los recursos y capacidades de la empresa si

algún competidor desarrolla un sustitutivo con unas prestaciones mayores que las del original.

Para evitar esto, la mejor solución es seguir una actitud innovadora, como indican Schumpeter

(1976) y Penrose (1962), mediante el establecimiento de procesos de búsqueda (Nelson y Winter,

Page 13: recursos y capacidades

13

1982) que permitan el desarrollo de nuevas capacidades y recursos, así como una nueva y mejor

utilización de los ya existentes, sin perder de vista la flexibilidad necesaria para la adaptación a

situaciones no previstas.

Por último, señalar que la sustitución de recursos se puede dar por desarrollo o

apropiación de recursos similares por parte de la competencia y por desarrollo de recursos

diferentes pero con igual valor estratégico (Barney, 1991).

3.- Para que la empresa pueda apropiarse de una parte de las rentas es necesario que ésta

se encuentre en una situación negociadora de privilegio con respecto al recurso o, al menos, que

no esté en situación de inferioridad, lo que viene dado por las dificultades del recurso o

capacidad para abandonar la empresa; es decir, que tengan movilidad imperfecta.

La movilidad imperfecta hace referencia a la posibilidad de transferir el recurso. Así, si

éste se puede transferir libremente estará en una posición de privilegio frente a la empresa para

apropiarse de las rentas generadas por él, y si la empresa no accede a sus pretensiones, podrá

abandonarla y prestar sus servicios en otra, sin que ello le suponga ningún perjuicio.

Grant (1991) señala que la posibilidad de transferencia se ve reducida por: inmovilidad

geográfica, información imperfecta acerca de las posibilidades de otros usos del recurso,

especificidad de los recursos (aquéllos cuyo valor fuera de la empresa es mucho menor al que

tienen dentro de ella) e inmovilidad de las capacidades -las capacidades van acompañadas de

información no codificada y requieren el concurso de varios recursos; por tanto, no se pueden

transferir si no se hace con todo el conjunto-.

También se incluyen en esta categoría los recursos coespecializados (Teece, 1987). Estos

son un caso particular de recursos específicos; se trata de recursos de libre disposición en el

mercado pero que utilizados en combinación con otros aumentan su valor de forma considerable

en el seno de la empresa.

En síntesis, se trata de desarrollar una dotación de recursos y capacidades única y

valorable por los clientes, de forma que permita la obtención de rentas; que sea difícilmente

Page 14: recursos y capacidades

14

imitable e imperfectamente sustituible al objeto de garantizar la permanencia en el tiempo de las

rentas; y que no se pueda transferir para que la empresa pueda apropiarse de una parte de ellas.

Ahora bien, se ha de tener presente la depreciación de los recursos y capacidades, por lo que la

búsqueda de estas condiciones debe ser una constante, una actividad cotidiana, en la que ocupen

un lugar privilegiado la innovación y el aprendizaje organizacional.

3.3.- EQUILIBRIO Y RACIONALIDAD.

Es frecuente en los trabajos que versan sobre la teoría de los recursos que se aluda a la

misma como una teoría que asume las condiciones de equilibrio y racionalidad. Las dudas surgen

cuando se observa que algunas formulaciones de la misma se hacen bajo estas condiciones

(Lippman y Rumelt, 1982; Rumelt, 1984; Wernerfelt, 1984; Barney, 1991, 1991a; Peteraf, 1993),

al tiempo que hay otras que las rechazan (Penrose, 1962; Dierickx y Cool, 1989; Amit y

Schoemaker, 1993), e incluso hay quien propone un enfoque integrador (Mahoney y Pandian,

1992).

En este apartado se van a analizar tales condiciones al objeto de despejar esas dudas antes

aludidas.

3.3.1.- EQUILIBRIO.

La idea de equilibrio supone que alcanzada esta situación la empresa no tiene incentivos

para cambiar, es decir, carece de incentivos para buscar nuevos empleos a sus recursos, lo que

implica que son conocidas en su totalidad las posibles interacciones entre ellos así como sus

consecuencias. En definitiva, se trata de una situación que representa el fin de un proceso de

búsqueda de oportunidades (Foss et al., 1995).

A nuestro juicio, esta consideración resulta incorrecta, sobre todo, si se tienen en cuenta

dos circunstancias:

Page 15: recursos y capacidades

15

1.- Supone rechazar el Aproceso de mutación industrial que revoluciona incesantemente la

estructura económica desde dentro destruyendo ininterrumpidamente lo antiguo y creando

continuamente elementos nuevos@ (Schumpeter, 1996; 121); proceso denominado de destrucción

creativa y que es asumido por la teoría como modelo válido de competencia entre empresas. En

este sentido, Penrose (1962) manifiesta que la empresa no alcanzará nunca la situación de

equilibrio por tres motivos: las dificultades derivadas de la indivisibilidad de los recursos, la

posibilidad de empleos distintos de los recursos bajo condiciones diferentes y las nuevas

oportunidades que surgen continuamente en el proceso ordinario de expansión de la empresa

(Penrose, 1962; 76).

2.- Supone ignorar la depreciación de los recursos y capacidades de la empresa en los que

descansa la situación de heterogeneidad y, por tanto, la consecución de rentas. Esta suposición se

deriva de un planteamiento erróneo a la hora de analizar la permanencia en el tiempo de dichas

rentas. Se presta mucha atención a la imitabilidad y poca a la sustituibilidad. De esta forma, se

considera que los recursos están suficientemente protegidos frente a la imitación en virtud de la

efectividad de los mecanismos aisladores (Rumelt, 1984), con lo que aquélla sólo presenta un

riesgo moderado y, por tanto, la superioridad de los recursos se mantiene a lo largo del tiempo.

Ahora bien, los mecanismos aisladores no protegen de la sustitución pudiendo suceder -y sucederá

si no se hace nada para evitarlo- que los competidores desarrollen sustitutivos superiores a los de

la empresa original; en tal caso la dotación de recursos de ésta pierde valor y la sitúa en una

posición de desventaja. En consecuencia, si se considera esta posibilidad, se concluye que la

empresa siempre tiene incentivos para buscar nuevas aplicaciones de sus recursos al objeto de

prevenir los efectos negativos de la sustitución6.

6 Resulta curioso observar la actitud con la que algunos autores admiten los efectos de la sustitución de los recursos.

Lippman y Rumelt (1982), Rumelt (1984) y Barney (1991), consideran que una ventaja competitiva es sostenible sólo si continúa existiendo después de que los esfuerzos por duplicarla hayan cesado, amparándose en los mecanismos de protección, principalmente en la ambigüedad causal (Lippman y Rumelt, 1982). Sin embargo, señala Barney (1991) que esta ventaja

Page 16: recursos y capacidades

16

competitiva no es para siempre, ya que se pueden producir cambios repentinos en la industria que hagan que los recursos que anteriormente sustentaban ventajas competitivas dejen de hacerlo y que otros que eran irrelevantes puedan sustentar nuevas ventajas competitivas, lo que implica asumir que la dotación de recursos de la empresa es fija. Por otro lado, esos cambios a los que se hace referencia son debidos, en términos de Barney, a Shocks Schumpeterianos, los cuales se derivan de la búsqueda continua de nuevas oportunidades por parte de las empresas, lo que implica que tales empresas no están en equilibrio.

Por último, conviene señalar que, con frecuencia, la asunción de condiciones de equilibrio

es más aparente que real. Las exposiciones realizadas de la teoría desde el punto de vista estático

transmiten la impresión de que una vez que la empresa posee una dotación de recursos y

capacidades valorables, escasos, etc., ya no tiene que preocuparse de volver a desarrollar nuevos

recursos. Esta impresión desaparece si se contempla la teoría desde un punto de vista de proceso -

dinámico-, el cual presenta mayores posibilidades de obtención de ventajas competitivas que las

variables en sí (Dierickx y Cool, 1989; Mahoney y Pandian, 1992; Amit y Schoemaker, 1993).

Desde este punto de vista, la empresa está inmersa en un proceso de desarrollo continuo de nuevos

recursos y capacidades, con lo que se mantienen a lo largo del tiempo las condiciones indicadas

en el apartado anterior, pero no sustentadas en la misma base. En consecuencia, más que de

equilibrio cabe hablar de una sucesión de equilibrios o, mejor aún, de un equilibrio dinámico.

Surge, así, una visión integradora de las dos corrientes en la que se da supremacía al proceso sin

que ello signifique eliminar las variables, pues son los factores explicativos de la posición en un

momento determinado del tiempo.

En definitiva, como señalan Mahoney y Pandian (1992), se trata de establecer una visión

de la teoría de los recursos que integre ambas perspectivas, en la que las posiciones únicas de la

empresa sean entendidas tanto desde la perspectiva de la naturaleza de las variables -estática-,

como desde el punto de vista de su proceso de formación -dinámica-; esto es, las posiciones

únicas de la empresa se explican tanto por la explotación de sus recursos y capacidades como por

los esfuerzos tendentes al desarrollo de los mismos (Wernerfelt, 1984; Madhok, 1997).

3.3.2.- RACIONALIDAD.

Page 17: recursos y capacidades

17

El último de los aspectos a tratar, en relación a la formulación de la teoría, es el de la

asunción de condiciones de racionalidad en el comportamiento de la empresa, más concretamente,

en lo referido a la toma de decisiones sobre gestión de los recursos. En líneas generales se puede

afirmar que la teoría de los recursos no asume totalmente la idea de racionalidad ilimitada pero

se encuentra bastante próxima a la misma, al menos en sus formulaciones iniciales7.

7 El comportamiento racional supone: Aa) la visión de las alternativas de comportamiento, previa a la decisión, de una

manera panorámica; b) la consideración del conjunto total de consecuencias que seguirá a cada elección; c) la elección con el sistema de valores como criterio, de una entre toda la serie de alternativas@ (Simon, 1976; 77).

Penrose (1962), presenta una teoría apoyada en una visión racional del comportamiento de

la empresa, aunque con matizaciones. Esta autora en cierto modo asume la racionalidad del

decisor al hablar del establecimiento de un plan óptimo, el cual Aexige que los recursos de la

empresa sean empleados de la forma más conveniente@, conveniencia que viene determinada por

la actitud frente al riesgo del decisor así como por sus creencias sobre el tipo de actuación más

apropiado para la empresa (Penrose, 1962; 51). Es decir, subordina la limitación a condiciones

subjetivas del decisor más que a condiciones externas y objetivas que hacen imposible disponer

de la información y la capacidad necesaria para poder operar bajo racionalidad completa.

Rumelt (1984), también asume la racionalidad con matizaciones al estimar que el decisor

es racional pero tiene un conocimiento limitado, con lo que incluye una de las causas citadas por

Simon (1976) como factores determinantes de la racionalidad limitada del decisor.

Sin embargo, y a pesar de las matizaciones, ninguno de estos autores acepta el concepto de

racionalidad limitada tal como fue propuesto por Simon.

Amit y Schoemaker (1993), a los cuales nos adherimos, no sólo asumen el concepto de

Simon sino que, además, señalan la existencia de una complementariedad entre la teoría de los

recursos y la teoría behaviorista, ya que las decisiones empresariales concernientes a los recursos

y capacidades se desarrollan en un marco caracterizado por: 1) la incertidumbre acerca del

Page 18: recursos y capacidades

18

entorno (social, tecnológico, económico, legal y sectorial), del comportamiento de los

competidores y de las preferencias de los consumidores; 2) la complejidad, tanto en la

comprensión de las causas que configuran el entorno como en las interaciones entre empresa y

entorno derivadas de distintas percepciones de éste; y 3) el conflicto de intereses entre los

miembros de la organización (Amit y Schoemaker, 1993; 33).

Nelson y Winter (1982)8 también se adhieren a la idea de racionalidad limitada al

considerar que el conjunto de rutinas disponibles por la empresa limita sus posibilidades de

acción. Para ellos las rutinas definen un menú previamente aprendido de patrones de acción y la

decisión consiste en escoger una opción del menú de rutinas (Winter, 1995); esto es, la empresa

sólo podrá emprender aquellas acciones que le permitan sus rutinas organizativas. Estas rutinas se

han ido formando lentamente a lo largo del tiempo, por lo que dependen de las acciones pasadas,

al igual que las futuras dependen de las actuales, apareciendo así la trayectoria de la empresa

como un elemento más que viene a confirmar la existencia de racionalidad limitada. Este

desarrollo de rutinas basado en el aprendizaje organizacional puede acarrear a la empresa

problemas de miopía ya que determinados procesos de aprendizaje tienden a reforzar

comportamientos pasados (Levinthal y March, 1993; Levinthal, 1995), lo que representa una

prueba clara de la existencia de límites en la racionalidad del decisor.

Creemos que los argumentos expuestos son suficientes para desechar la hipótesis de

racionalidad del decisor; hipótesis, por otra parte, presente en las formulaciones iniciales de la

teoría en las que, probablemente, los autores estaban más preocupados por desarrollar las

premisas centrales de la misma. En formulaciones más recientes se puede observar como se

rechaza la idea de racionalidad ilimitada; es el caso de Mahoney y Pandian (1992), Amit y

Schoemaker (1993) y Montgomery (1995), entre otros.

4.- LA TEORÍA DE LOS RECURSOS EN LA ADMINISTRACIÓN DE EMPRESAS.

8 Aunque estos autores no se enmarcan en la teoría de los recursos, sino que son considerados los máximos

representantes de la teoría evolucionista de la empresa, hay que recordar que existen múltiples solapamientos entre ambas teorías.

Page 19: recursos y capacidades

19

Las aportaciones de la TRC se han mostrado especialmente válidas en el estudio de la

estrategia empresarial (Fernández y Suarez, 1996). Tanto es así que, como indica Bueno (1995,

1996), la TRC indica la senda a seguir por la dirección estratégica de la empresa para su

desarrollo futuro.

De acuerdo con ello, se encuentran aplicaciones de la TRC a prácticamente todas las

actividades incluidas en el proceso de dirección estratégica: análisis estratégico, planificación

estratégica y control estratégico. Con respecto al análisis, son especialmente destacables sus

aportaciones en lo referente al estudio interno de la empresa, no en vano la TRC enfatiza en los

aspectos internos de la misma. En cuanto a la planificación estratégica, su aportación más

palpable se materializa en la búsqueda y evaluación de alternativas, al defender la TRC que dicha

búsqueda no se ha de limitar a productos y mercados, sino que, además, se ha de considerar lo que

la empresa es capaz de hacer -determinado por sus recursos y capacidades-, de manera que se

amplía el abanico de alternativas disponibles. Finalmente, se presta una mayor atención a la

implantación de la estrategia, al señalar que las posibilidades de la empresa están limitadas por su

dotación actual de recursos y capacidades; en consecuencia, no se puede implantar cualquier

estrategia a corto plazo, restricción que afecta a todo el proceso.

Este proceso se realiza a tres niveles: a nivel corporativo, a nivel de unidad de negocio y a

nivel funcional. Atendiendo a esta consideración en las páginas siguientes se expone una selección

de trabajos que estudian diferentes temas relacionados con la estrategia empresarial, lo que

proporcionará una idea de cuáles son las posibilidades de aplicación de la TRC al ámbito de la

administración de empresas.

1.4.1.- APLICACIONES A NIVEL CORPORATIVO.

A nivel corporativo, la TRC estudia aspectos relacionados con el crecimiento y la

diversificación de la empresa.

Page 20: recursos y capacidades

20

Ya desde sus orígenes la TRC se ha ocupado del crecimiento de la empresa. Penrose

(1962) considera que el crecimiento de la empresa viene dado por la existencia de un exceso de

capacidad de sus recursos -en especial de los directivos-, de manera que dicho crecimiento se

produce por la necesidad de la empresa de obtener el máximo rendimiento de los mismos. Esta

autora analiza también el proceso por el que aparece dicho exceso de capacidad, describiéndolo

como un proceso de aprendizaje. También se ocupa de este tema Chandler (1992) quien explica la

aparición de las grandes empresas sobre la base de su dotación de capacidades. Por su parte,

Cooper, Gimeno Gascon y Woo (1991) en un estudio empírico contrastan un modelo capaz de

predecir el crecimiento y la supervivencia de la empresa basándose en los recursos y capacidades

de la misma.

El problema de acceso a nuevos recursos, o lo que es lo mismo, la determinación de los

límites de la empresa, ha sido ampliamente tratado por diferentes autores. Teece (1987) pone de

manifiesto la necesidad de recursos complementarios para que la empresa pueda obtener provecho

de las innovaciones, y propone un modelo en el que desde la perspectiva de la TRC se analiza la

conveniencia de las diferentes formas de acceder a los mismos: desarrollo interno, adquisición en

el mercado y realización de acuerdos de colaboración, escogiendo una u otra forma en función de

la naturaleza de los recursos complementarios, de las oportunidades que presenten y de los costes

de transacción que conllevan. Hecho también estudiado por Madhok (1996, 1997) quien considera

que la forma de acceso está condicionada tanto por los costes de transacción como por las

oportunidades que presentan. Siguiendo en esta línea, se encuentran trabajos más concretos que,

desde la perspectiva de la TRC, tratan sobre decisiones de integración vertical (Argyres, 1996) y

realización de acuerdos de colaboración (Lei y Slocum, 1992; Chi, 1994; Eisenhardt y

Schoonhoven, 1996; Sakakibara, 1997).

También se encuentran aplicaciones de la TRC a la internacionalización de empresas. Así

Kogut y Zander (1993) y Zaheer (1995) estudian el problema de la transmisión de capacidades

entre distintas unidades de la empresa situadas en diferentes países. Fahy (1996) desarrolla un

modelo para explicar la ventaja competitiva de las empresas internacionales de servicios.

Tallman (1991) establece un modelo basado en la TRC para explicar la internacionalización de la

empresa. Carr (1993) y Collis (1991) aplican la TRC al estudio de empresas ubicadas en sectores

de competencia global. Chang (1995) estudia el proceso de internacionalización de las empresas

Page 21: recursos y capacidades

21

japonesas, el cual se realiza sobre la base del desarrollo de capacidades mediante la entrada

secuencial en diferentes mercados. Cuestión -el modo de entrada- estudiada también por

Chatterjee (1990) y Anand y Singh (1997), si bien éstos últimos lo hacen para sectores en declive.

En cuanto a la diversificación, destacan los trabajos de Teece (1980; 1982) quien explica

la diversificación de la empresa -en términos parecidos a Penrose- sobre la base de la existencia

de un exceso de capacidad, señalando que ésta se produce si: 1) existen activos indivisibles que

pueden ser empleados en la obtención de dos o más productos, y 2) existen activos que pueden ser

empleados en varios usos sin que ello suponga una disminución de su disponibilidad para otros

(know-how, marcas,...). Sin embargo, señala Teece que el exceso de capacidad, siendo condición

necesaria no es suficiente; es precisa, además, la existencia de fallos del mercado, pues en otro

caso, la empresa obtendría mejores resultados vendiendo los servicios que pueden prestar los

recursos cuya capacidad es excesiva (Teece, 1980; 1982).

Desde el punto de vista empírico aparecen varios trabajos en los que se demuestra que las

posibilidades de diversificación de la empresa vienen dadas por su dotación de recursos y

capacidades, más que por la tasa de crecimiento del sector de destino. En este sentido,

Montgomery y Wernerfelt (1988) y Chatterjee y Wernerfelt (1988, 1991) llegan a la conclusión de

que si la empresa posee exceso de capacidad en recursos específicos, lo que mejores resultados

proporciona es la diversificación relacionada; si se trata de recursos de carácter más general,

dejan la posibilidad de una diversificación más abierta. En cualquier caso, el motivo que lleva a

la empresa a diversificarse es la posibilidad de aprovechar oportunidades con su dotación actual.

Page 22: recursos y capacidades

22

Dosi, Teece y Winter (1990) y Teece et al. (1994) manifiestan que la empresa

diversificada debe tener una coherencia interna, entendiendo por tal la existencia de ciertas

características tecnológicas y de mercado comunes a todas las líneas de negocio (1994; 4). Dicha

coherencia es lo que Afundamentalmente distingue la empresa viable como una entidad histórica,

antes que una mera colección arbitraria de negocios unidos por el débil pegamento de la

minimización de los costes de transacción@ (Foss, Knudsen y Montgomery, 1995; 13). Ideas que

han sido confirmadas en diferentes trabajos empíricos en los que se ha evaluado el resultado

obtenido con la diversificación y los recursos disponibles por las empresas diversificadas

(Robbins y Wiersema, 1995; Markides y Williamson, 1994, 1996; Farjoum, 1994).

El concepto de coherencia lleva a considerar el proceso de diversificación desde una

perspectiva dinámica, en la que se puede identificar una serie de Atrayectorias críticas@ que son

aquéllas en las que la creación de nuevas capacidades y recursos requeridos para la

diversificación es continua y coherente en el tiempo, los cuales, a su vez, pueden ser reutilizados

en nuevas actividades (Chiesa y Manzini, 1997). Los que se salen de dichas trayectorias indican

una falta de coherencia y, por tanto, direcciones erróneas para la diversificación (ver figura 1). De

esta forma se contempla la diversificación como un proceso dependiente de la trayectoria, en el

que el éxito depende de los hechos anteriores de la empresa y de las oportunidades que presente el

entorno (Kim y Kogut, 1996; Chiesa y Manzini, 1997). Se produce así una interdependencia

Trayectoria crítica

Recurs

os

Nuevos

Nuevas

Existentes

Existentes

Capacidades

Page 23: recursos y capacidades

23

empresa-entorno, al determinar éste -en parte- los recursos y capacidades a desarrollar; y éstos, a

su vez, definen las posibilidades competitivas de la empresa.

1.4.2.- APLICACIONES A NIVEL DE UNIDAD DE NEGOCIO.

A nivel competitivo, la TRC proporciona las bases para identificar los recursos y

capacidades de la empresa que permiten sustentar ventajas competitivas. Destacan los trabajos de

Barney (1991); Grant (1991); Peteraf (1993); Collis y Montgomery (1995), en los que se definen

las condiciones a cumplir por los recursos y capacidades de la empresa para ello. Aspectos

tratados a nivel divulgativo por Prahalad y Hamel (1991), Stalk, Evans y Shulman (1992),

Schoemaker (1994) y Hamel y Prahalad (1995). Trabajos en los que se concluye que una clara

comprensión por parte de los directivos de cuál es el estado de la dotación de recursos y

capacidades de sus empresas, ayuda a determinar sus posibilidades competitivas. Tarea que no

resulta sencilla ya que los recursos de la empresa no se utilizan aisladamente sino en combinación

con otros, por lo que no siempre se puede identificar la contribución individual de cada uno de

ellos. Identificación que es especialmente difícil en el caso de recursos socialmente complejos -

capacidades- y sustentados en conocimiento tácito, en los cuales se da el fenómeno de la

ambigüedad causal (Lippman y Rumelt, 1982), la cual, al tiempo que representa una garantía

frente a la imitación por parte de terceros, supone un impedimento para la propia empresa en lo

que se refiere a la identificación y evaluación de sus recursos.

En relación con lo anterior Aaker (1989) y Bartmess y Cerny (1993) proponen modelos

para el desarrollo de recursos y capacidades valiosos. Sin embargo, como indica Schoemaker

(1990), éste no es un proceso que se pueda formalizar, pues en tal caso estaría al alcance de todas

las empresas y los recursos y capacidades así obtenidos dejarían de cumplir las condiciones para

sustentar ventajas competitivas, aunque puede orientar.

Un aspecto que ha adquirido gran relevancia es el proceso de desarrollo de recursos y

capacidades, ya que se le considera como el verdadero origen de la ventaja de la empresa

(Dierickx y Cool, 1989; Amit y Schoemaker, 1993), en el que juega un papel importante el

aprendizaje organizacional y la capacidad de la empresa para acompasarse rápidamente a las

variaciones del entorno. Ello nos conduce a las nuevas tendencias en las que se presta una

Page 24: recursos y capacidades

24

especial atención a las llamadas capacidades dinámicas (Helfat, 1997; Teece et al., 1997), las

cuales son entendidas como la habilidad de la organización para integrar, construir y reconfigurar

su dotación de recursos y capacidades para responder rápidamente a los cambios del entorno

(Teece et al., 1997). Es decir, la capacidad para desarrollar nuevos recursos y capacidades se

convierte en una de las más importantes fuentes de ventaja competitiva.

Por otro lado, la TRC es de ayuda a la hora de gestionar los recursos de la empresa de

cara a la obtención de ventajas competitivas, destacando en este sentido las aportaciones de

Wernerfelt (1984; 1989) y Black y Boal (1994) quienes proponen modelos teóricos para ello.

En el plano empírico se encuentran trabajos que estudian la relación entre los recursos y

capacidades de la empresa y los resultados obtenidos. Es el caso de Hitt e Ireland (1985) que

analizan una muestra de 185 empresas industriales, llegando a la conclusión de que la relación

anterior varía en función de la estrategia seguida. Mosakowski (1993) analiza la relación existente

entre las estrategias de diferenciación y los resultados de empresas emprendedoras. Russo y Fouts

(1997), hacen un estudio empírico para el caso de empresas que se adecúan a las exigencias

medioambientales, encontrando que las empresas con la dotación adecuada, obtienen mejores

resultados que las demás. Mehra (1996) estudia la relación entre recursos y resultados para el

caso de la banca en norteamérica. Hall (1993; 1994) hace lo propio con los intangibles y

resultados. Miller y Shamsie (1996) se centran en el efecto del establecimiento de contratos a

largo plazo con determinados actores sobre los resultados empresariales para el caso de los

estudios cinematográficos de Hollywood. Mientras que Maijoor y Witteloostuijn (1996) analizan

el sector de auditoría alemana y estudian el efecto de la regulación legal del sector en el

desarrollo de recursos y en los resultados de las empresas. Sabater et al. (1997), analizan las

capacidades empresariales y el efecto de las mismas sobre sus resultados, encontrando que cuanto

mayor es el desarrollo de las primeras, más elevados son los segundos.

Desde un punto de vista diferente se encuentran aplicaciones de la TRC relacionadas no

con la dotación de la empresa sino con la capacidad de ésta para formular e implantar su

estrategia, llegando a la conclusión de que de esta manera también se obtienen ventajas

competitivas. En este sentido, se pueden citar los trabajos de Hart y Banbury (1994) y McGrath,

MacMillan y Venkataraman (1995) en los que de forma empírica se analiza dicha capacidad.

Page 25: recursos y capacidades

25

Finalmente, se aplica también para el análisis de los competidores, lo que sin duda es

indispensable a la hora de formular la estrategia competitiva de la empresa. En este sentido se

puede citar el trabajo de Klavans (1994) en el que se propone un modelo para evaluar las

capacidades de los competidores que, por comparación, permite determinar cuales son los puntos

fuertes y débiles de la empresa.

1.4.3.- APLICACIONES A NIVEL FUNCIONAL.

A este nivel se encuentran aplicaciones de la TRC a las distintas áreas funcionales de la

empresa: recursos humanos, producción, finanzas, márketing....

Los recursos humanos son estudiados como un recurso valioso en los términos definidos

por esta teoría. De ello se ocupan los trabajos de Wright, McMahan y McWilliams (1994),

Kamoche (1996), Lorange (1996) y Mueller (1996) en los que se dan una serie de

recomendaciones encaminadas a la obtención de ventajas competitivas sobre la base de una

adecuada dirección de los recursos humanos de la empresa. Koch y McGrath (1996), realizan un

estudio empírico acerca de los efectos que la dirección de recursos humanos tiene sobre la

productividad de los mismos, encontrando una relación significativa entre una y otra. Hallowel

(1996) realiza un estudio de unas líneas aéreas en las que se consigue una ventaja competitiva

sobre la base del desarrollo de un compromiso de los empleados con la empresa.

El caso de las estrategias tecnológicas, entendiendo por tales el conjunto de decisiones

dirigidas a la internalización de tecnologías, también ha sido estudiado desde esta perspectiva. En

este sentido, Garud y Nayar (1994), se ocupan de la transferencia de conocimientos tecnológicos a

lo largo del tiempo en el interior de la empresa, de forma que en el futuro puedan ser empleados

los conocimientos desarrollados en el presente. Chiesa y Barbeschi (1994) proponen un modelo

de ayuda a la formulación de la estrategia tecnológica. Nelson (1991a) pone de manifiesto la

necesidad de desarrollar recursos complementarios para aprovechar el avance tecnológico, y

Helfat (1997) señala la necesidad de una complementariedad entre conocimientos y activos físicos

para el desarrollo de capacidades de I+D. Por último, en un estudio de casos, Leonard-Barton

Page 26: recursos y capacidades

26

(1992) analiza el proceso de innovación tecnológica seguido en cinco grandes empresas, en el que

señala los factores que facilitan y dificultan dicha innovación.

El apartado financiero también ha recibido las aportaciones de la TRC, de la mano de

Robbins (1992) y Balakrishnan y Fox (1993). El primero analiza las limitaciones del modelo

CAPM y subraya las aportaciones que la TRC puede realizar en este campo; los segundos estudian

la relación entre la posesión de activos específicos por parte de la empresa y la estructura

financiera de la misma.

En el apartado productivo se encuentra el trabajo de Zahra y Das (1994), en el que aplican

el enfoque de la TRC a la formulación de la estrategia de producción y analizan el impacto de la

misma en la competitividad empresarial. Por su parte, Hayes y Pisano (1994), enfatizan en el

desarrollo de las capacidades precisas para satisfacer las necesidades de los clientes en el futuro,

tomando como punto de referencia la necesaria flexibilidad para hacer frente a las oscilaciones

del entorno y las preferencias de los consumidores.

En lo referente al apartado comercial, Hernández y Munuera (1999), tras identificar dos

tipos de relaciones entre vendedor y comprador (relacional y transaccional), analizan el efecto de

la dotación de recursos y capacidades del vendedor sobre el resultado de la relación antes

indicada.

Finalmente, hay autores que bajo este enfoque estudian determinados recursos

empresariales y las posibilidades que los mismos presentan para la obtención de ventajas

competitivas. En este grupo se puede incluir a Helfat (1994) y Henderson y Cockburn (1994),

quienes analizan la I+D como un recurso valioso en las industrias petrolera y farmacéutica,

respectivamente. Mata, Fuerst y Barney (1995) y Powell y Dent-Micallef (1997), se ocupan de las

posibilidades de las tecnologías de la información, señalando que éstas en sí no soportan ninguna

ventaja competitiva pero que sirven como medio para apalancar otros recursos. Barney (1986a,

1992) y Fiol (1991) estudian la cultura organizativa como un recurso capaz de sustentar ventajas

competitivas; Hosmer (1994) destaca la importancia de la ética y el compromiso de las personas

para generar buenos resultados, y Humble, Jackson y Thompson (1994) hacen lo propio con los

valores corporativos.

Page 27: recursos y capacidades

27

5.- LIMITACIONES.

La teoría de los recursos ha sufrido un rápido desarrollo en los últimos años y, en parte

debido a ello, presenta una serie de lagunas que pretendemos poner de manifiesto en este

apartado. Las deficiencias más sobresalientes versan sobre tres aspectos fundamentales:

1.- La asunción de condiciones de equilibrio y racionalidad.

2.- El nivel de análisis.

3.- Su aplicación práctica.

Las deficiencias a las que hace referencia el primer apartado están relacionadas con las

formulaciones iniciales de la teoría, en las que se aprecia a un decisor racional y a una empresa

que compite en condiciones de equilibrio, lo que no se corresponde con la realidad. Sin embargo,

como se ha expuesto en el apartado 3.3, son limitaciones que tienden a desaparecer en los

planteamientos más recientes de la teoría, por lo que no incidiremos más sobre las mismas.

En cuanto al nivel de análisis señalar que, a nuestro juicio, la empresa considerada como

un todo es el adecuado; no obstante, cuando lo que se pretende es determinar cuáles son los

recursos de la empresa que se pueden calificar de valiosos, la consideración de la empresa como

único referente plantea problemas de inconsistencia, ya que el valor de los recursos depende del

entorno en el que se desenvuelve la empresa al ser éste el encargado de valorarlos9.

Relacionado con el nivel de análisis, cabe destacar la escasa atención prestada al

mantenimiento del valor de los recursos y capacidades y la forma de sustituir la dotación actual de

la empresa por otra10. No obstante, se ha de señalar que la obtención de recursos valiosos

conlleva un alto componente estocástico, hecho aludido por Schoemaker (1990) cuando indica que

9 Aunque no se hace mención explicita al entorno, de forma implícita si se considera ya que de otra forma no tendría

sentido definir los recursos valiosos como aquéllos que son valorables por el cliente, escasos, difícilmente imitables e imperfectamente sustituibles.

10 Dierickx y Cool (1989) junto a Amit y Schoemaker (1993) son de los pocos autores que se preocupan de este aspecto.

Page 28: recursos y capacidades

28

éstos no se pueden crear de una forma sistemática, y si ello fuera así, el valor de los mismos

desaparecería debido a los efectos negativos de la difusión.

Otro aspecto criticable es el excesivo énfasis puesto en los recursos valiosos en

detrimento de los restantes, hasta el extremo que se podrían clasificar en dos grandes grupos: los

valiosos y los demás (Montgomery, 1995). Esto hace que sepamos mucho de los primeros y muy

poco de los segundos, lo que no significa que se pueda prescindir de ellos. Debe existir un

equilibrio entre los mismos ya que unos son necesarios para la obtención de ventajas competitivas

y otros para permanecer en el sector; máxime, si se tienen en cuenta las crecientes exigencias para

poder competir en un determinado sector, debido al aprendizaje de los mercados y competidores

(Langlois, 1995). Además, los recursos no se utilizan individualmente sino combinándolos entre

sí.

Por otra parte, tampoco se presta atención alguna a los recursos que representan

debilidades o que tienen efectos perniciosos para la empresa -una mala reputación, por ejemplo-,

echándose en falta siquiera una breve referencia a la forma de actuar ante tales casos.

También encuentra limitaciones a la hora de su aplicación práctica en el ámbito de la

pequeña y mediana empresa (Montgomery y Wernerfelt, 1988; Foss et al., 1995; Wernerfelt, 1995)

pues el reducido volumen de recursos de las PYME facilita que una decisión, una idea o cualquier

circunstancia que afecte al empresario -una enfermedad, por ejemplo- cambie totalmente el rumbo

de la empresa, siendo el problema la imposibilidad de definir y valorar estas circunstancias.

Finalmente la identificación y valoración de los recursos, constituye uno de los principales

handicaps a superar por esta teoría, tareas que se ven enormemente dificultadas ya que los

recursos no se pueden evaluar de forma aislada, pues su valor viene dado por su interacción con

otros recursos y con el mercado (Penrose, 1962; Collis y Montgomery, 1995). Además, esta teoría

concede demasiada importancia a la situación inicial sin ser capaz de explicarla de forma

satisfactoria (Wernerfelt, 1995), y cuando lo intenta comienza un proceso de regresión infinita

(Collis, 1994) que lleva a la conclusión de que el valor de la empresa es función de las

habilidades de los fundadores (Wernerfelt, 1995). Todo ello representa una serie de

circunstancias que minoran su capacidad explicativa, habiendo sido tachada por algunos autores

Page 29: recursos y capacidades

29

de tautológica cuando se ha intentado llevar a la práctica (Porter, 1991; Foss et al., 1995). Las

causas de esta limitación pueden estar en la falta de claridad en la definición y jerarquización de

los recursos, lo que imposibilita la identificación de la unidad de análisis adecuada, hecho que

conduce a que cualquier elemento dentro de la empresa pueda ser considerado como un recurso

(Conner, 1991). Por tanto, se impone la necesidad de una adecuada definición e identificación de

los recursos y capacidades al objeto de eliminar el inconveniente aquí aludido.

5.- CONCLUSIONES.

La teoría de los recursos es una teoría nueva, aunque sus orígenes estén relativamente

alejados en el tiempo, a la que se le augura un futuro prometedor en el campo de la dirección

estratégica debido a su potencial para explicar la situación competitiva de la empresa y, en

consecuencia, las bases de la ventaja competitiva.

Se trata de una teoría surgida en el seno de la dirección estratégica de la empresa que

complementa -no sustituye- al análisis de los sectores industriales (Collis, 1991; Kamoche, 1996).

Presenta un carácter ecléctico, ya que recoge numerosas aportaciones de no menos numerosas

teorías, a la vez que integrador en tanto en cuanto permite un acercamiento entre la economía y la

empresa.

Su premisa fundamental es la existencia de diferencias entre las empresas, diferencias que

se mantienen a lo largo del tiempo y que se sitúan en el origen de las ventajas competitivas de

aquéllas.

El nivel de análisis es la empresa y dentro de ella se presta una especial atención al

estudio de sus capacidades y recursos (unidad de análisis), ocupando un lugar destacado la

determinación de las condiciones a cumplir por los mismos para obtener ventajas competitivas. En

este sentido destacan recientes aportaciones que otorgan igual o superior importancia al proceso

seguido para desarrollar los recursos que a los recursos en sí, con lo que se ha pasado de una

consideración estática de los recursos a una consideración dinámica, enriqueciéndose el contenido

de esta teoría.

Page 30: recursos y capacidades

30

Sus aplicaciones más conocidas tienen que ver con la identificación de los recursos y

capacidades que representan el origen de la ventaja competitiva de la empresa. Sin embargo, su

ámbito de aplicación se extiende más allá, de manera que desde esta perspectiva se estudian

problemáticas relacionadas con la empresa como un todo -crecimiento y diversificación-, así

como otras mucho más concretas que tienen que ver con la administración de determinados

recursos -recursos humanos, tecnológicos, etc.-.

A pesar de sus innegables bondades, la teoría de los recursos presenta una serie

limitaciones que animan a seguir trabajando al objeto de eliminarlas o, cuando menos, reducirlas;

limitaciones que afectan tanto a su capacidad explicativa, en el sentido de que permite explicar la

situación de una empresa particular pero no se pueden extraer conclusiones para la generalidad de

las mismas, como a su capacidad predictiva, ya que en el momento presente no es capaz de

identificar ex-ante los recursos a desarrollar para la obtención de ventajas competitivas futuras.

Estas limitaciones tienen su origen en las dificultades existentes para definir el concepto de

recurso e identificar el nivel adecuado de análisis, junto a los problemas derivados de su

aplicación práctica. En consecuencia, y dado que se trata de una teoría en la que se están dando

los primeros pasos, surgen una serie de cuestiones a resolver en futuros trabajos; cuestiones

relacionadas con la acotación del concepto de recurso, establecimiento de una metodología que

permita establecer una jerarquización de los mismos de cara a la identificación del nivel adecuado

de análisis, y la búsqueda de puntos de enlace con otras teorías, en especial con la teoría del

comportamiento, la economía institucional y la organización industrial.

BIBLIOGRAFÍA.

ALCHIAN, A. A. y DEMSETZ, H. (1972): Production, Information Costs and Economic Organization. American Economic Review, vol. 62, n1 5, diciembre, pp. 777-795.

AMIT, R. y SCHOEMAKER, P. (1993): Strategic Assets and Organizational Rent. Strategic Management Journal, vol. 14,

pp. 33-46. ANAND, J. y SINGH, H. (1997): Asset Redeployment, Acquisitions and Corporate Strategy in Declining Industries. Strategic

Management Journal, vol. 18, n1 especial verano, pp. 99-118. ANDREWS, K. R. (1971): The Concept of Corporate Strategy. Ed. Dow Jones-Irwin, Homewood. Il. En castellano: El

concepto de estrategia de la empresa. Ed. Universidad de Navarra. Barrañain-Pamplona. ARGYRES, N. (1996): Evidence on the Role of Firm Capabilities in Vertical Integration Decisions. Strategic Management

Journal, vol. 17, pp. 129-150.

Page 31: recursos y capacidades

31

BALAKRISHNAN, S. y FOX, I. (1993): Asset Specifity, Firm Heterogeneity and Capital Structure. Strategic Management

Journal, vol. 14, pp. 3-16. BARNEY, J. B. (1986): Strategic Factor Markets: Expectations, Luck and Business Strategy. Management Science, n1 32,

octubre, pp. 1231-1241. BARNEY, J. B. (1986a): Organizational Culture: Can it be a Source of Sustained Competitive Advantage? Academy of

Management Review, vol. 11, pp. 656-665. BARNEY, J. B. (1991): Firm Resources and Sustained Competitive Advantage. Journal of Management, n1 17, pp. 99-110. BARNEY, J. B. (1992): Integrating Organizational Behavior and Strategy Formulation Research: A Resource Based Analysis.

Advances in Strategic Management, vol. 8, pp. 39-61. BARNEY, J. B. (1996): The Resource-based Theory of the Firm. Organization Science, vol. 7, n1 5, pág. 469 BARTMESS, A. y CERNY, K. (1993): Building Competitive Advantage Through a Global Network of Capabilities. California

Management Review, invierno, pp. 78-103. BLACK, J. A. y BOAL, K. B. (1994): Strategic Resources: Traits, Configurations and Paths to Sustainable Competitive

Advantage. Strategic Management Journal, vol. 15, verano, pp. 131-148. BUENO CAMPOS, E. (1995): La estrategia de la empresa: treinta años de evolución teórica. En A. Cuervo (dir.): Dirección de

empresas de los noventa. Ed. Cívitas, Madrid, pp. 29-49. CARR, C. (1993): Global National and Resource-based Strategies: An Examination of Strategic Choice and Performance in the

Vehicle Components Industry. Strategic Management Journal, vol. 14, n1 7, pp. 551-568. CASTANIAS, R. P. y HELFAT, C. (1991): Managerial Resources and Rents. Journal of Management, vol. 17, n1 1, pp.

155-171. CHAMBERLIN, E. H. (1933): The Theory of Monopolistic Competition. Harvard University Press, Cambridge, Mass.

Capítulo reproducido en J. B. Barney y W. G. Ouchi (eds.) (1986): Organizational Economics. Ed. Jossey-Bass Publishers, San Francisco, California, pp. 396-408.

CHANDLER, A. D. (1992): Organizational Capabilities and the Economic History of the Industrial Enterprise. Journal of

Economic Perspectives, vol. 6, pp. 79-100. CHANG, S. (1995): International Expansion Strategy of Japanese Firms: Capability Building Through Sequential Entry.

Academy of Management Journal, vol. 38, n1 2, pp. 383-407. CHATTERJEE, S. (1990): Excess Resources, Utilization Costs and Mode of Entry. Academy of Management, vol. 33, pp.

780-800. CHATTERJEE, S. y WERNERFELT, B. (1988): Related or Unrelated Diversification: A Resource-based Approach. Academy

of Management Proceedings, pp. 7-16. CHATTERJEE, S. y WERNERFELT, B. (1991): The Link Between Resources and Type of Diversification: Theory and

Evidence. Strategic Management Journal, vol. 12, pp. 33- 48. CHI, T. (1994): Trading in Strategic Resources: Necessary Conditions, Transaction Cost Problems and Choice of Exchange

Structure. Strategic Management Journal, vol. 15, pp. 271-290. CHIESA, V. y BARBESCHI, M. (1994): Technology Strategy in Competence-based Competition. En G. Hamel y A. Heene

(eds.): Competence-based Competition. Ed. John Wiley & Sons, Chichester, pp. 293-314.

Page 32: recursos y capacidades

32

CHIESA, V. y MANZINI, R. (1997): Competence-based Diversification. Long Range Planning, vol. 30, n1 2, pp. 209-217. COASE, R. H. (1937): The Nature of the Firm. Economica, n1 4, pp. 386-405. En castellano: La naturaleza de la empresa.

Información Comercial Española, enero, pp. 67-76. COLLIS, D. J. (1991): A Resource-based Analysis of Global Competition: The Case of the Bearings Industry. Strategic

Management Journal, vol. 12, verano, pp. 49-68. COLLIS, D. J. (1994): Research Note: How Valuable are Organizational Capabilities? Strategic Management Journal, vol.

15, pp. 143-152. COLLIS, D. J. y MONTGOMERY, C. A. (1995): Competing on Resources: Strategy in the 1990s. Harvard Business Review,

vol. 73, julio-agosto, pp. 118-128. CONNER, K. R. (1991): A Historical Comparison of Resource-based Theory and Five Schools of Thought Within Industrial

Organization Economics: Do we have a New Theory of the Firm? Journal of Management, vol. 17, n1 1, marzo, pp. 121-154.

CONNER, K. R. y PRAHALAD, C. K. (1996): A Resource-based Theory of the Firm: Knowledge Versus Opportunism.

Organization Science, vol. 7, n1 5, septiembre-octubre, pp. 477-501. COOPER, A. C., GIMENO-GASCÓN, F. J y WOO, C. Y. (1991): A Resource-based Prediction of New Venture Survival

and Growth. Academy of Management Proceedings, pp. 68-72. CUERVO GARCIA, A. (1993): El papel de la empresa en la competitividad. Papeles de Economía Española, n1 56, pp.

363-377. CYERT, R. M. y MARCH, J. G. (1963): A Behavioral Theory of the Firm. Prentice Hall. Englewood Cliffs, New Jersey. DAY, G. S. (1994): The Capabilities of Market-Driven Organizations. Journal of Marketing, vol. 58, octubre, pp. 37-52. DIERICKX, I. y COOL, K (1989): Asset Stock, Acumulation and Sustainability of Competitive Advantage. Management

Science, vol. 35, pp. 1504-1511. DOSI, G., TEECE, D. y WINTER, S. (1990): Les Frontiéres des Enterprises: Vers une Théorie de la Cohérence de La Grande

Enterprise. Revue D'Economie Industrielle, n1 51, pp. 238-254. EISENHARDT, K. M. y SCHOONHOVEN, C. B. (1996): Resource-based View of Strategic Alliance Formation: Strategic

and Social Effects in Entrepreneurial Firms. Organization Science, vol. 7, n1 2, pp. 136-150. ERIKSEN, B. y MIKKELSEN, J. (1996): Competitive Advantage and the Concept of Core Competence. En N. J. Foss y C.

Knudsen (eds.): Towards a Competence Theory of the Firm. Ed. Routledge, Londres, pp. 54-74. FAHY, J. (1996): Competitive Advantage in International Services: A Resource-based View. International Studies of

Management and Organization, vol. 26, n1 2, pp. 24-37. FARJOON, M. (1994): Beyond Industry Boundaries: Human Expertise, Diversification and Resource-Related Industry Groups.

Organization Science, vol. 5, n1 2, mayo, pp. 185-199. FERNÁNDEZ RODRIGUEZ, Z. y SUÁREZ GONZALEZ, I. (1996): La estrategia de la empresa desde una perspectiva

basada en los recursos. Revista Europea de Dirección y Economía de la Empresa, vol. 5, n1 3, pp. 73-92. FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, Z. (1993): La organización interna como ventaja competitiva para la empresa. Papeles de

Economía Española, n1 56, pp. 178-193.

Page 33: recursos y capacidades

33

FIOL, C. M. (1991): Managing Culture as a Competitive Resource: An Identity-Based View of Sustainable Competitive Advantage. Journal of Management, vol. 17, pp. 191-211.

FOSS, N. J., KNUDSEN, C. y MONTGOMERY, C. A. (1995): An Exploration of Common Ground: Integrating Evolutionary

and Strategic Theories of the Firm. En C. A. Montgomery (ed.): Resource-based and Evolutionary Theories of the Firm. Ed. Kluwer Academic Publishers, Boston, pp.1-17.

FOSS, N. J. y ERIKSEN, B. (1995): Competitive Advantage and Industry Capabilities. En C. A. Montgomery (ed.): Resource-

based and Evolutionary Theories of the Firm. Ed. Kluwer Academic Publishers, Boston, pp.43-69. GARUD, R. y NAYYAR, P. (1994): Transformative Capacity: Continual Structuring by Intertemporal Technology Transfer.

Strategic Management Journal, vol. 15, pp. 365-385. GRANT, R. M. (1991): The Resource-based Theory of Competitive Advantage: Implications for Strategy Formulation.

California Management Review, vol. 33, n1 3, primavera, pp. 114-135. GRANT, R. M. (1992): Contemporary Strategy Analysis: Concepts, Techniques, Applications. Basil Blackwell. Cambridge.

Massachussets. GRANT, R. M. (1996): Toward a Knowledge-Based Theory of the Firm. Strategic Management Journal, vol. 17, n1 especial

invierno, pp. 109-122. GRANT, R. M. (1996a): Prospering in Dynamically-competitive Environments: Organizational Capability as Knowledge

Integration. Organization Science, vol. 7, n1 4, pp. 375-387. GRANT, R. M. (1996b): Dirección estratégica. Conceptos, técnicas y aplicaciones. Ed. Cívitas, Madrid. GRANT, R. M. (1997): The Knowledge-based View of the Firm: Implications for Management Practice. Long Range

Planning, vol. 30, n1 3, pp. 450-454. HALL, R. (1992): The Strategic Analysis of Intangible Resources. Strategic Management Journal, vol. 13, n1 2, pp. 135-144. HALL, R. (1993): A Framework Linking Intangible Resources and Capabilities to Sustainable Competitive Advantage. Strategic

Management Journal, vol. 14, n1 8, noviembre, pp. 607-618. HALL, R. (1994): A Framework for Identifying the Intangible Sources of Sustainable Competitive Advantage. En G. Hamel y A.

Heene (eds.): Competence-based Competition. Ed. John Wiley & Sons, Chichester, pp. 149-169. HALLOWELL, R. (1996): Southwest Airlines: A Case Study Linking Employee Needs Satisfaction and Organizational

Capabilities to Competitive Advantage. Human Resource Management, vol. 35, n1 4, invierno, pp. 513-534. HAMEL, G. (1994): The Concept of Core Competence. En G. Hamel y A. Heene (eds.): Competence-based Competition.

Ed. John Wiley & Sons, Chichester, pp. 11-33. HAMEL, G. y PRAHALAD, C. K. (1995): Compitiendo por el futuro. Ed. Ariel. Barcelona. HANSEN, G. S. y WERNERFELT, B. (1989): Determinants of Firm Perfomance: The Relative Importance of Economic and

Organizational Factors. Strategic Management Journal, vol. 10, pp. 399-411. HART, S. y BANBURY, C. (1994): How Strategy-making Processes can Make a Difference. Strategic Management Journal,

vol. 15, pp. 251-269. HAYES, R. H. y PISANO, G. P. (1994): Beyond World-Class: The New Manufacturing Strategy. Harvard Business Review,

vol. 72, n1 1, enero-febrero, pp. 77-86.

Page 34: recursos y capacidades

34

HELFAT, C. (1997): How and Asset Complementarity and Dynamic Capability Accumulation. The Case of R and D. Strategic Management Journal, vol. 18, n1 5, pp. 339-360.

HELFAT, C. E. (1994): Firm-Specifity in Corporate Applied R & D. Organization Science, vol. 5, n1 2, mayo, pp. 173-184. HENDERSON, R. y COCKBURN, I. (1994): Measuring Competence? Exploring Firm Effects in Pharmaceutical Research.

Strategic Management Journal, vol. 15, pp. 63-84. HERNÁNDEZ ESPALLARDO, M. y MUNUERA ALEMÁN, J. L. (1999): Efectos de los recursos y capacidades del

vendedor sobre sus relaciones en el canal de distribución. Revista Española deInvestigación de Marketing-Esic, 4, marzo, pp. 63-88.

HITT, M. A. e IRELAND, R. D. (1985): Corporate Disructive Competence, Strategy, Industry and Perfomance. Strategic

Management Journal, vol. 6, julio-septiembre, pp. 237-293. HOSMER, L. T. (1994): Strategic Planning as if Ethics Mattered. Strategic Management Journal, vol. 15, verano, pp. 17-34. HUMBLE, J., JACKSON, D. y THOMSON, A. (1994): The Strategic Power of Corporate Values. Long Range Planning,

vol. 27, n1 6, pp. 28-42. HUNT, S. D. (1997): Resource-Advantage Theory: An Evolutionary Theory of Competitive Firm Behavior? Journal of

Economic Issues, vol. XXXI, n1 1, marzo, pp. 59-77. HUNT, S. D. y MORGAN, R. M. (1997): Resource-advantage Theory: A Snake Swallowing Its Tail or a General Theory of

Competition? Journal of Marketing, vol. 61, octubre, pp. 74-82. HUNT, S. D. y MORGAN, R. M. (1996): The Resource-Advantage Theory of Competition: Dynamics, Path Dependencies,

and Evolutionary Dimensions. Journal of Marketing, vol. 60, octubre, pp. 107-114. HUNT, S. D. y MORGAN, R. M. (1995): The Comparative Advantage Theory of Competition. Journal of Marketing, vol. 59,

abril, pp. 1-15. ITAMI, H. (1987): Mobilizing Invisible Assets. Harvard University Press. Cambridge. MA. KAMOCHE, K. (1996): Strategic Human Resource Management Within a Resource-Capability View of the Firm. Journal of

Management Studies, vol. 33, n1 2, marzo, pp. 213-233. KIM, D. J. y KOGUT, B. (1996): Technological Platforms and Diversification. Organization Science, vol. 7, n1 3, mayo-junio,

pp. 283-301. KLAVANS, R. (1994): The Measurement of a Competitor=s Core Competence. En G. Hamel y A. Heene (eds.):

Competence-based Competition. Ed. John Wiley & Sons, Chichester, pp. 171-182. KNUDSEN, C. (1995): Theories of the Firms, Strategic Management, and Leadership. En C. A. Montgomery (ed.): Resource-

based and Evolutionary Theories of the Firm. Ed. Kluwer Academic Publishers, Boston, pp. 179-217. KNUDSEN, C. (1996): The Competence Perspective: A Historical View. En N. J. Foss y C. Knudsen (eds.): Towards a

Competence Theory of the Firm. Ed. Routledge, Londres, pp. 13-37. KOCH, M. J. y McGRATH, R. G. (1996): Improving Labor Productibity: Human Resource Management Policies do Matter.

Strategic Management Journal, vol. 17, pp. 335-354. KOGUT, B. y ZANDER, U. (1992): Knowledge of the Firm, Combinative Capabilities and the Replication of Technology.

Organization Science, vol. 3, n1 3, pp. 383-397.

Page 35: recursos y capacidades

35

KOGUT, B. y ZANDER, U. (1993): Knowledge of the Firm and the Evolutionary Theory of the Multinational Corporation. Journal of International Business Studies, vol. 24, n1 4, pp. 625-645.

LANGLOIS, R. N. (1995): Capabilities and Coherence in Firms and Markets. En C. A. Montgomery (ed.): Resource-based

and Evolutionary Theories of the Firm. Ed. Kluwer Academic Publishers, Boston, pp.71-100. LEI, D. y SLOCUM, J. W. (1992): Global Strategy, Competence-Building and Strategic Alliances. California Management

Review, vol. 35, n1 1, pp. 81-97. LEONARD-BARTON, D. (1992): Core Capabilities and Core Rigidities: A Paradox in Managing New Produt Development.

Strategic Management Journal, vol. 13, verano, pp. 111-125. LEVINTHAL, D. A. (1995): Strategic Management and the Exploration of Diversity. En C. A. Montgomery (ed.): Resource-

based and Evolutionary Theories of the Firm. Ed. Kluwer Academic Publishers, Boston, pp.19-42. LEVINTHAL, D. A. y MARCH, J. G. (1993): The Myopia of Learning. Strategic Management Journal, vol. 14, n1 especial

invierno, pp. 95-112. LIPPMAN, S. A. y RUMELT, R. P. (1982): Uncertain Imitability: An Analysis of Interfirm Differences in Efficiency under

Competition. Bell Journal of Economics, vol. 13, pp. 418-438. LORANGE, P. (1996): A Strategic Human Resource Perspective Applied to Multinational Cooperative Ventures. International

Studies of Management and Organization, vol. 26, n1 1, pp. 87-103. MADHOK, A. (1996): The Organization of Economic Activity: Transaction Cost, Firm Capabilities and the Nature of

Governance. Organization Science, vol. 7, n1 5, pp. 577-590. MADHOK, A. (1997): Cost, Value and Foreign Market Entry mode: The Transaction and the Firm. Strategic Management

Journal, vol. 18, pp. 39-61. MAHONEY, J. y PANDIAN, R. (1992): The Resource-based View within the Conversation of Strategic Management.

Strategic Management Journal, vol. 13, pp. 363-380. MAIJOOR, S. y WITTELOOSTUIJN, A. U. (1996): An Empirical Test of the Resource-based Theory: Strategic Regulation in

the Dutch Audit Industry. Strategic Management Journal, vol. 17, pp. 549-569. MARKIDES, C. C. y WILLIAMSON, P. J. (1994): Related Diversification, Core Competences and Corporate Perfomance.

Strategic Management Journal, vol. 15, verano, pp. 149-165. MARKIDES, C. C. y WILLIAMSON, P. J. (1996): Corporate Diversification and Organizational Structure: A Resource-based

View. Academy of Management Journal, vol. 39, n1 2, pp. 340-367. MATA, F. J., FUERST, W. L. y BARNEY, J. B. (1995): Information Technology and Sustained Competitive Advantage: A

Resource-based Analysis. Mis Quartely, vol. 19, n1 4, pp. 487-505. McGRATH, R. G., McMILLAN, I. C. y VENKATARAMAN, S. (1995): Defining and Developing Competence: A Strategic

Process Paradigm. Strategic Management Journal, vol. 16, pp. 251-275. MEHRA, A. (1996): Resource and Market-Based Determinants of Performance in the U.S. Banking Industry. Strategic

Management Journal, vol. 17, pp. 307-322. MILLER, D. y SHAMSIE, J. (1996): The Resource-based View of the Firm in Two Environments: The Hollywood Film Studios

from 1936 to 1965. Academy of Management Journal, vol. 39, n1 3, pp. 519-543. MONTGOMERY, C. A. (1995): Of Diamonds and Rust: A New Look at Resources. En C. A. Montgomery (ed.): Resource-

based and Evolutionary Theories of the Firm. Ed. Kluwer Academic Publishers, Boston, pp.251-268.

Page 36: recursos y capacidades

36

MONTGOMERY, C. A. y WERNERFELT, B. (1988): Diversification, Ricardian Rents, and Tobin's q. Rand Journal of

Economics, vol. 19, pp. 369-380. MOSAKOWSKI, E. (1993): A Resource-based Perspective on the Dynamic Strategy-performance Relationship: An Empirical

Examination of the Focus and Differentiation Strategies in Entrepreneurial Firms. Journal of Management, vol. 19, n1 4, pp. 819-839.

MUELLER, F. (1996): Human Resources as Strategic Assets: An Evolutionary Resource-based Theory. Journal of

Management Studies, vol. 33, n1 6, noviembre, pp. 757-785. NELSON, R. (1991): Why do Firms Differ and how does it Matter. Strategic Management Journal, vol. 12, pp. 61-74. NELSON, R. (1991a): The Role of Firm Differences in an Evolutionary Theory of Technical Advance. Science and Public

Policy, vol. 18, n1 6. NELSON, R. y WINTER, S. (1982): An Evolutionary Theory of Economic Change. Harvard University Press. Cambridge,

Massachussets. PENROSE, E. T. (1962): Teoría del crecimiento de la empresa. Ed. Aguilar. Madrid. PETERAF, M. A. (1993): The Cornerstones of Competitive Advantage: A Resource-based View. Strategic Management

Journal, vol. 14, pp. 179-191. PORTER, M. E. (1991): Towards a Dynamic Theory of Strategy. Strategic Management Journal, vol. 12, invierno, pp. 95-

117. POWELL, T. C. y DENT-MICALLEF, A. (1997): Information Technology as Competitive Advantage: The Role of Human,

Business and Technological Resources. Strategic Management Journal, vol. 18, n1 5, pp. 375-405. PRAHALAD, C. K. Y HAMEL, G. (1991): La organización por unidades estratégicas de negocio ya no sirve. Harvard-Deusto

Business Review, primer trimestre, 1991, pp. 47-64. Artículo original: The Core Competence of The Corporation. Harvard Business Review, mayo-junio 1990, pp. 79-91.

REED, R. y DEFILLIPPI, R. (1990): Causal Ambiguity, Barriers to Imitation and Sustainable Competitive Advantage. Academy

of Management Review, vol. 15, pp. 88-102. ROBINS, J. A. (1992): Organizational Considerations in the Evaluation of Capital Assets: Toward a Resource-based view of

Strategic Investment in Firms. Organization Science, vol. 3, pp. 522-536. ROBINS, J. y VIERSEMA, M. F. (1995): A Resource-based Aproach to the Multibusiness Firm: Empirical Analysis of

Portfolio Interrelationship and Corporate Financial Perfomance. Strategic Management Journal, vol. 16, pp. 277-299.

RUMELT, R. P. (1984): Toward a Strategic Theory of the Firm. En R. B. Lamb (ed): Competitive Strategic Management.

Prentice-Hall. Englewood Cliffs, New Jersey, pp. 556-570. RUMELT, R. P. (1987): Theory, Strategy, and Entrepreneurship. En D. J. Teece (ed): The Competitive Challenge. Ballinger

Publishing, Cambridge, MA, pp. 137-158. RUMELT, R. P. (1991): How much does Industry Matter? Strategic Management Journal, vol. 12, n1 3, pp. 167-185. RUMELT, R. P., SCHENDEL, D. y TEECE, D. J. (1994): Fundamental Issues in Strategy. En R. P. Rumelt, D. E. Schendel y

D. J. Teece (eds.): Fundamental Issues in Strategy. Ed. Harvard Business School Press, Boston, Massachusetts, pp. 9-53.

Page 37: recursos y capacidades

37

RUSSO, M. V. y FOUTS, P. A. (1997): A Resource-based Perspective on Corporate Environmental Performance and Profitability. Academy of Management Journal, vol. 40, n1 3, pp. 534-559.

SABATER SÁNCHEZ, R., LÓPEZ YEPES, J. A. y GARCÍA PÉREZ, M. (1997): Recursos humanos y capacidades: un

enfoque clave en la estrategia empresarial. Comunicación presentada al Workshop on AThe Impact of Strategy, Job Design and Organization Structure on Human Resource Management: Scenarios for the Year 2000". Cádiz, 25-28 de mayo de 1997.

SAKAKIBARA, M. (1997): Heterogeneity of Firm Capabilities and Cooperative Research and Development: An Empirical

Examination of Motives. Strategic Management Journal, vol. 18, n1 especial verano, pp. 143-164. SCHOEMAKER, P. J. (1990): Strategy Complexity and Economic Rent. Management Science, vol. 36, pp. 1178-1192. SCHOEMAKER, P. J. (1994): Cómo ligar la visión estratégica a las capacidades clave. Harvard-Deusto Business Review, n1

60, pp. 22-39. Articulo original, SCHOEMAKER, P. J. (1992): How to Link Strategic Vision to Core Capabilities. Sloan Management Review, vol. 34, n1 1, pp. 67-81.

SCHUMPETER, J. A. (1976): Teoría del desenvolvimiento económico. Fondo de Cultura Económica. México. SCHUMPETER, J. A. (1996): Capitalismo, socialismo y democracia (Tomo II). Ed. Folio, Barcelona. SELZNICK, P. (1957): Leadership in Administration: A sociological Interpretation. Ed. Harper & Row, Nueva York. SIMON, H. A. (1976): El comportamiento administrativo. Ed. Aguilar, Buenos Aires. SPENDER, J. C. (1996): Making Knowledge the Basic of a Dynamic Theory of the Firm. Strategic Management Journal, vol.

17, n1 especial invierno, pp. 45-62. SPENDER, J. C. y GRANT, R. M. (1996): Knowledge and the Firm: Overview. Strategic Management Journal, vol. 17, n1

especial invierno, pp. 5-9. STALK, G., EVANS, P. y SHULMAN, L. (1992): Competir en habilidades, clave de la nueva estrategia empresarial. Harvard-

Deusto Business Review, n1 51, octubre, pp. 44-56. T1EECE, D. J., PISANO, G. y SHUEN, A. (1990): Firm Capabilities, Resources and the Concept of Strategy. Working

Paper, University of California at Berkley. TALLMAN, S. B. (1991): Strategic Management Models and Resource-based Strategies among MNEs in a Host Market.

Strategic Management Journal, vol. 12, pp. 69-82. TEECE, D. J. (1980): Economies of Scope and the Scope of the Enterprise. Journal of Economic Behavior and

Organization, n1 1, pp. 223-247. TEECE, D. J. (1982): Toward and Economic Theory of the Multiproduct Firm. Journal of Economic Behavior and

Organization, n1 3, pp. 39-63. TEECE, D. J. (1987): Profiting from Technological Innovation: Implications for Integration, Collaboration, Licensing, and Public

Policy. En D. J. Teece (ed): The Competitive Challenge. Ballinger Publishing, Cambridge, MA, pp. 185-219. TEECE, D. J., PISANO, G. y SHUEN, A. (1997): Dynamic Capabilities and Strategic Management. Strategic Management

Journal, vol. 18, n1 7, pp. 507-533. TEECE, D. J., RUMELT, R. P., DOSI, G. y WINTER, S. G. (1994): Understanding Corporate Coherence: Theory and

Evidence. Journal of Economic Behavior and Organization, vol. 23, n1 1, pp. 1-30. WERNERFELT, B. (1984): A Resource-based View of the Firm. Strategic Management Journal, vol. 5, pp. 171-180.

Page 38: recursos y capacidades

38

WERNERFELT, B. (1989): From Critical Resources to Corporate Strategy. Journal of General Management, vol. 14, pp. 4-

12. WERNERFELT, B. (1995a): The Resource-based View of the Firm. Strategic Management Journal, vol. 16, n1 3, pp. 171-

174. WILLIAMSON, O. E. (1985): The Economic Institutions of Capitalism: Firms, Markets, Relational Contracting. Free Press,

New York. En castellano: las instituciones económicas del capitalismo. Ed. Fondo de Cultura Económica. México. 1989.

WINTER, S. G. (1987): Knowledge and Competence as Strategic Assets.En D. J. Teece (ed): The Competitive Challenge.

Ballinger Publishing, Cambridge, MA, pp. 159-184. WINTER, S. G. (1995): Four Rs of Profitability: Rents, Resources, Routines and Replication. En C. A. Montgomery (ed.):

Resource-based and Evolutionary Theories of the Firm. Ed. Kluwer Academic Publishers, Boston, pp.147-178. WRIGHT, P. M., McMAHAN, G. C. y McWILLIAMS, A. (1994): Human Resources and Sustained Competitive Advantage:

A Resource-based Perspective. International Journal of Human Resource Management, vol. 5, n1 2, mayo, pp. 301-326.

ZAHEER, S. (1995): Overcoming the Liability of Foreignness. Academy of Management Journal, vol. 38. n1 2, pp. 341-363. ZAHRA, S. A. y DAS, S. R. (1993): Building Competitive Advantage on Manufacturing Resources. Long Range Planning, vol.

26, n1 2, pp. 90-100.