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L a reflexión ocupa un lugar importante y necesario en el desarrollo y realización del ser humano, pues es un proceso interno que permite el conocimiento de la verdad y ma- nifiesta el camino para acercarse a su fin último, que es la felicidad. Como señala la doctora López de Llergo, la per- sona que reflexiona se enriquece a sí misma y enriquece a los demás: “Quienes reflexionan y ponderan lo que captan del entorno y de sí mis- mos, se enriquecen y enriquecen a los demás”. 1 Este enriquecimiento se refiere a lo que obtiene la persona para llegar a la propia felicidad. La palabra reflexión proviene del latín reditio y reflexio, 2 esto quiere decir que cuando la sustancia material cae sobre una superficie lisa, rebota y cambia de dirección. En el ser humano ocurre lo mismo, así como en la realidad entera, en su carácter espiritual −del cual se constituye la persona−, consiste en volver hacia sí misma, en concentrarse en su propia unidad, esto es, en reflexionar lo que significa el cambio de dirección de un acto mental y espe- cíficamente de un acto intelectual. 3 reflexión La 1 López de Llergo, Ana T. (2004). Valores, valoraciones y virtudes. México: CECSA, p. 110. López de Llergo, Ana T. (2004). Valores, valoraciones y virtudes. México: CECSA, p. 110. 2 Verneaux, Roger (1967). Epistemología general. Barcelona: Herder, p. 191. Verneaux, Roger (1967). Epistemología general. Barcelona: Herder, p. 191. 3 Ferrater, José (1994). Diccionario de Filosofía (Tomo IV). Barcelona: Ariel, S. A., p. 3033. Ferrater, José (1994). Diccionario de Filosofía (Tomo IV). Barcelona: Ariel, S. A., p. 3033. María de Jesús Torres -

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La reflexión ocupa un lugar importante y necesario en el desarrollo y realización del ser humano, pues es un proceso interno

que permite el conocimiento de la verdad y ma-nifiesta el camino para acercarse a su fin último, que es la felicidad.

Como señala la doctora López de Llergo, la per-sona que reflexiona se enriquece a sí misma y enriquece a los demás: “Quienes reflexionan y ponderan lo que captan del entorno y de sí mis-mos, se enriquecen y enriquecen a los demás”.1 Este enriquecimiento se refiere a lo que obtiene la persona para llegar a la propia felicidad.

La palabra reflexión proviene del latín reditio y reflexio,2 esto quiere decir que cuando la sustancia material cae sobre una superficie lisa, rebota y cambia de dirección. En el ser humano ocurre lo mismo, así como en la realidad entera, en su carácter espiritual −del cual se constituye la persona−, consiste en volver hacia sí misma, en concentrarse en su propia unidad, esto es, en reflexionar lo que significa el cambio de dirección de un acto mental y espe-cíficamente de un acto intelectual.3

reflexiónLa

1 López de Llergo, Ana T. (2004). Valores, valoraciones y virtudes. México: CECSA, p. 110.López de Llergo, Ana T. (2004). Valores, valoraciones y virtudes. México: CECSA, p. 110.2 Verneaux, Roger (1967). Epistemología general. Barcelona: Herder, p. 191.Verneaux, Roger (1967). Epistemología general. Barcelona: Herder, p. 191.3 Ferrater, José (1994). Diccionario de Filosofía (Tomo IV). Barcelona: Ariel, S. A., p. 3033.Ferrater, José (1994). Diccionario de Filosofía (Tomo IV). Barcelona: Ariel, S. A., p. 3033.

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significa especular, y este término se considera como sinónimo de la reflexión desde el significado de su raíz.

Cuando se alude al conocimiento intelectual, se hace referencia a la especulación, vocablo que proviene de speculare, palabra latina que a su vez proviene de speculum, que signi-fica espejo. Por ello, especular equivale a espejear, a reflejar en la mente, como en un espejo, lo mismo que existe en la realidad. La especulación es el conocimiento humano sin más, el conocimiento que no se ordena a ninguna otra cosa que a conocer, a captar las cosas como son.5 Con esto se puede comprender que cuando se habla de reflexión se considera la especulación y viceversa. La reflexión implica conocimiento y, como consecuencia, la reflexión se acerca a la verdad, al conocimiento de la realidad.

De este modo, cuando reflexionamos utilizando los sentidos o elementos internos, nos acercamos a la verdad, a la certeza, a la seguridad; por el contrario, cuando partimos de los sentidos externos, el conocimiento que adquirimos es mínimo y, por lo tanto, no sentimos la necesidad de reflexionar, y aunque creamos conocer la verdad, nos encontramos en el error.

Cuando no se está en la verdad se está en el error, así lo refiere Roger Verneaux: “El error desencadena una especie de vértigo intelectual, pues lo que lo caracteriza es que es inconscien-te en el momento en que se produce, se cree verdadero lo que después se comprueba que es falso”,6 y, por lo tanto, expresa que se necesita

La reflexión se identifica con la comúnmente llamada conciencia psicológica, que es la ex-periencia interna. Se entiende por conciencia un modo muy especial de conocimiento: la experiencia que el sujeto tiene de sí mismo mediante la vida sensible y la vida intelectual; la primera se limita al conocimiento a través de los sentidos externos y la segunda se refiere a los sentidos internos que conducen al conocimiento intelectual.

La reflexión se consigue mediante elementos internos como el sentido común, la percepción de la imagen, la memoria y el pensamiento; cabe decir que el conocimien-

to a través de los sentidos precede al conocimiento

intelectual. Así, la conciencia sensible nos basta para percibir

lo externo, mientras que para advertir el prin-cipio del pensamiento es necesaria la reflexión. La inteligencia reconoce sus propios actos al realizarlos y eso es precisamente la reflexión. Al respecto, Roger Verneuax expresa: “La conciencia sensible no se refleja, aunque se le preste atención. Sólo la inteligencia, porque es espiritual, tiene conciencia de sus actos y de sí misma”.4

Así pues, reflexionar es la acción de centrar el pensamiento en algo, es considerar con atención, y esto sólo lo logra el ser reflexivo y concierne a la conciencia. En el pensamiento se produce un proceso del conocimiento inte-lectual que conduce al encuentro de ideas que generan otras nuevas con otra dirección, lo cual

4 Verneuax, Roger, op. cit., p. 201.Verneuax, Roger, op. cit., p. 201.5 García López, J. (1986). El sistema de las virtudes humanas. México: Editora de Revistas, p. 88.García López, J. (1986). El sistema de las virtudes humanas. México: Editora de Revistas, p. 88.6 Verneuax, Roger, op. cit., p. 21.Verneuax, Roger, op. cit., p. 21.

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una reflexión más atenta para darse cuenta de que el error

no es una razón para po-nerlo todo en duda, sin embargo, el hecho de la

verdad sólo causa asombro si se reflexiona acerca de él.

De esta manera, cuando una persona se encuentra en el pro-

ceso de búsqueda de la verdad, requiere de la reflexión sobre la actividad normal de las fun-ciones del conocimiento, es decir, de una actitud especulativa.7 Esto explica −como lo manifiesta Maritain− por qué el conocimiento precede a la reflexión,8 pues es dentro del proceso del co-nocimiento que se da en la inteligencia donde se encuentra la reflexión, ya que reflexionar es propio de los seres racionales.

El vocablo reflexio, al cual nos referimos ante-riormente, se refiere a la acción de reflectere, es decir, volver hacia atrás. Cuando se demora largamente en el pensamiento sobre alguna cosa,9 la mente voltea sobre sus estados y sus actos para adquirir una conciencia más clara de ellos, los analiza y participa en su evolución (conciencia moral). Esto es sinónimo de intros-pección, de observación interior. La reflexión no es otra cosa que prestar atención a lo que hay en nosotros.10 En cuanto se refiere al proceso del conocimiento de la realidad, reflexionar sobre cualquier cosa no es reflexionar sólo sobre uno mismo, sino prestar toda la atención al obje-to para comprenderlo;11 es decir, la reflexión no debe girar en un sentido egocéntrico, en

7 Ibidem.8 Maritain, Jacques (1968).Maritain, Jacques (1968). Los grados del saber. Buenos Aires: Club de Lectores, pp. 139-140.9 Foulquié, Paul (1967).Foulquié, Paul (1967). Diccionario del Lenguaje Filosófico. Madrid: Labor, p. 876.10 Idem, p. 877.11 Verneuax, Roger,Verneuax, Roger, op. cit., p. 191.12 Foulquié, Paul,Foulquié, Paul, op. cit., pp. 878-879.13 Ferrater, José,Ferrater, José, op. cit., p. 3033.

cuestiones personales, sino en el objeto o en el pensamiento mismo, el cual no sólo se halla en la persona que reflexiona, también se ubica en la realidad y en los demás seres. Como dijimos anteriormente, la reflexión debe servir para enriquecerse y enriquecer a los otros.

La reflexión es una vuelta del espíritu sobre su propia actividad para remontarse a los principios que la constituyen o explican, es decir, buscamos las causas de lo que pasa en nosotros y fuera de nosotros. En pocas palabras, entendemos y ra-zonamos, conocemos la verdad y de una verdad pasamos a otra, y, en concreto, podemos decir que la reflexión es el pensamiento resultante de la actitud mental llamada atención: sinónimo de pensamiento, consideración, observación.12

La reflexión es un acto de conciencia. El ser hu-mano es fundamentalmente reflexivo,13 y la re-flexión lo acerca a la realidad, a la verdad, con el objetivo de conducirlo a la felicidad, a través del uso de todas sus facultades, sobre todo de aque-llas que lo distinguen de los demás seres, es decir, las espirituales, entre ellas, la inteligencia. b