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2. EL REFORZAMIENTO POSITIVO. Definimos el reforzamiento positivo como el incremento de la probabilidad de que en el futuro vuelva a repetirse en un contexto determinado una conducta seleccionada a la que ha seguido un hecho o acción contingente con su emisión en ese contexto. Hay que distinguir en esta definición tres términos: 1) El contexto o ambiente en que se produce el reforzamiento y al que por tanto sólo irá unido, en principio, el incremento de la probabilidad. 2) El incremento de la probabilidad de que el organismo que ha visto su conducta seguida por una determinada consecuencia vuelva a repetir esa conducta si se encuentra de nuevo en el mismo contexto. A este efecto le llamamos reforzamiento. 3) La consecuencia que sigue a la conducta y que produce un incremento de la probabilidad. A la consecuencia le llamamos reforzador positivo. El incremento de la probabilidad de ocurrencia o manifestación de una conducta puede verificarse atendiendo a cualquiera de las características más representativas de la conducta en cuestión. En unos casos esta característica puede ser la frecuencia con que se emite la conducta como en el caso de una persona que tuviera un tic. En otros casos puede ser la duración o permanencia de la conducta como puede ser en los casos en que se estuviera actuando sobre la conducta de estudiar. En otro puede ser la intensidad como en los casos en que estuviéramos actuando sobre los grados de fiebre. Siempre hay en las conductas una característica sobre la que valorar el incremento de la probabilidad. Es importante notar que el reforzador se define por su consecuencia sobre la conducta, por lo que no puede decirse a priori qué estímulos apetitivos son realmente reforzadores. Puede suponerse con antelación, pero únicamente podrían identificarse tras un análisis funcional en un contexto determinado para el organismo o grupo de organismos para los que se planea una intervención. Una importante implicación clínica y educativa de esta definición y de todo el paradigma del condicionamiento operante es que la acción de reforzar no lleva aparejada necesariamente una petición de igualitarismo para todas las personas. La estrategia a seguir en cada caso va a depender, en gran medida, del condicionamiento biológico y de la historia individual de reforzamiento de cada uno de ellos.

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2. EL REFORZAMIENTO POSITIVO.Definimos el reforzamiento positivo como el incremento de la probabilidad de que en el futurovuelva a repetirse en un contexto determinado una conducta seleccionada a la que ha seguido un hecho oacción contingente con su emisión en ese contexto. Hay que distinguir en esta definición tres términos: 1) Elcontexto o ambiente en que se produce el reforzamiento y al que por tanto sólo irá unido, en principio, elincremento de la probabilidad. 2) El incremento de la probabilidad de que el organismo que ha visto suconducta seguida por una determinada consecuencia vuelva a repetir esa conducta si se encuentra de nuevoen el mismo contexto. A este efecto le llamamos reforzamiento. 3) La consecuencia que sigue a la conducta yque produce un incremento de la probabilidad. A la consecuencia le llamamos reforzador positivo. Elincremento de la probabilidad de ocurrencia o manifestación de una conducta puede verificarse atendiendo acualquiera de las características más representativas de la conducta en cuestión. En unos casos estacaracterística puede ser la frecuencia con que se emite la conducta como en el caso de una persona quetuviera un tic. En otros casos puede ser la duración o permanencia de la conducta como puede ser en los casosen que se estuviera actuando sobre la conducta de estudiar. En otro puede ser la intensidad como en los casosen que estuviéramos actuando sobre los grados de fiebre. Siempre hay en las conductas una característicasobre la que valorar el incremento de la probabilidad. Es importante notar que el reforzador se define por suconsecuencia sobre la conducta, por lo que no puede decirse a priori qué estímulos apetitivos son realmentereforzadores. Puede suponerse con antelación, pero únicamente podrían identificarse tras un análisisfuncional en un contexto determinado para el organismo o grupo de organismos para los que se planea unaintervención. Una importante implicación clínica y educativa de esta definición y de todo el paradigma delcondicionamiento operante es que la acción de reforzar no lleva aparejada necesariamente una petición deigualitarismo para todas las personas. La estrategia a seguir en cada caso va a depender, en gran medida, delcondicionamiento biológico y de la historia individual de reforzamiento de cada uno de ellos.Una diferencia que conviene tener clara es la existente entre los términos reforzador positivo yrecompensa. Un reforzador positivo se define por sus efectos sobre la conducta a que sigue y se correspondecon la teoría de Skinner. La recompensa hay que situarla como un concepto próximo a la ley del efecto deThonrdike y ejercería su efecto fortaleciendo las conexiones entre el estímulo y la respuesta que se emite anteél. Skinner (1938, pg. 7) se decanta por el término reforzador positivo.2.1 DIVISIÓN Y CLASIFICACIÓN DE LOS REFORZADORES.Reforzadores positivos pueden ser cualesquiera de los hechos o acciones que aumenten laprobabilidad de ocurrencia de la conducta a la que siguen. Sin ánimo de ser exhaustivos procedemos adistinguir y clasificar los reforzadores atendiendo a distintos criterios.Atendiendo al dispensador de los reforzadores: En función de la persona que facilite losreforzadores estos pueden clasificarse como Autorreforzadores y Heterorreforzadores. Losautorreforzadores tienen su origen y dependen en su puesta en práctica del organismo reforzado. Porejemplo, tras dos horas estudiando el alumno se refuerza tomando una merienda especial. Losheterorreforzadores provienen de otras personas como es el caso de la felicitación recibida por haberaprobado un examen.Atendiendo a la naturaleza de las necesidades que satisfacen los reforzadores pueden clasificarsecomo Reforzadores primarios y Reforzadores secundarios. Los reforzadores primarios satisfacennecesidades biológicas o contribuyen al bienestar físico. El agua, la comida, el sexo son reforzadores de estetipo. A estos reforzadores se les llama también reforzadores incondicionados. El concepto de reforzadorprimario o incondicionado hace referencia a que el valor del reforzador no requiere ni depende de unaprendizaje previo. No se refiere, sin embargo, a que siempre sea efectivo ni más efectivo que otros. Su valorva a depender del estado físico del organismo a que se aplique. El agua no tendrá valor reforzante para unapersona sin sed, pero se puede estimar como muy reforzante para una persona sedienta. Los reforzadoressecundarios son aquellos estímulos o sucesos que han adquirido su valor reforzante por condicionamiento oaprendizaje, por ello se les denomina también reforzadores condicionados. En teoría los estímulos o sucesosque adquieren su valor reforzante por condicionamiento o aprendizaje son originalmente neutros, pero dada lacantidad de aprendizaje de cualquier persona tras su nacimiento no somos conscientes de los procesos decondicionamiento que han precedido al valor adquirido por ciertos reforzadores como el dinero.Atendiendo a la consistencia de los reforzadores éstos pueden clasificarse como reforzadoresfísicos o tangibles y reforzadores sociales. Reciben el nombre de reforzadores físicos o tangibles si poseenuna entidad física que permite olerlos, manipularlos, comerlos, etc,. Son los más utilizados con niños

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pequeños o con retraso mental y con adultos que presenten limitaciones cognitivas o tengan restringida sulibertad. Van desde golosinas, como los chicles, los juguetes, un balón, a los cigarrillos en el caso de lospresos. Los reforzadores sociales consisten en conductas de atención, acercamiento, aceptación o aprobaciónpor parte de los dispensadores de los reforzadores. Este tipo de reforzadores resulta especialmente poderososi sus dispensadores son personas que gozan de gran prestigio para las personas que los reciben.Los reforzadores condicionados atendiendo al ámbito de aplicación pueden considerarsereforzadores específicos o concretos y reforzadores generalizados. Se habla de reforzadores específicos oconcretos si tienen un ámbito de aplicación reducido a una necesidad o situación concreta. Un reforzadorconcreto en función de una necesidad puede ser la ropa de abrigo cuando se tiene frío. Un reforzadorespecífico ligado a una situación pueden ser las fichas o puntos en el contexto de una economía de fichas. Lasfichas o puntos que se utilizan en un programa de economía de fichas no tienen valor sino en el ámbito en queestá vigente la economía de fichas y mientras está vigente la economía de fichas. Los reforzadoresgeneralizados reciben este nombre por estar unidos a una serie de sucesos o lugares en vez de sólo a uno.Como reforzadores generalizados que son resultan aplicables a muchos acontecimientos y situaciones. Lasalabanzas y el dinero suelen citarse como ejemplos de reforzadores generalizados.Para hacerse una idea de la gradación existente en los reforzadores condicionados específicos oconcretos y generalizados ayuda el descender al uso que se hace de las fichas y de las monedas concretas.Tanto las fichas como las monedas son reforzadores condicionados, pero el ámbito y posibilidades deintercambio no es el mismo si hablamos de una ficha en la clase de un colegio público escasamente dotado,un colegio privado bien dotado, la peseta española y el dólar americano. Cada ficha o moneda, sirviendocomo ejemplo de reforzador condicionado, tiene un ámbito de utilización diferente, una clase, España y todoel mundo. En algunos casos, sobre todo cuando se está iniciando el proceso de condicionar el valor de unaficha en el caso de un niño retrasado, una ficha no se intercambia sino por un reforzador de apoyo único.Entre las ventajas de los reforzadores condicionados generalizados pueden señalarse las siguientes:a) sirven como un medio para mantener cierta espera entre una ejecución determinada y la entrega de unreforzador de apoyo; b) pueden ser administrados flexible y continuamente a lo largo del día; c) pueden,incluso, competir con valores de incentivo mayor como serían los reforzadores primarios a causa de suasociación con un número de reforzadores de apoyo muy diferentes. (Para una exposición más detallada delvalor de los reforzadores generalizados puede verse Kazdin y Bootzin, 1972).2.2. EL PRINCIPIO DE PREMACK.La teoría de la probabilidad diferencial de Premack (1959, 1965) amplió enormemente el campo deaplicación de los reforzadores. Según el principio que lleva su nombre ‘en cualquier par de respuestas oactividades que emprenda un individuo, la más probable reforzará a la menos probable’, esto es, lasactividades que son ejercidas más frecuentemente por un organismo pueden actuar como reforzadores deotras actividades que el organismo realiza con menor frecuencia en caso de que se desee incrementar éstas.Premack demostró que cuando privaba de agua a unas ratas con las que realizaba sus experimentos, beber,que en estas circunstancias se convertía en una conducta de alta probabilidad, reforzaba el correr, unarespuesta de baja probabilidad. Cuando se privaba a las ratas de actividad, correr, que en estas circunstanciasse convertía en una conducta de alta probabilidad, reforzaba la conducta de beber. Importa aquí condicionarel ejercicio de las acciones realizadas con más frecuencia por un organismo a la ejecución previa de lasacciones menos frecuentes. Este sería un correcto uso del principio de Premack para incrementar conductasde baja tasa.El uso de este principio hace de la conducta del propio sujeto la principal fuente de reforzadores paralograr nuevas actividades. Con el principio de Premack conocido en alguna literatura didáctica americanacomo 'Ley de la Abuela" (Kozloff, 1974), el reforzador se desplaza del estímulo a la repuesta. Gracias alprincipio de Premack la nómina de reforzadores, que hasta su aportación contaba para reforzar sólo conestímulos (elogios, alimento, dinero, etc.), se incrementa con respuestas que tengan una elevada probabilidadde incidencia. En la dinámica expositiva en que se iban clasificando los reforzadores, la aportación dePremack se considera un reforzador de actividad. El principio de Premack se utiliza en ámbitos variados. Esfrecuente su uso en situaciones educativas (Konarski, 1985; Konarski y otros, 1980). En los trabajos dereferencia realizados con estudiantes con retraso mental se observó que conductas académicas como leer,escribir, calcular, colorear, etc, podían elegirse como objetivos-meta o como reforzadores en función de lafrecuencia con que aparecieran. Por ejemplo, la actividad de leer, que para un chico era una actividad deescasa duración, podía incrementarse si la actividad de colorear, actividad frecuente y de duraciónconsiderable, se condicionaba a la ejecución previa de la actividad de leer. También se ha aplicado elprincipio de Premack al mundo de los negocios. Luthans, Paul y Baker (1981) comprobaron que los

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vendedores incrementaban sus ventas cuando la venta, actividad de baja probabilidad, se hacía seguir de unperiodo de vacaciones pagadas, actividad de alta probabilidad. El principio de Premack puede considerarseun intento de determinar las condiciones bajo las que un acontecimiento ambiental es reforzante.Frente a la explicación de Premack basada en la distinta frecuencia de las actividades está la teoríade la privación de la respuesta de Timberlake y Allison (1974). La teoría de la privación de la respuesta diceque cuando se restringe el acceso de un animal a un objeto y, por consiguiente, se reduce su nivel habitual deactividad, el animal estará motivado para volver a su nivel de actividad anterior. Esto es, para Timberlake yAllison una actividad determinada se hace reforzante porque el establecimiento de una contingenciaconducta-reforzador limita la posibilidad de realizar esa actividad.Otras teorías que descansan en el análisis experimental de conducta y que pueden resultarsugerentes para elaborar hipótesis sobre situaciones educativas y de terapia son la ley de la distribuciónconductual que supone que un animal emitirá el número de respuestas contingentes necesario paraaproximarse tanto como sea posible al punto de elección libre y la ley de la igualación que establece quecuando se dispone de dos o más respuestas para acceder al reforzador, la tasa de respuesta es directamenteproporcional a la cantidad de reforzador disponible en cada una de esas respuestas.2.3. IDENTIFICACIÓN, ESTABLECIMIENTO Y APLICACIÓN DE REFORZADORES.Puesto que el tratamiento de la mayor parte de déficits de conducta en el modelo operante implica laadministración de reforzadores, vamos a describir con algún detalle el proceso de identificación y selecciónde reforzadores, el establecimiento de reforzadores condicionados y el uso correcto de los reforzadores.La gente poco familiarizada con la modificación de conducta, a menudo, asume que la tarea deidentificar y seleccionar un reforzador es fácil. Sin embargo, puesto que por definición hemos identificado losacontecimientos de reforzamiento gracias a sus efectos sobre la conducta y no racionalmente, nadie puedeidentificar de forma definitiva un reforzador para una persona determinada sin proceder a una observación.Esta observación nos mostrará incluso que un reforzador no vale siempre sino que va a depender de la hora ylas circunstancias y, en consecuencia, tendremos que buscar diferentes tipos de reforzadores según estasvariables. Por ello, la unión de las preferencias de cada persona para la que se buscan reforzadores con lasvariables que están en juego en cada situación hacen muy compleja la tarea de identificar reforzadores. Acontinuación prestamos atención a esta cuestión.2.3.1. Cómo identificar los reforzadores.Para identificar los reforzadores contamos con dos procedimientos principales: la observación y lasentrevistas.La observación. Este procedimiento consiste en observar la conducta problemática que hayamosseleccionado para modificar y descubrir cuáles son los reforzadores que la mantienen. En caso de quehayamos seleccionado una conducta de alta tasa de aparición, cuando hayamos considerado que conocemoslos acontecimientos reforzadores de esa conducta podemos poner a prueba la sagacidad de nuestraobservación haciendo contingentes los reforzadores con la aparición de una conducta de baja tasa deaparición. Si logra aumentar su tasa de aparición podemos estar seguros de que nuestra estimación inicial fueacertada.Otro modo de poner en práctica la observación consiste en situar al niño ante una serie de juegos,juguetes y golosinas y dejar que el chico actúe libremente. A continuación anotar dónde se dirigió en primerlugar y cuanto tiempo dedicó a cada una de las actividades. Anotar también sus reacciones; ¿Se sonrió?.Exclamó: ¡Esto me gusta!. ¿Ignoró las posibilidades de dedicarse a otras conductas?. ¿Trató de quedarse conalgo y guardarlo celosamente?. ¿Permitió jugar con él como un favor especial?. Si el chico desarrolla una omás de estas conductas, la actividad en cuestión puede ser usada con mucha probabilidad como unacontecimiento reforzante.Las entrevistas. Las entrevistas con los responsables o educadores de un chico o con el chico mismopueden ser de mucha utilidad porque ofrece pistas referentes a reforzadores que, posiblemente, puedenusarse. Holland (1970) y Pelechano y otros (1976) presentaron guías y pautas para entrevistar a padres yeducadores para detectar pautas e historias de reforzamiento que pueden ser útiles para identificar posiblesreforzadores.2.3.2. Características de un reforzador útil.Dando por sentado que con las orientaciones precedentes se hubiera descubierto un número dediferentes acontecimientos de estímulo o actividad que pudieran usarse como reforzadores, se habrádescubierto también que algunos son más útiles que otros. Vamos a ver algunas características que debenreunir los reforzadores más fácilmente usados en los programas de tratamiento siguiendo a Gelfand yHartmann (1975):

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El reforzador debe ser resistente a la saciación. Debe ser posible aplicar el reforzador un número deveces considerable sin que pierda su valor para reforzar, de lo contrario las conductas o ensayos deaprendizaje que podemos reforzar en una sesión se ven considerablemente disminuidos. Para salvar lassituaciones en que el reforzador disponible no sea resistente a la saciación, esto es, sacie muy pronto a lapersona u organismo cuya conducta queremos ver incrementada, existen varios procedimientos:1. En vez de usar un solo tipo de estímulos o actividades para reforzar, ofrecer una variedad,por ejemplo, juguetes, golosinas, pasear en bicicleta, ir al cine. A este respecto ayuda mucho el menú deacontecimientos reforzantes de Addison y Home (1976). Consiste en ofrecer al chico una carta similar a la deun restaurante y presentar dibujados los reforzadores que se le ofrecen. Una vez elegidos se llega a unacuerdo con el chico respecto a cuanto y qué tipo de trabajo debe completar para ganar el reforzador elegido.Cuando los chicos son mayores y tienen buena capacidad de comprensión el menú puede presentarse porescrito o verbalmente como cuando en el restaurante nos recitan el menú.2. Desarrollar las sesiones de entrenamiento durante periodos muy cortos, por ejemplo, conlos más pequeños de 10 a 15 minutos y con los mayores nunca más de 30 minutos. De hecho este tipo desesiones breves y diarias permiten obtener mejores resultados y además permiten cambiar fácilmente detáctica si uno se da cuenta de que el programa necesita cambios.3. Emplear reforzadores condicionados generalizados tales cono fichas, puntos, dinero oaprobación verbal. Este método es muy efectivo para evitar la saciación.El reforzador debe poderse administrar en pequeñas unidades. La razón de esta exigencia para queun reforzador sea útil es que la administración de los reforzadores debe hacerse frecuentemente y sóloadministrándolos en pequeñas unidades es posible hacerlo sin producir saciación. Es mejor reforzarfrecuentemente con pequeños sorbos de una bebida suave que ofrecer una lata de bebida gaseosa perosolamente a largos intervalos. Algunos terapeutas para suministrar bebidas en pequeñas dosis han elaboradosus propios dispensadores de cantidades limitadas de bebida.El reforzador debe poderse administrar inmediatamente después de que ocurra la conductadeseada. Este principio es más necesario que se tenga presente y cumpla en las primeras sesiones detratamiento. Posteriormente, a medida que se va consiguiendo establecer la conducta deseada, puedenalargarse los espacios entre la ocurrencia de la conducta y la aplicación del reforzador. En los casos en que seestablece un intervalo de tiempo entre la ocurrencia de la conducta a reforzar y la aplicación del reforzadorhay que informar al chico por qué se le refuerza para que no asocie la entrega del reforzador a una conductaque no deseamos ver incrementada. Con relación a esta condición del reforzador útil hay que hacer notar quepuede estar contraindicado utilizar como reforzador el permitir que se vea un determinado programa de TV,porque, en primer lugar, no lo podemos ofrecer cuando queramos y, en segundo, porque su aparición sueleser de tarde en tarde. Este problema práctico puede resolverse grabando los programas en vídeo. Al disponerde la grabación su utilización queda totalmente bajo nuestro control.La administración de los reforzadores tiene que quedar exclusivamente bajo el control del agente detratamiento. Para conseguir el cumplimiento de esta característica hay que advertir a quienes rodean a losclientes de los programas para que no les entreguen estímulos o permitan acceder a actividades reforzantesque se están utilizando en el programa. Como esto, en algunos casos, podría llegar a ser una situacióninsostenible (piénsese en los casos en que empleamos como reforzadores estímulos que el chico apreciabamucho y que antes del programa tomaba con gran frecuencia, mientras que ahora tiene un acceso muyrestringido), se pueden acordar con los padres las condiciones en que pueden ofrecérselos. Es muy importantepensar no sólo en los padres, sino también en los abuelos, tíos y familiares cercanos.Hay que tener siempre muy presente que durante las sesiones de entrenamiento son los padres oterapeutas y no el chico quienes controlan la administración de los reforzadores, tanto por lo que se refiere altiempo como a la cantidad que se va a dar.El reforzador debe ser compatible con el programa de tratamiento. No se debe usar un reforzadorque esté en competencia con el programa que se desea desarrollar. Por ejemplo, si se quiere controlar laobesidad no utilizar bombones como reforzadores.Los reforzadores deben ser prácticos. Escoja reforzadores que no sean demasiado costosos, que notengan efectos indeseables, que sean fácilmente transportables y que estén disponibles rápidamente engrandes cantidades.2.3.3. El establecimiento de reforzadores condicionados.A causa del valor que hemos señalado como propio del reforzador condicionado, éste ha sido usadocon mucha frecuencia en los programas de modificación de conducta. Sin embargo, dependiendo del tipo dereforzador condicionado que se use, hay que tener la precaución de que adquieran valor mediante un proceso

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de condicionamiento previo. Omitir este importante primer paso puede hacer que su alabanza, si previamenteno tenía valor, resulte neutra e incluso aversiva.Vamos a dedicarle, pues, atención a la implantación de un reforzador condicionado dentro de laactividad educativa o terapéutica. Supongamos que a la vista de que la alabanza no funciona como unreforzador se deba establecer como estímulo condicionado una ficha de plástico que sirva de puente entre laconducta que se realiza en un momento determinado y la entrega del reforzador efectivo, el reforzador deapoyo. El proceso a seguir es el siguiente:1. Dar valor a la ficha. Se le da al educando una ficha e inmediatamente después se permiteque pueda cambiarla por un reforzador que sepamos tiene gran fuerza para él. Esto, como en los procesos decondicionamiento de otro tipo, hay que repetirlo varias veces. Conviene acompañarlo de explicacionesverbales diciendo que puede recibir un chupete, por ejemplo, cada vez que tenga una ficha en su poder.2. Decir cuándo puede ganarse una ficha. Se trata de que en función de cada programa demodificación de conducta se especifiquen las conductas y modos de ejecución que permiten obtener unaficha. Como ejemplo puede decirse: "Ahora, cada vez que me digas el nombre del color de la figura que haydibujada en la cartulina, recibirás una ficha.3. Darle un ensayo para que gane la ficha y después permitir que la cambie por elreforzador de apoyo. Presentarle una cartulina con un círculo rojo y preguntarle: ¿de qué color es estafigura?. Tan pronto como diga: ‘rojo’, se le da una ficha y a continuación se le cambia por el reforzador deapoyo establecido. Este proceso se repite hasta que la ficha sola actúe como reforzador, porque el educandoha aprendido que una ficha le asegura el cambio por uno o unos reforzadores determinados.Como es natural las palabras a utilizar en cada caso y en cada uno de estos pasos van a dependermucho de la edad de los educandos, su riqueza de vocabulario y sus habilidades sociales.Puesto que el objeto de usar un sistema de fichas es iniciar la ejecución deseada, no se puede dejar aleducando en un programa de fichas permanente. Con la entrega de la ficha debe comenzar a establecerse laalabanza como un reforzador condicionado adicional. Para lograr este objetivo es fundamental que desde elprimer momento se haga preceder la entrega de la ficha de una gran sonrisa y de algún comentario positivosobre lo listo que es el educando, lo bien que lo está haciendo o algo parecido. De este modo la alabanzaadquiere las propiedades del reforzador condicionado. Al principio pueden exagerar un poco las sonrisas yalabanzas. Paulatinamente se van reduciendo y finalmente se eliminan los reforzadores de fichas y semantiene la conducta-objetivo de nuestro programa sólo con unas alabanzas proferidas con una frecuenciasimilar a la de otros educandos en esa misma situación. De esta manera la alabanza viene a ser unacontingencia natural. Resumiendo, hay que pasar de los reforzadores artificiales a los naturales y laeliminación de los reforzadores artificiales hay que hacerla gradualmente. El objetivo es llevar al educando aun punto en que la conducta apropiada sea mantenida de acuerdo con un programa y tipo de reforzadorsimilar al que ocurre usualmente en su ambiente, su clase y su hogar.En algunas ocasiones el ambiente natural no provee a la persona de suficientes reforzadores paramantener la conducta deseable. En tales casos será necesario entrenar a los responsables y compañeros y/ofamiliares en cómo y cuándo administrar los reforzadores. Esta instrucción, aunque realmente no supone laimplicación de ningún nuevo principio, es una tarea que debe ser llevada a cabo por terapeutas o instructoresexpertos.La cuestión de los precios de los reforzadores y su tasa de entrega son complejas y requiere ciertoconocimiento de la economía de fichas. Para lograr este conocimiento con más detalle remitimos al capítulo8. Como principio general puede decirse que en cada caso hay que reforzar lo suficiente, para que se trabajecon diligencia, y no pagar en exceso, porque entonces no se necesitaría trabajar mucho para ganar losreforzadores deseados.2.3.4. Reglas en la aplicación de reforzadores.Existen una serie de reglas, sugerencias más bien, que maximizan la acción de las consecuenciaspositivas. Entre ellas hay que destacar las siguientes:1. Lo más importante en la aplicación de un reforzador es hacerlo contingente a larealización de la acción deseada. No recompensar antes sino después.2. El reforzador más eficaz es aquel que se da inmediatamente después de haber realizadouna acción. De dos reforzadores con el mismo valor es más eficaz aquel que se proporciona con másproximidad a la ejecución de la conducta que se desea reforzar. Un retraso en la aplicación del reforzadorpuede paliarse con la promesa de entregar un reforzador en un futuro no lejano.3. Al planificar un programa de reforzamiento se debe dejar muy claro lo que la personadebe hacer, qué va a ser y qué no va a ser reforzado. Se puede utilizar para ello la información verbal.

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4. Hay que tener una concepción clara de la relatividad tanto de la importancia como de lacantidad de los reforzadores que se utilizan. La importancia de un reforzador se establece en función delvalor del mismo dentro del sistema social de referencia (escuela, familia, medio social, etc.). También hayque saber que el efecto de un reforzador puede depender más del programa según el cual se administra, elíndice de reforzamiento, que de la cantidad absoluta de reforzador entregado.5. Tener cuidado en no reforzar acciones no deseables involuntariamente.6. Tener presente que la omisión de un reforzador habitual o debido supone iniciar unproceso de extinción de la conducta.7. Conocer la dimensión autoapropiativa del reforzador. El carácter reforzante de algo hade ser aceptado como tal por el organismo reforzado.8. Finalmente insistir en que se refuerza por lo que se hace, no por lo que se es. Esta reglaes muy importante. Lo que se hace tiene connotaciones existenciales, transitorias. En un momento se hacealgo que está bien y en otro se puede hacer algo que está mal. Lo que se es tiene connotaciones esenciales,permanentes. La persona de la que se dice que es mala parece estar condenada a ser sólo y siempre mala. Estano es la filosofía subyacente al enfoque operante.3. EL REFORZAMIENTO NEGATIVO.3.1. DEFINICIÓN DEL REFORZAMIENTO NEGATIVO.El reforzamiento negativo se refiere a un aumento en la probabilidad de la frecuencia de unarespuesta o conducta mediante la que se logra la supresión de un suceso o estímulo aversivo (reforzadornegativo). Un suceso o estímulo es un reforzador negativo sólo si la evitación o escape del mismo mediante laejecución de una respuesta o conducta aumenta en el futuro la probabilidad de ejecución de esa respuesta oconducta. Los sucesos que parecen aburridos, indeseables o desagradables no necesariamente sonreforzadores negativos. Un reforzador negativo, como en el caso del reforzador positivo, sólo se define por suefecto sobre la conducta que evita o de la que escapa.Es importante volver a insistir que el reforzamiento, sea positivo o negativo, siempre incrementa unaconducta. Lo específico del reforzamiento negativo es que contempla en la contingencia de reforzamiento lapresencia de un suceso o estímulo aversivo que puede suprimirse o terminar cuando la persona emita unarespuesta específica. Un ejemplo corriente de reforzamiento negativo es ponerse un protector solar al ir abañarse a la playa. Ponerse un protector solar (conducta que se incrementa siempre que se vaya uno a exponeral sol) evita, normalmente, una condición aversiva, exponerse directamente a los rayos solares (reforzadornegativo). La probabilidad de usar crema protectora aumenta en verano en que la probabilidad de exponerseal sol suele ser mayor. De forma semejante, el tomar una medicina para aliviar un dolor de cabeza puede estarnegativamente reforzado por la terminación del dolor tras la ingesta de la medicina. Por supuesto, se dice queel reforzamiento negativo ha tenido lugar, en los ejemplos procedentes, si la probabilidad de seguirponiéndose el protector solar o tomar medicinas, conductas que terminan con la condición indeseable desufrir los efectos de los rayos solares o del dolor de cabeza, aumenta.Un estudio sobre pacientes psicóticos (Heckel, Wiggins y Salzberg 1962) proporcionó un interesanteejemplo de reforzamiento negativo. El objetivo del estudio era aumentar la conversación en las sesiones deterapia de grupo. El grupo de pacientes tendía a permanecer en silencio durante largo tiempo. Para demostrarel efecto del reforzamiento negativo, los investigadores utilizaron un fuerte ruido como suceso aversivo. Elruido provino de un altavoz oculto en el aparato de aire acondicionado de la sala de terapia. Cuando el grupopermanecía en silencio más de un minuto, sonaba el ruido. El ruido continuaba hasta que un paciente rompíael silencio. Así, una respuesta (hablar) eliminaba y evitaba mientras estuviera vigente el suceso aversivo(ruido fuerte). El procedimiento resultó efectivo para aumentar la conversación de los pacientes.El reforzamiento negativo requiere algún suceso aversivo como un susto, un ruido o un aislamiento,que se presenta al individuo antes de que responda. El suceso aversivo se suprime o del suceso aversivo seescapa emitiendo inmediatamente después de su presentación una respuesta, a esta respuesta se le conoce,dependiendo de las situaciones, como conductas de escape o evitación. En los ejemplos expuestos laspersonas evitan la exposición directa a los rayos solares poniéndose un protector solar o escapan del dolor decabeza tomando una medicación y del ruido hablando. Como con los reforzadores positivos, existen dos tiposde reforzadores negativos: primarios y secundarios o condicionados. Estímulos intensos como un ruidofuerte, que afectan a los receptores sensoriales de un organismo, sirven de reforzadores negativos primariosporque orgánicamente molestan. La respuesta aversiva a los mismos no es aprendida. Los reforzadoresnegativos secundarios o sucesos aversivos condicionados resultan aversivos porque se unen a sucesos que yade por sí son aversivos. Por ejemplo, expresiones faciales de desaprobación o decir la palabra "no" puedenservir como sucesos aversivos después de unirse a sucesos que ya son aversivos (Lovaas, Schaeffer y

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Simmons 1965).Como con el reforzamiento positivo, los antecedentes o estímulos discriminativos influyen en laemisión de la conducta de evitación o escape. Tales estímulos indican al individuo que se va a presentar oproducir un estímulo aversivo (reforzador negativo) y que si en esas condiciones se emite una determinadarespuesta, la respuesta terminará con el reforzador negativo. Así, en un campamento, una persona que oye elruido de una rata puede emitir una respuesta de evitación, o un cartero que lee en un letrero cuidado con elperro puede no dejar la correspondencia en el buzón situado en la parte interior de la reja. Otros ejemplos dela experiencia cotidiana muestran que la conducta de evitación está bajo el control de estímulos antecedentescomo cuando tomamos precauciones ante el ruido de unos neumáticos chirriantes que anuncian un frenazo inextremis, o cuando en los países en guerra las personas se ocultan en los refugios al oír las sirenas queadvierten de ataques aéreos.3.2. CONDICIONES QUE MAXIMIZAN LA CONDUCTA DE ESCAPE.Un tipo de reforzamiento negativo se produce cuando un individuo escapa de una situación aversiva.En la eficacia y en el aprendizaje de las conductas de escape, tanto en hombres como en animales, hay tresfactores que juegan un papel importante:1. La intensidad de la estimulación aversiva. Cuanto mayor es la intensidad de un estímuloaversivo, más rápidamente se produce el condicionamiento de escape.2. La cantidad de reforzamiento negativo. Cuanto mayor es la reducción en la intensidaddel acontecimiento aversivo, más rápidamente se adquiere la respuesta de escape y mayor es el nivel final derespuesta. Este caso puede comprenderse mejor si nos preguntamos por qué una persona no escapa de lasrelaciones sociales insatisfactorias que mantiene. Una explicación posible puede ser que las respuestas deescape a otras situaciones desagradables anteriores no tuvieron consecuencias positivas. El no haber logradoreducir la estimulación aversiva en ocasiones anteriores explica la no emisión de nuevas respuestas deevitación.3. La demora en la recompensa. La investigación demuestra que cuanto mayor es la demoraen la terminación del acontecimiento aversivo más lenta es la adquisición de la respuesta de escape.3.3. LA CONDUCTA DE EVITACIÓN.La conducta de evitación, que es otra modalidad del reforzamiento negativo, tiene lugar cuando lapersona no llega a exponerse al estímulo o situación aversiva. Una chica, que rechaza ir al cine con un chicoque no le gusta, ha emitido una conducta de evitación. En el aprendizaje de las conductas de evitación éstasse emiten cada vez con más rapidez si el individuo logra evitar consistentemente la situación aversiva. Larespuesta de evitación se mantiene si el individuo permanece fuera de la situación aversiva siempre que lasiga emitiendo. Incrementar las conductas por un procedimiento de evitación es preferible a hacerlo por unprocedimiento de escape, pues en el caso del procedimiento de evitación la persona no experimenta laestimulación aversiva. La dificultad radica en que en muchos casos la disposición de un reforzamientonegativo o la vida misma plantea situaciones en que primero se utiliza o sucede el aprendizaje de unaconducta mediante un procedimiento de escape con el que se aprende la conducta de evitación. Un ejemplode un aprendizaje de evitación tras uno de escape puede ser el siguiente: Pedro pega a Juan. Juan grita confuerza. El profesor separa a Juan de Pedro (conducta de escape) con lo que la posibilidad de que Pedro peguea Juan cesa. En el futuro es probable que Juan grite (conducta de evitación) al ver que se acerca Pedro, paraevitar que Pedrito le pegue.