Regeneración nº 4

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  • 8/6/2019 Regeneracin n 4

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    Nmero 4. 23 marzo 1998. Barcelona.

    Editor y Direccin postal: Enrique Moreno. Apartado de correos 9107. 08080 Barcelona

    Volvemos a la carga. Pese a quien pese. O como se titula el programa de televisin Caiga Quien

    Caiga.

    Algunos frunciran el ceo cuando reciban la noticia de la nueva aparicin de esta modestsima hojilla. Otros sonreiran.

    Unos con complicidad y otros con sorna.

    En una de las organizaciones que perteneci el que escribe estas lneas se llego a un congreso que tuvo por lema principal

    "Mientras no este todo perdido, nada esta perdido".

    Y con ese espritu se intenta continuar, nadie nos va a decir cuando hemos de dar por acabada o perdida nuestra batalla.

    Podemos, siguiendo el refrn, sentarnos a la puerta de nuestra tienda a ver pasar el cadver de nuestros enemigos. O

    podemos ponernos en marcha pensando en las generaciones polticas que nos seguirn y que, con justicia, algn da nos

    reclamaran por nuestras actitudes en este momento. Cada uno medite sobre como quiere ser recordado.

    En nuestro anterior nmero ponamos nfasis en un posible nuevo congreso de FE-JONS. Los meses han pasado y no

    parece que eso pueda ocurrir de inmediato. Cerramos pues el interrogante.

    Durante estos ltimos meses se nos ha pedido en repetidas ocasiones calma, mesura, ponderacin, en nombre de una

    solucin que a medida que pasan las semanas parece imposible. No tenemos pues ms de esas virtudes para agotar en

    nombre de finalidad o meta de desconocido significado.

    Queremos como siempre ofensiva, actualidad y futuro.

    No tardar mucho tiempo para que una nueva generacin de hombres y mujeres que se han proclamado falangistas en algn

    momento vuelvan a hacerse de nuevo la pregunta. Debemos continuar llamndonos falangistas, o en nombre de los valores

    que defendemos debemos dar un paso al frente y reconocer que nuestras metas deben ser proclamadas de otra manera.

    Ciclicamente es una cuestin que se repite, segn las experiencias de cada uno conocer un caso u otro de este tipo. (Desde

    el propio Manuel Hedilla hasta Narciso Perales, pasando por muchos y variados ejemplos).

    No queremos resolver la cuestin porque sabemos que la discusin sobre si debemos o no seguir llamndonos falangistas

    forma parte de una de esas esterilidades polticas del propio falangismo. Es volver otra vez a hablar de nosotros mismos en

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    vez de plantearnos de una vez la accin poltica en el presente encarada hacia el futuro.

    Los prximos meses sern prolijos en este tipo de historias. Cuando se empiece a reconocer que la unidad es un mito

    imposible y paralizante, nacern sesudas discusiones sobre que es lo ideal, como debemos presentarnos y quien debera ser

    el jefe. Es decir otra vez volveremos a hablar de nosotros mismos.

    Evidentemente hay que salir de este circuito infernal. Y contar para ello solo con los que estn dispuestos a seguir el difcil

    camino de dar la cara en pblico y en privado por la esencia de nuestras ideas.

    Y si decir todo esto nos cuesta que nos echen, sin problemas. Si el asunto se arregla, -empezamos a creer que no-, tendr

    que haber una "amnista". Y si no se arregla no tiene sentido seguir estando callados, complices de que las cosas sigan sin

    solucin.

    Los amigos de Ledesma

    Propuesta para la accin poltica de los nacional sindicalistas revolucionarios, los llamados ramiristas.

    Una de las ultimas consignas de Ramiro Ledesma Ramos (R.L.R.) en las lneas finales de Fascismo

    en Espaa? fue "a Ramiro Ledesma y a sus camaradas les viene mejor la camisa roja de Garibaldi

    que la camisa negra de Mussolini".

    Queremos ir mas all y diremos que a nosotros no nos van las camisas de colores, sino la accin poltica con sentido y con

    resultados.

    En esta primavera de 1998 nos encontramos con un ambiente poltico espeso y viciado. En las fuerzas prximas,

    fuerzas realmente "averiadas", las posibilidades de un xito poltico que consiga que alguna de ellas salga del

    ostracismo poltico es nulo. Es una posibilidad nula porque no existe una voluntad de actuar en la realidad polticade la nacin. Cualquier grupsculo poltico "nacional" esta a la espera de ponerse a la cabeza de los grupsculos

    polticos nacionales antes que poner esfuerzos en conseguir llegar a ser alguien en el panorama poltico general.

    No vamos, una vez mas, a hacer repaso detallado de los grupsculos existentes esta primavera en el mapa. Tenemos a

    grandes rasgos unos de carcter catlico que confunden la poltica con la accin social de la Iglesia, una iglesia por otra

    parte que no tiene inters en su accin poltica. Unos grupos de derecha radical que siempre servirn a la derecha liberal

    para hacer de "tapn" a posibles estructuras "nacional-radicales". Y unos grupos histricos que en su bagaje poltico pesa

    mas la lucha interna que la accin poltica externa.

    En este panorama los grupos nacionales radicales han jugado siempre de comparsa. Queremos romper ese circuito poltico

    viciado con nuevas formas y nuevas acciones. Es por ello que nuestra primera propuesta es constituirnos como un nuevo

    tipo de agrupacin, diferente a las que hay en presencia hoy. Queremos ser un grupo de presin o afinidad, eso que algunos

    llaman "lobby".

    Por ello nuestra actuacin estar a un nivel diferente del que hasta ahora tienen grupsculos polticos y/o partidos.

    Nuestra opcin estar por la presin para la construccin y desarrollo de los elementos necesarios para el establecimiento,

    ampliacin y correcto funcionamiento de una opcin radical, coherente y moderna de carcter poltico, social y cultural.

    Nuestros ejes de actuacin sern:

    1. La creacin de las condiciones necesarias para la constitucin de un elemento poltico con posibilidades de actuacin.

    Sea este elemento poltico una coalicin, un movimiento socio-poltico, un bloque o un partido.

    2. El desarrollo de elementos para la elaboracin, profundizacin y divulgacin de valores polticos, sociales y culturales.

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    3. El apoyo a iniciativas sectoriales concretas reales. Especialmente en los campos de la cultura, la juventud, los estudiantes,

    los trabajadores, y la ecologa.

    4. La constitucin de una asociacin o grupo de trabajo que sea el referente de nuestra propia actividad. Asociacin o grupo

    de trabajo que no sea excluyente.

    Los principios de nuestra actuacin se basaran en el documento conocido como el Manifiesto de "La Conquista del Estado"

    a cuyo espritu apelamos.

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