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MADRE DE LA VIDA
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YEMAYÁ
MADRE QUE ALIMENTAS A LAS MADRES Y QUE DISTE A LUZ
A TODAS LAS DIVINIDADES
DESAFIANDO EL ORIGEN DEL SUFRIMIENTO MISMO.
CRUZAS SOBRE LAS AGUAS DEL TIEMPO HACIA LA DIMENSIÓN
ATEMPORAL DE LAS ETERNAS AGUAS DE LA VIDA
Y LOS NIÑOS NACEN EN EL INTERIOR DE TUS PALABRAS.
DENTRO DE TUS PALABRAS NACEN LOS NIÑOS, DUEÑA DEL SECRETO DE
LA CALABAZA MÁGICA.
VUELVE A TU SITIO SUAVE, QUIETA, TRANQUILA.
PLIEGA TU ALMA Y DÉJALA A MERCED DE LA MAREA
QUE TE MECE, TE ARRULLA Y TE CONFORTA.
CIERRA LOS OJOS PARA QUE SE DETENGAN TODAS LAS OLAS... ¡TODAS!
MENOS LA OLA DE TU COMPASIÓN, LA OLA DE TU CORAZÓN QUE LATE
ACOMPASADAMENTE DESDE EL DESPERTAR DE LOS TIEMPOS.
¡PIEL DE MAR! ¡YEMAYÁ!
EN UN SEGUNDO RECORRES CON TU AROMA
LOS UNIVERSOS DE LA CREACIÓN.
MADRE... ¡ESTÁS EN TODAS PARTES!
SUMÉRGETE ENTONCES EN MIS OJOS Y NADA EN MI SONRISA...
NADA CON EL VIENTO DE MIS PRISAS Y TRAE DE VUELTA EL DULCE
EQUILIBRIO NECESARIO A NUESTRAS VIDAS.
Quiero compartir con ustedes hermanos, esta investigación que me lleva a
reconocer una vez más que Mi Madre Yemayá… es “VIDA”.
Tradicionalmente se dice que el nombre de Yemayá viene de "Yeyé Omó
Ejá" (Madre de los peces). En yoruba tradicional es Yemoja (pronunciado
Yemoyá), en Brasil la llaman Iemaia.
En la enseñanza espiritual que se está dando para estos nuevos tiempos,
Oduduwa ha dicho que el verdadero nombre de Yemayá es Yemoyale, que
viene de Yemó Iyá Ilé, Yemó la madre de la tierra. Oduduwa ha dicho que
Yemoyale fue la primera que dio nacimiento en el agua.
Tradicionalmente es dueña del rió Oyó en Nigeria. En otras partes de África
se le conoce como Mami Wata, que quiere decir Madre de Agua, y se le
representa con 7 caras, que es su número ritual. Desgraciadamente su
culto original se ha perdido con el paso de los tiempos.
¿QUÉ RELACIÓN HAY ENTONCES ENTRE AGUA / MADRE / YEMAYÁ?
En la tradición místico espiritual Caldeo -Hebrea, llamada Kabbalah, que
significa transmisión de la tradición de maestro a discípulo, de labio a oído,
el elemento agua está relacionado con la misericordia divina, y con la
Sefiráh Jésed del árbol de vida. Una "Sefirah" es una de las 10
emanaciones divinas de la deidad (sólo para hacer una explicación simple
de algo tan inmenso). Este Sefiráh Jésed, pronunciado guturalmente:
“jh'esed” es regida tradicionalmente por la influencia del planeta Júpiter y
el color de Júpiter es tradicionalmente el azul.
Júpiter es el planeta gobernante de la constelación de piscis (los peces),
también Neptuno gobierna a piscis. En la tradición espiritual griega antigua,
Neptuno (llamado Poseidón) gobierna el océano y sus profundidades,
misterios y tesoros. En la tradición Yoruba se le conoce como Olókun o
dueño de las profundidades del océano. Es una deidad masculina, se
manifiesta con un tridente, mitad pez de la cintura para abajo. Es la
contraparte masculina de Yemayá, que es deidad femenina, que a veces se
manifiesta como una sirena. Uno de los titanes del panteón griego era
Ōkeanós, de aquí la palabra océano en español, que también tiene
correlación con Olókun.
Se dice que nosotros recibimos la misericordia divina de lo alto (de los
cielos) como en forma de agua que cae, el agua divina que cae encima de
nosotros para limpiar y nutrir la tierra. El agua es la sustancia básica de
vida, sin agua, usted no puede vivir más de un par de días sin dañar su
cuerpo.
Ahora podemos saber por qué todo esto es relacionado con Yemayá y sus
atributos, y por qué ella, es la que da misericordia divina, le gusta ayudar a
todos, y le gusta dar la caridad. Todo está relacionado con su
manifestación del amor universal.
Otro aspecto interesante de su color azul. Este es el color del mar, también
es el color del planeta tierra cuando se ve desde el espacio. Es el aura
protectora de la tierra. El color azul es el color tradicional de Yemayá, que
en las tradiciones africanas establecidas en Cuba, se le llama a ella, la
madre del mundo.
Si ha visto ustedes imágenes de la tierra, desde el espacio podrá certificar
que la tierra se ve de color azul, llamado por esto el planeta azul, es como
el aura protectora de la tierra, el aura protectora de Yemayá, la madre del
mundo.
El azul es el color de la expansión, color del cielo y color del mar, los cuales
se pierden más allá del horizonte. En cromo terapia, la terapia que usa
colores para sanación, el color azul ayuda a disolver tensiones, a crear un
sentido de expansión, tanto psicológicamente, como fisiológicamente en las
células, cuando éstas responden a la luz de esa tonalidad azul. El color rojo
por el contrario, crea contracción, tensión, estado de alerta, listo a la lucha.
Es interesante, ya que éste, es el color de la deidad Oggún (dueño del
hierro como arquetipo de Marte), en África y de Shangó (dueño del rayo,
como arquetipo de Júpiter, Zeus, Thor), potencias de masculinas de
acciones, lucha espiritual y hasta guerra.
Entre los hebreos, está el concepto de la Shekhiná, la presencia divina. La
Shekhiná es la manifestación femenina de Dios, en este plano de
manifestación. El color de la Shekhiná es azul celeste. Los Kabalistas
comentan que la presencia que se manifestaba en el Arca de la Alianza
entre los dos Querubines (Ángeles), en el sumo santo santuario, era una
presencia femenina de la manifestación de Dios. Quienes pudieron ver la
película cinematográfica de " Indiana Jones y el Arca Perdida”, que trata
sobre la desaparecida Arca de la Alianza, se recordaran de la manifestación
femenina de color azul claro que salía del Arca de la Alianza, y se muestran
allí sus 2 aspectos: el suave virginal y el aspecto severo destructivo.
En tiempos antiguos, en la tierra de Canaán, la deidad o Dios que gobernó
el mar y el océano, tenía un nombre muy peculiar, "Yam", esta palabra
ahora se usa en hebreo, para referirse al mar. Aquí nosotros podemos ver
otra correlación de nuevo con la Orisha Yemayá.
Nos pudríamos preguntar entonces, si no se trata de la misma potencia
arquetípica en otras manifestaciones?
Seguimos profundizando en estos misterios.
En el antiguo libro de las formaciones: “El Sefer Yetzirah”, que es un
tratado místico sobre la formación del universo, el cual se le atribuye al
patriarca Abraham (quién fue un gran sabio y astrólogo de aquellos
tiempos), dice el Sefer Yetzirah, que cada letra de las 22 del alfabeto
hebreo- caldeo, están en correlación con un poder más alto, la letra Yod (la
"Y" ) que a su vez corresponde con la constelación de Virgo (la madre
virgen, la virgen negra) será Yemayá...?. La letra hebrea Yod (Y, I) se
representa gráficamente en hebreo, como un punto, o como si fuese una
llamita de fuego (o una gotita). De la forma gráfica de la letra "Yod" salen
las formas gráficas de todas las demás letras hebreas, ya que todas las
demás letras son como variaciones y alteraciones de esta letra Yod. Nos
podemos dar cuenta que de la letra Yod, que corresponde con las energías
arquetípicas de la constelación de Virgo (la virgen madre), que de esta
salen todas las demás formas.
Yemayá se relaciona con el principio de la maternidad, la madre del mundo,
uno de sus tabúes es el aborto, ya que ella no permite que sus hijos lo
recomienden o que sus hijas lo hagan, ya luego cuando quieran tenerlos,
no los pueden tener, como castigo por mal uso del poder generativo y la
oportunidad que recibieron. Yemayá es pro vida. Yemayá es la virgen
madre (Virgo), siempre madre, pero con la pureza mental espiritual del
estado de conciencia de Virgen.
Vemos en Europa una adoración a este aspecto a través de la Madona
(Virgen) Negra, en Rusia, Polonia, etc... La palabra madre en la lengua
Yoruba es Iyá, y este es un nombre apelativo para Yemayá, La Madre
Virgen. También vemos que la palabra Isis, comienza con la I = Y, principio
femenino astrológico con Virgo la virgen, que es la correspondencia a la
Astrosofía (filosofía de vida en la que relacionamos filosofía, historia,
mitología y religión, como herramienta de autoconocimiento) de esta letra.
Las enseñanzas de la astrología procesional o religiosa, nos dicen que
durante los últimos 2,000 años la tierra ha estado bajo la influencia de la
edad astrológica de Piscis y el signo opuesto a Piscis es Virgo (La Virgen
Madre), de aquí que ha habido una fuerte adoración por este arquetipo
divino de La Virgen Madre durante estos últimos 2,000 años.
Por esto es la fuerte influencia de todos los arquetipos relacionados con la
Virgen, en las diferentes tradiciones religioso espiritual del planeta.
Los chinos usan Kuan Yin, los tibetanos a Tara, los judíos a la Shekhiná, los
católicos a la Virgen María, y entre las tradiciones yoruba, en especial en
América a Yemayá, que ha tomado un auge y una fuerza grandísima. En
Brasil hay un día nacional de Yemayá, en donde salen millones de personas
a llevar ofrendas a las playas y otros las pones en balsas en las aguas del
mar, para rendir homenaje a la dueña de las aguas del mar, madre del
mundo y de los peces.
En México, en la tradición Wixárika o Huichol, ellos conocen a la diosa
dueña del mar como la Tatéi Haramara, que es una manifestación de
Yemayá.
Yemayá rige el número 7, que es la ley de 7, el septenario, las octavas.
Todo evoluciona en ciclos de 7. En el oráculo es el signo Odí, los 7
caracoles. A Yemayá se le ponen de ofrenda 7 frutas, por ejemplo, por un
periodo de 7 días.
El color de Yemayá es azul y blanco. El collar de protección de Yemayá que
se otorga en las iniciaciones dentro de la tradición es de 7 cuentas azules y
7 de color cristal o blancas. Su fruta predilecta en las ofrendas, es la sandía
(melón en Cuba), también las piñas, 7 manzanas, la miel de caña de
azúcar, las frituras de plátano, el chicharrón. Con la sandía Yemayá hace
poderosas curaciones, para curar el vientre de la mujer contra tumores o
para estabilizar al feto del bebe en el vientre de la madre, a esto le
llamamos rogación de vientre (también con la deidad Oshún, dueña del
amor, del dinero (oro), la abundancia, la miel, las artes, se hace una
ceremonia parecida con una calabaza de castilla). Cuando se hacen
curaciones fuertes con Yemayá, se utiliza pato, gallo y la paloma, pero esto
solo un iniciado con el permiso espiritual de Oggún (potencia que rige el
sacrificio, las armas, arquetipo de la fuerza del planeta Marte, que domina
el hierro), puede realizar estas fuertes curaciones y obras de
transformación kármica de energías.
Cuando se le dedica un espacio de altar, se coloca un paño de tela azul
satinada, sobre este paño se coloca un plato blanco con su ofrenda, se le
dedican flores blancas, y se le enciende una veladora de color azul, o
blanca de vaso de color azul, que son sus colores. Con una maraca o sonaja
se suena y se le llama en invocación. Cuando se hace bien la invocación y
se ha trabajado espiritualmente bien, se puede sentir su presencia en el
lugar, esto se manifiesta al erizarse los vellos de la piel, se le pone a la
persona la piel como de gallina, se siente como una corriente eléctrica en el
cuerpo, se puede sentir como si estuviera en un remolino espiral de energía
que mueve a uno, a veces es muy fuerte. Se pueden llegar a ver destellos
de luz azul, que es su color, color de espiritualidad mística, color del agua.
Las deidades Orishas como Yemayá no necesitan ofrendas, las ofrendas en
realidad las necesita hacerlas uno, con cierto sazón especial para cada
Orisha, pues ellos con estas ofrendas trabajan para remover obstáculos,
impedimentos, enfermedad, maldad, karmas negativos, esto es a través
del poder de lo que ponemos de ofrenda, de nuestros rezos, rituales y el
poder de estas potencias espirituales llamadas deidades Orishas. Estas
deidades saben cómo mover las fuerzas karmitas severas de la vida, para
activar las fuerzas de misericordia divinas, y hacer las transformaciones
necesarias. Se recomienda que las ofrendas se pongan en días de luna
creciente, durante el ciclo natural de tiempo sagrado de los 28 días lunares.
Porque usando el poder de la luna, así como va creciendo en el cielo la luz
de la luna, así crezca la salud, la abundancia, el bienestar, la paz, y las
bendiciones. Para su efectividad, su día es el lunes, día de la luna, la cual
rige las mareas y las aguas.
Yemayá rige a los signos de agua astrológicos: Piscis, Cáncer y Escorpión,
estos son por lo general influenciados por Yemayá, aunque siempre hay
excepciones al caso.
Yemayá rige la maternidad, es la madre, ella rige la paz, la armonía
familiar, el matrimonio. Las personas que Yemayá rige o que son sus hijos,
les gusta el mar, o cuando están en el mar sienten un respeto y un
sentimiento extraño cuando están en frente al mar. Ella rige y protege a los
pescadores y marinos.
En la Naturaleza, Yemayá y Olókun, son los que proporcionan el ambiente
necesario para mantener la continuidad de la cadena evolutiva.
Llamar a un Orisha “Madre de los Peces” es hacer referencia a la Fuente de
todas las criaturas vivientes que existen sobre la Tierra.
Yemayá es la conciencia del agua; conciencia que trasciende la
manifestación física del oxígeno y del hidrógeno, elementos químicos que
componen a la molécula de agua. Como esta forma de conciencia, Yemayá
fluye y nutre, incuba y alimenta y es la esencia del Cuidado Maternal
cuando se le relaciona con la protección a los niños.
Ella es el símbolo fundamental y la personificación de la maternidad, puesto
que representa el lugar de origen y la fuente materna de todo lo divino y
humano y de los reinos vegetal y animal. Relacionada con el mar, en África
es la dueña del río Ògún, el más largo del territorio Yorùbá, mientras que
en el Nuevo Mundo, Yemayá es la Orisha asociada con la capa superficial
del océano. En ambos casos representa el lugar de nacimiento de la vida en
la Tierra, ya que para los antiguos Yorùbá, los ríos son el lugar en donde se
engendró la vida; pero para los Yorùbá que fueron llevados como esclavos
a América, fue en sus playas donde comenzaron una nueva vida. Siendo
una Orisha ribereña, en el Nuevo Mundo Yorùbá tomó mayores
proporciones, mayores alcances. El océano, su símbolo, ha sido visto como
el vientre de ese nuevo mundo, y a Ella como la salvadora de sus hijos
durante la fatídica travesía atlántica.
¿QUÉ HISO YEMAYÁ PARA MERECER ESE LUGAR SAGRADO EN
NUESTROS CORAZONES?
Yemayá vivía sola en Ojú Ợrun (el Cielo), y un día Olòdúmàré decidió que
ella necesitaba familia. Ojú Ợrun entonces fue transformado en Omi Ợrun
(las Aguas Celestiales), que le dieron todo el iré (buena fortuna) que ella
necesitaba para vivir y soñar. En Omi Ợrun vivía y comía, comía y vivía y
así, hasta que un día su vientre estalló liberando a Ìrawọ (la estrellas), Oru
(el sol), Ợşupa (la luna) y a Ìrawọ ti nye Ợrun ka (los planetas).
Un día Yemayá decidió cambiar de domicilio y se fue a Omi Aiyẹ (las aguas
terrenales) en donde también comía y vivía, vivía y comía y así, hasta que
su vientre estalló nuevamente liberando a los Orishas. Ese fue el día en que
Shangó, Oggún, Olókun, Ọlợợsà, Oshún, Ợbà, Orisha Oko, Òkè, Babalú
Aiyé, Oshósi, Osanyin, Ibeji y Ajè Şàlúgà vinieron al mundo. Desde
entonces hasta ahora, aquellos que adoran a Yemayá dicen:
“OMO AT’ỢRUN GBE’BA AJE KÁ RI W’AIYE. MA JA WON AJE”
“Son los hijos quienes traen la buena fortuna del Cielo para la Tierra.
Respeto al poder de las Madres”.
O, como dice este Oríkì
“YẸMỌJA MÙ ‘KUN SÌ LÚ WÀMI ÌYÁ MI A WA (O)MI BÍ”
“Yẹmọja se hundió en el mar y se mezcló para existir como el agua.
Mi madre nosotros buscamos el agua para nacer”.