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Ana y Paco van a una academia de baile que está a unos pasos de su casa. Siempre van andando y sus padres les acompañan hasta la mitad del trayecto, debido a que no les gusta que sus amigos los vean con mamá y papá. Por tanto, desde el paso de cebra van ellos solos: sus padres se lo permiten porque la distancia es de unos veinte pasos y llevan un paso muy marcado para llegar pronto y poder hablar un poco con sus compañeros. Su profesora, Emilia, les enseñó muchos pasos de baile. Llevan en la academia seis meses y en ese tiempo dieron un gran paso, aunque como dice ella: “Para ser todo un profesional hay que ir aprendiendo a paso de tortuga para evitar dar un paso en falso“. Ellos están muy ilusionados y quieren ser grandes bailarines de mayores. ( Por Tania) Estaba sentado en un banco, enfrente del banco BBVA, esperando a Miguel. Mientras tanto, me puse a pensar en aquel banco de peces que había visto por la mañana en el acuario, en qué buena idea sería ir al banco de órganos y al banco de sangre para donar; asimismo recordé lo enfadado que estaba ayer en el partido, pues mi entrenador me había sentado en el banco. (Por Víctor) RELATOS POLISÉMICOS

Relatos polisémicos

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Actividad de expresión escrita en torno a la polisemia.

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Page 1: Relatos polisémicos

Ana y Paco van a una academia de baile que está a unos pasosde su casa. Siempre van andando y sus padres les acompañan hasta lamitad del trayecto, debido a que no les gusta que sus amigos los veancon mamá y papá. Por tanto, desde el paso de cebra van ellos solos:sus padres se lo permiten porque la distancia es de unos veinte pasosy llevan un paso muy marcado para llegar pronto y poder hablar unpoco con sus compañeros.

  Su profesora, Emilia, les enseñó muchos pasos de baile.  Llevan en la academia seis meses y en ese tiempo dieron un granpaso, aunque como dice ella: “Para ser todo un profesional hay que iraprendiendo a paso de tortuga para evitar dar un paso en falso“.

  Ellos están muy ilusionados y quieren ser grandes bailarines demayores. ( Por Tania)

Estaba sentado en un banco, enfrente del banco BBVA,esperando a Miguel. Mientras tanto, me puse a pensar en aquel bancode peces que había visto por la mañana en el acuario, en qué buenaidea sería ir al banco de órganos y al banco de sangre para donar;asimismo recordé lo enfadado que estaba ayer en el partido, pues mientrenador me había sentado en el banco. (Por Víctor)

RELATOS POLISÉMICOS

Page 2: Relatos polisémicos

Un hombre entró en la barra del bar y pidió cinco barras de pan,pero al ver que no tenían código de barras se enfadó muchísimo, así quecogió una barra de hierro que había en el contenedor y volvió a entraramenazando al camarero.

La suerte fue que una mujer que estaba en el baño, pintándosecon su barra de labios, le vio y alertó a la barra brava del Real Madrid,que se encontraba en una fiesta con barra libre, la cual salió a socorreral camarero. Ángel, que tenía mucha barra entre sus compañeros,golpeó al hombre y lo echó del bar.(Por Belén)

Estábamos en Educación Física e íbamos a jugar un partido debaloncesto. Nadie quería ponerse en la posición de base, porque tienes unagran responsabilidad. Las canastas tienen una buena base, pero lo malo eraque el tablero, cuya base estaba un poco dañada.

Comenzó el partido. Empezamos perdiendo, pero a base de correr ypasarlo bien, remontamos.

Mientras tanto, en otras clases, estaban explicando la base del diez y,en otra, estaban experimentando con un compuesto químico , la sosa, cuyabase es muy peligrosa. (Por Unai)

Juan era un hombre de muy buena planta, que trabajaba en unaplanta de energía.

Una noche se disponía a subir a la 8ª planta para ir a su casa, cuandoun vecino le contó que estaban atracando la joyería de la planta baja. No lodudó ni un momento y bajó a ayudar.

En cuanto llegó, vio al ladrón. Se escondió y , sin pensarlo, le lanzóuna planta. que lo tumbó. Al levantarse para defenderse, se le clavó en laplanta del pie un trozo de vidrio.

La policía llegó en ese momento y se lo llevó detenido. (Por Antonela)

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Ya es hora de levantarse. Tengo que espabilarme para coger el autobús, sino tendré queir a pie. Lo primero que hago es coger la ropa que está al pie de la cama. Cuando acabo devestirme, bajo las escaleras en dirección a la cocina. Allí están mis padres, que se van en brevea trabajar. Mientras atravieso la cocina de un lado a otro, sin querer, le piso un pie a mi madre.Me dijo algo con tono enfadado. “¿ ”? Acto seguido, alacabar de desayunar, salgo de casa en dirección a la parada , que con buen pie lo pillo a tiempo.

A lo largo del día, en el colegio, no di pie con bola. Ni siquiera conseguí hacer un ejerciciode matemáticas muy sencillo en el que teníamos que comprobar cuántos pies medía la clase.Encima, en el recreo jugué al fútbol con los chicos de mi clase y, como iba con zapatos, ahoratengo los pies deshechos.

El timbre suena por última vez. Significa que ya nos podemos ir a casa. Salgo de clase conprisa, pues lo que quiero ahora mismo es descansar un poco. Iba tan embalada que, sin querer,me tropecé con un niño de sexto que se paró delante de mí y empezó a decirme cosas sinsentido. Su reacción me dio pie a pensar que era un borde. Quise pegarle un soplamocos, peroantes de que pudiera, mi mejor amiga se acercó y, al saber mis intenciones, me paró los pies.

Y así fue, como sin quererlo ni beberlo, acabé sentado en el salón deun pez gordo de la mafia rusa en Manhattan.

En la pared colgaba un pez espada, como si de un trofeo se tratara.La cercanía del río provocaba un repugnante olor a pez. La verdad es queyo estaba un poco pez, en cuanto a los asuntos de la mafia. Así que fue él,Vladimir Ivanov, el que me lo contó todo.

Yo me encontraba como pez en el agua, pues se me permitía hacertodo tipo de preguntas. Me contó que su familia no tenía nada que ver conella y que él había sido un pez volador, pues había escapado del agua encuanto pudo. Sus padres y sus hermanos conformaban una humilde familiade pescadores, que se dedicaban, sobre todo, a la captura de los pecessierra.

Cenamos un poco de pez globo, la especialidad de su cocinero.Después de eso, le di las gracias por su atención y regresé a mi humildecasa.

Mi mujer había preparado sardinas asadas para cenar, cuyo olor hizoque mi estómago explotara. Y, por si esto fuera poco, recordé que al díasiguiente, era viernes de vigilia y, tenía que comer más pez. (Por Miguel)

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“El recuerdo aún me atormenta. Tiemblo todavía la pensar que aqueldía pudo haber pasado lo peor.

Estaba sentada sentada en un banco de la plaza del pueblo, cuandose oyeron los gritos de los empleados del banco pidiendo ayuda. Unosasaltantes habían entrado y, a punta de pistola, exigían el banco de datos detodos sus clientes, así como todo el dinero de la caja fuerte.

Estábamos tensos, enmudecidos, pálidos y fríos como un banco dehielo. Porque éramos muchos los que observábamos la escena: peatones,trabajadores, gente que disfrutaba de las terrrazas; en fin, aquello parecía ungran banco de peces que huyen del depredador.

Hubo un feliz cuando llegó la policía y redujo a los asaltantes , quehubiesen sido capaces de cualquier atrocidad.” (Por Lucía)

El día no empezaba bien para Ernesto, pues en el banco detrabajo no encontró el plomo necesario para hundir las redes.Deprimido, subió a cubierta a sentarse en el banco. Se imaginópescando un enorme banco de espléndidos y cotizados atunes. Esto,al menos, le ayudaría a salir de la mala situación que estaba viviendo:el banco le había embargado el piso y , para dar de comer a sus hijos,recurría casi a diario al banco de alimentos. (Por Manuel)

Page 5: Relatos polisémicos

Después de haberle dado tantas vueltas para saber a dóndeiríamos a pasar el verano, acabamos haciéndolo en Galicia, comosiempre, pero este año, al menos, podríamos ver la vuelta ciclista.

De vuelta a casa, recogimos las cosas y nos metimos en elcoche. A medio camino, tuvimos que dar la vuelta porque mi padrese había olvidado su móvil.

En el camino, vimos un accidente: uno de los cochesimplicados había dado varias vueltas de campana y, por suerte, noles había pasado nada.

El viaje se me hizo muy largo, me daba vueltas todo, pues meestaba mareando. Así que paramos y entramos en una cafeteríapara tomar algo. Recogimos las vueltas y nos fuimos.

Al terminar el verano, ¡vuelta a empezar! Otra vez el instituto.