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Martínez Álvarez, Santos Universidad de Zaragoza Yakovenko, Margaryta Alfa Centauri Bb, el reflejo distorsionado de la Tierra Gracias al trabajo de un equipo de astrónomos europeos, el pasado mes de octubre fue descubierto un planeta de masa similar a la Tierra orbitando alrededor de la estrella Alfa Centauri B, la más cercana a nuestro sistema solar. Este esperado descubrimiento ha abierto el debate de toda la comunidad científica y la posibilidad de imaginar otro mundo gemelo muy cerca de nosotros. Yuguidi se levanta a la hora de siempre para ir a trabajar. Afuera está nublado de nuevo, aunque el termómetro marca 1000º C. Enciende la televisión y pone la cafetera a hervir. Hasta la cocina le llega la voz de la presentadora, “se esperan rachas de viento superiores a 450 Km. por hora con posibilidad de precipitaciones de acido sulfúrico en toda la zona norte” . Yuguidi gruñe por lo bajo mientras 1

Reportaje periodismo científico

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Reportaje realizado para la asignatura de periodismo científico

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Martínez Álvarez, Santos Universidad de ZaragozaYakovenko, Margaryta

Alfa Centauri Bb, el reflejo distorsionado de la Tierra

Gracias al trabajo de un equipo de astrónomos europeos, el pasado mes de

octubre fue descubierto un planeta de masa similar a la Tierra orbitando

alrededor de la estrella Alfa Centauri B, la más cercana a nuestro sistema

solar. Este esperado descubrimiento ha abierto el debate de toda la

comunidad científica y la posibilidad de imaginar otro mundo gemelo muy

cerca de nosotros.

Yuguidi se levanta a la hora de

siempre para ir a trabajar. Afuera está

nublado de nuevo, aunque el

termómetro marca 1000º C. Enciende

la televisión y pone la cafetera a

hervir. Hasta la cocina le llega la voz

de la presentadora, “se esperan rachas

de viento superiores a 450 Km. por

hora con posibilidad de

precipitaciones de acido sulfúrico en

toda la zona norte”. Yuguidi gruñe por

lo bajo mientras se llena la taza con

café de virutas de pirita: hoy no podrá

salir de casa sin el traje protector que

le regaló su madre por su último

cumpleaños.

Podría tratarse de ciencia ficción o

podría ser el día a día de un habitante

extraterrestre proveniente del

planeta Alfa Centauri Bb,

descubierto por el equipo de

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astrónomos dirigido por Xavier

Dumusque el pasado mes de octubre.

Sin embargo, los científicos son muy

escépticos a la hora de confirmar la

posibilidad de vida. La razón es clara:

la distancia entre el planeta Alfa

Centauri Bb y la estrella alrededor de

la que orbita, Alfa Centauri B, es tan

pequeña que la temperatura media de

este planeta rondaría los 1000º C.

Una temperatura de estas

características impediría la aparición

de formas de vida, o al menos de la

vida tal y como la conocemos.

Conociendo a Alfa Centauri Bb

Era una de las noticias más

esperadas en el mundo de la

astronomía contemporánea. La más

importante del año y, posiblemente,

de todo lo que llevamos de siglo. Tras

largas y meticulosas observaciones,

un grupo de astrónomos europeos,

dirigido por Xavier Dumusque,

anunciaba en octubre el

descubrimiento de un planeta dentro

del sistema Alfa Centauri.

Pero la noticia no quedaba allí, lo

verdaderamente importante es que el

planeta descubierto tiene unas

proporciones casi idénticas a la

Tierra (1,13 masas terrestres) y su

proximidad a nuestro sistema solar es

de tan solo 4,3 años luz. Es decir, es el

más cercano descubierto hasta ahora

y que automáticamente ha

desbancado a Epsilon Eridani B,

situado 10,5 años luz de nosotros.

Muy poco en términos interestelares

y una barbaridad de 41 billones de

kilómetros de distancia según

nuestras escalas cotidianas.

Alfa Centauri es una de las estrellas

más brillantes de nuestro cielo y su

sistema estelar está en realidad

formado por tres estrellas: dos

similares al Sol, por su tamaño y

brillo, que son Alfa Centauri A y Alfa

Centauri B, y una estrella enana roja

conocida como Proxima Centauri.

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Es en la estrella Alfa Centauri B donde

ha sido descubierto el planeta casi

gemelo de la Tierra, Alfa Centauri Bb,

y decimos casi porque posiblemente

por la temperatura de su superficie la

vida sea una cuestión imposible. “La

vida en Alfa Centauri Bb es

extremadamente improbable” afirma

Miguel Santander, astrofísico y

escritor, “Hoy en día no esperamos

encontrar vida alguna en Venus o en

Mercurio, debido entre otras cosas a

sus temperaturas extremas. La

temperatura en Alfa Centauri Bb es

aún mayor, por lo no tiene sentido

esperar que haya vida allí. Para la

vida, tal y como la conocemos, hace

falta agua en estado líquido, cosa que

no puede ocurrir por estar el planeta

demasiado cerca de su estrella. El

planeta, seguramente, ofrece siempre

la misma cara a su estrella del mismo

modo que la Luna nos ofrece siempre

la misma cara, y lo mismo hace

Mercurio con el Sol. Esto convertiría la

cara iluminada en un infierno de lava

candente, y probablemente las

condiciones en la cara oscura no

fueran mucho mejores. Como mucho,

un infierno helado.”

Las observaciones fueron realizadas

por el grupo de astrofísicos con la

ayuda de un telescopio de 3,6 metros

situado en el Observatorio de La

Silla (Chile). Gracias a las mediciones

que han realizado, podemos saber

que el planeta descubierto tarda 3,2

días en cumplir la órbita en torno a su

astro, mucho más rápido que la Tierra

que tarda 365 días. Esto se debe a la

cercanía del planeta a su astro. Por

este mismo motivo, es prácticamente

imposible imaginar la existencia de

una atmosfera como la terrestre en

Alfa Centauri Bb. “De la atmósfera no

sabemos nada desde el punto de vista

de la observación directa. Pero con

toda probabilidad no la tiene, ya que

de haberla tenido se habría

evaporado” comenta Xavier Barcons,

presidente del Consejo del

Observatorio Europeo Austral (ESO). 

Otro tanto pasa con la gravedad, sin la

que nuestro mundo no existiría tal y

como lo conocemos. “Bueno, no

sabemos si la gravedad es similar a la

de la Tierra. Por ahora todo lo que

tenemos a este respecto es una

estimación de la masa mínima del

planeta, que es parecida a la de la

Tierra. Nos falta el tamaño, que podría

ser menor o mayor, y determinante

para la gravedad en su superficie”

explica Miguel Santander.

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Detrás del telescopio: Observatorio Europeo Austral

El principal responsable de este gran descubrimiento astronómico ha sidoel Observatorio Europeo Austral

(ESO), que justamente celebra este año su 50 aniversario. El ESO está integrado actualmente en quince países: Alemania, Austria, Bélgica, Brasil, Dinamarca, España, Finlandia, Francia, Holanda, Italia, Portugal, el Reino Unido, República Checa, Suecia y Suiza. Su objetivo es desarrollar la organización y cooperación en investigación astronómica y aunque su sede central se encuentra en Garching, cerca de Munich (Alemania), sus telescopios operan en tres sitios únicos de observación de categoría mundial en Chile: Paranal, Chajnantor y La Silla (desde donde se ha descubierto el planeta Alfa Centauri Bb). En La Silla, ESO tiene instalado el buscador de exoplanetas más importante del mundo: HARPS, un espectrógrafo con una precisión inigualable, que ha logrado el descubrimiento de más de dos centenares de los exoplanetas conocidos.En el Cerro Paranal se encuentra el Very Large Telescope (Telescopio Muy Grande, VLT), el observatorio óptico terrestre más avanzado del mundo.Por último, en el Llano de Chajnantor está instalado El Gran Interferómetro Milimétrico/Submilimétrico de Atacama (Atacama Large Millimeter/submillimeter Array, ALMA), el proyecto astronómico terrestre más ambicioso de los que se encuentran en construcción.Pero eso no es todo. ESO está planificando actualmente un Telescopio Europeo Extremadamente Grande, E-ELT, telescopio óptico y de infrarrojo cercano, de 39.3 metros de diámetro, que se convertirá en "el ojo más grande del mundo en el cielo".

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A pesar de todas estas diferencias con

respecto a nuestro planeta, el paso

realizado por el equipo de Dumusque

es gigantesco. El descubrimiento de

que existen planetas dentro del

sistema de Alfa Centauri B, lleva a los

astrónomos a seguir investigando la

estrella. “Continuaremos buscando

más planetas allí, dado que, por lo que

sabemos, los planetas de baja masa no

suelen estar solos alrededor de las

estrellas, sino que forman parte de

sistemas multiplanetarios. Sólo

podemos excluir la presencia de un

planeta gigante relativamente cercano

a esa estrella. Pero quizás haya

planetas pequeños, incluso dentro de

la “Zona de Habitabilidad” de Alfa

Centauri B” declaraba Xavier

Dumusque después de que el

descubrimiento se publicara en los

medios. Para poder encontrar

planetas habitables similares al

nuestro habría que caracterizar de

forma extremadamente precisa las

diferentes señales que inducen las

estrellas, tal y como se ha hecho para

hallar Alfa Centauri Bb. Quizás este

sea el gran reto de los astrónomos de

nuestro siglo, encontrar una segunda

Tierra no muy lejos de nosotros, una

hermana, un gemelo perdido. Tal y

como segura Dumusque: "Este

resultado representa un gran paso

adelante hacia la detección de un

planeta gemelo a la Tierra en las

inmediatas vecindades del Sol.

¡Vivimos tiempos emocionantes!".

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Explorando en la oscuridad

En el año 2000 comenzó en el

Observatorio de La Silla (Chile) el

montaje de HARPS, un espectógrafo

de alta precisión que permite detectar

planetas por su velocidad radial, es

decir, por la oscilación que provoca

un planeta en la estrella que lo atrae

en su campo gravitatorio. El

desarrollo de este sistema facilitaba

el descubrimiento de miles de

estrellas y órbitas lunares. Tres años

más tarde, el profesor Xavier

Dumusque y su equipo de la

Universidad de Ginebra se ponen

manos a la obra para ultimar los

detalles que permitirán encontrar

exoplanetas de baja masa, es decir,

planetas externos al Sistema Solar

que tengan una masa parecida a la de

La Tierra.

Dumusque y su equipo registran, ya

en 2008, 450 mediciones de Alfa

Centauri B, el sistema estelar más

cercano al Sol –a unos 41,3 billones

de km de distancia-, compuesto por

tres estrellas: dos ligadas (Alfa

Centauri A, de un tamaño y

luminosidad algo superior al Sol, y

Alfa Centauri B) y Próxima Centauri,

una enana roja, es decir, una estrella

pequeña y fría, su temperatura

superficial “solo” es de 3.227 0C,

mientras que nuestro Sol tiene una

temperatura de unos 15.000.000 0C.

Tras analizar estos datos, lo que llevó

cuatro años, en enero de 2012,

Dumusque y su equipo eran

conscientes de la existencia de un

planeta orbitando alrededor de Alfa

Centauri B. Para encontrar este

planeta, los científicos han utilizado

un método indirecto, es decir, han

sacado conclusiones sobre Alfa

Centauri Bb a partir de los efectos que

este planeta tiene en la estrella

alrededor de la cual gira, Alfa

Centauri B, ya que la observación

directa del cuerpo está aún fuera de

nuestro alcance. El planeta gira

alrededor de la estrella debido a que

esta lo atrae por su fuerza

gravitatoria. Esta fuerza provoca en la

estrella una oscilación que varía

según la masa y la órbita del planeta

que atrae. Alfa Centauri Bb provoca

un movimiento de medio metro por

segundo en la estrella Alfa Centauri B,

lo que permite determinar su masa,

que es de 1,13 veces el tamaño de La

Tierra y su periodo orbital, 3,236

días.

En octubre, Dumesque y su equipo –

en el que se encuentran Mayor y

Queloz, responsables del hallazgo del

primer planeta extrasolar en 1995-

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publican un artículo en la revista

Nature. En este texto, Dumesque

explica que “la detección de un

planeta habitable de masa similar a la

Tierra en órbita de una estrella similar

a nuestro Sol es extremadamente

difícil porque la señal [de su presencia]

resulta superada por las

perturbaciones estelares.” Es decir, los

investigadores han trabajado duro

separando el ruido espacial de la

información. “El método de la

velocidad radial se ha utilizado en la

investigación de todos los cuerpos

extrasolares, pero el mérito de

Dumesque y compañía es aplicarlo a

esta estrella, esto no se había hecho

antes” afirma Xavier Barcons.

Alfa Centauri Bb supone el comienzo

de una investigación en profundidad

en la órbita de Alfa Centauri B, ya que,

como recalcan estos científicos, los

planetas extrasolares suelen formar

parte de un sistema múltiple, esto es,

de una estrella con varios planetas

alrededor, como el Sistema Solar.

Miguel Santander, astrofísico y

escritor, asegura que “la

instrumentación que se ha utilizado

para este hallazgo dará muchos frutos

a lo largo de los próximos años. Cada

vez somos capaces de detectar

planetas más parecidos en tamaño a la

Tierra y más cerca de la zona de

habitabilidad en torno a su estrella,

donde podría darse agua líquida en su

superficie”.

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La Tierra y las SupertierrasDesde que se desarrollaron técnicas indirectas para la investigación espacial, se han identificado cientos de planetas, algunos de ellos guardan bastantes similitudes con La Tierra, aunque suelen tener masas bastante superiores, por eso se denominan Supertierras:

-Gj 1214b: descubierto en 2009. Masa: 6,55 veces la masa de la Tierra. Radio: 2,7 veces mayor que el de nuestro planeta. Órbita: 38 horas. Composición: interior formado por roca y hielo. Está envuelto por una capa gaseosa, lo que hace a este planeta similar también a Neptuno.

-COROT 7-b: descubierto en 2009. Masa: 4,8 veces la de nuestro planeta. Radio: 1,7 veces más grande. Órbita: 20 horas. Características: muestras siempre la misma cara a su estrella. Esto implica que una parte del planeta está fundida y otra helada con montañas de silicatos. Es, como La Tierra, un planeta rocoso.

-Kepler 7-b: descubierto en 2009. Masa: 0,43 MJ (Masas Jovianas, es la medida que se utiliza para medir los planetas grandes. Cada MJ son 1,899 x 1027 kg, la masa de Júpiter, que es aproximadamente 318 veces mayor que la de La Tierra). Radio: 1,48 RJ (Radios Jovianos, cada RJ son 778.412.026 km, el radio de Júpiter). Órbita: 4,9 días. Composición: está formado en gran parte de gas alrededor de un núcleo rocoso. Esto lo convierte en el planeta menos denso descubierto.

-HD (149026 b): descubierto en 2005. Masa: 0,36 MJ. Radio: 0,65 RJ. Órbita: 69 horas. Características: orbita muy cerca de su estrella, tanto que su temperatura superficial puede superar los 2.000 0C.

-Osiris (HD 209458b): descubierto en 1999. Masa: 0,69 MJ. Radio: 1,32 RJ. Órbita: 3,5 días. Características: se cree que, por los colores de su superficie, alberga oxígeno, carbono y vapor de agua.

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El ser humano en Alfa Centauri Bb

Alfa Centaurib Bb es el planeta

extrasolar más cercano a nuestro

sistema estelar que se ha descubierto,

“solo” a 4,36 años luz de nuestro Sol.

Este descubrimiento ha hecho correr

ríos de tinta. Telediarios, debates y

editoriales de prensa se han referido

al hallazgo. Estas informaciones

estaban trufadas de cierto

sensacionalismo; se indicaba en la

mayoría de ellas que el nuevo mundo

podría ser algún día un destino para

el ser humano, que, parece claro,

destruirá La Tierra.

Pero, ¿es realmente Alfa Centauri Bb

un planeta con condiciones

favorables a la vida? Los estudios de

Dumesque y su equipo demuestran

que no. Alfa Centauri Bb está fuera de

la llamada zona habitable, la zona

que, por su distancia con respecto a

una estrella, permite una

temperatura planetaria adecuada

para la existencia de agua líquida, el

elemento básico para el desarrollo de

vida tal y como la conocemos. Alfa

Centauri Bb se encuentra a 6 millones

de km de su estrella, lo que provoca

una temperatura superficial de unos

1.000 0C en su cara diurna (El planeta

muestra siempre la misma cara a su

estrella). Por tener una referencia,

Mercurio, que es el planeta más

cercano a la estrella de nuestro

sistema, se encuentra a 60 millones

de kilómetros del Sol. “Alfa Centauri

Bb sería más parecido a un

supermercurio que a una exotierra”,

dice el divulgador científico Victor

Ruíz. Además, de las conclusiones de

Dumesque se extrae que la

probabilidad de que el planeta

tuviera atmósfera son casi nulas.

Aunque debido al método utilizado es

imposible observar la superficie del

planeta, si Alfa Centauri Bb tuviera

una atmósfera se habría evaporado

debido a la temperatura de su

superficie.

La nave espacial que mayor velocidad

ha alcanzado jamás, Helios-2, llegó a

circular a 24.000 km/h por el espacio.

A esta velocidad, el ser humano

tardaría unos 19.000 años en llegar a

Alfa Centauri Bb. Sin embargo, existen

proyectos de naves que, a partir de

nuevos sistemas de propulsión,

permitirían hacer el viaje en unos 70

años. Pero esta tecnología está a años

luz y, en caso de desarrollarse, su

precio la convertiría en algo

prohibitivo. Estamos muy lejos de un

transporte normalizado hasta Alfa

Centauri Bb. Así lo explica Miguel

Santander: “Incluso si encontráramos

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una razón de peso para establecer

colonias en algún planeta de Alfa

Centauri B, recorrer 4 años-luz llevaría

décadas incluso con los sistemas más

avanzados. No te digo ya llegar a

construir o reunir el combustible

necesario”. En el caso de que existiera

la cantidad de combustible necesario

para el viaje, el peso del mismo

incrementaría demasiado la masa de

la nave, por lo que la velocidad se

vería reducida de forma catastrófica.

“La posibilidad de contar algún día con

un transporte normalizado a Alfa

Centauri es ciencia ficción, y ahí

tenemos poco que decir”, concluye

Xavier Barcons.

Viajes extrasolares

Aunque la vida sea prácticamente

imposible en Alfa Centauri Bb, el

descubrimiento del planeta hace que

el cobre valor el interrogante de cómo

se desplazaría el ser humano por el

espacio en caso de encontrar un

planeta en el que pudiera desarrollar

su vida. Como hemos visto, la

tecnología actual no permite un viaje

al nuevo planeta que tarde menos que

la vida de un ser humano. Pero,

¿hasta dónde nos alcanza con la

tecnología de que hoy disponemos?

Voyager 1 es la nave que más

velocidad ha alcanzado fuera de

nuestro sistema estelar. La nave

alcanzó en 1977 los 17,4 km/s. Este

vehículo tardaría algo más de 18.000

años en llegar a Alfa Centauri Bb. Otro

inconveniente es que este planeta

tiene unas características diferentes a

los cuerpos por los que ha viajado

Voyager. Por lo tanto, habría que

adaptar su funcionamiento, algo que

no parece alcanzable hoy en día. La

tecnología actual permitiría

desarrollar una nave 5 veces más

rápida que Voyager 1, lo que significa

que podríamos recorrer una distancia

de 150.000 millones de kilómetros en

unos treinta años. Pero ese

incremento de velocidad resultaría

imperceptible cuando hablamos de

años luz, ya que esa longitud supone

el 2% de un año luz. Como afirma el

divulgador científico Daniel Marín:

“El viaje interestelar es realmente

difícil, una hazaña propia de especies

realmente evolucionadas y no apta

para pequeños simios agresivos con

aires de grandeza”.

Pero no todo está perdido, aunque

hay una inmensa cantidad de

sistemas de propulsión, solo los

siguientes estarían en condiciones de

poderse desarrollar, teniendo

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siempre en cuenta que la puesta a

punto de estos sistemas requeriría un

ingente desarrollo tecnológico:

-Velas solares: este sistema utiliza la

presión de los rayos solares en su

enorme estructura con forma de

paracaídas para aumentar

exponencialmente su velocidad. Esta

estructura requiere una distancia

muy cercana al Sol para poder captar

la energía suficiente. El ser humano

debería desarrollar unas velas que

fueran ultraligeras y que fueran

capaces de resistir más de 1.000 0C

cerca del Sol. Así, la vela tardaría unos

mil años en llegar a Alfa Centauri Bb.

Pero en los años 90 se desarrolló un

prototipo, Medusa, que mezclaba

estas velas con la propulsión nuclear

por pulsos, un sistema que acelera las

naves a través de explosiones

nucleares controladas. Otra opción

que se podría desarrollar a partir de

esta tecnología sería la de dirigir una

nave a Próxima Centauri (la enana

roja perteneciente al sistema Alfa

Centauri) y, desde allí, utilizar la vela

solar para viajar a Alfa Centauri Bb.

-Propulsión nuclear por pulsos: con

el sistema de explosiones antes

mencionado, una placa del vehículo

podría absorber la onda expansiva de

la explosión y transferir esta energía

al motor de la nave, que aceleraría de

forma constante. Para recorrer la

distancia que nos separa de Alfa

Centauri Bb, deberíamos utilizar más

de 300.000 explosiones y una placa

de 100 m de diámetro. Estos datos

hacen que la masa de la nave

alcanzara las 400.000 toneladas. Con

ese peso, tardaría 150 años en llegar

al sistema Alfa Centauri. La ventaja de

este sistema es que hay mucho

margen de mejora en el desarrollo de

los materiales.

-Velas láser: esta tecnología utiliza

un sistema de propulsión de haces,

que consiste en una vela fotónica

(una vela con cápsulas que captan

fotones, partículas luminosas con

energía) propulsada por un haz de

rayos láser superpotentes, que se

encuentran en la órbita solar. Con un

láser de 25 gigavatios (GW), una nave

de 100 kg podría llegar a Alfa

Centauri en unos 40 años. El

inconveniente de este sistema es la

masa de la nave, si esta se

incrementara, el vehículo tardaría

más de 100 años en completar el

viaje. Tampoco sería, hoy en día,

viable el gasto energético que

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HARPS: más precisión, por favor

El Buscador de Planetas por Velocidad Radial de Alta Precisión (en inglés High Accuracy Radial velocity Planet Searcher) o HARPS, es un espectógrafo de alta

precisión (un aparato capaz de medir la ondulación de cuerpos en el espacio) instalado en el telescopio del Observatorio de La Silla en Chile. Fue instalado en 2002 y permite el estudio de planetas a partir del método de la velocidad radial, es decir, observando la oscilación que provoca un planeta en la estrella que lo atrae. HARPS es el instrumento que mayor precisión alcanza en el estudio del espacio, alcanza los 0,97 m/s gracias a su sistema de dos alimentaciones de fibra óptica que funcionan simultáneamente. Su exactitud es tal, que se espera el descubrimiento de planetas extrasolares por el movimiento de las estrellas más que por el funcionamiento del espectógrafo. Por pequeña que sea la oscilación, HARPS la captará. El instrumento ha descubierto un total de 18 planetas extrasolares en tan solo 8 años de funcionamiento.

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supondría este láser. La principal

ventaja de este sistema es que cuenta

con varias opciones de desarrollo, se

puede sustituir el láser por un máser,

un aparato que amplifica las

microondas.

Nos queda un largo camino

Cada vez estamos más y más cerca

de saber y conocer la enorme masa

que es el Universo. Con

descubrimientos como este, el ser

humano consigue avanzar con

seguridad en la evolución, crear

máquinas increíbles con capacidades

sorprendentes que nos conviertan en

“superhombres”. El conocimiento es

la clave de nuestro desarrollo. La

curiosidad: una característica

inherente a los hombres. Al final una

cosa acaba llevando a la otra y

llegará el día en el que consigamos

tocar los planetas que vislumbramos

por el objetivo del telescopio.

Quizás nunca conozcamos a Yuguidi y quizás nunca nos tomemos con él una taza

de café de pirita, pero no podemos dejar de creer en que cuando llegue el momento

apropiado, los hombres podrán conocer aunque sea el 5% del Universo existente.

Surge la duda de si la humanidad está preparada para conocer, para adquirir un

saber pleno de lo que está más allá de nuestra vista. Si no nos aclaramos con lo que

vemos, si no sabemos manejar lo que tenemos cerca, lo que es nuestro, ¿cómo

podremos manejar un saber tan grande como es el espacio exterior? ¿Cómo saber

sin intentar conquistar? Quizás no conocemos porque no somos aun dignos de

conocer pero unos pocos están haciendo todo lo posible por destapar ese agujerito

por el que observan las estrellas y enseñárselo al mundo. Astrónomos que cuando

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se ponen al otro lado del telescopio no piensan en “La Conquista del Espacio”,

concepto que ya empieza a oler a viejo, como si nosotros fuéramos alguien para

conquistarlo. Como si él se dejara conquistar “por estos monos evolucionados”.

No pensemos en armas, guerras ni estrategias propias de grandes conquistas.

Pensemos en saber, conocer y descubrir, observar objetiva y pacíficamente. Porque

el hombre no solo puede destruir y aunque aún nos quede un largo camino, seguro

que también puede aprender a construir y conservar tanto este mundo como otros

futuros. Seamos optimistas, aunque sea solo por una vez de toda nuestra

existencia.

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