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Marvin Yahir Soto Núñez Historia de la Filosofía Grupo B Mayo 5, 2015 Filósofos Escolásticos Santo Tomás de Aquino: Tomás de Aquino es tal vez es el más famoso de los filósofos medievales, y no por razones pobres. Partiendo de la fe y analizando el pensamiento de Aristóteles, este gran pensador ayudó al desarrollo de una visión filosófico-teológica que proporciona un panorama congruente de toda la realidad. De este modo, sigue siendo no sólo una referencia histórica, sino también una autoridad filosófica. Se puede empezar a comprender su modo de proceder al leer las primeras doctrinas de la Suma Teológica. La estructura metodológica de la Suma es particularmente interesante. Ante la primera aproximación se aprecia que no es un texto que pueda leerse como un discurso fluido, sino que la estructura interna de cada sección es más similar a una conversación entre diferentes puntos de vista sobre un problema específico. Así, se inicia con una pregunta concreta, seguida por una dificultad en torno a ella.

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Marvin Yahir Soto Núñez Historia de la Filosofía Grupo B Mayo 5, 2015

Filósofos Escolásticos

Santo Tomás de Aquino: Tomás de Aquino es tal vez es el más famoso de los

filósofos medievales, y no por razones pobres. Partiendo de la fe y analizando el

pensamiento de Aristóteles, este gran pensador ayudó al desarrollo de una visión

filosófico-teológica que proporciona un panorama congruente de toda la realidad.

De este modo, sigue siendo no sólo una referencia histórica, sino también una

autoridad filosófica. Se puede empezar a comprender su modo de proceder al leer

las primeras doctrinas de la Suma Teológica. La estructura metodológica de la

Suma es particularmente interesante. Ante la primera aproximación se aprecia que

no es un texto que pueda leerse como un discurso fluido, sino que la estructura

interna de cada sección es más similar a una conversación entre diferentes puntos

de vista sobre un problema específico. Así, se inicia con una pregunta concreta,

seguida por una dificultad en torno a ella. Posteriormente, se exhiben los

argumentos a favor de esa postura, en orden y con cuidado a la brevedad y síntesis

más minucioso, para así poder analizar los diversos argumentos con justicia. Una

vez terminado esto, Tomás responderá a la pregunta con más detenimiento aunque

no de manera prolongada. Finalmente, se responde a las argumentaciones de las

posiciones contrarias, resolviendo así la pregunta completamente. Este modelo

ayuda al lector cuidadoso para poder comprender los distintos ángulos desde los

cuales se puede observar una realidad.

La Suma Teológica inicia su trabajo preguntándose sobre la validez de su

propio estudio. ¿Es la doctrina sagrada una ciencia? Puesto que no se basa en

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principios evidentes y estudia hechos particulares, los oponentes dirán que no es

una ciencia. Santo Tomás responderá haciendo las pertinentes distinciones sobre

los distintos tipos de ciencia y así validando las pretensiones de la teología como

ciencia. Al tratar las argumentaciones, queda aún más esclarecido la conclusión del

propio Santo Tomás. Así procede toda la Suma Teológica.

En Sobre el ente y la esencia, otra de las obras más imponentes de Santo Tomás, se

discutirán los principios que estarán al fondo de todo su pensamiento filosófico.

Basándose en el Filósofo (que en Santo Tomás siempre se refiere a Aristóteles),

esta obra retomarán preguntas sobre la forma y la materia (por lo tanto, la esencia

de las cosas), la individuación, y los universales (como todos los medievales). Una

de las aportaciones más interesantes es la aportación sobre la relación de Dios con

la creación. Afirma Santo Tomás que “Dios no puede ser incluido en género

alguno”. Con esa breve verdad la discusión sobre Dios toma otro aspecto, pues

Dios no es una cosa más entre otras (como todas las cosas dentro de un género) y

por lo tanto no puede ser “medida” como es medida la de lo creado. También se

puede hacer mención de las vías para demostrar la existencia de Dios que retoman

conceptos de la metafísica: argumentación desde el cambio, la causalidad, la

contingencia, los grados de perfección y la finalidad.

San Buenaventura: San Buenaventura parece un filósofo completamente distinto a

Santo Tomás. En su Itinerario de la mente hacia Dios, una obra de teología pero

con importantes aportaciones filosóficas, el método de exposición es más fluido

que la Suma Teológica en el sentido de que se puede leer un punto tras otro sin

tener que retornar para comprender referencias pasadas. A parte de esto, San

Buenaventura se dirige al lector como alguien que está interesado por la salvación

de su alma, dándole un tinte más personal a la obra.

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San Buenaventura proviene del pensamiento neo-platónico agustiniano, y así

su obra, en algún punto pondrá gran énfasis en la búsqueda de Dios dentro de uno

mismo. Sin embargo, antes de esto, el ascenso a Dios tomará lugar en la

observación del mundo físico circundante. Está observación será precedida por la

oración, situando al hombre en un contexto de dependencia ante Dios aún en el uso

de la mera razón. Para la observación del mundo usará, al estilo de los Padres de la

Iglesia, imágenes bíblicas que enmarquen todo el procedimiento: “Estos tres

grados son, pues, el camino de tres jornadas en el desierto”. El un segundo

momento, San Buenaventura hablará también de la búsqueda de Dios en uno

mismo, lo cual tiene alta relación con San Agustín. Finalmente, la mente llega a

Dios por medio de un arrebato místico, ante el cual fallan todas las fuerzas y Dios

obra del todo.

Duns Scoto: Si San Buenaventura parece ser un excelente escritor para en él

encontrar el pensamiento teológico crítico acogido con fidelidad, amor y devoción

a Dios, Duns Scoto entonces estará más en el campo de Santo Tomás al escribir

con precisión lógica indeleble. Su obra, en gran parte, se centra en torno al

problema de la comprensión de los conceptos. Duns Scoto hace un minucioso

análisis sobre la univocidad, que hace referencia a los conceptos unívocos, los

cuales tienen amplia extensión. La propuesta de Duns Scoto es que, a través del

estudio de la univocidad, se puede comprender cómo es que todo lo que existe

(todos los entes) están, de hecho, unidos a Dios y permanecen, a la vez, distintos.

La demonstración de esta tesis se llevará a cabo por medio de cinco detallados

argumentos. Posteriormente, Duns Scoto estudiará el problema de la individuación

de los entes, el cual se refiere a las substancias, que son particulares y su relación

con la esencia, que es universal.

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Reflexión: Los filósofos medievales me parecen verdaderamente fascinantes,

aunque ciertamente sé muy poco de lo que dijeron. Me parece, tal vez,

ampliamente atractivo algo del espíritu de la filosofía medieval, lo que

propiamente es razonar profundamente desde la fe. Tal aproximación no me parece

fallida, aunque algunos autores no-cristianos así lo crean. Parece que todos razonan

desde algún tipo de fe, al menos la fe de que es válido razonar. Los medievales se

lanzaron a razonar con algo más que eso sabiendo no sólo que la razón era válida

sino que era valiosa, que tiene sentido. Otro punto que vale la pena rescatar de los

medievales, en especial en Santo Tomás, es la magnánima habilidad para dialogar.

Cuando uno lee obras como la Suma Teológica se da cuenta de que no era un

hombre interesado en peleas beligerantes con sus oponentes, sino en el

descubrimiento de la verdad donde quiera que se encuentre. Así, la exposición de

opiniones contrarias a la suya siempre es clara y completa, sin adulterar. De igual

manera es la respuesta, no optando al modo moderno por polémica en favor del

entretenimiento ni por conversación “políticamente correcta”. Para los medievales

lo que importa es siempre y sólo la verdad.