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331González López Zooly.
Reporte de lectura del libro Don Quijote de la Manchade los capítulos I – XVII
Este texto contiene el reporte de lectura hecho del libro Don Quijote de la Mancha, de sus
primeros diecisiete capítulos; los cuales tratan de las aventuras y desventuras por las que tuvo
que pasar Don Quijote de la Mancha, un hidalgo junto a su no tan fiel escudero Sancho Panza,
un labrador de baja estatura y de cuerpo corpulento a quién conoció ya adelantada su vida
como caballero andante. Don Quijote de alrededor de cincuenta años de edad, alto, y al que en
un principio en su lugar de origen el cual era la Mancha le conocían con el sobrenombre de
Quijada o Quesada, dejó su afición por la caza y el cuidado de su hacienda para dedicarse a la
lectura de sus libros sobre caballeros y las distintas situaciones en las que estos se encontraban
involucrados a lo largo de su vida, y por ser tanto el gusto que el hidalgo tenía por sus libros;
perdió el juicio aventurándose a convertirse en caballero andante.
Don Quijote había adoptado el pensamiento de que un verdadero caballero era el que
reunía las características de los cientos de libros de caballerías que él había leído, es por eso
que los seguía como si fueran un instructivo, al pie de la letra. Por consecuente se dio a la
tarea de hacerse una armadura; pero al hacer una prueba esta se desarmó por completo, por
eso decidió reconstruirla y mejorarla, mas no realizó ninguna prueba previa a su utilización.
Una vez preparada su armadura comenzó a pensar en un nombre para su caballo
durante cuatro días, ya que tenía que ser un nombre tan conocido como el caballero que
poseía dicho caballo, denominándolo Rocinante pues le pareció el indicado, ya que llamaba
mucho la atención ; y una vez decidido esto prosiguió con la creación de su nombre,
autonombrándose Don Quijote; pero según todo lo que había leído sobre caballeros, el
nombré de estos llevaba su lugar de procedencia y el nombre de tan admirable caballero no
podía ser la excepción; y como él era de la Mancha finalmente se denominó Don Quijote de la
Mancha.
También consideró que como toda caballería tenía que tener una enamorada, él eligió a una
hermosa labradora llamada Aldonza Lorenzo, que nunca supo de su amor; pero no
importándole esto a Don Quijote, la convirtió en su dama atribuyéndole el nombre de
Dulcinea del toboso, ahora ya con su amada sentía que estaba listo para emprender su primera
salida del hogar.
Al realizar ésta travesía, se la pasó por los caminos dirigiendo sus pensamiento a su
supuesta enamorada Dulcinea; y como todo lo que él veía quería y cuidaba que fuera igual
que lo que sucedía en sus libros, al llegar a una venta (la cual era como un lugar en donde
daban hospedaje temporal), le pareció que era un castillo y entró en el. Ya dentro, confundió
a dos mozas con doncellas, comenzó a hablar de muy rara manera (por lo cual todos lo
observaban desconcertados), y como todo se lo imaginaba como sacado de sus libros, creía
que la comida, las damas, y lo que sucedía dentro de la venta, correspondía al tipo de
comportamiento que se tenía con un caballero dentro de un castillo. Pero no se sentía bien,
pues pensaba que no podía aventurarse a las misiones de un caballero si no era nombrado uno
todavía.
Por lo cual quiso ser nombrado caballero en la misma venta, creyendo que debía de
velar las armas y que se encontraba en un castillo, buscó una capilla para realizar la
ceremonia, y aunque el ventero lo tomaba como un disparate, decidió apoyarlo con sus ideas;
este le dijo que no tenían una capilla por lo cual lo podía realizar en el patio del castillo, y así
estuvo Don Quijote por más de cuatro horas velando las armas sobre una pila de agua. Mas
tarde al querer varios arrieros obtener agua tuvieron una pelea con Don Quijote y le arrojaron
muchas piedras; al ver esto el ventero decidió adelantar el nombramiento de caballero, por lo
cual le mintió murmurando palabras, disimulando que eran oraciones necesarias para esa
ocasión junto con dos de las doncellas; una de ellas le ciñó la espada, convirtiéndose con esto
en caballero.
Don Quijote les quedó profundamente agradecido por haberlo nombrado caballero y
siguió los consejos que el ventero le dio, que fueron que aunque en los libros no dijera que los
caballeros llevaban dinero, ni provisiones como ropa y materiales para curarse, eran puntos
que estaban implícitos y cosas que él debería de llevar consigo. Al proseguir su camino se
encontró con un muchacho que necesitaba de su ayuda; como caballero trató de defenderlo de
un labrador que lo estaba reprendiendo, pensando que el labrador era caballero confió en su
palabra, de que no maltrataría de nuevo al muchacho y que le pagaría; pero en cuanto Don
Quijote se fue el labrador siguió con su castigo.
Al seguir su camino se encontró con mucha gente y les hizo confesar que su amada
Dulcinea era la más bella; al presentarle un mercader varias réplicas a su mandato, Don
Quijote enfurecido trató de atacarlo, pero su caballo Rocinante tropezó y cayó junto con él,
causándole tales heridas que ni siquiera podía levantarse; uno mozo de mulas al ver en tales
condiciones al herido lo golpeó con la lanza que Don Quijote había usado antes para tratar de
atacar al mercader.
Al estar Don Quijote en tan mal estado de salud, un labrador vecino de él que pasaba
por ahí se dispuso a ayudarlo; pensó que este era su tío el Marqués de Mantua, aunque el
labrador se lo aclaró Don Quijote seguía con sus razonamientos. Una vez llegaron a la casa
del supuesto caballero, estaba ahí el cura y el barbero, a los cuales les dijo que había tenido un
enfrentamiento con diez jayanes y que por esa razón estaba así de lastimado. Estos al igual
que la sobrina y ama del Quijote, pensaban que había perdido el juicio por obra del diablo que
se manifestaba a través de los libros que él leía; así que decidieron quemar los que
consideraban necesarios y otros guardarlos pero sin que nadie los leyera.
Don Quijote no se enteró de este suceso ya que se encontraba recuperándose, y al estar
sano buscó la recámara en dónde se encontraban sus libros y no la encontró pues la
destruyeron; pero le dijeron que un encantador llamado Fristón se había llevado todo su
aposento con los libros. Después de esto se dispuso a encontrar un escudero, por lo que eligió
a un vecino labrador llamado Sancho Panza; este accedió a ir con él pues el Quijote le
prometió que lo dejaría como gobernador de alguna ínsula (que era un lugar muy pequeño).
Una vez que Don Quijote y su escudero Sancho Panza salieron, el Quijote tuvo otras
de sus aventuras; creyendo que un molino de viento era un gigante y enfrentándose a él en
batalla, fue arrojado al tratar de atacar una de las aspas montado sobre Rocinante. En otra
ocasión pensó que dos frailes de la Orden de San Benito habían secuestrado a una señora
vizcaína, por lo cual interrogó a los frailes y atacó a uno de ellos, mientras que el otro escapó,
los mozos de los frailes arremetieron contra Sancho Panza al ver que este tomaba como un
símbolos de trofeo para su amo los hábitos del fraile; pero después de golpearlo estos
huyeron.
También tuvo que enfrentarse el Quijote de nuevo, pues un vizcaíno se enojó porque
no lo dejaban pasar, por lo que Don Quijote arremetió contra él y fue correspondido, logrando
con esta batalla que le cortaran media oreja. Después de ésta parte nos dicen que comienza la
segunda parte, en la que el autor es incluido en la historia y él mismo sigue narrando lo que le
sucedió, pues encontró en cartapacios (cuadernos) y papeles viejos la segunda parte de la
Historia de Don Quijote de la Mancha escrita por un autor ficticio llamado Cide Hamete
Benengeli, un historiador arábigo, por eso según Cervantes nos dice; él mismo tuvo que
pagarle a un traductor para poder leer lo que seguía de la historia de Don Quijote.
Esta historia empieza con el final de la batalla con el vizcaíno, en la que Don Quijote
triunfa sobre este pero sin matarlo. Después de ésta pelea Sancho Panza ayudó a su amo a
subir a Rocinante y se marcharon; mientras andaban por el camino Sancho Panza creía que
era mejor irse a esconder a una Iglesia por lo que habían hecho; pero Don Quijote respondió
según Cervantes (1615) que no era necesario ya que a los caballeros se les perdonaban las
batallas que tuvieran y a quienes asesinaran durante ellas y le platicó sobre un bálsamo
sanador casi milagroso.
Don Quijote le dijo a Sancho Panza que no se tenía que meter en las pelas entre caballeros,
pero si era otro tipo de batalla sí lo podía ayudar, pues el Quijote siempre estaría ahí para
defenderlo; a su escudero esto le pareció muy bien pues dijo que era una persona de paz a la
cual no le gustaba estar metido en problemas, aunque en determinado momento Sancho Panza
tenía que intervenir para ayudar a su amo.
Después un grupo de cabreros los acogió y le dieron de comer a Don Quijote y Sancho
se quedó como su mesero, aunque el Quijote no lo quiso así y lo obligó a sentarse al lado de
él. Después de comer, el Quijote les habló de la época dorado, esto dejó a los cabreros sin
palabras. Al acabar Don Quijote uno de los mozos contó la historia de cómo es que un pastor,
llamado Grisóstomo, había muerto a causa de una hermosa pastora llamada Marcela, la cual le
rompió el corazón rechazándolo al igual que a todos sus pretendientes, por lo que
denominaban a Marcela como homicida; además de que misteriosas muertes de muchos de
sus pretendientes giraban en torno a las mismas características. Durante casi todo el relato
Don Quijote estuvo corrigiendo en su vocabulario al mozo que terminó por enojarse.
Consecutivamente en el velorio de Grisóstomo, Marcela se presentó para limpiar su
nombre, pues argumentó que ella no tenía la culpa de la muerte del pastor sólo porque lo
rechazó, y que tampoco tenía culpa de haber nacido tan bella, después de asombrar a todos se
retiró. Posteriormente sepultaron al pastor y Don Quijote se despidió. Después de eso este y
su escudero se internaron en el bosque para buscar a Marcela; pero no lograron localizarla.
Por lo tanto se quedaron en un prado que encontraron, el cual era el lugar de los
yangüeses, en el que Rocinante tomó unas hierbas por lo que lo lastimaron y cayó. Don
Quijote y su escudero tuvieron una batalla en la que resultaron muy lastimados. Al levantarse
y andar por el camino hallaron una venta que nuevamente le pareció a Don Quijote un
castillo. Al llegar le dijeron al ventero que el Quijote se había caído. Aunque los alojaron en
muy malas condiciones agradecieron la hospitalidad, sorprendiendo a las damas del lugar por
la forma tan extraña en la que se expresaba Don Quijote.
En su estancia en la venta todavía herido, el Quijote le habló mal a un cuadrillero
(individuo de un grupo de determinado oficio) y este lo golpeó en la cabeza con un candil.
Sancho Panza en orden de su amo preparó el bálsamo de Fierabrás del que tanto había estado
hablando el hidalgo; a sorpresa de todos después de tomarlo y causarle vómitos así como
otros malestares, lo curó. Sancho Panza al ver tal reacción lo quiso probar también, pero este
se enfermó y repudió el bálsamo; además se enojó con su amo.
Don Quijote no pudo esperar más y se quiso marchar; el ventero lo único que le pidió
fue que pagara los gastos de su hospedaje, pero al Quijote le pareció que pagarle iba contra las
normas de un caballero, por lo que se marchó sin que lo pudieran detener, así que la deuda
pasó a manos de Sancho Panza quien tampoco quiso pagar; pero en el lugar se encontraban
personas muy bromistas que jugaron con él, lanzándolo con una sábana de arriba a bajo. Al
oír los gritos de su escudero Don Quijote volvió en su rescate; pero no encontró forma de
entrar. Después de que dejaron de molestar a Sancho Panza, la moza Maritones lo ayudó y
pago su deuda, además el ventero se quedó con pertenencias de Sancho Panza a nombre de la
deuda.
Así, partiendo de la venta en la que Don Quijote se encantó con la belleza de la hija
del ventero (olvidando a su Dulcinea de Toboso), y con sus ya acostumbrados comentarios,
partieron Don Quijote de la Mancha y su ahora fiel escudero Sancho Panza hacia una nueva
aventura, en la que la astucia del caballero los pueda llevar ya sea a el triunfo o la derrota de
lo que el Quijote de la mancha considere como batalla digna de él, pues presume ser el mejor
de los caballeros, pero no le gusta aceptar cuando fracasa. Es por eso que pretendiendo ser
perfecto siempre toma en cuenta sus normas de caballero andante para actuar, las cuales son
los libros que le arrebataron una parte de cordura a su vida. De Cervantes, M. (2004).Don Quijote de la mancha. Época: México, D. F.