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Fue el 19 de mayo. Puente de Esperanza organizó esta ruta para los Voluntarios que allí trabaja- mos. Éramos 15 personas, al frente Ana Chacón , guía maravillosa unía a su saber simpatía, humor y anécdotas inolvidables. A las 10 caminamos hacia este rincón entrañable de Madrid, donde la dinastía de los Habsburgo dejó huella de la prosperidad y decadencia de nuestro Imperio. Empezamos en el Monasterio de la Encarnación. Su fundadora fue Margarita de Austria, esposa de Felipe III. La fachada austera de estilo Herreriano, es bonita, los materiales pobres nos hablan de la economía de la España de aquel tiempo. La magnífica estatua de Felipe IV es símbolo del deseo de apariencias del rey. La primera escultura con las patas delanteras levantadas, su autor el italiano Tacca se inspiró en un diseño de Velázquez, resolvió el problema de la estabilidad con el asesoramiento de Galileo Galilei. La cola enorme del caballo sirve de punto de apoyo. Seguimos hacia la Plaza de Ramales descansamos en unos bancos cuya colocación reproduce la planta de la Iglesia de San Juan Bautista donde fue enterrado Velázquez, (hoy desaparecida). Allí se encuentra también el Palacio de Ricardo Angustias. Cruzamos el barrio de Santiago y por la calle S. Nicolás llegamos a la iglesia más antigua de Ma- drid S. Nicolás de Bari , del siglo XII. Después fuimos al Palacio de los Duques de Uceda , hijo del duque de Lerma. El desnivel del tereno hace que varíen el número de pisos enla fachada. Hoy dia es Capitanía General, unido siempre al 23 F En algún momento bordeamos el Mercado de S. Miguel que nos obligó a caminar al ritmo del tu- multo de la gente Entramos en la iglesia de Las Carboneras . El nombre les viene porque se encontró un lienzo de la Inmaculada cubierto por el carbón. Por fin en la Plaza de la Villa en ella se alzan tres edificios. La casa de los Lujanes del siglo XV, el edificio civil más antiguo de la ciudad. En su torreta, según dice la leyenda, Carlos I tuvo cauti- vo a Francisco I. Como el emperador no conseguía que el rey francés se arrodillara ante él, mando construir una entrada en la calle del Codo, la puerta era pequeñísima así se arrodillaría, pero no lo consiguió por la manera de entrar del francés. En esta calle del Codo , se llama así por su forma, se daban cita las Celestinas también la frecuentaba Quevedo del que se cuenta algún chascarrillo , La casa de Cisneros del siglo XVI, mandada construir por un sobrino del célebre cardenal. En el lado Oeste la Casa de la Villa del siglo XVIII, se construyó para las reuniones del consejo, hasta el 2007 estuvieron las oficinas del Ayuntamiento. Preside la plaza la estatua de D. Alvaro de Bazán , héroe dela batalla de Lepanto.

reproduce la planta de la Iglesia de San Juan Bautistapuentedeesperanza.es/.../Ruta-del-Madrid-de-los-Austrias.pdf · 2020-03-02 · planta de la Iglesia de San Juan Bautista donde

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Fue el 19 de mayo. Puente de Esperanza organizó esta ruta para los Voluntarios que allí trabaja-

mos. Éramos 15 personas, al frente Ana Chacón , guía maravillosa unía a su saber simpatía,

humor y anécdotas inolvidables.

A las 10 caminamos hacia este rincón entrañable de Madrid, donde la dinastía de los

Habsburgo dejó huella de la prosperidad y decadencia de nuestro Imperio.

Empezamos en el Monasterio de la Encarnación. Su fundadora fue Margarita de Austria,

esposa de Felipe III. La fachada austera de estilo Herreriano, es bonita, los materiales pobres nos

hablan de la economía de la España de aquel tiempo.

La magnífica estatua de Felipe IV es símbolo del deseo de apariencias del rey. La primera

escultura con las patas delanteras levantadas, su autor el italiano Tacca se inspiró en un diseño de

Velázquez, resolvió el problema de la estabilidad con el asesoramiento de Galileo Galilei. La

cola enorme del caballo sirve de punto de apoyo.

Seguimos hacia la Plaza de Ramales descansamos en unos bancos cuya colocación reproduce la

planta de la Iglesia de San Juan Bautista donde fue enterrado Velázquez, (hoy desaparecida). Allí

se encuentra también el Palacio de Ricardo Angustias.

Cruzamos el barrio de Santiago y por la calle S. Nicolás llegamos a la iglesia más antigua de Ma-

drid S. Nicolás de Bari, del siglo XII. Después fuimos al Palacio de los Duques de Uceda, hijo

del duque de Lerma. El desnivel del tereno hace que varíen el número de pisos enla fachada. Hoy

dia es Capitanía General, unido siempre al 23 F

En algún momento bordeamos el Mercado de S. Miguel que nos obligó a caminar al ritmo del tu-

multo de la gente

Entramos en la iglesia de Las Carboneras. El nombre les viene porque se encontró un lienzo de la

Inmaculada cubierto por el carbón.

Por fin en la Plaza de la Villa en ella se alzan tres edificios. La casa de los Lujanes del siglo XV,

el edificio civil más antiguo de la ciudad. En su torreta, según dice la leyenda, Carlos I tuvo cauti-

vo a Francisco I. Como el emperador no conseguía que el rey francés se arrodillara ante él, mando

construir una entrada en la calle del Codo, la puerta era pequeñísima así se arrodillaría, pero no lo

consiguió por la manera de entrar del francés. En esta calle del Codo, se llama así por su forma, se

daban cita las Celestinas también la frecuentaba Quevedo del que se cuenta algún chascarrillo, La

casa de Cisneros del siglo XVI, mandada construir por un sobrino del célebre cardenal. En el lado

Oeste la Casa de la Villa del siglo XVIII, se construyó para las reuniones del consejo, hasta el

2007 estuvieron las oficinas del Ayuntamiento. Preside la plaza la estatua de D. Alvaro de Bazán,

héroe dela batalla de Lepanto.

Acabamos el recorrido turístico en la Plaza de la Provincia donde se encuentra el Palacio de

la Santa Cruz construido en el reinado de Felipe IV para la cárcel de la ciudad, así como la sala de

Alcaldes de Casa y Corte de Madrid. Hoy es sede del Ministerio de Asuntos Exteriores.

El encuentro lo terminamos tomando un refresco. Una mañana verdaderamente interesante, porque

recordar es dar vida a lo pasado, pero más interesante porque este encuentro cultural y lúdico nos

ha ayudado a conocernos, a convivir y divertirnos juntas, ha estrechado lazos.

Gracias a las que tuvisteis esta feliz idea, a las organizadoras, a la guía. Sólo queda decir: ¡Que se

repintan los encuentros culturales!

Benita Prat