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RERUM NOVARUM “Todo hombre tiene el derecho inalienable de buscar, mediante el trabajo, los medios para realizarse como hombre y de proveer a su subsistencia y a la de aquellos por quienes es responsable” 1

Rerum Novarum

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RERUM NOVARUM

“Todo hombre tiene el derecho inalienable de buscar, mediante el trabajo,

los medios para realizarse como hombre y de proveer a su subsistencia y

a la de aquellos por quienes es responsable”

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Índice

Introducción…………………………………………………………….4

Desarrollo……………………………………………………………….5 a 14

Conclusión……………………………………………………………….15

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Introducción

Encíclica de la Doctrina Social De La Iglesia

El término encíclica deriva del griego: En + Kyklos en circulo, y connota la idea de cartas

circulares. L a encíclica fue un modo de comunicación entre la autoridad eclesiástica y los

fieles.

En un principio eran dirigidas a las autoridades eclesiásticas: patriarcas, primados,

arzobispos, obispos, etc.

Poco tiempo después se comienza a ampliar el número de destinatarios. Juan Pablo II usaba

la fórmula: “A los venerables hermanos en el episcopado, a los sacerdotes, a las familias

religiosas, a los hijos e hijas de la Iglesia y a todos los hombres de buena voluntad”.

Las encíclicas están redactadas en latín, salvo en casos de destinación específica.

El término encíclica social puede entenderse en un sentido amplio o estricto:

Sentido Amplio: incluye todas las encíclicas que directa o indirectamente, tratan temas

que influyen en la sociedad.

Son más de 80 desde Benedicto XVI hasta Juan Pablo II

Sentido Estricto: incluye las encíclicas sociales, que son aquellas cuyo tema es la

cuestión social.

Pablo VI crea La Octogésima Adveniens como conmemoración a los 80 años de la Rerum

Novarum( primera encíclica que da comienzo a la Doctrina Social de la Iglesia en 1891), cuyo

contenido nos disponemos a desarrollar a continuación.

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Existencia y gravedad de la cuestión obrera

El aumento de las industrias provoca la acumulación de las riquezas en unos pocos y el

empobrecimiento del resto. Los obreros que trabajaban para estas industrias, inquietos por

sus malas y deficientes condiciones de trabajo y cansados de la usura, deciden luchar

contra esta corrupción pidiendo por una reorganización del estado que se extendiese al

orden político y económico. Es así que estalla la guerra de clases o revolución obrera.

La iglesia preocupada decide tratar la cuestión obrera, pero teniendo mucho cuidado, ya que

según esta: “Es difícil dar la medida justa de los derechos y los deberes en que ricos y

proletarios, capitalistas y operarios deben encerrarse”.

Es aquí, en donde empieza a ganar protagonismo el socialismo, el cual promete a los

obreros una solución planteándoles que: “era preciso acabar con la propiedad privada y

sustituirla con la colectiva…”; es decir que debería eliminarse la propiedad privada y el

estado tendría que repartir los bienes en forma igualitaria a toda la población.

Según la iglesia el socialismo no era la solución a esta cuestión ya que perjudicaba mas a los

obreros, que no tenían libertad sobre su propio salario, e iba en contra de los derechos de los

que legítimamente poseen.

La justicia no debería permitir que alguien se apodere, de lo que otro con su propio esfuerzo

y méritos produjo.

En los mandamientos se establece: “No codiciarás a la mujer de tu prójimo, ni su casa, ni

campo, ni sierva, ni buey ni asno, ni cosa alguna de las que son suyas” ; esto explica

claramente lo que sostiene y defiende la iglesia.

Esta explica que desde un principio el hombre al mando de su familia, tenía pleno derecho de

disponer de sus propiedades particulares para sostener y resguardar su futuro. Pues desde

mucho antes que existiese el estado, estaba presente la familia disponiendo de sus derechos

y propiedad. Por lo tanto la sociedad doméstica o familia, tienen casi los mismos derechos

que la sociedad civil.

Nadie tiene derecho de utilizar como suyo los bienes ajenos, pues es derecho por naturaleza

poseer algo propio y con exclusión de los demás. Esto es lo que diferencia al hombre del

resto de los animales, ya que al estar dotado de razón es dueño de sus propios actos y por

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esto se rige bajo la ley de Dios y se gobierna mediante los alcances de su capacidad así

mismo.

El hombre al auto gobernarse, se establece como dueño de las tierras, las cuales utiliza para

satisfacer sus necesidades y como medio de trabajo. Pero ninguna persona tiene la

propiedad exclusiva de las tierras ya que todos vivimos de estas y es a través de ellas que

nace el trabajo como concepto.

Este argumento de la iglesia era tan fuerte que sorprendía el ver personas que opinaran lo

contrario y que negaran el derecho de posesión propia que la naturaleza y Dios habían

concedido al hombre; y que este a través de su trabajo había adquirido, pues no es lo mismo

un campo natural que un campo en el cual intervino la mano del hombre.

Según la Doctrina Social de la Iglesia el trabajo es toda actividad mediante la cual el hombre,

en el ejercicio de sus fuerzas físicas y mentales, directa o indirectamente transfigura la

naturaleza para colocarla a su servicio.

Dentro de una sociedad, la patria potestad no puede ser eliminada por el estado ya que su

principio es igual al de la vida del hombre.

Los hijos son naturalmente algo del padre por lo tanto están sujetos al cuidado del mismo y

forman parte de la sociedad civil no por si mismos, sino por la sociedad civil de la cual

provienen.

Por esto cuando los socialistas descuidan la providencia de los padres suplantándolos por el

estado obran en contra de la justicia natural.

La propuesta de los socialistas debía ser rechazada ya que: “Daña a los mismo a los que

trata de socorrer, pugna con los derechos naturales de los individuos y perturba los deberes

del estado y la tranquilidad común”1

1 León XIII, Encíclica de la Iglesia: Rerum Novarum, 1891

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Solución propuesta por la Iglesia

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La Iglesia mediante la religión, decide tratar este tema (cuestión obrera) ya que sostiene que

es un deber intentar buscar una solución a este conflicto. Pide que: “se aúnen los

pensamientos de todas la clases para poner remedio, lo mejor que sea posible, a las

necesidades de los obreros…mediante las leyes mismas y la autoridad del Estado”.

I. Por el influjo de su Doctrina

No hay otra solución mas que la de acomodarse a los regímenes de la sociedad, ya que es

imposible plantear una igualdad total debido a que todos somos diferentes tanto en nuestra

persona, como en nuestras habilidades, condiciones, talentos, ingenios, etc.

Por esto es que los socialistas van en contra de la naturaleza misma de las cosas,

planteando una oposición a las desigualdades sociales necesarias para poder hacer

funcionar un Estado. Prometen una realidad que es imposible, ya que desde el instante en

que se comete el pecado original, se castiga al hombre quitándole todos los placeres y

comodidades que le habían sido concedidos y se lo lleva a una vida basada en el esfuerzo y

trabajo humano para conseguir lo deseado.

Es un gran error pensar que las diferentes clases sociales (alta y baja), no puedan subsistir

todas juntas en un mismo lugar, pues a pesar de haber en ellas diferencias notorias en su

cultura, educación y códigos, se necesitan unas a otras para poder crear un equilibrio laboral,

industrial, capital, etc.

Para dar solución a esto, la Iglesia plantea ciertos derechos y deberes tanto para los

patrones como para sus empleados, que en caso de ser cumplidos deberían ayudar a

reestablecer la paz entre ambas clases sociales.

Algunos de estos derechos y deberes son:

Para el trabajador:

Realizar fielmente su trabajo

No perjudicar el capital ni hacer violencia personal contra sus amos

Defender sus derechos

No formar parte de agrupaciones contrarias a lo establecido por sus amos

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Para el empleador:

No ejercer la esclavitud

Respetar la dignidad y los derechos de sus trabajadores

No explotar ni ejercer corrupción para con sus empleados

Brindarles un salario justo

Mediante estas leyes la Iglesia pretende crear la unión y amistad de ambas clases.

Pero al fin y al cabo de nada sirven los bienes materiales ni las riquezas en esta vida. Ya que

el principio fundamental de la Iglesia sostiene que: “No creó Dios al hombre para estas cosas

quebradizas y caducas, sino para las celestiales y eternas, ni nos dio la tierra por habitación

perpetua, sino por lugar de destierro”, lo que intenta expresar mediante este juicio de valor es

que no tienen importancia los bienes perecederos y que cuando salgamos de esta vida

comenzaremos verdaderamente a vivir, siguiendo el camino y el ejemplo de Jesús.

De nada le interesan a Dios las riquezas de las personas, ni como y para que fines utilicen

las mismas, ya que en el momento de la bienaventuranza y a los ojos de dios todos somos

iguales.

Acerca del uso que hay que hacer de las riquezas, nada esta del todo dicho; pero si se

pregunta a la Iglesia esta responde: “En cuanto a esto, no debe tener el hombre las cosas

externas como propias, sino como comunes; es decir, de tal suerte que fácilmente las

comunique con otros cuando estos las necesiten. Por los cual dice el apóstol: manda a los

ricos de este siglo…que den y que repartan francamente”.

La Doctrina Social de la Iglesia sostiene que: “Se debe distinguir entre la justa posición del

dinero y el uso justo del mismo”.

Lo justo pues sería, que el que tiene mucho reparta lo que le sobra entre los más

necesitados como gesto de solidaridad hacia el prójimo, que es lo que Jesús proclamaba y

promulgaba.

En cuanto a los que carecen de bienes y fortunas la Iglesia enseña a no tener la pobreza

como deshonra y a no avergonzarse de tener que trabajar para subsistir. Jesús con sus

obras confirma todo esto ya que para salvar a los hombres “Se hizo pobre siendo rico”,

trabajó de artesano siendo el hijo mismo de Dios.

Quien puede entender estos principios y enseñanzas que da la Iglesia comprenderá que la

excelencia del hombre consiste en la virtud, que es patrimonio común de todos los mortales y

que cualquiera (rico – pobre) puede alcanzar. Y con suerte una vez comprendidos estos

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conceptos la distancia que la soberbia quisiera poner entre una clase y otra se acortaría y no

habría dificultad para conseguir que ambas se unan mediante un vínculo de amistad.

Estos principios de unión fraternal entre las clases existen desde los comienzos del

Cristianismo, ya que, gracias a la intercesión de Jesucristo (primogénito entre muchos

hermanos), todos hemos sido redimidos del pecado original y elevados a la dignidad de ser

hijos de Dios.

Por lo tanto la verdadera realidad recae en el hecho de que todos somos hijos de Dios, padre

común de todos, y por lo tanto hermanos que tienden en conjunto al mismo bien y tienen un

fin en común que es llegar a Dios para recibir la bienaventuranza divina.

Si ambas clases sociales comprendieran este principio y obedecieran a los preceptos de

Cristo, podrían darse cuenta que todos los hombres somos iguales y fuimos creados sin

distinción por Dios, y que los bienes de la naturaleza y los dones de la gracia que este nos

concede pertenecen a toda la humanidad en común.

El solo comprender esto, haría a la unión de la sociedad en amistad, amor y fraternidad de

hermanos, que es lo que Cristo profesaba a sus seguidores.

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II. Por la virtud divina de su acción

La Iglesia no intenta curar este mal social solo dando diferentes medios para su resolución,

sino que también interviene físicamente. Tratando de educar y formar a la humanidad bajo

sus enseñanzas y doctrinas, mediante la intersección de integrantes de la Iglesia, con el fin

de gobernar a todos bajo los preceptos divinos.

En este sentido, es la Iglesia la principal encargada de realizar esta reforma en la sociedad,

pues es esta la que posee el arma mas fuerte para adentrarse en la sociedad que es la

enseñanza de Jesucristo y la eficacia que el mismo Dios les concede, mediante la cual

intentan penetrar en el corazón del ser humano invitándolo a ser obediente y a cumplir con

su deber.

Esto es comprensible, ya que como bien sabemos desde el principio de los tiempos el

Cristianismo ha ayudado a levantar la humanidad luego de grandes tragedias y a

acompañado en cada cambio de la sociedad predicando el evangelio y dando a conocer el

misterio de la encarnación a través de Cristo; pudiendo inculcar su fe, leyes y preceptos a lo

largo de la historia.

Todo esto nos lleva a establecer que la solución al mal que conlleva desde siempre la

sociedad es una sola, y tiene que ver con la vuelta a los principios del ser y del cristianismo.

La iglesia profesa todos estos principios y medios para ayudar a la población, pues desde

siempre lo ha hecho a través de diferentes acciones como repartir los bienes de la iglesia

entre los pobres y necesitados.

En nuestros días, todavía hay gente generosa que siguiendo los ejemplos de la iglesia trata

de colaborar en la caridad, ayudando a los que menos tienen e instruyéndolos en la vida

cristiana.

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III. Por los medios humanos que aconseja

No es solamente deber de la iglesia formar parte de estos asuntos, sino que también se

necesitan medios humanos, ya que es responsabilidad de todos la problemática social,

económica y política.

De esto derivan diferentes responsabilidades hacia el estado y los trabajadores:

La acción del Estado

Antes de gobernar tiene el deber de ayudar a elaborar leyes e instituciones que sirvan

a la prosperidad de la comunidad.

Lo que mas contribuye a esta prosperidad es el orden familiar el fomento de las artes y el

comercio, la agricultura, etc.

Por su oficio, le corresponde atender al bien común.

Debe promover y defender el bien del obrero en general.

Tiene que cuidar, defender y respetar los derechos de todos los ciudadanos por igual,

sin hacer diferencia de clases, razas, religiones, etc.(justicia distributiva).

Ya que como sostenía el sabio Santo Tomás: “como las partes y el todo es en cierta

manera una cosa, así lo que es del todo es en cierta manera de las partes”.

Tiene como exigencia el cuidado del proletario y su bonificación con parte de lo que

este aporta al bien común.

Los que gobiernan deben respetar el derecho de libertad de los ciudadanos y

protegerlos. Este es su fin único del Estado y la razón de la soberanía que ejerce.

La autoridad pública debe guardar los derechos de todos (sobre todo los de la clase

pobre que es la más desprotegida económicamente) y castigar toda violación de la

justicia.

Debe proteger, mediante las leyes, la propiedad privada.

Tiene que defender los bienes del pueblo, evitando los robos y la violencia.

Debe promover el bienestar moral del obrero.

Le corresponde poner remedio a la autoridad pública, protegiendo a los obreros de las

jornadas de trabajo excesivas y la explotación laboral.

El Estado debe promover el bienestar material del obrero.

Debe hacer un balance, regulando las horas de trabajo y las de descanso. El periodo

de descanso debe ser proporcional a las fuerzas gastadas.

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Puede intervenir en caso de incumplimiento de pago por parte del empleador o de

falta de prestación por parte del trabajador.

Debe encargarse de castigar el aprovechamiento del empleador.

En caso de ser necesario, debe brindar amparo y auxilio a los jornaleros.

Debe moderar el ejercicio de la propiedad privada a través de los impuestos.

La iniciativa privada de patronos y obreros

Asociaciones de socorros mutuos: para atender la necesidades del obrero, y en caso

de que este sufra repentinas desgracias, enfermedades o accidentes, la viudez de su

esposa y orfandad de sus hijos.

Fundación de patronatos para niños, jóvenes y ancianos.

Creación de gremios o asociaciones de obreros que se acomoden a las necesidades

presentes de estos.

Formación de una sociedad civil, cuyo fin es el bien común y mediante la cual el

hombre se junta con otros.

Las sociedades civiles pueden ser públicas o privadas.

El estado no puede intervenir en las normas fijadas por dichas sociedades; debe

respetarlas y conservarlas.

Las asociaciones o sociedades obreras no deben interferir en la inclinación religiosa

de los trabajadores que la integren.

Creación de sindicatos y obras sociales para ayudar al trabajador.

En estas sociedades, se debe establecer una organización reglamentada que se base

en la experiencia, el trabajo, etc.

Los obreros deben respetar y amar a la Iglesia, obedeciendo a sus preceptos.

En una sociedad se deben repartir los oficios con inteligencia y con claridad para que

no atenten a los derechos de nadie.

Se deben administrar los bienes comunes con integridad.

Se deben equilibrar los derechos de trabajadores y empleadores.

Bajo ninguna circunstancia le debe faltar trabajo al obrero

Los subsidios deben ser suficientes para cubrir cualquier necesidad.

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Llegando al final de esta cuestión, esta encíclica de la Iglesia intenta dar esperanza para la

solución de la problemática obrera y social, a aquellos que tengan poca fe o hallan perdido la

confianza en la Iglesia de Dios.

Muchos son los que han sido engañados con falsas promesas y ilusiones irreales que los

llevan a desconfiar de cualquiera que tenga la intención de brindarles ayuda.

Los obreros están cansados de no poder accionar (por miedo o falta de valor) frente al

constante maltrato y aprovechamiento por parte de sus superiores (jefes, estado).

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Conclusión

León XIII proclama a través de esta encíclica que los obreros, teniendo en cuenta sus

derechos, se esfuercen y luchen por su causa mediante la aplicación de la religión y los

principios cristianos; y recalca que la Iglesia estará apoyando en la lucha y ayudando a todo

aquel que lo necesite mediante la predicación del Evangelio y utilizando la Fe como arma

principal para el alivio de los problemas obreros que hace tanto tiempo agobian y traen mal a

la sociedad.

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