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Centro de Misiones Vicentinas Populares – Indígenas – Ad gentes

REVIVO 2009

(Reencuentro de Vicentinos con Vocación)

Nuestro primer encuentro se llevó a cabo en el seminario mayor de los Misioneros Vicentinos, ubicado en San Fernando #154, Delegación Tlalpan, México D. F. el 22 de diciembre de 2008.

Este acontecimiento marcaría los antecedentes del REVIVO. Dicho encuentro posibilitaría una segunda reunión el 15 de marzo de 2009, donde no solo asistimos ex – seminaristas vicentinos, sino también nuestras familias, integrando un ambiente de fraternidad que nos permitió, en primer lugar, disfrutar de una convivencia que antaño no habíamos experimentado. La atmosfera

de paz y alegría nos permitiría organizar aquello que, por muchos años, solo constituía una idea en nuestras mentes: “reunirnos para celebrar la Semana Santa en el Seminario menor de Lagos de Moreno Jalisco”.

El proyecto se planteó al finalizar la celebración Eucarística, precedida por el Padre Servando Sánchez Ayala C.M. La disposición para efectuar el encuentro fue al 100%. La estructuración del proyecto denominado “Reencuentro de Vicentinos con Vocación” requirió de tres reuniones en el nuevo “Centro de Misiones Vicentinas” ubicado en la Parroquia de San Vicente de Paul, col. la Perla en Cd. Netzahualcoyotl. En dichas sesiones se integraron las distintas comisiones que coordinarían las actividades a realizar en el seminario menor, así como los materiales (himno propio del encuentro, playeras con nuestro logo, manta para la bienvenida, etc.).

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La llegada se proyectó para el día jueves santo 9 de abril. El arribo de 26 ex – seminaristas inicio a las 12:00 horas, tiempo que nos permitió visualizar los distintos cambios experimentados a nivel externo, pero

sobre todo en nuestro interior en donde este espacio nos ayudó alcanzar la paz que en la mayoría de los casos, y en la mayor parte del tiempo, torna al mundo en algo cotidiano y costumbrista haciendo de ésta algo muy distante; reconocer no solo espacios -capilla, camarillas, comedor, salón de

juegos, canchas, entre otros lugares-, sino los roles que nos vieron transitar en la mayoría de los casos de

la pubertad a la adolescencia y de ésta a la juventud aunando a ésta transición la entrega de vida y vocación de hombres que generosa, pero sobre todo amorosamente, no sólo nos formaron sino lograron algo mucho más trascendente: orientar nuestra educación y fortalecer nuestra fe al emplear los medios correctos para alcanzar la Mayor Gloria de Dios, al despertar en cada uno de nosotros la urgente necesidad de conocerlo.

Este primer contacto provocó en nosotros la reconstrucción en forma real, imaginaria y simbólica de una parte de nuestra vida; etapa que en la mayoría de los casos ha sido la más feliz, fructífera y decisiva. Así como una vida sin disciplina es como un manantial sin agua, los roles que en múltiples ocasiones jugamos se hicieron presentes al elegir de manera alegre y voluntaria al Cura, cargo para el que fue electo Sigifredo Arzate M; el campanero Francisco Ireta Vázquez y el encargado de la capilla José Guadalupe Rodríguez Escamilla.

El tiempo siguió su curso y nos dirigimos alrededor de las 14:00 horas al comedor en donde efectuamos el primer acto litúrgico sin apegarnos a estructuras preestablecidas, sino de una manera más cercana a Dios y simultáneamente más humana. La uniformidad de pensamientos, decisiones y acciones nos permitirían alcanzar los fines para los cuales organizamos el REVIVO.

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Concluida la comida, la

comisión encargada de deportes, dirigida

magistralmente por Jesús Reyes Vite, conocido ampliamente por su experiencia en éstas lides como el “Señor Mega Vite”, nos condujo una vez más, después de un receso de varios años, a la práctica

del juego del hombre, en donde la edad y la falta de ejercicio provocaron fatiga, cansancio que se experimentó a plenitud no solo por hacer lo que se quiere, sino por querer lo que se hace. Después del encuentro, nos dirigimos a las regaderas para recuperarnos del esfuerzo físico y en algunos casos mental, ya que algunos habíamos olvidado el nombre del hermano de al lado.

Una vez recuperados, y después de cenar, organizamos la visita a los siete templos, comenzando por el del Calvario, continuando con el del Santuario, la parroquia de la Asunción, el templo de la Merced, el del Rosario, el templo de Capuchinas y finalmente la parroquia de Moya. En cada uno de los templos nos alternamos para dirigir una petición espontánea, hacer un padre nuestro, un ave María y la doxología. Al llegar a casa sentimos, antes de conciliar el sueño, que este espacio no es una burbuja aislada y aislante del mundo, sino por el contrario, el receptáculo en donde el amor y el acompañamiento nos permitió alcanzar, desde las capacidades de cada uno, la erudición, la virtud y la piedad, al conocernos a nosotros mismos a través de los otros.

Y al igual que en la creación del mundo, se inicio el segundo día en donde el tañir de la campana, nos permitió recordar la frase acuñada por San Vicente de Paúl, pero perpetuada en varias generaciones por Don Manuel Favela Rivera “La campana es la voz de Dios”.

Y así, con ánimo y con excelente talante, nos dirigimos al comedor para desayunar. Acto seguido nos dirigimos al salón de juegos donde Telésforo Ruano Lira, proyectó la película del Rey León; la cual nos puso en sintonía, al abordar los tres momentos fundamentales en la vida del hombre: “la partida”, “la experiencia” y “el retorno”. La vuelta a casa implica la iluminación después del sufrimiento, al superar dificultades y obstáculos, reconocimiento de emociones y sentimientos pasados y actuales que, aunados a una vocación vigente jamás perdida, soportan la validez de nuestro encuentro. La espiritualidad de nuestra Familia Vicentina no se crea ni se pierde, únicamente

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se transforma, convirtiendo nuestro anhelo más pleno en la frase que se transformó en nuestro lema:

“AQUÍ ESTAMOS PORQUE NUNCA NOS FUIMOS”

Esta experiencia marcó en nosotros, generaciones nuevas y otras no tan jóvenes, un llamado de esperanza para enfrentar el desafío de visualizarnos tal como somos. Después de muchos años, conscientes de ser hombres de carne y hueso, cargados de vivencias y experiencias, en la mayoría de los casos, alentadoras en donde el tránsito por derroteros espirituales han marcado el sendero de Sor María de Jesús Camacho Camacho H.C. y el Padre Servando Sánchez Ayala c.m.; y en el caso de los que participamos en el REVIVO, y en palabras de Fernando Espinosa Navarrete, nos hallamos inmersos en un mundo más terrenal en donde la añoranza y la paz por algún momento perdida en el desierto de la existencia, nos llevan, al igual que a los antiguos patriarcas, a encontrar en el seminario un oasis en el yelmo de la cotidianidad de nuestros deberes y obligaciones, de nuestros anhelos y sueños, en donde volvemos a Ti, porque sabemos al fin que solamente Tú eres el Camino; descubriendo, al igual que San Francisco de Asís, que la verdadera riqueza no es poseerlo todo, sino necesitar poco: el espíritu de comunidad al igual que las tablas de la ley por su camino en el desierto, se mantiene en cada uno de nosotros acompañado siempre del Padre amantísimo que no desampara a sus hijos, sino que nos alienta para encontrarnos a nosotros mismos sin caretas, sin mascaras en una dinámica que nos conduce sin atajos a una serie de interrogantes como: ¿Hace cuánto deje de observar tu rostro en los hermanos que sufren la opresión de un sistema preocupado por enriquecerse a consta de la miseria de la mayoría? ¿Hace cuánto deje de mirarte en los niños que han perdido el privilegio de nacer? ¿Hace cuánto tiempo deje de mirarte cuando he optado por lo más fácil y no por lo correcto?¿Hace cuánto me permito vivir, sentir y actuar con coherencia y congruencia cuando soy capaz de ver en los demás lo que difícilmente acepto de mi mismo?... preguntas que nos prepararían de una manera muy directa a vivir el viernes santo, en el corazón de cada uno, el sacrificio de nuestro Salvador quien no paso inadvertido, sino más bien fue el preámbulo que nos permitió reflexionar sobre aquellas acciones

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y conductas que ocasionalmente conforman el flagelo no solo para Cristo, sino para aquellos a los que amamos y con los que convivimos y que son expresadas con exactitud por San Francisco de Borja: “Creemos que hoy como nunca fue tan vilipendiado y execrado el nombre cristiano por causa de nuestra conducta, pues el que predica que no se debe falsear es el mayor de los farsantes”.

El sábado por la mañana pudimos ubicar, en la dinámica de los regalos, los múltiples dones que el todopoderoso ha querido confiar a cada uno de nosotros, como en la parábola de los talentos. Metáfora del Reino que nos permite acercarnos confiadamente al Padre y, como el niño en el regazo de su madre, me atrevo a decir: no tenemos miedo y te entregamos duplicadas las capacidades y talentos con los que has querido bendecirnos, porque en Ti abunda la compasión y siempre has querido de cada uno de nosotros misericordia y no sacrificios. Así, en un clima de paz, nos acercamos a la hora de comida para disfrutar de los alimentos que no han perdido el sazón después de tantos años, en donde algunas de las tías siguen presentes. Después continuamos con el tiempo libre en donde hubo juegos: desde foot ball, hasta la visita a la alberca para pasar a la eucaristía donde celebramos el fundamento de nuestra fe, el triunfo de Jesús sobre la muerte. La alegría de todos por revivir dicho acontecimiento, nos acercó aún más, y de manera especial, a la eucaristía donde bienhechores, amigos y conocidos se sintieron invitados para acompañarnos como antaño a la misa de resurrección. Conscientes de nuestra nada y postrados ante Aquél que es la Vida y volvernos a Él porque vemos al fin que no hay otro Camino pues reconocemos que eres la Verdad y la Vida; y por eso, quien te sigue no ha de morir y tampoco puede perderse, porque este mundo y todos los que lo habitamos, somos copia fiel de tu amor y poder.

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Conforme transcurría la celebración de nuestra fe, llegó un momento crucial: la presentación de un Jesús resucitado, sonriente, vencedor, en donde la palabra VIDA cumplió de fondo y forma, con las exigencias que esta implica, la aparición del resucitado en la persona de nuestro buen amigo León que impactó a todos los ahí reunidos. Indudablemente semejante debió ser la expresión de los discípulos al reconocer a Cristo resucitado.

Después de la eucaristía, nos dirigimos al salón de juegos donde organizamos una pequeña convivencia con nuestros invitados. Aquí gozamos una vez más, no del pasado sino del presente que es la base de un futuro promisorio, donde los hermanos que no pudieron estar presentes en este encuentro, lo están en nuestro corazón y en nuestro modo de proceder bajo el mandamiento del maestro “Ámense los unos a los otros como yo los he amado”.

Finalmente, el domingo por la mañana, nos dimos a la tarea de reflexionar y compartir nuestras inquietudes, ilusiones y proyectos sobre este nuevo grupo que se está conformando de ex –seminaristas vicentinos. Se manifestó el deseo de continuar con el apoyo de Sor María de Jesús y el padre Servando, por lo menos por cinco años, para que madure este nuevo proyecto.

Después efectuamos la ultima dinámica que desembocó en un acto de conocimiento y respeto mutuo y profundo, llevado a cabo al interior de la capilla, donde cualquier termino o palabra se queda corto, donde los significantes son la expresión de un lenguaje que el mundo no habla, como la llamada del pescador que aun nos continua diciendo: “Búsquenme y vivirán”

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Hubiese querido plasmar con elocuencia y elegancia esta reseña del REVIVO, pero sé que la belleza se desprende de lo que, a partir de ahora, hagamos con nuestros seres queridos y de la interacción que sostengamos con aquellos con los que convivimos diariamente; del testimonio de lo que aquí hemos celebrado: una vida que hable de las exigencias más radicales del evangelio; sobre todo de una Fe profunda y de un inequívoco compromiso con la justicia. Si Él te encuentra o tú le encuentras sigue sus pasos.

Guillermo Vergara Álvarez