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El pasado sábado 1 de octubre, una vez más, un grupo de antiguos seminaristas nos reunimos en el Seminario “Reina de los Apóstoles” con el marchamo común de haber sido educados en este lugar tan querido por todos. En esta ocasión los asistentes al encuentro han sido 142 personas, de las cuales cerca de 70 eran antiguos seminaristas y el resto eran mujeres e hij@s

Asistió una representación de cada generación de seminaristas. Unos que inaguraron las instalaciones del seminario en el año 1966 y también otros que las cerraron en el año 2004. Incluso pudimos contar con la presencia de un seminarista del año 1956 al 1960, que estuvo en las anteriores instalaciones de la Escuela Apostólica de Andújar, en la Divina Pastora.

Como no podía ser menos, y dado que la fecha del encuentro fue elegida por la cercanía a la festividad de San Vicente de Paúl, hemos recordado la figura y el Carisma Vicenciano que se ha paseado por nuestras vidas, dando una sensibilidad distinta a lo cotidiano, marcando las pautas de nuestras relaciones con los demás.

Eran pasadas las 9:00h de la Mañana, casi una hora antes de la convocatoria, cuando comenzaron a llegar compañeros a la cita propuesta. Se abría el baúl de los recuerdos y de las emociones contenidas. Eran momentos de reencuentro para todos. Unos por primera vez después de tantos años, otros repetían después del encuentro del año pasado. Pero todos igual de entusiasmados en pasar un maravilloso día.

En el Zaguán de entrada se producían los emotivos y entrañables encuentros en los que la sorpresa, la nostalgia y el renacer de antiguos recuerdos han desempolvado resonancias infantiles y juveniles, ahormadas en el hondón de la memoria individual y colectiva…

Poco a poco seguían llegando compañeros, y cada vez más se escuchaban voces y risas por las distintas dependencias del seminario. Sonidos que resonaban por los pasillos y a los que últimamente, sus ladrillos, piedras y ventanas, no estaban acostumbrados a escuchar.

No ocultábamos nuestra alegría, expectación y nostalgia al pasear por las instalaciones del Seminario. Eran momentos de volver a ser esos niños que un día pisaron aquellos rincones, y que a pesar de todo, el paso del tiempo no pudo borrar de nuestra memoria. Muchos compañeros, acompañados de sus familias, recordaban con añoranza sus vivencias por las inolvidables instalaciones del seminario: “Cuando era casi como tú de pequeño, aquí estudiaba, allí rezaba, allí dormía, allí jugaba, allí comía...”. Mientras, alguna lágrima caía por su rostro.

Eran las 12:00, era momento de la “Bienvenida oficial”. Un año más, la tan añorada campana volvía a sonar para congregarnos en el recibidor. Esa campana, que años atrás congregaba a los seminaristas del mismo curso, por segunda vez sonaba para todos. Sonaba para seminaristas de todas las generaciones...Quien se lo diría a ella cuando hace años la colocaron en ese lugar.

Una vez que iban llegando al “Recibidor” los compañeros desde las distintas dependencias en las que se encontraban. Nos dimos cuenta de una cuestión bastante importante y grata a su vez. A diferencia del encuentro anterior, allí no cabríamos cómodamente, Así que nos trasladamos al “Salón de Estudios” el cual también se había adecentado y en el que ya había algunas bancas. Como éramos tantos, se metieron algunos bancos verdes y algunos banquillos, para permitir que todos estuviésemos más cómodos.

Minutos después comenzó el acto inicial después de la recepción. En primer lugar Pedro J. Bonilla (coordinador del encuentro) daba su bienvenida agradeciendo la asistencia a este segundo encuentro y disculpaba aquellos muchos otros compañeros que por motivos profesionales y/o familiares nos pudieron acudir, pero que estaban como presentes.

Así también comentó brevemente temas relacionados con la Web y la nueva asociación de Antiguos seminaristas de Andújar, dejando el plato fuerte de la información para la sobremesa.

Seguidamente, el Padre Antonio Camarero, tomó la palabra dando la bienvenida a todos los asistentes (seminaristas, esposas e hijos) en nombre propio y de la Congregación. Después comentó una breve reseña histórica del Seminario y qué ha ocurrido y ocurrirá con las instalaciones desde que dejo de ser Escuela Apostólica en el 2004.

Acto seguido se le quiso hacer reconocimiento, junto al Padre Camarero, a dos personas muy importantes durante nuestra estancia en el seminario, y que por aquel entonces, pasaban bastante desapercibidas para nosotros. Una de ellas fue el Hermano Benjamín, que aunque no tenía un contacto directo con los seminaristas, siempre ha estado realizando varios servicios y trabajos de mantenimiento en el seminario y en sus instalaciones, así como en las tierras agrícolas de la congregación. Un Hombre tímido de la congregación que aunque pasaba desapercibido, ha realizado importantes trabajos al servicio de la comunidad y de los seminaristas.

Otra persona a la que se le quiso hacer un breve homenaje fue a Mª José, cocinera en el seminario durante cerca de cuarenta años y cuyas comidas muchos seminaristas pudimos degustar. También una persona tímida y que pasaba desapercibida para nosotros y a la que logramos poner sonrojada. Por fín nos comentó, después de muchos años, algún secreto de su cocina...

A las tres personas que conviven hoy en día en esa santa casa se les obsequió con un detalle por parte de los compañeros asistentes al encuentro.

Posteriormente se les dio la palabra a varios compañeros para que contaran sus experiencias. En primer lugar fue Juan Rodríguez, seminarista entre 1956 y 1960 en la primera Escuela Apostólica de Andújar. Él nos deleitó con unas emotivas palabras sobre su experiencia, animándonos y agradeciendo la idea de reencontrarnos. Así también nos comentó sus sentimientos al estar entre nosotros y destacó el cierto sabor agridulce al reencontrarse con el seminario, al que acude con cierta asiduidad, pero en el que no se encuentra con tanta compañía como en este encuentro. Sentimiento agrio, por conocer el fin último del seminario y dulce por reencontrarse con personas que como el, “han bebido de la fuente vicenciana”.

Posteriormente tres compañeros, de los primeros cursos de nuestro seminario, nos transmitieron sus sentimientos y emociones:

1. Jose Antonio Hidalgo comenzó como seminarista en las antiguas instalaciones y fue uno de los seminaristas que inaguraron el seminario en el año 66. Estuvo como seminarista hasta el curso 71-72. Aunque es de Granada, reside en Barcelona, y se ha reencontrado con el seminario muchísimos años después.

2. Alonso de la Higuera, madrileño, seminarista entre el año 67 y 69. Fue seminarista del primer curso completo que se realizó en las actuales instalaciones del seminario.

3. Jose Manuel Barroso, malagueño, seminarista entre el año 67 y 70 y que nos transmitió sus vivencia de antaño.

Después le toco el turno a una representación de la última generación que cerró el seminario en el año 2004: Alberto Matías González quien nos conmovió con sus palabras y agradecimiento por el apoyo recibido en esta casa, por parte de sus educadores y compañeros, cuando perdió a su hermano y también antiguo seminarista, en un accidente de moto.

Para cerrar aquel momento de testimonios, Jose Antonio Lerma nos comentó algunas vivencias y nos informó que en el último curso sólo eran cinco seminaristas, entre otras cosas.

Tras la entrega de obsequios, y breves comentarios de antiguos seminaristas y marcando el reloj cerca de las 13:30 horas, no trasladábamos a las escaleras centrales de la explanada. Una vez allí nos realizamos la correspondiente foto de grupo.

Tras las instantáneas, nos fuimos a la capilla del seminario para celebrar la Santa Misa en honor a San Vicente de Paúl. La Misa fue celebrada por el P. Camarero y estaba acompañado de dos antiguos seminaristas, Jesús Palencia y Jose Mª Burgueño, que ejercían de monaguillos.

Una vez más el órgano del seminario acompañaba las voces de varias generaciones de seminaristas. Nuestro compañero Juan Rodríguez (Seminarista del 56-60) ha tomado este año la dirección del coro acompañándonos con la melodía del repertorio de la “Misa de Aragüés”.

Tras la Misa, sobre las 14:30 h, llegó el momento para la comida. Una vez más la empresa de nuestro compañero Andrés De Castro, Catering “Casa Andrés”, nos deleitó con sus manjares. Durante la comida pudimos disfrutar de conversaciones distendidas acompañadas de una excelente comida. Comida y sobremesa inolvidables para todos ya que fue andante y paseada, al ver al amigo en la mesa de en frente o al lado, se imponía el saludo, el abrazo, el comentario. Y con esta sonora alegría, pasaba fácil el tiempo...

Ya eran cerca de las 17:00 h. cuando la campana volvía a llamarnos para congregarnos en el salón de estudios con la intención de ultimar algunas cosillas. Pedro J. Bonilla comentaba mediante una proyección temas relacionados con la Web y red social del seminario. Así como la importancia que la misma Web lleva ejerciendo desde el 2009 para comunicarnos y congregarnos. Sin duda que las nuevas tecnologías han facilitado nuestro encuentro y que este sea toda una realidad.

Otro tema bastante importante fue el retomar y ultimar detalles sobre la nueva asociación de antiguos alumnos-seminaristas. Se constituyó la Asamblea fundacional y la votación pertinente a su composición de la Junta directiva. Cincuenta y ocho compañeros firmaron en el acta funcional, convirtiéndose en socios fundadores de la asociación y se procedió más tarde a la elección de la junta directiva quedando compuesta por:

• Presidente: Pedro José Bonilla • Vicepresidente: Carlos Sampedro • Secretario-Tesorero: Juan Carlos Pallarés • Vocal 1: Roberto Domínguez • Vocal 2: Andrés De Castro

Así también la Asamblea General decidió nombrar al P. Antonio Camarero y al Hermano Benjamín Peña socios o miembros de honor de la asociación.

Más tarde el P. Camarero nos obsequió a cada compañero, en nombre de la Congregación, con una botellita de aceite de la cooperativa que pertenece a los P.P. Paúles.

Posteriormente, y para celebrar la constitución de nuestra asociación, pasamos nuevamente al comedor, donde la empresa de Catering ya nos había adecuado el lugar para disfrutar de unas copillas y refrescos.

Nos dieron cerca de las 20:00 horas cuando comenzábamos con las despedidas. Despedidas tristes, pero a la vez alegres por haber vivido un día inolvidable para tantos antiguos seminaristas. Cuando nos despedíamos: ¡Hasta luego! ¡Hasta pronto! ¡Hasta siempre¡ Todos fuimos conscientes de salir de este encuentro más ricos de amistad, alegría y gratitud que habíamos entrado. Y dijimos: ¡¡¡ GRACIAS !!! Mientras algunas lágrimas de emoción volvían a recorrer nuestros rostros alegres y felices por el reencuentro.

¡¡Fue un día inolvidable!!

GRACIAS A TODOS LOS QUE LO HICIERON POSIBLE

Saludos Cordiales

Pedro J. Bonilla

(Coordinador del encuentro)