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Reseña y comentario crítico del texto “Una polémica en torno al examen” de (Ángel Díaz Barriga).
Biografía: Ángel Rogelio Díaz Barriga Casales
(Coahuila, México) es un destacado pedagogo y profesor mexicano, doctor e
investigador por la universidad autónoma de México. Sus primeros estudios
profesionales los realizan en la Normal Superior del Estado de Coahuila, donde
consigue graduarse como maestro de segunda enseñanza; es maestro en
pedagogía por la facultad de filosofía y letras de la UNAM y más tarde
concluye el doctorado en la misma disciplina.
Sus estudios han revolucionado las teorías pedagógicas tradicionales que centran
su atención en el promedio del alumno, no en el aprendizajes; el maestro ha
planteado una serie de teorías en torno a tres temas: la didáctica, el curriculum y
la evaluación educativa; a esta ultima la define como un medio de control que se
ejerce sobre alumnos y maestros; además argumenta que el examen es solo un
medio para mantener una vigilancia social, y a través de las calificaciones se
pueda hacer una selección a la medida de cada exigencia social; por tal motivo, la
relación de aprendizaje se degenera con el examen y se transforma en una
relación de poder, no de saber.
Su trabajo representa una tradición en torno a las teorías pedagógicas en América
Latina, de carácter social, humano y filosófico, como las de Paulo Freire.
Reseña y comentario crítico del
texto…
Ángel Díaz Barriga nos da a conocer la evolución que ha tenido la práctica del
examen en la historia de la pedagogía; demostrar que el examen no siempre se
vinculó con la acreditación, ni con la calificación: ya que todo mundo sabe que el
examen es el instrumento para reconocer administrativamente un conocimiento,
pero igual se sabe que el examen no muestra con exactitud el grado de
conocimiento de un sujeto.
El examen no está, históricamente, ligado al conocimiento, pero si está asignado
por los problemas sociales, sobre todo por aquellos que no pueden resolver. Así,
el examen es en realidad un punto de convergencia de un sinnúmero de
problemas de muy diverso orden: sociológico, político y también psicopedagógico
y técnico. El reduccionismo que se ha hecho de ellos cumple, en el fondo, la
función de ocultar la realidad, de modo que aparecen agudizados solo en su
dimensión técnica, desconociendo los demás ámbitos de estructuración. Pero el
examen es solo un instrumento que no puede por sí mismo resolver los problemas
que se han generado en otras instancias sociales. No puede ser justo, cuando la
estructura social es injusta; no puede mejorar la calidad de la educación, cuando
existe una drástica disminución de subsidio y los docentes se encuentran mal
retribuidos; no puede mejorar los procesos de aprendizaje de los estudiantes,
cuando no se atiende la conformación intelectual de los docentes, el estudio de los
procesos de aprendizaje de cada sujeto, ni el análisis de sus condiciones
materiales.
El examen se ha convertido en un instrumento en el cual se deposita la esperanza
de mejorar la educación. Pareciera que tanto autoridades educativas como
maestros, alumnos y la sociedad considerasen que existe una relación simétrica
entre sistema de exámenes y sistemas de enseñanza. De tal suerte que la
modificación de uno afectara al otro. De esta manera se establece un falso
principio didáctico: a mejor sistema de exámenes, mejor sistema de enseñanza.
Nada más falso que este planteamiento. El examen es un efecto de las
concepciones sobre el aprendizaje, y no el motor que transforma a la enseñanza.
En la actualidad toda noción de evaluación del aprendizaje remite a una medición.
Nunca se analizó sobre la posibilidad de medir una cualidad (aprendizaje) en
permanente evolución y transformación en el sujeto. Nunca se analizó un
comportamiento observable realmente manifiesta un conjunto de sucesos internos
en el sujeto. De esta forma la evaluación educativa paulatinamente adquirió el
estatus de un campo técnico propio. Esta segmentación del trabajo educativo es el
resultado de una pedagogía industrial que se rige por los principios de la división
técnica del trabajo. El evaluador ya no será el docente. El maestro, como el
artesano, pierde la imagen integrada de su profesión para convertirse en un
operario más en una línea de producción educativa. El maestro no es elegido por
su función intelectual si no como operario de un sistema educativo que tiene
definida su función. La evaluación (examen) se convierte en un espacio
independiente del proceso áulico.
El examen es solo un espacio de conflictos entre problemas de muy diversa
índole. La pedagogía y en este caso el examen no pueden resolver problemas
cuya causa se encuentra en otra instancia social.
Por tanto, los diversos problemas que enfrenta el sistema educativo deben ser
analizados a partir de una conformación de las características implícitas en ellos.
Necesitamos reconocer que no es factible aplicar las mismas soluciones para los
diversos niveles del sistema educativo, ni para la transmisión de las diversas
disciplinas. Si la pedagogía del examen se ha vinculado a una estrechez
conceptual de lo educativo, solo abordando los problemas pedagógicos desde
múltiples teorias y dimensiones se podrá acceder a una reflexión más sólida. Es
necesario tener presente que los problemas del aula y en concreto los
metodológicos no se resolverán a partir de hacer más riguroso el sistema de
exámenes.
Reseña y comentario crítico del texto “El examen de M. Foucault” (1977).
La vida de Michael Foucault tuvo giros importantes que marcaron su manera de
percibir e interpretar el mundo y la vida misma. Nació en Francia, en 1926, dentro
de una familia acomodada. Fue un excelente alumno que empezó a tener
problemas con su identidad sexual; aunque nunca se imaginó que gracias a esta
duda, pudo escribir frases, libros, ideas que lo identifican como un gran filósofo y
psicólogo, pues, después de aceptar su homosexualidad logra recibirse como
licenciado en filosofía (1948) y licenciado en psicología (1950),
desempeñando su profesión en distintas escuelas de diferentes lugares del
mundo; publicando a su vez alrededor de treinta y cuatro libros en su vida.
Tratando temas relevantes para distintas ramas de estudio, como la medicina, la
psicología, y sin obviar la educación. Ubicándonos pues, dentro del libro de vigilar
y castigar, como en todas sus obras, se abarcan las palabras: el saber, el poder
y la ética. Pero principalmente se percibe la educación centrada en aspectos
disciplinarios como el de vigilar y castigar. Definiendo así de manera separada la
disciplina de la educación (escuela).
Reseña “El examen de M. Foucault”…
La disciplina para Foucault es un tipo de poder implicado un conjunto de
herramientas, mientras que la educación desde esta perspectiva no es
individualista, ni experiencial y mucho menos con igualdad sino más bien un
espacio donde se enfrenta día a día para ser mejor. Tratando a su vez en ambos
aspectos el uso del examen (para medir y valorar) por parte de los maestros,
como ese dispositivo escolar con el que no solo “mides conocimiento” sino más
bien ejerces poder sobre los alumnos, consiguiendo con ello, clasificarlos dentro
de la normalidad o fuera de ella, remitiéndolos a tu control absoluto, uniendo así el
ejercicio del poder y la formación del saber; causando a su vez, el uso de métodos
como la comparación y la sanción; para diferenciar y para castigar a los
evaluados.
Michael Foucault afirma que con el advenimiento del poder disciplinario se
modifica el funcionamiento del poder respecto del poder soberano cuyo objeto era
hacer morir o dejar vivir y se pasa a un objetivo diferente que es el de multiplicar,
mejorar y hacer más útiles las fuerzas para obtener más, ya no se pliega a los
sometidos en forma indiscriminada y a múltiples usos sino que se los diferencia,
discrimina y analiza tanto como sea necesario para obtener los mejores
resultados, y para ello se utiliza la técnica que se incluye dentro de las disciplinas .
Foucault dice “la disciplina fabrica individuos entonces este poder no solo se
apropia de los individuos en tanto objetos útiles, sino también como instrumentos
del ejercicio del mismo. El poder disciplinario es una forma de poder que tiene por
objeto la formación de los cuerpos individuales, que está conformado de acuerdo a
mecanismo de poder y de saber y en virtud de ellos se lo construye dócil,
domesticado, castrado; en suma un sujeto normal. Los fabrica debido a que los
fragmenta y esto no sería posible sin el dispositivo del examen, instrumento
central del poder disciplinario. Es el momento en donde somos protagonistas
pasamos a ser individualizados y nos convertimos en un caso. Tal es el ejemplo
del alumno en la escuela donde el examen sitúa a los alumnos en un campo de
vigilancia, la mirada está puesta sobre ellos. Por otra parte los individualiza en sus
capacidades y también alimenta los registros que documentan la historia escolar
del alumno, sus logros y tropiezos. El individuo es algo descriptible y analizable, la
población escolar también lo es en virtud de sus características. La técnica de
anotación, de observación, el límite entre lo importante y lo insignificante. El
examen combina las técnicas vigilancia jerarquizada y sanción normalizadora.
Ambos son instrumentos del poder disciplinario al igual que el examen.
Reseña y comentario crítico del texto (1988) “Patología General de la Evaluación” de Miguel A. Santos Guerra
A grandes rasgos, el autor intenta plantear los diferentes problemas que entrañan
los procesos de la evaluación institucional educativa en sus diversos niveles
(evaluación del alumno, de los centros educacionales, de los programas y
reformas educativas), desde diferentes perspectivas ideológica, política, ética,
didáctica, técnica.
Finalmente, analiza diversas disfunciones y desenfoques de la evaluación escolar,
tanto por atrofia como hipertrofia de algunos de sus elementos, como por la
desvalorización de su práctica y de su significado. Por lo general, los criterios que
se aplican para la evaluación no siempre se ajustan apatrones rigurosamente
elaborados. Entre las patologías más recurrentes que se observan en los procesos
evaluativos se encuentran:
- Solo se evalúa al alumno: se le examina siguiendo una temporalización
determinada. Se le dan los resultados, prácticamente inapelables y en,
general, se le considera único responsable de los mismos.
- Se evalúan solamente los resultados: los resultados han de ser tenido se
cuenta dentro del proceso evaluador. Pero no solamente los resultados. No
solo importa quees lo que se ha conseguido, sino el como, a que precio,
con que ritmo, con que medios, con cuantos esfuerzos, a que costa y para
que fines.
- se evalúan solo los conocimientos: limitarse solo a la evaluación de
conocimientos supone un reduccionismo. Existen una serie de pretendidos
logros que no se contemplan debidamente en el proceso evaluador:
actitudes, destrezas, habitos y valores.
- Solo se evalúan los resultados directos, pretendidos: la puesta en marcha
de muchos proyectos curriculares que siguen un criterio de
encadenamiento lineal no tienen cuenta la evaluación de aquellos efectos
laterales, secundarios e imprevistos que se pueden provocar a lo largo del
desarrollo curricular.
El desarrollo curricular en cualquier nivel está impregnado por un proceso
evaluador de triple naturaleza, la evaluación diagnostica, la procesual y de
termino, pero este proceso está afectado por las diversas patologías y que
algunas veces solo sirven a los intereses del evaluador y fines particulares.
La educación que se imparte hoy en día se busca un proceso formativo
más cuidadoso, en el que los estudiantes no solamente reciban una
información y un conocimiento, sino, que además logre un aprendizaje
autónomo, crítico e integral, por lo cual la evaluación debe adquirir una
nueva dimensión, con la necesidad de personalizar y diferenciar la labor
docente.
Durante el tiempo el proceso evaluativo se ha encargado de enmarcar las
capacidades y aptitudes de los estudiantes en una nota numérica, en la
cual se juzga rápidamente al estudiante, sin tener en cuenta la
responsabilidad del tutor, ni las condiciones en las que dicho aprendizaje se
desarrolló. Cada estudiante es independiente en su forma de actuar y único
en su aprendizaje, por lo que no hay dos personas que aprendan en
igualdad de condiciones, tiempo, estrategias y actividades, esto pues,
obliga al sistema de evaluación a lograr un cambio en el cual se tenga en
cuenta las circunstancias y características del aprendizaje para cada
estudiante, de acuerdo con los objetivos planteados.
La evaluación debe permitir la adaptación de los programas educativos a
las características individuales del alumno, detectar sus puntos débiles para
poder corregirlos y tener un conocimiento de cada estudiante.
La evaluación no tiene sentido por sí misma, sino como resultante del
conjunto de relaciones entre los objetivos, los métodos, el modelo
pedagógico, los alumnos, la sociedad, el docente, y demás actividades que
complementen el aprendizaje de los estudiantes.