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MARGINACIÓN Y EXCLUSIÓN SOCIAL “VIDAS DESPERDICIADAS” Reseña de un libro Raissa Alvear Contreras

Reseña de Un Libro

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Reseña del libro Residuos vidas desperdiciadas de Zygmunt Bauman

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MARGINACIÓN Y EXCLUSIÓN SOCIAL

“VIDAS DESPERDICIADAS”

Reseña de un libro

Raissa Alvear Contreras

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INTRODUCCIÓN

Nuestras vidas son los ríos

que van a dar en la mar,

que es el morir;

allí van los señoríos

derechos a se acabar

y consumir;

allí los ríos caudales,

allí los otros, medianos

y más chicos,

allegados, son iguales

los que viven por sus manos

y los ricos.

(Jorge Manrique, Coplas a la muerte de su padre)

A partir de la lectura de uno de los libros propuestos por el profesor de la asignatura,

elaboré una breve reseña consistente básicamente en la exposición y síntesis del libro

escogido, “Las vidas desperdiciadas: La modernidad y sus parias” de Zigmunt Bauman.

Esta exposición intenta situar el texto desde quién lo escribe y a quién va dirigido

(contexto), reconocer su estructura, exponer las ideas más importantes y finalmente

reflexionar acerca de los contenidos tratados en la lectura.

CONTEXTO

Vidas desperdiciadas: La modernidad y sus parias es una de la

obras del sociólogo polaco, filosofo, ensayista y profesor emérito de

la Universidad de Leeds, Zygmunt Bauman.

Conocido por acuñar el término, y desarrollar el concepto, de

“modernidad líquida”, Bauman ha centrado su estudio en

cuestiones tales como las clases sociales, el socialismo, el holocausto, la hermenéutica,

la modernidad y la posmodernidad, el consumismo, la globalización y la nueva pobreza

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convirtiéndose en un referente clave en al ámbito de la comunicación y las ciencias

sociales.

Dada la vinculación de Bauman al ámbito universitario y la investigación en su campo,

su público objetivo son, principalmente, estudiantes, profesores, catedráticos e

investigadores, así como profesionales de otras disciplinas vinculadas a su campo o

afines. Pese a lo anterior, la narración cuanto menos amena de Bauman en Vidas

Desperdiciadas despierta al lector de calle y le permite adentrarse en el mundo

moderno en el que actualmente vivimos, un mundo en el cual el afán por lo nuevo rige

a las distintas sociedades de manera compulsiva y despilfarradora, abriendo así la

conciencia de este ante la masificación de excedentes y residuos a través de una

suerte trabajo divulgativo, cercano a todo aquel que se interese por el comprender el

mundo que le rodea de la mano de un experto.

Enmarcado en el estudio de la naturaleza de la modernidad, Vidas desperdiciadas, da

cuenta del impacto de las transformaciones que se derivan del proceso de

modernización sobre la cultura y las políticas contemporáneas en las diferentes

regiones del mundo, y apunta un nuevo tipo de residuos, los humanos, exponiendo los

problemas existentes para hacer frente a dicho tipo de residuos, problemas que

aportan elementos claves al entendimiento de las particularidades del mundo moderno.

IDEAS PRINCIPALES

Partiendo de Las ciudades invisibles (1972) de Italo Calvino, Bauman nos introduce en

el planteamiento, según su análisis, de una consecuencia inevitable de la

modernización e inseparable de la modernidad, la producción de seres humanos

residuales (“los excedentes, superfluos, población no reconocida”). Estos “desechos

humanos” serían efectos secundarios principales de la construcción del orden, “cada

orden asigna a ciertas partes de la población existente el papel de ‘fuera del lugar’, ‘no

aptas’, ‘indeseables’” (Bauman, 2004:16), el progreso económico, que devalúa y

degrada los modos de “ganarse la vida” antes efectivos privando de sustento a ciertas

partes de la población, y la globalización.

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Tomando como referencia la generación X, la generación tras los baby boomers, la

generación de los idealistas y románticos de tiempos pasados, Bauman nos describe la

realidad actual de muchos países del globo, un panorama laboral desolador y un

preocupante desinterés por la creación de puestos de trabajo. Bauman hace mención

de esta generación en particular, generación que vio su ocaso en la generación

inmediatamente posterior (la llamada “generación y”) para ejemplificar a los

“náufragos abandonados en el vacío social, las victimas colaterales del progreso”

(Bauman, 2004:28), los rezagados que, fruto de la modernización económica, caen en

el olvido, la marginación, el residuo.

Bauman, señala que en el progreso no hay sitio para todos, es más, existe una suerte

de selección que deja a una amplia parte de la población excluida, ajena, cada vez más

con el paso de los años, a este progreso; esta población es incluida en la sociedad

siendo excluida. Basándose en las nociones de producto y residuo, y las características

intrínsecas a estas nociones, Bauman establece un paralelismo, producto entendido

como progreso y residuo como ser humano. Señala que en la construcción de orden,

es decir, el diseño de las ciudades y sociedades, y por tanto de las formas de

convivencia humana, se contempla de antemano un sector de la población como

residual, “ciertos seres humanos que ni encajan ni se les pueden encajar en la formas

diseñadas” (Bauman, 2004:46) pero que pese a lo anterior su existencia es tan

necesaria que sin que ellos la sociedad, tal y como la conocemos, no existiría. Si

hablamos de seres humanos como desechos estamos planteamos que existen

demasiado seres humanos, no obstante, si estos desechos humanos son necesarios,

¿dónde radica el problema de su existencia?, Bauman apunta que el problema está en

su “colocación”.

Nuestro planeta está lleno afirma, la población excedente incapaz de encontrar un

medio de sustento, dado el avasallador progreso económico, se ve forzada a moverse,

movimiento que se ve truncado por la falta de territorios carentes de administración

soberana abiertos a la colonización, espacios que permitan el asentamiento de esta

población “sobrante”, espacios que cumplan la función de “vertederos humanos”. Poco

queda ya de los recursos tecnológicos y militares que los países “desarrollados”

empleaban en la recolocación de sus excedentes residuales en países

“subdesarrollados. Estamos ante una superpoblación que crece sin medida en un

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mundo que, poco a poco y como resultado de la propagación global de la modernidad,

se va quedando sin recursos y medios adecuados para la subsistencia de las

poblaciones excedentes y a la vez, sin espacios para ubicar a dicha población.

La superpoblación supone además un problema derivado, el de la seguridad; mientras

más seamos, menos es la seguridad que se nos puede garantizar. Las condiciones de

incertidumbre y vulnerabilidad están presentes en nuestro mundo y, por tanto, no solo

afectan a los propósitos vitales de las masas excedentes, también afectan a las masas

de población considerada y enmarcada propiamente dentro de la sociedad. Estas

masas excedentes corresponden a un tipo concreto de residuos humanos, los residuos

de la globalización, residuos que son percibidos por la población no-residual como

enemigos de las formas de vidas que esta abraza así como de los valores e ideas que

defiende. Bauman señala que en base a la presencia de este tipo de residuos se ha

originado la famosa industria de la seguridad, industria de la que hacen gala y uso los

países “desarrollados” para la creación de temor entre la población con el único

objetivo de que sus habitantes no residuales sean conscientes de la existencia de una

inseguridad latente procedente de estos residuos y contra la que los Estados deben

enfrentar para garantizar el orden y la seguridad de sus apreciadas poblaciones.

Ante la ausencia de formas de “reciclaje” de estas poblaciones residuales, los residuos

humanos de los que habla Bauman, casi como los apestosos de Foucault, son

presentados a la población como una suerte de “peligro”, una “amenaza” de la cual los

Estados modernos si se pueden ocupar. Sirviéndose de la industria de la seguridad los

Estados sociales modernos pasan a ser Estados excluyentes sustentados en el control y

la vigilancia, desplazando las preocupaciones públicas y las salidas a la ansiedad

individual lejos de las raíces económicas y sociales del problema hacia preocupaciones

relativas a la seguridad personal (física).

Con este último apunte, enfocado ya en el individuo, Bauman pone sobre la mesa la

transitoriedad característica de la modernidad, la modernidad a la que él se refiere

como liquida. “Nada en el mundo está destinado a perdurar, y menos aún a durar para

siempre” (Bauman, 2004: 126), los que no son desechos hoy pueden serlo mañana.

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BREVE REFLEXIÓN FINAL

No mi opinión, no es posible evitar ver reflejada en las páginas de Vidas desperdiciadas

la precariedad de nuestra propia situación actual. Considerando la crisis económica

mundial que nos azota. ¿Qué pasa con los estudiantes altamente cualificados que no

encuentra lugar en la sociedad moderna? ¿Qué ocurre con los inmigrantes que buscan

mejorar sus condiciones de vida lejos de sus países de orígenes? ¿Qué sucede con las

poblaciones marginales de las ciudades que ven como sus entornos son ocupados día

sí y día también por caras nuevas? Bauman remueve, como poco, nuestra consciencia

en relación al sistema en el que vivimos y la sociedad en la que nos enmarcamos. Nos

enfrenta cara a cara al pensamiento de los seres humanos, los creadores del mundo tal

y como lo conocemos, los hacedores de grandes hazañas, los descubridores de

increíbles hallazgos, como desechos, desechos que algún día todos llegaremos a ser.

BIBLIOGRAFÍA

Fuentes web

- Zygmunt Bauman, Wikipedia, Fundación Wikimedia,

http://es.wikipedia.org/wiki/Zygmunt_Bauman