Reseña Nietzsche y La Psicología Profunda

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    El drama nietzscheano en Robert Pippin

    [The Nietzschean drama in Robert Pippin]

    MAR AP ALARADepartamento de HumanidadesUniversidad Autnoma Metropolitana-Unidad [email protected]

    No deja de resultar sorprendente para quienes han seguido la trayecto-ria de Robert Pippin (desde su interpretacin novedosa y muy cuidadade Hegel hasta este libro que hoy comento) el rango tan amplio de

    problemas y autores con los que este filsofo norteamericano ha lidia-do. Sirva como muestra de ello el libro Nietzsche, Psychology and First

    Philosophy, que acaba de aparecer en castellano.Tal vez habra que comenzar por advertir a los lectores que Pippin

    desarrolla su interpretacin desde una perspectiva nada convencional,y cuyas afinidades con la obra de Wittgenstein relativas a la visinde la psicologa y su relacin con la voluntad no son casualidad. Alleer a Nietzsche desde un ngulo que atiende lo que se muestra ensus silencios y en su estilo aforstico o ensaystico, Pippin elabora unainterpretacin segn la cual Nietzsche es creador de una teora de laaccin expresiva. As, esta lectura no slo se inspira en un paralelismocon el enfoque de Wittgenstein de la psicologa (tal como aparece en susreferencias a la psicologa en los aforismos 6.423 y 6.521 delTractatus1

    y en las Investigaciones filosficas),2 sino que tambin nos ofrece unateora de la accin que ha permanecido casi ignorada en los intentosanteriores por comprender la obra de Nietzsche.

    Pippin nos insta a que pensemos en un Nietzsche ms wittgenstei-

    niano porque el pensador viens advirti que la psicologa est ligada ala moral y que entre ambas puede pensarse la voluntad como un proce-so de autocreacin. Al utilizar la psicologa como una especie de medi-cina contra el fracaso de la metafsica y de la cultura, Pippin recupera

    1 Dice Wittgenstein en el aforismo 6.423: Vom Willen als dem Trger des Et-hischen kann nicht gesprochen werden. Und der Wille als Phnomen interessiertnur die Psychologie. [De la voluntad como sujeto de la tica no se puede hablar. Yla voluntad como fenmeno slo interesa a la psicologa.] Y en el aforismo 6.43:Wenn das gute oder bse Wollen die Welt ndert, so kann es nur die Grenzen

    der Welt ndern, nicht die Tatsachen [. . . ] [Si la voluntad buena o mala, cambiael mundo, slo puede cambiar los lmites del mundo, no los hechos [. . . ]]Cfr.Wittgenstein 1981.

    2 Wittgenstein 1988.

    Dinoia, volumen LX, nmero 75 (noviembre de 2015): pp. 141149.

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    la dimensin filosfica de un Nietzsche posmetafsico pero no desligadode la herencia de ciertos moralistas franceses. Para justificar esta posi-cin, el autor exige dejar a un lado las interpretaciones convencionalesque adoptan el sentido literal de las expresiones nietzscheanas paracuestionar lo que hay bajo los usos de ciertas metforas: el papel de lasimgenes y los tropos que precisamente han quedado ocultos tras losconceptos y las categoras que han hecho clebre a este autor. Las gran-des aportaciones que constituyen la teora sobre el poder, la conexinhistrica con el mtodo de la genealoga y el tema del cuestionamientode los valores tienen que complementarse ahora con una teora de laaccin expresiva que Pippin conecta con la teora nietzscheana de la

    psicologa.Pippin argumenta que Nietzsche se concentra en la dimensin psi-colgica para intentar comprender lo que ocurre cuando actuamos conbase en ciertos valores que expresan nuestros compromisos frente a la

    vida y qu clase de esfuerzo hay que construir para no perder el deseode ser agentes (de cierto tipo de acciones), aun a sabiendas de que esms que posible fracasar en el intento. Ms adelante, Pippin argumentaque la actitud negativa que Nietzsche defiende con su nihilismo puedecomprenderse mejor como una capacidad radicalmente crtica que per-

    mite evaluar distintos valores tomando primero una distancia crtica (laas llamada transvaloracin de los valores). Y ya que los compromisosnormativos que poseemos estn sujetos a cambios histricos, la psico-loga misma no puede apartarse de las coordenadas de esta dimensinhistrica, y por eso es necesario reconocer que, si hablamos de algo ascomo la voluntad o el poder, estamos ms bien refirindonos a unlogro histrico-conceptual, material y social. La autocomprensin nossita dentro de contextos histricos especficos, y es imposible separar-nos de la semntica histrica de los valores en cuestin a menos que

    seamos capaces de aceptar la medicina que supone la crtica radicalnegativa. Por ello, la teora de la accin de Nietzsche intentar sugerirque el agente es capaz de ejercer la ms radical de las autocrticas slocon la negatividad del cuestionamiento de todos los valores para aspoder aspirar a la libertad.

    Por lo tanto, el tema del poder no puede interpretarse simplementecomo un impulso bsico (externo o interno), sino como un proceso his-trico que muchas veces se convierte en algo radicalmente distinto delo que fue en su origen. Con la genealoga, Nietzsche tratara de cons-truir una especie de interpretacin histrico-conceptual sobre la luchaconstante por cuestionar y disputar por el sentido mismo del trminovoluntad.

    Dinoia, vol. LX, no. 75 (noviembre de 2015).

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    Pippin comienza entonces por criticar las interpretaciones que hanignorado esta dimensin en la obra nietzscheana, es decir, nos explicacmo una teora sobre el poder que bsicamente adquiri su signifi-cado como una lectura voluntarista de ese concepto es, ms bien, unainterpretacin anacrnica que los estudiosos de Nietzsche han construi-do pasando por alto el antecedente que supuso el esfuerzo del filso-fo que lo convirti en precursor de una teora psicolgica que guardacierto paralelismo con la revolucin freudiana. Al mismo tiempo, estasinterpretaciones anacrnicas ignoran otras influencias que fueron fun-damentales para Nietzsche en relacin con su concepto de voluntad yde accin.

    La interpretacin de Pippin recupera la forma ensaystica que cultivaNietzsche como la prueba irrefutable de la conexin interna que exis-te entre esa obra y los moralistas franceses como La Rochefoucalud,Pascal y, muy especialmente, Montaigne. Se tratara de plantear cmofue que Nietzsche quiso entender el escepticismo permanente de Mon-taigne ante la fragilidad y los fracasos humanos sin llegar a sumirseen la desesperacin pascaliana y a su eventual y trgica capitulacin.Por el contrario, Montaigne se mostr como alguien ferozmente hones-to, alegre de espritu y con la suficiente sabidura como para sentirse

    cmodo en este mundo (sich auf der Erde zu machen).3

    Sin embargo,para poder comprender cmo logr semejante proeza, Nietzsche ten-dr que retomar el cuidado o la preocupacin por el mundo (Sorge)con una vena ertica (el deseo), carnal y material. Y ste es el segundoargumento de la interpretacin de Pippin: se trata de describir a unNietzsche ms ligado no slo con la forma ensaystica de los moralistasfranceses, sino tambin con sus esfuerzos por transitar por espacios enlos que el proceso mismo de calibrar lo que importa en la vida no pue-de considerarse simplemente una tarea terica, sino que es, sobre todo,

    ertica. El corazn (y el eros) est tan comprometido con esta empresade la accin que ya nada es posible sin la dimensin vital del deseoy de la seduccin comprendidas en la voluntad. As, Pippin termina porafirmar lo siguiente:

    esta imagen brinda simultneamente la prioridad del tema psicolgico, lacentralidad del eros en esta afirmacin y la insuficiencia de la filosofa,as como la necesidad de escribir de forma diferente cuando ya uno se hadado cuenta de que esta insuficiencia ha ocurrido.4

    3 Pippin 2010, p. 11.4 Pippin 2010, p. 13.

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    Por ello, los filsofos, como los amantes, tendran que seducir, perojunto con ese esfuerzo por lograrlo estar siempre la posibilidad defallar o de no saber hacerlo bien, como los amantes torpes (clumsylovers).

    Si en la lectura convencional que se ha hecho de Nietzsche lo queaparece es la cuestin de que las mujeres son las que dominan porqueson ellas las que saben seducir, Pippin insiste en que esta versin noslo est incompleta, sino que, de hecho, es engaosa. Las imgenesdel eros y del corazn que Nietzsche utiliza de manera frecuente debenconectarse ms bien con la filosofa como una clase de amor tan erticoque casi podra sentirse como divinamente ertico.5 Contra la historia

    de Diotima y Scrates, el Nietzsche que busca el eros ligado a la accinahora se encarnar en la capacidad de ir ms all de las frustracionesy de saberse cmodo en la inestabilidad de los cambios histricos y dela evolucin semntica de los valores. ste es el modelo en la obra deMontaigne; de ah la capacidad de comprender que la actitud negativa(o el ascetismo) es la nica va que no teme a la transitoriedad de la

    vida y que puede encontrar la revancha contra el tiempo.6

    El tema del gran fracaso filosfico o la negatividad que Nietzscheaborda se ha denominado nihilismo. Sin embargo, segn Pippin en

    esto tambin hay que matizar, pues de lo que se trata es de retomar lafamosa apuesta pascaliana7 ahora enfocada en la capacidad de man-tener el deseo para posibilitar la accin, es decir, de poder situarse enla vida con la voluntad aun sabiendo que es posible fallar, pues unotiene que apostar por ella an cuando el fracaso sea ms que posible.

    As, el denominado problema de Montaigne se refiere entonces a laconciencia crtica e histrica que se ha radicalizado como autocrticaen la modernidad y que ha dado fin a la metafsica. Por ende, ya nopuede regresarse a los tiempos de Montaigne. Por lo tanto, nuestro au-

    tor insiste en que Nietzsche abordar el tema de la voluntad y el desu funcionamiento con la conexin entre la psicologa y la accin enconjunto como el gran tipo de proeza histrica de la que puede sercapaz el agente social.8 Esta teora de la accin intentar hallar unacombinacin especfica entre una alegra que se tamiza con la seriedad(ogravitas), es decir, con un tipo de pesimismo que es a la vez, una for-

    5 Pippin 2010, p. 16.6 Pippin 2010, p. 18.7

    Pascal sugera que era ms prudente no negar la existencia de Dios, porquesi exista nada podra pasarle a alguien que no lo neg, pero si lo negaba, podraesperar el castigo debido a su falta de fe.

    8 De ah la mala comprensin del aforismo Dios ha muerto.

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    taleza que permitira al agente soar sin tener que dormirse. Ah residela gran tensin o el dilema del eros y de su permanente insatisfaccin.

    As es que llegamos con la Modernidad a la famosa expresin nietzs-cheana Dios ha muerto. El fin del relato metafsico es la muerte delrelato moderno de la filosofa. Este diagnstico negativo nietzscheanose expresa mejor con la descripcin que hace de la culpabilidad narcisis-ta (judeo-cristiana) y su blanco es crtico porque es teatral y desmenuzala autosatisfecha pose del supuesto libre pensador ilustrado como unacaricatura que debe olvidarse. Para Nietzsche, el instinto de libertadreside en la capacidad para resistir y en convertir a la voluntad delpoder en la dimensin historizada de la crtica negativa ms radical.

    Para exorcizar ese fracaso es necesaria una teora de la accin, pero lapsicologa de Nietzsche parte de una forma muy diversa de comprenderal agente, pues son sus acciones lo que cuenta y no su justificacin. Lafamosa expresin de que Prometeo cre la luz al desearla contiene elncleo de esta teora. Somos lo que hacemos. As llegamos al argumen-to central del libro con la afirmacin que enuncia que, para Nietzsche,la accin lo es todo.9 El trabajo de Pippin como intrprete ser proble-matizar la necesidad de destruir las formas convencionales con las quetendemos a pensar en el agente de la accin ligado a los antecendentes

    de ella: sus intenciones, sus creencias, sus valores, la disponibilidad delsujeto y de su voluntad. Para Nietzsche, no hay ningn substrato detrsde la accin; esa idea es solo una ficcin. Se trata entonces de una teo-ra de la accin expresiva contraria a toda teora ligada a la causalidadintencional.

    El argumento crtico de Pippin es que Nietzsche no puede separarsetan fcilmente de la relacin didica entre el agente y su accin, puesaun la nocin de expresin presupone una comprensin de cmo elautor puede encarnarse en su acto. Para el filsofo norteamericano saes la clave del problema nietzscheano. Dicha accin no es cualquieraccin, sino la accin de un agente en particular. Y la dificultad estribaentonces en cmo comprender la relacin entre el agente y su accinsin caer en causalismos. La respuesta de Nietzsche sera plantear quees posible comprender esta forma de accin si uno se remite a cmo lamadre queda reencarnada en la figura del hijo, pero sabiendo que elhijo es independiente de ella una vez que ha nacido. Sin embargo, paraPippin sta es la dimensin ms problemtica de Nietzsche, pues aun

    aceptando que es posible una teora de la accin expresiva, existen otras9 Das Tun ist alles, Pippin 2010, p. 97. En la versin de Pablo Loza se traduce

    como el obrar lo es todo.

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    dimensiones de la accin que no pueden soslayarse, tales como el temade la responsabilidad. Sin embargo, para Nietzsche la inseparabilidaddel agente y de sus actos se expresa mejor en la capacidad del poeta deproducir un buen poema. Si erra en ello, no se trata del fracaso desus intenciones, sino de lo que l es capaz de hacer porque eso esprecisamente lo que lo define.

    Curiosamente, Hannah Arendt retoma esta concepcin nietzschea-na de la inseparabilidad de la accin del agente en su polmica obra

    Eichmann in Jerusalem: A Report on the Banality of Evil.10 A pesar deque ha sido muy mal comprendido, en la primera parte de ese libro

    Arendt excluye las intenciones del agente (Eichmann)11 y propone la

    consideracin de la incapacidad del agente de calibrar sus acciones porfalta de juicio (sin que ello deslegitimara la decisin de los jueces decondenarlo). Sus actos fueron los que dieron el peso a la ley para poderestablecer su culpabilidad y la condena responda a ello. Quiz lo msinteresante de esta conexin entre Arendt y Nietzsche sea que ambasposiciones presentan una versin expresiva de la accin. Sin embar-go, Arendt pensaba que esa concepcin debera complementarse conuna teora de la responsabilidad ligada al juicio, y sa parece ser lagran diferencia entre ambos. Esta perspectiva de la responsabilidad no

    se le escapa a Pippin cuando cita en un pie de pgina la cuestin decmo la responsabilidad legal ha resuelto el problema del agente y susintenciones.12 La ley en ciertas versiones considera que no importanlas intenciones, sino la responsabilidad de los agentes (es decir, lo quese juzga ya ha ocurrido ).13 Pippin profundiza mejor la ambicin deNietzsche y por ello intenta encontrar la forma en la que el filsofoalemn puede proponer su teora de la accin recurriendo a Spinoza,para quien la contemplacin de algo que ha ido mal slo puede permi-tirle al actor exclamar algo as como esto no tuvo que haber ocurrido(expresin que, curiosamente, tambin se halla en la obra de Arendtcuando trata sobre el tema histrico de Auschwitz)14. Es ms bien ladecepcin y la tristeza las que reemplazan a la culpa en la teora de la

    10Arendt 1992.11 Segn Arendt: En el juicio estn sus actos, no el sufrimiento de los judos, no

    el pueblo alemn o la humanidad, ni siquiera el antisemitismo o el racismo (latraduccin es ma).Cfr. Arendt 1992, p. 5.

    12Vase Pippin 2010, p. 76 (la cita a pie de pgina es la ms instructiva de las

    dudas de Pippin). Vanse tambin las citas de la p. 80 donde Pippin discute elsentido de responsabilidad.13 Pippin 2010, p. 81.14Arendt 1994, p. 308.

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    accin de Nietzsche. Para este pensador, el autoconocimiento no puedeser observacional, sino que es interpretativo, es decir, lo que importa escmo se describen las acciones que ya han ocurrido, cmo se interpretael sentido de stas como algo histrico, cambiante y falible. Cualquierficcin con la que intentemos justificar nuestras acciones ser razonableslo a la luz de cmo esas acciones abren o no las posibilidades de unfuturo y por ello adquieren su sentido. De esta forma, la cuestin de laaccin tendr que correlacionarse con una comunidad histrica y consus juicios a posteriori. De nuevo parece desprenderse de esta interpre-tacin de Pippin muchas similitudes con el proyecto de Arendt, aunquePippin lo relaciona ms bien con el de Hegel. La diferencia entre am-

    bos autores Nietzsche y Arendt estriba en que mientras que paraNietzsche dominar y empoderarse consisten en adoptar nuevas reinter-pretaciones que ganan traccin en el sentido de convertirse en signifi-cativas para la comunidad y por eso se abren al futuro, para Arendt,esas significaciones histricas y contextuales de las acciones expresivastendrn que poder convertirse en parte de los juicios reflexivos de lacomunidad poltica (aun sin la participacin posterior del actor perocon la posibilidad de cuestionar si el juicio del actor pudo ser adecuadoo errado). Por eso, Arendt elige este camino apelando a la creatividad

    de los autores e historiadores que son los que realmente pueden captarmejor el sentido de las acciones pasadas de otros agentes con sus relatoshistricos o literarios.15 Sin embargo, Nietzsche se resiste a concebir deesta forma a la accin porque incluye una clase de separacin a pos-teriorientre el agente y su accin. En la interpretacin de Pippin, steafirma que Nietzsche rehye todas estas formas de considerar la accin,y lo que aparece en su lugar es esta gran tensin sobre la fragilidad detoda norma humana y la enorme gama de fracasos con las que nosenfrentamos. Es un proceso que contempla una dialctica fuerte entre

    la afirmacin de la voluntad de poder y su negacin, algo as como eltener y no tener. Contrariamente a Arendt, para quien la comunidades determinante para juzgar (e interpretar) las acciones humanas, la

    versin concluyente de Pippin sobre Nietzsche se halla ms cercana a lateora de madurez de la ltima etapa de Michel Foucault,16 para quienel poder como el resistir son expresiones de la libertad y ambas son

    15 Para Arendt, quien defenda una perspectiva sociolgica de la accin, sta nopoda pensarse como si perteneciera al actor, quien nunca saba el fin de antemano

    ni sus consecuencias. Lo nico a lo que poda aspirar sera a iniciar la accin; deah su valor o coraje y por eso es tambin una teora expresiva de la accin. VaseArendt 1958, p. 186.

    16Vase Foucault 1988.

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    empresas individuales autoafirmativas. Sin embargo, para Nietzsche loparadjico es que el logro del agente requiere de una clase especialde autorrelacin intencional con los actos propios, la cual comprendetanto una actitud afirmativa como su potencial de insatisfaccin. Setrata de un estado de extrema tensin, y por eso Pippin afirma en estelibro, contradiciendo a los intrpretes habituales de Nietzsche, que la

    voluntad de poder no tiene que ver con la nocin de poder tradicional,pues se tratara ms bien de ser indiferente a ese poder y de lograras sobreponerse a la radical autoconciencia del posible fracaso de laaccin exorcizando la inmovilidad. Y claro, slo los bermenschensonlos sujetos capaces de convertirse en este tipo agentes.

    Es indudable que este libro de Pippin es un intento de dejar atrs ellegado de Hegel y de traernos al presente a un Nietzsche que puedapermitirnos acometer la urgente tarea de problematizar una teora dela accin que pueda servirnos para los retos de la vida contempor-nea. Y para ello es necesario recalibrar el papel de la psicologa y elde la voluntad. Sin embargo, esta interpretacin no pretende evitar lastensiones internas de la propia teora y por ello resulta importante laconexin que Pippin establece entre Nietzsche y Montaigne y los otrosmoralistas franceses. As pues, el Nietzsche de Pippin tratara de recu-

    perar al legado moderno por otra va que la que utiliza Hegel y que hoyda parece imposible. De ah que, como en el ejemplo de la escalerade Wittgenstein, una vez que se ha logrado subir y podemos percibircon Nietzsche el fracaso de la filosofa, hemos tambin de desecharla yabocarnos a construir una teora de la accin que nos permita franquearla inmovilidad a la que el pesimismo tiende a inducirnos.

    BIBLIOGRAFA

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    Pippin, R.B., 2010,Nietzsche, Psychology and First Philosophy, The University ofChicago Press, Chicago/Londres. Versin en castellano:Nietzsche, la psicolo-ga y la filosofa primera, trad. P. Lazo Briones, Paradiso Editores/UniversidadIberoamericana, Mxico.

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    Wittgenstein, L. 1981, Tractatus Logico-Philosophicus, trad. E. Tierno Galvn,Alianza Editorial, Madrid [1a. ed.: 1921].

    , 1988,Investigaciones filosficas, versin bilinge y trad. A. Garca Surez

    y Ulises Moulines, Instituto de Investigaciones Filosficas-UNAM/EditorialCrtica, Barcelona [1a. ed.: 1953].

    Recibido el 8 de abril de 2015; aceptado el 24 de agosto de 2015.

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