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Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=297124024008 Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Sistema de Información Científica Callejo, Javier Reseña de "Pourquoi Bourdieu" de NATALIE HEINICH. y "Bourdieu" de MARIE-ANNE LESCOURRET. EMPIRIA. Revista de Metodología de las Ciencias Sociales, núm. 16, julio-diciembre, 2008, pp. 185-189 Facultad de Ciencias Políticas y Sociología España ¿Cómo citar? Número completo Más información del artículo Página de la revista EMPIRIA. Revista de Metodología de las Ciencias Sociales, ISSN (Versión impresa): 1139-5737 [email protected] Facultad de Ciencias Políticas y Sociología España www.redalyc.org Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

Reseñas_sobre Vida de PBourdieu

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Bourdieu

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Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=297124024008

Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal

Sistema de Información Científica

Callejo, Javier

Reseña de "Pourquoi Bourdieu" de NATALIE HEINICH. y "Bourdieu" de MARIE-ANNE LESCOURRET.

EMPIRIA. Revista de Metodología de las Ciencias Sociales, núm. 16, julio-diciembre, 2008, pp. 185-189

Facultad de Ciencias Políticas y Sociología

España

¿Cómo citar? Número completo Más información del artículo Página de la revista

EMPIRIA. Revista de Metodología de las

Ciencias Sociales,

ISSN (Versión impresa): 1139-5737

[email protected]

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EMPIRIA. Revista de Metodología de Ciencias Sociales. N.o 16, julio-diciembre, 2008, pp. 185-202.ISSN: 1139-5737

Dos textos biográficos sobre Bourdieuque señalan el mantenimiento del atracti-vo del sociólogo francés en su sociedado, al menos, en el campo editorial o inte-lectual, como seguramente le gustaría a élmismo encuadrar este acontecimiento.Hay bastante de inconsciente colectivonacional que busca anclajes, referencias,en tal enganche, que ya empieza a ser ob-sesivo, con el autor. Inconsciente integra-do en un movimiento pendular entre ellloro por el padre fuerte perdido, conabundantes dosis de sentimiento de cul-pabilidad, y la demanda de sustitutos quesigan haciendo de Francia la referenciacuando se trata de hablar de pensamiento.Traer una biografía a una revista de

metodología puede resultar extraño, másallá del potencial abordaje de ambos tex-tos como concreción de prácticas de in-vestigación social biográficas o docu-mentales. Aquí el caso es distinto, puesninguno de los textos se presenta comoinvestigación empírica, aun cuando losdos contengan sendas investigaciones demás que suficiente calidad.Tampoco cabe irse aquí al polo opues-

to: a la búsqueda de una especie de «caraoculta» de la figura enfocada. Ningún

margen dan las páginas de los dos librospara que corra el cotilleo. La informaciónaportada se nutre de documentos públi-cos: libros y artículos, incluyendo los delpropio Bourdieu, entrevistas periodísti-cas, películas e intervenciones televisivasy radiofónicas. A lo sumo, en el de Hei-nich, la interpretación de algunos en-cuentros personales con quien fue su di-rector de tesis. Poco «oculto» puedehaber en tal material para satisfacer la po-sible ansiedad morbosa, siempre existen-te ante los nombres públicos en una so-ciedad que ha hecho del consumo devidas privadas ajenas, sólo por el hechode ser reconocidas, uno de sus síntomas.Aun cuando, hay que reconocer que, enalguien que ha reivindicado constante-mente la fusión y la coherencia entre po-siciones y opciones personales y posicio-nes y opciones de su pensamiento y sobresus objetos de investigación, se echan demenos mayores incursiones esa parte me-nos conocido. Algo se apunta cuando sedejan caer algunas contradicciones: la fe-roz crítica al proceso de socializaciónnormaliano (de la École normale supé-rieure) y el paso de sus hijos por la insti-tución. Otras quedan, al menos de mo-

NATALIE HEINICH (2007), Pourquoi Bourdieu, París, Gallimard,2007, 188 pp.

MARIE-ANNE LESCOURRET (2008), Bourdieu, París, Flammarion,538 pp.

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mento, en la buena sombra de sus allega-dos. Pero, mientras se expone la vincula-ción entre la relación personal con losmedios de comunicación y su pública de-nuncia de éstos, especialmente de la tele-visión ¿por qué, por ejemplo, dejar a unlado la relación concreta y vital con lasmujeres en general y con su esposa enparticular del autor de La dominaciónmasculina, texto que, por otro lado, deja aun lado la abundante tradición feminis-ta?Nuestras dos biógrafas, aun recono-

ciendo el atractivo físico y personal delautor para las mujeres, guardan silenciosobre la cuestión. Y así ocurre con otrasanexas: ¿cuál fue la relación de Bourdieucon el trabajo doméstico y de reproduc-ción en su propia familia? ¿cómo quedaimbricada su vida personal con su vidaprofesional cuando comparte su existen-cia con esposa e hijos? Aspectos tal vezsólo producto del referido morbo, perode los que extraña su ausencia cuando,especialmente en el libro de Lescourret,se subraya el fuerte vínculo entre opcio-nes personales e intelectuales.Ausentes los polos intrametodológico

y extrametodológico, la pertinencia detraer aquí estos dos títulos deriva de unapregunta: ¿qué lugar ocupan las opcio-nes metodológicas en las biografías deBourdieu? Es bastante sabido en la pro-fesión que el sociólogo francés rechazóser considerado como metodólogo. In-cluso llamó la atención sobre los exce-sos de una concepción normativa de lametodología, acusada, con razón, de ale-jarse de la práctica y la realidad empírica,imponiendo así unas reglas abstractas acosta de distanciarse de los objetos in-vestigados. Pero también puede conside-rarse cierto que parecía sentirse más agusto cerca de unas posiciones y prácti-cas metodológicas que de otras, como sederiva de las acusaciones al cuantitativis-mo dominante en la sociología norteame-ricana o el más habitual uso de prácticas,

como la entrevista, que intentan entrar enel mundo de vida y sentido de los sujetosobservados; o la concepción del ejerci-cio de la observación como un ejerciciode violencia simbólica y dominación so-bre los observados, aun cuando con dis-tinta concreción en función de la prácticade investigación seleccionada y el especí-fico uso de la misma.Heinich encuadra a Bourdieu desde la

teoría del carisma y la sociología webe-riana del poder, aun cuando retomandotambién conceptos del propio autor fran-cés, como el de campo. Algo que le llevaa preguntarse, subrayando su carácter re-flexivo, cuál es el lugar del carisma en elcampo intelectual, francés e internacio-nal. Es el lugar del Bourdieu profeta, delBourdivin, el profeta de la desgracia y eldesencanto. De hecho, el primer capítuloempieza subrayando el carisma de nues-tro autor, dibujando ya lo que va a ser lalínea principal del conjunto de la obra:una biografía-bibliografía-autobiografía,en la que la vida y obra de Bourdieu setrazan a partir de los encuentros perso-nales y la incorporación personal queHeinich hizo de quien fue su director detesis. Se obtiene así un enfoque en primerplano.Se cuenta la historia en clave del atrac-

tivo que le generaba Bourdieu, de cómola forma de ver las cosas, se convierte enla forma de ver el mundo por parte desus seguidores. Durante la mayor partedel texto, ella se sitúa en el lugar legiti-mado de la víctima. Pero, como al finalreconoce, ella fue a Bourdieu, siendoacogida por este supuesto teólogo dog-mático, como le llega a denominar.La vida de Bourdieu, según Heinich,

es un proyecto político incoherente o co-herente sólo por la posición crítica. Poruna negación continua de todo, inscritacomo opción personal de concurrir en uncampo tan competitivo como es el inte-lectual. Desde este punto de vista, Bour-dieu llega a la sociología en general y a la

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sociología crítica en especial desde la po-lítica, desde sus particulares intereses po-líticos. La biografía es la narración delprogresivo uso y abuso del discurso so-ciológico por parte del discurso políticobourdiano: un intento de izquierda cientí-fica que, a su vez, arremete contra el dis-curso científico.Un Bourdieu en pos del poder y opor-

tunista, que se suma a la crítica a los me-dios de comunicación y a la dominaciónmasculina cuando es consciente de quees el momento en que el gran público estápreparado. Por lo que, al menos, habríaque reconocerle un gran olfato, cosa quela autora sólo hace a medias, subrayandola gran capacidad intelectual e inteligen-cia, de esa que capacita para una airosasupervivencia cotidiana, del sociólogofrancés. Pero se subraya aún más la ima-gen de un siniestro y retorcido Bourdieu,pertrechado de la retórica del doble dis-curso. Perspectiva que se aprovecha paraatacar directamente al conjunto del pen-samiento crítico, incluyendo, claro está,la sociología crítica, dando cita en estaquema de brujas a Verdès-Leroux (Le Sa-vant et la Politique) y Ferry y Renaut (LaPenée 68).La relación con la metodología en tan

pérfida trayectoria de Bourdieu es de in-clusión instrumental en su acceso al po-der. Ocupa un lugar central en el doblediscurso bourdiano. Cuando apuntala susintereses políticos, la correlación estadís-tica llega a tener la misma función que larevelación de Freud sobre la sexualidad(pág. 160). Cuando no, la aproximacióncuantitativa se convierte en ejercicio sinreflexión epistemológica. Por un lado, lametodología sirve para dotar de aparien-cia científica a una sociología empíricaque intenta alejarse del denominado im-perialismo de la filosofía. Por el otro, talpráctica de resistencia se hace con el avaldel filósofo Bachelard.La opción por la entrevista cualitativa

en un texto, como La miseria del mundo,

destinado a llevar a Bourdieu al gran pú-blico es estratégica. Se requiere una prác-tica potente desde el punto de vista de lailustración inmediata de las propias posi-ciones, fácil de entender por una audien-cia no especializada, lejos del lenguajede las correlaciones y el análisis multi-variante, tan querido en obras como Ladistinción. En manos de Heinich, La mi-seria del mundo se convierte en reivin-dicación de clases medias a través de unaintelectualidad precaria, víctima de la in-flación de títulos universitarios y una fe-roz concurrencia en su campo.Se dan diversas vueltas de tuerca en

una imagen cínica de Bourdieu. Unas ve-ces apoyadas en experiencias personales,en cómo daba la razón a varios, aun cuan-do estuviesen en clara contraposición,sólo por conveniencia. Otras, en el propioanálisis del campo intelectual. Así, el in-terés bourdiano por la cultura, subrayadocomo lugar de dominación, es una tomade posición frente a la saturada reivindi-cación sesentayochista de la cultura o elarte. Cada opción, se convierte en pasoestratégico para llegar a lo más alto en elcampo intelectual. La supuesta aperturadel producto teórico de Bourdieu no esmás que táctica defensiva contra las críti-cas, jugando siempre en la ambivalencia:frente a los idealistas, determinismo;frente a los deterministas, el lugar del su-jeto. El sociólogo francés habría practi-cado la técnica del doble discurso duran-te toda su vida. Un doble discurso que,como todo monstruo, tiene varias formasde presentarse: contradicción, doble ne-gación, duplicación y contra-performati-vidad (hacer lo contrario de lo que se diceque debe hacerse) son las que analizaHeinich en clave de renegación. Es labiografía redactada por un renegado.Biografía dirigida al gran público,

Bourdieu de Marie-Anne Lescourret, pu-blicada en la popular colección GrandesBiographies, de la editorial Flammarion,es de las que ocupan lugar preferente en

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los expositores de novedades editorialesde las librerías más comerciales o menosespecializadas. Circunstancia que obliga aun texto menos especializado, más cen-trado en el hombre público que en el in-vestigador social; pero, también, a un len-guaje más directo y, por qué ocultarlo,más ameno, que hace que el libro casi sedevore, a pesar de constituir un menú decuatrocientas cincuenta páginas de conte-nido sustancial, dejando a un lado las re-ferencias, y de que abundan las repeti-ciones para permitir la mejor fijación deun supuesto lector medio francés, comoson las relativas a las relaciones con elpanteón de pensadores franceses. Así, sonvarias las referencias a la relación con lafigura de Sastre, a la compleja vincula-ción con Aron, a la afinidad intelectualcon Foucault o las amistosas conexionescon Derrida, por poner sólo unos ejem-plos.Si Heinich juega a ponerse en primera

persona, Lescourret claramente marcadistancias «objetivistas», en un intento deretórica de la evaluación: el ejercicio dedescripción de la vida de Bourdieu parecedestinado ha realizar tal evaluación. Aúnmás, tal vez subyazca la intención de quesea el propio lector el que juzgue al per-sonaje, pues aquí el sociólogo adquierelas características de un personaje.Una distancia inicial en la obra y en

cada capítulo. Cada fase de la vida deBourdieu se convierte en un contexto enel que es finalmente situado. Empiezanpor descripciones sintéticas, a veces de-masiado simples, de los distintos contex-tos: el rural del origen, la enseñanza se-cundaria interna, la Escuela NormalSuperior, Argelia, la sociología francesa,la universidad francesa, Mayo del 68, elcontexto emocional de la propia familia,etc. Primero se sitúan los otros persona-jes: breves notas sobre sus padres, suscompañeros, sus tutores, sus apoyos, suscompañeros. Hasta terminar, en cada unode los puntos, con la figura de Bourdieu.

Así, poco a poco y como en espiral, loque lleva a las mencionadas repeticiones.Desarrollo que nos lleva desde el preso-ciólogo al hombre público, pasando porel sociólogo.Ambos títulos concretan el síntoma

biográfico de una sociedad, como acerta-damente lo llaman José Miguel Marinas yCristina Santamarina (La historia oral:métodos y experiencias). Al poner sufoco sobre un sociólogo, nos ponen a lavista elementos para analizar la propiaconstrucción y estructura del campo dela disciplina, de la sociología. De lo quees nuestro campo en la actualidad y, den-tro del mismo, del papel que desempeñala metodología: sus opciones, sus pro-puestas, su profundización. Seguramenteno serán los últimos títulos en introdu-cirnos en la vida de Bourdieu. Tampocohan sido los primeros, en una serie queinauguró el propio Bourdieu, pues su bi-bliografía está nutridamente poblada deauto-biografía: desde algunas páginas deLe sens pratique (El sentido práctico),hasta la póstuma Esquise pour une auto-analyse (Autoanálisis de un sociólogo),pasando por Méditations pacaliennes(Meditaciones pascalianas) o Science dela science et réflexivité (El oficio de cien-tífico. Ciencia de la ciencia y reflexivi-dad). Difícil interpretar a quien realizósu biografía y, así, hizo su propia inter-pretación; mientras que, a la vez, senten-ció el género biográfico a la categoría dede una especial ficción: aquella que sitúael personaje como concreción de la de-terminación de la sociedad, de maneraque lo que socialmente se ha sido deter-mina lo que se puede ser.¿Sólo un síntoma de una sociedad ex-

cepcionalmente abierta a las trayectoriasindividuales? ¿De qué puede ser síntomapara el cuerpo hace tiempo enfermo dela sociología? La fijación en Bourdieupuede ser el canto agónico de la discipli-na. La necesidad de un clavo ardiendocon el que seguir teniendo presencia pú-

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blica. Aun cuando fuese de manera ins-trumental, supo inscribir el discurso so-ciológico en el discurso político, principalfuerza para institucionalizar la discipli-na, como se supo ver desde Durkheim.Más allá del mayor o menor glamour

del intelectual, sobre la figura de este au-tor se cierra un debate circular sobre laposibilidad de supervivencia de la disci-plina sin asumir el determinismo de la

sociedad, como lo asumía nuestro autorfrente al relativismo postmoderno. Conla desaparición de Pierre Bourdieu, comoapunta Heinich en su epílogo, nos queda-mos un poco huérfanos de ese padre se-vero que nos hacía fuertes. Tras él, el te-mor de quedar subsumidos en la farfollaculturalista.

Javier Callejo

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