Residuos de una batalla intelectual

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Jaime osorio

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  • V. rEsiDUOs DE Una arDUa BaTaLLa inTELECTUaL y POLTiCa

    introdUccin

    Sihayalgunareflexinquelascienciassocialeslatinoamericanaspuedenpresentar como algo original y sustantivo son las propuestas tericas que se gestaron en torno a los problemas del subdesarrollo y la dependencia. En ambos casos se llegaron a constituir paradigmas.1 sin embargo, a pesar de su riqueza esas propuestas han sido relegadas en los debates de las ciencias sociales de la dcada de 1980 debido fundamentalmente a la influenciaqueloscambiospolticosocurridosenAmricaLatinaejercieronen la investigacin social.2

    a continuacin se exponen las nociones que a nuestro juicio constituyen los principales paradigmas en que aquellos aportes cristalizaron. Cabe sealar que cuando nos referimos al paradigma del subdesarrollo estamos considerando la obra de la cepal,particularmentelagestadaentrefinalesde la dcada de 1940 y comienzos de la dcada de 1960, periodo en el que ral Prebisch ocup la direccin de ese organismo.3

    ninguna nueva teora arranca de cero. siempre existe un clima inte-lectual que hace posible que ciertas formulaciones ya existentes en un momentoespecficoyenlaplumadedeterminadoautoralcancenunacristalizacin que marca de manera clara una ruptura con las visiones prevalecientes y abre nuevas perspectivas de anlisis. Este papel le co-rrespondi a Prebisch respecto a la teora del subdesarrollo.

    1 asumimos la visin de Thomas s. Kuhn en torno a la nocin de paradigma en tanto realizacionescientficasuniversalmentereconocidasque,duranteciertotiempo,propor-cionanmodelosdeproblemasysolucionesaunacomunidadcientfica,enLa estructura de las revoluciones cientficas, p. 13.

    2 abordamos este asunto en el siguiente captulo del presente libro.3 El periodo aqu considerado corresponde a la segunda y tercera etapas, dentro de las

    cinco que Prebisch reconoce en su itinerario intelectual. Vase ral Prebisch Cinco etapas de mi pensamiento sobre el desarrollo, en Comercio Exterior.

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    Muchasdesuspropuestasinicialessufrieronmodificacionesconelpasodel tiempo y en debate con otras propuestas, en particular con la teora de la dependencia, lo que no slo propici cambios en la visin cepaliana sobre el subdesarrollo4 sino mutaciones en las propias categoras que rebasaron el campo interpretativo en el que emergieron.

    Cuando hablamos del paradigma de la dependencia, hacemos nfasis en la obra en donde el tema alcanza su mayor madurez, Dialctica de la dependencia (1973), de ruy mauro marini junto a otros escritos suyos posteriores.5 al igual que Prebisch este autor recoge una serie de pro-puestas, rearticulndolas, reformulndolas y aadindoles la impronta de su orginal interpretacin, amn de gestar nuevas categoras, todo lo cual le permite alcanzar la ms elaborada y seria interpretacin de la especificidaddelcapitalismolatinoamericano.

    En esta exposicin se incluyen aspectos que van ms all de los seala-mientos de estos autores y que forman parte de lo que considero resultados fundamentales de las discusiones que produjeron, los que siguen vigentes en la investigacin sobre la regin.

    1 . la relacin centro-periferia

    Esta nocin sintetiza una de las dos principales propuestas de la cepal sobre el subdesarrollo. se encuentra presente en los planteamientos de Fernand Braudel6 y ms tarde en los de immanuel Wallerstein,7 autores cuyos trabajos principales son posteriores a los de Prebisch.8 segn Joseph Hodara, autor de uno de los trabajos ms eruditos sobre el pensamiento

    4 Una revisin de los cambios del paradigma de la cepal puede verse en J. Hodara, Prebisch y la cePal; adolfo Gurrieri, La economa poltica de ral Prebisch en La obra de Prebisch en la cePal; ral Prebisch, Cinco etapas de mi pensamiento sobre el desarrollo, en Comercio Exterior; Jaime Estay reino, La concepcin inicial de ral Prebisch y sus transformaciones, en La teora social latinoamericana.

    5 De sus escritos posteriores, vase en particular Las razones del neodesarrollismo, que es la respuesta a la crtica de Fernando Henrique Cardoso en colaboracin con Jos serra titulada Las desventuras de la dialctica de la dependencia. Tambin vase Plusvala extraordinaria y acumulacin de capital.

    6 Por ejemplo, en La dinmica del capitalismo.7 Vase El moderno sistema mundial.8 Prebisch utiliza los trminos centros y periferias desde 1946, antes de su ingreso a

    la cepal, en 1949. Vase Octavio rodrguez, La teora del subdesarrollo de la cePal, p. 22.

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    de Prebisch,9 la nocin de periferia es tomada por ste de trabajos del economista alemn Ernst Wagemann (formado en Chile). En su libro Estructura y ritmo de la economa mundial, publicado en alemn en 1932 y en espaol al ao siguiente, Wagemann establece una tipologa de zonas econmicas en la que distingue zonas acapitalistas (no mo-netarias, en donde incluye frica y asia), neocapitalistas (sudamrica), semicapitalistas (un tipo superior al anterior) y supercapitalistas (Europa occidental y Estados Unidos), y explica que en los pases semicapitalistas se observa con frecuencia una ms intensa condensacin de capital que en las comarcas perifricas [...] a menos que en stas se instalen economas de enclave.10

    Cualquiera que sea su origen, lo que nos importa destacar es que la nocincentro-periferiapusodemanifiesto,enprimerlugar,quelaecono-ma internacional es un campo de interrelaciones que tienen incidencia en las formas de desarrollo o subdesarrollo de las economas que parti-cipan en l; en segundo lugar, que es un campo heterogneo de fuerzas en el que hay economas que tienen la capacidad de imponer reglas, los centros, que hacen prevalecer sobre otras, las perifricas; en tercer lugar, estas ideas permitieron cuestionar el presupuesto de que en la economa mundial reinara una homogeneidad estructural en la que slo existiran diferencias de grado o de etapas de desarrollo entre las naciones y, finalmenteyaenotrosautores,quelaeconomamundialcapitalistaes estructuralmente heterognea y tiende a reproducir esa heterogeneidad, expresada justamente en centros y periferias.

    ms all de los lmites que inicialmente Prebisch le otorg a estos trminos, la idea de centros y periferias en la teora de la dependencia apunta a caracterizar la asimetra prevaleciente en las relaciones eco-nmicas internacionales entre naciones y regiones. Pero la conclusin ms importante que se desprende de esta caracterizacin es que el subdesarrollo y el desarrollo no se explican simplemente por despojos de unas economas y regiones a otras, como lleg a formular la teora de la cepal (y Dussel ambrosini posteriormente), sino porque internamente se crean formas de reproduccin del capital que generan dependencia

    9 Vase Prebisch y la cePal, al cual seguimos en esta parte.10 EltrminoperifricaserefiereenWagemannauntipodezonaeconmicaespecfica

    asimilable al tipo acapitalista. advirtase la utilizacin de la nocin de enclave, que consideraremos en pginas siguientes.

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    en unas y desarrollo en otras. Una condicin de posibilidad para el funcionamiento de este sistema de relaciones econmicas asimtricas es la existencia de capitales, clases sociales, espacios nacionales y regionalesenlaperiferiaquesebeneficiandeestasituacindebidoasuarticulacinconelcapitalcentral(loquenoexcluyeconflictosconste), el cual a su vez genera mecanismos que reproducen tanto esa relacincomolapropiaconfiguracininternaquelecorrespondecomocentro del sistema.

    Para negar la pertinencia de los trminos de centros y periferias, uno de los argumentos ms socorridos por autores recientes es que en la periferia se han creado ncleos avanzados de produccin y de consumo que no tendran nada que envidiar a los del centro, mientras que en las regiones centrales han aparecido bolsones de miseria que se asemejan en mucho a la pobreza de las regiones perifricas, as como talleres donde se explota a los obreros de nueva york o Pars que pueden rivalizar con los de Hong Kong y manila.11 Estaramos entonces en una suerte de revoltijo tal que continuamente hallamos el Primer mundo en el Terce-ro [y]elTerceroenelPrimero.Endefinitiva,habrandesaparecidolosreferentes diferenciadores entre ellos.12

    Las estadsticas, sin embargo, sealan que la mundializacin no ha puestofinalosprocesosdelosquedancuentalasnocionesdecentroyperiferia. Por el contrario, se han acentuado. La transferencia de valo-res de las naciones y regiones subdesarrolladas al mundo central se ha incrementado, sea por el intercambio desigual, sea por pago de intere-ses, transferencia de ganancias de empresas a sus casas matrices en el mundo desarrollado, etctera,13 y se ha ensanchado la brecha entre el mundo desarrollado y el mundo perifrico.14

    11 Este es uno de los argumentos principales de michael Hardt y antonio negri en Imperio, p. 307.

    12 Ibid., p. 14.13 Por ejemplo, entre 1976 y 1997 amrica Latina tribut a otras regiones poco ms de

    dos millones de millones en concepto de transferencia de excedentes [] con el pago de ser-vicios de la deuda, prdidas por intercambios, fuga de capitales, utilidades netas remitidas, errores y omisiones. John saxe-Fernndez y James Petras, Globalizacin, imperialismo y clase social, pp. 111-112.

    14 El pib per cpita mundial era de 2 mil 114 dlares en 1950 y pas a 5 mil 709 dlares en 1998. mientras en Europa Occidental en este lapso pasa de 4 mil 594 a 17 mil 921 dlares y en Estados Unidos, australia, nueva Zelandia y Canad lo hace de 9 mil 288 a 26 mil

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    Por otra parte, los movimientos mundiales de valores y capitales mues-tran que stos tienden a ser apropiados por empresas multinacionales y bancos con sedes matrices ubicadas en las naciones y regiones del mundo central. no hay, por tanto, como algunos suponen, una red indetermi-nada de valores y capitales que se mueven y circulan sin localizaciones establecidas.15 a la hora de sacar cuentas el poder econmico tiende a concentrarseenespaciosgeogrficosespecficos,primordialmenteEstadosUnidos, pases de la antigua Europa occidental y Japn.16

    aunque es inherente al capitalismo explotar y generar riqueza y pobreza de manera simultnea en todos los rincones del planeta, hay diferencias no slo de grado, sino de cualidad entre las regiones centrales y las peri-fricas. El capital se reproduce de maneras diferenciadas en unas y otras.17 La presencia de unos cuantos malls,pormssofisticadosquesean,of-bricas de punta en la periferia, no permite suponer que ya desapareci el subdesarrollo,nimodificalapolarizacindelareproduccindelcapitalencentros y regiones dependientes con nuevos desequilibrios. De igual forma, la presencia de zonas de hambre y pobreza en las regiones centrales no las convierte en periferia o en no-centros.

    no es casual el auge de propuestas como las de Hardt y negri en tiem-pos de mundializacin impulsada por el gran capital.18 Es necesario revivir las viejas ideas de que los centros y las periferias, el imperialismo y la dependencia no slo son fenmenos desligados sino resultado del esfuerzo

    146 dlares per cpita, en amrica Latina y el Caribe slo se eleva de 2 mil 544 a 5 mil 795 dlares. cepal, Globalizacin y desarrollo, p. 79.

    15 Es la misma imagen que se utiliza en el campo de las comunicaciones: una red inde-terminada, sin centros, en donde simplemente circula informacin. Vase, por ejemplo, de manuel Castells, La era de la infomacin. nada se dice del peso en la generacin y decisin de lo que es noticia de los centros hegemnicos.

    16 Estados Unidos cuenta con 45% de las mayores empresas transnacionales, seguido de Europa occidental con 28% y asia (particularmente Japn) con 18% . Entre los 10 principales bancos del mundo, Estados Unidos controla 60%, Europa 30 y Japn 10%. Financial Times, 27 de mayo 2004. Citado en James Petras, La base econmica del poder imperial, La Jornada, mxico, 21 de agosto de 2004.

    17 Vanse al respecto los incisos 5 y 6 del presente captulo, as como el inciso 3 del captulo iv del presente libro.

    18 La gestacin de una soberana supranacional sin fronteras, sin centros, desterritoria-lizada, es la novedad del imperio que imaginan Hardt y negri, y lo necesario para una propuesta poltica que reivindica la multitud nmada, en xodo. La idea de Estados-nacin se presenta como un obstculo para las batallas que se dirimirn en el no-lugar.

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    de unos pueblos y de la falta de empeo y de reformas de otros.19 importa diluir las relaciones econmicas asimtricas y los mecanismos y sujetos sociales locales que inciden en la reproduccin de tales condiciones.

    La concepcin centro-periferia obliga a mirar los procesos mencionados en la interrelacin que constituye a la economa mundial capitalista y en las particularidades internas que se establecen en cada pas y regin. Esta perspectiva apunta en direccin contraria a la mirada que el capital transnacional propone en su proyecto de mundializacin.

    2 . el deterioro de los trminos de intercambio

    Con la formulacin de su tesis sobre el deterioro de los trminos de in-tercambio,20 Prebisch y la cepal rompieron con los planteamientos de la teora clsica del comercio internacional y sus posibles efectos en el desarrollo econmico.21 Hoy se dice fcil, pero en su tiempo este plantea-miento implic caminar en sentido contrario a las visiones prevalecientes en la academia y en los organismos internacionales, a uno de los cuales la cepal, Prebisch se encontraba adscrito.

    El deterioro de los trminos de intercambio fue la frmula que sirvi para demostrar una modalidad de transferencia de recursos de la periferia alcentroysignificponerendiscusin,ahoradesdecorrientestericasnomarxistas, el hecho de que las historias del desarrollo y del subdesarrollo son una sola, la del capitalismo como sistema mundial.

    Lateoraclsicadelcomerciointernacionalafirmaquelasecono-mas deben sustentar su produccin y sus exportaciones en la espe-cializacin productiva de aquellos bienes primarios, secundarios o terciarios en los que se tiene ventajas comparativas en el comercio internacional. sobre esta base se produce un reparto equitativo de beneficios entre las economas nacionales, lo que permite que todas

    19 Esta nocin remite a la teora de las etapas del crecimiento. Vase su formulacin clsica en Walt Whitman rostow, Las etapas del crecimiento econmico.

    20 Para Hodara, las nociones de Prebisch sobre el tema se encuentran inicialmente planteadas en los trabajos del economista rumano m. manoilesco, en una obra publicada en francs en 1929 y en ingls en 1931.Vase J. Hodara, Prebisch y la cePal, p. 137.

    21 Esta ruptura, a juicio de marini, constituye la contribucin ms importante de la ce-pal. Vase r.m. marini, La crisis del desarrollismo, en La teora social latinoamericana, p. 140.

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    cuenten con condiciones ptimas para su desarrollo.22 Esto implicaba que amrica Latina deba seguir especializndose en la produccin de materias primas y alimentos, en tanto el mundo industrial deba hacerlo en bienes secundarios.

    Prebisch demostr la falacia de este dogma sealando que en el mediano y largo plazos, los precios de las materias primas tienden a caer frente a losdelosbienesmanufacturados.Deahquesepuedaafirmarque,bajolas normas que rigen actualmente el comercio internacional, los pases pe-rifricos no slo no han recibido parte del fruto de la mayor productividad industrial, sino que no han podido retener para s el provecho de su propio progreso tcnico.23 En otras palabras, las leyes del comercio internacional permiten la transferencia de valores de la periferia al centro.

    Esto sucede porque en los periodos de recesin econmica, los precios de las materias primas y alimentos tienden a caer ms abruptamente y de manera ms persistente que los de los bienes industriales. Este deterioro relativo de los precios de las materias primas no se contrarresta con las alzas de precios que se producen en las pocas de bonanza, y adems se agrava segn esta visin debido a que en los periodos de recesin la poblacin obrera de los centros, al estar mejor organizada que la de la periferia, ofrece ms resistencia al deterioro de sus salarios, lo cual presiona a la baja sobre aquellos precios.24

    22 aprovechar las ventajas comparativas en el comercio internacional constituye hoy unade las justificacionespara impulsarelnuevopatrnexportadordeespecializacinproductiva en la regin. En la historia se repite como comedia lo que fue una vieja tragedia, al decir de marx.

    23 ral Prebisch, Estudio Econmico de Amrica Latina, 1949, p. 49. 24 Estas constituyen a juicio de Octavio rodrguez dos de las versiones cepalinas

    la de los ciclos y la contable de la tesis del deterioro en los trminos de intercambio. Existeunaterceraindustrializacin,queafirmaquelainexistenciadeunsectorin-dustrial en la periferia limita la oferta de empleos, lo cual propicia el aumento del exceso de trabajo en los sectores primario y terciario, con los consecuentes efectos negativos en la productividad y en los salarios, todo lo cual obstaculiza la elevacin de la productividad y la expansin del mercado interno. Vase, Octavio rodrguez, La teora del subdesarrollo de la cePal. Vale sealar contra la formulacin prebischiana que en el mundo central los salarios ms elevados no se explican en lo sustancial porque los trabajadores estn mejor organizados, sino como consecuencia de factores estructurales de otra naturaleza, como la mayor productividad y la apropiacin de valores que realiza el capital desde la periferia. Los peores salarios en la periferia se explicaran tambin de ese modo y no como efecto de la falta de organizacin.

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    De esta forma, si en el tiempo a se intercambiaba el equivalente a 10 toneladas de trigo (de la periferia) por un tractor (del centro), en el tiem-po B se requieren 15 toneladas de trigo para acceder al mismo tractor. La fuerza econmica que otorga la mayor productividad y los adelantos tecnolgicos que facilitan la produccin de bienes que las economas peri-fricas no pueden producir permite a las economas desarrolladas imponer precios por encima del valor, apropindose as de valor producido por los trabajadores de las economas perifricas.

    Esta interpretacin propuesta por el paradigma del subdesarrollo pue-deparecerinsuficiente,peroestoesloquenosinteresadestacarabrelaspuertasparaunareflexindevitalsignificacinsobrelasituacindeamrica Latina en los siguientes puntos:

    En las relaciones comerciales yfinancieras entrenaciones existenmecanismos que permiten la transferencia de valor de la periferia alcentro,loscualessevanmodificando,conloquealgunosasumenpreeminencia sobre otros en diversos momentos histricos. Entre esosmecanismospodemosmencionar lafijacindetasasde intersinternacionales; transferencias por pago de intereses sobre la deuda externa; imposicin de precios por gozar de condiciones monoplicas, sea en productos industriales, conocimientos, etctera; mecanismos de subvencin de precios para provocar la quiebra de productores en la periferia y posterior alza de precios en el centro; remisin de ganancias desde plantas subsedes ubicadas en pases dependientes a las casas matrices ubicadas en el centro imperial, etctera.

    Esta transferencia se produce porque existen elementos estructurales en el centro y la periferia que lo permiten, ms all de los factores coyunturales que los precipitan.

    Esto remite a la necesidad de hurgar en los elementos internos de las economas y en lo que aqu nos ocupa, de amrica Latina para comprender la naturaleza de estos procesos. En otras palabras, no basta con considerar slo el comercio internacional; es necesario analizar la estructura y dinmica de las economas que se interrelacionan en este proceso.

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    3 . la nocin de dependencia

    Como sucede en toda revolucin terica, el problema de la dependencia era abordado con grados diversos de desarrollo desde mucho antes de alcanzar su expresin madura en el ensayo Dialctica de la dependencia de ruy mauro marini.

    El olvido de este proceso lleva a muchos analistas de la teora de la dependencia a perder de vista las necesarias diferencias entre los autores y los cortes tericos y metodolgicos que el mismo implic. as, agrupan equivocadamente, por ejemplo, a Osvaldo sunkel, Fernando Henrique Car-doso, andr Gunder Frank, Theotonio Dos santos y ruy mauro marini.

    a lo ms distinguen algunas diferencias de matiz entre ellos, pero en el fondo se asume que constituyen una unidad sin distinciones cualitati-vasbajoelcalificativodedependentistas.Deestaforma,soncriticadosen bloque atribuyndole al conjunto proposiciones que slo pertenecen a ciertos autores.

    En sus formulaciones maduras, el concepto de dependencia alude a una forma particular de desarrollo capitalista caracterizada por rasgos estructuralesespecficosdelmodoenquesereproduceelcapital,enpar-ticular la explotacin redoblada o superexplotacin y la ruptura en el ciclo del capital. Veamos enseguida en qu consisten estos rasgos.

    4 . la eXplotacin redoblada o sUpereXplotacin de la fUerza de trabajo

    Loquedefinelaesenciadelcapitalismodependienteeslaexplotacinredo-blada o superexplotacin de la fuerza de trabajo, trmino que da cuenta de los mecanismos mediante los cuales se viola sistemticamente el valor de esta fuerza. En los debates sobre este concepto han surgido equvocos que podran haberse evitado.25 sin embargo, tambin ha generado fuertes discusiones el papel central que se le asigna en la propuesta de marini:

    25 ya que superexplotacin parece sealar simplemente ms explotacin. Pero se puede explotar ms a los obreros sin superexplotarlos, elevando la productividad del trabajo pero no la intensidad ni la duracin de la jornada laboral en las ramas productoras de bienes salarios, lo que permite reducir el tiempo de trabajo necesario. superexplotar la fuerza de trabajo es entonces explotarla ms de una manera particular: violando el valor de la fuerza de trabajo, lo que conduce a poner en entredicho la vida de los trabajadores.

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    la acumulacin dependiente reposa en la superexplotacin del trabajo.26 Tambin son polmicas las derivaciones polticas de esta propuesta en la medida en que implica que la dependencia reposa en la agudizacin de la tendencia del capital a poner en cuestin la vida misma (de los trabajadores) por lo que deja sin sustento las propuestas que pretenden reformar este capitalismo para hacerlo menos salvaje, menos precario, ms humano, civilizarlo, etctera.

    El modo en que amrica Latina se inserta en el mercado mundial, en tanto productora de metales preciosos, materias primas y alimentos, dio lugar a una economa que desde sus orgenes pudo prescindir de la capacidad de consumo de los trabajadores en tanto esos productos se destinaban a mercados externos.27

    sobre esta base, en la reproduccin del capital, el consumo de la po-blacin trabajadora tiene una importancia secundaria para la realizacin de la produccin local, lo cual favorece la transformacin de una parte significativadelfondodeconsumodelosobrerosenfondodeacumulacindel capital.

    antes de abordar las formas que puede asumir la superexplotacin del trabajo, cabe hacer algunos sealamientos sobre el valor de la fuerza de trabajoconelfindelograrunamejorcomprensindelasmismas.

    4.1. Breve excurso sobre el valor de la fuerza de trabajo

    marx distingue el valor diario y el valor total de la fuerza de trabajo. Este ltimo abarca el total de vida til del trabajador o el conjunto de das en que el poseedor de la fuerza de trabajo puede venderla en el mercado como una mercanca en condiciones normales, adems del tiempo de vida en el que ya no participar en la produccin (o aos de retiro).

    26 Mariniafirmaqueelfundamentodeladependenciaeslasuperexplotacindeltraba-jo. Dialctica de la dependencia, p. 101. Debe llamarse la atencin en que en este tipo de afirmacionesseponedemanifiestoqueladependenciaesfundamentalmenteunfenmenointerno.

    27 El actual patrn de reproduccin del capital exportador de especializacin productiva en amrica Latina tiende a acentuar esta vieja tendencia estructural del capitalismo de-pendiente. Vase el captulo iX de este libro.

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    El valor total de la fuerza de trabajo determina su valor diario. a ello alude marx cuando indica que el valor de un da de fuerza de trabajo est calculado [] sobre su duracin normal media o sobre la duracin normal de la vida de un obrero y sobre el desgaste normal medio.28

    El valor diario de la fuerza de trabajo se debe calcular entonces considerando un determinado tiempo de vida til de los trabajadores y de vida promedio total de acuerdo con las condiciones imperantes en la poca. Los avances en la medicina han permitido elevar la esperanza de vida y por lo tanto prolongar el tiempo de vida productiva y de vida total. si un individuo puede laborar 30 aos en condiciones normales, el pago diario de su fuerza de trabajo debe permitirle reproducirse de tal forma que pueda presentarse en el mercado laboral durante 30 aos y vivir un determinado monto de aos de retiro en condiciones normales.

    Unsalarioinsuficienteounprocesodetrabajoconsobredesgaste(seaporlaprolongacindelajornadalaboral,seaporlaintensificacindeltrabajo) acortaran el tiempo de vida til y de vida total del obrero. De esta manera el capitalista se estara apropiando hoy de aos futuros de trabajo y de vida de dicho trabajador.29 En este caso, si el salario permanece constante, estamos frente a una superexplotacin del trabajo en tanto el capitalista paga un salario inferior al valor de la fuerza de trabajo que est consumiendo.

    Es importante tener en cuenta que el pago de la fuerza de trabajo por su valor no implica nicamente que el obrero reciba una cantidad de dinero equivalente a dicho valor. El trabajador debe poder acceder al conjunto de condiciones que son indispensables para producir y reproducir su

    28 K. marx, El capital, t. i, p. 440 (cursivas mas). marx reitera esta idea cuando indica: sabemos que el valor diario de la fuerza de trabajo se calcula tomando como base una determinada duracin de vida del obrero, ibid, p. 451 (cursivas mas).

    29 Bajo la forma del discurso de un obrero a un capitalista, marx plantea esta situacin: Calculando que el periodo normal de vida de un obrero medio que trabaje racionalmente es de 30 aos, tendremos que el valor diario de mi fuerza de trabajo, que t me abonas un

    da con otro, representa a 1365 30

    , o sea 110 950

    de su valor total. Pero si dejo que la

    consumas en 10 aos y me abones 1

    10 950 en vez de

    13 650

    de su valor total, resultar

    que slo me pagas 1/3 de su valor diario robndome, por tanto, 2/3 diarios del valor de mi mercanca. Es como si pagases la fuerza de trabajo de un da empleando la de tres. marx, El capital, p. 180.

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    fuerza de trabajo, y el salario es una de ellas pero no la nica. El tiempo de descanso, por ejemplo, es tambin imprescindible.

    Silajornadadetrabajoseprolongaoseintensifica,apesardequese paguen horas extras o un salario ms elevado por incrementos en la cantidad de las mercancas producidas, terminar reduciendo la vida til y el tiempo de vida total. Ello es as porque si bien el obrero podr acceder a la cantidad necesaria (e incluso mayor) de medios de vida que permiten su reproduccin, puede ser que no disponga del descanso necesario para reponer el desgaste fsico y mental de largas o intensas jornadas. En este caso el salario adicional slo compensa una parte de los aos futuros de vida del obrero que se apropia el capitalista durante jornadas extenuantes o de trabajo redoblado.

    Una vez determinado el tiempo de vida til y de vida media total de los trabajadores, de acuerdo con las condiciones mdico-sociales imperantes, es posible calcular el valor diario de la fuerza de trabajo, cuyo pago debe hacer posible la reproduccin diaria de la fuerza de trabajo en condiciones normales durante dicho tiempo de vida media.

    El valor diario de la fuerza de trabajo se determina por el valor de los medios de vida cuyo consumo diario permita asegurar la subsistencia y reproduccin de su poseedor, en tanto ste pueda satisfacer sus necesida-des de alimentacin, vestido, vivenda, educacin, salud, etctera.

    Laubicacingeogrfica influyeen ladeterminacindelvalorde lafuerza de trabajo, ya que las particularidades climticas determinan las necesidadesespecficas.As,porejemplo,eltipodealimentacin,abrigo,vivienda,etctera,difieredeunazonadeclimafrorespectoaotradeclima tropical.

    Tambin hay grandes diferencias debido a la educacin, la cultura y las costumbres que existen en los distintos pases y regiones. En una cultura sustentadaenelmaz,porejemplo,lasnecesidadesalimentariasdifierenobviamente de aquellas otras sustentadas en el trigo o en el arroz.

    adems, las necesidades bsicas de la poblacin trabajadora en un mismopasnosonlasmismashoyendaqueafinalesdelsigloXiX o a comienzos del siglo XX . La radio, el refrigerador o el televisor, por ejemplo, son en nuestro tiempo satisfactores bsicos.

    La reproduccin de los trabajadores que incluye la formacin de las nuevas generaciones y por lo tanto la reproduccin de la familia obrera no puede ser calculada como la suma de montos determina-

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    dos de caloras, protenas y vitaminas que se encuentran en cualquier bien,comosisetrataradelareproduccinmeramentefisiolgicadeganado o de animales de carga. En la determinacin de las necesidades humanas existen elementos histricos y morales que hacen que esas caloras, vitaminas y protenas esten contenidas en aquellos alimentos que constituyen parte de la cultura y de la historia alimentaria de un pueblo.

    El desarrollo material de la sociedad y de las necesidades sociales van convirtiendo a los medios que las satisfacen en bienes necesarios. Por ello no implica ninguna contradiccin el hecho de que en barriadas urbanas pobres se multipliquen las antenas de televisin a pesar de que sus habi-tantes no cuenten con los alimentos bsicos. Lo que debe sorprender no son las antenas sino que a estas alturas del desarrollo societal existan personas que no pueden contar con los bienes materiales bsicos propios de la poca en la que viven y satisfacer al mismo tiempo el resto de sus necesidadesdemanerasuficiente.

    El incremento del nmero y la diversidad de bienes necesarios que propicia el desarrollo histrico presiona hacia la elevacin del valor de la fuerza de trabajo, pero el incremento de la productividad y el conse-cuenteabaratamientodelasmercancasengeneralinfluyenensentidocontrario.

    4.2. Sobre las formas de superexplotacin de la fuerza de trabajo

    La superexplotacin del trabajo puede adoptar tres formas bsicas: en primer lugar, mediante la compra de la fuerza de trabajo por un salario inferior a su valor, es decir, pagando por ella menos de lo necesario para que se reproduzca en condiciones normales. Este mecanismo opera en la esfera de la circulacin de las mercancas, por lo que no se le puede detectar en la esfera de la produccin. Esta forma, en la que el capital viola directamente el valor diario de la fuerza de trabajo, es la ms burda y notoria.

    Una segunda forma en la que el capital puede violar el valor de la fuerza de trabajo se basa en la prolongacin anormal de la jornada labo-ral. Cualquier incremento en la cantidad de trabajo del obrero implica un acortamiento de su tiempo de vida til y si su salario no se incrementa

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    enmedidasuficienteparacompensaresedesgaste,elcapitalseestarapropiando de aos futuros de trabajo y de vida del obrero, es decir, lo estar superexplotando.

    al prolongar la jornada permaneciendo constante el salario el capital consume hoy jornadas futuras de trabajo. Pero aun suponiendo que el obrero perciba un salario mayor, existe un lmite ms all del cual no logra resarcir el desgaste fsico que provocan las horas extras de trabajo.30 En otras palabras, bajo esta forma el capital viola el valor de la fuerza de trabajo al apropiarse de aos de vida futuros del obrero, los cuales no son compensados por el salario diario que corresponde a un desgaste normal, ni por pagos extraordinarios que como ocurre por lo general no per-miten reponer el desgaste real de la fuerza de trabajo.

    Esta forma de superexplotacin slo es posible percibirla pasando de la circulacin esfera en donde se compra-vende la fuerza de traba-jo a la produccin en donde la fuerza de trabajo es utilizada. La prolongacin de la jornada laboral es, de acuerdo con marx, la forma fundamental de produccin de plusvala absoluta. no es difcil percibir cmo esta forma de superexplotacin puede combinarse con la anterior, pues los bajos salarios obligan al trabajador a estar dispuesto a realizar horasextrasensujornadaconelfindeobtenerunsalarioquelepermitasatisfacer sus necesidades, que a su vez aumentarn debido al mayor desgaste que implica esta prolongacin de la jornada laboral.

    Laltimaformadelasuperexplotacinsebasaenlaintensificacindeltrabajo. si, al igual que en el caso anterior, suponemos que al momento de la compra-venta de la fuerza de trabajo se respeta su valor diario, el aumento de la intensidad del trabajo tambin provoca mayor desgaste del trabajador y, por tanto, menos aos de vida til. Tambin en este caso existe un punto en donde los incrementos salariales no permiten resarcir eldesgastequeprovocalaintensificacindelajornadalaboral.

    El incremento de la intensidad del trabajo permite una modalidad de superexplotacin en la que se combinan formas de extraccin de plusvala relativa y de plusvala absoluta. Generalmente esta modalidad va asociada

    30 Hasta cierto punto cabe compensar el desgaste mayor de la fuerza de trabajo que necesariamente supone toda prolongacin de la jornada aumentando al mismo tiempo la remuneracin. Pero, rebasado ese punto, el desgaste crece en progresin geomtrica, des-truyendo al mismo tiempo las condiciones normales de reproduccin y de funcionamiento de la fuerza de trabajo. C. marx, El capital, t. i, p. 441 (cursivas mas).

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    al aumento de la productividad del trabajo, esto es, a un aumento de la masa de productos que se generan como consecuencia de la introduccin de adelantos tecnolgicos. Dichos adelantos, que debieran propiciar ese incremento de valores de uso sobre la base de un menor desgaste de los productores, son utilizados por el capital para acelerar el ritmo de trabajo y disminuir los tiempos muertos y la porosidad de trabajo.31

    El pago de un salario por debajo del valor de la fuerza de trabajo, la prolongacindelajornadalaboralylaintensificacindeltrabajosearti-culangenerandounaestructuraespecficaenlaquetiendeapredominarunouotrodeestosexpedientesdeacuerdoconlascondicionesespecficasen que se efecta el proceso de produccin. as, por ejemplo, en las indus-trias ms atrasadas tendern a predominar los dos primeros, en tanto laintensificacindeltrabajoserfundamentalenaquellossectoresdelaproduccin que funcionen en condiciones de ms alto nivel tecnolgico. Pero, endefinitiva, la relacin capital-trabajoen cualquierprocesodeproduccin estar atravesada y articulada por la disposicin a redoblar la explotacin del trabajo. as, la tendencia a la depreciacin del salario presente en el conjunto de la economa afectar a los trabajadores que laboran en las industrias ms avanzadas. Del mismo modo, afectar a los trabajadoresdelasindustriasmsatrasadaslatendenciaaintensificarel trabajo en las industrias ms desarrolladas, multiplicando las fuerzas que apuntan a expulsar trabajadores del proceso de produccin, lo que presionar a la baja el nivel general de los salarios y el incremento de las jornadas en todas las ramas de la produccin. Estas tendencias son inherentes a la produccin capitalista en general, pero en las economas dependientes tienen efectos particularmente brutales en las condiciones de existencia de toda la poblacin obrera.

    Como hemos sealado, el desarrollo social trae aparejada la incorpora-cin de nuevos bienes al consumo normal de los trabajadores, como puede ser la radio, la televisin, refrigeradores, etctera. El avance tecnolgico y de la productividad hacen posible que estos bienes puedan convertirse

    31 Alintensificareltrabajo,elcapitalimpone[]undesgaste mayor de trabajo durante el mismo tiempo, una tensin redoblada de la fuerza de trabajo, tupiendo ms densamente los poros del tiempo de trabajo, es decir, obligando al obrero a condensar el trabajo en un grado que slo es posible sostener durante una jornada de trabajo corta. C. marx, El capital, t. i, pp. 336-337 (cursivas en el original).

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    enbienessalariosenlamedidaqueabaratansuprecioymasificansuconsumo.

    En este sentido, el valor de la fuerza de trabajo se ve permanentemente remecido por un proceso contradictorio. Por un lado, tiende a aumentar la masa de bienes que lo conforman y esto presiona para elevar su valor. Por otro, la creciente productividad limita ese incremento al abaratar el precio de los nuevos bienes salarios. La superexplotacin del trabajo no implica necesariamente por tanto, que los trabajadores consuman cada vez menos como en la pauperizacin absoluta sino que consuman una masa de bienes inferior a la que es necesaria para reproducir la fuerza de trabajo en condiciones normales en un determinado momento histrico.

    Como el aumento de la intensidad del trabajo est asociado al desarrollo tcnico, se puede entender que la superexplotacin tampoco es exclusiva de las condiciones ms atrasadas de la produccin capitalista. Por el con-trario, sta puede ir paralela con la introduccin de mayores adelantos tecnolgicos y con formas avanzadas de organizacin del trabajo.32

    La superexplotacin del trabajo tambin caracteriza las formas bru-tales en que el capital depreda a la fuerza de trabajo en los actuales tiempos de mundializacin. Estas formas, encubiertas bajo categoras comoprecariedadlaboral,flexibilidad,informalidad,trabajosucioyotros,corresponden a tendencias que atraviesan estructuralmente el capitalismo mundial y de la zona en particular y no a circunstancias coyunturales. Esa tendencia se har ms virulenta en unos tiempos (como los de crisis, por ejemplo) y morigerada en otros, pero opera de manera regular en las economas dependientes, con efectos en el conjunto de la reproduccin del capital en stas.

    5 . rUptUra del ciclo del capital

    Encadaeconomacapitalistaelcapitaladoptadiversasformasespecficaspara moverse a travs de las esferas de la produccin y de la circulacin. Cuando esos movimientos se repiten, el ciclo del capital va dejando huellas

    32 Para un anlisis ms completo de estos problemas, vanse el apartado ii de Dialctica de la dependencia (En torno a Dialctica de la dependencia); la polmica de marini con Fernan-do Enrique Cardoso y Jos serra, en Revista Mexicana de Sociologa, ao Xl, vol. Xl, nmero extraordinario, y mi resea crtica en el Addendum a la Tercera parte del presente libro.

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    que es posible rastrear y que proporcionan informacin privilegiada para analizar las caractersticas del modo en que se reproduce.

    El ciclo del capital en el capitalismo latinoamericano presenta rupturas en distintos momentos que no permiten la adecuacin entre la esfera de la produccin y la de la circulacin y hace que stas tiendan a mantenerse desarticuladas de manera permanente. Esto quiere decir que en el capi-talismo dependiente la produccin ms dinmica tiene poco que ver con la demanda de consumo de los sectores sociales que trabajan.

    En la etapa del patrn agro-minero exportador esta ruptura era incluso geogrficayexterior.Lasmateriasprimasylosalimentosgeneradosenamrica Latina estaban destinados a los mercados europeos o de Estados Unidos. Esto permita a las clases dominantes aprovechar la condicin de productores de los trabajadores mas no la de consumidores, lo que favo-reca mecanismos de acumulacin sustentados en la superexplotacin del trabajo,coneldenominadorcomndesalariosinsuficientesparacubrirlas necesidades bsicas de los trabajadores.

    Una vez que la industrializacin ha madurado, este desfase se produce de manera interna, al erigirse como ejes de la acumulacin las lneas de produccin dinmicas que se orientan a satisfacer la demanda de la esfera alta del consumo local y relegando aquellas ramas o empresas que produ-cen para el mercado constituido por la demanda de los trabajadores.

    Dentro de los parmetros del nuevo patrn exportador que prevalece a finalesdelsigloXX, nuevamente la ruptura del ciclo del capital se expresa entrminosgeogrficoscuandolosmercadosexternosseconviertenenelsector privilegiado de la nueva economa en desmedro del mercado interno y en particular de la esfera baja del consumo. De ah la violenta reduccin de los salarios reales y el incremento del desempleo y del pauperismo.

    5.1. Explotacin redoblada y mundializacin

    En la actual etapa de mundializacin la explotacin redoblada del tra-bajo ya no slo opera en el mundo dependiente sino que se ha extendido en el sistema mundial capitalista, afectando no slo a los trabajadores migrantes en el mundo central, como ocurra en periodos previos, sino tambin a capas trabajadoras cada vez ms amplias de los mismos pases centrales.

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    sin embargo, la superexplotacin del trabajo tiene efectos econmicos distintos en la forma en que el capital se reproduce. La expansin de la explotacin redoblada del trabajo en el mundo imperial opera bsicamente sobrelabasedelaintensificacindeltrabajoydeprosperarlosproyectosque ya se anuncian en la Unin Europea33 mediante la prolongacin de la jornada laboral, agudizndose la compra-venta de la fuerza de trabajo por debajo de su valor en los segmentos ms desprotegidos de la poblacin trabajadora, ah donde se concentran mayoritariamente los migrantes legales e ilegales y los trabajadores semiactivos de la poblacin local.

    Comohemosvisto,elpredominiodelaintensificacinylaprolongacinde la jornada acortan la vida til de los trabajadores. Pero al no ir acom-paadas estas medidas de una reduccin drstica del salario, el poder de consumo de los trabajadores sometidos a estas formas de explotacin redobladanodecaesignificativamenteypuedenmantenerunpapelac-tivo en el mercado.34 as, la esfera de la produccin, incluidas las ramas dinmicas, no se desliga de la demanda de los trabajadores que se expresa en la circulacin de las mercancas.

    En el mundo dependiente todas las formas de la explotacin redoblada del trabajo se han agudizado, principalmente mediante el derrumbe de los salarios por debajo del valor de la fuerza de trabajo en el momento de la compra-venta de esta mercanca, lo que alienta a su vez la prolongacin de la jornada. sin embargo, ciertas capas asalariadas estn siendo incor-poradas al consumo por la va de crditos en un nuevo movimiento del capital que antes de la crisis pareca haber descubierto en franjas populares de bajos ingresos un potencial de consumo que hasta ahora haba despreciado.35 Pero como los ingresos de los nuevos sujetos de crdito son

    33 En 2007 y 2008 se discuta en la Unin Europea la extensin de la jornada de trabajo de 40 a 60 horas semanales. aunque la duracin de la vida til de los trabajadores se ver seriamente reducida, en los pases centrales parecen predominar las formas de superex-plotacin del trabajo que no afectan el nivel de consumo de los trabajadores con excepcin de situaciones de crisis como la que se vive a partir de 2008.

    34 Esto es posible siempre que no se presente una recesin econmica prolongada lo que ya ocurri en 2008.

    35 En los ltimos aos los bancos y los gobiernos de la regin, apoyados en estudios de organismos internacionales, como el bid, promuevan polticas que les permitan hacerse de las remesas que envan a sus hogares los migrantes, por lo general para cubrir necesi-dades bsicas, pero cuya suma global anual constituye montos cuantiosos. En mxico, por ejemplo, dichas remesas conforman la segunda fuente de ingresos de la economa, slo por debajo de las que proviene del petrleo. asimismo, hasta antes de la crisis, aumentaba la

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    bajos, slo pueden adquirir nuevos bienes, sean aparatos electrnicos ms sofisticadoseinclusoautos,acostadenosatisfacernecesidadesbsicasen materia de salud, educacin y alimentacin. En otro nivel se reproduce el cuadro que se perciba en las dcadas de 1960 y 1970 en las afueras de las grandes ciudades latinoamericanas, en donde junto al hacinamiento de viviendas precarias se multiplicaban las antenas de televisin. La presin social de poseer un televisor pona a este valor de uso en los primeros lugares de consumo de familias con escasos recursos que, sin embargo, dejaban otras necesidades bsicas sin satisfacer. El bajo nivel de los salarios impeda acceder al conjunto de bienes que permitieran la reproduccin normal de la fuerza de trabajo.

    6 . formas de insercin de amrica latina al mercado mUndial

    El estudio de las formas como los pases latinoamericanos se insertan en los circuitos del capitalismo es una base para comprender las carac-tersticas que asumen la economa, el Estado y las clases sociales en la regin.

    6.1. Economas de enclave y de control nacional

    En el patrn agro-minero exportador, Cardoso y Faletto distinguen dos formas de relaciones bsicas con el mercado mundial a partir del tipo de propiedad de los principales rubros de exportacin: por un lado las economas de enclave, en donde el capital extranjero es propietario de los ncleos exportadores, y por otro las economas de control nacional, en donde esos ncleos estn en manos de capital local.36

    En las primeras, en tanto la economa nacional slo retiene una parte muy pequea del valor de las exportaciones, porque la parte sustancial regresa al pas de origen de las inversiones, el desarrollo del resto de la

    tendencia de grandes cadenas comerciales a ofrecer crdito a sectores de bajos recursos para la adquisicin de bienes de consumo durables, incluso automviles.

    36 Vase F. Enrique Cardoso y Enzo Faletto, Dependencia y desarrollo en Amrica Latina, pp. 39-53.

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    economa tiende a debilitarse. Esto restringe la expansin y desarrollo de las clases sociales, mantenindose sobre bases materiales dbiles.

    El Estado-nacin, a su vez, en tanto la sociedad no cuenta con una estructura social compleja y las disputas entre las fracciones o grupos oligrquicoslocalessonprcticamenteinexistentes,tendrdificultadespara consolidarse y tender a operar ms como una instancia recaudadora de impuestos del enclave. Estas caractersticas determinan la forma pre-dominante de insercin de las economas centroamericanas en el mercado mundial en el siglo XiX, al igual que Bolivia y sectores de la economa de Chile y mxico considerando el resto de la regin.

    Las tendencias aqu esbozadas operan en sentido distinto en las eco-nomas en las que los principales rubros de exportacin permanecen en manos del capital local. La derrama de recursos hacia el interior ser mayor, lo que favorecer el auge de nuevas actividades econmicas y la emergencia de nuevos sectores sociales. Esto favorecer las tendencias a la conformacin de Estados nacionales, las cuales tropiezan, sin embar-go, debido a la disputa entre grupos o fracciones que buscan las mejores condiciones para la exportacin de sus productos.37

    Con la segmentacin de los procesos productivos y la apertura al ca-pital extranjero en la etapa de mundializacin neoliberal pareciera que la taxonoma anterior ha perdido relevancia. sin embargo, sigue siendo decisiva la distinta proporcin en que los sectores, ramas y segmentos de la produccin estn en manos de capital local o bien del capital extranjero. y esta importancia no tiene que ver con la presunta diferencia entre una burguesa buena (la local) contra una mala (el capital extranjero), sino con los diferentes montos de capital que pueden retener las economas locales y las consecuencias de ello en la reproduccin del capital, el de-sarrollo de las clases sociales y del Estado. Hay diferentes formas de ser dependientes y el anlisis no puede despreciar esta diversidad.

    37 Como las disputas entre los grupos econmicos del interior y los del litoral, en el caso argentino, o entre las diferentes provincias de Brasil. En Chile, el temprano acuerdo entre las oligarquas exportadoras, minera en el norte y agrcola en el centro, permiti la rpida cristalizacin del Estado-nacin en la primera mitad del siglo XiX.

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    6.2. Tipo de valores de uso que se exportan

    En la misma lnea se ubica la consideracin de los distintos valores de uso que producen (y exportan) las diferentes economas latinoamericanas. as, por ejemplo, existen valores de uso que a pesar de estar dirigidos fundamentalmente hacia el exterior favorecieron el desarrollo de otros sectores econmicos.

    De esta manera, la crianza de ganado y la exportacin de carne pro-piciaron el desarrollo de actividades ligadas a la refrigeracin y de las manufacturas derivadas del procesamiento del cuero.

    Por otra parte, la produccin de carne o trigo principales rubros de vinculacin de argentina con el mercado mundial bajo el patrn agro-minero exportador propicia que la industria exportadora conserve ms relacin con el mercado interno, en tanto esos productos pueden ser fcilmente incorporados al consumo de los trabajadores.

    Distinta es la situacin de aquellas economas cuyos valores de uso no estaban en condiciones de ser procesados internamente (debido al atraso industrial y tecnolgico) o de generar industrias complementarias, como es el caso del estao en Bolivia, y el del cobre y el salitre en Chile.

    Estos bienes, a su vez, tampoco podan formar parte del consumo in-terno, y de los trabajadores en particular, lo que agudizaba las tendencias a generar economas desvinculadas del mercado interior desde el punto de vista de la realizacin de su producto.

    El cruce de estos factores (enclave o control nacional y tipo de valor de uso) nos ofrece un mosaico de distintas formas de desarrollo capitalista dependiente, con diferencias en los planos econmico, social y estatal.

    Estos elementos ayudan tambin a desentraar las diversas formas en que las crisis han afectado a las economas latinoamericanas. as, por ejemplo, la economa argentina sufri en grados menores los efectos de la crisis de los mercados internacionales provocada por la primera guerra mundial, la crisis de los aos treinta y la segunda guerra mundial, en tanto los valores de uso que exportaba constituan elementos fundamen-tales del consumo de la poblacin del mundo desarrollado, por lo que si bien poda bajar su demanda o el precio de esos bienes, nunca provocaron deterioros de la magnitud de las cadas de los precios de otros valores de uso industrial como el estao o el salitre, o aquellos que son parte de los postres del mundo desarrollado (azcar, banano, cacao, caf).

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    a partir de lo anterior se puede entender tambin la prolongada so-brevivencia de la oligarqua exportadora argentina. Este grupo social no se vio tan golpeado por las crisis del modelo exportador como otros de sus congneres en la regin. De ah la fuerza econmica y poltica que mantuvo para hacer frente a los proyectos de industrializacin, situacin distinta a la de otras oligarquas exportadoras latinoamericanas, que al ser debilitadas, cuando no destruidas, debieron ajustarse ms rpidamente a los nuevos patrones de reproduccin.38

    Los factores que hemos considerado para referirnos al periodo agro-mi-nero exportador tambin pueden permitirnos explicar periodos posteriores y fenmenos de gran importancia en la nueva situacin de las sociedades latinoamericanas. as, por ejemplo, la fuerte expansin que vivi la eco-noma china en los aos previos al destape de la actual crisis mundial, favoreci la elevacin del precio de los energticos (petrleo y gas), de metales (cobre, zinc y otros) y de los alimentos (soya, trigo, arroz y otros), productos de vital importancia en la cartera de bienes de exportacin de la economa latinoamericana. Desatada la crisis mundial, los precios inter-nacionalesdeestosproductosdescendieronsignificativamente,afectandoahora la viabilidad de la reproduccin capitalista.

    Pero si bien los bienes del sector primario y de la agroindustria man-tienen un elevado peso en las exportaciones, el nuevo patrn de repro-duccin que opera a inicios del siglo XXi tambin incluye valores de uso industrial provenientes de la maquila y de industrias que producen partes o constituyen algn segmento de las cadenas globales de produccin. no es la misma situacin la de una economa en la que predomina la indus-tria del vestido que la de otra en la que es ms importante la electrnica avanzada o la industria automotriz. Los valores de uso que se producen en uno y en otro caso plantean diferencias de infraestructura, de capaci-tacin de mano de obra y de salarios que generan modalidades diversas de capitalismo dependiente.

    38 Esa oligarqua agraria argentina han hecho valer sus prerrogativas en los enfrentamien-tos que ha encabezado contra el gobierno de Cristina Fernndez de Kichner en la primera mitad de 2008 en torno a sus desacuerdos con la elevacin de impuestos a las exportaciones de soya, cultivo al que destin amplias extensiones, debilitando as la produccin de trigo, producto bsico en el consumo del pueblo argentino, amen del desgaste de las tierras que precipita aquel cultivo.

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  • 123residUos de Una ardUa batalla intelectUal y poltica

    conclUsin

    Lohastaaquexpuestoponedemanifiestoquelasteorasdelsubdesarrolloy de la dependencia ofrecen un corpus terico de enorme actualidad para encarar el estudio de los procesos econmicos y sociales en amrica Latina. La radicalidad de estas teoras, sin embargo, excluye las propuestas que creen posible contemporizar con el capitalismo existente, sea para hacerlo menos salvaje y depredador, sea para esperar que las clases dominantes se civilizen y mejoren las condiciones de vida de los trabajadores.

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  • ADDENDUM

    LUCHa DE CLasEs, LEy DEL VaLOr y EXPLOTaCin rEDOBLaDa

    1 . la sUpereXplotacin del trabajo en el marXismo

    mediante este concepto se intenta dar cuenta de una modalidad de explo-tacin del trabajo en la que de manera estructural y recurrente se viola el valor de la fuerza de trabajo. Es una categora que no aparece en El capital, lo que provoca reticencias de muchos crticos.

    Paracomprendersusignificacinentantocategoraquebuscadarcuenta del aspecto central de la reproduccin del capital en el capitalismo dependiente,estoes,dentrodeformacioneseconmico-socialesespecficasgestadas en el capitalismo como sistema mundial, es necesario partir de la distincin metodolgica de niveles de abstraccin y de unidades de anlisis en el marxismo como modo de produccin, sistema mundial, patrn de reproduccin de capital, formacin econmico-social y coyuntura.

    Cada uno de estos niveles que van de la mayor a la menor abstraccin, si bien forman parte de un sistema conceptual interrelacionado, reclaman conceptosespecficosporqueseabocanaproblemasparticulares.

    En El capitaldeMarxseencuentranloselementoscentralesquedefinenel modo de produccin capitalista en donde destacan las nociones de valor, fuerza de trabajo como mercanca, plusvala (forma que asume el producto excedenteenlaorganizacinsocietaldefinidaporlarelacincapital-trabajoasalariado) y la tendencia descendente de la tasa de ganancia.

    Estas categoras constituyen el punto de partida para analizar la orga-nizacin de las unidades de anlisis menos abstractas (o ms concretas) pero no las agotan. De ah la necesidad de elaborar nuevas categoras para abordar el anlisis del sistema mundial capitalista, los patrones de repro-duccin del capital, las formaciones econmico-sociales y la coyuntura.

    nociones como imperialismo y dependencia (o centros y periferias, en el antiguo lenguaje cepalino) o intercambio desigual, por ejemplo,

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  • la caracterizacin del capitalismo latinoamericano126

    ofrecen herramientas para el anlisis del sistema mundial capitalista y las heterogeneidades en materia de formaciones econmico-sociales que genera el capitalismo en este nivel de anlisis. no las encontraremos en la obra mayor de marx porque, insisto, no corresponden al nivel de anlisis que se aborda en El capital.

    La discusin en torno a si el capitalismo reclama en las regiones de-pendientes la violacin permanente del valor de la fuerza de trabajo para funcionar, como postula ruy mauro marini, exige precisar las razones por las cuales marx no trata este problema en El capital. Es qu piensa que este fenmeno no es posible?, lo considera irrelevante?, o, simplemente, el nivel de abstraccin en el que se mueve su argumentacin excluye la posibilidad de analizarlo?

    2 . sUpUestos en el caPital

    me parece que la ltima respuesta es la correcta. En muchas ocasiones marx llama la atencin por el problema. En el tomo i, publicado en vida del autor, marx indica que hacer descender el salario del obrero por debajo del valor de la fuerza de trabajo es un mtodo que desempea un papel muy importante en el movimiento real de los salarios, pero que queda excluido de sus consideraciones por una razn: porque aqu partimos del supuesto que las mercancas, incluyendo entre ellas la fuerza de trabajo, se compran y venden siempre por todo su valor.1

    El anlisis del capital en general obliga a dejar de lado consideracio-nesqueenelterrenohistricopuedenjugarpapelessignificativos.Peroste es el camino que permite acceder al ncleo interno que organiza la economa poltica capitalista, pues la transformacin del dinero en capital ha de investigarse a base de leyes inmanentes al cambio de mercancas, tomando, por tanto, como punto de partida, el cambio de equivalentes.2 Para marx es crucial demostrar que el capital logra obtener un plus-valor a partir de la diferencia entre el valor que crea la fuerza de trabajo al utilizarla, es decir, al ponerla a trabajar, y el valor de cambio que ella misma posee.

    1 C. marx, El capital, t. i, p. 251 (segundas cursivas mas).2 Ibid., p. 120 (primeras cursivas mas).

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  • 127addendum: lUcha de clases, ley del valor y eXplotacin redoblada

    En el plan de su obra, marx pasa a niveles ms concretos de anlisis para aproximarse paulatinamente a situaciones en las que los supues-tos establecidos en los niveles previos no se cumplen, pero ahora con elementos tericos que permiten comprender por qu no se cumplen. as sealaba en 18573 su intencin de escribir seis libros,4 en el primero de los cuales incluira una seccin sobre el capital en general y otras sobre la competencia, el sistema crediticio y el capital accionario.

    Para 1866 la obra se ha reducido a cuatro libros, los tres de El capital que conocemos, ms un cuarto conformado por las Teoras sobre la plus-vala. si en los dos primeros libros de El capital el anlisis se mueve en torno a la abstraccin del capital en general, en el tercero se incluyen tambin [] los temas de la competencia, del crdito y del capital accio-nario [] aunque no [] en la medida en que se lo haba propuesto marx inicialmente.5

    Ello explica, por ejemplo, que en ese tercer libro de El capital, a pesar de que ya se consideran diferencias entre valores y precios (lo que no se hace en los libros i y ii), se seale que si bien la reduccin del salario por debajo del valor de la fuerza de trabajo es una de las causas ms importantes que contribuyen a contrarrestar la tendencia decreciente de la cuota de ganancia, el problema no se analiza y slo se menciona empricamente, [] puesto que [] como tantas otras cosas [] nada tiene que ver con el anlisis general del capital, sino que se relaciona con el problema de la concurrencia, que no se estudia en esta obra.6

    Es evidente, pues, que el hecho de que el nivel de abstraccin en que se mueve el anlisis en El capital permite abordar el tema de la violacin del valor de la fuerza de trabajo no implica que el fenmeno fuese desconocido por marx o que lo considerara irrelevante. muy al contrario, los lmites queseautoimponeporrazonesdemtodoconelfindedesentraarlalgica que organiza, articula y reproduce la economa burguesa, lo llevan a no analizar el problema.

    3 EnelplanesbozadoporMarxalfinaldelaIntroduccinde1857.Vase,Grundrisse, pp. 29-30.

    4 son el libro del capital, el de la propiedad de la tierra, el del trabajo asalariado, el del Estado, el del comercio exterior y el del mercado mundial y las crisis.

    5 r. rosdolsky, Gnesis y estructura de El capital de Marx, p. 69. 6 C. marx, El capital, t. iii, p. 235 (cursivas mas).

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  • la caracterizacin del capitalismo latinoamericano128

    Estos lmites ya no existen cuando, en niveles ms concretos de an-lisis, y en particular cuando se considera el sistema mundial capitalista, es necesario distinguir particularidades como las diferencias que existen entre economas que funcionan como centro del sistema y las que operan como semiperiferias y regiones dependientes (o perifricas, en el lenguaje de la cepal de las dcadas de 1950 y 1960).

    Endefinitiva, elniveldeaproximacina realidadesms concretasconsideradas por marx en su plan de trabajo de 1857, y que no alcanz a realizar como por ejemplo el comercio exterior o al mercado mundial requieren la consideracin de procesos que antes, a pesar de reconocer su importancia, marx debi dejar de lado, pero que se convierten en elementos sustanciales para dar cuenta de los problemas que deban abordarse en momentos ulteriores del anlisis.

    Es en este contexto que debemos valorar la tesis de marini segn la cual el fundamento de la dependencia es la superexplotacin del trabajo7 como latesismsimportantequesehapropuestohastahoyparaidentificarelncleo central de la reproduccin del capitalismo dependiente.

    Esta tesis no niega la existencia de superexplotacin del trabajo en las llamadas economas centrales, sea de manera coyuntural, sea en pe-riodos de mayor duracin. La diferencia radica en que en las economas dependientes esa modalidad de explotacin se encuentra en el centro de la acumulacin de capital. no es entonces un fenmeno coyuntural ni tangencial respecto a la lgica que organiza estas sociedades. y revela su sentido en el capitalismo como sistema mundial, en el que operan transferencias de valores de las regiones perifricas al centro, en donde las primeras para compensar dichas transferencias deben convertir parte del fondo necesario de consumo del obrero en fondo de acumulacin de capital, dando paso as a una forma dependiente de reproduccin capitalista.8

    7 r.m. marini, Dialctica de la dependencia, p. 101.8 C. marx, El capital, t. i, p. 505. reforzando las consideraciones metodolgicas que he-

    mos sealado anteriormente, marx argumenta que al estudiar la produccin de plusvala, partimos siempre del supuesto de que el salario representa, por lo menos, el valor de la fuerza de trabajo. sin embargo, en la prctica la reduccin forzada del salario por debajo de este valor tiene una importancia demasiado grande. Ibid., p. 505 (cursivas mas).

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    3 . sistema estatal heterogneo y sistema mUndial capitalista homogneo?

    En un extenso pie de pgina del libro La poltica del capital, de Gerardo valos y Joachim Hirsch, el primero resume una serie de crticas a la nocin de superexplotacin9 desarrollada por ruy mauro marini.

    Estas crticas se pueden sintetizar en las siguientes proposiciones:

    1. Las categoras valor de la fuerza de trabajo, precio de la fuerza de tra-bajo y salario corresponden a niveles de abstraccin diferentes, mayor en el primer caso, ms concreto en el segundo y ms an en el tercero.

    2. La categora salario abarca no slo las capacidades de los trabajado-res sino el sitio donde laboran ya que se formula desde el horizonte del mercado mundial.

    3. Uno de los ms grandes errores de la teora de la dependencia fue la confusin de niveles de abstraccin y de existencia real, por lo cual de una herramienta til en un nivel muy general y abstracto [valor de la fuerza de trabajo] derivaba inmediatamente, sin mediaciones, la explicacin de una situacin histrica muy compleja y diversa.

    4. as, dicha teora intent explicar la condicin dependiente de un pas o de una economa nacional [nivel concreto y complejo], sobre la base de la superexplotacin del trabajo.

    5. Uno de los mecanismos del trabajo, segn los dependentistas era elpagodelafuerzadetrabajopordebajodesuvalor.Estaafirma-cin contravena elementales datos empricos sobre la diferencia entre los salarios de los obreros en la supuesta periferia, pues en los pases considerados como periferia haba [sectores econmicos en los que los] salarios estaban por arriba del valor de la fuerza de trabajo; este es el caso de la industria elctrica y petrolera y del sector monopolista de dichos pases.

    6. De esta manera, la explicacin que ofrecan los tericos de la depen-dencia no coincida con la realidad histrica concreta empricamente registrable.Yesque[dichostericos]identificaronperiferiaconlos contornos de la fronteras de los pases de amrica Latina, de asia y de frica.

    9 Gerardo valos Tenorio y Joachim Hirsch, La poltica del capital, p. 83.

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    Para responder a estas crticas podemos sealar lo siguiente:

    1. El valor es una categora abstracta que en su concrecin se expresa como precio, y en el caso particular de la fuerza de trabajo, como salario. Sibienmanifiestademaneramediatizadaelvalorqueseproducedu-rante una parte de la jornada de trabajo, aqulla en la que el productor genera el equivalente al valor de su fuerza de trabajo, el salario, como valoropreciodeltrabajo,permitequeestevaloraparezcaenlasuperficiede la vida social como el valor producido en toda la jornada de trabajo, con lo que se borra todo vestigio de la explotacin de plusvala. Es as como el salario expresa de manera distorsionada el valor de la fuerza de trabajo.

    2. El mercado mundial no es el nico horizonte desde el que se puede analizar el salario. marx lo examina en el tomo i de El capital, cuando an falta tratar muchos temas antes de abordar el referido al mercado mundial. Este era el tema previsto para el sexto libro, ltimo de su obra de acuerdo con su plan de trabajo. Pero es evidente que el tema salarial se puede abordar desde la perspectiva del mercado mundial.

    3. respecto al nivel de abstraccin en que se mueve la teora de la depen-dencia10 y las mediaciones que marini y otros autores toman en cuenta para explicar el capitalismo dependiente cabe sealar lo siguiente:11

    El anlisis del capitalismo dependiente supone el despliegue del capital en general como sistema mundial. Este sistema es heterogneo y genera diversas modalidades de capitalismo como el central y el dependiente. Es en este nivel de abstraccin que el problema del capitalismo depen-diente alcanza visibilidad y sentido.

    En el mercado mundial, una vez que se han constituido las distintas regiones formalmente independientes se establecen entre ellas relacio-nes que implican transferencias de valor que favorecen la acumulacin de capital en unas de esas regiones y la desacumulacin en otras.

    10 Vanse los puntos 1 y 2 de este Addendum.11 Temas que hemos abordado en los captulos iv y v del presente libro.

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  • 131addendum: lUcha de clases, ley del valor y eXplotacin redoblada

    Estas relaciones propician modalidades de reproduccin de capital diferenciadas que tienden a reproducir a su vez la condicin central o imperial, por un lado, y la dependiente, por el otro.

    En las economas dependientes esa reproduccin tiene como sustento la superexplotacin de la fuerza de trabajo.

    Es evidente que en esta argumentacin no se deriva desde un nivel muy general y abstracto, inmediatamente y sin mediaciones, a una situacin histricacomplejaydiversa,comoafirmavalos.

    4. La explicacin propuesta no se restringe a dar cuenta de fenmenos que caracterizan un pas o una economa nacional, sino al capitalismo dependiente, una nocin que supera, en tanto las asume, a las economas nacionales, y por lo tanto abre las puertas para su explicacin.

    5. Ciertamente en las economas dependientes existen trabajadores que perciben salarios que corresponden al valor de su fuerza de trabajo e in-cluso que lo exceden, pero tambin ocurre que el grueso de la poblacin trabajadora en estas economas percibe salarios que no les permiten cubrirnoslolasnecesidadeshistrico-socialessinolasfisiolgicasbsi-cas.Yellonosedebeadeficienciaseneldesarrollodelcapitalismosinoal carcter dependiente de este desarrollo. La desnutricin en mxico, por ejemplo, afecta a ms de 40% de la poblacin y ms de 50% de sta vive con dos o menos salarios mnimos.

    6.valosmanifiestaunprofundomalestarfrentealanocinperiferialacual por cierto no corresponde en estricto sentido a la teora de la depen-dencia de marini. Este malestar no se debe nicamente a los errores que conlleva la adjudicacin a los pases perifricos de un papel secundario en la reproduccin del capitalismo como sistema mundial o a las derivaciones polticas que de ella se desprenden (por ejemplo, polticas tercermundis-tas),niaqueselaidentificaconloscontornosdelasfronterasdelospases de amrica Latina, de asia y de frica.

    Creo que el problema es ms de fondo y que la percepcin del mismo requiere tomar en cuenta no solamente el largo pie de pgina antes men-cionado sino el conjunto del artculo en donde aquella nota se ubica.

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    En el captulo ii de La poltica del capital, titulado El despliegue po-ltico del capital, valos presenta una breve fenomenologa del capital. Para comprender cmo el capital se hace mundo desarrolla su exposicin en tres niveles. El primero es el del capital en general y en abstracto [] orientado a plantear la esencia del capital, de cualquier capital, de todo capital (p. 77) como una relacin de dominacin forzosa entre seres humanos en la que una de las partes es sometida y obligada a producir las condiciones de existencia de la otra parte (pp. 77-78).

    En un segundo nivel, el capital deber ser entendido como una mul-tiplicidad de intercambios entre muchos capitales individuales pertene-cientes a diversas ramas de la produccin, y tambin entre esos capitales y mltiples fuerzas de trabajo (p. 80). aqu el capital se presenta como un movimiento contradictorio en el mbito de la competencia.

    Por ltimo, en el tercer nivel, emerge la necesidad de la comunidad poltica para rearticular el tejido social desgarrado en el nivel anterior, lo que tiene en el Estado uno de sus momentos esenciales. Pero junto al Estado, se encuentra [] un sistema de Estados y una lgica mundial unitaria y jerrquica que envuelve la vida de los seres humanos del pla-neta entero (pp. 90-91). ms an, es aqu el sitio de la lgica del capital como esencialmente mundial, con su sistema de Estados y sus Estados particulares (p. 92).

    El hecho que exista el Estado individual no niega que tambin exista una dinmica supra-estatal que envuelve el sistema global en su conjun-to; tampoco niega que haya realmente una jerarqua entre Estados y, en consecuencia, un Estado, en esa jerarqua, que concentre el momento hegemnico del sistema (p. 91). Es en este nivel donde se encontraran los presupuestos tericos que engarzan lo desarrollado conceptualmente con la historia real y concreta (p. 92).

    no deja de llamar la atencin que en este ltimo nivel en el que el capital se despliega como sistema mundial se destaque la heterogeneidad estatal pero no se haga referencia a lo que ello implica para el ejercicio de la soberana12 y, lo que es ms grave, no se diga nada sobre la hete-rogeneidad de formas en que se reproduce el capitalismo. Porque si en

    12 En el sistema mundial se reparte de modo desigual la soberana, lo que da lugar a la existencia de Estados soberanos y Estados subsoberanos, como plante Gerardo valos en el comentario que hizo en la presentacin de mi libro El Estado en el centro de la mundia-lizacin. La sociedad civil y el asunto del poder.

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  • 133addendum: lUcha de clases, ley del valor y eXplotacin redoblada

    ese nivel ya se cuenta con los presupuestos tericos para analizar la his-toriarealyconcreta,comoafirmavalos,dentrodeesospresupuestostericos no pueden dejar de estar presentes nociones como capitalismo imperialista y capitalismo dependiente, o cualquier otra que d cuenta de la heterogeneidad del sistema mundial construido por el capital, as como de la capacidad de unas regiones de apropiarse va intercambio desigual o deterioro en los trminos de intercambio, del valor producido en otras regiones y de la necesidad de generar modalidades de reproduccin de capital que impliquen acumulacin en unos casos y desacumulacin en otros.Todosestosproblemasreclamanherramientastericasespecficasque permitan explicarlos en su respectivo nivel de abstraccin y no, como bien seala valos, en el del capital en general.

    Creo que el malestar que le inspiran a valos nociones como periferia osuperexplotacinreflejaladificultaddepensarenlasparticularidadesdel capital en niveles menos abstractos y la necesidad de contar con con-ceptos que permitan dar cuenta de los procesos. Esta ltima en particular implica reconocer diferencias de capitalismos en el sistema mundial13 y remite al capitalismo dependiente.

    4 . eXplotacin y sUpereXplotacin del trabajo

    La superexplotacin, en tanto violacin del valor de la fuerza de trabajo, no implica simplemente ms explotacin. Esta ha sido otra de las piedras con que han tropezado muchos crticos de la nocin de superexplotacin. La nocin de explotacin capitalista remite a la apropiacin por parte del capital de un producto de valor excedente generado por los trabajadores. Este plusvalor o producto excedente consiste en la diferencia entre el valor de la fuerza de trabajo y el valor producido por el trabajador. En otros trminos, es el producto del tiempo de trabajo que el obrero ejecuta ms all del tiempo necesario para reponer el valor de su fuerza de trabajo.

    El plusvalor as producido se puede incrementar de mltiples maneras, a saber: mediante la prolongacin de la jornada de trabajo, elevando la

    13 Este problema no se soluciona con frmulas como el desarrollo desigual y combinado, que no obstante aludir a una gran verdad no nos permite avanzar un pice en la comprensin de los fenmenos que describen.

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    productividad del trabajo y reduciendo as el tiempo de trabajo necesario; intensificandoeltrabajoomediantelaapropiacincapitalistadelfondode consumo.

    a esta ltima modalidad es a la que marini llama superexplotacin. remite, por tanto, a una forma de explotacin en la que no se respeta el valor de la fuerza de trabajo. y ello, como hemos visto (captulo V, apartado 4.1: Breve excurso sobre el valor de la fuerza de trabajo), puede darse de manera directa, como pago del salario por debajo del valor diario de la fuerza de trabajo, o bien de manera indirecta mediante la prolongacin de lajornadaolaintensificacindeltrabajoque,aunquevayanacompaadasde aumentos salariales, incrementan el valor total de la fuerza de trabajo y por lo tanto su valor diario, sin que este incremento sea compensado por dicho aumento de salarios.

    Cuando marini habla de superexplotacin asimilandola a mayor ex-plotacin del trabajador (Dd, p. 23, por ejemplo) apunta, en el contexto general de su argumentacin, a diferenciar entre una mayor explotacin que se basa en el aumento de la capacidad productiva, lo que es posible respetando el valor de la fuerza de trabajo, e incluso aumentando los sa-larios y el consumo (este es el procedimiento que predomina en el mundo central), y las formas de explotacin que se sustentan en la violacin del valor de la fuerza de trabajo (mtodo que predomina en el mundo dependiente). ms adelante abundaremos en esta diferencia.

    5 . valor de la fUerza de trabajo y lUcha de clases

    Essobrelasbasesobjetivasquedefinenelvalordelafuerzadetrabajo14 que puede entenderse el papel del desarrollo de la lucha de clases en la determinacindelossalarios,aligualquelaplusvalaysutransfiguracinen ganancia y en ganancia media en la concurrencia proporcionan las clavesquepermitencomprenderladisputaentrecapitales.Endefinitiva,noeslaluchadeclaseslaquedeterminaelvalorsinoquestedefineeleje en torno al cual se desarrolla la lucha de clases.

    Visto en una perspectiva general, el problema que hay que resolver es eldeladefinicindelasbasesobjetivasqueexplicanlaluchadeclases

    14 remitimos nuevamente al captulo v de este libro.

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    en el capitalismo, y no al revs, pretender que la lucha de clases explique los problemas que hay que investigar. Por este ltimo camino quedamos atrapados en un callejn sin salida: la lucha de clases terminara ex-plicndolo todo; pero qu explica a la lucha de clases?, cules son sus determinaciones en el capitalismo?

    Lo anterior nos permite entender el error de quienes sostienen que un descenso de los salarios, en la forma que sea, implica una reduccin del valor de la fuerza de trabajo.15

    Hemos visto que slo mediante el incremento de la productividad en la produccin de los bienes-salarios y el consecuente descenso del valor de estos bienes es posible reducir el valor de la fuerza de trabajo. Pero un descenso salarial propiciado por otros medios, como la fuerza que el capital puede ejercer en la lucha de clases para imponer reducciones salariales,sloponedemanifiestoqueelcapitalestviolandoelvalorde la fuerza de trabajo.

    si la productividad del trabajo es ms elevada en los pases imperia-listas (o centrales)16 es obvio que tambin lo es en las ramas productoras

    15 Como sostiene Valenzuela Feijo: Qu sucede cuando vg el salario real de tenden-cia se cae? [] Tenemos que hablar aqu de sobreexplotacin? En nuestra opinin, no lo debemos hacer. Lo que s corresponde es hablar de un descenso en el valor de la fuerza de trabajo, de una redefinicin hacia abajo, y por la va de la reduccin salarial, de ese valor. sobreexplotacin y dependencia, p. 113 (ltimas cursivas mas). El camino de marx va en la direccin contraria a la que postula Valenzuela Feijo. no es el salario el criterio para determinar el valor. si as fuese, no se entiende todo el esfuerzo de marx para ir ms all delmundoinmediatodondelosvaloressetrasfiguranenpreciosyelvalordelafuerzadetrabajo en salario y porqu es necesario incluso construir una teora del valor. aquello no slo no tiene nada que ver con marx, sino que ni siquiera con la economa clsica premarxista.

    16 ValenzuelaFeijonuevamenteseequivocaalafirmarqueMarinisostendralocon-trario (ibid., p. 109). su base es una frase aislada tomada del post scriptum que acompaa a Dd, que dice, considerando ms lneas, que la superexplotacin no corresponde a una supervivencia de modos primitivos de acumulacin de capital, sino que es inherente a sta y crece correlativamente al desarrollo de la fuerza productiva del trabajo (p. 98). La frase estinscritaenladiscusindeMariniconF.H.Cardoso,quienidentificalasuperexplota-cin con la plusvala absoluta, de lo que desprende que en tanto el capitalismo industrial sebasaenlaplusvalarelativa,porsignificativaquesea[la]importanciahistrica[delasuperexplotacin del trabajo de sta], carece de inters terico (Dd, p. 92). En ese cuadro marini argumenta que, particularmente en el capitalismo dependiente, los mtodos de produccin de plusvala relativa propician superexplotacin, porque el aumento de la pro-ductividad favorece la intensificacin del trabajo. aqu marini sigue a marx, quien seala que laintensificacindeltrabajoimplicaundesgastemayordetrabajoduranteelmismotiempo, tupiendo ms densamente los poros del tiempo de trabajo (C. marx, El capital,

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    de bienes-salarios y por tanto el valor de la fuerza de trabajo y los salarios en esos pases debieran ser ms bajos que en los pases dependientes. sin embargo ocurre exactamente lo contrario. Este hecho se explicara porque la fuerza de los trabajadores en la lucha de clases es ms grande en los primeros que en los segundos? Ciertamente, como lo hemos sealado en pginas anteriores, sta no es la respuesta.

    6 . diversas modalidades del capitalismo

    Enlospasesimperialeselcapitalsereproducedeunamaneraespecfica.En un determinado momento de su desarrollo el consumo de los trabajadores se constituye en condicin para la realizacin de los productos generados por ellos mismos. En esta modalidad de capitalismo parte sustantiva de la produccin se dirige al mercado interno donde los asalariados juegan un papel relevante. no es que los capitalistas del mundo central fueran ms civilizados o ms ticos, sino que necesitaban expandir el mercado interno para realizar la enorme produccin que se generaba mediante la elevacin de la productividad, por lo que debieron incrementar la explotacin al mis-mo tiempo que el consumo de los asalariados. as, mediante el incremento de la productividad del trabajo para abaratar los bienes-salarios, se logr por medio de la produccin de plusvala relativa elevar la explotacin y al mismo tiempo el consumo de los productores.

    Esto fue posible en el capitalismo central gracias tanto a las revolucio-nes tecnolgicas que se produjeron all como a procesos de acumulacin en los que participaron las transferencias de metales preciosos provenientes de la periferia, as como a la activa incorporacin de amrica Latina al mercado mundial en el siglo XiX como productora de alimentos y materias primas, lo que abarat el capital variable y el capital constante, incidiendo a su vez en morigerar la tendencia a la cada de la tasa de ganancia.

    as es como el desarrollo de la fuerza productiva del trabajo y la transferencia de recursos de las regiones dependientes al mundo central condicionan la lucha de clases en estas regiones.

    t. i, p. 336-337). Basta leer el conjunto de Dd para constatar que Valenzuela Feijo descon-textualiz la posicin de marini y termine festejando su descubrimiento de que Estados Unidos es una economa dependiente y nicaragua una potencia dominante (p. 112).

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    Como bien seala marini, la insercin de amrica Latina al mercado mundial en el siglo XiX coadyuv a generar efectos diametralmente dis-tintos en el mundo central y en el interior de la regin (Dd, pp. 23). La orientacin de la economa hacia el mercado exterior, que viene de la poca colonial,seintensificatraslosprocesosdeindependenciayprincipalmenteen la segunda mitad del siglo XiX conformndose as el patrn o modelo agrominero exportador, lo que agudiz la contradiccin entre la tenden-cia del capital a explotar al mximo a los trabajadores en el proceso de produccin,ysunecesidaddequestoscuentenconsalariossuficientespara permitir que en la circulacin puedan funcionar como consumidores y posibilitar la realizacin de la plusvala.

    La escasa importancia del consumo de los trabajadores locales para la realizacin de la produccin interna, ya que el grueso de sta estaba destinada a mercados ubicados en Europa y Estados Unidos, es un primer factor que explica el papel de la superexplotacin del trabajo en amrica Latina y sus posibilidades de desarrollo.

    Por otro lado, la transferencia de valores a travs del intercambio des-igual entre ambos tipos de economas debido a las diferencias de producti-vidad y de fuerza comercial, poltica y militar en el mercado mundial, dio pie a que los capitales de las economas dependientes buscaran compensar sus prdidas mediante el fcil recurso de apropiarse de parte del fondo de consumo de los asalariados para convertirlo en fondo de acumulacin de capital. Estas condiciones objetivas explican el surgimiento de la modali-dad dependiente de capitalismo en la que la superexplotacin del trabajo es el motor de la reproduccin de capital y el aparato productivo termina divorciado de las necesidades de consumo de la poblacin trabajadora.

    sobre estos cimientos estructurales se desenvuelve la lucha de clases en la regin y los diversos proyectos (o patrones) de reproduccin que se han sucedido en la historia de amrica Latina. La tendencia bsica se reorienta en algn grado en los primeros pasos del llamado modelo de industrializacin, con la gestacin de ramas que dan prioridad al mercado interno y propician la dbil incorporacin al mismo de los asalariados en el contexto de un mercado mundial trastocado y en crisis por los efectos de la primera guerra mundial, la crisis de 1929 y la segunda guerra mundial para volver a agudizarse en las ltimas dcadas del proyecto industrializador, hasta la instauracin en nuestros das de un patrn de reproduccin que tiende a privilegiar los mercados externos y el mercado

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    interno alto. as vemos hoy que se reitera, bajo nuevas condiciones, la brutal fractura entre lo que se produce y las necesidades del grueso de la poblacin local.17

    ante esta situacin, no es difcil entender el malestar de ciertos crticos que quisieran ver un capitalismo ms civilizado en el mundo dependiente y en amrica Latina en particular, y que creen posible que ste se har presente en algn futuro no lejano.18 sin embargo, estos deseos chocan con la realidad.

    Pensar que en amrica Latina los capitalistas podran haber actuado de manera distinta es olvidar las determinaciones objetivas de las acciones de las clases sociales. Por qu no pudieron iniciar procesos de industria-lizacin en el siglo XiX?, por qu no lograron llevar a cabo revoluciones industriales e inversiones de capital en la bsqueda de innovaciones tec-nolgicas?, por qu no les fue posible incorporar el consumo de los tra-bajadores al mercado interno mediante salarios ms altos?

    si no lo hicieron (y no lo hacen), no es porque fueran (o sean) menos civilizados que sus pares en Estados Unidos y en Europa. no es porque desconocieran (y desconozcan) los fundamentos de la economa y las teoras del desarrollo. actuaron y actan de acuerdo con la racionalidad que impone la lgica de la reproduccin del capital en circunstancias determinadas.

    al contar con mercados externos para la produccin de pltano, azcar, salitre o estao no haba necesidad de que inventaran o crearan industrias

    17 Estos son los temas centrales abordado