Resumen Los Combatientes

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Resumen Los Combatientes

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PERSPECTIVA-La investigacion vuelve sobre un aspecto especifico de esta historia: el del proceso de construccion identitaria de la organizacion y la subjetividad colectiva en el implicada. El analisis de este proceso exigio prestar especial atencion al conjunto de formulaciones ideologicas, representaciones, prac- ticas y valores colectivos que, retroalimentandose, fueron deli- mitando las fronteras del grupo y sus rasgos particulares, dando lugar, al mismo tiempo, a un sistema compartido de creencias y proyecciones imaginarias que: no solo determino la linea politica de la organizacion, sino que ademas otorgo un sentido a los actos de sus integrantes.

Se trata, en definitiva, de una reconstruccion de la perspectiva perretista, de la logica implicada en el accionar de la organizacion.

Este recorte se sustenta sobre la certeza de que es fundamentalmente en la dimension del imaginario partidario donde pueden hallarse las claves interpretativas que contribuyan no ya a la evaluacion politica de la experiencia perretista objeto de buena parte de la bibliografia existente, sino a su comprension.

-La autora discute con las distintas lecturas que, tras la derrota, dieron lugar a un conjunto relativamente homogeneo de criticas respecto de la actuacion del PRT- ERP. Elaboradas en su mayoria por ex militantes y basadas en una impugnacion prescriptiva, esas miradas, suelen concentrarse en determinados posicionamientos politicos y practicas de la organizacion que, segun su criterio, evidenciaron un proceso de militarizacion que se constituyo en la base de un progresivo aislamiento politico. El problema de la militarizacion, sumado a una supuesta imposibilidad de la militancia perretista de detenerse a tiempo o retroceder, delimitaron el conjunto de vectores que guiaron esta investigacion Novedoso: cuestiona la hiptesis de uso comn acerca del militarismo del PRT-ERP. Tres son las crticas que se desarrollan: 1) La primera son los errores y las contradicciones en las lneas de mando, expresadas por Enrique Gorriarn; 2) la segunda son las concepciones erradas y los lastres ideolgicos, donde se encuentra los trabajos de Luis Santucho y Julio Mattini; y, 3) la tercera son las insuficiencias, materiales e intelectuales, del movimiento.Una insatisfaccin frente a los enfoques de los trabajos ms conocidos, que hacan hincapi esta idea de hacer un balance a partir de la derrota de la organizacin. Se preguntan dnde estuvo el error. Y entonces se cuestionan ciertas estrategias de la lucha armada, por ejemplo. Pero no explican por qu los actores actuaron como actuaron, por qu llevaron adelante esa lnea poltica, sino que apelan a una mirada prescriptiva, diciendo el error estuvo ac, se debi hacer as o as. Con el presupuesto de que la historia podra haber sido otra, pensando que la revolucin hubiera triunfado si no se cometan esos errores. Hay una premisa que no se coteja con el sistema de creencias partidarias. Impugnacion prescriptiva que no deberia haberse apelado a la concepcion de guerra revolucionaria, que no deberian haberse trasladado esquematicamente los modelos de otras experiencias, que deberian haberse erradicado las herencias trotskistas y guevarianas, que tendria que haberse cambiado la estrategia politica en 1973... En definitiva, que se deberia haber pensado y hecho otra cosa, distinta de la que efectivamente se penso y se hizo. Los revolucionarios partieron de la certeza de que su accion se inscribia en el escenario de una Historia inexorable, que comen- zaba a desplegarse para culminar en la sociedad socialista. Con- fiaron, ademas, en que el marxismo-leninismo constituia no solo una herramienta para leer objetivamente la realidad objetiva, sino tambien una guia infalible que ofrecia multiples claves para operar sobre la realidad, acelerando, asi, el paso de la Historia. Fracasado su proyecto, fue casi inevitable que se preguntaran por que no habia pasado lo que tenia que pasar. Si la revolucion es- taba destinada a triunfar y si solo necesitaba de nuestra accion y sacrificio para su consagracion, entonces, fuimos derrotados por- que en algo nos equivocamos. En que? A partir de ahi, si se sos- tiene no tanto la justeza de la causa como su sistema de creencias, las razones del fracaso no pueden menos que encontrarse en las lecturas pobres, en las insuficiencias en el manejo del marxis- mo (la guia) que habrian determinado los errores, truncando o desviando, en consecuencia, una historia destinada a ser otra.

El problema desde esta perspectiva no logra explicarse la dinamica a partir de la cual la organizacion fue siendo y haciendo, sino que se denuncian los aspectos que la habrian alejado de lo que deberia haber sido y hecho. Subyace alli el presupuesto de la existencia de una linea politica correcta, derivable de una tambien correcta interpretacion del marxismo, que habria conducido a la historia a un final correcto, a uno que le correspondia. En consecuencia, emerge otra figura: la de lo incompleto, la de la historia trunca, castrada o no consumada, a causa de desviaciones y errores. En el origen de esta desviacion historica se encuentran los hombres: sus dogmatismos, sus decisiones equivocas, sus interpretaciones erradas, sus faltas.

Su objetivo comprender por qu actuaron como actuaron y no valorar sus decisiones y rasgos particulares a partir de postulados y modelos ideales. Intent desplegar la lgica y la subjetividad desde la perspectiva de la organizacin. No tengo una voluntad valorativa: ni prescriptiva como otras publicaciones ni reivindicativas como muchas memorias militantes. Trato de entender y explicar por qu actuaron como actuaron y no de otra manera. Digo que con este sistema de creencias, de mandatos morales, era imposible que actuaran de otra manera.

El problema de la linea politica partidaria es- pecialmente el referido a la llamada militarizacion y el de la imposibilidad de la militancia perretista de detenerse a tiempo o retroceder han delimitado el conjunto de vectores que oriento la presente investigacion.

Para abordar estas cuestiones, Carnovale se centra en la subjetividad partidaria porque entiende que existio una fuerte logica entre el sistema de creencias y valores de los militantes del PRT- ERP y su hacer. En este sentido, sostiene que aquellos hombres y mujeres actuaron en funcion de un conglomerado de formulaciones que no podia sino impulsar la lucha armada de la organizacion, articulado con un punado de mandatos morales definitivamente irrenunciables en tanto hacian a su propio ser revolucionario Si al abordar estos problemas me he centrado en la subjetividad partidaria es porque entiendo que existe una fuerte logica inter- na entre lo que los militantes del PRT-ERP pensaron, proyectaron, creyeron, y lo que en efecto hicieron (al tiempo que dicho hacer nutrio sus ideas, representaciones y creencias). En otras palabras: no me he interesado tanto por los ajustes o desajustes entre su linea politica y la realidad historica, como por la unidad entre su sistema de creencias y valores, por un lado, y su hacer, por otro. De ahi que haya renunciado a la nocion de error como categoria explicati- va, optando, en contraposicion, por desplegar la perspectiva par- tidaria y reconstruir la trama de ideas, creencias, representaciones y valores que fueron determinando su accionar.

Se afirma que aque- llos hombres actuaron, en todo momento, precisamente con aque- llo que portaban: un conglomerado de formulaciones y creencias que no podia sino impulsar la accion armada de la organizacion, articulado con un punado de mandatos morales definitivamente irrenunciables en tanto hacian a su propio ser revolucionario. La propuesta es volver la mirada sobre esa articulacion y sobre la sub- jetividad resultante, buscando alli los elementos que contribuyan a explicar los actos de aquellos hombres y mujeres que hallaron en las consignas hasta vencer o morir, por una Argentina en armas, de cada puno un fusil el sentido total de sus vidas y de sus muertes.

CAPTULO 1. LOS ORGENES DEL PRTEl primer capitulo de este libro aborda el analisis de las princi- pales corrientes politico-ideologicas que nutrieron al PRT. Dado que el surgimiento de esta organizacion se inscribio en el contex- to mas general de los cambios sufridos por las izquierdas latinoa- mericanas tras la Revolucion cubana, el capitulo se inicia con un recorrido por las caracteristicas generales del marxismo latinoame- ricano en los tempranos sesenta, atendiendo en particular a los cambios referidos a la caracterizacion de la revolucion y a la lucha armada como estrategia para la toma del poder.

Esos cambios el fin de la hegemona de los partidos comunistas alineados con la URSS y la emergencia de un conjunto de organizaciones polticas que adscribieron a un modelo de revolucin acorde con los postulados del castrismo-guevarismo Caracterizacin de la revolucin distinta. Tras la experiencia cubana, la pregunta en torno a cmo deba ser la revolucin de Amrica Latina comenz a ser respondida a partir de una frmula: revolucin ininterrumpida, antiimperialista y socialista simultneamente. (+autonoma programtica y organizativa frente a las burquesas que haban perdido toda su capacidad de oposicin al imperialismo), la nica va para acabar con la dominacin semicolonial era la ruptura con el propio sistema capitalista estas ideas se articulaban bien con la corriente inspirada por las ideas de Trotsky en Amrica Latina. P 31. La guerra de guerrillas era la va correcta para el continente. Guerrilla, en tanto vanguardia combativa del pueblo, deba contar con la adhesin de las masas campesinas y obreras de la zona en la que actuara, apoyo que poda conquistarse a travs del ejemplo de la conducta guerrillera en la zona, lo cual volvia a situar en la accin del guerrillero el impulso motor del proceso revolucionario. La lucha es poltico-militar. Escala continental.

A partir de alli, se centra en la etapa formativa del PRT, partiendo de la historia y las caracteristicas de las dos organizaciones que le dieron ori- gen hacia 1965. FRIP los 1er boletines, las nociones all expresadas se inscriban menos en el universo marxista que en una tradicin revolucionaria, americanista y antiimperialista. Indigenismo antiimperialista. Definido ms por su indoamericanismo que por claras definiciones de izquierda clasista. Palabra Obrera Origen trotskista. Diseo de poltica entrista en el peronismo.

En tercer termino, atiende al proceso de acerca- miento y unificacion de ambas organizaciones Acercamiento Teora trotskista de desarrollo desigual y combinado Revolucin cubana de la impugnacin a la aceptacin. PO considera situacin en Tucumn prerrevolucionaria y apta para el inicio de la lucha armada. Evaluacin de la derrota de Hugo Blanco falta de un partido revolucionario slido que respaldara su accionar en todo Per. En este contexto empiezan a establecer dilogos con vistas a la conformacin de un partido que ofreciera de vanguardia de la revolucin en Argentina. Conflictividad poltica ingenios azucareros. La necesidad de un partido unificado. El problema de la construccin de un partido nico de vanguardia como paso previo a cualquier otra determinacin. Falta de acuerdo respecto de la pertinencia de la lucha armada voluntad pragmtica de no entorpecer su acercamiento. Frip incorporacin de terminologa marxista y una caracterizacin de la estructura productiva argentna afn a las posturas trotskistas, que se articul con un modelo de toma de poder vagamente insurreccionalistas y con la idea de socialista. Protagonismo proletariado urbano/rural Al momento de la unificacin el universo comn de ideas se circunscriba al carcter simultneamente antiimperialista y socialista de la revolucin y el descredito sobre el papel que poda jugar la burguesa, y la necesidad de la construccin de una organizacin nica y centralizada que condujera al proletariado revolucionario. El mapa de los acuerdos inclua adems aspectos programticos. En tanto PO era una organizacin cuatro o cinco veces ms grande que FRIP, con una tradicin poltica consolidada y na catidad de cuadros formados en la teora, sus dirigentes confiaban en que el FRIP, de caractersticas menos organicas y mas laxas, poda ser absorbido sin problemas. Tambin el FRIP tena mucho que ganar, si se consideraba su experiencia organizativa, la formacin de sus cuadros, y su presencia en los grandes centros de trabajadores industriales. Perduraban diferencias la poltica de entrismo llevada adelante por PO (la abandona en la unin) y la reivindicacin del trotskismo. 25/5/1965 1er Congreso. Caracterizacin marxista-leninista. Necesidad de construir un partido revolucionario, sostener la movilizacin de masas y preparar tareas no slo defensivas para la toma del poder. Las precisiones en torno a cmo se debe dar el proceso de lucha armada quedaba sir debatir. Seran estas las que, en menos de tres aos, impondran la separacin definitiva. Finalmente, adentrarse en el proceso de ruptura que tuvo lugar en 1968 entre la corriente liderada por Mario R. Santucho y la encabezada por Nahuel Moreno. El golpe de estado, la agudizacin de la crisis econmica y social en la provincia y los consecuentes acontecimientos de protesta y represin precipitaron en la organizacin la conviccin de la necesidad de comenzar la lucha armada. No era una conviccin compartida por todos, tampoco lo era el diagnstico. Se forman dos corrientes. Santucho si bien el movimiento obrero atravesaba un perodo de retroceso, el proletariado azucarero del norte era el nico sector que no se encontraba derrotado y que en consecuencia poda caitalizar el odio generalizado contra las dictadura asi como las crecientes simpatas revolucionarias. Mientras que los morenistas consideraban que las tareas de la hora giraban en torno a la reactivacin de huelgas prolongadas y a la conformacin de una nueva direccin sindical, antiburocrtica y combativa, los santuchistas proponan iniciar las acciones guerrilleras. Acusaciones cruzadas de aburguesamiento/militarizacin. 1968 ruptura. IV Congreso reorientacin poltico-ideolgica, principalmente respecto de los aspectos que definan las estrategia para la toma del poder.

All se estudian las ideas de base y los quiebres que fueron surgiendo de las diferencias internas de las agrupaciones. Las lgicas que nutrieron la base ideolgica de este grupo se iluminan a partir de los cambios sufridos por las izquierdas latinoamericanas tras la Revolucin Cubana.

CAPTULO 2. EL PRT-ERP Y LA POLTICA EN TIMPOS DEGUERRAEl segundo capitulo se centra en la linea politica partidaria, atendiendo en especial al problema de la militarizacion y la adopcin de una caracterizacin del proceso como una guerra. Se detiene en la definicin de la estrategia para la toma del poder del PRT, ya que esta ortorg formas y tiempos a la revolucin en el imaginario perretista, determinando en consecuencia el accionar partidario. Para ello analiza, En primer lugar, el abandono de la estrategia insurreccionalista de la toma del poder y la adopcion del modelo asiatico de guerra popular prolongada (cambio introducido a partir del IV Congreso partidario). Concepcin de la revolucin conmovida por las experiencias cubana, china y vietnamita. Reconfiguracin a partir de la recepcin de estas experiencias, que termin por desplazar las perspectivas insurreccionalistas a favor de una nueva nocin de revolucin como guerra. A partir de la nueva constelacin simbolica tuvo lugar un proceso de colonizacin de la palabra poltica por jerga belica; el militante fue recategorizado como combatiente, y la lucha en combate. Insurreccin la lucha armada se circunscriba a la etapa final de la confrontacin entre clases con vistas a la toma del poder estatal. Perodo de enfrentamiento final. No era ni la usina que alimentaba el proceso revolucionario, ni la principal forma de lucha hacia la toma del poder, sino la modalidad final que acompaaba el alzamiento de las masas pero supeditada a otros procedimientos esenciales la influencia educadora y organizadora del socialismo. Guerra popular prolongada experiencias de las revoluciones china y vietnamienta nuevo modelo estratgico para la toma del poder. Poblacin campesina en relaciones de dominacin precapitalista. Conjuncin entre guerra de liberacin y guerra revolucionaria. Fuerza militar que ira de lo pequeo a lo grande a travs de mil batallas tcticas. Ligado al control territorial. La figura de la guerra no estaba en la etapa culminante signada por el auge de masas; era su propio motor, y el ejrcito, aunque bajo la direccin del partido, su protagonista.

En segundo lugar, aborda la relacion entre la actividad politica y la actividad militar del PRT-ERP entre 1968 y 1975, rastreando el sentido que el colectivo partidario otor- go a la accion armada en distintas coyunturas politicas. IV Congreso quedaban delineados dos ejes: la preparacin de la lucha armada y la consolidacin de una lnea de agitacin y propaganda sobre la vanguardia poltica del movimiento obrero que superara la dimensin sindical economicista. Caracterizacin del proceso revolucionario como guerra prolongada, la lucha armada deba desarrollarse tambin bajo los perodos de reflujo. Certeza de que, en esta Argentina que est en guerra la poltica se hace fundamentalmente armada. La caracterizacin de la revolcuion como guerra semntica blica. Proceso de militarizacin rol y sentido que la organizacin otorg a la lucha armada en las distintas coyunturas polticas en que actu. La diferenciacin entre violencia y poltica no alcanza a explicar las causas de la militarizacin. Se trata de una violencia poltica. No posible pensar una poltica sin violencia y una violencia sin marcas polticas. Ver final pgina 97 La expansin simultnea de todas las formas de lucha fue una constante en la historia de la organizacin. Explorar los sentidos que se le otorgaron a la lucha armada la poltica manda al fusil. No se trata de evaluar si finalmente esto fue as o no. S de admitir, en cambio, que en el imaginario perretista la accin armada adquiri sentidos estrechamente vinculados a lo que la propia organizacin, en su autoproclamado rol de vanguardia, determinada como las necesidades de las masas. Es probable que la llamada militarizacin haya sido, en gran medida, no una desviacin ni una insuficiencia de comprensin de la poltica o del marxismo, sino el resultado mas o menos fiel de aquellos sentidos, e incluso del propio ideario revolucionario que los forj. De la figura y del pensamiento del Che eman un legado que habit el ideario perretista hasta la derrota final de la organizacin: la accin armada de los revolucionarios crea las condiciones subjetivas para la revolucin. Cordobazo seal inequvoca de que la guerra civil revolucionaria haba comenzado Pern estrategia electoral. Pero el abandono de las armas facilitara el avance de las fuerzas reaccionarias. Preeminencia de lo militar sobre lo poltico? No resulta tan sencillo afirmarlo, prestando atencin a ciertos elementos: el reconocimiento de la legalidad institucional, la cominacion de movilizacin de masas por abajo con acuerdos polticos por arriba como formula garante del avance revolucionario, las fuerzas militares como respaldo material de la movilizacin popular, la advertencia sobre la irresposabilidad y ligereza de los espontaneistas en este terreno. Expansin de las estrategias militares y polticas. Cul era la racionalidad perretista que descansaba en una estrategia que conjugaba armisticios y represalias indiscriminadas, la lucha por la legalidad con la regularizacin de sus fuerzas militares, el provechamiento de la democracia parlamentaria con los ataques a cuarteles? La persistente movilizacin popular, la incapacidad de la burguesa para dar respuesta a la crisis estructural que atravesaba el capitalismo argenitno y la inoperancia del gobierno de Isabel determinaban para el PRT una situacin revolucionaria, antesala del estallido final. En ese contexto, quedaba establecido el doble poder, la disputa a la burguesa de rganos y funciones de gobierno, ya fuera esta en sentido extraterritorial o partir del establecimiento de zonas liberadas. Pero aunque sustentado por la movilizacin de masas por abajo y los acuerdos polticos por arriba, el poder popular no poda subsistir sin una fuerza material que lo respalde. Y la intensificacin legal e ilegal estaba ah para demostrarlo. Si ni la movilizacin de masas ni las propuestas de armisticios lograban detener el avance represivo, el ERP en su autoproclamado rol de defensor del pueblo no slo no dejara de combatir sino que ante la agudizacin de las contradicciones y la puesta en marcha de la cruzada contrarrevolucionaria se preparara para librar la batalla final de esa guerra revolucionaria no tan prolongada. Lo har, una vez mas, apelando a todas las formas de lucha.

-Alli la autora parte de la premisa de que la diferenciacion-oposicion entre violencia y politica se torna poco productiva a la hora de analizar la experiencia perretista, que incluyo la expansion simultanea de todas las formas de lucha, en sus manifestaciones pacificas o violentas, semilegales o clandestinas, como una constante en su historia. - All aparece evidente que se adopta una nueva perspectiva, en la cual el militante empez a ser considerado combatiente y la lucha combate.

CAPTULO 3. ENEMISTAD Y MORALEl tercer capitulo se orienta, En primer termino, a la identifica- cion de las acepciones de enemigo implicadas en la subjetividad partidaria. Dos acepciones Asociado a la estructura de poder econmico y poltico; era la burguesa, la sociedad capitalista, el imperialismo. Asociado a la estructura del poder del capitalismo dependiente. Vinculada con los efectos de ciertas particularidades de la historia y la cutura poltica argentinas; el enemigo apareca fundamental y especficamente identificado en los agentes represivos del estado.--> FFAA (punto neurlgico del poder poltico), de ah la necesidad de la fundacin de otro ejrcito, revolucionario y popular, construido en oposicin a aquel identificado como enemigo. Acto determinante de una neuva etapa de la identidad partidaria. Sociedad signada por estructura amigo/enemigo Las definiciones partidarias originales, que contenan una doble acepcin de la idea de enemigo, sufrieron ciertos desplazamientos de nfasis y sentido a favor de un enemigo uniformado. En los militantes de extraccin obrera nfasis puesto en el enemigo de clase y despus de la burocracia sindical. Los agentes represores tomaban parte en ella debido a su carcter de servidores de las clases dominantes que a travs de ellos defendan su poder. el discurso partidario registraba variaciones particulares segn la coyuntura especfica en que se enunciara y el sector social al cual fuera dirigido, del mismo modo que la configuracin subjetuiva de los militantes estaba de alguna manera determinada por su experiencia social. El proceso subjetivo a travs del cual el enemigo quedaba fuertemente identificado con los agentes represores era, en buen amedida, el resultante de la radicalizacin de la confrontacin poltica y del recrudecimiento de la represin. En su experiencia cotidiana, la militancia se vea enfrentada, principalmente a las fuerzas represivas. Entonces, si en la dimensin colectivo-partidaria coexistan lad dos acepciones del concepto, la dimensin experiencial conducia a apropiaciones subjetivas que desembocaban en nuevos desplazamientos. Preeminencia enemigo represor vinculado aa las particularidades del entramado poltico-institucional de los 70: la lectura que el PRT haca de esa trama y cmo pensaba la relacin entre las FFAA y la clase dominante (se le atribuia un rol ambivalente entre garantes y autonomizacion poltica). Si el capitalismo independiente argentino imprima a la revolucin un carcter socialista y antiimperialista, de all se recortaba un enemigo de clase; en segunda instancia un enemigo uniformado, brazo ejecutor y custodio de sus intereses. Pero la experiencia cotidiana de la represin y el propio accionar de las FFAA en el entramado poltico-institucional empujaban al colectivo partidario hacia un nfasis inverso. De ah que la doble acepcin se volviera a favor del represor. Su opuesto la figura del guerrillero

En segundo termino, analiza las ejecuciones selectivas llevadas a cabo por la organizacion, no solo en tanto practicas directamente ligadas a las acepciones de enemistad, sino tambien como acciones que permiten advertir las modalidades que asu- mieron, en el proceso de construccion identitaria de la organi- zacion, los movimientos de asimilacion y, mas enfaticamente, los de diferenciacion respecto del enemigo. No slo dan cuenta de una prctica frente al enemigo, sino que adems ofrecen la posibilidad de reconocer el afianzamiento de un nosotros a partir de un movimiento de diferenciacin. FFAA blanco privilegiado Esquema de valores y sentidos que sustentaron los motivos. La retrica y las nociones en ellas implicadas fueron parte del proceso de construccin identitaria perretista. Venganza + nociones y valores de una justicia sustantiva popular o revolucionaria. Hazaa limpia all radicaba el carcter ejemplar No negociar la sangre de los cados. Dos modalidades: personalizada e indiscriminada. Las ejecuciones por excelencia del PRT fueron las realizadas en represalia por torturas y asesinatos de militantes Inadmisibilidad de la tortura. Ajustar cuentas y obligar a respetar las leyes de la guerra. En el espacio configurado por estos vectores, la ejecucin perretista se erigi como acto moralizador y normativizador. El sentido del castigo es la restauracin de un orden. Autoridad moral del vengador y la accin en nombre de la comunidad moral, de una justicia popular que, si bien encarna, lo trasciende. El ERP como brazo ejecutor de esa justicia. Ejecutar el mandato popular. Los asesinados eran los hijos del pueblo, la indignacin era del pueblo, como tambin lo eran las crceles, los tribunales y las sentencias. La autoridad moral que pareca arrogarse el PRT y en funcin de la cual vengaba los crmenes comtidos no solo contra sus militantes, sino tambin contra el pueblo no se sustentaba nicamente en la autoasignada representacin de una justicia popular sustantiva; encontraba otra fuente de legitimacin en la postulacin de una superioridad moral respecto de las fuerzas enemigas. Trato otorgado a los prisioneros. Con el enemigo como referente, la organizacin fue construyendo a partir de un movimiento casi espcular su propia identidad. Uniformes, insignias y practicas ceremoniosas propias de un ejercito regular. El movimiento de oposicin y diferenciacin de este proceso identificatorio estuvo anclado en la dimensin de la moral. En tanto a sus ojos el ejercito nacional haba dejado de respetar el mundo de cdigos compartidos de combate que toda guerra delimita, su retorica de interpelacin estuvo signada por la insistencia normativizadora de la confrontacin belica. Pero ni las ejecuciones, ni los reclamos, ni las demostraciones de superioridad moral en el trato a los prisioneros tuvieron efecto normativizador alguno. Paradjicamente, fue la oficialidad cebada la que asimilo ms estrictamente las implicancias de esa guerra definida como total.

Por ultimo, a partir de ciertas nociones de Carl Schmitt, se analizan los alcances y limites que para los militantes del PRT-ERP tuvieron las implicancias pro- pias de la guerra revolucionaria, especialmente en relacion con el acto de matar. Guerra autentica tiene en su origen una enemistad absoluta, la intencin es la destruccin del orden social existente. Una tica combatiete que impide todo retroceso, toda capitulacin, toda negociacin. Es posible inscribir la experiencia perretista en esta tradicin de nociones de enemistad y guerra absolutas? Es cierto que el modelo de la guerra popular prolongada y el legado guevariano empujaban a la lnea partidaria a una ininterrumpida y creciente actividad militar, es cierto que la discursividad abundaba en imperativos de combate blico, es cierto que varios de esos imperativos no reconocan acotamiento alguno. Pero cunto hay de aquellas nociones absolutas que Schmitt le atribuye a la guerra revolucionaria en la subjetividad militante y aun en las practicas partidarias? Mquina d ematar? P 176. Adems de la heroicidad, lo que sola destacarse en los relatos partidarios era la audacia (accin con pocos recursos), la austucia (burla al poder) y la hazaa limpia. Ecos del imaginario justiciero. Componente de caballerosidad. 179. En la permanente apelacin de la normativa de guerra, en la bsqueda de un acotamiento al combate belico, estos hombres esgriman valores y nociones mas cercanos a la guerra clsica que a la tradicin revolucionaria que sostenan en sus propias formulacin tericas. Paradjicamente, quienes actuaron fuera de todo acotamiento fueron las FFAA. Los guerrilleros postularon a un enemigo a imagen y semejanza, desconociendo el paradjico hecho de que ese mismo enemigo haba asimilado mas seriamente las implicancias de las nociones de enemistad absolutas que la guerra revolucionaria traa consigo. - A partir de los testimonios, Carnovale afirma que la experiencia cotidiana de la represion y el accionar de las FF.AA condujeron a que en el imaginario perretista la doble acepcion de enemigo -burguesia y ejercito opresor- se resolviera a favor del ultimo. Asimismo, sostiene que los guerrilleros postularon un enemigo a imagen y semejanza desconociendo el paradojico hecho de que ese enemigo habia asimilado mas seriamente las implicancias de las nociones de enemistad absoluta que la guerra revolucionaria traia consigo.

-La manera en la que la subjetividad partidaria se elabora, se completa con el relevo de las ejecuciones llevadas a cabo por la organizacin, con el fin de iluminar la insistencia en la diferenciacin respecto al adversario poltico. Si la construccin del nosotros contaba con un conjunto de smbolos y referencias (un himno, una bandera, la insistencia en ciertos acontecimientos histricos) que definan al guerrillero con determinadas caractersticas, tambin se construa en la oposicin al otro. El anlisis de las vctimas de las ejecuciones realizadas por el ERP, permite detectar quienes eran considerados enemigos: empresarios, represores, personal jerrquico, algunos sindicalistas. En ese cruce de datos con testimonios, la autora advierte dos acepciones del enemigo: por un lado, uno asociado al poder econmico y poltico, es decir, la burguesa, la sociedad capitalista, el imperialismo y, por otro, los agentes represivos del Estado. La moralizacin y la concepcin de la venganza aparecen entonces tambin como ejes de estudio.

CAPTULO 4. HOMBRES NUEVOS, HROES Y MRTIRESEl cuarto capitulo se centra en la figura que se erigio como modelo de conducta de la militancia perretista: el hombre nue- vo. En tanto estuvo claramente identificada en el imaginario re- volucionario con el Che Guevara, se presenta, En primer lugar, una sintesis de los significados y atributos que tenia esta figura para el lider de la Revolucion cubana. El hombre nuevo era el hombre emancipado del futuro comunista. La construccin del comunismo en Cuba deba realizarse, a la vez, en la base material y en la creacin del sujeto. Para ello deba recurrise a estimulos morales que apuntalaran una nueva conciencia. Hay que hacer al hombre nuevo. La educacin global del individuo, implementada desde los resortes del estado, era un instrumento imprescindible. Le caba a la vanguardia, al partido, el rol dirigente y protagonico en ese prceso. En el imaginario revolucionario encontrar en el guerrillero heroico la encarnacion anticipada del hombre nuevo. Anudamiento vanguardia-ejemplo-sacrificio-futuo

En segundo lugar, aborda los sentidos particulares que la militancia del PRT-ERP atribuyo al hombre nuevo, en particular alli donde este parecia anudar virtudes proletarias, sacrificio, heroicidad y martirio. Si de la accin de los hombres dependa el ritmo de la consagracin histrica, la tarea primordial de la empresa revolucionaria era dotarlos de los valores, las cualidades y los atributos imprescindibles para llevar adelante la trascendental tarea. Fieles al legado guevariano, los militantes del PRT realizaron esfuerzos por construir da a da, a partir de su propia praxis, a ese hombre nuevo que, si bien habitara en un futuro, pareca resiltar claro que poda identificarse bsicamente por sus valores morales. Caractersticas-militante ejemplar: humilde, callado, solidario, disciplinado, estar dispuesto, sacrificado. Las verdaderas virtudes proletarias. Resonancia cristiana. No enunciaba simplemente un conjunto de virtudes a emular, defina cmo haba que ser para ser un verdadero revolucionario. Valor por exelencia: espritu de sacrificio. Definicin de mandatos colectivos dar la vida. Renunciamiento de la vida privada. Ofrendarla. La muerte se convertia en fuente de legitimacin. Muerte redentora, cuya apelacin se reiteraba en la prensa partidaria. Fuerza convocante de cada cada. La muerte en combate habilita lo heroico. Morir combatiendo es la culminacin de la moral del guerrillero. La sangre de cada combatiente abonaba el cuerpo colectivo de la revolucin. La muerte del combatiente traera consigo una multiplicacin de brazos dispuestos a empuar las armas. El hroe muestra un camino a seguir, dinamiza voluntades, ensea con su ejemplo. Moral de combate imperativo del combate. Otro rasgo: el martirio. Cuando de un guerrillero muerto se trata, las figuras de mrtir y hroe se entrelazan, y se funden en el imaginario colectivo de la organizacin. Hroe era aquel que mora en combate, a sangre fra o tortura.

Finalmente, se atiende a los mandatos partidarios emanados de aquel modelo ideal, asi como a las tensiones que conllevaron para los militantes de la organizacion. Tensiones entre las ideas y creencias y los sujetos reales. A pesar de los esfuerzos partidarios para moldear un militante a partir del modelo de un revolucionario ideales, los mandatos del sacrificio, heroicidad y coraje fueron apropiados e internalizados por los militantes con distintos niveles de solemnidad, exigencia y dramatismo. Existieron distintos tipos de conflictividad cuando los modelos de conducta se enfrentaban al mudno de la experiencia material del militante. La duda y el temor se alzaron unas veces, aunque se escondieron. El mundo de la experiencia fue determinando el marco a partir del cual se apropiaron y significaron los mandatos partidarios. Miedo debilidad de individualismo pequeo burgus- Alegra sacrificial certeza en el triunfo final de la revolucin Nios y embarazo intentos por eliminar esa debilidad. Un revolucionario deba estar dispuesto a renunciar a todo. Mandato de resistir la tortura sin delatar se complementaba con la confianza en que la solidez ideologica y moral garantizaba el silencio. La heroicidad propuesta impona un modelo imposible de alcanzar. Sin embargo, no haba negociacin posible, y el hroe tena su opuesto: el traidor, el quebrado. Por qu persistieron? El sentido de la tica propia de este modelo de militancia no permite regresar tras los propios pasos sin ser considerado un traidor. El compromiso asumia el peso de una deuda de todo y cada uno de los compaeros cados; los compaeros se deben los unos a los otros, deuda que es deber. Desde el punto de vista subjetivo, abandonar la identidad colectiva conllevaba necesariamente una soledad nueva. Desde el punto objetivo a dnde iran? En esos casos el aparato partidario era un espacio mas seguro que el de afuera. Las nociones blicas que poblaron la forma de pensar y concebir la poltica, la fuerza religiosa de los mandaros e imperativos resultantes de una iconografa signada por al heroicidad, el sacrificio y el martirio no pueden, sin lugar a dudas, estar ausentes de la respuesta. 220 Convencimiento del triunfo de la revolucin. Pgina 222- Ante la brutalidad represiva, los militantes postularon la moral revolucionaria, tema que se aborda en el siguiente capitulo a traves de la figura del hombre nuevo. El mismo, identificado con el Che Guevara, reunia una serie de valores como la humildad, la sencillez, la solidaridad, la renuncia y el espiritu de sacrificio, en torno a los cuales el imaginario perretista fue construyendo un ideal de heroe, cuyo punto culmine era la caida en combate. Frente a este, se erigio como opuesto, el traidor o quebrado.- La definicin del comportamiento ideal del revolucionario. La heroizacin, aparece analizada a partir de la insistencia en la imagen del Che Guevara, cuya muerte se reivindicaba. Modelo de revolucionario, el Che aparece como sntesis de significados y atributos, sealando las virtudes morales a emular. Una funcin movilizante y pedaggica le era atribuida, dinamizando las voluntades que se comprometeran con la lucha armada. A travs de su observacin como ejemplo, se van desglosando los mandatos que, por diversos medios, se inculcaban. La figura ideal del hombre nuevo, la cual reuna las virtudes proletarias, el sacrificio, la heroicidad y el martirio, es abordada detalladamente. En su estudio se demuestra que dicha representacin es hereditaria del imaginario cristiano. Asimismo, la autora constata que hroe y mrtir se usaban como sinnimos, juntando en la misma figura ambas caractersticas. Desde esta perspectiva, el miedo era juzgado como vicio pequeo burgus y manifestacin de egosmo.

CAPTULO 5. DISCIPLINAMIENTO INTERNOEl ultimo capitulo, partiendo del analisis de las caracteristicas propias del modelo leninista de organizacion, aborda los senti- dos y los mecanismos que asumieron dos formas de homogeneizacion y disciplinamiento interno: la proletarizacion y el control de la vida privada y aun intima de los militantes. A partir de alli, explora el tipo de subjetividad emergente en una organizacion modelada por las figuras de la moral, la disciplina, la adherencia y la totalidad. Insistencia y promocin de una conducta intachable que conjugaba disciplina, austeridad, estudio, abnegacin. Estilo militante que rozaba el ascetismo. Encarnaba un modelo de revolucionario profesional entregado en cuerpo y alma a la revolucin. Intenso proceso de homogeneizacin y disciplinamiento. Jerarqua bajada de lnea desde la direccin que deba ser acatada. - La proletarizacion y el control de la vida privada e intima de los militantes tuvieron como objetivo, por un lado, combatir las caracteristicas pequeno- burguesas de los propios integrantes del partido, y por otro, contribuir a la fusion de los mismos en un cuerpo revolucionario sin fisuras.- Si la proletarizacin el trabajo en la fbrica y/o el habitar barrios populares- serva de modo de acercamiento al sujeto popular, tambin cumpli en ciertos casos una tarea de castigo disciplinar. Sin lugar a dudas, la contraposicin entre los testimonios de ex miembros con los documentos internos, brinda una ventaja a este estudio: percibir el disentimiento o la duda de las subjetividades personales en relacin a distintos puntos del disciplinamiento que se exiga.

EL EPLOGO del libro reconstruye la actuacion del PRT-ERP en el periodo que sello su derrota (1975-1977).

CONCLUSIONES

Las conclusiones constituyen una recapitulacion de las principales ideas expuestas en el libro que finaliza con la reafirmacion de la hipotesis de la autora acerca de la persistencia perretista: Los militantes de PRT- ERP no se equivocaron, no se desviaron ni se empecinaron caprichosamente. Fueron en todo caso, terriblemente fieles al ideario y a los imperativos que ellos mismos enarbolaron, en pos de una revolucion en la que creyeron inconmoviblemente (p. 288).Desde su punto de vista, los hombres actuaron siguiendo esa lgica interna, respetando ciertos mandatos morales que la constituan.Al interrogarse en torno al sen- tido de las acciones sociales de los actores, Carnovale demuestra que la practica politica del partido en cuestion no fue un desvio respecto de lo que estos sujetos pensaban que ocurria y que se debia hacer en aquel momento historico. Su analisis deja en claro que la lucha armada y la cons- titucion de un ejercito revolucionario para llevarla a cabo formaban parte de las concepciones con que se forjo la identidad perretista. Este proceso es visible en el nivel manifiesto de las fuentes, donde el partido evalua la situacion politica y las tareas a realizar, y tambien en un nivel mucho mas profundo, en toda una serie de elementos de la moral y las reglas de con- ducta exigidas a los militantes y practicadas por ellos (disciplina, formas de discusion, relaciones de pareja, consumo, etc.) que dan cuenta de la cons- titucion de sujetos combatientes.

CRTICAS

MillnQue es aquello que no tiene centralidad en el enfoque del libro y puede resultar problematico? Las caracteristicas del conflicto en que se constitu- ye el partido y la identidad de sus militantes. No es menor, porque al ana- lizar la moral de los combatientes es importante determinar que es lo que atraviesa su subjetividad en el nivel societal vivian esos militantes una guerra o simplemente conflictos que ellos concebian como guerra? El partido sufrio un des- vio militarista que lo alejo de las masas? Carnovale muestra con lucidez una importante cantidad de elementos de la politica desarrollada por la organizacion que dan cuenta de la centralidad que tenia el vinculo con las masas: compra del diario El mundo, intenso trabajo sindical y de proleta- riazacion, etc. Pese a estos argumentos, Carnovale sigue en el terreno de las hipotesis de la militarizacion, pues su intento de refutacion no discute el equivoco de considerar lo militar como algo ajeno a lo politico, sino que se basa en explicar que el partido hacia otras actividades, muy importan- tes, que no eran militares.Sobre esta explicacion son relevantes dos tipos de preguntas: en primer lugar es posible establecer una diferencia de estatuto entre lo politico y lo militar? Acaso lo militar no es una forma de hacer politica? Como sabemos, la violencia y lo militar no son sinonimos, sino que lo militar es el uso politico de la violencia. En segundo lugar es interesante ver que dicha evaluacion no es una pregunta de centralidad si el analisis del pro- ceso se centra en la subjetividad de los actores y no en el desarrollo de las confrontaciones sociales. Es precisamente en este nivel donde cobran mayor relevancia preguntas teoricas en torno a la forma de la practica poli- tica: accion directa, ejercicio politicamente organizado de la violencia, prac- ticas politicas institucionales en el Estado o en la sociedad civil, etc. Pues son las confrontaciones, donde la mano de mi enemigo fuerza la mia y la mia la de mi enemigo, el terreno en el cual adquieren mayor relieve los problemas de la supuesta o real militarizacion De que caracteristicas era el conflicto politico de aquellos anos? Es posible subalternizar lo militar en un pais y un mundo donde hasta dentro de la propia clase dominante se ejercia la violencia politica? En tal proceso politico no es posible pen- sar que el ejercicio de la violencia permitio al PRT-ERP realizar una acu- mulacion de poder que de otros modos no podria haberse realizado? Que ocurrio durante tal periodo con las organizaciones de izquierda que no desarrollaron sistematicamente el ejercicio de la violencia?

Pozzi-Vera comienza la discusion trazando los origenes ideologicos y las interpretaciones del PRT que dieron pie a la opcion por la lucha armada. Aqui hace referencia al paso de la opcion insurreccional (segun ella derivada del trotskismo) al de guerra popular prolongada (maoismo), planteando que para la corriente liderada por Santucho, el inicio en lo inmediato de la lucha armada y la construccion de un ejercito revolucionario eran el unico camino para la revolucion. (p. 81) Esta afirmacion es por lo menos sorprendente en una investigadora que se dedica a trazar las ideas del PRT para comprenderlas. Primero es sorprendente porque no hay contexto historico a la opcion por la lucha armada. Casi todas las organizaciones y grupos marxistas y peronistas de la epoca, sobre todo a partir de la experiencia de los golpes de estado y de la Resistencia Peronista, planteaban variaciones de la lucha armada para hacer valer la voluntad popular. La diferencia entre unos y otros eran los fines, sus caracteristicas y el momento en que debia iniciarse la misma. De hecho lo que un examen historico revela es que esa fue una generacion particularmente conciente de que la historia argentina era una historia antidemocratica y profundamente violenta en cuanto a la violacion de la voluntad de su poblacion (o por lo menos de su mayoria). Al mismo tiempo, el problema era modificar esa situacion y para esto hacia falta una revolucion social. Inclusive la corriente liderada por Nahuel Moreno planteaba su acuerdo con la lucha armada si bien no coincidia con que ese era el momento de iniciarla. Fue una epoca de docenas de grupos guerrilleros, ademas del PRT-ERP. En esto Vera, en la pagina 94, parece hacer una escision mecanica donde lo politico es una cosa y la violencia es otra. En realidad la violencia es politica, y la politica puede incluir el uso de la violencia. De hecho esa es la historia de la dominacion de muchos seres humanos por unos pocos. El planteo del PRT era que la politica debia guiar el fusil, o sea la violencia. En esto la politica podia estar equivocada o no. La desviacion militarista de 1971-1972 implico que lo militar se convirtio en un fin en si mismo, sin objetivos politicos claros y por ende no se articulaba con las otras formas de lucha.Asimismo, mas alla de los planteos del IV Congreso del PRT, esta organizacion no planteaba que la lucha armada creaba conciencia, y en esto Vera se confunde en la pagina 100. De hecho, uno de los ejes centrales del V Congreso que crea al ERP, era el ejemplo de las luchas de los caneros tucumanos donde ante la represion demandaban armas al partido. Mas alla de lo acertado de su caracterizacion, en la vision del PRT la lucha armada no creaba conciencia sino que era producto de la conciencia popular. De ahi que el Cordobazo y la conflictividad de la epoca fueran entendidos como un salto en conciencia que permitia el comienzo de la lucha armada, que a su vez contribuiria al desarrollo de esta conciencia. Esto lleva a la segunda sorpresa que es el planteo de que era la unica via. Esto, que supongo fue tomado del titulo de las resoluciones del Cuarto Congreso del PRT-ERP, es por lo menos una incomprension de lo expresado. En realidad el PRT planteo una combinacion de formas de lucha, que lo llevo a desarrollar lo que denomino los distintos pilares de la revolucion socialista en Argentina. En realidad la unica via para la toma del poder y el socialismo era el desarrollo del poder obrero y popular liderado por un partido marxista leninista. La lucha armada era una forma para desarrollar el contrapoder. Otra vez, en esto no fueron los unicos. Esta complejidad de vias explica por que el PRT-ERP definio su actividad entre 1971 y 1972 como una desviacion militarista; si la lucha armada hubiera sido la unica via no hubiera considerado la absolutizacion de la misma como desviacion. En esto Vera hace una operacion interesante: pasa a considerar lo que denomina ejecuciones como una forma de senalizar al enemigo y, al mismo tiempo, construir una identidad propia o sea un nosotros. Como senala en la pagina 143: Las ejecuciones [...] formaron parte del proceso de construccion identitaria de la organizacion. Por un lado, las fuerzas policiales eran, efectivamente, el enemigo. Esto no es una construccion sino mas bien un sentido popular que proviene desde la represion a las montoneras decimononicas hasta la represion de las huelgas obreras y del Cordobazo. Por otro lado, el ajusticiamiento de infiltrados era una cuestion de supervivencia mas que de construccion de identidad. Y el tema de golpear a los poderosos proviene de la tradicion tanto del anarquismo de accion directa, como de los bolcheviques, y sobre todo del Destacamento de Propaganda Armada de los vietnamitas donde se trataba de demostrar que ellos tambien podian caer para asi ubicar a los revolucionarios claramente en el campo de las reivindicaciones obreras y populares. Dicho de otra manera, era una forma de demostrar que el compromiso con la revolucion no tenia marcha atras y que la justicia revolucionaria tenia tambien la posibilidad de ejercerse. Esto en si dista mucho de conformar una cultura de venganza con nociones y valores de una justicia sustantiva (p. 45). Es interesante el concepto (por no decir polemico) pero para llegar a una conclusion tan categorica hace falta no solo trazar las ejecuciones sino tambien considerar como estas toman cuerpo en el imaginario partidario. Eran una venganza o eran justicia? Por ahi Vera tiene razon y eran ambas cosas. Pero tambien esta la posibilidad de que fueran algo normal en el contexto de una guerra revolucionaria. Claramente, lo que PRT consideraba era que existia una guerra de clases y como tal esta debia ser desarrollada por todos los medios posibles. En esto la disciplina de la organizacion era algo fundamental para su supervivencia. Las violaciones a estas pautas merecen sanciones y tienden a ser consideradas como correctas por los miembros de ese grupo u organizacion. Esto era particularmente cierto en organizaciones sujetas a los embates represivos. El problema no es si el PRT era mas o menos autoritario que la media sino mas bien sugerir cuales, si algunas, podian ser sus alternativas a una ferrea disciplina en un contexto de enfrentamiento armado. Y, al mismo tiempo, porque sus integrantes en su tiempo y epoca no consideraron como autoritaria a la organizacion. Vera cita una cantidad de entrevistas que plantean una sensacion de autoritarismo. El pregunta es si esta vision es desde el hoy, o sea desde la derrota, o en su momento. Tambien, si esta vision, aun hoy, es la del conjunto de los sobrevivientes o solo de algunos. De hecho, creo que es mas o menos facil demostrar que hay tantos que no la sentian asi como aquellos que si. Asimismo, la pregunta es si el PRT era mas autoritario en lo moral que la sociedad argentina en su conjunto. Mi sospecha es que el PRT, como producto de esa sociedad, tendia a reproducir, en el contexto de la clandestinidad y de la guerra revolucionaria, pautas morales que existian como correctas en el sentido comun de la sociedad de la epoca. Asimismo, Vera hace referencia al folleto Moral y Proletarizacion escrito por Julio Parra, uno de los cuadros historicos de la organizacion. Ya De Santis ha senalado que esta no era la postura oficial de la organizacion, y si bien muchos militantes leyeron y estudiaron este folleto queda claro que la aplicacion era bastante mas flexible, sobre todo si cruzamos sus criterios y aplicacion con extraccion social y procedencia: por ejemplo, los cordobeses y los obreros eran bastante menos propensos a aceptar sus pautas morales. De hecho, Vera se pregunta en la pagina 269 cuan internalizados estaban los mandatos morales partidarios. Es una pena no haya profundizado esta pregunta, porque es probable que hubiera descubierto que variaba de zona en zona y de militante en militante. Inclusive el tema de la proletarizacion no fue una instruccion especifica, sino mas bien algo bien visto. La impresion que ella parece senalar es que la proletarizacion fue forzada. Nada en los documentos del PRT lleva a pensar tal cosa. Los datos disponibles, tambien, demuestran que esta fue mucho mas compleja de lo que parece. Hubo casos donde la proletarizacion fue exitosa y otras en que fue un fracaso. A veces transformo la vida de los militantes proletarizados y otras fue algo que se vivio como negativo.Todo esto se vincula con una de las interpretaciones mas polemicas de este libro: el de la etica sacrificial. Aqui Vera retoma un argumento ya esbozado por Pablo Giussani, en su obra La Soberbia Armada, donde plantea que en las organizaciones guerrilleras habia lo que denomina un culto a la muerte. Vera senala, en la pagina 198, que en el imaginario perretista, la etica sacrificial se articulaba con el mandato combatiente donde el culto al heroismo y la exaltacion de la muerte en combate ocupaban un lugar rector en aquella red. Ella se basa en las necrologicas de la prensa partidaria y en algunas entrevistas. Puede ser que ella tenga razon. Sin embargo, deberia por lo menos descartar otras interpretaciones posibles. Por ejemplo, que organizacion ignora a sus caidos? O tambien que cultura no reivindica a aquellos que dieron su vida por un ideal? Esto dista bastante de una vision por la cual es deseable morir en combate. De hecho, por lo menos hasta 1975 es bastante facil comprobar que la mayoria de los militantes guerrilleros no esperaban morir. Lo que si esperaban era triunfar. En esto tambien hay un problema de cierta ahistoricidad. Tiene razon Vera que en 1976 y 1977 la presencia de los caidos era permanente en el consciente de la militancia. Y aun asi, muchos esperaban que los capturados por el enemigo no hubieran sido muertos. Por otro lado, si bien las referencias a los heroes de Trelew y a los caidos parecen indicar un vinculo entre la muerte del militante y su constitucion como heroe revolucionario la realidad era mucho mas compleja. Mario Roberto Santucho claramente era un heroe del PRT en vida, aun antes de muerto; Antonio del Carmen Fernandez era tenido como obrero paradigmatico mucho antes de caer en Catamarca. Eso en cuanto a algunos de los propios PRT. En cuanto a la vision mas global, claramente el Che era un heroe en vida como tambien lo era Fidel Castro, Vo Nguyen Giap, o Lenin. Y la caracteristica de heroicidad de estos no dependia de su muerte o de su vida, sino de que eran entendidos como aquellos que encarnaban el ideal de la revolucion socialista. En realidad sus ejemplos eran entendidos como la corporizacion del hombre nuevo. En esto ultimo me cuesta coincidir con una entrevistada que cita Vera, aprobadoramente, donde senala que el hombre nuevo eran valores eticos sumamente difusos (p. 193). De hecho otro entrevistado senala que estos valores eran ser solidario, ser callado, ser austero, estar siempre dispuesto... Que tienen de difuso estos valores? De hecho, la definicion estatutaria de militante que tenia el PRT, por la cual eran aquellos que estaba entregados de cuerpo y alma a la revolucion, puede parecer difusa y poco concreta el dia de hoy. Sin embargo, en su tiempo y epoca y en el contexto de las tradiciones y cultura argentinas no solo evocaba una imagen positiva sino que era una apelacion muy concreta al imaginario y al comportamiento. En todo esto Vera senala que tanto dar la vida como el martirio eran parte de los rasgos de origen cristianodel heroe perretista (p. 202). Aqui ella tiene cierta literalidad en su comprension de los conceptos que se desdice del fino analisis presentado en el resto del libro. La idea de dar la vida por la revolucion eran parte del credo revolucionario (y no solo del PRT), y la referencia a los caidos como martires de revolucion era una constante. Sin embargo, cuantos militantes tomaban esto como una orientacion especifica, o sea como algo mas que una enunciacion en general? Cuantos querian convertirse en martires? En realidad la referencia a martires era mas una reivindicacion de los caidos que un rasgo de una cultura especifica. Inclusive, el vinculo religioso tiene que ver mas con la cultura y las tradiciones judeocristianas argentinas que con el cristianismo a secas. En realidad la referencia a los martires era mas una referencia a que habian sido asesinados por la represion que a una aspiracion de indole etico o moral. Y dar la vida era una referencia al nivel de compromiso y entrega que implicaba la gesta revolucionaria.Hubo mas politica que violencia... ve politica y violencia como contrapuestas. Testimonios como los elige y por que ?Alegria sacrificial 209