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Alégrate Alégrate número 176 julio-septiembre 2016

Revista Alégrate 176

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Revista Alégrate. Información espiritual, religiosa y pastoral.

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AlégrateAlégratenúmero 176 julio-septiembre 2016

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Alégrate 32 Alégrate

Editorial: Felicidades a los Gabrielinos 3 Nuevo Superior Provincial: P. Lázaro García Caso, SSP 4 Catequesis Paulina: Amor, Misericordia y Jus cia (Mt 18,22. Mt 5, 20. Jn 16,8) 6Como lo hizo san Pablo: JUSTICIA Y JUSTIFICACIÓN en las Cartas de san Pablo 8Ins tuto Virgen de la Anunciación: El problema de la salvación 10Ins tuto San Gabriel: Iden dad y misión 12Ins tuto Jesús Sacerdote: Los Papas invitan a lossacerdotes a la prác ca... 14Ins tuto Santa Familia: Qué implica el Ins tuto 18El evangelio vivido: Compar endo el estudio del Evangelio 20 Páginas marianas: María, la gran peregrina... 22Vida paulina: 24Calendario: 27

Intenciones del mesIntenciones del mes

SumarioPara que se forme en todos una profunda conciencia vocacio-nal: todos los católicos, con todos los medios, por todas las vocaciones y apostolados.

Para que se cree en todas partes un clima familiar, religioso y social, que favorezca la respuesta de los llamados.

Para que cooperemos con los pastores en la tarea de iluminar, guiar e interceder por la salva-ción de los hombres.

JulioJulio

JulioAgosto

JulioSeptiembre

El Instituto San Gabriel tiene como Patrono particular a san Gabriel arcángel, cuya fi esta celebraremos el 29 de septiembre. Muchas

felicidades a los Gabrielinos de España y del mundo. El mismo beato Alberione explica el motivo que le ha llevado

a poner el Instituto San Gabriel bajo la celestial protección de este santo Arcángel: «El Instituto “San Gabriel Arcángel” quiere formar y encaminar a sus miembros a una vida apostólica de penetración usando, entre los otros medios, el cine, la televisión y la radio, que fueron puestos por Pío XII bajo el patrocinio del arcángel Gabriel» (San Pablo, abril 1958).

Casi todas las misiones y manifestaciones de Gabriel están relacio-nadas en la biblia con la venida del Mesías. Así, el más grande y más feliz mensaje encargado a un ángel desde el comienzo del tiempo fue el que san Gabriel le vino a traer a la Santísima Virgen María cuando le anunció la Encarnación del Hijo de Dios en su seno, el nacimiento de Cristo, el Redentor de la humanidad (cf. Lc 1,26-38).

Muy probablemente fue también san Gabriel quien llevó el anun-cio del Nacimiento del Redentor a los Pastores de Belén, siendo luego acompañado por una multitud de otros ángeles que “alababan a Dios diciendo: «Gloria a Dios en lo más alto del cielo y en la tierra gracia y paz a los hombres»”.

Posiblemente fue este Arcángel quien avisó en sueños a san José de que llevase al Niño y a su Madre a Egipto, para evitar que fuera muerto por Herodes (cf. Mt 2,13).

Gabriel, cuyo nombre signifi ca “Fortaleza de Dios”, parece haber sido el Ángel que menciona san Lucas en la narración de la agonía del Señor en el Huerto de los Olivos: “Entonces se le apareció un Ángel venido del cielo que le confortaba” (Lc 22,43).

Y también parece lógico que si el Arcángel san Gabriel fue quien anunció la Encarnación de Jesús y, posiblemente también fue testigo de su agonía, fuera el Ángel que anunciara la resurrección del Salvador.

Que este santo Arcángel infl ame de amor misionero paulino a nuestros hermanos Gabrielinos.

Felicidades a los Gabrielinos

ANTONIO MAROÑO

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4 Alégrate Alégra te 5

Sumario El Superior General, P. Valdir José De Castro, con fecha del

9 de junio de 2016, ha nombrado al P. Lázaro García Caso Superior Provincial de la sociedad de San Pablo en España.

Natural de Valdepolo (León), el P. Lázaro García Caso ingresó en la Congregación, en la Comu-nidad de Zalla (Vizcaya), en 1955; emitió la primera profesión en la Comunidad de Coslada (Madrid), en 1964 y la profe-sión perpetua, en Roma, en 1968, donde también fue ordenado sacerdo-te, en 1970, por la imposición de ma-nos del papa Pablo VI.

Diplomado en Magisterio por la Escuela Universita-ria de “Begoña” (Bilbao), en Pu-blicidad por la Universidad CEU-San Pablo y en Marketing por el ESIC, después de haber cursado los estudios teológicos en Roma, ha realizado otros estudios de ac-tualización teológica en la sede de Madrid de la Universidad Pontifi -cia de Salamanca.

Formador de jóvenes en los colegios apostólicos de Zalla y Madrid durante veinte años, ha ocupado diversos caros de res-ponsabilidad, tanto en el gobier-no de la Congregación como en la Editorial San Pablo, de la que ha sido Director General por dos

mandatos, entre 2000-2001 y 2004.2008, y su Director Editorial entre los años 2008 y 2010.

Su mandato de nuevo Supe-rior Provincial comenzará con la apertura del próximo curso, coin-cidiendo con la celebración del Capítulo Provincial, que él mismo presidirá

Desde las páginas de Alégrate, damos la más cordial felicitación al P. Lázaro y le deseamos un

fecundo servicio a la Sociedad de San Pablo en Espa-ña, a los Institutos Paulinos de Vida Secular Consagra-da, que son obra propia de la Socie-dad de San Pablo, a toda la Familia Paulina y a la Igle-sia. Agradecemos

también al Superior Provincial sa-liente, P. Juan Antonio Carrera y a su Consejo el generoso servicio que han prestado a la Provincia a lo largo de su mandato.

NUEVO SUPERIOR NUEVO SUPERIOR PROVINCIALPROVINCIAL

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6 Alégrate

Seguimos caminando en el “Año de la Misericordia”; aunque

ese camino debería ser una cons-tante de nuestra vida, pues ¿cómo se puede recorrer el camino de la vida -con todos los tropiezos, con-trariedades, fragilidades e insegu-ridades inherentes a la condición humana-, sin contar con el aliento y el perdón de la Misericordia divi-na? ¡Ojalá! la vivencia de este Año nos conciencie perennemente de que tenemos que vivir acogidos a esa infi nita Misericordia. “¡Si conocieras el don de Dios…!” (Jn 4,10).

Entre todos los atributos de Dios, la Misericordia es la que

más nos hace confi ar y esperar. Pero…siempre hay un pero en los razonamientos. En Dios todo es perfecto en grado sumo, sino no sería Dios. Por ello, las cualidades, prerrogativas, atributos o esencia de Dios, es tener todo en grado perfecto y sumo. Así pues, hoy ofrecemos una refl exión sobre: la MISERICORDIA Y LA JUSTICIA divinas. Una no menoscaba a la otra, al contrario, se complemen-tan y refuerzan. ¿Qué es la justicia, sino la medida exacta y verdadera de las cosas? Por ello, el Salmo 85 expresa así estas dos realida-des: «la verdad brota de la tierra y la justicia mira desde el cielo. La

Catequesis paulina

«Jesús es exigente, fuerte y sin equívocos cuando llama a alguien a vivir en la verdad» (San Juan Pablo II).

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misericordia y la verdad se han encontrado. La justicia y la paz se han besado».

Es importante tener claros es-tos dos conceptos, pues si no, po-demos caer en el error de abusar de la misericordia de Dios. La Sagrada Escritura nos presenta a Dios como misericordia infi nita, pero también como justicia per-fecta. ¿Cómo conciliar las dos cosas? ¿Cómo se articula la rea-lidad de la misericordia con las exigencias de la justicia? Podría parecer que son dos realidades que se contradicen; en realidad no es así, porque es precisamente la misericordia de Dios que lle-va a cumplimiento la verdadera justicia. Las páginas del Evangelio nos muestran claramente esta rea-lidad tan dura, pero que brota del mismo Divino Corazón tan lleno de dulzura y misericordia.

Es muy agradable y, sobre todo, nos causa amor y admiración, pa-sear por las páginas del Evange-lio y encontrar a aquel Jesús que “pasó haciendo el bien” (Hch 10, 38), curando a todos, perdonando los pecados, multiplicando los pa-nes, resucitando a los muertos y bendiciendo a los niños. Pero, en contraposición, hay una verdad que se olvida en nuestros días e, incluso, que llega a ser odiada por muchos que quieren arrancarla de las conciencias: en unidad inse-parable del Jesús misericordioso, está el justo, el íntegro y radical, que no tolera las abominaciones

ni los errores de los obstinados. Ambos son el mismo Jesús… con ambas caras Jesús es bueno, Jesús es la Bondad y la Justicia. En las Apariciones de Jesús a Santa Faus-tina Kowalska le dijo estas pala-bras: «quien en la tierra no quisiera acogerse a mi Misericordia, en la otra vida se verá con mi justicia. Antes de venir como Juez el Día de la Justicia, Yo abro las puertas de mi Amor y concedo el tiempo de la Misericordia».

Cristo, que es Dios inmuta-ble, ¿dejará de ser justo y pasará a ser sólo misericordioso? Para responder a esta pregunta, con-viene recordar lo que nos enseña la doctrina católica sobre el ver-dadero sentido de la justicia y la misericordia divinas:

«Justicia y misericordia, justi-cia y caridad, ejes de la doctrina social de la Iglesia, son dos realida-des diferentes sólo para nosotros los hombres, que distinguimos atentamente un acto justo de un acto de amor; para Dios no es así: en él justicia y caridad coinciden; no hay acción justa que no sea también acto de misericordia y de perdón y, al mismo tiempo, no hay una acción misericordiosa que no sea perfectamente justa» (Bene-dicto XVI. Discurso en el Centro Penitenciario Romano Rebibbia, 18 de diciembre de 2011).

M. J. ISFM. J. ISF

AMOR, MISERICORDIA AMOR, MISERICORDIA Y JUSTICIA (Mt 18,22; Y JUSTICIA (Mt 18,22;

Mt 5, 20; Jn 16,8)Mt 5, 20; Jn 16,8)

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8 Alégrate

ENos ha parecido tan intere-sante el artículo sobre la MI-

SERICORDIA y JUSTICIA de Dios, abordado en el artículo anterior, que hemos puesto todo el empe-ño en profundizar cómo san Pablo entiende, vive y explica esta dua-lidad de los atributos divinos. Así nos hemos sumergido en las Cartas paulinas para encontrar la luz que el Apóstol nos ofrece.

Hablar de “justicia” resulta siempre complicado. Abordar este tema desde la óptica de San Pablo es todavía más difícil, pues se trata de un concepto fundamental en la teología del Apóstol, que inclu-ye muchos aspectos, sobre todo, de orden salvífi co. Siendo ésta la directriz fundamental de la ense-ñanza paulina, surge la pregunta:

entonces, ¿qué implica la justicia que trata el Maestro de los gen-tiles?

La justicia es la primera exi-gencia de la caridad y el reco-nocimiento de los derechos de las personas tiene como base la comprensión de éstas, no sólo como seres humanos semejantes a nosotros, sino, sobre todo como prójimos y hermanos.

Siendo la caridad el don de Dios más excelente (1 Cor 13), la justicia es como el primer pelda-ño, el punto de partida y el paso necesario e ineludible, sin el cual no es posible la práctica genuina de la caridad.

La referencia está en el mis-mo Cristo, en quien resplandece la justicia en todos los sentidos y

Como lo hizo san Pablo

JUSTICIA Y JUSTIFICACIÓN

JUSTICIA Y JUSTIFICACIÓN en las Cartas de san en las Cartas de san PabloPablo

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en toda su plenitud; Él es el “Jus-to” por excelencia y el exponente de la justicia en grado supremo. La acción salvadora de Jesucris-to, incluido el ofrecimiento que hace de sí mismo va más allá de un simple “dar a aquellos que les podría corresponder” (Rm 6-8). Y aquí es donde entra de forma clara y puntual la enseñanza de san Pablo.

En esta dinámica del plan de Dios, por una par-te, Pablo no elude la existencia de una fuerza punitiva, es decir de la “cólera” y el “juicio” divinos (Rm 17,31; 2,5-8; 3,5-7); pero, al mismo tiempo, en contraste con esta realidad, insiste también en la “jus-ticia”, como una cualidad muy singular del propio Dios (Rom 1,17; 3,5.21-22.25-26) y, a la vez, un don otorgado a los seres huma-nos (2 Cor 5,21; Flp 3,9) y como un nuevo modo de salvación para la humanidad.

La pregunta que se plantea de inmediato es: ¿cómo llegamos a conocer la justicia de Dios? Pablo responde por el mismo Evangelio. Éste nos la enseña y la hace pre-sente en el mundo porque juega un papel preponderante en el plan de salvación de Dios y el ejercicio de su justicia. Sólo se puede parti-cipar en este plan de la justicia a

partir de la aceptación del Evan-gelio con su fuerza salvadora. En efecto, Dios ha querido salvar a los que creen a través de “la locura del Evangelio”, que se resume en el mismo Cristo, “poder de Dios y sa-biduría de Dios” (1 Cor 1,21-25).

Aunque Pablo, al mirar re-trospectivamente su propia expe-riencia como fariseo en el cum-plimiento de la ley y después también como creyente en Cristo,

podía considerar-se intachable, es decir justo ( Flp 3,6), sin embar-go su experiencia del camino hacia Damasco le llevó a la convicción de una realidad insoslayable: la condición pe-cadora de todos

los seres humanos, incluido él mismo; y al convencimiento de que sólo Jesucristo podía reparar tal situación (cf. Rm 3,24), de tal suerte que nadie podría presen-tarse como “justo” ante el Señor, el único “Justo”.

El proceso de justifi cación co-mienza en Dios, esencialmente “justo”, y es Dios quien “justifi ca” al pecador. Pero esta justifi cación es ante todo resultado de la obra que Cristo ha hecho en favor de la humanidad.

J L , ISF J L , ISF

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este mes? ¿Ha mejorado mi vida? ¿Cómo quiero que mi vida llegue a ser más fructífera para el Señor, para mí, para la vida eterna? Para eso está el retiro mensual con la revisión, con el sacramento de la reconciliación… ¿Cómo quere-mos y nos comprometemos para que el mes próximo sea mejor que el pasado?

Además, hay personas aún más diligentes que celebran la reconciliación semanalmente. El retiro mensual y la confesión semanal son dos grandes signos de salvación, ya que con ellos el

La vida es una prueba: si somos fi eles a Dios nos

espera el paraíso;

Pero si somos infi eles, ¿qué sucede?

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alma se une progresivamente a Dios. Hay que preguntarse: ¿“Ad quid venisti”?; es decir: ¿para qué has venido a este mundo? Dios podía haber creado personas que lo habrían servido mejor que no-sotros; y sin embargo, por su gran misericordia, nos ha elegido pre-cisamente a nosotros. YHay que pensar en la ancianidad. Algún servicio que nos presten, algún di-nero ahorrado, algunas personas que puedan asistirnos en la ancia-nidad, en la última enfermedad y que ofrezcan sufragios después de la muerte. Sí, hace falta proveer ahora para la ancianidad.

Pero, ¿y después de la ancia-nidad? Después está la eternidad. Si uno razona: tengo que proveer para la ancianidad, para los pocos años de vida que tenga; ¿cuánto más se deberá se deberá uno pre-ocupar por la otra vida, que no durará unos pocos años, sino que será una vida eterna?

Servir a Dios signifi ca además cumplir su voluntad. Conocer, amar y servir a Dios. Servir a Dios es cumplir los mandamientos y, para los consagrados, también vi-vir los consejos evangélicos.

La vida es una prueba, una prueba triple: si somos fi eles a Dios, nos espera el paraíso; pero si no somos fi eles, ¿qué sucede?

La primera prueba es creer en Dios; la fe viva en los artículos del credo, en la Providencia, en el va-lor de los sacramentos… Creer. Quien cree se salva –ha dicho

Jesús-, pero quien no cree ya está condenado (cf Jn 3,18; Mc 16,16).

La segunda prueba, en cam-bio, consiste en guardar los man-damientos: “si quieres salvarte, guarda los mandamientos”, ha dicho Jesús (Mt 19,17).

La tercera prueba es la de la oración, la del amor de Dios. ¿Se ora? Parece que en el mundo se reza cada vez menos. Un pensa-miento para Dios. Nuestra vida no es simplemente material, como la de cualquier animal, para el que todo termina cuando termina su vida. A nosotros nos espera algo más y es lo más importante.

Entonces, éstas son las prue-bas: fe, observancia de los man-damientos y oración, pues “quien ora se salva y quien no ora se pierde”. Somos libres de perder-nos para siempre o de salvarnos. Somos libres de realizar poco bien o de alcanzar la santidad; y libres para vivir una vida fría, tibia hasta el punto de decir que es un ir tiran-do que no nos satisface a nosotros ni a Dios; pero ¡dichoso quien vive con fervor!

Muchos dirán como el joven: yo siempre he tenido fe, he cum-plido los mandamientos… sí, tam-bién he rezado un poco… Pero, ¿no hay nada más que hacer? Jesús respondió una vez: “Si quieres ser perfecto, ven y sígueme”.

B S AB S A

Instituto Virgen de la Anunciación

La Iglesia pide a los bautizados cumplir con Pascua, al menos,

una vez al año. Entonces se re-visa cómo se ha transcurrido el año desde la pascua anterior y se ve cómo puede transcurrir el año próximo hasta la Pascua siguiente. Pero veis que esto es bien poco, es lo mínimo. Por eso la Iglesia dice: “al menos una vez al año”. Justa-mente hay personas que piensan más en el problema de la salva-ción… y, en lugar de una vez al año, se acercan más a menudo a los sacramentos.

Para vosotras es necesario el retiro mensual. ¿Cómo he vivido

EL PROBLEMA EL PROBLEMA DE LA SALVACIÓNDE LA SALVACIÓN

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La aprobación de la Asociación “Unión de Cooperadores Pau-

linos” –por parte del Obispo de Alba en el 1918, a petición del P. Alberione–, signifi có también la primera intuición del P. Alberione de asociar a los laicos a la misión carismática paulina de evangeli-zar con los medios de comuni-cación social. Pero en el corazón del Fundador estaban en gesta-ción otros brotes fundacionales específi cos, aunque tal gestación iba a ser larga y dolorosa.

Es cierto que en la Iglesia, los primeros destellos de un naciente laicado consagrado se remontan ya a fi nales de 1700; pero sólo a fi nales de 1800 se encuentra algún ejemplo aprobado por la

autoridad eclesiástica; habrá que esperar hasta 1947, cuan-do el papa Pío XII promulga la Constitución Apostólica Próvida Mater, para tener universal reco-nocimiento y estímulo a una vida consagrada “en la secularidad”, o sea que, permaneciendo en el ambiente y en el trabajo propio de un laico, es más, haciendo de todo esto, mediante la consagra-ción de los votos evangélicos de pobreza, castidad y obediencia, un privilegiado instrumento de evangelización y de santifi cación en el mundo.

Pero, el P. Alberione, aunque ya llevaba más de cuarenta años esperando la hora de Dios para “sus” Institutos de Vida Secular

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RR

reunidos para el Jubileo de los laicos comprometidos, entre los que seguramente habría muchos “laicos consagrados”:

“Queridos, con el Concilio, en la Iglesia ha sonado verda-deramente la hora del laicado y tantos fi eles laicos, hombres y mujeres, han comprendido con más claridad la propia vocación cristiana, que, por su misma na-turaleza, es vocación al apostola-do (cf Apostolicam actuositatem, 2). Desde entonces ha fl orecido una vivaz estación agregativa, en la que, junto al asociacionismo tradicional han, surgido nuevos movimientos asociativos y nue-vas comunidades (cf Christifi de-les laici, 29). Hoy más que nunca, queridos hermanos y hermanas, vuestro apostolado es indispen-sable para que el evangelio sea luz, sal y levadura de una nueva humanidad”.

Estas expresiones del Santo Padre son una confi rmación de lo que dijo a todos los Paulinos el Beato Santiago Alberione: “Respecto al mundo, vosotros sois sal, vosotros sois luz, voso-tros sois ciudad situada sobre el monte…” (AD, 87). “Cada uno piense que es transmisor de luz, altavoz de Cristo, secretario de los evangelistas, de san Pablo, de san Pedro…” (AD, 157).

Consagrada, aún siguió esperan-do. Era siempre del parecer de que “no es bueno forzar la mano de Dios, sino sólo secundarla”.

La hora de Dios sonó en 1957 con el “Breve” del mismo Pío XII que proclamaba a San Gabriel Ar-cángel “Patrono de las comunica-ciones sociales”. Fue entonces, sólo un año después, en 1958, cuando el P. Alberione pone en marcha el Instituto de San Gabriel Arcángel (para hombres, jóvenes y adultos) y el Instituto Virgen de la Anunciación (para mujeres, jó-venes y adultas).

Dirá a unos y otras: “Seréis laicos, sin ningún distintivo reli-gioso, viviréis en familia, traba-jaréis en la escuela, en ofi cinas, en fábricas y daréis vuestro tes-timonio en el interior de estas instituciones, pero seréis consa-grados… Seréis «sal» y «levadura » en el mundo contemporáneo… Seréis consagrados a Dios y dedi-cados al apostolado en el mundo y con los medios del mundo… para que a todos los hombres sea anunciado Cristo que responde a todas las expectativas del espíritu humano, y aun las supera: Cristo, Camino, Verdad y Vida…”.

El 26 de noviembre de 2000, exactamente cuando se cumplían 29 años de su muerte, nuestro ve-nerado Fundador habrá gozado y aplaudido en el cielo por las pala-bras que ha pronunciado el papa san Juan Pablo II, dirigiéndose a un numeroso grupo de peregrinos

Instituto San Gabriel Arcángel

IDENTIDAD IDENTIDAD Y MISIÓNY MISIÓN

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En la exhortación “Menti nos-trae”, dirigida a todos los sa-

cerdotes del mundo, Pío XII dice:«El ministerio sacerdotal no

puede conseguir plenamente su fi n, de tal modo que responda adecuadamente a las necesida-des de nuestro tiempo, si los sa-cerdotes no brillan en medio de su pueblo con insigne santidad».

Y en otra ocasión advierte:a) «En un tiempo en que el

principio de autoridad se en-

cuentra en gran crisis, el sacer-dote debe amar, a ejemplo de Cristo, la obediencia»;

b) «En medio de tanta corrup-ción de las costumbres, debe pro-fesar la castidad perfecta, que le hace fecundo en amor»;

c) «En la lucha social que agita al mundo, debe manifestar personalmente desinterés y espí-ritu de pobreza».

Todo esto equivale práctica-mente a invitar al sacerdote al

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camino de los consejos evangéli-cos, que tienen especialmente «la fuerza de conformarle más inten-samente al género de vida virgi-nal y pobre que Cristo, el Señor, eligió para él». Los votos añaden a la práctica de los consejos evan-gélicos un mérito más, que se de-riva de la virtud de la religión, y estupendas ventajas apostólicas, sociales y asistenciales.

Juan XXIII

En la exhortación “Sacerdoti nostri primordia”, el papa Juan XXIII escribe:

«Sería un enorme error creer que el sacerdote secular esté me-nos llamado a la perfección que el religioso. Si la práctica de los consejos evangélicos en virtud del estado clerical no se le im-pone al sacerdote para conseguir esta santidad de vida, no menos deja de presentársele, al igual que a todos los discípulos del Señor, como el “camino real” de la san-tifi cación cristiana.

Por lo demás, con gran con-suelo nuestro, muchos generosos

sacerdotes lo han entendido así, ya que, aunque permaneciendo en las fi las del clero secular, so-licitan a piadosas asociaciones aprobadas por la Iglesia que los guíen y apoyen en los caminos de la perfección».

Pablo VI

En el discurso dirigido a los directores de los institutos secu-lares el 20 de setiembre de 1972, Pablo VI decía: «En este punto deseamos detenernos en un as-pecto especial de fecundidad de vuestras instituciones. Queremos aludir al nutrido grupo de quie-nes, consagrados a Cristo en el sa-cerdocio ministerial y deseando unirse a él con un nuevo vínculo de entrega, hacen la profesión de los consejos evangélicos y se in-tegran en los institutos seculares. Nos pensamos en estos herma-nos nuestros en el sacerdocio de Cristo y queremos animarles, al tiempo que admiramos en ellos, una vez más, la acción del Espí-ritu, incansable en suscitar ansias de mayor perfección».

«Llegan a la consagración en

Instituto Jesús Sacerdote

LOS PAPAS LOS PAPAS INVITAN A LOS INVITAN A LOS SACERDOTES SACERDOTES A LA PRÁCTICA A LA PRÁCTICA

DE LOS DE LOS CONSEJOS CONSEJOS

EVANGÉLICOSEVANGÉLICOS

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16 Alégrate Alégrate 17

los consejos evangélicos y al em-peño en los valores “seculares” no como laicos, sino como clé-rigos, es decir, portadores de una mediación sagrada en el Pueblo de Dios. Además del bautismo y de la confi rmación, que consti-tuyen la consagración básica del laicado en la Iglesia, han recibi-do una posterior especifi cación sacramental en el orden sagra-do, que los ha constituido titu-lares de determinadas funciones ministeriales en relación con la eucaristía y el cuerpo místico de Cristo. Esto ha dejado intacta la índole “secular” de la vocación cristiana, por lo que pueden enriquecerla vivién-dola como “consagrados” en los institutos seculares».

Juan Pablo II

«La consagración a Dios por medio de los consejos evangéli-cos es la “receta especial” de la santidad.

Los sacerdotes y los re-ligiosos encuentran apoyo entre sus hermanos.

Los sacerdotes seculares viven una soledad mayor, y con-sidero que los sacerdotes de las nuevas generaciones encuentran difi cultades para vivir solos como el Cura de Ars.

Es verdad que muchos encontrarán en las asociaciones e institutos sacerdotales un gran apoyo fraterno y un estímulo para su refl exión y su oración.

Recibirán una inyección de vitalidad. Yo les animo.

Jesús tiene que ser lo primero en nuestra vida. Su persona debe ser el centro de nuestra actividad, la “actividad de cada día”.

Un peligro constante para los sacerdotes, incluso para los de mayor celo, consiste en sumer-girse de tal modo en el trabajo del Señor que olvidan al Señor del trabajo.

Debemos encontrar tiempo, debemos crear tiempo para en-contrarnos con el Señor en la oración. Siguiendo el ejemplo mismo del Señor Jesús, debemos “retirarnos a lugares solitarios para orar” (cf Lc 5,16).

La vida sacerdotal sin la ora-ción no tiene sentido. Pierde con-tacto con su fuente, se vacía de contenido y no puede conseguir su fi n».

Benedicto XVI

“En el contexto de la espiri-tualidad apoyada en la práctica de los consejos evangélicos, me

complace invitar particularmen-te a los sacerdotes, en este Año dedicado a ellos, a percibir la nueva primavera que el Espíritu está suscitando en nuestros días en la Iglesia, a la que los Movi-mientos eclesiales y las nuevas Comunidades han contribuido positivamente… Dichos dones, que llevan a muchos a una vida espiritual más elevada, pueden hacer bien, no sólo a los fi eles laicos, sino también a los minis-tros mismos. La comunión entre ministros ordenados y carismas “puede impulsar un renovado compromiso de la Iglesia en el anuncio y en el testimonio del Evangelio de la esperanza y de la caridad en todos los rincones del mundo”. (A los sacerdotes, en el Año Sacerdotal).

Papa Francisco

El papa Francisco, dirigién-dose a una asamblea de más de cuatro mil sacerdotes que habían acudido a Roma con motivo del Jubileo extraordinario de la mi-sericordia les invitaba a modelar sus corazones de pastores a imi-

tación del corazón de Jesús, el Buen Pastor:

“El pastor según Jesús tiene el corazón libre para dejar sus cosas, no vive haciendo cuentas de lo que tiene y de las horas de servicio: no es un contable del espíritu, sino un buen Samaritano en busca de quien tiene necesi-dad. Es un pastor, no un inspec-tor de la grey, y se dedica a la misión no al cincuenta o sesenta por ciento, sino con todo su ser.

Al ir en busca, encuentra, y encuentra porque arriesga; no se queda parado después de las desilusiones ni se rinde ante las difi cultades; en efecto, es obsti-nado en el bien, ungido por la divina obstinación de que nadie se extravíe. Por eso, no sólo tiene la puerta abierta, sino que sale en busca de quien no quiere entrar por ella.

Como todo buen cristiano, y como ejemplo para cada cristia-no, siempre está en salida de sí mismo. El epicentro de su cora-zón está fuera de él: no es atraído por su yo, sino por el tú de Dios y por el nosotros de los hombres”.

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nida, un tiempo de oración cada día, en el que afi anzar la voca-ción que se ha decidido seguir o desarrollar. El centro será siempre la Eucaristía: por supuesto la do-minical, pero incluso diaria, en la medida que las obligaciones la-borales y familiares lo permitan. Además se cultivará el amor a la adoración eucarística, la medi-tación, la oración personal y en familia, prefi riendo las prácticas recomendadas por la tradición cristiana y la espiritualidad litúr-gica, y la evaluación personal cotidiana, especie de «reloj del alma» que nos pone a punto. Para experimentar la misericordia del Señor, celebrarán frecuentemen-te el sacramento de la reconcilia-ción. También deben participar

Los miembros de un instituto secular se diferencian de los

«religiosos» que viven en comu-nidad con un horario de rezos y trabajo, según sus propias reglas o constituciones, en que dispo-nen de la libertad propia de su estado laico para poder cumplir con su trabajo y su dedicación familiar. Eso no signifi ca que no tengan también algunas exigen-cias derivadas de la consagra-ción voluntariamente asumida.

Por lo pronto, para integrarse en el Instituto los esposos pro-fesan unos votos, que son un don de Dios y expresan el com-promiso de una mayor dedica-ción al seguimiento de Cristo.

Pertenecer al Instituto impli-ca, además, vivir una piedad defi -

Alégrate 19

AA

Instituto Santa Familia

mensualmente en una jornada de retiro espiritual y cada año en un curso de Ejercicios espirituales.

El deber de los miembros con-siste, básicamente, en responder a la invitación del Señor «Si quieres ser perfecto...», según la fórmula de la profesión: «a este Instituto nos entregamos de todo corazón, para nuestra santifi cación, la de nuestra familia, la de todas las fa-milias cristianas y la del mundo».

Los compromisos de los esposos cristianos pue-den concretarse así:

a) santifi cación mutua de los cónyuges; amarse en el Señor para santifi carse;

b) educación y santifi cación de los hijos; su fe pasa por el co-razón de los padres;

c) santifi cación del propio tra-bajo considerado como verdade-ro apostolado;

d) algún servicio apostólico: liturgia, educación de los jóve-nes…

LA FAMILIA: COMUNIÓN Y COMUNIDAD DE PERSONAS

La familia, en cuanto es y debe ser siempre comunión y comunidad de personas, en-cuentra en el amor la fuente y el estímulo incesante para acoger, respetar y promover a cada uno de sus miembros en la altísima dignidad de personas, esto es, de imágenes vivientes de Dios. Como han afi rmado justamente los Padres sinodales, el criterio de

la autenticidad de las relaciones conyugales y familiares consiste en la promoción de la dignidad y vocación de cada una de las personas, las cuales logran su plenitud mediante el don sincero de sí mismas (Gaudium et Spes).

CONSAGRACIÓN DE LA FAMILIA A MARÍA

Ven, María, entra y habita en esta casa que nosotros te ofrece-mos y consagramos a ti. Sé bien-venida: te recibimos con alegría de hijos. Somos sumamente indig-nos; pero tú eres tan bondadosa que gustosamente pones tu mo-rada con tus hijos más indigentes. Te acogemos con el mismo afecto con que Juan te recibió en su casa después de la muerte de Jesús.

Distribuye entre cada uno de nosotros las gracias espirituales que necesitamos, como las lle-vaste a casa de Zacarías. Danos las gracias materiales, como obtuviste el cambio del agua en vino a los esposos de Caná. Mantennos lejos del pecado.

Sé instrumento de luz, gozo y santifi cación como lo fuis-te en la familia de Nazaret. Sé para nosotros madre, maestra y reina. Aumenta en nosotros la fe, la esperanza, el amor. Que Jesús, camino, verdad y vida, habite siempre en esta casa.

QUÉ IMPLICA QUÉ IMPLICA EL INSTITUTOEL INSTITUTO

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El Evangelio Vivido

“(Efesios 2, 4-5). Lo que escribe Pablo a los Efesios nos lo ofrece Dios cada día de nuestra vida, si así lo queremos y acogemos.

Estamos muertos por los pe-cados, es decir, los pecados nos matan y los pecados no son otra cosa que las acciones de cada día motivadas por el egoísmo. Noso-tros siempre actuamos de manera egoísta por naturaleza humana. Hasta las cosas más sencillas las teñimos con nuestros egoís-mos. Cuando menos lo pensa-mos, ya estamos siendo egoís-tas, aunque hayamos ido a Misa o hecho Ejercicios Espirituales.

El siguiente Estudio de Evan-gelio lo hice durante los

Ejercicios Espirituales de este año con la Familia Paulina. Se trataba el tema de la Misericor-dia, propio del Año en que nos encontramos, y el siguiente es uno de los textos que nos pro-pusieron para meditar y estudiar.

“Pero Dios, rico en misericor-dia, por el gran amor con que nos amó, estando nosotros muertos por los pecados, nos ha hecho revivir con Cristo Jesús -estáis salvados por pura gracia- nos ha resucitado con Cristo Jesús, nos ha sentado en el Cielo con Él

Los egoísmos conducen a actuaciones o acciones contra el prójimo, graves o leves, pero siempre recorren caminos de muerte, de tristeza, desilusión…

Pero Dios, rico en misericor-dia, por el gran amor que nos tie-ne, nos ofrece a Cristo, su Hijo, para salvarnos siempre de esos caminos de muerte y recorrer ca-minos de vida, que por nosotros mismos no podríamos. Revivir con Cristo es vivir la Vida con Él, encontrando que esa Vida es la que verdaderamente ha anhe-lado siempre todo nuestro ser.

Cada día hemos de resucitar con Cristo. Esto es lo que quiere decir que nos ha sentado en el cielo con Él. Porque vivir junto a Cristo es estar en el Cielo, y todo por pura gracia. Así lo ha querido.

Tenemos una gran responsa-bilidad porque esta riqueza no es nuestra. Se nos ha dado a com-partirla con el Señor para predi-car al Mundo su Salvación, para ser testigos de que Él vive, para ser testigos de su Resurrección y vivir como Él vivió, dejándo-nos llevar por su Espíritu Santo.

Vivir cada día confi ando en el Señor, que puede salvarnos de tanto como no podemos ni sabemos, cada momento del día. Confi ar en su Misericor-dia que no se agota nunca.

Otras observacionesLas conclusiones que se es-

criben cuando se hace un Es-tudio de Evangelio no siempre

tienen la misma extensión. Al-gunas veces son muy cortas. Pero de la extensión no de-pende el fruto de este Estudio.

Conviene, no obstante, escri-birlas en hojas independientes para poder así guardarlas con el orden que viene dado en la Palabra de Dios, pues es muy bueno, para los días en los que se está menos inspirados o más fríos, poder recurrir a esos escritos que un día el Espíritu Santo sugirió, pues verdaderamente el Espíritu Santo explica personalmente las Escrituras cuando se recurre a Él con humildad y fe. Él lo expli-ca todo también con sencillez.

Cuando se trata de descubrir todo el amor que Dios nos tiene y todo el amor que podemos dar, no hay peligro de interpretar mal las Escrituras. Si algo inquieta se ha de preguntar a algún sacerdote. Las notas que traen las Biblias Ca-tólicas ayudan también a no extra-viarse. No se trata de interpretar libremente las Escrituras, sino de ponerse a la escucha del Espíritu Santo. Él, más de una vez, pue-de sorprender e iluminar aquello que la Iglesia enseña con un res-plandor y belleza que la Palabra, por sí sola, no puede expresar en muchas ocasiones. En otras sí.

COMPARTIENDO EL COMPARTIENDO EL ESTUDIO DEL EVANGELIOESTUDIO DEL EVANGELIO

M M , ISVAM M , ISVA

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La respuesta de María al Plan de Dios sobre la salvación de

la humanidad ha hecho de ella la llena de gracia y modelo de fe. Ha llegado a estar realmente presente en el misterio de Cristo porque ha creído.

María vive la fe como entre-ga absoluta de su yo humano y femenino en una donación libre y total. La aceptación de María “ha decidido desde el punto de vista humano la realización del misterio divino”.

Por su total consagración a Dios “concibió al Hijo en la men-te antes que en el seno, precisa-mente por su fe”. La fe de María la convierte en modelo de la Nueva Alianza –como Abraham lo fue

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de la Antigua-, la que da comien-zo a un camino o peregrinación de la fe al nuevo Pueblo de Dios. Esto lo hace por el abandono con-fi ado en el misterio inescrutable de Dios.

El itinerario de fe por el que avanza está lleno de luz y de sombras. Son las aparentes con-tradicciones del que ha venido para ser “Luz de las naciones” y “Signo de contradicción”.

María, en Nazaret, es la Vir-gen orante que crece cada día en el conocimiento y la identifi -cación con Cristo. Es la primera criatura que vive de manera radi-cal la novedad evangélica de la fe. Y es también “la primera de las criaturas humanas admitidas al descubrimiento de Cristo”.

María penetra en el misterio a través de “noches oscuras”, “sin comprender”, en la penumbra de la fe. Y es precisamente por la fe, en obediencia absoluta, por la que se identifi ca totalmente a Cristo en el anonadamiento en la cruz.

María, fi nalmente, es la nueva Eva que desata con su obediencia el nudo de la desobediencia de la primera mujer, Eva.

Cuestiones para trabajar

a) Analiza la frase: “María vive su fe, como entrega absolu-ta…”

¿Qué supone en una vida la entrega absoluta del propio yo? Compara esa fe de María con la idea relacionada sólo con la “creencia” con la que muchas veces se interpreta la fe.

b) La aceptación libre de María supone una aceptación en el plano humano de la realiza-ción del Misterio Divino. ¿Crees que en nuestras vidas tiene esto aplicación? ¿Nuestras decisiones contribuyen a que se lleve a cabo el Reino de Dios? Trata de respon-der a esas aceptaciones de tu vida al plan de Dios:

- Avanzar en la radical no-vedad del Evangelio: ser cada vez más como Jesús, ser Jesús;

- Creer en el descubri-miento de Jesús que nos revela al Padre;

- Hacerlo en la oscuridad de la fe.

P. A , SSPP. A , SSP

Páginas Marianas

MARÍA, MARÍA, LA GRAN LA GRAN

PEREGRINA PEREGRINA DE LA FEDE LA FE

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24 Alégrate

Profesión de Teresa Álvarez

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Vida paulina

RENOVACIÓN DE LA PROFESIÓN RELIGIOSAENCUENTRO DE LOS SUPERIORES MAYORES

DE LA SOCIEDAD DE SAN PABLO

Del 22 al 30 de junio, los Superiores Mayores de la Sociedad de San Pablo han tenido un Encuentro Roma

con el Superior General, P. Valdir José de Castro y el Gobierno General.

Han sido días de intenso trabajo, vividos en un clima de fraternidad e intensa convivencia, en los que han refl exionado sobre el momento actual que está viviendo la Iglesia y sobre la situación de nuestra Congregación a casi año y medio del X Capítulo General.

Entre otros temas importantes también han tomado en con-sideración el estado actual de los Institutos Paulinos de Vida Secular Consagrada Agregados a la Sociedad de San Pablo.

El pasado 29 de mayo, el Clérigo Omar Delgado Mon-tañez renovó su profesión religiosa, en la Comunidad

de Protasio Gómez (Madrid). Presidió la celebración euca-rística el P. Juan Antonio Carrera, Superior Provincial, en la que participaron todos los miembros de las Comunidades de Protasio Gómez y Vizconde de los Asilos.

El Clérigo Omar, nacido en Hamtic (Antique, Filipinas) el 27 de enero de 1989, ha terminado el curso Institucional de Teología en la Universidad Pontifi cia Comillas-Madrid y prosi-gue su formación teológica y espiritual de cara a la profesión perpetua y a la ordenación sacerdotal. Muchas felicidades a nuestro hermano Omar.

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Calendario

03. Jornada de Responsabilidad del Tráfi co05. 1990, Amuere la Hna. Elisa Ríos, HSP.08. 1934, comienzo de la Sociedad de San Pablo en Bilbao.09. 2006, muere el P. Justo Fernández, SSP.20. 1995, muere el Hno. Eugenio Bañue-los, SSP.25. Fiesta del Após-tol San ago, Patrón de España.27. 1918, muere el venerable Maggiori-no Vigolungo.31. 2011, muere el P. José Fernández de Larrea, SSP.

03. María Madre del Buen Pastor, Fiesta Titular de las Pastorcitas.04. 2003, muere el Hno. Julián Villaizán, SSP.08. Fiesta de la Na- vidad de la San si-

ma Virgen12. 1913, el P. Albe-rione, en el Santua-rio de la More a (Alba), recibe el encargo de dirigir la Gazzeta d’Alba: comienzo del apos-tolado de la comu-nicación social.12. Fundación del Ins tuto de San Gabriel.15. 2013, muere la Hna. Clara Queboli, HSP.17. 1996, muere la Hna. Anuncia na Guidi, HSP.28. 2013, muere el P. Julio Bayón, SSP.29. Fiesta de los Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael. Titular del Ins tuto San Gabriel Arcán-gel.

07. 1915, inaugu-ración del primer Tabernáculo de la Familia Paulina en Alba.07. 2001, muere el P. Miguel Fernández de Prada, SSP.15. Solemnidad de la Asunción de la Virgen María15. 1924, comien-zo de la adoración eucarís ca nocturna de la Pías Discípulas20. 1914, “dies na-talis” de la Sociedad de San Pablo en Alba.20. 2013, muere el P. Antonio Fernán-dez, SSP.29. 2004, muere el Hno. Manuel Regueiro, SSP.30. 1949, muere la Hna. Teresita Herre-ro, PDDM

Julio Agosto Septiembre

Vida paulina

HA FALLECIDO LA PRIMERA

ANUNCIATINA DE BRASIL

El Instituto “Virgen de la Anunciación” de Brasil ha co-municado con mucho pesar que el pasado día 12 de

junio, domingo por la mañana, ha fallecido Orlanda de Oli-veira Francco, primera Anunciatina del citado país. Había nacido el 11 de abril de 1932 en una pequeña ciudad del Estado de Sâo Paulo.

Quienes la han conocido coinciden en afi rmar que esta hermana se ha caracterizado por su humildad, por su sabiduría y por su santidad de vida. Fue siempre una persona discreta, paciente, de fe sólida y profunda vida eucarística.

Ha tenido una vida vocacional muy inquieta. Comenzó siendo Hija de San Pablo y pasó al Instituto de Vida Secular Consagrada “Virgen de la Anunciación”, siendo el primero de sus miembros en Brasil. Más tarde, se desligó de este Instituto y fundó el Instituto Secular “Nuestra Señora de la Anunciación”, que obtuvo la aprobación diocesana en la diócesis de San Amaro (Brasil). Después de muchos años regresó de nuevo al Instituto Virgen de la Anunciación, donde deseó permanecer siempre en él.

Sus restos mortales han recibido cristiana sepultura en el cementerio de la Ciudad de San Amaro, donde pasó la última etapa de su vida y donde falleció.

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Sin Jesús no hay salvación y esto hemos de predicarlo con nuamente a imitación de nuestro padre san Pablo, que se gloriaba de no conocer más que a Jesús, y Jesús crucifi cado (A las Hijas de San Pablo).

Aunque hubiera que salvar una sola alma, vale la pena trabajar por toda la vida, después de que Jesús dio la suya por salvarla (A las Hijas de San Pablo).

Hemos de escrutar en los jóvenes qué signos e indicios prestan para su futura vida; hay que cul var las vocacio-nes e incrementarlas con amor. Pero a la vez, sin huma-nas consideraciones, hemos de corresponder a la nuestra (Breves meditaciones para cada día del año).

Pidamos que el apostolado de la prensa tenga los medios, pero sobre todo que tenga almas apostólicas y se mantenga en su senda y enseñe a todos los hombres el camino de la salvación (A las Hijas de San Pablo).

INSTITUTOS INSTITUTOS PAULINOS DE PAULINOS DE

VIDA SECULAR VIDA SECULAR CONSAGRADACONSAGRADA

Protasio Gómez, 1528027 MADRID

+34 917 425 113

ins [email protected]