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BIOMA VIDA AL SUR DE LA TIERRA VIDA BAJO EL PUENTE Confluencia ESTACIÓN CAVILOLÉN Illapel LA CHINCHILLA DE AUCÓ R.N. Las Chinchillas REVISTA ISSN 0719-093X EDICIÓN ESPECIAL

Revista Bioma Edición Especial

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Número especial de Revista Bioma, dedicado a la Chinchilla laniger y el patrimonio natural y cultural de Illapel. Trabajo que marcó el inicio de la colaboración entre Red Chinchilla y Revista Bioma.

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BIOMAVIDA AL SUR DE LA TIERRA

VIDA BAJO EL PUENTEConfluenciaESTACIÓN CAVILOLÉNIllapel

LA CHINCHILLA DE AUCÓR.N. Las Chinchillas

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N 0

719-

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2206EN ESTA EDICIÓNLA CHINCHILLA DE AUCÓ

Los valles de la IV Región representan un ecosistema particularmente semiárido, con muy poco verdor y aparente yerto, pero se trata de una imagen errada, es decir, en lo que a la vida respec-ta...

VIDA BAJO EL PUENTE

No existe lugar en la tierra donde la natu-raleza no encuentre su camino, ejemplo de ello es que un día cualquiera, en un camino hacia la ciu-dad de Illapel IV región,...

28EL RAMAL DEL CHOAPA, “Una historia digna de recordar”.

A menos de una hora de viaje desde Los Vilos hacia el Este, aparece un cordón montañoso que da inicio a la serpenteante cuesta de Cavilolén -que a más de alguien le ha cobrado un buen ma-reo-. Hoy...

34EL PULSO DE LA NATURALEZA Es un espacio donde la vida toma un carác-ter interpretativo, las sensaciones y la percepción de todos los sentidos humanos adquieren protago-nismo.Por Mario A. Ortiz Lafferte.

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César Jopia QuiñonesDirector

Bienvenidos a esta edición especial de Revista BIOMA

BRIEF

NUESTRA MISIÓNIncrementar el interés por la investigación, la exploración y la educación para quienes buscan preservar las riquezas naturales de nuestro territorio, en temas de Biodiversidad, Geografía y Cultura, utilizando como herramien-ta el arte de la fotografía para difundir valores de conservación de la flora y fauna chilena.

NUESTRA VISIÓNSer un referente editorial para la formación educativa en Chile, tanto en te-mas de diversidad biológica como en los hábitats que conforman nuestra geografía.

NUESTRO CONCEPTO¿Que significa BIOMA?

Nuestra revista encontró en esta palabra de la terminología ecológica no sólo un nombre adecuado, corto y conciso. Sino que además entendimos que las historias que queríamos narrar calzaban perfectamente en esta pa-labra concepto.“Un bioma es una gran unidad de paisaje que representa la misma fisionomía como consecuencia de la similitud de tipos biológicos y formas dominantes de crecimiento y de los factores ecológicos. Es un conjunto de ecosistemas de fisionomía similar.A una pequeña escala un océano constituye un bioma marino, en otra esca-la están los biomas de selva ecuatorial, etc.”

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L os valles de la IV Región repre-sentan un ecosistema particularmen-te semiárido, con muy poco verdor y aparente yerto, pero se trata de una imagen errada, es decir, en lo que a la vida respecta. Sin ir muy lejos de la ciudad de Illapel al interior del va-lle del Choapa, a quince kilómetros para ser más exactos, encontramos un paisaje vestido de una cobertura fitogeográfica especialmente vulne-rable como son el Guayacán (Porlie-ria chilensis) y el Carbonillo (Cordia decandra), y otras especies arbóreas, como el Litre (Lithrea caustica), el Quillay (Quillaza saponaria) y el Mai-tén (Maytenus boaria) entre otras.En este lugar también abundan los Quintrales (Echinopsis chilensis), al-tos cactus que resaltan del paisaje por que se ven decorados con flo-res de un fuerte color rojo, pero no son lo que aparentan se trata de una planta parasita endémica de Chile llamada Liga (Tristerix aphyllus) que invade al quisco, dándole a la dis-tancia un atractivo colorido que no le pertenece, puesto que el Quintral da solitarias flores blancas hermafro-ditas. Pero la historia de desierto inhóspito es muy distinta, por que llegando a la zona de Aucó, se encuentra la Re-serva Nacional las Chinchillas, admi-

LA CHINCHILLA de AUCÓ

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nistrada por la Corporación Nacional Forestal, CONAF, que fue creada en Noviembre de 1983, ellos protegen 4.229 hectáreas que albergan un crisol de vida muy particular y único. Sin duda, se trata de un rincón en el desierto casi a medio perder del mapa, pero con una riqueza bullente que se siente al detener el motor de nuestra camioneta, la avifauna como siempre, es la omnipresente en casi todos los paisajes de Chile. Y aquí no es la excepción, como la significativa presencia de la Turca (Pteroptochos megapodius megapodius) que con su variedad tonal de cantos se deja entre ver en los matorrales secos. Mientras caminamos descubriendo cada detalle de los senderos que dan las vistas panorámicas de la Reserva que se levanta en algunas zonas cer-ca de 540 metros sobre el nivel del mar. Sin embargo, había que esperar que la noche llegara, para conocer a nuestro personaje, que como la ma-yoría de los roedores que habitan esta zona son más activos durante esas horas. La Chinchilla (Chinchilla lanigera), es una especie que tiene una historia larga y dramática, ya que no fue fácil para sus antepasados ha-ber podido llegar con su descenden-cia hasta nuestros días. Esto por que los Incas la capturaban para sacar de ella su pelaje que era útil para el tejido y otros usos, (incluso la clasifi-cación taxonómica de “lanigera” se refiere al pelaje de lana, pero que en realidad no es lana, sino pelo muy fino y sedoso). Esta característica físi-ca las mantenía abrigadas en las no-ches gracias al aislamiento térmico y como perfecto camuflaje, pero éstas

beneficiosas virtudes también fueron su perdición, ya que en el amanecer del siglo XIX, su fino pelaje se convir-tió en un apetecido producto para la moda europea de aquel entonces.Ya hemos visto antes esta triste histo-ria, donde el hombre con sus vána-les ambiciones depreda a la natura-leza sólo por gusto. Causando tanto daño que ha llevado a especies, sino a desaparecer completamente, ha confinarlas en pequeñas zonas apar-tadas, donde engrosan las listas rojas de extinción.Pero por fortuna hoy la preocupación de personas como los que dirigen la Red de Apoyo a la Conservación de Las Chinchillas RACCH y CONAF han permitido que esta especie se man-tenga con una población sana con alrededor de seis mil individuos, en estado silvestre y en su hábitat natu-ral.

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Este roedor endémico de América del Sur que pertenece a la familia Chin-chillidae, como indicábamos tiene costumbres nocturnas lo que permi-te protegerse con el manto de la no-che de sus depredadores naturales, nosotros con una paciente búsque-da logramos encontrarla alimentán-dose, su menú consta de una gran variedad de plantas que pueden va-riar de acuerdo a las estaciones del año, de las que también obtiene el agua necesaria para sobrevivir.Una vez que estamos frente a esta tímida especie, entendemos la belle-za de su pelaje, lo que no justifica su caza indiscriminada, en los años cin-cuenta ya se le consideraba extinta en Chile gracias a esta ambiciosa de-predación y sólo en 1978 fue redes-cubierta en el Valle del Choapa en la zona de Aucó, que es donde se ubi-ca hoy la Reserva de CONAF.Mientras nuestra Chinchilla mode-lo posa para la cámara, vecinos de ella aparecen en las cercanías como la Yaca (Thylamys elegans), un mar-supial nortino pariente del Monito del Monte del sur, que nos mira con sus grandes ojos negros adaptados especialmente para obtener su ali-mento en la oscuridad de la noche, se alimenta de insectos, pequeños réptiles, huevos de aves y frutos.La variedad de mamiferos menores de la familia de los roedores abun-dan en estas zonas, como el Ratón Cola de pincel o Degú (Octodon degus), el Ratón Chinchilla (Abroco-ma bennetti), el Cururo (Espalaco-pus cyanus), el Lauchón Orejudo de Darwin (Phyllotis darwinii) y el Ratón Oliváceo (Abrothrix olivaceus). Para

muchas personas esta lista debe ser pavorosa, pero se trata de una familia muy distinta a la que todos detestan y consideran plagas peligrosas para la salud humana, estas son especies herbivóras y no se alimentan de ba-sura ni contagian enfermedades.Existen tres variedades (que no re-presentan subespecies) y que se di-ferencian una de otra, sólo por su estructura corporal y naturalmente por su pelaje que define la zona a la que pertenecen. Una es la variedad Plata, que es de estructura ósea más grande y pesada. Otra es la Costina que es menor, de patas y orejas más largas. Y la última es la variedad Ra-tón que mencionamos como la Chin-chilla Ratón que tiene la nariz más puntiaguda y definitivamente más pequeña.

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Estas variedades tienen a dos espe-cies dentro de la taxonomía o géne-ro de Chinchilla; una es la Chinchilla Lanigera que es la que hoy presen-tamos y la Chinchilla brevicaudata o Chinchilla real, de estas dos la lanige-ra es más pequeña.En la búsqueda de este tímido roedor nos percatamos de la importancia de su protección, las características geomorfológicas y climatológicas de este paisaje nos hablan del delicado equilibrio, que se puede desestabi-lizar con facilidad. Hay quienes no les preocupa un ”ratón” que vive en un pequeño sitio entre los cerros. Pero sabemos que la insignificancia de estas criaturas no es tal, son sus genes los que una vez marcaron la diferencia entre la vida y la muerte, pequeños mamíferos que sobrevi-vieron al impacto de un meteorito que erradicó a los Dinosaurios hace 65 millones de años, fueron quienes caminaron por la senda de la evo-lución y adaptación para llegar a la biodiversidad que hoy conocemos…la que nos incluye.

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o existe lugar en la tierra don-de la naturaleza no encuentre su ca-mino, ejemplo de ello es que un día cualquiera, en un camino hacia la ciudad de Illapel IV región, nos de-tuvimos en la orilla del puente Con-fluencia, que a decir verdad, fue su altura lo que nos llamó la atención. Sin embargo al asomarnos por su borde vimos un hermoso río en el fondo de la escarpada quebrada, se trataba del Choapa, por sus orillas hay un hábitat decorado por una in-teresante biodiversidad local.Ciertamente esta breve historia tiene más que ver con esa “capacidad de asombro” por las cosas simples que nos rodean -que nunca deberíamos perder-, que con haberse encontra-do con un hábitat rico en diversidad biológica, como los que suelen sor-prendernos.Decidimos bajar a explorar que sor-presas no podía guardar este anó-nimo rincón de nuestro país, cier-tamente era discreto y ligeramente austero en lo que fauna se refiere, a excepción de que pudimos apre-ciar algunas aves características de la zona de los valles de la Cuarta Re-gión.

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Nada más que maravillarnos con las floraciones que aparecen en las es-pecies de cactáceas que nacen casi milagrosamente de la roca desnuda o con las golondrinas que sobrevue-lan apresuradas el accidentado terre-no.El río, por cierto, está poblado -en sus orillas- por juguetones renacuajos que se topan entre sí con pequeños peces que van y vienen entre pelillos de alga de agua dulce, un pequeño mundo tan agitado que parece una vorágine sin igual en la naturaleza que sigue el cause del río.Libélulas, zancudos, tábanos, mos-quitos y el rugir de las aguas que bus-can su horizonte, eso es este mara-villoso rincón de este valle, hay más, y ciertamente que lo hay, pero este fue sólo un alto en el camino para re-flexionar y... a tomar aire puro.

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El Ramal del Choapa,

“Una historia digna de recordar”

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A menos de una hora de viaje desde Los Vilos hacia el Este, aparece un cordón montañoso que da inicio a la serpenteante cuesta de Cavilolén -que a más de alguien le ha cobrado un buen mareo-. Hoy, todos aquellos viajantes que van a la ciudad de Illa-pel o Salamanca toman esta ruta in-vadida de curvas.Unos metros pasada la cima de la cuesta se logra apreciar la bastedad del Valle del Choapa, -una bella pos-tal típica de los valles transversales de la III y IV región-. Divisamos desde esa altura una solitaria línea de tren que se asoma por momentos entre las colinas y quebradas. Mientras des-cendemos la cuesta, mayor es nues-tra sorpresa cuando se vislumbra a lo lejos una estación de trenes notoria-mente abandonada, por lo que deci-dimos ir en busca de esta nostálgica etapa de historia de nuestro país.Cabe recordar que en algún momen-to hubo una época romántica, más apaciguada en lo que a materia de transporte público se refiere, habla-mos del tren del Choapa*. * El tren era un gran avance para la conectividad en la primera década del siglo XX cuando se implementó la red nacional ferroviaria o Troncal. Sin embargo, eso no fue suficiente para acercar a las localidades rurales más apartadas, por ello se construye-ron o reutilizaron líneas que iban de Este a Oeste denominadas Ramales secundarios. Para 1914 el país ya contaba con un vasto tejido de estaciones donde por un lado se garantizaba la presencia

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A orillas de la vía férrea se erigen los restos de la que fue la estación Cavi-lolen que aún domina el Valle y que habíamos divisado desde la Cuesta, ésta antecede a un túnel de 1680 metros de largo que fue en aquella época el más extenso de Sudaméri-ca.Pero tenemos la certeza que esconde voces e historias familiares o aventu-ras de viajeros solitarios que alguna vez se detuvieron aquí.Ciertamente en este lugar extraña-mos la presencia de las verdaderas protagonistas de la historia, nos refe-rimos a las tan bellas locomotoras a vapor, unos pasos más allá encontra-mos los restos de lo que pudo ser un vagón de carga, pero nada de estos nobles caballos de acero.Según registros por estas vias corrie-ron la 3087 tipo R y la 3045 tipo K para hacer el tan pintoresco viaje entre Illapel, Salamanca y Los Vilos a una velocidad promedio de 50 Km. /h nada despreciable para la época.Sabemos que la recuperación de este patrimonio material, -como el de muchos otros- relacionados con la historia ferroviaria en Chile, tendrían un costo muy alto, pero un pueblo con ansias de seguir creciendo debe saber recordar su pasado, dignifican-do sus restos fisicos conservándolos para las futuras generaciones que tendrán la tarea de entender, apren-der y difundir las bases donde se construyó su presente.

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“...Nos detuvimos unos minutos en estas instalaciones ya roídas por el

tiempo y el saqueo, mientras el viento sopla silbando entre sus

umbrales y ventanas vacías aparentemente sin alma...”

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seguridad de su madriguera, debajo del Guayacán, levantando en la prisa una pequeña nube de polvo. Tras la huída vino un silencio sepulcral, era como que el mundo se había dete-nido.... Casi de inmediato tuve el primer atisbo de lo que sucedía, una enor-me y silenciosa sombra se deslizó por el suelo, en dirección a la pérgola en donde yo me encontraba y desapa-reció fundiéndose con la sombra de la techumbre... ... reapareciendo en el lado opuesto de la estructura, si-guiendo un rumbo que parecía im-perturbable.... Rápidamente me dirigí hasta el borde de la techumbre, para buscar en el cielo al dueño de tan misterio-sa sombra ... ... desde allí pude ver a una hermosa águila sobrevolando el sector a muy baja altura, mientras se alejaba, su sombra brincaba entre los relieves del suelo y las formas irregu-lares de los arbustos semisecos del faldeo aledaño......Sorpresivamente el lento y majes-tuoso planeo, se convirtió en una ver-

Una sombra misteriosa

... Era una tarde tranquila de verano, en el último reducto de las Chinchi-llas, ya no quedaban visitantes, los compañeros de trabajo se habían ido, y aún cuando la tarde estaba bien avanzada, una leve brisa tibia acentuaba el calor, trayendo hasta mis sentidos, el aroma leñoso de los arbustos maduros, que ya habían tornado el paisaje grisáceo.... Pese al calor, me entregue a la ta-rea de saborear una taza de te, a la sombra de la pérgola, frente al abre-vadero que le habíamos construido a la fauna silvestre. Ha esa hora la pequeña poza de agua, ubicada a nivel del suelo, se encontraba llena de aves, de diferentes especies, inclu-yendo dos roedores de hábito diur-no, que compartían el agua con las aves, sin ningún problema.... Repentinamente, todos los comen-sales del abrevadero desaparecie-ron simultáneamente, algunas aves se escondieron entre los arbustos, y otras volaron lo mas lejos posible, mientras que los roedores cola de pincel, corrieron velozmente hacia la

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tiginosa caída en picada, el fantástico rapaz en el último segundo antes de llegar al suelo, giró su cuerpo levan-tando la cabeza y el pecho hacia el cielo, desplegando sus patas hacia abajo, hasta estrellar sus poderosas garras en las ramas quebradizas de una mata de Incienso. En ese decisi-vo momento, el estrepitoso crujido de las ramas al quebrarse, se fundió con el dramático e inconfundible gri-to de un conejo que, al parecer, en el último momento, había buscado inútil refugio en el frágil arbusto.

...Con una rara mezcla de sorpresa, compasión y admiración, vi elevarse a esta poderosa ave, batiendo sus enormes alas con admirable destre-za, llevándose en sus garras a su pre-sa y una buena parte del follaje del arbusto, que ante el inmenso des-pliegue de poder de este rapaz, no pudo ofrecer protección, a tan infor-tunada criatura que ya tenía sellado su destino.

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Para explorar... para descubrir... para conservar...

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MARZO 2013