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NotAS DE A LA LOS PSICOLOGIA BINARIOS P. DIAMANTINO M,\.RTINS, S. 1. En el tercer punto de la primera parte de la meditación dé las Banderas nos hace San Ignacio considerar el discurso de Lucifer: «Cómo los amonesta para echar redes y cadenas [ ... ] de manera que el primer escalón sea de i-iquezas, el segundo de honor, el ter- cero de soberbia, y destos tres escalones induce a todos los otros VWlOS». Es lo que enconttamos en los Binarios -redes y cadenas, hom" brés enredádos y encadenados con ellas-o Cada uno de los ti"éS grupos de hombres ha adquirido ésa can- tidad de dinero sin injusticia alguna, pero «(hO pura o debida- merite por amor de Dios»; y, por otro lado, «quieren todos salvar- se y hailár en paz a Dios Nuestro Señor». Pero no se sienten libres. Sienten en SI una «gravedad e impedimento» para llegar con per- fección a Dios Nuestro Señor. Todos los hollibres de la parábola quieten libertarse de esas redes y cadem.s. ¡Cuántos lo conseguirán? Todos los Binarios han conocido que la afición desordenada que tienen a los ducados les es impedimento en el camino para Dios; pero cuando se trata de poner ios medios para quitar esa afición desordenada, el grupo no los pone «hasta la hora de la mue11e», el segundo está d.ispuesto a emplear todos los medios para quitar el afecto desorde- nado, «mas ansÍ le quiere quitar, que quede con la cosa' adquiri- da»; el tercero, finalmente, está lispuesto a poner todo en acción para quitar. el afecto desordenado a los 10.000 dUCados. La meditación de las dos Banderas nos muestra, en otras pa- labras, la táctica del enemigo exterior ---echar redes y cadenas-; Ía meditación de 10s Binarios nos indica cómo procede el enemi- go interior -contemporizar, dejar para mañana lo que se puede hacet hoy, pata no hacerlo núhca, flaquear delante de las d.ificul- lades-, querer ir a la perfección por el camino de la imperfección. Sóio íos héroes del tercer binado están dispuestos a romper con

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NotAS DE

A LA LOS

PSICOLOGIA BINARIOS

P. DIAMANTINO M,\.RTINS, S. 1.

En el tercer punto de la primera parte de la meditación dé las Banderas nos hace San Ignacio considerar el discurso de Lucifer: «Cómo los amonesta para echar redes y cadenas [ ... ] de manera que el primer escalón sea de i-iquezas, el segundo de honor, el ter­cero de soberbia, y destos tres escalones induce a todos los otros

VWlOS». Es lo que enconttamos en los Binarios -redes y cadenas, hom"

brés enredádos y encadenados con ellas-o Cada uno de los ti"éS grupos de hombres ha adquirido ésa can­

tidad de dinero sin injusticia alguna, pero «(hO pura o debida­merite por amor de Dios»; y, por otro lado, «quieren todos salvar­se y hailár en paz a Dios Nuestro Señor». Pero no se sienten libres. Sienten en SI una «gravedad e impedimento» para llegar con per­fección a Dios Nuestro Señor.

Todos los hollibres de la parábola quieten libertarse de esas redes y cadem.s. ¡Cuántos lo conseguirán? Todos los Binarios han conocido que la afición desordenada que tienen a los ducados les es impedimento en el camino para Dios; pero cuando se trata de poner ios medios para quitar esa afición desordenada, el priine~ grupo no los pone «hasta la hora de la mue11e», el segundo está d.ispuesto a emplear todos los medios para quitar el afecto desorde­nado, «mas ansÍ le quiere quitar, que quede con la cosa' adquiri­da»; el tercero, finalmente, está lispuesto a poner todo en acción para quitar. el afecto desordenado a los 10.000 dUCados.

La meditación de las dos Banderas nos muestra, en otras pa­labras, la táctica del enemigo exterior ---echar redes y cadenas-; Ía meditación de 10s Binarios nos indica cómo procede el enemi­go interior -contemporizar, dejar para mañana lo que se puede hacet hoy, pata no hacerlo núhca, flaquear delante de las d.ificul­lades-, querer ir a la perfección por el camino de la imperfección. Sóio íos héroes del tercer binado están dispuestos a romper con

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90 P. DIAMANTINO MARTÍNS, S. J.

todo para no ser víctimas de Lucifer y de la debilidad de la vo­luntad. Como es tan difícil conocer los defectos propios, nos mues­tra San Ignacio en parábola lo que nosotros somos en realidad, para que la conciencia nos diga, como el profeta N athan Q David,

l' u es ille vir. ¿ Cuál 'es, pues, el fin de esta meditación? «Abrazar el mej 01'» :

«Desear y conocer lo que sea más grato a la divina bondad)}, «ele­

gir lo que más ,a gloria de su divina majestad y salud de mi alma sea» (PREL.); o como se dice en los coloquios, idénticos a los

coloquios de las Banderas: «Summa pobreza espiritual, y si su divina majestad fuere ser­

vido [ ... ] no menos [ ... ] pobreza actual». «Pasar opprobios y enjurias por más en ellas le imitar». Comparemos el fin de esta meditación con los fines generales

de los Ejercicios. Resulta de la comparación que la meditación de los Binarios está entrañada en lo más Íntimo del drama ignaciano.

En la primera anotación «se llaman ejercicios espirituales» «todo modo de preparar y disponer el ánima, para quitar de sí todas las affecciones desordenadas, y después de quitadas para bus­car y hallar la vo.luntad divina en la disposición de su vida)}. Este mismo fin de los Ejercicios ha sido esculpido en la portada del libro, en el título introductorio: «Vencer a sí mismo y ordenar su vida, sin determinarse por affeccÍón alguna que desordenada sea»., Lo mismo se dice en el Principio y Fundamento.

* * *

Entretanto ha terminado el ejercitante la primera semana y parte de la segunda; se aproxima ahora al punto culminante de los Ejercicios, de donde ha de mirar los nuevos horizontes de su vida, o seguir con la muchedumbre, o pasar adelante a alistarse en la guardia personal del Cristo. Dentro de pocos días vendrá la elección, en que deberá optar por uno de los dos caminos. Pero entrando en sí, no encuentra todavía en su alma el ejercitante aquel estado de espíritu y de afecto que San Ignacio desea en los qr¡e hacen la elección. Cierto peso o gravedad le impide la liber­tad de ánimo.

Quitar ese impedimento, tal es, pues, el trabajo que se impone, de toda necesidad, al ejercitante en esta me,ditación. A\canzar la indiferencia actual, al menos para el momento de hacer la eleo-

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NOTAS A LA PSICOLOGÍA DE LOS BINARIOS 91

c~on. Sóló así logrará el fin de los Ejercicios: ({ordenar su vida,

sin determinarse por affecciónalguna que desordenada sea» (títu­

lo Ejerc.). Determinemos algo más la naturaleza del impedimento, O sea,

la naturaleza de la afección desordenada, que amenaza el buen

éxito de los Ejercicios, en su momento más crítico.

* * *

La significación de esta expreSlOn (afección desordenada), en

el libro de los Ejercicios, fué determinada por el P. Nonell, en sus ({Estudios sobre el textOl): ({Para el Santo, dice, una mIsma

cosa es la affección o afición, que la inclinación y que el deseo;

y así estar una persona aficionada a una cosa es lo mismo que

estar inclinada a ella, lo mismo que desearla. Vese, además, que

para ser desordenada una afición basta que la causa de desear o

tener una cosa sea otra que ({sólo el servicio, honra y gl~ria de la

su divina Majestad», como sería, por ejemplo, sus propios prove­

chos e intereses temporales» (1) ({De aquí que sólo a la total ca­

rencia de afición desordenada (si no habitual, a lo menos actual

para el momento de obrar o hacer una elección) la califica el

Santo de perfecta indiferencia, cual se exige para hacer sana elec­

ción» (2).

N o parece propio de la meditación de los Binarios demorarse

uno a investigar a qué cosas se siente desordenadamente afectado,

más bien ver si hay o no en el alma alguno de esos afectos, sin mirar mucho el término exterior de las inclinaciones desordenadas:

({Buscar qué constituye en el caso particular del ejercitante ese

impedimento está, a nuestro modo de ver, dice Eduardo Iglesias,

fuera del plan de esta meditación. Lo que San Ignacio pretende es

fijar la atención en las diversas det~rminaciones de la voluntad

sensibilizadas en la parábola de los tres binarios [ ... ]. Con esto se

logra que al aplicarse el ej ercitante la doctrina y sentir la gravedad

e impedimento que una cosa cualquiera le re~ulta para ir a lá per­

fección, pueda analizar el estado de su voluntad, descobrir cómo

se halla, y [ ... ]' sepa cortar varonilmente el lazo para recobrar su

(1) P. JAIME NONELL: Ejercicios. Estudios sobre el texto. Manrellll, 1916, p. 84.

(2) J. NONELL, 1 e., p. 85.

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92 Í'. DIAMANTINO MARTÍNS, S. J.

lihertad, y con pleno dominio elegir y disponer de su vida y ac­cÍones pai'ticülares, sin determinarse por affección alguna qUIe des­ordenada sea» (3).

Esta meditación se puede decir el criterio de lo que hemos avan­zado en el calÍiino de Dios y en los eíádcios: «El ejercicio de los binarios ha sido llamado, nota Gutiérrez, «piedra de toque» (4): porque pone de manifiesto y nos hace distinguir entre la perfec­ción sólo conocida y la verdaderamente adquirida, que son dos ca­sos muy diferentes, y que, sin embargo, muchas personas confun­den, 'Y son las que se imaginan estar adornadas de virtudes, por sólo haberlas leído o meditado» (5).

«Piedra de toqUel) lo es también la realidad exterior, puesto que nos señala la verdadera realidad interior: «nO puede ser ver­dadera la pobreza espiritual de .a:quel que no está también dispues­to, cuanto es de su parte, a la actual; ni es verdad que tiene qui. tado e1 amor a las riq11ézas, dice La Pal~a, si no está resuelto a dejarlas con efecto, entendiendo ser esto mayor servicio de Dios y provecho de su alma» (6). O como observa La Puente del pere­zoso, «quiere la virtud en cuanto buena, y no la quiere en cuanto dificultosa, y así la dejal) (7).

El fin próxinio de la rheditaciónde los Binarios es, pues, en la expresión del mismo P. J. Gutiérrez, «asegurarnos en la iridi­ferencia más perfecta, no ideal, sino real y efectiva» (8).

Su fin remoto es prepararnos para la elección, no sólo cuanto a la voluntad, sino también cuanto al entenditniento, para que pueda ver lo que es voluntad de Dios. Sólo los hombres del tercer binario «tienen admirable disposición para oír la divina vocación y recibir sus ilustraciones e inspiraciones» (9).

Es que, como dice A. Codina, citando el proverbio: «QtlOd v01UhiuS facile credimus». A lo que nos gusta, decimos que sí» (10). Decimos que no a la verdad que no nos gusta.

No es necesario insistir sobre la importancia de esta disposición

(3) E. IGLESIAS: Consideraciones. Manresa, VIII, p. 98. (4) La expresión es de Mescheler .

. . (5) JAIME GUTIÉRREZ : Manlfal de los Ej~rcicios Espirituales de San Ig­nacio de Loyala, t. n, p. 310. Bilbao, Apartado 73, 1930.

(6) Cito ibi., p. 311. . (7) Cit. ibi., p. 312. (8) Cit. ibi., p. 310. (9) Git. ibi., p. 313. (lO) A. CODINA: Entendimiento y voluntad en los. Ejercicios. Manresa.

VIII, p. 232.

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NOTAS A LA PSICOLOciA DE LOS BINARIOS 9,3

de alma -la disposición del tercer binario- para 11:1. elección, y, por tanto, para toda la vida fut,ura. LlaJp~il San Ignac~o a la a~ee­

ción desordepada a los 10.000 ducad.os «imp~dilPentQ» para la s1;l~­vación; pero, como nota con razón P. H. Pydynkowski, (')sto S!'l

depe entender en el sentido en que se dic.e e:n el segundo punto del primer modo de elección: « ... aquelloque sentiere ser más en f··) salvación de mi ánima)) (11). Se tratl;l, pues, qe p.erfección y, d~ generosidad para con Dios Nuestro Señor. Si .se quiel:e haplar, cOmO el P. La Puente, de «riesgo de condenarse» (12), nóte.se ,bien que se trata de peligro remoto, lo que no impide que pue,dan ser grandísimos los males que de esta falta de ge,nerosidad nos vengan.

Es que después de los Binarios viene la .elección de e¡;tado o la reforma de la vida: «Un error en ,esta elección se convertida, como dice Casanovas, en una desviación fatal, o encamino lleno de peligros, o a lo menos en fuente de perpetua desorientació;n y trib1,llaciones interiores)) (13).

Que se trata de perfección y no de obligación se sigue también de la actitud ideal que San Ignacio nos propone en el tercer bi­nario: estado de indiferencia «a tener la cosa adq1,lisita o a no la tene!"»; «secus enim, nota Pydynkowski, tertius ,non p.otuisset in­differens esse .ad reÜnendam vel reicie,ndam illa.w ( vide Dir., c. XXIX, n. 4))) (14).

Lo mismo .se deduce de la noción misma de indiferencia, cOm.o vlene expresa en elPrincipi.o y Fundamento: ««Hw:ernos indife­rentes [' ... ] en t.od.o lo que eS concedido a la libertad de nuestr,o libre albedrí.o, y n.o le está prohibidQ».

7(. * *

Repasemos ahora sencillamente el text.o de San Ignacio, llaman­d.o la atención, inspiránd.on.os, en parte, en E. Iglesias, en una u .otra expresión.

Se debe hacer la meditación de los Binarios, el mismo guarto día, el día de las dos Banderas. Se puede, pues, considerar, como nota Pydynkowski, «quasi applicationem sensuum ad Duo Vexi-

(ll) P. H. PYDYNKOWSKI: Quaestiones de tribus Binariis, Enghien, 19¡9, página 6.

,(12) GUTlÉRREZ, o. e., p.313. (13) IGNACIO CASANOVAs: El método de San Ignacio en los Ejercic,i(!s,

Map.resa, V,.p. 222. (4) PYDYNKOWSKI, o. cit. p. 5.

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94 P. DIAMANTINO MARTÍNS, S. J.

Ha» (15); la materia meditada es, en el fondo, la misma, la misma

estrategia de Lucifer. Sólo son diferentes los aspectos que se con­

sideren. Son también los mismos los coloquios y las respectivas

peticiones. En el primer preámbulo viene la historia, en la que debemos

notar los elementos psicológicos comunes a las tres clases de hom­

bres, pues, como dice E. Iglesias, «hay una serie de elementos vo­

litivos y determinaciones en los diversos estados psíquicos de los

diferentes hin arios que hacen verdaderamente sutil esta medita­

ciól1) (16). En el mismo estado de alma han adquirido todos los binarios

los 10.000 ducados, sin injusticia alguna, pero tampoco «pura o de­

bitamente por amor de Dios».

En el mismo estado se han encontrado después de «cierta afi­

ción desordenada o apego del corazón a un bien adquirido con in­

tención desordenada, la cual afección constituye un impedimento para

la perfección» (17). De donde nacen espontáneamente «deseos de

conservar» el bien así adquirido. Por otro lado, todos sienten «cierto deseo más o mnos conscien­

te e intenso de hacer en todo la voluntad de Dios [ ... y de quitar,

por eso] el impedimento que tienen para ser perfectos, es decir, la

afección desordenada» (18); «quieren todos salvarse y hallar en paz

a Dios Nuestro Señor, quitando de sí la gravedad e impedimento que

tienen para ello». Este último deseo, aparentemente el mismo en los

tres Binarios, es en realidad lo que los distingue.

En el segundo y tercer preámbulo encontramos una gradación:

desear, conocer, elegir. Pero ¿cómo podemos desear lo que no co­

nocemos? Hay aquÍ una inversión del orden ordinario seguido por

San Ignacio en sus meditaciones -memoria,' entendimiento y vo­

luntad-, y aquí viene primero la voluntad (desear), y después el entendimiento (conocer).

La relación del entendimiento y de la voluntad en los Binarios

fué tratada en Mmu"esa por J. Calveras y A. Codina. «Antes de ele-

(15) PYDYNKOWSIG, o. cit., p. 18. (16) E. IGLESIAS: Consideraciones sobre el libro de los Ejercicios. Man­

resa, VIII, p. 99. (17) Ibi., p. 100. (18) E. IGLESIAS: Consideraciones sobre el libro de los Ejercicios. Man­

resa, VIII, p. 100. (19) JosÉ CALVERAS: OmiJsión del Amor en el Principio y Fundamento.

Manresa, V, p. 229.

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NOTAS A LA PSICOLOGÍA DE LOS BINARIOS 95

gil' lo mejor, es menester conocerlo, y para conocerlo es menester

desearlo. v para desearlo sincera y puramente es impedimento cual­

quiera afección o amor que a la cosa se tenga, que no nazca del

amor de Dios)) (19). 0, como dice Codina, «los tales binarios de

hombres ya tienen en el entendimiento alguna luz y conocimiento

de lo que es más perfecto, o sea, de lo más grato a la divina bon­

dad, lo suficiente sin duda para poderlo en alguna manera desear,

pero no es todavía tan potente esa luz del entendimiento que pueda

desde luego arrastrar tras sí el deseo eficaz de la voluntad)) (20). Quizá se pueda decir, más simplemente, que el ejercitante debe

desear, indeterminadamente, la perfección, para que pueda conocer­

la y elegirla concretamente. Sería aquello del proverbio: «Quoad

volumus facile credinms)). A lo que nos gusta, decimos que sí (21). Pero «el mejol'lJ que debemos desear, conocer y elegir en esta

meditación, y pa;ra lo cual pedimos gracia en la petición, no consis­

te en alguna acción o estado exterior a nosotros, sino en un estado

interior. Es desear, conocer y elegir ((para mí la disposición o modo

de proceder mejor de los tres que se van a exponen) (22).

* '* .¡:.

«El primer bina,rio querría quit.ar el afecto [ ... ] y no pone los

medios hasta la hora de la muerte.))

Respecto a la perfección está el primer binario como el joven

nco del Evangelio; no se condenará directamente por esta actitud,

como obseTVa con razón Pydynkowski: ((Possunt quidem damnari

allis de causis, sed non oh hane affeetionem rei acquisitae)) (23). «Primus itaque Binarius, prosigue el mismo autor, menet usque ad

mortem cum solis istis aspirationibus ad perfectionem, sed etiem sine

peccatis, saltem mortalibus, nt dictum esto Iste igitur primus Bina­

riu8 repraeseniat primum ¡:;radum paupertatis, hoc 8en5U, quod

acquiverit istam pecuniam et posideat sine peccato mortali. [Codina:

sin pecado venial: contra el séptimo mandamiento «no han faltado

ni siquiera levemente) J (24,). Grac1us hic necessarius est utique «ad

(20) A. CODINA: Entendimiento y voluntad en los Ejercicios. Manresa. VIII, p. 232.

(21) En A. CODIN~, ibi. (22) E. IGLESIAS: Consideraciones .... Manresa, VIII, p. 99. (23) PYDYNKOWSKI: Quaestiones ... , Enghien, 1919, p. 6. (24) A. CODINA: Entendimiento y voluntad en los Ejercicios. Manresa,

VII, p. 231.

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Q6 P. DIAMANTINO MARTÍNS, S. J.

~ete.rn.aw. i'i,1;llutelll et respondet, sub hoc respectu» primo gradui hu­

,militati~» (~5). El segll¡ndo binario quiere, conserva~do los 10.000 ducado~,

«¡¡rrancar el ¡¡pego del corazón, y destnür los pensamientos y deseos

que de la afición desordenada brotan» (26). ,Est~,por tanto, respecto a un determinado medio de perfección,

a l~ pobreza actual, en la misma disposición de alma que el primer

hin llrio. Y es cuanto basta para quedarse con el afecto desordenado;

aunque Dio,s lo quiera en estado de riqueza actual, no qnedará

li\Jrf;) en este estado. T~rcer binario. A propósito de él nota K Iglesias: «~ .. Más que

hacer gastar el tiempo en elucubraciones sobre la insensatez del pri­

mer binario, o del segundo, y en la nobleza del tercero, es menester

h~cerle emplear el tiempo en examinar sinceramente la disposición

de su voluntad, y si ésta no es la del tercer binario, enseñarle a lu­char contra las afecciones desordenadas, y hacerle adquirir la dis­

posición necesaria para elegir» (27).

Suiamente el tercer binario ha quitado, en realidad, el afecto

desordenado. Nótese, empero, el modo como se expresa San Igna­

cio: «Mas ansÍ le quiere quitar, que también no le tiene affección

a tener la cosa o a no la tene1'.»

Se' comprende fácilmente lo que significa «affección a tener la

cosa»; pero ¿ qué puede significar « affección a [o .. ] no la tener»?

Sigamos ¡¡l P. Pydynkowski, uno de los que mejor han estudiado

el tercer binario: «Si S. Auctor vellet solum ostendere, tertium bi­

narium, per oppositionem ad secundum, paratum 63se ad renuntia­

dpm proprietati [ ... ], sicut hic locus consuevit explicari, tunc certe

:¡tlio, muIto clariori modo et breviori idipsum expressasset; dixi8set

nemper, tertiUlI¡ binarium ita velle affectum tollere, ut etiam cOn­

tentus sit rem acquisítam 8ibi auferri» (28) «AnsÍ le quiere quitar, que también no [ ... ] tiene aHección a telier la cosa adquisita.»

Pydynkowski ,parece haber llegado a Jo. más íntimo del penSil­

miento d€San Ignacio en este punto, al explicar la indiferencia del

tercet pinario, in deferencia (m tener la COsa» o a «no l¡¡. tenén> , a '«quererh» o a «no quererla»:, «Sup'ponit nimirum S. Auctor dari

et exi:;;tere homines, valde 'affectos ad pedectionem, et nimio zelo

(25) PYDYNKOWSKI, o. cit., p. 7. (26) E. IGLESIAS: ConsideraCiones ... , p. 101. (27) Ibi., p. 102.

c!(28) PYDYNK6wsrn: ,Quaestlones ... , ps. 9-10.\

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NOTAS A LA PSICOLOGÍA DE LOS BINARIOS 97

ad eam tendentes, qui a priori et inconsiderate inclinantur ad pau­

pertatem actualem, i. e. ad «rem acquisitam non retinendam» [a no

tener la cosa acquisita]. [ ... ] Et re vera, prosigue Pydynkowski,

hujusmodi homines, inter aspirantes .ad ordinem, aliquando occu­

rrunt» (29). No es una ficción esta hipótesis. El P. Gutiérrez trae un cas<;l,

sacado de las Cartas edificantes de la Asistencia de España, de 1900,

en que un ejercitante navarro quería desprenderse indebidamente

de 10.000 duros ganados «con toda justicia, aunque no pura-o

mente por Dios». No fué fácil aquietarlo: «Hasta llegó a dudar

si aquel Padre [que le había dicho que no debía desprenderse del

dinero] sabía bastante moral [ ... ]. Tranquilizóse, por fin, volvien­

do a oír [ ... de otro Padre] igual respuesta» (30).

* * *

Esta indiferencia «a tener la cosa» o a «no la tener» sólo apa­

rentemente es una disposición negativa. Tiene una parte positiva,

el acto positivo de la voluntad respecto a la voluntad de Dios:

«N o le tiene affección [ ... ] sino quiere solamente quererla o no que­

rerla, según que Dios Nuestro Señor le pondrá en voluntad, y a la

tal persona le parescerá mejor.» . El ejercitante del tercer binario no desea determinadamente nin­

guno de los estados, pero indeterminadamente y como a priori sí

que desea y abraza «el mejor». Sólo con este deseo indeterminado

de la voluntad de Dios conocerá claramente la voluntad concreta;

es el desear para conocer, de que hemos hablado.

Del modo de conocer la voluntad de Dios hablará San Ignacio

en las elecciones, pero tal vez quiera desde ahora preparar el ejer­

citante para esos métodos; «quizás no hace aquí San Ignacio más

que indicar,dice Codina, el procedimiento que poco después con­

vendrá adoptar, al tratarse de la elección, sea de estado, sea de

otra cualquiera cosa sobre la cual quiere deliberar el ejercitante» (31)_

Dos expresiones emplea en este punto San Ignacio: «Según que

Dios Nuestro Señor le 'pondrá en voluntad», «y a la tal persona le parecerá mejor»,

(29) PYDYNKOWSKI, o. cit., p. 10. (30) J. GUTIÉRREZ: Manual de 10$ Ejercicio$ E$pirituale$, t, n, p. 314. (31) A. CODINA: Entendimiento y voluntad, p. 233.

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98 P. DIAMANTINO MARTÍN S, S. J.

. Compara el P: Codina estas dos expresiones con el segundo y

terc'er trehlp'os ignacianos de hacer elección. D~l segundo dice S!in l'grtací'¿ eh su Directorio acerca de las elecciones: «Entre los tres

módos de hacer elección débese insistir sobre el segundo, de cono­

cer su vocación por experiencia de consolaciones y desolaciones;

de manel'a que [ ... ] mire cuando se hallare en consolación a cuál

piute Dios le mueva)) (32). Y del tercero: «Cuando por el segundo

fuodo no se tomase resolución o no buena al parecer del que da los

Ejercicios ... , t6'mese el tercer modo del discurso intelectivo)) (33), it sitbe'r: «El tercer tiempo [ ... ] tranquilo, considerando primero

pitra qué es nascido el hombre)), etc. (34). N dtemos el paralelismo: Tercer binario: «Según que Dios [ ... ] le pondrá en voluntad)).

Segundo tiempo: «Mire [ ... ] a cuál parte Dios le mueva)).

Tercer binario: «y a la tal persona le parescerá mejor para ser-

vicio y alabanza)), etc.

Tercer tiempo: «Considerando primero para qué es nascido el

hombre, es, a saber, para alabar [ ... ] elige por mediO)) , etc.

Tal es, pues, la explicación de Codina: «Según esto, dice, te­

nemos que al tratar de hacer la' elección, ordinariamente empleare­

mos los dos métodos, primero el del segundo tiempo, en el cual

principalmente obra Dios en la voluntad; segundo, el del tercer

tiempo, en ~l cual trabaja principalmente el entendimiento discu­

rriendo por las razones que en pi'o y en contra se pueden ofrecer.))

Esto es .precisamente lo que supone el texto del tercer binario:

el tercer binario «quiere quererla o no quererla, según que Dios

Nuestro Señor le pondrá en voluntad, y a la .tal persona le parece­

támejor para servicio y alabanza de su divina majestad)). Dios

Nuestro Señor se lo pondrá en voluntad en el segundo tiempo; y

a la persona le p'arecerá mej or [ ... ] en el tercero)) '( 35).

* * *

.' y entretanto ¿qué debe .hacer el ejercitante? «Quiere hacer cuen­

ta que todo lo ,dexa en afecto, poniendo fuerza de no querer aque­

llo ni otra cosa ninguna, si no le moviere sólo el .servicio de Dios

(32) Mon. Ignat., n, p. 781. A. CODIl;!A: Entendimiento y,volu¡;¿~ad, p. 233. ,(33) Ibídem. (34) Terber' tiempo. (35) A. CODINA: Entendim'iento y volúntad, ps.234-235,'

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NOTAS A LA PSICOLOGÍA DE LOS BINARIOS

Nuestro Señor, de mall!~í'a que el deseo de mejor poder se:t'vir a Dios Nuestro Señor le mueva a tomar la cosa o 'dexarhú).

La interpretación más autorizada de este pasaje -y entl'etanto, etcétera~ es, sin duda, la corrección de la Vulgata propuesta por los Padres de la ComiSión designados por la v: Cimgregació:n Ge~ nenll para revisar la traducción de los Ejercicios, a saber:'

«Ac interim ita se gerit, ut qui omnia in affectu reliquerit, eni~

tendo scilicet, neque hoc neque aliud quippiam expetere, niSl quan. tum divini obsequii intuitus moveret», etc. (36). Y observa en nota el editor de los Mon. Ign.: «Interpretare: «Deja el afecto seu afio cion de todQ», ita se gerens quasi nulIum affectum sentiret. Non enim agitur de re ficte vel vere reliquendam, de effectu vere vin­cendQ» (37) (38).

El P. Codina llega a la mIsma conclusión, basándose en el sen· tido, algo diverso del sentido ordinario, que la frase «hacer cuenta» tiene en dos pasajes, al menos, de San Ignacio, uno en el Ex., c. 4, n. 7, y el otro en las Const., p. 6, c. 1, n. 1.

El P. Roothan es de opinión, por motivos de crítica interna, que «affecto» es un error de copista, por «effecto»; pero contra esta interpretación está el parecer de los Padres de la Como de la CO,ng. G. V., la tradición externa, y la debilidad de los razonamientos que le han llevado a esta hipótesis (39).

¿ Qué significa, pues, en concreto, el «hacer cuenta que» de San Ignacio y el «ita se gerit, ut» de los Padres de la Comisión? Quizás se puedan comparar al daire comme si» de Eymieu, en su Gouvernement de soi·meme. Si la voluntad arrastra a ,la acción, la acción arrastra a la voluntad. Hacer como quien ama, para que ame en realidad. Esta estrategia de la lucha y los medios para al. canzar el estado de ánimo ideal del tercer binario, vienen expuestos en los coloquios y en la nota que sigue.

* * *

El primer medio para alcanzar esta disposición de ánimo es la meditación misma de los Binarios, y en toda ella el i<agere contra», Es lo que San IgnaciQC(ice,en la nota: «Quando no somos indife-

(36) Mon. Ignat., S. Ir, p. 360, nota **. (37) 111 on~ ,.] gnat, s. JI, p." '360, n. 1. \. ,; (38) Cf. PYDYNKOWSKI: Quaestiones de tribus Binariis, p. 17~ (39) Cí. PYDYNKOwsKr: Quaestiones, ps. 15 ss. A. ,CODINA': '¿Ena/eetl>', o

En efecto? Manresa, X, PSI 193 ss.' ' "/

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100 P. DIAMANTINO MARTÍN S, S. J.

rel).tes a pobreza o riqueza, mucho aprovecha para extinguir el tal

afecto desordenado, pedir en los coloquios [ ... J que el Señor le elija

en pobreza actuah, y es lo que debe pedir el ejercitante en los co­

loquios de esta meditación: «Un coloquio a Nuestra Señora, porque

me alcance [ ... J que yo sea recibido [ ... J primero en suma pobreza

espiritual, y si su divina majestad fuere servido [ ... J no menos en

la pobreza actuabJ, etc. Y otro tanto debe pedir el ejercitante a Je­

sús Cristo y al Eterno Padre. Supone en este punto San Ignacio ·el caso más ordinario de re­

pugnancia a la pobreza actual. Pero, como nota Pydynkowski, la te­

sis es general e incluye también el caso excepcional del amor des­

ordena,do a la pobreza, a que se refieren Gutiérrez y Pydynkowski:

«Affecto o repugnancia», dice la nota (40).

Este «agere contra» requiere la lucha. Por eso pide San Ignacio

al ejercitante, en la anotación quinta, «grande ánimo y liberalidad

con su Criador y Señor, ofreciéndole todo su querer y libertad»,

para que, como dice en la anotación 13, «no sólo se avece a resistir

al adversario, mas aun a derocalle». Es la misma doctrina de la ano­

tación 16: poner «todas sus fuerzas, para venir al contrario, instan­

do en oraciones y otros ejercicios espirituales, y pidiendo a Dios

Nuestro Señor el contrario; es, a saber, que ni quiere al tal officio

o beneficio ni otra cosa alguna, si su divina Majestad, ordenando

sus deseos, no le mudare su afección primera. De manera que la

causa de desear o tener una cosa u otra [en nuestro caso los 10.000

ducados], sea sólo servico, honra y gloria de la su divina Majestad».

Es bien de notar que manda San Ignacio pedir lo contrario, pero

no escogerlo. Es que hay motivos para pedirlo, a priori, pero no los

hay para escogerlo. Pedir lo contrario de la cosa a que estamos «mal

affectados»), ayúdanos a hacernos indiferentes en relación a esa cosa

y poder así determinarnos. No se puede, pues, tomar a la letra la

afirmación del P. Vilariño: «El ejercitante debe estar l'esuelto a

dejar el mundo y seguir perfectamente a Dios, a no ser que le ma­

nifieste Díos que quiere que siga en el mundo» (41). No basta vo­

~ación negativa; pero esto peTtenece ya a las elecciones.

La nota y los coloquios nos dan iluminados a la luz de los demás

documentos ignacianos: «El camino que hay que mostrar al ejercí-

(40) Cf. PYDYNKOWSKI: Quaestiones, p. 17. (41) REMIGIO VILARIÑO: Abecé del que da los Ejercicios. Manresa, VIII,

página 166.

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NOTAS A LA PSICOLOGÍA DE LOS BINARIOS 101

. tante para lograr una disposición en su voluntad, igual a la disposi­

ción final y definitiva del tercer binario, sin la cual no se puede dar

al ejercitante las elecciones» (42), sino solamente la reforma de 811

vida y estado. En resumen, digamos con E. Iglesias, la meditación de los tres

binarios es el retrato vivo y acabado del ejercitante en el momento

actual de los Ejercicios. Con maestría sorprendente le pone San Igna­

cio delante de los oj os todos los movimientos de su voluntad, para

hacerle ver claramente lo que se requiere para entrar en las elec­

'~iones» (43). «¿Su voluntad presenta los caracteres del tercer binario? Que

entre a elegir, confiado de que su elección saldrá bien; en este

caso los Ejercicios harí producido su efecto, y aquel «es menester

hacernos indiferentes», que se enseñaba en el Principio y Funda­

mento, se ha trocado en una realidad» (44), «ha quitado todas sus

afecciones desordenadas» y puede buscar la voluntad de Dios en la

disposición de su vida» (45).

«¿Teme por ventura que aún viva latente la afección desorde­

nada? Pues con la nota que se sigue a los coloquios de los binarios

acabe de amortiguar el elemento que puede impedir el feliz éxito de la elección» (46).

.¡¡. * -Yo-

Tales son las principales características de la meditación de los

binarios, meditación típicamente ignaciana, bajo todos los puntos de

vista. Ni en Ludolfo (47), ni en el Exercitatorio de Cisneros (48), se

t'ncuentra cosa semejante.

A esta meditación y a toda la serie de los ejercicios hasta este

punto se ha opuesto una dificultad, con la solución de la cual vamos

a terminar. Dice San Ignacio en la anotación 15 que el director

«no debe mover [en los ejercicios] más a pobreza ni a promessa

que a sus contrarios, ni a un . estado o modo de vivir que a otro».

Yero ¿no hará, indirectamente, San Ignacio, con sus meditaciones,

(42) E. IGLESIAS: Consideraciones ... , Manresa, VIII, p. 102. (43) Ibi, p. 105. (44) E. IGLESIAS: Consideraciones ... , Manresa, VIII, p. 105. (45) Ibídem, p. 105. (46) Ibídem, p. 105. (4,7) Mon. Ignat, s. n, p. 84. (4.8) Mon. Ignat., s. n, p. 101.

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102, P. DIAMANTINO MARTÍNS, S. J.

lo que en este lugar prohibe? ¿No inclinará «decididamente al esta­

üo de pobreza actual y aun al de la vida apostólica?)) (49). Después de una síntesis magnífica de los llamamientos a la ge­

nerosidad del alma en estos ejercicios, es Casanovas obligado a con­

fesar:«En realidad, constituye todo lo dicho un empuje tan potente

hacia el estado de pobreza actual, que a menos de razones eviden­

tes en contra, no parece posible pueda constatarla quien haya he­

cho los Ejercicios tal como quiere San Ignacio)). Y pregunta Casano­

vas: «¿Es excesiva esta arremetida? ¿Traspasa San Ignacio la ley

del equilibrio que el mismo San Ignacio ha impuesto al direc­

lor?)) (50). El P. Cásanovas trata de esta por lo menos aparentemente grave

dificultad en una de sus obras y en un artículo de Manresa (51), Y Luis Teixidor en otro artículo de la misma revista.

La solución está en el carácter práctico del libro de San Ignacio. Se trata de oponer a· «la inclinación violenta que sentimos a los bie­

nes materiales» y al «horror a la humillación y al sufrimiento)) (52) una fuerza opuesta directamente proporcional: «Advirtamos, dice el

P. Casanovas, cierta ley práctica, casi mecánica, que se cumple en

todos los Ejercicios y consiste en poner mayor fuerza donde la resis­

tencia es mayor, única manera de asegurar el equilibriQ)) (53). No se debe, pues, temer que los Ejercicios lleven «en todos los

casos por necesidad lógica a la pobreza evangélica, sino sólo a una

santa indiferencia y desprendimiento del corazóll)), como se expresa

Luis Teixidor en su artículo Sentido teológico de las peticiones (54). Pero hay almas jóvenes que desprecian el mundo COlTlO juguete

rle niños. Para no romper entonces el equilibrio debe saber el direc­

tor poner en estos casos menor fuerza donde la resistencia es menor.

para que la sonrisa que se dejó el mundo pueda conservarse hasta

el final. Recordar los ejemplos de Gutiérrez y de Pydynkowski.

(49) IGNACIO CASANOYAS: El método de San Ignacio en los Ejercicios, Manresa, V, p. 222.

(50) 1. CASANOVAS: Ibi, ps. 223-224. (51) P. IGNASI CASANOVAS: Explanació deIs Exercicis Espirituals de Sane

Ignasi de Loyola. Foment de Pietat, Darán y Bas, 11, Barcelona, 1934. (52) IGNACIO CASANOVAS: El método de San Ignacio en los Ejercicios,

Manresa, V, p. 224,. (53) Ibi., p. 222; d. Explanació ... , vs. III y V. (54) LUIS TEIXIDOR: Sentido teológico de las peticiones. Manresa, VII,

página 224.