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EMPRESA Octubre / Noviembre 2006 180 EMPRESA LA RESPONSABILIDAD DEL EMPRESARIO FRENTE A LA PROBLEMATICA DEL TRABAJO Ernesto Kritz LA CRUZADA POR UN MUNDO SIN POBREZA Muhammad Yunus LA INDEPENDENCIA DE LA JUSTICIA Enrique del Carril NÚMERO ESPECIAL

Revista EMPRESA 180

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Nº 180 de la Revista EMPRESA de ACDE – Oct-Nov 2006

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EMPRESAOctub re / Nov i embre 2006

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EMPRESA

La respONsabiLidad deL empresariO

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deL trabajOErnesto Kritz

La cruzada pOr uN muNdO siN pObreza

Muhammad Yunus

La iNdepeNdeNcia de La justicia

Enrique del Carril

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N Ú M E R O E S P E C I A L

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SUMARIOEMPRESA

tarifa reducidaconcesión Nº 1453

franqueo pagadoconcesión Nº 1277

Número 180Octubre / Noviembre 2006

publicación de acde buenos airesasociación cristiana de dirigentes de empresa

Afiliada a la Federación ACDEUNIAPAC de Argentina

Directorcarlos G. Garaventa

Consejo de Redaccióneduardo aceiro

celso enrique arabettipablo bevilacquaGraciela martini.Viviana morandi

Héctor mario rodríguez

Secretario de Redaccióneduardo Otsubo

Asistente de Direcciónpatricia d’agostino

Premio Santa Clara de Asís 2002

registro propiedad intelectual 434.319precio del ejemplar: $12.- (s/envío postal)

Suscripción anual(seis números, incluye envío postal)

buenos aires, interior: $ 70.- países Limítrofes: u$s 60.- resto de américa: u$s 70.- europa: u$s 80.- suscripción estudiantes: $ 50.- suscripción donación: $ 200.-

bolívar 425 - (c1066aai) buenos aires

república argentinatel./fax: (54 11) 4331-0251

e-mail: [email protected]

2 Institucional Un desafío a nuestra creatividad

empresarial Alejandro Preusche

6 Reportajes Muhammad Yunus La cruzada por un mundo sin pobreza

13 Sociedad La responsabilidad del empresario

frente a la problemática del trabajo Ernesto Kritz

23 Sociedad El rostro humano de

los índices de desempleo Alejandro Llorente

29 Justicia La independencia de la Justicia Enrique del Carril

35 Trabajo La otra mirada Paola Scarinci de Delbosco

43 Sociedad El salto estructural en las capacidades

productivas de los sectores pobres Daniel Arroyo

53 Sociedad El barómetro de la deuda social Agustín Salvia

59 Sociedad La sociedad civil Vacláv Havel

65 Economía ¿Los títulos de propiedad sobre las tierras

son la solución para la pobreza urbana? Sebastián Galiani

69 Grupo Joven “Elige tu propia aventura” Natalia Sicardi

77 Reflexiones La Iglesia y la política Augusto Zampini

80 Política La lección de Misiones Pedro J. Frías

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Institucional

Alejandro PreuschePresidente del IX Encuentro

Anual de ACDE

El ejercicio de la dirección empresaria nos convoca a la responsabilidad directiva (con relación a nuestras organizaciones) y a la res-ponsabilidad social, es decir, al ejercicio de nuestra función con eje en el bien común.

¿En qué aspecto de lo social podemos tener (por perfil y actividad) un papel que contri-buya fuertemente?

¿Qué situación que tenga implicancias para nosotros como empresarios y como ciudada-nos, que afecte el futuro de nuestras familias y para la comunidad, puede convocarnos?

La exclusión social. Millones de personas que no solamente viven fuera del mundo laboral sino también fuera del mundo de la cultura, de la salud… fuera del futuro, para sí y para sus hijos.

Si bien el crecimiento económico y los modelos de desarrollo social de los últimos años de nuestro país han solucionado en gran parte los problemas de desempleo, aún no hemos podido enfrentarnos al gran desa-fío de inclusión social de un amplio sector de la población: la economía informal.

Esta situación tiene implicancias significati-vas para nosotros como empresarios y como ciudadanos.

Desde ACDE queremos convocar a los di-rigentes de empresas a impulsar iniciativas productivas para una inclusión social sus-tentable y que -junto con el trabajo manco-

E

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Un desafío a nuestra

creatividad empresarial

munado y de integración del sector privado, público y la sociedad civil- puedan impactar en un mediano plazo.

Por tal motivo, buscamos promover iniciati-vas empresariales a lo largo de los próximos años, que contemplen a los amplios sectores de la población que no cuentan con las capacidades mínimas o no encuentran las oportunidades de insertarse en el mercado formal de trabajo.

La economía informal impacta negativa-mente en la productividad y la competiti-vidad global de la Argentina y de nuestras empresas, impidiendo el sostenimiento de un crecimiento económico de 6/7 puntos del PBI en forma sustentable.

Por otra parte, la marginalidad y la exclu-sión ponen en riesgo las necesidades más básicas de las personas, creando situaciones que promueven la inestabilidad social y la convivencia.

En silencio, la informalidad, la marginali-dad y la exclusión van creando una cultura de desvaloración del trabajo y de confronta-ción, produciendo a la vez un deterioro de la dignidad de las personas y su empobreci-miento.

El Encuentro Anual nos da la posibilidad de:

• Reflexionar acerca del desafío de generar inclusión social creando trabajo organiza-do, formal, digno y sostenible.

• Generar un espacio de articulación entre empresas, organizaciones de la sociedad civil, comunidades y el Esta-do, orientado a potenciar el esfuerzo de dichos actores.

• Proponer lineamientos básicos de trabajo para articular esfuerzos de todos los secto-res en un plan a desarrollar en los próxi-mos seis meses.

• Iniciar un proceso innovador de trabajo conjunto con todos los sectores invo-lucrados en la búsqueda de soluciones concretas.

Situación actual

Los actores de inclusión -gobierno, organi-zaciones de la sociedad civil, empresarios, escuelas- actúan en forma independiente sin potenciar esfuerzos.

Sin embargo, cada uno de los actores tiene una parte del aporte necesario para la inclu-sión de los excluidos.

El empresariado, principal motor de una economía y generador de oportunidades laborales, ha participado en forma puntual con limitado potencial de inclusión.

Aunque aislados, los ejemplos de acción coordinada con activa participación del empresario, inspiran y pueden esperar ser imitados.

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la oportunidad clave eS la articulación de loS actoreS de incluSión

A través de la articulación del sector pri-vado, del público y la sociedad civil, es posible generar el cambio. Cada uno de los actores de inclusión tiene la capacidad y los recursos necesarios para aportar en pos de un proceso de este tipo sustentable.

El gobierno, brindando “reglas de juego” que incentiven y faciliten la inclusión y fa-cilitando recursos financieros.

Las empresas, por su parte, ampliando el mar-co de generación de oportunidades de empleo y destinando recursos de gestión y financieros.

Las organizaciones de la sociedad civil, fa-cilitando la “llegada” y el conocimiento de los sectores marginados y colaborando con la formación en el proceso de socialización y reinserción.

Formadores y educadores a través del desa-rrollo de contenidos alineados con las nece-sidades de las empresas.

En conjunto, tenemos dos grandes desafíos:

1. ¿Cómo sistematizar los esfuerzos?

2. ¿Cómo lograr resultados en alto número de personas?

¿Qué pueden aportar laS empreSaS?

Varios e imprescindibles son los aportes que la dirigencia empresarial puede motorizar. Por un lado, su base de conocimientos para la generación de nuevos puestos de trabajo poniendo el foco en la inclusión.

También facilitando la dedicación de ejecuti-vos tanto con vocación productivo-social como con capacidad de movilización de la compañía y asumiendo el liderazgo y compromiso para generar el “efecto contagio” necesario en la convocatoria a otros empresarios, para poder de este modo expandir el programa.

la incluSión Social a travéS del trabajo: ¿Qué buScamoS?

Proponernos metas elevadas para esforzar-nos a encontrar soluciones innovadoras de inclusión laboral.

Una persona incluida tiene, por sobre todas las cosas, dignidad. Una actividad laboral sosteni-ble le da motivación y vocación por desarro-llarse como persona, como ciudadano y como trabajador; capacidad de socialización; genera-ción de ingresos; acceso a asistencia médica y al sistema financiero, y la posibilidad de adquirir una identidad cívica, previsional y fiscal.

Todo un desafío...

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R e p o r t a j e s

Muhammad Yunus

La cruzada por un mundo sin pobrezaHace 20 años Muhammad Yunus fundó una institución singular, el Grameen Bank, que concede pequeños créditos a indigentes, quebrando la norma que exigía prestar dinero solamente a los que pueden garantizar su devolución.

La propuesta de Yunus implicó una renovación de ideas de enorme importancia en un mundo tradicionalmente adherido a la costumbre de que solo es posible luchar contra la pobreza con programas asistenciales o con subsidios al desempleo y cuando prácticamente se ha olvidado la esencia del hombre: su creatividad y autonomía.

El camino que propone el banquero de Bangladesh es esencialmente distinto: tiende a que los pobres descubran sus capacidades ocultas, desarrollen su creatividad y se sientan dignos de crear sus propios emprendimientos y empleos.

En una de sus visitas a la Argentina, hace siete años, EMPRESA tuvo oportunidad de entrevistarlo. Una manera quizá de anticiparnos a la valía de un hombre comprometido en el pensamiento y en la acción. En esta edición decidimos rescatar parte del reportaje realizado como un reconocimiento que se suma a su reciente distinción como Premio Nobel de la Paz.

doctorado en economía en vanderbilt

university. banquero y

economista de bangladesh.

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R e p o r t a j e s

¿Cuál es su visión respecto del capitalismo de nuestro tiempo?

Yunus: - La esencia del capitalismo es la confianza que se deposita en el mecanismo del mercado para resolver las cuestiones básicas sobre la distribución de recursos y la determinación de precios de la manera más efectiva; no conocemos una alternati-va. El cambio que sugiero pasa por el papel central que se le asigna a las ganancias per-sonales en el funcionamiento del capitalis-mo; creo que esto se está haciendo mal. La maximización de las ganancias personales se presenta como la fuerza impulsora detrás del éxito del mecanismo del mercado y, en consecuencia, del capitalismo. La concien-cia social puede ser una fuerza impulsora tan efectiva como las ganancias personales.

Las empresas impulsadas por la conciencia social pueden ser diseñadas y operadas por personas motivadas socialmente para obte-ner objetivos sociales, en lugar de buscar su propio beneficio financiero, en un mercado competitivo con igual eficiencia que las empresas impulsadas por las ganancias per-sonales. Mientras más se incentive a esas personas con motivaciones sociales y se las apoye mediante legislaciones adecuadas y el reconocimiento social, más funcionará el capitalismo para las personas comunes en lugar de limitarse a un pequeño grupo de personas financieramente poderosas.

¿Qué le diría a aquellos economistas que se concentran en la macro, dejando que la micro mejore solo como resultado del crecimiento de aquella?

- Los economistas no inventaron la ma-croeconomía. Existe. La realidad económica de la vida se puede analizar tanto en forma macro como micro; no es que se trate de una u otra. El nudo del problema es la concep-tualización básica de la economía: la teoría económica no deja lugar para el autoempleo.

La creatividad de las personas en forma individual no es reconocida, los individuos en la teoría económica aparecen como peones de ajedrez en manos del mercado y solo pueden responder si trabajan, o no, frente a los niveles del salario. Esto elimi-na la esencia del ser humano. El ingenio humano queda reservado solo para un gru-po selecto de gente conocida como empre-sarios. La teoría económica estaría mucho más cercana a la realidad, si partiera de la suposición de que todos los seres humanos son potenciales empresarios.

En el sistema de libre mercado, los recur-sos y los servicios -tales como la salud y la educación- tienden a estar en manos privadas: ¿considera que esto puede ampliar la brecha entre los ricos y los pobres?

- Yo sostengo que no hay nada de malo en el mecanismo del libre mercado y que no debemos echarle la culpa a este por la ini-quidad social. El problema es la manera en que las empresas quedan en manos de per-sonas ambiciosas, movidas por la búsqueda de ganancias personales.

Las empresas pue-den ser creadas y dirigidas por gente con motivaciones sociales para ob-tener ventajas so-ciales, sin que por ello pierdan dinero y sin hacer del di-nero una ganancia personal. Hasta que no hagamos esto, el problema de la concentra-ción de riqueza en unas pocas manos continuará. So-lamente se puede contener el proce-

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so con algunas intervenciones, pero no se lo puede detener.

Esta problemática se constata claramente en la relación entre los países desarrollados y subdesarrollados...

- Existe mucha apa-tía y resignación en la relación entre el Norte y el Sur. Los países ricos, en cier-ta medida, diseñan sus vidas ignorando la existencia de los países pobres, los cuales no aparecen de ningún modo en la vida o la mane-ra de pensar de la gente de los países ricos.

Los países pobres continúan actuando de acuerdo con las reglas concebidas por los países ricos, prácticamente no saben pen-sar por sí mismos. No son conscientes de su propia fortaleza dentro del campo de juego global; hablan acerca de sus pasados gloriosos, pero rara vez proponen progra-mas sólidos para construir el presente. La relación de fuerte dependencia de los paí-ses ricos continúa.

¿Qué opinión le merece la tendencia hacia “políticas liberales con un enfoque social”, como puede observarse en muchos países desarrollados? ¿Cree que es suficiente lo que ellos hacen?

- No, no es suficiente. Solamente estiran la estructura económica existente para cubrir la parte de la sociedad que no es alcanzada por el funcionamiento del sistema de mer-cado libre tradicional. Lo que se necesita no es una “red de seguridad de servicios so-ciales” para los pobres, sino crear una nue-

va estructura institucional que garantice la democracia económica, una oportunidad económica igual para cada ciudadano, un campo de juego verdaderamente nivelado para todos.

El sistema bancario no ayuda, por cierto, a este anhelo de democracia económica...

- El sistema bancario actual está basado en las garantías, lo que básicamente se tradu-ce como: “Cuanto más tenga, más obten-drá del banco”. Esto también significa que, si uno no tiene nada, los bancos ni se le acercarán, aunque sea quien más necesita del banco. Debido a su principio básico de operación, corren para servir a cada vez menos y menos mega ricos, dejando sin servicio a los demás. Esto crea la concen-tración de riqueza y de poder político en unas pocas manos.

¿Considera que su idea, el microcrédito, so-lamente se puede utilizar en una comunidad como Bangladesh o existen otras socieda-des como las europeas o americanas que lo pueden adoptar?

- Si se considera al microcrédito como préstamos sin garantías, el sistema se vuelve inmediatamente universal. La operación de los sistemas financieros no depende de la cultura: el microcrédito es acultural. Dado que los bancos convencio-nales dependen exclusivamente de las ga-rantías, un gran segmento de la población queda excluido de los servicios financieros en todo el mundo. El dinero siempre crea su propia cultura. Otras culturas se en-cuentran incluidas en ello.

En el Banco Grameen ponen mucho énfasis en los grupos de trabajo, ¿por qué?

- Funcionan mejor. Crean respeto mutuo y confianza; crean autoestima con mayor rapidez. Sacan a relucir la calidad de li-

En la Argentina hay mucho más

tradición de combatir la evasión que

combatir la pobreza. Ante la duda,

el informal es un sospechoso; y el

excluido, casi diría que un culpable por

estar donde está.

R e p o r t a j e s R e p o r t a j e s

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derazgo de personas que nunca creyeron tener capacidad para disfrutar de la con-fianza de otros.

¿Cuál sería su reflexión a una realidad ar-gentina, que ha logrado estabilizar su econo-mía, luego de la crisis de 2001 y 2002, pero que hoy día sigue presentando altos índices de pobreza y desempleo?

- La Argentina ha logrado un milagro. Ahora se lo debe mantener, se debe cons-truir el futuro sobre esta base. La economía no debe, de ningún modo, ser hipotecada por las multinacionales o por los excesiva-mente ricos.

Es el momento de construir la economía desde abajo. Se trata de un proceso lento al comienzo, pero es un proceso seguro, y comienza a tomar velocidad más rápido de lo que uno cree. No se puede construir una economía sobre la base de la creación de ri-queza para unos pocos, esto no es nunca una solución sostenible. Construyan la economía para las personas de más abajo, estas personas construirán la economía para el resto.

En la Argentina, al decir de Ortega, la econo-mía, la política, el tercer sector, la salud funcio-nan como compartimentos estancos. ¿Cómo fomentar un mayor diálogo entre ellas?

- Las interconexiones no se pueden impo-ner desde afuera. El trabajo mismo, y no las palabras, hará que las organizaciones y las personas se unan. Si creamos un en-tendimiento común y metas comunes, po-dremos lograr que las organizaciones estén cada vez más cercanas unas de otras.

Un problema muy serio en nuestro país es la evasión o incumplimiento de las leyes…

- En la mayoría de los casos la evasión de leyes ocurre cuando las personas ven que los principales evasores son quie-

nes ocupan los cargos de liderazgo más importantes de esa sociedad. La evasión de leyes también tiene lugar cuando las leyes se vuelven irrelevantes, arcaicas y sumamente difíciles de cumplir; se ve es-timulada cuando la mismísima maquina-ria encargada de hacer cumplir las leyes se corrompe.

Finalmente, ¿cuál cree que debe ser la apuesta de las generaciones venideras?

- Al respecto diría que los jóvenes debe-rían tratar de ser ciudadanos del mundo. Las fronteras nacionales son demasiado restrictivas para las generaciones futuras, estas no deben dejarlos encerrados. Liberar el espíritu humano y desencadenar los po-tenciales humanos de todos los individuos del planeta, ese debe ser el objetivo de la próxima generación.

En este proceso cobra valor prioritario la educación...

- Ciertamente. Pero no creo que el tipo de educación actual sea adecuado para ellos. Muy a menudo la educación tiende a ser

Yunus: “No se puede construir una economía

sobre la base de la creación de riqueza

para unos pocos, esto no es nunca una solución sostenible. Construyan

la economía para las personas de más abajo, estas personas

construirán la economía para el resto”.

R e p o r t a j e s R e p o r t a j e s

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parroquial, en vez de “educación” utiliza-ría el término “conocimiento”. Y además agregaría “exposición”.

¿Ha sido testigo de casos en los cuales el microcrédito ayudó al prestatario a traspa-sar la barrera de artesano hacia una empre-sa más grande o a la producción industrial?

- Los pobres siempre están involucrados en la industria; por ejemplo, procesando productos agrícolas, haciendo comidas, juguetes, cosiendo camisas, etc. Lo que usted quiere saber es si los pobres serán lo suficientemente ricos como para ser due-ños de fábricas. ¿Por qué no? ¿De dónde vienen algunos de los ricos actuales? En un tiempo sus familias eran pobres, se vol-vieron ricos sin la ayuda del microcrédito. Ahora algunos pobres actuales se volve-rán ricos con la ayuda del microcrédito. Y esto no es una sorpresa.

Con el Grameen están emprendiendo otros proyectos, tales como compañías

telefónicas y de Internet. ¿A qué obedece esta diversificación?

- Mediante todas las compañías de Gra-meen intentamos crear empresas impul-sadas por la conciencia social: diseñadas y operadas con el objetivo social de eliminar la pobreza.

Yunnus, muchos califican su punto de vista como utópico, ¿qué contestaría a eso?

- Todas las ideas nuevas parecen utópicas. Solamente si las ideas producen el resul-tado prometido, las personas comienzan a admirarlas y aceptarlas lentamente: “El movimiento se demuestra andando”.

Es mi responsabilidad mostrar que mis ideas funcionan como dije que funciona-rían. No me veo como un teórico, me veo como un activista, alguien que hace cosas. No me molesta que las personas vean mis ideas como utópicas. Eso me alienta a pro-barles que están equivocados.

E c o n o m í a

Yunus: “La maximización de las ganancias personales se presenta como la fuerza impulsora detrás del éxito del mecanismo del mercado, y, en consecuencia, del capitalismo. La conciencia social puede ser una fuerza impulsora tan efectiva como las ganancias personales”..

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Ernesto Kritz

S o c i e d a d

La responsabilidad del empresario frente

a la problemática del trabajo

Según los datos compartidos por Kritz, la recuperación de la economía después de la crisis ha sido muy eficaz en generar empleo, en disminuir indigencia y disminuir

pobreza, porque estas son ciertamente menores actualmente que lo que eran en el peor momento de la crisis (cuando comenzó la actual administración había un 28% de

indigencia y casi un 54% de pobreza y hoy es sensiblemente menor), pero la distribución del ingreso no es mejor, es igual.

“En un país que ha recorrido bastante, y todavía queda un camino largo por recorrer, el disminuir a ‘niveles tolerables’ el desempleo no es condición suficiente, hay que ir más

allá”, señala con preocupación.

Como un aporte a la reflexión, el autor advierte que ha aumentado en el esquema socioeconómico de nuestro país la distancia entre los sectores medios y los que están

más abajo.

economista especializado en economía laboral y políticas sociales. Socio y director ejecutivo de Sel consultores. profesor del posgrado en economía laboral (universidad de San andrés). Versión periodística de la exposición realizada en el Seminario Visión País 2010 (13 de junio de 2006).

distintas mediciones del desempleo

Hace cuatro años que nuestra economía empezó a crecer, después de una crisis que empezó alrededor de 1998 y alcanzó un nivel casi inédito en los años 2001 y 2002. Esto ha permitido crear empleo a un ritmo muy importante y que los niveles de altísima desocupación de los peores momentos de la crisis disminuye-ran muy significativamente. También ha causado que los niveles de indigencia y de pobreza descendieran. Sin embargo, existe una sensación de que todavía no es suficiente.

Analizando los indicadores sociales desde 1994 hasta 2005 (ver tabla nº 1), se observa lo que ocurrió con la tasa de desempleo. A mediados de 1994 comenzó este largo ciclo de alto desempleo que ha caracterizado a la Argentina, que después creció a cerca del 21%. Durante la crisis llegó al 22%, lo que significa un cuarto de la población econó-micamente activa sin trabajo.

Luego, tuvimos dos años de expansión econó-mica rápida, lo que permitió reducir el desem-pleo, que rondó el 15 y 17%. Y hoy, después de estos cuatro años de recuperación vigorosa de la economía, existe un desempleo que no

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S o c i e d a d

es demasiado más alto que el que había cuan-do comenzó el proceso (Ver tabla Nª1).

Una primera conclusión es que estamos próximos a cerrar este ciclo de alto desem-pleo que nos ha acompañado por más de una década.

Si uno se refiriera al desempleo en el sentido más estricto del término, o sea sin considerar a los beneficiarios de planes como ocupa-dos, y estrictamente son personas que no tienen ninguna ocupación, la cifra es interesante ya que desde 1993 que no hay un desem-pleo del 10%. Si se ajusta con los pla-

nes sociales, todavía se estaría a fin de año por encima del 10%, casi 11%, pero está mejorando y es un logro realmente muy significativo.

Esto se debe a que en la recuperación de la economía ha habido una tasa de creci-miento de la ocupación del mercado, es decir de los empleos creados por el mer-cado. Este descenso implica que desde la necesidad de la gente se ha generado un continuo crecimiento y que se están recu-perando los bienes sociales que se habían perdido en el proceso.

Según los otros indicadores sociales que acompañan a los del desempleo: el porcen-taje de la población que está en situación de privación, es decir, la pobreza, y la proporción de los ocupados, en el sector privado principalmente, que no están re-gistrados, que no figuran en ningún lado y no están constituidos, existe una situación similar, en el segundo semestre de 2005 y ahora con un desempleo un poco por enci-ma que en 1994.

Lamentablemente, con un desempleo muy parecido al de 1994, hay tres veces más indigencia (que es la forma extrema de la pobreza) que entonces. En 1994, no mucho más del 4% de la población estaba en tal situación, con un desempleo del 13%. Hoy,

tabla nº 1: loS indicadoreS SocialeS deSde 1994 haSta 2005

período tasa de desempleo % de población en situación de privación

asalariados privados no registrados coeficiente de Gini

Sin planes sociales

Ajustado por planes sociales Indigencia Pobreza

Incluido servicio

doméstico

Excluido servicio

domésticos

Ingreso per cápita familiar

Ingreso de la ocupación principal 1

Total ocupados2

Ocupados privados

May-94 13.0% 13.2% 4.4% 20.4% 39.4% 30.8% 0.466 0.407 0.418

May-95 20.4% 20.8% 6.8% 26.2% 42.6% 33.5% 0.470 0.417 0.429

Oct-98 14.8% 15.5% 8.5% 30.2% 47.5% 39.9% 0.505 0.453 0.465

Oct-01 20.5% 21.8% 13.4% 37.9% 48.4% 40.0% 0.521 0.466 0.484

1er sem. 2003 15.7% 21.5% 27.6% 53.8% 52.4% 44.1% 0.533 0.472 0.504

2º sem. 2005 10.6% 13.9% 12.2% 33.8% 51.5% 44.0% 0.495 0.453 0.482

1. Excluye los ocupados sin ingresos. 2. Excluye planes sociales.Fuente: SEL Consultores con base en la Encuesta Permanente.

La calidad media del empleo en la

Argentina ha ido disminuyendo, no

obstante la mejora significativa que

ha habido en la disminución del

desempleo y en el crecimiento del

nivel de ocupación.

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Kritz: “En la recuperación de la economía ha habido

una tasa de crecimiento de la ocupación del

mercado, es decir de los empleos creados por el

mercado”.

con un desempleo similar, la proporción de personas en estado de indigencia es tres ve-ces más alto que lo que era entonces.

la desigualdad en la distribución del ingreso

El coeficiente de Gini mide la desigualdad en la distribución del ingreso (ver tabla nº 1, cuarta columna); por lo cual cuanto más cerca esté de 0, mejor distribuido está el ingreso y cuanto más cerca de 1, peor distri-buido. Que el coeficiente llegue a 0 significa que todos tienen idéntica participación en el ingreso; que llegue a 1 quiere decir que una sola persona se lleva todo el ingreso. Por lo tanto, cuanto más se corre hacia un valor superior, hacia 1, peor está la distri-bución del ingreso. En el semestre pasado el coeficiente de Gini fue mucho más alto que lo que era en 1994, es decir que con un desempleo que es más o menos el mismo que entonces, hoy el ingreso está bastante por encima. En síntesis, baja el desempleo, lo cual no es un dato menor, pero los indi-cadores sociales que acompañan a la tasa de desempleo no mejoran, están peores.

Si en el marco de un descenso del desem-pleo, lo cual es un logro no menor, hay

más indigentes, más pobres, el ingreso está peor distribuido; la calidad media del empleo ha empeorado. En efecto, el cre-cimiento, la recuperación de la economía después de la crisis ha sido muy eficaz en generar empleo, en disminuir indigencia y disminuir pobreza, porque estas son cier-tamente menores actualmente que lo que

S o c i e d a d

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Página 1� empresa Nº180

eran en el peor mo-mento de la crisis (cuando comenzó la actual administra-ción había un 28% de indigencia y casi un 54% de pobreza y hoy es sensible-mente menor), pero la distribución del ingreso no es mejor, es igual. En un país que ha recorrido bastante, y todavía queda un camino largo por recorrer, el disminuir a nive-les “tolerables” el

desempleo no es condición suficiente, hay que ir más allá.

El punto central es que, en la década que empezó en los 90 y se extiende hasta ahora, no solamente hubo un altísimo desempleo sino que la calidad media de los

empleos existentes entre los empleados ha ido disminuyendo.

Un indicador clave es la cantidad de em-pleados no registrados. Si se incluye el empleo doméstico, más de la mitad de los asalariados privados no registrados están hoy en la informalidad. Dejando de lado el servicio doméstico y concentrándose exclusivamente en las empresas, el 44% de los empleados están en la informalidad, es decir que con un desempleo muy parecido al de 1994, hay 14 puntos más de informa-lidad que entonces. Esto reafirma que la calidad media del empleo en la Argentina ha ido disminuyendo, no obstante la mejo-ra significativa que ha habido en la dismi-nución del desempleo y en el crecimiento del nivel de ocupación.

empleo formal y empleo informal

La proporción de asalariados privados no registrados (exclusivamente los que están

S o c i e d a d

tabla nº 2: el mapa del empleo en el paíS

2.091.000ASALArIAdOS PúbLICOS

15,6%

792.000OCuPAdOS EN PLANES SOCIALES

5,9%

Trabajadores domésticos7,7%

Trabajadores por cuenta propia sin capital

5,8%

Trabajadores sin salario1,4%

Asalariados privados no registrados

21,0%

4.803.000TrAbAjAdOrES INfOrMALES

35,9%

Asalariados privados registrados

TrAbAjAdOrES PrIvAdOS fOrMALES

24,1%3.226.000

Empleadores y cuenta propia

con capital

2.497.00NO ASALArIAdOS

fOrMALES18,6%

Fuente: estimaciones basadas en la Encuesta Permanente de Hogares, IIIQ 2004.

Lamentablemente más de un tercio, un

36% aproximadamente,

de las personas que tienen alguna

ocupación son informales. En su

mayoría son personas asalariadas que

trabajan en el sector privado, pero que

no están registrados.

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Octubre / Noviembre 2006 Página 1�

trabajando en empresas) no solamente ha crecido unos 14 puntos respecto del nivel que tenía en el año 94, sino que está prácticamente igual a la cifra de la salida de la crisis, 44% de asalariados privados no registrados (Ver tabla Nª 2).

El mundo formal está constituido en primer lugar por el sector privado re-gistrado; agrupados bajo la categoría “asalariados privados registrados”, que es mucho más de una cuarta parte del total de la ocupación en la Argentina. Junto con los “no asalariados formales”, que son los cuentapropistas que tienen capi-tal, es decir que están establecidos, que están regularizados, forman más o menos un 45% de la ocupación. También hay otro sector importante en el país, que es el de los empleados públicos, y es absolu-tamente formal.

Lamentablemente más de un tercio, un 36% aproximadamente, de las personas

que tienen alguna ocupación son infor-males. En su mayoría son personas asala-riadas que trabajan en el sector privado, pero que no están registradas, y confor-man un 21%. Casi un 12% de la ocupa-ción son trabajadores domésticos, una cifra preocupante, si se tiene en cuenta que de 800 mil trabajadores domésticos, hay alrededor de 130 mil registrados, o sea que existe un 80% de trabajadores do-mésticos que no lo están.

Otro sector que también tiene alguna importancia es el de los trabajadores por cuenta propia sin capital. Este es el caso típico de los “independientes”, que traba-jan en la construcción o que hacen repara-ciones, que son cuasiasalariados, con una altísima inestabilidad.

Es evidente que hay una segmentación muy marcada en nuestro mercado de traba-jo, donde por un lado cerca de dos tercios de la población está en la formalidad, lo

S o c i e d a d

Kritz: “Es evidente que hay una segmentación

muy marcada en nuestro mercado de

trabajo, donde por un lado cerca de dos

tercios de la población está en la formalidad,

lo que implica muchos millones de personas y

millones de hogares en la informalidad”.

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Página 1� empresa Nº180

S o c i e d a d

que implica muchos millones de personas y millones de hogares en la informalidad. Y esto tiene lógicamente su repercusión en la fragmentación y hasta en alguna dualidad de la estructura social.

carencias del empleo informal

El fenómeno de la informalidad se evi-dencia en cuatro dimensiones, siendo la primera la falta de protección legal, ya que contar con empleo informal significa estar excluido de tal protección. En este senti-do, al 75% de los asalariados no registrados en el sector privado no les dan un recibo (papel con el membrete, el sello o la firma) cuando cobran su salario. Hay un 10% adi-cional al que le dan un papel. Además de tener implicaciones legales, el trabajador no puede comprar a crédito, lo cual es una exclusión. A esto se suma que el 75% no cobra aguinaldo ni los días de vacaciones o de enfermedad.

En segundo lugar, los trabajadores informales carecen de cobertura social y tienen exclusiva-mente el hospital público. Tampoco poseen un seguro de desempleo y no cobran asignacio-nes familiares. Y, por supuesto, no tienen una jubila-ción para cuando

alcancen la edad de retiro.

Una tercera dimensión, quizá la más im-portante en el corto plazo, es que la mayo-ría de esto trabajadores tienen un ingreso de bolsillo que es la mitad del de los forma-les. Y esto no se debe a que sean menos ca-lificados, ya que el ingreso informal es 42%

más bajo que el del formal para el mismo nivel de educación.

Y la última dimensión es que, precisamen-te por la altísima rotación, son los más expuestos al desempleo. En efecto, un 90% de los desocupados proviene de la infor-malidad. Si la tasa de desempleo es del 10 ó 12%, en el sector formal de la economía es muchísimo menos. El sector formal de la economía tiene un desempleo de 3% más o menos, pero en el informal, con esta muy alta rotación, llega al 20%, casi el doble del promedio.

informalidad: fenómeno de muy larga data

El fenómeno de la informalidad no apare-ció con la crisis, ni tampoco en la década pasada; es de muy larga data y ha ido cre-ciendo casi sin interrupciones, desde fines de los años 70.

Esta situación se puede visualizar en un gráfico a través de dos curvas (Ver tabla nº 3): la de arriba representa a los traba-jadores informales incluyendo al servicio doméstico, mientras la de abajo se refiere exclusivamente a los asalariados no regis-trados del sector privado. Ésta es una curva que crece y crece constantemente, casi sin caída. Hay una caída muy breve en el pe-ríodo 93-94, cuando se puso en marcha la reforma previsional, pero duró muy poco, y siguió creciendo. (Ver tabla Nª 3).

Se evidencia que la informalidad ha ido creciendo hasta llegar a los niveles actuales desde comienzos de los años 80 y a lo lar-go de todos los gobiernos. Se incrementó como 10 puntos en una década, a pesar de la flexibilización de la legislación laboral, de los contratos temporarios y aun de la reducción de la protección social en la dé-cada del 90.

No es la distancia entre los más ricos

y los más pobres lo que importa, sino

que ha aumentado la distancia entre

los sectores medios y los que están

más abajo.

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Otro dato notable es que la informalidad está concentrada en un cierto sector de la econo-mía. El 55% de trabajadores informales están ocupados por pequeñísimos establecimientos de hasta cinco trabajadores, con un prome-dio de tres trabajadores; y hay otro 20% en muy pequeños establecimientos de menos de 10 trabajadores. Es decir, la informalidad es un fenómeno muy característico de la muy pequeña empresa y es un factor constante.

Este hecho está asociado con la exis-tencia de una bajísima productividad

en este sector tan extendido de peque-ñísimas empresas, siendo quizá la infor-malidad un modo de compensar la baja productividad, que es lo que genera la apariencia de rentabilidad por las carac-terísticas endógenas.

algunas consideraciones finales acerca de la pobreza

La pobreza ha tenido un incremento muy importante desde mediados de

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tabla nº 3: el Sendero de la excluSión

total asalariados privados total asalariados privados no domésticos

Gob. de alfonsín 1° Gob. de menem 2° Gob. de menem Gob. de de la rúa Gobierno de duhalde inicio del de Kirchner

• Legislación laboral protectora

• régimen previsional de reparto

• flexibilidad laboral parcial (contratos temporarios)

• reforma previsional (régimen de capitalización)

• reducción de contribuciones patronales

• reformas a la legislación laboral (contratos temporarios y posterior eliminación)

• reducción del período de prueba

• reducción del costo de indemnización

• descentralización de convenios

• Extensión del período de prueba

• rebaja contribuciones para nuevos empleos

• Emergencia económica

• doble indemnización• derogación de la

reforma laboral de de la rúa - Ley más protectora

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04 II

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Fuente: elaboración propia con base en la Encuesta Permanente de Hogares. Gran Buenos Aires.

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2003 hasta fines del año pasado. En efecto, en los sectores de menores in-gresos, que son los hogares que tienen menos ingreso per cápita, los niveles de pobreza e indigencia no han cambiado mucho. Un quinto de los sectores de ingreso de la población no será benefi-ciario del crecimiento del 9% de la eco-nomía en los últimos tres años.

La clase media baja es la que salió de la pobreza con la mejora de la economía. Son los mayores beneficiarios de la recu-peración de la economía. Menos del 10% de los trabajadores que son empleados públicos y empleados privados registrados están por debajo de la línea de la pobreza. Pero, en cambio, en los sectores infor-males, hay un 50% con trabajo que está en situación de pobreza. Entonces, esto pone de manifiesto por qué se recupera el empleo pero no mejoran los otros indica-dores de empleo.

Si bien puede interpretarse como que ha aumentado la distancia entre los más ricos

y los más pobres, lo que importa es que ha aumentado la distancia entre los sectores medios y los que están más abajo.

A partir del salario mínimo, que es un instrumento para marcar la línea de la pobreza, se concluye que los de los tra-bajadores formales están creciendo a una tasa del 23%; pero los informales no se benefician.

Cabe reflexionar si estos instrumentos que habitualmente se manejan desde los interlocutores sociales organizados, desde el gobierno, no son los adecuados para resolver el problema de la calidad del empleo que afecta a más de un tercio de la población económica activa. Entonces, ¿qué otros instrumentos debemos buscar? ¿Se trata de cambios en la legislación? ¿Se trata de cambios en la legislación econó-mica? ¿Se trata de mejorar el control y la supervisión? La invitación es a plantearse qué es lo que cada uno puede hacer desde su lugar de trabajo.

Lamentablemente más de un tercio, un 36% aproximadamente, de las personas que tienen alguna ocupación son informales. En su mayoría son personas asalariadas que trabajan en el sector privado, pero que no están registradas.

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Alejandro Llorente

S o c i e d a d

El rostro humano de los índices

de desempleo frente a la problemática del desempleo -y desde la aporte enriquecedor del

Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia- Llorente profundiza en la dimensión socializadora y trascendental del trabajo. En esta reflexión, va más allá, al formular una invitación a abrirnos a la realidad de las personas, dejando de lado “los fríos números”,

involucrándonos en el sufrimiento de aquellos desempleados, que en el caso de un padre ve comprometido no solo sus proyectos e ilusiones sino también los de sus hijos.

Ante una lógica que nos impone el logro de determinados objetivos y en un momento en que se privilegian las variables macroeconómicas, el asesor de ACdE propone -con una mirada cristiana- debatir qué calidad de vida queremos y para qué hacemos las cosas.

asesor doctrinal de acde. profesor en teología por la universidad Gregoriana de roma y de ética de los negocios en el posgrado de administración de empresas de la universidad católica argentina.Versión periodística de la exposición realizada en el Seminario Visión País 2010 (13 de junio de 2006).

A veces se plantea por qué la iglesia no define el bien común. En el caso de las esta-dísticas sociales presentadas, se podría decir que estas describen lo que sucede, mientras que la Doctrina Social propone lo que debe-ría suceder, es decir modelos ideales, bienes ideales. Entre lo que sucede y lo que debería suceder se abre ese espacio que denomino “espacio de angustia”.

El bien común define las condiciones y los bienes que no se pueden palpar. Se puede hablar del bien común aludiendo a las carac-terísticas que debe tener, pero no a la forma específica, la figura precisa. Por eso la Iglesia nunca define el bien común. El desafío es cómo se llega a esto que debería suceder.

el trabajo, medio de realización humana

Entre algunas cuestiones importantes de la Doctrina Social de la Iglesia está el

concepto de trabajo, al que siempre ha entendido como un medio de realización humana. Cabe destacar que cuando la Igle-sia lo menciona en el Compendio, ya se despliega mucho de lo expuesto en Rerum novarum, como el trabajo asalariado indus-trial. A raíz de las nuevas condiciones en

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las que se desenvuelve la economía, este concepto no necesariamente alude al em-pleo, lo incluye pero lo trasciende.

El segundo aspecto fundamental es que la Iglesia siempre privilegiará la dimensión humana del trabajo, porque para ella la economía es para el hombre y no el hom-bre para la economía. Entonces, el trabajo tiene sentido en función de quién lo reali-za y es una dimensión superior del mismo. No solamente interesa aquello que se hace, o cómo se hace, sino fundamentalmente quién lo hace. Esto es importante porque la Iglesia considera que el hombre tiene una dignidad básica, que es inalienable, punto en el que se distingue de las doctri-nas protestantes.

dos dimensiones básicas

En la Iglesia siempre se articularán estas dos dimensiones, la necesidad y el derecho de que las personas trabajen, fundamenta-

do en un deber, y ese deber está enraizado en la propia dignidad porque el trabajo es una manera de realización personal de la propia dignidad.

Entonces, ¿por qué la Iglesia fundamenta este trabajo o este deber que después gene-ra el derecho al trabajo? Desde que nace, el hombre es una dinamis lanzada hacia al futuro. Y el hombre, precisamente en esa dinamis, tiene esta capacidad y esta llama-da autotrascendente. Es decir, a mejorar, a perfeccionarse, a ser más y a ser mejor. El hombre no es un constructo ya pensado desde el principio; la misma lectura de los datos biológicos corrobora esto, lo mismo que sucede en el plano biológico, también sucede en el plano existencial: el hombre está llamado a realizarse.

Ahora bien, esta llamada a realizarse no es solamente una llamada a la realización individual, entra en cuestiones de justicia, porque el hombre no puede realizarse solo, sino que se realiza con otros. Por eso, el

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El hombre no puede realizarse solo, sino que se realiza con otros. Por

eso, el trabajo no es solamente un deber hacia

sí mismo, es un deber hacia la sociedad.

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trabajo no es solamente un deber hacia sí mismo, es un deber hacia la sociedad. El hecho de que una sociedad tenga preca-rización laboral significa que ahí hay un problema de justicia, de aquellos que no pueden o no quieren ejercer ese derecho hacia la sociedad, de parte de la sociedad que también a través de su estructuración no permite el ejercicio de este derecho. La cuestión es plantearse qué lleva a la precari-zación del trabajo, a esta baja de producti-vidad.

la baja de la productividad nos afecta a todos

Cuando la Iglesia ha-bla de la promoción del trabajo, reconoce en el Estado una fun-ción subsidiaria. Es decir, al Estado le co-rresponde en realidad una función indirecta. No le corresponde ser el mercado laboral, es más, sin duda el trabajo que genera el Estado directamente es uno de los que pue-de eximirse de tener precarización laboral.

Y esto les correspon-de a las empresas y a los privados. En este sentido, un hecho muy destacable es el nivel de personas que trabajan en Eu-ropa en Organizacio-nes no Gubernamen-tales y trabajo en-

tendido no como voluntariado sino que forman parte del sector de servicio de la sociedad, algo que el Compendio valora de estos procesos de autoorganización de la sociedad.

¿Cuáles son los criterios que la Iglesia y que el Compendio siguen respecto de la distribución del rédito? Por un lado está

S o c i e d a d

San José 1788 (C1136AAL) Bs. As. Tel: 11-4378-2100

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la cuestión de los méritos o del valor objetivo de la pres-tación, que está más relacionado con los contratos o la justicia con-mutativa; pero hay ciertas necesidades básicas que no pueden faltar de ninguna manera. Como expresaba

Ernesto Kritz, lo importante es tratar de pensar no en términos cuantitativos, porque muchas veces no dicen nada, sino en términos cualitativos. O, para los economistas, no en términos absolutos sino en términos relativos.

los fríos números versus la realidad de las personas

El Departamento Institucional de la Uni-versidad Católica está llevando adelante un estudio acerca de la deuda social para ver cuál es la realidad que está detrás de los números, la realidad de las personas. En el caso de un padre desempleado o subempleado, eso impacta no solo en las posibilidades, los proyectos y las ilusiones propias, sino también en las de sus hijos. Por eso se requiere una mirada distinta, que se interrogue acerca de qué está pa-sando con esa persona ya que hay muchas cuestiones que juegan en el imaginario de las personas, no en lo que está sucediendo en la realidad sino en lo que la persona cree que está sucediendo.

Por último, hay una cuestión sobre la cual es bueno reflexionar: ¿Cuál es el sentido de la economía? La respuesta no puede circunscribirse a la rentabilidad, una renta-bilidad que se mide en términos de retorno sobre la inversión, de devolver a los ac-

cionistas. En última instancia, la pregunta debería ser: ¿Qué calidad de vida?, ¿cuál es el sentido de la economía?, ¿para qué hace-mos las cosas?.

Simplificar, absolutizar, demonizar

La pregunta debe ser ¿qué es lo que nos llevaremos a la tumba? Porque en nues-tra sociedad, en función de ciertos nú-meros que se ponen, los “famosos objeti-vos”, se sacrifica todo. Y si no se alcanza el objetivo, se pierde competitividad, algo típico de la lógica de la violencia: simplificar, absolutizar, demonizar, en-tonces al demonio hay que bajarlo. Eso es lo que hizo el presidente Bush, simpli-ficó el 11 de Septiembre, lo absolutizó, lo demonizó y le formuló una respuesta: “Justicia infinita”

También existe una dicotomía entre distri-bución y producción, cuando, en realidad, “distribuir inteligentemente es producir en el futuro”, frase que rescató monseñor Fernando Bargalló. Distribuir inteligente-mente es hacerlo de manera que el recurso el día de mañana explote y explote positi-vamente en bien de todos.

hannah arendt: “ver, resistir y unirse”

La frase con la que Hannah Arendt se refería al problema que tuvo el pueblo judío frente al régimen nazi, que aplicó luego a cualquier otra ideología totalita-ria, significa no cerrar los ojos y no acos-tumbrarse. A veces uno se acostumbra y busca mirar la economía en términos macroeconómicos o en términos numé-ricos. Hay que resistirse a eso, hay que discernir, hay que buscar creativamente nuevas formas y nuevos caminos. Y final-mente hay que unirse.

S o c i e d a d

Desde que nace, el hombre es una

dinamis lanzada hacia al futuro. Y el

hombre tiene esta capacidad y esta

llamada autotrascendente a mejorar, a

perfeccionarse, a ser más y a ser mejor.

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J u s t i c i a

Enrique del Carril

La independencia de la Justicia

abogado. Socio del estudio del carril, colombres, vayo & Zavalía lagos. Fundador del Foro de estudios para la administración de justicia. presidente del colegio de abogados de la ciudad autónoma de buenos aires. Socio de acde.

“ciudadano, ve a esparta y dí que hemos muerto aquí

en cumplimiento de vuestras leyes”.

epitafio que conmemora la muerte del rey de esparta y sus soldados en el desfiladero de las termópilas.

En las Termópilas murieron valientemente el rey de Esparta y sus soldados demoran-do el avance del ejército persa sobre toda Grecia. El epitafio conmemorativo de los héroes quiso significar el motivo de su lu-cha: peleaban por una forma de vida, quizá rudimentaria en aquellas épocas, en la cual el ciudadano se subordinaba exclusiva-mente a la ley, entendida como aquellas normas de conducta que se imponían al capricho de los reyes y debían ser respeta-dos por estos en sus normas positivas.

Esta forma de vida propia de los países occidentales, que tuvo su cuna en Grecia y luego fue perfeccionada en Roma y redes-cubierta durante la Edad Media, evolucio-nó hacia un sistema en el cual se intenta asegurar el imperio de la ley mediante la división de las funciones de gobierno entre distintos departamentos que se controlan recíprocamente con diferentes mecanismos para evitar la concentración del poder. Uno de estos departamentos u órganos del gobierno es la Justicia, cuya importancia es fundamental porque su misión es in-terpretar y aplicar la ley en los conflictos suscitados entre ciudadanos o entre estos y el Estado.

Adicionalmente, en el sistema seguido por nuestra Constitución tomado de la Ley

Fundamental norteamericana, la Justicia no solo es un órgano destinado a solucionar conflictos sino que es un Poder del Estado porque tiene la atribución de declarar la inconstitucionalidad de los actos de los res-tantes Poderes. Como el hígado elimina las impurezas del cuerpo, la Justicia en nuestro sistema está llamada a eliminar aquellos actos que contradicen la Constitución. De allí emana su importancia y explica mu-chas conductas de nuestros políticos, que tienden a llenar los cargos judiciales con

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personas de partido o, por lo menos, sin los quilates y la valentía necesaria para ejercer sus funciones con independencia.

Aquí nos adentra-mos en el tema de la independencia judicial que, por las delicadas funciones que cumple, debe asegurarse con al-gunos mecanismos especiales que no se dan respecto de los otros Poderes. En efecto, si bien la Constitución esta-blece un sistema de independencia de los tres Poderes clá-sicos (el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial), respecto de aquellos que emanan de la elec-ción popular, puede

ocurrir que, por los avatares de la lucha política, tanto el Ejecutivo y el Legislativo sean controlados por un único partido po-lítico y, de hecho, vean resentida su inde-pendencia.

Por el contrario, en cuanto al Poder Judi-cial, por su forma de designación y su per-manencia en el cargo, la Ley Fundamental exige ciertos requisitos tendientes a alejar-lo de la influencia de la política partidaria y erigirlo en una suerte de órgano aristo-crático (en el buen sentido de la palabra) que controla a los poderes democráticos.

algunas precisiones acerca del sentido de la independencia judicial

No debe confundirse la independencia de criterio de los jueces individualmente con

la independencia como un atributo del órgano judicial en su totalidad. Se trata de algo parecido a la virtud “justicia” en tanto podemos hablar de ella como un hábito de una persona concreta: el hom-bre justo acostumbrado en todas sus rela-ciones a dar lo que le corresponde a sus semejantes, pero también es un atributo de un orden social u organización políti-ca: la sociedad justa.

Con la independencia ocurre lo mismo. Sin duda, debemos exigir a nuestros jueces que sean independientes, que no se dejen presionar para tomar decisiones ni por los poderes políticos, ni por la prensa ni, in-cluso, por sus amigos o familiares. Esta vir-tud es indispensable en cualquier sistema, aun en aquellos en donde la Justicia no es un Poder del Estado sino que depende or-gánicamente de otros.

Pero aquí nos estamos refiriendo a la “in-dependencia funcional”, es decir a deter-minadas características de la organización judicial que permiten otorgarle autonomía en la toma de sus decisiones porque las mismas, además de solucionar un conflicto entre particulares o de estos con el Estado, son “actos de gobierno” que inciden direc-tamente en los principios arquitectónicos de la sociedad porque son piezas de una actividad de control político (en el sentido amplio de la palabra) sobre los otros Pode-res del Estado.

En definitiva, la independencia judicial, concebida en este último sentido, respon-de la cuestión de quién tiene la última palabra en el control constitucional. La or-ganización institucional argentina -tomada del modelo de Estados Unidos- pretende que el órgano judicial sea el portador de esa “última palabra” y, para ello debe do-társelo de ciertos mecanismos que aseguren su independencia, como los requisitos para ser nombrado juez, que requiere califica-

J u s t i c i a

Mantener la incertidumbre por meros

cálculos políticos y con intención de

reservarse una “carta ganadora” ante

un eventual giro de la postura del más

Alto Tribunal en contra de los intereses

del gobierno es menospreciar

nuevamente las instituciones y someter

el Poder Judicial a las circunstancias

políticas de coyuntura.

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ciones especiales, su permanencia en el cargo mientras dure su buena conducta, la intangibilidad de sus remuneraciones, etc., que no son privilegios sino garantías para el ciudadano.

amenazas concretas a la independencia judicial

Los últimos acontecimientos políticos en nuestro país arrojan sombras sobre el futu-ro del Poder Judicial ya que demuestran en el Ejecutivo una clara y directa intención de mantener resortes que le permitan inci-dir decisivamente en su composición. En primer lugar, la reforma al Consejo de la Magistratura, órgano de selección de los jueces, implica aumentar la preponderan-cia del sector político dándole una repre-sentación al oficialismo que le permitirá contar con una suerte de veto en las desig-naciones y destituciones.

La instauración del Consejo de la Ma-gistratura en la reforma constitucional de 1994 en cierta forma implicó, a mi juicio, introducir un órgano propio de la organización judicial continental euro-pea donde la administración de justicia

no es un Poder del Estado. Frente al defi-ciente funcionamiento del sistema de de-signación de jueces por el presidente con el acuerdo del Senado, ocasionado por la falta de responsabilidad de los diferen-tes presidentes y senadores, se buscaba instaurar un sistema técnico de designa-

J u s t i c i a

La reforma al Consejo de la Magistratura, órgano

de selección de los jueces, implica aumentar

la preponderancia del sector político dándole

una representación al oficialismo que le permitirá contar con

una suerte de veto en las designaciones y

destituciones.

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ción. Pero el propio artículo 105 de la Constitución introdujo en este organis-mo a representantes del sector político y la ley que lo reglamentó, en su origen, otorgó cierta preponderancia de ese esta-mento, lo cual de por sí atentaba contra la independencia del Poder Judicial. Esa tendencia fue acentuada con la reforma de febrero de este año, pues se rompió el equilibrio entre los distintos estamentos en favor de los representantes de los po-deres ejecutivo y legislativo otorgándoles quórum propio y, lo que es mas grave, disminuyendo la participación de la opo-sición. Hoy la designación y la remoción de los jueces están en manos de los re-presentantes políticos del oficialismo.

En segundo lugar, el incumplimiento al deber de cubrir las dos vacantes producidas en la Corte Suprema de Justicia de la Nación permite sospechar que el Poder Ejecutivo, al no tener claro cuál será la postura del Tribunal en temas candentes, está reservándose la po-sibilidad de desni-velar las mayorías con nombramien-tos realizados en la oportunidad que

le indiquen las conveniencias políticas. Existe una opinión que sostiene la con-veniencia de reducir el número de jueces de la Corte Suprema de Justicia de nueve a siete. Si esa es la intención, el Poder Ejecutivo debería enviar al Congreso el proyecto de ley en forma inmediata para que quedase claro cuál es la estruc-tura permanente y la composición de la

Corte. Mantener la incertidumbre por meros cálculos políticos y con intención de reservarse una “carta ganadora” ante un eventual giro de la postura del más Alto Tribunal en contra de los intereses del gobierno es menospreciar nuevamen-te las instituciones y someter el Poder Judicial a las circunstancias políticas de coyuntura.

Además, mantener a la Corte Suprema de Justicia con dos miembros menos que lo que marca la ley impide su nor-mal funcionamiento, pues no pueden constituirse las mayorías necesarias para decidir asuntos candentes como el de la validez o invalidez de la legislación de emergencia. En efecto, si la Corte Supre-ma de Justicia está integrada por nueve miembros, la mayoría se constituye con cinco votos, lo cual es complicado de conseguir cuando solo hay siete miem-bros y dos vacantes. De esta manera, la omisión del presidente atenta contra el normal funcionamiento del Poder Judi-cial e impide resolver causas que marca-rían líneas claras en diversos temas de interés institucional y económico.

nuevamente la tendencia al personalismo

Los ataques a la independencia del Poder Judicial están enmarcados en una clara tendencia a la concentración del poder en el presidente de la Nación. Nuevamente se subordina la fortaleza institucional, requisito indispensable para instaurar la seguridad jurídica, a los planes de gobierno coyunturales y se intenta disimular este ataque al gobierno de las leyes con una aparente bonanza económica, sin percibir que lo que la Argentina necesita para ser confiable es volver al sistema republicano instaurado en la histórica Constitución de 1853-60.

J u s t i c i a

Mantener a la Corte Suprema de

Justicia con dos miembros menos que

lo que marca la ley impide su normal

funcionamiento, pues no pueden

constituirse las mayorías necesarias

para decidir asuntos candentes como

el de la validez o invalidez de la

legislación de emergencia.

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Paola Scarinci de Delbosco

T r a b a j o

La otra miradaLa inserción laboral de la mujer es un hecho consumado, pero el camino aún es largo y los desafíos múltiples. Muchas veces, incluso, son las mismas mujeres las que boicotean

su capacidad de intervención.

Para la autora, el reconocimiento de habilidades y competencias femeninas abren un campo promisorio de actividad, donde la comunicación, la negociación, el networking y

el mentoring, y un liderazgo no confrontativo, la tienen hoy como protagonista.

“Puede ser que el resultado sea más amplio de lo que nos proponemos; puede ser que una presencia femenina más activa y más contundente cambie el mundo del trabajo en

un espacio compatible con la vida humana plena”, señala Scarinci de delbosco..

doctora en Filosofía (universitá degli Studi la Sapienza, roma) profesora normal y especial de Filosofía (universidad católica argentina). profesora part-time en el iae. investigadora en el proyecto conFye “conciliación Familia y empresa”. miembro del jurado de Fundtv.

trabajar en un escenario complejo

Sin duda nos enfrentamos hoy a un esce-nario de trabajo cada vez más complejo, por lo cual hay una mayor necesidad de integración con personas que provienen de otras culturas y tradiciones, dado que es cada vez más probable compartir tareas y proyectos con ellas. Por eso también nos sentimos más inclinados que antes a acep-tar, a pesar de las dificultades que innega-blemente conlleva, la amplitud de un sano pluralismo, la riqueza de la multietnicidad, el estimulo que proviene de lo diferente.

Hoy percibimos más claramente la necesi-dad de respetar y de tener en cuenta pun-tos de vista distintos, gustos y convicciones diferentes, prioridades y percepciones dis-crepantes, porque frente a este escenario más complejo se nos hace imprescindible actuar y tomar decisiones apoyándonos en una visión más amplia y más rica.

Hubo épocas en las que se subrayaba más lo igual que tenían todas las personas que lo di-ferente, así el ser humano era definido por sus rasgos distintivos con respecto a otros seres vi-vos; en particular han sido la razón y la libertad

los aspectos considerados significativos en los hombres y mujeres de la Edad Moderna.

Sí, somos racionales y libres, pero también somos afectivos, fantasiosos, temperamenta-les, protagonistas de historias, etc. Cada per-sona es portadora de una iniciativa original que puede enriquecer la tarea común, pues su legado cultural, su experiencia individual y su historia constituyen un paquete único de elementos que dan un carácter peculiar a su punto de vista y a sus intervenciones.

Dentro de las diferencias y de las originali-dades, hay un lugar especial para la diferen-cia fundamental: la de ser mujer o varón.

un poco de historia

Como nos explica Hannah Arendt en La condición humana (1958), desde la antigüe-dad y por motivos funcionales, por lo menos en su comienzo, se le reservó a la mujer un espacio en el mundo privado: la casa.

En concreto, mujeres, niños y esclavos per-tenecían a la vida privada; necesaria, pero invisible.

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Con la Revolución Industrial se em-pieza a hablar de ‘mano de obra’ o ‘fuerza de trabajo’, sin que el hecho de ser varón o de ser mujer resulte significativo. De esta manera la mu-jer, que empieza a trabajar sistemáti-camente fuera de su casa queda invisibi-lizada en el concep-to colectivo.

Por supuesto el proceso descrito aquí tan sucintamente tomó un buen tiempo para expandirse a todos los ámbitos de la producción. De todos modos, el cambio más significativo en la distribución de las tareas entre los dos sexos se dio cuando se permitió a las mujeres el acceso a la educación superior y profesional. Esto ocurrió entre mediados del siglo xix y principio del siglo xx, aunque la remo-ción de los prejuicios tomó mucho más tiempo, y es, en muchos casos, todavía incompleta.

Justamente, para permitir la inserción de la mujer en el mundo público, tanto en el ámbito cívico como en el trabajo, y en es-pecial en el trabajo profesional, se inició el movimiento feminista del siglo XX.

La literatura feminista se enriquece, en 1949, con un significativo texto: El segundo sexo de Simone de Beauvoir, en el cual se afirma con decisión que la mujer no nace tal, sino que se hace a través de una serie de factores sociales y culturales, y que ella, más que el varón, para ser libre, debe lu-char contra la naturaleza, que la marca con la maternidad y la dependencia respecto del varón.

En EE.UU. Betty Friedan (1963) subraya algo parecido en The femenine Mystique, y da comienzo al llamado feminismo de la igualdad, cuya idea principal es luchar con-tra toda forma de discriminación de la mu-jer. El resultado cultural de este movimien-to es la eliminación de las diferencias entre los dos sexos. Sin embargo, en el fragor de la lucha, la mujer no se dio cuenta de que iba asumiendo en su conducta patrones masculinos: si antes su trabajo doméstico era invisible, con el feminismo de la igual-dad lo que se vuelve invisible es el hecho de ser mujer.

Quizá por esta razón, surgió en la década de los 70, el llamado feminismo de la dife-rencia, que rescata el valor de lo femenino, pero con una carga de rechazo hacia el mundo masculino y un manifiesto proyecto de total autonomía respecto de él.

A principio de los años 90 se lanzó la versión posmoderna de los feminismos: la perspectiva de género, que interpreta las identidades sexuales como meras construc-ciones sociales. En la posición más radical, Judith Butler en Gender Troubles (1990) niega toda diferencia específica entre va-rones y mujeres, haciendo del género el resultado de la propia libre elección.

Si bien la libertad atrae, este planteo sin dudas fragmenta el tejido social, dado que este se nutre justamente de esas diferen-cias significativas que hacen a cada uno y a cada una interesantes y valiosos para el otro.

la diferencia como riqueza

Corren hoy otros vientos culturales que con más realismo encaran el hecho inne-gable de las diferencias como variantes sig-nificativas para la cooperación. Tomemos, por ejemplo, la diferencia de tempera-

T r a b a j o

delbosco: “La mujer es muy buena tejiendo

redes de personas, pues lo suyo, hasta desde lo cerebral, une aspectos distintos de la realidad,

conecta elementos, establece relaciones e

impacta positivamente en la creación de un sólido

capital social”.

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mentos: reconocerlos no implica un rígido encasillamiento, sino que permite asignar a cada uno el rol adecuado, de acuerdo con lo que le implica menos esfuerzo, intensi-ficando así tanto la eficacia como el buen estado de ánimo en el trabajo.

De hecho, en la creación de un equipo de trabajo, hoy se tiene en cuenta mucho más que antes la existencia de esas diferencias, por las que el team adquiere más dinamis-mo y más eficacia a través de una visión más amplia y de una respuesta más variada. Nos encontramos, claramente, en un es-cenario en el cual la diferencia empieza a ser valorada como una verdadera riqueza: los distintos puntos de vista y las distintas competencias, bien coordinadas entre sí a través de un proyecto orgánico y a la luz de un claro objetivo común, se suman para hacer del mundo un espacio más habitable.

la voz de la ciencia

En épocas en las cuales siempre aletea sobre toda conversación la idea ¿aristotélica? ¿freu-diana? del ser femenino como un hombre incompleto, es bueno tener presente que el embrión humano morfológicamente se

presenta con un es-quema de sugerente igualdad antes de la transformación, acorde con la pa-tente genética YX o XX. Así que es verdad que varones y mujeres somos iguales… pero di-ferentes. Diseñados para cooperar en un mundo complejo, tan complejo que no puede ser comprendido por una sola mirada: hace falta también la otra.

Recientes estudios neurológicos y de neu-rociencias parecen haber dado, finalmente, con la evidencia de este dimorfismo sexual del cerebro, que explicaría el distinto fun-cionamiento del aprendizaje femenino y masculino, y el distinto modo de percibir la realidad. Existen hoy pruebas empíricas que revelan el funcionamiento diferencia-do del cerebro femenino y masculino. En los estudios se ve una mayor extensión, en el cerebro de la mujer, del cuerpo calloso que une a los dos hemisferios cerebrales. Se trata de una red de conexiones nervio-sas que permiten las sinapsis, es decir, la actividad de las neuronas.

T r a b a j o

Es exitosa una persona con una vida

plena, que generalmente involucra

también al bienestar y el buen vivir de

otras personas.

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Página �� empresa Nº180

Aunque todavía no se puede establecer con precisión su funcionamiento, es claro que hay evidencias suficientes para poder afirmar que el cerebro femenino, en una cierta e interesante medida, funciona distinto del masculino, aunque haya sola-pamientos individuales, en el sentido de especiales performances de mujeres y va-rones específicos, compatibles con lo que hemos llamado ‘funcionamiento femenino’ o ‘masculino’.

Pero las diferencias existen en los grandes números de una manera notable. “Hay una gran cantidad de datos que indican que los factores biológicos desempeñan un papel importante en algunas diferencias cogniti-vas entre varones y mujeres.”1

Algunos estudios han podido com-probar que, cuando varones y mujeres de condición simi-lar son sometidos a una prueba de capacidad inte-lectual, invaria-blemente, en las mujeres se da un ‘encendido’ de los dos hemisferios a la vez, mientras que los varones traba-jan con la mitad

que es más solicitada por el esfuerzo pun-tual del examen.

Se pueden sacar muchas conclusiones, pero de acuerdo con los últimos estudios parece que ya puede afirmarse que el uso simultáneo de los dos hemisferios favorece las competencias lingüísticas, como es evi-dente también en el desarrollo precoz de las niñas respecto de los varones de la mis-ma edad. Si se tratara de conductas indu-cidas socio-culturalmente, estas diferencias

iniciales deberían acentuarse con el tiem-po por el refuerzo externo, pero en cambio tienden a hacerse menos perceptibles.

A este funcionamiento conjunto de los dos hemisferios puede también atribuirse la mayor capacidad femenina para captar el estado de ánimo de los interlocutores: una percepción más global del otro puede manifestar aspectos que las palabras no re-velan directamente.

En el estudio de la comunicación no ver-bal hay sobradas evidencias de la especial capacidad femenina de decodificar con acierto lo no dicho por el otro.

Decir que esto es una ventaja quizá sea una conclusión apresurada, pero segura-mente, al tratarse de una capacidad, puede ser transformada en una ventaja. Así que la ciencia al día nos pone frente a una si-tuación real de funcionamientos distintos según el sexo, más allá de las diferencias individuales que también existen y son no-tables, y esto nos permite inferir que la di-versidad es realmente una riqueza cuando se suma en la cooperación para humanizar un mundo tan complejo.

el aporte de la mujer

¿Qué le añade entonces la mirada femeni-na a la tarea común de varones y mujeres?

Antes que todo, es importante rescatar que el reconocimiento de la diversidad como algo útil e insustituible es el primer paso para devolverle a la mujer el derecho de ser ella misma en el mundo competitivo del trabajo profesional.

Así que todavía estamos desandando ca-minos: los caminos de la homogenización, de la estandarización en base a patrones de conducta más cercanos a los del varón.

T r a b a j o

El liderazgo no confrontativo de la

mujer la hace hábil en la negociación,

sobre todo cuando renuncia

con honestidad a toda forma de

manipulación y busca sinceramente los

puntos de contacto entre las partes.

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Si ese es el parámetro, toda mujer será un eterno ‘segundo mejor’ porque, por más que intelectualmente alcance las mismas metas y las supere, anímicamente, vivirá su ser mujer como una desventaja metafísica.

Se trata, entonces, de encarar el tema de la cooperación en términos positivos, sobre la base de lo que las mujeres sabemos hacer bien; mejor todavía que nuestros hermanos varones.

Fuertes en esta certeza y lanzadas a parti-cipar con más energía desde nuestras ven-tajas competitivas, las mujeres debemos poder especializarnos más en lo que mejor nos sale. Solo de esta manera tendrá más sentido, en ciertos puestos clave, emplear preferentemente a una mujer.

Sin duda desde muy niñas tenemos una mayor capacidad de expresión verbal, así como competencias lingüísticas netamente superiores. La comunicación es nuestro lado fuerte, impulsado también por un marcado interés por lo personal. Esto nos permite integrar los distintos aspectos de una actividad, evaluar su impacto en la persona considerada como un todo, para poder apoyar y promover de la manera más apropiada. Por eso, si equilibramos nuestra ansia comunicativa y nuestra propensión a quedar atrapadas en los vericuetos emo-cionales, somos excelentes en el mentoring, pues captamos con precisión el estado de ánimo del otro/a, el sentirse o no cómodo/a con la tarea asignada, las potencialidades ocultas que pueden manifestarse, si son es-timuladas oportunamente.

Se dice que cuando una mujer se anima a liderar a otros sin perder su feminidad, su liderazgo es distinto: más contenedor, menos competitivo, más centrado en la co-operación. Todo lo contrario se comprueba cuando la mujer cree que tiene que imitar a sus jefes varones, porque en ese caso se convierte en una dragon lady más temible

que el varón, dado que lo imitativo no tie-ne mecanismo de desactivación.

Por otra parte, la mujer es muy buena te-jiendo redes de personas, pues lo suyo, has-ta desde lo cerebral, une aspectos distintos de la realidad, conecta elementos, estable-ce relaciones e impacta positivamente en la creación de un sólido capital social.

Por último, el liderazgo no confrontativo de la mujer la hace hábil en la negocia-ción, sobre todo cuando renuncia con ho-nestidad a toda forma de manipulación y busca sinceramente los puntos de contacto entre las partes.

Si pensamos en la estructura morfo-lógica del cuerpo femenino, nos da-mos cuenta de que ella es, hasta por su tamaño y diseño, un puente entre el varón adulto y los niños, y manifiesta una llamativa ca-pacidad para poner en comunicación mundos e intereses diferentes. Su capa-cidad para la maternidad encuentra formas múltiples de realización, también en el contacto sensible y empático con los dis-tintos modos de ver la realidad, buscando siempre la mediación constructiva.

Sobre todas estas ventajas innegables de la mujer pesa un gran desafío: desarrollarlas todas equilibradamente, para no quedar nosotras atrapadas en los mismos aspectos que constituyen nuestra fortaleza. En esta operación, todos/as se benefician: la coope-ración no es una mera suma de distintos sino un proyecto de edificación de un mundo más integrado.

T r a b a j o

El reconocimiento de la diversidad

como algo útil e insustituible es el

primer paso para devolverle a la

mujer el derecho de ser ella misma

en el mundo competitivo del trabajo

profesional.

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un cambio más profundo

Al final de esta reflexión, quisiera puntua-lizar que, además de la necesidad de inte-grarnos con todas nuestras características femeninas al mundo del trabajo, probable-mente en un plazo medio, será necesario rediseñar el ámbito mismo del trabajo.

Numerosos papers aparecidos últi-mamente en la Harvard Business Review2, así como en importantes congresos como el de la Academy of Management, que se reunió re-cientemente en Honolulu, aparece con insistencia la preocupación por el frecuente aban-dono del trabajo por parte de mu-

jeres altamente capacitadas y, en muchos casos, muy bien remuneradas. Se trata de alejamientos sobre todo temporarios, de duración variable, que casi siempre im-plican una pérdida de ritmo en la carrera así como en remuneración. Las conse-cuencias empiezan a ser notables, por la pérdida de continuidad de proyectos, de teams, de relación con clientes, con pro-veedores, con stakeholders en general; por la innegable pérdida de los esfuerzos de capacitación e integración, dado que la constante rotación de personas entorpece la realización de proyectos de largo alcan-ce, etc.

¿Qué hay detrás de todo esto? Conside-rando que el 44% de los alejamientos se justifican por razones familiares, debemos tener en cuenta la necesidad de conciliar de mejor manera las exigencias del traba-

jo con las de la vida familiar y personal. Si bien ha sido siempre un reclamo más bien femenino el de conciliar vida perso-nal y trabajo, consideramos que los varo-nes también se beneficiarán con los resul-tados positivos que se puedan conseguir. En Europa ya hay programas gubernamen-tales que diseñan posibilidades variadas de conciliación de profesión y de vida familiar. Estos programas no están desti-nados solo a las mujeres y su maternidad, sino también a los padres, a las personas que cuidan a enfermos o ancianos, a todos los seres humanos que quieran tener una vida personal plena.

Probablemente, el ingreso cada vez más numeroso de las mujeres en el trabajo profesional de alto perfil, al margen del innegable glass ceiling, está apuntando a reconsiderar qué significa ser una persona exitosa.

El acento está puesto en lo personal: es exitosa una persona con una vida plena, que generalmente involucra también al bienestar y buen vivir de otras perso-nas. Este es un buen camino de salida, no del trabajo profesionalmente bien hecho, competente y competitivo, sino de la productividad enloquecida y des-humanizada.

Si la mujer puede ser, a través de su dis-conformidad con lo que hay, un factor de cambio para el reacondicionamiento del mundo del trabajo para que este sea más compatible con las exigencias de una ver-dadera vida humana, su presencia -la pre-sencia femenina- será trascendente, porque marcará un antes y un después.

Mujeres gerentes, mujeres directivas, mu-jeres profesionales; el mundo puede ser mejor si trabajamos junto con los varones, pero como mujeres.

1 Gil-Verona, J.Antonio et Al.: “Diferencias sexuales en el sistema nervioso humano”, en Revista In-ternacional de Psicología Clínica y de la Salud, vol.III,(2003), pág. 353.2 Ver Hewlett, Sylvia Ann and Buck Luce, Carolyn:.”Off-Ramps and On Ramp”, marzo, 2005. También en Hewlett, Sylvia Ann: “Having It all”, abril de 2002

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En la creación de un equipo de

trabajo, hoy se tiene en cuenta

mucho más que antes la existencia

de las diferencias, por las que el

team adquiere más dinamismo y más

eficacia a través de una visión más

amplia y de una respuesta más variada.

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Daniel Arroyo

S o c i e d a d

El salto estructural en las capacidades productivas de los

sectores pobresSi bien aparece como un primer diagnóstico elemental distinguir que hay problemas de

infraestructura básica, de no acceso a salud y educación, en lo que hace a los nuevos pobres, para Arroyo el problema central tiene que ver con cómo se insertan en el

proceso productivo.

“Los que buscan trabajo y no lo encuentran y los que están realizando actividades productivas y tienen un proceso de descapitalización no tienen la maquinaria que

deberían poseer ni la capacitación para poder competir en el mercado laboral hoy”, ejemplifica el viceministro de desarrollo Social.

Partiendo de un diagnóstico social de la Argentina, profundiza en la realidad de los jóvenes y sus obstáculos para ingresar en el proceso productivo y en la necesidad de trabajar

desde una responsabilidad compartida entre el Estado, el sector privado y la sociedad civil hacia un verdadero salto estructural en las capacidades productivas de los pobres.

licenciado en ciencias políticas por la uba y posgrado en Gestión de política pública. viceministro de desarrollo Social. Versión periodística de la exposición realizada en el Foro Almuerzo de ACDE “¿Es sustentable el crecimiento económico con déficit social?” (7 de junio de 2006).

La Argentina tiene un 34% de pobres, que básicamente se pueden dividir en dos tipos: un 12% de pobreza estructural, porcentaje que no es pobre por la crisis de 2001 sino que viene de un proceso de transmisión generacional de la pobreza y que tiene déficit de infraestructura, no tiene piso de material, no tiene retrete con descarga de agua, tiene necesidades básicas no cubiertas.

El restante 22% son los llamados “nuevos pobres o empobrecidos”, gente que hoy en este contexto macroeconómico está inte-ractuando con el mercado laboral; son ga-sistas, plomeros, carpinteros, pequeños em-

prendedores, pequeños productores rurales, cuyo principal problema es que no tienen ingresos por encima de la línea de la po-breza. En nuestro país, esta línea es de 860 pesos para una familia de cuatro personas.

En este sentido, aparece como un primer diagnóstico elemental distinguir que hay problemas de infraestructura básica, de no acceso a salud y educación, pero también, en lo que hace a los nuevos pobres, el pro-blema central tiene que ver con cómo se insertan en el proceso productivo. Los que buscan trabajo y no lo encuentran y los que están realizando actividades productivas y tienen un proceso de descapitalización no

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tienen la maquinaria que deberían poseer ni la capacitación para poder competir en el mercado laboral hoy.

En segundo lugar, respecto de algunos datos significativos en cuanto a la desocu-pación, hay un 10,8% de desocupación, lo que implica un problema sustantivo, ya que, por un lado, gran parte de la pobla-ción previamente capacitada, que tiene habilidades laborales, se insertó bien en el proceso productivo y se dan en algunos sectores productivos competencias entre las propias empresas, en donde los traba-jadores migran de una a otra. Por el otro lado, el sector desocupado tiene fuertes dificultades para insertarse porque tiene bajas calificaciones. En términos muy sim-plificados, gran parte de la gente preparada entró en el mercado laboral en estos cuatro años de crecimiento económico y hay un sector que no entró por dificultades.

¿Quienes son los que no entraron hoy? Básicamente tres sectores: madres jefas de hogar sin educación primaria completa, jóvenes que nunca entraron, que tienen

edad para entrar pero nunca entraron, y gente que se quedó fuera del mercado laboral desde hace más de cinco años. Es necesario tener una reconversión laboral y de habilidades muy profundas para po-der entrar al mercado laboral, ya que hay un núcleo duro de fuerte dificultad y que requiere mucho apoyo del Estado y mucha interacción entre el Estado y el sector pri-vado para poder incorporarlo.

los jóvenes, un sector dinámico que no está entrando en el proceso productivo

En cuanto a la situación social; hay varios problemas sociales pero hay un grupo, un sector que es el más crítico, los jóvenes de 18 a 25 años que no estudian ni tra-bajan y que tienen la impresión de estar afuera de todo, de estar en una situación de vacío y “desenganche” muy profundo del Estado, de las instituciones educativas y de las organizaciones sociales, con un horizonte de vida muy escaso. Cuando en las encuestas se les pregunta cómo se ven en el futuro, responden cómo se ven en tres, cuatro o cinco meses; no tienen un horizonte mayor que ese.

Los jóvenes entre 18 y 25 años que estu-dian o trabajan están en mejor situación social y económica, proyectan un poco más, pero igual tienen la impresión de estar fuera de todo. Y eso significa que, si se analiza el conjunto de la población y se quiere buscar dónde está el principal problema, sin duda está en los jóvenes. Esto requiere no plantear la idea de los jóvenes como el futuro, sino como el presente y generar políticas para los jóvenes hoy, ya que ese es el sector diná-mico que no está entrando en el proceso productivo, en el proceso comunitario y en el conjunto de las intervenciones que hacen a la sociabilidad.

Arroyo: “Es necesario articular dimensiones

entre lo social y lo económico y el desafío

principal es orientar y articular equipos de trabajo que entiendan

acerca de la gente, de sus problemas, de sus redes

comunitarias, de sus problemas familiares”.

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El diagnóstico se completa con dos datos más, el primero en términos del gasto so-cial o de la inversión social. La Argentina tiene hoy un 16% de su Producto Bruto Interno en términos de gasto social, que incluye salud, educación, Ministerio de Desarrollo Social, Ministerio de Trabajo, todo lo que se llama servicios sociales. Los países desarrollados tienen entre un 20% y un 22%. Efectivamente estamos abajo, pero muy por encima del promedio de América latina. Esto no significa que el gasto social sea todo el que tiene que ser, seguramente no lo es, pero sí marca una tendencia en nuestro país que no tie-ne que ver estrictamente con los últimos cuatro años, sino con un proceso histórico de integración y de gasto social sustanti-vo, con un dato que diferencia a la Ar-gentina del resto de América latina y es que tiene una alta cobertura territorial; es

decir, el Estado, la sociedad civil, las grandes sociedades civiles tienen la ca-pacidad para llegar a los 2.200 muni-cipios. Esto causa, por un lado, que haya más cerca-nía respecto de la población pobre y también refleja un fenómeno argenti-no, la poca visibi-lidad de la pobreza, en el sentido de que la pobreza está muy metida dentro de los barrios.

En un barrio pobre está la escuela, con el comedor dentro, por lo cual los chicos van

La informalidad no hace solo

a un tema de pobreza y de calidad,

hace también a un problema de difícil

registro respecto de en qué situación

está cada uno en la Argentina y

por eso el gobierno combate

el trabajo en negro.

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a la escuela y van al comedor comunitario, lo mismo con el centro de asistencia de salud, con lo cual la atención primaria se hace allí, y los que trabajan hacen “chan-gas” dentro del mismo circuito. En general, la gente pobre en Argentina se traslada poco, y eso hace que se perciba poca di-mensión de pobreza. En el resto de Amé-rica latina es distinto porque los servicios no están metidos dentro de los barrios, y en cualquier ciudad latinoamericana los pobres tienen que cruzarse toda la ciudad para ir al centro e ir al hospital, y eso da una dimensión de visibilidad de la pobreza que no tiene nuestro país. En nuestro caso, esto se debe simplemente a que la infra-estructura se fue desarrollando de manera descentralizada desde hace muchísimos años, aun en la década del 90, y todavía en la actualidad se fortaleció la infraestructura en los sectores pobres.

la inclusión del pasaje del sector informal al formal

El otro dato significativo es que, del total de la gente que trabaja en nuestro país, el 46% lo hace en el sector informal, lo que re-presenta que mucha gente trabaja en condiciones preca-rias, mucho de los cuales son cuenta-propistas, realizan actividades como pueden, insertán-dose en el mercado laboral, generando esto, por un lado, un gran desafío que hace a la calidad del empleo. Mu-chos pobres están

trabajando, pero no en la calidad y no en las condiciones que deberían, y además hay una dificultad adicional no menor, y es poder definir políticas públicas y tener un registro único de beneficiarios. Un car-pintero en la Argentina que hace muebles a medida y los hace muy bien, gana 2.000 pesos por mes porque trabaja bien como carpintero y nadie le pide factura porque hace muebles a medida. Técnicamente es un jefe de hogar desocupado porque no está registrado en ningún lado.

La informalidad no hace solo a un tema de pobreza y de calidad, hace también a un problema de difícil registro respecto de en qué situación está cada uno en la Argenti-na y por eso el gobierno combate el trabajo en negro. El fortalecimiento de la inclu-sión del pasaje del sector informal al sector formal es un elemento central a la hora de diseñar políticas públicas.

En síntesis, la pobreza tiene múltiples di-mensiones, pero hay aquí tres cuestiones centrales que hacen al problema de la política social. Una es la inserción en el mercado productivo de los sectores con baja calificación, primer gran problema. Segundo problema, la capitalización de los sectores informales, del carpintero que no tiene acceso a un crédito para la sierra circular o el pequeño emprendedor textil que tiene una maquina textil de la década del 80, pero claramente no puede pasar de hacer 30 remeras a 500 remeras porque no le da la maquinaria. Y tercero, la inclusión de los jóvenes. Ahí está el núcleo central del problema social en la Argentina.

políticas para el ingreso en el proceso productivo

Ante esta situación, se desarrollaron dis-tintos tipos de políticas implementadas, como el Plan Manos a la Obra, un plan

S o c i e d a d

Se requieren cambios culturales

y profundos en la estructura del

funcionamiento económico argentino,

pero con un elemento central y es

la capitalización, acompañamiento y

fortalecimiento del sector informal de

la economía, que tiene que dar un salto

productivo e insertarse en las cadenas.

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nacional de desarrollo local y economía social que apunta básicamente a capitalizar al sector informal, esto es que el propio Estado ponga capital y financie máquinas, herramientas, insumos, bienes de capital y créditos, créditos no bancarios para capita-lizar este sector. Se han financiado casi en dos años y medio 54.000 emprendimien-tos, ayudando a 500.000 personas. Actual-mente hay 4.000.000 de personas en la Ar-gentina que están realizando una actividad productiva, no personas que están en su casa sino que están haciendo cosas, y que no son sujetos de créditos por falta de pa-trimonio y a ese es el sector al que debería llegar este plan. Claramente el propio sec-tor financiero tiene dificultades estructu-rales que tienen que ver con la normativa que le impide llegar a este sector, pero ahí hay un problema fuerte para avanzar; este plan ha apuntado en esa dirección.

En una segunda etapa, apuntamos muy rápidamente a dar un salto de cali-ficación, generando un sistema para certificar calidad, el IRAM. Hemos he-cho una muy buena articulación con el sector privado, he-mos constituido un consejo empresario con 15 empresas de las más relevantes del país, que identifican los mejores empren-dimientos productivos y les prestan asisten-cia técnica en términos de calificación.

El problema central que tiene el sector informal en la Argentina es que no pro-

El problema central que tiene el sector

informal en nuestro país es que no

produce con calidad y que no produce

con escala, entonces no logra entrar

en el proceso productivo, es decir

visualizar qué problemas tiene.

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duce con calidad y que no produce con escala, enton-ces no logra entrar en el proceso pro-ductivo, es decir visualizar qué pro-blemas tiene, llegar a la conclusión de que le falta alguien que le ayude en logística, alguien que lo ayude en la comercialización, alguien que le certifique que está comprando mal la tela y que no le sirve como materia prima, u otra cues-tión. El proceso continúa cuando la empresa envía a

los especialistas, el gerente de logística, el ingeniero hidráulico, que realizan el informe al Ministerio de Desarrollo So-cial, informando, por ejemplo, que: “para elevar la calidad de este emprendimiento hace falta comprar esta máquina”, “com-prar esta materia prima y no esta otra”, “tenemos que hacer este curso de capaci-tación para dar un salto”, y el Ministerio se ocupa de responder y volver a fondear ese emprendimiento productivo.

Estamos dando un salto de calidad; hemos hecho cambios normativos en el monotri-buto social, que significa la posibilidad de ser monotributista para todo emprendedor y durante dos años estar exento de pago. En este sentido, el monotributo no debe-ría ser de dos años sino de cinco, tendría que haber incentivos particulares para ese sector, tenemos que avanzar y llegar a 4.000.000 de personas y, con el tiempo, ir simplificando los mecanismos para el acce-so al crédito de este sector.

la inclusión en el mercado laboral

El segundo eje de política social es el que tiene que ver con la inclusión en el mer-cado laboral, y estos son los cambios en el plan Jefes y Jefas de Hogar desocupados. Hoy hay un 1.350.000 que están en ese plan; en el momento de mayor crisis en 2002 llegó a haber 2.200.000 personas. Estamos haciendo un cambio que se ini-ció en abril de este año y termina en julio del año próximo, y significa la posibilidad para los que están en los planes Jefes y Jefas de Hogar de que puedan optar. Esta-mos apuntando a la pobreza estructural, en el plan Familia habrá un pequeño aumento de ingresos para las madres, par-tiendo de una base de 150 pesos y un adi-cional de 25 pesos por hijo. No tendrán la obligación de ninguna contraprestación laboral, aunque sí tendrán que presentar los certificados de educación y de salud de los niños de modo tal de tener la libreta de vacunación al día de cada hijo y tres certificados de escolaridad al año. Se bus-ca de este modo cortar la pobreza interge-neracional, la reproducción de la misma, y lograr que todos los chicos tengan un piso de equidad, salud y educación que les permita dar un salto.

La otra opción es pasar el seguro de empleo y formación, que significa la posibilidad de que los jefes de hogar se orienten a la capacitación laboral, es decir que estén un número de horas capacitándose en función del perfil productivo de cada lugar. En este caso, los que tienen que definir el perfil la-boral son los gobiernos locales, las organi-zaciones sociales y las cámaras empresaria-les. En función de esto, buscamos financiar la capacitación laboral de estos sectores, que a su vez tienen la obligación de hacer un conjunto de entrevistas laborales con-forme con la intención de poder insertarse en el mercado laboral y de esa forma salir del seguro de empleo y formación.

S o c i e d a d

Este es el momento para hacer el

salto estructural, porque el contexto

macroeconómico es favorable, porque

hoy efectivamente hay capacidad para

sustituir importaciones y para exportar.

Si no se logra dar un salto estructural

en las capacidades productivas de los

sectores pobres, continuarán estos

niveles de desigualdad, que han bajado

pero que siguen siendo muy altos.

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La tercera línea de trabajo, o el tercer es-quema implementado, tiene que ver con las cuestiones vinculadas con los jóvenes. En este caso, el plan Incluir apunta bá-sicamente a los jóvenes de 18 a 25 años, quienes reciben seis meses de capacitación en oficios, en diferentes actividades pro-ductivas, muchas relacionadas directamen-te con empresas y, luego de este proceso, entran a trabajar en una compañía, con la cual se hizo un acuerdo previamente o, en el caso del que quiere ser cuentapropista, se va con un kit de herramientas para mon-tar su propio emprendimiento. Actual-mente son 100.000 los jóvenes beneficia-dos por este plan, pero el objetivo es llegar a 500.000 en los próximos dos años.

Esto se puede resumir en que, si bien no hemos hecho un cambio estructural, va-mos en el rumbo correcto, es decir que es-tamos “subiendo escalones” en un proceso de inclusión social.

política social: responsabilidad compartida

Tenemos la clara convicción de que la política social no es una cuestión solo del Estado, sino de éste más la sociedad civil, más el sector privado, tanto en términos valorativos porque esto es ético sino tam-bién en términos de eficacia y practicidad. Gran parte de la pobreza lo que tiene como problema es insertarse en el proceso productivo, y quien sabe de producción es el sector privado. Un gerente de logística de una empresa, que llevará a cabo un emprendimiento productivo y recibe dos direcciones de potenciales proveedores o clientes de ese emprendimiento, se ahorra dos años de dar vuelta por todos lados y su inserción se hace muy práctica.

Gran parte del núcleo de los nuevos pobres de la Argentina no está produciendo con calidad; como no producen con calidad no

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venden; como no venden, no ganan plata y, como no ganan plata, no dejan de ser pobres. El núcleo para resolver este pro-blema es que la gente pobre reciba orien-tación en términos del modo de producir con mayor calidad. Este contexto ma-croeconómico es favorable para este sector, ya que gran parte de lo que se financia es metalúrgico, es mecánico, es textil, o ali-mentos o agroalimentos, por lo cual el de-safío es dar un salto de calidad productiva.

La política social tiene que romper la discu-sión acerca de si lo que hay que hacer es dar pescado o enseñar a pescar. En nuestra opi-nión, hay que dar pescado y hacer asistencia y enseñar a pescar y capacitar, teniendo en cuenta que el Estado tiene que ir un poco más allá y garantizar que haya peces en la laguna; es decir, financiar el desarrollo productivo de los sectores pobres. Esto es capital social, redes y organización, capital humano capacitado, pero no solo eso sino capital económico para financiar el desa-rrollo de ese sector porque gran parte de los sectores pobres están insertos en el mercado productivo, no es que están fuera, están adentro mal, y lo que necesitan es dar un salto de calidad para estar adentro bien.

Es necesario articular dimensiones entre lo social y lo económico y el desafío central es orientar y articular equipos de trabajo que entiendan acerca de la gente, de sus problemas, de sus redes comunitarias, de sus problemas familiares, pero también gente que pueda hacer una estructura de costos, que pueda identificar una matriz de insumo producto, que pueda identificar mercados, que diga no, si acá hay cinco panaderías no tiene sentido financiar cinco más porque todos se van a chocar entre sí. Y por eso es absolutamente estratégica la articulación entre el Estado y el sector privado porque el núcleo del problema está ahí. En califi-cación para capacitarse y entrar al mercado laboral, y en la cualificación de actividades

productivas de cuentapropistas que com-parten maquinarias, por falta de capacita-ción, por falta de saber cómo capacitarse y tienden a producir a un 10% a un 15% de lo que hoy podrían hacer en un contexto macroeconómico favorable.

necesidad del salto estructural

Este es el momento para hacer el salto es-tructural, porque el contexto macroeconó-mico es favorable, porque hoy efectivamente hay capacidad para sustituir importaciones y para exportar. Si no se logra dar un salto estructural en las capacidades productivas de los sectores pobres, continuarán estos niveles de desigualdad, que han bajado pero que siguen siendo muy altos. En efecto, la diferencia entre el 10% más rico y el 10% más pobre es hoy del 30 a 1 y en el momento de la mayor crisis fue de 44 a 1, pero en la dé-cada del 70 era del 7 a 1, con lo cual estamos un poco mejor, pero seguimos teniendo una sociedad altamente desigualitaria.

El núcleo central para quebrar este proce-so tiene que ver con cambios culturales y profundos en la estructura del funciona-miento económico argentino, pero con un elemento primordial y es la capitalización, acompañamiento y fortalecimiento del sector informal de la economía, que lo que tiene que hacer es dar un salto productivo e insertarse en las cadenas.

Gran parte de lo que complica al mundo de la pobreza no es solo la accesibilidad a la capacidad sino la falta de continuidad, y esa falta de continuidad está dada en muchos casos por no tener capacidades, conocimientos o convicciones para invo-lucrarse en el mercado productivo. De ahí el rol clave que tiene el sector privado, ya que es el que sabe de producción y en nuestro país el problema central es de cali-dad productiva.

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El barómetro de la deuda social

El autor compartió los indicadores más significativos del informe que liderara sobre la realidad social argentina, realizado durante el período 2004-2005 en base a una

muestra a nivel de hogares y personas de distintos niveles socioeconómicos de la población, en espacios de gran concentración urbana.

En esta edición extractamos parte de su presentación, donde advierte acerca de la carencia de una política integral capaz de articular el crecimiento económico con un

desarrollo económico y social, y nos alienta a trabajar en su formulación.

Sociólogo. doctor en ciencias Sociales (universidad de buenos aires) investigador. director del proyecto sobre deuda social en la argentina (universidad católica argentina).Versión periodística de la exposición realizada en el Foro Almuerzo de ACDE: “¿Es sustentable el crecimiento económico con déficit social?” (7 de junio de 2006).

En el informe “El barómetro de la deuda social argentina 2004-2005. Las desigual-dades persistentes”, publicado por la Uni-versidad Católica Argentina, se plantearon dos preguntas de investigación no meno-res. ¿Cuál habrá sido el contexto de este crecimiento económico para que impacte en mejoras significativas en el campo del desarrollo humano y social? y ¿en qué me-dida estos cambios y mejoras han podido o han logrado disminuir las desigualdades sociales o las brechas sociales?

Después de la fenomenal crisis de 2001-2002, los logros en nuestro país son am-plios y conocidos: se dio un proceso impor-tante de crecimiento económico que supe-ra ya el 30% del crecimiento del PBI, que ha mejorado la producción industrial en casi o más de un 40%, con recursos fiscales importantes que alcanzan en términos pri-marios 20.000 millones de pesos.

También otro conjunto de indicadores ha mostrado resultados importantes y positi-vos en términos de la caída de la pobreza entre la situación difícil y crítica que ha tenido la Argentina en 2002 y la actual. La tasa de desocupación, que estaba casi por arriba del 20%, ha llegado ahora a un

11%. Si la pobreza superaba el 57% en la población argentina, la cifra ha bajado al 33 ó 34%. En cuanto a la indigencia, al-canzaba casi el 30% de la población y hoy se encuentra en un 12%; incluso las tasas de mortalidad infantil, que alcanzaban el 17%, se redujeron al 14%.

A nivel macroeconómico, si bien el porcen-taje de datos sociales con respecto al pro-ducto bruto había tenido mejoras en 2005 con respecto a 2004, los valores actuales se han mantenido o han disminuido. Es decir que la economía ha crecido, pero el gasto social no ha aumentado en la misma pro-porción. Hay que reconocer que hubo -en términos constantes- mejoras en salud, en educación, en servicios urbanos, en transfe-rencia de ingresos monetarios hacia los sec-tores más indigentes y pobres de la sociedad como el plan Jefes y Jefas de Hogares.

algunas consideraciones acerca de la segunda edición del informe

Si bien ha habido un crecimiento econó-mico, lo cual ha reducido el desempleo y la pobreza, la inversión del Estado a nivel social solo tiene niveles relativamente más

Agustín Salvia

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bajos con respecto a 2002 o los mismos niveles incluso de mediados de la dé-cada del 90.

La pobreza no es solamente un pro-blema económico. Ser pobre implica privaciones en el sentido humano, en la capacidad de poder desarrollar las capacidades e incluso las necesi-dades del desarrollo humano de la per-

sona humana. Y tales privaciones no pue-den ser imputadas exclusivamente a una situación económica; deben ser también pensadas en términos del funcionamiento del sistema político, social, estructura ins-titucional y hasta de una conciencia moral de una determinada sociedad. La pobreza no se expresa solamente en un déficit del tener sino también en el de necesitar. Ser pobre no solo es tener poco sino también necesitar poco, haber devaluado las necesi-dades del desarrollo humano.

En este sentido, la desigualdad no es ser diferente, ese no es el problema, el proble-ma es no poder acceder a iguales opciones y oportunidades de ser y de hacer en la vida. Opciones que cada uno elige con libertad, tener la posibilidad de ejercer con libertad, optar entre opciones. Es cierto que la disminución de la pobreza econó-mica no tiene necesariamente que ver con una disminución de este otro aspecto que es la desigualdad en la distribución en las oportunidades de ser y de hacer. Y esta disminución de la pobreza no significa ne-cesariamente que mejoren todos los demás aspectos que involucra el desarrollo huma-no, el desarrollo de la persona.

algunos indicadores de mejora social

Cabe señalar que el informe se basa en una estratificación socioresidencial, socio-educativa, residencial, de distintos niveles socioeconómicos de la población. Se tomó una muestra a nivel de hogares y personas en espacios de gran concentración urba-na, como son las poblaciones de más de 200.000 habitantes.

Debido a una restricción presupuestaria, la investigación no pudo avanzar ni a áreas rurales ni a ciudades pequeñas o medianas o incluso grandes de 100.000 habitantes. Sin embargo, se puede afirmar que en estas áreas residenciales, que prototípicamente están vinculadas con estas características, las variaciones entre 2004 y 2005 muestran que los problemas de alimentación bajaron de un 14% a un 8% en los hogares afectados por esta situación. Se observa, entonces, una disminución claramente identificable en los sectores más vulnerables y con niveles so-cioeconómicos residenciales más bajos.

En cuanto a los problemas de salud, se da la misma tendencia en hogares que han tenido problemas de este tipo y que no tienen los suficientes recursos económicos para satisfacerlos, la cifra ha bajado de un 45% a un 27% entre 2004 y 2005. Esto revela una brecha importante en términos de la disminución de la desigualdad entre los sectores más vulnerables.

Los indicadores más subjetivos, que aluden a la incapacidad para presentar proyectos personales o imaginar un proyecto de vida personal y familiar, ponen de manifiesto que hay un déficit que va del 48% al 39%, es decir que a nivel general hay una reduc-ción con mayores caídas en términos sub-jetivos en sectores con más vulnerabilidad.

Sin embargo, cabe destacar que los niveles de déficit en alimentación, en salud, en la falta

Salvia: “Es necesario pensar un horizonte

distinto y en políticas no solo de transferencia de

ingresos sino de inversión en los sectores sociales

con mayor vulnerabilidad, es decir una redistribución

del ingreso en términos de inversión social. “

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de proyectos personales y el déficit de apoyo de acompañamiento social siguen siendo denegados en nuestra sociedad, pero que la tendencia de disminución ha sido clara y la reducción de la brecha también. En cuanto a brindar apoyo emocional, hay situaciones en donde se pasó de un 73% a un 74% con importantes capacidades de apoyo subjetivo, de apoyo social, en términos emocionales en los sectores que estaban más vulnerables.

Entre los indicadores que evidencian ma-yor privación y mayor desigualdad, se dio una reducción del desempleo, un aumento de los ingresos y una disminución de la pobreza. Se observa una caída del 46% al 36% a nivel del desempleo y en trabajos de indigencia, que son de muy baja producti-vidad, trabajos cuyos ingresos no permiten satisfacer la canasta básica de indigencia de reproducción física del grupo familiar. Este descenso ha beneficiado mucho más a los sectores medios o pobres no indigentes o medios altos que a los sectores más vul-nerables de nuestra sociedad.

calidad educativa

Otro indicador de la presencia de mayor des-igualdad es la existencia de clases de compu-tación para niños y adolescentes de entre 13 y 16 años. El déficit se mantiene en un 48%

de los adolescentes que todavía no acceden a niveles de calidad educativa medianamente aceptables, más allá de que también influye si reciben clases y qué tipos de clases.

Por otro lado, los problemas de habi-tabilidad abarcan el 41% de los hogares urbanos, indicador que tiene en cuenta no solo las condi-ciones de la vivien-da sino también el hábito social en el cual se vive. Estos niveles se mantie-nen muy elevados en casi la mitad o el 40% de los hogares en la Argentina, hogares urbanos.

En cuanto a los indicadores de confianza en las instituciones, no ha habido cambios a nivel de las instituciones de gobierno ni la sociedad civil. En efecto, los niveles de desconfianza son muy altos, del 80% al 90%, hacia las instituciones como los sindicatos y los partidos políticos, o el Congreso, como tampoco hubo una fuerte disminución de la desconfianza a nivel del Poder Ejecutivo. En cambio, hacia otras instituciones de gobierno hay niveles de desconfianza menores del 25%.

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El conjunto de recursos fiscales,

institucionales y humanos de los que

hoy dispone el Estado y la sociedad

civil tienen que ser integrados en un

programa de desarrollo estratégico.

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En relación con los indicadores de se-guridad pública, se observa no solo un aumento de los problemas de ese tipo tanto en los sectores muy bajos como en los sectores muy altos, que han pasado del 18% al casi 27% y del 23% al 27% a ni-vel general, sino también que tanto unos como otros perciben que ha empeorado la situación de inseguridad.

necesidad de una política integral

Hay muchos indica-dores que muestran una importante recuperación de la Argentina debido al efecto directo del crecimiento econó-mico o directo de la asistencia y transfe-rencia de ingresos a ciertos sectores de la sociedad. Sin embar-go, los déficits socia-les en el país siguen siendo profundos y las desigualdades se siguen manteniendo

en importante número de dimensiones del desarrollo humano ya que no hay todavía una política integral capaz de articular el crecimiento económico con un desarrollo económico y social.

Hay quienes opinan que el indicador eco-nómico y el indicador social de pobreza e indigencia desde el punto de vista de la canasta alimentaria fijan nuestra política y afirman que hay que bajar la pobreza y la indigencia, para lo cual hay que hacer transferencia de ingresos. Entonces, si se logra disminuir la pobreza y la indigencia, mejorará la situación social. Si bien esta línea de pensamiento es importante porque efectivamente opera sobre la capacidad de

reproducción ideológica y social de las fa-milias muy pobres, no es suficiente. Pensar en esos términos solamente pone el eje en indicadores de bienestar que mediática-mente tienen un impacto político y social acentuado, pero no hay una mejora sustan-tiva desde el punto de vista del cambio de la realidad social argentina, ya que las dimen-siones del déficit del desarrollo humano son más amplias que los niveles de ingreso.

Es necesario pensar un horizonte distinto, mucho más elevado, y, en este sentido, hay que pensar en políticas no solo de transfe-rencia de ingresos sino de inversión en los sectores sociales con mayor vulnerabilidad, es decir una redistribución del ingreso en términos de la inversión social.

Es fundamental que los niños y los jóvenes sean prioridad en este proceso, ya que ellos constituirán el país -uno distinto y con un ho-rizonte distinto- que seguramente no cambia-remos mañana sino dentro de 30 ó 40 años.

Por último, cabe destacar que el conjunto de recursos fiscales, institucionales y huma-nos que hoy disponen el Estado y la socie-dad civil no están siendo suficientemente articulados e integrados. No es solo un problema de gobierno, es un problema del conjunto de la sociedad y de la conciencia moral de la sociedad. Estos recursos huma-nos, estos recursos fiscales, estos recursos institucionales tienen que ser integrados en un programa de desarrollo estratégico, más allá del crecimiento económico in-mediato sino pensando en un plan, en un programa de hoy a 20 ó 30 años para una Argentina que puede ser distinta.

Esto implica el compromiso de todos y no solamente de un gobierno, de un grupo de empresarios, de grupos sindicales ni tam-poco del sector religioso, pero sí implica que toda la dirigencia económica y social argentina debe hacerlo posible.

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La pobreza no se expresa solamente

en un déficit del tener sino también

en el de necesitar. Ser pobre no solo

es tener poco sino también necesitar

poco, haber devaluado las necesidades

del desarrollo humano.

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Vacláv Havel

La sociedad civil“La sociedad civil genera el verdadera pluralismo, y el pluralismo -que lleva a la competencia- trae la calidad. En este sentido, se da una similitud entre la economía y la política: cuantas más iniciativas diferentes se permitan, mayores serán las posibilidades de que triunfen las mejores y más innovadoras entre ellas”, señala el ex premier de la república Checa.

Para Havel, depender exclusivamente de la capacidad de las autoridades del Estado central o de los organismos políticos centrales para decidir siempre lo que hay que hacer y de qué manera hay que hacerlo equipara al poder con la verdad, que es el concepto político más peligroso de este siglo.

Allá donde la sociedad civil no está lo suficientemente desarrollada, todos los problemas resuman hacia el poder central. Pero cuanto más poder se deje al centro, más favorables serán las condiciones para que esas fuerzas se hagan con el control del país. Los sistemas totalitarios lo sabían bien, por eso manipulaban hasta las asociaciones de apicultores.

ex presidente de la actual república checa. dramaturgo. premio príncipe de asturias de comunicación y humanidades (1997)

El elemento fundamental y más legítimo de la democracia es la sociedad civil. Esta es una verdad que, con frecuencia, se olvida, en el calor de las campañas electorales. Aunque el totalitarismo pueda, de vez en cuando, coexistir con la propiedad privada, otras veces incluso con la empresa privada, jamás podría co-existir con una auténtica sociedad civil. El ataque más decisivo que acompañó a la instalación de los poderes totalitarios en todas partes fue el ataque contra la sociedad civil.

La libertad de expresión que el totalitaris-mo suprimió de la noche a la mañana, una vez que este cayó, se pudo rehacer, también, de la noche a la mañana. Pero reconstruir la sociedad civil -las muchas formas parale-las y mutuamente complementarias en que los ciudadanos participan en la vida públi-ca- ha sido mucho más complicado.

La razón es evidente: la sociedad civil es un organismo de intrincada estructura,

muy frágil, y a veces hasta misterioso, que ha ido desarrollándose no solo a lo largo de décadas, sino de los siglos. Por tanto, tras muchos años en los que

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prácticamente no ha existido como tal, la sociedad civil no puede ser restaurada desde arriba, o por autorización legal. Sus tres pilares -asociaciones privadas voluntarias, descentralización del Estado y delegación del poder político en en-tidades independientes- solo se pueden reconstruir con paciencia.

la excusa de la ideología para negarse a reducir el poder estatal

En los 10 años de transición posto-talitaria, nuestras nuevas élites po-líticas, o bien han adoptado una acti-tud apática respec-to de la recons-trucción de la so-ciedad civil o bien se han opuesto a ella activamente. Tan pronto como estas élites llega-ron al poder, se volvieron reacias a devolver un ápice de autoridad esta-tal que heredaron. Se da la paradoja

de que muchos políticos demócratas, in-cluso anticomunistas, ahora defienden los exagerados poderes gubernamentales que dejó como reliquia la era totalitaria.

Por eso es por lo que muchos colegios, hospitales, instituciones culturales y otros organismos siguen estando regidos por una administración centralizada, aunque podrían haberse transformado en organizaciones que el Estado pudiera vigilar de lejos o apoyar mediante pro-cesos transparentes. El debate acerca de la descentralización del Estado se ha

alargado en la República Checa durante nueve años sin que ningún departa-mento del gobierno haya mostrado la más mínima voluntad de transferir, sin chistar, poderes a las regiones o a los ayuntamientos. Y por eso es por lo que los impuestos siguen siendo excesivos: el Estado tiene que pagar mil cosas que no tendría que pagar si existiera una sociedad civil avanzada porque los ciu-dadanos se harían cargo de ellas direc-tamente.

Esta inercia no tiene nada que ver con la ideología. Cuando algunos políti-cos buscan la excusa de la ideología para negarse a reducir el poder estatal, dicen lo siguiente: “El pueblo nos ha elegido en unas elecciones; su deseo es que nosotros gobernemos. El cambio representa un ataque contra la demo-cracia representativa. La redistribución de los recursos es tarea del Estado, y la responsabilidad del Estado central en ese ámbito no se debe generalizar. Los intentos de construir o de apoyar cual-quier estructura paralela no controlada desde el centro arroja dudas respecto de la democracia parlamentaria en sí.”

De hecho, muchos siguen interpretando la fe en la sociedad civil como izquier-dismo, anarquismo o sindicalismo, y ha habido incluso quien lo ha llamado protofascismo. En la base del argumento de que la sociedad civil representa un ataque contra el sistema político está el conocido rechazo a compartir el poder. Es como si los partidos nos estuvieran diciendo: “El gobernar es asunto nuestro, así que elijan a cuál de nosotros quieren, pero nada más”. Absurdo: los partidos políticos, las instituciones democráticas, solo funcionan bien cuando extraen su fuerza e inspiración de un entorno civil desarrollado y pluralista, y están expues-tos a las críticas de su entorno.

Depender exclusivamente de la

capacidad de las autoridades del

Estado central o de los organismos

políticos centrales para decidir siempre

lo que hay que hacer y de qué manera

hay que hacerlo equipara al poder con

la verdad, que es el concepto político

más peligroso de este siglo.

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Sociedad civil, pluralismo y calidad

La intención de la sociedad civil no es burlar al Parlamento o a los partidos; lo que pretende es ayudar a capacitarles para que funcionen de la mejor mane-ra posible. Sin un fondo vivificante en forma de una sociedad civil de estructu-ración diversa, los partidos y las institu-ciones políticas se marchitan, pierden la inventiva y acaban convirtiéndose en aburridos grupos cerrados de profesiona-les de la política.

La sociedad civil genera el verdadera pluralismo, y el pluralismo -que lleva a la competencia- trae la calidad. En este sentido, se da una similitud en-

tre la economía y la política: cuantas más iniciativas diferentes se permitan, mayores serán las posibilidades de que triunfen las mejores y más innovadoras entre ellas. Depender exclusivamente de la capacidad de las autoridades del Estado central o de los organismos po-líticos centrales para decidir siempre lo que hay que hacer y de qué manera hay que hacerlo, equipara al poder con la verdad, que es el concepto político más peligroso de este siglo.

Además, cuanto más estratificada esté la sociedad civil, cuanto más prospere, más estable será la política nacional. La socie-dad civil evita que los ciudadanos se vean excesivamente afectados por los cambios

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en el centro del poder político. En los ni-veles más bajos, la sociedad civil absorbe algunos de los efectos de estos cambios y hasta acaba con ellos. De este modo, faci-lita de hecho el cambio político, de forma que un cambio de gobierno no dé la impre-sión de ser un huracán que no deje nada en su sitio.

Allá donde la sociedad civil no está lo suficientemente desarrollada, todos los problemas resuman hacia el poder central. Pero cuanto más poder se deje al centro, más favorables serán las condiciones para que esas fuerzas se hagan con el control del país. Los sistemas totalitarios lo sabían

bien, por eso manipulaban hasta las asociaciones de api-cultores.

No hace falta ser economista para descubrir que la sociedad civil se mantiene a sí mis-ma. Cuando el presupuesto del Estado paga las cosas, se tiene que recaudar más dinero en impuestos y esas transferencias consumen can-tidades considerables. En un sistema que permite reduc-ciones fiscales por donativos caritativos, las instituciones benéficas reciben más dinero del que recibirían si el Estado gastara esas mismas cantida-des. Aun sin tales reduccio-nes de impuestos, la sociedad civil toma sus propias inicia-tivas para mejorar.

Pero el aspecto más impor-tante de la sociedad civil es otro. Permite a la gente rea-lizarse. Los seres humanos no son solo fabricantes, hombres de negocios o consumidores. Son también -y esta es quizá

su cualidad más íntima- personas que quieren estar con otras personas, que ansían formas diversas de convivir y co-operar, que quieren influir en lo que pasa a su alrededor. La gente quiere que se le aprecie por lo que aporta al entorno que le rodea. La sociedad civil es una de las formas clave en que podemos desplegar nuestra naturaleza humana en su tota-lidad. Los enemigos de la sociedad civil lo saben; es lo que motiva su oposición a ella.

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Havel: “Aunque el totalitarismo pueda, de vez en cuando, coexistir

con la propiedad privada, otras veces incluso con la empresa privada, jamás podría coexistir con una auténtica sociedad civil”.

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Sebastián Galiani

E c o n o m í a

¿Los títulos de propiedad sobre

las tierras son la solución para

la pobreza urbana?

d. phil. en economía, university of oxford. especialización: desarrollo económico, economía laboral y políticas públicas. profesor de la universidad de San andrés.

Recientemente, el trabajo de Hernando de Soto (2000) vigorizó una idea importante en el área del desarrollo económico. La misma sostiene que la titularización de tie-rras urbanas ocupadas por familias pobres podría ser un instrumento poderoso de po-lítica para atacar la pobreza.

Argumenta vehementemente que, al dár-sele los títulos de propiedad a las familias pobres sobre parcelas de tierra que ya vienen ocupando desde hace tiempo, se crearía capital. Ello se debe a que las fa-milias que reciben los títulos de propiedad podrían usar sus activos como colateral para obtener préstamos. De esta forma, el crédito podría ser invertido como capital, incrementando la productividad del tra-bajo de los pobres y así, su ingreso. Esto último reduciría la pobreza. Sin embargo, la evidencia rigurosa que respalde estos efectos es escasa y ambigua.

¿Los programas de concesión de títulos de propiedad sobre las tierras son realmente una herramienta poderosa para reducir la pobreza o las sociedades que los implemen-tan enfrentarán otra desilusión política?

En otras palabras, ¿cuáles son los efectos causales de conceder títulos de propiedad sobre las tierras ocupadas por las familias pobres en las ciudades?

Responder a esta pregunta no es una tarea sencilla. Identificar qué le pasaría a una familia si recibiese el título de propiedad sobre la tierra que habita en lugar de per-manecer en la misma tierra, pero sin título legal, es complicado: el problema es que no observamos a la misma familia en las dos situaciones. Entonces, cualquier intento de responder esta pregunta tendrá que compa-rar familias con y sin títulos de propiedad sobre sus tierras.

La credibilidad de estos estudios depende crucialmente de la habilidad con que se muestre que ambos grupos de familias eran muy similares antes de que uno de ellos recibiese los títulos, y que los lotes que ha-bitan son también casi idénticos.

En un estudio reciente que hice con Er-nesto Schagrodsky (Universidad Di Te-lla), “Property Rights for the Poor: Effects of land titling”, explotamos un experimento

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natural para resolver el problema de com-parabilidad entre familias con y sin título. Hace más de 20 años, un gran número de familias comparables entre sí ocuparon ilegalmente una pequeña área de tierras inutilizadas en las afueras de Buenos Ai-res, Argentina. El área estaba compuesta por diferentes lotes de tierra, cada uno con diferentes propietarios legales. Luego, se sancionó una ley de expropiación que ordenaba la transferencia de la tierra al Estado a cambio de una compensación monetaria. Sin embargo, solo algunos de los propietarios legales originales cedie-ron la tierra para luego ser concedida con título legal a los ocupantes. Otros propie-tarios aún están impugnando el monto de la compensación en las lentas cortes de Argentina. Como resultado, un grupo de ocupantes obtuvo derechos formales de propiedad, mientras que otros todavía están viviendo en parcelas similares sin títulos legales.

Nuestro estudio encuentra lo siguiente: las familias que recibieron títulos hace entre 7 y 14 años, hoy poseen mejores casas que las familias sin títulos. Analizando un am-

plio conjunto de indicadores de inversión, concluimos que las casas con títulos son un 40% mejor que las no tituladas. Esto es, los derechos de propiedad otorgados a las familias que recibieron los títulos de pro-piedad indujeron a una mayor inversión del orden del 40%. Esto resalta la impor-tancia de los derechos de propiedad en la inversión.

¿Los propietarios legales tienen mayor acceso al crédito? Nuestra evidencia su-giere que no hay mucha diferencia al res-pecto. El efecto es pequeño. Más aún, no hay ninguna diferencia en sus ingresos reales. Entonces, ¿deberíamos concluir que conceder títulos de propiedad a los pobres en las ciudades no es una política sensata? No necesariamente. Nuestro estudio también muestra que las familias en parcelas con títulos son más pequeñas y parecen invertir más en la educación y salud de sus hijos. Por lo tanto, la conce-sión de títulos de propiedad a los pobres incentiva a que se invierta más en el ho-gar y en el capital humano de los niños, lo que probablemente reduzca su pobreza en el futuro.

bibliografíaSebastián Galiani and Ernesto Schargrodsky, “Property Rights for the Poor: Effects of Land Tit-ling”, Universidad de San Andrés, mimeo, 2006.Hernando de Soto, The Mystery of Capital: Why Capitalism Triumphs in the West and Fails Everywhere Else, Nueva York, Basic Books, 2000.

E c o n o m í a

¿Cuáles son los efectos causales de conceder títulos de propiedad sobre las tierras ocupadas por las familias pobres en las ciudades?

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Natalia Sicardi

Grupo Joven

crónicaS de la xv jornada anual del Grupo joven

“Elige tu propia aventura”

licenciada en marketing.

presidente del Grupo joven de

acde.

El pasado sábado 2 de septiembre se realizó en el Campo de Polo de Palermo la XV Jor-nada Anual del Grupo Joven de ACDE. Jai-me Feeney, presidente del encuentro, hizo la apertura citando un breve cuento que vale la pena recordar: Había una vez un le-ñador en un monte que necesitaba trabajo. Fue contratado y en su primer día de trabajo taló 18 árboles, récord del pueblo. Tanto él como su jefe estaban muy contentos. Al segundo día el leñador taló 16 árboles, dos menos que en el primer día. Se preguntaba por qué había bajado su performance. Le atribuyó la culpa al cansancio por lo cual al día siguiente decidió dormir más para estar bien descansado y ser más eficiente. Sin em-bargo, al día siguiente taló sólo 12 árboles, luego 9 y finalmente en el quinto día apenas llegó al segundo árbol. Decidió compartir

su inquietud con el jefe: ‘Usted sabe cuánto puedo dar, pero no sé que me pasa’. Su jefe le respondió: ‘¿Hace cuánto tiempo no afilás tu hacha?”.

Creo que este cuento refleja claramente lo que nos ocurre muy a menudo a los jóvenes: inmersos en un mar de responsa-bilidades, deberes e incluso competencias, no solemos “parar la pelota” y pensar hacia dónde patear, simplemente pateamos, sa-cándonos de encima la pelota. ¿Para qué?, ¿hacia dónde?, ¿cómo? son preguntas en las que no reparamos muy a menudo.

Con la XV Jornada Anual del Grupo Jo-ven de este año buscamos que cada uno, a partir de un pequeño diagnóstico de su situación personal, pudiera hacerse estas

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preguntas, reflexio-nando en qué lugar está y hacia dónde quiere llegar.

El diagnóstico inicial y personal estaba dado por dos aspectos que, creímos, resultan lo suficientemente representativos en los jóvenes hoy: cuán motivados nos sentimos en nues-tros trabajos y cuán bien compensados (económicamente) nos consideramos.

A partir de este punto, intentamos plan-tear la reflexión acerca del ¿qué hacer?, ¿hacia dónde?, ¿cómo llevarlo a cabo?, y lo hicimos a través de cuatro conceptos que consideramos puntos clave: visión, disci-plina, pasión y conciencia.

visión

Visión fue el primer panel de la Jornada, en el que -por primera vez- uno de los ora-dores fue un miembro del Grupo Joven de ACDE: Patricio Pinto, quien ilustró con su propia experiencia personal algunos de los logros en su vida profesional, teniendo “el fin en la mente”.

La segunda parte del panel estuvo a cargo de José Aranda, vicepresidente del Grupo Clarín, de cuya exposición se destaca una exhortación que realizó al final de su charla, a partir de la lectura de una parte del capítulo XXXVII del libro de Ezequiel “Visión simbólica de la restauración de Israel”: “La mano del Señor se posó sobre mí, y el Señor me sacó fuera por medio de su espíritu y me puso en el valle que estaba lleno de huesos, luego me hizo pasar

a través de ellos en todas las direcciones y ví que los huesos tendidos en el valle eran muy numerosos y estaban resecos. El Señor me dijo: ‘Hijo de hombre, ¿podrán revivir estos hue-sos?’, yo respondí: ‘Tú lo sabes, Señor’. Él me dijo: ‘Profetiza sobre estos huesos diciéndoles: Huesos secos escuchen la palabra del Señor. Así habla el Señor a estos huesos: ‘Yo voy a hacer que un espíritu penetre en ustedes y vivirán, pondré nervios en ustedes, haré crecer carne sobre ustedes, los recubriré de piel, les infundiré yo un espíritu y vivirán. Así sabrán que soy yo el Señor’. Yo profeticé como se me había ordenado y mientras profetizaba se produjo un estruendo, hubo un temblor y los huesos se juntaron unos con otros. Al mirar, ví que los huesos se cubrían de nervios, que brotaba la carne y se recubrían de piel, pero no había espíritu en ellos. Entonces el Señor me dijo: ‘Convoca proféticamente al espíritu, pro-fetiza, hijo de hombre, tú dirás al espíritu: Así habla el Señor, ven espíritu, ven de los cuatro vientos y sopla sobre estos muertos para que revivan’, yo profeticé como él me lo había or-denado y el espíritu penetró en ellos. Así revi-vieron y se incorporaron sobre sus pies. Era un ejército inmenso (…)”. José Aranda nos llamó a la reflexión acerca de cómo vernos dentro del relato: como huesos inermes, dispersos, desparramados; como huesos juntos con los músculos y la carne, pero sin un espíritu vivo; o bien vernos como inspirados en el Señor.

disciplina

Inútil es tener una visión si no se tiene la voluntad de poder llevarla a cabo. Como dice Stephen Covey en su libro1 “la disci-plina es pagar el precio para traer la visión a la realidad, (…) es hacer lo que haga fal-ta para que las cosas ocurran”.

El bloque estuvo a cargo de Luis Mario Castro, quien abordó el tema a partir del “orden”. A través de una analogía con la náutica, Luis Mario nos cuenta: “Los que

1 Covey, Stephen R., El octavo hábito, de la efectivi-dad a la grandeza, Paidós, Buenos Aires, 2005.

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saben de náutica saben que este barqui-to se llama Ketch, es un barquito de dos mástiles, no tiene una eslora muy grande pero es muy bueno para aprender, por eso lo elegí. Este barquito habla en primer lugar de la vela de la constancia. (...) La voluntad para nosotros es extremadamente importante para transformar las cosas, para tomar las energías de la vida a través de la vela, y que el barco avance. El barco es nuestra vida y tiene un mástil; el mástil de la voluntad se llama orden, con el cual se sostiene la voluntad. Y la botavara se llama constancia. Esa es la vela más importante, creo, en el campo de la vida profesional y en muchos casos de la vida afectiva; tener la voluntad de querer cambiar las cosas. Que-rer cambiar las cosas está en los ideales y también en los deseos, como les decía”.

Por otro lado, Luis Mario se cuestiona por dónde tiene que estar este orden, y contes-ta: “Yo diría que este orden tiene que estar en primer lugar en la cabeza. Es decir, llegar a entender lo que son nuestras creencias pro-fundas, y ponerlas sobre la mesa, y mirarlas casi como un espejo en mi propia reflexión. Por-que eso le va a dar je-rarquía a mis valores, le va a dar la dimensión y

el contorno bueno a lo que es el timón”. El desorden en nuestras vidas es algo bastante habitual. Bastante seguido creemos que estamos “haciendo mucho” y, sin embargo, por no estar ordenados, ese movimiento no contribuye a llegar a lo que tenemos como objetivo. Tener la disciplina de ordenarse primero mentalmente, y luego tener la disciplina -con voluntad y constancia- de

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llevar a cabo lo planeado puede resultar el camino que nos lleve a lograr lo buscado.

pasión

Compartieron con nosotros el tercer panel Jorge Villalonga, director de Chrysalis Ar-gentina, y Gabo Nazar, fundador y CEO de Cardón, Cosas Nuestras.

Jorge Villalonga trabajó la parte conceptual o teórica de este tema, respondiendo pre-guntas tales como ¿Qué es lo que alimenta nuestra pasión?, ¿dónde está la fuente de la pasión, de esas ganas de hacer algo y de ir más allá de lo que uno piensa que potencialmente puede llegar a dar? Jorge destacó que la clave está en encontrar ese entusiasmo para hacer, y hacer cosas que ni uno mismo se imaginaba, inclusive ni se animaba a soñar, y dice: “En la etimología de la palabra ‘entusiasmo’ descubrimos que se trata de estar inspirado por dios, por ese dios que tenemos adentro; algunos le dicen Dios, otros ‘llama’, ‘vida’ o lo que fuera... pero claramente se trata de algo que cambia nuestra vida y nos transforma. Transfor-mamos nuestra mirada, nuestra forma de actuar e incluso a las personas que tenemos a nuestro alrededor. A veces esa grandeza a

la que podemos llegar es, en definitiva, lo que tenemos que tratar de descubrir, y que es la base, otra vez, de ese entusiasmo que se produce y manifiesta en la pasión”. En síntesis, se busca algo que es más profundo: el sentido de lo que hacemos: buscamos transitar un camino con sentido pudiendo responder para qué estoy y, en definitiva, cuál es el sentido de mi vida. Dicho sentido normalmente tiene que ver con la contribu-ción, esto es, ponerse en función de otros.

Finalmente, Jorge explica: “Lo que hace el sentido es alinear el ser, estar, hacer y tener: lo que soy tiene mucho que ver con los dones y talentos, y, desde ahí, uno en-cuentra el verdadero sentido de estar y de hacer, para después poder tener. Arrancar del tener, es una pasión muy efímera. Al or-denarse en el ser, en el estar, hacer y tener, encontramos sentido. Y ese sentido es la fuente del entusiasmo. Finalmente aparece la pasión, que es la cosa más explosiva; el desafío es sostenerla, evitando que se esfu-me, y para ello entra en juego el sacrificio”.

Gabo Nazar, en la segunda parte de este panel, realmente atrapó la atención del público. Contó, a modo de testimonio, cómo él encontró su sueño, vocación y pasión, que se convirtió en la marca Cardón, Cosas Nuestras. Comentó cómo enfrentó las crisis como un momento de oportunidad, y cómo fue aprendiendo a medida que avanzaba -o retrocedía- su negocio. Habló de la cultura del trabajo -“nunca mucho cuesta poco”, dijo- y de su sueño en un país donde está todo por hacerse.

Compartió una anécdota acerca de un amigo de su pueblo natal que, con seguri-dad, muchos de los que estuvimos presen-tes la tendremos en nuestra memoria: “Yo me acuerdo de que de chico tenía un ami-go con el que compartíamos un montón de cosas, pero él era “fiaca”: lo llamábamos

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El presidente de ACdE junto a los jóvenes en

el Panel de Cierre de la jornada.

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cabecita Pascuali… Yo lo tenía que empu-jar: ‘vamos para acá’, ‘vamos para allá’, ‘va-mos a cazar pajaritos’, ‘vamos a buscar na-ranjas para lavarlas, las ponemos en bolsas y las vendemos’, le decía yo. Un día se me planta Cabecita. Le digo: ‘Vamos, Cabe’, ‘No’, respondió sentado en los bancos de mármol de la ochava del Banco Nación de Ramallo (…). ‘Vamos, Cabecita’, ‘No voy’, insistió. ‘Pero, Cabe, vamos a juntar naranjas’, ‘No, juntar naranjas no’; ‘Va-mos a dedo al río’, ‘No, al río no’, nueva negativa, ‘Mirá que nos vamos con los mu-chachos, ¿no te vas a aburrir acá?’, le digo. Entonces, Cabe se para y me dice: ‘Gabo, mirá, si me quedo acá me voy a aburrir como vos decís, pero yo entre cansarme y aburrirme, prefiero aburrirme’.”

La disyuntiva que planteó el amigo de Gabo, sin duda, fue esclarecedora para muchos de los que estuvimos allí sentados, escuchando con muchísimo entusiasmo su relato, cues-tionándonos a nosotros mismos si nuestra opción será “cansarnos o aburrirnos”.

conciencia

En el panel final, Alejandro Llorente, asesor doctrinal de nuestra asociación, nos

resalta el aspecto fundamental y diferen-cial de ACDE: “Punto uno de la cuestión de la ética: señores, no es solamente lo que tenemos la intención de hacer sino, como decían muy bien Jorge y especialmente Gabo, cómo hacemos las cosas. La manera de hacer las cosas es una manera de crear y estructurar vida, o, viceversa, desestructu-rar y crear muerte. No importa si no tenías intención, vamos a ver cómo viviste, por-que en el modo de hacerlo estás estructu-rando tu sentido”.

Alejandro nos habló de la importancia de escuchar la “voz interior”, esa voz de

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Patricio Pinto y josé Aranda durante el Panel

de Apertura “visión”.

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adentro que hace alusión a la vocación, al sentido que cada uno le quiere dar a su vida, a lo que cada uno quiere construir. Respecto de las dificultades con las que todos nos cruzamos y cruzaremos, plantea que la primera es el riesgo de confiar en uno mismo, en esa voz interior, y dice: “Por eso no sé que vinieron a escuchar hoy, pero todo lo que les dijimos son pa-vadas comparados con escuchar ustedes su propia voz. Pero eso significa hacerse car-go de ustedes mismos, hacerse cargo del sentido de sus vidas, y empezar a actuar en consecuencia según eso que quieren ser. Entonces, creo que ustedes deben asu-mir el primer riesgo que es el de confiar en ustedes mismos. Pero para eso necesi-tan tener interioridad, que es saber mirar-me, saber dónde estoy parado, saber qué quiero hacer y por qué lo quiero hacer. ¿Quieren tener éxito? ¿Qué es éxito? Éxi-to en latín es exitus, salida. ¿Salida adón-de? ¿De dónde quieren salir? ¿Sobresalir? ¿Para qué sobresalir? ¿Tan mala imagen tienen de ustedes mismos que necesitan que otros los miren y sentirse mirados por los otros? ¿Necesitan que alguien les pres-te los ojos para sentirse alguien en esta vida? ¿O el sentirse alguien en esta vida depende de la fuerza que ha sido sembra-da en el interior de ustedes? Eso que decía

muy bien San Agustín: “Te buscaba por fuera y estabas dentro de mí”. Esta idea de ir hacia el interior de uno mismo, buscar las convicciones y actuar en consecuen-cia a esas propias convicciones”.

algunas conclusiones

Al finalizar la Jornada, recibimos co-mentarios respecto de “qué bueno que estuvo” y “el éxito que fue esto”… ¿Fue un éxito?... y en realidad no lo sabemos. Si lo medimos por cantidad de gente, se-guramente lo haya sido, pero como dice Raffy Braun, no debemos medir el rating del encuentro. El éxito en realidad estará dado por lo que cada uno de los presentes pueda pensar y luego hacer después del encuentro.

Finalmente, destaco el mensaje nuestro, el mensaje de ACDE, el de la “C”. Como decía Ale Llorente, nosotros no busca-mos hacer las cosas de cualquier manera, tenemos una manera particular de hacer-las, y esa “C” es la guía. Uno puede tener una “visión” muy definida, puede tener la “disciplina” para llevarla a cabo y la “pasión” que nos da fuerza todos los días para continuar con la tarea. Sin embar-go, teniendo solo eso uno podría llegar a ser como la Madre Teresa o como Hitler, la diferencia se dará en el cómo hacemos las cosas.

Hay muchísimo para hacer, por noso-tros, por nuestra sociedad, por nuestro país, por el mundo entero. Precisamos gente loca que se sume a esta tarea. Y finalmente, la cuestión se resolverá en el dilema que comentó Gabo Nazar: “can-sarse o aburrirse”.

Desde ACDE, les ofrecemos que se can-sen.

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Los participantes siguieron atentamente

las reflexiones de la Xv jornada Annual del Grupo

joven.

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Augusto Zampini

La Iglesia y la política

vicario de la parroquia nuestra

Señora de la Guardia (diócesis

de San isidro). licenciado en

teología moral (colegio máximo, unSal). abogado

(universidad católica argentina).

miembro del consejo de

redacción de la revista communio.

¿Puede la Iglesia meterse en política? A raíz de los sucesos de Misiones, muchos aplauden y otros critican la actitud del obispo emérito monseñor Joaquín Piña, quien -junto a otros sacerdotes y religiosas- se manifestó públicamente en contra de una reforma constitucional de esa provin-cia que permitiría a los gobernadores aspi-rar a ser indefinidamente reelectos.

“Al César lo de César, y a Dios lo de Dios” (Mt. 25,15-22). Muchos de los que reprue-ban la actitud de monseñor Piña citan este texto evangélico para clamar que los obispos, curas y religiosos se dediquen a lo de Dios y no interfieran con las cuestiones del César, es decir, con la política. Pero, con una mirada atenta a la frase evangélica, notaríamos que no se trata de una conjunción adversativa (“o”) sino de una conjunción copulativa (“y”). Jesús no propone una alternativa excluyente (o la política o la religión), sino que pide una entrega coherente (dar lo que corresponde a cada uno). Está claro que en el contexto evangélico Dios es más que el Cé-sar y su soberanía es más abarcativa. A Dios se le debe absolutamente todo. Por lo tanto, la entrega a Dios incluye la entrega a la ac-tividad social y política. De hecho, la frase es una respuesta inclusiva de Jesús sobre una pregunta que pretendía bifurcar los caminos de nuestra doble ciudadanía: la temporal y la eterna. En el Reino que trae Jesús no pueden excluirse; van unidas.

Desde que “la Palabra se hizo carne y puso su morada entre nosotros” (Jn. 1,14) todo lo humano tiene que ver con Dios y viceversa. Y de todas las actividades humanas, la polí-tica es una de las más nobles, dedicada a la construcción de comunidades pacíficas entre todas las personas que viven en un determi-nado lugar y tiempo. La Iglesia puede y debe

aportar a este arte constructivo. Ella recibe de Jesucristo la revelación de Dios Trino, comunidad de vida entregada y en constante amor recíproco. Los hombres fuimos creados a imagen de este Dios y podemos pulir y re-lucir o engrasar u opacar dicha imagen. Parte de la misión de la Iglesia es que la sociedad se asemeje más a su origen y destino: una comu-nidad donde todos podamos desarrollarnos y ser felices. La promoción de la “comunión”, es decir, de la unidad en la diversidad, y de la “comunicación”, es decir, de la entrega recíproca y el diálogo entre las personas, con-cuerda con la misión íntima de la Iglesia, que procede de la intimidad de Dios Uno y Trino, plena comunión y comunicación.

el arte de administrar la sociedad

Hasta aquí vemos que el arte de administrar la sociedad es un verdadero acto de amor

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y que los seguidores de Cristo (cristianos) están llamados a participar en él “con todo el corazón, con toda el alma y con todos los dones” (Mt. 22,37). Pero la historia nos ha enseñado que no puede identificarse a la Iglesia con un partido político determinado ni mucho menos con el Estado. Esto sería nefasto para nuestra sociedad pluralista. Todos los fieles tienen el derecho, según su conciencia, a participar allí donde crean que benefician a la sociedad.

¿Y los obispos, curas o religiosos? El Conci-lio Vaticano II, en la Constitución Gaudium et spes (GS), ha señalado que -a pesar de la mutua interrelación entre lo temporal y lo espiritual- quienes consagran su vida al Señor no deberían buscar los privilegios propios de los medios políticos ni depositar la esperanza de su ministerio en el poder civil. Sin embargo, siempre pueden predicar libremente y sin impedimentos la doctrina social y emitir juicios morales sobre cosas que afecten al orden político, sobre todo cuando los derechos fundamentales de las personas o la salvación de las almas están en juego (cf. GS, 76).

Para analizar la cuestión de Misiones, en-tonces, deberíamos detectar si se trata de un partido político eclesiástico que busca el poder político o si los consagrados están haciendo uso de su derecho y cumpliendo su deber, puesto que tanto la estructura política (democracia) o los derechos humanos de las personas (libertad, participación y elección de los gobernantes) están en juego. Si se tratara del primer caso, estaríamos cayendo en un nuevo error histórico; si se tratara del segundo, estaríamos cumpliendo de forma novedosa nuestra misión profética en este mundo.

Algunos especialistas sostienen que la re-elección ilimitada atenta contra el mismo sistema democrático y republicano. En efec-to, la democracia no sería solo cuestión de elecciones populares, sino también de con-

trol y alternancia en el poder. Si existiera la reelección indefinida de los gobernantes, y sin perjuicio de alguna fecha electoral, la democracia quedaría tuerta. No parece alocado que presbíteros o consagrados se manifiesten públicamente sobre el tema. No vemos que estén buscando detentar el poder político, sino, por el contrario, que dicho poder no se convierta en absoluto o autori-tario. “Es inhumano que la autoridad polí-tica caiga en formas totalitarias o en formas dictatoriales que lesionen los derechos de la persona o de los grupos humanos” (GS, 75).

¿Por qué no se presentan más figuras laica-les? Probablemente, y analizando desde la lejanía, las figuras políticas opositoras que ahora claman por el límite al poder otrora declamaban justamente lo contrario. Vale entonces no identificarse con ellos. Se busca una justa distribución del poder democráti-co, cualquiera fuere el gobernante de turno. Otra causa probable quizá sea la presión gubernamental sobre los laicos. El ejemplo de la prohibición de asistir a misa a los poli-cías o a sus familias es un indicio de cuánta presión puede existir. Aquí los consagrados estarían obrando como buenos pastores. Ellos caminan delante del rebaño y dan la vida por él en caso de peligro (cf. Jn. 10,11).

Por lo dicho, creemos que en el caso de Misiones no estamos ante un nuevo error histórico de detentación del poder civil por parte de clérigos, sino ante una misión profética que no solo denuncia abusos de poder sino que busca formas concretas de participación para que el poder democráti-co pueda estar al servicio de todos.

Deseamos que la actitud de monseñor Piña sirva para despertar el deseo de la participación política en muchos laicos cristianos. La política argentina de hoy ne-cesita de la voz y de los valores de aquellas personas comprometidas con el Reino de los Cielos.

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Pedro J. Frías

La lección de MisionesNinguna noticia más positiva que la deci-sión del pueblo misionero contra la reelec-ción indefinida. Demuestra que la gente común puede reaccionar si se la estimula, que la compra de votos antes de los comi-cios puede neutralizarse con convicciones propias del Estado de derecho. Es esencial si queremos recuperarnos de la crisis insti-tucional tan grave que nos aqueja.

Es también una advertencia para los dirigentes que están gestionando su reelección, para Tu-cumán, donde el gobernador piensa quedarse hasta 2015, para el Presidente de Venezuela que querría seguir hasta 2030 y para otros locales. Ahora parecen ridículas ciertas pre-tensiones.

Subrayo que la reelección desalienta a la oposición necesaria y hace posible la co-rrupción. El voto de la mayoría rige en el sistema democrático, pero el valor funda-mental es el bien común. Y este aconseja limitar a dos los mandatos sucesivos.

Si los ciudadanos temen que ser opositor los excluya de ciertas ventajas, esa presión del sis-tema político no es democrática, aunque use los instrumentos propios de la democracia.

Esta nos exige ser un Estado republicano, representativo y federal ¿Lo somos ahora? Somos anómicos porque no respetamos ni siquiera la Constitución. Hay Congreso pero delega en el presidente. Hay provin-cias autónomas, pero subordinadas.

La lección de Misiones es una advertencia que confiamos será muy valiosa.

Invito al lector a meditar acerca de los si-guientes puntos, que difundo desde hace años:

• La habilitación constitucional para ser reelegido en un mandato sucesivo de-vuelve la palabra al pueblo para ratificar la gestión del gobernante, pero disminu-ye la posibilidad de alternancia.

• La alternancia impide la oligarquización de los partidos, sin menoscabo de los prota-gonismos consolidados. Da oportunidad a liderazgos emergentes, a innovaciones en el grupo de poder y en las políticas públicas.

• La perduración en el poder facilita las prácticas corruptivas, su ocultamiento y su impunidad.

• La reelección sucesiva instala la sensua-lidad del poder, con la “obsecuencia de-bida”, con las internas de “palacio” para eliminar alternativas.

• Los gobernantes “viajeros” han crecido justificadamente, pero, si hay desmesura es otra expresión de la sensualidad del poder. El viaje no es para “mostrarse” sino para la inserción del país, la pro-vincia o la ciudad en la aldea global.

• La aspiración a la reelección es un objetivo espúreo de cualquier reforma constitucio-nal. La consulta popular puede ser mani-pulada. Es siempre mejor la alternativa.

• Los cuatro mandatos de algunos goberna-dores han sido desiguales. En Neuquén se hicieron milagros, pero se han apagado. En Santiago del Estero su régimen se de-finió a través de una reforma constitucio-nal digitada que, al hablar del “insigne” Ibarra, que gobernó Santiago en época de Rosas, se define a sí misma como elo-gio póstumo de uno de los más crueles déspotas que el país ha tenido.

• Las intrigas de las reelecciones sucesivas hacen perder al país un tiempo irrecupe-rable, y aumentan el costo argentino con una comedia ridícula sin justificación posible.

presidente honorario de la academia nacional de derecho de córdoba y de la asociación argentina de derecho constitucional.

P o l í t i c a

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