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Nº 199 de la Revista EMPRESA de ACDE - Primavera 2010
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Primavera 2010 Página 1
199
¡ArgentinA… despiertA!
Editorial
LA coordinAción entre Lo púbLico
y Lo privAdo como desAfío pArA
LA sociedAdEduardo Fracchia
LA omnipotenciA deL estAdo
es LA negAción de LA LibertAd
individuALJuan Bautista Alberdi
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EMPRESAP r imave r a 2010
SUMARIOEMPRESA
Tarifa ReducidaConcesión Nº 1453
Franqueo PagadoConcesión Nº 1277
Número 199Septiembre/Octubre/Noviembre 2010
Publicación de ACDE Buenos AiresAsociación Cristiana de Dirigentes de Empresa
Afiliada a la Federación ACDEUNIAPAC de Argentina
directorEduardo Aceiro
consejo de redacciónEduardo Alsina
Celso Enrique ArabettiPablo BevilacquaTomás Donovan
Carlos GaraventaRodrigo Goñi Moreno
Héctor Mario Rodríguez
consejo editorialAdolfo AbláticoLuis M. Bameule
Enrique Del CarrilHoracio Diez
Gabriel Mayor
editorEduardo Otsubo
Asistente de direcciónPatricia D’Agostino
premio santa clara de Asís 2002
Los artículos reflejan el punto de vista del autor y no necesariamente
el de ACDE
Registro Propiedad Intelectual 731.023Precio del ejemplar: $12.- (S/envío postal)
suscripción por 4 números(cuatro números, incluye envío postal) Buenos Aires, Interior: $ 80.- Países Limítrofes: U$S 60.- Resto de América: U$S 70.- Europa: U$S 80.- Suscripción estudiantes: $ 50.- Suscripción donación: $ 200.-
Publicación propiedad de ACDE Buenos Aires
Bolívar 425 - (C1066AAI) Buenos Aires
República ArgentinaTel./Fax: (54 11) 4331-0251
E-mail: [email protected]
5 Editorial ¡Argentina…despierta!
6 Reportajes Carlos Custer el trabajo es el gran desafío
de la sociedad moderna
14 Opinión La libertad de prensa Claudio Escribano
16 Sociedad La Argentina y el bicentenario:
los liderazgos ausentes Carlos Pérez Llana
27 Sociedad ¡Argentina; siempre por-venir! Sergio Bergman
30 Economía Las regulaciones en el sector de los alimentos
¿Por qué faltó manteca en las góndolas? Ezequiel de Freijo
36 Economía La economía de la miseria
Los “Términos del Intercambio” no lo explican todo Jorge Hayzus
40 Sociedad ¿oferta o demanda? Ernesto Rey
42 Economía La coordinación entre lo público y lo privado
como desafío para la sociedad Eduardo Fracchia
47 Sociedad riesgo, corto plazo
y calidad de las instituciones Tomás Aberastain
50 Política La omnipotencia del estado
es la negación de la libertad individual Juan Bautista Alberdi
56 Desde España La patria Miguel Aranguren
58 Empresa una nueva corriente:
buen negociador y buen tipo Francisco Ingouville
61 Del archivo La empresa frente al desempleo Pierre de Calan
e d i t o r i a l
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¡Argentina…despierta! “…Conozco tus palabras y que no eres ni frío ni caliente; mas porque eres tibio,
y no eres caliente ni frío, estoy para vomitarte de mi boca”.
(Carta a la Iglesia de Laodicea; Apocalipsis 3, 14-16)
Somos la “Argentina del sapo en el agua caliente” que se va cocinando hasta morir sin reac-cionar ante la certeza del peligro. Lentamente, nos acostumbramos y aceptamos lo que nadie con sentido común y espíritu de supervivencia debe conceder. Es así como nuestra indiferen-cia es el caldo de cultivo para que el narcotráfico y la violencia que genera se hayan instalado en la Argentina como una infección cancerígena, conmoviéndonos un día con un episodio de crimen y violencia inusitada que, pronto, es relegado hasta que aparece otro hecho similar que nos sobresalta, pero no nos saca de la inaceptable pasividad.
La experiencia vivida en otros países latinoamericanos debería servirnos para comprender hacia dónde lleva el flagelo del narcotráfico. En Colombia, desde mediados de los años 60, la pobreza y desigualdad facilitaron la alianza entre la guerrilla y el negocio de la droga, con su ola de asesinatos y secuestros extorsivos, que derivó en el control de una parte importante del territorio del país por estas organizaciones terroristas, convirtiéndolo en uno de los más violentos del orbe y con creciente corrupción sistémica. El resultante clima de negocios para-lizó la inversión, y la economía sufrió considerablemente. Colombia, con bajo consumo, llegó a ser el primer país productor de cocaína, destinada a EE.UU.
A comienzos de esta década, el Gobierno de Colombia tomó la firme decisión política de erradicar el flagelo. Con la ayuda de EE.UU., dentro de la legalidad, y manteniendo la estabilidad democrática, emprendió una guerra frontal contra el narcotráfico utilizando las fuerzas armadas y de seguridad. Los efectos de esa decisión no se hicieron esperar y, desde 2002, la inversión aumentó un 50% a me-dida que disminuye la violencia y el Gobierno recupera territorio y mejora la seguridad.
La retirada de Colombia llevó a que, en Méjico, los carteles de la droga se arraigaran y prospera-ran con el tráfico de cocaína. La guerra entre estos por el control territorial y del lucrativo negocio de tránsito de drogas a EE.UU., frente a una actitud pasiva del Gobierno, generó creciente violen-cia, inseguridad, control narco de una parte del territorio del país y el aumento de la corrupción. Allí también, en 2006, el Gobierno inició una guerra contra el narcotráfico con sus fuerzas arma-das y de seguridad. La respuesta del crimen organizado fue más brutal y violenta con abundante utilización de sicarios asesinos, armamento pesado, inteligencia y técnicas cada vez más sofistica-das, lo cual acrecentó la inseguridad de la ciudadanía.
En Río de Janeiro, donde las favelas eran controladas por los narcos, el Gobierno -dentro de una política integral de lucha contra el crimen organizado- ha iniciado un lento pero firme proceso de pacificación de estos asentamientos, primero combatiendo con dureza para eliminar los narcotra-ficantes y puntos de ventas mediante la utilización de la Policía Militar de élite, para luego continuar la acción mediante cuerpos de Policía Pacificadores, independientes y no contaminados. Ello se refleja en una tarea comunitaria de apoyo a los vecinos, junto con la realización de obras de infra-estructura que implican más salud, más educación y el fomento del empleo.
¿Qué hacemos en la Argentina? Hace diez años consumía droga sólo el 1% de la población y éramos un país de tránsito. Hoy, no sólo somos un punto de tránsito “fácil” y de “bajo
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riesgo”, sino que, además, nos hemos convertido en un país de producción y consumo no sólo de cocaína, sino también de drogas sintéticas y del devastador “paco”, que rápidamente destruye el cerebro de nuestros niños y jóvenes. Además, somos un país de “fácil” lavado de dinero pues no respetamos la normativa del GAFI, organismo mundial que tiene por objeto su combate. Ofrecemos un “combo” de pobreza, marginalidad, clientelismo, inseguridad e impunidad, atractivo para los narcotraficantes desplazados de otras naciones cuyos carteles, con su secuela de violencia y fomento del sicariato, ya están presentes en nuestro territorio. O sea que, a diferencia de otros países latinoamericanos, aquí tenemos todo: el consumo, el tránsito, la producción y la instalación de los grandes carteles con sus enfrentamientos y sus vínculos con la corrupción y el poder.
Somos ingenuos. Dentro de esta preocupante realidad hemos despenalizado el consumo de drogas invocando principios plausibles de defensa del derecho a la privacidad. Pero esta medi-da -que en países más organizados puede ser opinable- se torna en una realidad patética y no es parte integral de una política de combate al flagelo, que incluya la prevención y la represión legal. Hoy todas las estimaciones coinciden en que los porcentajes mencionados se han incre-mentado significativamente, a punto tal que nuestro país está considerado el de mayor consu-mo per cápita de cocaína de América Latina -el segundo a nivel mundial- y el primero entre los países latinoamericanos en el consumo de marihuana. El 47% de los varones en barrios preca-rios, la primera línea de acción del narcotráfico, consumen “paco” con un incremento del 200% en dos años. Y las villas crecen; la “31” ha duplicado su tamaño desde el 2001.
La experiencia dice que el narcotráfico es una máquina de multiplicar daño y violencia, de descerebrar y matar a nuestros jóvenes y de destruir el tejido social. Si llega a tornarse en narcoterrorismo, ya no respetará la vida de nadie y demolerá todo atisbo de seguridad física para pobres y ricos. El lavado de dinero copará toda la actividad productiva con prácticas ex-torsivas asfixiantes y la inmediata corrupción de los Poderes del Estado, la Policía, el Servicio Penitenciario y al ciudadano común.
Es un enemigo cuyas principales armas no son las balas, sino el dinero que compra debilida-des y multiplica víctimas silenciosas para la droga; que desarrolla una epidemia -devenida en pandemia- de la cual no se vuelve con facilidad pues, como un cáncer galopante desemboca en metástasis que crece y se multiplica en todo el tejido social.
Esta tragedia no se limita al daño físico y mental de la víctima o a su, cada vez más frecuente muerte. Al igual que en otras adicciones, invade la familia y las amistades; todos entran en el círculo siniestro que rodea al drogadependiente pues genera más y más dependencia, pro-voca imitación como ninguna otra enfermedad social, y desarrolla violencia sin límites que no repara en los vínculos sociales y familiares. Las familias de las víctimas del narcotráfico saben poco o nada sobre qué hacer, se aturden o se esconden en el problema; “el sapo se acos-tumbra al agua hirviendo”; la violencia doméstica también aparece; todo se mezcla en una hecatombe que además copa barrios, donde la falta de esperanza o de guía, de ejemplo o de sanción construye marginalidad creciente y fortalezas para el narco-crimen organizado.
Prosperan así revendedores, también esclavos de la droga, que actúan en lugares bajo la máscara de la diversión y el entretenimiento, y alojan tráfico continuo y creciente. Así el fe-nómeno de un remedo malévolo de la economía de mercado aplica sus principios mediante acciones para aumentar el consumo, eliminar violentamente competidores, eludir barreras aduaneras y permitir el tráfico internacional de la maligna mercancía, con apoyo en un país totalmente contaminado.
e d i t o r i a l
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La falta de decisión política, el vacío institucional de un Estado ausente, fronteras porosas, pistas clandestinas, escasa o nula radarización, cuestionados controles fronterizos y de ae-ropuertos, falta de equipamiento a la altura del enemigo, programas harto insuficientes e inconstantes de prevención lleva a que hoy, en muchos ciudadanos, surge la sospecha de una perniciosa relación entre el narcotráfico y la política. Este estado de ánimo solo podría disiparse si se definiera una política de Estado integral, con una firme decisión y voluntad de llevar adelante una guerra sin cuartel a este flagelo. La fuerza sin decisión política y justicia es impotente; de nada sirve actuar si el delito sale rápidamente por otra puerta, si los millones acumulados por el narcotráfico no fuesen muchas veces una enorme caja chica para reclutar y comprar espacios de impunidad o de seguridad, para infectar y vender más enfermedad, más carcinógenos.
Una política de estado implica elaborar y poner en marcha un plan coordinado e integral para reprimir con la ley la delincuencia organizada. Es necesario afectar Tribunales y Fiscalías, que actúen en forma vinculada en todo el país, dotándolos de medios humanos y materiales que le den agilidad y rapidez a la investigación, y juzgamiento de este tipo criminal que rompe las formas tradicionales por el poder económico que lo sustenta y la violencia que desarrolla. Esos órganos jurisdiccionales deben contar con el apoyo y la subordinación de una policía científica especializada, bien paga y dotada de medios adecuados para la prevención, investi-gación y represión firme dentro de la ley enmarcada en un sistema ágil de cooperación inter-nacional. También el plan debe propender a la reforma del sistema carcelario y de los institu-tos de internación y tratamiento a los adictos, a fin de asegurar el aislamiento de los jefes de los carteles y la rehabilitación de los delincuentes menores y los adictos.
A los efectos de provocar la decisión y contribuir a poner en marcha un plan como el que co-mentamos, nos toca como dirigentes una importante misión. Despertarnos, ayudar a otros a despertar, erguirnos y reclamar la firme decisión política, y la acción de la fuerza y de la justicia incorruptible, decidida, sabedora que esto no es una batalla sino una guerra larga y brutal contra este Jinete del Apocalipsis que es la droga. Como cristianos, empresarios, dirigentes sociales y ciudadanos no podemos callar nuestras voces; por el contrario, debemos ser agentes provocado-res de unión y apoyo a quienes tienen la misión de desarticular la propagación de la tragedia.
Los empresarios conocemos los gigantescos costos, en vidas y recursos, de la inseguridad y la extorsión, provocados por el pésimo clima de negocios que genera el crimen organizado del narcotráfico y narcoterrorismo. La durísima experiencia de Colombia, desde los años 60, es un ejemplo claro que debemos tener presente.
ACDE y sus socios precisan cerrar filas con autoridades, líderes de la comunidad y organiza-ciones que estén dispuestas a contribuir en la elaboración de un plan integral necesario para dar esta batalla. Inteligencia, determinación y valor debe ser nuestro aporte y compromiso quizás por los próximos 10 años.
Un primer logro alentador ha sido la sanción, a fines de 2009, de la ley de educación y pre-vención sobre el consumo de drogas generada en el marco del Programa “Habitantes a Ciudadanos”, con la participación de reconocidas entidades empresariales, financieras, rurales, obreras, académicas y de ONGs, incluidas ACDE y Credos. Lamentablemente, esta ley aún no cuenta con su debida reglamentación para su implementación, lo cual nos enseña que el esfuerzo no debe limitarse a la sanción de nuevas leyes porque muchas ya existen, sino a que las mismas sean aplicadas por organismos renovados y preparados para esta nueva realidad, que es la delincuencia organizada del narcotráfico.
Página 6 EMPRESA Nº199
r e p o r t a j e s
Graduado en Ciencias del Trabajo (Bruselas). Miembro
del Consejo Directivo Nacional de ATE. Fue diputado nacional y
Embajador argentino en el Vaticano.
Coordinador Nacional de la
Constituyente Social. Delegado argentino
al “FORO Consultivo Económico y Social”
del MERCOSUR y Miembro del
“Pontificio Consejo de Justicia y Paz”, y del CARI. Consejero Internacional de la
CTA.
El trabajo es el gran desafío de la sociedad moderna“El trabajo es el instrumento clave para el desarrollo, tanto personal como colectivo”, señala Carlos Custer, durante la entrevista concedida a EMPRESA. Frente la realidad de una sociedad que pareciera segregar a los desocupados como parte normal de su vida, Custer adhiere a la necesidad de recrear nuevas formas de trabajo. Sus palabras se sostienen en el convencimiento de que si no se resuelve esta problemática, no podremos consolidar una sociedad democrática viable.
El perfil de sindicato y del líder gremial, la necesidad de una mayor responsabilidad individual y colectiva, el concepto de desarrollo integral, la problemática del trabajo y la pobreza, y el aporte que la visión cristiana puede dar a la persona del dirigente sindical fueron las cuestiones centrales sobre la que giró este encuentro.
carlos custer
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Emergente de una corriente sindical, forja-da en su compromiso social junto a Mons. Jorge Novak, la presencia de Custer juega un rol protagónico en la organización y crecimiento de la CTA. Y su tarea se pro-yecta en el plano nacional e internacional como un referente en el mundo laboral. Graduado en Ciencias del Trabajo, en Bru-selas, fue secretario general de la Confe-deración Mundial del Trabajo, acompañado por el propio Lech Walesa, y embajador argentino en el Vaticano. Para los que formamos parte de ACDE, este dirigente gremial guarda el testimonio del contacto personal y de trabajo con Enrique Shaw, en Cristalerías Rigolleau.
Nos recibió en la sede de la asociación de Trabajadores del Estado, de la avenida Belgrano, en el barrio de Congreso. Su amabilidad y calidez se complementa con el entusiasmo que despierta cuando se pone en debate el papel del sindicato, el valor de los trabajadores y la necesidad de una política de desarrollo a nivel país.
Custer, mucho se habla de una necesa-ria diferenciación entre política sindicial y sindicatos politizados. ¿Cuál es su mirada al respecto?
Custer: - Creo que por política debe enten-
derse todo lo relativo al bien común, a la
problemática de la sociedad. Por lo tanto,
los sindicatos no deben tener sólo una
visión corporativista, ni deben ser correa
de trasgresión del gobierno, de los partidos
políticos o de los empresarios. Y aquí se
marca la diferencia entre lo que es política
con mayúscula y partidismo.
¿Qué perfil de sindicato demanda la socie-dad argentina?
- El sindicato debe responder a los intereses
corporativos de sus miembros, es su prime-
ra obligación, pero también a aquellos que
no tienen trabajo –como, por ejemplo, los
jubilados- porque es, ante todo, una organi-
zación de la clase trabajadora. Y tiene que
actuar en función de una visión global de la
sociedad.
Es misión del sindicato responder a los
principios de la justicia social, de la solida-
ridad y, también más especificamente, a los
valores e intereses de los trabajadores. Debe
asimismo tener capacidad de diálogo y de
concertar con los distintos sectores sociales
en función del desarrollo del bien común.
No hay que reducir al sindicato a que sea
sólo una máquina de reivindicaciones so-
ciales, porque eso es una visión muy corpo-
rativista. Es su principal preocupación, pero
no la única obligación.
¿Cómo se entiende esto?
- El sindicalismo ha atravesado a lo largo
de su historia circunstancias muy diversas.
En muchas épocas, por ejemplo, su objetivo
principal era defender la democracia y los
derechos humanos, y no tanto defender los
salarios. A pesar de las diferentes circuns-
tancias, el sindicato siempre ha sido una
herramienta de progreso social, de justicia y
de solidaridad.
r e p o r t a j e s
Custer: “No vamos a cambiar todas las cosas
si no ayudamos a que cambie el hombre. Pero
tampoco el cambio individual del hombre,
si no es fuerte, intenso, comprometido, va a
cambiar las reglas de la sociedad. Y nosotros
tenemos que hacer ese esfuerzo: cómo impulsar
esta responsabilidad personal y colectiva”.
Página 8 EMPRESA Nº199
Las sociedades democráticas de mayor de-
sarrollo se han constituido, en parte, gracias
al movimiento sindical. No olvidemos que
los mártires de Chicago, por los que cele-
bramos el 1º de mayo, fueron ahorcados por
reivindicar las 8 horas de trabajo.
Entonces, el sindicato siempre ha sido un
factor de progreso social y de equilibrio
al poder económico dominante, luchando
históricamente contra la explotación y la
injusticia.
¿Y si tuviera que definir el perfil de dirigente sindical?
- Lo primero que tiene que hacer el diri-
gente sindical es instaurar la democracia
en su organización, luchar para la toma de
conciencia de sus representados y, a su vez,
ser un legítimo representante de los traba-
jadores que se están organizando.
También debe capa-
citarse. El dirigente
debe conocer de
presupuestos na-
cionales, de políti-
ca, de distribución
de la renta, de la
problemática de las
exportaciones, de
la competitividad…
Esto es imprescindi-
ble para que pueda
cumplir bien su rol
y defender a los tra-
bajadores. Y siem-
pre agrego algo no
menor: tiene que ser un ejemplo en cuanto
a su conducta y a la coherencia porque, pre-
cisamente, es él quien se erige en defensa
de los más débiles y más pobres.
Nosotros tuvimos un gran dirigente, Ger-
mán Abdala, quien decía: “El problema más
difícil es vivir como se habla”. Uno no puede
predicar discursos de la nueva sociedad y
de una nueva economía, y tener negocios
en la trastienda.
¿Cómo avanzar en el fortalecimiento de un movimiento sindical distinto cuando no se reconoce siquiera -como es el caso de la CTA- su personería gremial?
- La negativa del actual gobierno, o de los
gobiernos anteriores, de negar la personería
jurídica gremial a la CTA es un gravísimo
error. Esto viola los Convenios de la OIT
sobre organización sindical y libertad de
asociación, que nuestro país está obligado a
cumplir porque está suscripto a esta organi-
zación internacional.
Que además son convenios incorporados
a la Constitución Nacional, a partir de la
reforma del 94. Por eso el gobierno argenti-
no está en falta, porque niega la personería
jurídica gremial en función de una ley, que
es anticonstitucional porque contradice los
Convenios Internacionales, los Convenios
de las Naciones Unidas y de los Estados
Americanos.
El artículo 14 bis de la Constitución asegura
el libre ejercicio y la libertad sindical sin
ningún tipo de discriminación. De hecho, el
Ministerio de Trabajo, al entregar personería
jurídica a algunas entidades y a otras no,
se guarda una serie de poderes al priorizar
una organización contra otra. Lo que ha
hecho esto es que la CGT se oponga a que
le den personería gremial a la CTA y que el
Gobierno no acceda; a pesar de que la CTA,
con todos los padrones al día, tiene hoy
1.400.000 afiliados.
Pero la Corte Suprema de Justicia ha dado ra-zón a la CTA en su reclamo por la personería...
- Ciertamente. Como la Corte ha reconoci-
do los derechos fundamentales de la CTA,
más allá de que el Gobierno no le otorgue
la personería, la Central, si bien no tiene
todavía derechos en la negociación colecti-
va, puede actuar casi en plenitud como si
la tuviera.
Vivimos en este tiempo, una suerte de discusión semántica y mediática acerca del
r e p o r t a j e s
No hay que reducir al sindicato
a que sea sólo una máquina
de reivindicaciones sociales porque
eso es una visión muy corporativista.
Es su principal preocupación,
pero no la única obligación.
Primavera 2010 Página 9
progresismo social y de las políticas que profundizan este modelo…
- A mi me sorprende la preocupación por
este “progreso social” en un país donde
existe una injusta distribución de los
ingresos. Pese al crecimiento en la renta-
bilidad del país, ha aumentado la brecha
entre los pobres y los ricos. La décima
parte de la población se queda con el 38%
de los ingresos. Y el decil más pobre no
llega a recibir el 3% de los ingresos. Esto
es casi inexplicable: ¿Por qué en un país,
que crece económicamente, se agranda la
brecha entre ricos y pobres?
Algo tiene que ver la política fiscal…
- Es verdad. Tenemos una de las políti-
cas fiscales más regresivas del mundo. El
impuesto a las ganancias es muy frágil y
las soportan mayormente los sectores más
r e p o r t a j e s
El SINDICAlISMO EN lA ARGENTINA
Los inicios del movimiento sindical argentino se remontan a
la época de la gran inmigración (europea, principalmente). Los
inmigrantes, en su mayoría anarquistas, fueron los precursores
que crearon y organizaron las primeras organizaciones
gremiales. La acción e importancia sindical fue creciendo
conjuntamente con el desarrollo industrial de un país que
afloraba como un proyecto destacado en la región.
Años después fueron tomando fuerza los comunistas y
socialistas. A principios de siglo se consigue hacer reconocer
los primeros beneficios y derechos sociales para los
obreros. En 1930 nace la CGT, Confederación General del
Trabajo, a partir de la fusión de la Unión Sindical Argentina
(anarcosindicalistas) y la Confederación Obrera Argentina
(socialista) logrando la unidad del movimiento obrero.
La CGT se consolida como una verdadera organización de
masas gracias a Perón, quien organiza la política social y las
transformaciones económicas de su gobierno apoyándose
en ella. La entidad queda mayoritariamente identificada hasta
nuestros días con el Partido Justicialista o peronismo.
El sindicalismo -con las contradicciones propias de la “liturgia
peronista”- acompañó el proceso de inestabilidad democrática
de nuestro país con luchas por el poder, proscripciones,
intervencionismos y divisiones internas; muchos hombres del
sindicalismo fueron también reconocidos por su compromiso
y su lucha a favor de los derechos humanos y las libertades
cívicas. Con el advenimiento de la democracia, Alfonsín envía al
Congreso un importante proyecto de Ley de Reordenamiento
Sindical que cambiaba la estructura tradicional del movimiento
obrero argentino, pero esta iniciativa fue finalmente rechazado
por la Cámara Alta.
En los años 90, el sindicalismo en general perdió protagonismo
de manera notoria. El movimiento obrero no sólo padeció la
ruptura, sino también una pérdida altísima de credibilidad.
La alternancia en los cuadros directivos de los gremios ha sido
mínima a lo largo de estos años, sobreviviendo, a manera de
coto de caza, los mismos dirigentes.
En contraposición a este modelo de gestión sindical, en
1992 nace una nueva central de trabajadores, ocupados y
desocupados (CTA), fundada sobre tres conceptos esenciales:
la afiliación directa, una democracia plena y la autonomía
política. Desde ese momento, la CTA no ha encontrado por
parte del gobierno de turno la posibilidad de alcanzar su
personería gremial.
La CTA se debate actualmente en líneas internas entre una
posición crítica y una claramente opositora al Ejecutivo. Por
su parte, la CGT ha consolidado su presencia como brazo
activo de la actual administración; conducida por el líder del
gremio de los camioneros, caracterizada por un fuerte afán
de captación y afiliación de miembros a su propio sindicato,
y sumergida en los beneficios y peligros de un compromiso
directo con el gobierno de turno.
Página 10 EMPRESA Nº199
débiles porque se grava preferentemente el
consumo y no las ganancias.
El otro problema es la concentración de
las riquezas. Y el negocio rápido, donde el
único objetivo es la rentabilidad, sin pensar
en función del desarrollo del país. Esa es la
diferencia entre la rentabilidad y el desa-
rrollo.
El desarrollo es algo mucho más integral:
implica el crecimiento económico, pero im-
plica también el crecimiento y el desarrollo
social. Y hasta ahora, esas dos cosas las
tenemos divorciadas porque hemos asistido
a un ciclo de crecimiento económico sin
desarrollo social…
Que estemos preocupados con que los tra-
bajadores quieran tener mejores condicio-
nes de vida, cuando vemos que la rentabili-
dad financiera, minera y otras es enorme…;
a mi me parece una contradicción.
El sindicalismo ha puesto el foco en la dis-tribución de la riqueza, pero poco pone el acento en cómo generarla…
- La generación de
la riqueza gene-
ralmente la hacen
aquellos sectores
que tienen los
capitales para
poder invertir; o es
el Estado, cuando
toma grandes obras
públicas o impulsa
medidas de desarro-
llo. El sindicalismo,
específicamente, no
tiene una respon-
sabilidad en la generación de riqueza, sino
que representa a aquellos que la producen,
que son los trabajadores. Pero la decisión de
inversión no forma parte de las responsabi-
lidades de los sindicatos.
No obstante, yo quisiera responder con una
respuesta más global: la Argentina carece
de un plan de desarrollo. Cualquier país
medianamente organizado tiene un plan de
desarrollo que va más allá de un gobierno.
No tenemos una cultura que busque la con-
certación, y no existen mecanismos para
generarla como los países desarrollados.
Este tipo de ausencias nos lleva a que
nuestro desarrollo sea desordenado. Por
ahí se invierten recursos en sectores donde
no sería necesario. A veces la estabilidad
pasajera hace que hagamos inversiones que
a los pocos años ya no tienen continuidad.
Esto es la falta de una visión, y yo quisiera
que todos los actores sociales asumieran
una mayor responsabilidad.
Hoy nuestro país vive una tercera genera-ción de niños que no vieron ni a su padre ni a su abuelo trabajar…
- El trabajo es el gran desafío de la socie-
dad moderna. Recuerdo como si fuera hoy
la pregunta que me formulara Juan Pablo
II, en el Jubileo de los Trabajadores en el
Vaticano, en el 2000: “¿Qué vamos a hacer
con el trabajo humano?” Nunca me voy a
olvidar la preocupación que reflejaba su
rostro por esta problemática, y que pun-
tualmente pone de manifiesto en Sollicitu-
do rei socialis. El trabajo es el instrumento
clave para el desarrollo tanto personal
como colectivo.
No hace mucho, un gran académico ame-
ricano, Jeremy Rifkin, escribió una obra
llamada El fin del trabajo. Para él, si no hay
un cambio de concepción, no va a haber
trabajo para todos. Y la Argentina ya está en
un momento en el que prácticamente cris-
talizó que hay un sector que trabaja y un
sector que no trabaja; y que no va a traba-
jar nunca ni él, ni sus hijos, ni sus nietos.
Este es el peor desafío que tiene la sociedad
que segrega a los desocupados como parte
normal de su vida, y va a terminar, como
dice Rifkin, en una suerte de apartheid.
Si no se resuelve el tema del trabajo, no
r e p o r t a j e s
“El problema más difícil es vivir como
se habla”. Uno no puede predicar
discursos de la nueva sociedad
y de una nueva economía,
y tener negocios en la trastienda.
Primavera 2010 Página 11
r e p o r t a j e s
habrá una sociedad democrática viable. Vie-
nen los parches, damos subsidios, pero se
va perdiendo la cultura del trabajo. En esto,
es cierto que hay nuevas formas de trabajo,
pero creo que las empresas no van a alcan-
zar a darles ocupación a todas las personas
y esto es lo que tenemos que reemplazar
con creatividad. El Estado en primer lugar; y
también los sectores sociales.
Hay que crear nuevas formas de trabajo,
porque no se puede obligar a una empresa
a contratar 200 obreros más si ya funciona
con los recursos humanos que tiene.
¿Cómo reformulamos la forma del trabajo humano?
- Rifkin tiene algunas pistas y dice que tiene
que ver con la economía no rentística. Hay
otras formas de trabajo y son los trabajos
sociales, por ejemplo: el acompañamiento
de ancianos, los entrenadores de jóvenes…
La Argentina debe tener cerca de 800.000
voluntarios que trabajan en ONG. A ello se
suman las amas de casa, aunque nos cueste
reconocerlo…Vamos a tener que crear otras
formas de trabajo, que no van a ser sólo las
que conocemos. El trabajo es una de las for-
mas para aportar a la construcción colectiva.
Recordemos que la doctrina social de la Iglesia
dice que hay un valor objetivo del trabajo, que
es la producción. Pero hay un valor subjetivo
que tiene que ver con quién hace el trabajo.
Es más importante quién lo hace que lo que
hace. Esto es clave. A mi me gustaría mucho
que los empresarios cristianos se acuerden
de que el valor subjetivo del trabajo es más
importante. Dentro de la rentabilidad de una
empresa, que es elemental, no hay que dejar
de tener en cuenta la importancia del trabajo
humano. Es básico para una sociedad moder-
na y futura. Si no, vamos a un apartheid de los
que van a trabajar y los que no van a trabajar.
Y debe estar implícita esta idea de compartir:
no puede ser que la rentabilidad nos ciegue
a la ganancia, dejando de lado el medioam-
biente y la persona humana… Hay que tener
objetivos más globales, porque no podemos
tener empresas prósperas en una ciudad que
va hacia la autodestrucción.
No creo que los desocupados sean delin-
cuentes, pero es verdad que la desocupa-
ción y la miseria son un caldo de cultivo
para la droga y la delincuencia, que no es
otra cosa que la resultante de una sociedad
fracturada.
lA hUMANIDAD DE ENRIqUE ShAw
Lo conocí y soy testigo en su causa de beatificación. De Enrique puedo
afirmar sobre el sentido del respeto al trabajador en su empresa. Era el
tipo que dejaba la oficina y sabía qué le pasaba a la mujer de uno de los
empleados, por ejemplo. Para él, la gente no era un número. En el 59, hubo
una gran crisis y él mandó una circular a la empresa diciendo que había
que reducir gastos: que había que hacer lo imposible para reducir la mayor
cantidad de gastos posibles, pero lo único que no se podía reducir era en
gastos de personal; no se podía prescindir ni suspender a ningún trabajador.
Hoy, lo primero que hacen los empresarios es reducir el personal.
la empresa como comunidad de personasEnrique insistía mucho con esta idea del sentido de la empresa como
comunidad de personas. Que la empresa reconoce jerarquías, pero es una
comunidad de personas donde cada uno, aún el más modesto, tiene un espacio
para decir lo que piensa y participar. Lo importante era que la empresa no
le diera pérdidas, pero siempre respetando a las personas. “Yo soy el gerente
general, pero acá todos tienen que sentirse valorados, y hacer el trabajo
sintiendo que lo hacen para ellos mismo, y no como si fueran un número”.
Carlos Custer
Página 12 EMPRESA Nº199
¿Cómo trabajar en forma conjunta empre-sariado, sindicalismo, y organizaciones socia-les y gobierno para generar más empleo y fomentar una verdadera cultura de trabajo?
- Creo que hay necesidad de una mayor
concertación política, económica y social
en los diferentes niveles: empezando por la
empresa como unidad de servicio, y lle-
gando a la política nacional para ver dónde
podemos crear organismos de diálogo y
de concertación. Lo segundo, como decía
Enrique Shaw, es que las empresas debe-
rían tratar de ser comunidad de personas y
no simplemente una jerarquía donde uno
decide y los demás obedecen.
¿Cuál es el aporte enriquecedor que la vi-sión cristiana le brinda a esta problemática?
- Es muy grande. Y creo que el mundo
político, sindical y social debiera tener una
mirada sobre la doctrina social de la Iglesia.
Destaco algunos puntos:
• El bien común: el primer objetivo es este.
• La dignidad de la persona humana: consi-
derar a cada persona como un hermano.
• La pluralidad en el trabajo: debe estar so-
bre todos los elementos de la producción.
• El destino universal de los bienes: Dios
ha creado los bienes para que lo gocen
todos los hombres y no sólo para que una
mayoría los confisque en detrimento de
una minoría.
• El sentido de la solidaridad, que parte de
la concepción de que somos hermanos, de
la solidaridad y de la justicia social.
• La empresa como comunidad de personas.
En Alemania, por ejemplo, hay una ley de
cogestión en donde los empleados partici-
pan de las decisiones de la empresa.
¿Y a la propia persona del dirigente sindical?
- Tanto para el dirigente empresarial como
al sindical: la coherencia y la moral perso-
nal y colectiva. Yo creo que el problema más
grave de los argentinos es cultural: todos
necesitamos asumir mayor responsabilidad
personal y colectiva.
No vamos a cambiar todas las cosas si no
ayudamos a que cambie el hombre. Pero
tampoco el cambio individual del hombre,
si no es fuerte, intenso, comprometido, no
va a cambiar las reglas de la sociedad. Y
nosotros tenemos que hacer ese esfuerzo:
cómo impulsar esta responsabilidad perso-
nal y colectiva.
Si cada uno mejorara en la responsabilidad
personal, deberíamos ver una mejora en
la responsabilidad colectiva. Importa ser
bueno, pero también importa luchar para
que la sociedad sea mejor, porque nosotros
tenemos que tratar que lo que pretendemos
mejorar de nosotros mismos también se ex-
prese en la mejora colectiva, en las formas,
en los gestos, en los mecanismos.
Soy bastante optimista porque creo que en
la Argentina hay muchas reservas mora-
les. Hay tantas organizaciones sociales y
fundaciones que trabajan por recuperar a
los chicos…Considero que en este punto, la
que tiene más deuda es la clase dirigente:
política, social, sindical. Si la clase dirigente
tuviera mayor amplitud para cambiar las
cosas, creo que hay un pueblo que tiene la
voluntad de hacerlas.
Eduardo Otsubo
r e p o r t a j e s
Custer: “Cualquier país medianamente
organizado tiene un plan de desarrollo que va más
allá de un gobierno. No tenemos una cultura que busque la concertación, y
no existen mecanismos para generarlos como los
países desarrollados”.
Primavera 2010 Página 13
Opinión
La libertad de prensa consiste en poder decir
lo que otros no quieren que se diga a través
de un medio de comunicación masiva. Es
así de simple. Y, si no fuera por ese elemento
amplificador que es un medio, estaríamos ha-
blando de libertad de expresión, que es el gé-
nero al cual aquella pertenece como especie.
La libertad de prensa requiere, por un lado,
ciudadanos dispuestos a informar sin res-
tricciones sobre lo que ocurre y, por el otro,
que el ordenamiento legal en vigor garantice
el ejercicio pleno de ese derecho. La ley está:
pocas instituciones hay más liberales que la
gran Constitución de 1853/60. En cuanto al
segundo aspecto, va de suyo que se necesitan
jueces dispuestos a hacer cumplir la ley y
gobernantes que no entorpezcan el derecho
de publicar informaciones y juicios por más
contradictorios que resulten con sus propios
intereses políticos y personales.
En general, las limitaciones parciales o to-
tales, directas o indirectas contra la libertad
de prensa provienen de los gobiernos, de
todo tipo de gobiernos. Pueden ser de iz-
quierda, como los que están asentados en
La Habana o Teherán; de derecha, como lo
fue el del generalísimo Franco, en España;
o populista y burocrático, como el de Vladi-
mir Putin, en la Rusia moderna.
La verdad es que quien quiera y disponga de
un poder de coacción suficiente puede res-
tringir la plenitud de ese derecho. Es lo que
en realidad sucede cuando un grupo mafioso
silencia a la prensa. En los últimos tiempos,
ningún gobierno en el mundo ha matado, que
se sepa, mayor número de periodistas que los
sicarios del crimen organizado. Han acabado
Claudio Escribano
Abogado. Fue subdirector
del diario La Nación.
Página 14 EMPRESA Nº199
La libertad de prensacon la vida de cientos de periodistas en Méxi-
co y Colombia en los últimos diez años y no
sólo como consecuencia de reyertas políticas,
sino a raíz de pleitos por el narcotráfico.
Los gobiernos de facto niegan, por principio, la
libertad de prensa y lo sabemos de sobra en la
Argentina. Pero, con el mismo grado de expe-
riencia, podemos afirmar que nada garantiza
que un gobierno, democrático por sus oríge-
nes, se desenvuelva después con absoluta ile-
gitimidad en materia de libertad de prensa. Es
lo que ocurrió con el gobierno del general Pe-
rón, en particular entre los años 1948 y 1955.
Los pasos clásicos en el cercenamiento de la
libertad de prensa han sido la clausura de pe-
riódicos, el asesinato de periodistas o la vola-
dura de las instalaciones de las empresas pe-
riodísticas. A veces, esos pasos -tan rotundos,
por así decirlo- han estado precedidos por
intimidaciones hechas con la voluntad de no
llegar tan lejos con los procedimientos, pero
sí con los fines propuestos.
Cuando he hablado en el párrafo precedente
de “periódicos de la oposición”, lo he hecho
en uso de la acepción que aprobarían en
cualquier tiempo los mandones del caso. Un
periódico independiente ha sido siempre para
ellos equivalente a un medio de la oposición.
Las formas de persecución a la prensa tien-
den a ser en la actualidad, con excepción
de países como México y Colombia, menos
brutales y más sutiles, pero no menos perver-
sas. Los jueces amigos, como los empresarios
“amigos”, se prestan para cualquier cosa y,
sin duda, se prestarán para los oficios que
requieran los gobernantes que sucedan a los
que están ahora en el poder. Se inventan cau-
sas judiciales, se persigue por todas las vías
administrativas posibles a la prensa indepen-
diente, se procura humillar a los periodistas
disidentes, se premia con fondos exorbitantes
de los recursos públicos a la prensa adicta o
profesionalmente complaciente. Y se usufruc-
túan, de manera escandalosa, los servicios de
información pública del Estado para los fines
propagandísticos del gobierno de turno.
Desde el punto de vista clásico y convencional,
en la Argentina hay libertad de prensa. Desde
el punto de vista del arsenal de recursos más
modernos, por así llamarlos, con los cuales los
Estados tienden a doblegar a la prensa inde-
pendiente, la Argentina lo ha experimentado
todo en los últimos siete años. Ha sido éste un
período en absoluto distinto, y para peor, en re-
lación con el ciclo institucional que se abrió en
1983 con la restauración democrática.
La libertad de prensa es un derecho estra-
tégico, esto es, que de su suerte tiende a
depender el destino inmediato de los demás
derechos. Esto lo saben de verdad los em-
presarios con suficiente dignidad para decir
lo que piensan y con suficiente inteligencia
como para defender la libertad de prensa.
Pero deben saberlo también los cínicos cuya
identidad pulula en las crónicas de la acti-
vidad económica y financiera bajo el triste
disfraz de “fuentes que pidieron preservar el
anonimato denunciaron que…”.
Invierno 2010 Página 15
Página 16 EMPRESA Nº199
e m p r e s as o c i e d a d
La Argentina y el bicentenario: los liderazgos ausentes
carlos pérez Llana
La historia argentina se caracterizó por la escasez de dirigencia, ya sea política, social o empresarial, que privilegiara las construcciones a largo plazo sobre la coyuntura. Cuando ha tenido este tipo de liderazgos, ha sido por instantes, circunstancialmente, y no por una regla de conducta. Sin dudas, si queremos aprovechar las oportunidades futuras, esto es algo que debe modificarse.
En esta línea Pérez Llana nos invita a recorrer la historia de los grandes liderazgos, las condiciones para su surgimiento y la realidad de una Argentina diezmada en este desarrollo por haber realizado lecturas erróneas sobre las últimas décadas de un mundo en constante cambio, y sobre los nuevos desafíos geopolíticos y económicos.
Carlos Pérez llana es Doctor en Ciencia Política y Diplomáticas. Ex-embajador en Francia. Autor de numerosos artículos y libros; su último trabajo es para romper el aislamiento. Vicerrector académico de la Universidad Siglo XXI, y profesor en la universidad Torcuato Di Tella. Versión periodística editada de la exposición realizada en el XIII En-cuentro Anual de ACDE. “Argentina después del Bicentenario: los liderazgos para el progreso” (junio de 2010).
Para poder explorar las condiciones históri-
cas, políticas y sociales que crean el marco
para la aparición de los nuevos liderazgos,
quisiera profundizar en tres cuestiones
base: en qué condiciones internacionales se
parieron este tipo de liderazgos; cuáles son
los condicionamientos actuales que, desde
la política, existen para su surgimiento y, fi-
nalmente, qué datos nos ofrece la Argentina
para dicho surgimiento.
las elites de Japón y Francia
Cuando se aborda la literatura sobre la
ciencia política, encontramos innumera-
bles casos en los que ha habido una clase
política que, ante determinados desafíos,
pudo hacer una lectura del mundo para
adaptarse a los cambios. El caso típico es el
de Japón, un país agrícola, con una estruc-
tura muy fracturada, que vive una reforma
de modernización en la era Meiji; período
en que se mantiene la identidad y al mis-
mo tiempo se occidentaliza el país. Como
ejemplo, el samurai Sakamoto, uno de los
hombres clave en aquel momento, hoy es
una leyenda viva del país. Para el Japón mo-
derno aquella elite sigue siendo válida.
También podemos nombrar a Francia, en la
segunda mitad del siglo XIX, superada por
Gran Bretaña en la producción de acero,
hierro y carbón, y por Alemania -en aquella
época Prusia- después de que unifica su mer-
cado a través de una reforma arancelaria. Ese
fue el rol histórico de la elite francesa, que
se hace cargo del poder a partir del Segundo
Imperio, más allá del fracaso final que fue la
derrota frente a Bismarck en 1870.
la guerra de Suez
En el siglo XX, y mucho más cercano a nues-
tro tiempo, nos encontramos con la guerra
de Suez, punto de partida de la historia de la
Unión Europea. En 1956, Gran Bretaña, Fran-
cia e Israel pelean contra el Egipto de Nasser,
que había nacionalizado el canal de Suez.
¿Cuál es la lectura que, finalmente, hacen la
elite francesa y británica de este conflicto?
Ambos países habían pasado de ser potencias
Primavera 2010 Página 17
globales a regionales. “He dejado de ser, hay
una potencia emergente: tengo que aliarme
con ella. No a Europa; sí a la OTAN, sí a Esta-
dos Unidos”, fue la opción británica. Por eso
es que cuando se crea la Comunidad Econó-
mica Europea, Gran Bretaña no toma parte.
La otra opción fue la francesa: “He dejado
de ser, no tengo dimensión, no tengo masa
crítica, pero puedo ser algo más si hay Euro-
pa”. De allí podemos deducir que el proyecto
estratégico de la Unión Europea es una parte
de la producción de la elite francesa. Y no es
casual que el tratado de Roma se firme al año
siguiente de la derrota de estas dos ex poten-
cias mundiales en la guerra de Suez.
El desafío de cambiar
Mucho más actual, en 1980, nos encontramos
con Deng Xiaoping en Pekín. ¿Cuál es el análi-
sis que conduce a China a la reforma económi-
ca? La Unión Soviética, el enemigo ideológico,
histórico y geopolítico, había invadido Afganis-
tán el año anterior, en 1979. Estados Unidos
tuvo ocupada su embajada 444 días en Tehe-
rán. China salía del atraso y del aislamiento,
con la revolución cultural. Y lo que la rodeaba
eran los entonces llamados tigres asiáticos, que
eran economías exitosas. En ese mapa, Deng
entiende que hay que cambiar; modifica las
alianzas y empieza a crear un nuevo modelo
económico, no un nuevo modelo político.
En los años 90, las elites que habían sido mar-
ginadas, y muchas de ellas habían sido toma-
das prisioneras o tenían roles secundarios en
los países que venían del comunismo en Eu-
ropa central, tienen frente a la nueva realidad
-que es el colapso de la URSS y la transición
al poscomunismo- un mandato de cambio, y
ese mandato era básicamente incorporarse a
la OTAN y sumarse a Europa.
la explicitación de Delors y la llegada del euro
En esa década, cuando era evidente que la
Alemania reunificada no iba a ser lo mismo
en términos del
anclaje con Europa,
existían las dudas.
Y surge nuevamen-
te la concepción
estratégica france-
sa, en este caso a
través del ministro
Delors, del gobier-
no de Mitterrand,
secretario de la Co-
misión Europea. Él
hace explícita una
frase: O hay una
Europa “alemani-
zada” o hay una
Alemania “europei-
zada”, y para que
Alemania se euro-
peíce llega el euro.
El euro es una con-
cepción estratégica francesa tratando de
retener a Alemania dentro de Europa -con-
cediéndole que en esa moneda soberana
habría criterios que se tenían que cumplir,
lo que hoy se está debatiendo en Europa-
para que Alemania cediera en el altar de
la soberanía europea lo que era el eje de
su identificación moderna: el marco. Esta
también es una decisión de un sector de la
clase dirigente europea que frente a ese te-
mor realiza una reflexión común, lo que da
origen finalmente al tratado de Maastricht,
fundamento del euro.
El caso India
Y por último, rescataría a la India como
ejemplo de una percepción de desafío y de
qué hacer frente a una realidad externa
cambiante, como fue la desaparición de la
Unión Soviética.
La India no era miembro de la comunidad de
estados socialistas, pero mantenía gran parte
de su comercio con el mundo comunista. Y
tenía una estructura en manos básicamente
del Estado que, en términos internacionales,
s o c i e d a d
Pérez Llana: “El salto lo podríamos dar si
logramos parir liderazgos que provengan del grupo que asocia lo interno con
lo externo, que es creativo, que es moderno, y que entiende que el futuro está en el futuro, y no que el futuro es mejor
pasado”.
Página 18 EMPRESA Nº199
se definía como no alineada. Desaparecido su
aliado, limitaba con dos enemigos históricos
con los cuales había guerreado: el Pakistán
islámico y China, un país con el cual tiene liti-
gios y una guerra perdida.
¿Qué hace la India?
El desafío del cambio
internacional lleva
a una ruptura de la
lógica de los ante-
cedentes. El mismo
partido que había
creado la India con-
temporánea y había
hecho la alianza con
la Unión Soviética es
quien tiene a su car-
go construir esta In-
dia, bajo el liderazgo
del primer ministro
Singh, quien había
sido el ministro
de Economía de la
dinastía Nehru en
aquella época.
En síntesis, un breve paseo histórico que
nos dice que, ante cambios del contexto in-
ternacional, una clase dirigente lúcida trata
de adaptarse poniendo en evidencia un li-
derazgo de reconstrucción.
Condiciones para el surgimiento de los liderazgos
¿Qué condiciones existen para el surgi-
miento de estos liderazgos? Una primera
aproximación al tema es compartir algunas
cuestiones de contexto acerca de la política
en el mundo de hoy:
Muertas las utopías, las religiones terres-
tres, el principal problema, en un contexto
de globalización, que tiene la política en tér-
minos operativos es que todo es presente. Y
el problema es que la política sin futuro es
muy difícil de hacer pues la política vende,
justamente, futuro, promesas. En un mundo
instantáneo todo es gestión y cuesta muchí-
simo tomar decisiones. Vivimos el reinado
del corto plazo.
Puede haber una idea de venganza de la po-
lítica luego de la crisis del 2008 y la actual
crisis fiscal, pero la política para liberarse
de los mercados debe pelear contra los défi-
cits. Si hay déficit, la política depende de los
mercados. Y este es un tema central.
Muertas esas utopías, un dato muy impor-
tante que tiene la política es que las viejas
conducciones y los viejos relatos están en de-
terioro, están en desuso, pero han resurgido el
nacionalismo y el fundamentalismo religioso.
los liderazgos existentes
En este contexto, enumeremos algunos lide-
razgos existentes.
Iniciaría este recorrido con una salvedad para
el caso de Asia. Los liderazgos asiáticos son
liderazgos no democráticos, autoritarios. La
única democracia en pleno funcionamiento
es la India. Y más aún, se percibe que el éxito
económico está hecho para que superviva di-
cho régimen. Son liderazgos que no se hacen
con valores. Están basados exclusivamente en
el éxito. Esta es una realidad muy triste, pero
tenemos que observarla porque es aquella
parte del mundo que crece y que tiene más
protagonismo en la agenda internacional.
Hay que tener presente que en ese mundo
asiático, lo que básicamente uno está contem-
plando es China. Y lo que tenemos frente a
nosotros es una China que dice sostener el as-
censo pacífico, que no quiere ser la Prusia de
Bismarck, pero que tiene obviamente una se-
rie de interrogantes acerca de cómo va a usar
ese poder a futuro. Lo que está claro es que el
compromiso chino por la gobernabilidad in-
ternacional o global todavía no se observa.
Por su parte, Europa vive -dentro de un
clima no tan claro de cierto pesimismo o
de resignación- la muerte del Estado de
Muertas las utopías, las religiones
terrestres, y en un contexto de
globalización, el principal problema que
tiene la política en términos operativos
es que todo es presente. Y el problema
es que la política sin futuro es muy
difícil de hacer pues la política vende,
justamente, futuro, promesas.
e m p r e s as o c i e d a d
Primavera 2010 Página 19
bienestar; que tuvo su primera caída por la
globalización; porque el Estado de bienestar
fue un intento de optimizar al capital y al
trabajo. Pero cuando aparece Asia, el tra-
bajo no se encarece sino que se devalúa, y
el modelo de Estado de bienestar europeo
comienza a crujir. La crisis de 2008 y la ac-
tual están matando por segunda vez a ese
Estado de bienestar.
Esta Europa, que nosotros estamos viendo
hoy, tiene también la tentación histórica:
la de Gran Bretaña, volviendo a los Estados
Unidos; y la de Alemania, de cortarse sola.
Pero lo que está claro en Europa es que la
capacidad de producir liderazgos globales
ha decrecido, y el debate es qué tipos de
liderazgos locales es capaz de sacar esta Eu-
ropa de su impasse.
Estados Unidos, una potencia sin socios
En este recorrido surge Estados Unidos, que
se presenta como una potencia sin socios.
No hay nadie que lo acompañe y su poder
no es suficiente. Esa superpotencia militar
y económica, que para algunos entra en
declinación y para otros no, tiene un pro-
blema político clave que tiene que ver con
su política interna y externa: ha nacido en
su panorama político una fuerza que corre
a la derecha del partido republicano y que
uno la puede simbolizar como tea party. Este
grupo, que tiene una visión hiperconserva-
dora, y en algunos casos fundamentalista
religiosa, le impide al país hacer política de
Estado; le impide llegar a acuerdos al sis-
tema político norteamericano. Y esto, que
para cualquier país es malo, para Estados
Unidos, y para el mundo, es muy malo.
Y profundizo en el liderazgo actual de este
país, describiendo algunos impedimentos
importantes en la gestión. En primer lugar
el rol de los lobbies. El presidente Obama
preside una confederación de lobbies que
le impiden o retardan, entre otras cosas,
tomar decisiones internas, como los progra-
mas de salud o energéticos, y que le obsta-
culizan en el armado de una política exte-
rior. Es el drama de Estados Unidos hoy en
el conflicto Israel-Palestina. A ello se agrega
la inexistencia de acuerdos bipartidistas,
de un interés nacional percibido en común
y con un alto nivel de desinformación del
pueblo norteamericano.
las erróneas lecturas de la Argentina
Quisiera hacer foco en la Argentina. Nues-
tro país, obviamente, tiene dos dificultades
para poder producir las condiciones de un
liderazgo diferente: tiene una mala lectura
del mundo y no percibe los desafíos.
Todos los datos enumerados hablaban de
un mundo diferente y de la percepción de
los desafíos.
Voy a las lecturas. En primer lugar, la Ar-
gentina a lo largo de las últimas décadas ha
hecho una muy mala lectura del mundo.
Enumero algunas:
• Cuando termina la Primera Guerra Mun-
dial y se crea la Sociedad de las Naciones,
s o c i e d a d
Lo que está claro en Europa es que la
capacidad de producir liderazgos globales ha
decrecido, y el debate es qué tipo de liderazgos
locales es capaz de sacar esta Europa de su
impasse.
(Foto: Presidente del gobierno español,
Rodriguez Zapatero, y primer ministro
italiano Silvio Berlusconi)
Página 20 EMPRESA Nº199
el gobierno argen-
tino puso condi-
ciones increíbles
para integrarse a
esa sociedad -que
obviamente no fue-
ron aceptadas- y la
Argentina quedó
fuera del primer
ensayo de crear un
orden mundial de
posguerra.
• Nuestra clase di-
rigente no advirtió
y siguió mirando al
mundo con una vi-
sión europea cuan-
do ya existía Esta-
dos Unidos. El can-
to del cisne de esa
visión es el tratado
Roca-Runciman.
• Durante el mundo de la preguerra y de
la guerra, el país tuvo un neutralismo
malsano, que sabemos estaba orientado y
simpatizaba con el Eje.
• Durante la Guerra de Corea, el gobier-
no peronista de entonces creyó que ahí
nacía el embrión de la Tercera Guerra
Mundial y que la Argentina volvería a
tener un rol destacado como productor
de alimentos que nos iba permitir re-
construir las reservas del Banco Central.
Tampoco tuvimos una buena lectura del
mapa de la posguerra.
• Y cerraría con Malvinas.
Es decir, la experiencia histórica muestra
que la Argentina ha hecho una muy mala
lectura del mundo. Y tampoco ha existido
una visión de los desafíos que nos lleven a
decir “tengo que cambiar de alianza”, “tengo
que romper el aislamiento”, “tengo que ela-
borar una política exterior que realmente
concilie posibilidades externas con necesi-
dades internas”.
Adaptarse a un nuevo mapa mundial
Hoy nos encontramos ante una situación
muy particular. En medio del movimiento
de las placas tectónicas de la geopolítica
y la geoeconomía internacional, está claro
que el poder está cambiando. La realidad es
imposible de ocultar, y es el mundo asiático.
No tiene sentido hoy tener veinte o treinta
funcionarios en América Central; con dos
bastaría. Redimensionar totalmente nuestra
estructura y nuestro instrumento de políti-
ca internacional debe ser un objetivo, adap-
tándose al nuevo mapa mundial.
Y en segundo lugar, nos guste o no, hay una
realidad que es Brasil. Que puede ser un
peligro; ante el desafío hagamos antibrasi-
lerismo o veamos la oportunidad: a nuestro
lado hay una potencia emergente.
La Argentina se encuentra frente al desa-
fío de la irrelevancia o de la desaparición
en términos de protagonismo. Estamos en
el sexto lugar entre los países que captan
inversión extranjera en América latina, pe-
leando con Perú.
Un liderazgo de reconstrucción tiene que
tener en cuenta qué hacer frente a esta
realidad global y qué hacer frente a nuestro
vecino. Y todos sabemos que los países no
se mudan y, consecuentemente, vamos a
seguir siendo vecinos.
Pero en este camino nos encontramos con
dos supuestos nefastos que parecieran es-
tar instalados en parte de la sociedad: la
vocación y la sensación de que la Argentina
es capaz de vivir con lo suyo; y el gran ape-
go a la teoría conspirativa: si nos va mal es
porque hay una conspiración externa que
impide la realización de nuestros fines.
El salto lo podríamos dar si logramos parir
liderazgos que provengan del grupo que
asocia lo interno con lo externo, que es
creativo, que es moderno, y que entiende
que el futuro está en el futuro y no que el
futuro es mejor pasado.
Nos encontramos con dos supuestos
nefastos que parecieran estar
instalados en parte de la sociedad:
la vocación y la sensación de que
la Argentina es capaz de vivir con
lo suyo; y el gran apego a la teoría
conspirativa: si nos va mal es porque
hay una conspiración externa que
impide la realización de nuestros fines.
e m p r e s as o c i e d a d
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Primavera 2010 Página 27
e m p r e s as o c i e d a d
¡Argentina; siempre por-venir!
sergio bergman
“No te metas, nos enseñaron para cuidarnos. Hoy, si no nos metemos, nos perdemos nosotros y nuestros hijos. Nada es más peligroso que la anomia, la anestesia, la
indiferencia, la tarea analítica y editorial de sugerir cómo otros deberían hacer la Argentina que merecemos”, afirma Bergman.
Para el autor, nuestro país siempre tiene futuro; y hace memoria de un pasado, para no repetirlo en el presente. Pero está ausente del único tiempo fértil, que es el aquí y el ahora. De allí nos anima al compromiso, a iniciar el camino de ser más ciudadanos que
habitantes. Y agrega: “En el Bicentenario, si hay algo que aprendimos es que sabemos de qué se trata. El desafío, ahora, es si seremos capaces de hacerlo”.
En el bicentenario de la Revolución de Mayo
nos convocamos a celebrar. Sin embargo,
una dimensión de frustración y amargura
contrasta con la espontánea manifestación
popular que nos convoca a todos a ocupar
lo público de las calles haciendo fiesta de la
patria bicentenaria. El festejo es legítimo; y
por ello, nos debemos una pausa ante las ur-
gencias de la coyuntura. Celebrar la estruc-
tura de saber que, en visión compartida, la
Argentina es potencia del porvenir; es decir,
es siempre esperanza de un futuro mejor.
Nada puede revertir la ecuación eterna de
tener absolutamente todo para ser esa gran
Nación que nos debemos; como, al mismo
tiempo, asumir que si eso no sucede, no es
por otros sino por nosotros. La Argentina
siempre tiene futuro y hace memoria de un
pasado, para no repetirlo en el presente. Pero
está ausente del único tiempo fértil, que es
el aquí y el ahora. Es decir, hacer hoy lo que
ya no repetimos del ayer; acercándonos a un
mañana mejor, por lo que hacemos y no por
lo que aspiramos ni por lo que nos lamenta-
mos al ser pasivos espectadores.
Una Argentina que siempre es porvenir,
asume que tiene futuro, pero este nos inter-
pela con angustia –el día después de la fies-
ta- porque no sucede. ¿Por qué Argentina
siempre está por venir?
hacer del pasado presente repetido
Una posible interpretación -que es, también,
interpelación- es asumir que la Argentina
está quebrada en su presente, ya que siem-
pre está volviendo al pasado, no para recor-
darlo, sino para sobreactuarlo. Abusando,
quien está en el poder, de editarlo con una
sola versión, que sin negar su verdad, cance-
la toda otra interpretación. Asumiendo que
quienes gobiernan ya no son representantes,
sino ganadores y vencedores que imponen
una única mirada, que como verdad inape-
lable cancela toda discusión; afirmando que
esa verdad parcial es total.
De esta forma, no tenemos futuro, ya no por
olvidar el pasado, sino por hacer del pasado,
presente repetido.
Las apelaciones a la justicia tienen la con-
notación de ajuste de cuentas y solo sed
de venganza, cuando en lugar de las ins-
tituciones y sus valores, se interponen las
interpretaciones de los ganadores, que con-
funden justicia con venganza.
Página 28 EMPRESA Nº199
La Argentina siempre está por venir; hasta
que asumamos toda la verdad como cuer-
po colectivo de una memoria completa y
plena, denunciando, al mismo tiempo, que
toda verdad parcial es una mentira.
El provenir presente está en la deuda interna del bien común
Asimismo, debemos reconocer que la Argen-
tina es porvenir en potencia, cuando sabemos
que son pocos los países en el mundo que
tienen todos los recursos naturales y los ta-
lentos humanos que nuestra Nación tiene.
Pero también, reconocemos que esta potencia
no se despliega para el bien común, sino de
manera casi exclusiva y excluyente para el
ámbito privado. Es por esta misma razón, que
el porvenir pendiente siempre está en la deu-
da interna del bien común.
Una dimensión asimétricamente vergon-
zosa con el bienestar de muchos de los que
somos privilegiados de vivir en la Argentina
privada; una Argentina que no está por
venir, sino que vino para nosotros, los que
bendecidos por la posibilidad de educación,
salud, vivienda, capital y proyecto privado
nos alarmamos por la enfermedad, la des-
nutrición, la falta de techo, las villas mise-
rias, la pobreza, el asistencialismo -depen-
diente en esclavitud territorial y electoral- y
la falta de proyecto.
Cuando ya son tres generaciones que con-
viven hacinadas en los cinturones urbanos,
sostenidas ya no en la emergencia, sino en
la estrategia de los planes descansar; como
en la intermediación parasitaria de someter
a quienes necesitan del subsidio al arbitrio
partidario y mezquino de quienes los asig-
nan o reparten. Y no para emancipar, sino
para oprimir y esclavizar a los que no quie-
ren, no saben o no pueden salir a la única
libertad -la que da la igualdad social en la
justicia- que establece en los valores que
hacen instituciones en una democracia; que
siendo república, vive en la ley.
Actuar con convicción y como herencia en la acción
Pasar el por venir como tiempo futuro, al
porvenir que es presente, requiere de tener
presente el pasado, pero sin eludir las obli-
gaciones que debemos asumir hoy.
No te metas, nos enseñaron para cuidarnos.
Hoy, si no nos metemos, nos perdemos
nosotros y nuestros hijos, Nada es más
peligroso que la anomia, la anestesia, la
indiferencia, la tarea analítica y editorial de
sugerir cómo otros deberían hacer la Argen-
tina que merecemos. Merecemos dejar el
por venir como futuro, y hacerlo venir por
nosotros mismos en lo que hacemos –ya no
por hablar o pensar bien-, sino por actuar
con convicción y como herencia en la ac-
ción. Afirmando las creencias en lo que nos
compromete como agentes de redención y
salvación; ya no de toda la Nación, pero sí
de la Argentina que “sos vos”.
Para que un porvenir llegue y deje de venir a
futuro, necesitamos retomar el origen; y afir-
mar que tenemos destino. Porvenir que viene
y deviene en nosotros, en el tiempo vital de
dejar una huella y una siembra, que los que
siguen deberán tanto continuar como cose-
char. Enfermos en valores como estamos, la
terapéutica del diagnóstico que compartimos,
requiere de educación; formación, que no es
información; y ejemplaridad, que no es vayan
y hagan, sino vamos y hacemos.
e m p r e s as o c i e d a d
Bergman: “La Argentina está quebrada en su
presente, ya que siempre está volviendo al pasado, no para recordarlo, sino
para sobreactuarlo. Abusando, quien está en el poder, de editarlo con una sola versión, que sin negar su verdad, cancela toda otra interpretación”.
Primavera 2010 Página 29
Es en este plano -el de los valores en la educa-
ción traducidos en insumo para la virtud, y en
la escala de calibrar, en justa proporción- lo
que ofrendamos en testimonio personal y en
obligación cívica y social, y lo que aportamos
a la Argentina del porvenir. Un clamor ciuda-
dano, en el que ya no nos quejamos, sino que
nos ofrendamos y consagramos a hacer y ser
nuestra parte. El insumo vital y espiritual de
una Nación es su gente. Para cambiar la Ar-
gentina -y que deje de ser por venir en tiempo
potencial, para ser porvenir en tiempo pre-
sente- debemos hacer el esfuerzo de cambiar
a los argentinos. Como comienzo, nada mejor
que asumir que no hay argentino más difícil
de cambiar, que vos.
Comenzar por uno mismo
¿Por dónde comenzar, sino por uno mismo?
¿Qué podemos esperar afuera que no suce-
da dentro? ¿Cuándo fue que las sociedades
y las culturas cambiaron en términos de va-
lores, a través de procesos sociales, que fue-
ron impulsados e instalados como opción
por una minoría transformadora que, sin
esperar la aprobación de la mayoría salió a
la acción concreta de instituir los cambios
sostenidos por algunos, como norte posible
al rumbo de todos?
Si vamos a esperar a que todos lo hagamos,
nunca va a suceder. Si vamos a suponer
que si solo nosotros lo hacemos va a ser
suficiente, tampoco lograremos la transfor-
mación. Para lograrlo, necesitamos el sus-
trato, que son los valores que en origen, nos
constituyen como Nación; y que, al mismo
tiempo, son destino en realización.
La tarea, entonces, es retomar el origen.
Volver al texto, en nuestro contexto, y sin el
pretexto de que somos acreedores de dere-
chos. Asumimos las obligaciones cívicas de
instituir por ciudadanía activa una realidad
participativa, y ya no delegativa; donde la
política y el poder vuelven a su curso noble
y transformador de realidades, iluminados
por los ideales de las utopías instituidas en
nuestro preámbulo
de la Constitución
-que son materia de
catequesis cívica-,
para retomar una
espiritualidad como
ciudadanos que
hacemos de la ley
el pacto de trascen-
dencia; en donde el
país ya no es mero
territorio comparti-
do, sino un horizonte
hacia el cual nos dirigimos todos los argen-
tinos, unidos.
Quebrados como estamos por evasión cívi-
ca, debemos modificar dos ecuaciones de
la aritmética de las virtudes ciudadanas. A
saber: más ciudadanos que habitantes, más
buenos que malos; y, fundamentalmente,
superar a los malos que trabajan bien, por
los buenos que no hacen nada -o lo hacen
muy bien asilados y desarticulados, por lo
que sus esfuerzos se diluyen- mientras las
asociaciones ilícitas instalan un imaginario
colectivo: al ser altamente eficientes en ha-
cer el mal, aparentan ser muchos más que
los buenos, los que, eclipsados, no siempre
se llegan a ver.
En el Bicentenario, si hay algo que aprendimos
es que sabemos de qué se trata. El desafío,
ahora, es si seremos capaces de hacerlo.
Que se vayan todos no fue la solución. Que
nos metamos todos puede funcionar.
Sumate. La visión en valores de nuestra Cons-
titución se hace compromiso en la acción de
la virtud del ciudadano que hay en vos. Una
Argentina Ciudadana te espera. Para que en el
próximo Centenario, el porvenir haya llegado.
No mires para otro lado, busca en tu interiori-
dad y animate a participar.
El futuro no es el tiempo que viene, sino lo
que hacemos juntos hoy, para que lo que
soñamos, suceda. El futuro es hoy, ese futu-
ro sos vos.
e m p r e s as o c i e d a d
Una Argentina Ciudadana te espera.
Para que en el próximo Centenario, el
porvenir haya llegado. No mires para
otro lado, busca en tu interioridad y
animate a participar.
notas1. “Apoplithorismospho-bia”, Mark Thornton, The Quarterly Journal of Aus-trian Economics (Winter 2003).2. La relación entre el paro y la tasa de variación de los salarios monetarios en el Reino Unido, 1861-1957, A. W. Phillips, Económica (noviembre 1958).
Página 30 EMPRESA Nº199
e m p r e s ae c o n o m í a
Las regulaciones en el sector de los alimentos¿Por qué faltó manteca en las góndolas?
ezequiel de freijo
El autor pone en tela de juicio el efecto de las políticas instrumentadas por el gobierno y analiza las recetas que llevaron adelante otros países frente al alza de los precios de las materias primas, permitiendo el desarrollo de todas las actividades económicas.
“Las políticas de restricción a las exportaciones no solo nos han hecho perder buena parte del market share del comercio internacional de productos alimenticios, sino que tampoco sirvieron para contener los precios al consumidor”, señala de Freijo. Y agrega: “De la información procesada, ningún país en el mundo impuso, como la Argentina, retenciones a las exportaciones en forma permanente y generalizada”.
Los argentinos nos hemos acostumbrado a
convivir con un alto grado de autoritarismo
y falta de diálogo. Nos parece casi normal
que se frenen las exportaciones de carnes,
o que el índice de precios del INDEC refleje
menos de la mitad de su verdadero valor;
por eso ya no nos sorprenden noticias como
que se prohíbe la importación a algunos
productos de la noche a la mañana y que,
por ello, nuestros principales socios estraté-
gicos como Brasil, China o la Unión Europea
están poniendo reparos en las relaciones
comerciales.
También nos hemos acostumbrado a no
encontrar azúcar o manteca en el super-
mercado, y hasta nos parece ocurrente que
para evitar el corte de gas por falta de pago,
en una empresa papelera alquilada por el
gobierno, se haya obstaculizado el acceso al
medidor poniéndole encima cuatro troncos
de madera.
Sin embargo, esta modalidad de imponer
las políticas publicas, sin poder justificar
para qué se llevan adelante, ya está mos-
trando su fracaso: un deterioro del aparato
productivo y un aumento de precios al con-
sumidor.
Se ha construido una falsa idea de que el
aumento de los precios internacionales de
los commodities atenta contra la seguridad
alimentaria de nuestro país, con el objetivo de
tapar el verdadero fin netamente fiscal de las
políticas instrumentadas bajo este lema.
Este artículo pretende poner en discusión el
efecto de las políticas instrumentadas por
el gobierno, y analizar las recetas que lleva-
ron adelante otros países frente al alza de
los precios de las materias primas, permi-
tiendo el desarrollo de todas las actividades
económicas.
la oportunidad histórica para Argentina
En la última década, el mundo presenció un
importante incremento de los precios inter-
nacionales. Entre enero de 2003 y junio de
Ezequiel de Freijo es Contador Público Nacional (UB). Master en Economía y Ciencia Política ESEADE. Actualmente trabajo como Analista Economico de la Sociedad Rural Argentina. Socio de ACDE.
Primavera 2010 Página 31
2008, el valor del Índice de Materias Primas de
FAO se incrementó 103% y, si bien desde 2008
a la fecha por efecto de la crisis global, los
precios han bajado, todavía hay una diferen-
cia de un 67% respecto de los niveles de 2003.
En el mismo sentido, los precios de los ce-
reales se incrementaron un 143%, los acei-
tes un 117%, las carnes un 46% y los lácteos
un 154% entre 2003 y 2008. En la actualidad,
los precios (siempre respecto de 2003) son
un 57% más altos para cereales, un 70%
para aceites, 43% y 129% para carnes y lác-
teos respectivamente.
Estas variaciones impactan en los precios
al consumidor de cada país en función de
su estructura productiva, su población y la
adecuación de la demanda local. También
las políticas públicas cumplen un rol impor-
tante en esto.
Las naciones exportadoras netas de ali-
mentos son las grandes beneficiadas por
el cambio en los términos de intercambio,
esto significa, por ejemplo, que en nuestro
país con una menor cantidad de granos se
podría comprar más tecnología, innovación,
perfeccionar la educación, la salud y me-
jorar las condiciones de vida de sus habi-
tantes. Por su parte los países importadores
netos deben hacer un esfuerzo para que los
nuevos precios no resientan la demanda.
Tal como lo detalla un estudio realizado por
CIPPEC, “Impacto y respuestas de políticas
a la inflación de alimentos en América La-
tina”, para capear este contexto, los países
aplicaron políticas públicas transitorias de
tipo comercial, controles de precios, reduc-
ción de impuestos o medidas orientadas al
consumo doméstico, entre otras.
Respecto de las medidas comerciales, 43
países, principalmente importadores netos
de alimentos, impulsaron reducciones en
los aranceles y tarifas de importación. Por
ejemplo, Marruecos redujo los derechos de
importación del trigo del 130% al 2.5%, y Ni-
geria redujo los del arroz del 100% al 2.7%.
El trabajo muestra
que algunos paí-
ses, especialmente
aquellos que no
son exportadores
netos de alimentos,
aplicaron restric-
ciones temporarias
a las exportaciones
y controles de pre-
cios a algunos pro-
ductos sensibles.
Por ejemplo, China
restringió transito-
riamente las expor-
taciones de arroz y
maíz, India limitó
provisoriamente los
envíos al exterior
de leche en polvo,
Bolivia trabó las ex-
portaciones de aceite de soja. Sin embargo,
ningún país en el mundo impuso, como la
Argentina, retenciones a las exportaciones
en forma permanente y generalizada.
ÍNDICES DE PRECIOS Al CONSUMIDOR DE AlIMENTOS y BEBIDAS EN DIFERENTES PAÍSESÍndice Base 100 = Ene 2006
Fuente: IEE-SRA en base a CEPAl y Dirección de Estadísticas de Santa Fe y San luis
60
80
100
120
140
160
180
200
220
240
ene-
06
may
-06
sep-
06
ene-
07
may
-07
sep-
07
ene-
08
may
-08
sep-
08
ene-
09
may
-09
sep-
09
ene-
10
Argentina BrasilChile MéxicoPerú UruguayArg INDEC CBA Argentina
Rango 20 -40 %
Rango 112% y 131%
e m p r e s ae c o n o m í a
Página 32 EMPRESA Nº199
Otro grupo de países aplicaron medidas
orientadas al consumo doméstico como li-
beralización de stocks a precios subsidiados,
suspensión de impuestos al valor agregado y
otros impuestos, y controles administrativos
de precios o restricciones al comercio privado.
Como resultado,
muchos países lo-
graron aminorar la
inflación en alimen-
tos, que entre enero
de 2007 y junio de
2008 tuvo incre-
mentos de entre
el 20% y el 40%. El
caso de Argentina
es diferente, puesto
que los precios al
consumidor no solo
han crecido más
que el resto de los
países durante 2007
y parte de 2008, sino
que los precios con-
tinuaron con una fuerte tendencia creciente
hasta hoy, acumulando un aumento del
131%, cosa que no sucedió en los países que
aplicaron las medidas mencionadas.
En conclusión, los aumentos de precios de
los alimentos argentinos se multiplicaron
por más de cinco respecto de los mismos
aumentos de precios en Perú, se triplicaron
respecto de los precios de Brasil, México y
Chile, y se incrementaron una vez y media
más que los de Uruguay.
Por lo tanto, las alzas desmedidas de los
precios de los alimentos en la Argentina se
deben a otras causas, distintas del aumento
de los precios internacionales, ya que los
países vecinos han logrado contener la in-
flación, produciendo más alimentos, como
es el caso de Brasil y Uruguay.
Por otra parte, se puede observar que el
aumento del precio internacional de las
materias primas no tiene una correlación
directa respecto del aumento de los precios
de los alimentos al consumidor, puesto que
el valor de estos últimos tienen otros com-
ponentes que varían en forma distinta al de
los precios de los commodities. Por ejemplo,
el componente del trigo en el precio al con-
sumidor del pan es de sólo el 9%, el resto
está conformado por salarios, electricidad,
impuestos, alquileres y otros insumos.
Visiones distintas ante una misma oportunidad: una odiosa comparación
Resulta interesante observar la política bra-
sileña frente a estos fenómenos, que permi-
tió a los productores aprovechar la oportu-
nidad del contexto internacional acoplando
los precios, pero a la vez, trató de moderar
dicho efecto mediante la reducción de la
carga tributaria (en el caso del trigo y la
harina de trigo), la liberación de stocks de
alimentos por parte de la Compañía Nacio-
nal de Alimentos de Brasil (CONAB); prin-
cipalmente para el caso de porotos y arroz,
aunque también lo han hecho en menor
medida con la leche en polvo.
Acompañaron a estas medidas, el refuerzo
de una red de protección social por medio
de planes de transferencias condicionadas,
como el programa “Bolsa Familia” que cu-
e m p r e s ae c o n o m í a
EVOlUCIóN DEl VAlOR DE lA CANASTA BáSICA DE AlIMENTOS ENTRE DICIEMBRE DE 2001 y MARzO DE 2010 -en función del funcionario responsable por las políticas de precios, en $-
Fuente: IEE-SRA en base a INDEC y Dirección de Estadística de Santa Fe
Las políticas públicas instrumentadas
estuvieron lejos de ser eficientes, puesto
que al mismo tiempo que generaron
fuertes desincentivos a la producción,
minaron la vinculación de las cadenas
productivas, lo que redundó en una
caída de la oferta de alimentos.
Primavera 2010 Página 33
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brió 11 millones de familias y cuyo gasto to-
tal se incrementó un 53% entre 2007 y 2009,
alcanzando los 6.309 millones de dólares.
Una reacción diametralmente opuesta tuvo
el gobierno argentino, tomando esta oportu-
nidad como una amenaza.
Así bajo el supuesto argumento de des-
acoplar los precios internos de los inter-
nacionales, se manipularon los registros
de exportación, los precios FOB índices, se
migró el sistema de registración automá-
tica de las exportaciones a un sistema de
administración de la oferta exportable en
base a una confusa matriz agroalimentaria,
se cerraron las exportaciones de carnes, se
cupificaron las ventas externas de cereales,
se otorgaron compensaciones discreciona-
les que distorsionaron las señales de precio
y fueron un importante foco de corrupción,
se aumentaron los derechos de exportación,
las listas de precios de la hacienda pusieron
al borde de la quiebra al Mercado de Liniers,
y se impusieron restricciones a la oferta
como el peso mínimo de faena, entre otras
medidas.
Estas distorsiones aplicadas desde media-
dos de 2006 han generado importantes
restricciones de oferta. Ejemplos de esto
son el área sembrada con trigo de la última
compaña agrícola, que fue la más baja de
los últimos 111 años, y la caída del stock ga-
nadero, que fue del 18% hacia fines de 2009.
Las señales de precios no solo han distor-
sionado las decisiones de inversión sino
que, al mismo tiempo, han generado fuertes
desequilibrios dentro de las cadenas de va-
lor. Para citar algunos ejemplos, en el caso
de los quesos, el cierre de las exportaciones
en 2008 alteró las relaciones de fuerzas en
favor de la comercialización por el exceso
de quesos en el mercado; los molinos ha-
rineros y las usinas lácteas obtuvieron im-
portantes beneficios por comprar el trigo o
leche sin la competencia de la exportación;
e m p r e s ae c o n o m í a
Página 34 EMPRESA Nº199
al igual que el caso de las planta frigoríficas
que elaboran carnes termo procesadas, que
se beneficiaron por la baja del precios de las
vacas, durante los meses de descarte, por
las restricciones a la exportación de carne.
Las distorsiones de precios relativos de los
productos han impulsado decisiones de limi-
tar la producción de algunos productos e in-
centivar artificialmente la de otros negocios.
Un ejemplo de esto es la mayor área sembra-
da con soja respecto del resto de las activi-
dades agrícolas, cuyo resultado lo absorbe la
demanda internacional. El ejemplo inverso es
el faltante de manteca. Durante los últimos
veinte años, con un kilo de queso cuartirolo
se podían comparar 3.7 paquetes de manteca
de 200 gramos, pero desde que el precio de la
manteca está regulado se pueden adquirir 5,4
paquetes. Producto de esta distorsión de pre-
cios relativos en la manteca, las usinas optan
por destinar la grasa de la leche a elaborar
otros productos y, por tanto, el que sufre las
consecuencias es el consumidor.
Por ultimo, las políticas de restricciones a
las exportaciones no solo nos han hecho
perder buena parte del market share del
comercio internacional de productos ali-
menticios, sino que tampoco sirvieron para
contener los precios al consumidor, puesto
que desde 2006 se observa un incremento
del 100% de la Canasta Básica de Alimentos
(CBA). Cabe mencionar que en el mismo
período la CBA de San Pablo, Brasil se incre-
mentó un 42%.
Seguiremos tapando el medidor con los troncos de madera o encontraremos manteca en el supermercado
La oportunidad que tuvo nuestro país de
aprovechar un contexto global favorable
sólo sirvió para cubrir las necesidades fis-
cales del gobierno y para hacer frente a la
expansión inédita del gasto público, que en
2010 representa el 44% del PBI.
Las políticas públicas instrumentadas es-
tuvieron lejos de ser eficientes puesto que,
al mismo tiempo que generaron fuertes
desincentivos a la producción, minaron la
vinculación de las cadenas productivas, re-
dundando en una caída de la oferta de ali-
mentos. Además, sirvieron para tensar más
el consumo, generando mayor aumentos de
precios que en otros países.
Muy bueno es el testimonio de las políticas
públicas aplicadas en Chile, Uruguay y Brasil
que impulsaron el crecimiento equilibrado de
sus economías, aprovechando las oportuni-
dades del contexto, para traducirlo en: creci-
miento económico, inversión, generación de
empleo genuino, precios controlados, cuentas
fiscales ordenadas y acceso al crédito inter-
nacional con tasas de interés favorable a los
negocios y un tipo de cambio que apuntó a
mantener el valor de la moneda y, por lo tan-
to, el nivel de ingreso real de la gente.
Ese debería ser el camino a seguir por Argen-
tina para volver a la senda del crecimiento,
retornando a la normalidad de los mercados
para recuperar el sistema productivo, que -le-
jos de seguir yendo al supermercado para no
encontrar manteca- nos permita generar el
marco de negocios necesario para atraer in-
versiones y generar empleo, única vía genui-
na que garantizará la seguridad alimentaria a
todos los argentinos.
e m p r e s ae c o n o m í a
Las alzas desmedidas de los precios de los
alimentos en la Argentina se deben a otras causas, distintas del aumento de
los precios internacionales, ya que los países vecinos han logrado contener la
inflación, produciendo más alimentos, como es el caso de Brasil y
Uruguay.
Página 36 EMPRESA Nº199
e m p r e s ae c o n o m í a
la economía de la miseriaLos “términos del intercambio” no lo explican todo
Jorge Hayzus
“¿En qué forma podríamos dirigir una política de rehabilitación y recuperación para que la tierra sirva de base a una “economía de subsistencia”, que supere las condiciones de indigencia y de miseria reinantes, para vergüenza de los más favorecidos?”, se pregunta Hayzus.
En esta línea, el autor nos propone como iniciativa disparadora –en el contexto de un resurgimiento de la actividad primaria en la economía mundial- un trabajo mancomunado de los gobiernos nacionales, provinciales y municipales con el objeto de favorecer el “regreso a la tierra”, la “vuelta al pago”, que no es otra cosa que ofrecer a las poblaciones hacinadas y sin futuro de los conglomerados suburbanos la posibilidad de “volver a empezar”, reinsertándose en regiones y tierras de nuestro país que tienen todo por hacer.
Jorge R. hayzus es Abogado (UBA). Bachellor of laws (yale University). Ex docente en la UCA y el ESEADE. Miembro de la Academia de Mercado de Capitales (USAl). Socio vitalicio ACDE.
Desde la CEPAL, en Santiago de Chile, nues-
tro celebrado Raúl Prebisch difundió los
estudios que demostraban la inferioridad
de condiciones que afectaba a los países
productores de bienes primarios (commodi-
ties, principalmente alimenticias) frente a
los países industrializados. La razón era que
los precios de exportación de dichos bienes
eran relativamente bajos, mientras los pro-
ductos industriales se vendían caros. Los
países que debían abastecerse en el exterior
lo hacían porque carecían de industrias
propias, y como el costo de dichas importa-
ciones era alto, se veían forzados a restrin-
girlas, lo cual limitaba sus posibilidades de
desarrollo.
Desde hace unos años, se han invertido los
“términos del intercambio”, debido a que la
competencia entre productores de bienes
industrializados les ha obligado a mantener
sus precios, en tanto que los proveedores de
materias primas y alimentos han visto cre-
cer la demanda y subir el nivel de precios.
En menos de cuarenta años, el barril de pe-
tróleo aumentó de 3,50 dólares a 30, 60, 90,
120 hasta 150 dólares, y hoy se cotiza entre
75 y 80. Cierto que mientras tanto, el poder
de compra del dólar bajó sustancialmente
por la inflación interna en Estados Unidos.
En materia de cereales pasó lo mismo. El
trigo y el maíz tuvieron un “precio sostén”
en los Estados Unidos desde los años trein-
ta, tratándose de un país con amplios sal-
dos exportables.
El resurgimiento del sector primario en la economía
Hoy la demanda a nivel mundial ha cre-
cido tanto, con la participación de China,
que los precios se han vuelto muy remu-
Primavera 2010 Página 37
nerativos. Lo prueba la avidez del Gobier-
no argentino en llevarse una buena tajada
de los valores de exportación, bajo el eu-
femismo de “retención”, que es el equiva-
lente de los tipos de cambio diferenciales
establecidos al comienzo de la primera
presidencia de Perón.
Mientras tanto, las políticas de estímulo a la
industrialización vernácula se habían hecho
sentir en el desplazamiento de la población
desde las áreas rurales (castigadas por los
términos adversos del intercambio) hacia
las ciudades, donde crecían las fábricas.
Por una parte, despoblación del “campo”,
por otra, aglomeración en suburbios y “vi-
llas de emergencia”. Las escasas obras de
infraestructura se hicieron en función de
la concentración urbana y las áreas rurales
quedaron cada vez más rezagadas.
Así que en la actualidad, la Argentina pade-
ce las consecuencias sociales de la indus-
trialización forzada en su momento por la
limitación de importaciones, mientras la
tecnificación de las explotaciones agrícolas
y ganaderas hace resurgir hasta niveles
sorprendentes la participación del “sector
primario” en la economía del país. Si antes
había que tratar de salir del “primario” para
entrar en el “industrial”, sinónimo de desa-
rrollo, ahora puede pensarse en industrias
y servicios que acompañen en términos
tecnológicos a la vigorosa actividad de las
áreas rurales.
Y mientras tanto, ¿qué se hace con el atraso
acumulado en muchas regiones del país y
con el ardiente problema de las aglomera-
ciones urbanas? Durante mucho tiempo, los
economistas se referían a las poblaciones
retrasadas, o sea en estado pre-industrial,
como sujetas a una “economía de subsis-
tencia”. Tal vez haya llegado el momento de
definir los caracteres y las condiciones de
esa economía, dado que parecían asegurar
por lo menos la subsistencia. Ojalá pudie-
sen darse de nuevo los factores –al alcance
de la población desvalida- para que ésta
sobreviva.
El drama de los conglomerados suburbanos
Pues el tema del
“desarrollo” (dicho
en el espíritu de
los años sesenta)
arrastra consigo
algo que hoy es
más que subdesa-
rrollo: es miseria y
estancamiento, es
desnutrición, enfer-
medad y muerte.
Las voces de alarma
se han dejado oír,
y de lo que se trata
no es examinar las
estadísticas a lo largo del tiempo, sino “hacer
algo” para que la angustiosa situación evo-
lucione para mejor. Hasta ahora las políticas
públicas se han inclinado hacia los planes de
asistencia en dinero, mientras una intensa
actividad privada se dirige hacia los centros
médicos, los programas alimentarios y el es-
tímulo a la acción comunitaria.
En general, resulta difícil conjugar subsisten-
cia con trabajo, siendo que sin trabajo no hay
progreso, pues se asocia trabajo con empleo y
la subsistencia con el ingreso de dinero. Y para
muchas personas resulta difícil conseguir em-
pleo, así se trate de tareas ocasionales (“chan-
gas”). Con una calificación específica, o sea una
base de conocimientos prácticos, avanzan las
tareas bien remuneradas, como ser las de las
empleadas domésticas, los técnicos en repa-
raciones, los artesanos que operan por cuenta
propia. Pero allá afuera, en los conglomerados
suburbanos, lo que más se ve es gente desvali-
da, personas que muy poco pueden hacer por
sí mismas en su propio beneficio. Las carencias
repercuten sobre niños y jóvenes, augurando
un porvenir mediocre, cuando no desastroso,
para el conjunto de la Nación.
Se acabó “la Argentina, país rico”. Un siglo
de deterioro económico -como lo describe
Cortés Conde en un artículo publicado por
e c o n o m í a
Hayzus: “En general, resulta difícil conjugar
subsistencia con trabajo, siendo que sin trabajo no hay progreso, pues se asocia trabajo con
empleo y la subsistencia con el ingreso de dinero”.
Página 38 EMPRESA Nº199
La Nación, el 14 de mayo del 2010- deja
huellas demográficas y culturales muy
profundas. Si todavía abundan los recursos
naturales, no están siendo aprovechados en
el sentido de la igualdad de oportunidades
y con efectos sobre el bienestar general. De
allí que quepa preguntarse: ¿Qué estamos
haciendo con la tierra, ese “bien de capital”
que nos proveyó la naturaleza y que tanto
ayudó al despegue en tiempos remotos?
¿En qué forma podríamos dirigir una polí-
tica de rehabilitación y recuperación para
que la tierra sirva de base a una “economía
de subsistencia”, que supere las condiciones
de indigencia y de miseria reinantes, para
vergüenza de los más favorecidos?
El regreso a la tierra
A título de hipótesis,
sugiero retomar el
camino de los pobla-
dores norteamerica-
nos que marcharon
hacia el Oeste para
ocupar las tierras
vírgenes y labrar su
porvenir en granjas
unifamiliares. Ya
lo hicieron, a fines
del siglo XIX, los
colonos inmigrantes
europeos. Lo hacen
hoy, los bolivianos y
paraguayos que se afincaron en tierras labo-
rables para producir verduras y frutas que
abastecen a la población urbana, que crían
gallinas y tienen para comer.
Advierto desde ya las dificultades que se
oponen a un cambio de vida en las familias
precariamente instaladas en los suburbios
de las grandes ciudades, en donde pueden
“prenderse” de un cable de electricidad para
gozar de la televisión, aunque les falte agua
corriente y cloacas. Pero quiero imaginar-
me que algunas de esas familias, antes que
esperar una vivienda digna, podrían respon-
der a una oportunidad de salir al campo y
ponerse a trabajar en provecho propio.
En esos términos, el “asistencialismo”, que
no cambia nada en el fondo, se reorientaría
hacia la gradual descongestión de los conglo-
merados urbanos ofreciendo a sus moradores
los medios para “empezar de nuevo” con una
perspectiva alentadora. Nada podrá suplir el
esfuerzo propio y la fe en un porvenir mejor,
pero con el mismo dinero de “Planes”, que
siguen prolongando un doloroso statu quo,
podría alentarse un cambio de actitud.
El próximo Censo Nacional dará algunas
indicaciones acerca de qué ha pasado con
las Provincias que cayeron debajo del pro-
medio general en cuanto al crecimiento de
su población, cuántas lo superaron, en qué
medida avanzó la concentración urbana y,
en especial, cuál es el estado actual de los
24 Partidos de la provincia de Buenos Aires
que rodean a la Capital Federal.
Con estos datos podrían reunirse autoridades
de las Provincias y del Gobierno Nacional
para explorar juntas la posibilidad de accio-
nes coordinadas en el sentido de favorecer “el
regreso a la tierra”, “la vuelta al pago”. Segu-
ramente hay municipalidades de pueblos chi-
cos que se interesarían en reinstalar familias
con voluntad de progreso. Tierras sin uso po-
drían ser arrendadas a largo plazo y divididas
en chacras de 4,6 y 8 hectáreas, equipadas
con molinos de viento para bombear agua.
Los expertos en cultivos de huerta y los asis-
tentes sociales abreviarían los plazos para la
ambientación de las personas y la puesta en
marcha de producciones en pequeña escala.
Apenas se alcanza a esbozar un tal progra-
ma socio-económico, pero lo dicho aspira
a suscitar la esperanza de que es posible
revertir el deterioro, por más que sus ma-
nifestaciones vayan a perdurar toda una
generación. Lo importante es empezar el
proceso inverso, con cursos de acción que
consigan apoyo popular y provean las opor-
tunidades de “cambio para mejor” que los
más avisados sabrán aprovechar.
e c o n o m í a
Nada podrá suplir el esfuerzo propio y
la fe en un porvenir mejor, pero con el
mismo dinero de “Planes”, que siguen
prolongando un doloroso statu quo,
podría alentarse un cambio de actitud.
Página 40 EMPRESA Nº199
Sociedad
En los albores del Bicentenario, las transgre-
siones en materia institucional y la falta de
valores republicanos, han sido y siguen sien-
do una característica distintiva de nuestra so-
ciedad. La aparición transitoria de líderes que
venden una oferta diferente en sus discursos,
y luego se mimetizan con la oferta tradicional
del “vale todo” en sus conductas, ha fracasado
por derecha y por izquierda.
En buena parte de nuestra sociedad, no hay
demanda de República y, por lo tanto, lo
razonable es que la oferta que hoy tenemos
se adapte a esa frágil demanda. La raza
“político argentino”, que podría extenderse
salvo honrosas excepciones, a las dirigen-
cias sindical y empresaria, tiene que ver con
esta pobre demanda ciudadana.
Ejemplos cotidianos confirman que los
políticos tienen una razón irrefutable que
justifica su accionar. A buena parte de la
población le importa un bledo que algunos
se candidateen para nunca asumir. La con-
fesión de una estafa electoral parece no te-
ner entidad de estafa electoral y ni siquiera
merece un castigo social generalizado.
El saqueador más significativo, por décadas,
ha sido el Estado Nacional, sin importar
quién ejerza el gobierno ni la conducción
máxima del poder judicial. Mientras, como
sociedad, de modo inmediato, no percibimos
circunstancias que nos afecten el bolsillo o
nuestras vidas, el “vale todo” es tolerable.
La dirigencia empresaria, que hasta hace muy
poco aplaudía y ahora duda, a corto plazo cri-
ticará. Un ex ministro de este gobierno afirmó
Ernesto Rey
Docente universitario. Consultor de empresas. Socio ACDE, IAEF.
Página 40 EMPRESA Nº19
¿Oferta o Demanda?que a la Presidente le mienten sus ministros y
secretarios, pero en el mismo artículo halagó
al padre de ese estilo como un ejemplo de
buena presidencia. Estos testimonios nos se-
ñalan, por un lado, que todas las universida-
des -y no solo las públicas- deben revisar sus
planes de estudio. Si no trabajamos profun-
damente con el sistema educativo, en lugar
de formar estudiantes estaremos formando,
en el mejor de los casos, emigrantes.
La pobreza y la falta de educación republi-
cana siguen siendo funcionales a toda la
clase dirigente, y los incentivos perversos al
manejo del poder continúan vigentes para
empresarios, sindicalistas o políticos.
Si algo podemos y debemos aportar antes
del 2010 es al debate y a las propuestas
sobre qué demanda queremos como ciuda-
danos. La oferta política se adaptará a esa
nueva realidad. Debemos consensuar reglas,
respetarlas y sancionar su incumplimiento.
El uso de la mentira y las falsas estadísticas
no deben ser alternativas del oficialismo
ni de la oposición. Podremos tener delin-
cuencia, que deberemos combatir con la ley,
pero es inadmisible que aceptemos convivir
con impunidad.
El beneficio tan mágico y transitorio del
“vale todo”, que ha sido materia prima
esencial de nuestra decadencia, debe termi-
nar. No hay ninguna razón divina para estar
condenados al éxito, pero tampoco estamos
condenados al fracaso que pronostican los
gurúes del apocalipsis. Todos deberemos
comprometernos en esta tarea.
La verdadera razón, que nos debería mo-
tivar a ser optimistas, es que el cambio
depende de todos y cada uno de nosotros.
Sin importar nuestra tendencia ideológica,
debemos trabajar por el comienzo de un
cambio en la demanda republicana. Si esta-
blecemos incentivos que sean contundente-
mente favorables al deber ser y al bienestar
general, la rapidez del cambio nos asom-
brará. El círculo virtuoso nos arrasará, pues
tenemos innumerables oportunidades para
mejorar nuestra calidad ciudadana.
Con creatividad, tiempo, esfuerzo y honesti-
dad, dejaremos así a nuestros hijos y nietos
los cimientos de un país con posibilidades
de desarrollo en paz y libertad.
Invierno 2010 Página 41
Página 42 EMPRESA Nº199
e m p r e s ae c o n o m í a
La coordinación entre lo público y lo privado como desafío para la sociedad
eduardo fracchia
“La crisis argentina en su origen más profundo es sociopolítica e institucional, que económico-financiera. Por lo tanto, cabe una reflexión que vaya más a fondo que un repaso tradicional del tablero de control de variables macroeconómicas desajustadas ante una sucesión de shocks”, afirma Fracchia.
En esta línea, el autor nos invita a reflexionar acerca de la importancia de la cooperación y de la coordinación entre lo público y lo privado para fundamentar el bienestar económico, haciendo foco en un punto de debate: ¿Cuál debiera ser el grado y alcance de esta coordinación?
“El argentino no se identifica con el Estado
porque el argentino es más un individuo que un ciudadano”.
Jorge Luis Borges
Eduardo Fracchia es Ingeniero Industrial y licenciado en Economía (UBA). Director área Economía IAE - Universidad Austral.
La coordinación entre el sector privado y el
público es clave si se pretende aprovechar
toda la dinámica del capitalismo que se
despliega en la economía moderna. Esta
meta no supone una utopía. El benchmarck
lo encontramos en países que lo han conse-
guido o que están inmersos en este proceso
de cambio. El propósito de este texto es su-
gerir algunos puntos de posible mejora en
esta agenda, que es bien amplia, y reflexio-
nar sobre cómo las empresas pueden ser
protagonistas de este diálogo constructivo
entre Estado y mercado.
La interacción entre lo público y lo privado
permite comprender cómo, cada vez más en-
tre los empresarios y ejecutivos, se despierta
un interés más genuino por los problemas y
desafíos que presenta el entorno en nuestro
propio país. En esta oportunidad parecería
que esta inquietud supera la mera mejora
del negocio particular, más asociada al lobby
sectorial. La crisis de 2001 es un aconteci-
miento que invita, en especial a la comunidad
empresarial, a reflexionar en esta dimensión
en la que el “yo argentino” que caracteriza
nuestra conducta social, según la conocida
expresión popular, debe ser superado por la
de “argentinos a las cosas”.
La crisis argentina en su origen más pro-
fundo es sociopolítica e institucional, que
económico-financiera. Por lo tanto, cabe
una reflexión que vaya más a fondo que un
repaso tradicional del tablero de control de
variables macroeconómicas desajustadas
ante una sucesión de shocks.
El debate sobre la frontera entre el Estado y el mercado
La importancia de la cooperación y la coor-
dinación público-privada para fundamentar
Primavera 2010 Página 43
el bienestar económico es una cuestión
aceptada sin mayor discusión. El debate se
presenta, en todo caso, en el grado y alcan-
ce de esta coordinación.
Una postura minimalista, comprensible en
nuestra región por los excesos y distorsio-
nes generadas por el Estado de bienestar,
muchas veces proclive al populismo, apunta
al “Estado modesto”. Este estado mínimo
debe respetar, básicamente, los derechos
de propiedad (cuestión muy actual en el
debate argentino) asegurando, además, las
funciones tradicionales destinadas a la pro-
visión de “bienes públicos” (educación bási-
ca, salud, defensa, seguridad, etc.).
Desde una postura más amplia e integrado-
ra, se argumenta que el Estado debe tener
un papel más activo, sin que esto necesaria-
mente suponga intervenir de modo directo
en el sistema productivo. Esta posición le
concede al sector público un protagonismo
mayor que se expresa, entre otras cuestio-
nes, en una actitud proactiva para corregir
fallas del mercado y en un mayor grado
de control de aquellas áreas más sensibles
al interés de los consumidores, como es el
caso de los servicios públicos regulados.
Cuando se les pregunta a los propios argen-
tinos por el grado y modo de presencia del
Estado ideal al que aspiran, existe bastante
consenso en la respuesta, en especial desde
mediados de los noventa. Lo que claramen-
te no surge de estas encuestas de opinión es
más demanda de estatismo. Sí, en cambio,
una presencia mayor en su rol de agente de
control y supervisión.
Algunos ejemplos de cooperación en la agenda público - privada
Para que esta discusión se transforme en
agenda, presentamos algunos ámbitos don-
de este mayor grado de diálogo se ve posible
y necesario. Se refieren a cuestiones cuyo
hilo conductor está en los efectos sinérgicos
de la cooperación.
EducaciónLas experiencias exitosas de países de alta
tasa de crecimiento confirman que una de
las iniciativas que más puede aportar para
moderar y encauzar las amenazas de la
globalización, evitando que en la sociedad
se profundicen las tendencias a la mayor
exclusión, es el fortalecimiento de la edu-
cación. El modelo educativo, típico ejemplo
de interacción entre el ámbito público y el
privado, debe ser repensado para afrontar
con éxito la globalización. Particularmente,
es clave potenciar la tarea docente como
propia del agente catalizador de un proceso
que no es automatizable por ser intensivo
en el desarrollo de la reciprocidad y con-
fianza entre los formadores y quienes se
educan.
Existen muchas y buenas ideas en este ám-
bito, pero su implementación se retrasa por
falta de rédito político ya que se trata de
reformas que son necesariamente a largo
plazo. La motivación del sector privado para
impulsar temas de esta agenda es un signo
de madurez ya que los recursos humanos
son la base de la competitividad .
e c o n o m í a
Fracchia: “Como ocurre también con
las empresas, a largo plazo, lo decisivo para
la Argentina es el crecimiento”.
Página 44 EMPRESA Nº199
El sistema educativo debe estar cerca y, en
lo posible, anticiparse a los requerimientos
del mercado de trabajo que está en per-
manente transformación. Los esfuerzos
adecuados en el terreno de la educación
básica son de alto impacto para una mejor
distribución del ingreso y de oportunidades.
Sigue todavía vigente y con más fuerza la
expresión de Sarmiento: “Hacer del país una
inmensa escuela”.
Competitividad de las cadenas de valorLas cadenas de valor, los clusters y los distri-
tos industriales típicos en países como Italia
han reemplazado el papel dinámico que el
capitalismo -según la interpretación clásica
de Max Weber- asignó históricamente a la
gran corporación industrial.
Las cadenas de va-
lor son un ejemplo
evidente de esta
necesaria relación
entre Estado y
mercado. Se requie-
re, para su mejor
funcionamiento, la
atención a los obje-
tivos comunes don-
de quien compite es
un sistema comple-
jo representado por
una matriz de rela-
ciones entre actores
privados y públicos.
Estos objetivos de-
ben ser planteados
desde una relación
de cooperación que
supere un mero
juego de suma cero, evitando la apropiación
del valor por parte del Estado de lo genera-
do por el sistema productivo privado.
La visión conjunta del problema desde una
perspectiva cooperativa a partir de una
relación ganar-ganar, donde el Estado re-
duce el costo argentino y el sector privado
asumiendo riesgo está presente, por ejem-
plo, en el desarrollo del complejo sojero,
negocio intensivo en logística y transporte.
El marco regulatorio implementado en los
años noventa para el sector eléctrico es otro
ejemplo de incentivos correctos por parte
del ámbito público para alentar la inversión
y la eficiencia. Como caso testigo actual de
falta de coordinación se puede citar la cade-
na de valor de la carne. Queda pendiente en
este sector mejorar en cuestiones relativas
a la recaudación impositiva, asignación de
la cuota Hilton, en el fortalecimiento de la
marca argentina con productos de calidad ,
entre otras cuestiones.
la negociación internacional para la inserción externaCuando reflexionamos en el plano de la
inserción internacional de Argentina, la
función del Estado se vuelve vital para abrir
espacios y alternativas de crecimiento por
la vía de consolidar o de conseguir nuevos
mercados. En este sentido, en el plano del
comercio de bienes, en particular con los
países centrales, nuestra región se enfrenta,
ahora integrada en la UNASUR, con una
alianza a veces perversa entre Estado y
mercado.
La reciente conformación de este bloque
nos mostrará hasta qué punto puede em-
parejarse un tablero político complejo para
que se pueda aspirar a rentas mayores de
modo más sostenido. Mientras tanto, la ma-
ratón comercial en búsqueda de más mer-
cados sigue y debe ser negociada país por
país, y producto por producto. Compartir la
información y encarar esta agenda de ne-
gociación de modo conjunto facilitará una
inserción mayor del país en el exterior.
¿Es posible pensar en el planeamiento estratégico común?
Las estrategias de crecimiento, tanto para
zonas específicas del país como para su
totalidad, son un ejercicio importante ya
que, como ocurre con las empresas, la
estrategia se vuelve aún más necesaria
cuando existe mayor incertidumbre. Si
e c o n o m í a
Para un país, con una estructura social
con fuerte tendencia a valorar las
cuestiones vinculadas a la equidad
y con gran tradición de movilidad
ascendente y de inclusión social, es
clave encontrar un camino donde la
coordinación entre el interés público y
la dinámica de los negocios se facilite
de modo armónico y complementario.
Primavera 2010 Página 45
estas políticas trascienden los tiempos de
un determinado Gobierno de turno, habre-
mos dado en Argentina, un paso hacia la
madurez, ya que es mucha la energía que
se pierde por los cambios motivados por
la mera revisión crítica de lo encarado por
otras administraciones.
La observación simple de esta constante
nos advierte una tendencia muy arraigada
al revisionismo, más afín a veces al cam-
bio irreflexivo que a la puesta en común
de experiencias exitosas. Llama la aten-
ción este hecho cuando se nos observa
desde el exterior. Coincide con la descrip-
ción del ser argentino, hecha por Marco
Denevi en La República de Trapalanda, como
la de un adolescente congénito. El propio
Juan Pablo II nos definió, en 1987, como un
pueblo todavía “joven”. En este sentido, las
transiciones chilena y española son ejem-
plares. El rumbo central adoptado por es-
tos países con independencia del gobierno
es el mismo y no se ha modificado salvo
en matices. La interacción entre lo público
y lo privado se ha dado, en estos casos, de
modo más armónico.
Como ocurre también con las empresas, a lar-
go plazo, lo decisivo para la Argentina es el cre-
cimiento. Si bien existen diversas estimaciones,
hay consenso en que, durante muchos años de
la Convertibilidad, se incrementó la denomina-
da productividad total de factores y es decisivo
volver a poner las bases para que, en el futuro,
se retome esta tendencia. La productividad
total de factores recoge, precisamente, la parte
no explicada por las contribuciones del factor
trabajo o capital en el crecimiento del ingreso
nacional. Esta productividad total de factores
se vincula, en forma estrecha, a la eficiencia
en el uso de los recursos y en la incorporación
de tecnología. Se asocia, en forma directa, a la
capacidad de gestión y de reducción de costos
e c o n o m í a
Página 46 EMPRESA Nº199
reales. En el futuro sigue siendo éste un desa-
fío clave, ya que en última instancia la llave
del crecimiento de los países está sustentada
por el monto asignado a la inversión bruta y
por el aumento sostenido de la productividad.
Ética, Estado y mercado: un diálogo cada vez más necesario
La subordinación de la economía a la ética
remite directamente al tema central de este
artículo. Los fines no deben quedar ausentes,
ya que el problema básico de la economía,
la escasez, implica un conflicto que supone
siempre decisiones prudenciales. El papel de
las mujeres y los hombres de empresa es muy
importante en este desafío hacia una socie-
dad con mayor grado de equidad tanto en los
ingresos como en las oportunidades. Al ser la
empresa constructora y difusora de cultura,
en su actividad cotidiana crea y distribuye va-
lor. La ética constituye un impulso estratégico
claro que facilita entender cómo se vincula el
interés público con el privado.
Cabe reconocer que desde el plano de la po-
lítica económica (contribución del Estado)
no hay mejor aporte
para los negocios y
para los ciudadanos
en general, en un
país cuya historia
económica está
muy asociada al
fenómeno del ciclo,
que anticipar estas
fluctuaciones dis-
minuyendo los cos-
tos de los shocks.
Es clave, por otra
parte, dadas es-
tas fluctuaciones,
evitar un riesgo
siempre presente
para el desarrollo
del capitalismo en
países aún en de-
sarrollo, que es su
cuestionamiento en bloque, con actitudes
a veces poco maduras, como si todas las
dificultades fuesen intrínsecas al sistema.
En definitiva, buena parte de la reflexión
crítica sobre los años 90 tiene que ver con la
necesidad futura de una mejor articulación
entre el ámbito público y el privado. Para un
país con una estructura social con fuerte
tendencia a valorar las cuestiones vincu-
ladas a la equidad, y con gran tradición de
movilidad ascendente y de inclusión social,
es clave encontrar un camino donde la co-
ordinación entre el interés público y la di-
námica de los negocios se facilite de modo
armónico y complementario.
Sobre la base de grandes desafíos: educa-
ción para la equidad y la competitividad,
fortalecimiento de cadenas de valor y mayor
inserción internacional, hemos presentado
sólo algunos ejemplos concretos de esta
necesaria coordinación. El objetivo siempre
es apuntar al crecimiento con mayor fortale-
cimiento institucional. La referencia ética al
bien común alienta a una cooperación efec-
tiva que evite comportamientos individua-
listas como son aquellos con los que Borges
identificaba a los argentinos.
e c o n o m í a
Existen muchas y buenas ideas en el ámbito de la educación, pero su
implementación se retrasa por falta de rédito
político ya que se trata de reformas que son
necesariamente a largo plazo. La motivación
del sector privado para impulsar temas de esta agenda es un signo de
madurez ya que los recursos humanos son la
base de la competitividad.
Primavera 2010 Página 47
e m p r e s as o c i e d a d
riesgo, corto plazo y calidad de
las instituciones
tomás Aberastain
El corto plazo asociado al riesgo argentino va socavando, por un lado, el espíritu empresarial y, por el otro, el sano espíritu de la política. Atrapa tanto a unos como a
otros, y entorpece su misión en la sociedad.
En este sentido, Aberastain sostiene que es necesario encontrar los caminos que disminuyan el riesgo de invertir en la Argentina. Y tal riesgo tiene un alto componente
cualitativo, que no es otro que el vinculado con nuestras instituciones.
El riesgo, el corto plazo y la calidad de las
instituciones tienen en nuestro país un vín-
culo importante y condicionan el comporta-
miento de los argentinos en cuanto agentes
económicos.
Todo hombre de negocios analiza aspectos
vinculados con el riesgo y la rentabilidad
antes de llevar adelante cualquier inver-
sión. No es necesario decir que la percep-
ción del riesgo, que involucra cualquier in-
yección de fondos, va a condicionar la tasa
de rentabilidad que pretenda por la misma.
La rentabilidad está atada necesariamente
a un componente temporal. Por ejemplo, si
alguien recibiera por su inversión un retor-
no del 20% anual, bastaría con retirar los
intereses durante cinco años para recuperar
la totalidad del capital invertido a valores
corrientes, aunque sin renta adicional. Una
tasa mayor o menor, impactaría en un recu-
pero más veloz o más lento de la inversión.
Si los inversores perciben un alto riesgo,
entonces pretenderán recuperar su dinero
más rápidamente, por lo que, en materia de
tasa de interés, requerirán un porcentaje
mayor. La tasa de rentabilidad es la contra-
cara del plazo de recupero y refleja el riesgo
percibido.
Alto riesgo y corto plazo van de la mano
No todos los países son vistos por los mer-
cados como igualmente riesgosos. Siguien-
do el razonamiento anterior, resulta claro
entender que un inversor pretenda recu-
perar rápidamente una inversión llevada a
cabo en un país de alto riesgo, y que admita
plazos más extensos para el recupero de co-
locaciones hechas en países cuyo riesgo es
percibido como menor.
Medidos con esta vara entonces, puede
clasificarse a los países en relación a su ho-
rizonte de riesgo. Por lo tanto, existen países
para el largo plazo y países para el corto
plazo.
Alto riesgo y corto plazo son conceptos
que van de la mano. Un país riesgoso es un
país obligado, por tal condición, a vivir en
la inmediatez. Sus habitantes se adaptan
asumiendo una actitud cortoplacista en sus
negocios, actitud que con el tiempo se ex-
Tomás Aberastain es licenciado en Economía. Fue Head de Finanzas Corporativas en Banesto Banco Shaw, Gerente de Banca Corporativa en el Banco de Crédito Argentino y en BBVA Banco Francés. Estructuró fideicomisos financieros para el sector productivo y de infraestructura.
Página 48 EMPRESA Nº199
tiende a otros ámbitos de sus vidas. En prin-
cipio abandonan la planificación, incorpo-
rando una mirada que no va no más allá de
lo que pueden abarcar en el presente. Es así
que se vuelven propensos a festejar los re-
sultados inmediatos de sus actos, sin medir
sus consecuencias. Como adolescentes, dis-
frutan noches de borrachera, olvidándose
de la resaca. Cuando piensan en el prójimo,
distribuyen limosnas y no dan trabajo ni
educación. Cuando piensan en sus finanzas,
consumen antes que invertir.
Los inversores suelen manejar sus porta-
folios asumiendo distintos niveles de ries-
go. Tradicionalmente distribuyen un alto
porcentaje de su dinero en colocaciones de
bajo riesgo, con baja rentabilidad y un lento
aunque constante recupero de su capital,
y se reservan un porcentaje menor para
arriesgar en apuestas de rápido retorno.
Un país considerado altamente riesgoso y
cuya economía es pequeña, siempre ob-
tendrá capitales si está dispuesto a ofrecer
rentabilidades suficientemente altas que
se condigan con su horizonte de riesgo,
aunque quedará condenado al corto plazo.
Quienes residen en estos países también
manejan un portafolio de inversiones, solo
que las más riesgosas son precisamente las
que están radicadas en sus países de resi-
dencia y, por esto mismo, su peso relativo
en materia de su distribución suele ser ma-
yor al que recomendaría un portfolio mana-
ger tradicional. Es por eso que estos países
padecen los efectos de la fuga de capitales.
Paradójicamente, los propios residentes
de estas naciones, al aceptar retornos
más lejanos en el tiempo por sus inversio-
nes en el exterior, facilitan en los países
receptores, el desarrollo de emprendi-
mientos que agregan más valor a esas
comunidades y las hacen más estables,
aunque en detrimento de las propias.
la calificación de la Argentina
Asistí a las dos últimas reuniones anuales
convocadas por Moody’s en Buenos Aires.
Como es habitual en estos encuentros, se
escucharon exposiciones relativas a las me-
todologías de evaluación de riesgos para las
deudas emitidas por sectores productivos
y financieros, así como la evaluación de los
riesgos soberanos. En cuanto a la Argentina,
en ambas reuniones se destacó una parti-
cularidad que no se repetía, al menos, en el
resto de la región.
La calificación de la Argentina no alcanza el
grado de inversión, por lo que es considerada
un país de alto riesgo. No voy a poner cifras
en este escrito, pero sorprende ver la compa-
ración de ciertos indicadores con aquellos de
economías calificadas con el mismo riesgo
argentino. Nuestro país es mucho más gran-
de que nuestros socios en el infortunio, sus
habitantes somos más ricos en promedio,
nuestra deuda es razonable si se la compara
con nuestro PBI y no tenemos déficit fiscal.
Finalmente, los vencimientos de deuda in-
mediata son de una magnitud perfectamente
financiable para un país con tales indicado-
s o c i e d a d
Aberastain: “El riesgo, el corto plazo y la calidad
de las instituciones tienen en nuestro país un vínculo importante y condicionan
el comportamiento de los argentinos en cuanto
agentes económicos”.
Primavera 2010 Página 49
res. El riesgo argentino para los mercados in-
ternacionales radica fuertemente en nuestra
debilidad institucional. Es fundamentalmente
cualitativo.
Los empresarios argentinos, como tales,
tienen radicadas en el país inversiones
productivas que, por su carácter y su peso
específico en materia de su portafolio, se
asimilan a las que destinarían a países poco
riesgosos. Este conflicto los lleva a intentar
proteger su capital, acortando, en épocas
sensibles, su horizonte de riesgo. Los recur-
sos de los que habitualmente echan mano
son los siguientes: disminuyen el ritmo de
inversiones tendientes a reponer y/o moder-
nizar la capacidad instalada, van hacia la
informalidad con el objeto de reducir costos
laborales y fiscales y ante la pérdida de pro-
ductividad, solicitan subsidios y proteccio-
nes arancelarias para sus productos.
Todo esto los afecta porque choca con su
más íntimo espíritu emprendedor, con los
siguientes agravantes: la falta de inversio-
nes los hace vulnerables; los subsidios y
demás protecciones los hacen dependien-
tes de las autoridades que los otorgan; y
la informalidad les impide reclamar, con
suficiente énfasis, reglas de juego estables y
equitativas.
El ambiente cortoplacista también afecta a
la clase política que concentra su energía
en ganar su lucha por el poder, se encierra
en su propio mundo, confunde oportunidad
política con políticas de estado, y poder con
estatismo. En definitiva, se divorcia del resto
de la comunidad abandonando el uso de las
herramientas adecuadas para solucionar sus
problemas. Entiendo que estas deformaciones
también son opuestas al espíritu del político.
El corto plazo enton-
ces, asociado al riesgo
argentino, va soca-
vando, por un lado,
la empresarialidad
y, por el otro, el sano
espíritu de la política.
Atrapa tanto a unos
como a otros y entor-
pece su misión en la
sociedad.
Es así que es necesario encontrar los cami-
nos que disminuyan el riesgo de invertir en
la Argentina. Los analistas perciben que tal
riesgo tiene un alto componente cualitativo
vinculado con nuestras instituciones. Me-
jorar su calidad supone llevar adelante un
meditado diagnóstico, que nos permita en-
contrar las herramientas con las que, desde
nuestro lugar en la comunidad, podamos
hacer nuestro aporte a su fortalecimiento.
La más eficaz protección de nuestras inver-
siones pasa por alcanzar este objetivo.
s o c i e d a d
La tasa de rentabilidad es la contracara
del plazo de recupero y refleja el
riesgo percibido.
Página 50 EMPRESA Nº199
e m p r e s ap o l í t i c a
La omnipotencia del estado es la negación de la libertad individual
Juan bautista Alberdi
“Dejar en manos del Gobierno de la Patria todo el poder público adjudicado a la Patria misma, es dejar a todos los ciudadanos que componen el pueblo de la Patria sin el poder individual en que consiste la libertad individual, que es toda y la real libertad de los países que se gobiernan, que se educan, que se enriquecen y engrandecen a sí mismos, por la mano de sus particulares, no de sus Gobierno”, señalaba Alberdi, durante un acto académico realizado en la Universidad de Buenos Aires.
Las raíces de la tiranía, su crítica a la omnipotencia del Estado, el poder del individuo, son algunas de las cuestiones que el autor fue aportando a la reflexión, manteniendo como hilo conductor de este texto, que extractamos, el valor de la libertad del hombre. Especialmente puntualizaba que no son las libertades de la Patria las que han engrandecido a las naciones modernas, sino las libertades individuales con las que el hombre ha creado y labrado su propia grandeza personal, factor elemental de la grandeza de las naciones realmente libres.
Estimado lector, lo invitamos a releer en estás páginas a Alberdi. Seguramente nos permitirá actualizar o descubrir a uno de los pensadores políticos más fecundos y comprometidos de nuestra historia. Justamente, en el bicentenario de su nacimiento.
Extracto, edición y subtitulado del discurso pronunciado en el acto de graduación de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, de la Universidad de Buenos Aires, el 24 de mayo de 1880. En la oportunidad fue nombrado Miembro Honorario de esa Facultad. Este documento es reproducido de sus “Obras Selectas”. Juan Bautista Alberdi nació el 29 de agosto de 1810 en San Miguel de Tucumán, y su madre murió en el par-to. Falleció en la pobreza, en un suburbio de París, el 19 de junio de 1884.
Una de las raíces más profundas de nues-
tras tiranías modernas en Sud-América es
la noción greco-romana del patriotismo y
de la Patria, que debemos a la educación
medio clásica que nuestras universidades
han copiado a la Francia.
La Patria, tal como la entendían los griegos
y los romanos, era esencial y radicalmente
opuesta a lo que por tal entendemos en
nuestros tiempos y sociedades modernas.
Era una institución de origen y carácter reli-
gioso y santo, equivalente a lo que es hoy la
Iglesia, por no decir más santo que ella, pues
era la asociación de las almas, de las perso-
nas y de los intereses de sus miembros.
Su poder era omnipotente y sin límites res-
pecto de los individuos de que se componía.
La Patria, así entendida, era y tenía que ser
la negación de la libertad individual, en la
que cifran la libertad todas las sociedades
modernas que son realmente libres. El
hombre individual se debía todo entero a
la Patria; le debía su alma, su persona, su
voluntad, su fortuna, su vida, su familia, su
honor.
La gran revolución que trajo el cristianismo
en las nociones del hombre, de Dios, de la
familia, de la sociedad toda entera, cambió
radical y diametralmente las bases del sis-
tema social grecoromano. Sin embargo, el
renacimiento de la civilización antigua de
entre las ruinas del Imperio Romano y la
formación de los Estados modernos, conser-
varon o revivieron los cimientos de la civili-
zación pasada y muerta, no ya en el interés
Primavera 2010 Página 51
de los Estados mismos, todavía informes,
sino en la majestad de sus gobernantes, en
quienes se personificaban la majestad, la
omnipotencia y autoridad de la Patria.
De la omnipotencia de los reyes a la del Estado o la Patria
De ahí el despotismo de los reyes absolutos
que surgieron de la feudalidad de la Europa
regenerada por el cristianismo. El Estado, o la
Patria, continuó siendo omnipotente respecto
de la persona de cada uno de sus miembros;
pero la Patria personificada en sus monarcas
o soberanos, no en sus pueblos.
La omnipotencia de los reyes tomó el lugar
de la omnipotencia del Estado o de la Pa-
tria. Los que no dijeron: “EI Estado soy yo”,
lo pensaron y creyeron como el que lo dijo.
Sublevados contra los reyes, los pueblos los
reemplazaron en el ejercicio del poder de la
Patria, que al fin era más legítimo en cuanto
a su origen. La soberanía del pueblo tomó el
lugar de la soberanía de los monarcas aun-
que teóricamente.
La Patria fue todo y el único poder de dere-
cho, pero conservando la índole originaria
de su poder absoluto y omnímodo sobre
la persona de cada uno de sus miembros;
la omnipotencia de la Patria misma siguió
siendo la negación de la libertad del indivi-
duo en la república, como lo había sido en
la monarquía; y la sociedad cristiana y mo-
derna, en que el hombre y sus derechos son
teóricamente lo principal, siguió en realidad
gobernándose por las reglas de las socieda-
des antiguas y paganas, en que la Patria era
la negación más absoluta de la libertad.
la libertad sagrada del individuo en las sociedades sajonas
Otro fue el destino y la condición de la
sociedad que puebla la América del Norte.
Esa sociedad, radicalmente diferente de la
nuestra, debió al origen transatlántico de
sus habitantes sajones la dirección y com-
plexión de su régimen político de gobier-
no, en que la libertad de la patria tuvo por
límite la libertad sagrada del individuo.
Los derechos del hombre equilibraron allí
en su valor a los derechos de la Patria, y
si el Estado fue libre del extranjero, los
individuos no lo fueron menos respecto
del Estado. Eso fue en Europa la sociedad
anglo-sajona y eso fue en Norte-América
la sociedad anglo-americana, caracteri-
zadas ambas por el desarrollo soberano
de la libertad individual, más que por la
libertad exterior o independencia del Es-
tado, debida mayormente a su geografía
insular en Inglaterra y a su aislamiento
transatlántico en Estados Unidos.
La libertad en ambos pueblos sajones no
consistió en ser independiente del extran-
jero, sino en ser cada ciudadano indepen-
diente de su Gobierno patrio. Los hombres
fueron libres porque el Estado, el poder de
su Gobierno no fue omnipotente, y el Estado
tuvo un poder limitado por la esfera de la
libertad o el poder de sus miembros a causa
p o l í t i c a
Alberdi: “La sociedad sudamericana estaría
salvada y asegurada en su porvenir de libertad
y de progreso, desde que fuese el egoísmo
inteligente y no el patriotismo egoísta el llamado a construir y edificar el edificio de
las Repúblicas de Sud-América”.
Página 52 EMPRESA Nº199
de que su Gobierno no tuvo por modelo el
de las sociedades griega y romana.
Montesquieu ha dicho que la Constitución
inglesa salió de los bosques de la Germa-
nia, en lo que tal vez quiso decir que los
destructores germanos del imperio romano
fueron libres porque su Gobierno no fue
de origen ni tipo latino. A la libertad del
individuo, que es la libertad por excelencia,
debieron los pueblos del Norte la opulencia
que los distingue.
Los pueblos del Nor-
te no han debido su
opulencia y grande-
za al poder de sus
Gobiernos, si no al
poder de sus indivi-
duos. Son el produc-
to del egoísmo más
que del patriotismo.
Haciendo su propia
grandeza particular,
cada individuo con-
tribuyó a labrar la de su país.
El egoísmo bien entendido
Este aviso interesa altamente a la salvación
de las Repúblicas americanas de origen la-
tino. Sus destinos futuros deberán su salva-
ción al individualismo, o no los verán jamás
salvados si esperan que alguien los salve
por patriotismo.
El egoísmo bien entendido de los ciudada-
nos sólo es un vicio para el egoísmo de los
Gobiernos que personifican a los Estados.
En realidad, el afán del propio engrande-
cimiento es el afán virtuoso de la propia
grandeza del individuo, como factor funda-
mental que es del orden social, de la fami-
lia, de la propiedad, del hogar, del poder y
bienestar de cada hombre.
Las sociedades que esperan su felicidad
de la mano de sus Gobiernos esperan una
cosa que es contraria a la naturaleza. Por la
naturaleza de las cosas, cada hombre tiene
el encargo providencial de su propio bien-
estar y progreso, porque nadie puede amar
el engrandecimiento de otro como el suyo
propio; no hay medio más poderoso y eficaz
de hacer la grandeza del cuerpo social que
dejar a cada uno de sus miembros indivi-
duales el cuidado y poder pleno de labrar su
personal engrandecimiento. Ese es el orden
de la naturaleza, y por eso es el mejor y
más fecundo en bienes reales.
De ello es un testimonio la historia de las
sociedades sajonas del Norte de ambos
mundos. Los Estados son ricos por la labor
de sus individuos, y su labor es fecunda
porque el hombre es libre, es decir, dueño
y señor de su persona, de sus bienes, de su
vida, de su hogar. Cuando el pueblo de esas
sociedades necesita alguna obra o mejora-
miento de público interés, sus hombres se
miran unos a otros, se buscan, se reúnen,
discuten, ponen de acuerdo sus voluntades
y obran por sí mismos en la ejecución del
trabajo que sus comunes intereses necesi-
tan ver satisfecho.
En los pueblos latinos de origen los indivi-
duos que necesitan un trabajo de mejora-
miento general alzan los ojos al Gobierno,
suplican, lo esperan todo de su intervención
y se quedan sin agua, sin luz, sin comercio,
sin puentes, sin muelles, si el Gobierno no
se los da todo hecho.
Pero no debemos olvidar que no fue griego
ni romano todo el origen de la omnipoten-
cia del Estado y de su Gobierno, entre noso-
tros sudamericanos. En todo caso no sería
ese sino el origen mediato, pues el inme-
diato, origen de la omnipotencia en que se
ahogan nuestras libertades individuales, fue
el organismo que España dio a sus Estados
coloniales en el Nuevo Mundo, cuyo orga-
nismo no fue diferente en ese punto del que
España se dio a sí misma en el Viejo Mundo.
Así, la raíz y origen de nuestras tiranías
modernas en Sud-América es no solamente
nuestro origen remoto o greco-romano, sino
p o l í t i c a
La libertad en ambos pueblos sajones
no consistió en ser independiente del
extranjero, sino en ser cada ciudadano
independiente de su Gobierno patrio.
Primavera 2010 Página 53
p o l í t i c a
también nuestro origen inmediato y moder-
no de carácter español. La España nos dio
la complexión que debía ella misma a su
pasado de colonia romana que fue antes de
ser provincia romana.
la limitación del poder del Estado respecto del individuo
La Patria en sus nociones territoriales ab-
sorbió siempre al individuo y se personificó
en sus gobiernos el derecho divino y sa-
grado que eclipsaron del todo los derechos
del hombre. La omnipotencia del Estado
o el poder omnímodo e ilimitado de la Pa-
tria respecto de los individuos que son sus
miembros tiene por consecuencia necesaria
la omnipotencia del Gobierno en que el
Estado se personifica, es decir, el despotis-
mo puro y simple. Y no hay más medio de
conseguir que el Gobierno deje o no llegue a
ser omnipotente sobre los individuos de que
el Estado se compone, sino haciendo que el
Estado mismo deje de ser ilimitado en su
poder respecto del individuo, factor elemen-
tal de su pueblo.
Si dejáis en manos de la Patria, es decir, del
Estado, la suma del poder público, dejáis
en manos del Gobierno que representa y
obra por el Estado esa suma entera del
poder público. Si lo hacéis por una Consti-
tución, esa Constitución será una máquina
productora de un despotismo tiránico que
no dejará de aparecer a su tiempo, por la
mera razón de existir la máquina que le
servirá de causa y ocasión suficiente. Por
Constitución entiendo aquí, no la ley escri-
ta a que damos este nombre, sino la com-
plexión o construcción real de la máquina
del Estado. Si esta máquina es un hecho de
la historia del país, en vano la Constitución
escrita pretenderá limitar los poderes del
Estado respecto del derecho de sus indi-
viduos; en el hecho esos poderes seguirán
siendo omnipotentes.
Dejar en manos del Gobierno de la Patria
todo el poder público adjudicado a la Patria
misma, es dejar a todos los ciudadanos
que componen el pueblo de la Patria sin el
poder individual en que consiste la libertad
individual, que es toda y la real libertad de
los países que se gobiernan, que se educan,
que se enriquecen y engrandecen así mis-
mos, por la mano de sus particulares, no de
sus Gobiernos.
De las consideracio-
nes que preceden se
deduce que el des-
potismo y la tiranía
frecuente de los paí-
ses de Sud-América,
no residen en el dés-
pota y en el tirano,
sino en la máquina
o construcción me-
cánica del Estado,
por la cual todo el
poder de sus indi-
viduos, refundido y
condensado, cede
en provecho de su
Gobierno y queda en
manos de su institu-
ción. El déspota y el
tirano son el efecto y
el resultado, no la causa de la omnipotencia
de los medios y fuerzas económicas del país
puestas en poder del establecimiento de su
Gobierno y del círculo personal que personi-
fican al Estado por la maquinaria del Estado
mismo. Sumergida y ahogada la libertad
de los individuos en ese caudal de poder
público ilimitado y omnipotente, resulta de
ello que la tiranía de la Patria, omnímoda y
omnipotente, es ejercida en nombre de un
patriotismo tras del cual vive eclipsada la
libertad del individuo, que es la libertad pa-
triótica por excelencia.
Se puede decir con verdad que la sociedad
de nuestros días debe al individualismo, así
entendido, los progresos de su civilización.
En este sentido, no es temerario establecer
que el mundo civilizado y libre es la obra
del egoísmo individual, cristianamente en-
tendido: Ama a Dios sobre todo, enseñó él,
El déspota y el tirano son el efecto
y el resultado, no la causa, de la
omnipotencia de los medios y
fuerzas económicas del país puestas
en poder del establecimiento de
su Gobierno y del círculo personal
que personifican al Estado por la
maquinaria del Estado mismo.
Página 54 EMPRESA Nº199
y a tu prójimo como a ti mismo, santifican-
do de este modo el amor de sí a la par del
amor del hombre.
No son las libertades de la Patria las que
han engrandecido a las naciones moder-
nas, sino las libertades individuales con
que el hombre ha creado y labrado su
propia grandeza personal, factor elemen-
tal de la grandeza de las naciones real-
mente grandes y libres.
la libertad de la patria y la libertad del hombre
La libertad del
hombre puede
ser no solamente
incompatible con
la libertad de la
Patria, sino que la
primera puede ser
desconocida y de-
vorada por la otra.
Son dos libertades
diferentes que a
menudo están re-
ñidas y en divorcio.
La libertad de la
Patria es la inde-
pendencia respecto
de todo país ex-
tranjero. La liber-
tad del hombre es
la independencia
del individuo res-
pecto del gobierno
de su país propio.
La libertad de la
Patria es compati-
ble con la más grande tiranía, y pueden
coexistir en el mismo país. La libertad del
individuo deja de existir por el hecho mis-
mo de asumir la Patria la omnipotencia
del país. La libertad individual significa
literalmente ausencia de todo poder om-
nipotente y omnímodo en el Estado y en
el gobierno del Estado
La omnipotencia de la patria es excluyen-
te no sólo de toda libertad, sino de todo
progreso público, porque el obrero favorito
de este progreso es el individuo particular
que sabe usar de su energía y de su po-
der naturales, para conservar y mejorar
su persona, su fortuna y su condición de
hombre civilizado.
La sociedad sudamericana estaría salvada
y asegurada en su porvenir de libertad y de
progreso, desde que fuese el egoísmo inteli-
gente y no el patriotismo egoísta el llamado
a construir y edificar el edificio de las Repú-
blicas de Sud-América.
La omnipotencia de la patria, convertida
fatalmente en omnipotencia del Gobierno
en que ella se personaliza, es no solamente
la negación de la libertad, sino también la
negación del progreso social, porque ella
suprime la iniciativa privada en la obra
de ese progreso. El Estado absorbe toda la
actividad de los individuos, cuando tiene
absorbidos todos sus medios y trabajos de
mejoramiento.
Para llevar a cabo la absorción, el Estado
engancha en las filas de sus empleados a
los individuos que serían más capaces en-
tregados a sí mismos. En todo interviene
el Estado y todo se hace por su iniciativa
en la gestión de sus intereses públicos.
El Estado se hace fabricante, construc-
tor, empresario, banquero, comerciante,
editor y se distrae así de su mandato
esencial y único, que es proteger a los in-
dividuos, de que se compone, contra toda
agresión interna y externa. En todas las
funciones que no son de la esencia del
Gobierno, obra como un ignorante y como
un concurrente dañino de los particula-
res, empeorando el servicio del país, lejos
de servirlo mejor.
La materia o servicio de la administra-
ción pública se vuelve industria y oficio
de vivir para la mitad de los individuos
de que se compone la sociedad. El ejerci-
cio de esa industria administrativa y po-
p o l í t i c a
La omnipotencia de la Patria misma
siguió siendo la negación de la
libertad del individuo en la república,
como lo había sido en la monarquía;
y la sociedad cristiana y moderna, en
que el hombre y sus derechos son
teóricamente lo principal, siguió en
realidad gobernándose por las reglas
de las sociedades antiguas y paganas,
en que la Patria era la negación más
absoluta de la libertad.
Primavera 2010 Página 55
lítica, que es mero oficio de vivir, toma el
nombre de patriotismo, pues toma el aire
de servicio a la Patria el servicio que cada
individuo se hace hacer por la patria para
vivir.
Naturalmente toma entonces el semblante
de amor a la Patria -gran sentimiento des-
interesado por esencia-, el amor a la mano
que procura el pan de que se vive. ¿Cómo
no amar a la Patria como a su vida, cuando
es la Patria la que hace vivir?
Así, el patriotismo no es religión como en
los viejos tiempos griegos y romanos, ni es
siquiera superstición ni fanatismo. Es mu-
chas veces mera hipocresía en sus preten-
siones a la virtud, y en realidad una simple
industria de vivir.
Como ella encierra el círculo de la actividad
humana, la libertad individual, que es la ca-
pital libertad del hombre, es la obrera prin-
cipal e inmediata de todos sus progresos, de
todas sus mejoras, de todas las conquistas
de la civilización en todas y cada una de las
naciones.
Pero la rival más terrible de esa hada de
los pueblos civilizados es la Patria omni-
potente y omnímoda, que vive personifi-
cada fatalmente en Gobiernos omnímo-
dos y omnipotentes, que no la quieren
porque es límite sagrado de su omnipo-
tencia misma. Conviene, sin embargo,
no olvidar que así como la libertad in-
dividual es la nodriza de la patria, así la
libertad de la Patria es el paladium de las
libertades del hombre, que es miembro
esencial de esa Patria. Pero ¿cuál puede
ser la Patria más interesada en conservar
nuestros personales derechos, sino aque-
lla de que nuestra persona es parte y uni-
dad elemental?
Por decirlo todo en una palabra final, la li-
bertad de la Patria es una faz de la libertad
del hombre civilizado, fundamento y térmi-
no de todo el edificio social de la humana
raza.
p o l í t i c a
No hay medio más poderoso y eficaz de
hacer la grandeza del cuerpo social que dejar
a cada uno de sus miembros individuales el
cuidado y poder pleno de labrar su personal
engrandecimiento. Ese es el orden de la naturaleza,
y por eso es el mejor y más fecundo en bienes
reales.
Página 56 EMPRESA Nº199
Desde España
De aquellos barros…, los lodos de hoy,
que en cuestión de identificación nacio-
nal son muchos y pegajosos. Una pena,
sobre todo cuando pensamos que la piel
de toro la abona tanta sangre desde tiem-
pos de Viriato, aquel valiente pastor que
sucumbió al poder unificador de Roma.
Sangre no de una facción, de un bando,
de una ideología… Sangre de todos, la de
muchos de nuestros abuelos (bisabuelos
de las generaciones más jóvenes), la ma-
yoría buenas personas, algunos auténti-
cos héroes, que entregaron a conciencia
su juventud con tal de que la patria, ese
término que hoy se ha contagiado de un
aire rancio, que no le hace ninguna justi-
cia, permaneciera unida bajo la Historia y
los valores comunes.
El patriotismo forma parte, entre otras
cosas, de las obligaciones del buen ciuda-
dano. No me refiero, por supuesto, al pa-
triotismo partidista. Tampoco al nostálgi-
co, sino a un amor ordenado que obliga,
entre otras cosas, a pagar los impuestos
Miguel Aranguren
Escritor y artista plástico español. Colaborador para El Mundo, Telva,
el Correo y Alba, entre otros medios europeos. La hija del Ministro es su reciente y última novela publicada.
www.miguelaranguren.com.
La patria que en justicia nos corresponden. Y digo
que es obligación porque se entronca en
el mismo amor que une las familias, esos
lazos comunes que nos empujan a la
fraternidad respecto a los que portamos
la misma sangre. Lo explica muy bien
un empresario vasco en sus memorias:
“Patria es familia, padres, antepasados,
cultura, religión, tierra, lenguaje natu-
ral, historia, sociedad propia, educación,
costumbres, proyectos, sentido moral y
tantos otros componentes de un legado
recibido”. Por tanto, la patria condensa
todo aquello que despierta nuestro sano
orgullo frente a la visión reduccionista de
quienes la interpretan –con venenosos in-
tereses- como un lastre del pasado ligado
a no se sabe qué desfiles.
La patria es la misma para todos, hom-
bres y mujeres de izquierda y de derecha,
sin excluir a nadie. Por eso, la honra y
defensa de la patria bebe de la misma ley
natural que la honra y defensa de la fa-
milia o la hacienda.
Siento que hoy los nacionalistas sean los
únicos que hacen uso de la patria, aun-
que ellos -por diferenciarse, por arrinco-
narse-, no le llamen patria sino nación,
y no a todo el territorio físico, histórico
y moral que les corresponde, sino a su
gallinero, al corral en el que guardan sus
animales de engorde, dándonos a enten-
der que el resto somos un accidente del
que prescindirán en el momento oportu-
no. La culpa en buena parte es nuestra,
por olvidar la patria con la misma deja-
dez con la que hemos abandonado la Ley
Natural.
Página 58 EMPRESA Nº199
e m p r e s ae m p r e s a
una nueva corriente: buen negociador y buen tipo
francisco ingouville
“Ante una persona cuya posición está totalmente enfrentada con la mía, parece haber sólo dos caminos: ceder o hacerlo ceder. La negociación creativa propone encontrar otro: crear valor juntos y que los dos obtengamos lo que necesitamos”, señala Ingouville.
El autor nos invita a reflexionar en esta temática, marcando los pasos de esta negociación, con resultados concretos a la vista: “La persona que invita a este camino es considerado un buen tipo por los demás, y es un socio deseable”.
Socio de la consultora Ingouville & Nelson. MPA harvard University
La palabra negociación tiene mala imagen.
Se asocia a manipulaciones, traiciones, inte-
reses mezquinos… La misma palabra “nego-
ciado” sugiere un ilícito. Sin embargo, todos
negociamos desde que nacemos hasta que
morimos. Bien podría llamarse “construc-
ción de consenso” y sonaría mucho mejor.
lo que mata es el supuesto
Los supuestos que tenemos sobre la nego-
ciación a menudo son profecías autorea-
lizadas. En una buena negociación se crea
valor, pero si suponemos que sólo se lo dis-
tribuye, entonces sólo se distribuirá, porque
no haremos ningún intento de crearlo.
De una buena negociación, las partes salen
en mejores relaciones que antes, pero si su-
ponemos que lo único que está en juego es
el dinero y el otro es enemigo, entonces es
difícil que eso ocurra.
En una buena negociación hay confianza
y, por lo tanto, abundante intercambio de
información, de manera tal que cada parte
entiende los intereses de la otra, su situa-
ción, sus necesidades, deseos, temores,
preferencias. Así, se puede ampliar la torta
a repartir y crear formas de satisfacer los
intereses de ambas.
Saber que es posible
Algunas personas sostienen que no se pue-
de aprender a negociar, que es algo innato.
Quisiéramos proponer la idea de que, sean
cuales fueren las habilidades innatas, cual-
quier persona mejorará sus resultados con
sólo hacer conscientes los supuestos que le
impiden negociar lo mejor posible…, y mo-
dificarlos.
Bucay nos hizo notar que se suele atar la
pata de los elefantes a una pequeña estaca
en el piso. Al elefante le sobra fuerza para
arrancarla, pero las primeras veces que lo
intentó era muy pequeño y se convenció de
que era imposible. El animal tiene un su-
puesto equivocado sobre su fuerza en rela-
ción a la estaca. Nunca intentará arrancarla
y por lo tanto no lo logrará. Uno es como
Primavera 2010 Página 59
el elefante si aprendió de chico que en los
conflictos unos ganan y otro pierden y, por
lo tanto, ni considera la posibilidad de que
todos ganen.
No ceder, crear
Es muy probable que una persona que vaya
a las negociaciones con actitud de santo
pierda todo en poco tiempo. No estamos
proponiendo abnegación, sino negociación
creativa. Usar la imaginación para encon-
trar maneras de satisfacer nuestros intere-
ses al máximo, y los de la otra parte en for-
ma aceptable (de manera tal en que acepte
el acuerdo en que nuestra satisfacción está
maximizada).
Ser buen tipo gracias a la creatividad
Ante una persona cuya posición está total-
mente enfrentada con la mía, parece haber
sólo dos caminos: ceder o hacerlo ceder.
La negociación creativa propone encontrar
otro: crear valor juntos y que los dos ob-
tengamos lo que necesitamos. La persona
que invita a este camino es considerado un
buen tipo por los demás y es un socio de-
seable.
los pasos de la negociación creativa
Escuchar lo que reclama el otro. Entenderlo
y comprenderlo, que no significa darle la
razón. Indagar las motivaciones o intereses
detrás de esa posición.
Concentrarse en satisfacer intereses, no po-
siciones. Reglar la relación. Crear un buen
clima de trabajo con el otro. Trabajar juntos
en busca de la solución.
Inventar en equipo muchas posibles solu-
ciones para las necesidades de ambos. Si-
guiendo las reglas de la lluvia de ideas, ano-
tar todas y separar el momento de creación
del de evaluación. Terminada la creación de
ideas, elegir las que gusten a ambos.
Sacar los temas conflictivos fuera de la
puja personal para no ensuciar la relación:
no discutir el número, sino el método para
que ese número sea fijado por algún crite-
rio legítimo ajeno a las partes: un criterio
objetivo o un tercero imparcial elegido por
ambos.
Una vez bosquejado un acuerdo, ambas
partes tienen que fijarse si es mejor a lo que
podrían obtener en otro lado. Si no es mejor,
no acordarán y adoptarán aquella otra al-
ternativa solución.
El buen tipo se va para arriba
El negociador creativo nos cae bien porque
nos escucha y nos ofrece, más que un tiro-
neo, una relación de trabajo para beneficio
de ambos. En ese proceso nos valora como
socios y nos ayuda a que demos lo mejor de
nosotros. Separa las personas del problema:
es duro con el problema y blando con la
e m p r e s a
Ingouville: “La negociación creativa reduce el roce,
produce mayor eficiencia, menos desgaste y rotura de piezas, y mejores resultados.
Si pensamos que las piezas representan a las
personas hay un beneficio adicional que da sentido a todo: con negociación
creativa las personas son más felices.”.
Página 60 EMPRESA Nº199
personas. Nuestra relación sale fortalecida.
La confianza mutua es un capital y será útil
en el futuro. Aún en los casos en que no se
opta por no acordar, se hace tras abundante
comunicación y de común acuerdo.
Cuando un negociador creativo es parte de
una organización, los demás suelen contri-
buir a que le vaya bien. Todos preferimos
que ese tipo de gente (y no el otro) tenga
poder. Nos da seguridad. Y colaboraremos
para que lo adquiera, hablando bien de
ellos, contribuyendo a que sus proyectos
tengan éxito. Allanándole, en lo que poda-
mos, el camino.
Ser argentino tiene su beneficio
Los argentinos tenemos una ventaja en
cuanto a creatividad, en relación a países
más serios. La constante adaptación a cir-
cunstancias imprevisibles, ha desarrollado
en nosotros una capacidad de innovación
mayor. Nuestra forma de manejar, cons-
tantemente alerta a lo que pueda ocurrir
y preparados para esquivar un conductor
desquiciado, un bache, un caballo o algún
otro imprevisto es una metáfora de nuestro
estilo de vida. Los choques de decenas de
coches en fila que ocurren con frecuencia
en autopistas de países desarrollados, no
son tan comunes en nuestro país. No por-
que manejemos mejor, sino porque estamos
más preparados para inventar soluciones
no programadas.
la negociación creativa, un lubricante
Vista desde arriba, una organización puede
asemejarse a una máquina llena de piezas
en movimiento, engranajes y poleas. Como
en el motor, en la organización hay friccio-
nes. La negociación creativa reduce el roce,
produce mayor eficiencia, menos desgaste
y rotura de piezas, y mejores resultados. Si
pensamos que las piezas representan a las
personas, hay un beneficio adicional que da
sentido a todo: con negociación creativa las
personas son más felices.
De una buena negociación las partes
salen en mejores relaciones que antes,
pero si suponemos que lo único que está en juego es el dinero y el otro es
enemigo, entonces es difícil que eso ocurra.
e m p r e s a
Primavera 2010 Página 61
del archivo
pierre de calan
La empresa frente al desempleo
Uno de los grandes problemas que cíclicamente enfrenta nuestra sociedad es el desempleo. La globalización ha llevado a que el mismo, ante problemas de crisis
que afectan a la mayor parte de los grandes países, se convierta en un flagelo generalizado, cuya solución, si bien pone a prueba a la sociedad toda, es mayor para
la dirigencia empresaria.
Ningún dirigente de empresa puede desentenderse del problema; y aquí surge la pregunta: ¿Puede afrontarlo aun a costa de la eficiencia de la empresa, sin descuidar
el objetivo básico de una mejor productividad?
Hace un cuarto de siglo, Pierre de Calan, consultor de empresas y presidente de la Comisión Económica de la Liga Europea de Cooperación Económica -LECE, nos ofrecía
cuatro propuestas para tratar de resolver la cuestión del desempleo, e invitaba también a sus colegas a que imaginaran con creatividad qué otros aportes se podían dar, señalando
que se encontrarían tantas soluciones como situaciones se dieran.
Como empresarios y cristianos no podemos desentendernos de las responsabilidades inmediatas en pos de una esperanza futura. El Reino que no es de este mundo, por la acción de los cristianos está en el mundo; y es en ese mundo en el cual cada uno
de nosotros está llamado a preparar el advenimiento de aquel otro Reino.
No estamos invitados a vivir el Evangelio en la empresa dentro de un mundo ideal, sino en medio de las tormentas actuales, en el torbellino de una de las crisis más complejas que he-mos conocido, caracterizada por:
• Crisis coyuntural, que se produjo al acabar una prosperidad excepcionalmente durable y como consecuencia -iba a escribir : en castigo- de haber vivido un largo período de qui-meras, del cual los shocks petroleros nos han despertado brutalmente.
• Mutación profunda, donde se entrelazan y se chocan toda clase de tensiones: políticas, de-mográficas, sociológicas, tecnológicas.
Y el síntoma más violento de esta crisis que vivimos -¿es necesario decirlo?- es la plaga que nuestro mundo busca dolorosamente dominar y frente a la cual, aparece como desarmado: el desempleo.
Ante la amenaza del desempleo, o ante su realidad, los principios para la acción parecen evidentes, si bien su aplicación a menudo es delicada.
Verano 2009 Página 61
Artículo seleccionado y prologado por Celso Enrique Arabetti. EMPRESA Nº 74, Octubre-Noviembre de 1985
Página 62 EMPRESA Nº199
lA FUNCIóN PRIMORDIAl DE lA EMPRESA
En primer lugar, un dirigente de empresa no tiene el derecho de quebrantar este principio doctri-nario: la empresa no es ni una comunidad natural, ni una comunidad política, cuya función predo-minante sea la realización del bien común de sus miembros; la empresa es una comunidad con un objetivo limitado -como el de una clase, una tropa, un equipo deportivo- y su función principal es esencialmente extravertida: ajustar constantemente el trabajo de las personas que agrupa con la satisfacción de las necesidades de la sociedad a la que sirve: de sus clientes en primer lugar, pero también de sus proveedores, sus distribuidores, sus acreedores, de los servicios públicos, etc.
La técnica económica enseña cotidianamente que una producción sin ventas no tiene valor, y esto se corresponde con la filosofía misma de la empresa. Para el obrero, el trabajo puede ser un fin en sí mismo, pero no lo es para una empresa. La empresa solo puede asegurar el bien común de sus miembros con el cumplimiento de su función en el seno de la comunidad y de conformidad con ello. La presencia misma de una persona en una empresa solo se justifica por su participación en esa función.
UN FAlSO COMPORTAMIENTO SOCIAl
Si enunciáramos lo anterior con una negación, diríamos que, un dirigente de empresa no tiene el derecho de tomar parte en la lucha contra el desempleo sacrificándole la responsabilidad misma que tiene la empresa con respecto a la comunidad. Es decir, no debe conservar deliberada-mente el plantel en pleno sin tener en cuenta, a la vez, el grado de evolu-ción de la técnica y de la metodología y la situación del mercado1.
Se ha llegado a presentar como comportamientos sociales, o como tales se los ha considerado, aquellos que imponían a la empresa que conservase el total de sus efectivos, aun cuando para hacerlo frenaban inconscientemente el mejoramiento de la productividad. Esas actitudes son el prototipo mismo de la conducta falsamente social.
En primer lugar, porque el dirigente que así actúa, sólo por el beneficio inmediato y aparente de su personal, deja de cumplir su misión, que es la de ajustar y equilibrar las diversas exigen-cias que pesan sobre la empresa, muchas de las cuales son externas a la misma.
Por otro lado -desgraciadamente conocemos muchos ejemplos de ello- la falta de coraje o bien una errónea buena intención ante la necesidad de licenciamiento, ha obligado a menudo, por las dificultades en que se coloca a la empresa, a despidos mucho más numerosos, cuando no al despido total.
Finalmente, la conservación superflua del total del personal es una conducta falsamente social porque el stock de desocupados potenciales, que así se constituirá, tarde o temprano será fatalmente reabsor-bido por su transformación en desocupados efectivos, pero ello ocurrirá en plena crisis, o sea en el momento en que los asalariados despedidos tendrán más dificultar para encontrar otro empleo.
No se lucha contra el desempleo mediante el conservadurismo. La historia enseña que, con-trariamente a una creencia muy extendida, el progreso técnico ha sido creador, y no destruc-tor, de empleos, pero también nos enseña que se trata de ocupaciones nuevas.
El medio más eficaz para luchar contra
el desempleo es crear nuevos puestos
de trabajo, no tanto en cantidad como
en naturaleza.
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Primavera 2010 Página 63
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SOlUCIONES POSITIVAS FRENTE Al DESEMPlEO
Y en este punto, es donde aparecen las soluciones positivas que responden a las exigencias de una conciencia cristiana. Puesto que ningún dirigente de empresa tiene el derecho -y a la larga tampoco po-drá- de proteger el empleo de su personal mediante el inmovilismo, la degradación de la productividad o sacrificándole las responsabilidades propias de la empresa respecto de la comunidad. Un cristiano, ¿puede actuar como Poncio Pilatos en lo que concierne a la suerte de las personas a quienes la evolu-ción de las técnicas y la situación del mercado ya no permiten que se les asegure el puesto de trabajo?
Esas soluciones positivas se dan en número casi ilimitado; son tan numerosas como las situa-ciones particulares de las empresas. No obstante, se las puede agrupar en cuatro tipos:• La expansión cuantitativa• La conversión dentro de la empresa• La capacitación para el cambio• La flexibilización
EXPANSIóN CUANTITATIVA SOBRE BASES SANAS
La expansión cuantitativa es la más seductora porque permite conser-var, en lo esencial, a los asalariados en sus puestos de trabajo. Pero sus ventajas, respecto del empleo, sólo serán durables si se trata de una expansión sana, es decir, fundada sobre un aumento de la clientela, lo que en sí mismo significa un mejoramiento de la calidad y una reduc-ción de los precios. Y esto será consecuencia esencialmente de una mejor productividad, es decir de una reducción de las horas de trabajo por unidad producida. En otros términos, la expansión será sana, y por lo tanto durable, sólo si la creación de nuevos puesto de trabajo es proporcional a la progresión del monto de ventas2.
Esta es la razón por la cual siempre se vuelve a la conclusión de que el medio más eficaz para luchar contra el desempleo es crear nuevos puestos de trabajo, no tanto en cantidad como en naturaleza.
lA CONVERSIóN DENTRO MISMA DE lA EMPRESA
Bajo el término general de conversión, propongo considerar un segundo tipo de soluciones positivas. Se trata de una conversión dentro de la empresa mediante la búsqueda de nuevos productos, servicios, o ramas de actividad.
Sin embargo, esta solución tiene un límite: hay que evitar la dispersión. Una empresa producirá mal demasiadas cosas diferentes; y, por lo tanto, a menudo, más vale tratar de generar nuevos puestos de trabajo creando –la empresa por sí sola o bien en participación con otras- una o más empresas nuevas centradas en esas nuevas actividades.
Esas iniciativas exigen un mínimo de recursos financieros. ¿Cómo no ver, entonces, que el de-ber de un dirigente de empresa es dedicarle a las mismas, dentro de lo posible, los recursos de que dispone en lugar de despilfarrarlos conservando, por algunos meses más, el personal en pleno de las antiguas actividades?
La técnica económica enseña
cotidianamente que una producción
sin ventas no tiene valor, y esto
se corresponde con la filosofía misma
de la empresa.
e d i t o r i a l
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CAPACITACIóN PARA El CAMBIO
Dado que la movilidad profesional, y a veces geográfica, del personal es una de las claves de la lucha contra el desempleo, un cristiano que es dirigente de empresa debe considerar un tercer tipo de acciones positivas, que consiste en la capacitación de la mano de obra para el cambio. Esto implica:
Preparación psicológica: a veces es difícil encontrar el punto de equilibrio entre suscitar y mantener un cálido espíritu de adhesión a la empresa, con la afirmación de otro sentimiento: el de que no es posible comprometerse en un ejemplo de por vida, ya que en ocasiones no se podrá conservar ese puesto de trabajo o también el empleado puede encontrar mejores oportunidades en otro lado. En eso no hay que ver un drama, sino una evolución normal, como la transferencia de un jugador de un equipo a otro.
Capacitación técnica: las categorías de asalariados a las que el des-empleo afecta más duramente son, por una parte y principalmente, las de los menos calificados y, por otra, las de los demasiados –por así decirlo- especializados en un oficio en vías de desaparición. Elevar la calificación del personal, darle la ocasión de adquirir los complementos para su formación, que facilitarán su adaptación a otros oficios, son acciones a menudo fecundas en materia de lucha contra el desempleo.
hORARIOS FlEXIBlES y El APORTE DE lOS PODERES PUBlICOS
Cuarto tipo de acciones: la flexibilización de las condiciones laborales, particularmente las de los horarios y las referentes a la duración del trabajo. Se ha hablado mucho de la partición del trabajo. Evidentemente es una tontería traducirlo a una operación aritmética de regla de tres simple: si mis obreros trabajan treinta horas en lugar de cuarenta, yo podría darle empleo a un tercio más de personas.
Un asalariado no es una materia fungible que se remplaza indiferentemente por otra; en las pequeñas empresas y en los talleres de las grandes empresas, con un plantel efectivo reducido, es difícil ver la manera de distribuir las licencias para poder fraccionar el empleo. Además, en el momento de reducciones uniformes y autoritarias de los horarios de trabajo, nunca se ha obtenido una disminución proporcional de las remuneraciones: toda reducción de ese tipo desemboca, de hecho, en un alza de los costos de producción.
Por el contrario, es posible contar con otra forma de partición como resultado del desarrollo del trabajo a tiempo parcial, facilitando por horarios flexibles. Para que una empresa esté dis-puesta a acoger esas formas de trabajo, sin que ello implique un alza de los costos, a menudo es necesario llevar a cabo una reorganización profunda que supone un esfuerzo imaginativo.
Es necesario también contar con mayor flexibilidad en el campo reglamentario, de la que tene-mos. Por lo demás, este requisito se puede aplicar a todas las formas de acción positiva que un dirigente de empresa puede intentar para luchar contra el desempleo. Las responsabilidades de los poderes públicos en la materia son considerables. Pero es bueno que, en principio, to-memos conciencia de las nuestras.
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No se lucha contra el desempleo
mediante el conservadurismo. La historia
enseña que, contrariamente a una
creencia muy extendida, el progreso
técnico ha sido creador, y no destructor,
de empleos, pero también nos enseña
que se trata de ocupaciones nuevas..