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U 21 Galde 1 Para unas generaciones acostumbradas a vivir entre certezas –incluidas las relativas a la existencia de ciclos económicos y crisis coyunturales-, y que desde la segunda guerra mundial no han tenido otra meta ni otro horizonte que la mejora del bienestar personal y colectivo, la situación por la que atravesamos representa un auténtico terremoto que cues- tiona muchos proyectos de vida, y pone patas arriba algunos consensos preestablecidos. na de las características más relevantes de la cri- sis por la que atravesamos es la perplejidad que la misma produce en la mayoría de la gente, inclui- Crisis ¿Qué crisis? Koldo Unceta cular alternativas, y la sensación de desamparo gene- rada por la aguda crisis de la política puesta de mani- fiesto durante este tiempo. Toda esa perplejidad no es ajena tampoco a la per- cepción de que nos encontramos ante un fenómeno novedoso, cuyas causas son recientes pero también pretéritas, cuyas ramificaciones y vínculos van más allá del ámbito considerado como estrictamente eco- nómico, y cuyas consecuencias son impredecibles. A todo ello se une la evidencia, cada vez mayor, de que las políticas impulsadas desde el poder para afrontar la crisis están provocando una profunda y regresiva rees- tructuración del orden social preexistente, un notable au- mento de las desigualdades, y un claro retroceso en materia ambiental. dos los sectores sociales más activos y comprometi- dos con los problemas colectivos. Dicha perplejidad tiene que ver con muy diferentes asuntos. En primer lugar, se relaciona con la sorpresa creada por la virulen- cia de la crisis, la rapidez con la que inicialmente se propagó, y la no previsión de la misma durante los años previos a su estallido. En segundo término, tiene que ver con la profundidad de sus consecuencias, afectan- do a aspectos claves de la vida social y al cuestiona- miento de derechos que se consideraban consolidados. Finalmente, no puede dejarse de lado el desconcierto y la incertidumbre producidos por la dificultad para arti- El desconcierto y el temor se han apoderado de mucha gente, lo cual se ve acrecentado por el naufragio de la izquierda tradicional, las dificultades de la intelectualidad crítica para elabo- rar nuevos discursos, y la todavía incipiente capacidad de los nuevos movimientos de protesta para proponer alternativas y caminos practicables. En estas circunstancias, parece obligado reflexionar sobre la naturaleza de la crisis en presencia, conocer mejor sus orígenes y sus distintas dimensiones, debatir sus consecuencias, y atisbar el alcance de los profundos cambios que están generando en la sociedad. Este es el sentido del dossier que aquí se presenta, el cual pretende, modestamente, aportar un pequeño granito de arena a esta reflexión. Crisis ¿Qué crisis? Para unas generaciones acostumbradas a vivir entre certezas –incluidas las relativas a la existencia de ciclos económicos y crisis coyunturales-, y que desde la segunda guerra mundial no han tenido otra meta ni otro horizonte que la mejora del bienestar personal y colectivo, la situación por la que atravesamos representa un auténtico terremoto que cues- tiona muchos proyectos de vida, y pone patas arriba algunos consensos preestablecidos. El desconcierto y el temor se han apoderado de mucha gente, lo cual se ve acrecentado por el naufragio de la izquierda tradicional, las dificultades de la intelectualidad crítica para elabo- rar nuevos discursos, y la todavía incipiente capacidad de los nuevos movimientos de protesta para proponer alternativas y caminos practicables. En estas circunstancias, parece obligado reflexionar sobre la naturaleza de la crisis en presencia, conocer mejor sus orígenes y sus distintas dimensiones, debatir sus consecuencias, y atisbar el alcance de los profundos cambios que están generando en la sociedad. Este es el sentido del dossier que aquí se presenta, el cual pretende, modestamente, aportar un pequeño granito de arena a esta reflexión.

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"Crisis. ¿Qué crisis?". Dossier de la revista Galde 01, invierno/2013.

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Para unas generaciones acostumbradas a vivir entre certezas –incluidas las relativas a laexistencia de ciclos económicos y crisis coyunturales-, y que desde la segunda guerramundial no han tenido otra meta ni otro horizonte que la mejora del bienestar personal ycolectivo, la situación por la que atravesamos representa un auténtico terremoto que cues-tiona muchos proyectos de vida, y pone patas arriba algunos consensos preestablecidos.

na de las características más relevantes de la cri-sis por la que atravesamos es la perplejidad que lamisma produce en la mayoría de la gente, inclui-

Crisis ¿Qué crisis?Koldo Unceta

cular alternativas, y la sensación de desamparo gene-rada por la aguda crisis de la política puesta de mani-fiesto durante este tiempo.

Toda esa perplejidad no es ajena tampoco a la per-cepción de que nos encontramos ante un fenómenonovedoso, cuyas causas son recientes pero tambiénpretéritas, cuyas ramificaciones y vínculos van másallá del ámbito considerado como estrictamente eco-nómico, y cuyas consecuencias son impredecibles.A todo ello se une la evidencia, cada vez mayor, deque las políticas impulsadas desde el poder para afrontarla crisis están provocando una profunda y regresiva rees-tructuración del orden social preexistente, un notable au-mento de las desigualdades, y un claro retroceso enmateria ambiental.

dos los sectores sociales más activos y comprometi-dos con los problemas colectivos. Dicha perplejidadtiene que ver con muy diferentes asuntos. En primerlugar, se relaciona con la sorpresa creada por la virulen-cia de la crisis, la rapidez con la que inicialmente sepropagó, y la no previsión de la misma durante los añosprevios a su estallido. En segundo término, tiene quever con la profundidad de sus consecuencias, afectan-do a aspectos claves de la vida social y al cuestiona-miento de derechos que se consideraban consolidados.Finalmente, no puede dejarse de lado el desconcierto yla incertidumbre producidos por la dificultad para arti-

El desconcierto y el temor se han apoderado de mucha gente, lo cual se ve acrecentado porel naufragio de la izquierda tradicional, las dificultades de la intelectualidad crítica para elabo-rar nuevos discursos, y la todavía incipiente capacidad de los nuevos movimientos de protestapara proponer alternativas y caminos practicables.

En estas circunstancias, parece obligado reflexionar sobre la naturaleza de la crisis enpresencia, conocer mejor sus orígenes y sus distintas dimensiones, debatir sus consecuencias,y atisbar el alcance de los profundos cambios que están generando en la sociedad. Este es elsentido del dossier que aquí se presenta, el cual pretende, modestamente, aportar un pequeñogranito de arena a esta reflexión.

Crisis ¿Qué crisis?

Para unas generaciones acostumbradas a vivir entre certezas –incluidas las relativas a laexistencia de ciclos económicos y crisis coyunturales-, y que desde la segunda guerramundial no han tenido otra meta ni otro horizonte que la mejora del bienestar personal ycolectivo, la situación por la que atravesamos representa un auténtico terremoto que cues-tiona muchos proyectos de vida, y pone patas arriba algunos consensos preestablecidos.

El desconcierto y el temor se han apoderado de mucha gente, lo cual se ve acrecentado porel naufragio de la izquierda tradicional, las dificultades de la intelectualidad crítica para elabo-rar nuevos discursos, y la todavía incipiente capacidad de los nuevos movimientos de protestapara proponer alternativas y caminos practicables.

En estas circunstancias, parece obligado reflexionar sobre la naturaleza de la crisis enpresencia, conocer mejor sus orígenes y sus distintas dimensiones, debatir sus consecuencias,y atisbar el alcance de los profundos cambios que están generando en la sociedad. Este es elsentido del dossier que aquí se presenta, el cual pretende, modestamente, aportar un pequeñogranito de arena a esta reflexión.

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No parece fácil en estas circunstancias avanzar en laelaboración de propuestas o alternativas que, desdeposiciones de progreso, puedan contribuir a dar la vuel-ta a esta situación. Pero en todo caso, resulta imprescin-dible comprender mejor lo que está pasando e intercam-biar distintos tipos de reflexiones, como primer paso paraarticular nuevos consensos desde la izquierda.

Un diagnóstico complejo…Una de los asuntos centrales a la hora de reflexionar

sobre la crisis es el que tiene que ver con los orígenes dela misma, y con la toma en consideración de sus diver-sas dimensiones. Es un lugar común que las tasas decrecimiento que se estaban registrando en el mundooccidental se vieron bruscamente interrumpidas por lacrisis financiera que se desató de la mano de las subpri-me en EE. UU., y que se propagó velozmente a lo largoy ancho del mundo. De ahí que haya cuajado la idea deque se trata de una crisis reciente, originada por unamezcla de burbuja inmobiliaria y malas prácticas banca-rias, que ha puesto en cuestión la solvencia del sistemafinanciero, y que ha acabado por afectar al conjunto de laeconomía, especialmente en aquellos países financiera-mente más vulnerables. Todo ello es cierto, pero es sólouna parte del relato, centrado en los aspectos que hanprovocado el estallido de la crisis, pero no explica el con-texto, el caldo de cultivo que ha permitido –y favoreci-do– que todo ello sucediera.

En primer lugar, la crisis actual hay que entenderlaen el marco del modelo de acumulación impulsado des-de que en los años 70 se rompió el pacto keynesianoque había permitido una cierta distribución de la riquezaen los países occidentales, mediante la cual las rentassalariales constituían el soporte de la demanda y, enconsecuencia, de la producción. En efecto, desde que seimpuso la nueva ortodoxia neoliberal y comenzó un im-parable proceso de trasvase de rentas del trabajo al ca-pital, la demanda pasó a ser sostenida principalmente através del endeudamiento de las economías domesti-cas. El progresivo endeudamiento privado que sirvió paramantener en funcionamiento el aparato productivo, con-tribuyendo a la vez a incrementar la supremacía del mun-do de las finanzas sobre el conjunto del sistema econó-mico. A su vez, la financiarización de la economía, quese había visto fortalecida por el desplazamiento de la

inversión hacia actividades de mucha mayor rentabilidada corto plazo, logró consolidarse aún más de la mano delas políticas que permitieron una creciente liberalizacióny desregulación del mundo de las finanzas.

En segundo término, la crisis hay que contemplarlatambién en el contexto de una restructuración del podereconómico a escala global. Pese a que muchos mediosse refieran a la crisis mundial, lo cierto es que, en elmomento actual, es la economía de los países occiden-tales –y especialmente los europeos– la que está sufrien-do en mayor medida la recesión, mientras muchos paí-ses asiáticos, africanos y latinoamericanos registrannotables tasas de crecimiento. Cierto es que se trata deun crecimiento basado sobre todo en la exportación dematerias primas y en los elevados precios registradospor éstas en los últimos años –caso de Africa y AméricaLatina– y muy dependiente a su vez de la demanda delos grandes países asiáticos. Pero no es menos ciertoque, pese a la fragilidad que todo ello representa, no sepuede interpretar la crisis económica como si esta fueraun fenómeno uniforme, que afecte por igual a unas yotras partes del mundo. Al contrario, la crisis actual hapuesto de manifiesto, con toda su crudeza, las nuevascondiciones en las que se desenvuelve una economíaglobal, crecientemente desregulada, y que se encuentraa merced de los vaivenes producidos en el proceso derecomposición de las nuevas hegemonías entre países yzonas del mundo. Y a su vez, ello implica la necesidad deestudiar con cautela la distinta dimensión espacial de lacrisis en unos y otros territorios, huyendo de explicacio-nes y análisis simplistas.

En tercer lugar, en el caso europeo, el impacto y eldesarrollo de la crisis económica no puede separarse delmodelo de unión económica y monetaria puesto en mar-cha hace varias décadas y, especialmente, de la derivaque el mismo adoptó tras los tratados de Maastricht. Laafirmación del mercado como única referencia, el aban-dono de las cuestiones sociales, la renuncia a la integra-ción política, la entronización de las recetas liberales, elpoder otorgado al BCE (Banco Central Europeo) y la pues-ta en marcha de una moneda única sin unión bancaria niarmonización fiscal, entre otras, han supuesto la conso-lidación de un espacio en el que los desequilibrios socia-les y las tensiones territoriales campan a sus anchas, yen el que las políticas impuestas han permitido, entre

«Se trataría de vincular las salidas a la crisis con propuestas que articulen preocupacionesdiversas y promuevan avances en campos tan diversos como el de la lucha contra la pobreza

y la privación humana, la equidad y la justicia social, la desmercantilización de algunostipos de actividades, la desmaterialización de la producción y el menor uso de recursos

no renovables, o la sostenibilidad de la vida y la atención al ámbito reproductivo.»

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otras cosas, la escandalosa conversión de la deuda pri-vada de algunos países en deuda pública, la exoneraciónde los bancos de sus gravísimas responsabilidades en lagestación de la crisis, o el continuo trasvase de rentasdesde los sectores más desfavorecidos hacia las éliteseconómicas, todo lo cual ha acabado por ahondar la cri-sis y darle una dimensión específica en Europa.

Finalmente, es preciso considerar que la crisis en laque estamos sumidos, aunque tiene una importantísimaexpresión en el plano económico –que le da una mayorvisibilidad a corto plazo por sus repercusiones en la pro-ducción y el empleo-, es también una crisis sistémica.Como tal crisis sistémica, es el resultado de diversascrisis que se superponen en los ámbitos social, ambien-tal, económico, o político. Una crisis que pone de mani-fiesto la creciente contradicción entre las formas de pro-ducción y consumo imperantes, y la capacidad desustentación del planeta; que muestra la creciente ten-sión entre la mercantilización del conjunto de las activi-dades humanas por un lado, y la relación entre los ámbi-tos productivo y reproductivo por otro, lo que afectadirectamente a las relaciones de género y amenaza lapropia sostenibilidad de la vida; que revela la ineficaciade los instrumentos tradicionales de la política para en-frentar una problemática que es local, estatal, y global, yque requiere nuevas formas de gobernanza multinivel,en cuya ausencia los sistemas de representación se des-componen y las élites políticas se apropian del poder amayor beneficio de las mismas. Una crisis que expresatambién las limitaciones del universo filosófico de lamodernidad para recoger, debatir y organizar las distin-tas aspiraciones humanas –así como las relaciones de

todo ello con el medio natural–, y para construir un mar-co de referencia ético, sin el cual el peligro del relativis-mo cultural y del choque de fundamentalismos diversosseguirá estando a la orden del día.

Ahora bien, el reconocimiento de que nos encontra-mos ante una crisis global y sistémica, no implica quesus distintas dimensiones se desarrollen en los mismostiempos, ni con la misma intensidad en cada lugar, loque complica tanto su análisis como la construcción dealternativas. Hay problemas cuyo tratamiento requiere,ciertamente, actuaciones en el más corto plazo, pero lasmismas no deberían ser planteadas sin considerar susefectos en el medio y largo plazo, y sus posibles implica-ciones en distintos ámbitos.

...y unas alternativas contradictoriasPero si la crisis tiene diversas y complejas dimensio-

nes, lo mismo cabe señalar acerca de sus consecuen-cias, muchas de las cuales no son perceptibles hoy endía en toda su posible amplitud. Habría que subrayar aeste respecto que la crisis económica está sirviendo paraponer en marcha diversas políticas cuyo alcance y cuyosefectos políticos, sociales y medioambientales comien-zan solo a atisbarse en estos momentos. De esta mane-ra, a las secuelas que la crisis está dejando en el cortoplazo en forma de desempleo y empobrecimiento deamplios sectores de la sociedad, es preciso sumar lasconsecuencias de la misma en el medio plazo. De hecho,es importante resaltar que, pese a que algunos diránque se ha salido de la crisis sólo con que se consiganpequeños niveles de crecimiento económico o se deten-ga la destrucción de empleo, lo cierto es que, en térmi-nos sociales, ello no implicará en modo alguno que sevaya a volver a la situación anterior.

En el caso español, y en menor medida en Euskadi,las implicaciones que la crisis –y las políticas puestas enmarcha– están teniendo y tendrán durante los próximosaños afectan a un amplio abanico de temas. Entre ellosestán los relativos al incremento de las desigualdades,relacionado en buena medida con el incesante trasvasede rentas de los salarios al capital y con el brusco recortede las políticas sociales. También las relaciones de gé-nero se están viendo alteradas por las repercusiones dela crisis sobre en el empleo femenino y en el ámbitoreproductivo. De la misma manera, es factible que asis-tamos a fuertes tensiones y transformaciones en el cam-po demográfico, producidas por el retorno de muchosemigrantes a sus lugares de origen y la salida del país demuchos jóvenes en busca de las oportunidades que aquíse les niega. Es probable también que la estructura eco-nómica profundice en algunas de sus debilidades, orien-tándose hacia actividades de menor valor añadido y com-ponente tecnológico, como resultado de las cada vezmenores inversiones en I+D y la apuesta por la precarie-

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dad y el empleo barato como fórmula para atraer capita-les –el ejemplo de Euro Vegas resulta patético, pero nodeja de ser paradigmático de la justificación de cualquiertipo de inversión apelando a la creación de empleo–. Yfinalmente, no pueden dejarse de mencionar las re-percusiones en el plano medioambiental ya que, ennombre del crecimiento económico, comienzan a jus-tificarse actuaciones diversas que suponen una signi-ficativa marcha atrás –caso de los cambios registradosen la Ley de Costas, o de la retirada de ayudas a lasenergías renovables–.

Sin embargo, y como ya se ha señalado anteriormen-te, la profundidad y la gravedad de los cambios que seestán produciendo son inversamente proporcionales ala capacidad de plantear alternativas que cuajen en lasociedad y puedan hacer frente a las políticas dictadasdesde el gobierno español, o desde Berlín, y cuya lógica–con matices que es obligado reconocer– es seguida conaparente resignación también desde Lakua apelando ala supuesta inevitabilidad de las mismas. Esta ausenciade alternativas constituye un problema que atraviesa porsupuesto a la política convencional, cuyas debilidades ylimitaciones se han hecho más patentes que nunca. Peroafecta también a la capacidad de respuesta de los movi-mientos sociales, así como a una intelectualidad que, enmuchos casos, sigue utilizando categorías de análisis yaobsoletas para examinar problemas cuya naturaleza yano es la misma, problema que en el caso de los estudioseconómicos resulta ya clamoroso.

Especialmente difícil se presenta el debate sobre lasalternativas cuando se trata de plantear cuestiones queafectan a temas muy diversos, que se entrelazan de ma-nera muy compleja, y cuyos ritmos y lazos son diferen-tes. Nos encontramos en este sentido con distintas con-troversias. Por una parte, tenemos aquellos debates yconflictos más cercanos a las consecuencias inmediatasde la crisis económica, y que se centran en la cuestiónde las políticas de crecimiento frente a las políticas deausteridad, debate en el que está atrapada una buenaparte de la izquierda tradicional y de los sindicatos.Pareciera que se trata de recuperar el crecimiento acualquier precio, sin prestar apenas atención a otrascuestiones como las características del modelo quese persigue y la posibilidad de que el mismo sea másjusto y sostenible, generando menos tensiones so-ciales y medioambientales. Por otro lado, asistimos ainteresantes debates sobre el ámbito más eficiente, de-mocrático y/o participativo en el que las alternativas a lacrisis pueden tomar cuerpo. En esta línea se situaríanlas discusiones sobre la nueva gobernanza global, sobreel presente y futuro de la UE –incluidas las propuestassobre una hipotética salida del euro–, o sobre la relevan-cia de los espacios subestatales a la hora de plantearpolíticas alternativas, lo que tiene una especial inciden-

cia en los casos vasco o catalán, y las propuestas indepen-dentistas o soberanistas como respuesta a la crisis.

Finalmente, es preciso señalar la importancia del en-foque sistémico a la hora de plantear alternativas. Desdeeste punto de vista, más amplio, se trataría de vincular lassalidas a la crisis con propuestas que articulen preocupa-ciones diversas y promuevan avances en campos tan di-versos como el de la lucha contra la pobreza y la privaciónhumana, la equidad y la justicia social, la desmercantiliza-ción de algunos tipos de actividades, la desmaterializa-ción de la producción y el menor uso de recursos no reno-vables, o la sostenibilidad de la vida y la atención al ámbitoreproductivo.

El dossier sobre la crisis que se presenta en este nú-mero de Galde pretende modestamente ahondar en algu-nos de los temas más arriba mencionados. El objetivo esplantear preguntas y abrir nuevas perspectivas, que ha-brán de profundizarse en posteriores dossieres, como elque se prepara sobre la crisis de la política para el siguien-te número de esta revista. Las transiciones suelen ser lar-gas, y los cambios de paradigma se abren normalmentepaso con dificultad. Y el problema es que, en el camino,mucha gente se queda en la cuneta, lo que obliga, desdeuna perspectiva progresista y solidaria, a mirar a medioplazo sin olvidar el corto plazo. A pensar globalmente, yactuar localmente.

Koldo Unceta.Catedrático de Economía de la UPV/EHU

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Entrevista a Carlos Berzosa

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Llevamos ya cinco años sumidos en una importante crisisque está afectando a las economías occidentales como nohabía sucedido probablemente desde el período de entre-guerras. ¿Cuáles crees tú que son los elementos diferen-ciales de esta crisis? ¿Por qué ha llegado a adquirir tantavirulencia?CARLOS BERZOSA. Esta crisis tiene elementos diferencialesa las anteriores que se han dado en el capitalismo, pues esconsecuencia de la naturaleza de la fase del sistema que hatenido lugar desde los años ochenta del siglo XX. La globali-zación financiera que ha sido un factor fundamental para latransmisión de la crisis ha adquirido una dimensión superiora las alcanzadas en otros momentos históricos. A su vez laexpansión financiera se ha basado en la emisión de excesi-vos derivados tóxicos, operaciones de ingeniería financierasofisticadas e innovadoras, paraísos fiscales, y elevado en-deudamiento. Todo ello ha fomentado la expansión en mu-chos países de la burbuja inmobiliaria. La especulación y laobtención de ganancias rápidas es lo que ha predominadosobre la economía productiva. Este crecimiento desmesura-

CARLOS BERZOSA es una de las voces críticas más conocidas frente a la ortodoxia económica dominante. Hasta2011 fue Rector de la Universidad Complutense de Madrid, cargo que ocupó a lo largo de ocho años. Pero muchoantes de eso, Carlos Berzosa ya participó en numerosas plataformas y agrupaciones aportando su punto de vistacontrario al fundamentalismo neoliberal y hacia una forma de entender la economía alejada de las preocupacionesy realidades sociales. Además de continuar con sus labores docentes y colaborar con diversos medios decomunicación, en la actualidad es director de la Revista de Economía Crítica y presidente de la Sociedad deEconomía Mundial. El pasado 23 de febrero, horas antes de la multitudinaria marcha de protesta de las mareasciudadanas celebrada en Madrid, charlamos con él sobre la crisis, sus efectos, y las alternativas que se presentan.

Koldo Unceta

do de las finanzas sin respaldo de la economía real y de laespeculación es lo que ha estallado.

Otro factor fundamental en el desencadenamiento de lacrisis es la creciente desigualdad en las rentas y la riquezaque se ha producido en los países desarrollados. Este hechoha favorecido el endeudamiento de las familias y empresas.El sistema se basa en la creciente producción de mercancíasy búsqueda del beneficio. Esta incesante producción de mer-cancías tiene que ser vendida, lo que obliga a las empresas abuscar nuevos mercados al tiempo que se encuentran obli-gadas a competir en el mercado global. Las empresas seendeudan para lograr estos objetivos y para llevar a cabofusiones y "OPAS" hostiles y las familias en un contexto ca-racterizado por la congelación de los salarios reales o su des-censo se endeudan para seguir la marcha del consumismo.

La duración de la crisis se deriva de estas circunstanciasque hacen que sea una crisis de naturaleza estructural puesafecta a los cimientos del modelo de desarrollo que se hagenerado en las últimas décadas. Es un tumor que se haextendido por todo el cuerpo económico y que no resulta

"Necesitamos unmodelo de desarrollo

más justo y capazde repartir el trabajo

y las rentas."

Entrevista a Carlos Berzosa

"Necesitamos unmodelo de desarrollo

más justo y capazde repartir el trabajo

y las rentas."

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sencillo extirpar. Las medidas tomadas tampoco han ido alas causas del origen de la crisis sino sobre sus efectos. Deahí su virulencia y duración

En el caso de Europa, ¿qué papel ha jugado en esta cri-sis el modelo de unión monetaria que se impuso final-mente hace unos años?C.B. La crisis en la Unión Europea (UE) ha desembocado enuna grave crisis del euro. Como consecuencia de esto, aho-ra es cuando se ponen de manifiesto los puntos débiles dela construcción de la unión monetaria. Algunos analistas,entre los que me encuentro, habían advertido de este he-cho que, sin embargo, quedaba oculto en la época de laexpansión que tuvo lugar en los años primeros del siglo XXI.La euforia manifestada por los dirigentes políticos y econó-micos ante la moneda única, y los economistas que apare-cieron como grandes predicadores de las bondades de launión monetaria, se ha desvanecido ante el primer terre-moto que ha sacudido a la UE. Los críticos que con distintosmatices advertían sobre los peligros de esta unión monetaria, yque observaban que sus argumentos eran descartados por losprofetas de la buena nueva, han vuelto a tener razón.

La vulnerabilidad de la moneda única ha sido, a mi modode ver, por las interdependencias de varios factores. En pri-mer lugar, la gran desigualdad existente entre las econo-mías de los diferentes países que han constituido la zonaeuro. Este hecho aleja a esta unión de ser un área moneta-ria óptima, agravado, además, por no tener una política fis-cal común que podría servir de factor compensatorio frentea las perturbaciones que podrían darse. En segundo lugar,el no tener un control democrático de ningún poder políti-co, lo que deja a la moneda a expensas del Banco CentralEuropeo y que solamente es influido por Alemania. En tercerlugar, la creación del BCE con unos estatutos que limitan susactuaciones en momentos difíciles económicos, como los queestamos viviendo, y que se encuentra gobernado por la orto-doxia económica que es la que ha conducido a la crisis.

El déficit democrático de las instituciones europeas creaun vacío a la hora de actuar conjuntamente y con políticascoordinadas. Se impone, por tanto, el poder del más fuerteque en este caso es Alemania. Las debilidades mostradaspor la unión monetaria europea no han sido paliadas poracciones capaces de tapar los agujeros más evidentes quehan quedado al descubierto. En consecuencia, la crisis seha agravado para los países más vulnerables de la eurozo-na. La unión monetaria corre peligro, pero si se salva sinhacer cambios en profundidad se hará con grandes sacrifi-cios de la mayor parte de la población de los países máscastigados por la crisis pero también progresivamente afec-tará a los demás. El euro, tal como está concebido, no es uninstrumento que ayude a la equidad y a un modelo socialjusto, sino que sirve fundamentalmente a los poderes eco-nómicos y financieros oligárquicos.

¿Qué efectos estén teniendo o pueden llegar a tener laspolíticas impuestas desde Alemania y otros países? ¿Hayvisos de que puedan cambiar esas políticas? ¿Qué papelpuede jugar Francia si algunos de los desequilibrios

macroeconómicos achacados a los países del sur de Eu-ropa llegan a tomar cuerpo también en ese país?C.B. Los efectos de las políticas impuestas por Alemaniaya están manifestando su naturaleza negativa desde hacevarios años, sobre todo en los países más afectados por lacrisis. Pero también se están haciendo notar las consecuen-cias de las políticas de austeridad en los países que hastaahora han salido mejor parados. Las consecuencias de todoesto son evidentes: aumento del paro, crecimiento de losmini Jobs, pérdida de capacidad adquisitiva para las clasesmedias y bajas, incremento de la desigualdad y la pobreza, y elprogresivo desmantelamiento del Estado del bienestar.

Los dirigentes actuales consideran que hay que acabarcon las ventajas del modelo social europeo y con el empleoestable, con el fin de competir en el mercado global a labaja en salarios y derechos sociales para poder hacer fren-te a los países emergentes. Se trata, en definitiva, de sercompetitivos aunque sea a costa de empeorar las condicio-nes materiales y sociales de la mayoría de la población. Laposición de Alemania y el hecho de que la mayor parte dela UE esté gobernada por las fuerzas políticas conservado-ras hacen suponer que estas políticas no se van a ver mo-dificadas. Las creencias que mantienen los grupos conser-vadores sobre el fundamentalismo de mercado y la ortodoxiaeconómica que se sustenta en la necesidad de mantener laestabilidad macroeconómica y el equilibrio presupuestariose va a seguir manteniendo.

La posición de Francia se encuentra limitada por dos ele-mentos. En primer lugar, por la posición de debilidad eco-nómica que mantiene con relación a Alemania. Esta pérdi-da de poder que se ha venido dando en los últimos años esun condicionante frente al poderoso vecino, a lo que hayque añadir la falta de aliados con los que se encuentra en laUE. La crisis afecta cada vez más a Francia lo que le debilitaante Alemania. En segundo lugar, la posición francesa seencuentra restringida por la falta de ideología puesta demanifiesta por la socialdemocracia en las últimas décadas,habiéndose convertido en cómplice en parte de la evolu-ción del capitalismo en esta fase de su desarrollo. Los par-tidos socialistas no ofrecen verdaderas alternativas a la cri-sis económica y padecen una insuficiencia de ideas notablesante una catástrofe de esta envergadura.

La única esperanza de cambio se encuentra en las res-puestas ciudadanas, en que haya fuerzas políticas capacesde capitalizar la energía que se manifiesta en las calles y eldescontento ante la política y las instituciones que tienenlos ciudadanos. También puede hacer cambiar los efectosdevastadores que tiene la crisis y que la necesidad obliguea modificar las políticas económicas practicadas y el propioparadigma dominante.

Hace dos o tres años se achacaba la gravedad y la viru-lencia de la crisis en España a las características de suestructura económica y la excesiva dimensión del sectorde la construcción. ¿Consideras que se están tomandomedidas para cambiar esa situación? ¿Qué debería ha-cerse a este respecto?

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"La acción cívica se tiene que extender yconseguir que se modifiquen las actuaciones tannefastas que se están llevando a cabo. Frente ala prepotencia del poder y su puesta en marchade políticas que favorecen a una minoría muyrica y perjudican a la mayoría, hay que alzar la vozy la protesta ciudadana pacífica y democrática."

"La acción cívica se tiene que extender yconseguir que se modifiquen las actuaciones tannefastas que se están llevando a cabo. Frente ala prepotencia del poder y su puesta en marchade políticas que favorecen a una minoría muyrica y perjudican a la mayoría, hay que alzar la vozy la protesta ciudadana pacífica y democrática."

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C.B. En la economía española no se han tomado ningunamedida para cambiar la situación y hacer frente a las ver-daderas causas de la crisis. Se ha tardado en reaccionarcomo es el caso de la crisis de gran parte del sistema fi-nanciero lo que ha ido agravando la situación tan mala queexistía. La salida a las Cajas de Ahorro ha sido desafortu-nada y ha sido peor el remedio que la enfermedad. No sehan tomado medidas para resolver el problema de los pi-sos vacíos que se han quedado en este estado por el des-encadenamiento de la crisis. Al tiempo se desahucia a másde 400.000 familias que es un escándalo social. No se haido a resolver las causas originarias de la crisis en nuestropaís sino a los efectos causados. Se han impuesto los inte-reses dominantes con la reforma laboral, rebaja de pen-siones, desmantelamiento del Estado del bienestar, priva-tizaciones y primacía de lucha contra el déficit.

Estos intereses económicos han tenido un apoyo engran parte de la profesión económica y académica que lessirve de coartada técnica y que pretende apuntalar la orto-doxia económica causante de la gran recesión en la queestamos sumidos. Estas actuaciones se encuentran enconsonancia con las prácticas e ideologías vigentes en laUE. Frente a esta ideología tan poderosa que encuentraresonancia en los principales medios de comunicación, hayque plantear alternativas que son diferentes. Además delo dicho, hay que atender las urgencias sobre todo de losmás necesitados y de las personas desahuciadas de susviviendas. Actuaciones que no deben ser llevadas a cabocomo caridad o por compasión sino como justicia. En te-mas económicos a corto plazo, no ser tan inflexible a la

hora de bajar el déficit público, implantar un sistema fiscalmás justo y equitativo, y luchar contra el fraude fiscal. Aun plazo medio en sus efectos pero necesario ponerlo enmarcha ya, planes que apuesten por la investigación, de-sarrollo e innovación, y transferencia de tecnología. Asícomo el impulsar las energías renovables y un modelo eco-nómico sostenible capaz de crear empleo.

Si te parece, hablemos un poco de otras dimensionesde la crisis, o si prefieres, de la relación entre la crisiseconómica y lo que se ha dado en llamar crisis sistémi-ca. ¿Cómo ves este aspecto de la cuestión?C.B. La crisis es sistémica pues es una más de las muchasque ha padecido el capitalismo, es por ello una crisis delsistema. En este caso concreto responde a la naturalezaque ha adquirido esta evolución en las tres últimas déca-das. Es una crisis estructural porque afecta a los cimientosbásicos en los que se ha asentado el funcionamiento delcapitalismo los últimos años. Esta crisis no es el derrumbedel sistema pero sí que requiere cambios para encontrar lasalida que modifique lo anterior que ha traído consigo es-tos males del presente.

Hay que actuar en dos planos. Por un lado, con medi-das que reactiven la economía para frenar la caída del em-pleo, del poder adquisitivo y la destrucción del estado delbienestar. Por otro lado, introduciendo reformas que ha-gan factible el funcionamiento del sistema a medio plazolo que requiere crear las bases para lograr una mayor equi-dad en la distribución de los frutos del crecimiento y undesarrollo sostenible. En suma, se necesita crecer menospara no acabar con el medio ambiente y los recursos delplaneta. Hay que frenar la carrera desenfrenada del consu-mo y el despilfarro, lo que requiere un modelo de desarro-llo más justo y capaz de repartir el trabajo y las rentas.

Finalmente, ¿Cómo ves la situación social en España?¿Crees que hay respuesta suficiente a las políticas quese están llevando a cabo?C.B. La situación social en España es insostenible comoconsecuencia de lo que ya se ha mencionado: paro eleva-do, desempleo juvenil muy alto, aumento de la desigual-dad y pobreza, y recortes en el estado social de derecho.Las respuestas a estas políticas se están haciendo desdedos planos, teórico y práctico. Desde el punto de vistateórico, un conjunto de economistas están planteando queotra política económica es posible desafiando al poder es-tablecido en la política, la economía y la academia. Desdeel punto de vista práctico, desde la movilización ciudada-na, la acción cívica se tiene que extender y conseguir quese modifiquen las actuaciones tan nefastas que se estánllevando a cabo. Se han conseguido logros como es el casode la plataforma contra los desahucios, en otros casos muypoco. No hay en todo caso que desanimarse frente a laprepotencia del poder y su puesta en marcha de políticasque favorecen a una minoría muy rica y perjudican a lamayoría hay que alzar la voz y la protesta ciudadana pacífi-ca y democrática.

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a cuestión del crecimiento ha vuelto a recobraractualidad como consecuencia de la crisis por laque atraviesan buena parte de las economías oc-

¿Hacia el fin del cr El impacto del encarecimiento de los

Roberto Bermejo

Se han desarrollado diversos enfoques para determi-nar el impacto del gasto en petróleo en el PIB y en lamayoría de los casos los países OCDE han sido el foco deanálisis, aunque también en algún caso el ámbito del es-tudio es mundial. Resulta difícil evaluar la magnitud delimpacto (que siempre será discutible), pero este proble-ma pierde relevancia ante el futuro que nos espera defuerte encarecimiento de las materias primas.

Los economistas ortodoxos suelen utilizar el enfoquede evaluar el impacto en el PIB de un incremento del pre-cio del petróleo importado de 10$/b. La Agencia Interna-cional de la Energía (AIE) considera que en la OCDE talaumento detrajo 0.2 puntos del PIB en 20122. Otros auto-res, definen el umbral de precios a partir del cual empiezaa reducir significativamente el PIB. Y cuando más se reba-se ese umbral mayor será el impacto, disminuyendo cadavez más el crecimiento y pudiendo llegar al estancamien-to, que es la antesala del decrecimiento. Los autores quedefienden este enfoque consideran que los países de laOCDE se ven impactados cuando el precio del barril supe-ra los 90$ en periodos prolongados. Lo que indicaría queno pueden salir de la crisis mientras los precios se man-tengan por encima de 100$/b. A diferencia de lo que ocu-rre en la OCDE, los analistas consideran probable que Chinae India pueden soportar precios de 100-110$/b. La razónque justificaría tal disparidad de umbrales es que el incre-mento de productividad marginal de un barril de petróleoes mayor en China e India, dado que sus consumos percápita son muy inferiores a los de la OCDE3.

Está demostrado que los prolongados periodos de re-lativamente bajos precios del petróleo están asociados aelevado crecimiento económico (el precio medio históricodel petróleo fue 20$/b), como ocurrió en la onda expansi-va posterior a la SGM, y que por el contrario los periodosde precios elevados han sido de crecimiento bajo, cuandono de crisis. J. J. Hamilton muestra que de 11 recesionesque se produjeron en EE UU después de la SGM, 10 fue-ron precedidas de escaladas del precio del petróleo. Y «lacorrelación entre las fuertes escaladas de precios del pe-tróleo son demasiado fuertes como para ser una coinci-dencia», lo que no quiere decir que los altos precios delpetróleo fuera la causa única de las recesiones, sino quefue «un factor contribuyente»4. Por su parte, D. J. Mur-phy y C. Hall avanzan en este enfoque al evaluar la contri-bución media de los precios del petróleo a los periodosexpansivos y contractivos al provocar variaciones en elconsumo de petróleo: «Alrededor de la mitad de la varia-ción del crecimiento económico, eso es, periodos de re-cesión versus periodos expansivos, puede ser explicadopor la variación en el consumo de sólo petróleo »5.

ción de empleo y recuperar los niveles de renta perdidos.Sin pretender abordar toda la complejidad del debate sus-citado a este respecto, este artículo pretende mostrar lasdebilidades de cualquier planteamiento que pretenda anali-zar la crisis sin considerar la problemática de los recursosnaturales o plantear el crecimiento como alternativa sin te-ner en cuenta el encarecimiento de los mismos. Para ello,se aborda en primer lugar el debate sobre el impacto delencarecimiento del petróleo en el inicio de la crisis econó-mica actual, pasando después a analizar el impacto actualdel petróleo a medida que se encarece y del conjunto delas materias primas principales en el PIB. Por último, tratade los previsibles impactos futuros. Todo ello se planteapartiendo del hecho de que, con el cambio de siglo, se rom-pe la tendencia histórica de abaratamiento de los recursosnaturales en el mundo. Entre todos los recursos naturales, elencarecimiento de los combustibles fósiles (y especialmente elpetróleo) polariza la atención de los economistas de la energía.Y ello es debido a su dinámica de fuerte encarecimiento y ala dificultad de encontrarle un sustituto en dos áreas eco-nómicas fundamentales: el transporte y la petroquímica. El70% del petróleo se utiliza en el transporte y éste combus-tible aporta el 96% de la energía consumida por ese sector.

Panorama histórico hasta el momento actual. Los cen-tros de poder la catalogan la crisis actual como financiera(motivada por una burbuja especulativa financiera que fuereforzada por una burbuja especulativa inmobiliaria). Sinnegar este factor, la escalada de precios del petróleo y lade gran cantidad de otras materias primas esenciales tu-vieron una destacada influencia. La escalada provocó infla-ciones elevadas y una fuerte reducción de capacidad degasto y de inversión en los países OCDE. A finales de 2007empezó a repuntar la inflación, llegando en países OCDEhasta cotas del 5-6% en la primera mitad de 2008. Los ban-cos centrales reaccionaron con la receta habitual: elevandoel tipo de interés. Esto provocó el encarecimiento del crédi-to en el momento en que la burbuja inmobiliaria empezabaa colapsar. Ello aceleró su colapso y retroalimentó a su vezel colapso del sistema financiero, que había desarrolladosu propia burbuja. Por último, en 2008 el coste del petró-leo alcanzó la cota del 5% del PIB mundial que, como vere-mos, superó el umbral que provoca crisis económicas. Asíque se puede concluir que la escalada de precios del petró-leo fue un factor magnificador del efecto conjunto del esta-llido de las burbujas inmobiliaria y financiera. Por lo que lacrisis iniciada en 2008 no fue sólo una del tipo indicado,sino que, como apunta Rubin «fue un síntoma de una crisismás grande, una crisis energética»1, análisis respaldado porotra parte por muchos autores.

Lcidentales, planteándose por parte de algunos secto-res como la única esperanza en la que basar la crea-

¿Hacia el fin del cr

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el crecimiento?de los recursos naturales en el PIB

Algunos autores profundizan en este estudio al deter-minar el umbral de gasto en petróleo en relación con el PIBque se correlaciona con crisis económicas y vamos a verque existe un notable acuerdo en la definición de ese um-bral entre ellos. En el trabajo ya citado, Murphy y C. Hallestiman que cuando el gasto en energía alcanza el 5.5% delPIB se producen recesiones. Pero en la recesión de 1973-1975 no se alcanzó el ratio de 5.5, lo que indica que tambiénintervienen otras variables. En este caso los precios se cuadru-plicaron entre octubre y diciembre de 1973, por lo que nohubo tiempo para amortiguar el impacto, y se habían debili-tado los motores que impulsaron la expansión del periodo1950-1973. S. Kopits llega a una conclusión semejante que

M. Li considera por su parte que cuando el con-sumo mundial de petróleo supera el nivel del 4% delPIB, la economía entra en recesión profunda, consi-

El impacto reductor del PIB de Estados Unidos del encarecimiento del petróleo

Fuente: J. Grantham: «On the road to Zero Growth», GMO Quarterly Letter, November, 2012

los autores anteriores enun informe presentado a laSubcomisión de Energía delCongreso de EEUU en2011. Establece un umbralde gasto de petróleo en re-lación al PIB que producerecesión al declarar que«históricamente cuando elgasto en petróleo alcanza el4% del PIB, EEUU cae en re-cesión»6. Ambos resulta-dos son muy semejantesporque en el primer casose contabiliza toda la ener-gía importada (sobre todo,petróleo y gas), mientrasel segundo sólo contem-pla el petróleo.

derando como tal fenómeno que el crecimiento del PIBmundial cae por debajo del 2%7 . En el periodo 1974-1985el consumo de petróleo supuso como media un 4% delPIB mundial y el resultado fue que la economía mundialsufrió tres profundas recesiones: en 1974-75, 1980 y 1982.Después, en 2006 y 2007 el gasto volvió a tocar el umbraldel 4% y en 2008 se elevó al 5%, provocando una nuevarecesión mundial. En 2009 la economía mundial decreciópor primera vez desde la SGM.

Por último, tenemos el enfoque que analiza el impac-to económico de un índice integrado de precios de múlti-ples materias primas. Este es el enfoque que utiliza J.Grantham, director de la compañía GMO dedicada al co-mercio internacional, que define un índice de precios de33 materias primas (entre las que se encuentran los com-bustibles fósiles, el uranio, los metales principales, apar-te de alimentos y fibras naturales). Al estudiar la evolu-ción histórica de tal índice llega a una muy importanteconclusión: después de una tendencia de reducción delpeso en el PIB del gasto de materias primas en el periodo1900-2000 (un 1.2% al año) y una cambio agudo de ten-dencia a partir de 2002, crece el gasto en el periodo 2000-2010 al ritmo anual de un 7%, por ello el autor define lanueva situación como un cambio de paradigma. Este cre-cimiento está motivado por el encarecimiento del petró-leo, de los principales metales e incluso de los productosagrícolas, sobre todo debido a que el coste de los fertili-zantes se multiplicó por un factor de 2-3. Al aplicar losratios indicados a la economía de EE UU, el autor llega alas conclusiones que, por un lado, el descenso anual del1,2% aportó al PIB un 0,2 puntos porcentuales al año y,por el contrario, el encarecimiento anual de los costes del7% le ha detraído un 0,4 puntos8 (Grantham, 2012: 11, 12).

el crecimiento?

"The power of observation". Paula Rosa

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30 Galde 1

Se considera que el repunte del crecimiento en 2010fue espoleado por los bajos precios de los recursos natu-rales y un consiguiente aumento del consumo de petró-leo. Por el contrario, en 2011 el precio del petróleo sedisparó, lo que determinó que el petróleo fuera el máscaro de la historia y su costo superó el 5% del PIB mun-dial. Una idea de la magnitud del impacto del petróleocaro fue que el coste de su importación en la UE pasó de280.000 millones de dólares en 2010 a 470.000 en 2011. En2012 la factura siguió creciendo, aunque de forma másmoderada, -se estima una factura superior a 500.000 mi-llones-, y todo ello a pesar del desplome del consumo depetróleo como consecuencia de la fuerte crisis. Al aumentode la factura ha contribuido también a la desvalorizacióndel euro en relación con el dólar. En 2011, la factura chinase elevó 50.000 millones de dólares, alcanzando los 250.000millones (Pfeifer, 2011, FT Nov. 27; Li, 2011).

Una breve mirada al futuro. J. Grantham plantea dosescenarios de encarecimiento, admitiendo que el gradode incertidumbre es alto, con las premisas de que la eco-nomía mundial sólo crezca al ritmo del 3.5% y que se man-tiene el ritmo de aumento del productividad anual en el3.25%. En un escenario se mantiene el ritmo de encareci-miento del 7%, lo que determina que el precio de los re-cursos se duplica cada 10 años, lo que provocaría que enmenos de 20 años la economía estadounidense se es-tancara. Y si el índice crece al 9%, llega a la conclusiónde que todo el potencial de crecimiento de la econo-mía de EE UU se habrá agotado en 11 años. Así quehabría llegado al estancamiento, para luego decrecer,si no se toman medidas. Pero si el incremento anualde la productividad aumenta del 3.25% al 5%, el creci-miento cero se retrasaría hasta 31 años. Estos escena-rios son coherentes con la tendencia de EEUU a reducirsu ritmo de crecimiento, que es común al resto de paísesOCDE. EEUU creció en los 100 años previos a 1980 al ritmomedio del 3.5% y no existe caso semejante. Pero a partirde 1980 el ritmo de crecimiento ha venido bajando y le hacostado cada vez más superar las recesiones habidas. Portodo ello el autor titula su artículo «On the Road to ZeroGrowth».

Sin embargo, aunque la gran mayoría de las socieda-des sufrirán un impacto muy alto, su intensidad depende-rá de las características de cada una. Será menor cuantomás predominen los factores siguientes: administracio-nes con finanzas saneadas; alta eficiencia energética; gran-des recursos de petróleo y/o gas y/o de metales estra-tégicos; fuerte desarrollo de las tecnologías solares;alto nivel de reciclado de materiales, elevada capaci-dad de cambio tecnológico; baja apertura de la econo-mía; alta diversidad del tejido económico; institucio-nes sólidas; alta cohesión social; baja población enrelación con los recursos, etc. Por ello, los países ex-portadores de la OCDE (Noruega, Canadá y Australia) seencontrarán entre los menos impactados. Indudablemente

los países No-OCDE con fuerte capacidad exportadora,sobre todo de petróleo y gas y una cierta aproximacióna las premisas anteriores sufrirán un impacto muchomenor que el resto.

Por último, las importaciones de petróleo y gas de Es-paña eran en 2010 del 70%, sólo superado en la UE porIrlanda e Italia (países que no tienen energía nuclear). Sucoste alcanzó el récord en 2008 con 45.000 millones deeuros. Después de la fuerte reducción de la factura en2009, empezó a aumentar al ritmo de unos 5.500 millonesal año. En 2010 la factura alcanzó 34.500 millones de euros,40.000 en 2011 y 46.000 (estimación) en 2012 (www.cores.es).El precio del gas para hogares se ha casi duplicado en losúltimos 4 años. Teniendo en cuenta que el PIB de 2012 sesitúa alrededor de 1,05 billones de euros, las importacio-nes de petróleo y gas suponen el 4.4% del PIB, cifra quesube alguna décima, si se tiene en cuenta las importacio-nes de carbón y de combustible nuclear. Tal cifra coloca ala economía española cerca del umbral de recesión, se-gún las estimaciones realizadas. Y todo ello ocurre en unpaís que tiene el mayor potencial de energía solar y eólicade la Unión Europea, pero que tiene un gobierno que hadecidido que no merece la pena ser impulsadas. No de-ben ser estratégicas, como lo son el resto de las infraes-tructuras.

El panorama esbozado en este artículo pone de mani-fiesto el creciente efecto limitador del PIB debido al pro-ceso de encarecimiento de los recursos naturales, que esel lógico reflejo de su escasez, y la insostenibilidad delactual modelo económico. Ello cuestiona la estrechez deldebate actual sobre qué política económica es más ade-cuada para superar la crisis y apunta a la necesidad deavanzar rápidamente (en especial en el campo energéti-co) hacia un modelo económico que sea sostenible. Elcual es incompatible con el crecimiento ilimitado.

1 J. Rubin: Why your world is about to get a whole lot sma-ller, Ney York, Random House

2 AIE (Agencia Internacional de la Energía): Outlook 2012,AIE.

3 S. Kopits: «Oil, the Economy and Policy», Our Finite World,March 2012. Por otra parte, como señala Yanagisawa, este en-foque es similar al que utilizan bancos como Deutsche Bank,Morgan Stanley, Goldman Sach, etc., que consideran que elprecio de 120$/b constituye una seria amenaza para el creci-miento mundial. Ver a este respecto Yanagisawa, A.: «Impactof Rising Oil Prices on the Macro Economy», EEJ, May 2012

4 Hamilton, J. D.: «Oil Prices, Exhaustible Resources, andEconomic Growth», prepared for Handbook of Energy and Cli-mate Change. 2011

5 Murphy, D. J., y Hall, C.A.S.: «Energy return on investment,peak oil, and the end of economic growth», Annals of the NewYork Academy of Sciences 1219. 2011.

6 http://ourfiniteworld.com/2011/03/03/steven-kopits-oil-the-economy-and-policy

7 Li, M.: «Has the Global Economy Become Less Vulnerableto Oil Price Shocks?, 2012 www.theoildrum.com/node/9008

8 Grantham, J.: «On the road to Zero Growth», GMO Quarter-ly Letter, November, 2012

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ausnarketa hau balizko irreal batean gauzatzen da, euskaldu-non erabakitzeko eskubidearen onarpenean. Edo beste erabatean esanda, Eskozia eta Erresuma Batuaren arteko akordio-

Mikel Zurbano

H miko eta instituzionalaren narriadura bizkorrak eraginda. Bistakoada Espainiaren proiektuak berezko mugekin egin duela topo, barne-ko eta kanpoko arrazoiak medio, eta krisiaren eztandak xaxatutaagertoki berri baten aurrean aurkitzen da: EBko agintari politiko etaekonomikoen presiopean politika lurperatu dute, mugaz barnekolurralde kohesioa eta kohesio soziala eztanda arazteko zorian diraeta krisitik irteteko proiektu sinesgarririk ez dago troikaren dogma-austeritatea eta barne debaluaketaren programa- jarraitze hutsazharago. Errezeta honen ezina bistako da, indize ekonomiko eta so-zial ugarik hala erakusten baitute, baita EBak berak ezarritako hel-buru finantzario eta fiskalei erreparatuta ere.

Kontestu honetan subiranotasuna helburu kolektibo identitarioeta utopikoa izatetik proiektu herritar gauzagagarria bihurtu da, kri-siaren bestelako irteera soziala eskura egon daitekeen proiektu uki-garria, hain zuzen. Katalunian ireki den prozesua narriadura zabalhonen ondorioa da. Kataluniako gehiengo sozialak eta instituziona-lak bide subiranistari lehentasuna eman dio Espainiako proiektuak-bereziki bere arlo ekonomikoan- erakarpen ahalmena galdu due-lako. Estatua eta Kataluniako finantza fluxuen emaitza garbiaren in-guruan ardaztu zen hasiera batean eztabaidaren muina. Euskal He-rrian indarrean dagoen Kontzertu eta Konbenio Ekonomikoarengabeziak Kataluniaren diru ekarpenak estu mugatu izan dituelakobertako aurrekontua eta inbertsiorako ahalmena, lurralde solidarita-tearen izenean. Finantza fluxu pribatuen gainean ere egin da haus-narketarik, posizioak posizio Kataluniako finantza erakundeek Esta-

ak definitzen dituen parametroak hartuko ditugu aintzat. EspainiakoEstatuaren esparruan hipotesi hau urrunekoa izan arren, alegiazkoabiapuntu honek analisia ardatz ekonomiko eta estrategiko hutse-tan egitea errazten digu. Beraz, xedea ez da izango eszenatoki de-mokratiko nazionalera iristeko ariketa, nahiz prozesua eta helburuenarteko loturak bistakoak diren. Azterketa xume honen helburua glo-balizazioaren krisiaren testuinguruan Euskal Herriaren –edo bereparte baten- subiranotasun ekonomikoa ulertzeko oinarri oroko-rrak eskaintzea da eta baita ere egungo egoera ziurgabe eta al-dakorrean proiektu subiranista abiarazteko oinarrizko hastapenakzirriborratzea, beti ere euskal sozietatearen gehiengoaren bizi bal-dintzak hobetze aldera orientatutako prozesu bezala ulertuta.

Europako Batasunaren krisi instituzionalak eta 2007an lehertu zenekonomi krisiak errotik aldatu ditu Euskal Herriaren gainetik daudenbi estatuen proiektu politiko- ekonomikoa. Biak ala biak birplantea-tzen ari dira orain arteko estatu egitasmo estrategikoak. Espainiakoestatuaren kasuan frankismotik trantsiziora jorratutako bidean etaEuroparekiko integrazioan gorpuztu zen proiektuaren orain artekohabeak lehertu egin dira eta etorkizuneko bideragarritasuna bera dazalantzan dagoena. Nolanahi den, egoera honetara ez gara iritsi be-hetik gorako presio sozialak bultzatuta baizik eta sistema ekonomikoeta instituzionalaren oinarri ahulak kolokan ipini direlako krisi ekono-

"Subiranotasunekonomikoakrisi garaian,ilunetik argira

Euskal Herrian."

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tuko eragileen ekarpenak positiboak ote diren auzitan ipini da1. Eus-kal Herrian Ibarretxeren planaren harira hainbat egilek finantza fluxupubliko eta pribatuen inguruko eztabaida ekarri zuten plazaren erdi-ra2. Datuek erakusten dute 2000ko hamarkadan bataz beste urteko1300 miloi euro izan zirela Euskadik Madrileko Gobernuari bideratu-tako diru kopurua (INE, Eustat). Ostera, 2010ean Euskadik 71 miloieuro eskuratu zituen Gobernu zentraletik inbertsio moduan -lurral-deetako inbertsio publiko guztiaren %0,88 eskasa estatuarekiko pisueskonomikoa %6,24 izan arren. Bestalde, Euskadiko Elkarte Auto-nomoa eta Estatuaren arteko finantza fluxu pribatuei dagokienean,2000 urtera arte Euskadik bertan sortutako gordailuen gaineko kre-dituak eskuratzen zituen baina azken hamarkadan aurkako egoerada nagusi eta beraz diru emaile netoa da (Espainiako Bankua etaINE). Esan gabe doa, atzerriko inbertsio zuzeneko hartzaile behine-na Madril dela, posizio hori indartu egin duela azken urtetan etahiriburu izatea dela horretarako arrazoi nagusia3. Jakina da Kontzer-tu eta Konbenio ekonomikoek berezko ogasuna eraikitzeko aukeraparegabeak izan direla, haatik ez da ahaztu behar zeharkako zergak–BEZa batez ere- Estatuko ogasunak arautu eta kudeatzen dituelaeta diru-bilketaren erdia baino gehiago direla egungo errekaudaziopublikoaren bolumenean. Beraz, errealitate hau faktore mugatzaileesanguratsua da Hegoaldeko lau herrialdeetako subiranotasun fis-kalaz mintzatzerakoan. Beste horrenbeste esan genezake azpiegitu-ren arloan orain arteko aspektu finantzario eta estrategikoak azter-tzerakoan: inbertsio nagusiak Madril erdigunea duen azpiegiturasistema radial inefizientea eta iraun ezina eraikitzera bideratu diraestatuko periferiaren azpiegitura menpekotasuna areagotuta.

Oro har, arloan arloko azterketek euskal lurraldeentzat kostu-ete-kinen balantza txuria ala beltza den erabakitzerakoan erabilitako me-todologiak zeresan handia du. Lehen aipatutako azterketek kontrakoaerakutsi zuten baina hemen ipinitako adibide soil eta bakanek kon-trakoa aurkezten dute, Estatuarekiko loturek kalte ekonomiko zeha-tzen iturburu direla Euskal Herriko ekonomiarentzat alegia.

Instituzioen egitura eta dinamikaren ikuspegiaren garrantziaFaktore hauek guztiak arretarako irizpideak dira inondik ere subira-notasunaren bidean onurak eta kalteak ebaluatzeko garaian. Nolana-hi ere, subiranotasun politikoa eta ekonomikoa Katalunian zein Eus-kal Herrian finantza balantzaren azterketa zehatz bezain labankorratikharago doa, komunitate eta ongizatearen osaketa prozesuarekin lo-tzen da eta beraz eremu instituzionalaren eraikuntzarekin. Garapenekonomikoa eta ongizatea bultzatzeko eredu instituzional desberdi-nek duten funtzioa garrantzia berebizikoa den heinean4, subiranota-sun ekonomikoaren prozesuan eraldaketa soziala eta instituzionalakdira batik bat aintzat hartu beharreko elementu kritikoak.

Globalizazioaren kontestuan eta Europako Batasunaren batasunekonomikoaren barnean subiranotasun ekonomikoaz galdetzea bi-dezkoa ez ezik beharrezkoa da. Eztabaidarako mamia legoke teoriapolitikoa zein ekonomikoaren oinarriei erreparatuz burujabetzarenauzia ardatz berriekin aztertuko balitz.. EBaren ekonomi batasunatxanpon bakarrean oinarrituta eraiki zen eta honek eraikuntzarensoslai ideologiko liberala ezartzea ekarri zuen. Baina ekonomi bata-sunak kapitalismo liberalaren nagusitasunarekin batera estatuetatikBruselarako eskumen ekonomiko nagusien transferentzia bultzatuzuen. Gainera, egungo krisiarekin estatuek zituzten eskumen muga-tuen desjabetzea bizkortu egin da, batik bat ekonomiaren arloan.Ekonomi nazionalaren osagai klasiko ia guztiak EBera transferitu egin

dira edo bide horretan dira: monetaeta finantza –edo interes tasa eta diru kan-titatearen erabilera eta bankuen ikuskapena;kanpoko kanbio-tasaren mekanismoa; kanpo merkatari-tzaren arantzelen sistema eta Munduko MerkataritzarenErakundeko erabaki komunak. Krisiarekin austeritate politikaknagusitu dira eta irizpide hauekin batera arlo batzuetako esku-menak Europaratzeko bidean dira modu irmoan: esaterako, zergaeta aurrekontuetako harmonizazioa eta mugak malgutasun tarterikbadagoen arren; eta azkenik, lan merkatuko erregimena -troikak eza-rritako erreformak kasu- eta enplegu politikak zein politika sozialak-erretiro planen gainekoak, adibidez-. Ekonomi teorietako ikuspegiugariren arabera ekonomia nazionalaren oinarriak ez dira dagoenekoestatuetan aurkitzen baizik eta euro guneko aginte organoetan: Eu-roparanzko naziotasun ekonomikoaren trantsizioa ezagutzen ari garaazken urteotan. Krisiak prozesu hau bizkortu egin du, baina trantsi-zio hau osatzeko beharrezkoa litzatekeen federalismo politikoa ora-indik urrun dago. Integrazio politikoaren arloan urratsak eman ezeanEBko ekonomi batasunak oso desegonkorra izaten jarraituko du.Krisiak erakusten du denbora agortzen ari dela EBeko proiektuarendefinizio ahulari dagokionean. Rodrik5 egilearen terminotan ipinita,batasun politiko gehiago edo abiada ugariko ekonomi batasuneanatzera egitea da autua, plutokrazia autoritarioen erregimenetan ero-ri ezean. Jakina, aukera horietako bakoitzak ondorio oso bestelakoakditu subiranotasun ekonomikoaren terminotan.

Espainiako Estatuko subiranotasun ekonomikoa mugatua da, be-raz. Merkatu globaleko botere ekonomiko indartsuek eta EBarekinpartekatzen duen botere instituzionalek oso estu zedarritzen dutebere eskumenen irisgarritasuna. Halere, EB eremuarekiko behinbetiko erabakimena estatuen esku dago, opt out klausula erabili ahaldute, alegia. Eta horrek subiranotasun politiko –eta neurri bateanekonomiko- formala Espainiako estatuaren esku dagoela berrestendu. Estatuen funtzio giltzarria da oraindik orain kontsentsu eta bakesoziala bideratzea garapen ekonomiko eta sozialaren proiektu hege-monikoa bideragarri izan dadin beti ere bertako elite ekonomiko-politiko propio –nazional- baten gidaritzapean. Arreta beraz, elite edooligarkia horren osaketan eta garapen proiektua bideragarri egitekoduen ahalmenean ipini behar da subiranotasuna nola ardazten denulertzeko. Ildo honetan, garapen eredu nazionala sozialki parteka-tua eta arrakastatsua izan dadin funtsezkoa da eraikuntza instituzio-nalak –zentzu zabalenean ez soilik administrazio egitura gisa- mal-gutasuna eta kalitatezkoa izatea. Administrazioaren eredua, elkarteeta gizarte sarearena, hezkuntza erakundeen kalitate eta profila,berrikuntza sistemaren ezaugarriak, balio kateak zein kanpoko produkzioeta banaketa sareekiko loturak, finantza bitartekaritza eta erakundeensistema, lan erregimenak, babes sozialaren garapena, kapital sozialarenmaila, ingurumenarekiko prozeduren estandarrak, ekonomi politikenprofila, gobernantzaren berrikuntza eta parte hartzeko irizpideak, etab.herrialdearen eraikuntza instituzionalaren bizkarrezurrak dira eta ga-rapen proiektuaren arrakastarako giltzarriak.

Estatuko proiektuaren bidera ezintasuna hiru esparru nagusitanikusten da. Lehenik, oligarkia politiko ekonomikoaren deskonposizioprozesuan zehazten da. Ondoren, autonomi estatu simetrikoarenporrot ideologikoa eta ekonomikoa dago, Espainia pluralaren hondo-raketan eta lege dekretuen bidezko birzentralizazio olde indartsuanislatzen dena. Eta, azkenik, higiezinak, finantzak eta turismoa ardatzhirukoitzean oinarritutako garapen eredu suntsitzailearen erabateko

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hondoraketa ematen ari da, zeinak disparekotasun sozialen izugarri-zko hedapena eta kohesio sozialaren hausturarako arriskua dakartzan.Espainiako zuzendaritza politikoa eta ekonomikoa interes partikularre-ko talde bezala ez ezik elite estraktibo gisa eraiki da Madrileko irlaburokratiko eta politikoan6. Beren lehentasuna aberastasun gehigarrieta partekatua sortzea baino gehiago herritar gehiengoaren errentakeskuratzea da. Gainera beren boterea erabiltzen dute instituzio siste-ma inklusiboa –onura orokorrak sortzen duena- saihesteko. Berrikun-tza prozesu sozialak eta ekonomiko dinamikoak gorrotatzen ditu, be-ren botere egoeraren egonkortasuna arriskatzeke mantentze aldera.Espainiako oligarkia politiko ekonomikoa estraktiboa den neurrian ezin duegungo krisiaren diagnostiko sakon eta zorrotzik egin eta ezta ere, beraz,EBak agindutako kontsolidazio fiskala eta barne debaluaketa lehiako-rraz aparteko irtenbiderik eskaini.

Halere, gurean subiranotasunaren proiektua aurrez aurreko aukerabada ez da soilik Espainiako elite politiko-ekonomikoak eta bere proie-ktuak bizi duen ezintasuna eta deslegitimazio indartsuarengatik. Subi-ranotasunaren proiektuaren erakargarritasun hazkorra ematen ari da,besteak beste, gutxiengo nazionaletako sozietateek Espainiako insti-tuzio esparruarekiko loturak nazio horietako garapen ahalmen eta gai-tasunak mugatu eta kaltetu egiten ditueneko ebidentzia gero eta na-barmenagoa delako. Errealitate hau Espainiaren markak sorraraztenduen kalte ekonomikoan islatzen da adibidez, subiranotasun ekono-mikoaren inguruko auzia marka edo zigiluaren estigmaz harago doanarren. Espainiako proiektu politiko eta ekonomikoaren porrotaren au-rrean Kataluniako elite politikoaren gehiengoak eta ekonomikoaren sekto-re batek bestelako irtenbide estrategikoa hartu du, hemen bai presio sozia-lak modu indartsuan hartara bultzatuta.

Subiranotasun ekonomikoaren eraispen-eraikuntza. Horrenbestez,krisi garaikideak bi eragin kontrajarriak ipini ditu abian. Batetik, muga-tu eta estutu egin du subiranotasun ekonomikoa eta herriek berenproiektu sozioekonomikoak eraikitzeko eta egikaritzeko duten ahalme-na. Baina, bestalde, garapen ereduaren hondoraketaren erronkei au-

rre egiteko premiak subiranotasun ekonomikoa mahai gaineraekarri du aukera gauzagarri bezala. Europako Batasuneko insti-tuzionalizazio eta botere egitura desorekatuek are hertsiago lo-tzen dute estatu zein herrien ekonomi tresnen erabilera askeaeta autozentratua. Orain arte Estatu partaideek lan eta gizartekopolitiken inguruko eskumenak izan dituzte eskuartean ongizateeremuaren kudeaketa medio beren herritarren aurrean legitima-zio politikoa eta soziala lortzeko. EBko krisiaren kudeaketakerakusten duena zera da, esparru hori ere kolokan dagoela etaEstatuen subiranotasun ekonomikoaren azken aztarna EBarekikoerlazioarena dela, lotura formalari dagokiona alegia. Ez da ahal-men apala. Eta honelako testuinguruan zein da Euskal Herriansubiranotasun ekonomikoan oinarritutako balizko proiektu eta es-trategia sozioekonomiko batentzako lekua?. Nolabaiteko egonkor-tasun makroekonomikoa eta lotura ekonomiko zorrotza eskaint-zen duen EBko ekonomi batasun liberalari atxiki ala kontestu globalziurgabean ekonomi subiranotasuna gogor murrizten duten mer-katu eta oligopolio globala oratu?. Hona autuaren gordina, EuskalHerriko –edo bere zati bateko- proiektu sozioekonomiko propioaeraikitzeko ahaleginetik abiatzean erantzun beharrekoa, estrate-gia doitua eta malgu baten esparruan.

Dena dago egiteko proiketu hori eraikitzeko, prozesurako alian-tzak, lidergoa eta interes taldeen arteko akordioak eta helburuak,egitura instituzional zabala, hots, aurretik aipatutako esparru za-bal horretako osagaien definizioa eta artikulazioa, kanpoarekikoerlazio multzoa eta adostasunak eta, batez ere, garapen proiek-tuaren funtsa eta izaera –balioak, helburuak, pertsonen tokia, fun-tzionaltasuna, ingurugiroa-merkatua-estatua-gizartea ardatzaren ar-tikulazioa etab. Subiranotasun ekonomikoari eusteko proiektusozioekonomikoaren inguruko adostasunarekin bere izaera sozia-la aldarrikatzea ezinbestekoa da. Herritarren ongizatea eta onurakomuna izan behar da horrelako proiektuaren iparrorratza eta lu-rra zein ingurumenaren iraunkortasunaren errespetua. Proiektuekonomizista hutsek lehengora itzuli edo bidean porrota jasatekoduten arriskua bistakoa da. Kohesio eta babes soziala bilatuz baka-rrik lor daiteke atxikimendu sozial zabala, zeina proiektu sozioeko-nomiko berriaren eta hori lortzeko estrategiaren arrakastarako gil-tza den. Gizartea enpoderatu eta ongizatea proiektuaren erdiankokatzea esan nahi du honek. Halere, garapen proiektuaren oina-rri eta lehentasun sozialaren beharrak ez du zertan produkzio sis-temaren birdefinizioa alboratu behar. Helburuak eta printzipioaklehentasunezko hierarkia batean ipinita ez daude kontraesanean.Asko dago esateko baina adibidez, arlo mikroekonomikoan bertanhartzen dute zentzua parte hartze prozesuek. Beharrezkoak direnindustri politiketan ere lanaren emanzipaziorako urratsak har dai-tezke langilearen lan baldintza duinak ez ezik langile kreatiboa etakolaboratiboaren irudia indartuta.

Normalizazio politikoa iritsiko bada Katalunian emandako gu-txieneko adostasunak beharrezkoak dira subiranotasun ekono-mikoaren ariketa horretarako trantsizioa eman dadin Euskal He-rrian ere. Krisiak utzitako aukera da interes kontrajarrien euskalesparrua borondate politikoa eta elkarlana uztartuz menpekota-sun historikoen tokian komunitate eta herritarren garapen proiek-tu partekatua eta propioa –buru askea- eraikitzea. Erronka dabide horretarako estrategia egokia, integratzailea eta malguarekinasmatzea.

Mikel Zurbano. UPV/EHUko ekonomia irakaslea.

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ecía Lina Gálvez en el verano de 20111 que «si noestamos atentas, la crisis nos llevará a las mujeresde vuelta a casa». ¿Era alarmista el aviso de esta

¿Las mujeres de vuelta a la casa coClara Murguialday

D años en la oferta pública de empleo y los servicioscolectivos6.

Por otro lado, también las políticas anticrisis aplica-das desde mediados de 2010 están contribuyendo a ha-cer más precaria la inserción laboral y la vida de lasmujeres. Las sucesivas reformas laborales han elimi-nado las bonificaciones al empleo femenino, abaratanlos despidos y fomentan el mobbing contra las muje-res para que abandonen sus puestos de trabajo. Susefectos se traducen en incrementos de la brecha sala-rial de género que se sitúa en los 22,55 puntos perotambién en dos datos recientemente conocidos: lasmujeres españolas ganan en promedio 5.744 euros anua-les menos que los hombres o lo que es lo mismo: unamujer tiene que trabajar 82 días más que un hombre pararecibir la misma retribución por idéntico trabajo7. Por suparte, la reforma de las pensiones hace más difícil quelas mujeres accedan a pensiones dignas y feminizan lapobreza, en un contexto donde la pensión promedio delas mujeres es 61% de la de los hombres y donde sonmujeres el 70% de quienes reciben las más bajas pen-siones no contributivas.

En segundo lugar, la crisis está afectando la precariasolución que muchas familias venían dando durante laúltima década a la «crisis de los cuidados» generadapor la disminución de las horas dedicadas por las mu-jeres al trabajo de cuidar (debido a su entrada en elmercado laboral), la mayor demanda de cuidados cau-sada por el envejecimiento de la población, el déficitcrónico de servicios públicos para el cuidado de laspersonas y la persistente ausencia de los hombres delos trabajos relacionados con la sostenibilidad de lavida.

Durante los años de bonanza económica atrayentede gran número de inmigrantes, está puesta en eviden-cia de «las dificultades de amplios sectores de la pobla-ción para cuidarse, cuidar y ser cuidados»8, pareció en-contrar solución en el mercado, contratando a cientos demiles de mujeres inmigrantes dispuestas a trabajar y acuidar en condiciones de informalidad y con salarios infe-riores a los de las mujeres autóctonas9. De esta manera

economista feminista? Si nos atenemos a sus análisis ya los de otras estudiosas de los impactos de género dela crisis actual, su alerta no es exagerada ni muchomenos, innecesaria. Empiezan a abundar las pruebasde que el creciente desempleo femenino, la precariza-ción de sus condiciones de trabajo y la disminución delos ingresos de millones de hogares españoles, estánincentivando que las mujeres retornen a la esfera do-méstica o al menos, realicen una mayor proporción deltrabajo de cuidar que la que venían asumiendo durante laúltima década2.

Vayamos por partes. En primer lugar, hay claras evi-dencias de que la crisis actual está agravando algunasdesventajas que las mujeres han venido acumulando du-rante tres décadas de incorporación masiva a la econo-mía productiva3.Dado que esta entrada se ha producidoen paralelo y como consecuencia de las políticas neolibe-rales aplicadas desde los años 80 para flexibilizar y preca-rizar los mercados laborales, las mujeres han entrado enel mercado laboral por la puerta de sectores y ocupacio-nes muy feminizadas –los servicios en general y el em-pleo público, en particular–, con contratos inestables oprecarios4, salarios inferiores a los estándares masculi-nos o condiciones de mayor informalidad que los hom-bres, como lo demuestra el hecho de que ganen menosdel salario mínimo un porcentaje de mujeres tres vecessuperior al de hombres.

La crisis actual incide, por tanto, sobre una realidadlaboral que ya estaba atravesada por fuertes asimetríasde género, empeorando la posición relativa de las mu-jeres en la economía productiva. Así, mientras la tasade actividad económica femenina ha seguido aumen-tando durante la crisis actual5 –lo que indicaría que lasmujeres intensifican su búsqueda de empleo cuando sedestruye empleo masculino como ocurrió en los prime-ros años de la crisis–, la tasa de desempleo femeninasupera a la masculina desde finales de 2010, como re-sultado de los recortes realizados en los últimos dos

¿Las mujeres de vuelta a la casa co

Cuando los hogares disponen de menos ingresos, las políticas sociales se evaporan, las mujeresse quedan sin empleo o empeora su posición en los mercados laborales en relación a los hombres,

la presión por reducir los gastos familiares y la mayor presencia de las mujeres en la casasólo conducen a un escenario en el medio plazo: las tareas de la reproducción y la sostenibilidad

de la vida se re-privatizan en los hogares y las mujeres terminan haciéndose cargo de ellas.»

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sa como resultado de la crisis?

Clara Murguialday. Economista feminista.

se instalaba en la sociedadespañolas un nuevo «con-senso de género» en tornoa los usos de los tiemposde trabajo de hombres ymujeres, según el cualunas y otros participan enla economía productivapero son las mujeresquienes siguen cargan-do con el grueso deltrabajo en el ámbitodoméstico, ahora ayu-dadas por mujeres in-migrantes en el cuida-do de dependientes.Completando el cua-dro, algunas políticassociales y de igual-dad, como el fomen-to de la conciliación,la extensión de lospermisos de paterni-dad o las ayudas de-rivadas de la Ley dela Dependencia, ha-cían pensar que elEstado comenzabaa asumir su res-ponsabilidad en lasolución a la crisisde los cuidados.

Pero entonces llegó la crisis, y al aumento del paro, eldeterioro de las condiciones laborales y la caída de los in-gresos de las familias (1.833.700 hogares de todo el Estadotienen actualmente a todos sus integrantes en paro) se hansumado las políticas anticrisis plasmadas en los recortes depresupuestos destinados a sanidad, educación, escuelas in-fantiles, atención a dependientes… El resultado es que mi-llones de hogares han tenido que revisar sus estrategias deacceso a determinados bienes y servicios, dejando de adqui-rirlos en el mercado para pasar a producirlos de nuevo en elhogar, o directamente prescindiendo de ellos.

Uno de los servicios mercantilizados a los que se renunciaa causa de la crisis es el trabajo doméstico y de cuidar quevenían realizándolas mujeres inmigrantes. La menor deman-da de este trabajo ha forzado a muchas a retornar a suspaíses de origen y a otras a aceptar condiciones de trabajoaún más onerosas, lo que unido a las políticas restrictivas

1EMAKUNDE nº81, verano 2011. Entrevista de CarmenRuiz de Garibay.

2Las mujeres españolas trabajan diariamente en el hogardos horas más que los hombres (Encuesta de Usos del Tiem-po 2009-2010).

3La tasa de actividad económica de las mujeres españo-las pasó del 28,7% en 1976 al 53,4% en 2012.

4 Como demuestra su menor presencia (43%) en los contra-tos indefinidos y su mayor peso (74%) en los contratos a tiem-po parcial.

5 Ha pasado del 48,94% en 2007 al 52,27% en 2010 y al53,42% a finales de 2012.

6La tasa de paro masculina se sitúa en el 25,58% y la feme-nina en el 26,55% (Encuesta de Población Activa del 4ºTrimes-tre de 2012).

7El País 18-02-20138 Ezquerra, Sandra: «Crisis de los cuidados y crisis sisté-

mica: la reproducción como pilar de la economía llamadareal». Investigaciones Feministas 2011, vol. 2, 175-194.

9 La presencia de inmigrantes entre las personas em-pleadas de hogar pasó del 7% en 1996 al 62% en 2009.

de la inmigración desde que comenzara la rece-sión, ha reducido notablemente su disponibilidaden el mercado. De esta manera, se hace cada díamás evidente que el «cierre reaccionario» a la crisisde los cuidados, como denomina Sandra Ezquerra ala importación y contratación precaria de mujerespara cuidar, ha sido una solución más aparente quereal.

Aunque aún no vemos la salida a esta crisis, síse percibe la dirección reaccionaria que toman algu-nos de sus efectos, cuyas tendencias apuntan ha-cia la advertencia de Lina Gálvez con la que abría-mos este artículo. Cuando los hogares disponende menos ingresos, las políticas sociales se eva-poran, las mujeres se quedan sin empleo o em-peora su posición en los mercados laborales enrelación a los hombres, la presión por reducir losgastos familiares y la mayor presencia de lasmujeres en la casa sólo conducen a un escenarioen el medio plazo: las tareas de la reproduccióny la sostenibilidad de la vida se re-privatizan enlos hogares y las mujeres terminan haciéndosecargo de ellas, ante la mirada impávida de la ma-yoría de los hombres que continúan dedicados asus actividades productivas...¿Nos suena el mo-delo?... Al menos así ocurrió en crisis económi-cas anteriores de las que apenas tuvimos noticiasporque ocurrieron muy lejos.

sa como resultado de la crisis?

Cartel francésdel 8 de marzo:"Y si las reglas

del juego cambian"

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ablar de fenómenoscomo el 15-M o la ma-rea de mareas, por

Ángel Calle Collado

Los ciclos de protestas son irrupciones volcánicas del descontento: se ven, confluyen en un momentoque se vuelve catártico, extienden su aroma por el aire, modifican la vida a su alrededor.

Estos ríos se fraguan en silencio, en los interiores, recorren nuestros pies. Emergen por un cúmulode presiones y una posibilidad de fisuras que ellos mismos expanden en su camino hacia el exterior.

mo, se trata de una reclamación de democracia con conteni-do: la crítica global a cómo satisfacemos necesidades mate-riales, expresivas y a cómo nos relacionamos con la natura-leza. Es, a mi entender, y como he venido desarrollando enotros textos (Nuevos Movimientos Globales, Aproximacio-nes a la Democracia Radical, Democracia en movimiento)todo un ciclo de movilización, una transformación profundade las formas de entender la política.

¿Hacia dónde vamos? La política se presenta hoy especial-mente como un laboratorio efervescente, tanto por los des-contentos que empiezan a organizarse como por las limita-ciones políticas que impone las democracias autoritarias. Todoello en medio de una transición ambiental inevitable. Me atrevoa dibujar tres escenarios o planteamientos que están siendoexplorados por diferentes actores políticos, todos ellos próxi-mos o insertos a planteamientos que vemos en los nuevosmovimientos globales.

Un primer planteamiento consiste en profundizar en lamarea de protestas y de ágoras. Aquí el 15-M, y más reciente-mente las mareas de mareas, centran sus debates en: cómoarticularse con otros sectores sin ceder el protagonismosocial a las viejas estructuras que intentarían reciclarse des-de su interior; cómo ampliar la crítica frontal del sistema políti-co y económico a una ciudadanía que aún no se cuestiona, enestos momentos, cambios más profundos y que aún perma-nece informada y apegada a los partes de bolsa y prima deriesgo de los diferentes telediarios; y por último, cómo reducirel desperdicio energético que supone tener capacidad para mo-vilizar cientos de miles de personas y, sin embargo, aún sontenues las respuestas cooperativistas de protagonismo socialen terrenos económicos, energéticos, alimentarios, cuidados,entre otras, y que haría que la protesta se asentase en unasbases vitales que, a su vez, profundizarían en el avance de lacultura de la radicalización de la democracia.

Así, la marea de mareas del 23 de febrero de 2013 que semanifestaba en las calles de Madrid ha sido un instrumentopositivo para visibilizar esa acción conjunta, esa «equivalen-

Hejemplo, es tratar de referir-se a ese magma subterrá-neo. De esta manera, estosespacios, así como sus refe-rentes internacionales, seanel fenómeno Occupy o la pri-mavera «árabe-africana»,están replanteando las for-

Respuestas frente a la crisis ynuevas culturas de movilización social:

mas de movilización social a escala planetaria. Internet ylas nuevas tecnologías se presentan como un aliado, prin-cipalemente como ágora virtual, a la vez que como espacioa problematizar por su creciente control mercantil. Y, porotro lado, estas movilizaciones están sacando a flote con-flictos subyacentes con respecto a unas democracias queno dejan participar y a una modernidad que ya no «satisfa-ce», ni siquiera a las capas más privilegiadas de las socie-dades del centro.

Existen cuatro grandes rupturas en dicha modernidadque son, desde mi perspectiva de análisis, las bases deestos nuevos ciclos de movilización: la ruptura en vertical(un estado que se desentiende de la ciudadanía), la rupturaen horizontal (lazos sociales que son reducidos al consu-mo), la ruptura de los medios (sistemas expertos que go-biernan multitud de aspectos de nuestras vidas) y la ruptu-ra ecosistémica (el fin de la era fósil y el vuelco climático).Sostengo que desde fenómenos como el 15-M se están plan-teando proyectos de carácter inclusivo y que recomponganvínculos esenciales. En concreto, se exploran nuevos suje-tos políticos con la mirada puesta, explícita o implícitamen-te, en dar respuesta a estas grandes rupturas civilizatorias.Intervienen, como expondré seguidamente, para construirnuevas formas de movilización (desde lo político, hacia unaradicalización de la democracia), nuevas expresiones políti-cas (los partidos-ciudadanía) y aún balbuceando propuestaspara una sindicalismo ecosocial (de intervención conjunta enlo laboral y en la reproducción de la vida).

Se trata, pues, de toda una cultura política (global) enmarcha que apunta más allá de un ciclo coyuntural de pro-testas. Se nutre de un contexto internacional de hipersen-sibilidad frente al poder, frente a la globalización capitalis-ta y las formas jerarquizantes, incluyendo determinadasherramientas políticas clásicas, como los grandes partidosy sindicatos. La radicalización de la democracia se presen-ta como propuesta inclusiva, abierta a la ciudadanía, y a lavez, como forma de organización interna (horizontalidad,proximidad, deliberación) de estas movilizaciones. Así mis-

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cia entre luchas», como propondrían Laclau y Mouffe. Perola equivalencia de luchas no es un fin, si no un medio queatiende al corto plazo. Convertida en fin, termina alejándosede democratizaciones más amplias. Todo cambio en la polí-tica requiere previamente del empuje social, una maraña desujetos y ciudadanía que hagan emerger otras formas deconstruir sociedad desde lo cotidiano, desde lo político.

Un segundo planteamiento sobre actores y sujetos decambio es que, asumiendo la pluralidad y la complejidad delas sociedades contemporáneas, es poco imaginable pensaren transformaciones en el corto y medio plazo sin acudir aherramientas políticas propias y hegemónicas de la moder-nidad reciente en la que se asentó el estado de bienestar,en concreto de partidos y sindicatos. Y entonces, ¿qué par-tidos, qué sindicatos? O mejor dicho, ¿qué dinámicas de par-ticipación política y de activación de un sindicalismo crítico?

Partidos-ciudadanía. Tiempos de nueva política y de nue-vos instrumentos. El Partido Pirata de Suecia saltó a lapalestra del parlamento europeo con dos representan-tes, al calor de protestas por la persecución del libre in-tercambio en internet, en particular del sitio The PirateBay. Sucesivas leyes, juicios y presiones de los oligopo-lios mediáticos para mantener su hegemonía sirvieronde expansión para esta iniciativa partidista. Así, el Parti-do Pirata alcanzó el 8,9% de votos en las elecciones re-gionales de 2011 para la ciudad de Berlín. No obstante, al-gunos apuntan a que se acerca más a una tradición liberal

de base mercantilista que uti-liza el «ni de izquierdas, ni dederechas» como reclamo deun proceso que conecta conjóvenes bien preparados y quecuentan con internet como par-te de sus espacios centrales desocialización2.

En otro orden de cosas,aunque desde los códigos derechazo del poder instituido yel abrazo del protagonismo so-cial, el «antipartido» que re-presenta el Movimiento de 5estrellas, impulsado por el hu-morista Beppe Grillo, se ha si-tuado como canalizador de undescontento que, esta vez sí,parece más ligado a viejas ynuevas reclamaciones de mo-vimientos sociales en Italia(frente a las privatizaciones,por un transporte público sus-tentable). Quizás por ello, porsu memoria y sus bases so-ciales, su huella social pue-da ser más estable y crítica.

Aunque en su «debe» (en lo que respecta al protagonis-mo social) figuraría el protagonismo de su fundador enla dirección y representación pública de este espaciopolítico.

Islandia es quizás, por su impacto político y social,el activador de un debate sobre las posibilidades y limita-ciones de partidos-ciudadanía. Las reformas estructuralesde Islandia no han cambiado su inserción en el mercadointernacional de capitales y aún en el parlamento hay gru-pos de poder con capacidad para desoír los reclamos deuna ciudadanía. Pero esos reclamos y esa capacidad dearticular nuevas formas de acción (protesta y partidos) yde deliberación (foros cívicos, herramientas de democraciadirecta usando internet) son ya una realidad en aquel país3.Su solidez como herramienta, desde mi perspectiva de cam-bio social, estriba en ser una herramienta al servicio de unamultiplicidad de espacios de protagonismo social y de ex-ploración de democracias emergentes: conecta con lasasambleas de protesta y discusión frente a la crisis, sinrepresentarlas; sirve de apoyo para el desarrollo de inicia-tivas que acentúen libertades y democraticen el espectrode los medios de comunicación, sobre el control del dineroespeculativo, para el incentivo del cooperativismo productivoy para la participación directa de la ciudadanía en asuntos degran calado (endeudamiento, reformas constitucionales); y,finalmente, pone en marcha mecanismos (vía foros sociales yvirtuales) que realicen la democracia de forma cotidiana (consul-tas, espacios de deliberación) involucrando ciudadanía e

The Pirate Bay

y partidos-ciudadanía1Islandia11-M

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instituciones locales como la alcaldía de Reikiavik (web«Mejor Reikiavik», www.betrirereykjavik.es).

Y más en la línea clásica de representación estructura-da y programada de descontentos, las elecciones en Gre-cia han aupado a la primera línea política a la Coalición deIzquierda Radical (Syriza), aunque también permitieronentrar en el parlamento al partido de extrema derecha Au-rora Dorada. Syriza, ciertamente, se sitúa en una línea másclásica. Proviene de una coalición de partidos de izquierda.En las últimas elecciones en Catalunya, su líder Alexis Tsi-pras, se acercaría a respaldar a ICV-EUiA. Pero incorpora untrabajo más largo a la hora de buscar diversidad (distan-ciarse de «sectarismos») y arraigarse en espacios más so-ciales y plurales sin utilizarlos como «correas de transmi-sión» (caso de foros sociales y marchas europeas insertasen el ciclo «antiglobalización»).

Así las cosas, parece que el surgimiento de (nuevos)partidos-ciudadanía (estructuras participativas y asamblea-rias, dentro y fuera de la organización, y orientados haciauna radicalización de la democracia en la sociedad) queentronquen con los nuevos movimientos globales depen-de de dos variables básicas:

i) su capacidad para retroalimentar el protagonismo so-cial y la hipersensibilidad frente al poder; ser instrumentosde expresión reales de descontentos que busquen la soli-daridad y la sustentabilidad;

ii) la potencialidad para articular respuestas concretas decorto-medio plazo ante la agenda neoliberal, tanto desde supropio hacer político (cooperativismo económico, herramien-tas de apoyo frente a la exclusión, sindicalismo ecosocial) comoen sus propuestas hacia el exterior (propuestas alternati-vas, municipalismos democráticos).

En el Estado español, la tradición más descentralizado-ra (autonomía local, corrientes libertarias, nacionalismosperiféricos) la hace más permeable a municipalismos de-mocráticos como punto de partida. Precisamente, la entra-da de las CUP (Candidaturas d’Unitat Popular) en el parla-mento catalán (noviembre de 2012) bebe de una tradiciónde partidos de orientación localista, desde posicionamien-tos nacionalistas y de defensa del territorio, ya visibles en1987. Su salto a las elecciones catalanas se apoya en nue-vas corrientes próximas a los nuevos movimientos globa-les, más abiertos a la diversidad y más centrados en «radi-calizar la democracia»4.

Sindicalismos ecosociales. Por otra parte, retomandopropuestas en torno a nuevos sujetos y nuevas dinámicasespecíficamente laborales, el 15-M lleva problematizandodesde sus inicios la cuestión de la precariedad y de un nue-vo o renovado sindicalismo. «Nosotros los desempleados,los mal remunerados, los subcontratados, los precarios,los jóvenes… queremos un cambio y un futuro digno»proclamaba DRY en su «¿quiénes somos?». Y dejando quela red de ágoras y el gobierno de los muchos establezca,además de la protesta frente al gobierno, canales para pre-sionar y articularse en torno a la cuestión laboral y a sin-

dicatos. Existen posturas diversas, que van del rechazogeneral al sindicalismo (clásico) y la apuesta por un movi-miento asambleario en los centros de trabajo, a la necesi-dad de construir junto a organizaciones existentes, apren-diendo de otras dinámicas de movilización. Pero, en general,sí se comparte una crítica o un malestar con respecto a losgrandes sindicatos, que distan de ser considerados inter-locutores y herramientas capaces de enfrentarse a la pre-cariedad: «Sindicatos. Gracias por venir... tarde» rezabauna pancarta el 6 de septiembre de 2011 por las calles deMadrid, en referencia a Comisiones Obreras y UGT. Aúnlos sindicatos minoritarios, vistos por lo general con sim-patía, no encuentran cómo articularse con un espacio demovilización que «cuadra mal» con sus formas más estruc-turadas, sus planes de trabajo, su intervención cuasi diariaen asuntos laborales y más acostumbrados a entrelazarsecon plataformas estables y organizaciones más verticales.Queda además la cuestión de cómo ir más allá del empleopara hablar de reproducción social, de trabajos no remune-rados, de cuidados.

En ese contexto, se exploran tras el aniversario de mayode 2012 varias respuestas: encontrar canales de interlocu-ción con sindicatos tradicionales críticos, evitando «entris-mos»; buscar fórmulas propias y articuladas de trasladardinámicas del 15-M a centros laborales; y revisitar la herra-mienta de la huelga general para proponer una huelga so-cial, de consumo, de empleo, de cuidados. Aquí está porvenir la (re)invención de un sindicalismo laboral, social yecopolítico que cimente las ansias de protagonismo socialy radicalización de la democracia, propias de los nuevosmovimientos globales5.

De esta manera, los partidos-ciudadanía o un futuro sindi-calismo social, si bien habrán de beber de la territorialización yel anclaje desde comunidades culturales y políticas, han deser contrapesos útiles y realmente democráticos (global ypluralmente) a una modernidad homogeneizante y mercan-tilizante, que desperdicia la riqueza de experiencias, diver-sidades y la propia vida en aras de un proyecto elitista (si-guiendo a Sousa Santos en su Democratizar la democracia).Para ello habrían de articularse constantemente de formaporosa y abierta desde multitudes excluídas y ciudadaníaque reclama empoderamientos. En definitiva, combatir lascuatro rupturas civilizatorias a base de tejer experiencias ypropuestas de democratización y sustentabilidad extensas,que emergen desde abajo.

Ángel Calle Collado.Profesor de Sociología de la Universidad de Córdoba.

1 Los argumentos aquí expuestos forman parte del libro La Tran-sición inaplazable y el 15M, Barcelona, Icaria, 2013.

2 En el acuario de Facebook. El resistible ascenso del anarco-capi-talismo, Enclave de libros, 2012, por el colectivo Ippolita.

3 Consultar el libro de Elvira Méndez Pinedo, La revolución de losvikingos. La victoria de los ciudadanos, 2012, Barcelona, Planeta.

4 Ver artículo de Íñigo Errejón, «Una lectura del 25N (desde Ma-drid)», Diagonal, publicado en la edición digital el 27/11/2012

5 Ver artículo «El 15-M: Trabajo y Sindicalismo», publicado enRojo y Negro 248, de julio-agosto 2011, disponible en internet;Ver también «El sindicalismo que queremos», de Paloma Mon-león, capítulo del libro ¡Espabilemos!, ob. cit.

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ras experimentar un crecimiento sostenido, aunquedesequilibrado, la economía mundial se ha adentradoen una gran crisis a partir de 2007. Ha afectado prin-

RESTRICCIÓN SALARIAL YFINANCIARIZACIÓN DE LA ECONOMÍA

promiso fordista», las ratios deuda total/PIB (sectores pri-vados y público) tendía a ser estable porque «la economíano necesitaba deuda para crecer regularmente puesto queunas reglas colectivas garantizaban una progresión regu-lar de los salarios y un reparto equitativo entre asalariadosy accionistas»1. Sin embargo, tras la revolución neoliberalimpulsada por Reagan y Thatcher, a la que se han sumadocasi todos los gobiernos con independencia de su «color»político, se han quebrado las bases de dicho «compromisofordista». Los salarios reales han tendido a estancarse odecrecer y han sido recortados los impuestos a las rentasmás altas, lo que ha tenido como contrapartida que losgobiernos de los países desarrollados hayan tenido queendeudarse para cubrir gastos y se ha acudido al endeuda-miento privado para compensar la moderación de los sala-rios reales y sostener la demanda interna. Se necesitabaamortiguar los efectos económicamente más destructivosde las crecientes desigualdades fomentando el endeuda-miento de los hogares y a partir de los noventa se acelerael proceso de transferencia de renta de los asalariados hacia

Tcipalmente a los países desarrollados y su epicentro sehalla ahora en la eurozona, siendo la economía españolauna de las más afectadas. La crisis es estructural. No es unmero cambio de ciclo, aunque oculta también una crisismás clásica de insuficiencia de demanda solvente en lospaíses centrales del capitalismo. La crisis de las subprimesha evidenciado la gran fragilidad del modelo de acumula-ción precrisis.

La crisis ha provenido de los excesos de un sistemafinanciero globalizado, que se ha ido autonomizando cre-cientemente respecto de la economía real, y señala los lí-mites del endeudamiento privado como respuesta parcialy contradictoria a la fuerte restricción de los salarios realesque se viene imponiendo desde los años ochenta, una vezganan espacio las teorías de la oferta respecto de una re-gulación económica más equilibrada de inspiración keyne-siana. Hasta mediados de los años ochenta, debido al «com-

Francisco Rodríguez Ortiz

Los dos factores estructuralesque subyacen a la crisis

Los dos factores estructuralesque subyacen a la crisis

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los mercados financieros, proceso que influye negativamen-te en la capacidad de recaudación fiscal del Estado. Estamayor tolerancia hacia las desigualdades abría las puertasa la posibilidad de una crisis financiera y económica, aspec-tos indisociables vista la creciente financiarización de laeconomía. Los bancos han incrementado en unas propor-ciones descomunales el endeudamiento de sus deudores,hasta debilitar su propio balance.

«La exigencia de rentabilidad del capital sin relacióncon la tasa de crecimiento efectiva solo puede acarrearuna redistribución en detrimento de los hogares más po-bres, cuyas rentas provienen únicamente, o casi, del traba-jo. Esta redistribución tiene efectos negativos sobre la de-manda agregada que sólo puede ser sostenida mediante eljuego combinado de un endeudamiento creciente de estoshogares e importaciones masivas de productos con bajoprecio provenientes de los países emergentes. El carácterdifícilmente sostenible de este crecimiento sólo podía des-embocar en una crisis financiera de tamaño mayor, tenien-do en cuenta la naturaleza de los mecanismos creados paraalcanzar los objetivos de rentabilidad financiera»2.

El endeudamiento generalizado de los agentes priva-dos, favorecido por un efecto riqueza financiera ficticio,que permitía acceder a nuevas fuentes de crédito, era puesla contrapartida, en un entorno de bajos tipos de interés, ala institucionalización de una política salarial regresiva y alestar bancarizada esa deuda privada ello desemboca enuna crisis mayor.

Asimismo, el relato actual de la crisis tiende a minimi-zar el papel predominante desempeñado por las institucio-nes financieras en su desarrollo, y dicha crisis es reinter-pretada con el objetivo de imponer unas recetas de salidaa la misma contraproducentes desde el punto de vista eco-nómico y lesivas para los derechos laborales y sociales. Elestallido de la crisis financiera en EEUU fue el desencade-nante de la crisis europea. Se difunde a escala internacio-nal la crisis de un modelo de crecimiento centrado en elpoder omnímodo de unas finanzas cada vez más especula-tivas. Así, cuando estalló la crisis, el valor teórico de losproductos financieros estructurados y derivados de crédi-to de diversa índole excedía en muchas veces el valor delos activos reales. Las instituciones financieras habían crea-do una pirámide de productos cada vez más esotéricos yalejados del activo de referencia. Boyer apunta3 que en elrégimen de crecimiento posterior a la II Guerra Mundial, lafinanciación de la economía dependía ante todo de un cré-dito bancario enmarcado por los poderes públicos. Pero elcreciente auge de la «finanza de mercado» ha hecho quelas finanzas han devenido hegemónicas, se han autonomi-zado y han dejado de estar controladas por la colectividad.Las sociedades quedaban bajo la hegemonía de las finan-zas. Tres hechos principales han impulsado el desarrollode dicho capitalismo financiero desde los años noventa: ladesregulación de los sistemas financieros nacionales, laglobalización financiera con incorporación de nuevos paí-ses a los flujos de movimientos de capitales, y la multipli-cación de innovaciones y productos financieros radicales.

Pero, al pasar de un modelo de desarrollo nacional, de baseindustrial, impulsado y regulado por el Estado, a un mode-lo estructurado a escala mundial en torno al capital finan-ciero4, se ha producido un debilitamiento de los controlespolíticos y sociales de la economía, la cual pasa a ser sujetaa crisis más frecuentes. En realidad nada muy novedoso.Keynes ya adujo al nihilismo de los mercados de capitalesque, privados de regulación, «convierten el empleo y elbienestar en un simple efecto secundario de la actividadde un casino».

Las incertidumbres en torno a la continuidad de uncrecimiento sostenible no provienen pues del excesivo in-tervencionismo estatal como argumentan los liberales sinode su insuficiencia. De hecho, como señala Rodrik5, «ladesregulación y la búsqueda de la hiperglobalización hanpermitido que se cree un enorme abismo entre el ámbitode los mercados financieros y el alcance de su gobernan-za». Los Estados aligeraron sus exigencias de supervisiónprudencial de las entidades financieras y cedieron protago-nismo a unos mercados que tenderían a la autorregula-ción. Así, los Estados iban a permitir, al calor de las subpri-mes y de las titulizaciones (alcanzan todo tipo de activoaunque los más relevantes han sido los créditos hipoteca-rios) llevadas a cabo por las instituciones financieras6, queunos productos financieros cada vez más sofisticados ycomplejos fueran colocados fuera del balance de las enti-dades de depósito, creándose un verdadero «sistema fi-nanciero en la sombra», que escaparía totalmente al poderregulador del Estado y cuyos efectos desestabilizadoresiban a resultar destructivos para la economía, las finanzaspúblicas, los derechos laborales y la pervivencia del Estadode bienestar. Estas titulizaciones iban a gozar además dela nota máxima distribuida con generosidad por las variasagencias de calificación. Así, los bancos e instituciones fi-nancieras iban a minimizar el capital propio y trabajar conun elevado nivel de apalancamiento. Su vulnerabilidad ac-tual deriva de estas prácticas arriesgadas y compromete laestabilidad de las finanzas públicas creándose un círculovicioso difícil de romper entre deuda bancaria y deudapública. La crisis de la deuda soberana, que proviene engran parte de la inyección de cuantiosas ayudas públicaspara aportar una solución a las crisis bancarias, se acabatrasladando al balance de las principales entidades finan-cieras que son la principal fuente de financiación de losdéficits públicos. Los bancos son los principales tenedoresde la deuda pública ya que ésta es considerada como elactivo más seguro, y no consume capital según las normasde Basilea, que representa las recomendaciones que de-ben tenerse en cuenta en materia de supervisión y regula-ción bancaria. Obviamente, si se produce una reestructu-ración o una quita de la deuda pública, las institucionesfinancieras pueden experimentar grandes pérdidas. El ba-lance de dichas instituciones financieras se ve tambiéndañado por la pérdida de valor de muchas deudas que, díatras día, se produce en los mercados secundarios. Comoapuntan Berges, Manzano y Valero7, se ha llegado a unasituación en Europa donde «la «credibilidad» de los Esta-

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dos descansa en gran medida sobre la estabilidad de sussistemas bancarios, pero a su vez estos son altamentevulnerables a las potenciales pérdidas a incurrir en sus te-nencias de deuda pública».

Al ser considerada la estabilidad financiera como unbien público, los Estados, apoyados por el BCE que ha te-nido que trascender, pese a sus reticencias y a los errorescometidos en los tiempos de la política monetaria, los lími-tes de los tratados y acudir a «medidas no convenciona-les», han tenido que intervenir de forma masiva para queretorne la estabilidad al sistema financiero. La crisis actuales una crisis de un capitalismo financiero desregulado yno, como pretenden hacernos creer los poderes económi-cos, los gobernantes y sus turiferarios académicos, unacrisis del Estado del bienestar.

En cuanto a la nueva «buena gobernanza» liberal, lamisma es entendida como europeización de la política con-servadora alemana. Las reglas restrictivas en el ámbito pre-supuestario, salarial, laboral y social que se imponen a losEstados más débiles van destinadas a satisfacer las exi-gencias contradictorias de los mercados financieros (recla-man duros ajustes pero necesitan también que las econo-mías se reencuentren con el crecimiento) y conllevan unareducción del papel de Estado como regulador de la econo-mía. La política económica debería así adecuarse a las exi-gencias impuestas por los mercados financieros. Así, elPresidente del BCE declaraba en una entrevista publicadael 29 de octubre de 2012 en el semanario «Der Spiegel»:«Muchos gobiernos todavía deben darse cuenta de queperdieron su soberanía nacional hace mucho tiempo. Debi-do a que en el pasado han permitido que su deuda se acu-mule, ahora dependen de la buena voluntad de los merca-dos financieros».

La nueva gobernanza económica se asimila cada vezmás a un gobierno de los mercados. El desequilibrio entrelas exigencias de los mercados, que han aprovechado suposición de fuerza para desestabilizar el mercado de losbonos de la zona euro, y el cuestionamiento de la fuerzareguladora de los Estados, tanto en el ámbito nacional comointernacional, puede ser identificado como el principal de-safío al que se enfrentan el crecimiento equilibrado y elmantenimiento de los principios democráticos en la accióncolectiva.

Al ser incapaces los gobiernos europeos de liberarsedel diktat de los mercados financieros, han acordado en-tregarse a la «razón» económica de las potencias acreedo-ras que priman la estrategia de la deflación salarial internaradical. Obviamente, si todos los países aplican la mismaestrategia restrictiva en materia de gasto público y salarial,se refuerza la dimensión recesiva que dimana de este tipode ajuste, tanto más cuanto que los diversos agentes pri-vados han de hacer frente a un importante esfuerzo dedesapalancamiento y el paro ascendente en Europa8.

La combinación de reducción de salarios y destruc-ción de empleo incrementa los riesgos que implica por símisma toda «devaluación interna»: la caída excesiva delconsumo interno y mayor dificultad de los afectados parahacer frente al peso de las deudas contraídas. El recorridode esta estrategia competitiva es limitado y nada favorece-dor de la necesaria reactivación de la demanda interna y dela cohesión social. Además, ahora, los efectos negativosde la crisis de crecimiento no podrán ser contrarrestadosmediante el retorno a una economía del endeudamiento yel sector público tiene difícil, e imposible en muchos ca-sos, asumir el papel de palanca del crecimiento. En es-tas circunstancias, la crisis actual acentúa los límitesestructurales y las contradicciones del régimen de acu-mulación precrisis.

Francisco Rodríguez Ortiz.Profesor de Economía de la Universidad de Deusto.

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1 Larrouturou, Pierre: C’est plus grave que ce qu’on vous dit…mais on peut s’en sortir!, Nova Editions, Paris, 2012, p. 32.2 Gaffard, Jean-Luc; Sarraceno, Francesco: «Redistribution desrevenus et instabilité. À la recherche des causes réelles de lacrise financière», Revue de l’OFCE, nº 110, juillet 2009, Paris, p.76.3 Boyer, Robert: Les financiers détruiront-ils le capitalisme?, Eco-nomica, Paris, 2011, p. 105. 4 En la actualidad, menos del 5% de los intercambios monetariostienen como contrapartida la cobertura del comercio de bienes ode servicios.5 Rodrik, Dani: La paradoja de la globalización, Antoni Bosch edi-tores, Barcelona, 2011, pgs. 147-148.6 Para análisis más detallado, ver: Rodríguez Ortiz, Francisco: Crisisde un capitalismo patrimonial y parasitario, Libros de la Catarata,Madrid, 2010.7 Berges, Ángel; Manzano, Daniel; Valero, Francisco: «Sistemabancario y vulnerabilidad financiera», Información Comercial Es-pañola, nº 863, Madrid, noviembre-diciembre 2011, p. 35.8 Coriat, Benjamin; Coutrot, Thomas, Lang, Dany; Sterdyniak, Henri:L’Europe mal- traitée, Les liens qui libèrent, Paris, 2012, p. 79.

¿La realidadno es al revés?

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a crisis que estamos viviendoha alcanzado un grado de com-plejidad desconocido para to-

RADIOGRAFÍA DE LA CRISIS:Angel Martinez Gonzalez-Tablas

bio, eficacia de los procesos de control, ajuste y rectificación.En segundo lugar, hay que destacar la importancia de la regu-lación de los ámbitos básicos para el funcionamiento econó-mico: imperio de la ley, seguridad de los derechos, cultura deaccountability. Pero la dificultad reside en los detalles: la re-gulación mercantil exige derechos de propiedad, pero tam-bién competencia y control efectivo de los rampantes gradosy variantes de monopolio; la del ámbito financiero no puedeestablecerse de espaldas a la función de lo financiero en elsistema económico capitalista, ni cercenando el derecho aconfigurar un sistema financiero nacional con perfil propio; ladel plano laboral tiene que partir del reconocimiento de lanaturaleza de lo que se regula, porque la capacidad de trabajode los seres humanos no es una mercancía en sentido estric-to. En tercer lugar, no puede haber un buen funcionamientode la economía sin un suficiente grado de cohesión social;desde esta perspectiva el Estado de Bienestar tiene una indu-dable dimensión económica, pero antes y sobretodo es unaopción social interna de cada sociedad, que no puede ser im-puesta exógenamente por colectivos o racionalidades de rangosupuestamente superior. En cuarto lugar, importan los acuerdosinternacionales de distinto tipo, la pertenencia a bloques econó-micos o a zonas monetarias, porque implican compromisosvinculantes y cesión de soberanía.

Sin embargo, lo más singular de la crisis actual, lo que leda su carácter verdaderamente novedoso, son los compo-nentes ecológicos y civilizatorios que la atraviesan. El mode-lo de producción y consumo vigente no es ecológicamenteuniversalizable, ni puede mantenerse en los países en los queimpera sin acarrear perturbaciones graves. Necesitamos de-sarrollar otras visiones del trabajo, de las necesidades, delbienestar y de los valores básicos, conservar sólo una par-te del legado civilizatorio sobre el que se ha elevado nues-tro mundo.

Ámbitos diferenciados,componentes diversos

Ldos. No encontramos antecedentesen nuestras experiencias vitales, nila historia nos ofrece ejemplos quesean directamente aplicables, ni la

«El modelo de producción y consumo vigente no es ecológicamente universalizable, ni puedemantenerse en los países en los que impera sin acarrear perturbaciones graves. Necesitamos

desarrollar otras visiones del trabajo, de las necesidades, del bienestar y de los valores básicos,conservar sólo una parte del legado civilizatorio sobre el que se ha elevado nuestro mundo. »

teoría proporciona interpretaciones sólidas. Se entremez-clan en ella componentes de muy distinta naturaleza, eco-nómicos, sociopolíticos, ecológicos y también civilizatorios.

Por una parte, hay factores económicos coyunturalesque a corto plazo determinan el crecimiento, el empleo y elPIB, entre los que destacan el aparato productivo, la de-manda agregada, las políticas fiscal y monetaria, y la posi-ción exterior de la economía, mientras la distribución de lariqueza y el ingreso, es en parte condicionante y en parteresultado de los antedichos.

Aunque no tengan tanta influencia en el corto plazo hayasimismo aspectos económicos estructurales de calado: lapirámide demográfica, el perfil de la fuerza de trabajo, la com-posición del tejido empresarial, la tasa de actividad, el modelode producción y consumo, y la naturaleza de la inserción en laeconomía mundial. Las políticas de natalidad e inmigracióninfluyen en la demografía; los procesos educativos afectana la calidad de la fuerza de trabajo; las características de lasempresas dependen del tratamiento de los usos de la rique-za, de la cultura, de los estímulos y de las políticas de I+D+i;la posición de la mujer, la consideración del espacio domés-tico, el tratamiento de las actividades de cuidados afectan ala tasa de actividad; la fiscalidad, las políticas de fomento y lacreación de conciencia ayudan a conformar el modelo de pro-ducción y consumo; la posición en la división internacional deltrabajo, la apertura, la estructura y simetría de las relacio-nes externas marcan los rasgos de la inserción.

A pesar de que los economistas tendamos a considerar-los ajenos al núcleo duro de lo económico, lo sociopolítico ylo institucional también influyen. En primer lugar, las insti-tuciones generales del Estado cuya calidad puede medirse entérminos de consistencia, funcionalidad, coste, transparencia,legitimidad, ausencia de corrupción, calidad de la democracia,buena distribución de competencias, adaptabilidad al cam-

Ámbitos diferenciados,componentes diversos

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«La suerte de los afectados de lospaíses condicionados se dirime en las

elecciones alemanas, en las que notienen derecho a voto. Pero Alemaniapuede llegar a sentir que el coste del

empecinamiento puede serdesmesurado.»

«La suerte de los afectados de lospaíses condicionados se dirime en las

elecciones alemanas, en las que notienen derecho a voto. Pero Alemaniapuede llegar a sentir que el coste del

empecinamiento puede serdesmesurado.»

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En el diagnóstico y en el tratamiento de la crisis dominanla ignorancia de componentes básicos, la negación de lo queincomoda, la falta de una perspectiva temporal profunda y laconfusión en el establecimiento de prioridades, con lo que nidiagnosticamos con rigor ni formulamos propuestas eficacespara superarla. Una cuestión de innegable relevancia es ¿dón-de reside y quién tiene capacidad decisoria sobre cada unode los componentes que hemos identificado? La respuestatradicional, los gobernantes, es insatisfactoria porque el po-der se dispersa hacia abajo (comunidades subestatales), ha-cia arriba (bloques y mundo) y transversalmente (instanciasfácticas sin perfil político), aunque la situación estándar decompetencias en una eurozona sin rescate responda a unpatrón identificable.

Muchos aspectos siguen dependiendo de lo que se de-cida internamente y de lo que sea capaz de hacer el propiopaís. Es el caso de la estructura de ingresos públicos, la com-binación de impuestos, el grado de progresividad, la contri-bución real de las distintas fuentes de ingreso, la radicaciónespacial de la recaudación, la actitud real ante la evasiónfiscal, la efectividad de la lucha contra actividades ilegales.También de la estructura de gastos públicos, porque las prio-ridades no están determinadas exógenamente: no lo está laimportancia relativa que la sociedad atribuye al Estado deBienestar, ni la búsqueda de la equidad, ni la importanciaque se concede a los gastos en I+D+i, ni la asignación derecursos a la cooperación al desarrollo. En tercer lugar, poracción u omisión, el país interviene sobre los componentesestructurales, aunque por su propia naturaleza los efectossólo se recojan a largo plazo. En cuarto lugar, son competenciade cada país una gran parte de los elementos sociopolíticos einstitucionales. Primero, las instituciones generales del Estadodependen de la sociedad que las construye, sin que quepa

atribuir a otros el asentamiento del ordenamiento constitu-cional, ni la rapidez de la justicia, ni el juego del sistema departidos, ni el grado de aceptación que genera el modelo deintegración espacial, ni la eficacia de la administración pública.Segundo, las variantes que conforman el entramado de regula-ciones conservan un margen de maniobra interno, porque nohay un código rígido que predetermine el contenido y orien-tación de las supuestas reformas estructurales. Tercero, lacohesión social, intrageneracional e intergeneracional, tampocoestá prefijada por razones pretendidamente económicas, sinoque es un juicio o mandato que en gran medida emana de laconciencia colectiva interna, de la actitud de la sociedad civily de su traslación al plano político. Cuarto, la inserción insti-tucional viene condicionada por la trayectoria histórica y porel entorno, pero es el país quien la evalúa, elige y mantiene,de forma que incluso la pertenencia a un bloque económicoo a una zona monetaria, aunque no pueda modificarse a an-tojo, debe ser una opción consciente permanentemente re-novada.

Finalmente, los países pueden llegar a tener distintasactitudes ante los componentes ecológicos y civilizatoriosde la crisis por la conciencia de su existencia, por el grado deprioridad que les atribuyan, por el coste que estén dispues-tos a arrostrar al asumirlos, por la actitud para anticipar susexigencias, por la capacidad de convertirlas en fortalezas yen itinerarios que merece la pena explorar en la búsqueda deuna calidad de vida asentada en distintos fundamentos.

En temas cruciales de muy distinta naturaleza la capaci-dad decisoria reside en la eurozona. La política monetaria ladefine el Banco Central Europeo, el déficit público de refe-rencia lo establecen los pactos de estabilidad y lo concretanlos órganos comunitarios, al igual que el nivel de deuda pú-blica; la UE y la eurozona intervienen de forma activa en la

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regulación de muchos aspectos esenciales para el com-portamiento de la economía y, por omisión, la debilidadde su institucionalización debilita su capacidad de inter-vención e introduce inconsistencias en la conformaciónde la zona monetaria.

Aunque resulte incómodo reconocerlo hay compo-nentes de la crisis que no dependen ni del país, ni delárea económica a la que éste pertenece sino del compor-tamiento de otros países. En concreto, la activación de lademanda agregada, a corto plazo esencial para la recupe-ración de la actividad económica, está en manos de los paí-ses con menos déficit público y con una posición externamás saneada, que pueden permitírselo sin poner en riesgosus propios intereses, en un contexto en el que el conjuntodel área económica no tiene instrumentos para aumentarel gasto público y los países en dificultades tampoco y,además, tiraron voluntariamente por la borda la modifica-ción del tipo de cambio a la que hubieran podido recurriren el pasado.

El cuadro descrito se modifica si media rescate, por-que sus implicaciones no se limitan a accesibilidad alcrédito y coste relativo de los intereses del endeudamien-to. Lo fundamental del rescate es que no sólo el qué, sinotambién el cómo pasa a ser establecido por la eurozona. Laestructura de los ingresos y los gastos públicos, con todoun correlato de temas que afectan a distribución, pasan aser impuestos desde fuera, como también el contenidoconcreto de las denominadas reformas estructurales, lle-gando la intromisión a ámbitos concernientes a la cohe-sión social, intra e intergeneracional, en especial a todo loque afecta al Estado de Bienestar que pasa de opción especí-fica de cada sociedad a pura variable económica gestionablecon criterios impuestos desde un deber ser inexistente.

Demos el último paso y pensemos cómo focalizar,en cada caso concreto, la presión sobre los decisores,maximizando la movilización de los afectados y utilizan-do pragmáticamente los medios disponibles.

En los temas sobre los que el país mantiene capaci-dad decisoria la presión tiene que centrarse en los gober-nantes, el sistema político y el establishment internos por-que ellos son la contraparte del amplio espectro deperjudicados, tan numerosos como heterogéneos y difí-ciles de articular: personas sin trabajo, perceptores desalarios reales deteriorados, mujeres agobiadas por la acu-mulación de trabajo mercantil y doméstico, dependientesdesatendidos, amplio espectro de marginados y exclui-dos, usuarios de servicios sociales básicos en deterioro,pensionistas con ingresos reales recortados, contribuyen-tes fiscales penalizados, autónomos expulsados o en pre-cario, propietarios de riqueza productiva que ven desva-lorizados o desaparecidos sus capitales, ciudadanosafectados por la incertidumbre, personas conscientes dela dimensión ecológica y civilizatoria de la crisis, indigna-dos de toda condición. El proceso se construye con toma

de conciencia, movilización sectorial en torno a proble-máticas concretas, integración de esas dinámicas socia-les reivindicativas, sabiendo que sólo si llega a suponeruna amenaza real para el orden establecido podrá dete-nerse la ofensiva involucionista, porque si la presión sequeda corta el sistema acabará por metabolizarla.

En los temas sobre los que la capacidad decisoriaradica en la eurozona la presión tiene que concentrarsesobre las instituciones europeas y sobre la compleja inte-rrelación de países que las determinan. Para ejercerla lospaíses y los colectivos condicionados por la Europa vi-gente tienen que forjar alianzas interpaíses en torno aobjetivos; exigir transparencia a los gobernantes propiossobre sus posiciones en la UE o en la eurozona; intensifi-car la lucha ideológica contra las prácticas vigentes y losenfoques teóricos que las arropan. Aunque algunas du-das sólo se puedan responder haciendo camino: ¿hayalguna posibilidad de refundación o de evolución signifi-cativa de la UE y de la eurozona?, ¿es un mal menor quehay que asumir?, ¿hay alternativas mejores?, ¿cuál es elmargen de maniobra de los países aislados?

Por su parte, en los temas que dependen del com-portamiento de otros países, hay que poner el foco ensus gobernantes, en su sistema político y en su establish-ment porque son los antagonistas de los países depen-dientes del sur de Europa y de los colectivos directamen-te afectados por las consecuencias de las acciones oinhibiciones de los dominantes. El objetivo es que la opi-nión pública y la ciudadanía de esos países escuchen, sinvelos interpuestos, la voz de los afectados, creando alian-zas con colectivos de los países dominantes perjudicadosen sus ingresos y nivel de vida por las políticas imperantes.El giro hacia una política económica que estimulara la de-manda interna de esas economías mejoraría los salarios rea-les y las condiciones de vida de sus trabajadores, y favorece-ría un ajuste menos traumático en los países que lo necesitan.No obstante, llevar la lucha ideológica y la batalla de opiniónpública al seno de los países dominantes es difícil. Lasuerte de los afectados de los países condicionados sedirime en las elecciones alemanas, en las que no tienenderecho a voto. Pero Alemania puede llegar a sentir queel coste del empecinamiento puede ser desmesurado.

Si tuviéramos que destilar una reflexiones conclusi-vas, la propuesta sería ésta: entender la crisis, evitar laocultación y la confusión de componentes; diferenciar losámbitos de decisión en los distintos temas, países y cir-cunstancias; identificar, agrupar y movilizar a los concerni-dos según los temas y ámbitos de decisión; aplicar el foco yla presión dónde y frente a quién en cada caso correspon-de; plantear con pragmatismo objetivos y medios, aspirara lo necesario, no ceder al chantaje de lo imposible.

Angel Martinez Gonzalez-Tablas.Catedrático de Economía de la Universidad Complutense.

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os efectos sociales de la crisis son, al mismo tiempo,evidentes y aterradores. Nos los muestran cada díalos medios de comunicación, los experimentamos en

Los efectos de la crisis… vienen demucho antes y ahí seguirán, mucho después

Imanol Zubero

independiente de la que se concluía que la incapacidad deesa institución para anticipar la crisis fue debida a «un altogrado de pensamiento de grupo, captura intelectual, unatendencia general a pensar que era improbable una fuertecrisis financiera en las grandes economías avanzadas yenfoques analíticos inadecuados», es decir, a un pensa-miento único, sectario y dogmático que lo contaminabatodo(5).

Pero el tiempo fue pasando y aunque los efectos so-ciales de la crisis no dejaban de aumentar, en junio de2009 el sector financiero norteamericano dio por conclui-da la segunda «Gran recesión» y en el primer trimestre de2012 la banca registraba los mayores beneficios trimes-trales en cinco años, las retribuciones repartidas a sus eje-cutivos volvían a las grandes cifras y las instituciones fi-nancieras se empleaban a fondo para evitar que seintrodujeran controles al «capitalismo de casino» y paraneutralizar los que se habían aprobado.

Incluso antes, en octubre de 2010, se escuchaban vo-ces como la de Robert Lucas, premio Nobel de Economíaen 1995, reafirmándose en sus ideas neoliberales: «Creoque los europeos, y España en particular, están demasia-do inmersos en el Estado de bienestar y que deberían darun paso atrás. Los sindicatos tienen demasiado poder. Loque mueve la economía, lo que anima a la gente a trabajar,

Lcarne propia o a través de nuestro entorno familiar y so-cial, y son desvelados por diversas instituciones de inves-tigación(1) o de intervención social(2). Pero la cercanía y laintensidad de estos efectos no debe confundirnos: la cri-sis no empezó en 2008 y sus efectos no terminarán en…cuando sea que los indicadores macro nos vuelvan a ha-blar de crecimiento y de creación de empleo. Por eso, lasalida de la crisis no puede significar retornar a un escena-rio anterior a 2008, ni superar sus efectos puede identifi-carse con recuperar las mismas dinámicas socioeconómi-cas (producción, gasto, consumo) que había antes.

1. «Adiós al capitalismo de Friedman y Hayek», procla-maba el reputado economista Paul A. Samuelson, un au-téntico clásico vivo, en un artículo publicado en octubre de2008(3). ¡Ojalá hubiera estado en lo cierto! La verdad esque la explosión de la crisis provocó una cascada de críti-cas al capitalismo financiero y un llamamiento a su «refun-dación». Keynes parecía renacer de sus cenizas, el Con-greso de EEUU investigaba la actuación de banqueros ygestores financieros, a los que acusaba de ineptitud y deavaricia(4) y el propio FMI era sometido a una evaluación

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es el beneficio que obtienen de su esfuerzo y de la asun-ción de riesgos. Uno trabaja para obtener una recompensaen el futuro. Dar la misma asistencia médica o la mismaeducación a todos, sin tener en cuenta lo que cada unoaporta, tiene un sentido igualitario, pero recorta la motiva-ción para trabajar duro»(6).

Pero Samuelson no es un ingenuo, y el contenido desu artículo era un poco menos el obituario del libertarismomonetarista que el título parecía anunciar: «¿Qué es en-tonces lo que ha causado, desde 2007, el suicidio del capi-talismo de Wall Street? En el fondo de este caos financie-ro, el peor en un siglo, encontramos lo siguiente: elcapitalismo libertario del laissez-faire que predicaban Mil-ton Friedman y Friedrich Hayek, al que se permitió desbo-carse sin reglamentación. Ésta es la fuente primaria denuestros problemas de hoy. Hoy estos dos hombres estánmuertos, pero sus envenenados legados perduran».

Este es el problema. La quiebra de las hipotecas subpri-me no ha sido la causa de la crisis, sino tan solo su deto-nante. La causa de la crisis hay que buscarla en treintaaños de irresponsable discurso neoliberal, que ha perse-guido el descrédito de todo lo que se acompañe del adje-tivo público (o social) con el fin de impulsar un modelo deacumulación por desposesión basado en la mercantiliza-ción generalizada, en la pretensión de convertirlo todo enmercancía(7).

2. En 2007 Naomi Klein nos advertía frente al capita-lismo del desastre y a su doctrina y política del shock…pero no prestamos suficiente atención. Como nos recuer-da Klein(8), en el marco del capitalismo del desastre lo quese busca por encima de todo es arrebatarnos nuestrasnarrativas y sustituirlas por la narrativa del neoliberalismo.

Las ideas mueven el mundo. Que nadie lo dude. Suimportancia a la hora de orientar las políticas públicas y,en concreto, las políticas sociales y económicas de los go-biernos, está ampliamente contrastada. No por sí solas.Es preciso un determinado contexto social e institucional.Pero las ideas configuran marcos que delimitan en unmomento dado el espacio de lo pensable y de lo impensa-ble, de lo posible y de lo imposible, de lo deseable y de loindeseable. Como nos advirtió el sociólogo Wiliam I. Tho-mas, «si los hombres definen las situaciones como reales,son reales en sus consecuencias».

Pero la mentalidad progresista se volvió, hace ya de-masiado tiempo, burdamente leninista, olvidándose de la

propuesta de Gramsci; obsesionada con el poder, se haolvidado de la hegemonía. Hace ya muchos años que losmejores lectores de Gramsci se encuentran en la derecha.Por el contrario, desde los Setenta la izquierda orientada ala gestión del poder en las sociedades democráticas haarrojado por el sumidero, junto con el agua sucia de lacrisis de la clase obrera como sujeto histórico, el niño de laconstrucción de hegemonía.

Naomi Klein subraya con acierto la importancia tras-cendental que ha tenido esta capacidad de la «nueva dere-cha» para generar discurso durante la travesía del desiertoque para el pensamiento conservador fueron las décadasde los años Cincuenta, Sesenta y Setenta: «En uno de susensayos más influyentes, Friedman articuló el núcleo de lapanacea táctica del capitalismo contemporáneo, lo que yodenomino doctrina del shock. Observó que "sólo una crisis–real o percibida- da lugar a un cambio verdadero. Cuandoesa crisis tiene lugar, las acciones que se llevan a cabodependen de las ideas que flotan en el ambiente. Creoque esa ha de ser nuestra función básica: desarrollar alter-nativas a las políticas existentes, para mantenerlas vivas yactivas hasta que lo políticamente imposible se vuelvepolíticamente inevitable". Algunas personas almacenan la-tas y agua en caso de desastres o terremotos: los discípu-los de Friedman almacenan un montón de ideas de libremercado».

Milton Friedman escribía eso en su libro Capitalismo ylibertad, publicado originalmente en 1962, cuando parecíacondenado a ser un marginado en un momento en quehasta Keynes debía ser superado por la izquierda. Perollegó la crisis, la real (la del petróleo de 1973 y la del cam-bio del modelo tecnológico y productivo fordista que lasiguió) y la percibida o imaginada (la crisis del miedo y ladesconfianza que dio al traste con cualquier cultura delcompromiso y del pacto). Y la crisis generó la estructurade oportunidad política para el «libertarianismo» más radi-cal.

La crisis de 2008 es una vuelta de tuerca a nuestrosmiedos y a nuestras inseguridades. Paul Krugman ha de-nunciado que las políticas de austeridad nunca han tenidocomo objetivo real la lucha contra el déficit, sino generarmiedo en la sociedad con el fin de destrozar la red socialde protección. Más claramente aún lo expone el econo-mista británico Angus Deaton, en absoluto un radical: «Lascrisis están creadas para beneficiar a los más ricos ya quegracias a ellas les resulta más fácil reescribir las normas»(9).

Con el optimismo de la voluntad sostengo que esta crisis que es mucho más que económicano durará siempre. Pero el pesimismo de la razón me obliga a advertir que eso sólo ocurrirá si,

desde ahora, nos tomamos radicalmente en serio la tarea de proteger y ensanchar esas reservasantropológicas que el capitalismo viene destruyendo de manera tan irresponsable, desde hace tiempo.»

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3. Al finalizar esta reflexión me gustaría quedarme conuna esperanzadora idea planteada por Wilkinson y Pickett:«Somos una especie que disfruta con la amistad, la coope-ración y la confianza, con un fuerte sentido de la justicia,equipada con neuronas espejo que nos ayudan a desen-volvernos en la vida identificándonos con los demás, y estáclaro que las estructuras sociales que generan relacionesbasadas en la desigualdad, la inferioridad y la exclusiónnos causan graves daños. Si comprendemos esto, tal vezpodamos entender por qué las sociedades desiguales sontan disfuncionales, tal vez también empecemos a creerque una sociedad más humanizada puede ser infinitamen-te más práctica».

Me gustaría poder cerrar con esta expectativa. Perono puedo. Cornelius Castoriadis denunciaba hace ya dosdécadas que el desarrollo del capitalismo estaba poniendoen riesgo las bases culturales y éticas que permitían sufuncionamiento, bases que el capitalismo no había gene-rado sino parasitado, pero que al fin y a la postre ofrecíanal sistema una fisonomía societal tras la que actuaba sunervadura económica. ¿Cuál es el modelo general de iden-tificación que el sistema de mercado propone e impone alos individuos?, se preguntaba el filósofo. «El del individuoque gana lo más posible y que disfruta al máximo; algo tansimple y banal como esto», se respondía él mismo. «Peroganar, pese a la retórica neoliberal, es algo que hoy careceprácticamente de toda función social e incluso de toda le-gitimación interna al sistema. Uno no gana porque vale,vale porque gana», continuaba. Para concluir:

¿Cómo puede seguir funcionando el sistema en estascondiciones? Lo hace porque se beneficia todavía de mo-delos de identificación producidos anteriormente: [...] el

juez «íntegro», el burócrata legalista, el obrero concienzu-do, el padre responsable de sus hijos o el maestro que, aplacer, todavía se interesa por su trabajo. Pero nada eneste sistema tal como es justifica los «valores» que estospersonajes encarnan, catectizan y supuestamente persi-guen en su actividad. ¿Por qué habría de ser íntegro unjuez? ¿Por qué un maestro habría de sudar con los críos,en vez de dejar pasar el tiempo en su clase, salvo el día enque haya de visitarle el inspector? ¿Por qué ha de agotar-se un obrero hasta enroscar la tuerca ciento cincuenta,pudiendo hacer trampas con el control de calidad? Nada,en las significaciones capitalistas, desde un comienzo, perosobre todo en lo que hoy se han convertido, puede darrespuesta a esta pregunta.

«El capitalismo vive agotando las reservas antropoló-gicas constituidas durante los milenios precedentes», sen-tencia Castoriadis.

Creo que Wilson y Pickett tienen razón cuando recuer-dan nuestra dotación biológica, psicológica y social para lacooperación y la empatía. Por eso, con el optimismo de lavoluntad sostengo que esta crisis que es mucho más queeconómica no durará siempre. Pero el pesimismo de larazón me obliga a advertir que eso sólo ocurrirá si, desdeahora, nos tomamos radicalmente en serio la tarea de pro-teger y ensanchar esas reservas antropológicas que el ca-pitalismo viene destruyendo de manera tan irresponsable,desde hace tiempo.

Imanol ZuberoReferencias.

(1) Colectivo IOÉ (2011). Efectos sociales de la crisis. http://www.colectivoioe.org/uploads/7e1c664dfac50790cc0469b-22331dc5c60c0d814.pdf

(2) Cáritas (2012). De la coyuntura a la estructura: los efectospermanentes de la crisis. http://www.eapn.es/ARCHIVO/documen-tos/recursos/4/VII_Informe_ORS_-_De_la_coyuntura_a_la_ -estructura_2011_MCS.PDF

(3) Paul A. Samuelson (2008). Adiós al capitalismo de Fried-man y Hayek. El País. http://elpais.com/diario/2008/10/26/nego-cio/1225026869_850215.html

(4) Financial Crisis Inquiry Commission (2011). The FinancialCrisis Inquiry Report. http://www.gpo.gov/fdsys/pkg/GPO-FCIC/pdf/GPO-FCIC.pdf

(5) Independent Evaluation Office (2011). Desempeño del FMIen el período previo a la crisis financiera y económica. http://www.ieo-imf.org/ieo/files/completedevaluations/01102011-Crisis_Main_Report_SPANISH.pdf

(6) Robert Lucas (2010). España debe dar un paso atrás en elEstado del bienestar. El País. http://www.elpais.com/articulo/primer/plano/Espana/debe/dar/paso/Estado/bienestar/elpepueco-neg/20101031elpneglse_4/Tes

(7) David Harvey (2004). El «nuevo» imperialismo: acumula-ción por desposesión. Socialist Register. http://biblioteca.-clacso.edu.ar/ar/libros/social/harvey.pdf

(8) Naomi Klein (2011). La doctrina del shock. Documental.http://www.youtube.com/watch?v=KLu7aAPhxAk

(9) Angus Deaton (2012). Las crisis están hechas para benefi-ciar a los ricos. Así tienen más fácil reescribir las normas. XLSemanal, 27 mayo. http://www.finanzas.com/xl-semanal/maga-zine/20120527/angus-deaton-crisis-estan-2649.html

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Galde 1

Kepa Bilbao Ariztimuño: Capitalismo. Crítica de la ideología capitalista de libremercado. El futuro del capitalismo. Talasa. Madrid 2013

Con este libro nos acercamos al pensamiento de grandes economistas comoAdam Smith, Joseph Schumpeter, John Maynard Keynes o Karl Marx, al tiempoque estos análisis y otras referencias del pensamiento económico proyectan luzsobre las ideas que han impregnado la mentalidad económica en las décadas ante-riores a la crisis y sobre las políticas con las que los gobiernos han afrontado lamisma. El autor no cierra el libro sin preguntarse por el futuro del capitalismo.Comentarios de gran interés de las obras de Jeffrey Sachs, Walden Bello, JosephStiglitz, Paul Krugman y Dani Rodrik, entre otros, ilustran este capítulo.

Josep Fontana: El futuro es un país extraño. Una reflexión sobre la crisis socialde comienzos de siglo. Pasado & Presente. Barcelona, 2013.

El último trabajo de Fontana, que en cierto modo ahonda en las reflexiones plan-teadas en Por el Bien del Imperio, presenta un sombrío panorama de lo que puedeser un futuro de mayor incertidumbre y menos derechos como consecuencia de lassalidas propugnadas a la crisis, las cuales están provocando una profunda reestruc-turación económica, social y política, a la vez que limitan la capacidad de respuestade la gente.

Juan Francisco Martín Seco: Contra el euro. Historia de una ratonera. Ed. Penín-sula. Madrid, 2013.

Texto en el que quien fuera Secretario General de Hacienda analiza el perversopapel jugado por el modelo de unión monetaria –caracterizado como avanzadilla delcapitalismo global- en la evolución de la crisis. El libro plantea asimismo las conse-cuencias de dicho modelo a la hora de condicionar las posibles salidas, de no mediaruna improbable unión política y fiscal.

Francisco Rodriguez: Las máscaras de la crisis. Europa a la deriva. La Catarata.Madrid, 2012.

Este texto de Paco Rodriguez, una de las personas que escriben en este dossier,constituye un buen compendio de diferentes temas relacionados con la crisis y quea veces permanecen ocultos en diagnósticos más o menos superficiales. En él seanaliza la evolución del modelo económico de las últimas décadas como sustrato,así como los problemas de unas políticas que no hacen sino ahondar en los proble-mas generados.

Boletín ECOS nº 22, marzo-mayo 2013: El desigual impacto de la crisis sobre lasmujeres. FUHEM-Ecosocial. http://www.fuhem.es/ecosocial/boletin-ecos/numero-.aspx?n=22

Interesante dossier en el que diversas autoras como Lucía Vicent, Carmen Cas-tro, Astrid Agenjo, o Yayo Herrero analizan diferentes aspectos de las relaciones

entre la evolución de la crisis y su tratamiento, y la situación específica de lasmujeres. Se incluye también una entrevista a Justa Montero y unaselección de recursos bibliográficos sobre mujer y crisis económica.

Se presentan aquí algunos textos dereciente publicación que pueden ser de interés

para examinar con mayor detalle diversosaspectos de la crisis tratados en este dossier.

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