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España en entredicho ELKARRIZKETAK Yayo Herrero, José I gnacio Lacasta ELKARRIZKETAK Yayo Herrero, José I gnacio Lacasta Derecho a la resistencia TORTURA " No existe" ¿P odemos ? Al menos deseamos poder... Kataluniako prozesuaren euskal ikuspegia Galde Galde 9 e. España en entredicho . 06 zka. DONOSTIA 2016 Una txalupa en el epicentro de la tormenta Kataluniako prozesuaren euskal ikuspegia ¿P odemos ? Al menos deseamos poder... 16 claves para entender la situación de Venezuela DONOSTIA 2016 Udaberria 2014 Primavera Edizio digitala: www.galde.eu Derecho a la resistencia TORTURA " No existe" DOSSIER: DOSSIER:

Revista Galde 06 completa

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Revista Galde 06, primavera 2014. Incluye Dossier: "Naciones, soberanías y derechos. viejos y nuevos debates".

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España enentredicho

ELKARRIZKETAK

Yayo Herrero,José Ignacio Lacasta

ELKARRIZKETAK

Yayo Herrero,José Ignacio Lacasta

Derecho a la resistencia

TORTURA

"No existe"

¿Podemos?Al menos

deseamos poder...

Kataluniako prozesuaren euskal ikuspegia

GaldeGalde9 e.

España enentredicho.

06 zka.

DONOSTIA 2016Una txalupa en el epicentro de la tormenta

Kataluniako prozesuaren euskal ikuspegia

¿Podemos?Al menos

deseamos poder...

16 clavespara entender

la situaciónde Venezuela

DONOSTIA 2016

Udaberria 2014 Primavera Edizio digitala: www.galde.eu

Derecho a la resistencia

TORTURA

"No existe"

DOSSIER:DOSSIER:

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aurkibidea sumario

Consejo asesor y colaboradorAnaitze Agirre, Peio Aierbe, Xabier Aierdi, Iñaki Altube, Enrique Bethencourt, Santiago Burutxaga, Antonio Duplá,

Mariano Ferrer, Fernando Golvano, Iñaki Irazabalbeitia, Felipe Juaristi, Elo Mayo, Clara MurgialdayLourdes Oñederra, Miren Ortubay, Fernando Pascual, Josu Perales, Rafael Ruzafa, Koldo Unceta, Agustín Unzurrunzaga,

Koldo Uranga eta Imanol Zubero gara, beste zenbaiten artean, une honetan Galde bultzatzen duen taldea.

Peña y Goñi 13-1º 20002 Donostia / San Sebastián - Tel: 658715430Harpidetzak - Suscripciones: www.galde.eu Erredakzioa: [email protected] - [email protected]

Edita: Hirugarren Prentsa Depósito Legal: SS-551-2013 ISSN: 2255-5633 Imprimategia: Michelena Artes Gráficas - Ubarburu, 54 - Polígono 27 - Martutene Papel: ISO-14001

Galde no se hace responsable de las opiniones vertidas en este medio.Se autoriza la reproducción de artículos citando la fuente.

galdegalde

ELKARRIZKETA

04. Yayo Herrero. Manu González

BEGIRADAK

08. ¿Podemos? Al menos deseamos poder... Imanol Zubero

12. Tortura. "No existe" Sabino Ormazabal Elola

14. Mayoría silenciosa bajo amenaza. Patricia Goikoetxea

16. Derecho a la resistencia. Esteban Zulueta

19. 22-M Marcha de la Dignidad. Isa García Durán

20. Ibiltari baten egunkaritik. Lourdes Oñederra

DOSSIER - Naciones, soberanías y derechos: ...

21. Amontonamiento de problemas. Javier Villanueva

22. Entrevista: José Ig. Lacasta Zabalza. A. Duplá

26. La hora de la sociedad catalana. Joaquim Coll

28. Kataluniako prozesuaren euskal ikuspegia. Gorka Knorr

30. Una generación de catalanes. Laura Freixas

32. La autodeterminación: una revisión. X. Etxeberria Mauleon

36. Un modelo... ¿imposible? José María Ruíz Soroa

37. ¿Derecho a decidir? Alberto López Basaguren

40. La soledad de dos en compañía. J. M. Portillo

42. El huevo bastardo; el nacionalismo y la izquierda. M. A.

45. Libros para un dossier.

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Ecofeminismo

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KULTURA

54. Donostia 2016, una txalupa en el epicentro de la tormenta Santiago Burutxaga

56. Periskopioa. Verano en Macondo. Jason & Argonautas

58. Claves de "Ocho apellidos vascos". J.L.Megía, M.Moya

60. La soledad de América Latina". G.García Márquez

62. Dicen. SOS Arrazakeria, Sabiñe Zurutuza, Oliver Seitz63. Literaturaren irakaskuntza eta Zeitgeita. Iban Zaldua

RESEÑA

62. Memoria colectiva, pluralismo y participación... J. Ig. Lacasta Zabalza. A. Duplá

62. Pasado, memorias: tres films recientes. Soledad Frías

HAU GENDE HAU

66. El platano "boomerang". Enrique Bethencourt

Galde 06 - udaberria/2014

Quim Castillo

GALDE 06

IKUSMIRA52. ArgazkilariaK. "JAZZ for TWO". José Horna

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46. Venezuela: Para entender la situación. R. Uzcategui

48. Palestina-Israel. ¿Qué es la campaña de BDS Aitor Hernández - Marcel Masferrer

51. Ockhamen labana: Ala Tutatis! I. Irazabalbeitia

El número 5 de Galde salió a la luz hace unos tresmeses, siendo rey Juan Carlos I. El número 6 sale acomienzos del verano de 2014, con un nuevo rey, Fe-

lipe VI. Ciertamente el mundo no se tambalea por ello y des-de luego, este hecho no afecta a la vida cotidiana de casinadie. Sin embargo, no deja de tener su relevancia política yconstitucional, pues nadie podrá negar que este relevo, brus-co y precipitado, tiene que ver con el desgaste, no ya de lasalud del anterior rey, que también, sino de la instituciónmonárquica como tal, aquejada en los últimos años de unainédita pérdida de popularidad, agudizada por factores comoel caso Urdangarín o las amistades y aficiones peligrosasdel Borbón. Si la monarquía ha sido y es uno de los pilaresfundamentales de la estabilidad del sistema democrático es-pañol, como gustan decir los adalides del actual ordenamien-to político y constitucional, presuntamente intocable, es evi-dente que el descontento popular y la desafección hacia laclase política afectan ahora también a la institución monár-quica. Y en buena lógica, se extienden las voces que recla-man un «derecho a decidir» sobre la jefatura del Estado,sobre si monarquía o república, algo que parece justo y ra-zonable, independientemente de cuál pudiera ser el resulta-do de un hipotético referéndum al respecto. Pero sí, en cual-quier caso, el sistema como tal no está en crisis ni endescomposición, como algunas voces agoreras han anuncia-do, sí se encuentra en estado crítico de difícil solución elllamado «Estado de las autonomías». En consonancia conello, dedicamos el dossier de este Galde al problema de losprocesos soberanistas en curso, del derecho a decidir, de laautodeterminación, de esa construcción nacional pendienteen España, de problemático futuro. Y junto al dossier, lassecciones y firmas habituales.

Literatura (¿de evasión?) para el verano.Ondo izan!

MUNDUAN ZEHAR - INTERNATIONALMUNDUAN ZEHAR - INTERNATIONAL

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ManuGónzalez

udaberria/2014 - Galde 06

Yayo Herrero

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eta

Hagamos ese ejercicio de amargura como alguna vezlo has definido y dinos ¿cuáles son para ti las principa-les características de la actual crisis que venimos pade-ciendo?YAYO HERRERO. Creo que estamos viviendo un momen-to extremadamente grave para el conjunto de la humani-dad. La llamada crisis económica esconde una crisis es-tructural que presenta múltiples dimensiones que a suvez están interconectadas. Vivimos un momento de ries-go de colapso ecológico, de profundización de las des-igualdades en todos los ejes de dominación (clase, etnia,centro-periferia, género) y de angustiosa urgencia en lasposibilidades de afrontar los peores efectos que se pue-den derivar de estas situaciones.

En lo referente a la situación de riesgo destacaría,aunque no son los únicos elementos de riesgo el calenta-miento global y la crisis energética y de materiales.

Según el 5º Informe del Panel Intergubernamentalsobre Cambio Climático (IPCC), de no aplicarse drásticasreducciones en las emisiones globales de gases de efec-to invernadero en el primer tercio de este siglo podemoshabernos situado en un aumento de 4,8ºC sobre la tem-peratura media de la época preindustrial. Se trata de un

aumento muy superior a los 1,6ºC – 2,6ºC, la línea rojaque no se debía traspasar si se pretendían evitar cambiospotencialmente catastróficos.

A esta situación se suma un proceso derivado delpropio calentamiento global: el derretimiento de las ca-pas de permafrost del Ártico que puede liberar cantida-des ingentes de metano a la atmósfera, amplificando demanera sustantiva el propio calentamiento. Si, como pre-vienen la práctica totalidad de los informes científicos,estos fenómenos se concatenan, pueden producirse pro-fundas y rápidas alteraciones en la organización de la bios-fera: inundación de territorios litorales muy poblados; au-mento de los eventos extremos y de largos periodos desequías severas; colapso de los sistemas agrícolas mun-diales por su incapacidad de adaptarse a cambios atmos-féricos tan bruscos; inutilización de las grandes infraes-tructuras y colapso de las grandes metrópolis…Evidentemente como seres ecodependientes que somos,estas situaciones afectan a los seres humanos y sus so-ciedades. Estamos a las puertas de un aumento de lavulnerabilidad sin precedentes de la especie humana antela desesperante ignorancia de la mayoría de las personas–que no de los poderes económicos– que ya se están

"La humanidad quiera o noquiera tendrá que vivir con

menos energía y materiales"Yayo Herrero es una activista, investigadora y divulgadora de temas vinculados a la ecología

social y el feminismo. De formación ingeniera técnica agrónoma, educadora social y antropóloga socialy cultural. Es coordinadora de Ecologistas en Acción y directora de FUHEM, fundación impulsora

de iniciativas en los ámbitos de la educación, la investigación para la paz, las preocupacionesecológicas y medioambientales y el desarrollo social en general. Con una larga trayectoriamilitante en los movimientos sociales hemos querido recoger su visión global de lo que

se viene denominando crisis y los retos y respuestas que se pueden dar desde el activismo social.

"La humanidad quiera o noquiera tendrá que vivir con

menos energía y materiales"

«La austeridad ecosolidaria, no tiene nada que ver con la austeridad que pregona el gobiernodel estado español o la Troika. Lo que ellos llaman austeridad es la resignación ante el expolio.»

«Los límites de la biocapacidad de la tierra se encuentran desbordados y, ya en el presente, y enel futuro más inmediato, vamos a conocer crecientes limitaciones de acceso a materiales y energía.»

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situando acaparando tierra y recursos para seguir soste-niendo sus estilos de vida aunque la mayor parte de laspersonas puedan quedar fuera.

Algo más de preocupación va generando el declivede la energía fósil barata y de la extracción de muchos delos materiales que se consideran hoy imprescindibles enel metabolismo económico global. Los límites de la bio-capacidad de la tierra se encuentran desbordados y, yaen el presente, pero desde luego en el futuro más inme-diato, vamos a conocer crecientes limitaciones de acce-so a materiales y energía. Este agotamiento es dramáti-co en un mundo que se ha construido sobre un usoirracional de recursos finitos.

¿Que consecuencias más inmediatas está acarreandopara la gente este panorama que acabas de describir?Y. H. No es difícil relacionar esta situación de riesgo conla profundización de las desigualdades.

Por una parte, el impulso de la economía capitalistabajo el fundamentalismo neoliberal, ha producido un de-terioro profundo del pacto social que permitía mantenerunas instituciones y servicios públicos que, aunque fue-sen criticados por insuficientes o inadecuados por partede movimientos sociales o izquierdas transformadoras,cumplían cierto papel redistributivo y de protección.

La explosión de la burbuja inmobiliaria y la crisis eco-nómica derivada de ella, han desencadenado una ofensi-va neoliberal durísima. La aplicación de la "Doctrina deShock", tal y como la describía Naomi Klein, ha caído contodo su peso sobre las personas más vulnerables, al prin-cipio, y según avanza el tiempo se extiende a grupossociales cada vez más amplios. Las personas desemplea-das, pero también muchas personas con empleo seencuentran en una situación de pre-cariedad inimaginable en la rica Eu-ropa hasta hace muy poco.

El conflicto de clase se pro-fundiza y comienzan a aparecerproblemas sociales absoluta-mente ligados a la crisis eco-lógica como es el de la pobre-za energética, pero que sinembargo no son relacionadosni en los discursos políticos ma-yoritarios ni en los imaginarios de las personas.

Pero ante la actual situación, existe un discur-so «esperanzador» de que esta situaciónpasará, como ha ocurrido en otros mo-mentos.Y. H. Se sueña con volver a retomarla senda del crecimiento anterior sinser conscientes de que el modelo decrecimiento keynesiano que permi-tió remontar después de la Segunda

Guerra Mundial nunca más va a volver. La humanidadquiera o no quiera tendrá que vivir con menos energía ymateriales.

Aprender a vivir con menos... y también a cuidarnos,no?Y. H. En este momento, se agudizan también las diferen-cias de género. Las sociedades viven bastante de espal-das al hecho de que la vida humana transcurra encarnadaen cuerpos vulnerables que envejecen, enferman y mue-ren. Es imposible la supervivencia de un ser humano ensolitario. Sobrevivimos gracias a que hay personas quecuidan de nuestros cuerpos a lo largo de nuestro ciclovital. En las sociedades patriarcales ese trabajo ha sidoasignado fundamentalmente a las mujeres dada la divi-sión sexual del trabajo que impone este tipo de organiza-ción social. A lo largo de la historia, y también en estemomento, se ha construido toda una mística que esencia-liza a las mujeres como las cuidadoras «naturales» de laspersonas. La idea del amor, el deber o el miedo han sidolas formas de imponer a la mitad de la población lo que esuna responsabilidad social que debe ser asumida pormujeres y hombres.

En los sistemas capitalistas se ha establecido una di-visión férrea entre el mundo de la producción y el de lareproducción, ignorando que toda actividad económica esreproducción social.

Cuando se imponen los recortes en sanidad, comedo-res escolares, escuelas infantiles, atención a la depen-dencia; cuando arrojan a la calle a las familias desahucia-das y pierden las prestaciones las personas… ¿En dóndese cubren las necesidades básicas de reproducción de

quien queda desamparado? Básicamente en los ho-gares de las familias. Son las fa-

mil ias quienes actúan deamortiguador de la pre-

cariedad y dentro deellas las mujeres so-portan la mayor carga,

porque muchos hoga-res son espacios de pro-fundas desigualdades.Los hogares, en ocasiones

son los entornos más peligro-sos para las mujeres.

«Debemos vivir con sencillez para queotros sencillamente puedan vivir» Esta

vieja máxima ecosolidaria levanta-ba en su momento la bandera dela «austeridad». ¿Cómo lo defi-nirías hoy? Y. H. Hoy ya no es una máxima oun deseo. Los seres humanos va-mos a ser más austeros en lo

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material obligatoriamente. La clave está en cómo sereparta la austeridad. La cultura de la suficiencia tieneque ser asumida por todas las personas y muchas, lasmás poderosas no están por la labor. O combatimos laexcesiva riqueza para poder repartirla o no habrá for-ma de que las mayorías sociales lleguen a un suelomínimos de recursos que les permitan vivir vidas dig-nas.

Quiero señalar que el principio de suficiencia, laausteridad ecosolidaria, no tiene nada que ver con laausteridad que pregona el gobierno del estado espa-ñol o la Troika. Lo que ellos llaman austeridad es laresignación ante el expolio. La austeridad ecofeminis-ta se inserta de forma profunda dentro del marco de lalucha de clases y es profundamente materialista a lahora de asumir los límites del planeta y la ficción irres-ponsable que alimenta los sueños de quienes siguen fian-do la emancipación y la justicia a la posibilidad de un cre-cimiento económico basado en un inviable uso crecientede recursos naturales que nunca, insisto, nunca, serácapaz de cubrir las necesidades de todos y todas. Aportarpor una vida buena para todos y todas pasa por estilos devida mucho más austeros en lo material, cargando la re-ducción, obviamente, en las personas que sobreconsu-men por encima de lo que permite garantizar unos míni-mos a todas las personas.

Al hilo de campañas y marchas por el Decrecimiento,que en su momento se formuló como «una ocurrenciapublicitaria provocadora» al decir de algunos y no comouna meta o alternativa al actual modelo. ¿No es un re-duccionismo del enfoque económico clásico? ¿Qué debecrecer y que no? Y. H. Naredo reivindica «Mejor con menos»

El necesario decrecimiento de la esfera material de laeconomía, en mi opinión, no es ninguna ocurrencia, esun dato. En algunas ocasiones sí que he escuchado asectores que lo reducían erróneamente, a mi modo dever, al decrecimiento del PIB y en ese caso evidentemen-te sería un reduccionismo típico del enfoque de la econo-mía convencional.

Sin embargo, creo que ese enfoque ha sido mi-noritario. Las redes por el decrecimiento que hancrecido en muchos puntos del estado presentanvisiones más complejas y son un empuje y comple-mento a trabajos como el de José Manuel Naredo,que lleva décadas desarrollando un pensamiento, ami juicio fundamental y valiosísimo.

Con la que está cayendo, a mí la verdad es que meimportan bastante poco los conflictos semánticos. Sialguien me plantea una pega metodológica, concep-tual o epistemológica sobre el crecimiento, no inverti-ré ni dos segundos en debatirla. Me importa que laspersonas nos arremanguemos organizadas en colecti-vos, plataformas y movimientos amplios para tratarde revertir este desastre que afecta ya a tanta gente yque amenaza un futuro que ya se mide en décadas. Sihay personas que se sienten cómodas con el términodecrecimiento, bien, si otras no lo quieren usar, puestambién. Lo importante es compartir, -dentro de la diver-sidad-, diagnósticos, propuestas y energía para luchar yreconstruir.

Lo que, al menos en mi experiencia, tengo claro,es que el uso del término decrecimiento para convo-car ha permitidohacer llegar losplanteamientosde la economíaecológica a sec-to res soc ia lesque antes no sehabía preocupa-do por ella, Yoviví en mi propiocuerpo el paso delas salas con treso cuatro perso-nas para escu-char temas sobrelos l ími tes de lplaneta a los es-pacios abarrota-dos cuando seconvocaba bajoel lema del decre-cimiento. Obvia-mente entiendo que en algunos lugares no convo-que, pues no lo usemos en esos lugares.

Los llamados movimientos «en transición», los merca-dos sociales, etc. son iniciativas sociales críticas con elactual modelo de producción, reproducción, y consu-mo y que se dibujan y presentan como alternativas.Y. H. En los últimos años, estamos conociendo el naci-miento de una enorme multitud de proyectos autogestio-nados que tratan de dar respuesta colectiva a problemas

«La cooperación e intercooperación en forma de mercados sociales, cooperativas de trabajoy consumo, banca ética, comunicación alternativa o las expresiones políticas de democracia

radical, cumplen un papel cada vez más importante en la generación de alternativas.Sin embargo, creo que es también importante disputar las instituciones.»

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económicos, políticos y de la vida cotidiana (alimentación,cuidados, etc.). Son experiencias políticas valiosísimas quecontribuyen a disputar la hegemonía en todas las dimen-siones de la vida. Estos proyectos tienen una base co-mún: la de la justicia y el apoyo mutuo. La cooperación eintercooperación en forma de mercados sociales, coope-rativas de trabajo y consumo, banca ética, comunicaciónalternativa o las expresiones políticas de democracia ra-dical, cumplen un papel cada vez más importante en lageneración de alternativas.

Sin embargo, creo que es también importante dispu-tar las instituciones. Como integrante de los movimien-tos sociales me sitúo más en el trabajo de base y creoque los movimientos sociales deben tener expresionespolíticas diferenciadas y autónomas, pero creo que afron-tar las urgencias a las que me refería antes, requiere pen-

sar en la organizaciónde lo global. Reducirla presión sobre la na-turaleza, sin que seaa costa del extermi-nio de amplios secto-res de la población,requiere planifica-ción, reparto de re-cursos, reformas fis-cales, atender lasnecesidades de quie-nes todavía no sabenautoorganizase, ga-rantizar un mínimo alas personas articula-das en colectivos y alas que no lo están,poner freno a los po-deres político y eco-nómico... No se meocurre cómo hacer

eso a partir de proyectos autogestionados y centradossólo en lo local, aunque, estos, insisto son imprescin-dibles. En mi opinión, autoorganización y representa-ción en un marco de democracia profunda, no son in-compatibles.

¿Y en esa proyección política, cómo gestionar la diver-sidad?Y. H. El gran reto es como crear un movimiento de mayo-rías. Yo, la verdad, es que creo que ayudaría bastanteque mucha más gente conociese e interiorizase la posibi-lidad nada desdeñable del colapso. Hay quien dice quemirar la realidad cara a cara desmotiva y que el miedoparaliza. A mí, lo que me da miedo es estar sola y nohacer nada. El no hacer nada es lo que da pavor, porqueconduce directamente a una situación en la que los con-flictos y la violencia crecerán inevitablemente.

Es la organización política y la confluencia la que per-mite acumular fuerzas, conjurar el miedo y enfrentarlopor la vía de la cooperación y de ser «más humanos». Laindividualización y el miedo en solitario es el que condu-ce a una profunda regresión antropológica y permite laemergencia de movimientos populistas y neofascistas.

Se acaban de celebrar elecciones, en este caso al Par-lamento Europeo ¿en dónde crees que se deberían cen-trar los esfuerzos del activismo social?Y. H. Las elecciones al Parlamento Europeo abren un pa-norama bastante movido. En una buena parte de Euro-pa crece la extrema derecha. Y por otra, en los paísesde la periferia europea se produce un desmoronamien-to del bipartidismo y un cierto crecimiento de la iz-quierda. La irrupción de Podemos, unido a lo anteriorha supuesto un cambio importante en el panorama po-lítico institucional.

La sorprendente reacción del PSOE, que ni siquieraha escenificado ningún tipo de reflexión política críti-ca, me hace pensar que se trata de una estructura abso-lutamente irreformable, aunque en sus bases seguramen-te hay muchas personas que podrían sumar en otrosproyectos.

Todo parece indicar que en los próximos meses lashipotéticas confluencias electorales van a estar en elcentro de debates y movilizaciones. El gran reto paralos movimiento sociales es ver cómo, desde el papelque queremos ocupar fuera de las dinámicas electora-les, somos capaces de poner los elementos estructu-rales de la crisis en el centro. En concreto para el eco-logismo las cuestiones de la crisis ecológica, la urgenciade actuar, la reconversión del modelo productivo y elreparto de la riqueza, todo ello superando la lógica pa-triarcal, son los temas centrales. Si los grupos políti-cos que pretender confluir no tienen estos debates yestablecen propuestas coherentes con ellos, estaránabocados a hacer lo mismo que quienes les precedie-ron o a abandonar.

No será fácil, teniendo en cuenta las dinámicas añe-jas y decrépitas que tienen algunos partidos políticos – ytambién algunos movimientos sociales. Habrá que hacerun enorme esfuerzo para ser capaz de gestionar la diver-sidad y hacer hueco a la diferencia; habrá que aprender atrabajar en alianzas complejas entre grupos y sectoresque presentan diferencias de identidad nacional, de inte-reses, étnicas, ideológicas, etc.

Quizás el ecologismo social pueda animar a la cons-trucción de mayorías. Ser conscientes del «marrón» quese nos viene encima si no lo hacemos pueda animar a esedejar de mirarse el ombligo que tantas veces se revistede legítima y airada diferencia política.

Se trata de pensar en cuáles serían las bases de unnuevo contrato social en el que quepamos todas las per-sonas. Y nos va mucho en ello.

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Begi

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k

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1. «Sin embargo, misteriosamente, es en el deseodonde se está generando un cambio. Lo siento enlos hombres que se me acercan en la calle y lo creode las juventudes del mundo». Ernesto Sabato escri-be estas palabras en un ensayo titulado La resisten-cia, publicado en el año 2000. Las he recordado cadavez que me he detenido a reflexionar sobre los resul-tados de las últimas elecciones europeas, pues creoque esas palabras desvelan el pálpito de un proceso defondo que a partir de 2010 ha empezado a transformarnuestras sociedades. Un proceso que tuvo su primeraexpresión pública en forma de acampadas, ocupacio-nes de plazas, marchas ciudadanas y mareas sociales,y que ahora ha emergido como institucionalidad políti-ca, con una dimensión que nadie había previsto.

2. En las generales de 2008 el PSOE obtuvo 11.289.335votos (43,87%). En las generales de 2011, 6.973.880(28,79%) y en las europeas de 2014, 3.593.945 (23%). Casiocho millones de votos perdidos en seis años. Casi tresmillones cuatrocientos mil desde la anterior convocato-ria electoral, en 2011. Se mire como se mire, se comparecomo se quiera comparar, esta situación no es coyun-tural sino estructural. ¿Ha finalizado definitivamente elciclo político de la socialdemocracia en España? Ya ocu-rrió en Italia, es verdad que por algunos motivos distin-tos, que no se dan en nuestro país, o no de la mismamanera. Allí fue la denominada Tangentopolis, trama ge-neralizada de corrupción que implicó igualmente al PartidoSocialista de Craxi como a la Democracia Cristiana de An-dreotti y Forlani, y que acabó con la tradición política decoaliciones (formales o informales) entre las dos gran-des fuerzas políticas que se repartían el poder desde lasalida de la guerra. En España tal vez no sea justo ha-blar de una tangentopolis objetiva (aunque los casosde políticos imputados y juzgados por corrupción es ver-gonzosa, y afecta especialmente a los dos grandes par-tidos), pero lo cierto es que vivimos una situación de«tangentopolis subjetiva»: una buena parte dela ciudadanía critica con dureza la manera en que am-bos partidos están afrontando el problema de la corrup-ción, considerándolos incluso cómplices de la misma.

3. Con Rubalcaba liderando el partido estos dos últi-mos años, ni siquiera el lenguaje de oposición ha teni-do ningún eco. Ha sido una oposición de cartón piedra,sustanciada en un juego de salón parlamentario, cadavez más alejado de la gente. En la calle, la oposición lahan liderado otras organizaciones sociales: las «ma-

reas». Juan José Millás ha reflejado excepcionalmente estairrelevancia política en su columna «Éxito gramatical» (El País,30 mayo 2014): «El PSOE se fue al carajo cuando dijo No Pode-mos. No podemos negar a los bancos su derecho a dejartesin casa, ni a las eléctricas el suyo a quitarte la luz, ni a lasgasísticas el de cortarte la calefacción. No podemos, «cuestelo que cueste y me cueste lo que me cueste», desoír las órde-nes del Ibex 35. Aquel No Podemos fundacional de Zapateromarcó el rumbo a Rajoy. No Podemos dejar de pagar ladeuda, No Podemos perseguir a los defraudadores fiscales, NoPodemos meter en la cárcel a nuestros amigos corruptos, NoPodemos evitar que los ricos sean cada vez más ricos y lospobres cada vez más pobres...». Esta irrelevancia política tie-ne que ver, paradójicamente, con su fijación con el poder. ElPSOE se ha convertido en un puro instrumento orientado a lagestión del poder. Cada vez más instalado en las institucionesde poder –parlamentos, consejos, fundaciones, empresas pú-blicas, cajas de ahorros– se ha olvidado de trabajar la hegemo-nía. Lenin ha expulsado a Gramsci. Por eso, cuando ha accedi-do al poder se ha acabado manifestando una evidenteimpotencia política. Recordemos de nuevo el artículo de Mi-llás. O pensemos en la reforma-express de la Constitución, oen tantas y tantas cuestiones sobre las que el socialismo degobierno ha tomado decisiones sin considerar la forma en queestas debilitaban sus banderas y mensajes.

Imanol Zubero

¿PODEMOS? AL MENOS, D¿PODEMOS? AL MENOS, D

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9Galde 06 - udaberria/2014

4. El PSOE ha sido la lista más votada sólo en Andalucía(con el 35,15% de los votos, doce puntos menos que enlos anteriores comicios, pero doce más que los conse-guidos por el PP), en Extremadura (38,82% PSOE; 35,47%PP) y en Asturias (26,10% PSOE; 24,07% del PP). Sin dudahay aquí un efecto «poder», pues son las únicas tres co-munidades en las que el socialismo gobierna o pudo go-bernar (en Extremadura, si IU no apoyara al PP). Pero na-die debería llevarse a engaño: el logro y ejercicio del poderpolítico es un medio para la transformación de la socie-dad, no un fin en sí mismo. Entre el poder-medio y latransformación-objetivo pueden darse distintas combi-naciones, en función del momento: hay ocasiones en lasque la permanencia en el poder juega en contra del logrode los objetivos, como se comprobó con el gobierno deZapatero a partir de 2010 y su «cueste lo que cueste yme cueste lo que me cueste». Si bien el PSOE no puededejar de pensarse como «expresión más institucionaliza-da y pro-poder» de la izquierda española –esa ha sido yes su característica más distintiva frente a otras izquier-das de movilización, de protesta o de ideas–, continuarlimitándose a pensarse sólo en términos de poder es yainsostenible. Alcanzar el poder es importante, y desde elpoder es posible impulsar un círculo virtuoso que empu-je hacia arriba al cuerpo electoral: estar totalmente fuera

de los órganos políticos de poder y decisión puede acabarpor desanimar el voto (es la cuestión del «voto útil»).

5. Surge aquí una cuestión periférica a esta reflexión, perode mucha importancia: la que tiene que ver con el sistemaelectoral vigente en España. Fue un diseño concienzudamen-te ideado en su día por UCD, el partido de Adolfo Suárez,buscando un doble sesgo: mayoritario, para permitir a losganadores una sobrerrepresentación en el Parlamento en de-trimento de los partidos pequeños, y conservador, para darmás poder de elección a los territorios de derechas. Es unhecho reconocido por uno de los protagonistas del diseñoelectoral, el entonces diputado de UCD Óscar Alzaga, cuyareflexión reproducen los investigadores Ignacio Lago y JoséRamón Montero: «Puesto que los sondeos preelectorales(previos a las generales de 1977) concedían a la futura UCDun 36-37% de los votos, se buscó hacer una ley en la que lamayoría absoluta pudiese conseguirse con alrededor del 36-37%. Y con un mecanismo que, en parte, favorecía a las zo-nas rurales, donde (…) UCD era predominante frente a laszonas industriales, en las que era mayor la incidencia delvoto favorable al PSOE». Mientras los dos grandes partidos,PSOE y PP, acumulaban en cada convocatoria electoral alre-dedor del 80% del voto, el efecto-castigo de la ley electoralsobre IU y UPyD podía considerarse un «mal menor», conefectos relativamente bajos sobre la representación electo-ral de la sociedad española. Pero esta idea, cada vez máscuestionada, en estos momentos es simplemente insosteni-ble. Si en unas elecciones generales se repitiera una distri-bución de voto parecida a la de las últimas europeas, la rei-vindicación de cambiar el sistema electoral por otroproporcional (ya sea de circunscripción única, ya autonómi-ca, pero superando el actual de base provincial) no va a po-der soslayarse. Recordemos que en las últimas eleccionesPP y PSOE recibieron tan sólo 7,6 de los 15,9 millones de vo-tos emitidos, lo que significa que se quedaron en el 49% deltotal de votos. Adiós bipartidismo, adiós.

6. El socialismo sigue siendo la fuerza más votada en elespacio progresista: sus tres millones y medio de votosaún superan la suma de IU (millón y medio), Podemos(1.200.000) y Primavera Europea (600.000), aunque por muypoco. Pero ya no es la fuerza de referencia. No sólo porqueen esta ocasión la pérdida de votos ha sido tan enorme; esposible que en unas elecciones locales, incluso en unas ge-nerales, recupere voto, distanciándose de nuevo del restode organizaciones de izquierda. Pero estas elecciones hansupuesto el final definitivo del voto cautivo: la fidelidad del

OS, DESEAMOS PODER…

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votante socialista se ha venido abajo. En julio de 2013, unaencuesta adjudicaba al PSOE una fidelidad de voto del55%, porcentaje que para febrero de 2014 se desplomabahasta el 34%. Al margen de cuál sea la validez estadísticade estos datos, lo cierto es que el PSOE deberá aprender amoverse en un entorno electoral radicalmente distinto alque se ha movido a lo largo de su historia, infinitamentemás incierto y, por ello, más inseguro.

7. Se podrá discutir si el PSOE está hoy más o menos a laizquierda. Personalmente creo que no hay dudas de que esizquierda en cuanto a los derechos civiles y políticos, perocentro-derecha con toque social en cuanto a los derechossociales y económicos. De izquierdas en el aborto, de cen-tro en los desahucios, y diría que de derechas en la inmi-gración. A este respecto, resulta muy interesante la lectu-ra del libro de Guillermo Cordero e Irene Martín, Quiénesson y cómo votan los españoles de izquierdas (Los librosde la catarata, Madrid 2011). Pero lo que es indiscutible esque, aún en el caso de que esté, simplemente ya no se leespera. Hasta ahora el PSOE podía pensar que, incluso ta-pándose la nariz, los votantes de izquierda acabarían vol-viendo a meter su papeleta en las urnas aunque sólo fueracomo rechazo de un PP cada vez más radical. Pero la ima-gen de un PSOE como último y en realidad único refugiofrente a la derecha se ha terminado. Primero, porque haceya tiempo que no estaba claro que realmente sus políticasfueran tan distintas de las de la derecha (en esto el 15-M ysu idea del PPSOE, de donde luego ha venido lo de la «cas-ta», ha jugado un papel fundamental); segundo, porqueestas últimas elecciones han mostrado que otra izquierdaes posible, no sólo en la periferia del sistema político, sinoen su centro institucional. En estas elecciones los votantesdel PP han tendido más bien a quedarse en casa (ha habidocorrimiento, hacía Vox, Ciudadanos y UPyD, pero la mayo-ría de su electorado clásico no ha votado), mientras quelos del PSOE han «emigrado»: la izquierda ha votado másque la derecha, pero no al PSOE. De los 2,5 millones devotos suma de los logrados por IU, Podemos y Compro-mis, buena parte han sido de trasvase, aunque otros, so-bre todo los de Podemos, son nuevos.

8. Fijémonos en lo que ha ocurrido con el voto blancoy nulo. En las autonómicas de 2011 se registraron 584.012votos blancos (el 2,54% del total de votos emitidos) y

389.506 votos nulos (1,7%). En conjunto, un 4,24% de vo-tos, frente a menos del 2% en las generales de 2008.Evidentemente, no hay manera plenamente fiable de ad-judicar un significado preciso a esos votos, pero dado elcontexto en el que se desarrollaron aquellas eleccioneses razonable considerarlos como «voto de protesta». Dehecho, esta expresión electoral fue una de las propues-tas del 15-M. En estas últimas elecciones un total de289.457 personas han emitido un voto nulo (1,82% delos votos) mientras que los votos en blanco han sido356.535 (un 2,25% del total de votos emitidos). En total,645.992 votos entre ambas opciones: muchos más que enlas anteriores elecciones europeas de 2009 (319.851, entrenulos y blancos), las últimas antes del 15-M, pero muchosmenos que los 973.518 de 2011, las primeras celebradastras la irrupción del 15-M. Esto quiere decir que una buenaparte del voto que se movilizaba hasta ahora como protes-ta (sobre todo en forma de voto blanco) ha encontrado unasalida a la izquierda del PSOE.

9. Entre las europeas de 2009 y las de 2014 el PSE-EE haperdido 98.294 votos, pero entre las generales de 2008 (te-cho electoral) y estas últimas elecciones la pérdida es de213.197 electores. Doscientas mil personas que, despuésde haber hecho lo más difícil (considerar la opción PSE-EE),han decidido no votarle en esta ocasión.Si en el conjuntode España el PSOE ha perdido desde las anteriores euro-peas de 2009 un 15,5% de peso electoral (del 38,5 al 23%),en Euskadi la pérdida del PSE-EE es del 14% (del 27,78 al13,78%) un punto y medio menor. La diferencia más im-portante es que en Euskadi empieza a haber muy pocoespacio para el PSE-EE. Con el fin del terrorismo en Euskadise ha acabado el tiempo de la épica política. Se podrá pen-sar que directamente hemos pasado a los tiempos de lavergüenza, en los que la sociedad ha olvidado que no hacemucho aquí había víctimas políticas y victimarios tambiénpolíticos, que estos segundos hicieron todo lo posible paraimpedir que las primeras desarrollaran con normalidad sutrabajo de representación política, y que entre estas vícti-mas se encontraba la militancia y las y los representantesdel PSE-EE. El caso es que todo eso ha quedado atrás. ElPSE-EE ya nunca más podrá legitimarse recurriendo a subiografía de resistencia cívica contra el terrorismo. En sumomento le ocurrió lo mismo al PCE a la salida del fran-quismo: en poco tiempo la sociedad española, el electora-

«El PSE-EE debe hacerse una pregunta esencial, y buscar una respuesta quehoy por hoy es cualquier cosa menos evidente: ¿cuál es su papel en la Euskadi de hoy?

O más directamente: ¿para qué sirve el PSE-EE? ¿qué puede ofrecer a la sociedad vasca quenadie más ofrezca? Si no es más eficiente, ni siquiera más «social» que el PNV, ¿qué ofrece?

Tampoco es capaz de ofrecer una alternativa política al nacionalismo soberanista.»

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do de izquierdas especialmente, había amortizado su pa-pel en la lucha contra la dictadura. La historia no sabe dejusticia o de injusticia.

10. El PSE-EE debe hacerse una pregunta esencial, ybuscar una respuesta que hoy por hoy es cualquier cosamenos evidente: ¿cuál es su papel en la Euskadi de hoy?O más directamente: ¿para qué sirve el PSE-EE? ¿quépuede ofrecer a la sociedad vasca que nadie más ofrezca?Si no es más eficiente, ni siquiera más «social» que el PNV,¿qué ofrece? Tampoco es capaz de ofrecer una alternati-va política al nacionalismo soberanista. Más allá de uneslogan utilitario, enarbolado como trinchera de emer-gencia frente al soberanismo, el PSOE carece de unacultura y un proyecto federalista para España, y el PSEva a ser la siguiente víctima de esa carencia, sufriendoun destino parecido al del PSC. En Madrid, Extremadurao Andalucía se puede seguir tirando durante un tiempocomo si esto del nacionalismo soberanista no fuera másque un brote territorialmente localizado, pero la ausenciade una auténtica propuesta federalista es, para el socialis-mo vasco, una herida mortal.

11. Pero estas elecciones tam-bién han tenido su lado bueno. Paraempezar, el último intento de im-pulsar un partido a la derecha delPP, es decir VOX, ha sido un es-trepitoso fracaso. No caigamos enel error de pensar que eso es asíporque el PP ya es VOX. No loes. En segundo lugar, estas elec-ciones dibujan un espacio electo-ral más a la izquierda que el quesalió de las europeas de 2009: enaquellas elecciones la suma de PP,UPyD y Coa l i c ión por Europa(PNV, CiU, CC) fue de 28 escaños,mientras que la de PSOE, Iz-quierda Plural 2 y ERC fue de 26;en estas últimas elecciones PP,UPyD y Coalición por Europa hanobtenido 23 escaños, frente a los31 que suman las fuerzas progre-sistas (PSOE, Izquierda Plural,ERC, Los Pueblos Deciden, Pode-mos, Ciutadans, Primavera Euro-pea). Admito, por supuesto, du-das sobre el «progresismo» decualquiera de estas fuerzas: essólo un juego. Si proyectáramos–utilizando los datos en bruto, sin

ninguna elaboración y, por tanto, sin ninguna intenciónde hacer una proyección fiable– los resultados de laseuropeas a unas autonómicas, hoy tendríamos un parla-mento vasco más de izquierdas y menos nacionalistaque el que salió de las elecciones autonómicas de 2012:

·En 2012: Izquierda (Bildu, PSE) 37 escaños / derecha(PNV, PP, UPyD) 38 escaños. Nacionalismo (PNV, Bildu) 48 /no nacionalismo (PSE, PP, UPyD) 27.

·En 2014: Izquierda (Bildu, PSE, IU, Podemos) 41 / dere-cha 34. Nacionalismo (PNV, Bildu) 42 / no nacionalismo (PSE,PP, IU, Podemos, UPyD) 33.

Ya sé que esta separación metodológica entreel cleavage de la ideología y el de la identidad nacionalno funciona en la realidad. Lo vemos en Cataluña, don-de izquierda y derecha nacionales avanzan alegrementehacia la soberanía incluso sobre las ruinas de Can Vies.Lo único que quiero es plantear un escenario en el queel fracaso de la socialdemocracia no tiene por qué signi-ficar el fracaso de la izquierda. Es verdad que un proble-ma sería la creciente fragmentación de la izquierda. Peroesto se arregla haciendo esfuerzos por coincidir en po-líticas concretas.

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o existe”1. Vale. De lo que vamos a hablar ahoradicen que “no existe”. Si existiera, se podría enten-der mejor a Fray Tito, sobre el que Eduardo Galeano

también sobre las playas que cobraron, particularmentedurante la mañana, aspecto auténticamente veraniego.La Villa quedó prácticamente desierta y por supuesto,no se registraron incidentes de ningún tipo con motivodel 1º de Mayo. Aunque la fuerza pública patrulló por loslugares estratégicos en evitación de cualquier contingen-cia, Bilbao presentó ayer su habitual fisonomía de díafestivo con temperatura agradable, escaso tráfico y ab-soluta paz”.

La reseña fue recogida por los trabajadores de Lami-naciones de Bandas Echévarri en su legendario libroNuestra huelga. Una huelga de 163 días, desde el 30 denoviembre de 1966 al 15 de mayo de 1967. En variospasajes de esa publicación se hace mención a las tortu-ras sufridas por algunos trabajadores y a la férrea repre-sión existente en el estado de excepción3. “No se regis-traron incidentes de ningún tipo” se lee en aquella notacorreveidile. Efectivamente, los “incidentes” sucedierondías antes. No existían, pero sí.

Pongámonos ahora 35 años después, en febrero de2003. A lo anterior se le denominó dictadura y a lo deahora se le designa como democracia. Son dos realida-des distintas. Es evidente, son dos contextos bien dife-rentes. Pero en 2003 la Guardia Civil cerró el único perió-dico que se editaba en euskera y se llevó detenidos a losmiembros de la dirección y del consejo de EuskaldunonEgunkaria. No fueron conducidos directamente ante eljuez, y tras previo paso por comisaría, cuatro de ellosdenunciaron ante el juez eso que “no existe”: haber su-frido torturas. Uno más, académico de la Lengua Vasca,presidente del Consejo de Administración de Egunkariay director de Jakin, de 60 años de edad, no tuvo fuerzaspara hacerlo hasta cinco años después.

"No existe"

SabinoOrmazabal Elola

relataba que “en vano deambulaba buscando algún lugar,algún rincón del templo o de la tierra, donde no resonaranlos truenos de esas voces atroces que no lo dejaban dor-mir”. ¿Cómo podía probar Fray Tito el origen de esas se-cuelas, si no hay tal?... Terminó suicidándose.

Un número considerable de personas que estáis leyen-do GALDE la habéis sufrido en propia carne, tengáis laopción política que tengáis ahora. O la habéis conocido decerca, en familiares, en la cuadrilla… No es exclusiva deaquí. Es una práctica muy extendida, a nivel mundial.

Si se reconociera su existencia tambalearían muchosprincipios y discursos, así como muchos sumarios instrui-dos por la autoinculpación y/o la inculpación a terceraspersonas. ¿Cómo evocar lo que no se quiere rememorar?Si hubiese titulado estas líneas mencionándola, probable-mente habríamos pasado de página.

Alguna gente, a su vez, ha terminado cansada de queesa práctica que “no existe” se contraponga a las denun-cias de la violencia de ETA a modo de justificación, decompensación, de igualar violencias. Como si la repro-bación de alguna vulneración de derechos pudiera seropcionable. Por eso pasan página o no muestran interésalguno.

Es un hecho que un número considerable de gente haterminado insensibilizada al dolor de los demás, de los no-suyos. Incluso hay quien ha llegado a justificar la prácticade eso que “no existe”, pensando que así terminaría an-tes la violencia de “los otros”, para “evitar nuevos atenta-dos”. Sin embargo, la mayoría de las denuncias de los úl-timos años no son las relacionadas con el tema vasco: hanaumentado las acusaciones de personas migrantes (un21,2% del total) y de las de diversas disidencias sociales(46,6%) en el Estado español2.

Por supuesto, no se produjeron incidentes. Miremosatrás. En los días anteriores al 1 de Mayo de 1967, enBizkaia hubo “una ola” de detenciones y deportacio-nes: 150 militantes obreros fueron encarcelados y 15 deellos, deportados a pequeñas localidades de la penínsu-la; luego lo fueron 40 más. Ello trajo como consecuen-cia que en ese 1 de Mayo no hubo la esperada presenciaobrera manifestándose por las calles de Bilbao y sí, en cam-bio, una impresionante fuerza represiva para impedir cual-quier intento de hacerlo.

¿Y cómo lo reflejó El Correo Español del 2 de mayo?De esta manera: “No se registró ningún incidente conmotivo del 1º de Mayo. Aprovechando el fin de semanafestivo, gran número de bilbaínos abandonaron el sábadola Villa, dirigiéndose a las localidades burgalesas, riojanaso costeras que suelen frecuentarse en verano. Ayer, alamparo del buen tiempo, miles de personas se volcaron

N”"No existe"

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¿Y cómo se reflejó enesta ocasión lo sucedidoaquel febrero de 2003? Alparecer, no había que ca-muflar nada diciendo que lagente se fue a la playa o alocalidades riojanas, comoen 1967. El Ministerio de In-terior respondió directa-mente con una querella porfalsedad, injurias y calum-nia a las denuncias de tor-tura realizadas. ¿Por qué?Porque las mismas “noexisten”, quienes las de-nunciaron “colaboran conbanda armada, siguiendoun manual que ordena atodos sus miembros quedenuncien haber sido tor-

esos países torturadores6. Según el TAT, cinco perso-nas han muerto en Euskal Herria por esta causa antesde la Constitución de 1978 y cinco más lo han sidodesde 1981. El “Informe-base de vulneraciones de de-rechos humanos”7, de junio de 2013, menciona 5.500posibles denuncias de torturas; Euskal Memoria cal-cula los casos en torno a 9.600. De ellos, sólo han lle-gado a sentencia una veintena contra 71 agentes poli-ciales, que afectan a 42 personas8. Ocho de los diezguardias civiles condenados por torturas realizadas asiete personas de Zornotza en 1980, lo fueron tras 21años de aquellos hechos, en 2001. Al menos 35 tortu-radores han sido condenados e indultados entre 1996y 2003, y tres de ellos ascendidos9.

Recapitulando. La tortura está ocultada e impune,es una asignatura pendiente. La tortura no ha tenido“transición” de una dictadura a una democracia. Exis-te continuidad en su práctica, independientemente dequién gobierne. No se han atendido las reiteradas re-comendaciones de organismos y relatores para quedesaparezca lo que la posibilita. Hablamos por tantode víctimas que no existen y que están doblementevictimizadas, y hablamos de impunidad. Tal como es-cribía Galeano con el sufrimiento de Fray Tito, “él erael país donde sus verdugos vivían”.Recordemos elejemplo del “torturadito”10 Martxelo Otamendi: huboquien se mofó pidiendo que contara “cómo le tortura-ron no comprándole palomitas ni globos ni helados”11.Menos mal que no existe.

1 “Las torturas y malos tratos no existen”. FranciscoZaragoza, presidente de la junta directiva de la Asociación deCuerpos y Fuerzas de Seguridad Víctimas del Terrorismo, enBake hitzak nº 81 de Gesto por la Paz, 2011, p. 37.

2 Coordinadora para la Prevención de la Tortura. La tor-tura en el Estado español. 2013. Mayo 2014. www.preven-ciontortura.org/

3 Menciones a torturas en páginas 115 y 232.4 Declaraciones publicadas en diversos medios el 31/03/20035 Manuel Antonio Rico, en RNE, 26/02/2003. Sobre las

denuncias de manual, conviene repasar la ristra de epítetostroquelados que se sucedieron los días posteriores a las de-nuncias de torturas realizadas por los periodistas de Egunka-ria. Se puede descargar libremente de la red el libro Mil co-ces contra la disidencia, y en su página 79 puede leerse loque dijeron, entre otros, Ángel Acebes, Carlos Iturgaiz, Ger-man Yanke, Aleix Vidal-Quadras o Alfonso Ussía.

6 Informe 2013 de Amnistía Internacional. El estado delos derechos humanos en el mundo.

7 Manuela Carmena, Jon Mirena Landa, Ramón Múgicay Juan Mª Uriarte, por encargo de la Secretaría General dePaz y Convivencia del Gobierno vasco, junio de 2013.

8 El Correo del 30/12/2010, con información de la agencia EFE.9 Datos de Gesto por la Paz y Amnistía Internacional,

www.gesto.org , del Observatorio de Observación de Dere-chos Humano: www.stoptortura.com/zigorgabeC.php y en“Oso latza izan da”, pp. 608 a 613.

10 ABC 14/03/2003.11 Iñaki Ezkerra, La Razón 20/03/2003.

turados con objeto de desprestigiar a las Fuerzas de Seguri-dad del Estado”. En esta ocasión no valía decir que no hubo“incidentes” y que fueron tratados con “absoluta paz”. Eldirector general de la Guardia Civil, Santiago López Valdivie-so, zanjó las dudas: “Otamendi ha seguido el manual de ETA.No ha habido torturas ni malos tratos”4.

También hubo quien, como aportando algo, opinó quecon actuaciones como el cierre del periódico “se alimenta elvictimismo de los de siempre”. O cosas como: “Yo lo de labolsa, por un lado, no sé en qué consiste. ¿Qué es eso de labolsa? ¿Alguien lo sabe, alguien ha sido torturado algunavez?”5. Siete años después, en abril de 2010, la AudienciaNacional absolvió a los periodistas y administradores del pe-riódico cerrado, y su director, Martxelo Otamendi, llegó conel caso de torturas hasta Estrasburgo. Y ganó. No había ha-bido investigación de las mismas, y el Estado español tuvoque resarcirle económicamente.

En noviembre de 2012, doscientos jueces y magistradossuscribieron un manifiesto afirmando que “El Tribunal Euro-peo de Derechos Humanos ha condenado al Estado Españolpor no investigar estos hechos. El Gobierno ha dado un pasomás. Cuando la justicia actúa, investiga y condena, el Go-bierno indulta. Desde luego, parece difícil explicar ante eseTribunal Europeo semejante comportamiento (…) Todas laspersonas, sin excepción, están sujetas a las leyes (…) Estesigno distintivo del Estado constitucional marca la diferenciacon los regímenes autoritarios, donde los detentadores delpoder están exentos del cumplimiento de las normas”. Loescribían ante el indulto a varios agentes de los Mossosd’Esquadra condenados por torturas.

Para que la tortura no exista, ya da de sí. Según Amnis-tía Internacional, durante el año 2012, 112 países torturarona ciudadanos suyos; el Estado español se encuentra entre

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nte laintensa protesta social pacífica, el Gobiernoha iniciado un proceso de reforma de la Ley de Pro-tección de la Seguridad Ciudadana. ¿Con el objeti- mera presencia simultánea y totalmente pacífica de va-

rias personas. El espacio común es un concepto amplísi-mo, dentro del cual caben un centro de salud, un parque,una plaza… Toda forma de protesta pacífica podría verseimpedida con arreglo a esta disposición.

Igual de desproporcionado resulta introducir sancio-nes por la celebración de manifestaciones ante las CortesGenerales o las Asambleas autonómicas, aunque no es-tén reunidas. No es el normal funcionamiento de las insti-tuciones lo que se pretende proteger, sino que la inten-ción es simplemente evitar que la ciudadanía pueda ejercersu derecho fundamental a la libertad de reunión ante loslugares donde se toman las decisiones que afectan direc-tamente a sus vidas. Las manifestaciones son un caucepara trasladar un mensaje y el lugar donde se celebranes una parte esencial de ese mensaje. Por ello, el Rela-tor especial de Naciones Unidas para el derecho dereunión hacía hincapié en su Informe de 2013 en queprohibir las manifestaciones ante los parlamentos cons-tituye una restricción desproporcionada de la libertadde reunión, dado el carácter simbólico de estos edifi-cios.

El segundo objetivo de esta reforma es, incumplien-do lo previsto en la Constitución, someter el ejerciciodel derecho de reunión a una autorización de hecho. Yello por cuanto el Anteproyecto sobredimensiona el re-quisito de la comunicación previa, incluyendo varios su-puestos de sanciones por el simple hecho de que no sehaya realizado aquélla. No hay que olvidar que los Esta-dos tienen la obligación de proteger y facilitar por todoslos medios el ejercicio efectivo del derecho de reuniónpacífica. Esta obligación de proteger alcanza también alas concentraciones espontáneas, aquellas que no se hancomunicado previamente, bien por falta de tiempo, bienporque no hay un organizador concreto e identificable quepueda llevar a cabo el trámite.

El tercer objetivo es evitar que vuelvan a darse algu-nas de las formas de protesta pacíficamás recientes y quemás simpatía social han despertado, como las acampadasdel movimiento 15M en distintas ciudades del Estado (seincluye la sanción por la «colocación (…) en la vía públicade elementos o estructuras no fijas, como tenderetes,pérgolas, tiendas de campaña»), o las clásicas acciones

La reforma de la Ley de Protección de la Seguridad Ciudadana

Avo de eliminar las disposiciones restrictivas de la vigenteLey Corcuera,y sustituirla por una norma en la que se pro-teja efectivamente el ejercicio de los derechos fundamen-tales? Todo lo contrario. El Anteproyecto, presentado porel Ministerio del Interior y aprobado por el Consejo deMinistros el 29 de noviembre de 2013,incluye restriccio-nes desproporcionadas de los derechos a la libertad deexpresión y de reunión pacífica, vulnera la Constitución yes incompatible con los valores de un Estado democráticode Derecho.

Los derechos fundamentales sólo pueden restringir-se por motivos legítimos, respondiendo a una necesidadsocial apremiante y siempre de manera proporcionada.Las restricciones que no respetan estas característicascarecen de legitimidad y no tienen encaje en un régimendemocrático. Así lo han recordado numerosos colectivosy organizaciones de la sociedad civil, en sus críticas a estareforma que se ha apodado «Ley Mordaza» o «Ley Anti-protesta½. El carácter excesivamente restrictivo del An-teproyecto ha merecido también duras críticas del Conse-jo Fiscal, del Consejo General del Poder Judicial y, másrecientemente, del propio Relator de Naciones Unidas parael derecho de reunión. Éste, en su último Informe al Con-sejo de Derechos Humanos, incluye una sección dedicadaal Estado español, centrada en las reformas del CódigoPenal y la Ley de Seguridad Ciudadana, y muy crítica conambas.

Por lo que respecta, en primer lugar, al derecho a lalibertad de reunión pacífica, el Anteproyecto persigue tresobjetivos muy claros. El primer objetivo es el de evitarque el espacio público sea un espacio de participaciónpolítica. Sin embargo, esto contradice tanto los están-dares internacionales como la jurisprudencia del Tribu-nal Constitucional, que tiene dicho que «en una socie-dad democrática el espacio urbano no es sólo un ámbitode circulación, sino también un ámbito de participa-ción».

Con esta reformase pretende sancionar la «ocupa-ción de cualquier espacio común». Esta disposición esun cheque en blanco para impedir el ejercicio del dere-cho de reunión. Es difícil saber si la «ocupación» requie-reque se dé violencia o intimidación, o si bastará con la

PatriciaGoicoechea*

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«Sancionar la toma y difusión de imágenes de funcionarios, mientras éstos actúan en elejercicio de sus funciones, viola el derecho a la libertad de información protegido por la

Constitución. Esta disposición generaría una total impunidad para aquellos agentes que seexcedan en el uso de la fuerza y cometan con ello actos delictivos, puesto que la ausencia

de imágenes haría prácticamente imposible la investigación y sanción de aquéllos.»

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pacíficas de grupos ecologistas (sancionando las concen-traciones en las inmediaciones de infraestructuras críti-cas, por ejemplo centrales nucleares), así como accionesde desobediencia civil características de los «stop des-ahucios» («actos de obstrucción que pretendan impedir acualquier autoridad (…) el cumplimiento o ejecución deacuerdos o resoluciones»).

Numerosos son también los ejemplos de restriccio-nes excesivas e injustificadas del derecho a la libertad deexpresión. El elemento común a todos ellos es la hiper-protección frente a las opiniones críticas y la ofensa,cuando lo que caracteriza a una sociedad democráticamadura es, precisamente, su tolerancia a la crítica y sucapacidad para el debate de posturas disidentes. Másaún cuando tales críticas van referidas a cuestiones deinterés general y dirigidas a personas que ejercen funcio-nes públicas.

Por ello resulta preocupante que en el Anteproyectose incluyan infracciones como la de proferir «injurias ovejaciones (…) en una reunión o manifestación cuando eldestinatario sea un miembro de las Fuerzas y Cuerpos deSeguridad del Estado»; disposición en la que cabrían sim-ples expresiones de repulsa hacia el uso excesivo de lafuerza por parte de los agentes.

Ninguna justificación legítima tiene la imposición desanciones por el «uso de imágenes o datos personales oprofesionales de autoridades y agentes» de policía. Pri-mero, existen ya instrumentos legales, tanto en vía penalcomo en vía civil, para proteger el honor de quienes ejer-cen funciones públicas. Segundo, sancionar la toma y di-fusión de imágenes de funcionarios, mientras éstos ac-túan en el ejercicio de sus funciones, viola el derecho a lalibertad de información protegido por la Constitución. Fi-nalmente, esta disposición generaría una total impunidadpara aquellos agentes que se excedan en el uso de la fuerzay cometan con ello actos delictivos, puesto que la ausen-cia de imágenes haría prácticamente imposible la investi-gación y sanción de aquéllos.

Ciertamente, el propio Ministerio del Interior ha in-troducido ya alguna modificación en el texto del Ante-proyecto que suaviza el despropósito inicial. A pesarde estos cambios, la reforma sigue adoleciendo de uncarácter extremadamente restrictivo y de ningún modocumple con su objetivo de proteger la seguridad ciuda-dana, que es aquella situación en la que se respeta yprotege el disfrute efectivo de los derechos que a losciudadanos nos reconocen la Constitución y las nor-mas internacionales que integran nuestro ordenamientojurídico.

En definitiva, el Gobierno quiere impedir que se escu-chen voces críticas y que la sociedad ejerza su derechoconstitucionalmente protegido a la participación en asun-tos públicos. Hace meses que el Presidente Rajoy se refi-rió a una «mayoría silenciosa» que, según él, no participaen las manifestaciones, que no se suma a las protestassociales. Pero las protestas continúan, las voces críticassiguen alzándose y el Gobierno busca imponer el silenciomediante esta reforma.

*Abogada y Directora adjunta de Rights International Spain

Manifestacióncontra la política derecortes en Madrid

y activistas deGreenpeace contra la

"Ley Mordaza" enla rambla del Raval

de Barcelona

jo amenaza de multajo amenaza de multa

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E l derecho a la resistencia es consustancial al ser hu-mano. Todos los pueblos de todas las épocas de lahumanidad han recurrido en algún momento a la re-

hombre. Estos derechos son: la libertad, la propiedad, laseguridad y la resistencia a la opresión».

Con estos antecedentes, tras la Segunda Guerra Mun-dial y en un contexto de lucha anticolonial, se firmó en1948 la «Declaración Universal de los Derechos Huma-nos» de la ONU en cuyo prólogo se señala expresamente«considerando esencial que los Derechos Humanos seanprotegidos por un régimen de Derecho, a fin de que elhombre no se vea compelido al supremo recurso de larebelión contra la tiranía y la opresión»…

Con esta breve y esquemática contextualización, esteartículo pretende reflexionar sobre la cabida que el «De-recho de Resistencia» tiene en un Estado que se entien-da de Derecho, pues si bien la idea de «resistencia» hafigurado durante siglos como un concepto central delDerecho, desde hace setenta años ha desparecido delos discursos y «letra escrita» de los Parlamentos yConstituciones, a excepción de algunos ejemplos simbó-licos como Ecuador y Argentina que paso a reseñar:

El artículo 98 de la actual Constitución de Ecuador(2008) señala que «Los individuos y los colectivos podránejercer el derecho a la resistencia frente a acciones uomisiones del poder público o de las personas natura-les o jurídicas no estatales que vulneren o puedan vulne-rar sus derechos constitucionales, y demandar el recono-cimiento de nuevos derechos».

El artículo 36 de la actual Constitución de Argentina(reforma de 1994) señala que «Todos los ciudadanos tie-nen el derecho de resistencia contra quienes ejecutarenactos de fuerza contra el orden institucional y el siste-ma democrático».

Analicemos algunas de las razones que explican estaomisión del «Derecho de Resistencia» en el discurso po-lítico y en el derecho actual. Por un lado, el poder políticoaparece ahora mucho más fragmentado, ya no hay un ti-rano concreto frente al que rebelarse. No hay una perso-na concreta a quien culpar de las miserias y las opresio-nes: ¿a los políticos, a los empresarios, a la policía, a losbanqueros, al Rey?... en este contexto se dificulta la visi-

Derecho a la resistencia en unestado formalmente democrático

EndikaZulueta

[email protected] cuando se han conculcado sus derechos funda-

mentales, o contra las actitudes dictatoriales que produceun ejercicio abusivo del poder político.

El cambio del Estado Feudal al Estado Moderno, conel avance del Estado de Derecho y el Constitucionalismo,y la presencia de nuevas formas de gobierno dictatoria-les, -sobre todo a raíz de la segunda guerra mundial-, ali-mentaron la positivización del derecho de resistencia (De-claración de Derechos del Hombre de la ONU), queconvierte el derecho a la resistencia en un derecho reser-vado a los ciudadanos frente a la tiranía, y legitima la insu-rrección contra los poderes ilegítimos.

En esta breve introducción, debemos señalar que elderecho a la resistencia fue recogido en la «Declaraciónde los Derechos de Virginia» en 1776 (Declaración deIndependencia de EEUU), y en la «Declaración de los De-rechos del Hombre y del Ciudadano» de la RevoluciónFrancesa, fechada el 26 de agosto de 1789:

La «Declaración de Derechos de Virginia», sanciona-da el 20 de junio de 1776, señala en su artículo 3 que «elgobierno es o debe ser instituido para el común beneficio,la protección y seguridad del pueblo, nación o comuni-dad; que de todos los modos y formas de gobierno, lamejor es la que sea capaz de producir el más alto gradode felicidad y seguridad, y esté más eficazmente garan-tizada contra el peligro de una mala administración; y quecuando un gobierno resulte inadecuado o contrario aestos fines, la mayoría de la comunidad tiene el dere-cho indubitable, inalienable e indefectible de reformar-lo, cambiarlo o abolirlo del modo que juzgue más apro-piado para el bien público.»

La «Declaración de los Derechos del Hombre y delCiudadano» adoptada por los representantes del pueblofrancés el 26 de agosto de 1789, establece en su artículo2 que «el fin de toda asociación política es la conserva-ción de los derechos naturales e imprescriptibles del

Derecho a la resistencia en unestado formalmente democrático

«El hecho de que el ejercicio del derecho de resistencia hoysea menos imaginable por la sociedad, no implica que sea menos razonable.»

«En la medida en que el Derecho se encuentra causal y moralmente implicado en elsufrimiento de tantas personas, ciertas formas de resistencia al derecho son legítimas.»

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bilidad de la opresión y de su responsabilidad, y la socie-dad, la ciudadanía, no percibe claramente quién es res-ponsable y de qué; de ahí el «contra Franco se luchabamejor». Además, a un poder político fragmentado se uneuna sociedad que está también fragmentada. Hay grupossociales que no sufren opresiones graves y hacen lo posi-ble por impedir la desestabilización de la situación quecreen que les favorece o, al menos, que no les perjudica.Se puede observar la influencia del miedo (a perder) comoherramienta de neutralización social. No estamos bajo unsistema dictatorial. Tenemos un sistema formalmente de-mocrático: existe división de poderes, y en teoría unossirven de contrapesos para los otros; hay un sistema deelecciones y representatividad y, al menos teóricamente,hay mecanismos de reforma constitucional.

Todo ello nos lleva a pensar que el ejercicio del dere-cho a la resistencia en el contexto jurídico-social en el quenos encontramos, es menos imaginable. Pero el hecho deque el ejercicio del derecho de resistencia hoy sea menosimaginable por la sociedad, no implica que sea menos ra-zonable.

Ciertamente, en un Estado de Derecho, las herramien-tas de lucha más extremas al alcance de la ciudadaníapara reivindicar el respeto a los Derechos Fundamenta-les, parece que debieran limitarse a la objeción de con-ciencia y a la desobediencia civil, por cuanto dichos me-dios presumen la validez general del derecho vigente. Conel ejercicio de la «Desobediencia Civil» se desafía unanorma y se aceptan las consecuencias legales de dichadesobediencia, pero se aceptan los méritos del sistema.Es un cuestionamiento limitado y específico del Derecho,al que se ve como un todo, fundamentalmente, justo.

También es cierto que, habiendo unverdadero Estado de Derecho, no caberebelión contra el tirano. La aspiración detodo Estado de Derecho es lograr que susinstituciones sean tan perfectas que na-die tenga necesidad de acudir a vías noinstitucionales para obtener satisfaccióna sus reclamaciones. La ciudadanía tienela misma aspiración, y reclama a las Insti-tuciones que operen conforme a sus fi-nes manifiestos. Por eso, la gran mayoríade la protesta social hoy no pretende de-rrocar un sistema sino provocar su buenfuncionamiento, y utiliza como herramien-ta principal de lucha el ejercicio de la des-obediencia civil. Aunque también es cier-to que en las actuales protestas sociales,al contrario de lo que implica la estrictadesobediencia civil, no siempre se buscaafrontar las consecuencias para evidenciarlas injusticias. La protesta misma es laforma de llamar la atención a la ciudada-

nía y a las autoridades sobre el conflicto o sobre las nece-sidades por cuya satisfacción se lucha.

Ángel Ossorio y Gallardo en su obra ´El alma de latoga´ afirmaba: «La necesidad del derecho de resistenciaa la opresión se justifica porque los poderes tiránicos ha-cen la guerra sin declarar la guerra, suprimen de hecholas Constituciones sin derogarlas, mantienen los Parla-mentos despojándoles de su esencia, desconocen todaslas garantías y eliminan la personalidad humana».

- ¿Qué sucede cuando la «Política» con mayúsculas,la política económica, no la dictan los representantes po-líticos elegidos en las urnas, sino que viene dada por losMercados, entes supranacionales (como el Fondo Mone-tario Internacional, el Banco Mundial, el Banco CentralEuropeo, etc.) dirigidos por personas a quienes no pone-mos cara, que no se presentan a las elecciones, pero queimponen las directrices de una economía que produce yreproduce desigualdades?.

- ¿Qué sucede cuando el Estado no respeta el ejer-cicio de Derechos Fundamentales reconocidos en laConstitución, tanto en la práctica como creando nor-mativa destinada a restringirlos (derecho de reunión,de manifestación, libertad de expresión); pretende queel derecho a participar en la vida política se limite alvoto, identifica debate social con desordenes públicos,criminaliza los movimientos sociales que propugnan uncambio de modelo socio-económico y salir a la calle inclu-so a reivindicar los derechos reconocidos por la propiaCE, demandar la introducción de cambios legales o criti-car acciones u omisiones de los representantes, implicael riesgo cierto a ser golpeado, multado o detenido porfuncionarios que actúan con alta impunidad, introducién- ...

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l 26% de paro (según la úl-tima EPA) en el Estado Es-pañol, 36% en Andalucía,

Isa García Durán

2 Dos m

E16% en Euskal Herria, 21% en Es-kerraldea y Aiaraldea… 6 millo-nes de paradas/os, 2 millones depersonas sin ninguna prestación,768.800 hogares sin ningún tipode ingreso, más de 30.000 des-ahucios durante el año 2013, unode cada tres menores viviendoen situación de pobreza severa(menos de 307 euros al mes). Si-tuaciones que se viven a nivellocal y estatal, que nos retro-traen a épocas de la postguerra,de puchero común y techo fami-liar (que nos contaron y ahora re-vivimos).

En el capitalismo las crisis económicasson cíclicas. En los 70 la del petróleo, en los90 la desindustrialización y ahora la crisis fi-nanciera. Pero el contexto político y socialdel momento es desconocido hasta la fecha.El ataque y el recorte en materia de dere-chos laborales y sociales ha sido y es brutal -e impensable hace pocos años-. La reformalaboral, la de las pensiones, el desmantela-miento de la Ley de Dependencia, la refor-ma de la Ley del Aborto y la modificacióndel Código Penal para criminalizar todo loque tenga que ver con la libertad de expre-sión son claros ejemplos del retroceso que es-tamos viviendo.

En este contexto de paro, precariedad yempobrecimiento generalizado el SindicatoAndaluz de Trabajadores junto a los Campa-mentos de la Dignidad y algunas personasdel Frente Cívico plantearon en junio de 2013la idea de las Marchas de la Dignidad, quefue recogida por diferentes colectivos socia-les y sindicatos minoritarios del Estado Es-pañol. La organización resultó larga y costo-sa, porque no es fácil aglutinar y llegar aconsensos entre tantas organizaciones. Cul-minó con la reivindicación PAN, TRABAJO YTECHO y un manifiesto en el que se exige:

"Dos m

dose en un procedimiento en el que la palabra del funcionariopolicial es Ley, en procedimientos judiciales sin presunción de ino-cencia?.

- ¿Qué sucede cuando no existe mecanismo alguno para poderreclamar jurídicamente al Ejecutivo la dificultad o imposibilidad deacceso a estos «Derechos Sociales», tal y como los ven cercena-dos amplias capas de la población?.

- ¿Qué sucede cuando la vivienda digna deja de ser un derechode la ciudadanía para convertirse en un medio de enriquecimientode una privilegiada minoría y diariamente se expulsa a decenas defamilias para entregar sus hogares a la Banca; cuando el trabajo esregulado por miniempleos, el despido es libre y gratuito y el «cons-titucional» «Derecho al Trabajo» coexiste con más de 6 millonesde parados y un 56% de paro juvenil; cuando la sanidad y la edu-cación no son públicas, gratuitas y de calidad si no meras mercan-cías para enriquecimiento de una minoría?

- ¿Qué sucede cuando el Gobierno asume como pública, sinconsulta alguna, la deuda privada de los bancos y de grandesempresas privadas, detrayendo esos gastos de las verdaderasnecesidades sociales?.

- ¿Qué sucede cuando convivimos con cerca de dos millonesde hogares formados por personas excluidas socialmente en losque no entra ni un euro al mes y un tercio de los niños y niñas deeste país viven en riesgo de pobreza y exclusión social, vulnerán-dose de forma flagrante el derecho fundamental a la dignidad delas personas, y la ciudadanía se están literalmente suicidando anteuna situación que entiende sin salida?

Ángel Ossorio y Gallardo afirmaba en el libro mencionado que«La necesidad del derecho de resistencia a la opresión se justificaporque los poderes tiránicos hacen la guerra sin declarar la guerra,suprimen de hecho las Constituciones sin derogarlas, mantienenlos Parlamentos despojándoles de su esencia, desconocen todaslas garantías y eliminan la personalidad humana».

Con Roberto Gargarella, partimos de la premisa según la cualla pobreza constituye una violación de los Derechos Humanos, yasí, debemos preguntarnos si aquellas personas que viven siste-máticamente en condiciones de pobreza extrema tienen un deberde obedecer el derecho, pues para ellas el Derecho no ha sido unmedio de ganar libertad sino un instrumento que ha contribuido aforjar la opresión en la que viven, el Derecho sirve a un propósitocontrario a aquél que justificó su existencia; por tanto, hemos depreguntarnos si para ellas no se justifica la resistencia a semejan-te orden legal. Es obvio que, en la medida en que el Derecho seencuentra causal y moralmente implicado en el sufrimiento detantas personas, ciertas formas de resistencia al derecho son legí-timas.

Cuando el Estado, aún llamado Estado de Derecho, empleatoda su maquinaria represiva con el objeto de mantener, produciry reproducir una situación de injusticia, ese Estado se convierteen ilegítimo y la ciudadanía que se sabe co responsable del bien-estar de sus conciudadanos tiene el Derecho y la obligación moral,de defender el legítimo Derecho a la Resistencia.

...

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La criminalización delas marchas por parte delEstado pretendió desle-gitimar la movilización.La Delegada del Gobier-no en Madrid, CristinaCifuentes, anunció eldespliegue de 1.700 po-licías, el Presidente dela Comunidad de Ma-drid, Ignacio González,comparó las marchascon la extrema derechagriega de “AmanecerDorado”, más la utiliza-ción torticera por losmedios de comunica-ción de imágenes de po-licías rodeados y ataca-

No al pago de la deuda ilegítima; ni un recorte más; fueralos gobiernos de la Troika.

En Euskal Herria en un principio la iniciativa fue asumidapor el GUNE (espacio que une a la mayoría sindical vasca y adistintos movimientos sociales), pero el abandono (a últimahora) de algunos y el escaso interés de otros por llevar ade-lante esta iniciativa hizo que finalmente la Columna de Eus-kal Herria no acudiese como GUNE sino que estuvo forma-da por personas de algunos sindicatos y de movimientossociales. Fue una columna pequeña que compartió cami-no con compañeros/as de La Rioja y Burgos, en la queconocimos distintas realidades y compartimos diferen-tes espacios. Tendimos puentes y redes de solidaridad,con especial mención para los y las compañeras de lasAsambleas de Madrid que facilitaron nuestro paso por laComunidad de Madrid en un entorno políticamente hos-til.

El cerco mediático a las Marchas de la Dignidad tanto anivel local como estatal fue tremendo. En Euskal Herria lainformación no fue veraz y se tergiversó aduciendo que sedebía a un error. Por un lado se utilizó la salida de la colum-na para la promoción de acciones de otros y por otro no seinformó de las marchas hasta el día 23, en que fue inevitableinformar de lo que en Madrid sucedía. En el Estado Españolel silencio por parte de los medios fue absoluto hasta dosdías antes del 22M porque ya resultaba prácticamente impo-sible silenciar que había columnas desde todos los territo-rios del Estado Español dirigiéndose a Madrid.

dos por manifestantes. Violencia que conviene recordar empe-zó, con cargas policiales, en la Calle Génova incluso antes queacabase el acto (autorizado) en la Plaza Colón. Violencia utiliza-da para mantener a día de hoy a dos compañeros presos (Ismay Miguel). Violencia claramente estudiada y tasada para conver-tir una movilización multitudinaria y pacífica en un problema deorden público.

Las Marchas de la Dignidad: 22M fueron, han sido y son unéxito. Reunieron en Madrid a dos millones de personas, y hanservido para generar un espacio en el que confluimos gentes dediferentes procedencias y sensibilidades. Un espacio de re-flexión que posibilita trabajar para cambiar el escenario quese avecina en el que la precariedad laboral no tendrá limites,abundará el pluriempleo y tener empleo no significará llegara fin de mes. El debate del reparto del empleo (aún acompa-ñado por el mantenimiento de los salarios) ya no es suficien-te, porque tener empleo no garantiza vivir dignamente. Aho-ra se plantea otro debate, restablecer y garantizar los derechossociales y laborales, repartir la riqueza y establecer la RentaBásica Universal.

Los Gobiernos y los sindicatos mayoritarios defienden losbrotes verdes para mantener la paz social. A nosotras/os noscorresponde cambiar la correlación de fuerzas frente al capi-talismo. Para ello, solo hay un camino: organización, lucha ydignidad. Las Marchas de la Dignidad: 22M han generado unespacio interesante y diferente, que aún siendo difícil degestionar por su propia idiosincrasia, nos tiene que servirpara la movilización unitaria frente a la injusticia social.

22M. - Marchas de la Dignidados millones de personas en Madridos millones de personas en Madrid"

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Ibiltari batenegunkaritik:

20

Ibiltari batenegunkaritik:

D

Galde 06 - udaberria/2014

ice el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Es-pañola que patria es «Tierra natal o adoptiva ordenadacomo nación, a la que se siente ligado el ser humano

Hay, desde luego, quien necesita patrias más épi-cas, más grandes que eso: patrias grandes o, mejor,grandes patrias, porque no se trata tanto de la exten-sión geográfica como de la importancia, del destino enlo universal, o de lo que sea.

Hay, sin embargo, quien funciona por patrias peque-ñas en el espacio, infinitas en el tiempo: aquel rincón delcafé donde le sonrieron, el pretil desde el que veía la pues-ta de sol aquel primer veraneo sin padres, el árbol juntoal que se despidió definitivamente de un amigo.

Sea como sea, una patria, para serlo de verdad, tie-ne que cumplir una condición: que exista como lugar,que sea físicamente posible volver al espacio para re-memorar el vínculo (y efectivamente volver, o añorarlocomo hacen los expatriados de todas las épocas).

En cualquier caso, las patrias pequeñas corren ma-yor peligro de desaparición. A mí me quedan cada vezmenos. De un rincón de retiro, lleno de mis más dulcesrecuerdos infantiles, me echan semanalmente el escán-dalo auditivo y de suciedad del más salvaje pintxo-pote.Del parque donde se me quedó grabada una imagen dela sonrisa de mi madre corriendo hacia el autobús queme traía del cole, me han echado los siempre activosremodeladores urbanos y el vocerío de gigantescasterrazas que no respeta descansos ni horarios. Delas olas entre las que mi amona me enseñó a flotarme han extraditado los omnipresentes surfistas y sus

fieles servidores.No hace falta que

vengan bárbaros deallende las fronteras ainvadir la patria. Noso-tros y nuestros propiosdescendientes nos he-mos convertido en elbárbaro destructor de lapermanencia de recuer-dos, en aniquiladores dela infinitud del tiempo enlos espacios revisitados.

Y así, mientras cadageneración destruyalas pequeñas patrias delas anteriores, seguiránfuncionando las gran-des patrias como prin-cipal agarradera ante ladesorientación existen-cial del individuo.

Lourdes Oñederra

Singular, plural: Patria, patrias

por vínculos jurídicos, históricos y afectivos». Como segun-da acepción aparece «Lugar, ciudad o país en que se hanacido». Como los diccionarios son mezcla de constancia delo que ocurre y norma para lo que debiera ocurrir, doy mivoto por la segunda acepción, para que llegue algún día aser la primera. Me gusta la indefinición entre lugar, ciudad ypaís. También me gusta que no proponga esa ambigua sim-biosis entre patria y nación que aparece en la primera acep-ción. De ésta me quedo sólo con lo de los «vínculos... afec-tivos», porque si el ser humano se ha de sentir «ligado»,mejor que los vínculos sean afectivos. Los vínculos jurídicose históricos son excesivamente re-estructurables, re-defini-bles y fáciles de reinventar tanto hacia el pasado como ha-cia el futuro. Me resultan demasiado frágiles.

La definición de patria en el diccionario de María Molineres: «Con relación a los naturales de una nación, esta nacióncon todas las relaciones afectivas que implica». Dejo ahora lode la nación por lo antes dicho, pero me quedo con las rela-ciones afectivas, «las relaciones afectivas que implica»...

Pues, si de eso se trata, mi patria no es una sino varias,porque lo que liga afectivamente (y se supone que de ma-nera positiva, o así lo estoy suponiendo yo en este afán deentender lo de la patria) deben de ser esos espacios en losque en algún momento una ha sentido que a alguien le im-porta. Aquel lugar, aquelsegundo en el que perci-biste que otra persona sealegraba de que existie-ras, que tu presencia lahacía feliz. La percepcióndel gozo provocado enotro ser. Eso debe demarcar para siempre,debe de hacer una mues-ca en nuestro interiormás profundo. La vecesque yo he sido conscien-te de ello, mi agnosticis-mo ha reverberado.

Aunque no sea unafuente exclusiva, nada estan fecundo en ese tipo deligazones como la infanciapara quien ha tenido lasuerte de haber sido que-rido, de haber sido queri-da durante la niñez.

Singular, plural: Patria, patrias

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21Galde 06 - udaberria 2014 primavera

i la construcción histórica de España como nación, reivindicada por unos, cuestionada porotros, ha hecho correr ríos de tinta, no menos los está provocando uno de los últimosepisodios de dicho proceso, el llamado «Estado de las autonomías». Pieza clave de la

transición de la dictadura franquista a la democracia, esta particular y original solución a lasdificultades de articular institucional y políticamente un Estado como el español, tan complejopor su radical diversidad (de historia e instituciones, lenguas y culturas, sentimientos de perte-nencia, símbolos, nacionalismos…), es evidente que hoy está en crisis. Tras varias décadas defuncionamiento, con avances y retrocesos en la distribución de poderes y competencias entreel centro estatal y las partes constituidas en autonomías, las opiniones al respecto son hoy másdivergentes que nunca. Desde los dogmas nacionalistas excluyentes y separadores de algunoso desde las concepciones nacionalistas más relativas y pluralistas y pragmáticas de otros hastala perspectiva post-nacionalista o no nacionalista o a-nacional que hoy por hoy es una realidadmás minoritaria, el abanico es múltiple y variado. Pero salvo las voces más recalcitrantes yesclavas del fetichismo constitucional, en general se admite que el sistema necesita una reor-denación urgente.

El proceso ‘soberanista’ catalán, de indudable apoyo político y social, muestra la insatisfac-ción de las élites nacionalistas catalanas pero también de muy importantes sectores de lapoblación catalana con las fórmulas vigentes hasta ahora. Su determinación de llevar a cabo uninminente referéndum en los términos conocidos plantea un problema de incierta salida. Porotra parte, la celebración de un referéndum sobre la independencia de Escocia, negociado porel Gobierno británico con los nacionalistas escoceses, en un país perteneciente a la UniónEuropea, consagra un precedente en el que no cabe la negativa rotunda ante una demanda desecesión claramente expresada y mayoritaria. En última instancia, la existencia de la propiaUnión Europea y la transferencia de soberanía y poder de decisión de los viejos estados nacio-nales a las instituciones comunitarias obliga ya a plantear los problemas en claves nuevas.

Conscientes de la importancia y el interés de estos asuntos, en este dossier de Galde noshemos propuesto reunir unos textos que, desde la diversidad de voces, intenten arrojar algode luz con sus ideas y reflexiones sobre cuestiones tan polémicas. Como es obligado, agrade-cemos a los diferentes autores su colaboración y su generosidad. Una problemática tan ampliacomo la propuesta no puede agotarse en unas pocas páginas, no lo pretendíamos, pero elconjunto resulta de indudable interés. Máxime en un terreno como este de las naciones y losnacionalismos, la soberanía y los derechos nacionales, en el que se niega la complejidad de larealidad, se mezclan razones con sentimientos o se utiliza torticeramente la historia con parti-cular insistencia y reiteración.

J.V. y A.D.

S

España enentredichoEspaña enentredicho

Naciones, soberanías y derechos:viejos y nuevos debates.

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22 udaberria/2014 - Galde 06

1. Hay un «problema catalán». Se expresa, sumaria-mente resumido, en tres hechos concatenados. Prime-ro, en un malestar por el maltrato a «Cataluña» porparte del Estado español (sentencia humillante del Tri-bunal Constitucional sobre el nuevo Estatut, asfixia fis-cal y financiera, desconsideración persistente de la len-gua y la identidad catalana, amenazas de «residualización»del autogobierno…) y por la incomprensión de ello que sepercibe en el resto de España. Segundo, y a causa de esemalestar, en que una buena parte de su población ha con-cluido que la permanencia de Cataluña en España es unarémora y ha pasado a ver la independencia como conve-niente y necesaria para poder vivir sin trabas, plenamen-te. Tercero, en la demanda de un referéndum que legiti-me la voluntad de tener un Estado propio e independienteen Europa como lo son Dinamarca, Holanda, etc., deman-da que es evidentemente un problema para el Estadoespañol y para el resto de España así como dentro deCataluña para quienes no sintonizan con sus fines y fun-damentos ni por su lógica soberanista-secesionista ni porsus previsibles consecuencias. Y además, también seexpresa mediante la reclamación de su legitimidad: porlos apoyos institucionales, políticos y sociales con quecuenta; porque denuncia la España uniforme y prepoten-te; y porque defiende bienes y valores que muchos cata-lanes sienten menospreciados.

2. Hay asimismo un «problema español». La demandasecesionista catalana se da en el contexto, la España dehoy, de una crisis múltiple, de manera que en parte esuna de sus consecuencias y en parte la agrava aún más.La económica está golpeando duramente a todo el terri-torio (incluida Cataluña) y no se sabe ni cuándo remitirá niqué cicatrices va a dejar en forma de modificaciones pro-fundas de las condiciones de vida y expectativas de lamayor parte de la sociedad; el impresionante ascensode la opción independentista en Cataluña es una desus consecuencias más evidentes. Hay una crisis polí-tica: de credibilidad y legitimidad de las institucionesconstitucionales (partidos políticos, sindicatos, monar-quía parlamentaria, tribunal constitucional, poder judicial),de importantes leyes básicas (como la electoral o la de

educación), de los mecanismos de participación ciuda-dana en la vida pública… Está en crisis la organizaciónpolítica territorial del Estado autonómico (el Título VIIIde la Constitución que lo regula, los pactos políticosque lo han desarrollado, la doctrina del Tribunal Cons-titucional que ha dirimido los conflictos en su funciona-miento), cuestionada desde ángulos antagónicos (desdelos nacionalismos periféricos y desde las demandas de«reforzar el Estado y la soberanía nacional del pueblo es-pañol») y también por sus insuficiencias, deficiencias ydisfunciones. Está en crisis no sólo la idea misma de Es-paña, cómo se concibe, su identidad comunitaria o socie-taria, esto es, su proyecto común, sino también cual essu territorio y sus fronteras y cuáles son sus ciudadanos.El hecho de que una parte de la tripulación pretenda «des-conectarse» de España y abandonar el barco ahora, enmedio de esta crisis múltiple, es un problema añadido,ético y estético.

3. La incapacidad de los dos «soberanismos» paraconciliar sus querencias es otro problema más. El«soberanismo catalán» que lidera el president ArturMas sostiene el raca-raca de su compromiso de convo-car la consulta para decidir el futuro político de Catalu-ña el 9 de noviembre. Y el «soberanismo español» li-derado por Rajoy replica con el raca-raca de que él estáobligado a cumplir la ley y que esa consulta no se va acelebrar por tanto. Según Mas le toca mover ficha a Rajoyy según éste es Mas quien debe hacer el movimiento. Larazón de este inmovilismo es la decisión de unos de con-centrar su estrategia en la convocatoria de una consultano amparada por la legalidad constitucional, pese a saberque será impugnada por el Gobierno y denegada por elTribunal Constitucional, y la decisión antagonista de losotros de limitarse a argüir su ilegalidad y a advertir de suimposible celebración.

Esto es así, por voluntad de ambos, porque coincidenen el cálculo de que ese juego va bien a sus propósitos: aunos para aumentar la desconexión de Cataluña, a otrospara mantener la conexión legal-constitucional existente.Pero también ocurre porque es funcional para sus preten-siones electorales. Se había especulado sobre la posibili-

Amontonamiento de problemasJavierVillanueva

Amontonamiento de problemas

«Ni Canadá ni el Reino Unido se han apalancado exclusivamente en defenderel principio de legalidad frente a quienes lo dejan de lado cuando no les favorece,

sino que han ido más allá. Han considerado que la democracia no puede permanecerindiferente ante la reclamación secesionista de una parte de la población y que obliga

a tratar de armonizar la legitimidad de esa demanda y la del conjunto del país.»

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Egin ahal izango dugu

23Galde 06 - udaberria/2014

dad de que las elecciones europeas del pasado 25 de mayoalteraran el campo de juego establecido. Sin embargo,pese a que no les ha ido bien, han concluido que les con-viene jugárselo todo en la confrontación electoral del 2015(municipales en mayo y generales en noviembre) y en lasautonómicas previstas para el 2016 (que Mas podría anti-cipar). Al concluir este ciclo -en cuyos resultados influiráde una forma u otra el desenlace del referéndum de Esco-cia o lo que pase el día 9 de noviembre ante la desautori-zación de la consulta o en las reacciones posteriores quepuedan generarse tras su no celebración- se estableceráuna nueva correlación de fuerzas y echarán cuentas de sise ven obligados o no a hacer alguna oferta y con quécontenidos y plazos.

4. El apalancamiento de Rajoy ante las reclamacionessecesionistas de «Cataluña» es también un problema,y un claro déficit en su balance gobernante, pues nopermite reconsiderarlas desde una perspectiva demo-crática más dialógica.

Por su naturaleza y contenido, la demanda soberanis-ta-independentista catalana es como la que se ha dado yados veces en Québec-Canadá y resultó rechazada en losreferéndum de 1980 y 1995, o la que se va a dirimir en elreferéndum del próximo 18 de septiembre sobre la inde-pendencia de Escocia respecto al Reino Unido. En talescasos, ni Canadá ni el Reino Unido se han apalancadoúnica y exclusivamente en defender el principio de legali-dad del sistema democrático frente a la pretensión desecesión, sino que han ido más allá. Han considerado quela democracia no puede permanecer indiferente ante lareclamación secesionista de una parte de la población yque les obliga a tratar de armonizar la legitimidad de esademanda y la del conjunto del país. Esto es, que obliga a

abrir un proceso para explorar la consistencia de esa de-manda, y, si el resultado es favorable a la misma, a abrirunas negociaciones para explorar la posibilidad de unasecesión basada en el mutuo acuerdo y de una reformaconstitucional que le de paso.

Así que la posición de Rajoy está quedando malpara-da en el plano internacional tras su comparación inevita-ble con las experiencias de Canadá y el Reino Unido. Y enlo que hace al plano interno, el profesor Rubio Llorente yademostró en sendos artículos que la Constitución actualpermite afrontar la demanda secesionista catalana desdeun camino basado inicialmente en el referéndum consul-tivo del artículo 92 y por qué ni a unos ni a otros les hainteresado nada su sugerencia. En la cual, por cierto, sos-tenía y desarrollaba una interpretación de los principiosconstitucionales similar a la de la Corte Suprema del Ca-nadá en su dictamen de 1998.

5. La demanda de «irse» y la discusión de cómo «que-darse» son situaciones de diferente naturaleza, que exi-gen respuestas y remedios diferentes. Sin embargo,aquí y ahora, se mezclan de forma a veces confusa aveces deliberadamente ambas cosas, pues el amagode «irse» es el recurso al que nunca van a renunciarlos nacionalismos periféricos cuyo potencial demográ-fico-electoral es minoritario. Lo cual es comprensible,pero suma otro problema más, y no menor, por la dis-torsión y el barullo que añade a un asunto ya de por sícomplicado como la armonización de diferentes concep-ciones, sentimientos y preocupaciones. La discusión decómo quedarse exige otra perspectiva. Su alfa y omegaes la convicción de que es mejor para todos empeñarseen compartir un proyecto común, desde el respeto y elreconocimiento mutuo.

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Empecemos con la definición de España «una comunidadsocial y política unida y diversa que hunde sus raíces en unahistoria milenaria» que hizo Felipe de Borbón apenas dossemanas antes de ser proclamado rey de acuerdo conlas previsiones constitucionales. ¿Te parece pertinenteinterpretarla como un guiño significativo no solo por sucontenido, pues enfatiza los ejes básicos «unidad, diver-sidad, realidad histórica y voluntad política» cuyo reconoci-miento e institucionalización en un mismo proyecto co-mún es la piedra angular de los sistemas federales, sinotambién por el lugar y el momento en que la hizo: enLeyre, en tanto que príncipe de Viana, cuando es evi-dente que la cuestiona abiertamente una parte impor-tante de la sociedad catalana?JOSÉ IGNACIO LACASTA ZABALZA. A mi no me parece nin-gún guiño significativo ni siquiera algo novedoso. Creoque hay que ubicar la dichosa "unidad en la diversidad" den-tro de las tradiciones de la argumentación sobre Españade la Corona española (extraídas hasta ahora de los dis-cursos de Juan Carlos I). Las tradiciones son, a mi juicio:a) los discursos sobre la unidad, propios de los primerostiempos donde aún no se había abandonado el franquis-mo (recuérdese que el lema franquista era "España una,grande y libre" y que el atributo "una" iba en primer lugar),también esa unidad primordial aparece cuando se dirigíaJuan Carlos I a las Fuerzas Armadas, a tono con el espíritudel artículo 8 de la Constitución española, calcado de la LeyOrgánica del Estado franquista; b) la segunda argumenta-ción, por otra parte, creo, dominante, es la de la unidaden la diversidad, cuyo origen hay que buscarlo en Ortegay Gasset (no en vano su discípulo Julián Marías redactóvarios discursos de Juan Carlos I con ese mismo espíritue idioma), así como los llamados al bien común (Españaes según Ortega un sugestivo proyecto de vida en co-mún), la empresa milenaria y la crítica a los particularis-mos entorpecedores de esa unidad diversa. Todo lo cualpuede encontrarse en un libro clave que es España inver-

tebrada de Ortega y Gasset. Y que ya trabajó con acierto,sobre su presencia en la Constitución española, XacobeBastida acerca del artículo 2 de la Constitución y toda ladiscusión constituyente (libro publicado en su día por Ariel). Y c) excepcionalmente el rey ha podido emplear la ideade "pluralismo" y "pluralidad", nunca el concepto de "na-ciones" ni de "nacionalidades" ni de nada que suene a unaEspaña plurinacional o a la nación de naciones (fórmula,esta última, empleada por Herrero de Miñón y GregorioPeces-Barba). Aún más: Felipe, sin salir del guión orteguiano tradicio-nal, no dijo en Leyre ni una palabra en euskera, síntomaclaro de quien no quiere ver la Navarra plural realmenteexistente (donde el nacionalismo vasco tiene una fuertepresencia electoral). Cuando Juan Carlos I sí las pronun-ció en vasco y en Pamplona, a propósito además del ani-versario de los estudios de Pío Baroja en un Instituto pam-plonés de enseñanza media.

En resumen, ¿qué hay de nuevo en las palabras deFelipe en Leyre? Nada, absolutamente nada.

La reforma de la Constitución está en boca de casi to-dos por muchos y diversos motivos, uno de los cualeses sin duda la crisis del estado autonómico tal y comose ha desarrollado a su amparo tras casi cuarenta añosde vigencia. Acotemos primero lo que está realmenteen crisis a este respecto. ¿Cuáles son a tu juicio lascuestiones centrales de su articulado que han de refor-marse? ¿Hay alguna herencia de los pactos de la Tran-sición, algún «pecado original», del que la Constituciónha de desembarazarse para legitimarse en las circuns-tancias actuales?J. I. L. Z. Me parece preferible hablar de cambio constitu-cional. Porque la reforma la llevan el PP y el PSOE a unascuestiones de detalle: el Senado, la línea femenina en lamonarquía, etc. Nada, cuatro cositas. Además hay un pro-blema grave que los políticos oficiales no han querido ver:

Iban

Agu

inaga

A.D. y J.V.

«Beste gauza bat da erabakitzeko eskubidearen kontua. Quebeci buruz KanadakoEpaitegi Gorenak emandako sententziak inbidia ematen dit, hitzarmen federalera jo bait

zezakeen zeinak izenpetzaileak behartzen dituen eta osotasuna eta zatiarenarteko oreka legez ezartzen duen, hainbat erreferendum egitea alboratu gabe.»

Una entrevista a José Ignacio Lacasta Zabalza

"A vueltas con la Constitucióny el cambio constitucional"

"A vueltas con la Constitucióny el cambio constitucional"

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S

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a gran parte de la juventud se le dio el texto cerrado sinque tuvieran arte ni parte en la participación constituyen-te. No se debe legislar para siempre y hay que abrirse atoda la población interesada, sin perder de vista lo quedijera Thomas Jefferson para los EE.UU y también sostu-vieron los jacobinos franceses: no se ha de legislar paravarias generaciones. Me gusta el criterio de la Constitución de Portugal: lascosas intocables que no se pueden reformar (la República,la separación de las iglesias del Estado, etc.) y las reformas(que han sido muchas y muy variadas de su articulado). ¿Nose podría hacer aquí algo tan racional?, ¿por qué no? No tengo un modelo acabado de texto constitucional yvolvemos a las grandes cuestiones que se dejaron fueraen 1978 y algunos criticamos ya entonces con toda serie-dad: a) decisión en referéndum sobre monarquía o repú-blica; b) separación de la Iglesia y el Estado (denuncia delConcordato vigente y fin de la ilimitada ayuda estatal, igual-dad de las religiones ante la ley, etcétera); bueno, todo loque está muy bien recogido en el libro de José MaríaMartínez de Pisón sobre La libertad religiosa en España yc) organización territorial del Estado (federalismo, régi-men autonómico y autogobiernos, etcétera). Tampoco se ha de proceder al estilo del borrón y cuentanueva. Por ejemplo, casi toda la jurisprudencia en mate-ria de derechos fundamentales es altamente provechosa.La Constitución tendría que formular mejor estos dere-chos y, sobre todo, sus garantías. Suprimir las tres cate-gorías de derechos para crear una sola y jerarquizar conclaridad cuáles son los más relevantes. El gran público vecomo una burla grosera el artículo 47 sobre el derecho ala vivienda digna y lo vive con toda razón así porque no esun derecho en realidad sino técnicamente un «principiorector» que se aplica según la mayoría parlamentaria delmomento (así lo tiene dicho el Tribunal Constitucional).En este orden de cosas me parece acertada, por ejemplo,la iniciativa del PSOE para que se declare el derecho a la ...

salud como derecho fundamental (necesidad que tambiénes sentida por la mayoría de la gente). Otra cuestión relacionada con los derechos de todos: laimpunidad de los poderosos. Yo aboliría el derecho degracia, las amnistías encubiertas, los indultos. Como loestudiara Concepción Arenal y luego el magistrado repu-blicano José Antón Oneca, las sentencias injustas (mu-chas de las cuales se dan por el transcurso del tiempo ylas tardanzas judiciales), deberían ser revisadas por elpropio poder judicial e impedir así que el poder ejecutivodiga la última palabra. Una Sala del Perdón judicial delTribunal Supremo llevaría a cabo esa hermosa tarea conrigor y profesionalidad. No se han de admitir jamás los1443 indultos del año 2000 que el ministro Acebes justifi-có por ¡»el año santo compostelano»! Ni el indulto deZapatero a Sáez, el hoy vicepresidente del Banco deSantander…Todo eso es la inmoralidad completa y se re-quiere un cambio de valores. Que tocan desde luego al Derecho Penal. De donde habríaque erradicar la cultura del Talión, la de quienes afirmanque las cárceles son hoteles o quienes exigen «el cumpli-miento íntegro de las penas». El Tribunal Constitucionalalemán ordena revisar la penas de cadena perpetua a los15 años, porque a partir de ahí son irreversibles los destrozosde la salud física y psíquica del reo. Y es que también tieneque cambiar la sociedad, pues que las cárceles estén lle-nas (una proporción muy superior a la media europea) depequeños delincuentes y la impunidad se aplique a lospoderosos nos tiene que decir que hay que modernizar elDerecho penal para que alcance, por ejemplo, a los delitoseconómicos y al blanqueo de dinero o los movimientos dine-rarios en paraísos fiscales o en Suiza y Luxemburgo.

La realidad de los nacionalismos periféricos vasco y ca-talán y su manifiesta vocación de autogobierno y dedisponer del mayor grado posible de soberanía a costade reducir al máximo la soberanía estatal es un ele-

Sesión delParlament Catalá y

sede del TribunalConstitucional

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mento consustancial de la complejidad de un país comoEspaña, en el que también es una realidad manifiesta lapresencia en todo el territorio estatal de un sentimientonacional español y de una identificación unitaria. ¿Cómose guisa constitucionalmente este plato tan complicadoy contradictorio?J. I. L. Z. Yo no tengo ninguna receta para ese guiso tancomplejo. Mi inclinación –pero esto es algo puramente in-telectual– se dirige hacia la organización federal del Esta-do. Y no confederal, pues creo necesarios los poderes eje-cutivos fuertes y respaldados con claridad por la sociedadcivil y por su legitimidad parlamentaria. Alemania no meparece un mal ejemplo. Pero aquí a unos, seguramentepor ignorancia y maledicencia, el federalismo se les antojaseparatismo o ¡viva Cartagena!, poco menos que cantona-lista, y a otros les parece excesivamente español y tributa-rio del nacionalismo uniforme de la nación española. Y noes así, pero como en este territorio lo primero que se en-cuentra uno son emociones y no razones, pues le veo unadifícil salida. A mí siempre me ha inquietado el nacionalismo españoluniformador. Critiqué en su día en Página abierta la sen-tencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut catalán.Si nacionalidad es algo que se predica, según el Dicciona-rio de castellano, de la nación, y si el artículo 2 de la Cons-titución habla de nacionalidades, ¿qué problema hay parareconocer la nación catalana? Pues un problema muy serioy que no se puede separar del crecimiento del sentimientoindependentista catalán: las gafas del nacionalismo espa-ñol único que llevan puestas sus señorías para fabricar tandesdichada sentencia. Cada cual tiene su cota de respon-sabilidad, pero la decisión del alto Tribunal, suprimiendopartes simbólicas de un Estatuto además plebiscitado, esgravísima. Por supuesto que quien reclama la independen-cia es el responsable de esa tendencia política, pero el Tri-bunal Constitucional ha verificado una idea nefasta: Espa-ña pasa de nosotros, tal y como lo piensa una buena porcióndel pueblo catalán. En el fondo, el federalismo que propongo vendría a serun equilibrio entre lo más racional de los dos nacionalis-mos, el español y el periférico. Un difícil equilibrio sobretodo si lo que mandan son las pasiones y no las razones.

El «soberanismo-decisionista», sea en nombre de la nación(«somos una nación, luego somos soberanos, y, por tanto,tenemos derecho a decidir unilateralmente nuestro futuropolítico»), sea en nombre de la mayoría democrática («so-mos la mayoría, luego somos soberanos, y, por tanto, tene-mos derecho a decidir unilateralmente nuestro futuro políti-co») se está imponiendo en amplios sectores de nuestropaís como un principio idóneo para el tiempo actual. ¿Quéopinas de esto como jurista y como ciudadano?J. I. L. Z. Lo primero que hay que hacer es desmontar elconcepto mismo de soberanía. Ya no existe. En las memo-rias del expresidente Rodríguez Zapatero hay una carta de

Trichet, el presidente del BCE,cuya lectura recomiendo a todoel mundo. En un par de meses,Trichet le dicta a Zapatero lasmedidas a realizar y, a continua-ción, se reforma el artículo 135de la Constitución española enel sentido querido por esa per-sona ficta –así le llamamos aesa figura los juristas– queatiende al concepto ilusorio de«Europa». Porque tampoco esEuropa. Y además esa reformatrata de un auténtico estado deexcepción por motivos finan-cieros… Luego pensemos en las defi-niciones clásicas de la sobera-nía: varios poderes concurren-tes y uno que predomina (elRey frente a los nobles y la Igle-sia y luego la nación en su lu-gar o el pueblo); la competen-cia de la competencia, la últimapalabra, el atributo que no secomparte con nadie, etcétera.

...

No sé si dan ganas de reír o de llorar. ¿Quién mandaaquí? Pregunta clásica sobre este concepto. Desde luegovarios poderes menos el pueblo, que es del que «ema-nan» (el mismo verbo que en la Constitución republicanade 1931) según la Constitución vigente todos los pode-res. Y así se aprestaron el PSOE y el PP a hurtar un refe-réndum constitucional para la reforma del artículo 135,que concierne al Estado social y al Título Preliminar de laConstitución (como lo dice la propia ley de reforma), lue-go… se saltaron un trámite obligatorio.

Así que ¿quién manda aquí? El Estado es un héroelocal, como dice algún constitucionalista portugués, su-peditado a las grandes decisiones de la famosa troika oa esa ficticia «Europa». Y si el Estado es ya ese ente local,¿qué son los Estados más pequeños proyectados por elindependentismo? Otra cosa es el asunto del derecho a decidir. Envidio lasentencia del Tribunal Supremo de Canadá sobre Que-bec porque podía recurrir al instituto del pacto federalque obliga a todos los suscriptores del mismo y estable-ce legalmente ese equilibrio entre los intereses de laparte y el todo, sin descuidar la práctica de varios refe-réndums. Pero está claro que nuestro héroe local no estápor la labor de un pacto de esas características, por don-de tendría que apuntar, así lo creo, un verdadero cambioconstitucional.

José Ignacio Lacasta Zabalza. Catedrático de Derecho Constitu-cional y Filosofía del Derecho en la Universidad de Zaragoza

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JoaquimColl*

ataluña nun-ca ha gozadode tanto au-

En esta carrera sin línea de meta visible, el gobiernode la Generalitat no ha dudado en utilizar los fondos pú-blicos para promocionar estructuras de un hipotético paísescindido y cuyo objetivo -reconocido en público- no esotro que el de la propaganda para conseguir, no ya la ce-lebración de una consulta, sino ganarla.

Así, el proceso iniciado tras las elecciones al Parla-mento catalán de 2012 no es honesto ni transparente, ysitúa a una gran parte de la población en inferioridad, pesea que esta ciudadanía tenga el respaldo de la legalidad.Por si esto no fuera suficiente, tampoco hay base his-tórica, económica o lingüística que justifique un proce-so de secesión que parte en dos a la población catala-na y que, en palabras del político quebequés federalistaStéphane Dion, supone siempre un trauma para cual-quier sociedad.

Tampoco es cierto que Cataluña fuera conquistada porEspaña, ni que la guerra de 1714 fuera una guerra desecesión. De igual manera, es falsa la idea populista queha calado en muchos sectores de la sociedad con la ayudainestimable de los medios de comunicación públicos yque se resume en tristemente famoso: «España nos roba»,ahora adaptado a la recuperación económica con un lemaigualmente cínico: «España nos frena». Artur Mas y sugobierno insisten, contradictoriamente, en que Cataluñaes una región rica y una potencia económica. Un mensajeque no es compatible con la versión que la equipara casicon una colonia explotada.

En ocasiones se alega también a la sentencia del Tri-bunal Constitucional de 2010 sobre el Estatuto de Auto-nomía, aprobado en referéndum con una participacióninferior al 50% del censo. Una sentencia poco afortunadaen la forma, pero que no modificó prácticamente el textoaprobado por las Cortes Generales y que, sin embargo,es considerado por los partidos nacionalistas como unaintolerable humillación.

Societat Civil Catalana considera que la secesión es lapeor de las opciones para los catalanes, sobre todo paralas clases populares y medias, pues nos arrojaría a unescenario de enormes riesgos e incertidumbres que nosharía más pobres. Pese a la tensa situación, el momentopresenta también oportunidades. Convertir las dificulta-des actuales y problemas enquistados desde hace másde 30 años es lo que anima a las más de 14.000 personasque ya han firmado el manifiesto fundacional de la asocia-ción a dar un paso al frente y salir del anonimato.

* Joaquim Coll, es vicepresidente primero de SCC

Ha llegado la hora dela sociedad civil catalana

los muchos lados que conforman su iden-tidad. Frente a este desafío, SocietatCivil Catalana (SCC) ha nacido para alzarla voz de las personas que consideran queCataluña y el resto de España son tan su-yas que cuestiones como la secesión nopueden tratarse con la frivolidad que ca-racteriza el proceso independentista.

La entidad apareció en público el pasado 23 de abril,en un acto multitudinario en Barcelona, presentando unmanifiesto que, muy resumido, es el punto de partida paradefender que la secesión ni la queremos ni nos convienea los catalanes.

Hace unas semanas se presentó un memorándum,después de entregarlo a todo el cuerpo diplomático acre-ditado en España, explicando la posición de SCC respectoa la iniciativa de las formaciones soberanistas de llevar acabo un referéndum el próximo 9 de noviembre, median-te una doble pregunta encadenada conceptualmente con-fusa y democráticamente fraudulenta, y que se quiere ma-terializar incluso fuera de la ley.

SCC ha llegado para quedarse y romper la espiral desilencio que existe a la hora de manifestarse en contra delllamado proceso secesionista y respaldar a los que lo po-nen en duda. Parecía imposible, pero finalmente se haroto un tabú. Que estar en contra de la secesión no teconvierta en un nacionalista español de derechas.

En Cataluña, como en cualquier otra sociedad abierta,las opiniones son diversas y la pluralidad política es rica.Sin embargo, desde la Generalitat se está llevando a caboun plan tramposo que no se basa en la legalidad ni en lalegitimidad democrática. Como ejemplo sirva la votacióndel Congreso del pasado 8 de abril para traspasar la com-petencia de convocatoria de referéndums a la Generali-tat, momento en el que se visualizó que la mayoría de losdiputados catalanes optaron por rechazar esa petición,25 sobre 47.

Ctogobierno comoen la actualidad ypese a esto seestá forzando ala ciudadanía atener que esco-ger uno solo de

Ha llegado la hora dela sociedad civil catalana

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raganeko azken hogei urteei begira jartzen bagara, ikusgenezake nola Katalunian aspalditik bueltaka zebilen,orain gauzatu nahi zen Erabakitzeko Eskubidearen in-

Handik lau urteetara, Konstituzionalak sekulako hankasartze bat egin zuen, Kataluniako estatutu berria goitikbehera astinduz, mugatuz eta moztuz; horrela eginez,herritarren botoen bidezko legitimitatea eta Konstituzio-nalaren lege-legitimitatea kontrajarri egin zuen. Orduanbai bazeuden alde batetik zein bestetik tren bana, talkaegin zezaten. Eta halaxe gertatu da.

Bitartean, Katalunian beste zenbait gauza gertatzenari ziren, azken finean, arazo politiko zuzenekin, krisi-egoera larriaren ondorioekin eta, den-dena borobiltzeko,Espainiako Konstituzio Epaitegiaren ebazpenarekin bateginez, sekulako koktel bat osatuko zutena, eta gaur egungauden eta orain lau edo bost urte inor gutxik aurreikusizezakeen egoera honetara ekarri gaituena.

Gogora dezagun, esaterako:- 2007ko uda eta udazkena. Azpiegituren inguruko kri-

sia. Abenduaren 1ean ehunka mila pertsona ateratzen dirakalera «Tenim el dret a decidir sobre les nostres infraes-tructures» lelopean. Lehenago, Salamancako paperen erre-klamazioa, aireportuaren aldeko aldarrikapena eta GasNatural-ek Endesa hartzeko egindako OPAren aurkakomugimendu politikoak gertatu dira.

- 2009ko ekaina. Arenys de Munt-eko udalbaltzak, Irai-laren 11ean independentziaren inguruko kontsulta bate-rako deialdia egitea erabakitzen du. Sua pizten hasi daudal eta herrietan.

- 2010eko Ekaina. Ekainaren 28, Espainiako Konsti-tuzio Auzitegiak jakin-erazten du Kataluniako Estatutuariburuzko ebazpena. Umiliazio sentimenduak eraginda, Uz-tailaren 10ean, jende–uholde bat ateratzen da Bartzelo-nako kaleetan, «Som una nació. Nosaltres decidim» lelo-pean, Òmnium Cultural-ek deiturik.

- 2012ko martxoa. Assemblea Nacional Catalana (ANC)delakoaren sorrera ekitaldia, Bartzelonako Palau Sant Jor-di-n. Politikoak harmailetan daude. Jendeak hartu du ho-nezkero prozesuaren protagonismoa.

- 2012ko uda. Krisiaren gogortasunagatik Generalita-tearen finantzak kolapsoan daude, eta dirua eskatu behardu Madrilera, likidoa izango badu. Beste umiliazio bat, bereBPGtik, bataz beste, % 8,5a (16.000 milioi euro urtero)kendu egiten zaion lurralde baten gobernuarentzat. Jen-deak gero eta gehiago uztartzen du egoera ekonomikolatza eta Espainiarekiko dependentzia.

Kataluniako prGorka Knorr1

Iguruko jarrera, definizio eta oinarri filosofiko-politikoa.Zenbait alderdi politikoez gain, Ciemen eta beste erakun-de batzuk, jo eta ke aritzen ziren autodeterminazio eskubi-dea proposamen politikoen bitartez aurrera atera zedin.

Hori bai, garai batean Euskadin bezala, afera oso mai-la politikoan mugitzen zen, eta orain dela 25 urte, Katalu-niako Parlamentuan, Eusko Legebiltzarrean bezala, ebaz-pen bat onartu zen, autodeterminazio-eskubideari buruz.

Euskadin zein Katalunian, gauzak ebazpen edo erre-soluzio-mailan gelditu ziren; gurean, zoritxarrez, indarke-riaren jarraipenak eta bere ondorioak ezina bihurtzen bai-tzuten abertzaleen gehiengo baten elkarlana. EtaKatalunian, aldiz, independentismoak ez zuen behar adi-neko indar elektorala autodeterminazio-eskubidea parla-mentuko deklarazioetatik haratago joan zedin. CiU, antza,zeharo eroso sentitzen zen Espainiako gobernu desberdi-nek noiz behinka pairatzen zuten ahulezia parlamentario-tik bere etekinak ateratzen. «Peix al cove» politika, hauda, arraina zorrora.

Euskadin geroago saiatuko zen Ibarretxe eta sosten-gua ematen zioten indarrak, EA eta Ezker Batua. Ekimenpolitiko ausarta, baina Madrilgo Kongresuko ateak itxitaaurkitu zituen. Ez zuten trenek talka egin, Madril aldetikzetorkeen trena ez baitzen inondik agertu. Horretan geldi-tu zen saioa, eta armarik gabeko egoera berrian, indarabertzaleak ez dira gauza izan elkarlanean oinarritutakoproposamena egiteko.

Katalunian, 2003. urtean, Maragall-ek zuzendutako go-bernu hirukoitzaren programaren lehentasunezko gaienartean, autonomia-estatutu berria bultzatzea zegoen. Etalan horri lotu zitzaizkion, arlo askotan –ez erabakitzekoeskubidearen inguruan, baizik eta aldebikotasunez onartubehar ziren gaien inguruan- Ibarretxek proposatutako pla-nak bere baitan zituen proposamenekin antza handia zuenEstatutu berria Madrileko Kongresuaren aurrean aurkeztuz.

Historia hura nola bukatu zen badakigu; KataluniakoParlamentuko % 90ak onartutako estatutu berria plazara-tu bezain laster, kanpaina katalanofobo bat jarri zen mar-txan Espainia osoan; batez ere PPk, baina ez alderdi ho-rrek bakarrik, bultzatuta. Sinadura bilketa, KonstituzioEpaitegiaren aurrean errekurtsoa, etab, hor daude lekuko.

Oso ahuldurik atera zen katalanen estatutu berria Ma-drileko Gorteetatik, eta hala ere erreferendum baten bi-dez onartu zen Katalunian, ERCren kontrako botoaz.

«Egingo ahal da erreferenduma, Azaroaren 9an? Nik baietz uste. Eta azken fineanEspainiako gobernuak –eta PSOE, UPyD eta abarrek– bide hori jostailu bat bezala

erabiltzen duten botere judizialaren bidez oztopatuko balute, hauteskundeak izangogenituzke Katalunian, eta aldarrikapen unilateral baterako aukera martxan jartzeko aukera.»

Kataluniako pr

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- 2012ko iraila. Diadaren egunerako Generalitateak etaCiUk Paktu fiskalaren aldeko aldarrikapena proposatzendute. Bainan ANCk proposatutako «Catalunya, nou Estatd´Europa» nagusitzen da. Milioi bat pertsona kalean.

- 2013ko Diada. ANC eta Òmnium-ek antolaturik, 1,6milioi pertsonek osatzen dute Via Catalana, independen-tzia aldarrikatzeko.

Zein da nire tesia? Nik uste dut 2005ean PPk honezke-ro martxan zuen kanpaina gelditu edo behintzat leunduizan balu, agian gaur Katalunian, harako konpetentzia huranahi dut edo finantziazioa hobetu beharko genukeela dis-kutitzen egongo lirateke Katalunian. Baina PPk KonstituzioAuzitegira jo zuen, Kataluniako Estatutuak konstituzioarenkontrako artikulu zenbait zituelakoan, lau urte geroagoEspainiako Konstituzio Auzitegiak Kataluniako Estatutualarru gorritan laga zuen eta, horrela, trenbidea jarri eginzen, bi trenak, Espainiakoa eta Kataluniakoa, talka eginzezaten.

Horrela, badugu Katalunian autodeterminazioaren etaindependentziaren aldeko prozesu sozial indartsu eta za-bal bat, alderdi politikoen aurretik joan dena, eta alderdipolitikoen estrategia baldintzatzen duena.

Euskaldunoi zaila egiten zaigu fenomeno honen ga-rrantzia ulertzea, batetik ez genuelako espero holako fe-nomeno bat etorri zitekeenik betiko katalan epel haien-gandik, eta, bestalde, azken momentu arte espero izandugulako CDC-k eta Mas-ek atzera egingo zutela. Bene-tako orduan, hau da, kontsulta egiteko data eta galderaipini behar ziren momentuan, amore emango zutela.

Hau da, arrazoi horiengatik guztiengatik Kataluniannola edo halako leherketa sozial bat gertatu da, zeharo

transbersala dena, eta, azken finean alderdi politikoengainetik pasatu dena. Honek sekulako garrantzia dauka,zeren eta ondoriorik nabarmenetako bat zera baita: Kata-luniako zentro politikoa okupatzen duen alderdi nagusia,CDC alegia, bere betiko epelkeria utzi du, erabakitzekoeskubidea eta estatu propioaren aldeko apustua eginez.

Galdetzen didatenean zer nolako diferentzia ikustendudan Kataluniako prozesuaz eta Euskadin aurrera ateralitzatekeen balizko prozesuaz, beti gauza bera esaten dut.Kataluniako prozesua askoz gehiago da prozesu soziala,politikoa baino, eta, aldiz, Euskadin, gure proklamak, al-darrikapenak eta prozesuak oso politikoak izan dira –arra-zoi askorengatik- eta horrela izaten jarraitzeko arriskutangaude.

Via Catalana ospatu zen egunaren biharamunean,Euskal Herrian ere giza-kate bat egingo zutela entzun nionesker abertzalearen buruzagi bati. «Ez dute ezer ulertu»,esan nuen nirekiko. Horrelako ekimen bat, ondo aterakobada behintzat, ezin baita alderdi politiko bat edo beste-ren ekimena izan, gizartearen baitatik antolatutako eki-men baten fruitua baizik2.

Jakin aldizkarirako, honako galdera hau egin zidatenorain dela gutxi: zer irakaspen izan ditzake Euskal Herria-rentzat Kataluniaren prozesu subiranistak? Eta zer ekar-pen egin diezaioke Euskal Herriak prozesu horri?

Hona nire erantzuna:Nik urteak eman ditut hitzaldiak ematen Katalunian,

erabakitze-eskubidea eta independentziaren alde. Orainbeste une batean gaude, non gauzarik inportanteena bai-ta gizarteak bere askapenerako erakutsi duen indarra nola

o prozesuaren euskal ikuspegia

...

o prozesuaren euskal ikuspegia

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bideratu, prozesua, erreferendum baten bidez, gau-zatu dadin. Euskal Herriak ezin du besterik egin notahartzea baino, eta ikasi zeinen inportantea den inde-pendentziaren aldeko mugimendua gizartearen bai-tatik abiatu eta eratzea. Azkeneko hamabost urte ho-netan ikusi da argi: Euskal Elkarte Autonomoan,Ibarretxe Lehendakariak prozesu politiko bat jarri nahiizan zuen martxan. Ez zuen erreza, zeren Espainiakooldarra ez ezik, kontra baitzuen PSE, PP, ETA eta ezkerabertzale ofiziala, azken hauek bere protagonismoanahi zuten-eta. Hura, gehien bat, prozesu politiko batizan zen, non gizartearen gehiengoa, nolabait, begirazegoen. Kataluniakoa, aldiz, askoz gehiago da pro-zesu soziala, politikoa baino. Eta hor bai badaukaguzer ikasi. Ezin dugu Via Catalana ikusi eta hurrengogoizean alderdi politiko batek Euskal Herrian horre-lako ekitaldi bat antolatuko duela aldarrikatu. Ez dutGure Esku Dago ekimena gertutik jarraitzeko modu-rik, baina aholku bat ematea eskatuko balidate, «joanGazta Zati Bat dokumentala ikustera» esango nieke.

Egingo ahal da erreferenduma, Azaroaren 9an?Nik baietz uste. Eta azken finean Espainiako gober-nuak –eta PSOE, UPyD eta abarrek– bide hori jostailubat bezala erabiltzen duten botere judizialaren bidezoztopatuko balute, hauteskundeak izango genituzkeKatalunian, eta aldarrikapen unilateral baterako aukeramartxan jartzeko aukera.

Bitartean, egoera hau eta katalanen determina-zioa gero eta tinkoagoa dela erakusten ari denez, etaikusita azkenengo hauteskundeetan botere oligar-kikoaren babesle diren betiko alderdiek hartutako erre-paso eta jipoia, Espainiako Erregearen kargu-uzteagertatu da. Nire uste apalean, Espainiako botere ho-riek altzariak salbatzeko ezinbesteko erabaki hori hartubehar zutela uste izan dute. Katalunian, bestalde, badaoraindik, Espainiako errege berriak, Espainiako go-bernuek orain arte izan duten ezezko jarrerei ukoeginez eta Estatuaren barne-antolaketarako proposa-men malguago bat babestuz, agian Hirugarren bidebat posible izan litekeela.

Ez dakit Espainian zer gertatuko den. Baina Kata-lunian ez dut uste jendeak kontsulta egiteko plantea-mendutik pasatzen ez den sasi-konponbide bat onar-tuko duenik.

Ikusiko dugu. Bost hilabete baino eztira gelditzenAzaroaren 9an agindutako kontsulta egin dadin.

Bitartean, adiskide euskaldunok, geure gazta za-tia hartu dezagun eta goazen denok plazara, Gure EskuDago eta!

1. Gorka Knorr eurodiputatua eta Eusko Legebiltzarre-ko mahaikidea izan da besteak beste. Egun Katalunian bizida lehen lerroko politika utzita.

2. Lerro hauek errebisatzen ari naiz Gure Esku Dagoera-kunde sozialak antolatutako Durango-Iruñea giza katearenbiharamunean. Espero dut atzoko katearen arrakastak Eus-kadiko gizarte zibila prozesuaren protagonista bihurtzea.

... n la vida de mis abuelos paternos hay, para mí, ungran misterio. Pertenecían ambos a la burguesía ca-talana -mi abuelo era empresario textil-; hablabanE

catalán, no iban a misa, leían a AldousHuxley y StefanZweig; pertenecían a un partido catalanista conservador,la Lliga, equivalente de lo que hoy sería CiU. Nada másalejado, diríase, del franquismo... Sin embargo, cuando

LauraFreixas

Una generación de calas tropas delGeneralísimoentraron enBarcelona enenero de 1939, mis abuelos las recibieron gritando hastadesgañitarse, brazo en alto: «¡Franco, Franco, Franco!»¿Qué había pasado…? Por desgracia, murieron antes deque yo pudiera preguntárselo. Pero ahora, tantos años des-pués, se acaba de publicar un libro que me da la respues-ta: los Dietaris de Joan Estelrich.

Contemporáneo de mis abuelos, Estelrich (1896-1958)perteneció como ellos a la Lliga: fue secretario de su funda-dor, Francesc Cambó, y diputado. Sus anotaciones íntimas,escritas en catalán, inéditas hasta ahora, constituyen undocumento extraordinario: nos permiten entender unaevolución política a primera vista incomprensible, y quesin embargo fue la de gran parte de una generación. «No-sotros, la Lliga» –escribe en 1935-, «estamos decididamenteal lado de los conservadores españoles en todos los proble-mas generales; pero los conservadores están contra no-sotros furiosamente en la cuestión catalana» (20-12-35).

Joan Estelrich está en Roma cuando estalla la suble-vación del 18 de julio. Su primera reacción es indecisa:«Yo, como catalán, debo desear el triunfo del gobierno, ycomo español, el de los sublevados» (20-7-36). Pero muypronto, lo ve claro. Frente a «un Estado [catalán] indepen-diente con dictadura del proletariado anárquico», «la vic-toria de los militares aparece como el mal menor» (26-8 y1-9-36). El día en que recibe la noticia (falsa) de que Francoha entrado en Madrid, lo celebra brindando por «esta vic-toria y las que vendrán» (8-11-36).

En enero de 1940, Estelrich anota: «Hace un año, eldía de la liberación, toda Catalunya unánime estaba porFranco y el Movimiento; era el momento para emprenderuna política de conciliación moral, de integración españo-la. Después han venido las decepciones; toda Catalunyase siente, con razón o sin ella, hostilizada» (31-1-40). Lacosa no debe, con todo, parecerle muy grave, pues creeque un gobernador civil que aunque no sea catalán «co-nozca la psicología de Catalunya», con unas simples «dis-posiciones que satisfagan algún aspecto sentimental y al-gún aspecto económico», «se ganaría en un par de días elcorazón de todos los catalanes» (23-1-40). En lo que quedadel diario (que llega hasta 1949), Estelrich no vuelve a ha-blar de política. Vive cómodamente desempeñando car-gos oficiales: director de la Oficina de Prensa franquistaen París, delegado de España ante la UNESCO...

Una generación de ca

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31Galde 06 - udaberria/2014

Ciertamente, no toda la burguesía, ni toda la intelec-tualidad, catalanas, siguieron el ejemplo de Estelrich. Al-gunos se exiliaron (Carner, Rodoreda, Calders…); otros(Espriu, Manent, Sales…) trabajaron, en el «exilio inte-rior», en favor de la lengua y la cultura catalanas. Perotampoco puede decirse, ni mucho menos, que Joan Este-lrich fuera un caso aislado. Catalanes tan ilustres comoD’Ors, Dalí o Pla fueron franquistas, así como losintelec-tualesagrupados en torno a la revista Destino; y en susmemorias, elocuentemente tituladas Habíamos ganadola guerra (2007), Esther Tusquets retrata la euforia, en1939, de muchos catalanes ricos, como sus padres, quejamás dudaron que la victoria de Franco (incluida la diso-lución de la Generalitat y el fusilamiento de su presiden-te, Lluís Companys) era la suya.

Lo mismo, supongo, debió sentir mi abuelo. Durantela guerra, los obreros de su fábrica se la incautaron; en1939, gracias a Franco, la recuperó. Ese mismo año, miotro abuelo fue encarcelado en Barcelona por los nacio-nales. Originario de Ávila, había emigrado a Catalunya en1932 en busca de trabajo; era anarquista y combatió conlos republicanos. Al salir de la cárcel fue depurado; pasómiseria el resto de su vida.

Ahora intentemos entender todo esto a la luz de lahistoria oficial. Una historia formada solamente por dos po-los: de un lado «Catalunya», unánime, resistente, noblemen-

te vencida, siempre víctima;del otro una «España» empe-ñada, como un solo hombre,en sojuzgar a los catalanes. Esel discurso que destilan las ce-lebraciones del tricentenariode 1714, el reciente congresotitulado «España contra Cata-lunya, el Museud’Història deCatalunya o la declaración desoberanía aprobada por el Par-lament (23-1-13), cuyo preám-bulo asegura sin pestañearque «la dictadura de Francocontó con una resistencia ac-tiva del pueblo de Catalunya».Entonces, ¿dónde queda Es-telrich? ¿Y Cambó, D’Ors,Dalí, Pla…? ¿Y los padres deEsther Tusquets? ¿Y misabuelos…? ¿Debo pensar quemi abuela materna, castellana,que era costurera, vivía en unquinto sin ascensor y en tantoque mujer, no tenía ningún de-recho, era la opresora, y miabuelo paterno, catalán, que

tenía dos criadas, una fábrica, un gran piso en Barcelonay tres casas en Lloret de Mar, el oprimido?

Siendo tan burda esa falsificación de la historia, esasombrosa la facilidad con la que está calando. Sin dudaen momentos como los actuales, de crisis, miedo al futu-ro, angustia…, resulta consolador ese espejismo de una-nimidad y decisión: «siempre hemos luchado los mismospor lo mismo, desde hace muchos siglos», nos vienen adecir. Se ocultan así todos los conflictos internos: de cla-se, de género, religiosos, ideológicos…, como si el merohecho de ser catalanes bastara para definirnos y herma-narnos. Es célebre la frase de Cambó, que al conminárse-le a que eligiera una forma de Estado respondió: «¿Mo-narquía? ¿República? ¡Catalunya!». Pero a la hora de laverdad, cuando no pueda seguir echándosele a Madrid laculpa de todo lo que no nos gusta, cuando haya que pre-guntarse: ¿impuesto de sucesiones?, ¿ley de dependen-cia?, ¿sanidad pública o privada?, ¿aborto?, ¿religión en laescuela?... «Catalunya» no servirá como respuesta. A lahora de la verdad, por más que seamos todos catalanes,cada persona, cada partido, tendrá que elegir y elegirá,del mismo modo que en 1936 Joan Estelrich tuvo queelegir y eligió sin vacilar a Franco.

Laura Freixas. (Barcelona, 1958) es escritora. Su último libropublicado es Una vida subterránea. Diario 1991-1994 (ed. Erra-ta Naturae, Madrid, 2013). *El País, 21-1-14.

de catalanes*de catalanes*

Indignados sobrela estatua de

Francesc Cambó.19-06-2011

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1. Tiende a pensarse que la autodeterminación (en suversión fuerte como soberanía política) es lo que recla-man las que se consideran minorías nacionales dentro deun Estado. Pero de lo primero que hay que hacerse cargoes de que la autodeterminación es el derecho que ejercenactualmente los Estados existentes, en general conside-rándose naciones, configurando una comunidad interes-tatal en la que se reconocen mutuamente soberanía e in-tegridad territorial. Lo que diversas minorías nacionalesexigen no es que se active este derecho que estaría hi-bernado, sino que se concreten de otro modo los sujetosque lo disfrutan.

Si no se resalta este hecho es porque se da, a nivel deconciencia política dominante, una especie de naturaliza-ción de él. Sería «evidente» que los actuales Estados na-cionales no solo ejercen sino que «deben» ejercer la au-todeterminación-soberanía, además en propiedad. Sinembargo, como ninguna creación humana tiene que sernaturalizada, a estos Estados les corresponde dar ra-zón ética del derecho de que disfrutan y de su mono-polización.

2. Las razones tienen que ver con el hecho de que esosEstados se postulan como naciones. Implican esta lógicaargumental:

a) Las identidades nacionales existen, implicando uncomponente objetivo –la cultura nacional, con su lengua, ins-tituciones, costumbres, etc. y el territorio al que se remiten–y uno subjetivo –la conciencia de pertenencia a ella y el reco-nocimiento mutuo de sus miembros como connaciona-les, que se constituyen como sujetos con historia–.

b) Las culturas nacionales son valiosas: por ser re-levantes para las elecciones de los individuos; porquesus contenidos no tienen un valor meramente instru-mental, sino intrínseco, esto es, merecedor de ser res-petado, en el que cabe ver la riqueza y pluralidad de lacreatividad humana; porque son una referencia rele-vante para la identidad de las personas. El nacionalis-mo liberal enfatizará la primera razón y sospechará delas otras, mientras que el comunitarismo podrá sinteti-zar las tres.

c) Como valor no meramente instrumental o instru-mental necesario para un valor fundamental como la au-tonomía de las personas, estas culturas nacionales y lasidentidades que amparan pueden reclamar las condicio-nes de posibilidad de su existencia. Pues bien, poseentales características, se dirá, que precisan amparo públicopara expresarse, desarrollarse y pervivir. Lo que suponeque tienen que encarnarse en estructuras público-políti-cas con la capacidad de autogobierno necesaria para ga-rantizar ese amparo. La más plena de ellas es la estatal.La básica es el autogobierno dentro de un Estado, pero,como garantía frente a posibles opresiones externas, im-plicando derecho de autodeterminación para decidir elestatus político ante ése y otros Estados.

d) En los Estados nacionales actuales el argumentoconcluiría así: nuestro Estado es una nación, luego tienederecho a la soberanía de la que disfruta. Es además úni-ca, luego tiene el monopolio. Las minorías nacionales di-sienten solo de este último paso; esto es, de los colecti-vos concretos a los que aplicar la lógica argumental.

3. Dejando para luego la última cuestión, pienso que laargumentación sobre el derecho de autodeterminación delas naciones posee la suficiente consistencia como paraser considerada con seriedad. Ahora bien, para sostener-se éticamente, deben asumirse además diversos princi-pios para el ejercicio de tal derecho, dado que se reivindi-ca como derecho humano, por tanto en interdependenciacon los demás. Serían estos:

- Reconocer a las demás naciones la autodetermina-ción que se reclama para la propia.

- Tener un enfoque no esencialista de la cultura na-cional, que la haga abierta a convivencias plurales y enevolución.

- Internamente, no coaccionar la autonomía de susciudadanos; y, externamente, no coaccionar la soberaníade otras naciones.

- Apoyarse en la solidaridad interna de sus miembroscomo base para una equitativa justicia distributiva, que soloes legítima si incentiva a la vez eficazmente sus deberes decolaboración en la realización de la justicia internacional.

XabierEtxeberriaMauleon

La autodeterminación: una revisión

«Forma parte de nuestra condición humana constituirnos necesariamenteinsertados en culturas particulares y plurales; y esto vale para todas las realidades.

En este sentido, la distinción entre Estados cívicos y étnicos me parece no solo maniqueasino irreal. Todas las organizaciones de lo político tendrán connotaciones étnicas,culturales. Nos toca luchar por alentar que sean etnocívicas y no etnoincívicas.»

La autodeterminación: una revisión

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...Galde 06 - udaberria/2014

Como puede verse, son condiciones de respeto, de-mocracia y solidaridad para el ejercicio de la soberanía yla autodeterminación.

Desde la asunción de estos considerandos pienso quepuede defenderse el derecho prima facie –sujeto a condi-ciones en su realización– a la autodeterminación de lasnaciones. Abierto a su relatividad histórica, esto es, vién-dolo como concreción acorde con la actual concienciapolítica mayoritaria en la humanidad de un derecho másde fondo a dotarnos de estructuras políticas que amparenla libertad, la igualdad y la solidaridad.

4. Antes de abordar la polemicidad apuntada en la apli-cación de la argumentación precedente (conflicto de iden-tidades nacionales en un Estado), se impone confron-tarla con una enmienda a la totalidad, que se estáproponiendo especialmente en el mundo académicopero con intención de crear conciencia social. En sínte-sis viene a decirse:

- La referencia nacional para la organización políticapudo tener su sentido y sus frutos, pero ahora solo aca-rrea perjuicios y no tiene base para ser relacionada con underecho a mantener.

- Lo que se impone es remitirla a la esfera privada, ala manera como se remitió la religión, constituyendo unacultura pública sin contenido étnico, únicamente cívica,con el procedimentalismo democrático y los valores delos derechos humanos.

- Hay que crear una ciudadanía cosmopolita en la quelos Estados, si perviven y no son superados en un Estadomundial, son básicamente demarcaciones administrativasfederadas para facilitar estructuras de convivencia.

Considero interesante el debate en la medida en quees crítico-purificador de la priorización de la nación comoreferencia vertebradora de lo político. Pero pienso que suhorizonte propositivo es inconsistente, al ignorarse queforma parte de nuestra condición humana constituirnosnecesariamente insertados en culturas particulares y plu-rales; y que esto vale para todas las realidades. En estesentido, la distinción entre Estados cívicos y étnicos meparece no solo maniquea sino irreal. Todas las organiza-ciones de lo político tendrán connotaciones étnicas, cul-turales. Nos toca luchar por alentar que sean etnocívicasy no etnoincívicas. Puede discutirse si concretando la ta-rea en las estructuras estatonacionales existentes, o pen-sando en otras nuevas. Pero en este segundo caso, sien-do conscientes de que también las novedades estaráncontagiadas de lo étnico.

Por otro lado, hay quienes piensan que la referencianacional es, per se, incapaz de civismo. Pero creo que losnacionalismos cívicos actuales –pongamos por caso No-ruega– están ahí, con sus limitaciones (¿qué modelo nolas tendrá?), para negar esta tesis. Lo que no debe condu-cir a aferrarse ahistóricamente al modelo nacional. Inclu-so éticamente purificado, podrá ser superado en un mo-mento dado de la historia. Se trata de que seamos capacesde que ello acontezca porque la humanidad genera unmodelo más positivo de convivencia.

En definitiva, pienso que este debate puede ser esti-mulante. Con tal, añado, de que no se trampee con él.Como cuando se utiliza solo para críticas duras de losnacionalismos de las minorías defendiendo a la vez –oaceptando sin crítica– el sostenimiento de los actualesEstados nacionales unitarios en las que están. Se puede

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...

udaberria/2014 - Galde 06

aducir que el mantenimiento de estos solo se postula tran-sitoria y estratégicamente, pero ello debe hacerse creíbleacompañándolo de propuestas firmes de desnacionaliza-ción y desfronterización del Estado, que se verifican, porejemplo, en el modo de afrontar la inmigración.

5. Como he avanzado, la polemicidad hoy políticamentecentral en torno a la autodeterminación se sitúa en la con-flictividad entre sujetos que la reclaman: el Estado que seconsidera mononacional, y un sector de él que se autoafir-ma como nación estricta. Su intensidad viene dada por elhecho de que, aunque una nación se puede autodetermi-nar negociando su continuidad en un Estado, en la auto-determinación está la posibilidad de secesión.

Intentar resolver el conflicto demostrando argumen-talmente que «nosotros» somos auténtica nación y «ellos»no lo son conduce a callejones sin salida por ausencia decriterios unívocos y compartidos sobre el tema, así comode evaluadores imparciales reconocidos por las partes.Pueden hacerse análisis al respecto, pero solo son fecun-dos si son intelectualmente honestos y están orientadosa ilustrar el debate ciudadano y no prejuiciados por el pro-pósito de ganar al adversario.

La vía justa de resolución de los conflictos políticos esla democrática. Pero aquí nos topamos con la espinosacuestión de los «ámbitos de decisión», que condicionandecisivamente los resultados. Si el ámbito es el Estado, lapretensión de la minoría queda bloqueada de arranque. Sies el territorio al que se remite la minoría, los resultadospueden ser inciertos, pero el hecho de que se le reconoz-ca como ámbito de decisión es ya una aceptación básicaprevia de su pretensión. Emerge aquí una especie de va-cío de la democracia: debe decidir «el pueblo», pero pre-viamente, sin decisión formalmente democrática, hay quedecidir quién es el pueblo.

Ante este colapso cabe acudir a la Constitución «na-cional» para reclamar que el ámbito sea el Estado. Peroeso supone no solo que reclamaciones importantes de unsector de la ciudadanía, aunque formalmente legítimas,se convierten en la práctica en una especie de «sin senti-do» por su inviabilidad, sino que se fuerza por razonesdiscutibles a colectivos relevantes a pertenencias estato-nacionales no queridas. Lo que chirría con la sensibilidaddemocrática.

Parece, por eso, más acorde con el espíritu de la de-mocracia que se trate de llegar a acuerdos previos sobre

el ámbito de decisión entre los representantes democrá-ticos de las partes en conflicto. Parecería tarea imposible,pero, de nuevo, hay ejemplos que confirman que sí sepuede, como el de Canadá-Quebec o Reino Unido-Esco-cia.

Creo que, de un modo u otro, los acuerdos tienen queimplicar, por un lado, que el Estado debería atreverse,por sensibilidad democrática, a poner en cuestión la mo-nonacionalidad aceptando que se confronte con las urnasen el territorio al que se remite la minoría nacional. Porotro lado, el nacionalismo de la minoría, también por sen-sibilidad democrática, debería estar en disposición de va-lidar su pretensión con pruebas firmes que desborden elmero cómputo de mayorías-minorías, como el que se hayadado una reclamación de nación socialmente consistentey sostenida en el tiempo (lo que clarifica en la práctica unaidentidad nacional per se complicada de precisar), que elporcentaje de votos que valide la decisión sea más altoque el de la mayoría simple de votantes, etc.

Evidentemente, la nación que reclama autodetermi-nación vía derecho a decidir debe asumir los principioséticos antes señalados. Ejemplifico esto con lo que suce-de en el País Vasco. Hay aún en un sector de reclamantesviolencia cultural identitaria, pervivencia de la violenciaglobal anterior, expresada en el no adecuado reconoci-miento de las víctimas pasadas y en la continuación de lavictimación por ese modo. Esto es, hay quebrantamientode los principios. Este dato no obliga a parar la reivindica-ción de la autodeterminación, pero sí a expresarla de talmodo que muestre que se está superando positivamenteel déficit moral. En la práctica, esto supone que «el ámbi-to vasco de decisión» debe retrasar su ejercicio mientrasno esté razonablemente claro que esa violencia culturales residual, condenada por el conjunto del nacionalismo.La violencia, sobre todo, ha creado víctimas, lo más deci-sivo. Pero sus protagonistas han lastrado además grave-mente lo que pretendían defender. Es el propio naciona-lismo el que debería alentar este «compás de esperaactivo» como purificación de lo que es –y como solidari-dad con las víctimas–, sin ampararse disculpatoriamenteen violencias de otros.

6. No debe ignorarse que la propuesta precedente im-plica decisiones que acarrean frustraciones sociales enunos u otros. Creo que se impone atenderlas por las dospartes del conflicto porque, con el adecuado discernimien-

«Los acuerdos tienen que implicar, por un lado, que el Estado debería atreverse,por sensibilidad democrática, a poner en cuestión la mononacionalidad aceptando que seconfronte con las urnas en el territorio al que se remite la minoría nacional. Por otro lado,

el nacionalismo de la minoría, también por sensibilidad democrática, debería estar en disposición devalidar su pretensión con pruebas firmes que desborden el mero cómputo de mayorías-minorías,...»

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to, expresan justa atención al otro. Por ejemplo, con diná-micas como estas.

Los partidarios de la tesis estato-nacional, para dar laoportunidad al derecho a decidir, podrían considerar quesi la tesis nacionalista triunfa en el referendum, las frus-traciones identitarias en el territorio afectado serán enconjunto menores. Y si no triunfa, también, por la razóndemocrática de aceptación de la voluntad mayoritaria de-mocrática que se impone a todos.

Los identificados con la nación minoritaria deberíanhacerse cargo de que el largo período de convivencia enel Estado ha generado múltiples cooperaciones entre laspartes, así como diversidad de conciencias nacionales enel territorio al que se remite. Lo que hacerazonable labúsqueda primaria de un ejercicio de la autodetermina-ción que, expresando el autogobierno necesario, no seconcrete como secesión. Y si se considera obligada estasecesión, hace exigencia clave para el que se secesiona elofrecimiento de garantías efectivas –expresadas en pro-puestas concretas– de no discriminación e inclusión paraquienes, en su territorio, vivan un sentimiento nacionalque pasa a ser minoritario.

Es normal, a su vez, que los que defienden el Estadonacional deseen el mantenimiento de la unidad políticaexistente, pero deberían tratar de convencer de su conve-niencia por razones de mantenimiento de la cooperacióny la riqueza compartida de la diversidad, sin deslizarsehacia vías de confrontación e imposición, como la de ame-nazar con bloquear la pertenencia a la Unión Europea sihay secesión o la de forzar a una pregunta duramentesecesionista en el referéndum, con la excusa de la clari-dad pero con la intención de que fracase la tesis de la

minoría nacionalista. Limitándose, encuanto a exigencia, a buscar una correctaconcreción de los deberes de justicia quetienen que imponerse unos a otros si, trasla historia común compartida, la secesiónse consuma.

A su vez, los partidarios de la minoríanacional no deberían plantearse una in-dependencia autoafirmada en formas ado-lescentes, y menos aún asentada en unracismo larvado hacia aquel de quien seseparan. Tampoco motivada por el durocálculo de conveniencia autocentrada, lapresente, por ejemplo, en el argumentode separación del otro por ser visto comolastre en la actual crisis: las exigenciaséticas de solidaridad inter y transnacionalcondenan estas motivaciones.

Es normal que la sensibilidad a favorde todas estas consideraciones empuje ala búsqueda de «soluciones mediadoras»,

como las (con)federales. Pero ejercerán tal función si, porun lado, se concretan en el presente como no separación,pero, por otro lado, no bloquean el derecho de autodeter-minación de la minoría nacional que abre a la posibilidadde replanteamientos. Lo que introduce asimetrías no en-tre naciones en el Estado, pero sí entre autonomías na-cionales y no nacionales. Ahora bien, si esto despierta lafrustración que anida en el «deseo mimético» –de las se-gundas respecto a las primeras– todas las intenciones me-diadoras quedarán bloqueadas.

7. Reconozco que estas observaciones, visto lo que hay,pueden ser tachadas de ensoñación. Me gustaría pensarque son horizonte hacia el que avanzar lo que se pueda.En cualquier caso, muestran que el conflicto en torno a laautodeterminación no debe afrontarse solo con la lógicade los principios que son encarnados en las circunstan-cias para tener en cuenta las consecuencias, sino tam-bién con una tercera perspectiva: la de las emociones pú-blicas.

Para afrontar este tema, que tendrá siempre elemen-tos de confrontación, se impone por eso promover unacompleja imbricación entre política de los principios, polí-tica de la prudencia y política de los sentimientos. Estaúltima es especialmente relevante, por su capacidad tan-to de bloquear como de estimular todo, según se concre-te. Aunque por otro lado, la atención a las consecuenciases clave: habrá que tratar de mostrar que la solución quese propone es la que expresa más democracia y respeto alos derechos humanos para todos los implicados. Incluso,mejor colaboración, aunque tenga que adquirir una formarenovada.

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a cuestión sigue políticamente situada en el terreno de losagrado, es decir, entre el mito y el tabú. El mito del tautoló-

bierno; b) La constitución de una Comisión parlamentaria espe-cial para el control del proceso subsiguiente; c) La verificaciónde la voluntad efectiva de los ciudadanos afectados mediante unreferéndum con pregunta terminante de respuesta binaria y conprevio debate público; d) Un resultado favorable cualitativa ycuantitativamente claro; e) La toma en consideración de los re-sultados desagregados en las unidades políticas básicas de laComunidad afectada. f) Caso afirmativo, la puesta en marcha deun proceso de negociación Estado/Comunidad para examinar sies posible pactar la secesión y sus consecuencias de manerarazonable y que respete los derechos de todos los implicados y,

si se llega a un acuerdo; g) Iniciar elproceso de reforma de la Constitu-ción de acuerdo con sus propios trá-mites.

¿Es esto jurídico-constitucional-mente posible? Sí. ¿Es políticamentefactible? Hoy por hoy, no. Ningunode los actores relevantes está dis-puesto a tomarlo siquiera en consi-deración. A los independentistas lessale más a cuenta el discurso del «de-

recho a decidir» porque moviliza más y marca contradicciones yrupturas en el campo contrario. A los unionistas la negativa ce-rrada, porque creen firmemente en el tabú primordial de que«admitir la posibilidad» es el camino indefectible para que éstase realice, y porque estiman que la defensa numantina es la mejorpolítica.

La idea subyacente a todos, al final, es la que resumió Kelsenal decir que para un Estado la secesión de una de sus partes es unarevolución, puesto que destruye su poder en parte de su territo-rio/población. Y, añadimos nosotros, para la política clásica lasrevoluciones no se regulan sino que se las impulsa o se las com-bate, pero son cuestiones de hecho y no de Derecho. En esasestamos, aunque por lo menos ha pasado la violencia terrorista.

Si esto es así, ¿para qué sirven propuestas como la expues-ta? ¿Cuál es la utilidad de señalar con el dedo a Canadá o al ReinoUnido? ¿Es una pura diversión intelectual? ¿Estamos inevitable-mente atrapados en una pugna política que no admite su reduc-ción a lo reglado? Pues, me temo que es muy posible que seaasí, aunque sí convendría señalar, para desacomplejarnos un poco,que tampoco en Canadá se llegó a la «Ley de la Claridad» exante, sino sólo después de un proceso de intentonas rupturistascon episodios como los referenda unilaterales convocados por laprovincia de Quebec. Y que, en puridad, los nacionalistas de estaprovincia han manifestado bien alto y claro que no reconocen comolegítima aquella norma y que siguen reivindicando el derecho unila-teral a convocar un referéndum en sus propios términos. Quizásdebamos pasar por intentonas, fracasos y empates infinitos parallegar al estadio de la reglamentación razonada.

José María Ruiz Soroa

Lción entendido «a lo bruto», y el tabú de la Constitución comolímite obligado y previo a cualquier consulta de la voluntad ciu-dadana. Y no parece, véase Cataluña, que los actores políticos(todavía) españoles estén (todavía) dispuestos a sacarlo de esenivel pre-racional y llevarlo al terreno discursivo.

Defiendo desde hace tiempo que nuestro sistema constitu-cional es susceptible de desarrollos legislativos que cohonestenel respeto al Estado de Derecho, como marco obligado para cual-quier cambio de la composición nacio-nal de España, con el también obligadorespeto a la voluntad ciudadana mayo-ritaria de determinados territorios quehoy componen España. Lejos del inútillenguaje de los derechos absolutos eilimitados, defiendo la idea de que lofructífero en esta materia es dejarse delos debates de esencias y centrarse enlos debates de reglas: ¿cómo es posi-ble articular un cauce legal y constitu-cional para llevar a cabo una secesión de parte de un Estadodemocrático teniendo en cuenta la voluntad seria, razonada ypersistente de la población de esa parte? Y es que el paradigmade la democracia constitucional actual (lo argumentó el TribunalSupremo canadiense con razones permeables a todo sistema)exige indefectiblemente articular unas reglas para la tramitaciónde este tipo de pretensiones (no «derechos»), unas reglas querespeten todos los principios en juego. No sólo el democrático(evitando además entenderlo torpemente como puro mayorita-rismo), sino también los de respeto al Estado de Derecho, y denegociación abierta de las cuestiones políticas trascendentales.

Dado que la secesión exige indefectiblemente la reforma agra-vada de la C.E., la única forma de regularla es incardinándola enla reforma misma, en concreto, regulando los trámites previosnecesarios para poner en marcha el proceso de reforma, demanera que la Constitución simplemente se complementaría eneste punto. Una tarea de complementación que el legislador or-dinario puede perfectamente cumplir, pues en el constituciona-lismo liberal el texto de la Constitución es un límite negativo a laacción de aquel, no uno taxativo: todo lo no prohibido puede serllevado a cabo por el legislador. Que sólo esté constitucional-mente previsto el referéndum de «todos» los ciudadanos noimplica que esté prohibido el de «parte» si el legislador con com-petencia para ello lo regula así.

Una «Ley sobre los trámites previos para poner en marchauna reforma constitucional que afecte a la integridad del Esta-do» incluiría, muy sucintamente expuesto los pasos siguientes:a) La iniciativa de la secesión, que debería partir de una mayoríacualificada de un parlamento autonómico y ser elevada al Go-

gico «derecho a decidir» o el derecho de autodetermina-

Un modelo…¿imposible?

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¿derecho a decidir?¿derecho a decidir?

«Derecho a decidir»:entre referéndum y reclamación secesionista

Durante los últimos dos años ha tomado cuerpo enCataluña, de forma ciertamente consistente social y polí-ticamente, la reclamación de lo que, siguiendo la esteladel plan Ibarretxe, denominan el «derecho a decidir». Unacierto de marketing político que ha conocido un rotundoéxito. Esa reclamación tiene un doble contenido: la recla-mación de un referéndum en el que la sociedad catalanapueda manifestar su voluntad sobre el estatus políticoque quiere para Cataluña y la capacidad, en ese marco, deoptar por la independencia de Cataluña. De acuerdo conel programa electoral de CiU, el «derecho a decidir» sefundamenta en el derecho de autodeterminación de lospueblos, reconocido en los Pactos internacionales dederechos (1966), dada la condición de Cataluña comonación.

Este es un planteamiento que tiene toda la fuerzadel apoyo social y político que tiene detrás -que enCataluña es amplio y consistente-; pero tiene seriasobjeciones como planteamiento formal, tanto en elámbito del Derecho internacional como de los siste-mas constitucionales de las democracias liberales; y, gus-te o no, este es el ámbito en el que estamos obligados amovernos. Quien defienda ámbitos alternativos deberáaceptar que confía la viabilidad de su visión de las cosas altriunfo de esa alternativa en el entorno geopolítico euro-peo.

El planteamiento de estas cuestiones, y la respues-ta que deba dárseles desde un sistema democráticovienen facilitadas de forma importante por el desarro-llo de dos procesos históricos; el proceso vivido enCanadá sobre la pretensión secesionista de Quebec yel que se está desarrollando en estos momentos en el

Reino Unido (RU) en torno al referéndum sobre la in-dependencia de Escocia previsto para el 18 de sep-tiembre de este año.

Reclamación secesionista,sociedad internacional y sistema democrático

Una construcción del derecho de autodeterminaciónen los términos defendidos por CiU no es sostenible ni enel ámbito del Derecho internacional ni en los sistemasconstitucionales de las democracias liberales, incluidas lasdemocracias federales. La construcción del derecho a lalibre determinación en el Derecho internacional tiene unasólida construcción. Como derecho a la creación de unEstado independiente, la comunidad internacional soloreconoce ese derecho en las situaciones de dominacióncolonial y está vinculado al proceso descolonizador poste-rior a la segunda guerra mundial. No hay más que analizarlas tres normas interpretativas clave: Declaración 1514(XV) sobre la concesión de la independencia a los países ypueblos coloniales (14.12.1960), Declaración 2625 (XXV),conocida como friendlyrelations (24.10.1970), y Declara-ción de Viena y Programa de Acción,aprobados en la Con-ferencia Mundial sobre Derechos Humanos de la ONU(25.06.1993). En estos dos últimos documentos se incluyóla conocida como savingclauseo cláusula de salvaguardia,que abrió la vía a lo que se conoce como la remedialsecession(o secesión como remedio), en la que podemossituar -a pesar de que es un tema poco pacífico entre losestudiosos del derecho internacional- el caso especial deKosovo. Este es un supuesto extremo, en el que se pro-ducen graves violaciones de los derechos humanos, dis-criminación política de una comunidad y vulneración deltrato de igualdad en la participación política frente a lacomunidad mayoritaria.

Reclamaciones secesionistasy sistema democrático:

Reclamaciones secesionistasy sistema democrático:

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AlbertoLópez

Basaguren

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Tampoco los sistemas democráticos, en el ámbitoconstitucional, acogen un derecho a la secesión en el sen-tido reclamado en Cataluña; ni tan siquiera en las demo-cracias federales.

El Tribunal Supremo (TS) de Canadá reconstruyó unay otra cuestión en el sentido que se indica en el Dictamen(Reference/Renvoi) sobre la secesión de Quebec, de agos-to de 1998; una reconstrucción que es pacíficamente asu-mida en los respectivos ámbitos académicos.

El paradigma constitucional clásico en los sistemasfederales ha venido representado por la guerra civil nor-teamericana (1861-65), en oposición, precisamente, a lapretensión secesionista de los Estados del sur. El Tribu-nal Supremo norteamericano lo acuñó solemnemente enel asunto Texas v. White (1869), en el que se discutíasobre la validez de los bonos emitidos por el gobiernosecesionista de Texas para financiar la guerra. Y aunqueeste paradigma clásico está conociendo una significativaevolución, sigue asentándose sobre la misma base de lainexistencia de un derecho interno a la secesión, comopondrá de relieve el TS de Canadá en el Dictamen citado.

Frente a lo que se suele oír, por tanto, el rechazo de lasecesión no es una singularidad de la Constitución espa-ñola, como consecuencia de la existencia del reiterativoartículo 2, sino un principio básico general de todos lossistemas constitucionales democráticos. Otras Constitu-ciones de nuestro entorno (Francia, Italia, Portugal) inclu-yen cláusulas de indivisibilidad. Pero lo significativo esque en las que no la incluyen se considera que es un prin-cipio consustancial al sistema constitucional. Es la ideaque -según Gore Vidal- expresó A. Lincoln al señalar -frente a la pretensión sudista de que era un derecho im-plícito- que nada tan trascendental podía no ser estable-cido expresamente en la Constitución. Y es la idea queacoge también el TS de Canadá al establecer que la sece-sión solo será posible legalmente si, a través de la refor-ma de la Constitución, se prevé de forma expresa.

Pero, en los sistemas democráticos, los tiempos noson los que llevaron a la guerra civil norte-americana.Estaes la aportación más importante del TS de Canadá. Si unacomunidad muestra su voluntad secesionista, el sistemademocrático está obligado a negociar, porque la Constitu-ción no puede ser una «camisa de fuerza» (straitjacket).La confluencia entre principio democrático, principio delegalidad y principio federal obliga a los actores políticos anegociar la viabilidad de una reforma constitucional quepermita, en su caso, la secesión del territorio. Una refor-ma que debe hacerse respetando la legalidad y que -es-

pecialmente en un sistema fe-deral- exige la confluencia dedistintas voluntades políticas.Porque, la pretensión de identi-ficar el principio democráticocon la voluntad de la ciudadaníade un determinado territorio -que se defendía en Quebec ytambién en Cataluña por los na-cionalistas- y de que esa volun-tad no puede ser frenada demo-cráticamente, supone, segúnese tribunal, no entender el sig-

«Se ha puesto de manifiesto en Quebec, en donde el referéndum puso de manifiesto no solo la dificultad deobtener una mayoría clara a favor de la secesión, sino, incluso, dada la distribución territorial del voto, la difícilviabilidad territorial de un Quebec independiente. Problemas que llevaron al independentismo a una importante

crisis que ha puesto en trance de desaparecer al Parti québécois en las recientes elecciones provinciales.»

nificado de la democracia constitucional en un sistemafederal.

No hay que olvidar que la afirmación del TS de Cana-dá se realiza tras dos fracasos consecutivos de intentosde reforma constitucional para lograr el acomodo consti-tucional de Quebec: Acuerdos del Lago Meech (1987) yde Charlottetown (1992); y que alerta sobre la compleji-dad de esa negociación. Frente a lo que suelen suponerlos promotores de la independencia, el TS advierte nosolo que debe lograrse la confluencia de voluntades polí-ticas que exige la reforma, sino que la negociación no esun proceso simple «sobre la logística de la secesión», puesen los detalles habrá grandes dificultades («thedevilwouldbe in thedetails»). En esa negociación estará en juego lalegitimidad democrática de cada actor político, en la me-dida en que, en su actuación, respondan mejor o peor alos principios que subyacen al sistema constitucional de-mocrático. Pero el margen para la política es extraordina-riamente amplio. Margen que dependerá, igualmente, dela comunidad internacional.

La cuestión del referéndumLa negativa a afrontar la cuestión legal de la celebra-

ción de un referéndum es el problema más difícil al quese enfrenta el sistema político español. Es cierto que laConstitución recela del referéndum; y que, a la luz de lahistoria de las democracias, no faltaban razones para ello.Pero en cuestiones determinantes el referéndum puedeser difícilmente eludible. Y en situaciones extremas elu-dirlo no impedirá que la voluntad mayoritaria acabe ex-presándose políticamente. Los acontecimientos en otrasdemocracias de nuestro entorno hacen de ésta una cuestiónineludible. Pero no es aceptable que frente a la consistenciade los argumentos que ponen en entredicho que un referén-dum como el pretendido por las instituciones catalanas

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sea posible en la legalidad vigente se responda, como seha hecho desde la Generalitat, que hay cinco vías parahacerlo legalmente. Especialmente, cuando -salvo, obvia-mente, la reforma constitucional- chocan con la doctrinaexpresada por el Tribunal Constitucional (TC) tanto en laSentencia sobre la ley vasca de la consulta como sobre lareforma del Estatuto de Cataluña.

Hay que afrontar, necesariamente, el debate sobre laconveniencia política democrática de hacer posible un re-feréndum como el pretendido; pero hay que debatir se-riamente sobre la forma, en su caso, de modificar la lega-lidad para insertarlo en nuestro sistema.

Porque la cuestión fundamental, como han puesto demanifiesto los procesos vividos en Canadá (Quebec) y RU(Escocia) es la de determinar las exigencias para que elreferéndum sea fair: limpio, imparcial, fiable, y no instru-mentalizado en forma plebiscitaria. Y la de determinar lascondiciones de validez. Esa mayoría clara en sentido cua-litativo (a ‘clear’ majority as a qualitativeevaluation), enrespuesta a una pregunta clara a que se refiere el TS deCanadá.

Negarse a este debate y a la posibilidad de hacer po-sible este tipo de referéndums, en esas condiciones, esun mal camino, en el que la legitimidad democrática delsistema quedará en entredicho, cuando menos, en muyamplios sectores de la sociedad catalana. Solo el abando-no de este terreno de debate democrático permite quetome cuerpo una pregunta como la pactada en Cataluña,consistente en dos preguntas en las que un mismo térmi-no (Estado) tiene diferente significado en cada una de ellas.

La reforma del sistema autonómico:eludir el callejón sin salida

Un proceso secesionista en una sociedad desarrolla-da y, por tanto, compleja, en la que la autonomía política

está ampliamente reconocida y en la que los signos deidentidad diferenciada (lengua u otros) están ampliamen-te protegidos y reconocidos, resulta extraordinariamentecomplicado.

Se ha puesto de manifiesto en Quebec, en donde elreferéndum puso de manifiesto no solo la dificultad deobtener una mayoría clara a favor de la secesión, sino,incluso, dada la distribución territorial del voto, la difícilviabilidad territorial de un Quebec independiente. Proble-mas que llevaron al independentismo a una importantecrisis que ha puesto en trance de desaparecer al Partiqué-bécois en las recientes elecciones provinciales. El debateen el RU acerca de las consecuencias de la independenciade Escocia (divisa -libra esterlina-, deuda, permanenciaen la UE), además de los problemas territoriales que sepodrían plantear (manifiesto de las islas exteriores -Outer-Hebrides, Orkney, Shetland- por un estatus propio fuerade una Escocia independiente: OurIslands, ourFuture) ofre-ce un horizonte similar. Aún manifestándose de formaclaramente mayoritaria una clara voluntad secesionista,el proceso de negociación parece estar abocado, casi irre-mediablemente, a un callejón sin salida. Especialmente,en Europa, en el que la integración supranacional es de-terminante, al menos en la actualidad, para la viabilidadde un nuevo Estado de este tipo.

En esas condiciones parece que la alternativa más sen-sata y razonable es la de la reforma del sistema autonó-mico. La profundización de la autonomía política es, pre-cisamente, la opción que las instituciones europeas (elConsejo de Europa, en este caso) proponen recorrer parasatisfacer esas demandas sin poner en riesgo la estabili-dad del continente. Porque el principio de las nacionalida-des llevó al desastre.

Alberto López Basaguren.Catedrático de Derecho Constitucional en la UPV-EHU

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La soledad de dos en compañía: CLa soledad de dos en compañía: Cn los ambientes académicos, tanto en España comofuera de ella, viene siendo común el comentario acer-ca de lo disparatado de la reciente ofensiva historio-E

gráfica del nacionalismo catalán, encarnada sobre todoen esa performance que fue el simposio Espanya contraCatalunya: una mirada històrica (1714-2014). Que tenía estecarácter dramático lo demostró su presentación a cargodel director del Centre d’Història Contemporània de Cata-lunya, Jaume Sobrequés. Dijo entonces que el título delsimposio respondía a una «realidad objetiva e indiscuti-ble… que no se discute», aportando por toda evidenciapara ello la propia celebración de esa performance que,indudablemente, logró su propósito que no era otro sinotrasladar al escenario, con el adecuado envoltorio científi-co, un debate político.

Un escenario de ese tipo resulta esencial para alimen-tar una querella que es mucho más nacionalista que na-cional. Por ello, lo importante del simposio promovido porla Generalitat de Cataluña era el título, lo que Sobrequés,obviamente, consideró «incuestionable» e «innegociable».A pesar del estupor académico, puede sorprender que nohaya habido una respuesta desde el análisis histórico ni aeste ni a otros despropósitos historiográficos alimenta-dos en Cataluña. No la ha habido, entre otras razones,porque tampoco se esperaba. En un debate nacionalista,como éste, la respuesta que se espera es la que se pro-duce en esa misma clave, es decir, la que apele tambiénal carácter «indiscutible» e «innegociable» de la españoli-dad de Cataluña. Las contestaciones que llegan desde lahistoriografía simplemente no importan y se pueden des-calificar sin más, así provengan de voces tan autorizadascomo la de John Elliot. Más aún, pueden incluso tergiver-sarse al punto de hacerles decir lo que jamás dijeron, comofue el caso del historiador portugués Pedro Cardim, quienhubo de rectificar en el periódico «Público» unas declara-ciones suyas sobre la separación portuguesa de 1640 quela revista catalana Sàpiens presentaba como aval científi-co de la Espanya contra Catalunya. Es la misma lógicaque domina el adorno discursivo del nacionalismo cata-lán: no importa la historia, importa el ser.

«Egoera hau, katalanismoaren aldaera esentzialistena berehala oso erososentitzen dena ere bada: nazionalismoak beti gehiago maite izan du izatea eta

federalismoak, egotea. Berriz ere izatearekin bueltaka, egotea alboratuaizan da eta berarekin batera historia zibila, eztabaida politikorako bali duena.»

Lo que sí puede te-ner interés, a mi juicio,es observar este cons-tructo discursivo nacio-nalista catalán desde elpunto de vista historio-gráfico, es decir, comoobjeto de estudio. Lareciente renuncia deJuan Carlos I a la coro-na española ha venidoa reforzar la sensaciónde que en España es-tamos ante un final delciclo político inaugura-do en 1978 cuyos sig-nos más relevantes, sinduda, son el agota-miento constitucional yla crisis del sistema departidos. Lo primero sepuso de manifiestoprincipalmente en Ca-taluña con la crisis de la reforma estatutaria (2006-2010)y lo segundo con la sucesión imparable de casos decorrupción que han llevado a un serio cuestionamientoelectoral del sistema de partidos nacido al final de ladictadura. Podrían añadirse otros signos, como la in-tervención del modelo mediático y el surgimiento deuna prensa digital alternativa y, por supuesto, la crisisinapelable del modelo de crecimiento económico y desus consecuencias sociales, incluidas nuevas formasde movilización.

Es en esta España que presenta rasgos de crisis desistema que la querella catalana se ha encauzado deci-didamente por la vía nacionalista dejando de lado laperspectiva de la nación. Es una acusada querencia dela España post-imperial que tiende a tratar las identida-des mucho más desde posturas nacionalistas y esencia-listas que nacionales y ciudadanas. No casualmente es en

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José M.PortilloValdés

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ía: Cataluña y Españaía: Cataluña y Españala España que tieneque pensarse comonación a secas, sin im-perio, en las décadasprimeras del siglo XX,donde estos usos po-líticos de la historia tie-nen su estreno. Unbuen ejemplo puedeverse en el encuentroentre el texto que An-toni Rovira i Virgili pu-blicó en 1917 para ex-plicar a los «españolescastellanos» los princi-pios del nacionalismocatalán (El nacionalis-mo catalán) y la res-puesta del historiadorRafael Altamira (enPsicología del puebloespañol). Rovira utili-za un lenguaje senti-

la desconcertante conferencia inaugural del simposioantes mencionado, a cargo de Josep Fontana, ha que-dado también sin respuesta historiográfica: no la pue-de haber porque los términos del debate están ya si-tuados en el plano del ser, donde la historia solamentepuede confirmar pero no inquietar el discurso.

Un texto del propio Antoni Rovira, pero escrito en uncontexto radicalmente distinto, en 1931, puede servir demuestra de las posibilidades de un planteamiento diver-so, basado en el estar y no en el ser (Catalunya i la Repú-blica). Desde que el pacto de San Sebastián y la procla-mación de la república en España abrieron de nuevo elcampo a las posibilidades de un debate político sobre laforma de estar, el lenguaje y, consecuentemente, el plan-teamiento cambiaron. Rovira prescinde entonces del len-guaje amoroso y sentimental y se centra en un discursomás historiográfico sobre el republicanismo catalán y susposibilidades de desenvolvimiento en una España fede-ral. No se trataba entonces tanto de pugnar por el ser deCataluña cuanto de explorar las posibilidades del estar,de la manera de encontrar acomodo en un espacio políti-co español que se abría también a la discusión sobre losmodos de estar.

Es una situación que se repitió durante la Transicióncon epicentro en el amplio proceso constituyente que lle-va desde 1977 hasta 1983 con los últimos estatutos deautonomía (a excepción de los de Ceuta y Melilla, 1995).Fue aquel momento también más del estar que del ser,sobre todo para Cataluña, y momento, no casualmente,de un florecimiento historiográfico muy notable. Da la sen-sación de que ese escenario se agota durante la crisisestatutaria que remata la sentencia 31/2010 del TribunalConstitucional señalando precisamente el límite en la in-terpretación federal de la constitución de 1978. Es unasituación –no lo olvidemos– que provoca una reivindica-ción del ser de España que la derecha española no quisodejar a la regulación democrática (dos votaciones parla-mentarias, en Cataluña y España, y un referéndum, ni másni menos).

Es también un escenario en el que la versión más esen-cialista del catalanismo se empieza pronto a mover comopez en el agua: al nacionalismo siempre le gustó más elser y al federalismo el estar. A vueltas con el ser de nuevo,el estar ha quedado relegado y con el la historia civil, la quetiene utilidad para el debate político.

José M. Portillo ValdésProfesor de Historia Contenporanea en la UPV-EHU

mental y amoroso para transmitir la esencia del posicio-namiento nacionalista catalán: España intenta «imponerel amor obligatorio»; los «sentimientos de los catalanes»les llevan no al «odio» pero tampoco a «amar» a España;«el dolor de muchos catalanes es no poder amar estaEspaña triste». Altamira, por su parte, entendió perfecta-mente el mensaje y lo reprodujo con el mismo lenguajeseñalando que lo relevante del debate no era siquiera laindependencia o el federalismo «sino, vuelvo a decirlo, eldesamor al resto de la tierra española…». En estas posi-ciones es sintomática la conclusión a la que llegaba elpropio Rovira después de haber dedicado cientos de pá-ginas a explicar las razones historiográficas del naciona-lismo catalán: «Desde el punto de vista político, no setrata ya de una cuestión de doctrina, ni de historia, sinode un hecho.»

Efectivamente, planteada la cuestión en el plano del«separatismo espiritual» que decía Altamira, la histo-ria podía adornar pero no debatirse. La historia, dichode otro modo, deja de ser relevante para el debate enel momento en que éste se centra en el ser y no en elestar. Algo similar ocurre en la actual querella nacionalis-ta. Al colocar la historia junto a la nación en un limbointocable, deja de tener sentido entrar en un debate pro-piamente historiográfico. Este es el motivo por el que

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El huevo bael nacionalismo y

'Identidad’ es una palabra peligrosa.Ninguno de sus usos contemporáneos es respetable.

Tony Judt

Lo que permanece invariable en el nacionalista es supropio estado mental: el objeto de sus sentimientoses intercambiable y puede ser imaginario.

Orwell

a Tercera Vía pretendió obviar las diferencias entre iz-quierda y derecha ensamblando socialismo democráti-

Me he referido antes a la cuestión del marco. La movi-lización colectiva requiere identificar el ‘nosotros’ de refe-rencia. El nosotros de la emancipación se inscribe, utilizan-do el esquema topológico de Dahrendorf, en la vertical dela estratificación y busca la igualdad; el de la identidad en elhorizontal de la etnia y busca la homogeneidad en la afir-mación de los hechos diferenciales, del Sonderweg, de lopropio, un determinante del tronco semántico de la propie-dad y de la exclusión. Seguramente una de las razones parael desvarío de la izquierda tiene que ver con la polisemiadel término pueblo, que designa tanto a la mayoría (frentea la élite), como a la etnia; el pueblo trabajador en el primercaso, el pueblo elegido (oprimido, agraviado, no reconoci-do), en el segundo. Milosevic jugó en este cambio de agu-jas; como el nacionalismo radical vasco desde hace tiempoy una parte de la izquierda catalana canónica y alternativahoy, con expresiones como «el inmigrantado se nos va echarencima» en frase de un destacado prohombre de la auto-denominada izquierda abertzale durante la tensa espera enel secuestro de Miguel Ángel Blanco.

Lo que permanece invariable en el nacionalista es supropio estado mental: el objeto de sus sentimientoses intercambiable y puede ser imaginario.

Orwell

Lcarriló y la socialdemocracia con él. Sabemos dónde an-dan hoy los Blair, Schröder y compañía, y sabemos cómoestamos y cómo está el Estado de bienestar. El desastreno es una excepción: ocurre siempre que una organiza-ción quiere combatir en un espacio conceptual –un mar-co, en términos técnicos– deudor de principios y valo-res ajenos. Si pensamos en un elefante, para decirlocon G. Lakoff, no podemos defender un programa pro-gresista. Traslademos la plantilla. En su primer viaje aSebastopol V. Putin ha pedido «el restablecimiento dela justicia histórica y el derecho a la autodetermina-ción». Un año antes de la caída del Muro Milosevicdeclaraba al semanario Nin: «El nacionalismo es unhuevo bastardo que se ha colocado en el nido de laclase obrera». Del enemigo el consejo: Milosevic des-truyó Yugoslavia y el socialismo en nombre de la Yugos-lavia socialista y lo hizo asumiendo el programa étnico dela Gran Serbia, vehiculado por las brumas míticas de unrelato de Kosovo regurgitado en un sexto centenario quereconocemos en la épica del Tricentenari y las cenizas delBorn.

La vía neoliberal del dinero y del Consenso de Was-hington destruyó a la socialdemocracia y algo más que aella; la confusión entre emancipación e identidad siguehaciendo estragos en la izquierda. La nación es el ídolomoderno de la identidad política, como antes lo fueron lareligión o la raza. Es una creencia supersticiosa como loes la mercatolatría neoliberal. Es verdad que histórica-mente la emancipación ha podido cabalgar a lomos de lanación y que cabe distinguir modalidades del nacionalis-mo, digamos la cívica o constitucional y la étnica o exclu-yente. Pero se trata de una división escolástica: cuando lacrisis ha dejado sentir sus efectos el liberalismo modera-do ha sido englutido por el neoliberalismo depredador;cuando se calienta el ecosistema político, el nacionalismoétnico devora al cívico, como bien han señalado Connor yHardin entre muchos otros (no viene mal tampoco unavuelta por Neither right nor left, de Zeev Sternhell o larecopilación The fall of communism and the rise of natio-nalism, de donde procede la cita inicial de Maryniak). Elfervor transversalista del catalanismo nos hace recordarlas proclamas de l’Union Sacrée que desangraron Eu-ropa hace un siglo. Pensando en el papel desencade-nante que jugó el secesionismo serbio nos recuerda A.Buchanan –autor de Secession: The morality of politicaldivorce–, en un volumen colectivo titulado The moralityof nationalism, que los «movimientos secesionistas tien-den a producir más violencia que la que pueden consumiren su propio espacio interno». Podemos sustituir violen-cia por perjuicios para generalizar.

co y liberalismo. Sabemos que el experimento des-

'Identidad’ es una palabra peligrosa.Ninguno de sus usos contemporáneos es respetable.

Tony Judt

El huevo bael nacionalismo y

Martín Alonso

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vo bastardo:mo y la izquierda

LA NACIÓN. Los argumentos que invocan las políticas dequerencia identitaria se inscriben en dos registros princi-pales, el de la nación y el de la democracia, que camina-ron juntos en los primeros compases del nacionalismopero mantienen una relación complicada desde hace unsiglo. El primero establece que la nación es la unidad delealtad colectiva que regula la cohesión social; el principiode autodeterminación y esa versión autóctona del ‘dere-cho a decidir’ son ectoplasmas de este argumento queresidencia la legitimidad en la pertenencia nacional. No esfácil afrontar la cuestión del nacionalismo en unas pocaslíneas pero en las coordenadas espaciotemporales desdelas que escribo me parece justificada la aprensión para

asumir esta gramática desde premisas emancipatorias.(Por si acaso, remito a los análisis que llevan haciendodesde hace tiempo Javier Villanueva o Eugenio del Río,desde la izquierda. Para una visión más académica el siem-pre lúcido Fred Halliday en las veinte páginas dedicadasa «The perils of community: reason and unreason innationalist ideology», en Nations and Nationalism, abril2000: 153-172). De todas maneras la formulación deJonathan Glover (en The morality of nationalism) meparece resumir lo sustancial: las naciones deben sertratadas como medios no como fines. Este principiovale para cualesquiera de las categorías de adscripciónidentitaria. La perversión del socialismo real descansó enla hipostatización idealista del proletariado (la clase) quecuajó en el Gulag, vía lo que Orwell caracterizó como neo-lengua y la revisión del marxismo como socialismo en unsolo país.

LA DEMOCRACIA COMO REGLA DE LA MAYORÍA. La iz-quierda prefiere el segundo argumento, el democrático,asimilado en ocasiones a la dimensión cuantitativa. Perola mayoría no es un criterio absoluto. El principio demo-crático debe verse avalado por el respeto a la ley, por uncriterio cualitativo. Hay un par de cuestiones anexas quese refieren a cuánto de mayoritarias son las supuestasmayorías y qué medios se han desplegado para configu-rarlas. Escuchemos a Pierre Vilar en Pensar históricamen-te: «Cuando decimos ‘pueblo’ estamos, de hecho, sugi-riendo una simpatía por la gran mayoría. Pero ¿cómo ycuándo puede expresarse la gran mayoría? ¿A través delas mayorías electorales? Sabemos que cambian y queson capaces de elegir a un Hitler. Por ello me inquieta laexpresión ‘el derecho del pueblo a disponer de sí mismo’,a la autodeterminación: ¿bajo qué forma y dentro de quélímites un pueblo puede ser consultado?». (Vilar sucum-bió en ocasiones al canto de las sirenas olvidando adver-tencias como las de Notas sobre el nacionalismo del au-tor de Homenaje a Cataluña). El rizo del rizo de esteargumento consiste en atribuir sin más especificacionesa la mayoría legitimidad normativa, como cuando los co-rruptos o los exterroristas elegidos por los votos popula-res se declaran absueltos de sus delitos. Jonan Fernán-dez, el cerebro del ‘tercer espacio’ y hoy responsable dela Secretaría General para la Paz y la Convivencia titulóuno de sus primeros escritos (1997), «La ética del podernormativo de los hechos», antes de patentar, como ase-

«Seguramente una de las razones para el desvarío de la izquierda tiene que ver con la polisemiadel término pueblo, que designa tanto a la mayoría (frente a la élite), como a la etnia; el pueblo

trabajador en el primer caso, el pueblo elegido (oprimido, agraviado, no reconocido),en el segundo. Milosevic jugó en este cambio de agujas; como el nacionalismo radical vasco

desde hace tiempo y una parte de la izquierda catalana canónica y alternativa hoy.»

Lo admirable es que siemprese puede justificar todo.

Edgar Morin

Como señalara Henri Bergson refiriéndose a lapráctica religiosa, el espectáculo del nacionalismo

supone con harta frecuencia un enigmay una humillación para la inteligencia humana.

Irena Maryniak

...

Lo admirable es que siemprese puede justificar todo.

Edgar Morin

Como señalara Henri Bergson refiriéndose a lapráctica religiosa, el espectáculo del nacionalismo

supone con harta frecuencia un enigmay una humillación para la inteligencia humana.

Irena Maryniak

vo bastardo:mo y la izquierda

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sor del soberanista Ibarretxe, el derecho social a la con-sulta. La absolutización del criterio de las mayorías sedesentiende de las cuestiones de valor y así vemos quedesde quienes invocan una trayectoria antifranquista seaplaude al Mas soberanista (y responsable de una muyactiva política de recortes sociales) y se critica (algunos) aRaimon por falta de devoción independentista. No es unacuestión baladí y como señala Giovanni Sartori (voz ‘De-mocrazia’, de la Enciclopedia delle scienze sociali) «paratodo el Medioevo y el Renacimiento la maior pars debíamantenerse unida siempre a la melior pars, a la partemejor». Sólo este criterio modulador impide procesoscomo la apoteosis democrática de un dictador y la san-ción plebiscitaria de decisiones como la pena de muerte ola expulsión de inmigrantes.

Está por último un problema práctico, el de la unidadde referencia para la determinación de la mayoría, un pro-blema que si no se balancea opera como una espada deDamocles sobre cualquier cuerpo político.

PRESCRIPTIVIDAD DEL MARCO IDENTITARIO. Hay un ter-cer registro, más difuso, que trata de encuadernar la lu-cha por los derechos sociales en tapas identitarias. Tene-mos un buen (o mal) ejemplo en «Sobre el derecho adecidir» –un texto de Jordi Borja, presidente del Obser-vatorio DESC (Derechos económicos, sociales y cultura-les) de Barcelona y exmiembro del Comité Central delPSUC y del PCE–, presentado en un acto de la FundaciónNous Horizons y publicado luego en Viento Sur (9 de mayo)y en Sin Permiso (que luego lo eliminó). El texto de Borjapermite atisbar dos sesgos: el escoramiento hacia la on-tología idealista y el recurso a la historia. (Muchos histo-

riadores, entre ellos algunos historiadoresexizquierdistas, y algunos excomunistas es-tán jugando un papel no desdeñable en losavatares del ‘proceso’ (variante catalanista del‘conflicto’). Esta querencia por el ‘futuro pa-sado’, según el rótulo de Koselleck, expresaun rasgo definitorio de los males del presen-te que señala Enzo Traverso en L’histoirecomme champ de bataille: el eclipse de lasutopías reformadoras y el sucedáneo melan-cólico de la vuelta a las brumas de un pasadoretroproyectado.

La asunción del marco identitario por laizquierda es un ejercicio de sadomasoquis-mo. Es autodestructivo por cuanto suponecontender en un terreno adverso. Como se-ñalaron los formalistas rusos y confirma lapsicología cognitiva el marco impone su pro-pia jurisdicción. (Pruébese a localizar la pala-bra fraternidad o solidaridad en esta gramáti-ca). Algunas de las piezas de este marco

bastardo y adverso son: 1/ esencialismo; 2/ organicismo;3/ primordialismo; 4/ ontología idealista asentada en unahistoria mitificada que trastoca la agenda postergando lascuestiones sociales –véase cómo las luchas ciudadanashan sido abducidas por la marea báltica en Cataluña ycómo vienen siéndolo en el País Vasco por teratomorfoscomo los sindicatos soberanistas o el pacifismo étnico–; 5/ asunción de la superstición del destino robado comoútil para convertir un supuesto revés histórico –1389para Serbia, 1714 para el catalanismo, etc.– en funda-mento de derecho; y 6/ obsturación epistemológica queda cuenta de la incapacidad de aceptar ciertos hechosfehacientes, como apunta Orwell. Por limitarme al ba-lance, véase qué ha sido del laborismo israelí enreda-do en el galimatías del Gran Israel, de la izquierda exyu-goslava, de la IU de Madrazo incorporada (como elElkarri del ‘tercer espacio’) al bloque de Lizarra, o lasangría interminable del PSC; por no hablar del pacifis-mo de entreguerras. No todo lo posible es deseable –ni conveniente–. En nuestras coordenadas geopolíticasla izquierda tiene tanto que ganar en el tablero de la iden-tidad como la socialdemocracia en el del fundamentalis-mo del mercado. Pero más allá de consideraciones prag-máticas la movilización sobre criterios identitarios equivalea jugar con fuego, a oficiar de aprendiz de brujo. Y pues-to que tanto se acude a la legitimación histórica, con-vendría tener en cuenta que el Estado-nación no esuna invariante de la historia europea, ni por el principioni, presumiblemente, por el final. Ciertamente, hayformulaciones en estas páginas que necesitarían unaargumentación más extensa para ser dotadas de ma-yor rigor.

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De libros para el dossierDe libros para el dossierEl caminant davant del congost.

Jordi Pujol. Edicions Proa, Barcelona, 2012 La versión traducida al castellano: El caminante frente aldesfiladero. Ebook de la Editorial Destino, Barna, 2012.

Jordi Pujol desgrana vivencias y reflexiones al hilo de su larga andadura política iniciada en lamitad del siglo pasado: desde su compromiso con los pactos de la Transición y su satisfacción yeuforia posterior por los logros conseguidos y nunca antes alcanzados por el catalanismo hastasu decepción de España tras perder la confianza de que «al otro lado» haya realmente voluntadde solucionar las cosas. Su aval a la independencia, dado por quien reconoce que ha sido anti-independentista durante sesenta años, es el broche final.

Anatomía de un desencuentro.Germà Bel. Editorial Destino. Barcelona, 2013.

Versión en catalán: Anatomia d´un desengany. Editorial Destino. Barcelona, 2013Germà Bel –catedrático de economía, antaño diputado del Congreso por el PSC y miembro de

este partido– trata de demostrar que la mayoría de españoles desean un Estado uninacional,«porque otro tipo de estructura les produce una sensación de pérdida de control e inseguridad»,mientras que la mayoría de catalanes «prefieren un Estado propio a una España uninacional». Yesa es su explicación de por qué ha crecido tanto en los últimos años el apoyo a la independencia, queno es coyuntural y ha venido para quedarse. «Ha fallado la voz y la salida se ha convertido en el últimorecurso».

Cuándo se jodió lo nuestro.Arturo San Agustín. Editorial Península. Barcelona, 2014.

«¿Cuándo se jodió el Perú?», se pregunta Mario Vargas Llosa en Conversación en la Catedral.Y esa misma duda, reconvertida en interrogante sobre la relación entre Cataluña y España, seplantea en este libro a empresarios, políticos, sociólogos, notarios, ex presidentes de la Genera-litat, expertos en rumores, abades y periodistas, cuyas respuestas se mueven entre el voluntaris-mo, la expectativa, la confusión y la zozobra, según los casos. El autor –un periodista de pluma libre,atrevida y escéptica– traza un retrato plural y ameno de la realidad política catalana y también espa-ñola.

Informe sobre España. Repensar el Estado o destruirlo.Santiago Muñoz Machado. Editorial Crítica. Barcelona, 2012.

España vive actualmente una crisis de todas las instituciones constitucionales que será másduradera y difícil de resolver que la crisis económica, dice el autor en este libro. Además dedesbrozar las razones del mal funcionamiento del Estado, el autor analiza todas las opciones posi-bles de su reforma: desde el retorno al centralismo hasta la sustitución del modelo actual por unEstado federal, y concluye con una reflexión final para «inmovilistas, reformistas y separatistas».

Estado autonómico y reforma federal.Eliseo Aja. Alianza Editorial. Madrid, 2014.

Tercera reescritura de una obra, ya clásica, tras la primera publicada en 1998. Por sus páginasdesfilan de manera sistemática, detallada y ecuánime los problemas del Estado autonómico: ladefinición y distribución de las competencias, la financiación de las Comunidades Autónomas, lasrelaciones de las Comunidades Autónomas entre sí con el Estado y con la Unión Europea, elSenado, los hechos diferenciales y su asimetría… Y también sus propuestas realistas de reformafederal.

La secesión de España. Bases para un debate desde el País Vasco.Joseba Arregi Aramburu, Luis Castells Arteche, Alberto López Basaguren, Matías Múgica,

José V. Rodríguez Mora, Bárbara Ruiz Balzola y José Mª Ruiz Soroa. Editorial Tecnos. Madrid, 2014.Los estudios recogidos en este volumen versan sobre el tratamiento democrático de las tensio-

nes secesionistas (su regulación aquí y ahora en el estado español, el nuevo paradigma canadiense alrespecto, el caso de los territorios escindidos de Estados miembros de la Unión Europea que quieren perma-necer en ella), sus antecedentes en la Doctrina Wilson, la relación Euskadi-España desde una perspectivahistórica y las consecuencias comerciales y lingüísticas de una independencia del País Vasco.

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01. Cualquier mirada o análisis sobre Venezuela debe to-mar en cuenta la naturaleza de su principal actividad econó-mica desde el año 1914: La extracción y exportación derecursos minerales, especialmente petróleo, al mercadointernacional. Actualmente el país posee las mayores re-servas de hidrocarburos y gas de América Latina y la com-pañía estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) es la cuartaempresa energética en importancia a nivel mundial y la pri-mera en la región latinoamericana.

02. El petróleo no solamente ha sido el sustento de laeconomía venezolana sino que ha modelado las formas dehacer política y de relaciones entre la gente en su territorio.La existencia de un recurso bajo tierra, que sin esfuerzo nivalor agregado proporciona amplios beneficios a la nación,ha creado una cultura de dependencia de la renta petroleracuyas consecuencias negativas han motivado a intelectua-les del país a calificar este recurso como «el excrementodel diablo». Desde 1945 todos los proyectos de gobernabi-lidad dentro del país se han basado en la apropiación y usode sus ganancias.

03. Desde 1936, cuando el escritor Arturo Uslar Pietri ideóla frase «sembrar el petróleo», ha existido un intenso de-bate sobre la utilización de las ganancias de la exportaciónde petróleo como motor del modelo de desarrollo y progre-so para la nación, así como en la ejecución de políticas re-distributivas de la renta petrolera entre las mayorías. Losextremos de este debate son el propio Uslar Pietri, de unlado, y Juan Pablo Pérez Alfonso, del otro. El primero sos-tenía la conveniencia de mantener y ampliar las relacionescon el capital extranjero para utilizar las ganancias en unalabor de modernización acelerada del país, en base a unesquema de beneficios mutuos. Por su parte, Pérez Alfon-so desde 1945 promovía el control del Estado nacional delproceso para que Venezuela concurriera de manera directae independiente al mercado internacional prescindiendo delos intermediarios.

04. Salvo el período que va desde 1994 a 1998, conocidocomo el de la «apertura petrolera» antes y después enVenezuela ha existido un amplio consenso sobre la necesi-dad y el valor geoestratégico del control del Estado de laindustria energética del país. En 1975 se estatizó la activi-dad petrolera mediante un decreto de nacionalización, crean-do la estatal PDVSA. A partir de 1995 las compañías trans-nacionales vuelven para ejecutar los llamados conveniosoperativos, realizando actividades de outsourcing para PD-VSA. Desde marzo del año 2006 estos convenios migrarona la figura de «empresas mixtas», con el que empresascomo Repsol, Chevron y ENI se hacen socias del Estadovenezolano, por contratos de duración entre 20 y 40 años,conservando este la mayoría accionaria.

05. Las ganancias de la economía extractivista, entre otrasrazones permitieron que Venezuela, a partir de 1958, ex-perimentara un período democrático ininterrumpido que enla época contrastaba con las dictaduras militares y las gue-rras civiles padecidas por buena parte de los países latinoa-mericanos. Los dos partidos que se alternaron en el podera partir de esa fecha, Acción Democrática (socialdemócra-ta) y Copei (socialcristiano), aprovecharon los ciclos de al-tos precios petroleros para redistribuir un porcentaje de lariqueza petrolera entre amplios sectores de la población,disminuyendo así el margen de actuación de la izquierda. Elproceso de reforma agraria, estímulo al pleno empleo, laconcesión de diferentes derechos civiles y la aplicación depolíticas de inclusión social, con todas sus limitaciones, -además de la represión- lograron desarmar a la insurgenciarevolucionaria que tuvo su período de mayor beligeranciaentre 1960 y 1969. La Constitución de 1960 establecía lagratuidad de la educación y la salud. A nivel de la matrículaprimaria, por ejemplo, hubo un aumento de la tasa anual decrecimiento de 7%, para mediados de la década de los añoscincuenta, a un 20% tras el inicio del período democrático.De esta manera, para 1972 las tasas netas de matrícula enprimaria eran 83%, aumentando a 85% en 1989. Estaampliación también fue palpable para la educación univer-sitaria. Entre 1958 y 1998 la matrícula estudiantil a nivelsuperior se incrementó notablemente: en 1950 era de ape-nas 6.900 estudiantes, en el 58 era de 11.000 y subió treintaaños después, en 1981, a 331.100 alumnos (48 veces mayorque 1958), en 1990 era de 513.000 y para el 2001 era deunos 770.000 estudiantes, o sea, 114 veces mayor que laregistrada a comienzos de los años sesenta.

06. El ciclo progresivo de políticas públicas inclusivas eje-cutadas por la sui generis democracia petrolera venezolanallegó hasta 1982, fecha en que una devaluación de la mo-neda inaugura una situación desconocida para muchos ha-bitantes en el país: La crisis económica. La pérdida del po-der adquisitivo de las mayorías más la contracciónpresupuestaria estatal erosionaron el pacto de gobernabili-dad democrático acordado en 1958. Siete años después,en 1989, la longeva crisis económica cataliza la crisis políti-ca expresada en el sacudón popular conocido como «El Ca-racazo», una respuesta a la aplicación de un paquete demedidas de inspiración neoliberal que trastocaban los hábi-tos populistas incubados por el Estado durante décadas enla sociedad venezolana. La inestabilidad del modelo deman-daba una oxigenación de la democracia representativa y laaparición de nuevos liderazgos en el país. Hugo Chávezapareció en este contexto.

07. La década de los noventas en Venezuela fueron añosde transición de un modelo basado en la alternancia en elpoder de dos partidos tradicionales a su gestión por parte

RafaelUzcátegui

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de una figura carismática que revigorizaba el mito funda-cional del Estado nacional: Simón Bolívar. No obstante, apesar de la renovación burocrática de la administración es-tatal el modelo de desarrollo continuaba siendo el mismopara el país: La dependencia de la economía primario-ex-portadora de recursos energéticos, sin mayor valor agrega-do. En el año 2007 el presidente Hugo Chávez calificó suproyecto como el «socialismo petrolero».

08. Durante sus primeros meses de gestión, el presiden-te Hugo Chávez tuvo la voluntad política de institucionali-zar una serie de demandas que el movimiento popular ve-nezolano había realizado a partir de 1989, convocando auna asamblea constituyente para redactar una nueva CartaMagna. El resultado fue un texto ampliamente garantistaen materia de derechos sociales que, por otro lado, ofrecíalas mismas garantías a la inversión extranjera que las dis-frutadas por la inversión local. La Constitución de 1999,producto de un proceso amplio que la legitimó, fue dura-mente cuestionada por los sectores de los partidos oposi-tores que finalmente la derogaron por varias horas en abrildel año 2002, cuando el golpe de Estado protagonizadopor el empresario Pedro Carmona Estanga.

09. A partir del año 2007, tras la primera reelección deHugo Chávez en la presidencia, ocurre el primer alejamien-to importante de un sector del movimiento bolivariano porparte de actores que le realizaban el cuestionamiento, des-de la izquierda, de alejarse del proyecto de país plasmadoen la Constitución de 1999 a otro más personalista califica-

do como «Socialismo del Siglo XXI». A finalesde ese año el presidente Chávez formula unaserie de reformas a la Carta Magna que algu-na vez calificó como «la mejor del mundo»,la cual no fue aprobada por el voto popular.Empero, diferentes aspectos de estas pro-puestas comenzaron a ser implementadospor otros mecanismos, derivando por la víade los hechos en una Constitución diferente.

10. A partir del año 2004, coincidiendo conun período de altos precios petroleros en elmercado internacional por la invasión a Irak, elpresidente Chávez promueve una serie de polí-ticas públicas de corte social que denominó«Misiones». Estas iniciativas logran aumen-tar varios índices de exclusión y disminuir lacantidad de familias en situación de pobrezaen el país. A pesar que eran una continua-ción de las políticas redistributivas históricassuspendidas en 1982, los partidos políticosopositores las cuestionaron agriamente.

11. La polarización política expandida en Venezuela desdeel año 2002 sólo permitió la expresión de dos, y sólo dos,identidades políticas: «Chavista» y «opositor». Quienes nose identificaban con ellas les era negado algún lugar en eldebate político público. No obstante, las encuestas electo-rales diagnosticaron una franja de electores no polarizadosque llamaron mediáticamente «Ni-ni» (Ni con el chavismo,ni con la oposición). En esta zona gris, sin relación orgánicani expresiones organizativas, se comenzaron a ubicar lossucesivos desprendimientos del proyecto bolivariano a partirdel año 2007.

12. Como consecuencia de su formación militar, el presi-dente Hugo Chávez lideriza desde su llegada al poder unprogresivo proceso de militarización del país, que tuvo comosecuencia el otorgamiento al derecho al voto a los miem-bros de la Fuerza Armada, la gestión del ejército de lasprimeras políticas sociales redistributivas implementadas(Plan Bolívar 2000); el nombramiento de militares activosen roles de dirección en diferentes niveles de la administra-ción pública; la militarización de los movimientos socialesde apoyo al bolivarianismo; el entendimiento del conflictocon sus críticos en claves de guerra, la alta erogación pre-supuestaria destinada a las Fuerzas Armadas; la creaciónde diferentes zonas del país como «zonas de seguridad»donde se prohíbe el ejercicio de derechos constitucionalescomo la manifestación y la huelga; la promoción de miliciascampesinas, estudiantiles y obreras y la criminalización dela protesta en general, y de la disidencia y la opinión disi-dente en particular. ...

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intelectuales del país a calificar este recursocomo "el excremento del diablo"»

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13. El presidente Chávez fallece meses despuésde lograr una tercera reelección a la presidenciade Venezuela, en medio del secretismo de la en-fermedad que padecía. El modelo de gobernabi-lidad que creó durante casi década y media, ba-sado en el culto a la personalidad, su sintoníacon amplios sectores populares y la disponibili-dad de amplios recursos financieros para la pro-moción de políticas de corte social desaparecejunto con él. El sucesor que designa, un opera-dor burocrático cuya principal virtud fue la leal-tad política hacia su persona, no posee su caris-ma y hereda una economía que entra en unperíodo de recesión debido al exponencial au-mento del gasto público, la ausencia de contro-les en el uso de los recursos y el retroceso delos precios petroleros internacionales.

14. Tras cumplirse el primer año de la presi-dencia de Nicolás Maduro a la tradicional exclu-sión política ejercida por el bolivarianismo en elpoder se suma una progresiva exclusión social.Las propias cifras oficiales han confirmado elaumento de los índices de pobreza y el estanca-miento, cuando no retroceso, de algunas de laspolíticas sociales implementadas por HugoChávez. Paradójicamente, la economía de en-cuentra dolarizada y dependiente de las impor-taciones para satisfacer las necesidades alimen-ticias y de otros rubros de consumo masivo delos venezolanos.

15. Venezuela se encuentra en un nuevo perío-do de transición de una sociedad gobernada poruna persona, Hugo Chávez, a la gestión porparte de un cuerpo colegiado necesitado dealianzas y acuerdos para el ejercicio del poder.Esta mutación, conflictiva y traumática como to-das las transiciones, derivará en un nuevo acuer-do de gobernabilidad donde el chavismo perde-rá la hegemonía del control político del país masno su ascendencia sobre los diferentes poderes.Los chavismos, en plural, continuarán siendo ac-tores importantes en la gestión estatal a cortoplazo, y protagonistas de peso en el medianoplazo de la sociedad venezolana. Le guste o nole guste a los factores de oposición.

16. Hay quienes, en este escenario, apuestanpor la reconstrucción de la autonomía de los movi-mientos sociales de base para la generación dealternativas enfrentadas tanto a la oposición delos partidos políticos tradicionales como a la ges-tión del bolivarianismo realmente existente enel poder. El autor de este texto es uno de ellos.

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l año 2014 está suponiendo la entrada en la agenda políticay mediática de la campaña de Boicot, Desinversiones ySanciones (BDS) contra Israel. Tal y como explicaremos a

¿Qué es la campaña de BDS co

Elo largo del texto, la campaña ha cogido una gran fuerza a nivelinternacional y, en el caso del estado español, destaca la edi-ción del primer libro en castellano sobre la temática, junto a unacampaña de recogida de firmas en las universidades de todo elestado. El libro en cuestión, «BDS por Palestina. El boicot a laocupación y el apartheid israelíes», ha contado con Luz Gómezcomo editora y recopila artículos sobre la materia de autorescomo Omar Barghouti, Ilan Pappe, Judith Butler, Angela Davis,Raji Sourani o Desmond Tutu1. Simultáneamente, la campaña«BDS Académico por Palestina» ha conseguido sumar la firmaen favor del BDS de más de 900 profesores e investigadores dediferentes universidades del estado español2. Es por ello queconviene explicar de forma algo detallada cuáles son los oríge-nes, objetivos y logros de esta campaña internacional3.

LOS ORÍGENES. La campaña de Boicot, Desinversiones y San-ciones (BDS) contra Israel nace en el 2005 con un llamado lanza-do por más de 170 organizaciones de la sociedad civil palestinaa la comunidad internacional pidiéndole que aplique dichas me-didas coercitivas «hasta que Israel cumpla con el Derecho In-ternacional y los principios universales de los Derechos Huma-nos» [2]

Ante el fracaso continuado de las «conversaciones de paz»entre Israel y la Autoridad Nacional Palestina (ANP) tuteladaspor Occidente desde 1991 (Conferencia de Madrid) y la viola-ción sistemática e impune de la legalidad internacional por par-te de Israel, la sociedad civil palestina decidió pasar a la accióny lanzar esta campaña internacional no violenta. La campañapalestina de BDS se inspira en la campaña similar que se aplicócontra el régimen de apartheid sudafricano, y que contribuyódecisivamente a la caída de aquel régimen racista.

El BDS busca poner fin a las políticas que el régimen sionis-ta implementa en Palestina desde 1948, cuyos tres rasgos prin-cipales son: ocupación, colonización y apartheid. La campa-ña no se dirige contra las ciudadanas y ciudadanos deIsrael, ni mucho menos contra los judíos del mundo (mu-chos judíos participan en el BDS[3], también dentro deIsrael[4]), sino contra las instituciones que sostienen y fi-nancian dicho régimen opresor. Hay que destacar queesta campaña nace en el seno de la propia sociedad pa-lestina y se proyecta hacia el exterior. Ello le da una legi-timidad y una fortaleza ética enormes, evitando así los ries-gos de caer en el paternalismo y el eurocentrismo en lasolidaridad internacional con Palestina.

¿Hasta cuándo estará activa la campaña de BDS? Hasta queIsrael cumpla sus tres demandas centrales, todas ellas funda-mentadas en el respeto al Derecho Internacional y los Dere-chos Humanos:

¿Qué es la campaña de BDS co

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1. El fin de la ocu-pación y colonizaciónde todas las tierrasárabes tomadas en1967 (Jerusalén Este,Cisjordania, Franja deGaza y Altos del Golánsirios) y el desmantela-miento del Muro;

2. El otorgamien-to de plenos derechosa los ciudadanos ára-be-palestinos de Is-rael (que son un 20%de la población delEstado judío); y

de Tiempo» elaborada por el Comité Nacional Palestinopor el BDS (BNC) [9]. Citamos a continuación algunas de lasmás relevantes.

En el ámbito del boicot cultural, podemos destacar elcompromiso público de los artistas británicos Roger Waters(ex-miembro de Pink Floyd) y Elvis Costello o la actriz espa-ñola Pilar Bardem a no actuar en Israel [10]. En el ámbito delboicot académico, destacan la decisión de la Universidadde Johannesburgo en el 2011 de romper sus vínculos conla Universidad Ben Gurion de Israel (una decisión con altacarga simbólica al venir de Sudáfrica), el anuncio del físicoStephen Hawking en el 2013 de que cancelaba su presenciaen una Conferencia académica israelí «para respetar el lla-mado palestino al boicot», y la aprobación en 2013 de unamoción de apoyo al boicot académico por parte de la Ame-rican Studies Association (ASA) (junto con otras tres entida-des académicas de los Estados Unidos).

En el ámbito del boicot comercial, en enero se conociópor primera vez el gran descenso que están sufriendo laexportaciones de los productos procedentes de coloniasisraelíes ubicadas en el Valle del Jordán, en la Cisjordaniaocupada (una caída del 14% en 2013) [11]. En el ámbito delboicot institucional, destaca también Sudáfrica, con la deci-sión de su gobierno de no permitir a sus ministros quevisiten Israel [12].

Grandes fondos de pensiones y bancos del norte deEuropa (Holanda, Noruega, Dinamarca y Suecia) han em-prendido en 2014 una ola de desinversiones de empresasisraelíes ligadas a la construcción de colonias judías en te-rritorio ocupado, que está golpeando especialmente a losprincipales bancos israelíes [13]. Es importante destacar quelas desinversiones se están realizando sobre empresas is-raelís situadas dentro de las fronteras de Israel previas a1967 y no exclusivamente en los TPO. Un hecho que añaderelevancia a estas decisiones.

DS contra Israel y por qué está funcionando?

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3. El respeto, protección y promoción del derecho delos refugiados palestinos a retornar a sus casas y propieda-des, tal como lo estipuló la resolución 194 del Consejo deSeguridad de la ONU (hoy suman más de cinco millonessegún la UNRWA [5]).

El Boicot puede tomar diversas formas: comercial (re-chazo a comprar productos israelíes); académico (rupturade relaciones con las universidades israelíes); cultural (ar-tistas internacionales que se niegan a actuar en Israel yboicot de artistas israelíes que cuentan con apoyo institu-cional de su país, a menos que renuncien a dicho apoyo, yaque Israel les utiliza para limpiar su imagen); deportivo (re-chazo a la participación de equipos israelíes en competicio-nes internacionales); sindical (ruptura de relaciones con sin-dicatos israelíes); e institucional (ruptura de relacionesinstitucionales con las autoridades israelíes). Las Desinver-siones se refieren al dinero que empresas internacionalesretiran de aquellas empresas israelíes o internacionales quese benefician de la violación de los derechos del pueblopalestino. Las Sanciones son el castigo que la comunidadinternacional debería imponer a los Estados que quebran-tan de forma reiterada la legalidad internacional, una medi-da que se aplicó con éxito contra el régimen de apartheidsudafricano y que tarde o temprano se acabará aplicandocontra Israel.

POR QUÉ ESTÁ FUNCIONANDO. La campaña BDS nacidaen el 2005, ha vivido un gran crecimiento en los últimostiempos y su impacto se siente de forma cada vez másclara en el conflicto israelí-palestino. El BDS está progre-sivamente reduciendo el abismal desequilibrio de fuer-zas existente desde 1948, reforzando la posición nego-ciadora de Palestina y debilitando, al mismo tiempo, lade Israel. Se puede tener una perspectiva histórica delas victorias logradas desde 2005, revisando la «Línea

DS contra Israel y por qué está funcionando?

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REACCIONES DE LOS GOBIERNOS A LA PRESIÓN DEL BDS.En la Unión Europea (UE), tras muchos años de condenasvacías a las políticas ilegales de Israel, que nunca conlleva-ban consecuencias políticas ni económicas, alguna cosa haempezado a cambiar en el 2013. El acuerdo aprobado el pa-sado noviembre por la UE e Israel en relación al Programaeuropeo de investigación científica Horizon 2020, impide fi-nanciar de forma directa o indirecta a las instituciones israe-líes ubicadas en los territorios ocupados palestinos y sirios(Altos del Golán) [14]. En enero se supo que Alemania ha deci-dido exigir condiciones incluso más estrictas que la UE parala concesión de fondos bilaterales de cooperación científicay tecnológica a Israel [15], unas exigencias que muy probable-mente seguirán el resto de Estados europeos en sus relacio-nes bilaterales con el Estado judío, teniendo en cuenta queAlemania está considerado como el «mejor amigo de Israel»en Europa.

Estas decisiones apuntan al establecimiento de un boicotde-facto a cualquier tipo de colaboración científica con loscentros israelís ubicados en los territorios ocupados y pue-den tener importantes consecuencias a medio plazo.

El auge del BDS preocupa cada vez más al gobierno is-raelí. Su primer ministro Benjamín Netanyahu ha tenido quesalir al paso de la creciente presión de la campaña [16]. LaMinistra de Justicia Tzipi Livni y el de Finanzas Yair Lapid handicho en varias ocasiones que si las negociaciones de paz encurso fracasan, Israel sufrirá una intensificación del boicotque afectará a su economía y que podría dejar a Israel en unasituación de aislamiento internacional similar a la del régi-men de apartheid sudafricano. Igualmente, los principalesempresarios del país expresaron recientemente sus temo-res ante el crecimiento de la campaña BDS [17]. Incluso el Se-cretario de Estado de los Estados Unidos, John Kerry, hautilizado el auge del BDS para presionar a Israel en las nego-ciaciones con la ANP al afirmar por primera vez en público que«Israel debe preocuparse por el boicot si la negociación falla».

Por todas las razones que hemos expuesto en este artí-culo, creemos que la campaña internacional de BDS funcionay todo indica que su impacto sobre el conflicto israelí-pales-tino no hará más que crecer. La campaña está forzando pro-gresivamente la aplicación del Derecho Internacional y de

los Derechos Humanos en Palestina e Israel por parte de los gran-des actores -públicos y privados- implicados, y acercando así laposibilidad de lograr una resolución justa de las problemáticas dela región y de alcanzar la paz. Una paz justa que ha de beneficiarno sólo a la población palestina, sino también a la israelí.

Aitor Hernández Carr - Marcel Masferrer Pascual

1 http://www.rebelion.org/noticia.php?id=1825452 http://pebai.wordpress.com/firma-el-manifiesto-lista-de-personas-fir-mantes/3 Una primera versión de este texto fue publicada en el digital ElDiario.eshttp://www.eldiario.es/catalunya/campana-BDS-Israel-funcionando_0_225027638.html

[1] «Scarlett Johansson deja Oxfam por su polémico fichaje con unaempresa israelí» http://elpais.com/elpais/2014/01/30/gente/13910-83911_969690.html

[2] Llamado de la sociedad civil palestina al Boicot, Desinversiones ySanciones (BDS) contra Israel, julio de 2005

http://www.bdsmovement.net/call#Spanish:[3]Jewish Voice for Peace http://jewishvoiceforpeace.org/[4] Boycott from Within (Israel) http://boycottisrael.info/[5] «¿Dónde están los refugiados palestinos?», Agencia de Naciones

Unidas para los refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA):http://www.unrwa.es/los-refugiados/donde-estan

[9] «Línea de Tiempo», Comité Nacional Palestino por el BDS (BNC)http://www.bdsmovement.net/timeline

[10] Guía de boicot cultural de la Red Solidaria Contra la Ocupación dePalestina (RESCOP) http://boicotisrael.net/bds/guia-de-boicot-cultural-de-la-rescop/

[11] «El éxito del Boicot Internacional baja las exportaciones de losasentamientos ilegales en el Valle del Jordán durante el 2013»

http://www.palestinalibre.org/articulo.php?a=48466[12] «Los ministros de Sudáfrica evitan visitar el Estado de Israel»

http://www.aurora-israel.co.il/articulos/israel/Diplomacia/54582/[13] «El principal banco de Dinamarca boicotea al Bank Hapoalim»

http://www.aurora-israel.co.il/articulos/israel/Principal/56266/[14] «UE e Israel acuerdan continuar cooperación científica» http://

www.dw.de/ue-e-israel-acuerdan-continuar-cooperaci%C3%B3n-cient%C3%ADfica/a-17257646

[15] «Alemania condicionó a las concesiones de alta tecnología y cien-cia a Israel sobre la prohibición de financiamiento a los asentamientos»http://itongadol.com/noticias/val/76309/alemania-condiciono-las-conce-siones-de-alta-tecnologia-y-ciencia-a-israel-sobre-la-prohibicion-de-finan-ciamiento-a-los-asentamientos.html

[16] «Netanyahu califica de «inmoral» e «injustificada» campaña deboicot a Israel» http://www.prensalibre.com/internacional/Netanyahu-ca-lifica-inmora_e_injustificada-campana-boicot-Israel_0_1077492309.html

[17] «Israel’s captans of industry fear boycott» http://www.-ynetnews.com/articles/0,7340,L-4478838,00.html

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BDS por Palestina. El boicot a la ocupación y el apar-theid israelíes. Un libro sobre la campaña de Boicot,Desinversión y Sanciones contra la política de ocupa-ción ilegal de territorios y el apartheid de la poblaciónpalestina ejercida por los gobiernos del Estado israelí.Una campaña cívica de alcance mundial que, al igual quela llevada a cabo contra el apartheid sudafricano, se pro-pone acabar con las desastrosas políticas contrarias alos derechos humanos de los sucesivos gobiernos is-raelíes con la complicidad de las grandes potencias.

BDS PORPALESTINA

Hector Grand, DanielMiguel Gil Alvarez yLuz Gómez García

...

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51Galde 06 - udaberria/2014

Ockh

amen

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H orrelaxe ei zioten Ga-l iako mutur bateanomen zegoen herrixka

InakiIrazabalbeitia

Ala Tutatis!aukera gutxiago. Zientzialariak kalkulatu dutenez, 100 m-ko diametroko asteroide batek lurrazala jotzeko aukera5.200 urtean behin jazotzen da. Norbera lasaia ibiltzekomoduko denbora-epea, baina giza zibilizazioak errepara-tzeko modukoa.

Ba al dago ebitatzerik? Lehenik detektatu egin behardira. NASAk eta beste erakunde batzuk lan horretan dihar-dute atzen hamarkadetan. Honez gero, Lurraren orbita ze-harkatzen duten 10.500etik gora objektu detektatu eta ka-talogatu dituzte. Harri puska alderrai handiak lokalizatutadaude eta horietako batek berak ere ez du Lurrarekin talkaegiteko ibilbiderik; etorkizun geologikoki laburrean behin-tzat. Deep Impact edo Armageddon filmeetako modukobalentriez ahantz gaitezke.

Asteroide txikiek sortzen dute arazorik handiena,hots, leherketa nuklear baten moduko triskantzak sordezaketen horiek. Ailegatu baino bizpahiru egun lehena-go detektatzen diren horiek dira arriskutsuak. Zientziala-riak horien arriskua nola saihestu ari dira. Bi aukera nagu-si lantzen dihardute. Asteroidea desegin daiteke, kohetezbidalitako bonba nuklear batez esaterako, txiki-txiki eginez,hondarrak atmosferan erreko direlarik. Asteroidearen hon-darrekin batera arma nuklearraren hondakin erradiaktiboakjausiko lirateke eta horrek kezkarako motiboa ematen du.Beste aukera bat da asteroidearen ibilbidea aldaraztea lurrajo ez dezan. Hori ere kohete bidezko inpaktuz lor liteke.Inpaktu itzela, hala ere.

Ez nau arazoak gehiegi kezkatzen, egia esan. Zerua burugainean erori behar bazaigu, erori egingo zaigu! Bien bitar-tean, kontsola gaitezen pentsatuz Ilargia talka itzel horie-tako baten ondorioz kreatu zela eta hari esker, besteak bes-te, planeta hau gerok bakarrik, inoren edo ezeren laguntzarikgabe, suntsitzeko parada eman digula eboluzioak.

mendera ezineko herritarsuharrek. Gauza bakar batizioten izua, Abrarakurzixburuzagiak bereziki, zeruaberaien buruaren gainerajausteari. Arrazoirik ez zaiefalta kezka hori izateko.Galdetu bestela duela 65milioi urte gure planeta ur-dinaren azalean biziraute-ko borroka latzean zenbil-tzan bizidunei, dinosaurueitartean. Hantxe akabatu zi-ren ‘ala Tutatis’ esateko betarik ere izan gabe, zerutikerori zitzaien arroka-puska bat medio.

Denboran horren urrun ez dugu joan behar leherketakosmikoen berri izateko. Duela urte bete pasa, ErrusiakoTxeliabinks hiritik gertu 17 m-ko diametroa zuen meteoritopuska batek kalte ekonomiko handiak eragin zituen.

Espaziotik datozen harriak, handiagoak ala txikiagoak,etenik gabe ari dira Lurraren atmosferan barneratzen. Gureplanetan ferietako tiro-barraketan egon ohi diren bolatxohorien moduko bat dela esan daiteke. Haietan bezala, tirogehienek huts egiten dute, bola ukitzen ez dutelako. Aste-roide gehienak ere kale egiten dute gure planetaren gaina-zala inpaktatzearen lantegi horretan, atmosferan erretzenbaitira, leonidak izenez ezagutzen diren izar uxoak legez.Gutxi batzuk, alabaina, lurrazaleraino ailegatzen dira eta kalteitzelak eragin ditzakete.

Joan den otsailean horietako hiru bisitari pasa zitzaizki-gun gertutik. Ilargiaren orbita baino distantzia txikiagora pasaziren 10-30 m bitarteko erradioa zuten harritzarrek. Kilome-troetan distantzia handia da, baina huskeria espazio-distan-tzien testuinguruan. Ez zegoen arriskurik jo gintzaten. Ur-tean zehar 25 bat bider gertatzen dira horrelakoak. Ez daharritzekoa kontuan hartzen badugu, milioi batetik goraasteroidek gurutzatzen dutela Lurraren orbita.

Aukerak ez dira handiak zerura gure gainean eror da-din, beraz ez dugu Abrarakurzixek bezala ezkutuaren az-pian ezkutuka ibili behar. Alabaina, ez gaude libre asteroi-deren batek Lurreko hiri handietako bat jotzea; nahikoa zenTxeliabisnkekoak gradu-hamarren apur batzuetan ibilbideaaldatzea. Hondamendia eraso nuklearrarena baino handia-goa izango zatekeen.

Joak izateko aukera asteroidearen tamainarekiko alde-rantziz proportzionala da; zenbat eta handiago orduan eta

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ikus

mira

52 udaberria/2014 - Galde 06

"JAZZ for TWO" *: José Horna

. ..eszenatokian gertatzendiren elkarrenganako begirada,elkarrizketa esplizitu edo tazitu,kontraste edo konpl iz i tate multzobezala. Pertsonaien batura hutsetik haragodoan eta «biak» Jazz-arentzat ere badiren«birentzako jazz-ar i» forma ematen dionistant horretan, interpreteen arteko harremananabarmendu nahian. Jazz-aren estandar klasiko-enetakoa bihurtu den Youmans eta Caesar-enabesti zahar hartan bezala:

«Just tea for two and two for tea Just me foryou and you for me... alone»

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53Galde 06 - udaberria/2014

Exposición completa de "JAZZ for TWO" en Algorta (Satistegi Kafe, ekaina 17 junio - uztaila 20 julio)

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54 udaberria/2014 - Galde 06

a sucesión de dimisiones y ceses en el grupo rector dela Capitalidad Cultural Europea ha causado estupor a falta de un año y medio para la fecha oficial de su co-

nerar procesos participativos que hiciesen emerger y forta-lecieran las tramas creativas de Donostia y un amplio en-torno, porque la propuesta se expandía en el espacio y tam-bién en el ámbito temporal, prolongándose hasta el 2020.

La gestación del proyecto D-SS2016EU puede decirseque fue una fiesta. Como el éxito era improbable -habíaotras capitales con más bazas previas- se dejó volar libre-mente a la imaginación y a los deseos: olas de energía ciu-dadana, faros de la paz, la vida, las voces, del mar y de latierra, laboratorios de arte y creatividad, de las lenguas, elcirco de la vida, las embajadas itinerantes, etc, etc.

Tras la piel de esta narrativa poética, latían dos ideasmuy poderosas: la cultura como herramienta que puede gene-rar espacios de convivencia en paz, y en segundo lugar, lacultura como expresión simbólica colectiva, motor de cam-bios sociales. Las olas de energía ciudadana pretendían seruna propuesta alternativa al modelo cultural, ya en crisis,de consumo de «productos» masificados para el turismocultural y las grandes infraestructuras convertidas en iconos, amodo de modernas catedrales consagradas al culto de la Cul-tura con mayúsculas. Como los redactores eran gente expe-rimentada, pensaron que si era forzoso pactar la inclusión dealgo de todo esto, que su peso fuese lo más ligero posible.

LA GESTIÓN: DE LAS OLAS DE ENERGÍA CIUDADANA A LA BO-RRASCA PERFECTA. Oyendo a distintas personas que hanpasado por la oficina de la Capitalidad, se saca la conclusión deque no hay una única razón que explique por qué las cosas hanido tan mal, sino más bien una sucesión de desaciertos.

Existe unanimidad en que la gestión administrativa y polí-tica ha sido desastrosa. En primer lugar, para cuando el pro-yecto resulta ganador, las condiciones políticas en las quese gestó ya habían cambiado completamente. Bildu, al frentede la Alcaldía y la Diputación, se encuentra con un proyectoque le es ajeno. Viene de una trayectoria opositora de con-frontación sistemática y de una concepción acotada del ám-bito cultural que, por mucha voluntad que ponga, dificultasu asunción de las pautas en las que el proyecto de Capitali-dad está basado. Muchas de las acciones en torno a la cultu-

Lmienzo. La última y peor crisis del pasado abril, ha transmi-tido una imagen de descalabro del proyecto, a pesar de losllamamientos a la tranquilidad y serenidad de los responsa-bles políticos, que han llegado a reconocer que se habíanquedado aturdidos ante la dimisión de la última DirectoraGeneral, Itziar Nogeras. Los intentos de hilvanar un con-senso y cierre de filas para aparentar que el proyecto man-tiene su rumbo, no han impedido las críticas de imagenlamentable, fiasco monumental, desorganización, ausen-cia de liderazgo, falta de profesionalidad y de lealtad insti-tucional, sectarismo, retrasos considerables en la planifica-ción y enfoques excesivamente localistas impropios de unproyecto europeo, entre otras lindezas.

La gestión de lo que comenzó siendo una meta ilusio-nante, ha ido quemando, apartando y dejando en la cunetaa una buena parte de las personas responsables de ponerloen marcha. Donostia 2016 se está convirtiendo en una me-táfora de País, un pim-pam-pum del juego político que mues-tra nuestra peor cara: la de la incapacidad para ponerse deacuerdo en un proyecto de interés general y llevarlo ade-lante con generosidad y competencia.

EL PROYECTO: LOS MARES SOÑADOS. Donostia 2016 nacióbajo los mejores auspicios. La declaración de tregua indefi-nida por parte de ETA y luego el cese definitivo de la violen-cia, creaban las condiciones idóneas para poner en pie unaoperación cultural de envergadura que contaba con el im-pulso entusiasta del entonces alcalde Odón Elorza y el acuer-do, o al menos la neutralidad, del resto de los grupos. Unequipo de buenos profesionales, aunque inexpertos en laorganización de eventos similares, fue recabando adhesio-nes en los sectores culturales y diseñando las líneas maes-tras de un proyecto singular. Tal vez su bisoñez en organi-zar «capitales culturales» les permitió plasmar sin complejosun proyecto ambicioso que no cifraba su éxito en acumulareventos artísticos, ya suficientes en la ciudad, sino en ge-

«El resultado final ha sido un equipo profesional voluntarioso pero inseguro, carentede autoridad, que no se atreve a tomar decisiones en la duda de si éstas serán respaldadas.

Por ejemplo: publicar una información requiere del acuerdo y aprobación de todas lasinstituciones representadas en el Patronato de la Fundación creada para la Capitalidad.

La gestión de los contenidos y los tiempos es tan compleja que se opta por el mutismo.»

Donostia 2016, una txalupa en el epSanti Burutxaga Donostia 2016, una txalupa en el ep

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55Galde 06 - udaberria/2014

ra de paz, uno de los ejes del proyecto, le emplazan a actuacio-nes que le generan, necesariamente, incomodidad.

La llegada del PNV al Gobierno Vasco introduce nuevosprotagonistas en los órganos de gobierno y en los cargosdesignados para la gestión del proyecto. Si bien existe acuer-do en que no se ha ejercido presión sobre los técnicos parainfluir en los contenidos culturales y artísticos, sí ha existi-do una injerencia permanente de los representantes políti-cos en cuestiones técnicas y organizativas que deberíanpertenecer al ámbito de decisión de las personas contrata-das al efecto. El resultado final ha sido un equipo profesio-nal voluntarioso pero inseguro, carente de autoridad, queno se atreve a tomar decisiones en la duda de si éstas se-rán respaldadas. Por ejemplo: publicar una información re-quiere del acuerdo y aprobación de todas las institucionesrepresentadas en el Patronato de la Fundación creada parala Capitalidad. La gestión de los contenidos y los tiemposes tan compleja que se opta por el mutismo.

Donostia 2016 es un evento extraordinario, complejo,cuya gestión requiere de flexibilidad, agilidad y canales ex-traordinarios para su desenvolvimiento. En cambio, se haquerido ejecutar con los mecanismos y los tiempos ordina-rios de la Administración. El resultado es una frustrantelentitud, ideas que se pierden, proyectos que no arrancansin que nadie sepa explicar por qué, presupuestos que setarda meses en aprobar, gente que se marcha quemada, nue-vos que llegan a los que hay que explicar qué es eso de las olasy de los faros, y vuelta a empezar. La responsabilidad de no

haber sabido delegar en un equipo profesional se la repartenlas instituciones vascas presentes en el Patronato.

Tampoco han faltado las torpezas directivas. El miedo aequivocarse y el exceso de respeto a los procedimientos,han lastrado la frescura necesaria para poner en marcha unproyecto que hacía gala de ella, unido a concepciones con-trapuestas sobre la necesidad de empoderar a los colecti-vos culturales y ciudadanos para que ejecuten partes delprograma, y por otro lado, la desconfianza que lleva a cen-tralizar los programas y querer realizarlos con los pocosrecursos humanos propios.

Donostia 2016 se ha ido aislando y cociendo en su pro-pia salsa. Sin confianza en sus fortalezas, no ha intentadocon energía implicar a la iniciativa privada en la financiaciónde sus actividades, aspecto éste vital en un momento deescasez de recursos públicos, además de lo que implicapara la socialización del proyecto. También es verdad queconvertido en combustible para la lucha partidista, nadieestá dispuesto a ayudar a nadie.

A LA BÚSQUEDA DE ALGÚN PUERTO DE LLEGADA. Existi-rá un Donostia 2016, pero no será lo mismo. El galeón se haido dejando jirones de velamen en cada tormenta, y ya nohay tiempo para investigar nuevas formas de navegación.Hay la vela que hay, y con ella habrá que llegar a algúndestino. Existe un programa, dicen que muy desarrollado,y se trata de ponerlo en marcha sin dilaciones, confiándoloa la gente que sea capaz de hacerlo, y con una dirección ...

el epicentro de la tormentael epicentro de la tormenta

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que tenga capacidad de interlocución con las institucio-nes vascas, estatales y europeas, y con las empresas y queadministre bien los recursos disponibles, no tan escasos. Endefinitiva, dirigir un proyecto, que es lo que se tendría quehaber hecho desde el principio.

Probablemente el equilibrio inicial del programa se que-dará escorado hacia lo espectacular, que es lo más senci-llo, lo que cualquier institución entiende y lo que se puedecomprar con dinero. Si se logra, se habrán salvado losmuebles del naufragio, y si no, habrá sido un esperpentodel que deberíamos sacar algunas conclusiones. En cual-quier caso se habrá perdido una oportunidad para investi-gar otras formas de relación entre la ciudadanía y la cultu-ra, otras maneras de mediación entre las personas, lasinstituciones y los creadores, un Arteleku mucho más gran-de, con el que tal vez soñó Santi Eraso, alma máter de lasolas de energía ciudadana.

LA TRIPULACIÓN Y EL PASAJE, EN TIERRA Y PROTESTANDO.Hay desapego en los sectores culturales, que esperabanotra cosa, y la ciudadanía, que tiene otras preocupacio-nes, espera que escampe y salga el sol. No se siente in-formada ni implicada, y es natural, porque la comunica-ción ha sido una de las carencias más notables a lo largode todo el proceso. Sin embargo, es, o era, una de laspiezas claves del éxito: sin despertar las emociones no sepuede lograr una participación que rompa la inercia socialde ser, en el mejor de los casos, espectadores que consu-men cultura.

Algunos sectores de la ciudad han comenzado a ex-presar su disidencia. Retoman una inicial contestación ala idea de la Capitalidad y acusan al Ayuntamiento de Bil-du de haberse plegado a un proyecto europeo que secun-da una concepción empresarial de la cultura y la creativi-dad. Desde su punto de vista, la Capitalidad se orienta a lacaptación de un turismo opulento, realiza una apología delas grandes infraestructuras y la ven como un despilfarroque no beneficia al común de la población donostiarra.

Incluso para sus creadores, la propuesta para Donos-tia 2016 es una flor extraña. No pensaron un proyectocelebratorio para proyectar al mundo la riqueza de nues-tra creación cultural, sino una oportunidad para reforzar loque existe e intentar implicar a una ciudadanía que viveen una ciudad turística, con una programación cultural ins-titucional de la que disfruta, como en otros sitios, un pú-blico conservador.

Hacer crecer y multiplicar esa flor requería de un tra-bajo de jardinería muy cuidadoso. Ojalá se esté todavía atiempo de evitar que se marchite y no haya que correr aúltima hora a la floristería más próxima a comprar un ramomás o menos apañado para salir del paso.

stedes perdonen esa tendencia que nos indu-ce a la inquina en esta sección de Galde. Esamirada revirada que pudiendo posarse en cual-

PeriskopioaJasón & Argonautas

Uquier lugar, repara indefectiblemente cada trimes-tre en lo problemático, cuando no en lo negativo ymezquino del acontecer cultural. Cultivamos una des-confianza preventiva ante el optimismo bobalicón, yello nos impulsa a mirar la realidad reflejada en losespejos cóncavos del esperpento, como el maestroValle-Inclán recomendaba observar a los héroes clá-sicos para no dejarse arrastrar por ninguna empatíacondescendiente con su barbarie. Lo que vendría aser, valga el ejemplo, como un Edipo Rey represen-tado por una compañía de actores pequeñitos, pati-zambos y cabezones.

Imbuidos de esa querencia, pensábamos escribirsobre algunas venturas y desventuras de la jet-setcultural, por llamarla de alguna manera. Cosas comoque el pobre, según sus afines, Teddy Bautista, ex-presidente y exprimidor de la SGAE, acaba de verreconocido por los tribunales su derecho a percibiruna pensión vitalicia de 26.000 euros mensuales, sincontar lo que ya le deben desde que lo pusieron depatitas en la calle. O lo menos satisfechas que hande estar Montserrat Caballé, imputada por defrau-dar medio kilo de euros a Hacienda, y la exlíder deMecano, Ana Torroja, que ya ha aflojado kilo y me-dio por la misma causa. Esta diferencia muestra alas claras lo poco que se valora el verdadero arte,incluso en el fisco. Bastante comentada ha sido, tam-bién, la tournée por diversas cárceles que ha realiza-do el torero Ortega Cano a la búsqueda de una de sugusto para cumplir condena. Suponiendo que lostoros y el fútbol sean cultura, tampoco en esta sec-ción deberíamos obviar el destino de los fondos be-néficos recaudados por Messi, padre e hijo. Benéfi-cos sí que fueron, pero no parece que en el sentidoen que se publicitaron los partidos en cuestión.

En estas estábamos cuando nos hemos percata-do de que tras una primavera desapacible, han lle-gado los primeros días de un verano que prometeser radiante. Oh, verano abundante, carro de man-zanas maduras, boca de fresa en la verdura, la-bios de ciruela salvaje, cantó Neruda. Y nos he-mos enternecido y ablandado. ¿Por qué ahondaren el estiércol si hay también bondad, verdad,magia y belleza? Escribamos sobre la realidaddeseada y virginal como si estuviésemos en los

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primeros días de Macondo, cuando el mundo era tanreciente que muchas cosas carecían de nombre, y paramencionarlas había que señalarlas con el dedo, que dejóescrito el recordado García Márquez.

Cuando hasta los más optimistas lo daban por difunto,el cine español, cual ave fénix, resucita y los públicos vuel-ven a llenar las salas, solo algunos días y a precios reduci-dos, tampoco hay que exagerar. Para que todo sea mejor,hasta los contenidos cinematográficos premiados en Can-nes y otros certámenes muestran una tendencia al cinecomprometido y de sólidos valores éticos.

Llega el verano, y los festivales sin distinción de géne-ros, se aprestan a romper sus récords de espectadores.Los discos siguen sin venderse, pero en cambio suben comola espuma las suscripciones al streaming, baratas y lega-les. ¿Será verdad que estamos saliendo de la crisis, de laeconómica y de la anímica? Pasan cosas fantásticas: en Bar-celona, gentes de toda condición se echan a la calle y en

contra de lo habitual, logran parar el derribo de CanVies, un centro cultural okupado. Hasta en Euskadi, don-de siempre es difícil aunar opiniones y tendencias, unpar de cientos de artistas y otros agentes culturales dediverso pelaje, se están juntando bajo el lema Geuk,geure Kulturaz para debatir un plan de medidas urgen-tes que ayuden a evitar la destrucción del tejido y laindustria cultural vasca.

Donde la cosa está que se sale es en el teatro. Nue-vas salas alternativas, algunas incluso en pisos y enlonjas, están haciendo el mejor teatro que se veía enaños, directo, cercano, comprometido.

Este viejo arte muestra una capacidad asombrosade respuesta al descalabro social y profesional. Ya quenadie contrata a los actores, éstos muestran su rabia ysu arte en cualquier minúsculo escenario. Total, parahacer teatro tan solo se necesita técnica y talento.Recuerda esto al Teatro Independiente de la Transi-ción, aquella ruptura de moldes que arrinconó a loviejo y asentó nuevos valores que, con el tiempo, seinstalarían en los teatros nacionales. Hoy, los hijosde aquellos radicales afean a sus progenitores su aco-modo a las butacas de terciopelo y a las puestas enescena tan brillantes y costosas como banales. Urgeuna nueva transición.

Estábamos escribiendo sobre teatro, pero creo queestamos hablando de política. Como es verano en Ma-condo, época preñada de grandes esperanzas y porten-tos, que sean bienaventurados y bienvenidos los lim-pios de corazón porque ellos poseerán la tierra(prometida). Amén.

Nota: absténganse viejos izquierdistas insepultos.Ya tuvieron su oportunidad.

Verano en MacondoVerano en Macondo

Pasan cosas fantásticas: en Barcelona, gentesde toda condición se echan a la calle y en contra

de lo habitual, logran parar el derribo de Can Vies,un centro cultural okupado. Hasta en Euskadi,donde siempre es difícil aunar opiniones y

tendencias, un par de cientos de artistas y otrosagentes culturales de diverso pelaje, se están

juntando bajo el lema Geuk, geure Kulturazpara debatir un plan de medidas urgentes

que ayuden a evitar la destrucción deltejido y la industria cultural vasca.

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«Ocho apellidos vascos»

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Las cifras de la película «Ocho apellidos vascos» son, sinduda, espectaculares. Una estudiada campaña de distri-

que es favorable a los andaluces. Insiste sobre la idea recu-rrente del choque entre la alta sociabilidad andaluza, repre-sentada por Rafa/Antxon, con la baja sociabilidad vasca,encarnada por Amaia y su aita Koldo. En la exageración deeste contenido estereotípico, la película desata las risas delpúblico en numerosos pasajes, en una suerte de «victoria»repetida de la «alta sociabilidad andaluza» sobre la «bajasociabilidad vasca» o de la sociabilidad sobre la competen-cia.

Pero ¿por qué si presenta una visión estereotipada deambas sociedades ha cosechado un éxito importante enAndalucía y Euskadi? ¿Por qué ha tenido también una granacogida en el resto del Estado Español?

En el caso de Andalucía, quizás porque la película des-taca la vertiente positiva de nuestro estereotipo, la sociabi-lidad, con la que nos sentimos cómodos y además consti-tuye un elemento de identificación con nuestro endogrupo.De hecho forma parte de nuestro auto-estereotipo, de cómonos vemos a nosotros mismos.

En el resto del Estado Español, el éxito quizás puedaexplicarse por la mayor simpatía e identificación con losandaluces como grupo –algo también encontrado en lasinvestigaciones realizadas sobre el tema- que con los sec-tores de la sociedad vasca visibilizados en la película. Encualquier caso, otra de las claves también radique en habersabido colocar en el terreno humorístico temas que duran-te mucho tiempo han sido tabú en el país, generando asíuna norma de levedad sobre mensajes que de haber sidoexpuestos en formato no humorístico, quizás habrían des-pertado mayores suspicacias. Esa norma de levedad queintroduce el humor constituye, no obstante, un arma dedoble filo: por un lado, el humor puede utilizarse como ve-hículo de transmisión social sutil de prejuicios (caso delhumor sexista), tal como recuerda la teoría de la normaprejuiciosa; pero por otro, permite abordar de manera mássosegada y engrasada aspectos que se nos enquistan en lavía no humorística. La valoración de la película como expo-nente de la primera o segunda función del humor depende-

«Ocho apellidos vascos»

Jesús L. MegíasMiguel Moya (*)

del éxito. Pero indudablemente factores adicionales de-ben haber concurrido. En la búsqueda de esos otros facto-res no mediáticos, nos gustaría compartir algunas reflexio-nes desde la teoría psicosocial que, en la pretensión deencontrar explicaciones, quizás sólo generen nuevos inte-rrogantes. Desde este punto de vista, «Ocho apellidos vas-cos» es una película que juega fundamentalmente con elhumor y los estereotipos, más algún ingrediente adicionalque comentaremos a continuación.

La película incorpora el humor como elemento nucleardefinitorio, un humor que construye a partir del contenidode los estereotipos de andaluces y vascos. Los estereoti-pos habitualmente se entienden como un conjunto de creen-cias compartidas acerca de los atributos personales queposeen los miembros de un grupo. El contenido de estosestereotipos es importante porque influye en la percepciónsocial, en la interpretación de la realidad, en la realizaciónde juicios, así como en los sentimientos experimentadosrespecto a los miembros de los grupos estereotipados y enlas conductas que hacia ellos se dirigen. En los últimos años,la teoría psicosocial más influyente sobre el contenido delos estereotipos ha sido la propuesta por Susan Fiske, queviene a sostener que los estereotipos se construyen princi-palmente sobre la base de dos dimensiones: competenciay sociabilidad (calidez). ¿Cómo se perciben andaluces yvascos en estas dos dimensiones estereotípicas? Sin duda,de manera bastante desigual: según investigaciones reali-zadas en nuestro país, los andaluces suelen ser vistoscomo personas con alta sociabilidad pero media/bajacompetencia, lo que se vincula a su vez con percepciónde bajo estatus, mientras que los vascos –al igual quecatalanes y madrileños– como competentes (alto estatus)pero nada sociables.

«Ocho apellidos vascos» juega con el contenido de estosestereotipos, pero sólo en la dimensión de sociabilidad, la

bución y lanzamiento, aportaron los mimbres iniciales

«El humor refleja las percepciones culturales más profundas ofreciéndonos un poderosoinstrumento para entender las formas de pensar y sentir que la cultura ha modelado» (1)

Claves pClaves ps

«Ikuspuntu emozionaletik hartuta, baliabide interesgarri bezala erabiltzen du filmeaeta horrekin batera dibertsioa sortzeko duen ahalmena nabarmen hobetzen du.

Umorezko pasarte gehienek eredu berbera jarraitzen dute:Rafa/Antxon gatazka, inkongruentzia, ikuslearengan tentsioa/akzioa eragiten duten

baina azkenan umore ateraldi batekin erabakiko diren egoeretan dago.»

Cola de cineen Donostia

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59Galde 06 - udaberria/2014

rá fundamentalmente de los esquemas mentales interpre-tativos del espectador.

Estos últimos argumentos también podrían explicar eléxito de la película en Euskadi, donde a la vez se han produ-cido algunas reacciones negativas. La percepción o apre-ciación del humor no depende solo del contenido del men-saje, sino también de quién es el emisor y quién es elreceptor. En ese sentido, las reacciones positivas o negati-vas habidas en Euskadi quizás reflejen el grado de identifi-cación con los personajes vascos que presenta la película(izquierda abertzale y representantes del Rh, según algu-nos críticos de la cinta) y sus sentimientos hacia ellos. Se-gún la teoría disposicional del humor, la intensidad de larespuesta a una presentación humorística depende crítica-mente de la disposición afectiva del receptor hacia el prota-gonista implicado. Específicamente, esta teoría propone queel humor se facilita cuando el receptor siente antipatía oresentimiento hacia quien es objeto de humor y en cambiose dificulta cuando siente simpatía por él. También, el co-nocimiento intuitivo de la gente sobre la norma de levedadque introduce el humor (esto es, que resulta más difícildefenderse de una crítica o ataque cuando viene en un en-voltorio humorístico) puede haber favorecido la reacciónnegativa de algunos sectores de Euskadi.

Utiliza la película también un recurso interesante desdeun punto de vista emocional, que mejora notablemente sucapacidad para generar diversión. La mayoría de sus situa-ciones humorísticas siguen el mismo patrón: Rafa/Antxones sometido a historias de conflicto, incongruencia, quegeneran tensión/activación en el espectador, pero que se

resuelven favorablemente con un golpe de humor. Se pro-duciría en estos casos lo que conocemos como transferen-cia de excitación, esto es, la activación generada en el es-pectador por la situación inmediatamente anterior alcontenido humorístico que quedaría residual cuando se pro-duce el chiste, se sumaría a la excitación generada por élpara provocar así una experiencia subjetiva de mayor in-tensidad.

Y por último, aunque nos resistimos a creer que hayatenido que ver con su éxito, no quisiéramos prescindir deun breve comentario sobre la relación afectiva de parejaentre sus protagonistas principales (Rafa/Antxon y Amaia).Aquí «Ocho apellidos vascos» reproduce de nuevo este-reotipos, en este caso estereotipos de género bien conoci-dos. Una vez más, nos encontramos con una adscripciónde roles de género muy tradicional, donde el hombre es elque lleva la iniciativa de la relación y la mujer la que niega,niega, niega… para finalmente ceder ante la insistencia delesforzado andaluz, dando pábulo al peligroso mito de la«falsa resistencia» (token resistance), la falsa creencia deque cuando una mujer dice «no» en el fondo quiere decir«sí».

En cualquier caso, reconozcamos que «Euskadi tiene uncolor especial…»

*Profesores de la Facultad de Psicología de la Universidad deGranada

1Driessen, 1999, p.227. En J. Bremmer y H. Roodenburg, coords.,"Una historia cultural del humor: desde la antigüedad hasta nues-tros días". Madrid: Sequitur.

es psicosociales para el análisis de su éxitoes psicosociales para el análisis de su éxito

Clara Lago,Karra Elejaldey Dani Rovira

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La Soledad de América LatinaAntonio Pigafetta, un navegante florentino que acom-pañó a Magallanes en el primer viaje alrededor del mun-

ron la vida de otro de corazón generoso, y la de un militardemócrata que había restaurado la dignidad de su pueblo.En este lapso ha habido 5 guerras y 17 golpes de estado, ysurgió un dictador luciferino que en el nombre de Dios llevaa cabo el primer etnocidio de América Latina en nuestrotiempo. Mientras tanto 20 millones de niños latinoamerica-nos morían antes de cumplir dos años, que son más decuantos han nacido en Europa occidental desde 1970. Losdesaparecidos por motivos de la represión son casi los 120mil, que es como si hoy no se supiera dónde están todoslos habitantes de la ciudad de Upsala. Numerosas mujeresarrestadas encinta dieron a luz en cárceles argentinas, peroaún se ignora el paradero y la identidad de sus hijos, quefueron dados en adopción clandestina o internados en or-fanatos por las autoridades militares. Por no querer que lascosas siguieran así han muerto cerca de 200 mil mujeres yhombres en todo el continente, y más de 100 mil perecie-ron en tres pequeños y voluntariosos países de la AméricaCentral, Nicaragua, El Salvador y Guatemala. Si esto fueraen los Estados Unidos, la cifra proporcional sería de un millón600 mil muertes violentas en cuatro años.

El país que se pudiera hacer con todos los exiliados yemigrados forzosos de América latina, tendría una poblaciónmás numerosa que Noruega. Me atrevo a pensar que esesta realidad descomunal, y no sólo su expresión literaria,la que este año ha merecido la atención de la AcademiaSueca de la Letras. Una realidad que no es la del papel, sinoque vive con nosotros y determina cada instante de nues-tras incontables muertes cotidianas, y que sustenta unmanantial de creación insaciable, pleno de desdicha y de be-lleza, del cual este colombiano errante y nostálgico no es másque una cifra más señalada por la suerte. Poetas y mendi-gos, músicos y profetas, guerreros y malandrines, todaslas criaturas de aquella realidad desaforada hemos tenido quepedirle muy poco a la imaginación, porque el desafío mayorpara nosotros ha sido la insuficiencia de los recursos conven-cionales para hacer creíble nuestra vida. Este es, amigos,el nudo de nuestra soledad.

Gabriel García Márquez

do, escribió a su paso por nuestra América meridional unacrónica rigurosa que sin embargo parece una aventura dela imaginación. Contó que había visto cerdos con el ombli-go en el lomo, y unos pájaros sin patas cuyas hembrasempollaban en las espaldas del macho, y otros como alca-traces sin lengua cuyos picos parecían una cuchara. Contóque había visto un engendro animal con cabeza y orejas demula, cuerpo de camello, patas de ciervo y relincho de ca-ballo. Contó que al primer nativo que encontraron en laPatagonia le pusieron enfrente un espejo, y que aquel gi-gante enardecido perdió el uso de la razón por el pavor desu propia imagen.

Este libro breve y fascinante, en el cual ya se vislum-bran los gérmenes de nuestras novelas de hoy, no es nimucho menos el testimonio más asombroso de nuestrarealidad de aquellos tiempos. Los cronistas de Indias noslegaron otros incontables. Eldorado, nuestro país ilusoriotan codiciado, figuró en mapas numerosos durante largosaños, cambiando de lugar y de forma según la fantasía delos cartógrafos. En busca de la fuente de la Eterna Juven-tud, el mítico Alvar Núñez Cabeza de Vaca exploró duranteocho años el norte de México, en una expedición venáticacuyos miembros se comieron unos a otros y sólo llegaroncinco de los 600 que la emprendieron. (...)

La independencia del dominio español no nos puso asalvo de la demencia. El general Antonio López de Santa-na, que fue tres veces dictador de México, hizo enterrarcon funerales magníficos la pierna derecha que había per-dido en la llamada Guerra de los Pasteles. El general GarcíaMoreno gobernó al Ecuador durante 16 años como un mo-narca absoluto, y su cadáver fue velado con su uniforme degala y su coraza de condecoraciones sentado en la silla pre-sidencial. El general Maximiliano Hernández Martínez, eldéspota teósofo de El Salvador que hizo exterminar en unamatanza bárbara a 30 mil campesinos, había inventado unpéndulo para averiguar si los alimentos estaban envenena-dos, e hizo cubrir con papel rojo el alumbrado público paracombatir una epidemia de escarlatina. (...)

Hace once años, uno de los poetas insignes de nuestrotiempo, el chileno Pablo Neruda, iluminó este ámbito consu palabra. En las buenas conciencias de Europa, y a vecestambién en las malas, han irrumpido desde entonces conmás ímpetus que nunca las noticias fantasmales de laAmérica Latina, esa patria inmensa de hombres alucinadosy mujeres históricas, cuya terquedad sin fin se confundecon la leyenda. No hemos tenido un instante de sosiego.Un presidente prometeico atrincherado en su palacio enllamas murió peleando solo contra todo un ejército, y dosdesastres aéreos sospechosos y nunca esclarecidos sega-

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La Soledad de América Latina

Pues si estas dificultadesnos entorpecen a nosotros,que somos de su esencia, noes difícil entender que los ta-lentos racionales de estelado del mundo, extasiadosen la contemplación de suspropias culturas, se hayanquedado sin un método váli-do para interpretarnos. Escomprensible que insistan enmedirnos con la misma varacon que se miden a sí mis-

«Poesia, finean,eguneroko bizitzarenenergia sekretu hori,

sukaldean garbantzuakegosten dituena eta

maitasuna erantsi etaispiluetan irudiak

errepikatzen dituena.»

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mos, sin recordar que los estragos de la vida no son igualespara todos, y que la búsqueda de la identidad propia es tanardua y sangrienta para nosotros como lo fue para ellos. Lainterpretación de nuestra realidad con esquemas ajenos sólocontribuye a hacernos cada vez más desconocidos, cadavez menos libres, cada vez más solitarios. Tal vez la Europavenerable sería más comprensiva si tratara de vernos en supropio pasado. Si recordara que Londres necesitó 300 añospara construir su primera muralla y otros 300 para tener unobispo, que Roma se debatió en las tinieblas de incerti-dumbre durante 20 siglos antes de que un rey etrusco laimplantara en la historia, y que aún en el siglo XVI los pací-ficos suizos de hoy, que nos deleitan con sus quesos man-sos y sus relojes impávidos, ensangrentaron a Europa consoldados de fortuna. Aún en el apogeo del Renacimiento,12 mil lansquenetes a sueldo de los ejércitos imperiales

saquearon y devastaron a Roma, y pasaron a cuchillo aocho mil de sus habitantes.

(...) América Latina no quiere ni tiene por quéser un alfil sin albedrío, ni tiene nada de quimé-

rico que sus designios de independencia y ori-ginalidad se conviertan en una aspiración oc-cidental. No obstante, los progresos de lanavegación que han reducido tantas distan-cias entre nuestras Américas y Europa, pare-cen haber aumentado en cambio nuestra dis-

tancia cultural. ¿Por qué la originalidad que senos admite sin reservas en la literatura se nosniega con toda clase de suspicacias en nuestras

tentativas tan difíciles de cambio social? ¿Porqué pensar que la justicia social que los eu-

ropeos de avanzada tratan de imponer ensus países no puede ser también un ob-jetivo latinoamericano con métodos dis-

tintos en condiciones diferentes? No: la violencia y el dolordesmesurados de nuestra historia son el resultado de in-justicias seculares y amarguras sin cuento, y no una confa-bulación urdida a 3 mil leguas de nuestra casa. Pero mu-chos dirigentes y pensadores europeos lo han creído, conel infantilismo de los abuelos que olvidaron las locuras fruc-tíferas de su juventud, como si no fuera posible otro desti-no que vivir a merced de los dos grandes dueños del mun-do. Este es, amigos, el tamaño de nuestra soledad.

Sin embargo, frente a la opresión, el saqueo y el aban-dono, nuestra respuesta es la vida. Ni los diluvios ni las pes-tes, ni las hambrunas ni los cataclismos, ni siquiera las gue-rras eternas a través de los siglos y los siglos han conseguidoreducir la ventaja tenaz de la vida sobre la muerte. Unaventaja que aumenta y se acelera: cada año hay 74 millonesmás de nacimientos que de defunciones, una cantidad devivos nuevos como para aumentar siete veces cada año lapoblación de Nueva York. La mayoría de ellos nacen en lospaíses con menos recursos, y entre éstos, por supuesto,los de América Latina. (...)

Un día como el de hoy, mi maestro William Faulknerdijo en este lugar: «Me niego a admitir el fin del hombre».No me sentiría digno de ocupar este sitio que fue suyo sino tuviera la conciencia plena de que por primera vez des-de los orígenes de la humanidad, el desastre colosal que élse negaba a admitir hace 32 años es ahora nada más queuna simple posibilidad científica. Ante esta realidad sobre-cogedora que a través de todo el tiempo humano debió deparecer una utopía, los inventores de fábulas que todo locreemos, nos sentimos con el derecho de creer que toda-vía no es demasiado tarde para emprender la creación de lautopía contraria. Una nueva y arrasadora utopía de la vida,donde nadie pueda decidir por otros hasta la forma de morir,donde de veras sea cierto el amor y sea posible la felicidad,y donde las estirpes condenadas a cien años de soledadtengan por fin y para siempre una segunda oportunidadsobre la tierra.

Agradezco a la Academia de Letras de Suecia el queme haya distinguido con un premio que me coloca junto amuchos de quienes orientaron y enriquecieron mis años delector y de cotidiano celebrante de ese delirio sin apelaciónque es el oficio de escribir. (...)

En cada línea que escribo trato siempre, con mayor omenor fortuna, de invocar los espíritus esquivos de la poe-sía, y trato de dejar en cada palabra el testimonio de midevoción por sus virtudes de adivinación, y por su perma-nente victoria contra los sordos poderes de la muerte. Elpremio que acabo de recibir lo entiendo, con toda humil-dad, como la consoladora revelación de que mi intento noha sido en vano. Es por eso que invito a todos ustedes abrindar por lo que un gran poeta de nuestras Américas,Luis Cardoza y Aragón, ha definido como la única pruebaconcreta de la existencia del hombre: la poesía.

Discurso del Gabo al recibir el Nobel en 1982(Resumen de la redacción)

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hemerotokia dicen

”Cuando me enteré de que me habían dado el premioNobel, mi primera reacción fue pensar: ¡Coño, se lo cre-yeron¡ ¡Se tragaron el cuento” Gabriel García Márquez

Sabiñe Zurutuza

Un juez propone que el nuevo "Estadio de la Amazo-nía" (Manaos) sea utilizado como una carcel. "De los3.000 millones de euros gastados en la reconstrucción oconstrucción de estadios para el reciente mundial de fút-bol en Brasil el nuevo coliseo de Manaos, con un costode 200 millones de euros y una capacidad de 42.000 es-pectadores imposibles, es un caso extremo de los mu-chos estadios de discutible utilidad"

Oliver Seitz. Doctorado en Industria del Fútbol

EUFEMISMO. "Un manual escolar de la editorial Anaya re-coge la chocante conclusión de las muertes de Lorca y Macha-do; el primero falleció «cerca de su pueblo» y el segundo «sefue a Francia con su familia». Da morbo seguir indagando enel libro de texto, porque es posible que Solzhenitsyn pasaratres años de retiro vacacional en el bonito Archipiélago Gulagy Primo Levi se instalara unos meses en un campo de con-centración nazi en Polonia en busca de inspiración para sufuturo libro. Por suerte el manual se limita a la Lengua Cas-tellana, territorio donde los retorcimientos ejemplifican lacarencia de un relato acordado entre toda la sociedad. Losniños aprenderán, eso sí, el significado de la palabra eufe-mismo, que consiste en eludir un tabú. Se asemeja al chus-co episodio del Diccionario Biográfico Español, que avaladopor la Real Academia de la Historia, retoca al gusto las voces nosolo de personajes políticos sino también de relevantes figu-ras de la cultura y la sociedad. La asombrosa incapacidad, quetiñe de constantes polémicas la vida diaria porque no hay nitan siquiera un acuerdo en la desautorización de los símbolosfranquistas ni de los crímenes de ambos bandos durante laguerra, es ya nuestra mejor definición de país."

”Los PARAISOS FISCALES más importantes no sonislas exóticas sino Manhattan o la City de Londrés ysu gran red. Son la razón más importante por la cuallas personas y los países pobres continúan siendopobres. Se encuentran en el corazón de la economíaglobal y a través de ellos se procesa más de la mitaddel comercio internacional. Este sistema extraterrito-rial conecta al submundo criminal con la elite financie-ra, enlaza a los altos dirigentes de la diplomacia y losservicios de inteligencia con las firmas multinaciona-les. Es el modo de funcionamiento del poder en laactualidad, y ha concentrado la riqueza y el poder enlos ricos con mayor fuerza que cualquier otro aconte-cimiento histórico. Sin embargo, sus efectos han sidocasi invisibles."

David Trueba

INTEGRATUTA. 16 urtetik gorako atzerritar jatorrikobiztanleen %87k aldeko iritzia du bertako biztanleez.

%80,8k esaten du nahikoa integratuta sentitzen dela Eus-kadin. Kulturanitzak gara, hainbat kultur nortasun ditugu,

izate askotakoak gara. Bakoitzaren nortasuna, nortasun ko-lektibo ugariren elkargurutzaketan sortzen da. Norberak beregisara nahasten ditu izate horiek. Nortasunen brikolajea egi-ten dugu. Gizarte sistema batean integratua egoteak inter-dependentzian bizitzea esan nahi du; beraz, gizarte harre-manetan parte hartzen duen pertsona orok eskubide etaaukera berdinen jabe behar luke izan.

SOS Arrazakeria

Nicholas Shaxson"Las islas del tesoro y los hombres que se robaron el mundo"

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«Villarrealen platanoa botatzen duen gizonak ba-besa dauka. Diskurtso politikoarena, atzerritarra-ren kontrako indarkeria instituzionalarena, bertakoahobeagoa izatearen erreibindikazioarena, irainarenerabilerarena dialektika mediatiko bezala. Eta na-hiz eta orain futbol zelaian sartzea debekatu, ba-daki ez dagoela bakarrik»

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Literaturaren irakaskuntzaren auzia behin baino gehia-gotan izaten da hizpide idazleen artean, normala den bezala: horren kexatia den gure erkidegotxo intele-

Literaturarenirakaskuntzaeta Zeitgeista

no ez zela literatura hispanikoaren ibilbide luze eta (akade-mikoki) sendo egituratuan. Eta Eduardo Mendoza, edonolaere, beste plano batean dagoela aipatu ditudan euskal ida-zleekin alderatuta. Behintzat inori ez zitzaion bururatu, ga-rai hartan, Vázquez-Figueroa edo Vizcaíno Casasen nobe-lak ipintzea irakurgai…

Zeren eta, ados, euskal literaturaren irakaskuntzan,euskarazkoaren alorrean behintzat, gure corpusaren es-tutasun historikoaren arazoa hor dago. Baina, hala ere,iruditzen zait zuhurra litzatekeela azterketa gaur egune-ko literaturara arte iritsi aurretik gelditzea. Eta, zailadenez bizirik dauden zenbait idazleren obraz preszindit-zea (euskal literaturaren suizidioa nahi ez badugu behin-tzat, irakurketaren liluraren ikuspuntutik besterik ez bada),azterketa ez eramatea 1990 edo 1995etik aurrera, adibidez.Edo, eramango balitz, eta azken errekurtso gisa, merkatuarrakastaz harago doan irizpide batekin egitea, gutxienez.Hots, Vázquez-Figueroa eta Vizcaíno Casas kanonean sartugabe, ahal dela. Nahiz eta onartu behar den agian hori delairizpiderik errealistena, Zeitgeistarekin hobekien datorrenabat, garai turbokapitalista hauetan…

Zeren eta, gainera, diglosiaren gaiak bestelako desbide-ratzeak ekartzen ditu. Gure hamahiru urteko ilobari, esate-rako, bi liburu agindu dizkiote irakurtzeko aurten. Bata, gaz-telaniaz, Las lágrimas de Shiva, gazte literaturanespezializatutako César Mallorquí bartzelonatarrarena: nobe-la fantastiko eraginkor bat, hiztegi eta sintaxi aldetik nahikojoria, eta iradokizun literarioz betea (bertan aipu ugari egi-ten zaizkie Bradbury, Orwell, Kafka, edo Trotskiren lanei,besteak beste); izan ere, gure iloba, nobela horretatik ti-raka, J.D. Salingerren El guardián entre el centeno irakur-tzera iritsi da, ia ustekabean (euskarazko ediziorik zegoelajakin gabe, hori bai). Eta asko gustatu zaio.

Bestea, euskaraz, Jara, Jasone Osoro elgoibartarra-rena: nobela errealista eraginkor bat, hiztegi eta sintaxialorrean sinpleagoa Mallorquírena baino (baita mehea-goa ere), eta askoz ere lurtarragoa gaiari dagokionean,literaturarekin eta goi kulturarekin matraka dezente gu-txiago ematen duena (nolabait esateko). Bertatik abiatuta,zer eta piercing bat egiteko deliberora heldu da gure iloba:horrekin dena esanda dago. Nahiz eta onartu behar denhau ere «garaiko izpirituarekin» areago bat datorrela, ziu-rrenik, Salinger zaharra baino…

Edonola ere: gero harritzen gara, gaztarotik edo heldua-rotik aurrera, gure irakurleek euskaraz irakurtzeari uztendiotelako…

Ez dut uste halakoak direnik azalpen bakarra, noski.Baina bai azalpenaren zati bat.

IbanZaldua

ktualean, salmenta txikien eta irakurketa indize baxuenerrua bilatzeko orduan hezkuntza-sistema biktima jabal-garri egokia izan ohi da.

Nik, esan dut behin baino gehiagotan, ez dakit esko-lak (eta institutuak) literaturarekiko maitasuna eta irakur-ketaren lilura irakatsi behar dituen, matematikarekiko edofisika kuantikoarekiko maitasuna sustatzen ez dituenneurri berean: literatura irakasgai inportantea iruditzenbazaigu (eta hori da ebatzi beharko genukeen lehenengokontua), literatura zer den eta nola analizatzen den irakatsibeharko luke hezkuntza sistemak, hots, ikasleei (etorkizu-neko balizko irakurleei) irakurketa kritiko baterako tresnaerabilgarriak eskaini. Maitasuna etorriko da ondoren, edoez, ikasle guztiei geometriarako edo historia naturalerakogrina pizten ez zaien bezala. Irakurketa maitasunaren etamagiaren eta liluraren eremura eramanez ez dakit zein pun-tutaraino ari garen seinale erratua bidaltzen, literatura ga-rrantzi gutxiko asuntoa dela adierazten alegia. Agian horidelako sinesten duguna, azken finean.

Euskal literaturaren berezitasunek, bestalde, ondorio etaezaugarri bitxiak eransten dizkiote gai honi. Duela gutxi,adiskide batzuen hamabost urteko semearen ikas materia-la gainbegiratuz, harridura pixka batez jabetu nintzen litera-tura gure garaiko irakasle batzuek (zorionez, ez guztiek)egiten zuten gisara erakusten jarraitzen dela: idazleen datubiobibliografikoen segida idor baten bitartez, memoriaz iren-tsi beharrekoa, noski. Desberdintasuna da Garcilaso de laVega, Calderón de la Barca edo Pardo Bazánen data etaobra nagusiak ikasi beharrean, Jon Arretxe eta Toti Martí-nez de Lezearenak zituztela hizpide liburu eta apunte haiek(baita Bernardo Atxaga eta Gabriel Arestirenak ere: gaitzer-di). Eta pentsatu nuen ea nola justifikatuko zuketen, nireinstitutu garaiko irakasleek, Felipe Trigo, José Luis MartínVigil, Ángel Palomino edo (gauzak muturrera eramanez)Corín Telladoren biobibliografien sarrera literatura naziona-laren corpus eraikitzailean: zirkuitulaburra eragingo ziekeen,ziurrenik, halako heresia batek. Izan ere, garai hartan, zu-hurki, literaturaren (literatura espainiarraren) programakgaraikidetasunaren ateetan gelditzen ziren, 1950eko eta1960ko hamarraldietan, Sánchez Ferlosio edo Martín-San-tosekin; institutua amaitu eta berehala, hurrengo belaunal-dikoei, adibidez, La verdad sobre el caso Savolta irakurrara-zi zieten, eta gogoan dut pentsatu nuela ez ote zen pixkabat arriskutsua horren obra berria (1975) hain goiz sartzeaeskola-kanonean. Baina onartu behar da hori tanta bat bai-

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osé Ignacio Lacasta, catedrático de Derecho Cons-titucional en la Universidad de Zaragoza, publica unnuevo libro en la prestigiosa editorial Tirant lo Blanc

cuestiones relacionadas, por cierto, yasí lo señala J. I. Lacasta, con limita-ciones serias del pluralismo español.En el caso de la memoria histórica(término equívoco en sí mismo, apartir de las diferencias entre histo-ria y memoria, como reconoce el au-tor) en España, porque, a diferenciade otros países, como Alemania, elmínimo democrático del pluralismoespañol adolece de un importante dé-ficit. Se trata del reconocimiento toda-vía pendiente por parte de la derechaespañola de la injusticia original y de la crueldadabsoluta del franquismo. En el caso del 15M y lasnuevas formas de movilización política y social, espatente la incomprensión y el rechazo que provo-can en buena parte de la clase política y en el Go-bierno, evidente en críticas, descalificaciones y res-puestas represivas. Ese Establishment no es capazde verlo como síntoma innegable del anquilosamien-to del sistema político español y de la desafeccióncreciente hacia dicha clase política (evidente en lasúltimas elecciones europeas).

Jde Valencia. En este caso, un ensayo que tiene el plura-lismo como hilo conductor, analizado aquí en sus dimen-siones históricas, filosóficas, jurídicas o políticas. Como elmismo autor señala en una breve «justificación» previa,éste tiene su origen en un curso de Maestría sobre el plu-ralismo dictado en la Universidad colombiana de Antio-quía, en Medellín, y también en una vieja deuda intelec-tual con Pierre Joseph Proudhon. Y realmente es Proudhon,quizá juntamente con el gran ilustrado Immanuel Kant, elnombre más repetido, es cierto que junto a otro numero-so grupo de referencias intelectuales de distinto signo, deMontaigne a Pi i Maragall o Kelsen.

El pluralismo como tema central se articula en tres gran-des bloques, que analizan tres problemas fundamentalesde la práctica política y jurídica actual. Son, primero, lamemoria histórica, en segundo lugar la raíz relativista delpluralismo, a partir de una concepción de la filosofía jurídi-ca íntimamente ligada a la práctica social, y, tercero, laparticipación democrática.

La obra puede satisfacer al especialista que buscaun recorrido académico por la historia del pluralismo,denso y bien apoyado en citas de los autores estudia-dos y abundante bibliografía en las notas al pie. Perotambién puede hacerlo, para mí un mérito indudable, alactivista con más inquietudes que pueda sentir interéspor la historia intelectual de fenómenos políticos y so-ciales actuales, como puedan ser la reivindicación de lamemoria de las víctimas del franquismo o la eclosión denuevas formas de participación política, articulada en tor-no a fenómenos como los «indignados» o el 15M, ambas

José IgnacioLacastaZabalza, 2013,"Memoria colectiva,pluralismo yparticipacióndemocrática",Valencia,Tirant Humanidades.

Me ha parecido particularmente interesante la rei-vindicación de la figura de Proudhon. Sabíamos del in-terés del autor por figuras heterodoxas o críticas con lalínea central de la genealogía marxista o progresista másortodoxa (recordemos sus estudios sobre Sorel o Gra-msci) y en esta obra se detiene en un político e intelec-tual de mediados del siglo XIX, denostado por Marx yEngels, que constituye un referente de enorme interéspara una historia de las ideas democráticas y progresis-tas. Crítico de la concepción de la revolución como es-tallido brusco de clase contra clase y del colectivismocomunistas, adalid del voto en blanco como expresiónde crítica democrática libre y tolerante (es preciosa sucarta a Marx de 1846, alertando de los peligros del dog-matismo -p.82-), Proudhon resulta una figura sugesti-va, más allá de la distorsionada etiqueta de anarquistadecimonónico. Por cierto que, a propósito de la toleran-cia, J.I. Lacasta también escribe lúcidamente señalan-do las insuficiencias del concepto y su preferencias (yde otros autores como J. de Lucas, p. 139) por el plura-lismo, la igualdad y las libertades.

Si cabe una crítica menor, un capítulo final de conclu-siones quizá hubiera ayudado a una recapitulación y siste-matización de las ideas del libro. En resumen, una obraimportante. Antonio Duplá

Una obra importante

«Me ha parecido interesante lareivindicación de la figura de Proudhon.

Sabíamos del interés del autor por figurasheterodoxas o críticas con la línea centralde la genealogía marxista o progresistamás ortodoxa (recordemos sus estudiossobre Sorel o Gramsci) y en esta obra se

detiene en un político e intelectual demediados del siglo XIX, denostado por

Marx y Engels, que constituye un referentede enorme interés para una historia de las

ideas democráticas y progresistas.»

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l esteticismo viene pegando fuerte, para disfrute dequienes combinamos platos de Hollywood y de otrosrestaurantes. Entre otros recursos, el blanco y negro

dan Tintín, Ubú y el esperpento. Los valores del humanis-mo forman parte de un cóctel de entreguerras mundialestambién entre Alemania y Rusia, superficial y colorista,por qué no, donde queda claro quiénes son y serán losbuenos. Los soviets no forman parte de la receta, y para elpersonaje coprotagonista, que en buena ley debería pro-ceder de alguna de las doce tribus, se ha preferido unaidentidad asiática, en este caso musulmana secularizada,que se presenta igualmente arrasada por la guerra. Losdesignios de la multiculturalidad, estimados lectores, resul-tan inescrutables.

Pasado, memorias:tres películas recientes.

SoledadFrías

Para aquel momentode los 60 en que se desa-rrolla Ida no quedabanvestigios, como apenaslos hay hoy, de la bullicio-sa vida judía centroeuro-pea, de no sencilla reduc-ción a supervivientes quemarcharon a Israel. Tene-mos que consolarnos conla literatura de entregue-rras mundiales o trasplan-tada en yiddish a Estados

Eenmarca Ida, la prestigiada película de Pawel Palinowsky.Ambientada en la Polonia de principios de la década de 1960,aquel catolicismo de antes del concilio Vaticano II no pare-ce tan opresivo como presumiríamos desde estas latitu-des, y menos para mujeres sin recursos que toman loshábitos. A la joven protagonista polaca le sale al encuentroun pasado inesperado, su condición de víctima del Holo-causto judío, que ha dado muchas horas de celuloide parala indignación. En tono de comedia, en otro tono, Wes An-derson se refiere a la «gran fiebre prusiana que causó mi-llones de muertos» en El Gran Hotel Budapest, cuyo guiónpresume de inspirarse en las obras de Stefan Zweig.

Unidos, antes de que el hebreo diera el salto de lenguamuerta a lengua oficial. En Ida no se aprecia un régimencomunista opresivo, sino a burócratas exasperantes a quie-nes el blanco y negro les va como anillo al No-Do. Desdeluego consiguen exasperar a la otra protagonista, judía se-cularizada polaca, de la estirpe de Vasili Grossman. Lapelícula recoge bien el barro, la nieve, el frío. Les acompa-ñan algunas miserias humanas.

Por el contrario El Gran Hotel Budapest se detiene en ellujo de aristócratas y amantes del arte, de esos que luegoengrosan colecciones de dudosa procedencia. Por allí ron-

De la otra graniniquidad que fra-guó la civilizaciónoccidental se ocu-pa la oscarizada12 años de escla-vitud, dirigida porSteve McQueen,nombre de reso-nancias. Sin nece-sidad de retroce-der hacia el tráficonegrero, ya asen-tada la instituciónesclavista en aquel extremo del Atlántico, la historia delhombre negro libre encadenado por simple avaricia de ti-madores que aprovechan un ordenamiento jurídico-eco-nómico se basa en una autobiografía de la década de 1840.La superproducción busca veracidad y la consigue a costade cierta frialdad narrativa, que no aburrimiento, pecadode tantas películas históricas. El elemento religioso, tanimportante en la configuración de Estados Unidos, vuelvea ser quizá el elemento más inaprensible para nosotros ennuestro tiempo.

El abolicionismo está en la raíz de la tradición queconduce a los derechos humanos universales. La pelí-cula lo presenta antes de la abolición, cuyos debatesparlamentarios Spielberg trató hace bien poco. Aquí asis-timos a la convivencia más que asimétrica entre poblacio-nes de distintas procedencias en Norteamérica. Esa convi-vencia se presentó distinta en otras latitudes esclavistas(léase George R. Andrews, Afro-Latinoamérica, 1800-2000,Iberoamericana-Vervuert, 2007). El itinerario del protago-nista, en función de sus propietarios, bascula entre la plan-tación y otras ocupaciones cualificadas. Sobre la crueldadya estábamos informados, pero asistiendo a la separaciónde familias, los ahorcamientos o los latigazos se entiendemejor el miedo. La mirada sobre las mujeres, objetos dedependencia sexual, ofrece escenas que no se agotan enla frivolidad.

Ida

El GranHotel

Budapest

12 años deesclavitud

Pasado, memorias:tres películas recientes.

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El plátano 'boomerang'El plátano 'boomerang'

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Enrique Bethencourt

l racismo está muy presente, de forma lamen-table, en muchos estadios de fútbol. Son de-masiado numerosos los casos en que un grupo

improperios de un grupo de aficionados; el más imbéciltuvo la ocurrencia, además, de lanzarle un plátano. Lareacción del lateral brasileño fue verdaderamente bri-llante: pelar el plátano y comerse parte de la fruta,muy utilizada por los tenistas por su aporte en hidratosde carbono, magnesio y potasio. Que luego dos centrossuyos acabaran en gol, con la inestimable colaboracióninvoluntaria de jugadores del Villa es otro asunto.

SOLIDARIDAD. El plátano lanzado por el racista aficiona-do (socio del que ya se sabe su identidad y que el clubcastellonense piensa expulsar a perpetuidad) y, sobretodo, la respuesta de Alves han despertado una co-rriente de solidaridad en todo el mundo, que ha inclui-do deportistas, artistas y hasta la presidenta brasile-ña Dilma Rousseff y el presidente italiano, MatteoRenzi. Hay que recordar que en Italia, Cécile Kyenge,ministra del anterior gabinete, el de Enrico Letta, sufriótodo tipo de insultos por la ultraderecha, que tambiénllegó a tirarle plátanos por el color de su piel.

Un hecho casual y una respuestaespontánea, pero tan sencilla comointeligente, han convertido eseplátano en el césped del Madri-gal en un auténtico boome-rang que ha dado la vuelta almundo y se ha estampadosimbólicamente en las nari-ces del racismo y de losque lo alientan.

Ede aficionados/energúmenos insultan a los jugado-res del equipo contrario por el color de su piel. Unade las fórmulas más frecuentes consiste en imitara un mono, intentando establecer las distanciasentre los presuntos civilizados blancos y los presun-tos salvajes.

Lo he sufrido en mi estadio, el de Gran Canaria,en algún encuentro de la UD Las Palmas. Y tras incre-par por ello a un aficionado sentado apenas a dos me-tros de distancia, éste, que no paraba de mofarse einsultar a un jugador negro, me espetó. «Oiga, que yono soy racista». Lo disimulaba bien, desde luego.

Antes, mucho antes, me sucedió un suceso simi-lar, pero más masivo, en la temporada 93/94. En unencuentro entre el CD Tenerife, entonces entrenadopor Valdano y Cappa, y el CD Celta, correspondiente asemifinales de la Copa del Rey. El Tete había elimina-do en cuartos al Real Madrid, al que venció en el Helio-doro y en el Bernabeu; en esa etapa también le hizoperder algunas ligas a los blancos.

Aquella tarde-noche un grupo bastante numero-so de aficionados tinerfeños se pasó buena parte delpartido insultando al celtiña Vicente Engonga, naci-do en Barcelona pero de familia guineana. Un juga-dor, buen centrocampista, que llegaría a defender enuna decena de ocasiones los colores de la selección,que entonces no era todavía La Roja.

Aunque fui a disfrutar del partido y a apoyar al CDTenerife, reconozco que, por la actitud deaquellos aficionados, me alegré de que nose lograra la remontada y fuera el Celtaquien pasara la eliminatoria. Luego, losgallegos perderían la final con el Zara-goza en un partido muy competido.

Recordé esas circunstancias este do-mingo en el partido entre el Villarreal y el Barça.En esta ocasión fue Dani Alves la víctima de los

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