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Revista Innovación Universitaria 2017, 1 (2): pp.4-6, Paniagua, J. y Orellana, A. Editorial 3
Contenido
EDITORIAL
Dra. Johanna Paniagua Villalobos, Directora Revista Innovación Universitaria
Lcda. Adriana Orellana Orellana, Editora, Revista Innovación Universitaria
4
ENSAYOS ACADÉMICOS
La relevancia del análisis curricular en las carreras universitarias para garantizar la
calidad de la educación superior
Máster. Carmen Castro Salazar, Universidad Internacional de las Américas
7
La importancia de los actores involucrados en el proceso de autoevaluación para la
acreditación de las carreras ante SINAES
Lcda. Maureen Valverde Granados, Universidad Internacional de las Américas
20
Retos del proceso de acreditación en la Universidad Internacional de las Américas
Lcda. Alejandra Arguedas Villa, Universidad Internacional de las Américas
36
Revisión histórica de la educación universitaria costarricense y los procesos de
acreditación
Máster. Odith Bolandi Castro, Universidad Internacional de las Américas
49
Desarrollo docente y su aporte en la actualización del Plan de Estudio de Periodismo
de acuerdo con las exigencias del medio
Máster. José Pablo Salazar Aguilar, Universidad Internacional de las Américas
61
Yo, Investigador
Máster. Wilson Rojas Herrera, Universidad Internacional de las Américas
73
La extensión social universitaria como medio de formación práctica en el Periodismo
Lcda. María José Chinchilla Valverde, Universidad Internacional de las Américas
86
Normas para la Publicación de Ensayos Académicos y Proceso de Arbitraje en
la Revista Innovación Universitaria
102
Revista Innovación Universitaria 2017, 1 (2): pp.4-6, Paniagua, J. y Orellana, A. Editorial 4
Editorial
Innovación Universitaria es la revista académica de la Universidad Internacional de las
Américas (UIA), en Costa Rica, la cual se gesta en el Departamento de Investigación de la
Universidad. Los autores de los manuscritos pertenecen a la Escuela de Periodismo y a la
Vicerrectoría de Gestión de Calidad y está dirigida a toda la comunidad educativa.
En esta oportunidad, se presenta una edición especial, que abarca temáticas relacionadas al
proceso de acreditación ante el Sistema Nacional de Acreditación de la Educación Superior
(SINAES). Su objetivo principal es difundir ensayos –los cuales exponen la experiencia- de los
diversos actores inmersos en el desarrollo de este proceso.
La máster Carmen Castro Salazar, analista curricular de la Universidad Internacional de las
Américas (UIA), expone en su escrito denominado “La Relevancia del Análisis Curricular en las
Carreras Universitarias para Garantizar la Calidad de la Educación Superior” la importancia
del análisis del currículo, esto como un medio que garantice la calidad en la educación superior,
que responda a las demandas profesionales de estudiantes y empleadores. Además, resalta el
valor de la asesoría curricular para el mejoramiento continuo y las modificaciones en el currículo.
El segundo manuscrito titulado “La Importancia de los Actores Involucrados en el Proceso
de Autoevaluación para la Acreditación de las Carreras ante SINAES”, realizado por la
Licenciada Maureen Valverde Granados, analista de la Vicerrectoría de Gestión de Calidad de la
Universidad, expone los actores involucrados en el proceso de acreditación y cómo su
participación es un elemento trascendental para el desarrollo de la excelencia en la calidad
educativa. Asimismo, presenta una visión general de la dinámica evolutiva de la educación
analizando el contexto de la educación superior.
La Licenciada Alejandra Arguedas Villa, analista de la Vicerrectoría de Gestión de Calidad
de la Universidad, presenta su ensayo “Retos del Proceso de Acreditación en la Universidad
Internacional de las Américas”. En este documento, Arguedas, aborda la trasformación, que ha
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tenido la educación superior en Costa Rica por medio del SINAES, contextualiza la vivencia del
proceso de acreditación y expone los principales desafíos que la Universidad atraviesa para lograr
calidad académica.
En esta edición también, tenemos el agrado de presentar el texto que se titula “Revisión
Histórica de la Educación Universitaria Costarricense y los Procesos de Acreditación” del
máster Odith Bolandi Castro, director de la Escuela de Periodismo. Bolandi reflexiona sobre la
transformación de la enseñanza costarricense, desde el surgimiento de las primeras universidades
en Costa Rica. El autor destaca la labor, que se ha desempeñado en los centros privados de
enseñanza, para elevar los estándares de calidad académica que solicita el SINAES.
En el ensayo que se denomina “Desarrollo docente y su aporte en la actualización del Plan
de Estudios de Periodismo de acuerdo con las exigencias del medio”, elaborado por el máster
José Pablo Salazar Aguilar, subdirector de la Escuela de Periodismo, el autor abarca la
importancia de la actualización del Plan de Estudios, en relación con el contexto y la puesta en
práctica del citado plan en las aulas universitarias. Se destaca como punto clave el ejercicio
docente en la aplicación y lineamientos del plan de estudios, con el fin de garantizar la calidad en
la formación de profesionales.
Por otra parte, el máster Wilson Rojas Herrera, coordinador de
Investigación de la Escuela de Periodismo, en su ensayo “Yo Investigador”, evidencia la
importancia de la investigación en el quehacer cotidiano, a la vez que acentúa su significado en la
educación superior y en la docencia universitaria. Como punto sustancial, el citado autor insta a
los profesores a estimular la pasión por la investigación en la comunidad universitaria.
Asimismo, destaca la constante actualización en el tema sujeto de análisis.
El manuscrito “La Extensión Social Universitaria como Medio de Formación Práctica en
el Periodismo”, elaborado por la Licenciada María José Chinchilla Valverde, asistente de la
Escuela de Periodismo, plantea el impacto social que tienen los proyectos de extensión como
generadores de cambio y toma de consciencia. De igual manera, destaca la importancia de las
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acciones de extensión universitaria, para el fortalecimiento de habilidades blandas y para
fomentar el conocimiento en diversas áreas en los estudiantes.
Agradecemos los valiosos aportes de la máster Diana Córdoba Pérez, colaboradora para
esta edición especial de Innovación Universitaria, en la cual se exponen engranajes muy
completos de los pilares que involucra la acreditación por medio de un recorrido, a través de
todos los nexos que deben sostener la calidad académica en un centro de formación superior,
hacia los cuales está comprometida la UIA.
Dra. Johanna Paniagua Villalobos Lcda. Adriana Orellana Orellana
Directora Revista Innovación Universitaria Editora Revista Innovación Universitaria
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ENSAYOS
La Relevancia del Análisis Curricular en las Carreras Universitarias
para Garantizar la Calidad de la Educación Superior
MÁSTER. CARMEN CASTRO SALAZAR
Asesora curricular y de evaluación
Vicerrectoría de Gestión de Calidad
Introducción
La acreditación de las carreras universitarias se ha convertido en todo un reto tanto para las
universidades públicas como para las privadas, ya sean nuevas o con algunas cohortes de
graduados, dado que se ha convertido en el garante de la calidad de la educación superior. El
tratar de ordenar la casa, al menos desde el punto de vista administrativo y bajo los lineamientos
curriculares establecidos por la propia universidad, conlleva un sin fin de retos para el personal
docente, administrativo, estudiantes y todos aquellos actores que de una u otra forma se
encuentren involucrados con el quehacer universitario.
Es de suma importancia que, en la actualidad, cuando existen un sin número de
universidades con un abanico de ofertas educativas el país busque cerciorarse del tipo de
profesionales que se están formando y de las consecuencias, que para la nación traería la
fabricación de profesionales a granel, sin la debida preparación y competencias para el ejercicio
de una profesión. En el 2015 en las noticias se podían leer titulares relacionados con las
siguientes situaciones:
- Sala Constitucional ordena a la Dirección General de Servicio Civil otorgar un puntaje
adicional en los concursos que realice en adelante y en los que participen profesionales
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graduados de carreras acreditadas por el Sistema Nacional de Acreditación de la
Educación Superior (SINAES) (Programa Estado de la Nación 2015, p.183).
- Catorce universidades privadas acumulan el 80% de los beneficiarios de la Comisión
Nacional de Préstamos para Educación (CONAPE) y la cartera tiende a concentrarse en
carreras del área de salud (Programa Estado de la Nación 2015, p.183).
Ya en el informe del Estado de la Educación (2016) se pueden leer entre los principales
hallazgos:
- Las carreras acreditadas solo representan un 7% de la oferta académica y desde 2010 sus
graduados con carreras cursadas completamente acreditadas son menos del 10% del total
de profesionales. El 58% de las carreras acreditadas al CONARE, que entregan tres de
cada diez títulos (p. 241).
- No se registra ningún avance en la disponibilidad de información sobre la cobertura y
resultados de la educación superior privada. Si el Estado no ejerce su potestad de
fiscalizar el desempeño de las instituciones, el país seguirá teniendo una imagen parcial y
fragmentada sobre sus logros y desafíos en educación superior. (p. 241)
Sin embargo, no se encontró ninguna noticia en donde se planteará como aspecto
importante el análisis en el campo curricular de las diferentes ofertas educativas, sobre todo en
las áreas de Ingeniería, Salud y Educación.
Como punto de inflexión importante para la escogencia de una carrera de nivel
universitario, los futuros profesionales deben estar convencidos no solo de la profesión que
quieren ejercer, sino que la elección del centro de educación superior sea la correcta. Lo anterior
cobra relevancia, ya que le brindará las mejores herramientas para su desenvolvimiento futuro,
por lo que si se busca la calidad, debe tener en cuenta el currículo correcto (prescrito y oculto),
pues de ello dependerá su calidad profesional.
Así se evidencia que, para las instituciones de educación superior es fundamental mostrar
buen rendimiento académico en la producción de profesionales, pues tanto los centros educativos
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de nivel superior, públicos y privados, realizan una función social encomendada por el Estado y
por tanto, deben ser responsables en su cometido. Lo anterior, tiene gran importancia, ya que el
Programa Estado de la Nación en el capítulo Estado de la Educación apunta que: Las
instituciones privadas, grandes generadoras de diplomas universitarios (el 70% del total), no
muestran innovación en la oferta, no aportan investigación y realizan poco trabajo de extensión.
(2015, p.188), aspectos relevantes dentro del currículum universitario.
Por todo lo anterior y, ante el reto presente que significa la acreditación de carreras
universitarias, la estructura y la organización del plan curricular, ponen de manifiesto la
relevancia de su análisis, dado que es uno de los ejes fundamentales, para garantizar la calidad de
la educación superior. Seguidamente se expondrán algunos aspectos que dinamizan los procesos
pedagógicos en las instituciones educativas terciarias que buscan ofrecer una educación superior
de calidad.
Desarrollo
Cuando la sociedad demanda más y mejores profesionales surge la pregunta de si el sistema
de educación superior o terciario ofrece una formación pertinente y relevante para la demanda de
profesionales que requiere el mercado laboral. De acuerdo con las entrevistas efectuadas a
empleadores por el Programa Estado de la Educación, los análisis de las respuestas ofrecidas
llevan a la conclusión de que: Se requiere de un recurso humano bien formado, con una
abundante dotación de habilidades blandas, un segundo idioma y a un costo aceptable. (Angulo,
s.f. citado por Programa Estado de la Nación, 2015, p.219). De manera que lo acelerado de los
cambios actuales sugiere la necesidad de una formación versátil y un recurso humano con gran
capacidad de adaptación (p.218), para que pueda desenvolverse adecuadamente en el campo
laboral.
Para lograr lo anterior, se requiere que el currículo responsable de la preparación de los
nuevos profesionales demandados por la sociedad sea el adecuado, esté actualizado, sea flexible y
cumpla con las expectativas de los estudiantes y sus futuros empleadores (Programa Estado de la
Nación, 2015, p.231). Así teniendo en cuenta lo anterior, el análisis curricular de las carreras
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universitarias busca garantizar la calidad de la educación superior, dado que es uno de los
aspectos de mayor relevancia, que se presentan en el momento de acreditar una carrera.
Para este fin, las instituciones y programas de educación superior emplean uno de los
mecanismos más utilizados en el mundo, para buscar la salvaguardia de la calidad de la
enseñanza con base en estándares internacionales: los sistemas de acreditación. Las exigencias
anteriores y la búsqueda del Estado por evidenciar el buen uso del presupuesto, que se invierte en
educación superior, ha empleado la estrategia de la acreditación de las carreras universitarias, la
cual busca una autoevaluación exhaustiva, que permita reforzar aspectos débiles de la dinámica
institucional, con miras a certificar la calidad de los procesos internos que se dan en ellas, lo cual
redundaría en beneficios para los empleadores, los estudiantes, las instituciones de educación
superior y por ende, para el país.
Con miras a alcanzar lo expuesto, se propone entre otras estrategias, que las universidades
aprobadas por Consejo Nacional de Enseñanza Superior Privada [CONESUP] cuenten con cinco
años, posteriores a la entrada en vigencia de la reforma de la ley, para acreditar su calidad. En
esta misma línea, se plantea la obligatoriedad de actualizar los planes de estudio y
específicamente, las universidades privadas deberán hacerlo de oficio cada cinco años. (Programa
Estado de la Nación, 2015, p. 227).
En el 2016, solo el 8% de la oferta académica superior autorizada en establecimientos
centrales estaba acreditada. Según el informe del 2017 del Programa Estado de la Educación, a
pesar de la gran cantidad de títulos que representan las carreras de educación en el número total
otorgado por año en las universidades, en 2014 solo el 3% correspondió a carreras acreditadas.
En el caso de ingenierías son el 20% y en medicina el 8%. En 2014, Periodismo e Informática
emitieron una cuarta parte de sus títulos en carreras cursadas según los esquemas de calidad
certificados por el SINAES (Programa Estado de la Nación, 2017, p. 283).
En este mismo informe, se anota que el perfil de salida de los graduandos es lo principal
para los entrevistados de las universidades y para los graduados. En el caso de los empleadores
les interesa principalmente, que el perfil responda a las necesidades del mercado laboral, sin
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embargo, todos mencionan la importancia que tiene el que los planes de estudio estén
actualizados. El contar con docentes de alto perfil académico y con vocación en investigación
también es un elemento que citan como un componente que impacta la calidad del proceso
educativo, además incluyen el concepto de calidad de la educación, que la carrera realice
actividades en otros campos como la investigación y la extensión cultural, y que favorezca al
desarrollo del país.
Por otro lado, la acreditación fue un factor importante, que se mencionó en relación con la
selección de la universidad donde estudiar. La percepción es que la acreditación es más
importante para ellos mismos que para los otros, mientras que “las universidades consideran que
la acreditación es relevante para ellas en primer lugar, como diferenciador, factor de legitimación
o reafirmación” (Programa Estado de la Nación, 2017, p. 285). Aunque esto último no significa
necesariamente que se esté dando la mejor educación, sino una educación con ciertas garantías,
pues el proceso educativo tiene muchas aristas.
Una educación de calidad es aquella que garantiza que sus graduandos salgan con
conocimientos actualizados, con un conjunto de valores y principios éticos fundamentales para el
ejercicio de su profesión y una serie de habilidades claves para su desempeño laboral tales como:
la capacidad para trabajar en equipo; autonomía; flexibilidad para adaptarse a distintas
situaciones y resolver problemas; una visión humanista de contribuir a la sociedad, lo que es
importante sobre todo en Medicina y Educación, así como la capacidad para desarrollar
relaciones interpersonales positivas en su entorno profesional en las áreas de Ingeniería y
Periodismo, entre otras.
Todo lo anteriormente anotado apunta a un solo norte, el currículo universitario. De ahí la
relevancia del análisis curricular de las carreras universitarias, con miras a garantizar aunque sea
en parte, la calidad de la educación superior, pues el currículo lo es todo, no solo programas de
estudio, infraestructura, capacidad del cuerpo docente, sino también la actitud, el compromiso
con el centro educativo, la capacidad de enfrentarse a situaciones problemáticas y la búsqueda del
ideal plasmado en la misión y la visión de la universidad, lo cual debe evidenciarse en los
objetivos que persigue la carrera, los objetivos de los programas de los cursos, sus contenidos, la
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concatenación e interacción de los planes de estudio, la relación con los empleadores de los
futuros profesionales y la experticia de la universidad para brindar a sus estudiantes las
capacidades blandas que requerirán sus egresados en el mundo laboral, entre otras expectativas.
Esta situación permite plantear algunos aspectos relevantes para este trabajo, con miras a
evidenciar una situación, que en algunas ocasiones se convierte en un nudo gordiano para una
institución de educación terciaria. Es primordial evidenciar la relevancia del estudio del currículo
de las carreras universitarias en función de procurar una educación superior de calidad.
Aunado a lo anterior, es trascendente:
- Enumerar los elementos que conforman el estado del arte de una carrera universitaria, en
otras palabras, enumerar los elementos que permiten construir la forma en que se han
tratado las carreras, cuáles son sus antecedentes, cuáles son las fuentes de información,
cuáles experiencias se han efectuado en torno a la temática y qué nuevas tendencias flotan
en el ambiente
- Identificar los procesos de gestión de la carrera.
- Especificar el perfil ideal para el estudiante, el docente y el empleado universitario.
- Determinar la relación entre el currículo y la acreditación de una carrera.
El análisis del currículo de las carreras universitarias es de alto interés, por cuanto es un
elemento primordial para que un centro educativo de esta naturaleza pueda ser creativo,
innovador, productivo y proactivo, de tal manera que pueda brindar oportunas y adecuadas
soluciones a las problemáticas sociales en diferentes ámbitos, que como fin primario, propicia la
existencia de las universidades.
El currículo entonces, se concreta en la ejecución de los planes y programas de estudio, los
cuales se convierten en instrumentos dinámicos, solo y cuanto los docentes y los estudiantes
interiorizan su accionar pedagógico como un proceso cotidiano. Todos los elementos curriculares
que los componen corresponden de esta forma a una serie de aspectos del currículo que, de una u
otra manera, sobresalen en los procesos de acreditación.
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De esta forma, el plan de estudios debe responder al estado del arte, en la incorporación de
problemas del entorno. Es un documento que presenta los antecedentes de la carrera, sus
fundamentos conceptuales, sus objetivos, sus fines, ejes y orientación metodológica, los
referentes universales de la disciplina, el perfil de entrada, el perfil profesional o de egreso, la
malla curricular en donde se manifiesta la concatenación de los cursos, el cumplimiento de
requisitos y correquisitos, donde se evidencia la integración de la teoría y la práctica, se presenta
una perspectiva multidisciplinaria, se demuestra el rol de la ética, se establece la inclusión de
tecnologías de información, se evidencian principios y prácticas científicas, se brinda
flexibilidad, se permean actividades extracurriculares, los trabajos finales de graduación son
aportes a la sociedad, la graduación es una actividad conjunta y de relevancia, y los programas de
los cursos cuentan la historia de su evolución, entre otros.
Lo anterior se concreta con estrategias y métodos de enseñanza pertinentes, se promociona
el aprendizaje cognitivo, el desarrollo de destrezas, el interés por el aprendizaje, el pensamiento
crítico y autónomo, así como métodos de evaluación, que evidencien los logros estudiantiles y
permitan al docente mejorar su quehacer en el aula. Se tiene entonces, que la gestión de la
carrera, los cambios al plan de estudios, la actualización del mismo, así como las ocasiones en
que el plan se ha modificado, son motores para tener un programa de estudio, que responda a las
exigencias de los usuarios.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la
Cultura, [UNESCO]:
El currículo es, en términos más simples, una descripción de qué, por qué, cómo y cuándo
deberían aprender los estudiantes. El currículo no es, por supuesto, un fin en sí mismo, más
bien, su objetivo es tanto lograr resultados de aprendizajes útiles y valiosos para los
estudiantes como cumplir una serie de demandas sociales y políticas de gobierno. Mediante
el currículo se resuelven las preguntas imprescindibles de carácter económico, político,
social y cultural acerca de los objetivos, los propósitos, el contenido y los procesos
educativos. La declaración de política y el documento técnico, que representa el currículo,
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reflejan también un acuerdo político y social más amplio acerca de lo que la mayoría de la
sociedad considera más valioso (2016, p.8).
Los criterios curriculares buscan su pertinencia, vigencia y calidad, en la materialización de
la integralidad, la coherencia, la productividad y la modernización de la oferta educativa,
puntualizando en los perfiles de personalidad, el ocupacional, el profesional y el prospectivo.
Permite además la internalización de los contenidos programáticos, el reconocimiento de lenguas
extranjeras, donde el estudio de casos priva sobre la práctica oral docente, fomenta la
programación de estudios interdisciplinarios y relacionados con el entorno, así como la
investigación en los diferentes ámbitos.
Dentro de la capacitación del personal se incorporan conferencias, cátedras, cursos y
programas con preparación internacional. Además, buscan convenios con miras al
fortalecimiento de los procesos de enseñanza y aprendizaje, para emplear las redes académicas,
las bibliotecas electrónicas, procesos de enseñanza virtual y el empleo de la tecnología de punta,
entre otros. Todo lo anterior busca fomentar el aprendizaje de habilidades y destrezas, con el fin
de que los egresados universitarios puedan seguir aprendiendo y generando nuevos
conocimientos e industria, cuando dejen las aulas universitarias.
Para un currículo universitario Rincones y Belkis (2006) citando a Guédez (1998) esbozan
que todo plan de estudios debe contemplar un componente holístico, que es concebido
conceptualmente como un proceso global, continuo e interdisciplinario. Este componente debe
estar integrado por áreas que se adhieran esencialmente a un desarrollo concatenado del
conocimiento según la intención de crear situaciones para la realización y promoción integral del
ser humano (p. 133). Estas áreas son:
Simbólica: Se concretan con un conjunto de objetivos de aprendizaje, que buscan el
dominio de contenidos formales y de estructuras cognoscitivas apropiadas al desarrollo de
principios generales, razonamientos abstractos y relaciones simbólicas de datos y nociones
conceptuales, lo que permite el desarrollo de esquemas de comunicación que reconocen
identifican, comparan y aplican las categorías del lenguaje (p.112).
Revista Innovación Universitaria 2017, 1 (2): pp. 7-19 Castro, C. “La relevancia del análisis…” 15
Heurística: Evidencia el dominio de estructuras operacionales, metodológicas e
instrumentales que coadyuvan en el desarrollo de capacidades para indagar, inventar y ejecutar
iniciativas, permitiendo comprender el desarrollo de recursos intelectuales ajustables a los
procesos de la investigación científica y a los requerimientos del estudio sistemático lo cual
permite motivar para el dominio de esquemas cognoscitivos y valores, que propicien la fijación
de un espíritu crítico para evaluar, interpretar y juzgar las distintas realidades sociales (p.112).
Idiomas: Permiten ampliar los recursos de comunicación para el acelerado proceso de
producción de conocimiento en el ámbito internacional, lo cual favorece una formación global
del estudiante (p.113).
Actividades Complementarias y de Extensión: Representan programas y contenidos que
responden a la ampliación de posibilidades educativas de autodesarrollo. En este sentido, se
fomentan actitudes y se proporcionan recursos, que capacitan para el auto-aprendizaje y el auto-
desarrollo permanentes (p.113).
De esta manera, la interrelación de las áreas es periódica y acumulativa, en virtud de que el
progreso de cada una contribuirá con elementos que fortalezcan y clarifiquen a las demás. Un alto
porcentaje del currículo debe buscar el promover en el estudiante una formación integral, que le
permita desarrollar de una base conceptual, que facilite la plasticidad intelectual necesaria para
afrontar con éxito los requerimientos tanto académicos como vivenciales de su entorno (Rincones
y Belkis, 2006, p.113).
El marco curricular universitario debe establecer entonces, una serie de funciones
específicas como, por ejemplo:
- Situar la visión, el contexto y el desarrollo socioeconómico, los valores educativos y la
política educativa en un contexto curricular.
Revista Innovación Universitaria 2017, 1 (2): pp. 7-19 Castro, C. “La relevancia del análisis…” 16
- Establecer la visión, los propósitos y los objetivos del currículo en las diversas etapas, las
transiciones entre ellas y los vínculos entre la educación superior, el trabajo y el
aprendizaje a lo largo de toda la vida.
- Determinar los requisitos para la implementación, la supervisión y la evaluación del
currículo, incluida la prestación de asesoramiento en relación con la pedagogía y las
metodologías de evaluación apropiadas; a los responsables de formular políticas acerca de
los requisitos del currículo y la forma en que pueden contribuir a efectivizar su visión
curricular.
- Explicar la filosofía educativa sobre la que se basa el currículo, y los enfoques de la
enseñanza, el aprendizaje y la evaluación que sustenta esa filosofía.
- Concretar la estructura del currículo en sus ejes de aprendizaje y la justificación de la
inclusión de cada una de ellas.
Conclusión
La acumulación de experiencias por parte del personal universitario involucrado en los
procesos de acreditación es en primera instancia, un importante insumo para el acompañamiento
en las diversas necesidades académicas de una universidad. La asesoría curricular se convierte
entonces en el principal eslabón de la cadena universitaria, dado que permite a las unidades que la
conforman tener claridad de la ruta a seguir para el mejoramiento y modificación de su currículo.
Entre los beneficios que aporta a la organización, así como a la dinámica de las carreras, las
unidades académicas y los servicios comunes en general de la universidad, los procesos de
revisión o autoevaluación han reportado mejoras en las prácticas de registro y sistematización de
la información. Esto permite llevar un mejor control del quehacer de la carrera, lo que a su vez
incide en la transparencia interna y la rendición de cuentas.
Las metodologías de enseñanza también han experimentado un mejoramiento, gracias a los
procesos de acreditación de la calidad de la educación, pues conlleva un análisis de las carreras,
contrario a lo que sucedía. En la actualidad, existe una preocupación por renovar el currículo de
Revista Innovación Universitaria 2017, 1 (2): pp. 7-19 Castro, C. “La relevancia del análisis…” 17
manera continua, incorporar nuevas tecnologías en los procesos de enseñanza y revisar con
frecuencia el perfil de salida de los graduandos en términos de competencias, destrezas, actitudes
y valores, según requiera la sociedad.
En este sentido, el empoderamiento del personal docente y administrativo es de suma
importancia, pues les permite adueñarse de espacios de capacitación y actualización académica,
para enfrentar el carácter dinámico y cambiante del currículo.
Determinar las exigencias del entorno, asumiendo mayor responsabilidad hacia los
procesos de cambio curricular con calidad es solo el comienzo. Por ello, las carreras
universitarias que se encuentren en procesos de autoevaluación, estén acreditadas o vayan a
reacreditarse (Quintero, Yepes, y Munévar, 2006, p. 282), deben tener en cuenta la relevancia de
la asesoría curricular, dado que en su mayoría los docentes y el personal universitario no poseen
estudios en el área pedagógica, pues no son docentes de carrera.
Cuando los docentes y los discentes logran entender el desarrollo del currículo como un
proyecto y un proceso amplio y complejo, elaborado desde la reflexión, valoración y
mantenimiento institucional, grupal y personal, vigilante y crítica, acceden a nuevos paradigmas
y prácticas a través del intercambio de ideas y experiencias entre ellos Críales (1995) citado por
Rincones y Belkis (2016, p. 114), dado que deben efectuar una evaluación interna sobre la
estructura y organización del plan curricular y sobre el rendimiento académico y los factores
asociados a éste, mediante una evaluación interna.
En el ámbito curricular, las instituciones educativas de nivel superior tienen que responder
a exigencias derivadas de la implementación de una política de evaluación institucional, ligada al
otorgamiento de la acreditación de programas, lo cual exige una evaluación externa que
complemente la interna. Esta evaluación comprende el análisis de egresados, empleadores y del
mercado de trabajo.
Por otra parte, el mundo del trabajo se ha transformado y reclama investigaciones sobre los
impactos y desafíos, que los cambios asignan a los procesos de formación que se realizan en las
Revista Innovación Universitaria 2017, 1 (2): pp. 7-19 Castro, C. “La relevancia del análisis…” 18
instituciones de enseñanza terciaria, desafíos que se extraen de los perfiles laborales altamente
calificados, los cuales solicitan a los empleadores de las empresas competitivas.
La calidad del currículo se ve afectada entonces, por las percepciones de los grupos
participantes, sus sentimientos, su sistema de valores (Arteaga, Bejarano, Uribe, y Redondo,
2009, párr.47), de manera que lo expuesto evidencia una vez más la importancia del análisis del
currículo que respalda a las carreras de los centros de educación superior que buscan brindar una
educación de calidad.
Revista Innovación Universitaria 2017, 1 (2): pp. 7-19 Castro, C. “La relevancia del análisis…” 19
Referencias
Arteaga, R., Bejarano, J., Uribe, M. y Redondo, H. (2009). Caracterización del Currículo de un
Programa de Extensión Universitaria de Alemán, Francés e Inglés para Adultos. 2009 (3),
e28320 Recuperado de:
https://revistas.unal.edu.co/index.php/male/article/view/13959/28320
Estado de la Educación. (2016). La evolución de la Educación superior. Recuperado de:
https://www.estadonacion.or.cr/educacion2017/assets/parte-1-capitulo-5.pdf
Rincones, B. y Belkis, G. (2006). El currículum en una institución universitaria. Sapiens. Revista
Universitaria de Investigación. 7 (1), 107-115. Recuperado de:
http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=41070 108
Programa Estado de la Nación (2015). Estado de la Educación. La Evaluación de la Educación
Superior. Recuperado de: http://www.estadonacion.or.cr/educacion2015/assets/cap-4-ee-
2015.pdf
Programa Estado de la Nación (2017). Estado de la Educación. La Evaluación de la Educación
Superior. Recuperado de: http://www.estadonacion.or.cr/educacion2017/assets/parte-1-
capitulo-5.pdf
Quintero, J., Yepes, J. y Munévar, R. (2006). La reforma curricular universitaria: evaluación y
mejoramiento académico. Revista Historia de la Educación Latinoamericana. 2006 (8),
277-292. Recuperado de: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=86900814
Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura. (2016). Qué
hace un currículum de calidad. Oficina Internacional de Educación de la UNESCO.
Recuperado de: http://unesdoc.unesco.org/images/0024/002439/24
*Contacto: [email protected]
Revista Innovación Universitaria 2017, 1 (2): pp. 20-35 Valverde, M. “La importancia de…” 20
La Importancia de los Actores Involucrados en el Proceso de Autoevaluación para la
Acreditación de las Carreras ante SINAES
LCDA. MAUREEN VALVERDE GRANADOS
Analista
Universidad Internacional de las Américas
Introducción
La educación se puede considerar como una herramienta de cambio individual y social que
lejos de perpetuar las falencias que históricamente se han venido dando, debe ser capaz de
transmutar al tenor de la evolución, sus estrategias y mecanismos de abordaje de la enseñanza, en
todos los niveles. El todo de la educación, debe necesariamente, analizarse por sus partes.
Fishel (1990, p. 261), señala que “el carácter lento de la dinámica evolutiva del sistema
educativo costarricense contrasta vivamente en la época actual, con las pautas con que se suceden
a nivel social”. Por tanto, el crecimiento social, económico y tecnológico, debe ir estrechamente
relacionado con el avance en la educación para que esta, pueda dar una respuesta a esas
necesidades imperantes.
Esa realidad descrita, si bien es de larga data, descubre que la situación no ha cambiado y
así como la evolución del entorno exige un desarrollo educativo, también es imprescindible
cuestionar la eficacia e idoneidad de la enseñanza. Una crisis a nivel educativo, no se genera
solamente por índices negativos en cuanto al alcance poblacional, equidad de género,
accesibilidad de la educación, gratuidad, oportunidades, etc., sino también, por la calidad de la
misma.
De tal manera que, a través de los análisis que se realizan, se identifica que dentro de la
enseñanza superior – y específicamente a la que compete-,
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No se registra ningún avance en la disponibilidad de información sobre la cobertura y
resultados de la educación superior privada. Si el Estado no ejerce su potestad de fiscalizar
el desempeño de las instituciones, el país seguirá teniendo una imagen parcial y
fragmentada sobre sus logros y desafíos en educación superior (Programa Estado de la
Nación, 2017. p.241).
En virtud de la prioridad y urgencia de estandarizar los índices de excelencia en la calidad
educativa y poder certificar el nivel de preparación integral que reciben los estudiantes en las
universidades, surge el Sistema Nacional de Acreditación de la Educación Superior (SINAES).
El SINAES, a través de los procesos de autoevaluación de las carreras, aprovecha la coyuntura
relacional de los distintos actores del proceso, consolida y garantiza la cultura de calidad en la
educación.
Es necesario considerar lo que significa la calidad para luego profundizar en la calidad de
los procesos de enseñanza – aprendizaje en la Educación Superior. Stockmann (2009, p.19)
citando al Instituto Alemán de Normas (DIN) y a la Organización Internacional de
Estandarización (ISO) (s.f), indica: “La calidad es la totalidad de características (y expresiones de
estas características) concerniente a su aptitud para cumplir exigencias y condiciones previamente
determinadas”.
No obstante, tal como lo indica el autor, la calidad no obedece simplemente a normas
abstractas u opiniones subjetivas, sino que depende también de la inclusión del contexto y del
trasfondo cultural. Esta se encarga de guiar los procesos para generar resultados más libres de
defectos o errores, de modo que respondan a los requerimientos establecidos.
De tal forma que, según Stokmann (2009, pp. 20-21) el principal objetivo de las
valoraciones de calidad es garantizar un proceso de supervisión, que compare la calidad de los
procedimientos y servicios que se ejecutan y se brindan, con los que se pretenden alcanzar por
medio de la planificación. A su vez, procura subsanar las diferencias que puedan presentarse.
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El Sistema Nacional de Acreditación de la Educación Superior (SINAES), es un órgano
oficial de acreditación que da fe pública de la calidad de la educación superior mediante los
procesos de autoevaluación de las carreras. Estos procesos van desde la etapa inicial de
sensibilización y reflexión interna de la comunidad académica, la autoevaluación, la evaluación
externa, hasta la etapa de acreditación y mejoramiento continuo. (SINAES, 2009. p.19).
En el caso de las políticas sobre la calidad en la Educación Superior, el SINAES (2009. pp.
10-11) hace especial énfasis en el mejoramiento permanente de la calidad en cada tarea del
proceso de enseñanza y aprendizaje, en la administración de los posibles riesgos existentes y en
la autoevaluación de forma continua. Asimismo, favorece la actualización y la realimentación a
partir del análisis que se realiza, para lograr la excelencia en las carreras de las instituciones de
Educación Superior.
Para garantizar que exista una coherencia entre el desarrollo de los tres ejes fundamentales
de la educación superior como lo son la docencia, la investigación y la extensión, con los
estándares de calidad establecidos por la agencia acreditadora, se requiere de un andamiaje
institucional y contextual. Este permite el desarrollo y consolidación de una cultura de calidad.
El andamiaje del que se habla, se organiza en una estructura que revisa el contexto, los
insumos, los procesos y los resultados en el transcurso de la autoevaluación, con el fin de
alcanzar el logro de los objetivos de las instituciones de Educación Superior, para la acreditación
de las carreras ante el SINAES. Bajo este modelo, la opinión de los actores que se encuentran
involucrados activamente, corresponde al 30% del informe de autoevaluación. Estas poblaciones
se observan con detalle en la figura 1.
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Figura 1. Actores que Participan en el Proceso de Autoevaluación y Acreditación de las Carreras
Con el fin de analizar el papel de los actores dentro de los procesos que colaboran en el
mejoramiento de la calidad de la educación superior, se toma como base el modelo de
acreditación del SINAES, así como la contribución de los principales constructos teóricos sobre
el currículo y aspectos relevantes del Estado de la Nación. Este análisis permite de manera
complementaria, describir el aporte de cada una de las poblaciones participantes.
Desarrollo
Dentro de los aspectos que ayudan a mejorar la eficacia de la educación superior, se
encuentra el desarrollo curricular, de tal forma, que permite el cumplimiento de las metas
planteadas por las instituciones que desean acreditar la calidad educativa. Para la determinación
del carácter óptimo de los planes de estudio, puede considerarse muy necesaria la participación
de los actores involucrados en los procesos de autoevaluación de las carreras.
Gimeno (2010, pp. 299-300), resalta la importancia de los agentes que participan dentro de
la realización de un proyecto a nivel curricular, ya que el sentido y arraigo que tengan, es
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imprescindible para alcanzar el éxito de dicho proyecto. Esta colaboración se genera desde el
desarrollo de los objetivos, los recursos físicos y humanos para llevarlo a cabo, la motivación, las
normativas que lo regulen, la praxis, la evaluación del proyecto y la constante actualización y
renovación de las estrategias enfocadas al logro.
Se destaca que el protagonismo de los agentes participativos (en este caso
específicamente: personal, académico, administrativo, técnico y de apoyo, estudiantes,
empleadores y graduados) facilita su implicación en el proceso. De manera que, cada uno desde
su postura, responsabilidad, nivel de compromiso y capacidad personal y profesional, pueda
aportar los elementos y condiciones claves para desarrollo del proyecto.
Los miembros de la comunidad educativa y los empleadores, permiten a las carreras
accionar coherentemente con la misión y visión institucionales y en concordancia con la misión,
visión y los objetivos de cada carrera, para realizar un análisis integral con la rigurosidad y
objetividad necesaria. La realimentación que surge, a partir de la convivencia y engranaje de
cada ente participante a través del estudio para la calidad, se ha de traducir en la elaboración de
estrategias y propuestas encaminadas al mejoramiento continuo de la educación.
Los actores involucrados en los procesos de las carreras en vías de acreditación y
acreditadas, son pilares estratégicos en los niveles de planificación, evaluación, desarrollo y
mejora constante. Por tanto, se considera necesario analizar cada una de las poblaciones desde su
acción permanente y participativa en este proceso, con el fin de determinar el grado de
implicación que tienen en el logro de los resultados, para responder a las necesidades del entorno.
Los estudiantes
Los estudiantes y su formación integral, son la razón de ser de las instituciones de
educación superior. El estudiante es uno de los actores que permiten legitimar el currículum
planteado por las instituciones, siendo este “una plataforma más amplia y comprensiva que los
contenidos de las materias o asignaturas” (Gimeno, 2010. p. 311).
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Aun cuando no es el único indicador para medir la calidad de los contenidos del currículo,
la capacidad e inquietud por descubrir nuevos aprendizajes, las estrategias metodológicas
(Gimeno, 2010. p.314) y los recursos necesarios, los estudiantes colaboran en tener una visión
más amplia en la gestión curricular. Todos estos elementos se logran abstraer para evaluar el
grado de significación y eficacia de los procesos de aprendizaje.
Los planes de estudio facilitan experiencias de aprendizaje, para que los estudiantes
establezcan vínculos con el contexto social. De esta manera, los educandos ponen a disposición
de la sociedad, sus conocimientos y servicio mediante la responsabilidad social, convirtiéndose
en la unión entre el entorno y la comunidad universitaria.
Asimismo, mediante una evaluación integral y continua, el estudiante realimenta a la
institución sobre cada uno de los servicios académicos, administrativos y recursos pedagógicos
que se disponen para su desarrollo integral. El estudiante facilita visualizar el cumplimiento o no,
de los indicadores de calidad del proceso educativo.
Los estudiantes realizan sus observaciones por medio de sus participaciones en las
asociaciones estudiantiles, ante el Departamento de Bienestar Estudiantil, directoras de carrera,
coordinadores de área y docentes. La discusión de las autoridades universitarias en torno a las
solicitudes de los estudiantes, versus la realidad curricular y el contexto laboral, definen el curso
de acción institucional, para llevar a la práctica nuevas orientaciones didácticas, metodológicas y
de servicios, cuando estas sean requeridas en pro del mejoramiento de la educación.
Personal Académico
Por otra parte, el personal académico de la institución, tiene una participación esencial en
la dimensión del proceso educativo, relacionado íntimamente con la puesta en práctica del
currículo y funcionamiento de las carreras (SINAES, 2009. p.38). El desempeño del personal
académico se relaciona directamente con la metodología de enseñanza y aprendizaje aplicado, la
gestión de la carrera, los servicios, el desarrollo de la investigación y disponibilidad de los
recursos en favor del desarrollo del aprendizaje.
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Quesada, Cedeño y Zamora (2015, p.19) mencionan al respecto: “El desarrollo de la
docencia requiere que los participantes del proceso educativo se apropien de la misión definida
por la institución; conozcan y respeten las características de la población meta y realicen una
práctica coherente con los principios profesionales”. Esto permite que los docentes permeen a
través del ejercicio de su labor con los estudiantes, la esencia del currículo en coherencia con la
misión y visión institucionales.
Las direcciones de carrera, procuran mantener en acción los planes de desarrollo
profesional, que estimulan en los docentes las áreas de conocimiento e interés para el
mejoramiento de sus competencias profesionales y personales. Gracias a estos mecanismos de
motivación, se favorece la continuidad de los procesos y un mayor compromiso para la
excelencia en la calidad de la docencia, en beneficio de los estudiantes.
Los directores de carrera y los docentes, crean escenarios que permiten el contacto de los
estudiantes con la investigación, a través de la aplicabilidad de las nuevas tecnologías, la apertura
al conocimiento y al desarrollo del pensamiento científico riguroso. Mediante las estrategias de
mediación docente, se da la deliberación, el debate crítico, la formación del criterio, la expansión
del conocimiento, la aproximación a terrenos inexplorados y los fenómenos no estudiados.
Asimismo, el personal promueve que las carreras incluyan dentro de la actividad
universitaria, actos académicos tales como seminarios, charlas, mesas redondas y disertaciones,
que propician la identificación con el entorno social y económico de la comunidad. Además, el
personal académico coadyuva a la participación docente y estudiantil en la extensión
universitaria, mediante el desarrollo de los trabajos comunales universitarios, convenios
interinstitucionales; contribuyendo a la solución de problemas detectados.
Por tanto, a través de la gestión de las carreras, la docencia, la investigación y la
extensión, el personal académico no solamente contribuye a mejorar la calidad de la academia en
la Universidad. Con sus acciones permite acreditar y sostener la acreditación oficial de las
carreras, por medio del monitoreo, seguimiento, evaluación y ejecución de las propuestas
descritas en el plan de mejoramiento continuo.
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Personal Administrativo, Técnico y de Apoyo
El personal administrativo, técnico y de apoyo, por su parte, debe ser eficiente y suficiente
para atender los distintos elementos de soporte al proceso académico (SINAES, 2009. p. 54). La
idoneidad de los funcionarios que apoyan a la gestión académica permite un desempeño óptimo
en los procesos administrativos y académico – administrativos de la institución, brindando un
servicio con altos estándares de calidad.
El concepto de cliente, como hemos visto, es central en el modelo de gestión de calidad,
nace de las necesidades que tienen las personas, quienes, para satisfacerlas, adquieren,
compran y consumen productos o servicios. Y esta persona, al pagar y adquirir ese
producto o servicio, obtiene conjuntamente el derecho que sea de la calidad esperada y
anticipada (Lepeley, 2001. p.18).
Para las instituciones de Educación Superior Universitaria Privada, además de cliente, el
estudiante es el centro y sentido de ser, hacia quienes están encaminados todos los esfuerzos, para
que la atención que reciben en cuanto a los servicios administrativos y la educación integral,
cumplan y superen las expectativas que puedan tener. El personal administrativo, técnico y de
apoyo es el encargado de todos los servicios a los que los estudiantes tienen acceso.
Dentro de los principios de calidad integral a través de las áreas de gestión organizacional,
Lepeley (2001, p. 20) menciona los siguientes: liderazgo, atención a las necesidades de los
estudiantes, desarrollo de personal y de la organización que participan en la producción de los
servicios educacionales. Asimismo, puntualiza en la planificación estratégica en la educación, en
el análisis, la gestión de la calidad en los procesos de apoyo a la educación y el impacto que esta
función tiene, a lo interno y a lo externo de la universidad.
Tanto las labores que desempeñan los distintos departamentos, como la calidad de la
asistencia que brindan en eficiencia y eficacia y los horarios de atención, son aspectos inherentes
al servicio completo y sistémico de la universidad. Se habla pues de un sistema, ya que, cada
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funcionario y el trabajo que este desempeña, afecta significativamente al engranaje del todo para
que se realice el proceso de la enseñanza y el aprendizaje.
El personal administrativo, técnico y de apoyo, no solamente es parte de la comunidad
universitaria, sino que también es pieza fundamental para el mejoramiento de la calidad
institucional con miras a la acreditación y reacreditación de las carreras. El SINAES (2009. p.54)
establece que este personal debe contar con un plan de desarrollo profesional, para que sus
funciones y servicios estén acordes con las necesidades del proceso educativo y de las demandas
institucionales.
Por tanto, cuando se habla de condiciones óptimas de calidad en cuanto al trabajo que
desarrolla el personal administrativo, técnico y de apoyo, no se desestima a ninguno de los
individuos ni las funciones que realizan, todas son importantes. Además, las autoridades
universitarias, motivan, sostienen y otorgan un peso importante de su gestión, en lograr liderar el
talento humano para que trabajen dentro de un ambiente agradable, con condiciones y clima
laboral idóneo, para que la autorrealización personal influya en la productividad y el compromiso
de los colaboradores con la institución y con la visión constante del mejoramiento en vías de la
calidad deseada.
El líder de calidad concentra la atención en las personas, en sus necesidades y bienestar,
confía en la gente, inspira confianza, tiene visión de largo plazo y perspectiva global,
busca soluciones, promueve ideas creativas, apoya el cambio, estimula las acciones de
otros y las iniciativas proactivas, valora la competencia, aprende de otros, adopta lo
mejor, delega responsabilidad y poder de decisión, da más importancia a lo que los
colaboradores hacen bien y educa en lo que es posible hacer mejor (Lepeley, 2001. p.25).
Desde esta perspectiva, es evidente que la organización busca crecer en función del
bienestar de todos, transformando procesos, mecanismos, estrategias y adicionando los recursos
necesarios para lograr que todos los colaboradores puedan brindar respuestas ágiles y solucionar
problemas de manera asertiva y adecuada. Es así, como una institución evoluciona no solamente
Revista Innovación Universitaria 2017, 1 (2): pp. 20-35 Valverde, M. “La importancia de…” 29
hacia la productividad como sinónimo de alta calidad, sino de alta calidad como sinónimo de un
proceso sano en donde todas las partes se benefician entre sí.
En una institución educativa, todas las vivencias de los estudiantes son aprendizaje, por
tanto, no se puede pormenorizar que la oferta de los servicios sea parte de este proceso de
aprendizaje, en el que las personas realizan también sus propios ensayos de desarrollo personal y
profesional, comunicación asertiva, solución de situaciones y aprovechamiento de oportunidades.
Estas experiencias serán reproducidas más tarde y de manera prolongada, cotidiana y genuina en
la sociedad; por ello, al hablar de calidad en la educación, cada parte cuenta.
Graduados
Los graduados de la institución son parte esencial de los procesos de autoevaluación para la
acreditación, el mejoramiento continuo y la reacreditación de las carreras de la universidad ante
SINAES. Ellos son uno de los principales indicadores de la calidad de la educación impartida en
las instituciones educativas y de las necesidades del contexto, que van surgiendo a través de los
avances, demandas y exigencias del mercado laboral.
Para mantener actualizadas las carreras, de acuerdo con la evolución de la disciplina, es
necesario medir la inserción laboral de sus graduados y las competencias adquiridas por estos.
Para ello, las instituciones involucradas y comprometidas en el mejoramiento de la calidad,
ofrecen mecanismos para dar seguimiento a esta población, a través de actividades académicas de
actualización profesional y reuniones con las direcciones de las carreras, con el fin de mantener
una constante realimentación de los planes de estudio.
Mediante este vínculo con los graduados es posible obtener información sensible sobre la
preparación recibida durante la carrera, que les ha permitido desempeñarse satisfactoriamente en
su trabajo (SINAES, 2009. p. 71). Estas percepciones representan una gran oportunidad, para
que se puedan detectar las necesidades de actualización en los planes de estudio, que llevan los
estudiantes y de educación continua, para los graduados y su actualización permanente.
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La calidad de la educación superior desde la perspectiva de los graduados, permite
“analizar cómo evalúan los graduados las propias fortalezas y las debilidades en su formación
superior para el desarrollo de habilidades para el trabajo y para obtener empleo” (Programa
Estado de la Nación, 2017. p.365). Las cohortes de graduados realizan un análisis de la oferta
académica de la institución y sus características.
Por medio de la evaluación constante de las carreras, los graduados también pueden sugerir
recomendaciones sobre el personal docente, la importancia de la investigación, las instalaciones,
el equipamiento de laboratorios, la infraestructura, los recursos tecnológicos y bibliográficos, los
servicios administrativos y las demandas del mercado. De tal manera que, la universidad
encuentra en esta relación, la coyuntura necesaria y eficaz para tomar decisiones en el rumbo de
la acción pedagógica.
Empleadores
Por su parte, los empleadores también son parte de los actores inmersos en el proceso de
la autoevaluación para la acreditación de las carreras. El sector empleador permite a las
universidades conocer la pertinencia de la educación recibida por sus colaboradores en cuanto al
desarrollo integral de competencias funcionales y vanguardistas, para sustentar y solventar las
necesidades de este mercado.
El vínculo que se tiene con el sector empleador, permite identificar la importancia de la
evaluación constante en aras de contribuir al desarrollo personal y socioeconómico del país:
Evaluar la pertinencia de la educación superior es relevante para dar cuenta del aporte
concreto que las universidades hacen al país, tanto ofreciendo nuevos profesionales para
insertarse en el mundo del trabajo como produciendo el conocimiento científico y
tecnológico que apuntala el desarrollo económico (Programa Estado de la Nación, 2017. p.
274).
Revista Innovación Universitaria 2017, 1 (2): pp. 20-35 Valverde, M. “La importancia de…” 31
Es esta población la que permite tener un acercamiento más próximo a la evaluación de
los graduados en cuanto a las competencias disciplinares y personales, las habilidades y
capacidades con que se enfrentan a la vida laboral, para avanzar asertivamente y relacionarse en
el ambiente circundante y ante el mundo actual. Los empleadores les permiten a las direcciones
de carrera y a las autoridades universitarias, revisar y gestionar las acciones predictivas para el
desarrollo de disciplinas de punta, que respondan a las demandas que imperan en la sociedad:
Costa Rica vive un período de modesto y volátil crecimiento económico, severo déficit
fiscal y escasas expectativas de creación de empleo. En este contexto, toda medida que
busque mejorar la eficiencia en la asignación de recursos públicos y privados redundará
en mayores posibilidades para aumentar la cobertura y la calidad de educación superior
del país (Programa Estado de la Nación, 2017. p. 274).
El compromiso que tienen las universidades, conlleva a cuestionarse las modificaciones,
que se han de llevar a cabo para que las proyecciones, que se tienen de las carreras, se desarrollen
no solamente en virtud de una certificación nacional de excelencia en la calidad de la educación,
sino verdaderamente en una cultura de calidad. Esta cultura permite el desarrollo de sociedades
económicamente productivas y evolucionadas, individuos éticos, profesionales, autorrealizados y
competentes para colaborar y liderar proyectos innovadores y progresistas.
Conclusión
La educación no es estática, sino que avanza al compás del mundo actual, de las demandas
tanto disciplinares como personales requeridas para la inserción laboral, con altos índices de
productividad; pero también con valores éticos y humanos, con habilidades interpersonales e
intrapersonales. El profesional de hoy es un ser integral, capaz de ajustarse y transformarse ante
el cambio, de dar soluciones alternas a las situaciones por resolver.
Para ejecutar los ideales que se esbozan en la misión y visión de las instituciones de
educación superior universitaria, es tan necesario como imprescindible y urgente, cuestionar el
Revista Innovación Universitaria 2017, 1 (2): pp. 20-35 Valverde, M. “La importancia de…” 32
qué, el cómo y el para qué de los procesos de enseñanza y aprendizaje. Para ello, las
instituciones pueden acogerse de manera voluntaria, a pasar todo su escenario educativo por el
filtro de una metaevaluación para el mejoramiento continuo.
Esta metaevaluación consiste en un proceso científico y sistemático en el que cada una de
las partes del todo de la educación, es analizada como participante activo de los procesos que se
realizan para el desarrollo de una cultura de calidad. En Costa Rica, el SINAES es la entidad
nacional que colabora para que las instituciones puedan estudiar sus mallas curriculares, sus
mecanismos, procedimientos, recursos humanos y físicos, entre otros, para garantizar la
excelencia en la calidad de la educación.
Los modelos de gestión de la calidad educativa, procuran comprender el todo de los
procesos de enseñanza-aprendizaje en las partes o elementos que lo conforman. Esta visión
integradora, permite entender y asimilar la importancia de todos los actores que participan en los
procesos de autoevaluación y acreditación de las carreras.
Los estudiantes son el centro y objeto de las instituciones de Educación Superior
Universitaria, los docentes, quienes gestionan y desarrollan el currículo a través de su acción y
mediación pedagógica, el personal administrativo y técnico, quien apoya los procesos educativos,
brindando servicios eficientes y suficientes. Asimismo, los graduados como expertos fungen
como vínculo entre la universidad y el medio laboral.
Por último, el sector empleador, es el que indica la pauta del mercado laboral y las
competencias, que requieren tener los profesionales para enfrentarse a su medio de manera
exitosa. Además de todas estas poblaciones, que intervienen en el mejoramiento de la calidad
académica, existe un entorno que contextualiza, y los insumos necesarios para que se lleve a cabo
un proceso educativo con resultados de alta calidad.
Por tanto, la cultura de la calidad de la educación, se relaciona íntimamente con el
compromiso que tienen las universidades de crear profesionales que sean agentes de cambio en la
Revista Innovación Universitaria 2017, 1 (2): pp. 20-35 Valverde, M. “La importancia de…” 33
sociedad. Para lograrlo, articula cada uno de los actores que forman parte de los procesos de
autoevaluación con miras a la acreditación de las carreras.
El resultado de la planificación estratégica de las universidades y su capacidad en recursos
diversos para mejorar la calidad de la educación, revoluciona la manera de enseñar y aprender,
preparando a los graduados para enfrentarse a pasos agigantados en el avance tecnológico y la
globalización actuales.
Dentro de los elementos que pueden considerarse para cada uno de los indicadores de
calidad, se mencionan: en el caso de los estudiantes, la importancia de su realimentación a la
Universidad sobre cada uno de los servicios académicos, administrativos y recursos pedagógicos
que se disponen para su desarrollo integral. Asimismo, el valor de sus observaciones dentro de la
gestión curricular.
Por otra parte, el personal académico participa en la dimensión del proceso educativo,
relacionado con el desarrollo del currículo y el funcionamiento de las carreras. El desempeño
docente se refleja en la metodología aplicada, la gestión de la carrera, los servicios que ofrece, el
desarrollo de la investigación y la disponibilidad de los recursos para el desarrollo de los
procesos de enseñanza- aprendizaje de los estudiantes y su relación con el contexto.
El aporte del personal administrativo, técnico y de apoyo, está centrado en la atención
óptima, eficiente y eficaz de los distintos elementos de soporte al proceso y gestión académica, en
cuanto a los procesos administrativos y académico – administrativos de la institución. De esta
forma, la sinergia en los esfuerzos de todo el personal, permite brindar un servicio integral, con
altos estándares de calidad.
Los graduados permiten a las instituciones obtener información sensible sobre la formación
recibida durante la carrera y la relación con esta para un desempeño eficiente y eficaz a nivel
laboral. Esta realimentación surge a tenor de la revisión del currículo y la actualización
permanente de los planes de estudio para la calidad en la gestión curricular y sus resultados, así
como la necesidad de educación continua y actualización permanente para esta población.
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El trabajo con los empleadores, le permite a la institución evaluar constantemente los
planes de estudio, para contribuir al desarrollo profesional y socio-económico del país. Esta
población tiene un aporte concreto para evaluar la pertinencia de la educación recibida, en torno
al desarrollo de competencias funcionales, disciplinares y personales, tomando en cuenta las
tendencias vanguardistas para responder a las necesidades del mercado.
Un profesional formado bajo los principios de una universidad de excelencia en la calidad
de la educación es capaz de optimizar su desarrollo personal, disciplinar y social para proyectarse
a la sociedad y fortalecer el desarrollo económico del país. De ahí la importancia de contar con
cada uno de los actores involucrados en los procesos de autoevaluación y acreditación de las
carreras ante SINAES. Educación de alta calidad, es sinónimo de progreso y bienestar personal y
social.
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Referencias
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Lepeley, M. (2001). Gestión y Calidad en Educación. Chile: McGraw-Hill Interamericana de
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Stockman, R. (2009). Evaluación y Desarrollo de la Calidad. Bases para una Administración de
la Calidad Orientada hacia Impactos. Costa Rica: Editorial Universidad de Costa Rica.
*Contacto: [email protected]
Revista Innovación Universitaria 2017, 1 (2): pp. 36-48 Arguedas, A. “Retos del proceso…” 36
Retos del Proceso de Acreditación en la Universidad Internacional de las Américas
LCDA. ALEJANDRA ARGUEDAS VILLA
Analista
Vicerrectoría de Gestión de Calidad
Introducción
En la actual sociedad del conocimiento en la que se está inmerso, el tema de la acreditación
de carreras ha tomado una importancia gigantesca, dentro del contexto del aseguramiento de la
calidad de la educación terciaria, respondiendo a la creciente demanda de una formación de
excelentes estándares, en pro del mejoramiento del perfil profesional de los estudiantes.
Al respecto, el periódico La Nación, a principios del 2013 dio a conocer un artículo de
opinión que hablaba sobre la importancia de la calidad de la educación universitaria, e hizo un
llamado a la necesaria acreditación de carreras, a raíz de una serie de situaciones que dejaban
entredicho la formación que muchos jóvenes estaban recibiendo, especialmente de universidades
privadas (La Nación, 2013, párr. 1).
Este artículo llama mucho la atención, ya que el año en el que fue publicado, solamente el
6% de las carreras estaban acreditadas por el Sistema Nacional de Acreditación de la Educación
Superior (SINAES), organismo que está en la facultad de acreditar las diferentes disciplinas
universitarias con un sello de calidad de carácter nacional e internacional. (La Nación, 2013, párr.
1).
Parece que el artículo dio sus frutos, y el país ha brindado su apoyo a que los diferentes
procesos de acreditación se lleven a cabo, ya que actualmente SINAES tiene en la lista a 20
universidades nacionales con el sello de acreditación en una o varias de sus carreras, lo que deja
Revista Innovación Universitaria 2017, 1 (2): pp. 36-48 Arguedas, A. “Retos del proceso…” 37
claro que, si bien es cierto es un proceso voluntario, el aseguramiento de la calidad es un tema
trascendental en la educación superior costarricense y no puede quedar rezagado.
La educación no es solamente un negocio, o por lo menos, no se puede reducir su visión a
eso, por lo que el SINAES ha enfatizado el proceso como un objetivo permanente de cualquier
carrera universitaria que da este paso. Una vez obtenida la acreditación, la carrera debe darse a la
tarea de fortalecer las buenas prácticas y mejorar la gestión en todos sus contextos, con el fin de
mantener el sello distintivo de acreditación, dando fe de la calidad en su formación en aspectos
como plan de estudios, personal académico, infraestructura, metodología enseñanza-aprendizaje,
investigación, extensión y vida estudiantil, entre otros.
Desarrollo
Para contextualizar en la parte histórica de la acreditación de la educación superior
universitaria, se mencionarán varios aspectos, fundamentando la respuesta del presente modelo
que utiliza SINAES en Costa Rica, para obtener una mayor comprensión del mismo.
El actual modelo de acreditación fue tomado de los procesos, que se han llevado a cabo en
Estados Unidos desde el siglo pasado, el cual ha sido reproducido en los diferentes países
latinoamericanos, desarrollado bajo las condiciones sociales, culturales y educativas propias de
cada uno; pero con un común denominador: el proceso se trabaja en tres fases importantes, las
cuales se mencionan a continuación:
1) La primera fase del proceso es la afiliación de manera voluntaria al ente regente en temas de
acreditación. De esta manera se valida o reconoce el inicio de sus actividades académicas en este
sentido.
2) El segundo paso es el seguimiento sistemático del proceso, en tanto se da la autorregulación y
la autoevaluación con miras a la acreditación, por medio de la elaboración de un informe, que
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toma en cuenta diversos aspectos de la Universidad y de la carrera como tal y se desarrolla en un
tiempo perentorio para su posterior revisión.
3) El tercer peldaño es la obtención de la acreditación, así como el reconocimiento público de la
calidad de la educación, tanto de la carrera como de la propia Universidad (Centro
Interuniversitario de Desarrollo, CINDA, citando a Cáceres, 1992, p. 23).
Cabe aclarar que, el informe es revisado por expertos en esta materia, se detallan
observaciones, se programa una cita para la visita in situ por parte de los pares evaluadores, con
el fin de realizar la valoración externa, y a raíz de este proceso se determina la acreditación de la
carrera, o el rechazo de la misma.
En este sentido, el SINAES presenta características especiales, las cuales se mencionan a
continuación:
El SINAES certifica la calidad de programas y carreras de universidades públicas y
privadas. No acredita una universidad, departamentos, decanaturas o facultades.
La institución trabaja con fondos provenientes de las universidades miembro, así como
propios.
Su propósito es equiparar carreras y programas que cumplan con los objetivos de calidad
establecidos, dando fe pública de la calidad alcanzada.
La acreditación como tal es una decisión del Consejo del SINAES y estará fundamentada
en criterios cuantitativos y cualitativos.
El tiempo que se le otorga a una carrera o programa es de cuatro años, dentro del cual es
importante que se abarquen aspectos de mejora y sean solventados, con el fin de obtener
la reacreditación. (Tünnermann, 2008, pp. 321-322).
Acreditación en la UIA
El tema de acreditación de carreras universitarias para la Universidad Internacional de las
Américas es de carácter reciente. A pesar de que fue una de las primeras universidades privadas
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en crearse, la institución es nueva en esta temática, por lo que desde el 2014 se inició el proceso
de incorporación ante el SINAES, expresando que:
El proceso de acreditación de una carrera no es un asunto fácil. Es por ello que la UIA
consideró que, antes de solicitar la afiliación, debía realizar procesos internos de
autoevaluación basados en el modelo de SINAES y, con base en los resultados internos, se
ha trabajado en el mejoramiento de las carreras, de conformidad con el plan estratégico
institucional (La Nación, 2014, párr.5).
De acuerdo con lo anterior, se han realizado esfuerzos importantes para autorregular las
carreras, especialmente las del primer bloque, que fueron: Ingeniería Industrial, Ingeniería
Informática, Periodismo, Medicina y Farmacia. En un primer momento, la directriz giró hacia la
autorregulación de las disciplinas mencionadas y la consecución de los informes de
autoevaluación de las cinco carreras; pero en el camino se fueron dando ajustes, y el proceso
continuó con dos carreras: Periodismo e Ingeniería Informática.
La carrera de Ingeniería Informática realizaba su proceso por cluster o conglomerado, ya
que posee un tronco común de materias en las tres carreras que la conforman: Ingeniería en
Sistemas de Información, Ingeniería Informática e Ingeniería en Software. Por otro lado,
Periodismo realizaba su proceso como única carrera en esta rama, en la modalidad de carrera de
grado.
Ambas carreras desarrollaron sus procesos de forma separada, por la naturaleza de las
mismas. Lo positivo fue el nivel de autoanálisis y autoconocimiento que se permitió tener en cada
una de ellas, manifestando como consecuencia autorregulaciones a lo interno de ambas
disciplinas, mejorando los procesos que se daban, o implementando nuevos aportes para su
respectivo avance.
Este autoanálisis también se dio en el resto de los departamentos administrativos de la
Universidad, donde se subrayó la importancia de estos procesos en cada una de sus áreas, con el
fin de efectuar cambios paulatinos a nivel interno de la organización. Una de las debilidades
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encontradas fue la ausencia de cultura del resguardo de la información de años anteriores sobre
estudiantes, docentes y temas administrativos.
Se debe reconocer que la Universidad ha tenido un carácter tímido, resguardado, receloso
en cuanto a dar los pasos necesarios para la autoevaluación con miras a la acreditación. Como
todo proceso nuevo, y en el que no se tiene experiencia, siempre existen componentes de
inseguridad ante lo desconocido y surgen cuestionamientos sobre el desarrollo de este aspecto en
la vida universitaria; sin embargo, la experiencia que otras universidades privadas puedan aportar
y la trayectoria en dichos procesos, es de valiosa importancia para una institución que apenas está
dando sus primeros pasos.
Una observación importante con respecto al proceso de autoevaluación, es que el citado
procedimiento se bifurca en dos vías: la evaluación interna, que comprende el seguimiento de un
manual de acreditación, facilitado por SINAES para la creación de un informe, en que se detallen
los principales aspectos, que son dimensiones, componentes, criterios, evidencias y anexos, de tal
manera que se evalúe todo lo concerniente a la vida universitaria y sus diferentes partes.
Por otro lado, la evaluación externa es la que realiza propiamente la agencia de acreditación
con el envío de los llamados pares evaluadores, quienes son profesionales expertos en esta
materia, y están en capacidad de aportar sus conocimientos y emitir recomendaciones puntuales
en aspectos de gestión de la carrera en proceso.
Ambas vías son las que permiten otorgar la acreditación a una carrera, la cual es vista con
positivismo por parte de los diferentes sectores, desde las autoridades y los medios académicos,
hasta los organismos gubernamentales y el público en general, todo lo cual avala el proceso y el
quehacer del SINAES en esta materia.
Otra característica importante es la personalización de los manuales de acreditación.
Actualmente, SINAES posee tres manuales para las diferentes disciplinas: Manual de
Acreditación de Carreras de Grado, Manual de Acreditación Oficial para Carreras de Ingeniería,
y Manual de Acreditación Oficial para la Carrera de Arquitectura.
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Cabe resaltar que Costa Rica, así como el conglomerado de universidades públicas y
privadas que presenta, posee un lapso relativamente reciente en el desarrollo de temas de
acreditación de la calidad académica universitaria; sin embargo, los resultados positivos han
saltado a la vista en poco tiempo, generando confianza en las agendas de trabajo de los actores
medulares en temas de educación, sopesando los esfuerzos y creando espacios de entendimiento
para seguir impulsando esta tarea.
Desde este punto de vista, la oportunidad ya está puesta sobre la mesa, y es la circunstancia
de progreso ideal para avanzar hacia una educación de alta calidad, lo cual ha caracterizado a la
U.I.A. desde su creación.
Principales desafíos para la Universidad Internacional de las Américas
En el contexto actual, se estimula y se presiona para que las universidades estén a la
vanguardia en procesos de alta calidad académica, influencia ejercida por la sociedad, y
especialmente por los estudiantes al momento de elegir una universidad que los prepare para la
vida profesional.
Las carreras de Ingeniería Informática y Periodismo han evidenciado que la acreditación es
más que una labor de redactar un informe, para realizar un scanner de cómo están las cosas y qué
es lo que se puede mejorar. Si bien, este proceso ayuda en el objetivo principal el cual es
acreditar, el camino no es sencillo, ya que se encuentra en manos de la misma Universidad el
futuro de los estudiantes, que depositan su confianza en la enseñanza que les será brindada.
Uno de los desafíos, en este sentido, es la creación o el refuerzo de un pensamiento crítico
de alto nivel, que vaya más allá de lo conforme. Así está establecido en la misión de la
Universidad, la cual profesa:
La formación de profesionales que actúen como ciudadanos críticamente conscientes y
creativos respecto de sí mismos, del medio socioeconómico y del sistema de valores
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individuales y sociales, a fin de fortalecer una sociedad con un clima de justicia, libertad y
paz (Universidad Internacional de las Américas, 2014, p. 1).
Es importante aclarar que cada disciplina o carrera lo adapta a su campo de acción, por las
diferencias que se presentan entre ellas. Sin embargo, hay un elemento que no se puede ignorar, y
es que los estudiantes universitarios, en su mayoría, no logran este propósito. De hecho, es una de
las áreas más criticadas por el cuerpo docente, ya que se encuentran con jóvenes que no saben
interpretar la información, no son capaces de realizar un proceso de síntesis y les cuesta mucho
profundizar (Guzmán, 2011, párr.15).
Desde los inicios de la educación primaria, el sistema estructura a los estudiantes para que
memoricen y retengan gran cantidad de información; pero no los capacita para que sean capaces
de aplicar el conocimiento a la cotidianidad, esto es, a la vida práctica. Claramente, el sistema
educativo formal no responde adecuadamente a lo que se anhela alcanzar, lo cual se convierte en
el estandarte desde edades tempranas.
A todo lo anterior se agrega la poca o nula vocación de muchos profesores para impartir
lecciones, lo que deja un sinsabor en la experiencia educativa de muchos estudiantes, que llegan a
la Universidad pensando que todo va a seguir igual. En efecto, en muchos casos esto es lo que
prevalece, dado que los docentes consideran que no es primordial si al estudiante le guste la
clase, lo importante es que la materia sea entendida (memorizada), salga bien en los exámenes y
cumpla con las tareas establecidas.
Otra característica que se desea alcanzar con una educación de calidad es la creatividad de
los jóvenes, en tanto su pensamiento no se limite a copiar modelos ya existentes, sino que sean
capaces de interpretar a su manera el entorno y creen nuevas tendencias e ideas, de las que se
originen nuevas formas de pensamiento.
El ingenio en cualquier rama del saber es importante tenerlo como elemento diferenciador.
Un alumno que da rienda suelta a su imaginación, es un estudiante motivado, constructivo y nada
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conformista. Siempre estará en la búsqueda de innovación, y a nivel de sociedad, es un gran
paradigma que abre puertas a otros conocimientos.
En este sentido, la Universidad debe apostar por este tipo de formación, y crear espacios
para que sus estudiantes se sientan en la libertad de establecer novedades en cada uno de sus
campos de acción. En este sentido, la capacidad crítica del profesor es un ente clave para lograr el
cambio, ya que se le puede definir como un profesional del conocimiento.
Ahora, el cuestionamiento en torno a estas características deseables es de qué manera
logramos, como Universidad, implementar estas reformas tan necesarias y asegurar una
educación de calidad. No es una respuesta fácil la que se puede brindar.
Como institución de educación superior, la calidad está sujeta a diversos elementos, los
cuales van desde la actualización del plan de estudios, hasta la conformación de un cuerpo
docente de alto rango, suscrito al modus operandi de la Universidad, con trayectoria profesional y
académica comprobable y destacada.
La parte administrativa también incide en los procesos de calidad, ya que de la manera en
que una universidad administre sus recursos, así como de la eficiencia y la calidez del personal
para atender las necesidades de estudiantes y docentes, depende el sello característico de una
buena base administrativa.
Además, es fundamental para la carrera o programa mantener contacto con quienes
estudiaron un plan de estudios de bachillerato o licenciatura, es decir los graduados, para
realimentar la urgente actualización de los cursos y las nuevas tendencias en tecnologías y
campos de conocimiento. También se deben estrechar los lazos académicos, por medio de
capacitaciones, conferencias y foros, entre otras actividades con esta población, de modo que el
vínculo con el alma mater se mantenga satisfactorio para ambas partes.
Un grupo de atención importante son los empleadores, quienes son la radiografía de las
competencias requeridas en el campo laboral de los profesionales que salen de las universidades,
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debido a la alta competencia generada por la gran demanda de ciertas carreras. Los espacios
propiciados para atender empresarios privados, trabajadores independientes y personal de
gobierno ayudarían en la mejora de la enseñanza sobre las capacidades deseadas.
Otro de los elementos claves es la forma en que la Universidad abre las puertas a los
estudiantes fuera de sus fronteras. Las relaciones que tenga con sus homólogas en otros países es
de carácter obligatorio, y estas relaciones se establecen por medio de convenios en que ambas
partes manifiestan sus intenciones particulares para establecer medios de cooperación académica,
pertinentes en áreas como la investigación, la extensión, la docencia y el intercambio, tanto a
nivel estudiantil como docente.
Lo importante de todo esto es que, no solamente los estudiantes salgan beneficiados, sino
todos los actores involucrados en este proceso, por lo que la autorregulación es un paso clave
para responder a esta y otras interrogantes, ya que el proceso de observar las condiciones actuales
de la carrera y la viabilidad de la información brindada durante el proceso educativo, es
fundamental para tener claros los pasos de mejora en la gestión.
En estos momentos, la idea generalizada de cualquier persona que aspire a un mejor futuro
es enfocar la dirección de su educación como una inversión. El SINAES brinda una descripción
de este enunciado de manera muy acertada, la cual se describe así:
Para que esta inversión rinda frutos, se deben adquirir conocimientos sólidos que doten al
estudiante de talentos para transformar su entorno. En ese contexto, todo estudiante debe
asegurar que su vinculación con el proceso de enseñanza aprendizaje sea seria y que, al
mismo tiempo, el oferente del servicio educativo preste un servicio de calidad (SINAES,
2014, párr.1).
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Conclusión
La Universidad Internacional de las Américas está encaminada a lograr la acreditación de
cada una de sus carreras. Se sabe que el camino no es sencillo y que se debe ganar experiencia en
este tipo de procesos, que generan seguridad para los estudiantes, quienes apuestan su futuro
profesional a la universidad, que les brinde las herramientas requeridas, para salir adelante y ser
competitivos en su desempeño.
La calidad es un aspecto muy amplio y, siendo así, no se puede enmarcar o dirigir
únicamente a los procesos de acreditación de la educación superior. Es importante determinar que
los rangos de acción en este sentido apunten en varias direcciones, y la acreditación es solamente
una de ellas; pero no se puede pensar en atribuirle toda la responsabilidad a dicho proceso.
La educación se actualiza constantemente y una universidad debe reinventarse, pues las
formas de pensamiento trascienden de acuerdo con la época en las que se aplican. La tecnología
avanza a pasos colosales y las personas también deben cambiar para bien de la sociedad. En este
sentido, se hace una invitación a ser proactivos en las facetas de cambio, y no reactivos, para no
ser víctimas de lo que pueda o no pueda pasar.
Asimismo, cabe indicar que la calidad académica no está sujeta a una visión reduccionista
sobre ciertos estándares y criterios autorreguladores, sujetos de aprobación; sino que el aspecto
cualitativo es, a final de cuentas, la parte sustancial del proceso. Esto se enmarca en el
compromiso de los docentes con respecto a brindarle a los estudiantes una buena enseñanza, en la
disposición de los alumnos a aprender, en las características de la malla curricular, en la
naturaleza de los servicios que brinda la casa de estudios, en la idoneidad de la infraestructura, y
en la eficacia de la gestión académica, entre otros elementos (Andión, 2007, p. 88).
La calidad académica atañe a la acción pedagógica, interpretando los resultados de los
diferentes programas de estudio en la transformación intelectual, social y cultural de profesores y
estudiantes (Andión, 2007, p. 85). Además, la congruencia de esos programas con la realidad
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nacional e internacional es determinante, para la formación de estas poblaciones, así como su
impacto a mediano y largo plazo dentro de la sociedad.
Otro punto importante es que la calidad debe atacar problemáticas sociales importantes,
como el desempleo, ya que la educación en todos los niveles se ha caracterizado por formar
personas empleadas, no emprendedoras, lo cual vendría siendo una solución viable, así como un
signo de desarrollo sostenible dentro del país.
Inclusive, muchas de las situaciones de conflicto que posee la sociedad están directamente
relacionadas con la educación brindada a lo largo de la vida. La familia es el centro de la
sociedad, es el caldo de cultivo de pensamientos y contribuciones que aportan las personas al
ambiente inmediato.
Por ende, la educación de calidad comienza desde el hogar, y la enseñanza formal debe
apalancar con buenas bases el desarrollo cognitivo y sociocultural en todos los aspectos
metodológicos y pedagógicos de escuelas, colegios y universidades, independientemente de que
sean públicas o privadas.
En síntesis, la cultura define en buena parte los objetivos que, como sociedad se quieran
alcanzar. En el campo de la educación superior, la calidad se inicia con la buena voluntad de las
partes, acompañada de una buena dosis de compromiso y entusiasmo.
Tanto los que son profesionales como los que aspiran a serlo, deben encauzar sus energías
en la obtención de recursos esenciales, para alcanzar la deseada calidad académica, con el fin de
generar cambios sustanciales. De ahí que seamos todos coaccionantes y enmendemos el camino
hacia el éxito.
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Referencias
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Revista Innovación Universitaria 2017, 1 (2): pp. 36-48 Arguedas, A. “Retos del proceso…” 48
Universidad Internacional de las Américas (2014). Estatuto Orgánico de la Universidad
Internacional de las Américas.
*Contacto: [email protected]
Facebook: alejandra.arguedasvilla
Revista Innovación Universitaria 2017, 1 (2): pp. 49-60 Bolandi, O. “Revisión Histórica de la…” 49
Revisión Histórica de la Educación Universitaria Costarricense y los Procesos de
Acreditación
MÁSTER.ODITH BOLANDI CASTRO
Director de la Escuela de Periodismo
Universidad Internacional de las Américas
Introducción
En los nuevos paradigmas de la educación superior universitaria a través de los años, la
enseñanza costarricense se ha adaptado a los requerimientos de un mercado en el que los
estándares de calidad son imperantes. En este sentido, las universidades públicas y privadas
asumen el reto de mejora en lo que se refiere a los procesos de acreditación. Esto significa, que
los centros universitarios apuestan por la calidad de sus planes de estudio.
La mayoría de los estudiantes se han formado en las universidades privadas. De ahí que se
denote el alto crecimiento de la misma, a partir de los años setenta, cuando solamente
predominaban las universidades estatales. Este renacimiento trajo consigo la proliferación
paulatina de la educación privada con pocos controles de calidad. Es por ello, que esta diversidad
de opciones plantea un análisis sobre las competencias y exigencias del mercado laboral nacional
e internacional, más aún en un mercado globalizado, que necesita de profesionales con amplias
destrezas y habilidades.
Los cambios actuales propician una flexibilidad curricular en aras de una mejora constante
en la educación. De ahí la importancia de evaluar los procesos de formación. En este sentido, la
función del Estado es esencial en el desarrollo de la educación y por eso, la supervisión en la
calidad es constante y demandante ante los retos de mejora día a día.
Revista Innovación Universitaria 2017, 1 (2): pp. 49-60 Bolandi, O. “Revisión Histórica de la…” 50
Desde esta nueva óptica, la educación universitaria dejará su papel de “enseñadero”, para
convertirse en formadora de nuevos profesionales con responsabilidad social, seducidos por la
investigación, críticos y analíticos del entorno social.
Los procesos de acreditación plantean un nuevo modelo de universidad orientado a
estandarizar los procedimientos en todas las áreas del alma máter. Es decir, no sólo la academia
requiere de cambios, sino que abarca a toda la organización con todos sus departamentos. Esto se
logra con la sensibilización de los administrativos, docentes y estudiantes. Luego de la misma,
vendrá un período de autoevaluación, que desnude todo el quehacer universitario, destacando
debilidades y fortalezas.
El personal universitario apostará por una innovación constante en aras de las necesidades
de la sociedad. La revolución tecnológica y la investigación científica serán uno de los temas
cruciales en el alma máter. Por este motivo, el presente ensayo hace una revisión histórica sobre
los momentos trascendentales de la enseñanza universitaria en el país, con miras a la
consolidación de la calidad académica. Asimismo, expone el proceso de acreditación que lleva la
Escuela de Periodismo de la U.I.A.
Desarrollo
Antecedentes de las universidades en Costa Rica
El surgimiento de los centros de enseñanza costarricense ha tenido diferentes estadios:
según Ruíz (2000) en el libro “La Educación Superior en Costa Rica, Tendencias y Retos en el
nuevo escenario histórico”, en el cual se identifican escenarios de la educación universitaria
costarricense.
El primer centro de enseñanza universitario costarricense se conoció como la Universidad
de Santo Tomás, fundada en 1843, que representó la Casa de Enseñanza de Santo Tomás, creada
en 1814. Este recinto universitario sentó las bases administrativas, jurídicas e ideológicas de la
sociedad costarricense. Posteriormente, con la desaparición de esta universidad, se inicia la
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segunda etapa que termina, en 1940, con la creación de la Universidad de Costa Rica. Durante
este período, se destaca la Escuela Normal de Costa Rica para la formación de maestros y con
ella se inicia el desarrollo de las bases teóricas de los sistemas de evaluación.
La tercera etapa se gestiona a partir de 1940, con el surgimiento de la Universidad de Costa
Rica, como uno de los principales centros de enseñanza universitaria del país hasta la fecha. Este
fue uno de los modelos visionarios de la administración Rafael Calderón Guardia, aunque debe
reconocerse que sus orígenes ya estaban plasmados en administraciones anteriores.
La iniciativa para su fundación se dio primeramente en el gobierno de Ricardo Jiménez
(1932-1936): por medio de su Ministro de Educación, Teodoro Picado. Se trajo en 1935,
una Misión Pedagógica Chilena con Luis Galdames, para analizar el sistema educativo
nacional. Su libro La Universidad Autónoma se convirtió en el diagnóstico y prescripción
de la Universidad. El proyecto no se aprobó entonces ni en la siguiente administración (de
León Cortés) y tuvo que esperar hasta Calderón Guardia, cuando fue importante la acción
de Luis Demetrio Tinoco, Ministro de Educación (Ruiz, 2010, p.11).
El advenimiento de la Universidad de Costa Rica transformó el acontecer nacional
costarricense, que se consolidó con la gran reforma educativa de Rodrigo Facio, la cual marcó el
entorno nacional. Según Ruíz (2010, p. 15), a partir del surgimiento de esta casa de estudios
superiores, se organizó una comisión encargada de la calidad y la evaluación.
En la década de los años setenta, el crecimiento acelerado de la población costarricense
propició un incremento de estudiantes en la Universidad de Costa Rica. Fue una época de
bonanza económica, que permitió a muchas personas tener acceso a la preparación universitaria.
Este crecimiento desmedido impulsó la creación de la universidad privada, en principio, sin
controles de calidad y la proliferación de muchas universidades más, ante la demanda. En la
década de los setenta se impulsó el crecimiento de otras universidades públicas: en 1972, el
Instituto Tecnológico de Costa Rica y en 1973 la Universidad Nacional Autónoma.
Posteriormente, en 1977, se creó la Universidad Estatal a Distancia. Para 1975 se constituyó la
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primera universidad privada del país, la Universidad Autónoma de Centro América (UACA),
como pionera de la educación privada.
En 1986, nació la Universidad Internacional de las Américas (UIA), primera universidad
aprobada y reconocida por el Consejo Nacional de Enseñanza Superior (CONESUP), bajo el
artículo tercero, de la sección No. 076-86, del 24 de abril de 1986. La UIA, es una universidad
líder en el mercado nacional costarricense, que se ha destacado en varios ejes fundamentales: el
desarrollo humano sostenible, la responsabilidad social, la investigación, la integración en la
globalización. Debido a esta trayectoria académica es que la Universidad puede afirmar que ha
experimentado diferentes estrategias, para mejorar el sistema de evaluación y calidad.
Posteriormente, a partir de 1990, hubo una proliferación de universidades privadas, las
cuales tuvieron el aval y la autorización del CONESUP, para la apertura de centros de enseñanza,
con poca supervisión del ente regulador. Muchos recintos universitarios impartieron clases en
casas de habitación. Durante este período surgió el término popular de “Universidades de
Garaje”, criticando la paupérrima infraestructura y la cuestionada calidad académica de estos
centros educativos.
La diversidad de universidades estatales obligó a la coordinación y planificación
institucional, por lo que desde 1974 se crearon el CONARE y la OPES. De la misma
manera, el 27 de noviembre de 1981, se creó el CONESUP para el funcionamiento y la
autorización de Escuelas y Carreras, así como la aprobación de nuevas universidades
privadas. No se trata de organismos idénticos porque los primeros constituyen una
organización propia de las universidades estatales y realizan una evaluación meticulosa y
detallada de la evaluación global de cada universidad, a la vez que trazan perspectivas
quinquenales y coordinan efectivamente las relaciones de estas instituciones con el
gobierno de turno. El CONESUP, sin embargo, es un ente del MEP, no conformado por
universidades privadas, que busca regular esencialmente, la creación de las mismas,
incluyendo la inspección. (Ruiz, 2010, p.20)
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Como se aprecia, el incremento desmedido de las universidades privadas obligó al Estado a
incrementar controles y regulaciones de funcionamiento, delegando esa función en una
dependencia del Ministerio de Educación Pública llamada CONESUP. No obstante, desde su
creación, careció de recursos para lograr los fines propuestos de supervisión de la calidad
universitaria. Por tanto, la irrupción de universidades cuestiona a partir de 1990 la calidad de la
educación impartida en los centros de educación superior.
Ruptura de paradigmas en la educación superior pública y privada
En 1993, se inició la discusión de regular los sistemas universitarios, mediante un proceso
de acreditación, inspirado en los modelos mundiales y la integración de los mercados
globalizados. Estos modelos, inspirados en estructuras consolidadas de otros países
latinoamericanos y europeos, motivó la creación de un ente acreditador nacional, dotado con
facultades jurídicas, para que de forma voluntaria, las universidades públicas y privadas
sometieran sus carreras a la evaluación externa.
Por primera vez, se menciona el Sistema Nacional de Acreditación de la Educación
Superior (SINAES). La propuesta surgió de una comisión de vicerrectores de las universidades
públicas. El 23 de marzo de 1993 el plan presentado fue aprobado por los miembros del
CONARE. Luego se conformó la Unidad Técnica de Apoyo (UTA), que recomendó la
constitución del SINAES, para enfrentar los nuevos retos de la educación superior ante los
requerimientos del mercado nacional e internacional y además, para garantizar los estándares de
calidad en la formación de los educandos.
Las cuatro universidades públicas, la Universidad de Costa Rica, la Universidad Nacional,
el Instituto Tecnológico de Costa Rica y la Universidad Estatal la Distancia, por medio del
CONARE, lanzaron un llamado a las universidades privadas, para que se unieran a la propuesta
de creación del SINAES, de las cuales acudieron la Universidad Latina de Costa Rica, la
Universidad Latinoamericana de Ciencia y Tecnología, la Universidad Veritas y la extinta
Universidad Interamericana. En 1999, en conferencia de prensa se anunció la constitución del
SINAES apoyado por ocho universidades, cuatro públicas y cuatro privadas.
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El 22 de abril del 2002, la Asamblea Legislativa aprobó la Ley Nº 8256, avalada por el
Presidente de la República y el Ministro de Educación Pública en mayo de ese mismo año. Esta
Ley le confiere al SINAES la categoría de órgano de interés público, cuya misión primordial es
acreditar, con carácter oficial, las carreras y programas universitarios que cumplan con los
requerimientos de calidad que establezca el SINAES. (Mora; 2007, p.6) A partir de esta fecha, se
gestionó el cambio, para el mejoramiento constante de la calidad académica de los planes de
estudios de las carreras universitarias aprobadas por el CONESUP, sometiendo a la
autoevaluación cada programa de estudio y la casa de formación a nivel general.
Este proceso gestiona en las universidades una conciencia de cambio, en el cual los
procesos requieren de una autoevaluación, autorregulación y compromiso de mejora continua,
pero integrando a todos los actores de la gestión, incluso mirando el entorno y la trascendencia
que tiene la universidad con la extensión social, la investigación y el ámbito educativo.
En este caso particular, Arguin (1986, p. 25) indica que la planeación estratégica puede
definirse como un proceso de gestión, que permite visualizar de manera integrada, el futuro de las
decisiones institucionales derivadas de la filosofía de la institución, de su misión, de sus
orientaciones, de sus metas, de sus objetivos y de sus programas, así como determinar las
estrategias para asegurar su implantación. El propósito de la planeación estratégica no es el de
concebir a la institución como un ente cerrado y aislado, como sucedía anteriormente, sino en
relación estrecha con su medio ambiente.
Las acreditaciones enrumban el norte de las carreras universitarias, que someten su plan de
estudios a la autoevaluación y la autorregulación. Además, definen un plan estratégico para
alcanzar sus metas. El SINAES, como órgano oficial del Estado costarricense, ha sido dotado a
través de la normativa de amplias competencias para lograr sus fines. Entre los objetivos más
importantes se extrae de la Ley 8256, del 17 de mayo del 2002 que originó su constitución:
“Coadyuvar el logro de los principios de excelencia establecidos en la legislación nacional
y el esfuerzo que realizan las instituciones universitarias, para mejorar la calidad de los
programas y carreras que ofrecen.
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Mostrar la conveniencia que tiene para las instituciones universitarias someterse al
proceso de acreditación y propiciar la confianza de la sociedad costarricense en los
programas y carreras acreditadas, orientándolas también con respecto a la calidad de las
diferentes opciones de educación superior.
Certificar el nivel de calidad de las carreras y los programas sometidos a acreditación,
garantizando la eficiencia, calidad de criterios y estándares aplicados al proceso.”
De acuerdo con lo anterior, se deduce que el SINAES nació con tres pilares fundamentales
para el mejoramiento de la educación superior costarricense. Y según la normativa vigente la
certificación de las carreras y programas, es un trámite voluntario. No obstante, en estos días ha
ingresado a la corriente legislativa, un nuevo proyecto de ley que le otorgaría mayores facultades
al SINAES, entre ellas la acreditación obligatoria para las universidades autorizadas e
inspeccionadas por el CONESUP.
Escuela de Periodismo de la UIA somete su carrera al proceso de acreditación
La Carrera de Periodismo entró en vigencia mediante la autorización del (CONESUP) en
sesión No. 380, el 12 de agosto de 1999. Posteriormente, reformó su plan de estudios que fue
autorizado por medio del acta No. 556, del 24 de mayo del 2006, ante esta misma institución. En
la última reforma vigente se mantuvo el bachillerato en Periodismo y se constituyeron las
licenciaturas en Periodismo con énfasis en Periodismo Social y la licenciatura en Periodismo con
énfasis en Producción.
En el 2015, la Escuela de Periodismo inició el proceso de sensibilización y capacitación
con los personeros del SINAES. Concientizó a todos los actores, entre ellos los alumnos, los
profesores y los administrativos. También se analizaron algunos elementos esenciales para la
acreditación de la Carrera. Entre los puntos más relevantes están:
Pertinencia del plan de estudios con las necesidades del entorno social y su
vinculación con los referentes universales
Conformación de su claustro docente
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Uso de la tecnología en la ejecución del plan de estudios acorde con los nuevos
enfoques de la comunicación
Vinculación con la extensión social universitaria con los diversos actores sociales
La investigación científica que aporte soluciones a las problemáticas comunales o
genere un ámbito de reflexión o de cambio en la sociedad
El equipamiento de laboratorios con equipos tecnológicos, de acuerdo con las
necesidades de la carrera
Actualización constante del cuerpo docente, administrativo, estudiantes y
graduados
Acercamiento y actualización con los graduados de la carrera
Acercamiento de los empleadores a la gestión de la carrera, para determinar las
necesidades del mercado
Estandarizaciones de los procesos en todos los departamentos de la universidad,
para garantizar la calidad continua
En este sentido, la Escuela de Periodismo evolucionó de una gestión de carrera centralizada
a una Dirección descentralizada, delegando sus funciones en un equipo de trabajo sólido y
consolidado. El personal académico, junto con la Dirección y Subdirección de Carrera,
establecieron estrategias de autorregulación asumidos en el compromiso de mejora, para subsanar
aquellas debilidades detectadas en la autoevaluación.
La autorregulación ha sido un mecanismo vital, para asumir el compromiso de mejora
diaria, comprometida con los altos estándares de calidad de la educación superior. Con ese norte
trazado por la Escuela de Periodismo, el equipo de trabajo se prepara para la evaluación externa o
visita de pares, quienes verificarán el cumplimiento del informe de autoevaluación y el plan de
mejora. En síntesis, el proceso de acreditación para evaluar una carrera contará con cuatro fases,
de las cuales tres de ellas ha cumplido la Escuela de Periodismo y se detallan, según el Manual de
Acreditación Oficial de carreras de grado del Sistema Nacional de Acreditación de la Educación
Superior, (SINAES):
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Información y Motivación: En esta fase es el comunicado oficial de las autoridades
universitarias para acreditar un plan de estudio o Carrera. Iniciará con un proceso de
sensibilización de los actores involucrados.
Autoevaluación e informe: La Escuela inició la reflexión de las fortalezas y las
debilidades, que fueron detectadas por medio de la aplicación del manual de
acreditación oficial de SINAES. Asume de forma responsable las exigencias del
proceso y genera, de acuerdo con el Manual de Acreditación Oficial:
o La etapa de auto evaluación es para la carrera o programa, un mirarse en el
espejo a la luz de dos referentes obligatorios:
Contrasta sus propósitos, acciones y logros con la misión, los objetivos
y los principios propuestos por la universidad y la carrera.
Analiza y evalúa su quehacer a la luz de los estándares, los criterios de
calidad y los elementos teórico-metodológicos establecidos
oficialmente por SINAES, previamente consensuados con las
instituciones adherentes de educación superior y que son
internacionalmente reconocidos y aceptados. (Sistema Nacional de
Acreditación de la Educación Superior, 2009, p.23).
Tercera fase: La evaluación externa corresponde a la integración de un equipo de
peritos o expertos conformado con dos miembros internacionales y uno nacional
desvinculados con la universidad, garantizando la imparcialidad en la evaluación. La
visita de estos profesionales será de 3 a 5días coordinada con las autoridades de la
carrera y la universidad. Los expertos verificarán las instalaciones, se reunirán con
autoridades y realizarán entrevistas a diferentes grupos como estudiantes, profesores,
graduados, académicos y administrativos.
Cuarta fase: El compromiso de mejoramiento lo asume la carrera y todo su equipo de
trabajo. Es el resultado de las debilidades encontradas en la autoevaluación. La
carrera asume el compromiso de erradicar las problemáticas detectadas, mantener o
mejorar lo existente, ajustando a los estándares de calidad exigidos por el ente
acreditador. Obtenida la acreditación, iniciaría un seguimiento por revisores quienes
Revista Innovación Universitaria 2017, 1 (2): pp. 49-60 Bolandi, O. “Revisión Histórica de la…” 58
supervisarán el compromiso de mejora. Y en el caso de no obtenerla, el ente
acreditador indicará que sigan con la autorregulación.
Posterior a la visita de los pares, la tarea no termina, porque la Escuela de Periodismo está
llamada a la mejora continua, a través de procesos de evaluación, el compromiso es de todos los
actores involucrados en el proceso de formación. Aunque el reto es gigantesco, se asume con la
responsabilidad de formar profesionales con altos estándares de calidad y abiertos al cambio. Lo
anterior se debe al impacto positivo que ha tenido el SINAES sobre la Escuela y toda la
comunidad universitaria. Después de todo, esta reseña histórica sobre el surgimiento de las
universidades y el SINAES presenta las principales conclusiones.
Conclusión
A pesar de que Costa Rica es un país pequeño y con una población considerable a sus
dimensiones, cuenta con bastantes casas de formación universitaria, tanto a nivel público como
privado. Esto se debe a que se tienen antecedentes bastantes sólidos en materia de universidades.
El país inicia la formación universitaria, muchos años atrás, basada en modelos europeos, que
permiten estándares de alta calidad con miras ambiciosas.
Después de tener un proceso universitario consolidado, por sus antecedentes, se genera en
la educación superior nacional e internacional una catarsis en sus carreras y planes de estudio,
ajustándose a los nuevos paradigmas de la enseñanza. Esto ha generado resultados muy positivos,
gracias a los procesos de autoevaluación y autorregulación propuestos por el SINAES
Es una realidad inminente que un mercado voraz exigirá que los centros de estudios
universitarios ofrezcan una variedad en su oferta académica, basados en una formación con
excelencia y competencias acordes con los requerimientos de los empleadores y de la sociedad.
Revista Innovación Universitaria 2017, 1 (2): pp. 49-60 Bolandi, O. “Revisión Histórica de la…” 59
Las universidades públicas y las privadas han logrado coordinar un trabajo homologado
para la calidad académica en la formación de sus educandos. Es decir, aplican un Manual de
Autoevaluación Oficial de SINAES, en el que se establecen dimensiones, criterios y estándares
equiparando con la certificación o sello de calidad de sus planes de estudio y carreras.
Luego del proceso de reflexión interno y de la autoevaluación, la Escuela de Periodismo
asume un compromiso de mejora constante, que será supervisado por el ente regulador. Por ello,
la Escuela asume el compromiso de mantener y mejorar los estándares de calidad, para promover
una formación académica integral.
En el caso de la Carrera de Periodismo o las áreas de la comunicación, estas pueden optar
por dos certificaciones internacionales. La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) ofrece la
posibilidad de acreditar escuelas o carreras en comunicación en América Latina. Por otra parte,
la Federación Latinoamericana de Facultades de Comunicación Social (FELAFACS) permite que
sus agremiadas presenten sus carreras o planes de estudio para una acreditación por el ente
internacional.
Lo anterior se propone como meta, ya que una carrera de comunicación como esta, debe
ocuparse de alinear todos los elementos del plan de estudio a los requerimientos de una sociedad
viva, la cual cambia constantemente. Por tanto, el reto actual es proyectar estos cambios para
estar a la vanguardia de los ajustes de calidad, las veces que la autorregulación lo dicte.
Por tanto, la acreditación se considera un medio, un camino claro sobre el cual se pueden
gestionar cambios sólidos, que fortalezcan la calidad en la educación costarricense, además de
permitir la estructuración de procesos contundentes de mejora constante, siendo la evaluación un
insumo básico para quienes participan de esta gestión.
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Oficial de Carreras de Grado del Sistema Nacional de Acreditación de la
Educación Superior. Recuperado de: http://derecho.ucr.ac.cr/sites/all/documentos/
Acreditacion/Gestion_de_Calidad/Manual_de_Acreditaci%C3%B3n_Sinaes.pdf
*Contacto: [email protected]
Facebook: Odith Bolandi
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Desarrollo Docente y su Aporte en la Actualización del Plan de Estudio de Periodismo de
acuerdo con las Exigencias del Medio
MÁSTER.JOSÉ PABLO SALAZAR AGUILAR
Subdirector de la Escuela de Periodismo
Universidad Internacional de las Américas
Introducción
En el marco del proceso de acreditación de la carrera de Periodismo de la Universidad
Internacional de las Américas (UIA), ante el Sistema Nacional de Acreditación de la Educación
Superior (SINAES), es válida la experiencia de los diferentes integrantes de la Escuela, sea cual
sea el aporte, tanto dentro del proceso mismo, como en la aplicación del plan de mejora de la
Carrera, mientras se aguarda la visita de pares del órgano acreditador. El fin del presente
manuscrito es transmitir la experiencia vivida en una franca contribución al legado académico y
profesional que hace esa casa de enseñanza superior.
El Plan de Estudio guarda el espíritu mismo de cualquier eslabón de la cadena educativa
escolarizada, y en la educación universitaria no menos. Su cumplimiento a cabalidad —en forma
y fondo— es tan importante como su actualización, al tenor de la praxis. Esta tarea es un
imperativo donde participan todos los actores del proceso educativo, léase el equipo de trabajo de
la Carrera, los docentes y los educandos, este último segmento es la razón de ser de la
universidad.
Existe la percepción errónea de que la educación y el consecuente ejercicio de la profesión
periodística deben ajustarse a la teoría, manuales y antiquísimos cánones, como en un cuento
talmúdico. Lo cierto del caso es, como ocurre en los asuntos cotidianos más comunes, por
ejemplo, el simple hecho de hablar, la teoría, los manuales, las leyes y las doctrinas se adecuan a
la práctica, jamás a la inversa.
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Las últimas tendencias educativas que apuntan hacia el constructivismo responden a
estudios y prácticas demostrados sobre la enseñanza y el aprendizaje en sociedad. Alrededor del
estudiante, la docencia basada en un plan de estudios específico debe estar sustentada en la
realidad y el entorno, así como las competencias de un comunicador. Por supuesto, la
actualización debe ser la constante en aras de evitar la prescripción de los conocimientos y la
experiencia que se transmiten o, en el caso menos crítico, para evadir la incongruencia entre lo
que se enseña y la realidad vivida.
Todo plan de estudio de una carrera universitaria debe contener una base medular que
permanece invariable con el tiempo, contenidos susceptibles de permutas a partir de esa realidad
cambiante, pero mientras que esa práctica no haya sido avalada, seguiría siendo una mera
tendencia. Finalmente, un tercer bloque de conocimientos que son complementarios e ineludibles
en el desarrollo académico integral. El constructivismo establece que del proceso en el aula —o
fuera de ella— aprenden todos como sujetos inmersos en el conocimiento (Rodríguez, 2003, p.
82).
Puntualmente, el epistemólogo suizo, Piaget (1983, citado por Villar, s.f., p. 294),
referente del constructivismo educativo, afirma:
Cada vez que se le enseña prematuramente a un niño algo que
habría podido descubrir solo, se le impide a ese niño
inventarlo y, en consecuencia, entenderlo completamente. Es
evidente que eso no significa que el profesor no tenga que
diseñar situaciones experimentales para facilitar la invención
del niño.
La construcción de ese documento, puntualmente del plan de estudios de la carrera de
Periodismo de la UIA, y su actualización tiene que responder a esa estructura, trascendiendo la
educación privada tradicional, la cual tiende a marginar los estudios generales que a simple vista
no parecen tener relación con el periodismo; pero que son parte indivisible de una ciencia social,
con miras a comprender los fenómenos de la cosa social. Eso profundiza acá.
Revista Innovación Universitaria 2017, 1 (2): pp. 61-72 Salazar, J. “Desarrollo docente y su…” 63
Por lo tanto, el ‘know how’ o “saber cómo” del profesor, su experiencia en la academia,
su cotidianidad periodística y la actualización en esa rama de la comunicación, son claves en su
capacidad de incluir variantes válidas y perdurables en un plan de estudios. El compartir con la
comunidad estudiantil dentro y fuera —con la consideración de actores sociales exógenos— se
convierte en un hervidero de ideas y argumentos que construyen pensamiento, plantean
interrogantes y solucionan problemas, todo con base en una facilitación del proceso y la libertad
del proceso mismo que ofrece la investigación y la extensión social, por citar dos factores
adicionales.
El docente debe ser ante todo un facilitador de la catarsis, del diálogo y de la discusión
abierta en el aula, sin miedos a la crítica, a escucharla o emitirla. Ahí justamente se construye el
presente y el futuro del plan de estudios, al tiempo que se implementa ese plan que en ese
momento rige. Sin duda, ese proceso se enriquece o se hace endeble con base en el aporte de
todos. Si la formación y el interés propio —docente y educando— son profundos, habrá una
interminable ebullición de nuevos saberes; caso contrario, en cada clase se cumpliría aquella
copla popular del gallo enano, “que en querer y no hacer, se le fue todo el año”.
Con el golpe disruptivo de la tecnología, muchos factores cambian, incluso su orden de
importancia en cuanto al impacto sobre el proceso educativo. Desde la distancia y la
digitalización, hasta la criticidad de la práctica periodística. Concéntrese el lector en este último
punto porque no debería importarnos el canal de comunicación en la construcción del plan de
conocimientos, aunque sí transforma la manera en que se perciben y transmiten los
conocimientos y las experiencias.
La tecnología en el periodismo minó su profundidad, parece no haber duda en eso. Como
consecuencia, es obligación académica idear un balance entre la formación técnica, es decir,
cómo utilizar las herramientas y programas o software para los diferentes medios, con énfasis en
los ordenadores, así como la estructura y formato establecidos para el periodismo y sus géneros;
y la formación pragmática del periodismo como ciencia social para la cual el ser humano debe ser
su causa y efecto, nunca con humanismo extremo, sino con una amplitud tal que el criterio y la
capacidad de análisis emerjan espontáneamente. En ese equilibrio, como se cita arriba, urge la
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formación social complementaria que evite convertir a los periodistas en autómatas insensibles,
expertos en el manejo de cámaras, programas y equipos, pero indiferentes a los diferentes
flagelos de la sociedad.
Es momento para profundizar en la experiencia de reformar parcialmente un plan de
estudios. Colosal responsabilidad, puesto que en este se cifran los futuros comunicadores sociales
del país, y es una labor trascendental porque si un médico ejerce mal su profesión, dañará quizás
una vida; pero si un periodista ejerce mal la suya, acabará con muchas vidas, amputando el
habitus de cada persona que suma la opinión pública y, por ende, reduciendo la capacidad de una
nación de alcanzar la equidad social.
Desarrollo
Si bien el plan de estudio de la Carrera de Periodismo incluye muchas mejoras endógenas,
otras tantas son exógenas, lo que significa un trabajo aplicado sobre el contenido y su estructura
lógica, así como mejoras sostenidas a nivel universitario, como aparato administrativo-
académico, como a partir de su cuerpo docente y estudiante. Como toda organización, sus
miembros son lo más importante, actores vivos del proceso y sujetos integrantes de la muestra a
analizar, susceptibles de mejora.
Al respecto de los eslabones endógenos o los que tienen relación directa con las
competencias y la currícula universitaria, los contenidos apropiados a la realidad de la profesión
en el país y el mundo; la lógica distributiva de esos contenidos a lo largo de la Carrera y sus
énfasis, y la Universidad con su estructura administrativa (aunque esta suele tomarse como una
dimensión aparte) y académica como soporte a la Carrera en cuanto a lo que tiene que ver con el
devenir natural. Esto último, debe ser asimilado por el lector como la autopista a lo largo de la
cual la academia recorra el derrotero universitario para formar comunicadores idóneos, con
ventajas competitivas diferenciadoras de la Internacional de las Américas.
En relación con los aspectos exógenos al plan de estudios, pero que le afecta directamente
y deben considerarse, están la reglamentación propia de la Escuela, contexto social nacional e
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internacional la opinión de empleadores y graduados, mercado (población meta, universidades
que imparten la misma carrera), tendencias comunicativas sobre todo tecnológicas (Umaña,
Calvo, Fallas, Gómez, Jiménez, Soto, Salas y Tencio, 2014, p. 6). Conocer estos elementos
permite definir el objeto de estudio final de la Carrera.
En el rediseño o reforma del plan de estudios, los referentes de la Carrera tanto a nivel
histórico de la mencionada casa de enseñanza, como del periodismo en el país y fuera de este, son
fundamentales para comprender las necesidades de hoy en el área social y académica que el
periodismo debe atender y en las cuales debe desenvolverse y complementar. La construcción
historiográfica no deja de ser compleja al requerir de insumos propios de la UIA, de otras
universidades como la Universidad de Costa Rica, primera casa de enseñanza en periodismo del
país, el Colegio de Periodistas de Costa Rica, y los antecedentes de la comunicación a nivel
global, sin olvidar las realidades de países del continente que comparten flagelos y aciertos, como
fuera de América en paisajes que tal vez sean mejores o peores, pero ciertamente diferentes, en
un ejercicio inteligente de benchmarking.
Con base en lo existente en el Libro de la Carrera de la UIA, se pule el contenido con un
amplio componente de actualización, mientras en paralelo se identifican los vacíos y las áreas
críticas de mejora, a la luz del objetivo: el plan de estudios. Es inexorable el trabajo del plan con
base en el estudiante, no el docente, pero sin olvidarse del rol facilitador de este último.
Recientemente, la ministra de Educación Pública, Sonia Marta Mora, afirmó que las
profundas reformas del plan de estudios de primaria y secundaria aplicadas en la Administración
Solís Rivera (2014-2018), están basadas en las habilidades y competencias del alumno y no en el
docente, aspecto característico en el sistema educativo conductista costarricense, de acuerdo con
el sexto Estado de la Educación 2017, informe que resultó revelador ante los flagelos de la
educación pública costarricense, pese a que Costa Rica es el país latino que más invierte de su
PIB en educación 7,86%, es decir, ¢2,3 billones (Cerdas, 2017, párr. 4).
De vuelta a la urgente necesidad de reformar el plan de estudios de la UIA, el país reciente
en la calidad educativa que solo 7 % de la oferta académica está acreditada, de acuerdo con el
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Programa Estado de la Nación, en su apartado Estado de la Educación. “Desde 2010 sus
graduados con carreras cursadas completamente acreditadas son menos del 10 % del total de
profesionales” y el “58 % de las carreras acreditadas pertenece a las universidades adscritas al
Consejo Nacional de Rectores (CONARE), que entregan tres de cada diez títulos” (2017, p. 241).
Estos datos fuerzan las labores específicas para alcanzar la acreditación ante el SINAES, con
miras a alcanzar la idoneidad de la educación universitaria, sin olvidar que su calidad es el
horizonte de cualesquiera procesos que la persigan.
Por tanto, el Tecnológico de Costa Rica posee 32 % de sus carreras acreditadas, la
Universidad Estatal a Distancia, 15 %; Universidad Nacional, 10 %; y Universidad de Costa
Rica, 7 %. Mientras tanto, todas las universidades privadas se aglutinan en apenas 7 % (p. 242).
Entonces, ante esta realidad citada, la apremiante necesidad se agudiza más las
estadísticas indican que 29.393 diplomas universitarios son otorgados por centros de enseñanza
privada, mientras que 13.854 son provenientes de recintos públicos, en 2015 (Programa Estado
de la Nación, 2017, p. 242). Son más profesionales los que gradúa la educación privada en el
país, en respuesta a una demanda más acelerada del mercado.
La responsabilidad crece en la búsqueda de una educación expedita, pero sin que merme
la calidad, integral, pero sin la tardanza de los protocolos públicos, con todo el debate que esto
provoca entre diversas partes que defiende la necesidad de una educación que sensibilice y forme
ser humanos íntegros, aptos para la convivencia en sociedad. La Internacional de las Américas
posee una comunidad estudiantil como cualquier otra universidad. Accede a ella quien pueda
pagar, con algunas excepciones. El análisis del entorno para la recepción discriminada de
estudiantes de periodismo con base en sus aptitudes y proyección, debe responder a la
configuración del plan de estudios.
Como una cuestión perenne a la discusión universitaria, el acceso siempre será tema de
conversación al estar vinculado directamente con la tendencia demográfica. Al dejar aparte este
tema, no por ello poco importante, según el Programa Estado de la Nación último, “la evaluación
para el mejoramiento continuo de la calidad avanza a pasos muy lentos” (p. 244). Asimismo, dice
Revista Innovación Universitaria 2017, 1 (2): pp. 61-72 Salazar, J. “Desarrollo docente y su…” 67
el mismo informe, “la cultura de calidad es un camino que apenas se empieza a transitar y que se
ha venido construyendo con algunas deficiencias”.
Una casa de enseñanza que pretende reformar con actualizaciones su plan de estudios,
debe preguntarse: ¿la formación que brinda responde a la demanda del mercado?, ¿la universidad
propicia una educación en docencia, didáctica e investigación científica en el cuerpo de
profesores?, ¿existe la enseñanza complementaria en el “menú” académico?, ¿existe una correcta
evaluación universitaria? Son interrogantes valiosas que exigen un análisis permanente durante el
proceso de acreditación y después de alcanzado ese escalón para lograr mantener el estándar de
calidad.
Sin embargo, de nada valdría el mejor ejercicio de un plan de estudios si el rendimiento y
la probabilidad de éxito laboral de los estudiantes son bajos. A partir de lo dicho por Isabel
Román, directora del Estado de la Educación, se desconoce lo que sucede en las aulas, en la vida
académica estudiantil (Román, 2017).
Esa separación entre las decisiones académico-administrativas y la vida estudiantil es un
síntoma que se ve reflejado en el rendimiento y las capacidades y competencias de los jóvenes.
Por tanto, en la dinámica del aula, la cual debería ser constructivista, no conductista o empírica,
encuentra su álbum de realidad en las calificaciones, sin evadir el impacto de un modelo de
evaluación antiquísimo. Esta es una de las realidades del sistema educativo nacional como un
todo.
Según Román (2017), son fundamentales las condiciones físicas del aula: ruido,
temperatura, humedad, luminosidad, y gestión del tiempo del docente —puesto que según la
teoría educativa los primeros 50 minutos son los que deben aprovecharse al máximo—, prácticas
no vinculadas con el proceso de enseñanza-aprendizaje, empero se desperdicia el 50 % de la clase
promedio. Otro de los aspectos es la forma en que se da la clase y “mediante una análisis de redes
para ver la interacción y encontramos que predomina una forma de enseñanza del siglo XIX,
porque es el docente magistralmente quien da la clase y los chicos anotando”, comenta.
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En realidad, programas de estudio lo que dicen es que se debe usar la tecnología
disponible, trabajar de manera colaborativa, en grupo, resolviendo problemas, para aprovechar
más el tiempo (Román, 2017, párr. 6). Los lineamientos curriculares deben estar definidos y ser
respetados, siendo su naturaleza constructora de aprendizaje y conocimiento nuevo, no repetitivo
de prácticas viejas.
Por lo anterior y sin ánimo de revelar información estratégica para la Escuela de
Periodismo y la Universidad, se agrupan en ejes generales que contienen los elementos esenciales
en la actualización de un plan de estudios para el cual los educandos y sus circunstancias exigen
responder a las exigencias del mercado. A hurtadillas, se puede señalar la digitalización y su
impacto en la comunicación formal o periodística como el gran eje que cobija temas como la
radio y la televisión en internet, la administración de ese nuevo canal híbrido, la ética y
deontología en el mundo digital, el periodismo escrito, la investigación, los datos, la
interpretación, el balance y la rigurosidad, entre otros valores fundamentales del ejercicio
comunicativo.
Como se ha insistido, la ruptura de la resistencia natural dentro del modelo de normas y
comportamiento del docente y del estudiante es determinante en el proceso educativo. Ambas
partes, en una primera instancia, deben abrirse a modificar el sistema conductista y bidireccional,
para construir un diálogo en múltiples direcciones y diverso en voces dentro de cualesquiera
entornos, no solo dentro del aula. Esos dos roles, para empezar, deben depurarse con la
indiscutible ayuda de la plataforma académica virtual para incrementar la cercanía entre los
actores más allá del aula, más allá del mundo físico, sin descartar este, puesto que los presencial
jamás podrá sustituirse por lo digital, al menos no en el mediano plazo.
Conclusión
Es el seguimiento y control del ejercicio docente la clave para garantizar que se apliquen
los lineamientos y, con el paso de las generaciones, se convierta en una práctica de calidad
aceptada que forme profesionales idóneos, no en respuesta al sistema mercantil, sino para la
convivencia en sociedad, conscientes del mismo régimen de bienestar país en el que vive, pero
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también claro de los diversos modelos no aceptados por la norma social, pero tampoco
prohibitivos en el Ordenamiento Jurídico de Costa Rica.
La responsabilidad es de todos en una especie de control cruzado. Las facultades de
Educación de las universidades hoy, gradúan cientos de profesionales en docencia y de carreras
no acreditadas. Es tal vez uno de los primeros pendientes, para lograr paralelamente cambios en
los planes de estudio, reformas que más que reglamentistas son culturales en los docentes
empíricos de la educación superior.
El cambio de paradigma implica modificar la estructura mental rígida no solo del
profesorado, sino de los propios estudiantes y de la estructura administrativa de las casas de
enseñanza. Esta última, debe respaldar cualquier reforma que modernice la educación y que
rompa el ciclo añejo de la clase magistral. Los ensayos vivenciales de una experiencia en el aula,
el campus y la sociedad debe considerar parte flexible de “la clase”. La postura docente hacia la
búsqueda de soluciones a problemas reales y la solución creativa y natural de los estudiantes son
el mejor seguimiento, el cual se puede preevaluar con la revisión del tipo de exámenes y la visita
a los espacios formales del proceso educativo.
Retornando a la importancia de cambiar el modus pensando del docente y estudiantes, a
nivel universitario se torna aún más difícil, puesto que el estudiante promedio ha vivido 11 años
bajo un régimen arcaico de clases magistrales y pizarras llenas de letras y números que no dicen
nada. Entonces, el docente, partiendo de que ya se sensibilizó de la importancia de romper el
paradigma tradicional y por lo tanto pasó a llamarse “facilitador” o “mediador cultural”, juega un
rol crucial en el proceso: “no basta con poner al niño en contacto con el entorno donde estén los
estímulos y objetos adecuados para que ese niño actúe de manera adecuada” (Villar, s.f., p. 302).
Con ayuda de la palanca tecnológica, el binomio facilitador – estudiante debe formarse
mutuamente en un proceso natural, el cual basta con remontarnos a las cavernas para recordar
cómo aprendió el homo sapiens y cómo llegó a ser lo que hoy es. Per se, esa misma historia es un
conocimiento irremplazable en las aulas para comprender la vida misma, cuestión primera,
simple y obligada.
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La calidad de la educación es un abstracto tan intangible como apremiante. El sistema
tiende a volcarse en una u otra dirección. Podría encaminarse hacia la planta física, al apartado
administrativo, operativo, reglamentario, normativo y controlador de horarios, o hacia el
alambicado terreno de la vida en el aula. Así las cosas, limitar la visión hacia uno de esos
escenarios obstaculiza la mejora integral y su continuidad en el tiempo.
Como se mencionaba antes, una actualización del plan de estudios debe estar respaldado
por el entorno. Sus fortalezas son una planta física y plataforma tecnológica robustas y vigentes;
un aparato administrativo y académico actualizado y ágil; una normativa en constante revisión y
actualización en concordancia con el marco jurídico del país y una gestión óptima en el aula y
fuera de esta. Todo debe responder de manera óptima con un resultado sostenido, más allá de la
respuesta eficiente de uno solo de esos estadios.
La parte académica debe estar convencida de la mejora en los contenidos y la nueva
metodología de enseñanza - aprendizaje, mientras que la administración universitaria debe tomar
decisiones en función de esa mejora, aunque no necesariamente sean las más rentables. En el
momento en que la universidad priorice en el lucro, posiblemente verá mermada la calidad
educativa o, al menos, estancada, la cual a posteriori afectará la propia rentabilidad. La
experiencia así lo ha demostrado en aquellas universidades privadas que pretenden seducir
estudiantes con infraestructura ostentosa, lo lograrán ipso facto mediante el despliegue
publicitario, pero los perderán con el tiempo cuando se conozca su realidad en cuanto a la calidad
de enseñanza.
El proceso de actualización del plan de estudios de la Universidad Internacional de las
Américas es un proceso único en el espacio y en el tiempo. La cultura de ese centro de estudios
universitarios es un trópico que debe permear el documento para alcanzar los estándares
académicos de excelencia para la demanda externa de la empresa privada y de la misma sociedad.
La carencia histórica de algunos arquetipos exige su formación que solo se dará con el
tiempo, con las generaciones de jóvenes, en una especie de prueba-error, con la delicadeza que se
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refiere a formar carácter, criticidad, pensamiento, conocimiento y la experiencia en el aula para la
vida colectiva.
Desasociar a la persona del individualismo en que el sistema capitalista la ha atado es el
reto de la Escuela de Periodismo, para que el estudiante deje de pensar en función suya, aislado
del mundo, sino en la experiencia del trabajo colaborativo, de la resolución de conflictos, de la
convivencia laboral y la exigencia de un mejor periodismo técnico-pragmático, el cual no evada
los dogmas del periodismo y el aprovechamiento de las nuevas tecnologías de la información y la
comunicación.
Las universidades deben en principio mirarse a sí mismas, criticarse. Es uno de las
prácticas más sanas en aras de identificar las debilidades y las amenazas, al tiempo que se
refuerzan las fortalezas y se potencian las oportunidades. Es proceso es de todos, con
participación activa de los académicos y el grupo gerencial, así como de los estudiantes a través
de mecanismos que realimenten tácitamente a los tomadores de decisiones.
Revista Innovación Universitaria 2017, 1 (2): pp. 61-72 Salazar, J. “Desarrollo docente y su…” 72
Referencias
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Revista Innovación Universitaria 2017, 1 (2): pp. 73-85 Rojas, W. “Yo, investigador…” 73
Yo, investigador
MÁSTER.WILSON ROJAS HERRERA
Coordinador de Investigación de la Escuela de Periodismo
Universidad Internacional de las Américas
Introducción
Como todo a lo largo de la existencia, la vida impone retos que resultan interesantes y
fascinantes de aceptar. Eso ocurrió cuando, en algún momento del trabajo docente, se comenzó
con la ingenua labor de atender, ya sea por tutoría o lectoría un trabajo de tesis. Poco a poco, el
involucramiento ha ido en ascenso y hoy en día se puede vislumbrar con mucha más claridad la
importancia que reviste la investigación en todos los quehaceres del ser humano, y más aún en el
campo de la docencia universitaria. En el transcurso del tiempo, se han encontrado diversas
circunstancias, conocidas por muchos, y que son características al referirse a la investigación.
Una de ellas tiene que ver con la reticencia de algunos docentes a llevarla a cabo, sin saber que,
aunque no lo adviertan, la están aplicando todos los días.
Definitivamente el enfoque tradicional de la educación, que se centra solamente en una
transmisión unilateral de conocimientos del docente al estudiante, resulta débil e ineficiente para
responder a los desafíos actuales que se centran más bien en aprender a aprender, es decir, que el
conocimiento sea parte del quehacer del estudiante y que la educación solamente se limite a
procurar la información y los recursos necesarios para ello cuando sea oportuno. (Bustamante,
2002, p. 29)
Por tanto, solo a través de la investigación se procurará obtener información, la cual será
útil para elaborar los contenidos de una clase, y es labor del docente inculcar en los estudiantes el
afán por investigar, con el propósito de conocer, explorar e involucrarse en la elaboración de
Revista Innovación Universitaria 2017, 1 (2): pp. 73-85 Rojas, W. “Yo, investigador…” 74
aprendizajes significativos para ellos, tal y como lo apunta España (2017) al mencionar que: “La
educación que apuesta por la transformación permite que el proceso de aprendizaje se nutra de la
investigación” (p. 109).
Además, se sabe que un imperativo de los tiempos modernos es estar en constante
renovación y cambio, ya que la misma sociedad así lo exige; eso determina que el conocimiento
debe renovarse, y es solamente por medio de la investigación que se logra hacerlo, tal y como se
afirma, dicha renovación se hace a una velocidad difícil de estimar debido al transcurrir actual de
los tiempos (Bustamante, 2002, p. 128).
España (2017) también lo apunta al mencionar que: “Estas pretensiones quedan cortas
ante la duda de cómo innovar, si no se estimula la investigación como herramienta que promueve
la indagación en los entornos de formación y, más bien, el proceso de aprendizaje…” (p. 150).
Adicional a la reticencia de los docentes, se tiene el mismo sentimiento en los estudiantes.
Al hablar sobre investigación, no tienen una idea certera de lo que significa y se limitan a seguir
el plan establecido por el profesor para hacerla, sin que medie un verdadero significado y valor en
la realización de la misma. Los docentes tienden a quejarse de la apatía de los estudiantes en ese
sentido, tal y como lo expone Galán (2007) al mencionar lo siguiente:
A menudo, los profesores universitarios pensamos que la crisis de los estudiantes en cuanto
a su preparación y su falta de interés se debe a algo externo y dejamos de cuestionarnos y
hacernos preguntas sobre nosotros mismos y el valor de nuestra vocación universitaria,
olvidando de este modo las razones por las que enseñamos (p. 19).
Es importante establecer que, si bien es cierto, los que aman la investigación lo
consiguieron porque hubo una guía o estímulo para ello, los estudiantes necesitan que sean los
docentes quienes siembren el germen de la investigación en ellos.
Revista Innovación Universitaria 2017, 1 (2): pp. 73-85 Rojas, W. “Yo, investigador…” 75
Desarrollo
De los docentes
Freire (2002) citado por España (2017) realiza una interesante alegoría sobre lo que es la
labor docente en la cual se menciona con claridad el valor de la investigación “… mientras
enseño continúo buscando, indagando. Enseño porque busco, porque indagué y me indago.
Investigo para comprobar, comprobando intervengo, interviniendo educo. Investigo para conocer
lo que aún no conozco para comunicar o anunciar la novedad” (p.75). Como se aprecia, no se
puede desligar la labor de educar de la labor de investigar, es más, no se puede enseñar lo que no
se conoce; pero en algún momento se investigó; eso se realiza constantemente, sin percatarse
muchas veces de ello.
Sánchez (2014), por su parte, menciona la importancia de enseñar la investigación a los
jóvenes estudiantes, y es claro al afirmar que, al enseñar a hacerlo, no solo se deben presentar los
modelos y la teoría, sino también, se debe involucrar la práctica, como factor aglutinante de la
primera. De acuerdo con el mismo autor:
Enseñar a investigar es un proceso complejo y una actividad diversificada. La nueva
didáctica de la investigación social y humanística que se propone es, en primer lugar, un
proceso complejo, pues en la enseñanza de la investigación concurren numerosas
operaciones, no menos densas, relativas a 1) lo que se enseña al enseñar a investigar, y 2)
cómo se enseña a investigar. Estos dos tipos de operaciones constituyen dos prácticas
distintas, la de producir conocimiento nuevo y la de enseñar a producirlo (p. 11).
Es importante que, para producir conocimiento en los estudiantes, se les enseñe el proceso
para obtenerlo, y es a través de la investigación que se logrará el cometido. En la introducción de
este texto se mencionaba la relevancia de sembrar el germen de la investigación en los docentes,
y para ello resulta imprescindible que, en primera instancia, ellos estén convencidos del papel que
juega la investigación en la labor y, que en segundo plano, se haga un esfuerzo por aprender y
Revista Innovación Universitaria 2017, 1 (2): pp. 73-85 Rojas, W. “Yo, investigador…” 76
comprender las metodologías, con el fin de poder guiar correctamente a los estudiantes en estas
circunstancias.
Precisamente en relación con lo anterior, Belmonte (2002) menciona que:
La competencia del tutor/a viene determinada por su conocimiento acerca de las
metodologías de la investigación y por su capacidad de realizar una buena orientación del
tutorado/a y de la investigación que realiza, de manera que le sea posible por un lado
rentabilizar al máximo su esfuerzo, optimizar el resultado del mismo por otra parte y,
finalmente, obtener el mayor grado posible de satisfacción personal al aprovechar al
máximo la "aventura científica" en que consiste una investigación (p. 53).
Esto es una tarea ardua, por cuanto se deben derribar mitos e ideas preconcebidas acerca
de la investigación, que poco contribuyen a que se dé una apertura y toma de conciencia, tanto
por parte de los docentes, como de los estudiantes.
Otro aspecto que resulta interesante resaltar es que la investigación no puede verse como
un bloque rígido, que no toma en cuenta las diferencias puntuales entre las disciplinas a las que se
aplica. Muchos docentes se aprenden al detalle la metodología y la aplican sin prestar atención a
esas diferencias que harían más válida la investigación.
Al respecto Sánchez (2014) afirma lo siguiente:
…constatar que cada campo científico particular tiene su manera específica de
problematizar, de construir sus observables; de imaginar y construir teorías y marcos de
fundamentación conceptual, así como de comprobar hipótesis. Es por ello que no se enseña
a investigar a un estudiante de filosofía de la misma manera que a un sociólogo, como
tampoco a un historiador que, a un periodista o comunicólogo, y en última instancia se les
enseña a todos ellos de manera diferente que como se le enseña a un médico, a un ingeniero
químico o a un biólogo (p. 12).
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Específicamente, en la carrera de Periodismo, es notorio encontrarse con la dificultad de
confundir la investigación periodística con la investigación pura. Algunos docentes no entienden
todavía esa diferencia, o sienten que es más importante la primera, en detrimento de la segunda.
De esta forma, resulta necesario realizar una aclaración constante, una divulgación activa y un
impulso persistente con el fin de que, lejos de minimizar la investigación periodística, se acoja la
investigación pura como instrumento académico, a fin de poder trasladarlo al quehacer de los
estudiantes en las aulas y fuera de ellas.
Esta divulgación e impulso se dan cuando se logra que los docentes entiendan el valor de
la práctica en la investigación, cómo la misma reviste una importancia extraordinaria en el
quehacer humano y cómo los estudiantes pueden aplicarla.
Al respecto Sánchez (2014) menciona lo siguiente:
No se enseña a investigar con gis y pizarrón. Tal vez haya que decir con más precisión que
la enseñanza conceptual de la investigación es un enfoque válido, pero limitado del
quehacer científico. Cuando se acude a este enfoque se enseña a definir, a describir, a
analizar, incluso a criticar la producción científica, pero no se enseña a generarla. En efecto,
una cosa es entender y definir qué es investigar y otra cosa es realizar una investigación (p.
13).
Por todo lo anterior, resulta importante también que existan productos a partir de la
investigación. Es necesario que la facultad empiece a generar ensayos, artículos y otros elementos
que vuelvan tangible ese accionar, y es necesario que se divulguen para hacer presente la
investigación en el acontecer universitario. El producto de primera mano que se presenta, está en
los Trabajos Finales de Graduación, los cuales, en sí mismos, reflejan pequeñas investigaciones
realizadas por los estudiantes que están próximos a terminar su carrera. No obstante, siempre se
ven como una obligación o un requisito más que como una oportunidad de conocer y dejar huella,
una oportunidad de mejorar y descubrir algo nuevo. Es pertinente lograr que los docentes ayuden
a sembrar de nuevo en sus estudiantes, ese germen de la manera correcta.
Revista Innovación Universitaria 2017, 1 (2): pp. 73-85 Rojas, W. “Yo, investigador…” 78
Para finalizar este apartado, se plantea la siguiente pregunta: ¿Qué tipo de docente
investigador se desea tener y cuál se tiene hoy en día? Para ello, se recurre a Galán (2007) quien
aporta dos perfiles de docentes investigadores:
Investigador puro: El profesor se siente motivado para investigar y está en la Universidad
por un interés hacia la investigación. Además, le motiva contribuir al progreso de la
ciencia, las publicaciones, el reconocimiento académico, la búsqueda de la verdad y sus
grupos y relaciones de investigadores. También dedica mucho tiempo a investigar, aunque
considere que la docencia es igualmente importante.
Investigador pragmático: …Quiere sumar méritos para obtener sexenios, ingresos
adicionales por contratos de investigación, reconocimiento y publicaciones; se encuentra
muy motivado por la necesidad de tener que hacer una carrera académica (p. 51).
Con base en lo expuesto anteriormente, podríamos definir un perfil propio para el docente
investigador actual, que se define como un profesor que considera importante investigar, sin
embargo, no encuentra tiempo en sus tareas habituales para hacerlo. Los que sí destinan el tiempo
suficiente para llevarlo a cabo se enfrentan a una serie de temores alimentados por los mitos
sobre si se está preparado o no para hacer investigación. El ideal sería el docente investigador
puro y la lucha constante es ir sumando a las filas profesores con ese perfil.
De los estudiantes
Cuando se habla de los estudiantes, es de vital importancia reconocer, que muchos de ellos
han sido víctimas de un sistema educativo memorístico, reiterativo y centrado en el docente, el
cual busca sumar un título universitario como solución a los problemas económicos y de éxito
personal. Esta crítica ha sido ampliamente ventilada en muchos foros académicos, sin embargo,
no se puede generalizar ni atribuirle a ella todos los problemas que existen en la etapa de la
educación superior.
Específicamente, cuando se habla de investigación con el estudiante, el asunto se torna
más difícil porque muchos de ellos no tienen una idea fehaciente de lo que significa ni de su
Revista Innovación Universitaria 2017, 1 (2): pp. 73-85 Rojas, W. “Yo, investigador…” 79
aplicación concreta. Es por ello, que resulta necesario comenzar, poco a poco, a introducir al
discente en este campo.
Belmonte (2002) apunta al respecto:
Resulta evidente que el alumnado no suele estar impuesto en el trabajo de investigación.
Por ello no es lícito exigirle, que al primer intento desarrolle una investigación que alcance
una calidad mínima y que, además, resulte gratificante para él y estimulante para la persona
que la tutora (p. 51).
Por tanto, en la labor docente, es imprescindible la paciencia y la visión general, para
tener tolerancia y saber que este es el panorama que se presenta. Además, como se apuntó
anteriormente, es tarea del profesor encauzar de modo correcto al estudiante en el proceso de la
investigación.
Uno de los obstáculos con los que se enfrenta el docente son las ideas míticas que tienen
los estudiantes acerca de la investigación. Piensan que es algo que está destinado de forma
exclusiva a los sabios, a los eruditos y a las personas de gran inteligencia, concepto que es ajeno a
su realidad. Piensan, además, que se necesita de mucho tiempo y esfuerzo para realizarla y eso
implica tener que abandonar sus ocupaciones favoritas, algo que definitivamente no están
dispuestos a aceptar.
Sobre el particular Belmonte (2002) señala que:
Frecuentemente, en el alumnado suele aparecer una visión peyorativa en la que se identifica
investigar con una actividad semimisteriosa, necesitada de una gran cantidad de recursos y
medios para poder ser realizada y apta únicamente para mentes privilegiadas y, por lo tanto,
inaccesible para él (p.13).
Resulta pues necesario, desmitificar la investigación, hacerla más cercana, accesible y
próxima al quehacer del estudiante, al celebrar sus avances y hacer que ellos mismos descubran
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en ella una herramienta útil y una ocupación placentera, como apunta el mismo autor: “Se ha de
intentar desterrar la idea que investigar es algo raro, misterioso y difícil que sólo pueden realizar
personas muy preparadas y con muchos medios” (p. 48).
Otro de los mitos que manejan los estudiantes acerca de la investigación está relacionado
con el concepto errado de la misma. Piensan que solamente se trata de una búsqueda de
información en libros o medios electrónicos, para copiarla en un documento y presentarla al
docente. Al respecto Belmonte (2002) apunta “…donde el alumnado se considera capaz de
desarrollar un trabajo de investigación, pero que se identifica con una mera revisión del material
publicado sobre un tema concreto” (p.13). Se debe hacer énfasis en que investigar conlleva
descubrir, analizar, deducir y concluir, que ese es el verdadero valor del proceso, y que para
lograrlo, existen una serie de instrumentos que nos ayudan a obtenerlo. Solo así el estudiante
empezará a ver la investigación como un proceso sistemático y no como un simple acto de acopio
de información.
Una de las formas tradicionales, que resultan de mucho provecho a la hora de convencer a
los estudiantes acerca de la importancia que reviste la investigación y desmitificarla a la vez, es
acercar el proceso a su diario quehacer. Si se examina cuidadosamente en la búsqueda de
información y en el análisis están implícitas muchas de las tareas cotidianas que se emprenden,
aun desde antes de convertirse en estudiantes. Al respecto Belmonte (2002) apunta lo siguiente:
“Tranquilizar al alumnado evidenciándole que, ya desde pequeños, ellos mismos se han
comportado y siguen comportándose como investigadores, aun cuando sea de una forma poco
ordenada y sistemática” (p.48).
Como se apreciar, lo único que necesitan los discentes es comprender mejor el fenómeno
de la investigación, y conocer el sistema que les permita, de una manera más ordenada y
coherente, sacar el mayor provecho de sus investigaciones.
Por ello, es labor importante de los docentes el convencer a los estudiantes de que la
investigación no es larga, aburrida ni destinada solamente para los más inteligentes. Es una
aventura del conocimiento, que permitirá abrir muchas puertas del saber, y que resulta una
Revista Innovación Universitaria 2017, 1 (2): pp. 73-85 Rojas, W. “Yo, investigador…” 81
habilidad básica en la labor que se espera de ellos en el futuro, tanto en su vida personal como
laboral y profesional.
De acuerdo con España (2017):
El profesorado de la era de la información está llamado a desarrollar competencias que le
permitan convencer al estudiantado de que los aprendizajes promovidos en el salón de clase
le serán útiles en la vida, pues aprenderá a conocer, a aprender, a hacer y ser… (p. 41).
Para finalizar este apartado, resulta imprescindible hacer que el estudiante visualice la
investigación como parte de un todo, que no se trata de una función accesoria, como si fuese un
apéndice en el proceso de aprendizaje. Ella es la punta del iceberg, la cual da inicio y da forma a
la manera en que el discente aprende. En este sentido, la investigación se transforma en una etapa
ineludible y crucial en todo el proceso, que al reconocer su verdadera importancia, se convierte
en elemento ineludible que permite lograr la metacognición a lo largo de la vida del estudiante.
Precisamente son Ruiz, Martínez y Valladares (2010) y Tedesco (2012) citados por España
(2017) que señalan esa integración al mencionar lo siguiente:
Ser gestor de un proceso formativo en donde el accionar pedagógico es promovido desde la
investigación. Supone que la investigación no sea vista como un área del trabajo
universitario aislado, sino como un complemento, un insumo y una guía del proceso… (p.
53).
Conclusión
En términos generales, y después de hacer un recorrido por el panorama actual de la
investigación entre los docentes y los estudiantes, no queda más que decir que la labor que se ha
realizado, desde la Coordinación del área de investigación, ha sido ardua y de grandes
proporciones.
Revista Innovación Universitaria 2017, 1 (2): pp. 73-85 Rojas, W. “Yo, investigador…” 82
Comenzar por ordenar la labor investigativa de una Escuela entera, en la cual, si bien es
cierto, no se había realizado un mal trabajo, necesitaba de una sistematización más rigurosa y un
responsable que vigilara el cumplimiento de muchas labores propias de la coordinación, que
anteriormente descansaban en funcionarios que tenían esa labor en forma de recargo.
Precisamente es Belmonte (2002) quien ilustra muy bien algunas de esas funciones propias
de un departamento de investigación al apuntar lo siguiente:
Responsabilidad del departamento. Consiste en la concreción de los tipos y características
de las investigaciones que considera adecuadas para los componentes del mismo.
Igualmente ha de facilitar y orientar al alumnado en la elección del tema de la
investigación; establecer los criterios específicos que utilizará el departamento en el
seguimiento del trabajo de investigación; coordinarse con otros departamentos para fijar los
criterios generales de seguimiento; asignar los espacios, medios y recursos disponibles;
finalmente, ha de informar al alumnado de todas estas decisiones (p. 44).
Como se puede apreciar, una de las labores que se han tenido que abrazar de manera
puntual es la divulgación y comunicación de las actividades propias de la Escuela en materia de
investigación, tal como informar acerca de las fechas y procesos para la inscripción de los temas
de los Trabajos Finales de Graduación, así como hacer un seguimiento de los estudiantes en dicha
etapa, divulgar fechas y lugares de las capacitaciones propias del tema, tanto para los docentes
como para los estudiantes, y diseñar una charla informativa previa donde se le brinda la
información necesaria sobre la proximidad a su tesis de grado. Además, es importante resaltar la
labor de asesoría que se les brinda en la elección y formulación de su tema de tesis, la elaboración
de los anteproyectos de investigación, y la coordinación con los profesores tutores y lectores de
tesis, con el fin de facilitar su labor.
Precisamente al respecto, Belmonte (2002) señala como una labor primordial de la
coordinación de investigación el “contribuir a que todo el profesorado del centro docente siga
unos modelos estándar comunes para el alumnado y evitar así agravios comparativos” (p. 46).
Esta estandarización requiere cierto tiempo y esfuerzo; pero resulta indispensable, si se trata de
Revista Innovación Universitaria 2017, 1 (2): pp. 73-85 Rojas, W. “Yo, investigador…” 83
aplicar parámetros igualitarios en la elaboración de las investigaciones, dándole seriedad,
rigurosidad y orden, los cual representa, finalmente, el sello que debe caracterizar un proceso de
investigación bien llevado. También resulta importante el lograr, dentro del trabajo de la
coordinación, el interés y la motivación en los docentes por investigar.
Cómo se mencionó, muchos docentes piensan que es difícil el proceso y que no se cuenta
con el tiempo y los recursos para ello. Por consiguiente, es menester el análisis de cada caso en
particular, ya que algunas investigaciones resultan muy sencillas pero valiosas, y en otros casos,
es necesario explicarle correctamente al profesor lo que debe hacer. Solo así se podrá tener un
panorama más claro que motive al docente. Resulta además imprescindible hacerle ver al
profesor que todos los días se investiga, y que para impartir una clase se debe investigar, ya que
solamente por medio de ella se logra estar actualizado y llenar las expectativas de los discentes.
Todo lo que el profesor enseña en su clase es porque lo recuperó de algún otro sitio, ya sea
cuando leyó artículos, hizo alguna búsqueda en Internet, o vio algún video. En pocas palabras,
cuando se puso a investigar sobre el tema y pudo articular su clase. Solo de esta manera, el
docente podrá ser consciente de su labor como investigador y reconocer los aportes que esta
puede brindarle a su labor académica.
Otro aspecto fundamental que tiene a cargo la coordinación de investigación es el de
articular el proceso añadiendo otros actores en el camino, como lo son las instituciones que
desean consolidar proyectos de investigación en conjunto, lo cual desembocaría en proyectos de
extensión social en los cuales, tanto la universidad como dichas entidades pueden convertir lo
estudiado en acciones tangibles por medio de la investigación. Esto también contribuirá a que los
estudiantes se anoten en dichos proyectos, ya que es a través de ellos que la universidad puede
extender su acción fuera de los límites del claustro académico.
A manera de consideraciones finales, es importante mencionar, que para los investigadores
no basta con llevar un curso de metodología. La investigación se lleva en las venas, es una
profesión que atrapa y que conlleva pasión, carisma e identificación. El investigador descubre
esos aspectos a lo largo del tiempo, y termina siendo un convencido más de su necesidad e
Revista Innovación Universitaria 2017, 1 (2): pp. 73-85 Rojas, W. “Yo, investigador…” 84
importancia. Esto no es para todas las personas; pero en el momento en que el proceso
investigativo toca las fibras internas, acaban por sucumbir ante su fascinación.
Precisamente al respecto Sánchez (2014) ilustra claramente lo expuesto al mencionar que:
No hay nada más alejado de la formación de investigadores que las prisas burocráticas. En
este caso, hay que insistir en que el investigador no se improvisa; no es resultado de un
paquete de cursos y seminarios de metodología, de epistemología ni de técnicas de
investigación científica. No hay investigadores por decreto ni por nombramiento (p. 15).
Por todo lo anterior, la investigación requiere de docentes que sepan transmitir no solo
conocimientos y procesos, sino ese espíritu investigativo, esa emoción por descubrir y esa
imperiosa necesidad de hacer las cosas bien con sus alumnos. Es una tarea difícil, pero no
imposible, más cuando se es el primero en encontrar en la investigación una vivencia, un estilo
de vida y un sello característico de la personalidad docente.
Y es Sánchez (2014) quien vuelve a recalcar lo expuesto al decir que:
Da la impresión de que en esta época de la comercialización y de la producción en cadena
acosa la tentación de “producir” también investigadores “en serie”. Pero hay que sostener
enfáticamente: primero, que el investigador no es un producto; segundo, que no se envasa
ni se enlata y, tercero, que no se multiplica en cadena (p.15).
No se tiene la certeza aún hacia dónde conducirá este reto, el cual se asumió con intriga en
un inicio; pero de lo que sí se está seguro es que todavía falta mucho camino por recorrer y que el
viaje apenas inicia.
Revista Innovación Universitaria 2017, 1 (2): pp. 73-85 Rojas, W. “Yo, investigador…” 85
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Sánchez, R. (2014). Enseñar a investigar. Una didáctica nueva de la investigación en ciencias
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*Contacto: [email protected]
Facebook: wilson.rojasherrera
Revista Innovación Universitaria 2017, 1 (2): pp. 86-98 Chinchilla, M. “La extensión social…” 86
La Extensión Social Universitaria como medio de Formación Práctica en el Periodismo
LCDA. MARÍA JOSÉ CHINCHILLA VALVERDE
Asistente de la Escuela de Periodismo
Universidad Internacional de las Américas
Introducción
La extensión social permite interactuar, aprender y generar un impacto positivo en la
sociedad. Para entender este término, Cabrera y Ayerbe (2012) lo definen de la siguiente forma:
La Proyección Social es la prestación y promoción de servicios profesionales de asistencia
social directa en favor de la mejora de la calidad de vida de la comunidad y su cultura.
Según el modelo de la Proyección Social y la Extensión Universitaria, la universidad se
vincula con la sociedad desde un enfoque unidireccional e influye en ella sin fomentar un
vínculo recíproco (p. 4).
De esta forma, la universidad se vincula con proyectos sociales o ambientales con la
finalidad de hacer consciencia y generar cambios, los autores Ezcurra, Saegh, y Comparato
(2010), mencionan que en la actualidad se debería cambiar el término de proyección social por
responsabilidad social universitaria [RSU]:
Hoy se debe hablar de Responsabilidad Social Universitaria en lugar del viejo concepto de
proyección social de la Universidad. Es decir, no se trata de que la Universidad proyecte el
conocimiento que genera a la sociedad, sino que responda a demandas sociales específicas
interactuando en forma conjunta. (p. 218).
Dichos autores citan, que es fundamental complementar la extensión con la investigación a
lo interno de la universidad, en un proceso que incorpore a docentes y estudiantes. Vallaeys (s.f)
explica que existen cuatro líneas de acción institucional. La primera de ellas se enfoca en la
Revista Innovación Universitaria 2017, 1 (2): pp. 86-98 Chinchilla, M. “La extensión social…” 87
gestión interna, que se basa en enseñarle al estudiante valores y hábitos, de forma que salga de la
universidad con un aprendizaje consciente con la sociedad (pp. 5-6).
La segunda línea se enfoca en capacitar a los docentes en la RSU. Como tercer enfoque
señalan la aplicación de la investigación elaborada por profesores en zonas de vulnerabilidad y
como cuarto énfasis la proyección social, que implica el voluntariado y la participación de los
estudiantes en las actividades, que a la vez les generarán aprendizaje (p. 6).
La realización de acciones de extensión desde el ámbito universitario fortalece el
aprendizaje y desarrollo de capacidades en los estudiantes, les permite conocer las necesidades de
otros y elaborar mediadas que puedan solventar la problemática existente. Estas actividades
fomentan los valores, implementan nuevas prácticas e incentivan la cooperación.
Oviedo, Valverde y Bermúdez (2014) mencionan cuatro impactos en la extensión social
universitaria: organizacionales, educativos, cognitivos y sociales, donde señalan:
La universidad influye en la formación de los jóvenes y profesionales, su escala de valores,
su manera de interpretar el mundo y de comportarse en él. Incide asimismo en la
deontología profesional y orienta –de modo consciente o no- la definición de la ética
profesional de cada disciplina y su rol social. La universidad responsable se pregunta por el
tipo de profesionales, ciudadanos y personas que forma, y sobre la adecuada organización
de la enseñanza para garantizar una formación socialmente responsable de sus estudiantes.
(p. 18).
Para la Escuela de Periodismo de la Universidad Internacional de las Américas [UIA], el
objetivo de realizar este tipo de acciones es fomentar el conocimiento en temas de vulnerabilidad,
inclusión, ambiente, seguridad, recreación y bienestar social, mediante la realización de
actividades que integren a estudiantes y docentes.
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Además, los proyectos de extensión de la Escuela buscan incentivar valores y hábitos en los
educandos, que les permitan desenvolverse éticamente en su profesión y que les proporcionen
destrezas para su desenvolvimiento social.
En el presente ensayo se mostrarán las acciones, que ha realizado la Escuela de Periodismo
en extensión social y la manera en la que los estudiantes han adquirido destrezas y
conocimientos, tanto para su carrera profesional como para el trato humano. De igual forma, se
mencionarán prácticas propias de la profesión que contribuyen a fortalecer la acción social.
Desarrollo
La Universidad Internacional de las Américas (2014) define la política 20 para la extensión
universitaria, en la cual indica como principales medios de proyección a la comunidad:
a. El trabajo comunal universitario (TCU)
b. Los cursos libres dirigidos al público en general
c. Los cursos de actualización profesional
c. Los programas de técnico dirigidos a empresas y al público en general
d. La investigación de problemas de las comunidades y los proyectos de solución
e. El apoyo a entidades y ONGs en la solución de problemas comunales (p. 97)
La proyección social no solo genera un impacto en el ambiente o en los grupos vulnerables
con los que se trabaja, sino que implica un cambio de mentalidad en quienes lo desarrollan. El
docente y el estudiante, que se involucran de manera activa en el proceso, adquieren destrezas no
solo para la academia, sino para la vida.
Bajo esta perspectiva, es fundamental que desde la universidad y las diferentes carreras, se
brinde capacitación a los docentes en cuanto a la formación de sus estudiantes en valores y
hábitos, que, junto con una proyección social adecuada y una responsabilidad social universitaria,
generarán un impacto en la sociedad y en la calidad de profesionales graduados.
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El docente que transmite no solo contenidos, sino también posturas éticas de justicia, paz y
bien, es la proyección social que demarca la pertinencia de una propuesta formativa y que
al final del día, termina por llegar al tejido social, familia, sociedad civil y Estado, para
alterarlo positivamente con el anhelo de bien. (Martínez, Ospina, Rodríguez, Estrada,
Carrillo y Valenzuela, 2015, p. 9).
Tomando en cuenta lo anterior y basándose en la importancia de incorporar en el proceso a
los docentes y estudiantes, la Escuela de Periodismo ha realizado una serie de proyectos, cuya
finalidad es propiciar un mejoramiento del entorno ambiental y generar la concientización del
dolor humano, de las condiciones de vulnerabilidad y de la igualdad de género. Para ello, desde la
Coordinación de Extensión de la Escuela, se identifican los grupos sociales, que requieren apoyo
y las actividades en las que se les puede colaborar.
Para cumplir con lo anterior, se definió una serie de líneas de extensión, creadas con la
finalidad de trazar un norte al momento de colaborar con alguna institución de bien social o
mejora ambiental y que sirve como orientación tanto para docentes como para estudiantes.
Dichas líneas son: “1. Medio Ambiente, 2. Promoción de habilidades para la vida, 3.
Relacionamiento institucional con causa, 4. Bienestar Social Comunitario, 5. Promoción de arte,
cultura, deportes y recreación, y 6. Inclusión Social” (Andrey Urbina Pérez, 2017, UIA,
Coordinador de Extensión Social, Escuela de Periodismo).
En conjunto con Urbina, se colocaron los siguientes objetivos por cada línea de extensión:
1. Medio Ambiente: Promover el cuidado y la protección del ambiente. Incentivar culturas
que propicien el adecuado manejo de los desechos.
2. Promoción de habilidades para la vida: Incrementar conocimientos mediante talleres,
charlas y actividades.
3. Relacionamiento institucional con causa: Desempeñar labores de bien social de forma
conjunta con instituciones.
4. Bienestar Social Comunitario: Implementar acciones que ayuden a disminuir la
problemática presente en las áreas.
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5. Promoción de arte, cultura, deportes y recreación: Fomentar el arte, la cultura, el deporte y
la recreación, mediante la realización de actividades.
6. Inclusión Social: Efectuar acciones que fomenten la inclusión de los diferentes grupos de la
sociedad.
Figura 1. Líneas de Extensión Social – Escuela de Periodismo
Nota: Elaboración propia
En un principio la Escuela de Periodismo, inició su incorporación a la proyección social,
brindando cobertura audiovisual y periodística al encuentro de la Red Americana de Intervención
en Situaciones de Sufrimiento Social (RAISSS) durante tres días en el 2015. Dicha actividad
contó con la participación de diferentes organizaciones de bien social, tanto nacionales como
internacionales, que presentaron sus experiencias con situaciones de riesgo.
Seguidamente, la Escuela realizó un documental televisivo sobre el Hogar de la Esperanza,
institución que brinda atención a personas con el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) y
SIDA, con problemas de adicción o en situación de calle. Dicho documental contenía historias de
vida de los beneficiarios y testimonios de los funcionarios del hogar. Dicho proyecto contó con la
participación de estudiantes y docentes, quienes realizaron entrevistas y asistieron a una actividad
llamada La Carpa, donde se interactuó con personas en situación de calle.
Otro de los proyectos que finalizó la Escuela fue con la Fundación Génesis, una institución
que promueve y desarrolla acciones de asistencia integral a personas en riesgo social, abandono
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en pobreza, pobreza extrema y vulnerabilidad. En dicho proyecto participaron estudiantes y
docentes, quienes documentaron audiovisualmente testimonios de trabajadores e historias de
vida. Además, se realizó una jornada de alimentación de indigentes en varias zonas capitalinas
como Sagrada Familia, Barrio Cristo Rey, Paseo Colón y calles del casco central de San José,
donde se contó con la participación de alumnos y docentes.
Un proyecto permanente es el programa de radio Acontecer UIA, que trata sobre temas
académicos, docencia, investigación y extensión social. Este es conducido y producido por un
estudiante de la carrera. En la actualidad, el programa ha estado a cargo de cuatro alumnos,
quienes han realizado el espacio radiofónico.
Otra de las iniciativas de la Escuela fue el proyecto con el Colegio México, por medio del
cual se realizaron una serie de capacitaciones a estudiantes de periodismo sobre la equidad de
género, brindadas por la Dirección General de Promoción de Paz y Convivencia Ciudadana
[DIGEPAZ], con la finalidad de que los futuros periodistas, por medio del conocimiento
adquirido, capacitaran posteriormente a un grupo de alumnos del Colegio México, con el fin de
observar su comportamiento y establecer cambios positivos en la diaria convivencia de los
estudiantes.
Sumado a lo anterior, los alumnos recibieron una charla vocacional en la Universidad,
efectuaron la grabación de cuñas radiales y un video sobre el respeto. Además, recibieron una
charla sobre prevención y detección de drogas, proporcionada por la Unidad Canina del
Ministerio de Seguridad Pública. En dicha actividad participaron estudiantes, profesores de la
carrera, docentes y alumnos del Colegio México.
Uno de los proyectos finalizados se realizó con la Municipalidad de San José para el
Festival Transitarte 2017. En esta oportunidad, los estudiantes recibieron talleres sobre el manejo
adecuado de desechos sólidos, con el fin de que explicaran a los asistentes a dicha actividad,
cómo organizar la basura y mantener limpia la capital. Además, los estudiantes realizaron
cápsulas informativas para el Centro de Reciclaje de la Municipalidad de San José, con la
orientación de los docentes.
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Dentro de los proyectos actuales en los que está trabajando la Escuela de Periodismo, se
encuentra la cooperación con Ciudadelas de Libertad y una campaña de prevención de accidentes
de motocicletas con el Consejo de Seguridad Vial (COSEVI). Además, prepara la donación de
juguetes, actividad anual que la Carrera lleva a cabo con la participación de sus estudiantes y
profesores. Este proyecto persigue el apoyo particular a un menor de edad, con el fin de
entregarles obsequios en Navidad a todos de los niños de la Red de Cuido Gato con Botas,
ubicada en Hatillo.
La Escuela de Periodismo, propone cada cuatrimestre la apertura de cursos libres, dentro de
los cuales se pueden mencionar: Periodismo Digital, Community Manager, Periodismo de Datos,
Edición no lineal Adobe Premiere, Fotografía, Técnicas de Oratoria para una Comunicación
Efectiva, Photoshop, Manejo de Cámaras de Televisión, Adobe Illustrator, Periodismo
Deportivo, Locución y Dicción de Radio, entre otros.
Es importante destacar que recientemente, la universidad firmó tres convenios con el
Colegio de Periodistas de Costa Rica [COLPER], el Colegio de Profesionales en Informática y
Comunicación [CPIC] y la Cámara de Tecnologías de Información y Comunicación [CAMTIC],
con el fin de realizar actividades en conjunto, que favorezcan la realización de proyectos y
programas de investigación. Dicha asociación favorece el intercambio de conocimientos entre las
instituciones.
Otra de las actividades que efectúa la Escuela de Periodismo, es la realización de actos
académicos, como charlas y talleres para fomentar el conocimiento de los alumnos. Cada
cuatrimestre se realiza un foro académico durante el cual se invita a estudiantes y graduados a
adquirir nuevos conocimientos, se efectúa un taller de normativa APA, para quienes deben
realizar sus trabajos finales de graduación o bien, de cada curso, y un simposio, en el que se
presentan las mejores tesis o tesinas de cada periodo lectivo.
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Figura 2. Actividades Académicas –Escuela de Periodismo
Formación práctica
Hasta el momento, se ha señalado a la extensión social como un medio de formación
práctica en el estudiante: “Proponemos concebir a la extensión como otra forma de producción de
conocimiento: conocimiento práctico, profesional, que se genera de manera local,
transdisciplinariamente, inductivamente y con finalidades prácticas”. (Ezcurra, Saegh, y
Comparato, 2010, p. 218).
Se entiende de esta manera, que la universidad forma al estudiante, no solamente para
ejercer su profesión, sino que le proporciona valores, hábitos y conductas positivas, genera un
sentido de responsabilidad y un impacto positivo inmediato con su entorno social, cultural y
ambiental. La Universidad El Bosque (2014) señala al respecto:
Se entiende la “responsabilidad”, no como una “obligación”, sino con un sentido de
corresponsabilidad con la sociedad, propiciando en el estudiante universitario el desarrollo
de las competencias necesarias para asumirla como tal en su quehacer diario y en el futuro
como profesional, que contribuye de manera ética, compasiva y altruista al bienestar de la
comunidad (p. 13).
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Dentro de la carrera, se forma al estudiante en ética profesional y se le brindan lecciones de
temática social, además la licenciatura propone un énfasis enfocado en el Periodismo Social,
disciplina que busca generar mayor participación de las poblaciones en riesgo social, entendiendo
las causas de sus problemáticas y propiciando posibles soluciones. Con el trabajo de extensión
que realiza la Escuela, se incentiva en el estudiante el aprendizaje del ejercicio profesional en el
Periodismo Social.
Figura 3. Ciclo de formación de la extensión universitaria
Nota: elaboración propia
De esta manera, se puede afirmar, que el estudiante de periodismo, al ser partícipe de
proyectos de extensión, adquiere destrezas para la vida y para su ejercicio profesional, ya que
aprende a informar equilibradamente, tomando en cuenta la voz de las personas implicadas en la
labor social, su lucha por salir adelante, más que sus problemas físicos o económicos. El alumno
adquiere capacidades para interpretar los problemas sociales, entender las causas y las posibles
soluciones.
Por ejemplo, con los proyectos elaborados en Fundación Génesis y Hogar de la Esperanza,
los educandos aprendieron a informar de manera adecuada sobre las situaciones de riesgo,
aplicando los principios éticos de la profesión y del Periodismo Social, que fueron explicados en
el transcurso de su carrera.
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De igual forma, con la realización de las cápsulas informativas de los otros proyectos,
adquirieron destrezas prácticas en el manejo escénico, montaje de guion y realización de
producciones audiovisuales, como refuerzo a los cursos impartidos por la universidad.
Tal como se mencionó, cabe destacar que este ciclo de formación aplica para todas las
carreras universitarias, cuya responsabilidad reside en formar profesionales altamente calificados
en su rama, con un sentido de responsabilidad hacia el ambiente y las personas que le rodean, con
valores éticos y morales, que les permitan trabajar con las distintas poblaciones.
Conclusión
El presente ensayo demuestra que el estudiante se encuentra expuesto a panoramas que
colaboran a su conocimiento ético, ambiental, social y cultural y al mismo tiempo le
proporcionan hábitos para el resto de su vida, así como experiencias prácticas que le servirán en
su desempeño como profesional.
El aprendizaje de las vivencias de otros y la manera adecuada de dar a conocer las
situaciones de riesgo social propician destrezas sociales y profesionales, aún más, en el quehacer
del periodismo social.
La integración de alumnos y docentes propicia la generación de conocimientos y de
destrezas prácticas del estudiantado. Al momento de interactuar con poblaciones, se conocen las
causas de las problemáticas, las posibles vías de solución, así como las necesidades de cada una.
Es necesario establecer líneas de extensión social, que contribuyan a guiar los proyectos y
a generar nuevas iniciativas que incentiven a los estudiantes y profesores a realizar las labores
que se planteen.
Las acciones de extensión, generan conocimientos en diferentes áreas profesionales como
el Periodismo Social, que, a su vez, propicia buenas prácticas para la realización de los proyectos
de extensión. Esta relación antes mencionada, genera un ciclo de conocimiento continuo.
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Al realizar proyección social, los involucrados adquieren conocimiento en temas de
vulnerabilidad, inclusión, ambiente, seguridad, recreación y bienestar social. Dicha acción les
permite fortalecer valores y hábitos para su ejercicio personal y profesional.
La Universidad tiene el deber de velar por la formación de los educandos, con el fin de
corresponder a la sociedad con profesionales capacitados en su área y con principios sólidos que
contribuyan al bienestar social y ambiental.
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una transformación necesaria. Argentina: Eduvim. Recuperado de:
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Vallaeys, F. (s.f) ¿Qué es la Responsabilidad Social Universitaria? Recuperado de:
file:///C:/Users/Asistente%20de%20Periodi/Downloads/Responsabilidad_Social_Universi
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*Contacto: [email protected]
Facebook: marijose.chinchilla
Revista Innovación Universitaria 2017, 1 (2): pp. 99-102 “Normas para la publicación…” 99
NORMAS PARA LA PUBLICACIÓN DE ENSAYOS CIENTÍFICOS O ACADÉMICOS
Y PROCESO DE ARBITRAJE EN LA REVISTA INNOVACIÓN UNIVERSITARIA
Las normas y criterios se basan en el Manual de Publicaciones de la American
Pyschological Association (APA, 2010, 3ra edición en español) y el documento “Indicaciones
para la Elaboración de un Manuscrito Original de Investigación Científica”, del Departamento de
Investigación, Universidad Internacional de las Américas. A continuación se describen algunos
de los criterios que deben tomarse en cuenta para la publicación en esta Revista.
Normas y procedimiento para la entrega de los manuscritos originales:
1. Como parte de los requisitos del Programa de Capacitación y Actualización Docente
(PCAD), se debe entregar un ensayo, éste debe ser entregado vía correo electrónico a la
dirección, [email protected]
2. Posteriormente el equipo editorial de Innovación Universitaria, inicia el proceso de
revisión.
a) El manuscrito debe contener de 10 a 15 páginas máximo en tamaño carta y con
márgenes de 2,5 cm en todas las partes, utilizando un interlineado de 1, 5 y justificado
en todas las líneas del documento
b) En el texto se debe utilizar el tipo de letra Times New Roman de tamaño 12. En las
figuras o gráficos se debe utilizar la tipografía Arial.
c) La estructura, citas y fundamentación debe responder a lo establecido en el documento
Manual de Publicaciones de la American Pyschological Association (APA, 2010)
d) Las y los autores deben asegurarse de que su manuscrito en su totalidad es original, o
tener el texto debidamente citado. El plagio en todas sus formas constituye una conducta
editorial no ética y es inaceptable. En consecuencia, cualquier manuscrito que incurra en
plagio será eliminado y no considerado para su publicación.
e) En el apartado de referencias, éstas se listan alfabéticamente al final del manuscrito y
proporcionan la información necesaria para identificar y localizar cada fuente
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mencionada en las citas textuales y en las paráfrasis dentro del texto. Utilice el modelo
de la APA (2010) que publica la lista de referencias en un formato de sangría francesa.
Cada entrada contiene los siguientes elementos: autor, año de publicación, título y datos
de la publicación.
Procedimiento de evaluación y arbitraje del manuscrito original en Innovación
Universitaria
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manuscritos y documentos recibidos vía correo electrónico.
b) Una vez revisado el formato del manuscrito, se le comunicará al autor su aceptación
para la segunda revisión o su rechazo para la publicación.
c) Si el manuscrito es aceptado, el o los autores deberán realizar la siguiente declaración
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constar que el ensayo titulado “____________________________”. Presentado a la revista
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