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mirada Una Institución al servicio del desarrollo regional, nacional e internacional El rol de la Universidad Católica en la Región del Biobío UCSC, desde 1991 aportando al crecimiento de la Región del Biobío Publicación trimestral de la Universidad Católica de la Santísima Concepción. Edición Nº 6, septiembre de 2011. La Misión de la UCSC a 20 años de su fundación

Revista Mirada N°6

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UCSC, desde 1991 aportando al crecimiento de la Región del Biobío

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Una Instituciónal serviciodel desarrolloregional, nacionale internacional

El rol de laUniversidadCatólica enla Regióndel Biobío

UCSC, desde 1991aportando al crecimientode la Región del Biobío

Publicación trimestral de la Universidad Católica de la Santísima Concepción. Edición Nº 6, septiembre de 2011.

La Misión dela UCSC a 20años de sufundación

mirada

N° 6, septiembre de 2011.

Publicación trimestral gratuita de la Dirección de Comunicación y Difusión de la Universidad Católica de la Santísima Concepción.

Director: Andrés Valenzuela Contreras · Representante Legal: Rector, Dr. Juan Miguel Cancino Cancino.

Periodistas: Carolina Astudillo Molinett, Carla Herrera Chamorro y Aldo González Vilches.

Secretaria: María Elena Zapata Burgos · Fotografías: Alejandro Arros Aravena, Guillermo Salgado Sánchez y Archivo Dircom.

Diseño y Diagramación: Periodistas Asociados, www.periodistasasociados.cl · Impresión: Trama Impresores.

Contacto: Dirección de Comunicación y Difusión, Caupolicán 491, Concepción. Teléfono: (56) (41) 2345050, Fax: (56) (41) 2345051,

e-mail: [email protected] · N° ISSN 0718-9257.

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Índice20

4 El rol de la Universidad Católica en la Regióndel Biobío.

6 Breve mirada a nuestra historia.

7 Dos décadas y más…

8 La Misión de la UCSC a 20 años de sufundación.

11 Entrevista a Rector, Dr. Juan Miguel Cancino.

14 La Pastoral en los jóvenes de la UCSC.

16 Una Institución al servicio del desarrolloregional, nacional e internacional.

18 Algo más que la UCSC, algo más que serestudiante.

20 Claudio Concha, Presidente de la Red deEx alumnos.

21 Aula Magna, un espacio para la cultura.

21

16

8 11

mira

da

mirada

Editorial

ste 2011, nuestra Universidad cumplió 40 años de

presencia regional y 20 como Institución de educación

superior católica y autónoma en la Región del Biobío.

Desde sus primeros pasos como sede regional de la Pontificia

Universidad Católica de Chile y hasta el presente, han sido sus

personas quienes día a día han construido el camino para

desarrollar con esfuerzo y compromiso sus equipos de investigación,

sus carreras de formación profesional y gestión administrativa,

imprimiendo en sus estudiantes y funcionarios el sello de una

Universidad de la Iglesia, nacida para servir y constituirse en un

“Centro de Excelencia en la búsqueda del saber e irradiación de la

verdad para el bien de la humanidad”, como lo dice su visión.

En esta edición, nuestra Casa de Estudios comparte con la

comunidad la importancia de esta celebración y el pensamiento no

sólo de sus autoridades, sino también de personas que han sido

testigos del desarrollo y crecimiento de la UCSC y de jóvenes que

demuestran la trascendencia y valor de la formación católica

regional en nuestra sociedad.

E

mirada

omo los jóvenes le dan más

crédito a lo que ven que a lo

que oyen, y están, al igual que

todos, necesitados de testigos

más que de maestros, el rol de

la Universidad Católica de la Santísima

Concepción está más claro que el agua: ser

testigos de la verdad. Es allí donde se juega

toda su vida, su presente y su futuro.

Es la verdad el punto de partida de la vida

universitaria y la razón de ser de todo su

quehacer; al mismo tiempo, es la fuente

inspiradora de su rol en la región. ¿Se trata

de la verdad que entregan las ciencias en

general? Sí, pero es mucho más que ello. ¿Se

trata de la verdad que entrega la filosofía? Sí,

pero mucho más que ello. ¿Se trata de la

verdad que aporta la sociología? Sí, pero es

mucho más que ello. ¿De qué verdad se

trata? Se trata de la verdad que aporta la

C razón sumada a la verdad que aporta la fe.

Es en esa armónica composición del saber

integrado por la fe y la razón que la

Universidad Católica aporta a la Región del

Biobío.

La razón del intento de armonizar estas dos

alas con las cuales el espíritu humano se

levanta en búsqueda de la verdad está en

que nos mueve el profundo convencimiento

que para conocer al hombre, al hombre

integral, hay que conocer a Dios. Y que Dios,

usando la feliz expresión de Benedicto XVI,

es la realidad fundante de todo cuanto existe

y la fuente de todo bien. Por favor, que esto

no se entienda como un límite para la razón.

Lejos de eso, se ha de entender, y así lo he

vivido personalmente, como un nuevo

impulso para que la razón salga de sí misma

y se abra a la inteligencia creadora de toda

inteligencia, Dios.

Ello implica animar a la Comunidad

Universitaria a un trabajo de excelencia en los

campos de la docencia, la investigación y la

extensión, pero sin olvidar que su finalidad

última está en iluminar al hombre con la luz

de la fe. La excelencia académica fruto del

amor a la verdad y a los estudiantes a quienes

se les pretende dar lo mejor de sí mismo.

Espero también de la Universidad que siga

cada vez con más ardor en el diálogo entre

la fe y la cultura y en un servicio claro y

visible por los más pobres. Es allí donde se

jugará su catolicidad porque eso significa por

una parte preocuparse del hombre concreto

y real con sus alegrías y sus penas y, por otro

lado, significa que quiere aportar desde su

identidad que está íntimamente vinculada a

Cristo.

Su aporte a los más pobres brota también de

su misión, dado que la verdad conocida

alcanza su talante auténticamente humano

cuando se pone a disposición de aquéllos

que no tienen acceso a los conocimientos.

Soy un convencido que las escandalosas

El rol de laUniversidad Católicaen la Regióndel Biobío

+Fernando Chomali Garib

Arzobispo de la Santísima Concepción

Gran Canciller de la UCSC

Op

inió

n

Católican

mirada

desigualdades que se producen en la

sociedad se deben a las diferencias

abismantes que hay en el ámbito del

conocimiento entre los distintos estamentos

de la sociedad. Promover el acceso de mayor

conocimiento entre los más desfavorecidos es

una urgencia primaria que la Universidad no

puede soslayar o derivar. Forma parte de su

misión.

Me llena de orgullo saber que muchos

estudiantes que no han tenido las mejores

oportunidades en la vida escolar pre-básica,

básica y media, y que con gran dificultad han

ingresado a la Universidad, hoy son un aporte

a la sociedad. Me llena de orgullo los

programas que tiene en Talcahuano y Cañete,

y que su norte no sea la rentabilidad sino que

el bien común de zonas especialmente

maltratadas.

Me llena de orgullo la gran disposición que

he percibido en todos los estamentos de la

Universidad para colaborar con sus

competencias y habilidades en la construcción

de un mundo más justo de la mano con la

labor pastoral que se realiza en la

Arquidiócesis. Espero ser un aporte a la

fecunda labor que ha hecho por más de 20

años en la región.

El aporte que la Universidad Católica le haga

a la región está muy vinculado a la calidad

de nuestros egresados. Desde ese punto de

vista, la Universidad ha de esforzarse mucho

a través de cada uno de sus miembros en dar

una educación de calidad a los estudiantes. El

aporte a la región se medirá en el aporte que

los egresados le hagan a la región en todas

las áreas en las cuales imparte carreras

profesionales y técnicas. Desde ese punto de

vista debe tener claro que está formando

personas de bien, que aman profundamente

su profesión, su patria y su región. Han de

tener claro también que sobre sus

conocimientos grava una hipoteca social y

que, por lo tanto, están al servicio de los

demás.

Sería un logro que desde los primeros días de

la vida universitaria, los estudiantes se

sintieran al interior de una comunidad de

personas que ponen lo mejor de sí para

formar y formarse en aras del bien común.

Los conocimientos, así como los títulos

profesionales, no son un bien de consumo

que se tranzan en el mercado, sino que la

experiencia más profunda de la inteligencia

humana que, cualificada con la voluntad y la

libertad, da frutos insospechados.

Ello exige que en el ADN de la vida

universitaria prime el conocimiento científico

y ético a la vez, y se destaque la primacía de

las personas por sobre las cosas, y de la

dimensión espiritual por sobre la material.

Desde ese punto de vista, fomentar la vida de

oración, de reflexión y de meditación en

medio de los estudiantes y profesores es

fundamental. Soy un convencido que una

sociedad más justa se construye con hombres

y mujeres justos. También soy un convencido

que el amor transforma la sociedad y el amor

se puede entregar de manera admirable a

través del trabajo bien hecho.

La Universidad, en cuanto comunidad de

personas que van tras la verdad, no puede

cerrarse en sí misma. Su horizonte es la

realidad, la que quiere comprender

cabalmente para transformarla en todo

aquello que le compete, para que los

hombres y mujeres de la región tengan

condiciones más humanas de vida. Desde esa

perspectiva, urge mirar el conocimiento como

un gran regalo, un gran don, que está llamado

a convertirse en un don para los demás.

Desde ese punto de vista, la catolicidad de la

Universidad pasa necesariamente por la

generación de un ambiente de trabajo donde

brillen las virtudes humanas y evangélicas.

Seremos reconocidos como discípulos de

Jesucristo por el amor. Y esta manera de

relacionarnos, lejos de entorpecer la docencia,

la investigación y la extensión, la abre a

nuevos horizontes que ni siquiera

sospechamos.

Durante este tiempo en la Arquidiócesis de la

Santísima Concepción, he tenido la

oportunidad de conocer a muchos de los

profesores de la Universidad. He quedado

sorprendido por el número de académicos

con estudios de postgrado y el cariño que le

tienen a esta Casa de Estudios. Sin duda

alguna que la competencia profesional,

sumado a un real compromiso con la

búsqueda de más conocimientos para

entregárselos a los estudiantes, es un

fundamento sólido para seguir avanzando

hacia la búsqueda de la excelencia.

Ser una Universidad Católica debiese además

ayudarnos a comprender la vida personal y

social como un gran misterio que se esclarece

a la luz de Jesucristo. La Fe en Él debe

ayudarnos a ensanchar nuestra razón en este

empeño de contribuir desde la cátedra en la

consecución del bien común, la justicia y la

paz.

mirada

na mirada retrospectiva sobre

la creación de la Sede

Talcahuano y sus inicios sólo

lleva a confirmar que, sin la

voluntad del Señor, la tenacidad y visión de

sus fundadores, Tadeo Pavicic y Tomás

Campos, esto no hubiera sido posible. Basta

pensar en lo convulsionado de la época, años

1971 a 1973, la complicación de la

institucionalidad vigente, lo polarizado que se

encontraba el país y la rigurosidad que

siempre ha caracterizado a la Pontificia

Universidad Católica de Chile (PUC). Al pensar

en ellos, me permito hacer una alegoría del

Quijote y Sancho. Tadeo, el idealista; Tomás, el

realista y el que asumía la tarea de hacer

aterrizar a Tadeo. Ambos con cualidades de

liderazgo y convencimiento, increíbles, por lo

que muchos jóvenes los seguíamos y

teníamos como seres ejemplares. Todo esto

nos conmovía, y unido al deseo y voluntad

de Leocán Portus, Alcalde de Talcahuano, nos

permitía soñar con una institución de

educación superior para los jóvenes de

Talcahuano.

La Sede Talcahuano inició sus actividades

académicas en abril de 1971, con alrededor

de 250 estudiantes, para 8 carreras, con un

plan curricular bastante innovador para la

época, ya que las asignaturas básicas eran

comunes para todos los programas

(matemática, física, química). El ámbito Análisis

Sociológico de los Sistemas Sociales (ADS) era

transversal a todas las carreras y el ámbito

Sicosociopedagógico (SSP) para todas las

pedagogías. Además, era obligatorio cursar, en

los primeros tres semestres, la asignatura de

Expresión Oral y Escrita, y un idioma

extranjero, o bien, aprobar los respectivos test

de diagnóstico.

Poco a poco, la sede fue creciendo en carreras

y estudiantes, en la medida que la supervisión

académica y administrativa de la PUC lo fue

Zoila Farfán VillegasEncargada Mecesup Institucional

Breve mirada anuestra historia

Upermitiendo. En 1975 nos sometimos a un

gran proceso de sancionamiento curricular de

todas las carreras que estábamos dictando, y

a una planificación y categorización de la

planta académica, proyectando y planificando

el perfeccionamiento de los académicos.

Otra importante aventura que enfrentamos

fue la traída del Canal 5 de TV a Concepción.

Emocionante la espera de su señal, en la

terraza del edificio de Talcahuano, la que llegó,

con una gran alegría para nosotros, como a

las dos de la mañana, un día de verano, el 8

de febrero de 1973.

En 1989 se produjo una importante reforma

en la educación superior, la que dio lugar,

entre otras acciones, a la creación de las

universidades privadas, y, al mismo tiempo, las

sedes de la PUC pasábamos momentos de

bastante inseguridad e incertidumbre, porque

incluso se llegó a pensar que se suprimirían

o se unificarían. Felizmente, esto no se

concretó.

En 1991 la Pontificia Universidad Católica de

Chile, con acuerdo de la Conferencia Episcopal,

decidió traspasar sus sedes a las respectivas

diócesis locales. Inolvidable fue la reunión que

sostuvimos con Monseñor Antonio Moreno en

el Auditorium de Talcahuano, oportunidad en

la que nos comunicó la noticia y nos entregó

la responsabilidad de hacer una Casa de

Estudio con todas nuestras capacidades y

energía, ya que él “no podía sacar una

Universidad de un sombrero, tal como lo haría

un mago”.

Ahora bien, es impactante el crecimiento de

esta Institución y su empoderamiento

regional. Conmueve y emociona observar sus

campus, sus edificios, y compararlos con la

precariedad de nuestros inicios. Quiera Dios

y la Vírgen Santísima acompañarnos siempre

en esta tarea académica en bien de la

juventud de nuestro país y del desarrollo

moral, socioeconómico y cultural de nuestra

sociedad.

Considero oportuno agradecer y recordar a

tantas personas que han trabajado y

colaborado con nosotros, que, de una u otra

forma, han aportado con un granito de arena

a la sustentación y mantenimiento de esta

obra académica, incluso a los que ya han

partido a la Casa del Padre: Sergio Vera,

Ricardo Acuña, José Morillas, Mario Leible, Dr.

Hernán Gouet, Hernán Piedra, Jorge Billeke,

Mario Francesconi, Raúl Marín y Liliana

González.

Op

inió

n

Breve minuestra h

mirada

Hernán Varela ValenzuelaDecano Facultad de Derecho UCSC

ue hace ya tiempo que llegué al

establecimiento superior que en

la zona había comenzado a

impartir formación y enseñanza

católica. En 1971 se estableció en

Talcahuano la Sede Regional de la Pontificia

Universidad Católica de Chile (PUC).

Cinco años más tarde iniciaba sus clases lo

que fue primero un Curso de Derecho,

dependiente académicamente de la Facultad

de Santiago y de dicha sede en lo

administrativo. Corría septiembre de 1980

cuando recibí un llamado del estimado

profesor Alberto Rioseco Vásquez, quien

viajaba periódicamente desde la PUC a dictar

las clases de Derecho Internacional Público.

Me pidió que le ayudara en docencia, en

conocimiento de que yo había cursado la

especialidad de Derecho y Relaciones

Internacionales en la Universidad Católica de

Lovaina, Bélgica, lo que acepté para terminar

el año y asumir en propiedad la asignatura

en 1981.

Así llegué a la Casa de Estudios. En 1987, su

Director, Homero Larraín Lorca, me pidió

colaborar con su gestión asumiendo el cargo

de Secretario de Sede. Llegó 1991 en que

nacería la Universidad Católica de la Santísima

Concepción. El rector de la PUC, Juan de Dios

Vial Correa, y el Consejo Superior habían

decidido desprenderse de las sedes.

Tuve el privilegio de que el Arzobispo

Monseñor Antonio Moreno Casamitjana me

encomendara la misión de preparar parte de

la transición de la PUC a la nueva Universidad

en lo que se refería a la Declaración de

Principios y Estatutos. En varios viajes a

Santiago trabajé en ello con quien era

Secretario General de la Pontificia, el profesor

Enrique Cury, en el que encontré gran

colaboración y lecciones de su experiencia de

cómo podía enfrentarse poner en marcha una

Dos décadas y más…

FInstitución que surgía como continuadora de

la sede. El 10 de julio de 1991 se dictaba el

Decreto Arzobispal que creaba la UCSC. Luego

se nombraba Rector al Padre Eliseo Escudero,

junto al que asumí como primer Secretario

General, función que desempeñé por un

periodo de tres años para regresar después a

mis apreciadas tareas académicas en la que

ahora había adquirido mayor importancia al

alcanzar el rango de Facultad de Derecho.

Aunque teníamos la experiencia de

funcionamiento de la sede, esos primeros

años fueron duros. Indudablemente era

distinto manejar una Universidad como tal

y que además se iniciaba enfrentando un

ambiente de competitividad en la educación

superior. Había continuas reuniones para

intercambiar ideas y planificar, contando con

ingresos bastante limitados, ya que se

puede decir que la Universidad se creó con

la herencia positiva de continuidad con la

sede, pero nació pobre en recursos. Además,

el gran desafío era posicionarse en el

medio, lo que significaba un desgaste mayor

de quienes habíamos asumido los cargos

directivos. Por otra parte, el Rector

conservaba funciones en la PUC, estando

obligado a permanecer parte de su tiempo

en Santiago, lo que reclamábamos bastante

desde acá.

Sin embargo, con el paso del tiempo creo que

esto fue positivo, porque él trabajó en

Santiago por dar a conocer nuestra

Universidad y reunir aportes importantes que

contribuyeron en los primeros años al

crecimiento paulatino y fortalecimiento de la

Casa de Estudios católica penquista. De esta

manera se fueron dando sólidos pasos

iniciales para el crecimiento del Campus San

Andrés y se obtuvo en comodato por 25 años

con su gestión el Campus Santo Domingo, en

que funcionaron primero varias carreras y hoy

es sede de la Facultad de Derecho.

Pasada la primera época y sucesivamente con

otros rectores, Monseñor Felipe Bacarreza,

Fernando Jiménez y el actual, Dr. Juan Miguel

Cancino, la Universidad Católica de la

Santísima Concepción ha cumplido 20 años y

puede lucir muchas realizaciones, estando

ampliamente valorada por la comunidad.

Cuenta con una estructura física que jamás

vislumbramos en aquellos inicios de 1991, con

recursos humanos valiosos y gran número de

nuevas carreras y Facultades, tanto de

pregrado como con la madurez que otorgan

los posgrados, junto con un número de

estudiantes en notorio aumento.

El tiempo ha pasado y 20 años después

podemos sentir el orgullo de ser parte de esta

Universidad desde sus inicios y aportar un

grano de arena colaborando a sustentar la

enseñanza superior católica. Igualmente,

estamos llamados a afrontar los nuevos

desafíos de la época, porque la misión

educacional para contribuir a hacer mejor la

región, el país y sus generaciones, pareciera

que siempre está comenzando y nunca debe

terminar. Op

inió

n

DDos dé

mirada

La Misión de la UCSCa 20 años de su fundaciónLa Misióna 20 años

on motivo de haber cumplido

nuestra UCSC 20 años, resulta

muy a propósito lo señalado

recientemente por Benedicto

XVI al mundo universitario, con ocasión de la

Jornada Mundial de la Juventud (JMJ),

celebrada en Madrid, España.

En la actualidad, en que se ha desarrollado

una mayor conciencia de que la educación

debe mejorar, cabe un análisis especial por el

ámbito universitario, porque además de las

carencias materiales que se deben superar, el

universitario, académico y estudiante ha de

tener la ilusión por una actividad apasionante,

el abordaje interdisciplinar de un tema tan

fundamental con el anhelo de responder a las

inquietudes últimas y fundamentales de los

estudiantes. Es el desafío perenne de la

“universitas” de profesores y jóvenes que

buscan juntos la verdad en todos los saberes,

o como diría Alfonso X, el Sabio, ese

“ayuntamiento de maestros y escolares con

voluntad y entendimiento de aprender los

saberes”, clarifica el sentido y hasta la

definición de la Universidad.

Una tarea de esta envergadura requiere de

puntos de referencia en una sociedad que

con frecuencia vuelve la mirada a otras

realidades. Hay quienes piensan que la misión

de un académico universitario se agota

exclusivamente en formar profesionales

competentes y eficaces que satisfagan la

demanda laboral en cada preciso momento.

Otros dicen que lo único que se debe

privilegiar, según el momento, es la mera

capacitación técnica. Ciertamente, abunda en

la actualidad esa visión utilitarista de la

educación, también de la vida universitaria,

en ocasiones, difundida especialmente desde

ámbitos extrauniversitarios.

Sin embargo, quien ha vivido la Universidad

con todas sus exigencias, y que hoy participa

de esta vocación, se da cuenta de un anhelo

más elevado que corresponda a todas las

dimensiones que constituyen al hombre.

C

Op

inió

n R.P. Luis Rifo FeliúVice Gran Canciller de la UCSC

mirada

Sabemos que cuando la sola utilidad y el

pragmatismo inmediato se erigen como

criterio principal, las pérdidas pueden ser

dramáticas, y así detallaba el Papa: desde los

abusos de una ciencia sin límites, más allá de

ella misma, hasta el totalitarismo político que

se aviva fácilmente cuando se elimina toda

referencia superior al mero cálculo de poder.

En cambio, la genuina idea de Universidad es

precisamente lo que nos preserva de esa

visión reduccionista y sesgada de lo humano.

La Universidad ha sido y está llamada a ser

siempre la casa donde se busca la verdad

propia de la persona humana. Por ello, no es

casualidad que fuera la Iglesia quien

promoviera la institución universitaria, percibe

la tremenda importancia de la Teología, pues

la fe cristiana nos habla de Cristo como el

Logos por quien todo fue hecho (cf. Jn 1,3),

y del ser humano creado a imagen y

semejanza de Dios. El Evangelio descubre una

racionalidad en todo lo creado y contempla

al hombre como una criatura que participa y

puede llegar a reconocer esa racionalidad. La

Universidad encarna, pues, un ideal que no

debe desvirtuarse ni por ideologías cerradas

al diálogo racional ni por servilismos a una

lógica utilitarista de simple mercado, que ve

al hombre como mero consumidor.

He ahí nuestra importante y vital misión. Los

universitarios somos quienes tenemos el

honor y la responsabilidad de transmitir ese

ideal, un ideal que hemos recibido de

nuestros mayores, muchos de ellos humildes

seguidores del Evangelio y que en cuanto

tales se han convertido en gigantes del

Espíritu. Debemos sentirnos sus

continuadores en una historia bien distinta

de la suya, pero en la que las cuestiones

esenciales del ser humano siguen

reclamando nuestra atención e

impulsándonos hacia adelante. Con ellos nos

sentimos unidos a esa cadena de hombres y

mujeres que se han entregado a proponer y

acreditar la fe ante la inteligencia de los

hombres. Y el modo de hacerlo no sólo es

enseñarlo, sino vivirlo, encarnarlo, como

también el Logos se hizo carne para poner su

morada entre nosotros.

En este sentido, los jóvenes necesitan

auténticos maestros, personas abiertas a la

verdad total en las diferentes ramas del saber,

sabiendo escuchar y viviendo en su propio

interior ese diálogo interdisciplinar; personas

convencidas, sobre todo, de la capacidad

humana de avanzar en el camino hacia la

verdad. Benedicto XVI nos recuerda también

que la juventud es tiempo privilegiado para

la búsqueda y el encuentro con la verdad.

Como ya dijo Platón: “Busca la verdad

mientras eres joven, pues si no lo haces,

después se te escapará de entre las manos”

(Parménides, 135d). Esta alta aspiración es la

más valiosa que podemos transmitir personal

y vitalmente a nuestros estudiantes, y no

simplemente unas técnicas instrumentales y

anónimas, o unos datos fríos, usados sólo

funcionalmente.

Nuestro desafío es mantener una vital

sensibilidad e ilusión por la búsqueda de la

verdad; no olvidar que la enseñanza no es

una escueta comunicación de contenidos, sino

una formación de personas a quienes

debemos comprender y querer, en quienes

hemos de suscitar esa sed de verdad que

mirada

poseen en lo profundo y ese afán de

superación. Ser para ellos estímulo y fortaleza.

Para lograrlo, habrá que tener presente, decía

el Papa, que el camino hacia la verdad

completa compromete también al ser

humano por entero: es un camino de la

inteligencia y del amor, de la razón y de la fe.

No podemos avanzar en el conocimiento de

algo si no nos mueve el amor; ni tampoco

amar algo en lo que no vemos racionalidad.

Pues “no existe la inteligencia y después el

amor: existe el amor rico en inteligencia

y la inteligencia llena de amor” (Caritas in

veritate, n. 30).

Si verdad y bien están unidos, también lo

están conocimiento y amor. De esta unidad

deriva la coherencia de vida y pensamiento,

la ejemplaridad que se exige a todo buen

educador.

Además, hay que considerar que la verdad

misma siempre va a estar más allá de nuestro

alcance. Podemos buscarla y acercarnos a ella,

pero no podemos poseerla del todo, más

bien, es ella la que nos posee a nosotros y la

que nos motiva. En el ejercicio intelectual y

docente, la humildad es asimismo una virtud

indispensable, que protege de la vanidad que

cierra el acceso a la verdad.

No debemos atraer a los estudiantes a

nosotros mismos, sino encaminarlos hacia esa

verdad que todos buscamos. A esto nos

ayudará el Señor, que nos invita a ser sencillos

y eficaces como la sal, o como la lámpara, que

da luz sin hacer ruido (cf. Mt 5,13-15).

En definitiva, debemos volver siempre la

mirada a Cristo, en cuyo rostro resplandece la

Verdad que nos ilumina, pero que también es

la Vía que lleva a la plenitud perdurable, y en

este camino nos acompaña y nos sostiene

con su amor.

mirada

l domingo 10 de julio, la

Universidad Católica de la

S a n t í s i m a Co n c e p c i ó n

conmemoró 20 años de existencia

a partir de su fundación mediante Decreto del

entonces Arzobispo de la Arquidiócesis,

Monseñor Antonio Moreno. Antes, desde 1971,

había sido la sede regional Talcahuano de la

Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC).

Son 20 años en la vida de una Casa de Estudios

que se consolida y construye historia en la

formación integral de jóvenes. “En escala

humana es la edad madura, tiempo para pedirle

(a la Universidad) productos nuevos, así como

capacidad para enfrentar los desafíos a la altura

de la madurez alcanzada”, manifestó en la

Cuenta Anual 2010 el Rector, Dr. Juan Miguel

Cancino.

Dr. Juan Miguel Cancino, Rector de la UCSC:

“Nos identifican como unaUniversidad que aporta al desarrolloregional y que forma personas conmarcados valores éticos”

En los 40 años de educaciónsuperior católica en la Regióndel Biobío, la UCSC celebró el

10 de julio su VigésimoAniversario. En este contexto,

nuestro Rector aborda diversosámbitos que hablan del

crecimiento de la Universidad,del sello y de la visión

institucional, del aporte a laregión y de los desafíos que

marcan el futuro.

¿Cómo resume estas dos décadas?

- Como una etapa de rápido crecimiento y

fortalecimiento de la Universidad como

Institución de la Iglesia al servicio de la Región

del Biobío y del país. Todas las cifras respaldan

esa afirmación. Por ejemplo, en cuanto al

número de estudiantes, cuando nacimos, el 10

de julio de 1991 la sede Talcahuano de la

Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC)

tenía 1580 estudiantes y hoy la Universidad está

cercana a los 11 mil.

¿Qué hitos destaca del periodo?

- Uno de los hitos fue el cambio de dirección

de la Universidad. Al cabo de un año de estar

radicados con nuestra Casa Central en Prat 88,

en Talcahuano, la UCSC no podía seguir

funcionando en ese lugar y, por lo tanto, hubo

que tomar decisiones, y éstas fueron

acompañadas con la entrega por parte de la

Iglesia de lo que es hoy nuestra Casa Central

frente a la Plaza de Armas de Concepción; el

fortalecimiento del carácter de una Universidad

que se atreve a desarrollar áreas con las que

no contaba la sede de Talcahuano. Así se

empezaron a crear Facultades, proceso que

nace temprano, en 1991, y que se va

complementando hasta llegar a la apertura de

la Facultad de Medicina.

En términos de infraestructura, la apuesta por

radicar la sede principal de Concepción en San

Andrés, que paulatinamente ha ido creciendo

con nuevos edificios; la compra de lo que era

la Fundación Chile, en la Rectoría de Monseñor

Bacarreza y, en los últimos años, la adquisición

de las casi ocho hectáreas a Transportes

Caracol; la donación más importante que la

Universidad ha recibido, entregada por

Monseñor Valech, que nos permitió adquirir las

últimas hectáreas, pertenecientes a la ex

Mutual de Seguridad; la creación de la Escuela

de Estudios Técnicos en la Rectoría del Padre

Eliseo Escudero en 1994, que luego, bajo el

Rectorado de Monseñor Bacarreza, se

transforma en el Instituto Tecnológico (IT), lo

que es importante, puesto que nuestra

Universidad es una de las pocas que ha

mantenido la formación técnica.

El Rector menciona también, como

acontecimientos relevantes, la fundación de

cada una de las sedes del IT, en Talcahuano,

Los Ángeles, Chillán y Cañete en 2005; la

instauración del Centro de Innovación y

Transferencia Tecnológica Agropecuaria (CITTA)

en la sede de Cañete, “la que cumple una labor

Dr. Juan Miguel Cancino CancinoRector UCSC

EEn

trev

ista

mirada

relevante porque está ayudando a lograr sueños

muy grandes en un ambiente necesitado del

apoyo de la educación superior”; el

perfeccionamiento del cuerpo académico y la

apuesta por la generación de conocimiento; la

creación del primer Programa de Magíster,

contando hoy con un total de 16; y la primera

carrera acreditada, Periodismo.

Actualmente, de 21, son 17 las carreras que

cuentan con acreditación. “Estamos prontos a

llegar a tener el cien por ciento de las carreras

de pregrado en régimen en esta condición,

vamos a ser la primera Universidad chilena con

ese logro”, afirma el Dr. Cancino.

En este momento la Universidad tiene como

objetivo conseguir su tercera Acreditación

Institucional. ¿Cuál es la importancia de este

nuevo proceso?

- Los procesos de acreditación nos permiten ser

más conscientes del trabajo que realizamos

como Institución. Ir a un tercer proceso es

importante, porque nos ha permitido crecer e

ir perfeccionando la sintonía entre lo que

declaramos y lo que hacemos. Estos procesos

no son otra cosa que una verificación de que

la Institución tiene instrumentos de

autorregulación, es capaz de ponerse metas y

de generar los mecanismos y procedimientos

para cumplirlas.

Un sello y una visión

El sello ético-cristiano, ¿es un factor

fundamental en la decisión de los jóvenes de

estudiar en esta Universidad?

- Las encuestas nos dicen que hay un

porcentaje mayoritario que inicialmente no mira

eso. Probablemente uno de cada tres

estudiantes viene a la Universidad porque es

católica, porque valora previamente ese carácter.

Las encuestas a los estudiantes de primer año

muestran que el resto viene porque aquí

tenemos la carrera que ellos buscan y les

alcanza el puntaje para ingresar. Pero a medida

que el estudiante se va acercando a la titulación

y especialmente después, cuando lo tenemos

de ex alumno, éste es uno de los carácteres que

más valora. Entonces, cuando uno le pregunta

a los estudiantes o empleadores respecto de

qué es lo más valioso de las personas que se

educan en la Universidad, la formación ética que

han recibido aquí la tienen en muy alta estima.

¿Cómo la UCSC ha logrado, tal como su

visión institucional lo señala, convertirse en

un “Centro de Excelencia en la búsqueda del

saber e irradiación de la verdad para el bien

de la humanidad”?

- Esta frase está inspirada en la Constitución

Apostólica para las Universidades Católicas. Lo

que esa visión dice es que el quehacer de cada

persona que trabaja y estudia en la UCSC no

se agota aquí, sino que tiene un valor

trascendente, porque la Universidad está

llamada a constituir modelos de desarrollo

humano que pueden ser proyectados a la

humanidad toda. El estudio, por ejemplo, de la

Organización para la Cooperación y el Desarrollo

Económicos (OCDE), realizado el 2009 en la

región y que estuvo orientado a determinar

cuál es el aporte de las instituciones de

educación superior al desarrollo regional,

identificó varios ejemplos de buenas prácticas

en nuestra Casa de Estudios.

En el libro que se generó como resultado de

ese estudio –indica el Rector- se hace referencia

a la labor que la Universidad realiza en favor de

las familias de escasos recursos de la etnia

mapuche en la Provincia de Arauco; el trabajo

que el IT ha efectuado con el curso de Técnico

en Construcción en el Centro Penitenciario El

Manzano, pionero en Chile, orientado a ser un

modelo de rehabilitación; el Programa

“Aprendiendo a Querer”, que llegó a la

Universidad por un convenio internacional

firmado con la Alianza Latinoamericana para la

Familia y que ha sido elegido uno de los siete

programas que el Mineduc aprobó y puso a

disposición de todos los colegios de Chile para

educar en la sexualidad y afectividad.

El Centro de Investigación yTransferencia TecnológicaAgropecuaria (CITTA-UCSC),ubicado en Cañete, trabajajunto a la comunidad para eldesarrollo de la zona.

mirada

Aporte regional y grandes desafíos

¿Qué posición ocupa hoy esta Casa de

Estudios en la Región del Biobío?

- La Universidad ha ido mejorando su presencia

regional. Creo que no sólo en el Gran

Concepción, sino también en las provincias. Nos

identifican como una Universidad que aporta al

desarrollo regional y que forma personas con

marcados valores éticos, con vocación de

servicio en favor del bien común.

¿Cuáles son los desafíos más importantes?

- El principal desafío es que los estudiantes que

nos llegan logren cumplir los sueños por los

cuales vinieron a nosotros, y no es un desafío

menor, puesto que nuestra Universidad, entre

las del Consejo de Rectores, es la que recibe

uno de los más altos porcentajes de estudiantes

en riesgo social. Ocho de cada diez de nuestros

estudiantes, en sus familias, es primera

generación en educación terciaria, por lo tanto,

qué gran relevancia tiene que esas personas

cumplan su sueño.

Hay desafíos respecto al financiamiento, porque

todo lo que genera la Universidad lo reinvierte

y, en consecuencia, el crecimiento futuro

depende de sus ingresos. Hay inequidades

tremendas todavía en el sistema de

financiamiento proveniente del Ministerio de

Educación, la UCSC recibe como Aporte Fiscal

Directo por estudiante uno de los más bajos de

todo el sistema de las universidades del Consejo

de Rectores.

A los anteriores, agrega el desafío de llegar a

ser una Universidad que acredita su quehacer

en postgrado e investigación; implementar un

Campo Clínico, “porque tenemos ahí un

compromiso desde el momento que Monseñor

Valech nos hizo la donación”; seguir mejorando

la gestión institucional, “porque a propósito del

financiamiento la brecha entre ingresos y gastos

en la Universidad es bastante pequeña, por lo

tanto, tenemos que seguir incrementando la

eficiencia y a la vez mejorar nuestra capacidad

de obtener recursos de otras fuentes diferentes

a la docencia de pregrado”; e incrementar la

presencia de estudiantes extranjeros y, en este

sentido, señala que se está trabajando para

empezar a recibir en un futuro no muy lejano

a más jóvenes de Latinoamérica y del resto del

mundo.

Finalmente, Rector, ¿qué significa celebrar

este Vigésimo Aniversario?

- Este año nosotros estamos celebrando dos

cifras redondas: 20 años como Universidad

Católica de la Santísima Concepción y 40 desde

que fue fundada la sede Talcahuano de la que

derivamos. Éstas son ocasiones en que la

Comunidad Universitaria, en términos

simbólicos, se detiene a meditar. 20 años en la

vida humana se asocia con mayoría de edad, y

creo que la Universidad ha dado con creces

señales de haber alcanzado la madurez y al

mismo tiempo, con la energía de la juventud,

sigue emprendiendo y trabajando para

perfeccionarse en el servicio a la que está

llamada a dar a la región, al país y al mundo

en su carácter de Universidad Católica.

Es una instancia para agradecer a todas las

personas que apoyaron en un momento en

que la Universidad era más bien un sueño,

aquéllos que colaboraron en el nacimiento de

la sede Talcahuano, y también a quienes,

cuando la Universidad se generó hace 20 años,

se atrevieron a soñar que sobre esa semilla, que

era la sede Talcahuano, se podía generar una

Universidad dependiente de la Arquidiócesis de

Concepción. Agradecer asimismo la ordenada

gestión de todos los rectores que hasta este

momento han permitido que la Universidad

pueda funcionar adecuadamente y seguir

creciendo, y a las familias que confían en

nosotros y nos envían a sus hijos. Es la

oportunidad, además, para invitar a toda la

Comunidad Universitaria a redoblar los

esfuerzos para dar lo mejor de sí en pos del

bien de la sociedad y en especial de nuestros

estudiantes, y propiciar un ambiente laboral

solidario, cálido, en el que sea realmente un

agrado trabajar cada día.

mirada

i vida en Chile coincide con

mi estadía en Concepción,

y con mi sacerdocio de los

últimos diez y ocho años.

He tenido otras responsabilidades, pero una

de ellas ha sido como el hilo conductor: la

Dirección de la Pastoral de la UCSC. Mi lugar

de trabajo no sólo ha sido el lugar de

encuentro con el Señor, sino que además he

podido ejercer la razón de mi vida que desde

el 29 de junio de 1963 ha sido ser sacerdote.

Desde 1993, los campus de la Universidad

han tenido todos los días el momento más

divino de su existencia coincidente con el

momento en que “el Verbo se hizo carne y

habitó entre nosotros”; me refiero al

momento en que por las palabras de la

consagración Él tenía una presencia no sólo

real como tiene muchas otras, sino sustancial.

Él ha estado siempre en los distintos lugares

en que he celebrado la Eucaristía: el cuarto

piso de La Tortuga donde estaba la capilla,

cuando nuestra sede principal estaba en

Talcahuano, y las diversas dependencias del

Campus San Andrés por las que desfilamos

hasta que se inauguró la de Santa María

Reina, el 22 de agosto de 1996. Estrenaríamos

las capillas de Santo Domingo y de la Casa

Central, y sería alguna aula de nuestro

Tecnológico.

Por supuesto que hemos tenido las

asistencias poco numerosas de la mayor

parte de los días, y las masivas donde hemos

mezclado la alegría de los egresos o las

oraciones compungidas despidiendo a

M

La Pastoral en los jóvenes de la UCSC

“Se me pega a la piella juventud entrela que me muevo”

Op

inió

n algunos de los nuestros. Con una marca

especial cuántas piochas con su doble

carácter de identificador que compromete

eran entregadas en la Eucaristía donde

sentíamos que el Señor nos necesita y que

en su nombre íbamos a nuestras prácticas.

Y ha sido el Señor a lo largo de estos años

quien estaba detrás del “vete en paz” que

alegraba la despedida después de comprobar

que en el Sacramento de la Penitencia la

misericordia es más fuerte que el pecado

mismo, como le gustaba decir al Beato Juan

Pablo II. ¡Cuántas veces y cuántos han

experimentado en estos años cómo se

aliviaba el alma a medida que reconocíamos

el amor de Dios que asombra de manera

especial cuando perdona!

Esa vida sacramentaria que se vivía con

especial devoción cuando era precedida por

jóvenes de la UCSC

pega a la pieltud entre

me muevo”

Padre Cecilio de Miguel MedinaDirector de Pastoral UCSC

mirada

el primero de los Sacramentos: el Bautismo.

Las veces en que se acercaban estudiantes y

funcionarios con los ojos cerrados o

humedecidos por la emoción de saberse hijos

de Dios que les había esperado tanto y que

les hacía sentir la verdad del principal

descubrimiento traído por su Hijo en su

venida al mundo: que Dios es nuestro Padre

y nos ama.

Han sido años que he impartido muchas

clases en diversos ramos; pero mi condición

de docente ha sobresalido en las catequesis

dadas a cuantos descubrieron que Dios es la

gran respuesta a su vida de “buscadores

de la verdad”. Han sido las catequesis

entregadas para recibir los Sacramentos de

“Iniciación Cristiana”: Bautismo, Confirmación

y Eucaristía. La catequesis no es sólo acercar

conocimientos sino ayudar a que éstos

formen hábitos, moderen la conducta de

acuerdo a unas enseñanzas que se imparten

para hacerse vida en quienes las reciben.

Tantas mañanas de un sábado al mes en que

concentrábamos el contenido de los

conocimientos mínimos para recibir mejor lo

que sentíamos con pena no haber hecho

antes.

Aunque se hable a veces de la fría realidad

de los números, hay algunos que alegran.

Pueden ser éstos: de 1994 a 2010 preparamos

y recibieron la confirmación 987 estudiantes

y funcionarios; de ellos más de 500 hicieron

la Primera Comunión y 137 se bautizaron. Ya

son varios los que se prepararon también en

los Cursos Prematrimoniales que la Pastoral

ha organizado, porque querían recibir en la

capilla, donde había tanto recuerdo de

momentos gratos, uno que les cambia de

estado, el matrimonio, y que les encamina a

la proyección tantas veces buscada de ser

padres.

¡Cuántas lágrimas sorbidas en silencio al

borde de romperse, porque asistíamos a la

Eucaristía en la que despedíamos a

compañeros desaparecidos en situaciones

trágicas! La Pastoral ha estado siempre cerca

de quienes aguardaban una respuesta a sus

por qué de mayor angustia, porque la muerte

les había arrancado a seres queridos; y como

sacerdote que lucha por “querer” a mi gente,

he sentido tantas veces que las lágrimas se

unían sin disimulo a las de cuantos parecieran

tener más razones para llorar.

A lo largo de estos años me he sentido muy

cercano a cuantas personas vivieron y viven

en la UCSC. No puedo pasar delante de mi

gente sin decir algo, muchas veces respuesta

a lo que me dicen. Las palabras de esa

canción que tantas veces he cantado: “Y verás

cómo quieren en Chile al amigo cuando es

forastero”, han sido comprobadas como ciertas

en el trato recibido. Y no olvidaré nunca la

extrañeza de mi hermana a su paso por Chile:

“Cura, no entiendo por qué te quiere la gente”,

ni las palabras de mi escueta respuesta de

que yo les quería mucho.

Y le doy gracias a Dios, porque debido a mi

vida con jóvenes no sólo no me siento viejo,

sino que pareciera que se me pega a la piel

la juventud entre la que me muevo.

Pero han sido las demás personas que

componen la vida universitaria quienes han

contribuido a tener una estadía en Chile grata

y reconfortante. Mi interés por dialogar con

quienes saben de tantas cosas más que yo, y

de quienes nunca me sentí distante, porque

la ciencia que cultivo –el área de la teología-

amplía de manera formidable los límites del

conocimiento cuando de manera seria

aplicamos la inteligencia a escudriñar la

verdad de Dios. Me he sentido cómodo con

los cultivadores del saber, porque

respetuosamente me han aceptado y sin

ningún temor les he dicho que una

inteligencia cuyo quehacer fundamental es

buscar la verdad, se engrandece cuando

puede asomarse no más a la Verdad que es

Dios. Me ha encantado leer lo escrito por

tantos, que estrujan lo aprendido para

acercarlo a quienes buscan enriquecerse.

Algunas veces he podido dialogar a propósito

de lo dado por otros.

Y aunque los cito al final tiene una

explicación: sin ellos sería difícil que

estudiantes y profesores lo pasaran tan a

gusto en la UCSC. Me refiero al mundo de

secretarias, auxiliares y demás personas que

a veces son la imagen primera que uno

advierte al llegar a la Universidad. En ellas y

ellos encontré siempre a personas que

enriquecen a uno con su trato agradable y

agradecido. Cruzarse sonrisas francas y

sinceras, lo más alejado de lo rebuscado y de

la mueca que sustituye a la no alegría que

contagia. A lo largo de estos años he

comprobado cómo en este mundo hay un

porcentaje importante que siguen fieles a una

Institución que cambia. Con ellos me sentí

siempre cómodo.

Que nuestra UCSC, y la titulo de manera

posesiva, nos proporcione un resultado de

suma o multiplicación en este aniversario. Y

que tantos celebren muchos más.

mirada

n el contexto actual de la

educación, es una realidad que

las universidades ya no sólo

tienen la función de formar

personas y aportar profesionales

a Chile, sino que se hace cada vez más

necesario que éstas adquieran un lugar

protagónico en el crecimiento del país y que

logren proyectarse a nivel internacional.

Por esta razón la UCSC, desde su nacimiento,

ha asumido un rol preponderante en la

Región del Biobío y ha ido creciendo acorde

a las necesidades de la sociedad actual. De

esta manera, al igual como señala su misión,

nuestra Casa de Estudios trabaja

constantemente para liderar la investigación,

la enseñanza y los servicios a la comunidad,

conforme a los principios éticos y valóricos de

la fe cristiana.

Para nuestro Rector, Dr. Juan Miguel Cancino,

el tener un grupo importante de estudiantes

que se están educando y confían en la

Universidad, demuestra que se está aportando

decididamente a la formación de personas en

la región. Asimismo, afirma que toman real

importancia las áreas en que nuestra

Institución ha decidido incursionar y el sello

ético-católico que se ha propuesto trabajar.

E

Una Institución al serviciodel desarrollo regional,nacional e internacional

Rep

ort

aje

En este sentido, destacan los diversos

organismos que la UCSC posee para

contribuir al crecimiento regional y nacional,

tales como el Centro de Estudios y Desarrollo

Asia Pacífico (CEDAP), el Centro de Estudios

Biobarómetro, el Centro de Investigación

Marítimo Portuario (CIMP) y el Centro

Regional de Estudios Ambientales (CREA),

entre otros.

Además, no sólo conforme con los aportes

nacionales, nuestra Universidad también ha

centrado sus esfuerzos en generar convenios

de intercambio estudiantil y de cooperación

académica, para así lograr insertarse

progresivamente a nivel mundial.

Vinculación a través de un quehacer

institucional

Según el Director de Relaciones

Institucionales, Gonzalo Bordagaray, esta Casa

de Estudios ha logrado posicionarse a nivel

regional, nacional e internacional gracias a su

quehacer habitual, que incluye liderar

mediante la docencia, la investigación y los

servicios.

A juicio de Bordagaray, a nivel regional este

objetivo se ha cumplido por el trabajo que

se ha efectuado en las sedes de la UCSC, las

cuales se han ido involucrando con su

entorno y las comunidades para ir realizando

diversas acciones en beneficio mutuo. “Es

meritorio lo que la Universidad ha realizado

en Cañete, a través del Centro de Innovación

y Transferencia Tecnológica Agropecuaria

(CITTA) y la vinculación que ha generado con

los pueblos originarios de la zona”, afirma.

En el ámbito internacional, se ha

incrementando considerablemente los

convenios de cooperación e intercambio

estudiantil, logrando mayores oportunidades

para realizar acciones en conjunto con otras

instituciones extranjeras.

Entre los principales logros, destaca que por

segundo año consecutivo un grupo de diez

estudiantes de la Universidad de Ciencias y

Unadel dnaci

Nuestra Casa de Estudios, asumiendo el rol fundamental que poseeen la actualidad, está ampliando sus redes de vinculación yposicionándose como un foco de progreso en distintos ámbitos.

mirada

Tecnología del Sudoeste de China (SWUST)

esté participando del Curso de Español para

Extranjeros que dicta la Facultad de

Educación. “El hecho de traer jóvenes de

China a estudiar nuestro idioma abre una

puerta para que vengan otros a seguir

perfeccionándose y se genere una sinergia

que permite desarrollar más iniciativas”, señala

el Director de Relaciones Institucionales.

Igualmente, tal como indica Bordagaray,

resaltan las experiencias positivas de los

estudiantes de la UCSC que han conocido

cómo se desarrollan los temas académicos en

otras instituciones y reconocer que también

se entrega una educación de calidad.

Testimonios de intercambio estudiantil

y académico

Un ejemplo positivo de intercambio es el caso

del estudiante de Licenciatura en Historia,

Wilson Lermanda, quien el primer semestre

de este año cursó ramos de la carrera de

Ciencias Políticas de la Universidad Católica

Boliviana San Pablo. “Además de lo académico,

destaco la experiencia de vida al estar seis

meses fuera de Chile. Este tipo de

oportunidades a uno lo hacen crecer, terminar

con varios prejuicios, darse cuenta que la

sociedad boliviana es bastante amable y que

el tema de los conflictos con Chile es tan sólo

un asunto político”, sostiene Lermanda.

En cuanto al grado de exigencia, añade que

los docentes de la universidad extranjera

tenían un nivel bastante bueno y que logró

adaptarse sin mayor dificultad. También indica

que en general se desempeñó con éxito, ya

que en el área de integración regional y

relaciones internacionales los contenidos eran

similares a la línea de estudio de Chile.

Según el estudiante, el principal logro de su

intercambio es la publicación de un artículo

en la revista de historia de la Universidad

Mayor de San Andrés, el cual fue el resultado

de un trabajo final de un ramo que tomó en

Bolivia y que también formará parte de su

tesis de pregrado.

Por otro lado, resalta la experiencia de la

docente de la Facultad de Educación, Katiuska

Santibáñez, quien iniciará su cuarto año de

intercambio académico en la SWUFE. En esta

Casa de Estudios, la académica de Pedagogía

en Lenguaje y Comunicación realiza clases de

español gracias a un convenio generado entre

ambas universidades. De igual manera,

profesores de la institución asiática imparten

cursos de inglés y chino mandarín en la

UCSC. “China es un país que se está abriendo

recién a los extranjeros. La visión de ellos es

muy positiva, ya que una universidad adquiere

categoría mientras más gente de afuera tenga

en su cuerpo de académicos. Además, la

recepción de los estudiantes ha sido muy

buena porque consideran que aprender el

español les otorga un plus a sus estudios”,

indica Santibáñez.

Para la docente, el apoyo de nuestra

Institución ha sido fundamental para seguir

trabajando y representar a los académicos en

el extranjero, porque conjuntamente con las

clases está realizando un Doctorado en

Lingüística en la Universidad de Sichuan.

Desafíos: una planificación estratégica

hacia el exterior

De acuerdo a Gonzalo Bordagaray, la UCSC

tiene el desafío de extender el servicio

académico hacia al exterior y ofrecer una

diferenciación. “La Universidad debe detectarKatiuska Santibáñez Toledo

Docente de la Facultad de Educación

potencialidades para ir abordando a través de

una planificación o un plan estratégico piloto

que permita darle énfasis a más temas que

otros”, afirma.

Al mismo tiempo, agrega que falta seguir

incrementando la vinculación con el

extranjero y los números de estudiantes que

realicen estudios en Chile, debido a que aún

la UCSC posee un grado incipiente de

desarrollo en esta área.

En consecuencia, abordando estos desafíos se

logrará aumentar el impacto de la actividad

universitaria en la región, se fortalecerá la

identidad nacional y se potenciarán las

diversas redes a nivel internacional, todo bajo

el sello propio de la Universidad Católica de

la Santísima Concepción.

Gonzalo Bordagaray BellolioDirector de Relaciones Institucionales

veces es frecuente olvidar lo

que uno hace y a veces es aún

más difícil recordar para qué lo

hace. ¿Les ha pasado? Yo me lo

pregunto todo el tiempo. Qué ocurre si te

pregunto a ti, ¿qué haces? La respuesta será:

estudio. Resulta lógico, pero si nos detenemos

un momento podrás darte cuenta de que no

sólo estudias o, al menos, no es ése el trasfondo

de lo que haces. No se estudia para pasar los

ramos simplemente, se trata de que al

momento de escoger tu carrera pensaste no en

lo que ibas a hacer los siguientes 5 ó 6 años,

sino en lo que querías hacer en el futuro, a lo

que querías dedicarte.

No es simple decir que uno estudia, no estás

marcando el paso, aunque quizás se lo has

escuchado a tus padres. Lo que en verdad estás

haciendo es “formándote como profesional”. El

mirada

Algo más que la UCSC,algo más que ser estudiante

A

Yasna Chovar Ramírez

Estudiante de Medicina UCSC

día de mañana serás un profesor, un periodista,

un ingeniero, un asistente social, abogado,

enfermero, nutricionista, o un doctor. Serás eso

que esperaste ser durante 4, 5 ó 7 años, y lo

serás para siempre. Formarás familia

dedicándote a tu trabajo y dirás a tus hijos que

lo que estudiaste te llevó a eso, conocerás

personas en tu empleo, formarás a otros,

tratarás con personas, solucionarás problemas,

harás lo que otros hacen, lo que quizá tus

padres hacen, y verás cómo el mundo sigue su

curso… con una diferencia: tú eres parte de ese

curso y lo que hagas influye en él.

¿Cómo llegamos a ser las personas que somos?

¿De dónde viene nuestro carácter, nuestros

gestos, modismos, nuestra forma de plantearnos

los problemas, de solucionarlos, nuestra acogida

y constancia, nuestro carisma y optimismo,

nuestra manera de pensar, de actuar? ¿De dónde viene nuestra fe en lo que hacemos?

¿De dónde hemos sacado la convicción que

dirige nuestro accionar? Pues hemos sacado

todo ello de nuestra experiencia, hemos ido

aprendiendo de cada uno de los momentos

vividos, todo eso se ha ido sumando en nuestro

interior conformándonos de a poco,

aprendiendo ya no como niños sino como

adultos, aprendiendo lecciones que nos

ayudarán en el futuro. Hemos ido aprendiendo

a cómo relacionarnos, cómo superar dificultades,

hemos aprendido a ser quienes somos, y con

ello hemos aprendido cómo ser profesionales.

Ahora, ¿te habías dado cuenta que gran parte

de tu día se desarrolla en la Universidad? Para

muchos incluso es más frecuente ver a sus

compañeros de curso y amigos que a sus

familias; para muchos las facultades son más

recurridas que sus propios hogares; para

muchos la biblioteca y el casino son su sala de

estudio y su comedor. Es por eso que uno debe

Algo malgo má

Op

inió

n

mirada

sentir cierto orgullo al mencionar su Casa de

Estudios, no sólo estudias allí, te formas entre

sus paredes y te constituyes como profesional

con una mirada característica, un “sello”. ¿No

crees en él? Quizás ahora no te das cuenta, pero

la Universidad Católica de la Santísima

Concepción tiene su sello, y no es cualquier

sello, se trata del que ahora tú también tienes.

Hace un tiempo nos preguntamos con algunos

compañeros si tenía algo de diferente ser un

profesional egresado de una Universidad

Católica. Estuvimos hablando de ello una

eternidad para lograr concluir que no

importando si eres católico o no, se trata de

que tu visión de mundo cambia un poco, lo

quieras o no, existe una conciencia social mayor,

a veces uno quiere renegar de eso, pero te das

cuenta de a poco que hay un click diferente en

ti, que probablemente no hay en otras

personas; no digo que somos mejores

simplemente por formarnos en esta

Universidad, pero es ese sello del que

hablábamos el que nos identifica y hace que

seamos profesionales con “un no sé qué”.

Si me preguntan, veo el fututo con optimismo,

no es cualquier cosa darse cuenta que los cerca

de 6 mil estudiantes que existen en esta

Universidad serán 6 mil nuevos profesionales

formados en una Universidad como la nuestra,

serán los ingenieros que construirán nuestras

casas, los enfermeros y doctores que atenderán

a nuestra familia, serán los profesores que

educarán a nuestros sobrinos y nietos... Uno

llega a sentir esa emoción de ver cómo esto se

propaga y siente esa tranquilidad de pensar

que el mundo se va haciendo un lugar un poco

mejor.

De la misma manera, quizás la responsabilidad

nuestra es un poco mayor. Al ser formados con

una mirada así de distinta, forjados en el seno

de una comunidad con valores y esa impronta

de estar llamados al servicio de nuestros pares,

nos debería hacer un llamado a corresponder

esa formación con un actuar de veras distinto.

Ser un profesional egresado de la Universidad

Católica de la Santísima Concepción debe

llegarnos hasta el fondo del alma; hay un “algo”

que se nos viene inculcando junto a nuestras

materias, tapizado de pequeñas acciones,

asuntos tan cotidianos como que tus profesores

sepan tu nombre, como que al auxiliar le digas

“tío” o “tía”, como que sepas que tu compañero

es tu nuevo “hermano” o que la familia que

visitas en misiones o en trabajos de invierno te

estuvo esperando a ti desde al menos unas

cuantas semanas atrás.

¿No te da una cierta emoción comprobar que

no es cualquier cosa estudiar en este lugar? Me

gustaría que las personas que están fuera de

aquí dijeran más seguido cómo sienten ese

sello en nuestro trabajo, que nos contaran cómo

reconocen que el profesional cristiano tiene algo

más que decir, algo más que hacer, algo más

que vivir.

El papel de los estudiantes de ésta y otras

universidades sin duda es uno activo en el

futuro, en la sociedad a la que pertenecemos,

con las personas que nos rodean, es un ser

permanente que no da sosiego a momentos

dudosos. Es un actuar que promete ser un

reflejo de lo que trataron de inculcarnos y que

intentaron fomentar en nosotros, es y debe ser

un reflejo de lo que todo estudiante de la UCSC

significa, sobre todo cuando ya no lo sea y se

convierta en el profesional que aspiró ser.

una variada oferta académica y con las mismas

características con que titulé este artículo:

“Cariño, solidaridad y puertas abiertas”, y

sumando a éstas profesionalismo y liderazgo

en la región. Asimismo, destaco en la

Universidad la posibilidad de trabajo que da

a sus ex alumnos, ya que muchos hoy son

parte del equipo administrativo y académico

de nuestra Casa de Estudios.

Qué envidia y qué orgullo. Envidia, porque nos

hubiese encantado contar con los recursos que

hoy tiene la Universidad al servicio de los

estudiantes, y orgullo, porque ante la

incertidumbre que en algún minuto pasó por

mi mente al cuestionarme si había elegido bien

o no, hoy veo materializado el esfuerzo

realizado en conjunto “alumnos-familias-

Universidad” en distintos líderes regionales que

actualmente son activos protagonistas del

ámbito empresarial, político, social, educacional,

entre otros. Mirando estos resultados, no me

cabe duda alguna que vamos por buen

camino, cada vez más sólido en sus cimientos

y con proyecciones impensadas, me imagino,

por quienes lideraron inicialmente este gran

proyecto.

Para terminar, sólo decir que llevo el sello de

la UCSC en mi trabajo, la formación valórica

que recibí en esta Institución y que fue

reforzada tanto en mi colegio y luego en la

Universidad, el amor por mi profesión y en

especial el deseo de servir a otros con mi

tarea. Estas características han hecho que mi

carrera no sólo esté colmada de satisfacciones

profesionales, sino también de logros

personales y un crecimiento integral que me

permiten decir que soy un hombre feliz.

Donde voy recuerdo las palabras de mis

profesores, aquéllos que inspiraron mi gusto

por los números y el orden, pero también a

aquéllos que me señalaron que el capital

humano es lo más importante y que todo lo

que haga debe dirigirse al bien común y

considerando como eje principal el respeto por

las personas y la generación de oportunidades

para quienes no las han tenido.

mirada

espués de más de 12 años de

pasar por la UCSC en calidad

de estudiante y al escribir estas

líneas, renacen muchos

recuerdos en mi memoria: una

Universidad pequeña, con recursos escasos y

básicos, con una cancha de fútbol de tierra y

que, si me ubico bien, en el lugar donde hoy

se encuentra la Facultad de Ingeniería, pero con

un gimnasio que envidiaban mis compañeros

de colegio que estudiaban en otras

universidades de la zona. Las áreas verdes y

bibliotecas eran escasas, sí había muchos libros,

algunos más hojeados que otros, pero en

general convivíamos en un ambiente muy grato

donde resaltaba el cariño, la solidaridad y las

puertas abiertas en general.

Para los más antiguos, cómo no recordar las

grandes fiestas en el Gimnasio B, con música

en vivo y muchos controles que evitar. La

distancia entre Paicaví y la Universidad en San

Andrés, luego la pasarela en invierno, era una

travesía. Hasta el día de hoy recordamos cada

vez que nos reunimos con aquellos amigos que

hicimos en la época universitaria, tantas

historias y personajes típicos de la U, que al día

de hoy saludamos con gran cariño y alegría.

En lo académico, no puedo dejar de mencionar

que en más de algún minuto muchos sentimos

incertidumbre de haber elegido bien la Casa

de Estudios. En lo personal, tenía claro que los

valores y estilo de formación integral me

acomodaba, la escuela a la que pertenezco era

nueva y muchas veces nos tocó pagar el

noviciado con profesores jóvenes que se

incorporaban por primera vez a las aulas, que

no tenían muy claro cómo guiar a personas

más jóvenes aún y con muchos sueños por

delante, tema que fue cambiando claramente

al pasar los años con la consolidación de la

Escuela.

Ahora, desde la perspectiva de ex alumno, veo

una gran Universidad, consolidada a través de

los años, con todo el equipamiento soñado por

los que pasamos por las aulas en los ‘90, con

Cariño, solidaridady puertas abiertas

Claudio Concha NavalónPresidente de la Red deEx alumnos de la UCSC

D

Cariño, sy puertas

Op

inió

n

mirada

a plaza es esencialmente el

espacio “vacío” por excelencia y

el de mayor significado en una

ciudad. Más aún, cuando se

trata de la Plaza de Armas de

una de nuestras ciudades latinoamericanas o,

en este caso, de la Plaza Independencia de

nuestra ciudad de Concepción, que adquiere

jerarquía por su centralidad, relevancia urbana

por su bullente actividad cívica y comercial

y un alto significado en la memoria urbana

de los habitantes, por los hechos que en ella

se han desarrollado.

El significado, jerarquía e importancia que le

atribuimos los ciudadanos y en especial los

penquistas a nuestra Plaza Independencia, se

complementa y se reafirma por la presencia

de los configurantes físicos y espaciales de

este “vacío urbano”. Es decir, por los edificios

que en definitiva, lo configuran. Y que

obviamente aportan, desde distintos puntos

de vista, a su jerarquía. Espacialmente, con su

proporción, distanciamiento y generación de

distintas escalas, que se reconocen en el

portal del antiguo edificio de la Intendencia

o en el atrio de la Catedral y que contribuyen

al necesario diálogo que debe existir entre el

“vacío” y sus configurantes. Morfológicamente,

con el lenguaje arquitectónico y semántica

que la volumetría y las fachadas comunican

al habitante y funcionalmente, con el uso al

que estas edificaciones están destinadas.

Entre estos configurantes del “espacio plaza”,

y otorgando la jerarquía y significado que

ésta se merece, se encuentra el conjunto

arquitectónico de la Catedral y Casa Central

de la Universidad Católica de la Santísima

Concepción, constituido por el Museo

Eclesiástico, el Aula Magna y el Templo

propiamente tal. Un conjunto arquitectónico

de estilo neorrománico, combinación de arte

bizantino y moderno, que nace como

respuesta obvia, de estabilidad y robustez con

predominancia del lleno sobre el vacío,

después de la destrucción de la antigua

Catedral de estilo neogótico que elevaba sus

torres al cielo, en el terremoto de 1939. En

efecto, nueve días después del devastador

terremoto, los penquistas presenciaron

atónitos cómo las cargas de dinamita

destruían para siempre, las bellas torres de la

Catedral.

Dos años después, el 3 de noviembre de

1940, se puso la primera piedra del conjunto

arquitectónico que se construiría en la

manzana del Arzobispado diseñado por los

arquitectos Carlos Casanueva, Fernando

Urrejola y Carlos Domínguez. Ahora, un

conjunto que es considerado por el Plan

Regulador de Concepción y, sobre todo, por

los penquistas, como uno de nuestros

patrimonios arquitectónicos más preciados.

Con un acceso un tanto oculto, con cierto aire

de misterio que sólo se devela en parte, por

el atisbo de la moderna estructura que sirve

de foyer entre el volumen de la Catedral y la

Casa Central, se encuentra el Aula Magna. Una

de las pocas salas dedicadas al arte y la

Aula Magna,un espacio para la cultura

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Bernardo Suazo Peña

Arquitecto proyecto de remodelación

del Aula Magna UCSC

mirada

Después de dos meses de trabajos de refacción, el 1 de julio elAula Magna reabrió sus puertas a la comunidad penquista con el

estreno de la obra de teatro “Don Quijote y Sancho Panza”.

cultura con que cuenta nuestra ciudad. Un

Aula Magna que se descubre poco a poco

mientras pasamos del foyer a su hall de

acceso y de éste a la espléndida sala. A

primera vista, desde el hall, marcan presencia

las enormes y nobles puertas de acceso que

anuncian la escala y la magnitud clásica del

espacio interior. Luego en la sala, el

enmarque dorado del escenario que en su

cúspide luce el antiguo escudo de Monseñor

Silva Santiago, testigo de la excelencia y

relevancia nacional e internacional de los

artistas que han pasado por su escenario.

A pesar de su discreta ubicación en el

conjunto arquitectónico del que forma parte,

el Aula Magna se abre y se posiciona

vigorosamente en el medio cultural y

artístico de nuestra ciudad combinando su

calidad arquitectónica que conjuga

proporción espacial con una adecuada

acústica propia de su clásico diseño, con la

calidad de su programación que reaviva y

mantiene la vocación artística y cultural de la

ciudad de Concepción.

Usando como pretexto el Vigésimo

Aniversario de esta prestigiosa Casa de

Estudios, la Dirección de Extensión remodela

su sala, conservando su riqueza arquitectónica

y la nobleza de sus materiales. Se

reacondiciona su mobiliario, se cambian las

antiguas maderas y alfombras, se renuevan

instalaciones eléctricas y la distribución de su

platea alta, cumpliendo con los actuales

estándares y usando la más alta tecnología

en la seguridad de los espectadores.

Se celebran estos 20 años en un Aula Magna

que inició su construcción hace más de

setenta años, pero que sigue con el mismo

espíritu de “Don Quijote y Sancho Panza” que

vimos y sentimos en la obra teatral con que

se reabrió al público penquista.