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Vínculos que nos comprometen III Premios HUMANIZAR Jornadas de alzhéimer y humanización La redistribución de la riqueza N.º 158 Mayo-Junio 2018 - 4 euros Revista para la humanización del mundo de la salud

Revista para la humanización del mundo de la salud · El encanto de ser viejo. Me gustó y acep-té el reto. La tarde que me tocó exponer el tema preparado, había entre los asistentes

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Vínculos que nos comprometen

III Premios HUMANIZAR

Jornadas de alzhéimer y humanización

La redistribuciónde la riqueza

N.º 158 Mayo-Junio 2018 - 4 euros

Revista para la humanización del mundo de la salud

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Marc López & Rafa Nadal (campeones olímpicos de dobles)

Compromiso Empresas es una manera de trabajar, la de Banco Sabadell. Asignándote un gestor para ayudarte a planificar la manera de hacer crecer tu negocio, un gestor especialista en empresas, por supuesto, y que no cambiará salvo que tú quieras que cambie. Porque trabajar como si fuéramos uno es uno de nuestros compromisos, aunque tenemos muchos más. Infórmate en bancosabadell.com/acompañarte o en tu oficina más cercana.

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Humanizar nº 87 34

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Vínculos que nos comprometen

III Premios HUMANIZAR

Jornadas de alzhéimer y humanización

La redistribuciónde la riqueza

N.º 158 Mayo-Junio 2018 - 4 euros

Revista para la humanización del mundo de la salud

www.humanizar.esnº 158 mayo-junio 2018

Opinión

Formación

Miscelánea

ÍNDICE DE COLORES:

Edita: Centro de Humanización de la Salud (CEHS). Religiosos Camilos.

Director: Jesús Mª Ruiz Irigoyen

Consejo permanente: Jesús Mª Ruiz Irigoyen Diana Sánchez Simón Francisco Javier Rivas Flores Francisco Javier Rodríguez Enríquez

Jefe de Redacción: Diana Sánchez Simón

Secretarias: Felicidad Díez Rosa Palacios

Maquetación y producción: Arts & Press

Colaboradores: Alejandro Rocamora Araceli Caballero Laura Sanz-Cruzado Fidel Delgado Francisco Javier Rivas Flores José Carlos Bermejo José de Lucas Julián del Olmo Luis A. de Jesús Manuel Barreda (redondel.es) Mari Patxi Ayerra María Pilar Martínez Barca Rosa María Belda Francesc Torralba Raquel Miguel Luis Aranguren

Firma: Ramón Sánchez Ocaña

Humor: Ramón Gutiérrez

Ilustraciones: Juanmi S. Quirós Javi Prat Nati Rodríguez Manuel Barreda (redondel.es)

Fotografía: Archivo CEHS y colaboradores

Portada: bigstockphoto.es

Dirección, Redacción, Administración y Publicidad: Revista HUMANIZAR C/ Sector Escultores, 39 28760 TRES CANTOS (Madrid) Tlfns.: 91 806 06 96 91 229 99 31 Fax: 91 804 00 33 Mail: [email protected]

Administración: José Luis Calle

Corrección textos: Rafael Pérez

PRECIOS Suscripción anual: España y Portugal: 20 euros Extranjero: 45 euros Número suelto: 4 euros Periodicidad: Bimestral Imprime: Arts & Press Depósito Legal: M-7.181-1992 ISSN: 16100-2880

XXI Jornadas de Alzhéimer y XXIII de Humanización; III Premios HUMANIZAR.

Un hervidero de conocimiento, proyectos y actividades… La primavera se inauguró

en el CEHS a tope, todo un clásico (dos multitudinarias jornadas, la tercera edición

de los Premios HUMANIZAR)… Aquí os damos los detalles.

Páginas 8-9

El feminismo no tiene edad: las pensionistas

se lanzan a la calleLa crisis económica, un sistema que

algunos califican de obsoleto y un envejecimiento imparable de la población

han golpeado a una “tercera edad” que ya no calla. Reportaje de Raquel Miguel.

Páginas 10-12

“Mi experiencia, con mi padre, en la

UCP San Camilo”María Luisa Baratas nos brinda un

precioso testimonio en memoria de su padre, Miguel, sobre su vivencia

en la Unidad de Cuidados Paliativos San Camilo.

Página 21

Vínculos que nos comprometen

Luis Aranguren nos habla del abrazo íntimo, de las posibilidades de vida buena

cuando el vínculo entre las personas es saludable.

Página 5

Carta del director 2Investigación 4Somos andando 5Sección de ACHE 7Humanizando 8Reportaje 10Salud en la calle 14Al hilo de la vida 15

Radiografía 16Nuevos vecinos 17Ética global 18Humanizando 21Mujeres 22Cuídate, cuidador 24Reportaje 26Chequeo 28La fuerza de los límites 29

Relación de ayuda 30Salud mental 32Cartas a la familia 36Salud y solidaridad 38Reportaje 40Libros 44Humor 46Firma 48

Índice

Información

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Humanizar nº 158 mayo-junio 2018

Día Mundial de la Salud 2018

En el pasado mes de abril, el día 7, se celebró el Día Mundial de la Salud. Por este motivo, Manos Unidas ha destacado que la salud de la población está intrínsecamente ligada a su capacidad de desa-rrollo, y que, si ésta es mala, se ve afectada la capacidad laboral y productiva de las personas. Esta situación es más grave en los países más empobrecidos, donde se suele necesitar de mayor fuerza física para poder trabajar. En muchas ocasiones y en numerosos países, los enfermos y personas más débiles se ven estigmatizados de manera que, además de la pobreza y la enfermedad, sufren la exclusión. Son precisamente las personas más pobres y quienes viven en zonas más dispersas las que tienen mayores dificultades para acceder a servi-cios sanitarios, pero es la mercantilización de las medicinas lo que más impide que se respete el derecho a la salud.

Mariana GonzálezÁvila

“Los santos de la puerta de al lado”

Es la tercera exhortación apostólica del Papa Francisco, tras Evangelii gaudium y Amoris laetitia, y las tres lucen en su título la palabra “alegría”. Una palabra que, junto a la de la misericordia, marca las líneas de fondo del pontificado de Bergoglio. La primera es una especie de programa papal; la segunda, el programa para la familia, y la tercera, la hoja de ruta para toda la Iglesia: promover la santidad y colocarla en el horizonte real de todos los creyentes.

De 42 páginas, Gaudete et exsultate está escrita, como todos los documentos de Francisco, en un lenguaje pedagógico, sencillo y asequible. El primer capítulo, "el llamado a la santidad", sirve de pórtico o planteamiento del asunto. El Papa explica que hay dos tipos de santos: los canonizados y los santos "de la puerta de al lado". Es decir, en la Iglesia hay santos de todo tipo. Algunos que parecen "inalcanzables" y otros, muchos, santos corrientes.

Porque para ser santos "no es necesario ser obispos, sacerdo-tes, religiosas o religiosos". Y es que la santidad es una vocación para todos y no sólo para unos cuantos elegidos. Por eso, el Papa advierte a los católicos: "No tengas miedo de la santidad. No te quitará fuerzas, vida o alegría. Todo lo contrario... no tengas miedo de apuntar más alto, de dejarte amar y liberar por Dios"… Ahí queda eso.

Mencía GodoyValencia

@[email protected] al DirectorSector Escultores, 3928760 TRES CANTOSMadrid

LA FRASE

“Incluso la gente que afirma que no podemos hacer nada para cambiar nuestro

destino, mira antes de cruzar la calle”.

Stephen Hawking (1942 - 2018)

Humanizamos contigo...

Y te escuchamos.

Envíanos tus opiniones, inquietudes,

etc., a [email protected] con el

asunto “Cartas al Director”, en una

extensión que no sobrepase las 200

palabras.

Cart

as a

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2

compartelo que importaNos pasamos las vida compartiendo.#ComparteLoQueImportaPlántale cara al hambre.

manosunidas.org900 811 888

210x280.qxp_Maquetación 1 20/12/17 15:37 Página 1

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Humanizar nº 158mayo-junio 2018

Jesús Mª Ruiz IrigoyenDirector de Humanizar

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Una sociedad para todos los géneros

Estando para llegar el año 1999 la Organización de las Naciones Unidas propuso que dicho año, lleno de nueves, fuera consi-

derado como el Año Internacional de las Personas Mayores. Además de esa oportuna propuesta, los organizadores nos brindaron un eslogan precioso para que presidiera los actos que se celebraran durante el 1999. Rezaba así: Por una sociedad para todas las edades. Por la información que retengo, el eslogan fue muy bien recibido en todos los países de nuestro planeta.

¿Cuándo llegará el día en que festeje-mos el logro de una sociedad para todos los géneros?

En aquel año de gracia de 1999 me pi-dieron una charla con un título provocador: El encanto de ser viejo. Me gustó y acep-té el reto. La tarde que me tocó exponer el tema preparado, había entre los asistentes un buen grupo de ancianas y ancianos, no querían perderse un acto que había sido pensado para ellos. Al acabar la charla, una señora de edad, poniendo emoción en voz y ojos, me confesó al oído: “Lo que más me ha gustado ha sido que se hayan interesado por nosotros”. En el fondo aquella señora estaba pidiendo que el Año Internacional de las Personas Mayores no se quedara en pa-labras, que sirviera para algo positivo, para integrar mejor a todos los grupos de nuestra sociedad.

Acabamos de celebrar el Día Interna-cional de la Mujer Trabajadora. España se ha distinguido por la pasión con que se ha

unido a los actos y programas propuestos en todas las partes del país. Esa pasión no es solo un distintivo de nuestro ser hispano, seamos mujeres u hombres. Creo que el ca-lor y el coraje demostrado y reconocido aquí y fuera de nuestras fronteras, en ese ocho de marzo en las plazas y calles de nuestras ciudades, nace de un derecho menos poéti-co que el concepto raza, pero más legítimo, necesario y justo.

Mientras la maternidad siga llegando, aunque sea algunas veces, como un cata-clismo que abre una brecha en la vida pro-fesional de las mujeres, algo no va bien en un país que necesita aumentar el índice de natalidad. Mientras existan prejuicios e im-pedimentos que obstaculicen el lógico pro-greso profesional de las mujeres por el solo hecho de no ser hombres, algo no va bien en el país. Mientras una brecha salarial, de serias proporciones, separe los salarios de hombres y mujeres, es que algo está yendo muy mal entre nosotros. No se trata solo de la brecha salarial, sino también de las otras, las que les impiden progresar y ascender en su trabajo y profesión.

Se sabe que en el sector universitario, sobre todo en lo referente a publicaciones de interés científico, las mujeres experimentan muchas dificultades. En muchas ocasiones no se publican sus investigaciones por el solo hecho de ser mujeres, mientras los varones de la misma profesión consiguen más fácil-mente sus objetivos en este campo.

Una sociedad moderna, mientras no solu-cione sus brechas, seguirá estando enferma. •

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Investigaci

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Ya que el tema de trabajo en las jor-nadas era precisamente nutrición e hidratación, consideramos que

era el momento perfecto para analizar los conocimientos sobre nutrición de nuestros profesionales y no profesionales.

Hicimos un cuestionario incluyendo preguntas sobre la importancia de signos y síntomas de malnutrición en demencia, las causas por las que pacientes con de-mencia tienen dificultades comiendo y be-biendo, la frecuencia de consumo de los diferentes grupos de alimentos para una alimentación equilibrada y las medidas de adaptación de los alimentos adecuadas al estado del paciente (según su nivel de conciencia).

Participaron en el estudio, contestando al cuestionario, 52 personas de los asis-tentes a las jornadas. Fueron personas con edad media de 40 años que llevan trabajan-do con personas mayores de medios 7 años, y de ellas, el 67,3% eran mujeres. Los roles profesionales que participaron en el estudio fueron los auxiliares, enfermeros, estudian-tes, voluntarios, familiares, médicos, fisiote-rapeutas, psicólogos y trabajadores sociales.

A pesar de que la mitad de ellos ma-nifestaron no tener formación especifica en este tema, sus respuestas respecto a cuáles eran los signos y síntomas de malnutrición en el anciano con demencia fueron mayo-ritariamente acertadas. Todos conocían que los siguientes aspectos pueden ser signo o síntoma de malnutrición: boca o lengua seca, piel seca, apatía, irritabilidad, depre-sión, pérdida de peso de más de un 10% en 6 meses, ropa o anillos sueltos, ralentización de la cura de heridas, daños en la piel, le-targo o gasto muscular, empobrecimiento de

la función respiratoria, sistema inmunitario bajo y sepsis, estancias en hospital alarga-das, caídas de repetición, infección del trac-to urinario e infecciones respiratorias.

Lo mismo sucedió con las causas de desnutrición. Los aciertos fueron mayorita-rios en cuanto que la demencia afecta al comportamiento en la comida, la memoria y las emociones; la dificultad para tragar (disfagia) se puede dar en los últimos esta-dios de la demencia; los pacientes pueden perder capacidad de reconocer el hambre y la sed; igual que pueden perder la ca-pacidad de reconocer objetos, por lo que tratan de comer otras cosas (flores) o com-binar cosas como sopa y pastel e igual que pueden perder capacidad de saber cómo y cuándo hay que masticar o tragar.

Respecto a la frecuencia con la que se deben incluir en la dieta los distintos tipos de alimentos, las respuestas fueron más controvertidas; la frecuencia de consumo adecuado fue correcta para los grupos alimenticios de leche y derivados, carnes, pescados y huevos, dulces y azúcar y líqui-dos. Sin embargo, las frecuencias de frutas verduras y hortalizas, cereales legumbres y huevos, grasas y aceites fueron menores que las recomendadas por la Sociedad Es-pañola de Nutrición Comunitaria.

Por último, las medidas de adaptación adecuadas al estado del paciente fueron correctamente seleccionadas, salvo en el caso del uso de jeringas para alimentación, que es incorrecto. El resto, el consumo de dieta triturada (siempre u ocasionalmente), de complementos dietéticos, el uso de es-pesantes para líquidos y el uso de espe-santes, son adecuadas.

Como vemos, aunque la experiencia es la que nos da, en muchas ocasiones, la for-mación, no está de más revisar cada cierto tiempo las lagunas que podemos tener, ya que una nutrición adecuada es una de las cosas que podemos hacer bien para cuidar a nuestros mayores •

Una buena distribución... también en la nutriciónEl pasado 6 de marzo celebramos las Jornadas de Bioética en el Centro Asistencial San Camilo. En ellas participaron trabajadores del centro, estudian-tes sociosanitarios, voluntarios y algunos familiares. Ellos son las personas que principalmente están ahí cuidando de nuestros mayores.

Marta VillacierosInvestigación del Centro de Humanización de la Salud

“Una nutrición

adecuada es una

de las cosas que

podemos hacer

bien para cuidar a

nuestros mayores”

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Som

os a

ndando

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Serán los demás los que construyen y dan forma, en buena parte, a ese yo desolado que comienza su vida

a tientas. Lo habremos oído en alguna ocasión: somos animales sociales, necesi-tamos de los demás para vivir.

Si la persona es un ser social, es que hace del vínculo con otros un elemento determinante en orden a su propia edifica-ción personal. El vínculo es como un nudo que nos ata a los demás; pero un nudo que abre posibilidades y no nos encierra en nosotros mismos. Y el vínculo social organizado ha ido transformándose a lo largo del tiempo. Pero ya hablemos de aso-ciaciones, organizaciones de solidaridad, grupos de autoayuda, mareas blancas o

verdes, pensionistas movilizados o jóve-nes sin futuro organizándose desde fuera de su país, las personas nos vinculamos haciendo de ese nudo una alfombra de colores por donde podamos caminar juntos sintiéndonos vidas compartidas. Hay nudos que no atosigan, sino que despliegan posi-bilidades de vida buena; ese es el caso del vínculo entre las personas cuando es saludable.

Pero lo primero que hemos de hacer es reconocer ese vínculo en cada uno de nosotros. Y no tirar valores fuera del campo de juego. Ese fue el caso de Caín, el que anticipa al verdadero primer ser humano, es decir, a la persona que vive con otra, con su hermano Abel. Ambos prefiguran a toda la humanidad. No podemos hablar del ser humano en singular, sino tomado en su dinamismo social. Y en la tradición bíblica nuestro hermano mayor es Caín.

La experiencia de Caín respecto a su hermano Abel es la de la negación del vínculo. Su ambición es querer desarrollar la vida al margen de la fraternidad, que en primer lugar es un dato de la realidad porque “todo está conectado”, como leemos en Laudato Si. Solo en segunda instan-cia es un deber que nos completa como seres humanos. A la pregunta “¿dónde está tu hermano?”, Caín responde desde el desentendimiento porque él no se siente responsable de la suerte de su hermano. Ahí radica el problema. Caín decide que su vida no tiene nada que ver con la vida de su hermano. Inaugura la consideración del otro como un extraño. Se vive desvinculado y eso le convierte en un ser deshumanizado.

La negación del vínculo con los demás seres humanos nos transforma en seres enfermos, es decir, desequilibrados en tanto que no caminamos por el equilibrio de lo humano que se encuentra repleto de ros-tros a cada paso, empezando por los de los seres más queridos. Al contrario, el vínculo con los demás seres humanos, por el hecho de ser personas, propicia que todos seamos responsables de todos, y de los que más sufren, con más intensidad, si cabe.

Una atadura amorosaReconozcámoslo. Somos personas

gracias los unos a los otros. No hay comunidad humana sin comunidad moral, sin reconocimiento y ejercicio de la frater-nidad. Esa es la deuda antropológica que nos permite agradecer que el vínculo que nos une persona a persona es una atadura amorosa, no algo cargante, aunque a veces nos vengan mal dadas, o el peso de la responsabilidad no esté bien ajustado en cada familia.

El vínculo con los demás hace posible que la humanización tenga rostro y puerta que se abre para acoger dolores y alegrías. Y ese vínculo hoy se hace más necesario que nunca entre aquellos que no tienen soporte vital porque no pueden pagar la factura de la luz, porque han sido despe-didos y ya no encuentran trabajo a los 50 años o porque se llaman Mamud o Zaida y nacieron en otro país, rezan a otro Dios y no tienen la piel blanca. Son los des-cartados de un sistema que desconecta y produce personas sobrantes. Trágico.

La injusticia grita “¡no hay derecho!”, y esa realidad reclama nuevos nudos humanos que tejan redes de soporte y de solidaridad. Pongámonos a ello favorecien-do el vínculo que humaniza. •

Vínculos que nos comprometenLa vida nos ha sido entregada a quemarropa, decía Ortega. Nacemos y es como si se nos dijera: “Ahí te quedas con la vida por delante”. Por eso, la persona no es, sino que se hace. Pero no se hace completamente sola…

Luis Aranguren GonzaloConsultor y formador

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La desigualdad genera un contexto de dificultad, que para muchas personas supone estar expuestas a condiciones

que facilitan el sufrimiento. Naturalmente, hay un posicionamiento social de partida, donde el desarrollo de la empatía y la solidaridad dibuja un horizonte donde priman la equidad y la justicia social. Y además, poniendo el foco en los efectos individuales de la des-igualdad, es fácil reconocer una poderosa herramienta para el acompañamiento.

Es frecuente encontrar en poblaciones desfavorecidas fenómenos de indefensión, im-

perando las sensaciones de ausencia de control sobre la propia vida y de incapacidad para influir sobre su destino. Ante ello no está de más recor-dar una de las ideas que nos dejó Víctor Frankl sobre la consideración de la única de nuestras libertades: no podemos elegir lo que nos pasa pero sí al menos hacernos conscientes y reco-nocer qué es lo que hacemos ante eso que nos pasa. Como consecuencia, cabe la posibilidad de retomar tareas de acompañamiento dirigidas hacia un modelo de afrontamiento que pueda mitigar el sufrimiento.

Entre los factores que hay que tener en cuenta estaría ofrecer una adecuada acogi-da a las emociones que permitiera recono-cerlas y dotarlas de significados. Esto puede facilitar un cambio de perspectiva, desde la que la persona puede explorar para conocer sus recursos y su potencial. Y junto a ello, el

acompañamiento abordaría la solución de problemas y la toma de decisiones. El coun-selling se postula para la intervención, ante el sufrimiento que genera la desigualdad, como un modelo generador de esperanza basada en el conocimiento y desarrollo de las capaci-dades y en el desarrollo de un mundo dotado de sentido y significado.

Por último, la intervención desde el counselling podría dejar un par de apuntes metodológicos. Por un lado, la creencia en la capacidad del trabajo colectivo (familiar, grupal, comunitario …), a partir del cual me sano colaborando en la sanación de los de-más a la vez que se multiplican los recursos a disposición de quien participa en esos gru-pos. Y por otro, recordando, desde cualquier tipo de intervención, que un modelo pater-nalista genera personas dependientes y li-mitadas en vez de personas empoderadas, capaces de afrontar las dificultades que el contexto social impone. •

Counselling y desigualdad socialAl pensar en la desigualdad desde el counselling se abre la pregunta: ¿Puede el counselling aportar algo ante esa dificultad? Y la respuesta, desde ACHE, es que sí.

Mamen Hernández y Erno ParraACHE Counselling

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M ás que en otras ediciones, se ha palpado la inquietud y el enorme interés de los

participantes en este tradicional foro de conocimiento asistencial e investigador, generador de cultura del cuidado. José Carlos Bermejo, Director del Centro de Humanización de la Salud, ha reseñado el valor de los colectivos “silenciados” que sufren y que, jugando simbólicamente con la letra “h” de alzhéimer, muda, aparen-temente sin presencia, pero que marca la diferencia al apoyar a otras letras o al pronunciarse en otros idiomas.

“Alzhéimer se escribe con hache”, ha recordado… “al igual que humanización, honor, o ahínco”. ”Construyamos entre to-dos un mundo más humano”, como pide el carisma de los Religiosos Camilos: “po-niendo más corazón en las manos”.

“Vivo con preocupación la insuficien-te asignación de recursos en las políticas

de cuidados”, ha resaltado; “nos gustaría poder dedicar más profesionales y más espacios y más tiempo a los enfermos. El alzhéimer es un fenómeno de grandísimo interés en nuestro entorno, y que afecta a enfermos y a sus familias”.

Por su parte, Jesús Moreno, alcalde de Tres Cantos, en el acto inaugural, ha coin-cidido en que es importante dedicar más recursos a este compromiso. Él mismo ha recordado su relación con el alzhéimer a través de un familiar que lo tuvo, y cómo la experiencia de cuidados de los profesiona-les del Centro San Camilo le ayudó.

Tras la inauguración, el Dr. José An-tonio López Trigo, presidente de la SEGG –Sociedad Española de Geriatría y Geron-tología–, impartió conferencia sobre si el deterioro cognitivo leve es la antesala de la demencia. Resultó una oportunidad de conocer claves interesantes como, por ejemplo, cómo actuar con las personas mayores, al tener en cuenta la pérdida de masa cerebral con el paso del tiempo y por tanto una diferente velocidad y capacidad de respuesta a los estímulos.

Los tradicionales talleres simultáneos, en esta edición, trataron sobre la innova-ción y roboterapia en estimulación cog-nitiva, duelo ambiguo en el familiar del enfermo de alzhéimer, counselling –cómo comunicarnos–, nutrición e hidratación en el enfermo, y la Escuela de familia.

En las Jornadas hemos celebrado también el 20º aniversario de colabora-ción editorial de José Carlos Bermejo y el equipo de profesionales del CEHS con la editorial Sal Terrae. Lo hicimos a través de un coloquio muy especial conducido por Magdalena González, responsable de comunicación del Grupo Loyola, sobre el “Impacto de las publicaciones en la cultura del cuidado”. 20 años, 20 autores vincu-lados al CEHS y 50 libros es el fruto de esta relación… (En el monográfico 159 de Humanizar os ampliaremos información).

También hubo una completa sesión de trabajo sobre los “Aspectos éticos en el cuidado de la persona con enfermedad de alzhéimer”, expertos en bioética, enferme-ría, psicología y psicogeriatría.

La espiritualidad en el enfermo y su familia cerró como conferencia las Jor-nadas, y, como todos los años, la guinda a las mismas la pusieron los residentes y voluntarios del Centro San Camilo con la celebración-homenaje al alzhéimer. •

“Demos voz a la h de alzhéimer, a los colectivos silenciados, a través de la humanización”Un fenómeno de grandísimo interés en nuestro entorno, con numerosos retos por delante. Así lo corroboran cerca de 600 personas unidas en las XXI Jornadas de Alzhéimer en el CEHS, que se celabra-ron el 11 y 12 de abril pasado.

Redacción

El Dr. José Antonio López Trigo, presidente de la SEGG –Sociedad Española de Geriatría y Gerontología–, explicando si el deterioro cognitivo leve es la antesala de la demencia.

Coloquio celebrativo del 20º aniversario de colaboración editorial de José Carlos Bermejo y profesionales del CEHS con la editorial Sal Terrae –Grupo de Comunicación Loyo-la–. (En imagen, Magdalena González, del sello editorial, y José Carlos Bermejo).

Catalina Hoffmann, presidenta de la Fundación Vitalia, en su taller sobre "Innovación y roboterapia en la estimula-ción cognitiva para la demencia tipo alzhéimer".

Información y documentación en www.humanizar.es

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L as Jornadas más veteranas de todas las preparadas por el equipo del Centro de Humanización de la

Salud han alcanzado este año la edición

número 23, celebradas los días 20 y 21 de abril en Ronda, Málaga, bajo el lema “Del sufrimiento a la esperanza ante la enfermedad”.

Al cierre de esta edición prevemos la asistencia de alrededor de 200 a 300 personas.

El programa nos ha llamado la atención por su estilo práctico. Tanto por los varia-dos formatos (mesa redonda interactiva, talleres simultáneos, conferencias, colo-quio, rol playing…), como por las temáti-cas: acompañamiento a la familia ante la pérdida y el duelo, toma de decisiones en la enfermedad avanzada, cuidado integral a la persona al final de la vida, atención a la espiritualidad…, sin olvidar la clave de esta veterana edición: la esperanza ante la enfermedad. •

XXIII Jornadas Nacionales de Humanización de la Salud

“Del sufrimiento a la esperanza ante la enfermedad”

En el mismo contexto de las XXIII Jornadas de Humanización ha

tenido lugar la III Edición de los Premios HUMANIZAR, con los que el CEHS ha honrado y motivado el desa-rrollo de iniciativas, tanto individuales como organiza-cionales y científicas, que estén relacionados con la humanización de la salud.

En una celebración conducida por el cantau-tor Migueli, este hermoso evento, que sigue su joven andadura tras dos ediciones anteriores, ha ofrecido un espacio de difusión de la cultura de la humanización de la salud.

Los premiados

Categoría Personas

Antonio Aranda

Por su carisma empren-dedor y apasionado en la humanización de la asis-tencia sanitaria.

Enric Benito Por su dedicación a pro-mover la importancia de la

dimensión espiritual para el cuidado de los pacientes y los profesionales.

Categoría Entidades

Fundación Cudeca

Por su contribución a los cuidados paliativos desde un modelo integral y parti-cipativo basado en la soli-daridad y la transparencia.

Fundación Pilares para la autonomía personalPor la promoción de la dignidad de las personas dependientes a través de la

difusión del modelo de atención centrada en la persona.

Categoría Divulgación

Fundación Humans

Por su nacimiento en clave de sinergias para la huma-nización en la asistencia sanitaria.

Fidel Delgado

Por “pintar puentes” con comprensión, compasión, lucidez y amoroso sentido del humor.

Categoría Centro San Camilo

Puri Porras

Por el calor humano desple-gado en San Camilo desde su inicio hasta hoy.

Jesús Mª Zurbano

Por el talante emprendedor en los primeros años del Centro San Camilo de Tres Cantos y la implementación del Centro de Escucha en Sevilla.

Premio Especial

Jesús Campo, arquitecto

Premio especial a la inno-vación en humanización de los espacios arquitectónicos para enfermos al final de la vida y mayores dependien-tes y sus familias. •

III Edición de los Premios HUMANIZAR

El CEHS reconoce el desarrollo de iniciativas individuales, organizacionales y científicas vinculadas a la humanización de la salud

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P ero incluso dentro de la injusticia hay un sector que se ve aún más perjudicado: las mujeres son una

vez más las que más sufren y quienes más perjudicadas se ven por un sistema que no valora y reconoce el papel económico y social que han jugado a lo largo de sus vidas. Feminismo y reivindicación de pensio-

nes unieron sus fuerzas el 8M y en muchas movilizaciones más. La revolución de las pensionistas ha comenzado.

Discriminadas y perjudicadas en lo la-boral, lo económico y lo social a lo largo de toda su vida, las mujeres llegan a la llamada tercera edad con condiciones más desfavo-rables que sus compañeros varones, según constata un reciente estudio de la consultora Imdi Funds que firma su responsable Patri-cia Mata.

Si el actual sistema de pensiones ya es insostenible por las desigualdades y pre-siones demográficas, las mujeres afrontan

un reto mayor una vez jubiladas, “debido a condicionantes laborales, económicos y sociales”, indica. Primero, porque son ellas las que viven más: su esperanza de vida ha pasado en España de los 78 años de 1980 a los 87 de la actualidad, frente a los 72,5 y 81 años de los hombres en esos mismos años. Y según el estudio, se espera que siga aumentando hasta 2060.

Eso supone que las mujeres españolas viven más años jubiladas que los hombres y perciben más tiempo una pensión públi-ca. El problema es que el importe medio de esas pensiones es en torno a un 37 % infe-rior al de los varones, explica Mata. Según el último informe de UGT, solo el 36,1% de las personas con derecho a prestación son mujeres, con una prestación media de 768

El feminismo no tiene edad

Los pensionistas se lanzan a la calleDesempeñan el trabajo más importante que puede existir: el cuidado de nuestros seres queridos. Sin embargo, su empleo es de los peor remunerados en el sistema laboral español. Aun en el siglo XXI, esta es la gran la paradoja que afecta al empleo del hogar y los cuidados.

"La brecha de las pensiones entre hombres y mujeres ronda el 37 por 100”

Raquel Miguel

Feminismo y reivindicación de pensiones unieron sus fuerzas el 8M y en muchas movilizaciones más.

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euros al mes, frente a los 1.220 euros de los hombres.

Brecha salarial, menos años cotizados y más empleo temporal = pensiones más bajas

Los motivos son diversos. Esa desigual-dad en las pensiones arrastra por un lado la brecha salarial de género. Si las pensiones se calculan en base a la cotización durante la vida laboral, una mujer que gana menos cobrará menos cuando sea jubilada. Y la brecha laboral, pese a reducirse en España –fue uno de los países donde más dismi-nuyó en Europa entre 2011 y 2016, según datos de la oficina de estadísticas europea Eurostat– se situó en un nada desdeñable 14,2 % en 2016.

Un menor sueldo influye en menores pensiones, pero también lo hace un menor número de años cotizados debido, en primer lugar, a la posterior “incorporación de la mu-jer al mundo laboral o a la interrupción de su vida laboral por necesidades familiares, ya sea para cuidar a la familia o por una reduc-ción de jornada por maternidad”, asevera Mata. La tasa de ocupación de mujeres con un hijo es menor a la de los hombres (17,9 frente a 22,7 %) y la brecha aumenta si tie-nen dos hijos (20,7 frente a 28,7).

Además, son las mujeres las que ocupan la mayor parte de los puestos de trabajo a tiempo parcial, llegando a constituir el 72 % de esos contratos, según la Encuesta de Po-blación Activa de España. Todo ello se agrava exponencialmente en el caso de las mujeres

autónomas, donde la brecha de las pensio-nes media supera el 25 %, según esa misma fuente.

El resultado en cualquier caso es una cotización inferior y pensiones más bajas para las mujeres. Sin contar con las que se han dedicado al cuidado del hogar y la fa-milia a lo largo de su vida y no tienen una pensión directa, dependiendo de sus mari-dos para cobrarla y cuando estos mueren, quedándose con una pensión de viudedad que apenas alcanza para vivir.

La brecha de género, también en las pensiones

Cerrar la brecha de género que existe también en las pensiones es una de las prin-cipales reivindicaciones de la Coordinadora Estatal por la Defensa del Sistema Público de Pensiones (CEDSPP), cuenta a Humanizar Celia Téllez, una de sus portavoces en Ma-drid. “Casi todas las mujeres se encuentran entre las que cobran las pensiones más ba-jas y son muy pocas las situadas en el rango de las más altas, que sobrepasan los 2.500

“Un sistema de pensiones digno,

clave para una sociedad justa y

pacífica”

Si las pensiones se calculan en base a la cotización durante la vida laboral, una mujer que gana menos cobrará menos cuando sea jubilada.

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euros. La brecha de género media en las pensiones se estima en unos 423 euros”, explica.

En los ataques al actual sistema de pensiones que denuncia esta institución por parte del Gobierno y la pérdida de poder ad-quisitivo de los jubilados, la mujer sale muy perjudicada, insiste Téllez. “Y en especial el caso de las viudas”, recalca.

Afrontar esa brecha de género es uno de los puntos centrales de la Coordinado-ra, una organización nacida en octubre de 2016 que se ha erigido en organizadora de las protestas actuales por un sistema digno de pensiones. “Nos dimos cuenta de que los grupos que llevaban un tiempo protestando por ello no iban a hacer nada y que los sin-dicatos no se movían. Así que empezamos a manifestarnos y a entrevistarnos con todos los partidos, con el defensor del pueblo, los ayuntamientos, los concejales y cualquier persona con peso institucional”, cuenta. Su objetivo: medir el pulso y exigir un po-sicionamiento claro a las instituciones y a la sociedad.

Los pensionistas, a la calleEse pulso en las calles se toma desde

hace meses, pero con especial fuerza desde hace sólo unos pocos: los jubilados sorpren-dieron a la sociedad española el pasado 22 de febrero, con una multitudinaria marcha hacia el Congreso y semanas después con manifestaciones durante el mes de marzo. Y especialmente en la marcha por el día de la mujer del 8 de marzo, en la que confluyeron sus reivindicaciones con la causa feminista.

“Del 8 al 17 de marzo se ha unificado en mucho, aunque no en todo, la lucha del feminismo y de los y las pensionistas. A la coordinador ya se ha unido una delega-ción de organizaciones feministas”, cons-tata Téllez, aunque asegura que se llevaba tiempo trabajando en la lucha contra el maltrato o la violencia de género. “Se está uniendo la lucha”.

También encarna esta confluencia de reivindicaciones la Marea Pensionista, que además de su campaña por una pensión dig-na, lanzó en octubre otra contra la discrimi-nación de género. “La mujer se ha visto más perjudicada también en lo que respecta a las pensiones por su rol en el sistema capitalis-ta”, explica Juan Montero, miembro de Marea Pensionista, en entrevista con Humanizar.

“El cuidado de los hijos y de los mayores le ha restado posibilidades de igualdad”, ex-pone este activista que asegura que conoce a mujeres que deben salir adelante con en-tre 300 y 400 euros al mes.

Para Montero, el movimiento 15M fue crucial para poner de manifiesto valores y pautas diferentes que consolidaron la alter-nativa y la lucha por los derechos también de los jubilados. “Y la mujer tomó concien-cia, como muestra el 8M, donde la moviliza-ción más importante de las mujeres en Eu-ropa se vio en Madrid”. “Ahora se ha situado a la mujer donde debe situarse en lugar de supeditada al papel del hombre”.

Reivindicaciones por un mundo más justo

Aunque las Mareas se adscriben a la izquierda, las protestas de los pensionistas son transversales y sus reivindicaciones, amplias. “En la Coordinadora hay muchos orígenes y actitudes pero coincidimos en lo básico”, explica Téllez.

En objetivos que van más allá de peticio-nes, como exigir que la prestación de jubila-ción recupere su vinculación a la inflación, la capacidad adquisitiva perdida en los últimos años, la desaparición de la brecha de géne-ro o una prestación mínima de 1.080 euros,

que es la cantidad fijada por los organismos internacionales para llevar una vida digna. También exigen la derogación de todas las reformas laborales y de pensiones y el en-tramado jurídico posterior a junio de 2010 (con la primera reforma de Zapatero, segui-da de la del PP en 2012 y la congelación subsiguiente), el apoyo a la ley de Depen-dencia y la creación de un sistema racional y justo de pensiones.

Sin embargo, el objetivo de fondo es mucho más ambicioso. “Esto no es una batalla para recuperar fondos. Queremos un sistema de pensiones que abarque des-de los que van a nacer a los que están a punto de irse de este mundo. Luchamos por un sistema general y por vertebrar una au-téntica sociedad pacífica, ordenada y justa”, insiste Téllez. “Lo demás es inaceptable. La alternativa es caer el puro salvajismo”.

Lucha social conjuntaY para conseguirlo, auguran un periodo

largo de lucha social. “No sabemos cuánto durará, pero tenemos todo el tiempo del mundo”, asegura Montero.

Por el momento, la respuesta en las ca-lles ha sido muy buena y también amplia, pues no sólo las personas mayores protes-tan para conseguir sus objetivos. “Los estu-diantes nos están pidiendo organizar mani-festaciones conjuntas y vamos a valorarlo”, cuenta Téllez, que adelanta será uno de los próximos eventos. “Los jóvenes se unirán a las manifestaciones, pues tienen que dejar de aceptar que esta es la única alternativa”.

La revolución no ha hecho más que empezar. •

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Report

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"La lucha será

amplia, transversal

y duradera”

Los jubilados sorprendieron a la sociedad española el 22 de febrero con una multitudinaria marcha hacia el Congreso y, semanas después, con manifestaciones durante el mes de marzo.

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José de Lucas Escritor

Con lo que me toque

Cuando la Transición, era un tiempo de expectativas. De esperanzas, o de temo-res, según. Todo podía cambiar, en una dirección o en otra, o en ninguna.

En concreto, las reglas económicas, que afectarían al conjunto del sistema, y a cada una de las personas en particular. Una de las ventanas posibles apuntaba hacia una radical reforma del reparto de la riqueza. Y corría por las charletas un chascarrillo:

Un prócer acaudalado, propietario de multitud de fincas y de empresas (y cada cual poníamos el nombre de alguno que nos pillase cerca en el cono-cimiento aunque no en el trato), comentaba desen-fadado a sus amigos: “Yo no tengo preocupación con el cambio de sistema; con lo que tengo y con lo que me toque del reparto, creo que tengo para seguir viviendo”.

Y me temo que por ahí andamos, seguimos andan-do, la mayoría de los ciudadanos: ver el problema de la riqueza nacional, de la riqueza mundial, desde la perspectiva subjetiva, desde lo que ya tengo y me per-tenece por derecho; y luego hablamos del resto de las cosas.

Se decía también entonces y se prac-ticará siempre: Hay que repartir las fin-cas, hay que com-partir los yates, hay que compartir las viviendas, hay que compartir las motos. No, las motos no, que moto tengo.

Lo cual tiene su lógica, porque tener una visión más absoluta, por enci-ma de lo subjetivo, es patrimonio solo de los filósofos (por desgracia cada vez menos numerosos), o de los idealistas

(por fortuna cada vez más). La gente común nos que-damos a ras de nuestra propia aldea.

Y podemos coger cualquier tema. La pensión si soy pensionista ahora, o si me quedan años todavía para no serlo nunca. El trabajo, amenazado si lo tengo, o impo-sible si no lo tengo. La vivienda, casi siempre pequeña, y casi siempre en propiedad a medias con el banco.

Lo que ya tengo es mi derecho, me lo he ganado con mi trabajo y mis ahorros y mis esfuerzos. Sin duda. ¿Redistribuir entonces, qué?

Si hallamos la media nacional, yo me consideraré un poquito, pero solo un poquito, por encima de la renta media. Que repartan los que están, ellos sí, por allá arriba.

Y si trabajamos sobre la media mundial, ahí sí; ahí sí que cualquiera de nosotros estamos muy por encima del cincuenta por ciento de los humanos. Pero nos pilla tan lejos, y hay tantos intermediarios, no todos honrados, entre mi posible aportación y el destino final.

Así que a la larga, casi todo queda en una charla de sobre-mesa, en un hay que ver que cuánta gen-te lo pasa mal, que cuánta corrupción acá y en los países de destino, que pon-me otra cerveza que esto no tiene arreglo.

Pero aunque sea en una modestísima pista de aterrizaje, aunque sea con unos recursos muy preca-rios que no moverán el mundo, tenemos que tomar tierra. Tengo que tomar tierra. Tengo que tener mi modestísimo esquema (concreto, real) de redistribución de mis “riquezas”. •

Hace unos cuantos años, se hablaba bastante de que orga-nismos internacionales bienintencionados habían establecido el criterio de que los países desarrollados deberían destinar el 0’7 por ciento de su PIB (más bien del PNB) a Ayudas al Desarrollo.

Lo debieron de cumplir muy poquitos países, y seguro que algo se seguirá haciendo, pero en cualquier caso ya no se habla de ello.

Bueno, yo tomé entonces esa marca, de manera totalmen-te acientífica, como listón para mis “obras de caridad”. Llamo obras de caridad a cualquier desembolso que haga del que no espere recibir ninguna contraprestación.

Cada año me calculo que el porcentaje de mis aportaciones directas a otros esté sensiblemente por encima del cero siete de mis gastos totales.

Lo cumplo y duermo tranquilo (por este tema, por otros no).Pero hay otra riqueza que casi todos tenemos y que es gra-

tis: el tiempo. Redistribuir a otros un porcentaje bien alto de mi tiempo. •

El 0´7 por ciento

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Fundamentos de una posible bioética asiática

Según Hyakudai Sakamoto, ilustre filósofo japo-nés y uno de los más renombrados estudiosos de la bioética asiática actual, “la bioética asiá-tica debe construir sus propios fundamentos

culturales, etnológicos y filosóficos".Este estudioso presenta tres aspectos fundamen-

tales de esta nueva bioética asiática: 1. Debe apoyarse en una nueva filosofía rela-

cional entre la naturaleza y los seres humanos. El antropocentrismo kantiano del siglo XVIII debe ser abandonado. También el naturalismo del laissez-fare se hace imposible, porque ya tenemos los medios, la habilidad y la tecnología para controlar el futuro de la evolución humana. Necesitamos construir un nuevo humanismo sin que sea antropocéntrico, y también necesitamos cultivar una nueva metodología para comprometer con este nuevo humanismo a la ciencia moderna y a las nuevas tecnologías, para controlar la evolución humana.

2. La segunda característica fundamental sería reconsiderar la naturaleza de los seres humanos como separada de la naturaleza de los otros seres no huma-nos. La antropología filosófica del siglo XVIII creó el contexto para la idea de universalidad de los derechos humanos. También sería necesario considerar la igual-dad de derechos de los seres no humanos. Se pre-gunta Sakamoto por qué solo el ser humano tendría dignidad. En muchas formas de pensamiento asiático no existe la idea de una dignidad humana distinta y superior a la dignidad animal. En muchos países asiá-

ticos el concepto “derechos humanos” es débil, por no haber en su contexto una fundamentación teórica para el mismo. Allí se preocupan en superar el hambre y la pobreza, por la ayuda mutua y por las nuevas tecnolo-gías, pero no por los derechos humanos.

3. La tercera característica y al mismo tiempo un desafío, tiene que ver con la búsqueda de una fundamentación filosófica para la bioética asiática. Sakamoto nos dice que debe estar arraigada en el “ethos” asiático, diferente del “ethos” europeo y occi-dental en muchos de sus aspectos. ¿Cuál serían las características fundamentales del “ethos” asiático? El holismo, en claro contraste con el individualismo occidental. También el taoísmo, el confucionismo y el budismo influencian profundamente el “ethos” asiáti-co. Sus doctrinas y preceptos son todos de carácter holístico y valoran más la naturaleza, la comunidad, la sociedad, la vecindad y la ayuda mutua que a indivi-duos con derechos. Es una especie de anti-egoísmo, que no altruismo. Algunos podrían temer esa forma de holismo como una forma de paternalismo, que ya fue rechazado por la bioética occidental en favor de la autonomía personal. Sin embargo, debemos registrar que en algunas cuestiones bioéticas nuevas, tales como la genética, la ecología y el medio ambiente, se exige necesariamente algún modo de paternalismo, no el de matriz occidental sino el tipo oriental. En este, el concepto clave es “armonía”, siendo que la bioética asiática no solamente niega el concepto de autonomía individual, sino que busca armonizarlo con el nuevo paternalismo ético propio del ethos tradicional asiá-tico. Para la cultura asiática la naturaleza no es algo a ser conquistado, sino algo con que tenemos que aprender a convivir. Esa cultura valora más una felici-dad holística y el bienestar del grupo o nación a que pertenecen, que sus derechos humanos individuales.

Hoy, cuando hablamos de la necesidad de ela-borar una bioética global, sería imposible partiendo solamente del paradigma bioético euro-americano. Se hace necesario dialogar, articular, comprender y aprender los valores de esta bioética asiática. Hay historiadores que afirman que el primer milenio de la humanidad fue marcado por el protagonismo de la región del Mediterráneo, el segundo milenio fue influenciado por el protagonismo de la región atlánti-ca, pero ahora todo indica que estaremos viendo a la humanidad caminando y creciendo en el ámbito del Pacífico (Asia)”. •

Leo Pessini Superior General de los Religiosos Camilos

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Todos iguales, pero unos más desiguales que otros

1. El ejemplo de mi madreLa igualdad entre el hombre y la mujer en mi caso viene de

serie. En mi familia éramos cinco hombres y una mujer. Aunque numéricamente los hombres (mi padre y cuatro hermanos) ganábamos por mayoría absoluta, sin embargo mi madre nun-ca perdió una votación. Ganaba siempre por méritos propios. Mi madre respetaba la autoridad de mi padre y él le cedía el protagonismo a ella porque no le dolían prendas a la hora de reconocer la valía de su mujer. Los dos iguales pero cada uno en su papel porque lo cortés no quita lo valiente. Se querían y se respetaban y yo aprendí de ellos a querer y a respetar a todos sin distinción de sexo, raza o credo. Reconozco que tengo una cierta predilección por la mujer debido al ejemplo de mi madre, “mujer sabia, fuerte, prudente, generosa y cristiana” que nos educó a sus hijos en la igualdad y el respeto a todo el mundo. A lo largo y ancho de mi vida encontré muchas mujeres, anónimas como mi madre y admirables como ella, sin complejo de inferioridad ni tampoco de superioridad ante el hombre. Digo yo: si mujeres y hombres somos iguales ante Dios, ¿por qué no en la sociedad y ante la ley?

2. El mundo al revésLas escandalosas desigualdades económicas y sociales son

los agujeros negros de nuestro mundo. Países desarrollados y en vías de desarrollo, ricos y pobres, hombres y mujeres. Los ricos son cada vez menos y más ricos y los pobres cada vez más y más pobres. Según la ONU, hace un par de años había 800 millones de pobres en el mundo y ahora son más de 1.000. El mundo produce un 10 por ciento más de los alimentos que nece-sita y sin embargo 35.000 niños mueren diariamente de hambre. Cien multimillonarios tienen más riqueza que 1.500 millones de personas. De los 25 billones de dólares del PIB mundial, 19 corresponden a los países indus-trializados y seis a los países en vías de desarrollo, aunque estos tienen casi el 80 de la población mundial. En España los salarios más bajos disminuyeron un 15

por ciento entre 2008-2016 y los más altos subieron un 15 por ciento. En España las mujeres ganan un 35 por ciento menos que los hombres. Muchos hombres y mujeres estamos empeñados en poner orden en este desorden mundial pero no lo tenemos fácil.

3. Pensionistas en la calle Los pensionistas se han echado a la calle para pedir que

sus pensiones se ajusten al coste de la vida y no al revés: que su vida se ajuste a sus bajas pensiones no pocas bajo mínimos. También reivindican la viabilidad del sistema público de pensiones ante la pérdida del poder adquisitivo y el temor de que más tarde o más temprano el sistema quiebre. Cuando estalló la crisis económica a los pensionistas se les congeló el aliento y los ingresos. Les pidieron que se apretaron el cinturón y disminuyeran la bolsa de la compra con la promesa de que cuando amainara la tormenta la cosa cambiaria pero no ha sido así. Este año las pensiones subirán el 0,25 por ciento. El Gobierno alardea de que la economía remontó para algunos porque para la mayoría, entre ellos los pensionistas, la crisis se ha cronificado en sus bolsillos y en sus esperanzas. ¿Qué fue de la sociedad del bienestar y de la justicia redistributiva que íbamos construir entre todos? •

Julián del Olmo Periodista y poeta

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Breves

• El número de europeos que se ha marchado del Reino Unido ha llegado a su nivel más alto en diez años. En total, entre septiembre de 2016 y septiembre de 2017, 130.000 ciudadanos comunitarios dejaron el país, según la Oficina Nacional de Estadísticas británica, que dice que la incertidumbre generada por el brexit ha influido, pero no es el único motivo.

• Frente a la idea de que destinar ayudas económicas a países pobres frena la migración de sus habitantes, un estudio del Center of Global Develo-pment de Washington apunta que el en-vío de dinero aumenta las posibilidades de emigrar. Para que esto no fuera así, la ayuda debería tener efecto durante varias generaciones, sostiene el estudio.

• Souad Benkaddour, una mu-jer marroquí de 54 años que desde Madrid ayudó de forma desinteresa-da y sin ningún tipo de apoyo a más de 500 refugiados que buscaban asi-lo en Europa, ha sido premiada con el galardón a los valores de convivencia por la Fundación Rodolfo Benito Sa-maniego. “Siento que he nacido para esto”, dijo al recibir el premio.

• Unicef ha denunciado que en Melilla hay cerca de 1.000 niños no acompañados, de los cuales unos 100 están en la calle. La ONG ha pedido más intervención y medidas urgentes para integrar cuanto antes a estos niños, la mayoría escapados

de centros de acogida. •

Todas las personas en situación de desigualdad, como es el caso de la mayoría de los migrantes, deberían tener una protección extra para garantizar el estado del bienestar y su integración. Para ello es muy importante contar con profesionales que entiendan los problemas que puede tener una persona que llega desde fuera y le ayuden a ser lo más autónomo posible, a regularizar su situación y a integrarse en la cultura del país que lo recibe, pero conservando al mismo tiempo su propia cultura, porque esa es la riqueza de la migración. Esto va a ayudar a que no se creen guetos, rencores y fracturas en la sociedad entre las personas que llegan y las que ya están allí. En definitiva, que haya una aceptación de la convivencia de varias culturas. •

Patricia RiveraMigrante en París

Opinión

La riqueza de la migración

E xiste la idea de que los migrantes cuentan con una mayor protec-ción social que los autóctonos. Pero ¿qué hay de cierto en esto?

¿Por qué es beneficioso que toda la pobla-ción tenga los mismos derechos? Hablamos con Jaime Pons Matilla, coordinador técnico del Servicio Jesuita a Migrantes (SJM) de España.

–¿Ciudadanos autóctonos y migran-tes disfrutan de las mismas oportunida-des y protección social?

–No. En el contexto de retroceso de de-rechos que vivimos, estos dependen cada vez más de la vinculación e integración al mercado laboral formal y esto es especial-mente grave para las personas migrantes, que tienen trabajos más precarios.

–¿Los migrantes cuentan con pro-gramas adicionales de protección so-cial?

–Sí, existen programas específicos de atención a la población migrante, aunque es cierto que cada vez hay menos apoyos. Los escasos recursos que hay se han derivado a la mera acogida y asistencia humanitaria, dejando fuera a la gran mayoría de la pobla-ción migrante.

–¿Deberían tener una protección social extra? ¿Qué más falta hacer?

–Deben tener igualdad de derechos a la protección social, por una cuestión de derechos humanos y de dignidad de la persona, además de por interés públi-co: es necesario aprovechar y desarrollar las capacidades de la población de origen migrante que reside en España para evitar crear mayores bolsas de exclusión y favo-recer así la paz y la cohesión social.

–¿Cómo favorece la protección so-cial a la migración segura?

–Cuanta mayor protección social, me-nor será el riesgo de caer en redes de trata o tráfico, por ejemplo. Además, a mayor protección, mayores posibilidades de inte-gración y de movilidad social, lo cual nos beneficia a todos. Se deben promover me-didas que desvinculen el acceso a la resi-dencia regular de la mera situación laboral y que faciliten el acceso a la nacionalidad y residencia de larga duración. •

Jaime Pons Matilla, Servicio Jesuita a Migrantes (SJM) de España

“Los migrantes tienen trabajos más precarios”

Laura Sanz-Cruzado

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La gratuidad se aprecia como una libertad que se desprende del deseo de recibir contrapartidas. No responde a la oscura y secreta

ambición de poseer al otro, de dominarle, de sacar de él algún rendimiento. Se caracteriza por el hecho de hacer o de dar sin contar. Desborda, por ello, la lógica del cálculo.

El concepto de gratuidad indica algo que no tiene precio, que no se puede comprar, que es más bien regalo y, al mismo tiempo, novedad, incremento, un brotar inédito, una sorpresa. Esto es lo opuesto a lo meneste-roso. La gratuidad es una de las notas de la

fiesta, aquella región donde acontece el don y donde la menesterosidad y la gratuidad han desaparecido por la abundancia de riqueza.

Dar sin esperarEs el acto de darse sin examinar un

mérito y sin esperar un beneficio al cual sería condicionado. Para muchos, lo gra-tuito aparece como lo accidental. Conciben lo absolutamente gratuito como lo impen-

Más allá de la justicia distributiva y de la justicia con-mutativa está la práctica de la gratuidad. Lo gratuito es lo que se hace o se da por nada, es decir, sin nin-guna contrapartida o intercambio. Se da sin ninguna expectativa o voluntad de recibir nada...

Más allá de la justicia, la gratitud

Francesc TorralbaCátedra Ethos de la Universidad Ramon Llull

Ética

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“La pura gratuidad

sería sinónimo de

indiferencia"

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“En el momento más difícil, confíe en nuestra ayuda”

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Ética

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sable. Es lo que sería sin motivación y sin fundamento, lo que escaparía a todo senti-do. Definiría la frontera del orden. Y, sin em-bargo, la gratuidad es lo sustantivo, tiene su propia lógica y racionalidad.

La gratuidad absoluta consiste en dar-lo todo sin esperar beneficio, pero lo que es gratuito desde el punto de vista del do-nador no lo es, necesariamente, desde el punto de vista del beneficiario. También es verdad, cabe la sospecha, que el don sea, con todo, una estrategia. El amor podría ser la expresión de un deseo, el deseo de ser feliz y, en este sentido, no sería gratuito. La pura gratuidad sería sinónimo de indi-ferencia, desbordando el mismo amor, el mismo don.

Lo agradableLa etimología de la palabra gratuito se

refiere a la noción de placer. Lo gratuito es lo agradable, lo que hace agradable la existencia, incluso placentera. No es con-tradictorio con un interés, ni tampoco con la perspectiva de un retorno en el cuadro del intercambio de bienes y de servicios. Lo gratuito no es puramente negativo, sin sentido, desligado de todo.

El mundo, regalo y reflejoA la pregunta heideggeriana de por qué

hay algo y no más bien la nada, cabe decir que la nada era una posibilidad, pero que si hay algo es porque Dios, sin necesidad al-guna, por amor, ha creado algo distinto de él, ha generado un don, el mundo, que es un regalo y, a la vez, como todo don singu-lar, es también una expresión del donador, porque la obra, esto es, el don, es un reflejo finito del creador.

El movimiento de la revelación de Dios, su autocomunicación en la historia es, tam-bién, un acto de gratuidad. Dios no tenía necesidad alguna de revelarse en el Gran Teatro del Mundo. La revelación es un vín-

culo entre Dios y la criatura humana que tiene como fin su liberación. Dios da a co-nocer su naturaleza para establecer un vín-culo inquebrantable con el género humano, un diálogo vertical sin fin. La revelación es don, es Palabra de Dios que se da en la historia.

Dios se ha comunicado a los seres hu-manos sin necesidad alguna. Se ha encar-nado por amor. Esta gratuidad supone alte-ridad, distancia, exterioridad, diferencia, un juego libre en relación al sistema regulado de intercambio.

Donador y receptorLa donación solo puede tener lugar si

existe alteridad, puesto que solo si hay un donador y un receptor tiene sentido y razón de ser la donación. Uno no puede darse a sí mismo nada, como uno no puede recibir nada de nadie si no existe el otro. En el acto de creación, Dios crea el mundo, pero de tal modo que una entidad de ese mundo, el

ser humano, sea capaz de recibir su reve-lación, de comprenderla y de interpretarla.

La comunicación de la mismidad de Dios sólo puede tener lugar si existe un receptor distinto del emisor, un oyente de la palabra (ein Hörer des Wortes), para de-cirlo con la bella expresión de Karl Rahner, capaz de auscultar, por un lado, y de com-prender, por el otro.

Si el mundo es don, si la vida humana es don, si la revelación de Dios en la histo-ria es don, uno puede llegar a concluir que todo es don. Esto es lo que afirma el pro-tagonista de la célebre novela de George Bernanos, Diario de un cura rural, cuando exclama que “todo es gracia”. Es lo mismo que decía al final de su vida Santa Teresa de Lisieux, que vivió la espiritualidad de la infancia espiritual.

Los niños y el donNo es casual que el experimentar que

todo es gracia nos acerque a la infancia. Los niños, aunque no tengan fuerza física, ni poder intelectual o económico que tienen los adultos, no tienen miedo, se sienten fe-lices, juegan y ríen, experimentan la alegría de existir y la gratuidad del don, presienten

“Solo si hay un

donador y un

receptor tiene

sentido y razón de

ser la donación”

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que su vida es un puro don, gracia, fruto de un amor no merecido, duermen tranquilos porque confían en sus padres.

Para reconocer el valor de la gratuidad se deben superar algunos obstáculos men-tales, ciertas barreras que actúan como prejuicios que acaban resolviendo la gra-tuidad a estupidez o absurdo.

Desde la mentalidad utilitarista, presidi-da unívocamente por la práctica de la razón instrumental, el gesto gratuito, la palabra gratuita, la acción gratuita, todo cuando es, aparentemente, gratuito es permanente-mente objeto de sospecha, despierta una nube de suspicacias, porque se parte de la preconcepción que el ser humano actúa, única y exclusivamente, por interés personal o grupal y que, detrás de una acción apa-rentemente gratuita, se oculta algún interés.

No estamos acostumbradosCuando alguien obra conforme a la

gratuidad es requerido, necesita casi jus-tificarse, pues se parte de la sospecha que tal conducta no es espontánea, ni obedece a la autenticidad de la persona, sino que esconde algún de tipo de maniobra, de ma-quiavelismo soterrado.

No estamos acostumbrados al actuar gratuito, nos sorprende que alguien actúe gratuitamente, desinteresadamente, sin esperar nada. Casi nos deja perplejos y, sin embargo, es una posibilidad humana, un factum de la vida cotidiana, porque la lógica del don se abre paso a pesar de las resistencias endógenas y exógenas que halla en su travesía. La gratuidad ejercida

es la máxima expresión de la libertad de espíritu.

El sacrificioOtro obstáculo que se debe superar

para reconocer la gratuidad es el de la men-talidad sacrificial. Desde esta óptica, el don es visto y considerado únicamente como un sacrificio, o sea, como una destrucción de la cosa misma que ha sido dada. Entre don y sacrificio no necesariamente existe una relación de identidad, ni de proximidad, sino, más bien, de contraposición.

El don realimenta la vida y la creación, exaltando la libertad del donador y la del receptor. El sacrifico, en cambio, se funda en un acto destructivo que atenta contra la libertad del donador, se le obliga a una renuncia. Esto no quita que, en ocasiones, el don conlleve cierto sacrificio personal o abnegación del propio deseo.

Existe en nuestra sociedad una difusa banalidad residual que entiende la gratui-dad como el ejercicio de un regalo conven-cional o, en el mejor de los casos, como un ejercicio de cortesía que no empuja a las personas a convertirse en dones vivientes para los otros. Y, sin embargo, la gratuidad no es una mera expresión de cortesía, una muestra de buenas maneras. Es fundante y fundamental.

Comunidades humanasMás allá de estos prejuicios a la gratui-

dad, la experiencia muestra que la esencia del don radica en el libre compartir de los bienes y ello es un hecho en las comunida-

des humanas. La gratuidad se ilumina como expresión de este gesto de ayuda mutua.

Es, en cuanto tal, una expresión del amor liberado de todos aquellos elemen-tos destructivos, vinculados al temor, a la envidia, al narcisismo, que coartan la plena y libre expresión del amor. El ser humano es una criatura que tiende a amar. Se con-vierte en amante en verdad y autenticidad aprendiendo a amar sin voluntad destruc-tiva. Por este camino, se convierte en per-sona o, mejor dicho, desarrolla plenamente sus potencias como persona.

El principio de gratuidad constituye el fundamento de una ética de la sobreabun-dancia que supera la lógica del do ut des, el estricto cálculo de reciprocidad de bienes. Inaugura un plano nuevo que supera la co-nocida regla de oro.

Ética cristianaPaul Ricœur, sagaz intérprete de la

ética del don, muestra cómo, desde la ló-gica de la sobreabundancia, se supera la estrechez de la lógica de la equivalencia. La orden de amar no anula la regla de oro, sino que la reinterpreta en el sentido de la generosidad, y así establece un ca-nal no solamente posible sino necesario de una orden que, en razón de su estatuto supra-ético sólo accede a la esfera ética al precio de comportamientos paradójicos y extremos: los mismos que son recomen-dados en la estela del mandamiento nuevo: “Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odien, bendecid a los que os maldigan, rogad por los que os difamen. Al que te hiera en una mejilla, preséntale tam-bién la otra; y al que te quite el manto, no le niegues la túnica”.

La ética cristiana trasciende la justicia, el cálculo racional, el do ut des y apunta como horizonte de plenitud a la gratuidad. •

“La gratuidad no es

una mera expresión

de cortesía,

una muestra de

buenas maneras.

Es fundante y

fundamental”

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Nosotros llegamos aquí, a San Camilo, el 11 de enero, con mi padre, Miguel, a quien diagnos-

ticaron de cáncer de próstata con metás-tasis óseas en noviembre de 2016. Pero el diagnóstico se lo dieron demasiado tarde, y aunque le hemos ido ganando tiempo al cáncer todos estos meses, la enfermedad ha avanzado más rápido que nosotros. A finales de diciembre de 2017, el cáncer le mordió la médula y le dejó postrado en silla de ruedas. Esta circunstancia, y que los oncólogos nos asegurasen que la medicina ya no podía hacer nada más por tratar su enfermedad, fueron las determinantes para enviarnos a una UCP. Todo este proceso ha sido muy duro para todos, pero estar en la UCP de San Camilo nos ha ayudado muchísimo a superarlo…

UCP… ¿Y eso qué es?Quien no sepa lo que son los cuida-

dos paliativos, estos consisten en, sim-plemente, aliviar los síntomas de una

enfermedad (el dolor principalmente). No se pretende curar, sólo hacer llevar los últimos días de la mejor manera posible. Pero cuando conoces San Camilo, esta definición se queda muy corta.

Ambiente y profesionales extraordinarios

Los cuidados paliativos que se pro-digan en este Centro van mucho más

allá que un simple alivio para el dolor u otros síntomas. Porque aquí no sólo se pretende aliviar al enfermo, sino también a los familiares, a nivel físico y psíquico. El ambiente es acogedor, se cuida has-ta el más mínimo detalle para que tanto los residentes como sus familias puedan sentirse a gusto, casi como en la propia casa. Todos los profesionales que com-ponen el equipo de San Camilo son per-sonas de una calidad humana extraordi-naria. Cariñosos, atentos, poniendo tanto amor en su labor, que es imposible no sentirse arropado por ese cariño. Ha-ciendo realidad el lema de San Camilo de “poner el corazón en las manos”.

Nunca es tarde para cumplir un sueño

Yo llevo escribiendo poemas desde mi juventud, aunque nunca las he publi-cado. Igual lo haré más adelante, ¡quién sabe!... Nunca es tarde para cumplir un sueño. Para escribir poesía me inspiran muchas cosas, sentimientos o eventos; en mi familia hemos tenido la costumbre de dedicarnos poemas unos a otros en los cumpleaños y otras fechas señaladas. Creo que la palabra escrita es un buen vehículo para expresar sentimientos pro-fundos o cualquier otra cosa. Y cuando los sentimientos te los inspira el amor a un padre en una enfermedad tan larga y penosa como es el cáncer, sólo la poesía es capaz de expresarlos.

Para Humanizar he escogido un poe-ma titulado: Manos fuertes. Pretende expresar lo que sentí al tomar entre mis manos las manos gastadas de mi padre, pero creo que también es bastante acor-de con el lema de este Centro. •

“Mi experiencia, como hija de paciente, en la Unidad de Cuidados Paliativos San Camilo”¿Cómo se vive y se siente en una UCP, una Unidad de Cuidados Paliativos? ¿Y si eres hija de un pacien-te? ¿Hay un antes y un después? María Luisa Baratas brinda a Humanizar este hermoso testimonio.

Diana Sánchez

Miguel Baratas (sentado), con todos sus hermanos. "Esta foto tiene mérito, porque es la única foto de los cuatro her-manos en más de treinta años".

Manos fuertes

Tienes las manos frías,pero me das tu caloren cada suave apretón.Manos nudosas y finas,manos fuertes que acarician,que transmiten tanto amor!manos que aferran la vidaque parece que se escapa,pero que se queda fija,desde arriba, mirándote.Vida que te acompaña,y que en tus manos descansa,esperándote.Manos llenas de regalos,de todos los días vividos

y que besan en silenciocon cada dedo.

Tus manos hablan, y me cuentanhistorias maravillosas.Y yo solo quieroseguir escuchándote.Tomo entre mis manos las tuyasy el tiempo se para,y sólo hay cuatro manosentrelazándose.Y el silencio nos acompaña,pero tus manos me cantan,siempre sorprendiéndome.Dame tu mano cansada,que el resto de tu caminoquiero estar acompañándote.

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El tema se las trae. A lo largo de la historia se han desarrollado teorías para justificar la desigual-dad entre hombres y mujeres,

apoyándose en la diferencia, defendiendo lo indefendible. Siglos de interpretaciones argumentadas en favor de una desigualdad injusta. Nos avergüenzan, nos sonrojan. Hoy no son sostenibles, pero han dejado retazos en todas las rendijas de la sociedad, y tam-bién de nuestra personalidad

La humanidad soñada por DiosHaré referencia a la Biblia, cuyas pala-

bras han servido de respaldo para mante-ner supuestos desiguales para hombres y mujeres. No lo decía la Biblia, pero a una sociedad patriarcal le ha interesado defen-der que el libro sagrado avalaba el diferen-te trato a hombres y a mujeres. La base es más una cuestión cultural que otra cosa.

Leyendo a Anne Soupa en su obra “¿Dios ama a las mujeres?”, se pregunta la autora por la cuestión de la diferencia varón/mujer y en su reflexión de estudio-sa afirma que la diferencia entre ambos carece de sentido positivo. Dice que Dios no creó lo masculino y lo femenino, que no hay un modelo femenino que cumpla con

la naturaleza de la mujer, y que más bien hay hombres y mujeres, todos diferentes unos de otros. Es algo en lo que yo también creo.

Para la biblista, deducir tal cuestión no se hace a la ligera. Presenta dos relatos del Génesis. En el capítulo 1, 26-27 se dice: “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza. Domine sobre los peces del mar, las aves del cielo, los ganados, las fieras campestres y los reptiles de la tie-rra”. Y concluye: “Dios creó al hombre a su imagen, a imagen de Dios los creó, macho y hembra los creó”.

El “hombre” del comienzo del pasaje es el ser humano, ha’adam, el hecho de barro. Y por supuesto, es un concepto que incluye a hombres y mujeres. A lo largo de la historia se ha afirmado algo tan torpe

como que solo el varón es la imagen de Dios o que las mujeres solo somos varo-nes malogrados. Tales interpretaciones ya no tienen lugar, pero de aquellos barros, estos lodos. Nos ha costado trabajo salir de la oscuridad y lo más desagradable es que se ha puesto en la Biblia, y en los designios divinos, lo que no era tal, dando lugar a que tantas personas se hayan sentido desengañadas de lo religioso, como si fuera una lacra anacrónica que hay que combatir. ¡Qué pena que nos hayan transmiti-do tan mal la sabiduría de la Biblia!

La idea del Creador parece más original y potente, y podemos afirmar que toda interpretación que avala la desigualdad es una patraña.

El segundo relato de la creación, en Génesis 2, 21-22, dice: “Entonces el Señor Dios hizo caer sobre el hombre un sueño profundo, y mien-tras dormía le quitó una de sus costillas, p o n i e n d o carne en su lugar. De la costilla tomada del hombre, el Señor Dios formó a la mujer y se la presentó al hom-

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Rosa María Belda MorenoMédico, mujer y madre

El debate está servido. Hombres y mujeres, ¿son iguales o diferentes? ¿Existe el género como algo que divide en dos porciones a la humanidad? ¿Hay mascu-lino y femenino? ¿Es una exageración la reivindicación por la igualdad de las mujeres? Y en medio de estos debates, ¿qué ha supuesto el fenómeno “8 de marzo de 2018”, con la huelga y la manifestación masiva a favor de la igualdad?

“¡Qué pena que nos

hayan transmitido

tan mal la sabiduría

de la Biblia!”

La Biblia lo diceDiferencias y desigualdades

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bre…”. De igual manera que en el pasaje anterior, quien se queda dormido es el ser humano ha’adam, y el que despierta es el varón. O sea que la creación de la mujer suscita que exista también el varón, y antes del sueño solo había un esbozo de la humanidad. Es conmovedor cómo se puede leer la Biblia con ojos más penetrantes que cuadran con el proyecto de Dios, ¿verdad?

Aún más, cuando la Biblia dice “Por eso el hombre deja a su padre y a su madre y se une a su mujer, y son los dos una sola carne”, ¿qué dice en realidad? Parece que con esta propuesta no se está hablando de la institución del matrimonio, ni de ser uno, sino más bien de la nece-saria diferenciación, de la separación de los padres, que no siempre se produce, sobre todo cuando buscamos en la “pare-ja mujer” a la madre que dejamos atrás, o cuando proyectamos la idea de padre ideal en la “pareja hombre”, o cuando nos buscamos novios a los que cuidar mater-nalmente o novias que proteger paternal-mente.

La biblista abre mis ojos para decirme que Dios me regala la potencialidad de diferenciarme, el atisbo de que cada mujer será lo que la propia historia le empuje a ser, una historia que cada cual ha de construirse. Me parece una revelación preciosa y sorprendente, el regalo de la libertad de un Dios inconmensurable que ama profundamente al ser humano: hom-bres y mujeres.

El 8MSí, hemos dejado atrás la oscuridad.

Lo descubrí el pasado 8 de marzo, en el que la historia ha dado un vuelco. Muchas mujeres hemos hecho huelga, muchas hemos salido a la calle, y los hombres, muchos de ellos, nos daban la mano para decir “basta ya”. Algunos obispos, con sus declaraciones, también nos apoya-ban. Todas recordaremos este movimiento mundial, de especial relevancia en nuestro país, el 8 de marzo de 2018.

En nuestro medio, la reivindicación tenía que ver con la brecha salarial, que es escandalosa y que algunos dicen que no existe. Sin embargo, más allá de los porcentajes, lo que es claro es que los complementos en los salarios se los lle-

van mucho más lo hombres que las mujeres, por lo que aunque los salarios base fueran iguales, lo que se gana no lo es.

También hemos reivin-dicado una verdadera concilia-

ción, que hoy no es posible. Si quere-mos cuidar de los hijos, y es más,

si queremos nacerlos, no se nos puede sancionar en el trabajo de manera encubierta, no dejándo-nos ocupar los lugares de poder.

Igualmente si tenemos que cuidar a nuestros mayores. Esta situa-

ción sigue siendo san-grante hoy para

las mujeres.

Hemos alzado la voz para que haya

una equipa-ración real en las

tareas domésticas

y de cuidado. Nos hemos manifestado a favor de una dignificación de los empleos en los que precariamente muchas mujeres se ganan la vida (la limpieza, por ejemplo). Hemos reconocido que en la pobreza el rostro femenino abunda más y es pobre entre los pobres. Hemos gritado que basta ya de violencia contra las mujeres, que basta ya de insultos, menosprecios, viola-ciones y muertes.

Diferencia sí, desigualdad noSomos diferentes, sí, pero la naturaleza

diversa no ordena las tareas, no condena a la inferioridad, no decreta la desigualdad. Eso solo lo hacemos nosotros, los seres humanos, en este caso, de manera inte-resada los hombres que para mantener el poder, nos han utilizado. Y después, han argumentado todo lo habido y por haber para mantener el statu quo.

En las relaciones entre hombre y mujer, donde también penetra la des-igualdad, empezamos también a salir de la oscuridad. Y eso supone a veces el dolor, enorme, de decir que no o de romper y decir adiós. Creo que a veces no podemos ya con más dolor cuando vemos, pasmosas, cómo se nos sigue tratando con injusticia en la intimidad del corazón, negándonos el reconocimiento, supeditándonos a los intereses de ellos o condenándonos al silencio.

La Biblia lo dice. El proyecto de Dios para la humanidad, releído en clave de justicia, de libertad y de amor, es de una belleza tal que provoca las lágrimas. Ojalá seamos capaces de captarlo, de llevarlo a la vida, a todos los rincones (legislativo, laboral, doméstico, relacional), sobre todo a los más olvidados de la Tierra, pero también a los más ocultos del corazón. •

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“La naturaleza

diversa no decreta

la desigualdad.

Eso lo hacemos

nosotros"

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Estos hechos nos deben conducir a una reflexión sobre los valores que deben estar presentes en la atención sanitaria y el compromi-

so ético de actuación que nos corresponde.

HechosUno de los hechos más reconocidos

es la íntima relación entre pobreza y mala salud, además es una relación que se re-troalimenta, así la mala salud genera pobre-za (por muchos motivos: dificultades para acceder a puestos de trabajo, bajas labo-rales prolongadas, consumo de fármacos,

etc. que tienen la consecuencia de mermar la economía familiar) y la pobreza alimenta una salud deficiente (no se puede acceder a determinados fármacos, no se pueden man-tener condiciones de habitabilidad adecua-das, privaciones de alimentos o alimentos de menor calidad nutritiva, etc.). Variables que influyen son la educación, los ingresos, la lo-

calización y las características de los hoga-res. Así, por ejemplo, en España la esperan-za media de vida varía tres años al comparar comunidades ricas y pobres. O Glasgow, que goza también de una sanidad universal de la mano del National Health Service puede ha-ber hasta treinta años de diferencia entre los barrios pobres y ricos. Pero más dramático aún, según datos de la OMS, es que las des-igualdades se ceban sobre todo en las mu-jeres y los niños. Así, una mujer que da a luz en África subsahariana tiene cien veces más probabilidades de morir en el parto que si lo hace en un país industrializado, y un niño que nace en Angola tiene una probabilidad de morir antes de los cinco años de edad setenta y tres veces mayor que si naciese en Noruega. Esto supone una tremenda dispa-ridad en la distribución de los determinantes de salud que no son únicamente de acceso al sistema sanitario.

Porque la falta de salud no solo supone pérdida de bienestar, sino también pérdida de libertad para realizar los compromisos y las responsabilidades personales en pa-labras de Amartya Sen (discurso en la III Conferencia Internacional sobre Economía de la Salud. York, Reino Unido, 23 de julio de

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Francisco Javier Rivas FloresMédico y bioeticista

Es una realidad que las sociedades, incluso las más igua-litarias, tienen desigual distribución de los bienes sanita-rios: hay desigualdades entres población rural y urbana, entre mujeres y hombres, entre pobres y ricos, entre los países desarrollados y los países en vías de desarrollo, etc.

Desigualdades en salud

“La falta de salud supone pérdida de bienestar y pérdida de libertad”

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Report

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2001), es decir el hacer y realizarse como cada uno considere, y esto forma parte de la justicia social.

ValoresEl principal valor a considerar en este

tema es el de justicia, término de difícil de-finición y plasmación práctica pero que, en definitiva, se caracteriza por un reparto in-equitativo en relación con los bienes sanita-rios. Según Sen, “lo que es particularmente grave como injusticia es que algunos pue-den no tener la oportunidad de alcanzar una buena salud debido a acuerdos sociales, y no digamos a una decisión personal de no preocuparse particularmente por su salud”. Y el drama de esta injusticia es que pue-de proceder de no haber sido capaces de prevenir o tratar la enfermedad por motivos sociales, fundamentalmente la pobreza.

Y de aquí deviene el concepto de igual-dad, que, según expuso Sen, tendríamos que preguntarnos "¿igualdad de qué?" y "¿equidad de qué forma?" Porque el trabajo real comienza con la especificación de qué es lo que hay que igualar. Según Sen, solo se puede entender la justicia social desde la equidad en salud. O dicho en palabras del fi-lósofo Angel Puyol (Puyol A: Gac Sanit. 2012), “la verdadera equidad en salud no se logra solo ni principalmente con el acceso univer-sal a los servicios sanitarios de calidad, sino sobre todo con una redistribución justa de los determinantes sociales de la salud”.

Y este es probablemente el principal reto que tiene planteada la bioética para los próximos años: investigar sobre la justicia social y la igualdad de oportunidades en salud, porque es una urgencia tanto a nivel nacional como global.

DeberesUna primera consideración está en la

propia individualidad humana. No se trata de tratar a todos por igual, sino reconocer la in-dividualidad de cada ser humano porque es

injusto tratar a todos por igual. Tampoco se trata de hacer como Robin Hood, quitarlo a los ricos para darlo a los pobres, es decir, negar beneficios sanitarios aunque sea para mejo-rar a algunos; sino que se trata de articular unas estrategias que permitan cumplir que se puede dar a cada uno lo que necesita en función de su estado, sin perder beneficios. Esto entra en crítica directa con una visión utilitarista de la distribución de los recursos sanitarios. En esto se basa el planteamiento que en algunos foros se hace: ¿Es más ético asignar recursos para tratar problemas indi-viduales de salud, como son los trasplantes, o utilizar esos recursos para alcanzar a más ciudadanos, como pueda ser la vacunación o el tratamiento para la hepatitis C? Cada país y en función de sus posibilidades tendrá que responder y aplicar sus políticas sanitarias.

Los deberes deberán considerar un cambio de las políticas sanitarias que tenga en cuenta tanto el lado de la oferta como el de la demanda. La oferta entendida como calidad y disponibilidad de servicios de sa-lud y demanda que tiene que considerar ingresos, conocimientos, y especialmente conocimientos relacionados específica-mente con la salud, accesibilidad de los servicios de salud, disponibilidad de agua potable, asegurar el saneamiento, etc. Como nos indica Puyol, “la mejor estrategia para reducir las desigualdades de salud, es decir, para aumentar la equidad en la salud de la población, se logra cuando la expo-sición a la enfermedad es igual desde un punto de vista social, y no sólo cuando se iguala el acceso a los tratamientos médicos de calidad.”

Supone un compromiso de trabajar des-de la epidemiología, es decir, el conocimien-to de la distribución de las enfermedades, entendida también como una labor ética, porque esto supone situar como prioritario la preocupación por la salud humana como centro de la justicia social. Dicho de otra forma, ética y salud pública deben tener el objetivo común de mejorar las condiciones sanitarias de las poblaciones. •

“Solo se puede entender la justicia

social desde la equidad en salud”

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Humanizar nº 158 mayo-junio 201828

Chequeo

La Fundación Hospital Residencia San Camilo ha hecho balance de lo que ha sido el año pasado. Ilusiona echar

la vista atrás y compartir con los lectores de Humanizar un período por delante nuevo, lleno de retos. Su presidente, José Carlos Bermejo, les animó a desarrollar uno muy especial: acompañar a vivir el morir:

Algunos datos, los más significativos, de la memoria de actividad del año pasa-do son los siguientes:

● 52 centros por toda España.

● 1.460 personas atendidas, de las cuales 731 con dependencia moderada o con gran dependencia (el 54 % con dete-rioro cognitivo).

● 523 trabajadores en los centros.

● 36 actividades formativas dirigidas a los trabajadores, en las que han partici-pado 601 personas (algunas han partici-pado en más de una actividad).

● 23 actividades formativas dirigidas a religiosos/as, con 556 asistentes.

● 13 entidades asesoradas en temas gerontológicos. •

Noticias de la Fundación Hospital Residencia San Camilo

Miguel Ángel Millán AsínHospital Fundación Residencia San Camilo

Conoce la Fundación:

www.camilosalud.org

Un año más, la Fundación Montemadrid y Bankia han brindado su apoyo al Centro San Camilo para poner en marcha un proyecto de “Participación activa de la persona

mayor a través de actividades para la promoción de la autonomía y la calidad de vida”.

El proyecto tiene como objetivo mejorar la calidad de vida y fo-mentar la autonomía de las personas mayores dependientes que vi-ven en la Residencia Asistida San Camilo, a través de actividades de ocio y tiempo libre y terapia ocupacional.

Queremos ver a las personas mayores como protagonistas del presente y de su historia, ayudarlas a ver que están en una etapa de júbilo que potencia su desarrollo integral. Gracias a Fundación Mon-temadrid y Bankia esto va a ser posible. El Centro de Humanización de la Salud y Fundación Montemadrid y Bankia continúan así su labor contribuyendo por una sociedad más justa atendiendo a las personas en especial vulnerabilidad. •

Bankia y Fundación Montemadrid apoyando la participación activa de las personas mayores

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Humanizar nº 158mayo-junio 2018

“Por mí y mis hermanas se han desvi-vido lo que jamás yo me desviviré. Me tuvieron con 34 y 36 años, ya tenían dos hijas, y llegamos las gemelas.

Después las peques. He crecido arropada dentro de una familia numerosa”.

“Cuando una madre tiene un hijo o hija con diversidad funcional, desde el primer momento ha de tener una men-talidad práctica. El primer sentimiento solo es para la madre, es muy doloroso, pero siempre hay que dar pasos para adelante. Todos los hijos te necesitan, pero este hijo más, y hay que tratarlo como al resto. Si se le educa, será una niña positiva y valiente”, afirma Trinidad Guevara.

“Podrían haberme internado en un hospicio, insistir hasta la extenuación para que caminara; sin embargo, me mantuvieron a su lado, me escolarizaron y crecí siendo una más”.

“Yo soy padre de una hija minusvá-lida, tiene 42 años. Si un padre de una recién nacida me pregunta cómo con-llevar la situación, solo una respuesta: Que tenga resignación cristiana y valen-tía para enfrentar la vida del nuevo ser”, nos comenta Fernando Alonso.

“Mi madre es risueña y de carácter muy intuitivo y acertado, de naturale-za luchadora. Mi padre es inteligente,

sobre todo emocionalmente, tiene mucha templanza y es muy cariñoso. Sé que han pasado momentos muy duros por hacer de mí una persona. Ante todo siempre he sido su hija, una hija mediana, gemela”.

En Facebook, Marga Alonso Guevara. •

Sin fisuras

Sería en 2008, Javier Romañach y el Movimiento de Vida Independiente. ¿Iba a cambiar mi vida?

Se trataba de algo tan sencillo como tener asistencia personal las horas que necesitase. Para las acti-vidades de la vida diaria –levantarme, asearme, comer, ir al baño, etc.–; tareas del hogar o ir a comprar; un viaje, vacaciones o un congreso. El asistente llega donde no alcanza un cuerpo con discapacidad.

Y lo intentamos, formamos Zaragoza Vida Independiente. Las Cortes, entrevistas con políti-cos, jornadas en la Universidad… En Guipúzcoa, Madrid y Barcelona lo lograron con ayuda foral, de la Diputación o el Ayuntamiento.

Aquí seguimos persiguiendo un sueño. Hemos reflexionado. Lo más difícil no es pagar. Con algo de dinero y una subvención pública, la meta no es tan alta. ¿Dónde está la persona idónea?

¿En el fondo del mar? Porque ahí está el secreto y la llave que me haga más autónoma, y no es fácil encon-trarla. Si busco por mi cuenta, la asis-tenta doméstica no sabe de atención individual. Si por empresa, traen todo aprendido y la trabajadora recibe un mínimo. … Y se olvidan de mí.

¡Con lo sencillo que es escuchar, atender, compenetrarnos! Ahí está mi familia. A veces apetece un espacio íntimo, y yo sola no puedo. •

Margarita Alonso Guevara y sus padres aprendieron a amarse como adultos. Llegado el momento, Marga hizo su vida.

DESDEMI SILLÓN

María Pilar Martínez

“Ana y Luisma conquistan el derecho a casarse”. Ambos son de Bilbao, de la asociación Futubide, con una diversidad funcional intelectual. “Me vestí de novia, de blanco, me casó el alcalde en el Ayuntamiento. ¡Fue una boda muy bonita!”. Casarse para ellos ha sido más costoso y bello que para muchas parejas. Quince años de noviazgo, cinco hasta que se decidió el juez.

“… Se reconozca el derecho de todas las personas con discapacidad en edad de contraer matrimonio, a casarse y fundar una familia sobre la base del consentimiento libre y pleno de los futuros cónyuges” (Convención ONU, art. 23). “Nos queremos mucho, tenemos trabajo y lo habíamos decidido”. No borran su sonrisa..

M. P. M.

Derecho a amar

MÁS CORAZÓN

Padres independientes

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A NUESTRO ALCANCE

M. P. M.

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Humanizar nº 158 mayo-junio 2018mayo-junio 201830

Rela

ción d

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yuda

En los últimos años, estamos desarrollando más reflexión –al menos escrita– sobre el duelo que en las décadas –y probablemente siglos– anteriores. Distinguimos, cada vez más, entre distintos tipos de duelo, es decir, distin-

tos procesos de elaboración del dolor que producen las pérdidas. Proponemos así claves de comprensión y de acompañamiento para que los procesos sean lo más saludables posibles.

Pérdida ambiguaRecuerdo aquella joven de 37 años con la que conversé en Co-

lombia. Hacía 11 años que habían secuestrado a su marido. Su hija tenía 13 años (dos en el momento del secuestro). ¡Se preguntaba tantas cosas! ¿Estará vivo? ¿Me querrá como esposa? ¿Querría ser el padre de su hija todavía? ¿Qué hago: le doy por muerto para vivir?

Al duelo que llamamos ambiguo le precede una pérdida ambi-gua. La pérdida más cierta es la muerte, la que va acompañada del certificado de defunción, de ceremonia de funeral, de entierro ritual, de sepultura o incineración. En esta, todos están de acuerdo en la certeza e irreversibilidad de la pérdida y eso da paso al tiempo de luto, que se espera sea normal, es decir, que comporte una recu-peración, una transformación de los lazos con la persona querida, una adaptación a los lugares sin el ser querido, una energía afectiva reinvertida, un mundo emocional integrado progresivamente.

La incertidumbre de la pérdida y la no totalidad de la ausen-cia (física o psicológicamente) generan un duelo ambiguo. Este no suele tener cierres simbólicos, que siempre son preferibles a nada, aunque empiezan a hacerse, con impacto distinto según la sensi-

bilidad personal y cultural: fotógrafos profesionales borran de una foto familiar al cónyuge divorciado, restaurantes ofrecen celebra-ciones para separaciones y divorcios, psicólogos ayudan a ritualizar la ambigüedad del desaparecido, grupos de mutua ayuda son fre-cuentados con familiares de enfermos de alzhéimer, se realizan actos de reparación simbólica… Pero en la mayor parte los ritos se reservan para llorar las pérdidas ciertas.

La pérdida ambigua puede dejar a las perso-nas paralizadas, incapaces de seguir con su vida, sin rumbo, sin brújula, abandonadas a una suerte de cuya salida no se tiene noticia, ni siquiera por comparación. La persona lucha sola por afrontar la realidad de lo que ha perdido pero que todavía tiene parcialmente. Es posible que solo cuando las cosas se enderezan (aparece el cuerpo, fallece el familiar con alzhéimer, muere la expareja…), se consigue dar reposo a la pérdida.

Dolor por pérdida ambiguaHay quien dice que es el peor dolor. No es bueno ni se

puede comparar, pero cualquiera que sea la pérdida no resuel-ta (la inmigración, la guerra, la desaparición, el divorcio, el segundo matrimonio…) genera una alta intensidad de estrés. Lo ausente, si no tiene algún tipo de cierre, permanece presente. Lo perdido, si navega en la incertidumbre, no se sabe si se ha perdido, pero su ausencia duele.

La ambigua es la más estresante de las pérdidas a las que las personas deben hacer frente. No solo desorganiza a la familia, sino que obliga a plantearse el papel que uno tiene en mundo vincular. ¿Estoy o no casado, si estoy separado o divorciado? ¿Cuántos hijos tengo si uno está desparecido? ¿Somos pareja si mi cónyuge no me conoce? Se anhela claridad para las normas y los ritos, para el lenguaje y los sentimientos, pero se tiene ambigüedad e incer-tidumbre.

Decir adiós sin marcharse (el enfermo de alzhéi-mer) y marcharse sin decir adiós (el desaparecido), generan un malestar de gran envergadura. Estas

Satisfacción por compasiónAsí llamamos al dolor cierto que experimentamos cuando nos duele una situación

de ausencia física de la que permanece una presencia psicológica y, por otro lado, de pérdida psicológica de la que se mantiene presencia física. Parece un enredo de palabras. Es el caso de personas desaparecidas en catástrofes, así

como de divorcios en el primer caso. Y es el caso de familiares de enfermos de alzhéimer y otras enfermedades, en el segundo. Ambigüedad: incertidumbre,

ausencia, presencia en diferentes modos. Pero dolor en todo caso.

“La incertidumbre de la pérdida

y la no totalidad de la ausencia

genera un duelo ambiguo”

José Carlos BermejoDirector del Centro de Humanización de la Salud

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situaciones desafían la tolerancia a emo-ciones conflictivas donde el “sí pero no” y el “no pero sí” dan un sabor amargo indes-criptible y diluyen toda concreción al poder describir lo que nos pasa.

Vivir la pérdida ambiguaLa combinación de optimismo con un

modo de pensar realista es lo que permite a las personas avanzar pese a las pérdidas ambiguas, pero para esto también se ne-cesita comprensión y apoyo de familiares y profesionales de la ayuda.

Una clave siempre válida será la información certera. La ambi-güedad de la pérdida no puede ser alimentada con la ambigüedad de la información. Cuando mi hermano (de 7) murió con 19 años, me dejaron doce horas sin saber quién era el fallecido. No fue correcta la información. Las dificultades para dar malas noticias no pueden justificar verdades a medias sobre diagnósticos, acci-dentes, desapariciones, fallecimientos. La incertidumbre no puede convertirse en certeza de que no es así para retrasar la información del drama.

Dar significado a la pérdida ambigua resulta muy difícil. Ponerle un sentido a la ambigüedad se convierte en el

gran de-

safío para superar la mera actitud de soportación. Mantener la esperanza evoca el mito de Sísifo, a

quien los dioses condenaron a arrastrar por toda la eter-nidad una roca hasta lo alto de una montaña sabiendo que

cuando alcanzaba la cima, la roca se caía y Sísifo tenía que

v o l -ver a empezar. No existe un castigo más terrible, pensaron los dioses, que el esfuerzo in-útil. El desafío está en transformar una situación que no va a cam-biar. No retirarse del mundo de los estímulos de la vida celebrativa.

Sin duda, la espiritualidad es un recurso. Aquí juegan un papel importante las imágenes de Dios, y ayudan tanto más en función de cuánto sanas sean, revelándose no como un juez que castiga y controla, sino como lo más íntimo de la propia intimidad que misteriosamente está presente y evoca la bondad y la confianza. Las preguntas que se desearía fueran respondidas por quien todo lo podría (Dios), tales como ¿por qué?, con su carga emocional intensa… han de ser transformadas en ¿para qué?, ¿qué hacer con lo que no se puede cambiar?, ¿qué partido le podemos sacar?, ¿cómo significar libremente lo inevitable?

La pérdida ambigua hace que nos sintamos incompetentes. Erosiona nuestra sensación de ser dueños de nuestra pro-

pia vida y de que el mundo sea un lugar justo, ordenado y manejable, al menos en lo que está cerca de nosotros. No sabemos qué hacer cuando un ser querido está ausente o presente en parte.

Decidir vivirEl proceso del duelo absorbe una cantidad de energía inmen-

sa. Acompañar en el duelo ambiguo comporta escuchar a las per-sonas que quieren contar historias. En ellas descubriremos por qué están preocupadas. Quizás porque no se pueden imaginar lo

que ha pasado. O quizás porque parece algo de locos, o porque se sienten impotentes y culpables. Escuchando sus historias

se alcanza algún grado de comprensión y valoración real de la capacidad de sobrevivir y de trascender las

fuerzas exteriores que se han impuesto.Las personas necesitan creer que son ca-

paces de llevar su peso encima en medio de la niebla de la ambigüedad. Rilke aconsejaba

“amar las preguntas mismas”. La tarea en la pérdida ambigua, es dejar acontecer, arriesgarse a

avanzar, incluso cuando no sabemos exactamente hacia dónde vamos. Viktor Frankl, en su relato de la vida en un campo de con-centración nazi, lo llama “trágico optimismo”. Algunos lo deno-minan “resquicio de esperanza”; Gilda Radner lo llamó “deliciosa ambigüedad”. Yo lo llamo “puñetero misterio”, porque el deseo de todos es llevar claridad a la situación ambigua, pero en esta situación no es posible, por lo que se trata de cómo vivir con la ambigüedad y las respuestas son solo una parte. La otra es la vida de las mismas preguntas. •

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“El desafío está en

transformar una

situación que no va a

cambiar”

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Esta disyuntiva me ha cuestiona-do durante muchas etapas de mi vida: ¿Soy feliz porque tengo más dinero, más poder, más cultura?

¿Es necesario no-tener para ser? ¿Se pue-

de ser feliz teniendo? ¿El ser es sinónimo de felicidad? Preguntas que aún resuenan con frecuencia en mi mente. El propio Eric Fromm modificó su inicial propuesta en un libro póstumo : “Del tener al ser”, donde matiza su pensamiento primigenio llegando a la conclusión de que todo “tener” implica un “ser” y todo “ser” necesita un “tener” para existir.

¿Poseer es sinónimo de felicidad?

En cierta ocasión leí este bello pensa-

Hace bastantes años que leí el libro de Erich Fromm "¿Tener o ser?". Como todos sabemos, el autor plantea dos posibles posiciones del ser humano respecto a la pro-piedad: la tendencia de poseer o la tendencia a desarro-llar todas nuestras posibilidades (psicológicas, laborales, relacionales, etc.). Ambas parecen excluyentes.

Alejandro Rocamora BonillaMédico psiquiatra

Tener o ser

Educar para “ser-teniendo”

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“Tanto la

miseria como la

opulencia no son

buenos soportes

para la felicidad”

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miento: “Ante una rosa uno puede disfru-tarla contemplándola (ser) o cortarla para poseerla (tener)”. La buena solución sería disfrutarla-teniendo, aunque sea por me-nos tiempo.

A veces, ese dilema se repite en nues-tra existencia. Y optamos por una u otra so-lución. Podemos contemplar la vida como una larga carrera por “tener”: casa, coches, amigos, trabajo… Hasta nos reservamos un lugar en el cementerio cuando compra-mos un nicho. Es como si esos títulos de propiedad nos hicieran más fuertes, mas importantes, más felices. Por el contrario, si no queremos un coche, ni una casa, ni realizar un viaje, entonces somos gente rara, que no sintoniza con el “modelo-per-sona-triunfador” del siglo XXI.

K. Horney señala que los rasgos neu-róticos de nuestro tiempo son: la dificultad de dar y recibir cariño, la falta de valo-ración de sí mismo, la agresividad. Para compensar esas deficiencias la persona moderna tiene una salida: poseer. “Cuanto más tenga, menos daño me pueden ha-cer y también más seguro me encontraré y no tendré que destruir al otro”, piensa el hombre de la calle. De esta forma el “te-ner” es un antídoto (falso) contra la baja autoestima y contra la agresividad del otro. Aunque luego la realidad es otra: al tener más hay que ser más agresivo para defenderse y no perder lo que se tiene. La posesión no evita, sino que puede po-tenciar el “cuanto” de agresividad. El que nada tiene, nada teme. La seguridad que provoca la posesión es ficticia, pues no se cimenta en uno mismo sino en circuns-tancias externas; cuando estas fallan, y pueden fallar, todo se viene a pique.

Además, este afán de poseer, llevado a sus últimas consecuencias, con la au-

sencia total del “ser”, puede conducir a la alineación del individuo. Dos caminos. En primer lugar, recordemos la fábula del rey Midas: según la leyenda, todo lo que to-

caba este personaje se convertía en oro; rozaba una mesa y se convertía en oro, también una casa, una pared, etc. Al prin-cipio estaba muy alegre, hasta que quiso

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“Los rasgos neuróticos de nuestro tiempo son

la dificultad de dar y recibir cariño, la falta

de valoración de sí mismo, la agresividad”

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como y beber…También los alimentos y el agua se convirtieron en oro, en mucho oro. La abundancia ahogó su vida.

En el otro extremo se encuentra el en-fermo mental, que por no tener no es due-ño ni de sus propios pensamientos. Me lo decía en cierta ocasión un joven que pa-decía una psicosis: “Me siento que no soy yo. Las ideas vienen y se van y no puedo controlarlas. Quiero pensar pero no me de-jan las voces interiores: ellas me dicen lo que tengo que hacer y sentir.” Son viven-cias impuestas o delirios, descritos desde antaño en la psiquiatría.

Así pues, tanto la “miseria” (ejemplo del joven que padece una enfermedad psicótica) como la opulencia (ejemplo del rey Midas) no son buenos soportes para la felicidad. Es preciso una alternativa inter-media, donde se posibilite el ser y también el tener. Ahí radica la auténtica seguridad y felicidad: ser-teniendo.

Tipos de propiedad Eric Fromm, en su libro póstumo ya

citado, distingue entre “propiedad funcio-nal” y “propiedad no funcional”. La primera implica la necesidad de cubrir las necesi-dades primarias (hábitat, comida, vestido, acogida, seguridad, etc.) del ser humano. Es precisa para llevar una vida digna. No podemos vivir sin tener unos mínimos re-cursos de comida, hábitat, etc. Es lo que podemos llamar propiedad para uso. Este autor señala algunas características:

• En esta situación se está al filo de lo imprescindible y provoca que la persona no se duerma en los laureles. Produce acción y actividad para no caer en la miseria.

• En esta posición no se suele llegar a la envidia, pues se tiene poco pero no se apetece más. La persona se encuentra feliz con lo que posee y no añora los bienes de

los otros. Su riqueza está en ser feliz con lo que tiene, aunque sea poco.

• No existe el riesgo de avaricia, pues se parte de la convicción de que la posesión en sí no produce la felicidad, sino el estar en sintonía con lo que se tiene. No se entre en la carrera del consumismo, pues se utilizan las cosas en tanto en cuanto sirven para vivir y no se vive para conseguir más cosas.

• No se está preocupado por la posibi-lidad de perder el patrimonio, pues aunque esto ocurriera, se podría recuperar en se-guida, dado lo poco que se tiene.

En realidad, podemos afirmar que la “propiedad funcional” favorece el “ser” y posibilita un desarrollo y crecimiento psi-cológico del individuo, sin poner falsos cimientos, ni apoyándose en tierras move-dizas, como cuando lo que se pretende es tener más y más.

Pero también existe la “propiedad no funcional”, donde la finalidad primaria y última es poseer como trampolín para sen-tirse más seguro, libre o independiente, o para enmascarar otras carencias, como la falta de recursos para resolver los con-flictos cotidianos. Este tipo de propiedad satisface necesidades enfermizas, provo-cadas y estimuladas por nuestra sociedad de consumo.

Educar para “ser-teniendo”No existe una disyuntiva clara entre

“tener” o “ser”. La solución discurre por ser capaces de poseer sin alienarse y “ser” sabiendo manejar las posibilidades que la tecnología y la cultura nos ofrecen, lo que no significa una ascetismo a ultranza. Tanto la miseria como la opulencia pueden pro-ducir angustia, y en definitiva dificultar un desarrollo armónico de la personalidad.

He aquí algunas claves para poder sin-tonizar el “ser” con el “tener”:

• Saber desprenderse de las cosas: des-de la infancia debemos transmitir que es más gratificante compartir que tener. El niño debe aprender a dejar sus juguetes a sus compa-ñeros y a renunciar, por el bien del otro, a sa-tisfacer de forma inmediata su deseo.

• No es más feliz el que más tiene: los medios de comunicación (tv, internet, etc.) nos transmiten la sensación que para ser feliz hay que tener un buen coche, una buena casa, un buen móvil o unas zapa-tillas de marca, por poner solo algunos ejemplos. Nuestro mensaje debe orientarse a enseñar a disfrutar de lo que se tiene, aunque sea poco, o no sea tanto como tie-ne el primo o el vecino del quinto.

• Un “cuanto” de frustración es nece-sario para seguir progresando: hoy tende-mos a saciar de forma automática todos los deseos del niño: los patines, la bicicleta, un helado, etc. Se confunde el deseo con la realidad. Mas cuando las frustraciones y contrariedades llegan, el adulto no está preparado para asumirlas. Se produce así la infelicidad y la tendencia a “tener” para salir de esas deficiencias.

• Educar preocupándose por los de-más: la posición de “tener” está centrada en uno mismo. Gira en torno a las propias necesidades: primero yo, después yo y yo… Poner el punto de mira en los otros es una forma de relativizar el poseer. Es una forma de vencer al narcisismo patológico que lleva al consumismo.

• Favorecer la autoestima: apoyándo-nos en las propias capacidades del niño (honradez, generosidad, solidaridad, etc.) y no en lo que posee o por sus resultados (las buenas notas), ayudaremos a que dé valor a lo que verdaderamente lo tiene: “el ser”. Hay que primar el “ser” sobre el “te-ner”, para que de adultos puedan disfrutar de forma correcta de su “tener” (riqueza, posesiones, etc.). De esta forma, habrán conseguido unir los dos términos de la disyuntiva: “ser-teniendo”. •

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l“El tener es un antídoto falso contra la baja autoestima y contra la agresividad del otro”

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Mari Patxi AyerraProfesora, animadora y escritora

Redistribución de la riqueza

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Es que así, conforme está distribuída la riqueza en el mundo, no está bien. Demasiados vivimos muy bien y tenemos todas nuestras necesidades cubiertas,

mientras hay otros, muchos, que no tienen lo necesario para vivir.

En nuestro entorno hay gente que hace equilibrios para llegar a fin de mes, pues no tiene dinero suficiente para pagar los gastos cotidianos. Les supone un problema com-prar la comida, la ropa y pagar los gastos de colegios. No

se permiten ningún capricho, como tomar un aperitivo en un bar, o tomarse un helado, y no tienen coche para no gastar en gasolina.

Hay personas sin hogar, que duermen de mala manera en las calles o en albergues, que tienen que comer en entidades de caridad y que se visten con la ropa de alguna asociación o centro de ayuda.

También hay muchas personas que en otros momentos de su vida han vivido con una economía holgada y cuando se han hecho mayores, viven solos, en casas grandes, muy buenas muchas ve-ces, pero solos y sin ninguna compañía, sin poder salir a la calle a comprar sus alimentos y sin relaciones. Estas personas necesitarían ayuda, pero no siempre la piden, y no la tienen.

¿Vida digna?Por otro lado están las diferencias sociales entre nuestro país y

los que pasan hambre en el Tercer Mundo, o no tienen los mínimos necesarios para tener una vida digna. Hay gente que viene a nuestro país buscando una vida mejor y nos los encontramos en la vida dia-ria, a nuestro alrededor, vendiendo en las calles cualquier producto, pidiendo en la puerta de algún establecimiento o buscando trabajo a nuestro alrededor. Tenemos que estar atentos para ayudarles, para compartir y para salir al encuentro de sus necesidades.

Hay muchas posibilidades de colaborar con alguna institución que ayude a los más necesitados, económicamente, o de voluntario, o colaborando con una cantidad fija todos los meses, para que sepan

que pueden contar con ella. Ocurre, desgraciadamente, que cuando hay una noticia negativa de alguna institución, la gente aprovecha para justificar su insolidaridad y así seguir sin contribuir con ONGs para aliviar la pobreza del mundo, cerrar los ojos y no enterarse de las necesidades que sufre la gente.

Compartiendo escaleraA veces vivimos en la misma escalera personas con diferentes

situaciones económicas y alguna de ellas puede estar sufriendo una necesidad urgente de ayuda, pero no lo sabemos, porque vivimos juntos, pero como desconocidos… y no nos ayudamos, ni comparti-mos, ni nos echamos una mano unos a otros para facilitarnos la vida.

Vivimos en una gran desigualdad social, hay muchas situacio-nes de injusticia, de sufrimiento, de necesidad y de carencias que podrían ser resueltas si habláramos más, si nos conociéramos más, si compartiéramos desde el hondón del alma.

Por ejemplo, en mi casa cocinamos todos los días y vivimos solos un matrimonio. Podríamos invitar a comer a alguien o com-partir las sobras, pues difícilmente se cocina solo para dos. Siempre queda un poco de paella, unas lentejas, unas albóndigas o algo que le vendría bien a alguien que viviera solo. En algunas ocasiones yo paso a los vecinos de enfrente un plato de paella o algo que nos ha salido especialmente rico… Me gusta hacerlo y me gusta cuando me lo hacen a mí.

El otro día se me quemó la comida y, cuando llegué, por el olor, salieron los vecinos a interesarse por nosotros, y nos ofrecieron sen-tarnos a su mesa, a compartir su cocido, lo que es un gusto, pues te alivian del problema.

Luchando por el bien comúnHay muchos ciudadanos que luchan por conseguir justicia so-

cial, igualdad y el bien común, porque se consigan salarios justos y pensiones mejores. Otros nos dejamos solucionar los problemas por ellos. El otro día nos llegó la comunicación de que este año la pensión nos la han subido 1,50€… Hay mucha gente luchando y que ha participado en una manifestación para pedir que suban las pensiones. Yo estoy agradecida a todos los que luchan por el bien común, a todos los que cambian las cosas y a todos los que viven comprometidos con los demás, gastando su tiempo en lo de todos,

“En algunas ocasiones paso a los vecinos de enfrente un plato de

paella… Y ellos también me lo hacen a mí”

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además de ocuparse de lo suyo propio. Vaya en estas pá-ginas mi homenaje a todos los que trabajan por los de-más, voluntarios, políticos y colaboradores de diferentes movimientos de mejora de la sociedad.

En la vida familiar se educa la solidaridad y la parti-cipación. Depende de si los comentarios son positivos y agradecidos

hacia quien lucha por que las cosas mejoren, así será el talante de toda la familia, agradecida, participativa o dejándose arreglar las co-sas por otros, sin echar nunca una mano al bien común, o ignorando lo que otros aportan para que vivamos mejor. Hay quien colabora en alguna actividad de su comunidad o de su barrio y los hay que nunca han hecho nada por el bien común y sólo critican o comentan lo que hacen otros, sin fomentar el agradecimiento, sino solo la queja y el desencuentro. Cada uno elige la postura que quiere tomar en la vida y en la sociedad y unos son pasivos y otros activos y tú eliges lo que quieres ser, hacer y vivir, por que esa actitud no se improvisa, se edu-ca en la familia, se contagia en los amigos y entre los compañeros de vida.

Eduquemos a niños y familiaresOjalá todos fuéramos más solidarios y generosos a la hora de

vivir en común y pusiéramos nuestro granito de arena para que las cosas se solucionen, mejoren o que nos ayudáramos unos a otros a vivir lo mejor posible. Si tuviéramos una actitud comunitaria, haría-mos las cosas pensando en los demás. Cada vez que yo ensucio mi ascensor estoy fastidiando a mis vecinos y sobre todo a mi portero que lo limpia. Si yo pongo cuidado y atención en mantener las cosas limpias y bien, haré un favor a mis vecinos y a mí misma, pero si utilizo las cosas solo pensando en mi comodidad y en mí, pues igual no pongo ningún interés en que estén bien para todos. Eduquemos a los niños y familiares, en una actitud solidaria y participativa, fomen-tando el agradecimiento hacia los que hacen tareas que deberían ser de todos y potenciando el que los nuestros actúen buscando siempre el bien común y no estropeando ni manchando lo de todos. La vida en común está hecha de pequeños detalles solidarios, de mínimas actitudes generosas que nos hacen pensar en a quién puede dañar lo que yo no hago bien o lo que dejo de hacer. Cuando vivimos buscan-do el bien común, estamos educando a los nuestros o contagiando una forma de estar en el mundo solidaria o competitiva, buscando sólo mi bien o el general.

Pues vivamos buscando siempre y potenciando el bien co-mún, actuando de forma solidaria y participativa, para que

entre todos vayamos haciendo un mundo y una socie-dad más justa y más humana. Que nuestros pequeños detalles solidarios y nuestros comentarios enseñen a

vivir a todos los que viven con nosotros. Pen-semos que todos somos maestros y alumnos

los unos de los otros… y no nos relajemos en la insolidaridad, que es cómoda, pero no hace bien ni a los nuestros ni a los más lejanos.

Sigamos construyendo, entre todos, un mundo más humano y solidario. Hasta la próxima. •

“No nos relajemos en la práctica de la solidaridad”

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En un artículo publicado reciente-mente sobre felicidad y consumo, (Revista Ecologista nº 94), Charo Morán da un dato expresivo. El

20% tragón acumulamos una media de 10.000 objetos, más de cuarenta veces más que los que poseen los indios Navajo.

El precio de tanta gula tampoco lo pa-gamos por igual. Lo curioso –lo escandalo-so– es que es inversamente proporcional al “disfrute”. Dicho de forma clara y concisa: quienes más sufren las consecuencias de este tipo de desarrollo son quienes pocos de sus beneficios reciben. Es lo que ya hemos llamado en varias ocasiones el triángulo vi-

ciado: consumismo-deterioro ambiental-em-pobrecimiento. La desigualdad significa que quienes estamos instalados en el vértice del consumismo generamos deterioros ambien-tales que caen en alud en las poblaciones re-legadas al vértice empobrecido. Para muestra de esta injusta situación, tres despropósitos.

Disfrutar aquí, ensuciar allíSegún la ONU, en Europa generamos

unos 50 millones de toneladas de residuos electrónicos al año, que en gran parte van a parar a vertederos de África y Asia. Uno de ellos es el basurero tecnológico de Agbog-bloshie,  en Accra (Ghana). Oficialmente es un “área de procesamiento de basura tec-nológica“, pero las toneladas de frigorí ficos, microondas, televisiones y otros electrodo-mésticos poco procesamiento experimentan. Para redondear el problema, no es lo que por estos lares entendemos por basurero, sino un asentamiento informal de personas, donde, según algunos estudios, la contaminación por plomo, cadmio y otros contaminantes perjudiciales para la salud supera en más de 50 veces los niveles de riesgo. Un informe de 2013 lo incluía entre las diez mayores ame-nazas tóxicas del Planeta, al lado, por ejem-plo, de Chernobyl.

¿Y qué decir de esos adminículos que nos acompañan donde vayamos, cada vez más efímeros? En épocas pre-smartphons, la esperanza de vida de un móvil era de unos diez años; los fabricantes consideran que un smartphone funciona perfectamente dos. Sin embargo, antes y ahora, raramente mueren de muerte natural: a la obsolescencia planifi-

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Araceli CaballeroPeriodista medioambiental "Quienes más sufren

las consecuencias

de este tipo de

desarrollo son

quienes no reciben

sus beneficios"

Desigualdad es una palabra demasiado suave para describir cómo está funcionando la cosa en el terre-no medioambiental. La clase consumidora mundial es limitada, pero su ansia glotona parece ilimitada.

Unos consumimos, otros pagan

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cada –la vida para la que son fabricados– se une la obsolescencia percibida: nos cansa-mos, aparece otro modelo, mi vecino tiene uno que mola más, etc. Se calcula que solo se recicla el 10% de los millones de aparatos que cada año se desechan en Estados Unidos y Europa. Los fabricantes no dan facilidades: reciclar resulta caro; contaminar, casi siem-pre gratis. Se calcula que entre el 60 y el 90% de los residuos electrónicos, sobre todo orde-nadores y teléfonos móviles, acaban sus días en lugares como Agbogbloshie. Hace unos años, La 2 emitió en el programa "En porta-da" un interesante documental sobre el tema, que puede verse en www.rtve.es/alacarta/videos/en-portada/portada-ciberbasura-sin-fronteras/1432827/

Efectos mal repartidosEl cambio climático es un claro y extremo

ejemplo de la desigualdad. Según un estudio de la ONU de 2016, “los grupos más pobres están sujetos a los más grandes impactos de los efectos del cambio climático. Sin duda los pequeños campesinos, sin duda las mujeres, las personas adultas, los niños que viven en áreas de especial fragilidad”. Es decir, quienes menos contribuyen. Se calcula que mientras el 10% de la población mundial que encabeza el ranquing genera el 45% de las emisiones, el 50% que ocupa la parte inferior de la lista emite solo el 13%.

El cambio climático es nuestra mayor y más real amenaza; nadie queda a salvo de sus efectos, pero los países más afectados son los que menos han contribuido. Las pre-visiones del Panel de expertos (IPPC) son subidas del nivel del mar que acabaran con estados insulares; sequías extremas en África Meridional que dificultarán el acceso al agua y la alimentación a entre 80-120 millones de personas; intensificación de los huracanes en América Latina y el Caribe; aumento de las inundaciones y las sequías en Asia-Pacífico, donde a día de hoy se producen ya dos terce-ras partes de las catástrofes ambientales, etc.

A los sucesos metereológicos hay que sumar los procesos de degradación lenta (de-sertificación, sequías prolongadas, escasez de agua y alimentos, etc.) que deterioran gra-vemente las condiciones de vida. Todo ello au-menta la competencia por los escasos recur-sos, derivando a menudo en enfrentamientos violentos que provocan oleadas migratorias; diversos estudios calculan en unos 200-250 millones de personas de aquí a 2050. Y ya sabemos cómo tratamos a los refugiados en los países ricos (recordemos: quienes más contribuimos al cambio climático).

La desigualdad también responde al fac-tor género. Las mujeres son las principales afectadas por el cambio climático, pero tam-bién las que más iniciativas ponen en marcha para adaptarse a sus consecuencias. Produ-cen más del 50% de los alimentos del mun-do y hasta el 80% en el Caribe y en el África Subsahariana; sin embargo, no son dueñas de las tierras que trabajan ni están presentes en los foros de decisión, como las cumbres del clima, donde su presencia es testimo-nial. “Si el célebre y certero poema de Galea-no 'Los nadies', se titulase en realidad 'Las nadies' e imaginásemos mujeres al leerlo, entenderíamos mejor esta doble condición”, escribe Samuel Martín-Sosa en El Salto.

Tendríamos que hacer bien el reparto de culpas. Un estudio realizado antes de la cumbre del clima de París de 2015 cons-tataba la enorme distancia entre cuotas de responsabilidad histórica y compromisos de reducción de emisiones. Estados Unidos y la Unión Europea han hecho promesas de reducción que solo cubren una quinta par-te de su responsabilidad sobre el problema climático. China es el mayor emisor, pero es la fábrica del mundo. Si se tuviera esto en cuenta, habría que restarle al menos una quinta parte de las emisiones que se le im-putan, correspondientes a la fabricación de productos para la exportación. Se genera así una deuda ecológica creciente –también de carbono– con los países del Sur.

El Acuerdo de los Pueblos, alcanzado en la Conferencia Mundial de los Pueblos so-

bre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra (Bolivia, abril 2010) acuñó el concepto deuda ecológica para designar la responsabilidad de los países industrializados en la destrucción del planeta causada por sus patrones de consumo y producción, pero no parece que esta clase de deuda motive a ac-tuar a los Gobiernos tanto como otras más cuestionables y mucho menos justas. La po-blación de Estados Unidos, por ejemplo, deja una huella más extensa que el país y en la Unión Europea cada persona consumimos una media de 16 toneladas de materiales al año. La deuda –denuncia Carro de combate– empezó “en los tiempos de la colonia y sigue valiendo para hoy: los precios de las materias primas no reflejan el coste real que para el planeta supone ese expolio”. Como dijo en la Cumbre de la Tierra en Rio de Janeiro 1992 Fidel Castro, “páguese la deuda ecológica y no la deuda externa. Desaparezca el hambre y no el hombre”. •

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"Las mujeres son

las principales

afectadas por el

cambio climático"

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Óscar Jiménez, pionero en llegar a Santiago sobre ruedas. El deporte como una forma más de accesibilidad universal.

"Garantizar el derecho a la igualdad”

La Ley de Dependencia nos abría, en diciembre de 2006, un abanico de posibilidades. Ha habido desde entonces ilusión, esperanzas, proyectos hechos realidad, sueños rotos y muchos desencuentros. Existe un antes, un des-pués y un todavía.

Ley y trampa en la atención a las personas con diversidad funcional

Dependencia, interdependencia, autonomía personal

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El marco de la ley

El 7 abril de 1982 se aprobó la Ley de Integración Social de los Minusválidos (LISMI), una nor-mativa que supondría un punto

de inflexión y detonante de un cambio de mentalidad en materia de integración labo-ral para las personas con discapacidad. En 2014, con el fin de actualizar la legislación, se aprobó la Ley General de los Derechos de las Personas con Discapacidad y su Inclusión Social, también conocida como Ley General de Discapacidad o LGD” (fun-dacionadeco.org). Una paupérrima presta-ción y un cupo laboral que no siempre se cumplía.

De muestra, algún botón: “… en el plazo de un año a partir de la entrada en vigor de la presente Ley, establecerá y re-gulará por decreto un sistema especial de prestaciones sociales y económicas para los minusválidos que, por no desarrollar una ac-tividad laboral, no estén incluidos en el cam-po de aplicación del sistema de la Seguridad Social” (art. 12) –pensión no contributiva o PNC–. Y en cuanto a la integración laboral: “Será finalidad primordial de la política de empleo de trabajadores minusválidos su in-tegración en el sistema ordinario de trabajo o, en su defecto, su incorporación al sistema productivo mediante la fórmula especial de trabajo protegido” (art. 37).

Eslabones esenciales, la creación del Empleo con Apoyo, “empleo integrado en la comunidad dentro de empresas normaliza-das, para personas con discapacidad que tradicionalmente no han tenido posibilidad de acceso al mercado laboral, mediante la provi-sión de los apoyos necesarios dentro y fuera del lugar de trabajo, a lo largo de su vida labo-

ral” –Orden de 14 de febrero de 1996–; o la LIONDAU (Ley de Igualdad, No Discriminación y Accesibilidad Universal), de 2 de diciembre de 2003: “Se entiende por igualdad de opor-tunidades la ausencia de toda discriminación, directa o indirecta, por motivo de o sobre la base de discapacidad, incluida cualquier dis-tinción, exclusión o restricción que tenga el propósito o el efecto de obstaculizar o dejar

sin efecto el reconocimiento, goce o ejercicio en igualdad de condiciones por las personas con discapacidad, de todos los derechos hu-manos y libertades fundamentales en los ám-bitos político, económico, social, cultural, civil o de otro tipo” (art. 1).

Otro gran aporte, la prestación contri-butiva por hijo a cargo (RD 356/1991, de 15 de marzo), que recibiría el beneficiario de la Seguridad Social por un hijo mayor de edad con una discapacidad igual o supe-rior al 33%. Actualmente, pueden percibirla “los hijos minusválidos mayores de 18 que no hayan sido incapacitados judicialmente y conservan su capacidad de obrar” (RD 1335/2005, de 11 de noviembre).

La esperada Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las Perso-nas en Situación de Dependencia, de 14 de

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“La accesibilidad

universal es una

inversión”

Virginia Felipe Saelices, primera mujer en España que ha sido madre con AME (Atrofia Medular Espinal), segunda en el mundo.

María Pilar Martínez Barca

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diciembre de 2006, nació sin solvencia real. Comparemos su artículo 19: “Su objetivo es contribuir a la contratación de una asistencia personal, durante un número de horas, que facilite al beneficiario el acceso a la educación y al trabajo, así como una vida más autónoma en el ejercicio de las actividades básicas de la vida diaria”, y la Convención sobre los Dere-chos de las Personas con Discapacidad de la ONU –13 de diciembre de 2006–, que vela para que “Las personas con discapacidad tengan acceso a una variedad de servicios de asistencia domiciliaria, residencial y otros servicios de apoyo de la comunidad, incluida la asistencia personal que sea necesaria para facilitar su existencia y su inclusión en la co-munidad” (también art. 19).

El RD Legislativo 1/2013, de 29 de noviembre, por el que se aprueba el Texto Refundido de la Ley General de los Dere-chos de las Personas con Discapacidad y su Inclusión Social (Ley General de Disca-pacidad), viene a “Garantizar el derecho a la igualdad de oportunidades y de trato, así como el ejercicio real y efectivo de derechos por parte de las personas con discapacidad en igualdad de condiciones respecto del resto de ciudadanos y ciudadanas, a través de la promoción de la autonomía personal, de la accesibilidad universal, del acceso al empleo, de la inclusión en la comunidad y la vida independiente y de la erradicación de toda forma de discriminación” (art. 1).

A pie de calleGloria vive con sus dos hijos y su ma-

dre, también en silla; una señora las atien-de por horas. Fallecido el marido, su hijo es el cuidador de cara a percibir la Ayuda Económica por Entorno Familiar. Concha está con su padre, octogenario; ella indi-ca cómo hacerlo, él cocina. Prestación por Dependencia, 58 euros mes. Teresa vive en el piso que dejaron los padres; su herma-no, también polio, convive con su esposa. “Tengo a una interna, que acaba siendo la dueña de la casa; debes adaptarte a ella”. Silvia reside en su propio piso de forma autónoma; no le corresponde Dependencia por carecer de “entorno familiar”.

Muchos eligen, o se ven obligados a residencia. En el mejor de los casos, una institucionalización que vulnera el artículo 19 de la Convención Internacional, el 3, 5, 13, 18, etc. “Nadie será objeto de injeren-cias arbitrarias en su vida privada, su fami-lia, su domicilio o su correspondencia, ni de ataques a su honra o a su reputación” (art. 12). Es la “mortificación del yo”: “la ruptura con el exterior, la pérdida de control de los

objetos personales, el establecimiento del mismo tipo de rutina enajenante, la expo-sición de la propia intimidad” (Erving Goff-man, 1961).

Guipúzcoa es pionera en programas de Vida Independiente. Donde viven Lourdes y Menchu Arrieta, que aprendieron a hablar-se con los ojos, y el marido de Lourdes. También Marta Períbáñez, que agradece su suerte y reivindica: “Soy de Zaragoza; resido en Donostia con mi pareja –los dos en silla de motor–. Viajamos mucho en Alvia, cada uno en un tren. Queremos viajar juntos”.

Mamen López y Juan José Acón com-parten piso desde 2001, gracias a la Aso-ciación de Minusválidos de Plasencia y el reparto del IRPF por la Consejería de Sani-dad de Extremadura, reducido este año al 0,7% para todas las entidades. “Sin las au-xiliares, no sé si vamos a poder mantener la situación, que sigan viviendo en su casa; yo sola no puedo”, lamenta la madre de Ma-men, 78 años. “Sentimos mucha rabia, nos han quitado una ayuda que es el motor de nuestras vidas”, reconoce Juanjo.

Virginia Felipe, senadora por Cas-tilla–La Mancha, denuncia las palabras del vicepresidente de la Mesa del Sena-do, Pedro Sanz: “Hemos invertido más de 113.000 euros en una serie de infraes-tructuras para normalizar que esta se-nadora tenga igualdad de oportunidades

–las adaptaciones que se han hecho no son para mí, sino para todas las personas. Si yo tuviera igualdad de oportunidades, no tendría que ir a otro edificio para hacer uso del baño–”.

El haz y el envés“La accesibilidad no es un gasto, sino una

inversión para la sociedad. Sin accesibilidad no hay derechos”, terminaba Virginia. Según el CERMI (Comité de Entidades Representantes de Personas con Discapacidad), “Andalucía, Comunidad Valenciana, Castilla –La Mancha y Castilla y León tienen una legislación general sobre derechos de las personas con discapa-cidad. Cantabria tiene un anteproyecto de Ley y el resto de comunidades no han legislado sobre la materia”.

En cuanto a Asistencia Personal, uno de los derechos básicos, los programas de Vida Independiente comienzan en Guipúzcoa en 2004 –pago directo a cada usuario, que administra su ayuda y asistencia, gestiona-do por la Diputación Foral–. Le secundan Madrid y Barcelona, con sendas Oficinas de Vida Independiente (OVIs); elección libre de asistentes y horas personalizadas. El resto de experiencias, Cataluña, Andalucía, Gali-cia, Valencia o Canarias han seguido mode-los de prestación económica extendida.

Aragón continúa esperando. Contamos con servicios: prevención y promoción de la autonomía, teleasistencia, ayuda a domicilio –junto con el Ayuntamiento, máximo 12 ho-ras mes–, centro de día y noche, residencia; y prestaciones económicas: vinculada a un servicio por cuidados en el entorno familiar y de asistencia personal –sobre el papel–.

El o la asistente es nuestras manos y nuestros pies. ¿Más caro que una residen-cia? “El retorno económico de la asistencia personal es del 76%, mientras que el de una plaza residencial es del 91%; pero cuando añadimos el retorno que genera la persona, que estudia, trabaja, sale, paga impuestos, asciende al 132%”, nos comentaba Javier Arroyo, presidente de la OVI de Madrid. Va-rios estudios de campo lo refrendan. •

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“El asistente es

nuestras manos y

nuestros pies”

Estrella Gil García, madre y bibliotecaria. Ha luchado mucho por conseguirlo.

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M. ROSSILLI (ed.), Políticas de género en la Unión Europea, Narcea, Madrid 2001, pp. 278.

Análisis crítico de la política de la Unión Europea que afecta directamente a las mujeres, en temas, entre otros, como la acción sindical, la igualdad de oportunidades por el mismo salario, la seguridad social, el acoso sexual, el tráfico de mujeres, la paridad democrática, las migraciones, etc. A través de este análisis se ponen de manifiesto las contradicciones existentes entre el excepcional desarrollo de las leyes a la igualdad de géneros, y la real desigualdad existente a causa del mismo, por su falta de aplicación en los respectivos ámbitos de los Estados miembros. Desde distintas perspectivas feministas, las autoras proponen pautas para hacer frente al déficit de ciudadanía y democracia que esta realidad supone para los derechos de las mujeres. Las autoras forman un grupo interdisciplinar de investigadoras universitarias, situadas en diferentes posiciones del feminismo académico.

F.M.M. RODRÍGUEZ, Educación, neoliberalismo y justicia social. Una revisión crítica del desarrollo humano desde la Carta de la Tierra y la economía social, Pirámide, Madrid 2013, pp. 166.

La gran crisis financiera y económica internacional del siglo XXI ha permitido poner en cuestión los valo-res del actual modelo de desarrollo basado en la filosofía capitalista neoliberal. Sus nefastas consecuencias a nivel económico, político, social y ecológico han generado un modelo de sociedad en que las desigualdades sociales han sido la nota dominante. Los sistemas educativos han contribuido a perpetuar esta situación y a mantener un estatus en la sociedad inalterable a lo largo del tiempo. Ante dicho estado de cosas, en este trabajo el autor sostiene la necesidad de rehacer y repensar la educación desde un enfoque totalmente diferente al de una educación al servicio del capital. Defiende una educación para la toma de conciencia y la transformación social que sea capaz de trascender los interesados principios de la supuesta igualdad de oportunidades defendida por el neoliberalismo.

T.R. GONZÁLEZ – R.G. OCHOA, Manual para el cuidado del alma. Quince sesiones de desarrollo humano saludable, Herder, Barcelona 2017, pp. 294.

En contra de lo que podría esperarse, los grandes avances científicos y beneficios tecnológicos ocurren a la par de una grave erosión de valores de la conciencia, aquellos regalos ahora escasos de una mente y un corazón en sintonía con el milagro de la existencia. Enfermedades, adicciones, consumismo, violencia, sufrimiento son síntomas de una crisis existencial colectiva. Este libro responde a la gran necesidad de discernir vías que nos lleven al encuentro de nuestra humanidad para desde ahí, sembrados en lo real, echar un vistazo a las áreas de nuestras vidas que han sido abandonadas, negadas u olvidadas y que tanto necesitan de nuestra atención, reconocimiento y perdón. El vacío existencial que silenciosamente aletarga nuestro interior da paso a la activación de recursos previamente desconocidos, tal como si regresáramos a casa al cabo de un largo viaje en nuestros cuerpos, mentes, espacios, comunidades, cuencas y en el planeta que nos cobija y da sustento.

C. CYRULNIK, Psicoterapia de Dios. La fe como resiliencia, Gedisa, Barcelona 2017, pp. 253.

El autor lleva a cabo un análisis apasionante de las razones profundas por las que muchos seres humanos necesitan seguir creyendo. Entre ellas, destaca las ventajas adaptativas que tiene la religión, tanto en sus expresiones individuales como grupales, por cuanto ayudan a dotar de sentido a la existencia humana. Esta obra nos acerca de forma amena a la sugestiva teoría de la mente y la estrecha relación que existe entre el hecho religioso y la cultura, la cual demuestra la profundidad de la interacción entre las primeras figuras de apego en la primera infancia y la transmisión del sentimiento religioso. El sentimiento religioso es un factor importante de resiliencia. Sin embargo, el autor también nos advierte de que el he-cho religioso puede desviarse hacia una interpretación fundamentalista. En tal caso, el sentido que aporta al sujeto tiene peligrosos costes sociales, ya que tales sentimientos van de la mano de la negación a aceptar al que tiene una cultura y una espiritualidad distintas, llegando a deshumanizarlos como enemigo.

M.B. MARTIN, El cuidado en un mundo globalizado: enfermeras y familias en el encuentro cultural, EUNSA, Pamplona 2017, pp. 157.

La salud es un derecho fundamental de todo ser humano. El derecho a la salud implica el acceso a una atención sanitaria oportuna, rápida, profesional, eficaz y de calidad. En la actualidad la situación en la que se encuentran los profesionales de la salud difiere a la de hace unos años al tener que interactuar con personas procedentes de culturas ajenas a la suya propia. Esta obra pretende reflejar a través de un enfoque etnográfico la realidad de los encuentros culturales, destacando cómo está siendo el abordaje de dichos encuentros por parte de los profesionales sanitarios y la percepción de ese cuidado por parte de las familias. •

Los libros del monográfico

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Peio SánchezExperto en cine

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Ramón Sánchez Ocaña

La injusticia social del hambre

E s posible que el grito más silencioso de la injusticia social sea el del ham-bre. Ese grito en forma de costillas sobresalientes, de moscas en los

ojos, de mirada negra y abismal parece no lle-gar a nuestros oídos.

La estadística nos dice que por término me-dio las poblaciones de los países ricos reciben unas 3.100 calorías por habitante y día, mien-tras que las de los países menos desarrollados no reciben más que 2.150. Dicho así, no parece tan dramático. Sin embargo, si hablamos del consumo de proteínas las cosas ya cambian: en los países desarrollados rondan los 100 gramos diarios, mientras que en los países menos de-sarrollados no pasan de 50 (y de ellos solamen-te 7 son de origen animal.)

Es evidente que nosotros tendemos a un consumo abusivo de productos cárnicos, lo que nos obliga a consumir muchísimas calorías vege-tales para poder satisfacerlo. Se necesitan entre 6.000 y 7.000 calorías vegetales para producir 1.000 calorías de carne. Por tanto, los países que consumen muchos productos de origen animal consumen indirectamente muchos más alimen-tos que los que aparecen en su plato.

He aquí un ejemplo ilustrativo: Un chino me-dio consume unos 200 kilos de arroz al año. De ellos, unos 145 o 150 los come directamente (unos 400 gr. de arroz/día, es decir unas 1.600 kcal). El resto lo emplea en alimentar alguna gallina o animal doméstico. Con esto y algunos productos de su huerto, el chino está relativa-mente bien alimentado. Sin embargo, en los países ricos el consumo medio de cereales por habitante y año se acerca a la tonelada; es decir, cinco veces más que el chino. Pero directamen-te, nosotros no consumimos más de 70 kilos. El resto, prácticamente 900 kg lo empleamos en

alimentación animal. Y ahí está el problema. No basta calcular las calorías que ingerimos noso-tros; sino que para comprender las tremendas desigualdades hay que calcular las calorías que gastamos en producir un kilo de carne. Y así nos daremos cuenta de que por habitante y día, en los países ricos consumimos aproximadamente 15.000 kcal. Mientras que los países menos de-sarrollados no sobrepasan las 6.000.

Esa es la clave. Si en vez de limitarnos a cal-cular las dietas directamente consumidas por el hombre, sumamos los alimentos vegetales que han sido necesarios para la producción de carne, tenemos una idea más clara de las diferencias que existen en la alimentación del mundo actual.

Por eso Grande Covián era optimista cuan-do pensaba en la alimentación del futuro. Por-que –decía– solamente con aportar 6.000 ca-lorías de energía vegetal a cada ciudadano se podría alimentar de manera correcta a 11.000 millones de personas.

En otras palabras: se pueden producir ali-mentos suficientes. Pero hoy, como ayer y como mañana, el problema será que nadie podrá ga-rantizar una distribución equitativa. Porque se seguirán dilapidando miles de calorías vegeta-les para que haya abundancia de carne.

Como decía el gran Francisco Grande Co-vián: “Tenemos conocimientos suficientes como para saber cuáles son las necesidades nutri-tivas del ser humano. Tenemos la capacidad técnica para producir alimentos; pero no somos capaces de alimentar a la humanidad. Como persona que ha dedicado 50 años de su vida al estudio de la nutrición, me horroriza pensar que hay millones de personas muriéndose de hambre cuando no hay razón alguna para que esto ocurra”. •

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