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PERIPLO • JUNIO 2010 • Vol. III • 1 •

REVISTA PERIPLO. Urbi et orbi: Las musas del poder

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Volumen III - Junio 2010

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  • PERIPLO JUNIO 2010 Vol. III 1

  • 2 PERIPLO JUNIO 2010 Vol. III

    PERIPLO somos un grupo de jvenes, que por diversas circunstancias de vida, nos hemos visto envueltos en un periplo. Un periplo es un viaje, una circunnavegacin y as, una exploracin. Una revista es una propuesta literaria que sostiene un dilogo, a la manera antigua, que profundiza poco a poco en un ocano virgen. Es la propuesta de un itinerario digital y bimestral en el que las letras naveguen con los vaivenes de nuestro tiempo.

    PERIPLO ser, efectivamente, una tentativa de reconocer los mares que surcamos, uno a uno. Es nuestro objetivo abordar distintas temticas que sern la columna vertebral de cada nmero, desde las ms diversas disciplinas humanistas, con el desafo de ser transversales en el tiempo y en el espacio y con una ptica integradora. Somos cosmopolitas por surgir y habitar ciudades de todo el mundo: nuestros orgenes son diversos pero nuestra lengua es una y nuestra palabra plural.

    PERIPLO es adems hijo de la posmodernidad por estar comprometido a dar testimonio al siglo que vive; considerando la trayectoria histrica de la humanidad, buscar reflejar el pensamiento de un tiempo y sus dudas, sus posibilidades, sus inspiraciones y bloqueos. En una poca de cierta incertidumbre cultural, PERIPLO pondr de relieve las inquietudes de unos cuantos; curiosidades de muchos que, como nosotros, buscan ver el otro lado de las cosas.

    En la medida en la que no huimos, nuestra pequea embarcacin literaria ser un viaje que ir dejando rastro y huella por si, en algn punto, queremos regresar a una costa conocida. Viajar tambin es perderse; he aqu una brjula por escrito para aquellos que no teman desprenderse de sus races y busquen profundizar en nuevos mares.

    Las expediciones de los antiguos dejaban evidencias instructivas documentadas en sus (periplous), porque cuando la humanidad quiere dejar asentado algo que considera importante, lo escribe. Nosotros aprendimos el gesto, y sin conocer el destino final de nuestro periplo, decidimos dejar testimonio de nuestro recorrido.

    About Us

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    En este tercer nmero de PERIPLO hemos queri-do acercarnos al concepto de poder. Como siempre, nos aproximaremos a l desde las mltiples facetas que nos ofrecen las disciplinas humansticas. La existencia y el desempeo del poder slo se entiende unido a la idea de sociedad, es decir, cuando hay una relacin directa o in-directa entre al menos dos individuos. La organizacin social conlleva el establecimiento de unas relaciones de poder que marcan la manera de actuar y entender el mundo de una civilizacin. El Estado es su mxima manifestacin, pero no es la nica ni la ms duradera, ya que tras esta institucionalizacin existe una intrincada red de relaciones que buscan el dominio sobre el resto. As, la brecha abierta por el exilio se acrecienta aqu con la revisin de las inspiraciones del poder, mecanismos de perpetuacin que a veces resultan en musas traidoras. Natalio Stecconi realiza un anlisis sobre los men-sajes que ocultan el poder detrs de la publicidad. ngel Saiz esclarece la utilizacin poltica del arte a travs de la Casa de Austria. Vctor Bermdez dirige su mirada hacia la estrecha relacin entre lengua y poder. Joaqun Bilbao se detiene ante la psicologa del fascismo en El conformista de Bernardo Bertolucci; Carlos Martnez Rivera nos narra la vida del narcotraficante colombi-ano Pablo Escobar; y Bernadette Paa estudia la edu-can femenina como forma de aislamiento del poder.

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    Remas con PERIPLO?

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    soluctra ed ecidn

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    SNDROME DE STHENDALLa semblanza del poder [16]ngel Saiz

    Cine en ramaPequeos hombres:El conformista de Bernardo Bertolucci [12]Joaqun Bilbao

    GORAEl poder de la formacin ciudadana para la Unin Europea [68]Antonio Moutinho

    NOSTOSGlosas sobre poder y sabidura [64]Pablo Doratti

    Glosas sobre

    Poder

    y Sabidura

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    BAJO SEUDNIMOMirame [27]Ferdydurke Nirvana [32]Jade en DegradMrala a la cara [38]CurielDescensos relativos [63]Dantes puppet

    ET CETERAEl detergente me invit a cenar [28]Natalio Stecconi

    Dies diem docet: disce (Un da ensea a otro: aprende) Crnica de la marginacin educativa en Alemania [39]Bernadette Paa

    BiografasJulio Cortzar, de la fantasa literaria al compromiso poltico [33]Fernando Pittaro

    Pablo Escobar: devorado por el poder [55]Carlos Martnez Rivera

    PANOPLIALas lenguas del poder [47]Vctor Bermdez

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    ngel Saiz. Historiador y crtico de arte vallisoletano. Nmada y desarraigado. Conversador pausado y enemigo de la perfeccin. Es un buscador de musas, ya que su amor por el arte nunca fue correspondido.

    [email protected]

    Joaqun Bilbao. Especialista en generalidades, vive fascinado por el baile de los planetas. Porteo cosmopolita, pas por Bogot, Baha Blanca y Berkeley. Siempre que puede exclama que Paul es su beatle favorito.

    [email protected]

    Curiel. Salamanca. Joven poeta que combina la sutileza y la ro-tundidad dejando la piel en las palabras. Filloga, bailarina y afi-cionada a la confitera, a mirar el techo y al t, Curiel sale a escena con una poesa de la poca en que su ingenuidad se convierte en apariencia. Vital, cristalina, sutil.

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    Antonio Moutinho Delgadillo. Salamanca. Joven traductor y politlogo de la Unin Europea. Cosmopolita innevitable y orador de alta categoria, Moutinho aborda los temas con el rigor de la evidencia y la claridad de su exposicin.

  • PERIPLO JUNIO 2010 Vol. III 9

    Fernando Pittaro. Periodista argentino. Naci en Crdoba, sobrevive en Buenos Aires. Buscador incansable de historias callejeras. Nmada declarado. Escribe mucho, escribe de todo, escribe siempre. Sus escritos son un aporte ms a la confusin general.

    [email protected]

    Vctor Bermdez. Humanista breve, terico del t, la conviccin humana y otras vicisitudes similares. Ha crecido en Mexicali y se ilustra en Salamanca, donde el autor aprende sobre los vicios, la avaricia y el fervor vacacional.

    [email protected]

    Julieta Desmars. Poeta y redactora creativa. Eclctica y mu-tante. De sus poesas puede brotar tanto un pochoclo como una flor. Amante de la buena msica quiere bailar con David Gilmour su cancin, quiere a Lennon con su piano blanco en su living y meditar con George.

    Pablo Doratti. Cauteloso observador de la antigedad clsica y sus continuidades. Deambula a menudo por las ciudades y pueblos de la repblica Argentina, y es el tipo serio que ves en los cafs escribiendo en una montaita de hojas amarillas.

    [email protected]

    Carlos Martnez Rivera. Periodista puertorriqueo residente en Espaa. Analista minucioso del presente, editor, diseador, hispanista, politlogo y cmico a tiempo parcial, Carlos es un hombre orquesta. Cafetero empedernido que es sin duda el rigor de nuestro barco.

    [email protected]

    Bernadette Paa. Alemania. Pequea gran humanista transente en Salamanca, amante de la moda y los deportes de alto riesgo. Berni se aproxima a sus estudios con rigor, exactitud y precisin alemana, a la vez que muestra una sensibilidad objetiva y escptica.

    Natalio Stecconi. Joven argentino abstracto y polifuncional. Docente, director, redactor, ex msico y especialista en salsas frut-ti di mare. Recolector de imposibles, ilusionista del desasosiego.

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    Para conjurar futuras conspiraciones de su

    descendencia, Zeus devor oportunamente a su esposa Metis

    (Prudencia). Al poco tiempo, mientras caminaba por el lago Tritn, comenz

    a padecer una insoportable migraa. Sus gritos retumbaban en todo el firmamento

    y atrajeron la atencin de Hermes quien, a su vez, acudi por ayuda a Hefesto o, tal vez mejor, a Prometeo. Sirvindose de martillo y cincel, el dios

    abri el crneo del Crnida y de l emergi Atenea, pertrechada y exhalando un potentsimo grito.

    Algunos cuentan que fue ella quien, en agradecimiento, le ense a Prometeo

    arquitectura, astronoma, matemticas y todas las dems

    artes que el dios filntropo transmiti a los hombres.

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    centra su relato exclusivamente en las acciones

    de un colaborador del gobierno, Marcello Cle-

    rici interpretado por Jean-Louis Trintignant.

    Producto de un director que alcanza-

    ba su madurez artstica, el film estrenado en

    1970 obtuvo merecido xito y se convirti

    inmediatamente en una de las obras clave

    sobre el fascismo. Basada en la novela hom-

    nima del escritor italiano Alberto Moravia,

    El conformista narra la incursin de su pro-

    tagonista en la polica secreta, al tiempo que

    inicia su vida de casado con una tradicional

    joven burguesa, la bella Stefania Sandrelli.

    La pelcula logra, en ese cruce de even-

    tos, exponer sutilmente el desvanecimiento

    de la vida privada en la esfera pblica, una

    de las caractersticas del fascismo. Cuan-

    Pequeos hombres:El conformista de Bernardo Bertolucci

    Por Joaqun Bilbao

    I.

    "Los historiadores de nuestra poca, obsesionados tanto por la idea deter-

    minista como por una concepcin sociolgica

    de la Historia, a menudo tienden a descono-

    cer lo que tuvo de accidental la tragedia euro-

    pea en el siglo XX y el papel que en ella re-

    presentaron algunos hombres. No quieren ver

    que, en ocasiones, acontecimientos monstruo-

    sos tienen causas pequeas, escribi Franois

    Furet (Furet y Nolte, 1999: 100).

    Como dice el historiador francs, sal-

    vo excepciones, la narracin de los grandes

    hechos del pasado suele elaborarse en el inte-

    rior de un rgido marco de inevitabilidad his-

    trica o de operacin tajante de ciertas leyes

    econmico-sociales. Deleitados en el aparen-

    te descubrimiento de teoras que explican el

    flujo inexorable de la Historia, estos historia-

    dores olvidan o evaden el rol del ser huma-

    no comn, pequeo y, por tanto, annimo.

    El conformista, pelcula del director ita-

    liano Bernardo Bertolucci, no comete el mis-

    mo error en su reflexin sobre el fenmeno

    del rgimen fascista italiano de 1922 a 1943 y

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    do Marcello decide pasar su luna de miel en

    Pars, no es porque suee con la vista de la

    ciudad desde la Torre Eiffel, a la que final-

    mente ir su esposa sola. Su verdadero pro-

    psito en tierras francesas es ejecutar las r-

    denes de asesinar a un opositor al rgimen,

    su viejo profesor universitario Enzo Tarascio.

    El conflicto que generan en Marcello las ins-

    trucciones de asesinar a un hombre que l

    pareca admirar es revelado a travs de per-

    turbadores flashbacks. La evocacin de mo-

    mentos de la infancia del protagonista pre-

    tende, con elementos claramente psicoana-

    lticos, ser clave para explicar su dilatacin

    para llevar a cabo la ejecucin del plan.

    Sin embargo, Marcello se gana la con-

    fianza del profesor y organiza una emboscada

    en la que la polica secreta finalmente come-

    te el asesinato. Ya que en ningn momen-

    to el film explicita cules son los valores del

    protagonista, el acto homicida se manifies-

    ta no como un tpico problema de medios y

    fines, sino como algo quiz peor: la accin

    pasiva de un hombre que slo se limita a se-

    guir rdenes, sin importar su naturaleza.

    II.

    Marcello Clerici es un perfecto y elabo-

    rado ejemplo de la definicin del conformista.

    Por un lado, acepta pasivamente los valores y

    normas de la sociedad a la que pertenece. Por el

    otro, se alinea pasivamente con las opiniones y

    directivas de la autoridad oficial a que est some-

    tido (Bobbio, Matteucci y Gianfranco, 1988: 71).

    Su carencia valorativa le impide definir el pro-

    psito de su voluntad, que slo puede seguir

    los designios de la sociedad en la que vive.

    As evade su latente homosexualidad,

    insinuada en los flashbacks y en su relacin con

    mujeres y amigos, y se casa con una mujer

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  • 14 PERIPLO JUNIO 2010 Vol. III

    que no lo satisface emocional y sexualmente.

    Esa ausencia de juicio propio lleva a

    Marcello a desconocer la existencia de un l-

    mite razonable en la aceptacin de la autori-

    dad. La sumisin pasiva al rgimen fascista

    termina con su involucramiento en el cruel

    asesinato de un profesor al que apreciaba.

    El mrito de El conformista es exponer

    hasta qu punto el fracaso en la construccin

    de un proyecto personal propio no slo limita

    el desarrollo de la personalidad del individuo,

    sino que esencialmente sostiene y aumenta el

    poder de un aparato estatal como el que tuvo

    Italia bajo el gobierno de Benito Mussolini.

    En efecto, la caracterstica ideolgica del

    fascismo italiano era su doctrina imprecisa, que

    priorizaba la accin sobre la palabra (expuesto

    excelentemente en la pelcula con la ayuda de la

    fotografa de Vittorio Storaro), la disciplina so-

    bre el dogma. Mussolini escriba en 1924: Los

    fascistas tenemos el valor de rechazar todas las

    teoras polticas tradicionales; somos aristcra-

    tas y demcratas, revolucionarios y reacciona-

    rios, proletarios y antiproletarios, pacifistas y

    antipacifistas. Nos basta con tener un punto de

    referencia: la nacin (Touchard, 1998: 608).

    III.

    En nuestro tiempo, el Estado ha llega-

    do a ser una mquina que funciona prodigio-

    samente, de una maravillosa eficiencia por la

    cantidad y precisin de sus medios. Plantada en

    medio de la sociedad, basta tocar a un resorte

    para que acten sus enormes palancas y ope-

    ren fulminantes sobre cualquier trozo del cuer-

    po social, dijo Jos Ortega y Gasset en su cle-

    bre La rebelin de las masas, donde adverta sobre

    los peligros del Estado moderno (1996: 137).

    Para el filsofo espaol las consecuencias

    de la injerencia estatal eran claras: la sociedad

    vivir para el Estado y la persona para la m-

    quina gubernamental (Ortega y Gasset, 1996:

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    139). En otras palabras, burocratizacin de la

    vida que pierde su espontaneidad esencial. El

    conformista manifiesta explcitamente estas con-

    secuencias en el contexto del fascismo italiano,

    aunque la reflexin no se agota en ese marco.

    El final de la pelcula deja ver como,

    una vez cado el rgimen de Mussolini aos

    despus, el protagonista sale a la calle para

    encontrarse con un viejo amigo fascista. Tras

    una breve caminata escuchan una manifes-

    tacin a favor del nuevo gobierno que vie-

    ne en su direccin. Marcello no duda: acu-

    sa a gritos a su amigo de colaboracionista

    del fascismo y se integra a la muchedumbre.

    Perdindose entre la multitud de an-

    nimos, Marcello permite, una vez ms, que

    el flujo inexorable de la historia siga su curso.

    Bibliografa

    Bobbio, Norberto; Matteucci, Nicola; y Pasqui-

    no, Gianfranco (Eds.). Diccionario de poltica. Suplemento.

    Mxico, Distrito Federal: Siglo XXI Editores, 1988.

    Furet, Franois y Nolte, Ernst. Fascismo y co-

    munismo. Buenos Aires: Fondo de Cultura Econmica,

    1999.

    Ortega y Gasset, Jos. La rebelin de las masas.

    Barcelona: Ediciones Altaya, 1996.

    Jean Touchard (Ed.). Historia de las ideas polti-

    cas. Madrid: Editorial Tecnos, 1998.

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  • 16 PERIPLO JUNIO 2010 Vol. III

    Los austrias mayores. poca

    gloriosa

    l comienzo del reinado de Carlos I en

    1516 supuso la instauracin de una

    nueva casa dinstica en la monarqua

    espaola. El fin de la dinasta de los

    Trastmara, de una fuerte raigambre medieval,

    dio paso a su vez a una nueva forma de hacer

    poltica bajo los preceptos del Humanismo. La

    poltica de lazos familiares y herencias, junto

    a la conquista del Nuevo Mundo hicieron que

    el Imperio Espaol pronto tuviese territorios

    en cuatro continentes y una extensin

    prcticamente inabarcable.

    El dominio sobre estas regiones fue

    acompaado de la transmisin de una imagen

    ulica orquestada desde la propia figura de los

    monarcas espaoles. El emperador Carlos V1

    mantuvo una corte itinerante y encabez los

    ejrcitos facilitando la idea del dominio personal

    sobre el territorio. Pero no efectu nicamente

    una campaa poltica perfectamente orquestada,

    sino que la poltica cultural siempre le fue de

    la mano. Se rode de los mejores artistas del

    1 A su ttulo de rey de Espaa desde 1516 se le sum el de empera-dor del Sacro Imperio Germnico desde 1520.

    momento para crear una imagen del poder

    representado en su persona, siguiendo los

    usos de la Antigedad recuperados por los

    grandes prncipes europeos del Renacimiento.

    Sabemos que Alejandro Magno cont

    con un escultor de la talla de Lisipo y de un

    pintor como Apeles, de los que poco podemos

    aportar a la hora de ensalzar sus grandes

    cualidades artsticas transmitidas a travs de

    los siglos mediante testimonios materiales

    y escritos. Carlos V, conociendo tales

    precedentes, quiso emular al gran Alejandro

    contando con dos apoyos de talla similar. Tena

    presente que sin representacin material, la

    imagen pronto cae en el olvido del tiempo.

    Para ello busc en el que por entonces era el

    centro cultural y artstico de la poca: Italia.

    En este lugar, el mejor retratista era

    el pintor veneciano Tiziano, al que ofreci

    trasladarse a Espaa para convertirse en el

    retratista oficial del soberano. Nunca acept el

    traslado, aunque s ocup dicho cargo, siendo

    desde entonces el nico pintor al que estaba

    permitido representar su figura. Tiziano cre

    el modelo del retrato en la corona espaola,

    aunando la tradicin artstica germnica, el

    La semblanza del poder: Propaganda poltica a travs del arte

    en la Casa de Austria

    Por ngel Saiz

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  • PERIPLO JUNIO 2010 Vol. III 17

    simbolismo del retrato italiano y continuas

    referencias a la tradicin clsica. Tal fue el

    xito de los modelos creados que fueron

    tomados como referencia durante los siglos

    XVI, XVII y parte del siglo XVIII hasta que

    la instauracin de la monarqua borbnica

    trajo consigo nuevos modelos franceses.

    La pintura era la ms noble de la

    artes debido a su mayor carga intelectual, sin

    embargo, el uso de la escultura tiene unas

    connotaciones bien distintas debidas al uso

    de los materiales nobles, a la dignidad que

    aporta una efigie en tres dimensiones y una

    resistencia mucho mayor al paso del tiempo.

    De entre todos los materiales nobles, el

    mrmol y el bronce eran los ms importantes,

    sobretodo este ltimo, ya que gracias a sus

    condiciones de mayor perdurabilidad, impeda

    que su figura se difuminase con el transcurrir

    de los aos, iniciando, de esta manera, un

    camino ms directo hacia la inmortalidad.

    En Espaa era complicado encontrar

    un artista que trabajase este tipo de materiales,

    ya que, debido a la ausencia de un arte oficial,

    la tradicin escultrica medieval elaboraba

    obras fundamentalmente en madera para

    abastecer a la Iglesia de mobiliario litrgico.

    Para realizar obras en materiales duros

    como la piedra o el mrmol era frecuente la

    presencia de talleres itinerantes de artistas

    italianos, franceses, flamencos o alemanes.

    En las ciudades italianas de Roma y

    Florencia trabajaban los grandes escultores

    del Cinquecento, sin embargo, Carlos

    V eligi a Pompeo Leoni, un broncista

    milans menos conocido que se dedicaba

    esencialmente a la elaboracin de medallas,

    que con el tiempo demostr unas condiciones

    excepcionales para la elaboracin de

    esculturas en grandes dimensiones.

    El resultado de este impulso

    propagandstico del emperador fueron

    ejemplos tan majestuosos como el retrato

    ecuestre de Carlos V en la batalla de Mhlberg

    de Tiziano, donde se representa al emperador

    victorioso en una gran batalla, ataviado con su

    armadura de gala mientras doma la furia de su

    caballo con una gran templanza, presentndose

    como la figura protectora de sus sbditos2.

    En la vertiente escultrica, el ejemplo

    ms impresionante es la representacin de

    Carlos V y el Furor, de Leone Leoni. Esta figura

    alegrica del emperador viene a representar

    aproximadamente el mismo mensaje que

    la obra de Tiziano, aunque con una lectura

    ms abstracta. Su cuerpo completamente

    desnudo en una composicin tremendamente

    clsica, con herencia de la escultura griega,

    que puede ser vestido con una coraza de

    tipo romano. Bajo sus pies, una figura

    demonaca que representa al Furor descrito

    por Virgilio en el primer canto de la Eneida3.

    Su cuerpo retorcido, pero tremendamente

    bello, se coloca sobre una montaa de armas

    abandonadas tras el fragor de la batalla.

    En estas dos obras se resumen de

    un solo vistazo todas las virtudes propias

    2 Como se podr comprobar a lo largo del artculo, de entre to-das las modalidades de retrato, el ecuestre era el que aportaba una mayor dignidad al efigiado y el preferido por los monarcas de todas las cortes.3 Despus, abandonando las guerras, las generaciones feroces se humanizarn; la sagrada Fe y Vesta, y Remo con su hermano Quirino dictarn leyes; las funestas puertas del templo de la Guerra se clausurarn con slidas cerraduras de hierro; el impo Furor sentado dentro sobre las armas criminales y con las manos atadas a la espalda por cien nudos de bronce bramar con violen-cia con su boca ensangrentada (Virgilio, 1983: 50).

  • 18 PERIPLO JUNIO 2010 Vol. III

    un buen gobernante. Justicia, fortaleza,

    templanza, sabidura y, por supuesto,

    belleza, siguiendo los ideales estticos

    clsicos que unan indisociablemente el

    concepto de bondad con el de belleza.

    Felipe II hered la corona tras la

    abdicacin de Carlos V en 1556 y su retiro al

    monasterio extremeo de Yuste. Al contrario

    que su padre, Felipe II opta por establecer

    una corte fija y dota a sus palacios de galeras

    dinsticas que reivindiquen el peso histrico de

    sus antepasados, legitimando de esta manera

    el establecimiento de la nueva dinasta real.

    Dirigi una campaa de propaganda

    ms orquestada, ya que, si bien Carlos V

    contrat a los mejores artistas para difundir

    nicamente su imagen de gran prncipe,

    Felipe II lo que pretenda era crear una

    imagen ulica de la monarqua espaola

    como institucin, sobretodo de la nueva Casa

    de Augsburgo, colocndose a la altura de la

    amplitud territorial que tena bajo su dominio4.

    Para ello encarg al arquitecto Juan de

    Herrera el diseo del que se convertira en el

    gran monumento de la monarqua espaola: el

    Monasterio y Palacio Real de San Lorenzo de

    El Escorial. Aparte de la importancia intrnseca

    del edificio5, en su interior se desarroll un

    amplio programa iconogrfico que respondiese

    a los fines propagandsticos de los que estamos

    hablando. En primer lugar hay que destacar

    4 Las posesiones del Imperio germnico se haban quedado en manos de los Austrias alemanes.5 Se concibi como panten de los reyes espaoles, funcin que sigue desempeando actualmente. El anterior panten real esta-ba en la Capilla Real de Granada, un gran fracaso arquitectni-co que estaba muy alejado de la grandiosidad pretendida siendo construida adems en un estilo gtico ya desfasado. Para ello se inici un nuevo proyecto funerario para la Catedral de Granada, que nunca lleg a cumplir tales funciones por la construccin de El Escorial.

    que se construy para conmemorar la victoria

    de San Quintn sobre las tropas francesas.

    La baslica se concibi como el

    eje principal del edificio, lugar donde se

    centraban todas la miradas y, por lo tanto, el

    emplazamiento ms emblemtico. Dentro

    de la baslica, el altar mayor concentraba la

    mayor carga simblica al estar bajo la inmensa

    cpula del edificio. Este fue el lugar donde se

    decidi colocar los grupos escultricos de las

    familias de Carlos V y Felipe II elaboradas por

    Pompeo Leoni, el hijo del escultor personal de

    Carlos V y escultor oficial del nuevo monarca.

    Con la elaboracin de este programa

    propagandstico surge adems una nueva

    idea imprescindible, la vinculacin de la

    monarqua a la religin catlica y a los nuevos

    preceptos de la Contrarreforma elaborados en

    el Concilio de Trento. Todos los miembros

    de las dos familias reales se encuentran en

    posicin orante mientras dirigen las miradas

    al retablo elaborado por los mismos artistas.

    Desde ese momento, El Escorial se convierte

    en el centro de la monarqua espaola.

    Los Austrias Menores:

    decadencia poltica, cnit

    cultural

    La muerte de Felipe II supuso un

    importante cambio en la imagen que la casa

    real tendra desde entonces. El heredero Felipe

    III renuncia a parte de su poder, cedindolo

    al valido, nueva figura poltica encargada de la

    toma de las decisiones, mientras el monarca se

    dedicaba a otros menesteres menos relevantes

    como la caza, el teatro y los juegos de corte. El

  • PERIPLO JUNIO 2010 Vol. III 19

    Duque de Lerma encarn esta figura de valido

    y tomaba las decisiones atendiendo en muchas

    ocasiones a sus propios intereses personales

    ms que al inters del reino. Es significativo el

    hecho de que trasladase la corte a Valladolid

    en 1601 donde tena la mayor parte de sus

    posesiones e intereses econmicos, pero que

    regresara definitivamente a Madrid en 1606.

    Al igual que se produce un trasvase en

    el poder, los usos de imagen propagandstica

    de los reyes se trasladan a estos nuevos actores

    polticos, que usan a los mismos pintores y

    escultores que la casa real para crear su imagen

    ulica. Un buen ejemplo lo encontramos en

    los monumentos funerarios del Duque de

    Lerma y su esposa en el Convento de San

    Pablo de Valladolid, emulacin a escala ms

    modesta de los conjuntos mortuorios de El

    Escorial. Ms revelador del poder e influencia

    que haban llegado a adquirir los validos

    es el ejemplo del retrato ecuestre que hizo

    Rubens del Duque de Lerma. La labor de

    diplomtico del pintor le traer en numerosas

    ocasiones a Espaa y en una de ellas se

    efectu este magnfico encargo, que supera

    con creces a cualquiera de las representaciones

    que se realizaron de Felipe III en vida.

    El rey no mostr ningn inters por

    crear un programa orquestado para difundir

    su imagen de soberano, conformndose con

    la elaboracin retratos a cargo de los pintores

    locales que en ese momento trabajaban en

    palacio, muchos de los cuales ya trabajaron para

    Felipe II. Sin embargo, encontramos algunos

    ejemplos destacables de la idea propagandstica

    que sobre el arte tena el monarca, como

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  • 20 PERIPLO JUNIO 2010 Vol. III

    los cuadros religiosos que representan el

    Nacimiento de la Virgen y el Nacimiento de Cristo,

    pintados en 1603 por Pantoja de la Cruz

    para el Palacio de la Ribera de Valladolid6.

    En estas obras, los personajes sagrados estn

    personalizados en la efigie de los miembros

    de la familia real, conocidos como retratos a

    lo divino. Pretenden una vez ms vincular a

    la monarqua de los Austrias con la religin

    catlica, reivindicando su origen divino y

    estableciendo unos lazos tan fuertes que

    podan permitirse el hecho de representarse

    como miembros de la Sagrada Familia.

    El reinado de Felipe III coincide con el

    final del Renacimiento y el comienzo de la nueva

    corriente esttica del Barroco. Ahora la imagen

    mayesttica y austera del monarca adquirida

    por sus predecesores perda importancia,

    envolvindose en una serie de artificios

    decorativos que exaltasen su grandiosidad y

    riqueza. Los modelos creados por Tiziano

    se repetan insaciablemente cubriendo a

    los retratados de ricas telas y adornos que

    hacen perder gran parte de la solemnidad

    y sobriedad de los ejemplos anteriores.

    Aunque la decadencia poltica comenzaba

    a ser evidente, la vida cultural y artstica no slo

    no se vio afectada, sino que por el contrario se

    vivi el momento ms glorioso sobretodo por

    el inmenso auge que alcanzaron las letras. No

    hay que olvidar que en el reinado de Felipe III

    escritores como Miguel de Cervantes, Francisco

    de Quevedo, Lope de Vega o Caldern de la

    Barca escribieron sus mejores obras, entre ellas

    El Quijote. El inters de la corte por el teatro

    permiti el gran desarrollo que alcanz el gnero 6 Este palacio era la residencia de recreo durante la estancia de la Corte en Valladolid.

    y que se prolongara en el reinado posterior.

    La corrupcin de la monarqua y del

    desempeo del poder se hizo ms evidente

    en la figura del rey Felipe IV, que al igual que

    su padre renunci a sus funciones ejecutivas

    delegando en su valido el Conde Duque de

    Olivares. Los reales sitios se vieron poblados de

    una corte de enanos y de entretenimiento para el

    monarca que dedicaba gran parte de su tiempo

    a la caza y a asistir a las funciones teatrales.

    Si bien abandon sus obligaciones como

    monarca opt por retomar la elaboracin de

    una imagen majestuosa de la monarqua de la

    Casa de Austria en el Saln de Reinos del nuevo

    Palacio del Buen Retiro. La propia concepcin

    del Palacio Real en el que estaba ubicada esta

    estancia ya nos dice mucho del cambio de

    mentalidad sufrida con esta nueva etapa de

    la monarqua espaola. Se encontraba en el

    Palacio del Buen Retiro de Madrid, una villa

    de recreo ubicada en las afueras de la capital.

    Lgicamente, el mayor empeo

    iconogrfico del edificio se concentraba en el

    saln del trono donde se recibiran las visitas

    de los ms importantes mandatarios de todas

    las cortes del mundo. Siendo conscientes de la

    importancia estratgica de difundir la imagen

    gloriosa de una monarqua y de un reino cada

    vez ms dbil se desarroll un programa en

    el que se ensalzaba la imagen de la familia

    de Felipe III y del propio Felipe IV a travs

    de una serie de retratos ecuestres realizados

    por el gran pintor de corte Diego Velzquez.

    El hecho de incluir la representacin del

    difunto monarca y su esposa trataba de

    restituir su deteriorada imagen y contribuir

    a seguir la lnea propagandstica familiar

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  • 22 PERIPLO JUNIO 2010 Vol. III

    abandonada parcialmente durante su reinado.

    A estas efigies les acompaaban una

    serie de pinturas que representaban las batallas

    en las que los ejrcitos espaoles haban salido

    vencedores durante sus reinados, realizadas por

    los mejores pintores del momento. Sin embargo,

    esta aparente exaltacin del poder supona

    nicamente una mera mscara de la verdadera

    situacin poltica que se estaba viviendo, en la

    que las derrotas se sucedan una tras otra y las

    victorias obtenidas eran de muy escasa relevancia.

    Para una mayor reafirmacin de la imagen

    del poder, se buscan los orgenes mticos de la

    monarqua en la figura de Hrcules, el hroe

    griego por excelencia y el primer rey legendario

    de la corona espaola. Se pretenda completar

    el programa iconogrfico con la representacin

    de los doce trabajos de Hrcules encargados

    al pintor Francisco de Zurbarn. Sin embargo,

    por las propias limitaciones del espacio

    arquitectnico, no pudieron desarrollarse los

    doce trabajos, sino tan slo diez, suprimiendo

    alguno de ellos y permitindose licencias como

    la introduccin de otras hazaas realizadas

    por el hroe en territorio espaol, aunque

    no puedan considerarse como trabajos,

    como por ejemplo la presencia de Hrcules

    separando las montaas de Calpe y Abilia.

    Sabemos que algunos de sus doce trabajos

    se realizaron en la Pennsula Ibrica, como,

    por ejemplo, el robo de los rebaos de Gerin,

    pero tambin cuenta la mitologa cmo separ

    la pennsula de frica con la fuerza de sus

    piernas, representadas desde entonces como las

    columnas de Hrcules que a da de hoy siguen

    presentes flanqueando el escudo espaol.

    No es este el primer caso en el que

    Hrcules se vincula iconogrficamente con la

    monarqua espaola, ya que en un ejemplo del

    siglo anterior y tan importante como la fachada

    de la Universidad de Salamanca7 ya est

    representado. A travs de la figura del hroe se

    persigue la presencia de una figura mitolgica

    que muestre la grandiosidad de la institucin

    monrquica desde sus mismos orgenes y haga a

    sus sucesores poseedores de las mismas virtudes.

    7 Del complejo programa iconogrfico de la fachada de la Uni-versidad de Salamanca una de las lecturas ms importantes que de ellas se puede extraer es tambin una exaltacin de la monar-qua espaola, buscando en sus orgenes mticos e histricos y con los Reyes Catlicos como principales protagonistas al haber conseguido la unificacin definitiva del reino, la culminacin de la Reconquista con la toma de Granada, la unificacin religiosa con la expulsin de los judos y el descubrimiento del Nuevo Mundo.

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    Pero, aunque este sea el programa iconogrfico

    ms importante desarrollado por Felipe IV,

    no es la nica imagen suya que conservamos,

    ya que su pintor de cmara Diego Velzquez

    lo represent en innumerables ocasiones en

    actitudes menos grandiosas que los retratos

    ecuestres del Saln de Reinos, puesto que estas

    obras se encontraban ubicadas en estancias

    privadas de los distintos palacios reales. Algunas

    de esas escenas aparecen en actitudes tan

    distendidas como en sus partidas de caza en la

    sierra de Guadarrama acompaado de su perro

    o en escenas domsticas (impensables en pocas

    anteriores) como Las Meninas, obra cumbre

    de la pintura espaola y que originalmente

    llevaba el ttulo de La familia de Felipe IV.

    La decadencia de la monarqua no era

    visible slo en la situacin de crisis poltica y

    econmica que estaba sufriendo la corona,

    sino que tambin era evidente en la propia

    degeneracin de la sangre propiciada por

    una poltica de enlaces matrimoniales entre

    miembros de la misma familia para evitar

    la posible desmembracin del reino. As,

    prncipes herederos como Baltasar Carlos

    o Felipe Prspero murieron a muy corta

    edad, privando de un sucesor a la corona.

    La situacin se agravaba con el paso de los

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  • 24 PERIPLO JUNIO 2010 Vol. III

    aos y la avanzada edad de los monarcas.

    El ocaso de la Casa de Austria

    Finalmente, el joven prncipe Carlos

    sobrevivi a los aos aunque con una salud muy

    endeble, que le hicieron sufrir enfermedades

    constantes a lo largo de su vida. A la muerte

    de Felipe IV se convertira en el rey Carlos II

    que tomara posesin de sus poderes tras unos

    aos de regencias hasta alcanzar la mayora

    de edad. Fue el ltimo de los reyes de la Casa

    de Austria en Espaa, puesto que debido

    a su esterilidad muri sin descendencia.

    Aunque no emprendi ningn

    proyecto arquitectnico grandioso, s que

    tuvo un empeo especial en decorar

    los sitios reales existentes.

    Para ello cont con la

    ayuda de Luca Giordano,

    uno de los mejores

    fresquistas italianos, y, sin

    lugar a dudas, el pintor ms

    famoso en la Europa del

    momento. Mientras desarrollaba su trabajo en

    Npoles (por aquel entonces bajo el dominio

    espaol), Carlos II le hizo varios encargos

    para completar las colecciones reales.

    No conformndose con el trabajo en

    la distancia, en 1692 fue llamado a la Corte

    madrilea para realizar grandes frescos

    en los reales sitios que an permanecan

    sin decorar. Embarc ese mismo ao

    en Barcelona y se dirigi directamente

    a la Corte para presentarse ante el rey.

    En muy poco tiempo termin la

    bveda de la escalera principal del monasterio

    de El Escorial con el tema de La gloria de la

    monarqua espaola, una pintura alegrica en la

    que aparece Carlos II mostrando a su familia

    desde una balaustrada la apoteosis celestial

    de Carlos V y Felipe II ofreciendo sus reinos

    a la Santsima Trinidad en el centro de la

    composicin. Su grandioso estilo barroco,

    cargado de alegoras permita muy bien la

    conexin de la pintura propagandstica con

    la mitologa, las leyendas de sus antecesores

    y la propia exaltacin religiosa, tan grata

    a la conmocin de los sentidos de sus

    sbditos con la consecuente aceptacin del

    absolutismo monrquico respaldado por el ya

    consolidado origen divino de la monarqua.

    Para el Saln de Espejos del

    Alczar Real de Madrid8 realiz un retrato

    ecuestre del monarca y

    de su segunda esposa que

    completasen los retratos

    de todos los reyes de la

    Casa de Austria y aos ms

    tarde una serie de cuatro

    cuadros con el tema de

    las Batallas de Fernando el Catlico.

    De entre todas las obras realizadas por

    Luca Giordano cabe destacar La apoteosis de

    la monarqua espaola en el Casn del Buen

    Retiro. En esta bveda se desarroll un

    complejsimo programa iconogrfico de

    exaltacin del poder monrquico, una vez

    ms una mera mscara que camuflaba la

    verdadera situacin poltica que se estaba

    viviendo. En uno de los extremos de la bveda

    8 Este palacio desapareci completamente tras el incendio sufrido en 1734, en el que se perdieron una gran cantidad de magnficas obras de arte. Se sospecha que fue incendiado a propsito por Felipe V para poder construir el nuevo Palacio Real de Oriente, ms acorde con la nueva imagen que quera transmitir de la monarqua.

    Sin representacin

    material, la

    imagen pronto cae

    en el olvido del

    tiempo.

  • PERIPLO JUNIO 2010 Vol. III 25

    se representa la entrega del Vellocino de Oro

    por Hrcules a Felipe el Bueno, como origen

    de la Orden del Toisn de Oro. Desde ese

    momento se cuenta la historia del mundo con

    la monarqua espaola como eje unificador.

    La lnea de lectura del fresco es doble, por un

    lado un recorrido geogrfico y por otro lado

    cronolgico siguiendo una trayectoria Este-

    Oeste aludiendo al movimiento del Sol.

    Entre una serie de alegoras vinculadas a

    la Ciencia, la Filosofa, las Edades del Hombre,

    los dioses del Olimpo, el Cosmos destaca la

    escena que representa la majestad de Espaa que

    cierra la lectura del conjunto en el lado Oeste.

    En los huecos que existen entre las ventanas se

    representaron de nuevo los trabajos de Hrcules,

    cuyo significado ya ha sido explicado, pero

    que desgraciadamente no se han conservado.

    Su escasa categora como gobernante

    y su lamentable estado de salud sumieron

    a Espaa en una franca decadencia que se

    increment con la muerte de ste en 1700

    que desembocara en la Guerra de Sucesin,

    en la que sali victorioso Felipe de Anjou,

    que pasara a la historia como Felipe V, el

    primer monarca de la dinasta francesa de

    los Borbones en Espaa. Introducir nuevas

    modas artsticas de procedencia francesa,

    considerndose anticuado todo lo relacionado

    con la dinasta anterior e iniciando una

    campaa de modernizacin esttica.

    Bibliografa

    Checa, Fernando. Felipe II: mecenas de

    las artes. Madrid: Nerea, 1992.

    Los Leoni (1509-1608). Escultores del

    Renacimiento italiano al servicio de la corte de

    Espaa. Madrid: Museo delirado, 1994.

    Luca Giordano. Madrid: Aldeasa, 2006.

    Museo Nacional del Prado. El retrato

    en el Prado. Del Grego a Goya. Madrid: TF

    Editores, 2006.

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  • PERIPLO JUNIO 2010 Vol. III 27

    MIRAME

    Y pensar que detrs de cada teta hay un corazn. Hasta en esos pechos apretados que impiden el paso de una pulga.

    Hasta en esos simulacros de valles mal regados. Hasta donde parece que no hay nada, hay algo.

    Siempre. Y son dos. Y laten fuerte. Y justo te pide que la abraces cuando hay tormenta de sol.

    Y cuando finalmente se chocan son tres, y no dos, las caras que te miran. Intercambian una mirada interminable.

    Larga como una soga atada al cuello de una serpiente. Ahora tens sobrados motivos para sentirte observado.

    Ferdydurke

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  • 28 PERIPLO JUNIO 2010 Vol. III

    oy un fantico de los

    avisoscomerciales de productos de

    limpieza y cuidado personal. Por ello es

    que al encender la tele me ejercito en el fino

    arte del zapping invertido: en lugar de saltar

    las tandas publicitarias para encontrar los

    programas, eludo los programas para toparme

    con spots de limpiavidrios, desodorantes,

    trapos de piso, polvos y cremas emolientes.

    A primera vista podramos coincidir

    en dos grandes postulados que nuclean a la

    mayora de los avisos de esta naturaleza: a) son

    los ms estpidos e inverosmiles del repertorio

    comunicativo mundial; b) son divertidsimos!

    Pues bien, quin no se ha topado

    alguna vez con comerciales fundamentados

    en los siguientes pertrechos narrativos?:

    1) Madre y/o esposa tan bonita como intil,

    sola en casa, ensayando en cmara un muestrario

    de mohines por no haber alcanzado la exitosa

    limpieza de su hogar. Independientemente

    de cul sea la mercanca promovida en el

    aviso, el drama victoriano se resuelve cuando

    irrumpe un hroe animado que le ensea a

    la mujer el cmo, el porqu y el tambin de

    sus pulcros beneficios a prueba de mentecatas.

    2) Galn lampio que insiste en

    afeitarse con la ltima y ms novedosa de

    las herramientas podadoras, para luego

    confirmarnos en primer plano que su piel

    qued tan suave y tersa como antes de necesitar

    la afeitada. En su versin femenina, refirase

    a las hermossimas modelos que se empean

    en depilar unas piernas que jams han

    conocido un solo vello durmiente ni despierto.

    3) Bebs que relajan sus despreocupados

    esfnteres en el paal X, que es mejor que el

    paal Y, aunque en paralelo Y diga que es mejor

    que X, y aunque Z declame que sabe esconder

    mejor que los anteriores lo que nadie desea que

    cobre existencia a ojos ni narices del correcto

    burgus. Un caso similar es el de los protectores

    femeninos de distintas marcas que compiten

    por hacernos saber quin logra acaparar ms

    hectolitros de un sospechoso lquido azul.

    4) Desodorantes personales que no slo

    eliminan el sudor y sus nefastas consecuencias

    sociales, sino que tambin, y gracias a sus

    virtudes afrodisacas, disparan la libido del sexo

    El detergente me invit a cenar

    Por Natalio Stecconi

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  • PERIPLO JUNIO 2010 Vol. III 29

    opuesto hacia lugares que rozan la ilegalidad.

    Hay ms ejemplos, por supuesto.

    Todos jocosos, ms o menos exagerados,

    ms o menos fantasiosos. Estos comerciales

    existen desde hace aares, y florecen

    en casi todos los pases respetando un

    esquema bsico o pattern que se adapta al

    contexto espacial y cultural de aplicacin.

    Nadie cuestionara racionalmente un

    principio basado en la narrativa de ficcin. Quien

    lo intente caer en una falacia esquizofrnica.

    Todos sabemos que ningn superhroe

    musculoso entrar por nuestra ventana vestido

    con lycras de colores, calzoncillos, botas y capa

    a decirnos qu limpiador debemos usar para

    quitar la grasa difcil de la cocina. Discutir esto

    sera igual a pararse en medio de una proyeccin

    de Avatar para exclamar que los aliengenas

    azules de tres metros no podran llevar una

    cola con punta de flecos. De todos modos, y

    aunque seamos concientes del recurso ldico y

    fantstico de los avisos, el shock receptivo que

    combina el desagrado de lo lamentable con la

    humorada de la idiotez sigue vigente. Por qu?

    Porque a los dos postulados mencionados

    anteriormente hay que agregarles un tercero y

    capital: c) los avisos de productos de limpieza

    y cuidado personal se construyen sobre una

    concepcin del poder que es inherente a la

    relacin triangular del individuo consigo mismo,

    con su ambiente, y con sus prjimos. Y este tipo

    particular de poder, en el marco de la industria

    cultural, es redundantemente exagerado.

    Cada vez que una mujer se desespera en

    cmara por no poder asear su casa, ms bien

    est lamentndose de su incapacidad para

    subyugar el medioambiente fsico y familiar. El

    ama de casa de la publicidad requiere siempre

    de un tercero (real o animado) que le alcance

    el novedoso fetiche que le permitir recuperar

    el dominio de su imperio telrico. Este

    tercero (amiga sabia y solidaria, superhroe

    en pantaletas, locutor en off, dibujo animado

    3D) transfiere a la necesitada el poder de

    su conocimiento hecho producto, que ser

    usado ms tarde para provocar la felicidad

    propia (autosatisfaccin) y ajena (admiracin),

    construidas sobre la capacidad de despojar

  • 30 PERIPLO JUNIO 2010 Vol. III

    a los objetos circundantes de aquello que no

    les est permitido tener ni mostrar: la mugre.

    De la misma manera ocurre con los

    productos de cuidado personal: usamos el

    desodorante, las cremas y los champes para

    demostrarnos a nosotros mismos y a los dems

    que contamos con el poder de ser pulcros, de

    agradar, de estar a la moda, de ejercer nuestro

    dominio sobre la suciedad, el mal olor, el

    paso de los aos, la opacidad, el descuido,

    el desborde, lo grotesco y lo asqueroso.

    En avisos de productos de esas

    caractersticas se lleva el poder a un grado

    hiperblico: no es aseado y pulcro el que quiere,

    sino el que puede; y como el que puede parece

    no haberse dado cuenta de ello, requiere

    entonces la ayuda de un factor educativo que

    le transfiera su autoridad sin dejar lugar a

    equivocaciones. Ese factor es la publicidad.

    Revisemos el concepto. A muchos

    de nosotros se nos ha enseado que no

    necesitamos ser ricos para ser limpios, lo cual

    lleva escrito, en la otra cara de la moneda,

    que la pobreza es tolerable mientras nos

    cepillemos los dientes cuatro veces por da.

    Se nos adoctrin en el paradigma de que la

    limpieza es una cuestin de querer, no de poder.

    Evitemos discutir ahora el simplismo de

    esta visin paradigmtica para llegar al clmax

    narrativo de la peculiaridad publicitaria.

    Puesto que la limpieza y el cuidado corporal

    suponen la obtencin de un poder sobre uno

    mismo, sobre el ambiente y sobre los dems, el

    mensaje enfatiza el lado oscuro de este ideal:

    la carencia de ese poder genera inseguridad,

    debilidad, envidia y, en el ltimo de los

    subsuelos, un destierro cultural. La publicidad

    nos dice que no basta con querer, si ese deseo

    no viene acompaado de una capacidad de ser

    y tener. Y cul es la mejor forma de exponer

    el poder sobre el querer? Muy fcil: creando

    situaciones tragicmicas en las que incluso los

    tontos, los lampios, los bebs, las caricaturas

    y los animalitos son capaces de elevarse

    por encima del receptor medio (nosotros,

    ciudadanos, consumidores) para alcanzar

    un nivel de comprensin, uso y dominio de

    la realidad que ranse de Alejandro Magno.

    Dnde radica el mayor de los poderes de

    esta especie de comerciales? Pues en manejar

    los hilos de nuestra autopercibida superioridad,

    y de nuestro irrefrenable deseo de consolidar y

    mantener esa superioridad. Cada vez que nos

    mofamos del aviso en el que un detergente le

    habla al ama de casa ingenua, o nos remos del

    protagonista que corteja a dieciocho mujeres

    luego de echarse desodorante, estamos

    probando el delicioso anzuelo de la sumisin.

    Nos hemos olvidado de que el yo puedo

    generado por la publicidad es el hijo clown del

    porque primero te hice creer que sos superior

    a m y a los actores de mi espectacular show.

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  • 32 PERIPLO JUNIO 2010 Vol. III

    NIRVANA El asceta ama hasta sus pelotas. Hasta el hartazgo. Y no duerme l sobre retazos de seda. Mantiene su ego anestesiado ah en el huequito de una muela ausente. Es encantador cmo se sacrifica el santn con muestras de fuego aguantando toda una vida en una pata y negndole a un ojo (uno solito) otras deidades ms carnales, terrenales de igual naturale-za. Es devastador verlo sonrer cuando su condicin no es sana. No come, no bebe. Medita vido sobre la cima de una montaa. Entra en trance, tiene su culo adormecido. Sonidos de tranva anuncian necesidad. Se retuerce como un saquito de t y a las cuentas de su col-lar se les une el ombligo formando un pentagrama famlico cargado de un lenguaje ftil. La carne le pesa al esqueleto y el esqueleto punza la carne. Hay amor, hay deseo. Ay, dolor. Anudado hasta la cresta se mufa y se inflan de ganitas los orificios de su nariz. Ac no hay globo que aguante, ac hay 108 razones por las que descarga y te nombra y te nombra y te nombra y despierta de su letargo. Mueve su viborita al comps del tab. Se tambalea la viborita de un lado al otro y rompe la cesta. Se extiende en zigzag por el suelo querindose enroscar su propio cuello. Metstasis musical. Se yergue salu-dando al sol y acaba con el hombre escondiendo pruebas del nirvana debajo del tapiz.

    Jade en Degrad

    PER

    IPLO

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    gas

  • PERIPLO JUNIO 2010 Vol. III 33

    No te parece en verdad paradjico que un

    argentino casi enteramente volcado hacia

    Europa en su juventud, al punto de quemar las

    naves y venirse a Francia sin una idea precisa

    de su destino, haya descubierto aqu, despus

    de una dcada, su verdadera condicin de

    latinoamericano? (Cortzar, 1987: 269).

    El argentino flaco y desgarbado que parti de Buenos Aires en 1951 poco tuvo

    que ver con el que muri en Pars en 1984.

    El que se fue de su pas, disconforme con el

    peronismo naciente, vea al poder como una

    imagen difusa que se deba esquivar para no

    tener problemas. El escritor maduro que fue

    enterrado en el cementerio de Montparnasse

    era alguien que miraba al poder de frente, lo

    criticaba, lo analizaba, lo tena entre manos.

    Haca con l lo que mejor saba hacer:

    cuestionarlo.

    En Apocalipsis en Solentiname

    (1977) Cortzar plantea abordar el arte

    latinoamericano desde una visin naif de la

    realidad o testimoniar el horror. En el cuento, el

    narrador es un escritor argentino llamado Julio

    Cortzar que vive en Pars y visita Nicaragua

    en plena revolucin sandinista. Solentiname

    era la isla nicaragense donde el sacerdote

    y poeta de ese pas Ernesto Cardenal haba

    creado una comunidad de campesinos que se

    autoabastecan vendiendo tapices y pinturas.

    Cuando Cortzar escribe

    el cuento, la comunidad de

    Solentiname haba sido destruida por

    los soldados del dictador Anastacio

    Somoza. Pero en lugar de escribir

    una denuncia panfletaria, concentra

    todo el efecto del relato en las

    vivencias del protagonista, un lter

    ego del escritor, que fotografa los

    lienzos pintados por los campesinos

    en ocho rollos de fotos.

    Con horror descubre que

    donde l crea que iba a volver

    a ver la pintura ingenua de los

    campesinos, los escenarios han sido

    transformados: aparecen imgenes

    del horror, de la muerte y de la

    tortura que viven algunos pases

    latinoamericanos en ese momento.

    Entonces, comprende que ha tomado

    la realidad, no la pintura, aquello

    que subyaca en aquella frgil utopa

    como una amenaza (Cortzar,

    2006:121).

    JULIO CORTZAR: DE LA FANTASA LITERARIA AL COMPROMISO POLTICO

    POR FERNANDO PITTARO

  • 34 PERIPLO JUNIO 2010 Vol. III

    Y as fue como Cortzar dej de ser el

    escritor hermtico de mundos fantsticos para

    transformarse en ese escritor comprometido

    que senta la necesidad de contar, siempre

    camuflado en su pluma, lo que ocurra a su

    alrededor.

    Lo que el escritor

    comprometido debe hacer es, sin

    renunciar a su proyecto artstico,

    sin simplificar sus hermetismos,

    enfrentarse a esa realidad atroz

    y representarla. En el ejercicio

    literal del fotgrafo/escritor en

    Apocalipsis en Solentiname, se debe

    revelar el Apocalipsis que est

    detrs de los paisajes buclicos y la

    mirada prstina de los habitantes

    del continente (Paz Soldn y

    Favern Patriau, 2008: 13).

    Nicaragua fue su ltima esperanza

    de revolucin triunfante. Viaj en reiteradas

    ocasiones y se comprometi ntegramente

    con el proyecto del Frente Sandinista de

    Liberacin Nacional que desaloj a Anastasio

    Somoza del gobierno en 1979. Un da antes

    de morir, Cortzar pudo ver, casi como una

    mueca del destino, el ejemplar de su novela

    casi pstuma: Nicaragua, tan violentamente dulce.

    Nunca dej de escribir. Pero, s cambi

    la forma de hacerlo, la realidad lo oblig a

    tomar decisiones estticas diferentes. Ahora

    el mbito fantstico le daba lugar al debate

    poltico, a la trinchera ideolgica, produciendo

    una fractura entre el escritor de los mundos

    cerrados y aquel que levanta las banderas de

    los que no tienen voz.

    El compromiso poltico fue la

    locomotora que encendi su mquina literaria

    hasta convertir su creacin artstica en prosa

    poltica.

    PER

    IPLO

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    era

  • PERIPLO JUNIO 2010 Vol. III 35

    El 29 de octubre de 1967 Cortzar estaba

    en una reunin de la Unesco en Pars cuando

    le lleg la noticia que le arranc ms lgrimas

    que letras. Haban fusilado a Ernesto Che

    Guevara en plena selva boliviana. Ese mismo

    da su colega cubano Roberto Fernndez

    Retamar le pidi que escribiera un homenaje,

    pero no pudo porque un silencio se apoder

    de l:

    ...en una oficina donde se segua con la rutina

    de siempre, me encerr una y otra vez en el

    bao para llorar; haba que estar en un bao,

    comprends, para estar solo, para poder

    desahogarse sin violar las sacrosantas reglas del

    buen vivir en una organizacin internacional.

    El Che ha muerto y a m no me queda ms que

    silencio, hasta quin sabe cundo; como si uno

    pudiera sacarse las palabras del bolsillo como

    monedas. No creo que pueda escribirlas, estoy

    vaco y seco, y caera en la retrica (Cortzar,

    2006:97).

    Ya cuando junt fuerzas transform

    el silencio en versos y apareci el esperado

    homenaje en forma de poema:

    Yo tuve un hermano

    no nos vimos nunca

    pero no importaba.

    Yo tuve un hermano

    que iba por los montes

    mientras yo dorma

    Lo quise a mi modo

    le tom su voz

    libre como el agua.

    Camin de a ratos

    cerca de su sombra.

    no nos vimos nunca

    pero no importaba.

    Mi hermano despierto

    mientras yo dorma.

    Mi hermano mostrndome

    detrs de la noche

    su estrella elegida.

    Rayuela, quiz su obra ms ambiciosa y

    reconocida mundialmente, apareci en junio

    de 1963. A fines de ese ao, Cortzar viaj a

    Cuba como jurado del Premio Literario Casa de

    las Amricas. ste pas caribeo ya lo conoca

    porque en 1961 fue con amigos y descubri, por

    primera vez, su afiliacin latinoamericana. En

    ese momento empec a comprender que los

    libros deben llevar a la realidad y no la realidad

    a los libros, con el perdn de Mallarm a quien

    quiero tanto (Cortzar, 2006 :94).

    La Revolucin Cubana del 1 de enero

    de 1959 haba cautivado a Cortzar como a

    la mayora de los intelectuales de la poca.

    Algunos se fueron distanciando de la gesta de

    Fidel Castro y el Che Guevara, pero Cortzar

    mantuvo hasta el final su afinidad con la

    revolucin, aunque se permiti disentir en

    varios aspectos del rgimen, como cuando

    detienen en La Habana al poeta Heberto

    Padilla en 1971.

    El mundo estallaba en protestas

    estudiantiles y consignas revolucionarias que

    se sintetizaron en el Pars de 1968. El propio

    Cortzar particip de la revuelta y con un grupo

    de compatriotas realiz la toma simblica del

  • 36 PERIPLO JUNIO 2010 Vol. III

    pabelln argentino

    en la Ciudad

    U n i v e r s i t a r i a

    El contexto de

    militancia poltica

    y efervescencia

    social comienza

    a reflejarse

    claramente en

    sus publicaciones.

    La metamorfosis

    poltica y literaria

    del hombre nacido

    accidentalmente

    en Blgica

    empezaba a tomar forma.

    En 1969 aparece publicado en Mxico

    ltimo Round. Hay ficciones pero tambin

    poemas y textos annimos recogidos en las

    calles y en las facultades parisinas durante los

    das de la revuelta estudiantil. Adems, aparecen

    reflexiones sobre el erotismo que retoman la

    lnea de algunos textos de Rayuela. Es un libro

    donde se mezcla lo actual con lo literario, sin

    que por eso pierda estilo. Y, en este caso, el

    estilo se concentra en esta nueva actitud de

    Cortzar: el mundo est ah, solamente hay

    que nombrarlo (Cortzar, 2006:98).

    La dcada del setenta encuentra a

    un Cortzar ms poltico que escritor. Los

    sucesivos golpes militares que sufre la mayora

    de los pases del Cono Sur (en especial Chile,

    Uruguay y Argentina) lo ponen en guardia y

    empieza un largo recorrido por todo el mundo

    denunciando las violaciones a los derechos

    humanos en esa parte del continente a travs

    de conferencias, aportes periodsticos y con su

    participacin en el

    Tribunal Russell II

    con sede en Roma.

    En 1973

    aparece el Libro

    de Manuel, tal vez

    una de las novelas

    ms polmicas

    del universo

    c o r t a z a r i a n o .

    Detractores y

    a d m i r a d o r e s

    posaron sus ojos

    sobre ella. As

    era la literatura

    militante de Cortzar por aquellos tiempos.

    Poda gustar o no, pero nunca pasaba

    desapercibida. Los crticos ms acrrimos la

    tildaron de obra menor y de ser ms poltica

    que literaria. Y eso era lo que verdaderamente

    quera lograr Cortzar, una literatura

    provocativa con fuerte sesgo ideolgico.

    Yo no s si llamarlo un libro poltico.

    sa es una palabra que me da un poco de

    miedo, porque poltica es una cosa muy

    profesional y muy precisa. Yo creo que es un

    libro que una vez ms contina una especie de

    apertura ideolgica en la lnea socialista que yo

    veo para Amrica Latina, y adems una especie

    de pre-crtica a todas las equivocaciones que

    suelen cometerse cuando se intentan y realizan

    revoluciones(Cortzar, 1994: 11-12).

    El propio Cortzar fue muy crtico con

    el proceso de construccin del Libro de Manuel,

    su obra ms visceral, una historia que propona

    que la revolucin fuera hecha con humor y

    nadie supo entenderlo. Tal vez fue demasiado

    PER

    IPLO

    m

    ara

    ra

    mo

    s

  • PERIPLO JUNIO 2010 Vol. III 37

    En 1983 era consciente de que la muerte

    lo andaba rondando. A esa altura resultaba

    imposible escindir al escritor del militante,

    eran uno solo en cuerpo y alma. Pero, Cortzar

    sigui su periplo quijotesco, aunque su salud

    lo jaqueaba. En el ltimo viaje que realiz a

    Nicaragua no slo puso la pluma al servicio de

    la causa sandinista, tambin entreg el cuerpo.

    Decidi ingresar a la zona de la contraguerrilla

    somocista, en la frontera hondurea.

    Hasta el final sigui con la idea fija en

    la cabeza. Esa que deca que para testimoniar

    la barbarie del poder o la gesta de la causa que

    defenda haba que estar en el lugar, sentir y

    latir como ellos.

    Si nos quedamos con la imagen mental

    del Cortzar escritor, asptico, prolijo; autor

    de clebres obras de ficcin, nos perdemos

    gran parte de su integridad humana y artstica.

    Dejaramos de lado su etapa ms madura, su

    faceta ms visceral. Esos aos en donde decidi

    unir la pluma y la palabra para indagar sobre el

    mundo que lo rodeaba y cargarse al hombro la

    cotidianeidad que lo azotaba.

    Bibliografa Cortzar, Julio. Acerca de la situacin del intelectual latinoamericano. ltimo round. Mxico: Siglo XXI, 10 ed, 1987. Cortzar, Julio. Libro de Manuel. Mxico: Alfaguara, 1994. Cortzar, Julio. Protagonistas de la cultura argentina. Buenos Aires: Aguilar, 2006. Cortzar, Julio, Palabra de autor: cartas de Julio Cortzar. Buenos Aires: Alfaguara, 2004. Cortazar Julio, Entrevista con Joaqun Soler Serrano, A fondo, TVE, 1977. Paz Soldn, Edmundo y Favern Patriau, Gustavo. Bolao Salvaje. Barcelona: Editorial Candaya, 2008.

    revolucionario.

    Es el peor de mis libros, porque yo soy

    muy vago para escribir, escribo cuando me da

    la gana y me tomo todo el tiempo necesario. Y

    cuando empec con el Libro de Manuel, lo hice

    como si me lo hubiesen encargado, y me lo

    encargaba yo mismo como argentino porque

    era el momento de la dictadura de Lanusse y

    era el momento que empezaba en Argentina

    esa escalada de violencia que llev a hacer de la

    tortura no slo una institucin sino una tcnica

    tan absolutamente monstruosa que va ms all

    de toda descripcin.

    Ese libro fue una tentativa de escribir

    una novela porque yo no he nacido para

    escribir literatura poltica, no soy un poltico.

    Ante determinada situacin yo puedo decir

    lo que pienso de una manera, y mi manera

    es literaria. No tena ningn sentido escribir

    un panfleto poltico, hubiera sido malo y no

    hubiera tenido ninguna eficacia. Ese libro

    estaba destinado a ayudar en el plano prctico

    a los prisioneros polticos de la Argentina. Yo

    no quera derechos de autor porque entenda

    que un escritor no poda ganar dinero con ese

    tema. Yo quera dar ese dinero a una causa til,

    y la causa til era la gente que estaba sufriendo

    en las prisiones argentinas. Una de las cosas

    que ms me conmovi fue que con el dinero

    de ese libro las madres de muchachos que

    estaban presos en la crcel de la Patagonia, lo

    cual supone un viaje muy largo y muy costoso,

    los abogados alquilaron una serie de autobuses

    y llevarse a las familias a visitar a los presos.

    Es decir, el libro continuaba, continuaba en la

    vida (Entrevista con Joaqun Soler Serrano, A

    fondo, TVE, 1977).

  • 38 PERIPLO JUNIO 2010 Vol. III

    Mrala a la cara

    La primera fue un relmpago seguido de una patada en el estmago que nos hizo soltar el poco aire que nos quedaba

    en una frase de despedida sin adis.La segunda fue un reencuentro sin saludo que nos hizo coger aire para hablarnos y convencernos de que aquello

    fue un adis y de que aquello no era un reencuentro.Las terceras siguientes nos buscbamos como leones ham-brientos, nos olamos como animales, nos devorbamos como nosotros y nos despedamos sin adis, porque saba-

    mos que volveramos a la segunda de nuevo.

    Curiel

    PER

    IPLO

    I

    sabe

    l T

    alle

    da

  • PERIPLO JUNIO 2010 Vol. III 39

    ebido a los mecanismos sis-

    temticos de exclusin de la

    mujer en la formacin bsica y

    superior a nivel prctico y los

    mecanismos tericos, ideolgicos y pseu-

    do-cientficos que sustentaron esta exclu-

    sin institucionalizada, la mujer no pudo,

    durante siglos, adquirir las bases necesa-

    rias para acceder a puestos de poder. El

    largo y difcil camino hacia la igualdad

    educativa de hombres y mujeres muestra

    la tutela forzosa y el podero del hombre

    sobre la mujer, considerada natural y ne-

    cesaria. El presente artculo no puede consti-

    tuirse como documento investigativo comple-

    to, ya que tiene que dejar de lado la compleja

    historia poltica de Alemania, para aadir slo

    dos ejemplos, la divisin territorial y religiosa

    del pas, pero muestra a partir de tendencias

    generales de la educacin femenina, las bases

    de una sociedad e historia dominada por el

    sexo masculino. Los resultados dejan entrever

    un entramado social complejo en el que la mu-

    jer mayoritariamente fue delegada a ser huma-

    no inferior. Con seguridad, aunque hablamos

    aqu del caso alemn, muchos resultados se de-

    jan extrapolar a otros pases europeos, aunque

    habr que considerar las peculiaridades hist-

    ricas, socio-polticas y culturales de cada uno.

    Durante la Edad Media, la imagen de

    la mujer se redujo bsicamente a tres estereoti-

    pos- Bruja, Eva y Mara- todos ellos de

    impronta claramente religiosa. Los dos prime-

    ros llevan intrnsecos una clara connotacin

    negativa, representando el primero las fuerzas

    oscuras y peligrosas que emanan supuesta-

    mente de la mujer y el segundo, el poder del

    atractivo femenino sobre el hombre, que supu-

    so la expulsin de la humanidad del paraso y

    el inicio del pecado original, estigmatizando al

    ser humano desde el nacimiento. El tercer es-

    tereotipo hace referencia a una imagen casta y

    virginizada de la mujer que lleva asociada ade-

    ms el rol de la madre caritativa y sacrificada.

    En lo que a posibilidades reales de es-

    tudio se refiere, en la Edad Media toda la edu-

    Dies diem docet: Disce (Un da ensea a otro: aprende)Crnica de la marginacin educativa femenina en Alemania

    Por Bernadette Paa

    PERIPLO

    Jesica R

    uth

    D

  • 40 PERIPLO JUNIO 2010 Vol. III

    cacin qued relegada a los monasterios. La

    mujer sabia slo era aceptada si perteneca a

    mbitos como el monasterio o la Corte. Sobre

    todo en los siglos X, XI y XII el monasterio

    femenino se convirti en el lugar predilecto de

    educacin femenina aunque destinada mayori-

    tariamente a la mujer noble y aristcrata donde

    sta aprendi a leer, escribir, coser e hilar. No

    obstante, durante la mayor parte de la Edad

    Media todava no exista

    una educacin especfica

    y diferenciada por gnero.

    El punto de inflexin lleg

    con la diversificacin de la

    educacin a partir del si-

    glo XIV en universidades

    y liceos a los que desde

    el principio el acceso de

    la mujer fue vetado. Es a

    partir de entonces cuando

    la educacin femenina y

    masculina tom definiti-

    vamente vas separadas.

    En el siglo XV se

    extendieron en el territo-

    rio alemn el Humanis-

    mo y la Reforma, cada cual con efectos sin-

    gulares sobre la imagen y la educacin de la

    mujer. El humanismo alemn se interes poco

    por la educacin de la mujer. La literatura pe-

    daggica alemn humanista slo menciona la

    educacin femenina cuando sta fuese necesa-

    ria para el bienestar de la familia centrada en la

    figura del hombre. Una excepcin, sin embar-

    go, la encontramos en la figura de Erasmo de

    Rotterdam que recomend la educacin de la

    mujer en todas las reas del conocimiento. No

    obstante, el fin ltimo de este conocimiento es-

    taba destinado a salvaguardar la castidad y la

    preservacin ntegra de la mujer. A diferencia

    de los ideales del Humanismo, la Reforma pro-

    pag que fuera necesario un mnimo de educa-

    cin en todas las clases sociales para poder leer

    y entender la Biblia, y de este planteamiento

    no se exclua a la mujer. Los propulsores de la

    reforma y sobre todo su padre, Martn Lutero,

    perseguan la educacin

    a nivel general, pero sta

    debera limitarse slo a

    un mnimo necesario.

    Aunque Lutero

    recomienda la educa-

    cin de la mujer, es tam-

    bin uno de los mayores

    propulsores de una edu-

    cacin especficamen-

    te separada por sexo,

    ya que la educacin de

    la mujer debera estar

    destinada a educar a los

    hijos, organizar la casa

    y conocer las Sagradas

    Escrituras. Si compa-

    ramos el esfuerzo por la educacin femenina

    de la Reforma con los territorios catlicos de

    Alemania, la balanza se inclina claramente a

    favor de la Reforma, porque en las partes ca-

    tlicas slo determinadas rdenes religiosas

    se ocuparon de forma minoritaria de la edu-

    cacin de la mujer. Sin embargo, no debemos

    olvidar que tambin la Reforma aleg que la

    mujer debera adquirir un nivel de estudios

    bsicos, no estudios superiores y que se exi-

    ga por vez primera una formacin especfica-

    PER

    IPLO

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  • PERIPLO JUNIO 2010 Vol. III 41

    mente separada por gnero en la que se rele-

    ga a la mujer a ciertas reas de conocimiento.

    A la entrada del siglo XVII se desaten-

    di el tema de la educacin de la mujer, ya que

    la guerra de los 30 aos haba devastado el pas.

    Pero en el transcurso de este siglo surgi una

    disputa hoy conocida como Querelle des Femmes

    que muestra que el tema de la educacin de la

    mujer al menos fue tematizado. Inicialmente

    se trata de una disputa sobre el ideal femeni-

    no, pero en este contexto tambin se discuti

    sobre las facultades intelectuales y ticas de la

    mujer. Aunque tenemos constancia de algunos

    escritos de corte ms progresista, la mayora de

    los escritos concluy -basndose en un pasaje

    bblico del Gnesis- que la facultad mental de la

    mujer era inferior a la del hombre y limitada

    por naturaleza. Aunque se atribua a la mujer la

    facultad de la memoria, la mujer hecha sobre

    todo en falta el ingenium y el iudicium, facultades

    indispensables para poder formarse en ciencia.

    Dejando de lado esta disputa terica, la

    mujer, a nivel prctico, segua sin poder acce-

    der a instituciones de educacin superior. La

    educacin de la mujer, bsica y superior, de-

    penda bsicamente de la voluntad del padre

    y del marido. Existe, sin embargo, un mbito

    en el cual la mujer educada fue al menos to-

    lerada. Se trata de ciertos crculos intelectua-

    les y de mujeres que pertenecan a familias de

    larga tradicin cientfica por lo que las hijas

    de estas familias muchas veces podan partici-

    par en las clases impartidas a sus hermanos.

    Estas chicas llevaron asociadas el ideal de la

    gelehrte Frauenzimmer (chica sabia), pero no de-

    bemos de olvidar que su puesta en prctica

    afect con seguridad a grupos sociales muy

    restringidos. La influencia de este ideal en gru-

    pos sociales ms amplios es ms que dudosa.

    En el siglo XVIII existe una tendencia

    unitaria en Alemania de separar lo pblico y

    lo privado y la mujer fue claramente relegada

    al segundo mbito. A los escritos pedaggi-

    cos de la poca les une una idea central en lo

    que al gnero femenino se refiere: la esposa

    complaciente y servicial. Aunque ya no se

    negaba que la mujer debera adquirir un m-

    nimo de educacin, el enfoque se puso en este

    momento en el contenido. La formacin de

    la mujer no era considerada un fin en s mis-

    mo, que podra ser la autorrealizacin, sino

    un medio para lograr un fin determinado: ser

    una complaciente y servicial esposa, centrada

    en su deber hacia el hombre y la familia. La

    mujer burguesa era la educadora de la futura

    generacin y en las veladas sociales, su gran

    cometido era mantener la conversacin, por lo

    que le fue exigido un cierto nivel de conoci-

    miento general. La educacin de la mujer fue

    subordinada a estos fines y encaminada hacia

    la racionalidad prctica y el saber til para rea-

    lizar sus deberes y obligaciones naturales.

    El siglo XIX ofrece un ideario algo ms

    heterogneo acerca de la formacin de la mu-

    jer. Aparecieron voces, femeninas y masculi-

    nas, que exigieron la mejora de la educacin

    femenina alegando que las facultades mentales

    de ambos eran iguales. Adems, se puede cons-

    tatar un incipiente movimiento feminista que

    interceda a favor de los derechos de la mujer

    y de la mejora de su educacin. Sin embargo,

    tambin se mantena la argumentacin peda-

    ggica del siglo XVIII que adems del aspecto

  • 42 PERIPLO JUNIO 2010 Vol. III

    cultural y social incluy explicaciones pseudo-

    cientficas basadas en el incipiente estudio de la

    psicologa y el estudio anatmico del cerebro.

    A principios de siglo segua dominando

    la imagen femenina retrgrada basada en el

    triple estereotipo, ama de casa, esposa y ma-

    dre. La construccin del carcter del gnero

    polarizada que impregn la pedagoga atribua

    a la mujer cualidades tales como debilidad,

    castidad, conveniencia, entrega y pudor a las

    que la educacin femenina se subordin. La

    formacin de la mujer burguesa fue conside-

    rado algo necesario, pero destinada, como en

    el siglo anterior, a un nico fin: la preparacin

    de la mujer para su futura labor en la casa.

    A mitades del siglo empezaron aflorar

    propuestas emancipadoras, un ejemplo de

    aquello son los escritos de Theodor G. von Hi-

    ppel, pero tambin tuvieron mucho xito argu-

    mentaciones antifemeninas que basndose en

    el estudio anatmico del cerebro alegaron que

    existen diferencias naturales entre hombres y

    mujeres en lo que facultades intelectuales se re-

    fiere. Un claro ejemplo es Paul Julius Mbius

    quin en su escrito Inferioridad mental de la

    mujer defiende la deficiencia e inferioridad

    intelectual de la mujer. Base de su argumen-

    tacin es que en la mujer estn menos desa-

    rrolladas ciertas porciones del cerebro de suma

    importancia para la vida mental y esta[s]

    diferencia[s] existe[n] desde el nacimiento. Esta

    tesis es de suma importancia, ya que al consi-

    derar que las diferencias entre sexo existen por

    naturaleza, cualquier tipo de educacin de la

    mujer se convierte en intil. Mbius consider

    adems que la mujer injusta por corazn, [se]

    re dentro de s misma de la ley y lo viola cuan-

    do el miedo y adiestramiento lo permiten.

    A parte del ideario terico -bastante he-

    terogneo- el siglo XIX es de suma importan-

    cia para el avance de la educacin femenina.

    La educacin primaria no slo fue recomen-

    dada, sino que se hizo un serio esfuerzo por

    parte del Estado para extenderla a toda la po-

    blacin, tanto en territorio protestante como

    catlico. La disputa se centr entonces en la

    mejora de la educacin secundaria de la mu-

    jer, imprescindible para poder acceder final-

    mente a la universidad. Pero las exigencias de

    que la mujer pudiese acceder tanto a la edu-

    cacin secundaria como a la universidad, no

    llegaron a hacerse realidad hasta finales del

    siglo XIX y principios del siglo XX. No obs-

    tante, a mitad del XIX, se permiti en unas

    pocas universidades que la mujer participara

    en las clases en calidad de oyente. A finales

    de siglo, se instituyeron por vez primera cursos

    privados de bachillerato y de preparacin para

    la universidad. El primer estado alemn que

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  • PERIPLO JUNIO 2010 Vol. III 43

    finalmente permiti la admisin regular de la

    mujer en la universidad fue el Gran Ducado

    de Baden en 1900. En los siguientes aos si-

    guieron la iniciativa tanto Sachse como Bavie-

    ra y en 1908 Prusia, Hesse y Alsacia-Lorena

    permitieron la matriculacin de la mujer en

    las universidades. El derecho de admisin de

    la mujer en las universidades prusianas lleg

    de la mano de toda una iniciativa legislativa

    acerca de la educacin que adems reconoci

    oficialmente los institutos de educacin se-

    cundaria para chicas y dict que estos podan

    expedir certificados oficiales de bachillerato.

    En conclusin, podemos constatar que

    la educacin bsica de la mujer ya no fue dis-

    cutida en el siglo XIX, relegando la disputa

    a la educacin superior. Cierto es que exis-

    ta una pujanza activa y la exigencia firme de

    que la mujer pudiera acceder a la escuela se-

    cundaria y a la universidad. Pero tambin es

    cierto que durante buena parte del XIX se

    mantuvo una pedagoga conservadora en lo

    que a educacin femenina se refiere. Por lo

    tanto podemos constatar cierta bipolaridad

    y heterogeneidad a nivel terico y prctico.

    El primer gran inciso lleg con la Re-

    pblica de Weimar, constituida despus de la

    Primera Guerra Mundial, en la que la mujer

    accedi a la igualdad formal y poltica. Por

    vez primera la mujer poda ocupar puestos

    de funcionaria pblica. La situacin y los de-

    rechos de la mujer aumentaron considerable-

    mente y obtuvo libre acceso al mundo laboral,

    la educacin bsica y secundaria y tambin

    a las universidades. En 1920 fue concedi-

    do a la mujer el derecho a habilitarse, es de-

    cir convertirse en profesora de universidad.

    Sin embargo, a causa de la crisis eco-

    nmica mundial del 1929 lleg un importan-

    te punto de inflexin. El resentimiento con-

    tra la mujer acadmica y trabajadora aumen-

    t considerablemente. Se inici una campaa

    contra los Dos Sueldos al considerar que la

    mujer, en el difcil mercado laboral, robaba

    los puestos de trabajo al hombre por lo que

    se la hizo responsable del creciente paro den-

    tro de la poblacin masculina. En consecuen-

    cia, aparecieron muchas voces que exigieron

    de nuevo restricciones para limitar su acce-

    so a la universidad y al mundo laboral. Esta

    tendencia fue ampliamente explotada bajo

    del rgimen nacionalsocialista, pero el origen

    de esta argumentacin encontramos durante

    los ltimos aos de la Repblica de Weimar.

    Aunque a la mujer le fue concedido el

    derecho a la educacin bsica bajo el espri-

    tu nacionalsocialista y fue exigida su partici-

    pacin activa en la Hitlerjugend (Juventudes

  • 44 PERIPLO JUNIO 2010 Vol. III

    Hitlerianas), bajo la Alemania Nazi fueron

    disueltas todas las asociaciones femeninas y

    el ideal femenino que impregn toda la pro-

    paganda nacionalsocialista no era otro que

    el de la madre. El fin de la mujer alemana

    era procrear descendencia pura y heredita-

    riamente sana. La mujer de nuevo fue activa-

    mente relegada al mbito de lo privado y la

    campaa contra los dos sueldos, el Doppel-

    verdienertum (lo mismo-dos sueldos. Gente

    que gana dos sueldos), fue an ms acentuado.

    No obstante, las primeras restricciones

    acerca de la educacin no afectaron a la mujer

    alemana, sino a todos aquellos considerados

    impuros por el rgimen a los que en la Gesetz

    gegen die berfllung deutscher Schulen und Hochs-

    chulen (Ley contra la superpoblacin de las escuelas

    alemanas [escuelas primarias y superiores])de

    1933 fue vetado el acceso a las universidades y

    escuelas alemanas. No obstante el mismo ao

    fue aadida una clusula a esta ley que limit

    el nmero de estudiantes femeninas al 10% so-

    bre el total. Dentro de la propaganda antifemi-

    nista de la Alemania Nazi tambin estaba in-

    cluida que la mujer no debera acceder a pues-

    tos que implicases poder o responsabilidad.

    Durante la preparacin para la guerra, el

    rgimen forzosamente tena que cambiar su dis-

    curso, porque desde 1936 haba una continua

    necesidad de mano de obra y falta de experticia

    en todos los campos. Sobre todo despus del

    inicio de la Segunda Guerra Mundial el rgi-

    men no se preocup por ideales y prohibiciones

    anteriores: la mujer tena que ocupar los pues-

    tos vacantes de sus maridos. Antes y despus

    de la guerra se inici una campaa activa no

    slo de integrar la mujer en el mundo laboral,

    sino tambin en las universidades (tambin en

    reas de conocimientos tradicionalmente veta-

    das a la mujer) lo que explica el alto porcentaje

    de estudiantes femeninas durante la guerra.

    Despus de la guerra, como es bien cono-

    cido, el territorio alemn qued dividido. En la

    parte de la ocupacin sovitica se construy la

    Repblica Democrtica Alemana y en la zona

    ocupada por los Aliados, la Repblica Federal

    Alemana. A ambos territorios les une que la

    constitucin fij la libertad e igualdad poltica

    entre hombres y mujeres y que la mujer a par-

    tir de entonces tena de nuevo acceso libre a

    la educacin bsica, secundaria y superior y al

    mercado laboral. Aunque no debemos olvidar

    las diferencias entre ambos sistemas estatales

    debido a su distinta orientacin ideolgica de

    la que tambin se deducan diferencias en el

    tema educativo. En la RDA el monopolio de la

    educacin radicaba en el Estado. Se construye-

    ron las caractersticas Einheitsschulen (escuelas

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  • PERIPLO JUNIO 2010 Vol. III 45

    unificadas) para promover la democratizacin

    de la educacin bajo el espritu socialista y la

    igualdad de oportunidades. En la RFA el sis-

    tema educativo se instituy de forma altamente

    diversificada y esta forma organizativa se exten-

    di despus de la Unificacin en 1989 a la anti-

    gua RDA. Aunque en ambos estados las muje-

    res formalmente han tenido las mismas opor-

    tunidades de acceder a estudios universitarios,

    solamente hay que consultar a las estadsticas

    para darse cuenta que entre igualdad formal y

    realidad universitaria existen grandes diferen-

    cias. As por ejemplo en los aos sesenta, la

    cuota de estudiantes femeninas en la RFA no

    super el 30 %. En comparacin con datos de

    otros pases que en aquel entonces formaron la

    Comunidad Econmica Europea, la RFA ofre-

    ci los peores datos de toda la asociacin. Dado

    que las desigualdades persistan, Alemania in-

    cluy en la Ley Orgnica de las Universidades

    en 1985 un explcito programa de profeso-

    ras que incluy en su seno el discernimiento

    de delegados de mujer en cada universidad.

    Como hemos podido constatar median-

    te este breve recorrido por la historia de la edu-

    cacin femenina, el camino a la igualdad entre

    hombres y mujeres a nivel educativo ha sido

    largo y difcil. Tambin, se ha visto que la edu-

    cacin e