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COFRADÍA DEL SANTO ENTIERRO DE ÚBEDA Nº 18 MARZO 2013

Revista Redoble de Silencio 2013

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Revista del Cofradia del Santo Entierro de Crsto y Santo Sepulcro

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COFRADÍA DEL SANTO ENTIERRO DE ÚBEDA Nº 18 • MARZO 2013

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1Semana Santa 2013

SumarioEditorial .......................................................................................................................................... 3

MENSAJES CUARESMALES Y SALUDAS Mensaje del Santo Padre ....................................................................................................... 6 Mensaje del Obispo .............................................................................................................. 10 Saluda del Consiliario de la Cofradía .................................................................................... 12 Saluda del Hermano Mayor .................................................................................................. 14 Saluda del Presidente de la Agrupación Arciprestal .............................................................. 17 Saluda del Presidente de la Unión de Cofradías .................................................................... 19

NUESTRA COFRADÍA Memoria del Curso Cofrade 2012 ........................................................................................ 26 Obituario .............................................................................................................................. 30 Palabras del Vocal de Banda .................................................................................................. 31 Vocalía de Caridad ................................................................................................................ 32 Vocalía de Juventud y Grupo Joven “María de Nazaret” ....................................................... 34 Miembros de la Junta Directiva ............................................................................................ 36 Imágenes para el recuerdo. El primer desfile procesional del Grupo… ................................ 38 “Apuntes sobre el alumbrado de mano de nuestras Cofradías de Semana Santa” .................. 42 Algunas posibles fuentes artísticas del Grupo Escultórico del Santo Entierro de Úbeda ...... 55

REFLEXIÓN Y OPINIÓN Compartir la Fe ..................................................................................................................... 64 “Creo en Dios Padre… en la vida eterna” .............................................................................. 67 Y después de la muerte ¿Qué? ............................................................................................... 69 Nacimiento ........................................................................................................................... 71 Ilusión mantenida en el tiempo ............................................................................................. 73 Reflexiones ............................................................................................................................ 76 La E.F.C. ¿obligación o devoción? ........................................................................................ 77 Haciendo memoria................................................................................................................ 81 Las Cofradías ante la crisis .................................................................................................... 84 Todo lo guardaba y meditaba en su corazón .......................................................................... 87 Las Cofradías en el año de la Fe ............................................................................................ 89 Mi primer año en la Banda ................................................................................................... 90 María de Nazaret la Madre de Jesús...................................................................................... 91 El Cristo Yacente de Montoro de Amadeo Ruiz Olmos… ................................................... 93

RINCÓN LITERARIO Jesús ha muerto ..................................................................................................................... 102 El Santo Entierro .................................................................................................................. 103 En Su Sepulcro ..................................................................................................................... 104

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Cofradía del Santo Entierro de Cristo y Santo Sepulcro

Semana Santa 2013

REDOBLE DE SILENCIONúm. 18 • Marzo de 2013

EDITA Cofradía del Santo Entierro de Cristo y Santo Sepulcro de Úbeda

COORDINAN Antonio José Campos Martínez Alberto Campos Maldonado

FOTOGRAFÍAS Archivo de la cofradía Miguel Tejada Moreno Manuel Jesús Estrella Cazalla Pedro Mariano Herrador Marín Diego Godoy Cejudo Eugenio Santa Bárbara Miguel Ángel Consuegra Miguel Ángel Lechuga Álvaro Enrique Martínez Rozas Iván Fresneda Muñoz Rafael Melero Guervós

PORTADA Fotografía de Miguel Angel Lechuga

CONTRAPORTADA Fotografía de Manuel J. Estrella Cazalla

IMPRIME Gráficas Minerva - Úbeda

AGRADECIMIENTOS

A todas las personas que han hecho posible la publicación de esta revista y a las firmas comerciales que colaboran en ella.

Igualmente agradecemos a los veci-nos de la plaza de abastos y alrededores por soportar nuestros ensayos, además de los ánimos que nos das desde las can-celas de sus casas.

La Cofradía no se hace responsable de las opiniones vertidas en esta publi-cación.

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3Semana Santa 2013

Apreciado lector, un año más, tienes entre tus manos una nueva edición de Redoble de silencio. Próxima ya

la Semana Santa, tras un intenso trabajo previo, la revista vuelve a asomarse a la vida de la Hermandad para ofrecernos una interesante colección de colaboraciones que hacen atractiva una publicación ya veterana.

Altos capiruchos de terciopelo y ele-gantes capas de raso negro ponen imagen a la portada. Es el homenaje al cofrade anó-nimo y silencioso, amante de su cofradía, fiel a la cita del Viernes Santo aun por muy lejos que esté o viva. Al hermano penitente que reza callado y trabaja en lo escondido. Gracias a todos, nuestra hermandad es más hermandad. También es un homenaje a nuestra querida banda, precursora de esta revista. Ellos, con sus toques y sus ensayos, nos enseñan que también es posible, a pesar de tantos quehaceres, comprometerse con la cofradía.

Además, en este Año de la Fe, anima-mos a afianzar un verdadero compromiso más necesario que nunca. Un compromiso

Editorialen la fe. Somos cofrades porque somos cristianos. Sepamos transmitir esta idea como cofradía centenaria dentro de la Iglesia. Manifestemos este testimonio coherente con ilusión, esperanza y alegría.

Posiblemente, cuando leas estas lí-neas un nuevo Papa esté sentado en la Silla de San Pedro. No queremos dejar pasar la ocasión para expresar nuestra sincera gratitud a Benedicto XVI por su intenso Pontificado y por su brillante magisterio, cargado de hitos importantes y de cateque-sis cercanas y profundas. Su sucesor sabrá guiarnos con fidelidad por los caminos del Evangelio.

Finalmente, deseamos expresar otro “gracias”. Esta vez y especialmente, para todos aquellos que este año habéis colaborado enriqueciendo estas páginas: escritores, fotógrafos y anunciantes. Sin vosotros, esta realidad no sería posible. Os animamos a que en la próxima edición, tú también formes parte de la misma. Con ese deseo, esperamos que disfrutes con la lectura. Feliz Semana Santa y Pascua de Resurrección.

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Cofradía del Santo Entierro de Cristo y Santo Sepulcro

Semana Santa 2013

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Mensajes Cuaresmalesy Saludas

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Semana Santa 2013

Creer en la caridad suscita caridad «Hemos conocido el amor que Dios

nos tiene y hemos creído en él»(1 Jn 4,16)

Queridos hermanos y hermanas:

La celebración de la Cuaresma, en el marco del Año de la fe, nos ofrece una oca-sión preciosa para meditar sobre la relación entre fe y caridad: entre creer en Dios, el Dios de Jesucristo, y el amor, que es fruto de la acción del Espíritu Santo y nos guía por un camino de entrega a Dios y a los demás.

1. La fe como respuesta al amor de Dios

En mi primera Encíclica expuse ya algunos elementos para comprender el es-trecho vínculo entre estas dos virtudes teo-logales, la fe y la caridad. Partiendo de la afirmación fundamental del apóstol Juan: «Hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él» (1 Jn 4,16), re-cordaba que «no se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo hori-zonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva... Y puesto que es Dios quien nos ha amado primero (cf. 1 Jn 4,10), ahora el amor ya no es sólo un “mandamiento”, sino

Mensaje del santo Padre Benedicto XViPara la cuaresMa 2013

la respuesta al don del amor, con el cual Dios viene a nuestro encuentro» (Deus caritas est, 1). La fe constituye la adhesión personal “que incluye todas nuestras facul-tades“ a la revelación del amor gratuito y «apasionado» que Dios tiene por nosotros y que se manifiesta plenamente en Jesu-cristo. El encuentro con Dios Amor no sólo comprende el corazón, sino también el entendimiento: «El reconocimiento del Dios vivo es una vía hacia el amor, y el sí de nuestra voluntad a la suya abarca en-tendimiento, voluntad y sentimiento en el acto único del amor. Sin embargo, éste es un proceso que siempre está en camino: el amor nunca se da por “concluido” y com-pletado» (ibídem, 17). De aquí deriva para todos los cristianos y, en particular, para los «agentes de la caridad», la necesidad de la fe, del «encuentro con Dios en Cristo que suscite en ellos el amor y abra su espíritu al otro, de modo que, para ellos, el amor al prójimo ya no sea un mandamiento por así decir impuesto desde fuera, sino una con-secuencia que se desprende de su fe, la cual actúa por la caridad» (ib., 31a). El cristiano es una persona conquistada por el amor de Cristo y movido por este amor “«caritas Christi urget nos» (2 Co 5,14)“, está abier-to de modo profundo y concreto al amor al prójimo (cf. ib., 33). Esta actitud nace ante todo de la conciencia de que el Señor nos

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7Mensajes Cuaresmales y Saludas

ama, nos perdona, incluso nos sirve, se in-clina a lavar los pies de los apóstoles y se entrega a sí mismo en la cruz para atraer a la humanidad al amor de Dios.

«La fe nos muestra a Dios que nos ha dado a su Hijo y así suscita en nosotros la firme certeza de que realmente es verdad que Dios es amor... La fe, que hace tomar conciencia del amor de Dios revelado en el corazón traspasado de Jesús en la cruz, suscita a su vez el amor. El amor es una luz “en el fondo la única“ que ilumina cons-tantemente a un mundo oscuro y nos da la fuerza para vivir y actuar» (ib., 39). Todo esto nos lleva a comprender que la princi-pal actitud característica de los cristianos es precisamente «el amor fundado en la fe y plasmado por ella» (ib., 7).

2. La caridad como vida en la feToda la vida cristiana consiste en res-

ponder al amor de Dios. La primera res-puesta es precisamente la fe, acoger llenos de estupor y gratitud una inaudita inicia-tiva divina que nos precede y nos recla-ma. Y el «sí» de la fe marca el comienzo de una luminosa historia de amistad con el Señor, que llena toda nuestra existencia y le da pleno sentido. Sin embargo, Dios no se contenta con que nosotros aceptemos su amor gratuito. No se limita a amarnos, quiere atraernos hacia sí, transformarnos de un modo tan profundo que podamos decir con san Pablo: ya no vivo yo, sino que Cris-to vive en mí (cf. Ga 2,20).

Cuando dejamos espacio al amor de Dios, nos hace semejantes a él, partícipes

de su misma caridad. Abrirnos a su amor significa dejar que él viva en nosotros y nos lleve a amar con él, en él y como él; sólo entonces nuestra fe llega verdaderamente «a actuar por la caridad» (Ga 5,6) y él mora en nosotros (cf. 1 Jn 4,12).

La fe es conocer la verdad y adherirse a ella (cf. 1 Tm 2,4); la caridad es «caminar» en la verdad (cf. Ef 4,15). Con la fe se entra en la amistad con el Señor; con la caridad se vive y se cultiva esta amistad (cf. Jn 15,14s). La fe nos hace acoger el mandamiento del Señor y Maestro; la caridad nos da la dicha de ponerlo en práctica (cf. Jn 13,13-17). En la fe somos engendrados como hijos de Dios (cf. Jn 1,12s); la caridad nos hace perseverar concretamente en este víncu-lo divino y dar el fruto del Espíritu Santo (cf. Ga 5,22). La fe nos lleva a reconocer los dones que el Dios bueno y generoso nos encomienda; la caridad hace que fructifi-quen (cf. Mt 25,14-30).

3. El lazo indisoluble entre fe y ca-ridad

A la luz de cuanto hemos dicho, re-sulta claro que nunca podemos separar, o incluso oponer, fe y caridad. Estas dos vir-tudes teologales están íntimamente unidas por lo que es equivocado ver en ellas un contraste o una «dialéctica». Por un lado, en efecto, representa una limitación la ac-titud de quien hace fuerte hincapié en la prioridad y el carácter decisivo de la fe, subestimando y casi despreciando las obras concretas de caridad y reduciéndolas a un humanitarismo genérico. Por otro, sin em-

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bargo, también es limitado sostener una supremacía exagerada de la caridad y de su laboriosidad, pensando que las obras pue-dan sustituir a la fe. Para una vida espiritual sana es necesario rehuir tanto el fideísmo como el activismo moralista.

La existencia cristiana consiste en un continuo subir al monte del encuentro con Dios para después volver a bajar, trayendo el amor y la fuerza que derivan de éste, a fin de servir a nuestros hermanos y her-manas con el mismo amor de Dios. En la Sagrada Escritura vemos que el celo de los apóstoles en el anuncio del Evangelio que suscita la fe está estrechamente vinculado a la solicitud caritativa respecto al servicio de los pobres (cf. Hch 6,1-4). En la Igle-sia, contemplación y acción, simbolizadas de alguna manera por las figuras evangéli-cas de las hermanas Marta y María, deben coexistir e integrarse (cf. Lc 10,38-42). La prioridad corresponde siempre a la relación con Dios y el verdadero compartir evangé-lico debe estar arraigado en la fe (cf. Au-diencia general 25 abril 2012). A veces, de hecho, se tiene la tendencia a reducir el término «caridad» a la solidaridad o a la simple ayuda humanitaria. En cambio, es importante recordar que la mayor obra de caridad es precisamente la evangelización, es decir, el «servicio de la Palabra». Nin-guna acción es más benéfica y, por tanto, caritativa hacia el prójimo que partir el pan de la Palabra de Dios, hacerle partícipe de la Buena Nueva del Evangelio, introducirlo en la relación con Dios: la evangelización es la promoción más alta e integral de la

persona humana. Como escribe el siervo de Dios el Papa Pablo VI en la Encíclica Po-pulorum progressio, es el anuncio de Cristo el primer y principal factor de desarrollo (cf. n. 16). La verdad originaria del amor de Dios por nosotros, vivida y anunciada, abre nuestra existencia a aceptar este amor haciendo posible el desarrollo integral de la humanidad y de cada hombre (cf. Caritas in veritate, 8).

En definitiva, todo parte del amor y tiende al amor. Conocemos el amor gratuito de Dios mediante el anuncio del Evangelio. Si lo acogemos con fe, recibimos el primer contacto “indispensable“ con lo divino, capaz de hacernos «enamorar del Amor», para después vivir y crecer en este Amor y comunicarlo con alegría a los demás.

A propósito de la relación entre fe y obras de caridad, unas palabras de la Carta de san Pablo a los Efesios resumen quizá muy bien su correlación: «Pues habéis sido salvados por la gracia mediante la fe; y esto no viene de vosotros, sino que es un don de Dios; tampoco viene de las obras, para que nadie se gloríe. En efecto, hechura suya somos: creados en Cristo Jesús, en orden a las buenas obras que de antemano dispuso Dios que practicáramos» (2,8-10). Aquí se percibe que toda la iniciativa salvífica viene de Dios, de su gracia, de su perdón acogido en la fe; pero esta iniciativa, lejos de limitar nuestra libertad y nuestra responsabilidad, más bien hace que sean auténticas y las orienta hacia las obras de la caridad. Éstas no son principalmente fruto del esfuerzo humano, del cual gloriarse, sino que nacen

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9Mensajes Cuaresmales y Saludas

de la fe, brotan de la gracia que Dios con-cede abundantemente. Una fe sin obras es como un árbol sin frutos: estas dos virtudes se necesitan recíprocamente. La cuaresma, con las tradicionales indicaciones para la vida cristiana, nos invita precisamente a alimentar la fe a través de una escucha más atenta y prolongada de la Palabra de Dios y la participación en los sacramentos y, al mismo tiempo, a crecer en la caridad, en el amor a Dios y al prójimo, también a través de las indicaciones concretas del ayuno, de la penitencia y de la limosna.

4. Prioridad de la fe, primado de la caridad

Como todo don de Dios, fe y caridad se atribuyen a la acción del único Espíritu Santo (cf. 1 Co13), ese Espíritu que grita en nosotros «¡Abbá, Padre!» (Ga 4,6), y que nos hace decir: «¡Jesús es el Señor!» (1 Co 12,3) y «¡Maranatha!» (1 Co 16,22; Ap 22,20).

La fe, don y respuesta, nos da a co-nocer la verdad de Cristo como Amor encarnado y crucificado, adhesión plena y perfecta a la voluntad del Padre e infinita misericordia divina para con el prójimo; la fe graba en el corazón y la mente la firme convicción de que precisamente este Amor es la única realidad que vence el mal y la muerte. La fe nos invita a mirar hacia el fu-turo con la virtud de la esperanza, esperan-do confiadamente que la victoria del amor de Cristo alcance su plenitud. Por su parte, la caridad nos hace entrar en el amor de Dios que se manifiesta en Cristo, nos hace adherir de modo personal y existencial a la

entrega total y sin reservas de Jesús al Padre y a sus hermanos. Infundiendo en nosotros la caridad, el Espíritu Santo nos hace par-tícipes de la abnegación propia de Jesús: fi-lial para con Dios y fraterna para con todo hombre (cf. Rm 5,5).

La relación entre estas dos virtudes es análoga a la que existe entre dos sacramen-tos fundamentales de la Iglesia: el bautismo y la Eucaristía. El bautismo (sacramentum fidei) precede a la Eucaristía (sacramentum caritatis), pero está orientado a ella, que constituye la plenitud del camino cristiano. Análogamente, la fe precede a la caridad, pero se revela genuina sólo si culmina en ella. Todo parte de la humilde aceptación de la fe («saber que Dios nos ama»), pero debe llegar a la verdad de la caridad («saber amar a Dios y al prójimo»), que permanece para siempre, como cumplimiento de todas las virtudes (cf. 1 Co13,13).

Queridos hermanos y hermanas, en este tiempo de cuaresma, durante el cual nos preparamos a celebrar el acontecimien-to de la cruz y la resurrección, mediante el cual el amor de Dios redimió al mundo e iluminó la historia, os deseo a todos que viváis este tiempo precioso reavivando la fe en Jesucristo, para entrar en su mismo torrente de amor por el Padre y por cada hermano y hermana que encontramos en nuestra vida. Por esto, elevo mi oración a Dios, a la vez que invoco sobre cada uno y cada comunidad la Bendición del Señor.

Vaticano, 15 de octubre de 2012BENEDICTUS PP. XVI

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Cofradía del Santo Entierro de Cristo y Santo Sepulcro

Semana Santa 2013

Mensaje cuaresMal

cofradías y HerMandades de Pasión en elaño de la fe: creeMos, Por eso aMaMos.

Queridos hermanos cofrades:

Al acercarnos a los días santos de la Pascua del Señor y a su preparación litúr-gica desde el próximo miércoles de ceniza, día 13 de febrero, deseo animarles, como fieles asociados en las numerosas Cofradías y grupos de pasión a intensificar nuestros compromisos cristianos como hermanos.

1. En la Carta Pastoral que les dirigí al principio del presente curso, les animaba a celebrar con renovada ilusión, unidos a toda la Iglesia, el Año de la Fe.

Les decía que este itinerario es único en cada persona. Cada uno tenemos nuestra historia personal, con sus tiempos y circuns-tancias, y nunca hacemos este camino en solitario. Dios mismo sale una y otra vez a nuestro encuentro. Si le abrimos el corazón Él nos ayuda y acompaña, si le cerramos la puerta, Él espera. Sería de necios pretender hacer este camino de creyentes nosotros solos, en cambio, es de sabios cogernos de la mano con quienes compartimos las mismas inquietudes de creyentes, como hermanos. Así se llega siempre mucho más lejos, como aquellos discípulos de Emaús que el día de la Resurrección al encuentro con Jesús y escucharle, recobraron su alegría y esperanza (cf. Lc 24,32).

El Año de la Fe dio comienzo el pa-sado día 11 de octubre y se extenderá hasta la festividad de Cristo Rey, 24 de noviembre de 2013. Esta Cuaresma y Semana Santa serán una ocasión propicia, una verdadera gracia de Dios, para su encuentro personal con Jesucristo y para afianzar sus compro-misos de cofrades creyentes, testigos del Evangelio.

2. En la preciosa carta Apostólica de Su Santidad, Benedicto XVI, por la que convocaba este Año de la Fe bajo el título Porta Fidei, nos señalaba el objeti-vo fundamental de su propuesta en estas sencillas palabras que hacemos nuestras: “Ayudar a todos los creyentes en Cristo a que su adhesión al Evangelio sea más consciente y vigorosa” (n.8).

La puerta de la fe, que nos introduce en la vida de comunión con Dios y nos per-mite la entrada en su Iglesia, está siempre abierta para todos. “Empieza en el Bautismo (cf. Rm 6,4)… y se concluye con el paso de la muerte a la vida eterna” (n.1).

Creer, les decía en mi anterior carta pastoral, implica confianza y osadía de ver, en lo que no se ve, algo auténticamente real. La fe exige una decisión de nuestra exis-tencia, un cambio continuado en nuestro ser personal, al que sólo se llega por una decisión firme de cada persona.

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11Mensajes Cuaresmales y Saludas

La fe del cristiano no es fruto, sin embargo, de nuestro pensamiento. Nos viene de afuera. Es revelación que supera al abismo que yace entre lo eterno y lo temporal, entre lo visible e invisible. El que nadie vio entra en contacto conmigo (cf. 1Jn 1, 1-13). Esta fe incluye no sólo creer en Jesucristo, sino identificarnos también con Él y su mensaje, amarle, fiarnos de Él y seguirle.

Como enseña el Concilio Vaticano II. “por la fe, el hombre se entrega y libremente a Dios, le ofrece el homenaje total de su entendi-miento y de su voluntad, asintiendo libremente a lo que Dios revela” (Dei Verbum, n.5)

Escribe en el mismo sentido San Agustín: “Y ¿qué es creer en Él?: Amarle, ir a su encuentro creyendo, incorporarse a sus miem-bros… no se trata de una fe cualquiera sino de la fe que actúa por amor. Exista en ti esta fe y comprenderás la doctrina” (Comentario al Evangelio de San Juan, 29,6).

3. Hoy nuestra sociedad se encuentra muy necesitada de testigos creyentes que aman de corazón. Son faros de luz y espe-ranza en un mundo triste y egoísta.

Cuando Dios falta el mundo camina como entre tinieblas. Todo parece sin senti-do. Cuando más nos vaciamos de Dios más necesidad tenemos de buscar dioses falsos en el consumismo desenfrenado.

La fe en el cristiano no es una teoría. Esa misma fe, que nos permite reconocer a Cristo, el Hijo de Dios, que hasta llegó a entregar su vida en una cruz por amor a la humanidad, es la que abre nuestro interior hacia horizontes nuevos de gene-rosidad como nuestro Maestro. El amor es

la respuesta a su fe en el creyente. Van tan unidos como causa y efecto, se reclaman mutuamente.

La fe se manifiesta en la caridad y la caridad sin la fe, sería filantropía, no verda-dero amor cristiano.

Escribe el Papa en su Carta apostólica citada Porta Fidei: “La fe sin la caridad no da fruto… La fe y el amor se necesitan mutua-mente, de modo que una permita a la otra seguir su camino… el Año de la Fe… será una buena oportunidad para intensificar el testimonio de la caridad” (n.14).

4. Fe y amor. Conversión y caridad. Credo y adoración. Ayuno y penitencia. Son caminos de luz que nos acercan durante este tiempo a Aquel que nos ama sin medida: Jesucristo.

El miércoles de ceniza es la puerta litúrgica que nos conduce a la solemne noche de pascua, el sábado santo.

Todo en nosotros, como hermanos creyentes, es obra de la gracia divina. No dejemos pasar inútilmente este tiempo de gracia. Escuchemos a Cristo en la mesa de la Palabra, del Perdón y de la Eucaristía, socorramos al hermano que sufre y, junto a la pila bautismal, recitemos el símbolo de nuestra fe: el Credo.

Virgen de los Dolores, acompaña nuestros pasos como lo hiciste con tu Hijo.

Con mi bendición,

+ RAMÓN DEL HOYO LÓPEZ, OBISPO DE JAÉN

Cuaresma de 2013

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Cofradía del Santo Entierro de Cristo y Santo Sepulcro

Semana Santa 2013

fe, creencia y religiónJuan Ignacio Damas López

Arcipreste de Úbeda - Consiliario de la Cofradía

Los cristianos somos eso, cristianos. Pero además, creyentes y religiosos. Y debiéramos serlo precisamente en

ese orden: primero fieles, luego creyentes y finalmente religiosos. Puede esto parecer un juego de palabras, pero no lo es. La fe, la creencia y la religión están relacionadas, pero no son del todo identificables.

La fe es la confianza que el hombre deposita «en Dios». En realidad, los cris-tianos tendríamos que decir «en Jesús». Es una relación de encuentro, al estilo de los en-cuentros humanos, porque el Verbo se hizo hombre, para relacionarse con nosotros. Y en toda relación humana, lo primero es eso: el encuentro. El Señor pasa por mi vida y yo lo siento. Me llama la atención y me toca el corazón. Me interroga y me hace plantearme quien soy yo y qué sentido tiene mi vida. Quiero conocerlo y dejarme conocer por él. Siento que él es para mí «de fiar», que puedo confiar en él, que vale la pena arriesgarme a depositar en él mi confianza y mi afecto. Lo primero es una relación de atracción, el sentimiento de que Jesús es importante para mí, de que tiene algo que decirme, de que su presencia en mi vida puede llegar a ser imprescindible; en definitiva, una relación de amor. Como la que sintió la samaritana, que le pidió a Jesús que le diera de su agua

(ver Jn 4,15). O Nicodemo, que, de noche fue a hablar con Jesús, buscando claridad para sus oscuridades (ver Jn 3,1ss). O los discípulos de Emaús, que sintieron que su corazón les ardía mientras Jesús les explicaba las Escrituras por el camino (ver Lc 24,32). O como Pedro, que respondió a la pregunta de Jesús, diciendo: «Señor, ¿a quién vamos a ir? Tú tienes palabras de vida eterna» ( Jn 6,48). O como el pueblo, que se quedaba admirado cuando veía sus milagros o es-cuchaba su doctrina, porque «hablaba con autoridad» (Lc 4,32).

Después viene la creencia. Porque confío en Jesús, me creo lo que él me dice. Porque lo amo, sus palabras son para mí dig-nas de crédito. Si me dice que Dios es sobre todo Padre, me lo creo. Y si me afirma que su amor a los hombres llega hasta el perdón sin límites, asumo que es verdad. Hasta las aseveraciones más ilógicas se tornan razo-nables para mí cuando las escucho de él. Entonces creo que el amor es más fuerte que la muerte; y que gastar la vida por los demás tiene algún sentido, o mejor, que es lo que mayor sentido puede dar a una vida. Creo que, aunque parece que estoy solo en la vida frente a mis dificultades, sin embargo cuento con la presencia fortalecedora de Jesús en su Espíritu: porque él me lo ha prometido. Y

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13Mensajes Cuaresmales y Saludas

puedo unirme a otros para recitar el credo, que es algo más que una pura recitación mecánica de una profesión de fe. Tenemos creencias porque sabemos de quién nos hemos fiado (ver 2Tim 1,12).

Porque tenemos fe, profesamos nues-tra creencia. Porque somos creyentes afirmamos las enseñanzas que vienen del Señor y que hemos recibido como tesoro a través de la cadena interminable de testigos que es la tradición eclesial. Y por eso, por-que tenemos fe y compartimos creencias, expresamos en actos visibles y externos de religión nuestra doble condición de fieles y de creyentes. Celebramos los sacramentos, hacemos ritos religiosos, testimoniamos con nuestras acciones lo que llevamos en lo más profundo del corazón y queremos que sea

el centro de nuestra vida. Sí, eso es lo que hacemos en nuestra Semana Santa en la calle en Úbeda.

Alguna gente quiere leer nuestra Se-mana Santa de la calle como un puro evento estético, emotivo, cultural o turístico. Para otros es más: un acontecimiento religioso, que puede perderse entre otros o aseme-jarse a otros con formas diversas. Nosotros sabemos que es más. Queremos que sea más. Claro que el desfile de nuestras imágenes en las calles es un acto de culto y de religión, pero no solo. No nos basta con ser religiosos. En nuestras procesiones afirmamos nuestra condición de creyentes. Y porque somos creyentes, queremos ser fieles; y «tenemos puestos nuestros ojos en Jesús, el que inicia y consuma nuestra fe» (Hb 12,2).

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Cofradía del Santo Entierro de Cristo y Santo Sepulcro

Semana Santa 2013

saludo del HerMano MayorcuaresMa 2013

Antonio Jesús Hidalgo Campos

Toda publicación es una acción de gran responsabilidad, por lo que iniciada la Cuaresma y en plena

preparación de Semana Santa, dedico estas líneas a todos mis hermanos y hermanas de la Cofradía del Santo Entierro, intentando con responsabilidad, acercarme y acercar la Cofradía a todo lector que tenga a bien dedicar unos minutos a ojear y leer lo que tanto esfuerzo, dedicación y cariño, se ha elaborado desde el seno de la hermandad.

Un año más, una nueva edición de una de las publicaciones con más tradición de nuestra biblioteca cofrade; “Redoble de Silencio”, seña de identidad y escaparate para nuestra Cofradía ante la muy noble ciudad de Úbeda, vuelve a ver la luz.

Quiero agradecer a todos los que han colaborado con sus artículos, dibujos, publicaciones de tan diferente índole, fotó-grafos que ilustran esta revista y a los siem-pre necesitados anunciantes, que con su patrocinio hacen posible en estos tiempos de crisis, la viabilidad económica de esta publicación, sin necesidad de mermar las arcas cofrades. Y en especial, gracias a mis hermanos Alberto Campos Maldonado y Antonio José Campos Martínez, que han

dedicado un esfuerzo extra y un trabajo in-calculable para que lo que hoy disfrutamos en nuestras manos, sea una realidad. Gra-cias a todos desde el corazón.

Como he dicho estamos ya en Cua-resma, y no es una Cuaresma cualquiera, sino la Cuaresma del Año de la Fe, la que como cristianos, nos incita a reflexionar y vivir una auténtica conversión espiritual que nos conduzca a Cristo. Como dijo el próximamente Papa Emérito, Benedicto XVI, en su carta apostólica Porta Fidei, refiriéndose al compromiso y testimonio público de la fe;

“El cristiano no puede pensar nunca que creer es un hecho privado. La fe es decidirse a estar con el Señor para vivir con Él. Y este “es-tar con Él”nos lleva a comprender las razones por las que se cree. La fe precisamente porque es un acto de la libertad, exige también responsa-bilidad social de lo que se cree.”

Ojalá estas sabias palabras de Be-nedicto, nos muestren el camino y las se-pamos transmitir a nuestra vida cristiana y a nuestra vida cofrade, pues como bien dice, es un acto libre ser cristianos, al igual que es un acto libre ser cofrades, y eso, exi-

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ge unas responsabilidades que no siempre cumplimos. Pero sin duda, la Cuaresma y la cercanía de la Semana Santa, donde el calendario viene cargado de cultos, actos, tareas y trabajos en la vida cofrade, son el escenario perfecto para reflexionar y co-menzar nuestra vida como cristianos y co-frades más implicados, es el momento de nuestro cambio y nuestra apuesta firme por ser personas comprometidas e implicadas con lo que hemos elegido ser.

Ahora quiero destacar el trabajo del gran equipo directivo que tengo la suerte de presidir. No voy a extenderme ni entrar en detalles del curso cofrade y lo que se ha

realizado en el mismo, pues para eso ya está elaborada la “Memoria”, que os animo a leer, pero sí quiero destacar el trabajo de continuidad-actualizada que hemos reali-zado, siempre con un claro conocimiento y respeto a la identidad de la Cofradía del Santo Entierro de Cristo y Santo Sepul-cro.

Y digo continuidad porque las bases de nuestro proyecto como equipo estaban sentadas, gracias al trabajo de D. Eugenio Antonio Sanjuán Monforte y todo su equi-po en los tres años que nos han precedido, al que aprovecho para presentar mi respeto y amistad y darle un fuerte abrazo.

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Semana Santa 2013

Y digo actualizada porque cada per-sona, cada equipo, aun con las mismas ba-ses tiene una manera diferente de hacer las cosas y de interpretarlas, y nosotros hemos interpretado que necesitábamos cambios que adecuaran a esta centenaria Cofradía en el tiempo y época actual, y abrir una comunicación que se encontraba estancada con nuestros cofrades y el resto de la Sema-na Santa. De aquí nuestros lazos de unión, acercamiento y estrecho trabajo con varias cofradías y hermandades, nuestra presen-cia en las redes sociales más importantes y demandadas, la creación de una web ofi-cial y la expansión informativa de la vida de nuestra Hermandad dentro y fuera de la ciudad de los cerros.

Quiero aprovechar para repetir una vez más, que la Cofradía está abierta a todo aquél que sienta el verdadero deseo de co-laborar, de enseñar o de aprender con noso-tros, y os invito a que lo hagáis y podamos enriquecer juntos nuestra formación cris-tiana y más importante aún, nuestra con-dición humana, pues la humanidad es la base fundamental y con esto crecer juntos en nuestra fe entorno a Cristo, a ese nues-tro Cristo Yacente, nuestro Santo Entierro y María de Nazaret, ejemplo y modelo de vida y de fe.

Los cofrades sois el corazón de la Cofradía, sin corazón la Cofradía no ten-dría vida ni sentido, tened esto siempre en cuenta, y trabajad para hacer latir con fuer-za la vida cofrade y expresad la alegría y sa-

tisfacción de ser hijos y hermanos del Santo Entierro, hijos de Dios y hermanos en Jesús el Nazareno, que murió en la cruz por no-sotros y resucitó para dar sentido completo a nuestra fe.

La procesión de la vida nos conducirá a otra procesión, la de la noche del Viernes Santo, y aunque tenemos el amargo recuer-do de estos últimos años, Dios quiera esta vez, que podamos realizar nuestra peniten-cia ataviados con nuestra negra vestimen-ta, haciendo un acto interior, llevando la verdadera procesión por dentro en un en-cuentro intimo con Jesús ese día, y que tras ese encuentro privado, seamos capaces de expresarlo y compartirlo con nuestros fa-miliares, amigos y conocidos.

Quiero hacer mención especial antes de acabar, de todos nuestros difuntos, cofra-des o no que este año nos han dejado, que su vacío sea llenado con nuestro recuerdo en vida y al igual que han compartido la muerte de Cristo, no dudemos que com-partirán su resurrección. Ofrezcamos al menos una oración por el eterno descanso de sus almas.

¡Feliz Semana Santa!, que nuestra Madre de Nazaret interceda ante Dios por nosotros y que Jesús, al que D.m. acompa-ñaremos representado en su Santo Entie-rro y en su Santo Sepulcro por las calles de Úbeda, nos proteja e ilumine con su ben-dición.

Un fuerte abrazo.

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17Mensajes Cuaresmales y Saludas

una nueVa cuaresMaFrancisco Luis Sáez Aparicio

Presidente de la Agrupación Arciprestal de Cofradías y Hermandades

Nos encontramos en la celebración del tiempo cuaresmal, tiempo de penitencia, tiempo de conversión,

tiempo para testimoniar nuestra fe, que culmina con la celebración de la Pasión, Muerte y Resurrección de nuestro Señor Jesucristo.

Quizás este año tengamos nuevos motivos para que nuestra fe se fortalezca, a través de los distintos medios que la Iglesia pone a nuestro alcance al celebrarse el Año de la Fe.

El lema del plan diocesano de pastoral para este año “La familia cristiana, ambiente insustituible para la transmisión de la fe, principal escuela de fe” nos propone un verdadero sentido para que sepamos inculcar nuestras creencias religiosas a nuestros hijos, a nuestros familiares, incluso a nuestros amigos y compañeros.

Nos ha tocado vivir en una época en la que la estructura familiar esta siendo atacada por muchos sectores de la sociedad. Pero tenemos que ser fuertes para defenderla de dichos ataques. Y la defenderemos con nues-tro ejemplo de vida, con nuestra actitud en las relaciones de pareja, de padres e hijos, con nuestro comportamiento en todos los órde-

nes de la vida. Si queremos que nuestros hijos sean verdaderos cristianos, deberán vernos a nosotros actuar como tales, si queremos que sean verdaderos seguidores de Jesús, deberán vernos a nosotros seguirle y cumplir sus enseñanzas. Pero no debe quedarse todo en palabras bonitas, sino hay que demostrarlo con actuaciones.

“Nuestra respuesta de hoy, como cristianos, ante la situación de crisis y pre-ocupación por el futuro que nos toca vivir, es recobrar nuevos ánimos, afianzar nuestra vida de creyentes y vivir el amor cristiano con renovada esperanza” nos dice nuestro querido Obispo D. Ramón, en el documento de aprobación de dicho plan pastoral.

Tenemos la necesidad de formarnos en la doctrina de la Iglesia, como único camino para llegar a conocer la verdad, para llegar a conocer a Jesús y así poder amarlo. Le fe debe ser una experiencia de alegría, que nos haga contagiarla y transmitirla a toda nuestra sociedad que esta tan llena de materialismo, pero cada vez más vacía de valores.

En muchos casos se va debilitando nuestra fe al no alimentarla y vamos acomo-dándonos a participar solamente en la misa dominical, con lo que la experiencia de vida

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Cofradía del Santo Entierro de Cristo y Santo Sepulcro

Semana Santa 2013

cristiana, se reduce simplemente a un rato a la semana.

La lectura de la Sagrada Escritura, en especial de los Evangelios, la oración frecuente en la que hablemos con el Señor, contándole nuestras alegrías y penas, nues-tras preocupaciones, nuestra vida diaria, y la participación en la Eucaristía, donde nos encontramos con el Señor que nos da fuerzas para seguir adelante en nuestro camino, son esenciales para tener una vida completa, una vida plena en la que Dios sea el centro de la misma. Si así actuamos estaremos dando testimonio de nuestra fe y quizás seamos ejemplo a seguir para otras personas.

Por todo ello, los cofrades y más aún aquellos que ostentan la responsabilidad de dirigir temporalmente a las Cofradías y Her-mandades no debemos dejarnos llevar por la pereza, la desgana, la apatía, la comodidad, … sino por el contrario debemos estar siempre dispuestos a trabajar por y para la Iglesia a la que pertenecemos, por fortalecer nuestra fe a través de la formación constante, de la práctica de los sacramentos y de la práctica de la caridad con los más necesitados. Este será nuestro mejor testimonio cuando reali-cemos nuestros desfiles procesionales.

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19Mensajes Cuaresmales y Saludas

unidos en la feJosé Ramón López-Agulló Lendínez

Presidente de la Unión de Cofradías de Semana Santa de Úbeda

“En esta perspectiva, el Año de la fe, es una invitación a una au-téntica y renovada conversión

al Señor, único Salvador del mundo. Dios en el misterio de su muerte y resurrección, ha revelado en plenitud el Amor que salva y llama a los hombres a la conversión de vida mediante la remisión de los pecados (cf. Hch 5,31)”. Este pasaje, tomado de la Carta Apostólica “Porta Fidei” escrita por Su Santidad el Papa Benedicto XVI, para mo-tivar la declaración del Año de la Fe en el que estamos inmersos, resulta muy propicio para este tiempo cuaresmal que nos llevará a la celebración de una nueva Semana Santa. El Año de la fe, al igual que la Cuaresma, se nos presenta como un tiempo propicio para la conversión al Señor renovando, profun-dizando y proclamando nuestra fe.

En Úbeda las Cofradías de Semana Santa, y con ellas la propia Unión, apoyadas en sus consiliarios y a través de sus vocalías de formación, no son ajenas a esta importan-tísima celebración de la Iglesia Universal. Las Cofradías tienen como misión fundamental acercar a los demás el mensaje de Cristo resucitado, tanto en su vida interna como en su manifestación pública a través de los desfiles procesionales. Cada Semana Santa hacemos un ejercicio de evangelización sa-

cando nuestro dolor y nuestra fe a las calles, testimoniando el profundo amor que como cristianos y cofrades profesamos a Jesús de Nazaret. Es nuestra fe, como creyentes, el privilegiado vínculo que une a las Cofradías y las fortalece tanto como grupo individual, unido bajo una determinada advocación, y por supuesto como Unión de Cofradías en pos del trabajo y bien común, pues en esa unidad en Cristo estriba la fuerza de un colectivo tan numeroso e importante.

Animadas por esa responsabilidad, en estos tiempos de dificultades sociales y económicas, las Cofradías intensifican, según nos pide el propio Benedicto XVI en la referida Carta Apostólica, el testimonio de la caridad y la ayuda a quienes más lo ne-cesitan reafirmando las palabras del apóstol Santiago “Así también la fe, si no tiene obras, está muerta en sí misma” .

En esa vertiginosa preparación para vivir y participar en la inminente Semana de Pasión, no puedo dejar de señalar dos importantes acontecimientos que en el seno de las Cofradías y la propia ciudad de Úbeda tendremos la oportunidad de vivir.

En primer lugar este 2013 la Real Cofradía del Santísimo Cristo de la Hu-

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mildad y Nuestra Señora de la Fe celebra su Primer Centenario Fundacional, sumándose al elenco de Cofradías ubetenses que ya son centenarias. Cien años de vida, de trabajo, de esfuerzo, de sucesión generacional, de amor y devoción a ese Cristo escarnecido y humillado por nuestro desprecio, es un acontecimiento digno de celebrar con todo orgullo, no es fácil que un colectivo alcance una vida tan prolongada. Las Cofradías nacen y perduran gracias al trabajo entu-siasta de un grupo más o menos numeroso de creyentes, unidos por su fe, el inexorable paso del tiempo hace que sus protagonistas cambien, pero el guión es y será siempre el mismo. La Cofradía de la Humildad, unida a la tarde del Jueves Santo, ya es por mérito propio un pedazo importante de la historia cofrade de Úbeda. Por ello, desde la Unión de Cofradías queremos dejar constancia de nuestra más cariñosa felicitación por dicho aniversario.

El otro acontecimiento tendrá lugar la noche del próximo Martes Santo, la noche penitencial y carmelitana por excelencia,

respirará por primera vez en la historia aires marianos, cuando la puerta de Mediodía de la Iglesia de la Trinidad se abra para que, ilusionada y emocionada, haga su primera salida procesional la Cofradía más joven, Nuestra Señora de las Lágrimas. El trabajo arduo e inasequible al desaliento, que a lo largo de muchos años han desarrollado sus jóvenes cofrades, tendrá su justa recompensa cuando asistan a su primera procesión y Úbeda tenga en sus calles una nueva Madre y Señora que oiga sus plegarias.

Anunciada por la voz del pregonero, en un acto que este año celebra su sesenta aniversario, llegará, recién estrenada la pri-mavera, una nueva Semana Santa. Que esta renacida Cuaresma, por la gracia de nuestra fe, nos prepare a todos los cristianos y cofra-des de Úbeda para celebrarla desde el amor, el compromiso, el testimonio y la unidad, con la esperanza de gozar del milagro cumplido que triunfante llegará con la Pascua.

Úbeda, Cuaresma de 2013

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Nuestra Cofradía

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Semana Santa 2013

MeMoria del curso cofrade 2012Cofradía del Santo Entierro de Cristo y Santo Sepulcro

Intentamos volver a reescribir, con pa-labras e imágenes, un nuevo curso co-frade en la larga trayectoria histórica

de nuestra Hermandad. En el tradicional calendario de actos y cultos de la Cofradía, destaca el cambio en la presidencia de la misma tras tres años de intenso trabajo y compromiso de Eugenio Sanjuán Monfor-te que dejaba el cargo en manos del nuevo Hermano Mayor, Antonio Jesús Hidalgo Campos.

Durante el verano se acometió, por parte de miembros de la Junta Directiva, una primera e importante intervención de mejora y acondicionamiento de nuestra Casa de Hermandad. Así mismo, la Direc-tiva se esforzaba para iniciar los preparati-vos de la Feria de la Tapa, en la que nuestra Hermandad como es costumbre en los úl-timos años volvió a participar con éxito ya por el mes de septiembre.

El día 2 de noviembre se celebró el funeral conjunto por todos los cofrades di-funtos de las hermandades con sede canó-nica en la iglesia de Santa María, oficiada por Juan Ignacio Damas, rector del templo. También, el domingo 20 de noviembre, se celebró en el Seminario Mayor Dioce-sano de Jaén el tradicional Encuentro de

hermandades y cofradías de la Diócesis, contando con la presencia de miembros de nuestra Junta Directiva.

Así mismo, a primeros de diciembre nuestra vocalía de Caridad volvía a poner en marcha la campaña de recogida de ali-mentos con motivo de las fiestas navideñas en establecimientos de hermanos cofrades, alimentos que se repartieron en Cáritas. Este año, además se incluía la recogida de productos de higiene. Nuevamente, gracias a la colaboración y generosidad de los pro-pietarios y clientes de estas tiendas, la cam-paña tuvo buena acogida a pesar de los difí-ciles tiempos de crisis económica. Además, dentro del apartado de caridad, se participó el tercer día en la campaña de Navidad de la Unión de Cofradías en Radio Úbeda.

Finalizada la Navidad, se inicia el proceso electoral para la próxima elección de Hermano Mayor como ya advertíamos al principio. Nuestra secretaria dirige con suma atención y dedicación todo el proceso de convocatoria, presentación de candida-turas, etc. el cual finalizará a finales del mes de febrero con una única terna presentada desde la Junta Directiva, la encabezada por Antonio Jesús Hidalgo Campos acompa-ñado de Manuel de la Blanca Molina para

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27Nuestra Cofradía

el cargo de Vice Hermano Mayor y Eva María Expósito Jiménez para el cargo de Administradora.

Próxima la Cuaresma, tuvo lugar la noche del 18 de febrero la Celebración Co-munitaria de la Penitencia, donde además se impuso la medalla a los nuevos herma-nos y se les entregó un diploma acreditativo a los que alcanzan 50 años en la cofradía. Al día siguiente, el domingo 6 de marzo a las 11.00 h., celebramos la Fiesta Principal en honor a nuestros titulares en la iglesia de Santa María de los Reales Alcázares. Esta celebración se revestía de un carácter

especial pues suponía el regreso a nuestra sede canónica, siendo la primera Fiesta tras la reapertura del templo tras largos años. Se vivieron momentos emocionantes. La solemne Eucaristía estuvo presidida por el director espiritual de nuestra cofradía Rvdo. Sr. D. Juan Ignacio Damas López. En la celebración intervino la AMU, que interpretó nuestras marchas; así como el coro de “Amigos de San Marcos” de la veci-na localidad de Sabiote. Tras la Eucaristía, tuvo lugar un devoto besapié a la imagen del Cristo Yacente. Posteriormente, se ce-lebró la comida de hermandad en el Hotel Ciudad de Úbeda.

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El día 10 de marzo se puede consi-derar una histórica fecha para la cofradía ya que el Cristo Yacente volvía a ocupar su capilla en Santa María, tras meses re-cibiendo culto por razones coyunturales en la capilla del Santo Entierro. Así mismo, el 23 de marzo realizamos nuestro tradicio-nal Vía-Crucis con dicha imagen, la noche del viernes quinto de Cuaresma. Desde el marco incomparable de la Iglesia de Santa María recorrimos las recogidas calles del casco antiguo en un ambiente de silencio, penitencia y oración, acompañados por un grupo de música de capilla.

Ese mismo fin de semana, el día 25 de marzo, se celebraban Asamblea General Ordinaria y Extraordinaria en el salón de actos de la Casa de la Iglesia; donde, a parte del balance final del mandato de Eugenio Sanjuán Monforte, el gran punto del orden

del día era la elección de Hermano Mayor. La única terna presentada fue la encabe-zada por Antonio Jesús Hidalgo Campos como ya comentábamos anteriormente, el cuál fue proclamado presidente con el res-paldo mayoritario de la hermandad, refleja-do en 57 votos a favor, 3 nulos y 9 en blanco que hacían un total de 69 los hermanos y hermanas que ejercieron su derecho al voto. También este día, vio la luz el ejemplar nú-mero 17 de Redoble de Silencio.

El Viernes de Dolores, tuvo lugar una cena en la casa de la cofradía, donde miem-bros de la banda y directivos compartieron un rato de agradable convivencia. Ya inmer-sos en la Semana Santa, la cofradía –por segundo año consecutivo- no pudo realizar su desfile procesional del Viernes Santo, en una triste noche en la que la procesión Ge-neral se vio sorprendida por la lluvia con

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29Nuestra Cofradía

prácticamente todo el patrimonio humano, material y devocional en la calle. Finalmen-te, y a pesar de los nervios, el colapso y el alboroto de esa noche, llevamos a cabo un momento de oración en el interior del tem-plo junto a la interpretación de la marcha Santo Entierro de Sánchez Plaza.

Concluida la Semana Mayor, y reci-bido el nombramiento de Hermano Mayor por parte del Sr. Obispo, se constituía la nueva Junta Directiva en reunión de aper-tura celebrada el sábado 14 de abril. Duran-te este mes, se celebraron intensos trabajos para la elaboración de una carroza con la que se participó en la Romería en honor a nuestra Patrona el día 1 de mayo. Previa-mente, un grupo de cofrades participó en la peregrinación nocturna al Santuario. Para la ocasión se confeccionaron unas camise-tas distintivas.

El Triduo en honor a María de Na-zaret se desarrolló el segundo fin de sema-na de mayo, culminando el domingo día 13 con la Fiesta y los tradicionales besamanos y ofrenda floral. Durante los días de Triduo –presididos por Juan Ignacio Damas-, la cofradía rezó el rosario en honor a la Virgen de Guadalupe; además, durante el tercer y último día, se realizó un justo y público re-conocimiento a don Lorenzo Ibar Escobar por su labor en Santa María y colaboración con nuestra cofradía. Por otro lado, la Fies-ta estuvo oficiada por don Fernán Ospina Castro y durante la misma tomaron po-sesión del cargo todos los miembros de la

nueva Junta Directiva. Durante este mes, se llevó a cabo una segunda y definitiva in-tervención en la sede social, para continuar mejorando su acondicionamiento. Además, cabe destacar el estreno de la página web oficial bajo el dominio www.santoentie-rrodeubeda.es; constituyendo un elemento fundamental para el encuentro, proyección y difusión de la cofradía.

Ya en el mes de junio, con motivo de la Solemnidad del Corpus, nuestra co-fradía volvía a montar un altar, durante la madrugada, en la Corredera en comunión fraterna con el Resucitado. Para la ocasión se recuperó el antiguo trono de plata. El curso cofrade se concluyó oficialmente con la Eucaristía de Acción de Gracias el 17 de junio, aunque durante los días 14 y 15 de julio se desarrolló en la casa de la co-fradía, el primer campeonato de futbolín y ping-pong organizado por la vocalía de juventud.

En conclusión, año importante para nuestra cofradía, de consolidación de ac-tividades y apuesta decidida por nuevos proyectos, el cual empezó y acabó con Her-manos Mayores distintos que no hace sino dar continuidad y garantía al proceso de evolución de nuestra cofradía en el tiempo. Ahora resta seguir trabajando y continuar esta necesaria labor en pos de mejorar y en-riquecer nuestra cofradía desde la unión, el esfuerzo y la ilusión de todos los que for-mamos parte de la gran familia de los her-manos del Santo Entierro.

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R.I.P.

RVDO. SR. D. JOSÉ LOMAS MAYASD. ANTONIO RODRÍGUEZ PEÑUELADª CONCEPCIÓN MARTÍNEZ CABA

La Cofradía del Santo Entierro de Cristoy Santo Sepulcro

en el recuerdo, merecido, a los que se marcharon a la Casa del Padre

“ Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá;pues todo el que vive y cree en mí no morirá jamás”.

( Jn. 11, 25-26)

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PalaBras del Vocal de BandaAgustín Madueño Bustos

Es para mí una gran satisfacción volver a saludaros un año más. Se acercan las deseadas fechas que to-

dos estamos esperando durante todo el año. Esperemos que en esta ocasión, el tiempo nos dé una tregua y podamos así acompañar a nuestros titulares el Viernes Santo, por las calles de Úbeda.

Como bien sabéis este año hay una

nueva Junta de Gobierno, en la cual me sien-to orgulloso de seguir perteneciendo como vocal de Banda. Esta nueva Directiva está llena de juventud, algo imprescindible para la continuación de las cofradías, y en la que se puede percibir un gran compromiso.

Además, en este año también, ha habi-

do un gran incremento de nuevos miembros

de nuestra banda, por lo que tuvimos que adelantar las fechas de ensayos, los cuales están siendo muy numerosos y aunque hemos pasado días de mucho frío, también hemos pasado buenos ratos de convivencia y hermandad.

Queremos que las convivencias no

solo sean en fechas de ensayos y Semana Santa, sino durante todo el curso cofrade. Para ello te iremos informando durante el trascurso del año, de los distintos actos de convivencia, que vamos a realizar, con el fin de hacerte participe y construir más hermandad.

Esperando que todo salga como en

años anteriores, os mando un cordial saludo. Vuestro hermano en Cristo.

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solidaridad frente a la crisisVocalía de Caridad

Cercanas las fechas navideñas, como es costumbre en nuestra Cofradía, un año más y gracias a la colabora-

ción de varios establecimientos comerciales, iniciábamos la Campaña de Recogida de Alimentos. Campaña que este año tuvo una prolongación mayor en el tiempo con la intención de llegar a recoger la misma cantidad de alimentos que en anteriores ediciones, ya que son muchos años en los que la crisis parece instaurase en el día a día de todas las familias.

De nuevo, contamos con la generosa colaboración de Alimentación Carsan, Ali-mentación Luisa Guzmán, Alimentación Los Candiles, Alimentación Miguel Guz-mán, Alimentación Navidad, Alimentación Hermanas Vela y Frutería Mise; sin ellos esta campaña sería mucho más complicada de llevar a cabo, gracias a todos por vuestra dedicación y por animar a vuestra clientela a depositar un kilo de alimentos para ayudar a los que menos tienen.

El panorama económico que atravie-san las familias es duro, no hay nada más que escuchar cinco minutos las noticias para ver la dureza con la que crisis azota nuestro país. Rara es la familia que no vive de cerca con el desempleo o con la incertidumbre de la pérdida del puesto de trabajo. Todo esto nos alentaba a alargar la campaña de recogida

de alimentos porque se esperaba un cam-paña reducida en kilos a las celebradas en anteriores ediciones. Sin embargo podemos decir con orgullo que este año la campaña ha cerrado con un éxito rotundo, avalado por los más de novecientos kilos de comida recogidos, y no podemos pasar por alto la importancia de este dato. Cuánto más dura esta situación de crisis, y cuánto más perju-dicado se encuentra el bolsillo familiar, más ayudamos, increíble la solidaridad humana para ayudarnos unos a los otros. La solidari-dad frente a todo pronóstico ha ganado este año a la crisis, increíble la naturaleza humana y la capacidad de ayudar a quien mas lo nece-sita cuando no estamos pasando los mejores momentos. Si echamos la vista hacia atrás y recordamos las campañas anteriores al inicio de la crisis los datos nos hablan solos: En estas campañas se recogían alrededor de los quinientos o seiscientos kilos de alimentos, kilos que han ido aumentando conforme la crisis se iba quedando más tiempo con nosotros. La solidaridad aumenta y lo hace porque todos ponemos ya cara a personas que necesitan ayuda y porque todos tenemos el convencimiento y la necesidad de ayudar a quien lo necesita hoy porque mañana nos puede tocar a nosotros.

Los alimentos han ido a Cáritas, a familias necesitadas y a la colaboración con la Cofradía de la Humildad en el traslado a

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Iglesia de San Pablo una vez terminada su restauración.

Desde la Junta Directiva queremos agradecer la participación en esta campaña a todos y todas las personas que han cola-borado depositando un kilo de alimentos,

así como nuevamente agradecer a los esta-blecimientos comerciales su participación e implicación en la campaña año tras años.

Os dejamos unas fotos tomadas en los distintos establecimientos comerciales.

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la cofradía es juVentudVocalía de Juventud y Grupo Joven “María de Nazaret”

Desde la Vocalía de Juventud de nuestra Cofradía no queríamos pasar la oportunidad de dirigir-

nos a todos los jóvenes que la forman, pues son los que en un futuro dirigirán con bue-na FE y criterio los caminos y directrices de la misma, manteniendo sus valores y a buen seguro, impulsándola con ilusionantes proyectos que la mantengan viva.

Es por eso por lo que desde la Vo-calía pensamos que debemos planificarnos mejor, organizar nuevos eventos y estar aún más unidos. Es por todo eso por lo que se han planteado varias actividades para que nos conozcamos todos los hermanos jóve-nes y tener un referente de vida a través de nuestra Cofradía.

Creemos que los jóvenes deben estar presentes en las Hermandades, cogiendo responsabilidades y ayudando a los respon-sables que están en cada momento al fren-te de ellas. Es un impulso grande para las propias Cofradías la presencia de un gran número de jóvenes y por eso queremos animar a todos los que forman la Cofradía del Santo Entierro a colaborar y a cimentar una base sólida con nuestra Hermandad. Tal vez, nuestros jóvenes no han tenido un gran protagonismo en tiempos anteriores pero desde los responsables de esta Vocalía

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35Nuestra Cofradía

queremos colaborar y trabajar para que esto cambie a mejor aún, y mejore lo máximo posible, cosa que ya está sucediendo.

Hasta ahora en este curso cofrade hemos organizado actividades como “el Ta-ller de Cocina” y “los Talleres Navideños”, ambos con buena participación y buen ambiente entre todos. Pero vamos más allá, se organizarán actividades para todas las edades, desde los más pequeños hasta los jóvenes que tenéis ya cualidades para organizar cosas y que por vuestras ganas podamos hacer proyectos interesantes y de gran auge. Habrá actividades de diferente tipo en función de las edades de los herma-nos que forman nuestra Cofradía, para que todos tengan cabida y podáis disfrutar con total agrado.

Entre las actividades que queremos realizar, os ponemos varios ejemplos de ellas con las fechas que posiblemente se puedan realizar, (a través de los medios di-gitales de la Cofradía -blog, redes sociales, etc.- se informará de manera definitiva de cada una de ellas). Aquí os ponemos varios ejemplos:

Mes de febrero:• Campeonato de scalextric.

Mes de marzo:• Visita nocturna a la iglesia de Santa María (guía por las Cofradías: Historia y curiosidades más significativas).

Mes de abril:• Multi-competicio-nes de futbolín, ping-pong, parchís, pó-

ker, chapas y juegos de mesa en general en la casa de hermandad.

Mes de mayo:• Encuentro depor-tivo entre los hermanos (competiciones y juegos) en algunas instalaciones deporti-vas.

Mes de junio:• Juegos tradicio-nales y cooperativos en el santuario de la Virgen de Guadalupe acompañados al mediodía de la comida de un buen arroz.

Mes de julio:• Juegos lúdicos y competiciones en las piscinas del com-plejo deportivo municipal “El Viejo”.

Ojalá contemos con todos y cada uno de vosotros. Todos los jóvenes de esta Cofradía sois importantes para dar ese im-pulso que creemos será muy satisfactorio y que vendrá muy bien a la vida de nuestra Cofradía en particular y a nuestra sociedad ubetense en general, porque si funcionan los jóvenes funcionan muchos aspectos de nuestra vida.

Estamos dispuestos a escuchar y leer vuestras opiniones y vuestras propuestas. A través del correo electrónico de los jóve-nes podréis escribirnos todo lo que penséis y deseéis: [email protected]. Llegó la hora de juntarnos todos y de hacer hermandad a través de la juventud. Noso-tros estamos dispuestos ¿y tú? Anímate, te esperamos.

Un abrazo de parte de los tres respon-sables de la Vocalía de Juventud, Andrés Ji-ménez, Jaime Moya y Ramón Fuentes.

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Semana Santa 2013

iMágenes Para el recuerdo,el PriMer desfile Procesional del

gruPo escultórico del santo entierroPedro Mariano Herrador Marín

Con cierto nerviosismo y una enorme alegría, convocó la jun-ta directiva de la hermandad del

Santo Entierro su asamblea general para el día 22 de febrero de 1948. No en vano, unos días después celebrarían su fiesta principal, donde tenían previsto mostrar a todo el pueblo de Úbeda su magnífico gru-

po escultórico. Pero los nervios cundieron cuando el escultor, Palma Burgos, notificó a la presidencia que no sería posible tener finalizada la obra para esas fechas, aunque se comprometía a que estaría totalmente terminada para la Semana Santa.

Desgraciadamente esta es la única acta redactada en el transcurso de este año. Lo que nos imposibilita para tener más no-ticias sobre el estreno del grupo escultórico. Sin embargo, por los archivos fotográficos y los programas de horarios oficiales de Semana Santa, sabemos que la hermandad proyectó dos desfiles procesionales. El pri-mero se verificaría a las seis de la tarde de aquel Viernes Santo 26 de marzo, mucho antes de que saliera la cofradía de Nuestra Señora de la Soledad desde la iglesia de San Millán. Las nuevas imágenes salieron por la puerta de la Consolada de la iglesia de Santa María, tomando a continuación la plaza Vázquez de Molina, pasando por delante de la Sacra Capilla del Salvador y Parador Condestable Dávalos, hacia las ca-lles; La Cárcel, Plaza del Mercado, Mon-tiel, Corredera de San Fernando, plaza de Toledo, plaza del Doctor Quesada, Real,

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Juan Montilla, Plaza de los Caídos y de nuevo a la colegiata de Santa María, donde esperaron el momento de volver a desfilar en la magna procesión general…

En esta procesión, la hermandad rea-lizó una pequeña estación de penitencia por el casco antiguo, procesionando solamente el trono del grupo escultórico del Santo Entierro. Por los testimonios fotográficos podemos apreciar que en aquel desfile pro-cesional ocupó un sitio de honor, el autor de la obra don Francisco Palma Burgos, luciendo su eterna chalina negra. Para esta efeméride el Excmo. Ayuntamiento de Úbeda envió en su nombre, como repre-sentante oficial, al señor don Martín de la Torre, además también estuvo acompaña-do por el funcionario don Andrés Arias Bordés…

Las imágenes que componían el gru-po escultórico estaban integradas por la talla de la Virgen María, que sería premio nacional una vez expuesta en el congreso nacional de Bellas Artes, un Cristo muerto, a sus pies San Juan, la Magdalena, y algo más distantes los Santos Varones, José de

Arimatea y Nicodemus, sobre estas últi-mas imágenes, el artista local José Dueñas comentó en un programa de la televisión local, que uno de los Santos Varones, era un Cristo de la Humildad, encargado a Palma Burgos para un pueblo de nuestra provincia, del cual se aprovechó el molde, para vestirlo de Santo Varón...

De las fotografías realizadas en el paseo del Mercado podemos adivinar la presencia detrás del grupo escultórico, del escolapio don Cristóbal Cantero Loren-te, junto a varios monaguillos de la Sacra Capilla del Salvador, que portaban la cruz parroquial y ciriales. También podemos apreciar al guía del mismo, el directivo don Miguel Arce Alises. Ayudándole en las tareas de las distintas maniobras, vemos a un señor con gabardina a quien no hemos

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podido identificar. Cuatro guardias civiles portando sus armas a la funerala, en señal de duelo, daban escolta al majestuoso gru-po procesional.

El extenso guión de penitentes en-golados, llevaba en sus manos, como ilumi-naria, unos modestos hachones de gasoil, aunque también hemos podido observar que en el tramo final, algunos cofrades portal el tradicional varal de tres tulipas, que la hermandad conservaba de antes de la guerra civil…

Después volverían de nuevo a proce-sionar, dándole carácter oficial a la magna procesión general, en esta ocasión también con el trono del Santo Sepulcro…

Sí sabemos que la cofradía no admi-tió durante todo el año el ingreso de nue-vos hermanos benéficos. Esta medida deci-dida en la asamblea general, estaría vigente hasta que la hermandad no se recuperase del gran desembolso económico que había realizado.

El estreno del grupo escultórico del Santo Entierro, fue del agrado de todos los ubetenses que lo elogiaron ampliamente en las tertulias cofrades. Una de las mejores descripciones que hemos encontrado del grupo escultórico fue realizada por el mé-dico y escritor D. Ramón Martos López, en su libro publicado un año después bajo el título de; <IMÁGENES DE ÚBEDA>, del cual recogemos textualmente algunas

líneas:<Componen el paso seis imágenes: “El Señor, sostenido sobre el sudario por S. Juan Evangelista y la Magdalena, forman-do un solo cuerpo, junto a ellos los Santos Varones de un tamaño mayor que el natu-ral, y enfrente la Virgen. En conjunto, el grupo escultórico, exento de todo especta-cular dramatismo, impresiona profunda-mente por la trágica calma que es su tónica, por las atroces escenas presenciadas en el Calvario, que los ha dejado anonadados, el dolor, en vez de estremecer sus figuras, las paraliza, porque pesa sobre ellas como un bloque de granito.

El Cristo de noble compostura, posee una bella cabeza, humana y divina, con la serena expresión del Justo, donde se refleja la doble majestad que ha sabido infundirle su autor. El cuerpo de admirable desnudo, no presenta aún la rigidez cadavérica, con lo que se puede apreciar sus ricas cualida-des, tersura en la piel y blandura de carne. En las extremidades, muy cuidadas, des-tacan sobre todo los pies, en cuyo estudio se ha detenido Palma Burgos con compla-cencia, dando la sensación de una realidad muy objetiva.

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San Juan Evangelista, el más joven de los apóstoles, está personificado por un vigoroso mocetón de fuertes miembros, desarrollados en las rudas faenas del mar, que con respeto sujeta a Jesús por debajo de las axilas, cruzando sus manos detrás de la sagrada espalda. Presa firme y original, ideada por el autor, para que los brazos del Cristo aparezcan separados del tronco, hasta formar un ángulo recto, recordando así la postura de la cruz.

En la Magdalena, abrazada a los pies de Cristo, cuyas rodillas besa conmovida, ha querido Palma Burgos, darle un rico contenido espiritual. La cara ajena, desdi-bujada, despeinada, mal vestida...

La Virgen María, está representada por una mujer joven, fina, bella, exquisi-tamente femenina, pero dentro de su de-licada feminidad, parece que encierra un carácter entero, según revela su semblante de firme serenidad, a pesar de su enorme pena de madre. El artista con buena y cul-ta interpretación, nos muestra en ella, que

la flaqueza de la carne está vencida por la fortaleza del espíritu, y de ahí el aspecto reconcentrado, casi imposible, de su ros-tro sereno, tan distinto ya de aquellos as-pavientos con que se modelaban antes las Vírgenes en los antiguos “Llantos sobre Cristo muerto”. Siguiendo en sus aciertos, el escultor, encarna los Santos Varones en dos personajes completamente distintos, José de Arimatea, corpulento y solemne, y su compañero Nicodemus, con los brazos extendidos, brindando ayuda para condu-cir a Jesús>.

Respecto a la procesión general, que partió de la plaza de Vázquez de Molina a las diez de la noche, no pudo hacer el itinerario acostumbrado debido a una fina lluvia que hizo su aparición en mitad del recorrido, lo que motivó que muchas her-mandades al llegar a la plaza del General Saro acortaran su itinerario, unas baján-dose directamente por la calle Corredera y otras encerrando sus pasos en la iglesia de la Santísima Trinidad...

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Cofradía del Santo Entierro de Cristo y Santo Sepulcro

Semana Santa 2013

“aPuntes soBre el aluMBrado de Manoen nuestras cofradías de seMana santa”

Diego Godoy Cejudo

Este trabajo refleja parte de la historia del alumbrado de mano que los cofrades ubetenses, han portado

desde tiempo inmemorial para acompañar con respeto y silencio a las queridas imágenes de sus cofradías. Desde la fundación de las primeras cofradías ubetenses en el siglo XVI hasta la fecha de 1899 -en el que se estre-nan en Úbeda los artísticos varales de tres tulipas- los hermanos de nuestras cofradías cuando desfilaban lo hacían, con luminarias de cera o faroles más o menos artísticos, unos con varales de metal y otros más modestos realizados en madera, hasta que en aquel año crucial la hermandad del Santo Sepulcro introduciría este novedoso alumbrado en nuestra ciudad. Desgraciadamente ha ido desapareciendo progresivamente del guión de nuestras hermandades por su elevado coste y también debido a la comodidad del hoy tradicional hachón que tanto prolifera en nuestras cofradías.

La Real Cofradía de la Entrada de Jesús en Jerusalén, cuando desfila por vez primera en 1926, sus hermanos iban vestidos de paisano acompañados de una palma. En 1953 cambiaría este atuendo estrenando los cofrades el bello hábito penitencial, que se seguía acompañando con la tradicional

palma. En la reunión celebrada con carácter extraordinario el 10 de febrero de 1956, el presidente honorario D. Manuel Fernán-dez Peña comunica a la junta directiva, que la cofradía se sumaría este año por vez primera al desfile de la procesión general, para ello este señor había adquirido unos bellos varales de tres tulipas muy originales, cuyo coste ascendía a la cantidad de 531 pesetas la unidad, el cual decide no cobrar el importe de las tulipas, regalándolo a la Hermandad. A finales de 1975 se aprueba la adopción de unos hachones de aluminio para los jóvenes, que son estrenados al año siguiente. El Viernes Santo de 1992 la cofradía saca nuevos varales, pero ahora de una sola tulipa, aunque acordes en su diseño con los de tres. Sustituían a los hachones de aluminio portadores de una vela de cera de color verde. Ni decir tiene que la palma se seguiría utilizando como en nuestros días en la procesión del Domingo de Ramos.

Nace la idea de crear la Cofradía de Ntra. Sra. de Gracia, camino de la romería de Nuestra Señora la Virgen de Guadalupe en 1983, desfilando por primera vez cuatro años más tarde. Los hermanos nazarenos portarían unos curiosos faroles de mano negros realizados en la popular herrería de

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43Nuestra Cofradía

los “Tiznajos”, a los que no estábamos acos-tumbrados en nuestra ciudad, y que son los que hoy se siguen utilizando. Los niños, sin embargo, portan hachones de cera.

La Hermandad de Costaleros se fun-da en el año 1984 y hace su primera salida en el año 2010. Los hermanos presentaban un novedoso método de iluminación que consistía en varales de madera con una tulipa de barro calada, realizadas las tulipas en la célebre alfarería de “Paco Tito”.

La Cofradía de la Virgen de las Lágrimas, se fundó el día 17 de Enero de 2012 y tendrá su estreno en este año 2013. La junta de Gobierno decidió que el alum-brado de mano sea portando cirios al estilo sevillano, con el que se pretende continuar en un futuro.

La Cofradía del Cristo de la Noche

Oscura, se funda en 1966 por antiguos alumnos salesianos, que tuvieron a bien el crear esta cofradía de marcado carácter pe-nitencial; los hermanos llevarían este primer año y el siguiente unos simples cirios; en 1968 se deciden encargar unos faroles de forja con varal de madera, siendo realizados por D. José Garrido Mendoza “Tiznajo”. En 1978 se estrenan los actuales faroles, cada farol costo 775 pesetas encargándose un total de 110 unidades, suponiendo un desembolso para la hermandad de 82.500 pesetas. En 1980 se le presta a la cofradía del Cristo de la Buena Muerte los faroles nuevos para su primera procesión. Los faroles antiguos

serian regalados a la cofradía juvenil del Cristo del Perdón de Almería.

La Cofradía de la Santa Cena, en el primer desfile de la hermandad en 1958, los hermanos blandían largos hachones de cera blanca. Pasada la Semana Santa de 1960 en una reunión de la junta directiva el hermano D. Gerardo Ruiz del Moral al que se le unió también el directivo D. Francisco Poveda, sugirió la idea de confeccionar unos varales con tulipas para funcionar con gas butano con los que procesionar al año siguiente, desgraciadamente esta idea no llegaría a buen puerto debido al alto coste de la em-presa y los escasos recursos de la hermandad. En 1993 esta cofradía introduce en nuestra ciudad los hachones de parafina que tanto éxito han tenido con posterioridad en otras cofradías ubetenses.

En la Asamblea General celebrada el 20 de febrero de 2001 se presentó a los asistentes una muestra de varal de dos tuli-pas según diseño del cofrade Antonio Jesús Ortiz Martos, el vaciado en madera por D. Diego Sánchez Pastrana y la realización en metal de D. Blas Pérez Millán. Si bien la idea primigenia fue la que con este modelo saliesen después todos los hermanos, por su coste y su peso, acabaron haciéndose sólo seis, que se colocaron flanqueando al trono. En el año 2007 todos los hermanos de la cofradía estrenaron varales de una sola tulipa, con símbolos eucarísticos, obra del orfebre Blas Pérez Millán. En el año 2010 la firma de orfebrería “Orovio de la Torre” realizó para la

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Cofradía del Santo Entierro de Cristo y Santo Sepulcro

Semana Santa 2013

Santa Cena hachones infantiles y tulipas ju-veniles, siguiendo el diseño de los varales de tulipas de la cofradía. Comentar por último que los varales de dos tulipas estrenados en el año 2001 hoy se distribuyen en diferentes tramos de la procesión.

La Cofradía de Nuestro Señor en su Prendimiento, se fundó el 21 de abril de 2001 y tuvo su estreno en los desfiles de la Semana Santa ubetense, en el año 2005. Los hermanos se alumbran mediante cirios rojos, dado su carácter sacramental y la cera viene procedente, como de costumbre en las restantes cofradías, de la Casa Bellido de Andujar.

En 1943 se funda la Cofradía de la Oración en el Huerto, desfilando tres años mas tarde; los hermanos de esta cofradía llevaron para esta ocasión unos modestos hachones de madera donde se encajaban los velotes de cera adquiridos en la casa ili-turgitana de Bellido, estos hachones fueron realizados por el artesano local D. Miguel del Valle quien confeccionó 140 unidades con casquillo, para introducir el velón cobrando por ello 2.380 ptas. En la actualidad los hermanos portan hachones de parafina.

La Cofradía de Nuestro Señor en la Columna, en su primer desfile de 1926, desfilaban los hermanos con largos hachones blancos de madera; cambiaría este alumbrado, el Jueves Santo de 1935, ya que se estrenarían unos varales cromados de dos tulipas. Tras la guerra Civil volvería

de nuevo la cofradía a desfilar en 1942, en esta ocasión algunos de los cofrades que conservaban los antiguos varales lo hicieron con este alumbrado, mientras los demás lo hicieron con hachones de cera. En 1946 los hermanos estrenan un nuevo modelo de hachón con gasoil, diseñado por D. Manuel Fuentes Garayalde, que una vez visto fue del agrado de los presentes. En la procesión del Viernes Santo de 1969 ya no saldrían los hachones de gasoil siendo sustituidos por hachones de cera, debido a que las deficien-cias del combustible producían toneladas de humo. D. Nicolás Cobo pintó los nuevos hachones con un color grosella oscuro. En 1970 definitivamente pasarían a la historia los antiguos hachones de gasoil. De esos peligrosos artefactos decía el hermano D.

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45Nuestra Cofradía

Alumbrado de mano de las Cofradías de las Angustias y Resucitato, c/. Corredera. Año 1913

Hachones en 1953 del Santo

Entierro

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Cofradía del Santo Entierro de Cristo y Santo Sepulcro

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Francisco Javier Raez Siles que “Echaban más humo que unas patatas en caldo... pero a la gente le gustaba, sobre todo a los fotógrafos, porque contaban que les salían mejor las foto-grafías, dado que parecía que estaba el Señor entre nubes”. El humo producido el Viernes Santo por los mecheros de gasoil era de un color rojizo y olía a huevos podridos.

El Viernes Santo de 1984 la cofradía estrena 50 hachones eléctricos con una gran aceptación del público que presencia la procesión. Un año más tarde en el mes de febrero la hermandad encargó 100 nuevos hachones eléctricos a la fundición “Fuentes Cardona” quien donó integro su importe. En 1992 coincidiendo con la efeméride del 50 aniversario de la primera salida de la hermandad tras la guerra civil, la cofradía tuvo a bien restaurar 4 de los antiguos varales de los que en su día llevaban los hermanos, situándose tras el paso de Nuestro Señor en la Columna. En 1996 se confeccionan para el Jueves Santo hachones de madera “falsos”, o sea, sin finalidad de alumbrar, y se inicia el proceso de cambiar por parafina los otros, siendo este el tipo de alumbrado que lucen en la actualidad los hermanos. También en 1996 se adquirieron cuatro varales de dos tulipas para acompañar a la Virgen de la Caridad.

La Real Cofradía del Santísimo Cristo de la Humildad, se funda en 1913 desfilando un año más tarde, los hermanos para la ocasión portaban un bello alumbrado, que consistía en varales de plata de cuatro

tulipas de la acreditada casa madrileña de la viuda e hijos de Meneses, de los que desgraciadamente no existen testimonios fotográficos. En 1922 los hermanos estre-nan largos hachones de cera, no se sabe si la desaparición de los varales de tulipas tendrían que ver con el fallecimiento un año antes de su primer presidente D. Ignacio Montilla Sabater. De este cambio lumínico se haría eco la prensa local pasada la Semana Santa, destacando como novedad el estreno de este alumbrado del que se comentaba que “desprendía un olor agradable”. Tras la Guerra Civil volvería a desfilar de nuevo esta cofradía en 1951; los cofrades desfilarían con hachones de mechero de gasoil comprados a la hermandad de Jesús Nazareno, por el módico precio de veinte pesetas la unidad. En el año 2002 los penitentes de guión estre-nan hachones de color granate, que venían a sustituir a los viejos hachones amarillos con arandela roja, que se encontraban ya muy deteriorados.

La Cofradía del Cristo de la Buena Muerte, se funda el 8 de febrero de 1980 desfilando ese mismo año por nuestras calles, para la ocasión la cofradía de la Noche Oscu-ra les prestaría muy gentilmente los faroles. Al siguiente año ya desfilarían los hermanos con faroles propios, realizados en los talleres de herrería de los Garridos o “Tiznajos”, que son los que actualmente utiliza la herman-dad. También dispone la cofradía de báculos para los cofrades más pequeños, realizados completamente en madera.

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47Nuestra Cofradía

La Cofradía de Nuestro Señor en su Sentencia, se funda el 10 de Abril de 1990, estrenando Úbeda un nuevo desfile proce-sional en el año 2000. Como alumbrado de mano utilizan cirios al estilo sevillano, si bien el proyecto es que porten varales de tulipas en un futuro.

La Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, en el importante año de 1897, sus hermanos lucían modestos varales de madera rematados en un farol de hojalata. Varios años mas tarde, en el primer progra-ma conocido sobre nuestra Semana Santa impreso en el año 1904 ya comenta que los hermanos de esta cofradía ya desfilaban con un alumbrado consistente en varales de tulipas. En 1929 la junta directiva encarga a la empresa barcelonesa “La Unión Vidriera”, cincuenta y dos varales de tulipas cuyo coste ascendía a la cantidad de 171 pesetas. Dos años más tarde se decide de nuevo adquirir en esta misma empresa, cien varales de tu-lipas con un coste de 340 pesetas.

En el primer desfile de 1941, tras la Guerra Civil, desfilaron pocas túnicas sobrevivientes y como apenas había varales de tres tulipas, la mayoría de los cofrades desfilaron con una vela en la mano, que se adquiría en la Iglesia de Santa Maria, al precio de cinco pesetas. En los preparativos para la procesión general del Viernes Santo de 1943 se compra cera que en aquella época y otras posteriores las cofradías ubetenses encargaban a la fábrica iliturgitana de “Hijo de Francisco Bellido”, estas velas debían tener

unas características particulares para poder adaptarse a los modestos hachones que por entonces procesionaba la hermandad, haciéndose en esta fecha un pedido de dos-cientos cincuenta velotes de dos centímetros de ancho y veinticinco centímetros de largo. Un año más tarde viendo la cofradía la di-ficultad de adquirir nuevos varales, la junta directiva se inclinó por la compra de nuevos hachones de madera, sin embargo estos no llevarían cera sino que se les añadiría una mezcla entre aceite y gasolina cuya llama duraría aproximadamente unas cinco horas. En enero de 1948 se contactó con la casa linarense, “La Cordobesa -Valverde”, para realizar un pedido de varales de tulipas, que fueron presupuestados en 350 pesetas la uni-dad, cifra demasiado cara para la hermandad que unos meses más tarde gracias a la gene-rosidad de la empresa ubetense “Palacín”, se comprometió a la realización de 100 varales con un precio de 165 pesetas, que era más o menos el precio de costo. Estos nuevos varales acompañarían a la inmensa mayoría de hachones de gasoil, que la cofradía iría progresivamente sustituyendo para volver al tradicional varal de tres tulipas. En los preparativos de la Semana Santa de 1950, se acuerda en la asamblea celebrada el 7 de marzo, que entre otras cosas la compra de velas moradas se realice en la fabrica de D. Rafael Quiles de la ciudad alicantina de Monovar, surgiendo por varios motivos: en primer lugar debido a que los hermanos las compraban en diversos establecimientos de la ciudad, siendo unas de mejor calidad que otras, con lo que se deslucía mucho la pro-

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cesión con el guión prácticamente apagado. Por otro lado se quería dar cierta uniformi-dad a los hermanos que portaban los varales de tres tulipas, algo que se consiguió con el color morado de la vela.

Durante los años de 1976 y 1977 bajo la presidencia de D. Andrés Carlos Martínez de las Peñas se adquieren cien hachones metálicos para los hermanos niños en la procesión, que obtuvieron un gran éxito por su buena presentación y eficacia. En 1994 los hermanos menores de edad estrenaron los varales de una tulipa, recuperando de esta forma este alumbrado tan tradicional en Úbeda. Actualmente el alumbrado de la her-mandad se establece de la siguiente forma: los hermanos de Jesús menores de 18 años pueden llevar varalillos eléctricos o varales de una sola tulipa y los mayores llevarán obligatoriamente varales de tres tulipas.

La Cofradía de Nuestro Padre Jesús de la Caída, fue fundada en 1904, desfilando este mismo año, para la ocasión los herma-nos llevaron artísticos varales que sostenían cuatro tulipas, una sobre la caña y tres a su alrededor adquiridos en la prestigiosa Casa madrileña de D. Emilio Meneses, sin duda alguna los mas bellos varales de tulipas que han desfilado por nuestras calles.

Después de la Guerra Civil, vuelve de nuevo a recorrer nuestras calles en 1942 haciéndolo desde la Iglesia del Salvador. A excepción de unos cuantos que habían logra-do conservar sus varales de plata, los cofrades

llevaban para alumbrar simples hachones de madera con un velón en su extremo que por aquel entonces llamaban “cirios”.

En un momento indeterminado y a la busca de una mayor calidad de iluminación se cambia la cera por el gasoil, de ello se tiene constancia en los años que median de 1952 a 1955. Recién acabada la Semana Santa de 1955 el presidente expone en Junta General Extraordinaria la necesidad de volver a la tra-dicional iluminación de tulipas como antaño. La junta directiva se reuniría el 10 de junio para hablar sobre la adquisición de varales, mientras unos estaban a favor de realizarlos como los primitivos de cuatro tulipas, otros por el contrario pensaban que eran demasia-do caros y que se deberían de hacer solo de dos tulipas con el escudo de la hermandad

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Hachones de la Cofradía de Jesús años 40.

Tulipas de la Columnaen 1942.

Tulipas en elResucitado 1953.

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Semana Santa 2013

en el centro. Al final se decantó la cofradía por los varales de dos tulipas estrenados en 1956, dándose la curiosidad de que este varal no llevaría velas, sino dos bombillas de 1,5 vatios alimentados por una pila de 3 voltios. Se había hecho este año un encargo de 80 nuevos varales, que junto a los 20 antiguos que se habían mandado a la fábrica en 1955, harían un total de 100 varales. Desgracia-damente los 20 varales de cuatro tulipas no pudieron ser adaptados a luz eléctrica, con lo que la hermandad para ahorrarse algún dinero en la compra de los varales de dos tulipas, vendió los viejos a la propia fábrica.

En cuanto a la iluminación de estas primeras tulipas no pareció bien a la cofradía la pobre luz que daban las baterías, aunque en aquella ocasión no se pudo hacer ya nada para evitarlo, cosa que se consiguió al año siguiente en que las tulipas dieron cobijo para siempre a las clásicas velas de cera. No obstante hay que puntualizar que no todos los hermanos llevaban varal de tulipas, ya que en el propio año de 1956 se procede a la venta de 90 hachones de rosca a 15 pesetas cada uno, no obstante se intenta generalizar el uso de las tulipas a los nuevos hermanos que se iban incorporando a la hermandad. Cuando por cualquier circunstancia algún hermano se daba de baja, la cofradía intenta-ba comprarle el varal de tulipas, se ofertaron por él desde 250 pesetas -en1964- hasta 500 pesetas -en 1969-.

En 1974 se acuerda hacer 36 varales para niños -blandones metálicos los llaman

en el acta de 14 de marzo- de un metro de longitud, construidos con tubo galvanizado de un milímetro, madera en la parte inferior y arandela para recoger la cera en la superior. Destinados a los mayores, en 1977 se pro-yecta la ejecución de nuevos varales de plata, pero de una sola tulipa. Posteriormente en 1980 se mandaron construir otros 45 vara-lillos metálicos infantiles muy necesarios por entonces. A finales de 2000, se acuerda pedir a la fábrica albaceteña “Bronces Rio-par” 100 varales plateados a 4000 pesetas la unidad, estrenándose este año y el siguiente. Siendo la verdadera intención de la herman-dad la de implantar este tipo de alumbrado para hacer desaparecer escalonadamente los viejos hachones de cera, dicho objetivo llegó por fin en el año 2002 en el que se consiguió que todos los hermanos de guión llevaran varales metálicos con sus respectivas velas de cera.

Los pocos varales de dos tulipas que aun sobreviven siguen desfilando al final del guión, sin embargo en la Junta General de 1 de Septiembre de 2001, se decidió dejar de entregar de manera gratuita las tulipas que se rompían. Como nota curiosa diremos que en 1993 el entonces presidente D. Guillermo Olivas Copado, tuvo la acertada idea de recuperar un par de modelos antiguos de cuatro tulipas que acompañaron al estreno de la cruz guía, siendo los afortunados de llevarlos D. José Luis Latorre Bonachera y D. Manuel Díaz Vera. En el año 2010 se estrenan cincuenta varales de una tulipa en la Procesión General.

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La Cofradía de la Expiración, se funda en 1604, reorganizándose más tarde en 1896 por los padres Escolapios. En el mes de octubre de 1896 se reunió la junta direc-tiva para estudiar el modelo de alumbrado de mano con el que se procesionaria en la próxima Semana Santa, en un principio se pensó en un varal de madera y no metálico, pues salía más económico.

En 1897 se aprueba un modelo de varal de madera que llevaría una sola tulipa, al precio de 3,50 pesetas, las gestiones se realizarían con la empresa ubetense “Los Sevillanos”, dándose todo tipo de facilida-des a los hermanos para pagarlos en varios plazos. En la junta general celebrada el 19 de febrero de 1905, por acuerdo de la junta directiva del día anterior, se aprueba un nuevo modelo de varal con dos tulipas de cristal claro, llevando el escudo de la hermandad en el centro, teniendo un coste cada varal de 45 pesetas, el primer encargo de la hermandad fue de 45 varales y cien tulipas. Quedó la cofradía muy descontenta con los varales recibidos de la “Casa Meneses” ya que al desembalarlos venían muchos de ellos rotos al igual que las tulipas, la her-mandad se quejaría a D. Emilio Meneses, quien sustituiría el género roto por otro en mejores condiciones. En 1907 se encargan a esta casa 20 nuevos varales, pues son muchos los cofrades que van a salir este año en el desfile del Viernes Santo.

Tras la Guerra Civil vuelve de nuevo a desfilar esta cofradía en 1942, los pocos

hermanos que desfilaron lo hicieron la ma-yoría sin túnica y llevando unos modestos varales de madera con una tulipa, dado que los anteriores -metálicos y de dos tulipas- habían desaparecido prácticamente durante la guerra. En 1943 los hermanos portaban humildes blandones de cera, que poco tiem-po después serían sustituidos por blandones de gasoil. Más tarde, en la junta directiva del 4 de febrero de 1947, se acordaría también modificar este alumbrado, poniendo en su lugar velas de cera, con lo que se evitaba el humo tan perjudicial para las túnicas.

En 1954 la cofradía había encargado más varales de tulipas a la empresa ubetense “Fuentes Cardona”, con la idea de ir sustitu-yendo progresivamente el modesto hachón por este tradicional modelo de luminaria.

En la junta del 23 de enero de1956 se reúnen los directivos para estudiar varias ofertas de distintos fabricantes de varales de tulipas, decantándose finalmente por la fundición de D. Miguel Marset, de Albacete, estrenados este mismo año. El encargo de los varales fue todo un fracaso, pues al recibir las cajas muchos de ellos venían con los ca-bezales rotos e incluso durante la procesión, fueron muchos los escudos del centro del varal que se rompieron. Afortunadamente tras la Semana Santa, la fundición se com-prometió a restaurar todos los dañados y a elaborar otros de mejor calidad.

En 1987 se fabrican 300 hachones con pebetero, pues los antiguos se encontraban

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Cofradía del Santo Entierro de Cristo y Santo Sepulcro

Semana Santa 2013

en malas condiciones. En 1994 se acuerda la realización de 400 hachones con depósito de parafina, por un importe de 800.000 pesetas.

Actualmente los hermanos de esta cofradía portan hachones de parafina y solo unos pocos varales de dos tulipas se sitúan al final del guión de la hermandad.

La Cofradía de Ntra. Sra. De las Angustias, es fundada en 1905, y desfila ese mismo año. Esta cofradía cuando se mostró públicamente se presentó en condiciones modestas, por la condición paupérrima de sus cofrades, que eran pobres braceros muy faltos de recursos. En este primer desfile los cofrades portaron varales de tres tulipas de la casa Meneses, que fueron un quebradero de cabeza para la hermandad, hasta que pudieron ver saldada esta deuda. Antes de la Semana Santa de 1920 se modificaría el diseño de las tulipas, pasando de tres a dos tulipas, que de forma escalonada, dejaban una cruz en el centro. Tras la Guerra Civil, volvería de nuevo a procesionar en 1943; en este desfile y posteriores los hermanos portaban unos hachones confeccionados con tubos de cartón, de los que se servían para enrollar las telas, y a los que se le daba una capa de pintura de color blanco, introducién-doles una pequeña vela. En la procesión de 1990 la cofradía tuvo la satisfacción de ver cómo desfilaban en ella dos de los antiguos varales de tulipas, recuperados del olvido. En el año 2002, todos los hermanos ma-yores estrenaron varales de una sola tulipa,

viniendo a sustituir a los anteriores hachones de parafina.

La Cofradía de Nuestra Señora De la Soledad, se funda en 1554, siendo la cofradía con más antigüedad de nuestra ciudad. En la Semana Santa de 1900 la Cofradía presidida por D. Juan Honrubia López estrenó un nuevo alumbrado de mano, que consistió en unos faroles de madera y hojalata realizados por artesanos de la localidad; un lustro des-pués aquel alumbrado sería sustituido por los varales de dos tulipas, adquiridos en la casa

Atuendo primitivo de la Soledad. 1979.

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de D. Emilio Meneses. Tras la Guerra civil vuelve a desfilar en 1943, en aquella ocasión los hermanos desfilaron con los varales de tulipas anteriores a la guerra que se habían salvado. En 1949 se compran 250 velas para las tulipas de los cofrades por un importe de 725 pesetas. A partir de 1998, comenzaron a sacarse varales de una tulipa, sin que por ello se perdiera el uso de los varales de dos. Los niños llevan o un varalillo metálico provisto de cazoleta sobre la que se pone una vela o una especie de báculo pequeño.

La Hermandad del Santo Entierro de Cristo, aunque fundada a principios del siglo XVII, esta cofradía se reorganizaría en 1896, por un grupo de hombres entusiastas pertenecientes al comercio. A esta cofradía le debemos la aportación más importante de la Semana Santa Ubetense, como fue el alumbrado de mano con varales de plata de tres tulipas, adquiridos en la prestigiosa casa madrileña de Meneses.

El estreno de este tipo de alumbrado se fechaba erróneamente en 1897, teniendo su estreno dos años más tarde como bien descubrió el historiador semanasantero D. Pedro Mariano Herrador Marín. Pasada la Guerra Civil vuelve de nuevo a procesionar esta cofradía en 1940; un pequeño número de hermanos desfiló con los viejos varales de plata que se salvaron ya que la cofradía solamente disponía de treinta y tres varales útiles depositados junto a otros enseres procesionales en el negocio de tejidos de “Los Espejos” de nuestra ciudad. En años

posteriores se arreglan algunos varales de plata, pero como el número de ellos era aún insuficiente y la economía no era del todo boyante para adquirir varales nuevos, se gestiona la compra de hachones y cera para los mismos.

En la junta general que la cofradía ce-lebró el 13 de febrero de 1944, el presidente mostró a la asamblea un novedoso modelo de “blandón eléctrico” que despertó la curiosidad de los presentes, “aquel artilugio” solamente se procesionaria este año, pues la cofradía no quedaría muy contenta con este tipo de iluminaría. Al año siguiente se probó los hachones de aceite y gasoil que tan buen resultado habían dado en otras cofradías. En el desfile del Viernes Santo de 1951 se toma el acuerdo de que como el número de hermanos que conserva los varales de plata es escaso, se decide que sólo salgan los hachones; desgraciadamente a partir de este año se perdería esta modalidad de alumbrado tan característica en Úbeda, con el agravio de que fuera en la cofradía que los estrenó por primera vez en 1899. En 1954 para retomar la vieja tradición se volvieron a estrenar otros varales de tres tulipas, bañados en plata de menor calidad que los estrenados en 1899. Así mismo en 1954 se realizaron varios ejemplares de varales de dos tulipas para servir de acompañamiento a la urna del Cristo Yacente. No obstante, el uso del alumbrado de mano de tres tulipas no prosperó, por lo que a partir de 1976, bajo iniciativa del entonces presidente D. Juan Resa de la Blanca, se presentó el modelo ac-

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tual de iluminación consistente en faroles de forja, pidiéndose una primera partida de 70 unidades de estos faroles, siendo su artífice “Tiznajo”, suprimiéndose a partir de esta fe-cha los antiguos hachones de cera. En 1997 hubo un tímido intento de recuperación de algunos antiguos varales de tres tulipas, pero la apuesta fuerte por esta implantación se ha desarrollado en 2010, en cuya procesión la cofradía sacó 10 ejemplares a los que se unieron otros de propiedad particular.

La Hermandad del Resucitado, se funda en 1906 desfilando un año más tarde. Una vez confeccionada la túnica, se estudió el alumbrado que cada hermano debería llevar en la procesión, puesto que el desembolso de la túnica no permitía a los hermanos, el poder comprar un varal, el pre-sidente recomendó que cada hermano por su cuenta hiciera las gestiones oportunas con los hermanos de la Cofradía de la Soledad, para que estos se los prestasen, siendo este el tipo de alumbrado que mostraron en el primer desfile. En Junta General celebrada el 19 de Septiembre de 1907 se acuerda efectuar la compra de 95 varales a la firma de Plata Meneses con travesaño fijo y tuli-pa de cristal. Esta, lógicamente, carecía de utilidad. Del travesaño pendía un banderín con la leyenda “Resurrexit sicut dixit”. Se estrenaron por vez primera dichos varales en la Semana Santa de 1908. Sabemos que el bordado de los nuevos banderines, estuvo a cargo de las monjas Franciscanas de Santa Clara de nuestra ciudad.

Pasada la Guerra Civil vuelve de nuevo a desfilar en 1940. Gracias al tesón y la valentía de D. Pedro Charriel Lorente se pudieron salvar algunos enseres para volver a hacer estación de penitencia, entre estos algunos de los varales de una tulipa de cristal que utilizaba la hermandad. En 1963 en una reunión de la Junta Directiva celebrada el 26 de enero el presidente de la hermandad D. Juan Alvarado Quesada, presentaría a su junta, un modelo de tulipa de plástico confeccionada por la casa aragonesa “Talleres Zaragoza”, con la finalidad de sustituirlas por las de cristal, ya que eran muchas las que se rompían durante la procesión. A comienzos de 1976 el presidente D. Manuel López Martínez sugirió el cambio de las tulipas de plástico, y poner en su lugar una cruz, todo ello fabricado en metal, lo que a la postre se llevaría a efecto. El Domingo de Resurrec-ción de 1986 se suprimen las cruces de los varales, reemplazándose estas por el escudo de la hermandad, siendo este el actual mo-delo de varal que lucen los hermanos.

Bibliografía Consultada: -Semana Santa en Úbeda, Tomo I y Tomo II, de D. Juan Ramón

Martínez Elvira (2011).-Nuestras Cofradías en el Siglo XX, Tomo I (1896 -1936) y Tomo II

(1939 -1960), de D. Pedro Mariano Herrador Marín.-Historial de la Cofradía de Nuestro Señor en la Columna y Maria

Santísima de la Caridad, de D. José Ángel Montero LaRubia (Trabajo Inédito).

-Cien Años en la Hermandad Ubetense del Cristo de la Caída, de D. Juan Ramón Martínez Elvira.

-La Cofradía de la Expiración de Úbeda: Cuatro Siglos de Historia (1604 –2004), de D. Aurelio Valladares Reguero.

-XXV Aniversario (1966 -1991), de la Cofradía Penitencial del Cristo de la Noche Oscura.

-Cofradía del Santísimo Cristo de la Buena Muerte, 10 años de Historia, Abril de 1990.

-Revistas de Semana Santa consultadas: “Jerusalén”, “Compartir”, “La

Columna”, “Gólgota”, “Resurrexit”, “Úbeda, Imagen y Palabra”.

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algunas PosiBles fuentes artísticas delgruPo escultórico del santo entierro de ÚBeda

Francisco Javier Ruiz RamosHistoriador del Arte

INTRODUCCIÓNLa actividad creadora de los artistas

siempre ha estado asociada a la inventiva de los mismos surgiendo, finalmente, una obra final que pueda poseer unas caracterís-ticas más o menos originales. Sin embargo tal originalidad sabemos que suele beber de una fuentes que los Historiadores del Arte nos afanamos en buscar.

El magnífico grupo escultórico del Santo Entierro de Cristo que posee la Cofradía del Santo

Entierro y Santo Sepulcro de Úbeda fue, como sabemos, realizado en Madrid por el maestro malagueño Francisco Palma Burgos entre 1946 y 19481. Del conjunto,

compuesto por seis figuras nos interesa, para lo que aquí pretendemos apuntar, las del Santo Entierro propiamente dicho, es decir, el cuerpo inerte de Cristo sosteni-do por San Juan y María Magdalena.

Estas figuras recogen una composi-ción propia del Renacimiento al presen-tar como dominante un punto de vista lateral. El maestro Palma marca una dia-gonal conformada por el cuerpo de Je-sús, la Magdalena arrodillada sujetando sus pies y San Juan que sostiene por los hombros el cuerpo de su Maestro al que depositarán en el sepulcro.2

FUENTES ARTÍSTICASEl tema del Santo Entierro de Cris-

to ha sido, como no podía ser de otra for-ma, abordado en innumerables ocasiones por los artistas a lo largo de la Historia del Arte. Pintores y Escultores han de-jado constancia de uno de los momentos más importantes y trascendentales del “Universo Cristiano”.

De esta forma y, sin querer realizar un análisis exhaustivo de la evolución que en las Artes ha tenido este tema, haré re-ferencia a tres obras que considero recu-Santo Entierro de Úbeda. Francisco Palma Burgos.

(Foto Eugenio Santa Bárbara)

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rrentes y que, sin duda, Francisco Palma Burgos tuvo que tener presentes a la hora de realizar su composición para la Cofra-día del Santo Entierro de Úbeda.

La primera de las obras a la que quiero referirme fue realizada entre 1665 y 1669 por Pedro Roldán y corresponde al grupo del Descendimiento que rea-lizará para el retablo de la desaparecida Capilla de los Vizcaínos de Sevilla. El entallador sería Francisco Dionisio de

Ribas y el maestro Roldán acometería los trabajos escultóricos.

En esta obra apreciamos una com-posición, en diagonal, muy similar a la asumida por Palma en nuestro grupo del Santo Entierro. A diferencia del conjun-to de Úbeda, la presencia de la Virgen, preparada para recoger de inmediato el cuerpo de su Hijo, confiere mayor dra-matismo a la escena.

Actualmente podemos apreciar este retablo en la parroquia del Sagrario de Sevilla, lugar en el que se ubicaría en 1840.

Unos años más tarde Pedro Roldán vuelve a insistir y abordará este mismo tema para el célebre retablo del sevillano de la Iglesia del Hospital de la Caridad, hoy Museo de Bellas Artes. En esta oca-

Descendimiento de Cristo. Pedro Roldán, 1665-1669. Iglesia del Sagrario de Sevilla.

Santo Entierro de Cristo. Pedro Roldán, 1670-1675. Iglesia del Hospital de la Caridad. Sevilla.

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sión el retablo realizado por el entallador Bernardo Simón de Pineda, acogerá el magistral y soberbio grupo de Roldán realizado entre 1670 y 1675. Es este un espacio único y significativo del barroco andaluz que nadie debería dejar de ver.

De nuevo la composición está mar-cada por una diagonal aunque algo menos acentuada que en el grupo del Sagrario. Si bien es importante señalar las actitu-des de todos y cada uno de los personajes que asisten al depósito del cuerpo de Je-sús en el sepulcro, insistimos en el mo-delo compositivo del tema central como antecedente de la obra del malagueño en Úbeda reparando, especialmente, en la figura que sostiene los pies de Cristo que tanto nos recuerda a la Magdalena del Santo Entierro ubetense.

Finalmente hemos de relacionar nuestro Santo Entierro de Úbeda con otra obra, esta vez pictórica, realizada por el francés Anne-Louis Girodet de Roussy (1767-1824). Girodet, como es conocido en la Historia del Arte, fue uno de los grandes maestros de la pintura francesa que preludia, con su obra, el incipiente Romanticismo que se desarrollaría en el primer tercio del siglo XIX.

Basándose en la célebre novela Ata-la de Chateaubriand (1801), realizaría la no menos conocida pintura El Entierro de Atala (1808).

Como podemos apreciar esta pin-tura presenta una composición casi idén-tica a la de la obra que Palma Burgos rea-lizara para la Cofradía del Santo Entierro de Cristo y Santo Sepulcro de Úbeda.

La escena que plasma Girodet en su pintura representa el momento en que

Santo Entierro de Cristo. Pedro Roldán, 1670-1675. Igle-sia del Hospital de la Caridad. Sevilla (Detalle).

El Entierro de Atala. Girodet, 1808. Museo del Louvre.

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la joven y bella india Atala está siendo depositada en el sepulcro por el Padre Aubry y su enamorado Chactas. Atala, firme en sus convicciones católicas y fiel al juramento que su madre realizara antes de morir cuando dio a luz a la bella joven de que jamás se casaría, opta por el sui-cidio antes que ceder a las presiones para que contrajese matrimonio con Chatcas.

Como bien ha apreciado la Psicó-loga Macarena Humanes Galván: “Este cuadro representa magistralmente el proceso de duelo. Ante cualquier tipo de pérdida to-das las personas nos movemos entre dos po-laridades: aferrarse vs aceptar. Por un lado, una figura adulta se prepara para depositar al amor perdido en el sepulcro y despedirse de ella desde la sobriedad y la aceptación de la pérdida. Por otro lado, la figura joven, casi infantil, se aferra inútilmente a lo que ya ha perdido, sin querer desprenderse de ella. Cada uno en un extremo de una misma rea-lidad, la pérdida, como etapas insalvables de un duelo. Lo joven y lo viejo. La parte racio-nal y la parte emocional cara a cara ante la ocurrencia de un acontecimiento traumático. La vida y la muerte. Polaridades siempre presentes.”

Creo que este análisis se amolda perfectamente al mensaje que el Santo Entierro de Úbeda transmite. La vida frente a la muerte, la muerte frente a la vida. Vida Eterna para los creyentes.

CONCLUSIÓNHemos querido poner de mani-

fiesto algunas imágenes que, realizadas en distintos momentos de la Historia del Arte, pudieron servir como referente al maestro malagueño Francisco Palma Burgos para realizar el conjunto escultó-rico del Santo Entierro de Úbeda.

Es evidente, y así ha sucedido a lo largo de los siglos, que los artistas usaban de estampas, grabados, libros y toda clase de material gráfico que les resultasen su-gerentes para la realización de sus obras. Palma no era ajeno a ello y, por tanto, no es de extrañar, que tuviese presente algu-no de estos modelos.

Resulta especialmente significativa la relación compositiva existente entre el Santo Entierro del malagueño y El En-tierro de Atala del francés Girodet que, entendemos, queda patente este texto.

NOTAS:

(1) Presentó el proyecto a la Cofradía en 1946 y procesionaría por primera vez dos años más tarde.

(2) RUIZ RAMOS, F. J. “Palma Burgos: escultor e imaginero”. Francisco Palma Burgos. XXV Aniversario de su muerte. 1985-2010. Úbeda. Imagen y palabra. Anuario de la Unión de Cofradías de Semana Santa de Úbeda, nº 13, 2011.

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TALLERESARRIAGA

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C/. Serrano, 8LINARES

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coMPartir la feAntonio José Campos Martínez

A lo largo de estos meses, nos esta-mos empapando de numerosas y profundas reflexiones sobre la fe,

conectadas con la crisis de la Iglesia y la respuesta a ofrecer. El problema es que en demasiadas ocasiones nos enfrascamos en abstractos debates filosóficos, nos perde-mos en la lejanía de aquello que no pode-mos tocar. Y más aún, saturados de temas complejos y poco prácticos, a veces hasta aburridos, mostramos una actitud de re-chazo e indiferencia. Ya se sabe, no siempre por más publicitar ni comunicar, el mensa-je llega mejor.

Frente a las grandes definiciones y propuestas teológicas, el papa Benedic-to XVI contrapone una idea clara: “la fe es sencilla” (Homilía explanada de Isling, 2006). De nada sirve, por tanto, encerrar-nos y abstraernos en cuestiones difíciles que nos distraen y alejan del mismo testi-monio humano de esa propia fe.

Al hilo de esta idea de sencillez, res-cato la cita del recordatorio de la pasada Fiesta de nuestra cofradía extraída de la Carta a los Hebreos, donde encontramos accesibles palabras para aproximarnos a este concepto: “La fe es la garantía de los bienes que se esperan, la plena certeza de las realidades que no se ven” (Heb 11, 1). Garantía y certeza, términos clave. La fe

significa creer, y esto implica indisoluble-mente –como causa y efecto- garantía y certeza.

Creemos en Dios, esta idea es radi-cal. Dios mismo, manifestado en la historia por el Espíritu y revelado de forma defini-tiva en la persona-hombre de Su Hijo, es la garantía del Amor. Porque Dios es Amor, allá donde esté nunca falta la caridad. Si algo transmite la imagen del Cristo Yacen-te es el Amor que lleva hasta la entrega fi-nal, hasta la muerte. Una muerte por noso-tros, para salvarnos. Creer en Dios significa creer en el amor. Al igual, que no se puede creer en este amor sin vivirlo ni sentirlo con nosotros mismos y con los demás, sin experimentarlo ni contagiarlo.

A su vez, Dios es la propia certeza. ¿Certeza de qué? De la Esperanza. Nuestra confianza en Dios lleva implícito “la cer-teza de que tenemos un futuro y de que no caeremos en el vacío” (Benedicto XVI). Él nos sostiene como pilar fundamental de una vida nueva. En la escena del sepulcro, del que nace esa vida nueva, Jesús nos vuel-ve a regalar el testimonio de esta esperanza porque Él mismo ha querido, sin necesidad, experimentar ese vacío y esa oscuridad de la muerte para demostrarnos que por Él ya no hay vacío ni muerte, que la piedra del se-pulcro será algún día descorrida para todos.

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Ante esta simplicidad de la fe, no hacen falta grandes estridencias ni demos-traciones para creer, no es necesario que el velo del templo se rasgue ni la tierra se abra. Debemos huir de pruebas. La exis-tencia de Dios late en lo creado. Él es la Razón creadora de la que emana todo, la que lo sostiene todo en perfecto equilibrio y la que lo orienta hacia la eternidad. Hu-yamos de cualquier signo de irracionalidad y relativismo que desvirtúa y aniquila valo-res para sumergirnos en la irresponsabili-dad y la incertidumbre. Dios es palpable en los pequeños gestos, en las señales débiles, en las cosas sencillas, en el sufrimiento y en la alegría. Como venía a decir Teresa de Calcuta, aunque no creamos, Él si cree en nosotros… por eso se nos manifiesta.

Pero vayamos más allá, “el que cree nunca está solo” afirmaba Ratzinger en la misma homilía ya citada de Isling (Ratis-bona). Creer significa entrar en contacto con Dios, en relación permanente con Él. Pero también significa abrir lazos recípro-cos con la comunidad (con la cofradía). De esta manera, a la fe se une un elemento esencial: compartir. La fe de los cristia-nos debe ser compartida, como se parte y reparte Jesús mismo en la Eucaristía. De nada nos sirve si es vivida hacia dentro, de forma egoísta y soberbia, sólo centrada en nosotros mismos. Debemos testimoniar nuestra fe para enriquecerla con otros tes-timonios. La lámpara se enciende para po-nerla en lo alto del candelero y alumbrar a todos. Y es que la fe es una puerta abierta a un camino de luz. Sólo a la luz de la Igle-

sia, alcanza su pleno sentido y su máxima expresión.

Recapitulemos: creo en Dios que es mi garantía y mi certeza de amor y espe-ranza, y esta fe he de vivirla y compartirla en la Iglesia. Y, ¿ahora qué? Hay que re-conocer que una fe carente de garantía y certeza es un simple hecho devocional, una fe alejada y opuesta a la comunidad es una construcción hueca e inútil.

Desgraciadamente, en el mismo mundillo de las cofradías sin ir más lejos, hay demasiado hecho devocional falto de contenido e inservible, muchas veces y de manera peligrosa enmascarado en eleva-dos discursos moralistas. Para revertir esta tendencia es fundamental observarlo todo desde el prisma de la humildad. Gracias a ella, podremos desnudarnos interiormente para descubrir que sin Dios no somos nada, que lo necesitamos ya que no somos auto-suficientes. Que una sociedad con Dios es mejor, porque a su vez es más humana.

Y por medio de la humildad, po-dremos manifestar esta fe, sin aspavientos desmesurados ni estridencias estéticas, con nuestros hermanos. Esta humildad, esta sencillez –rasgo fundamental de la fe, como veíamos- se refleja especialmente en el rostro de las buenas personas. Son gente normal, con problemas, con alegrías, con proyectos ilusionantes, con malas expe-riencias pero que son capaces de entregarse y ayudar a los que sufren y están solos, de compartir su felicidad. Qué gran oportuni-

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dad aprender de estas actitudes generosas, que no piden nada a cambio, que se mani-fiestan espontáneamente y de forma natu-ral. Son como santos varones que acuden para acompañar al amigo, como discípulos amados que sostienen al que está agotado y se ha venido abajo en la vida. Esta es nues-tra misión, a la que nos mueve la fe. Sin ello, poco sentido tiene vestir la túnica o rezar ante una imagen.

Gracias a esta actitud podremos dar respuesta a la crisis que nos azota, una crisis sobre todo de valores. Tenemos que inun-darlo todo de optimismo y de pequeños detalles que sumen como granos de are-na. No podemos permanecer pasivos. Hay que adoptar una visión crítica para actuar con sentido común, cercanos a la realidad.

Quedan muchas cosas que cambiar: en nosotros mismos, en nuestras familias, en nuestros ambientes. También en las propias cofradías y en la Iglesia. Pero conviene no demorar más la reacción, aportar soluciones en vez de permanecer de brazos cruzados.

Sería ideal que nos convirtiésemos en exponentes y reflejos de esa fe que no se apaga y que aporta brillo a estos tiem-pos difíciles. Que descontaminemos la so-ciedad, que dejemos notar la presencia de Dios frente a la duda. Reconstruyamos una sociedad que está necesitada del Evangelio Se nos plantea esa posibilidad y esa respon-sabilidad, no miremos hacia otro lado. Sólo nuestra fe compartida puede ser antorcha de alegría y vida al testimoniar radical-mente a Cristo, rostro revelado de Dios.

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“creo en dios Padre…en la Vida eterna”

Antonio Tallante Fernández

Así empieza y termina nuestra profe-sión de fe del credo Apostólico que proclamamos en la Eucaristía.

Estas son dos afirmaciones, dos creen-cias fundamentales y determinantes que orientan nuestra vida de fe, que la hace con-sistente, que la llena de esperanza, que será transformada y que esto no se acaba aquí.

Estamos en el año de la FE, un año de Gracia, un año que debemos aprovechar, como cada minuto de nuestra vida, un año que el Señor nos ofrece y nos regala a los cristianos-cofrades. Un tiempo para exami-nar la verdad de nuestra fe.

Meditar sobre nuestra fe, nuestro creer, nuestras relaciones con Dios, con los herma-nos es algo que nos debe preocupar y ocupar, algo que de vez en cuando nos debemos preguntar y que nos debe llevar a pensar el sentido de nuestro existir, de nuestro origen, de nuestro destino, de nuestro final.

Dios quiere nuestro bien más que nosotros. Quiere nuestra felicidad… pero hay que ganarla un poquito. Dios no es muy exigente pero quiere detalles, quiere nuestro corazón. También nos da la libertad para rechazarlo. Pero esto ¿ quién lo hace?

El camino hacia esa LUZ, hacia esa FELICIDAD, es un camino de rosas y es-pinas, de cruces, de contratiempos y tiempos favorables, de vientos y brisas, de calmas y tempestades, de alegrías y tristezas, tabores y gólgotas, de gozos y penas, de hosannas y crucíficalos, de afirmaciones y negaciones, de muerte y vida, odios y amores, de en-fermedades y curaciones… Pero este hoy, este camino se abrirá al horizonte de la eternidad, al deseo innato de ver el Rostro del Padre.

“Porque más allá de las estrellas hay un mundo donde está el AMOR” nos dice una canción a D. Bosco.

“Sabemos que hemos pasado de la muer-te a la vida porque amamos a los hermanos” ( 1Jn 3, 14) .Algo excepcional. San Juan, el apóstol amado y preferido por Jesús, nos da el camino, nos da la clave para poder llegar a esa LUZ, al Padre Bueno, el que tiene buenas entrañas, el que nos espera con los brazos abiertos.

¿Cuántas veces hemos escuchado, leído y oído que Dios es Amor, que donde hay amor verdadero allí está Dios y que no hay otro camino posible que el de amar y perdonar a nuestro prójimo?

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Pero estamos tan ciegos, somos tan duros de corazón, tan pobres hombres, que lo ignoramos o pasamos de largo, que nos re-fugiamos en cientos de liturgias, encuentros, fiestas, traslados, que corremos el peligro de no ver lo importante, de no ver al “dios ham-briento, al dios peregrino, al dios enfermo, al dios desnudo, al dios necesitado, al dios verdad, al dios justicia, al dios pacífico.”

Ésta será nuestra recompensa, nuestro premio, nuestra corona porque hemos hecho una buena carrera.

Agarrarnos fuertemente a Dios Padre como un hijo se agarra de la mano a su madre y le da seguridad. El peligro no existe. No se perderá en el camino. Llegará a su CASA.

Así hace y hará Dios con nosotros porque somos hijos suyos por muchas veces

que nos empeñemos en lo contrario. Así lo creemos a pesar de nuestras dudas, de nuestras pequeñas increencias.

Creo en Dios Padre… en la vida eter-na… porque amo al hermano, porque me fío de Él, porque soy una chispita de Él, porque la Palabra es el Crucificado Resucitado.

Ésta es mi fe, ésta es nuestra fe que Dios ha querido entregárnosla.

Agradecer a Dios el don de la fe y pedirle que nos ayude a mantenerla y a cultivarla para hacerla crecer, para que se haga adulta.

“Hoy estarás conmigo en el Paraí-so”.

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69Reflexión y Opinión

y desPués de la Muerte ¿Qué?Fernando Gámez de la Blanca

La Cofradía del Santo Entierro, aparte de lo que supone su compo-nente gremial como lo tiene cual-

quier Cofradía de la Semana Santa ubeten-se, siempre me ha parecido una Cofradía de personas valientes y de recia fe, porque formar parte de una hermandad que tiene como titular a un Cristo muerto y yacente en una fría losa, cuando la muerte es algo terrible, abominable y poco deseable para la mayoría, por no decir para todos los hu-manos, es digno de admirar y de intentar comprender.

Las personas y todos los seres del universo hemos sido creados para vivir, para ser felices y para colaborar en la crea-ción, a semejanza de nuestro Dios. Y por esta razón no entra en nuestras miras y en nuestras ansias de eternidad el morir, el desaparecer, el ser un día más o menos lejano aniquilados de la faz de la tierra. El germen de inmortalidad que Dios insufló en nuestra naturaleza al ser creados, y que es el alma, el espíritu por el que nos aseme-jamos a Dios, no tiene que morir, no debe desaparecer; debe vivir siempre, siempre…y por toda la eternidad ese espíritu gozoso y feliz junto a su Creador. Y más aún, con el cuerpo, glorioso ya también, que nos acompañó durante la vida, según creemos las personas que tenemos Fe.

Por eso los cristianos serios y com-prometidos, que viven a fondo su fe, y los cofrades deben serlo, no tenemos miedo a la muerte, honramos a la muerte, creemos en la muerte como en esa feliz puerta que un día nos conducirá a la felicidad gloriosa junto al Padre Bueno, a nuestro Hermano Jesús y a nuestra Madre María por toda la eternidad. Porque esa fe vivida a fondo y plena en obras de bondad para con las per-sonas que nos rodean y de entre éstas con las más necesitadas, nos irán abriendo el camino que lleva a la eternidad feliz, que nos aguarda tras la vida.

“Si con Él morimos, viviremos con Él; si con Él sufrimos, reinaremos con Él”, reza la canción que lleva por estribillo “Acuér-date de Jesucristo, resucitado de entre los muertos”. Muerte y Vida, vida y muerte, ambas entrelazadas como anillas de una ca-dena en la que una no se entiende sin la otra. Ésta es una bella y necesaria lección que toda persona, desde su más tierna infancia, debe aprender en la familia y con la familia.

Enseñemos a nuestros hijos y a nues-tros nietos a no tener miedo a la muerte, a verla como algo natural y preciso que su-cede a toda criatura para cumplir la misión sagrada para la que fuimos creados: salir de Dios y terminar en Dios.

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Semana Santa 2013

Me impresiona oír a muchas perso-nas deseando que en su funeral se cante, que no haya lloros y tristezas, que no haya derroches ni excesivas pompas fúnebres. Y también me han impresionado siempre las palabras de algunos sacerdotes celebrantes de los funerales cuando dicen que “las flores a los difuntos hay que ofrecérselas en vida” o que a los difuntos “hay que rezarles a ellos, más que rezar por ellos”, demostrando así nuestra total confianza en la misericordia infinita de Dios para con sus criaturas y la total confianza de que por sus buenas obras ya estarán en el Paraíso.

Estamos inmersos en el “Año de la Fe” y el Papa nos pide que seamos personas de fe, que cuidemos y alimentemos nuestra fe con la lectura de los Libros Sagrados, la Ora-ción intensa y la recepción frecuente de los Sacramentos; que practiquemos nuestra fe y la alimentemos también con buenas obras.

Quiero terminar trayendo una histo-ria de un médico ante un enfermo, al que atendía en su consulta, como un testimonio de fe y confianza en Dios:

“Doctor –dice el enfermo antes de salir de la consulta- me asusta la muerte… Dígame, ¿qué hay al otro lado de la vida?

Muy suavemente el doctor le contes-tó: No lo sé.

¿No lo sabe usted? ¡¡Usted es cristia-no, ¿y no sabe qué hay al otro lado…?!!

El doctor tomó la manilla de la puer-ta… Al otro lado se sentían rasguños y ge-midos; cuando abrió, un perro entró en la habitación, saltó sobre el médico y con gran alborozo lo lamía muy contento.

El médico se volvió a su paciente y le dijo:

¿Ha visto lo que ha hecho mi perro? Él nunca ha estado antes en esta habita-ción.

No sabía qué había dentro. Sólo sabía que su dueño estaba allí y cuando se abrió la puerta, saltó sin ningún temor.

Yo poco sé de lo que hay al otro lado de la muerte…; pero sí sé una cosa:

Que mi DUEÑO estará allí…¡¡Y eso me basta!!

Es una de las más hermosas y senci-llas explicaciones que he escuchado sobre la muerte.

Tengamos la valentía que da la FE para vivirla y manifestarla ante los demás.

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71Reflexión y Opinión

naciMientoFrancisco Rienda Ruiz

En el vientre de una mujer embara-zada se encontraban dos bebés. Uno pregunta al otro:

- ¿Tú crees en la vida después del parto?

- Claro que sí. Algo debe existir des-

pués del parto. Tal vez estemos aquí porque necesitamos prepararnos para lo que seremos más tarde.

- ¡Tonterías! No hay vida después del parto. ¿Cómo sería esa vida?

- No lo sé pero seguramente… habrá más luz que aquí. Tal vez caminemos con nuestros propios pies y nos alimentemos por la boca.

- ¡Eso es absurdo! Caminar es imposi-ble. ¿Y comer por la boca? ¡Eso es ridículo! El cordón umbilical es por donde nos alimentamos. Yo te digo una cosa: la vida después del parto está excluida. El cordón umbilical es demasiado corto.

- Pues yo creo que debe haber algo. Y tal vez sea sólo un poco distinto a lo que estamos acostumbrados a tener aquí.

- Pero nadie ha vuelto nunca del más allá, después del parto. El parto es el final de

la vida. Y a fin de cuentas, la vida no es más que una angustiosa existencia en la oscuridad que no lleva a nada.

- Bueno, yo no sé exactamente cómo será después del parto, pero seguro que ve-remos a mamá y ella nos cuidará.

- ¿Mamá? ¿Tú crees en mamá? ¿Y donde crees que está ella?

- ¿Dónde? ¡En todo nuestro alrededor! En ella y a través de ella es como vivimos. Sin ella todo este mundo no existiría.

- ¡Pues yo no me lo creo! Nunca he visto a mamá, por lo tanto, es lógico que no exista.

- Bueno, pero a veces, cuando estamos en silencio, tú puedes oírla cantando o sentir cómo acaricia nuestro mundo. ¿Sabes?... Yo pienso que hay una vida real que nos espera y que ahora solamente estamos preparándonos para ella…

Si meditamos el diálogo anterior, opino que estaremos totalmente de acuerdo en la certeza, que después del parto, al aban-donar el seno materno, nos espera una nueva vida, vida en la que hay que luchar, trabajar, sufrir, hacer sacrificios, pero donde también existen las alegrías, la felicidad, el amor, la

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solidaridad y tantas otras cosas buenas que merece la pena experimentarlas.

Pues bien, si a diferencia del hermano incrédulo, aceptamos la vida que actualmen-te disfrutamos, por qué no podemos hacer un símil con una vida después de la muerte.

Para esos hermanos su muerte es el nacimiento y para los cristianos, la muerte es el nacer a una nueva vida en presencia de Dios, es comenzar una vida de gozo, alegría y felicidad eterna, es contemplar una luz cegadora de espiritualidad, es saciar nuestro apetito con la presencia del Redentor.

Es cierto que nadie ha vuelto para informar de cómo es esa nueva vida, pero

la fe, ha de hacernos creer en esas bondades de una vida celestial, pues, tras una correcta y sosegada lectura de las Sagradas Escri-turas todos estaremos en condiciones de entenderla.

La oscuridad en la vida terrenal que genera el pecado, queda totalmente disipada cuando abrimos nuestro corazón a Dios y especialmente a nuestro prójimo.

Todo nuestro alrededor está lleno de Jesús, nos protege, nos escucha, nos habla en silencio, nos ayuda. No lo vemos físicamente, pero sabemos que está junto a nosotros, aunque en bastantes ocasiones nosotros no estemos junto a Él. Pone a nuestro alcance los medios necesarios para que accedamos a esa nueva vida, que desconocida, tenemos la convicción de que existe.

¿Por qué negar la realidad y actuar con incredulidad?

Este año, se conmemora el año de la fe, y que mejor opción que amparados en la fe, aceptar esa vida sin sufrimiento, en permanente contacto con el Padre, que por medio de Jesús, nos prepara y allana el camino hacia una vida en plenitud.

La fe es la que hace que ese neonato tenga verdadera ilusión por conocer esa vida que le espera después del parto. Seamos neo-natos y por medio de la fe, con la ayuda de Jesús y de María de Nazaret, ilusionémonos por conocer y disfrutar de esa vida de paz y amor que nos espera tras la muerte como humanos.

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73Reflexión y Opinión

ilusión Mantenida en el tieMPoManuel Jesús Estrella Cazalla

Seguro que has escuchado alguna vez que los sentimientos mueven el mundo y que la ilusión es aquella

pequeña fuerza que te empuja a realizar las cosas que de un modo u otro generan en ti un estado de bienestar. Nunca había bus-cado en el diccionario la definición exacta de esa palabra siempre rodeada de un halo mágico, ilusión, así que tras consultarlo, es-tas son algunas de las acepciones que en-contré:

Esperanza cuyo cumplimiento •parece especialmente atractivo.

Viva complacencia en una perso-•na, una cosa, una tarea, etc

Efectivamente, la ilusión no es algo tangible, es un sentimiento que seguro al-guna vez has visto reflejado en la mirada de un niño, un familiar o amigo, un anciano…y en general en la mirada de las personas.

Si tras poco más de diez líneas ya has revisado dos veces el título de este artículo y no has encontrado en él lo que realmente esperabas, no desesperes, todo llega. Pero al igual que en un edificio el hierro y el hor-migón son la estructura fundamental sobre la que iniciar un trabajo que puede llegar muy alto, en la vida, la ilusión es ese com-ponente que te permite hacer lo propio con tus inquietudes y la historia de esta banda

de tambores y timbales es una fiel repro-ducción de ello.

Volviendo la vista atrás y recordando cada uno de los años pasados, he de decir que ese componente ha “marcado” mi vida. No sólo a nivel personal, que tantas alegrías me ha reportado, sino también a nivel psi-cológico, ya que te hace afrontar la vida de forma especial. Han pasado muchos años desde que aquel joven e ilusionado niño de apenas 13 años de edad, entrara a formar parte de la banda de tambores y timbales de la Cofradía del Santo Entierro y San-to Sepulcro, y que, como desde ese día, su ilusión por tocar cada Viernes Santo, y ver de cerca a su Cristo Yacente y a Su madre, María de Nazaret, se fuera afianzando en su corazón.

Tiempo hace ya, en el que con el devenir de los años, ves las cosas de otra manera, tu cuerpo se desarrolla, tu mente va madurando y ves las cosas desde otra perspectiva, pero nunca te abandona esa ilusión cuando cada año llega a tu casa esa tan ansiada carta citándote para la Reunión de la Banda, y sientes la necesidad de ver a esa gente, que por diversas circunstancias, ya sea por estudios, por trabajo, o sencilla-mente por dejadez, solamente ves de año en año. Esos cientos de noches, algunas de ellas

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de eterno frío, en el que solamente una pa-labra de ánimo te hace sentir la calidez del que tienes a tu izquierda o a tu derecha, ese incansable repetir cadente de los palillos y las mazas golpeando el tambor o el timbal, que hace que cada uno de sus golpes forme en tu mente una música insonora. Aunque también de lo malo se aprende, incluso más que de lo bueno, de las reprimendas por no entrar en los toques, por tocar despacio, por no marcar el paso correctamente, por no mantener la distancia, o simplemente por la voz de alguien que no ha tenido un buen día y lo paga con los que menos lo merecen…

Tiempo en el que, parándote a pensar en el recorrido que has seguido hasta ahora, te paras a pensar si merece la pena seguir adelante aunque ya sabes de antemano cuál va a ser tu respuesta y es que la ilusión, es la que te da la fuerza para seguir, para mar-car el futuro de tu propia mano. Por otro lado, también piensas en todas aquellas personas que has conocido, algunas de las que pasaron por la banda sigilosamente y otras en cambio, que han perdurado en el tiempo y lo hacen de manera más intrín-seca, con sus fallos y sus virtudes como todo el mundo, pues nadie sabe más que otro, y sin embargo, todos enseñamos algo a los demás sin llegar a saberlo quizás. Esas noches llenas de compañerismo, de contar vivencias o simplemente entablar amistad, con unos más que con otros, incluso lle-gando a la confianza de contar tus miedos, tus preocupaciones, tus sueños, tus metas, todo aquello a lo que siempre has deseado

aspirar, siempre rodeado de una sonrisa y una cerveza en la mano o una fanta, cuando eras un niño.

Y por último y para mí lo más im-portante, el tiempo que pasa para todos por igual y es ese gusanillo que cada Viernes Santo que empieza a recorrer tu cuerpo cuando, tras ver las procesiones de la ma-ñana, cuando vas a tu casa a comer y tras finalizar estas familiares reuniones, le metes prisa a tu madre para que te planche la capa, para que te almidone la gola, te colocas la túnica y empiezas a pasear nervioso por el pasillo, parándote y mirándote en cada uno de los espejos de la casa. Como cuando ya está todo preparado y estás listo para irte a la calle, no olvidar colocarte tu bandolera y coger tus palillos o tu maza y mirarte por última vez en el espejo para ver que todo está bien colocado y en su sitio. Como es-tar deseando que lleguen las 10 de la noche para ver pasar por tu lado esa cara que tanta dulzura emana y que llega a tu corazón, y que es María de Nazaret viendo a su Hijo muerto en brazos de San Juan; ver esa ex-presión de tranquilidad de nuestro Cristo Yacente en su lápida de mármol y sentir que Ellos son los que te dan fuerzas no sólo para esa noche, sino para el resto del año. El sentir como las fuerzas te van faltando conforme se van pasando las horas y la pro-cesión llega a su término ; como pararte a pensar que el que tienes a tu lado, lleva la misma penitencia que tú y a veces, sentirte sólo dentro de tu capirucho, incluso rodea-do de todas las personas que conforman la

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75Reflexión y Opinión

banda; cómo poco a poco la noche se va haciendo silencio y sentir la satisfacción de haberlo hecho bien y que, aunque flaqueen las fuerzas, sacas de tu interior esa ilusión para afrontar otro año más; pedirle a tus Titulares que te guíen y te guarden para que el próximo año poder volver a desfilar, poder volver a tus compañeros , volver a pa-sar frío en los ensayos y volver a compartir con ellos tus humildes experiencias…

En este año 2013, se cumplen 17 años desde que entré a formar parte de esta banda, todo ello sin dejar de ensayar año tras año incansablemente. Mucho trabajo por delante, muchos sueños, dedicación y tiempo a invertir en este grupo de personas que conformamos la banda de tambores y

timbales de nuestra Cofradía. Muchas gra-cias a todos los que lo habéis hecho posi-ble.

Si alguna vez has formado parte de una banda de tambores y timbales, seguro recordarás la primera vez que te colgaste tu instrumento, tus primeros redobles, ensa-yos o como bajo ese capirucho todo suena diferente. Ese duro cansancio al terminar la procesión, las llagas en las manos, el dolor de hombros pero sobre todo, esa satisfac-ción enorme de haber realizado un buen trabajo. Pasado todo este tiempo, seguro que hay mil y una anécdotas que recordar, cada una con sus protagonistas, cada una distinta, pero todas… bajo una misma ilu-sión.

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refleXionesMiguel Rodríguez Quesada

Hermano de nuestra querida Cofradía

El Santo Entierro: eso decía-mos los chiquillos, cuando lo veíamos bajar en busca de sus

titulares, con esa seriedad que nos ca-racteriza y aureola de misterio, y por que sólo podía verlos al principio por lo intempestiva de la hora para un niño.

Hoy casi 50 años después, el mis-terio sigue casi intacto... pero la figura del Yacente ha cambiado y no simple-mente miro lo bonita que es la escultu-ra, que lo es. Ahora veo en Él mi úni-ca verdad. Nunca una imagen de una derrota, que no fue tal, ha significado tanta vida y enseñanzas, motivo de Su Muerte y después Resurrección.

La mano providente de Dios nos ha dispuesto un camino, el de la vida, en el que alternarán la alegría, la adver-sidad y la muerte y en este camino, nos precedió Jesús. Y creo que nosotros de-bemos aceptar dicho camino, que es el que dará sentido a nuestras vidas.

Y cuando hablo con Él no le pido otra cosa que no sea luz para entender-le y camino y fuerzas para seguirle. Que la bondad de nuestro Padre nos cubra.

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77Reflexión y Opinión

la e.f.c. ¿oBligación o deVoción?Alberto Campos Maldonado

Siendo fiel a mi cita anual con esta nuestra revista, quisiera en esta oca-sión exponer mi particular punto de

vista acerca de uno de los temas que en mi opinión, más injustificada controversia ha suscitado dentro de este maravilloso pero a veces extraño y desconcertante mundillo cofrade. Ya adelanto que, a pesar de intentar ser siempre una persona flexible y abierta a todo tipo de opiniones, creo poder afirmar al menos en este caso que nos va a ocu-par, que para mí no existe debate alguno. ¿Tolerancia y respeto a visiones opuestas? Eso siempre pero¿coherencia entre nuestra condición cristiana y nuestras actuaciones como cofrades? Más aún . Siempre he con-siderado que detrás de cualquiera de nues-tras acciones siendo éstas de la índole que sean, debería haber un trasfondo más ínti-mo, personal, más ligado con nuestras más profundas convicciones, ilusiones o creen-cias sean éstas las que fueren. Éste debería ser el germen y el pilar en donde todas esas actuaciones nacieran y se sostuvieran si no queremos caer en la trampa de convertirlas en algo superficial y banal. Creo que al final del artículo, apreciarán a qué me refiero.

Hace no demasiado tiempo entra-ba en escena, irrumpía casi sin que nadie lo esperase, la Escuela de Fundamentos Cristianos (E.F.C.) Y surgía en medio de un mar de dudas, envuelta en una serie de

interrogantes que en cierto modo, pertur-baban la paz de nuestra actividad cofrade, tal vez porque en este sentido, nos había-mos acostumbrado y acomodado a una si-tuación tranquila y apacible desde siempre. Creo sinceramente que de aquí parte preci-samente el error acerca de su concepción y motivación que en no pocas ocasiones, a mi parecer resulta equivocada o simplemente, no se interpreta adecuadamente: La E.F.C. no está concebida dentro del marco exclu-sivo del mundo cofrade, va mucho más allá y abarca un abanico mucho más amplio. Surge simple y llanamente “Para dar una respuesta válida a la necesidad imperiosa de formación de muchos cristianos y especialmen-te de los que colaboran más estrechamente en la acción evangelizadora y pastoral ”; se plantea como “un ámbito en el que los creyentes de nuestra diócesis se enfrentan de modo serio y sistemático al mensaje de la fe de la iglesia para reflexionar sobre él”. Queda pues claramen-te expuesto que su principal y única creo yo, finalidad es ampliar o reafirmar nues-tra FORMACIÓN CRISTIANA para, a través de un estudio íntegro de la fe, vida y celebración cristiana, reflexionar y profun-dizar en nuestra propia fe y la comunitaria, con el firme deseo de crecer en ella. Así de simple y así de complejo. Si fuéramos ca-paces de aproximarnos un poquito a este objetivo, deberíamos considerarlo más que suficiente y sentirnos más que satisfechos.

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Los cofrades por consiguiente, somos uno más de tantos dentro de los posibles destinatarios de cara a esa formación. Eso sí, quizás nosotros con un plus de responsa-bilidad y compromiso que nos otorga el he-cho de ser parte activa y visible de una aso-ciación pública de fieles cristianos que como tal, forma parte de la Iglesia y que, no se nos olvide, hemos elegido voluntariamente. Esta simple obviedad que acabo de comen-tar, parece que va cayendo poquito a poco en el olvido. Sinceramente tengo la impre-sión de que a veces no somos conscientes de dónde estamos y qué terreno pisamos. Una cofradía no es una peña o una agrupación vecinal en la que de vez en cuando nos jun-tamos para echar el rato (que también). Esa atmósfera de hermandad y camaradería que en innumerables ocasiones se respira en su seno, debería ser fiel reflejo de ese trasfondo al que antes aludía y que debe dar sentido a todas nuestras actuaciones.

Nunca he abogado por la imposición forzosa u obligatoria en ningún ámbito y la realización de estos cursos no iba a ser una excepción. Creo que, como casi todo en esta vida, todo depende de la motiva-ción y la ilusión con que afrontes lo que tú LIBREMENTE has escogido emprender. Si te lo tomas como esa imposición, un trá-mite o “una condición para llegar a ser ...” que duda cabe que el fundamento que esta hora y media semanal supone caerá en saco roto. Es el propio interesado el que debe o al menos debería marcarse, sin que nada ni nadie se lo dicte, sus propios objetivos y motivaciones con las que afrontar este cur-

so y considerarlo como una vía más que nos enriquece y favorece nuestra formación in-tegral como PERSONA (no como cofrade o candidato a...). Si nuestro único propó-sito al matricularme es el simple hecho de que “los necesito para ser Hermano Mayor de mi cofradía” y consideramos esos jueves-tarde como una mera formalidad que me obligan a cumplir o como una chinita que se nos pone en nuestra particular carrera hacia un cargo, nos estamos equivocando de sitio y mejor que nos quedemos en nues-tra casa. Lo digo así de claro.

Y me muestro tan rotundo al respec-to porque desde los sectores más reacios a ellos, se malinterpreta el hecho de tener que cursarlos obligatoriamente para poder optar a la presidencia de la cofradía de tur-no. Los cursos, como he recalcado con an-terioridad, están concebidos para ir un po-quito más allá del prisma cofrade en el que dicho sea de paso, a veces centralizamos y sintetizamos todo nuestro compromiso cristiano a lo largo del año y nos quedamos tan anchos. La E.F.C. no está para fabricar presidentes o presidenciables, no pretenden ser una cantera o "masía" de futuros altos cargos cofrades. Signo visible de ello es la evidencia año tras año de que en ellos ha-llan cabida muchas personas que, no sólo no tienen ese anhelo presidencial sino que ni tan siquiera tienen que ver con el mundi-llo cofrade; personas ajenas al devenir dia-rio de una cofradía que simplemente ven en este curso una herramienta más para seguir profundizando en su formación: catequis-tas, responsables de pastoral, integrantes de

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79Reflexión y Opinión

grupos parroquiales..... o simplemente (y esto abarca a los anteriores) cristianos com-prometidos o al menos, con un mínimo de inquietud; personas que simple y llanamen-te, se dan por colmadas por el simple hecho de salir por la puerta sabiendo un poquito más de lo que sabían cuando entraron por ella. Pues parece ser que aun así, no alcan-zamos a comprender este básico plantea-miento. Basta con que se corra la voz de que “fulano, que es directivo de la cofradía x, está matriculado en el curso” y ya empiezan a deambular las especulaciones y “quinie-las” acerca de un futuro que nadie es capaz de controlar ni siquiera, el propio interesa-do. Por lo visto, no es suficiente justifica-ción o argumentación el hecho de hacerlo única y exclusivamente “ porque te gusta”; siempre se parece querer ver algo más de-trás de la evidente simplicidad que esta última afirmación lleva implícita, sin más dobleces aparte de la verdad que encierra.

Y si no fuera de este modo y aun en el caso concreto de ser parte activa de la vida cofrade y tener que cursarlos en cierto

modo “obligado por las circunstancias”, de vez en cuando no está de más que nos re-cuerden cuál es el verdadero trasfondo de tanto ensayo, tanto triduo, tanta flor, tanto pleno y tanta “fachada” que,aun teniendo su indudable ración de importancia, es lo que a simple vista luce y viste más. Nos viene de perlas que de vez en cuando, nos remue-van los pájaros que más de uno tenemos en la cabeza y por los que en ocasiones, hasta perdemos el sueño y yo el primero que me incluyo. Y es que cuando alguien es capaz de bajarte de la nube en la que llevas tiempo instalado plácidamente , te pone los pies en el suelo recordándote la principal y ver-dadera justificación de todos estos em-bolaos semanasanteros y consigue moverte esa fibra que la monotonía ha enquistado y hecho caer en el olvido, es cuando aunque sea por un minuto, caes en la cuenta de que hay más vida allá de yacentes y nazarenos.

Distinto es que el tener completados estos cursos se haya convertido en uno de los requisitos indispensables para poder optar al cargo de Hermano Mayor (que no

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el único) y de ahí el riesgo de confusión. Si de rebote y una vez finalizados le sirven a quien lo desee para salvar ese escollo en su intención de desempeñar ese cargo, pues eso que se lleva de propina.

Me quedo perplejo, no doy crédito cuando escucho en algunos mentideros co-frades a personas que muestran una actitud de oposición tan frontal y de rechazo tan visceral a la realización de este curso. Como he dicho antes, a veces nos cegamos tanto con la parafernalia cofrade, nos autoimpo-nemos inconscientemente una venda tan tupida en los ojos, que no alcanzamos a percibir dónde estamos y a quién pertene-cemos. Ignoro si la formación recibida en él es suficiente o excesiva para ostentar y ejercer la función de Hermano Mayor lo cual, vuelvo a repetir, no es una finalidad que se plantea. Y como no lo es, el recibirla únicamente para dar respuesta a esas “pre-tensiones presidenciales”, como no podría ser de otra manera, nunca será garantía de éxito ni por descontando, la panacea uni-versal de cara a esa meta algunos se marcan. Por ello, resulta obvio sobre el papel y bajo una visión estrictamente cofrade, que para ser Hermano Mayor no se hace necesario el matricularse en la EFC. Nos podría bas-tar (que no es poco) con ser simplemente una persona comprometida con la cofradía, con total disponibilidad, ciertas habilidades sociales, experiencia y sobre todo, mucho tiempo libre. Podría valer. Pero a la hora de desempeñar un cargo de tanto privilegio y responsabilidad que insisto, se enmarca dentro la Iglesia que nos establece las pau-

tas ¿no debemos exigirnos nosotros mis-mos una pizca más de compromiso cristia-no? ¿Deberíamos predicar también con el ejemplo? ¿Es incompatible esta formación recibida con el hecho de ser una persona con condiciones y aptitudes idóneas para el cargo? ¿ El recibirla nos perjudica o incapa-cita a la hora de desempeñarlo? Si uno de los pilares y funciones primordiales de una cofradía es la formación de sus hermanos.... ¿es que acaso los Hermanos Mayores y sus directivos somos distintos al resto?

Para empaparse de los entresijos de una cofradía no existe temario ni curso al-guno, ni más profesor que la experiencia dentro de ella que a cada cual le haya to-cado vivir. Se aprende “con tiempo y una caña”. Para “lo otro” sí que existe y está ahí, al alcance de cualquiera de nosotros. No se puede ser un cristiano o cofrade “a la car-ta”, quedándome o rechazando lo que más o menos me conviene según mis intereses y la situación. Unos cofrades que a veces parecemos estar por encima del bien y del mal, poniendo un día una vela a Dios y al siguiente, otra al diablo, haciendo uso de distintas varas de medir para exigir cosas a otros que ni nosotros mismos somos capa-ces de cumplir. Y cuando algo me resulte incómodo, siempre quedará eso sí, echar mano de la recurrente, socorrida y egoísta opción de cargar todas las culpas sobre la Iglesia que nos exige demasiado a los cofra-des y que no se adapta a los nuevos tiempos. ¿Alguna ración de culpa tendrá también? Esto daría para otro artículo y no seré yo quien lo escriba.

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81Reflexión y Opinión

Haciendo MeMoriaManuel Contreras Gallego

Profesor en SAFA-Úbeda

“Quien no recuerda, no vive”Giorgio Pasquali (1885-1952).

Hace poco más de un par de años que murió mi padre. En la ma-drugada anterior al día de su

entierro estábamos velando el cadáver un grupo muy reducido de familiares, entre los que se encontraban algunos de mis tíos, hermanos de mi padre. En una noche tan larga y fría fueron variadas las conversaciones que mantuvimos. De entre todas, recuerdo de modo muy especial aquella en la que mis tíos hacían memoria de las múltiples trave-suras y diabluras que tanto ellos como mi padre, cuyos restos a las pocas horas íbamos a enterrar, habían realizado en sus tiempos mozos. Se conjugaban en un mismo acon-tecimiento dolor y risas, tristeza y alegría por lo vivido.

Pues bien, cuando la Cofradía del Santo Entierro de Cristo y Santo Sepulcro realice su desfile procesional el próximo Viernes Santo, los hermanos y hermanas de la hermandad estarán “velando” el cadáver de su Señor y los cristianos que contemplemos su templado caminar por las calles de Úbeda les acompañaremos en esa noche tan especial para todos. El paso de sus dos tronos, el que porta al grupo escultórico del Santo Entierro y aquel que nos trae la imagen del Cristo

Yacente, nos puede y nos debe hacer recordar la persona y el mensaje del Señor de nuestra vida. Necesitamos HACER MEMORIA. En ese “peculiar” entierro de Cristo se conjugan, al igual que en la noche previa a la sepultura de cualquier persona, el dolor y las risas, la tristeza y la alegría, el silencio y el canto esperanzador. Ciertamente que el recordar la vida de Jesucristo nos da vida, nos ofrece nuevas perspectivas para hacer de nuestra sociedad, de nuestra familia, de nuestro lugar de trabajo un espacio en el que habite la justicia, la verdad, la paz, la bondad, la ternura, la alegría y la esperanza.

Un pensador ilustre como Montaigne (1533-1592), en sus Ensayos, estaba con-vencido de que la memoria era “el cofre de la ciencia”, porque nunca se puede empezar de cero, bajo peligro de disolución de la civilización. Sin embargo, también somos conscientes que, la sola memoria, el exclusivo recuerdo no nos hace caminar; más aún el paso del tiempo hace que las personas nos deterioremos y que las bellas imágenes se diluyan en un mar inconmensurable de iconos falsificados. Y la persona y el mensaje de Jesucristo no es ajena a esta corrupción. Su imagen ha sido deformada a lo largo del tiempo ya que siempre estuvo expuesta e indefensa a merced de los deseos desorde-nados de los seres humanos. Por eso, creer

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en Jesucristo hoy no es algo evidente. Por eso, hoy es imprescindible hacer memoria de Jesús, el Señor.

Sabemos que muchos creyentes creen en todo, menos en Jesucristo ¡muerto y resu-citado! En demasiadas ocasiones sentimos que la vida cristiana se separó paulatina-mente de lo que le es central: vivir según el estilo de Jesús de Nazaret. El cristianismo fue, poco a poco, acumulando lastres inútiles, sobreponiendo a la imagen del Jesús de los evangelios y al cristianismo histórico una serie de prácticas piadosas y rituales inútiles y dañinos que condujeron a deformar la espiritualidad, la oración y el culto cristiano. Lamentablemente aquello que era comple-tamente marginal, secundario y prescindible, se convirtió en algo primordial.

Esta razón es la que me ha llevado a proponer una reflexión de este tipo. Las co-munidades cristianas, y entre ellas las cofra-días, tenemos necesidad de hacer un camino de retorno, HACER MEMORIA, volver a los caminos de Jesús para reconocerlo en ellos. Pablo nos invita a aceptar una tarea fundamental y constante en nuestra vida cristiana: “Acuérdate de Jesucristo, resucitado de entre los muertos” (2Tm 2,8). En verdad, la memoria está en la base de la fe cristiana; tan es así, que la llamada bíblica por exce-lencia es “¡Escucha! Recuerda”, y “memorial” se llama a la Pascua, un acontecimiento del pasado que sigue actuando hoy en nosotros. Por algo Cristo en la última cena repite: “Haced esto en memoria mía”. De tal manera que el pasado es como un manantial que

alimenta el río del presente y nos empuja hacia el futuro. Sólo con el patrimonio del pasado somos capaces de alcanzar cimas más altas sin tener que volver nunca al valle y comenzar de nuevo.

Esa memoria pasa por el recuerdo de un camino: el CAMINO DE JESÚS junto con los que lo seguían antes de la Pascua. Si queremos hacer memoria y volver a Jesús, debemos entrar en ese mismo camino que recorrieron JESÚS Y SUS SEGUIDORES. Todos los días del año, aunque de una manera especial la noche del Viernes Santo, la Co-fradía del Santo Entierro de Cristo y Santo Sepulcro tiene la responsabilidad, al igual que todas y cada una de las comunidades cristia-nas de Úbeda, de mantener viva la memoria de Jesucristo. De hecho, nosotros no podría-mos tener acceso a Jesús si no hubiera habido hombres y mujeres que hicieron memoria de Jesucristo y recorrieron su camino siguiendo las huellas dejadas por el Señor.

Hacer memoria de Jesucristo es CREER AL ESTILO DE JESÚS, es decir, en momentos de tentación, de sufrimiento, de pasión y muerte, cuando la “divinidad se esconde”, cuando Dios se torna discreto y sólo se escucha el silencio extremo del aban-dono en él, tal y como aparece representado tanto en el grupo escultórico como en el yacente que de forma magistral Francisco Palma Burgos realiza para la Cofradía del Santo Entierro de Cristo y Santo Sepulcro de Úbeda. En ambos contemplamos la fe en el límite, en el extremo de las posibilidades humanas. En esos momentos difíciles de la

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83Reflexión y Opinión

vida (¡y son tantos!...) sólo nos queda creer sinceramente en el poder de Dios.

Hacer memoria de Jesús es CREER EN EL DIOS DE JESÚS. Haciendo me-moria de Jesús nos damos cuenta que su Padre no desea ser servido, sino servir a la humanidad. Contemplando la figura de Je-sús de Nazaret en el sermón de monte (o de la llanura), descubrimos que Dios no desea ser temido y obedecido, sino reconocido en el dolor y en el sufrimiento del inocente. Contemplando la profunda humanidad del hombre Jesús de Nazaret caemos en la cuenta de que Dios es humano y de que sólo a partir de esta singular humanidad de Jesus podemos intuir la singular divinidad de Dios, o sea, una divinidad que pasa por el crisol de la humanidad.

A la manera de Pablo, hacer memoria de Jesucristo implica llevar LAS MARCAS DE JESÚS EN EL PROPIO CUERPO (cfr. Ga 6,17). Pero, ¿qué significa “llevar las marcas de Jesucristo”? Se trata de vivir al estilo del Señor. Nuestras marcas aparecerán claramente cuando luchemos por la justicia y la verdad, cuando busquemos la fraternidad, la igualdad y gastemos nuestra vida por la vida en riesgo de los pequeños y empobre-cidos, cuando los hambrientos, marginados y enfermos ocupen un lugar central en la vida de los que pertenecen a la Cofradía del Santo Entierro de Cristo y Santo Sepulcro, cuando nos identifiquemos con los que no cuentan ni para las estadísticas, con aquellos que no son nadie (!!!). Eso es hacer memoria de Jesucristo.

La afirmación de que Jesús vive es algo elemental para nuestra fe. No es posible hacer memoria de Jesucristo sin afirmar que él es un VIVIENTE; murió, fue enterrado y sepultado, pero VIVE PARA SIEM-PRE. Él es la razón de nuestra esperanza. Esa esperanza que triunfa de la amenaza constante de la muerte. Por muy santo que fuera el sepulcro no se quedó en él. “¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo?” (Lc 24,5). No podemos buscar la vida entre los cadáveres de nuestra historia personal y comunitaria. En la noche del Viernes Santo el Entierro de Cristo y su Santo Sepulcro es un paso imprescindible para acercarnos al Viviente, a la Vida en abundancia. Esa noche es el momento oportuno para aclamar junto al profeta Nehemías: “No estéis tristes, pues el gozo en el Señor es vuestra fortaleza” (Ne 8,10).

Una palabra para concluir: nos acor-damos de Jesús haciendo camino con Él, yendo en su compañía. Recordar implica caminar con “los ojos fijos en Jesús, el que inicia y consuma la fe” (Hb 12,2). Hacer me-moria de Jesucristo hoy es una forma de ser hombre o mujer al estilo de Jesús, según las exigencias del evangelio de Jesucristo. Una fe que llevándonos al pasado, nos proyecta al futuro, haciéndonos creyentes aquí y ahora. Esa es nuestra fe elemental que yo les deseo y espero de todas aquellas personas que conforman la Cofradía del Santo Entierro de Cristo y Santo Sepulcro. “Amén, ¡Ven Señor Jesús!” (Ap 22,20).

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las cofradías ante la crisisLeonardo C. Tallada Sánchez

En lo que nos toca y como no podía ser de otra forma, nuestras cofradías están empezando a padecer también

de diversas maneras esta crisis global que aprieta y asfixia especialmente a la vieja Eu-ropa. Evidentemente el grado de afectación de las cofradías no es comparable con el drama al que se enfrentan día a día millones de personas, pero no son en absoluto ajenas a esta y más o menos la sufren también de una forma u otra. Pero llegados aquí, creo que es necesario hacer una reflexión sobre las muchas facetas que ofrece la situación actual, sobre los errores, pero también, sobre los retos y por qué no las oportunidades que –entiendo- esta situación va a traer en lo que atañe a nuestro “mundo cofrade”.

Y es que durante los ya lejanos años de vacas gordas, el mundo cofrade divagó un tanto en lo estético (en la más amplia acepción de la palabra) de una situación de bonanza generalizada, desarrollando pero dejando pasar un tanto a un segundo plano nuestra función asistencial, una función que por otra parte fue en lo sustancial el origen y el motivo con el que nacieron las cofradías y hermandades. Durante esos años evidentemente no es que se dejase a un lado la acción social de las cofradías. Nunca ocurrió eso. En efecto siempre existieron retos y proyectos que atajar o determinadas

situaciones a las que hacer frente. Pero esos proyectos por lo general, -porque eviden-temente siempre habrá quien me señale la excepción- solían encontrarse a muchos kilómetros de nuestra ciudad. Así, los efec-tos y la devastación producida por tifones, huracanes, etc., contaron con la generosa ayuda y participación de nuestras cofradías, acciones sociales sin duda dignas de toda alabanza. Pero ojo, se daba la circunstancia de que esas acciones sociales (normalmente recogidas para ser desarrolladas en planes anuales) se multiplicaban y repetían tanto desde la Unión como luego también desde cada una de las cofradías -lo que en efecto daba cumplimiento al fin principal de las cofradías- pero eran unas acciones que en-tiendo no acababan de tener toda la fuerza y el empuje que podrían haber tenido si estas en lugar de venir y abarcar ámbitos tan numerosos y heterogéneos hubiesen sido dirigidos por un solo órgano rector con una visión y un proyecto de futuro.

Hay que decir que esto sin duda no fue algo exclusivo de nuestra ciudad, de hecho estos movimientos fueron generalizados, traduciéndose a la postre en la inclusión de cofradías y hermandades (permítanme la expresión) dentro del cajón desastre de las ONG´S, que si bien esto puede ser comprensible a efectos organizativos

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y de coordinación con elementos de la Administración, quizá –siempre desde mi punto de vista- también implicó una cierta pérdida de identidad religiosa de cofradías y hermandades, al englobarse bajo un man-to generalista que por otra parte también ofrecía una pátina que resultaba un tanto halagadora. Y quizá el brillo de esa pátina nos impidió a todos ver más allá. Algo así como una mezcla perfecta entre la hormiga y la cigarra de la fábula, por un lado mucho trabajo y dedicación, pero con una previsión de futuro algo escasa.

Y fue mucho y muy bueno el trabajo desarrollado por decenas de directivos y directivas, particulares y empresas que en Úbeda han trabajado y trabajan de forma generosa y totalmente desinteresada para, a través de las cofradías, poner su grano de arena en la ayuda al prójimo. No dispongo del dato exacto, aunque sería muy interesante poder conocerlo aunque fuera al menos de forma aproximada, del montante económico al que ascendió la acción social y ayudas que, desarrolladas desde todos los ámbitos co-frades se realizaron en Úbeda en el periodo

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Cofradía del Santo Entierro de Cristo y Santo Sepulcro

Semana Santa 2013

1998 - 2008. Sería sin duda una cantidad que nos enorgullecería a todos, pero que vista hoy, con los ojos de una profunda crisis en el año 2013 sería sin duda un dato que tendría que llevarnos a todos a una profunda y seria reflexión.

Y es que en efecto, en aquellos años, nadie podía ni imaginar, ni predecir la grave situación que ahora atraviesan la practica totalidad de los sectores de nuestra sociedad. La verdadera necesidad, los graves problemas que ya no están en lejanos países, sino que se encuentran ahora en la casa de un familiar, en el piso de abajo o por qué no, en las manos de alguien que está sosteniendo una revista como esta. Creo que se hace imprescindible planificar nuestras acciones futuras de cara a afrontar y dar buena respuesta a los retos de una sociedad que evoluciona a una velocidad de vértigo.

Y sé que puede sonar descabellado pero, ¿alguien se ha parado a pensar en la posibilidad de la creación de un órgano “supracofrade” único que fuese a su vez capaz de aglutinar los recursos que puedan aportar las cofradías, de unificar criterios y líneas de acción a corto -pero también a medio y largo plazo- y que pueda generar recursos todo ello desde el seno del mundo cofrade? No sólo una Vocalía con proyectos anuales en la que forzosamente haya que gastar un presupuesto determinado en objetivos más o menos habituales. Un granero, un semillero por y para Úbeda. Que pudiese además ser auxilio no sólo de particulares, sino también

por qué no, de cofradías -pues al igual que nadie imaginó esta crisis, no sabemos lo que el futuro nos pueda deparar- para la adquisición de bienes, etc. Una Fundación o cualquier otra fórmula que sea factible y que la Ley ampare. Creo que tenemos que aprender de estas situaciones y ponernos manos a la obra tan pronto sea posible, para dotarnos de los mecanismos que hagan que las cofradías puedan incrementar su fuerza, su capacidad de respuesta y asistencia ante situaciones como las que atravesamos. Creo que el dinamismo, la fuerza, lo enraizado del movimiento cofrade en la sociedad ubetense ha de ser la mejor herramienta para este fin, una herramienta útil, polivalente y fun-damental en nuestra vocación de trabajo y ayuda a los demás de cara a un futuro cada día más incierto.

Insisto en que esta crisis tiene que servir a las cofradías –no miremos muy lejos, pues somos nosotros mismos- para armarnos y dotarnos de medios, para extraer conclusiones que nos lleven a encauzar ese capital humano, esa fuerza y esa capacidad de generar recursos que tienen las cofradías de cara a la realización de labores socia-les. Ser conscientes de que tenemos una gran oportunidad para reafirmarnos como elementos modernos y aglutinadores en nuestra sociedad, reivindicar por encima de todo nuestro carácter cristiano con nuestro ejemplo y transmitir el mensaje moderno, valioso y útil que tienen las cofradías en la sociedad del siglo XXI.

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todo lo guardaBa y MeditaBa en su corazónRafael Orozco García

Creer es enfrentarse a una realidad que nos supera, nos trasciende.

María se turbó ante el Anuncio del Arcángel Gabriel, una joven humilde y sencilla era la Elegida por Dios para ser la Madre de Su Hijo y Corredentora de la Humanidad.

A pesar de eso, ofreció sin ninguna reserva su vida a la voluntad del Señor, se fió completamente y puso todo su ser al servicio del Todopoderoso. Gracias a aquel “fiat” que María pronunció, se hizo posible el gran Plan de Salvación que Dios tenía preparado para el hombre. Ella fue el Arca de la Nueva Alianza que alber-gó en su interior al Redentor, Dios hecho Hombre.

Cuando María llegó a la casa de su prima Isabel, hizo una profesión de su fe alabando las maravillas de Dios en su canto del Magnificat. Isabel la llamó Bienaventurada por ser una Mujer de Fe y Elegida del Señor.

El pasaje de la Pasión en el que apa-rece María junto a la Cruz de Su Hijo es exclusivo del Evangelio de San Juan. En él nos dice que junto a la Cruz de Jesús

estaba María, Su Madre, y el discípulo al que tanto amaba.

En el dolor del Calvario la fe de la Santísima Virgen permanece intacta, a pe-sar de la extrema dureza de lo que tenían que presenciar esos benditos ojos cargados de misericordia.

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En el Evangelio se relata que María estaba en pie junto a la Cruz. El hecho de que aparezca de pie es un símbolo de la fortaleza de su fe. Ante tal tragedia, ver como Su Hijo era ejecutado injustamen-te como un malhechor habiendo pasado previamente por una cruel tortura, María se muestra fuerte, de pie junto a Su Hijo agonizante.

Francisco Palma Burgos concibió a la Venerada Imagen de Santa María de Nazaret tal y como relata el Evangelio, en pie en el doloroso trance de enterrar a Su Hijo, de la misma manera que aparece en el Calvario al pie de la Cruz.

Esa fortaleza en la fe también se aprecia en su rostro, que sin dejar de refle-jar un semblante doloroso desde la lógica humana, representa el dolor desde la re-signación, desde la esperanza y el conven-cimiento de que ese no es final. María, aún en un momento así, medita ante el cuerpo sin vida de Su Hijo. Su mirada no se apar-ta de Él, pero se nubla por el dolor normal que una madre padece ante la muerte de un hijo.

A lo largo de su vida, la Virgen Ma-ría, se encontró ante muchas situaciones que no entendía, y su forma de actuar era siempre la misma: guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón.

María es modelo y ejemplo de fe para el cristiano. Ella es la cristiana per-fecta. La Santísima Virgen pasaba su día a día por el “tamizador” de la Fe, todo lo veía, interpretaba y asumía desde la fe, una fe profunda e inquebrantable hasta el final. Por eso fue la Elegida de Dios, porque tan fuerte era su fe como su amor al Padre.

Año de la Fe.

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89Reflexión y Opinión

las cofradías en el año de la feEusebio Campos Jimeno

A Úbeda se la conoce con muchos nombres : la ciudad de los Cerros, Úbeda monumental, Úbeda ciu-

dad de Semana Santa.... Y la úbeda de Se-mana Santa la hacen los ciudadanos. Todos los ciudadanos. Desde el clero y autorida-des, hermanos mayores, hermanos cofra-des..... hasta la gente que hay por la calle.

Dice el Papa Benedicto XVI: “El Año de la Fe será un momento de gracia y de compromiso para una conversión a Dios cada vez más plena, para reforzar nuestra fe en Él y para anunciarlo con alegría al hombre de nuestro tiempo”. Las cofradías en Úbeda forman un Via-Crucis completo que de forma cronológica presenta la pasión de Jesús, invitando cada año a vivir el compromiso de una fe au-téntica.

Su Santidad dice también: “Redescubrir los contenidos de la Fe pro-fesada, vivida, rezada.... y reflexionar sobre el mismo acto sobre el que se cree es un compromiso que todo creyente debe hacer propio, sobre todo en este Año”. He aquí un programa de

actuación para las cofradías en este Año de la Fe ; pero que las cofradías siempre vie-nen haciendo realidad a través de la caridad atendiendo a los hermanos y más aun, en este tiempo de crisis; con el trabajo conti-nuado a lo largo del año; con la entrega y el sacrificio, montando caseta de feria para recaudar fondos con los que atender sus necesidades ; con la campaña de Navidad organizada por la Unión de Cofradías, des-tinando el dinero recaudado a obras de ca-ridad, atendiendo entre otras a La Casa de La Unión de la Fundación Proyecto Don Bosco.

Todo lo escrito hasta aquí se debe a la fe de sus dirigentes. Y hay que tener en cuenta como dice nuestro Papa Bene-dicto que “la fe crece como experiencia de un amor que se recibe y se comunica como experiencia de gracia y gozo”. Las cofradías en Úbeda son un exponente de la religiosidad que no sólo se circunscribe a la Semana de Pasión, sino que se comuni-ca como experiencia a lo lar-go de todo el año. Por tanto, ÚBEDA ES CIUDAD DE SEMANA SANTA.

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Mi PriMer año en la BandaMarina Marín Expósito

El 12 de Julio de 2000, día de mi nacimiento, fui apuntada a la Co-fradía del Santo Entierro y Santo

Sepulcro de Cristo. Hace doce años, co-mencé una nueva vida en esta Cofradía. Mi primera salida procesional fue cuando tenía nueve meses, salí en brazos de mi padre cuando tocaba el timbal, creo que de ahí me viene la afición de salir en esta banda. Cuando empecé a andar, acompañé a mi madre que llevaba la bolsa de los palillos. A los pocos años, ya empecé a salir llevando yo la bolsa de los palillos. Todos los años le decía a mi padre que cuando tuviera la edad de salir en la banda quería hacerlo. Y llegó

el día. Por fin empecé a bajar a los ensayos, me hizo mucha ilusión el que me entrega-ran la bandolera. Estaba un poco nerviosa por empezar el primer ensayo pero poco a poco se me pasaron esos nervios ya que los que me tenían que enseñar a tocar son to-dos muy buena gente. Todos los días esta-ba deseando que llegaran las 9 de la noche para bajar a la “casa” y empezar el ensayo. Después de un mes y medio de ensayos por fin llegó el gran día, el Viernes Santo. Aun-que las previsiones meteorológicas no eran muy buenas, estaba deseando que fueran las 5 de la tarde para recoger el tambor y colocarme en mi sitio, para luego recoger al jefe de banda.

Cuando llegó la hora de la salida procesional estábamos todos en la puerta de Santa María de los Reales Alcázares, todos preparados, pero empezó a llover y para los novatos que estábamos unos cuan-tos, fue una desilusión muy grande ya que no pudimos acompañar a nuestros titulares en la procesión. Entramos en la iglesia, re-zamos y nos fuimos a la casa de hermandad a dejar los tambores y comernos las típicas magdalenas.

Por último le quiero dar las gracias a mis padres por acompañarme todos los días a los ensayos.

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91Reflexión y Opinión

María de nazaret: la Madre de jesÚs

Álvaro Fernández CoronadoCofrade de Villacarrillo

María, como madre que concibe a Jesús en su vientre, le da a luz y le amamanta maternalmente.

Jesús es carne y sangre de María. Es “carne” como todo hombre: es el Verbo (que) se hizo carne. Es verdadero hombre.

María, como madre, crió y educó a su hijo. Las cualidades humanas y el carácter de Jesús (como de todo bebé, niño, adoles-cente…) se formaron y fueron influenciados por el modo de ser, por las virtudes de su madre. Generalmente los rasgos de la madre se reconocen en el hijo. ¿No había algo de lo maternal de María: en la sensibilidad de Jesús ante los pobres y necesitados, en su humanismo, en su corazón acogedor, compasivo, misericordioso, generoso, en sus detalles, en su aprecio de la oración (con insistencia; sin rencor; con una fe limpia; en el peligro de la tentación; dando gracias; etc. etc.)?

A Dios lo encontramos primero en el regazo de nuestras madres. Su nombre lo empezamos a balbucear oyéndolo de sus labios. Las madres, con su “práctica” de Dios, nos hacen sentir, nos “revelan” quién y cómo es Dios. Ellas interpretan maternalmente al amor de Dios.

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Así fue María de Nazaret, la mujer creyente para Su hijo Jesús. Ella (como nuestras madres para nosotros sus hijos) fue el instrumento que le manifestó a Jesús, su hijo, sobre todo en sus primeros años, la verdad de un Dios que salva, poderoso, fuente de todo don, bueno, misericordioso y que ama con un amor preferencial a los pobres y humildes. Esa era la fe profunda de María, su experiencia personal de Dios, reflejada en su vida diaria.

Y ese es el Dios que demostró su amor al mundo, llegando a dar a Su hijo único para que todo el que le preste atención, tenga vida definitiva y ninguno perezca. Porque no envió Dios a su Hijo para que dé sentencia contra el mundo, sino para que se salve el mundo por Él.

Ese es el Dios que se nos revela “en todo lo que hizo y dijo” Jesús de Nazaret, hijo de María, Hijo de Dios.

Nuestra Madre, María Santísima de Nazaret, es reflejo del dolor por la muerte del Hijo Redentor, con un semblante pálido

y ojos enrojecidos por el llanto, a la que ya no le quedan más lágrimas por derramar y con una mirada perdida en su soledad, desamparada, sin consuelo, fría…

La mujer “bendita entre todas” y prototipo de todas las mujeres; la Virgen de las vírgenes, de una pureza inmacu-lada; la Madre en cuyo Corazón pudo caber un amor que envolvió al Hombre Dios y a toda la humanidad; el alma más santa donde parece que se agotó el poder de Dios. Por eso fue de una sensibilidad sin igual. Por eso también sufrió como nadie.

Madre del silencio y de la humanidad;tú que vives perdida y encontrada

en el mar sin fondo del Misterio de Dios,haznos comprender, que tu silencio no es

ausencia sino presencia.Nunca la comunicación es tan profunda

como cuando nada se comunica.Envuélvenos en el manto de tu silencio

y comunícanos la fortaleza de tu Fe,el alimento de tu Esperanzay la profundidad de tu Amor.

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93Reflexión y Opinión

el cristo yacente de Montoro deaMadeo ruiz olMos, un guiño deliMaginero a gregorio fernández

Pablo Jesús Lorite CruzDoctor en Historia del Arte

Resumen. Este breve artículo trata sobre el Cristo Yacente de Montoro, obra realizada en 1969 por Amadeo Ruiz Olmos, donde demuestra sus influencias artísticas hacia Gregorio Fernández (siglo XVII) y Maria-no Benlliure (principios del siglo XX). Palabras Clave. Amadeo Ruiz Olmos, Gregorio Fernández, Mariano Benlliure, Montoro, Cristo Yacente, imaginería religiosa del si-glo XX. Artículo. En 1969, Amadeo Ruiz Olmos rea-lizaría un Cristo Yacente en Montoro para la ermita de San Sebastián1, lugar donde en la actualidad se venera (no es la imagen que actualmente realiza estación de penitencia en la semana santa, de otro imaginero y menos tamaño). La podríamos tratar como una de las obras más crudas del autor y con reminiscencias absolutas del mausoleo de Manolete del cementerio de Nuestra Se-ñora de la Salud de Córdoba.

Es una talla de madurez, fuera de sus etapas definidas si así la quisiéramos cata-

logar, pues a punto de entrar los años 70 del siglo XX, Amadeo prácticamente ya no se dedicaba a realizar obras religiosas. En cierto modo, su producción era mermada y consagrada y más bien de ámbito civil; le quedaban cuatro años para fijar su residen-cia principal en Madrid y dejar Córdoba, etapa en la que se va a dedicar sobre todo al bronce y la iconografía civil de pequeño tamaño (sobre todo los retratos), así como la realización de pequeños pasteles de un ámbito más familiar e intimista. Cuando talla el Yacente de Montoro, hacía 11 años que había demostrado en su etapa plena la valía de su gubia en el misterio de la Última Cena de Úbeda.2

¿Debió de tener Amadeo entusiasmo en este encargo? Suponemos que sí, pues en realidad a lo largo de toda su vida jamás se había enfrentado a la iconografía de un Yacente, algo verdaderamente extraño, pues son bastante comunes, pero las curiosida-des de la vida no lo habían llevado a realizar ninguno.3

Es una obra a la que se enfrenta ha-ciendo un guiño, incluso se le podría tratar de poco original y en cierto modo lo es, pero

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en una parte, no en el todo. Concretamente él se basa en los yacentes de Gregorio Fer-nández y casi que copia la imagen de estos. ¿Por qué hace esto, qué planteamiento per-sonal tiene? ¿Es que no sabía diseñar por si sólo un yacente? Es una respuesta negativa, en esos momentos de su vida nadie podía poner en duda su modelado. ¿Tenía prisa? La respuesta es, que tampoco, la fortuna ya la tenía hecha. Sin embargo, había algo en él que quizás aún no había demostrado, aunque se pueda leer a lo largo de toda su obra en muchos matices, pero que se ve que quería homenajear, su predilección por el maestro pucelano del siglo XVII.

Tal es así el caso que modeló el Cris-to y es una de las pocas escayolas religiosas que aún se supone se conservan en Córdoba (posiblemente en su abandonado y ruinoso taller de la plaza López Neyra), de hecho el doctor Moreno Cuadros lo reproduce en su obra indicando por las medidas que el boceto es un tamaño natural.4

No hace en el Cristo más que una de sus curiosas introversiones, esconder una debilidad en un lugar donde tardaría en ser descubierto, al igual que en Cañete de las Torres haría con la capilla del Calva-rio (testero frontal de la nave del evangelio de la parroquia de la Asunción de María), donde esconde una clara influencia del tardorrománico de la iglesia Santa Cruz de Baeza y del intradós renacentista de la Sacra Capilla del Salvador de Úbeda di-señado por Andrés de Vandelvira (fusiona ambas obras).5

No difiere de las obras de Gregorio Fernández, coloca a Cristo sobre una sába-na donde presenta un interesante estudio de pliegues y le levanta la cabeza mediante una almohada mortuoria (especie de co-jín muy hinchado que el pucelano utiliza casi en todos sus yacentes) en la que po-demos apreciar cómo ésta ligeramente se hunde. Aquí vemos el estudio del peso que ya había demostrado perfectamente en su mausoleo de Manolete al hacer que la ca-beza del rígido difunto colocado de cúbito prono pierda el rigor mortis o lo disimule al mostrar la forma que recibe la tela de la almohada por el peso inerte de esta parte corporal. Nada más que por este recurso el mausoleo del cementerio más popular de la capital de los omeyas (famoso en el mundo de la tauromaquia) se puede considerar su obra maestra en mármol.

Volviendo al Cristo está tallado prác-ticamente desnudo, pues el paño de pureza se ha caído y tan solo ligeramente le tapa la parte superior (difiere muy poco del Yacen-te de Gregorio Fernández conservado en el museo nacional de escultura de Valladolid en este sentido, salvo por el hecho de que la obra del siglo XVII presente un paño de pureza de tonalidades celestes).

Amadeo combina a la perfección el color absolutamente blanco de la sábana con las carnaciones marmóreas del Cristo donde experimenta una idea muy desagra-dable, como son las manchas moradas que aparecen post mortem (por ejemplo en las rodillas) anunciando que ha comenzado el

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Yacente de Montoro. Fuente: CASTILLO ROMÁN, Bartolomé, 2011.

Yacente del museo nacional de escultura de Valladolid. Fuente: http://www.españaescultura.es/(consultado el 4/1/2012)

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proceso de putrefacción. En este sentido sí contradice en cierto modo a Fernández, pues el clasicismo del maestro pucelano siempre está muy acrecentado con la Pre-ciosísima en abundancia y su carnación no es tan clara. Ruiz Olmos lleva la carnación casi a lo que se conoce como en un difunto “el color de la cera,” producido por la falta de circulación de sangre, lo que había apren-dido de Francisco Salzillo y en algunas oca-siones había llevado a niveles importantes, por ejemplo en la Soledad de Bujalance (si bien en este ejemplo producido por el es-tado psicológico de dolor), ahora lo podía llevar a sus máximas consecuencias, pues iba a trabajar con el cuerpo de un difunto. Amadeo no desperdicia la ocasión, no hay interés en mostrar sangre en las rodillas, como era costumbre en Gregorio Fernán-dez, sino el color violáceo y angustiante mucho más desagradable que la sangre y lo que es más llamativo, no se conforma con el cuerpo, esos tonos los lleva a la faz y los deja muy claros en los párpados.

En la faz tampoco Ruiz Olmos qui-so tranquilizar al fiel y presenta un rostro típico de su gubia (no se pueden negar sus características personales) con los ojos y la boca abierta, posición que adquieren los ca-dáveres si no son tratados, presentando una mirada perdida. Es cierto que el maestro pucelano del Barroco no niega este recur-so, pero es más amable. Verdaderamente los yacentes del Barroco abren un poco los ojos, hasta el que hiciera Juan de Mesa conservado en la iglesia de San Gregorio de Sevilla, pero el maestro cordobés nunca

pasó de aludir al lugar donde estaban los globos oculares debajo de los párpados, en este sentido no difiere tanto de los ojos ras-gados que presenta por ejemplo en su Na-zareno del Gran Poder del barrio de San Lorenzo de Sevilla.

Verdaderamente ese recurso de los ojos abiertos, pero que no se ven bien pa-liando un poco la escena ha sido heredado por muchos imagineros, pongamos como ejemplo a Sebastián Santos Rojas en su ya-cente de Jódar que a pesar de estudiar las posiciones que tomaban los cadáveres tras el rigor mortis, mostró el globo ocular, pero no se atrevió a abrir del todo el párpado6. Otros como Víctor de los Ríos en el de Li-nares o Francisco Palma Burgos en los de Andújar y Úbeda harán las imágenes más plácidas, cerrándoles completamente los párpados e incluso dejando caer la cabeza hacia un lado en actitud de descanso. En este punto Ruiz Olmos también aprende de Fernández, pues cuando en un yacente la cabeza gira ligeramente hacia un lado conecta con el fiel y a pesar de su crudeza presenta unas tonalidades psicológicas más dulces que aquellos que en posición frontal, a veces incluso negando el peso por la ten-sión mortal miran directamente al cielo.

No se le pueden achacar los ojos to-talmente abiertos a Gregorio Fernández, pues la técnica es mucho más antigua, ya la presenta quizás el que se pueda considerar el yacente más crudo que hay en España, el del convento de Santa Clara de Palen-cia, gótico y realizado al igual que el Santo

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Yacente monasterio de la Encarnación

de Madrid. Fuente: http://artetorreherbe-

ros.blogspot.com/ (Consultado el

4/1/2012)

Yacente de Medina de Pomar. Fuente: http://

contemplalaobra.blogspot.com/ (Consultado el

7/1/2012).

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Cristo de San Agustín o de la catedral de Burgos en piel, hasta el punto de ser con-fundidos con cadáveres auténticos.

Volviendo a la obra que nos ocupa, a pesar de esta concepción tan cruda de Ruiz Olmos, diferente a lo que nos venía mos-trando en imaginería a lo largo de su vida, la influencia de la línea académica, amable es absoluta, incluso esa búsqueda del dina-mismo en la caída del pelo, algo muy del vallisoletano, aunque Amadeo no niega sus líneas personales escurridizas.

El modelo de yacente de Gregorio Fernández verdaderamente es la concepción más ideal y en cierto modo más difundida de Cristo muerto en el Barroco en España, bien es cierto que no llega a zona andaluza, es algo más afín a la meseta superior y van a ser imagineros posteriores, incluso en el siglo XX como es el caso de Ruiz Olmos en Montoro quien traiga estas influencias que evidentemente no hubieran calado en los gustos estéticos de las zonas de Córdoba, Sevilla o Cádiz en el siglo XVII.

Se supone que el pucelano realizó aproximadamente un número de 15 ya-centes muy similares, de ellos podemos destacar: el del convento de Santa Clara de Burgos (el primero de la serie, pues data de 1606)7, el del museo nacional de escultura de Valladolid (1617), el del monasterio de la Encarnación de Madrid (1627), el del palacio real de El Pardo de Madrid –ve-nerado en el conocido como convento de Capuchinos o del Cristo del Pardo- (pa-

rece ser que fue encargo de Felipe III8), el de la catedral de de Segovia (famoso por pertenecer a la feligresía de San Andrés y haber sido utilizado en el vía crucis de las Jornadas Mundiales de Juventud del año 2011 en Madrid ante Benedicto XVI9), el de la parroquia de San Miguel y San Julián de Valladolid, el de Monforte de Lemos (Lugo), el del convento de San Pablo de Valladolid donado por el duque de Lerma que es sacramental en el quinto estigma (sirve como viril para la hostia, su pecho es un edículo manifestador donde se puede incorporara el Santísimo Sacramento para ser adorado10), el de San Plácido de Madrid o el del convento de Santa Clara de Medi-na de Pomar (Burgos) entre otros.

¿Teniendo en cuenta que en la mayo-ría de los yacentes de Gregorio Fernández la carnación es bastante más oscura, aunque conozcamos la tendencia de Ruiz Olmos a las carnaciones marmóreas, existe algún imaginero del cual recibiera influencia que le animara a atreverse con esta policromía? La respuesta es afirmativa y la tenemos en Mariano Benlliure y su yacente de Hellín, el mismo que el propio Juan XXIII11 quiso comprar para las colecciones vaticanas y el pueblo de la provincia de Albacete le negó al mismo Papa.

Benlliure sí busca la carnación mar-mórea en un cuerpo verdaderamente ana-tómico tocado por una muerte cruda, los ojos han quedado abiertos y la dentición muestra el ahogo de la garganta inerte. Es una de las pocas imágenes donde Ben-

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lliure utiliza ligeramente la sangre negada a lo largo de toda su producción artística (pensemos simplemente en su Cristo de la Expiración de Málaga o en su Caído de Úbeda), si bien en lugares muy concretos y a veces casi sorpresivos como puede ser el caso de los ojos, como si ésta emanara de la parte interior del párpado en unos ojos de muerte, pero a la vez en su mirada perdida, casi que indican estar vivos, prefigurando una futura resurrección. Todo ello unido a esa policromía de carnación grisácea tan personalísima, única y recurrente que tuvo el maestro levantino y que tanto llamó la atención de Ruiz Olmos desde sus inicios

productivos en la zona levantina española a la que ambos pertenecían.

En resumen podemos afirmar que el Yacente de Montoro a pesar de no mos-trar la genialidad personal de Ruiz Ol-mos, es un verdadero guiño consagrado a sus principales influencias artísticas fuera de Andalucía. Lo podíamos resumir como un recuerdo a Gregorio Fernández man-chado con tintes de Benlliure, puesto en la gubia de Amadeo Ruiz Olmos para en su etapa final hacer un recuerdo en cierto modo claro y evidente a su propia subje-tividad a la hora de tallar, a sus preocu-

Yacente de Hellín. Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Wikipedia:Portada (consultado el 7/1/2012).

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paciones artísticas, a sus propios intereses psicológicos de cómo debía de ser la figu-ra de Jesús a la hora de enfrentarse a ella.

Obra patrimonial este yacente de Montoro, que denota la importancia de la

imaginería religiosa del siglo XX y en espe-cial se localiza como una pieza interesante dentro de la pequeña colección de este gé-nero que atesora esta villa cordobesa y que en la actualidad se está empezando a estu-diar.

NOTAS(1) LORITE CRUZ, Pablo Jesús. Vida y obra de Amadeo Ruiz Olmos. Alcázar Editores, Baeza, 2010, p. 120.(2) EXPÓSITO MORILLAS, Marcos. La hermandad eucarística de la Santa Cena de Úbeda: Historia de su fundación y consolidación (1954-1970). Cofradía Eucarística de la Santa Cena, Úbeda, 2004, p. 239.(3) Existe una obra que indica que Amadeo realizó al principio de su estancia en la provincia de Córdoba otro dos yacentes, concretamente uno de pequeño tamaño para Peñarroya-Pueblonuevo que dataría de 1938 (esta obra no se corresponde con el autor), el otro es el de Valenzuela que se suponía había llegado a la diminuta población en los años 60 del siglo XX siendo una obra anterior que Amadeo nunca habría terminado por estar sin policromar. Sin embargo comprobada la misma in situ pudimos ver que está firmada en 1967 por otro genial imaginero del siglo XX, Faustino Sanz Herranz. La obra donde están las equivocaciones es la siguiente: AAVV. La Pasión en Córdoba. Ediciones Tartessos, Córdoba, 1999.(4) MORENO CUADROS, Fernando. Amadeo Ruiz Olmos. Fundación de artes plásticas Rafael Botí, Córdoba, 2001, p. 101.(5) LORITE CRUZ, Pablo Jesús. “La Soledad, la capilla de el Salvador y la puerta de la Santa Cruz de Baeza en un retablo de Amadeo Ruiz Olmos realizado para Cañete de las Torres.” ¡Ya es Nuestra! Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad y María Magdalena, Úbeda, 2011. N.º 17, pp. 50-53.(6) LORITE CRUZ, Pablo Jesús. “El Yacente de la ciudad de Jódar, una desconocida imagen de Sebastián Santos Rojas. Una aproximación a la gramática del imaginero.” Saudar. Asociación cultural Saudar, Jódar. Año 2011, N.º 95, pp. 67-72.(7) JUÁREZ, Francisco Javier. Escultor Gregorio Fernández. Valladolid Cofrade, Valladolid, 2008, p. 8(8) Rey de España desde 1598 hasta 1621.(9) En el siglo Joseph Ratzinger, Sumo Pontífice Romano desde 2005 hasta la actualidad.(10) Op. Cit. Nota 7, p. 9(11) En el siglo Ángel José Roncalli, Sumo Pontífice Romano desde 1958 hasta 1963.

BIBLIOGRAFÍA.- AAVV. La Pasión en Córdoba. Ediciones Tartessos, Córdoba, 1999.- EXPÓSITO MORILLAS, Marcos. La hermandad eucarística de la Santa Cena de Úbeda: Historia de su fundación y consolidación

(1954-1970). Cofradía Eucarística de la Santa Cena, Úbeda, 2004.- FERNÁNDEZ GONZÁLEZ, Rosario. Museo nacional de escultura: la realidad barroca. Diputación provincial de Valladolid, Va-

lladolid, 2005.- JUÁREZ, Francisco Javier. Escultor Gregorio Fernández. Valladolid Cofrade, Valladolid, 2008.- LORITE CRUZ, Pablo Jesús. “El Yacente de la ciudad de Jódar, una desconocida imagen de Sebastián Santos Rojas. Una aproxi-

mación a la gramática del imaginero.” Saudar. Asociación cultural Saudar, Jódar. Año 2011, N.º 95, pp. 67-72.-... “La Soledad, la capilla de el Salvador y la puerta de la Santa Cruz de Baeza en un retablo de Amadeo Ruiz Olmos realizado para

Cañete de las Torres.” ¡Ya es Nuestra! Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad y María Magdalena, Úbeda, 2011. N.º 17, pp. 50-53.

-… “Mariano Benlliure y la Caída de Úbeda.” Carmelo. Muy Ilustre Cofradía de Nuestro Padre Jesús de la Caída y María Santísima de la Amargura. Úbeda, N.º 7. 2009, pp. 17-25.

-... Vida y obra de Amadeo Ruiz Olmos. Alcázar Editores, Baeza, 2011.- MONTOLIU SOLER, Violeta. Mariano Benlliure (1862-1947). Generalitat Valenciana, Valencia, 1997.- MORENO CUADROS, Fernando. Amadeo Ruiz Olmos. Fundación de artes plásticas Rafael Botí, Córdoba, 2001.- RUIZ RAMOS, Francisco Javier. “Grande Benlliure.” Carmelo. Muy Ilustre Cofradía de Nuestro Padre Jesús de la Caída y María

Santísima de la Amargura. Úbeda, N.º 8. 2010, pp. 39-53.

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Semana Santa 2013

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