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16 PUERTO
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16 PUERTO
Nosotros, hoy mismo en Puerto Cabello, estamos vivien-
do una comedia, que forzosamente nos llevará al drama, si la
función y la tramoya, no caen.
Todos los que estamos aquí, tendremos un triste boleto
de primera clase para presenciar, muy de cerca, el deterioro del
puerto comercial con más tráfico marítimo de Venezuela, pionero
de una política de descentralización portuaria, que le permitió,
con la transferencia de autoridad, delegación de poderes y
funciones; desarrollar un importante sector económico, donde
operadores portuarios, consignatarios, fletadores, armadores,
empresas de suministro de recursos y servicios complementa-
rios; de la mano, a la administración portuaria, construyeron
una estructura organizativa, en donde la libertad económica
siempre fue respetada.
No podemos, mantenernos indiferentes, frente al garro-
tazo que recibieron las Almacenadoras de nuestro puerto.
Por órdenes superiores, eso es lo que tristemente argu-
mentan los pobres compatriotas que servilmente tienen que
ejecutar tan infames medidas, se han apoderado ilegítimamente
de empresas en plena actividad económica.
¿Qué incertidumbre la de esos empresarios, qué pasará
con sus bienes? Qué inseguridad, la de más de siete mil trabaja-
dores portuarios que sienten miedo de perder su trabajo.
Esta toma señores, esta canallesca ocupación, no persi-
gue la prosperidad de un pueblo, sino el avance y radicalización
de un proyecto personalista, que pretende tener el control ab-
soluto de nuestra libertad, pensamiento y patrimonio.
Esta vergonzosa situación llegará, hasta donde nosotros
permitamos que llegue... somos nosotros los que decidiremos
si esto continúa.
¡Esto es así! No depende sino de nosotros.
Hay que entenderlo, no depende de un liderazgo, no es
tarea solo de los políticos, es que cada uno de nosotros: desde
su casa, desde su negocio, desde su empresa, desde su trabajo,
desde su club, desde su gremio, desde la familia, desde todo
aquello que implique convivencia humana; debe asumir con con-
vicción y con fundamento a nuestros valores, la responsabilidad
que tiene en la recuperación de este País.
¡Ojalá llegue pronto el día, en que comprendamos, que
obedecer autoridades injustas contradice nuestra dignidad,
pues ese día, ninguna tiranía, llámese como se llame, podrá
dominarnos!
Señores, hay que decirlo: este país no es propiedad de
ningún gobierno de turno, ni de un partido de turno, ni de una
ideología de turno, este País es de todos y cada una de las per-
sonas decentes que aquí vivimos y que diariamente salimos a la
calle a trabajar dignamente para lograr un futuro mejor.
Si bien hoy entrego las riendas de esta Centenaria Cáma-
ra, tengan siempre presente que el compromiso que tengo con
este país, me hará volver
en la condición que sea,
para seguir luchando:
Porque sí creo en
mi País
Porque sí creo en
sus hombres;
Porque sí creo en
los empresarios
Porque creo que
Dios, no nos hubiera dado
la posibilidad de soñar
con una VENEZUELA libre,
próspera y segura, sin dar-
nos también la esperanza
y posibil idad de hacer
nuestros sueños realidad.
Gracias a todos.