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doming N r d g q l s u c L r s d L d e d r d n y l e t d C c a e q p s c s l i e c h d v h d d d q Encuestas que sacan de quicio Las encuestas nunca aciertan” es un man- tra que repiten algunos ofuscados candidatos en cada elección ante los resultados adversos. La ver- dad es que las encuestas no son pronósticos y, por lo tanto, no se puede pretender que meses antes “acierten” el resultado final, pero la experiencia pe- ruana demuestra que por lo ge- neral narran bien la película y la última imagen suele esbozar el resultado final con plausible aproximación. Al menos eso es lo que revela la revisión de las encuestas efectuadas por Ipsos (antes Apoyo Opinión y Merca- do) en todas las elecciones pre- sidenciales en el Perú, desde hace 25 años. En 1990, Mario Vargas Llo- sa ganó la primera vuelta y Alberto Fujimori la segunda. Ambos resultados fueron an- ticipados, así como también el explosivo crecimiento de Fujimori en las últimas sema- nas que lo llevaron a quedar en segundo lugar en la primera vuelta. Aunque gran parte de la ciudadanía no pudo infor- marse porque entonces estaba prohibido publicar encuestas los últimos 15 días y no había redes sociales, me tocó dar esa sorprendente información an- te una concurrida conferencia a la prensa extranjera días an- tes de las elecciones generales. En 1995 y el 2000, las en- cuestas registraron la prefe- rencia mayoritaria de Fujimori en el electorado de entonces, así como el previsible segundo lugar de Javier Pérez de Cué- llar en 1995 y la sorpresiva se- gunda ubicación de Alejandro Toledo en el 2000. Hasta fe- La historia peruana demuestra que las últimas semanas son cruciales en cada elección. ALFREDO TORRES -Presidente Ejecutivo de Ipsos Perú- luego por García. Humala pa- só al primer lugar en la prime- ra vuelta con 30% a principios de marzo, un mes antes de las elecciones, y ganó con 31%. García volvió a superar a Flo- res, esta vez 24,3% a 23,8%, después de haber estado em- patados en la última encuesta de intención de voto. Del mis- mo modo, la ajustada victoria de García sobre Humala en la segunda vuelta fue registra- da por las encuestas de punta a punta. Las elecciones del 2011 fueron quizá las más movi- das, y todos los cambios fue- ron seguidos por las encues- tas. Arrancó Toledo adelante seguido por Keiko Fujimori y Castañeda. Luego empezaron a subir Humala y Pedro Pablo Kuczynski a costa de Toledo y Castañeda. Recién la tercera semana de marzo pasó Hu- mala adelante y Toledo cayó al tercer puesto. Fu- jimori retuvo su ubicación en segundo lugar. Por último, PPK llegó al tercer lugar los prime- ros días de abril, una semana antes de las elecciones, empu- jando a Toledo y Castañeda al cuarto y quinto lugar, respecti- vamente. Ese fue el orden final. La elección más difícil de medir fue la segunda vuelta del 2011, ya que la distancia en- tre Humala y Fujimori era mí- nima. Se decía con razón que estaban en “empate técnico”. De acuerdo a Ipsos, Fujimori empezó ligeramente adelan- te y Humala la sobrepasó en el tramo final, gracias al apoyo de Mario Vargas Llosa y otros que lo comprometieron a firmar la hoja de ruta. El ajustado triun- fo de Humala sobre Fujimori (51,4% a 48,6%) fue anticipa- do con una precisión notable. Ahora, a seis semanas de las elecciones, es natural que varios candidatos se encuen- tren al borde de un ataque de nervios. La tentación de gol- pear a las “malditas encuestas” es humana, pero al hacerlo los candidatos solo revelan su fra- gilidad emocional. Como de- cía El Comercio en su editorial del jueves, las respuestas de los candidatos a las encuestas ad- versas y a la crítica periodística “reflejan aspectos de la perso- nalidad bastante relevantes. Mesura, autocrítica y, sobre todo, capacidad de enmien- da y reacción no son atributos banales en quien aspira a go- bernar un país”. Lo que deben recordar los candidatos para tranquilizarse es que la historia peruana demuestra que las úl- timas semanas son cruciales en cada elección, así que nada es definitivo aún. LOS SONDEOS ELECTORALES DESDE 1990 HASTA HOY El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta. brero de aquel año, el segundo lugar era de Alberto Andrade y el tercero de Luis Castañeda. Toledo pasó de 10% en febrero a 22% en marzo, y a 40% de los votos válidos en abril. En el 2001, las encuestas midieron bien el apoyo mayo- ritario del electorado a Alejan- dro Toledo, que estuvo siem- pre por encima de 30% desde enero y que ganó la primera vuelta con 36,5%. También registraron el avance de Alan García que empezó en tercer lugar y pasó al segundo puesto –desplazando a Lourdes Flo- res– en víspera de la primera vuelta electoral. Los resulta- dos de la primera vuelta fueron 25,8% para García y 24,3% pa- ra Flores. Dos semanas antes, Flores le llevaba tres puntos de ventaja a García que arremetió al final. Del mismo modo, las encuestas registraron la venta- ja de Toledo sobre García en la segunda vuelta que concluyó en su victoria. En el 2006, las encuestas registraron el buen arran- que de Flores y su des- plazamiento primero por Ollanta Humala y ILUSTRACIóN: GIOVANNI TAZZA

richard webb alfredo torres Encuestas que sacan de quicio N · 2017-02-01 · bano, sino ‘todo lo contrario’. Algunas pis-tas sobre el perfil de ese engendro han sido evidenciadas

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Page 1: richard webb alfredo torres Encuestas que sacan de quicio N · 2017-02-01 · bano, sino ‘todo lo contrario’. Algunas pis-tas sobre el perfil de ese engendro han sido evidenciadas

El Comercio — domingo 28 de febrero del 2016 — Opinión l A21

habla cultamartha hildebrandt

-Lingüista-

Hacer (la) pila. Esta locución significa en el lenguaje in-fantil peruano ‘orinar’. Este uso de pila está en relación con otro sentido americano: el de ‘grifo, llave para re-gular el paso de los líquidos’, documentado en Bolivia y Cuba (Diccionario de americanismos, ASALE, 2010). La pluma de Vargas Llosa documenta el uso de hacer la pila: sostiene que se encuentra entregado a la purifica-ción, “o sea: despachar botella tras botella de Solan de Cabras [agua mineral de esta localidad], sudar la gota gorda y hacer la pila” (El País, 22/8/1999).

Nace un nuevo mundo que no es ni rural ni ur-bano, sino ‘todo lo contrario’. Algunas pis-tas sobre el perfil de ese engendro han sido evidenciadas por una encuesta de jóvenes que viven en el campo y en pueblos de va-

rias provincias en el norte del país –realizada por Ricar-do Vergara– dirigida a conocer el impacto de los pro-gramas de promoción y de capacitación empresarial que lleva a cabo el proyecto Sierra Norte. Lo que revela la encuesta es un mundo de rápida transformación en sus aspectos demográficos, económicos y sociales.

Urbano y rural siempre han sido entendidos como universos contrarios, además separados físicamente, culturalmente y, en gran medida, económicamente. La primera conclusión de esta encuesta es que la dife-renciación y segmentación asociada a esa dualidad se reducen rápidamente. La movilidad es tal que hace difícil clasificar al entrevistado como urbano o rural. La mayoría pertenece a familias de agricultores resi-dentes en el campo o en pueblos pequeños, ubicados en la costa, sierra y selva del norte, espacios donde tres de cada cuatro personas son consideradas residentes rurales por el censo, y donde, hace apenas dos déca-das, las vidas del campesino y del poblador urbano te-nían poca intersección. Hoy, el ir y venir entre campo y ciudad es normal. La movilidad es impulsada por la educación, el comercio y los negocios, y facilitada enormemente por los medios modernos de transpor-te y comunicación. El celular es ya universal y abun-dan las motos, mototaxis, combis, buses y camiones. Casi todos los jóvenes entrevistados tenían experien-cia de vida tanto en el campo como en pueblos adonde asistían para estudiar secundaria o superior, trabajar en empleos temporales y para fines sociales.

Mirando su futuro, los jóvenes vislumbraban vidas que no estarían circunscritas a sus distritos de origen, pero la mayoría de ellos no tenía planes para emigrar, salvo para estudiar y poner algún negocio, actitud consistente con su optimismo respecto al futuro de sus distritos. La mitad afirmó tener ahorros, dándo-le cierto realismo a sus planes para negocios locales inspirados por oportunidades que ven en el turismo y en la creciente demanda por los productos del campo, como la trucha, productos lácteos y cárnicos, paltas, hortalizas y otros productos de alto valor.

Surge así un patrón de vida con más oportunida-des para el desarrollo personal y más libertad de mo-vimiento, favoreciendo a una población que ha sido históricamente prisionera de la geografía y silencia-da por el aislamiento. Pero los efectos no han sido to-dos positivos. La libertad ha significado una pérdida de disciplina social. Un comunero viejo se quejó de que ahora los jóvenes de su pueblo, con los buenos jornales que reciben, trabajan en sus mototaxis me-dio día y dedican el resto del tiempo a tomar cerveza. Y en todas las regiones se escucha preocupación por la presencia del narcotráfico.

La fusión de lo urbano y lo rural es novedad para el Perú, pero fue el camino seguido por países desarro-llados. Hace apenas un siglo, la mitad de los habitan-tes de Europa eran campesinos atrapados en pobre-za y marginación política, y su liberación fue también obra en gran parte de las escuelas rurales, los medios de transporte, el voto y la creciente demanda urbana de los productos típicos del pequeño agricultor. No solo hubo una transformación objetiva, sino también una de orden subjetivo cuando en cada país europeo surgió un romance folclórico y etnográfico con sus raí-ces rurales, abrazando así a lo que antes habían des-preciado, como empieza a suceder hoy en el Perú.

¡Te vendo mi casa!

Encuestas que sacan de quicio

Ni rural ni urbano

Te vendo mi casa. ¡Pero no figura en registros públicos! Te juro que es mi casa. Te firmo una declaración ju-

rada diciendo que es mía. Te consigo una ficha de la asocia-ción de vecinos. O un juez que me dé permiso para obviar los registros.

Esto es lo que ha sucedido, más o menos, con el partido To-dos por el Perú (TPP) y la can-didatura presidencial de Julio Guzmán. El Jurado Electoral Especial (JEE) de Lima Centro 1 ha admitido su inscripción, a pesar de que TPP no logró mos-trar pruebas registrales para respaldar los cambios en su for-ma de elegir a sus candidatos.

El sistema electoral pare-cía empeñado en garantizar la democracia interna de los par-tidos. Por eso el Registro de Or-ganizaciones Políticas (ROP) denegó la solicitud de inscrip-ción. Por eso, también, el propio JEE denegó la solicitud. Y por eso, además, el Jurado Nacio-nal de Elecciones (JNE) denegó la solicitud e incluso un recurso extraordinario presentado.

No creo que Julio Guzmán y la gente de su partido sean ma-las personas. De hecho, tengo varios amigos en esa organiza-ción y tengo la mejor impresión

de varios de sus miembros y candidatos. Debo decir, sin em-bargo, que esa candidatura ha vulnerado la ley con la anuen-cia del JEE mencionado.

La Constitución reconoce nuestro derecho de participa-ción política, “conforme a ley” (artículo 2, 17). Dicho de otro modo, lo hace “de acuerdo con las condiciones y procedi-mientos determinados por ley orgánica” (artículo 31). Para TPP vale el derecho de partici-pación política sin condiciones que los demás han respetado.

Las leyes orgánicas vulnera-das son la Ley de Partidos, la Ley de Elecciones y la Ley Orgánica del Jurado Nacional de Eleccio-nes. El Registro de Organizacio-nes Políticas es una derivación reglamentaria de esas leyes de desarrollo constitucional. No son exigibles para TPP, según el JEE de Lima Centro 1.

No se trata de una exigen-cia injusta. Es igual de justa que las de la inscripción en regis-tros públicos para una compra-venta de inmuebles. Se exige lo mismo cuando se funda una asociación o una sociedad civil, y se exige lo mismo cuando una de estas modifica sus estatutos (Código Civil, artículo 2025).

A los partidos políticos se les exigía esa formalidad, hasta

“Las encuestas nunca aciertan” es un man-tra que repiten algunos ofuscados candidatos en cada elección ante los

resultados adversos. La ver-dad es que las encuestas no son pronósticos y, por lo tanto, no se puede pretender que meses antes “acierten” el resultado final, pero la experiencia pe-ruana demuestra que por lo ge-neral narran bien la película y la última imagen suele esbozar el resultado final con plausible aproximación. Al menos eso es lo que revela la revisión de las encuestas efectuadas por Ipsos (antes Apoyo Opinión y Merca-do) en todas las elecciones pre-sidenciales en el Perú, desde hace 25 años.

En 1990, Mario Vargas Llo-sa ganó la primera vuelta y Alberto Fujimori la segunda. Ambos resultados fueron an-ticipados, así como también el explosivo crecimiento de Fujimori en las últimas sema-nas que lo llevaron a quedar en segundo lugar en la primera vuelta. Aunque gran parte de la ciudadanía no pudo infor-marse porque entonces estaba prohibido publicar encuestas los últimos 15 días y no había redes sociales, me tocó dar esa sorprendente información an-te una concurrida conferencia a la prensa extranjera días an-tes de las elecciones generales.

En 1995 y el 2000, las en-cuestas registraron la prefe-rencia mayoritaria de Fujimori en el electorado de entonces, así como el previsible segundo lugar de Javier Pérez de Cué-llar en 1995 y la sorpresiva se-gunda ubicación de Alejandro Toledo en el 2000. Hasta fe-

Lo que apareció en el camino fue una encuesta en la que había 18% de intención de votos. Como si el número creara derecho.

La historia peruana demuestra que las últimas semanas son cruciales en cada elección.

federico salazar-Periodista-

alfredo torres-Presidente Ejecutivo de Ipsos Perú-

que el JEE admitió la inscrip-ción de TPP. Al JEE le ha basta-do una declaración jurada y las actas de una asamblea general firmada por ellos mismos. Con eso han demostrado que los es-tatutos fueron cambiados legí-timamente antes del inicio del proceso electoral.

El JEE de Lima Centro 1 cambió de opinión en apenas cinco días. El 19 de febrero re-solvió que la inscripción era inadmisible. Exigió subsanar las deficiencias. Dijo que los miembros del Tribunal Nacio-nal Electoral (TNE) de TPP no podían haber proclamado a los candidatos debido a que no estaban registrados en el ROP (5.1.1 de su Resolución 001-2016). También dijo que uno de los miembros del TNE ni si-quiera figuraba como miembro del partido.

El mismo JEE declaró ad-misible la inscripción el 24 de febrero. ¿Había ocurrido un mi-lagro? ¿De pronto habían apa-recido los registros? No. Lo que apareció en el camino fue una

luego por García. Humala pa-só al primer lugar en la prime-ra vuelta con 30% a principios de marzo, un mes antes de las elecciones, y ganó con 31%. García volvió a superar a Flo-res, esta vez 24,3% a 23,8%, después de haber estado em-patados en la última encuesta de intención de voto. Del mis-mo modo, la ajustada victoria de García sobre Humala en la segunda vuelta fue registra-da por las encuestas de punta a punta.

Las elecciones del 2011 fueron quizá las más movi-das, y todos los cambios fue-ron seguidos por las encues-tas. Arrancó Toledo adelante seguido por Keiko Fujimori y Castañeda. Luego empezaron a subir Humala y Pedro Pablo Kuczynski a costa de Toledo y Castañeda. Recién la tercera

semana de marzo pasó Hu-mala adelante y Toledo cayó al tercer puesto. Fu-

encuesta en la que había 18% de intención de votos. Como si el número creara derecho.

De pronto, las actas de la asamblea, que no se tenían por válidas como inscripción regis-tral, se volvieron jurídicamen-te valederas. De pronto, la ins-cripción partidaria de uno de los miembros del TNE adquirió valor de registro público.

La resolución señala como uno de sus criterios “el contex-to social y la relevancia de las consecuencias” (2.1.4). En otras palabras, el JEE valoró la encuesta como fuente del de-recho. Las formalidades de la norma privada se han hecho valer como formalidades de la norma pública.

Este JEE ha dado un vuel-co a nuestro ordenamiento registral y electoral. La auto-ridad electoral sustituye el re-gistro público por el privado. Se instaura un nuevo derecho electoral: el de la buena fe y la reducción de las obligaciones partidarias frente al público. El Registro de Organizaciones Po-líticas tendrá que ser eliminado de nuestro derecho electoral.

Es otro sistema. El creador del nuevo sistema electoral es el JEE de Lima Centro 1. Por en-cima de la ley, en contra de la justicia y la equidad.

jimori retuvo su ubicación en segundo lugar. Por último, PPK llegó al tercer lugar los prime-ros días de abril, una semana antes de las elecciones, empu-jando a Toledo y Castañeda al cuarto y quinto lugar, respecti-vamente. Ese fue el orden final.

La elección más difícil de medir fue la segunda vuelta del 2011, ya que la distancia en-tre Humala y Fujimori era mí-nima. Se decía con razón que estaban en “empate técnico”. De acuerdo a Ipsos, Fujimori empezó ligeramente adelan-te y Humala la sobrepasó en el tramo final, gracias al apoyo de Mario Vargas Llosa y otros que lo comprometieron a firmar la hoja de ruta. El ajustado triun-fo de Humala sobre Fujimori (51,4% a 48,6%) fue anticipa-do con una precisión notable.

Ahora, a seis semanas de las elecciones, es natural que varios candidatos se encuen-tren al borde de un ataque de nervios. La tentación de gol-pear a las “malditas encuestas” es humana, pero al hacerlo los candidatos solo revelan su fra-gilidad emocional. Como de-cía El Comercio en su editorial del jueves, las respuestas de los candidatos a las encuestas ad-versas y a la crítica periodística “reflejan aspectos de la perso-nalidad bastante relevantes. Mesura, autocrítica y, sobre todo, capacidad de enmien-da y reacción no son atributos banales en quien aspira a go-bernar un país”. Lo que deben recordar los candidatos para tranquilizarse es que la historia peruana demuestra que las úl-timas semanas son cruciales en cada elección, así que nada es definitivo aún.

rincón del autor

richard webb-Director del Instituto del

Perú de la USMP-

sin licencia

los sondeos electorales desde 1990 hasta hoy

Director Periodístico: Fernando Berckemeyer Olaechea

Directores fundadores: Manuel Amunátegui [1839 - 1875] y Alejandro Villota [1839 – 1861]

Directores: Luis Carranza [1875 – 1898] - José Antonio Miró Quesada [1875 – 1905]

- Antonio Miró Quesada de la Guerra [1905 – 1935] - Aurelio Miró Quesada de la Guerra [1935 – 1950]

- Luis Miró Quesada de la Guerra [1935 – 1974] - Óscar Miró Quesada de la Guerra [1980 – 1981]

- Aurelio Miró Quesada Sosa [1980 – 1998] - Alejandro Miró Quesada Garland [1980 - 2011]

- Alejandro Miró Quesada Cisneros [1999 - 2008]- Francisco Miró Quesada Rada [2008 – 2013]

-Fritz Du Bois Freund [2013-2014]

El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

brero de aquel año, el segundo lugar era de Alberto Andrade y el tercero de Luis Castañeda. Toledo pasó de 10% en febrero a 22% en marzo, y a 40% de los votos válidos en abril.

En el 2001, las encuestas midieron bien el apoyo mayo-ritario del electorado a Alejan-dro Toledo, que estuvo siem-pre por encima de 30% desde enero y que ganó la primera vuelta con 36,5%. También registraron el avance de Alan García que empezó en tercer lugar y pasó al segundo puesto –desplazando a Lourdes Flo-res– en víspera de la primera vuelta electoral. Los resulta-dos de la primera vuelta fueron 25,8% para García y 24,3% pa-ra Flores. Dos semanas antes, Flores le llevaba tres puntos de ventaja a García que arremetió al final. Del mismo modo, las encuestas registraron la venta-ja de Toledo sobre García en la segunda vuelta que concluyó en su victoria.

En el 2006, las encuestas registraron el buen arran-que de Flores y su des-plazamiento primero por Ollanta Humala y

IlustrACIón: GIovAnnI tAzzA