Richard Wiseman - Nadie Nace Con Suerte

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    temas'de hoy.

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    Dr. Richard Wiseman

    Nadie nace con suerte

    El primer estudio científico que enseñaa atraer y aprovechar la buena fortuna

    temas'de hoy.

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    El contenido de este libro no podrá ser reproducido, ni total ni parcialmente,

    sin el previo permiso escrito del editor. Todos los derechos reservados.

    ® Richard Wiseman, 2003

    ® de la traducción: Rosa Cifuentes, 2003

    © Ediciones Temas de Hoy, S. A. (T. H.), 2003

    Paseo de Recoletos, 4. 28001 Madrid

    www.temasdehoy.es 

    Diseño de cubierta: Paso de Zebra

    Ilustración de cubierta: Photonica

    Primera edición: febrero de 2003

    ISBN: 84-8460-259-1

    Depósito legal: M-3.791-2003

    Compuesto en J. A. Diseño Editorial, S. LImpreso y encuadernado en Artes Gráficas Huertas, S. A.

    Printed in Spain-lmpreso en España

    http://www.temasdehoy.es/http://www.temasdehoy.es/

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    ÍNDICE

    Agradecimientos 13 

    Introducción 15 

    El cuad erno de la suert e 19 

    1. Investigación inicial

    I. El poder de la suerte 25 II. Vida s con suerte y sin sue rte 37 

    2. Los cuatro principios de la suerte

    III. Principio número 1: maxim ice susoportunidades 55

    IV. Principio número 2: siga su s cor azo nadas 89 

    V. Principio número 3: sea positivo en sus expectativas 117 

    VI. Principio número 4: cambie el si gno de

    su suerte 155

    3. Cómo atraer la suerte

    VII. La escuela de la suerte 193 VIII. Apre nder a tener suer te 199 

    IX. El día de la gradu aci ón 205 

    Apéndice 225

    Citas 227 

     Notas 229

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    Si un hombre sin suerte vendiera paraguas, dejaría de llover; si vendiera velas, el sol no se pondría; y si vendiera ataúdes,

    la gente no se moriría.Refrán judío

    Tira al mar a un hombre con suerte

     y saldrá con un pez en la boca.Proverbio árabe

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    AGRADECIMIENTOS

    Quiero manifestar mi gratitud a las siguientes personas, que tanto

    me han ayudado a llevar a cabo la investigación descrita en estas

     páginas y a escribir este l ibro: Dra . Caroline Watt , Dr. Ma t thew

    Smith, Dr. Peter Harris, Dra. Emma Greening, Dra. Wendy Middle-

    ton, Clive Jeffries y Helen Large. También deseo expresar mi agra-

    decimiento a las organizaciones que han subvencionado y apoyadoeste trabajo —el Leverhulme Trust, la Universidad de Hertfordshire,

    y la BBC—, que no habría visto la luz sin el consejo y los conoci-

    mientos de mi agente Patrick Walsh, y de los editores Kate Parkin y

    Jonathan Burnham. Por último, deseo dar las gracias a los cientos

    de personas con suerte y sin suerte que han aceptado participar en

    mi investigación y compartir sus siempre fascinantes experiencias

    vitales.

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    INTRODUCCIÓN

    Las personas con suerte encuentran la pareja perfecta, realizan sus

    ambiciones más queridas, hacen brillantes carreras y viven una vida

     plena y fe liz. Su éx ito no se debe a que trabajen mucho, tengan un

    talento extraordinario o sean muy inteligentes. Sencillamente, tie-

    nen una extraña habilidad para estar en el sitio adecuado en el

    momento oportuno y disfrutan de más golpes de suerte que el común

    de los mortales. Este libro quiere ser el relato del primer estudio

    científico dedicado a investigar por qué la gente con suerte disfruta

    de una vida llena de satisfacciones y pretende ofrecer ideas para

    que los que no se encuentran en ese grupo privilegiado puedan

    mejorar su buena fortuna.

    El trabajo de investigación duró varios años e implicó la realiza-

    ción de entrevistas y experimentos con cientos de personas enor-

    memente afortunadas y desafortunadas. Los resultados han puesto

    de manifiesto una nueva forma de entender la suerte y el papel

    fun dam ent al que ju eg a en nuestr a vida. La gente no nace con suer-

    te. Lo que hace es utilizar, sin ser consciente de ello, cuatro princi- pios bási co s para atr aer la . Comprender esos pri nc ip io s es compren-

    der la suerte. Y lo que es más importante: también se pueden utilizar

     para mejorarla e incrementarla.

    En definitiva, este libro ofrece el más elusivo y escurridizo de los

     santos griales:  una forma científicamente probada de entender, con-

    trolar y aumentar la suerte.

    Siempre he sentido un gran interés por lo insólito. Cuando era niño

    me fascinaba la magia y el ilusionismo. A los diez años, hacía desa-

     pare cer pañuelos y barajaba la s cartas si n alt er ar su orden. De ado-

    15

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    lescente, ingresé el Magic Circle, de Londres, una de las sociedades

    de magia más conocidas entonces. Y a los veinte años, la prestigio-sa Magic Castle ya me había invitado a actuar en varias ocasiones

    en Hollywood.

    Pronto descubrí que para ser un mago de éxito se necesita cono-

    cer muy bien lo que pasa por la cabeza de la gente. Los buenos magos

    saben distraer la atención de las personas, evitar que una audiencia

    sospeche o que encuentre la solución al truco. A medida que pasa-

     ba el tiempo mi interés por los pr incipios psicológicos que se escon-

    den tras la prestidigitación creció más y más. Esto me llevó a licen-

    ciarme en Psicología en el University College de Londres y, más

    tarde, a doctorarme en la Universidad de Edimburgo. Poco después,fundé mi propia unidad de investigación en la Universidad de Hert-

    fordshire, donde hemos investigado una amplia gama de fenómenos

     psicológicos. Quizás debido, prec isamente , a mis cono cimien tos del

    mundo de la magia, he dirigido a mi equipo hacia áreas de la psi-

    cología poco habituales.

    Parte de esta labor ha implicado trabajar con médiums que pre-

    tenden hablar con los muertos, con detectives psíquicos que aseguran

    ayudar a la policía a resolver crímenes y con sanadores que se con-

    sideran capaces de curar enfermedades sólo con sus poderes psíqui-

    cos.1  También hemos examinado cómo cambia el comportamiento de

    la gente cuando miente, hemos explorado cómo utilizan los magos la

     psicología para eng añ ar a sus audiencias, hemos investigado fo rmas

    de detectar mentiras y supercherías, y realizado cursos para quienes

    desean mejorar su habilidad para descubrir fraudes.2  He publicado los

    resultados y hallazgos de estos trabajos en revistas científicas y los he

     presentado en conferencias a universitarios y pro fes ionales, expl ican-

    do también sus aplicaciones al mundo académico y de la empresa.

     No ha ce muchos añ os , me pi di eron que diera una con fe re nci a

    sobre mi trabajo. No era, ni mucho menos, la primera vez que lo

    hacía; pero no me imaginaba cuánto iba a afectar esta vez al futu-ro de mis investigaciones.

    Decidí incorporar un sencillo truco de magia a la presentación.

    La idea era pedir un billete de diez libras a alguien de la audiencia,

    introducirlo en uno de los veinte sobres idénticos que tendría ante

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    mí y mezclarlos. Luego, pediría a la misma persona que eligiera uno

    y a continuación prendería fuego a los diecinueve restantes. Final-mente, abriría el sobre elegido, extraería el dinero y felicitaría a mi

    colaborador, o colaboradora, por su buena elección.

    Pero la actuación de esa noche iba a apartarse un tanto de lo habi-

    tual. Pedí un billete a una mujer del público, lo coloqué en uno de

    los sobres, los mezclé y los puse en fila. Yo no había perdido en

    ningún momento la pista del billete y sabía que estaba en el primer

    sobre de la izquierda. Le pedí a la mujer que eligiera uno y, por

    supuesto, quedé encantado de que se decidiera por el que contenía

    el dinero. Reuní el resto de los sobres y los quemé. Cuando ya sólo

    quedaban las cenizas, abrí el elegido y extraje el dinero de la mujer.

    Aunque toda la audiencia reía y aplaudía, la protagonista del

    truco no parecía nada sorprendida. Le pregunté qué pensaba de lo

    sucedido y con toda tranquilidad me explicó que estaba acostumbrada

    a que le ocurrieran este tipo de cosas. Estaba siempre en el lugar

    adecuado en el momento oportuno, y toda la vida había tenido mucha

    suerte tanto en lo personal como en lo profesional. No sabía por

    qué le pasaba, simplemente, lo achacaba a la buena suerte.

    Me quedé bastante intrigado por la confianza que tenía en su suer-

    te y pregunté si alguno más de los presentes se consideraba una

     pe rsona con suerte o sin suerte. Una mu je r de la pr imera fil a levan-

    tó la mano y nos contó que su buena fortuna le había permitido hacerrealidad la mayoría de sus ambiciones. Un hombre de las últimas

    filas dijo que siempre había tenido mala suerte y que estaba con-

    vencido de que, si yo se lo hubiera pedido a él, el dinero habría

    acabado hecho cenizas. Sin ir más lejos, el día antes de esta charla,

    había visto una moneda en el suelo y al agacharse para cogerla se

    golpeó la cabeza contra una mesa y casi perdió el conocimiento.

    Tras la conferencia, pensé en lo sucedido y me hice múltiples

     pr egun tas. ¿Por qué razón las dos mujeres parecían es tar toca das de

    manera especial por la suerte? ¿Qué le pasaba a mi infortunado

    interlocutor? ¿Era simplemente una persona torpe, o lo sucedido sedebía, sobre todo, a su mala fortuna? ¿Se debía todo a la suerte

    más que a la pura causalidad? Decidí hacer algunas investigaciones

    sobre el tema. En ese momento no tenía ni idea de lo que me espe-

    raba. Pensé que quizás tendría que hacer unos cuantos experimen-

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    tos con unas cuantas decenas de personas. La realidad fue muy dis-

    tinta: el proyecto tardaría ocho años en finalizar y conllevó traba- ja r con cientos de ho mbres y mujere s excepcionales.

    Este libro ofrece un relato exhaustivo de mi investigación. Comien-

    za poniendo de relieve cómo la suerte tiene el poder de transformar

    nuestra vida. Cómo unos pocos segundos de buena suerte pueden

    traernos éxito y felicidad duraderos, mientras que un breve encuen-

    tro con la mala fortuna puede tener como consecuencia el fracaso y

    la desesperación. A continuación, se ocupa de mi trabajo inicial en

    el tema y de cómo me llevó a descubrir los cuatro principios que

    son el elemento fundamental de una vida con suerte. Tras analizar

    cada uno de ellos en detalle, sugiere una serie de técnicas y ejer-

    cicios útiles para lograr que la suerte nos favorezca.

    Pero, antes de seguir adelante, me gustaría que respondiera a

    unas sencillas preguntas relativas a su persona.

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    EL CUADERNO DE LA SUERTE

    A lo largo del libro voy a pedirle que responda a varios cuestiona-rios y haga diversos ejercicios. Mucho s están ba sad os en tests psi-

    cológicos que realicé durante mi investigación a personas con suer-

    te y sin suerte. Vaya anotando todas sus respuestas en un cuaderno

    especial -el tamaño Din A5, rayado y con un mínimo de 40 pági-

    nas, sería el adecuado- al que llamaremos «Cuaderno de la Suerte».

    Sus contestaciones le mostrarán cuál es su relación con los distintos

     princi pios y le ayudarán a encont rar el camino para mejorar su

    suerte.

    Ejercicio 1

    El Perfil de la Suerte

    El primer cuestionario es muy sencillo. Escriba en la pri-

    mera página de su cuaderno el título: «El Perfil de la Suerte.»

    Debajo, trace una línea vertical en el centro de la página y en

    la parte izquierda de la misma escriba en una columna los

    números del 1 al 12.

    A continuación, lea cada una de las propuestas del cues-

    tionario siguiente y escriba un número del 1 al 5 en lacolumna de la derecha para indicar su grado de acuerdo o

    desacuerdo con cada una de ellas, utilizando la siguiente

    escala:

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    1. Muy en desacuerdo

    2. En desacuerdo3. Dudoso

    4. De acuerdo

    5. Muy de acuerdo

    Lea cada frase cuidadosamente. Si no está muy seguro de

    la respuesta que más se ajuste a su personalidad, no dedique

    demasiado a pensarla, simplemente responda de la manera

    más sincera posible.

    EL PERFIL DE LA SUERTE

    PropuestaPuntuación

    11-5)

    1 A veces, cuando estoy en la cola del banco o del super-

    mercado, hablo con desconocidos.

    2 No suelo preocuparme ni sentirme ansioso por lo que me

    vaya a suceder en la vida.

    3 Estoy abierto a nuevas experiencias, por ejemplo, probar nue-

    vos tipos de comida o bebida.

    4 A menudo escucho lo que dice mi «voz interior».

    5 He probado varias técnicas para estimular mi intuición, por

    ejemplo, la meditación o retirarme a un lugar tranquilo.

    6 Casi siempre confío en que me sucedan cosas buenas en el

    futuro.

    7 Trato de conseguir lo que quiero en la vida, incluso si las

    posibilidades de éxito parecen escasas.

    8 Creo que la mayoría de la gente que voy a conocer va a

    ser amable y simpática conmigo.

    9 Tiendo a ver la parte positiva de todo lo que me sucede.

    10 Creo que las cosas que hoy son negativas pueden ser posi-tivas a largo plazo.

    11 No suelo recrearme en las cosas que no me han ido bien.

    12 Trato de aprender de los errores que he cometido en el pasa-

    do.

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    Volveremos a sus respuestas varias veces a lo largo de este libro

    y las utilizaremos para conocer su propio «Perfil de la Suerte», que

    le servirá para valorar cómo utiliza la suerte y, lo que es más impor-

    tante, qué puede hacer para mejorar y aprovechar toda la que le

    salga al paso.

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    1 . INVESTIGACIÓN INICIAL

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    I.

    EL PODER DE LA SUERTE

     La gente se exige demasiado en su intento de hacer dinero. Sin embar-

     go, es algo que no requiere mucho cerebro. Conozco a unos cuantos hom-

    bres muy locos pero también muy ricos. En realidad, creo que el éxito

    depende en un 95 por ciento de la suerte y en un 5 por ciento del talen-

    to. Tomemos como ejemplo mi propio negocio. Sé que entre mis emplea-

    dos hay unos cuantos que podrían dirigir la empresa tan bien como yo.

     La única diferencia es que ellos no han tenido la posibilidad de hacerlo.1

    Julius Rosenwald, antiguo presidente de Sears, Roebuck and Company.

    La suerte ejerce una enorme influencia en nuestra vida. Unos pocos

    segundos de infortunio pueden esconder años de lucha, mientras

    que un momento de fortuna puede conducirnos al éxito y la felici-

    dad. La suerte tiene el poder de transformar lo improbable en posi-

     ble; marca la diferencia en tre vida y muerte, en tre riqueza y ru ina,

    entre felicidad y desesperación.

    John Woods, socio de un importante bufete de abogados, escapó

    de una muerte segura al abandonar su oficina situada en una de las

    Torres Gemelas de Nueva York segundos antes de que se estrellara

    contra ella uno de los aviones secuestrados. Ésta no ha sido la única

    vez en la que le ha acompañado la suerte. Se encontraba en el piso

    39 del World Trade Center cuando en 1993 estalló una bomba en el

    edificio, pero salió ileso. En 1998, tenía billete para coger el vuelo de

    la Pan-Am que explotó en el aire sobre Lockerbie, en Escocia, pero lo

    canceló en el último minuto porque le convencieron sus compañeros

     para que asistiera a una fiesta que se celebraba en su empresa.2

    Los efectos de la buena y la mala suerte no tienen que ver sólo

    con la vida y la muerte. También afectan a la riqueza y la pobreza.

    En junio de 1980, Maureen Wilcox compró unos billetes de lotería

    de Massachusetts y de Rhode Island, y aunque ambos números eranidénticos a los premiados, no consiguió ni un céntimo: el billete de

    Massachusetts tenía el número ganador de Rhode Island y el de

    Rhode Island el correspondiente al de Massachusetts. 3  A otros juga-

    dores de lotería, sin embargo, les ha sonreído la diosa fortuna. En

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    1985, Evelyn Marie Adams ganó 4 millones de dólares en la de

     Nueva Jersey y cuat ro meses más ta rde ob tuvo otro premio de 1,5millones. Todavía tuvo más suerte Donald Smith que ganó tres veces

    - e n mayo de 1993, en jun io de 1994 y en julio de 19 95 - jug and o

    a la lotería de Wisconsin, consiguiendo 250.000 dólares en cada

    una de las ocasiones. Las posibilidades de obtener un premio en

    esta lotería son, más o menos, de una entre un millón.4

    Sin embargo, no se trata sólo de dinero. La suerte también juega

    un papel fundamental en nuestra vida personal.

    Alfred Bandura, psicólogo de Stanford, ha analizado el impacto

    de los golpes de suerte en la vida de las personas. 5  Llegó a la con-

    clusión de que «...alguno de los factores más determinantes de lo quenos ocurre en la vida surge de las circunstancias más triviales». Y

    apoya esta afirmación con algunos ejemplos, uno de ellos extraído

    de su propia experiencia personal. Un día, cuando estaba haciendo el

    doctorado, aburrido de leer unos trabajos que tenía entre manos,

    decidió acercarse con un amigo al campo de golf local para romper

    con la rutina del estudio. Por pura casualidad, se encontraron jugan-

    do detrás de dos atractivas chicas, y pronto la pareja se convirtió en

    doble pareja. Cuando terminaron la partida, Bandura quedó con una

    de ellas que, finalmente, se convertiría en su mujer. Así pues, un

    encuentro fortuito en una partida de golf alteró el curso de su vida.

    En otro ejemplo, Bandura describía cómo un simple error postal

    sirvió para que Ronald Reagan conociera a su futura esposa, Nancy.

    En el otoño de 1949, Nancy Davis vio su nombre en una lista de

    simpatizantes con el comunismo que aparecía en un periódico de

    Hollywood. Nancy, que no había prestado tal apoyo, se dio cuenta

    del equívoco y descubrió que el nombre correspondía a otra actriz

    que se llamaba igual que ella. Como estaba preocupada por las con-

    secuencias que podría tener para su carrera, pidió a su director que

    lo hablara con el entonces presidente del Screen Actors Guild (SAG),

    Ronald Reagan. Éste le aseguró que comprendía la situación y que

    el SAG defendería a la artista si alguien actuaba contra ella a cau-sa de su supuesta filiación comunista. Nancy pidió reunirse con

    Reagan para discutir el asunto más a fondo. Se conocieron, se ena-

    moraron y no mucho tiempo después se casaron. De nuevo, un

    encuentro fortuito cambió el curso de dos vidas.

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    Una serie de investigadores han analizado también el efecto de

    la buena y la mala suerte a la hora de elegir carrera y de tener éxi-to en la vida profesional.6  De nuevo, llegaron a la conclusión de lo

    lejos que está de ser trivial el impacto del factor suerte. La infor-

    mación obtenida demostraba hasta qué punto esos encuentros casua-

    les y esos golpes de fortuna inciden de manera significativa en la pro-

    moción profesional. Este poderoso efecto de la buena o mala fortuna

    ha hecho que uno de los más importantes asesores profesionales

    estadounidenses asegure lo siguiente:

    «Todos podríamos contar historias de hasta qué punto hechos

    imprevistos han tenido un gran impacto en la vida profesionalde alguna persona y de cómo miles de situaciones fortuitas han

    tenido, cuando menos, alguna incidencia. La influencia de este tipo

    de situaciones no es rara; sucede todos los días y en todas par-

    tes. La serendipitividacd   es ubicua.»7

    Este tipo de factores ha influido incluso en mi propia carrera.

    A los ocho años, tuve que hacer en la escuela un trabajo sobre la

    historia del queso. Como era un niño muy diligente, decidí ir a la

     bibl ioteca públ ica pa ra bu sc ar al gú n libro sobre el te ma . Por error,

    me indicaron una estantería dedicada a la prestidigitación. Una

    vez allí, mi curiosidad me llevó a leer los secretos que los magos

    utilizan para conseguir lo que parece imposible. Esta introducción

    en el mundo de la magia influyó en toda mi vida. No tengo ni

    idea de qué habría pasado si me hubieran mandado a la estante-

    ría correcta y hubiera encontrado los libros sobre el queso. Quizás

    nunca me habría interesado por la magia, no habría hecho psico-

    logía, ni habría dirigido la investigación que ha dado lugar a este

    libro.

    La suerte ha ejercido también una considerable influencia en la

    carrera de muchos importantes hombres de negocios.

    * Serendipitividad:  Facultad de hacer descubrimientos afortunados por pura

    casualidad que poseían las protagonistas del cuento de hadas «Las tres princesas de

    Serendip». (N. de la T.)

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    Joseph Pulitzer se convirtió con el correr del tiempo en un empre-

    sario de éxito y en un gran filántropo. Fue propietario de uno delos más importantes periódicos de Estados Unidos, consiguió fondos

     pa ra cons trui r el pedestal dond e se asienta la Es tatua de la Libertad

    y creó el famoso Premio para escritores que lleva su nombre. Nada

    de esto hubiera sucedido de no ser por un golpe de suerte. Josep

    Pulitzer nació en Hungría. Cuando era adolescente no gozaba de

     bue na salud y ve ía muy mal. A los diecisiete años emigró a Amér i-

    ca. No tenía un céntimo y no encontraba trabajo. Su tiempo libre,

    que entonces era mucho, lo pasaba en la biblioteca local jugando al

    ajedrez. En una de sus visitas conoció al director de un periódico

    local. De este encuentro fortuito surgió una oferta para trabajarcomo reportero  júnior.  Después de cuatro años le ofrecieron com-

     pr ar acci on es del periódico, cosa qu e él acep tó . Fue una decisión

    inteligente: el diario tuvo mucho éxito y el joven obtuvo pingües

     beneficios . Pulitzer cont in uó to man do decisiones acer tadas a lo lar-

    go de toda su vida. Se convirtió en director del periódico y más

    tarde en propietario de dos de los diarios más importantes de su

    época. Al final de su vida profesional, el hombre que comenzó sien-

    do un pobre inmigrante se había convertido en una de las personas

    más influyentes de Estados Unidos. Su vida habría tomado segura-

    mente una dirección muy distinta si no hubiera sido por un encuen-

    tro fortuito en la sala de ajedrez de la biblioteca local. 8

    Muchos otros hombres de negocios deben gran parte de su éxito a

    encuentros casuales y a la buena suerte. Veamos el caso de Barnett

    Helzberg Jr. En 1994 era propietario de una cadena de joyerías de

    gran éxito en Estados Unidos, con unos ingresos anuales que ronda-

     ban los 300 mil lones de dólares. Un día que estaba paseando junto al

    Hotel Plaza de Nueva York oyó a una mujer dirigirse a un hombre

    que pasaba a su lado llamándole «Mr. Buffet». Helzberg se preguntó

    si el tal Mr. Buffet no seria Warren Buffett -uno de los hombres más

    ricos de Estados Unidos. No le conocía, pero sí sus criterios financie-

    ros a la hora de comprar una empresa. Barnett acababa de cumplirsesenta años, estaba pensando en vender sus joyerías y creía que era

    el tipo de negocio que podría interesar a Buffett. Valoró la situación

    y, sin pensarlo dos veces, se acercó al desconocido y se presentó. El

    hombre resultó ser, en efecto, Warren Buffett y el encuentro tuvo

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    consecuencias muy afortunadas porque un año más tarde llegaron a

    un acuerdo y Buffett compró la cadena de joyerías. Y todo porque undía Helzberg estaba paseando cerca de una mujer que llamó a un tal

    Mr. Buffet en una esquina de una céntrica calle de Nueva York.9

    ¿Y cómo consiguió Buffett convertirse en uno de los hombres

    más ricos de Estados Unidos? En una entrevista publicada en la

    revista  Fortune,  explicaba el importante papel que la suerte había

     ju gado en su carrera. A los ve in te años, in te nt ó ingresar en la Escue-

    la de Negocios de Harvard, pero fue rechazado. Inmediatamente se

    informó sobre otras escuelas del mismo tipo y vio que dos profeso-

    res que él admiraba mucho enseñaban en Columbia. Hizo la solici-

    tud en el último momento y fue aceptado. Uno de esos profesores

    se convertiría en su mentor y le ayudaría enormemente a iniciar su

    carrera de éxitos. Como Buffet señalaría más tarde: «Probablemente

    nunca he tenido tanta suerte como cuando mi solicitud para entrar

    en Harvard fue rechazada.»

    El importante papel que juega la suerte en el terreno profesional

    no se limita al mundo de los negocios.

    En 1954, Shirley MacLaine, todavía una actriz desconocida, for-

    maba parte del coro de un nuevo musical llamado  The Pyjama

    Game.  Se le pidió también que se preparara para suplir a la prota-

    gonista, Carol Haney, aunque el director le informó de que segura-

    mente nunca tendría la oportunidad de hacerlo porque la Haneytenía fama de cumplir siempre a pesar de cualquier enfermedad o pro-

     blema que pudiera surgir . La fun ci ón se estrenó y los crít icos pusie-

    ron por las nubes a Carol Haney. Pasó un tiempo y, cuando Shirley

    ya estaba pensando en despedirse y participar en otra obra, una

    noche, al llegar al teatro, se encontró con que la Haney se había

    roto una pierna y no podía actuar. Shirley MacLaine asumió su

     pape l. A pe sa r de la fa lt a de en sa yos la reac ci ón del pú bl ico fue

    muy positiva. La noche siguiente, un conocido productor de Holly-

    wood, Hal Wallis, que estaba entre la audiencia le ofreció un con-

    trato de siete años. Poco tiempo después, un representante de AlfredHitchcock la vio y le ofreció un papel en una película que el famo-

    so director iba a filmar próximamente.10

    MacLaine está lejos de ser la única celebridad que ha llegado al

    éxito a través de la suerte. En 1979, el productor hollywoodiense

    29

  • 8/19/2019 Richard Wiseman - Nadie Nace Con Suerte

    20/222

    George Miller estaba buscando un hombre duro y con las huellas de

    la lucha en su rostro para el papel protagonista de  Mad Max.  La nocheantes del  casting,  Mel Gibson, entonces un desconocido actor aus-

    traliano, había sufrido el ataque de tres borrachos en plena calle.

    Llegó a la audición con un aspecto cansado y lleno de magulladu-

    ras, sin embargo Miller le ofreció el papel inmediatamente. 11  La super-

    modelo Kate Moss también tuvo mucha suerte. En una ocasión, a

     pr incipios de los añ os no vent a, se di sponía a ir de vacaciones con

    su padre y estaba haciendo cola para facturar en el aeropuerto JFK

    de Nueva York, cuando un cazatalentos que pasaba por allí se fijó

    en su impresionante aspecto. Moss se convertiría en una de las

    modelos más famosas y solicitadas del mundo. Y todo por un encuen-

    tro fortuito.12

    Pero la suerte no es tampoco un factor determinante sólo en las

    carreras de los actores o de las modelos famosas. También influye

    en el éxito de científicos y políticos.

    Quizás el ejemplo más conocido es el descubrimiento de la peni-

    cilina por   Sir   Alexander Fleming. En 1920, el científico estaba tra-

     bajando en la bús qu ed a de un an tibiót ico má s ef icaz. Pa rte de su

    trabajo consistía en el examen microscópico de una bacteria creada

    artificialmente en unos contenedores planos de cristal llamados  petri

    dishes.  Fleming dejó, sin darse cuenta, uno de ellos sin cubrir y, por

    ese motivo, cayó en su interior un trocito de moho. Casualmente, elmoho contenía una sustancia que destruyó la bacteria del contene-

    dor. Intrigado por el efecto causado, no paró hasta identificar la

    sustancia responsable de acabar con la bacteria. Así, descubrió por

    azar el antibiótico que llamó Penicilina, que salvaría innumerables

    vidas y que sería considerado como uno de los más grandes avan-

    ces de la historia de la medicina.

    De hecho, la suerte y los descubrimientos accidentales han alte-

    rado frecuentemente el curso de la ciencia y han jugado un papel

    importante en muchos descubrimientos e inventos famosos, entre ellos

    la pildora anticonceptiva, los rayos X, la fotografía, los cristales deseguridad, los edulcorantes, el velero, la insulina y la aspirina.13

    Un buen ejemplo del papel que juega la suerte en la política lo

    tenemos en la carrera del presidente Harry Truman. Cuando era

     jo ven, Tru man tu vo muy ma la suerte . Quería cu rsar estudios uni-

    30

  • 8/19/2019 Richard Wiseman - Nadie Nace Con Suerte

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    versitarios pero su padre perdió casi toda su fortuna en un desgra-

    ciado negocio, así que se vio obligado a cambiar el campus uni-versitario por la granja de su abuelo en donde ayudaba en las labo-

    res agrícolas. Cuando acabó la Primera Guerra Mundial, abrió una

    tienda de tejidos en Kansas City, pero vino la época de recesión

    económica y la mala fortuna le llevó, esta vez a él, a la bancarro-

    ta. Por fin, muy entrado ya en la treintena, tuvo su primer golpe

    de suerte: un amigo le animó a presenta rse a ju ez del con dad o y,

    de forma inesperada, resultó elegido. A los cuarenta y dos años,

    optó al puesto de juez presidente y ganó de nuevo. Pocos años

    más tarde, fue nominado para el Senado de Estados Unidos y triun-

    fó en las elecciones. En 1944, los demócratas dejaron caer la can-didatura de Henry Wallace a la vicepresidencia de la nación y pre-

    sentar on en su lugar a Truman , que salió ven ced or ju nt o con

    Franklin D. Roosevelt. A los ochenta y dos días de mandato, el

     pre sid en te Roos ev el t fa ll ec ió repent inamente, lo qu e convirtió a

    Truman en el siguiente presidente de los Estados Unidos. La buena

    suerte no acabó aquí. En 1948, protagonizó uno de los más sor-

     pr en dent es acon teci mien tos de la hi stor ia política de su pa ís al de rro-

    tar a Thomas E. Dewey en las elecciones a la presidencia y, pocos

    años más tarde, sobrevivió al intento de asesinato llevado a cabo

     por dos naci onali st as puert orr iq ueños. En su s me mor ia s, Truman

    escribe:

    «Popularidad y  glamour   son factores que influyen a la hora de

    ganar unas elecciones, pero la suerte es uno de los más impor-

    tantes. En mi caso, siempre me acompañó.» 14

    En resumen, la suerte juega un papel muy significativo en muchos

    aspectos de nuestra vida, tanto en el terreno personal como en el

     profesiona l. A mu ch as pe rson as esta idea les ater ra. Pref ie ren creer

    que pueden controlar su futuro. Luchan por conseguir algunas cosas

    y evitan otras. Pero, en buena medida, esta sensación de control essólo una ilusión. La suerte se burla incluso de nuestras mejores

    intenciones. Tiene la capacidad de cambiarlo todo, para bien o para

    mal, en décimas de segundo. En cualquier momento, en cualquier

    lugar, y sin previo aviso.

    31

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    El Cuaderno de la Suerte: ejercicio 2

    El papel de la suerte en su vida

    En una nueva página de su Cuaderno de la Suerte, elija

    un número de la siguiente escala entre el 1 y el 7 para indi-

    car el grado en el que cree que la suerte ha influido en su

    vida:

     Na da en ab so lu to 1 2 3 4 5 6 7 Mu ch o

    Ahora, escriba más abajo unas cuantas frases breves des-cribiendo...

    ...cómo conoció a su pareja.

    ...cómo llegó a conocer a su mejor amigo.

    ...los principales factores que han influido a la hora de ele-

    gir su carrera o profesión.

    .. .un acontecimiento importante que haya tenido efectos

     po si ti vos en su vi da .

    A continuación, piense en cómo influyó la suerte en estos

    acontecimientos. En cómo ciertos cambios aparentemente sin

    importancia -por ejemplo, no ir a determinada fiesta, girar a

    la izquierda en vez de a la derecha o abrir una revista en una

     página concreta— han po di do af ect ar a es tos hec ho s e incl uso

    han podido cambiar el curso de su vida.

    Finalm ente, vuelv a a la pregu nta sobre qué papel ha ju ga -

    do la suerte en los hechos citados y respóndala por segunda

    vez. Elija de nuevo un número del 1 al 7 para indicar el

    grado en el que  ahora  cree que la suerte ha influido en su

    vida.

    Al hacer este ejercicio, la mayoría de la gente se dacue nta del impo rta nte papel qu e la suerte ju eg a en su vida

    y, la segunda vez, elige un número más alto que la pri-

    mera.

    32

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    Durante más de cien años, los psicólogos han estudiado la forma

    en que la inteligencia, la personalidad, los genes, el aspecto y laeducación influyen en nuestra vida. Pocas dudas puede haber sobre

    lo que ha significado este trabajo para el conocimiento de la condi-

    ción humana. Sin embargo, a pesar de la enormidad del esfuerzo, se

    ha investigado poco sobre la buena y la mala suerte. Sospecho que

    los psicólogos han evitado el tema porque prefieren —algo com-

     pr ensi bl e po r ot ra p a r t e - examinar fa cto re s qu e puedan me dir y

    controlar más fácilmente. Medir la inteligencia y catalogar la perso-

    nalidad es relativamente sencillo, pero ¿cómo cuantificar la suerte y

    cómo controlar el azar?

    La situación es semejante a la vieja historia del hombre que sabeque perdió algo muy valioso en un lado concreto de la calle pero bus-

    ca en el otro porque hay más luz. Los psicólogos han decidido no

    investigar la suerte porque es más fácil examinar otros temas. Sin

    embargo, yo siempre he estado interesado en aspectos poco comunes

    de la psicología, en áreas que otros tienden a evitar. El resultado es que

    he encontrado tesoros en lugares que otras personas han ignorado.

    En la introducción de este libro describo cómo empecé a intere-

    sarme por el tema de la suerte tras conocer el importante papel que

     jugaba en la vida de las pe rson as que ha bí an ido a escuchar una de

    mis conferencias. Pronto me decidí a iniciar una investigación para

    descubrir el porcentaje de gente que se consideraba afortunada o

    desafortunada, y si su suerte tendía a concentrarse en uno o dos

    aspectos de su vida, o por el contrario abarcaba otros muchos. Con

    un grupo de mis estudiantes visité un centro comercial de Londres

    a diferentes horas del día y preguntamos a un elevado número de

    compradores elegidos al azar sobre el papel que la suerte había

     jugado en sus vidas. La encues ta tenía dos partes. En la pr imera, les

     pr eg un tamo s si se cons ideraban af or tu na do s o no . Es decir, si ac on -

    tecimientos aparentemente fortuitos habían actuado a favor suyo o

    en contra. En la segunda, si habían tenido suerte o no en ocho

    aspectos concretos entre los que estaban la profesión, los amigos, lavida familiar, la salud y los asuntos financieros.

    Estudiamos una amplia gama de personas: hombres y mujeres,

     jó ven es y viejos, of icin istas y empresarios, am as de casa y profes io-

    nales, policías y abogados.

    33

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    Los resultados revelaron que el 50 por ciento se consideraba

    tocado por la buena suerte y un 14 por ciento por la mala suerte.En otras palabras, un 64 por ciento, casi los dos tercios, creían que

    eran personas con suerte o sin suerte. Y algo muy interesante, des-

    cubrimos una fuerte tendencia a que la gente que decía que había

    tenido suerte en algún aspecto de su vida también lo tenía en otros.

    Las personas que se consideraban afortunadas en los negocios tam-

     bién lo eran en su vida familia r, y las que no te ní an suerte en su

    vida profesional tampoco la tenían en su vida social.15

    Este sencillo trabajo puso de relieve que la mayoría de los encues-

    tados mostraba un impresionante nivel de persistencia a la hora de

    experimentar la buena y la mala suerte. Ciertas personas parecían

    capaces de atraer la suerte una y otra vez, mientras que otras eran

    un imán para la poca fortuna. Otro aspecto interesante fue que la

    mayor parte de los que entrevistamos estaba convencida de quetodo se debía a una mera casualidad. A unos les parecía que su

    vida estaba salpicada de encuentros positivos propiciados por la

    suerte, y a otros que los accidentes y la mala fortuna eran igual-

    mente producto del azar. Yo no estaba nada seguro. Toda una vida

    Porcentaje de personas que se consideran sin suerte,

    con suerte y neutrales en mi encuesta inicial

    34

  • 8/19/2019 Richard Wiseman - Nadie Nace Con Suerte

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    dedicada a estudiar la psicología de lo mágico me había llevado a

    darme cuenta de que las cosas no son casi nunca lo que parecen yque la realidad es a veces más extraña, y más interesante, que la

    fantasía.

    La suerte no podía ser el simple resultado de hechos casuales.

    Demasiada gente experimentaba repetidamente sus efectos como

     para que todo se debiera al azar. Por el cont rario, debía habe r al gu -

    na  causa  para que las cosas les fueran bien a determinadas perso-

    nas y mal a otras. Dada la importancia del factor suerte, parecía

    vital profundizar para comprender a qué se debía esto. ¿Estaban

    estas personas realmente destinadas a tener éxito o condenadas al fra-

    caso? ¿Formaban parte de algún vasto plan cósmico? ¿Se valían dealguna forma de habilidad psíquica para atraer la buena o la mala

    suerte? ¿O había una explicación en base a la diferencia de creen-

    cias y comportamientos? Y lo más importante de todo: si pudiéra-

    mos entender mejor lo que está sucediendo, ¿podríamos también

    mejorar la suerte de la gente?

    Mi trabajo había suscitado muchas preguntas interesantes. Ahora

    tenía que encontrar las respuestas.

    35

  • 8/19/2019 Richard Wiseman - Nadie Nace Con Suerte

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    II.

    VIDAS CON SUERTEY SIN SUERTE

    Los resultados de mi encuesta habían demostrado que un gran núme-

    ro de personas se consideraban con buena o mala suerte y que esa

     buena o ma la fort una se ex te nd ía a diversos aspectos de su vi da .

    Este hallazgo alimentó mi avidez por saber más sobre la naturaleza

    de la suerte.

    Decidí que la mejor forma de seguir adelante sería la de llevar a

    cabo algún tipo de investigación científica con grupos de gente excep-

    cionalmente afortunada o desdichada. Los psicólogos utilizan muy a

    menudo este enfoque. Por ejemplo, para conocer el funcionamiento

    de la memoria, examinan a gente muy buena o muy mala a la hora

    de recordar cosas. Los descubrimientos más importantes sobre la coor-

    dinación entre manos y ojos han sido el resultado de estudiar agrandes atletas y malabaristas. Algunos de los misterios de la vista

    se han descubierto por el trabajo con artistas y con ciegos. Pero yo

    sabía que iba a ser difícil encontrar gente con suerte y sin suerte

    que quisiera hacer de conejillo de Indias. Ni siquiera era fácil saber

     por dó nd e empezar.

    Por fortuna, había unos cuantos periodistas que conocían mi tra-

     ba jo y me sugirieron la posibi lidad de escribir al gú n ar tículo sobre

    él. Les pedí que mencionaran que estaba intentando llevar a cabo

    una serie de investigaciones y que me gustaría saber si personas

    con suerte y sin suerte estarían interesadas en participar. Cada artí-culo significó unas cuantas llamadas más al laboratorio y poco a poco

     pu de fo rm ar dos grup os de vo lu nt ar io s: con suerte y sin suerte. A

    lo largo de los últimos ocho años, he conseguido incrementar el

    número de participantes con personas de las mismas características

    37

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    que supieron de mi trabajo a través de la televisión, la radio o Inter-

    net. En total, forman un grupo extraordinario de varios cientos dehombres y mujeres. El más joven es un estudiante de dieciocho años

    y el más viejo un contable retirado de ochenta y cuatro. Su extrac-

    ción social y profesional es muy variada: empresarios, universita-

    rios, obreros, profesores, amas de casa, médicos, informáticos, secre-

    tarias, vendedores y enfermeras. Son tan amables que me permiten

     pon er su vida y su me nt e ba jo el microscopio. A un os les he hecho

    larguísimas entrevistas y a otros les he pedido que lleven un diario.

    He invitado a algunos a mi laboratorio para tomar parte en experi-

    mentos y a otros les he pedido que contesten a complicados cues-

    tionarios psicológicos. La investigación ha proporcionado una gran

    cantidad de información. Con la ayuda de este grupo excepcional,

     poco a poco, he descubierto los secretos de la suerte.

    Uno de mis primeros objetivos fue conocer cómo se vive con

    suerte y sin ella. Decidí preguntar a los participantes sobre cuestio-

    nes clave de su vida, y sus historias me proporcionaron pruebas

    notables del poder de la buena y la mala fortuna.

    Jodie es una poetisa de treinta y seis años de edad que vive en

    Filadelfia. Se considera una persona muy afortunada ya que la suer-

    te le ha ayudado a hacer realidad muchos de sus sueños. Hace unos

     pocos años , decidió seguir lo que su co razón le pedía y cambia r de

    vida: desde pequeña había querido ser escritora y poeta. Buscó en

    Internet y encontró una organización que promocionaba y ayudaba

    a las mujeres escritoras. Justo en ese momento estaba celebrando su

    anual reunión de verano. Jodie acudió, se quedó encantada con el

    ambiente y pensó que le gustaría mucho participar. Pocos días más

    tarde se encontró, por casualidad, con el fundador de la organiza-

    ción. Comenzó a hablar con él y le comentó que vivía en Filadelfia.

    Él le dijo que precisamente iban a celebrar allí una conferencia de

    un día, y le preguntó si le gustaría presentar una ponencia. Aceptó,

     po r supues to . Todo sal ió bien y la invi ta ron a la reun ión del ve ra -

    no siguiente.Jodie también visitó otro sitio en la red con información sobre

    acontecimientos relacionados con la poesía en diferentes ciudades de

    Estados Unidos. Se dio cuenta de que nadie informaba sobre Filadel-

    fia, así que empezó a hacerlo ella. Su colaboración le hizo mantener

    38

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    contactos regulares con Bill, el organizador del sitio web. Un día, en

    una lectura de poesía en Nueva York, le vio. Jodie se presentó yempezaron a charlar. Al final de la conversación, Bill le preguntó si

    no podía venir a Nueva York a ayudarle a coordinar un encuentro

    de poesía que iba a organizar. A Jodie le encantó la propuesta, el

    único problema era que no tenía dónde quedarse. Se lo dijo y él

    hizo circular un mensaje en su correo electrónico. A los pocos días,

    Jodie recibió un e-mail en el que le ofrecían una habitación en una

    zona estupenda a un precio bajísimo. Se trasladó a Nueva York y

    ahora se gana la vida en esta ciudad como poeta y escritora.

    Jodie explicaba así el efecto de la buena suerte en su vida:

    «Tengo una suerte excepcional que me ha ayudado a realizar

    muchos de los más acariciados e importantes proyectos de mi vida.

    La sensación de control es absoluta. Todo lo que quiero que suce-

    da, ha sucedido. Y una vez que decido actuar de una manera deter-

    minada, todo va sobre ruedas. Es alucinante.»

    La vida de Susan, de treinta y cuatro años, es muy diferente. Su

    mala suerte comenzó muy pronto. De pequeña, se partió la cabeza

    con una roca cuando estaba cogiendo margaritas; en otra ocasión,

    los bomberos la tuvieron que rescatar porque se le quedó un pie

    enganchado entre las rejas de una barandilla, y más tarde recibió

    un gran golpe en la cabeza con un tablón que se cayó del frontal

    de un edificio. Pero la cosa no quedó aquí. Ya de adulta, no tuvo

    suerte en el amor. En su primera cita a ciegas, él sufrió un acciden-

    te de moto y se rompió las dos piernas. Su siguiente pretendiente se

    destrozó la nariz al tropezar con una puerta de cristal cuando iba a

    encontrarse con ella. La iglesia en la que se iba a casar se quemó

    dos días antes de su boda a causa de un incendio provocado.

    Susan tiene en su haber un extenso catálogo de accidentes que a

    menudo están lejos de ser triviales. En una ocasión cayó y se rom-

     pió un brazo. Poco después le tocó a una de sus piernas. El día delexamen para obtener el carnet de conducir se estrelló contra una

     pared y tuvo que pag ar los da ño s causados po rque el coche no esta-

     ba de bi da me nt e asegurado. La co nd ucci ón le tr ajo más prob lemas.

    Una vez, en un recorrido que no llegaba a los 70 km, sufrió hasta

    39

  • 8/19/2019 Richard Wiseman - Nadie Nace Con Suerte

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    ocho accidentes. En una entrevista, Susan explicaba casi entre lágri-

    mas: «No hay mucha gente que quiera montar en un coche conmi-

    go y si voy a casa de alguien, suelen decirme: "Siéntate ahí y no te

    muevas."»

    Al entrevistar a gente con tan mala suerte como Susan me entra-

     ba una gra n tr is teza . Tra tab an de ha ce r to do lo qu e pod ía n pa ra

    vivir felices, pero el destino parecía conspirar contra ellos. La situa-

    ción no tenía nada que ver con la del grupo de afortunados a quie-

    nes el azar les había proporcionado una vida feliz y llena de éxitos.

    Una de las personas con más suerte de las que participaron en

    mi investigación ha sido Lee, un director de ventas de cuarenta y

    dos años. La buena fortuna le ha acompañado a lo largo de su vida.A los dieciséis años se puso a trabajar ayudando en las faenas de

    una granja en el pueblo donde vivía con su familia. En una oca-

    sión, cuando se encontraba sentado en la parte de atrás de un trac-

    tor que estaba aparcado y conectado a un gran arado mecánico

    -una máquina con aspecto terrible, destinada a remover la tierra

    antes de la siembra-, un compañero decidió cogerlo para dar una

    vuelta, pero no se dio cuenta de que el movimiento del tractor

    empujaba a Lee hacia delante, directo a las enormes palas del ara-

    do. En una entrevista, Lee explicaba así lo que sucedió después:

    «No me podía agarrar a nada. A mi izquierda y a mi derecha no

    tenía más que las ruedas del tractor moviéndose a toda veloci-

    dad. Me di cuenta de que iba a caer, y recuerdo que miraba a

    uno y otro lado y pensaba que no podría saltar porque las rue-

    das eran demasiado anchas. Estaba convencido de que los dien-

    tes del arado me iban a descuartizar. En el momento en que iba

    a caer, una fuerte sacudida me lanzó hacia atrás. El eslabón de

    acero inoxidable que unía al tractor con el arado se había roto

    repentinamente. El jefe no se podía explicar lo sucedido, lo había

    comprado la semana anterior. Yo me dije a mí mismo: "¡Dios

    mío, Lee, qué suerte has tenido!" Y desde entonces sigue conmi-go.»

    El padre de Lee era jardinero. Lee, que era un buen hijo, solía

    ayudarle en muchas ocasiones. Una vez le pidió ayuda en una tarea

    40

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    especialmente difícil. No le apetecía mucho pero consideró que tenía

    que hacerlo. Lo hizo y... encontró a la mujer de sus sueños. Se ena-moró al instante. Enseguida se dio cuenta de que estaban hechos el

    uno para el otro. Y no se equivocó. Llevan veinticinco años de feliz

    matrimonio.

    Lee también ha tenido mucha fortuna en los negocios y cree que

    la suerte ha jugado un papel muy significativo en su éxito:

    «He estado trabajando en ventas más de veinte años. Ahora soy

     jefe de market ing de una impo rt an te caden a de ti endas de ju gue-

    tes educativos. He ganado muchos premios y he tenido puestos

    de responsabilidad debido a mi actuación profesional. La suerteha juga do un papel muy, muy impo rtan te en mi éxito. Creo que

    siempre he estado en el momento oportuno en el lugar adecua-

    do. No sé lo que me hace llegar a una empresa determinada en

    el momento en que están pidiendo a gritos algo que yo les pue-

    do dar, pero me sucede continuamente.»

    La suerte le proporcionó a él y a su empresa muchos éxitos en

    el terreno financiero. Otros participantes en mi investigación no han

    sido tan afortunados. Por ejemplo, Stephen, un modesto editor de

     prensa, de ci ncuenta y cuat ro añ os de edad, que ha teni do siempremuy mala suerte con los temas de dinero. A veces, en asuntos rela-

    tivamente triviales; otras, con graves consecuencias.

    Stephen ganó una gran suma de dinero en el típico concurso de

    «rascar la cartulina» que venía dentro de un diario nacional. Pero

    debido a un error de imprenta, resultó que en lugar de un ganador

    hubo más de 30.000, con lo que el periódico decidió repartir el pre-

    mio entre todos. Tocaron a unos pocos dólares cada uno. En otra

    ocasión, ganó un montón de acciones de una conocida empresa.

    Poco después, la Bolsa sufrió una baja inesperada y, de la noche a

    la mañana, las acciones perdieron casi todo su valor.

    Más tarde, Stephen alquiló parte de su oficina a un abogado que

    se ofreció ayudarle a llevar todos los temas legales. Los primeros

    meses todo iba bien pero, de repente, empezó a recibir reclamacio-

    nes de facturas impagadas. Finalmente, descubrió que el abogado

    en lugar de pagar las cuentas se quedaba con el dinero. Stephen

    41

  • 8/19/2019 Richard Wiseman - Nadie Nace Con Suerte

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    trabajó para sacar a su empresa a flote, pero el estrés que sufrió secobró su peaje: un grave ataque al corazón le hizo liquidar el nego-

    cio. Desde entonces está sin trabajo.

    Stephen resumía así su situación:

    «Me he quedado sin negocio y sin dinero. Siempre he dado el

    101 por ciento y a veces creo que el que está allá arriba podría

    haberme tratado un poco mejor..., que merezco algo más de lo

    que se me da, pero me temo que las cartas ya están repartidas.»

    Lynne y la suerte

    La suerte de Lynne comenzó cuando leyó en un periódico que

    una mujer había ganado varios premios importantes en una

    serie de concursos. En ese momento pensó que debía tentarla.

    Participó en un concurso de crucigramas y ganó 25 dólares.

    Unas semanas más tarde, probó con otro y ganó tres excelen-

    tes bicicletas. Poco después, fue a una entrevista para optar a

    un trabajo como profesora en una escuela de diseño para

    adultos. Cuando la persona que la estaba entrevistando le

    ofreció amablemente un café, se fijó en que la cafetera teníauna pequeña etiqueta con un cupón para participar en un

    concurso. Sin dudarlo ni un momento preguntó si se lo podía

    quedar. La entrevistadora le preguntó, a su vez, que por qué

    la quería y ella le contestó explicándole que había ganado

    varios premios con este sistema. Lynne consiguió el trabajo y

    no para dar una sola clase, sino dos: una de diseño y otra

    sobre cómo ganar concursos. Sus golpes de suerte continua-

    ron y ganó muchos más premios, entre ellos dos coches y varios

    viajes a Italia y Grecia.

    La historia continúa y, lo que es más interesante, estos pre-mios permitieron a Lynne realizar su más querida ambición:

    convertirse en escritora. En 1992, escribió un libro sobre cómo

    ganar concursos. Para publicitario, la editorial envió una nota

    de prensa al diario local. Al día siguiente, la historia fue reco-

    42

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    gida por la prensa nacional y la invitaron a participar en varios

     pro gra mas de te levi sión . Su fama crec ió, sus ar tí cu lo s cada

    vez tenían más difusión y en 1996 recibió una llamada telefó-

    nica de un importante periódico. Habían visto su trabajo y le

    ofrecían una columna diaria. Su columna, «Gane con Lynne»,

    tuvo mucho éxito y se mantuvo por muchos años.

    Lynne ha conseguido realizar la mayoría de sus deseos,

    lleva más de cuarenta años de feliz matrimonio, rodeada de

    su marido y sus hijos. Como muchos otros de los que han

     part ic ipado en este tr abaj o, at ribuye gr an pa rte de su éxito a

    la buena suerte.

    He entrevistado a cientos de participantes con suerte y sin suer-

    te y luego he revisado sus comentarios para comprobar de una

    manera fehaciente cómo la buena o la mala fortuna ha influido en

    su vida. Tras ello, llegué a la conclusión de que hay cuatro diferen-

    cias importantes entre la gente con suerte y la que carece de ella:

    «Las personas con suerte encuentran constantes oportunidades a

    lo largo de su vida. Bien sea porque conocen a gente que, de

    una forma u otra, les favorecerá con sus actuaciones o porque des-cubren en periódicos y revistas oportunidades interesantes, la

    casualidad siempre les es favorable. En cambio, las personas sin

    suerte rara vez tienen estas experiencias o si las tienen, como en

    el caso de Stephen, son negativas.

    La gente con suerte también toma excelentes decisiones sin saber-

    lo. Simplemente, sabe cuándo un negocio es bueno o cuándo no

    debe confiar en alguien. La gente sin suerte tiende a tomar deci-

    siones con resultados nefastos o negativos.

    La gente con suerte tiene una extraña facilidad para hacer reali-

    dad sus sueños, ambiciones y objetivos. De nuevo, la gente sin

    suerte está en el extremo opuesto: sus sueños y ambiciones se que-

    dan en poco más que una ilusión difícil de conseguir.

    La gente con suerte tiene también la capacidad de convertir su

    mala fortuna en buena. La gente sin suerte carece de esta habili-

    dad y su mala fortuna sólo les produce dificultades y desgracias.»

    43

  • 8/19/2019 Richard Wiseman - Nadie Nace Con Suerte

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    Las diferencias entre los dos grupos eran impresionantes. Pero ¿por

    qué tendría que ser así? ¿Por qué todo tiene que salir bien en un

    caso y mal en el otro?

    Algunos escritores han especulado sobre la posibilidad de que la

    gente utilice su habilidad psíquica para atraer la buena y la mala

    fortuna.1  Es fácil ver el porqué de esta sugerencia. Tomemos los

    casos de Susan y Lynne. Quizás Lynne gana concursos porque, sin

    darse cuenta, es capaz de utilizar sus poderes psíquicos en sentido

     po si tivo . Susan qu izás ti en e la mi sma capa cida d, pe ro en sent ido

    negativo: siempre provoca que los acontecimientos vayan en contra

    suya.

    Era una idea interesante, y había que investigarla a fondo. Perodescubrir si la gente con suerte tiene más poderes psíquicos, o los

    utiliza de manera más positiva que la que carece de ella, es una

    tarea que está lejos de ser fácil. Tuve que utilizar un elevado núme-

    ro de personas con mucha y poca suerte en el experimento de pre-

    decir el resultado de un hecho que depende del azar.

    Poco antes de comenzar mi investigación, dio la casualidad de

    que recibí una llamada de un productor de televisión que estaba mon-

    tando un programa científico para el  prime time  y quería que fuera

    interactivo. No buscaba meros espectadores, sino participantes. Orga-

    nicé una reunión con el que por entonces era mi ayudante, Mat-thew Smith, y con otro psicólogo que se había interesado en el

    estudio de la suerte, el Dr. Peter Harris, y se nos ocurrió una solu-

    ción muy sencilla: ¿Por qué no pedirles a unos y a otros que predi-

     jeran la comb inac ión ga na do ra del próx imo sorteo de la loto? Era

     perf ec to : te ndríamos mi ll on es de es pe ct ad ore s. Así qu e cua lq uie r

    llamada a la colaboración de gente con especial buena o mala suer-

    te tendría como resultado un gran número de participantes. El sor-

    teo es totalmente aleatorio, y todos iban a estar muy motivados

     para hacer un bu en tr ab aj o.

    El número de telespectadores estimado era de unos trece millo-

    nes. El programa finalizaba con un pequeño documental sobre el

     proyec to en el que es tába mos tr ab aj an do. En él aparec ían Susan y

    Lynne, y se daba a conocer un breve perfil de su vida. También se

     pedía a todo s aquellos que creyeran que es taban tocados po r la bu e-

    na o la mala fortuna y pensaran jugar a la loto esa semana que se

    44

  • 8/19/2019 Richard Wiseman - Nadie Nace Con Suerte

    34/222

     pu si er an en cont ac to co n no so tros. Espe rá ba mos llamadas de unos

    cuantos cientos de personas. En pocos minutos, la cifra estimada

    era de un millón.

    Enviamos a los primeros mil que llamaron un sencillo formula-

    rio. Para ju ga r a la loto hay qu e com pra r un bolet o y seleccionar

    seis números entre el 1 y el 49. Cada boleto cuesta 1 libra y se

     pu ede n compra r tantos como se desee. Ped im os a los pa rt ic ip an te s

    que rellenaran un cuestionario, que nos permitiría incluirles en la

    categoría de «Personas con suerte» o «Personas sin suerte» (véase el

    recuadro), y que nos dijeran qué números creían que iban a salir en

    el siguiente sorteo.

    El Cuaderno de la Suerte: ejercicio 3

    Cuestionario de la Suerte

    Mis colegas y yo ideamos el sencillo cuestionario que figu-

    ra a continuación para clasificar de manera fiable a los parti-

    cipantes en tres categorías: con suerte, sin suerte y neutrales

    (es decir, ni con suerte ni sin ella) 2. Dedique unos minutos a

    realizarlo y a anotar su puntuación en el Cuaderno de la Suer-te, comprobando luego cuál es la categoría que le correspon-

    de.

    Para completar el cuestionario, lea los perfiles que vienen

    a continuación y valore hasta qué punto se ajustan a su

     pers on a, asignando a ca da uno un número en la es ca la del

    1 al 7:

     No se aj ust a en ab so lu to Se aju sta mucho

    1 2 3 4 5 6 7

     El perfil de la buena suerte

    Las personas con suerte parece que tienen la capacidad de

    hacer que los acontecimientos actúen una y otra vez en su

    favor. Por ejemplo, si juegan a la lotería o participan en un

    45

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    sorteo, ganan más veces de lo que podríamos considerar nor-

    mal; suelen conocer a gente que les ayuda a conseguir lo que

    quieren y, por último, su buena fortuna juega un papel impor-

    tante a la hora de hacer realidad sus ambiciones y objetivos.

    ¿Hasta qué punto le describe?

     El perfil de la mala suerte

    A las personas sin suerte, les sucede todo lo contrario:

     parece que los acontecimientos se empe ñan en desarrollarse una

    y otra vez en contra suya. Por ejemplo, nunca, o casi nunca,

    ganan concursos o sorteos, se ven envueltos en accidentes sincomerlo ni beberlo, son desgraciados en el amor y no tienen

    mucho éxito en su vida profesional.

    ¿Hasta qué punto le describe?

    Puntuación

    La gente queda clasificada como con suerte, sin suerte o neu-

    tral, con un método muy sencillo. Hay que crear la «Puntua-ción de la Suerte» hallando la diferencia entre ambos perfiles.

    Por ejemplo, si ha obtenido un 5 en el Perfil de la buena suer-

    te y un 1 en el de la mala suerte, su Puntuación de la Suerte

    sería +4. Sin embargo, si hubiera conseguido un 2 en el pri-

    mer perfil y un 7 en el segundo, obtendría un -5. Alternativa-

    mente, si su puntuación en el primer caso hubiera sido de 5 y

    de 4 en el segundo, su Puntuación de la suerte sería de +1.

    Si el resultado final es igual o superior a +3, puede consi-

    derarse una persona con suerte; si es igual o inferior a -3, la

    clasificación le encuadra entre la gente sin suerte. Por último,

    si obtiene otra puntuación distinta de las anteriores, estará entre

    los considerados neutrales (ni con suerte ni sin ella). En resu-

    men, un +4, un -5 y un +1 serian clasificados como con suer-

    te, sin suerte o neutral, respectivamente.

    46

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    Los formularios nos fueron devueltos con mucha rapidez. El sor-

    teo se celebraría dos días más tarde; por tanto, tendríamos que

    actuar también rápidamente. Recibimos unas 700 respuestas de gen-

    te que iba a comprar, en total, unos 2.000 boletos. Cuando procesa-

    mos los datos, justo un día antes del sorteo, nos dimos cuenta de la

    gran cantidad de información que habíamos recopilado.

    Imaginemos que existe una verdadera relación entre la suerte y

    la habilidad psíquica, que la gente con suerte elige más números

     prem ia dos qu e qu ie ne s ca re ce n de ella. Si ése fuera el ca so , los

    números elegidos por la gente con suerte -pero no por la gente sin

    suerte- tendrían más posibilidades de ser ganadores. En consecuen-

    cia, para descubrir los números premiados todo lo que había que haceres saber los números escogidos por la gente con suerte y evitados

     po r la gente sin suerte. No se nos había ocur rido antes, pero si la

    teoría era cierta, los datos recogidos podían hacernos millonarios.

    Primero discutimos los aspectos éticos del asunto. Luego, comen-

    zamos a analizar los datos. Comprobamos que algunos números ha-

     bí an sido eleg idos po r gente con suer te y evi ta do s por ge nt e sin

    suerte. A menudo las diferencias eran pequeñas, pero potencialmen-

    te fundamentales. Examinamos los datos y llegamos a la conclusión

    de que los números ganadores tendrían que ser los siguientes: 1, 7,

    17, 29, 37 y 44. Por primera y única vez en mi vida jugué a la loto.En Inglaterra, el sorteo de la loto se celebra los sábados por la

    noche y se emite en directo por televisión. Como de costumbre, se

    introdujeron en los bombos giratorios las 49 bolas y se extrajeron

    al azar 6 de ellas, más otra para un premio especial. Los números

    ganadores fueron el 2, 13, 19, 21, 45, 32. No había acertado ni uno.

    Pero, ¿le había ido mejor a la gente de nuestro experimento? De

    los 700 participantes, sólo 36 ganaron algo de dinero y éstos se

    encontraban repartidos casi por igual entre ambos bandos. Sólo dos

     personas consiguieron acertar cuat ro números, gan ando 58 libras cada

    una. Una de ellas se había clasificado previamente como «con suer-

    te», la otra se había incluido entre la gente «sin suerte». Por térmi-

    no medio, ambos grupos habían comprado tres boletos, habían acer-

    tado un número en cada boleto y perdido unas 2,50 libras. 3

    El experimento había involucrado a cientos de personas. La loto

    es un juego de azar y sus resultados son imprevisibles. Todos esta-

    47

  • 8/19/2019 Richard Wiseman - Nadie Nace Con Suerte

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     ban muy mo ti va dos pa ra ga na r. Si la ge nt e con suer te tuvi er a más

     pode res ps íqui cos qu e la ge nte sin suerte, habr ía te ni do qu e acer ta rmás números y ganar más dinero. Al final, a la gente con suerte no

    le fue ni mejor ni peor que a sus contrarios. Prácticamente todos los

    que participaron en el experimento, incluido yo, perdieron una peque-

    ña suma de dinero. Los resultados, ciertamente, no sustentan la teo-

    ría de que la suerte se debe a una det ermi nada habi lidad psíquica.

    El Cuaderno de la S

    Cuestionario sobre su nivel de satisfacción en la vida

    Este ejercicio trata de descubrir lo satisfecho que usted se

    encuentra con su vida. En una nueva página de su Cuaderno

    de la Suerte, escriba las siguientes frases en una columna:

    - Mi vida en genera l

    - Mi vida famil iar

    - Mi vida personal

    - Mi situación financiera

    - Mi salud- Mi vida profes ional

    A continuación, escriba al lado de cada frase un número

    entre el 1 y el 7 para indicar lo satisfecho que se encuentra

    con ese particular aspecto de su vida, utilizando la siguiente

    escala:

    Mu y 1 2 3 4 5 6 7 Muy

    insatisfecho satisfecho

     Puntuación

    Los trabajos realizados previamente con este tipo de cues-

    tionario demuestran que el nivel de satisfacción de la gente

    48

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    es relativamente estable a lo largo del tiempo, y que está rela-

    cionado con su nivel de felicidad y su calidad de vida.4

    Sume los resultados y utilice la escala siguiente para cono-

    cer si su nivel de satisfacción es bajo, medio o alto.

    - Bajo: entre 6 y 26 punt os.

    - Medio: entre 27 y 32 puntos.

    - Alto: entre 33 y 42 puntos.

    Durante mi investigación pedí a unas 200 personas inclui-

    das en los tres grupos -con suerte, sin suerte y neutral- que

    contestaran a este cuestionario. Los resultados se muestran enel gráfico siguiente.5  La gente con suerte es la que se muestra

    más satisfecha con todos los aspectos de su vida y la gente

    sin suerte la más insatisfecha.

    Satisfacción en la vida y suerte

    Vida en Vida  v i d a  Situación Sal ud Vidagenera l familiar persona l financiera profesional

    Aparte de la capacidad psíquica, ¿qué otra cosa podría explicar

    la diferencia entre la gente con suerte y sin ella? Me preguntaba:¿si la diferencia sólo estriba en la inteligencia, quizás Joddie y Lee

    son, lisa y llanamente, más inteligentes que Susan y Stephen, y esto

    es lo que les hace tener más éxito en la vida? Decidí averiguarlo.

    Para ello pedí a los participantes en el experimento que rellenaran

    49

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    el Cuestionario de la Suerte y que hicieran una serie de tests que

    miden las dos clases de inteligencia. Estos tests, muy utilizados en

    miles de experimentos realizados en todo el mundo para predecir la

    respuesta de determinadas personas en la escuela, en la universidad

    y en algunos tipos de trabajo, nos mostraron la capacidad de razo-

    namiento, verbal o no, de los participantes. Calculé el número de

    respuestas correctas y, tras analizar su procedencia —de la gente

    con suerte y sin suerte-, pude comprobar que ambos grupos obte-

    nían prácticamente la misma puntuación en los tests de inteligen-

    cia.6  Luego comparé los resultados con los obtenidos por los «neu-

    trales» y, una vez más, no había diferencias sustantivas. Los resultados

    del experimento eran claros: tener suerte o carecer de ella no tienenada que ver con la inteligencia.

    HACIA LOS CUATRO PRINCIPIOS

    Aunque mi investigación había demostrado que la suerte no está

    conectada con la capacidad psíquica o la inteligencia, comencé a

     preguntarme si la ment e podr ía influi r, de alguna ot ra fo rm a, en la

    suerte. ¿Enfocan la vida de la misma manera las personas con suer-

    te que las que carecen de ella? Si no es así, ¿son los distintos pun-tos de vista los responsables de crear los acontecimientos positivos

    y negativos? Creemos que la suerte es una fúerza externa: a veces

    tenemos suerte y a veces no. Pero, ¿y si fuéramos nosotros los que

    fabricamos nuestra propia suerte, o los responsables, en gran parte,

    de la buena o la mala fortuna que encontramos a lo largo de nues-

    tra vida?

    El experimento de la lotería nos proporcionó una buena clave

     pa ra encontrar la re sp uest a. En los fo rm ul ar io s ut il iz ad os pe di mos a

    la gente que valorara su confianza en que le tocara la loto eligien-

    do un número en la escala del 1 al 7. El 1 indicaría que no tenían

    ninguna confianza y el 7 que tenían mucha. Cuando analizamos los

    resultados descubrimos algo sorprendente que se muestra en el

    siguiente gráfico: las expectativas de ganar de la gente con suerte

    eran más del doble que las de la gente sin suerte. 7

    50

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    Confianza de las personas sin suerte,

    neutrales y con suerte en que les toque la lotería

    Cuando se trata de acontecimientos aleatorios, como la lotería,

    tales expectativas cuentan poco. Alguien que tenga mucha confian-

    za en que va a ganar obtendrá los mismos resultados que el que no

    tiene ninguna. Pero la vida no es como la lotería. A menudo, nues-

    tra actitud influye en los acontecimientos. Cuando tratamos de con-

    seguir algo cobra importancia nuestra resistencia al fracaso; tam-

     bién es impo rtan te la fo rma en que nos re lacion amos con los demás

    o cómo los demás se relacionan con nosotros. Era esencial compro-

     ba r esta idea. Así que, en los siguientes años , co ncen tr é mis es fu er -

    zos en comprender las diferentes formas de pensar y de comportar-

    se de la gente con suerte y sin suerte.

    Finalmente, conseguí identificar los mecanismos psicológicos que

    se esconden tras las cuatro grandes diferencias entre una vida con

    suerte y sin suerte: ésos son los cuatro principios de la suerte. Cada

    uno de ellos se subdivide, a su vez, en varios subprincipios: doce en

    total. Conocer estos principios y subprincipios nos permitirá conocer

    también lo que es la suerte.Los siguientes cuatro capítulos desarrollan estos principios y sub-

     pr inci pi os en de ta ll e. Hab la n tambié n de la s in vest ig aci ones qu e

    dirigí para llegar a descubrirlos y para descubrir también su impac-

    to. Además de conocer los muchos ejemplos de la vida real que me

    51

  • 8/19/2019 Richard Wiseman - Nadie Nace Con Suerte

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     proporci on aron todos los que amab leme nt e se pres taron a colaboraren mi trabajo, tendrá oportunidad de evaluar el papel que juegan estos

     principios en su vida y, al final de cada capítulo, en cont rará varios

    ejercicios que le ayudarán a incrementar su suerte.

    Es hora de comenzar. Es hora de descubrir lo secretos que se escon-

    den tras una vida con suerte.

    52

  • 8/19/2019 Richard Wiseman - Nadie Nace Con Suerte

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    2. LOS CUATRO PRINCIPIOSDE LA SUERTE

  • 8/19/2019 Richard Wiseman - Nadie Nace Con Suerte

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    III.PRINCIPIO NÚMERO 1:MAXIMICE SUS OPORTUNIDADES

    PRINCIPIO: LAS PERSONAS CON SUERTEPROPICIAN SU BUENA ESTRELLA

    La vida de la gente con suerte está llena de oportunidades. En el

    capítulo anterior describí la vida profesional de Jodie, la poetisa, a

    la que la casualidad ha ayudado a hacer realidad muchos de sus

    sueños y ambiciones. También les presenté a Lee, el director de mar-

    keting que tiene la extraña habilidad de estar en el sitio adecuado

    en el momento oportuno. Conoció a su futura esposa por casualidad

    y debe mucho de su éxito en los negocios a sus golpes de suerte.

    Luego está Lynne, la ganadora de concursos en serie. Lynne vioalterado el curso de su vida cuando cayó en sus manos un periódi-

    co en el que leyó un artículo sobre una mujer que había ganado

    varios premios en diversos concursos. Lynne, Lee y Jodie son un

    ejemplo típico de la gente que ha participado en mi investigación:

     pa re ce qu e las opor tu nid ad es se cr uza n en su camino sin bu sc ar la s.

    Las personas con suerte están casi siempre convencidas de que lo

    que les sucede se debe a la pura casualidad. Abren el periódico por

    la página adecuada, visitan el sitio de Internet que más les conviene,

    caminan por la calle en el momento justo, o van a una fiesta, y allí

    conocen a la persona que necesitan en ese momento. Pero mi traba-

     jo reveló qu e es tas ca sual idades prov id enci al es so n el re sult ado de la

    actitud psicológica de este tipo de personas. La forma en que pien-

    san y se comportan las hace ser más propensas a crear oportunida-

    des, a verlas, o a forzarlas. He desvelado las técnicas, hasta ahora ocul-

    tas, que la gente con suerte utiliza para maximizar su valor. Descubrí

    55

  • 8/19/2019 Richard Wiseman - Nadie Nace Con Suerte

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    que estar en el sitio adecuado en el momento oportuno tiene mucho

    que ver con gozar del adecuado estado de ánimo.

    Wendy es un ama de casa de cuarenta años que se considera

    una persona con suerte en muchos aspectos de su vida, sobre todo

    en lo que se refiere a ganar concursos. Consigue, por término medio,

    tres premios a la semana. Algunos son pequeños, pero muchos otros

    son importantes: en los últimos cinco años ha ganado bastante dine-

    ro y algunas vacaciones en países exóticos. Desde luego, parece que

    nadie puede poner en duda que Wendy tiene la sorprendente habi-

    lidad de ganar concursos. Y no es ella la única. En el capítulo ante-

    rior, describí cómo Lynne había conseguido importantes premios:

    coches, vacaciones, etc. Lo mismo se puede decir de Joe. Como Wendyy Lynne, se considera una persona afortunada. Lleva cuarenta años

    de feliz matrimonio y tiene una maravillosa familia. Pero, sobre

    todo, tiene suerte en los concursos. Su lista más reciente de éxitos

    incluye la obtención de televisores, la participación en conocidos

    seriales de TV y vacaciones pagadas.

    ¿Qué hay detrás de estos ganadores? Su secreto es muy sencillo:

     pa rt ic ip an en muc ho s co ncur sos. Cada sem ana , Wen dy pr ue ba su

    suerte en unos 130: 60 por correo y 70 por Internet. Lynne y Joe

    no le van a la zaga: hacen un mínimo de 50 cada uno. Sus posibi-

    lidades de ganar se incrementan en la misma medida que incrementansu participación. Los tres son conscientes de que su suerte se debe,

    en realidad, al gran número de veces que lo intentan. Como Wendy

    explicaba, «Tengo suerte, pero la suerte hay que buscarla. Gano

    muchos concursos y premios, aunque también me esfuerzo mucho

    en el empeño». Por su parte, Joe me comentaba:

    «Mis amigos siempre me dicen que tengo mucha suerte porque

    gano muchos concursos. Luego veo que ellos no participan en

    casi ninguno y pienso... "bueno, si no lo intentan no tendrán la

     posibi lidad de ganar". Me co ns id er an un tipo afort unado, pe ro

    creo que uno se fabrica su propia suerte... Como suelo decirles,

    "Tenéis que concursar para ganar".»

    Me preguntaba si esta idea podría aplicarse a todas las oportu-

    nidades que la vida le ofrece una y otra vez a la gente con suerte

    56

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    Si podría explicar también por qué este tipo de personas conoce a

    gente interesante en las reuniones a las que acude, o por qué lee artí-culos en los periódicos que cambian su vida. Decidí levantar el

    telón y descubrir la realidad que s^ esconde detrás de la ilusión. Lo

    que vi es que todo podía resumirse en una sola palabra: personali-

    dad.

    La gente que tiende a pensar y comportarse de la misma forma

    se dice que tiene la misma personalidad. El concepto de personali-

    dad es capital en la psicología moderna. Se ha invertido una gran

    cantidad de tiempo y esfuerzo en encontrar la forma más adecuada

    de clasificar la personalidad y, aunque está lejos de ser tarea fácil,

    los resultados han sido impresionantes.Durante muchos años, los psicólogos se ha dedicado a desarro-

    llar fórmulas para clasificar a los individuos en función de su per-

    sonalidad. Tras muchas investigaciones, la mayoría de ellos han lle-

    gado a la conclusión de que sólo hay cinco rasgos propios de nuestra

     pe rs ona li dad en los qu e to dos varia mos y que se encuentran en

     jóvene s, viejos, ho mbres y mujeres con in de pend en ci a de su raza o

    cultura. Estos cinco rasgos suelen conocerse como sociabilidad, con-

    trol emocional, extraversión, neuroticismo y receptividad. 1

    Por mi parte, he comparado la personalidad de la gente con suer-

    te y sin suerte en base a esos cinco rasgos definitorios de la perso-nalidad. El primero que examiné fue el de sociabilidad, que mide el

    grado de simpatía que despierta una persona por su comportamien-

    to y actitud positiva hacia los demás. Me preguntaba si la causa de

    que la gente con suerte recibiera tantos regalos de la vida sería la

     ju st a cont rapa rt ida a su tendencia a ay ud ar al prój imo. Pero la pun-

    tuación de uno y otro grupo, en este caso, fue prácticamente simi-

    lar.

    El segundo rasgo que examiné fue el control emocional, que

    mide el grado de autodisciplina, voluntad y determinación de una

     pe rsona. Quizás la gent e con suerte tiene me jor fo rt un a, lisa y lla-

    namente, porque trabaja más y con más firmeza que la gente sin suer-te. Pero, de nuevo, fueron pocas las diferencias entre la puntuación

    de uno y otro bando. 2

    Los grupos, sin embargo, obtuvieron puntuaciones muy distintas

    en lo que se refiere a los tres rasgos restantes de la personalidad:

    57

  • 8/19/2019 Richard Wiseman - Nadie Nace Con Suerte

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    extraversión, neuroticismo y receptividad. Estas diferencias explica-

     ban por qué la gent e co n suer te encue ntr a tantas opo rtu ni dad es alo largo de su vida, cosa que no le ocurre a sus contrarios. Cada

    una de ellas constituye un subprincipio.

    SUBP RINC IPIO 1: LA GENTE CON SUER TE CREA Y MANTIEN E

    UNA SÓLIDA «RED DE LA SUERTE»

    A lo largo de mi investigación pude comprobar que la gente con

    suerte obtenía una puntuación mucho más elevada que la gente

    sin suerte en el rasgo conocido como extraversión.3

      Los extraver-tidos son mucho más sociables que los introvertidos. Disfrutan

    visitando a los amigos y asistiendo a fiestas y prefieren los traba-

     jos que impli ca n la re la ci ón con ot ra s perso nas. Los intr over ti do s

    miran mucho más a su interior, son felices estando solos y se sien-

    ten mejor realizando actividades en solitario, como leer un buen

    libro.

    También llegué a la conclusión de que hay tres vías en las que

    las personas extravertidas incrementan de manera significativa sus

    encuentros afortunados: son proclives a conocer a mucha gente,

    tienen un cierto «magnetismo social» y mantienen relaciones dura-

    deras.

    Nivel de extraversión de las personas sin suerte y con suerte

    35 -

    33 -

    31 -

    29 -

    27 -

    25 -

    23 -

    21 -

    19 -

    17 -

    15 -

    Sin suerte Con suerte

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    En primer lugar, de la misma forma que Lynne, Joe y Wendy

    aumentan sus posibilidades de obtener premios porque participanen muchos concursos, los extravertidos también incrementan la posi-

     bi lidad de te ne r en cu en tr os pr ov echo so s po rq ue con oc en a mucha

    gente nueva en el día a día. Es muy sencillo: cuantas más personas

    conocen más oportunidad tienen de tropezar con alguien que pro-

    duzca efectos positivos en su vida.

    Veamos el caso de Robert, un mecánico de vuelo de cuarenta y

    tres años que vive en Inglaterra. Robert tiene mucha suerte y su

    vida está salpicada de encuentros afortunados. Hace unos pocos

    años, voló con su esposa a Francia para celebrar el Año Nuevo.

    Pasadas las fiestas se dispusieron a regresar, pero una gran nevadahizo que se suspendieran todos los vuelos. Después de varios días

    sin que la situación se resolviera, decidieron volver a su país en el

    ferry. Pero todavía había otro problema. El ferry llegaría a un puer-

    to que estaba a considerable distancia de su casa y los transportes

     públ icos tambi én est ab an su spen di do s en In gl at err a a ca us a de la

    nieve. Cuando Robert y su esposa estaban dándole vueltas al asun-

    to, se abrió la puerta y apareció otra pareja inglesa que también iba

    a coger el ferry. Robert empezó a hablar con ellos y cuál no sería

    su sorpresa al descubrir que vivían muy cerca de su casa. La pareja

    se ofreció inmediatamente a llevarles en coche. En unos minutos

    sus problemas se habían resuelto.

    En otra ocasión, se querían cambiar de casa. Habían mirado

    varias sin encontrar ninguna que les gustase. Un día, Robert iba cami-

    nando por la calle principal y vio a un agente inmobiliario que

    conocía salir de su oficina. Podría haber pasado de largo, pero deci-

    dió preguntarle si sabía de alguna casa en venta con las caracterís-

    ticas que a él le convenían. La respuesta en principio fue negativa.

    Sin embargo, unos segundos más tarde el agente recordó algo, se

    volvió hacia él y le dijo que fuera a ver una que acababa de poner-

    se a la venta. Robert, no perdió ni un minuto. Se acercó inmedia-

    tamente y quedó encantado nada más verla. La compró ese mismodía. Era la casa de sus sueños y la pareja vivió feliz en ella duran-

    te más de veinte años.

    Cuando le entrevisté, Robert se describió como sociable y locuaz.

    Me dijo que en la cola del supermercado suele charlar con las per-

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    sonas que están junto a él. Le encanta hablar con desconocidos.

    Disfruta haciendo nuevas amistades y, por supuesto, piensa que amayor número de conocidos mayores oportunidades tiene de entrar

    en contacto con alguien que puede reportar algún beneficio a su

    vida.

    Joseph, un estudiante ya madurito (tiene treinta y cinco años),

    también ha tenido muchas oportunidades para introducir cambios

    en su vida. En sus tiempos de instituto le costaba mucho adaptarse,

    faltaba a clase y tenía constantes problemas con los profesores y tuto-

    res, incluso con la policía. A los veinte años había visitado ya la

    cárcel varias veces por faltas leves y había ido dando tumbos de un

    trabajo a otro. En ese momento, un encuentro fortuito cambió su vida.Iba en un tren a Virginia cuando el convoy se paró entre dos esta-

    ciones. Joseph estaba aburrido y se puso a charlar con una mujer

    que iba sentada a su lado. Era psicóloga y pronto entablaron una inte-

    resante conversación sobre las tendencias autodestructivas de Joseph.

    La mujer quedó impresionada de su perspicacia y de su capacidad

    de comunicación y le dijo que podría llegar a ser un excelente psi-

    cólogo. Cuando el tren llegó a su destino, cada uno siguió su cami-

    no, pero la idea había quedado prendida en la mente de Joseph. Se

    enteró de los estudios que tendría que hacer y decidió cambiar por

    completo su vida ingresando en la Southern University para licen-

    ciarse en Psicología. En su entrevista me dijo: «He aprendido que pue-des sacar mucho partido de una conversación. En lo que a mí res-

     pecta, me ha ay ud ad o en orme me nt e a me jo ra r mi suerte.»

    Muchas otras personas con suerte también han informado de cómo

    han experimentado sus efectos simplemente por contactar con gen-

    te que han conocido en el día a día. Veamos el caso de Samantha.

    Hace unos pocos años trabajaba como secretaria en un despacho de

    abogados neoyorquino, esperando secretamente alcanzar horizontes

    más altos en el mundo del cine. Su único problema era que no tenía

    contactos ni relaciones importantes que la ayudaran. Una tarde llu-

    viosa salía de una visita al médico y decidió coger un taxi junto alCentral Park dado lo mucho que llovía. Justo cuando se detuvo, un

    hombre mayor se le acercó y le preguntó si podía compartir el taxi

    con ella. Samantha, extravertida por naturaleza, le contestó afirma-

    tivamente y, una vez en el coche, entablaron una animada conver-

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    sación. Así descubrió que su compañero de viaje era un importante

    ejecutivo de una compañía cinematográfica. Le habló de su secretodeseo de formar parte del mundo del cine y le dijo que aceptaría un

    trabajo, por nimio que fuera, con tal de entrar. Él le ofreció organi-

    zarle una entrevista con el jefe de personal de su empresa, y así fue

    como Samantha empezó a trabajar como secretaria de uno de los a