Robert Spaemann

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  • 8/3/2019 Robert Spaemann

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    Robert Spaemann (Munich)LA UNIDAD DE MITHOS, CULTO Y ETHOS COMO FUNDAMENTO DE LACULTURA

    La naturaleza del hombre, su humanidad, no se hace de por s, naturalmente, loshombres no pueden, como decimos en alemn, vivir su vida como si tal cosa. Para ser

    hombres, tienen que dar forma a su vida. Esto slo se logra cuando la vida tiene uncontenido que va ms all de la pura conservacin y reproduccin de la especie . Uncontenido que trasciende al hombre. El hombre es el ser de la auto trascendencia.Necesita algo por lo que merezca la pena vivir. El cor curvatum in se ipsum, del que hablaSan Agustn, el corazn que slo mira hacia s mismo, ya no es humano en sentido propio.Lo que llamamos cultura es la marca de la vida de una comunidad por aquellos contenidosque estructuran la vida y le dan un sentido.Todos estos contenidos son relativos en ltima instancia. Al nico objeto adecuado de laautotrascendencia humana lo llamamos Dios. Friedrich Nietzsche consideraba la ideacristiana del amor de Dios como la ms elevada idea que haba producido hasta la fecha laHumanidad, porque ensea a los hombres a dirigirse a algo que es ms grande que el

    hombre y porque de este modo el hombre aprende a crecer ms all de s mismo. Slo asel hombre se hace humano en el verdadero sentido del trmino. En este sentido escribaAndrei Siniawski, en medio de la ms profunda postracin, en el gulag siberiano: Yahemos pensado demasiado en los hombres. Es hora de pensar en Dios.Nietzsche consideraba muerto a Dios y, para llenar ese hueco, invent el superhombre,como equivalente funcional de la idea de Dios. La utopa del superhombre fue, como todaslas utopas de la edad moderna, un sustitutivo de la religin. Como decan Feuerbach yMarx, las utopas deban llevar al mundo futuro lo que hasta entonces los hombres habanproyectado en el cielo. El sentido de la accin humana deba en ltima instancia obtenersedel futuro terrenal de la humanidad. El hombre tal y como lo vemos; no es digno deveneracin para Marx, sino slo el hombre del futuro. Pero por qu va a ser mejor estehombre slo porque le vaya mejor? El futuro se convirti en el opio del pueblo. Lasutopas proyectaban sin duda tan slo un dbil brillo de lo que para el creyente esactualidad viva hacia un indeterminado futuro en la tierra. Dios es actualidad viva. Y en lostiempos cristianos, el mundo futuro de Dios lanzaba su brillo de mil maneras sobre la vidacotidiana de los hombres, no slo en Navidad y en Semana Santa, ni slo los domingos,aunque s especialmente en esos das. Este brillo penetraba la a menudo penosa vida real delos hombres y los arrancaba de la banalidad. Converta tambin la pobreza en noblepobreza, como deca Juan XXIII refirindose a su infancia. La presencia del mundodivino en lo humano significa tambin que el trabajo, que todo lo que se hace bien y eshermoso, no slo se ve justificado por su posterior utilidad, sino que tiene su sentido aqu y

    ahora, porque, como se dice en la Biblia, est hecho en Dios. Esto hace tanto de lasfiestas como del trabajo elementos de la cultura humana, teniendo las fiestas prioridad.Ellas actualizan una y otra vez el sentido presente del absoluto.

    La utopa moderna sustituy la esperanza de la vida divina inmortal por aquella que se

    extiende a travs de la perspectiva de las mejores condiciones de vida terrena de loshombres que vivirn despus. Para eso se necesitaba la transformacin de la sociedad enuna organizacin racional de objetivos que deba llevar a cabo tales mejoras. Entonces, lavida actual, incluso bien y correctamente vivida, deja de tener un sentido de eternidad en smisma. En realidad, la cultura ya no existe, debe ser el futuro resultado del trabajopresente. Tampoco hay realmente nada que celebrar. El lugar de la fiesta lo ocupa eltiempo libre. En todo caso, la utopa no permite ver cmo la mejora de la vida de

    las futuras generaciones podra arrancar esa vida de las garras de la banalidad.Entretanto, la utopa ha muerto. Ms muerta de lo que Dios estuvo nunca. Se hademostrado que la organizacin de la sociedad al servicio de la utopa ms bien impedaque fomentaba las mejoras materiales. Pero qu queda cuando el sustituto de la religinha resultado ser una ilusin? Naturalmente, lo ms fcil es el retorno del sustitutivo al

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    original. Pero el retorno a Dios no sucede nunca de forma automtica . Es siempre laconsecuencia del despuntar de cada persona. Para este despuntar siempre hay unaalternativa. Cul es la alternativa hoy?El lugar de la utopa como sustituto de la religinlo ocupa hoy una antiutopa radical, que rechaza totalmente la idea de la trascendenciadel hombre. Un prestigioso filsofo americano de la actualidad, Richard Rorty, ha

    desarrollado no hace mucho esa antiutopa. Se trata de la imagen de los deseos de unasociedad liberal en la que las exigencias cognitivas, ticas y religiosas de absoluto handesaparecido y en la que nada se considera real salvo el placer y el dolor. Todo lo queimporta a los hombres, todo lo que es serio para ellos, es ilusin. Ya no debemos tomarnosnada en serio. El resultado mximo de la educacin es la irona. Por lo dems queremossentirnos bien, eso es todo.El lugar del nihilismo heroico lo ocupa lo que yo llamaranihilismo banal.

    Clarividentemente, Nietzsche caracteriz este nihilismo banal con cien aos de antelacin.Hablaba en relacin con esto del ltimo hombre. "Qu es amor? Qu es creacin?Qu es nostalgia? Qu es estrella?", pregunta el ltimo hombre, y parpadea. Entonces, latierra se hace diminuta, y sobre ella bailotea el ultimo hombre, que todo lo empequeece...

    "Hemos inventado la felicidad", dicen los ltimos hombres, y parpadean. Han dejado lastierras en las que vivir era duro; porque se necesita calor. Se ama al vecino y se roza unocon l; porque se necesita calor... Un poco de veneno aqu y all: eso produce sueosagradables. Y mucho veneno al final, para una cmoda muerte. Se trabaja an, porque eltrabajo es un entretenimiento. Pero se cuida de que el entretenimiento no asalte. Ya no sees pobre ni rico; ambas cosas son demasiado gravosas. Nada de pastor ni rebao. Todo elmundo quiere lo mismo, todo el mundo es igual. El que piensa otra cosa vavoluntariamente al manicomio... Hay placeres para el da y placeres para la noche: pero sevenera la salud. "Hemos inventado la felicidad", dicen los ltimos hombres, y parpadean.El ltimo hombre de Nietzsche es la encarnacin del nihilismo banal. Hoy, se llama a smismo liberalismo y tiene listo el vocablo intimidatorio fundamentalismo para todo loque no se le suma. Un fundamentalista es en este sentido todo aquel que se toma en serioalgo que no est a su disposicin. Para el liberalismo banal, libertad significamultiplicacin de las posibilidades de elegir. Pero no permite que se abra paso ningunaopcin por la que merezca la pena renunciar a todas las dems. De una opcin as habla elEvangelio, del tesoro en el campo y la valiosa perla por el que el que la encuentra lo vendetodo.Fue este tesoro el que dio a la cultura europea su centro vital. Aquellos que por ese tesororealmente lo vendieron todo fueron los santos. La Europa cristiana no estuvo formadapredominantemente por santos. Al contrario. Pero existi en tanto no puso en duda que lossantos haban elegido la mejor parte. Fueron ellos los que representaron la escala de

    valores vlida en ltima instancia. Cuando Europa pierde este tesoro, solamente le queda elnihilismo banal, es decir, el fin de toda cultura digna de tal nombre.Por eso, si en el plan de Dios estuviera volver a convertir a la Iglesia en Europa en unafuerza culturalmente significativa, slo ser si se hace visible como la patria de aquellosque estn hartos de banalidad, es decir, como lo verdaderamente distinto, como verdaderaalternativa a la civilizacin de la banalidad, y eso significa: como Iglesia de los santos. Larenovacin cristiana de Europa no partir de simposios y congresos, ni de oficinas deplanificacin, academias catlicas y facultades de Teologa, ni tampoco de institucioneseclesisticas de tipo sociopedaggico, que hace ya mucho tiempo que no tienen cristianoslo suficientemente creyentes como para trabajar desde un espritu autnticamente cristiano.En el futuro, una iglesia, adaptada al espritu de los tiempos interesar cada vez menos. Los

    grandes estallidos cristianos siempre fueron precedidos por pocas de retraimiento, detoma de distancia y de introversin. Sin la retirada de San Benito a la soledad de Subiacco,este santo no se hubiera convertido en patrn de Europa. Y la renouveau catholique, ladedicacin de grandes grupos de intelectuales y artistas a la iglesia a principios del sigloXX no fue un fruto del catolicismo lustrado del siglo XVIII, sino que le precedi la

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    llamada a la lucha del Syllabus de Po IX contra el liberalismo religioso del siglo XIX,que envi a la Iglesia durante un tiempo a una especie le gueto. Como posicin de partidapara la misin cristiana, el destiero temporal al llamado gueto es a todas luces msfavorable que la adaptacin al espritu de los tiempos, que hace que poco a poco la sal sevuelva sosa.

    Si la presencia de lo divino en la sociedad es el ncleo de toda autntica cultura, la fuerzacultural de la Iglesia para Europa consiste ante todo y sobre todo en representar esapresencia. Por tanto, si la Iglesia ha de tener una importancia decisiva para la cultura deEuropa depender de si es enteramente ella misma, de si conserva o recupera su identidaden doctrina, culto y ethos. Esta presencia tiene una doble figura, una cognitiva y una prc-tica, mithos y ethos. El centro del que ambos proceden, el sacrum commercium, el sagradointercambio del mundo divino y el humano es el culto, el sacrificio del culto. Por mithosentiendo una interpretacin de la realidad que se distingue por principio de lainterpretacin cientfica. La ciencia siempre antepone el mundo como un todo, y estableceregularidades y leyes dentro del mundo. All donde las ciencias naturales narran, en vez deesto, historias singulares como la historia de la evolucin del universo material, se

    trata de reconstrucciones hipotticas basadas en unos datos de partida dados y unas leyesnaturales conocidas. En cambio, el mthos es una historia transmitida, previa a toda teora.Se refiere al mundo como un todo, como un suceso nico, a su origen, su destino, a lacausa de su insatisfactoria organizacin y al camino para superarla. La autntica culturasiempre antepone una narracin as, que interpreta el mundo como un todo. El mito delcristianismo comienza con la creacin del mundo. En el centro est la aparicin de Dios enel mundo en la figura de Jess de Nazaret, su nacimiento de una virgen, su muerte bajoPoncio Pilatos y su resurreccin fsica. Al mismo tiempo, al contrario que el mithos de loshroes, el cristianismo entiende su mithos como realidad histrica. Es decir, como algo quese articula en tales frases, es decir, en dogmas. Por la verdad se libraron en Europa guerrasasesinas entre hermanos, hasta que se impuso el principio de la resignacin, que ThomasHobbes formulaba as: non ventas sed auctoritas facit legem.La Iglesia ha aprendido entre tanto a comprender la verdad a ella confiada como unaverdad tal que por su esencia slo puede ser aprehendida a travs del libre consentimiento,y cuya predicacin no puede, por tanto, poner en peligro la paz pblica. Pero eso nocambia nada en la exigencia de absoluto de ese mensaje. El liberalismo religioso slopuede seguir viendo a la Iglesia como adversario, tal como John Henry Newman lo vea al. Slo bajo estos presupuestos puede el cristianismo seguir siendo el fermento de lacultura europea o volver a serlo. Porque el relativismo y el escepticismo son no slo lamuerte espiritual del alma, sino tambin la muerte de toda cultura vital. Pero sobre todo dela europea, porque Europa no puede relativizar su mithos como particularidad regional sin

    renunciar a l por completo o Cristo naci realmente de una virgen y resucit de entre losmuertos o no lo hizo. Tertium non datur. Como est referida a la verdad, la culturacristiana de Europa es esencialmente universalista, y por tanto, misionera en lo querespecta al ncleo de su fe. La cultura europea morira del cor corvatum in se ipsum de uneurocentrismo que se relativiza a s mismo. - La actualizacin del mithos no ocurre a travsde medios annimos, sino: 1, mediante la narracin boca a boca de personas reales; 2, perosobre todo a travs del culto.Lex orandi lex credendi. El sacrum commercium de larealidad divina y humana tiene lugar en la celebracin ritual. Por el misterio de esta aguay este vino, djanos tomar parte en la divinidad de Aquel que se rebaj para adoptarnuestra humana naturaleza, reza diariamente la Iglesia catlica en su antigua liturgiaromana de la misa. (Es incomprensible que precisamente este texto fuera eliminado por la

    reforma litrgica.)El culto cristiano es la actualizacin de un sacrificio. El sacrificio es la negacin real yviolenta de la autoafirmacin de lo finito frente a Dios. No se haga mi voluntad, sino latuya, dice Cristo al comienzo de su pasin. La vctima del Glgota es por tanto el fin detodos los altares de sacrificio de la Historia, porque es el cumplimiento de la intencin de

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    todos esos altares. En el centro del sacrificio cltico de la Iglesia est la transubstanciacin,el paradigma de todo el arte de Europa que era ms que mero entretenimiento. Durante msde un milenio, la celebracin de este culto fue el ncleo de la cultura artstica y delcontinente, una fuente incesante de inspiracin para las artes plsticas, la poesa y lamsica hasta mediados de nuestro siglo. Hay que permitirse meditar por qu desde los aos

    sesenta ha dejado de serlo repentina y completamente.Entre las autorrenovaciones de la Iglesia relevantes para la cultura, est en primer trminoel restablecimiento de una celebracin de la misa en la que el carcter mistrico, el carctersacrificial y el carcter de oracin destacan de forma inconfundible. Esto incluye que hayaque apartar de esta celebracin muchas discrecionalidades. Una gran obra de arte no toleradiscrecionalidad alguna. Corresponde adems que se elimine la posibilidad de confundir lacelebracin de la misa con un acto de pedagoga popular. Esto puede hacerse, sobre todo,restableciendo una orientacin comn de la oracin del sacerdote y el pueblo. Elestablecimiento general de los llamados altares populares borra la diferencia entre altar ycancela. Y si se aade el micrfono en el altar, se produce casi inevitablemente la impre-sin sensorial de que el sacerdote fuera un animador, que nos quiere llevar a rezar, a travs

    de algo distinto a que l mismo rece.Por lo dems, para la Europa central y occidental la lengua latina, que el Concilio VaticanoII exiga como verdadera lengua litrgica, es una contribucin esencial a la unidad de laIglesia europea y nuestra cultura. En mi ciudad, los domingos, slo all donde se celebrauna misa en latn se renen como catlicos alemanes, franceses, polacos, rumanos eitalianos, mientras en todos los dems lugares las nacionalidades se separan para lacelebracin de la liturgia. Menciono solamente algunos detalles para llamar la atencinsobre el hecho de que las cosas no pueden seguir como estn si la celebracin del misteriode nes- tra salvacin ha de volver a ser el centro de la vida cultural de Europa.El culto ritual es en el cristianismo smbolo de la vida tica del cristiano como cultointerior, y la transubstanciacin, el punto de partida ms ntimo de la trascendencia yhumanizacin de la naturaleza. Pero sobre esto se apoya toda cultura. El sacrumcommercium del mundo divino y el humano tiene su analoga en el sacrum commercium deespritu y naturaleza en el hombre mismo. La moderna civilizacin cientfica enfrenta, siguiendo a Descartes, res cogitans y res extensa. Por una parte, hay un sujeto abstracto,llamado la ciencia, y por otra, todo el mundo natural, que es rebajado a mero objeto deesa ciencia. Pero donde el espritu no tiene una dimensin natural y la naturaleza no tieneuna dimensin espiritual ya no se puede hablar de cultura. Cultura significaoriginariamente cultivo, es decir, ennoblecimiento de la naturaleza. La civilizacincientfica tiene una tendencia tanto al espiritualismo como al materialismo, hostiles ambosa la cultura.

    La lucha de la Iglesia Catlica por una concepcin espiritual de la naturaleza humana y unaconcepcin natural de la personalidad humana combate esta descomposicin, y es la msimportante contribucin prctica del cristianismo a la conservacin de una cultura humana.Esta resistencia se expresa tanto en la lucha contra el aborto como contra la eutanasia, lacontraconcepcin y la fertilizacin in vitro. La unidad de naturaleza y personalidad en unhombre viviente tiene su comienzo en la unidad de la unin sexual y la concepcin. Laresistencia contra la separacin artificial de ambos, la resistencia contra la fabricacin depersonas en una retorta se fundamenta en el genitum non factum, que ha de regir para cadapersona. Por desgracia, en esta resistencia la Iglesia tiene que renunciar en gran medida ala ayuda de aquellos que estn llamados a dar sentido y a interpretar esta resistencia. Lasacademias catlicas de mi pas, pagadas por los creyentes, pero mantenidas por los

    obispos, ponen su aparato al servicio de la propaganda contra la doctrina de la Iglesia aeste respecto. Si los obispos callan ante esto, es algo que habr de ser naturalmenteinterpretado por los creyentes segn la regla: qui tacet consentir videtur. Lo que hoyparece a mucha gente un estpido aferrarse de la Iglesia a modelos tradicionales decomportamiento ha de ser visto bajo una nueva luz: como resistencia contra lo que C. S.

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    Lewis ha llamado la abolicin" del hombre o abolition of man. La civilizacincientfica, con su tendencia al espiritualismo y materialismo, a la descomposicin de lanaturaleza humana, es la tendencia a esta abolicin. Si Europa no vuelve a encontrar laperla ms preciosa que era su centro, se convertir en el lugar del que partir la abolicindel hombre de este planeta.