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Universidad Católica Argentina “Santa María de los Buenos AiresFacultad de Ciencias Sociales y Económicas CARRERA: CONTADOR PÚBLICO MATERIA: TEOLOGÍA I PLAN DE APOYO A LAS CONTRIBUCIONES DIDACTICAS TEOLOGÍA I ELEMENTOS DOCTRINARIOS : EL CULTO A MARÍA ELEMENTOS DIDÁCTICOS : ITINERARIO GENERAL DE ESTUDIO PARA EL PROGRAMA Para presentar ante: Lic. Ludovico Videla Cont. Julio Marchione Presenta: Lic. Silvia María Rodríguez Quiroga Buenos Aires, noviembre de 2003

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  • Universidad Catlica Argentina

    Santa Mara de los Buenos Aires Facultad de Ciencias Sociales y Econmicas

    CARRERA: CONTADOR PBLICO MATERIA: TEOLOGA I

    PLAN DE APOYO A LAS CONTRIBUCIONES DIDACTICAS

    TEOLOGA I

    ELEMENTOS DOCTRINARIOS: EL CULTO A MARA

    ELEMENTOS DIDCTICOS:

    ITINERARIO GENERAL DE ESTUDIO PARA EL PROGRAMA

    Para presentar ante:

    Lic. Ludovico Videla Cont. Julio Marchione

    Presenta:

    Lic. Silvia Mara Rodrguez Quiroga

    Buenos Aires, noviembre de 2003

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    NDICE UNIDAD 8: LA MADRE DE CRISTO Y DE LA IGLESIA

    SEGUNDA PARTE: MARA EN EL CULTO Introduccin Programa de la Unidad 8: La Madre de Cristo y de la Iglesia Elementos doctrinarios: Segunda parte: El culto a Mara 1. El culto litrgico y devocional a

    Mara. 2. Mara, modelo e intercesora. El

    cono escatolgico de la Iglesia peregrina.

    3. La maternidad espiritual de Mara. Elementos didcticos: Itinerario general de estudio para el Programa de Teologa I.

    Cuestionarios para guiar el estudio Segunda parte: El culto a Mara.

    Bibliografa.

    Metodologa y criterios de evaluacin de los trabajos prcticos.

    Pautas didcticas para orientar el estudio y la presentacin de trabajos: Los trabajos escritos.

    La redaccin de informes o paper.

    Los apuntes personales.

    Instrumentos para la evaluacin de los trabajos prcticos de Teologa I. Modelos de obleas para evaluar los

    trabajos escritos de Teologa I.

    Modelo de evaluacin conjunta de

    Teologa I.

    Encuesta del estado de avance del curso

    de Teologa I.

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    Universidad Catlica Argentina

    Santa Mara de los Buenos Aires

    Facultad de Ciencias Sociales y Econmicas CARRERA: Contador Pblico

    CURSO LECTIVO: 2004

    CTEDRA: Teologa I PROFESORA: Lic. Silvia Rodrguez Quiroga

    NOTAS DE APOYO PARA EL ESTUDIO DE LA UNIDAD 8 : LA MADRE DE CRISTO Y DE LA IGLESIA SEGUNDA PARTE: EL CULTO A MARA

    INTRODUCCIN

    Este escrito es una serie de apuntes doctrinarios o notas de apoyo,

    seguidos de:

    cuestionarios para guiar el estudio,

    indicaciones bibliogrficas

    y pautas didcticas.

    Con estos recursos se espera que los alumnos puedan:

    Completar el contenido de las clases tericas Iluminar la elaboracin conceptual y valorativa Orientar del estudio personal y grupal

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    PROGRAMA DE LA UNIDAD N 8: 1

    UNIDAD 8 LA MADRE DE CRISTO Y DE LA IGLESIA

    PRIMERA PARTE:

    MARA

    1. El fundamento bblico y tradicional de la fe en Mara.

    2. Las etapas de la vida y de la misin de la Madre de Cristo y de la Iglesia.

    3. Las principales verdades mariolgicas. Los dogmas marianos.

    4. Cualidades marianas de singularidad, eminencia, analoga con su Hijo, conveniencia para

    el plan de redencin, dependencia y participacin de las condiciones y misin de Jess.

    SEGUNDA PARTE: EL CULTO A MARA

    5. El culto litrgico y devocional a Mara.

    6. Mara. modelo e intercesora. El cono escatolgicode la Iglesia peregrina.

    7. La maternidad espiritual de Mara.

    ELEMENTOS DIDCTICOS

    1. Cuestionarios para guiar el estudio 2. Bibliografa

    3. Metodologa y criterios de evaluacin de los trabajos prcticos

    4. Pautas didcticas para orientar el estudio y la presentacin de trabajos 1 En el presente recurso se presenta la SEGUNDA PARTE: MARA EN EL CULTO.

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    TEOLOGA I

    ELEMENTOS DOCTRINARIOS: EL CULTO A MARA

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    SEGUNDA PARTE: EL CULTO A MARIA

    1. EL CULTO LITRGICO Y DEVOCIONAL A MARA. Me llamarn bienaventurada todas las generaciones . Magnificat

    Valor teolgico y pastoral del culto mariano

    La piedad por Mara es un elemento intrnseco del culto de la Iglesia. El centro del

    culto es Jesucristo y su seguimiento. El desarrollo de la devocin a la Virgen se da inserta en el

    cauce del nico culto cristiano, y pertenece a la genuina piedad de la Iglesia. Porque

    corresponde un culto singular debido al puesto singular de Mara en el plan de Dios. A un

    desarrollo autntico del culto cristiano en todas sus facetas, se sigue un correcto incremento de

    la veneracin por la Madre del Seor.

    Por el culto a Mara, subordinado al culto a Jesucristo, encontramos una gran fuerza

    renovadora de nuestra vida. A esto se debe la gran eficacia pastoral del culto mariano en los

    pueblos y las comunidades que forman la Iglesia.

    Es Mara, auxilio y consuelo, en quien nos refugiamos como en nuestra-Madre. Liberadora, ella nos ayuda a dejar la esclavitud del pecado.

    Sus virtudes son nuestro modelo, como hijos que seguimos vitalmente a la Madre y la maestra del seguimiento de Jess.

    Honrando a la llena de Gracia, honramos el estado de gracia con que Dios nos hace sus hijos. Crecer en la gracia es el fin ltimo de toda accin pastoral, para conformar el hombre a Jesucristo. As por la devocin mariana cada persona puede conquistar una gran plenitud, respondiendo a su vocacin filial.

    A los hombres contemporneos nos ayuda contemplar en Mara las vicisitudes de toda vida y el triunfo escatolgico que nos aguarda. Ella revela el misterio de la historia personal y de la humanidad en su proceso y su final.

    Tambin el valor pastoral de la devocin mariana consiste en responder al Haced lo que El os diga: la Virgen conduce a los hombres a ese justo y necesario oir y seguir a Jesucristo.

    Desde feso: culto creciente por la Theotokos 2

    2 Cf. Nicolas, M. J. Theodokos . El mistrerio de Mara. Barcelona, 1967. Pg. 66.

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    El incremento del culto y la piedad por Mara fue en aumento en la Iglesia de los

    primeros tiempos. Un sentimiento de veneracin y de amor se revela entre los ms antiguos

    autores y en las actitudes de la religiosidad del pueblo fiel. Al principio, su culto estuvo unido al

    de Jesucristo y despus del siglo IV cobra vigor por s mismo, si bien vinculado a su funcin

    junto al Redentor. Se le dedican numerosos himnos, alabanzas, etc. Se la propone como

    modelo y como ayuda. Por causa del reconocimiento solemne de su Maternidad Divina

    propugnado por San Cirilo de Alejandra, desde el Cocilio de feso (431), empieza un gran

    auge mariano, an cuando, al parecer, slo se habla de Mara para definir a Cristo como

    hombre y Dios.

    El ttulo de Theotokos era un testimonio implcito de la divinidad de Cristo, pero lo era

    tambin de una devocin y de un culto a su Madre. Dicho culto se divulg ampliamente a partir

    del mencionado Concilio, como lo demuestran la historia de las fiestas litrgicas de Mara y la

    abundante literatura de las alabanzas marianas. Tambin, la proliferacin de templos bajo su

    nombre.

    Los racionalistas, y tambin los protestantes, dicen con frecuencia que el instinto

    pagano de fabricarse diosas acab en aquel momento por manifestarse, y que la Theotokos

    reemplaz a la Diana de feso.

    Dos hechos evidentes refutan esta interpretacin. Primero, en el preciso momento en

    que Mara deviene objeto explcito de culto, su calidad de pura criatura resalta en gran manera

    por oposicin a Cristo, su Hijo, definido como Dios hecho hombre. Y despus, el culto de los

    fieles a Mara, se reduce siempre a impetrar su ayuda y su intercesin, ya que todo poder

    directo de intervencin y de salvacin est reservado exclusivamente a su Hijo. No puede

    encerrarse ningn equvoco en la fe de los fieles que invocan a Mara.

    Sin embargo, es aquel momento cuando empieza la gran evolucin de la doctrina mariana.

    No se trataba tanto de una verdad nueva como de una atencin nueva a todo lo que la

    Escritura permita descubrir en Mara. Hasta entonces, la atencin explcita y directa del

    telogo, no se fijaba en ella. Se la divisaba a la luz de Cristo. Desde la definicin y el culto a

    Mara como Theotokos, este nombre deviene objeto directo de contemplacin, de lirismo y de

    estudio. No obstante, durante mucho tiempo e incluso en la edad media, la literatura mariana

    permaneci como al margen de la ciencia teolgica: sta hablaba sobre todo de Cristo, y Mara

    casi no apareca ms que como Theotokos.

    Potica, parentica y espiritual, aquella literatura estuvo tradicionalmente afectada, a causa

    de la naturaleza de dichos gneros literarios, de una notable carencia de rigor. Pero expresaba

    el instinto y las exigencias de la piedad.

    El testimonio de la experiencia vivida, dela prctica del impulso piadoso de los fieles en la

    expansin del culto mariano, ser adelante casi dominante para inspirar el progreso de la

    doctrina misma. Nada poda haber sido ms peligroso sin la asistencia del Espritu Santo y la

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    funcin siempre activa de las enseanzas de la Iglesia. Mas sta, si bien ha procurado siempre

    purificar el culto mariano, nunca ha pensado en disminuirlo.

    Naturaleza y fundamento de este culto 3

    Nada mejor que tomar en cuenta los dos textos del concilio Vaticano II sobre la naturaleza del culto a Mara y sobre el espritu de la Iglesia al predicar sobre ella y fomentar la piedad. En

    stos se observa lo propio del la vinculacin con Mara, a diferencia de la que sostenemos con

    Dios, Jesucristo y los santos. El culto debido a Dios es de adoracin o latia y el de los santos es

    de veneracin o dula. En el caso de Mara, se trata de una veneracin superior a la que tenemos

    por los santos, dada la plenitud de la gracia en ella y su funcin singular como Madre de Cristo y

    de la Iglesia. Por lo mismo, le rendimos un culto de veneracin superior denominado de

    hiperdula.

    La veneracin por Mara no ha de separarnos de la adoracin, obediencia y confianza

    debidas a Dios y Jess, ni desvincularnos de las formas de oracin y los sacramentos que la

    Iglesia presenta como camino ordinario de santificacin. Si la piedad mariana se asla, empobrece

    nuestro camino de fe. Por lo tanto, el concilio, al querer renovar la vida de la Iglesia, se refiere al

    culto a Mara con respeto y aprecio, clarificando los principios que lo hacen fecundo y conducente

    segn el plan de salvacin y sus medios todos. 4

    Transcribimos los dos prrafos que el Vaticano II ofrece sobre el culto mariano: Naturaleza y fundaento de este culto

    Mara, ensalzada por gracia de Dios, despus de su Hijo, por encima de todos los ngeles y de todos los hombre, por ser Madre santsima de Dios, que tom parte en los misterios de Cristo, es justamente honrada por la Iglesia con un culto especial. Y, ciertamente, desde los tiempos ms antiguos, la Santsima Virgen es venerada con el ttulo de Madre de Dios, a cuyo amparo los fieles suplicantes se acogen en todos sus peligros y necesidades. Por este motivo, principalmente a partir del Concilio de feso, ha crecido maravillosamente el culto del Pueblo de Dios hacia Mara en veneracin y en amor, en la invocacin e imitacin, de acuerdo con sus profticas palabras: Todas las generaciones me llamarn bienaventurada, porque ha hecho en m maravillas el Poderoso (Lc 1,48-49).

    Este culto, tal como existi siempre en la Iglesia, a pesar de ser enteramente singular, se distingue esencialmente del culto de adoracin tributado al Verbo encarnado, lo mismo que al Padre y al Espritu Santo, y lo favorece eficazmente, ya que las diversas formas de piedad hacia la Madre de Dios que la Iglesia ha venido aprobando dentro de los lmites de la doctrina sana y ortodoxa, de acuerdo con las condiciones de tiempos y lugares y teniendo en cuenta el temperamento y manera de ser de los fieles, hacen que, al ser honrada la Madre, el Hijo, por razn del cual son todas las cosas (Cfr. Col 1,15-16) y en el que plugo al Padre eterno que habitase toda

    3 Concilio Vaticano II. Constitucin Dogmtica Lumen gentium n 66-67. 4 Unos aos ms adelante, en 1974, el Papa Pablo VI retomar y ampliar a exposicin sobre los criterios para un sano y fructfero culto a Mara, en su Exhortacin Apostlica Marialis cultus.

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    la plenitud (Col 1,19), sea mejor conocido, amado, glorificado, y que, a la vez, sean mejor cumplidos sus mandamientos.

    Espritu de la predicacin y del culto El santo Concilio ensea de propsito esta doctrina catlica. Y amonesta a la

    vez a todos los hijos de la Iglesia que fomenten con generosidad el culto a la Santsima Virgen. Particularmente el litrgico, que estimen en mucho las prcticas y los ejercicios de piedad hacia ella recomendados por el Magisterio en el curso de los siglos, y que observen escrupulosamente cuento en los tiempos pasados fue decretado acerca del culto a las imgenes de Cristo, de la Santsima Virgen y de los santos. Y exhorta encarecidamente a los telogos y a los predicadores de la palabra divina a que se abstengan con cuidado tanto de toda falsa exageracin cuanto de una excesiva mezquindad de alma al tratar de la singular dignidad de la Madre de Dios. Cultivando el estudio de la Sagrada Escritura, de los Santos Padres y Doctores y de las liturgias de la Iglesia bajo la direccin del Magisterio, expliquen rectamente los oficios y los privilegios de la Santsima Virgen, que siempre tienen por fin a Cristo, origen de toda verdad, santidad y piedad. En las expresiones o en las palabras eviten cuidadosamente todo aquellos que pueda inducir a error a los hermanos separados o a cualquiera otras personas acerca de la verdadera doctrina de la Iglesia. Recuerden, finalmente, los fieles que la verdadera devocin no consiste ni en un sentimiento estril y transitorio ni en una vana credulidad, sino que procede de la fe autntica, que nos induce a reconocer la excelencia de la Madre de Dios, que nos impulsa a un amor filial hacia nuestra Madre y a la imitacin de sus virtudes.

    La referencia de la Iglesia a Mara en el culto. El culto litrgico

    En el culto a Mara es necesario diferenciar y jerarquizar las dos grandes formas con que tradicionalmente se ha presentado en la fe de la Iglesia: el culto litrgico y las devociones o piedad.

    Las expresiones del culto litrgico mariano culto pblico ejercido por la Iglesia en

    honor a la Virgen ocupan un lugar de preeminencia en la vinculacin mariana eclesial. Las

    ms altas y las ms lmpidas expresiones de la piedad hacia la Bienaventurada Virgen, han

    florecido en el mbito de la liturgia o han sido incorporadas a ella.

    Es as como en la reforma del calendario litrgico cuatro solemnidades realzan dogmas

    marianos:

    Inmaculada Concepcin (8 de diciembre) Maternidad divina (1 de enero) Anunciacin del Seor (25 de marzo) Asuncin a los cielos (15 de agosto).

    Otras celebraciones litrgicas conmemoran acontecimientos y aspectos de su vida al

    servicio del Seor y de la Iglesia:

    Natividad de Mara (8 de septiembre) Visitacin (31 de mayo) Presentacin del Seor (2 de febrero)

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    Virgen dolorosa (15 de septiembre) Mara Reina (22 de agosto) Medianera de todas las gracias (7 de noviembre).

    La liturgia incluye tambin otro tipo de memorias o fiestas vinculadas al culto local u

    originadas en familias religiosas y que hoy son verdaderas fiestas eclesiales regionales. Entre

    otras, figuran:

    Virgen de Lujn, en la Argentina, Paraguay y Uruguay (8 de mayo) Virgen del Carmen (16 de julio); Virgen de Lourdes (11 de febrero) Virgen del Rosario (7 de octubre) Reina de la Paz (24 de enero) Virgen de la Merced (24 de septiembre)

    Las plegarias eucarsticas del nuevo Misal Romano contienen una significativa

    memoria de la Santsima Virgen, colocada en el centro del Santo Sacrificio celebrado

    cotidianamente: En comunin con toda la Iglesia, veneramos en primer lugar, la memoria de

    la gloriosa siempre Virgen Mara, Madre de Jesucristo, nuestro Dios y Seor. (Plegaria

    Eucarstica I). O bien: Que El nos convierta en ofrenda eterna para que, junto con sus

    elegidos, podamos alcanzar tu herencia: en primer lugar con la Santsima Virgen Mara, Madre

    de Dios. (Plegaria eucarstica II). El Misal ofrece ahora cuatro bellos Prefacios marianos.

    Mara est adems ntimamente relacionada con cada sacramento y ejerce su accin

    para que estos signos sensibles y eficaces de la gracia desarrollen todo su poder en nosotros.

    Muchas oraciones del Misal, lecturas del Leccionario de la Misa y preces e himnos del

    libro de la Liturgia de las Horas, as como otros libros litrgicos restaurados, contienen

    testimonios elocuentes de devocin a Mara, implorando su intercesin, ponindola de ejemplo,

    proclamando sus grandezas, exhortando a imitar sus virtudes.

    Hemos mencionado algunas de las expresiones del culto publico de la Iglesia. Este

    culto constituye un deber primario del pueblo de Dios y del recto desarrollo del cuto litrgico

    mariano es de esperar un aporte significativo para la renovacin eclesial, ya que la liturgia es la

    cumbre y la fuente de la vida de la Iglesia.

    La presencia del culto a Mara en la liturgia se ofrece tambin en el Oficio Divino o

    Liturgia de las Horas, respondiendo a las fiestas marianas del calendario litrgico, a la

    celebracin de la maana de los das sbados (Sancta Maria in Sabbato), y en numerosas

    menciones de otras fiesta y ferias, en las Preces, en el cotidiano rezo del Magnificat, en las

    vsperas, en otras oraciones de antigua data en la devocin de la Iglesia y en muchas de las

    lecturas que han sido extradas de los escritos de los Padres, Doctores y Documentos del

    Magisterio.

    Es de mencionar que en los cnticos de las misas siempre se elevan algunos a Mara,

    como parte de la alabanza y la splica de la celebracin eucarstica. Algunos de estos cantos

    tienen una antigua tradicin en la msica litrgica y amplia raigambre en la fe popular. El arte

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    musical de autores famosos siempre ha dedicado temas a Mara, especialmente relacionados

    con los momentos del evangelio en que Mara ha sido un modelo de fe, como por ejemplo el

    Stabat Mater, el Magnificat, el Avemara, o tantos cantos navideos, entre otros. 5

    Las advocaciones y santuarios como instancia de la presencia maternal y mediadora de la Virgen

    Los santuarios marianos son seal de la presencia de Mara en medio de su pueblo, y

    a su vez por acudir a ellos interiorizan los fieles a Mara en su corazn. Estn en el santuario

    como en su casa y el santuario representa para la Virgen la casa que le pueblo tiene para ella

    en su acogida, en su corazn. En capillitas o santuarios cada fiel busca a la Madre y se siente

    en casa, como corresponde a la psicologa materno-filial de la naturaleza humana.

    La peregrinacin creyente a los santuarios marianos constituye un gesto importante de

    vinculacin con ella y entre los fieles. Nuestro pueblo peregrina espontneamente hacia Mara,

    llevado muchas veces por una necesidad no siempre esclarecida en sus motivos y en sus

    expresiones, pero animado tambin por una fe sencilla y fuerte en le poder maternal de la

    Virgen. Los santuarios convocan a los hijos de Mara y deben constituirse en lugares claves de

    renovacin religiosa y moral.

    Juan Pablo II en su peregrinacin al santuario de Zapopn expresa lo siguiente:

    Nuestra visita al santuario de Zapopn, la ma hoy, la vuestra tantas veces, significa por el hecho mismo la voluntad y el esfuerzo de acercarse a Dios y de dejarse inundar por El, mediante la intercesin, el auxilio y el modelo de Mara. En estos lugares de gracia, tan caractersticos de la geografa religiosa mexicana y latinoamericana, el Pueblo de Dios, convocado en la Iglesia con sus Pastores...... se rene en torno al altar y bajo la mirada materna de Mara, para dar testimonio de que lo que cuenta en este mundo y en la vida humana es la apertura al don de Dios, que se comunica en Jess, nuestro Salvador, y nos viene por Mara.

    El Papa agrega que los santuarios marianos, donde acuden anualmente millones de

    peregrinos con un profundo sentido de religiosidad, pueden y deben ser lugares privilegiados

    para el encuentro de una fe cada vez ms purificada, que los conduzca a Cristo.

    Esto exige de los responsables de la pastoral poner por obra un sistema de

    evangelizacin apropiado mediante una liturgia apropiada, una slida catequesis y la

    depuracin prudente de formas inadecuadas de religiosidad. Requiere adems purificarlos de

    todo tipo de manipulacin y de actividades comerciales.

    Las advocaciones marianas

    5 Para estos temas se recomienda consultar A. L. STRADA, MARA Y NOSOTROS.

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    La vinculacin mariana est referida frecuentemente a distintas advocaciones de la

    Virgen. Estos mltiples ttulos reconocen diversas causas:

    hechos de su vida: Virgen de la Visitacin, Virgen de los Dolores... aspectos de su persona y su misin: Madre de Dios, Virgen Inmaculada, Medianera de las

    Gracias, Reina de los Apstoles...

    lugares especiales de su intervencin: Lourdes, Ftima, Guadalupe, Lujn, Schenstatt, Pompeya...

    modos de manifestacin a favor de los hombres: Mara Auxiliadora, del Perpetuo Socorro, Reina de la Paz....

    Estos diferentes matices presentados por las advocaciones son resultado de una

    legtima concretizacin de la presencia y accin de Mara en la vida personal y comunitaria, y

    tienen el valor de constituir signos a travs de los cuales se expresa la riqueza de la persona y

    misin de Mara.

    Ellos constituyen a la vez la respuesta de amor del creyente, fijando en el espacio y en

    el tiempo el recuerdo de la accin de Mara en su historia, expresando su gratitud o acuando

    en un ttulo una dimensin preferida de la persona a quien lo unen vnculos de amor.

    Aceptando la legitimidad y necesidad de la expresin en smbolos, lugares, imgenes y

    ttulos, ser siempre importante la inspiracin en la figura autntica y nica de Mara, la

    revelada en el evangelio y enseada por la Iglesia.

    No obstante, para tener una piedad bien formada es necesario tener en claro que la

    Santsima Virgen permanece siempre la misma, si bien su plenitud de gracias permite tambin

    una multitud de expresiones y nombres que nos ayudan a descubrir y perpetuar su presencia y

    su accin para la gloria de Dios y nuestro bien.

    El Rosario, El Angelus y otras prcticas marianas

    El rezo del Santo Rosario es recomendado por la Iglesia como una de las formas ms expresivas del amor a Mara. Es considerado como un compendio de todo el Evangelio, ya

    que con los misterios gozosos, dolorosos y gloriosos recuerda en armnica sucesin los

    principales acontecimientos salvficos. La frecuente repeticin del Avemara hace memoria del

    momento central de la vida de la Virgen, el Padrenuestro es la oracin ms propia del cristiano

    y culmina con el Gloria como alabanza a la Trinidad.

    El rosario nos hace recorrer as todas las realidades de la fe con sus distintas facetas, y

    que en verdad forman una sola y gran realidad ilustrada grficamente por esta forma d oracin.

    Por eso cada misterio evoca a Cristo en uno de los momentos de su accin redentora y en su

    conjunto nos ofrece todo el misterio del Seor. Constituye, por lo mismo, una de las oraciones

    ms eficaces y excelentes de la familia cristiana.

    Frente al peligro de la rutina y la repeticin mecnica, el Papa Pablo VI acenta la

    necesidad de una contemplacin serena y profunda: El rezo del Rosario exige un ritmo

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    tranquilo y un reflexivo remanso que favorezcan en quien ora la meditacin de los misterios de

    la vida del Seor, vistos a travs del corazn de aquella que estuvo ms cerca del Seor.

    Juan Pablo II ha incorporado ltimamente los misterios de la luz, completando de esta

    forma el espectro de la contemplacin propia de esta oracin tan profundamente arraigada en

    el pueblo creyente.

    El rezo del ngelus es tambin recomendado vivamente por la Iglesia, por su hondo y sencillo carcter bblico. Nos lleva a contemplar el misterio de la Encarnacin del Verbo,

    operando por el S de Mara y la accin del Espritu, y en la oracin final implora la eficacia del

    misterio pascual en nosotros. Es una plegaria muy apropiada para hacer un alto en la actividad

    diaria y santificarla con la oracin.

    Existen otras numerosas formas de expresin de la piedad mariana:

    las letanas, serie de invocaciones a la Virgen con diversos ttulos entresacados de la Sagrada Escritura y de los Santos Padres.

    la devocin de los tres Avemaras diarios. el escapulario del Carmen y de la Merced. la prctica de los primeros sbados. el mes de Mara y el mes del Rosario, ocasiones especiales para acrecentar la devocin

    mariana.

    la veneracin de los smbolos religiosos marianos: Imgenes, medallas... el rezo frecuente de las oraciones marianas: el Avemara, la Salve, el Acordaos,

    Bendita sea tu pureza....

    las fiestas patronales

    2. MARA. MODELO E INTERCESORA. EL CONO ESCATOLGICODE LA IGLESIA PEREGRINA.

    Para ser completa e integral la devocin a Mara no debe consistir slo en dirigirle

    nuestra oracin, sino que debe llegar a la imitacin movida por la veneracin y el amor, al

    contemplarla como la discpula ms fiel del Seor. Slo as ella conduce plenamente a Cristo y

    ser una devocin autntica y vital.

    Es de fundamental importancia la mirada a personas que sirvan de modelo y

    simbolicen ejemplarmente los valores evanglicos. La pedagoga de la Encarnacin nos

    ensea que los hombres necesitan modelos preclaros que los guen. Amrica Latina tambin

    necesita tales modelos.

    Los valores poseen ms fuerza cuando estn encarnados; su trasmisin se realiza ms

    por el contacto vital que por la enseanza terica. Todos los valores evanglicos estn

    sintetizados en la persona de Mara. Ella es el modelo colocado por Dios en el umbral de la

    nueva etapa, la cristiana.

  • 14

    Para los judos el Arca era objeto de un culto de veneracin, porque en ella mor ,

    habit Yahveh. Mara recibe, en la Nueva Alianza, un culto de veneracin porque en ella

    mor Dios, el Verbo, para hacerse hombre. La Maternidad Divina es el fundamento de la

    veneracin a Mara.

    El Arca es el lugar donde Dios escuchaba las oraciones (Cfr. I Re 8) y fue as que se

    coloc el Arca en el Templo. Y Mara es contemplada asimismo como un lugar privilegiado

    donde Dios escucha las oraciones. Pero es un Arca viva, que puede unir su voz a las nuestras.

    Ella es intercesora, lo cual es nuevo fundamento para una piedad mariana de intercesin, de

    splica.

    Sin embargo, la imitacin es la otra faceta del culto a Mara, como el Arca que estaba

    hecha de materiales preciosos por dentro y fuera, Mara era bella y pura en su interior y exterior

    por su plenitud de gracia. Era Inmaculada porque Dios quiso preparar en ella la Morada digna

    para su Hijo. Por sus virtudes todas, debe ser imitada por todos. Sin la imitacin, con la sola

    splica, el culto a Mara queda incompleto y desorientado.

    Su figura goza de gran belleza y de numerosas notas que la fueron enriqueciendo de

    ttulos honorficos con el reconocimiento de virtudes excelsas en relacin a los hombres. No

    slo por haber trado al mundo al Salvador, sino por su ejemplaridad en la comunin con Dios y

    los hombres, es que colabora con nuestra salvacin. Ella es toda de Dios, a El consagrada,

    imagen ideal del cristiano. Entre todas las creaturas, ella constituye, luego de su Hijo, el modelo

    ms logrado.

    La Iglesia es consciente de que lo que importa es evangelizar no de una manera decorativa, como un barniz superficial (EN 20). Esa Iglesia, que conmueva lucidez y decisin quiere evangelizar en lo hondo, en la raz, en la cultura del pueblo, se vuelve a Mara para que el Evangelio se haga ms carne, ms corazn de Amrica Latina. Esta es la hora de Mara, tiempo de un nuevo Pentecosts que ella preside con su oracin, cuando, bajo el influjo del Espritu Santo, inicia la Iglesia un nuevo tramo en su peregrinar. Que Mara sea en este camino estrella de la Evangelizacin siempre renovada . 6

    Con esta ltima frase se expresa algo ms que un deseo piadoso, puesto que reasume

    una expresin de Pablo VI al final de su magistral documento sobre la evangelizacin y evoca

    una imagen llena de significacin.

    Siempre en la escuela de Pablo VI -empeoso reformador de las cuestiones

    concernientes al culto mariano de la Iglesia con posterioridad al Vaticano II- es de un valor

    inapreciable una parte de la Exhortacin Marialis cultus , en la que describe a Mara como

    modelo del ejercicio del culto. La transcribimos a continuacin:

    6 Pablo VI. Exhortacin Apostlica Evangelii nuntiandi , n. 81.

  • 15

    La Virgen modelo de la Iglesia en el ejercicio del culto

    Queremos ahora, siguiendo algunas indicaciones de la doctrina conciliar sobre

    Mara y la Iglesia profundizar un aspecto particular de las relaciones entre Mara y la Liturgia, es decir: Mara como ejemplo de la actitud espiritual con que la Iglesia celebra y vive los sagrados misterios. La ejemplaridad de la Santsima Virgen en este campo dimana del hecho que Ella s reconocida como modelo extraordinario de la Iglesia en el orden de la fe, de la caridad y de la perfecta unin con Cristo, esto es, de aquella disposicin interior con al que la Iglesia, Esposa amadsima, estrechamente asociada a su Seor, lo invoca y por su medio rinde culto al Padre Eterno.

    Mara es la Virgen oyente, que acoge con fe la palabra de Dios: fe, que para ella fue premisa y camino hacia la Maternidad Divina, porque, como intuy San Agustn: la bienaventurada Virgen Mara concibi creyendo al (Jess) que dio a luz creyendo en efecto, cuando recibi del ngel la respuesta a su duda (Cfr. Lc 1,34-37). Ella, llena de fe, y concibiendo a Cristo en su mente antes que en su seno, dijo: He aqu la esclava del Seor (Lc 1,45); fe con la que ella, protagonista y testigo singular de la Encarnacin, volva sobre los acontecimientos de la infancia de Cristo, confrontndolos entre si en lo hondo de su corazn (Cfr Lc 2,19-51). Esto mismo hace la Iglesia, la cual, sobre todo en la sagrada liturgia, escucha con fe, acoge, proclama, venera la palabra de Dios, la distribuye a los fieles como pan de vida y escudria a su luz los signos de los tiempos, interpreta y vive los acontecimientos de la historia. Mara es, asimismo, la Virgen orante. As aparece ella en la visita a la madre del Precursor, donde abre su espritu en expresiones de glorificacin a Dios, de humildad, de fe, de esperanza: tal es el Magnificat (Cfr. Lc 1,46-55), la oracin por excelencia de Mara, el canto de los tiempos mesinicos, en el que confluyen la exultacin del antiguo y del nuevo Israel, porque -como parece sugerir San Ireneo- en el cntico de Mara fluy el regocijo de Abraham que presenta al Mesas (cfr. Jn 8,56) y reson anticipada. profticamente, la voz de la Iglesia: Saltando de gozo, Mara proclama profticamente el nombre de la Iglesia: Mi alma engrandece al Seor. En efecto, el cntico de la Virgen, al difundirse, se ha convertido en oracin de toda la Iglesia en todos los tiempos.

    Virgen orante, aparece Mara en Can, donde, manifestando al Hijo con delicada splica una necesidad temporal, obtiene adems un efecto de la gracia que Jess, realizando el primero de su signos, confirme a sus discpulos en la fe en El (Cfr. Jn 2,1-2).

    Tambin el ltimo trazo biogrfico de Mara nos la describe en oracin, juntamente con las mujeres y con Mara, Madre de Jess, y con sus hermanos (Act. 1,14): presencia orante de Mara en la Iglesia naciente y en la Iglesia de todo tiempo, porque Ella, asunta al cielo, no ha abandonado su misin de intercesin y salvacin. Virgen orante es tambin la Iglesia, que cada da presenta al Padre las necesidades de sus hijos, alaba incesantemente al Seor e intercede por la salvacin del mundo Mara es tambin la Virgen Madre, es decir, aquella que por su fe y obediencia engendr en la tierra al mismo Hijo del Padre, sin contacto con el hombre, sino cubierta por la sombra del Espritu Santo: prodigiosa maternidad, constituida por Dios como tipo y ejemplo de la fecundidad de la Virgen-Iglesia, la cual se convierte ella misma en Madre, porque con la predicacin y el bautismo engendra a una vida nueva e inmortal a los hijos concebidos por obra del Espritu Santo y nacidos de Dios.

    Justamente los antiguos Padres ensearon que la Iglesia prolonga en el sacramento del bautismo la maternidad virginal de Mara. Entre sus testimonios nos complacemos en recordar el de nuestro eximio predecesor San Len Magno, quien en una homila natalicia afirma: El origen que (Cristo) tom en el seno de la Virgen, lo ha puesto en la fuente bautismal: ha dado al agua lo que dio a la Madre: en efecto, la virtud del Altsimo y la sombra del Espritu Santo (Cfr. Lc 1,35), que hizo que Mara diese a luz al Salvador, hace tambin que el agua regenere al creyente. Queriendo beber en las fuentes litrgicas, podramos citar la liturgia hispnica; Ella (Mara) llev la Vida en su seno, sta (la Iglesia) en el bautismo. En los miembros de aquella se plasm Cristo, en las aguas bautismales el regenerado se reviste de Cristo.

  • 16

    Finalmente, Mara es la Virgen oferente. En el episodio de la Presentacin de Jess en el Templo (Cfr. Lc 2,22-35), la Iglesia, guiada por el Espritu, ha vislumbrado, ms all del cumplimiento de las leyes relativas a la oblacin del primognito (Cfr. Ex. 13,11-16) y de la purificacin de la madre (Cfr. Lev 12,6-8), un misterio de salvacin relativo a la historia salvfica: esto es, ha notado la continuidad de la oferta fundamental que el Verbo, encarnado hizo al Padre al entrar en el mundo (Cfr. Heb 10,5-7); ha visto proclamada la universalidad de la salvacin, porque Simen saludando en el Nio la luz que ilumina las gentes y la gloria de Israel (Cfr. Lc 2,32), reconoca en l al Mesas, al Salvador de todos; ha comprendido la referencia proftica a la pasin de Cristo: que las palabras de Simen, las cuales unan en un solo vaticinio al Hijo, signo de contradiccin (Lc 2,34), Y a la Madre, a quien la espada habra de traspasar el alma (Cfr. Lc 2,35), que se cumplieron sobre el calvario. Ministerio de salvacin, pues, que el episodio de la Presentacin en el Templo orienta en sus varios aspectos hacia el acontecimiento salvfico de la cruz. Pero la misma Iglesia, sobre todo a partir de los siglos de la Edad Media, ha percibido en el corazn de la Virgen que lleva al Nio a Jerusaln para presentarlo al Seor (Cfr. Lc 2,22), una voluntad de oblacin que trascenda el significado ordinario del rito. De dicha intuicin encontramos un testimonio en el afectuoso apstrofe de San Bernardo; Ofrece tu Hijo, Virgen sagrada, y presenta al Seor el fruto bendito de tu vientre. Ofrece por la reconciliacin de todos nosotros la vctima santa, agradable a Dios. Esta unin de la Madre con el Hijo en la obra de la redencin alcanza su culminacin en el calvario, donde Cristo a si mismo se ofreci inmaculado a Dios (Heb 9,14) y donde Mara estuvo junto a la cruz (cfr. Jn 19,15) sufriendo profundamente con su Unignico y asocindose con nimo materno a su sacrificio, adhirindose amorosamente a la inmolacin de la Victima por ella engendrada y ofrecindola ella misma al Padre Eterno. Para perpetuar en los siglos el sacrificio de la cruz, el Salvador instituy el sacrificio eucarstico, memorial de su muerte y resurreccin, y lo confi a la Iglesia su Esposa, la cual sobre todo el domingo, convoca a los fieles para celebrar la Pascua del Seor hasta que l venga: lo que cumple la Iglesia en comunin con los Santos del cielo y, en primer lugar, con la bienaventurada Virgen, de la que imita la caridad ardiente y la fe inquebrantable.

    Ejemplo para toda la Iglesia en el ejercicio del culto divino, Mara es tambin, evidentemente, maestra de vida espiritual para cada uno de los cristianos. Bien pronto los fieles comenzaron a fijarse en Mara para, como ella, hacer de la propia vida un culto a Dios, y de su culto un compromiso de vida. Ya en el siglo IV, San Ambrosio, hablando a los fieles, haca votos para que en cada uno de ellos estuviese el alma de Mara para glorificar a Dios: Que el alma de Mara est en cada uno para alabar al Seor; que su espritu est en cada uno para que se alegre en Dios.

    Pero Mara es, sobre todo, modelo de aquel culto que consiste en hacer de la propia vida una ofrenda a Dios: doctrina antigua, perenne, que cada uno puede volver a escuchar poniendo atencin en la enseanza de la Iglesia, pero tambin con el odo atento a la voz de la Virgen cuando ella, anticipando en si misma la estupenda peticin de la oriacin del Seor: Hgase tu voluntad (Mt 6.10), respondi al mensajero de Dios: He aqu la esclava del Seor, hgase en mi segn tu palabra (Lc 1,38). Y el si de Mara es para todos loa cristianos una leccin y un ejemplo para convertir la obediencia a la voluntad del Padre en camino y en medio de santificacin propia. Por otra parte, es importante observar como traduce la Iglesia las mltiples relaciones que la unen a Mara en distintas y eficaces actitudes culturales: en veneracin profunda, cuando reflexiona sobre la singular dignidad de la Virgen, convertida por obra del Espritu Santo, en Madre del Verbo Encarnado; en amor ardiente, cuando considera la Maternidad espiritual de Mara para con todos los miembros del Cuerpo Mstico; en confiada invocacin, cuando experimenta la intercesin de su Abogada y Auxiliadora; en servicio de amor, cuando descubre en la humilde sierva del Seor a la Reina de misericordia y a la Madre de la gracia; en operosa imitacin, cuando contempla la santidad y las virtudes de la llena de gracia (Lc 1,28); en conmovido estupor, cuando contempla en ella como en una imagen pursima, todo lo que ella desea y espera ser; en atento estudio plenamente partcipe

  • 17

    de los frutos del Misterio Pascual, el cumplimiento proftico de su miso futuro, hasta el da en que, purificada de toda arruga y toda mancha (Cfr Ap 5,27), se convertir en una esposa ataviada para el Esposo Jesucristo (Cfr. Ap 21,2).

    Mara es icono escatolgico Baste con citar los textos iluminadores del Concilio Vaicano II acerca del valor de Mara como signo de cuanto esperamos los cristianos de la obra de la gracia divina en nosotros.

    En el n 68, se nos dice:

    (...) la Madre de Jess, de la misma manera que, glorificada ya en los cielos en cuerpo y alma, es imagen y principio de la Iglesia que habr de tener su cumplimiento en la vida futura, as en la tierra precede con su luz al peregrinante Pueblo de Dios como signo de esperanza cierta y de consuelo hasta que llegue el da del Seor. 7

    En la celebracin del crculo anual de los misterios de Cristo, la santa Iglesia venera con amor especial a la bienaventurada Madre de Dios, la Virgen Mara, unida con lazo indisoluble a la obra salvfica de su Hijo; en ella, la Iglesia admira y ensalza el fruto ms esplndido de la redencin y la contempla gozosamente como una pursima imagen de los que ella misma, toda entera, ansa y espera ser. 8

    3. LA MATERNIDAD ESPIRITUAL DE MARIA. 9 En la Encclica Redemptoris Mater (RM) el Papa desarrolla numerosos aspectos de la

    Mariologa acuada por la Iglesia, pero presenta varios aspectos en base a su propia mirada,

    entre los cuales figura una asombrosa composicin sobre los rasgos de Mara como

    instrumento privilegiado de la mediacin salvfica de Jess y vinculado a la accin de la Iglesia.

    ste ha sido el estudio presentado para la Tesis de Licenciatura, concentrado es forma

    especial en la tercera parte del documento.

    Hemos elegido -en semejante caudal de temas y valores- un conjunto de asuntos que

    le son especialmente queridos. stos se sitan entre una neta continuidad con las

    proposiciones de Lumen gentium VIII y una fecunda originalidad doctrinario-espiritual de Juan

    Pablo II.

    Cabe explicitar lo concerniente a la mediacin propia de Mara, en base a su referencia

    a la de Cristo y de la Iglesia.

    La mediacin materna de Mara consiste en un influjo salvfico que se apoya en los

    mritos de Cristo, de cuya mediacin depende y toma su eficacia, mostrando su poder y no

    oscurecindola ni disminuyndola. Es mediacin "en" Cristo, que no impide -sino fomenta- la

    unin con el Mediador. Se origina en el beneplcito de Dios, en la superabundancia de la

    7 Concilio Vaticano II. Constitucin Dogmtica Lumen gentium n 68. 8 Cfr. Concilio Vaticano ii, Constitucin Sacrosanctum Conciliumn 103. 9 Este apartado es la adaptacin de algunos temas de LA MEDIACIN MATERNA DE MARA A LA LUZ DE LA III PARTE DE LA ENCCLICA REDEMPTORIS MATER, Disertacin Escrita para la Licenciatura en Teologa Dogmtica por Silvia Rodrguez Quiroga. Facultad de Teologa de la Universidad Catlica Argentina Buenos Aires, Villa Devoto, 1992,.

  • 18

    caridad redentora del Hijo y en la fuerza del Espritu, principio y sostn de la maternidad divina

    y espiritual (Cf.RM 38). Tal mediacin posee un carcter especficamente materno -sobre Cristo y la Iglesia- a

    diferencia de las restantes mediaciones creaturales (Cf.RM 38;39), ya que Mara participa como ninguna otra criatura del misterio de Cristo. En diversos pasajes el Documento alude a que su

    mediacin es extraordinaria, nica, particular, caracterstica, especial, por relacionarse con la

    eleccin para la maternidad divina y para ser Madre en el orden de la gracia (Cf.RM 38;39;42;47;48).

    No obstante esta "diferencia especfica", hay factores que la asemejan a la mediacin

    de las dems creaturas: ser participada de la mediacin fontal de Cristo de modo diverso y

    subordinado, ser una intercesin en el seno de la Comunin de los Santos, tener por fruto un

    bien de salvacin y basarse en la vinculacin que la caridad teologal posibilita.

    En la Anunciacin, Mara acepta la maternidad con corazn esponsal de "esclava" que

    quiere entregarse a los designios salvficos de Dios. Aqu se origina su mediacin especfica: la

    maternidad divina es la dimensin primera y fundamental de su mediacin. El hecho sucedido

    en la Anunciacin indica la apertura a colaborar con el proyecto de Dios en la venida de su Hijo

    (Cf.RM 38;39;40;41;42;43). Desde el principio, el Padre encamina la caridad de la Madre y compaera de su Hijo hacia una misin cooperadora en la restauracin de la vida sobrenatural.

    La predisposicin mariana deriva de haber sido la "primera" en experimentar su mediacin por

    el privilegio de la plenitud de gracia (Cf.RM 38;40;41;42;43). La mediacin maternal de Mara en la Iglesia tiene su raz en lo profundo del Misterio

    Pascual, cuando es entregada al discpulo por su Hijo (Cf.RM 44-45). Luego de la Resurreccin y Ascensin vuelca sin reservas su entrega en la Iglesia (Cf.RM 39;41;42;43;45;47), tal como la vemos en el Cenculo cuando espera al Espritu Santo, maternalmente presente, orante por y

    con sus nuevos hijos. Con ello contribuye con el Redentor y manifiesta su eficacia.

    Subordinada a la mediacin cristolgica, posee alcance universal. El modo de realizar esta

    funcin es la intercesin, con los rasgos que ya se insinan en Can, velando por los que

    peregrinan hacia la Patria, y cooperando con su generacin y educacin (Cf.RM 40;45). Con esta actividad, desde su Asuncin Mara contribuye a la unin de la Iglesia

    peregrina con la completa realidad escatolgica de la Comunin de los Santos. En este

    estadio, su cooperacin con el Hijo la une singularmente a l (Cf.RM 39;40;41;42;43): como Madre interceder como Mediadora de clemencia en la segunda venida de Cristo, como Reina

    universal contina su servicialidad por su mediacin materna, y busca la plenitud definitiva del

    Reino (Cf.RM 41). En el estado actual, escatolgico, provoca la manifestacin mesinica en la historia, y custodia-orienta-posibilita-representa la dimensin femenino-maternal-esponsal de la

    Iglesia. En y por ella, intercediendo, Mara hace nacer y crecer a los fieles en la vida

    sobrenatural, y les brinda su ejemplo (Cf.RM 44;47). Por ambos hechos -la intercesin y ejemplaridad- es Madre, ya que vivifica, e impulsa a la plenitud de vida cristiana.

  • 19

    Mara posee singulares atributos maternales para la intencin y realizacin de un

    nuevo nacimiento de Cristo en los miembros de su Cuerpo Mstico. Por esto su mediacin

    materna est ligada indisociablemente a la dimensin materna de la Iglesia como tal. La Iglesia

    es madre gracias al carcter materno de la intercesin y de la ejemplaridad marianas, si bien lo

    concreta por su funcin de enseanza y de sacramentalidad.

    Mara precede, personifica, actualiza y contribuye a la realidad de la Iglesia como

    sacramento de Cristo porque es esposa-asociada y Nueva Eva, Madre Mediadora que con su

    maternidad espiritual coopera a la instrumentalidad eclesial para la unin de los hombres con

    Dios y entre s. Ayuda as a la Iglesia a encontrar su identidad en dependencia del Mediador,

    identidad que consiste en comunicar el misterio de Cristo. Es muy fuerte este elemento en el

    Documento: Mara personifica modlicamente y contribuye a realizar la misin maternal de la

    Iglesia como transmisora de la vida crstica. Ambas mediaciones, la eclesial y la mariana, son

    maternales, y estn ntimamente ligadas entre s.

    El carcter materno especfico de la mediacin mariana implica una funcin en

    perspectiva vertical-descendente, o sea en relacin trinitaria y cristocntrica, y permite adems

    incluir una perspectiva horizontal: espiritual, antropolgica, histrico-escatolgica, sobre la

    Iglesia. La mediacin materna de Mara es un continuo empeo por la realizacin de la Iglesia

    y por rescatar la historia del hombre, la sociedad, la mujer en particular, promocionndolos

    hacia la vocacin que Dios les otorga.

    Madre de la Cabeza, lo es de la Iglesia, que ya vive en modo embrionario en su

    maternidad divina. En la condicin actual, Mara "pertenece" a la Iglesia, y no slo "influye",

    como la Madre que est amorosa y solcitamente en la familia. Le pertenece por ser redimida y

    por ser Madre, colmada de ardiente caridad. El amor mariano, con tantas implicancias, origina

    cuatro relaciones con la Iglesia: eficiencia, ejemplaridad, finalidad y pertenencia. Tanto Lumen

    gentium cuanto Redemptoris Mater asocian mediacin con maternidad: la mediacin tiene

    especificidad materna y la accin materna es un ejercicio de mediacin. Esta actividad materna

    no es slo exclusivamente por su intercesin, sino por su ardiente caridad y por la ejemplaridad

    con que acompaa toda la misin -histrica y escatolgica- de Jesucristo Mediador, en el

    mbito personal y colectivo.

    El culto refleja la percepcin de la eficacia de la Madre y es a su vez va de acceso a la

    misma. Convergen en l la mediacin mariana con la propia de la Iglesia, porque el culto a

    Mara se da en el seno de las restantes formas del culto cristiano y en relacin a todos los mis-

    terios de la fe. Por lo tanto los fieles, al apoyarse en la proteccin y ejemplo maternal a travs

    de su fe devocional y litrgica, se unen con mayor intimidad al Mediador. La honra eclesial a

    Mara expresa y afianza el estrecho vnculo que une a la Iglesia con la proteccin-amparo y

    modelo-figura de su Madre. Su presencia mediadora es el fruto de singulares gracias y dones

    que la unen con los fieles (Cf.RM 42;44;47), quienes la consideran como su Abogada, Auxiliadora, Socorro y Mediadora (Cf.RM 40).

  • 20

    Mara se hace presente en la lucha contra el pecado: su maternidad espiritual es un

    medio eficaz para que la Iglesia crezca histricamente en santidad, al encontrar en Cristo la va

    hacia la casa del Padre (Cf.RM 47). La relacin con Mara siempre comienza en Cristo y a El orienta, como "Camino,

    Verdad y Vida" para la humanidad (Cf.RM 46). La accin materna es causa de unidad entre los hijos de la Iglesia: por su intercesin y por el culto rene a los que en el pueblo mesinico estn

    llamados a ser una nica familia de Dios. Mara Mediadora de gracias es herencia universal, y

    consuelo-aliento de todos los hermanos (Cf.RM 50). Por la maternidad divina que se prolonga en la espiritual, Mara est en el centro del llamado a la gracia y de la reparacin del pecado

    (Cf.RM 51). "Hoy" Mara socorre a toda persona, pueblo y comunidad para que pueda res-ponder al desafo de buscar el bien y cumplir la vocacin que el designio divino otorga al

    hombre (Cf.RM 52). Por su comunin con el Hijo, la oracin que le dirige es eminentemente escuchada por

    l. Su Madre le est totalmente unida por su maternidad divina, por su plenitud de gracia y ca-

    ridad en la gloria, por su santidad ejemplar, por su reinado universal comprometido en el

    advenimiento del Reino definitivo, por el mandato-misin de cuidar a los hijos y por la

    subordinacin a la fuerza salvadora del Seor. De estos factores unitivos derivan las

    posibilidades de eficacia de Mara para mediar el acceso de los discpulos a la comunin con

    Cristo. Este es el beneplcito de la Trinidad sobrede Mara con respecto a la mediacin

    cristolgica. Esta es la mayor posibilidad de una creatura, ontolgica y moralmente abierta y

    predispuesta, a una colaboracin con la obra salvfica.

    La mediacin de la Iglesia, por la comunin de los santos, se condensa de modo

    singular en Mara. Su presencia activa, intercesora y ejemplar, de modo precedente,

    concomitante y eminente, se encuentra en el marco de las dems mediaciones participadas de

    la eficiencia fontal y principal del Redentor. La oracin de su corazn solcito y el ejemplo de su

    santidad son un don de la providencia.

    Sus atributos maternos hacen expresiva al hombre la misericordia divina redentora y

    levantan a la humanidad hasta la mira de la providencia. El beneplcito trinitario es origen de

    esta economa de la redencin en que juega un papel protagnico la Madre. Ella es una

    realidad creatural conciente y libre, asumida por Dios, capaz de colaborar con la gratificacin

    propia -plenitud de gracia- y de sus hermanos, participando de la mediacin de Jesucristo.

    La comunin amorosa de Mara con Cristo hace que su palabra de impetracin y su

    eficacia para obtener el fruto de gracia sean ms poderosas que las de los dems intercesores.

    Esta unidad Mara-Jess permite comprender el vnculo Mara-Iglesia en el orden de la gracia y

    de la ejemplaridad.

    Un precioso aspecto de la mediacin de Mara que debemos considerar en el texto es

    la "caridad materna" hacia el Hijo y la Iglesia (Cf.RM 38). Durante su vida terrena, todas sus disposiciones y actitudes manifiestan el amor que mueve a la Virgen, ya por dar totalmente su

    persona a Dios en la virginidad, ya por servirlo fielmente en la esponsalidad: "Mara rene en s

  • 21

    misma el amor propio de la virginidad y el amor caracterstico de la maternidad, unidos y como

    fundidos juntamente" (RM 39). Su "caridad ardiente" se aplica a la restauracin de la vida sobrenatural que constituye la misin de Cristo.

    El entramado de caridad y oracin de la Comunin de los Santos tiene en la Madre una

    expresin privilegiada y una potencia sin par. Por su fidelidad, el sufrimiento ofrecido en la

    Cruz, su obediencia en la fe, la Iglesia lee en Mara las virtudes femeninas ms nobles: la

    oblacin total del amor, los ms altos sentimientos, la fuerza para resistir al mayor dolor (Cf.RM 46), y es claro que estos rasgos cualifican la "caridad materna". Su singular unin con el Hijo, la

    hace tambin Mediadora en un sentido amplio: por constituirse en tipo de la Iglesia en el orden

    de la caridad y de la perfecta unin con Cristo (Cf.RM 42;43). La Madre del Seor ni ejerce una mediacin de tipo instrumental como la humanidad

    del Verbo encarnado, ni como los sacramentos, cuya eficacia depende de la causalidad de

    Cristo. Mara es un instrumento personal unido al Seor por la comunin amorosa y la splica.

    Esto la hace eficaz para transmitir la vida crstica, que no reside en ella fontalmente sino por ser

    la redimida en modo pleno, y que no procede de ella autoritativamente sino por trmite materno

    de oracin al Autor de la gracia.

    La "caridad materna" encuadra en el amor la referencia comunional al Salvador, y la

    referencia solcita a los hijos en toda vicisitud, con la consiguiente entrega confiada de stos a

    su proteccin, tambin por amor.

    El dinamismo de la nueva maternidad de Mara, insinuada en la vida pblica de Jess,

    en Can (Jn 2,5), est ligado a la solicitud caritativa de su corazn y a la gestin que, por su fe,

    hace ante Jess. Atenta a la necesidad humana, percibe la carencia y la comunica al Hijo.

    Luego, es portavoz de la voluntad de ste, y logra suscitar la fe de los hombres ante el

    testimonio del poder mesinico y de su propia fe. En la Cruz (Cf. Jn 19,26-27) Jess establece

    su nueva maternidad. Se percibe en ambos episodios que su mediacin comienza en Cristo y a

    El orienta, favoreciendo en los fieles la vida que surge de la redencin.

    Mediante la "caridad materna" de Mara Dios infunde en la economa de la redencin

    su proximidad. El amor del Padre al darnos al Redentor adviene por esta Mujer, con un signo

    de providencia amorosa ms comprensible y asumible antropolgicamente. Mara est con

    ardiente caridad en la vida cotidiana de la Iglesia, ayudndola para que viva como el pueblo

    que su Maestro y Seor adquiri con el amor empeoso de la redencin. El Padre form este

    misterio en el corazn, seno y abrazo de Mara y, como en un continuo "fiat", sigue formndolo

    en la Iglesia por la fecundidad de su materno amor.

    En relacin con la eficiencia mistaggica de Mara, por esta va materna el hombre

    puede unirse a Cristo y la Trinidad, como hijo de las bendiciones espirituales divinas; recibiendo

    la adopcin filial (Cf.Ef 1,3.5;Gl 4, 4-50). Ella, al ir a los hombres con su solicitud, tambin

    logra introducirlos en el radio salvfico. Esta potencia mariana proviene de la unin ntima con el

    Hijo en la caridad escatolgica. Tan magna comunin hace que su mediacin intercesora sea,

    al modo materno, una colaboracin con la donacin de la gracia de la Cabeza.

  • 22

    "Salve, Madre soberana del Redentor, puerta del cielo siempre abierta, estrella del mar;

    socorre al pueblo que sucumbe y lucha por levantarse, t que para asombro de la naturaleza

    has dado el ser humano a tu Creador" (RM 51). La antfona muestra a Mara presente en el misterio de Cristo y de la Iglesia. La mediacin mariana es una convergencia de los dones de la

    misericordia divina: Mara es una presencia eficaz del amor que Dios expresa en Cristo para

    sus hijos. Como transfondo de su maternidad, existe una instancia que la trasciende: Dios

    busca que estemos en comunin con El por su medio. Ella manifiesta en sus cuidados el

    cuidado de la providencia por el hombre peregrino en la historia.

    Toda persona puede ser alcanzada por su materna proteccin si se abre a esta

    posibilidad. Ella es una Madre que con su presencia atraviesa la historia de la necesidad

    humana de salvacin, porque es la Madre del Salvador y est ntimamente comprometida con

    toda su obra. La fe cultual de la Iglesia es el acceso conciente al bien de esa presencia activa

    y eficaz, ejemplar e icnica. Est pneumticamente, sin lmite espacial ni temporal como

    herencia de cada uno de los hijos en el Hijo, es regalo personal del corazn del Crucificado, es

    gestin de ardiente caridad ante el Resucitado para que el clamor de los hombres sea

    impetracin exitosa.

    La mediacin materna de Mara expresa la ubicacin cristolgica y eclesial de esta

    funcin en pro de la salud del hombre para gloria de la Trinidad. Mara compromete la tierra con

    el cielo en su constante "Haced lo que El os diga" (Jn 2,5), y al cielo con la tierra en la

    Encarnacin, la Pascua, Pentecosts y la vida en la gloria, por su obediencia de fe que se

    vuelve meritoria para la solicitud intercesora de los bienes salvficos, y an de los temporales.

    Mara inclina el corazn de Dios a la carencia del hombre: es instrumento maternal del amor

    trinitario. E inclina la conciencia histrica del hombre a la opcin por la novedad de Cristo.

    La expresin sinttica de cuanto reflexionamos en este estudio.

    "Su maternidad permanece en la Iglesia como mediacin materna; intercediendo por todos sus hijos, la Madre coopera en la accin salvfica del Hijo, Redentor del mundo" (RM 40):

    Para terminar, cerramos este apartado con una antigua y elocuente oracin de San

    Ildefonso:

    Te pido, oh Virgen Santa,

    obtener a Jess por mediacin del mismo Espritu por el que t has engendrado a Jess.

    Reciba mi alma a Jess por obra del Espritu, por el que tu carne ha concebido al mismo Jess (...)

    Que yo ame a Jess en el mismo Espritu, en el cual t lo adoras como Seor

    y lo contemplas como Hijo.

  • 23

    TEOLOGA I

    ELEMENTOS DIDCTICOS: ITINERARIO GENERAL DE ESTUDIO

    PARA EL PROGRAMA

  • 24

    CUESTIONARIO PARA GUIAR EL ESTUDIO

    SEGUNDA PARTE: EL CULTO A MARA

    Responder las siguientes preguntas realizando la investigacin y sntesis bibliogrfica con:

    los documentos del MAGISTERIO que corresponden. el CATECISMO la BIBLIOGRAFIA indicada para esta unidad del Programa las EXPLICACIONES TEORICAS DE CLASE

    1. Resumir los elementos doctrinarios que pueden ser relacionados con el culto a Mara

    segn los textos del Catecismo:

    PRINCIPALES DATOS SOBRE MARA EN EL CATECISMO

    478

    2853

    410-411

    490-493

    488-489

    508

    484-486

    494,144,148,273

    495,509

    973

    496,507,510-511

    721-724

    146

    164,165

    618,(2100)

    964-973

    965

    725-726

    963

    966-974

    979-970,975

    971-972

    2. Interpretar las siguiente afirmacin acerca del culto mariano en la Iglesia: Mara es

    considerada, segn la misin dada por Jess en la Cruz, como la Madre de los discpulos

    y recibida por ellos en la fe (Cf. Jn 19, 25-27 y Lc 1, 50).

    3. Cundo y por qu se produjo la expansin del culto a la Madre de Cristo en la

    antigedad?

    4. Qu valor y lmites tiene la expresin: A Cristo por Mara?

    5. Analizar los textos del concilio Vaticano II que tratan sobre el culto mariano de la Iglesia:

    Constitucin dogmtica Lumen gentium cap. VIII: Naturaleza y fundamento del mismo: LG

    N 66 y El espritu de la predicacin y de la piedad marianas: LG N 67. Tambin:

  • 25

    Constitucin Sacrosanctum Concilium: N 2 , Cap. 1 N 5 a 19, Cap. V N 102 a 105 (en

    especial el N 103) y N 122 a 125.

    6. Cul es la naturaleza del culto a Mara en relacin al culto a Dios, Jesucristo, los santos y

    los ngeles?, Qu es el culto de hiper-dula o veneracin de Mara como modelo e

    intercesora universal y maternal?.

    7. Sintetizar los puntos principales de la Exhortacin Marialis Cultus de Pablo VI:

    El culto a la Virgen en el marco de la liturgia; las fiestas marianas, la relacin con los dems actos de la liturgia: MC N 1 a 15.

    Mara como modelo en el ejercicio del culto: MC N 16 a 23. La renovacin de la piedad mariana: los motivos (MC N 24 , 38-39), la naturaleza del

    cambio (MC N 25 a 28), sus agentes (MC N 24) y las orientaciones (MC N 29 a 38).

    Optativo: Valoracin del ngelus y del Rosario: MC N 40 a 55. Optativo: Elementos teolgicos y pastorales sobre el culto a Mara: MC N 56 a 58

    8. Cules son los criterios de un sano culto a Mara?.

    9. En qu se diferencian y con qu expresiones se manifiestan en la fe de los fieles los dos

    niveles del culto mariano (el litrgico y el de la piedad)?.

    10. Qu son las advocaciones marianas, a qu se deben, qu aportan y qu ejemplos

    podemos dar sobre ellas?

    11. Qu podemos decir sobre la funcin que los santuarios y peregrinaciones aportan a la

    vida de la Iglesia peregrina?

    12. Cules deben ser los frutos ms nobles del culto a Mara en la vida de la Iglesia? Por

    qu decimos que ella debe conducir a Dios, Cristo Mediador y a la vida sacramental, y no

    aislar de la fe en estos elementos, constituyendo un fin por s mismo?. Consultar para las

    preguntas 18 a 22: CEC nn. 963-975, LG VIII nn. .66-67 (a la vista), Mensaje y

    Compendio, el Documento del Vaticano II Sacrosanctum Concilium n. 103 (a la vista), la

    Encclica Marialis Cultus de Pablo VI.

    13. Investigar y extraer los principales elementos sobre la religiosidad popular en torno a la

    Madre de Dios en la obra de A. STRADA. MARA Y NOSOTROS. Buenos Aires, 1980:

    El culto mariano en la corriente de espiritualidad y en la piedad de la Iglesia. La fe mariana del pueblo latinoamericano. La inculturacin de la fe de lMara. La figura y la devocin marianas como cauce de la Nueva Evangelizacin Las advocaciones y los santuarios como espacios de la presencia y cuidado maternal

    de Mara.

    14. Cules son los rasgos ms importantes de la maternidad eclasial de Mara? Qu

    significado tiene su funcin intercesora y ejemplar para los fieles, segn lo ensea Juan

    Pablo II en la Encclica Redemptoris Mater?

    15. Por qu Pablo VI (en Marialis cultus) ensea que Mara es modelo del culto para

    nosotros y cules son las principales afirmaciones?

  • 26

    BIBLIOGRAFA

    PRINCIPAL

    - SAGRADA ESCRITURA. (Preferiblemente las ediciones del LIBRO DEL PUEBLO DE DIOS O

    LA BIBLIA DE JERUSALEM).

    - CATECISMO DE LA IGLESIA CATLICA. Buenos Aires, 1992.

    - CONCILIO VATICANO II. CONSTITUCIN DOGMTICA "LUMEN GENTIUM". Captulo VIII.

    Madrid, 1965.

    DE CONSULTA

    - AA.VV. NUEVO DICCIONARIO DE MARIOLOGA. Madrid, 1988.

    - AUER, J. JESUCRISTO, HIJO DE DIOS E HIJO DE MARA. Tomo IV/ 1. Barcelona, 1990.

    - AUER, J. JESUCRISTO, SALVADOR DEL MUNDO. MARA EN EL PLAN SALVFICO DE

    DIOS. Tomo IV/ 2. Barcelona, 1990.

    - CONFERENCIA EPISCOPAL ARGENTINA. LNEAS PASTORALES PARA LA NUEVA

    EVANGELIZACIN. Buenos Aires, 1990.

    - CONFERENCIA EPISCOPAL ARGENTINA. LNEAS PASTORALES PARA LA NUEVA

    EVANGELIZACIN. Buenos Aires., 2003.

    - III CONFERENCIA EPISCOPAL LATINOAMERICANA. DOCUMENTO DE PUEBLA. Bogot,

    1979.

    - DENZINGER, E. EL MAGISTERIO DE LA IGLESIA. Barcelona, 1963.

    - DENZINGER, E.-HNERMANN, P. EL MAGISTERIO DE LA IGLESIA, Barcelona, 1999.

    - DUFOUR, X. L. VOCABULARIO DE TEOLOGA BBLICA. Barcelona, 1985.

    - JUAN PABLO II. CREO EN JESUCRISTO. CATEQUESIS SOBRE EL CREDO (II), Madrid,

    1996.

    - JUAN PABLO II. CREO EN EL ESPRITU SANTO. CATEQUESIS SOBRE EL CREDO (III).

    Madrid, 1996.

    - MLLER, Gerbert Ludwig. DOGMTICA. TEORA Y PRCTICA DE LA TEOLOGA.

    Barcelona, 1998.

    - NICOLAS, M. J. THEODOKOS . EL MISTERIO DE MARA. Barcelona, 1967.

    - NICOLAS, M.J. COMPENDIO DE TEOLOGA. Barcelona, 1992.

    - OTT, L., MANUAL DE TEOLOGA DOGMTICA. Barcelona, 1969.

    - PABLO VI. EL CREDO DEL PUEBLO DE DIOS. BAC. Madrid, 1975.

    - PABLO VI. EXHORTACIN APOSTLICA MARIALIS CULTUS, Buenos Aires, 1974.

  • 27

    - RODRGUEZ QUIROGA, S. M. LA MEDIACIN MATERNA DE MARA A LA LUZ DE LA III

    PARTE DE LA ENCCLICA REDEMPTORIS MATER. Disertacin Escrita para la Licenciatura

    en Teologa Dogmtica. Facultad de Teologa de la Universidad Catlica Argentina, Villa

    Devoto. Buenos Aires, 1992.

    - STRADA, A. L. MARA Y NOSOTROS. Buenos Aires, 1980.

    - VON BALTHASAR, H.U, MEDITACIONES SOBRE EL CREDO APOSTLICO, Salamanca,

    1989.

    DE ORIENTACIN DIDCTICA

    - RODRGUEZ QUIROGA, S. M. GUA PARA EL MTODO DE ESTUDIO UNIVERSITARIO.

    TEORA Y PRCTICA PARA ESTUDIANTES Y DOCENTES. EDUCA. Buenos Aires, 2003.

    VIDEO

    - AH TIENES A TU MADRE. LA HISTORIA DE LA VIRGEN DE LUJN. Ed. San Pablo.

    Buenos Aires, 2003.

  • 28

    METODOLOGA Y CRITERIOS DE EVALUACIN DE LOS TRABAJOS PRCTICOS

    1. Los alumnos tendrn la consigna de ir elaborando los documentos integradores del material

    de las clases tericas y de la bibliografa sobre tales temas, siguiendo los puntos del Programa

    y los cuestionarios.

    2. Estos escritos, en permanente ejecucin, sern entregados en fechas libres o indicadas por el

    docente.

    3. Oportunamente se indicar a los alumnos que vean en sus domicilios videos que permiten

    el debate y la motivacin de los temas tericos de la Teologa Fundamental y Dogmtica.

    4. El formato de las entregas escritas se atendr a los criterios formales de presentacin de

    trabajos escritos.

    5. Con las antedichas entregas se conformar la nota parcial, al ser evaluadas por el/la

    Profesor/a,. Asimismo quedar preparada la sntesis de estudio para el Examen Final del

    Curso.

    6. La condicin de su aprobacin es el logro de una integracin de la bibliografa con lo que

    reciben tericamente en clase, adems de la correcta presentacin y datacin de las

    fuentes y de la esperable capacidad de redaccin de la sntesis conceptual.

  • 29

    PAUTAS DIDCTICAS PARA ORIENTAR EL ESTUDIO

    Y LA PRESENTACIN DE TRABAJOS 10

    10 El material didctico est extrado, y en parte reformado, del libro: RODRGUEZ QUIROGA, Silvia, GUA PARA EL MTODO DE ESTUDIO UNIVERSITARIO. TEORA Y PRCTICA PARA ESTUDIANTES Y DOCENTES. EDUCA. Buenos Aires, 2003.

  • 30

    LOS TRABAJOS ESCRITOS

    1 LOS CRITERIOS FORMALES PARA PRESENTAR TRABAJOS ESCRITOS

    Los trabajos escritos son los que las ctedras solicitan a los alumnos para contribuir al

    estudio, a la investigacin bibliogrfica y a la ejercitacin escrita.

    stos pueden responder a diversas finalidades, extensin y formato.

    En todos los casos de las entregas acadmicas corresponde elaborarlas con la

    presentacin adecuada y respetar las formalidades esperables para la redaccin.

    Rige un criterio de sobriedad general para los trabajos universitarios.

    1. Aspectos formales de la presentacin

    La forma de presentar trabajos escritos en la universidad suele ser la siguiente:

    1. Configuracin de la pgina: tamao de hoja A 4 (en general) u oficio. Puede haber

    excepciones para este elemento, por otras determinaciones del docente o por los

    requisitos de un trabajo de naturaleza particular.

    2. Predeterminacin de los mrgenes generales del escrito (unos 3 cm.) y de las entradas

    de los textos.

    3. Justificacin del margen derecho, salvo que sea necesaria una diagramacin: centrada

    o alineada en el margen izquierdo.

    4. Seleccin de los tipos de fuente:Courier, Times o Sans Serif o Arial.

    5. Definicin de dos tamaos de letra para ciertos datos mayores (por ej. 14 y 16) y otro

    tamao menor para el cuerpo de la redaccin (de 10 a 12).

    6. Espaciado interlineal simple o intermedio para la redaccin, siempre el mismo.

    7. Numeracin de pginas en sector opcional, sin incluir la portada.

    8. Resaltacin de expresiones con negrita, cursiva, mayscula, subrayado, parntesis,

    guiones, recuadro o color.

    9. Aunque la escritura se edita en negro, se puede emplear algn color sobrio para

    algunos elementos, sin abusar del recurso.

    10. Grficos, tablas u otros elementos estticos con buen diseo y posicin equilibrada.

  • 31

    11. Textura de las hojas de buen gramaje. Se puede elegir una textura ms gruesa de

    papel y de un color suave para la portada, si bien lo mejor es el papel blanco.

    12. Carpeta de presentacin o folio plstico de tamao proporcional al trabajo.

    13. Edicin del ejemplar para la entrega preparada con tiempo, cuidado y prolijidad.

    14. Respeto de las consignas de trabajo

    15. Entrega los ejercicios en la fecha indicada. 2. Datos de presentacin:

    Los datos de la pgina de presentacin o portada de un trabajo escrito son los que se

    explicitan a continuacin:

    1. Al comienzo de la pgina, a la izquierda o en el centro: nombre de la Institucin donde

    se presenta el trabajo. A continuacin, tambin del lado izquierdo, el nombre completo

    de la Facultad y Carrera. Luego se indica el ciclo, nivel o plan acadmico (por ej.:

    Profesorado, Licenciatura). Por ltimo, la materia a la que corresponde la entrega.

    2. En el centro de la pgina se coloca con letra de mayor tamao el tipo de ejercicio que

    se presenta y su ttulo. Puede estar recuadrado o no.

    3. Ms abajo, preferiblemente a la izquierda, se anotan los datos del/a profesor/a de la

    materia: su ttulo acadmico, nombre y apellido. Debajo se colocan los datos del

    alumno/a: nombre y apellido, nmero de matrcula. Las frases anteriores a ambos

    datos son: Para presentar ante: ... y Presenta: ... o bien: Profesor/a:... y

    Alumno/a:...

    4. En el tope inferior, al centro, se ponen el lugar (ciudad) y la fecha de entrega.

    Ejemplo de portada:

  • 32

    Pontificia Universidad Catlica Argentina

    Santa Mara de los Buenos Aires Facultad de Ciencias Sociales y Econmicas

    Carrera: Contador Pblico Materia: Teologa I

    Trabajo de investigacin bibliogrfica: 11

    EL VALOR DE LA FE EN MARA PARA LA VIDA DEL CRISTIANO

    Para presentar ante: Lic. J. P. Grimau Presentado por: A. Soto. Matrcula N 2376

    Buenos Aires, 28 de mayo de 2004

    3. Diagramacin interior del trabajo:

    11 Este dato: el TIPO DE EJERCICIO y el TTULO, varan segn lo que solicite el docente.

  • 33

    1. Al comienzo de la primera pgina: aclaracin del tipo de trabajo y ttulo en negrita,

    con letra mayor que el cuerpo de la redaccin y ubicacin centrada. Este elemento se

    puede recuadrar o subrayar.

    Modelo de encabezamiento de la primera pgina de redaccin:

    Datos de la materia y personales (alumno y docente) Fecha de entrega

    Investigacin bibliogrfica:

    EL VALOR DE LA FE EN MARA PARA LA VIDA DEL CRISTIANO

    Texto del trabajo

    2. Los ttulos y subttulos se anotan con un mismo tamao, estilo de fuente y tipo de

    subrayado a lo largo de todo el texto.

    3. Escritura de cada seccin distinta en una pgina nueva.

    4. Sangra al comienzo del prrafo (TAB).

    5. Espacio libre doble luego de un apartado y espacio libre simple para el primer prrafo

    luego de un ttulo.

    6. Espacio libre luego de cada prrafo o prrafo nuevo a rengln seguido. Este criterio de

    espaciado debe mantenerse con coherencia durante todo el escrito.

    7. Notas y citas bibliogrficas con justificacin completa de margen. Su colocacin puede

    ser a pie de pgina o al final del documento.

    8. Firma manuscrita del alumno al finalizar la redaccin sobre el nombre y apellido

    tipeados, a la derecha de la pgina.

    9. Datos bibliogrficos en una hoja nueva, como seccin final.

  • 34

    LA REDACCIN DE INFORMES O PAPER

    1.Objetivos de la elaboracin de informes o Paper

    El Informe o Paper es una redaccin breve y concisa sobre una temtica, una sntesis

    cuyo contenido procede del estudio y se presenta como visin de conjunto.

    Un Paper puede ser hecho para entregar a un docente que lo ha solicitado, o como

    subsidio para un auditorio de la exposicin, teniendo a la vista las ideas principales.

    Los informes sern instrumentos prcticos en situaciones tales como clases especiales,

    exmenes orales, conferencias, seminarios, talleres, etc.

    2.Estructura del informe

    La estructura de un informe admite variaciones creativas, pero los elementos cuya

    presencia es indispensable son:

    1. Datos de presentacin al comenzar la pgina:

    1. Institucin, ciclo y materia donde se presenta el trabajo

    2. Profesor: luego de la frase Para presentar ante: ... , se colocan el ttulo acadmico, y

    el nombre y apellido del docente. Por ej.: Dr. Fernando. B. Franceschi.

    3. Alumno: a continuacin de la frase Presentado por: ... , se anotan el nombre y

    apellido,del estudiante y el nmero de matrcula. Por ej.: Luca M. Pea. Matrcula N:

    23.345.

    4. Fecha de la presentacin del trabajo escrito.

    2. Tema del documento:

    1. Tema del estudio o la investigacin, redactado en prosa, cuadro sinptico, esquema o

    mapa conceptual (o una combinacin de varios recursos). Se pueden explicitar los

    objetivos, alcances y lmites del trabajo.

    2. Transcripcin de un texto o una seleccin, debidamente datados. Es opcional ofrecer

    este elemento, transcribiendo una fuente, iluminacin o fundamento del desarrollo.

    3. Secuencia de los pasos metodolgicos para realizar el trabajo (elemento opcional).

  • 35

    4. Observaciones generales o particulares, producto de la elaboracin (si es necesario),.

    5. Fuentes y bibliografa empleados, incluyendo los apuntes personales de las clases

    tericas o los apuntes entregados por el docente.

    3.Redaccin del Paper:

    1. Componer el escrito con claridad, colocando ideas concretas y sustanciales.

    2. Emplear un nivel de lenguaje de tipo informativo, despojado, poco adjetivado.

    3. No exceder la cantidad de elementos de crtica o valoracin en torno a la informacin.

    4. Buscar el criterio de la sntesis si se incluyen algunas conclusiones.

    5. Respetar las lneas de la esttica y de la lgica que permitan la comprensin del tema

    si el informe se edita en forma de grfico, y no de prosa.

    6. Se requiere sobriedad en el diseo.

    4. Formalidades de la presentacin:

    1. Extensin de una o a lo sumo dos pginas.

    2. Tamao de pgina: A4 u oficio.

    3. Lneas de prosa con separacin de espacio simple.

    4. Diseo de pgina vertical u horizontal.

    5. Diversos tipos y tamaos de letra, signos, subrayados, recuadros, vietas, etc., para

    remarcar las ideas y los datos.

    6. Diseo de un informe o Paper en forma abstracta:

  • 36

    .

    Prrafos en que se exponen los temas del informe.

    Sntesis del desarrollo. Puede ser esquemtica. Puede estar al principio.

    Elemento optativo: textos seleccionados aptos para la exposicin oral ocomo parte de la informacin del informe que se entrega al profesor.

    Informe: Tema (ttulo)

    Datos : Institucin. Materia. Curso. Profesor. :Alumno. Fecha

  • 37

    LOS APUNTES PERSONALES

    1.Conveniencia de tomar apuntes de clase:

    El hecho de tomar apuntes personales:

    -constituye un primer paso del estudio

    -forma parte del proceso de asimilacin de la materia

    -colaborando al aprovechamiento del tiempo que insume la asistencia a clase

    Consignar por escrito una exposicin oral requiere de ciertas habilidades de orden

    intelectual y prctico.

    En primer lugar, la clave para tomar buenas notas es la comprensin de los temas que

    se exponen, lo cual requiere entender cul es el tema general, distinguir las ideas principales

    de las secundarias, y tomar en cuenta los valores implicados, los puntos inciertos, las hiptesis,

    los principios, las teoras, los argumentos, etc.

    En segundo lugar, los apuntes estarn bien tomados si el alumno dispone de

    habilidades prcticas para la redaccin manuscrita combinadas con una actitud de atencin y

    concentracin.

    Es oportuno aclarar que este doble criterio se aplica tambin a las conferencias, los

    seminarios y los cursos breves en los que se hace necesario tomar nota de las exposiciones.

    2.Modo prctico de tomar apuntes:

    Para tomar apuntes es preciso ir ubicndose en cuanto al modo de dar clase del

    docente y a las caractersticas de la materia.

    No se debe esperar que las temticas queden agotadas a lo largo de un curso, pues la

    tarea de un profesor universitario es ofrecer las lneas esenciales de los asuntos, de manera

    que los estudiantes puedan introducirse en ellos y tengan la base para estudiarlos,

    sistematizarlos y valorarlos por s mismos con la bibliografa.

    Desde el punto de vista prctico: -conviene disponer de un solo tipo y tamao de material por asignatura

    -el material para tomar apuntes debe ser bueno y estar prendido o encarpetado

  • 38

    -se requiere tener los propios instrumentos para la escritura y disponer de folios y

    cartulas para archivar o separar los apuntes y las fotocopias correspondientes al tema

    -que los apuntes de las distintas materias se ordenen por secciones separadas

    -se han de colocar los datos de ubicacin: nombre de la materia, profesor, tema, fecha

    y nmero de pgina

    -cada clase nueva comienza en hoja aparte, para poder agregar elementos (fotocopias,

    resmenes, etc.)

    Este conjunto de elementos de ndole utilitaria contribuye a que las notaciones sean

    aprovechables a la hora de estudiar.

    Para tomar notas, el criterio intelectual es el de la claridad de los conceptos, pero

    desde el punto de vista prctico es el de la prolijidad de la letra y la buena forma gramatical de

    las frases, escribiendo de modo inteligible. Se pueden introducir abreviaciones y signos,

    subrayados, colores, tamaos o letras diferentes como cdigo de reconocimiento de las ideas.

    Una buena previsin es:

    -tener los apuntes al da para que no haya partes faltantes del curso

    -estudiar los apuntes dejndolos preparados con un subrayado para el resumen y el

    repaso

    -tomar notas con un criterio coherente acerca del tipo de asuntos que se decide

    consignar

    El mejor modo de tener apuntes de clase es tomarlos por uno mismo y slo

    ocasionalmente completarlos con los de un compaero.

    Existe a veces la costumbre de pedir a otro sus carpetas para fotocopiarlas por no

    tomarse el trabajo de hacer las propias. En este caso, habr que plantearse la responsabilidad

    y el desprejuicio de aprovecharse del trabajo ajeno. No obstante, pedir los apuntes a un

    compaero puede estar justificado o por la ausencia a clase o por el deseo de completar las

    ideas tomadas. No parece estar de ms recordar que los apuntes prestados deben devolverse

    a la brevedad para no perjudicar a quien los cedi.

    3.Empleo de cdigos propios:

    Este sistema es producto de la creatividad del estudiante ante la necesidad de anotar

    conceptos numerosos durante las exposiciones del curso. Tal sistema se aplicar luego al

    tomar notas de resumen de la bibliografa.

  • 39

    Los cdigos propios son signos grficos personales: palabras estereotipadas,

    abreviaturas, resaltacin con colores, ubicacin de letras, nmeros, guiones, flechas,

    subrayados especiales, lneas de distintas formas, etc.

    En lo posible, el universitario ir creando su propio lenguaje o cdigo personal para la

    marcacin de sus apuntes y de la bibliografa. Esta tarea permite escribir rpido y es til para el

    repaso, ya que es captable a la vista.

    4.Contenido de las anotaciones:

    El alumno que trata de anotar toda la exposicin slo podr lograrlo si tiene un gil

    sistema de abreviaturas y si es capaz de prestar completa atencin a lo que sigue mientras

    escribe el concepto que retiene en la memoria.

    La forma ms madura de apuntar las ideas es escuchar la clase distinguiendo las ideas

    centrales, lo cual acorta la anotacin, ayuda a aprender el tema y lo deja jerarquizado para el

    momento de la fijacin.

    El criterio de anotacin responder a la unidad de pensamiento que el profesor

    manifieste y el alumno perciba. Habr que evitar redactar frases sueltas, cuya falta de ilacin

    impedir reconocer la unidad temtica y de sentido al alejarse el momento en que se escuch

    la explicacin.

    Es de considerar la importancia de tomar nota de argumentos, principios, vocabulario

    especfico, bibliografa indicada, fuentes del pensamiento, elementos del pizarrn, etc.

    Si se formulan preguntas y respuestas interesantes, es oportuno registrarlas,

    preferiblemente al costado de la pgina.

    Formarse la costumbre de leer paulatinamente los apuntes de la clase del da anterior

    es un medio acertado para asimilar dosificadamente los temas y para seguir con inters la

    exposicin siguiente. Adems, el estudiante se ubica con claridad ante las ideas nuevas y

    puede redactar con mayor facilidad el prximo apunte, porque conoce el hilo conductor y

    supone datos que ha asentado en clases previas.

    5. Disposicin del contenido en la pgina

    La anotacin de las ideas, como hemos ido diciendo, responde a criterios de distincin

    doctrinal y a habilidades para la redaccin. En stos se apoyan las sugerencias sobre el diseo

    ideal de las pginas de apuntes que se presenta a continuacin.

    Los sectores que se establecen en un apunte no son primariamente de orden esttico sino

    lgico

    Por lo mismo, se hace necesaria la claridad intelectual por parte del docente al impartir la

    clase y de los alumnos al diferenciar los niveles y factores de la exposicin:

  • 40

    -los conceptos centrales y sus derivaciones informativas

    -las definiciones, clasificaciones, esquemas y sinopsis

    -las valoraciones, ejemplos y aplicaciones

    -las pautas para realizar ejercicios prcticos o acudir a la bibliografa

    -la datacin de fuentes, nombres, lxico y fechas histricas

    -otros elementos de inters

    El alumno puede adems aadir a la anotacin de los asuntos objetivos algunas marcas o

    comentarios sobre sus sudas, las relaciones temticas, sus opiniones, etc.

    Conviene distribuir por sectores estos variados componentes. En el cuerpo de la hoja se

    escriben los conceptos fundamentales y el discurso o argumento con que el profesor los va

    proponiendo. En un espacio lateral se concentran, en cambio, otros puntos, de tipo personal,

    los cuales no forman parte del discurso objetivo. En el margen opuesto al empleado para las

    anotaciones subjetivas, se escriben los conceptos resumidos del prrafo o de una globalidad

    temtica (notas al margen: de resumen y de sntesis).

    El espacio inferior de la pgina se deja libre para tomar nota de las indicaciones prcticas

    (bibliografa, fechas, evaluaciones, etc.) Quedando an libre el espacio superior, se lo puede

    reservar para consignar notas de sntesis aen el momento de repasar los apuntes.

    Esta tarea de discernimiento y anotacin de las clases presenciales deja lista la

    informacin para el fichaje de estudio y para la fijacin de los conceptos.

    Proponemos ahora un modelo de pgina de apuntes que est diseada en base a las

    anteriores distinciones intelectuales. El estudiante podr adoptarla con este formato, o bien

    adecuarla a su organizacin personal.

    6.Modelo de una pgina de apuntes de clase:

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    Notas

    Notas

    Sector para comentarios, dudas, etc,

    Notas deresumen de las ideas del prrafo

    Materia / Profesor: N pg.:

    Tema del da: Fecha:

    Cada tanto, en un sector de la pgina anotar una sntesis sobre las ideasglobales del desarrollo.

    Prrafo

    Prrafo

    Apuntes de la exposicin del Profesor por prrafos. Cada prrafo deberegistrar un tema particular del desarrollo temtico. Las anotaciones se harn resaltando las ideas centrales (tamao de letra,colores, signos propios, etc. para atraer la atencin, para el repaso y lafijacin.

    Sector para anotaciones prcticas: indicaciones bibliogrficas,consignas de estudio, fechas de evaluaciones y de entrega de trabajos

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    INSTRUMENTOS PARA LA EVALUACIN

    DE LOS TRABAJOS PRACTICOS

    Se presentan a continuacin varios modelos PARA LA EVALUACIN DE LOS TRABAJOS ESCRITOS que el/la profesor/a puede recrear en la PC y multiplicar para adosarlas a cada trabajo que corrige. El propio alumno puede preparar su hoja de evaluacin en base a este formato e incluirla en su entrega.

    Al finalizar la seccin, se propone un modelo de PLANILLA GENERAL DE EVALUACIN, que refleja el conjunto de PRCTICAS DE TEOLOGA I, metodolgicamente encaradas por los estudiantes.

    Puede ser til para expresar el itinerario del curso que cada alumno ha cumplido, obtener notas parciales y preparar los contenidos del examen final.

    Cada elemento de evaluacin es adecuable en su diseo, segn el docente lo considere mejor para el proceso de su curso. Estas OBLEAS y PLANTILLAS, si bien aparecen como un elemento analtico, al proponer un criterio uniforme para corregir, proporcionan agilidad y practicidad a la trabajosa tarea evaluativa del/la profesor/.

    Adems, el alumno/a recibe la devolucin de su trabajo confeccionado de tal manera, que constituye un elemento con el que contina su aprendizaje.

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    MODELOS DE OBLEAS PARA EVALUAR TRABAJOS ESCRITOS 12

    Trabajo n TEMA: PAGINA DE PRESENTACIN DE ESCRITOS NOTA OBTENIDA:

    1. Diagramacin esttica y lgica: 2. Datos de presentacin: - institucionales: tipo de ejercicio: - ttulacin: - personales: - lugar y fecha: 3. Otras observaciones:

    Trabajo n TEMA: TRABAJO DE TEXTO NOTA OBTENIDA:

    1. Presentacin esttica y lgica: 2. Distincin de las ideas principales: 3. Empleo de cdigos propios: 4. Acierto en el ejercicio de notas al margen: 5. Acierto en el ejercicio de notas de sntesis: 6. Otras observaciones:

    Trabajo n TEMA: FICHA DE RESUMEN NOTA OBTENIDA:

    1. Presentacin esttica y lgica: 2. Calidad del ejercicio de resumen: 3. Acierto en la confeccin de la ficha de resumen: 4. Nivel de lenguaje: 5. Cita/s bibliogrfica/s: 6. Otras observaciones:

    12 Para realizar una MONOGRAFA se recomienda seguir el captulo 5. 3. LA ELABORACIN DE MONOGRAFAS, de la GUA PARA EL MTODO DE ESTUDIO UNIVERSITARIO. TEORA Y PRCTICA PARA ESTUDIANTES Y DOCENTES. EDUCA. Buenos Aires, 2003. Pg. .80-87. La extensin excede las posibilidades del presente escrito.

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    Trabajo n TEMA: RESUMEN Y SNTESIS NOTA OBTENIDA:

    1. Presentacin esttica y lgica: 2. Calidad del ejercicio de resumen: 3. Calidad del ejercicio de sntesis: 4. Nivel de lenguaje: 5. Cita/s bibliogrfica/s: 6. Otras observaciones:

    Trabajo n TEMA: APUNTES DE CLASE NOTA OBTENIDA:

    1. Presentacin esttica y lgica: 2. Acierto en la tcnica: 3. Contenido de la clase (claridad y jerar