16
ROGER SCRUTON Capítulo 9 La Verdad En cierto sentido, la verdad ha constituido el tema de los últimos tres capítulos, en los cuales discutí la relación abstracta que hay entre el lenguaje y el mundo. Pero las teorías que allí presenté se refieren al papel que desempeña la verdad en el argumento —a la lógica de la verdad. Estas teorías son neutras respecto a la naturaleza metafísica de la verdad. ¿Qué significa que algo sea verdadero o falso? Intuiti- vamente, pensaríamos que la verdad es una relación entre la cosa que es verdadera y la cosa que la hace ser así. Pero los dos términos de esta relación están en controversia, como también la relación misma. Los filósofos difieren sobre si el "portador de verdad" es una oración, una proposición, un pensamiento, una afirmación, una creencia o alguna otra entidad, ya sea lingüística o mental. También difieren en qué consiste la verdad. Algunos hablan de correspondencia, ¿pero correspondencia con qué? (Aquí de nuevo hay varias posturas, que se resumen con los términos "hecho", "situación", "realidad" y "esta- do de cosas"). Otros reemplazan correspondencia con alguna otra relación: por ejemplo, coherencia. Otros rechazan de plano la idea de que la verdad es una relación, considerándola, en vez, una propiedad intrínseca de lo que la posea. Hay incluso quienes argumentan que la verdad no es una propiedad ni una relación, que se trata de un concepto redundante. En este capítulo voy a explorar algunas de estas teorías, lo que nos llevará al corazón mismo de la metafísica. 1. Realidad El "robusto sentido de la realidad" que recomendaba Russell suena como una advertencia contra el Inibris: nos dice, no se imagine que usted es la única cosa que hay en este mundo, ni siquiera que es el centro del mimdo que usted conoce. Todo lo que usted piense o diga, debe ser examinado en términos de lo que usted no es. La medida del pensamiento es la realidad, y ésta no es creada ni controlada por el pensamiento. La realidad es objetiva: su ser es diferente de su apa- riencia: lo que es no depende de lo que pensamos que es. Nuestro pensamiento apunta a la realidad, y sólo cuando da en el blanco, po- demos hablar de verdad.

Roger Scruton - La Verdad

  • Upload
    luis

  • View
    46

  • Download
    8

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Roger Scruton - La Verdad

Citation preview

  • ROGER SCRUTON

    Captulo 9

    La Verdad

    En cierto sentido, la verdad ha constituido el tema de los ltimos tres captulos, en los cuales discut la relacin abstracta que hay entre el lenguaje y el mundo. Pero las teoras que all present se refieren al papel que desempea la verdad en el argumento a la lgica de la verdad. Estas teoras son neutras respecto a la naturaleza metafsica de la verdad. Qu significa que algo sea verdadero o falso? Intuitivamente, pensaramos que la verdad es una relacin entre la cosa que es verdadera y la cosa que la hace ser as. Pero los dos trminos de esta relacin estn en controversia, como tambin la relacin misma. Los filsofos difieren sobre si el "portador de verdad" es una oracin, una proposicin, un pensamiento, una afirmacin, una creencia o alguna otra entidad, ya sea lingstica o mental. Tambin difieren en qu consiste la verdad. Algunos hablan de correspondencia, pero correspondencia con qu? (Aqu de nuevo hay varias posturas, que se resumen con los trminos "hecho", "situacin", "realidad" y "estado de cosas"). Otros reemplazan correspondencia con alguna otra relacin: por ejemplo, coherencia. Otros rechazan de plano la idea de que la verdad es una relacin, considerndola, en vez, una propiedad intrnseca de lo que la posea. Hay incluso quienes argumentan que la verdad no es una propiedad ni una relacin, que se trata de un concepto redundante. En este captulo voy a explorar algunas de estas teoras, lo que nos llevar al corazn mismo de la metafsica.

    1. Realidad

    El "robusto sentido de la realidad" que recomendaba Russell suena como una advertencia contra el Inibris: nos dice, no se imagine que usted es la nica cosa que hay en este mundo, ni siquiera que es el centro del mimdo que usted conoce. Todo lo que usted piense o diga, debe ser examinado en trminos de lo que usted no es. La medida del pensamiento es la realidad, y sta no es creada ni controlada por el pensamiento. La realidad es objetiva: su ser es diferente de su apariencia: lo que es no depende de lo que pensamos que es. Nuestro pensamiento apunta a la realidad, y slo cuando da en el blanco, podemos hablar de verdad.

  • C A P T U L O 9: LA V E R D A D 99

    Todo esto es sentido comn. Pero contiene muchas suposiciones metafsicas que son difciles de esclarecer, y an ms difciles de probar. Para empezar, a menudo se habla en trminos de verdad, falsedad y validez, en contextos donde no estamos seguros de que nuestros juicios correspondan a una realidad. Considere la tica. Si usted expresa que es malo comer gente, yo podra estar de acuerdo y describirlo como un juicio verdadero. Pero yo podra seguir afirmando que es falsa su creencia de que es malo comer animales. Esto no es slo una expresin de un gusto arbitrario. Al contrario, es una opinin sobre la que se puede discutir. Usted responde de inmediato diciendo que yo estoy equivocado, porque, si es posible evitarlo (por ejemplo, comiendo alguna mezcla horrible a base de porotos soya), es malo quitarle la vida a un animal. Yo podra entonces argumentar que es justo comer animales debido a que eso les da su nica posibilidad de vivir. El argumento se desarrolla hasta llegar a un punto de acuerdo (aproximadamente, que es bueno que los animales puedan vivir) pero esto tambin es discutible; si se criaran seres humanos slo para ser comidos, sera bueno que vivieran? Estos debates son una experiencia bien conocida. Tambin son sumamente importantes. Porque aunque en general estemos de acuerdo respecto a juicios morales fundamentales (los diez mandamientos unos ms, unos menos), slo es posible encontrar el camino en la jungla humana con la ayuda de consejos sobrios y de bien razonada casustica. En este sentido, dnde estaramos si no pudiramos contar con las ideas de verdad y razonamiento vlido?

    Pero deseamos afirmar que existe una realidad moral, que apuntala nuestros juicios morales y garantiza su verdad? Hay filsofos que han sostenido este punto de vista ("realismo moral"). Pero, en gran medida, sta es una postura filosfica que ni ha sido apoyada en forma unnime por quienes la han considerado, ni es de obvio sentido comn. Nuestros argumentos morales podran haber sido los mismos si, en vez de una realidad moral, hubiese una aspiracin de llegar a un acuerdo, lo que T.S. Eliot llam la "bsqueda comn de un juicio verdadero", cuya nica y suficiente gratificacin es la armona social. Si no le convence el ejemplo del juicio moral, considere los argumentos en esttica. Es obvio que la Catedral de San Pablo es bella y que el nuevo edificio de Lloyd's es repelente; pero existe una "realidad esttica" que hace que estos juicios sean verdaderos?

    Estas preguntas han llevado a los filsofos a tratar de definir la verdad sin presuponer el realismo. Hablar de la verdad y de su papel en el discurso es una cosa; pero no debemos suponer que, al hacer eso, nos estamos refiriendo a una realidad independiente.

  • 100 F I L O S O F A M O D E R N A

    No obstante, podramos estar de acuerdo en ciertas amplias perogrulladas respecto a la verdad, en trminos de las cuales podr- am.os enmarcar nuestra teora. Aqu van algunas:

    (i) Si la oracin "p" es verdadera, entonces tambin lo es la oracin "'p' es verdadera"; y viceversa.

    (ii) Al afirmar una proposicin, hacer un juicio, etc., apuntamos a la verdad.

    (iii) Nuestros juicios no son verdaderos por el solo hecho de que decidamos llamarlos verdaderos.

    (iv) Lo que es verdadero tiene condiciones para su verdad: condiciones cuyo cumplimiento le confiere la calidad de verdad.

    (v) Una proposicin verdadera es consistente con cualquier otra proposicin verdadera: ninguna verdad se contradice con otra.

    2. Teora de la correspondencia

    Estas perogrulladas conducen en forma natural, pero no inevitable, a la teora de la correspondencia. sta se suele presentar antecedida por una cita de Aristteles: "Decir de lo que es, lo que es, y de lo que no es, lo que no es, es decir la verdad". Pero esta expresin gnmica^ debe ser interpretada, especialmente porque la aceptan tanto los defensores como los opositores de la teora de la correspondencia. As que comencemos de nuevo.

    He aqu la idea bsica: la verdad consiste en una correspondencia entre la cosa que es verdadera y la cosa que la hace ser verdadera. Naturalmente, cabe preguntarse: entre qu y qu? Las cosas que pueden ser verdaderas incluyen: oraciones, afirmaciones, proposiciones, creencias y pensamientos. Cul escogemos? La respuesta ms simple es: no importa. Si sabemos qu es lo que hace que una oracin sea verdadera, entonces nuestra teora tambin se puede extender a: la proposicin que expresa, la afirmacin que hace, la creencia que identifica, etc. Por lo tanto, permanezcamos en la proposicin la entidad abstracta que capta lo que una oracin dice, lo que un creyente cree, lo que una afirmacin afirma, etc.

    Qu es el otro trmino de la relacin? A qu corresponden las proposiciones verdaderas? Una forma de contestar es: a la realidad. Pero ya vimos que esto nos conduce a compromisos metafsicos que quisiramos evitar. Otra respuesta es: a "cosas", lo que no mejora el asunto. Adems, el trmino "cosas" no es suficiente si queremos referirnos a los objetos que llenan el mundo. La proposicin de que mi auto no arranca, no se hace verdadera a travs de mi auto, sino por el hecho de que mi auto no arranca. Para llegar a la entidad que sostiene a la proposicin, se necesita algo ms abstracto que una cosa: algo como un hecho, un estado de cosas o una situacin. Cul? E ii

  • C A P T U L O 9: LA V E R D A D 101

    importa? Quizs no importa. Porque los hechos, los estados de cosas y las situaciones comparten una importante propiedad: son "individualizados" (se identifican como los hechos, estados de cosas o situaciones particulares que son) mediante una clusula que comienza con "que": el hecho de que mi auto no arranca; el estado de cosas de que mi auto no arranca; la situacin de que mi auto no arranca. Algunas veces podemos usar otro modismo: la situacin, hecho, etc., de que mi auto no arranque. Pero el asunto sigue siendo el mismo, es decir, que los hechos, estados de cosas, etc., se pueden identificar completamente slo mediante el uso de clusulas relativas.

    En otras palabras, slo podemos identificar un hecho con una proposicin: la proposicin de que mi auto no arranca, que puede "nominalizarse" con la frase "mi auto no est arrancando". Pero con todo, tenemos la misma proposicin en ambos lados de la relacin de verdad. Decir que una proposicin es verdadera si y slo si corresponde a un hecho, suena como algo esclarecedor. Pero la teora se hace mucho menos impresionante cuando se va al grano y se reconoce que la proposicin que p es verdadera si y slo si corresponde al hecho que p. Pues la misma entidad la proposicin que p parece ocurrir en ambos lados de la ecuacin. Y tiene que ser as: sta es la razn de la expresin gnmica de Aristteles (o, mejor dicho, la razn por la cual es gnmica).

    Tiene importancia esto? Los defensores de la teora de la correspondencia creen que no; los defensores de la teora de la coherencia creen que importa mucho. El problema no se elude al desviarse de los hechos a los estados de cosas, situaciones o condiciones-de-ver- dad. Estas nociones sugieren algo sobre cmo los hechos determinan el valor-de-verdad de una oracin. Pero persiste el problema de que, para poder identificar lo que determina la verdad de una proposicin, se debe ofrecer una proposicin. Ms an, para tener certeza a prio- ri de que nuestra teora es una teora de la verdad, se tiene que ofrecer la misma proposicin.

    Entonces, atengmonos a los hechos. Se dice algo con la teora de que la verdad de la proposicin que p consiste en su correspondencia con el hecho que p? Un defensor de la teora sostendra que algo se dice: una proposicin es una entidad mental o lingstica, mientras que un hecho es una cosa en el mundo. La proposicin que p podra no haberse formulado nunca; pero persistira el hecho que p. Por lo tanto, cuando se comparan las proposiciones con los hechos, stos se comparan con algo diferente a ellos. Asimismo, un mapa de mi ciudad comparte los contornos de la ciudad, pero tambin puede compararse con la ciudad misma para determinar si el mapa es verdadero o falso.

  • 102 F I L O S O F A M O D E R N A

    Sin embargo, la analoga con el mapa pone de manifiesto la debilidad del argumento. El mapa reproduce las caractersticas de la ciudad, pero stas no se identifican por primera vez usando slo el mapa. Al contrario, pueden ser sealadas, caminadas, medidas y descritas sin recurrir al mapa. Son " identificables en forma separada"; por eso se dice algo sustancial cuando se afirma que corresponden a caractersticas del mapa. En contraste, pareciera que la nica manera de identificar los hechos es mediante proposiciones que se supone son "ancladas" por ellos. Pero si ambas entidades se identifican en la misma forma, cmo sabemos que son dos cosas?

    Pero por qu no centrarse en los hechos? Estamos obligados a identificarlos con proposiciones? No se alcanza un punto donde nuestras palabras se conectan con el mundo, y esto no indica una de las formas como se logra esta unin?

    3. Teora de la coherencia

    Indicar es un gesto cuyo significado tiene que ser entendido. Supongamos que apunto a un cuadro con el dedo. Qu hace suponer que estoy indicando el cuadro, y no el espejo que est detrs de mi hombro? Despus de todo, mi gesto podra ser interpretado de otra manera, por ejemplo, mirando desde el dedo para atrs hacia mi hombro. Una respuesta simple es que interpretamos el gesto del modo habitual porque existe una convencin que lo rige. As es como lo entendemos. Adems, la convencin slo dice que el gesto seala la cosa situada frente al dedo; sera necesario invocar otras convenciones para determinar qu hecho en particular estoy sealando para su atencin. El indicar pertenece al lenguaje, y descansa en ste para ser preciso. Slo cuando podemos interpretar el gesto como una expresin de pensamiento, podemos usarlo para anclar nuestras palabras en la realidad. Pero esto hace surgir una pregunta: qu pensamiento? Bueno, el pensamiento que p! Volvemos a esa desgraciada proposicin. Realmente, ningn otro pensamiento servira: slo con eso se puede transmitir el hecho que tenemos en mente al referirnos a lo que hace verdad que p.

    Wittgenstein ha dado argumentos como ste en defensa de un tipo de nominalismo, y tambin Hegel en defensa de la teora de la coherencia de la verdad. Entonces, qu dice la teora de la coherencia? He aqu la idea bsica: por ms que se intente, es imposible salirse del pensamiento para aferrai'se a un mbito de hechos independientes. Cuando se habla de lo que hace que un pensamiento sea verdadero, se est expresando un pensamiento: generalmente el mismo pensamiento. Los pensamientos se pueden anclar, pero slo a otros pensamientos. No hay ningn pensamiento que establezca una rea-

  • C A P T U L O 9: LA V E R D A D 103

    cin lgica con algo que no sea un pensamiento salvo que sea otra de esas entidades "portadoras de verdad" (oraciones, proposiciones, etc.) que navegan, para los fines de esta discusin, en el mismo bote metafsico. Si se creyera que un pensamiento o proposicin se hace verdadero al relacionarse con algo externo a l, esa cosa tambin tendra que ser un pensamiento o proposicin.

    Por lo tanto, la verdad es una relacin entre proposiciones. Pero qu tipo de relacin? La respuesta ms aceptada es: "coherencia", Lina visin falsa del mundo no tiene coherencia, no "cuaja"; una verdadera posee alguna forma de "cohesin", con la cual aparecen todos los componentes conectados y apoyndose entre s.

    Hay algo indudablemente atractivo en este cuadro. Se sobrepone al poco atractivo "atomismo" de la teora de la correspondencia. Nos ayuda a ver por qu la bsqueda de la verdad une a todos nuestros pensamientos en una empresa comn. Comprendemos por qu nuestras creencias se exponen a ser refutadas cada vez que otra creencia es enjuiciada. Hace inteligible la construccin de teoras y la ciencia, mostrando su lugar en el corazn del conocimiento, otorgndole, al mismo tiempo, algo de la majestad que tiene el arte.

    El problema es que resulta difcil definir la relacin de coherencia. Como una primera aproximacin, podramos intentar definirla en trminos de consistencia. Sabemos que toda proposicin verdadera es consistente con todas las dems. (sta era la quinta de nuestras perogrulladas iniciales). Para integrar nuestras proposiciones en una visin global del mundo, hay que construir un sistema de pensamientos mutuamente consistentes. El problema es que, aunque presenta la condicin necesaria para la verdad, no es condicin suficiente. Por ejemplo, tome la totalidad de las proposiciones contingentes verdaderas y niguelas. El resultado tambin ser un sistema mutuamente consistente, Pero cada uno de sus componentes va a ser falso. (La objecin slo tiene valor cuando se restringe a las verdades contingentes).

    Un defensor de la teora de la coherencia, que considera que la consistencia es la relacin-verdad, argumentara que, de cualquier modo, todas las verdades son verdades necesarias y que negarlas dara lugar a un sistema inconsistente. (sta fue, aproximadamente, la lnea de Hegel, quien segua a Spinoza). Pero entonces el mismo defensor ha dado otro criterio de verdad, es decir, la necesidad. La verdad no consiste en una relacin entre proposiciones, sino en una propiedad interna contenida en todas las proposiciones: la propiedad de verdad necesaria. Pero qu es esta propiedad? Las posibilidades de definirla, sin descansar en la idea de verdad, son bastante remotas.

    Se han considerado varias alternativas. Una muy prometedora se apoya en la idea de evidencia. El sistema verdadero es aquel en que

  • 104 F I L O S O F A M O D E R N A

    cada proposicin provee evidencia para la verdad de algunas o todas las otras, o hace que la verdad de las otras se haga ms probable, o est conectada con las dems a travs de lazos de apoyo evidencial. Pero aqu tambin hay una dificultad, porque pueden existir sistemas en conflicto quizs un nmero indefinidamente grande que ejemplifiquen esta relacin de apoyo mutuo, y no todos pueden ser verdaderos. (Otra consecuencia de nuestra quinta perogrullada). Luego, para lograr el resultado deseado, el defensor de la teora de la coherencia tendra que fortalecer la idea de evidencia. Quizs tendra que hablar de la mejor evidencia: porque es posible que haya slo un conjunto de proposiciones que pueda proveer la mejor evidencia para algn otro del sistema. Pero cmo se define la "mejor" evidencia? Ciertamente, p es la mejor evidencia para q slo cuando p est integrado a q: es decir, cuando p no puede ser verdadero sin que tambin q sea verdadero. Nuevamente uno se ve obligado a definir coherencia en trminos de verdad. Adems, se acerca por otra ruta a la visin spinozista: un sistema de creencias verdaderas es aquel en que no hay lugar para contingencias.

    Un defensor de la teora de la correspondencia argumentara que, como quiera que definamos coherencia, no capta nuestras intuiciones bsicas respecto a la verdad (incluyendo las cinco perogrulladas de ms arriba); o si las capta, se debe a que la definicin introduce subrepticiamente la nocin de comparacin entre el pensamiento y la realidad, entre el lenguaje y el mundo. Un defensor de la teora de la coherencia respondera que no hay tal comparacin. Para poder comparar el pensamiento con la realidad, se requiere transformar previamente la realidad en conceptos: y entonces comparamos un pensamiento con otro pensamiento. (Ver Ralph Walker, The Coherence Theory of Truth).

    Aunque la discusin parece haber llegado a un punto muerto, puede ser slo una apariencia. Para un defensor de la teora de la correspondencia, queda abierta la posibilidad de identificar alguna caracterstica de la realidad que represente un hecho de una manera que sea diferente a la entidad que confiere la verdad en una proposicin. En una serie de heroicos artculos, Fred Sommers ha argumentado que no se necesitan hechos, u otras entidades "con aspecto de lenguaje", que acten como "productores de verdad". Lo que hace que sea verdad que existen perros de color marrn es una propiedad del mundo, es decir, la propiedad de contener perros de color marrn. Desde el punto de vista de la lgica, un hecho y una propiedad del mundo pertenecen a categoras completamente diferentes, y los malvolos argumentos de la teora de la coherencia estn fuera de lugar. Por supuesto, el defensor de esta teora no va a aceptar esta conclusin: sostendr que lo nico que se ha hecho es cambiar los tr-

    i

  • C A P T U L O 9: LA V E R D A D 105

    minos del debate, y que al comparar oraciones con las propiedades del mundo, en realidad se sigue comparando oraciones con oraciones. Pero tal vez haya una respuesta para esto. Da la impresin que el defensor de la teora de la coherencia est haciendo la trivial observacin de que hay que usar palabras para describir el mundo observacin que no puede ser usada para concluir que 7W existe una realidad extra-lingstica!, o est diciendo que la realidad se debe identificar a travs de oraciones verdaderas; en cuyo caso, est diciendo algo falso.

    4. Pragmatismo

    Hay una teora que intenta incorporar lo mejor de las dos que acabo de discutir. Segn ella, nuestras creencias constituyen un sistema unido por relaciones lgicas como las vinculaciones y presuposiciones. Cualquier proposicin de este sistema se puede enmendar o rechazar, siempre que se ajusten todas las dems y sean coherentes (consistentes) con l. Pero el .sistema debe cumplir con un requisito externo. Tiene que ajustarse a nuestra experiencia: debe permitir que la experiencia sea relatada, y que este relato pueda ser confirmado. Quine dice que nuestras creencias "se confrontan globalmente con el tribunal de la experiencia". En la forma como habitualmente se presenta (por ejemplo, por Quine, su principal defensor), esta teora no difiere sustancialmente de la de Hegel, salvo en el uso de categoras empiristas. Hegel argumentara que la experiencia slo confirma o rechaza nuestras creencias porque incluye creencias. La experiencia es un modo de "aplicacin de conceptos". Por lo tanto, cuando confrontamos el peso de nuestros pensamientos con la experiencia, de nuevo slo estamos poniendo a prueba pensamiento contra pensamiento. La prueba no puede ser otra que la vieja coherencia. Lo mximo que se logra a travs de las ideas de Quine es incluir en el sistema total un nuevo rango de pensamientos (pensamientos vivenciales).

    Quine mismo no es un hegeliano. Identifica su filosofa con el "pragmatismo", una peculiar tradicin estadounidense fundada en el siglo pasado por C.S. Peirce, quien la transmiti a William James, John Dewey y Quine. (Ver los ensayos de Quine en Desde un Punto de Vista Lgico). La idea central del pragmatismo es que "verdad" significa utilidad. Una creencia til es la que me entrega la mejor forma de utilizar el mundo: una creencia que, cuando se actualiza, ofrece las mejores expectativas de xito.

    Sera difcil convencer a un pragmatista para que dijera algo tan franco y directo como lo que acabo de decir. Las definiciones simples de la verdad en trminos de utilidad parecen transparentemente absurdas. Las posturas ms complejas tienden a ser indistinguibles de

  • 106 F I L O S O F A M O D E R N A

    la teora de la coherencia (Quine) o de la teora de la correspondencia (Peirce), dependiendo del sistema en el cual se incorporan. Ob_ viamente, para poder sostener que una creencia es verdadera cuando es til, primero hay que saber qu significa "til". Cualquiera que est tratando de hacer una carrera en una universidad estadounidense va a encontrar que es til tener creencias feministas, tal como las creencias marxistas fueron tiles en el apparatchik universitario de la Unin Sovitica (para no mencionar Gran Bretaa o Italia). Pero esto difcilmente demuestra que esas creencias secin verdaderas. Entonces, qu significa "til"? Se ha sugerido que es algo que forma parte de una teora cientfica exitosa. Pero qu hace que una teora sea exitosa? (El marxismo fue exitoso, si por xito se entiende el hecho de haber sido aceptado por un gran nmero de creyentes). Algunos dicen que una teora exitosa conduce a predicciones verdaderas. Pero si aceptamos esta tesis, terminamos por definir utilidad en trminos de verdad. De hecho, es difcil encontrar un pragmatismo plausible que no llegue a esta conclusin: que una proposicin verdadera es una que es til en la forma que las proposiciones verdaderas son tiles. Impecable pero vaco.

    Por esta razn, los pragmatistas modernos tienden a refugiarse, como Richard Rorty (quien quizs debera ser descrito como "postmoderno"), en la teora de la coherencia de la verdad. Basndose en argumentos similares a los dados ms arriba, Rorty decide que debemos rechazar la idea de que nuestro discurso "representa" o "iguala" a una realidad independiente. No podemos llevar nuestro pensamiento ms all del lenguaje, y si intentamos hacerlo, simplemente nos har volver a nuestro lenguaje bajo un aspecto diferente. As es como Rorty define su postura:

    i'

    [Los pragmatistas] visualizan la verdad como, en palabras de William James, lo que para nosotros es bueno creer. As no necesitan una descripcin de la relacin entre creencias y objetos llamada "correspondencia", ni tampoco una descripcin de las capacidades cognitivas humanas que asegure que nuestra especie sea capaz de entrar en tal relacin. Ellos ven la brecha entre verdad y justificacin no como algo que deba llenarse aislando una clase de racionalidad natural y transcultural que puede ser usada para criticar ciertas culturas y elogiar a otras, sino simplemente como la brecha entre el bien real y el posible mejor. Desde un punto de vista pragmatista, decir que lo que hoy es racional que nosotros creamos puede no ser verdadero, es decir simplemente que alguien puede aparecer con una idea mejor... Para los pragmatistas, el deseo de objetividad no es el deseo de escapar a las limitaciones de nuestra comuni-

    V

  • C A P T U L O 9: LA V E R D A D 107

    dad, sino sencillamente el deseo de tanto acuerdo intersubjetivo como sea posible, el deseo de extender la referencia de "nosotros" tan lejos como podamos... {Objectivity, Realism and Tnith, pp. 22-3).

    En este sentido, el pragmatista piensa que sus opiniones son mejores que las de su oponente (a quien Rorty llama el "realista"), pero no piensa que sus opiniones corresponden a la naturaleza de las cosas. En otras palabras, el pragmatismo junta las exigencias del nominalismo con las de la teora de la coherencia de la verdad, y nos dice que "nosotros" somos la prueba de la verdad y la corte de apelaciones final de todos nuestros juicios cientficos. Segn este punto de vista, ya que la verdad no se puede distinguir de un acuerdo general (o por lo menos, un acuerdo general entre "nosotros"), la bsqueda de la verdad la ciencia no es ms que un intento para extender lo ms posible el acuerdo.

    Es difcil discutir esta visin, tal como es difcil discutir con el nominalista o el idealista: el pragmatista, definido como tal, va a permanecer siempre en el sitial que l mismo se ha construido, pero, para lograrlo, nunca debe bajar la guardia. Como el mismo Rorty reconoce (p. 24), el pragmatista no tiene realmente una teora de la verdad. Propone que abandonemos este concepto y su ftil sugerencia de que podemos comparar nuestras creencias con las caractersticas con-aspecto-de-lenguaje de la realidad; ms bien, deberamos concentrarnos en el asunto de vivir. Si hay que hacer una eleccin, que sea una eleccin de estilos de vida el estilo inclusivo y abierto del demcrata librepensador, versus el estilo exclusivo y cerrado del hombre tribal o del sacerdote.

    Sin embargo, sta es una conclusin notable si se piensa que proviene de una premisa tan dbil. La nica base para la postura de Rorty es la trivial verdad de que el mundo slo se puede describir mediante nuestro lenguaje y procedimientos. No obstante, se hace alguna distincin entre los procedimientos que revelan la realidad, y los que slo fortalecen nuestro lugar en ella? El Ummah islmico fue, y sigue siendo, el ms amplio consenso de opinin que ha conocido el mundo. Reconoce expresamente el consenso {ijma') como un criterio de verdad, y est dedicado a la interminable tarea de incluir a tcmtos como sea posible en su amplio plural de primera persona. Adems, cualquier cosa que Rorty o James definan como creencias "buenas" o "mejores", el devoto musulmn seguramente considera que l es quien tiene algunas de las mejores: creencias que brindan seguridad, estabilidad, felicidad, una forma de asirse al mundo y una conciencia limpia en la medida que se elimina al enemigo. Sin embargo, es posible desconocer ese profundo y persistente sentimiento que

  • 108 F I L O S O F I A m o d e r n a

    nos dice que esas creencias podran no ser verdaderas y que las enervadas opiniones del ateo postmoderno podran estar ganando terreno? Rorty, quien afirma livianamente que Dios no existe, debe creer que esta creencia es, en alguna forma, la mejor base para la comunidad consensual a la que l aspira. Sin embargo, cmo lo sabe? Ciertamente, no se infiere de la aplicacin de "nuestros" mtodos: ya que la historia apunta mucho ms en el sentido contrario. (Observe los dos grandes intentos para establecer comunidades ateas: la Alemania nazi y la Rusia sovitica). Es claro que, cuando se llega al punto de creer en algo, Rorty est tan preparado como el resto de nosotros para mirar ms all del consenso y evaluar las creencias basndose en fundamentos diferentes que su "bondad" o utilidad. De hecho, si rechaza la creencia de que Dios existe, es porque, como cualquier ateo, est convencido de que esa creencia no corresponde a nada que exista en la realidad. Ciertamente, cuando el padre fundador de la escuela pragmatista abraz el "falibilismo" queriendo decir que ninguna de nuestras creencias est fuera del alcance del cuestionamiento (C.S. Peirce, Collected Papers, vol. 1), no pens que con ello nos quitaba la posibilidad de decidir que las creencias malas eran tambin falsas. El hecho de afirmar que nunca estamos autorizados para declarar que estamos en lo cierto, no es obstculo para pensar que se pueden rechazar las antiguas creencias, que ahora se describen como falsas, y aceptar nuevas creencias que las contradicen. En realidad, el mtodo de la refutacin es tan fundamental en la ciencia, que es difcil imaginar cualquier afirmacin que no lo contenga. Cuando nos valemos de conceptos como falsedad y contradiccin, estamos reafirmando indirectamente nuestra lealtad hacia la verdad. Adems, no parece haber ninguna representacin mejor de la convergencia a la que aspira la ciencia y que tambin parece (a diferencia de la religin, por ejemplo) lograrse en la ciencia, que la suposicin de convergencia en la verdad. Un musulmn, un copto, un druso y un budista estn en desacuerdo en muchas cosas, pero, cuando piensan en el asunto, estn de acuerdo respecto a las leyes de la fsica.

    Lo que afirmo no puede ser la ltima palabra, pues los pragmatistas son exactamente lo que su nombre sugiere: astutos casuistas como Protgoras que, armados de unos cuantos argumentos inexpugnables, siempre pueden acusar a sus acusadores de evadir la pregunta. (Ver Gua de Estudio). Volveremos a encontrar estos argumentos cuando discutamos la naturaleza de las teoras cientficas y el concepto de significado. Para los presentes fines, la pregunta es: en quin descansa la responsabilidad? Corresponde al pragmatista entregarnos la forma de eliminar la idea de una realidad independiente del lenguaje? O debe ser su oponente quien demuestre que esta idea es, bueno, verdadera? La respuesta ms sabia a estas pre-

  • C A P I T U L O 9; LA V E R D A D 109

    guntas es la que dio Kant, cuyo "idealismo trascendental" la entrega en la siguiente forma esquemtica: slo podemos conocer el mundo desde nuestro punto de vista. Para conocer el mundo "como es en s mismo", no podemos, bajo ningn punto de vista, salimos de nuestros conceptos. Sin embargo, nuestros conceptos son moldeados por la creencia de que los juicios son representaciones de la realidad: nuestros conceptos son conceptos de objetividad y se aplican al mbito de los "objetos". Sin tener como base esa creencia, no podramos comenzar a pensar.

    Al mismo tiempo, la creencia en un orden objetivo genera la idea de un mundo visto desde ninguna perspectiva: el mundo "en s mismo", como lo conoce Dios. Para nosotros es imposible lograr la visin divina libre-de-perspectivas de las cosas; pero es una idea que se encuentra en nuestros procedimientos como una "idea reguladora" que siempre nos est exhortando hacia el camino del descubrimiento.

    Aunque el punto de vista de Kant (re-presentado por Hilary Put- nam como "realismo interno") no es la ltima palabra en la materia, es lo mejor que se ha dicho al respecto. Adems, muestra que el argumento de Rorty no resuelve el problema de la naturaleza de la verdad. El hecho de no poder salimos de nuestros conceptos no determina si el objetivo fundamental del concepto de la verdad es representar el mundo, ms que expresar la vida. (No olvidemos que el concepto del mundo tambin es uno de nuestros conceptos).

    5. Teora de la redundancia

    Esta teora, una respuesta radical para los rompecabezas que hemos estado considerando, se debe a F.P. Ramsey ("Facts and Propo- sitions"). Supongamos que hay slo dos valores-de-verdad: verdadero y falso. Para cualquier proposicin p, resulta que p equivale lgicamente a la proposicin que p es verdadero. Las dos oraciones "p" y "p es verdadero" tienen necesariamente el mismo valor-de-verdad. (sta no es una de nuestras perogrulladas, ya que depende de la controvertida teora que dice que cada proposicin es verdadera o falsa).

    Sin embargo, al aceptar la equivalencia de "p" y "p es verdadero", se cae en la tentacin de concluir que el concepto de la verdad no es necesario. Se puede decir todo lo que se quiera sin usar este concepto. En vez de decir que p es verdadero, basta decir que p. Lo nico que se agrega con la palabra "verdadero" es una reafirmacin de la proposicin original.

    Esto podra parecer un intento para evadir el asunto. Pero se basa en dos ideas sutiles, primero enunciadas por Kant:

  • l i o F I L O S O F A M O D E R N A

    (1) El problema filosfico de la verdad se origina en una generalizacin ilegtima. Para cada proposicin, podemos preguntar qu la hace verdadera, y respondemos dando las condiciones-de-verdad. Tambin podemos dar teoras que "enlacen" cada proposicin con sus condiciones-de-verdad. Pero estas teoras dan un resultado diferente para cada proposicin. Si en vez de preguntar qu hace verdadera a esta o aquella proposicin, pregunto qu hace verdadera a cualquier proposicin, no encuentro ninguna respuesta: la pregunta est sobregeneralizada. (Compare "Cunto pesa este libro?" con "Cunto pesa cualquier cosa?"). Los filsofos hablan de "correspondencia" y "coherencia", pero stas son slo palabras. Es posible comparar cada proposicin con sus condiciones-de-verdad en formas que tengan significado. Pero no existe una verdad general sobre la verdad en el sentido que requieren las teoras tradicionales.

    (2) Las dificultades que hemos encontrado resultan del intento de analizar nuestro pensamiento como un todo y juzgar sus credenciales. Para evaluar la coherencia de la totalidad o para comparar la totalidad con la realidad, se requiere tener un punto de vista que sea externo al pensamiento humano. Sin embargo, ese punto de vista no existe. Por lo tanto, aunque seamos prisioneros de nuestro pensamiento, en ausencia de otros puntos de vista adonde escapar, eso no constituye una limitacin. Cuando se utiliza una palabra como "verdadero", se usa desde adentro del contexto del lenguaje: por eso no puede tener la propiedad mgica, que nada podra tener, de transportarnos fuera del lenguaje hacia un encuentro "directo" o "trascendental" con el mundo. Luego, la palabra "verdadero" no agrega nada que pudiera satisfacer a los metafsicos. Puede eliminarse del lenguaje.

    Muchos filsofos no estn satisfechos con la teora de la redundancia. Ella requiere considerables contorsiones para dar cuenta de todas las cosas que se dicen sobre la verdad. (Considere "la verdad sobre la muerte de Mozart", "la bsqueda de la verdad", "una historia en gran parte verdadera". Si queremos seguir la teora de Ramsey, cmo se podran eliminar las palabras "verdad" y "verdadero" de estas frases?). La teora tambin es profundamente insatisfactoria: de hecho/ tenemos una idea intuitiva de lo que dicen las teoras clsicas, y reconocemos que el elegir entre ellas no slo es algo real, sino la eleccin ms fundamental de toda la metafsica. No obstante, los filsofos frecuentemente han vuelto a las ideas de Ramsey en esta materia, en parte porque son un ejemplo de un nuevo y cada vez ms popular enfoque del problema.

  • C A P T U L O 9; LA V E R D A D 111

    6. Teoras minimalistas

    En un famoso artculo, al cual retornar en el Captulo 19, el lgico polaco Alfred Tarski propuso una "teora" de la verdad, que, segn l, captaba la idea de correspondencia, caracterizando al mismo tiempo el papel nico de la verdad como base del discurso lgico. Su tcito punto de partida fue la idea sobre referencia propuesta por Frege, en la cual la verdad participa tanto en el objetivo del discurso como en el valor semntico de las expresiones satisfactorias. Por eso Tarski llam a su teora "teora semntica de la verdad": la teora que muestra el papel de la verdad en la interpretacin semntica.

    Tarski pregunt: a qu condiciones debe atenerse una "definicin" de la verdad? Qu nos llevara a aceptarla como una definicin de la verdad? Primero, debiera asignar condiciones-de-verdad a cada oracin de nuestro lenguaje. Segundo, debiera derivar esas condiciones-de-verdad del valor semntico de las partes de una oracin (para satisfacer el requerimiento de Frege en el sentido de que el valor semntico de expresiones complejas se determina por el valor semntico de sus elementos). Tercero, debiera cumplir con lo que l denomin "condicin de adecuacin", es decir, que cada instancia de la siguiente "convencin":

    (T) s es verdadero si y slo si p

    debiera resultar verdadero, donde la letra s representa el nombre de una oracin, y la letra p la oracin propiamente tal. Un ejemplo de esto es:

    (S) "La nieve es blanca" es verdadero si y slo si la nieve es blanca.

    (De hecho, Tarski dijo "verdad-en-ingls", porque crea, por razones a las que volver en el Captulo 26, que la verdad slo se puede definir para cada lenguaje en forma separada, y adems debe definirse en otro lenguaje que Tarski llam "metalenguaje". Con el objeto de simplificar, voy a ignorar esta complicacin que no tiene relevancia en lo que estamos discutiendo ahora).

    Por qu la convencin T estipula una condicin de adecuacin? La respuesta es simple. Sus instancias, tales como la oracin S, expresan exactamente la idea de correspondencia: relacionan una oracin con el hecho de que se utiliza para expresar, primero nombrando la oracin y luego usndola. Sabemos a priori que la oracin "la nieve es blanca", cuando se utiliza segn las reglas del ingls, identifica el mismsimo estado de cosas, sea cual sea ste, que hace verdadera a la oracin "la nieve es blanca". Por lo tanto, una teora que

  • 112 F I L O S O F A M O D E R N A

    comprenda cada instancia de (T) va a captar todo lo que se pueda captar de la idea de correspondencia: todo lo que se pueda captar en el lenguaje. (Y, como vimos, es probable que lo que se pueda captar en el lenguaje no baste para resolver lo que est en juego como criterio de verdad entre correspondencia y coherencia).

    Tarski construye su teora en formas sorprendentes y sugeren- tes. Sin embargo, para nuestros fines, el resultado ms importante de su argumento es que da respetabilidad a un tipo de "minimalismo" sobre la verdad. En vez de buscar profundas teoras metafsicas, Tarski simplemente nos hace volver a las indiscutibles perogrulladas sobre la verdad, y pregunta cmo podra obtenerse una teora adecuada de ellas. Tal vez no habra que pedir ms de una teora de la verdad.

    Por eso Quine, inspirado por Tarski, considera que el predicado "verdadero" es simplemente lo que l llama un "predicado de descitacin" (predcate of disqiiotation), y no algo que describe el status metafsico de una oracin. Al usarlo de este modo, se pasa de las palabras que se citan a las palabras que se usan: y, en realidad, sa es su funcin. Por el hecho de haber dado a la oracin el nombre "la nieve es blanca" y haberla ligado despus al predicado-de- verdad, la uso, la estoy haciendo ma, con lo cual asume su lugar junto a las otras oraciones que forman mi discurso y pasa a ser un fragmento de mi teora del mundo.

    Volvamos ahora a la primera seccin: uno puede imaginar un filsofo que considere que las perogrulladas que escrib ms atrs (junto con la expresin del prrafo que sigue en honor a Aristteles) contienen toda la verdad sobre la verdad: o, por lo menos, todo lo que se necesita pensar sobre la verdad para poder usar eficazmente el concepto como un predicado de descitacin. De modo que aqu tenemos un nuevo proyecto filosfico: concebir una teora de la verdad que contenga mnimas suposiciones metafsicas. Como lo descubri Tarski, eso no es fcil: de hecho, l lleg a pensar que era imposible, y que las teoras de la verdad slo podan inventarse para lenguajes artificiales y a expensas de construir otro lenguaje en que discutirlo. No obstante, es posible que estuviese equivocado en esto. Las recientes reflexiones de tantos filsofos sobre esta materia han resultado en que, por lo menos, sea habitual encontrar en la literatura un enfoque completamente nuevo referente al problema de la verdad.

    Tanto los defensores de la correspondencia como los de la coherencia podran adoptar las teoras minimalistas: y, sin duda, ambos van a proclamar que su teora es la teora minimalista: que explica el concepto de verdad, diciendo lo mnimo que se necesita decir (y tambin lo mximo que se puede decir en forma coherente). Pero

  • C A P T U L O 9: LA V E R D A D 113

    ahora el campo ha cambiado. Parece que no hay que escoger entre correspondencia y coherencia; tal vez ambas slo sean descripciones rivales de la misma idea: la idea contenida en la convencin T. Si hay una controversia, es probable que sta se refiera a dos concepciones de la realidad. Ahora trataremos este tema, y en particular la diferencia entre apariencia y realidad.