ROMANCERO DE GALICIA · 2018. 4. 20. · PRÓLOGO. Noble Galicia: tus amantes trova-dores recorren incesantemente el oleaje,› de tus montañas, en alas de su genio. Melos donde

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BENITO VICETTO

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LA mim A

ANDlI gS MARTINEZ, EDITOR

1887

PROPIEDAD

Jod Miguez Peinó y EL, impreeores, San Andrée, 98.

Eu cantovol-a vida n'o pasado;QU'Oldr08 canten a vida n'o futuro.

M. Cumlos ENRIQUEL

•

rRÓLO GOR

•

PRÓLOGO.

Noble Galicia: tus amantes trova-dores recorren incesantemente el oleaje,›

de tus montañas, en alas de su genio.Melos donde quiera, ya al pie de un

puente, de un castillo feudal *6 de unviejo monasterio, y en baladas de má-gica dulzura, dar al viento las batallas'de gloria y de amor que ensangrentaronla plata móvil de tus ríos.

X PRÓLOGO

faomántica Galicia: un poeta muyjoven, pero que ya has laureado dia tras'día, se acerca al pie de nuestros bal-cones.

Ma bebido ä torrentes la inspiraciónen la soledad de tus desfiladeros som-bríos, en la fronda de tus pinares oscu-ros, en el canto de tus aves, en el aromade tus flores, en los encajes del mar, ensus rompientes espumosas, y en el mantode flotante brétema en que te envuelves'de mariana.

Ya preludia en su laudYa va á entonar tus romances his-

tóricos y tus tradiciones, ola en pos de,ola de dulzura.

Z.9igámosle, por que—además--es elprimero que nos ofrece un ramillete de,flores indígenas, puramente galciicas.

PRÓLOGO SI

III

fflermosa Galicia: oigamos al joventrovador.

Pero antes arrojemos á sus planta?las hierbas olorosas que crecen en tu?valles, y tejamos guirnaldas para sufrente con las camelias, violetas y he-liotropos de los jardines que orlan tus'ríos y tus mares.

IV

¡Meto ya aquí'Eevantemos la celosía de esta página

de cariñoso reconocimiento, para verloy oírlo mejór.

XII PRÓLOGO

gliorizonte á la inspiración!;Honor á lo que emana directamente,.

de Dios, en ondas de sentimiento, encantos de amor y gloria!

No todo ha de ser puentes, caminos'y canales para el sport de la vida delcuerpo: hay que sonreir también amo-rosanzente á cuanto tienda d enriquecer,con inhalaciones de infinita ternura, lavida del alma.

Benito Ticetto.

Madrid, Mayo de 1878.

PART X PRIMXItA

ROMANCES HISTÓRICOS

ANDRADE EL BUENO

PrOnnadO Con un laurel de ein, ofrecidopor la PiputaciAn Provincial de la Cortina.en el Certamen Literario celebrado en aque-lla capital el 2 de Julio de 1S77.

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ANDRADE EL BUENO

«Sé bóo, que Mo eompaeiro

Arrullado por las olasQue en espuma se deshacenContra las quebradas peñasQue el mar Cantábrico bate;Refrescado por las brisasQue de Puentedeume salenY llevan de su castilloLos recuerdos inmortales;

2

6 BIBLIOTECA GALLEGA

Entre el incienso que aun cubreCon sus ondas los altares,Duerme su sueño postreroFernando Pérez de Andrack.En el histórico asiloDe los frailes Observantes,Se alzó su sepulcro un día,Codicioso de guardarle,Y en él su estatua yacenteRecuerda ä nuestras edades,Que solo descansa en piedraQuien no descansó en combates.De su inmaculado escudoLos cuarteles intachablesSon páginas de su historiaQue en ingrato olvido yacen.De su alcurnia los recuerdosLa banda de oro nos trae,Y las cabezas de sierpeDe su arrogancia indomableDejaron pruebas escritasEn el verde de su esmalte.Ave María en su escudoEscribió un día el de Andrade,Y con sus alas del cieloBajó ä defenderle un ángel,El mismo que en su sepulcro

ROMANCERO DE GALICIA 7

Tenaz centinela hoy hace. (1)Junto ä su olvidada tumbaSe detiene el caminante,Y al descifrar entre el polvoLos apellidos de Andrado ,Dobla la rodilla en tierraBajo el peso formidableDe los recuerdos de gloriaDe sus hechos inmortales.Y en vano busca el curiosoLa oscura mancha de sangreQue arrojar quiso en su nombreUna envidia miserable, (2)Que allí no hay mis que hidalguía,Nobleza, lealtad, bondades.¡Id it Montiel! Los reflejosDe siniestra luz que aun ardenCon trémulo brillo escribenAquella historia infamante.

(1) Guarda las cenizas del héroe gallego el templo deFranciscanos observantes de Betanzos. Un oso y un jabalísostienen corno soportes su sepulcro. Lo orna su escudo conbanda de oro y cabezas de sierpe en campo verde, circuidopor la leyenda «Ave María gratia plena.» La estatua ya-cente del guerrero está velada por un ángel.

(2) La hazaga de Bertran Claquin ó Bertrand Digues-clin, se atribuyó por cronistas extranjeros II Fernando deAndrade.


¡Leedla! Fijad vuestros ojosEn el nombre del cobarde,Que aquella historia no mienteY allí no se lee «Andrade »No engendró, ni engendra nuncaGalicia villanos tales;Que si en mi patria naciera,Por su deshonra, un infame,Salvara el Miño su lechoPara en sus ondas ahogarleTal es la patria gallega;Pero si eso no bastase,¡Venid! Yo voy de GaliciaA registrar los anales,Voy ä sacar de sus hojasLas hazañas del de Andrade.

II

Del Rey Enrique segundoFué animoso compañero,Lo mismo en aciagos díasQue en venturosos sucesos.Fiel cuando, rey de unos pocos,


Enrique en un monasterio (1)Se ceñía una coronaSin tener trono ni reino;Y fiel cuando toda EspañaSe rendía ante su aceroY atravesaban los maresDe su gloria los reflejos.Fué su vida, la del nobleQue no rompe un juramento:La del que sabe á sus hijosLegar un escudo ilesoQue no empañe ni una mancha,Ni una sombra, ni un recuerdolTenaz luchó Fernán Pérez,Pero luchó como bueno;Y aún en los muros de LugoSeñales hay del asedioQue por defender á EnriqueSostuvo contra Don Pedro. (2)Y allí en la sangrienta lizaAl hallarse dos gallegos (3)Por no prolongar la luchaNi ensangrentar más el suelo,Se alejó el uno del muro

(1) Las Huelgas, en Burgos (1366).(2) El Rey Don Pedro I de Castilla.(3) Fernando de Castro y Fernando do Andrado.


• Y aquietó el otro su acer),los dos para la historia

Una página escribieron.Venció tí Vitoria y LogroñoQue ä su Rey negaran pleitoComo Requena y MolinaQue á su empuje se rindieron.Portugal y ExtremaduraTambién al noble gallegoHumillaron sus pendonesY ä Enrique reconocieron.Más tarde, la media lunaProbó el temple de su acero,Y en los campos de GranadaLos aguerridos gallegosToda la tierra moriscaCon alquiceles cubrieron.Que para hacer la coronaDe su Rey, digna del reino,Palmo tí, palmo fué el de AndradeConquistándola terrenoY clavando en los castillosSus pendones altaneros,Con una lealtad sin tachaCon la fe del caballero,Pues Rey hizo ä D. EnriqueQuien se pudo hacer un reino.


Aún en las gallegas playasRepite el mar en sus ecosLos cantos de una victoriaQue se debió tí sus esfuerzos.Bajó su Rey al sepulcroNombrando ä su hijo herederoDel trono real y del tronoQue alzara Andrade en su pecho,Y al hijo honró, corno al padre,El valeroso gallego.Cuando las naves britanasTrajeron ä España el ecoDe pretensiones injustasY de ambicicsos proyectos;Cuando el de Lancáster (1) quisoReclamar falsos derechos,Fuó en Valencia derrotadoY se acercó á, nuestros puertosBuscando fácil entradaY más pronto y fácil éxito.Frente á la herculina torreFondeó sus buques guerrerosY sitiando ä la Cortina,

41) Jhon of Gaunt, Duque de Lancitster, hermano deRicardo de Inglaterra y esposo de D. Constanza, hijo deDon Pedro I, quiso hacer valer sus derechos al bono deCastilla.


Más que animoso, altaneroCreyó la defensa pobreY soñó con triunfos cié-dos.Gobernaba y defendíaLa Brigancia nuetro héroe,Y la vencedora espadaDe Fernán I'érez, EL BUENO,

DesnwEndose gloriosa,Fué de la victoria el centro.No hay palabras que retratenSus titánicos esfuerzos,Ni tiene la lira sonesCon que celebrar al puebloCoruñés, que aquel triunfoDejó con su sangre impreso.Avergonzadas las navesAbandonaron el puerto,Y adunó Andrade á los suyosUn triunfo imperecedero.

III

Cuando á, Galicia oprimíaCon su hierro el feudalismo,Cuando honras, vidas y haciendasVinculaba un señorío,


Y eran esclavos los pobresY eran sefiores los ricos,Recibió el Conde mercedesComo premio ä sus servicios.Fué Seiior de PuentedeumeY de Ferrol, SeflorfoQue se aumentó con VillalbaI'or sus Reyes concedido,A más, sus tierras de AndradeDonde aun se alza su castillo,No como ayer, poderoso,Amenazando al olvido,Sinó la almena dobladaBajo el peso de los siglos.Y en vez de ser el tiranoFeudal, por todos temido,Dejar un grato recuerdoEn sus grandes feudos quiso.Y mandó fabricar fuentes,Y abrió en sus tierras caminos,Hizo doquiera hospitalesQue al pobre diesen abrigo,Y á. todos tendió la manoY logró ser bendecido. (1)

(1) «Fundó hospitales en Puentedeume y Betanzos;levantó y engrandeció los monasterios y templos de Mon-


Y aquel rayo.de la guerra,De las batallas prodigio,Que recorrió toda EspañaDerribando poderíos;Que supo ganar un tronoDando ä una corona brillo;Que colgó luego su aceroEn sangre mil veces tinto,Descansó de sus hazañasEn su extenso Señorío,Siendo allí padre del pobreY apoyo del desvalido.Y el pueblo, que justicieroSabe siempre hacerse digno,Más dadivoso que el ReySer con el de Andrade quiso.Sí; ¡más que el Rey! Que GaliciaDióle mayor SeñoríoAl inscribirle en la HistoriaEntre sus mejores hijos,Y apellidándole EL BUENO

Le dió el mejor apellido.

tefaro, Ferrol y Chanteiro; echó los puentes de Jubia, Par-.oo y Narahio; alzó el fuerte palacio de la antigua Pueblode Rio Ilmo....»

«Su mejor obra fué el soberbio puente de sillería sobt,el Eume y el mar....»

LA PROTESTA DE PEDRO PADRÓN

Premiado con una rosa dooro, ofrecida por el Ayunta-miento de Ferrol, en los JuegosFlorales celebradós en Agostoie 1879.

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LA PROTESTA DE PEDRO PADRÓN

Libertad de España, plantaque sembró mano plebeya.

Erromno SELIAS.

I

La historia, siempre implacable,Guarda intacto su recuerdo:La libertad era un mitoY la religión un feudo;Patrimonio era la honra,Del que cobraba los pechos,Y la humillación, tesoroQue derrochaban los siervos.


Galicia dió al feudalismoCuna en su preciado sueloY le arrulló con cantaresQue ocultaban sus la mentos;Y entre señores y obis pos,Y entre báculos y feudos,De la libertad verdugos,Del honor sepulturerosSin que el honor levantaraLas rotas alas del suelo,Galicia, pueblo de libres,Fué, entonces, de esclavos pueblo.Trono para los señoresPrestaron humanos cuerpos,Para sus banquetes carnesCon sus carnes ofrecieron.Juntos siervos y terruños,Juntos terruños y siervosSe cedían y heredabanComo bienes solariegos,(5 al abad como regaloIban, humildes corderos,Los vasallos que nacíanY eran esclavos naciendo.Los señores, sin deberes,Se abrogaban los derechos,Y así cobraban las rentas


Mientras les cobraban miedo.Y en tanto que los villanosDoblaban la frente al suelo;Y alfombra de los corcelesHacían, niños y viejos,Los juveniles ardores,La nieve de los cabellos,Al joven como al ancianoImponíanse los pechos.Reyes, aun más que señores,Abades y caballeros,La justicia administrabanEn sus dominios y siervos.; Administraban justicia!Sarcasmo digno del tiempoEn que eran cuchillo y sogaCódigo de los derechos.Los villanos amasabanCon su sangre el pan del feudo,Mientras la esfinge del hambreSu trono alzaba ante el pueblo.Al recordarlo, en las venasCorre la sangre cual fuegoQue quisiera de la historiaFundir el triste recuerdo.Que aun cuando, al fin, los villanosEl yugo vil sacudieron,


Ni con la sangre vertidaEn su titánico esfuerzo,Puede lavarse la mancha .Que en sus rostros imprimieron,Los que escupieron al rostroDe los villanos, los feudos.Y aquel humilde villanoQue en su condición de siervoAnte abades y señoresDoblaba vencido el cuello;El que no osaba los ojosLevantar jamás del suelo,Ni concebía otro mundoQue el de su coto y su feudo;El que entregaba sus hijosAl capricho de su dueñoY sin pan y sin familiaDormía tranquilos sueños;El que en la infamia nacidoNo acariciaba otro anheloQue vivir en esa infamiaSobre el deshonrado lecho;Por bien extraño designio,Por bien oculto misterio,Heraldo de libertadesVenía ä ser para el pueblo.Él vino ä cerrar las puertas


Del deshonor en el reino,Y ti trazar el primer surcoEn el inculto terreno.Y Galicia que diö cunaAl feudalismo en su seno,Cuna dió á las libertadesQue orgullo son de este pueblo.En la olvidada cenizaDébil chispa guardó el fuego,Y apareció una mañanaEl resplandor del incendio.¡Paso al primero que supoQuitar el yugo del cuello!Y al hablar de libertadesPaso á Ferrol, el primero!

II

Es el señor, Nutio Freire,De los dominios de Andrade:Ferrol ante su castilloY á sus pies, tendido yace.Aunque es la villa realengaY ostenta cifras reales ,•

3


Tiempo hace que la CoronaLa cedió al Señor del valle. (1)Supo en verdugo erigirseY distraer sus pesares,Que para aliviar sus penasLlevó al rollo cí nuestros padres.Altivo, fiero, orgulloso,Carcelero de bondadesQue ni ä una sola dió suelta...Tal era el señor de Andrade.Ferrol, rico en privilegiosQue sin señores ni abades,Tan solo de su ConcejoLeyes recibió y no en balde,Supo que el rey (2) violandoSus sagradas libertades,Confirmaba el SeñoríoDe la villa cí Nuño Anchado:A Nuíio, de quien la villaRecibió, en el mal constante,Robos, daños y cohechos,Y arranzonamientos grandes;A Nufio, que si pasabaDe la villa por las calles,

(1) La códula de donaei4n fui2 expedida en 1371, i)orEnrique I.

(2) Don Juan II.


Siempre un villano elegíaCon intento de colgarle;A Nuño, en fin, cuyos hombres,Así escuderos que pajes,Eran terror de la villaPor sus torpes liviandades.Y antes que inclinarse al yugoDe la soberbia irritante,Soñó Ferrol, y en buen hora,Contra tal dominio alzarse.La campana del ConcejoLibró sus sones al aire,Y ä los jueces y merinosCongregó con el Alcalde.Decidióse que á ZamoraUn procurador marchase,Y ante el Rey con enterezaCuenta diera de sus males.Y que si el Rey no cedieraPor la villa protestase,Puesto que Ferrol podíaBien, su obediencia. negarle.

Pedro Padrón ä ZamoraLlegó ä pretender en balde,Ver al Rey, que DO queríaNi atenderle ni escucharle.


Ante un Notario, con firmeAcento, sonoro y grave,Y de palacio á las puertasQue el Rey sabia cerrarle,Por la dignidad de un puebloQue bien sus deberes sabe,Pedro Padrón su protesta (1)Hizo así, contra el de Andrade :«Notario, dad testimonio,Para que nunca se puedaDecir que Ferrol se olvidaDe que es villa realenga,Como lo demando y pido,De la solemne protestaQue en la ciudad de ZamoraHago ä las reales puertas.Tiempo hace que sin justiciaNufio de Andrade nos veja,Y los privilegios realesSin respeto pisotea.Por privilegio sellado (2)

(1) Puede leerse esta protesta integra en el Archivomunicipal de Ferrol, legajo ními. 1; en la Historia de Fe-rrol, por Montero y Aróstegui, pág. 294; y en la Historiade Galicia, por B. Vicetto, tomo VI, pág. 36.

(2) Don Fernando III, el Santo, expidió privilegio enValladolid ä 15 de Abril de 1250, concediendo al Concejode Ferrol el derecho de que ningún merino entrase á ma-rinar en la villa ni en su coto.


Dió Don Fernando promesaDe no mermar merinos,Y el de Andrade merina.Otro privilegio diónos, (1)Por el Rey signado en Cuenca,La libertad de pesquisasQue al Concejo concediera.Y Nufio manda sus hombresQue en toda la villa entran,Y hacen pesquisas y juzganLo que no juzgar debieran.Van al rollo los villanosPor que el Señor se divierta,Y bajan sus ballesterosA cazar nuestras doncellas.Y en sus daños y en sus robos,Tal vez el Señor no piensaQue hay peñas junto ä la villaY hay muerte junto a. las peñas.Ferrol, ultrajado, supoDar al silencio sus quejas,Pero antes que ser vendidoO regalado, protesta.Dicen Señor, que la villa

(1) Privilegio de Fernando IV expedido en 6 de Abrilde 1312 y confirmado en 20 de Junio de 1338 por Alfon-so XI.


Dejará de ser realengaPara unirse á, un señoríoQue en ese don se acrecienta.Si así fuese, por desgraciaY si tal merced hiciérais,Contra el de Andrade alzaränseHasta en el monte las piedras.Y contra vos; que monarcaQue tan poco se respeta,Cuya una mano hace añicosLo que la otra concediera,Ni ha de pedir que le acatenNi ha de exigir obediencia;Y yo, en nombre de la villaQue quiere ser realenga,Non consiento (1) tal ultraje,Ni espereis que lo consientaLa villa ä quien Sancho el BravoContra vos, armas le diera (2).Protesto, que pues ahoraNo alcance justicia, pueda

(1) Histórico.(2) Por privilegio del Infante D. Sancho el Bravo, ex-

pedido en Toro á 22 de Enero de 1283, se mandó que elConcejo de Ferrol se pudiese amparar y defender del mis-mo Rey, siempre que fuese contra los fueros que disfrutaba.Este privilegio fué confirmado por Fernando IV, Juan II yEnrique IV.


Demandarla cuando y COMO

Y donde y ante quien deba,Sin consentir mientras tantoQue tal donación sea hecha,Y poniendo en cualquier modoA las sinrazones tregua.Que pues el Rey no-nos haceLa justicia que debiera,Para hacérnosla nosotrosAun corre sangre en las venas.»

III

Pueblo, despierta! Villanos,Sonó ya la hora benditaDe sacudir ese yugoTirano que os oprimía;Los castillos que orgullososVuestro poder desafían,En vuestros odios envueltos,Vereis caer en ruinas;La torre donde su ensefiaClavara el Señor, vencida


Rodará, por la escarpadaCumbre que la sostenía;Y el que os azotaba airadoY al azotaros, reía,¡Gracia! con voz lastimera,Os pedirá de rodillas.¡Villanos! Sin honra alguna,¿Para quils quereis la vida?Dadla al Seisior, batallandoContra su atroz tiranía.¡Dádsela, que vuestra sangreEnturbie la clara linfa,Si con tal sangre las aguasVuestra libertad bautizan.¿No es de hierro vuestro yugoCuyo peso el cuello inclina?Sean de hierro las armasY caiga la frente erguida.Y sin treguas y sin plazos,Por la noche, por el dia,A pie, ä caballo, sin armas,Vuestro odio tenaz le siga.No dejeis de su castilloNi una piedra maldecidaEn el lugar que ahora ocupa,De donde orgullosa os mira.¡Fuego y sangre! Que las torres

ROMANCERO DB GALICIA 29

Ardiendo, reflejos pidanA la sangre que del monteBaje hirviente ä la campifial

Heraldo de malas nuevasTornó Padrón tí la villaY avivó más los deseosQue ya en las almas nacían.Torpe ó débil, el monarcaProvocó con su injusticiaDe las armas la protestaTrás la protesta pasiva.Y armándose los villanos,Más con su impaciencia mismaQue con los palos y chuzosQue se hallaron en la villa,Gritando ¡guerra! salieronA matar la tiranía,Y á, dar con esfuerzo nobleA las libertades vida.¿Quién los manda? Un simple hidalgo,Ruy Sordo, cuya periciaJamás se probó en combatesNi en luchas embravecidas,Pero que lleva en el pecho,Ardiendo, un volean de iras,


Y que arrastra kft los villanosDel honor por la ancha vía.Andrade, al fin se estremece;Las altas torres vacilanCuando del viento las alasGritos de muerte cobijan.Pero no esperan el choqueLos que en Moeche (1) vigilan;Con su señor abandonanAquel nido de rapiñas;Y en silencio, que cobardesSe juzgan para la lidia,Huyen del castillo y torresComo fieras perseguidas.Los villanos al castilloLlegan, y enciende sus irasNo encontrar ä los infamesQue amasaban sus desdichas;Y almena y torres al sueloCaen al cabo vencidas,Rodando al fondo del valleSus piedras ptt,r las colinas.Pero esto calmar no lograEl furor que les anima,

(1) Los villanos de Ferrol, sublevados, se dirigieron eaprimer lugar al castillo de Moeche, que habitaba NuloFreire V, o Mao.—Gándara.


Y tí, Puentedeume se lanzanTras la feudal comitiva.En vano también la buscan,Que ya en su rápida huidaAbandonó los solaresQue ahora los villanos pisan.Y los siervos ya señores,Roto el lazo que oprimíaSu libertad, quebrantadaLa cadena maldecida,Despues de espantar las avesPara evitar nuevas crias,Dieron tí. los nidos fuegoDejando solo cenizas.

EL CONDE DE CAMIÑA

*meeneeeme*

EL CONDE DE CAMIÑA

Asoma en el horizonteLa primera luz del díaRompiendo nubes de granaY bailando las colinas;Recibe el arroyo el besoQue el sol en rayos le envía,Y murmurando sus quejasSobre el cauce se desliza;


Muere el rocío en las floresA que diö en la noche vida,Y abandonando sus nidosTambién las aves se agitan;Pero al fondo de aquel valleQue Sotomayor vigila,Ni llegan del sol los rayosNi de su luz la alegría;Que allí el genio de la guerraCon las alas extendidasCubre de sombra los pradosDonde acampó el de Camilla;Y peones y ballesteros,Ardiendo en injustas iras,Con sus cantares de muerteTurban los cantos del día.De Portugal viene el CondePara dar guerra ä Galicia,Y por su venganza alientaY solo ä vengarse aspira.Pasea entre sus guerrerosSu impaciencia mal dormidaY ni un momento reposaCon la ansiedad que le agita.Brillan altivos sus ojos,Ojos que despiden chispas,Negros como sus rencores,


Grandes como su osadía;Y al advertir que la auroraDoraba las altas cimas,Ciñóse el ancho tajanteY saltó sobre la sillaDe un alazán poderosoQue altanero sosteníaSu paramento de hierro,Pródigo en labores ricas.Y en una pequeña alturaDesde la cual descubríaCasi todos sus guerrerosQue ya animosos sentían,Al ver al altivo Conde,Aquella impaciencia misma,Habló así Pedro MadrugaPrimer Conde de Camina:

—«A todos hablo; que todosDejen dormidas las lenguasY despierten los oidos,Que oir bién les interesa.Sabeis que en mis heredadesMueven los villanos guerraY osaron llegar itraidores!De su sefior tí la hacienda.

4


Sabeis como, aleccionadosPor los que en Ferrol inquietanA los señores de Andrade,Aun más inquietarme anhelan,Pues dueños de mis castillosY señores de mis tierras,Proyectan, y acaso logran,Fabricar con mis almenasPara sus huertos murallasPara sus hogares piedras.Dicese que Pedro Osorio (1)Las hordas capitanea,Y que Lanzös (2) y el de Lemos (3)Lo ayudan en la contienda.Dícese, en fin, que ¡cobardes!En el Castro de FramelaJuntáronse ayer mañana,Sabedores de mi vuelta,

(1) Era personaje de elevada alcurnia, puesto queera hijo segundo del Conde de Trastarnara: y tal vez porser segundo de una do las casas mäs principales, so pusie-ra al frente del movimiento pcipular.—B. VICETTO: Histo-ria de Galicia, Tomo tv.

(2) «Alonso de Lanzós tenia su solar en Betanzos conveinte do ä caballo y cuatrocientos vasallos y muchas be-hetrias.» — VAsco OE APONTE.

(3) Diego do Lomos era caballero de pró, cuñado delConde de Camilla, que no debe confundirse con el Condeviejo do Lomos, contemporäneo, que cita el mismo Vasca

APONTE.

ORMANCERO DE GALICIA 39

Y 4 que mis bienes recobreLocos oponerse intentan,Cerrándome el libre pasoPara mi castillo y tierras.Tal vez unidos lo juran,Tal vez, al jurarlo, piensanQuo Sotomayor de oirloSobre sus cimientos tiembla.Y ¡vive Dios! que yo solo.Bastaría á mi defensa,Si de mi defensa ahoraSe tratase en la pelea.Mas quiero hacer tal venganzaCon los que así se revelan,Que jamás vuelva un villanoA abrigar tan loca idea.Al arma, pues, y cien muertesVomite cada ballesta,Y no descansen los brazosMientras que moverse puedan.Y ya que en .Framela juranY allí ä su señor afrentan,Allí vamos á buscarlosY ä matarlos... en Framelal»

Lanzaron todos los labios,O ahullaron mejor, un ¡viva!


Y al apagarse los ecosDe la guerrera caricia,Moviéronse presurososComo las olas altivas,Que al sentir el soplo fuerteDel viento que las anima,Se alzan, se empujan, se estrechan,Rechazan, tiemblan y gritan.Con cincuenta lanzas largasJamás por nadie vencidas,Y cincuenta ballesteros,Que al César dieran envidia,Formó el Conde su vanguardia,Y siguiéronla enseguidaMil peones encorazadosQue con hierro se cubrían;Y dos mil medios lancerosSobre cuya frente erguida,Del pesado y duro cascoEl limpio acero lucía.Saludaron las trompetasLa brillante comitivaY con sus toques guerrerosAnunciaron la partida.Y como alud poderosoQue al valle se precipita,Rodando por la pendiente


De la elevada colina,Tal comenzaron su marchaPara azote de Galicia,Y a Framela encaminaronSus pasos, y en su campiñaNo tardó en oirse el choqueDe las armas homicidas.

II

No en vano esperan al CondeLos que a Framela vinieron,Y no en vano se preparanAl choque, pues va a ser recio.Son ya dos mil los villanosQue mandan Osorio y Lemos,Y son quinientas las lanzasQue á Alonso Lanzós siguieron.Arde en sus pechos la rabiaComo en sus ojos el fuegoDe la venganza, y esperanEl triunfo por sus esfuerzos.Más tal vez en el empujeVerán morir sus deseos,Que ellos son pocos, y siguenAl Conde muchos y buenos.


De poco sirve al villanoBuscar valor al recuerdoDe las pasadas injurias,De los sufridos tormentos.Para alcanzar la victoriaNo basta oponer el pecho,Si fuerte ante los pesares,Débil ante los aceros.Si le sobraran las armasComo le sobra el esfuerzo,Si con torrentes de sangreSe llegase al triunfo cierto,No tornaría el villanoA ser víctima del feudo,Y ä su empuje rodaríaSotomayor por el suelo.Cuando las brisas lejanasHasta Framela trajeronDe las trompetas del CondeLos ya belicosos ecos,Cobraron todos las armasY altivos se extremecieron.Preparáronse á la lucha,Cubrieron todos sus puestos,Y á sus bravos capitanesEscucharon en silencio.Desnudo el hierro en la mano

ROMANCERO DB GALICIA 43

Habló Lanzós el primeroY dijo:—«Llegó la horaDe probar que los gallegosAntes que vivir esclavosQuieren morir como buenos.e,Sabreis batallar?» Y todosContestaron:—«Sf, sabremos.»Osorio volvió ä los suyosEl rostro, y con filme acentoPreguntóles:—« Y vosotros,e,Sabreis vencer?»—«Venceremos.»A los peones que mandaba—«¿Sabreis luchar?» dijo Lomos;Y los peones, tí una,—«Sabremos morir,» dijeron.

III

Fué el choque sangriento y rudo,La embestida formidable,Y los villanos perdieronHonra y vida en el combate:Muchos mordieron el polvo,Ni uno solo huyó cobarde,Y las gentes de CamifiaPudieron, ciegas, cebarse


En los vencidos pecherosQue nadaban en su sangreY aun al morir escupíanAl rostro de los infames.El feroz Pedro Madruga,Rayo ciego en aquel lance,Por todas partes hería,Por donde quiera, incansable,Daba pasto á sus instintosAbriendo á sus iras cauces.Y en los campos de FramelaAlzóse el noble triunfante,Mientras vi6 rodar vencidoLa rebelión su estandarte.Camina con su victoriaAlcanzó el triunfo mas grandePor que afirmó los cimientos,Del poder ya vacilante.Y otra vez subió á los montes,Y otra vez bajó á los valles,La espantosa tiraníaDe los senores feudales.'Fuó el Señor de choza en chozaResucitando humildadesY se alzaron los señoresEn los vencidos solares.Tornó el villano al terruño,


La hoguera volvió ti apagarseY se forjaron los grillosCon los hierros del combate.En la embriaguez del triunfoVió Camina acrecentarseSus ambiciones dormidasPor viejas contrariedades.Ya sometido el plebeyoY afianzados los solares,Pensó en dar guerra ä los noblesY al poder de los abades,Porque creyó que en GaliciaEra su casa bastantePara mantener enhiestoEl pendón de los feudales.Y cayeron al empujeDe sus mesnadas triunfantesLos castillos de Troncos°,Maldonado, Valladares,Cadaval, Tenorio, Lira,Ponte, Proben y Romalde.Prendió Camina al obispoDe Tuy, y para afrentarleEn una jaula encerróleComo desprecio y ultraje.Nobles y obispos le vieronPor Señor 'Único alzarse


Y se rindieron las villasComo los castillos antes.Fue aquella la llamarada,Como postrera mas grande,Que el feudalismo en GaliciaLogró encender un instante.Herido estaba lo herido:Soplaban los vendavalesDel progreso, y empujabanLos tiempos hacia adelante.Por que al realizar CaminaDe su soberbia los planes,Alzando en solo una torreLa bandera abominable,Logró allanar el caminoDe todas las libertades;Que á ser los castillos muchosVencerlos no fuera fácil.

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PARDO DE CELA

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PARDO DE CELA

I

Entre los altivos noblesQuo por razón de la fuerzaDividían el dominioDe la galálca tierra,Ninguno más esforzadoQue el feudal Pardo de Cela.Levantó fuertes castillosSobre montañas de piedra


En la Cruz de Valle de OroVillajuan y Penadreda;En Sobrado de AguiarSu temida fortaleza;Su casa en Villa Guisada,Su palacio en la Barreira;Y soportando el escudoNarrador de su nobleza,Alzóse en el alto monteLa no olvidada Fronseira.Siguió el pendón victoriosoDe Enrique cuarto en la guerra,Sin dar al cuerpo descansoNi dar a la espada tregua.Y al tornar a sus hogaresTras las etapas sangrientas,No en los ocios del villanoDejó amortiguar sus fuerzas,Que la ambición de la mitraCon lucha sorda y arteraLe ofrecía más batallasPara conservar sus tierras;Y alguna vez en el rolloPagaron culpas agenasLos que en aquellos dominiosMarinaban por la Iglesia.Feudales contra feudales;


Y siempre en la lucha, opuestaA la tiara del ObispoDel noble la cota férrea.En el batallar constanteHizo de su fé la enseñaQue adornó de sus castillosLas no vencidas almenas,Cuando ya todos los noblesPor temor ó por inerciaSe rendían al empujeDe la monarquía nueva,Y de Isabel y FernandoAcataban la bandera,Él, ya solo entre los suyos,Defendió á la Beltraneja,Y le ofreció como asiloToda la región gallegaDonde la lealtad es plantaQue arraiga fuerte en la tierra.Y mientras su sangre nobleCirculó ardiente en sus venasNi aquietó sus batallaresNi doblegó su cabeza.


Así como los villanosTras de los nobles siguieran,Para dar al feudalismoDominadora existencia,Cuando después de la luchaQuebrantaron sus cadenasY auras libres respiraronDando á los concejos fuerza,Se unieron á la coronaPara ayudarle en su empresaY vencer de los feudalesLa temible resistencia.Pero al lograr la victoriaMataba el pueblo con ellaAlgo que era muy queridoPara la patria gallega.De la unidad de la patriaSe levantó la banderaY los reyes enviaronPara domar esta tierraJueces que la atropellaranY que en sangre la tiñeran (1)El Mariscal, prevenido,

(1) En 1480 los reyes católicos para asegurar la uni-dad de la patria, nombraron gobernador de Galicia ä donFernando de Acuna y ä García do Chinchilla, Jurisconsul-to, para hacer justicia. Y en Santiago dictaron la sentenciade muerte contra el Mariscal Pedro Pardo do Cola.


Se refugió en la Fronseira;Y si dictar contra el nobleEra fácil la sentencia,No era tan fácil cumplirlaComo los Jueces creyeran.Largo y tenaz fué el asedio,Tenaz fué la resistencia,Y hubo al fin de dejar pasoPara la traición, la fuerza.Los ejércitos realesConfesaron su impotencia;Y un capitán mercenarioQue abortó tierra francesa (1)Buscando fácil triunfoEn la más villana idea,Sobornó de los criadosLa fidelidad incierta.Por ajeno ä las traicionesDormía Pardo de Cela;Las puertas, que halló cerradasEl empuje de la fuerza,Se abrieron al enemigoPor el oro y la vileza (2)

(1) Contra la Fronseira fue un frances, capitán LuisMudarra, al servicio de Espaüa.

(2) So vendieron á Mudarra 21 criados del Mariscal,que dieron entrada en la Fronsoira ä las tropas sitiadorasla noche del 7 de Diciembre de 1483.

5

¡4 BIBLIOTECA GALLEGA

Se apagó el último acentoDe la rebelión postrera,Y con el último nobleCayó la patria gallega.

II

Galicia vió levantarseEl patíbulo sangriento;Viö al Mariscal al cadalsoSubir tranquilo y resuelto;Al verdugo aquella vidaArrebatar con Su acero;Y la cabeza del noble,Ya separada del cuerpo,Fijar su última miradaEn el asombrado pueblo. .Tal voz salpicó la sangreLos rastros de los pecheros,Y tal vez en los traidoresMarcó de la infamia el sello.Diö su vida en holocausto,Voló su espíritu al cielo,


Y legó de su martirioLa memoria y el ejemplo.Cuando el hacha del verdugoBajaba hasta herir su cuello,Y apagaba en su gargantaEl suspiro postrimero,Acongojada, allijida,Temblorosa bajo el pesoDe sus inmensos dolores,De su amargo sufrimiento;La desconsolada esposaBuscaba, en vano, consuelo.Llorando, á los piés del trono¡Perdón! clamaba su acento,Sin quo ablandaran las rocasNi su llanto ni sus ruegos.So con.umó el sacrificio;Y aun á través de los tiemposLa memoria de aquel dramaPalpita en todos los pechos.Para el gallego vencidoTiene la historia un recuerdoQii3 en las modernas e dadesEs mas que bandera, verbo.


En la catedral sombríaDel sombrío Mondofiedo,Bajo un púlpito enterradosYacen sus sagrados restos.Las voces del sacerdoteTurban acaso su suefioCuando envuelven su sepulcroNubes de aromado incienso.Tal vez alguno, algún día,Al penetrar en el templo,Si leyó en la sepulturaLos apellidos del muerto,Doblaría la rodillaNo para orar en silencio,Sitió para hacer postrado,Misterioso juramento.Aun al pasar por el monteDonde hay del castillo restos,De los sillares caidosRumores recoge el viento;Y aun parece que repitenCuando resuenan los ecos,Los detalles de la historiaDo la Fronseira y del muerto:Aun se guardan los pedazosDe la cadena de hierroQue fué del león herido


El último compañero;Y al chocar sus eslabonesDel calabozo en el hueco,Cantan himnos armoniososDe libertad y progreso.

SITIO Y DEFENSA DE LA CORUIZtA

EN 1823.

Premiado en el Certamenliterario celebrado en la Co—runa en Julio de 1884.

lieleVVV-MVVVYM

SITIO Y DEFENSA DE LA CORUÑA

EN 1823.

Go-ahead!

Aun las aguas de los nosCorren tenidas de sangre;Aun yace insepulto el héroeQue en el último combateDi6 por la patria la vidaConquistando libertades;Aun en la apartada chozaNo se apagaron los ayes


Y los crespones de dueloSe ostentan en las ciudades:Que la lucha fué reñida,La resistencia fué grande,Pero no fué avaro el puebloDe su vida y de su sangre.Plegó Francia sus banderas;Y el pueblo español, al aireDió sus himnos de victoriaY patrióticos cantares.

Ocupó el Monarca el trono,Volvió el pueblo ä sus hogaresY entre los dos elevóseEn torcidas espirales,El incienso que quemaban,Presagio de tempestades,La adulación de los vilesY el valor de los cobardes.¡Patria y libertad! fué el gritoQue di6 el esfuerzo indomableDe Bailén y Talavera,Vigo, Zaragoza y Cádiz;¡Patria y libertad! fué el gritoQue de Madrid en las calles


Oyó el Monarca á su vuelta,De labios de los leales;Y aun recorrían sus ecosNuestros campos y ciudades,Con los himnos de triunfoConfundidos en los aires,Y ya audaz la tiranía,Engendrada en liviandades,Su aborrecida banderaAlzó otra vez, implacable!Trajo el asombro la inercia;La indignación buscó cauces,Y encontró la queja acentosQue los pueblos agitasen.Cataluña, Andalucía,Fueron de nuevo al combate;Y otra vez hallaron briosY de nuevo corrió sangre;Sangre siempre de valientesY esta vez sangre de mártires.Galicia, dispuesta siempreA guardar sus libertades,Se estremeció en santas irasY aprestó su baluarte.No osó combatir al tronoHallando disculpa fácilPara los enormes yerros


En torpes debilidades:Y preparó sepulturaDigna de idea tan grande,Para la libre banderaQue iba á arriarse en los mástiles.

II

Los ejércitos francesesPor una alianza inicua,Manchan de nuevo la patriaQue castigó su osadíaCuando ilusos pretendieronTras de vencerla, oprimirla,Y sitian á la CoruñaDonde el honor de GaliciaPrepara el último esfuerzopor la patria que agoniza,Por la libertad que muere,Y por el Rey que se humilla.

ROMANCERO DE GALICLA 65

Llevan nuestras avanzadas,Que ya en Monelos vigilan,La muerte con sus calionesA la vanguardia enemiga.Sitiadores y sitiadosLuchan uno y otro día:La ciudad envuelta en nubesQue ya el incendio ilumina,Y que la pólvora eleva,Más ä sus hijos excita.La libertad les impulsa,El patrio orgullo les guía,Y no logran los francesesVer ä la plaza rendida.El hambre llama ä las puertasCon las balas enemigas,Y solo alumbra la auroraDesolación y ruinas;Y nadie en rendirse piensaMientras un hombre con vidaPueda defender la plazaPor el honor de Galicia.

Mas su corazón les vence,Que si santo horror inspira


Ceder ante el extranjero,Ante el hermano vacilan. (1)

Y ya el honor puesto Ét salvo,Respetada aunque vencida,Diö, al fin, la ciudad sitiadaTregua ä su defensa invicta.

III

No logró robar el tiempoEn su rápida carreraNi el recuerdo á la memoriaNi la semilla tí la tierra.En sus alas de relámpagoSigue volando la ideaQue aun en imestros corazonesLa viva llama alimenta.Por eso cuando peligraLa sacrosanta banderaSabe mandar nuestra patriaSus hijos á la pelea;

(1) Veinticuatro días duró el sitio de la Cortina. Man-daba las fuerzas sitiadoras el barón de Wert, pero la plazacapituló con el general Morillo, que fuó el primero que en-tró con las tropas espaiklas que mandaba.


Que no arraigan tiranías,Vinieren de donde vengan,Mientras alcancen los bríosA destrozar las cadenas;Y ha de ser mientras altivaCorra la sangre en las venas,Nuestro único amor, la Patria,La libertad, nuestra enseña.

.

MACIAS

•

•

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MACÍAS

Anda men coro onMuy triste e con razon.

MACIAS.

Yace Jaén reposandoDe una noche en las tinieblas;Azota tenaz la lluviaSilva el viento entre las rejas,Y en su palacio tranquiloDuerme el Marqués de Villena.No sabe que aquella nocheCuajada está, de tristezasPara un galan y una dama


Que en el palacio aposentan;Y que es un mandato suyoLa causa de tantas penas,Por que abre entre dos amantesLos abismos de la ausencia.Llegó ä la corte la famaDe Macias, el poeta,Y el Rey le llama ä la corteY ä su lado lo desea.Por eso mientras tranquiloDuerme el Marqués de Villana,El desdichado MacíasA sus pesares se entrega.Y en la retirada estanciaSola, sorprendida, inquieta,Su bien adorada ElviraLa hora de la cita espera.¿Qué puede temer su amanteSi ella es fiel ä sus promesas,Y sólo amándole vive,Y ha de amarle hasta que muera?¿Por qué tan extraña cita,Y por qué tan descompuestaLa faz, cuando le rogabaQue ä su petición cediera?....Mas ya el reló de la torreCon diez campanadas lentas


La callada noche turbaY ä sus afanes da tregua.Del callejón solitarioSe abre la escondida rejaY ansiosos y enamoradosGalan y dama se encuentran.Del doncel brilla en los ojos,Bailada en llanto, la pena,Y las lágrimas de ElviraReciben la triste nueva.Callan; y en largo silencioDan al dolor libre rienda,Sin que logren sus palabrasVerter su amargura inmensa.Y en las manos de AladasTrémulas las manos de ella,Cambian los dos corazonesSus corrientes de tristeza.Y así los instantes pasan,Y así los minutos vuelan,Y el galan rompe el silencioCuando ya el alba se acerca.—¡Adiosl Apenas mis labiosLogran modular mis quejas:Entre tú y yo, vida mía,Va á alzar sus muros la ausencia.Mariana cuando sus rayoS

74 BIBLIOTEC. A GALLEGA •

Traiga la luna á tu reja,De tu firme enamoradoNo oirás las dulces endechas.Llegarán á tus oidosLos murmullos de la selva,Si mis lamentos recogen,Impregnados de tristeza.Mi vida estaba á tu ladoY de tu lado me alejan:Fué mi delito adorarte,Y ä tal delito tal pena.Mas no hallará sepulturaDe mi amor la dicha cierta,Que aunque de tí me separenEn tí mi espíritu queda.Y aunque en el destierro tristeMi cuerpo vencido muera,Quedará siempre mi almaEn tus claros ojos presa.Calló el doncel. De su ElviraSe acercó el rostro á la reja.17 los labios amorososRecogieron la respuestaAspirando en otros labiosQue callan, pero que besan,La vida de sus amoresY el sello de sus promesas.


II

Que en Len m'e nuura derbe.11.1 pensar, que fas fidya.

MAGIAS.

Ya torna el doncel. DestrozaDe un alazán los hijaresY alas pide ä sus deseosY su ligereza al aire.iCon qué placer, de la CorteSe aleja! Para él fué cárcel,Y fueron sus galas lutosY sus placeres pesares.Siempre solo, siempre triste;Viviendo en sus soledadesLa vida de sus amoresEn recuerdos inefables.Las trovas que de la CorteFueron el brillo más grande,Para él tenían acentosMisteriosos, insondables:Todas por ella vivían,Ella inspiró sus cantares,


Y ni un solo pensamientoLe robó en sus soledades.Verla y morir; pero verla,Oir de labios amantesRepetirse las cariciasDe eterno amor inmutable;Verla una vez, una sola,Gozar de nuevo un instanteAl reflejar en sus ojosCon amor la propia imägen.Verla

Al fin llegó Mulas,Y supo en pocos instantesQue Elvira, su amada ElviraDió sus promesas al aire,Y ä Hernán Pérez de VadilloAmor y fe en los altares.¿Cómo creer en el perjurioY ä tal dolor resignarse,Sin que los labios traidoresLe dieran muerte al hablarle?Y otra vez la misma rejaLos vió llegar delirantes.—gEs cierto? ¿Es verdad Elvira?Tú de otro, y aun tiene el aire

Vida para mis pulmonesY calor para mi sangre?


Di que mintieron! ¿Te callas?Tu silencio pudo darmePruebas de amor; tu silencioMe dice que eres culpable.gY no temiste, perjura,Que aun al pie de los altaresPara maldecir tu nombreSe apareciese mi imagen?¡Ay! No. Para maldecirteTal vez el valor faltárame,Que yo te adoro perjura,Como te adoré constante.Otra vez adiós, por siempre;Ya de hoy más en mis cantaresLas quejas de amor sus notasHan de mezclar con mis ayes.Yo voy ä arrastrar mi vidaPor lejanas soledades,Como el inútil torrenteQue va al mar entre breñales.Y cuando muera vencidoQuien tanto te amó constante,Bañen, si ä tus ojos brotan,Tus lágrimas mi cadáver.


III

Vis, amor, por que lo-digo

Quien te sirre en gentilesaPor galardon le das morte.

MAGIA&

Todo tristezas! La torroQue va á ocultarse en el cieloDibujando entre las nubesSu perfil amarillento;La denegrida muralla,Pedestal del ballesteroQue ni un momento interrumpeSu monótono paseo;El foso tallado á picoFormando al castillo cerco,De su defensa y su guardaPoderoso mediánero...No de la cárcel de un tristeQue cifró en amar su anhelo,Tiene aquella fortalezaNi las lineas ni el aspecto;Mas su tristeza responde

ROMANCERO DE GALICLI 79

A la tristeza que dentroDe sus muros busca espacioY se desborda en lamentos.Allá en la elevada torreEl triste Macías presoLlora del amor pasadoLos perdidos devaneos.En sus mas dulces cantígasVan sus pesares envueltosY da sus trovas al aireBuscando en él mensagero.Velando al pie de la torreY el alma abrasada en celos,Hernán escucha los cantosQue da á los aires el preso.Y aquellas notas que quedanTal vez sin amantes ecos,Horrorosas tempestadesEngendran en su cerebro.¡Otra canción! Cuan palpitanEn los dulcísimos versosMás que el dolor del perjurioDel vivo amor los recuerdos...¡Otra canción! Y ella solaBastaría por su acentoPara armar el fuerte brazoYa ä la venganza dispuesto.


Hernán arma la ballesta;Parte la lanza hacia el cieloPor el dolor atraida,

Dirigida por los celos;Y ya marcado el camino •

Por el combinado esfuerzo,El corazón de Macias

Encuentra tras de los hierros.

Envuelta la última nota

En el suspiro postrero,Lleva el viento de la tardeVida, amor y sufrimientoY del doliente »míasEn el solitario encierro,1Zoto el laud en pedazosVelaba el último sueflo.

PART gFN»A

ROMANCES TE ADICIONALES

•

AMOR Y PATRIA

Premiado en los juegos flo-rales celebrados en Santiagoen Julio de 1875.

' Tn 9

AMOR Y PATRIA

TRADICIÓN (1)

AMOR

Ojos azules y claros,Como el cielo de Galicia;Tez blanca, cual la azucenaQue en sus campos crece erguida;

(1) Esta tradición está tomada do La Historia de la<Zorn marión drabe en Espotaa, por J. B. Conde.—Tavo-lugar en 983 (Era Cristiana).

7

86 BIBLIOTECA GALLBGA

Labios de encendida granaQue al coral dieran envidia;De oro las hermosas trenzas,De nacar la frente limpia,Copos de nieve las manosY claveles las mejillas...Tal conjunto de bellezasColocó Dios en Elvira,La dama más seductora,Pero, al par, la mas altiva,Que con su menuda plantaPisó flores en Galicia.

JI

Rindió ante tanta bellezaLa no doblada rodilla,

3 Ramiro, el noble más nobleDe los nobles de Galicia.Dejó yacer ä sus plantasLa espada nunca vencida;Hizo subir á sus ojosLas súplicas escondidas,


Y pidió amor, olvidandoQue en toda su historia limpiaSiempre pedir fuó deshonraPara quien manda en las lidias.Mis el corazón del Conde,Que en la lucha embravecidaFuó duro como la rocaPara la queja enemiga,Rindió su valor entero;Y ante los ojos de ElviraPuso á un lado sus proezasY sonó dulces porfías.

III

—Ved, Elvira, que mis ojosSólo en los vuestros se fijan.—Mal espejo busca el Conde.—No le hay mejor en Galicia.—¿Le habeis acaso buscado?—Ciego me tienen las niñasDe vuestros ojos.

- -Lisonja.—Yo os lo jpro por mi vida.


Bien sabéis que ha mucho tiempoTriste, el corazón suspira.—No le dejéis que se enferme..—¿Quién, sino vos, le asesina?Sin vuestro amor, yo no quieroGlorias, riquezas, ni vida.—¿Tanto amáis?

—¿Qué si amo tanto?Preguntad, por Dios, Elvira,Si ama la gentil violetaAl aire que la acaricia;Si ama el rayo de la lunaLas aguas sobre que oscila.—Sabrán amar.

—Bien se aprende,Queriendo aprender, Elvira.Dejad ä los labios rojosDarme en palabras la dicha.—Yo les dejo, más no quieren.—Mandadles.

— ¿Quién les obliga?—Ved que me muero de amores,Que ese desdén me asesinaY que os suplico 'y que lloro,Yo, que no lloré en la vida.—Secad, Ramiro, ese llanto.—Dejadle, que no me humilla.


—Bien sabéis que no amo á nadie;Bien sabéis que el alma mm

Libre esta, como en el campoEstá, libre el avecilla.No sé amar; pero no quieroSaber, que acaso la vidaFuera con amor la noche,Y á mí me encantan los días.—¿Me desdeñáis?

—No os desdeño;Más buscad, que otra más dignaHallaréis de ese cariño.—Pues bien, escuchad, Elvira:Cuando el sol de la mañanaLuzca en la sierra vecina,Partiré; voy á la guerraEn donde todo se olvida;Y si el fragor del combate,Si el layl de dura agoníaNo logran borrar del pechoDel desdén la hiel vertida;Si sigue este amor quemandoMis entrañas, y si, fijaVuestra imagen en el alma,Aún allí me martiriza,Yo sabré encontrar la muerte,Ya que me negáis la vida.


—Sé que os curará la ausencia.¡Id con Dios!

—1Adios, Elvira!

PATRIA

La patria estaba de luto,De luto estaba GaliciaMirando ä la media lunaJunto Ét la cristiana ermita,Viendo al árabe guerreroHollar con su planta altivaLa esmeralda de los pradosY la flor de las campiñas.Con sus huestes vencedorasEntró Almanzor en Galicia,Si ambicioso de mirarlaMás ganoso de adquirirla,Y el ejército gallego


Tremoló la cruz benditaPara detener el pasoDe las haces enemigas.Sangrientas escaramuzasAlumbró la luz del día,Que en una guerra invasoraDä, si la patria peligra,Para enemigos tenaces,Almas de hierro Galicia.Como por su fé luzlaban,Por esa virtud queridaQue hace ti, los hombres ser hdroes,Jamás tí nada cedían.Y siempre al morir la tarde,Tras de la lucha reñida,Ambas huestes se encontrabanDonde las hallara el día.

II

Rico en luces y colores,El sol que alumbra en GaliciaVertió sus rayos primerosSobre las tropas altivas

92 BIBLIOTECA GALLEG.A

De Almanzor que contemplabanGloriosa, en las enemigas,La cruz del CrucificadoSobre sus tiendas erguida.Y apenas el son de guerraDM sus saludos al día,Cuando del campo cristiano,Sobre una yegua tordillaQue orgullosa de llevarleCaracoleaba altiva,Salió un guerrero, el Md8 nobleDe los nobles de Galicia,Puesta en la cuja la lanzaY con la mirada fijaEn el ejército moroQue asombrado le veía.Ya cerca de él, deteniendoSu cabalgadura, grita:—«¿No hay entre los musulmanesQue tengan la sangre limpia,Quién con este caballeroQuiera jugarse la vida?»Salió un muslim, preparadoPara la sangrienta liza;Y después de rudos choques,Lleno su cuerpo de heridas,Dió al gallego la victoria,


Dando con ella la vida.--«¡,No hay otro,,giitó el cristiano,Para mantener la lidia?»Y salió otro caballero,Y tras dos lanzas partidas,Muerto cayó del caballoA impulsos del de Galicia.Dió el ejército gallegoA su valiente mil vivas,Y aún se oyó la voz del noble,Sobre aquella gritería,Diciendo: «¿No hay algún otro,U otros dos, que por mi vidaQuieran venir?» Y del campoDe Almanzor, que esto veíaLleno el corazón de enojos,Salió con la frente erguidaUn esforzado guerreroQue, ansioso de entrar en liza,Los hijares de su potroCon fiera rabia oprimía.Se oyó el crujir de las armasEn la primera embestidaY cayó el muslim al sueloDe la muerte en la agonía.


III

Tomó ä su campo el cristiano,Y sin escuchar los vivasQue le daban orgullososLos soldados de Galicia,Dejó su cabalgaduraQue hirviente sudor cubríaY roja sangre manabaPor las abiertas heridas.Y tomando otro caballo,Sin reposar su fatiga,Volvió al campo de los morosGritando con voz altiva:—«,No hay otro más, 6 tres juntos,O cuatro, que en buena lidiaQuieran salir, entre tantos,Para llevarse mi vida?»Reinó el terror un momentoEn las huestes enemigas;Pero así como en la nocheQue una tormenta iluminaCede un punto sus furoresEl fiero huracán que silba,


Y luego se abren las nubesY sus rayos mil vomitan,Sembrando de luto y dueloMontes, prados y campiñas,Así de Almanzor las huestes,Tras la vergüenza temida,Se abrieron lanzando al campoSu jefe de mas valia,Su guerrero de mas fama,Su lanza nunca vencida.Midió Mustafá al cristiano,Orgulloso, con la vistaY par tió contra él, resuelto.En ruda y fiera embestida.Al empuje de las lanzasLos caballos revolvíanY el crujir de los arnesesEn ambos campos se oía.Si con rabia entraba el uno,Presto buscaba salida;Si el otro un bote lanzaba,Bien su bote recogía.Más de una hora lucharonY en más de treinta embestidasOcultó á los dos el polvoQue entre nubes les cubría.Al fin del campo cristiano

BIBLIOTECA GALLEGA

Vieron con pena y con ira,Que el animoso gallegoDe su caballo cala,En tanto que el musulmánHacia sus tiendas se iba.Corrieron todos ä verle;Mis ¡ayl que por mil heridasEl alma se iba saliendoY se acababa la vida.Los fríos y enjutos labiosLlegó ä plegar la agoníaY murmuró, entrecortada,Sóla una palabra: a/Elvira!»

Así murió, como bueno,dando ä la patria su vida,Ramiro, el noble más noblede los nobles de Galicia.

4-23CC

LA INFANZONA DE MESÍA.

Premiado con la rosa natu-ral en los juegos florales ce-lebrados en Ferrol en Agostade 1873.

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LA INFANZONA DE MESÍA

Sy: syn error puedo decirEsta canción;

Leal servir ay amorEs perdición.

RODRIGUEZ DEL PADRáN.

¡Plaza! Yo soy el juglar-Que con divertiros sueña,Que por premio ä sus cantaresTan solo una flor anhela;Que registra de la historiaLas páginas duraderas,Donde aun hoy de otras edadesLa memoria se conserva.


¡Plaza! También me hacen plazaCabe rocas verdinegras,Las habladoras ruinasDe las vencidas almenas;Como me dan libre pasoPor entre zarzas y brefias,Los rústicos guardadoresDe ya dormidas empresas.Y cuando al son de esta liraQue solo en Galicia suena,Y por Galicia prorrumpeEn carcajadas y quejas,Pregunto al ayer sus glorias,Todo el ayer me revela.Dadme en el hogar un sitioDonde hasta mi de la lefaCon el crujido sonoroLlegue el beso que calienta;Dejad que por tiempo escasoVenga á ocupar una piedra,Que cuando el frío se alejeDe estos miembros que ahora tiemblan,Partiré, y ä otros hogaresDonde tal vez no me esperan,Con la luz del nuevo día1r6 tí llamar ä la puerta.


Voy ä pagaros. Ya el fríoQue de todo hogar S3 ausenta,Me vá dejando; no tengoCon que pagaros, moneda;Pero el juglar sus cancionesDel arpa en las cuerdas lleva,Y tal vez haya en sus trovasAlguna que os entretenga.La historia es de amor. Oídla.Hay una infanzona en ellaCuyo recuerdo aun se cierneDe Mesía en las almenas;Hay un señor ambiciosoQue asesina; una doncellaQue muere sin más delitoQue idolatrar ä un poeta,Y un Dios que vé desde el cieloLos crímenes de la tierra,Y castiga en una madreCelos que el orgullo engendra.Ya preludia mi laud...¡Escuchad! La historia empieza.

102 BIBLIOTECA GALLEGA.

LA PROMESA

Desde la torre se sienteLa débil queja del Tambre,Que al deslizarse entre guijasCorre intranquilo en su cauce,Y desde la erguida almenaQue ayer se alzó amenazanteY hoy dobla humilde la frente,Descúbrese todo el valleQue forman, eitlen y velanLas cumbres de los Masares.Allf vive la InfanzonaDe Mesfa, ¡Dios la guarde!Por que es su rubia bellezaDel cielo gentil imagen.Descojidos los cabellosQue el mismo descuido esparce,Como tina lluvia de oroQue sobre la nieve cae;


1Wmulos los labios rojos,De preciadas perlas cárcel,Y por sus celos movidos,Pues que allí sus celos nacen,Casi apagados los ojosQue presagian tempestades,Está hablando la InfanzonaCon acento firme y grave,De las penas que la vencenDel alma en las tempestades.Atentamente la escucha,Sin que compasión le asalte,Ni brille en sus verdes ojosLuz que consuele ni calme,Un hidalgo, por sus bienes,Que juzgado por el traje,No de infanzón, de villanoPareciera retratarle.El ancho calzón de cueroQue por viejo finje el ante,No alcanza á cubrir los puntosQue de la media se salen,Buscando el zapato viejoQue da ä los pies ancha base;El jubón, ya desteiiido,Que no acuchillaron lances,Pero hizo afticos el tiempo,


Encogido se retrae,Y del cinturón oscuroDonde el cuchillo se ase,Por temor de este cuchilloParece querer fugarse.Es primo de la InfanzonaY de su riqueza amante,El hidalgo que la escuchaY en oirla se complace,Pues oydndola, alimentaSu afán por apoderarseDe la torre de MesíaQue sombra ä sus bienes hace.

—Sabeis, dijo la InfanzonaCuanto le adoro constante,Sabeis que encierran sus trovasPara mí, encanto tan grande,Que tal vez me moriríaSi para mí no trovase;Y Juan de Padrón despreciaMi darifio...

—Muy mal hace.—Cuando su manto de sombrasLa noche en el mundo esparce,Viene al pie de mi castilloY da sus trovas al aire;


Después, en la opuesta torreCruje una ventana, se abre,Y de ella una voz contestaCon enamoradas frasesAl poeta que allí aguardaEl premio de sus cantares.Lope, de vos necesito;Dadme vuestro apoyo, dadmeVuestro brazo...

— Con la dagaQue hirió?

—e,A qué recordarme?—Bueno es, prima, que el recuerdoNo llegue nunca ä borrarse.Vuestro esposo...

- empeflol—Manchó mi mano de sangre,Cuando también por servirosY por ocultar del pageLos amores, que supieronEn vuestro pecho anidarse,Fiado en vuestras promesas,Os prometí asesinarle.Vasco murió. Vos, honradaY viuda ä un tiempo, quedasteis,Y yo sigo en Codesoso,Setior de mis heredades.


—Es cierto, hidalgo, mas ahora,Prométoos que si logräreisAl matar ä esa doncellaQue su amor supo robarme,Tornar la calma á mi pecho...Mis castillos, mis solaresOs daré al daros mi hija,Y seréis pronto en el valle,No hidalgo de Codesoso,Si, seflor de los Masares.—Pues morirá esa doncella.—Y así morirán mis males.—Y yo grabaré en mi escudoSobre el campo de oro mate,Tres fajas de blao con orlaDe aspas, que mi timbre ensalcen (1).

II

EL ASESINATO

Lugar, el pórtico tristeDe la derruida iglesia;

(1) Armas de la casa de Mesia, según Vasco de Aponte.

•


Hora, la de los fantasmasQue el espíritu amedrentan;Testigos, el débil puenteQue hasta la torre se acerca,Y que al impulso del vientoCon crujidos se lamenta;Más allá, la torre mismaEn manto de sombra envuelta,Y mas acá, con sus pinosY sus misterios, la selva.Él, joven y enamoradoY sonador y poeta;Ella, enamorada y joven,Alma que ä vivir comienza...

—Luz de la luz de mis ojos,Red en que mi amor se enreda:Bien hayan la noche oscuraDe mis dichas compafiera,Y el ángel de mis amoresQue ilumina mi tristeza.

galán!—IBien de mi vida!

Hoy temí que no vinieras;Con ansia esperé la noche.Mas al sentir la tormentaEn ruidoso preludio

•


Agitarse allá en la selva,Otra tormenta en el almaSentí agitarse con ella.—¿Cuándo cesarán, bien mío,Nuestros temores y penas?—Bien pronto. Habrían cesadoSi tú, ángel mío, quisierasAbandonar esa torreDonde mi desgracia alienta.—¿Huir de aquí?...

—Sí, conmigo;Tu sabes que ti ás las rejasHay quien fija en mí los ojosY quien con. celos me acecha.Pero sabes que en mi almaLlevo tu imagen impresa,Y que no puede borrarse...—Lo sé y temo...

—Nada temas.Pronto mis labios amantesAbsorberán esas penas,Borrando en tus lindos ojosEl pesar que te atormenta.— Vuelvo ä la torro.

—Jan presto?—Sí, la tempestad se acercaY es ya fuerza separarnos.


— Malhaya tan cruda fuerza!—¿Vendrás maiiana?

—iMi cielo!¿Cómo no venir, si esperaEl alma sólo la nochePara vivir?... ¿Y te alejasDe mi lado, sin dejarme,Como siempre, una promesa?—Adios, mi amor.

—iMi tesoro!Dios te guarde y me proteja.

En la frente de la virgen,Sus labios posó el poeta,Y al unirse los amantes,Un beso, de amor esencia,Castamente apasionado,Repercutió en la arboleda.

Juan de Padrón alejóseDando la vuelta ä la iglesia,Y como el hada de LeibeSe deslizó la doncellaEn dirección ä la torreDonde la Infanzona vela.Al atravesar el puente,Volvióse >sí ver al poeta


Que ya perdido entre sombrasInternábase en la selva.La virgen lanzó un suspiroEntre confesión y queja;Cuando de pronto, una manoPor el cuello la sujeta,Mientras deslumbra sus ojos,Con chispas de luz siniestra,De una daga el blanco brilloQue amenaza su cabeza.Quiso gritar y no pudo,Y en vano escapar intenta,Que un fantasma la aprisionaY férreos brazos la estrechan.Víctima y verdugo luchanEn el puente que ahora tiembla;Caen sobre el débil bordeQue cruje y estalla y quiebra,Y ambos ä la móvil aguaDel río, enlazados llegan.


ifi

LA EXPIACIÓN

Celosa y al par inquieta,En lucha consigo misma,Vela la Infan zona, en tantoQue el rayo en el cielo brilla.A solas con sus pesaresEn sus pesares se abisma,Y así como el aire cruzanRelámpagos que iluminanLa oscuridad de la noche,Para volver tí, sumirla

En las sombras que la envuelven,Así Ét la lnfanzona animanLos relámpagos de celosQue cruzan por sus pupilas.Con breve paso recorreLa solitaria capillaQue solo alumbra el reflejo


De la luz, casi dormida,Que en la lámpara encerradaChisporrotea y vacila.Y cuando al cabo, anhelanteDobla la frente rendidaA su celosa impacienciaY al afan que la domina,Se oye un ruido de pasosQue ä la estancia se encaminan.Se extremece la infanzonaCuando en sus oidos vibra,Prestando atención al punto,Puesto que el alma adivinaDe vuelta ya al mensajeroQue matando le dä vida.Y al girar la estrecha puertaQue dá paso á la capilla,Aparece en ella un hombie,Que al llegar exclama:

—1Primal—¡Entrad Lope!... ¿Esa doncella?...—¡Rayo de Dios!

—¿Tanta ira?...—¿No veis que vengo caladoHasta los huesos? ¡MalditaMi fortuna! -0,7 la doncella?


—Cuentas dará al que está arriba.Tornad su cabeza.

—1Dadme!Y con salvaje alegríaLa Infanzona del hidalgoRecibió, descolorida,Una cabeza que sangreDerramaba todavía.Con una historia en los ojosDe celos, y una sonrisaDe triunfo entre los labios,Hacia la luz se encamina,Para mirar las faccionesDe su rival maldecida.Llega, y á la luz acercaLa cabeza; airada miraEl frío y pálido rostro...Duda un momento... vacila...Mírala otra vez, la sueltaTemblorosa y sorprendida,Y con amargo sollozoGrita espantada: ¡Hija mía!!


EPÍLOGO

Lope heredó el señoríoDe Mesía y los Masares,Proclamándole sus gentesAl enterrar el cadáverDe la Infanzona; el poetaLlevó al pié de los altaresSus penas de amor, envueltoCon el hábito del fraile;Y el juglar... con esta historiaRecorrerá otros hogares,Evocando los recuerdosQue aun hoy en la torre yacen,Para distraer con ellaPropios y agenos pesares.

PARTS TXRCIIIA

VARIOS

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LA COMPAÑA

En su reposo el vallomuerto parece;

la calma de la nochetodo lo envuelve.

Se apagaron las notasde las campanas;

se cerraron las puertasde las cabatias.

(1) A Lisardo R. Barreiro.

118 BIBLIOTECA GALi,EGA

Ni una queja perdidaturba el silencio;

débilmente las hojasagita el viento,

que al pasar por las ramasde los alisos,

de las dormidas avescolumpia el nido.

—Do la luna naciente

los rayos velanlas nubes que se apiñan

en torno de ella.y el río que murmura

por entre zarzas,la oscuridad del cielo

copia en sus aguas.—

Los pinos que del montebajan la cuesta, -

parece que se agrupany que se estrechan.

Y dan las negras manchasde los pinares,

con sus tonos oscuros,sombras al valle.


Toma luz de las lucesde las estrellas

la flor quo en los tojalesamarillea;

mientras van los espinosy los helechos

bordando las orillasde los senderos.

—Allá abajo ei molino.

que no descansa,hace girar sus ruedas

al son del agua;y de las campanillas

el titileo,los sueños interrumpe

del molinero.—

Sin zozobras, y el almade dichas llena,

cruza un apuesto mozola carretera.

En los labios la coplaque brota alegre;

en las manos el paloque lo defiende.


Viene de hablar con ella,con la que adora,

la que pone en sus sueftoscolor de rosa;

Aun suena en sus oídosla voz amada;

en recuerdo de amoresse agita el alma.

-Pero al dar una vuelta

por un recodo,sorprendido, su marcha

detiene el mozo;y entre cobarde y fuerte,

los ojos fijaen la oscura ladera

de la colina.—

Allí, por los pinares,con giro extrano,

misteriosos espectrosvan desfilando;

y al corazón tranquiloproduce miedo

la fantástica calmade aquel cortejo.

-


Son girones de nubesque toman forma;

son pedazos de nieblaque se coloran;

detrás de cada pinosurge un fantasma;

se coronan de lucestodas las matas.

—Bajan hasta el camino

fúnebres notasque remedan los tonos

de la salmodia;y agitan sus ramajes

los altos robles,sacudidos al eco

de aquellas voces.—

De todos los espectrosviste la luna

con rayos blanquecinoslas envolturas;

y parece que llevansobre la espalda,

la clámide de nievede las montañas.


El mozo se persigna,masculla un rezo, •

y apresura su marchalleno de miedo;

que son aquellas lucesque le amedrentan,

de sus muertos vecinosalmas en pena.

—Con el primer reflejo

de la alborada,se apagarán las luces

de la Compaña;se hundirán los espectros

en los pinares,se cubrirá de flores

el ancho valle.

Crujirán en los pinoslas hojas secas,

si con ardientes rayosel sol las besa;

y al disipar las sombrasla luz del día,

borrará los fantasmasde la colina.


Para el mozo que acasotiembla en el lecho,

de la visión pasadacon el recuerdo,

otra luz más hermosavendrá mafiana,

que borre las tinieblasde su ignorancia.

11

y

emeemeeemeei

¡No le ostigueisl Vuestros ayes,Que envuelven amargas quejas,Más que tt animarle, conspiranA ahondar su profunda pena.No es hora ya de lamentos;No rieguen la débil tierraLágrimas que .el odio apagan,Lágrimas que el rostro queman.Séquese el llanto en los ojos,La queja en los labios duerma,Que ni al pueblo basta el llantoNi ä Galicia sirven quejas.Si le quereis ä la cumbreLlevar, por la angosta senda,Recordadle que fué grandeY que en ser pequeño hay mengua.


Decidle que aun esas aguas,Que hasta nuestras costas llegan,Recordando oscuras glorias,Humildes la playa besan.Que del menhir y del castroDonde se abrazan las yedras,Ha de brotar esa chispa,Que al iluminar, incendia.Decidle que esos cantaresCon que le arrulla el poeta,Deben convertirse en himnosDe victorias y proezas.Que no, vencido, suplique,Atado á !a roca eternaDe sus humildades mismasQue le abaten y le cercan.Sind que exija, mostrandoLa sien gloriosa, altanera,Ceüida con las coronasDel trabajo y de la ciencia.Que no dé á sus hijos llanto,Si el llanto los alimenta,Mas bien que en libres altaresArdor y entusiasmo beban.Y decidle que si dignoQuiere ser de esa grandezaQue llenó en siglos pasados


Nuestra historia de epopeyas;Debe aprender que ä la cumbreLas lágrimas no le llevan,Ni triunfará si no esgrimeOtras armas que sus quejas.Y debe estimar segurasPara comprar su grandeza,La vida de nuestros hijos,La sangre de nuestras venas.

EN LA MUERTE DE ANDRÉS MURUAIS

Hacedme un sitio, vosotrosLos que al lado de la tumbaVenís ä regar con llantoFlores que el dolor enluta;Dejadme llegar al bordeDe la abierta sepulturaQue orgullosa de guardarleOstenta sus fauces húmedas,Dibujando una sonrisaComo monstruosa burlaDe la pena que os agobiaY del dolor que os conturba...Dejadme probar si puedeDevorar también mis dudas!


—Fuerza es que la Patria—gritan-A la enhiesta cima subaDonde le llama su historia,Donde el porvenir fulgura,Y con sus voces la atraen,Con sus cantares la ayudan,Y la Patria vii, descalza,Con sus harapos augusta,Siguiendo träs de los hijosQue así por su gloria luchan.Pero ay de aquel que consigue,¡Siempre envidiada fortuna!Colocarse tí la cabezaDe los que la senda cruzan!Cuanto mayor es su esfuerzo,Cuanto es mayor su bravura,Más presto hallarán sus briosLa inmensa paz de la tumba.

¿Casualidad? ¿Fatalismo?¿Castigo de viejas culpas?Inmaculada es la PatriaY está, sin mancha su túnica.¿Presagio de que no puedeTérmino hallarse á la lucha?¡Si durase eternidades,No flaquearíamos nunca!


Mézclense ä vuestras plegariasLos sollozos de mi angustia;Quién sepa rezar, sus precesTraiga al borde de la tumba;Los que, sin 1, de la vidaSiguen la espinosa ruta,Solo amargo llanto puedenDejar en las sepulturas:Por eso os dejo mis lágrimasY vuelvo ä llevar mis dudas.

1883.

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HUMOS Y AROMAS (t)

Lo conozco; fuéNuestros esfuerzos

No consiguen privarteDe tus recuerdos.

Tu sientes la nostalgiaDe aquellas vegas

Donde no acaba nuncaLa primavera.

Todos nuestros afanesSon importunos

Para el que evoca siempreSus ricos humos,

(1) Al poeta Grilo.

10


Que van buscando el cieloCon mansos giros

Desde las chimeneasDe los cortijos.

No puede hallar encantosEn nuestras frondas

El que alimenta el almaDe otros aromas,

Si brotar ha sentidoTodos sus versos

Al olor de jazminesY de romeros.

La amada patria mía,Tierra gallega,

Rica en humos y aromasTambién se ostenta.

Ellos ä nuestros malesBrindan consuelo;

Mas no podemos darlos,¡Si son tan nuestros!

Porque yo tengo ä galaQue los conozcas,

Te hablaré de mis humosY mis aromas.


Humos de mis montañas,Amadas nieblas,

Para hablar do vosotrosDadme tristezas.

Esas nieblas que bajanDesde las nubes,

Envuelven nuestros vallesEntre sus tules;

Juegan con la corrienteSobre los ríos,

Humedecen las hojasDe los alisos;

Del arroyo que al monteNotas regala,

Forman con las espumasSaltos de plata;

Se enredan en las hojasDe los castaños,

Y el contorno del sotoVan dibujando;

Trepan por las laderasA las montañas,

Y fingen en las cumbresBlancos fantasmas;

136

BIBLIOTECA GALLEGA

Amantes, por las nochesDejan sus besos

En las calladas tumbasDel cementerio;

Al alba, perezosas,No se disipan,

Velan de la mañanaLas rojas tintas;

Y cuando el sol ya quemaFlores y mieses,

Otra vez tí, las nubesVan ä esconderse.

Ellas lo invaden todo,Todo lo llenan;

Ellas son nuestros humos,Dulce poeta.

Aromas de mis vegasY mis montañas,

Para hablar de vosotrosDadme fragancias.

Los mejores aromasDe nuestros valles

Los recogen las brisasEn los pinares.


Pero aquello que nadaDice al axtrafio,

Tiene para el gallegoNo sé que encanto,

Que aunque ausente se mueraDe soledades,

Percibe sus arcmasEn cualquier aire;

Por que envidia ä los pinosQue erguidos siempre,

En la tierra en que nacenViven y mueren.

Las faiscas que caenDesde las copas

Forman en los pinaresLa seca alfombra.

Ellas dan ä las brisasRica fragancia

Que llega hasta las chozasDe las montafias.

Allí la aspiran todosCon alegría,

Porque aquellos aromasCalman y animan;


Calman las hondas penasDel desdichado,

Y consuelan al tristeQue vive esclavo,

Sin saber que hay más vidaQue la miseria

Que ha elegido por patriaPatria gallega;

Y aquí donde si hay floresHay más espinas,

Con poco se contentaLa patria mía.

¡Evocan los pinaresTantas tristezas!...

Allí están mis aromas,Dulce poeta.

Ya ves que nuestros humos,Nuestros aromas,

No pueden compararseCon los de Córdoba.

Mas para hacer tu estanciaBien agradable

En esta hermosa tierra,Deben bastarte:


El humo del inciensoQue arde en tus aras;

El olor de las floresQue nos regalas;

Y lo que á ti te gustaMás que el tomillo,

Por que sabes que es cierto:Nuestro cuino.

1884

APtxwicx

ROMANCES LÍRICOS

eveatzbeifflezeieeeeaebee

Caridad, yo te bendigo;Caridad, yo te venero,Porque ä la apartada chozaLlegas ä prestar consuelo,Y acaso enjugas el llantoY calmas el sufrimiento.Pero es preciso que olvideTu llegada y tu cortejo;Porque si extrañas ideasBrotaran en el cerebro


Y viera que solo acudesCuando hay iras en el cieloY hay en la tierra tembloresY se conmueven los pueblos,Mientras que sorda te ocultasSi no encuentran los lamentosLuces de fuego en los rayos,Gritos de rabia en los truenos,Aunque el alma se acongojeY el corazón gima yertoY el hambre mate ä los 'linosY el frío mate ä los viejos,Caridad... Yo te saludo,Porque, al fin, del mal el menos.

K`Mge›W

A nuestros pies el abismoA que el amor nos arroja;Sobre nosotros el cielo,Y allí cual pálida antorcha,La luna que hasta tu frenteBaja su luz tembladora,,En torno nuestro el silencio,Y el delito en nuestras bocas


Que se llaman y se buscanPara besarse en la sombra, •

Mientras duerme la concienciaComo torpe encubridora.Bésame antes que despierteEste fantasma que evocanTus miradas y las mias,

Que al rechazarse se adoran;Que si del suefio cobardeEn que está yaciendo ahora,Vuelve, y alado nos llamaY el remordimiento brota,Ni acertarás ä besarme,Ni habrá besos en mi boca.

Se niegan tus pestailasA detener el fuegoQue vierten, cuando miran,Tus lindos ojos negros,Y yo, de tus encantosEnamorado y preso,Te miro si me mirasY me ahogo en el mar de mis deseos.


• Batallador mi espírituCon tu recuerdo lucha,Del corazón lo arrojaY al corazón subyugas;Lo arranca de mi alma,Y en las miradas tuyasAbsórbenlo mis ojos,Y de nuevo en el alma lo sepultas.

De ti quiero apartarme,Y el alma á, ti me lleva;Consuelos al olvidoDemando, y me los niega;Y del abismo al bordeQue ä entrambos nos aleja,Siento sed de arrojarmeEn el misterio de la sima abierta.

—No encuentra mi delirio

Un tórmino á, mis males,Que el sol ya no iluminaEl fondo de mi cárcel.Vencido prisioneroDe tus miradas de ángel,Ni libertarme puedes,Porque iría otra vez ä encarcelarme.

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Del sol el rayo postreroVelan los pardos celajes;Lanza fúnebre quejidoLa gaviota cobarde;Agita el viento las olasCon su poderoso embate,Y llega la blanca espumaCon las nubes ä besarse.

1I


Viento y mar, sueltas las irasPoderosos, implacables,Con amenazas de muertoSo aprestan á revelarse;Cual si el dominio del hombre,Que en las velas y en las navesHizo esclavos mar y viento,Les doliese y les pesase.

Oscuridad en el cielo,Sombra en la costa distante,Gritos de muerte las olas,Crujidos el recio mástil.La vela arroja vencidaSus girones por el aire;Los pescadores agotanSus fuerzas en el combate;Y la imagen de la muerte,Envuelta en negros cendales,Se levanta aterradoraEn la proa de la nave.

Cada montafia de espumaArrastra un yerto cadáver;Juega el mar con la barquilla,El viento apaga los ayes,Y en la apartada ribera

ROMANCERO DE GALICLA 15 1

La noche envuelve en pesaresLas sonrisas de los hijosY los sueños de las madres.Mientras los cuerpos inertesEn las rocas se deshacen,Los espíritus se elevanRota ya su &hl' cárcel,Y en la cima de las olasPiden al cielo hospedaje.

—Dios aquietó la tormenta,

En nueva luz el sol arde,Y manso el viento acariciaLos rizos del oleaje.

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Fué la sombra de la nocheNuestro cómplice primero,Inventando soledadesA merced de mi deseo.Se extremeció á tu presenciaMi corazón en el pechoY aun a, través de las sombrasNuestros ojos se entendieron,Sin que nadie adivinaraDe la mirada el secreto.


Después tu mano en la míaEstuvo breve momento;Me digiste adios, y aun guardoDe aquel adios el recuerdo,Dulce como la memoriaDe los amores primeros.

—Cuando termine tu ausencia,

Cuando volvamos á vernos,¿Qué se dirán nuestros ojos,Que tú y yo no adivinemos?Por aplazar mi venturaNo ha de ser mi dicha menos,Mi historia así comenzadaPuede terminar de lejos.Lo que callé aquella nocheTe han de decir mis acentosCuando amante me preguntesLo que pensaba en silencio.Y si no alcanzan mis frasesA explicar mis pensamientos,Lo que en miradas los ojos,Los labios dirtinlo en besos.

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Yo sé que nunca lucirá en tus ojosUn destello de amor para los míos,Y que no han de encontrar entre tus labios,Su ambicionada cárcel mis suspiros.

Yo sé que eres de otro; que en tu pechoNo puede alzar altares el delito,Y sé por qué te ofenden mis miradasY por qué te extremeces si te miro.


Yo sé que nunca romperás los lazosQue te atan al deber, y sé asimismoQue en vano intentarían mis amoresSepararte una vez de tu camino.

Yo se que esta pasión que me devoraNo tiene voz que llegue hasta tu oido,Y que mi tempestad no tiene rayosPara fundir los hierros del destino.

¿Que no debo quererte? ¡Si cien vecesEn horas de dolor lo he repetido!¿Que no puedes quererme? ¿Pues acasoHe contado jamás con tu cariño?

Yo me muero por tí. Sin esperanzasAlimenta mi amor el sacrificio,Porque pensando en tus amores muero,Y de mi amor sin esperanzas vivo.

Si no fueras así; si hasta tu almaLlevase sus acentos el delito,Y pudieras quererme, y en tus ojosFuera ä quebrarse el rayo de los míos;

Si tú pudieras quebrantar los lazosQue hoy te ligan al carro del carifio,Y escucharas mis quejas, y pagarasCon tus besos de amor mi sacrificio;


Todo mi amor, todo el amor que llenaCon tu dulce recuerdo el pecho mío,Vieras trocarse en hielo en un segundo,Y te ahogaría el hielo derretido.

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eww-everee-s-

Desde aquel día mis penasFabricaron sus altares,Ante los que adoro y rezoY lloro mis soledades.Del desamor y la dudaSe elevaron las imágenes,Y no hay viento que consigaDerribar los pedestales.


Bajen tus azules ojosSus miradas ä la cárcelEn donde el alma aprisionaSus crueles tempestades;Y aquieta con tus sonrisasEste tenaz oleaje,Que al sumergir mi venturaAlzó espumas de pesares.

EN UN ABANICO

Nunca me había fijadoEn la distancia que mediaDe la retorta del magoA la lira del poeta.Mas hoy, feliz abanico,Pensando en tu hermosa duela,Sentí no hallar el consorcioDe dos cosas tan extremas.


Que si tal poder lograraY en una á las dos fundiera,Trocaría tus varillasEn segura fortaleza,Para que fueras, constante,Contra las lisonjas necias,Antemural de su oidoY guardián de su pureza.

eeneeiime

Apoyada en el brazo de otro hombrePasaste por mi lado;Y antes de que llegase á mis oidosEl rumor de tus pasos,Al alma te anunció calladamenteUn no sé qué de misterioso y vago.


Sombra en el cielo, y en mi pecho sombra;Luz en tus ojos de destellos claros;Él, orgulloso de sentir el pesoDe tu brazo en su brazo,Sin acertar ä ser, como debiera,De su ventura y tu belleza avaro;Yó, recogiendo el amoroso alientoPara aspirar el tuyo embalsamado,Y el dulce amor de tu mirar divinoAbsorber ä tu paso;Y tú ¡no sé! Quizá el deber no forjaCon fuerte acero sus robustos lazos,Y el corazón á libertarse aspiraDe la obediencia y del deber cansado.

—Yo no te busco; si á, esa dicha agenos

Alguna vez, cual hoy, nos encontramos,Todo el placer de verteNo compensa el dolor de haberte hallado.No quiero verte más, porque conozcoQue ya de fuerzas falto,Voy ä caer vencido en esta luchaY tí, olvidar la promesa de mis labios.Me manda el corazón que no te vea,Y no verte he jurado;Mas si otra xez te encuentro y si me miras,Ya ni silencio ni promesas guardo.

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Con más amor que enojo, me pedisteque no te mire tanto,

y ayer, cuando pasastes, obedientes,mis ojos se cerraron.

No quiero hacer virtud de mi obediencia;cumplir6 tu mandato,

porque te ve mejor el alma míacon los ojos cerrados.

12

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¡Que hermosa primaveraReflejan tus miradas,Tranquilas, inocentesY límpidas y castas!Le ofrecen sus primoresLas rosas de tu cara,Las luces de tus ojos,Las dichas de tu alma.


Mas ¡ay! que no es eterna;La primavera pasa,Y enciéndense en el pechoLas amorosas ansias,Perdiendo sus primoresLas rosas de tu cara,Las luces de tus ojos,Las dichas de tu alma.

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flernffeleeee

Pasaste indiferenteHiriéndome en el alma,Y yo al sentirme herido,Con mi dolor, mis celos y mi rabia.Juzgué injusta la penaSin conocer la causa:¿Por qué, para contarme tus enojosMe negaste la luz de tu mirada?


¿Cuál mi crimen ha sidoSi tal pena merezco?¿En qué pude ofenderteQue ni ä saberlo ni ä sonarlo acierto?¿Acaso te miraronMis ojos, indiscretos,Y habladores contaron nuestra historiaE impacientes rasgaron el misterio?

—Si tanta fué su culpa,

Impónles tú la pena;Castiga con los tuyosSu inconveniente charla 6 su impaciencia;Míralos enojadaCuando besarte quieran,Y paguen el delito cometidoCerrándose, al mirarte, de vergüenza.

—Prefiero tus enojos;

Bendeciré tus iras,Aunque en el alma sientaDe tus rigores la cruel herida.Que triste y resignadoVeré que me castigas;Mas si otra vez indiferente pasas,Me matara el rigor de tu injusticia.

Ayer suefios juveniles,Pensamientos inefables,Ancho y dorado horizonte,Llanuras de eterno carmen,Ni una nube de desdichas,Ni una sombra de pesares;Mi hogar como único templo,Como único Dios mi madre.

172 BIBLIOTECA GALLEGA -

Hoy de la vida el ocasoCon sus rudas tempestades,Peque° y triste horizonte,Selvas de oscuro ramaje,Todo nubes en el cielo,Todo en la tierra pesares;Ni hogar ni templo en la vida,Ni templo, ni hogar, ni madre.

ÍNDICE


PRÓLOGO

Romances historie«.

Páginns.

Andrade el Bueno. 3Protesta de Pedro Padrón 15El Conde de Camiña 33Pardo de Cela. 47Sitio y defensa de la Corufla en 1823 59Macias ti!)

Tradicionales.

Amor y Patria. 83La Infanzona de líela 97

ÍNDICE

Varios.

La Compana. 117

* * * 195En la muerte de Andrí!s Murtnis 129llunms y aromas. 133

APÉNDICE

ROMANCES LÍRICOS

LA CORUÑA: Jose Higuez peinó y Hermann , impresores.

.

.

r

El precio de este libro es el de 2 pesetas paralos senores suscritores 4 la BIBLIOTECA GALLE-on, y el de 3 para los que no lo son. Remitiendo60 céntimos más, se envia certificado.

Los pedidos deberán dirigirse 4 D. AnnatsMARTÍNEZ, Luchana 16, LA CoiniÑA; . acompa-ñando su importe en libranza del Giro mutuo, le-tra de fácil cobro 6 sellos de franqueo, certifican-

; do la carta en este último caso.•

OBRAS PUBLICADAS

Los Precursores, por M. Murguia.Aires da miiia terra, por M. Curros: tercera 1,

edición.El idioma gallego, por Antonio de la Iglesia: ?,

tres toimis.Soazes d un vello, por Benito Losada.Queixumes dos pinos, por E. Pondal.Historia critica de la literatura gallega,

por Augusto G. Besada: volumen LVarones ilustres de Galicia, por D. José j

EN PRENSA

Historia critica de la literatura gallega,volumen H.

eImp. do Jose Migues Peinó y hermano.

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ROMANCERO DE GALICIA · 2018. 4. 20. · PRÓLOGO. Noble Galicia: tus amantes trova-dores recorren incesantemente el oleaje,› de tus montañas, en alas de su genio. Melos donde