16
Rómulo Gallegos Freire nació el 2 de Agosto de 1884. Fue escritor, maestro cineasta y político. En 1930 fue elegido senador, pero como acto de protesta en contra de la dictadura del General Juan Vicente Gómez se exilió, primero en Estados Unidos y después en España, donde empezó a trabajar en su obra literaria. Allí permaneció desde 1932 a 1935, período en el cual fue publicada Doña Bárbara. En 1946 la novela fue llevada al cine mexicano y el papel de Doña Bárbara le fue asignado a una actriz desconocida. Tras la elección, Gallegos, guionista de la película, y el resto del equipo dieron una cena a la cual asistió una joven actriz de cine. Al verla Gallegos se levantó y señaló a los demás comensales: "¡Esa es la Doña que yo escribí!" El papel le fue dado a María Félix, la joven actriz, y la película fue un gigantesco éxito que marcó la carrera de la actriz hasta tal punto que aún es conocida por la prensa como la Doña. Gallegos regresa a Venezuela al morir Gómez en 1936, y participa activamente en la política, formando parte del grupo de fundadores del partido Acción Democrática, quien lo nominó a la presidencia en 1947. Su activismo político conlleva al declive de su obra creativa, que nunca superaría a sus tres trabajos fundamentales Doña Bárbara, Canaima y Cantaclaro. Su presidencia terminó abruptamente en noviembre de 1948 con el golpe de estado dado por su ministro de la defensa Carlos Delgado Chalbaud, Marcos Pérez Jiménez y Luis Felipe Lloverá Páez, que consideraban a acción democrática una amenaza por su sectarismo. Los tres miembros de las fuerzas armadas habían solicitado cambios en el gabinete de Gallegos, que estaba formado mayoritariamente por miembros de su partido. La negativa a ceder a estas pretensiones, basada en el verdadero líder del partido, Rómulo Betancourt, cuya expulsión del país era otra de las peticiones de los militares, condujeron a su caída. El nuevo régimen disolvió a Acción Democrática y a la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), expulsando a Gallegos del país. Esto lo conduciría primero a México (donde murió su esposa en 1950) y luego a Cuba hasta 1958, año de la caída del dictador Marcos Pérez Jiménez. En 1964 se creó en Venezuela el Premio Internacional Novela Rómulo Gallegos, el cual reconoce el trabajo de los escritores de habla hispana.

Romulo Gallegos

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: Romulo Gallegos

Rómulo Gallegos Freire nació el 2 de Agosto de 1884. Fue escritor, maestro cineasta y político. En

1930 fue elegido senador, pero como acto de protesta en contra de la dictadura del General Juan

Vicente Gómez se exilió, primero en Estados Unidos y después en España, donde empezó a

trabajar en su obra literaria. Allí permaneció desde 1932 a 1935, período en el cual fue publicada

Doña Bárbara.

En 1946 la novela fue llevada al cine mexicano y el papel de Doña Bárbara le fue asignado a una

actriz desconocida. Tras la elección, Gallegos, guionista de la película, y el resto del equipo dieron

una cena a la cual asistió una joven actriz de cine. Al verla Gallegos se levantó y señaló a los

demás comensales: "¡Esa es la Doña que yo escribí!" El papel le fue dado a María Félix, la joven

actriz, y la película fue un gigantesco éxito que marcó la carrera de la actriz hasta tal punto que aún

es conocida por la prensa como la Doña.

Gallegos regresa a Venezuela al morir Gómez en 1936, y participa activamente en la política,

formando parte del grupo de fundadores del partido Acción Democrática, quien lo nominó a la

presidencia en 1947. Su activismo político conlleva al declive de su obra creativa, que nunca

superaría a sus tres trabajos fundamentales Doña Bárbara, Canaima y Cantaclaro.

Su presidencia terminó abruptamente en noviembre de 1948 con el golpe de estado dado por su

ministro de la defensa Carlos Delgado Chalbaud, Marcos Pérez Jiménez y Luis Felipe Lloverá

Páez, que consideraban a acción democrática una amenaza por su sectarismo. Los tres miembros

de las fuerzas armadas habían solicitado cambios en el gabinete de Gallegos, que estaba formado

mayoritariamente por miembros de su partido. La negativa a ceder a estas pretensiones, basada

en el verdadero líder del partido, Rómulo Betancourt, cuya expulsión del país era otra de las

peticiones de los militares, condujeron a su caída.

El nuevo régimen disolvió a Acción Democrática y a la Confederación de Trabajadores de

Venezuela (CTV), expulsando a Gallegos del país. Esto lo conduciría primero a México (donde

murió su esposa en 1950) y luego a Cuba hasta 1958, año de la caída del dictador Marcos Pérez

Jiménez.

En 1964 se creó en Venezuela el Premio Internacional Novela Rómulo Gallegos, el cual reconoce

el trabajo de los escritores de habla hispana. Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, Carlos

Fuentes, Manuel Mejía Vallejo, Arturo Uslar Pietri, y otros escritores latinoamericanos de gran

trayectoria, han sido merecedores de este premio.

Gallegos muere en Caracas el 4 de Abril de 1969 dejando un legado de altísima invención en todas

sus obras: Los Inmigrantes, Cantaclaro, La Brizna de Paja en el Viento, Canaima, donde la

angustia existencial por la distribución de las riquezas contra el marco de una naturaleza indomable

Page 2: Romulo Gallegos

se despliega con una maestría que solo es opacada por la que demuestra al describir los paisajes

naturales que le sirven de escenario.

Ejerce el cargo de Presidente de Venezuela en 1948 por escasos nueve meses, y se convirtió en el primer mandatario presidencial del siglo XX1 elegido de manera directa, secreta y universal por el pueblo venezolano, y ha sido el Presidente de la República que ha obtenido el mayor porcentaje de votos a su favor en elecciones populares celebradas en el país en todos los tiempos, con más del 80% de la totalidad de los votos. La creación de la comisión preparatoria para estudiar y planificar las posibilidades de explotación petrolera, por parte de una Empresa Nacional, la que además estudiaría la iniciación de la industria de refinación del crudo.* Lograse en esta administración con una bien planificada política petrolera, una duplicación de las entradas al fisco, por conceptos de renta petrolera.* Se impuso la inmigración europea con la entrada al país de 20.000 inmigrantes de diversas nacionalidades, en 1948.

II. RÓMULO GALLEGOS Y LA VENEZUELA QUE SE HACE

Las primeras tentativas ideológicas, Rómulo Gallegos las hace por medio de la revista “La Alborada”, la cual tenía una orientación política, y quienes escriben en ella tienen su interés puesto en Venezuela. Según observa Juan Liscano (1969, 44) los que escriben en esta revista “estaban mucho más pendientes de fijar posiciones ante la realidad social y política venezolana que de adquirir sobre las búsquedas de los artistas y de los escritores noveles de París, Roma o Londres.” Además, también hay que agregar lo difícil de los medios de comunicación entre los países americanos y Europa; estos eran muy lentos para los primeros años del siglo XX, los movimientos literarios vernáculos estaban al margen de las corrientes más nuevas y de la actualidad. Por eso, los redactores de la revista “La Alborada” suprimen la publicación de sus números cuando advirtieron que el gobierno dictatorial de Juan Vicente Gómez no permitiría más el debate sobre los problemas del país. El Gobierno de Caracas fijó normas a las que debían someterse los redactores en sus publicaciones. Esto llevo a Enrique Soublette, unos de los principales redactores de la revista, a decir: “La Alborada a Muerto”. Sólo aparecieron 8 entregas de esta revista, del 31 de Enero al 28 de Marzo de 1909.

“Dos series de artículos publica Gallegos en La Alborada. Estos escritos formulan con precisión las orientaciones de sus pensamientos. Serán los mismos que le guiaran a lo largo de su vida y de sus obras, y sus novelas ilustraran en la viva materia de la ficción, esos planteamientos iníciales”. (Liscano, J. 1969, 45)

Gallegos utiliza la revista como el primer instrumento para difundir sus ideales reformistas, en el campo de la acción social. Se siente comprometido en la lucha. Lyll Barceló (1983) “Introducción”, dice que:

“Gallegos y “Los Alborados” proponen la mirada hacia la tierra, pero no como recreación de un costumbrismo que se fue con el siglo XIX, sino más bien como denuncia para obtener el cambio necesario (…) el maestro, el educador, que en 1909 había expuesto un ideario, se plantea la integración de todos nuestros valores como factores constitutivos del ser y del sentir venezolanos, dela idiosincrasia nuestra, de la nacionalidad y la expresión culturales autenticas” (Citado por Lyll Barceló, 1983, 13)

Page 3: Romulo Gallegos

Posteriormente también utilizará la novela, como medio principal, y todos sus escritos, como arma de pelea, la necesidad de dar a conocer su ideología lo llevan a hacer de sus obras el vehículo para acercarse a su pueblo. Hay que hacer ver, como bien dice Ángel Damboriena (1960), que “Gallegos a sabido acercarse al dolor de su patria con amor de padre y no con indiferencia de medico ni amargura de resentido; su aproximación se ha realizado con hondo calor humano, con una actitud libre de prejuicios doctrinarios y con una visión directa, limpia de influencias exóticas” (p. 38). Gallegos conocía la historia de Venezuela, donde aparecían constantemente alzamientos, revoluciones y enguerrillamientos, todos ellos para traer sólo males y victimas al país. El intelectual frente a esto y ante las tradiciones del machismo, del hombre de presa, de la guerra civil y del asalto a poder quiere la voluntad civilista deseosa de establecer entre los venezolanos un régimen de convivencia y respeto por los sentimientos nobles de una moral tradicional. Ya en la novela Reinaldo Solar, Gallegos va a mostrar su empresa novelística. Angel Damboriena (1960) dice:“La aparición de la Asociación Civilista en la novela está íntimamente ligada con los ideales de “La Alborada” y con la actuación de Enrique Soublette en los primeros años de la dictadura de Juan Vicente Gómez (…) Aunque sin identificarse del todo quizá, la Asociación Civilista responde a las aspiraciones que abrigaba el propio Gallegos al exponer la necesidad de una organización de intelectuales que fuesen como el fermento generador de la masa popular” (p. 187).

Después de analizar los problemas de su país, luego de sentir ese “dolor de patria”, el maestro decide “… exponer el origen del mal y proponer el remedio que, en concepto de novelista, lo soluciona, es el planteamiento esquemático de toda su novelística” (Damboriena: 1960, 176). En el tema de todas sus novelas, se ve, solapadamente, el cumplimiento del deber y la consagración a una tarea humana y humilde como único medio de regeneración nacional. En cada una de ellas, junto con el valor literario, se aprecia una proposición civilizadora. Una llamada al lector para que asuma su responsabilidad ciudadana. Así, La Trepadora, (1925), Doña Bárbara, (1929), Cantaclaro, (1934), Canaima, (1935), Pobre Negro, (1937), El Forastero, (segunda versión, 1942), La Brizna de Paja en el Viento, (de ambiente cubano, 1952) y Tierra Bajo de los Pies, (cuya acción acontece en México, publicada después de la muerte del autor), realiza de alguna forma las propuestas da “La Alborada”, en cuanto se refiere a la responsabilidad del venezolano en la orientación de su pueblo; el rechazo a la violencia, a la inmoralidad, al facilismo irresponsable, a la ausencia de ideales, a la improvisación y la incultura.

El tema de la civilización y la barbarie estará presente en toda la obra de Gallegos posterior a Reinaldo Solar. Ya en La Trepadora lo enfoca, pero siempre con un sentido optimista, con la mirada de maestro. Según Damboriena (1960) “la batalla que libran la Civilización y la Barbarie en los llanos venezolanos, tal como se nos presenta en Doña Bárbara es una lucha singular y en cierto modo caballeresca al modo de los juicios de Dios medievales. En esta lucha, no se trata únicamente de medir las fuerzas individuales de los contendores trabados en una pelea singular, sino que se ventila toda una causa cuyo éxito depende del lado al que se incline la victoria” (p. 333).

En la novela Doña Bárbara se podría decir que aparece un doble propósito: político y literario. Políticamente, tiene el propósito de mostrar la edificación de Venezuela, la situación que vive el país para ese momento. Aquí Gallegos desarrolla su planteamiento más elocuente del problema de evolución o revolución, civilización o barbarie, justicia o iniquidad. Por medio de los dos personajes principales va incrementando su tesis, y en los personajes secundarios pinta con gran veracidad las características del hombre venezolano, tal vez mejor que en los centrales, como muy bien dice Arturo Uslar Pietri (1953) en su obra Letras y Hombres de Venezuela: “los personajes vivos pululan

Page 4: Romulo Gallegos

en sus páginas y algunos alcanzan la inmortalidad del prototipo. Pero hay mucho más vida y verdad en los personajes secundarios que en los héroes centrales” (p. 952).

Como es sabido, cuando Gallegos escribió su novela, Venezuela se encontraba bajo la dictadura del general Juan Vicente Gómez y las ideas evolucionistas del novelista lo impulsan a escribir para defender LA DEMOCRACIA. Presentaremos ahora algunas constantes muy significativas presentes en sus artículos y novelas que sirven para interpretar un poco su actividad política. Podemos subrayar las siguientes:

1. La asunción del compromiso político sin la mayor reserva, tanto que Gallegos inicia su carrera literaria por la vía conceptual. Sus artículos de La Alborada muestran sus ideas sobre la realidad del país.

2. El tono optimista de sus escritos, principalmente los primeros, donde mantiene una opinión favorable a Gómez, aunque después esto valla a cambiar por la realidad presentada por el dictador.

3. El planteamiento de los problemas del país desde una perspectiva de influencia positivista. Tal como afirma Liscano (1969) “Gallegos se manifiesta como partidario de las tesis evolucionistas y de las soluciones científicas…” (p. 25).

4. El rechazo al caudillismo, a las guerras civiles a la corrupción política, a la perversión moral, a la ausencia de principios e ideales como expresión de un estado de cosas que debe superarse.

5. La oposición entre civilización-barbarie, entre la ciudad y el monte, en los términos ya descritos por Sarmiento, pero con una visión mas optimista del problema.

6. Una visión paternalista del pueblo que debe ser dirigido por los mas capases y cultos hacia una plena conciencia de si mismo, de derechos y deberes.

7. Una absoluta fe en la educación como instrumento del cambio en lo político y en lo social, sin consideración de los factores económicos que inciden sobre el hecho educativo.

8. Una proposición de reforma total del sistema educativo a fin de que la escuela no se limite a instruir, y cumpla con la función de formar ciudadanos cabales con iniciativa propia e independencia, de criterio, capaces de aportar soluciones a los problemas de la nación.

9. La certidumbre de que los intelectuales tienen un papel decisivo, como agentes de la moral, la cultura y la civilización en la evolución de la sociedad y en la conducción de la República. Y la exhortación para que asuman tal responsabilidad y le ejerzan por todos los medios a su alcance tanto en Venezuela como en Hispano América.

10. La confianza en que la transformación del país puede lograrse por medio de una gestión educativa, laboriosa y paciente dentro del respeto de la ley.

Lo único bueno que no se le puede negar al periodo gubernamental del General Gómez es el que hubiese logrado unificar a Venezuela, que hasta ese momento se mantenía dividida en rivalizantes regiones. La novela de Doña Bárbara trasluce situaciones en este sentido, aunque la finalidad de

Page 5: Romulo Gallegos

su autor no sea exactamente ésa. Anteriormente se dijo que según Rómulo Gallegos eran los intelectuales quienes tenían a su cargo mostrar cómo era Venezuela para la primera y segunda década del siglo XX. Él mismo define cuál es el propósito de su obra cuando dice:

“no soy un escritor de novelas, ni para solazarme en humanas miserias, ni para evadirme de la realidad, sino, antes bien, para captar y fijar en obras estimuladoras de algún interés los rasgos característicos de lo cotidiano sobre los cuales debemos poner atención; pero tampoco un realista, de posición asumida dentro de un encasillamiento exclusivamente artístico que se limite a copiar y a exponer lo que observó y comprobó sino que por su obra de costumbre docente(...) aspiro a que mi mundo de ficción la restituya el de la realidad sus préstamos con algo edificante” (Gallegos : 1964, 129)

En ese mismo articulo dice lo que quiere reflejar por medio de su novela: “pero hay que advertir, para que mejor se entienda lo que luego viene, que eso de barbarie imperante no era sólo de los llanos, sino tragedia de Venezuela entera bajo una dictadura oprobiosa, dimanente de las guerras fraticidas que durante largos años habían ensangrentado el país” (p.127). Como educador que era, no por profesión sino por vocación, siempre trató de analizar los problemas que aquejaban a la nación con espíritu docente. Felipe Massiani (1984) afirma que

“La primera noticia de Gallegos como educador hay que situarla en el año de 1912. En aquel tiempo lo encontramos como Director del Colegio Federal de Barcelona (…) Las actividades docentes de Gallegos no lo alejaban, pues, sino todo lo contrario de la constante relación con lo más sustantivo del espíritu nacional…1912 a 1918 lo encuentran de subdirector del Liceo Caracas, el centro oficial de mayor importancia para la segunda enseñanza. De 1922 a 1930 dirigió el mismo liceo…Profesor de psicología y director del liceo, su influencia de educador y aun de amigo mayor y maduro, gravitó hondo sobre la sensibilidad y la inteligencia de la muchachada, que comenzaba a cobrar conciencia de la tragedia de Venezuela bajo la dictadura.” (pp. 52-53)

En sus artículos de La Alborada sobre este tema (la educación) señala como fuentes para que se acentúen los males que aquejan al país, a las diferencias educacionales. Considera que reformando el sistema educativo se podría conseguir alguna solución a los males nacionales. “Nuestra educación, herencia latina que conservamos como un timbre de raza, es la menos apta para exaltar, no diremos para crear, las virtudes que se requieren en un pueblo para su engrandecimiento, y la más ineficaz para destruir en el nuestro los vicios atávicos. (Gallegos, R.: 1964,58)

Influenciado por los Positivistas europeos, Gallegos considera el sistema educativo como el centro de los problemas nacionales. “El panorama de la escuela venezolana no puede ser más tétrico, ni más sombrío, en lugar de formar hombres, produce esclavos; en lugar de contribuir al progreso de la nacionalidad, es el factor más poderoso para fijar detenidamente las condiciones de la barbarie nacional” (Damboriena, A. ob. cit., 148). Plantea la necesidad de reformar el sistema educativo y para ello confía en el venezolano preparado, en los intelectuales. Europa debe ser la fuente puesto que es un Continente maduro; allí está el conocimiento, la técnica, la cultura. Á. Damboriena (1960) hace un resumen de las ideas educativas de Gallegos:

“…la enfermedad venezolana, uno de cuyos síntomas es el caudillismo y la barbarie, tiene su raíz profunda en la inestabilidad racial que ha originado el mestizaje de los pueblos (…) la educación disociadora que reciben los niños venezolanos en la escuela y en el hogar; una educación que se

Page 6: Romulo Gallegos

limita a insistir en conocimientos inútiles e impropios y una deformación de criterios para la conducta que refuerza tendencias raciales de estos pueblos al desprecio de las instituciones y el temor sumiso hacia los caudillos. La moral católica, que insiste en el principio del temor y del castigo –según Gallegos—el sacerdote que educa en la hipocresía y ejerce una influencia fatal sobre el niño, son los principales responsables de que el pueblo no comprenda la necesidad de independencia y crea que su deber para ganar el cielo sea la más abyecta sumisión…”

“… La solución que exige el problema venezolano es la europeización cultural; no la simple imitación de lo europeo, en la corriente vital venezolana. Esto no se puede lograr por mera instrucción de las masas; sería utópico pretenderlo en Venezuela. En la gran lucha entre Civilización y Barbarie, sobrevivirán los más aptos, según la ley darwiniana; y por lo tanto, hay que fortalecer a los representantes de la Civilización para que su victoria sea definitiva. Ellos pertenecen al grupo de los intelectuales (…) pero que tienen que ser progresistas, libres de prejuicios, abiertos a las nuevas ideas y preocupados con los problemas sociales, al modo de los intelectuales socialistas europeos (…) Ello significará el triunfo de la Civilización sobre la Barbarie. (pp.164-165)

Gallegos es un escritor de corte clásico; su lenguaje y su técnica son capaces de llegar a todo tipo de lector. Conoce la necesidad del pueblo, falto de educación, y piensa que a través de la lectura de obras literarias, también se puede enseñar. El lenguaje utilizado en sus novelas es sencillo, claro, robusto. Cuando utiliza los modismos, las expresiones coloquiales, está justificando la riqueza de nuestro idioma.

La intención del maestro al enfocar en sus obras literarias la realidad venezolana, no le resta, desde el punto de vista formal, nada a sus escritos, (prosa poética). Pretende, por medio de sus escritos, hacer tomar conciencia al lector cuál es la problemática del país. En las descripciones que hace en su novela Doña Bárbara, se ve un fluir de figuras literarias, páginas espléndidas cargadas de un lenguaje metafórico, como es, por ejemplo, cuando describe el alba de los llanos con sabor a tierra bravía, con ritmo salvaje de vida exuberante y rica.

“Avanza rápido el amanecer llanero. Comienza a moverse sobre la sabana la fresca brisa matinal, que huele a mastranto y a ganados. Empiezan a bajar las gallinas de las ramas del totumo y del merecure, y el talisayo que las espera, les arrastra el manto de oro del ala ahuecada y una a una las hace esponjarse de amor. Silban las perdices entre los pastos. En el tranquero de la majada una paraulata ajicera rompe su trino de plata. En bulliciosas bandadas pasan los voraces pericos, hacia los conucos donde ya cuajan los maizales del norte; más arriba, la algarabía de los bandos de güiriríes, los rojos rosarios de corocoras; más arriba todavía, las garzas blancas, serenas y silenciosas. Y bajo la salvaje gritería de las aves que doran sus alas en la tierna luz del amanecer, sobre la ancha tierra por donde ya se dispersan lo0s rebaños bravíos y galopan las yeguadas cerriles, saludando con un ritmo amplio y poderoso la vida libre y recia de la llanura. (Gallegos: 1964, 119)

En la palabra, en los modismos, en la frase, en el diálogo, en las descripciones, está presente el alma ruda del llanero venezolano, y a quien Gallegos conoce profundamente. Las faenas campesinas, las escenas de la doma, el rodeo, la marcha por los tremedales, la caza de caimanes, los cuentos de aparecidos, fantasmas, almas en pena, fechorías del diablo, revelan ese conocimiento de la idiosincrasia racial que tiene este novelista. Y los plasma en forma literaria, y esto lo convierte en un gran escritor. El fenómeno de “síndrome de la pasión por Venezuela”, lleva al maestro a un alejamiento de la literatura contemporánea, ya presente en su época. Gallegos no

Page 7: Romulo Gallegos

busca caminos nuevos, ni técnicas modernas para mostrar su obra, simplemente lo que hace es pintar la realidad venezolana. Su obsesión por el planteamiento social lo limita en el campo literario. Respecto a esto Massiani (1984), afirma:

“La novela de Gallegos significa una fecha en la trayectoria de las letras nacionales. Representa hasta ahora la versión más amorosa y acertada del paisaje venezolano, y de las vicisitudes cordiales del hombre que dialoga con él: fija una nueva manera de acercarse a ese mismo paisaje, manera que lo vivifica y dramatiza. Significa asimismo, desde otro punto de vista, extraliterario, pero trascendente. La actitud responsable del intelectual frente a la realidad político social; las posibilidades de mantenerse dentro de esa posición saludablemente polémica sin violentar o adulterar la pureza de los medios artísticos…” (p. 159)

Por su parte, Domingo Miliani (1975) habla acerca de las limitaciones de Gallegos en el campo técnico…

“…No podía pedirse del todo a Gallegos, la realización insólita del desarrollo técnico, en las estructuras de planos, porque su incorporación a los contextos hispanoamericanos empieza a ser materia de experimentación a partir de 1940. Exigir, además, un tratamiento técnico al gusto de los lectores de hoy, sería incurrir por otra vía, en el mismo vicio crítico normativo del deber ser social en la literatura, al reclamar soluciones esperanzadas, happy end revolucionarios en todas las novelas…” (p.43)

Este escritor venezolano se mantuvo subyugado por convenciones que Europa había descartado años atrás: el tiempo y la narración lineal, la descripción física y psicológica de los personajes y paisajes, el narrador en tercera persona, conocedor del mundo interior de sus personajes. Viéndolo de esta forma, hoy, en el siglo XXI, la pasión por Venezuela podría hacer a un gran ciudadano, pero, difícilmente a un escritor de dimensiones universales.

III. RÓMULO GALLEGOS, CENTRO POLÉMICO

Para el momento cuando escribe Gallegos, la generalidad de las obras latinoamericanas planteaban el problema de la tierra, pero por medio de la violencia. La lucha nunca era noble, sino que en ella se aceptaba la violencia como surgida inevitablemente de la miseria del rebelde. A lo largo de su obra Doña Bárbara, Gallegos desarrolla ampliamente una gran preocupación por el problema de la evolución o revolución, de justicia o iniquidad, de civilización o barbarie. El protagonista de la novela, Santos Luzardo, aunque ha nacido en los primitivos llanos, creció y se educó en Caracas; su lucha, noblemente concebida y realizada en contra de Doña Bárbara, surgida de su mismo ambiente, es el medio de que se sirve el autor para propagar sus ideas.

La crítica a Gallegos es constante, unas veces positivamente y otras en forma negativa, pero sea cual sea la línea a tomar, no se puede negar el tratamiento realista que da al ambiente en su obra. En la novela se entrecruzan lo real con lo poético; es descriptiva, de costumbres rurales, de acción y de caracteres, y si se quiere, también es psicológica. Mucho se ha hablado del verdadero protagonista de esta obra literaria, muchos dicen que es el paisaje; sin embargo, esto no le resta importancia a los personajes, los cuales interesan tanto por lo que son como por lo que hacen. Si el autor hace una descripción bastante buena de los personajes principales, logra un verdadero

Page 8: Romulo Gallegos

tratamiento en los colocados en segundo plano. Su magistralidad está en el realismo de su presentación. Un ejemplo podría ser la del peón Carmelito López:

“Un hombre de facciones cuadradas, cejijunto, nada simpático al primer golpe de vista. Uno de esos hombres que están siempre “encuevados” como dice el llanero, sobre todo en presencia de extraños.” (Gallegos: 1964, 74)

El mismo autor defiende su posición en cuanto el objetivo principal de su obra:

“No soy un simple creador de casos humanos, puramente, que tanto pueden producirse en mi tierra como en cualquier otra de las que componen la redondez del mundo, sino que apunto hacia lo genérico característico que como venezolano me duela y me complazca. O sea, no soy un artista puro que observa, combina y construye, por pura y simple necesidad creadora, para añadirle a la realidad una forma más que pueda ser objeto de contemplación (…) yo (…) no he compuesto a Doña Bárbara, sino para que a través de ella se mire un dramático aspecto de la Venezuela en que me ha tocado vivir y que de alguna manera su tremenda figura contribuya a que nos quitemos del alma lo que de ella tengamos”. (Gallegos: 1964, 116-117)

No se puede olvidar que Rómulo Gallegos se compromete con Venezuela política y literariamente, de allí que le dé ese carácter social a toda su obra. Pero lo que algunos críticos reclaman a Gallegos es que, habiendo escritores venezolanos que en esa época lograron insertar sus obras dentro de los lineamientos contemporáneos, también él, con su gran capacidad, pudo haberlo hecho. Su novela se mantiene dentro de una secuencia lineal en el tiempo. El punto de vista es de narración omnisciente, que conoce hasta lo más íntimo de sus personajes, y que con sus continuas intervenciones le quita el sentido poético que pueda tener una descripción o un hecho en sí

“Finalmente, de otra conversación con el mismo Antonio, al día siguiente, se le ocurrió una idea, ya más de acuerdo con el plan de civilizador de la llanura.--Hoy cachilapiamos unos cincuenta orejanos en una sola paradita de lazo –díjole Sandoval. Cachilapear, es decir, cazar a lazo el ganado no herrado que se encuentra dentro de los términos del hato, es la pasión favorita del llanero apureño.” (p.164)

Está aquí presente el educador, aquel que debe explicar el significado de las palabras. No deja al lector para que por sí mismo haga la interpretación de lo expuesto por los personajes. Sus personajes principales, Santos Luzardo y Doña Bárbara, no son universales, es decir, son planificados, tienen una función. Santos Luzardo, personifica la Civilización, donde no cabe un error porque puede ser la destrucción de toda su ideología. Es un personaje pensado precisamente para cubrir su enseñanza. Rómulo Gallegos había destinado a Santos Luzardo a una obra civilizadora sobrehumana y lo plasmó con un carácter apropiado a tal fin. (La obra de la civilización no puede ser en manera alguna efecto de un ímpetu ardoroso, pero inconsciente, de un heroísmo que se desgasta al primer esfuerzo). 

La Civilización se lleva a cabo a punta de sereno planteamiento de la situación y de los problemas que presenta de una aplicación esforzada pero constante e irremitente a las duras tareas que exige la implantación de un orden nuevo en los dominios de la Barbarie…Santos Luzardo es un flemático de Actividad y Secundariedad muy elevadas. En cambio, y como condición indispensable para la tensión anímica que exigía su empresa, la Emotividad es más elevada que la de un flemático típico, sin que se pueda afirmar que sea tan pronunciada como para transformarlo en un temperamento pasional característico (…) Gallegos no podía haber creado un carácter más

Page 9: Romulo Gallegos

completo para realizarla (su empresa); la serenidad del flemático combinada con el dinamismo del pasional.” (Damboriena: 1960, 359)

Gallegos deseaba que sus compatriotas tomaran conciencia para lograr el cambio en su país; deseaba darles armas para dinamizarlos. Sin lugar a dudas, sintió la necesidad de conseguir un círculo de lectores más amplio que los grupos elitescos y llevarlos a la acción. Santos Luzardo fue su vehículo:

"Santos Luzardo contemplaba el animado espectáculo con miradas enardecidas por las estufadas de los recuerdos de la niñez, cuando al lado del padre compartía con los peones los peligros del levante. Sus nervios, que ya habían olvidado la bárbara emoción, volvían a experimentarla, vibrando acordes con el estremecimiento del coraje con que hombres y bestias sacudían la llanura, y ésta le parecía más ancha, más imponente y hermosa que nunca, porque dentro de sus dilatados términos iba el hombre dominando la bestia y había sitio de sobra para muchos.” (Gallegos: 1964, 236)

En lo que se refiere a Doña Bárbara como personaje, aunque Gallegos se haya inspirado en un personaje real, Doña Francisca Vásquez. “Una mujer que era todo un hombre para jinetear caballos y enlazar cimarrones. Codiciosa y supersticiosa, sin grimas para quitarse de por delante a quien le estorbase…” (Gallegos: 1964, Prólogo a Doña Bárbara, 24); en realidad es muy difícil encontrar, para aquellos momentos, una mujer así en Venezuela, una especie de Doña Bárbara. Doña Francisca Vásquez de Carrillo, a quien, tiempo atrás, había conocido Andrés Ely Blanco, fue inmortalizada por don Rómulo Gallegos en su novela. El poeta venezolano la describe así:

“Y doña Pancha era fea, oscura, casi negra. En su juventud quizás hermosa y juncal; ahora se había puesto gruesa, muy gruesa. Lo único hermoso en ella eran los profundos ojos negros y cierto reposo, cierto dejo hospedador, cierto señorío llanero en el brindar la mesa plena, (…) A pesar de sus carnes, doña Pancha era un jinete extraordinario, y la pistola en sus manos era prolongación de un ojo. Sin detener el gran caballo piñalero al galope, tendió el brazo, disparó y arrancó en vilo, del tope de una palma seca, un gavilán caricari. Pero con todo, no era más que eso que vivía allí; una mujer que tenía que defenderse, sola en aquel medio y que para defenderse tenía que agregar a su valor personal una serie de leyendas acerca de sus poderes ocultos y sus cordiales relaciones con lo sobrenatural.” (Blanco,1952, agosto: 18-19)

Fue esta la mujer a quien Gallegos despersonificó, y con su gran imaginación poética hizo de doña Pancha una imagen sugestiva y terrible al mismo tiempo de la llanura venezolana.Después de haber sido brutalmente violada por los hombres del bongo…“Ya sólo rencores podía abrigar su pecho y nada la complacía tanto como el espectáculo del varón debatiéndose entre las garras de las fuerzas destructoras. Maleficios de Camagüey –Minare-- siniestra divinidad de la selva oriqueña--, el diabólica poder que reside en las pupilas de los dañeros y las terribles virtudes y las hierbas y raíces con que las indias confeccionan la pusana para inflamar la lujuria y aniquilar la voluntad de los hombres renuentes a sus caricias, apasionándola de tal manera que no vive sino para apoderarse de los secretos que se relacionan con el hechizamiento del varón.” (Gallegos, ob.cit. p.63)

Es el personaje real que el novelista convierte en personaje de ficción (ente de papel), y así se representa uno de los símbolos de la realidad nacional.

IV. UNA NUEVA VISIÓN DE GALLEGOS

Page 10: Romulo Gallegos

En las dos posiciones de la polémica, como fue expresado anteriormente, los críticos se han extralimitado en sus opiniones. Decir, como afirma Liscano, (1979), que “lo esencial en la obra de Gallegos, sobre todo en la trilogía Doña Bárbara, Cantaclaro, Canaima, no lo componen la trama, lo descriptivo geográfico, lo costumbrista, lo sociológico e historicidad, lo populista, sino las penetrantes intuiciones poéticas vinculadas con el sueño, el mito, los arquetipos, los símbolos” (Schärer-Nussberger,M. 1979,9) es hacer una afirmación que va en contra de toda la ideología del escritor.

No se puede negar la presencia del realismo y la descripción poética en la novela Doña Bárbara. La narrativa actual está cargada de elementos simbólicos y oníricos. Muchas obras contienen referencias mitológicas y ficcionales, pero las de Rómulo Gallegos, muy poco o casi nada. Tal vez, sólo en el capítulo “La Tempestad” de Canaima, puede destacarse algo de esto. Acerca de la obra Doña Bárbara, podría decirse que en algunos de sus personajes hace un, tal vez no intencional estudio psicológico, como sucede con SANTOS LUZARDO.

Altamira, hato de Santos Luzardo, fundado por don Evaristo Luzardo, y como el mismo Rómulo Gallegos lo define: “…uno de aquellos llaneros nómadas que recorrían –y todavía recorren—con sus rebaños, las inmensas praderas del Cunaviche, pasando de éste al del Arauca, menos alejados de los centros de población.” (Gallegos, 1964,45), fue uno de los más prósperos de la región. Todos los descendientes de su fundador lucharon por mantenerlo, durante mucho tiempo fue motivo de rencillas familiares, pero siempre lo conservaron los Luzardo, hasta llegar al último de ellos: Santos. Este, hombre educado en la ciudad, universitario, quien ha estudiado leyes, se ha desligado totalmente del medio bárbaro de sus ancestros, y trata de apaciguar sus tendencias y someterlas a un ideal. Cuando llega al hato, con la idea de venderlo, comienzan a luchar en lo más íntimo de su ser, dos fuerzas la ciudad que significa el progreso y el lleno que representa su origen.“Eran dos corrientes contrarias, propósitos e impulsos, decisiones y temores. Por una parte lo que había sido fruto de reflexiones ante el espectáculo de la llanura el deseo de consagrarse a la obra patriótica, a la lucha contra el mal imperante, contra la naturaleza y el hombre, a la búsqueda de los remedios eficientes. Pero en aquella decisión hubo también mucho de impulsivo escapado de la disciplina del razonador, el contacto con el medio propicio: la llanura semibárbara “tierra de los hombres machos” como solía decir su padre…” (p. 91)

Durante toda la obra, se van presentando estas dos posiciones y esa lucha interna. En el capítulo “La lanza en el muro”, se inician los impulsos dormidos. Y como dice O. Araujo (1962)“El hombre civilizado que hay en él se subleva y decide luchar contra la poderosa Doña Bárbara porque luchar contra ella no significa sólo salvar a Altamira, ‘sino contribuir a la destrucción de las fuerzas retardatarias de la prosperidad del llano’ (Doña Bárbara, 55) Mas en el fondo de su alma dormían las tendencias a impulsos de sus antepasados. Al contacto con las tierras salvajes estas tendencias e impulsos van a despertar y a enfrentarse con el ideal que el hombre civilizado se ha propuesto.” (pp. 134-135)

Todo esto va tomando cuerpo, hasta que al final de la novela vende el razonador y el progreso.

“Llegó el alambre de púas comprado con el producto de las plumas de garza y comenzaron las trabajos. Ya estaban plantados los postes, de los rollos de alambre iban saliendo los hilos y en la tierra de los innumerables caminos por donde hace tiempo se pierden, rumbeando, las esperanzas

Page 11: Romulo Gallegos

errantes, el alambrado comenzaba a trazar uno solo y derecho hacia el porvenir.” (Gallegos: 1964, 451-452)

Marisela es otro logro en este sentido, por un lado la tenemos como figura montaraz: “Era una muchacha desgreñada y cubierta de inmundos harapos, que portaba un haz de leña sobre la cabeza y trataba de ocultarse detrás de una palmera.” (Gallegos: 1964, 136). Luego se verá en ella el renacer del llano. Ella constituye el fruto de la barbarie, y queda abandonada a su suerte. Está hundida en el sopor de la nocturnidad, en la oscuridad de la inocencia. Se hizo mujer junto a su padre, ya convertido en el “Espectro de la Barquereña” , quien sumido en su inconsciencia, no vela por ella, como tampoco lo hizo su madre. Allá en el “Palmar de la Chusmita”, tierra de nadie, tabú de los Luzardo y los Barquero, creció como un animalito salvaje en medio de la naturaleza.

No sólo su exterior mostraba su rudeza, en particular, su modo de hablar , acompañado de gruñidos brutales, denotaba la completa ausencia de modales de gente civilizada. Arisca como animal salvaje, tenía, sin embargo, una innata ingenuidad y cierto pudor al ocultar instintivamente la desnudez de sus piernas ante la prese4ncia de extraños, y para defenderse de su curiosidad usaba un lenguaje brusco, pero firme.

“…no me moveré de este sitio mientras no me hayas dejado ver tu cara. He venido sólo a conocerte, porque me han dicho que eres muy fea y no quiero creerlo hasta que lo vea con mis propios ojos…--¡Zape! –exclamó ella--. Yo no tengo más familia que mi taita, porque ni mi mae puedo decí que la conozco. La mención de la madre disipó la jovial disposición de ánimo que estaba poniendo Santos en la charla, y ella, como temiendo haberlo disgustado de veras… insistió: --¿No ve que usté no es na mío. Como dice?. Si juera, no se habría quedao tan callao” (pp. 152-153)

En el transcurso de la narración, Marisela sale de aquel encantamiento, de aquella miseria y nace verdaderamente a la vida. Su entrada a ella es por medio de una especie de bautismo. La joven se encuentra sí misma en el instante en que Santos Luzardo la llama a la existencia lavándole la cara y hablándole de las bondades del agua y de la limpieza. Experimenta en su interior una sensación jamás conocida, a tal punto que …abre los ojos, lo mira y se le cuajan de lágrimas; así le asalta la idea de conocerse a sí misma. Fue inmensa su alegría cuando Santos hizo que se mudaran, ella y su padre para Altamira. En su nueva morada inicia una vida distinta: empezó a educarse, a instruirse bajo la dirección de su primo.

Con ella empezaba la obra “civilizadora” de Santos Luzardo. Ya comienza a ceder la barbarie en la pureza e inocencia de Marisela. Fue él quien le mostró la belleza; fue él quien cinceló la piedra bruta, y poco a poco la fue esmaltando. Sin embargo “…en el fondo de esta gruta resplandeciente que rea su corazón dichoso, se había quedado en tinieblas un pequeño rincón: la fuente de la ternura, y se había quedado en tinieblas porque sólo el dolor podía revelárselo” (p. 385). Lorenzo Barquero es presentado por Gallegos como una de las numerosas víctimas de Doña Bárbara, ya que fue transformado poco a poco en una criatura sin fuerzas. El hijo menor de Sebastián Barquero y Panchita Luzardo. Se había educado en Caracas, pero…

“Acometido de un brusco acceso de misantropía, abandonaba de pronto las aulas universitarias y los halagos de la vida de la capital, para ir a meterse a un rancho de los campos vecinos. (…) solo, mudo, sombrío como una fiera enferma dentro de un cubil (…) tomó el camino del llano para precipitarse en la vorágine del drama que allí se estaba desarrollando.” (pp. 64-65)

Page 12: Romulo Gallegos

Espíritu débil que se dejó ganar por el ambiente, pero también su mundo interior, su compleja y malograda mentalidad, perturbada por todo lo que hubo de malo y destructor en la infancia y en la adolescencia, acabó por convertirlo en un espectro. No tuvo voluntad para enfrentarse a Doña Bárbara, y ella le quitó todas las tierras de la Barquereña. No le quedó más remedio que refugiarse en el rancho de “La Chusmita”, y ahí siguió su proceso de animalidad salvaje, extremado ahora por los latigazos del alcohol que diariamente ingería. Sólo hay en la novela de Doña Bárbara cierta relación con la mitología cuando se compara a “la devoradora de hombres” con la representación de la “naturaleza madre”.

“¡De más allá del Cunaviche, de más allá del Cinaruco, de más allá del Meta! De más lejos que más nunca –decían los llaneros del Arauca, para quienes, sin embargo todo está siempre ‘ahí mismito’, detrás de aquella mata—De allá vino la trágica guaricha” (p. 56)

Se puede identificar al personaje de Doña Bárbara como un arquetipo de fémina primordial, expresión destructora de la naturaleza en su aspecto maligno de procreadora y devoradora de su propia creación. Su origen no se conoce: “Fruto engendrado por la violencia del blanco en la sombría sensualidad de la india, su origen se perdía en el dramático misterio de las tierras vírgenes.” (p. 56). Según afirma Juan Liscano(1969):

“La rige el destino; es decir, la ciega ley de la fatalidad terrestre, está emparentada con Zali y con Lamia, con Lilith y con Coatlicue, todas ellas figuras de la Gran Madre procreadora de la vida y la muerte, de la Gran Prostituta, oscura divinidad de los tiempos en que los hombres adoraban los elementos y los atributos generadores de la especie.” (p. 104)

Se puede ver así como Doña Bárbara, la Dañera, la Devoradora de Hombres, la Esfinge de la Sabana dentro de la magia literaria se confunde en el plano de los símbolos, de las divinidades oscuras con la representación de la Naturaleza prepotente, que era adorada en épocas antiguas por ser la energía creadora y destructora. Le dice Lorenzo Barquero a su primo cuando éste lo fue a visitar:

“…Lo mismo te a pasado a ti; oíste la llamada. Ya te veré caer entre sus brazos y enloquecer por una caricia suya. Y te dará con el pie, y cuando tú le digas “Estoy dispuesto a casarme contigo”, se reirá de tu miseria y…Se mesó los cabellos. La idea fija, que no poco antes se había deslizado en su discurso, logró, por fin, apoderarse de él (…) y hundiendo la cabeza en el pecho, se quedó murmurando:--¡La devoradora de hombres!” (p. 148)

Dentro del plano mítico, Doña Bárbara es identificada con el Mal, y lo grande, según los críticos defensores de la teoría de la contemporaneidad de Gallegos, es que la Doña no es vencida por ningún acto de violencia, sino por medio del Amor. Ella comienza su cambio cuando se enamora de Santos Luzardo. Su pasión por este hombre llega a su punto culminante en el capítulo La Estrella en la Mira: “Cuando a punto de disparar sobre su hija, de quien está enamorado Santos Luzardo, descubre dentro de sí misma lo que desconocía: la piedad, el recuerdo de Asdrúbal y el amor maternal.” (Liscano, J: 1969, 105) Aquí vuelve por entero a su condición personal. Sale de su representación mayor: “La Gran Prostituta Sagrada”, la Sabana, la Naturaleza, la cual termina por devorarla.

“Doña Bárbara se detuvo a contemplar la porfiada aberración del ganado, y con pensamientos de sí misma materializados en sensaciones, sintió en la sequedad saburrosa de su lengua, ardida de

Page 13: Romulo Gallegos

fiebre y de sed, la aspereza y la amargura de aquella tierra que lamían las obstinadas lenguas bestiales…” (p. 449)

Voluntariamente se va, se pierde en la llanura que se la traga, regresa al vientre de la naturaleza que la engendró. “La noticia corre de boca en boca: ha desaparecido la cacica del Arauca. Se supone que se haya arrojado al tremedal, porque hacia allá la vieron dirigirse, con la sombra de una trágica resolución en el rostro…”