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Ronald
Zürchercálido y contemporáneo
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Por: Daniella Fernández, periodista Fotografía: Rodrigo Montoya
con la curiosidad encendida
y el ánimo puesto en
buscar nuevos materiales y
tecnologías, el reconocido
maestro celebra 35 años de
quehacer arquitectónico. En
su inconfundible propuesta
converge lo colonial con lo
moderno, lo autóctono con
lo cosmopolita, lo natural con
lo social… un pasado que
se reinventa para y por sus
actuales seguidores.
cálido y contemporáneo
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El tiempo que lo separa de la niñez, de su
primera juventud, de lo que supone el
ayer, lejos de adulterar su asombro, lo abriga,
lo incrementa y lo perfecciona cada minuto.
Mientras el menor de los hermanos
Zürcher crecía, barrio amón era un sitio
ideal para andar en bicicleta y patines.
Transcurrían los años cincuenta y con ellos
la ruta de ese muchachito cuyos paseos
abarcaban el Parque España y Morazán, la
casa amarilla, el Museo y Teatro Nacional,
entre otras paradas capaces de despertar su
cariño por el arte... vivo, cercano, diario.
Nada más aparecían las vacaciones y
su madre se lo llevaba a Nicaragua, varias
decenas de primos lo esperaban para
recorrer eso que hoy los adultos llaman
el patrimonio arquitectónico de León. De
regreso a Los Yoses, su segundo barrio,
volvía el deseo por encontrar una soga que
le permitiera llevarse un caballo a su casa.
“No sé de dónde viene ese amor por los
animales. De chiquillo quería ser doctor de
insectos. cuando crecí me di cuenta de que
no era factible eso de arreglarle la patita a
una araña o curar una hormiga. Los insectos
me llamaban muchísimo la atención por su
forma, textura, colores… como no podía
curarlos, los observaba muchísimo y ellos han
impulsado mi arquitectura”, recuerda uno de
los profesionales más famosos del país.
La pasión que había en ese juego era
el juego mismo: hallar entre los potreros
una culebra, descubrir entre las trochas
un abejón, explorar entre los palos una
tarántula... para horror de sus padres y
disfrute de su colección.
“ahora en la arquitectura contemporánea,
tratando de buscar una influencia de raíces
costarricenses, he recurrido a esas memorias
de los colores de los alacranes, de las
formas de los insectos, de las texturas de
los capullos de las mariposas. Hoy observo
mucho eso para hacer arquitectura más
orgánica”, agrega con voz cordial.
Entre caballerizas y perreras De genes ingleses, por parte de su padre,
y nicaragüenses, por parte de su madre,
nació una filósofa (Joyce), dos abogados
(Harry y Edgar) y un arquitecto
(Ronald). Por tradición familiar, el
cumiche estudió prederecho en
la universidad de costa Rica, pero
la arquitectura le tocó como una
decisión que supuso suya, aunque
tal vez fue la mano del destino.
“Desde muy pequeño hacía
acuarela, óleo y le ayudaba a mi
mamá a tallar madera. siempre
quise estudiar cine, escultura o
arquitectura… algo de la rama
artística. Lo menos complicado para
mis papás era arquitectura y aun
así mi papá tuvo mucha contra.
Mi hermana me dio posada en el
Distrito Federal y me inscribí en la
universidad. Mi familia hizo todo un
complot para que yo me quedara”,
cuenta el entonces estudiante de
la universidad Iberoamericana de
México.
seis años en tierras aztecas,
con profesores y compañeros
muy talentosos, lo sumergieron en
la escuela contemporánea de la
época. sin embargo, fue Nicaragua
la que influyó en su inclinación por
la arquitectura colonial.
“Mi mamá era de León, una
ciudad con una arquitectura muy
austera, de paredes simples
y espacios elementales. Esta
arquitectura del siglo XVI influenció
los inicios de mi carrera, que fueron
complicados. cuando regresé a
costa Rica con algunas ideas nuevas,
me topé con clientes reacios a
construir por la crisis del petróleo que
enfrentamos en los ochenta”, añade.
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El profE… el académico— ¿Qué es lo primero que se aprendía en sus clases de diseño 10?— Lo primero que les preguntaba a mis
estudiantes era qué habían aprendido de ahí
para atrás y quiénes eran los arquitectos del
momento que más apreciaban. ahí noté que
muy pocos sabían lo que estaba pasando en el
momento, venían muy preparados en historia
pero desconocían el hoy.
una de mis intenciones era que estudiaran
arquitectos jóvenes y proyectos recién
hechos. En ese entonces había poco acceso
a las revistas y los libros tardaban en salir, de
ahí que fuera difícil para los alumnos… sin
embargo, la idea era que diseñaran de ahí
para adelante y no para atrás.
— ¿Qué otros proyectos recuerda de sus años como docente?— Les ponía proyectos utópicos para que
los estudiantes desarrollaran la mente de
manera más libre. Les decía: “Invéntense un
partido político con las ideas que ustedes
tienen y hagan la sede donde quieran”.
— ¿Qué omite la academia y la calle le muestra a un arquitecto? – Que mucho de lo que uno piensa
como espacio y forma no se puede lograr
constructivamente. a veces olvidamos que
nuestro oficio se trata de tener la sensibilidad
para diseñar de acuerdo al presupuesto y
realidad del proyecto.
— fuera de la academia, continuó sus investigaciones. ¿Qué le motivó a crear el libro La Casa Nicaragüense? – En una época, Nicaragua me influenció
por su arquitectura sencilla y espacios
austeros. El libro existe porque me di cuenta
que estaban destruyendo los edificios que
me fascinaban en mi infancia. Yo había
recolectado constantes de la arquitectura
nicaragüense que no veía en otro lado,
así que contratamos a unos fotógrafos
profesionales y conseguimos apoyo
económico para crear conciencia de la
necesidad de preservar el patrimonio.
Poco era el trabajo que había en el
país, casi nulas las opciones para un recién
graduado. Por suerte y talento, Zürcher logró
colocarse con su colega Diego López hasta
que aparecieron sus primeros encargos en
solitario.
“Mis proyectos inaugurales están ligados
a los animales. Inicié con unas caballerizas
para Francisco Escobar, un amigo que
sabía de mi afición por los caballos.
Después desarrollé unas perreras para
la Fuerza Pública con tecnología de fácil
mantenimiento y hasta me pidieron permiso
para replicar la experiencia en otros lugares
de centroamérica. cuando estábamos
haciendo las perreras, nos invitaron a
conocer a nuestros clientes. El encargado
nos dijo que los perros detectaban bombas,
pólvora y manipulación de marihuana... y dos
de mis colegas se devolvieron”, bromea.
Pasaron los meses y no la pasión por
su oficio. su papá le prestó un pequeño
espacio en un sótano, con mucho eco, en
Barrio amón. un dibujante y Ronald eran
quienes servían el café, barrían, contestaban
el teléfono, diseñaban y celebraban cada
proyecto. Después fueron tres, cuatro,
cinco… con mucho entusiasmo y sin horario.
“El proceso de trabajo no era controlado,
a veces terminábamos a las dos de la
mañana y de ahí nos íbamos a alguna
discoteca… había que inspirarse. al día
siguiente me levantaba temprano, montaba
a caballo y a trabajar de nuevo”, comenta
mientras juega con Dante, el perrito que se
pasea entre sus piernas.
Diseñador de épocas y espaciosMás de tres décadas, 200 colaboradores
y un millón de metros cuadrados construidos
han desfilado y aún conserva ese amor
por lo que hace, por dar un servicio justo y
responsable, por dar la respuesta apropiada
al sitio y la cultura específicos.
“Disfruto tanto lo que hago que aun en
vacaciones busco tiempo para diseñar a
solas. Me encanta ir al doctor para esperar
horas con el celular apagado y diseñar.
soy diseñador y eso es lo que sé y me
gusta hacer. Mi socio (adrián saballos) y yo
ponemos la pauta en diseño, hacemos los
primeros croquis a mano, alguien más los
desarrolla, regresa a nosotros para revisarlos
y así vamos… estoy 100% dedicado al
diseño”, confiesa realizado.
La experiencia, esa que se
compra caro y se ofrece por
nada, más que capital, premios
y reconocimientos, le aporta
tranquilidad, fluidez y seguridad.
“¿Qué cuánto pesa ser un
maestro de la arquitectura? No
sabía de ese título (risas). uno sabe
de memoria qué cosas funcionan
y qué no, eso hace mucho más
claro el esquema de función, pero
siempre hay una presión muy alta
por cómo se adaptará el proyecto
al tejido urbano y medioambiente.
Hay una responsabilidad de
ir haciendo un progreso en la
arquitectura. Por fortuna hemos
tenido algunos seguidores y en
buena hora, eso quiere decir
que se están haciendo las cosas
bien, pero hay que innovar
constantemente para separarse del
resto”, dice iluminado… quizá por
su trayectoria, quizá porque viste
totalmente de blanco.
“He tenido diferentes épocas,
ahora lo que estamos buscando es
hacer arquitectura contemporánea
cálida con mucha influencia
costarricense. Me gusta mucho la
arquitectura contemporánea de
punta, pero a veces es muy fría…
y como uno busca lo que no tiene,
me entusiasmaría hacer proyectos
que no he hecho, como un estadio,
un museo o un teatro”, adelanta.
Arte de utilidad. Su colección de caballos de piedra no se limita a simples adornos, sino a una serie de piezas arquitectónicas
empleadas en antiguas construcciones.
la obra del arquitecto italiano Aldo rossi es una de sus principales influencias. objetos para hacer café y tomar té son algunos de
los diseños relacionados con los edificios del milano.
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las esculturas de los artistas nacionales José Sancho, Jiménez Deredia,
Joaquín rodríguez del paso y priscilla Monge convergen con otras obras
latinoamericanas en distintas áreas de la casa Zürcher, en medio de las esbeltas palmeras, el verdor de los árboles y la
frescura del zacate.
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El arte está en su aDN, en sus paredes y en
su agenda.
“Desde el principio me gustaron las artes
visuales, actualmente organizamos la Bienal
de artes Visuales, observo las propuestas de
los artistas en Latinoamérica para ver a través
de sus ojos. contemplo libros de pintores y
escultores que me influencian muchísimo.
Busco el trasfondo de lo que la gente
hace, su marco teórico, lo que hay detrás.
Y con mi familia vamos a galerías, aparte
de conocer lugares nuevos, ir a la playa,
montar a caballo… ellos, los amigos, el arte,
los animales y dormir son mi felicidad”, ríe.
sonreír es lo suyo.
Esa entrega hacia su esposa (María
de la Paz alice), hijos (Harry y Mariane) y
compañeros de trabajo es su motor.
En el 2004, este hombre de espiritualidad
arraigada vivió meses en disputa con las
debilidades de su cuerpo, empeñado en
estar bien tras la detección de un linfoma
que lo mantuvo visitando el hospital por
ocho meses.
Abierta, simple, modular… así es la casa diseñada por Zürcher para compartir con su familia. la obra permite la extensión de las visuales, pues consta de un solo techo construido en diferentes épocas pero planeado con un crecimiento sencillo.
SiEtE luStroS dando de Qué hablaR“¿cuánto ha evolucionado mi arquitectura?
La inquietud siempre ha sido la misma,
desde el principio –cuando tenía una
influencia de arquitectura colonial– trataba
de crear espacios orgánicos. Desarrollaba
un lenguaje arquitectónico histórico, pero
con espacios de vanguardia.
Mi intención de buscar un lenguaje en
la historia de la arquitectura fue hallar
nuestras propias raíces costarricenses.
Estuve investigando, cambiando,
simplificando y haciendo muchas pruebas,
algunas exitosas y otras no mucho.
Mi intención siempre fue hacer una
arquitectura amarrada a nuestras raíces,
pero me he dado cuenta de que las raíces
costarricenses no son propiamente de la
colonia, sino que vienen de mucho más
atrás. He estado investigando lo que hacían
los precolombinos y nativos costarricenses
antes de la colonia, además de observando
objetos… como en mi infancia, cuando iba
al Museo Nacional y veía las piezas de oro
y jade. a final de cuentas mucho del arte
precolombino costarricense tiene influencia
de nuestra fauna y flora. si eso fue fuente
de inspiración para los precolombinos,
nosotros podríamos utilizarlo de nuevo
adecuándolo al día de hoy… y eso es
más costarricense que lo que trajeron los
españoles o ingleses de la época.
El turista o viajero anda buscando
lugares relacionados al país que
va. Yo voy recolectando piedras,
langostas, tortugas, insectos y
luego los pongo en una mesa
para ver qué formas, qué espacios
relacionados podrían crearse. Esto
se mimetiza mucho con el sitio y
no compite con lo más preciado
que tiene el país: sus recursos
naturales. Esto es el balance entre
desarrollo y conservación que
buscamos, sin olvidar la historia
y tradiciones que sustentan la
arquitectura contemporánea por
la que me inclino hoy”, Ronald
Zürcher.
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Arquitectura: “Es el manejo de los espacios
para protegernos del medioambiente y tener las
actividades sociales, gremiales, familiares y laborales
de forma adecuada, respondiendo al entorno cultural,
climático y sociológico de una época. Es espacio y
forma respondiendo al medioambiente”.
Arquitectura costarricense: “siempre se ha
hablado de que es una arquitectura ecléctica porque
hay influencia victoriana y europea, es una mezcla
que viene desde antes de la colonia. Pese a su
tamaño, costa Rica es un país cosmopolita con
muchas influencias internacionales… y eso es parte
de la arquitectura costarricense”.
Arquitectura Zürcher: “Más que racional es
intuitivo, pero creo que mi vértice es el gran
respeto por la naturaleza en cuanto a sostenibilidad
y mimetización de espacios limpios y libres,
materiales auténticos en su forma y uso, además
de la búsqueda de una arquitectura costarricense
contemporánea adecuada a nuestro clima”.
“cuando cumplo 52 años me hacen esta
llamada de atención y cambio de actitud.
ahora procuro cuidarme más sin dejar de
trabajar. Quiero expandir las fronteras de
nuestros proyectos y consolidar la oficina
como una de las más importantes en
Latinoamérica, para que sepan que en costa
Rica hay talento de exportación”, asegura
decidido el coleccionador de fustas.
No tiene miedo. Tiene su firma y su casa
y sus hijos y su esposa y sus perros y sus
insectos y sus caballos. Tiene un país que
disfruta de frontera a frontera y las caminatas
por la avenida central y el café del Teatro
Nacional. Tiene las ganas y el talento y la
curiosidad.
Porque hasta la fecha, siempre que llega
un proyecto muere por salir a buscar algo.
Porque esas pequeñas conchas y hojas
evidencian que hubo un ser vivo detrás.
Porque nadie tiene más ganas de jugar que
un adulto recordando su infancia.
ESpAcio, forMA y Entorno
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tras concluir sus estudios de arquitectura en la universidad iberoamericana en México, ronald Zürcher abre su primer estudio de diseño en costa rica (1978). Sus servicios incluyen diseño arquitectónico, diseño de planes maestros, paisajismo, arquitectura de interiores y diseño de interiores, y su especialidad es el diseño de proyectos de hotelería.como presidente de la firma, sus labores incluyen la supervisión de los proyectos desde su etapa de conceptualización, desarrollo de diseño y planos, hasta la supervisión de la obra, así como la imagen general del proyecto. la búsqueda de una identidad local y la preservación sociocultural de cada región son el norte de sus proyectos, entre los que destacan el Hotel four Seasons en península papagayo, Hotel punta islita, El Silencio lodge y Dominical Hills, así como otras obras residenciales, comerciales y hoteleras en América central, América del Sur, México y el caribe. Sus oficinas se ubican en San José, liberia y la ciudad de panamá.como parte del Grupo Zürcher, es cofundador de Greenplan, Diseño interno, y fusion iD, oficinas especializadas en planes maestros, paisajismo, arquitectura de interiores, y diseño de interiores respectivamente.Asimismo, este arquitecto es el fundador de Empresarios por el Arte, una asociación que desde 1998 promueve a artistas contemporáneos y organiza la Bienal de Artes Visuales costarricenses y la Bienal centroamericana de Artes Visuales.
ronAlD ZÜrcHEr
