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Esta publicación busca hacer un reconocimiento a María Ramos. Su amor a Jesús y a María, su fe, su oración y su testimonio de vida hicieron posible que todos recibamos en el Santuario de Chiquinquirá el consuelo y la alegría. Rosa del Cielo, ruega por nosotros. Fr. Vicente María Cornejo O.P. y Fr. Andrés Mesanza O.P., Historia de la Milagrosa imagen de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá. Fuentes M R ¡Oh María Santísima, que en tu imagen renovada de Chiquinquirá derramas innumerables beneficios sobre toda Colombia! Yo mismo, indigno de pertenecer al número de tus hijos e hijas, pero lleno del deseo de participar de los beneficios de tu maternal bondad, postrado a tus pies, te consagro mi entendimiento, para que siempre piense en el amor que mereces; te consagro mi corazón, para que con filial afecto te ame con todas mis fuerzas; te consagro toda mi vida y mi familia, para que me acerques con ella a tu Hijo Jesucristo, autor de la vida. Te ruego, llena de gracia, que yo acepte a Jesús por la acción del Espíritu, del cual tú misma has engendrado a tu Hijo; reciba mi alma a Jesús por obra del Espíritu, por el cual tu carne ha concebido al Señor; que yo ame a Jesús en aquel mismo Espíritu en el cual tú lo adoras como Señor y lo contemplas como Hijo. Regálame tus favores, ¡oh Madre celestial! Acógeme bajo tu manto protector, Reina de Colombia. Socórreme en todas mis necesidades espirituales y temporales, y con tu poderosa intercesión, acompáñame en mi flaqueza, a fin de que, sirviéndote fielmente en esta vida, pueda alabarte, amarte y darte gracias en el cielo por toda la eternidad. Amén. ORACION DE CONSAGRACION A NUESTRA SENORA DEL ROSARIO DE CHIQUINQUIRA M R Breve historia de la advocación de NUESTRA SEÑORA del ROSARIO de CHIQUINQUIRÁ Incluye novena meditada Agradecimientos especiales Documentación, comercialización y divulgación: Asesoría de imagen y proyecto: Diagramación, ilustraciones y diseño: Camilo Mejía M., [email protected] Adaptación de textos y corrección de estilo: Birgit Scharfenort. [email protected] www.discipulosymisioneros.org Comunidad Dominica de Chiquinquirá, Boyacá. ISBN: 23450-98765456 del Rosa Cielo Primera edición: Mayo de 2009

Rosa del Cielo

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El milagro de la renovación del lienzo de Chiquinquirá a María Ramos

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Esta publicación busca hacer un reconocimiento a María Ramos.Su amor a Jesús y a María, su fe, su oración y su testimonio de vida hicieron posible que todos

recibamos en el Santuario de Chiquinquirá el consuelo y la alegría.

Rosa del Cielo, ruega por nosotros.

Fr. Vicente María Cornejo O.P. y Fr. Andrés Mesanza O.P.,

Historia de la Milagrosa imagen de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá.

Fuentes

MR

¡Oh María Santísima, que en tu imagen renovada de Chiquinquirá derramas innumerables beneficios sobre toda Colombia! Yo mismo, indigno de pertenecer al número de tus hijos e hijas, pero lleno del deseo de participar de los beneficios de tu maternal bondad, postrado a tus pies, te consagro mi entendimiento, para que siempre piense en el amor que mereces; te consagro mi corazón, para que con filial afecto te ame con todas mis fuerzas; te consagro toda mi vida y mi familia, para que me acerques con ella a tu Hijo Jesucristo, autor de la vida.

Te ruego, llena de gracia, que yo acepte a Jesús por la acción del Espíritu, del cual tú misma has engendrado a tu Hijo; reciba mi alma a Jesús por obra del Espíritu, por el cual tu carne ha concebido al Señor; que yo ame a Jesús en aquel mismo

Espíritu en el cual tú lo adoras como Señor y lo contemplas como Hijo.

Regálame tus favores, ¡oh Madre celestial! Acógeme bajo tu manto protector, Reina de Colombia. Socórreme en todas mis necesidades espirituales y

temporales, y con tu poderosa intercesión, acompáñame en mi flaqueza, a fin de que, sirviéndote fielmente en esta vida, pueda alabarte, amarte y darte gracias en

el cielo por toda la eternidad. Amén.

ORACION DE CONSAGRACION A NUESTRA SENORA DEL ROSARIO DE CHIQUINQUIRA

MRBreve historia de la advocación de

NUESTRA SEÑORA del ROSARIO de CHIQUINQUIRÁ

Incluye novena meditada

Agradecimientos especiales

Documentación, comercialización y divulgación: Asesoría de imagen y proyecto:

Diagramación, ilustraciones y diseño: Camilo Mejía M., [email protected]

Adaptación de textos y corrección de estilo: Birgit Scharfenort.

[email protected] www.discipulosymisioneros.org

Comunidad Dominica de Chiquinquirá, Boyacá.

ISBN: 23450-98765456

delRosa Cielo

Primera edición: Mayo de 2009

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orría el año de 1560. Don Antonio de Santana, encomendero de los pueblos de Suta y

Chiquinquirá, quiso colocar una imagen de la Virgen del Rosario en una pequeña capilla que tenía en Sutamarchán. Pidió entonces al dominico Fray Andrés de Jadraque ir a Tunja para entrevistarse con el pintor español Alonso de Narváez y pedirle que pintara la imagen deseada.

Sobre una rústica tela de algodón de procedencia indígena, Alonso pintó una imagen de la Virgen del Rosario. En su paleta usó colores al temple, con pigmentos naturales tomados de la composición mineral de la tierra y del zumo de hierbas y flores de la región. Dispuso la imagen de Nuestra Señora (de

aproximadamente un metro de alto) en el centro del cuadro, llevando en sus brazos al Niño Jesús, casi desnudo, y dirigiendo hacia él su mirada. Curiosamente, el Niño lleva en la mano derecha un pajarito de vivo plumaje, que un cordel sujeta a su dedo pulgar, y de la mano izquierda deja colgar un pequeño rosario. Nuestra Madre apoya su cuerpo sobre una media luna, cubre su cabeza una toca blanca recogida sobre el pecho y un manto azul celeste envuelve su vestido de color rosado. Con el dedo meñique de su mano izquierda sostiene un rosario que le cae en el medio del cuerpo y en la mano derecha porta un cetro de reina.

Como el lienzo era más largo que ancho (1,10 mt. por 1,22 mt.), Alonso de Narváez balanceó y completó el espacio añadiendo a los lados de la Virgen del Rosario las imágenes de San Antonio de Padua y de San Andrés Apóstol, por ser el primero patrono del encomendero que solicitaba la imagen, y el segundo, del fraile que la había mandado a hacer. El apóstol Andrés aparece representado con una

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Origen de la imagen 1560-1578:

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Pedro. María Ramos sufría en silencio, sola, en tierras extrañas y lejanas, esta humillante situación. Cuando supo que su cuñado Don Antonio de Santana había muerto, y que su mujer Catalina se había trasladado a Aposentos de Chiquinquirá, pidió a su marido que la dejara ir a dar el pésame a la viuda y consolarla con su compañía. Don Pedro accedió gustoso, y dispuso lo necesario para que su esposa viajara. Catalina le tomó tanto afecto a María que le propuso quedarse a vivir con ella, tanto como su marido lo permitiera.

En Aposentos de Chiquinquirá, María encontró paz en medio de sus sufrimientos, dedicándose de lleno a una vida de oración. Sin embargo, extrañaba allí una imagen de la Virgen ante la cual rezar sus devociones.

Registró cuidadosamente la llamada Capilla, y en ella encontró un bastidor desarmado con un lienzo maltratado.

Lo compuso con ayuda de una mujer llamada Ana Domínguez, pero por más que lo miró y remiró, no pudo distinguir qué imagen había sido pintada en él. De sólo pensar que pudiera ser una imagen de Nuestra Señora, María se puso a llorar, por el abandono y maltrato en que la había encontrado.

Aún llorosa, volvió a la casa, y al verla en tal estado, Catalina le preguntó la causa de su llanto, a lo que María le respondió: “Háseme atravesado el corazón de pena de haber visto que anda arrastrado por el suelo un lienzo que había en la Capilla, en un desarmado bastidor en que parece pintada alguna imagen; y está tan borrada la pintura que no he podido conocer qué imagen haya sido pintada; y por si acaso fuere de la Sacratísima Virgen María, ya compuse el bastidor y lo dejé puesto en lo alto”. Doña Catalina quedó muy admirada de lo que María le decía, y le contó, avergonzada, la historia del cuadro, asegurándole

a llegado el momento de introducir en esta narración a un personaje fundamentalmente

ligado a la historia de la imagen de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá: María Ramos, oriunda de Guadalcanal (España), quien estaba casada con Don Pedro de Santana, hermano de Don Antonio. Por ese entonces, Don Pedro vivía en Tunja y le escribió a su mujer una carta pidiéndole que se viniera a América a vivir con él. María Ramos abandonó patria, familia y amigos para irse al lado de su marido. Al inicio, éste la recibió muy bien, con múltiples manifestaciones de aprecio y cariño, pero poco a poco comenzó a darle malos tratos, alejándose de ella cada vez más. La razón de este cambio fue la infidelidad de Don

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1578-1585:Deterioro y abandonode la imagen

H

L a capilla de Suta tenía un techo de paja por el que el agua de lluvia se filtraba, y con ella la humedad del

ambiente. Esto, unido a la acción del aire y del sol, hizo que la imagen de Nuestra Señora se fuera deteriorando, hasta tal punto que se hizo prácticamente imposible reconocer lo que había sido pintado en el lienzo. En 1578, estando el cuadro ya en muy mal estado, el Párroco Juan Alemán Leguizamón lo mandó quitar del altar, reemplazándolo por un cuadro mexicano de Cristo crucificado, y lo envió a la otra finca que el Sr. Santana tenía en Chiquinquirá, llamada también Aposentos. Allí la imagen fue abandonada en una choza que llamaban la “Capilla”, aunque no había allí más que un crucifijo de madera y algunas estampas de papel. La imagen continuó deteriorándose aún más, siendo finalmente utilizada por los indígenas del lugar para secar maíz y trigo al sol, como si se tratara de un burdo costal. Existe otra versión que cuenta cómo la pintura de Nuestra Señora llegó a Chiquinquirá. Se dice que el lienzo deteriorado fue a parar a la despensa de la finca de Suta, donde fue utilizado para secar granos, y que posteriormente fue trasladado a la finca Aposentos de Chiquinquirá, cuando, tras la muerte de Don Antonio, su viuda, Doña Catalina de Irlos, se fue a vivir allí. El lienzo habría sido trasteado como una de las posesiones de la despensa.

El cuadro rescatado: llanto y devoción de María Ramos

1585:

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que había sido de la Virgen del Rosario. Desde ese instante, María comenzó a frecuentar la Capilla y a pasar largos ratos de oración delante de la imagen. Siempre que se ponía en su presencia, manifestaba con lágrimas y sollozos la pena que sentía por no ver en el lienzo siquiera un rasgo de la imagen de Nuestra Señora. Frecuentemente le hablaba con gran sencillez a la Virgen, preguntándole: “¿Hasta cuándo, Rosa del Cielo, habéis de estar tan escondida? ¿Cuando será el día en que os manifestéis y dejéis ver al descubierto, para que mis ojos se regalen en vuestra soberana hermosura, que llene de gustos y alegrías mi alma?”

Cómo podía la Virgen bendita despreciar las amorosas quejas que diariamente le repetía María

Ramos? Llegó el 26 de diciembre de 1586, destinado por la Virgen para dar gusto a su humilde devota, la cual había pasado dos horas en la Capilla, absorta en la contemplación del tercer misterio gozoso del Rosario, cuya octava se estaba celebrando. Había insistido ese día a la Virgen, más que nunca, pidiéndole que se dignase mostrarle su imagen en aquel roto lienzo, donde antes había sido venerada. María salió de la Capilla para ir a sus labores, haciendo una profunda reverencia ante el cuadro.

Pasaba por allí una india cristiana llamada Isabel, natural del pueblo de Turga y residente en la ciudad de La Trinidad de

Muzo. Isabel llevaba de la mano a un niño mestizo, llamado Miguel, de unos cuatro a cinco años, y cuando pasaron al frente de la Capilla, el niño exclamó: “Madre, mira a la Madre de Dios que está en el suelo”. Isabel miró hacia el altar y vio que la Imagen de la Virgen del Rosario estaba parada en el suelo, despidiendo tal resplandor que llenaba de luz toda la Capilla. Por supuesto, Isabel quedó asombrada por tan extraño prodigio y, asustada y despavorida, alcanzó corriendo a María Ramos y le dijo a grandes voces: “Mira, mira, señora, que la Madre de Dios se ha bajado de su lugar y está allí en tu asiento parada, y parece que se está quemando”. María miró hacia la Capilla y vio que la imagen de Nuestra Señora estaba tal y como decía la india.

Asombrada y pasmada, María rompió en llanto y salió corriendo al lugar donde estaba la milagrosa imagen, se postró a sus pies y contempló su hermosura resplandeciente, sus colores vivos y alegres, y su rostro encendido y colorado. Era tal el resplandor que despedía la imagen de la Virgen, que bañaba de luz a los santos pintados a sus costados y llenaba de claridad toda la capilla. Arrodillada, María clamaba: “Madre de Dios, Señora mía, ¿dónde merezco yo que os bajéis de vuestro lugar y estéis en mi asiento parada?”

A los gritos de María e Isabel acudió Juana de Santana, y las tres mujeres, llenas de espanto y de admiración, estuvieron contemplando de rodillas largo rato los resplandores de gloria que llenaban de claridad la capilla y de alegría sus corazones. La milagrosa imagen de Nuestra Señora del Rosario estaba parada en el suelo, ligeramente inclinada hacia el altar, pero sin que nada la sostuviese, en el mismo lugar del asiento en que María Ramos acostumbraba arrodillarse para orar. Su rostro estaba encendido y colorado, y las imágenes de San Andrés y San Antonio lucían también mejoradas. Además, las roturas y agujeros de la tela (seis en total) habían sido milagrosamente reparados. Cuando los resplandores cesaron, las tres mujeres levantaron nuevamente el cuadro en alto y lo colgaron en su lugar. María Ramos advirtió también que los cordeles que sostenían el cuadro, a los que había tenido que atar con cuatro o cinco nudos para que el cuadro no se cayera, estaban restaurados, enteros y desatados.

A la Capilla llegó también Doña Catalina con Ana Domínguez y otras personas de su servicio, quienes viendo la imagen en tal hermosura se quedaron asombradas y, arrodilladas y llorando, se pusieron a orar con las demás mujeres. Estuvieron todo aquel día en la Capilla dando gracias a Dios, y contemplando sus maravillas y la

hermosura de la imagen de Nuestra Señora, que quedó durante todo aquel día con el rostro encendido y colorado. Con afecto y sencillez, María Ramos le decía a la Virgen: “Ahora sí, Rosa del Cielo, estáis como debéis estar, hermosa como una rosa”, y humildemente besaba el lugar donde Nuestra Señora se había renovado, repitiendo: “¿Cuándo merecía yo, Rosa del Cielo, que vuestra soberana majestad se bajase de su lugar y se pusiese en mi asiento?”

La Renovación

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¿1586:

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En otra ocasión, algunos devotos de Muzo fueron a implorar el favor de la Virgen milagrosa de Chiquinquirá, cuando la imagen volvió a ponerse resplandeciente, no pudiendo ocultar su resplandor los velos que la cubrían. A las voces de los peregrinos, muchas personas acudieron y pudieron contemplar el milagroso resplandor, celebrándolo con repiques de campanas. Esa noche, se quedaron en la Capilla, orando y dando gracias a Nuestra Señora. El padre de Chiquinquirá, Juan Gallegos, comprobó este milagro el día siguiente de verificado, y en su memoria mandó pintar uno de los lienzos que adornaban las paredes de la antigua iglesia de Nuestra Señora.

tras veces se transfiguró la milagrosa imagen del Rosario de Chiquinquirá para admiración de los

presentes, cuando aún vivía María Ramos, testigo de todas estas maravillas. Un día, María estaba agradeciendo a la Virgen la curación repentina de un tullido, cuando el rostro de la Virgen volvió a encenderse en vivos colores, pudiendo verlo todos los que estaban presentes. La madre del tullido que había sido curado quedó tan impactada por los resplandores que despedía el cuadro, que se desmayó de la impresión.

El padre de Suta, Juan de Figueredo, fue informado de la renovación milagrosa de la imagen de Nuestra Señora, y viajó a Chiquinquirá en compañía de Don Diego López Castilblanco, escribano de Su Majestad, para hacer información jurídica del milagro. El cura quedó maravillado de ver el cuadro tan hermoso y lo reverenció con profunda devoción. En esta visita pudo tomar declaración de los testigos de las milagrosas renovaciones, con todas sus circunstancias. Los testigos declararon unánimemente, bajo juramento, ante el escribano, el 10 de enero de 1587, y el padre Figueredo cerró y selló estas informaciones y las remitió al Arzobispo de Santa Fe, Don Luis Zapata de Cárdenas. Igualmente conformes en sus declaraciones estuvieron los mismos testigos en otra información que hizo el 12 de septiembre del mismo año en Chiquinquirá el padre Jerónimo de Sandoval, Cura y Vicario de Leyva, Visitador y Juez Comisario nombrado para el efecto por el Sr. Arzobispo.

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ONuevos resplandores1586 - 1588:

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omo la Capilla en que se había verificado el prodigio de la renovación era una pobre choza

que ni siquiera tenía puerta, el Padre Figueredo mandó llamar al Cacique de Chiquinquirá y a sus indios, para encomendarles la construcción de una nueva capilla. Este cacique se había bautizado en 1566, con el nombre

de Don Alonso Indio, junto con todos sus súbditos. Los indios acudieron prontamente al llamamiento del cura, el cual les refirió el milagro verificado en el cuadro de Nuestra Señora. Al ver los indios la imagen renovada, se postraron en tierra, reverenciándola, y se ofrecieron gustosos a hacer la nueva capilla. Cumplieron tan bien su promesa, que cinco meses después estaba construida una hermosa capilla con puerta, a donde fue trasladada la imagen milagrosa.

milagros estupendos que obraba y de las limosnas que los fieles agradecidos daban a la Virgen. Esto lo movió a ordenar que se hiciese un proceso formal, nombrando para ello Jueces Comisarios a los Padres Juan Rodríguez Adalid, Juan de Castellanos y Juan de Cañada, Cura y Vicario de Tunja, quienes hicieron el proceso ante notario con todas las formalidades que el caso requería.

Entre los testigos que declararon hubo tres curas de Suta: el Padre Francisco Pérez, que era cura de dicho pueblo en 1572 cuando se veneraba allí la imagen que había mandado pintar Don Antonio de Santana, el Padre Juan Alemán de Leguizamón, quien en 1577 mandó quitar la imagen del altar por estar tan desfigurada y rota que tenía escrúpulo de decir Misa delante de ella, y el Padre Juan de Figueredo, que era Cura de Suta cuando se verificó la renovación milagrosa e hizo las primeras informaciones en Chiquinquirá. Todos reconocieron que el cuadro renovado era el mismo que hacía cerca de treinta años había pintado Alonso de Narváez por encargo de Don Antonio de Santana. El Padre Leguizamón se admiró tanto de ver renovado y hermoso el cuadro que, postrado en tierra delante de él, dijo a la Virgen: “Virgen y Madre de Dios, si en alguna cosa yo os ofendí por quitaros del altar en que estabais, os suplico me perdonéis”.

Del 15 al 18 de enero de 1588, los Jueces Comisarios llevaron a cabo el proceso en la Ciudad de Tunja, ante Juan Ortegón, Escribano de Su Majestad. Este interesante proceso se conserva aún en el Convento de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá.

Distaba esta Capilla cuarenta pies del lugar donde se había verificado la renovación, y detrás de ella hicieron los indios una habitación para María Ramos, a quien el cura entregó la llave de la capilla para que cuidara de ella, misión que ésta cumplió gustosamente, y cada día adornaba el altar con ramilletes de hermosas flores del campo. Incluso consiguió una lámpara de latón, que cuidaba como un tesoro, procurando que estuviera encendida para la Virgen de día y de noche. Nuestra Señora agradecía tanto este obsequio que algunas veces, según se dice, multiplicó el aceite para que la lámpara no se apagara, evitándole así una gran pena a María Ramos. Murió por fin esta devota de la Virgen y fue sepultada en la capilla construida por los indios, habiéndose perdido la memoria del lugar de su sepultura.

l Arzobispo de Santa Fe, Don Luis Zapata de Cárdenas, recibió las informaciones hechas por

el Padre Figueredo y su Comisario, el Padre Sandoval. Posteriormente fue informado de que la milagrosa imagen de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá había sido llevada a Tunja para remedio de la peste que afligía a dicha ciudad, y de la extraordinaria devoción con que la habían recibido en todas partes, así como de los

La nueva Capilla: Tributo de los indios de Chiquinquirá a Nuestra Señora

1634:1636:1813:1829:

1919:

1927:1986:

Otras fechas importantes:El lienzo es llevado a Bogotá y se da el milagro de una sanación masiva.

La orden de los Dominicos se hace cargo del lienzo y se convierte en su custodio. Luego de la construcción de la actual Basílica se entroniza el lienzo en un altar provisional.

El Papa Pío VII declara a Nuestra Señora del Rosario patrona de Colombia, concediéndole el día de su solemnidad liturgia propia. Su pueblo la llama cariñosamente “la Chinita”. Nuestra Señora del Rosario, patrona de Colombia, es coronada canónicamente como Reina de Colombia el 9 de julio.

El Santuario de Chiquinquirá es declarado Basílica.

El santo padre Juan Pablo II visita el santuario de Chiquinquirá (Jueves 3 de julio).

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1588:La peste de Tunja. Un viaje milagroso

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originalmente destinado a plasmar la imagen de Jesús y de su Madre. Sintamos hoy dolor porque nos hemos alejado de Dios y hemos borrado y maltratado su imagen, a cuya semejanza fuimos hechos. Es tiempo de volver a la casa del Padre. Pidamos a María que nos ayude a creer en Dios, a la manera de Dios y no a la nuestra.

(Se hace la petición y se rezan un Padrenuestro, tres Avemarías, un Gloria y las siguientes jaculatorias:)

Virgen del Rosario de Chiquinquirá, renueva en nosotros la imagen de Jesús.

Rosa del Cielo, reina en nuestro hogar.

Reina de Colombia, bendícenos con la paz.

Día segundo“Al ver el cielo, hechura de tus dedos, la luna y las estrellas que fijaste tú, ¿qué es el hombre para que de él te acuerdes, el hijo de Adán para que de él te cuides? Apenas inferior a un Dios le hiciste, coronándole de gloria y de esplendor; le hiciste señor de las obras de tus manos, todo fue puesto por ti bajo sus pies.” (Sal 8, 4-7)

Oh María Santísima del Rosario, bendita entre todas las creaturas, concebida en la plenitud de la gracia, tú nunca perdiste la inocencia y mereciste concebir al Verbo Divino hecho hombre en la pureza de tu vientre y en tu sangre virginal. Dulce Madre, tú que mostraste tu hermosura en la imagen de Chiquinquirá, continúa tus maravillas renovando en nuestros corazones la imagen de tu Hijo, moviéndonos al arrepentimiento y a la confesión total de nuestras culpas. Danos también la gracia para corregir nuestras vidas, pues eres refugio de los afligidos. Permítenos conocer la importancia y el valor del Santo Rosario como instrumento para renovar en nosotros la imagen de Jesús.

Reflexión: Frente al cuadro de Nuestra Señora, María Ramos rezaba fervorosamente el Santo Rosario con mucha frecuencia y clamaba a la Reina del Cielo diciéndole: “¿Hasta cuándo, Rosa del Cielo, habéis de estar tan escondida? ¿Cuándo será el día en que os manifestéis y dejéis ver al descubierto, para que mis ojos se regalen en vuestra soberana hermosura que llene de gustos y alegrías mi alma?” Pidamos en esta novena a la Madre del Cielo que se digne venir a nuestras vidas y transformarlas con la luz de su divino Hijo. Esperémosla en oración: el Santo Rosario es la oración más apropiada porque en ella meditamos con María la vida entera de Jesús. Mediante el rezo del Santo Rosario, María va restaurando en nosotros la imagen de su Hijo, va impregnándonos con su Espíritu, pues ella es la llena de gracia, la sierva fiel y la Madre espiritual de cada uno de nosotros. Por eso, con el Rosario, María va dando a luz a Jesús en nuestros corazones.

Día tercero“Fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre, llamado José, de la

Casa de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando le dijo: 'Alégrate llena de gracia, el Señor está contigo.' Ella se conturbó por estas palabras y discurría qué significaría aquel saludo.” (Lc 1, 26-29)

María Santísima del Rosario, ¿qué puede decirse más grande en tu alabanza que las palabras que, por mandato de Dios, el ángel Gabriel pronunció cuando te visitó? Estas palabras alegran nuestros corazones y las repetimos frecuentemente, pues creemos realmente que eres la llena de gracia y que el Señor está contigo. En tu imagen de Chiquinquirá, pintada sobre un lienzo de algodón, fácil de podrirse, expuesta al maltrato y a los rigores del clima, contemplamos las maravillas que Dios puede hacer por mediación tuya. En esta imagen, los colombianos tenemos un signo poderoso del amor de Dios: él quiere renovar nuestros corazones rotos, nuestras familias y comunidades destrozadas por la injusticia y el pecado aún más plenamente que en el cuadro de Chiquinquirá. Te pedimos, Señora, que hagas de nosotros verdaderos y fieles devotos tuyos y que, por la contemplación frecuente de los misterios de la vida de tu Hijo, el Espíritu renueve en nosotros la imagen de Jesús. Permítenos experimentar el socorro que brindas a los que rezan devotamente tu Santo Rosario: consuelo en las penas, auxilio en las necesidades, una conversión auténtica y la salvación eterna.

Reflexión: Veamos hoy cómo la milagrosa renovación de la imagen de Chiquinquirá el 26 de diciembre de 1586 no fue un hecho fortuito, sino que estuvo precedida por la oración constante y humilde de María Ramos. Ese día ella había contemplado el tercer Misterio Gozoso: el nacimiento del Niño Jesús, por ser tiempo de Navidad. Del mismo modo, la contemplación de la vida de Jesús bajo la guía y asistencia de María, sumergidos en la oración perfecta de quien es la Madre de Dios, dispone nuestros corazones para que en ellos pueda renovarse la imagen de Jesús. Dios quiere nacer en nosotros y la oración con María prepara el camino.

Día cuarto“El ángel le dijo: 'No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su Padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin'. María respondió al ángel: '¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?' El ángel le respondió: 'El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios'.” (Lc 1, 30-35)

Virgen Purísima del Rosario, tu amor a la pureza y a la virginidad se manifiesta claramente en tu conversación con el ángel. Dios mismo respeta tu virginidad y te hace concebir a Jesús por la sola fuerza de su Espíritu. Concédenos la gracia de valorar nosotros también la pureza y la virginidad como parte del camino de amor que Dios nos quiere enseñar; él nos llama a amar de una manera nueva y más profunda, en la que el vínculo de la pareja comienza en Dios y prepara el terreno para el abrazo conyugal, entendido no como un puro acto sensual del deseo, sino como una comunión plena y perfecta

de los corazones, las almas y los cuerpos, bendecida por Dios. Ayúdanos, Señora, a limpiar nuestros corazones de tanta contaminación sensual que abunda en nuestra sociedad. Sólo tu intercesión puede lograr que, como el lienzo roto de Chiquinquirá, seamos revirginizados, pues sin la pureza de corazón, alma, cuerpo, mente e intención no es posible que brille en nosotros la imagen de Jesús.

Reflexión: El primero en darse cuenta del milagro de la renovación de la imagen de Chiquinquirá fue un niño pequeño, mestizo, que pasaba frente a la capilla tomado de la mano de su madre, una indígena cristiana. El pequeño exclama: “Madre, mira a la Madre de Dios que está en el suelo.” El cuadro estaba, en efecto, sobre el asiento donde María Ramos acababa de rezar de rodillas y la imagen refulgía tan fuertemente que parecía quemarse. Dios siempre escoge a los pequeños y a los humildes, a los más relegados de la sociedad para manifestarse, porque los grandes y poderosos están demasiado ocupados con sus obligaciones, sus diversiones, sus asuntos y sus preocupaciones. Cuánta razón tiene Jesús cuando dice que si no nos hacemos como niños no podremos entrar en el Reino de los Cielos y que sólo los limpios de corazón verán a Dios. Ruega a Dios por nosotros, Madre Santa, para que nos revirginice interiormente con su Espíritu, es decir, que nos dé ojos limpios de niño para que podamos verle y entrar en su Reino.

Día quinto“Mira, también Isabel tu pariente ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque ninguna cosa es imposible para Dios.' Dijo María: 'He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.' Y el ángel, dejándola, se fue.” (Lc 1, 36-38)

María Santísima del Rosario, a ti el ángel te anunció en la Encarnación que el Espíritu Santo descendería sobre ti y formaría a Jesús en tu vientre purísimo, de modo que serías para siempre Virgen y Madre a la vez, porque nada es imposible para Dios. Así también quiso Dios que tu imagen santa se renovara en Chiquinquirá, no por mano de pintor alguno, sino por obra del su Santo Espíritu. Te pedimos que pintes tu propia imagen en nuestros corazones para que nos veamos libres de pecado y seamos fieles reproducciones de la imagen de tu Hijo, llevando una vida santa. Ayúdanos a aprender de ti, a ser los humildes y fieles servidores de Dios, a acoger su Palabra y dejar que ella obre prodigios en nosotros.

Reflexión: Cuando la madre del niño mestizo le avisa a María Ramos acerca del prodigio que está ocurriendo en el cuadro de la capilla, ella se devuelve y puede verlo con sus propios ojos. Queda asombrada, y comprueba así que nada es imposible para Dios. Se echa a llorar, corre hacia la capilla y se arroja a los pies de Nuestra Señora en señal de reverencia profunda. Cuando María Ramos recibe el milagro que había pedido continúa siendo una mujer sencilla, humilde y pequeña. Su primera reacción es postrarse y orar dando gracias por el milagro recibido; llora porque sabe que no merece aquello que está ocurriendo, y está feliz a la vez porque la Madre de Dios ha renovado su imagen en el cuadro que ella tanto veneraba. Entreguemos hoy a María nuestras vidas

Acto de contrición (para todos los días)Dios mío, tú que haces grandes maravillas en el cielo y en la tierra, me has creado a tu imagen y semejanza, capaz de tu gloria y tu felicidad. Pero yo he borrado de mi alma tu imagen y te he ofendido atrevidamente, olvidando que eres mi Creador y mi eterno bienhechor, no te he dado gracias por las maravillas que has hecho en mí. Ay, Dios mío, ¿qué haré? ¿A dónde iré? ¿Quién renovará en mí la imagen de mi Creador? Cuánta es la tristeza de mi corazón cuando escucho voces que me dicen: “¿Dónde está tu Dios?” Esto me hace confesar ante ti mi pecado diciendo: “Pequé, Señor, me pesa haber pecado.”

Día primero“Y dijo Dios: 'Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra.' [...] Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios le creó, macho y hembra los creó.” (Gn 1, 26- 27)

Madre Santísima del Rosario, tú fuiste destinada por Dios para ser la Madre de su Hijo y por eso eres la llena de gracia desde el momento mismo de tu concepción. Tú eres la criatura en la que nunca se quebró, borró ni deformó la imagen y semejanza divina y por eso eres el espejo inmaculado de Dios. Si tú renovaste tu imagen y la de tu Hijo en un lienzo roto y maltratado, puedes sin duda renovar en nuestros corazones la imagen de tu Hijo. Llévanos por el camino seguro de la conversión, para que aceptando a Jesús con el corazón y reconociendo nuestros errores y pecados, podamos transformar nuestras vidas como él nos enseñó.

Reflexión: María Ramos, la española devota de Nuestra Señora del Rosario que fue testigo de la milagrosa renovación de la imagen de Chiquinquirá, lloraba y se afligía mucho cuando encontró este cuadro roto, descolorido y olvidado en la finca de su cuñado. Incluso había sido usado para trasladar granos de un lado a otro. María sufría porque pensaba que quizás la descolorida figura era una imagen de Nuestra Señora, sometida a tales maltratos. Por eso compuso el cuadro lo mejor que pudo y lo colgó en la pequeña capilla de la finca. Miremos hoy nuestras vidas, ¿brilla en nosotros la imagen de Jesús, o se halla rota y opacada por nuestros pecados y nuestra lejanía de Dios? Nuestras vidas son quizás como ese lienzo de Chiquinquirá: roto, olvidado, descolorido y, sin embargo,

Novena meditada a:Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá

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Page 8: Rosa del Cielo

confiando en que, por más rotas y manchadas que estén, el Padre nos perdonará por su infinita misericordia. Sólo él puede transformar nuestras vidas llenándolas de luz, de pureza, de amor, renovando en nosotros su imagen bendita, pues nada es imposible para él. Esta renovación se hace posible si nos disponemos a amar y a servir a Dios, si acogemos su Palabra con el corazón y dejamos que produzca fruto abundante, tal y como lo hizo María.

Día sexto“En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena del Espíritu Santo; y exclamando con gran voz dijo: 'Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y de dónde a mí que la Madre de mi Señor venga a mí?'.” (Lc 1, 39-43)

Reina del Rosario, tú sigues siendo la humilde esclava del Señor, que sale presurosa a socorrer a quien más lo necesita. Tú no has guardado para ti sola el tesoro del Hijo de Dios en tus entrañas, sino que lo pones a disposición de todos nosotros, tus hijos en Cristo. Tú nos visitas y nos comunicas la presencia de Dios Trino; nunca vienes sola y no reclamas gloria para ti. Por eso podemos decir con Santa Isabel que eres verdaderamente bendita entre las mujeres y que es bendito el fruto de tu vientre, con cuya presencia tú misma nos bendices. A ti acudimos nuevamente, pidiendo que aumentes nuestro fervor y que respondas benignamente a nuestras peticiones, si esa es la voluntad de Dios.

Reflexión: María Ramos orando postrada, con júbilo y llanto, frente a la imagen resplandeciente de Nuestra Señora, humildemente le dice: “Madre de Dios, Señora mía, ¿dónde merezco yo que os bajéis de vuestro lugar y estéis en mi asiento parada?” Estas palabras nos recuerdan las de Isabel en la Visitación. La presencia de María es fuerte porque toda ella proclama la obra de Dios Padre, transmite a Jesús e irradia su Santo Espíritu. Eso es ser imagen de Dios y esa es la grandeza de María. Pidámosle hoy a Nuestra Señora que haga de nosotros otros Cristos, para que nuestra vida entera proclame así la obra de Dios Padre y llevemos con nuestra presencia su Santo Espíritu a nuestros hermanos. ¿Quiénes somos para que venga a nosotros la Madre de nuestro Señor? Y sin embargo hoy María viene a nuestras vidas, viene a través de la oración sencilla de esta novena en la que nos trae la presencia de Jesús; viene a renovar en nosotros, si queremos, la imagen de su Hijo: no hay milagro ni renovación más grande. ¡Bendita seas Rosa del Cielo, Reina del Rosario de Chiquinquirá!

Día séptimo“Porque apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo saltó de gozo el niño en mi seno. ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!” (Lc 1, 44-45)

Serenísima Reina del Rosario, tú viviste enteramente abandonada a la Divina Voluntad en tu calidad de sierva del Señor y con tu vida nos das ejemplo de auténtica fe, pues en ti

ni una sola de las palabras de Dios dejó de cumplirse. Gracias al amoroso “sí” que le diste a Dios, pudo encarnarse en tu vientre nuestro amado Jesús, para llevar a plenitud la obra de la Redención. ¡Dichosa tú, Madre Santa, porque siempre has tenido fe en todo lo que Dios te manifestó! Por eso acogiste las palabras de Jesús en la Cruz, cuando te entregó como hijo a Juan y con él a todos nosotros, aceptando dentro de tu maternidad divina la maternidad espiritual de toda la humanidad, para hacer de nosotros otros Cristos. ¡Cuánto sufres, Madre, por nosotros! Pecando ofendemos al Hijo de tus entrañas y tú, sin embargo, te presentas ante Dios pidiendo perdón por nosotros, tú que nunca has pecado. Danos la gracia de acogernos dócilmente a tu protección y a tu guía maternal para que podamos abandonar los caminos del pecado que atraviesan de dolor tu Corazón Inmaculado y el de tu Hijo Divino.

Reflexión: El día de la renovación milagrosa de la imagen de Chiquinquirá, María Ramos, la esposa de su cuñado y otras mujeres pasaron el día haciendo oración en la capilla, delante de la imagen. El rostro de Nuestra Señora estuvo todo el día como encendido y colorado, y estas mujeres no dejaban de orar, agradeciendo a Dios por tantas maravillas. María, mirando el rostro de la Virgen decía: “Ahora sí, Rosa del Cielo, estáis como debéis estar, hermosa como una rosa.” Esta mujer sencilla hablaba a la Madre de Dios con su corazón, hacía de su oración un diálogo sincero y dulce con Dios. Miremos hoy nuestra oración: ¿Nos dirigimos a Dios con confianza y sencillez? La oración más profunda consiste en abrir a Dios el corazón y acudir a él como un Padre bueno, creyendo que nos escucha y hablándole con sinceridad, sin ocultarle nada. ¡Dichosa tú, María porque has creído! Haz de nosotros los colombianos, hombres y mujeres de fe, capaces de creer que Dios nos habla en su Palabra, en su Iglesia, en los sacramentos y en ti, su Madre!

Día octavo“Y dijo María: 'Engrandece mi alma al Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador, porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava'.” (Lc 1, 46-48)

Dulcísima Madre, sólo en Dios encuentras tú el consuelo y la alegría. En tu visita a Santa Isabel, tu corazón se llena de gozo, pero no te regocijas por ti misma, ni por tu suerte, sino que te alegras porque Dios ha realizado en ti la obra de la salvación y se ha fijado en tu pequeñez. No sufres por ser una creatura frágil y limitada, ni pides a Dios ser más grande, antes bien, aceptas tu pequeñez porque en ella Dios muestra su grandeza. Tú sabes que está bien así: Dios es poderoso e infinito y María tan sólo su humilde servidora. En el Magnificat nos revelas el Dios en el cual crees y te gozas: el que pone su mirada amorosa en la humildad de sus creaturas y hace cosas grandes en ellas, el que es Santo y usa su fuerza para despojar a los poderosos, ricos y soberbios, pero colma de bienes a los humildes, sencillos y hambrientos, el Dios que es siempre fiel a los hombres y mantiene las promesas de la salvación eterna. Enséñanos, María, a amar a Dios sobre todas las cosas, a descubrirlo tal como él se nos ha revelado y a abandonar las imágenes falsas que nos hemos formado de él en nuestro empeño de adaptarlo a nuestra propia conveniencia y a

nuestros deseos.

Reflexión: María Ramos es humilde y por amor a Jesús y a María se hace cada día más pequeña. Su alegría por la renovación del cuadro es inmensa pero nunca siente que es algo que ella haya merecido, no se vanagloria, antes bien, se considera indigna de que la Madre del Cielo haya bajado de su lugar para pararse en el puesto en que ella acostumbra hacer oración. Por eso se inclina repetidas veces a besar el lugar donde la Madre de Dios se ha manifestado y exclama: “¿Cuándo merecía yo, Rosa del Cielo, que vuestra soberana Majestad se bajase de su lugar y se pusiese en el suelo de mi asiento?” Alegrémonos hoy como esta buena mujer, porque Jesús y María vienen a nosotros en nuestra miseria y pequeñez. Comprendamos que Dios nos quiere enseñar a amar nuestra humillación: dejemos de desear ser más grandes, más dotados, más ricos o mejores que otros y alegrémonos más bien porque Dios nos ha hecho sus hijos, porque nos ama y porque ha hecho cosas grandes en nosotros.

Día noveno“Y como faltara vino, porque se había acabado el vino de la boda, le dice a Jesús su madre: 'No tienen vino'. Jesús le responde: '¿Qué tengo yo contigo, mujer? Todavía no ha llegado mi hora'. Dice su madre a los sirvientes: 'Haced lo que él os diga'.” (Jn 2, 3-5)

Madre amorosa del Rosario, tú tienes los ojos fijos permanentemente en nuestras necesidades e intercedes siempre por nosotros ante Jesús. Como a otros hijos tuyos nos instruyes con tu amor maternal y sólo quieres que volvamos nuestros corazones a tu Hijo, que recibamos su Evangelio y con él la salvación. Por eso tu mensaje para toda la humanidad se resume en tus propias palabras: “Haced lo que él os diga”. Madre amantísima, haz de nosotros verdaderos hijos tuyos, fieles servidores de Dios como tú; que nuestra vida esté orientada a descubrir qué quiere Dios de nosotros y a vivir de su Voluntad. Haz de nosotros tierra fértil donde la Palabra de Jesús se haga carne y dé fruto abundante.

Reflexión: Algunos años después de la renovación milagrosa de la imagen de Chiquinquirá fue levantada una capilla cerca del lugar de la renovación. Allí construyeron un cuarto para María Ramos, quien quedó encargada de la custodia del lugar. Ella se puso muy contenta de terminar sus días sirviendo a Nuestra Señora y diariamente adornaba la capilla con flores del campo y mantenía encendida día y noche una lámpara de latón frente a la imagen. Muchas veces la Virgen la ayudó con estos cuidados, multiplicando el aceite de la lámpara para que no se apagara y María Ramos no fuera a sufrir por eso. Esta buena mujer terminó sus días en oración y servicio a la Madre del Cielo y a su Hijo Jesucristo. Fue enterrada en esa misma capilla pero hoy se desconoce el lugar exacto de su sepultura. María Ramos comprendió verdaderamente el mensaje de Nuestra Señora: la imagen de Dios se renueva en nosotros cuando entregamos a Jesús el corazón, acogiendo su Palabra y llevando una vida de oración, conversión y servicio. Dulce Madre, plasma en nuestros corazones tu imagen bendita, engendra en nosotros a Jesús y renueva en nuestras vidas su imagen.

GOZOS CORO: (Antes de cada estrofa)

Pues eres de los pecadores el consueloy la alegría, ¡oh Madre, clemente y pía, escucha nuestros clamores!

ESTROFAS Si en tu imagen hermosade Chiquinquirá encontramostodo el bien que deseamosen esta vida penosa,si en todo tiempo, graciosa,dispensas tus favorescon franca soberanía,

CORO...

Fénix de amor, renovadapara remediar al hombreostentas este renombreen tu imagen sagrada;con tal timbre coronada,se aumentan más los ardoresde tu amor cada día.

CORO...

Como aquella nubecillaque Elías vio en el Carmelo,así por nuestros consuelosobraste la maravilla;de una oscura imagencillasalieron magnos primores,que son asombro del día.

CORO...

¡Qué copiosa y qué incesantees la lluvia soberanade milagros, con que ufana

nos beneficias amante!¡No se da ningún instantesin que derrames favorescon general bizarría!

CORO...

Todo el que implora confiadocon sincera devocióntu amparo y protecciónsale siempre consolado.Infinitos han mudadosen delicias los doloresporque buscaron tu guía.

CORO...

No hay enfermedad penosa,no hay trabajo ni desgraciasque tú con tanta eficaciano remedies generosa;si es que con fe fervorosaquien busca tus amoresde los vicios se desvía.

CORO...

Casa común del consueloes tu templo sagrado,pues en él has franqueadotu maternal desvelo.Por eso con tanto anhelo,sin recelos ni temores,te clamamos noche y día.

CORO...

Pueblo de Chiquinquirá,tierra mil veces dichosa,¡qué riqueza tan preciosaDios en tu campo nos da!¡Oh, que celestial manáde tan distintos saboresvierte en su imagen María!

CORO...

Pues eres de los pecadoresel consuelo y la alegría,¡oh Madre clemente y pía,escucha nuestros clamores!

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MR14 15Renueva en nosotros la imagen de Jesús