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C NOTAS SOBRE COMUNITARISMO, REPUBLICANISMO Y NEOLIBERALISMO Carlos Ruiz Schneider Facultad de Filosofía y Humanidades Universidad de Chile RESUMEN La filosofía política distingue dos corrientes en el liberalismo contemporáneo: la “libertaria”, ca- racterizada por un énfasis en la libertad individual en el más amplio espectro de la vida cívica, y la “igualitaria”, que acentúa los valores implicados en el concepto de igualdad tal como se presentan en ciertas versiones de la democracia actual. En este artículo se revisa desde un punto de vista crítico el liberalismo libertario a la luz de los argumentos de los pensadores “comunitaristas” y “republicanos”. omo lo recalca Ernst Tugendhat, en Ser-Ver- dad-Acción, el uso de la expresión “libera- lismo” en la filosofía política contemporánea, especialmente en la filosofía norteamericana, ad- mite dos significados muy diferentes del mismo término. En una descripción de Thomas Nagel, que reproduce Tugendhat: “El liberalismo es la conjun- ción de dos ideales. El primero es el de la libertad individual: libertad de pensamiento, palabra, reli- gión y acción política; libertad de la interferencia del gobierno en la intimidad, en la vida privada y en el ejercicio de las inclinaciones individuales. El segundo es el de una sociedad democrática contro- lada por sus ciudadanos y al servicio de las necesi- dades de estos, en las que las desigualdades de po- der político y económico y de posición social no sean excesivas. Los medios para promover esta se- gunda idea incluyen tributación progresiva, provi- sión estatal de un mínimo social y evitación de una excesiva influencia de la riqueza privada en los asuntos políticos”. (Tugendhat, 1998, p. 237). Nagel llama “libertarianismo” a una posición ba- sada en el primer ideal. Amy Guttman distingue en este mismo sentido entre un liberalismo libertario y uno igualitario y Ronald Dworkin, que se ubica- ría dentro de este segundo tipo de liberalismo, sos- tiene que el concepto básico de esta posición es un cierto sentido de la igualdad y no de la libertad, que parecería más bien el concepto de base del li- beralismo, en un sentido tradicional. Aunque ninguno de estos dos significados de “liberalismo” es su significado verdadero, porque no hay tal cosa como un significado verdadero del liberalismo, querría centrarme en esta exposición en las críticas de los comunitarios, y los filósofos republicanos, respecto del liberalismo en el primer sentido, el liberalismo libertario –que en Chile lla- maríamos neoliberalismo–, que me parece consti- tuir una corriente que tiene sin duda mucho más influencia entre nosotros que el liberalismo iguali- tario, lo que hace más importante su revisión críti- ca desde este punto de vista. Es cierto que las críticas comunitarias tienen más bien por objeto a las obras de autores de la corriente igualitaria como es precisamente el caso de las obras de Dworkin y de Rawls; pero, por una parte, me parece que esas críticas son en realidad más problemáticas, apuntando como apuntan, a los supuestos morales más generales del liberalismo, y, por otra parte, como decía, me parece más rele- vante, desde el punto de vista de la sociedad chile- na y latinoamericana, examinar desde esta perspec- tiva la crítica del neoliberalismo. Esto porque, en una importante medida, el diseño institucional del Chile de los noventa y sus políticas sociales (como es el caso, por ejemplo, de la educación y de la Universidad) están aún basadas en las concepcio- nes neoliberales. I El liberalismo que tengo en vista es, enton- ces, fundamentalmente el de autores como Milton Friedman, Friedrich Hayek y Robert Nozick. Un liberalismo que tiene también una gran variedad de

Ruiz. Notas Sobre Comunitarismo, Republicanismo y Neoliberalismo

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Filosofía política. Notas Sobre Comunitarismo, Republicanismo y Neoliberalismo

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    NOTAS SOBRE COMUNITARISMO,REPUBLICANISMO Y NEOLIBERALISMO

    Carlos Ruiz SchneiderFacultad de Filosofa y Humanidades

    Universidad de Chile

    RESUMEN

    La filosofa poltica distingue dos corrientes en el liberalismo contemporneo: la libertaria, ca-racterizada por un nfasis en la libertad individual en el ms amplio espectro de la vida cvica, y laigualitaria, que acenta los valores implicados en el concepto de igualdad tal como se presentanen ciertas versiones de la democracia actual.En este artculo se revisa desde un punto de vista crtico el liberalismo libertario a la luz de losargumentos de los pensadores comunitaristas y republicanos.

    omo lo recalca Ernst Tugendhat, en Ser-Ver-dad-Accin, el uso de la expresin libera-lismo en la filosofa poltica contempornea,

    especialmente en la filosofa norteamericana, ad-mite dos significados muy diferentes del mismotrmino. En una descripcin de Thomas Nagel, quereproduce Tugendhat: El liberalismo es la conjun-cin de dos ideales. El primero es el de la libertadindividual: libertad de pensamiento, palabra, reli-gin y accin poltica; libertad de la interferenciadel gobierno en la intimidad, en la vida privada yen el ejercicio de las inclinaciones individuales. Elsegundo es el de una sociedad democrtica contro-lada por sus ciudadanos y al servicio de las necesi-dades de estos, en las que las desigualdades de po-der poltico y econmico y de posicin social nosean excesivas. Los medios para promover esta se-gunda idea incluyen tributacin progresiva, provi-sin estatal de un mnimo social y evitacin de unaexcesiva influencia de la riqueza privada en losasuntos polticos. (Tugendhat, 1998, p. 237).Nagel llama libertarianismo a una posicin ba-sada en el primer ideal. Amy Guttman distingue eneste mismo sentido entre un liberalismo libertarioy uno igualitario y Ronald Dworkin, que se ubica-ra dentro de este segundo tipo de liberalismo, sos-tiene que el concepto bsico de esta posicin es uncierto sentido de la igualdad y no de la libertad,que parecera ms bien el concepto de base del li-beralismo, en un sentido tradicional.

    Aunque ninguno de estos dos significados deliberalismo es su significado verdadero, porqueno hay tal cosa como un significado verdadero del

    liberalismo, querra centrarme en esta exposicinen las crticas de los comunitarios, y los filsofosrepublicanos, respecto del liberalismo en el primersentido, el liberalismo libertario que en Chile lla-maramos neoliberalismo, que me parece consti-tuir una corriente que tiene sin duda mucho msinfluencia entre nosotros que el liberalismo iguali-tario, lo que hace ms importante su revisin crti-ca desde este punto de vista.

    Es cierto que las crticas comunitarias tienenms bien por objeto a las obras de autores de lacorriente igualitaria como es precisamente el casode las obras de Dworkin y de Rawls; pero, por unaparte, me parece que esas crticas son en realidadms problemticas, apuntando como apuntan, a lossupuestos morales ms generales del liberalismo,y, por otra parte, como deca, me parece ms rele-vante, desde el punto de vista de la sociedad chile-na y latinoamericana, examinar desde esta perspec-tiva la crtica del neoliberalismo. Esto porque, enuna importante medida, el diseo institucional delChile de los noventa y sus polticas sociales (comoes el caso, por ejemplo, de la educacin y de laUniversidad) estn an basadas en las concepcio-nes neoliberales.

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    El liberalismo que tengo en vista es, enton-ces, fundamentalmente el de autores como MiltonFriedman, Friedrich Hayek y Robert Nozick. Unliberalismo que tiene tambin una gran variedad de

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    matices y posturas. Entre ellas me interesan, porejemplo, la defensa liberal del individualismo, unacierta idea de la sociedad y la poltica como instru-mentos para la satisfaccin de fines o preferenciasindividuales, el predominio de las categoras eco-nmicas en la justificacin de los modelos polti-cos y la idea de la neutralidad del Estado.

    1.1. Individualismo

    Para partir, querra considerar brevemente laversin epistemolgica del individualismo, el in-dividualismo metodolgico, que est a la base decrticas como las de Hayek a la planificacin cen-tralizada, a lo que llama justicia totalitaria y a laingeniera social utpica. Estos tres conceptosestn, segn Hayek, en la base del socialismo, porlo que el alcance poltico de estas opciones meto-dolgicas es evidente. Esta significacin polticase acrecienta, si recordamos que la crtica hayekianadel socialismo es una que intenta mostrar, por asdecirlo, la imposibilidad epistemolgica de estadoctrina poltica, en base a que ella implicara unsupuesto de conocimiento perfecto.

    No hay tal cosa dice Hayek por ejemplo,en este sentido, en 1952, en su libro Thecounterrevolution of science como la capa-cidad productiva de la sociedad en abstrac-to... hay slo individuos particulares que tie-nen cierto conocimiento concreto sobre elmodo en que cosas particulares pueden usar-se para propsitos particulares. Nunca existeel conocimiento como un todo integrado o enuna mente. (Hayek, 1952, p. 42).

    Dirigidas contra la planificacin centraliza-da de la economa, estas observaciones de Hayekapuntan a defender un rol social de primera magni-tud para el mercado y las relaciones de mercado,como forma de expresin de esos conocimientosindividuales dispersos.

    Si nos alejamos ahora del individualismometodolgico y incursionamos en el individualis-mo poltico, me parece que un texto representativode la visin que nos interesa en este punto es, porejemplo, el siguiente, que extraigo de Anarqua,Estado y Utopa, de Robert Nozick:

    Los individuos tienen derechos y hay cosasque ninguna persona o grupo pueden hacer-las (sin violar sus derechos). Tan fuertes son,tanto alcance tienen estos derechos, que elloshacen surgir la pregunta de qu pueden hacerel Estado y sus representantes, si es que pue-den hacer algo. Cunto espacio dejan los de-rechos individuales para el Estado?... Nues-tras principales conclusiones sobre el Estado

    son que un Estado mnimo, limitado a las es-trechas funciones de proteccin contra la fuer-za, el robo, y el fraude, y de respeto a loscontratos se justifica; que cualquier Estadoms extenso violar los derechos de las per-sonas de no ser forzadas a hacer ciertas cosasy no se justifica; y que el Estado mnimo esinspirador y correcto. Dos importantes impli-caciones son que el Estado no puede usar suaparato coercitivo con el fin de hacer que al-gunos individuos ayuden a otros, o con el finde prohibir actividades a la gente que apun-tan a su propio bien o proteccin. (Nozick,1974, p. IX).

    Charles Taylor se refiere a este tipo de con-cepcin incluyndola bajo lo que llama atomis-mo, al que caracteriza, en relacin a las doctrinasdel contrato social del siglo XVII, como una vi-sin de la sociedad como en cierta forma constitui-da por individuos, los que la constituyen teniendoen vista fines primariamente individuales (Taylor,1985, p. 187). Es tpica de estas visiones la prio-ridad del individuo y sus derechos sobre la socie-dad... (y una) visin instrumental de la sociedad,junto a la negacin de un status similar a un prin-cipio de pertenencia u obligacin, esto es, un prin-cipio que plantea nuestra obligacin como sereshumanos de sostener una sociedad, o una sociedadde un cierto tipo (Taylor, 1985, pp. 187-188).

    Para David Gauthier, el individualismo de quehablamos se inserta en lo que denomina la ideolo-ga del contrato social cuyos principios fundamen-tales resume como sigue:

    Concebir todas las relaciones sociales comocontractuales es suponer que los hombres, consus caractersticas humanas particulares, sonanteriores a la sociedad. La teora del contra-to expresa esta prioridad en trminos tempo-rales, con la imagen de los seres humanos enun estado de naturaleza...(pero) aqu como enotras partes, esta prioridad temporal es unametfora de una prioridad conceptual...(Gauthier, 1977, p. 138).

    En segundo lugar, Gauthier sostiene que laideologa del contrato social supone el carcteresencialmente convencional de la sociedad, a loque agrega que el contrato como fundacin de todasociedad, es requerido slo por seres humanos queno son inherentemente sociables(Ibd., p. 138).

    Una tercera caracterstica que subrayaGauthier es que la sociedad es as concebida comoun mero instrumento para los hombres cuya moti-vacin fundamental es presocial, no social y fija(Ibd., p. 139). Una consecuencia de estas tesis esque la sociedad no es, y no puede ser, un fin en s

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    misma. La existencia social del hombre no se jus-tifica por s misma (Ibd., p. 140).

    1.2. Visin de la sociedad y la poltica

    Quiero poner ahora ante la vista algunos tex-tos que representan bien la concepcin de la polti-ca y la sociedad de los liberales libertarios oneoliberales. He seleccionado para esto algunos ex-tractos de Capitalismo y Libertad de Milton Fried-man que se refieren al Estado y a la educacin, notanto por su fuerza interna, como por el papel ins-pirador que han tenido en la construccin de lasinstituciones sociales en el Chile de la dictaduramilitar y despus. En la siguiente seccin intentardesarrollar una crtica de estas concepciones a par-tir de algunos argumentos de los filsofos comuni-tarios.

    Para partir, me parece representativo el si-guiente extracto del libro de Friedman, que comentaun clebre discurso de John Kennedy. En este dis-curso, Kennedy le haba pedido a los norteameri-canos que pensaran menos en lo que su pas puedehacer por ellos, y ms en lo que ellos podran hacerpor su pas. A estas palabras de Kennedy respondeFriedman en trminos como los siguientes:

    Para el hombre libre, el pas es la coleccinde individuos que lo componen, y no algoaadido por encima de ellos. Est orgullosode una herencia comn y es fiel a unas tradi-ciones comunes. Pero considera al gobiernocomo medio, instrumento, ni concesor de fa-vores y regalos, ni dueo o dios al que hayaque alabar y servir ciegamente. No reconoceninguna meta nacional, excepto la que renael consenso de las metas que persiguen losindividuos separadamente. (Friedman, 1960,p. 13).

    Sobre la poltica y el Estado sostiene Fried-man que:

    ...la esfera de la accin del Estado ha de serlimitada. Su funcin principal ha de ser el pro-teger nuestra libertad contra los enemigos depuertas afuera y de puertas adentro, preser-var la ley y el orden, hacer cumplir los con-tratos privados, fomentar los mercados com-petitivos. Ms all de esta funcin principal,el Estado puede a veces ayudarnos a conse-guir lo que sera ms difcil o ms caro deconseguir separadamente. Sin embargo esteuso del Estado est lleno de peligros....(Ibd., p. 14).

    Sobre una institucin social como la educa-cin, por ejemplo, la opinin de Friedman es quela intervencin estatal podra justificarse en algu-

    nos casos, por ejemplo, en la enseanza bsica, enbase a este ltimo tipo de razones, las que remitenbsicamente a relaciones entre costos y beneficioseconmicos. Hay situaciones en que el Estado haresuelto hacerse cargo de la financiacin de las es-cuelas... Hay que pagar los costos porque esta es lanica forma factible de hacer cumplir el mnimorequerido. Adems, se financian ciertas ensean-zas por encima del mnimo, porque hay mucha gen-te que se beneficia del hecho de que las personascon cualidades e intereses especiales prosigan susestudios, ya que esta es una forma de preparar me-jores dirigentes polticos y sociales. Hay que com-parar los beneficios de estas medidas con los cos-tos, y puede haber grandes diferencias de opininen cuanto a la dimensin de los subsidios que de-ban aplicarse. (Ibd., p. 118).

    La idea de Friedman es que, sin embargo, apesar de que el Estado financie educacin bsica,la administracin de estos subsidios estatales de-biera estar a cargo de empresas privadas que com-pitan en el mercado. En este campo, para Friedman,la accin del Estado tiene que ser la de un regula-dor a distancia, que intervenga lo menos posibleen los intercambios educativos, que son bsicamen-te similares a los intercambios mercantiles:

    En la educacin sostiene, por ltimo Fried-man los padres y los hijos son los consumi-dores y el profesor y el administrador de lasescuelas, los productores. La centralizacineducativa ha supuesto unidades de mayor ta-mao, una reduccin de las posibilidades deeleccin del consumidor y un incremento delpoder de los productores...Sus intereses sepueden satisfacer con una mayor centraliza-cin y burocratizacin, aunque estas no satis-fagan los de los padres... (Friedman, 1980,p. 220).

    Es precisamente una educacin ms sensiblea la demanda y las preferencias de los consumido-res, lo que Friedman espera de los subsidios y laintervencin de la empresa privada. Cree, por otraparte, que un marco como este, en que los indivi-duos optan libremente por las escuelas y la educa-cin que responda a sus preferencias subjetivas,debe permitir realizar adems otros dos objetivos:mejorar la calidad de la educacin (sin indicar porqu) y subordinar los salarios de los maestros a lademanda del mercado por sus conocimientos (lo ques es bastante previsible).

    II

    Las crticas de los filsofos comunitarios,como lo dijimos al comienzo, apuntan tanto alliberalismo que llambamos igualitario como al

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    neoliberalismo. Pero intentaremos aqu extractar deestas crticas las que se refieren fundamentalmenteal neoliberalismo, en funcin de los rasgos que des-tacamos en la seccin anterior.

    En primer lugar, los comunitarios, pero noslo los comunitarios (estoy pensando, por ejem-plo, en Maurice Mandelbaum o Peter Winch), hanhecho una crtica muy profunda de los supuestosindividualistas y atomistas que estn a la base deenunciados como los citados al iniciar esta presen-tacin. En esta direccin se destacan, por ejemplo,trabajos como los del filsofo canadiense CharlesTaylor.

    En un conjunto de anlisis que van desde lafilosofa del lenguaje, a la filosofa poltica y laepistemologa, Taylor ha contribuido a mostrar queel individualismo, tanto en su vertiente metodo-lgica como en su vertiente poltica, es implausiblecomo fundamento de las ciencias sociales y de lafilosofa poltica.

    La base para estas aseveraciones de Taylorha sido, en primer lugar, una revisin del debatecontemporneo sobre las teoras del significado.Aqu Taylor ha insistido en que, para que podamosdecir de un fenmeno determinado que posee unsentido o un significado, se necesita, al menos, detres condiciones concurrentes: a) los significadosdeben serlo para un sujeto; b) los significados de-ben ser siempre significados de algo como unsustrato, del que son inseparables y c) hay signifi-cados o sentidos slo en el contexto de un cam-po. A estas condiciones generales, Taylor agregasu teora de los significados intersubjetivos y delos significados comunes, la que reviste una singu-lar importancia para la filosofa poltica.

    Por significados intersubjetivos entiendeTaylor significados implcitos en las prcticas y lasinstituciones sociales mismas, en las que determi-nados individuos se relacionan entre s. Conside-remos, por ejemplo, dice Taylor, la prctica de unanegociacin poltica. Los actores sostiene pue-den llegar a una negociacin con toda suerte decreencias y de actitudes, pueden suscribir determi-nadas metas polticas, etc., pero lo que no est su-jeto a negociacin es, precisamente, el conjuntode ideas y normas constitutivas de la negociacinmisma. Estas deben ser propiedad comn de la so-ciedad antes de que pueda plantearse ninguna ne-gociacin concreta. No son pues, stos, significa-dos subjetivos, propiedad de uno o de algunosindividuos, sino ms bien significados intersubjeti-vos, que son constitutivos de la matriz social en laque los individuos se encuentran a s mismos y ac-tan. (Taylor, 1985, p. 36).

    Los significados comunes de Taylor se ligana bienes comunes, como lo es, por ejemplo, para lacomunidad francoparlante de Quebec, la supervi-

    vencia de una cultura o de una identidad. Por sig-nificados comunes, entiende as Taylor nocionesacerca de lo que es significativo, lo que no slo escompartido en el sentido de que todos tienen (esesignificado), sino que es comn en el sentido depertenecer a un mundo comn de referencia. As,por ejemplo, casi todos en nuestra sociedad pode-mos compartir una cierta susceptibilidad a una de-terminada forma de belleza femenina, pero estopuede no ser un significado comn. Puede darse elcaso de que esto no sea conocido sino por un gruporeducido de investigadores de mercado, que lo usenen publicidad. Pero la supervivencia de una identi-dad nacional como francfonos es un significadocomn para los Quebecois, porque no slo es algocompartido, ...sino que el hecho de que sea una as-piracin comn es uno de los puntos de referenciacomunes de todos los debates, comunicaciones yvida pblica en la sociedad... Los significados co-munes son la base de la comunidad..., slo con sig-nificados comunes este mundo de referencia comncontiene acciones comunes, celebraciones y senti-mientos significativos. (Ibd., pp. 38-39).

    En segundo lugar, Taylor y otros comunita-rios como Michael Walzer, por ejemplo, han con-tribuido tambin a mostrar que los individuos au-tnomos que se interrelacionan en las sociedadesmodernas son el producto de cierto tipo de tradi-cin cultural muy determinada, que se puede vin-cular a grandes transformaciones econmicas, po-lticas y culturales que vive el mundo occidentalentre el siglo XVI y el siglo XIX. En este sentido,sostiene Taylor que la identidad de los individuosautnomos, que se autodeterminan, requiere unamatriz social, una que, por ejemplo, reconozca atravs de una serie de prcticas el derecho a unadecisin autnoma y que exija que el individuo ten-ga voz en la deliberacin sobre la accin pblica.(Taylor, 1985, p. 209). Ahora bien, si esto es as,no slo nos encontramos ante el hecho de que lagnesis del individuo autnomo moderno es social,sino que, sobre todo, tenemos que reconocer quese necesita mucho ms, o que mucho ms estinvolucrado socialmente en la proteccin de losderechos de los individuos que una mera protec-cin de preferencias individuales. Para que estaproteccin funcione y, por lo tanto, para que losindividuos autnomos modernos sean posibles senecesita un compromiso comn para el sosteni-miento de un tipo de sociedad, de una sociedaddemocrtica moderna, por ejemplo, por lo que elconsentimiento de los individuos autnomos res-pecto de un orden poltico determinado supone sig-nificados y propsitos comunes previos, como, porejemplo, el compartir un cierto significado de laigualdad y la dignidad de las personas, sin la cualla idea del consentimiento de todos los ciudadanos

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    para que un orden poltico sea legtimo no es evi-dente.

    Me parece claro que, en virtud de estas con-sideraciones, afirmaciones como las de Friedman,en el sentido de que un pas, por ejemplo, no esotra cosa que la coleccin de individuos que lo com-ponen, o que no hay metas comunes diferentes delas metas aisladas de los individuos, resultan bsi-camente puestas en cuestin, tanto desde un puntode vista terico como histrico.

    Histricamente, se podra decir, la relacinparece ms bien la inversa: para que todos los indi-viduos cuenten como los componentes relevantesde un pas se necesita el desarrollo de una larga ycompleja tradicin cultural y poltica, que coinci-de, en parte al menos, con un proceso poltico co-lectivo que conduce a la disolucin de las socieda-des estamentarias. Desde un punto de vista terico,habra que subrayar tambin que, como lo han re-calcado algunos comunitarios, parece muy difcilconcebir que las metas de los individuos que for-man parte de una sociedad moderna puedan desa-rrollar las diferencias y las distinciones que loshacen individualizarse, al margen de tradicionesculturales y sociales que comparten con sus seme-jantes. Es incluso un filsofo poltico liberal, comoWill Kymlicka, quien recalca que la participacinen una cultura nacional dota de sentido a la liber-tad individual. Desde este punto de vista, la liber-tad implica la eleccin entre opciones, y nuestracultura societaria (esto es, la cultura hegemnica,C:R.) no slo proporciona esas opciones, sino quetambin las hace significativas para nosotros(Kymlicka, 1996, 23). La justificacin que propor-ciona Kymlicka es la siguiente: ...las personas to-man decisiones entre las prcticas sociales que lesrodean de acuerdo con sus creencias sobre el valorde esas prcticas. Creer en el valor de una prcticaes, en primera instancia, una cuestin de compren-sin de los significados vinculados a la misma pornuestra cultura (Ibd., 23). Ahora bien, las cultu-ras societarias envuelven un vocabulario comparti-do de tradicin y convencin que est a la base detoda una serie de instituciones. Por lo tanto, com-prender el significado de una prctica social... re-quiere la comprensin de ese vocabulario compar-tido, es decir, la comprensin de la lengua y lahistoria que constituyen ese vocabulario... Com-prender esas narratividades culturales es unaprecondicin para hacer juicios inteligentes sobrela forma de conducir nuestras vidas (Ibd., 23).

    Como lo decamos tambin ms arriba, unaparte muy fundamental de la crtica comunitariatiene que ver con la relacin entre los individuos,la sociedad, el Estado y la poltica. En los textosde Friedman que citbamos ms arriba, es transpa-rente que esta relacin es concebida por los auto-

    res neoliberales como una relacin instrumental.Para otros pensadores neoliberales como Hayek, porejemplo, la poltica debe no slo ser una realidadinstrumental, al servicio de los intereses de los in-dividuos, sino que debe ser, adems, estrictamentelimitada en su esfera de accin. En este sentido,para Hayek, por ejemplo, la democracia, como unrgimen de gobierno eminentemente poltico, serefiere a un mtodo o procedimiento para determi-nar las decisiones gubernativas, y no se refiere aalgn bien o propsito sustancial del gobierno (talcomo un tipo de igualdad material), tampoco es unmtodo que puede ser significativamente aplicadoa organizaciones no gubernamentales (tal comoeducacionales, mdicas, militares o establecimien-tos comerciales). (Hayek, 1980, p. 28). Como r-gimen ms sometido a presiones polticas, la de-mocracia para Hayek necesita estar sometida arestricciones an ms severas que otras formas degobierno. (Ibd., p. 47).

    Aqu las crticas comunitarias provienen fun-damentalmente de dos fuentes. La primera esaristotlica, tradicin enriquecida en nuestro tiem-po por la obra de Hannah Arendt. Segn esta tradi-cin, la relacin entre el individuo y la accin pol-tica no es una relacin instrumental, ya que en unamedida sustancial construimos nuestras identida-des y preferencias como seres humanos en institu-ciones sociales que se enmarcan en lo que los anti-guos denominaban politeia, esto es, lo que nosotrosllamamos regmenes polticos: la democracia, laaristocracia o la monarqua. Desde esta visin, lapoltica no es tanto un dominio acotado de la vidaen sociedad, como una forma de sociedad, que di-sea la figura de nuestras instituciones, como laciencia y la cultura, la religin y las costumbres, apartir de las relaciones entre el poder, el saber y laley, como lo sostiene, por ejemplo, Claude Lefort.La poltica no es una realidad de orden tcnico,como la fabricacin de meditica de un candidatoo un consenso, sino que aparece ms bien, desdeesta perspectiva, como un tipo de realidad expresi-va que nos constituye y con la que nos relaciona-mos interna y no externamente.

    La segunda fuente es hegeliana. Aqu el pa-radigma es la Sittlichkeit, la vida tica segnHegel, que incluye a la vida poltica y a la prcticade los ciudadanos en un nivel ms alto o ms con-creto y ms rico de la vida social, que lo que repre-sentan las relaciones entre los individuos, sus inte-reses y necesidades, a los que Hegel incluye en loque llama la sociedad civil, marcado por relacio-nes econmicas. El error fundamental del libera-lismo, para Hegel, tiene que ver con esta confusindel dominio de la sociedad civil, con la esfera delEstado. Desde esta perspectiva, el liberalismo se-ra una doctrina poltica sin poltica, como lo sos-

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    tiene adecuadamente Chantal Mouffe (Mouffe,1994) a propsito de autores como Rawls, pero tam-bin de los liberales libertarios, sin capacidad paraconcebir identidades colectivas, sin capacidad depasar del yo al nosotros que es constitutivo delas relaciones propiamente polticas.

    Una ltima crtica comunitaria del neolibe-ralismo ha sido desarrollada tanto por MichaelSandel como por autores como Philip Pettit, quepodran ubicarse tambin en una tradicin de pen-samiento republicano. Esta crtica se refiere a laidea liberal de la neutralidad del Estado. Se tratade una tradicin fuerte dentro del liberalismo engeneral, ya que se vincula con el ideal de toleran-cia religiosa y con la construccin del Estado mo-derno secular. En sus versiones neoliberales, sinembargo, esta tradicin aparece singularmente em-pobrecida, en trminos de un Estado neutro frentea las preferencias de los individuos que se suponenfijas y dadas, no susceptibles de ser construidasdeliberativamente en el espacio pblico. O, comoen Nozick, en trminos de un Estado mnimo, porejemplo, completamente neutral frente a las des-igualdades sociales. Esta visin normativa sobre laneutralidad del Estado se complementa en los au-tores neoliberales con su visin del mercado. Tam-bin para estos pensadores los mercados libres per-miten a los individuos optar, son institucionesantiperfeccionistas y se caracterizan por una com-pleta neutralidad frente a las concepciones del bien.(Mulhall and Swift, 1992).

    Para Michael Sandel, en este sentido, el libe-ralismo de nuestra poca es uno cuya idea centrales que el gobierno debiera ser neutro respecto delas visiones morales y religiosas de los ciudada-nos; ya que la gente no est de acuerdo en lo que serefiere al significado de la vida buena, el gobiernono debiera promover en las leyes ninguna visinparticular del bien. Debiera ms bien proveer unmarco de derechos que respeten a las personas comoseres libres y autnomos, capaces de elegir sus pro-pios valores y fines. (Sandel, 1996, p. 4). El su-puesto fundamental de esta visin es que el valorcentral de las personas es su libertad y que estaconsiste en la capacidad de las personas de elegirsus valores y fines.

    La idea de Sandel es que a esta visin de lalibertad como fundamento de los valores polti-cos que sustenta el liberalismo se puede oponeruna concepcin diferente, que considera ms de-fendible y que identifica con una concepcin re-publicana.

    Para la concepcin republicana es central laidea de que la libertad depende de la participacinen el autogobierno. Esta idea en s misma no esinconsistente con la libertad liberal, ya que la par-ticipacin en poltica puede ser una entre otras ma-

    neras en las cuales la gente elige perseguir sus fi-nes. Sin embargo, para Sandel, y de acuerdo a lateora poltica republicana, compartir el autogobier-no implica algo ms: Significa deliberar con lospropios conciudadanos acerca del bien comn ycontribuir el destino de la comunidad poltica. Perodeliberar bien acerca del bien comn requiere msque la capacidad de elegir los propios fines y res-petar los derechos de los dems para hacer lo mis-mo. Requiere un conocimiento de los asuntos p-blicos y tambin un sentido de pertenencia...participar en el autogobierno por lo tanto requiereque los ciudadanos posean o lleguen a adquirir cier-tas cualidades del carcter, o virtudes cvicas. Peroesto significa que la poltica republicana no puedeser neutral hacia los valores y los fines a los quesus ciudadanos adhieren. La concepcin republi-cana de la libertad, a diferencia de la concepcinliberal, requiere de una poltica formativa, una po-ltica que cultive en los ciudadanos las cualidadesde carcter que el autogobierno requiere. (Sandel,1996, pp. 5-6).

    En trminos de Michael Walzer, la libertadque Sandel denomina republicana no debe ser pen-sada como una libertad frente al Estado, sino comouna libertad en el Estado, hecha posible por unconjunto de instituciones y de dispositivos institu-cionales, por las leyes en el sentido de Mon-tesquieu.

    Para un autor republicano como Philip Pettit,esto significa que la libertad en su sentido polticofundamental debe ser pensada como libertad fren-te a la dominacin y no necesariamente como au-sencia de interferencia en las preferencias privadasde los individuos. Precisamente para garantizar re-laciones humanas sin dominacin, la poltica y lasleyes deben interferir en estos dominios de elec-cin individual. Es lo que hizo, por ejemplo, y estees un ejemplo de Sandel, la poltica de Lincoln conlas relaciones esclavistas en el sur de los EstadosUnidos, oponindose a posturas ms liberales ensu poca, que sugeran respetar las preferencias delos individuos en los diferentes Estados, dejandoas a cada uno de ellos la posibilidad de decidir sise toleraba o no la esclavitud.

    Como se ve pues, finalmente, en todas estascrticas comunitarias y republicanas al liberalismolibertario, lo comn es un nfasis en los significa-dos y los bienes comunes, en la participacin y laaccin poltica y en la construccin de una comu-nidad poltica autogobernada, frente al ideal libe-ral de unos individuos autnomos que ejercen suspreferencias individuales en un Estado mnimo yneutro. La crtica comunitaria y republicana, a di-ferencia de la crtica conservadora, no busca de nin-guna manera terminar con el liberalismo. Aspira,por una parte, a mostrar las condiciones que lo ha-

  • 2000] RUIZ: NOTAS SOBRE COMUNITARISMO, REPUBLICANISMO 101

    cen posible histricamente y, por otra, a explicitarlos compromisos comunitarios mucho ms ampliosque requieren la defensa de la autonoma y de lalibertad, que nos llevan entonces tambin muchoms all de ellos, hacia un compromiso de solida-ridad y participacin no instrumental en la vidapblica, considerada como una forma de construc-cin deliberativa de identidades y relaciones quesaca a los individuos aislados de su impotencia ysu sinsentido.

    Por ltimo, en la evaluacin que los comuni-tarios hacen de las instituciones econmicas o so-ciales, la perspectiva de anlisis no se reduce sola-mente a la defensa de los derechos de los individuosy sus preferencias. Lo que est en el centro de lamirada, para estos autores, es ms bien la medidaen que las familias, las relaciones econmicas, lasescuelas o la prensa, para poner estos ejemplos,contribuyan a una especie de sociologa o deeconoma poltica de la libertad, que apunte so-bre todo a capacitar y liberar a los individuos parael autogobierno.

    Lo que est en juego en esta mirada republi-cana es, en cierta medida, entonces una concepcindiferente de la libertad. En el caso de la libertad deprensa, por ejemplo, lo que est en juego no es so-lamente una problemtica de la censura, sino lamedida en que el espacio de los medios es un espa-cio de autntica formacin de voluntad a travs dela deliberacin pblica. Lo mismo ocurre en el cam-po econmico. Aqu la libertad no est primaria-mente en juego en la existencia o no existencia demercados libres o de contratos de trabajo. De loque se trata para los republicanos es de que la or-ganizacin de la economa sea incompatible con ladependencia personal, producida por desigualda-des demasiado extremas, lo que, por cierto, es ple-namente compatible, a la inversa, con los merca-dos libres. Y lo mismo ocurre, por ltimo tambin,en el campo educacional. De nuevo, no son las pre-ferencias de las familias lo que primordialmentetiene que garantizar un sistema de educacin li-bre, sino que ese sistema contribuya a la forma-cin de ciudadanos con habilidades y disposicio-nes para autogobernarse. Esto exige no menos, sinoms educacin pblica, no de menos sino de mscalidad, para compensar las desigualdades repro-ducidas por un sistema fundamentalmente privadode educacin.

    No es la poltica la que se construye desdelos espacios dejados vacos por el clculo econ-mico. Es, a la inversa, el sistema econmico el quese evala en funcin de su capacidad de compati-bilizarse con una sociedad autogobernada y con un

    marco propicio para el desarrollo de personas nodependientes y no sujetas a dominacin por otrosindividuos.

    Hay, claro est, tambin muchas preguntasque se nos plantean a partir de estas crticas. Sinduda tal vez la ms importante de estas preguntases cmo compatibilizar estas demandas de perte-nencia y de relaciones sociales sin dominacin conlas libertades individuales defendidas por los libe-rales. Por ltimo, una interrogante que tambin senos plantea con estos desarrollos en la filosofapoltica contempornea es cmo lograr que estasnuevas visiones incidan en un campo como el pol-tico, a la inversa, cada vez ms dominado por lasdemandas de crecimiento econmico, por el condi-cionamiento de las preferencias por la presin porel consumo y la desregulacin estatal. Pero esasson preguntas cuyas respuestas dejara para otroensayo.

    REFERENCIAS

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