SABADO 2-01-16

LECCIÓN 1. ¿CÓMO ES QUE LLEGAMOS AQUÍ?

Lectura base 2º. De Reyes 23:29 , capítulo 24 y 25.

Un mal entendimiento del actuar de nuestro Dios, lleva al ser humano a comportarse de manera descuidada, ofensiva y atrevida. En la Biblia se nos mencionan varias actitudes del ser humano (incluyendo su pueblo) con respecto a Dios:

a. Dios se ha alejado de nosotros y no le interesa lo que hagamos

b. Si lo hacemos en oculto, él no se dará cuenta

c. Mientras cumplamos con hacerle culto, después podemos hacer lo que sea nuestra voluntad.

e. No creo que sea tan malo como para castigarnos

Estas y otras equivocadas actitudes, además de los falsos mensajes de algunos profetas, quienes anunciaban prosperidad: llevaron al pueblo de Dios a un momento en el que lo mejor para ellos fue el castigo divino; mediante sequía, hambre, plagas y ser atacados y despojados por otros pueblos crueles que no les tuvieron misericordia. Era difícil aceptar que fue Dios mismo quien trajo a esa gente perversa para castigarlos: “Por tanto, he aquí yo traigo sobre ti extranjeros, los fuertes de las naciones, que desenvainarán sus espadas, contra la hermosura de tu sabiduría, y mancharán tu esplendor” Ezequiel 28:7

En la actualidad nos está sucediendo lo mismo: la maldad va en aumento y los mensajeros en lugar de llamar al arrepentimiento, dan mensajes de prosperidad y anuncia a un Dios que “odia el pecado, pero ama al pecador” y eso suena grato. Lean los siguientes versículos y deduzcan si tal declaración es cierta:

“Porque tú no eres un Dios que ame la maldad, EL MALO NO HABITARÁ JUNTO A TI, NO ESTARÁN LOS INSENSATOS delante de tus ojos. ABORRECES a todos los que obran iniquidad.” Salmo 5:4,5

“Dios ESTÁ AIRADO todos los días contra el impío” Salmo 7:12

“Limpio te mostrarás para con el limpio. Y SEVERO para con el perverso” Salmo18:26

“LA MALDICIÓN DE JEHOVA ESTÁ EN LA CASA DEL IMPIO. Mas él bendecirá la morada de los justos” Proverbios 3:33

“LEJOS ESTA JEHOVÁ de los impíos: Mas él oye la oración de los justos” Proverbios 15: 29

Basten estos versículos para mostrar que Dios no ama al impío. Quizá alguno refiera Juan 3:16 El texto es muy claro y dice “PARA QUE TODO AQUEL QUE CREE” Cuando el pecador cree en Jesucristo, sólo de esta manera entonces es amado por Dios.

Debemos enseñar que el Dios nuestro es un Dios que perdona Salmo 86:5, observe que el texto dice: “CON TODOS LOS QUE TE INVOCAN”

No existe contradicción en Dios en cuanto a que es el Dios de perdón y en 2º. De Reyes 24:4 dice: “Que no quiso perdonar” Dios no está obligado a perdonar como algunos lo quieren hacer ver, él es soberano (Romanos 9:18)

Los seres humanos deben saber que es Dios quien decide sobre ellos y por tanto a quien deben de volverse arrepentidos y suplicar su perdón en nombre de Cristo: “Si quizá DIOS LES DÉ que se arrepientan para conocer la verdad” (2ª. Timoteo 2:25) “El corazón de la cual ABRIO EL SEÑOR (Hechos 16:14) En ocasiones, el Señor no permite que alguien se arrepienta porque a causa de su extrema maldad, ha determinado hacer algo con ellos: …”Mas ellos no oyeron la voz de su padre, porque Jehová los quería matar” (1º.de Samuel 2:25)

Debemos de enseñar esto a la Iglesia para que ellos sepan que cuando el ser humano persiste en su maldad, entonces Dios llega a decir: “Tú pues no ores por este pueblo, ni levantes por ellos clamor, ni oración; porque yo no oiré el día que en su aflicción a mí clamaren” Jeremías 11:14. …”Hay un pecado que lleva a la muerte, y por ese pecado, no digo que se deba orar” 1ª. Juan 5:16

¿CÓMO LLEGAMOS AQUÍ? En los textos de 2º libro de los Reyes, sólo dice que “hicieron lo malo delante de Jehová, si desea conocer las malas obras

que hicieron, lea al profeta Jeremías a quien le tocó enfrentar las pésimas condiciones del pueblo, previas al exilio. En su libro nos describe las maldades y el rechazo absoluto a la palabra de Dios:

“Desperté también sobre vosotros atalayas, que dijesen: escuchad a la voz de la trompeta, y dijeron ellos: NO ESCUCHAREMOS” Jeremías 6:17

“Y dijeron: Es por demás: porque en pos de nuestras imaginaciones hemos de ir, y hemos de hacer cada uno el pensamiento de su malvado corazón” Jeremías 18:12

“Porque así el profeta como el sacerdote, son fingidos: aun en mi casa hallé su maldad, dice Jehová”

En el capítulo 42 de Jeremías ellos le piden que ruegue al Señor por ellos y que harán todo lo que Dios les diga y terminan ignorando la voz de Dios y haciendo su propia voluntad. En ocasiones hacemos lo mismo: oramos y cantamos, diciendo que el Señor es nuestro rey y lo invitamos a tomar el trono de nuestro corazón y terminamos haciendo nuestra voluntad.

Cuando leyeron al rey Sedechías la Palabra de Dios, no lo soportó e interrumpió, la lectura y despedazó el rollo y lo arrojó al fuego (Jeremías 36)

No obstante tanta maldad, Dios le dijo al rey que se rindiera ante Nabucodonosor y así guardaría su vida y las de los demás, sin embargo hizo todo lo contrario, trató de huir y fue atrapado y castigado cruelmente.

Otros se fueron a refugiar a Egipto y tal como Dios les había dicho: quienes lo hicieran sufrirían daño porque apoyarse en Egipto era como apoyarse en el pico de una lanza.

La maldad era tal que ofendieron al profeta, lo golpearon, lo arrojaron a un pozo donde sólo había lodo, lo encarcelaron y torturaron, molestos porque les decía la verdad.

Dios tenga misericordia de nosotros y nos dé un corazón arrepentido que en medio de tanta tragedia y peligro que vivimos, en lugar de hacer marchas, vestirnos de duelo por los muertos de Ayotzinapa, oponernos al Gobierno, o promover levantamientos en su contra: Oremos pidiendo perdón por nuestros pecados, volvámonos arrepentidos al Señor, ¡todos!

Lo trágico es que algunos se sentirán ofendidos si hablamos de arrepentimiento, creyendo que todo está bien y que no debemos causar alarma ni inquietar a la iglesia. ¿No era eso lo que decían los líderes de Israel y por eso se enojaron con Jeremías? Estamos así, por nuestra propia maldad, los malos no son únicamente los gobernantes, la policía, el ejército, la mafia. Entre nosotros como iglesia, hay pecados de fornicación, de adulterio, de robo, de abuso, de mentiras, de calumnias, de rivalidad, de vanidad, de soberbia, de desobediencia, de sensualidad, de desórdenes en las celebraciones, de convertir el culto en espectáculos para nuestra propia satisfacción, de pleitos, de murmuración, de infracción al sábado y otros mandamientos. Varios, aún ministros, realmente no diezman sino dan lo que ellos quieren, pretendiendo engañar a Dios. Por eso hemos llegado aquí. “Si dijéremos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y no hay verdad en nosotros” 1ª.Juan 1:8. Dios tenga de nosotros misericordia.