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Funcionamiento de la economía y poder político en Argentina: trabas para la democracia. Jorge Sabato y Jorge Schvarzer La realidad argentina rehúsa ubicarse en dentro de ciertos moldes implícita y universalmente admitidos. Se dan dos fenómenos centrales: la inestabilidad política y el caos económico. Cualquiera de ambos y cuando no los dos juntos se mantienen persistentemente en una sociedad, se le considera síntomas de la situación patológica. Una sociedad donde nadie en definitiva se beneficia y es difícil impedirlo, una sociedad enferma. Esa situación y lleva más de medio siglo, se han ensayado sin éxito la soluciones más diversas como pero se mantiene la idea de que existe una profunda crisis en el país. A pesar de todo la Argentina sigue existiendo el funcionando, quizá se concluya como que lo que es "anormal" sea lo normal en argentina, e inversamente que lo "normal" resulte anormal en este país. Por qué? Normalidad supone, en rigor la existencia de fuerzas intrínsecas en toda sociedad que tienden a establecer ciertas formas típicas de funcionamiento (estabilidad en el sistema político y el orden en la economía). Si esas son formas "normales" su búsqueda concitara en definitiva un conjunto poderoso de fuerzas sociales para procurarlas. Pero si lo normal en la Argentina es lo anormal para nuestras concepciones subyacentes, la tarea de procurar la democracia o la revolución resultará mucho más ardua. La inestabilidad política: ¿anormalidad o normalidad en la Argentina? Desde el 6 de septiembre de 1930 hasta el de diciembre de 1983, la Argentina tuvo veinticuatro presidentes de la República, 16 fueron generales. Se produjeron seis golpes de estado triunfantes de las fuerzas armadas. Las tentativas frustradas de golpes de estado o los "planteos" se cuentan por decenas sino por centenas, sólo Justo y Perón pudieron cumplir el período establecido, no es casual que ambos fueran militares. El papel desempeñado por las fuerzas armadas en la desestabilización del sistema político argentino, es correcto, pero también los regímenes militares fueron inestables. La inestabilidad política en la Argentina también incluye a los mismos regímenes militares que rompieron la continuidad institucional. Los sectores privilegiados en la Argentina conspiraron tradicionalmente contra los gobiernos elegidos, defendiendo el statu quo. En otros países capitalistas, los sectores privilegiados no atentan contra las reglas institucionales preexistentes, pero los sectores populares quieren reformarlas. La Argentina se encuentra entre los países aquejados por el su desarrollo económico y el atraso social, los proyectos populistas de emergencia tienen a amenazar la posición de los sectores dominantes tradicionales. La Argentina no tenía ninguna de esas características cuando, en 1930, los grupos privilegiados promovieron el primer golpe de estado. La

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Funcionamiento de la economía y poder político en Argentina:trabas para la democracia.Jorge Sabato y Jorge Schvarzer

La realidad argentina rehúsa ubicarse en dentro de ciertos moldes implícita y universalmente admitidos. Se dan dos fenómenos centrales: la inestabilidad política y el caos económico.

Cualquiera de ambos y cuando no los dos juntos se mantienen persistentemente en una sociedad, se le considera síntomas de la situación patológica. Una sociedad donde nadie en definitiva se beneficia y es difícil impedirlo, una sociedad enferma.

Esa situación y lleva más de medio siglo, se han ensayado sin éxito la soluciones más diversas como pero se mantiene la idea de que existe una profunda crisis en el país. A pesar de todo la Argentina sigue existiendo el funcionando, quizá se concluya como que lo que es "anormal" sea lo normal en argentina, e inversamente que lo "normal" resulte anormal en este país.

Por qué?

Normalidad supone, en rigor la existencia de fuerzas intrínsecas en toda sociedad que tienden a establecer ciertas formas típicas de funcionamiento (estabilidad en el sistema político y el orden en la economía). Si esas son formas "normales" su búsqueda concitara en definitiva un conjunto poderoso de fuerzas sociales para procurarlas. Pero si lo normal en la Argentina es lo anormal para nuestras concepciones subyacentes, la tarea de procurar la democracia o la revolución resultará mucho más ardua.

La inestabilidad política: ¿anormalidad o normalidad en la Argentina?

Desde el 6 de septiembre de 1930 hasta el de diciembre de 1983, la Argentina tuvo veinticuatro presidentes de la República, 16 fueron generales. Se produjeron seis golpes de estado triunfantes de las fuerzas armadas. Las tentativas frustradas de golpes de estado o los "planteos" se cuentan por decenas sino por centenas, sólo Justo y Perón pudieron cumplir el período establecido, no es casual que ambos fueran militares.

El papel desempeñado por las fuerzas armadas en la desestabilización del sistema político argentino, es correcto, pero también los regímenes militares fueron inestables. La inestabilidad política en la Argentina también incluye a los mismos regímenes militares que rompieron la continuidad institucional.

Los sectores privilegiados en la Argentina conspiraron tradicionalmente contra los gobiernos elegidos, defendiendo el statu quo. En otros países capitalistas, los sectores privilegiados no atentan contra las reglas institucionales preexistentes, pero los sectores populares quieren reformarlas. La Argentina se encuentra entre los países aquejados por el su desarrollo económico y el atraso social, los proyectos populistas de emergencia tienen a amenazar la posición de los sectores dominantes tradicionales. La Argentina no tenía ninguna de esas características cuando, en 1930, los grupos privilegiados promovieron el primer golpe de estado. La formación temprana de una vasta clase media y la ausencia de cuestiones social-agrarias dominantes hicieron que los movimientos populares masivos no asumieran proyectos revolucionarios. Los proyectos revolucionarios no vinieron del sector más conflictivo.

Los sectores privilegiados además de desestabilizar a los gobiernos electos, intentaron también desestabilizar a gobiernos que surgieron en todos los regímenes militares.

Primera conclusión: los sectores privilegiados son incapaces dejárselo controlar a los gobiernos elegidos, tampoco fueron aptos para establecer alianzas permanentes; de esta conclusión surge otra más sorprendente, los grupos sociales dominantes prefirieron y estimularon sistemáticamente la ruptura de toda estabilidad política del país.

Ley estabilidad política efectiva resulta una forma de funcionamiento más normal y más satisfactorio para algunos que la estabilidad posible, invirtiendo las nociones usuales al respecto.

La antigua oligarquía y recuperó los resortes del poder y dominó el gobierno de la República entre 1930 y 1943. La revolución militar de ese año y el gobierno peronista la desalojaron en gran medida hasta 1955. A partir de ahí recuperaron la influencia sobre gobiernos los grupos sociales dominantes. De entonces, aunque con interrupciones prevaleció sobre el resto de los demás sectores argentinos, a través de cuatro personas estrechamente ligados con ellos: Adalbert Krieger Vasena, Alvaro Alzogaray, Roberto Alemann y José Alfredo Martinez de Hoz, estos cuatro son miembros de familias tradicionales de la actuación en el país.

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Ellos fueron los artífices de una política económica que sacrificó sistemática y repetidamente a los sectores populares, tuvieron además de continuidad, la capacidad para retornar una y otra vez a la conducción económica gracias a su contacto con factores de poder. Gobernaron con regímenes que habían suprimido las garantías constitucionales, prohibido las huelgas y eliminado el congreso por eso dispusieron de un poder considerablemente mayor al de sus colegas en gobiernos constitucionales.

A las ventajas obtenidas y en los hechos se sumaron las logradas en las ideas. Gracias a un ambiente internacional propicio, al control de los medios de información, a la manipulación del sistema educativo y a la destrucción de los centros de pensamiento independiente, se produjo un abrupto corrimiento hacia la derecha en la difusión y discusión de ideas. Posiciones que podían defenderse y difundirse en la década del veinte, medio siglo más tarde eran repudiadas, prohibidas y motivo suficiente para exterminar a quien las sostuvieran.

Las minorías dominantes crean una imagen según la cual la inestabilidad y el caos en el país eran originados por las demandas y presiones populares. Los grupos privilegiados se presentaron como los defensores del orden, tanto cuando conspiraron contra gobiernos a quienes acusaban de perturbarlo, como cuando reprimían desde el gobierno, a la oposición, con el mismo argumento.

El caos en la economía: ¿anormalidad o normalidad?

La inestabilidad política favoreció de hecho a los grupos privilegiados Argentina en el ámbito del poder. Se asistía a una dinámica política que ha mediano y largo plazo permitía ganar aún más poder a los grupos sociales y económicos dominantes.

Cada golpe de estado, cada planteo militar y cada crisis política dentro un mismo gobierno fue motivo para adoptar medidas que provocaban cambios agudos en el contexto económico. Las devaluaciones de la moneda, la modificación de la fijación de precios (controles impuestos, acordados por amplia libertad de mercado), cambios en la política salarios, de impuestos y de subsidios, determinaron la hiperinflación de Argentina de los últimos tiempos de 1983. Se dan cambios de orden político que son repentinos, y cambios económicos que no pueden ser planeados.

Este fenómeno es contradictorio para una organización capitalista de la sociedad, la que requiere estabilidad, impersonalidad y previsibilidad (condiciones absolutamente necesarias) en el desarrollo de las relaciones económicas. Obviamente, es requisito previo imponer y mantener una estructura específica de dominación social, que estimula un crecimiento económico que beneficia a los empresarios capitalistas y permite lograr consenso y se impone de modo hegemónico.

En Argentina los grupos privilegiados estuvieron interesados en fomentar una inestabilidad política que les otorgó un creciente poder, y que generaba un caos económico a pesar de que existieron repetidas oportunidades para emprender un crecimiento económico significativo. La pérdida de esas oportunidades, y el estancamiento creciente de economía -entre 1970 y 1982 PBI casi no creció, el PBI per cápita descendió y el producto industrial cayó-, plantea una contradicción entre la proclividad a favorecer la inestabilidad política por parte de los sectores privilegiados y los perjuicios que les ocasionaría el caos económico resultante, según datos sobre la distribución del ingreso entre asalariados y no asalariados, indicaría que durante los últimos lustros, los estratos más altos de la sociedad incrementaron sustancialmente su riqueza en términos absolutos.

Se plantea entonces una hipótesis, que ni el caos ni el estancamiento económico parecen haber perjudicado notoriamente a las capas sociales privilegiadas, pero quizás con orden y un crecimiento acentuado su hubieran beneficiado aún más. Dos objeciones a esta hipótesis: 1) los sectores privilegiados no se vieron perjudicados como para reconsiderar ni redefinir los comportamientos (cambiar la política) y 2) los hechos no les indicaban que si crecía la economía sus ingresos aumentarían.

La lógica del sistema.

1. La base económica.Para una economía de mercado donde prime el caos sobre el orden, la conjetura sobre la previsibilidad no puede tener alguna lógica.

Cuando tratamos la economía de una sociedad, vemos tres fenómenos básicos: a) la producción de bienes y servicios, b) las formas que adquiere el proceso de crecimiento de dicha producción, c) los mecanismos a través de los cuales se decide y concreta la distribución de los bienes entre la población. Los tres fenómenos están vinculados.

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Existen otros fenómenos derivados de la formación histórica de cada realidad económica social que explican el auge de los países centrales a partir de la revolución industrial. Creemos que la Argentina es un ejemplo -quizás extremo- de lo particulares resultados que pueden surgir de una combinación diferente de ciertos rasgos "clásicos", la hipótesis es la siguiente: buena parte del proceso económico argentino se origina en condiciones que alientan la captación de recursos en los circuitos de circulación con preferencia sobre los circuitos de producción de riqueza. No significa que en Argentina no rija una organización del mercado, capitalista, en la producción y en la economía en general, sino que los sectores productivos no ha logrado la hegemonía.

2. Génesis y consolidación histórica.Hay tres momentos clave que sucesivamente dieron origen, fortalecieron y otorgaron rasgos actuales al modelo de funcionamiento de la hipótesis:

A) integración de la economía argentina el mercado mundial. (finales siglo XIX)B) cerramiento de esta economía. (crisis de 1930 hasta mediados de los 50)C) apertura al circuito financiero internacional. (fines de los 50 hasta .......)

A) Integración de la economía argentina al mercado mundial y la formación del modelo. (1880-1920)

La integración de la economía argentina el mercado mundial se produjo gracias a un veloz crecimiento de la producción y exportación de granos y carnes, durante la segunda mitad del siglo XIX.

Hubo una rápida acumulación de excedentes económicos, por el uso de un recurso no producido por el hombre y otorgado por la naturaleza. El trabajo y la inversión requeridos fueron pequeños en relación con los beneficios obtenidos, dado por el aprovechamiento de una oportunidad el mediano de factores adicionales.

La diferencia en el sistema de producción adoptado en la pampa tuvo tres efectos (no se dieron EE.UU. y Canadá):

- una mayor eficiencia económica que permitió conservar extensas propiedades, consolidando una clase de grandes terratenientes.

- una clase empresaria que actuando con criterios de eficientes empresarios capitalistas se adaptaron a los cambios y oportunidades.

- la falta de estímulo a la colocación de las ganancias obtenidas en inversiones productivas especializadas, y el mantenimiento de los activos líquidos o semilíquidos.

La concentración de considerables excedentes líquidos en manos de un pequeño sector social estimularon un consumo suntuario y ostentoso. Se asistía a un veloz crecimiento de toda la economía argentina, dado por la expansión de la producción pampeana, que abría innumerables oportunidades para colocar los excedentes líquidos generados en el sector rural. Desde construcciones urbanas hasta la naciente industria.

A los empresarios capitalistas la experiencia cotidiana les demostraba que lo más conveniente era aprovechar las oportunidades, aun dentro del ámbito productivo, el empresario capitalista no estaba orientado a actual con criterio de productor sino al de un comerciante o financista (fueron esos sectores los que promovieron cambios en la producción rural y fueron adueñándose de las tierras libres, con criterio comercial, preocupándose por aprovechar las oportunidades)

En consecuencia, la expansión de la economía argentina fue comparativamente más veloz que lo que se vio durante periodos similares en otros países con "fronteras abiertas".

El cuadro global generado por la expansión de la economía argentina en esa etapa se asemejaba bastante el que podía darse en otras "sociedades abiertas" de la época, se verificaba una apreciable movilidad social y la formación de importantes sectores medios, el comportamiento entre los empresarios otorgo características bastantes diferentes al de los propietarios locales. Los empresarios argentinos presentaban muchas menos divisiones internas, una mayor homogeneidad interna que la existente en esos otros países. El modelo favorecía una rápida y fuerte concentración de ingresos, creando un estrato superior, con un formidable poder económico y de gran influencia política dentro de la Argentina.

B) El cierre de la economía argentina mediante la sustitución de importaciones. (1930 -1960).

Un largo período de auge había agotado su capacidad y a raíz de los efectos inmediatos y acuciantes provocados por la crisis mundial de 1929, el cierre de los mercados del exterior restó toda importancia al aumento de la producción, a pesar de relativamente amplio mercado interno las exportaciones permitían pagar las importaciones requeridas. La economía nacional, comenzó a cerrarse sobre sí dada las nuevas condiciones del mercado, creadas por la crisis y acentuada por la segunda guerra mundial.

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La satisfacción de la demanda local permitió el surgimiento y consolidación de actividades industriales, que atendían a un mercado cautivo, sin importaciones, pero limitado en su crecimiento dado ese mercado. El nuevo ciclo tendió a repetir las características del anterior. La producción agropecuaria había crecido horizontalmente, ocupando los espacios vacíos de la Pampa, la producción industrial se extendía atendiendo los espacios vacíos del mercado interno dejados por el cierre de las importaciones. El crecimiento industrial avanzaba rama por rama. Cada vez que una de ellas saturaba la demanda del mercado interno se estancaba dejando el lugar a otra.

En la Argentina el manejo de alta liquidez y la implantación previa de los empresarios "multifacéticos" en la industria, permitió aprovechar las oportunidades de un mercado interno ya formado. La aparición de ventajas en distintas ramas de la industria demostró una vez más la conveniencia de mantener una gran liquidez para desplazarse de una rama a otra.

Se produce la aparición del estado para accionar sobre las condiciones que marcan el quehacer económico, jugando un papel clave en el proceso de distribución de ingresos. Debido a la carencia de divisas y la presión de grandes intereses económicos, a partir de 1930 empezó a controlar las importaciones, definiendo que bienes podían entrar y a que precio.

Las decisiones del sector público de definía la evolución de la balanza comercial y las características de la distribución del ingreso.

El panorama se complicó a medida que nuevos grupos surgieron a la vida social reclamando su porción en el reparto. A fines de la década del 40, ese fenómeno social encontró su correlato político en el surgimiento del peronismo que aplicó una fuerte redistribución del ingreso en beneficio de los sectores asalariados. La experiencia demostraba que el aparato del estado podía ser utilizado a favor de grupos diferentes a los tradicionales y agravó los frentes de conflicto en el sistema. Las transferencias de ingresos mostraron desplazamiento vertiginoso y cruzados. Las estrategias que afectaban a los precios y a los ingresos lograban resultados drásticos. La constante variación de precios ingresos término consolidando el proceso inflacionario.

Una puja de estas características sólo puede encontrar una salida a través del desarrollo de las fuerzas productivas. La propia puja dificultaba esta solución. Agotada la etapa "fácil" de la industrialización sustitutiva aparecían una y otra vez, limitaciones a su desarrollo posterior. Otra salida podría haber sido la victoria decisiva de un sector social sobre los otros. Los grupos privilegiados tenían capacidad económica pero no fuerza política y social. Los sectores mayoritarios necesitaban organización y el control del aparato del estado para imponerse.

Esto fue llevando a un nuevo modelo de funcionamiento de la economía argentina. Los sectores privilegiados no lograban imponer su hegemonía sobre la sociedad y diseñaron una tendencia a evadirse de la puja de ingresos a través de nuevas formas de canalización de los excedentes. Comienza la etapa de apertura al circuito financiero internacional (los sectores más privilegiados comenzaron a ubicar su capital fuera del mercado interno).

C) La apertura al circuito financiero internacional desde 1960.

El nuevo ciclo no tiene un momento de nacimiento tan nítido. Hay dos puntos estrechamente ligados: los empresarios reforzaron la prioridad dada al manejo del dinero líquido y a la salida de capitales del país, y encontraron simultáneamente en esas estrategias mecanismos para obtener y canalizar la acumulación de beneficios fuera de la esfera de la producción, haciendo que esos movimientos hacia la liquidez fueran en detrimento de las inversiones fijas en sectores productivos.

La historia no determina el presente pero lo condiciona. Las condiciones posteriores a 1976 impulsaron prodigiosamente, en cambio, las oportunidades para captar el excedente a través de los mecanismos monetarios y financieros. Las consecuencias o efectos más característicos del modelo fueron: la inflación, la variación de precios e ingresos relativos, la tendencia a la hipertrofia de las actividades financieras y los crecientes flujos divisas al exterior. Sus resultados fueron la acumulación de beneficios en actividades ajenas a la producción, el estancamiento del producto, el deterioro de ingresos de los sectores asalariados.

La inflación Argentina es un fenómeno característico. El incremento de las presiones locales tiene una veloci-dad y una persistencia que lo diferencia netamente de cualquier otra economía moderna, una vez instalada parece que nadie lograra, o quisiera, ponerle término. Esto provoca, en primer lugar, un ritmo inédito en las transferencias de ingresos. En lo sucesivos momentos ve aceleración inflacionaria esas relaciones se hicieron aún más agudas.

La variación de los precios ofrece una oportunidad especial para la paralización del capital líquido. La compraventa de ciertos bienes clave -divisas, propiedades inmuebles y bienes curables en particular- genera beneficios muy elevados, si se realizan en la oportunidad más favorable. La entrada y salida de capitales multiplica beneficios sin producción. Las políticas ensayadas a partir de 1976 estimularon la mayor liquidez

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posible del dinero en condiciones de elevada inflación. La política oficial creó instrumentos financieros que operan como cuasi-moneda, permiten conservar el valor.

La integración de la economía argentina el mercado financiero internacional se realizó en condiciones y a ritmos que sólo se explican en función de la consolidación del modelo que se ha descrito.

El funcionamiento del sistema político.

El peculiar comportamiento empresario de la clase dominante demuestra que el caos al que se llegó es bastante explicable y más normal de lo que parece.

Hay cuatro cuestiones decisivas:

A) La tendencia a frenar el crecimiento económico y sus consecuencias. La prioridad otorgada por los empresarios argentinos a las actividades comerciales y financieras sobre las productivas tendió a frenar el crecimiento económico del país. Consecuencia: deteriora la misma base de legitimación del sistema capitalista, sobre la cual pueden construir su hegemonía política. Su manifestación es la puja cada vez más descarnada por la distribución de los ingresos respecto de un total que apenas aumenta. El los países capitalistas avanzados este tipo de crisis estimula la aparición de mecanismos de corrección. En la Argentina, en cambio la búsqueda de equilibrio resultó mucho más débil (las clases dominantes no buscaban equilibrio por qué no eran graves los daños sufridos, y hasta otorgaban beneficios a veces). No sorprende que se haya apelado a la violencia como método final para controlar y resolver los conflictos, un método incapaz de corregir las causas originarias de la crisis.

B) La homogeneidad de la clase dominante y la crisis de legitimidad política.Paralelo al fenómeno anterior la homogeneidad de las capas más concentradas de los sectores propietarios argentino da cierto rasgo característico al sistema político. El rápido desarrollo capitalista producido en el país a partir del último tercio del siglo XIX formó una sociedad abierta, con pronunciada movilidad y un alto grado de autonomía individual. Socialmente la Argentina era democrática, contrastaba con el cuasi monopolio del gobierno por un grupo social reducido. Rápidamente creciera demandas y presiones para lograr una participación política congruente con la composición social, finalmente se logró que los gobiernos fueron elegidos mediante el sufragio universal y secreto (relativo, ya que la mujer todavía no podía votar).

Al polarizarse los conflictos políticos en torno a la cúpula dominante, le era muy difícil dejar de ser minoritaria en un régimen político en el que impera el sufragio universal. Así surgió a la luz el drama de la legitimidad del poder en Argentina. Si se admitía que el gobierno fuera elegido mediante sufragio libre y universal de la mayoría de los ciudadanos, esa oligarquía, quedaba inevitablemente en minoría. Con lo cual el grupo social y económico más poderoso del país quedaba excluido del acceso legal al gobierno.

Contradicción no menos insuperables ya que fue imposible consolidar un régimen político legal, único, viable y universalmente aceptado, demostrado por la alternancia entre sistemas democráticos y gobiernos militares. Esta alternancia casi siempre se asocia ostensiblemente con políticas opuestas de distribución de ingresos.

Confusiones bastante difundidas en la Argentina:

- desmesurada importancia a la influencia de intereses extranjeros. Según este enfoque la oligarquía Argentina habría sido servil de las grandes potencias imperiales que trataban y tratan de impedir que la Argentina crezca.

- considerar que la concentración económica en manos de un grupo relativamente pequeño, provoca por sí misma una tendencia a frenar el desarrollo económico.

C) La manipulación del poder del Estado.Se verificó que a través del estado podían fijarse condiciones de funcionamiento de la economía, que modificaba la distribución de ingresos. También se comprobó que se poder podía manejarse tanto en favor como en contra de los intereses de los grupos privilegiados. Ese rol central que pasó a ocupar el estado en la vida económica social y política argentina, otorgó a los funcionarios estatales una creciente autonomía política en particular a las FF.AA., cuya intervención servía para derrocar o ocupar gobiernos.

La oligarquía quedó sometida a una dualidad respecto a los militares, era indispensable contar con ellos para desplazar gobiernos electos, pero eso dio nacimiento y con sólido -al repetirse- a un nuevo personaje político que iría definiendo intereses propios y en ocasiones opuestos a los de la clase dominante.

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Las fuerzas armadas impulsaron la intervención del estado en la economía con la producción de bienes y servicios, al hacerlo entraban en contradicción con la oligarquía, tanto por competir, como por introducir en esta disputa (distribución del ingreso y de los excedentes) a un actor económico dotado de atribuciones especiales. Como consecuencia de esto los grupos privilegiados acabaron oponiéndose a los regímenes militares y conspirando contra su estabilidad.

D) La tendencia a destruir las formas de organización social.El caos económico producido por la inestabilidad política perjudica -a la corta o la larga- a todos menos a la clase dominante. La clase dominante va ganando poder a lo largo del tiempo y del desorden, porque la inestabilidad política y los conflictos comienzan por romper las reglas institucionalizadas de juego político y el tejido de organizaciones sociales (organización y desempeñó el poder ejecutivo, la desaparición del parlamento, la degradación del poder judicial). Haciéndolo muy visible en las instituciones y formas republicanas de gobierno, pero menos ostensible en las otras. Asistimos a la desaparición progresiva -en medio de vaivenes- de todas las formas preexistentes de control social sobre el ejercicio del poder, y el desmantelamiento del poder del estado. La más importante, ha sido la de crear -usando el poder y los recursos del estado- un sistema financiero que prácticamente despojó a los poderes públicos de su capacidad para manejar la moneda (transfiriéndolo al sector privado y a acreedores externos), reduciendo a muy poco la capacidad del estado de regular el ciclo económico.

Conclusión.Como conclusión se puede decir que en las condiciones actuales, la tarea de instaurar la democracia será infructuosa mientras el funcionamiento de la economía esté sometido al peculiar comportamiento que se ha analizado.

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