250
SABER Y TIEMPO REVISTA DE HISTORIA DE LA CIENCIA BUENOS AIRES ENERO-JUNIO 2002 PUBLICACIÓN DE LA ASOCIACIÓN BIBLIOTECA JOSÉ BABINI

Saber y Tiempo 13

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: Saber y Tiempo 13

SABER Y TIEMPOREVISTA DE HISTORIA DE LA CIENCIA

BUENOS AIRES ENERO-JUNIO 2002

PUBLICACIÓN DE LA ASOCIACIÓN BIBLIOTECA JOSÉ BABINI

Page 2: Saber y Tiempo 13

SABER Y TIEMPO. Revista de Historia de la Ciencia

Publicación de la ASOCIACIÓN BIBLIOTECA JOSÉ BABINIAv. Santa Fe 1145, 3er.Piso 1059 Buenos Aires, Argentina.Tel. 4811-4826 / Fax (54-11) 4962-6174 / e-mail: [email protected]

ISSN 0328-6584Registro de la Propiedad Intelectual N° 690907Hecho el depósito que marca la ley.Impresa en Impresiones DunkenAyacucho 357 C1025AAG Buenos Aires

Director: Nicolás Babini; Codirector: Diego H. de MendozaSecretaria de Redacción: Leticia Halperin Donghi; Prosecretaria: Cristina Mantegari

ConsultoresMiguel J. C. de Asúa, Néstor T. Auza, Guillermo Boido, Horacio H. Camacho, Carlos D. Galles,Gregorio Klimovsky, Alfredo G. Kohn Loncarica, Celina A. Lértora Mendoza, Marcelo Montserrat,Roberto A. Ferrari, Alberto G. Ranea, Luis Alberto Romero, Mario Tesler, Gregorio Weinberg.

Este número se publica con el apoyo dela ESCUELA DE HUMANIDADES DE LA

UNIVERSIDAD NACIONAL DE GENERAL SAN MARTÍNy

AGROPECUARIA RÍO DEL VALLE

Número suelto: $ 15, 00. Suscripción a cuatro números (un volumen): $ 50, 00.Socios de la Biblioteca Babini: $10 el ejemplar; $40 la suscripción (un volumen).

En venta en Librería Dunken, Ayacucho 357, y Biblioteca José Babini, Av. Santa Fe 1145, 3°.

Suscripciones y consultas sobre la revista: Centro de Estudios de Historia de la Ciencia y de laTécnica «José Babini» Escuela de Humanidades - UNSAM Calle 83 (Yapeyú) N° 2068 1650 -San Martín Provincia de Buenos AiresTel.: (011) 4580-7281 / Fax: (011) 4580-7274 E-mail: [email protected]

Page 3: Saber y Tiempo 13

SABER Y TIEMPOVol. 4 No. 13 (2002)

ContenidoArtículos

5 Irina PodgornyLa clasificación de los restos arqueológicos en la Argentina, 1880-1940.Segunda parte: Algunos hitos de las décadas de 1920 y 1930.

33 Pedro Navarro FloriaCiencia y discurso político sobre la frontera sur argentina en la segundamitad del siglo XIX.

57 Graciela SaltoEl Viaje a Misiones de E.L.Holmberg en la tradición de relatos exploratorios

75 María Cecilia von Reichenbach, Myriam Hara y Mónica López D´UrsoTebaldo Jorge Ricaldoni: ¿inventor o científico?

Enfoques95 Diego H. de Mendoza

Sesenta años de matemática en la Argentina.103 Antonio Cornejo

El cielo del Planetario

Recordatorios113 Andrés O. M. Stoppani

César Milstein (1927-2002)120 Ricardo Ferreira

Mario Giambiagi (1928-2002)124 Francisco Herrera Rodríguez

Un intelectual del siglo XX: Pedro Laín Entralgo (1908-2001)

131 Temas de Saber y TiempoEl pensamiento científico en la Argentina de entreguerras / 3

133 Hugo KlappenbachLa psicología en la Argentina en el período de entreguerras

163 Edgardo Fernández StaccoLa matemática en la Argentina entre las guerras mundiales.

195 Reseñas221 Publicaciones recibidas238 Indice onomástico

Page 4: Saber y Tiempo 13

Colaboradores de este Número

Paula Bruno (1975). Profesora en Historia (Universidad de Buenos Aires); Magisteren Investigación Histórica (Universidad de San Andrés).

Edgardo Fernández Stacco (1935). Magister en Matemática (Universidad Nacionaldel Sur). Coautor de trabajos de historia de la matemática en la Argentina.

Lorena Andrea Ferrero (1976). Licenciada en Historia (Universidad de BuenosAires).

Carlos D. Galles (1947). V. Saber y Tiempo 2: 100

Myriam Beatriz Hara (1966). Museóloga (Inst. Sup. de Formación Técnica yDocente, La Plata).

Francisco Herrera Rodríguez (1957). Doctor en Medicina y Cirugía y Diplomadoen Historia de la Ciencia (Universidad de Zaragoza, España). Autor de Lainvestigación científica en la Facultad de medicina de Cádiz a través de lastesis doctorales producidas en la misma en la segunda mitad del siglo XIX yCrisis y medidas sanitarias en Cádiz (1898-1945).

Diego Hurtado de Mendoza (1962). V. Saber y Tiempo, 1: 6

Hugo A. A. A. Klappenbach (1956). Licenciado en Psicología (Universidad delSalvador) y Doctor de la Universidad de Buenos Aires). Autor de trabajossobre historia de la psicología en la Argentina.

Mónica López D’Urso (1958). Técnica Superior en Museología Histórica (EscuelaNacional de Museología).

Pedro Navarro Floria (1963). V. Saber y Tiempo, 2: 100

Irina Podgorny (1963). V. Saber y Tiempo, 12: 4

María Cecilia von Reichenbach (1961). Doctora en Física (Universidad Nacionalde La Plata). Autora de trabajos sobre historia de la física y de la UniversidadNacional de La Plata.

Graciela Nélida Salto (1958). V. Saber y Tiempo, 10: 4

Andrés O. M. Stoppani (1915). V. Saber y Tiempo, 12: 4

Page 5: Saber y Tiempo 13

SABER Y TIEMPO13 (2002). 5-31 Separata 195.13

LA CLASIFICACIÓN DE LOS RESTOSARQUEOLÓGICOS EN LA ARGENTINA, 1890-1940.

Segunda parte. Algunos hitos de las décadas de 1920 y 1930.

Irina PodgornyMuseo de La Plata. Conicet

El Museo de La Plata

Luis María Torres ocupó el cargo de director del Museo de La Plataentre 1920 y 1932.1 Su gestión se caracterizó por la amplia red deconexiones extrauniversitarias (Podgorny 1992) que prueban el gradode representatividad, autonomía y poder que, para ese entonces, habíalogrado el Museo como institución. A raíz de las disposiciones quesiguieron a la Reforma universitaria, se reglamentó una nueva relaciónentre el Museo y la Universidad y se redefinieron sus funciones(Castiñeiras 1938). En esta sección del artículo se analizará el papelque Torres le asignó al Museo y sus ideas acerca del estudio de lospueblos aborígenes.

Al asumir la dirección, Torres enunció como uno de sus princi-pales objetivos el ordenamiento de la exhibición y de las tareas delMuseo, presentándose a sí mismo como el restaurador y sintetizadorde las ideas de Francisco P. Moreno y del espíritu de Joaquín V.González. El 28 de junio de 1920 el Poder Ejecutivo de la Naciónfirmó los estatutos que daban al Museo, y también al Observatorio. elrango de Instituto científico y por el que abandonaban su carácter de“facultades”. La ordenanza orgánica del Museo, basada en este decre-to, fue aprobada con modificaciones del propio Torres y del ConsejoSuperior de la Universidad de La Plata el 10 de mayo de 1923. Suartículo primero establecía:

El Museo tiene el carácter de Instituto, mantendrá los fines de suprimitiva creación y, como lo establece la ley 4699, su personal cien-tífico estará al servicio de la enseñanza superior de las ciencias natu-rales en las respectivas especialidades (Torres 1924: 9).

Page 6: Saber y Tiempo 13

6

Con respecto al personal del Museo expresaba que “en igual-dad de condiciones, serán preferidos los argentinos” (Torres 1924: 9),hecho que Torres no dejará de señalar en las sucesivas Memoriaselevadas al Presidente de la Universidad (Podgorny 1996).

Alejarse del “aire conservador” de la administración anterior yacercarse a “los ideales de Moreno” son dos tópicos también recu-rrentes en las Memorias de Torres. El “regreso” al ideal del Museocomo “centro de investigaciones sobre la naturaleza y el hombreamericano” (Torres 1921: 4), se une al culto a Moreno a través de laambientación de una sala que reconstruía una habitación privada y dela instalación de un busto del fundador presidiendo la rotonda cen-tral.2 El Museo empezó a considerarse un museo de historia naturalque, en el universo de ideas de Torres, equivalía a “naturaleza yhombre americanos”.3 Torres asume un papel no tanto de restauradorconceptual cuanto de reorganizador que sigue algunas de las nuevasreglas de las disciplinas científicas. De esta manera, pretende cambiarlos mecanismos de adquisición de las colecciones para formar seriesdiagnóstica.4 La nueva política se basaría en un nuevo requerimientode la arqueología: el establecimiento de series que permitirían elestudio de las relaciones temporales y culturales entre las culturas(Torres 1921: 10). En 1921, Torres intentó llevar el plan esbozado en1917 (Podgorny 2001) al ordenamiento de la exhibición y de la in-vestigación científica en el Museo de La Plata. Lo mismo ocurrió conlos procedimientos arqueológicos. Estipulados en el manual de 1917,los repitió como programa para la sección de Arqueología y Etnogra-fía en 1921. El esquema, que comprende exploración, descripción einterpretación, incluye la aproximación topográfica a los yacimientosy el estudio geo-cronológico de éstos (Torres 1917: 47; 1921: 10-11).

Torres logró realizar el inventario de los materiales deposita-dos en los departamentos científicos y editar una guía para visitar elMuseo de La Plata en 1927. Dedicada “a la memoria de Francisco P.Moreno”, la Guía para visitar el Museo de La Plata se publicó du-rante la presidencia de la Universidad de Benito Nazar Anchorena,bajo coordinación de Torres pero escrita por los profesores a cargo delas distintas secciones y por el secretario del Museo, Maximino deBarrio. La Guía pretendía acompañar a los visitantes a través de lascolecciones y, mediante su venta, generar recursos para las explora-

IRINA PODGORNY

Page 7: Saber y Tiempo 13

7

ciones del Instituto. A diferencia de las épocas de Moreno5 y deLafone Quevedo/González,6 esta Guía supone un tipo de relacióndiferente entre visitantes y exhibición: las colecciones deben ser ex-plicadas -y lo son- por los profesores de la casa pero a través del libroy la palabra/imagen impresa. La Guía presenta la totalidad del Mu-seo, incluyendo las partes públicas, las reservadas a los investigado-res y una reseña histórica general de la institución. Los planos delMuseo que se editan ofician de mapa de las colecciones que se des-criben,7 centrándose más en la presentación de las disciplinas científi-cas que en los objetos exhibidos. La parte dedicada al Departamentode Antropología fue redactada por Roberto Lehmann-Nitsche, mien-tras que la del departamento de Arqueología y Etnografía lo fue porLuis María Torres, jefes respectivos de cada sección.

El departamento de Antropología del Museo de La Plata fueresponsabilidad de Roberto Lehmann-Nitsche desde 1897 a 1930. Suobra, circunscripta en un principio a la continuación de la tarea deHermann ten Kate en la organización de la Sección Antropológica delMuseo, abarcó, finalmente, innumerables aspectos de la vida y lacultura argentinas al punto tal que en las revistas de la época sehablaba de Lehmann- Nitsche como “un sabio alemán de fibra crio-lla”. En 1927 Lehmann-Nitsche definió así el área que estaba bajo suresponsabilidad:

Antropología significa “estudio del género humano”. Tal estudio pue-de hacerse según las dos fases en que el hombre se presenta, a saber:física y psíquica. Cada una de estas fases puede servir, por consi-guiente, también, para agrupar los individuos que componen el con-junto de la humanidad; resultan así “razas” (o sea grupos a base decaracteres comunes de índole física) y “pueblos” (ídem, de índolepsicológica) [...] En el concepto actual es el estudio del género huma-no según las particularidades presentadas por el cuerpo, designándosecon “etnología” el estudio de las psíquicas (y sociales); ethnos, engriego, es “pueblo”. En ambos casos, el proceder es el mismo: 1ºconsidérase el género humano como unidad (“homínidos”) para com-parar ésta con los organismos más afines (los antropomorfos, monos,mamíferos superiores y vertebrados en general) y 2º se procede aclasificar en fracciones a los representantes humanos. En cuanto al

LA CLASIFICACIÓN DE LOS RESTOS ARQUEOLÓGICOS EN LA ARGENTINA

Page 8: Saber y Tiempo 13

8

estudio de las particularidades somáticas resultan dos capítulos: la“antropología zoológica” y la “antropología de las razas”. Procedien-do del mismo modo con las peculiaridades de la psiquis llegamos adistinguir la “etnología zoológica” y la “etnología de los pueblos”(Lehmann-Nitsche 1927: 243-244)

Esta especialización de la Antropología organizaba los estudiossobre el hombre en el Museo de La Plata. En 1927 el departamentode Antropología8 mantenía su interés por los monos fósiles y actua-les, por el hombre fósil y el hombre actual, a la vez que subordinabael estudio de los indígenas americanos al estudio evolutivo que presu-ponía esta cadena. De esta manera, los restos y materiales relaciona-dos con el continente americano se repartían en dos problemas cientí-ficos diferentes: el primero, el del hombre fósil; el segundo, el estu-dio del hombre actual. Entre ambos existía una separacióncronológico-evolutiva común para toda la humanidad. ParaLehmann-Nitsche, en esos años, no podía descartarse la posibilidadde la existencia del género Homo en el Terciario, aunque optaba poraceptar sólo los hallazgos pleistocénicos, agrupándolos en dos espe-cies Homo primigenius y Homo sapiens fossilis.9 Es decir, a fines dela década de 1927 el problema del hombre fósil americano no sóloera considerado dentro de las discusiones científicas sino tambiéntenía su propia vitrina en las exhibiciones del Museo de La Plata.

Lehmann-Nitsche aclaraba que únicamente el atlas de MonteHermoso podía ser considerado como de una especie fósil diferente(Podgorny 2001). Para clasificar los materiales del “hombre actual”que poseía el Museo acudía al Homo sapiens americanus de Linneo,el tipo que engendró el territorio americano. Lehmann-Nitsche in-cluía en esta categoría a los aborígenes americanos y los huesospatológicos de contemporáneos “sanos”, alienados y delincuentes.10

Lehmann-Nitsche utilizaba la expresión “autóctonos del país” paranombrar a quienes estaban representados en las coleccionesesqueletarias, craneanas y de calcos/partes blandas. Significativamente,los esqueletos de indígenas de identidad conocida y los cráneos devarios caciques y capitanejos del siglo XIX se presentan al público dela siguiente manera:

IRINA PODGORNY

Page 9: Saber y Tiempo 13

9

Algunos de los esqueletos guardados en la gran vidriera del centromerecen mención especial, a saber: el cacique Inacayal; su mujer;Margarita, hija de Foyel, como representantes de los antiguos señoresde la pampa; y Sam Slick, indio tehuelche que trataba con Musters yMoreno [...] De interés especial para la historia argentina es el “pan-teón” de los héroes autóctonos que defendieron el suelo patrio de lapampa contra los intrusos invasores de raza ajena (“huinca”) (Lehmann-Nitsche 1927: 257).

Señalemos que Robert Lehmann-Nitsche, a partir del fin de laguerra de 1914-1918, participó activamente en los movimientosantirrepublicanos de algunos grupos alemanes radicados en la Argen-tina.11 La definición de lo alemán era una de las mayores preocupa-ciones de estos grupos y la enemistad hacia los enemigos de la guerray del Tratado de Versailles se hacía evidente en cada una de susintervenciones.12 Lehmann-Nitsche participaba en las siguientes aso-ciaciones porteñas que eran partidarias del Kaiser y del Imperio:“Deutscher Kriegerverein”, “Schwarz-Weiss-Rot” y de la representa-ción local de la “Deutschenationale Volkspartei” que funcionaba enla Deutsches Vereinhaus. Contribuía, asimismo, con donaciones al“Nationalverband Deutscher Offiziere”13 y al “Andreas-Hofer-undSüdmarkbund” de Schwaben. En estos movimientos se exaltaba elvalor del guerrero y el arrojo patriótico (Elias 1992) de la mismamanera con que Lehmann-Nitsche alababa el heroísmo de los caci-ques autóctonos. Lehmann-Nitsche también estaba en contacto con elmundo académico alemán y europeo, así como con distintos científi-cos alemanes residentes en el continente americano. Asimismo, parti-cipó activamente en la organización de las visitas a Buenos Aires de,entre otros, Hugo Obermaier (1925), Karl Sapper (1927)14 y WalterLehmann (1929),15 siendo el segundo un activo promotor de laantropogeografía.

Por otro lado, recordemos que la colección de cráneos del Mu-seo se presentaba ordenada siguiendo un “orden geográfico”: regiónhidrográfica del Plata, región mediterránea, región pampeana, regiónandina y región patagónica y que los límites de las regiones coinci-dían con los límites políticos de las provincias (Lehmann-Nitsche1927: 257, Podgorny 1999). Otros materiales se exhibían siguiendo

LA CLASIFICACIÓN DE LOS RESTOS ARQUEOLÓGICOS EN LA ARGENTINA

Page 10: Saber y Tiempo 13

10

una clasificación fundamentada en sus propiedades; así “cabellos”,“pigmento cutáneo”, “pigmento irídico”, “cerebros”, “fisonomías”,“cadáveres y cabezas disecadas” y “fotografías de diferentes tiposhumanos” son las categorías que ordenan un material de diversa pro-cedencia y naturaleza (moldes, láminas, cuadros, muestras)(Lehmann-Nitsche 1927: 260). Lehmann-Nitsche explicaba que estetipo de material se conectaba con las últimas corrientes de la Antro-pología moderna, que había abandonado su interés exclusivo en elcráneo para abocarse a las diferencias raciales del hombre actual y alas diferencias somáticas entre las razas humanas (Lehmann-Nitsche1927: 248).16

En la Guía, el capítulo correspondiente al departamento deArqueología y Etnografía fue redactado por Torres, quien incluyóvarios de los puntos presentados en 1917 y 1920: los procedimientosde la arqueología, la clasificación en tiempos prehistóricos yprotohistóricos y la organización de las colecciones arqueológicas yetnográficas al público desde un criterio “geoétnico”, es decir, unaserie cultural en cada región física del territorio argentino,ejemplificadas en

pequeños mapas con los contornos territoriales que abarcan las res-pectivas regiones, a los que se les ha agregado la nomenclatura másindispensable y la indicación de los principales hallazgos (Torres1927: 279).

Torres justificaba la distinción entre arqueología prehistórica yetnografía basándose en los problemas que Moreno había definidopara organizar el Museo:

La arqueología prehistórica, como aspecto circunscrito de la arqueo-logía general, es considerada como ciencia de los vestigios materialesde los pueblos primitivos; que describe los yacimientos y sus restoscon el propósito de determinar la edad relativa y el orden de sucesiónde los diferentes estados de cultura prehistórica. La etnografía es unadisciplina concreta, que describe a los diversos pueblos indígenas; susmanifestaciones industriales, artísticas, la organización familiar y so-cial, pero sin propósitos de generalización (Torres 1927: 262)

IRINA PODGORNY

Page 11: Saber y Tiempo 13

11

Torres, a pesar de incluir siempre el problema de la antigüedaden los estudios de los tiempos prehistóricos, conservó la agrupaciónen dos secciones que implicaban aproximaciones diferentes al proble-ma de las cronologías: la etnografía centrada en la distribución en elespacio y la arqueología en el tiempo aparecen reunidas en el Depar-tamento y en la cátedra universitaria. Tal reunión se justificaba acep-tando que estas ciencias correspondían a la descripción de tiemposdiferentes pero conectados genésicamente (los tiempos protohistóricoseran continuación de los tiempos prehistóricos). Esta visión invirtióla comprensión de los pueblos no vistos por los europeos y de cuyaexistencia quedaban sus vestigios materiales. Es decir, el conoci-miento a partir de la “historia” y de la “protohistoria” o, en otrostérminos, de lo que se conocía desde el presente o a partir de loscronistas, condicionó el conocimiento de la “prehistoria” y anuló lasdiferencias temporales de estos pueblos para transformarlas en dife-rencias de interpretación de las fuentes y de los documentos históri-cos: El problema de la atribución de la antigüedad es mencionadorecurrentemente por Torres. Llamados a la prudencia preceden cadamención a la edad de los restos procedentes de la Patagonia y de laPampa Bonaerense. Torres por otro lado clasifica estos materialessegún su “estado” en “primitivos”, “neolíticos”.

En el primer piso del Museo los materiales etnográficos sereunían en una sala mientras que las salas de arqueología eran dos:una de arqueología extra-argentina y la segunda de “arqueología denuestro territorio”, clasificación que ignoraba las precauciones deLafone Quevedo (Podgorny 1999) de no ordenar las series y lospueblos aborígenes según criterios que correspondían a la divisiónpolítica contemporánea. La sala extra-americana combinaba en la ex-hibición calcos de materiales y objetos procedentes de la compra y elcanje con otras instituciones americanas. Torres (1927: 269-279) alreferirse a “las colecciones arqueológicas pertenecientes al territorioargentino” subraya la clasificación regional de éstas según las regio-nes patagónicas, oriental o litoral, central y occidental. La regiónoriental o del litoral fluvial incluye tres zonas: la chaqueña, lamesopotámica y la pampeana (provincias de Santa Fe y Buenos Ai-res) donde “se han efectuado mayor número de hallazgos de restos delas poblaciones prehistóricas y protohistóricas” (Torres 1927: 283).Torres diferenciaba estos restos de los procedentes de Patagonia por

LA CLASIFICACIÓN DE LOS RESTOS ARQUEOLÓGICOS EN LA ARGENTINA

Page 12: Saber y Tiempo 13

12

las materias primas trabajadas y, a pesar que en el Museo están ensalas separadas, consideraba también las canoas y el materialetnográfico que procedía de los mismos lugares. Los vestigios de laantigüedad del hombre ya no en el Plata, sino en la Pampa Bonaeren-se generan el mismo tipo de comentarios que Lehmann-Nitsche habíahecho sobre los restos esqueletarios del hombre fósil americano: losespecialistas no están de acuerdo sobre las relaciones estratigráficas.Torres por su lado comparaba el problema americano con el europeoen el sentido que, mientras en Europa había podido ser resuelto, enArgentina se carecería de los medios para hacerlo:

La ausencia de ciertos documentos sobre la contemporaneidad delhombre con los animales cuaternarios -tan abundantes y categóricosen Europa- como son las pinturas en las paredes de las grutas yabrigos, dificultan aún más la demostración sobre la alta antigüedadque unos afirman y otros niegan con diversos fundamentos (Torres1927: 284).

Esto no obsta para que Torres definiera a los prehistoriadoresargentinos como los especialistas “que están a la cabeza de esta partede América, en cuanto a su versación e interés demostrados por tanserio problema” (ibid.: 284-285). Pero estos materiales que generandiscusión no son exhibidos al público sino que se guardan en losdepartamentos de Antropología y Arqueología para el estudio de es-tos científicos. Los otros materiales que se exhiben de esta región serelacionan con el problema de la adscripción a los pueblos Tupí-guaraníde los restos de la zona del Delta del Paraná y zona colindantes, planal que Torres estaba abocado desde 1905. Por otro lado se exhibentambién ejemplares de objetos, instrumentos y armas de los pueblosprehistóricos y protohistóricos de la cuenca del Salado y de las sierrasmeridionales y septentrionales que

posiblemente habrá que atribuirlos a las últimas épocas del períodoindígena en ese territorio, o sea, al del predominio de los puelchesseptentrionales, vinculados estrechamente, a los araucanos de amboslados de los Andes (Torres 1927: 287)

IRINA PODGORNY

Page 13: Saber y Tiempo 13

13

Para la zona sur de Buenos Aires, Torres consideraba que exis-tían tres estratos de cultura. Por otro lado, la exhibición de la sala deEtnografía “siguen un orden geográfico y etnográfico, y se centran enlos pueblos indígenas protohistóricos y modernos” (Torres 1927: 293)

En definitiva, el reordenamiento conceptual y material que To-rres hace de las colecciones del Museo de La Plata ratifica las dificul-tades ligadas al problema de la antigüedad en el estudio de los pue-blos aborígenes, debido a lo provisorio del estado de los conocimien-tos y de las técnicas. Pero, es de destacar, el problema no era desesti-mado sino postergado hacia el futuro. La adopción de un ordena-miento espacial era provisoria y subsidiaria a una clasificaciónhistórico-temporal. Por otro lado, en este momento se hace más evi-dente el pasaje de los pueblos aborígenes a la historia de la civiliza-ción nacional. Definidos como héroes, identificados con el territorio,los indígenas son incorporados a los capítulos iniciales de esta Na-ción Argentina que vive desde un tiempo inmemorial.

En la década de 1920 el problema de la antigüedad del hombreocupó reuniones en la Sociedad Científica Argentina y expedicionesdel Museo de La Plata y del Museo de Historia Natural de BuenosAires. Dichas exploraciones estuvieron encabezadas y dirigidas porgeológos y tuvieron como objetivo la resolución de un problema queera importante con relación a la cronología de los restos arqueológi-cos. Los trabajos de exploración geológica de la Provincia de BuenosAires emprendidos durante la dirección de Torres del Museo de LaPlata apuntaban, entre otras cosas, a la resolución de este problema.

La expulsión de los estudios sobre los pueblos aborígenes de laHistoria

El Museo de La Plata y la ruptura de la línea de Directores“antropólogos”

El año 1930 está asociado a grandes cambios en la política argentina yen la composición de la vida de la ya consolidada Universidad Nacio-nal de La Plata. La jubilación de Lehmann-Nitsche en 1930, la deTorres en 1932, la intervención a la Presidencia de la Universidad, lainterrupción de la línea de sucesión de Directores antropólogos, el

LA CLASIFICACIÓN DE LOS RESTOS ARQUEOLÓGICOS EN LA ARGENTINA

Page 14: Saber y Tiempo 13

14

primer Director geólogo (Castiñeiras 1938, Teruggi 1988), la muertede todos los protagonistas de los primeros años del Museo (Torres en1937, Lehmann-Nitsche en en 1938, Outes en 1939) colocan las disci-plinas antropológicas -por lo menos en la Universidad de La Plata- enun lugar diferente del que habían tenido hasta ese entonces.

En 1930, Félix Outes se hizo cargo de la Dirección del MuseoEtnográfico de la Universidad de Buenos Aires, vacante por la muer-te de Salvador Debenedetti. Como L.M. Torres en la década anterioren el Museo de La Plata, Outes se fijó como objetivo prioritario laorganización del Museo y de la exhibición. También como Torres, elcriterio elegido fue el geográfico (Outes 1931). Aquí interviene laexperiencia previa de Outes como organizador y Director de la sec-ción de Geografía de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universi-dad de Buenos Aires (Cf. Outes 1921: nota 14, y la mención delinterés temprano por la antropogeografía). La “geoétnica” basada enDelachaux (Podgorny 1999) es redefinida en Buenos Aires comoAntropogeografía, en la cual el peso de lo geográfico se define comodeterminaciones mesológicas. La determinación del medio en la con-figuración de los tipos humanos desaparecidos es una de las reglasque condicionan el estudio y la presentación de los pueblos aboríge-nes de la Argentina en la década de 1930.

En diciembre de 1930 Outes envió el proyecto de reorganiza-ción del Museo Etnográfico a Benito Nazar Anchorena, en ese mo-mento Interventor de la Universidad de Buenos Aires. En este pro-yecto merecen destacarse dos puntos: el primero, que en este docu-mento Outes considera que el epíteto “etnográfico” es insuficientepara el nuevo Museo que resultará de su reorganización y proponereemplazarlo por el de “museo antropológico” (finalmente “museoetnográfico y antropológico”, tal como fue aprobado por el ConsejoDirectivo de la Facultad de Filosofía y Letras) utilizando“antropológico” en un nuevo sentido, ya no como parte específica dela historia natural ligada al estudio del hombre físico sino como “tér-mino elástico, universalmente admitido, y que, sin percatarse de suti-lezas metodológicas, comprendiera a las ciencias del hombre” (Outes1931: 19 y nota 2). Segundo, en este proyecto Outes transforma suInstituto de Investigaciones Geográficas en Departamento deAntropogeografía del Museo Etnográfico y Antropológico con una

IRINA PODGORNY

Page 15: Saber y Tiempo 13

15

función central en las ciencias del hombre.17 Por otro lado, Outessigue considerando el problema del hombre fósil argentino como unfundamento suficiente para la separación del departamento de Antro-pología Física en dos subsecciones: una específica de AntropologíaFísica y otra de Paleontología humana (Outes 1931: 20).

En el mismo volumen donde Outes hace la presentación de lanueva organización del Museo etnográfico, José Imbelloni publica loque luego iba a ser un capítulo de su obra Epítome de culturología(1936). Imbelloni, a quien se ha caracterizado como la figura fundantede una nueva reflexión teórica en Argentina (Madrazo 1985) eraDoctor en Ciencias naturales por la Universidad de Padua, Italia y,desde la década de 1920, era considerado interlocutor de la socieda-des científicas y universitarias argentinas y sudamericanas.18 Imbelloniparticipaba desde 1925, con Joaquín Frenguelli, Outes y Francisco deAparicio, de la polémica sobre los restos de la zona atlántica y, en1928, concluyó, basándose en datos botánicos, que la antigüedad dela industria descripta por Ameghino es mayor que la otorgada porHrdlicka en algunos siglos (Daino 1979).

La sistematización del estudio de las civilizaciones que hizoImbelloni en 1931 se publicó en la serie de divulgación Solar queOutes inició como “órgano de divulgación del Museo Antropológicoy Etnográfico”. Imbelloni era entonces adscripto ad honorem del De-partamento de Antropología física y Paleontología humana y se pro-puso presentar un nuevo método -identificado con el siglo XX- parael estudio de la relación entre el hombre y la civilización: el métodohistórico-cultural (cf. una visión de este método en Kohl y PérezGollán 2002). Como toda revista nueva, Solar no tenía un públicoconstituido y, por otro lado, se dirigía a la divulgación general. Losartículos presentados en ella propendían a la expansión de determina-das ideas, prácticas y hechos comprobados por la ciencia. La presen-tación del método histórico-cultural no se hizo por ninguna de lasrevistas ya consolidadas para el intercambio científico (Revista delMuseo de La Plata, Anales del Museo de Ciencias Naturales, Physis,o Gaea, entre otras) sino a través de una publicación que, por sernueva, no tenía garantida su recepción.19

Imbelloni enfoca tres fenómenos de la civilización humana, laeconomía, la familia y la religión, para ejemplificar cómo fueronestudiados según las ideas de los siglos anteriores y cómo cobraron

LA CLASIFICACIÓN DE LOS RESTOS ARQUEOLÓGICOS EN LA ARGENTINA

Page 16: Saber y Tiempo 13

16

nuevo significado a la luz del método del siglo XX. Con esa base,desmonta la lógica de la escuela antropológica o evolucionista y tam-bién desarma la importancia de las etapas culturales en sentido pro-gresivo y temporal apoyándose en hechos y en la crítica procedentede diversos autores. Las ahora reconstrucciones hipotéticas del evolu-cionismo, sin embargo, son consideradas a su vez fenómeno de “unaidea del mundo y de la humanidad ajustada a sus orientaciones funda-mentales [del período de la vida científica]” (Imbelloni 1931: 131).

Para Imbelloni se hace necesario definir y a veces redefiniralgunas categorías. La primera la de “cultura”, que pasa a ser unaforma de civilización o Kulturtypus, es decir una entidad abstracta ypotencial del espíritu colectivo de una sociedad humana organizada(Imbelloni 1931: 137). El estudio de las culturas es equivalente alestudio de los patrimonios culturales dado que lo que define unacultura es la originalidad y constancia de la asociación de los bienesque la componen, tomando en consideración a todos los sectores de laactividad humana (necesidades materiales y del espíritu). La diferen-cia radical que Imbelloni señala entre su representación del mundo yla de la escuela evolucionista reside en que, mientras que la segundadebe verse como una construcción lógica, la del métodohistórico-cultural “depende de la naturaleza misma de los patrimo-nios culturales que encontramos organizados por el hombre” (Imbelloni1931: 139).

La identificación de las categorías del investigador con la orga-nización de la naturaleza y de la cultura le da entidad ontológica tantoa las primeras como a las segundas. La asociación de elementos,según esta manera de concebir el mundo, no es un casual hallazgo delinvestigador sino una recurrencia que se hunde en la misma naturale-za y origen de los elementos que hoy se encuentran (se manifiestan)asociados. La analogía de la organización de la cultura con la organi-zación del lenguaje le permite a Imbelloni considerar cómo el todo esun todo más allá de las diversidades aparentes.

En el esquema de Imbelloni la arqueología es una de las cien-cias que brinda elementos analíticos para la doctrina de las culturas,objeto de la Etnología. Ahora bien, del esquema de Imbelloni surge lapregunta acerca de la consideración del tiempo en el estudio de lasculturas. Lo más importante del método es la relación, que se da en el

IRINA PODGORNY

Page 17: Saber y Tiempo 13

17

presente, entre los datos y el investigador. La etnología centra suinterés en la comparación de los tipos o culturas. La distinción entretipos contemporáneos y tipos del pasado no se ignora; sin embargo,esta diferencia, al igual que la diferencia entre todos los tipos, essecundaria, ya que más allá de ellos, es indiscutible la unidad de laesencia humana.

Otras síntesis

En 1932 Enrique Palavecino presentó su esquema de las áreas cultura-les del territorio argentino en el XXV Congreso Internacional deAmericanistas, que tuvo lugar en La Plata. Palavecino era en esos añosJefe de Etnografía del Museo Nacional de Historia Natural de BuenosAires. Allí había dictado un curso, entre 1931 y 1932, sobre losdistritos culturales del territorio argentino, agrupando para ese fin lasreferencias etnográficas (históricas o actuales) con las arqueológicas.Palavecino reconoce que el problema con el que se enfrenta “es uno delos estudios que más ha preocupado a los investigadores del país”(Palavecino 1932: 223). Presentada como la clasificación de unetnógrafo, adopta como criterio de agrupación el criterio económico deEhrenreich y Schmidt (Palavecino 1932: 223) resultando así la divi-sión del territorio en: área de los pueblos recolectores y cazadores(economía parasitaria) y área de los agricultores y pastores (economíasimbiótica). En este esquema “los habitantes de las pampas antes de laadopción del caballo” son agrupados dentro del grupo “Área de loscazadores de guanaco de la Patagonia (Patagones antiguos)” (Palavecino1932: 226). Como las otras áreas, ésta es definida a partir del inventariodel patrimonio de la cultura material de las distintas etnias agrupadasen las siguientes categorías: economía, habitación, vestido, transporte,industria, armas y utensilios. La asociación en un solo grupo de lospueblos de las Pampas y Patagonia “no es ciertamente familiar; pero laextrañeza que esto pueda causarnos debe desaparecer si consideramospor la habitación y el vestido de pieles, el género de vida, y las armasque con ligeras variantes son las mismas en todos los grupos nombra-dos” (Palavecino 1932: 227)

En un esquema posterior (Palavecino 1948) distingue que “lamera coincidencia espacial del grupo histórico con el hallazgo ar-

LA CLASIFICACIÓN DE LOS RESTOS ARQUEOLÓGICOS EN LA ARGENTINA

Page 18: Saber y Tiempo 13

18

queológico no constituye por sí evidencia de vinculación” y que “a losumo creo que podemos destacar la coincidencia cultural de los ha-llazgos arqueológicos con los datos etnográficos en líneas muy gene-rales que no comprometan en modo alguno opinión definitiva”(Palavecino 1948: 3). La idea de capas culturales diferentes se basaen la distribución geográfica de los grupos indígenas, los hallazgosque dan una base cronológica y en la naturaleza de los patrimonios(en el sentido de Imbelloni 1931). Según la etnografía, las áreas ycapas culturales se clasifican en: a) Protoculturas, b) Área de loscazadores de guanacos de Tierra del Fuego, Patagonia y Pampa, c)los agricultores amazónicos del litoral y del Chaco, y d) los agriculto-res andinos. Según la arqueología, puede distinguirse otra área que esla que corresponde a la Pampa central y bonaerense. La asociaciónentre un patrimonio cultural y un área geográfica determinada enPalavecino deja de ser un criterio organizador de colecciones provisorioo un estudio de la determinación del medio sobre la cultura, parapasar a ser una asociación que contiene en sí un componente relacio-nado exclusivamente con la distribución de tipos culturales del pasa-do y del presente.

En 1930 Antonio Serrano publicó, en Paraná, Los primitivos habitantesdel territorio argentino, como libro de “arqueología y de etnografíaargentinas” (Serrano 1930). Serrano, profesor de enseñanza secunda-ria graduado en la Escuela Normal de Paraná, era entonces profesorsuplente de Arqueología Americana de la Universidad Nacional delLitoral y Director del Museo de Paraná.

La clasificación de los pueblos indígenas que Serrano adoptaen esta obra redunda “después de la compulsa de documentos anti-guos y de los datos que aporta la arqueología y la etnología” (Serrano1930: 11) en la división del territorio argentino en diez regionesétnicas. Las regiones étnicas de Serrano (1930) recurren a una no-menclatura indígena (“región diaguita”, “región guaraní”), a una geo-gráfica (“región de los archipiélagos meridionales”) y a otra que mez-cla ambas (“región pampásica”, “región patagónica”). Cada una delas regiones, a su vez, comprende las siguientes categorías: sub-región,grupo, rama, nación, (a veces sub-nación) y parcialidades o tribus(Serrano 1930: 14-17). La región pampásica (provincia de Buenos

IRINA PODGORNY

Page 19: Saber y Tiempo 13

19

Aires, gobernación de La Pampa, región llana de Córdoba, Santa Fehasta Rosario, parte llana de San Luis y sureste de Mendoza) conteníauna nación ya extinguida, la “pampa”, formada por cinco parcialida-des o tribus (Serrano 1930: 17 y 127-136). Para la descripción deestos “pampas” Serrano recurre a viajeros y cronistas y a los restosarqueológicos: “eran indios bien desarrollados, de mediana estatura.Su vestimenta consistía en un manto de pieles con el cual cubrían sucuerpo [...] Los descubrimientos arqueológicos ponen de manifiestoque los pampas poseían la industria alfarera” (Serrano 1930: 131)

De este trabajo de Serrano se desprende un uso de “lo arqueo-lógico” como sinónimo de cultura material, sin ninguna referenciatemporal concreta. Es de destacar que esta obra no menciona enninguna oportunidad el problema del hombre fósil americano. En1941 Serrano clasificará nuevamente a los aborígenes argentinos adop-tando una clasificación por pueblos o “naciones”, o a su decir, una“clasificación étnica” (Serrano 1941: 8) que, basándose en el conoci-miento de las razas, de las culturas, del idioma y de la onomásticagentilicia, debía constituir el fin último de la arqueología (Serrano1941: 8)

La Historia de la Nación Argentina

Ricardo Levene, en su papel de Presidente de la Academia Nacional dela Historia, al delinear en 1934 el Plan general de la Historia de laNación Argentina incluyó. como introducción a la historia de la Na-ción, un volumen dedicado a los tiempos prehistóricos y protohistóricos.Concebido como “sistematización del saber histórico y como filosofíade la historia argentina” (Levene 1934) el plan de 1934 comprendía unaprimera parte que trataba del hombre prehistórico, a cargo de JoaquínFrenguelli y de Milcíades Vignati; y una segunda parte que trataba losaborígenes prehispánicos e históricos. Esta segunda parte se iniciabacon un estudio de las lenguas indígenas del territorio argentino, escritopor José Imbelloni, para adoptar luego una organización por regionesen la presentación de las “culturas indígenas” (Noroeste, Chaco, Río dela Plata, la Pampa, la Patagonia). Eduardo Casanova, Fernando MárquezMiranda, los hermanos Duncan L. y Emilio R. Wagner, Francisco deAparicio, Palavecino, Serrano fueron los encargados de los diferentescapítulos.

LA CLASIFICACIÓN DE LOS RESTOS ARQUEOLÓGICOS EN LA ARGENTINA

Page 20: Saber y Tiempo 13

20

Con respecto a la Historia de la Nación Argentina, merecendestacarse dos cosas. La primera, la amplia difusión que tuvo estaobra en las bibliotecas y entre el público general.20 La segunda, laclasificación adoptada para presentar los orígenes más remotos de laNación o prehistoria “argentina” con relación al problema cronológico.Tanto el capítulo inicial de Frenguelli (1936: 145-161) como el que lesigue de Vignati (1936: 163-200) no desestiman la antigüedadcuaternaria del hombre americano. Pero, en el plan de la obra, sedistingue claramente una primera parte que consiste en “el hombreprehistórico” y otra segunda, que comprende a “los aborígenesprehispánicos e históricos”. En el primer capítulo, Vignati pareceríapartidario de un esquema degeneracionista pero sólo a partir de loque él denomina el período precolombiano (Vignati 1936: 198). Mien-tras las tres razas americanas que postula en su correlación con elpaleolítico europeo pueden ser consideradas, al igual que aquéllas, enuna escala ascendente en los adelantos tecnológicos, el instrumentalprecolombiano es considerado en su “notable decadencia” (Vignati1936: 198).

Los aborígenes prehispánicos e históricos son descriptos to-mando en cuenta la lengua, la agrupación en culturas, la delimitacióngeográfica (Imbelloni 1936: 203-223). El patrimonio y la vida espiri-tual se analizan combinando las fuentes etnohistóricas con los restosarqueológicos. El mismo esquema se repite en todos los capítulos delvolumen dedicados a los pueblos aborígenes.

La organización de una “historia de la nación argentina” difieredel plan de Carbia de 1917 en más de un sentido. Por empezar, sibien la autoría y el plan general recaen en la Academia Nacional de laHistoria, cada capítulo es individualizado con un especialista quecircunscribe su campo al tema particular que desarrolla. De esta ma-nera, el hombre prehistórico y los aborígenes son tomados exclusiva-mente como tema de los geólogos, los arqueólogos y los antropólogosdel Museo de La Plata, del Museo Argentino de Historia Natural y delos museos provinciales. La condensación en el volumen inicial, se-parado de los otros, recorta el problema de los aborígenes de susposibles imbricaciones con el resto de la historia de la nación. Aun-que se esté trabajando con crónicas y documentos que también sonutilizados por los historiadores del proceso de la instalación española

IRINA PODGORNY

Page 21: Saber y Tiempo 13

21

en América, las fuentes son analizadas exclusivamente en cuantofuente de información sobre los aborígenes. Por otro lado, ninguno delos colaboradores de este volumen cuestiona la validez de incorporara la descripción etnográfica y etnohistórica los restos provenientes deexhumaciones arqueológicas como parte integrante de un mismo pa-trimonio cultural asociado a una región (o de un Kulturtypus en elsentido de Imbelloni 1930). Esta manera de presentar las culturasaborígenes no sólo descarta la dimensión histórica y temporal delanálisis sino que refuerza la idea de decadencia o detención que Vignatiesboza en el capítulo sobre el hombre prehistórico. La asociaciónentre medio y cultura, como manera organizadora exclusiva para lassociedades aborígenes, es más evidente en esta obra en la que el restode la historia argentina no se presenta según una divisiónregional-ambiental. En todo caso la división de la historia de cadauna de las provincias reconoce la existencia de la provincia no comohecho geográfico sino como hecho político que se da en un escenariogeográfico determinado.

Del esquema de la obra puede concluirse: a) entre el hombrecuaternario y los aborígenes precolombianos existe un hiato del quelos autores no dan cuenta en términos temporales aunque lo recono-cen. Si existe un hombre cuaternario, tal como acepta el capítulodedicado a este tema, debería darse cuenta del tipo de continuidad odiscontinuidad que existe entre éste y los aborígenes pero ésto noocurre ni tampoco se plantea como un hiato relacionado con la faltade conocimiento; b) tal hiato no puede atribuirse a la especializaciónde cada uno de los autores. El mismo Vignati presenta las culturasaborígenes de la pampa (Vignati 1936b: 473-542) sin relacionarlascon los datos del hombre cuaternario. La separación entre “hombrecuaternario” y “culturas aborígenes” no es tal en un esquema de lahistoria como decadencia, que es el que estaría guiando el esquemageneral del volumen primero de la Historia de la Nación Argentina.En este esquema existe un primer momento de antigüedad considera-ble, durante el cual tres razas sucesivas incorporan novedades e inno-vaciones que, en algún momento no determinado -pero mucho antesde la conquista-, se detiene. Los conquistadores y sus sucesores seenfrentaron, por lo consiguiente, con culturas en un estado detenidoo, en algunos casos, degradado. El cambio -y el tiempo asociado a él-

LA CLASIFICACIÓN DE LOS RESTOS ARQUEOLÓGICOS EN LA ARGENTINA

Page 22: Saber y Tiempo 13

22

no son considerados en la presentación de los aborígenes de los mo-mentos posteriores a la conquista.

La inclusión de los tiempos prehistóricos y protohistóricos dela Argentina en el plan general de la Historia de la Nación Argentinafue seguida inmediatamente por la exclusión de la historia de losaborígenes del campo definido como “historia de América”, en elCongreso presidido por el mismo Levene en 1937. La realización delII Congreso Internacional de Historia de América realizado en Bue-nos Aires aparejó una nueva definición del objeto de reflexión delcampo “historia de América” que fijó

como tema de estudio de la Historia de América a partir del descu-brimiento y con ello se entendió excluir el estudio particular de lascivilizaciones aborígenes consideradas en sí mismas, pero no enaquellos aspectos que las vinculan íntimamente al desenvolvimientohistórico que se inicia con la conquista del continente (Nosotros1937: 3)21.

Esta exclusión contrasta grandemente con el programa del Con-greso Americano de Bibliografía e Historia, celebrado en BuenosAires y Tucumán en 1916, que contó con dos sesiones sobre “Lostiempos precolombinos”. Los historiadores americanos de fines de ladécada de 1930 consideraban que estos temas debían tratarse másapropiadamente en los Congresos de Americanistas, a la vez que secomprometían en la defensa de las “grandes tradiciones de cada pue-blo” (Levene 1938: 31). Algunos de los participantes argentinos ata-caban a los arquéologos por estar solamente preocupados por adquirirmás conocimientos científicos (Noel 1938: 57).22 La resolución nofue de poca importancia en otros circuitos: este congreso “científico,cultural, patriótico y pedagógico” se conectaba con los intentos dedesarrollar nuevas tendencias en la enseñanza secundaria de la histo-ria a nivel continental. Una sesión especial se dedicó a la metodolo-gía de la enseñanza y revisión de manuales. Destaquemos que a estasesión concurrieron delegados especiales, en representación de escue-las secundarias estatales y privadas (150 delegados argentinos), conla finalidad de revisar los textos escolares (iniciativa aceptada por laConvención de Montevideo de 1933 y por el acuerdo firmado entre

IRINA PODGORNY

Page 23: Saber y Tiempo 13

23

Argentina y Brasil en octubre de 1933).23 Los manuales argentinos,efectivamente, incorporaron algunos temas que debían promover laamistad entre los pueblos americanos (Podgorny 1999). Singular-mente, algunos de ellos se basaban en la arqueología, en “las grandescivilizaciones americanas” y las herencias indígenas. La arqueologíase asemejaba bastante a una fuente no conflictiva para generar laconcordia en el continente.

Comentarios finales

A lo largo de este artículo he querido mostrar, en sus dos partes,algunos hitos y aspectos de la historia de la arqueología en la Argenti-na. Por un lado, el desplazamiento del estudio, desde los problemas dela antigüedad de los restos, a un problema ligado con su distribución.La consolidación de la antropogeografía. en las instituciones de ense-ñanza universitaria de La Plata y Buenos Aires, casi coincide con ladecisión de excluir los momentos anteriores a la conquista europea delcampo de la historia de América. La naturalización del pasado indíge-na es un proceso que merece ser estudiado en detalle y que, indudable-mente, está relacionado con la manera de institucionalización de lasdisciplinas científicas en nuestro país.

Agradecimiento

La autora agradece la colaboración de la profesora Adelina Pusineri,Directora del Museo Etnográfico Andrés Barbero, de Asunción delParaguay.

Notas

1. Luis María Torres (Buenos Aires, 1878-1937) fue el primer Director del Museo deLa Plata con título profesional otorgado por una universidad argentina. Graduadode abogado en la Universidad de Buenos Aires, Torres ingresó en 1901 al MuseoNacional de Buenos Aires como adscripto ad-honorem de la Sección de Arqueolo-gía, en 1903 a la Junta de Historia y Numismática Americana y en 1905 al Museode La Plata como encargado de la Sección de Arqueología. Intervino, además, en laorganización de la sección de estudios históricos de la Facultad de Filosofía yLetras de la Universidad de Buenos Aires (Márquez Miranda, 1938)

LA CLASIFICACIÓN DE LOS RESTOS ARQUEOLÓGICOS EN LA ARGENTINA

Page 24: Saber y Tiempo 13

24

2. Según Moreno, esta rotonda representaba el núcleo de la evolución (cf. Podgorny1995)

3. Para Moreno, en cambio, “historia” y “evolución” eran sinónimos, dado que ambasse regían por el mismo tipo de leyes (Podgorny 1995) y, por ello, los logros de laArgentina contemporánea formaban parte de esa historia. Para Torres, la Antropo-logía era la rama de la historia natural que trataba del hombre y de las razashumanas desde los puntos de vista zoológico, anatómico y fisiológico (Torres1917: 40), los límites de esta historia natural se cerraban en el hombre indígenaamericano o su equivalente, la prehistoria europea y no incluían los momentosposteriores. La definición de Antropología correspondía a Paul Topinard, ideasque Moreno también podía haber compartido, ya que éste había sido su contempo-ráneo e interlocutor en las décadas de 1870 y 1880.

4. “Deseo mantener, en principio, el criterio de no comprar materiales a simplescoleccionistas. En consecuencia, no pienso distraer suma alguna de dinero enadquirir curiosidades arqueológicas, sino verdaderas series de valor diagnóstico.Planteada una investigación de este carácter, se realizaría por partes sucesivas; concriterio de unidad que permita en el momento oportuno asociar varias observacio-nes, dado que en esta disciplina es menester del auxilio de otras que debenconcurrir a la determinación de la edad y orden sucesivo de las culturas. Se tratará,siempre que fuera posible, de las relaciones culturales con vestigios de otrasoriginarias de territorios limítrofes, y de todo aspecto que nos ilustre sobre elverdadero estado intelectual de los pueblos americanos.”

5. La acción educativa del Museo reposaba en el material en sí mismo.6. La acción educadora se realizaba a través de la cátedra, de la conferencia pública y

las publicaciones de extensión (cf. Podgorny 1995).7. Torres presenta de esta manera la Guía al lector: “la Guía que hoy sale a la luz,

después de una labor persistente y que supone la de haber resuelto numerosasdificultades de orden técnico, es, a la vez que un inventario de todas nuestrasriquezas- muchas de ellas de valor inapreciable por su rareza, - un manual de lasnociones indispensables que deben poseerse para lograr la mejor interpretación delos fenómenos en las ciencias de la naturaleza [...] porque lo que se busca ennuestro Museo no es acumular objetos sino reunir elementos de juicio paraverdaderas comprobaciones [...] Se trata pues de un primer paso en el sentido de lamayor difusión de la obra acumulada en nuestro gran Museo de Ciencias Natura-les” (Torres 1927: XIII-XV)

8. Los estudios de Lehmann-Nitsche trascendían la especialización propuesta y abar-caban la “etnología de los pueblos”. La antropología criminal, las narracionesaborígenes, la literatura criollista, el problema del hombre fósil americano, laorganización de la enseñanza universitaria, la geología, la prehistoria y el folkloreargentinos y universales, la psicología, la astronomía indígena, fueron algunos delos problemas que encaró desde su identidad académica o desde el seudónimo.

IRINA PODGORNY

Page 25: Saber y Tiempo 13

25

9. “El hombre fósil de la formación pampeana merece algunas líneas más amplias.Llámase ‘pampeana’ la formación geológica que se extiende desde el Atlánticohasta la Cordillera [...] Tanto la edad geológica de la formación pampeana como sudivisión en capas (estratigráfica) es problema difícil y discutido [...] Divergiendoasí el criterio geológico es imposible, por el momento, determinar sin equivocarse,la edad de la fauna (y del hombre) que se halla incluida en el loess pampeano. Atodo parecer no es tan antigua como se ha pretendido. Los restos humanos a su vezremontan a la era cuaternaria, no conociéndose los detalles en grado satisfactorio.Morfológicamente, el hombre compañero de la gigantesca fauna mamológica delas pampas era idéntico al actual [...] No es acertado por consiguiente separarlosbajo la denominación de Homo pampeus del actual Homo sapiens americanus.Exceptúase únicamente el hallazgo de Monte Hermoso. Consiste sólo en un atlas,pero sus caracteres morfológicos son tan primitivos que no se encuentran más enlos huesos análogos del hombre actual, ni siquiera de la raza más primitiva(australianos) [...] Por consiguiente, nuestro caso presenta un homínido distinto delos demás; debe llevar por consiguiente un nombre adecuado. Creemos que Homoneogaeus es un término acertado” (Lehmann-Nitsche 1927: 254-255).

10. Como el cráneo y columna vertebral de “‘El jorobado’, el famosos ladrón genovéspopularizado por las novelas de Eduardo Gutiérrez” (Lehmann-Nitsche 1927: 259)

11. Entre estas asociaciones se contaba la Schwarz-Weiss-Rot, que promovió unaconfederación de asociaciones alemanas cuyos estatutos contenían una definiciónmuy restringida de “alemanes”. En una carta a Lehmann-Nitsche sobre el proyectode esos estatutos, Alfred Pass le proponía cancelar la cláusula que establecía quesus miembros podían incluir a las asociaciones de habla alemana (deutschprachlichenVereine) para solo dejar a las “alemanas”. La Schwarz-Weiss-Rot (Negro, blanco yrojo, los colores de la bandera imperial que los identificaba en oposición a los de lacoalición formada por Socialdemócratas, Católicos de Centro y por el PartidoDemocrático, que había adoptado el “Negro, dorado y rojo”, colores de la revolu-ción liberal de 1848) se había establecido el 12 de abril de 1920. Es decir, pocodespués del fracasado golpe de estado del 13 de marzo de 1920, liderado porWolfgang Kapp, que deseaba la restauración de la monarquía.

12. La animadversión contra Francia corría pareja a la generada por Polonia. Tanto esasí que el bautismo del nuevo barco de la flota de la compañía de Hamburgo como“Cap Polonio” resultó sumamente urticante porque “sonaba a Polonia, el país delos incendiarios y la tierra de la alta traición”. Carta de H. Dillenius a su yerno,RLN, Belgrano, 28 de agosto de 1921 y “‘Cap Polonio’, nicht ‘Cap Polonia’”,artículo de RLN en Deutsche La Plata Zeitung. El nombre del vapor era unhomenaje -a través de la geografía- de la compañía naviera Hamburg-Amerika a laRepública Oriental del Uruguay, cuyo único Cabo lleva ese nombre, razón por lacual le correspondía entrar en la lista de cabos con que bautizaban a sus barcos(Cap Arcona, etc). La furia de los alemanes contra el nombre era grande. Lehmann-Nitsche se preguntaba por qué no se había recurrido a otro Cabo de la geografía del

LA CLASIFICACIÓN DE LOS RESTOS ARQUEOLÓGICOS EN LA ARGENTINA

Page 26: Saber y Tiempo 13

26

Cono Sur como Cabo Frío o Santa María y que la similitud con “Polonia” seríausada por la propaganda francesa. Lehmann-Nitsche achacaba este error a la faltade conocimiento del idioma español de parte de los directivos de Hamburg(Polonio no suena a “Polen”, Polonia en alemán) y vociferaba por no haberseelegido un nombre políticamente más conveniente para Alemania, como hubiesesido el de un héroe nacional como Lavalleja o Artigas.

13. Cuya constitución era notoriamente contraria a los partidos políticos que goberna-ban la República de Weimar y al “capital judío”, caracterizado como capital nonacional. Esta asociación declaraba la lucha contra la esclavitud de las grandesfinanzas judías y la búsqueda de un nuevo líder del pueblo para la conducción delEstado.

14. Sapper dictó la conferencia “Mittelamerikanische Indianer”, el 2 de septiembre de1927, en Moreno 1059, sede de DWV. Sapper, catedrático de Geografía de laUniversidad de Würzburg, ofreció entre el 17 de agosto y el 2 de septiembre a las18.15, un programa de conferencias en la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas yNaturales (historia geológica, configuración de la costa y el suelo, el clima y lahidrografía, la flora y la fauna) y en la Facultad de Filosofía y Letras (la poblaciónantes de la conquista, problemas de la conquista, historia política, cultura yeconomía). Se dictaban en castellano y contaban con el apoyo de la InstituciónCultural Argentino-Germana (en las invitaciones castellanizaban el nombre: Car-los Sapper). El 6 de septiembre Gaea auspició una conferencia en el Salón de Actosdel Instituto Nacional de Profesorado Secundario: “El vulcanismo activo en laépoca actual”, con proyecciones luminosas.

15. Entre el 2 de agosto y el 7 de septiembre de 1929, Walter Lehmann, Director delInstituto Etnológico de Dahlem y profesor de la Universidad de Berlín, dictó unprograma de doce conferencias, sobre “Las antiguas culturas de Méjico y Central-América”, en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.Las conferencias se dictaron en castellano y contaron con el apoyo de la InstituciónCultural Argentino-Germana, presidida por Ricardo Seeber. También ofreció“Hauptprobleme der Chronologie der alten Kulturen Mittelamerikas” el 6 deSeptiembre de 1929, en el Deutscher Wissenschaftlicher Verein. Programa de lasconferencias de Walter Lehmann, Archivo RLN, IAI.

16. Es interesante destacar aquí cómo, en consonancia con el desplazamiento del objetode la Antropología, las fotos que ilustran esta sala en la Guía cambian la perspecti-va con respecto a lo que se destacaba en la presentación que de ella había hechoMoreno en 1890. En efecto, la Guía muestra las paredes de la mitad izquierda de lasala con los calcos de los diferentes tipos humanos mientras que las vidrieras conlos cráneos aparecen en los últimos planos de la foto y las que contienen la ringlerade esqueletos aparecen en un lateral donde no se pueden distinguir.

17. “Su creación se justifica plenamente, con pensar que la variabilidad morfológica yfisiológica del organismo humano se debe, en mucha parte, a factores mesológicosdiversos, que asimismo, influyen profundamente sobre la vida de los pueblos, los

IRINA PODGORNY

Page 27: Saber y Tiempo 13

27

desplazamientos, los usos y costumbres, como también, sobre la evolución de lasculturas, su desarrollo en el tiempo y su extensión en el espacio. Esos factoresconstituyen un vasto complejo de fenómenos estrictamente geográficos- los delambiente inorgánico (radiación solar, temperatura, presión, aspectos del terreno,distribución de las aguas, naturaleza del suelo, etc.), y, otros, del orgánico (flora yfauna)- que es menester conocer a fondo para explicar los hechos antropológicos yetnográficos, y para conocer las condiciones de existencia y desarrollo de las viejasculturas [...] El Instituto de investigaciones Geográficas ha reunido, con estrictocriterio selectivo, el material destinado a la investigación y a la enseñanza de laGeografía física y humana en nuestro país, en función de la Historia, circunstanciaque lo hace inapreciable- y hasta imprescindible- para el Museo, como fundamentoy complemento de la labor que realiza” (Outes 1931: 17-18)

18. Archivo Facultad Cs. Naturales y correspondencia entre RLN y Rudolf Lenz, IAI19. Imbelloni presentaba la “representación del proceso formativo de la cultura huma-

na” opuesta a la del racionalismo (entendido como modo de pensar que parte yconsidera sólo la lógica del mismo pensar) y determinada por una nueva mentali-dad, partiendo de las siguientes premisas: “a) humanismo integral; b) universalidadde comprensión psicológica; c) valoración lo más exacta posible de razas ycivilizaciones que antaño sirvieron para formular el concepto enfático de degrada-ción; d) sentido de dimorfismos polares y de una diversificación del devenirhumano sin posibilidades restringidas [...]; y, sobre todo, e) la intuición de que loscaminos de la naturaleza siguen una lógica propia, la que no siempre es permitidosusbtituir por la corta y simple lógica humana, como pretendió el racionalismo”(Imbelloni 1931: 134)

20. Mereció reseñas en los principales diarios del país. La primera edición de laAcademia Nacional de la Historia -aprobada por el Congreso de la Nación- seagotó antes de 1939. Las ediciones subsiguientes fueron acordadas con lalibrería-editorial “El Ateneo”, que ya había publicado en 1939, sin correcciones, lasegunda “edición” de diez mil ejemplares.

21. “El Congreso Internacional de Historia de América es una institución llamada apromover y relacionar las actividades superiores de Academias e historiadores delNuevo Mundo. Es una institución científica, en primer término, al estimular lasinvestigaciones originales en el dominio de la Historia Americana, desde la Con-quista a nuestros días (las épocas Prehistórica y Protohistórica y el Descubrimientoson los temas propios del Congreso de Americanistas) [...] Es también una institu-ción cultural y patriótica para la difusión del saber histórico...y de orden pedagógi-co, porque a la luz de la verdad histórica defiende y preserva el patrimonio moralde sentimientos e ideales solidarios de los pueblos hermanos de América” (Levene[1937] 1938: 13). Esta exclusión puede considerarse una novedad, máxime si seconsidera que, veinte años antes, el Congreso Americano de Bibliografía e Historiaque se celebraría en Buenos Aires y Tucumán en 1916, incluía en sus dossecciones, como parte del programa temático, “el período precolombiano” (Archi-vo Facultad Ciencias Naturales).

LA CLASIFICACIÓN DE LOS RESTOS ARQUEOLÓGICOS EN LA ARGENTINA

Page 28: Saber y Tiempo 13

28

22. Posición de Martín S. Noel (Buenos Aires, Argentina). Sin embargo, las conferen-cias sobre historia del arte de Manuel Toussaint (México), José Gabriel Navarro(Ecuador), J. Uriel García (Perú) y Alejandro Mathus (Mendoza, Argentina)recurrían abundantemente a la arqueología y a las investigaciones arqueológicascomo fuentes relevantes para la disciplina. La misma posición era compartida porClarence Haring (Harvard, EUA) y Pedro Calmón (Brasil) (cf. Academia Nacionalde la Historia 1938).

23. El acuerdo, firmado entre los Presidentes A. P. Justo (Argentina) y G. Vargas(Brasil), y los Cancilleres Saavedra Lamas y Mello Franco, establecía el conceptode “amistad de los pueblos”, basado en el conocimiento que las nuevas generacio-nes debían tener con respecto a la historia y la geografía de sus patrias (Levene1938: 33). En Europa, el mismo tipo de iniciativa se había promovido luego de laGran Guerra. Así surgió la International Conference for the Teaching of History,presidida por el historiador español Rafael Altamira. Esta asociación publicaba en1933 una revista cuatrimestral, dedicada a promover una encuesta internacionalsobre la enseñanza de la historia (Podgorny 1999a: 108).

Referencias

IAI: Iberoamerikanisches Institut, Berlín, Preussischer Kulturbesitz.RLN: (Archivo) R. Lehmann-Nitsche, IAI.RMLP: Revista del Museo de La Plata

Academia Nacional de la Historia (1938). Historia de la Nación Argentina.Babini, J. (1986). Historia de la ciencia en Argentina. Buenos Aires: Solar.Cáceres Freyre, J. (1972-1978) Homenaje al doctor Roberto Lehmann-Nitsche

(1872-1972) Cuadernos del Instituto Nacional de Antropología, 8: 7-19.Carbia, R. (1917). Manual de historia de la civilización argentina. Preparado con los

materiales de la Sección de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras de laUniversidad de Buenos Aires. Con la cooperación de Luis María Torres, RómuloCarbia, Emilio Ravignani y Diego Luis Molinari. Buenos Aires: Biblioteca de laAsociación Nacional del Profesorado.

Castiñeiras J. R. ([1938] 1985). Historia de la Universidad de La Plata, Universidadde La Plata, edición facsimilar.

Elias, N. ([1992] 1997). Os Alemães. A luta pelo poder e a evolução do habitus nosséculos XIX e XX. Río de Janeiro: Jorge Zahar.

Daino, L. (1979). Exégesis histórica de los hallazgos arqueológicos de la costaatlántica. Olavarría: Prehistoria bonaerense: 93-193.

IRINA PODGORNY

Page 29: Saber y Tiempo 13

29

Frenguelli, J. (1936). La serie geológica de la República Argentina en sus relacionescon la antigüedad del hombre. Academia Nacional de la Historia, 1936: 145-161.

Imbelloni, J. (1931). Introducción al estudio de las civilizaciones según el métodohistórico-cultural. Solar: 123-152.

________ (1936a). Epítome de culturología. Nova: Buenos Aires.________ (1936b) Lenguas indígenas del territorio argentino. Academia Nacional de

la Historia, 1936: 203-223.Kohl, P. y J. A. Pérez Gollán (2002) Religion, Politics, and Prehistory: the life and

writings of O. Menghin and their lingering legacy for culture-historical archaeology,Current Anthropology.

Lehmann-Nitsche, R. (1921). La antropología de la enseñanza universitaria argentina.Humanidades, [La Plata], 1: 437-451.

________ (1927). Sección Antropología. En Torres 1927.Levene, R. ([1934] 1939). Historia de la Nación Argentina. Academia Nacional de la

Historia, 2a ed. Buenos Aires: El Ateneo.________ (1938). Palabras de los miembros de la mesa organizadora del Congreso, II

Congreso Internacional de Historia de América. Reunido en Buenos Aires en losdías 5 a 14 de julio de 1937 en conmemoración del IV Centenario de la fundaciónde la Ciudad de Buenos Aires. Buenos Aires: Academia Nacional de la Historia, 1:13

Madrazo, G. (1985). Determinantes y orientaciones de la antropología argentina.Boletín del Instituto Interdisciplinario Tilcara, 1: 13-56.

Márquez Miranda, F. (1938). Doctor Luis María Torres. RMLP, Sección Oficial: 1-10.Nosotros, 2a ép. (1937). Número extraordinario dedicado al II Congreso Internacio-

nal de Historia de América, suplemento del N° 16.Outes, F. (1921). Anteproyecto de la instalación definitiva de la Sección de Geografía.

Publicaciones de la Sección de Geografía, 5. Facultad de Filosofía y Letras de laUniversidad de Buenos Aires. 8 pp. + 9 planos.

________ (1931). La reorganización del Museo Antropológico y Etnográfico de laFacultad de Filosofía y Letras. Solar: 13-42.

Palavecino E. (1932) Áreas culturales del territorio argentino. Actas y trabajos cientí-ficos del XXVo. Congreso Internacional de Americanistas (Universidad Nacionalde La Plata. 1934), 1: 223-234

________ (1948). Áreas y capas culturales en el territorio argentino. Buenos Aires.Coni. [Tirada del autor, tomada de Gaea, 8: 447-523]

Podgorny, I. (1992). Huesos y flechas para la Nación. El acervo histórico de laFacultad de Ciencias Naturales y Museo de La Plata. Entrepasados, 3: 157-165.

________ (1995). De Razón a Facultad: funciones del Museo de La Plata en el período1890-1920. Runa, 22: 89-104.

LA CLASIFICACIÓN DE LOS RESTOS ARQUEOLÓGICOS EN LA ARGENTINA

Page 30: Saber y Tiempo 13

30

________ (1996). Egresados del país: es necesario reaccionar! Ciencia Hoy, 6 (34):60-64.

________ (1999a) La Arqueología de la Educación: textos, indicios, monumentos. Laimagen del indio en el mundo escolar. Buenos Aires: Sociedad Argentina deAntropología, Colección Tesis Doctorales.

________ (1999 b) De la antigüedad del hombre en el Plata a la distribución de lasantigüedades en el mapa: Los criterios de organización de las coleccionesantropológicas del Museo de La Plata entre 1890 y 1930, en História, Ciências,Saúde - Manguinhos, 6 (1): 81-100.

________ (2001). La clasificación de los restos arqueológicos en la Argentina, 1890-1940. Primera parte: La diversidad cultural y el problema de la antigüedad delhombre en el Plata. Saber y Tiempo, 3(12): 5-26.

Serrano, A. (1930). Los primitivos habitantes del territorio argentino. Buenos Aires yParaná: Librería “La Facultad”.

________ (1941). Clasificación de los aborígenes argentinos. Revista de la Universi-dad Nacional de Córdoba, 9-10.

Teruggi, M. E. (1988). Museo de La Plata 1888-1988 Una centuria de honra.Avellaneda: Fundación Museo de La Plata.

Torres, L. M. (1917a). Los tiempos prehistóricos y protohistóricos. En Carbia 1917.________ (1917 b) Cuestiones de sistemática antropológica. Discurso pronunciado

en el acto de la colación de grados celebrado el 24 de mayo de 1917 en laUniversidad Nacional de La Plata. La Plata: Christmas y Crespo.

________ (1921a). Dr. Francisco P. Moreno. Fundador y primer director del Museo.Noticia bio-bibliográfica. RMLP, 26: 1-16.

________ (1921 b). Memoria correspondiente al año 1920. RMLP, 25: 367-381.________ (1921c). Dr. Samuel Lafone Quevedo, Director del Museo (1906-1920).

Noticia bio-bibliográfica. RMLP, 25: IX-XXIV.________ (1922). Memoria correspondiente al año 1921. RMLP, 27: 1-9.________ (1924). Memoria correspondiente a los años 1922 y 1923. Buenos Aires:

Coni.________ (1926a). Resultados de las últimos exploraciones del Museo de La Plata.

RMLP, 29: 439-454.________ (1926b). Memoria del Museo de La Plata correspondiente al año 1924.

Buenos Aires: Coni.________ (1927). Memoria del Museo de La Plata correspondiente al año 1926.

RMLP, 30: 329-374.________ (1928). Memoria del Museo de La Plata correspondiente al año 1927.

RMLP, 31: 381-404.

IRINA PODGORNY

Page 31: Saber y Tiempo 13

31

________ (1930). Memoria del Museo de La Plata correspondiente a los años1928-1929. Buenos Aires: Coni.

________ (1934). Doce años de labor en la dirección del Museo de La Plata(1920-1932). Buenos Aires: Coni.

________ (s/f). Los tiempos Prehistóricos y Protohistóricos en la República Argenti-na. 2a ed. corregida y actualizada. Buenos Aires: Kapelusz.

Vignati, M. A. (1939). Los restos humanos y los restos industriales. En: Levene 1939,1: 163-200.

________ (1939). Las culturas indígenas de la Pampa. En: Levene 1939, 1: 473-502.

LA CLASIFICACIÓN DE LOS RESTOS ARQUEOLÓGICOS EN LA ARGENTINA

Page 32: Saber y Tiempo 13
Page 33: Saber y Tiempo 13

SABER Y TIEMPO13 (2002). 33-57 Separata 109.13

CIENCIA Y DISCURSO POLÍTICO SOBRELA FRONTERA SUR ARGENTINA

EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX1

Pedro Navarro FloriaUniversidad Nacional del Comahue

Resulta frecuente asignar, en nuestra tradición historiográficanacional, un fundamento científico genéricamente positivista -y aveces, con mayores precisiones, evolucionista, darwinista, etc.- alas políticas del régimen gobernante durante la construcción delEstado-nación. En el presente trabajo rastreamos el impacto delos primeros trabajos científicos argentinos y de las teoríascorrientes en la época, en el discurso político acerca de losterritorios sureños y sus habitantes durante el proceso de suincorporación a la nacionalidad. Podremos ver que las noveda-des científicas eran bien recibidas en los ambientes políticos,pero con un sentido amplio y utilitario, subordinándolas a pro-pósitos políticos tales como la conquista y la nacionalización delterritorio. En cambio, cuando se pretendía recurrir a determina-das formulaciones teóricas novedosas en auxilio de decisiones oproyectos concretos, la controversia era inevitable y a menudoabortaba el debate político. Por eso, las decisiones políticas delperíodo y sobre el tema de referencia no se apoyaron en lasteorías científicas más novedosas y controvertidas del momentosino en otras más normales y establecidas.

Los trabajos de la primera comunidad científica argentina, refle-jados en el discurso político

El discurso político enunciado en el marco institucional del Estadonacional argentino, en los años de preparación y ejecución de laconquista de la Pampa y la Patagonia, se refirió al conocimientocientífico de esos territorios con un sentido eminentemente utilitario.Los trabajos de Hermann Burmeister, de sus colegas europeos contra-

Page 34: Saber y Tiempo 13

34

tados por la administración pública y de sus discípulos argentinosfueron tempranamente percibidos así.

Cuando en 1870 el presidente Sarmiento solicitó al Congresorecursos para la creación de una Oficina Meteorológica de la Repú-blica y de una Academia de Ciencias Físicas y Matemáticas en Cór-doba, el senador jujeño Daniel Aráoz consideró que el observatorio“demandaba gastos al erario, habiendo otros preferentes, como losque demandaba el proyecto que se refería al rescate de los cautivosque existían en poder de los salvajes, soportando penalidades de todogénero”. Pero frente al argumento utilitarista del ministro NicolásAvellaneda -“sólo se pedía un gasto de cuatro a seis mil pesos desti-nados a llenar una necesidad que tanto se ligaba con la vida delhombre, el cultivo de la tierra y el conocimiento y estudio de lascausas producentes de las epidemias que contenían la inmigración”-y a la defensa que hizo el correntino Wenceslao Díaz Colodrero delprestigio de Burmeister, Aráoz se convenció de que el proyecto “ten-día a fomentar el comercio, la industria y las artes” (S 1872: 215-218).2

Podremos constatar más delante de qué modo se sostuvo en eltiempo esta consideración utilitarista que ligaba directamente el co-nocimiento científico a las posibilidades de crecimiento económicodel país.

Sin embargo, el momento en el que emergió con más fuerza lacuestión científica fue el mismo de la conquista militar del territorio,en el clima de las controversias ideológicas que caracterizarían ladécada de 1880. Fue en ocasión de discutirse en el Congreso de laNación -entre julio y septiembre de 1879- si se autorizaba al PoderEjecutivo a suscribir una cantidad importante de ejemplares de lasediciones de los viajes recientemente realizados por Francisco P. Mo-reno y por Ramón Lista. El 14 de julio ingresó en la Cámara deDiputados la propuesta referida al Viaje a la Patagonia Austral deMoreno. Allí, Miguel Cané la consideró “la [obra] más importanteque se haya publicado hasta ahora en la República Argentina relativaa viajes y exploraciones en nuestro territorio”, y alabó a su autorcomo conocido en el país y en el exterior por A. de Quatrefages, P.Broca, R. Virchow y “los antropologistas más distinguidos del mun-do entero”. El diputado fundaba su entusiasmo en el carácter rupturistade la obra respecto de la ciencia normal:

PEDRO NAVARRO FLORIA

Page 35: Saber y Tiempo 13

35

La idea lanzada y aceptada por todos los hombres de la cienciaeuropea, de que la humanidad forma una sola especie, parece hoyseriamente conmovida por las investigaciones hechas en el sueloamericano. El señor Moreno ha encontrado en la Patagonia, enCatamarca y en casi todos los puntos que ha recorrido vestigios derazas que no tienen ninguna analogía con las razas primitivas euro-peas” (D 1879: 226).

Un mes después se expedía la comisión de Peticiones recomen-dando la reducción del número de ejemplares a comprarse, pero eldiputado Vicente G. Quesada proponía premiar también a Lista, ale-gando que éste era “muy modesto; carece, quizás, de protectores”,mientras que Moreno, aunque meritorio, tenía sueldo del Museo de laProvincia de Buenos Aires. Delfín Gallo se oponía a disminuir lacantidad, porque se trataba de retribuir un esfuerzo invalorable: si sepagaba a exploradores extranjeros, como los $ 11.800 a Pablo G.Lorentz, “¿Por qué entonces, señor Presidente, no haríamos por elseñor Moreno la cuarta parte de lo que hemos hecho por el señorLorentz?” Bartolomé Mitre concordaba con Gallo y destacaba el va-lor geográfico del trabajo, comparándolo con los antecedentes de Ch.Darwin, R. Fitz Roy y G. Musters:

[...] sin alcanzar ninguno de ellos a revelarnos todos sus misterios;ningún viaje tan importante como éste se ha publicado hasta hoysobre esa región [...] Basta echar una ojeada sobre el mapa que acom-paña el libro para ver que la fisonomía geográfica de la Patagonia hacambiado por completo. En vez de aquel vasto desierto vacío, vago,sin carácter determinado que nos presentaban los mapas de Falkner yde Orbigny (que todos los geógrafos han copiado servilmente), elmapa del señor Moreno nos ofrece un territorio accidentado, articula-do [...]. Esto viene a complementar una parte desconocida en la cartade la República Argentina” (D 1879: 568-574).

El paso por Diputados se cerró de este modo, sin polémica ycon resultado favorable al apoyo estatal a los exploradores científicosdel Sur. Pero en el Senado emergería la controversia ideológica. Se-gún el senador informante Santiago Gordillo, el Viaje a la Patagonia

CIENCIA Y DISCURSO POLÍTICO SOBRE LA FRONTERA SUR ARGENTINA

Page 36: Saber y Tiempo 13

36

Austral de Moreno y el Viaje al país de los tehuelches y exploraciónde la Patagonia Austral de Lista:

[...] tratan de hacer conocer territorios argentinos hasta ahora desco-nocidos, estudiando su importancia tanto para el pastoreo como parala agricultura y para cuanto allí pudiera hacerse [...] sobre los cualeshay una nación que nos los disputa y que se cree que nada valen. Nohace mucho, Sr. Presidente, que un ilustre argentino nos decía en estemismo recinto que aquellos territorios nada valían sin que pudieraafirmarlo de una manera positiva, puesto que ningún viajero ha hechoel estudio correspondiente (S 1879: 475).

El disidente Aureliano Argento, senador por Santa Fe, se opo-nía por razones de economía, aunque inmediatamente revelaba: “henotado que en la obra del Sr. Moreno se vierten ideas anticristianas ymaterialistas, y aún panteístas” (S 1879: 477). Gordillo intentó man-tener la discusión en el terreno correspondiente alegando que “la obraes puramente de descripción, de descubrimiento, de hacernos conocerterritorios argentinos que no conocíamos nosotros. No se trata de unaobra religiosa”; esfuerzo que acompañaron sus colegas Manuel Pizarroy Aristóbulo Del Valle. Este último consideraba que el de Moreno“es un libro de viajes y de ciencias escrito por un hombre joven,ilustrado y animoso [...] en beneficio de la ciencia y en beneficio dela patria” (S 1879: 486-487), mientras que el cordobés, católico de-clarado, reconocía que el debate religioso no era propio del Congreso.Además -agregaba- el libro no va a “comprometer las creencias po-pulares, porque no va a estar al alcance del pueblo” (S 1879: 490-491).

La argumentación en contra de la obra la desarrolló el senadorJerónimo Cortés Funes:

Encuentro, Sr. Presidente, que el Viaje a la Patagonia Austral, intere-sante sin duda como ensayo literario y en cuanto contiene algunosdatos científicos de que se puede sacar algún provecho, entraña asi-mismo en sus teorías gravísimos errores filosóficos que caracterizanun sistema materialista y por consiguiente impío. Yo no desconozcoen manera alguna la importancia del servicio que el Sr. Moreno ha

PEDRO NAVARRO FLORIA

Page 37: Saber y Tiempo 13

37

prestado a su país con la exploración de la Patagonia” (S 1879: 478-479).

A continuación expuso una larga síntesis de observaciones cen-tradas en el evolucionismo y el poligenismo que presuntamente con-tenía la obra:

El señor Moreno, según parece [...] considera eterna la materia,pues al hablar de la creación la toma siempre en el sentido de lasdiversas evoluciones y transformaciones de aquella [...]. El hombreen todo caso no habría sido creado por Dios a su imagen y semejan-za sino más bien a imagen y semejanza del bruto [...]. La humani-dad no se deriva de una sola pareja sino que tuvo principio endiversas razas primitivas, negándose la consiguiente identidad entreéstas” (S 1879: 480).

A estas afirmaciones, Cortés oponía las razones de la cienciailustrada:

La existencia de los autochthones de los griegos y aborígenes de loslatinos, o sean los hombre brotados de la tierra, es un error antiquísi-mo y grosero: la identidad de razas es una verdad conquistada ya porla ciencia y aceptada por los grandes filósofos y naturalistas. Latradición designa por cuna del género humano las llanuras de Sennaren Asia, [...] y la historia conserva todavía la memoria de la divisiónde la tierra entre los tres hijos de Noé [...]. La filología ha venidotambién en comprobación de aquella verdad, pues el estudio de losidiomas demuestra que ellos pueden igualmente distribuirse en tresfamilias o ramificaciones principales [...]. Es una fortuna, señor presi-dente, el que esto sea así, pues a prevalecer la teoría del señor More-no, ella vendría a destruir el gran principio de la fraternidad univer-sal, que desarrollado y perfeccionado en la ley de amor y caridadconsignada en el Evangelio, ha regenerado el mundo” (S 1879: 481-482).

Argumentos similares fueron esgrimidos por Luis Vélez: “Silos negros no proceden del mismo tronco ¿cómo nosotros podemos

CIENCIA Y DISCURSO POLÍTICO SOBRE LA FRONTERA SUR ARGENTINA

Page 38: Saber y Tiempo 13

38

extender hasta ellos nuestra filantropía y nuestro amor? Volvemospor esta doctrina a las castas de la India. ¡Hay razas destinadas aservir eternamente!” Citando la polémica norteamericana sobre laesclavitud en 1844 y a “tres naturalistas, Morton, Nott y Glidden quesostuvieron con mentida ciencia tan bárbara excusa” que llevó a laguerra civil, se reivindicaba el monogenismo como garantía de frater-nidad humanitaria (S 1879: 493). Finalmente, Cortés defendía la cro-nología bíblica reactualizada por C. Cantú, descalificando los méto-dos de la arqueología prehistórica basados en la estratigrafía y citan-do a las autoridades de la época:

Infinitos otros ejemplos podrían aducirse en el mismo sentido, perobasten los referidos a demostrar la incertidumbre de los cálculos deantigüedad y variedad de opiniones con relación a los fósiles huma-nos que se han descubierto y el significado que ellos puedan tener enla Arqueología prehistórica (S 1879: 485).

En definitiva, afirmaba Cortés, la consecuencia de las doctrinasatacadas sería la desaparición de “la moralidad de las acciones huma-nas” y del “orden social” (S 1879: 486).

Del Valle lo rebatió utilizando otras citas de Moreno suficien-tes para sostener sus convicciones creacionistas y monogenistas:

El ser humano, igual en forma al Ser Supremo, no podía estudiarsecomo un vil insecto [...]. Pero la ciencia no podía dejar de abrirsecamino y no tardó en establecer la comunidad de la familia humanacomprendiendo aún las especies más degradadas e inferiores que pue-blan las maravillosas islas de Oceanía, Australia y parte de América,razas que la rutina ultramontana consideraba no hace mucho tiempocomo no pertenecientes al género humano” (S 1879: 487).

Pero centró su posición en la defensa de la importancia de lainstrucción pública:

Cuando menos el Sr. Senador [Argento] ha colocado en segundotérmino las necesidades o las exigencias de la vida civilizada a queresponden las obras de este género [...] yo digo que la ignorancia de

PEDRO NAVARRO FLORIA

Page 39: Saber y Tiempo 13

39

la geografía nos ha costado a nosotros muchos miles de duros ymucho tiempo perdido. Si el Congreso hubiese tenido a la vista estelibro hace veinte años, la colonia del Chubut, en la cual hemos gasta-do tanto dinero, no estaría planteada donde hoy se encuentra [...]. Noconocemos nuestro propio territorio [...] fenómeno que debiera aver-gonzarnos si no encontráramos disculpa en los años de lucha y dedura labor que hemos empleado en constituirnos y organizarnos comoNación [...].El señor Moreno está encargado en estos momentos dedirigir una expedición a la Tierra del Fuego. Hablando sobre estanueva expedición, me decía [...]: “Yo espero en este viaje encontraren la Patagonia carbón de piedra”.[...] Si no basta que la inteligenciade un hombre se levante para contemplar y estudiar los más grandesmisterios del universo; si no basta que dedique su existencia a lainvestigación de la verdad, al progreso científico, ahí está la esperan-za de llegar a descubrir un producto tan precioso como el oro (S1879: 488-489).

Pizarro también destacaba la superioridad del interés públicopor conocer el territorio nacional:

No se puede poner en la balanza, señor Presidente, el gasto insignifi-cante que demanda la suscripción a la obra del señor Moreno con losintereses públicos a que responde la propagación de esta obra, desti-nada a hacer conocer una región inexplorada de nuestro territorio,difundiendo útiles conocimientos acerca de ella (S 1879: 489).

Finalmente, con el apoyo de Dardo Rocha, Manuel Torrent y lamayoría oficialista del Senado, el proyecto de comprar quinientosejemplares del libro de Moreno y doscientos cincuenta del de Listaresultó aprobado. Después de casi un cuarto de siglo y de la interven-ción decisiva de Moreno como perito en el diferendo limítrofe conChile, el Congreso aprobaba no sin debate el otorgamiento de unarecompensa en tierras patagónicas, como un acto de “justicia colecti-va” hacia el científico, explorador y político (D 1903, I: 153-159 y228-245).

En síntesis, podemos apreciar que, en general, la inversión pú-blica en conocimiento científico era percibida por los sectores gober-

CIENCIA Y DISCURSO POLÍTICO SOBRE LA FRONTERA SUR ARGENTINA

Page 40: Saber y Tiempo 13

40

nantes como algo útil tanto para prestigiar su propia imagen públicacomo en relación con el desarrollo material del país. En cuanto seentraba a analizar los contenidos de los trabajos científicos que solici-taban el auspicio estatal, estos despertaban las mismas controversiasque en el campo académico y en la opinión pública en general. Perola opción seguía siendo proteger formalmente la labor científica, pri-mando el utilitarismo por sobre otras consideraciones.

Un reflejo indirecto: la conquista del territorio por la ciencia

Además de las citadas menciones directas del trabajo de los primeroscientíficos argentinos y de su mentor Hermann Burmeister, podemosencontrar en el discurso político algunas referencias al rol que lossectores dirigentes nacionales asignaban a la ciencia en el marco de laempresa conquistadora de los territorios del Sur.

Se repiten, por ejemplo, las propuestas de acompañar o prece-der las avanzadas militares con estudios sistemáticos del territorio,como en el despacho de la Comisión de Guerra del Senado de 1870,que apoyaba la inversión de dos millones de pesos para lograr la“seguridad de las fronteras terrestres, expuestas a las invasiones delos indios bárbaros”, la “ocupación de las partes estratégicas de laPampa para adquirir su dominio militar”, el “sometimiento de lastribus de indios que ocupan el desierto desde el río Quinto hasta el ríoNegro”, la “toma de posesión permanente de la línea de frontera delrío Negro y Neuquén”, la fortificación, la colonización, los “estudioscientíficos y reconocimientos militares”, la exploración de los ríos, sunavegación, etcétera (S 1870: 223-224). La necesidad del estudiocientífico del territorio fue fundamentada en esa oportunidad porBartolomé Mitre, pero sufrió la oposición de Manuel Quintana y deotros congresistas, de modo que, finalmente, el Congreso aprobó laasignación presupuestaria general pero sin especificar el destino delos fondos (S 1870: 228, 230, 244 y 252; D 1870: 288).

Estanislao Zeballos menciona otros proyectos de ley no debati-dos en el recinto legislativo, del Poder Ejecutivo y de los senadoresDardo Rocha y Nicasio Oroño (S 1875: 836 y 859), que autorizabanal Poder Ejecutivo a emprender la exploración de los Territorios Na-cionales a fin de establecer la ubicación y potencialidad económica

PEDRO NAVARRO FLORIA

Page 41: Saber y Tiempo 13

41

de los ríos, bosques, caminos, suelos, minerales y vías de comunica-ción. La tarea se asignaría a “personas de conocimientos especiales,es decir, a hombres de ciencia, a naturalistas, geólogos, botánicos,químicos, ingenieros propiamente dichos”, pero la crisis económicainiciada en Europa en 1873 hizo imposible contar con los recursosfiscales que semejante empresa requería (Zeballos 1958: 287-288).

Se fue consolidando así la idea de que la conquista material yarmada sería inseparable de un proceso de apropiación intelectualprotagonizado por los “científicos nacionales”. Como lo expresaba unmensaje del presidente Avellaneda y su ministro Adolfo Alsina en1876:

La memoria será pasada a V.H. tan pronto como los ingenieros yagrimensores que marcharon con las divisiones hayan terminado losplanos [...] y los informes que tienen orden de presentar derramandotoda la luz sobre la cuestión fronteras, vendrán a poner en evidenciaque la administración actual, al llevar a cabo la ocupación del desier-to, procedió acertadamente asociando al poder material de las armasel prestigio y los adelantos de la ciencia (D 1876, I: 620).

En este sentido se puede afirmar la existencia de una concien-cia cierta, aunque débil, en los sectores responsables de la conquista,de estar llevando adelante políticas con fundamento científico. Políti-cas que, en el contexto del racionalismo y el utilitarismo dominantes,se revelaban como las únicas legítimas y posibles. Cuando el ministrodel Interior Simón de Iriondo impulsó en el Senado la sanción de laley 817 de inmigración y colonización, sostuvo que oponerse a lainiciativa era “contrario a los principios que rigen la ciencia de lapoblación, la ciencia de la estadística, la ciencia que preside y quetiene que tenerse en consideración para buscar la prosperidad de lospueblos” (S 1876: 593). Una idea parecida, en definitiva, a la queexpresaba Domingo F. Sarmiento ya muchos años antes en relacióncon las políticas de tierra pública que él proponía en diversos ámbi-tos: “Cuando la ciencia económica aconseja reconcentrar la coloniza-ción para que pueda ofrecer resistencia a los indios, viene el proyectoy dice dénse suertes de estancia extendiéndose la frontera para llamarla codicia de los indios” (Diario... 1859: 427).

CIENCIA Y DISCURSO POLÍTICO SOBRE LA FRONTERA SUR ARGENTINA

Page 42: Saber y Tiempo 13

42

Para esta mentalidad, había decisiones políticas que debían fun-darse al menos discursivamente en lo que por entonces se entendíapor ciencia -aserciones de naturaleza teórica y racional que trascen-dieran la coyuntura concreta- y también en el saber empírico:

La frontera del río Negro de Patagones como línea militar de defensacontra las invasiones de los indios bárbaros de la Pampa, es una ideatradicional que tiene su origen en la ciencia y la experiencia trazadapor la naturaleza en una planicie abierta, presentida por el instinto dela conservación, señalada por los prácticos del país, aconsejada porlos geógrafos que han explorado esa región en el espacio de más deun siglo; ella ha sido constantemente el objetivo más o menos inme-diato o remoto de todas las expediciones científicas y militares, detodos los proyectos sobre frontera y el ideal de todos los Gobiernosque se han sucedido en el país de medio siglo a esta parte” (D 1878.II: 251).

Aun desde la oposición al proyecto roquista, el senador Torrentreconocía una legitimidad de la iniciativa conquistadora basada en supretendida cientificidad:

[...] viene fundado en una ley vigente, viene patrocinado por la opi-nión de hombres entendidos, viene anhelado, si puedo expresarmeasí, por una importante porción de nuestros compatriotas, por aque-llos que más directamente son beneficiados o resultarán beneficiadoscon la traslación de la frontera al río Negro; viene autorizado por laciencia, viene aconsejado por los hombres que de muchos años atráshan encontrado que la frontera natural, por esa parte de la República,era el río Negro, en una palabra, señor Presidente, tiene en su apoyo yen su defensa intereses, fuerzas e inteligencias que no puedo destruir,que no puedo rechazar, que no pretendo tampoco, señor Presidente,quebrantar (S 1878: 509).

Pero la necesidad de estudiar sistemáticamente los nuevos te-rritorios nacionales se puso en evidencia, como es lógico, una vezresuelto el problema de su apropiación material mediante la conquis-ta militar. Como expresaba el presidente Julio A. Roca en 1902, alsolicitar al Congreso la sanción de una nueva ley de tierras públicas:

PEDRO NAVARRO FLORIA

Page 43: Saber y Tiempo 13

43

[...] la exploración y relevamiento de nuestros Territorios Nacionaleses una exigencia imperiosa de nuestro progreso y civilización. Eldesierto ha sido conquistado militar y políticamente; es menester aho-ra dominarlo para la geografía y la producción y entregarlo conoci-do al trabajo” (D 1902, I: 932).

Mediante las expediciones militares y su acompañamiento porvarias comisiones de científicos de la Academia Nacional de Cienciasde Córdoba (Siegrist de Gentile y Martín 1981: 129-137), se habíalogrado un relevamiento elemental de los recursos naturales y de lasdiferencias subregionales del gran escenario pampeano-patagónico,hasta entonces percibido como una unidad prácticamente homogénea.Superada esa etapa, el discurso político expresó una inquietud cre-ciente por profundizar en las particularidades y rasgos diferenciadoresde cada espacio subregional, al mismo tiempo que ligó la cuestión delestudio científico del territorio con dos necesidades concretas y ur-gentes: el establecimiento de inmigración, y la mensura y subdivisiónde la tierra explotable. Convertir a la Patagonia en atractiva para losinmigrantes implicaba, en primer lugar, revertir la imagen negativa,de tierra vacía e inhabitable, “desprestigiada, quizás sin motivo, porlos juicios inseguros de los viajeros que cruzaron por ella” (D 1882,I: 440). Como advierte Nouzeilles (1999: 36), “la percepción de laPatagonia como última frontera, y su caracterización imperial comopura negatividad, problematiza la producción espacial del Estado comoentidad territorial en el área”, por lo que “el Estado argentino buscó‘reinventar’ la Patagonia y cuestionó las ficciones imperiales que larepresentaban como espacio inconquistable”. En ese contexto, el pre-sidente Roca convocaba en 1882 a “estudiar aquellas comarcas, quepueden dar asiento a millones de hombres laboriosos” (D 1882, I:440). El tema se repite en sucesivos mensajes presidenciales de esosaños (S 1884: XXII) hasta que, al final de su período. el presidenteRoca pudo anunciar:

En este lapso de tiempo, la Nación ha aumentado su patrimonio to-mando posesión real y efectiva de sus vastos territorios al Sur y alNorte, territorios que figuraban en las cartas geográficas como limbosdesconocidos y apenas se dibujaban en sus vastos perímetros.[...]. Sus

CIENCIA Y DISCURSO POLÍTICO SOBRE LA FRONTERA SUR ARGENTINA

Page 44: Saber y Tiempo 13

44

costas [de la Patagonia] ya no son lugares desiertos e inhospitalarios,ni su parte central es un misterio. A medida que más se la conoce y sepuebla, demuestra más que han sido una inexactitud su decantada[sic] esterilidad y su pobreza” (S 1886: 76 y 88).

Paralelamente, emergían los proyectos y las ideas concretaspara una explotación de los recursos patagónicos con fundamentoscientíficos. Al mismo tiempo que el senador José V. Zapata proponíaintroducir la salmonicultura en los ríos norpatagónicos (S 1885: 65),los diputados Adolfo E. Dávila y Estanislao Zeballos proponían dotara la nueva colonia General Roca de una oficina de irrigación y agri-cultura capaz de proyectar, asistir y realizar obras, una oficina meteo-rológica y otras instalaciones que permitieran desarrollar la agricultu-ra “bajo una organización moderna, científica” (D 1885 I: 196-197).

Pero, como en tantos otros aspectos de la historia de la región,habría que esperar a que el país superara la crisis de 1890 para que elEstado retomara la iniciativa hacia la Patagonia. Uno de los primerosdebates parlamentarios que plasmaron esa nueva actitud fue el queaprobó la concesión del ramal ferroviario de Bahía Blanca al Neuquén,en 1895, “haciendo así efectiva -al decir del diputado informante- entodos los ámbitos de la República la soberanía nacional por medio delos dos factores más eficientes en el progreso de este fin de siglo: elvapor y la electricidad” (D 1895, II: 254). Parecida ensoñación positi-vista se había apoderado del Ejecutivo, que prometía:

No está, pues, lejano el día en que veamos transformarse esos inmen-sos desiertos, en que pueden crearse ocho provincias, con poblacio-nes florecientes, establecidas en campos regados por caudalosos ríos,fecundados por el trabajo racional e inteligente del inmigrante euro-peo, poderosamente auxiliado por los naturales y perfeccionado porlos procedimientos científicos que tanta influencia tienen en los éxi-tos favorables de las industrias agrícolas y ganaderas, que son yserán por muchos años la más firme base de nuestra riqueza nacional(S 1895: 719).

Al año siguiente, y en los sucesivos, sería el diputado EleodoroLobos quien invocaría principios científicos en auxilio de la difícil

PEDRO NAVARRO FLORIA

Page 45: Saber y Tiempo 13

45

cuestión de la distribución de la tierra. Primero, solicitando “que seponga término a un sistema de distribución y adjudicación de la tierraque sería muy difícil sostener a la luz de la ciencia económica” (D1896, I: 644) y, más tarde, presentando un proyecto al respecto (D1898, I: 83-92). Sólo en 1902 el Gobierno nacional propuso elrelevamiento sistemático de los Territorios Nacionales para entregar-los, como ya citamos, a “la geografía y la producción”, proyectoaprobado no sin dificultades (D 1902, I: 932; D 1902, II: 56, 114-116,620-625, 634-643, 645-673; S 1902: 1011-1022; S 1903: 13).

En relación con las vías de comunicación, también se presentópor entonces un proyecto para planificar en conjunto, en forma dered, los ferrocarriles y canales de la región. En los fundamentos de lainiciativa se expresaba una interesante contraposición entre extensascitas de A. d’Orbigny y de Ch. Darwin que presentaban una Patagoniaaparentemente estéril, y una serie de comunicaciones de exploradoresy científicos argentinos como Carlos y Florentino Ameghino acercade la constitución geológica del suelo, o como Ramón Lista respectode “la Suiza argentina” (D 1897, II: 165-169). Al mismo tiempo quemostraba cómo la ciencia nacional era capaz de reinventar el territo-rio en función de un país futuro, el proyecto contenía la idea derealizar un relevamiento científico completo de la Patagonia, que enDiputados se aprobó incondicionalmente pero el Senado consideróinnecesario precisamente porque “la región Patagónica [...] felizmen-te no es ya para nosotros tierra desconocida [...] no es ya tierra miste-riosa, y menos aún el desierto árido y estéril que describieron sabiosque no llegaron a conocerla en toda su extensión” (S 1897: 528). Elprecario y genérico conocimiento existente sobre la región parecíaconvertir en inútil el propósito de sistematizar esos datos en funciónde una empresa de la mayor utilidad y necesidad. Tras un arduodebate durante el cual la Cámara de Diputados sostuvo su posiciónfavorable a los estudios científicos, éstos fueron aprobados (S 1897:530-534 y 548; D 1897, II: 504-505).

Como podemos ver, el conocimiento científico del territorio,de su historia, sus recursos y su población era invocado en nombre dela nacionalización de los espacios recientemente incorporados. Lainvocación respondía a un imaginario vagamente positivista, que seresolvía en la simple mención de objetos emblemáticos del progreso

CIENCIA Y DISCURSO POLÍTICO SOBRE LA FRONTERA SUR ARGENTINA

Page 46: Saber y Tiempo 13

46

-como los ferrocarriles, por ejemplo- a modo de argumento validadorde los propósitos políticos. Al mismo tiempo, el saber acumuladolegitimaba una nueva mirada que impugnaba la “visión imperial”estigmatizadora de la Patagonia y propugnaba la producción deestatalidad y nacionalidad, la invención de la Patagonia como Terri-torio Nacional. Sin embargo, ¿en qué ciencias, concretamente, sepretendía fundar la política de la conquista y de la nacionalización, ya qué premisas políticas respondían sus inferencias?

Usos y desusos políticos de la ciencia: geografía, historia, an-tropología

Son abundantes los materiales de diversos registros, repetida-mente citados y estudiados, que nos hablan de una construcción ideo-lógica del territorio nacional y de su pasado histórico como compo-nentes necesarios de la formación y consolidación del Estado-nación.No aspiramos a reproducir aquí esos estudios ni sus conclusiones,sino simplemente a aportar una mirada más sobre el fenómeno de laconstrucción social del espacio y del tiempo nacional -para el caso,regional- desde el discurso político. Los pasajes identificados expre-san claramente una anteposición de los intereses políticos a las con-clusiones provisorias de la ciencia. Incluso la designación de las ex-pectativas políticas puestas en el trabajo científico intentan dirigirlo yle asignan un sentido previo y supuestamente superior, en tanto seaútil en función de la consolidación de la nacionalidad. Como ya he-mos visto:

• Los “estudios científicos” del territorio son funcionales a laseguridad interior, la ocupación del territorio, el sometimientode los indígenas, la fortificación, la colonización, etc.

• La Oficina Meteorológica y la Academia de Ciencias se justifi-can por su utilidad en relación con “el cultivo de la tierra y elconocimiento y estudio [...] de las epidemias”, y con el fomen-to de “el comercio, la industria y las artes”.

• La asociación del “poder material de las armas” al “prestigio ylos adelantos de la ciencia” dieron por resultado “la ocupacióndel desierto”.

PEDRO NAVARRO FLORIA

Page 47: Saber y Tiempo 13

47

• La ciencia “preside y [...] tiene que tenerse en consideraciónpara buscar la prosperidad de los pueblos”.

• La ciencia y la experiencia han dado un resultado concreto enel trazado de “la frontera del río Negro de Patagones comolínea militar de defensa” y autorizan, fundan, respaldan unapolítica concreta de ocupación territorial.

• Los trabajos de Moreno interesan, en primer lugar, según Cané,en cuanto viajes y exploraciones “en nuestro territorio”. ParaMitre, “el mapa que acompaña el libro [...] ha cambiado porcompleto [...] la fisonomía geográfica de la Patagonia” trans-formándola de “vasto desierto vacío” en “territorio accidenta-do, articulado”, en definitiva conocido.

• Para los defensores de las obras de Moreno y Lista en el Sena-do, éstas “tratan de hacer conocer territorios argentinos hastaahora desconocidos, estudiando su importancia tanto para elpastoreo como para la agricultura y para cuanto allí pudierahacerse”; fueron escritas “en beneficio de la ciencia y en bene-ficio de la patria” por cuanto responden a “las necesidades olas exigencias de la vida civilizada”, y si no alcanzan a “con-templar y estudiar los más grandes misterios del universo” almenos cabe la esperanza de que sirvan para descubrir oro ocarbón de piedra; buscan difundir “útiles conocimientos” acer-ca de “una región inexplorada de nuestro territorio”. Aun paraCortés, que ataca los contenidos filosóficos del libro de More-no, éste “contiene algunos datos científicos de que se puedesacar algún provecho”.

En el contexto puntual de la discusión sobre los contenidos del Viaje deMoreno, pero más aún en el contexto general señalado aquí, la contro-versia religiosa e ideológica entre creacionismo y materialismo,monogenismo y poligenismo, evolucionismo sociocultural y evolucio-nismo biológico, etc., queda claramente subordinada. La utilidad delos trabajos era la cuestión crucial, por encima de la adscripción a unou otro paradigma científico. Por un lado, nadie parece preocuparsedemasiado, en el ámbito de este debate, por las aparentes contradiccio-nes contenidas en el escrito de Moreno: ¿una muestra más del tradicio-nal eclecticismo ideológico rioplatense, o simple desinterés en ese

CIENCIA Y DISCURSO POLÍTICO SOBRE LA FRONTERA SUR ARGENTINA

Page 48: Saber y Tiempo 13

48

aspecto del problema? Por otra parte, en una tendencia que nos inclinapor la segunda suposición, no se advierte que los argumentospoligenistas o racistas que pudieron haberse inferido de las obras deBurmeister y Moreno hayan sido instrumentalizados en el discursoantiindigenista del gobierno nacional del período analizado aquí.3 Porel contrario, las consideraciones, tanto del ministro Roca como delpresidente Avellaneda, acerca de las consecuencias de la conquista enlos pueblos indígenas traslucen una línea de pensamiento afín a lasformas de racismo corrientes en las décadas intermedias del siglo XIXe incluso al fatalismo que por entonces se aplicaba al tema del “cho-que” interétnico, pero no admiten fundamentos biológicos para ladiscriminación sino que sostienen la posibilidad de mestizaje, absor-ción y cambio cultural:

[Los pobladores del Neuquén] Han alcanzado un grado de civiliza-ción bastante elevado respecto de las otras razas indígenas de la Amé-rica del Sur, y su transformación se opera como estamos viendotodos los días, de una generación a otra, cuando poderes previsoresle[s] dedican un poco de atención. Su contacto permanente con Chiley la mezcla con la raza europea, han hecho tanto camino que estosindios casi no se diferencian de nuestros gauchos y pronto tendránque desaparecer por absorción (D 1878, I: 681).Así es que no hay ningún propósito de exterminar la raza, obedecien-do a esa ley del progreso y de la victoria por la cual la raza más débil,la que no trabaja, tiene que sucumbir al contacto de la mejor dotada,ante la más apta para el trabajo. Es lo que pasa en la América delNorte con los pieles rojas. Éstos sucumben sin remedio ante la olasiempre creciente y sin reflujo de la raza blanca [...]. Entre nosotrosno es precisamente por la destrucción que desaparecen los indios,sino por la absorción y asimilación, como lo prueba la masa denuestra población, que es una mezcla de indio y español en su mayorparte (D 1878, II: 256).Estos indios son -me refiero a los de la Pampa, a los que tratamos desometer- una mezcla de blanco y de indio donde se concentran todoslos vicios de las dos razas. No son como los jehuelches [sic] y los delos valles de la Cordillera, que han alcanzado cierto grado de civili-zación [...] que han adquirido un grado de civilización que no tienen

PEDRO NAVARRO FLORIA

Page 49: Saber y Tiempo 13

49

los pampas [...]. Esto revela la índole pacífica, mansa y predispuestade estos indios a civilizarse y que no serán una causa de peligros ytemores para en adelante (S 1878: 512-513).El establecimiento del indio sometido es un problema de solucióndifícil [...]. Nosotros hemos encontrado hasta hoy facilidades inespe-radas en el espíritu profundamente cristiano de nuestras poblacionesy en la capacidad que el indio mismo ha revelado para adaptarse alas exigencias de una vida superior” (S 1879: 10).

En el mismo sentido se había manifestado, cuando se discutióla ley 215 en 1867 -el proyecto de traslación de la frontera sur al ríoNegro-, el legislador que mejor conocía la realidad de la fronterainterior: el senador puntano Juan Llerena. Como hizo notar Zeballos(1958: 55-56), Llerena reprodujo allí, sin mencionarlos, los datos ypuntos de vista expuestos por Victor Martín de Moussy, en su Des-cripción geográfica y estadística de la Confederación Argentina (1860-1863), acerca de la necesidad de establecer el límite sur en el ríoNegro y no en el Colorado y, fundamentalmente, sobre la posibilidadde lograr una fusión pacífica, a través de un proceso social de tipoevolutivo, entre la población indígena y la inmigración criolla y euro-pea en la Pampa. Este último aspecto de la política de fronteras,fundado por de Moussy más en el evolucionismo sociocultural ilus-trado que en una extrapolación de la idea de la selección natural a lasrelaciones interétnicas, fue retomado por Llerena en un proyecto detrato pacífico hacia los indígenas presentado al año siguiente (S 1867:120, 128-129, 134, 138; S 1868: 211-212 y 633-643).

El debate entre el evolucionismo sociocultural y el más duroevolucionismo biológico emergió en el escenario parlamentario en1885, al discutirse dos proyectos, finalmente rechazados, de creaciónde colonias indígenas. El diputado Juan Darquier sostuvo la primeraposición, hasta con un extraño argumento que nos indica la compul-sión de la época hacia las explicaciones de base orgánica:

Se trata [...] de dirigir la evolución por la cual pasan todas las razashumanas en una de sus fases más difíciles: la transición de la vidanómade a la vida sedentaria. Todo se modifica con este cambio: lascostumbres, las necesidades de la vida, el modo de atender a la sub-

CIENCIA Y DISCURSO POLÍTICO SOBRE LA FRONTERA SUR ARGENTINA

Page 50: Saber y Tiempo 13

50

sistencia y hasta la estructura del cuerpo. En el caso ocurrente, lacurvatura de las extremidades inferiores y el paralelismo de los piesque parece se han alterado sobre el lomo del caballo y hacen difícil laposición vertical y morosa la marcha, volverán a adquirir su actitudnatural y los pies tomarán de nuevo el ángulo necesario para presen-tar mayor base de sustentación al cuerpo. En las facultades intelectua-les, sucederá lo mismo. Se adquirirán ideas nuevas, y como conse-cuencia de la creación de esas ideas nuevas, será necesario que lalengua cree también términos nuevos, teniéndose que modificar hastalo más sustancial, que es la organización de la familia [...]. Las dosrazas siempre han estado en lucha; pero la autóctona cede ante lainvasora y muy pronto desaparecerá [...]. Las razas atrasadas, al cam-biar de medio social, tienen que ceder y desaparecer ante la invasiónde otras razas más adelantadas. Para probarlo invocan los materialis-tas una ley, llamada lucha por la vida (D 1885, I: 459-460; bastardi-llas originales).

Mientras Darquier argüía que la mencionada ley “materialista”se aplicaba sólo a los vegetales, Lucio V. Mansilla asumió el rol deimpugnador de los proyectos de educación indígena:

Yo creo, señor Presidente, que el indio, por ciertos caracteres semíticos[sic, por ‘somáticos’], es completamente, orgánicamente, por razonesde evolución, refractario a nuestra civilización [...] se trata de asimilaruna raza que desde el tiempo de la conquista hasta la fecha la hemosdeclarado incompatible con el derecho que nosotros tenemos a ocu-par la tierra como conquistadores (D 1885, I: 465-466).[...] entiendo -y lo creo por observación directa y por estudio- que elindio de la Pampa argentina, como el indio del Chaco, como el indiode toda la América meridional y septentrional, es refractario al tipode civilización que nosotros tratamos de hacer prevalecer [...] delpunto de vista de la biología, no del punto de vista de la sociología.De manera que [...] es hacerse una ilusión creer que se va a obtener elmás mínimo resultado incorporando al indio a nuestra civilización,tomado del punto de vista antropológico, del punto de vista colecti-vo” (D 1885, I: 503 y 506).

PEDRO NAVARRO FLORIA

Page 51: Saber y Tiempo 13

51

Las razones de Mansilla fueron rebatidas por varios diputados,aunque lo más interesante del debate es constatar de qué modo éstederivó desde enunciados antropológicos y biológicos hacia cuestio-nes netamente sociales y políticas tales como la ciudadanía o la iden-tidad nacional.

Para Francisco J. Figueroa:

Se ha dicho: el indio es refractario a la civilización [...]. Pero tambiéntenemos autoridades competentes, que han estudiado al indio muy decerca, que han tenido tiempo de estudiar su organización, su sistemade vida, de penetrar sus ideas, y opinan de muy distinta manera. Y yodigo entonces: encontrándonos con dos opiniones contrarias, de auto-ridades igualmente respetables, debemos inclinarnos a la que sea máshumana, más justa; y la humanidad y la justicia me obligan a creerque el indio es susceptible de civilización, como cualquier otro serhumano (D 1885. I: 511-512).

Mientras que el ministro de Guerra Francisco Ortiz llama a larealidad a Mansilla:

Me permitiré recordar al señor diputado que es militar y que ha hechocampañas contra los indios, que la mayor parte han muerto bajo elplomo de nuestros soldados o por la pobreza, por la miseria que ellosse deparaban con su resistencia [...]. Porque nos conviene conservarese núcleo, [...] el germen de esa raza americana primitiva [...] Tene-mos que concurrir con ese elemento a nuestra nacionalidad para noser absorbidos totalmente por las fuerzas productoras de las nacionesque nos invaden con su población” (D 1885, I: 519-521).

La anteposición de las expectativas políticas a toda considera-ción teórica en el discurso político, es decir el uso de la ciencia confines legitimadores de las propias posiciones y decisiones, sin embar-go, no resulta tan notable en el terreno de las Ciencias Biológicas yde la Antropología como en el campo de las Ciencias Sociales: laGeografía y la Historia. La necesidad política de construir una ima-gen territorial de la nación, es decir de operar la apropiación intelec-tual del territorio previamente o paralelamente a su apropiación mate-

CIENCIA Y DISCURSO POLÍTICO SOBRE LA FRONTERA SUR ARGENTINA

Page 52: Saber y Tiempo 13

52

rial, legitimó políticamente -en un juego de seducción mutua entre“el poder material de las armas” y “el prestigio y los adelantos de laciencia”- la realización de viajes y mapas. Y la necesidad política dejustificar la guerra de conquista respaldó, en el mismo sentido, lainvención historiográfica de la guerra fronteriza permanente. Ambasconstrucciones intelectuales buscaron cristalizar en una ideología na-cional un espacio inmóvil y un tiempo permanente: un territoriopampeano-patagónico que se pretendía argentino desde siempre -ge-nerando así el mandato de ocuparlo- y unas relaciones fronterizas quese imaginaban en términos de guerra permanente -originando la nece-sidad de una campaña definitiva-. En el discurso político analizadopodemos encontrar manifestaciones de estas representaciones.

La nacionalización discursiva de los territorios del Sur, compa-tible incluso con la idea de que eran tierras “por conquistar”,4 semanifestaba en la constante designación de la Pampa y la Patagoniacomo parte de “nuestro territorio”. En 1875 el historiador y diputadoVicente F. López denunciaba enérgicamente la circulación de un mapaque fijaba el límite sur de la Argentina en el río Negro, “sustraídatoda la Patagonia a la posesión de la República” (D 1875, I: 241). Enla sesión siguiente desarrollaba extensamente los argumentos sobrelos cuales la Argentina reclamaba para sí el territorio, y remataba sualocución con una arenga que no apartaba el tema del tono utilitaristaque impregnaba el discurso político de entonces:

Salvemos la Patagonia que es una de las partes integrantes y de másimportancia de la República Argentina, parte que vale más que losmiserables retazos que estamos cuestionando con algunas otras nacio-nes. [...] porque ahí está nuestro porvenir práctico, porque ahí estánuestro desarrollo, nuestra riqueza, porque es el gran emporio que hade hacer de la República Argentina una de las naciones más notablesdel mundo, dentro de muy pocos años y por el inmenso valor de suscostas. Desgraciado del que no lo comprenda (D 1885, I: 269).

También son frecuentes las referencias a la cuestión de la per-tenencia territorial de la Pampa y la Patagonia, precisamente en losfragmentos discursivos en los que se apela al conocimiento científicodel territorio como legitimador de la acción conquistadora:

PEDRO NAVARRO FLORIA

Page 53: Saber y Tiempo 13

53

[El proyecto de campaña] viene aconsejado por los hombres que demuchos años atrás han encontrado que la frontera natural, por esaparte de la República, era el río Negro.[La obra de Moreno Viaje a la Patagonia Austral] es la más impor-tante que se haya publicado hasta ahora en la República Argentinarelativa a viajes y exploraciones en nuestro territorio.[...] el mapa que acompaña el libro [de Moreno][...] viene a comple-mentar una parte desconocida de la carta de la República Argentina.[Las obras de Moreno y Lista] tratan de hacer conocer territoriosargentinos hasta ahora desconocidos.No conocemos nuestro propio territorio.[...] la obra del Sr. Moreno [...] [está] destinada a hacer conocer unaregión inexplorada de nuestro territorio.

La construcción historiográfica del mito de la guerra fronterizapermanente, cuyo análisis a fondo excede los propósitos de este tra-bajo, encuentra algunos de sus principales puntos de apoyo en eldiscurso político sustentador del plan de campaña del ministro Rocay el presidente Avellaneda, de 1878. Solamente a modo de ejemplocitamos algunos pasajes de los mensajes e intervenciones del PoderEjecutivo al respecto:

El Poder Ejecutivo cree llegado el momento de presentar a 1a sancióndel Honorable Congreso el proyecto adjunto, en ejecución de la Leyde 23 de agosto de 1867, que resuelve de una manera positiva elproblema de la defensa de nuestras fronteras por el oeste y por el sur,adoptando resueltamente el sistema que desde el siglo pasado vienenaconsejando la experiencia y el estudio, como el único que, a unagran economía, trae aparejada una completa seguridad: la ocupacióndel río Negro, como frontera de la República sobre los indios de laPampa [...]. A mediados del siglo pasado, ya los reyes de Españaaceptaban como un principio de defensa militar lo que hoy día hallegado a convertirse en una verdad evidente y comprobada por ladolorosa experiencia que en sesenta y ocho años de vida nacionalhemos cosechado con la destrucción constante de la primera fuentede nuestra riqueza rural y la pérdida de numerosas vidas y cuantiosostesoros, “que es imposible la defensa de una línea militar que se

CIENCIA Y DISCURSO POLÍTICO SOBRE LA FRONTERA SUR ARGENTINA

Page 54: Saber y Tiempo 13

54

extiende por cientos de leguas, si no se cuenta, como auxiliar y basede la defensa, con una barrera natural que pueda ser opuesta a lasincursiones del salvaje” [...]. Así, el pensamiento de situar la fronteraen el río Negro, como la línea más corta, más económica y segura,data del siglo pasado” (D 1878, I: 678-679).No rompemos nosotros la guerra. La guerra hace tres siglos que estáempeñada entre ellos y nosotros” (S 1878: 512).

Una vez realizada la conquista, esta concepción historiográficaresultó funcional a su conmemoración celebratoria. En 1883, al justi-ficar el otorgamiento de una medalla a los expedicionarios, el diputa-do Pedro C. Reyna se refería a “una de nuestras epopeyas más her-mosas [...] el término de esa historia de sangre que se inició en 1515,con el martirio de Juan Díaz de Solís [...], que ha durado más de tressiglos” (D 1883, I: 819). Tres años después, al considerarse un pre-mio al expresidente Avellaneda, el diputado Gallo reiteraba esa re-presentación del pasado (D 1886, I: 872). Al mismo tiempo, como yavimos, se reforzaba la idea de una incompatibilidad ancestral y per-manente entre la civilización occidental y los pueblos indígenas.

Conclusiones

En conclusión, podemos afirmar que:

• El recurso al conocimiento científico por parte del discursopolítico argentino de la segunda mitad del siglo XIX referido alos territorios del Sur, fue poco frecuente y de tono eminente-mente utilitario.

• La decisión política y la investigación científica operabandiscursivamente de modo de legitimarse en forma recíproca:encontramos tanto justificaciones pretendidamente científicasde la política de conquista como explicaciones políticas de larealización de viajes exploratorios, cartografía y ensayos. Sinembargo, la ideología utilitarista dominante hizo que fuera másfrecuente el uso del conocimiento científico con propósitos po-líticos.

PEDRO NAVARRO FLORIA

Page 55: Saber y Tiempo 13

55

• No se observa, en el período y registro analizados, el uso polí-tico de algunas consideraciones -fundamentalmente las de unalínea poligenista- presentes en trabajos del campo de la Antro-pología de la primera comunidad científica argentina que hu-bieran podido respaldar ideológicamente la acción violenta con-tra los pueblos indígenas de la Pampa y la Patagonia. Sí seobserva la vigencia de algunas ideas corrientes ya varias déca-das antes, que podemos considerar la ciencia normal de laépoca.

• Se observa, en cambio, la manipulación política de motivosdiscursivos del campo de la Geografía y de la Historia, para lageneración de un imaginario nacionalizado respecto del esce-nario conquistado.

Notas

1. El presente trabajo forma parte del proyecto de investigación sobre El pensamientobiológico de la primera comunidad científica argentina (Germán Burmeister y susdiscípulos) y sus implicancias en las políticas hacia el territorio pampeano-patagónico, 1860-1880, Universidad Nacional del Comahue (04-H059). Una ver-sión preliminar fue presentada como Navarro Floria 2001

2. Salvo indicación en contrario, las bastardillas en las citas documentales son mías.En adelante, para mayor comodidad, citaremos por su inicial los Diarios deSesiones del Senado de la Nación (S) y de la Cámara de Diputados de la Nación (D)indicando el año, el número de tomo si corresponde y el número de página como enesta nota.

3. En este punto diferimos del más importante estudioso de las relaciones diplomáti-cas interétnicas, que atribuye “al positivismo en su intento de aplicación a laespecie humana de la teoría evolucionista biológica de Darwin” el abandono deltrato pacífico con los pueblos indígenas del Sur argentino (Levaggi 1995: 172-173).

4. Cfr., por ejemplo, el texto de la ley 947 de campaña al río Negro, que en su art. 2°habla de “las tierras públicas nacionales que se conquisten” y en el 3° de “tierrasnacionales situadas al exterior de las fronteras” (D 1878 II: 253).

Referencias

Diario de Sesiones de la Cámara de Senadores del Estado de Buenos Aires,1858 (1859). Buenos Aires: El Orden.

CIENCIA Y DISCURSO POLÍTICO SOBRE LA FRONTERA SUR ARGENTINA

Page 56: Saber y Tiempo 13

56

Diarios de Sesiones del Congreso de la Nación, 1853 a 1904 [Ver Nota 2].Levaggi, A. (1995), Política indigenista de Nicolás Avellaneda, antropología

cristiana vs. antropología darwinista. Scripta Ethnologica (Buenos Ai-res), XVII.

Navarro Floria, P. (2001), Los usos y desusos de la ciencia en el discursopolítico argentino sobre la frontera sur de la década de 1870, IV Congre-so Chileno-Argentino de Estudios Históricos (Valparaíso y Viña del Mar,18-21 de abril de 2001).

Nouzeilles, G. (1999), Patagonia as Borderland: Nature, Culture and the Ideaof State. Journal of Latin American Cultural Studies, 8: 1.

Siegrist de Gentile, N. y M. H. Martín (1981), Geopolítica, ciencia y técnicaa través de la campaña del desierto. Buenos Aires: Eudeba.

Zeballos, E. S. (1958), La conquista de quince mil leguas, Estudio sobre latraslación de la frontera sur de la República al río Negro. Buenos Aires:Hachette.

PEDRO NAVARRO FLORIA

Page 57: Saber y Tiempo 13

SABER Y TIEMPO13 (2002). 57-72 Separata 157.13

EL VIAJE A MISIONES DE EDUARDO L. HOLMBERGEN LA TRADICIÓN DE LOS RELATOS EXPLORATORIOS

Graciela SaltoUniversidad Nacional de La Pampa - Conicet

El relato de viajes fue uno de los tipos discursivos más utiliza-dos durante el siglo diecinueve, en consonancia con el interésexploratorio y la fascinación geopolítica con que las cienciasnaturales impregnaban el imaginario de la época. Entre losrelatos de viajes de reconocimiento, clasificación y cataloga-ción del territorio rioplatense, en este artículo analizo en elViaje a Misiones, publicado por Eduardo L. Holmberg en 1887,el diseño de estrategias retóricas y lingüísticas que se distan-cian de los modelos vigentes en la época e intentan la construc-ción de una genealogía literaria alternativa.Entre el modelo de Goethe y el de Humboldt, pero tambiénentre el utilitarismo de Azara o del capitán Page, entre laparodia de Cervantes o el fisiologisnmo espiritualista deMantegazza, el relato de Holmberg excede los preceptos de laliteratura de viajes y configura, en cambio, como la mayorparte de sus textos, un desvío irónico y sagaz respecto de latradición instituida.

... eliminando de toda la Odisea de nuestra Comisión, todo lo que escientífico, queda y sobra para una o dos Ilíadas.

Holmberg 1887: 42.

Desde la expedición de La Condamine, en 1735, hasta fines del siglodiecinueve, el territorio americano fue uno de los objetivos geopolíticospara el interés exploratorio de los europeos. Sus viajes y expedicionesconfiguraron a su vez un corpus de relatos y diarios sobre sus periplospor estas tierras. Desde el Sistema de la Naturaleza de Carl Linneo,publicado en el mismo año en que los franceses iniciaron la experien-cia de La Condamine, hasta los escritos de Alexander von Humboldt

Page 58: Saber y Tiempo 13

58

que reconstruyen su experiencia americana junto a Aimé Bonpland,entre 1799 y 1804, se articula una tradición de escritura que signa, porun lado, la mirada europea sobre las regiones, los sujetos y las culturasno europeas, pero que organiza también, por otro lado, la percepciónque estas otras regiones, sujetos y culturas construyen sobre ellasmismas en las áreas que Pratt llama “zonas de contacto” (Pratt 1992).Entre ellas, no cabe duda de que el Río de la Plata y las regionesconexas han ocupado desde siempre un lugar preponderante.

Desde los míticos viajes de Félix de Azara entre 1781 y 1801,una serie de viajeros europeos de no menor trascendencia visitaron yescribieron sobre el área que se extiende desde el estuario del Río dela Plata hasta el bosque chaqueño y la selva paraguaya -Francis B.Head, Thomas J. Page, Edmond Temple, entre los más conocidos- ytambién desde la pampa húmeda hasta la Patagonia austral -entreéstos, el Viaje de un naturalista de Charles Darwin, es el caso másilustre. Los escritos de unos y otros prefiguraron a su vez las imáge-nes que habrían de contribuir a la emergencia, unas décadas mástarde, de la literatura argentina (Prieto 1996) y de las representacio-nes culturales que, en muchos casos, todavía hoy integran el conglo-merado de saberes considerados válidos y legítimos en algunas disci-plinas.

Pero no sólo los europeos viajaron por el territorio americano.A partir de la insistente prédica de Domingo F. Sarmiento, el gobier-no argentino comenzó también a financiar expediciones de reconoci-miento y exploración de los territorios que comenzaban a enajenarsea los nativos. La organización de estos viajes, junto a la política decreación de instituciones que promovieron la investigación en cien-cias naturales, contribuyó a la formación de los primeros núcleos denaturalistas que se consideraron argentinos. Con la excepción precur-sora de Francisco J. Muñiz, fueron Eduardo L. Holmberg, FlorentinoAmeghino y Francisco P. Moreno quienes produjeron los primerostextos no europeos que representaban los itinerarios exploratorios, ala vez que plasmaban las experiencias de estos jóvenes viajeros encontacto con la naturaleza americana.

Estos textos, escritos desde el horizonte epistemológico de lasciencias naturales, diseminaron, entre los letrados de la época, unaserie de imágenes territoriales, antropológicas, estéticas y lingüísticascuya persistencia se ha hecho evidente en la construcción de los

GRACIELA SALTO

Page 59: Saber y Tiempo 13

59

imaginarios nacionales. Pero es necesario advertir, también, que mu-chos de estos textos, provenientes de los viajes y de las prácticasexploratorias de los naturalistas del siglo diecinueve, fueron construi-dos a su vez a partir de las imágenes y de las estrategias retóricas quelas ficciones anteriores les proporcionaban. A pesar de que sus con-temporáneos dejaron testimonio de haberlas leído como representa-ciones de la naturaleza ex nihilo, hoy no pueden ser leídas sino comoapropiaciones y resemantizaciones de las matrices literarias presentesen el campo de lecturas de la época. Así como en los textos deHumboldt se han reconocido huellas de las imágenes románticas deFriedrich Schiller y de Johann W. Goethe, del mismo modo en lostextos de los naturalistas argentinos -y en los de Holmberg, en parti-cular- no puede dejar de notarse la impronta de Goethe mismo, deFrançois de Chateaubriand, de Bernardin de Saint-Pierre y de muchosotros autores y textos literarios que los naturalistas del siglo diecinue-ve reconocieron como antecedentes en sus relatos de viajesexploratorios.

Puede decirse, entonces, que así como los viajes constituyeronun fenómeno cultural de consecuencias tan complejas como diversas,la trama de textos que generaron no es ajena a esta complejidad. Poruna parte, son insoslayables los intereses expansionistas que provoca-ron y sostuvieron económica y financieramente estas expediciones yque formularon nuevas relaciones entre el conocimiento y la socie-dad, a la vez que diagramaron un orden entre los continentes, lospaíses y las regiones que, más de un siglo después, se mantiene conpocas variantes. Sin embargo, tampoco puede dejar de reconocerse,por otra parte, la fascinación que ejercieron estos viajes en el imagi-nario social. Así como Goethe confiesa que “no existe nada que sepueda comparar a la nueva vida que un individuo reflexivo experi-menta cuando observa una nueva tierra”, del mismo modo Holmberg,uno de los más notables viajeros argentinos del siglo diecinueve,comenta con ironía que:

En nuestro país se ha desarrollado últimamente una furia tal de expe-diciones, a las que se bautiza invariablemente con el pomposo títulode Exploraciones científicas, que ello toma ya un carácter alarmante,por no decir epidémico, de tal suerte que la sátira de cierto cronistarecordando que en la última exploración de Fulano había éste conse-guido descubrir la Laguna de Navarro sintetiza bien la cantidad de

EL VIAJE A MISIONES DE EDUARDO L. HOLMBERG

Page 60: Saber y Tiempo 13

60

ironía que en tales casos se puede y se debe propinar a las víctimas(Holmberg 1887: 38-39).

La construcción de una tradición escrituraria

En los escritos producidos durante esta “epidemia” de exploracionescientíficas -según la humorada de Holmberg- puede advertirse el traza-do de una genealogía literaria que reconoce, en los escritos de Humboldt,el origen de un repertorio de temas y de modos narrativos y descripti-vos adecuados para la representación de las regiones que comenzabana explorarse. Darwin escribió, estando a bordo del Beagle, que “elrumbo de [su] vida se debió a haber leído y releído” en su juventud laobra Personal Narrative de Humboldt.1 Del mismo modo, Holmbergencontró también en los cuadros narrativos de Humboldt el modelomás pertinente para orientar la escritura de sus relatos de viajes.

Si bien el territorio rioplatense no formó parte del itinerariohumboldtiano, su omnipresencia como modelo de explorador y comomodelo de escritura, en los textos de quienes sí viajaron por estaregión, pone en evidencia el carácter casi emblemático que Humboldtllegó a adquirir en la narrativa de viajes y el predicamento de susmodos narrativos (Prieto 1996: 19). En contraposición con la narra-ción racionalista, evidente en los textos de Félix de Azara, por ejem-plo, y predominante en la mayoría de los textos producidos hastafines del siglo dieciocho, surge en esos años una modalidad queenfatiza la subjetividad del emisor y propone un tratamiento literariopara los hasta entonces ascéticos informes de viajeros. Prieto señalaun texto de 1773, Voyage à l’Île de France de Bernardin de Saint-Pierre, como el inicio de una serie literaria que canonizará un acerca-miento literario para los materiales reunidos durante los frecuentesviajes exploratorios y que alcanzará con Personal Narrative deHumboldt su nivel más alto. En esta tradición, el cuadro -un “modoestético de tratar los temas de historia natural”, según la tan comenta-da cita de Humboldt (Pratt [1992]1997: 216; Vericat 1999: 12-16)-emerge como la estrategia más eficaz para la representación de lanaturaleza como unidad armónica, en relación con el sujeto que lacontempla y la describe. Sin embargo, estos cuadros de la naturalezaconvivirán durante largo tiempo con los catálogos y descripciones

GRACIELA SALTO

Page 61: Saber y Tiempo 13

61

utilitarias características del modelo racionalista que mantuvo su vi-gencia residual más allá del éxito del modelo estético de Humboldt ysus seguidores. Es más, de esta conjunción los viajeros que recorrie-ron el territorio argentino extrajeron -como señala Prieto (1996: 19)-“la posibilidad de combinar las articulaciones de los discursos racio-nalista y romántico; el gusto por la andadura del relato, por las di-mensiones de la peripecia personal; la confianza en las doctrinas de laespecificidad del paisaje americano y de la armonía del hombre y lanaturaleza”.

Hacia fines del siglo diecinueve, este entrecruzamiento de tra-diciones y posibilidades discursivas se enriquece además con los apor-tes de otra genealogía que comenzaba a configurarse en el Río de laPlata: la de los viajeros hacia Europa, algunos de cuyos textos funda-dores había recogido Domingo F. Sarmiento, ya en 1851, con el títulode Viajes. Esta tradición es el reverso elocuente del viaje hacia lanaturaleza y en relación con ella, con sus imágenes y con su retórica,se articulan muchos de los textos exploratorios de los naturalistasargentinos. El ejemplo más evidente, quizás, es el inicio del Viaje aMisiones de Holmberg, en el cual el narrador pone de manifiesto lanecesidad de explicar a la audiencia el por qué de la elección deMisiones en lugar de la opción que aparece más tentadora y, sobretodo, más frecuente:

- “¡Oh! Un viaje a Europa! ¡París! ¡oh! ¡París!”- he oído decir mu-chas veces. En efecto, parece que hay allí su tentación. Pero ¿podríacomparar el placer de estar en París con la angustia de que un viajeroo un naturalista me preguntara en la Capital de Francia: - “¿Y Misio-nes? ¿qué es eso? [...] Mi ideal no es un viaje a Europa; pero, una vezrealizado ¿no será un verdadero placer el contestar -“¿Misiones? Aquíestá”. (Holmberg 1887: 19-20).

Esta opción inaugural prefigura en el texto una serie compara-tiva, entre el viaje por Europa y el viaje por el territorio nacional, quepersiste en cada una de las imágenes que representan lo visto por vezprimera. Cuando el narrador llega a Paraná, por ejemplo, describe laciudad en relación con los modelos europeos, a pesar de que una yotra vez ha dicho no conocerlos -“la ciudad de Paraná se encuentrabajo un pie de desarrollo a la europea” (Holmberg 1887: 37); cuando

EL VIAJE A MISIONES DE EDUARDO L. HOLMBERG

Page 62: Saber y Tiempo 13

62

carga su equipaje en un barco, dice “No conozco París, pero el Cisne[el nombre de la embarcación] me hizo una impresión como de París”(H. 1887: 86).2 Referencias similares atraviesan todo el texto, así comodiversos comentarios en torno de los beneficios narrativos que podríalograr con tener sólo una “mirada” de turista -“ese tipo supremo de laomnisciencia” (H. 1887: 103). Mirada que, como es sabido, 3 ya articu-la la escritura sarmientina, una escritura ante la cual Holmberg, comomuchos de sus contemporáneos, se “extasiaba” (H. 1887: 164).

Así como puede sugerirse, entonces, que “a partir de la publi-cación de Personal Narrative [de Humboldt...] se produce una modi-ficación en el acto de lectura reservado tradicionalmente a la literatu-ra de viajes” y que, en relación con este cambio, “puede presumirseque algunos o los más de los informes y memorias dejados por losviajeros [...] debieron de redactarse ya, francamente, en función deuna audiencia metropolitana adiestrada en la gustación y en la san-ción de esos nuevos cánones de lectura” (Prieto 1996: 29), del mismomodo puede conjeturarse que esta modificación afectó también laescritura de los viajeros argentinos que exploraron el territorio nativo.Estos debieron de haber tenido en cuenta, además, los numerososrelatos producidos por los viajeros que, desde los territorios periféricos,habían comenzado a visitar las metrópolis coloniales, en un intrinca-do trayecto simbólico que hoy sabemos característico de los sujetos yde las culturas en situación colonial.

En el marco de estas modalidades y tradiciones narrativas entorno de los viajes que los hombres del siglo diecinueve emprendie-ron a regiones naturales y culturales tan diversas como desconocidas,propongo considerar en este artículo el relato del Viaje a Misiones,una región tropical del noreste argentino.

La escritura del Viaje a Misiones

Este viaje, según se lee en el prólogo de autor y en el primer capítulo,había sido autorizado y financiado en 1883 por la Academia Nacionalde Ciencias, presidida entonces por Oscar Doering, pero Holmberg lohabría pospuesto con el objeto de explorar primero la sierra de Curá-Malal, por indicación del gobierno de la Provincia de Buenos Aires. EnCurá-Malal contrajo fiebre tifoidea y no pudo emprender el viaje aMisiones hasta marzo de 1884. Según se consigna también en el texto,

GRACIELA SALTO

Page 63: Saber y Tiempo 13

63

viajó entre esta fecha y marzo de 1886. Al año siguiente, en febrero de1887, estuvo en condiciones de entregar a la Academia el relato delviaje, que considera el primer tomo de cuanto será una obra general queintegrará en los tomos restantes los resultados de la catalogación yclasificación de los materiales recogidos en la expedición. El relato delviaje fue publicado con el título de “Viaje a Misiones por Eduardo L.Holmberg” en el tomo X del conocido Boletín de la Academia Nacio-nal de Ciencias de Córdoba. Son veintitrés capítulos organizados porsubtítulos que indican el itinerario geográfico a la vez que enfatizan,mediante preposiciones, el movimiento del narrador -II. “En el Cha-co”, VI. “A Misiones”, VII. “En Misiones”, XXII. “De Misiones aBuenos Aires”, etc. Los criterios de organización de los materiales quese despliegan a lo largo de trescientos noventa y una páginas estánexplicitados en el prólogo de autor.

Según dice Holmberg, ha optado por:

[...] un orden de tiempo y no el de las materias por sus afinidades. Ellibro pierde por esto en solemnidad, pero su lectura se hace más fácily, me atrevo a pensar, juzgando por la impresión personal de lecturasanálogas, que más agradable -y esto es lo que me preocupa. ¿De quéme serviría escribir un libro solemne que pocos leerían? (H. 1887:12; el énfasis es mío)

La preocupación de Holmberg por alcanzar una audiencia parael discurso científico, en un momento en que la ciencia era, en laciudad de Buenos Aires, un deseo más que una posibilidad, está en elorigen no sólo de este texto sino de la mayor parte de su producción.Como advierte Ángela Dellepiane (1990: 460-461), la búsqueda demecanismos válidos para la divulgación de los avances científicosera, en la época, una impronta común al pensamiento positivista, engeneral, y al darwinista, en particular. Pero, en el caso de Holmberg,esta preocupación por formar un público que se interese por las nove-dades de la ciencia es una matriz que exacerba, a la vez que explica,muchas de las opciones de orden retórico, discursivo y lingüísticoque sostienen la trama de sus argumentos científicos y de sus ficcio-nes literarias. Desde su optimista y eufórica afirmación inicial de que“es indudable que en Buenos Aires se va despertando el sentimiento

EL VIAJE A MISIONES DE EDUARDO L. HOLMBERG

Page 64: Saber y Tiempo 13

64

científico con una rapidez extraordinaria. [...] podemos decir, sin te-mor de ser exagerados, que el gusto científico se desarrolla aquíinmoderadamente” (Holmberg 1875: 69), hasta sus textos de las pri-meras décadas del siglo veinte, Holmberg mantiene un mismo interéspor la divulgación de los avances científicos, entre un público pocopermeable a sus motivaciones que colocó su obra en la categoría de“extraña” y a su autor en la de “genio exótico”4.

Esta necesidad por hacer visible y legible la ciencia, necesidadque Holmberg asume como imperativo, define entonces sus estrate-gias discursivas. En el Viaje a Misiones sostiene, en primer lugar, lapresunción de que la subjetividad del enunciador prima sobre el restode los elementos narrativos. En segundo lugar, la certeza de que elrelato de viajes se construye a partir de la búsqueda de un lector.Como reconoce en el prólogo mismo, el estilo “es un acto de cortesíapor parte del autor hacia sus lectores” (Holmberg 1887: 10). Porúltimo, en intrínseca relación con lo anterior, la opción por el caste-llano como lengua de uso, a pesar de su evidente infrecuencia en latradición de los relatos de viajes, así como en los textos que teníancomo tema asuntos de índole científica.

Un libro de viaje no excluye lo subjetivo

La primera de estas estrategias -la primacía de la subjetividad- ya habíaaparecido, en 1884, en el aséptico informe presentado al gobernadorDardo Rocha sobre lo actuado en el viaje a la sierra de Curá-Malal.Tras las fórmulas usuales en este tipo de informes, Holmberg aclara:

Le suplico que recuerde [se dirige al Ministro de Gobierno de laProvincia de Buenos Aires, Faustino Jorge] que, si en los actos oficia-les la individualidad parece y debiera desvanecerse siempre entre elmolde de ciertas abstracciones y formas consagradas, no es posible,en los actos literarios, cualesquiera que sean sus fines, sustraerse ala modalidad propia, ni a las circunstancias determinantes de unpensamiento en acción, máxime tratándose de susceptibilidades per-sonales, fuertemente influenciadas por ellas (Holmberg 1884: ix; elénfasis es mío)

GRACIELA SALTO

Page 65: Saber y Tiempo 13

65

“Modalidad propia”, “susceptibilidad personal”, “pensamientoen acción”: ya están aquí muchos de los núcleos de sentido (semas)que expandidos configuran la excepcionalidad del Viaje a Misiones.Con la ironía y el humor habitual en sus textos, confiesa allí suconvicción de que “un libro de viaje no excluye lo subjetivo; pero estan difícil sustraerse a la tentación de llenarlo con tal médula, quemuchas veces no tiene otra” (Holmberg 1887: 40-41). En efecto, lasubjetividad atraviesa los veintitrés capítulos, imbrica historia jocosascomo la desigual lucha contra los mosquitos o la ridícula ineptitudpara la aventura exploratoria de uno de sus ayudantes de campo,junto a descripciones taxonómicas de peces y arañas, disquisicionessobre los actos de corrupción de tal o cual gobernador, los peligros dela siesta para el desarrollo científico del país o los sueños en susnoches de campaña:

Un viajero -dice el narrador- no se compone solamente del cuerpomaterial que anda, corre, cabalga o es arrastrado por la embarcación opor el carro. En él hay algo que piensa, que sufre, que goza; algo quesabe y que guía; algo que inicia, subordinando el impulso a un todode su propia armonía [...] Pero, así como las modalidades personalespriman sobre el viaje mismo, así como la característica del viajero seimpone en la investigación, debe no olvidarse que los que puedantener interés por el viajero, tal vez no alcancen a tener ninguno por loque pensó, sino por lo que vio, y a nadie causan pena sus dolores sino los comprende, ni entusiasman sus emociones si no coloca allector en presencia del panorama... (Holmberg 1887: 40)

En la tradición de Personal Narrative, el texto liga la “modali-dad personal” del sujeto que viaja con su habilidad para construir unaserie de cuadros que sinteticen sus percepciones, a la vez que colo-quen al lector en presencia de lo visto.

Los libros de viaje, escritos con pretensión científica, no están en elestilo. Están en la verdad. ¿Por qué se lee con delicia el libro deDarwin Viaje de un Naturalista? Porque se siente la verdad [...] en laintimidad de sus unidades de impresión. (Holmberg 1887: 8).

EL VIAJE A MISIONES DE EDUARDO L. HOLMBERG

Page 66: Saber y Tiempo 13

66

En la unión de la “verdad” transmitida a través de “unidades deimpresión”, Holmberg codifica entonces el estilo más adecuado paralos libros de viaje. Y en la formulación de cuadros impresionistas,cuenta con un catálogo de precursores tan amplio como heterogéneo:“Conozco -dice el narrador- descripciones de mano maestra: Homero,Virgilio, Humboldt, Goethe, Chateaubriand, Saint-Pierre, Byron,Gautier, Enault, Flammarion, Mantegazza” (H. 1887: 194). Su inte-rés, sin embargo, no reside sólo en la emulación de los precursoressino en la necesidad de promover la atención de los lectores hacia elespectáculo de la naturaleza nacional:

Quisiera poseer toda la fuerza de colorido de un Mantegazza, todala dulzura y majestad de un Humboldt, para levantar, en la imagina-ción de mis lectores, esos cuadros llenos de luz soñada... (Holmberg1887: 85)

El autor escribe para sus lectores

El sujeto de la enunciación es el eje que organiza el relato, pero encontrapunto con el siempre aludido lector. “Esta idea que un lectorperspicaz ampliará a su gusto” (Holmberg 1887: 20), “un nombre quepodrá no significar nada para un lector ocioso” (Id.: 92), “no pasesadelante, discreto lector” (Id.: 148)... las alusiones se suceden páginatras página y dan testimonio del interés por la formación de unaaudiencia, la segunda de las estrategias discursivas antes enunciadas.Un interés que deriva en forma directa del imperativo de divulgar losavances de la ciencia entre un público todavía no formado. ComoHolmberg mismo reconoce, en la década de 1880 el movimientocientífico apenas comenzaba a gestarse5 y la circulación de textoscientíficos se reducía a las lecturas de unos pocos “iniciados” queconsumían, sobre todo, las novedades que llegaban de Europa. Dife-rente, en cambio, era la situación de las novelas y de los folletines quelograban con más facilidad la atención del exiguo grupo letrado.6

En pro de la captación de ambos grupos -los pocos lectorescompetentes en asuntos científicos, por una parte, y los lectores habi-tuados a las ficciones literarias, por otra- Holmberg despliega unaserie de recursos tendientes a hacer atractivos los materiales de su

GRACIELA SALTO

Page 67: Saber y Tiempo 13

67

viaje. Entre estos recursos, sobresale el uso del humor que va desdeobvias ironías sobre los críticos de sus trabajos anteriores -“tantagente desocupada que busca algo raro con qué distraerse” (Holmberg1887: 38), sobre sus antecesores- “Barco de Centenera, en La Argen-tina, ha dedicado algunos versos al ‘tambú’ y sus observaciones sontan insoportables como sus versos” (Id.: 163), sobre los médicos queprescriben en latín (Id.: 230-232), hasta la generación de escenasdesopilantes, como las de la lucha contra los mosquitos (Id.: 54-55,77-82), que funcionan como núcleos que condensan, a la vez quepropulsan, la acción narrativa.

Estas escenas, en las cuales el humor es el anclaje discursivopredominante, forman parte a su vez de un repertorio de marcasliterarias (sémicas) que emparientan este relato de viajes con la caba-llería, en general, y con su antecedente paródico más conocido, elviaje del Quijote cervantino, en especial. De hecho, la figura épicadel explorador quien, enfermo durante todo el viaje, enfrenta conéxito las peripecias que se presentan, se complementa, además, con elcontrapunto cómico entre los dos ayudantes: el excelente Solari y elinepto Pitaluga, quien en mucho se parece, por cierto, a Sancho.7Todos viajan y, al alejarse sólo un poco del espectáculo de la natura-leza, les “pareció que abandonábamos un mundo ficticio para desen-volvernos en un panorama real, en el que la pala, el azadón y el aradodespejan de la mente los velos que en ella se han tendido ‘por arte deencantamiento’- como diría Don Quijote” (Holmberg 1887: 194). Lanoción de ridículo acompaña a los viajeros durante todo el itinerario -los equívocos sobre usos y costumbres de los lugareños, la ignoranciade estrategias de supervivencia en un ambiente tan hostil para losviajeros como amable para los nativos- originan numerosas escenascómicas que culminan con una disquisición en torno del valor de loridículo: “Mirándolo bien -dice el narrador-, lo grotesco es uno delos términos más volubles de lo relativo. La cuestión es el medio, ynada más que el medio o la oportunidad” (H. 1887: 314). En esemedio -están en Misiones, un medio que transformó en “salvaje” almismísimo Bonpland- sus sombreros no parecían ridículos ni tampo-co la “coqueada de un Senador Nacional”. Daban pie, en cambio, aun extrañamiento del narrador que se multiplica en el texto en diver-sas instancias de emisión. Asume la voz del Quijote ridiculizado,

EL VIAJE A MISIONES DE EDUARDO L. HOLMBERG

Page 68: Saber y Tiempo 13

68

pero también la del botánico clasificador, la del turista embelesado, ladel censor de políticas injustas, la del doliente explorador enfermo,en fin, la del escritor de un texto literario -aunque de divulgacióncientífica- que especula, una y otra vez, sobre la incorporación y eltratamiento más adecuado de los materiales recogidos en el viaje demodo de hacer su relato más legible y atractivo.

Como he advertido antes, Holmberg consideraba que las fanta-sías eran un instrumento adecuado para la formación de un públicointeresado en la ciencia.9 En la nota de remisión dice: “Sé que miestilo no es el mejor. Mas por eso lo trabajo, porque, para mí, el estilono es más que un instrumento” (H. 1887: 8). No sorprende, entonces,la utilización exacerbada de recursos literarios en el relato de suviaje, un texto construido en búsqueda de un lector:

[...] es evidente que cuando en un libro se encuentra mucha sustanciaque no se comprende, o que no se entiende, el libro pierde no poco desu encanto [...] En este libro (en este tomo) he procurado esquivar,cuando ha sido posible, el tecnicismo. (Holmberg 1887: 14-15)

Escribo para mi país

La simplificación en el uso de la lengua -”a los loros, los llamo Loros yno Psitácidos”(Holmberg 1887: 15)- está en relación con el ya comen-tado interés por la divulgación de los saberes científicos, pero tambiéncon el imperativo de formar un público nacional para el incipiente“movimiento de la ciencia” en Argentina. Con excepción de Sarmien-to, pocos en su época fueron tan conscientes como Holmberg de lanecesidad de generar un espacio de producción, pero también decirculación y legitimación, para la ciencia así como de la convenienciade impulsar instrumentos de autonomización para ese espacio tanexiguo como precario. En esta búsqueda, la lengua cumplía paraHolmberg una función premonitoria:

Ante todo, Vd. comprende [se dirige al Presidente de la Academia deCiencias de la República Argentina] que escribo para mi país. Si nofuera así, no escribiría en castellano, es decir, en este idioma en quetodos nos entendemos aquí. Adoptaría otro (Holmberg 1887: 11).

GRACIELA SALTO

Page 69: Saber y Tiempo 13

69

Idéntica admonición aparecerá, en 1902, en el Repertorio de laflora argentina. Como es sabido, el latín y las lenguas europeas “al-tas” -alemán, inglés y francés, por orden de frecuencia en el uso-dominaron el discurso de la ciencia durante varios siglos. En estaslenguas se habían escrito hasta entonces los textos que los viajeroseuropeos, pero también los profesores contratados por el gobiernonacional, habían escrito sobre el territorio argentino.10 La posición deHolmberg enfatiza, en cambio, la necesidad de escribir en la lenguade sus posibles lectores. A pesar de que consideraba el castellano “Unlenguaje demasiado pobre, con un idioma tan sonoro como raquítico”(H. 1887: 81), batalla con él hasta lograr su imposición como lenguaapta para la producción científica nacional. En esta lucha, es evidentesu preocupación por diferenciarse de “las golondrinas exóticas quenos descubren en nuestras tolderías de estilo Corintio” (Id.: 33). Frentea esta tradición de viajeros europeos que se sorprendían de que “alfoco lo llamáramos fuego” (Idem), Holmberg opuso la escritura enespañol ya que, de acuerdo con el tono nacionalista de la época, creíaque “un Argentino, se encuentra tan preparado para comer un locro ouna carbonada, como une milanaise o una croquètte à la Pompadour,o beber un jarro de aloja o de guarapo, lo mismo que si fuera unacopa de Champagne o de buen Rhin” (H. 1887: 33).

La ciencia al servicio de la poesía

Por último, una cita del Viaje a Misiones que explica la peculiaridad deHolmberg en el espacio intelectual decimonónico, a la vez que conden-sa sus aportes a la construcción de un discurso científico en Argentina:

El lector es demasiado bondadoso para no disculpar mi empeño encomunicarle las emociones experimentadas en los bosques. En distin-tos casos no lo he hecho, y desearía conservar hasta el último día de mivida la aptitud para ser impresionado en ellos siquiera fuese como hastaahora, no aspirando, por otra parte, sino a enriquecer mi paleta deexteriorización para presentarle los cuadros no como lo he hecho hastaahora, sino como los siento realmente. Se me podrá argüir que en estohay mucho de personal, de subjetivo [sic]. Y que quizá no es otra cosaque una emanación del sentimiento poético. Y bien, si ello fuera así, ¿a

EL VIAJE A MISIONES DE EDUARDO L. HOLMBERG

Page 70: Saber y Tiempo 13

70

qué gloria mayor podría aspirar un escritor que a la de poner laCiencia al servicio de la Poesía? Todo lo que la Ciencia puede ofreceral bienestar material de la humanidad, lo ha dado, lo da y lo dará,mientras que la Poesía, si bien no puede fundir el bronce, ni los rieles,entrega al espíritu lo más puro y lo más noble, lo modela, lo domina, loenriquece, lo abrillanta y lo sublimiza, porque esta poesía no es el artede hacer versos de ocho sílabas o de treinta y cuatro, sino una fulgura-ción que ha hecho de Goethe y de Humboldt dos poetas inmortales quesupieron hundir su mirada curiosa en el seno fecundo de la naturaleza(Holmberg 1887: 348-349; el énfasis es mío)

¿A qué gloria mayor podría aspirar un escritor que a la deponer la Ciencia al servicio de la Poesía, bajo la doble invocación deGoethe y de Humboldt? La respuesta podrá leerse en el Viaje a Mi-siones. Entre Goethe y Humboldt, pero también entre el utilitarismode Azara o del capitán Page, entre la parodia de Cervantes o elfisiologismo espiritualista de Mantegazza, el relato excede los pre-ceptos de la literatura de viajes y configura, en cambio, como lamayoría de los textos de Holmberg, un desvío irónico y sagaz respec-to de la tradición instituida. Este desvío advierte, a su vez, sobre laevidente interrelación discursiva entre ciencia y literatura en la Ar-gentina del siglo diecinueve.

Notas

1. Citado en Pratt [1992] 1997: 198. Prieto cita también un fragmento de las páginasfinales del diario de Darwin: “Como la fuerza de las impresiones depende, por logeneral, de ideas pre-concebidas, debo agregar que las mías fueron tomadas de lasvívidas descripciones de Personal Narrative de Humboldt, las cuales, de lejos,exceden en mérito a cualquier otra cosa que yo haya leído” (Darwin, Journal andRemarks. 1832-1836, en Narrative of the Surveying Voyages of His Majesty’sShips Adventure and Beagle, vol. III, Londres, H. Colburn, 1839, Reimpreso.Nueva York: AMS Press, 1966: 607. Citado en Prieto 1996: 16).

2. En adelante, Holmberg 1887 será citado también como H. 1887.3. Cfr. Rodríguez Pérsico 1993, Viñas 1971 y los artículos reunidos en Río de la

Plata 8, 1989, entre otros.4. Comentario de García Mérou [1891] 1982: 129. Unos años más tarde, también

Darío ([1912] 1968: 106) lo recordaría como un “espíritu singular”.

GRACIELA SALTO

Page 71: Saber y Tiempo 13

71

5. Cfr. la lacónica aceptación de que “En verdad no podemos decir que [“el actualmovimiento científico en la República Argentina”] sea imponente; pero, por algose empieza” (Holmberg 1887: 11).

6. Una descripción del “movimiento “intelectual” puede leerse en Martínez 1887 yPrieto 1988.

7. Sólo uno entre muchos ejemplos: “todos llegaron a Posadas, pero Pitaluga, quienhabía tomado pasaje en una carreta cargada de sandías, llegó en la tarde del díasiguiente” (Holmberg 1887: 145).

8. “Mirándolo bien, lo grotesco es uno de los términos más volubles de lo relativo [...]En una provincia distante he visto cierta tarde a un Senador Nacional, en mangas decamisa y alpargatas, sentado en la vereda de su casa, en la plaza central, abanicán-dose con una pantalla china y mascando coca: coqueando y llapando al acullico[...]” (Holmberg 1887: 314).

9. Holmberg creía que “en nuestro tiempo las ideas serias no cumplen su destino sinoenvueltas en el manto de la fantasía”. Citado en Pagés Larraya 1957: 62.

8. El problema político-lingüístico suscitado por la publicación de los textos deBurmeister fue analizado en de Asúa 1989.

Referencias

Darío, R. [1912] (1968). Autobiografía. Buenos Aires: Eudeba.de Asúa, M. (1989). El apoyo oficial a la Description Physique de la République

Argentine de H. Burmeister. Quipu, 6 (3): 339-353.de Azara, F. [1847] (1943). Descripción e Historia del Paraguay y del Río de la Plata.

Buenos Aires: Bajel.Dellepiane, Á. B. (1990). Ciencia y literatura en un texto de Eduardo L. Holmberg. En

McDuffie; Minc 1990: 457-476.García Mérou, M. [1891] (1982). Recuerdos Literarios. Buenos Aires: Centro Editor

de América Latina.Holmberg, E. L. (1875). Dos partidos en lucha. Buenos Aires: Imprenta de El Arjetino

(sic).________ (1884). La sierra de Curá-Malal (Currumalan). Buenos Aires: Imprenta de

Pablo Coni.________ (1887). Viaje a Misiones. Buenos Aires: Imprenta de Pablo Coni.________ (1902). Repertorio de la flora argentina. Buenos Aires: Compañía Sud-

Americana de Billetes de Banco.McDuffie, K; R. Minc (1990). (eds.) Homenaje a Alfredo A. Roggiano. En este aire de

América. Pittsburgh: Instituto Internacional de Literatura Iberoamericana.

EL VIAJE A MISIONES DE EDUARDO L. HOLMBERG

Page 72: Saber y Tiempo 13

72

Martínez, A. (1887). El movimiento intelectual argentino. Buenos Aires: Imprenta deLa Nación.

Pagés Larraya, A. (1957). Estudio preliminar. Holmberg, E. L. Cuentos fantásticos.Buenos Aires: Hachette.

Pratt, M. L. [1992] (1997). Ojos imperiales. Literatura de viajes y transculturación.Bernal: Universidad de Quilmes.

Prieto, A. (1988). El discurso criollista en la formación de la Argentina moderna.Buenos Aires: Sudamericana.

________ (1996). Viajeros ingleses y la emergencia de la literatura argentina, 1820-1850. Buenos Aires: Sudamericana.

Rodríguez Pérsico, A. (1993). Viajes alrededor del modelo: para una política estéticade las identidades. Dispositio, XVII: 42-43, 285-304.

Sarmiento, D. F. (1852). Viajes por Europa, Africa y Estados Unidos. Santiago deChile: Impr. J. Belín y Cía.

Vericat, J. (1999). Humboldt o el viaje a lo inanimado. Cuadernos Hispanoamerica-nos, 586: 7-19.

Viñas, D. (1971). De Sarmiento a Cortázar. Buenos Aires: Siglo Veinte.

GRACIELA SALTO

Page 73: Saber y Tiempo 13

SABER Y TIEMPO13 (2002). 73-93 Separata 143.13

TEBALDO JORGE RICALDONI:¿INVENTOR O CIENTÍFICO?

María Cecilia von ReichenbachMuseo de Física, Depto. de Fïsica, Univ. Nac. de La Plata; CONICET

Myriam Hara y Mónica López D´UrsoMuseo de Física, Depto. de Fïsica, Univ. Nac. de La Plata

A fines del siglo XIX era reconocido en Argentina como sabio ymaestro, inventor de un receptor de telegrafía sin hilos que sehabría anticipado a Marconi, creador de un proyecto de sub-marino revolucionario que hubiera sido pionero en el mundo.Enrolado en el positivismo y allegado a la alta sociedad porte-ña, el ingeniero uruguayo Tebaldo Ricaldoni (1861-1923) fueelegido por Joaquín V. González para crear el Instituto deFísica de la naciente Universidad Nacional de La Plata. Des-pués de una breve y conflictiva gestión, Ricaldoni fue desplaza-do por la contratación de científicos alemanes, que convirtie-ron el Instituto de Física en un centro científico al estilo euro-peo. A partir de entonces él se dedicó al dictado de clases en laUNLP y el Colegio Nacional de Buenos Aires, y al trabajo en sutaller particular, con fondos propios y aporte privado. Publicóveinticinco libros de texto y desarrolló numerosos inventos,entre los que se destacan el submarino, un receptor de telegra-fía sin hilos, un reductor de voltaje, una boya de salvataje, unpanoramoscopio y un desvía torpedos. La trayectoria deRicaldoni bien merece un lugar entre los que hicieron la histo-ria de la ciencia en el Río de La Plata.

En 1998 comenzaron los trabajos tendientes a poner en funciones alMuseo de Física de la Universidad Nacional de La Plata Este museotiene como acervo los instrumentos científicos y de demostración defenómenos físicos y libros anteriores a 1912 existentes en el Departa-

Page 74: Saber y Tiempo 13

74

mento de Física de la Facultad de Ciencias Exactas. Un grupo defísicos y museólogos llevó adelante las investigaciones sobre la histo-ria de la institución que alberga al Museo, y la de los instrumentosmismos. Las primeras indagaciones los llevaron a la figura del ingenie-ro Tebaldo Jorge Ricaldoni. En los documentos oficiales de la época ylas crónicas posteriores sólo encontraron breves referencias a su ges-tión. Se dice que fue comisionado por Joaquín V. González para fundarun Instituto de Física, que sería “la piedra angular” de la nueva Univer-sidad. Ricaldoni, primer Director del Instituto, recibió una cuantiosasuma de dinero para adquirir instrumental, según la índole expresa-mente experimental que se quería dar al Instituto y a toda la Universi-dad. La adquisición en Alemania de 2.761 instrumentos de demostra-ción de fenómenos físicos fue decisiva para la formación de los prime-ros doctores en física del país. No fue Ricaldoni, sin embargo, quienconsiguió este logro pedagógico. Oscuras desavenencias con las auto-ridades de la Universidad y el Observatorio hicieron que el Institutofuera disuelto, creándose en su lugar la Facultad de Ciencias Físicas,Matemáticas y Astronómicas, de la que dependían cinco escuelas. Elprestigioso físico alemán Emil Bose fue contratado, junto con suesposa, Margrete Heiberg, para llevar adelante la Escuela Superior deCiencias Físicas. A partir de entonces el nombre de Ricaldoni sólovuelve a aparecer en los documentos oficiales ocupando los cargos deDecano de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas (diciembre1906-enero 1908), Consejero Académico (1906-1908) y Delegado alConsejo Superior (1906-1909), y entre la nómina de profesores, acargo de los cursos de Complementos de Física, Física General yExperimental y Meteorología, hasta su muerte. Habría sido ademásprofesor del Colegio Nacional de la UNLP.

Hasta aquí la figura de Ricaldoni no parece tener demasiadocolor, pues es citado con cierto desdén por quienes lo sucedieron. Sinembargo, ahondando un poco más en la historia, se encuentra que,muy por el contrario, Tebaldo Ricaldoni fue un personaje singular,que en muchos aspectos se adelantó a su época y alcanzó una serie delogros que merecen ser destacados. El presente trabajo tiene por fina-lidad compartir con los interesados en la historia de la ciencia enArgentina los aportes de Ricaldoni a la ciencia y la tecnología, yconsiste en una recopilación de aquellos datos de los que se pudo

MARÍA CECILIA VON REICHENBACH - MYRIAM HARA - MÓNICA LÓPEZ D`URSO

Page 75: Saber y Tiempo 13

75

obtener información escrita. Sin embargo, quedan aún por documen-tar varios datos, transmitidos por los hijos de Ricaldoni a sus nietos,que podrían ser aportes muy valiosos si fueran confirmados. Losresultados parciales de la investigación realizada fueron exhibidos enuna muestra temporaria en el Museo de Física, llevada a cabo en losmeses de septiembre, octubre y noviembre de 2001.

Esta investigación tuvo un fuerte aporte de la familia platense deRicaldoni, que guardó celosamente muchas publicaciones sobre su an-tecesor. Son, en su mayoría, publicaciones en periódicos y revistas dedivulgación (Caras y Caretas, Papel y Tinta, el diario El Día, etc.). Nose han encontrado, hasta el momento, documentos científicos ni técni-cos sobre sus trabajos, excepto sobre el submarino que diseñó. No hayregistro de publicaciones en revistas de ciencia, sino solamente unamención a una patente en los Estados Unidos. Por otra parte, se hanencontrado aportes interesantes en sus libros de texto, pero se estimaque los documentos que faltan y se espera encontrar darán una ideamás certera acerca de su labor como hombre de ciencia.

De su vida y su persona

Uruguayo de nacimiento, Ricaldoni decía “mi patria” cuando se referíaa la Argentina. Nació el 24 de mayo de 1861 en Montevideo, hijo del“educacionista” italiano Pedro Ricaldoni y de Filomena Saroldi (Anó-nimo, 1954: 147). En su ciudad natal cursó estudios primarios y secun-darios, mientras que respecto de sus estudios universitarios no hayconcordancia en las fuentes consultadas. Sus descendientes afirmanque a los quince años se mudó a Buenos Aires, a la casa de BartoloméMitre, para poder cursar los estudios de ingeniería en la UBA. Según sunieto: “El padre, que era muy amigo de Bartolomé Mitre, se lo encargay lo manda a Buenos Aires. Se queda a vivir en la casa de BartoloméMitre, incluso tengo unos libros que Mitre le regaló. Yo devolví unaparte de esos libros a la Biblioteca Mitre, porque esa había sido laorden de mi abuelo”.1 Se habría recibido de ingeniero civil en laFacultad de Ciencias Exactas de Buenos Aires, y luego

[...] regresó al país de origen (y fue allí) nombrado vocal primero ysubdirector después, de Obras Públicas. Dos años más tarde, por no

TEBALDO JORGE RICALDONI: ¿INVENTOR O CIENÍTIFICO?

Page 76: Saber y Tiempo 13

76

querer complicarse en el despacho favorable, según el mismo refirióalguna vez, del proyecto del puerto de Montevideo, presentado porCudbill Son y Delungo, tuvo que abandonar la posición que se habíaformado y volvió a Buenos Aires, dispuesto a ejercer la ingeniería(La Prensa, 1923).

Una vez en la Argentina “tuvo una breve actuación profesionalen la construcción de la línea de Ferrocarril al Pacífico, bajo la direc-ción del ingeniero Maschwitz, tareas que pronto abandonó para dedi-carse a la enseñanza” (Mattaloni, 1926). Su nieto conserva fotogra-fías, trozos de riel y pintorescas anécdotas de esa época.

En 1892 Ricaldoni comenzó a enseñar e investigar en el Cole-gio Nacional de Buenos Aires, bajo la dirección del Directorreorganizador Valentín Balbín. Mattaloni (1926) lo destaca como do-cente ejemplar y entusiasta, dedicado al gabinete o a su taller particu-lar: “[...] estampó sus lecciones en textos numerosos que, si bien aveces fueron objetados por los censores pedagógicos, no tardaron enesparcirse dentro y fuera de la República”. Allí trabajó durante másde treinta años, “enseñando física y matemáticas a representantes devarias generaciones vigorosas, que admiraron sus lecciones, sus expe-rimentos y sus libros. Éstos, que fueron numerosos, han sido, durantevarios lustros, la fuente obligada de información de los estudiantes delos institutos de enseñanza media” (Loyarte, 1924).

Su primera esposa se llamó Clara Ramos Mejía, y con ella tuvodos hijos, llamados Hugo y Alberto, y aunque Ricaldoni viajaba fre-cuentemente a Buenos Aires, vivían en Montevideo. Posteriormentese divorció y se casó con Teresa Di Jorgi, con quien tuvo dos hijos:Marta y Jorge.

Ricaldoni, que fue nombrado Oficial de Instrucción Públicapor el gobierno de Francia, ya en 1899 había ganado fama local: en eldiario El Día de la ciudad de La Plata se refieren a él como elProfesor de la Facultad de Matemática de Buenos Aires [sic] “cuyonombre en los últimos días se ha repetido con elogio en los círculoscientíficos, con motivo de la reforma que ha introducido y que consti-tuye un perfeccionamiento del aparato de Marconi, sobre telegrafíasin hilos” (El Día, 1899).

MARÍA CECILIA VON REICHENBACH - MYRIAM HARA - MÓNICA LÓPEZ D`URSO

Page 77: Saber y Tiempo 13

77

En el ambiente platense Ricaldoni era considerado como un sa-bio excéntrico, como lo prueban las frases con que lo cita la prensa:“¡Estos inventores son unos líricos!... La chifladura de Ricaldoni veníade lejos. Desde el día en que empezó a soñar...” (El Hogar, 1937). Losperiodistas lo describen con “su clásica galera de felpa, su jaquet tradi-cional y su pera, algo quevedesca” (Pebete, 1918). “Tiene un rostroplácido, la mano lealmente tendida, la voz convincente y reposada. Sucasa es un templo verdadero de trabajo, es el retiro de un hombre deciencia, cuya inteligencia lucha incesantemente contra los problemasarduos de sus inventos” (Caras y Caretas, 1917). Mattaloni (1926)comenta la “bonhomía de su temperamento sereno y conciliador, muypropio de sus características de hombre estudioso y de taller, cuyotrabajo metódico y paciente había contribuido, fuera de toda duda, aformar su fondo moral profundamente bueno y tolerante”.

El prestigio ganado por Ricaldoni (y tal vez sus contactos conla alta sociedad rioplatense) hicieron que fuera incluido en el equipode profesionales convocados para fundar la Universidad Nacional deLa Plata. En efecto, Joaquín V. González le encomendó la tarea deformar y dirigir el Instituto de Física de la UNLP,

[...] primero en su género en el país [...] El entusiasmo, dedicación ycariño con que Ricaldoni abordó sus nuevas funciones, salvó muchasdificultades de origen técnico y económico, y el Instituto de Física,más tarde acrecido, mejorado y dirigido por eminentes especialistasextranjeros, es hoy orgullo de nuestra enseñanza universitaria(Mattaloni 1926).

Al respecto señala Loyarte (1924) que

[...] la Universidad puso a su disposición abundantes recursos paraestablecerlo, como lo prueba el hecho de que la primera compra deaparatos e instrumentos de demostración se elevó a la suma de pesos74.000 moneda nacional. Se destinaron además, para instalaciones,unos 25.000 pesos.

Supuestamente realizó una comparación de los presupuestos defábricas alemanas, francesas e inglesas, y que “aun contra su espíritu

TEBALDO JORGE RICALDONI: ¿INVENTOR O CIENÍTIFICO?

Page 78: Saber y Tiempo 13

78

francófilo”, eligió una firma alemana.1 Los 2.761 instrumentos queadquirió Ricaldoni para el Instituto de Física proceden de la firmaalemana Max Kohl, de Chemnitz, y cubrían en forma equilibradatodos los temas de la física del momento. Fue sin duda una buenaelección, dado que esos instrumentos, que hoy alberga el Museo deFísica, sirven a sus fines didácticos casi cien años más tarde.

El cambio a La Plata no debe de haber sido fácil, pues su nietorelata que en ese momento la ciudad era una “ciudad maldita”, dichopor mi abuelo, porque los detractores de Rocha, los políticos deCarlos Tejedor, decían que La Plata se iba a quedar sin habitantesporque era tan desierta y aburrida, a pesar de estar a una hora ymedia en tren de Buenos Aires. Mi abuela, Teresa, la bautizó como“la capital mundial del aburrimiento”.1

En el Instituto de Física el comienzo de las clases no fue alen-tador, con planes de estudio que “no tuvieron aprobación siquiera delConsejo Superior”.2 Problemas de espacio y desavenencias políticashicieron que el Instituto de Física no pudiera ubicarse bajo la jurisdic-ción del Observatorio, así que se instaló en el local de la calle 5 y 46,en “una casa particular donde el espacio era muy reducido para elfuncionamiento de los cursos prácticos” (Bose, 1910). A esto se lesumaron las “múltiples desavenencias entre el Director del Observa-torio y las demás autoridades”, por lo que el Consejo Superior deci-dió reorganizar la Facultad. González consideró que Ricaldoni noestaba en condiciones de garantizarle el comienzo del estudio de laFísica y la formación de un cuerpo competente de gente en la medidade lo que él deseaba (Babini, 1954). En Papel y Tinta (1908) serefieren así al episodio:

es una lástima que por cuestiones de susceptibilidad se vea la Facul-tad de Ciencias Físicas y Matemáticas de La Plata privada de undecano como dicho ingeniero que por esa causa ha tenido que presen-tar su renuncia; la cual según rumores no será aceptada, acción queserá digna de cerebros conscientes que anhelan el bienestar y el ade-lanto de su patria.

No hemos encontrado aún información fehaciente y detalladaacerca de los episodios que alejaron a Ricaldoni de su cargo. Posible-

MARÍA CECILIA VON REICHENBACH - MYRIAM HARA - MÓNICA LÓPEZ D`URSO

Page 79: Saber y Tiempo 13

79

mente las razones profundas de las desavenencias no estén documen-tadas. Guillermo Ranea, en su trabajo sobre la historia de los instru-mentos del Instituto de Física, cita El Diario de 1911:

Dos años más tarde [de que reemplazaran a Ricaldoni por Emil Bose],parte de la prensa argentina insiste en que, paradójicamente, la verda-dera causa de la destitución de Ricaldoni fue la desconfianza de suscompatriotas acerca de su capacidad como científico, a causa de sucondición de argentino (Ranea, 1991).

Posteriormente, el 12 de febrero de 1909 y con aprobación delPoder Ejecutivo, se dio existencia legal y se reorganizó la Facultad,con el nombre de Facultad de Ciencias Físicas, Matemáticas yAstronómicas. En la Ordenanza se establecieron cinco escuelas supe-riores, entre ellas, la de Ciencias Físicas, para cuya dirección se con-trató, en Alemania, a Emil Bose.

Al hacerse cargo de la Dirección del Instituto de Física, EmilBose encontró diversas dificultades, algunas de las cuales produjeroncríticas a la gestión de su antecesor, Ricaldoni. Por un lado, en unanota dirigida a J. V. González, Bose se quejó de que el instrumentalexistente no comprendía aparatos de medida para investigar (Bose,1910). De hecho, los instrumentos adquiridos por Ricaldoni teníanfines expresamente didácticos. Por otra parte se criticó la forma enque fueron adquiridos: en su artículo sobre el Instituto de Física,Margrete Heiberg de Bose cuenta que Emil Bose encontró al llegar“una gran colección para realizar experimentos, que había sido com-prada en bloc a una firma alemana”, y agrega:

[...] instrumentos de medición científica de cualquier especie, casi noexistían. Si en su tiempo esta colección hubiese sido adquirida deacuerdo al principio según el cual mi esposo la completó, es decir,que cada aparato fuera comprado en una firma especializada, se hu-biera tenido más por el mismo precio (Heiberg, 1911).

Esto parece muy simple para quien ha gozado de una instruc-ción universitaria en Europa, donde los instrumentos eran conocidosy usados habitualmente. En una perspectiva actual no parece que,

TEBALDO JORGE RICALDONI: ¿INVENTOR O CIENÍTIFICO?

Page 80: Saber y Tiempo 13

80

desde La Plata en 1906, haya sido fácil la compra de este sofisticadoinstrumental para quien fue educado solamente frente a un pizarrón.

Cuando se refiere a las actividades previas a su llegada y la desu esposo al Instituto de Física, dice Margrete Heiberg de Bose:

Su actividad [de los docentes] abarcaba una clase de física sin loscorrespondientes experimentos, además prácticas de física que deja-ban mucho que desear tanto por su contenido como por su cantidad.Por otra parte los estudiantes estaban obligados a trabajar en lostalleres de carpintería y Mecánica del Instituto de Física 300 horaspor año de estudio. Al mismo tiempo, se aceptaban allí aprendices dela ciudad para su perfeccionamiento” (Heiberg 1911).

Parece ser que existía cierta ambigüedad entre lo que constituíauna clase de laboratorio o un trabajo experimental y un trabajo detaller, es decir, una actividad artesanal. Tal vez la idea del científicoque Ricaldoni proponía formar era más cercana a lo que hoy conside-raríamos un “inventor”. Es decir, un investigador cuyo objetivo es laproducción de objetos innovadores destinados a solucionar problemasconcretos.

Después de terminada su actuación como autoridad, continuótrabajando como Profesor Titular en la Escuela Superior de CienciasFísicas, en las cátedras de Física General, Física Experimental, Me-teorología y, hasta el momento de su muerte, como titular de un cursode Física Especial. En su taller particular continuó desarrollando susinventos, con ayuda del señor Hansen, un mecánico alemán que vivíaen su misma casa. Sus dificultades para financiar los inventos pare-cieron tener un atisbo de solución en 1918, “debido a la espontánea ygenerosa ayuda del doctor Alejandro Gallinal, que me ha facilitado elcapital necesario, [con el cual] podré vencer todos esos obstáculos”(Caras y Caretas, 1918). No sabemos cómo continuó este “mecenaz-go”, pero no parece haber solucionado sus problemas económicospues, en enero de 1923, Leopoldo Bard, joven diputado, presentó unproyecto por el cual se acordaría a Ricaldoni un subsidio o jubilaciónextraordinaria “que lo ponga al amparo de la miseria” (El Telégrafo,1923).

MARÍA CECILIA VON REICHENBACH - MYRIAM HARA - MÓNICA LÓPEZ D`URSO

Page 81: Saber y Tiempo 13

81

El 30 de noviembre de 1922 apareció una nota en el Diario delPlata, urgiendo al Jockey Club a “destinar algunos millares de pesosa la adquisición de la patente de invención” de la boya de salvatajeinventada por Ricaldoni, para luego “donarla al Estado, para benefi-cio de todos”. Hay una frase que aclara que Ricaldoni “no deseaexcitar la caridad vulgar, deprimente para los hombres de verdaderovalor” pero, aparentemente, el inventor se presentó al diario con laesperanza de que el Jockey Club “acudiera decorosamente en auxiliode un viejo sabio, que ha sido, seguramente, maestro de la mitad desus socios, pero que no ha tenido la previsión de quedarse acurrucadodentro del presupuesto todo el tiempo necesario para tener derecho auna jubilación en su vejez”. Ni esta iniciativa, ni otras similares,tuvieron éxito pues, poco antes de morir, a los 62 años,

los vecinos de la quieta ciudad de La Plata vieron los muebles [...] elinstrumental y los libros de Ricaldoni, amontonados en la calle. Lohabían desalojado. Y el anciano maestro explicaba, sin tristeza y sinalarde, [que] el dinero que ganaba lo invertía en material de investi-gación y de ensayo, y como no le alcanzaba, daba idéntico destino aldinero del alquiler (La Nación, 1923).

Finalmente, el 22 de setiembre de 1923, falleció “en el hotelComercio, en que se alojaba a raíz de un síncope cardíaco, sobreveni-do momentos antes” (El Día, 1923). Invitaron a su sepelio la Socie-dad Científica Argentina, el Comité Ejecutivo del Segundo CongresoSudamericano de Ferrocarriles, el Centro Nacional de Ingenieros, laComisión de Propaganda del Primer Congreso de Ingeniería y laFacultad de Ciencias Fisicomatematicas de la Universidad Nacionalde La Plata. Las palabras allí pronunciadas por Ramón Loyarte lodescriben como “un hombre que persiguió las formas que surgieronde sus sueños: enseñó, escribió numerosas obras, se ocupó de inven-ciones” (Loyarte 1926). Sin embargo, todo este reconocimiento nosirvió para lograr un sostén para su familia, que había quedado sinbienes de ninguna clase, y a partir de entonces su viuda se ganó lavida como ama de llaves.1

En sus libros de texto, “usados en las universidades argentinasy otras de Sud América” (El Día, 1923) quedan claramente plasma-das su confianza ciega en la ciencia y en el progreso, características

TEBALDO JORGE RICALDONI: ¿INVENTOR O CIENÍTIFICO?

Page 82: Saber y Tiempo 13

82

del espíritu positivista que seguramente llamó la atención de JoaquínV. González. En algunos temas relacionados con la transmisión tele-gráfica y la radiactividad se nota simultaneidad en los desarrollos deRicaldoni con los de sus contemporáneos europeos, y el uso de infor-mación actualizada en la teoría y en los detalles técnicos de los expe-rimentos. Al experimentar con radium que se había recibido en elInstituto de Física, lo manejó durante varios días

[...] para repetir los experimentos citados, y noté después que las uñasde cuatro dedos de la mano izquierda se habían vuelto quebradizas yse desprendían de una manera irregular dando a las extremidades delos dedos una figura enfermiza. Recién después de tres semanas heconseguido que vuelvan a su estado normal (Ricaldoni, 1912: 290).

Además de repetir los experimentos más modernos, en algunoscasos introdujo innovaciones que mejoraron el funcionamiento. Sinembargo, no tenemos otro documento de estos desarrollos que lasdescripciones que él mismo incluyó en sus libros de texto y algunasnotas periodísticas.

Sobre inventos e investigaciones

En la revista Papel y Tinta de 1908 se dice que “todos los aparatos[inventados por Ricaldoni] se construyen en los mismos talleres delInstituto” y que “todos sus inventos habían tenido un éxito felicísimo yque todo aparato construido era incorporado a la ciencia”.

Existen datos, todavía no documentados, acerca de otros inven-tos de Ricaldoni: la torre de iluminación de La Plata, la rueda decontacto entre los cables y el trole, sus descubrimientos observacionalessobre Neptuno y Plutón, el pincel de fuego, el cañón eléctrico, unparacaídas para aviadores, un nuevo propulsor sin hélices “destinadoquizás a revolucionar los transportes marítimos” (La Razón, 1918).Están citados, además, “un vibrator, un cañón magnético, marcasnumeradas, comunicación de trenes en marcha, energía gratis (enestudio), intelectómetro, abridor de latas, elevador de agua (ensayo),bolsa de oxígeno y envases” (El Día, 1923).

MARÍA CECILIA VON REICHENBACH - MYRIAM HARA - MÓNICA LÓPEZ D`URSO

Page 83: Saber y Tiempo 13

83

Telegrafía sin hilos

La Sección Salpicón Radial (Salpicón) destaca que lasexperimentaciones con ondas “inhalámbricas” comenzaron en la Ar-gentina casi al mismo tiempo en que Marconi realizaba las suyas enEuropa. Dice la nota:

En efecto, el famoso sabio italiano, en el año 1897, construyó unaestación en Needles (isla de Wight) -Inglaterra- obteniendo recién en1899 una comunicación inalámbrica normal entre Wilmereux y Dover,que son dos localidades separadas entre sí por una distancia de 50km. Sin embargo, en 1898 se había instalado en Buenos Aires unapequeña estación experimental construida por el Ingeniero TebaldoRicaldoni, basándose en las experiencias de Branly, Popoli, Hertz, yhasta del mismo Marconi. Claro está que tal estación era muy rudi-mentaria pero, pese a ello, Ricaldoni consiguió comunicarse con otraestación similar que funcionaba a bordo del vaporcito “Vigilante”, 3 a50 Km de distancia.

En Caras y Caretas de 1899 afirman que Ricaldoni “induda-blemente ha logrado la solución de problemas que aún tiene en estu-dio el inventor Marconi”.

Según el diario La Prensa de 1923

el primer radiotelegrama, transmitido a distancia -9 kilómetros- fue elsaludo expedido por el ingeniero Ricaldoni desde la dársena Nortedel puerto de esta capital, y recibido por el presidente Roca a bordodel “Vigilante”, cuando regresaba de Punta Arenas, después de laentrevista con el presidente de Chile.

Según Salpicón Radial:

El aparato receptor empleado no se diferenciaba del de Marconi másque en el cohesor que en lugar de tener un tubo de vidrio, tenía uno deebonita, con una pequeña cantidad de bismuto entre las limaduras. Eltransmisor consistía en una bobina de Ruhmkorff y un chispómetroformado por dos esferas de metal de 30 cm de diámetro; la descarga seobtenía mediante un condensador de capacidad eléctrica apropiada.

TEBALDO JORGE RICALDONI: ¿INVENTOR O CIENÍTIFICO?

Page 84: Saber y Tiempo 13

84

El propio Ricaldoni, al referirse a esos ensayos, dice que los haefectuado en Buenos Aires, y que “el vibrador usado [...] ha sidopatentado en las Repúblicas Americanas” (Ricaldoni, 1912: 354; 1908:286). Refiere que su antena tenía 9 m de altura y la distancia a la queha recibido señales es de 7.000 m, una vez que “mediante un aparatoespecial” pudo salvar el problema de la mala conductividad del aguadulce del río, ya que en principio sólo lograba una transmisión a 1000m de distancia.

Interruptor Ricaldoni

En 1899 Ricaldoni inventó un interruptor para emplear con corrientesinducidas de alto voltaje y alta frecuencia, necesario para los experi-mentos sobre rayos catódicos. Según el autor su interruptor “funcionacon menos de dos amperes [contra 6 a 10 amperes del interruptorWhenelt], puede ser regulado, y es muy constante y económico”.Consiste en una vasija de vidrio que contiene agua acidulada, y una decuyas paredes está recubierta por una lámina de plomo, que constituyeel polo negativo. El otro polo está constituido por otra lámina de plomointroducida en una probeta que tiene un agujero pequeño en su pared.La probeta puede “alejarse y acercarse a la pared de la vasija y porconsiguiente es posible regular el funcionamiento del interruptor segúnel trabajo que se le exija”.

En la sección dedicada a “Nuestros Inventores”, la revista Pa-pel y Tinta de 1908 hace una elogiosa descripción del gabinete delInstituto de Física, “el más completo que se puede imaginar”, quecontiene “los aparatos más modernos y, como es natural, entre ellosuna completa colección de interruptores para aplicarlos a la bobina deRuhmkorff”. Sin embargo, agrega después que “ensayados todos losinterruptores y comparados con el interruptor Ricaldoni, éste fue de-clarado muy superior y es el que se usa hoy en día para todas lasexperiencias que se hacen en el Instituto”.

Reductor Ricaldoni

Este dispositivo “permite utilizar la corriente industrial de 20 amperesy 220 volts, para el manejo y experimentación de los aparatos más

MARÍA CECILIA VON REICHENBACH - MYRIAM HARA - MÓNICA LÓPEZ D`URSO

Page 85: Saber y Tiempo 13

85

delicados” (Papel y Tinta, 1908). El reductor venía a cubrir la necesi-dad de cargar acumuladores y pilas para los experimentos en losgabinetes de Física de las Escuelas Normales y Colegios Nacionales, ya evitar que se quemen instrumentos delicados por el uso de la “co-rriente industrial de alumbrado”. El Reductor Ricaldoni permitía obte-ner variaciones de potencial de 0 a 220 volts y variaciones de corrientede 0 a 30 amperes. Consistía en una resistencia líquida que podía servariada cambiando la distancia relativa entre los extremos del cablesumergidos en agua pura. Al final de la explicación de su funciona-miento, Ricaldoni aclara que “es necesario poner al reductor en unasala ventilada y Prohibir fumar en ella, pues los gases desprendidos[cuando se produce la electrólisis del agua] forman la mezcla detonan-te” (Ricaldoni, 1912).

Panoramoscopio

La primera vez que se habla en la prensa de este invento es en 1908 y,aparentemente, la idea para desarrollarlo surgió de un accidente ocurri-do en Portsmouth, donde un transatlántico que salía del puerto embis-tió al submarino A8, “el cual se hundió, pereciendo toda la tripulación.El submarino era ciego y no había visto el paquete que se le veníaencima” (Papel y Tinta, 1908). El Panoramoscopio es un instrumentoóptico telescópico que permite, elevándolo desde un submarino sumer-gido, ver simultáneamente los 360 grados del horizonte.

En una primera versión de este invento, Ricaldoni lo instaló enuna casilla en la terraza de su casa-taller en la esquina de 5 y 58. Allíllevó a algunos periodistas que se asombraron del “emocionante es-pectáculo, pues hay una nitidez admirable como si la percepciónfuera directa”. Describen la sensación como si “tuvieran ojos alrede-dor de la cabeza, o que contemplaran el panorama desde la barquillade un globo” (Papel y Tinta, 1908). Una fotografía de la época mues-tra el paisaje que se observaba dentro de la casilla.

En una versión posterior (Caras y Caretas, 1918) la imagen eracaptada por un sistema óptico en la terraza y transmitida por un tubovertical que atravesaba el techo del taller. Allí era proyectada sobreun espejo oblicuo, se la observaba con un par de binoculares y undispositivo permitía “marcar las distancias de los objetos reflejados”

TEBALDO JORGE RICALDONI: ¿INVENTOR O CIENÍTIFICO?

Page 86: Saber y Tiempo 13

86

(La Razón, 1918). En una de las fotografías se ve el “tubo terminaldel Panoramoscopio” en la terraza, y al mecánico, el señor Hansen,sentado frente a los binoculares. En otra fotografía se ve el frente dela casona con la instalación del Panoramoscopio en la terraza.

Ricaldoni tenía en su taller un modelo de Panoramoscopio, quesería una tercera versión, tal vez adaptada para su uso en submarinos.

Aparentemente, la mención honorífica que le dio la Academiade Ciencias de París sería por este invento (La Nación, 1923).

Ornitóptero

Se trata de un modelo de máquina de volar “imitando el vuelo batido”,que fue ideado y construido por Ricaldoni en el Instituto de Física de laUNLP. El primer modelo, groseramente construido, estaba accionadopor un motor eléctrico de medio caballo, que pesaba 48 kilogramos.Todo el sistema, “colocado sobre una báscula”, pesaba 74 kilogramos.Puesto a funcionar, se logró una fuerza ascencional de 66 kilogramos,faltando pues 8 kilogramos para que el aparato quedara suspendido enel aire. Ricaldoni sugirió que “utilizando un motor a explosión de uncaballo de potencia y pocos kilogramos de peso, el aparato habríavolado” (Ricaldoni, 1912: 689). El papel de pionero llevó al inventor aelaborar juicios arriesgados, y se animó a predecir:

El Aeroplano pretende imitar el vuelo de las aves, pero no es más queun simple cometa o barrilete, análogo al que remontan nuestros ni-ños. [...] Ni los dirigibles ni los aeroplanos son ni serán los dominadoresdel aire, pero sí se llegará a ese resultado con los Ornitópteros, esdecir, pronosticamos que lo mismo que hoy, cualquier persona puedemontar en una bicicleta y lanzarse á correr con una velocidad de 50kilómetros por hora, sin más motor que la energía muscular, así tam-bién llegará el día en que un hombre se aplicará las alas y remontaráel vuelo sin más máquina que la propia, es decir, con la energíadesarrollada por el cuerpo humano.

Aunque esta predicción está muy lejos de ser realidad, tal vezen el Ornitóptero esté, muy primitiva, la idea del helicóptero.

MARÍA CECILIA VON REICHENBACH - MYRIAM HARA - MÓNICA LÓPEZ D`URSO

Page 87: Saber y Tiempo 13

87

Salvator

Este invento consiste en una boya de salvataje “de mucho poder deflotación, y que ocupa un espacio relativamente reducido, pudiendodar asidero y salvar la vida a 25 personas”(Diario del Plata, 1922). EnCaras y Caretas de 1918 hay una fotografía de Ricaldoni en su escrito-rio, junto a un modelo del “Salvator”, y se hace referencia a su exitosademostración en el tanque de pruebas de la casa. “El regalo de uno deestos aparatos a Francia, le valió la honrosa distinción de Oficial deInstrucción Pública”.4

Esta boya salvavidas forma parte, además, de los “más de vein-te inventos” que se incluyen en el submarino, pues puede dar aire a lanave sumergida. En uno de los planos se pueden apreciar los detallesde la boya de “salvatage”: una luz alimentada desde los acumulado-res del submarino, mangueras para suministrar aire al interior, mani-jas para agarrarse o manipularla y dos bornes para establecer unacomunicación Morse con los tripulantes. El mástil era a la vez unaantena de recepción de telegrafía sin hilos para pedir ayuda. Podía“suministrar alimentos, agua y alcohol durante tres o más días a losque están sumergidos” (La Razón, 1918). Además, el invento incluíala opción de construirla en varios tamaños, acorde a la embarcaciónen la que iba a ser usada, “aun en lanchas y botes”.

Desvía torpedos

Encontramos enigmáticas menciones sobre este invento. La primeraestá en la revista Caras y Caretas de 1918 y se refiere a una pruebarealizada “con todo éxito” en un tanque en su casa. No hay descripcio-nes ni fotografías, ya que “el detalle y características de este aparato loguardamos en reserva, cumpliendo con el pedido del inventor”. En otrapublicación (La Razón, 1918) se hace referencia al desviador de torpe-dos y minas y las pruebas realizadas “con pequeños modelos eléctri-cos, que fueron altamente satisfactorios. Los minúsculos torpedos erandesviados matemáticamente por el pequeño y misterioso aparato”. EnEl Día del 20 de abril de 1918 se dice que habría tres desvía torpedos encada buque, que harían desviar o explotar los torpedos incidentes.

TEBALDO JORGE RICALDONI: ¿INVENTOR O CIENÍTIFICO?

Page 88: Saber y Tiempo 13

88

El submarino Ricaldoni

Fue su “primer y más querido invento” (Caras y Caretas, 1918) y elque despertó más eco en la prensa local. Por lo complejo de su diseño,que perfeccionó a lo largo de varios años, y lo revolucionario de susinnovaciones, merece que nos detengamos en su descripción. Es ésteotro invento inspirado en la naturaleza, pues el principio de su diseñoestá basado en los peces y en sus métodos para emerger y sumergirse.“Nunca se tendrá dominio del aire sino imitando a las aves, y nunca setendrá el dominio del mar sino imitando a los peces” (Ricaldoni, 1912:691). El caso del submarino es el único que encontramos descripto endetalle por el propio Ricaldoni, en un cuaderno titulado Mi submarino-1900, y en unas memorias impresas tituladas El submarino Ricaldoni.

La historia de este desarrollo está llena de frustraciones pues,pese a los arduos años de lucha contra la burocracia, no consiguióque el proyecto del submarino, que Ricaldoni donó a la ArmadaArgentina, fuera construido. Autodefiniéndose como pacifista,Ricaldoni ideó este submarino para defensa de nuestros estuarios.Una característica saliente del proyecto, que incluía 27 inventos, es lagran cantidad de dispositivos de seguridad para proteger la vida delos tripulantes.

Hasta 1889 ninguno de los múltiples intentos de un “buquesub-marino” había tenido éxito. La Marina de Estados Unidos llamóa un concurso para la construcción de buques submarinos, en el quese fijaban 17 requisitos para aprobar la construcción, y se daba alganador un premio de “quinientos mil dollars”. A fines de 1892Ricaldoni ofreció en donación al Ministerio de Marina argentino elproyecto de su submarino y le pidieron que se ajustara a las condicio-nes enunciadas por Estados Unidos. Meses después Ricaldoni presen-tó un escrito, donde no sólo se cumplían esas 17 condiciones, sinoque se agregaban 11 mejoras más. Dos veces estuvo por ser construi-do en el país, “la última, hace un año y medio, en un astillero metro-politano, por un conocido industrial fallecido recientemente en Italia”(La Razón, 1918).

Técnicamente, la mayor novedad en la propuesta de Ricaldoniera el mecanismo de control de la profundidad, que consistía en unamodificación del empuje provocada por un cambio de volumen del

MARÍA CECILIA VON REICHENBACH - MYRIAM HARA - MÓNICA LÓPEZ D`URSO

Page 89: Saber y Tiempo 13

89

submarino. Esta idea surgió de considerar el mecanismo usado porlos peces y parece haber sido altamente satisfactoria. Mientras que elresto de los submarinos del momento tardaban decenas de minutos ensumergirse, exponiéndose al peligro en caso de un ataque enemigo, elsubmarino Ricaldoni tardaba segundos en dejar la superficie. El cam-bio de volumen se lograba mediante el movimiento de cuatro cilin-dros que sobresalían del casco, y eran accionados “por medio de airecomprimido, eléctricamente a través de servomotores o en formamanual”. Tenía además la posibilidad de control automático de laprofundidad por medio de un manómetro asociado a un servomotorque accionaba las hélices verticales: dos en la parte superior y dos enla parte inferior del casco. Un tercer control, de uso en navegación,era mediante los timones de profundidad.

Otra prestación importante del submarino era la posibilidad delograr horizontalidad estando en reposo, por medio de un sistemaautomático que consistía en un péndulo que, fuera del equilibrio,tocaba unos contactos eléctricos que accionaban en forma alternadalas hélices verticales (arriba a proa y abajo a popa, o viceversa). Estacaracterística, sumada a la posibilidad de cambiar de rumbo mediantelas hélices horizontales situadas a los costados de la proa, hacían queel submarino pudiera orientarse con precisión para disparar los torpe-dos.

El submarino, de acuerdo con los planos y las memorias, teníauna eslora de 40 metros, 4,80 metros de manga, y su propulsión laproporcionaba un motor eléctrico alimentado a baterías de cloro-cro-mo.5 La velocidad obtenida era de 15 nudos a flote, 12 nudos a flor deagua y 8 nudos bajo el agua, y podía marchar 30 horas a flote y doshoras sumergido. La construcción era en hierro laminado con cuadernasen forma de T; en una de las versiones el espesor de las cuadernas eravariable, disminuyendo a proa y popa, para optimizar el peso y sudistribución.

Para el control de la atmósfera interna había dos sistemas: elprimero consistía en expeler al exterior el aire servido y reemplazarlopor el aire contenido en los cilindros. De éstos, tres contenían aire yuno oxígeno. La otra posibilidad era la reconstitución del aire pormedio de un proceso químico.

TEBALDO JORGE RICALDONI: ¿INVENTOR O CIENÍTIFICO?

Page 90: Saber y Tiempo 13

90

Había en el submarino varios sistemas de seguridad para prote-ger la vida de los tripulantes. En primer lugar, para evitar bruscoscambios de profundidad, el submarino estaba equipado con planoslaterales desplegables que hacían más lentos los movimientos vertica-les. Para el caso de que el submarino perdiera flotabilidad, poseía dosquillas: una fija y una móvil, que podía ser desprendida en caso deemergencia. Tenía, además, varios arraigos de los que podía ser en-ganchado para ser izado a la superficie. La boya de salvataje de laque ya hemos hablado completaba el equipo de seguridad.

En el ataque existían dos posibilidades: la primera era la detorpedear al buque enemigo, y la segunda era la de enviar un buzo acolocar explosivos de acción retardada debajo de naves enemigasfondeadas.

El diseño del submarino fue perfeccionándose con el pasar delos años, y se construyó una maqueta de 1,7 metros de eslora, 6 capazde sumergirse y emerger, y dar marcha adelante y atrás. Tenía, comoopción para tiempos de paz, una modificación en la superestructura.Sin embargo, el proyecto fue cuestionado y vuelto a considerar variasveces, fue estudiado por comisiones y recibió tanto críticas comoelogios. Finalmente, después de marchas y contramarchas, el expe-diente de su construcción fue archivado y el submarino nunca fueconstruido por la Armada. Es de destacar, según palabras de RomanoYalour,

la similitud entre los mecanismos imaginados por el ingenieroRicaldoni, concebidos a fines del siglo XIX, con los aplicados en laactualidad, con el objeto de lograr los mismos efectos de compensa-ción obtenidos en los submarinos modernos (Romano Yalour, 1988).

El mismo autor sugiere que este proyecto fue demasiado atre-vido para los conceptos de su época, y que tal vez eso explique laresistencia obstinada, aplicada a su rechazo, y “la mentalidad vigente[...] que actuaron naturalmente proclives a no considerar viables tanevolucionadas ideas”. De haber sido aprobada su construcción, laMarina Argentina hubiera contado con submarinos cuarenta años an-tes de la incorporación de los primeros “Tarantinos” en 1933.

MARÍA CECILIA VON REICHENBACH - MYRIAM HARA - MÓNICA LÓPEZ D`URSO

Page 91: Saber y Tiempo 13

91

Conclusión

Cuando en 1909 fue nombrado Emil Bose como sucesor de TebaldoRicaldoni en la dirección del Instituto de Física, éste conservó su cargode profesor pero, a partir de entonces, continuó sus investigaciones ensu taller particular. Podría decirse que de ese modo perdió la oportuni-dad de investigar junto a grandes científicos como Emil Bose, MargreteHeiberg, Richard Gans. Tal vez por eso toda su labor fue poco valo-rada, casi olvidada, a veces despreciada.

Después de profundizar un poco en lo que fue la vida profesio-nal de Ricaldoni creemos que, sin embargo, él siguió el camino quesiempre había querido para sí: dedicó su tiempo a la docencia y aldesarrollo de inventos que financió a costa de su bienestar personal,con fines puramente altruistas. Como “hombre de ciencia” se sintióinclinado a poner a la física al servicio de la técnica, y concibió latécnica como orientada a resolver problemas concretos de la sociedaddel momento. Nunca intentó hacer ciencia pura, ni se ocupó de escri-bir los resultados de sus investigaciones para ponerlos a considera-ción de la comunidad científica. La ocupación de Ricaldoni podríallamarse de “inventor”, aunque en su época se lo describiera como un“científico”. Tal vez con esa salvedad se pueda considerar la tarea deRicaldoni desde otro punto de vista, que permita revalorizar su obra.Además de su extensa labor como docente y sus numerosos inventos,ha dejado como legado concreto el instrumental de demostracionesque hoy constituye el acervo del Museo de Física. Sin lugar a dudas,Ricaldoni merece un lugar destacado en la historia de la ciencia y latecnología en nuestro país.

Agradecimientos

Las autoras expresan su agradecimiento a la familia platense de TebaldoRicaldoni, a la Escuela Naval Militar, al Colegio Nacional de BuenosAires y al Archivo General de la Nación.

Notas

1. Comunicación personal de Jorge Ricaldoni.

TEBALDO JORGE RICALDONI: ¿INVENTOR O CIENÍTIFICO?

Page 92: Saber y Tiempo 13

92

2. En un “magazine ilustrado” de enero de 1908 (Papel y Tinta), se dice que “enmenos de un año ha conseguido implantar la enseñanza práctica y experimentalpara ingenieros, mecánicos y electricistas, siguiendo el sistema seguid [sic] en laEscuela Superior de Lieja y en la Escuela Imperial de Charlotemburgo”. Segura-mente, el plan de estudios tendría, además, componentes de los planes que Ricaldoniconoció como estudiante en Buenos Aires.

3. Un artículo de Caras y Caretas del 8 de junio de 1901 dice, en cambio, que elbuque en cuestión era el vapor-aviso Argentino.

4. Pese a esta referencia de Caras y Caretas, el título recibido parece hacer honor a suactividad docente y a la publicación de 25 libros de texto más que a este invento.Hasta ahora no hemos conseguido documentos que diriman la cuestión.

5. En el caso de un submarino de mayores dimensiones se agregaba un motor a vaporalimentado a petróleo.

6. Al menos existió una maqueta en dos versiones: una para la guerra y otra paratiempos de paz.

Referencias

Babini, J. (1954). La evolución del pensamiento científico en la Argentina. BuenosAires: La Fragua.

Bose, E. (1910) Memoria elevada a la superioridad. Anuario de la Facultad deCiencias Físicas, Matemáticas y Astronómicas.

Caras y Caretas. Año II, Nº 43, Buenos Aires, 29 de julio de 1899.________. Año IV, Nº 140, Buenos Aires, 8 de junio de 1901.________. Año XXI, Nª 1023, Buenos Aires, 11 de mayo de 1918. Con el Ingeniero

Tebaldo Ricaldoni.Castiñeiras J. (1985). Historia de la Universidad Nacional de La Plata. La Plata:

Publicación oficial, facsímile de la primera edición (1938).Diario del Plata, Jueves 30 de noviembre de 1922. El Ingeniero Tebaldo J. Ricaldoni

nos visita. Un invento humanitario que puede adquirirse.El Día. Miércoles 29 de noviembre de 1899.________, Domingo 23 de septiembre de 1923. Tebaldo J. Ricaldoni, falleció ayer en

La Plata.Heiberg, M. (1911) Das Physikalische Institut del Universitat La Plata, Physikalische

Zeitschrift, 12: 1230-1243.La Nación. Domingo 23 de septiembre de 1923. Tebaldo J. Ricaldoni, su fallecimiento.La Prensa. Domingo 23 de Septiembre de 1923. Tebaldo J. Ricaldoni + ayer en La

Plata.

MARÍA CECILIA VON REICHENBACH - MYRIAM HARA - MÓNICA LÓPEZ D`URSO

Page 93: Saber y Tiempo 13

93

La Razón. Jueves 25 de abril de 1918. Historia de nueve inventos nacionales. Hablandocon el profesor Tebaldo J. Ricaldoni.

________. Sábado 22 de septiembre de 1922. Hoy falleció el sabio Tebaldo J.Ricaldoni. Síntesis de la obra de este conocido hombre de ciencia,

Loyarte, R (1924). La evolución de la Física, en Evolución de las Ciencias en laRepública Argentina. Buenos Aires: Sociedad Científica Argentina.

_________(1926). Discurso pronunciado en el acto del sepelio del Ing. T. J. RicaldoniContribución al Estudio de las Ciencias Físicas y Matemáticas, III: 6ª.

Mattaloni, M. (1926). Profesor Tebaldo J. Ricaldoni, Contribución al Estudio de lasCiencias Físicas y Matemáticas, III: 6ª.

Papel y Tinta, Magazine ilustrado. Año II Nª 24. Buenos Aires, 23 de enero de 1908.Un inventor argentino.

Pebete, Semanario argentino. Año XIV, Nº 662, Buenos Aires, agosto de 1917.Piccirilli, R., Romay, F.; L. Gianello, (1953). Diccionario Histórico Argentino. Bue-

nos Aires: Ediciones Históricas Argentinas.Ranea, G. (1991) Origin and (mis)fortune of the collection of scientific instruments of

the Department of Physics, La Plata, Argentina, Proceedings of the XI InternationalScientific Instrument Symposium, Bologna, Italy: 119.

Revista El Hogar. Año XXXIII, No 1451. Buenos Aires, 6 de agosto de 1937.Ricaldoni, T. (1908). Apuntes de Física. Buenos Aires: Angel Estrada y Cía. Editores.________ (1912). Elementos de Física. Buenos Aires: Angel Estrada y Cía. Editores.Romano Yalour, J. (1988) Protosumergibles: el submarino Ricaldoni. Boletín del

Centro Naval, Nª 758/759: 555-569.Salpicón Radial, pág.39. [Sección de una revista desconocida, sin fecha].

Otras fuentes

Galles, C. (1982). Sobre las primeras investigaciones en Física realizadas en laArgentina, Serie de Física de Partículas y Campos, 6.

Pyenson, L. (1985): Cultural imperialism and Exact Sciences, Studies in History andCulture, vol. 1, Peter Lang Eds.

__________(1978) The incomplete transmission of a European image: physics atgreater Buenos Aires and Montreal, Proceedings of the America PhilosophicalSociety, vol. 122, No. 2, 92-114.

Rocca, C. (1983) El Dr. Rafael Grinfeld o el precio de la investigación científica en laArgentina. La Plata: Ediciones Geocart.

TEBALDO JORGE RICALDONI: ¿INVENTOR O CIENÍTIFICO?

Page 94: Saber y Tiempo 13
Page 95: Saber y Tiempo 13

EnfoquesSESENTA AÑOS DE MATEMÁTICA EN LA ARGENTINA

Diego H. de MendozaEscuela de Humanidades

UNSAM

A comienzos de 2002 la revista Ciencia Hoy publicó a modo deeditorial un extenso informe titulado “La matemática en la Argentina”(Caffarelli et al., 2002), encargado por la Fundación Antorchas a losmatemáticos Luis Caffarelli, argentino que se desempeña en la Univer-sidad de Texas, Hans Foellmer, de la Universidad Humboldt de Berlín,Phillip Griffiths, del Instituto de Estudios Avanzados de Princeton yWilliam Pulleyblank, del IBM Research Division, Nueva York. Entreotras evaluaciones, allí se sostiene que “la producción matemática ycientífica no es la que cabría esperar en un país con tan rica culturacientífica”. También se afirma en este informe que:

La Argentina está muy por debajo del promedio de gastos en investi-gación de los países de la OCDE (Organización de Cooperación yDesarrollo Económico). Uno de sus objetivos a alcanzar en ciertolapso debería ser incrementar el volumen de la inversión de la socie-dad en ciencia y tecnología, para llevarlo a un nivel más cercano alde esos países (Caffarelli et al., 2002: 10).

La preocupación por evaluar de forma sistemática el estado dela ciencia en el país se remonta a la iniciativa de la Sociedad Científi-ca Argentina, que, en 1922, con el título genérico de Evolución de lasciencias en la República Argentina, se propuso publicar, en ocasiónde su cincuentenario, una serie de trabajos “destinados a dar a cono-cer el movimiento científico y técnico en la República Argentinadurante los últimos cincuenta años bajo sus distintos aspectos: ense-ñanza, investigación, producción intelectual e industrial” (Dassen,1924: 5).1 Para el caso particular de la matemática, forma parte de

Page 96: Saber y Tiempo 13

96

esta colección el trabajo Las matemáticas en la Argentina que en1924 publicó Claro C. Dassen (Babini, 1954: 190, 236).2

El segundo emprendimiento en este sentido lo concretó laAsociación Argentina para el Progreso de las Ciencias (AAPC). Apoco más de un año de su creación a fines de 1933, la AAPC sepropuso promover un detallado diagnóstico del estado de las dife-rentes disciplinas científicas en el país. Es así como en 1935 dio aconocer su Primer informe sobre el estado actual de las ciencias enla Argentina y sus necesidades más urgentes (AAPC, 1935). El tra-bajo se inicia con dos páginas dedicadas a la matemática. Luego demencionar algunas singularidades destacadas, allí se afirma que elestudio de esta disciplina en el país “está casi en la época de la merainformación”. En cuanto a la carrera de Doctorado en Ciencias Ma-temáticas en Buenos Aires, “tampoco ha dado los resultados que seesperaban, pues no se ha formado un centro científico activo” (AAPC,1935: 10).

Años más tarde, en 1942, la AAPC profundizaría este examenal publicar el informe titulado Qué debe hacerse para el adelanto dela matemática en la Argentina (AAPC, 1942), resultado de una en-cuesta promovida con el “fin de recoger opiniones acerca de las me-didas que conviene tomar para propender al desarrollo de la investi-gación original en la Argentina” (AAPC, 1942: 3). Allí se presentan,entre otras, las opiniones de los físicos Félix Cernuschi y TeófiloIsnardi; de los matemáticos Julio Rey Pastor, Beppo Levi, José Babiniy Luis Santaló; del ingeniero Cortés Pla; y de George Birkhoff, de laUniversidad de Harvard, figura central en el despegue de la matemá-tica norteamericana, quien a comienzos de 1942 se encontraba dic-tando cursos en la Argentina (Ciencia y Técnica, 1942).3

Desde una perspectiva histórica “optimista”, muchas de lasfalencias que se señalan en el informe de 1942 podrían explicarsecaracterizando la matemática que se hacía en el país en la década de1940 como “joven” o “en proceso de crecimiento” o algo por elestilo, si no fuera que dichas falencias reaparecen con idéntico vigorsesenta años más tarde, como pone en evidencia el mencionado infor-me de Ciencia Hoy.

DIEGO H. DE MENDOZA

Page 97: Saber y Tiempo 13

97

Burocracia y falta de interacción con otras ciencias

En el informe de 1942, Clotilde A. Bula, de la Universidad Nacionaldel Litoral, al referirse a la necesidad de crear centros de investigación,menciona “las características de nuestra organización universitaria y lapreponderancia de ciertos factores burocráticos que obstaculizan seria-mente toda obra de investigación, más que nada por ignorancia de lascondiciones de libertad que todo trabajo de creación exige” (AAPC,1942: 12). En el mismo informe, Manuel Guitarte, de la Universidad deBuenos Aires, también comenta, refiriéndose al caso particular de laUBA, el “burocratismo que hoy la asfixia” (AAPC, 1942: 39).

En el reciente informe de Ciencia Hoy se lee:

El comité advirtió la presencia de obstáculos burocráticos significati-vos, especialmente la poca permeabilidad de las fronteras que sepa-ran las ramas disciplinarias y la rigidez del sistema. Por otro lado,muchos grupos de investigación son pequeños y se encuentran aisla-dos. Ambas cosas crean una mentalidad de compartimentos estancos,uno de cuyos efectos es que muchos grupos suelen interactuar máscon pares extranjeros que con locales (Caffarelli et al., 2002: 14).

En su extensa intervención en el informe de 1942, FélixCernuschi, por entonces en la Universidad Nacional de Tucumán,sostiene que “la poca matemática que se enseña está completamentedivorciada de los problemas que plantea a los matemáticos la realidadde nuestro país” (AAPC, 1942: 15).

El informe de Ciencia Hoy, poniendo como ejemplo elMathematisches Institut Oberwolfach, patrocinado por la SociedadMatemática Alemana, se refiere a la necesidad de “establecer co-nexiones entre la matemática tradicional que se practica en la Argen-tina y algunas áreas emergentes en las que se utiliza la matemática”.Cita como ejemplo los programas de manejo de ríos o pesquerías ycuestiones de meteorología (Caffarelli et al., 2002: 16).

Luego de haberse referido Cernuschi “a la tendencia demasia-do purista” que presenta la matemática en nuestro país, agrega:

En los Estados Unidos la matemática está progresando en forma ex-traordinaria debido a que, en gran parte, los matemáticos en vez de

SESENTA AÑOS DE MATEMÁTICA EN LA ARGENTINA

Page 98: Saber y Tiempo 13

98

actuar de acuerdo con el espíritu pitagórico que hemos indicado, haninvadido las distintas esferas de actividad, diciéndoles a los hombresde ciencia de los distintos campos, a los industriales, a los economis-tas, a los estadistas, a los comerciantes, etc.: Todos ustedes necesitannuestra colaboración.

Y agrega más abajo:

En nuestro país, salvo algunas rarísimas excepciones, los matemáti-cos viven absolutamente despreocupados de la existencia de los dis-tintos problemas de matemática aplicada (AAPC, 1942: 18-20).

Como si sesenta años fueran un par de semanas, dice el edito-rial de Ciencia Hoy:

[...] la Argentina puede exhibir centros de excelente calidad que culti-van ciertos temas clásicos de la matemática actual. Pero faltan -enopinión de los firmantes- iniciativas que aprovechen el cambio másimportante que se está produciendo en la matemática contemporánea:su creciente interacción con otras ciencias (Caffarelli et al., 2002:13).

Finalmente, Cernuschi propone -el tiempo demostrará que in-genuamente-, redactar

un folleto sintetizando la importancia y aplicación de los estudios dela matemática en ciencia, en técnica, en industria, en oficinas deadministración nacional, en comercio, etc. con el propósito de contri-buir a convencer al Gobierno sobre la conveniencia de favorecerdichos estudios (AAPC, 1942: 21).

Un punto a destacar es que muchos de los participantes delinforme de la AAPC dedicaron buena parte de su exposición a laenseñanza de la matemática en el nivel medio. Al respecto, puededestacarse lo expuesto por José Babini. Este punto se encuentra au-sente en el informe publicado como editorial de Ciencia Hoy.

DIEGO H. DE MENDOZA

Page 99: Saber y Tiempo 13

99

Fuga de cerebros y aislamiento

La referencia más antigua que hemos podido rastrear respecto delfenómeno que más tarde se llamaría “fuga de cerebros” se encuentra enel folleto de 1946, Bases para el progreso de las ciencias en laArgentina. En aquel año, su autor, el fisiólogo Braun Menéndez,escribía:

Provocará vuestro asombro saber que la Argentina, además de expor-tar carne, cereales y algunos productos manufacturados, exporta tam-bién hombres de ciencia.

Y agrega más adelante:

Todos ellos fueron formados con grandes sacrificios y largos años deestudio y trabajo. Cuando se encontraban en condiciones de ser útilesa la sociedad que costeó su formación, fueron abandonados. ¿Quérecibieron? Un sueldo de hambre, medios de trabajo insuficientes yun porvenir incierto cuando no desesperante... Y así se han ido físi-cos, anatomistas, filólogos, químicos, histólogos, psicólogos, botáni-cos, etc., que tanta falta hacen al país (Braun Menéndez, 1946: 27-8).

En el informe de 1942, si bien no se vislumbra esta preocupa-ción, ya están presentes en las exposiciones de muchos de los partici-pantes los temas que serán sus causas: la necesidad de lograr un“clima científico” y “sueldos adecuados que les permitan vivir sindificultades económicas”.4 Al respecto, aunque sea un hecho conoci-do, vale la pena mencionar que el informe de 2002 remarca que lafuga de cerebros es alarmante (Caffarelli et al., 2002: 14).

¿Es imposible para un país de América latina detener la diás-pora de sus mejores investigadores? Como contraejemplo del casoargentino, el informe publicado en Ciencia Hoy menciona el Institutode Matemática Pura y Aplicada de Río de Janeiro que permitió aBrasil retener a la mayoría de sus buenos matemáticos y atraer adestacados matemáticos extranjeros (Caffarelli et al., 2002: 14).

El mismo informe señala en reiteradas ocasiones como proble-ma especialmente preocupante el hecho de que “muchos grupos de

SESENTA AÑOS DE MATEMÁTICA EN LA ARGENTINA

Page 100: Saber y Tiempo 13

100

investigación son pequeños y se encuentran aislados” (Caffarelli etal., 2002: 14). Sorprende leer que sesenta años antes ya se habíadetectado la carencia de comunicación como uno de los puntos críti-cos: “En nuestro país existen diversos centros dedicados a altos estu-dios matemáticos, totalmente dispersos y desvinculados”. Por estarazón, aquel informe sostuvo: “Creemos necesario organizar en for-ma estable y oficial la vinculación entre los mismos” (AAPC, 1942).

Una última coincidencia. En 1942 se habla de la necesidad de“contratar profesores extranjeros de reconocida capacidad científica ymoral, para dictar en el país cursos completos y para dirigir semina-rios” (AAPC, 1942). El informe 2002 aconseja: “Promover visitasrecurrentes de profesores extranjeros a lo largo de varios años”(Caffarelli et al., 2002: 16). Con diferencias de retórica, la recomen-dación es la misma.

Males crónicos

Desde una perspectiva histórica, una comparación entre 1942 y 2002debe ser cautelosa. Los escenarios son muy diferentes. Alcanza conmencionar un hito como la creación del Conicet en 1958 para compren-der los riesgos de tal empresa. Sin embargo, lo que hace posible talcomparación por encima de toda sutileza metodológica es la evidentepersistencia de los obstáculos. Que entre las recomendaciones de 1942se encuentre la obviedad de contar con bibliotecas y hemerotecasactualizadas y que en el 2002 este punto aún deba ser consideradopermite concluir que existen males crónicos estructurales que trascien-den los escenarios políticos y sociales.

Por último, si bien es cierto que en los últimos 60 años laArgentina ha producido matemáticos descollantes, la comparación deambos informes pone también en evidencia que las condiciones deposibilidad requeridas para la creación de una tradición matemáticade nivel internacional -esto mismo vale para el resto de las discipli-nas científicas- son bastante más complejas y costosas que las reque-ridas para la producción de singularidades.

A modo de cierre, puede resultar sugerente reproducir lo queen el informe de la AAPC aconseja Birkhoff, repitiendo lo que en losEstados Unidos ya se consideraba, en 1942, como parte de los necesi-dades mínimas en los primeros pasos de una carrera científica estándar:

DIEGO H. DE MENDOZA

Page 101: Saber y Tiempo 13

101

A mi juicio, lo más vital en este momento, es dar una oportunidad razo-nable a los jóvenes que verdaderamente prometen, para que puedancontinuar su trabajo matemático. Tales jóvenes deben conseguir a los 25años de edad una remuneración que les permita subvenir sus gastos, sintener más de 10 ó 12 horas de enseñanza por semana, y habiéndolaobtenido, no permitirles que aumenten sus salarios realizando ningunaotra tarea. A la edad de 30 años deben tener asegurada una posiciónestable en la comunidad, en una ocupación full-time, si han demostradohabilidad para investigar y alcanzar resultados (AAPC, 1942: 8).5

Notas1 Aclaremos que no son palabras de Dassen, sino de la Sociedad Científica Argenti-

na, que figuran en las páginas iniciales de su trabajo bajo el título de “Adverten-cia”.

2 Sobre Las matemáticas en la Argentina de C. C. Dassen puede verse, en el marcode la matemática local del período comprendido entre las dos guerras mundiales,en este mismo número el trabajo de Edgardo Fernández Stacco.

3 Sobre la visita de Birkhoff puede verse Ciencia y Técnica (1942).4 Ver, por ejemplo, Clotilde Bula (AAPC, 1942: 12), Félix Cernuschi (AAPC, 1942:

14) o Beppo Levi (AAPC, 1942: 45).5 Se cita la propia traducción que figura a continuación del texto en inglés.

Referencias

AAPC (1935), Primer informe sobre el estado actual de las ciencias en la Argentina y susnecesidades más urgentes, Establec. Gráfico “Tomás Palumbo”, Buenos Aires: AAPC.

AAPC (1942), Qué debe hacerse para el adelanto de la matemática en la Argentina.Encuesta promovida por la Asociación Argentina para el Progreso de las Cien-cias, Buenos Aires, AAPC.

Babini, J., (1954) La evolución del pensamiento científico en la Argentina, BuenosAires: Ediciones La Fragua.

Braun Menéndez, E., (1946) Bases para el progreso de las ciencias en la Argentina,Buenos Aires: Ateneo del Club Universitario.

Caffarelli, L., Foellmer, H., Griffiths, P. y Pulleyblank, W., (2002) La matemática en laArgentina, Ciencia Hoy, 12: 67.

Dassen, C. C., (1924) Las matemáticas en la Argentina, Buenos Aires, Imprenta yCasa Editora “Coni”.

SESENTA AÑOS DE MATEMÁTICA EN LA ARGENTINA

Page 102: Saber y Tiempo 13
Page 103: Saber y Tiempo 13

SABER Y TIEMPO13 (2002). 103-111 Separata 201.13

EL CIELO DEL PLANETARIO

Antonio Cornejo.Ex-Director del Planetario Galileo Galilei de Buenos Aires

Síntesis de la conferencia pronunciada en mayo de 2001,con el auspicio de Saber y Tiempo.

Desde la antigüedad hasta nuestros días, tanto artistas como científicosse empeñaron en realizar, de acuerdo con los conocimientos cósmicosdel momento, la representación del aspecto natural del cielo y también,en reproducir el mecanismo que provoca los fenómenos que observa-mos en el firmamento. A medida que progresaba la ciencia, fueroncreciendo los empeños para representar los sucesos celestes con mode-los o imágenes. Un ejemplo célebre es el Globo Celeste de Farnese, de65 cm de diámetro, de la época del emperador Augusto, que se encuen-tra en el Museo Nacional de Nápoles; es la esfera celeste mejorconservada de la antigüedad. En su superficie externa están representa-das las figuras de las constelaciones, dispuestas como las vería unobservador situado en el centro de la esfera. En general, las imágenesaparecen vistas desde atrás o de perfil, ya que se imaginó que estosseres dirigían, desde su morada en los cielos, la vista hacia la Tierra.

Este tipo de esfera celeste tuvo amplia divulgación durantemilenios, en reproducciones populares y también de gran costo, paralas que se usaba mármol y bronce. Las destinadas a fines científicosse construyeron en madera pintada de azul, con estrellas representa-das por discos amarillos o rojos de diferente tamaño, sostenidas poranillos metálicos que permitieran su rotación, a fin de ser utilizadasen las escuelas y en la práctica de la astrología.

Más recientemente, en el siglo XVII, se construyó una enormeesfera de cobre, de cuatro metros de diámetro y 3, 2 toneladas depeso, conocida como Globo Terráqueo y Celeste de Gottorp. En suexterior se diseñó la superficie terrestre y en su interior, en un trabajo

Page 104: Saber y Tiempo 13

104

de gran aliento, se representaron las estrellas y las figuras de lasconstelaciones. Esta esfera celeste giraba sobre su eje en 24 horas, aligual que la natural, y era accionada por energía hidráulica. En suinterior, en una plataforma suspendida del eje principal, podían tomarasiento diez personas y contemplar desde allí el fascinante espectácu-lo celeste.

Durante el siglo XVIII se construyeron numerosos aparatoscon el fin de representar aspectos relativos a la mecánica celeste, querecibieron el nombre de orrery, por Charles Boyle, Earl of Orrery,para quien se construyó el primero de Inglaterra. El Gran Orrery deWright, construido para Jorge II en 1733, medía 2,30 m de altura. En1764 se conoció el Orrery de Adams, de 50 cm de altura, que entreotras cosas permitía apreciar que Urano tiene dos satélites y Saturnosiete. Otra pieza interesante, construida a fines de ese siglo, es elPequeño Orrery de Trughton, de 30 cm de diámetro, en el que semuestran el Sol, Mercurio, Venus, la Tierra y la Luna.

En la primera década del siglo XX se construyó en Chicago unmodelo, conocido con el nombre de Esfera Celeste de Atwood, hechocon chapas de hierro galvanizado de 0,4 mm de espesor, que pesa 250kg y tiene 4,50 m de diámetro. En este modelo, las estrellas estánrepresentadas por orificios hechos en la esfera metálica, que tienen untamaño proporcional a su magnitud y son iluminados desde el exte-rior. Como en los planetarios precedentes, el observador debe insta-larse en su interior, donde tiene la sensación de ver un cielo estrella-do. Motores eléctricos impulsan la esfera, reproduciendo así el movi-miento diurno.

Estas representaciones de la bóveda celeste no permiten mos-trar, con la debida precisión, las posiciones de los astros llamadoserrantes. La máxima perfección en Planetarios de este tipo fue logra-da, sin duda, por el Planetario Copernicano del Museo Alemán deMunich, construido en 1920. Estaba instalado en una habitación cir-cular de 12 m de diámetro, en su centro estaba ubicado el Sol y a sualrededor los modelos luminosos de los seis planetas clásicos, soste-nidos por varillas que pendían de rieles de forma elíptica y de inclina-ción similar a las órbitas reales. En ese Planetario, para mostrar as-pectos de la mecánica celeste, el tiempo se aceleraba, de manera queun año transcurría en doce minutos. El espectador debía ubicarse en

ANTONIO CORNEJO

Page 105: Saber y Tiempo 13

105

una plataforma donde, una vez oscurecido el recinto, podía imaginar-se que estaba mirando el firmamento desde la Tierra. A través de unanteojo podía observar los movimientos aparentes de los demás pla-netas y sus fases proyectados contra la pared circular, donde peque-ñas lámparas representaban las estrellas que constituyen las constela-ciones zodiacales.

El Planetario Zeiss

La ilusión de realidad al mostrar fenómenos celestes la obtuvo la casaCarl Zeiss de Alemania, cuando puso en funcionamiento su primerPlanetario, en 1923. En lugar de una esfera hueca provista de imágenesluminosas, que gira mecánicamente y admite pocos observadores, suinventor, el físico Walther Bauersfeld, trasladó el mecanismo de movi-miento a un conjunto de proyectores, que situó en el centro de una salade gran capacidad, cubierta por una cúpula blanca, de 16 m de diáme-tro, destinada a cumplir las funciones de pantalla.

Luego de su invención, este instrumento fue objeto de conti-nuos perfeccionamientos, ya que el Planetario Zeiss mostraba el cieloestrellado visible solamente para la latitud de la ciudad de Munich(48º Norte). El instrumento actual es de carácter universal, pues sulimitación original de representar el firmamento para una sola latitudfue superada y puede proyectar los astros visibles desde cualquierlugar del planeta.

El instrumento instalado en Buenos Aires en 1966, fue el mo-delo IV, un complejo de proyectores de 5 m de altura y de un pesototal de 2,5 toneladas. Consta fundamentalmente de dos esferas de 75cm de diámetro con 16 proyectores cada una, unidas por un andamia-je cilíndrico, dividido por el eje horizontal del instrumento, situado atres metros del suelo. La parte óptica de los proyectores está consti-tuida por lentes condensadoras esféricas en las dos esferas grandes(F=12 cm) y Tassares Zeiss (F=3 cm) en otras seis más pequeñas,como objetivos de proyección. La vista interior de una de las esferasde estrellas muestra las grandes lentes condensadoras, situadas entorno a la lámpara de 1000 W del proyector. Detrás de las lentes, seencuentran planchas de cristal, en las que se ha impreso parte delcielo estrellado, que representan, a manera de diapositivas, el respec-

EL CIELO DEL PLANETARIO

Page 106: Saber y Tiempo 13

106

tivo sector del cielo. El diámetro de los orificios estampados en lasplacas es proporcional a la magnitud de la estrella.

Todos los objetivos de los proyectores, al situarse por debajode la línea del horizonte, se cierran mediante un diafragma mecánico,logrando que los astros pierdan lentamente luminosidad al acercarse asu ocaso. Estos diafragmas, situados delante de los objetivos, actúande acuerdo con el principio de los párpados de las muñecas. Para queel eje de giro del diafragma esté siempre horizontal, su armaduradescansa, en forma giratoria, en un cojinete a bolilla, mantenido siem-pre en la posición correspondiente por un pequeño tubo con mercu-rio.

El andamiaje cilíndrico del Planetario encierra los proyectoresde los “astros errantes”. Los cinco planetas visibles a simple vista, laLuna y el Sol, tienen proyectores independientes alojados dentro deesa armazón. Su función es la de representar las imágenes de dichosastros y sus movimientos, de acuerdo con lo que habitualmente puedeapreciar el observador terrestre.

Recordemos que cada uno de los planetas de nuestro sistema setraslada en el espacio describiendo una órbita débilmente elípticaalrededor de una estrella, llamada Sol, situada en uno de los focos dela elipse; su velocidad es máxima en el perigeo y mínima en elapogeo. Los planos orbitales están inclinados con ángulo diferente encada caso, con respecto al plano de la órbita terrestre (la eclíptica).Basándose en ello, la casa Zeiss construyó, para cada uno de losplanetas, un engranaje especial que reproduce, en correcta relación,los tiempos de revolución de la Tierra y el planeta; por lo que elproyector varía su dirección continuamente proyectando la imagendel planeta entre las estrellas y simulando sus movimientos aparentestípicos, en forma de lazos o eses.

El Planetario está instalado en el centro de una sala circularque, en el caso de Buenos Aires, tiene 20 m de diámetro y permiterecibir a 360 personas en butacas reclinables. Una semiesfera blanca,a manera de cielo raso, cubre al espectador y a la vez es la pantalladonde el maravilloso instrumento brinda la hermosa visión del cieloestrellado. A un costado, desde una consola, un relator maneja loscontroles del Planetario y, con el auxilio de un puntero luminoso,guía la atención del espectador. Los aparatos situados en las dos

ANTONIO CORNEJO

Page 107: Saber y Tiempo 13

107

esferas que se encuentran en los extremos del Planetario, proyectancerca de 9000 estrellas, además de los cinco planetas visibles a ojodesnudo, la Luna con sus fases y el Sol. Para representar las constela-ciones, lo que en algunos casos es dificultoso, el Planetario se vale deuno de sus proyectores complementarios, que envía la imagen haciael cielo para hacerla coincidir con las estrellas correspondientes.

No sólo es posible admirar los objetos celestes tal como los vehabitualmente el habitante de la Tierra. Mediante otro ingenioso apa-rato, el Proyector del Sistema Solar, nos permite imaginar que nosencontramos en Urano y apreciar desde allí nuestra situación en elespacio. Este proyector tiene un importante valor didáctico, ya quefacilita la comprensión de los movimientos planetarios heliocéntricos,como el desplazamiento más lento de los planetas cuanto más distandel Sol.

El Planetario muestra también el Cometa Donati, que aparecióen 1858, valiéndose de un proyector con 20 diapositivas en serie y unmotor que produce el desplazamiento orbital del cometa durante cin-co minutos. Las estrellas fugaces, parientes de los cometas, tambiénaparecen en el cielo del Planetario, en forma de gran lluvia que puedeser dirigida al radiante que más convenga al tema a desarrollar. Elfenómeno de las auroras polares, de incomparable belleza en las no-ches polares, se logra reproducir en diferentes tonalidades. Otro pro-yector especial simula el raudo pasaje de un satélite, sobre el especta-dor que asiste al Planetario.

Además de su valor estético, las exhibiciones tienen valor di-dáctico, porque permiten visualizar, en el cielo artificial del Planeta-rio, elementos de astronomía esférica que normalmente son difícilesde transmitir al estudiante, como el meridiano del lugar, con su escalade alturas; el ecuador celeste, donde se ha señalado la escala deascenciones rectas; meridianos y paralelos celestes; el triángulo deposición, el polo celeste y la eclíptica.

A estas posibilidades hay que agregar que es factible variar lalatitud y mostrar el aspecto del cielo para cualquier lugar de la Tierray en cualquier época, pasada, presente o futura. El instrumento puedeser calibrado para obtener las posiciones de los cuerpos celestes en lafecha que se desee. Un tema típico de todos los Planetarios es LaEstrella de Belén, en el cual se representa el aspecto que ofrecía el

EL CIELO DEL PLANETARIO

Page 108: Saber y Tiempo 13

108

firmamento de Tierra Santa, en la época del nacimiento de Jesucristo.La posibilidad de cambiar la latitud del observador, facilita la com-prensión del devenir del tiempo en las regiones polares. En el Plane-tario es posible “vivir” el “día” y la “noche” polares, y apreciar lossucesos celestes en ese lugar del planeta. El fenómeno de la precesiónde los equinoccios puede ser reproducido por el Planetario, con laventaja de que muestra en contados minutos un movimiento que,como es sabido, se produce en 260 siglos.

Desde que brilló por primera vez el cielo artificial del Planeta-rio Zeiss en Alemania, numerosas ciudades del mundo han levantadoedificios para albergar al apreciado instrumento. En América del Sur,Montevideo fue la primer ciudad en inaugurar su Planetario Spitz B,en el año 1954, que se instaló en una sala de 18 m de diámetro. Lasiguió San Pablo, en 1957, donde se ubicó un Zeiss modelo III en unasala de 20 m de diámetro, que fue reemplazado en 1999 por el ZeissUniversarium. En nuestro país, el primer instrumento, un Spitz A 1que se ubicó en una sala de 7 m de diámetro, funcionó a partir de1960 en la Escuela Naval Militar de Río Santiago.

El Planetario de la Ciudad de Buenos Aires “Galileo Galilei”

A comienzos de la década de 1930, numerosas personalidades e institu-ciones argentinas se hicieron eco de lo que en Europa se denominó “Elmilagro de Jena” (llamado así porque en esa ciudad alemana, donde se

ANTONIO CORNEJO

Planetario de la Ciudad de Buenos Aires

Page 109: Saber y Tiempo 13

109

encuentra la empresa Zeiss, brilló por primera vez el cielo artificial delPlanetario). La Sociedad Científica Argentina, la Sociedad de EstudiosGeográficos GAEA y la Asociación Amigos de la Astronomía destaca-ron las ventajas que aportaría la instalación de un Planetario a nuestraactividad cultural. En 1932 la Municipalidad de Buenos Aires designóuna comisión integrada por Adolfo E. Holmberg, Carlos Della Paolera,Féliz Aguilar, Carlos E. Becker y Frank L. Soler, con el fin de estudiarun proyecto presentado por Holmberg, que consistía en dotar a laciudad de un acuario y de un Planetario.

A partir de 1958, por iniciativa de Aldo Armando Cocca, en-tonces Secretario de Cultura de la Municipalidad, y con el objeto deestudiar la adquisición y la futura ubicación del Planetario, se designóuna comisión asesora honoraria integrada por Luis M. Igartúa, por laSociedad Científica Argentina, Miguel Itzigson, por el Observatoriode La Plata, Walter A. Sonnhauser, por la Asociación Amigos de laAstronomía, José Luis Pena, por el Concejo Deliberante y TeófiloM.Tabanera, por el Departamento Ejecutivo de la Municipalidad. Elproyecto del edificio fue encomendado en 1960 a Enrique Jan, queintegraba el equipo de profesionales de la Dirección General de Ar-quitectura de la Municipalidad.

En diciembre de 1966, en el marco de los festejos del Año delSesquicentenario de la Declaración de la Independencia Argentina, laIntendencia Municipal utilizó las instalaciones del Planetario, todavía

EL CIELO DEL PLANETARIO

Aspecto que presentaba la Sala y el instrumento Planetario,antes de su habilitación provisoria en diciembre de 1966.

Page 110: Saber y Tiempo 13

110

en construcción, para las reuniones del Primer coloquio sobre losprogresos de la exploración cósmica y sus consecuencias para lahumanidad en el que destacados especialistas en las ciencias del es-pacio trataron el tema de El Universo y la Sociedad. Si bien granparte del edificio ya estaba terminada, faltaban muchos detalles parahabilitarlo definitivamente. El 1 de junio de 1967 se me encomendóla misión de poner en marcha el Planetario a la brevedad posible y eldía 13 se realizó la habilitación parcial del edificio. Al principio lasfunciones estuvieron destinadas sólo a estudiantes y el 5 de abril del968 tuvo lugar la apertura definitiva para el público en general.Como lo expresé en 1997, en oportunidad de cumplirse el trigésimoaniversario de la habilitación del Planetario: Nos propusimos enton-ces que el flamante Planetario fuera un teatro, una escuela y uncentro cultural a la vez, en cuyas dramatizaciones se observaranestrictamente los fundamentos de la verdad científica. El interés delpúblico quedó evidenciado por el hecho de que durante todos estosaños la demanda de los establecimientos educacionales superó la ca-pacidad de satisfacerlos. Alrededor de 9 millones de personas concu-rrieron a sus espectáculos durante los 33 años en los que estuve acargo del organismo.

Desde 1982 funciona en la ciudad de Rosario el segundo granPlanetario con que cuenta nuestro país. Sus instalaciones albergan,además, un observatorio y un museo de ciencias. En su sala de espec-táculos, de 22 m de diámetro, mayor que la de Buenos Aires, estáinstalado un Planetario Zeiss modelo IV.

Incorporación de nueva tecnología

En 1971 se transformó el instrumento original en Modelo V. Para ellose reemplazó el armazón boreal de los planetas, con lo cual el nuevoproyector de la Luna puede representar eclipses (uno total y cuatrotipos de eclipses parciales). El proyector del Sol ofrece diez posibilida-des de eclipses: total, parciales y tránsito de Venus por el disco solar. Eltercer proyector del armazón, representa a Saturno y posee un objetivozoom 1: 0. Se agregaron: proyectores de nubes, escalas de coordenadasesféricas, una consola de comando y un armario de conexiones. Poste-riormente se incorporaron seis proyectores panorámicos de horizonte yuno del globo terráqueo, provistos por la casa Zeiss. En 1981 se

ANTONIO CORNEJO

Page 111: Saber y Tiempo 13

111

introdujeron 22 proyectores de efectos especiales y 10 KodakEktagraphic.

En 1993 el Gobierno de Japón donó varios equipos, por unvalor de medio millón de dólares, entre los que se destacan, un estu-dio de video, un sistema de audio para estudio de video, cuatroexhibidores y tres proyectores de video Sony. La donación incluyó,también, proyectores Goto para diapositivas (de nubes crepuscularesy de una nave espacial) y un zoom 1: 6. En ese mismo año se incor-poró un reproductor de laser disc Sony.

Para la automatización de los efectos especiales de sala seadquirió, en 1998, un equipo All sky system, con tres proyectores deefectos especiales, diapositivas, laser disc y un grabador Pascam decinta abierta, con cuatro canales. Se incorporó también un sistemapara adaptar las nuevas lámparas para las estrellas, debido a que lasque están en uso se han dejado de fabricar.

Desde la instalación de estos últimos equipos, los efectos espe-ciales que se utilizan en los espectáculos pueden ser programados yactivados desde una computadora. Con esta nueva tecnología, se hadado mayor dinamismo a las presentaciones y se ha logrado mejorarla sincronización entre imagen, música y locución, todo lo cual hadeterminado una gran diferencia entre las primeras funciones, presen-tadas hace más de treinta años, y las actuales.

Es de esperar que, en un futuro próximo, la ciudad de BuenosAires esté en condiciones de reemplazar el actual Planetario Zeiss,modelo V por el más reciente Universarium modelo IX, que estátotalmente computarizado y con un cielo logrado a través de fibraóptica. Río de Janeiro ya inauguró el suyo en 1998, tal vez podamosimitarla.

Conclusión

La belleza del cielo estrellado, la poesía de una noche de plenilunio, lamagnificencia de una puesta de sol son espectáculos que despiertan elamor por la astronomía en un vasto sector del público. En una época enque las condiciones ambientales de las grandes ciudades no dejangozar de la contemplación del cielo nocturno, el Planetario se convierte

EL CIELO DEL PLANETARIO

Page 112: Saber y Tiempo 13

112

en un reservorio que atesora y permite compartir las maravillas delUniverso. El Planetario es un puente entre los centros de investigacióncientífica y el público, al que transmite conocimientos en forma amenay accesible al común de las personas. Es su misión mostrar que la razahumana dispone de un hábitat muy especial, en un pequeño planeta quegira en torno a una estrella media que a su vez pertenece a una enormegalaxia compuesta por millones de estrellas. Es decir que la Tierrarepresenta sólo una pequeña porción del Universo conocido, pero unaporción que es vital para la humanidad y, por eso, es necesario cuidar.

El Planetario muestra y explica los secretos de ese Universo,que la imaginación no puede abarcar por ser tan vasto, y revela, entreotras cosas, que los seres humanos somos polvo de estrellas y que losátomos de nuestro cuerpo, y de todo lo que nos rodea, se originaronen el corazón ardiente de estrellas distantes.

ANTONIO CORNEJO

Page 113: Saber y Tiempo 13

RecordatoriosCÉSAR MILSTEIN (1927-2002)

Andrés O. M. StoppaniComunicación leída en la Academia Nacional de

Ciencias Exactas, Físicas y Naturales en marzo de 2002

La vida y la obra de un académico desaparecido son siempre motivo derespetuoso recuerdo, sobre todo cuando se trata de personalidadesdescollantes, como la de nuestro Académico Honorario, el Dr. CésarMilstein, Premio Nobel. Milstein falleció en Cambridge, Reino Unidoel 24 de marzo de 2002. Las contribuciones de Milstein al conocimien-to científico fueron esencialmente en temas médicos, como lainmunología y por ello corresponde exaltar su mérito.

Milstein provenía de padres judíos, originarios de Ucrania, quevinieron a nuestro pais animados por su voluntad de trabajo, su fe enel progreso y una esperanza de una vida mejor para sus hijos.Seradicaron en Bahia Blanca en condiciones económicas muy difíciles.César Milstein nació en 1927, cursó la escuela primaria y el ColegioNacional en Bahía Blanca y en 1945 se traladó a Buenos Aires paraseguir el Doctorado en Química en la Facultad de Ciencias Exactas,Físicas y Naturales.Fue un alumno regular, actuó en el Centro deEstudiantes, del cual fue Presidente, y terminó el pre-grado en 1952.Su interés por la bioquímica lo llevó en el mismo año a la Cátedra deQuímica Biológica de la Facultad de Medicina, entonces a mi cargo.1

Esa experiencia fue facilitada por mi buena opinión sobre la prepara-ción de los alumnos del Doctorado en Química y también por larecomendación del Dr. Federico Leloir.

Milstein realizó su tesis sobre el centro activo de aldehídodeshidrogenasas, investigación que completó exitosamente en 1957.Durante esos años las becas para tesistas eran escasas y difíciles deobtener y, por ello, Milstein debió dedicar parte de su tiempo a traba-jar en un laboratorio de análisis clínicos (1950-1956). Pese a esalimitación, su tesis mereció la calificación más alta y un premio de la

Page 114: Saber y Tiempo 13

114

Asociación Química Argentina.1 Como padrino de tesis pude apreciarsu sagacidad como investigador, su disposición para expresar susobservaciones en términos matemáticos, una excelente habilidad ma-nual, su laboriosidad y la firmeza de sus propósitos.

Doctorado en 1957, Milstein se presentó a concurso para uncargo científico-técnico en el Instituto Malbrán que ganó y, al mismotiempo, solicitó una beca al Consejo Británico para trabajar en elLaboratorio de Bioquímica de la Universidad de Cambridge, que lefue otorgada. La incorporación de Milstein al Instituto Malbrán nofue casual. Durante su infancia había oído a una prima de su padrecomentar la preparación de sueros antiofídicos en el Malbrán, temaque le había interesado profundamente. Por otra parte, su experienciaen la cátedra de Química Biológica de la Facultad de Medicina lohabía iniciado en la enzimología, conocimiento útil para trabajar conprovecho en el Instituto. Milstein postergó su incorporación al Malbránhasta terminar el doctorado en Cambridge. Durante su estada en esaUniversidad realizó un importante estudio sobre la fosfo-glucomutasay su activación por el cromo. Extendió su investigación al estudio dela estructura del centro activo de la enzima, lo que llevó a conocer alDr. Frederick Sanger, Premio Nobel, relación que resultó de granvalor para el ulterior progreso científico de Milstein.1

Terminada su labor en Cambridge, en 1961 Milstein regresó aBuenos Aires y se incorporó formalmente al Malbrán. Su Director, elDr. Ignacio Pirosky, era un distinguido bacteriólogo que se proponíaelevar la jerarquía científica y profesional del Instituto, menoscabadapor años de mediocre administración. Para valorar la obra de Milsteindurante esos años (1961-1963) conviene recordar la situación de laciencia en nuestro país en aquel entonces. Después de 1955 las pers-pectivas de un desarrollo científico inspiraban optimismo. Se habíanreorganizado la universidades nacionales y renovado sus claustros yse habían creado instituciones para promover la ciencia y sus aplica-ciones, como el Consejo Nacional de Investigacioines Científicas yTécnicas (Conicet) y los Institutos Nacionales de Agricultura (INTA)y de Tecnología Industrial (INTI). También se habían creado losInstitutos Nacionales de la Salud, dependientes del Ministerio de Sa-lud Pública de la Nación y, como se ha dicho, se trataba de reorgani-zar el Malbrán. Todas esas medidas reforzaron la convicción de

SABER Y TIEMPO

Page 115: Saber y Tiempo 13

115

Milstein de volver a la Argentina para trabajar en el Malbrán dondeesperaba contar con los medios y la colaboración necesarios para unalabor fructífera. En alguna oportunidad Milstein discutió las alternati-vas de su regreso con compañeros de estudios en Inglaterra y, pese aopiniones negativas, sostuvo la conveniencia del regreso.

Con una visión certera de la importancia de la BiologíaMolecular para las actividades del Malbrán, Milstein organizó la sec-ción correspondiente, denominada División de Biología Molecular.Para integrar su personal recurrió a investigadores jóvenes, bien for-mados, que compartían sus propósitos, todo ello con el apoyo del Dr.Pirosky. En poco tienmpo realizaron interesantes trabajos que fueronpublicados en revistas de reconocido prestigio.3 Sin embargo, comoconsecuencia de los cambios políticos ocurridos en el Ministerio deSalud Pública de la Nación en 1962, el Instituto fue intervenido yPirosky, lo mismo que algunos colaboradores de Milstein, fueronseparados de sus cargos. Como consecuencia de esos acontecimien-tos, Milstein presentó la renuncia a su cargo1, 3 e, invitado por el Dr.Sanger, regresó a Cambridge, donde fue nombrado investigador delMedical Research Council.1, 2, 5

La intervención del Malbrán, la remoción de Pirosky y colabo-radores y el alejamiento ded Milstein fueron acontecimientos conresonancia política y académica dentro y fuera de la Argentina.3 Dadoel tiempo transcurrido resulta difícil una explicación de ese episodio,sobre todo si se tiene en cuenta que el Dr. Pirosky, principal imputa-do, fue absuelto en el sumario instruido por la Justicia. Por ello, laversión de Milstein sobre el episodio resulta del mayor interés. SegúnMilstein, dos factores contribuyeron al conflicto. primero, el disgustode los antiguos funcionarios del Instituto ante los nuevos investigado-res nombrados por Pirosky; segundo, la inestabilidad política del país,durante esos años, que afectó directamente al Ministerio de SaludPública y su conducción. En su relato, Milstein alude, como factornegativo, a la conducta excesivamente emocional de los argentinos.1

Los trabajos que Milstein realizó durante su segunda estada enCambridge fueron de importancia creciente. Primero determinó laestructura de las inmunoglobulinas; después el mecanismo por el cuallos genes de determinado individuo ordenan la producción de grannúmero de inmunoglobulinas, cada una de ellas específicas para de-

RECORDATORIOS

Page 116: Saber y Tiempo 13

116

terminado antígeno, sea este un organismo patógeno o una sustanciatóxica. Finalmente, por fusión de células, Milstein y sus colaborado-res obtuvieron los hibridomas, células productoras de los anticuerposmonoclonales. Estos trabajos determinaron el otorgamiento del Pre-mio Nobel de Medicina a Georges J. F. Köhler y Milstein en 1984.

Los descubrimientos de Milstein merecen comentario especial.En primer lugar, el análisis estructural de las inmunoglobulinas, temade gran dificultad, demostró que sus cadenas peptídicas resultan de latranscripción de información genética dependiente de genes específi-cos que ocupan posiciones particulares en distintos fragmentos delADN, según la hipótesis denominada “dos genes-un péptido”.1, 2 Losfragmentos de ADN que ordenan la estructura de las cadenas peptídicassufren modificación como consecuencia de procesos de expansión-contracción de los genes. Según ese mecanismo, la transcripción ytraducción de la información genética (DNA→RNA→proteína) de-pende de la forma en que se integran los fragmentos de ADN deno-minados V y J para las cadenas livianas y V, D y J para las cadenaspesadas. La distribución de los genes en los fragmentos correspon-dientes de ADN se ajusta a diferentes modelos, lo que explica lavariedad estructural de las inmunoglobulinas.1, 2, 5 Las células produc-toras de anticuerpos expresan primero la cadena pesada y luego lacadena liviana de la inmunoglobulina. La primera molécula de anti-cuerpo formada queda ligada a la membrana celular y se comportacomo un receptor del antígeno, que promueve en esa forma la divi-sión celular. De esa manera, las células productora de anticuerposespecíficos se multiplican y diversifican.

Un descubrimiento de fundamental importancia fue la fusiónde células y la formación de los hibridomas.1, 2, 5 Köhler y Milsteinfusionaron células productoras de anticuerpos, los esplenocitos (delbazo), con células de mieloma, un tumor de médula ósea. Los híbridosresultantes conservaron las propiedades de las células progenitoras, asaber, la capacidad de formar anticuerpos (herencia del esplerocito) yla capacidad de reproducción indefinida (herencia del mieloma). Deesa forma, eligiendo células progenitoras adecuadas, pudieron obte-ner hibridomas capaces de producir inmunoglobulinas, que denomi-naron anticuerpos monoclonales. Ese descubrimiento fue, en ciertamanera, casual y Milstein remarcaba con su habitual modestia que la

SABER Y TIEMPO

Page 117: Saber y Tiempo 13

117

simple curiosidad por tratar de comprender cómo funciona un tipo decélulas del sistema inmunitario les hizo descubrir la forma de produ-cir los anticuerpos monoclonales.

Algunas personas han sugerido que Milstein podría haber reali-zado sus descubrimientos en el Malbrán. Esa posibilidad parece pocoprobable por la complejidad tecnológica de los procedimientos utili-zados por Milstein y, en segundo lugar, por las vicisitudes sufridaspor la administración del Malbrán durante esos años.3

El descubrimiento de los anticuerpos monoclonales tuvo, desdeun principio, aplicaciones de distinta naturaleza.1, 4 Los reglamentosdel Medical Research Council imponían a su personal la obligaciónde ceder a la institución los derechos inherentes a sus descubrimien-tos. Correspondía entonces a una entidad administrativa anexa a eseConsejo, denominada National Research Development Corporationdel Reino Unido, tramitar la patente. Después de prolongados estu-dios, esa corporación opinó que era necesario esperar que las posibili-dades reales del descubrimiento se concretasen.1 Esa demora motivócríticas oficiales que apuntaron a Milstein, a pesar de su estrictocumplimiento de las normas administrativas de la institución.

Años después, Milstein expresó públicamente su pensamientosobre el tema de las patentes. Según Milstein, el éxito de la cienciaaplicada es consecuencia de los avances de la ciencia pura. Son pro-gresos dependientes de un conocimiento público y por lo tanto nopertenecen a ningún individuo en particular. El gran interrogante essaber cómo preservar el ambiente en que se desarrolla la cienciasbásica para producir los conocimiento que condicionan el avance delconocimiento aplicado. El apoyo que la sociedad da, desde hace mu-chos años, a la ciencia pura, con la esperanza de aplicaciones útiles,ha tenido éxitos notables, en particular en biología y medicina huma-na. Por ello, el apoyo a la ciencia básica no debe limitarse por razo-nes de rendimiento pecuniario. Por otra parte, no se debe confundir lavocación de los científicos por la ciencia con la aspiración a un réditoeconómico. La tendencia actual de algunos científicos a convertirseen empresarios es lícita, siempre que su actividad empresarial no se

RECORDATORIOS

Page 118: Saber y Tiempo 13

118

financie con fondos públicos. La mezcla de actividades no sólo esobjetable sino peligrosa, concluye Milstein.1

Milstein fue un hombre de firmes opiniones, a veces obstinadoen sus juicios, como me lo manifestó alguna vez su padre. Fue críticode nuestras instituciones, con razón, y lo manifestó sin miramientoscuando tuvo oportunidad de hacerlo. Sin duda, su experiencia en elMalbrán fue aleccionadora. No obstante, volvió muchas veces com-placido a la Argentina, donde tenía amigos que apreciaba, y en sulaboratorio de Cambridge recibió a investigadores argentinos deseo-sos de perfeccionar sus habilidades.

La vida de Milstein nos deja importantes enseñanzas que, cabeesperar, sean debidamente aprovechadas. Milstein fue el tercer Pre-mio Nobel argentino en Ciencias (otros dos Premios Nobel se otorga-ron por la Paz y por la defensa de los Derechos Humanos) pero, adiferencia de sus antecesores, Houssay y Leloir, Milstein debió reali-zar su principal obra científica en Inglaterra. Por ello, la calificaciónde Milstein como “Nobel argentino”parece infundada. Se debe enton-ces procurar que nuestros gobernantes aseguren las condiciones nece-sarias para que en nuestro país los científicos tengan las condicionesde vida y los medios necesarios para realizar su obra y no debanemigrar, como hizo Milstein, a pesar de su intención original detrabajar en la Argentina.

Agradecimiento

Se agradece a la Dra. Celia Prilleltensky de Milstein la informaciónutilizada para la redacción de esta publicación.

Algunas distinciones recibidas por César Milstein por su obracientífica

Premio Nobel en Fisiología y Medicina (1984); Miembro (Fellow),Royal Society (1975); Miembro extranjero, National Academy ofSciences, USA (1981); Miembro honorario extranjero, AmericanAcademy of Arts and Sciences (1983); Deutsche Akademie derNaturforscher Leopoldina (1983); Miembro honorario, Academia Na-cional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, Buenos Aires (1984);

SABER Y TIEMPO

Page 119: Saber y Tiempo 13

119

Miembro honorario, Academia Nacional de Medicina, Buenos Aires(1985); Miembro honorario, Sociedad Científica Argentina (1985);Miembro honorario, Royal College of Physicians (1983). Recibió tam-bién distinciones del Darwin College y el Fitzwilliam College, deCambridge, Reino Unido, de la Scandinavian Physiological Society, laEuropean Molecular Biology Organization y la American Associationof Immunologists.

Referencias

1. Milstein, C. (1982). Messing about with isotopes and enzymes antibodies. Miami:Lynen Lecture, Miami Winter Symposium.

2. Milstein, C. (1985). From the structure of antibodies to the diversification of theimmune response. En Le Prix Nobel en 1984, Stockholm: The Nobel Foundation,Nordstedts Tryckeri.

3. Pirosky, I. (1986). 1957-1962. Progreso y destrucción del Instituto Nacional deMicrobiología. Buenos Aires: Eudeba: 25, 26.

4. Milstein, C.; H. Waldmann (1999). Optimism after pesimism: what next. CurrentOpinion in Immunology, 11: 559-589.

5. Secher, D.; C. Milstein 1927-2002. London: The Independent Obituaries, 27March 2002.

RECORDATORIOS

Page 120: Saber y Tiempo 13

120

MARIO GIAMBIAGI (1928-2002)

Ricardo FerreiraUniversidad de Recife, Brasil

Este artículo se publica con la autorizaciónde la revista QUIMICA NOVA de Brasil.

Mario Giambiagi, Pesquisador Titular no Centro Brasileiro de Pesqui-sas Físicas, faleceu subitamente, no Rio de Janeiro, no dia 8 de Marçode 2002. Mario foi um dos pioneiros da Química Quântica na AméricaLatina. Foi também um dos que assinaram a Ata de Fundação daSociedade Brasileira de Química, em São Paulo, no dia 8 de Julho de1977.

Uma dificuldade que se apresenta para qualquer pessoa que seproponha a escrever sobre Mario, é ser virtualmente impossível co-mentar seus trabalhos científicos, sua Visão do Mundo, ou seu feitiçopelo Rio de Janeiro, sem invocar igualmente sua esposa por mais de40 anos, Myriam Segre de Giambiagi.

Diga-se, para se começar, que Mario nunca aceitou aGlobalização Neo-Liberal dos últimos anos, tanto nos aspectos políti-cos como, em particular, no modelo que se foi impondo para aEducação e a Pesquisa Científica. Mas, ao contrário de opositores doSistema de ânimo mais fraco, Mario batalhou sempre contra esseestado de coisas, explicita e calorosamente. E sempre contando como apôio integral de Myriam.

Mario não achava, por exemplo, que os cursos avançados, osde Pós-Graduação, precisassem ter sequer ementas. No lugar dessasplacas direcionando o conteúdo do curso, deveria haver desvios, saídaslaterais, desde que o mestre e seus alunos tivessem genuíno interessepor esses caminhos. Sempre criticou o sistema de créditos, usadospara conferir (pagar) as disciplinas de um Curso, alegando que não sepoderia colocar um taxímetro para marcar a trajetória de um jovemestudante. Mario e Myriam sempre preferiram a Ciência nãoglobalizada, quando os cientistas brasileiros tinham identidade própria,como tinham os ingleses, franceses ou italianos.

Mario e Myriam rejeitaram categoricamente a Cientometriaimplantada nas Agências de Fomento à Pesquisa (não as descrevo

SABER Y TIEMPO

Page 121: Saber y Tiempo 13

121

como Órgãos de Financiamento em homenagem a Mario). Apesardisto, Mario publicou (em revistas indexadas no ISI, como se dizagora), mais de 60 importantes trabalhos. Somente no ano passado,quando ele já tinha mais de 70 anos, publicou quatro artigos.

Seus trabalhos mais significativos, realizados sempre emcolaboração com Myriam, além de estudantes e colaboradores vários,referem-se a problemas básicos de Química Quântica, diria mesmo,de Teoria Eletrônica da Valência. Alguns descrevem explicitamenteinterpretações sobre a ligação química: J.Chem.Phys., 72, 15 (1975);Z. Naturforsch., 39a, 1259 (1984); Theoret.Chim.Acta, 68, 337 (1985);Faraday Trans.Chem.Soc., 88, 2995 (1992). Outros trabalhos definempela primeira vez índices de ligação para sistemas multicentrados:Struct.Chem., 1, 423 (1990): J.Phys.Chem., 98, 61, 18 (1994); J. Mol.Struct. (Theochem), 391, 141 (1997). Ainda outros sobre índices deligação em sistemas de interesse biológico: Z. Naturforsch., 38c, 621(1983); Chem.Phys, Letters, 290, 205 (1998).

Gosto de pensar que, apesar de menos importante do algunsposteriores, nenhum trabalho se comparava para Mario, pelo querepresentou de entusiasmo e novidade, àquele em que se fez umcálculo L.C.A.O. da molécula de piridina (M.S. de Giambiagi, M.Giambiagi et R. Ferreira, J.Chim.Physique, 61, 697 (1964). Todo otrabalho computacional foi realizado pelo casal Giambiagi. Penso queeste foi o primeiro trabalho de Química Quântica pensado e realizadona América Latina (os que eu tinha publicado antes não tinham amarca verdadeira de Química Quântica no estado da arte).

Myriam descreveu a atmosfera em volta deste trabalho, na suasensível evocação “O CBPF que Eu conheci” (CBPF-CS-008/01). Ospercalços do UNIVAC 1105, um computador do IBGE, indicado porAlfredo Marques. E ali pertinho, na Avenida Pasteur! A carência desub-rotinas, a corrente elétrica sempre falhando, a ajuda de AlfredoMarques e Erasmo Ferreira. Logo mais, com a colaboração do físicoSamuel MacDowell (Nuovo Cim, 35, 416 (1965), Mario e Myriandiscutiram o problema do comutador [H, S]. Também estenderam ocálculo feito originalmente para a piridina a outras moléculas, como aborazina (Theor.Chem.Acta, 5, 435 (1966)), o naftaleno (Ibid., 6, 257(1966), e as outras azinas monocíclicas (J.Chim.Phys., 64, 880 (1967)).

RECORDATORIOS

Page 122: Saber y Tiempo 13

122

Mario e Myriam chegaram ao Rio, pela primeira vez, em Abrilde 1961, convidados por Jacques Danon. Mario e Myriam, portenhosde nascimento, Doutoraram-se na Universidade de Buenos Aires: eleem 1960, sob orientação de S. Altman e Norah Cohan, ela em 64,com Felix Cernuschi. Na Capital argentina, em diferentes períodos,condicionados pelas crises da Democracia na Argentina, formaram, ocasal, quatro Mestres e três Doutores. No Rio de Janeiro, orientaramtrês Mestres, quatro Doutores, e um grande número de estudantes deIniciação Científica. Alguns desses orientandos estão hoje espalhadospelo Brasil: Kleber Mundim na UnB, José Maria Pires na UFES,Marçal de Oliveira Neto, também na UnB.

O casal Giambiagi também trabalhou com colegas do Exterior,e publicaram trabalhos, por exemplo, com Leonello Paoloni, emPalermo, e especialmente com Ramon Carbò, em Barcelona.

Mario e Myriam contaram depois com a colaboração esplêndida,em uma dezena de trabalhos, de dois grandes físicos argentinos, Car-los Bollini, e Juan José Giambiagi (1924-1996), este ultimo irmão deMário. JJ, como ele era conhecido entre os físicos, foi um dos diretoresdo C.L.A.F., o Centro Latino Americano de Física, com sede emdependências do CBPF. A segunda bolsa de Mario, e a primeira deMyriam, foram concedidas pelo CLAF, cujo diretor era o brasileiroGabriel Fialho, físico e cavalheiro na mais completa acepção do ter-mo.

Alem da sua grande produção científica, Mario publicou váriosartigos sobre Ensino de Física e Química, e sobre política Científica;alguns desses trabalhos, sempre com idéias originais, apareceram narevista Ciência e Cultura (32, 161(1980); 35, 1442 (1983); 37, 1815(1985). O Editor da revista na época era o Dr. José Reis, nossogrande divulgador científico. Mario delineou também algumas notasbiográficas sobre cientistas, inclusive uma memorável, “RecordandoMoïse Haissinsky” (Saber y Tiempo, 8, 111), grande radioquímico,sucessor de Irene Joliot-Curie no Institut du Radium de Paris, e orien-tador de Jacques Danon.

Como já assinalamos, o trabalho do casal Giambiagi dependia,em grau considerável, da situação dos Direitos Humanos no paísirmão, bem como no nosso. Em começos de 1975, Mario e Myriampassaram dois meses no Departamento de Física da UFPE, no Recife.

SABER Y TIEMPO

Page 123: Saber y Tiempo 13

123

Em 1976, com a subida ao poder do Governo dos Generais, Mario eMyriam foram cassados do CONICET. Recebi então uma carta dogrande físico brasileiro, José Leite Lopes, ele próprio cassado em1969 pelo Governo Militar Brasileiro e Professor Titular emStrasbourg, na qual me dizia que as vidas de Mario e Myriam corriamperigo, dado o caráter fascista do novo Governo Militar Argentino.Que poderia eu fazer? perguntava Leite. Graças à solidariedade doscolegas daquele Departamento, conseguimos bolsas de PesquisadorVisitante para os dois, que voltaram ao Recife.

Mais uma vez trabalhamos juntos, sobre a grande variação quepode ocorrer na energia dos orbitais moleculares de certos sistemasquando sofrem ionização, e que eu aprendera com C.K.Jorgensen emGeneva, no ano anterior. Do trabalho resultou uma publicação con-junta: Chem.Phys.Letters, 52, 80 (1977).

Mas o velho CBPF tinha se transformado, um ano antes, deinstituição privada em Instituto do próprio CNPq. Além disso, JJ eCarlos Bollini estavam lá, e em 1977 Mario e Myriam voltaram parao Rio. Myriam sempre declarou que eram cariocas por adoção. E seufilho mais velho, Fábio, atualmente Gerente de Macroeconomia doBNDES, era um “carioca da gema”, nascido em Copacabana. Alemde Fabio, os Giambiagis têm duas filhas: Irene, nascida em 1967, ecujo nome é uma homenagem a Irene Joliot-Curie, e Eliane, nascidaem 1970. Atualmente Irene é Professora da Fundação de EstudosBrasileiros em Buenos Aires, e Eliana obteve recentemente o Mestradoem Ensino da Matemática pela PUC do Rio de Janeiro.

O CBPF no qual chegaram em 1977 estava muito diferentecom relação àquele de 1961-63, que serviria a vida toda, para Mario eMyriam, como um paradigma de Instituição Científica. Crescera muito,e agora contava com 70 Pesquisadores e uma centena de estudantespós-graduados. Em 1981passou a ocupar o novo prédio, contíguo aosjá existentes, e que foi chamado, com grande propriedade, “EdifícioCesar Lattes”.

Houve conflitos, com a burocracia mais rígida, com a perda daintimidade antiga, com medidas de segurança. Nem todas as secretáriaseram tão prestas como a Marlene, segundo Myriam, “a secretáriamais eficiente que já passou pelo CBPF”. As opiniões de Mario eMyriam eram muitas veses assim, definitivas.

RECORDATORIOS

Page 124: Saber y Tiempo 13

124

Mas foi neste novo CBPF, que Mario construiu a segundametade da sua carreira. Teve grandes colaboradores, como seu irmãoJJ, Bollini, Paulo Pitanga, Henrique Lins de Barros (sobrinho de NelsonLins de Barros, que nos idos de 1962, tinha lhes ensinado os segredosdas Escolas de Samba), Darci Esquivel, alem dos seus mestrandos edoutorandos. Foram, Mario e Myriam, animadores da 1a ReuniãoAnual da S.B.Q.T, realizada no CBPF em 1981, bem como de muitassubsequentes. Seriam 25 anos de atividades muito fecundas, comoatesta o que foi aquí escrito.

No último parágrafo da publicação já referida, “O CBPF queeu conheci”, Myriam escreveu: “Em março de 1977 voltamos para oCBPF. Voltávamos para a nossa casa. Tomara seja de vez”.

Para Mario, certamente que o foi.

SABER Y TIEMPO

Page 125: Saber y Tiempo 13

125

UN INTELECTUAL DEL SIGLO XX:PEDRO LAÍN ENTRALGO (1908-2001)

Francisco Herrera RodríguezUniversidad de Cádiz

En los últimos meses, desde su fallecimiento, la figura de Pedro LaínEntralgo ha sido recordada en la prensa general y en la especializadapor diversas personalidades procedentes del ámbito del pensamiento,de la medicina y de la historia de la medicina. No puede ser de otramanera, ya que Laín Entralgo es una figura poliédrica, muy importanteen el mundo del pensamiento en España y, por supuesto, en el de lamedicina. Sin olvidarnos de su vertiente política y de su faceta encargos de responsabilidad en la Universidad y en la Academia. PedroLaín, sin lugar a dudas, pertenece a ese grupo de personajes que no dejaindiferente a los intelectuales. Esto es debido a que sus escritos ayudana pensar a los demás: unos piensan con las ideas lainianas y otrospodríamos decir que piensan a partir de esas ideas. Sea como fuere, loque está claro es que Pedro Laín, como acabamos de apuntar, es unreferente de la cultura, del pensamiento y de la medicina española delsiglo XX.

Pedro Laín nació en Urrea de Gaén (Teruel), en 1908, y probablementepor la influencia paterna polarizó sus estudios hacia la medicina y laquímica. Al poco tiempo de concluir la Guerra Civil, en 1942, obtuvola cátedra de Historia de la Medicina de la Universidad Central (Ma-drid), puesto en el que desarrolló una intensa labor docente e investiga-dora durante cinco décadas, precisamente hasta que le llegó la jubila-ción a finales de los años setenta. Esto no quiere decir que la actividadintelectual de Laín decaiga a partir de la citada fecha crepuscular; todolo contrario, ya que a partir de estos años mantiene el ritmo publicístico,el de sus actos públicos y compromisos sociales. En alguna ocasiónhemos escrito que una de las principales cualidades del pensamientolainiano, desde nuestro punto de vista, es el de haber sabido mantener alo largo de los años una obra abierta, en constante diálogo consigomismo y con los pensadores de su época y del pasado. Quizás el mejor

RECORDATORIOS

Page 126: Saber y Tiempo 13

126

acercamiento que conozco a su obra y a su vida lo realizó en 1994Agustín Albarracín Teulón, autor fallecido recientemente, en un librode obligada lectura: Pedro Laín, historia de una utopía. El propioAlbarracín Teulón dedicó su última publicación a glosar la figura de suamigo y maestro en un espléndido trabajo que ha aparecido reciente-mente en las páginas de la revista “Medicina e Historia”: La condiciónhumana de Pedro Laín Entralgo.

Un repaso, aunque sea breve, de la producción publicística deLaín nos ayuda a comprender la diversidad y a la vez lo unitario de supensamiento: Medicina e historia (1941), Las generaciones de lahistoria (1945), La generación del noventa y ocho (1945), Españacomo problema (1949), La Historia clínica. Historia y teoría delrelato patográfico (1950), Historia de la medicina moderna y con-temporánea (1954), La espera y la esperanza. Historia y teoría delesperar humano (1957), España como problema (1956), La curaciónpor la palabra en la antigüedad clásica (1958), Teoría y realidad delotro (1961), Enfermedad y pecado (1961), La relación médico enfer-mo, historia y teoría (1967), El médico y el enfermo (1969), La medi-cina hipocrática (1970), A qué llamamos España (1971), Sobre laamistad (1972), La medicina actual (1973), Descargo de conciencia(1976), Más de cien españoles (1981), El diagnóstico médico. Histo-ria y teoría (1982), Historia de la Medicina (1982), Antropologíamédica (1984), El cuerpo humano. Teoría actual (1989), Cuerpo yalma. Estructura y dinámica del cuerpo humano (1991), Alma, cuer-po, persona (1995), Idea del hombre (1996), Qué es el hombre. Evo-lución y sentido de la vida (1999), etc. Sin olvidarnos, claro está, deque entre 1972 y 1975 dirigió la afamada e importante Historia Uni-versal de la Medicina.

Vemos cómo, a lo largo de su trayectoria, se entrecruzan yaparecen los temas que de manera constante lo inquietaron comohistoriador, médico, antropólogo, filósofo y hombre de cultura. Unade las inquietudes como docente de Historia de la Medicina fuearticular una disciplina útil para el médico. Así vemos que en ladécada de 1960, en la revista Asclepio, sintetizó magistralmente lascuatro principales razones por las cuales posee “utilidad” el conoci-miento de la citada disciplina: otorga dignidad intelectual; regala almédico claridad intelectual; ofrece libertad intelectual y concede

SABER Y TIEMPO

Page 127: Saber y Tiempo 13

127

“cierta opción a la originalidad”. El párrafo lainiano que apuntamos acontinuación resume muy bien el norte que lo guió durante su carreradocente:

Dignidad, claridad, libertad y opción a la originalidad personal: tal esel balance de la “utilidad” de la historia de la Medicina, cuando seriay decorosamente se la estudia y cultiva. El recuerdo dijo, certera ydonosamente Ortega y Gasset, es la carrerilla que el hombre tomapara saltar hacia delante en la ejecución de sus proyectos. El hombrerecuerda el pasado para lanzarse hacia el futuro. Ampliando al ordende la vida colectiva la validez indudable de esa sentencia, bien puededecirse que la historia -el saber histórico- es un recuerdo al serviciode una esperanza. Cuanto más profunda y articulada, cuanto menosgratuita y ligera sea la esperanza, tanto más hondo y pormenorizadohabrá de ser el conocimiento del pasado. El hecho de ser médico noconstituye una excepción a esta regla áurea de la existencia de loshombres en el tiempo.

El profesor López Piñero, en 1981, subrayó que Laín pertenecea una generación de historiadores de la medicina de personalidadmuy definida, cuyas principales figuras son el propio Laín,Ackerknecht, Rosen, Temkin y otros. Y señala, acertadamente, unaconsideración que no puede olvidarse:

La importancia de las contribuciones de Laín Entralgo en áreas me-nos especializadas -como la antropología filosófica y la historia de lacultura española- hace a menudo olvidar que la historia de la medici-na constituye el centro de su actividad intelectual. Puede afirmarseincluso que ningún aspecto de su obra se entiende adecuadamente sintener en cuenta su condición de cultivador profesional de los estudioshistoricomédicos. El excepcional relieve de su aportación como in-vestigador en este campo ha hecho posible la aparición de una autén-tica escuela, a pesar de las condiciones hostiles que España ofrecepara el desarrollo de disciplinas como la nuestra.

De todos es conocido el interés de Laín por la antropologíamédica, defendiendo que el fundamento de la patología general debe

RECORDATORIOS

Page 128: Saber y Tiempo 13

128

ser un conocimiento del hombre que comprenda y unifique metódica-mente lo que acerca de la realidad de éste nos digan tanto la anatomíay la fisiología tradicionales, como las disciplinas que integran lasllamadas “ciencias humanas”. De forma muy gráfica lo expresó en elsiguiente y muy conocido párrafo:

Llamo antropología médica al estudio y conocimiento científico delhombre en cuanto sujeto que puede padecer enfermedad, en cuantode hecho la está padeciendo, en cuanto que puede ser técnicamenteayudado a librarse de ella, si la padece, y de llegar a padecerla, si estásano, y en cuanto que puede morir, y a veces muere, como conse-cuencia de haberla padecido. O bien, más concisamente: la antropolo-gía médica es un conocimiento científico del hombre en tanto quesujeto sano, enfermable, enfermo, sanable y mortal. Ella y sólo ella esel verdadero fundamento del saber médico, aunque a veces no loadvierta el práctico de la medicina; fundamento cuyo cuerpo central -el único en que este libro ha de ocuparse- se diversifica en todo unabanico de disciplinas: morfología, fisiología, psicología, sociología,historia, ética, antropología cultural y estética médicas.

Laín estaba convencido, y así lo transmitía en libros, artículos,clases y conferencias, que saber seriamente medicina exige conocertodas las implicaciones reales e intelectuales de ella. Con ese conven-cimiento escribió páginas muy importantes sobre la realidad del hom-bre, la salud y la enfermedad humanas, el acto médico y el horizontede la actividad del médico.

Evidentemente, en esta apretada síntesis no podemos olvidar la cita dealgunos de los temas de carácter filosófico que le preocuparon a lolargo de los años. Algunos han sido ya nombrados, al exponer la listade sus publicaciones, pero no está de más recordar o leer ahora susideas sobre el otro, la amistad, la espera y la esperanza, el alma, etc.Para ello nada mejor que recurrir directamente a sus libros o iniciarsecon el citado artículo de Albarracín Teulón, en el cual desgrana páginasesclarecedoras sobre estas preocupaciones lainianas. Preocupacionesen las que está muy presente la famosa frase de Sófocles en Antígona:“Muchas cosas maravillosas y terribles he visto en el mundo, pero

SABER Y TIEMPO

Page 129: Saber y Tiempo 13

129

ninguna más maravillosa y terrible que el hombre mismo”, aunquevalorando siempre las cualidades excelentes de la condición humanacomo la libertad, el amor y el sacrificio. En 1999 recibió el PremioInternacional de Ensayo Jovellanos con el libro ¿Qué es el hombre?Evolución y sentido de la vida. En esta obra planteó la siguientereflexión: “Es metafísica y cristianamente necesario recurrir a lahipótesis del ‘alma espiritual’? No lo creo”, y a continuación desarro-lla sus argumentos en el referido ensayo, desplegando sus preocupacio-nes de fundamento religioso y filosófico.

En 1990 Laín publicó Hacia la recta final. Revisión de unavida intelectual, un libro ideal para comprender sus intereses intelec-tuales, ya que abarca una profunda reflexión y revisión sobre la vejez,la programación de la Historia de la Medicina, la obra de Freud,Bichat, Claude Bernard, Harvey y Laennec; destacando también capí-tulos espléndidos sobre la enfermedad y el pecado, la curación por lapalabra en la Antigüedad clásica, la medicina hipocrática, el diagnós-tico médico, la antropología médica, la relación médico-enfermo, lahistoria clínica, la espera y la esperanza, la teoría y la realidad delotro, la amistad y cómo no sobre España y la cultura española. Sinolvidarse de rendir un tributo a sus maestros: Cajal, Menéndez Pelayo,Unamuno, Menéndez Pidal, Eugenio d’Ors, Ortega, Américo Castro,Marañón y Zubiri. Efectivamente cuando publica este libro, en 1990,cuenta ochenta y un años de edad, y al final de la obra plantea todoun ambicioso programa de trabajo:

Varias propuestas se levantan dentro de mí: continuar con la historiadel conocimiento del cuerpo humano en que desde hace varios añosestoy metido; completar mi último libro -El cuerpo humano. Teoríaactual- con una exploración de cómo los artistas plásticos y los litera-tos del siglo XX han visto la realidad de nuestro cuerpo; desarrollar,en la línea de lo mucho que recientemente se ha dicho sobre la nociónde estructura, la idea del cuerpo humano como “materia personal”que esbozo en el libro antes nombrado. Mi tiempo, mis fuerzas, ¿mepermitirán ir haciendo todo eso? Bien corrida la propina de vida quecon tan fría objetividad ordinal llaman “tercera edad”, permítasemeque, imitando a Platón y a Ortega, diga yo, ante la incierta aventurade ejecutar ese triple proyecto mío: “¡A la mar, navecilla! Comienza -¿hasta cuánto durará?- mi tercera, mi última navegación”.

RECORDATORIOS

Page 130: Saber y Tiempo 13

130

Como bien indicó Albarracín Teulón, en su último trabajoantes de fallecer, los noventa y tres años de Laín nunca estuvieronvacíos “ni, por supuesto, ocultos a la vida española”. El mejor de loshomenajes es seguir leyéndolo y aprendiendo de su importante lega-do. Vale.

Referencias

Albarracín Teulón, A. (1994): Pedro Laín, historia de una utopía. Madrid: Espasa-Calpe.

________ (2001): La condición humana de Pedro Laín Entralgo. Medicina e Historia,3: 1-15.

Herrera Rodríguez, F. (1990): La obra abierta de Laín Entralgo. Suplemento Culturalde Diario de Cádiz (9 de septiembre).

________ (2001): Pedro Laín Entralgo (1908-2001). Llull, 49: 223-226.Laín Entralgo, P. (1966-67): Una página de Pedro Laín Entralgo acerca de la importan-

cia del estudio de la Historia de la Medicina. Asclepio, 18-19: 357-364.________ (1984): Antropología médica para clínicos. Barcelona: Salvat Editores.________ (1990): Hacia la recta final. Revisión de una vida intelectual. Barcelona:

Círculo de Lectores.López Piñero, J. Mª. (1981): El estudio histórico de la medicina en la obra de Laín

Entralgo. Dynamis, 1: 231-238.

SABER Y TIEMPO

Page 131: Saber y Tiempo 13

Temas de Saber y Tiempo

EL PENSAMIENTO CIENTÍFICOEN LA ARGENTINA DE ENTREGUERRAS

3

Saber y Tiempo prosigue, en este número, con la revisión crítica dela producción científica y filosófica de la Argentina, durante el perío-do comprendido entre ambas guerras mundiales, que se inició en elN° 11 de la revista con sendos trabajos de Luis Alberto ROMERO yTomás BUCH sobre los aspectos sociales, políticos, económicos y tec-nológicos que caracterizaron ese período. En ese mismo número Ma-nuel FERNÁNDEZ LÓPEZ se refirió al pensamiento económico del perío-do, Mario BUNGE a la filosofía y Juan Carlos AGULLA a la enseñanza yla investigación sociológicas. En el N° 12, Alejandro CATTARUZZA serefirió a los estudios históricos, Andrés O. M. STOPPANI, a la Fisiolo-gía, Marcelo VERNENGO a la Química y Horacio CAMACHO a las cien-cias geológicas. La presente entrega contiene trabajos de HugoKLAPPENBACH sobre la psicología y de Edgardo FERNÁNDEZ STACCO so-bre la matemática en el período de entreguerras.

Hugo Klappenbach, luego de referirse a la psicología de fines delsiglo XIX y comienzos del XX y al contexto intelectual y cultural de laprimera posguerra, se ocupa de la enseñanza de la psicología en laArgentina en esos mismos años, a través de la labor de Félix Krueger,José Ingenieros y Coriolano Alberini. Luego de pasar revista a lasinstituciones y publicaciones del período entre guerras, se ocupa dela obra de Enrique Mouchet y de los estudios de Alfredo Palacios,

Page 132: Saber y Tiempo 13

132

para concluir que hubo un tránsito vigoroso de la psicología, carac-terizado por un intenso movimiento de autores, instituciones e ideas,cierta ambigüedad con respecto a la tradición psicológica de lasprimeras décadas del siglo XX -que no dejó de atraer a muchos delos estudiosos- y un marcado repliegue de la psicología académicahacia la filosofía.

Edgardo Fernández Stacco centra su enfoque en la obra y la perso-nalidad de Julio Rey Pastor quien, durante todo el período conside-rado, fue el principal animador y verdadero constructor de la mate-mática superior en la Argentina. Luego de describir la situación queencontró en su primera visita de 1917 y de referirse a las primeraspublicaciones de matemática, señala los acontecimientos que hicie-ron de 1928 un “año crucial” para la matemática argentina: lacreación del primer centro de investigación matemática, la apariciónde la primera publicación de ese carácter y la primera participaciónargentina en un congreso internacional de matemática, que fue elcelebrado en Bolonia ese mismo año, todo ello debido a Rey Pastor.Luego de calificar la década de 1930 como de maduración, se refierea la difusión de la matemática superior fuera de la Universidad deBuenos Aires: en la flamante Universidad Nacional de Cuyo, graciasotra vez a Rey Pastor; en las Facultades rosarinas de la UniversidadNacional del Litoral, particularmente la creación del Instituto deMatemática que dirigió Beppo Levi; en la Universidad Nacional deLa Plata, donde actuó Hugo Broggi, y en la Universidad Nacional deTucumán, a través de la acción de Alessandro Terracini y FélixCernuschi. Se refiere por último a la fundación de la Unión Matemá-tica Argentina y la realización de las primeras Jornadas Matemáti-cas de 1945, que constituyeron el cierre de un período que seríaseguido por otro, de condiciones adversas, abierto por el golpe mili-tar de 1943.

SABER Y TIEMPO

Page 133: Saber y Tiempo 13

SABER Y TIEMPO13 (2002). 133-162 Separata 203.13

LA PSICOLOGÍA EN LA ARGENTINAEN EL PERÍODO DE ENTREGUERRAS

Hugo KlappenbachUniversidad Nacional de San Luis - Conicet

La Psicología entre 1895 y 1916

Durante las dos décadas que transcurrieron entre 1895 y 1916, eldesarrollo de la nueva psicología se había inspirado, básicamente, enlos problemas de desagregaciones de la personalidad que habían ocu-pado a la escuela francesa, tanto en Nancy, Salpetrière o Montpellier.Como expusimos en otros trabajos (Klappenbach, 1996), se constituyóen la Argentina una psicología clínica, experimental y social. En esemarco, aun cuando se fundaron, tempranamente, laboratorios de psico-logía experimental -Horacio Piñero en 1899 y en 1902, primero en elColegio Central de Buenos Aires y luego en la Facultad de Filosofía yLetras de la Universidad de Buenos Aires, y Víctor Mercante en 1905en la Universidad Nacional de La Plata-, su finalidad era servir a lasactividades docentes, muy lejos de los objetivos de investigación de loslaboratorios surgidos en Alemania.

Se ha señalado, en efecto, la relación estrecha que hubo enAlemania entre las finalidades de investigación, prototípicas de lasuniversidades, a partir de la reforma de von Humboldt, y el surgi-miento de la psicología experimental (Dobson & Bruce, 1972). Inclu-so McKeen Cattell, que estudió con Wundt en Leipzig, ha afirmadoque los “laboratorios universitarios [de psicología experimental] per-seguían la misma finalidad que la Universidad en sí misma: la educa-ción de los estudiantes y el avance del conocimiento” (Cattell, 1888:37; la traducción es nuestra). En cambio, Horacio Piñero señaló que,

Page 134: Saber y Tiempo 13

134

tanto los Laboratorios fundados por él como el método experimental,respondían a la finalidad de divulgación y enseñanza, tendientes a“complementar la enseñanza de la cátedra” (Piñero, 1902: 318)

Entre 1895 y 1916 circuló en la Argentina una psicología vigo-rosa, que se apoyaba en fundamentos de la psicofisiología y alcanzóuno de sus momentos culminantes con los Principios de Psicologíade José Ingenieros (Vezzetti, 1988). El contexto en el cual se habíaproducido aquella psicología estuvo dado por la hegemonía de lo queOscar Terán (2000) ha llamado la “cultura científica”, concepto quepresenta algunos matices diferenciales con el concepto, más aceptadoy conocido, de “positivismo”.

El contexto intelectual y cultural después del Centenario de 1910

A partir de aproximadamente 1916, esa psicología comenzó a perderbrillo, en un contexto cultural en el cual se destacaba cierto dogmatismooriginado en las lecturas de la filosofía alemana, que se leía traducidaal castellano en la Revista de Occidente, de enorme repercusión en elpaís (Babini, 1967).

Es oportuno advertir que esa reorientación del pensamientoargentino se había originado mucho antes de 1930 y distintos factorestuvieron incidencia en el nuevo clima de ideas. Por lo pronto, desdeel punto de vista institucional, además de la instalación del primergobierno surgido por sufragio universal en 1916, es oportuno consi-derar el movimiento de la Reforma Universitaria de 1918, que canali-zó a través del espacio académico ideas renovadoras:

Desde el punto de vista filosófico, el positivismo había comenzado aser discutido en todos los ámbitos de la cultura argentina, a partir de1910. La nueva generación, la del Centenario, traía otras preferenciasque la del 80 y la que le había seguido manteniendo sus mismoscriterios. La nueva promoción se va a caracterizar por su orientaciónidealista y espiritualista, su revalorización de la filosofía y sus proble-mas esenciales: metafísicos, axiológicos, gnoseológicos yepistemológicos. Pero sus hombres recién comienzan a actuar en lagestión cultural alrededor de 1918. Los años anteriores son de prepa-ración y lucha por sus ideales (Pró, 1960: 77).

HUGO KLAPPENBACH

Page 135: Saber y Tiempo 13

135

A partir de 1910 se produjo, efectivamente, una reorientaciónde las ideas, siguiendo un movimiento en el cual Bergson y Schelerfueron figuras destacadas y jugó también papel decisivo la presenciade Ortega y Gasset, que en 1916 visitó por primera vez la Argentina(Klappenbach, 1999). Además de su impacto personal, debe destacar-se, de acuerdo con lo apuntado por José Babini, la importancia deOrtega como editor o promotor de ediciones, en particular de expre-siones del pensamiento alemán, como Freud, Brentano, Hegel ySpengler, entre otros.1

En la Argentina, desde Alejandro Korn y Coriolano Alberinihasta Francisco Romero, Diego Pró, Hugo Biagini, José Luis Rome-ro, Jorge Dotti o Mario Bunge, han señalado el fuerte impacto quesignificó la presencia de Ortega en el país. Korn lo consideró unverdadero “maestro”, que había promovido el ejercicio intelectualautónomo y la caída de las ideas positivistas.2 Alberini (1950) coinci-día con Korn en la deuda hacia Ortega y rescataba la introducción depensadores como Kant, Husserl o Scheler. Por su parte, FranciscoRomero (1957) señalaba que Ortega no sólo había contribuido filosó-fica o intelectualmente a la generación de nuevas ideas sino que, a lapar de haber fundado una tradición española en la filosofía, habíalogrado una jefatura espiritual. José Luis Romero (1998), por suparte, destacaría que, frente al evolucionismo, Ortega enfatizaba laactividad creadora de la vida, a partir de una nueva perspectiva, basa-da en Husserl y Meinong. Más distanciados en el tiempo y en laapreciación intelectual, Hugo Biagini (1989) analizó los tres viajes deOrtega al país y su impronta en el desarrollo de un pensamiento ensituación, mientras Dotti (1992) se refería al papel desempeñado poralgunos docentes extranjeros, desde Keiper y Krueger hasta Chiabray Ortega y Gasset, en el diseño de los nuevos estudios que consolida-rían la profesionalización de la filosofía, en el marco del afianza-miento de un campo intelectual de relativa autonomía. También MarioBunge (2001) destaca esa profesionalización de la filosofía argentinade entreguerras, aunque se muestra más dudoso de considerar queello hubiera significado un avance.

Mientras Ortega y Gasset enfatizaba en la Argentina que “elpositivismo ha muerto” (Terán, 2000: 30), algunas de las figuras másprominentes del pensamiento positivista argentino habían comenzado

LA PSICOLOGÍA EN LA ARGENTINA EN EL PERÍODO DE ENTREGUERRAS

Page 136: Saber y Tiempo 13

136

a señalar los límites de su programa. Uno de los casos más estudiadosha sido el de Rodolfo Rivarola, que comenzó dictando el único cursode filosofía que existía entonces en la Facultad de Filosofía y Letrasque, en realidad y como indicó Francisco Romero (1950), correspon-día más a un curso de psicología. Sin embargo, cuando Rivarolaocupó la cátedra de Ética y Metafísica, inició un desplazamientorelativo desde Spencer hasta Kant (Romero, 1950). O, por lo menos,intentó integrar a Kant al pensamiento positivista, alegando que am-bos otorgaban equivalente importancia a la experiencia (Dotti, 1992).

Por otro lado, según la interpretación de Korn confirmada porTerán, José Ingenieros, una de las personalidades más destacadas delpositivismo argentino, de renombre internacional, comenzaría tam-bién a formular replanteos al pensamiento positivista. En efecto, JoséIngenieros, no el de Principios de Psicología, sino el Ingenieros deProposiciones relativas al porvenir de la filosofía, subrayó la impor-tancia de la metafísica y con ello “se desliga de toda contaminaciónpositivista”. Por tal razón, reflexionaba Korn, ese texto de Ingenieros,publicado en 1918, iba a “contribuir a desalojar” el “positivismo conpersistencia rutinaria”, toda vez que constituía “un exponente de lareacción metafísica ha tiempo iniciada y ahora en vías de propagarsehasta las antípodas” (Korn, s/f: 11).

Resulta claro, desde el punto de vista intelectual, que fueronAlberini y Korn las figuras que iniciaron una renovación -que noexcluía superación- de las matrices de pensamiento de las generacio-nes anteriores. Desde el punto de vista institucional, esa renovaciónse consolidaría con la acción desarrollada por la Facultad de Filosofíay Letras de la Universidad de Buenos Aires y la Facultad de Humani-dades de la Universidad Nacional de La Plata, que renovaron susclaustros docentes luego de la Reforma Universitaria, y también porel Colegio Novecentista, a partir de 1918, y la Sociedad Kantiana,desde 1929.

Desde el punto de vista de las ideas circulantes, todo ese movi-miento de renovación, por de pronto heterogéneo, coincidió en algu-nas cuestiones centrales. En primer lugar, en la necesidad de cons-truir conceptos filosóficos que no aparecieran como merosepifenómenos de procesos biológicos o psicológicos. En tal sentido,se rescató la culminación en la metafísica, tan cuestionada por lospositivistas. Asimismo, se reiteró el énfasis en toda forma de filosofía

HUGO KLAPPENBACH

Page 137: Saber y Tiempo 13

137

[o] forma cultural que implique poner límites –sin negar, claro está,el valor del determinismo científico en su legítima esfera- a la inter-pretación absolutamente mecánica del universo, con preferencia en lotocante a la psiquis humana y al mundo histórico, y propenda, portanto, a definir a la persona en términos de libertad” (Pró, 1960: 84).

Los autores que ingresaron en esta renovación divergieron tam-bién en muchos aspectos y fueron, si se quiere, hasta contradictorios.Todos los “neos” sobre los que ironizaba Ingenieros podían caberallí, pero existían algunos nombres y algunas tendencias que se desta-caban: Bergson, el neokantismo de Baden, el vitalismo. En dichocontexto, la psicología experimentó profundas reorientaciones, no muyalejadas de las que sufrió la sociología, que en el período deentreguerras había pasado del positivismo francés al historicismo ale-mán (Agulla, 2001).

La enseñanza de la psicología

Los primeros cursos universitarios de Psicología en la Argentina datande 1895 en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires,a cargo de Ernesto Weigel Muñoz, y de 1896 en la Facultad deFilosofía y Letras, primero a cargo de Rodolfo Rivarola y desde 1902 acargo de Horacio Piñero (Klappenbach, 1987). En 1907 se creó unsegundo curso de Psicología en la Facultad de Filosofía y Letras, deconformidad con ideas del propio Piñero y de Félix Krueger, quecomplementaba en aquella institución el curso que dictaba Piñero(Klappenbach, 1994). El criterio de demarcación de ambos cursosestaba, en parte, en relación con los contenidos pero también, en parte,con una orientación teórica, más próxima a una psicología metafísica,filosófica, superior o histórica:

Art. 1º. Corresponde al primer año de Psicología, el estudio de lossiguientes puntos: Nociones preparatorias de fisiología y anatomíafisiológica; Relaciones entre el sistema nervioso y los fenómenospsíquicos; sensaciones; tendencias; movimiento; instinto; atención;percepción; memoria; asociación; hipnotismo; sugestión; herencia; psi-cología patológica.

LA PSICOLOGÍA EN LA ARGENTINA EN EL PERÍODO DE ENTREGUERRAS

Page 138: Saber y Tiempo 13

138

Art 2º. Corresponden al segundo año los asuntos siguientes: senti-mientos y pasiones; procesos intelectuales; voluntad; carácter; perso-nalidad; lenguaje; crítica de los métodos y teorías psicológicas; psico-logía genética; psicología social. (Facultad de Filosofía y Letras,1907: LXV).

Félix Krueger, discípulo de Wundt en Leipzig, llegó a la Ar-gentina en 1906, formando parte del grupo de científicos alemanesque Wilhelm Keiper había contratado para el Instituto Nacional delProfesorado Secundario, que se destacaron como investigadores endistintas disciplinas, por ejemplo la física y fisiquímica (Ferrari, 1997).Krueger se hizo cargo del Departamento de Filosofía y Psicología delInstituto. Cuando el Instituto Nacional del Profesorado Secundariofue anexado, en 1907, a la Facultad de Filosofía y Letras, Krueger sehizo cargo del Segundo Curso de Psicología en dicha institución.Krueger empezó por precisar la ubicación epistémica de la psicolo-gía, en términos típicamente wundtianos, pues consideraba que “di-cha ciencia forma el complemento necesario de los estudios en cien-cias naturales, la base de todas las demás ciencias del espíritu y muyespecialmente de la pedagogía” (Krueger, 1908: 91). Ya en la segun-da unidad del Programa que venía dictando en el Instituto Nacionaldel Profesorado, Krueger se ocupaba de la triple relación de la psico-logía según el planteo wundtiano: relaciones de la psicología con lafilosofía, con las ciencias naturales y con las ciencias espirituales.

Por otra parte, Krueger exploraba los distintos métodos de lapsicología científica según la impronta dualista, también impulsadapor Wundt. Este último había señalado que, junto al método experi-mental, la psicología precisaba desarrollar el método de la observa-ción, basado en la observación de producciones culturales como ellenguaje, el derecho y los mitos (Wundt, 1921, 1922, 1999). Mástodavía, según el pensamiento de Wundt, la psicología experimental(en otros momentos llamada individual o fisiológica), sólo era consi-derada útil para el estudio de los elementos psíquicos más simples.3

Coherentemente con tal posición, desarrolló entre 1900 y 1920 unamonumental Völkerpsychologie, en cierto sentido más importante quela psicología experimental, ya que era el único camino adecuado parael estudio de los procesos psíquicos más complejos, innacesibles através del método experimental (Wundt, 1900-1920).

HUGO KLAPPENBACH

Page 139: Saber y Tiempo 13

139

En definitiva, Krueger se ocupó, por primera vez en la Argenti-na, de enseñar “la psicología de los pueblos, según Wundt” (Krueger,1908: 94). En definitiva, el modelo de psicología expuesto por Kruegerse alejaba de la tónica psicofisiológica del Primer Curso que dictabaPiñero y aproximaba la psicología a las problemáticas de tipo filosó-fico, características de la psicología wundtiana.

Luego de la partida de Krueger, dicho curso fue ocupado, entre1909 y 1911, por José Ingenieros, quien impartió una enseñanza co-herente con sus principios psicológicos. Aun cuando Ingenieros noomitía, en la unidad tercera, la relación entre los fenómenos psíquicoselementales (primer curso) y las funciones psíquicas superiores (se-gundo curso), resultaba clara la ubicación de la psicología en el cam-po de las ciencias biológicas, tal como lo había planteado en su obrapsicológica más ambiciosa (Ingenieros, 1916). A lo largo de un pro-grama sumamente analítico, compuesto de treinta y tres unidades, laenseñanza de Ingenieros abarcaba desde el problema de los senti-mientos, la imaginación, el razonamiento y la voluntad, hasta lossueños, la histeria, la sugestión o la psicología de las multitudes(Ingenieros, 1909, 1910).

Por su parte, Carlos Rodríguez Etchart, quien tuvo a su cargoel Segundo Curso entre 1912 y 1922, también enfatizó una psicologíade corte clínico, preocupada por los fenómenos de la alucinación, lasugestión, las ilusiones, que se apoyaba fundamentalmente en la dis-tinción que Grasset había formulado entre psiquismo inferior y supe-rior (Grasset, 1886, 1898, 1903, 1906). Sin el brillo ni el detalle de suantecesor, Rodríguez Etchart inscribió su curso, inequívocamente, enel campo de las ciencias naturales. Así, afirmaba en la primera uni-dad: “Psicología, ciencia natural [Fuentes: Psicología biológica deldoctor Ingenieros y sus referencias]” (Rodríguez Etchart, 1913).

Sólo con la llegada de Coriolano Alberini al Segundo Curso,que dictó entre 1923 y 1943, la enseñanza se orientó hacia la incorpo-ración de “las fuentes de información históricosociales”, que caracte-rizaban una psicología “metafísica, filosófica o superior”, como yahabía sugerido Piñero (1904).

En el primer año en que Alberini lo dictó, el curso estuvodedicado a “Las teorías psicológicas de Bergson”. La primera partedel curso se dividía en tres unidades: la psicología y sus formas;

LA PSICOLOGÍA EN LA ARGENTINA EN EL PERÍODO DE ENTREGUERRAS

Page 140: Saber y Tiempo 13

140

evolución de la psicología; los métodos de la psicología. La segunday última parte, abordaba los siguientes temas: la filosofía de Bergson;la psicología en el bergsonismo; el método en la psicología de Bergson;doctrina de Bergson sobre esencia de los psíquico; unidad y formasde la vida psíquica; vida y psiquis en el bergsonismo; las formassensitivas; las formas cognoscitivas; las formas motrices; personali-dad y automatismo; metapsíquica; psicología y sociología; psicologíay metafísica; la axiología empírica en el bergsonismo; espíritu y orí-genes del bergsonismo psicológico; Bergson y la psicología contem-poránea; crítica de la psicología bergsoniana (Alberini, 1923).

Alberini no mantenía una adhesión acrítica a las ideas deBergson; al contrario, criticaba especialmente los pasajes irracionalesde la obra de Bergson, como la teoría de la intuición. Al mismotiempo, su enseñanza se fue modificando con el correr de los años. Apartir de 1928 y hasta 1932, introdujo, de modo sistemático y exten-so, el problema de la axiogenia, que concluiría con el problema de lapsicología y la patología de los valores (Alberini, 1928). Finalmente,luego de algunos cursos en los que enfatizó el problema de la perso-nalidad, en 1938, hacia el final del período que estamos examinando,optó por una enseñanza centrada en grandes corrientes o autores,desde Spencer, James y Wundt hasta Dilthey, Gentile, Krueger ySpranger. La bibliografía a la que recurría Alberini incluía algunosclásicos, como Wundt, Höffding y Dumas, y algunos tratados másrecientes de Dwelshauver, Müller, Messer o Segond (Alberini, 1942).

Junto a su enseñanza, en su Introducción a la axiogenia Alberini(1921) expuso su psicología de modo más completo, toda vez que laaxiogenia era considerada parte de la psicología superior, la psicolo-gía de los valores. Alberini comenzaba por realizar una distincióntajante entre el mundo de la naturaleza y el mundo humano. Si elmundo natural estaba caracterizado por la constancia mecánica y eldeterminismo, el mundo humano –y el mundo vital en general-, porel contrario, responde siempre a un fin, es telética, y por ende losfines que orientan esa búsqueda pueden ser modificados.4 En tal sen-tido, los valores tienen su origen en el psiquismo humano y la axiogeniaes, al mismo tiempo, psicogenia. Alberini rechazaba la concepcióngenética del psiquismo, según la cual la vida orgánica resultaba unepifenómeno de la materia y la vida psíquica un epifenómeno, a su

HUGO KLAPPENBACH

Page 141: Saber y Tiempo 13

141

vez, del organismo vivo. En planteos que evocaban posiciones deAristóteles, enfatizaba que vida y psiquismo eran sinónimos, “la psi-quis es lo esencial de la vida misma” (Alberini, 1921: 116). Si podíaadmitirse la identidad entre vida y psiquismo, también era necesarioextender la identificación hasta la evaluación, la tendencia a fines, esdecir, el despliegue del impulso vital axiológico o vis estimativa.

Lo interesante es que Alberini proponía una psicología quetenía dos rasgos diferenciales. La primera no surgía de una investiga-ción de laboratorio, aun cuando se apoyase en muchas investigacio-nes contemporáneas. La segunda fundía en un solo campo las temáti-cas de la psicología y la filosofía, a pesar de lo cual se alejaba decualquier posible psicologismo en sus ideas filosóficas.

Por ello, cuando presentó en 1925 al célebre George Dumas enla Universidad de Buenos Aires, Alberini señaló que aun la obra deRibot ponía de manifiesto

[...] que la psicología científica es hija de la obra de una serie degrandes autores que ante todo son eminentes filósofos. He aquí losnombres de los metafísicos progenitores de la psicología antimetafísica:Herbart, Fechner, Lotze, Wundt, Spencer, Stuart Mill, etc. Como seve, hasta para eliminar la metafísica parece indispensable invocar elauxilio de grandes metafísicos (Alberini, 1926: 7).

En definitiva, la psicología de Alberini difería significativamentede las concepciones que habían desarrollado Piñero o Ingenieros.

Instituciones de la psicología

En el aspecto institucional, coherentemente con ese clima de renova-ción, la psicología argentina experimentó un crecimiento significativo.En 1930, por iniciativa de Enrique Mouchet, se recreó la Sociedad dePsicología de Buenos Aires, que intentó continuar la primitiva Socie-dad Argentina de Psicología organizada en 1908 por Ingenieros, Piñero,de Veyga y Mercante, entre otros (Kohn Loncarica, 1973). DichaSociedad publicó dos volúmenes, con las conferencias pronunciadasen sus sesiones científicas. En 1933 esa publicación se denominabaBoletín de la Sociedad de Psicología de Buenos Aires y, en 1935,

LA PSICOLOGÍA EN LA ARGENTINA EN EL PERÍODO DE ENTREGUERRAS

Page 142: Saber y Tiempo 13

142

Anales de la Sociedad de Psicología de Buenos Aires. En 1945 publicóun tercer volumen colectivo, Trabajos actuales de Psicología Normaly Patológica, que ya desde el título intentaba inscribir la obra en elmismo campo clínico y patológico de la psicología de principios desiglo. Recuérdese que, en 1918, Horacio Piñero había reunido, bajo eltítulo Trabajos de psicología normal y patológica, un conjunto deartículos producidos en el Laboratorio de Psicología Experimental quedirigía (Facultad de Filosofía y Letras, 1916).

En el ámbito académico se organizó, a finales de 1931, elInstituto de Psicología de la Facultad de Filosofía y Letras de laUniversidad de Buenos Aires, sobre la base del Laboratorio de Psico-logía Experimental y bajo la dirección de Enrique Mouchet, por en-tonces Profesor Titular del Primer Curso de Psicología en dicha casade estudios. El Instituto comprendía nueve secciones: Psicología ge-neral; Psicología fisiológica; Psicometría; Psicología patológica;Psicotécnica; Psicopedagogía; Psicología paranormal; Psicología co-lectiva y etnológica; Caracterología y criminología. A juzgar por ladesignación de los adscriptos a cargo de cada sección, solamentehabrían funcionado realmente cinco de ellas: Psicología general (lla-mada también de Filosofía y psicología, doctrinas psicológicas gene-rales), a cargo de Coriolano Alberini; Psicología patológica, bajo laresponsabilidad de Juan Ramón Beltrán; Caracterología y criminología,de Osvaldo Loudet; Psicometría, dirigida por José L. Alberti y Psico-logía fisiológica, a cargo de León Jachesky.

La Ordenanza de creación establecía que el Instituto contaría,entre otras publicaciones, con unos Anales. El primer tomo de Analesdel Instituto de Psicología se publicó en 1935, el segundo en 1938 yel tercero y último en 1941. Cuando Mouchet, destacado diputadonacional por el Partido Socialista, se vio obligado a abandonar laUniversidad, luego del golpe de Estado de 1943, los Anales desapare-cieron del escenario psicológico. Con todo, en los tres volúmenes quellegaron a aparecer, además de personalidades locales, publicaronalgunas de las figuras más prominentes de la psicología latinoameri-cana, entre ellos Plinio Olinto, Walter Blumenfeld y Mariano Ibérico.El propio Mouchet había expresado esa vocación latinoamericanistaen las palabras liminares del primer tomo (Mouchet, 1935: 12).

También publicaron en los Anales algunas personalidadesexiliadas de Europa, que comenzaban a llegar a la región, como Emi-

HUGO KLAPPENBACH

Page 143: Saber y Tiempo 13

143

lio Mira y López, Bela Székely o Heriberto Brugger. En total, 11 delos 27 autores que habían publicado en los Anales del Instituto eranextranjeros, lo que representaba un 40,74% del total de autores (SanzFerramola & Klappenbach, 2000).

Con respecto a los temas abordados en la publicación se haseñalado, en primer lugar, que casi la mitad de los trabajos respon-dían a la misma orientación clínica, patológica y fisiológica quehabía caracterizado la psicología argentina desde principios de siglo(Sanz Ferramola & Klappenbach, 2000). Esa orientación se manifes-taría también en el título de aquella publicación tardía de la Sociedadde Psicología de Buenos Aires, Trabajos actuales de psicología nor-mal y patológica.

En segundo lugar, se destaca también el fuerte peso de trabajossobre psicología general, también denominados de filosofía y psico-logía, los cuales, junto a los trabajos de historia y crónica del estadode la disciplina, totalizaban casi el 40% de los trabajos (SanzFerramola & Klappenbach, 2000). Es posible que esa frecuenciarevelara preocupación por los aspectos teóricos de la disciplina debi-do, probablemente, al inicio de cierta crisis disciplinar a partir de1930. Esa preocupación no fue únicamente local, ya que coincidiócon la orientación más destacada de la historiografía de la psicología,y aun de la psicología general anglosajona, desde mediados de ladécada de 1920, fuertemente preocupada por la diversidad de corrien-tes y escuelas de pensamiento en la psicología, como puede apreciar-se en las obras de Murchison, Garrett y Heidbreder, entre otros(Klappenbach, 2000).

Además de Anales del Instituto de Psicología aparecieron otraspublicaciones en el período entreguerras, especialmente a partir de ladécada de 1930. Aun cuando muchas de ellas alcanzaron un solonúmero, pusieron de manifiesto un movimiento de importancia entorno a los problemas y los temas de la psicología. Por lo pronto, lasdos publicaciones de la Sociedad de Psicología de Buenos Aires, elBoletín de la Sociedad de Psicología de Buenos Aires, cuyo únicovolumen apareció en 1933, y los Anales de la Sociedad de Psicologíade Buenos Aires, que se publicó únicamente en 1935. También losArchivos del Laboratorio de Psicología Experimental, de la Facultadde Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, publicado

LA PSICOLOGÍA EN LA ARGENTINA EN EL PERÍODO DE ENTREGUERRAS

Page 144: Saber y Tiempo 13

144

solamente en 1931, bajo la dirección de José L. Alberti; la recordadapublicación Psicoterapia, que Gregorio Berman inició en Córdoba yllegó a editar cuatro números entre 1936 y 1937, y la menos conocidaArchivos Argentinos de Psicología Normal y Patológica, TerapiaNeuro-Mental y Ciencias Afines, que dirigieron Leopoldo Mata yRené Arditi Rocha, con no menos de siete números entre 1933 y1935.5

Hubo también publicaciones de campos muy cercanos, como laRevista de la Sociedad Argentina de Neurología y Psiquiatría, cuyoprimer número apareció en 1925, que estuvo incluida, desde 1926, enla nómina de Revistas de Especialidades de la Asociación MédicaArgentina; la revista Hijo Mío, que comenzó a publicarse en 1936bajo la dirección de Arturo León López, Gofredo Grasso, MarianoBarilari y Leonardo Grasso, que traía como epígrafe, “la revista delos padres para orientar y educar a sus hijos”; los Anales deBiotipología, Eugenesia y Medicina Social, que dirigió Arturo Rossidesde 1933; el Boletín del Instituto Psiquiátrico de la Facultad deCiencias Médicas de Rosario, que comenzó a aparecer en 1929 bajola dirección de Lanfranco Ciampi, y la Revista de la Liga Argentinade Higiene Mental, que editó Gonzalo Bosch desde 1930.

Por supuesto que se trata de un conjunto de publicacionesheterogéneas y desparejas, algunas de ellas claramente científicas yprofesionales, y otras destinadas al público en general. En cualquiercaso, ponen de manifiesto el vigor de la psicología argentina en elperíodo que estamos analizando.

En una dirección coincidente se podrían señalar otrosindicadores, que ponen en evidencia la actualización de la psicologíalocal y los lazos establecidos con algunos de los centros internaciona-les más destacados de la psicología de la época, de manera similar alo que había ocurrido a principios de siglo. Entre esos indicadoreshabría que consignar, en primer lugar, a las personalidades de presti-gio internacional que visitaron la Argentina por esos años: GeorgeDumas, Wolfgang Köhler, Adolfo Ferrière y Santín Carlos Rossi. Ensegundo lugar, el reconocimiento internacional de quienes revistabancomo socios honorarios de la Sociedad de Psicología de Buenos Ai-res: de nuevo George Dumas, Henri Piéron, Pierre Janet, Paul Sollier,Sante de Sanctis, John Dewey, Edouard Claparède, Hans Driesch,

HUGO KLAPPENBACH

Page 145: Saber y Tiempo 13

145

Felix Krueger y hasta Sigmund Freud. Y en tercer lugar, los socioscorrespondientes en el extranjero de la misma Sociedad, entre quie-nes figuraban personalidades como Charles Blondel, Lucien LevyBrühl, Gregorio Marañón, Augusto Pi y Suñer y Luis Jiménez deAsúa.

La obra de Enrique Mouchet

Enrique Mouchet acredita una trayectoria destacada como organizadordel incipiente campo psicológico argentino (Foradori, 1941, 1944). En1920, poco después de la muerte de Horacio Piñero, accedió al primerCurso de Psicología de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universi-dad de Buenos Aires. Entre 1925 y 1926 fue Decano de la Facultad deFilosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de La Plata, en lacual dirigió la revista Humanidades entre 1923 y 1926. Fue organiza-dor y Director del Instituto de Psicología de la Facultad de Filosofía yLetras de la Universidad de Buenos Aires desde 1931 hasta 1943,donde dirigió, entre 1935 y 1941, los ya mencionados Anales delInstituto de Psicología. Reorganizó en 1930 la Sociedad de Psicologíade Buenos Aires, que presidió durante varios períodos: 1930-1932;1936-1938; 1942-1945; 1945-1952; 1956-1958; 1958-1961; 1961-1964(Foradori, 1968).

Aparte de esa destacada trayectoria institucional, Mouchet lle-vó a cabo algunas de las pocas investigaciones empíricas originalesque se realizaron en el campo de la psicología en la Argentina enaquellos años, que estuvieron centradas en la percepción táctil enciegos (Mouchet, 1930, 1938a, 1938b). También mostró originalidaden sus estudios sobre el problema del lenguaje interior y la afasia, queinició tempranamente en la dirección que había trazado Horacio Piñeroen las primeras décadas del siglo y alcanzaría su madurez, en 1945,con la publicación de Psicopatología del pensamiento hablado(Mouchet, 1945a).

Sus desarrollos teóricos más destacados se plasmaron en unconjunto de obras, en particular Instinto, Percepción y Razón (Mouchet,1941). Dicha obra fue seleccionada como una de las cien más impor-tantes en la historia de la psicología, de acuerdo con la investigaciónllevada a cabo por el reconocido psicólogo Rubén Ardila (1974).

LA PSICOLOGÍA EN LA ARGENTINA EN EL PERÍODO DE ENTREGUERRAS

Page 146: Saber y Tiempo 13

146

Ardila considera que el texto de Mouchet fue “la síntesis de su siste-ma psicológico: una ‘psicología vital,’ en la cual se integran factoresperceptivos, instintivos y cognoscitivos” y lo valora como “de granoriginalidad” (Ardila, 1974: 201). Fuera del período que estamos exa-minando, Mouchet dio a conocer Tratado de las Pasiones que, noobstante el título, puede ser considerado como la segunda parte de supsicología vital (Mouchet, 1953).

Mouchet había estudiado en la Universidad de Buenos Aires y,como Alejandro Korn, se graduó tanto en filosofía como en medicina.En 1910 se doctoró en la Facultad de Filosofía y Letras con la tesisExamen del concepto de identidad y cuatro años más tarde obtuvo sudoctorado en Medicina con la tesis Introducción a la Fisiología yPatología del Espíritu. Por una parte, esa doble formación podríainterpretarse como una vigencia del mandato riboteano. Por otra, po-dría entenderse como expresión de los nuevos tiempos, para los cua-les la psicología no podía limitarse a los aspectos psicofisiológicos dela conducta, sino que debía procurar integrar la totalidad de la perso-nalidad humana. Pero si en Korn o Alberini -a pesar que este últimono compartiera aquella doble formación universitaria- esta última po-sición era bastante clara, en Mouchet es bastante más ambigua, y auncuando, finalmente, pareció inclinarse por las nuevas lecturas, nuncadejó de reivindicar la antigua tradición de la psicología clínica, fisio-lógica y experimental.

Mouchet desarrolló una concepción de la psicología claramen-te integradora. Desde su perspectiva, la psicología era “la cienciavirtual del alma, idea cultural en cuya formación cada cual aporta sumaterial, siempre modesto, siempre bienvenido por modesto que élsea” (Mouchet, 1941: 16). Ya en 1930, en la primera conferencia quepronunció en la Sociedad de Psicología de Buenos Aires, Mouchethabía destacado que “no hay una corriente psicológica, sino muchas”Y seguidamente las identificaba:

Por un lado está la corriente de la psicología experimental y lapsicofisiología, por otro la introspección experimental de la Escuelade Würsburg; además la corriente psicoanalítica, que dejará, induda-blemente, algunas enseñanzas fecundas, el conductismo norteameri-cano, la psicología de la estructura y la psicología de la forma, cuyo

HUGO KLAPPENBACH

Page 147: Saber y Tiempo 13

147

más ilustre representante, profesor Koehler, recibiremos próximamente,la psicología sintética francesa con Paulhan y Blondel, la psicologíasociológica con Halbwachs y Levy Brühl, la psicología patológica ypsiquiátrica que tanto incremento va tomando en los Estados Unidosde Norteamérica (Mouchet, 1933: 9).

Entonces, si en 1941 Mouchet afirmaba que la psicología “noes el psicoanálisis, no es la doctrina de la forma, ni la psicofisiología,ni el conductismo norteamericano, ni la fenomenología, ni tampoco lacaracterología”, (Mouchet 1941: 16; subrayados nuestros) la nega-ción no implicaba diferenciación de dominios –como podría ocurriractualmente en algunas corrientes hegemónicas del psicoanálisislacaniano— sino, por el contrario, negación de totalidades. En talsentido, que “psicología no es psicoanálisis” equivalía a afirmar quela psicología no era solamente el psicoanálisis, y su negación debíaentenderse, al mismo tiempo, como una afirmación: la psicología eratambién -pero no sólo- el psicoanálisis, la doctrina de la forma, elconductismo, etc. En ese marco Mouchet se refería, entonces, a “lospsicólogos del psicoanálisis”, de la misma manera en que afirmó que“Freud es el primer psicólogo que nos ha hablado de la funciónsexual de los sentidos” (Mouchet, 1940: 38, 109; subrayado nuestro).

En una dirección convergente, las corrientes de esa “cienciavirtual”, como definía a la psicología, no podían pretender exclusivi-dad sobre los problemas que abordan. Fueron constantes las referen-cias de Mouchet a autores y dominios muy diversos, desde la filoso-fía, la biología y la teoría social a la fisiología, la endocrinología y lapatología; de Marx, Bergson y la escolástica hasta Scheler, Pi y Suñer,von Uexküll, Ribot, Köhler y Dumas. Tal amplitud se debía, por unaparte, a una concepción enciclopédica inocultable y, por otra, a unesfuerzo de especialización en los diferentes dominios de la psicolo-gía, que no era para nada despreciable, sobre todo cuando Mouchetabordaba sus temas privilegiados: los fenómenos de la emoción, lapercepción de obstáculos en ciegos, y ciertos fenómenospsicopatológicos como la despersonalización, la desrealización y lostrastornos del lenguaje.

Precisamente desde ese cruce de referencias tan poco dogmáti-co, y al mismo tiempo de tanta amplitud, Mouchet desarrolló su tesis

LA PSICOLOGÍA EN LA ARGENTINA EN EL PERÍODO DE ENTREGUERRAS

Page 148: Saber y Tiempo 13

148

de la psicología vital, que no debía confundirse con ningún vitalismofilosófico: “La psicología vital, [...] no tiene nada que ver con Bergson,ni con Husserl, ni con Heidegger” (Mouchet, 1941: 14; subrayadonuestro). Por el contrario, aproximándose en cierto punto a Ingenie-ros, Mouchet enfatizaba el estatuto biológico de la psicología vital:“El psicólogo vital es el biólogo de la introspección. Esto quiere decirque su psicología es una psicología biológica”. Sin embargo, diferen-ciándose al mismo tiempo de Ingenieros, destacaba que

[...] nuestra psicología vital no es igual -ni de lejos- a lo que común-mente se entiende por psicología biológica. Esta convierte la vidapsíquica en una cosa, que pareciera tener existencia concreta y palpa-ble y, por lo tanto, medible. La psicología vital, en cambio, considerael alma como algo viviente, nada objetivo, sino puramente subjetivo,si bien se exterioriza en manifestaciones somáticas y, por lo tanto,objetivas dentro de ciertos límites, nunca totalmente (Mouchet, 1941:14; subrayados en el original).

En consecuencia, las precisiones conceptuales de Mouchet per-miten situar el problema de su psicología vital en el cruce de dosgrandes dominios: el primero es el de la psicología biológica, enten-diendo por tal una psicología de la vida, campo respecto del cualMouchet a un mismo tiempo recelaba pero, aun con reservas, adhería.El segundo dominio es el de las corrientes vitalistas, de las cualesMouchet se diferenciaba explícitamente, aun cuando el clima de ideasque rodeaba su obra se encontraba en íntima relación con el clima deideas característico de algunas formas de vitalismo.

Para Mouchet, su sistema comenzaba en el sentimiento de lavida, al que consideraba el “principio irreductible del conocimientoobjetivo y subjetivo” (Mouchet, 1941: 15) y “el núcleo central de losdemás modos de sensibilidad”, inclusive “de toda la vida psíquica”(Mouchet, 1941: 25).

Para fundamentar tal concepción, Mouchet analizaba experien-cias de Pi y Suñer en su libro La unidad funcional, relacionadas conla sensibilidad gástrica y los movimientos del píloro en el proceso dela digestión. También las teorizaciones de Sollier sobre la cenestesiacerebral como fundamento de las emociones, las concepciones de

HUGO KLAPPENBACH

Page 149: Saber y Tiempo 13

149

Sante de Sanctis acerca del valor afectivo de las sensaciones internasy los conceptos de Ribot en Les maladies de la personalité, paraquien la cenestesia constituía la base orgánica de la personalidad.

Las corrientes nerviosas centrípetas que provienen de los órganos, sibien no constituyen -salvo cuando se experimenta dolor -estados cla-ros de conciencia, como acontece en el campo de los sentidos osensibilidad externa, producen, en cambio, al fusionarse, esa comosinfonía afectiva que llamamos cenestesia, o mejor, empleando untérmino más general, el sentimiento vital (Mouchet, 1941: 28-29).

Dicho sentimiento vital se manifestaba con nitidez cuando “ce-rramos las puertas de entrada de los estímulos externos y caemos enel campo de la percepción interior”; entonces, el primer dato queaparece en nuestro mundo interno es el de la propia personalidad:

Es, como se ve claro ahora, la conciencia de la existencia. Ésta, desdeel punto de vista objetivo, es percibida como cuerpo; desde el puntode vista subjetivo, como alma (Mouchet, 1941: 29).

Mouchet fundamentaba así la incorporación a su sistema delconcepto de alma. Con todo, la idea de alma en Mouchet está lejos delos postulados cartesianos e igualmente alejada de cualquier significa-ción religiosa. En efecto, una personalidad como Mouchet, militantedel Partido Socialista, adherente a ideas progresistas y laicas, que comolegislador fue corredactor en la Cámara de Diputados de numerososproyectos de ley que presentó Alfredo Palacios en el Senado, utilizabael concepto de alma en un sentido, si se quiere, fenomenológico: elalma constituiría una percepción subjetiva de la propia existencia. Contodo, sus esfuerzos por desubstancializar la noción de alma no parecenhaber sido del todo exitosos. Así, por ejemplo, llegó a referirse al almavital presente en cada etapa evolutiva, de manera análoga a la presenteen cada especie animal, coincidiendo con planteos de inspiraciónaristotélica que, desde Brentano y Scheler, circulaban ampliamente enel campo psicológico y filosófico local.

Lo que interesa es que en ese sentimiento vital descansaba elfundamento de la percepción externa y de conceptos como los de

LA PSICOLOGÍA EN LA ARGENTINA EN EL PERÍODO DE ENTREGUERRAS

Page 150: Saber y Tiempo 13

150

tiempo, espacio, unidad y causalidad. Precisamente, en sus investiga-ciones sobre percepción de obstáculos en ciegos, que retomaron ex-periencias de Pierre Villey, demostró que esa percepción no se debíaa una sensación cutánea especial, sino a una sensación percibida demodo auditivo, aunque no de sonoridad, de la cual era responsable elsentimiento de vida. Para ello, Mouchet diferenciaba entre las funcio-nes de la porción coclear del laberinto membranoso, responsable delas sensaciones sonoras, y la porción vestibular, responsable de lassensaciones internas de posición de la cabeza (como ya habían anali-zado Flourens, Goltz, Breuer, Mach y Crum Brown), de las sensacio-nes de equilibrio corporal (según demostraciones de Ewald y Luciani)y de la sensación de “presencia” de un objeto colocado a distancia,según sus propias investigaciones (Mouchet, 1938a, 1938b, 1941).

Mouchet evidenció familiaridad con los problemas y teorías dela psicología de su época. Un testimonio de ello es su recepcióntemprana del psicoanálisis. Mouchet incorporó sistemáticamente lasteorías de Freud a su perspectiva, aun cuando esa incorporación fuerasiempre crítica y, desde ya, ajena a cualquier posición ortodoxa(Klappenbach, 1997: 141-158). La matriz desde la cual Mouchet aco-gió a Freud fue, al mismo tiempo, académica y militante, en uncampo intelectual de izquierda, en el cual la figura de Freud generabaalineamientos bien diferenciados entre la vertiente caracterizada comoplebeya y reformista, cercana al proyecto de la revista Claridad, poruna parte, y el grupo mas académico y ortodoxo de Nosotros o laRevista de Filosofía, por otro (Vezzetti, 1996).

Mouchet inscribía el psicoanálisis principalmente en el domi-nio de la psicología. Desde tal perspectiva, la afirmación de que el“psicoanálisis nació como un método de diagnóstico y de curación dela neurosis; luego la imaginación exuberante de Freud lo transformóen un sistema de psicología” (Mouchet, 1926: 11) adquiriría un valorúnicamente genético y no epistemológico. Asimismo, cobraría senti-do el reconocimiento de Mouchet al psicoanálisis porque “reanimó lallama del entusiasmo en el campo de la psicología y volvió a ser ésta,como en sus buenos tiempos, la ciencia de la actualidad”, o por“haber dado toda la importancia que efectivamente tiene para la psi-cología el problema sexual” (Mouchet, 1926: 410).

HUGO KLAPPENBACH

Page 151: Saber y Tiempo 13

151

Mouchet procuró un análisis equilibrado entre quienes conside-raban a Freud “un genio creador en el campo de la psicología” yquienes “se declaran sin ambages enemigos de sus teorías, negándo-les sistemáticamente todo valor científico y filosófico”, entre los queincluía a Aníbal Ponce. Con todo, y a pesar de que la mesura acadé-mica le permitía reconocer que “el psicoanálisis ha prestado algunosservicios a la civilización” (Mouchet, 1926: 406, 409), el balancefinal de Mouchet en 1926 era fuertemente crítico:

El psicoanálisis nació como un método de diagnóstico y de curaciónde las neurosis; luego la imaginación exuberante de Freud lo transfor-mó en un sistema de psicología. Posteriormente se fue expandiendohasta abarcar la estética, la sociología, la mitología, la lingüística, lapedagogía, convirtiéndose así, por obra del mismo Freud, en un siste-ma filosófico. Creemos firmemente que esta excesiva expansión de ladoctrina será la causa originaria de su descrédito y de su ruina(Mouchet, 1926: 411; subrayado nuestro).

Sin embargo, sólo cuatro años después, en la presentación, yacomentada, ante la Sociedad de Psicología de Buenos Aires sobre “Elestado actual de la psicología en Europa y América”, la “corrientepsicoanalítica” estaba inscripta en el dominio de la psicología, en unpie de igualdad con la Escuela de Würsburg, el conductismo, la psi-cología de la estructura o la psicología de la forma (Mouchet, 1933:8-9). Quince años más tarde, en Instinto, Percepción y Razón, reafir-mó esta inscripción. Allí, Freud era convocado expresamente en di-versos pasajes, y aparecía evocado -aunque no se lo mencionara- enotros. Aun cuando Freud era a veces cuestionado, sus hipótesis for-maban parte de la ciencia de modo inequívoco. Inclusive, que elpsicoanálisis fuera un sistema de psicología general yomnicomprensivo, ya no era valorado negativamente como en 1926.Como todo sistema, aparecía limitado y parcial pero siempre, comohemos analizado, necesario para el desarrollo del conocimiento.

En definitiva, el acercamiento de Mouchet al psicoanálisis nodejaba de ser el de un académico de la psicología, para quien lasteorías freudianas constituían referencias ineludibles en el cuadro ge-neral de la disciplina. En cambio, en el marco de la exposición de los

LA PSICOLOGÍA EN LA ARGENTINA EN EL PERÍODO DE ENTREGUERRAS

Page 152: Saber y Tiempo 13

152

“últimos avances de la medicina mental”, Mouchet llegaba a incluirel choque insulínico de Sakel, la convulsoterapia cardiazólica de vonMeduna, el electrochoque y la psicocirugía de Egas Moniz, omitien-do cualquier referencia a la terapia psicoanalítica, no obstante incluirun breve apartado sobre psicoterapia. En verdad, la referencia a lapsicoterapia era sumamente general, limitándose a recomendar a losmédicos el abandono de la “medicina veterinaria” para ingresar alcampo de la psicología y las humanidades (Mouchet, 1945b: 453-469).

Si hemos considerado oportuno demorarnos en Mouchet, no essolamente porque fue, con Alberini, uno de los responsables de laenseñanza de la psicología en la Facultad de Filosofía y Letras de laUniversidad de Buenos Aires durante veinte años. Ambos, desde dis-tintas perspectivas, edificaron sistemas de psicología –por así llamar-los- en los cuales se rediscutió la psicología como ciencia natural,según había sido desarrollada en las primeras décadas del siglo.

Psicotecnia y orientación profesional tempranas. Los estudios dePalacios sobre fatiga

La preocupación por el problema de la psicotécnica y la orientaciónprofesional surgió en la Argentina en el marco de, al menos, dostradiciones diferentes. Una de ellas estuvo marcada por la tradición deinspiración socialista, en la cual los estudios de Alfredo Palacios sobrela fatiga constituyeron una referencia ineludible. La segunda, máspreocupada por la racionalización del estado y de las fuentes de traba-jo, podría sintetizarse en la obra de Carlos Jesinghaus. Lo interesante esque ambas tradiciones recurrieron tempranamente a la psicología yque, no obstante sus diferencias ideológicas importantes, coincidieronen algunas direcciones y en no pocos planteos. Así, por ejemplo,Palacios apoyó la propuesta presentada por Jesinghaus en el Congresodel Trabajo, reunido en Rosario en 1923, de organizar un Instituto deOrientación Profesional (Palacios, 1925).

Para Alfredo Palacios, tanto sus estudios sobre la fatiga comola instalación de un Laboratorio de Psicofisiología en la Facultad deCiencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional de La Plata,en 1923 (Palacios, 1925), eran coincidentes con sus reclamaciones a

HUGO KLAPPENBACH

Page 153: Saber y Tiempo 13

153

favor del mejoramiento de las condiciones laborales de los trabajado-res, entre ellas, el reclamo de la jornada laboral de ocho horas y laefectivización de normas tendientes a prevenir accidentes de trabajo ymejorar las condiciones de higiene, que promovería desde su bancade diputado nacional desde 1904.

En aquellos años crecieron las organizaciones sindicales y lasanteriores reivindicaciones salariales dieron lugar a protestas, e inclu-sive huelgas, por la supresión del trabajo a destajo y la implantaciónde la jornada laboral de ocho horas (Falcón, 1990: 350 y ss.). Pala-cios adhería a la política mayoritaria del Partido Socialista, que plan-teaba la necesidad de la intervención del Estado a los fines de resol-ver la “cuestión social”, política que no sólo se diferenciaba de lossectores ultraconservadores del partido gobernante, sino inclusive delas organizaciones anarquistas, igualmente refractarias alintervencionismo estatal. Pero las posiciones en el Partido Socialistano eran uniformes: por ejemplo, el proyecto de reforma laboral delPoder Ejecutivo de la Nación, impulsado por el ministro del Interior,Joaquín V. González, que había sido elaborado con el aporte de des-tacados intelectuales socialistas como Ugarte, del Valle Iberlucea eIngenieros –quien desde 1903 no pertenecía orgánicamente al parti-do-, generó no pocos debates (Cornblit, 1980: 613 y ss.), e inclusodivisiones, en el seno del Partido Socialista.6

El propio Palacios había impulsado leyes tendientes a mejorarlas condiciones laborales, como la ley del descanso dominical, san-cionada en 1905 o la ley reglamentaria del trabajo de mujeres ymenores, que limitaba la jornada laboral a un máximo de ocho horas(Panettieri, 1982: 162 y ss.). En la misma línea de acción, variosaños después apareció su interés por el estudio de la fatiga y por laorganización del Laboratorio de Psicofisiología en la Facultad deCiencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional de La Plata.

Palacios cuestionaba la equiparación entre el trabajo humano yel trabajo de una máquina; desde su perspectiva, el hombre no debíaconsiderarse una máquina industrial. Si el hombre consistía en un“aparato psico-fisiológico”, el estudio del trabajo humano no podíalimitarse a una cuestión únicamente mecánica. En ese sentido, subra-yó que “el factor psíquico influye de una manera decisiva” (Palacios,1944: 51). Dirigió una fuerte crítica al taylorismo, en la medida en

LA PSICOLOGÍA EN LA ARGENTINA EN EL PERÍODO DE ENTREGUERRAS

Page 154: Saber y Tiempo 13

154

que su objetivo del mayor rendimiento posible utilizaba la psicologíaexperimental de manera errónea y no era capaz de verificar el creci-miento de la fatiga, al no incluir actividades de reposo en el trabajo.Por el contrario, Palacios demostró la incidencia de la fatiga en unode los talleres del Riachuelo administrados por el Estado y con régi-men de jornada de ocho horas,. Para ello, trasladó algunos aparatos ala planta y realizó cuatro mediciones en los obreros, de las mismasvariables cada vez: por la mañana, al ingresar a la fábrica; al medio-día, cuando finalizaba la labor matutina; al retornar al trabajo luegodel almuerzo y al finalizar la jornada de trabajo. Las medicionesincluían indicadores orgánicos (análisis de orina, cardiograma ypneumograma) y psicofisiológicos, entre ellas estudios deestesiometría, ergograma y dinamograma. La matriz para la interpre-tación de los resultados estaba dada, por una parte, por el propiocompromiso ideológico político de Palacios y, por otra, por los estu-dios de Mosso y su discípulo Maggiora.

Mas allá del valor de los resultados, que evidenciaban efectiva-mente una disminución de la fuerza muscular a medida que avanzabael día, lo que resulta interesante destacar en las experiencias de Pala-cios son dos cuestiones. La primera, su vocación por dar fundamentoscientíficos a sus reclamos políticos, en este caso la psico-fisiología.La segunda, la elección de métodos e instrumentos que provenían dela tradición psico-fisiológica de raigambre experimental. Los apara-tos, entre ellos el célebre ergógrafo de Mosso con el correspondientecilindro registrador, le fueron facilitados por la Facultad de Filosofíay Letras de la Universidad de Buenos Aires y el propio Ayudante delLaboratorio de Psicología Experimental de dicha institución, José L.Alberti, participó en las mediciones (Palacios, 1944: 106 y ss.). Esasexperiencias le permitieron a Palacios fundamentar la incidencia de lafatiga en las funciones psico-físicas, desde la inteligencia hasta elconjunto del organismo, como así también establecer correlacionesentre la fatiga y la tuberculosis, las enfermedades infecciones y, des-de ya, los accidentes de trabajo. A partir de los datos de la ciencia,Palacios insistió en la necesidad de reducir la jornada de trabajo aocho horas, como se desprendía de la Convención de Washington.Como ha sido destacado, con los estudios de Palacios se inició unanueva línea de investigación en torno al trabajo, en la que interactuaronaspectos científicos, éticos e ideológicos (Vezzetti, 1988).

HUGO KLAPPENBACH

Page 155: Saber y Tiempo 13

155

El Laboratorio de Psicofisiología de la Facultad de CienciasJurídicas y Sociales de la Universidad Nacional de La Plata, quePalacios organizó en 1923, se inscribía en el mismo campo de pre-ocupaciones. En primer lugar, Palacios sostenía, basándose en el tra-tadista Ilicio Valli, las relaciones del derecho con la psicología yaque, para que exista una norma de conducta determinada, debíanexistir “seres constituidos psicológicamente, capaces de comprender-la y uniformar por ella la propia acción” (Valli, 1900). En esa línea,Palacios retomaba las tesis de Ingenieros, para quien el delito era unacto y todo acto era el resultado de un proceso psicológico de adapta-ción a los estímulos del medio.

En segundo lugar, Palacios no sólo sostenía el anclaje psicoló-gico de los actos jurídicos, sino que instituía un “laboratorio de psico-logía”, concebido como “un centro destinado al estudio de las aplica-ciones prácticas de la psicología experimental” (Palacios, 1925: 336-337; subrayado nuestro). A tal fin, proponía la utilización de métodosde la psicología experimental y de la psicometría, no muy alejados deIngenieros o Piñero:

Después de la psicofísica y de la psicocronometría, la psicodinámica.Se estudia la emoción, la fatiga física e intelectual, con las modifica-ciones producidas en la circulación, la respiración, etc., a cuyo efectose inventaron aparatos registradores” (Palacios, 1925: 332).

En tercer lugar, Palacios no limitó el laboratorio al campo delderecho penal, sino que propuso realizar estudios fisiopsicológicos,en el marco de una ciencia del trabajo que posibilitara que “las distin-tas aptitudes orgánicas y mentales puedan tener la más acertada adap-tación”, en la tradición de Josefa Ioteyko, de la Universidad de Bru-selas, y de Hugo Münsterberg, de la Universidad Harvard, aun cuan-do cuestionaba que, en cierto sentido, este último se mantuviera ad-herido al modelo de Taylor (Palacios, 1925; 1944).

En relación con su libro sobre La fatiga, en su artículo de 1925Palacios introdujo algunos conceptos novedosos, en los que se recono-ce la impronta de Claparède. Así, siguiendo al psicólogo ginebrino,señaló que la orientación profesional se ubicaba en el marco de lapsicotécnica, a la cual consideraba como la aplicación experimental de

LA PSICOLOGÍA EN LA ARGENTINA EN EL PERÍODO DE ENTREGUERRAS

Page 156: Saber y Tiempo 13

156

la psicología a la economía política y, en tal sentido, como una de lasdisciplinas de la ciencia del trabajo. Al mismo tiempo, retomó la distin-ción de Claparède entre selección y orientación. Mientras la primerasólo le interesaba al patrón, en la medida en que procuraba elegir a losmás aptos para determinado trabajo, la segunda interesaba al individuoy la comunidad, ya que buscaba el mejor trabajo para cada individuo.Para tal objetivo, Palacios se pronunciaba a favor de instalar laborato-rios, tanto en las universidades como en los talleres del Estado y, en esesentido, coincidía con la propuesta de Jesinghaus de instalar un Institu-to Central de Orientación Profesional (Palacios, 1925).

Conclusiones

Los esfuerzos de teorización de personalidades como Alberini, Moucheto Palacios, sumados a los datos sobre el floreciente desarrollo institu-cional, pueden ser suficientes para ilustrar el tránsito vigoroso de lapsicología en la Argentina, durante el período entreguerras. Mas aún,la heterogeneidad de ese desarrollo dificulta el hallazgo de notas quepudieran ser comunes a las distintas manifestaciones, teóricas, pedagó-gicas, aplicadas e institucionales. Con todo, es posible arriesgar tresrasgos centrales, que podrían sintetizar la psicología argentina de esteperíodo.

Una primera característica saliente consistiría, precisamente,en el intenso movimiento de circulación de autores, instituciones eideas psicológicas.

En segundo lugar, puede advertirse una relación de ambigüe-dad -quizás hasta de contradicción- hacia la tradición psicológica delas primeras décadas del siglo. Es decir, por una parte, no dejaban deseñalarse los límites de la psicología fisiológica pero, al mismo tiem-po, la tradición clínica y patológica, asentada originariamente en lafisiología, conservaba un interés pronunciado en el período, por ejem-plo en Mouchet y muchos de los colaboradores de los Anales delInstituto de Psicología.

En tercer lugar, hay un marcado repliegue de la psicologíaacadémica hacia la filosofía, pero no en el sentido de Wundt, paraquien la psicología venía a resultar la ciencia más empírica de todas,complemento de las ciencias naturales, disciplina preparatoria de la

HUGO KLAPPENBACH

Page 157: Saber y Tiempo 13

157

filosofía y ciencia de la experiencia (Wundt, 1922). Más vale, enconcordancia con el clima de ideas del período, parecía predominar laidea de una reflexión filosófica que resultara de utilidad para estable-cer límites a las formas sensibles de la experiencia. Esta característicasería notoria en Alberini pero difusa en Mouchet o Palacios.

Notas

1. “Ortega y Gasset conocía como pocos el desenvolvimiento integral de las cienciasalemanas del espíritu” (Segura Covarsi, 1950).

2. “La presencia de Ortega y Gasset en el año 1916 fue para nuestra cultura filosóficaun acontecimiento. Autodidactos y diletantes tuvimos la ocasión de escuchar lapalabra de un maestro; algunos despertaron de su letargo dogmático y muchosadvirtieron por primera vez la existencia de una filosofía menos pedestre. Deentonces acá creció el amor al estudio y aflojó el imperio de las doctrinas positivistas.”(Korn, 1983: 280).

3. Kurt Danziger (1980: 120) señalaba: Only a narrow range of experiments met thevery stringent criteria that Wundt had set up for the rigorous psychologicalexperiment. He was also very explicit about the fact that such experiments couldonly be used to investigate psychological processes on a relatively simple level.

4. Esta noción telética de la vida, correspondería, según Manuel Gonzalo Casas(1957), a lo que hacia la mitad de siglo comenzaría a denominarse intencionalidad.Alberto Vilanova (1996), en su notable estudio sobre la psicología de Alberini, laequipara con el proactivismo de la psicología cognitiva contemporánea.

5. Entre las ciencias afines, la publicación señalaba la paidotecnia, psicotecnia,orientación profesional, sexología, penología, medicina legal y social. Con respec-to a sus directores: Leopoldo Mata, era graduado en Psicotecnia y OrientaciónProfesional y Jefe del Laboratorio de Psicotecnia aplicada a la Pedagogía delInstituto J. E. Rodó; René Arditi Rocha era Jefe de Trabajos Prácticos de la Cátedrade Clínica Psiquiátrica con asiento en el Hospital Nacional de Alienadas, a cargodel profesor Luis Esteves Balado.

6. El Proyecto de Código de Trabajo precipitó una escisión dentro del PartidoSocialista, que tenía raices más profundas, a partir de los cuestionamientos del“sindicalismo revolucionario” a la dirección del partido, como ha analizado exten-samente Bilsky, 1985: 129 y ss.

LA PSICOLOGÍA EN LA ARGENTINA EN EL PERÍODO DE ENTREGUERRAS

Page 158: Saber y Tiempo 13

158

Referencias

Agulla, J. C. (2001). La sociología en el período de entreguerras. Saber y Tiempo.Revista de Historia de la Ciencia, 11, 185-199.

Alberini, C. (1921). Introducción a la axiogenia. Humanidades, 1, 107-149.________ (1923). Psicología II. En Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad

de Buenos Aires 1923: 45-46.________ (1926). La metafísica y la psicología empírica. Verbum, 19 (65), 5-12.________ (1928). Psicología II. En Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad

de Buenos Aires, 1928: 83-85.________ (1942). Psicología. En Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de

Buenos Aires, 1942: 27-28.________ (1950). Discurso del Vice-Presidente del Comité de Honor y Secretario

Técnico del Congreso, Dr. Coriolano Alberini, de la Universidad de Buenos Aires,en representación de las miembros argentinos. En Universidad Nacional de Cuyo,1950: 73.

Ardila, R. (1974). Los 100 libros de psicología más importantes. Revista Latinoameri-cana de Psicología, 6 (2): 197-227.

Armus, D. (1990). (Ed.) Mundo urbano y cultura popular. Estudios de Historia SocialArgentina. Buenos Aires. Sudamericana.

Babini, J. (1967). Vicisitudes del desarrollo científico nacional. En RodríguezBustamante, 1967: 144-149.

Biagini, H. (1989). Filosofía americana e identidad. Buenos Aires: Eudeba.Bilsky, E. (1985). La F.O.R.A y el movimiento obrero. 1900-1910. Tomo 2. Buenos

Aires: Centro Editor de América Latina.Bunge, M. (2001). La filosofía en la Argentina entre las dos Guerras Mundiales:

reminiscencias de un sobreviviente. Saber y Tiempo. Revista de Historia de laCiencia, 11: 179-184.

Casas, M. G. (1957). Coriolano Alberini y la filosofía argentina. Humanitas, 8: 131-149.

Cattell, J. M. (1888). The psychological laboratory at Leipsic. Mind, 13: 37-Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Instituto Miguel Cervantes (1950).

Indice de la «Revista de Occidente». Madrid: Consejo Superior de InvestigacionesCientíficas.

Cornblit, O. (1980). Sindicatos obreros y asociaciones empresarias. En Ferrari; Gallo,1980: 613 y ss.

HUGO KLAPPENBACH

Page 159: Saber y Tiempo 13

159

Danziger, K. (1980): Wundt’s Psychological Experiment in the Light of his Philosophyof Science. Psychological Research, 42: 109-122.

Dobson, V. & D. Bruce (1972). The German university and the development ofexperimental psychology. Journal of the History of the Behavioral Sciences, 8 (2):204-207.

Dotti, J. (1992). La letra gótica. Recepción de Kant en Argentina, desde el romanticis-mo hasta el treinta. Buenos Aires: Facultad de Filosofía y Letras. Universidad deBuenos Aires.

Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (1907). Sesión del 20de noviembre de 1907. Revista de la Universidad de Buenos Aires, 10: XLV.

________, (1909). Programas de los cursos. 1909. Buenos Aires: Autor.________, (1910). Programas de los cursos. 1910. Buenos Aires: Autor.________, (1913). Programas de los cursos. 1913. Buenos Aires: Autor.________, (1923). Programas de los cursos. 1923. Buenos Aires: Autor.________, (1928). Programas de los cursos. 1928. Buenos Aires: Autor.________, (1942). Programas de los cursos. 1942. Buenos Aires: Autor.________, Laboratorio de Psicología (1916). Trabajos de psicología normal y patoló-

gica. 2 vol. Buenos Aires: Cía. Sudamericana de Billetes de Banco.Falcón, R. (1990). Aspectos de la cultura del trabajo urbano. Buenos Aires y Rosario,

1860-1914. En Armus, 1990: 350 y ss.Ferrari, G. & E. Gallo (1980). (Eds.) La Argentina del ochenta al centenario. Buenos

Aires: Sudamericana.Ferrari, R. (1997). Un caso de difusión en nuestra ciencia. Presencia de científicos

alemanes en el Instituto Nacional del Profesorado Secundario (1906-1915) y de susdiscípulos en la Facultad de Química Industrial de Santa Fe (1920-1955). Saber yTiempo. Revista de Historia de la Ciencia, 4: 423-448.

Foradori, I. A. (1941). Enrique Mouchet. Una vida. Una vocación. Rosario: Instituto J.V. González..

________ (1944). Perfiles de psicólogos argentinos. Bs. As: s/ed. Imprenta Lanari.________ (1968). Sociedad Argentina de Psicología. 1930-1968. s/e.Grasset, J. (1886). Traité pratique des maladies du système nerveux. Montpellier:

Camille Coulet - Paris: Adrien Delahaye et E. Lecrosnier.________ (1898). Leçons de clinique médicale. Montpellier: Camille Coulet - Paris:

Masson et Cie.________ (1903). L’hypnotisme et la suggestion. Paris: Octave Don________ (1906). Le psychisme inférieur. Paris: Chevallier et Rivière.

LA PSICOLOGÍA EN LA ARGENTINA EN EL PERÍODO DE ENTREGUERRAS

Page 160: Saber y Tiempo 13

160

Ingenieros, J. (1909). Programa de Psicología. Segundo Curso. En Facultad deFilosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, 1909: 3-10.

________ (1910). Programa de Psicología. (Segundo Curso). En Facultad de Filosofíay Letras de la Universidad de Buenos Aires, 1910: 11-12.

________ (1916). Ingenieros, J. (1916). Principios de psicología. 5ª ed., BuenosAires: Rosso y Cía.

Instituto Nacional del Profesorado Secundario (1908). Memoria. Buenos Aires: Talle-res de la Penitenciaría

Klappenbach, H. (1987). Primeros cursos de psicología en la Universidad de BuenosAires (1895 y 1896). Actualidad Psicológica, 137: 11-13.

________ (1994). La recepción de Wundt en la Argentina. 1907: creación del SegundoCurso de Psicología en la Universidad de Buenos Aires. Revista de Historia de laPsicología, 15 (1/2): 181-197.

________ (1996). Prólogo a Piñero, 1996.________ (1997). Mouchet, la psicología y los sueños de Freud. Cuadernos Argenti-

nos de Historia de la Psicología, 3(1/2): 141-158.________ (1999). La recepción orteguiana, Alberini y la renovación de la psicología

argentina a partir de los veinte. Revista de Historia de la Psicología, 20 (1): 87-95.Kohn Loncarica, A. (1973). A sesenta y cinco años de la fundación de la primera

sociedad psicológica en América Latina: historia de la Sociedad Argentina dePsicología (1908-1973). La Semana Médica, 143 (29): 923-925.

Korn, A. [1919] (s/f). Ensayos críticos sobre filosofía, ciencias y letras [El porvenir dela filosofía]. Buenos Aires: Claridad.

________ [1936] (1983). Influencias filosóficas en la evolución nacional. BuenosAires.: Ediciones Solar.

Krueger, F. (1908). Filosofía y Psicología. En Instituto Nacional del ProfesoradoSecundario, 1908: 91-104.

Mouchet, E. (1926). Significación del psicoanálisis. Humanidades, 12: 405-411.________ (1930). La perceptibilité tactile de l’aveugle. In Ninth International Congress

of Psychology, Proceedings and papers: 320-321.________ [1930] (1933). El estado actual de la psicología en Europa y América.

Boletín de la Sociedad de Psicología de Buenos Aires, Tomo I: 8-9.________ (1935). Palabras liminares. Anales del Instituto de Psicología, 1: 11-12.________ (1938a). La perceptibilidad táctil del ciego. Anales del Instituto de Psicolo-

gía, 2, 409-417.________ (1938b). Un nuevo capítulo de psicofisiología. El ‘tacto a distancia’ o

‘sentido de los obstáculos’ en los ciegos. Anales del Instituto de Psicología, 2:419-441.

HUGO KLAPPENBACH

Page 161: Saber y Tiempo 13

161

________ (1941). Percepción, instinto y razón. Contribuciones a una psicología vital.Buenos Aires: Gil

________ (1945a). Psicopatología del pensamiento hablado. Buenos Aires: EditorialMédico-Quirúrgica.

________ (1945b). Los últimos avances de la medicina mental. En Sociedad dePsicología de Buenos Aires, 1945: 453-469.

_____________ (1953). Tratado de las pasiones. Bs. As.: Nova.Palacios, A. (1925). La psicofisiología y las ciencias sociales. Revista de Filosofía,

Cultura, Ciencias, Educación, 11 (6): 322-348, 345 y ss.________ [1922] (1944). La fatiga y sus proyecciones sociales. 4ª ed., Buenos Aires:

Claridad.Panettieri, J. (1982). Los trabajadores. 3ª ed., Buenos Aires: Centro Editor de América

Latina.Piñero, H. G. (1902). Psicofisología de las sensaciones. Anales del Círculo Médico, 25

(7): 317-344.________ (1904). Conclusiones del Profesor de Psicología Experimental Doctor

Horacio G. Piñero. Revista de la Universidad de Buenos Aires, 2: 391-394.________ (1996). La psicología experimental en la República Argentina. Cuadernos

Argentinos de Historia de la Psicología, 2 (1/2): 239-268.Pró, D. (1960). Coriolano Alberini. Valle de los Huarpes: s/e: 77.Ríos, J.C.; R. Ruiz; J. C. Stagnaro & P. Weissmann (2000). (Eds.). Psiquiatría,

Psicología y Psicoanálisis. Historia y Memoria. Buenos Aires: Polemos.Rodríguez Bustamante, N. (1967). (Ed.), Los intelectuales argentinos y su sociedad.

Bs. As.: Ediciones Libera.Rodríguez Etchart, C. (1913). Psicología. Segundo Curso. En Facultad de Filosofía y

Letras de la Universidad de Buenos Aires, 1913: 21-22.Romero, F. (1950). Indicaciones sobre la marcha del pensamiento filosófico en la

Argentina [2ª parte]. Cuadernos Americanos, 50 (2), 117-120.________ (1957). Ortega Gasset y el problema de la jefatura espiritual. Cursos y

Conferencias, 26, 50 (276): 1-19.Romero, J. L. [1965] (1998). Desarrollo de las ideas en la sociedad argentina del siglo

XX. Buenos Aires: A-Z Editora.Sanz Ferramola, R; H. Klappenbach (2000). La psicología en los años treinta. Estudio

bibliométrico de los Anales del Instituto de Psicología (1935-1941). En Ríos, Ruiz,Stagnaro, Weissmann, 2000: 269

Sociedad de Psicología de Buenos Aires (1933). Boletín de la Sociedad de Psicologíade Buenos Aires, Tomo I.

LA PSICOLOGÍA EN LA ARGENTINA EN EL PERÍODO DE ENTREGUERRAS

Page 162: Saber y Tiempo 13

162

________ (1945). (Ed.) Trabajos actuales de psicología normal y patológica. BuenosAires: Editorial Médico-Quirúrgica.

Segura Covarsi, Enrique (1950). Prólogo. En Consejo Superior de InvestigacionesCientíficas, 1950: XVII.

Terán, O. (2000). Vida intelectual en el Buenos Aires fin-de-siglo (1880-1910).Derivas de la “cultura científica». Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica deArgentina.

Universidad Nacional de Cuyo (1950). Actas del Primer Congreso Nacional deFilosofía. Tomo I. Mendoza: Universidad Nacional de Cuyo.

Valli, I. (1900). Lecciones de filosofía del derecho. Citado por Palacios, 1925: 327.Vezzetti, H. (1988). (Ed.) El nacimiento de la psicología en las Argentina [Estudio

preliminar]. Buenos Aires: Puntosur.Vilanova, A. (1996). Materia y mente en la psicología de Coriolano Alberini. Thesis.

Revista de Historia de la Psicología, 1 (2), 16-26.Wundt, W. (1900-1920). Völkerpsychologie. Eine Untersushung der

Entwicklungsgesettze von Sprache, Mythus und Sitte. Leipzig: Engelman.________ [1896] (1922). Grundriss der Psychologie. 15. Auflage. Leipzig: Kroner.________ (1921). Logik. Eine Untersuchung der Prinzipien der Erkenntnis und der

Methoden wisseschaftlicher Forschung. 4. Auflage. Stuttgart: Verlag von F. Enke.Tomo 2.

________ [1881] (1999). Acerca de los métodos psicológicos. Revista de Historia dela Psicología, 20 (4): 111-136.

HUGO KLAPPENBACH

Page 163: Saber y Tiempo 13

SABER Y TIEMPO13 (2002). 163-196 Separata 185.13

LA MATEMATICA EN LA ARGENTINAENTRE LAS GUERRAS MUNDIALES

Edgardo Fernández StaccoUniversidad Nacional del Sur

En la Argentina y para la matemática, el período comprendido entreambas guerras mundiales no fue, como en otros países, una etapa másde un proceso de siglos. Fue el arranque de algo nuevo y diferente, undespertar que coincidió, precisamente, con el comienzo del períodohistórico que nos ocupa. Cuando Julio Rey Pastor llegó en 1917 aBuenos Aires, la Gran Guerra entraba en su fase final y lo que encontrófue “un medio en general atrasado en siglos frente a la matemática delmomento” (Babini, 1992: 17). Poco más de veinte años después, esemismo medio había producido suficiente matemática nueva como paraalbergar: una institución, la Unión Matemática argentina, fundada en1936, una publicación, como la Revista de la UMA, creada en 1937, yun centro de investigación como el actual Instituto de Matemática“Beppo Levi”, que funciona en Rosario desde 1939. Todos estos logrostuvieron lugar entre ambas guerras mundiales y todos tuvieron que vercon Julio Rey Pastor.

Sería injusto, sin embargo, comparar esa hazaña con una con-quista del desierto. En 1917 había una publicación, la Revista deMatemáticas que Manuel Guitarte editaba desde el año anterior, en laque aparecían trabajos de Camilo Meyer, Bernardo Baidaff, JorgeDuclout y Emilio Rebuelto. En la Universidad de Buenos Aires ense-ñaba Claro C. Dassen, que en 1901 se había doctorado en Matemáticaen la misma Universidad. Pero aunque varios de ellos poseían sólidosconocimientos y estaban bastante al día en cuanto a la matemáticacontemporánea, ninguno podía aplicarlos para formar matemáticos.Duclout dictaba elasticidad, Dassen mecanismos y Meyer, condiscí-pulo de Poincaré, cursos de física matemática en aulas semidesiertas.Rebuelto y Guitarte eran jóvenes que hacían sus primeras armas en ladocencia universitaria (Babini, 1992: 18-19).

Page 164: Saber y Tiempo 13

164

El ámbito propio de todos ellos era la Facultad de CienciasExactas, Físicas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires que,desde sus comienzos, se había dedicado solamente a formar profesio-nales: ingenieros civiles, arquitectos, químicos. Las llamadas Cien-cias Exactas y Físicas lo eran sólo de nombre, no se formaban mate-máticos ni físicos, ni se investigaba en esas disciplinas. Tampoco lostextos utilizados estaban a la altura de las circunstancias (según ReyPastor, en esa materia la Facultad estaba más o menos a comienzosdel siglo XIX). Debieron pasar más de diez años para que la Bibliote-ca de la Facultad comenzara a recibir, en 1928, las revistas másimportantes de la época de Europa y Estados Unidos (Santaló, 1997:250).

La falta de aprecio por la matemática venía de lejos. El esfuer-zo del ingeniero Valentín Balbín (autor de un libro sobre cuaterniones),quien logró publicar durante tres años, a partir de 1889, una Revistade matemáticas elementales, no tuvo imitadores hasta que aparecióen 1916, con menos fortuna aún, la revista de Guitarte. La llegada deRey Pastor en 1917 y, sobre todo, la acogida que tuvo en el grupo dejóvenes que, por primera vez, oyeron hablar de matemática contem-poránea, libró a la matemática de la férula que significaba la orienta-ción profesionalista de los estudios e hizo posible la formación de losprimeros matemáticos argentinos.

La llegada de Rey Pastor

Rey Pastor llegó a la Argentina invitado por la Institución CulturalEspañola, que había sido fundada en 1914 para dar a conocer, comorezan sus estatutos, “las investigaciones y estudios científicos y litera-rios que se realicen en España, en cuanto constituyan una expresión desu saber y actividad en todos los órdenes de la cultura”, para lo cual laInstitución proveería “al sostenimiento y dotación de una cátedra quedeberá ser desempeñada por intelectuales españoles”.

El primer curso de la Cátedra de cultura española fue dictadopor Ramón Menéndez y Pidal, que en 1914 habló sobre Lope deVega y Menéndez y Pelayo. En 1916 la ocupó el filósofo José Ortegay Gasset y, en 1917, el matemático Julio Rey Pastor. La conferenciainaugural, que tuvo lugar en la Facultad de Ciencias Exactas el día 2

EDGARDO FERNÁNDEZ STACCO

Page 165: Saber y Tiempo 13

165

de julio, tuvo por título Evolución de la Matemática en la EdadContemporánea. Luego dictó dos cursos de la Cátedra, hasta el 22 deseptiembre. En el primero se refirió a Sistematización de la geometríasegún el Programa de Erlangen y dedicó el segundo a Fundamenta-ción de la matemática. Los temas tratados por el joven maestro espa-ñol, que todavía no tenía treinta años, fueron novedosos. Introdujo lateoría de grupos en el primer curso y nociones sobre conjuntos ylógica matemática en el segundo.

A esos cursos asistió el estudiante José Babini, a quien el Di-rector de la Revista del Centro de Estudiantes de Ingeniería le habíaencargado que tomara los apuntes. El propio Babini cuenta (1992:17) que, cuando se los llevó a Rey Pastor para que los viese y aproba-se, éste se los devolvió a los pocos días diciéndole: “No hay desatinogrande”, con lo cual se inició una relación, de toda una vida, que seríafructífera para la matemática argentina. Los apuntes se publicaron esemismo año en los números 183 y 185 de la Revista del Centro deEstudiantes de Ingeniería, bajo los títulos de “Sistematización de lageometría. Teoría de los grupos” y “El problema de la geometría”.

Cuando había terminado el primer curso, se hicieron gestionespara que Rey Pastor prolongara su estada en Buenos Aires. La Facul-tad lo contrató por un nuevo período, desde noviembre de 1917 hastaabril de 1918. Dictó entonces un curso sobre Funciones analíticas,problema de Dirichlet y aplicaciones a la Física, dirigido a estudian-tes avanzados de Ingeniería, al que asistieron, entre otros, Babini,Juan Blaquier, De Césare, La Menza y Juan Carlos Vignaux.

Estos cursos, como había ocurrido con los iniciales, traían unaire de renovación y actualización que impulsó a un grupo de estu-diantes, entre los que se contaban Babini, Blaquier y Vignaux, a pedira las autoridades de la Facultad que se renovara el contrato de ReyPastor, lo que se logró, tras muchas gestiones, en 1921. Entre tanto,Babini, que había sido nombrado en 1919 profesor de Matemática enla flamante Facultad de Química Industrial y Agrícola de la no menosflamante Universidad Nacional del Litoral, se había trasladado a San-ta Fe. Allí, como señala Santaló (1997: 249) investigó preferentemen-te en cálculo numérico o de matemática aplicable, debido sobre todoa la necesidad de ser útil a los alumnos de una carrera (que fuellamada luego Ingeniería Química) que demandaba esa clase de mate-mática.

LA MATEMATICA EN LA ARGENTINA ENTRE LAS GUERRAS MUNDIALES

Page 166: Saber y Tiempo 13

166

En septiembre de 1921, con los cursos próximos a finalizar, 1 laFacultad de Ciencias Exactas volvió a contratarlo, hasta 1928. Paraque no se viera obligado a renunciar a la cátedra de la Universidad deMadrid, obtenida laboriosamente por oposición, se hicieron tratativascon el gobierno español para prolongar “la agregación a esta Facultadde la que actualmente disfruta”. A partir de ese momento, la vida deRey Pastor transcurrió “sin veranos”, ejerciendo la docencia a amboslados del Atlántico, con largas permanencias en España y la Argenti-na. Los cursos en Madrid eran de octubre a mayo y en Buenos Airesde marzo a noviembre. Normalmente, y para que le dieran los tiem-pos, “desaparecía” unos días antes sin despedirse. Sus estancias enMadrid, a veces se acortaban, ya que aprovechaba para viajar invita-do a otros países, donde tenía contactos fluídos, como Alemania,Francia o Italia.

Entre las razones que se aducen para justificar las estadas pro-longadas en la Argentina figura, obviamente, que Rey Pastor se habíacasado en 1921 con una argentina, Rita Gutiérrez, hija de AvelinoGutiérrez, inspirador y motor de la Institución Cultural Española.Aparte de la recepción, cálida y cordial, de la colectividad española,se ha señalado también (Ríos et al., 1979) el factor económico: elsueldo de 1.500 pesos era muy superior al que recibía en Madrid y elcosto de vida, menor en la Argentina que en España.

El panorama que ofrecía entonces la Facultad respecto de lasvocaciones matemáticas no era alentador. En 1921, sobre 755 alum-nos inscriptos, 528 cursaban Ingeniería y 139 el Doctorado en Quími-ca (lo que, en conjunto, representaba el 90% del total); 59 estudiabanArquitectura y 19 Agrimensura. Los inscriptos en el Doctorado enCiencias Naturales eran siete y sólo tres cursaban el de CienciasFísico-matemáticas. Se advirtió, entonces, que el reclutamiento nopodría provenir sino de Ingeniería y en 1923 se puso en marcha unnuevo plan de estudios, que Rey Pastor había elaborado con JorgeDuclout. Los fundamentos que dio Rey Pastor, que transcribiremos inextenso por su actualidad, fueron expuestos como sigue:

Un criterio radical aconsejaría la separación de los estudios de inge-niería y del doctorado, a partir de su comienzo. Pero, aparte de lasrazones de oportunidad que se oponen a tan extrema reforma, ella iría

EDGARDO FERNÁNDEZ STACCO

Page 167: Saber y Tiempo 13

167

contra el interés de los alumnos del doctorado. Al matemático puro esmuy útil el contacto con las aplicaciones y las tendencias a desligarsede ellas que ha predominado en el siglo XIX, ha sido abandonadapara sustituirla por una corriente moderna que tiende a vivificar losestudios abstractos con las aplicaciones útiles, procurando mantenerrelación armónica entre ambas profesiones.Hay, además, una razón pedagógica. Los primeros cursos de matemá-ticas preparatorios para ingenieros, en los cuales debe preocuparsemás de la técnica de los cálculos que de la profundidad de los con-ceptos, sirven de enseñanza propedéutica para los matemáticos puros,adiestrándolos en la práctica del cálculo como preparación útil paraprofundizar después con análisis retrospectivo.Finalmente, no debe olvidarse la conveniencia práctica de que unbuen número de materias sean comunes a ambas carreras, pues esofacilitará el acceso a las altas teorías matemáticas de algunos alumnosde ingeniería cuyas aficiones les llevan a estos estudios superioresuna vez terminada su carrera, o simultáneamente con ella. Este puen-te de paso entre una y otra puede servir para aminorar los perjuiciosque a sí mismos y al país erogan los que emprenden una carrerallevados por una afición pasajera que se considera, erróneamente,como vocación arraigada; por otra parte, los ingenieros que con apti-tudes sobradas completen la formación técnica con altas especulacio-nes matemáticas, pueden formar un núcleo de técnicos superiorescapaces de abordar los más difíciles problemas de la ingeniería quealguna vez se les puedan presentar.

El plan de estudios de Rey Pastor fue criticado por Dassen, aquien nunca le cayó bien la acogida que tuvo Rey Pastor, quizá por-que consideraba, no sin alguna razón, que no había igual reconoci-miento para los valores nacionales (Babini, 1992: 28). En el trabajoque publicó en 1924, como parte de la Evolución de las ciencias.. dela Sociedad Científica Argentina, Dassen escribió:

Los genios matemáticos son muy raros: si por excepción apareciesealguno entre nosotros, no faltará quien se aperciba de sus dotes ex-cepcionales y lo sepa orientar a donde convenga, a fin de que su

LA MATEMATICA EN LA ARGENTINA ENTRE LAS GUERRAS MUNDIALES

Page 168: Saber y Tiempo 13

168

sobresaliente intelectualidad pueda dar todo su fruto. Por otra parte,no faltarán tampoco de cuando en cuando los cursos libres, espontá-neamente dados por amantes de la ciencia, por necesitados de expan-sión o por otra causa, v.gr. para exhibir la cultura española -como seha hecho con algún estrépito en 1917—los concurrentes a esos cursosdan a conocer el número de interesados; y hasta ahora el resultado hasido invariablemente el mismo: no hay ambiente. Pero del curso quepatrocinó en 1917 la Institución Cultural Española salió algo que setenía olvidado desde los tiempos de Speluzzi y Rosetti: la modifica-ción de los planes de estudio encomendados a profesores extranjeros[...] Por razones fáciles de comprender, sobre todo porque carece deimportancia, no analizaremos mayormente este acto impolítico de laFacultad, acto -¿por qué no decirlo?—a la vez irreverente hacia losdoctores que ella misma ha graduado [Dassen se había doctorado en1901]. Sólo observaremos que si la Facultad deseaba modificar elplan de estudios o los programas del doctorado, no le faltaba en suseno quien la hubiese asesorado con mejor conocimiento de las nece-sidades locales.

Dassen, que Babini (1992: 27-28) define como “auténtico hom-bre de ciencia [...] que por la naturaleza de la disciplina que investigay un ambiente totalmente indiferente a la labor científica desinteresa-da, y obediente quizás a una naturaleza más bien escéptica, se dedicaa otras actividades”, tuvo gran influencia en la Sociedad CientíficaArgentina -que había sido fundada en 1872 y a la que había ingresadoen 1892- donde ocupó altos cargos y y llegó a dirigir sus Analesdesde 1926 hasta 1933.2

Por motivos diferentes, otros matemáticos locales, como JuanBlaquier y Juan Carlos Vignaux, que habían sido discípulos de ReyPastor, se enfrentaron también con él, debido posiblemente a queRey Pastor, generoso las más de las veces, ponía a la gente en sulugar ante faltas académicas que consideraba graves, lo que le aca-rreó muchas incomprensiones y algunas enemistades, como el casode Carlos Biggeri, que de discípulo predilecto pasó a ser enemigoacérrimo (si bien mediaron en ello los problemas psicológicos deBiggeri). Como recuerda Klimovsky (1999: 132), “tenía especialdesprecio y burla para los que creían ser figuras de primera línea

EDGARDO FERNÁNDEZ STACCO

Page 169: Saber y Tiempo 13

169

cuando en realidad estaban haciendo pininos matemáticos, pese aocupar la titularidad de ciertas cátedras” y Rey Pastor no se cuidabade decirlo públicamente.

Los testimonios recogidos concuerdan en que, así como eraimplacable con la mediocridad de sus colegas, era generoso con susdiscípulos, que solían escuchar fascinados sus exposiciones (Klimovsky,1999: 129). En marzo de 1928, cuando venció su contrato, se lodespidió en una cena muy concurrida en la cual, hablando en nombrede los estudiantes, Jorge Christensen, expresó que

[...] La obra que Rey Pastor ha desarrollado en nuestra Facultad nopuede compendiarse ni en sus clases o cursos libres, ni en las brillan-tísimas conferencias que en ella dictara. Es mucho más proficua, porcuanto trajo la renovación del ambiente, despertó nuevas preocupa-ciones y arrancó de su inmovilidad y reposo a más de un catedrático,sustituyendo muchas nubosidades de otrora por el rigor científico,que es la única base sólida posible para el estudio de la ingeniería.Base científica para las disciplinas prácticas; limpidez y rigor en losconceptos: unos y otros eran necesarios en nuestra Facultad que toda-vía no había despertado íntegramente a las nuevas corrientes científi-cas. El doctor Rey Pastor fue un acicate benéfico, a más de un cate-drático ejemplar, por su capacidad pedagógica, que está latente en suvirtud inagotable de comunicación y simpatía, con esa elocuenciadidáctica que le conocemos, que arrastra y seduce al estudioso.

Gregorio Klimovsky, que fue su alumno años más tarde, des-cribe así el papel de Rey Pastor:

Rey Pastor nos trajo matemática de avanzada, la matemática que senecesita para la Relatividad especial y la Relatividad general. Se ocu-pó de temas como la representación conforme, que entonces era unlujo para nosotros porque se aplica a la aerodinámica y la hidrodiná-mica, entre otras aplicaciones para las que aquí no había gente que lasdominara. Lo propio puede decirse de la geometría diferencial, de laque aquí se había ocupado un tanto Emilio Rebuelto, pero en la quela escuela de Rey Pastor fue por cierto principal en esa dirección(Klimovsky, 1988: 127-128).

LA MATEMATICA EN LA ARGENTINA ENTRE LAS GUERRAS MUNDIALES

Page 170: Saber y Tiempo 13

170

A los pocos días de su regreso a España, el decano EnriqueButty pidió que fuera designado Profesor titular, con dos cátedras y ladirección de un Seminario Matemático, similar al que había creadoen Madrid, que Rey Pastor ya había puesto en práctica y quedaba asíoficializado en Buenos Aires. Se llegó nuevamente a un acuerdo conla Universidad de Madrid y el nombramiento se hizo a partir demarzo de 1928, por lo que era una continuación del anterior. ReyPastor quedó al frente de las cátedras de Análisis Matemático (tercercurso), del plan de Ingeniería civil, y de Geometría Superior, delDoctorado en Ciencias Matemáticas, que mantuvo hasta su retiro en1952. Puede decirse que tuvo como alumnos a todos los ingenierosciviles de Buenos Aires desde 1921 hasta 1952. Su labor docente fuetambién importante en la preparación de profesores de enseñanzamedia ya que, desde 1924 hasta 1946, fue profesor en el InstitutoNacional del Profesorado Secundario.

Primeras publicaciones matemáticas

Ya en sus nuevas funciones, Rey Pastor editó, a partir de 1928, elBoletín del Seminario Matemático Argentino, que se sumó así a lacorta lista de publicaciones matemáticas argentinas. La Revista deMatemáticas que Guitarte había lanzado en 1916 había desaparecidodos años más tarde.3 En 1919, Bernardo I. Baidaff, un matemáticorumano que estudió la licenciatura en su país y luego se doctoró enBuenos Aires en 1922, comenzó a publicar una Revista de Matemáti-cas y Físicas Elementales, que dejó de aparecer en 1924 y fue sucedida,en 1928, por un Boletín Matemático que Baidaff publicó, por el restode su vida, durante casi cuarenta años (el último Boletín, con el N° 469,apareció en 1967). En ambos casos se trataba de ediciones de pequeñoformato, con artículos escritos casi exclusivamente por el propio Baidaff.

La Revista de 1919 inició en la Argentina la práctica de los“ejercicios propuestos”: se publicaron 506 en cinco años, muchos delos cuales aparecieron resueltos por diversos colaboradores. El Bole-tín fue más ambicioso. En la nota de presentación, Baidaff transcribióunas palabras de su maestro Jorge Duclout:

Unamos pues, nuestros esfuerzos para mejorar la enseñanza matemá-tica, física y mecánica; para dar a esta Facultad mucho lustre, hasta

EDGARDO FERNÁNDEZ STACCO

Page 171: Saber y Tiempo 13

171

hacer de ella un emblema del progreso de la patria, algo como el solnaciente, que irradie su luz brillante sobre todo el suelo argentino ysobre toda la raza latino-americana.

Al comienzo contó con colaboradores como Duclout, Rebuelto,Babini, La Menza y Vignaux (Dassen, 1924), a los que hay queagregar a Mario O. González (Cuba) y, ya en 1934, Alberto SagastumeBerra. Con el correr del tiempo, la publicación decayó notablementey consistió, en la mayor parte de los números, sólo de miscelánea,comentarios bibliográficos y noticias, todo a cargo de su director.Cabe destacar dos contribuciones de Alberto Calderón del año XII,una del N° 6 sobre “Algunas propiedades de los determinantes” -notadidáctica que estaba justificada, seguramente, por la carencia de tex-tos en castellano en esa época-, y otra del N° 14, “Qué es un proble-ma?”, sobre la resolución de un problema geométrico planteado en larevista. En 1940 apareció un trabajo de L. A. Santaló sobre “Algunosproblemas geométricos que plantea la navegación aérea”.

En 1924 había habido un intento, el primero, de agrupar a losmatemáticos argentinos en una Sociedad Matemática Argentina, quetuvo corta vida. Desechada la idea de convertir la Revista de Matemá-ticas y Físicas Elementales en órgano de la entidad, se decidió publi-car una Revista de Matemática, de la que aparecieron 36 fascículosentre 1924 y 1927.4

En cuanto a los Anales de la Sociedad Científica Argentina, quedataban de 1876 y a los cuales ya nos hemos referido, fueron pocos lostrabajos de índole matemática publicados en el período que nos ocupa.José Babini, que entregó a Anales, en 1919, su primer trabajo matemá-tico (“Una representación de la esfera sobre un círculo”) cuando toda-vía era estudiante de ingeniería, fue un colaborador persistente, quepublicó por lo menos uno, casi todos los años, hasta 1934. En 1922apareció una conferencia de Vito Volterra sobre “Funciones de líneas,ecuaciones integrales e integro-diferenciales” que, como se sabe sonaportes originales del autor, y otra de divulgación, que dictó en laEscuela Industrial de la Nación, sobre “Espacio, tiempo y masa segúnlas ideas modernas”. En el Tomo 93, de 1923, figura una conferenciade Jorge Duclout sobre “Los axiomas de la Geometría”.

LA MATEMATICA EN LA ARGENTINA ENTRE LAS GUERRAS MUNDIALES

Page 172: Saber y Tiempo 13

172

1928, año crucial

Como señala Santaló (1997: 250), hasta 1928 Rey Pastor hacía publi-car los trabajos de investigación, como los que Babini producía enSanta Fe, en la Revista Matemática Hispano-Americana que él mismodirigía en Madrid. La aparición del Boletín del Seminario MatemáticoArgentino permitió volcar esos esfuerzos en una publicación local.Tenía por objeto publicar trabajos tanto de matemática elemental comosuperior y reflejar de alguna forma la labor del Seminario. Sus caracte-rísticas fueron descriptas así por el propio Rey Pastor:

Los temas publicados en este Boletín serán indistintamente elementa-les y superiores y se dirigen indistintamente a los que deseen trabajarsobre ellos o sobre otras cuestiones que los mismos colaboradorespropongan. El Seminario mantendrá correspondencia verbal o escrita,dará orientación a quienes la soliciten y facilitará medios de trabajo.Cuando los resultados obtenidos contengan materia de suficiente in-terés para una nota o monografía, serán publicados en este Boletín.En las sesiones públicas del Seminario, además de la exposición ydiscusión de los trabajos de sus colaboradores, se hará un análisiscrítico-expositivo de los libros y revistas recientes.

Según Santaló (1961) en este Boletín se encuentran los prime-ros trabajos de investigación de nivel superior de la Argentina. Luegode unos pocos números, en 1929 apareció con igual título pero comopublicación de la Facultad, y Rey Pastor pasó de editor a director.

Al mismo tiempo que Rey Pastor echaba las bases del primercentro de investigación matemática de la Argentina y, en este caso,también gracias a la acción decidida de Enrique Butty, entonces alfrente del Decanato de Ciencias Exactas, en 1928 “la Facultad adqui-rió de golpe las colecciones completas y la suscripción de las revistasmás importantes de la época de Europa y Estados Unidos” (Santaló,1977: 250), poniendo fin a una lucha que Rey Pastor venía librandodesde 1921, consciente de que no habría investigación seria en laArgentina mientras no se contara con bibliografía actualizada de lospaíses más avanzados, carencia que había suplido hasta entonces, encierto sentido, con la información que traía de sus viajes a Europa.

EDGARDO FERNÁNDEZ STACCO

Page 173: Saber y Tiempo 13

173

Hasta entonces la Biblioteca de la Facultad sólo contenía libros detextos y algunas obras completas de grandes matemáticos. Entre 1928y 1932 llegaron las primeras revistas, algunas de ellas completas,entre otras Journal de Crelle, Journal de Liouville, MathematischeAnnalen, Annals of Mathematics y Transactions of the AmericanMathematical Society.

También en 1928 se produjo, siempre por obra de Rey Pastor,la primera participación argentina en una reunión internacional dematemática: el Congreso Internacional de los Matemáticos que sereunió en Bolonia y en el que presentaron trabajos Babini, Blaquier yLa Menza, todos los cuales aparecieron en las Actas del Congreso.5

Una segunda presentación, esta vez en el Congreso de Zurich de1932, no pudo concretarse, al parecer por una cuestión de organiza-ción del propio Congreso (Babini, N., 1999: 143).

Una década de maduración

Durante casi toda la década de 1930, con la sola excepción de la laborsolitaria de José Babini en Santa Fe, la principal investigación matemá-tica se hacía en el Seminario de la Universidad de Buenos Aires. AllíRey Pastor iba formando a los futuros matemáticos y dando posicionesde responsabilidad a los más adelantados. Uno de los primeros fue JuanBlaquier, que participó activamente en el Seminario, donde hizo sutesis y publicó diversos trabajos, bajo la dirección de Rey Pastor, dequien fue, primero, ayudante y luego profesor suplente de la cátedraque dictaba. Fue su colaborador desde los primeros tiempos hasta1932, en que se distanciaron. Otro tanto ocurrió con Juan CarlosVignaux, doctor en matemática de la Universidad de La Plata que llegóa profesor en Buenos Aires y fue también protagonista de esos episo-dios de enfrentamiento que solía producir Rey Pastor.

Se contaron también, entre sus primeros alumnos, Biggeri,Durañona y Vedia, Guitarte, La Menza y Rebuelto. Alrededor de1940, además de Yanny Frenkel, se incorporaron al Seminario, CelinaRepetto y María A. Ferrari, que tuvieron destacada actuación en elprofesorado secundario y se doctoraron con Rey Pastor, y FernandoGaspar y Clotilde Bula, que actuaron en Rosario. Mención apartemerecen Alberto González Domínguez, que fue su discípulo más

LA MATEMATICA EN LA ARGENTINA ENTRE LAS GUERRAS MUNDIALES

Page 174: Saber y Tiempo 13

174

destacado, colaborador permanente y continuador de la obra de ReyPastor, y Roque Scarfiello, que se recibió de ingeniero en 1941 y porinfluencia de Rey Pastor se dedicó por completo a la matemática.Entre sus trabajos se cuenta el que hizo con González Domínguezsobre la naciente teoría de las distribuciones, que coronó en la tesisde Laurent Schwartz. Mencionemos por último a Alberto Calderónquien, siendo aún estudiante de ingeniería (se recibió en 1947), sesintió atraído por los cursos y seminarios de Rey Pastor. Fue jefe detrabajos prácticos del curso de Análisis Matemático y publicó algu-nos trabajos elementales bajo la dirección de Rey Pastor.

A fines de la década de 1930 ya se podían ver claramente losfrutos de la tarea pionera de Rey Pastor, que continuó dictando cur-sos, muchos de los cuales fueron publicados en forma de apuntes.6

Además de las clases del Instituto Nacional del Profesorado Secunda-rio a las que antes nos referimos, que dictó entre 1924 y 1948, enseñóen la Universidad Nacional de La Plata hasta 1932 y lo tuvo tambiénde profesor la Universidad Nacional de Cuyo, que se creó en 1939 ycontaba con Facultades en tres provincias. Actuando como asesor delRector, aconsejó la contratación de Ernesto Corominas en Mendoza,de Pi y Calleja en San Juan y de Fausto Toranzos y Manuel Balanzaten San Luis, lo que contribuyó a la formación de los primeros gruposmatemáticos de la región.

La matemática fuera de Buenos Aires

En la Facultad de Ciencias Económicas, Comerciales y Políticas deRosario, dependiente de la Universidad Nacional del Litoral, se fundóen 1932 un Instituto de Estadística, bajo la dirección de Carlos E.Dieulefait, donde el propio Director y colaboradores como Clotilde A.Bula hacían investigación matemática, actividad que luego cobró vue-lo en otra Facultad de la misma Universidad, la de Ciencias Matemáti-cas, Fisico-Químicas y Naturales Aplicadas a la Industria (hoy Facul-tad de Ciencias e Ingeniería). En 1935, por iniciativa del decano CortésPla, comenzaron a aparecer las Publicaciones de la Facultad, queestaban divididas en tres Series: la Universitaria, para dar a conocer laactividad administrativa y académica de la Facultad; la Serie Técnico-Científica, con trabajos originales, inéditos, de profesores y especialis-tas destacados; la tercera estaba dedicada a Textos y Conferencias.

EDGARDO FERNÁNDEZ STACCO

Page 175: Saber y Tiempo 13

175

La Serie Tecnico-Cientifica se publicó hasta 1941 pero, a partirde 1939, con la creación del hoy Instituto de Matemática “BeppoLevi”, con sede en la misma Facultad, los trabajos de matemáticacomenzaron a aparecer en las Publicaciones del Instituto.

La creación de un Instituto de ese carácter ya había sido pro-puesta en 1937 pero no se concretó hasta 1939 cuando, a los dos díasde su llegada á la Argentina, el matemático italiano Beppo Levi,profesor de la Universidad de Bolonia, se hizo cargo de su dirección(Levi, 1998: 54). El Instituto reunió inmediatamente un grupo deprofesores y alumnos de la propia Facultad, al que se sumaron,temporariamente, en 1942 el matemático italiano Andrea Levialdi yen 1943 el matemático uruguayo Rafael Laguardia, becado por laFundación Rockefeller.

Una de las primeras preocupaciones de Levi fue la edición delas Publicaciones del Instituto de Matemática, que aparecieron entre1939 y 1948, con contribuciones de destacados matemáticos, tantodel país como del extranjero (véase Anexo 1). Los volúmenes V y VI,editados en homenaje a los 25 años de la llegada de Rey Pastor a laArgentina, vieron demorada la fecha de su aparición debido a que laguerra en Europa dificultó la llegada de los numerosos trabajos quehabía concitado esa celebración.

A partir de 1941 comenzó a aparecer Mathematicae Notae,bajo la dirección de Beppo Levi. Entre los antecedentes de su crea-ción, que figuran en el primer número, Levi manifiesta que los propó-sitos no son los comunes de una revista que contenga trabajos deinvestigación y recuerda que “el 11 de junio de 1940, el señor Conse-jero Profesor Doctor Fernando L. Gaspar presentó el proyecto decreación de una publicación periódica, órgano del Instituto de Mate-mática de la Facultad, en la que se debían plantear problemas, propo-ner cuestiones, publicar notas de carácter anecdótico, histórico, bio-gráfico, bibliográfico, metodológico, etc”. El objetivo inmediato eraprocurar la aproximación al Instituto de los estudiantes de la Facul-tad, utilizando como vínculo de enlace la materia misma, por lo cualtambién proponía se efectuaran concursos anuales entre los estudian-tes que enviaran soluciones de los problemas y cuestiones propuestas.

El prólogo escrito por Beppo Levi, da cuenta también de estospropósitos:

LA MATEMATICA EN LA ARGENTINA ENTRE LAS GUERRAS MUNDIALES

Page 176: Saber y Tiempo 13

176

Las Mathematicae Notae que, con el apoyo entusiasta e iluminado delas autoridades de la Facultad de Ciencias Matemáticas, Físico-Quími-cas y Naturales, se propone editar el Instituto de Matemática de Rosa-rio tienen una finalidad muy distinta de la ordinaria de un periódicocientífico. Se dirigen ellas ante todo a los alumnos de la Facultad a lacual el Instituto está vinculado, pero esperan también encontrar algunasimpatía más allá del recinto de la Facultad, por parte de jóvenes quepor primera vez se acercan a esta rama científica tan singular.

Más adelante, explica:

Las Mathematicae Notae pretenden, pues, despertar un poco de inte-rés para este pensamiento matemático; y quieren hacerlo en cuantosea posible de modo ecléctico e indirecto. Entienden publicar prefe-rentemente artículos sencillos, sin pretensiones de investigación enaltas esferas, a menudo artículos didácticos. No queremos excluir quealguna vez pudiéramos acercarnos a algún argumento más abstracto;pero queremos recordar que el pensamiento matemático no se formasino en contacto con los objetos propios de la matemática.Con este intento propondremos problemas y procuraremos que seanadaptados a distintos grados de preparación escolar; nos agradaríafueran considerados por los lectores más que todo como estímulo yque las soluciones exorbitaran, en cualquier sentido digno de consi-deración, de los términos en que los problemas estarán puestos.

La Universidad Nacional de La Plata, que lo había contado aBroggi como profesor a comienzos de la década de 1910 y a ReyPastor durante varios años, no parece haber albergado tareas de in-vestigación matemática.7 La Serie Matemático-física del área Contri-bución al estudio de las ciencias físico-matemáticas de las Publica-ciones de la Facultad de Ciencias Físicas, Matemáticas y Astronómicasregistra sólo diez de matemática entre los casi setenta trabajos deinvestigación que aparecieron entre 1913 y 1924, de los cuales nueveson de Broggi y el restante de Rey Pastor (Andrini, 2001: 101).

En cuanto a la Universidad Nacional de Tucumán, donde exis-tía desde 1937 un Profesorado en Matemática, de tipo convencional,la llegada del matemático italiano Alessandro Terracini en 1939 pro-

EDGARDO FERNÁNDEZ STACCO

Page 177: Saber y Tiempo 13

177

dujo un vuelco excepcional.8 Además de dictar cursos superiores so-bre los más variados temas, impulsó la fundación, junto a FélixCernuschi, de una revista de matemática en la que aparecieron 14 delos 19 trabajos que produjo en la Argentina, donde permaneció hasta1947. Félix Herrera lo recuerda así:

Quien escribe estas líneas ha tenido la suerte de escuchar clases degrandes figuras matemáticas, pero sin menoscabo para ninguna deellas debe decir, en homenaje a la verdad, que ninguna llegó a produ-cirle admiración en tal alto grado como el profesor Terracini, ya que,no obstante la desventaja que significaba el tener que desarrollar susclases en una lengua diferente de la propia, su palabra tenía siempreuna claridad y un poder de convicción paradigmáticos (Santaló ycolab., 1972).

La Revista de la Universidad Nacional de Tucumán. Serie A.Matemáticas y Física Teórica, de la que aparecieron cuatro volúme-nes entre 1940 y 1944 (véase Anexo 1), fue dirigida al comienzo porTerracini y Cernuschi y, a partir de 1944, por Terracini. En el primervolumen se advierte a los autores que se publicarán “exclusivamentetrabajos inéditos y originales sobre Matemáticas y Física Teórica”.Ese primer volumen, que contiene 26 trabajos de gran calidad y deautores prestigiosos, revela una cuidadosa preparación del lanzamien-to de la Revista y pone de manifiesto la amplia gama de relaciones delos Directores, además de fijar el nivel que se pretendía mantener.

El N° 2 del tercer volumen contiene una propuesta de Terraciniy Cernuschi de crear un “Comité central para informaciones biblio-gráficas matemáticas”. Interesaron para ello a George Birkhoff, quiénderivó la inquietud a la American Mathematical Society. Esta apoyócon entusiasmo la iniciativa y nombró un comité para tratar de llevar-la a cabo formado por G. Birkhoff, A. Dresden y O. E. Neugebauer.Ignoramos el fin de esta comisión, pero debemos señalar que éste esun anhelo de la comunidad matemática argentina aún no concretado.

El nacimiento de la Unión Matemática Argentina

El 28 de setiembre de 1936 tuvo lugar en la Facultad de CienciasExactas de la Universidad de Buenos Aires el acto de fundación de la

LA MATEMATICA EN LA ARGENTINA ENTRE LAS GUERRAS MUNDIALES

Page 178: Saber y Tiempo 13

178

UMA con la presencia de C. Biggeri, Eleonora Cometta, A. Escudero,Esther Ferrari, A. González Domínguez, T. Isnardi, J. Kobelsky, M.Maveroff, Cecilia Mossin Kotin, Elba Raimondi, J. Rey Pastor yRaquel Simonetti. Posteriormente se incorporó Esteban Terradas, comomiembro fundador.9

Entre otras actividades, la UMA se propuso “el progreso de lainvestigación matemática en la Argentina, mediante reuniones cientí-ficas, concursos, etc., y coordinar la labor de los diversos grupos queen el país se ocupan de Matemática Superior, y de los investigadoresdispersos en las naciones latinas de América”.

Los primeros tiempos fueron difíciles y hubo divisiones, re-nuncias y expulsiones, debido sobre todo, como recuerda L. Santaló,a que “la sabia prédica de Rey Pastor invitando a denunciar a los quellamaba sabios por definición, que saben una barbaridad pero que nolo ponen en evidencia escrita, originó un ansia colectiva de publicarque hacía difícil seleccionar lo publicable de lo que no lo era, portrivial o por disparatado”.

Los puntales de la UMA fueron, sin duda, Julio Rey Pastorque, con su prestigio e iniciativa, la mantuvo activa durante los pri-meros años, y José Babini que en 1968 fue nombrado miembro hono-rario de la UMA con estos fundamentos:

Dejando de lado otros muchos aspectos de la obra científica y cultu-ral de la obra de Babini, interesa señalar aquí especialmente su actua-ción en la UMA. Miembro fundador de la misma, fue director de laRevista desde 1941 hasta 1968. La Revista ha sido durante sus añosde vida la manifestación visible de la existencia de la UMA y laprincipal fuente de información de la actividad matemática del país.Quienes saben las dificultades para mantener la continuidad de unapublicación de tal naturaleza, permanente lucha en el doble frente dela imprenta y de los autores, comprenderán que ello no se consiguesin un motor en continua vigilia y permanente dedicación. Para laRevista de la UMA este motor ha sido el Ingeniero Babini.

Alberto González Domínguez, que llegó a ser el más importan-te matemático argentino de su tiempo, colaboró firmemente desde losinicios, aunque por ser más joven que los anteriores, tuvo su actua-

EDGARDO FERNÁNDEZ STACCO

Page 179: Saber y Tiempo 13

179

ción más destacada luego de 1945. En el volumen 1970-1971 que lededicó la Revista, se destacó así su personalidad:

Desde cualquier ángulo que se mire, la Matemática Argentina hagirado en los últimos cincuenta años alrededor de la obra de ReyPastor y de su principal colaborador y continuador GonzálezDomínguez. Nada nace espontáneamente y detrás de las realidadesalcanzadas y las promisorias perspectivas que se vislumbran para lasmatemáticas en el país, se percibe la mano solícita y cuidadosa, lasombra protectora del profesor González Domínguez, presente siem-pre para limar asperezas, pregonando transigencia en la vida de rela-ción, manteniendo con firmeza la seriedad y el nivel del trabajo cien-tífico, poniendo orden en los juicios de valor y colocando a personasy cosas en su sitio. Trabajo sutil y delicado que sólo puede realizarsecuando se posee suficiente autoridad científica y una inagotable capa-cidad afectiva para dar amor a manos llenas y para absorber ingratitu-des sin desmayo, aunque no sin dolor.

La Revista de la Unión Matemática Argentina comenzó a apa-recer en 1937. No tenía un editor responsable y el cuerpo de redac-ción, que estaba constituido por todos los miembros de la Sociedad,daba la impresión de un trabajo colectivo.10 Fernando L. Gaspar fueSecretario desde 1938 hasta 1944

En el primer Volumen, que tiene fecha 1936-1937, se explicanlos propósitos que la inspiraron:

El creciente desarrollo de la producción matemática en todas ellas,indica la conveniencia de publicar una revista -que será el órgano dela nueva entidad- consagrada exclusivamente a trabajos de investiga-ción de Matemática Superior y Física Teórica. Sin menoscabo delcarácter nacional de la Revista de la UMA, y a fin de que sea fielreflejo de la producción de los países iberoamericanos, figurarán enella no sólo notas y memorias inéditas, sino también resúmenes de lostrabajos de Matemática Superior y Física Teórica realizados en di-chos países, y aparecidos en otras publicaciones.

El primer número contiene trabajos de C. Biggeri, “Sobre lospuntos singulares de las funciones analíticas”; J. Fayet (París), “Sur

LA MATEMATICA EN LA ARGENTINA ENTRE LAS GUERRAS MUNDIALES

Page 180: Saber y Tiempo 13

180

les équations différentielles linéaires” y J. Babini (Santa Fe), “Seriescuyos coeficientes contienen expresiones factoriales”. Incluye comu-nicaciones de F. Cernuschi (París), A. González Domínguez y J. ReyPastor, y extractos de José Isaac Corral, Félix Cernuschi, y GodofredoGarcía (Lima), comentados por González Domínguez, y de J. GonzálezPereda y Agustín Durañona y Vedia, firmados por Rey Pastor.

A partir del N° 4 del Vol. II (1937-1938) figuran Rey Pastor yBabini como Directores. y desde el N° 6 se incluye una sección,dedicada especialmente a los profesores de matemática, para tratarcuestiones de carácter didáctico, metodológico e histórico. El Vol. III(1938-1939) contiene un trabajo, ya en forma de fascículo, del histo-riador Gino Loria, “Le Matematiche in Spagna e in Argentina, allavigilia della guerra civile spagnuola”, con prefacio y resumen encastellano redactados por Babini, que incluye una lista de matemáti-cos españoles y argentinos, con sus contribuciones matemáticas. En-tre los más conocidos figuran, en este orden: Julio Rey Pastor, con121 trabajos entre 1918 y 1936 inclusive; José Babini, con 19 traba-jos; P. Pi Calleja, Carlos Dieulefait, Agustín Durañona y Vedia, SixtoRíos, Luis A. Santaló, Esteban Terradas y Fausto Toranzos. En 1939apareció, como parte de esta serie, el libro de Federico Amodeo,Origen y desarrollo de la Geometría Proyectiva, que se editó enRosario como publicación conjunta con el Instituto de Matemática deesa ciudad. La obra original, que había aparecido en Italia el añoanterior, fue traducida por José y Nicolás Babini.

El propósito inicial de la UMA, de promover reuniones, semi-narios y conferencias, tuvo comienzo inmediato con las sesiones cien-tíficas, que al comienzo se llevaron a cabo en la Facultad de CienciasExactas, en el marco del Seminario de Rey Pastor y fueron los prime-ros intentos de reunir regularmente a la comunidad matemática, paradiscutir los avances de sus trabajos y sus nuevas contribuciones. En1937, Tulio Levi Civita dirigió un seminario y dictó conferencias,entre ellas una “Introducción a la Teoría de la Relatividad”. Hubo unasesión en 1940 y tres en 1941, la segunda de ellas en la sede de SanJuan de la Universidad Nacional de Cuyo. Al cerrar ese acto, ReyPastor se refirió a sus investigaciones recientes “tendientes a llenar lalaguna que todavía existía entre la Topología y la Geometría Diferen-cial”, y señaló “el hecho auspicioso del ingreso de la Argentina en la

EDGARDO FERNÁNDEZ STACCO

Page 181: Saber y Tiempo 13

181

comunión de los países creadores de ciencia, expresando su optimis-mo por el porvenir de la investigación matemática, después de habervisto el entusiasmo con que trabajan profesores y alumnos en la jovenuniversidad cuyana” (Revista de la UMA, VII (4): 127-128). En juniode 1942 la reunión fue en honor del matemático estadounidense GeorgeD. Birkhoff, quien disertó sobre “Medida estética”.11 Entre los confe-rencistas de ese año figuró el profesor Bogumil Jasinowsky, de laUniversidad de Wilno, que habló sobre “El sentido de la matemáticagriega y su tránsito hacia la moderna”.

En la sesión de 1943 se incorporó a la UMA el profesor MarshallH. Stone, de la Universidad Harvard, y expuso, entre otros, AlbertoCalderón, cuya comunicación, “Sobre la convergencia de desarrollosde Fourier” (que apareció en Revista de la UMA, IX: 182) fue suprimera publicación matemática. En 1944 hubo dos reuniones cientí-ficas del Seminario Matemático, siempre en el edificio de calle Perú222, donde funcionaba la vieja Facultad.

Las Primeras Jornadas Matemáticas Argentinas

Las Primeras Jornadas Matemáticas de la Argentina se realizaron enlas Universidades de Buenos Aires y La Plata, los días 27, 28 y 29 dejulio de 1945. La convocatoria de la UMA fue suscripta también porDirectores de centros de investigación matemática de todo el país,como Agustín Durañona y Vedia (La Plata), Beppo Levi (Rosario),Pedro Pi Calleja (Cuyo), Emilio Rebuelto (Seminario Claro C. Dassende la Sociedad Científica Argentina), Julio Rey Pastor (Buenos Aires),y Alessandro Terracini (Tucumán). La invitación decía:

Los Directores de los Institutos Matemáticos del país y los profesoresque la suscriben, después de haber compulsado el sentimiento am-biente respecto de la realidad científica argentina, que como resultadode las actividades mundiales hondamente perturbadas por la guerra,se ve en la necesidad imperiosa de vigorizarse a si misma y de enca-rar su organización para ponerse a la altura de lo que las circunstan-cias exigen, han coincidido en realizar las Primeras Jornadas Mate-máticas Argentinas.Durante muchos años los distintos estudiosos de las ciencias matemáti-cas han actuado separadamente en nuestro país impidiendo este aisla-

LA MATEMATICA EN LA ARGENTINA ENTRE LAS GUERRAS MUNDIALES

Page 182: Saber y Tiempo 13

182

miento la obtención del máximo rendimiento en la actividad en quetodos estamos empeñados. Consideramos llegada la hora de superar talestado de cosas. Las nuevas generaciones que se están acercando anuestros Institutos nos imponen el deber de encarar claramente estosproblemas y hacer los máximos esfuerzos para consolidar una efectivaunión de los matemáticos de la Argentina y para estructurar una orga-nización que en el futuro impulse el progreso de la ciencia matemática.

El Programa de las Jornadas incluía, entre sus temas, “Agrupa-ción de todos los matemáticos de la Argentina e iniciativas respecto ala organización de grupos de estudio” y la preparación de un futuroCongreso de Matemática, Física y Astronomía.

Asistieron delegaciones de las Universidades de Montevideo,presidida por José Luis Massera, Buenos Aires, Litoral, Tucumán, LaPlata y Cuyo (San Juan, Mendoza y San Luis). El Observatorio Na-cional de Córdoba estuvo representado por Guido Beck.

Las Jornadas comprendieron tres sesiones.12 En la sesión inaugu-ral, Beppo Levi, hablando en nombre de los organizadores, señaló que“nos acercamos a los cinco años desde la fecha en que la AsociaciónArgentina para el Progreso de las Ciencias inició una encuesta sobre loque debe hacerse para el adelanto de las matemáticas en la Argentina”y que la mejor respuesta era la que daban dan los jóvenes promoviendolas Primeras Jornadas Matemáticas. Luego de las comunicaciones, Levidisertó sobre “Euclides y el pensamiento socrático”, con el auspicio delCentro de Estudiantes de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires.La segunda jornada estuvo enteramente dedicada a las comunicacionesy la última sesión se desarrolló en la Facultad de CienciasFisicomatemáticas de la Universidad Nacional de La Plata. Posterior-mente se discutió sobre la creación de los grupos de estudio sobretemas especiales y hubo acuerdo para crear los de Álgebra abstracta ytopología, Matemática de aproximación, Funciones de variableshipercomplejas, Probabilidades y estadística, y Geometría.

El final de una etapa

Las Primeras Jornadas Matemáticas Argentinas, realizadas cuando elperíodo de entreguerras apenas había finalizado, marcaron el cierre de

EDGARDO FERNÁNDEZ STACCO

Page 183: Saber y Tiempo 13

183

la etapa histórica que hemos considerado. Realizadas a dos meses de lacapitulación alemana y un mes antes de la de Japón, que señalaron laterminación de la Segunda Guerra Mundial, transcurrieron también envísperas de los acontecimientos de octubre de 1945 que signarían lavida argentina de la segunda mitad del siglo XX.

Esa etapa histórica de la matemática argentina había comenza-do con la primera estada de un visitante español, Julio Rey Pastor, enBuenos Aires y se cerraría con la llegada, a fines de la década de1930, de los refugiados españoles e italianos que la guerra civil espa-ñola de 1936-1939 y la guerra mundial de 1939-1945 habían aventa-do. La radicación definitiva de todos ellos, sumada al terreno fértil deuna juventud ansiosa por investigar en la matemática contemporánea,hicieron posible un desarrollo prometedor, que las universidades am-paraban y promovían.

Las condiciones creadas durante las dos Presidencias de JuanDomingo Perón (1946-1952 y 1952-1955) modificaron este panora-ma alentador. En las universidades prevalecieron, con menor intensi-dad en el interior del país que en Buenos Aires, un sectarismo políti-co y un ambiente hostil a las manifestaciones de la cultura superiorque afectaron, e incluso llegaron a impedir, las labores de investiga-ción que se habían estado desarrollando hasta entonces. Los casos deJosé Babini despojado de sus cátedras en la Universidad Nacional delLitoral en 1946 y de Manuel Sadosky renunciante en la de BuenosAires, en 1952, son sólo muestras de la suerte que corrieron muchoscientíficos, no sólo matemáticos, en la Argentina de entonces.

Salvo contadas excepciones, muchos matemáticos se vieronreducidos a dictar clases en colegios secundarios, otros sacrificaronsu vocación y otros prefirieron exiliarse. La Unión Matemática Ar-gentina se convirtió, como algunos pequeños grupos del interior, enrefugio último de quienes querían mantener viva esa “dignidad delespíritu humano”, como se la definió admirablemente en el sigloXIX.

En cierto sentido, podría decirse que, al cabo de esa etapafundacional, la matemática argentina quedó librada a su propia suer-te. Cualquiera sea su destino, los matemáticos nativos y extranjerosque la fundaron quedarán como ejemplo de una matemática posibleen un país posible.

LA MATEMATICA EN LA ARGENTINA ENTRE LAS GUERRAS MUNDIALES

Page 184: Saber y Tiempo 13

184

Notas

1. Los cursos que dictó Rey Pastor en 1921 versaron sobre: (1) Geometría superior.Axiomas de la métrica y de la perspectiva. Geometría algebraica plana; (2) Análisismatemático. Funciones de variable real, funciones derivables. Integral de Lebesgue.Funciones analíticas; (3) Matemáticas especiales. Concepto de número natural,racional, real y complejo. Números transfinitos, ordinales y cardinales. Conceptode curva, longitud y área. Axiomas de la geometría. Postulado de continuidad ygeometrías no arquimedianas.

2. José Babini, que era socio de la Sociedad Científica Argentina desde 1918, habíaorganizado, al año siguiente y en esa misma institución, el primer curso colectivode matemática que se dictó en la Argentina. El curso, en el cual Babini no pudoparticipar por haber sido designado profesor en Santa Fe, tuvo lugar en 1920 y secompuso de seis sesiones, que estuvieron a cargo de Emilio Rebuelto, JorgeDuclout, Juan Blaquier, Juan Carlos Vignaux, Bernardo I. Baidaff y Ugo Broggi.

3. La Revista de Matemáticas de Guitarte estaba dedicada exclusivamente, según suDirector, a “averiguaciones matemáticas”, para lo cual “no faltan entusiastas ytalentosos cultivadores en nuestra capital y en la República Argentina”. Entre suscolaboradores figuran, además de Guitarte, Duclout, Rebuelto, Meyer, Baidaff,Pascali y Paul Franck, como profesor alemán visitante.

4. La Sociedad Matemática Argentina se constituyó formalmente en abril de 1925,con Florencio Jaime como Presidente. Entre los colaboradores de la Revista deMatemática figuran Babini, Blaquier, Dassen, De Cesare, Jaime, Duclout, LaMenza, Rey Pastor, Valeiras y Vignaux.

5. Los trabajos presentados fueron: La Menza, “Los sistemas de inecuaciones linealesy la división del hiperespacio”; Blaquier, “Sobre dos condiciones características delas funciones convexas” y Babini, “Sobre la integración aproximada de las ecuacionesdiferenciales de segundo orden”.

6. Entre 1936 y 1943 se publicaron los siguientes apuntes: Teoría general de funcio-nes; Teoría abstracta de probabilidades; Ecuaciones diferenciales e integrales;Aplicaciones físicas y técnicas de las funciones de variable compleja; Teoría de losespacios abstractos; Series divergentes e integrales singulares; Mecánica relativística;Geometría algebraica; Geometría integral; Teoría de los espacios topológicos.

7. Ugo Broggi estuvo en la Argentina entre 1910 y 1927. Dictó Análisis matemáticoy Matemáticas superiores en la Universidad Nacional de La Plata en 1910 y 1911-según Fernández López (2001: 173), por primera vez con sentido moderno en laArgentina- y luego Estadística en la de Buenos Aires.

8. Alessandro Terracini permaneció en la Argentina desde 1940 hasta 1948. Habíallegado al país contratado por la Universidad Nacional de Tucumán, y debióemigrar de Italia víctima del fascismo. A su regreso a Italia, fue reincorporado a sucátedra de la Universidad de Turín, y presidió también la Unione MatematicaItaliana.

EDGARDO FERNÁNDEZ STACCO

Page 185: Saber y Tiempo 13

185

9. La primera Comisión Directiva de la Unión Matemática Argentina estuvo com-puesta por Manuel Guitarte (Presidente), José Sortheix y Julio Rey Pastor (Vice-presidentes), Alberto González Domínguez y Yanny Frenkel (Secretarios) y RaquelSimonetti (Tesorera). Guitarte, presidió la UMA hasta 1941 y le siguieron JoséBabini (1942-1943), José González Galé (1943-1944) y Fernando L. Gaspar(1944-1945).

10. Los miembros fundadores de la Revista de la U.M.A. fueron, por orden alfabético:J. Allende Posse (Buenos Aires), José Babini (Santa Fe). Francisco Berdiales(Karlsruhe), Carlos Biggeri (Buenos Aires), Juan Blaquier (Buenos Aires), ClotildeBula (Rosario), Enrique Butty (Buenos Aires), Jorge Carrizo Rueda (BuenosAires), Félix Cernuschi (Cambridge), Carlos Dieulefait (Rosario), Alejandro Estrada(Buenos Aires), Facultad de Química Industrial (Santa Fe), Fernando L. Gaspar(Rosario), José Giannone (Rosario), Alberto González Domínguez (Buenos Ai-res), José González Galé (Buenos Aires), Miguel Guitarte (Buenos Aires), WalterS. Hill (Montevideo), Ludovico Ivanissevich (Buenos Aires), Francisco La Menza(Buenos Aires), Hilario Magliano (La Plata), Octavio S. Picco (Buenos Aires),Juan Olguín (Rosario), Elba Raimondi (Buenos Aires), Julio Rey Pastor (BuenosAires), José Sortheix (Tucumán), Fausto Toranzos (La Plata).

11. Birkhoff ya había desarrollado el tema de la “medida estética” en su libro Aestheticmeasure, que en 1945 formó parte de las Monografías de la Facultad de CienciasMatemáticas, de Rosario, en traducción de José y Nicolás Babini.

12. En la primera sesión presentaron trabajos A. Terracini, M. Cotlar y P. Pi Calleja. Enla segunda sesión hubo comunicaciones de J. Kervor, G. Klimovsky, C. VillegasMañé (Montevideo), J. Barral Souto, J. C. Grimberg, C. Bula, M. Valentinuzzi, E.Gaspar, G. Beck, A. Valeiras, E. Zarantonello, F. Toranzos y E. Labin. En la últimasesión presentaron comunicaciones A. Durañona y Vedia, E. Corominas y M.Balanzat y Rey Pastor informó sobre trabajos presentados por L. Santaló, E.Raimondi, J. Pascali, E. Ferrari, C. Repetto y dos del propio Rey Pastor.

Referencias

Boletín Matemático. Fundado y publicado por Bernardo Baidaff. 1919 - 1976.Mathematicae Notae. Instituto de Matemática de Rosario. 1941- 1946.Publicaciones del Instituto de Matemática de Rosario. I (1939) - VIII (1948).Revista de la Unión Matemática Argentina. I (1936) - XI (1946).Andrini, L. R. (2001). Primeras publicaciones de las investigaciones en física y en

matemática de la Facultad de Ciencias Físicas, Matemáticas y Astronómicas de laUniversidad Nacional de La Plata. Saber y Tiempo, 12: 93-104.

Babini, J. (1986). Historia de la ciencia en la Argentina. Buenos Aires: EdicionesSolar.

LA MATEMATICA EN LA ARGENTINA ENTRE LAS GUERRAS MUNDIALES

Page 186: Saber y Tiempo 13

186

________ (1992). Páginas para una autobiografía. Buenos Aires: Asociación Biblio-teca José Babini - Ediciones Letra Buena.

________ (2001). Bio-Bibliografia. 1897-1984. Buenos Aires: Editorial Dunken.Babini, N. (1999). Rey Pastor a través de un epistolario. Saber y Tiempo, 8: 132-170.Dassen, C. C. (1924). Evolución de las Ciencias en la República Argentina, 1872-

1922. Tomo IV: Las matemáticas en la Argentina. Buenos Aires: Sociedad Cientí-fica Argentina.

Diner de Babini, Rosa (1982). Cronología científica argentina. Buenos Aires: MarymarFernández López, M. (2000). Épocas de la economía matemática argentina. Saber y

Tiempo, 9: 33-48.________ (2001). La ciencia económica argentina entre guerras (1918-1939). Saber y

Tiempo, 11: 153-177.Klimovsky, G. (1999). Rey Pastor creando hombres de ciencia. Saber y Tiempo, 8:

123-131.Levi, L. (1998). Beppo Levi en la Argentina y el Instituto de Matemática de Rosario.

Saber y Tiempo, 5: 49-68.Pelosi, H. C. (1998). Las ciencias en el Instituto de la Universidad de Paris en Buenos

Aires. Saber y Tiempo, 6: 45-86.Ríos, S.; L. A. Santaló; M. Balanzat (1979). Julio Rey Pastor, matemático. Madrid:

Instituto de España.Santaló, L. A. (1961). La matemática en la Argentina. Revista de la Universidad de

Buenos Aires, V ép., VI (2): 377-387..________ y colab. (1972). (Red.) Evolución de las Ciencias en la República Argenti-

na, 1923-1972, Tomo I. Matemática. Buenos Aires: Sociedad Científica Argenti-na.

________ (1997). José Babini, matemático. Saber y Tiempo, 3: 247-255.Struik, D. J. (1992). Historia concisa das matemáticas. Lisboa: Gradiva.

EDGARDO FERNÁNDEZ STACCO

Page 187: Saber y Tiempo 13

187

Apéndice

FACULTAD DE CIENCIAS EXACTAS, FÍSICAS Y NATURALESDE LA UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES

Graduados en Matemática. 1922-1942.

DOCTORES EN CIENCIASFISICOMATEMÁTICAS*

Bernardo I. Baidaff (Enero de 1922)Juan Blaquier (Noviembre de 1925)Carlos Biggeri (Noviembre de 1937)Alberto González Domínguez (Agos-to de 1939)Laura Mircolo de Luchini (Abril de1940)Blas Virgilio Alascio (Junio de 1940)Manuel Sadosky (Junio de 1941)Celina Haydée Repetto (Noviembrede 1942)María Angélica Ferrari (Diciembrede 1942)

LA MATEMATICA EN LA ARGENTINA ENTRE LAS GUERRAS MUNDIALES

LICENCIADOS EN CIENCIASFISICOMATEMÁTICAS

Enrique Vicente Guerra (Mayo de1931)Elba Raquel Raimondi (Febrero de1937)Corina Eloísa Ratto (Septiembre de1937)Esther Ferrari Descole (Septiembrede 1938)José Elbin (Mayo de 1940)Estela Marcela Busconi (Junio de1940)Lucía Cappa (Agosto de 1942)Máximo Valentinuzzi (Noviembre de1942)

* En agosto de 1922, Albert Einstein y Luis Contanhede fueron nom-brados Doctores Honoris Causa.

ANEXO 1

PUBLICACIONES MATEMÁTICAS DEL PERÍODO 1935-1945DE LAS UNIVERSIDADES NACIONALES DEL LITORAL

Y DE TUCUMAN

1935

Publicaciones de la Facultad de Ciencias MatemáticasSerie Técnico-Científica: Carlos E. Dieulefait, Sobre la Representación deuna función de variable real en serie de funciones ortogonales.

Page 188: Saber y Tiempo 13

188

1937Publicaciones de la Facultad de Ciencias Matemáticas

Serie Técnico-Científica: Fernando I. Gaspar, Sobre algunas series funcio-nales.Serie Conferencias y Textos: Marcos Erlijman, Resolución trigonométricade ecuaciones de segundo y tercer grado; F. I. Gaspar, Desarrollos en seriede funciones de varias variables; Carlos Dieulefait, Elementos de Matemáti-ca Financiera y Sobre las series hipergeométricas de una y dos variables.

1938Publicaciones de la Facultad de Ciencias Matemáticas

Serie Técnico-Científica: Juan C. Vignaux, Sobre el método de sumación deBorel generalizado y Algunas contribuciones a la teoría de la sumabilidad delas series e integrales; C. E. Dieulefait, Las series de Stieltjes; F. I. Gaspar,Sobre los desarrollos en serie de polinomios ortogonales de varias variablesen el caso de ortogonalidad ponderada, parte I.Serie Conferencias y Textos: Georges Darmois, Problemas de estimación yel método estadístico y las series observadas en el tiempo.

1939Publicaciones del Instituto de Matemática

Beppo Levi: Sobre el sistema

Luis Santaló: Geometría integral de figuras limitadas.Federico Amodeo: Origen y desarrollo de la Geometría Proyectiva (traduc.deJosé y Nicolás Babini).

1940Publicaciones de la Facultad de Ciencias Matemáticas

Serie Conferencias y Textos: M. Erlijman, Logaritmos y sus variaciones.Influencias de errores.

Publicaciones del Instituto de MatemáticaPaul Montel, Funciones armónicas y subarmónicas; Guido Fubini, El teore-ma del valor medio para funciones no derivables; dos trabajos de L. A.Santaló; J. Rey Pastor, La matemática Italiana en el último medio siglo;Beppo Levi, F. Gaspar, Mischa Cotlar; A. Rosenblatt (EUA), Sobre el teore-ma de los grandes números en la teoría de probabilidades.

EDGARDO FERNÁNDEZ STACCO

∫∫∞

∞−

∞−== )()();()( xqdyxyypdxxy ϕϕ

Page 189: Saber y Tiempo 13

189

Revista de la Universidad Nacional de Tucumán.Serie A. Matemáticas y Física Teórica

Trabajos de Elie Cartan (Paris), T. Levi-Civita (Roma), I. F. Ritter (NewYork), M. Steck (Munchen), G. Fubini (Princeton), J. Rey Pastor (Bs. As),A. Sagastume Berra (La Plata), Buchin Su (China), M. Haimovici (Ruma-nia), G. Ascoli (Torino), P. Erdös (Princeton), A. Terracini (Tucumán), F.Cernuschi (Tucumán), G. Fano (Torino), L. Godeaux (Liège), FederigoEnriques (Roma), F. Tricomi (Torino), G. Sz. Nagy (Szeged), y S. Finikoff(Moscú).

1941Publicaciones de la Facultad de Ciencias Matemáticas

Serie Universitaria: Beppo Levi, Personalidad de Vito Volterra [1860-1940];Achille Bassi, La Universidad y la Escuela Matemática de Princeton.

Publicaciones del Instituto de MatemáticaCortés Pla; Guido Fubini, Sobre algunas propiedades de los gruposdiscontinuos finitos, B. Levi, La teoría de la integral de Lebesgue indepen-diente de la noción de medida; B. Levi, La inversión de una integral defini-da; Luis Santaló, Curvas extremales de la torsión total y curvas -D.Mathematicae Notae1: Beppo Levi, sobre los Polígonos planos y el teorema de Jordan; L. Santaló,Nicolo Tartaglia y la resolución de la ecuación de tercer grado.2: Beppo Levi, La aproximación como instrumento de cálculo y demostra-ción.3-4: B. Levi, Sobre el desenvolvimiento de algunos conceptos en Física; L.Santaló, Algunas propiedades infinitesimales de las curvas planas; E. O.Ferrari, Sobre la acotación de las funciones trigonométricas.

Revista de la Universidad Nacional de Tucumán.Serie A. Matemáticas y Física Teórica

Trabajos de A. Einstein (2) (Princeton), E. Kasner (Columbia), C. Dieulefait(Rosario), C. Siegel (Princeton), R. Courant (New York), Rey Pastor,Terracini, Cernuschi, Fano (Torino), Ascoli (Torino), Godeaux Liège, Loria,G. (Génova), etc.

1942Mathematicae Notae

1) Guido Fubini, Una observación elemental sobre las ecuaciones de labalística externa. B. Levi, Definiciones y condiciones de existencia de latangente y el círculo osculador en un punto de una curva.2) L. Santaló, Isaac Newton y el binomio. P. Zadunaisky, Estudio acerca delpéndulo de Foucault.

LA MATEMÁTICA EN LA ARGENTINA ENTRE LAS GUERRAS MUNDIALES

Page 190: Saber y Tiempo 13

190

3) B. Levi, El postulado de Arquímedes. De Euclides a Galileo. Conceptosmodernos.4) B. Levi, Sobre el concepto de curvatura de superficies.

1942Revista de la Universidad Nacional de Tucumán.

Serie A. Matemáticas y Física TeóricaFasc. 1. E. Kasner, B. Levi, J. Wurschmidt, E. Bauer (París) y AndreaLevialdi (Córdoba), B. Gross (Río de Janeiro), M. Kac (Cornell), A. Terracini(Tucumán)Fasc. 2. L. Santaló, J. de Cicco, J. Babini, L. Nachbin (Río de Janeiro),Chenkuo Pa (China), P. Erdos (Pennsylvania).

1942Publicaciones del Instituto de Matemática

L. A. Santaló, Sobre ciertas variedades con carácter de desarrollable en elespacio euclidiano de cuatro dimensiones. M. Cotlar, Funciones univalentessobre un conjunto de puntos del contorno de un dominio de holomorfismo.J. L. Massera, Fórmulas en diferencias finitas con aplicación a la resoluciónaproximada de ecuaciones diferenciales de primer orden. R. Laguardia yBeppo Levi: Sobre la representación de integrales de algunas funcionesdefinidas por desarrollos de Taylor y aplicación a las soluciones de ecuacionesen derivadas parciales.

1943Mathematicae Notae

Fasc. 1. B. Levi, Sobre la resolución aproximada de ecuaciones trascenden-tes representadas por desarrollos de Taylor. R. Frucht, Sobre algunas des-igualdades.Fasc. 2. L. A. Santaló, Algunas desigualdades entre los elementos de untriángulo. B. Levi, P. Capelli, M. Cotlar, Los orígenes de la teoría algorítmicade Wronski dentro de la doctrina pitagórica.Fasc. 3. R. Laguardia, Sobre ciertos sistemas de ecuaciones lineales y susdeterminaciones. L. A. Santaló, Una propiedad característica del círculo. B.Levi, Valoraciones aproximadas de n! para grandes valores de n.Fasc. 4. B. Levi, Teoría matemática del aparato de Mariotte.

1944Mathematicae Notae

Fasc. 1. J. V. Uspensky, Dirección elemental de las series sen x y cos x. L.A. Santaló, Propiedades de las curvas convexas esféricas.

EDGARDO FERNÁNDEZ STACCO

Page 191: Saber y Tiempo 13

191

Fasc. 2. B. Levi, Algunas noticias elementales de teoría de los números. J.V. Uspensky, Una nueva demostración del teorema de Jacobi. LeopoldoNachbin, “Algunos teoremas sobre las series a términos positivos con apli-cación a la generalización de un teorema de Fatou sobre la convergenciaabsoluta de las series trigonométricas.Fasc. 3. B. Levi, El principio de correspondencia de Chasles-Cremona y elorden de la reglada de las trisecantes de una curva. A.Terracini. Algunasobservaciones elementales sobre la realidad de las raíces de una ecuaciónalgebraica. M. Cotlar, Consideraciones sobre una proposición de W. H.Young.Fasc. 4. B. Levi, Un problema de cálculo numérico. L. A. Santaló, Arealimitada por la curva engendrada por el extremo de un segmento cuyo otroextremo recorre una curva fija y aplicación a la obtención de algunos teore-mas sobre los óvalos.

Revista de la Universidad Nacional de Tucumán.Serie A. Matemáticas y Física Teórica.

Fasc. 1 y 2. E. Kasner y J. de Cicco, R. Frucht (Valparaíso), J. Gil Varela(Bs. As.), G. Fano (Lausanne), M. Cotlar (Bs. As.), J. Rey Pastor, A.Rosenblatt (Lima), L. M. Blumenthal (Missouri), R. Bellman (Princeton), A.Terracini, K. Millsaps (California), Buchin Su (China).

ANEXO 2

CRONOLOGÍA MATEMÁTICA ARGENTINA. 1745-1945

1745 Llega José Quiroga, “maestro en matemáticas”.1773 Se autoriza a José Sourryères de Souillac a abrir una escuela de matemáticas.1799 En la Academia de Náutica, dirigida por Cerviño, se dictan cursos de matemá-

tica.1806 Desaparece la Academia de Náutica1809 Carlos O’Donnell dicta matemática en la Universidad de Córdoba.1810 Después de la Revolución se funda una Escuela de matemáticas, que funciona-

rá bajo la dirección de Felipe de Sentenach hasta 1812.1813 La Asamblea Constituyente resuelve crear una Academia de Matemáticas.1816 Se crea una Escuela de ciencias exactas (dirigida por Manuel Herrera) que es

absorbida por la Academia, dirigida por Felipe Senillosa.

LA MATEMÁTICA EN LA ARGENTINA ENTRE LAS GUERRAS MUNDIALES

Page 192: Saber y Tiempo 13

192

1821 Se crea la Universidad de Buenos Aires, a la que se incorpora la Academia,dirigida por José de Lanz; comienza a funcionar un Departamento de CienciasExactas, con Senillosa como Prefecto.

1822 Avelino Díaz es profesor de matemática en la Universidad de Buenos Aires. Sefunda la Sociedad de Ciencias Físico-matemáticas, de vida efímera.

1823 Díaz publica Lecciones elementales de aritmética y Lecciones elementales degeometría. Senillosa presenta en la Sociedad de Ciencias Físico-matemáticasun Programa de un curso de gbeometría, que publicará en 1824

1827 Llega el matemático Roman Chauvet, que actuará en la Universidad hasta 18291838 Desaparece el Departamento de Ciencias Exactas1848 Juan María Gutiérrez publica Elementos de geometría.1865 Se restablece el Departamento de Ciencias Exactas de la Universidad de

Buenos Aires. Bernardino Speluzzi dicta matemáticas y Emilio Rosetti mate-máticas aplicadas.

1869 Egresan los primeros ingenieros argentinos, entre ellos Valentín Balbín1874 El Departamento de Ciencias Exactas se desdobla en Facultad de Matemáti-

cas y Facultad de Ciencias Físico-naturales.La Academia de Ciencias de Córdoba, que dependerá de la Universidad hasta1878, contrata a Vogler para matemática. [?]

1881 Se nacionaliza la Universidad de Buenos Aires y vuelven a unirse Matemáti-cas y Ciencias Físico-naturales.

1882 Se crea un Doctorado en Ciencias Fisico-matemáticas1886 Balbín publica un libro sobre los cuaterniones.

Jorge Duclout es profesor de Mecánica aplicada y luego de Teoría de laelasticidad

1889 Balbín edita la Revista de matemáticas elementales (hasta 1892)1895 Llega Carlos Meyer.1901 Claro C. Dassen se gradúa de Doctor en matemáticas1908 Meyer dicta un curso libre de físicomatemática.1910 Llega Ugo Broggi (hasta 1927).1911 La Facultad de Ciencias Físico Naturales se convierte en Facultad de Cien-

cias Exactas, Físicas y Naturales.1914 La Universidad Nacional de La Plata inicia la publicación de Contribuciones

a las ciencias físicomatemáticas.Se funda la Institución Cultural Española.

1916 Guitarte edita la Revista de matemáticas (hasta 1918).1917 Rey Pastor, invitado por la Institución Cultural Española, dicta Sistematiza-

ción de la geometría según el programa de Erlangen y Los fundamentos dela matemática actual. Un grupo de estudiantes pide la contratación de ReyPastor.La Facultad lo contrata hasta 1918 y dicta Funciones analíticas, Pro-blema de Dirichlet y Aplicaciones a la Física.

EDGARDO FERNÁNDEZ STACCO

Page 193: Saber y Tiempo 13

193

En la Facultad de Ciencias Económicas se dicta el primer curso de EconomíaPura.

1919 Baidaff edita la Revista de matemáticas y físicas elementales (hasta 1924).Babini publica su primer trabajo de matemática en Anales de la SociedadCientífica Argentina.

1920 En la Sociedad Científica Argentina se dicta un ciclo sobre matemática orga-nizado por José Babini.

1921 Rey Pastor dicta cursos y es contratado hasta 1928.Aparecen trabajos de Volterra y Duclout en los Anales de la Sociedad Cientí-fica Argentina

1923 Rey Pastor propone un nuevo plan de estudios del Doctorado en matemáticasSe funda el Círculo Matemático del Instituto Nacional del Profesorado Se-cundario que edita Publicaciones

1924 Nacen la Sociedad Matemática y su Revista de Matemática (hasta 1927).Dassen publica Evolución de las ciencias en la República Argentina. 1872-1922. Matemática.

1927 Rey Pastor es designado profesor titular con dedicación exclusiva, pero com-partida con otra en España.

1928 Rey Pastor dirige el Seminario Matemático, edita el Boletín del SeminarioMatemático Argentino y dicta Análisis matemático en Ingenieria y Geometríasuperior en el Doctorado (hasta 1952).La Biblioteca de Ciencias Exactas recibe las primeras revistas extranjeras dematemática.Baidaff comienza a publicar el Boletín MatemáticoFrancisco La Menza, Juan Blaquier y José Babini presentan trabajos en elCongreso Internacional de los Matemáticos, de Bolonia.

1929 Rey Pastor es Director del Boletín del Seminario MatemáticoFederigo Enriques diserta en Buenos Aires y Santa Fe. Émile Borel diserta enBuenos Aires.

1930 Babini publica en España Aritmética práctica y, con Rey Pastor, Ejerciciosde matemáticas especiales para físicos y químicos.Francesco Severi y Jacques Hadamard disertan en Buenos Aires.

1932 Se crea un Instituto de Estadística en la Facultad de Ciencias Económicas deRosario.

1935 Comienzan a aparecer las Publicaciones de la Facultad de Ciencias Matemá-ticas de Rosario.

1936 Se crean la Unión Matemática Argentina y la Revista de la UMA.Llega Esteban Terradas (hasta 1940)

1937 Tulio Levi Civita y Bogumil Jarinowsky disertan en la UMAComienza a aparecer la Revista de la UMA.Aparecen los primeros trabajos matemáticos en las Publicaciones de la Fa-cultad de Ciencias Matemáticas de Rosario.

LA MATEMÁTICA EN LA ARGENTINA ENTRE LAS GUERRAS MUNDIALES

Page 194: Saber y Tiempo 13

194

1938 Se crea el Instituto de Matemática de la Facultad de Ciencias Matemáticas deRosario. Eugène Darmois y Paul Montel disertan en Buenos Aires.

1939 Beppo Levi dirige el Instituto de Matemática, al que se incorpora Luis A.Santaló. Aparecen las Publicaciones del Instituto, entre ellas y en conjuntocon la UMA, Origen y desarrollo de la Geometria Proyectiva de FedericoAmodeo.Se crea la Universidad Nacional de Cuyo. Se incorporan Fausto Toranzos yManuel Balanzat en San Luis, Ernesto Corominas en Mendoza y Pedro PiCalleja en San Juan.Alessandro Terracini se incorpora a la Universidad Nacional de Tucumán(hasta 1947).

1940 Aparece la Revista de la Universidad Nacional de Tucumán. Serie A. Mate-máticas y Física teórica.Alberto Calderón publica en el Boletín Matemático

1941 El Instituto de Matematica de Rosario comienza a publicar MathematicaeNotae.Dassen publica La Facultad de Matemáticas de Buenos Aires y sus antece-dentes (1874-1880).

1942 En Rosario se crea un Instituto de matemática aplicada, que editaPublicaciones.George D. Birkhoff diserta en Buenos Aires y Rosario.La Asociación Argentina para el Progreso de las Ciencias publicaQué debe hacerse para el adelanto de la matemática en la Argentina.

1943 La Sociedad Científica Argentina crea el Seminario Dassen para estu-dios matemáticosCalderón publica su primer trabajo matemático en la Revista de laUMAMarshall H. Stone (Harvard) diserta en Buenos Aires.

1945 Se realizan las Primeras Jornadas Matemáticas Argentinas, organiza-das por la UMA

EDGARDO FERNÁNDEZ STACCO

Page 195: Saber y Tiempo 13

Reseñas

Enrique Gaviola y el Observatorio Astronómico de Córdoba. Suimpacto en el desarrollo de la ciencia argentina, por Omar A.Bernaola. Buenos Aires: Ediciones Saber y Tiempo, 2001, 562 págs.

En diciembre de 1900 el físico alemán Max Planck (1858-1947) -porentonces profesor en Berlín- presentó ante la Sociedad Física Alemanaun trabajo seminal sobre el estudio de la emisión de radiación decuerpos materiales, en el cual se introduce por primera vez el conceptode “quanto de energía”. Muchos historiadores coinciden en aceptar queeste trabajo marcó el nacimiento de la física cuántica. Ese mismo añonació Enrique Gaviola (1900-1989), uno de los científicos argentinosmás brillantes y controvertidos.

Una biografía de Gaviola debería atender no sólo la trayectoriade un físico que desarrolló una actividad tenaz y multifacética en elámbito cotidiano de un investigador -cátedras, laboratorios, observa-torios-, sino también intentar una aproximación al no menos relevan-te e intenso trabajo de gestión y de política científica en una direcciónmuy definida, la de promover la ciencia en un medio social y políticosin tradición científica. La manera peculiar en que se combinan a lolargo de la vida de Gaviola estos dos aspectos de su actividad (sinolvidar el papel que su carácter frontal, impaciente y, muchas veces,iracundo desempeñó en muchas encrucijadas) lo ubican, junto conBernardo Houssay (1887-1971) y Eduardo Braun Menéndez (1903-1959), entre los primeros científicos argentinos para quienes la cien-cia es un sistema social complejo, donde la negociación de recursoscon filántropos y políticos, el diseño de disciplinas, la creación decarreras, departamentos e institutos o la proyección de una imagensocial del investigador son tan necesarios como el talento y el trabajode investigación. Así, desde la perspectiva de la historia de la cienciaen la Argentina y en América latina, la trayectoria de Gaviola permiteprever un relato de particular intensidad y riqueza.

Page 196: Saber y Tiempo 13

196

Aproximarse a esta trayectoria es la tarea que abordó con éxitoOmar A. Bernaola -actualmente investigador en la Comisión Nacio-nal de Energía Atómica— en su Enrique Gaviola y el ObservatorioAstronómico de Córdoba. Digamos, sin embargo, que si bien el librose propone evaluar la figura del físico argentino y “su papel en lahistoria de la ciencia universal del siglo veinte”, en varios sentidospuede decirse que, estrictamente, no se trata de una biografía por dosrazones. La primera, porque llega hasta el año 1957, cuando Gaviolarenunció definitivamente a su cargo de director del Observatorio As-tronómico de Córdoba. Recordemos que Gaviola vivió hasta 1989. Lasegunda, porque, al tomar la historia del Observatorio como otro desus ejes, el libro se inicia medio siglo antes del año de nacimiento delfísico, con el relato de la actividad de promoción de la educación y lainvestigación desplegada por Domingo F. Sarmiento (1811-1888).

“Hemos de tener Observatorio nacional, dirigido por Mr. Gould.Yo arreglaré allá a mi llegada todo lo necesario”, escribe Sarmientoen 1868 desde los Estados Unidos, poco antes de asumir la Presiden-cia de la Nación. Bernaola cuenta cómo Benjamin A. Gould (1824-1896), reconocido astrónomo a quien Sarmiento había conocido en1865 en Cambridge, llegaría a ser el primer director del Observatorioinaugurado en 1871 y describe el sorprendentemente amplio espectrode tareas asumidas por su gestión: la uranometría argentina, los catá-logos estelares, la telegrafía, la meteorología y las determinacionesgeográficas, entre ellas. La primera parte se completa con la narra-ción y evaluación de las gestiones al frente del Observatorio de JohnM. Thome (1843-1908) y de Charles D. Perrine (1867-1951). El arcode más de sesenta años de logros y obstáculos de toda natruralezallega a su fin cuando, en 1936, Perrine, “sin noticia ni ceremoniaalguna, se retiró del Observatorio y recibió una muy modesta jubila-ción”. Pagando tributo a su formación como científico, Bernaola noahorra información técnica acerca del instrumental del Observatorioy de sus actividades de observación y medición.

Desde la segunda parte hasta el final, el libro se dedica a latrayectoria de Gaviola, que entre 1933 y 1957 estará estrechamenterelacionada con las vicisitudes del Observatorio. Bernaola inicia elrelato con los años de estudio de Gaviola junto a Richard Gans en elInstituto de Física de La Plata, los tres semestres en Göttingen (1922-

SABER Y TIEMPO

Page 197: Saber y Tiempo 13

197

1923) y la defensa de la tesis doctoral en Berlín en 1926, su trabajoen la Johns Hopkins University y en la Carnegie Institution of Was-hington junto a Merle Tuve y Harry L. Hafstad en técnicas de vacío yde alta tensión. La conjunción de relato y testimonios consiguen po-ner en evidencia por qué el aparato que construyeron estos tres inves-tigadores “es considerado el primer antecedente realmente importantede un acelerador de partículas”. Al respecto, en el libro se reprodu-cen, entre otras fotos, la expuesta en el Museo de Ciencia y Tecnolo-gía de la Smithsonian Institution, en Washington D.C., donde se ob-serva una bobina de Tesla y, a su lado, a Gaviola junto con sus doscolegas norteamericanos. Como breve muestra de la intensa produc-ción científica de estos años, mencionemos que Gaviola publicó en1929 un artículo de revisión de la mecánica cuántica en la revistaZeitschrift für Physik y realizó una serie de experimentos que seríancitados en 1973, a más de cuarenta años de su realización, por laprestigiosa revista Physics Today, en el marco de una polémica acer-ca de la validez de la electrodinámica cuántica.

Como todo científico de renombre en un país con un sistemacientífico deficiente, a partir de la década de 1930, Gaviola creyó quedebía destinar parte de su tiempo a promover la investigación cientí-fica. Desde entonces, sumó a sus actividades el diseño y la propuestade proyectos de carreras universitarias. Más adelante haría lo propiocon los institutos de investigación y con una agencia de promoción yfinanciamiento de la investigación.

La actividad profesional del físico continuará con el viraje ha-cia la astronomía. Uno de los hitos en este terreno es la participaciónde Gaviola en el delicado proceso de recubrimiento con aluminio delos espejos de 60 y 100 pulgadas del Observatorio de Mount Wilson,y al respecto Bernaola se encarga nuevamente de demostrar el sofisti-cado carácter innovador de las propuestas de Gaviola para parabolizarespejos y corregir espejos defectuosos. Luego vendrán su actuacióncomo vicedirector del Observatorio de Córdoba durante la gestión deJuan José Nissen (1901-1978) -“Nissen era el Director del Observato-rio, pero fue Gaviola el verdadero motor”, sostiene Bernaola-, hastaque el 3 de marzo de 1940 Gaviola se hace cargo de la dirección delObservatorio. En este punto el libro hace un paréntesis para relatar latrayectoria europea de Guido Beck (1903-1988) y su emigración a laArgentina.

RESEÑAS

Page 198: Saber y Tiempo 13

198

A pesar de la enorme cantidad de trabajo desplegado por Gaviolaal frente del Observatorio, la atención y el apoyo que recibió desde elámbito gubernamental fue casi nula. Luego de numerosos reclamos,en julio de 1945 Gaviola presentó la renuncia al cargo de Directorcomo una forma de presionar para que se mejorara el sueldo deGuido Beck. Gaviola logró su objetivo y permaneció en el cargo. Elepisodio, sin embargo, puso en evidencia la contundente valoracióninternacional de la actividad desarrollada por Gaviola. En este senti-do, Bernaola introduce las cartas de solidaridad que recibió el físicoargentino de los directores de los principales observatorios del plane-ta -Walter S. Adams del Observatorio de Mount Wilson en Pasadena(Instituto Carnegie de Washington), Otto Struve del Observatorio deYerkes de la Universidad de Chicago y Harlow Shapley del Observa-torio de la Universidad Harvard en Massachusetts.

Durante este turbulento período, Gaviola suma a sus activida-des la Presidencia de la recién creada Asociación Física Argentina, lapromoción de proyectos como la Escuela de Astronomía, Física yMeteorología, un Instituto-Escuela de Física y de Química, una “Co-misión Nacional de Investigaciones”, el acercamiento a empresariosde la Unión Industrial Argentina en un intento de comprometerlos enla creación de una universidad privada.

En julio de 1947, ante la falta de respuesta a sus reclamos,renunció a la dirección del Observatorio. Bernaola cuenta cómo, du-rante los restantes años de gobierno peronista, su amistad con algunosempresarios le permitió desempeñarse en la industria. León FourvelRigolleau hizo posible que, entre 1947 y 1951, fuera contratado porla cristalería homónima en calidad de asesor científico. Entre 1952 y1955, Gaviola trabajó como físico consultor para General ElectricArgentina S.A. Durante estos años Gaviola aparece denunciando elfraude que más tarde se conocería como el “caso Richter”. Finalmen-te, será reincorporado en 1956 a la dirección del Observatorio y con-cretará un viejo sueño al lograr que en noviembre de ese año secreara el Instituto de Matemática, Astronomía y Física (IMAF) comodependencia del Rectorado de la Universidad Nacional de Córdoba.Sin embargo, nuevas dificultades lo empujarán a presentar la renun-cia definitiva al IMAF y al Observatorio en abril de 1957.

Digamos que este breve esbozo apenas insinúa la compacta yrigurosa riqueza de los casi cien años cubiertos por Enrique Gaviola

SABER Y TIEMPO

Page 199: Saber y Tiempo 13

199

y el Observatorio Astronómico de Córdoba. Se trata de un relatoheterogéneo, de concepción laboriosa, donde se manejan múltiplesregistros —testimonios, cartas, documentos, material fotográfico. Eneste sentido, puede caracterizarse el trabajo de Bernaola como unambicioso montaje de fuentes documentales, donde su relato se im-pone la misión de establecer la coherente conexión de tales fuentes ala vez que sostener el intérés narrativo y dibujar un perfil humano.

Por último, el libro de Bernaola también es un alarmante lla-mado de atención sobre la necesidad de reconstruir el pasado científi-co argentino. Entre otras razones, porque a través de su lectura secomprende, no sin cierta desesperación, que buena parte de los obstá-culos que enfrentó la comunidad científica argentina en la primeramitad del siglo XX -la inestabilidad, la incompetencia política y eldesinterés del sector privado respecto del tema, entre las fundamenta-les- persisten con idéntico vigor en el presente.

Diego H. de MendozaEscuela de Humanidades

Universidad Nacional de Gral. San Martín

Cardano y Tartaglia. Las matemáticas en el Renacimiento italia-no, por Francisco Martín Casalderrey, Colección “La matemática ensus personajes”, n° 4, Madrid: nivola libros y ediciones, 2000.

La actividad de una joven y dinámica editorial de Madrid, nivola,dirigida por Jesús Fernández, merece sin duda la atención de quienes,entre el público de lectores hispanohablantes, se interesan por la histo-ria de las matemáticas y de las ciencias, y más aún de quienes sededican a la enseñanza de las matemáticas a varios niveles y siguen conatención la (escasa) literatura en nuestro idioma.

El objetivo de la colección principal, “Las matemáticas en suspersonajes”, es ofrecer volúmenes breves, cuidados gráficamente yque presenten una información histórica rigurosa y actualizada, peroal mismo tiempo constituyan un material “listo para su uso” en lasaulas. Este tipo de productos editoriales requiere hoy ser pensado yelaborado según nuevos criterios, que obedezcan a la nueva mentali-

RESEÑAS

Page 200: Saber y Tiempo 13

200

dad de los lectores, modificada profundamente por la entrada en laescena de las herramientas multimedia. Se discute mucho (aunque enel fondo casi todos se muestran de acuerdo) sobre la escasa calidad delos materiales actualmente disponibles en CDRom en el ámbito de ladivulgación del saber: es grande el contraste entre la riqueza delmedio técnico y la pobreza, más que de contenidos, de ideas nuevaspensadas específicamente para obtener lo mejor del nuevo soporteinformático. Curiosamente, y en contraste con la opinión de quienes,hace pocos años, preveían en un futuro inmediato el declinar del“papel” y la imprenta, las enciclopedias, uno de los símbolos clásicodel depósito de los conocimientos de la vieja época que parecía que-dar atrás, disfrutan de un renovado éxito entre el público. La idea defondo de la construcción de una enciclopedia sigue siendo la ideaclásica, pero el éxito depende fuertemente de la apertura al “conta-gio” del nuevo contexto tecnológico: renovada atención a los aspec-tos visuales e iconográficos, “ventanas” y diversificación de los nive-les de lectura, desarrollo de un proyecto gráfico y de color de lapágina. Un discurso análogo se puede aplicar a los libros monográficosdidácticos o de divulgación; y esta colección de nivola representa unnotable esfuerzo en esta dirección. El estudio gráfico y editorial pre-vio que se deja entrever bien se presta a la riqueza cultural de lareflexión sobre la historia de las matemáticas, en la que entran enjuego aspectos biográficos, contextos socioculturales, cuestiones dela historia de las ideas y contenidos matemáticos.

Nos ocupamos aquí de uno de los títulos más logrados de lacolección, escrito por Francisco Martín, profesor de matemáticas degran experiencia; tras un período de trabajo en el Ministerio de Edu-cación en los años en que se elaboraba en España la reforma de laenseñanza (indiscutiblemente positiva en lo que se refiere al curriculumde matemáticas). Martín transcurrió seis años en Roma, en el Liceoespañol Cervantes. Este libro, que recoge los resultados historiográficosrecientes sobre el tema, es en parte fruto de esta estancia en Italia.Los “personajes” son en esta obra varios, Cardano, Tartaglia, perotambién Ferrari y Bombelli, colocados en un contexto cultural amplioque presta al libro un mayor atractivo. Las vicisitudes humanas seentremezclan con un importante capítulo de la aventura intelectual delas matemáticas, la resolución de las ecuaciones algebraicas; y todoello se recorta contra el fondo de los inicios de la Edad moderna, los

SABER Y TIEMPO

Page 201: Saber y Tiempo 13

201

grandes cambios socioeconómicos, la difusión cultural en torno a lasriberas del Mediterráneo, los orígenes de la Revolución científica.

Entre los siglos XV y XVI se localiza uno de los más llamati-vos ejemplos de interacción entre las exigencias sociales y económi-cas y la enseñanza y el cultivo de las matemáticas. En las scuoled’abbaco italianas se “crea” un plan de estudios de matemáticas parauso de futuros comerciantes y contables; a su vez, la demanda socialrepresenta un poderoso estímulo para el estudio de las matemáticas“por sí mismas”, para enfrentarse al gran desafío de la resolución deecuaciones cada vez más complicadas. Martín nos “cuenta” esta his-toria con un lenguaje sencillo y preciso, que contagiará al estudiantela pasión por la historia y por las matemáticas; y el profesor encontra-rá en este libro todos los elementos para enriquecer sus clases. Setratan además los detalles matemáticos de esta temprana álgebra, y sepone de relieve el “salto conceptual” con respecto a la matemáticaclásica que hace de estos desarrollos un ejemplo a pleno título de la“modernidad” de esta época: el paso de la ecuación de tercer grado ala de cuarto grado es un atrevimiento, un salto sin el apoyo seguro dela geometría. Como dice Cardano: “todo lo que añadiremos más alláserá por entretenimiento y no por el fruto que pueda obtenerse de[tal] estudio. Tales capítulos sucesivos no existen verdaderamente depor sí, sino por accidente, si bien existen [fórmulas] generales”. Estaosadía intelectual, hija del Renacimiento y característica de los “mo-dernos”, hará posible el desarrollo de una nueva matemática, la mate-mática de la mecánica.

Para quien enseña, un valor añadido de este libro es que setrata también de un episodio importante de la historia de la enseñanzade las matemáticas. Los estudios recientes de los historiadores deSiena, encabezados por Laura Toti Rigatelli y Raffaela Franci, reali-zados en gran parte sobre manuscritos, han permitido reconstruir his-tóricamente el papel de las scuole d’abbaco italianas, en cuyocurriculum podemos reconocer esencialmente los elementos funda-mentales de la matemática elemental que se estudia todavía hoy,especialmente los que se refieren a la exposición de la aritméticahasta la resolución de los problemas de proporcionalidad numérica.Algunos de los enunciados clásicos de estos problemas se remontan adicha época, y a veces la pista se puede seguir hasta las escuelas delos escribas en Mesopotamia. Y sin duda se remonta muy atrás la

RESEÑAS

Page 202: Saber y Tiempo 13

202

exigencia de dotar de conocimientos matemáticos a cierto grupo se-leccionado de “técnicos”: los burócratas, los contables, los comer-ciantes o los topógrafos.

La insistencia en la necesidad de aprender la matemática útil esun leitmotiv de nuestro tiempo, que se inscribe en el espíritu que haanimado los planes de reforma de la enseñanza en muchos paíseseuropeos: se pretende construir una escuela “que prepare para unaprofesión” (pero la idea subyacente, debida al enorme desempleo, es:“que permita encontrar trabajo”). Inglés, administración, Internet (ypor supuesto matemáticas prácticas) es lo que se debe enseñar segúnlos partidarios de este enfoque, que consideran institución obsoleta ala vieja escuela con sus pretensiones de ofrecer un bagaje cultural.Pues bien, desde los tiempos más antiguos el interés práctico de lasmatemáticas no eliminó en absoluto la atracción por sus enigmas, porsus objetos y propiedades. Los escribas babilonios, como ha mostra-do la investigación histórica, ponían a prueba su habilidad resolvien-do los problemas más curiosos y enrevesados, sin aplicación prácticaalguna. Como nos ha recordado Hans Magnus Enzelsberger con suestupendo libro El mago de los números, el triángulo de Pascal, lafórmula de Euler, los números negativos, los irracionales o los pro-blemas combinatorios son puertas de acceso a una esfera misteriosa ysorprendente del conocimiento humano, a un mundo intelectual delque no podemos privarnos (o privar a los estudiantes) sin sufrir unagrave pérdida. Bien está la matemática para el ciudadano (éste es ellema de las reformas de la enseñanza secundaria obligatoria de lasmatemáticas); pero un profesor no debería olvidar aquellos aspectosde esta disciplina que pueden servir de gran estímulo al joven que seinterroga y se abre a la curiosidad intelectual. Es más, cuando (comoestá sucediendo) se suprimen enseñanzas consideradas “inútiles” comola filosofía, recae inevitablemente en el profesor de matemáticas unamayor responsabilidad cultural y formativa: el espacio que la “utili-dad” de las matemáticas le garantiza puede permitirle animar y orien-tar esta curiosidad.

Escribiendo este delicioso libro, Francisco Martín ha plasmadosin duda una visión de las matemáticas y de su enseñanza que no dejade lado este gran desafío.

Ana Millán GascaIstituto della Enciclopedia Italiana

SABER Y TIEMPO

Page 203: Saber y Tiempo 13

203

Culpa y coraje. Historia de las políticas sobre el VIH/Sida en elPerú, por Marcos Cueto. Lima: Consorcio de Investigación Econó-mica y Social/Facultad de Salud Pública y Administración, Universi-dad Peruana Cayetano Heredia, 2001, 170 págs.

Marcos Cueto, doctor en historia por Columbia University (New York)y actual profesor principal de la Universidad Peruana Cayetano Heredia,es conocido por los historiadores de la ciencia argentinos por suartículo “Laboratory Styles in Argentine Physiology”, publicado en1994 en la revista Isis, y por la edición de Missionaries of Science: TheRockefeller Foundation and Latin America (Bloomington, IndianaUniversity Press, 1994). También por sus trabajos como Salud, Cultu-ra y Sociedad en América Latina: Nuevas Perspectivas Históricas(Lima, Instituto de Estudios Peruanos/Organización Panamericana dela Salud, 1996) o El Regreso de las Epidemias: Salud y Enfermedad enel Perú del Siglo XX (Lima, Instituto de Estudios Peruanos, 1997), quelo ubican como uno de los expertos más destacados en el tema de lasalud pública en Iberoamérica,

En el libro que comentamos, Culpa y coraje. Historia de laspolíticas sobre el VIH/Sida en el Perú, Cueto aborda la historia de laspolíticas de salud sobre el VIH/Sida, de su origen y desarrollo, y delas actividades oficiales que apuntan a estudiar, diagnosticar, contro-lar y prevenir dicha enfermedad en el Perú entre 1983 y 2000.

El interés por develar la diversidad de reacciones que dentro deuna sociedad genera la irrupción de una enfermedad con característi-cas epidémicas no es una novedad. Abundante investigación se hadesarrollado en torno a fenómenos patológicos tales como la pestenegra, la sífilis, la fiebre amarilla, la malaria, el ébola, el cólera, porenumerar sólo algunos casos destacados. Sin embargo, al enfrentar-nos con las primeras páginas de Culpa y coraje, nuestra percepciónhacia este tipo de temáticas cambia y la razón fundamental de ello esque se trata de una investigación histórica sobre un mal que nos escontemporáneo.

Elaborado a partir de un rico y heterogéneo caudal documentalcompuesto de artículos académicos, libros, boletines, produccionesperiodísticas, tesis, debates surgidos en el ámbito congresista y leyessancionadas referidas al tema, el historiador peruano promueve a lo

RESEÑAS

Page 204: Saber y Tiempo 13

204

largo de su relato la puesta en evidencia de las actitudes y reaccionesde los diferentes actores sociales, mostrando la interacción de lasdimensiones biológica y cultural en el proceso de construcción socialde la enfermedad. Dos límites bien evidentes enmarcan esta investi-gación: no se leerá en estas páginas referencias al punto de vista dequienes padecen esa enfermedad ni se pretenderá reconstruir los prin-cipales lineamientos de una historia de la sexualidad en el Perú.

Con el objeto de establecer un marco de referencia, el primerapartado narra de forma breve y precisa los orígenes del Sida enEstados Unidos. A lo largo de algo más de una decena de páginas serelata la aparición de los primeros afectados por este mal en un mo-mento de hegemonía política del conservadurismo en Estados Unidose Inglaterra. El panorama incluye el fatigoso proceso de identifica-ción de la enfermedad, en paralelo con la expresión de las largascadenas de prejuicios en torno a la homosexualidad surgidas de secto-res tan disímiles como la iglesia protestante o grupos extremistascomo el Ku Klux Klan. Finalmente, el protagonismo de las organiza-ciones gay completan el panorama de los primeros años de alarman-tes predicciones acerca de este mal.

Al cambiar de escenario geográfico y ubicarnos en Perú, Cuetose encarga de evidenciar importantes modificaciones. Se intenta ha-cer saber al lector que a excepción de la presencia real del Sida, todoel resto ha cambiado. Se trata de otra sociedad, otro contexto político,otra situación económica, otros actores sociales y otra tradición aca-démica. Para acercarnos a la comprensión de las repercusiones delSida en este país de Sudamérica vale, para este autor, representarse elrelato en tres etapas, que se recorren en forma intensa y detallada.

La primera, correspondiente a los años 1983-1987, es anuncia-da con el título “Confirmando la epidemia en Perú”. El contextonacional tiene gran relevancia para el autor en cuanto a la capacidadde reacción y respuesta que pudo observarse frente a la aparición delos primeros casos de Sida en el Perú. Hacia 1983 ese país se sumíaen agudas crisis de violencia política y peripecias hiperinflacionarias.A esta primera etapa se la caracteriza de forma violentamente pesi-mista: las primeras reacciones frente a la enfermedad estuvieronsignadas por la discriminación, la falta de solidaridad y la incoheren-cia y lentitud de las políticas públicas.

SABER Y TIEMPO

Page 205: Saber y Tiempo 13

205

Tan sólo en 1987 surgieron dos organismos: la Comisión Téc-nica de Certificación, Calificación y Registro y el Programa NacionalMultisectorial para la Prevención y Control del Sida. A pesar de elloel autor sostiene que, durante este primer período, el Sida fue consi-derado por las autoridades estatales como un problema estrictamentemédico y científico, de alcance acotado y en consecuencia, estuvolejos de ser asumido como una emergencia.

Por último, el papel protagónico en la toma de decisiones enrelación con el problema del Sida se debió a una institución de origenforáneo: el Instituto Médico Naval de Investigación de los EstadosUnidos (NAMRID). Uno de los logros fundamentales auspiciados porel NAMRID -además de alentar las numerosas investigaciones sobreel tema realizadas tanto por peruanos como por norteamericanos- fuela mejora del cuidado y control de los bancos de sangre yhemoderivados en los hospitales. La promoción de las normas debioseguridad entre el personal de salud resultó de igual importancia.

La segunda etapa, bajo el título de “La ilusión del control: elPECOS”, aquella que se extendió, según Cueto entre 1988 y 1996,vio surgir a nuevos protagonistas. Este período de dura crisis econó-mica y violencia política se inicia con la creación del Programa Espe-cial de Control del Sida (PECOS), que partió de “la convicción, omás bien la ´ilusión´, de que la difusión de la información adecuadasobre la enfermedad era suficiente para crear conductas racionales,especialmente entre los ´grupos de riesgo”. En este marco, Cuetoanaliza la fragilidad institucional del PECOS y las limitaciones de suprograma como consecuencia de la falta de personal calificado. Laconclusión es que, durante los años en que el PECOS estuvo al frentede la lucha contra el Sida, la enfermedad creció rápidamente en elpaís.

Completan el tratamiento de este período el análisis de proyec-tos de colaboración con organizaciones no gubernamentales que, sibien permitieron abrir al diálogo nuevos espacios sociales, tambiénevidenciaron otras dificultades cuando se intentó la colaboración delEstado y las instituciones de salud privadas. Finalmente, también setratan temas como “Los militares y el Sida” o la promulgación de laley 25275 del 24 de julio de 1990, donde se declaró “de interésnacional... y prioritario dentro de la política nacional de salud a laprevención y lucha contra el Sida”.

RESEÑAS

Page 206: Saber y Tiempo 13

206

“Buscando la integración: el PROCETSS” es el título de latercera etapa, que abarca el período 1996-2000, iniciado con la crea-ción del Programa de Control de Enfermedades de Transmisión Sexualy Sida (PROCETSS). Este período se caracteriza por un fuerte incre-mento de fondos del Estado peruano, una relación menos problemáti-ca con las ONG (Organizaciones No Gubernamentales) y por unaeficaz canalización de la ayuda de los organismos internacionales.“Los años finales de la década del noventa fueron testigos de unmarcado cambio en las percepciones y representaciones públicas dela sexualidad, sobre todo en las grandes ciudades como Lima”, sinte-tiza Cueto.

Si bien se mencionan los reconocimientos internacionales reci-bidos por el PROCETSS, también se hace un detallado análisis de lascontroversias que generó. Entre las críticas, el autor destaca tres: quese trataba de un programa sobredimensionado en relación con la rele-vancia del Sida en el perfil epidemiológico del país, que el programatenía asignados recursos excesivos y que su manejo era poco demo-crático. Cueto analiza exhaustivamente estas críticas a la luz de loscomplejos intereses sectoriales y necesidades sociales en juego, entrelos que se cuentan como actores el Banco Mundial y el régimen deAlberto Fujimori.

A modo de síntesis, digamos que, además del interés propio delas conclusiones a las que arriba Cueto sobre la compleja cuestión delVIH/Sida en el Perú y de la necesaria incidencia de este trabajo en lasdecisiones que en el futuro se adopten en este terreno, hay aspectosde la obra que trascienden el marco específico y que pueden ser deinterés para historiadores de otras áreas. Nos referimos básicamente ala lucidez con que en Culpa y coraje se integran las dimensionessociales, políticas y científicas -conductas, prejuicios, necesidades,representaciones, categorías, intereses- con el resultado final de unpanorama exhaustivo que aporta un enfoque fértil al problema másgeneral de las políticas de salud en América Latina e incentiva acontinuar la tarea con nuevos estudios de casos.

Lorena FerreroFacultad de Ciencias Económicas - UBA

SABER Y TIEMPO

Page 207: Saber y Tiempo 13

207

Revista de Filosofía. Cultura-Ciencias-Educación. José Ingenierosy Aníbal Ponce Directores. 1915-1929, prólogo y selección de textospor Luis Alejandro Rossi. Bernal: Universidad Nacional de Quilmes,1999, 660 páginas.

La Revista de Filosofía, que se publicó en Buenos Aires entre 1915 y1929, y fue dirigida por José Ingenieros y luego por su discípulo AníbalPonce, es un producto tardío del positivismo biologista en la Argentinay un testimonio de la inusitada duración en la cultura argentina de estefenómeno, identificado con el nuevo clima de ideas que surge a princi-pios de la década de 1880. Señalemos, al pasar, que el adjetivo“biologista” no es mero aditamento. A diferencia del Brasil, donde elpositivismo se desarrolló predominantemente bajo una matriz comteana,en la Argentina el positivismo se difundió rápidamente mediante lapopularización de las obras de Spencer y de escritores como Haeckel uOstwald. El alcance del comtismo, por el contrario, estuvo limitadosobre todo a los educadores. Esta aclaración es importante para com-prender el tipo de textos que sus autores entendieron como filosóficos.

La Revista de Filosofía es la primera revista filosófica propia-mente dicha realizada en este país. Empezó a publicarse bimestralmenteen Buenos Aires en los años de la Gran Guerra europea. Destaque-mos que la Revista de Filosofía, junto con la edición de la colecciónde libros La Cultura Argentina, conformaban parte de aquellos pro-yectos intelectuales de José Ingenieros (1877-1925) derivados de suafán organizativo de la cultura nacional argentina luego de su estadaen Europa (1911-1914)

Esta recopilación de textos publicados en la Revista de Filoso-fía fue realizada y prologada por Luis Alejandro Rossi, e integra Laideología argentina, serie de la Editorial de la Universidad Nacionalde Quilmes dirigida por Oscar Terán, que ha venido publicando otrostestimonios político-culturales argentinos, como los periódicosfiniseculares La Montaña y La Voz de la Mujer. Para Rossi, la Revis-ta no sólo permite analizar el papel que le cupo a ésta como “vocero”de su director y de la escuela positivista, sino que, además, permiteacercarse a la crisis final del positivismo y a la configuración delnuevo campo disciplinario de la filosofía en la Argentina a partir de1917, luego del impacto causado por José Ortega y Gasset con suprimera estada en Buenos Aires en 1916.

RESEÑAS

Page 208: Saber y Tiempo 13

208

Como bien señala Rossi, la historia de este tipo deemprendimientos enfrenta el problema de poder calibrar su represen-tatividad en la cultura de la que forma parte. Es indudable que lahistoria de una revista permite establecer la repercusión y la circula-ción de determinados temas, la traducción de autores, las controver-sias que circulan por sus páginas, así como también aspectos ligadosa su producción editorial, como podría ser, en este caso, la consolida-ción de los talleres de impresión y de composición en la ciudad deBuenos Aires. Por otro lado, la presencia de la revista en determina-das bibliotecas y un estudio de las referencias que a ella se hicieronpermitirían evaluar cierto impacto de los textos y del proyecto en sí.Sin embargo, Luis Rossi ha preferido analizar el corpus de la Revistade Filosofía de una manera interna y con referencia al contexto histó-rico e intelectual en el que la Revista surgió y se publicó. La Intro-ducción de Rossi hace una excelente presentación de los temas quevan a organizar una antología que debió seleccionar artículos queincluían desde la visita de Einstein a la Argentina, el problema delhombre terciario de las Pampas, la Gran Guerra europea y la “crisisde las altas cabezas de la civilización”. Rossi supo resolverloexitosamente organizando la antología de textos en siete secciones:Filosofía, cultura y nacionalidad argentina (textos de Ingenieros,Leopoldo Lugones, Aníbal Ponce, Carlos O. Bunge); Filosofía y edu-cación, Reforma universitaria (Joaquín V. y Julio V. González, RodolfoRivarola, Víctor R. Haya de la Torre); Política nacional (RobertoGiusti, Telémaco Susini); Primera Guerra Mundial (Ingenieros,Lugones, Emilio Zuccarini); Filosofía: Ortega, Spengler y Croce (JoséIngenieros, J. Ortega y Gasset, Ernesto Quesada, Aníbal Ponce); Polí-tica internacional. Revolución rusa y fascismo (Carlos O. y AugustoBunge, Francisco Rodríguez del Busto, José Carlos Mariátegui, ArturoOrzábal Quintana); América Latina (Pedro Henríquez Ureña, ArturoOrzábal Quintana, Víctor R. Haya de la Torre).

La selección, sin dudas orientada por temas que son de interéspara los historiadores culturales y de las ideas contemporáneos, buscaencontrar los aspectos ensayísticos y políticos de textos que se pre-tendían científicos. Cabe preguntarse si no podría haberse tratado unpoco más extensamente un tema: el de la formación de una cultura deizquierda a partir de la disolución del positivismo. La figura de Inge-

SABER Y TIEMPO

Page 209: Saber y Tiempo 13

209

nieros será reivindicada posteriormente por escritores de izquierda,quienes ven en él un exponente del laicismo y de la cultura progresis-ta argentina, más que un filósofo propiamente dicho. La formación deun pensamiento de izquierda que se pretende marxista y que intentafundamentar esta pretensión en un conocimiento de los textos funda-dores y no ya, como la generación anterior, en popularizaciones comoel Anti Dühring o los escritos de Loria y Ardigó, podría haber sidoexaminada con más detalle en los textos de la Revista, sobre todo sise tiene en cuenta que su último director, Aníbal Ponce, es un típicoexponente de estos nuevos izquierdistas, deseosos de convertirse enmarxistas doctrinarios.

En su introducción (p. 17), Rossi señala claramente que losintentos de creación de una tradición nacional implicaban la organi-zación material del pasado (establecimiento del corpus y su edición ydifusión masiva) y su organización espiritual sobre la base de “lademostración de la existencia de una tradición intelectual anclada enel laicismo -identificado con la libertad”. Pero, sobre todas las cosas,esta creación pretendía demostrar que la tradición nacional ya existíay que sólo se trataba de hacerla visible. La Revista de Filosofía, porotro lado, puede caracterizarse por su carácter marcadamente positi-vista y por la ausencia de polémicas que reflejen el cuestionamientoal positivismo en la Argentina. Teniendo en cuenta que Ingenierosintentaba identificar el biologismo y el cientificismo con la nacionali-dad, en esta reseña quiero poner el acento en uno de los aspectos quetrata Rossi, es decir la relación entre la cultura científica, la tradiciónnacional y el papel de maestros que les cabe a los científicos en losaños de la Gran Guerra.

Rossi señala que en las páginas de la Revista de Filosofía reinaun aire de homenaje y que por lo tanto “las relaciones entre intelec-tuales de diversas generaciones están modeladas bajo la formadiscipular” (p. 21). De tal manera, la falta de polémicas tiene sucontracara en los repetidos agradecimientos al “maestro”. Estos ho-menajes generan, asimismo, las figuras portadoras de una misión o“magisterio moral”: los “maestros” son erigidos -o creados- por estoselogios que subrayan la importancia de la pedagogía social por delan-te de la especialización. Para desarrollar esta idea, Rossi analiza en lapágina 22 del prólogo un artículo de Cristóbal Hicken de 1915 donde

RESEÑAS

Page 210: Saber y Tiempo 13

210

rinde homenaje -en vida- a Eduardo Ladislao Holmberg, naturalistaargentino y profesor de la Universidad de Buenos Aires. Hicken con-traponía la obra divulgadora de Holmberg con la de los científicosalemanes contratados para la Academia de Ciencias de Córdoba en ladécada de 1870, cuyos metódicos trabajos se habrían extinguido entrelos especialistas. Para Hicken, como para varios otros colaboradoresde la Revista, el valor de la imagen pública de un individuo cobraba,así, máximo significado.

La elección del artículo de Hicken no podría ser más acertadaya que condensa gran parte del programa de la revista en sus añosiniciales: la formación de discípulos argentinos, el contenido de unacultura nacional ligada a la naturaleza y al territorio, los conflictosdesatados en el seno de las sociedades científicas y las universidadesargentinas durante la Gran Guerra, en nombre de la patria. Recorde-mos que entre otras revistas argentinas se desataba también la guerra,precisamente en relación con el papel de los científicos alemanes enla fundación de la cultura científica argentina. En el volumen 6 de1916 del Zeitschrift des Deutschen Wissenschaftlichen Vereins zurKultur- und Landeskunde Argentiniens, uno de sus colaboradores haceuna reseña de la Primera Reunión Nacional de la Sociedad Argentinade Ciencias Naturales en Tucumán, en la que alude al papel “dirigen-te” de los científicos alemanes en la consolidación de los camposrelacionados con la geología, la geografía, la geofísica. No menosimportante -siempre según este cronista- era el lugar de la cienciaalemana en las áreas de la Botánica, la Paleontología y la enseñanzade las ciencias, para concluir que, de manera indirecta y según secomprobaba por las referencias bibliográficas, “en casi todos los tra-bajos argentinos importantes sobre Ciencias Naturales, fueron citadoscomo fuentes, los nombres y la obra de investigadores alemanes, seade los radicados en este país, sea de los que viven en otra parte”.

A esta reseña respondió Martin Doello Jurado, presidente de laorganización del encuentro de Tucumán, haciendo un balance dife-rente, pidiendo explicaciones y afirmando las bases locales de laciencia. Esta reacción se relacionaba, sobre todo, con la afirmaciónque se estaba dando en esos años acerca de la existencia de unatradición científica argentina. Tomando a Florentino Ameghino yEduardo Ladislao Holmberg como sus pilares fundantes, las ciencias

SABER Y TIEMPO

Page 211: Saber y Tiempo 13

211

naturales del país adquirían, en los años de la guerra, funciones espe-cíficas con respecto a la nación. En el Congreso de Tucumán de 1916se habían discutido, entre otros, los siguientes temas: la formación decuadros profesionales locales que se aboquen a la resolución de losproblemas del país, la creación de lugares de trabajo y su defensafrente a la contratación de extranjeros, la enseñanza de las cienciascon contenidos argentinos (edición de manuales, modificación de losplanes de estudio y formación de los maestros) y a la organización deparques nacionales. Los naturalistas promovían y aplaudían estas ini-ciativas, de asociar el amor a la ciencia con el conocimiento de lapatria y del territorio a través de los niños y los maestros, que -a suparecer- ayudarían a cimentar la necesidad de una ciencia naturalnacional con trabajo para los nacidos en este suelo.

La Revista de Filosofía, al igual que las revistas de otras disci-plinas que surgieron en la Argentina a mediados de la década de1910, puso tanto énfasis en la fundación de una cultura y de uncuerpo de maestros nacionales, que podría hacernos pensar en unfenómeno exclusivamente local. La excelente recopilación de Rossitiene, entre otras virtudes, la de abrir las puertas para explorar lahistoria de las revistas de filosofía de los inicios del siglo XX ycomparar la persistencia del positivismo a una escala que trasciendalas fronteras de la Argentina.

Irina PodgornyUniversidad Nacional de La Plata

Uranometría argentina 2001. Historia del Observatorio NacionalArgentino, por Santiago Paolantonio y Edgardo R. Minniti. Audiovisualen disco compacto con un volumen de información de 200 megabits,en texto, imágenes y musicalización (Suite Uranometría Argentina, deRubén N. Paolantonio).

Benjamin Apthorp Gould, primer Director del Observatorio, fue elresponsable de la Uranometría Argentina, una de las obras astronómicasmás notables del siglo XIX. Fue el primer trabajo importante que serealizó en el Observatorio de la ciudad de Córdoba (entonces Observa-torio Nacional Argentino), creado por Domingo Faustino Sarmiento en

RESEÑAS

Page 212: Saber y Tiempo 13

212

1871. Con la Uranometría Argentina -que Gould inició ese mismo año,aun antes de haber recibido los primeros instrumentos, y continuóhasta 1875- se hizo el primer relevamiento riguroso de las posiciones ybrillos de las estrellas del hemisferio sur, con las que se confeccionaronmapas y catálogos. Registró las observaciones de las 7.756 estrellasmás brillantes hasta la magnitud 7 referidas al equinoccio 1875.

Con Uranometría Argentina 2001. Historia del ObservatorioNacional Argentino, los autores han rescatado, en un notable esfuer-zo, documentos poco conocidos. En ella se relatan los aspectos técni-cos de la Uranometría original y también los humanos y políticos, enun lugar y un período histórico de grandes dificultades y sinsabores.El relato se apoya en una búsqueda documental que podemos califi-car como única y no común por la abundancia de detalles y la riquezade su presentación.

Los autores ilustran acerca de la situación de la ciencia y,particularmente, de la astronomía en el mundo de la época, brindandoelementos básicos hoy dispersos y muchas veces olvidados e impor-tantes para posteriores investigaciones sobre el tema. Se refieren a losinicios rigurosos y sistemáticos de la astronomía en la Argentina, ytambién de la meteorología, la geodesia astronómica, el magnetismo,la geo-altimetría, los husos horarios y los sistemas de pesos y medi-das, entre otros. Todo ello tomando en cuenta el contexto social y lainterrelación de los distintos factores de poder, tanto políticos comoeconómicos, que influyeron en la evolución de esas disciplinas. Tra-tan, sobre todo, de rescatar del olvido a sus protagonistas; esos desco-nocidos de siempre que tanta influencia tuvieron en la construcciónde la Argentina moderna. Los autores muestran, con elocuencia, losdistintos planos de la realidad nacional y sus instituciones, que estánformadas por hombres, desmitificando muchas de sus acciones y pro-bando, a la vez, la grandeza de los objetivos, eminentemente prácti-cos y de bien común, que movieron a sus protagonistas, en una expe-riencia única en la historia del país.

La obra documenta fehacientemente, con reproducción gráficao textual, los actos más importantes y determinantes del notable pe-ríodo tratado. La información brindada está profusamente ilustradacon imágenes de época y recreaciones aéreas del primer edificio delObservatorio Nacional, que fue demolido a comienzos del siglo XX,

SABER Y TIEMPO

Page 213: Saber y Tiempo 13

213

del cual no se contaba hasta hoy con antecedentes completos. Todosesos acontecimientos son ubicados geográfica, local y temporalmen-te, mediante mapas y croquis, con explicaciones que permiten unaclara comprensión del contenido. Se proporcionan también datos bio-gráficos breves de los responsables de ese emprendimiento científicoy de personalidades que influyeron en su realización, así como tam-bién información inédita sobre descubrimientos científicos importan-tes y hechos de relevancia que pasaron al olvido por la pérdida de susantecedentes. Para facilitar la interrelación con el lector y la rápidaobtención de información, la obra brinda varias entradas y permite laselección de tópicos por tema de interés.

La obra de Paolantonio y Minniti actualiza la UranometríaArgentina de 1875 al equinoccio del año 2000, con sus cartas celestesdel cielo visible a simple vista, que son modelo y ejemplo de investi-gación aplicada. Es una obra que servirá de guía para la formaciónbásica en astronomía general y el aprendizaje de la determinación deposiciones geográficas (geodesia). Sus principales destinatarios sonlos científicos en general y, particularmente, los astrónomos perotambién los historiadores, en especial los dedicados a historia de laciencia; los investigadores, como modelo de planificación y puesta enpráctica de una empresa científica, y los profesores de Ciencias, quecontarán con una herramienta inusual y poderosa para orientar en elcielo visible a simple vista e introducirse en esa disciplina. Servirá alos intelectuales y a los aficionados en general, por su material infor-mativo y formativo ameno y riguroso; a las bibliotecas universitariasy centros de información, para consulta por su gran base de datos.Las jóvenes generaciones encontrarán allí un ejemplo de que, cuandorealmente se quiere, se puede.

Hasta donde conocemos, esta obra -que amplía y complementalas pocas historias publicadas hasta el momento, en particular la des-tacada de Enrique Chaudet y Luis Milone, que editó la SociedadCientífica Argentina- es la más completa y documentada realizadahasta el presente sobre este tema y no dudamos que se convertirá enun clásico de la astronomía.

Omar A. BernaolaComisión Nacional de Energía Atómica

RESEÑAS

Page 214: Saber y Tiempo 13

214

La ciencia y la idea de progreso en América Latina, 1860-1930, porGregorio Weinberg. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 1998(primera edición: 1996), 127 páginas.

La imagen que ilustra la tapa de este libro es sugerente y atractiva: laportada del periódico La Vanguardia aparecido el 1º de mayo de 1901.El cuadro representa una mujer corpulenta -la Libertad- alzando unabandera con una de sus manos y sosteniendo un hacha con la otra; estácaminando sobre lo que parecen vestigios de algo que a su paso fuedestruido y desapareció. Detrás de ella una masa de seguidores -de untamaño significativamente más pequeño que la mujer-, con brazos enalto y expresión de entusiasmo, toma el camino despejado. En uno delos ángulos superiores se eleva una figura femenina que tiene entre susmanos un libro abierto -que irradia rayos de luz- en el que se lee, enletras mayúsculas, la palabra CIENCIA.

El ensayo publicado bajo el título La ciencia y la idea deprogreso en América Latina, 1860-1930 es un escrito que ya habíaaparecido en la Historia social de las ciencias en América Latina(1996, publicada por la Coordinación de Humanidades-Coordinaciónde la Investigación Científica de la Universidad Autónoma de Méxi-co). Sin embargo, el autor señala que, con ocasión de esta edición, eltrabajo fue revisado, corregido y actualizado.

La estructura de la obra responde a dos partes. En la primera seencuentran tres secciones -numeradas y sin título-, en las que el autorpresenta lo que denomina reflexiones introductorias. La segunda par-te está conformada por cuatro capítulos en los que se aborda en formasistemática distintos aspectos relacionados con el tema que vertebrala obra.

En la sección I se hace presente uno de los argumentos queaparecen una y otra vez a lo largo del ensayo; el autor señala que,dentro del corpus bibliográfico que puede figurar bajo el rótulo de“historia de la ciencia”, se manifiesta una clara ausencia de estudiosreferidos a la ciencia y a la técnica que puedan inscribirse dentro demarcos interpretativos amplios, como ocurre con las investigacionesque abordan aspectos culturales o determinados procesos socio-histó-ricos -entendiendo por ellos construcciones de significados complejosy no simples estructuras cronológicas-. Esta estrechez de miras es la

SABER Y TIEMPO

Page 215: Saber y Tiempo 13

215

que motiva al escritor a establecer, a lo largo de su ensayo, unaespecie de mapa de ruta que permite visualizar qué aspectos podríanexplorarse en los próximos años para dotar a la disciplina de trabajosenriquecedores.

Complementariamente, el autor destaca que, a la hora de pen-sar la historia de la ciencia desde una perspectiva regional -en estecaso latinoamericana-, afloran varios problemas cuando se intentaarticular armónicamente las periodizaciones generales, válidas paralas distintas historias nacionales, con los tiempos seguidos por lasexpresiones de la ciencia y su difusión. Desde la perspectiva deGregorio Weinberg, esta limitación crea una especie de modelo na-rrativo para la historia de la ciencia que la confunde con simplesrelatos de acontecimientos, fechas y personajes descollantes. En lamisma línea de argumentos, marcadamente críticos, el autor pone enevidencia los límites de las teorías difusionistas que suponen que enlos grandes centros la ciencia se hace, mientras que en los países envía de desarrollo la ciencia se aplica; hecho que sobreentiende lasubordinación, la pasividad y la dependencia de los últimos. Señala,además, que este marco interpretativo condiciona fuertemente las in-terpretaciones existentes sobre la ciencia en América Latina.

En la misma sección, el propósito y las intenciones del ensayoquedan claras: la pretensión no es dar un panorama histórico comple-to de la ciencia del período abordado (1860-1930), sino más biendestacar algunas particularidades de la materia y relacionarlas con lasdistintas tramas contextuales pertinentes, con el fin último de indagarsituaciones concretas y tratar de vislumbrar un sentido de conjunto.

Este apartado se cierra con un recorrido historiográfico por lasobras generales sobre América latina y por algunas historias naciona-les, que evidencia las grandes ausencias temáticas e interpretativassobre procesos considerados nodales para comprender la historia dela ciencia de la región.

La segunda sección se abre con los testimonios de algunospersonajes destacados (Roman Chauvet y Vicente Marcano, entreotros) que expresaron su confianza en la ciencia a la hora de pensarlos destinos de las flamantes naciones latinoamericanas. Haciendoescuchar estas voces, y mostrando los itinerarios de distintos protago-nistas de la época, el autor destaca que, en el siglo XIX, la figura del

RESEÑAS

Page 216: Saber y Tiempo 13

216

científico no estaba aún delineada, dado que en reiteradas ocasioneslos hombres de ciencia cumplían otras tantas funciones: eran políticoso se ocupaban de múltiples actividades. Este hecho deja en evidenciala ausencia de especialización en los terrenos de la ciencia y, porconsiguiente, las dificultades que se presentan a la hora de abordar enla actualidad algunos aspectos científicos del período, tratando dedeslindarlos de otras cuestiones.

Otro de los inconvenientes destacado en esta segunda secciónes el de la falta de organización de las fuentes disponibles para acer-carse al período, acompañado por la escasa bibliografía que se encar-ga de abordar, en forma sistemática, alguna de las vetas potencialesde estos materiales documentales. Así, el autor destaca la insuficienteexploración de algunos objetos de estudio que proyectarían cierta luzsobre el período, como son los congresos y las reuniones científicas,los libros de texto de la época, las distintas instituciones -museos,observatorios, laboratorios, etc.- y sus dinámicas.

Las reflexiones introductorias se cierran en la tercera sección,en la que el autor señala que es un error suponer que la configuraciónde Estados-nacionales en los territorios ex-coloniales tuvo comocorrelato la “nacionalización” de la ciencia en los países de AméricaLatina. Los motivos puestos en relieve para justificar esta afirmaciónson los siguientes: falta de estímulo y oportunidades para quienestuvieron intenciones de desenvolver el conocimiento científico; des-lumbramiento excesivo frente a los acontecimientos europeos, queobstaculizó un desarrollo autónomo ajustado al contexto latinoameri-cano; la inexistencia de linajes intelectuales nativos, reforzada por elhecho de que los naturalistas extranjeros y los viajeros no echaronraíces en los nuevos países y, por tanto, no formaron discípulos nicrearon líneas de continuidad para que en el largo plazo se consolida-ran tradiciones científicas.

La segunda parte del libro se abre con un capítulo titulado“Liberales y conservadores: sus propuestas”. El panorama delineadopresenta la dinámica asumida por estos grupos doctrinarios en lasprimeras décadas de vida independiente de las naciones latinoameri-canas. El autor muestra que, durante esta etapa, no existía un climapropicio para el desenvolvimiento científico, dado que, si bien algu-nos temas asumían fuerza en los debates del período -entre los que se

SABER Y TIEMPO

Page 217: Saber y Tiempo 13

217

destacan los suscitados en torno a las ideas evolucionistas-, no exis-tían medios que dotasen de marcos estables a quienes pretendíanponer en marcha ciertos proyectos científicos, como institutos o uni-versidades.

“La filosofía del progreso” es el título del siguiente capítulo yel eje temático de los argumentos allí presentados. El análisis pro-puesto apunta a demostrar que el concepto de “progreso”, y todas suspotenciales aplicaciones, se impuso como uno de los principios recto-res de las distintas naciones de la región latinoamericana. Simultá-neamente, Weinberg destaca que ese ideal del progreso era sobretodo comprendido en tanto progreso material y que debía ser acom-pañado y apuntalado por la “filosofía del orden”. Así se configuró elconocido lema “Orden y Progreso”, que parecía impregnar las accio-nes de las elites ilustradas del período, mientras las ideas provenien-tes del Positivismo se difundían rápidamente y se convertían en me-dio y fin para concretar los programas de modernización de las distin-tas jóvenes naciones.

El desarrollo de la idea anteriormente presentada acerca de lasdificultades intrínsecas para concretar una configuración del ambien-te científico se desarrolla en “El quehacer científico”. Bajo este títuloel autor señala que pese a la adopción ampliada de las ideas prove-nientes del Positivismo -sobre todo en sus vertientes francesa e ingle-sa- se mantuvo, a lo largo del período que aborda la obra, una cons-tante: las instituciones propicias para crear y difundir conocimientosrelacionados con al ciencia y la técnica estuvieron signadas por lainestabilidad y los problemas para legitimarse y mantenerse. Para darcuenta de esta negativa persistencia, el historiador de la ciencia reali-za un recorrido por las complejas y disímiles realidades de los paísesque conforman el conglomerado latinoamericano -desde México aArgentina, pasando por Venezuela, Brasil y Perú, entre otros-; itine-rario que permite visualizar cómo las discontinuidades, la fragmenta-ción y el aislamiento fueron las características predominantes de lamayoría de las empresas -tanto institucionales como editoriales- vin-culadas al quehacer científico. Complementariamente, en este capítu-lo se argumenta que el Positivismo y su difusión resultaron ser másun signo de estrechamiento intelectual que de ampliación de horizon-tes. Otro de los núcleos temáticos del capítulo apunta a mostrar cómo,

RESEÑAS

Page 218: Saber y Tiempo 13

218

una vez institucionalizadas ciertas profesiones científicas, se comen-zó a subestimar la teoría y a considerar la práctica como única activi-dad válida; hecho que evidencia, desde la perspectiva de Weinberg,las grandes rupturas y discontinuidades existentes entre el modelo de“naturalista-viajero” y el del “científico profesional”.

El libro se cierra con un capítulo, titulado “La fiebre ferrovia-ria”, en el que confluyen varios de los ejes temáticos delineados a lolargo del ensayo. La construcción de ferrocarriles a ritmo vertiginoso,entre fines del siglo XIX y principios del siglo XX, aparece ante losojos del autor como claro síntoma de las pretensiones de las clasesdirigentes de las distintas naciones de Latinoamérica y, simultánea-mente, como muestra del lugar que la ciencia del período operó enellas, en tanto conocimiento aplicado para alcanzar un progreso mate-rial con fines de carácter meramente utilitario.

En líneas generales, el ensayo descripto presenta una serie detópicos y traza un abanico de problemáticas que tienen sentido bifronte.Por un lado, el autor muestra vetas vinculadas a los climas de épocavigentes en el período, que proyectan cierta luz sobre cuestiones con-cretas vinculadas con el desenvolvimiento del conocimiento científi-co y su difusión, como las dificultades propias de la institucionaliza-ción científica en países nuevos o las líneas de conflicto existentesentre quienes deben dirigir estas naciones.

Por otra parte, el autor delinea a lo largo de su ensayo un mapade ruta esperando que sea retomado por otros estudiosos; hecho queactúa casi como un llamamiento dirigido a las nuevas generaciones aconcretar análisis sobre la ciencia y la técnica de América Latina queestén dotados de una dinámica rica y problematizadora y permitanmontar, posteriormente, interpretaciones abarcadoras sobre el períodoy la región que conducirían a la consolidación de una interesantehistoriografía sobre la especialidad. Especialmente en este segundosentido la obra se muestra casi tan sugerente como la imagen queilustra la tapa del libro.

Paula G. BrunoUniversidad de San Andrés

SABER Y TIEMPO

Page 219: Saber y Tiempo 13

219

Dibujar el mundo. Borges, la ciudad y la geografía del siglo XXI,por Horacio Capel. Barcelona: Ediciones del Serbal, Colección Arqui-tectura/teoría, 2001, 160 p.

Horacio Capel es catedrático de Geografía Humana en la Universidadde Barcelona. Ha llevado a cabo una extensa labor sobre temas relacio-nados con el urbanismo, la innovación técnica y la historia de laciencia. Es además director de Geocrítica, una página web de altacalidad (http: //www.ub.es/geocrit/meu.htm). En 1999 le fue conferidoel doctorado honoris causa por la Universidad Nacional de San Juan denuestro país; en oportunidad de recibir tal distinción Capel brindó unadisertación, que aparece en esta obra como capítulo final, donde rela-cionó los escritos de Jorge Luis Borges con la geografía y con su propiavida de amante estudioso de esa ciencia. Posteriormente retomó eltema en la conferencia inaugural de la 60a. Semana de Geografía,organizada por la Sociedad Argentina de Estudios Geográficos, con-centrándose en la obra de Borges y su influencia sobre la geografía delsiglo en el que hemos empezado a transitar.

Es bien sabido que Borges abordó, de muy diversas maneras,temas relacionados con la ciencia y la filosofía. Esto ha sido yaconsiderado por diversos especialistas en la obra del gran escritor,pero creemos que el abordaje erudito que hace Capel, en una prosaclara, agradable, y de gran contenido, no había sido intentado hastaahora. Es evidente que el autor catalán tiene con las obras de Borgesuna relación estrecha y cuando cita los textos se aprecia que los haleído y releído, calando hondo en ellos. Es así como nos informasobre las muchas veces en que Borges mostró su interés por lasciencias geográficas, al considerar los mapas, la descripción de ciuda-des y paisajes, la construcción de ciudades fantásticas (provistas dealgunos laberintos, por supuesto). Luego nos lleva a conocer otrostemas borgianos relevantes para la geografía: los espejos, el sueño, lamemoria, el sentido del lugar, las fronteras y la guerra, las diversasmaneras de pensar el espacio y el tiempo, para concluir con un espa-cio al cual el Borges temporal no alcanzó, por poco, a conocer: elciberespacio donde todo lo pensable quizá sea posible, pero en formaaún abstracta. Estos temas son considerados en el primer capítulo deesta obra, bajo el título de “Borges y la geografía del siglo XXI”.

RESEÑAS

Page 220: Saber y Tiempo 13

220

Completan este libro tres textos: “La definición de lo urbano”,“La geografía y las periferias urbanas. Reflexiones para arquitectos”y “Gritos amargos sobre la ciudad”. El primer texto destaca las difi-cultades con que se tropieza actualmente para distinguir entre lo ur-bano y el resto; se han intentado definiciones teóricas relacionadascon el tamaño, la densidad de población, el modo de vida, la presen-cia o no de actividades agrícolas, el grado de interacción social, entreotras. Frente a esta problemática, la Geografía aparece como unaciencia muy alejada de aquella meramente descriptiva que se mantie-ne tenaz en la mente de muchos (el autor de esta reseña entre otros, almenos hasta hace poco), ya que también debe estudiar “las variacio-nes superficiales en las funciones y las interacciones espaciales quehacen posibles tales especializaciones territoriales con el fin de des-cribir y explicar las regularidades que aparecen en la estructurafísica de los sistemas urbanos” (Capel toma esta cita de una obra deG. A. Nader).

El segundo texto se refiere al tema de la planificación de laurbanización de las periferias de las ciudades, un problema que pre-senta grandes dificultades pero para el cual, según cree el autor, sepueden encontrar métodos racionales y determinísticos de abordaje.El tercer escrito, que invita a la meditación sobre la evolución de lasciudades y los sentimientos antagónicos de diferentes pensadores so-bre la vida que en ellas llevan sus habitantes, también plantea mane-ras prácticas de enfrentar los problemas de las ciudades modernas.

Creemos que el lector pasará momentos placenteros con estaobra, que lejos de ser un manual o un libro normativo, es unainvitación a pensar cómo, para bien o para mal, vamos dibujando elmundo.

Carlos D. GallesUniversidad Nacional de Rosario

SABER Y TIEMPO

Page 221: Saber y Tiempo 13

Las siguientes publicaciones han sido incorporadas al Catálogo de laAsociación Biblioteca José Babini.

Publicaciones recibidas

Bibliografía histórica de la medi-cina argentina, por ANTONIO ALBER-TO GUERRINO. Buenos Aires: Edito-rial Dunken, 2001, 516 p., 29, 5 cm.

Cardano y Tartaglia. Las matemáti-cas en el Renacimiento italiano, porFRANCISCO MARTÍN CASALDERREY. Madrid:Nivola, libros y ediciones, S.L. [La ma-temática y sus personajes, 4], 2000, 190p., 21 cm.

Ciencia y periodismo científico, porMENY BERGEL. Ed. de autor, 2001,24 p., 22cm.

Ciencia y tecnología. Anuario 2001de la Asociación Española de Pe-riodismo Científico. Madrid:Asociación Española de PeriodismoCientífico, 2001, 266 p., 30 cm.

Culpa y coraje. Historia de las po-líticas sobre VIH/Sida en el Perú,por MARCOS CUETO. Lima: Consor-cio de Investigación Económica ySocial / Facultad de Salud Pública yAdministración, Universidad Perua-na Cayetano Heredia, 2001, 170 p.,20, 5 cm.

Elegance. Beauty & Truth, porLEWIS PYENSON (edit.). Lafayette, LA:University of Louisiana at Lafayette,2001, 45 p., 30x23 cm.

C. EDDIE PALMER, Elegance from therough; LEWIS PYENSON, ElegantSartons: Platonic scholarship,platonic letters; SUZANNE FREDERICQ,Elegance: a brief, perfectly balancedinstant of complete possession offorms; PAUL KLERKS, Elegance inscientific research: a biologist’sperspective; JOHN LAUDUN, Theelegant and the mundane; ROBERTRHYNE, A theory of elegance in PaulValéry’s Cahiers from 1894 to 1945;JERRY WHITE, Ordinary elegance; C.BAKER KEARFOTT, When simplicity,practicality and significance meet:elegance in scientific computation;JEROME AGRUSA, Is elegance inhospitality still alive?

El membrillo y su dulce. Con es-pecial referencia a la región delNoroeste Argentino y aportes deMéxico y Portugal, por CARLOS A.ANDRADA (compil.). Buenos Aires:Editorial La Colmena, 2000, 192 p.,19, 5 cm x 21 cm.

El mundo como un juego matemá-tico. John von Neumann, un cien-tífico del siglo XX, por ANA MILLÁNGASCA y GIORGIO ISRAEL. Madrid:Nivola, libros y ediciones, S.L.[Ciencia abierta, 2], 2001, 128 p.,23, 5 cm.

Page 222: Saber y Tiempo 13

222

Enrique Gaviola y el ObservatorioAstronómico de Córdoba. Su im-pacto en el desarrollo de la cienciaargentina, por OMAR A. BERNAOLA;prólogos de Nicolás Babini, MarioBunge y Alberto Maiztegui. BuenosAires: Ediciones Saber y Tiempo,2001, 562 p., 23 cm.

Escritos de mecánica y termodiná-mica, por LUDWIG BOLTZMANN; intro-ducción y notas de Javier OdonOrdóñez. Madrid: Alianza Editorial,1986, 225 p., 18 cm.

Hitos fundamentales en el desarro-llo histórico de la bioquímica, porENRIQUE IOVINE. Buenos Aires: Edi-torial Dunken, 2000, 238 p., 22 cm.

La matemática española y la crisisde finales del siglo XIX, por JAVIERPERALTA. Madrid: Nivola, libros yediciones, S.L. [Ciencia abierta, 1],1999, 128 p., 23, 5 cm.

L’Europe des sciences. Constitutiond’un espace scientifique, sous ladirection de MICHEL BLAY etEFTHYMIOS NICOLAÏDIS. Paris: Éditionsdu Seuil, 2001, 440 p., 24 cm.Introduction, par MICHEL BLAY etEFTHYMIOS NICOLAÏDIS; Cartographie:L’espace géographique et temporelde la science européenne. I. Laconstruction de la scienceeuropéenne. 1) Les origines: GÉRARDSIMON, La science grecque; MICHÈLEGALLY et MICHEL ASSIMAKOPOULOS,L’espace européenne de la penséemédievale; 2) La transformation dela conception du savoir: H. FLORIS

COHEN, Les raisons de latransformation et la specificitéeuropéenne; JEAN SEIDENGART, Ladestruction du cosmos aristotélicien;MICHEL BLAY, La mathématisation dela nature; GIORGIO ISRAEL, L’idéologiede la toute-puissance de la science.La constitution des champsdisciplinaires. 3) L’organisation dela science européenne: MARCOBERETTA, Institutionnalisation etprofessionnalisation; HELÈNE GISPERT,Les journaux scientifiques en Europe.II.L’extension de l’espacescientifique européenne: YAKOV M.RABKIN et SUMITRA RAJAGOPALAN, Lessciences en Russie: entre ciel et terre;ANTONIO TEN, La péninsule Ibérique;SVEN WIDMALM, L’espace scientifiquescandinave; EFTHYMIOS NICOLAÏDIS,Les Balkans; GÁBOR PALLÓ, Diffusiondes sciences en Europe centrale:l’exemple de la Hongrie.

Los ideales de la universidad “cien-tífica”(1931-1959). Elitismo y fun-ción social de la ciencia en la Ar-gentina, por Diego H. de Mendozay Analía Busala. Buenos Aires: Li-bros de Rojas, Universidad de Bue-nos Aires / Fragmentos de una me-moria. Documentos, 2002, 67 p., 20cm.

Luces y sombras en la ciencia, porMENY BERGEL. [Separata de Analesde la Academia Nacional de Cien-cias de Buenos Aires, XXIX, 1995:99-133].

Reflexiones sobre la potencia mo-triz del fuego, por SADI CARNOT; in-

SABER Y TIEMPO

Page 223: Saber y Tiempo 13

223

troducción y notas de Javier OdonOrdóñez. Madrid: Alianza Editorial,1987, 140 p., 20 cm.

Seminari di Geometria 2000, [ed.]SALVATORE COEN, Atti dei ConvegniNoncommutative Geometry:Examples, Principles and Practice,Febbraio 1999; Index Theory andPhysics, Febbraio 2000. Bologna:Università degli Studi di Bologna,Dipartamento di Matematica, 2001,314 p., 24 cm.

Uranometría Argentina 2001. His-toria del Observatorio NacionalArgentino, por SANTIAGOPAOLANTONIO y EDGARDO R. MINITTI.Córdoba: Secretaría de Ciencia yTecnología, Observatorio Astronómi-co, Universidad Nacional de Córdo-ba, 2001. Reedición electrónica deUranometría Argentina de BenjamínA. Gould, ampliada, ilustrada y ac-tualizada.

Vida cotidiana. Psiquismo, socie-dad y política (Psicología social ypolítica), por ÁNGEL RODRÍGUEZKAUTH. San Luis: Tórculo Edicións,s/f, 210 p., 24 cm.

Actas de reuniones científicas

Actas. I Simposio sobre Julio ReyPastor. Logroño, 1983, [ed.] LUISESPAÑOL GONZÁLEZ. Logroño (LaRioja, España): Instituto de EstudiosRiojanos, 1985, 321 p., 24 cm.ERNESTO GARCÍA CAMARERO, Los úl-timos años de Rey Pastor; MARIANOHORMIGÓN, Rey Pastor y las mate-

máticas en España; ANTONIO DE CAS-TRO, La obra de Rey Pastor en la ma-temática aplicada; ALBERTO DOU, Laobra de Rey Pastor en análisis mate-mático; THOMAS GLICK, Einstein, ReyPastor y la promoción de la cienciaen España; JESÚS HERNÁNDEZ, ReyPastor y Ortega y Gasset: un aire defamilia; GIORGIO ISRAEL, Julio ReyPastor e la matematica italiana:analisi di alcune connessioni;PASCUAL LLORENTE, Una presentaciónde la obra de Rey Pastor en álgebra;FRANCISCO ARAGÓN DE LA CRUZ, Lasideas de “decadencia” y“regeneracionismo” en la obra his-tórica de Julio Rey Pastor; VÍCTORARENZANA y MARÍA LUISA RODRÍGUEZSOL, El álgebra moderna en las “Lec-ciones de álgebra” de Julio Rey Pas-tor; ELENA AUSEJO y MARIANO HOR-MIGÓN, Dos discursos sobre historia;ELADIO DOMINGUEZ MURILLO, Contri-buciones de Julio Rey Pastor al teo-rema de la curva de Jordan; FRAN-CISCO GONZÁLEZ DE POSADA, El apén-dice “Homogeneidad dimensional”en el marco de la escuela españolade análisis dimensional; MARIANOHORMIGÓN, La formación de Rey Pas-tor como estudiante en la Universi-dad de Zaragoza; GUILLERMO LUSA,Las matemáticas en la ingeniería: laobra de Rey Pastor; PASCUALLLORENTE, La obra juvenil de JulioRey Pastor en álgebra y en teoría denúmeros; EDUARDO ORTIZ, El análisisnumérico y la teoría de aproxima-ción en la obra de Rey Pastor; ANTONIROCA, Esteve Terradas (1882-1950)i el desenvolupament de la comunitatcientifica espanyola del segle XX;

PUBLICACIONES RECIBIDAS

Page 224: Saber y Tiempo 13

224

ELENA RONZON, Julio Rey Pastor y eldesarrollo del pensamiento gnoseo-lógico en España; EDUARDO ORTIZ yMIGUEL ORTIZ, Para una bibliografíade Don Julio Rey Pastor

Estudios sobre Julio Rey Pastor(1888-1962), [ed.] LUIS ESPAÑOLGONZÁLEZ. Logroño (La Rioja, Espa-ña): Instituto de Estudios Riojanos,1990, 409 p., 24 cm.JOSÉ MANUEL SÁNCHEZ RON, Julio ReyPastor y la Junta para Ampliaciónde Estudios; MARIANO HORMIGÓN, Elpensamiento de Rey Pastor; ANTONIROCA, De la regenetración a la invo-lución: Terradas y Rey Pastor, 35años de amistad científica; ELENAAUSEJO, Rey Pastor y sus discípulosen la primera etapa de la AsociaciónEspañola para el Progreso de lasCiencias (1908-1936); THOMAS F.GLICK, Pedro Puig Adam, becario dela Fundación Rockefeller; INÉSRAMÍREZ, Julio Rey Pastor en las me-morias de OLEGARIO FERNÁNDEZ BA-ÑOS; Ernesto García Camarero, elgrupo español de historia de la cien-cia a través de la correspondencia deRey Pastor de 1934; ALBERTO DOU,Las matemáticas en la España de losAustrias; FRANCISCO ARAGÓN DE LACRUZ, El entorno académico-culturaldel discurso Los matemáticos espa-ñoles del siglo XVI - Oviedo, curso1913-1914; MARIO OTERO, Las ma-temáticas uruguayas y Rey Pastor;ANTONIO DE CASTRO BRZEZICKI, His-toria del Instituto de Cálculo;UBIRATÁN D’AMBROSIO, La didácticade la matemática y la obra de ReyPastor; PEDRO LÓPEZ DOMÍNGUEZ,

Logroño en los primeros años de ReyPastor; MARÍA LUISA GARCÍA ARRIAGA,Apuntes para una biografía infantily juvenil de D. Julio Rey Pastor; FER-NANDO VERA MUNIESA, La formaciónmatemática elemental de Julio ReyPastor; LAURA FERNÁNDEZ GONZÁLEZ,Apuntes grafológicos sobre Julio ReyPastor en su época de bachiller;THOMAS F. GLICK, Fundaciones ame-ricanas y ciencia española: Funda-ción del Amo, 1928-1940; JOSÉ LUISCEBOLLADA, La sección de Químicasde Zaragoza en las primeras décadasdel siglo; JOSÉ LLOMBART y ANTONIOBERNALTE, El estudio de las geome-trías no euclídeas a comienzos delsiglo XX en España. La obra de JoséBartrina y Capella (1861-1946); ANAMILLÁN GASCA, La exposición delteorema fundamental de la rectaproyectiva en la obra Fundamentosde la geometría proyectiva superiorde Julio Rey Pastor; LUIS ESPAÑOLGONZÁLEZ, Algunas cuestiones sobrelos Fundamentos de la geometríaproyectiva superior.

Matemática y región: La Rioja (IIISimposio Julio Rey Pastor,Logroño, 1996, [ed.] LUIS ESPAÑOLGONZÁLEZ. Logroño (La Rioja, Espa-ña): Instituto de Estudios Riojanos,1998, 382 p., 24 cm.GUSTAVO BUENO, Sobre El álgebradel lenguaje, el discurso de Rey Pas-tor en la Academia de la Lengua;LUIS ESPAÑOL, Rey Pastor ante loscambios en el álgebra de su tiempo;JOSÉ JAVIER ESCRIBANO, Los Elemen-tos de geometría analítica de SixtoCámara Tecedor; VÍCTOR ARENZANA,

SABER Y TIEMPO

Page 225: Saber y Tiempo 13

225

Olegario Fernández-Baños y la in-troducción de los estudios estadísti-cos en la universidad española;MARIANO HORMIGÓN, Las matemáti-cas en provincias. La periferia mate-mática española en la Edad Contem-poránea (1933-1936). El caso de LaRioja; ELENA AUSEJO, El oficio dematemático en la Edad Contemporá-nea (1808-1936); MARÍA DE LOS ÁN-GELES MARTÍNEZ, Amós Salvador yRodrigáñez, la enseñanza y las ma-temáticas; JOSÉ JAVIER ESCRIBANO, Lasactividades de García de Galdeanoen La Rioja (1872-75); FERNANDOVEA, Matemáticos y matemáticas enel Instituto provincial de Logroño(1843-1936); JOSÉ LLOMBART, Biogra-fía científica del físico-matemáticoJosé Oñate y Guillén (Quel, 1896-Madrid, 1982); MARIANO SÁNCHEZGABRIEL, Estudio de la tesis de J.Oñate y Guillén sobre La precisiónen la teoría de magnitudes y unida-des físicas; MARÍA DEL CARMEN ES-CRIBANO, D. Enrique Linés Escardó:semblanza de un matemático riojanode nuestro siglo; INÉS PELLÓN y JOSÉLLOMBART, La formación científicarecibida en el Real SeminarioBascongado por los estudiantesriojanos; JUAN NAVARRO, Rodrigo deArriaga y Gregoire de Saint Vicent.

Publicaciones seriadas

ANNALS OF THE HISTORY OFCOMPUTING.Vol. 23, N° 2 (April-June 2001):ALVY RAY SMITH, Digital paintsystems: an anecdotal and historicaloverview; RICHARD SHOUP,

SuperPaint: an early frame buffergraphic system; DAVID ALAN GRIER,The rise and fall of the Committeeon Mathematical Tables and otherAids to Computation; MICHAEL R.WILLIAMS, Calvin Mooers, the NOLcomputer project, and John VincentAtanasoff: an introduction. CALVIN N.MOOERS [1919-1994]: The computerproject at the Naval OrdnanceLaboratory.Vol. 23, N° 3 (July-September 2001):PEGGY ALDRICH KIDWELL, ‘Yours forimprovement’. The adding machinesof Chicago, 1884-1930; M. M.IRVINE, Early digital computers at BellTelephone Laboratories; GEORGE R.TRIMBLE JR., A brief history ofcomputing: memoirs of living on theedge; ROBERT V. HEAD, Univac: aPhiladelphia story; ROBERT V. HEAD,ERMA’s lost batallion.Vol. 23, N° 4(October-December2001: Legacy of the Tomashes tocomputing history): WILLIAM ASPRAY,Adelle and Erwin Tomash: Honoringa couple’s contribution to computerhistory; His life and work; ARTHURL. NORBERG, A perspective in thehistory of the Charles BabbageInstitute and the Charles BabbageFoundation; JEFFREY R. YOST, CBI/Tomash Fellowship: Sponsoring ageneration of scholars in the historyof information processing; BRUCE H.BRUEMMER (ELISABETH KAPLAN,Realizing the concept: A history ofthe CBI archives; MICHAEL R.WILLIAMS, Building a word-classbook collectrion: The TomashLibrary; MARTIN CAMPBELL-KELLY,The Charles Babbage Institute reprint

PUBLICACIONES RECIBIDAS

Page 226: Saber y Tiempo 13

226

series for the history of computing;PAUL E. CERUZZI, A view from 20years as a historian of computing;NATHAN L. ENSMENGER, The ‘questionof profesionalism’ in the computerfield; THOMAS HAIGH, The chromium-plated tabulator: Institutionalizing anelectronic revolution, 1954-1958.

ASCLEPIO. Revista de Historia dela Medicina y de la Ciencia. Ma-drid: Consejo Superior de Investiga-ciones Científicas. Instituto de His-toria.Vol. LIII-1 (2001): MARÍA LUISA DEANDRÉS TURRIÓN y PILAR GARCÍA DEYÉBENES TORRES, La oficina de desti-lación de aguas y aceites del Realsitio de Aranjuez (1564-1721); MARREY BUENO y MARÍA ESTHER ALEGREPÉREZ, Renovación de la terapéuticareal: los destiladores de su majes-tad, maestros simplicistas y médicosherbolarios de Felipe II; J. SANTIAGOSANMARTÍN MÍGUEZ, Los boticariosdel Hospital Real de Santiago deCompostela en el siglo XVIII; AN-TONIO GARCÍA BELMAR y JOSÉ RAMÓNBERTOMEU SÁNCHEZ, Viajes a Franciapara el estudio de la química, 1770-1833; JAVIER MOSCOSO, Los efectosde la imaginación: medicina, cienciay sociedad en el siglo XVIII;ANTÒNIA CARRÉ, Des de l’altra bandadel mirall: la visió masculina del cosde les dones en l’embriologia me-dieval; BEATRIZ VILLACAÑAS, De doc-tores y monstruos: la ciencia comotransgresión en Dr. Faustus,Frankestein y Dr. Jekyll and Mr.Hyde; JUAN CASCO SOLÍS, Las topo-grafías médicas: revisión y cronolo-

gía; GERARDO FERNÁNDEZ JUÁREZ, Tes-timonio kallawaya. Medicina indíge-na en la ciudad de La Paz, Bolivia;CARLOS LÓPEZ FERNÁNDEZ y MANUELVARELA CANDEL, Olayo DíazGiménez (1810-1885): un buenejemplo de científico “intermedio”;MIKEL ASTRAIN GALLART, GUILLERMOOLAGÜE DE ROS y ALFREDO MENÉNDEZNAVARRO, Ciencia y documentacióncientífica en la periferia. La RoyalSociety y la creación de la oficinabibliográfica mexicana (1895-1929).Vol. LIII-1 (2001): AGUSTÍNALBARRACÍN TEULÓN, Hemos perdidoa Pedro Laín; PEDRO LAÍN ENTRALGO,El experimento biológico después deClaudio Bernard; ANA LILIA GAONAROBLES y ANA BARAHONA ECHEVERRÍA,La introducción de la genética enMéxico: la genética aplicada al me-joramiento vegetal; PAULA DEDEMERSON, Muertes aparentes y so-corros administrados a los ahogadosy asfixiados en las postrimerías delsiglo XVIII; J. LUIS MALDONADOPOLO, Las expediciones científicasespañolas en los siglos XIX y XXen el Archivo del Museo Nacionalde Ciencias Naturales; IRINAPODGORNY, El camino de los fósiles:las colecciones de mamíferospampeanos en los museos francesese ingleses del siglo XIX; ALFREDOFAUST PRIETO, La Real Academia deBellas Artes de San Carlos y el ejer-cicio de la agrimensura en la Valen-cia del siglo XVIII; FRANCISCOVÁZQUEZ GARCÍA, El discurso médi-co y la invención del homosexual(España 1840-1915). Dossier: Aspec-tos de la física ilustrada: MANUEL A.

SABER Y TIEMPO

Page 227: Saber y Tiempo 13

227

SELLÉS (compil.), Presentación; MA-NUEL A. SELLÉS, El vapor en el labo-ratorio: una memoria sobre la ebulli-ción del abate Nollet; VÍCTOR GUIJA-RRO MORA, Petrus vanMusschenbroek y la física experi-mental del siglo XVIII; JULIÁN SIMÓNCALERO, La mecánica de los fluidosen Jorge Juan.

BOLETÍN NEUROLÓGICO. Bue-nos Aires: Fundación AlfredoThomson.N° 36 (Diciembre 2001). ENRIQUE A.DELAMÓNICA, La controversia Volta-Galvani y los orígenes de laelectroneurofisiología.

BOLLETTINO DELLA UNIONEMATEMATICA ITALIANA.Sezione A. La matematica nellasocietà e nella cultura.Serie VIII, Vol. III-A, N° 1 (Aprile2000): GIUSEPPE LETI, La statisticapubblica italiana dalle origine a oggi;SALVATORE COEN, Ascoltando CarloPucci [entrevista]; L. PANDOLFI,Viaggi avventurosi e lineetelefoniche: l’idea di controreazione;MICHELE ARTIGUE, L’insegnamento el’apprendimento della Matematica alivello universitario; ANDREABACCIOTTI, Cronaca di una riformaannunciata: autonomia universitariae discipline di base. Supplemento:Tesi di Dottorato.Serie VIII, Vol. III-A, N° 2 (Agos-to 2000): GABRIELE LOLLI, Lamatematica, la mente, il cervello;SALVATORE COEN, AscoltandoGiovanni Prodi; ALAN H.SCHOENFELD, Obbietivi e metodi di

ricerca in didattica della matematica;MARIO RASETTI, Il calcolo quantistico:una sfida per la matematica del 2000.Serie VIII, Vol. III-A, N° 3(Dicembre 2000): Fascicolo Tesi diDottoratoSerie VIII, Vol. IV-A, N° 1 (Aprile2001): ENRICO BOMBIERI, Lamatematica nella società di oggi;CLAUDIO CITRINI, Entrevista a LuigiAmerio; RAFFAELE GIANCARLO,SANBRINA MANTACI, Contributi dellscienze matematiche ed informaticheal sequenziamento genomico su lar-ga scala; EMMA CASTELNUOVO,L’Università clandestina a Roma:anni 1941-’42 e 1942-’43; GINOFIORENTINO, I ricordi di un ex-studente della “università clandesti-na”; MASSIMO FERRI, Visione dellemacchine: una sfida anche per imatematici; MARIA G. BARTOLINIBUSSI, Ricerca inm didattica dellamatematica: alcuni studi italiani;MARY M. CASE, Principi per i sistemiemergenti di editoria scientifica; A.VISINTIN, Sull’editoria matematica(Nota ad un documento dell’A.R.L.).Serie VIII, Vol. IV-A, N° 2 (Agosto2001): ENRICO MAGENES, Ricordo deJacques Louis Lions; MICHELE EMMER,Intervista a Robert Osserman;GIUSEPPE CAGLIOTI, Strutturenumeriche, autoorganizzazione esenso del bello; M. DEDÒ, Piùmatematica per chi insegnamatematica; GIOVANNI DANTONI,Ricordo dei Fratelli Cartia; UMBERTOBOTTAZZINI, I geometri italiani e il pro-blema dei fondamenti (1889-1899).

BUSINESS HISTORY REVIEW.Boston: Harvard Business School.

PUBLICACIONES RECIBIDAS

Page 228: Saber y Tiempo 13

228

Vol. 75, No. 1 (Spring 2001}:RICHARD R. JOHN, Rendezvous withinformation? Computers andcommunications networks in theUnited States; THOMAS HAIGH,Inventing information systems: thesystems men and the computer,1950-1968; LESLIE R. BERLIN, RobertNoyce and Fairchild Semiconductor,1957-1968; MARTIN CAMPBELL-KELLY,Not only Microsoft: the maturing ofthe personal computer softwareindustry, 1982-1995; JANET ABBATE,Government, business, and themaking of the Internet.

CADERNOS DE HISTÓRIA E FI-LOSOFIA DA CIÊNCIA.Campinhas, SP Brasil: Centro de Ló-gica, Epistemologia e História daCiência, Unicamp.Série 3, v.10, n.1 (jan.-jun. 2000):ETHEL MENEZES ROCHA, Princípio dacausalidade, existência de Deus eexistência de coisas externas; CAR-LOS ALBERTO RIBEIRO DE MOURA,Contingência e infinito; FÁTIMAREGINA RODRIGUES ÉVORA, Filiponode Alexandria e a critica ao conceitode Matéria Prima; PABLO RUBÉNMARICONDA, O Diálogo de Galileu ea condenação.Série 3, v.10, n.2 (jul.-dez. 2000):LARRY LAUDAN, Teorias do métodocientífico de Platão a Mach. Trad.Balthazar Barbosa Filho.

CADERNOS IG. Campinhas, SPBrasil: Instituto de Geociências daUNICAMPVol. 9, N° 1 (2001): CÁNDIDO MA-NUEL GARCÍA CRUZ, El actualismo-

uniformitarismo como obstáculoepistemológico; ARIEL BARRIOSMEDINA, Un futuro que fue: la Es-cuela Latinoamericana de Ciencia,Tecnología y Desarrollo (CTD);SILVIA F. DE M. FIGUEIRÔA, Thewritings of Orville Adelbert Derby(1851-1915) and its meaning to thehistory of geological sciences.

CIENCIA HOY. Buenos Aires:Asociación Ciencia Hoy.Vol. 11, N° 65 (Octubre/Noviembre2000): MARIEL MARDER, CRISTINAWASOWSKI y ALEJANDRO C. PALADINI,Las plantas productoras de drogasfarmacéuticas; BIBIANA VILÁ, Las vi-cuñas en Cieneguillas y Vilama; Losnuevos movimientos religiosos: ALE-JANDRO FRIGERIO, Umbanda; MARÍAJULIA CAROZZI, El circuito alternativoy el movimiento New Age; Los gran-des dinosaurios de la Argentina:PAULINA NABEL, Entrevista a JoséBonaparte; LEONARDO SALGADO y RI-CARDO PASQUALI, Cómo, cuándo ydónde de los dinosaurios de la Ar-gentina; MIGUEL DE ASÚA y JOSÉ AN-TONIO PÉREZ GOLLÁN, Lewis Pyenson(entrevista); MIGUEL DE ASÚA, Losperdedores.

CRONOS. Cuadernos Valencianosde Historia de la Medicina y de laCiencia. Instituto de Historia de laCiencia y Documentación LópezPiñero, Universitat de València, Es-paña.Vol.3, N° 2 (Diciembre 2000): ISA-BEL DELGADO ECHEVERRÍA, Nettie Ma-ría Stevens y la función de loscromosomas sexuales; JAUME NAVA-

SABER Y TIEMPO

Page 229: Saber y Tiempo 13

229

RRO VIVES, El neutrón de Chadwicky su interpretación; JUAN L. CARRI-LLO, La enseñanza clínica en la Uni-versidad Literaria de Sevilla (1802-1845); SUSANA PINAR, Sobre genéticay plantas. La evolución de los méto-dos de mejora de plantas en la Espa-ña anterior a la Guerra Civil; VÍCTORNAVARRO BROTÓNS, Astronomía ycosmografía entre 1561 y 1625. As-pectos de la actividad de los mate-máticos y cosmógrafos españoles yportugueses; JOSÉ CHABÁS, Astrono-mía alfonsí en Morella a fines delsiglo XIV; JOSEP LLUÍS BARONA, JOANLLORET PASTOR, La historiografía so-bre el exilio científico tras la II Re-pública; VICENTE L. SALAVERTFABIANI, Nuevos estudios sobre la in-dustria y el comercio valencianos.

CUADERNOS ARGENTINOS DEHISTORIA DE LA PSICOLO-GIA. Facultad de Ciencias Huma-nas, Universidad Nacional de SanLuis.Año 1, N° 1, 2 (1995): HUGOVEZZETTI, La trayectoria inicial deEnrique Pichon-Rivière: psiquiatría,psicoanálisis y poesía; HELGA SPRUNG.LOTHAR SPRUNG y WILLIAMWOODWARD, Woman in the historyof German-speaking Pysichology:the model of Kurt Lewin’s researchgroup in Berlin; ALBERTO VILANOVA,El dilema olvidado de la psicologíalatinoamericana; MARINA MASSIMI,Knowledge and practice ofPsychology in civilization projectsdirected at Brazilian indians in the17th, 18th and 19th centuries; ANGELRODRÍGUEZ KAUTH, Notas para una

breve historia de la Psicología So-cial; SIMONETTA GORI SAVELLINI yCATERINA PRIMI, Enzo Bonaventuraand applied Psychology; HUGOKLAPPENBACH, Psicología y campomédico. Argentina: años 30; ESTE-BAN PÉREZ DELGADO y MARÍA VICENTAMESTRE, La Psicología de lo moralen torno a Emilio Mira y López enla España de los años 30; KURTDANZIGER, The production ofpsychological knowledge by experts;HORACIO RIMOLDI, Testimonioautobiográfico. Documentos origina-les: PABLO PAVESI, Presentación de ladisertación de Virey acerca del sal-vaje de Aveyron; JULIEN- JOSEPHVIREY, Dissertation sur un jeuneenfant trouvé dans les forêts duDépartement de l’ Aveyron.Vol. 2, N° 1, 2 (1996): ANTONIO S.GENTILE, Referencias a la psicologíay al psicoanálisis en los orígenes dela psiquiatría rosarina. 1920-1940;EDWARD J. HAUPT, From whence co-mes Experimental Psychology: analternative family tree; HUGOVEZZETTI, Los estudios históricos dela Psicología en la Argentina; MARI-NA MASSIMI, Historiography ofPsychology: old and new paths; ALE-JANDRO DAGFAL, Alfredo Calcagno:pedagogía científica y psicología ex-perimental; EDUARDO KEEGAN, Thehistorical signigficance of Freud’sProject for a Scientific Psychology;ANGEL RODRÍGUEZ KAUTH, Ingenieros,la psicología y la psicología social;JENNIFER MACDONALD, Metaphors ofmemory and “Cognitive Revolution”;RAMÓN SANZ FERRAMOLA, Kant y laconstitución de la Psicología en el

PUBLICACIONES RECIBIDAS

Page 230: Saber y Tiempo 13

230

siglo XIX alemán; PETER J. BEHRENS,Emergent xenophobia in Americansociety 1880-1925: the contributionof scientific Psychology; PABLO E.PAVESI, La noción del yo en Borges;ALBERTO VILANOVA, Enseñanza de laPsicología: historia y problemas fun-damentales; EVA MINKUNSINSKI, Milargo camino; Documentos origina-les: HUGO KLAPPENBACH, Prólogo ala Psicología experimental en la Re-pública Argentina de Horacio Piñero;HORACIO G. PIÑERO, La psicología ex-perimental en la República Argenti-na [1903].Vol.3, N° 1, 2 (1997): HELIO CARPIN-TERO, ALEJANDRA FERRÁNDIZ y ENRI-QUE LAFUENTE, Juan Cuatrecasas y suvisión psicológica del hombre; JOSEFBROZEK, Historiography ofPsychology with focus on recentdevelopments; CLARIBEL MORALES DEBARBENZA, Evolución de la proble-mática de los procesos inconscien-tes; ALBERTO VILANOVA, La psicolo-gía política de Agustín Álvarez;ULFRIED GEUTER y RAMÓN LEÓN, Theemigration of Europeanpsychologists to Latin America; RA-MÓN SANZ FERRAMOLA, Seis proble-mas en historia de la psicología;HUGO VEZZETTI, Freud y Zweig;NANCY INNIS, Edward Tolman,academic freedom and the 1954International Congress ofPsychology; HUGO KLAPPENBACH, En-rique Mouchet, la psicología vital yel psicoanálisis. De la “epopeya cien-tífico-burlesca” a los sueños deFreud; ANTONIO GENTILE, Primer Con-greso Argentino de Psicología; ALE-JANDRO DAGFAL, Discursos, institucio-

nes y prácticas en la etapa previa ala profesionalización de la Psicolo-gía en Argentina (1945-1955); NURIACORTADA DE KOHAN, Autobiografía;RICARDO MORENO, Algunos recuerdospersonales sobre 50 años de Psicolo-gía; ALEJANDRO DAGFAL, HUGOKLAPPENBACH y EDUARDO KEEGAN,Entrevista a Kurt Danziger.

DYNAMIS. Acta Hispanica adMedicinae Scientiarumque HistoriamIllustrandam. Universidad de Grana-da, España.Vol. 21 (2001): FERNANDO GIRÓNIRUESTE (edit.), Medicina y Cienciaen al-Andalus: FRANCISCO FRANCOSÁNCHEZ, La escuela médica Sarqi(ss. XI-XIV): sociedad y medicinaen el Levante de al-Andalus; MARÍAARCAS CAMPOY, Las enfermedadesyudam y baras (lepra) en los trata-dos de derecho islámico (DoctriniMalikí); LUISA MARÍA ARVIDECAMBRA, Un ejemplo de medicinapráctica en al-Andalus: el tratadoXIX del Kitab al-tarsif de Abu-l-Qasim al-Zahrawi (c. 963-1013); LUI-SA FERNANDA AGUIRRE DE CÁRCER,Uso terapéutico de sustancias aromá-tica en al-Andalus; JOAQUINAALBARRACÍN NAVARRO, Un alherce(receta mágica) contenido en el Mis-celáneo de Salomón; ELOÍSA LLAVE-RO RUIZ, La cirugía árabe y el cán-cer: definiciones y tratamientos; CAR-MEN PEÑA y FERNANDO GIRÓN IRUESTE,Medicina versus cirugía: el trata-miento de las enfermedades de losojos en las obras de Abulcasis yAvenzoar; ROSA KUHNE BRABANT, Lahistoriografía de la medicina árabe

SABER Y TIEMPO

Page 231: Saber y Tiempo 13

231

en los retos del siglo XXI; EXPIRA-CIÓN GARCÍA SÁNCHEZ, Las fuentes ci-tadas en el trabajo agrícola de al-Tignari; JULIA MARÍA CARABAZA BRA-VO, Las palomas en la agriculturaandalusí; MARAVILLAS AGUIARAGUILAR, Notas sobre la astronomíade herencia árabe en occidente en elsiglo IX H./XV J.C.; JUAN MARTOSQUESADA, Los esudios sobre el desa-rrollo de las matemáticas en al-Andalus: estado actual de la cues-tión. Artículos: JUSTO HERNÁNDEZ,Cristóbal de Vega (1510-1573), Mé-dico de cámara del príncipe Don Car-los (1545-1568); MAR REY BUENO yMARÍA ESTHER ALEGRE PÉREZ, Losdestiladores de su majestad. Destila-ción, espagiria y paracelsismo en lacorte de Felipe II; ANTONIO GARCÍABELMAR y JOSÉ RAMÓN BERTOMEUSÁNCHEZ, Pedro Gutiérrez Bueno(1745-1822), los libros de texto y losnuevos públicos de la química en elúltimo tercio del siglo XVIII; PAULHERSCH MARTÍNEZ, La farmacopeaNacional y el estatuto terapéutico dela flora en la biomedicina mexicana;ALFONS ZORZOSO, El pluralismo mé-dico a través de la correspondenciaprivada en la Cataluña del sigloXVIII.

EDUCAÇÃO (FILOSOFIA.Uberlândia, Brasil: Universidade Fe-deral de Uberlândia.Vol. 15, N° 29 (Jan./Jun. 2001):FABRIZIO LOMONACO, I “devoti” di G.Vico in Italia: a proposito di unarecente polemica; SERTÓRIO DEAMORIM E SILVA NETO, As críticas deVico e Horkheimer ao racionalismo:

a negação da razão naturalista emnome da filosofia humanista.

EDUCACIÓN EN CIENCIAS MA-TEMÁTICAS Y EXPERIMENTA-LES. Escuela de Humanidades de laUniversidad Nacional de General SanMartín.Vol. IV, N° 11 (2001): OLIMPIALOMBARDI, ¿Leyes de Mendel o leyde Mendel?

EPISTEME. Filosofia e História dasCiências em Revista. UniversidadeFederal do Rio Grande do Sul, PortoAlegre.N° 12 (jan./jun. 2001): DANIELSANDER HOFFMANN, Entrevista: Con-versando com Robert E. Ulanowicz;GUSTAVO CAPONI, Biología funcionalvs. biología evolutiva; EDUARDO ALDOMUSACCHIO, Procesos evolutivoscomparados en disciplinas fácticas:¿isomorfismos o interdependenciasnecesarias?; RITA PETRARCA TEIXEIRAe MARIA LUCIA T. NUNES, Asconcepções de homem na psicologiaclínica: um estudo com base em pro-gramas de ensino; CARLOS DIÓGENESCORTES TOURINHO, As controvérsiasentre dualistas y materialistas nafilosofia da mente contemporânea;GLADYS E.MARTINES e ESTER L.LLINÁS, Función otorgada a la evi-dencia empíkrica desde la opinión delos investigadoires; MAURICIOABDALLA GUERRIERI, Alan Sokal:demolidor de barracas... inclusive aprópria.

ESTUDIOS SOCIALES. RevistaUniversitaria Semestral. Santa Fe:Universidad Nacional del Litoral.

PUBLICACIONES RECIBIDAS

Page 232: Saber y Tiempo 13

232

N° 20, Año XI (1er. sem. 2001): RI-CARDO SALVATORE, Sobre el surgi-miento del estado médico-legal enArgentina (1890-1940).

HISTÓRIA, CIÊNCIAS, SAÚDE.MANGUINHOS. Río de Janeiro:Casa de Oswaldo Cruz.Vol. VIII, No. 1 (Março-Junho2001): LUCIA DE LA ROCQUE e LUIZANTONIO TEIXEIRA, Frankestein, deMary Shelley, e Drácula, de BramStoker: gênero e ciência na literatu-ra; LUIS TOGNETTI, ¿Catedrales de lasciencias o templos del saber? Losmuseos de ciencias naturales de Cór-doba, Argentina, a fines del sigloXIX; LILIAN KOIFMAN, O modelobiomédico e a reformulação do cu-rrículo médico da Universidade Fe-deral Fluminense; ROSA MARÍACORRÊA DAS NEVES, Lições dainiciação científica o a pedagogia dolaboratório; MARY DEL PRIORI,Homens e mulheres: o imaginário so-bre a esterilidade na América portu-guesa; RONALDO RIBEIRO JACOBINA eFERNANDO MARTINS CARVALHO, NinaRodrigues, epidemiologista. Estudohistórico de surtos de beribéri em umasilo para doentes mentais na Bahia,1897-1904; JORGE MÁRQUEZVALDERRAMA, ¿Rumores, miedo oepidemia? La peste de 1913 y 1914en la costa atlántica de Colombia;DALILA DE SOUSA SHEPPARD, A litera-tura médica brasileira sobre a pestebranca: 1870-1940.Vol. VIII, No. 2 (Julho-Agosto2001): FRANCISCO DE ASSIS GUEDES DEVASCONCELOS, Starvation, eugenicsand the development of nutrition in

Pernambuco according to GilbertoFreyre’s, Josué de Castro’s andNelson Chaves’ analysis; DINACZERESNIA, Epidemic constitution: oldand new theories and practices inEpidemiology; JACILEIDE GUIMARÃESand TOYOKO SAEKI, Santa Terezawindows: a study of the psycho-so-cial rehabilitation process at thePsychriatic Hospital in Riberão Preto,São Paulo; GUSTAVO CAPONI, ClaudeBernard and the boundaries of expe-rimental physiology; MÁRCIO DESOUSA SOARES, Physicians and potionmakers at the Imperial Court: a co-lonial legacy; EDWARD A. RIEDINGER,The development of Brazilian studiesin France; IVANITA RAQUEL B.VELLOSOand THELMA BONNIAU GITIRANA,Aristides Azevedo Pacheco Leão’sphotographic archive.Vol. VIII, No. 3 (Setembro-Dezembro 2001): HEBE M. C.VESSURI, Enfermería de salud públi-ca, modernización y cooperación in-ternacional. El proyecto de la EscuelaNacional de Enfermeras de Venezue-la, 1936-1950; MÁRCIA REGINA BA-RROS DA SILVA, O ensino médico emSão Paulo e a criação da EscolaPaulista de Medicina; LAURINDAABREU, O papel das Misericórdias dos‘lugares de além-mar’ na formaçãodo império português; LUCIANAMENDES GANDELMAN, A Santa Casada Misericórdia do Rio de Janeironos séculos XVI a XIX. DossiéDarwinismo: RICARDO WAIZBORT,Teoria social e biologia: perspecti-vas e problemas da introdução doconceito de história nas ciências bio-lógicas; JAMES G. LENNOX, História e

SABER Y TIEMPO

Page 233: Saber y Tiempo 13

233

filosofia da ciência: uma abordagemfilogenética; EDISON PEREIRA DA SIL-VA, Uma breve história da teoria evo-lutiva; ANNA CAROLINA K. P. REGNER,O conceito de natureza em A origendas espécies; ALDO MELLENDER DEARAÚJO, O salto qualitativo emTheodosius Dobzhansky: unindo astradições naturalista eexperimentalista; EDUARDO RODRIGUESCRUZ, Ser ou não ser consiliente: eisa questão; MAURICIO VIEIRA MARTINS,De Darwin, caixas-pretas e dosurprendeente retorno do‘criacionismo’.Vol. VIII, Suplemento 2001:Ciência e Viagens: DAVID MARCUSKNIGHT, Viagens e ciência no Brasil;ÁNGELA DOMINGUES, Para un melhorconhecimento dos domínioscoloniais: a constitução de redes deinformação no Império português emfinais do Setecentos; JEAN-MARCDROUIN, Analogias e contrastesd en-tre a expedição ao Egito e a viagemde Humboldt e Bonpland; LORELAIKURY, Viajantes-naturalistas no Bra-sil oitocentista: experiência, relato eimagem; MARIA MARGARET LOPES,Viajando pelo campo e pelascoleções: aspectos de umacontrovérsia paleontológica; MAGALIROMERO SÁ: O botânico e o mece-nas: João Barbosa Rodrigues e aciência no Brasil na segunda metadodo século XIX; FLAVIO C. EDLER, Deolho no Brasil: a geografia médica ea viagem de Alphonse Rendu; JEAN-PIERRE GOUBERT, A divina garrafa:viagens, alcoóis e remédios nos doshemisférios dos séculos XVI ao XX;JANET BROWNE, A coleta na história

natural e a tradição biogeográfica;RONALD RAMINELLI, Do conhecimentofísico e moral dos povos: iconografiae taxonomia na Viage Filosófica deAlexandre Rodrigues Ferreira; MARIADE FÁTIMA COSTA, AlexandreRodrigues Ferreira e a capitania deMato Grosso: imagens do interior;NELSON PAPAVERO e DANTE MARTINSTEIXEIRA, Os viajantes e abiogeografía; MARCOS MOREL, Cincoimagens e múltiples olhares: as‘descobertas’ sobre os índios do Bra-sil e a fotografia do século XIX;LUCIA MARIA PASCHOAL GUIMARÃES,Memórias partilhadas: os relatos dosviajantes oitocentistas e a idéia de“civilização do cacau”; GUILLERMOGIUCCI, A viagem dos objetos;HELMUT SCHINDLER, Plumas comoenfeites da moda; ERNST JOSEFFITTKAU, Johann Baptist Ritter vonSpix, primeiro zoólogo de Muniquee pesquisador no Brasil.Volume 9, N° 1 (Janeiro-Abril2002): HERMANN G. SCHATZMAYR;ANA MARIA BISPO DE FILIPPIS; FABIANFRIEDRICH, Erradicação de poliomeliteno Brasil: a contribução da FundaçãoOswaldo Cruz; FERNANDO TENÓRIO, Areforma psiquiátrica brasileira, da dé-cada de 1980 aos dias atuais: históriae conceitos; DANIEL GROISMAN, Avelhice, entre o normal e o patológi-co; RICARDO DA GAMA-ROSA COSTA,A caminho do paraíso: Galdino doValle Filho e o projeto liberal bur-gués na Nova Friburgo republicana;JOAQUIM JUSTINO MOURA DOS SANTOS,História do lugar: un método deensino e pesquisa para as escolas denível médio e fundamental; LEA

PUBLICACIONES RECIBIDAS

Page 234: Saber y Tiempo 13

234

VELHO; PAULO VELHO, A controvérsiasobre o uso de alimentação ‘alterna-tiva’ no combate a subnutrição noBrasil; WANDA LATMANN WELTMAN,A produção científica publicada peloInstituto Oswaldo Cruz no período1900 a 1917: um estudo exploratório;MARIA ÉLIDE BORTOLETTO; MARILENEANTUNES SANT’ANNA, A história e oacervo das obras raras da Bibliotecade Manguinhos; MARCOS CUETO, Elpasado de la medicina: la historia yel oficio. Entrevista con Roy Porter.

IDEAÇAO. Revista do NúcleoInterdisciplinar de Estudos e Pes-quisas em Filosofía da UniversidadeEstadual de Feira de Santana, Bra-sil.N° 7 (Janeiro 2001): JOÃO CARLOSSALLES PIRES DA SILVA, Diderot,Jacques.

INVESTIGACIÓN Y CIENCIA.Barcelona: Prensa Científica S.A.Edición española de ScientificAmerican.N° 295 (Abril de 2001): MAXTEGMARK y JOHN ARCHIBALDWHEELER, Cien años de misterioscuánticos.N° 300 (Septiembre de 2001):EMMANUEL POULLE, El astrario deGiovanni Dondi; ÁNGEL PESTAÑA,Veinticinco añmos de ciencia y téc-nica en españa: institucionalizacióne infraestructuras.

LA BIBLIOTECA. Boletín Infor-mativo de la Biblioteca “DomingoF. Sarmiento” de la Sociedad Cien-tífica Argentina.

N° 2 (Septiembre 2001): SANTIAGOCÉSAR BESUSCHIO, FlorentinoAmeghino. Un modelo humano paralas generaciones venideras.

MÁTHESIS. Revista de Educação.Jandaia do Sul, Paraná, Brasil:Faculdade de Filosofia, Ciências eLetras de Jandaia do Sul.Vol. 1, N° 2 (Jul.-Dez. 2000): GUISLENEMIOTTO CATOLINO RAYMUNDO,Comenius: A universalização daeducação.

MEDICINA & HISTORIA. Revis-ta de Estudios Históricos de lasCiencias Médicas. Barcelona: Cen-tro de Documentación de Historia dela Medicina de J. Uriach) Cía. S. A.N° 1 (2001 - 4a. época): MONTSERRATALAY SUÁREZ, La lucha contra la mor-talidad infantil en la Casa Provincialde Maternidad y Expósitos de Bar-celona durante la segunda mitad delOchocientos.N° 2 (2001 - 4a. época): JOSÉ VICEN-TE MARTÍN BOSCA; ANTONIO REYGONZÁLEZ, Félix Martí Ibáñez: Apor-tación biográfica a su etapa española(1911-1939).N° 3 (2001 - Cuarta época): AGUSTÍNALBARRACÍN TEULÓN, La condiciónhumana de Pedro Laín Entralgo.N° 4 (2001 - Cuarta época): RICAR-DO CAMPOS MARÍN, La vacunaciónantivariólica en Madrid en el últimotercio del siglo XIX. Entre elespecialismo médico y elmercantilismo.

MUNDO CIENTÍFICO. Barcelona:RBA Revistas S.A. Edición españo-la de La Recherche.

SABER Y TIEMPO

Page 235: Saber y Tiempo 13

235

N° 225 (2001): NICOLÁS WITKOWSKI,Denis Papin, de la marmita al mito.N° 226 (2001): BERNADETTEBENSAUDE-VINCENT, La ciencia mue-ve el mundo [Exposición Universalde Paris, 1900]N° 228 (2001): NICOLÁS WITKOWSKI,Birkeland, profeta electromagnético.

NUNCIUS. Annali di Storia dellaScienza. Firenze: Leo S. Olschki.Anno XVI, Fasc. 1 (2001): N. FABBRI,Kepler: il cosmo armonico e lamusica; G. NONNOI, La scienza e lafilosofia galileane nel New World diJohn Wilkins; L. ZUCCHI, Linneo eParkinson: il botanico e le scimmienel giardino dell’Eden; L. E. FUNARO,“Il criterio e la mano”. Viaggi edonativi sovrani all’Imperiale e Re-gio Museo fiorentino; G. N. VLAHAKIS,Against French science: AlessandroVolta and Luigi Brugnatelli in earlyNineteenth-Century Greece; R.PASSIONE, Mente e lavoro. Le primericerche in Italia fra laboratorio eofficina; A. MESCHIARI, Le carte del“Fondo Giovanni Battista Amici” edella “Raccolta Amici Grossi” nellaBiblioteca Estense di Modena; E.ULIVI, Mariano del Mo Michele, unmaestro d’abaco del XV secolo; G.POGLIANO, Statements on Racedell’Unesco: Cronaca di un lungotravaglio (1949-1953).Anno XVI, Fasc. 2 (2001):

REVISTA DE HISTORIA.Neuquén: Universidad Nacional delComahue.N° 8 (Octubre 2000): CARLOS CAL-DERÓN, SANDRA COLOMBO, HUGO

MEGASCINI, Los trabajos y los díasde Geraldo Del Sol (librero compos-telano del siglo XVI)

REVISTA DEL MUSEO Y CEN-TRO DE ESTUDIOS HISTÓRI-COS DE LA FACULTAD DEODONTOLOGÍA DE BUENOSAIRES.Año 16, N° 32 (Junio 2001): JUANCARLOS MURACCIOLI, El Dr. Bernar-do A. Houssay, primer Profesor deFisiología de la Escuela de Odonto-logía de Buenos Aires; MARÍA DELCARMEN ZARRANZ, Manuel Galea:Farmacéutico, odontólogo, padre deun distinguido catedrático; ORESTESWALTER SIUTTI, Facultad de Odonto-logía de La Plata: 40 años.Año 16, N° 33 (Diciembre 2001):HANNELORE T. LOEWY, Los primeroscincuenta años de la Academia Ame-ricana de Odontología; ORESTESWALTER SIUTTI, La Escuela de Odon-tología de Buenos Aires. 1891-1946.Planes de estudio. Miscelánea; LIDIAROSA FERNÁNDEZ, Maria SalomeSkodowska Curie (1867-1934). Sumundo y su legado; ORESTES WALTERSIUTTI, La Cátedra de Técnica Qui-rúrgica y Anestesiológica. Centena-rio del nacimiento del Doctor CarlosCalloni.

REVISTA FUNDACIÓN FACUL-TAD DE MEDICINA. Universidadde Buenos Aires.Vol. XI, N° 42 (Diciembre 2001):JORGE MANRIQUE, La sangría: del mitoal logos y del rito a la técnica; FEDE-RICO PÉRGOLA, Bicentenario del pri-mer periódico de Buenos Aires.

PUBLICACIONES RECIBIDAS

Page 236: Saber y Tiempo 13

236

Atisbos bonaerenses sobre temas dela salud.

Otras publicaciones recibidas

Anales de la Academia Nacional deCiencias de Buenos Aires.Tomo XXXIV, 1 y 2 (2000)Anales de la Sociedad Científica Ar-gentina.Vol. 229, N° 1 (1999)Boletín Neurológico. Buenos Aires:Fundación Alfredo ThomsonN° 37 (marzo 2002)Ciencia Hoy. Buenos Aires: Asocia-ción Ciencia HoyVol. 11, N° 66 (Diciembre 2001-Enero 2002); Vol. 12, N° 67 (Febre-ro-Marzo 2002), N° 68 (Abril-Mayo2002); N° 69 (Junio-Julio 2002)Educación en Ciencias Sociales. Es-cuela de Humanidades de la Univers.Nac. de General San Martín.Vol. II, N° 5 (Mayo-Agosto 2001).Estudios. Revista del Centro de Es-tudios Avanzados. Universidad Na-cional de Córdoba.N° 13 (Enero-Diciembre 2000).Estudios Sociales. Santa Fe: Univer-sidad Nacional del Litoral.Año XI, N° 21 (Segundo semestre2001); Dossier: 10 años de estudiossociales (Segundo semestre 2001)Exactamente. Revista de la Facul-tad de Ciencias Exactas y Natura-les. UBAAño 8, N° 22 (Diciembre de 2001)Geratría Práctica. Sociedad Argen-tina de Neurogeriatría.Vol. XI, Nos. 4 (2001); 5; 6; 7; 8; 9;10 (2001)

Idea. Revista de la Facultad deCiencias Humanas. Universidad Na-cional de San Luis.Año 15, N° 34 (Junio de 2001); N°35 (Diciembre 2001)Investigación y Ciencia. Edición es-pañola de Scientific American.Nos. 296 (Mayo de 2001); 297 (Ju-nio 2001); 298 (Julio 2001)Mundo Científico. Edición españolade La RechercheN° 227 (2001)Noticiero SADIO. Sociedad Argen-tina de Informática e InvestigaciónOperativa.Año 33, Nos. 4 y 5 (2001); Año 35,N° 1 (Marzo/Abril 2002)Periodismo Científico. AsociaciónEspañola de Periodismo Científico.N° 38 (Septiembre-Octubre 2001);39 (Noviembre-Diciembre 2001); 40(Enero-Febrero 2002); 41 (Marzo-Abril 2002); 42 (Mayo-Junio 2002).Presente y Pasado. Revista de His-toria de la Facultad de Humanidadesy Educación, Universidad de LosAndes, Mérida, Venezuela.Año IV, N° 8 (Julio-Diciembre1999).Quinto Sol. Revista de Historia Re-gional. Instituto de Historia Regio-nal. Facultad de Ciencias Humanas.Universidad Nacional de La Pampa.Año 2, N° 2 (1998); Año 3, N° 3(1999); Año 4, N° 4 (2000)Rhema. Instituto TeologicoArquidiocesano Santo Antônio (Juizde Fora, MG, Brasil)Vol. 7, N° 25 (2001)Revista Científica de la UniversidadBlas Pascal (Córdoba).

SABER Y TIEMPO

Page 237: Saber y Tiempo 13

237

N° 15 (2001)Revista de Ciencias Sociales. Uni-versidad Nacional de Quilmes, Ar-gentina.N° 11 (Diciembre 2000)Revista del Archivo Histórico de laMunicipalidad de Córdoba (Argen-tina)

Año 2, N° 2 (2001).Revista de Teoría y Didáctica de lasCiencias Sociales (Universidad deLos Andes, Mérida, Venezuela)Nos. 3 (1998)-6 (2001)Revista. Fundación Facultad deMedicina de la Universidad de Bue-nos Aires.Vol. XI, N° 41 (Septiembre 2001).

PUBLICACIONES RECIBIDAS

Page 238: Saber y Tiempo 13

Índice onomásticoAlberini, Coriolano (filós.arg., 1886-1960): 135Alberti, José Luis: 142Alsina, Adolfo (polít. arg., 1829-1877):41Ameghino, Carlos (geól. y paleont. arg.,1865-1936): 45Ameghino, Florentino (geól. y paleont.arg., 1854-1911): 15,45,58Amodeo, Federico (matem. it., 1859-1946): 180Aparicio, Francisco de (arqueól. arg.,1892-1957): 15Aráoz, Daniel (polít. arg., 1826-1875):34Ardila, Rubén: 145Arditi Rocha, René: 144Argento, Aureliano (polít. arg., 1838-1896): 36Aristóteles de Estagira (filós. gr., 384-322): 141Avellaneda, Nicolás (polít. arg., 1837-1885): 34Azara, Félix de (científ. esp., 1746-1821): 58Babini, José (histor. arg., 1897-1984):135, 165Babini, Nicolás (escritor arg., n.1921):180Baidaff, Bernardo I. (matem. rumano):163Balanzat, Manuel (matem. esp., 1912-1994): 174Balbín, Valentín (matem. arg., 1851-1901): 76,164Bard, Leopoldo (polít. arg.): 80Barilari, Mariano J. (méd. arg., n.1892):144Barrio, Maximino de: 6Beck, Guido (físico austriaco, 1903-1988): 182Beltrán, Juan Ramón (histor. arg., 1894-1947): 142

Bergson, Henri (filós.fr., 1859-1941):135Berman, Gregorio (méd. arg., 1894-1972): 144Biagini, Hugo: 135Biggeri, Carlos (matem. arg.): 168Birkhoff, George D. (matem. estadoun.,1884-1944): 177Blaquier, Juan (matem. arg., 1897-1973): 165Blondel, Charles: 145Blumenfeld, Walter: 142Bonpland, Aimé (natural. fr., 1773-1858): 58Bosch, Gonzalo (méd. arg., n. 1885):144Bose, Emil Hermann (físico al., 1874-1911): 74Brentano, Franz (filós. austriaco, 1838-1917): 135Broca, Paul (antrop. fr., 1824-1880): 34Broggi, Ugo (matem. it., 1880-1965):176Brugger, Heriberto: 143Bula, Clotilde A. (matem. arg.): 173Bunge, Mario (filós. arg. , n. 1919): 135Burmeister, Hermann (natur. al., 1807-1892): 33Butty, Enrique (fís. arg., n.1887): 170Calderón, Alberto (matem. arg., 1920-1998): 171Cané, Miguel (escrit. arg., 1851-1905):34Cantu, Cesar (histor. it., 1804-1895): 38Carbia, Rómulo D. (histor. arg., 1885-1944): 20Casanova, Eduardo (arqueól. arg.): 19Cernuschi, Félix (ing. arg., n.1907): 177Cervantes Saavedra, Miguel de (escr.esp., 1547-1616): 70Chateaubriand, François (escrit. fr.,1768-1848): 59Chiabra, Juan (prof. it., 1873-1934): 135

Page 239: Saber y Tiempo 13

239ÍNDICE ONOMÁSTICO

Christensen, Jorge: 169Ciampi, Lanfranco (psicól. it., n.1913):144Claparède, Edouard (psicól. suizo,1873-1940): 144Cometta, Eleonora: 178Corominas, Ernesto (matem. 1913-1992): 173Corral, José Isaac (mat. esp.): 180Cortés Funes, Jerónimo (polít. arg. ,1833-1891): 36Darquier, Juan (méd. arg., 1829-1897):49Darwin, Charles (natural. ingl., 1809-1882): 35,58Dassen, Claro C (matem. arg., 1873-1941): 163Dávila, Adolfo E. (period. y polít. arg.,1848-1918): 44Debenedetti, Salvador (arqueól. arg.,1884-1930): 14Delachaux, Enrique (geógr. suizo-arg.,1864-1908): 14Dellepiane, Ángela (crít. liter. arg.contemp.): 63Del Valle, Aristóbulo (polít. arg., 1847-1896): 46Del Valle Ibarlucea, Enrique (polít. arg.,m.1921): 153De Sanctis, Sante: 144Dewey, John (filós. estadoun., 1859-1952): 144Díaz Colodrero, Wenceslao: 34Díaz de Solís, Juan (naveg. esp.,m.1516): 54Dieulefait, Carlos E (matem. arg.,1901-1982): 174Dilthey, Wilhelm (filós. al., 1833-1911):140Doering, Oscar (natural. al., 1844-1917): 62Dotti, Jorge: 135Dresden, A.: 177Driesch, Hans (filós. al., 1867-1941):144Duclout, Jorge (matem. fr.): 163

Dumas, Georges (psicól. fr., 1866-1946): 140Durañona y Vedia, Agustín A. (matem.arg., 1904-1980): 173Dwelshauver, Georges (psicól. belga,n.1876): 140Ehrenreich, Paul (antrop. al., 1855-1914): 17Escudero, A,: 178Fayet, J. (matem. fr.): 179Fernández Stacco, Edgardo (matem.arg., n.1935): 163-196Ferrari Descole, Esther (mat. arg. 1915-1945):Ferrari, María A. (prof. arg.): 173Ferrière, Adolfo: 144Figueroa, Francisco J. (polít. arg.,m.1888): 51FitzRoy, Robert (marino ingl., 1805-1865): 35Frenguelli, José (geól. arg., 1884-1950):15Frenkel, Yanny (matem. arg.): 173Freud, Sigmund (méd. austriaco, 1856-1939): 135Gallinal, Alejandro (méd. y polít. urug.,n.1872): 80Gallo, Delfín (polít. arg., 1845-1889):35Gans, Richard (físico al., 1880-1954):91García, Godofredo (matem. peruano):180Gaspar, Fernando L. (matem. arg.): 173Gentile, Giovanni (filós. it., 1875-1944): 140Glidden, George R. (arqueól. ingl.,n.1809): 38Goethe, Johann W. (escrit. al., 1749-1832): 59González, Joaquín V. (escrit. arg., 1863-1923): 5,91,153González, Mario O. (matem. cub.): 171González Domínguez, Alberto (matem.arg., 1904-1982): 173González Pereda, J.: 180Gordillo, Santiago: 35

Page 240: Saber y Tiempo 13

240 SABER Y TIEMPO

Grasset, Joseph (méd. fr., 1849-1918):139Grasso, Gofredo: 144Grasso, Leonardo: 144Guitarte, Manuel (matem. arg., 1887-1949): 163Gutiérrez, Avelino (méd. esp., 1865-1946): 166Hara, Myriam Beatriz (museól.arg.,n.1966): 73-93Head, Francis B. (explor. ingl., 1793-1875): 58Hegel, Georg Friedrich Wilhelm (filós.al., 1770-1831): 135Heiberg, Magrete (física dan.): 74Heidegger, Martin (filós. al., 1889-1976): 148Herrera, Félix Eduardo (matem. arg.):177Höffding: 140Holmberg, Eduardo L. (natural. arg.,1852-1937): 57-72Humboldt, Alexander von (natural. al.,1769-1859): 57,133Husserl, Edmund (filós. al., 1859-1938):135Ibérico y Rodríguez, Mariano (prof.peruano, n.1893): 142Imbelloni, José (antrop. it., 1885-1967):15Ingenieros, José (méd. it., 1877-1925):15,134Ioteyko, Josefa: 155Iriondo, Simón de (polít. arg., 1836-1883): 41Isnardi, Teófilo (físico arg. 1890-1966):178Jachesky, León: 142James, William (filós. estadoun., 1842-1910): 140Janet, Pierre Maurice Felix (psicól. fr.,1859-1947): 144Jasinowsky, Bogumil, (matem. polaco):181Jesinghaus, Carlos (psiq. al., 1886-1948): 152Jiménez de Asúa, Luis (jurista esp.,1889-1970): 145

Kant, Immanuel (filós. al., 1724-1804):135Kate, Hermann F. K. ten (antrop. hol.,1858-1939): 7Keiper, Wilhelm (educ. al., 1868-1962):135Klappenbach, Hugo (psicól. arg.,n.1956): 133-162Klimovsky, Gregorio (epistem. arg.,n.1922): 168Kobelsky, J.: 178Köhler, Wolfgang (psicól. al., 1887-1967): 144Korn, Alejandro (filós. arg., 1860-1936): 135Krueger, Félix (psicól. al., 1874-1948):135La Condamine, Charles Marie de(viajero fr., 1701-1774): 57Lafone Quevedo, Samuel A. (ling.urug., 1835-1920): 7Laguardia, Rafael (matem. urug.): 175La Menza, Francisco (matem. arg.,n.1892): 165

Lehmann, Walter: 9Lehmann-Nitsche, Roberto (etnógr. al.,1872-1938): 7Levene, Ricardo (histor. arg., 1885-1959): 19Levi, Beppo (matem. it., 1875-1964):175Levi Civita, Tullio (matem. it., 1873-1941): 180Levialdi, Andrea (matem. it.): 175Lévy Brühl, Lucien (filós. fr., 1857-1939): 145Linneo, Carl von [Linné] (natur. sueco,1707-1778): 8,57Lista, Ramón (geógr. arg., 1856-1897):34Llerena, Juan (polít. arg., 1823-1900):49Lobos, Eleodoro (polít. arg., 1861-1923): 44López, Arturo León: 144

Page 241: Saber y Tiempo 13

241ÍNDICE ONOMÁSTICO

López D’Urso, Mónica (museól. arg.,n.1958): 73-93López, Vicente Fidel (histor. arg., 1815-1903): 52Lorentz, Paul Gunther (natur. al., 1835-1881): 35Loria, Gino (hist. y matem. it., 1862-1954): 180Loudet, Osvaldo (méd. arg., n.1889):142Loyarte, Ramón Godofredo (fís. arg.,1888-1944): 81Mansilla, Lucio Víctor (escrit. arg.,1831-1913): 50Mantegazza, Paolo (antropól. ital.,1831-1910): 70Marañón, Gregorio (méd. esp., 1887-1960): 145Marconi, Guglielmo (físico it., 1874-1937): 83Márquez Miranda, Fernando (arqueól.arg. 1897-1961): 19Marx, Karl Heinrich (sociól. al., 1818-1883): 147Maschwitz (ing. arg.): 76Massera, José Luis (matem. urug.): 182Mata, Leopoldo: 144Maveroff, M.:McKeen Cattell: 133Meinong, Aleixus von (psicól.austriaco, 1853-1920): 135Menéndez y Pidal, Ramón (filól. esp.,1869-1968): 164Mercante, Víctor (educ. arg., 1870-1934): 133Messer, August (psicól. al., 1867-1937):140Meyer, Camilo (matem. fr., 1854-1918):163Mira y López, Emilio (méd. cubano-esp., 1896-1964): 143Mitre, Bartolomé (polít. e histor. arg.,1821-1906): 35,75Moreno, Francisco Pascasio (natur. arg.,1852-1919): 5,34,58Morton, Samuel G. (méd. y natur.estadoun., 1799-1851): 38

Mossin Kotin, Cecilia (física arg.): 178Mosso, Angelo (fisiól. it., 1846-1910):154Mouchet, Enrique (psicól. arg., 1886-1977): 141Moussy, Victor Martin de (geógr. fr.,1810-1869): 49Müller, Georg E. (psicól. al., 1850-1934): 140Münsterberg, Hugo (psicól. al., 1863-1916): 155Muñiz, Francisco Javier (científ. arg.,1795-1871): 58Musters, George Chaworth (explor.ingl., 1841-1879): 35Navarro Floria, Pedro (histor. arg.,n.1963): 33-57Nazar Anchorena, Benito A. (abog. arg.,n.1884): 14Neugebauer, Otto E. (histor. al.,n.1899): 177Nott, Jonas Clarke (etnól. estadoun.,1804-1873): 38Obermaier, Hugo (prehistor. esp., 1877-1946): 9Olinto, Plinio: 142Orbigny, Alcide Dessalines d’ (natur.fr., 1802-1857): 45Oroño, Nicasio (polít. arg., 1823-1904):40Ortega y Gasset, José (filós.esp., 1883-1955): 135Ortiz, Francisco J. (polít. arg., 1840-1932): 51Outes, Félix F. (etnógr. arg., 1878-1939): 14Page, Thomas J. (explor. estadoun.,1808-1899): 70Palacios, Alfredo Lorenzo (polít. arg.,1880-1965): 149Palavecino, Enrique (antrop. arg.,n.1900): 17Perón, Juan Domingo (polít. arg., 1895-1974): 183Pi Calleja, P. (matem. esp. 1907-1986):180Piéron, Henri (psicól. fr., n.1881): 144

Page 242: Saber y Tiempo 13

242 SABER Y TIEMPO

Piñero, Horacio G. (prof. arg., 1869-1919): 133Pi y Suñer, Augusto (fisól. esp., 1879-1965): 145Pizarro, Manuel Dídimo (polít. arg.,1841-1909): 36Plá, Cortés (histor. arg., 1898-1975):174Podgorny, Irina (histor. arg., n.1963): 5-31Ponce, Aníbal (psicól. arg., 1898-1938):151Pratt, Mary Louise (crít. liter. canad.,n.1948): 58Prieto, Adolfo (crít. liter. arg., n.1928):60Pró, Diego F. (filós. arg.): 135Quatrefages de Bréau, Jean Armand de(antrop. fr., 1810-1892): 34Quesada, Vicente G. (escrit. arg., 1830-1913): 35Quintana, Manuel (polít. arg., 1836-1906): 40Raimondi, Elba (prof. arg.): 178Rebuelto, Emilio (ing. arg.): 163Repetto, Celina (prof. arg.): 173Reyna, Pedro Celestino (polít. arg.,1837-1908): 54Rey Pastor, Julio (matem. esp., 1888-1962): 163Ribot, Théodule Armand (psicól. fr.,1839-1916): 141Ricaldoni, Tebaldo Jorge (ing. urug.,1861-1923): 73-93Ríos, Sixto (matem. esp.): 180Rivarola, Rodolfo (jurista arg., 1857-1942): 136Roca, Julio Argentino (polít. arg., 1834-1914): 42Rocha, Dardo (polít. arg., 1838-1921):39,64Rodríguez Etchart, Carlos (jurista arg.,1866-1934): 139Romero, Francisco (filós. hisp.-arg.,1891-1962): 135Romero, José Luis (histor. arg., 1909-1977): 135

Rossi, Arturo: 144Rossi, Santín Carlos: 144Sadosky, Manuel (matem. arg., n.1914):183Sagastume Berra, Alberto (matem. arg.,1905-1960): 171Saint-Pierre, Bernardin de (escrit. fr.,1737-1814): 59Salto, Graciela Nélida (crít. liter. arg.,n.1958): 37-72Santaló, Luis A. (matem. esp., 1911-2002): 165Sapper, Karl (geógr. al., 1866-1945): 9Sarmiento, Domingo F. (polít. arg.,1811-1888): 34,58Scarfiello, Roque (matem. arg.): 174Scheler, Max (filós. al., 1874-1928):135Schiller, Friedrich (escrit. al., 1758-1805): 59Segond: 140Serrano, Antonio (arqueól. arg.,n.1899): 18Simonetti, Raquel: 178Sollier, Paul: 144Spencer, Herbert (filós. ingl., 1820-1903): 135Spengler, Oswald (histor. al., 1880-1936): 135Spranger, Eduard (filós. al., 1882-1963): 140Stone, Marshall H. (matem. estadoun.):181Székely, Bela: 143Taylor, Frederick Winslow (ing.estadoun., 1856-1915): 155Temple, Edmond (viaj. ingl., s. XIX):58Terán, Oscar: 134Terracini, Alessandro (matem. it., 1889-1968): 176Terradas, Esteban (ingen. esp., 1883-1950): 178Toranzos, Fausto (matem. arg., 1908-1986): 180Torrent, Manuel: 39Torres, Luis María (arqueól. arg., 1878-1937): 5

Page 243: Saber y Tiempo 13

243

Uexküll, Jacob J. von (biól. al., n.1864):147Ugarte, Manuel (escrit. arg., 1878-1951): 153Valli, Ilicio: 155Vélez, Luis (polít. arg., 1831-1881): 37Vezzetti, Hugo: 150Vignati, Milcíades Alejo (antrop. arg.,n.1895): 19Vignaux, Juan Carlos (matem. arg.1893-1948): 165Villey, Pierre: 150Virchow, Rudolf (méd. prus., 1821-1902): 34Volterra, Vito (matem. it., 1860-1940):171

Von Reichenbach, María Cecilia (físicaarg., n.1961): 73-93Wagner, Duncan L. (arqueól. fr., 1863-1937): 19Wagner, Emilio R. (arqueól. fr., 1868-1949): 19Weigel Muñoz, Ernesto (prof. arg.,1859-1919): 137Wundt, Wilhelm (psicól. al., 1832-1920): 133Zapata, José Vicente (polít. arg., 1851-1897): 44Zeballos, Estanislao S. (jurista arg.,1854-1923): 40

ÍNDICE ONOMÁSTICO

Page 244: Saber y Tiempo 13
Page 245: Saber y Tiempo 13

Se terminó de imprimir en Impresiones DunkenAyacucho 357 (C1025AAG) Buenos Aires

Telefax: 4954-7700 / 4954-7300E-mail: [email protected]

www.dunken.com.arSeptiembre de 2002

Page 246: Saber y Tiempo 13
Page 247: Saber y Tiempo 13

247

Esta pagina se eliminara en el momento de impresión del libro

MUY IMPORTANTE LEER ESTA PÁGINA AL COMENZAR LA CORRECCIÓN

¿CÓMO CORREGIR LA PRUEBA DE GALERA?

La prueba de galera es un borrador para que usted pueda hacer las correcciones del texto,ya sea de diagramación, tipos de letra, agregado de texto, cambio de páginas, etcétera. A lahora de corregir recuerde que es un borrador y puede hacer todas las aclaraciones que seannecesarias. Aquí le damos algunas pautas que facilitan nuestra corrección.

– Corregir siempre con birome ROJA y con letra legible.– Hacer una cruz en el margen izquierdo que marque las correcciones por página.

Corregir:– Signos de puntuación.– Faltas ortográficas.– Acentuación. Adoptar un criterio homogéneo en todo el libro acerca de la acentua-ción de las letras mayúsculas. De haber una sola mayúscula acentuada usted deberíaacentuarlas todas, o en caso contrario, debería optar por no ponerle acento a ninguna.Mantener el mismo criterio para la tapa, contratapa y solapas.– Cabezales (parte superior donde figuran el título de la obra, el nombre del autor y elnúmero de página).– Portada (revisar que el nombre del autor y de la obra estén correctos).– Tapa, contratapa, solapas y lomo, verificar que su nombre y el título del libro esténbien escritos, tanto en la tapa como en el lomo.– En la ÚLTIMA PRUEBA DE GALERA corregir el ÍNDICE (verificar el número depágina con cada capítulo).– Si se agrega texto, traerlo tipiado o en disquete o en letra clara.– En caso de tener notas al pie, verificar su ubicación en la respectiva página.Tenga en cuenta que la responsabilidad intelectual de la corrección queda en manos del autor,la editorial no se responsabiliza por las correcciones que no fueron señaladas por el mismo.

ENVIAR POR CORREO

Tel: 4962-6174e-mail: @Formato: 15, 50 x 22, 50 cmpáginas: 248 o 256 (se execedió de páginas)Todo color FOTOCROMOLaminado: Brillosocantidad de ejemplares: 200

Page 248: Saber y Tiempo 13

MUY IMPORTANTE COMPLETAR ESTA PLANILLA EN LA ÚLTIMAPRUEBA DE GALERA ANTES DE AUTORIZAR LA IMPRESIÓN

U Por favor, tildar los casilleros de visado una vez que hayan sido verificados.¿Controló que su propio nombre esté bien escrito en todos los sitios del libro dondeéste aparece? Normalmente su nombre aparece en:

Portada Tapa y contratapa Registro ISBN (generalmente pág. 6 o 4) Lomo Cabezales Solapas

¿Verificó que el título de tapa del libro coincida exactamente con el del interior dellibro? Normalmente el título del libro aparece en:

Portada y portadilla Lomo Cabezales Solapas Tapa y contratapa

¿Adoptó un criterio homogéneo en todo el libro acerca de la acentuación de lasletras mayúsculas? De haber una sola mayúscula acentuada usted debería acentuarlastodas, o en caso contrario, debería optar por no ponerle acento a ninguna. Normalmen-te usted debe controlar el criterio homogéneo de acentuación en:

Todo el interior del libro Tapa y contratapa Portadas y portadillas Solapas Cabezales Lomo

¿Verificó que los títulos, subtítulos, etc. que se hallan en el índice coincidan exacta-mente con los que se utilizaron en el interior del libro, así como que la numeracióndel índice coincida con la paginación?

Correcta numeración del índice Concordancia de títulos, subtítulos, etcétera. Ortografía del índice (en especial mayúsculas, minúsculas y acentos)

¿Tiene su libro presentación? Sí No

Fecha: / / (indicar fecha exacta)

Tenga en cuenta que si la cantidad de páginas varió con respecto al presupuestooriginal, deberá ajustarse el importe según la nueva paginación.

Vista y controlada esta última prueba autorizo la impresión del libro.

Fecha: / /

Cantidad de ejemplares:

Firma

Aclaración

Page 249: Saber y Tiempo 13

Esta página no saldrá impresa en el libro

COMENTARIO Y TEMA PARA SER AGREGADO EN EL CATÁLOGOEditorial Dunken posee catálogos impresos y en Internet. Particularmente los catálogos deInternet permiten explicar en mayor detalle el contenido de su libro así como brindarinformación acerca del autor, constituyendo de esta manera una excelente oportunidad paradifundir su obra y a usted mismo.

Por favor, redacte en no más de 100 palabras una descripción sintética de su libro. Lomás conveniente sería que nos envie el texto en un disquete o por correo electrónico [email protected] o si lo prefiere puede escribirlo en las siguientes líneas.CON RESPECTO A LOS VOLUMENES ANTERIORES SI QUIERE PUEDE HACERUN COMENTARIO DE CADA UNO O NUCLEARLOS EN ESTE MISMO RESUMEN,COMO USTED GUSTEComentario de la obra (no más de 100 palabras):..............................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................

Comentario sobre el autor (no más de 100 palabras):............................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................

Seleccione en el dorso de esta página el tema con el cual quiere que se fiche su libro:

Page 250: Saber y Tiempo 13

Administración de empresas - Management.Agronomía.Antropología - Etnología.Arqueología - Paleontología.Arquitectura.Arte y ciencia militar.Artesanías - Manualidades.Astrología.Astronomía.Autoayuda.Arte - Escultura - Pintura.Bibliotecología.Biografías.Biología -Ecología - Botánica.Ciencias Ocultas - Parapsicología.Ciencias - Tecnología.Computación o informática.Comunicación - Internet.Contabilidad - Marketing.Crítica Literaria.Cocina.Cuento.Derecho.Diseño.Economía.Educación.Diccionarios.Entretenimiento - Espectáculos - Deportes -Pasatiempos.Filosofía.Física.Folklore.Fotografía - Cinematografía - Video.

Genealogía.Geografía - Viajes.Geología.Historia.Humor - Historietas - Comics.Idioma.Ingeniería.Interés general.Lenguas.Lexicografía - Terminología.Lingüística.Literatura infantil - juvenil.Matemática.Medicina.Metafísica.Música.Novela.Numismática.Periodismo.Poesía.Política.Psicología - Psiquiatría.Publicidad.Química.Religión.Revistas.Salud.Servicio Social.Sociología.Teatro.Textos para docentes.Textos universitarios.Turismo.Zoología - Veterinaria.

Esta página no saldrá impresa en el libro

La siguiente lista muestra la clasificación temática de libros utilizada por Edito-rial Dunken para sus catálogos impresos y de Internet. Por favor, selecione de lalista el tema que más represente la temática abordada por su libro (por razonesde clasificación, sólo puede elegir uno sólo).

U TILDAR UN ÚNICO TEMA.