Safo de Lesbos - copia.pdf

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  • Este trabajo^ recoge el texto levemente modificado de una confe-rencia dada en la Universidad de Verano de Santander en el de 1955, ao en el cual, tras un ensayo previo ^ en que otros compaeros y yo abordamos el problema de la idea general del Hombre a lo largo de la Historia y la Literatura griegas, pasamos, como complemento lgico del enfoque inicial, al estudio de la evolucin de uno de los aspectos ms importantes y, al mismo tiempo, ms misteriosos, ms apasionan-tes de la vida y la conducta de los hombres: el amor como expresin de la personalidad humana.

    Pero al adaptar a la imprenta el texto primitivo, labor larga e inte-rrumpida por otras mil ocupaciones, me ha ocurrido lo que con harta frecuencia sucede a los de nuestro gremio: que, encariado con el tema, que a mi entender presenta aspectos en que an se pueden decir cosas nuevas, he visto con cierto espanto cmo se me multiplicaba el mate-rial hasta rebasar ampliamente el esquema proyectado. Tres posibili-dades me quedaban ya entonces: o abandonar la empresa, decisin tal vez la ms sensata; o prescindir del texto de la conferencia y lanzarme a escribir un libro ms sobre la poetisa, lo cual parecera petulancia innecesaria en un siglo que ha visto tantos y tales estudios como los que se encontrarn citados; o, en fin, contando con la paciencia y gene-

    * Es obligado mostrar aqu mi ms cordial agradecimiento al profesor Gennaro Perrotta, de quien tanto he aprendido, y a los buenos amigos Antonio Blanco, Emilio Lorenzo, Esteban Pujis, Francesco Sbordone, Francisco Esteve, Joaqun de Entrambasaguas, Jos Manuel Pabn, Justo Garda Morales,.Mariano Yela, Pedro Laln, Ugo Gallo (q. e. p . d.) y Wilhelm Muster por la ayuda que me han prestado en cuestiones de pormenor bibliogrfico. Por razones tipogrficas se ha prescindido del punto bajo las letras griegas dudosas de los papiros.

    Cf. el librito El concepto del hombre en la antigua Grecia publicado por la Facultad de Filosofia y Letras de la Universidad de Madrid y que contiene ( 1 9 5 5 ) conferencias de MANUEL F . GALIANO (El concepto del hombre en el pensamiento griego arcaico, pp. 7 - 4 6 ) , FRANCISCO R . ADRADOS (El concepto del hombre en la edad ateniense, pp . 4 7 - 8 0 ) y JOS S. LASSO DE LA VEGA (El con-cepto del hombre y el Humanismo en la poca helenistica, pp. 8 1 - 1 2 6 ) .

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    ^ SNELL Die Entdeckung des Geistes. Studien zur Entstehung des europischen Denkens bei den Grie-chen, Hamburgo, 1948 (cf., s. t., pp . 57-86). Cf. nota final.

    ' S 153-351. > Z 392-496. 8 266-366.

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    rosidad de editores y lectores, entregar al pblico de una parte el tra-bajo, coherente y unitario por s solo, y de otra las muchas notas en que hallar, espero, observaciones de inters el que fe atreva a penetrar en ellas.

    Intil es decir cunto debe esta publicacin a la frtil iniciativa de la Fundacin Pastor de Estudios Clsicos y al fundador mismo: el pro-greso de los estudios helnicos en Espaa ser el que, andando los aos, hable claramente de lo mucho que hay ya hoy no slo de esperanza, sino de realidad en esa gran obra.

    * * *

    Se halla, pues, el lector ante el primer captulo de una serie titulada El descubrimiento del amor en Grecia, con lo cual quiere decirse que la evidencia literaria y grfica del amor entre los helenos va a ser enfocada desde el nico punto de vista en que se justifica un tal estudio, es decir, no a partir de Homero, sino en funcin de la verdadera revolucin sen-timental que, con la aparicin de la lrica, representa el situarse ante el amor no ya como ante el comer o el dormir, mei as servidumbre bio-lgicas del humano, sino como quien est frente a un problema antes ignorado. Lo cual no sucede en Homero. Si nos atenemos al lcido y profundo libro * en que no hace mucho nos ha mostrado Snell de qu modo tan trabajoso, tan angustioso a veces, fu elaborndose a s mismo el pensamiento griego y descubriendo, intuitiva o metdicamente, la existencia del espritu como tal a lo largo del lento desarrollo mental que presuponen lrica, tragedia y filosofa, tambin diremos que en Homero el amor, como en general el espritu, est all, pero sin cali-dad de tal: hay, s, apetitos camales, como en el famoso pasaje de la unin de Zeus y Hera *; hay afectos familiares y ternura paterna en la despedida de Hctor y Andromaca hay fidelidad al ausente en Pen-lope, grcil presentimiento de bodas en Nauscaa, adulterio en la jocosa escena triangular de Ares, Afrodita y Hefesto hay incluso un leve atisbo del poder de la seduccin de la que se dice que hasta a los ms

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    Realmente, SNELL se ve un poco embarazado ante este pasaje chocante ( S 216-217. IvS' Ivi (iv

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    * Fis . 104 ( ' , ^ Si' )

    y 118 D.: ' i X\ysX,

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    '* Una posible repercusin de las guerras exteriores en la vida de Safo ser citada en n. 245. 1 Sobre la complicada historia de Lesbos en la poca de Safo y Alceo, en cuyos pormenores no puedo

    entrar aqu, cf. MAZZARINO (Per la storia di Lesbo nel VI secolo a. C, en Athenaeum X X I 1943, 3878), GALLAVOTTI (Storia e poesia di Lesbo nel VIIVI secolo a. C. Alceo di Mitilene, Bari, 1948), DELLA CORTE (Saffo. Storia e leggenda, Turin, 1950), PAGE (Sappho and Alcaeus. An Introduction to the Study of Ancient Lesbian Poetry, Oxford, 1955), etc.

    No es seguro que Safo haya sufrido destierro (c. n. 117) ni marchado a Sicilia, como afirma el Marmor Partum 36: no son probativas a este respecto ni la cita de un (fr. 3 5 ) , ni la referencia a Creta (el fr. que menciona a las Kpijooai es colocado por LOBELPAGE . C. 294 como el 1 6 incertum utrius auctoris) en el fr. 2 (cf. mis arts. Algo ms todava sobre el tiostracont sfico, en An. Filol. Cl. V 19501952, 8190 y Nuevamente sobre el ostracont sfico: una aclaracin, en Emerita X X I V 1956, 6671, as como mi versin citada en n. 322), ni la existencia en el pritaneo de Siracusa de una escultura de Safo hecha por Silanin (Cicern, / / Verr. I V 57), ni las conexiones occidentales de la leyenda de Fan (cf. u. 316).

    ^' Magnfica, la expresin de R I L K E (Ausgewhlte Werke, , Wiesbaden, 1951, 203) en Die Aufzeichnungen des Malte Laurids Brigge (pasaje agudamente aducido por PERROTTA en pp. 2223 de Saffo e Pindaro. Due saggi critici, Bari 1935, que trata de Safo en pp. 3101): Er kennt auf einmal dieses entschlossene Herz, das bereit virar, die ganze Liebe zu leisten bis ans Ende. Es wundert ihn nicht, dass man es verkannte; dass man in dieser beraus knftigen Liebenden nur das Uebermass sah, nicht die neue Masseinheit von Liebe und Herzleid (pg. 144 de la tr. esp. Los cuadernos de Malte Laurids Brigge, Buenos Aires, 1957). D E Z DEL CORRAL (La funcin del mito clsico en la Literatura contemporanea, Madrid, 1957, 144) apunta bien que, de acuerdo con la concepcin de la Antigedad en R I L K E como un conjunto de arquetipos perennes, de figuras paradigmticas para nuestra vida (cf. su pg. 143 con la cita de pgs. 143144 detr . cit.). Safo es aqu prototipo de las muchachas y mujeres que en el lenguaje de R I L K E llevan el nombre de 'Liebende' , 'amante'.

    ' Fr. 1 3 0 : ' ' , (ci. . 2).

    SNELL (lib. c. 76 y art. c. 8788) ha visto hi&a que es un concepto todava ajeno a lo homrico (aunque expresiones como el de 484 creen un problema no resuelto del

    de ese mundo complicado y poco inteligible de los varones para volverse de cara al pequeo universo de sus afectos y pasiones personales: para Safo no hay guerras, a pesar del estrpito militar que recorre el Asia Menor en sus azarosos tiempos ni revoluciones, aunque la Mitilene de su poca sea un hervidero de sediciones y conflictos ni viajes, ni estancias en tierras lejanas^; ni apenas vida familiar, salvo en la escala ms elemental y primaria; ni labor profesional que no sea, como veremos, la que se relaciona precisamente con el amor de los otros; ni afn didctico ni parentico; ni actividades literarias relacionadas con la transmisin de su arte o la creacin de escuela propia; ni gusto por los despliegues eruditos en el rebuscamiento lexical ni en el tan preciado ornato de las galas mitolgicas; ni, seguramente, esmero extraordinario en la parte musical de sus canciones. De Safo no puede decirse que escriba de amor, ni que prefiera el amor, ni que se dedique al amor, sino que ella misma es amor, amor, amor en cada poema, en cada verso, en cada palabra de sus cantos. Y un amor que no es mero goce sensual, sino tambin, y en una gran medida, sufrimiento^': un amor agridulce que lleva consigo dolor y placer indisolublemente unidos y contra el que no se puede intentar defensa alguna^*; un amor que sacude sus entra

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    todo) el de la tensin interna, el ser el alma un objeto de disputa entre dos sentimientos o sensaciones desemejantes o contradictorias. As en este famoso , para el que he estado dudando entre emplear agridulce (como ORTEGA Y GASSET en p. 434 de La poesa de Ana de Noailles, en Obras completas, IV, Madrid, 1947, 429435) o dulciamargo, que me pareca recoger mejor (cf. n. 190) esta unin de conceptos dispares. Cf. Anacreonte, fr. 79 D.

    ( )

    y (en lo que es llamado Entdeckung der innern Mischgefhle por THEILER en pp. 225226 de Griechisches Dichten und Denken, en Der Aufstieg Europas, I I I tomo de Historia Mundi, Berna, 1954, 216270) la propia Safo, fr. 51 (ox olS' ), sobre el cual cf. nn. 24, 269 y 312. El fr. 130 procede probablemente de la misma poesia que el 131, de modo que puede estar relacionado con la historia de Atis (cf. nn. 12'313i'4).

    " Fr. 47: " ' , .

    Cf. . 19 y ORTEGA 1. c. Hay expresiones parecidas en el fr. 6 D. de bico. Fr. 130 (cf. nn. 11 y 18).

    *' Tema bellamente tratado por SCHADEWALDT (ZU Sappho, en Hermes L X X I 1936, 363373, y Sappho. Welt und Dichtung. Dasein in der Liebe, Berlin, 1950, cuyas notas no se han publicado todava). Cf. tambin PERROTTAGENTILI Polinnia. Antologia della lirica greca, Mesina, 1948, 148 (Safo est tratada en pp . 99192).

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    as como el viento a las encinas del monte un amor que, como a Arquloco, tambin a ella le paraliza los miembros en dulce embriaguez^"; amor, amor siempre, en todos y cada uno de los centenares de fragmentos sficos que hoy podemos leer...

    No es raro, pues, que, dentro de ese descubrimiento del espritu de que antes habl, le haya tocado en suerte a Safo el ser tenida por la verdadera reveladora del amor en Occidente por ella, la vieja Afrodita impura de los cultos orientales se levanta, como en el trono Ludovisi, desde las turbias aguas de la sensualidad animal hasta las oreadas colinas de una espiritual Lesbos. Y esta especie de teofania operada por su arte maravilloso es la que nos ha transmitido, a travs de generaciones y generaciones, un concepto del amor cargado y recargado de evocaciones, adherencias emocionales, tpicos e intelectualismo: si hemos ganado con ello o no, si era necesario vestir, aderezar y hermosear lo que al desnudo resultaba intolerable o si, al contrario, no se ha hecho ms que lastrar con sentimental ganga un simple y desenfadado apetito vital, ste es otro problema que no he de tocar aqu. Pero lo que en este aspecto somos, para bien o para mal, a Safo en primer lugar se lo debemos.

    Ante todo, quin es Safo? O mejor dicho, cul es la verdadera Safo? Porque la poetisa de Lesbos ha pagado muy caro ese insigne honor que significa el verse erigida en descubridora del amor para el Occidente entero: lo ha pagado, si as podemos decirlo, en las propias carnes de sus textos lricos, despedazados por gramticos y metricistas

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    no menos crueles que las arenas del desierto egipcio; lo ha pagado en su alma, en su fama postuma, sometida tambin implacablemente a la polmica y el desmenuzamiento laborioso de los fillogos. Hoy da Safo no es ms que un yerto cadver, un montn de polvorientos y dilace-rados fragmentos sobre los que se afana la turbamulta de los crticos con la esperanza de que una palabra, una simple letra, decida para siem-pre la monstruosa cuestin que se ha dado en llamar la Sapphofrage. Y digo monstruosa por lo que de repugnante, de desagradable y hasta de ridculo tiene el presenciar cmo se diserta doctamente, a veces en latn, sobre si tal o cual fragmento demuestra que la poetisa lleg o no a ciertos extremos en sus devaneos amorosos; pero no porque tenga la menor importancia el hecho de que la cuestin quede resuelta en un sentido o en otro.

    Porque, en eso vamos estando ya conformes casi todos, resulte lo que resulte de estas concienzudas investigaciones, la fama de Safo no padecer el menor quebranto por ello. Pues una de dos: o no se com-prueban las tales prcticas, y entonces no hay problema mayor, o se comprueban, lo cual ser dificilsimo, porque el ms elemental pudor pondr siempre fronteras a la franqueza en cualquier nuevo fragmento sfico que llegue a encontrarse. Pero, aun suponiendo que sobreviniera una comprobacin indudable e inequvoca, por qu vamos a juzgar a Safo, que vivi hacia el 600 a. J. C. en una pequea isla vecina al mundo oriental, con criterios europeos y cristianos del 1958? Y aunque la

    " Esta consideracin, que tan evidente parece, va necesitando ya demasiado tiempo para imponerse entre la generalidad de los crticos. Hace casi medio siglo que la formul hermosamente BELOCH (jeder hat.. . das Recht, nach der Sitte seiner Zeit und seines Landes beurteilt zu werden, en p. 4 0 9 con n. 2 de Griechische Geschichte, I*, Estrasburgo, 1 9 1 2 ) ; la repiti en otra forma JAEGER (sera absolutamente vano e inadecuado... tratar... de probar la concordancia de los sentimien-tos del crculo sfico con los preceptos de la moral cristiana y burguesa, en p. 1 5 3 de Paideia, tr. esp., I , Mxico, 1946* , que dedica a Safo pp. 1 5 0 - 1 5 4 ) ; la dej traslucir, aunque sin expresarla, PERROTTA en muchos lugeires de o. c ; la puso de relieve en trminos vehementes ZNTZ (indigna est singularis muUeris cum nostrae aetatis umbrtica magistellula comparatio: indignum Studium illud quo sinceri ardentisque amoris documenta ad nostratium morum normam adulterantur... sane mireris eum mentis habitum quo quis... velandam imminuendam negandam ducat cupidinem ab ea qua nos utimur diversam, en p. 8 9 de De Sapphus carminibus 3, % 4, 5, en Mnemosyne V I I 1 9 3 8 , 8 1 - 1 1 4 ) y la hizo suya tambin SCHUBART (der Philologe hat kein Recht, den ber-lieferten Text nach heutigem und abendlndischem Empfinden auszulegen, en p. 3 1 6 de Bemer-kungen zu Sappho, Alkaios'und Melinno, en Philologus X C V I I 1 9 4 8 , 3 1 1 - 3 2 0 ) . Muy afortunado de expresin. TOLA en p . 11 de Safo (Lima, 1 9 5 7 ) : Safo fu realmente una mujer pura... Y lo fu sobre tbdo portjue ella no se plantea el problema de la calificacin moral de las pasiones que vive; ni asoma en ella la sospecha de que son vituperables; ni, recelando que viola una ley moral, goza o se vanagloria con esa violacin. Las vive y las expresa porque surgen en ella, sin cinismo ni malicia y sin recelos, al margen de todo juicio tico... No tiene, en cambio, razn M E R K E L -BACH (en p. 7 de Sappho und ihr Kreis, en Philologus C I 1 9 5 7 , 1 -29) al decir que el amor homo-sexual uns leichter fllt als frheren Generationen: lo que ocurre es que lo encuadramos mejor en el mundo a que corresponde.

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    " Sobre la falta de atencin hacia los valores estticos que se ha producido en muchos espritus excesivamente preocupados con la Sapphofrage insiste particularmente BONNARD La posie de Sapho. tude et traduction, Lausana, 1 9 4 8 . El hecho es cierto: en cambio. Platn (cf. . 190) parece que demostr ya buen olfato en materia potica. Una bella estimacin literaria de Safo la hay en CASTIGLIONI I nuovi frammenti di Saffo, en At. e Roma X V I I 1 9 1 4 , 2 2 4 2 5 2 . Es distinto el problema de si lo recientemente encontrado llega o no a la altura esttica de las dos odas conocidas desde antiguo. PAGE O. C. 1 1 0 opina en sentido negativo, con lo cual no parecen estar de acuerdo PIERACCIONI (en p. 5 8 de Recenti edizioni di Saffo e di Alceo, en Maia V i l i 1 9 5 6 , 5 6 7 1 ) U M E D E I R O S (en p. 2 0 6 de Em torno de uma nova antologia do lirismo grego, en Humanitas VII VI I I 1 9 5 5 1 9 5 6 , 1 9 5 2 1 4 ) . En general. PAGE no parece apreciar suficientemente la calidad potica de Safo: cf. DAVISON en p. 2 2 de res. de su o. c. (Class. Rev. V I I 1 9 5 7 , 1 9 2 3 ) , donde dice que few lovers of poetry are likely to be satisfied with PAGE'S views of Sappho as apoet.

    '* Me ha divertido descubrir a posteriori, una vez escritas ya estas palabras, que he venido a decir lo mismo, aunque con menos gracia literaria, que REINACH (Pour mieux connatre Sappho, en Ac. des Inscr. et BellesLettres. Comptes rendus des sances de l'anne 1911, 7 1 8 7 3 4 ) , que en p. 7 2 3 subraya cmo entre la Mnade effronte qui finit comme une grisette amoureuse et la noble potesse... le contraste frappait les yeux y se pregunta en p. 7 2 0 : Fautil voir en elle cette haute et pure figure de Muse passionne, que Plutarque comparait la Pythie sur son trpied, ou une amante vulgaire et je ne sais quel professeur de dpravation?

    condenramos, es que esto constituira el ms mnimo demrito para S U inmortal fama como poetisa? Es que se le puede negar el derecho a ser juzgada literariamente por solas sus obras, como lo han sido Villon, Aretino u Osear Wilde? Que Safo es una de las primeras figuras de la Literatura universal es cosa de que nadie duda, y yo, que he de tratar de amor y no de Letras, no insistir ms en ello"*.

    Y adems, voy a procurar, en lo que cabe, comportarme con ingenuidad cientfica, es decir, despojarme de prejuicios y de lugares comunes e irme con ustedes a ver lo que encuentro en los textos como si los estuviera leyendo por primera vez. Olvidemos, pues, a las distintas Safos artificiales, groseros engendros nacidos en calles y plazuelas o plidas creaciones de los gabinetes de los fillogos: a la tribade impdica y lasciva, a la ramera vulgar, a la suicida frentica de amor... pero tambin a la dama ilustre, noble y pura, casi canonizable, injustamente calumniada por malandrines y follones"*. Y veamos, en cambio, si de nuestro examen sale un deshilvanado amasijo de datos dispares o bien la figura de una Safo verdadera o, al menos, verosmil.

    Primero, el ambiente, las cuatro pinceladas que sirvan de fondo a la silueta de nuestra poetisa; y, puesto que mi descripcin no podra nunca superar a la que ya otro ha trazado magistralmente, voy a copiar unas lneas de Symonds recogidas por Page que van a sumergir idealmente al lector, espero, en el ambiente deleitoso de la Mitilene del vii y vi: Todas las delicias y elegancias de la vida que aquel clima y los ricos valles de Lesbos podan proporcionar, estaban a la disposicin de sus habitantes: jardines exquisitos, donde exhalaban sus aromas la rosa y

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    5 Cf. SYMONDS (Studies of the Greek Poets, Londres, 1920, 191193, citado por PAGE O. C. 140142) y, sobre este ltimo punto, MAZZARINO ( Fra Oriente e Occidente. Ricerche di storia greca arcaica, Florencia, 1947) y GALLAVOTTI O. C.

    " El fr. 58, en que aparece esta palabra, presenta varios problemas. En primer lugar, no se ve clara la relacin entre el tema de la vejez con que empieza lo conversado {cf. n. 299) y esta afirmacin final (vs. 2526) que, a pesar de haber sido transmitida por Ateneo X V 687 b antes que por los papiros, no es fcil (cf. MARTINAZZOLI en p. 229 n. 44 de Ethos ed Eros nella poesia greca, Florencia, 1947, que trata de Safo en pp. 207286 con nn. 1J80) interpretar con seguridad:

    8 ' , ] [ ] []'.

    Ni me convence la versin de EDMONDS (I... love soft living, and for me brightness and beauty belong to the desire of the sunlight* en pp . 436437 de Lyra Graeca, I , Londres, 1928', que da los textos sficos en pp. 140307) ni la de SCHADEWALDT : ich aber liebe die Kstlichkeit, (ein sss Ding) das, und ist mir in der Liebe das Leuchten des Sonnenlichts und auch das Schne geworden (lib. c. 161). El adjetivo , generalmente con sentido despectivo, se convirti en la Literatura posterior en a common epithet of Asiatics (LIDDELLSCOTT S. v.) : cf. el ... ... de Antfanes (fr. 91), los . . . de Herd. IV 104, la nota de Jenofonte (Gir. V I I I 8, 15) sobre los persas que viven en ^ ... ... , la cita del ... por Esquilo (Pers. 4142), etc. En Safo se emplea muchas

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    el jacinto; riberas fluviales encendidas de adelfas y granados silvestres; bosquecillos de olivos y fuentes en que florecan, con el plumoso cabello de Venus, el exclamen y la violeta; ensenadas sombreadas por pinos que permitan el bao en la calma de un mar sin mareas; frutos tales como nicamente el sol meridional y el viento marino son capaces de madurar; roquedos marmreos sembrados en primavera de junquillo y anemona, olorosos durante todo el ao a mirto y lentisco y empetro y romero de campo; ruiseores que cantaban en mayo; templos en que contrastaba la severidad del oro oscuro con el brillo del marfil; estatuas y frescos con figuras heroicas. Y un breve, pero duro invierno para tonificar los nervios e impedir el hasto de los sentidos por un exceso de molicie. He aqu la isla de Safo.

    Hallamos, pues, aunque eliminemos mentalmente ciertas exageraciones embellecedoras por parte de Symonds, una tierra verdaderamente privilegiada, no slo por sus especiales condiciones de ndole fsica y climatolgica, sino tambin por su situacin topogrfica que la hizo guardiana natural del Helesponto y lugar de paso casi forzoso entre el floreciente, ya casi decadente mundo oriental y la nueva Hlade que se estaba forjando entre las nieblas del medievo griego". Situacin sta que no slo debi de ser fuente de gran prosperidad, sino que tambin trajo consigo, como consecuencia importantsima, una influencia espiritual del vecino Oriente, y ms particularmente de la poderosa y refinada Lidia, que se refleja de modo especial en lo que la propia Safo designa como abrosna^^, concepto difcil de traducir en que se unen delicadeza, ternura, elegancia espiritual, molicie, blandura y hasta, en

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    veces, generalmente para designar a personas: fr. 2 , 14 (Cipris escancia apox;), 25, 4 y 84, 5 (sin contexto apenas), 44, 7 (Andromaca), 100 (un tejido), 128 (las Gracias) y 140', 1 (Adonis). Casi con el mismo sentido se usa en otras ocasiones TtaXo?: fr. 81 ( b ) , 2 (unas manos); 82 (a) hablando de Girino (cf. n. 89); 94, 16 (un cuello); 94 , 22 con aplicacin tal vez a personas (cf. PAGE o. c. 79-80); 96, 13 (perifollos); 122 (una nia); 126 (una amiga). Cf. T R E U Von Ho-mer zur Lyrik, Munich, 1955, 177-183.

    " Cf. SCHMID Geschichte der griechischen Literatur, I , Munich, 1929, 404-406. " Alceo, fr. 69 Lobel-Page; cf. PAGE (o. c. 226-230) y n. 128. 2 Cf. nn. 40, 116, 1.28, 246, 274, 279-280 y 284. =0 Cf. SCHADEWALDT (lib. c. 67-68) y n. 128. '1 Ateneo X I V 624 e. Cf. BUEROHNER Real-Encyclopdie der classischen Altertumswissenschaft, X I I ,

    Stuttgart, 1925, s . v . Lesbos (coli. 2107-2133, s. t. 2122) y L E S K Y Geschichte der griechischen Lite-ratur, Berna, 1957, 123.

    ltimo trmino, afeminamiento y disolucin del brioso temple viril del hombre homrico. Y, claro est, sensibilidad suma en lo artstico, y ms concretamente, en lo musical; una sensibilidad que propende natural-mente a lo dulce, a lo tierno, a lo voluptuoso, pero sin dejarse caer, gra-cias al recio fermento helnico, por la pendiente que conduce en defi-nitiva al decadente preciosismo o la enervada indolencia de la poesa oriental. En este sentido es caracterstico el ejemplo de Terpandro", probablemente el creador de la escuela que produjo a los grandes poetas lesbios: Terpandro se rinde a los encantos de la muelle msica lidia como aceptar ms tarde Alceo el dinero de Creso " y como suspirar Ciis, la hija de Safo*, por los atavos de aquel Pars de la moda^ que era Sardes para las mitilenenses de la poca, porque lo prspero y opu-lento, y ms si es extico, y con mayor razn si adems es bello, no deja nunca de seducir y agradar; pero el mtron griego exiga siempre la raya en el suelo y el de aqu no se pase, y as Terpandro cambia la ln-guida flauta dionisiaca por la sonora lira y pone el luminoso, claro esque-ma de sus cantos bajo el patrocinio del siete, el nmero sagrado de Apolo.

    En fin, el caso es que ya tenemos, rodeado de aquella naturaleza lujuriante, un pueblo fino, sensible, sensitivo, sensual; un pueblo bien dotado artsticamente; un pueblo que, como dice Heraclides en frag-mento recogido por Ateneo est compuesto de gentes sanas, opti-mistas, con algo quiz de altaneras y aun de fanfarronas en su modo, por ejemplo, de criar caballos o de acoger a los huspedes, pero que en el fondo no son malas, sino que lo que ocurre es que les rebosa por todos los poros de la piel, en el amor como en la bebida, su intensa vitalidad, la alegra de vivir, y de vivir precisamente all. Empiezan ya a delimi-tarse las coyunturas, hasta ahora histricas y geogrficas, que han de producir a Safo.

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    Estrabn X I I I 2, 3: , ^ ou ,.

    Tucdides I I 45, 2. 3 Sobre la posicin de la mujer en la Grecia clsica, cf. PAOLI La donna greca nelV Antichit. Floren

    cia, 1955, s. t. pp. 112. =5 I 128130 y 270272. > Alceo, fr. 130, 3235 L . P . Cf. nn. 82 y 180 y PAGE (O. C. 168 n. 4).

    Pero adems haca falta otro requisito para que naciera aquella cosa extraordinaria de que habl Estrabn^^ En la mayor parte de las ciudades griegas, Safo no habra pasado de ser una mujer de su casa dedicada, en la oscuridad del gineceo, a procurar que, como peda Pericles no se hablara de ella ni para bien ni para mal**; pero en Lesbos, al parecer pues la verdad es que en esto apenas tenemos ms datos que los versos de los grandes poetas nativos las mujeres haban alcanzado no slo un cierto grado de cultura, sino mayor libertad que en las dems ciudades griegas para salir y entrar, hablar entre ellas o con hombres, reunirse en tertulias y grupos de carcter ms o menos religioso y aun celebrar, muy de acuerdo con el culto a la hermosura innato en aquel pas de estetas, los famosos kalUsteia, concursos de belleza femenina ya apuntados tal vez en Homero*^ y de que desde hace algunos aos tenemos interesante documento en una de las nuevas poesas de Alceo

    Clima dulce y templado, mar y montaa, ros y flores; msica, canciones, poesa; prosperidad, lujo, refinamiento; mujeres hermosas en amable coro; podran dar otro resultado estos sumandos que un indisoluble consorcio de amor y Safo?

    Y ahora vamos ya a ver los fragmentos mismos de la poetisa, mucho ms probativos que cualquier otro indicio que puedan proporcionamos las fuentes indirectas; pero no sin hacer notar antes una dificultad que presenta este material, y es que la brevedad y escasez de los textos y la imprecisin con que se expresan los comentaristas no nos permiten a veces deducir claramente si Safo est hablando o no en nombre propio. Hay, en efecto, una cosa indudable, y es que una de sus actividades poticas consisti en la composicin de epitalamios destinados a ser cantados coral o individualmente en las bodas de otras personas. Esta era, naturalmente, una labor profesional, a lo largo de la cual tena la poetisa que someterse en contenido y forma a las normas usuales en este tipo de cantos: el elemento popular, muy marcado en tales composiciones y que, por cierto, no contribua a introducir el mejor gusto en

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  • M . F . G A L I A N O

    Fr. 1 0 2 : , Si' . Cf. L E S K Y O. C. 136.

    Cf. nn. 211, 214 y 285. Fr. 1 4 0 ()'. , ', " ;

    , , . Cf. nn. 183 y 288.

    " P. ej . , el conocido fr. 4 4 , el de la fiesta de los troyanos que celebran la llegada de Hctor recin casado con Andrraaca: es notable que PAGE , tan poco dado a la especulacin, se aventure a suponer (o. c. 7172) que en este supuesto epitalamio la novia, llegada a Lesbos en condiciones parecidas a las de Andrmaca (cf. n. 42), ser quizs alguna amiga extranjera de la poetisa (Gngula, Eunica o Anactoria, sobre las cuales cf. nn. 40 y 123) trada por alguien a quien conoci en compaa de Safo. La tesis es aceptada por MERKELBACH (o. c. 1719) y refutada por L E S K Y (o. c. 135), que ve un mal augurio en la eleccin de una pareja mtica desdichada. Cf. tambin, por lo que toca a lo legendario, los frs. 1 0 3 y 1 4 1 1 4 2 .

    *" Algunas de ellas, sin embargo, no existen ms que en la imaginacin de ciertos fillogos. Agalis es producto de la restitucin ' (sic) de PATN (TWO Emendations of Sappho, en Class. Rev.' X I V 1900, 223) para fr. 3 1 , 16, una hiptesis dbilmente basada en el hecho de que ste es nombre usual entre cortesanas tardas, siendo as que las mujeres de tal gnero solan tomar los nombres de las amigas de Safo (incluso se ha querido ver un anagrama en Lalagen de Horacio Od. I 22, 2324, donde dulce ridentem y dulce loquentem responden a 5 y ' de los vs. 34 y 5 del fr. sfico); y tambin para suplir la falta de nombres propios en la misma oda han propuesto ' M I L N E (p. 20 de Musings on Sappho's , en Symb. Osl. X I I I 1934, 1921) y ', (Brocheo) EDMONDS (O. C. 186187) para v. 7. Por su parte, GALLAVOTTI (en p. 171 de Auctarium Oxyrhynchium, en Aegyptus X X X I I I 1953, 159171) ha sugerido un ' basado en el []' " del fr. 261 de Alceo y en el posible ] DE fr. 2 2 , 10. Nosis y Erina (puesta en relacin con Safo por el lxico Suda s. v. ", 11. 1819 DE ed. Adler, II , Leipzig, 1931, 587, 1419) deben su indebida introduccin en el grupo de amigas (cf. n. 202) a su calidad de poetisas ms tardas. Nada sabemos DE Eunica de Salamina ni DE Telesipa (cf. ibid.), mencionadas por el mismo lxico s. V. (ed. c , I V 1935, 32.2, 33 a 323, 11). Es dudoso que Hermone (ir. 2 3 , 4) sea un personaje real y no mitolgico (cf. n. 87). Filstrato (Vida de Apol. I 30) habla de una panfilia Damfila (cf. n. 202) que fu amiga de Safo, y Ovidio (Heroid. X V 17) cita a una tal Cydro o Cydno (cf. n. 139): de ninguna de las dos conocemos otros datos. Sobre Ciis, hija y no amiga

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    ellas, impona ya de por s ciertos temas, situaciones, comentarios, estribillos o frases hechas. No tienen, pues, gran valor, excepto en un punto de que luego hablar, los fragmentos procedentes de epitalamios para el estudio psicolgico de la persona de Safo; ahora bien, como muchas veces no es segura la atribucin a este gnero de poesas, quedar siempre una zona dudosa en que ser mejor no penetrar cuando podamos abstenemos de ello. Pero, en fin, prescindiendo de los citados epitalamios; de un breve fragmento en que una joven, que no puede ser la propia autora, declara a su madre su amor por otra persona *'; de un trozo de una cancin funeraria en honor de Adonis que tal vez sea un encargo hecho a la poetisa para una ceremonia ritual '*; y de unos cuantos fragmentos banales con restos de sentencias o de narraciones ms o menos mticas 3 o con palabras sueltas, todo lo dems es relativamente homogneo y nos permite adentramos bastante bien en el mundo de Safo.

    Y lo primero que vemos es que nuestra poetisa est rodeada por un grupo muy numeroso de mujeres: quince, veinte, veinticinco muchachas *" que probablemente pertenecieron a familias ilustres o, al menos,

  • S A F O

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    bien acomodadas, pues no se trata en general de jvenes lesbias, sino procedentes de lugares ms o menos remotos * i desde los que no le sera fcil trasladarse a cualquiera.

    Y que como vienen se van: a casarse, suelen decir los fillogos aunque la verdad es que en los textos no hay ningn lugar en que tal cosa se nos diga expresamente. El caso es que se van, con gran aparato de lloros y consternacin en las despedidas; y esto nos plantea un problema verdaderamente fundamental. Cul ha sido la actividad de estas muchachas? A qu se han dedicado mientras han permanecido con ella? Para qu han ido a Lesbos? Que es lo que las ha impulsado a vivir durante una temporada en la isla? En una, palabra, cmo definir el grupo de Safo y sus amigas? Cul es el lazo de unin entre unas y otras? Bajo qu denominacin podemos incluir este tipo de convivencia o amistad?

    Quien supiera contestar a esta larga serie de preguntas tendra ya resuelto el famoso problema sfico; pero lo que sabemos a este respecto es muy poco.

    Por de pronto, hay una cosa clara: que la casa de Safo es llamada por ella la vivienda de las cultivadoras de las Musas en un pasaje en que, por cierto, hace ver sobria y severamente a su hija, en una ocasin luctuosa, que no est bien que haya trenos ni lamentos en un tal lugar Ya tenemos, pues, una especie de local social de un grupo dedicado a actividades ms o menos culturales de las que pueden damos idea la alusin a la habilidad para el canto de su amiga Atis y la referencia a la sopha en que sobresale un miembro femenino del grupo. Pero lo que, en cambio, no resulta ya tan evidente es que en aquella casa vivieran

    como alguna vez pudo creerse, cf. nn. 29. 116, 128, 246, 274, 279280 y 284. Sobre Angora, cf. nn. 41 y 123; y sobre Arignota, cf. . 12 7. En cuanto a Hero, de la rocosa isla de Ciaros (cf. nn. 41, 79 y 189), es un personaje que plantea un montn de problemas: ni es seguro que el fr. 6 2 D . sea sfico (LOBELPAGE . C. 293 lo dan como el 1 1 incertum utrius aucicris), ni se sabe si en hay una referencia a la mtica Hero, cuya leyenda se cantara (cf. COLONNA L' antica lrica greca,, 19S5, p. 138 de l seccin destinada a Safo, que abarca pp. 117151), el nombre de una verdadera discpula (THEANCEE pp. 6263 . 4 de Studia Sapphica, en ranos X X X I I 1934, 5785), o, en fin, una confusin con el >) Ayante, hijo de Oileo, que muri junto a la (S 507) cuyo nombre es tan parecido al de .

    El lxico Suda (cf. nn. 40 y 123) menciona (ed. c. 323, 89) con Eunica y Angora a Gngula de Colofn (cf. nn. 91, 9396 y 222). C. lo dicho en n. 40 sobre la supuesta Hero y en n. 83 sobre la no menos supuesta Mnasis.

    " Cf. nn. 39, 83, 128 y 291 sobre frs. 3 1 , 4 4 , 9 4 y 101 . Cf. tambin n. 139. " Fr. 1 5 0 : ou Iv |

    ' o ' ( . En realidad no est claro si prev la poetisa su propia muerte o habla de la de otro: quiz el marido, se ha supuesto desde LUK Quaestiones Sapphicae, Kazan, 1888 (cf. nn. 190, 201, 279, 283, 300 y 307).

  • M . F . G A L I A N O

    * En fr. 96, 3 leen LOBELPAGE (O. C. 78) . [...] . ; el usual vivamos juntas no est en el texto y es lingsticamente imposible, como hace notar PAGE O. C. 89.

    " Frs. 2 , 6 ; 55 , 2; 74 (a ) 4; 94 , 13; 96, 13. " Fr. 2 , 10 segn conjetura del que suscribe en p . 89 de la primera o. c. en n. 16. " Fr. 9 6 , 1314. " Fr. 2 , 9. " Fr. 2 , 3 y 6. " Fr. 191. " Fr. 81 (b) 2. ' Fr. 2 , 4. " Frs. 2, 14 y 192. " Fr. 94, 21. Fr. 46 , 2. Fr. U 9 . " P. ej . , fr. 2 2 , 13. " Fr. 152. Fr. 92 , 7. o Frs. 54 y 92, 8 y 13. " Fr. 92, 5 y 8. " Fr. 177. ' Fr. 9 2 , 9. " Fr. 101, 1. " Fr. 98 (a) 1011. Fr. 39. ' Fr. 94, 1920. " Fr. 179. Fr. 189.

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    las muchachas: esta es una hiptesis que durante muchos aos ha estado apoyada en la falsa restitucin de un pasaje para el que hoy se rechaza tal lectura **.

    Sea como sea, se desprende de los textos con toda evidencia que la vida de Safo y de sus amigas se desarrolla, no dir lujosamente ni en medio de un gran fausto, pero s en un ambiente muelle, delicado, impregnado todo l de aquella impalpable habrosuna de que antes habl. Abramos por cualquier pgina las obras de Safo y nos saldr al paso un montn de objetos marcados o no con los adjetivos bros o palos, pero que, aun sin calificativo alguno, se bastan por s solos para formar parte del inconfundible .escenario en que se nos presentar el amor sfico: rosas y lirios * , melilotos y perifolles hierba fresca de los prados manzanos para el dulce reposo de las siestas **, guirnaldas de apio *" y de eneldo incienso *^ copas doradas mullidos cojines divanes manteles de blanco lino y tambin, cosa inevitable tratndose de mujeres, vestidos, muchos vestidos " teidos de mil colores con azafrn** o prpura*", peplos", tuniquillasmantos**, bellos tocados de cabeza **, diademas importadas directamente de Lidia *, calzados lidios tambin y luego, en la intimidad de los dormitorios, ungentos y cremas cajas llenas de perfumes *, jabones de tocador , una espe

  • S A F O

    ' Fr. 210. " Cf. MAAS RealEne. I X 1 9 1 4 , 1 3 0 1 3 4 (s. v. Hymenaios) y MANGELSDORFF Das lyrische Hochzeils

    gedicht bei den Griechen und Rmern (dis. Glessen, 1 9 1 3 ) ; cf. tambin SNELL (art. c.) y . 186. Ultimamente, D ' E N R I C O L'epitalamio nella Ictteratma latina, dal fescennino nuziale al c. 62 di Catullo, en Ann. Fac. Lett. FU. Univ. Nap. V 1 9 5 5 , 7 3 9 4 .

    ' Fr. 104: 2 ' , " , , | .

    Hemos acogido para l la interpretacin general (cf., p. ej . , SCHADEWALDT en p. 3 6 6 n. 3 de art. c.) garantizada por la imitacin de Catulo L X I I 2 0 2 5 . La tesis de PERROTTAGENTILI (riporti alla madre il suo figlio en o. c. 1 7 4 1 7 7 ) no convence: precisamente el asindeto resulta sumamente eficaz como pattico procedimiento para marcar la fuerte oposicin entre los animales que vuelven al redil y la hija que parte, y no vemos tampoco dificultades gramaticales. Cf. n. 163.

    ci de peine para teirse el pelo'" . . . Eterno todo ello, desde la ms remota antigedad hasta nuestros das, y mientras haya una mujer en el mundo!

    Y, claro est, amor. Pero un amor exclusivo, absorbente, encerrado en aquel pequeo crculo un poco sofocante de menudas delicias y placeres femeninos; un amor del que el varn queda absolutamente eliminado. Ms an, diramos que hay en el grupo sfico una tnica general no slo de indiferencia, sino de aversin hacia el hombre: una aversin, eso s, en que tal vez descubramos, si recurrimos a la lupa, hostilidad y desdn ostensibles, pero tambin luego se ver por qu digo esto deseo encubierto en una porcin al menos de la femenina compaa.

    Examinemos, por ejemplo, los fragmentos de los epitalamios. Es cierto que, como antes dije, los trozos de este gnero tienen muchos elementos formularios en cuanto que son expresin literaria de unos usos populares que no le sera posible modificar mucho al escritor no incurriremos, pues, en el error de atribuir ntegramente a Safo el espritu de estos cantos en que las doncellas hacen causa comn con su compaera, vctima inocente de un horrible dragn, y fingen intentar salvarla para dedicarse despus, ante el fracaso de sus esfuerzos, a llorar la virginidad perdida por la novia. Pero hay en muchos de estos hermossimos poemas un nfasis tan especial y personal, un sentimiento tan vivo, una sinceridad tan sobrecogedora, que en seguida nos damos cuenta de que aqu la poetisa no est limitndose a cumplir de manera formularia un encargo remunerado o no, sino que se est entregando con todo celo a una tarea que le es tan grata a ella como a las jvenes de su grupo: a increpar al Vspero, el lucero de la tarde, que aparta a la hija de su madre a la misma hora en que ovejas y cabras tornan al redil"; a poner en labios de la doncellez personificada ese melanclico

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  • . F . G A L I A N O

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    ya no volver ms a ti, nunca ms a comparar a la novia con una manzanita solitaria y abandonada en lo ms alto de la copa del rbol, pero no, no est abandonada, sino que lo que ocurre es que los cosechadores, esos groseros pateadores de lo puro y de lo hermoso no pudieron hasta ahora poner sus sucias manos en ella a burlarse, en fin, del gigantesco mozo que va a penetrar torpemente en el tlamo '* o del portero de enormes pies a quien el novio ha encargado de estorbar el paso a la alegre comitiva de las amigas de la desposada".

    Esto no quiere decir que en otros fragmentos de epitalamios no haya felicitaciones ms o menos sentidas y augurios para un futuro feliz pero lo tpico de este gnero de canciones sficas, tan apreciadas sin duda en el jovial crculo de sus amigas, es la consideracin del varn como un enemigo frente al que hay que defenderse. Luego veremos cunta razn tena la poetisa desde su punto de vista al opinar as.

    Toda la ternura, toda la ms vivaz y honda expresin del sentimiento amoroso, la reserva Safo para sus amigas o compaeras del mismo sexo. Vamos, pues, a sorprender algunas menudas escenas de la vida ntima del grupo sfico para que se tengan elementos de juicio con miras a la discusin que luego habr de iniciar; y perdneseme, lo advierto de antemano, que me detenga un poco prolijamente en esta serie de cuadros plsticos cuya contemplacin se hace imprescindible para cualquiera que desee ahondar en el problema.

    Ante todo, una despedida": ya dije antes que las idas y venidas Fr. 114: , , f ^ ;

    f , fSobre la forma dialgica, cf. n. 288, y sobre una versin, . 11. Ci. tambin fr. 107 {' ;)

    '* Fr. 105 ( c ) : , 8 ...

    Cf. . 163. ^ " Fr. 105 ( a ) : ' ,

    ' , , ', ' ' .

    Es dudoso que, como dice el . ERRANDONKA (. 1453 de Diccionario del mundo clsico, I I , Barcelona, 1954, 14531454, s. . Safo), la poetisa se refiera en este fragmento a su propia soledad.

    Cf. n. 163. " Fr. 111, 56: f ' t ",

    . " Fr. 110 ( a ) : ;,

    , ' .

    " Frs. 105 ( b ) , 112113 ,115117 . " Fr 94 (cf. especialmente vs. 111). En cuanto a la personalidad de la amada que marcha, nada

    podemos inferir con certidumbre (cf. nn. 94 y 128) de Hero (cf. n. 40) oder Anaktoria oder wie sie heiss habla WILAMOWITZ O. C. 50. La tesis del propio gran fillogo, segn el cual la oda es una especie de advertencia a las alumnas (cf. n. 186) para que no se comporten tan in

  • S A F O

    gratamente como la ausente que ha olvidado ya a Safo, ha sido refutada de convincente manera por SCHADTWALDT art. c. No parece probable que, como quiere PAGE (O. C. 83), pueda tratarse de un poema de tipo convencional cuyo primer verso no sea ms que a commonplace, a pet phrase in the speech o her society: el tenor general de la oda, bien entendido por SCHADEWALDT y por el propio PAGE (yo entonces te daba nimos porque t estabas fsica y moralmente deshecha, pero ahora puedo arrojar ya aquella valerosa careta y decir que soy yo la que muero de amor, yo la que necesito consuelo...), resulta de un patetismo y una sinceridad sobrecogedores (cf. n. 251). Sobre los versos finales y su espinoso problema, cf. n. 214.

    *" Fr. 17 . En realidad, esta interpretacin que damos no es sino una hiptesis expuesta por PAGE o. c. 62 y acogida por MERKELBACH O. C. 23^25.

    " Fr. 8 1 ( b ) 12: o6 8 , , ' ' / ' .

    Fr. 8 2 (a) ,que planteaun problema textual. Enel selee ' , pero uno de los testimonios de que procede da y considera en nota como nombre propio, lo cual hace admitir a LOBELPAGE (O. C. 57) la posibilidad de una leccin , , . con la que estara de acuerdo nuestra interpretacin. En cambio, con el textus receptus habra que suponer que la que supera en belleza a Girino es Mnasdica (cf. n. 90), y aun cabe tambin imaginar que la Dica del fr. 8 1 ( b ) y la hipottica Mnasis del 1 0 1 (cf. n. 83) no son ms que hipocorsticos abreviados y referidos ambos a la propia Mnasdica. PERROTTAGENTILI (o. c. 140) ponen en relacin este parangn con los certmenes de belleza a que se hace referencia en nn. 36 y 180.

    ' Fr. 1 0 1 , muy oscuro, en que WILAMOWITZ , cambiando el de Ateneo por , introdujo una Mnasis (cf. . 82) que enva toallas o servilletas de Focea, ciudad de la que procedera y adonde tal vez habra ido a casarse (cf. nn. 4142 y 186).

    de las muchachas eran motivo constante de manifestaciones sentimentales. Aqu nos habla Safo, pero a posteriori: Safo, que ahora se siente desesperada por la ausencia de su amiga hasta el punto de desear la muerte, pero que en el momento del adis tuvo que aparentar presencia de nimo frente a la muchacha deshecha en llanto. Ay, Safo! dicela joven Qu horrible es lo que nos pasa! Bien sabes t que te dejo contra mi voluntad! Y la poetisa, con fingida serenidad, la despide exhortndola a acordarse de ella y de los felices momentos pasados, aquellos dulces das deliciosamente transcurridos en comn.

    Otro fragmento o; otra muchacha que se va. Esta vez Safo, que parece estar ms tranquila, se limita a pedir a los dioses que concedan viento favorable al bajel que lleva a su amiga.

    Y veamos ahora cmo se dirige a una de sus compaeras, Dica, para aconsejarle que procure agradar a las Gracias poniendo bellas guirnaldas en sus cabellos y entretejiendo ramos de eneldo con sus delicadas manos. Esta Dica deba de ser una de sus preferidas, pues hay otro verso en que la poetisa la proclama por ms hermosa que otra de sus amigas. Girino 2 . Por cierto, dir de paso que esta afirmacin se hace en un canto dedicado a una tal Mnasis que debi tambin de marcharse en un momento u otro, pues parece que en un fragmento muy desfigurado se habla de que ha enviado algo desde la lejana Focea

    Dica, por lo visto, perteneca al grupito de las ms adictas. Y cmo

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  • . F . G A L I A N O

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    gozaba Safo con los triunfos amorosos como ste! Por ejemplo, cuando recuerda, en la bien conocida oda que nos transmite Dionisio de Halicarnaso los esfuerzos, coronados por xito feliz, que tuvo que realizar para atraerse a una muchacha mal dispuesta en un principio: y hasta tal punto lleg la cosa, que la poetisa hubo de llamar en su auxilio a su eterna protectora*^, la sonriente Afrodita llevada en ureo carro tirado por gorriones, para que pusiera fin a sus angustiosos tormentos. No te preocupes l^e respondi la diosa: esa ** que hoy huye de ti, te perseguir algn da; esa que rehusa tus regalos, ser maana quien te los ofrezca; esa que te niega su amor, mendigar pronto el tuyo. Y as, por lo visto, ocurri; y Safo, triunfadora, cantaba su proeza en el crculo de las ntimas. Y entre tanto, stas, embelesadas, esperaban anhelantes el pequeo requiebro lanzado al paso: a quin le tocara esta vez ser comparada con Helena pinculo de toda beldad, o con " Fr. 1: ' , . Es verdaderamente difcil (cf. nn. 236244) separar en

    este poema el elemento meramente personal del religioso, con todas las implicaciones rituales y aun mgicas, reflejadas inevitablemente en lo estilstico, que tan bien ha estudiado CAMERON (Sappho's Prayer to Aphrodite, en Harv. Theol. Rev. X X X I I I 1 9 4 0 , 117) . PAGE (O. C. 16 17 ) llega a la conclusin de que this is not a cultsong, an appeal for epiphany recited with ritual accompaniment on a formal occasion in honour of Aphrodite: yet it is constructed in accordance with the principles of the cultsong. La solucin quiz sea equvoca, pero al menos no se deja llevar, como BOWRA (O C. 1 9 3 1 9 5 ) , a extremos tales cual el de hablar de una experience which can only be called mystical y citar al Dante y a S. Juan de la Cruz, aadiendo que Sappho really believed that she had seen Aphrodite*. Tiene razn PERROTTA (O. C. 2 3 ) cuando dice (aludiendo, por cierto, al texto de RILKE de que hablaremos en . 168 y en que yo no veo misticismo, al menos en el sentido usual de la palabra) que la vera Saffo non ha proprio nulla di mistico, ni en lo relacionado con supuestas visiones producidas en trance, que es lo que, por lo visto, encuentra en ella BOWRA , ni menos, desde luego, por lo que toca al raro paralelo de TRIAC (pp. 1 8 9 1 9 0 de La poesia griega: unos pasos al encuentro de su mundo, en Rev. Est. Cl. V I 1 9 5 5 , 1 8 3 1 9 5 ) , para quien Safo describe dolorosamente, de un modo asaz parecido, en la forma, a los xtasis de Santa Teresa, sus transportes amorosos. Sobre traducciones o imitaciones del archiconocido fr., cf., p. e j . , nn. 156, 158, 165, 167 y 322, a lo cual agrego a ltima hora la hermosa versin del austraco JOSEF WEINHEBER en pp. 1 2 4 1 2 5 de Hier ist das Wort (Salzburgo, 1 9 4 7 ) .

    " Sobre otras invocaciones de Safo a Afrodita, cf. PAGE O. C. 1 2 6 1 2 8 ; pero adems hay poemas o fragmentos dirigidos a las Gracias (frs. 53 y 128), a las Musas (127128) y a Calope (124).

    ' Vs. 2 1 2 4 (cf. n. final): ai , , ', , , 5

    . Es curioso el hecho de que en realidad no hay ms que una palabra (o mejor dicho, la ausencia de una letra) que indique sexo femenino en la amada de Safo (c. pp. 9 1 1 de ZIELINSKI Sappho und der leukadische Sprung, en Klio X X I I I 1 9 2 9 , 119) . Si se admite, con la vulgata, el texto aqu recogido para v. 2 4 (o bien, como sugera LOBEL en p. L X I V de , Oxford, 1927 , para adaptarse al uso general lsbico en relacin con el verbo), ser una mujer la que se vea impulsada por ciego instinto a amar aun en contra de su repugnancia a embarcarse en una aventura ertica intil; mientras que, si se prefiere el ya antiguo , como RABANAL Safo (Odas y fragmentos), Len, 1944 , o el de K N O X (On Editing Hipponax: A Palinode?, en St. It. Fil. Cl. X V 1 9 3 9 , 1 9 4 n. 3 ) , cabe duda en cuanto al sexo (cf. . 285). todo caso, no significa besar (cf. WILAMOWITZ O. C. 4 8 ) .

    " Fr. 23, en que, al parecer, se considera a una amiga de Safo como comparable a Helena y superior a su hija Hermone (cf., no obstante, n. 40). Cf. THEANDER Studia Sapphica. II, en Eranos X X X I V 1 9 3 6 , 4 9 7 7 .

  • S A F O

    Fr. 34: ' 'ii , . . .

    Cf. . 130 , con un carioso piropo al parecer, fr. 163 ( ). * Pero con un problema lingstico en el nombre, pues, frente al general, se lee en

    un ms. de Mximo de Tiro X V I I I 9 y en un cdice de los que dan, inserto en el texto de Querobosco, el citado fr. 82 (a). Cf. n. 26.

    Cf. n. 82. " Fr. 22, s. t. vs. 1 3 1 4 : [

    ' , . Sigo la interpretacin de MILNE Sappho's Ode to Gungyla (fr. 36 D.), en Hermes L X V I I I 1 9 3 3 , 4 7 5 4 7 6 ; pero esta hiptesis caera por tierra si fuese seguro que, como leen LOBELPAGE (O. C. 2 0 ) en V. 11 , es una t (dudosa segn ellos) la inicial del [ suplido por aqul. La tesis de THEANDER (pp. 8 0 8 5 de su art. c. en n. 40) es bastante distinta: Gngula ha fascinado con su vestido a alguien, y Safo se alegra de que est tan bella y elegante, pues as la muchacha podr agradar a Afrodita y expiar la falta que cometi la poetisa al presentarse vestida negligentemente ante la diosa (?).

    ' Fr. 90 (1) col. III 15 : [. Tambin aparece citada la muchacha en fr. 29 (24) 3: ]. WiLAMcwiTZ (o. c. 5 0 n. 1) restituye el nombre de Girino en un texto combinado por l con el fr. 48 y unas palabras de Juliano, testimonio nico para dicho ir., que en realidad no

    23

    la luna, ante cuya aparicin palidecen las estrellas? Con qu inocente arrogancia mirara a las dems quien recibiera esta alabanza, ms dulce que ninguna otra precisamente por eso mismo, porque establece comparaciones!

    Hasta ahora, como puede verse, todo ha sido paz, cordialidad y amor conmovedores en el pequeo grupo. Pero las mujeres... son mujeres, y as no es raro que en lo sucesivo nos tropecemos a cada momento con rencillas y fastidiosas disensiones.

    Por ejemplo, lo ocurrido con Girino, cuyo nombre conocamos desde la antigedad como el de una de las amigas de Safo *, Algo deba ya de suceder en relacin con ella cuando, como hemos dicho se la humill pblicamente rebajando su belleza ante la de Dica; pero no fu eso todo. Tenemos tambin el incidente del vestido que, aunque el texto esti. mutiladsimo, es posible restituir de varias maneras: por ejemplo, suponiendo que hubo un tiempo en que, con la irnica petulancia propia de la juventud excesiva, se ri Girino de Safo al verla consumirse en la pasin por Gngula, pero luego lleg un momento, aquel en que se escribe la oda, en que bast la contemplacin de un elegante atavo llevado por Gngula para trastornar a la antes sarcstica y ahora enamorada Girino. Y yo me alegro, dice malvolamente la poetisa. Para que vea lo que es el amor! En fin, todo esto indica una situacin de cierta tirantez que hace que no nos extrae nada el encontrar, en un poema muy despedazado el nombre de Girino junto al de la famosa Andrmeda, de que luego tratar bastante.

  • M . F . G A L I A N O

    24

    Mas volvamos a Gngula, una muchacha de Colofn de que tambin los antiguos nos haban hablado Alguien ha sugerido que pueda ser sta la amiga de Safo, no citada por su nombre, a cuya pattica despe-dida asistamos hace un momento pero yo no lo creo. No lo creo, porque Gngula parece haberse mostrado siempre particularmente reacia a las insinuaciones de la poetisa. Se recordar que sta provoc los reproches o el sarcasmo de Girino precisamente por obstinarse en reque-rir de amores a Gngula, o ms exactamente, por implorar la ayuda de la diosa Afrodita en la empresa que tan ardua se presentaba. En otro fragmento. Safo cita tambin el nombre de la esquiva Gngula para ter-minar diciendo una vez ms que est poseda por el deseo de morir y contemplar las orillas del Aqueronte, cubiertas de lotos regados de roco; lo cual permite suponer que tambin este acceso de melancola se debe-ra a los desdenes de su cruel amiga De modo que tampoco en este caso nos sorprende nada encontrarla en otro pasaje unida ya, en com-paa de dos tales Plistodica y Arqueanasa de quienes hasta hace poco no conocamos ni el nombre, al bando de Gorgo, esa otra enemiga de Safo a que en seguida me voy a referir *. Mala suerte tuvo nuestra poetisa con Gngula!

    Pero tambin con Irana debi de haber sus ms y sus menos: Irana, que en un fragmento escucha las quejas de Safo contra la golondrina del alba que ha interrumpido demasiado pronto una noche llena de deli-cias pero, en cambio, recibe en otra parte improperios por estar ese da ms antiptica que nunca *^ La pobre Irana no sabra a qu atenerse.

    Y lo que ms agriaba los conflictos, esas diminutas querellas que siempre ha habido, hay y habr en toda sociedad, y ms si es feme-nina, era el hecho de que Safo tena que temer constantemente las

    son probablemente ms que alusin al 1 1 6 : en todo caso, la conjetura, hecha probeweise por el insigne crtico, no se impone ni mucho menos.

    Cf. nn. 41, 202 y 222. Anotar como curiosidad que el nombre ha sido utilizado por EZRA POUND (cf. MURRAY A Note on Sappho and Ezra Pound, en Cl. Journ. X L V I 1950-1951, 304-305) en el poema brevsimo Papyrus (p. 122 de Personae en la ed. de Londres, 1952), que dice as:

    Spring... Too long.. . Gngula...

    " Cf. n. 79. > Fr. 9 5 , 11-13: x

  • S A F O

    " Fr. 144: 8 6;.

    ' Cf. nn. 96 y 222. LOBELPAGE (o. c. 2 6 ) apuntan dudossimamente que el nombre de Gorgo pudiera estar en

    fr. 2 9 ( 6 ) (a) 9. Las cuatro letras ][ del nombre de Andrmeda se leen en fr. 6 5 , 2 (cf. n. 106). Tal vez podra

    mos suponer cambio de interlocutor cada dos versos, con lo que tendramos un vocativo en 2 (Safo habla a Andrmeda); otro, clarsimo, en 5 (sta contesta a la poetisa llamndola , a lo que sigue 1[); una alusin de Safo a Afrodita en 6 ( []1[); Andrmeda habla de la gloria en 9 (i [); y, en fin. Safo le predice (10) un oscuro fin en el Aqueronte ( ' Ivv '[) con p^Ubras semejantes a las del fr. 5 5 (cf. n. 104).

    Fr. 5 7 : 8' vov . . . ... ' ;

    La rstica podra ser Atis (cf. nn. 106 y 123134), en que se cebara la clera de la despechada Safo, si no fuera inconcebible que sta se ponga ella misma en tan mal lugar como quien ha incurrido en idntica falta al amar antes a persona merecedora de tan poca atencin (cf. n. 190). Lo que es seguro es que el fragmento versa segn anota Ateneo I 2 1 bc, una de las autoridades que lo transmiten; pero en realidad no hay nada que se oponga a la hiptesis (cf., p. e j . . PERROTTAGENTILI o. c. 1 3 8 1 3 9 ) de que la rstica es Andrmeda, y el poema est dirigido no a ella, sino a la moza a quien ha cautivado (as tambin PIERACCIONI en p. 5 9 de Antologia della lirica greca, Florencia, 1 9 5 7 ' , que dedica a Safo pp. 4 2 7 4 ) .

    M j ; i es el 5 5 : ' f ' f 5 ' ' .

    Sus autoridades lo consideran dirigido (Estobeo Flor. IV 12) ,

    asechanzas de dos incansables y sagaces rivales, las directoras de otros dos grupos similares de Mitilene: Andrmeda y Gorgo.

    De Gorgo apenas sabemos nada: ni siquiera su nombre, pues es ms que probable que el apelativo con que la designa Safo, tan cargado de evocaciones desagradables, no sea ms que un mote despectivo aplicado a ella por el bando contrario. En un lugar se nos dice que algunas personas estn hartas de Gorgo **; en otro, como ya apunt antes, que la feroz Gorgona ha conseguido llevarse nada menos que a tres amigas de Safo '^">. No tenemos, pues, grandes elementos de juicio acerca de ella^o^

    En cambio, a la otra competidora la conocemos algo mejor"''. Andrmeda era probablemente una mujer no muy letrada ni de muy buen gusto, segn parece desprenderse de un fragmento en que es objeto de las burlas de Safo por dejarse prender en los encantos de una rstica moza que no sabe ni mover su falda en tomo a los tobillos i " ^ ; pero, en cambio, su posicin econmica sera desahogada, si es que tal conclusin hay que sacar de los comentarios aadidos por las cuatro autoridades distintas que nos transmiten aquel canto, lleno de desdeosa aversin, en que anuncia la poetisa a una mujer que no quedar de ella el menor recuerdo despus de su muerte, porque dice no tienes acceso a las rosas de Pieria, de modo que no hars ms que andar revoloteando annimamente entre los oscuros muertos

  • M . F . G A L I A N O

    (Plutarco Quaest. conv. I l i a 2), (Plut. Praec. coni. 48). Nada hay, pues, que fuerce a pensar en Andrmeda como destinataria de este poema, aunque la opinin general sea efectivamente sta. El fr. 1 9 3 (cf. n. 271) parece ser una parfrasis del 5 5 hecha por Elio Aristides X X V I I I 51. GRIFFITH (o. c. 4243 nn. 2526) ha sealado bien una corriente rficopitagrica (a pesar de p. 420 de o. c. de SCHMID , que trata de Safo en pp. 416429) en la cita de las rosas de Pieria para la poetisa fallecida (cf. la colocacin de los pii uates en el Elseo y la exclusin de gui diuitiis soli incubuere repertis por parte de Virgilio, En. 662 y 610) y (lo cual haba observado ya T U R Y N The Sapphic Ostracon, en Trans. Pr. Am. Phil. Ass. L X X I I I 1942, 308318) en la descripcin de un lugar paradisaco qu nos presenta el fr. 2 . Cf. tambin, a este respecto. ALFONSI (Appunti sulla fama dell' ode saffica dell' ostracon fiorentino tra i poeti latini, en Aeg. X X V I 1946, 312), la Srta. ROCHA PEREIRA (n. 3 de p. 154 de Concepfjs helnicas de felicidade no alm. De Homero a Platdo, Coimbra, 1955), MERKELBACH o. c. 2529 y, antes que ellos, LAVAGNINI (Ancora suW ode di Saffo dell' ostrakon tolemaico, en Ann. R. Se. Norm. Sup. Pisa X I 1942, 819, nota reproducida en pp. 2138 de i3a Mimnermo a Callimaco, Turfn, 1949), que vino a parar, inevitablemente, al fr. 129 Sn. de Pindaro y A Aristf. Ranas 449459. Cf. nn. 102, 121, 174, 191. 271, 273 y, sobre una traduccin, 153.

    " Cf. DELLA CORTE O. C. 5051. Fr. 7 1 , vs. 23: ]X '

    ] ['] [ Mica aparece citada en . 1. Segn la ingeniosa hiptesis de THEANDER (Atthis et Andromeda, en ranos X L I V 1946, 6267), sta sera otra amiga fantasma: en realidad se tratara de hipocorstico aplicado a Atis (la pequea, cf. fr. 4 9 y nn. 103 y 123134), y la referencia a Andrmeda en V. 3 quedara casi garantizada no slo por lo que nos dice sobre la traicin de Atis el fr. 1 3 1 , sino por el hecho de que tanto el 7 1 como el 6 8 (cf. n. 107) como el 6 5 (cf. n. 102) pertenecen todos a un mismo papiro (el POxy. 1787 del que son, respectivamente, frs. 6, 7 y 4 ) , lo cual permite deducir afinidades temticas entre fragmentos recogidos juntamente.

    Fr. 6 8 ( A ) . Mgara, mencionada por el Suda (ed. c. 323, 7) como amiga de Safo, parece estar citada en el v. 12; Andrmeda est casi seguramente en el 5; los Tindridas, en el 9. Cf. nn. 106 y 202.

    Alceo, fr. 70, 6 L.P. " Cf. SCHADEWALDT art. c. 365 n. 1.

    26

    Parece, por tanto, que Andromeda era tal vez una nueva rica que gozaba de gran influencia adems por razones polticas. Es ms, ha habido incluso quien se ha atrevido a apuntar que Andrmeda pudo haber sido la esposa de Pitaco, el tirano mitilenense " 6 ; evidentemente, la afirmacin es demasiado audaz, pero hay en este problema, hoy por hoy todava irresoluble, una serie de datos que quiz no sea tan difcil compaginar entre s.

    Uno de ellos es el fragmento en que Safo reprocha a su amiga Mica el haber preferido al suyo el amor de la casa de Pentilo ahora bien, los Pentlidas eran una vieja familia que domin en Lesbos y que pasaba por descender de Pentilo, hijo de Orestes. En otro lugar se habla de Mgara, antigua amiga de Safo seducida tambin por Andrmeda, y algo ms arriba, de los Tindridas pues bien, resulta que Alceo, con motivo del matrimonio de Pitaco, que cas con una descendiente de los Pentlidas, habla custicamente de la boda con los Atridas I * , lo cual deja entrever la posibilidad de que tambin en el verso sfico haya una malvola alusin a las mal reputadas Tindridas, Clitemestra y Helena, esposas, respectivamente, de los Atridas Agamenn y Menelao Y hay todava un tercer pasaje que puede tener relacin con

  • S A F O

    "O Fr. 155. '^ En realidad, lo que hace (1. c.) es hablar de Gorgo y Andrmeda y aadir que tan pronto ataca

    a stas como ironiza y refuta al modo aquel clebre de Scrates para terminar comparando el principio del Ion ( " ) con el 6> 8 de Safo. Cf. . 190.

    Fr. 98 (b) 7 (cf. Alceo, fr. 1 1 2 , 2 3 ) . Alceo, fr. 112 , 2 4 (cf. fr. 4 4 4 ) . Cf. n. 222. Fr. 99 ([. . ]a en v. 2 y . .Xu. . en v. 2 3 ) . Cf. nn. 219221. Cf. BOWRA en p. 5 de su art. de POWELL New Chapters in the History of Greek Literature, III , O x

    ford, 1 9 3 3 , 2 13. " * Fr. 98, sobre cuyos complicados problemas no puedo entrar aqu; PAGE (O. C. 9 7 1 0 3 ) expone los

    hechos cauta y escuetamente (cf. nn. 29, 40, 128, 246, 274, 279280 y 284). Cf. n. 16. Cf. MARTINAZZOLI o. c. 2 1 6 2 1 7 n. 2 1 . Fr. 178 (). Cf. THEANDER art. c. (enn. 6 6 n. 1. SCHADEWALDT (lib. c. 150)

    ms bien parece considerar el fr. como alusin dedicada a Gorgo. Fr. 133, 1: " .

    27

    nuestro caso: aquel en que con atroz irona desea la poetisa mucha salud a la hija de Polianacte Si, como se deduce de las palabras de Mximo el tirio, transmisor del fragmento, esta hija de Polianacte es Andrmeda " i , tendramos una pieza ms de este rompecabezas de despedazados textos; porque los Cleanctidas, citados por Safo una vez"* , y posiblemente los Arqueanctidas, a que hace referencia Alceo ^ i * , eran familias nobles de Lesbos como tambin, seguramente, los Polianctidas a que pertenecera la odiada rival; y si aadimos a esto el penoso pasaje en que se ha credo ver sucias insinuaciones relacionadas con estos mismos Polianctidas creo que podemos ya afirmar con relativa certeza que Andrmeda era mujer acaudalada, de familia aristocrtica y, probablemente, hostil polticamente al partido en que Alceo milit"^ y del que, a juzgar por cuanto puede deducirse de un fragmento dudoso"* y de la leyenda del supuesto destierro"^ fu simpatizante Safo"^

    El caso es que Andrmeda, nos dice la poetisa en un fragmento, era una especie de Gelo" ' , un personaje mtico, un a modo de vampiro que recorra de noche los caminos para arrebatar los hijos a sus madres; slo que a Safo lo que le robaba no eran ya nios pequeos, sino mujeres en toda la sazn de su hermosura juvenil.

    Ya he hablado de Girino, de Mica y de Mgara, tres fracasos que seguramente le resultaron dolorossimos; tambin hay otros fragmentos que, por breves que sean, sirven para reflejamos instantes patticos de lo que debi de ser lucha despiadada, como aquellos en que leemos Bien empleado le est a Andrmeda i ^ " , Digo que alguien ms

  • M . F . G A L I A N O

    Fr. 1 4 7 : f 1 t . PERROTTAGENTILI (O. C. 1 3 6 1 3 7 ) y T H E ANDER (pp. 3 3 3 4 de Ad poemata ahquot Sapphus et Alcaei adnotatiunculas scripsit C. Th., en Humanitas II 1 9 4 8 , 3 3 3 9 ) prefieren ver en el pequeo texto una ingenua afirmacin comparable con el fr. 5 5 (cf. n. 104) y referente a la gloria imperecedera que aguarda a la poetisa (cf. nn. 271 y 304).

    1 " Fr. 2 7 , 9 1 0 : [ ][] [].

    Cf. THEANDER art. c. (en . 106) 6 4 6 6 , pero hagamos notar que el suplemento de papiros posteriormente publicados, con ] en . 8, hace pensar ms bien en un epitalamio. Pudiera ser tambin (cf. SCHADEWALDT lib. c. 151) una alusin a la desvergenza de Andrmeda el loi(v); (como quien dijera con qu cara?) del ir. 162.

    " * El nombre de Atis, en un contexto mutilado, parecen contener los frs. 8 , 3 y 9 0 ( 1 0 A ) 15 . En Mximo de Tiro X V I I I 9 d (cf. n. 190) se lee (se. ) " , ^ : ', cual ha hecho pensar a varios (cf., s. t., DIEHL Anthologia lyrica, 1 4, Leipzig, 1 9 3 5 2 0 2 2 y SCHMID O. C. 4 2 0 n. 8) que Atis y Anactoria son una misma persona, Atis la milesia (cf. nn. 39, 128 y 202). El Suda, al citar a Atis y no a Anactoria, reforzara esta hiptesis, y Ovidio (Heroid. X V 17 18) habra sufrido un error al hablar de Anactorie (cf. n. 139) y de Atthis como de dos personas distintas. Pero a esta conjetura se oponen varios argumentos cuya discusin puede hallarse en LAVAGNINI L'ode di Saffo per Anattoria (98 Diehl), en Riv. Indogrecoit. X V I 1 9 3 2 , 15, s. t. 2 n. 1 (reproducido en pp. 9 1 5 de l ib. c. en n. 104); LAVAGNINI Nuova antologia dei frammenti della lirica greca, Turin, 1 9 3 2 , 1 7 7 1 7 9 (Safo est tratada en pp. 1 4 1 1 9 0 ) ; THEANDER art. c. (en n. 40) 7 9 ; PERROTTA O C. 4 2 n. 1; THEANDER art. c. (en n. 106) 6 2 n. 1: I." Que el ms. de Mximo de Tiro presenta un antes de ", lo cual no tiene valor en s, pues la palabra falta en el arquetipo R, sino porque significa que el escriba ha credo ya necesaria tal conjetura. 2. " Que en el Suda debe de aparecer tambin el nombre de Anactoria corrupto en (cf. nn. 4041 y 128). 3.o Que es lgico que a tres discpulos de Scrates se opongan tres amigas de Safo. 4. Que la hiptesis queda anulada si se admite la conexin de Anactoria, y no de Arignota, con fr. 9 6 .

    " * Fr. 4 9 : , ", '... ' .

    Cf. nn. 132, 190 y 211. " Fr. 5 6 : '

    .

    Es la nica aparicin en Safo de la palabra (cf. . 200), que THEANDER art. c. (enn. 106) 6 3 6 4 considera, probablemente con razn (cf. n. 133), como referida aqu a las habilidades musicales. Cf. n. 139.

    " Fr. 9 6 , 5 si pudiramos leer, como muchos, ' , pero el papiro (cf. . 127) da f .

    se va a acordar de mi o Devulveme en seguida a las muchachas Pero lo que especialmente debi de entristecer y desazonar a Safo, dejndola llena de amargura e impotente rencor, fu el episodio de Atis.

    Atis era una muchacha sin grandes atractivos fsicos, pequea y poco graciosa"*; pero intelectualmente sera tal vez de las mejor dotadas del crculo, si es que de verdad se aplica a ella el fragmento en que asegura la poetisa no haber visto jams a ninguna joven tan inteligente Como cantora resultaba deliciosa i^* ; y nos explicamos bien que se enorgulleciera Safo de haber logrado aquella gran transformacin en criatura de tan pobre apariencia en un principio. Comienza, pues, una ms o menos breve luna de miel; pero Atis, persona independiente en punto a preferencias amorosas, produce a la poetisa una primera

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  • S A F O

    Los vs. 45 del fr. 9 6 , que leen LOBELPAGE (O. C. 78) t

    f (empalmando con lo citado en n. 126), han provocado un verdadero problema filolgico. W I L A MOWITZ (o. c. 53) imagin un nombre propio Arignota que, en nominativo, vendra a dar una lectura parecida a

    [!] (sic)

    y lo mismo opinan DIEHL (O. C. 6163) y COLONNA (O. C. 144), pero equivocndose ambos al considerar como vocativo, y PERROTTA (O. C. 65 n. 1), PERROTTAGENTILI (O C. 156157, con ') y KAMERBEEK (pp. 100101 de Sapphica, en Mnemosyne I X 1956, 97102). Pero lo general hoy da, desde LOBEL ( , Oxford, 1925, 45), es escribir, dejando sin restituir lo anterior,

    '

    (GALLAVOTTI en p. 122 de Lira ellenica, Miln, 1949, que trata de Safo en pp. 85134, y PAGB o. c. 87 y 89) o

    como LAVAGNINI en p. 165 de lib. c. y p. 136 (Safo est tratada en 109144) de Aglaia, Turin 1947 ' (conservando en lo anterior el [] de WILAMOWITZ y explicando el hiato por una F) y MARZULLO (Arignota l' amzca di Saffo, en Maia V 1952, 8592), Incluso SCHADEWALDT , que en art. c. 372 crea en un nombre propio, traduce ya dich einer offenbaren Gttin gleich geehrt hat en lib. c. 120 (el , adjetivo, de ZUNTZ O. C. 9495 no parece que lleve a parte alguna). Y es que los argumentos de los partidarios del Arignotalied (ltimamente cf. STEFFEN en pp . 115116 de Antologia lityki greckiej, Wroclaw, 1955, que trata de Safo en p p . L X X X V I I I X C V I I I y 103117, y LEEKY O. C. 141 n. 24) resultan flojos: es verdad que nada significa el hecho de que no hablen los antiguos de esta muchacha (como tampoco de Mnasis, Dica, Plistodica, Arqueanasa, etc., sobre las cuales cf. nn. 82 y 222 y fr. 2 1 3 ) , y es cierto tambin que Arignota y Arignoto son nombres antiguos autnticos, pero no lo es menos que la versin parecida a una diosa gloriosa o indigne es irreprochable, y la posible fuente homrica ( 101109) aducida por MARZLLLO (O. C. 90) resulta casi decisiva. Cf. n. 40.

    El fr. 1 6 , que empieza hablando de la locura amorosa de Helena (cf. nn. 192195), termina con la expresin de la nostalgia de Safo ante la ausencia de Anactoria, cuya contemplacin preferira a la de los carros y la infantera lidia. Ahora bien, esta ltima alusin extica resulta tan sorprendente (MERKELBACH O. C. 14 opina que se trata de un ataque contra los necios de los varones, que se extasan ante cosas tan absurdas como los caballos y las naves) que se ha hecho necesario imaginar que la ausente Anactoria est precisamente all, en Lidia. EDMONDS (O. C. 209 n. 1) ha conjeturado que la antigua discpula de Safo parti (cf. nn. 42 y 186) para casarse en Lidia con un militar: de ah la cita blica. THEANDER art. c. (en n. 40) 7879 sugiere que Safo prepara una visita a Lidia en que asegura que se sentir ms impresionada por los encantos de Anactoria que por el imponente aparato guerrero de aquel reino. LAVAGNINI , en fin, establece la siguiente e ingeniosa hiptesis en art. c. (en n. 123); lib. c. (en n. 123) 153154, 161, 164 y 177182; o. c. (en n. 127) 123, 132 y 135: I. Anactoria es milesia, porque en el del Suda (ed. c. 323, 8) hay un error textual (cf. . 202), y ' es nombre usual en Mileto (incluso tal parece que fu el apelativo primitivo de dicha ciudad jnica); sobre la hiptesis errnea de una Atis milesia, cf. n. 123, a lo cual aadiremos de paso la tmida conjetura de una Atis tica apuntada por WILAMOWITZ en n. 1 de p. 54 de o. c. y PAGE en n. 3 de

    desilusin intensa al conceder sus favores a una hermossima muchacha a la que algunos fillogos llaman, parece que sin razn, Arignota ^ *^ .

    Mas he aqu que esta joven tuvo que marcharse a la lejana Lidia, para casarse o no, que esa es cosa que ignoramos y que tal vez ignoremos siempre. Es ms, ha habido incluso quien ha credo poder identificar a esta lejana ausente con Anactoria, la amada a quien se canta en aquel otro poema famoso que empieza con la alusin al delirio ertico de Helena Todo esto son elucubraciones incomprobables: el

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  • M . F . G A L I A N O

    p. 13 de The Authorship of Sappho 2 (Lobel), en Cl. Quar. X X X 1936, 1015. 2. La muchacha, como lo demuestra su propio nombre ilustre, perteneca a una de las familias proceres de la ciudad. 3.o El citado fr. 1 6 indica que Anactoria est en Lidia. 4.0 De la ausente de fr. 9 6 (excluida, como se dijo en n. 127, la posibilidad de una Arignota) se dice que brilla entre las lidias, es decir, que ocupa all una posicin preeminente. 5. Es difcil pensar en la coincidencia de que haya en Lidia dos compaeras de Safo; luego Anactoria sera tambin la amiga lejana del ir. 9 6 . 6.o Es probable que Anactoria perteneciera a la familia de Trasibulo, tirano de Mileto de principios del s. vi, y que, en virtud de los acuerdos entre Aliates y Trasibulo que dieron lugar a una detente entre Lidia y los jonios poco despus del 599, pasara a formar parte del harem de aquel rey lidio (hay un paralelo, el de Damdice, hija del rey de Cime, que pas al del frigio Midas). 7." Anactoria sera tambin la interlocutora de Safo en la despedida del fr. 9 4 (cf. n. 79). La tesis resulta tan difcil de sostener como de atacar: no se impone por s misma, pero lo nico positivo que han logrado aducir contra ella PERROTTA (o. c. 41 n. 2) y PERROTTAGENTILI (O. C. 130131) es, aparte de la incompatibilidad de Arignota con Anactoria en fr. 9 6 , el hecho de que no es seguro que la joven del fr. 1 6 viva en Lidia, pues el fr. 1 3 2 (y podran haber aadido el 3 9 y 9 8 , sobre los cuales cf. nn. 2830, 40, 116, 246, 274, 279280 y 284) demuestra que la cita de Lidia y de lo lidio no era ms que un tpico para referirse a cosas exticas y suntuosas. MERKELBACH (O. C. 1315, s. t. 15 n. 2) ve en la oda un paralelo entre Anactoria, que es lo ms bello para su amante Safo, y Helena, que lo era para Menelao. Pero sta prefiri a Paris y aqulla a su esposo.

    Fr. 9 6 , 69: vSv ' f ^ ' .

    1517: '

    ' " ' [ . ] ... .

    La ingeniosa y, para m, acertada hiptesis es de SNELL (art. c. 83 n. 2) y resultara reforzada si fuera cierto que, como opina VOGLIANO (Una strofe della II delle odi berlinesi di Saffo, en Athenaeum X X 1942, 114118), el canto termina con halagadores elogios de la hermosura de Atis. SCHADEWALDT (art. c. 372373) cree, sin querer decidirse frente a la tesis citada, ms bien en un nostlgico canto de Safo ante la ausencia de Arignota, no siendo Atis ms que una especie de pantalla o refugio pudoroso para su propia emocin. En PAGE (lib. c. 93) como en BOWRA (lib. c. 210) y PERROTTAGENTILI (o. c. 153160) no hay ms que un amable intento de Safo para consolar a su amiga, pero en seguida vemos por dnde cojea esta hiptesis al leer en el segundo de ellos que so fuUy does she enter into this that the poem seems almost a reflection of her own love y al hallar que los ltimos dicen de las palabras iniciales del v. 18 ( ' . [) que esprimono il desiderio di Arignota che Saffo e Attis vadano da lei a Sardi. Es decir, un platnico encuentro de las tres amigas muy poco compatible con lo que se nos ofrece en los dems testimonios de las relaciones amorosas del grupo sfico.

    " Es curioso, y lamento no tener ms espacio para entrar a fondo en ello, el gran papel que desempean en Safo los temas nocturnos. Aun prescindiendo de alusiones aisladas a la luna (fr. 1 9 9 ) o a una determinada estrella (fr. 1 0 4 ) , o de las comparaciones en que el astro lunar eclipsa a los dems como en este fr. 9 6 y en el 3 4 (cf. n. 88), o de pasajes insignificantes por poco extensos como los frs. 1 4 9 y 1 5 1 , queda una serie de lugares interesantes en que la poetisa aplica sus mejores dotes artsticas a situar al lector en una noche de amor triunfante (fr. 1 9 7 , sobre el cual cf. n. 216), de amor solitario y nostlgico (fr. 9 4 D. con nn. 310312) o de dulce pasin difusa y tibiamente sentida en el encanto mgico de una fiesta nocturna () del grupo de amigas: cf. frs. 4 3 (cerca est el da en v. 9), 3 0 ([, y . [ . ]. [ en vs. 13), 2 3 (][] en . 13), 1 5 4 (las muchachas rodean un altar a la luz del plenilunio) y (si no

    caso es que, fuera o no Anactoria esta muchacha, y hubiera o no ido a Lidia a casarse, ausente estaba cuando Safo, con esa sutil astucia que a veces inspira el amor apasionado, discurri un bello seuelo para atraer a la ingrata Atis, privada ya de su amante: Ahora, Atis canta en hermossimos versos, nuestra amiga est muy lejos de nosotras, en el lejano Oriente, eclipsando a las mujeres lidias como el astro lunar a los dems La luna misma, al nacer en las colinas asiticas,

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  • S A F O

    me equivoco en mi conjetura de p. 8 9 del primer art. c. en n. 16) 2 , pues es posible que el famoso canto del ostracon no refleje la grata calma de un medioda estival, sino el ameno escenario de una fiesta nocturna con epifana de Cipris. SCHMID (o. c. 4 2 0 con nn. 5 y 6) y M.^RTINAZZOLI (o. c. 2 8 0 con n..l67) han sealado bien la presencia en Safo de un fermento orgisticodionisiaco, no homrico, que se manifiesta tambin en las conexiones (cf. nn. 183184) con el culto de Adonis (frs. 1 6 y 1 4 0 con el 2 4 incertum utrius auctoris).

    " 1 Fr. 1 3 1 : ", 8' , 8' .

    Cf. nn. 18, 103 106. " Fr. 1 2 9 : ... ' ' ...

    ' ... Cf. tambin fr. 4 9 con nn. 124 y 289.

    ^ " Fr. 1 2 0 (cf. n. 191), en que, a decir verdad. Safo no afirma (cf. . 252) sino que ella no es rencorosa (cf. . 262), sin referencia a ninguna mujer ni asunto amoroso:

    3, ' ^ ' ...

    THEANDER . C (en . 106) 6 3 6 4 pone en relacin este pasaje con el fr. 5 6 (cf. n. 125): Safo empezara por reprochar a Andrmeda el habrsele llevado una discpula tan inteligente, pero terminara por ablandarse. No me parece que tal fuese el carcter de Safo: ni creo que tenga razn SCHADEWALDT (lib. c. 149) al contar entre sus mritos el seguir interesndose por las dotes musicales de Mica (fr. 71 con nn. 106, 125 y 200) incluso una vez que sta se haba pasado al bando de Andrmeda.

    Fr. 2 6 , 2 4 : ][ , ]

    ]. SCHADEWALDT (art. c. 3 6 5 . 2 ) opina, basndose en el masculino de v. 3 y en un (en realidad ] .[ segn LOBELPAGE O. C. 2 3 ) del v. 6, que Safo no se refiere aqu a sus contrariedades amorosas, sino al asunto de su hermano (cf. nn. 259264): es posible, pero creo que el masculino puede bien admitirse con valor general aun siendo mujeres aquellas de quienes se habla. Cf. n. 305.

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    nos la recuerda; y al derramar su fra y plateada luz sobre quienes la ambamos, nos cubre bajo un mismo manto estableciendo una especie de comunin anmica entre nosotras e invitndonos a queremos en recuerdo suyo.

    Pero Atis no mordi el anzuelo: muy al contrario, lo que hizo, puede imaginarse con qu rabioso dolor por parte de Safo, fu pasarse, como tantas otras, al bando de Andrmeda Y entonces no le qued ya a la poetisa otra cosa que lamentarse amargamente"", asegurar sin gran sinceridad que no guarda rencor a la fugitiva y decir, llena de melancola explicable, que aquellos a quienes quiero bien son los que ms dao me hacen i * * .

    Con esto se han visto, salvo una excepcin que dejo para luego, los pasajes que, de entre lo poco que conocemos, resultan ms significativos para adquirir una idea, desde luego imperfecta, de lo que pudo ser la vida sentimental de las amigas de Safo. Ahora bien, lo ms curioso es que, despus de esta quiz demasiado larga revisin de materiales, estamos todos, los lectores y yo, tan mal informados como al principio con respecto a una serie de puntos importantes. Tal vez, pues, sea lo mejor

  • M . F . G A L I A N O

    ^ " C., sobre el juicio de la posteridad acerca de Safo, ROBINSON (Sappho and her Influence, Boston, 1924) y RuEDiGER (Sappho, ihr Ruf und Ruhm bei der Nachwelt, Leipzig, 1 9 3 3 ) . Los testimo-nios antiguos ms importantes con respecto a ella estn cmodamente recogidos en EDMONDS (o. c. 1 4 0 - 1 8 1 ) , TREU (Sappho, Munich, 1954 , 1 0 8 - 1 2 7 ) y, con ms extensin, en pp. I 27 -65 de la ed. de GALLAVOTTI Saffo e Alceo, aples, 1 9 4 7 - 1 9 4 8 , donde la poetisa est tratada en pp. I 5 - 6 5 y 7 4 - 1 5 5 y I I 6 9 - 9 7 , 1 1 0 - 1 1 5 , 1 1 8 - 1 2 0 y 1 2 3 - 1 2 9 (2 . ed. del vol. I pubi, en 1 9 5 6 , pp. 7-62 y 7 1 - 1 5 8 ) .

    " * En realidad conocemos ms nombres que datos sobre la indudablemente larga tradicin de Safo como personaje de comedia. Nada sabemos de las llamadas Safo de Amipsias (fr. 1 6 Kock) y Anfis (fr. 3 2 ) . En la igualmente denominada de Efipo (fr. 2 0 ) se habla de libertinos segn Ate-neo X I I I 5 7 2 c (no de prostitutas, como afirma A L Y en coli. 2 3 6 6 - 2 3 6 7 de Real-Ene, 2. serie, I 1 9 2 0 , art. Sappho, coll. 2 3 5 7 - 2 3 8 5 ) . En la Safo de Antfanes, la poetisa propone un enigma a su interlocutor (frr. 1 9 6 - 1 9 7 ) . En el fr. 4 de la Antilaide de Epcrates, el que habla dice saberse de memoria las obras erticas de nuestra lesbia. En la Safo de Timocles (fr. 3 0 ) , alguien no quiere ya acercarse a otra persona (a la poetisa?) porque prefiere a los jvenes. El fr. 7 9 de la come-dia del mismo nombre de Dilo son unas palabras dirigidas a Arquloco; y el 8 0 , la referencia indirecta de que en dicha obra aparecan el citado poeta e Hiponacte como amantes de Safo (cf. n. 286). Con la leyenda de Fan (cf. nn. 313-318) estaban relacionadas una comedia de Gratino cuyo nombre ignoramos (fr. 3 3 0 ) , el Fadn de Platn (frr. 1 7 3 - 1 8 2 , sin nada acerca de Safo), el de Antfanes (fr. 2 1 4 sobre camas, lechos, divanes), los "AOTUTOO de Eubulo (fr. 14) , La leucadia de Menandro (frr. 2 5 5 - 2 6 2 Krte, s. t. 2 5 8 ) y probablemente La leucadia o El leu-cadio de Antfanes (frr. 1 4 1 - 1 4 2 ) , La leucadia de Anfis (fr. 2 6 ) , La leucadia o Los fugitivos de Ale-xis (frr. 1 3 0 - 1 3 2 ) y La leucadia de Dfilo (fr. 5 3 ) . Como se ve, no es mucho lo conocido, pero basta para inducir que se tomaba generalmente a la poetisa in malam partem.

    w En realidad los pasajes en que Safo es citada por Horacio no resultan condenatorios para la poetisa. En Od. II 13 , 2 4 - 2 5 , donde el poeta asegura haber estado a punto de ver, con ocasin de un peligro de muerte,

    Aeoliis fidibus querentem Sappho puellis de popularibus,

    esta ltima palabra tiene probablemente el inocente significado de paisanas. En Od. IV 9 , 1 0 - 1 2 no se nos dice nada que ignoremos acerca del temperamento ardiente de Safo:

    ... spiral adhuc amor uiuuntque commissi calores Aeoliae fidibus puellae...

    Sobre Ep. I 19, 2 8 , cf. n. 247. En resumen, no parece justificada la ira de CHRIST (p. 1 9 8 de

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    que se me tolere una digresin aparente que posiblemente no vaya a resultar del todo inadecuada para este lugar.

    Ha sido, verdaderamente, una desgracia para Safo el hecho de que su nombre haya entrado desde tan pronto en los ardientes campos de la polmica tica y literaria. Y lo ha sido, no solamente porque sus dotes artsticas extraordinarias han dejado de obtener a causa de ello el reco-nocimiento general que merecan, sino tambin porque la delicada cues-tin moral que sus versos plantean no ha sido casi nunca resuelta con espritu imparcial y libre de prejuicios"^. Comenzaron los cmicos ate-nienses"* por desfigurar, con la estrechez de miras frecuente en ellos, la personalidad de Safo en un sentido muy distinto de lo que normal-mente podramos sospechar, es decir, no insistiendo obscenamente en lo tocante a las relaciones de la poetisa con sus amigas, sino derivando por la senda de las torcidas interpretaciones de la leyenda de Fan. Luego vinieron Horacio, con sus enigmticas expresiones"'; Ovidio, o

  • S A F O

    Geschichte der griechischen Literatur, I, Munich, 1 9 1 2 , que dedica a Safo las pp. 1 9 7 2 0 0 ) cuando, en una eco dello spirito antilatino dei vecchi dotti tedeschi (MARTINAZZOLI O. C. 215 . 14) , acusa a die schmutzige Phantasie der Rmer de haber dado un giro peyorativo a la leyenda slica, como si los citados testimonios de la comedia no significasen nada.

    * " Existe, desde luego, un problema de autenticidad en relacin con el poema, pero sta es cosa que aqu no nos interesa, pues las citas de otros lugares de Ovidio concuerdan inequvocamente con su tono general: Ars am. I I I 3 3 1 (nota sit et Sappho; quid enim lasciuius illaf); Rem. am. 7 6 1 (me certe Sappho meliorem fecit amicae); Am. II 18 , 3 4 (del uotam Phoebo Lesbis amata lyram); Trist. I I 3 6 5 (Lesbia quid docuit Sappho nisi amare puellas?).

    Evidentemente, el autor de la Heroida (cf. n. 316) ha conocido, si no el texto de Safo como opina TREU (Ovid und Sappho, en La par. del pass. V i l i 1 9 5 3 , 3 5 6 3 6 4 ) , una biografia parecida a la del papiro (cf. n. 143). El largo poema, una carta de Safo a Fan, empieza ( 9 1 2 ) con un uror... me calor Aeinaeo non minor igne tenet. No encantan ya a Safo las muchachas de Pirra o de Metimna ni el resto de las lesbias ( 1 5 1 6 ) :

    uilis Anactorie, uilis mihi candida Cydro, non oculis grata est Atthis, ut ante, meis atque aliae centum, quas non sine crimine amaui; improbe, multarum quod fuit, unus habes

    ( 1 7 2 0 ; c. nn. 40, 123134, 151, 158; preciso es agregar que existe una moralizadora leccin hic sine crimine). Fan es bello, pero ella, aunque fea, pequea y negra (cf. n. 268), tiene el don del genio potico (mihi difficilis formam natura negauit, 3 1 ; sum breuis, 3 3 ; candida... non sum, 3 5 ) . Safo tena seis aos cuando muri su padre ( 6 1 6 2 ; cf. n. 245); su hermano se dej seducir por una meretriz, se arruin por ella,vindose ahora reducido a navegar mercenariamente, y odia a Safo por haberle amonestado ( 6 3 6 8 ; cf. nn. 259264). La poetisa tiene una hija pequea ( 6 9 7 0 ; cf. nn. 279280). Su hermano se regocijar ante la pena que ahora sufre ella ( 1 1 7 1 2 0 ) . Invocacin a las lesbias (cf. n. 42) en 1 9 9 2 0 2 :

    Lesbides aequoreae, nupturaque nuptague proles, Lesbides, Aeolia nomina dicta lyra, Lesbides, infamem quae me fecistis amatae, desinile ad citharas turba uenire measi

    Sneca (Epst. L X X X V I I I 3 7 ) es quien nos transmite esta noticia, aadiendo donosamente otros ejemplos de necedades escritas por Didimo quae erant dediscenda, si scires.

    En V I I 6 9 compara a una tal Tefila con Safo teiminando (10) con castior haec et non doctior illa fuit; y en X 3 5 , 1 5 1 8 , para ensalzar a Sulpicia, se dirige a la poetisa diciendo:

    hac condiscipula uel hac magistra esses doctior et pudica, Sappho: sed tecum pariter simulque uisam durus Sulpiciam Phaon amaret.

    ** En Adv. Graec. X X X I I I se expresa con el mayor desprecio que darse cabe: ^8. En cambio, S. Gregorio de Nacianzo leera a Safo con gusto y provecho si fuera cierto que en Carm. mor. 1 4 hay una imitacin de fr. 2 como sugiere CATAUDELLA Saffo fr. 5 (4)6 (5) Diehl, en At. e Roma V I I I 1 9 4 0 , 1 9 9 2 0 1 .

    La biografa incompleta del POxy. X V 1 8 0 0 (GRENFELL y H U N T The Oxyrhynchus Papyri, Londres, 1 9 2 2 , 1 3 7 1 5 0 ) se limita a decir (fr. 1, 135) que []6 S' ' |[1][] 5[] [] ( 1 6 1 9 ; el hecho de que se hable de algunos es, como anota L E S K Y O. C. 1 4 0 , demostracin de que las obras de Safo no resultaban inequvocas en

    quien fuera el autor de la Heroida X V " S ese pastiche penosamente amasado con datos de segunda mano que tanto ha contribuido a generalizar la idea de un amor lascivo y practicado non sine crimine^"'; el pedantesco Didimo, con su certamen retrico acerca de an Sappho publica fuerit^^; Marcial y sus insinuaciones ; el austero Taciano, que, como tantos de los recios ascetas de su tiempo y de otros, no vea ms all de sus narices en cuestiones de amor y poesa los gramticos y comentaristas, con sus acusaciones poco concretas y, en tiempos

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  • M . F . G A L I A N O

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    ms modernos, los escritores de todo gnero que, desde el Renacimiento, se han precipitado sobre la figura de Safo para interpretarla a su manera.

    Primero, la erudicin renacentista, con Boccaccio y Petrarca a la cabeza, seguida de la larga plyade de clasicistas (Ronsard"*, Lyly"* ,

    sentido peyorativo); y el Suda, tras una lista de sus amigas, aade (ed. o. 323, 78): (cf. . 202). Un escolio de Porfirin al ltimo lugar de Horacio citado en n. 137 (cf. . 249) apunta brevemente: quia (ribas diffamatur fuisse. Y eso es todo; lo cual, ciertamente, no es mucho (cf. . 234). Adase el argumento e silentio de WILAMOWITZ (o. c. 73), que, para poner de relieve la escasa base de la leyenda hostil a Safo entre los antiguos, hace notar que Aristteles (Re. II 23, 10) cuenta cmo los parios honraron a Arquloco agregando que tambin los mitilenenses hicieron lo mismo con Safo , Io cual evidentemente no se habra dicho si hubiera algo peor que predicar de ella. Pero, sea como sea, el caso es que la leyenda desfavorable para Safo existi entre los antiguos, y el eslabn entre stos y la crtica moderna est constituido sobre todo por DOMITIUS CALDERINDS , que recogi noticias sobre mala fama de la poetisa en su comentario a la Heroida X V de Ovidio (cf. . 1S9) de la ed. de las Epistulae Heroides Ovidii de Venecia, 1516 (cf. R U E D I GER o. c. 1920).

    La figura de Safo empieza a cobrar relieve potico en BOCCACCIO (que da el ttulo De Sapphone puella Lesbia et poeta al cap. X L V de su De claris mulieribus) y PETRARCA, cuyo Trionfo d' amore I I I 2527 (p. 16 de la ed. GIANNINI de / Trionfi di Messer Francesco P., Ferrara, 1874) nos hace contemplar una dulcsima imagen:

    una giovane greca a paro a paro co ' nobili poeti iva cantando et un suo stile avea soave e raro.

    Pero qued reservado al genio de RONSARD el verdadero descubrimiento de Safo, es decir, de la pequea parte de la obra de la poetisa que l poda leer entonces. El gran poeta, que haba saludado con jbilo la aparicin de las Anacrenticas (cfTp. 224 de mi art. Los problemas de autenticidad en la Literatura griega, en la Rev. Univ. Madr. I 1952, 213238), fantasea, anticipndose a los siglos, sobre una posible resurreccin de Safo en el poema A Christophle de Choiseul, en la louange de Belleau, traductor de Anacreonte (ed. BLANCHEMAIN , VI , Pars, 1866, 201204):

    An