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SAN AGUSTÍN DE HIPONA San Agustín fue el filósofo más importante después de la muerte de Aristóteles y antes de la aparición de Santo Tomás de Aquino, y el primer filósofo cristiano. Nació el 13 de noviembre de 354 d.C. en Argelia. Su padre, Patricio, era pagano; y su madre era, Mónica, cristiana. Aunque no fue bautizado de pequeño, su madre lo educó en el cristianismo y, al ver cómo su hijo se alejaba de la religión a medida que crecía, se entregó a la oración constante, dedicando toda su vida a la conversión de Agustín al cristianismo. Razón por la cual éste se autodenominaría, años más tarde, “hijo de las lágrimas de su madre”. Durante la secundaria es un alumno sobresaliente que tiene gran afición por la poesía. A los 16 años, sus estudios se ven bruscamente interrumpidos, en espera de una ayuda económica, ya que sus padres no tenían los recursos necesarios para pagar la universidad. Esto lo lleva a emprender los caminos torcidos, pues en lugar de hacer algo productivo durante ese año, pierde el tiempo con sus compañeros. Ese mismo viaja a Cartago y experimenta lo que es el amor con una mucha cartaginesa, con la cual viviría desde los 16 hasta los 30 años y tendrían un hijo llamado Adeodatus en el año 372. Cuando Agustín tenía 20 años, encontró los grandes libros de la filosofía. Entre ellos estaba Hortensius, una gran obra del famoso orador y filósofo romano Cicerón. Este libro le despertó el gusto y la afición por la búsqueda de la sabiduría y la verdad, encaminándose conscientemente hacia Dios. Al poco tiempo, Agustín empieza a leer La Biblia, pero decepcionado de su primer encuentro con las Sagradas escrituras, busca por otra parte el camino hacia la verdad. Se pasa de una escuela filosófica a otra, sin hallar respuesta alguna que lo convenza. Finalmente se une al maniqueísmo, doctrina que siguió varios años y abandonó después de hablar con el obispo Fausto. Luego de este encuentro se sintió decepcionado y el escepticismo se apoderó de él.

SAN AGUSTÍN DE HIPONA

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SAN AGUSTÍN DE HIPONA

San Agustín fue el filósofo más importante después de la muerte de Aristóteles y antes de la aparición de Santo Tomás de Aquino, y el primer filósofo cristiano.

Nació el 13 de noviembre de 354 d.C. en Argelia. Su padre, Patricio, era pagano; y su madre era, Mónica, cristiana. Aunque no fue bautizado de pequeño, su madre lo educó en el cristianismo y, al ver cómo su hijo se alejaba de la religión a medida que crecía, se entregó a la oración constante, dedicando toda su vida a la conversión de Agustín al cristianismo. Razón por la cual éste se autodenominaría, años más tarde, “hijo de las lágrimas de su madre”.

Durante la secundaria es un alumno sobresaliente que tiene gran afición por la poesía. A los 16 años, sus estudios se ven bruscamente interrumpidos, en espera de una ayuda económica, ya que sus padres no tenían los recursos necesarios para pagar la universidad.

Esto lo lleva a emprender los caminos torcidos, pues en lugar de hacer algo productivo durante ese año, pierde el tiempo con sus compañeros. Ese mismo viaja a Cartago y experimenta lo que es el amor con una mucha cartaginesa, con la cual viviría desde los 16 hasta los 30 años y tendrían un hijo llamado Adeodatus en el año 372.

Cuando Agustín tenía 20 años, encontró los grandes libros de la filosofía. Entre ellos estaba Hortensius, una gran obra del famoso orador y filósofo romano Cicerón. Este libro le despertó el gusto y la afición por la búsqueda de la sabiduría y la verdad, encaminándose conscientemente hacia Dios.

Al poco tiempo, Agustín empieza a leer La Biblia, pero decepcionado de su primer encuentro con las Sagradas escrituras, busca por otra parte el camino hacia la verdad. Se pasa de una escuela filosófica a otra, sin hallar respuesta alguna que lo convenza. Finalmente se une al maniqueísmo, doctrina que siguió varios años y abandonó después de hablar con el obispo Fausto. Luego de este encuentro se sintió decepcionado y el escepticismo se apoderó de él.

Termina sus estudios superiores en Cartago en 373 y enseña retórica hasta el 383.

En 384 viaja a Milán, para ese entonces no estaba cerca del cristianismo de ninguna otra doctrina.

Escuchar los sermones de Ambrosio, obispo de la ciudad, hizo que Agustín vaya cambiando su forma de pensar. Es así que cuando, en agosto de 386, al abrir el libro de Cartas de San Pablo las primeras palabras que llamaron su atención fueron las siguientes:

“No en comilonas ni en embriagueces,No en lechos ni en liviandades,No en contiendas ni en emulaciones, Sino revestíos de nuestro Señor JesucristoY no cuidéis de la carne con demasiados deseos.” (Rm 13,13)

Aquellas palabras de San Pablo fueron las que hicieron desaparecer las dudas que Agustín tenía y se convirtiese al cristianismo. Se dedica al estudio formal y metódico del cristianismo, y el 24 de abril de 387 es bautizado en Milán por el obispo Ambrosio. Al año siguiente regresa a

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África y se ordena de sacerdote en 391. Es así que empieza a predicar a tiempo completo y en muchos lugares, así como también se dedica a escribir incansablemente.

El 28 de agosto del año 430, Agustín, obispo de Hipona, muere a los 75 años luego de 40 años de lucha en pro de la iglesia.

Aspectos económicos más importantes.

En cuanto a los bienes, san Agustín, no se interesa en cómo se producen estos, ni en su distribución. Su pensamiento está dirigido al carácter ético; por lo que no existe rechazo alguno a la posesión de bienes, por su parte, siempre y cuando hayan sido obtenidos legítimamente y sean utilizados correctamente. Lo que sí le parece un problema es el excesivo deseo de ellos, a lo que sugiere tener cuidado de no quedar amarrados a estos, haciendo un uso apropiado de los bienes y con objetivos justos.

Respecto a la propiedad privada estuvo en contra de ella, porque, a su parecer, genera contrariedad entre las personas.

Por otro lado, reivindicó el trabajo físico, el cual fue menospreciado siglos atrás por el pensamiento esclavista, dando un importante apoyo a la actividad agrícola.

En el plano conceptual, San Agustín, establece dos cosas muy importantes. Por una parte descubre que las cosas tienen un valor distinto en correspondencia a quien hace uso de ellas; y por otra, que el precio de las cosas variaba con la necesidad, siendo ésta la que regulaba el valor.

SANTO TOMÁS DE AQUINO

Santo Tomás es el filósofo más importante de la Edad Media y el representante más destacado de la Escolástica.

Nació en el castillo de Roccasecca, cerca de Aquino, en el año 1225. Recibió su primera educación a partir de los 5 años en la abadía de Motecasino, permaneciendo en el monasterio hasta 1239. Allí realizó los estudios ordinarios de gramática, latín y religión.

Viaja a París para continuar sus estudios. Recibe su licenciatura para enseñar en la facultad de Teología en 1256 y es nombrado Magister ese mismo año. Ocupa su cátedra hasta 1259.

Ese año, se traslada a Italia, donde permanecería por 9 años, con el encargo de enseñar teología en la Corte pontificia.

Es invitado a dar conferencias en las universidades de Nápoles y Bolonia. En esa época conoce a Guillermo de Moerbeke, el famoso traductor de las obras de Aristóteles, quien pone a su disposición varias de sus traducciones.

Luego de una polémica actividad, regresa a Nápoles el año 1272mcon el encargo de establecer una casa de estudios (studium generale). Permanecerá allí hasta 1274, año en el que muere durante su viaje emprendido rumbo a Lyon, donde iba a celebrarse un concilio convocado por el papa Gregorio X.

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Aspectos económicos más importantes.

No existe un trabajo de Santo Tomás de Aquino referido de manera específica a la economía; sin embargo, en su obra Summa Theologie es posible encontrar los principios básicos de su pensamiento sobre esta rama, abordándolos desde el punto de vista de la ética.

PROPIEDAD PRIVADA

No rechaza la propiedad privada. Por el contario, parece aprobarla, pues afirma que los bienes privados son más productivos que los comunes, ya que las personas cuidan más lo propio y los usan mejor que aquellos que se tienen en propiedad común.

También nos plantea que serviría de mecanismo de ordenación de la sociedad, pues promovería el uso responsable de la propiedad y, en cierta medida, la paz, si se considera que la falta de claridad en la posesión de los bienes generalmente termina en conflicto.

Así mismo, nos recuerda que los bienes deben ser usados con justicia moral, es decir deben estar al servicio del bien común y las riquezas no se deben valorar más de lo que se valora a Dios.

COMERCIO

Tomás de Aquino ayudó a suavizar la tradicionalmente negativa imagen del comercio. Ya que para él el comercio en sí mismo no era malo, pues eso depende de la conducta que tenga el comerciante. Es decir, el comerciante debe dirigir sus beneficios hacia fines virtuosos; por ejemplo, llevar bienes de donde son abundantes a donde son escasos, ya que eso justifica el beneficio mercantil.

PRECIO JUSTO

Santo Tomás señala que el precio de los bienes no está determinado por la naturaleza de ellos, sino por la utilidad que reportan. Es decir, aquél que está determinado por la “estimación común” de la sociedad; algo similar a lo que hoy conocemos como “precio de mercado”. Sin embargo, esto no fue comprendido en su verdadera dimensión y generó un embrollo notable que alcanzó su máxima expresión en la errónea separación entre valor de uso y valor de cambio (de ahí la denominación usura).

PRESTAMO CON INTERÉS

Respecto al préstamo con interés, éste era condenado por Santo Tomás de Aquino. Él señalaba que el dinero es estéril y, por tanto, no se puede generar dinero con dinero, pues consideraba que no se podía pagar un precio por el paso del tiempo, dado que el tiempo es un bien poseído por todos.

La influencia de su planteamiento respecto al interés fue tan grande que la Iglesia Católica lo reafirmó y prohibió la práctica de del préstamo con interés hasta principios del siglo XIX. Esto explica por qué durante muchos siglos los cristianos no se dedicaron a la actividad bancaría, y sí lo hicieron los judíos.