San Antonio Maria Claret, apóstol de María

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    P. NGEL PEA O.A.R.

    SAN ANTONIO MARA CLARET

    APSTOL DE MARA

    LIMA PER

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    Nihil Obstat

    Padre Ignacio Reinares

    Vicario Provincial del Per

    Agustino Recoleto

    Imprimatur

    Mons. Jos Carmelo Martnez

    Obispo de Cajamarca

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    21. NUEVAS MISIONES.................................................................................58

    22. ATENTADO...............................................................................................61

    23. CONFESOR DE LA REINA......................................................................64

    24. RETIRO DE LA CORTE Y REGRESO.....................................................67

    25. EL EXILIO..................................................................................................68

    26. LTIMA ENFERMEDAD Y MUERTE....................................................71

    27. CURACIONES DESPUS DE SU MUERTE...........................................74

    SEGUNDA PARTE..........................................................................................76

    DONES ESPECIALES.....................................................................................761. AMOR A JESS...........................................................................................76

    2. AMOR A MARA.........................................................................................77

    3. SANTOS DE SU DEVOCIN.....................................................................81

    4. EL NGEL CUSTODIO..............................................................................82

    5. DONES SOBRENATURALES....................................................................83

    A) PERFUMESOBRENATURAL...............................................................................83B) RESPLANDORESSOBRENATURALES....................................................................83C) XTASIS.......................................................................................................84D) CONOCIMIENTOSOBRENATURAL.......................................................................84E) AGILIDAD ....................................................................................................87F) DONDECURACIN ........................................................................................87G) DONDEHACERMILAGROS..............................................................................90

    6. PARA PENSAR ...........................................................................................91

    7. PROCESO DE BEATIFICACIN Y CANONIZACIN............................93

    CONCLUSIN.................................................................................................95

    CRONOLOGA.................................................................................................96

    BIBLIOGRAFA.............................................................................................100

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    INTRODUCCIN

    La vida de san Antonio Mara Claret es la vida de un misionerodevorado por la sed de la salvacin de las almas. Para realizar sumisin, el Seor le concedi muchos dones sobrenaturales, entreellos el de la curacin de enfermos y el del conocimiento

    sobrenatural. Tena frecuentes xtasis y, a veces, lo vean rodeadode resplandores. Muchas veces habla en su Autobiografa queJess y la Virgen Mara se le aparecan. Recibi la gracia inmensade la conservacin milagrosa de las especies sacramentales dentrode s, es decir, de poder ser un sagrario viviente y de poder llevarsiempre consigo a Jess sacramentado.

    Su amor a Mara fue extremadamente grande. Todo lo hacacon ella y por ella. Al ser nombrado arzobispo, quiso llamarse, no

    slo Antonio, sino Antonio Mara, en su honor. Fund laCongregacin de los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazn deMara (misioneros claretianos) y las religiosas de MaraInmaculada. Fue muy perseguido por los enemigos de la fe catlicay todo lo ofreci con amor por la salvacin de los pecadores y lasalvacin de Espaa, por quien se haba ofrecido como vctima.

    Fue arzobispo de Santiago de Cuba durante seis aos; y suobra pastoral fue tan extensa y eficaz que reform las costumbres,reorganiz el Seminario e hizo la visita pastoral a todas lasparroquias cuatro veces. All sufri el atentado que casi le cuesta lavida. Al volver a Espaa desde Cuba, fue nombrado confesor de lareina Isabel II, pero sus enemigos no cesaban en sus ataques ycalumnias. En 1869 fue derrocada la reina, se instal la Repblicaen Espaa y l hubo de huir a Francia. Asisti al concilio Vaticano I,donde tuvo una intervencin en favor de la infalibilidad del Papa y,al regresar a Francia, muri en el monasterio cisterciense deFrontfroide.

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    Su vida, entregada totalmente a Dios, es un ejemplo paranosotros, que debemos compartir nuestra fe en todo tiempo y lugarcomo verdaderos misioneros y discpulos de Jesucristo.

    Nota.- Al citarProceso nos referimos al Proceso informativo deVic (en el cual estn incluidos algunos testimonios del Proceso deBarcelona, Tarragona, Madrid, Lrida y Carcasona); es elProcessus informativus beatificationis et canonizationis servi DeiAntonii Mariae Claret et Clar, archiepiscopi Trajanopolitani indioecesi Vicensi confectus. Proceso llevado a cabo en Vic(Barcelona) de 1887 a 1890.

    Al citar A hacemos referencia a la Autobiografa del santo,seguida del nmero (no pgina) en que est dividido el libro.

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    PRIMERA PARTE

    SU VIDA

    1. SUS PADRES

    Vivan en el pueblo de Sallent, de unos dos mil habitantes, a51 kilmetros de Barcelona en Catalua (Espaa). Un pueblo con

    muchos pequeos talleres textiles. Su padre tena un taller quefuncionaba en el bajo de la casa. l dice en su Autobiografa: Mis

    padres se llamaban Juan Claret y Josefa Clar, casados, honradosy temerosos de Dios y muy devotos del Santsimo Sacramento delaltar y de Mara Santsima1. Tuve muy buenos padres que deconsuno (comn acuerdo) con el maestro trabajaban en formar mientendimiento con la enseanza de la verdad y cultivaban micorazn con la prctica de la religin y de todas las virtudes. Mi

    padre todos los das, despus de haber comido, me haca leer enun libro espiritual y por la noche nos quedbamos un rato desobremesa y siempre nos contaba alguna cosa de edificacin einstruccin al mismo tiempo, hasta la hora de ir a descansar2. Mis

    padres y mi maestro, no slo me instruyeron en las verdades quehaba de creer, sino tambin en las virtudes que haba de practicar.Respecto a mis prjimos, me decan que nunca jams haba decoger ni desear lo ajeno y, si alguna vez hallaba algo, lo haba de

    devolver a su dueo. Cabalmente un da, al salir de la escuela, alpasar por la calle que iba a mi casa, vi un cuarto (dinero) en elsuelo, lo cog y pens de quin podra ser para devolvrselo, y, noviendo a nadie en la calle, pens si habra cado de algn balcnde la casa de enfrente y sub a la casa, pregunt por el dueo de lacasa y se lo entregu3.

    1 A 3.2 A 25.3 A 28.

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    Me ensearon la obediencia y resignacin de tal manera quesiempre estaba contento con lo que ellos hacan, disponan y medaban, tanto de vestido como de comida. No recuerdo haber dicho

    jams: No quiero esto, quiero aquello4. Mi padre que era

    devotsimo del Santsimo Sacramento, en todo me daba un buenejemplo5. Cuando despus me hallaba solo en la ciudad deBarcelona, al ver or cosas malas, me acordaba y me deca: Estoes malo, debes hurlo; ms bien debes dar crdito a Dios, a tus

    padres y a tu maestro, que a esos infelices que no saben lo quehacen ni lo que dicen6.

    Oh, cunto me han servido a m la instruccin delcatecismo y los consejos y avisos de mis padres y maestros!7

    2. INFANCIA

    Nos dice: Nac en la villa de Sallent, obispado de Vic,provincia de Barcelona (el 23 de diciembre de 1807). Fui bautizado

    en la pila bautismal de la parroquia de Santa Mara de Sallent, elda veinticinco de diciembre, da mismo de la Navidad del Seordel ao de 1807 Me pusieron por nombre Antonio, Adjutorio,Juan. Mi padrino fue un hermano de mi madre, que se llamaba

    Antonio Clar y quiso que me llamara por su nombre de Antonio.Mi madrina fue una hermana de mi padre que se llamaba MaraClaret, casada con Adjutorio Canudas, y me puso por nombre el desu marido. El tercer nombre es Juan, que es el nombre mi padre; yyo despus, por devocin a Mara Santsima, aad el dulcsimonombre de Mara (con ocasin de la consagracin episcopal). Y asmi nombre es: Antonio Mara Adjutorio Juan Claret y Clar8.

    La divina Providencia siempre ha velado sobre m de un modoparticular. Mi madre siempre cri por s misma a sus hijos, pero am no le fue posible por falta de salud; me dio a una ama de leche

    4 A 29.5 A 37.6 A 27.7 A 26.8 A 3-6.

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    en la misma poblacin, en donde permaneca da y noche. Eldueo de la casa hizo una excavacin demasiado profunda paraformar una bodega ms espaciosa; pero una noche en que yo noestaba en la casa, resentidos los cimientos por motivo de la

    excavacin, se hincaron las paredes y se hundi la casa, quedandomuertos y sepultados en las ruinas el ama de leche, que era laduea de la casa, y cuatro hijos que tena, y si yo me hubiesehallado en la casa por aquella noche, habra seguido la suerte delos dems. Bendita sea la providencia de Dios!

    Las primeras ideas de que tengo memoria son que cuandotena unos cinco aos, estando en la cama, en lugar de dormir, yosiempre he sido muy poco dormiln, pensaba en la eternidad,

    pensaba: siempre, siempre, siempre; yo me figuraba unasdistancias enormes, a stas aada otras y otras, y al ver que noalcanzaba el fin, me estremeca, y pensaba: los que tengan ladesgracia de ir a la eternidad de penas, jams acabarn el penar,siempre tendrn que sufrir? S, siempre, siempre tendrn que

    penar!.

    Esto me daba mucha lstima, porque yo naturalmente soymuy compasivo; y esta idea de la eternidad de penas qued en m

    tan grabada, que, ya sea por lo tierno que empez en m, o ya seapor las muchas veces que pensaba en ella, lo cierto es que es loque ms tengo presente. Esta misma idea es la que ms me hahecho y me hace trabajar an, y me har trabajar mientras viva enla conversin de los pecadores, en el plpito, en el confesonario,

    por medio de libros, estampas, hojas volantes y conversacionesfamiliares9.

    Apenas tena seis aos que ya mis amados padres me

    mandaron a la escuela. Mi maestro de primeras letras fue DonAntonio Pascual, hombre muy activo y religioso; nunca me castig,ni reprendi, pero yo procur no darle motivo: era siempre puntual,asista siempre a las clases, trayendo siempre bien estudiadas laslecciones.

    El catecismo lo aprend con tanta perfeccin que lo recitabasiempre que quera de un principio al ltimo sin ningn error. Otrostres nios tambin lo aprendieron como yo lo haba aprendido, y el

    seor maestro nos present al seor cura prroco, que lo era

    9 A 7-9.10

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    entonces Don Jos Amig, quien nos hizo decorar todo elcatecismo entre los cuatro en dos domingos seguidos, y lo hicimossin ningn error a la presencia del pueblo en la iglesia por la tarde,y en premio nos dio una hermosa estampa a cada uno, que

    siempre la guardamos

    10

    .Desde muy pequeo me sent inclinado a la piedad y a lareligin. Todos los das de fiesta y de precepto oa la santa misa;los dems das siempre que poda; en los das festivoscomnmente oa dos, una rezada y otra cantada, a la que ibasiempre con mi querido padre. No me acuerdo de haber jams

    jugado, ni enredado ni hablado en la iglesia. Por el contrario,estaba siempre tan recogido, tan modesto y tan devoto, que,

    comparando mis primeros aos con los presentes, me avergenzo,pues con grande confusin digo que no estoy ni an ahora, conaquella atencin tan fija, con aquel corazn tan fervoroso que tenaentonces.

    Con qu fe asista a todas las funciones de nuestra santareligin! Las funciones que ms me gustaban eran las delSantsimo Sacramento: en stas, a las que asista con unadevocin extraordinaria, gozaba mucho. Tuve yo la suerte de que

    viniera a parar a mis manos un libro que se titula Finezas de Jesssacramentado Cunto me gustaba! De memoria lo aprenda.Tanto era lo que me agradaba11.

    A los diez aos me dejaron comulgar; pero yo no puedoexplicar lo que por m paso en aquel da en el que tuve laimponderable dicha de recibir por primera vez en mi pecho a mibuen Jess. Y, desde entonces, siempre frecuent los santossacramentos de la penitencia y comunin, pero con qu fervor,

    con qu devocin y amor!...Adems de la santa misa, comunin frecuente y funciones de

    Exposicin del Santsimo Sacramento, a las que asista con tantofervor por la bondad y misericordia de Dios, asista tambin todoslos domingos sin faltar jams ni un da de fiesta al catecismo yexplicacin del santo Evangelio, que siempre haca el cura prroco

    10 A 22-23.11 Fue confirmado por monseor Flix Amat, arzobispo de Palmira, el 12 dediciembre de 1814.

    11

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    por s mismo en todos los domingos, y, finalmente, se terminabaesta funcin por la tarde con el santsimo rosario...

    Deseaba ser sacerdote para consagrarme da y noche a suministerio, y me acuerdo que le deca al Seor: Humanamente no

    veo esperanza ninguna, pero Vos sois tan poderoso, que, siqueris, lo arreglaris todo. Y me acuerdo que con toda confianzame dej en sus divinas manos, esperando que l dispondra lo quese haba de hacer, como en efecto as fue.

    Tambin vino a parar a mis manos un librito llamado El BuenDa y la Buena Noche. Oh, con qu gusto y con qu provecho demi alma lea yo aquel libro! Despus de haberle ledo un rato, locerraba, me lo apretaba contra el pecho, levantaba los ojos al cielo,

    arrasados en lgrimas, y exclamaba diciendo: Oh, Seor, qucosas tan buenas ignoraba yo! Oh, Dios mo! Oh, amor mo!Quin siempre os hubiese amado!

    Al considerar el bien tan grande que trajo a mi alma la lecturade libros buenos y piadosos es la razn por la que procuro dar contanta profusin libros por el estilo, esperando que darn en mis

    prjimos, a quienes amo tanto, los mismos felices resultados quedieron en mi alma12.

    Cuando estaba en el templo, siempre que llegaba algnanciano, si yo estaba sentado en algn banco, me levantaba y conmucho gusto le ceda el lugar; por la calle los saludaba siempre y,cuando yo poda tener la dicha de conversar con alguno, era param la mayor satisfaccin13.

    Por estos mismos aos de mi infancia y juventud, profesabauna devocin cordialsima a Mara Santsima Desde muy niome dieron unas cuentas o rosario que agradec muchsimo, comosi fuera la adquisicin del mayor tesoro, y con l rezaba con losdems nios de la escuela, que, al salir de las clases por la tarde,todos formados en dos filas, bamos a la iglesia, que estaba cerca,y todos juntos rezbamos una parte del rosario, que diriga elmaestro.

    Siendo an muy nio, encontr en mi casa un libro que setitulaba el Roser, o el Rosal, en que estaban los misterios del

    rosario, con estampas y explicaciones anlogas. Aprend por aquel12 A 36-42.13 A 20.

    12

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    libro el modo de rezar el rosario con sus misterios, letanas ydems. Al advertirlo el maestro, qued muy complacido y me hizo

    poner a su lado en la iglesia para que yo dirigiera el rosario. Losdems muchachos mayorcitos, al ver que con esto haba cado en

    gracia del buen maestro, los aprendieron tambin, y en adelantenos fuimos turnando por semanas, de modo que todos aprendan ypracticaban esta santsima devocin, que despus de la misa es lams provechosa14.

    3. ADOLESCENTE

    A los doce aos su padre le pone a trabajar en el tallerfamiliar. Su primer trabajo fue el torno, donde cargaba las canillasque haban de introducirse en las lanzaderas de los telares. Sobreel torno colocaba un libro de forma que, mientras la mano derechavolteaba la manivela y la izquierda gobernaba el hilo, poda leer einstruirse. Un vecino suyo, que lo conoci, dice que teja cadasemana la mitad ms de lo que entonces se acostumbraba15.

    l afirma: Como mi padre era fabricante de hilados y tejidos,me puso en la fbrica a trabajar. Yo obedec sin decir una palabra,ni poner mala cara, ni manifestar disgusto. Me puso a trabajar ytrabajaba cuanto poda, sin tener jams un da de pereza, ni malagana; y lo haca todo tan bien como saba para no disgustar ennada a mis queridos padres, que los amaba mucho y ellos tambina m.

    La pena mayor que tena era cuando oa que mis padreshaban de reprender a algn trabajador porque no haba hechobien su labor. Estoy seguro de que sufra yo muchsimo ms que elque era reprendido, porque tengo un corazn tan sensible que, alver una pena, tengo yo mayor dolor que el mismo que la sufre.

    En todas las clases de labores que hay en una fbricacompleta de hilados y tejidos me ocup mi padre, y por una largatemporada me puso, juntamente con otro joven, a dar la ltima

    14 A 43-45.15 Aguilar Francisco de Ass, Vida de Claret, p. 411; Proceso apostlico deVic, sesin 69.

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    mano a las labores que hacan los dems. Y, cuando tenamos quecorregir a alguno, a m me daba mucha pena y, sin embargo, lohaca, pero antes observaba si haba en aquella labor alguna cosaque estuviese bien, y por all empezaba, haciendo el elogio de

    aquello, diciendo que aquello estaba muy bien, slo que tena estey este defecto, que, corregidos aquellos defectillos, sera una laborperfecta16.

    Cada da rezaba las tres partes del rosario, que tambinrezaban conmigo los dems trabajadores; yo diriga y ellosrespondan continuando el trabajo. Rezbamos una parte antes delas ocho de la maana, y despus se iban a almorzar; otra, antesde las doce, en que iban a comer; y otra, antes de las nueve de la

    noche, en que iban a cenar. Adems del rosario entero, que rezaba todos los das delabor, en cada hora del da rezaba un avemara y las oraciones delAngelus Domini a su debido tiempo. Los das de fiesta pasabams tiempo en la iglesia que en casa, porque apenas jugaba conlos dems nios; slo me entretena en casa, y mientras estabaas, inocentemente entretenido en algo, me pareca que oa unavoz, que me llamaba la Virgen para que fuera a la iglesia, y yo

    deca: Voy, y luego me iba.Nunca me cansaba de estar en la iglesia, delante de Mara del

    Rosario, y hablaba y rezaba con tal confianza, que estaba biencredo que la Santsima Virgen me oa. Se me figuraba que desdela imagen, delante de la cual oraba, iba como una va de alambrehasta el original, que est en el cielo; sin haber visto en aquellaedad telgrafo elctrico, yo me imaginaba como que hubiera untelgrafo desde la imagen al cielo. No puedo explicar con qu

    atencin, fervor y devocin yo oraba, ms que ahora.Con muchsima frecuencia, desde muy nio, acompaado de

    mi hermana Rosa, que era muy devota, iba a visitar a la Virgen aun santuario de Mara Santsima llamado Fussimaa, distanteuna legua larga de mi casa. No puedo explicar la devocin quesenta en dicho santuario, y aun antes de llegar all; al descubrir lacapilla, ya me senta conmovido, se me arrasaban los ojos delgrimas de ternura, y empezbamos el rosario y seguamos

    rezando hasta que llegbamos a la capilla. Esta devota imagen de

    16 A 31-33.14

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    Fussimaa la he visitado siempre que he podido, no slo cuandonio, sino tambin cuando estudiante, sacerdote y arzobispo, antesde ir a mi dicesis.

    Todo mi gusto era trabajar, rezar, leer y pensar en Jess y en

    Mara Santsima; de aqu es que me gustaba mucho guardarsilencio, hablaba muy poco, me gustaba estar solo para no serestorbado de aquellos pensamientos que tena, siempre estabacontento, alegre y tena paz con todos; ni jams re ni tuve

    pendencias con nadie, ni de pequeo ni de mayor.

    Mientras estaba yo en estos santos pensamientos, de repenteme vino una tentacin, la ms terrible y blasfema, contra MaraSantsima. Esta s que fue pena, la mayor que he sufrido en mi

    vida. Habra preferido estar en el infierno para librarme de ella. Nocoma ni dorma, ni poda mirar su imagen. Oh qu pena! Meconfesaba, pero, como era tan jovencito, yo no me saba explicarbien, y el confesor desechaba lo que yo le deca, no le dabaimportancia, y yo quedaba con la misma pena que antes. Oh, queamargura! Dur esta tentacin hasta que el Seor se dign por smismo remediarme.

    Despus tuve otra contra mi buena madre, que me quera

    mucho, y yo tambin a ella. Me vino un odio, una aversin contraella muy grande, y yo, para vencer aquella tentacin, me esmerabaen tratarla con mucho cario y humildad. Y me acuerdo quecuando me fui a confesar, al dar cuenta a mi Director de latentacin que sufra y de lo que haca para vencerla y superarla,me pregunt: Quin te hay dicho que practicases estas cosas?Yo le contest: Nadie. Entonces me dijo: Dios es quien teensea, hijo; adelante, s fiel a la gracia.

    Delante de m no se atrevan a hablar malas palabras ni tenermalas conversaciones. En cierta ocasin me hallaba en unareunin de jvenes, por casualidad, porque yo regularmente meapartaba de tales reuniones, pues que no se me ocultaba ellenguaje que se usa en tales reuniones, y me dijo uno de losmayores de aquellos jvenes: Antonio, aprtate de nosotros, quequeremos hablar mal. Yo le di las gracias por el aviso que medaba y me fui, sin que jams me volviese a juntar con ellos17.

    17 A 46-53.15

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    4. BARCELONA

    Antonio lleg a Barcelona a comienzos de 1825 con 17 aos.

    Barcelona era una gran ciudad del norte este de Espaa con unos100.000 habitantes. Era una ciudad progresista y moderna. Tenaalumbrado a gas y muchas mquinas industriales para laconfeccin de tejidos. Antonio, deseoso de adelantar en elconocimiento de la fabricacin, le haba pedido a su padre ir aestudiar a Barcelona. Su padre se lo concedi y l fue con suhermano Juan. All estar hasta los veintids aos y tendr quesuperar muchas dificultades, especialmente de orden moral. En

    Barcelona haba muchos liberales, contrarios la religin.El propietario de la fbrica donde se coloc era liberal

    empedernido y, en la quema de conventos de 1835, fue un capitnde milicianos. Por otra parte, sus compaeros de fbricablasfemaban como la cosa ms natural del mundo.

    All en Barcelona pone todo su empeo en aprender en lafbrica de tejidos Dels vigatans. A la vez que trabaja, estudia yaprende dibujo. Gan tres premios de dibujo y aprendi tanto que

    su nombre sali en la prensa por considerarlo un pequeo genio dela industria textil.

    l mismo nos dice: Adems de dibujo, me puse a estudiargramtica castellana y despus la francesa, dirigiendo todos estostrabajos y estudios al objeto de adelantar en el comercio y en lafabricacin. De cuantas cosas he estudiado y en cuantas me heaplicado durante la vida, de ninguna he entendido tanto como de lafabricacin. Cabalmente en la Casa en que trabajaba haba librosde muestras que cada ao salan de Pars y Londres, y todos losaos se los hacan venir para estar al corriente de cuanto seadelantaba. Dios me ha dado tanta inteligencia en esto, que notena ms que analizar una muestra cualquiera, que al instantetrazaba el telar con todo su aparato, que daba el mismsimoresultado, y an, si el dueo quera, se hacan mejores.

    En un principio algo me costaba, pero con la aplicacin de da

    y noche y de da de trabajo y de da de fiesta, (en lo que era permitido, como estudiar, escribir y dibujar), sal aprovechado.Ojal que as me hubiese aplicado a la virtud! Cuando despus de

    16

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    mucho discurrir, acertaba a la descomposicin y composicin de lamuestra, senta un gozo, experimentaba una satisfaccin, queandaba por casa como loco de contento. Todo esto lo aprend sinmaestro; antes bien, en lugar de ensearme el modo de entender

    las muestras y remendarlas perfectamente, me lo ocultaban.En cierto da, yo pregunt al mayordomo de la fbrica siaquella muestra que los dos tenamos en las manos se hara deesta o de esta manera; l tom el lpiz y marc la manera en quese haba de componer el telar para ello; yo me call y le dije que, sino lo tena a mal, lo estudiara, y al efecto me llev a mi casa lamuestra y el aparato que haba trazado. Y a los pocos das le

    present el dibujo del aparato necesario para producir aquella

    muestra, hacindole ver al mismo tiempo que el aparato que lhaba trazado no producira aquella muestra, sino otra cosa que yole seal. El mayordomo qued confundido y admirado al ver misdibujos y al or mis razones y explicaciones

    Se extendi por Barcelona la fama de la habilidad que elSeor me haba dado en la fabricacin. De aqu es que algunosseores llamaron a mi padre y le dijeron que sera del caso queformsemos una compaa y pusisemos una fbrica a nuestra

    cuenta. Esta idea halag muchsimo a mi padre, porque contribuaal mayor desarrollo de la fbrica que ya tena; me habl y me propuso las ventajas que resultaran y la fortuna que meconvidaba.

    Pero cun inescrutables son los juicios de Dios! Al paso quea m la fabricacin me gustaba tanto y haba en ella hecho los

    progresos que he dicho, no me supe resolver; senta interiormenteuna repugnancia en fijarme y hacer que mi padre comprometiera

    intereses. Le dije que me pareca que an no era tiempo, que yoera muy joven, y adems, siendo pequeo, los trabajadores no sedejaran gobernar por m. Me contest que esto no me dieracuidado, porque otro ya gobernara los trabajadores; que yo slotendra que ocuparme de la parte directiva de la fabricacin...Tambin me excus diciendo que despus ya veramos, que porahora no me senta inclinado. Y, a la verdad, fue esto providencial.Cabalmente, yo nunca me haba opuesto a los designios de mi

    padre. Esta fue la primera vez que yo no hice su voluntad, y fueporque la voluntad de Dios quera de m otra cosa, me quera

    17

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    eclesistico y no fabricante, aunque yo en este tiempo no loconoca ni pensaba en ello

    En los tres primeros aos que estuve en Barcelona me resfrimucho en el fervor que tena cuando estaba en mi patria. Es

    verdad que reciba los santos sacramentos algunas veces entre elao, que todos los das de fiesta y de precepto oa misa y cada darezaba a Mara Santsima el santo rosario y algunas otrasdevociones; pero no eran tantas ni tan fervorosas como antes.Todo mi objeto, todo mi afn, era la fabricacin. Por ms que diga,no lo encarecer bastante; era un delirio el que yo tena por lafabricacin. Y quin lo habra de decir que esta aficin tanextremada era el medio de que Dios se haba de valer para

    arrancarme del amor a la fabricacin?A los ltimos das del ao tercero de hallarme en Barcelonatan aficionado como he dicho, al asistir en los das de precepto a lasanta misa, tena un trabajo grande en desvanecerme de los

    pensamientos que me venan, pues que, si bien que a m megustaba muchsimo pensar y discurrir sobre aquellas materias,

    pero durante la misa y dems devociones no quera, las apartaba,les deca que despus ya me ocupara de ellas, pero que ahora

    quera pensar en lo que haca y rezaba. Eran intiles misesfuerzos, a la manera que una rueda que anda muy aprisa, querepentinamente no se puede detener. Para mayor tormento,durante la misa me venan ideas nuevas, descubrimientos, etc.; pormanera que durante la misa tena ms mquinas en la cabeza quesantos haba en el altar.

    En medio de esta barahnda de cosas, estando oyendo lasanta misa, me acord de haber ledo desde muy nio aquellas

    palabras del Evangelio: De qu le aprovecha al hombre el ganartodo el mundo, si finalmente pierde su alma?. Esta sentencia mecaus una profunda impresin. Fue para m una saeta que me hiriel corazn; yo pensaba y discurra qu hara, pero no acertaba.

    Me hall como Saulo por el camino de Damasco; me faltabaun Ananas que me dijese lo que haba de hacer. Me dirig a laCasa de San Felipe Neri, di una vuelta por los claustros y vi uncuarto abierto; ped permiso y entr, y hall a un hermano llamado

    Pablo, muy humilde y fervoroso, y le refer sencillamente miresolucin. Y el buen hermano me oy con mucha paciencia y

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    caridad, y con toda humildad me dijo: Yo soy un pobre lego; nosoy yo quien le ha de aconsejar; yo le acompaar a un padre muysabio y muy virtuoso, y l le dir lo que debe hacer. En efecto, mecondujo al padre Amig. Me oy y celebr mi resolucin, y me

    aconsej que estudiase latn, y le obedec.Se despertaron en m los fervores de piedad y devocin, abrlos ojos, y conoc los peligros por donde haba pasado de cuerpo yalma. Referir brevemente algunos.

    En aquel verano ltimo, la Santsima Virgen me preserv deahogarme en el mar. Como trabajaba mucho, en los veranos lo

    pasaba muy mal, perda enteramente el apetito, y hallaba algnalivio con irme a la mar, lavarme los pies y beber algunos sorbos

    de aquella agua. Un da que a este intento fui a la mar vieja, quellaman, tras la Barceloneta, hallndome en la orilla del mar, sealborot de repente, y una grande ola me llev, y despus deaquella, otra y me vi de improviso muy mar adentro, y me causabaadmiracin al ver que flotaba sobre las aguas sin saber nadar, y,despus de haber invocado a Mara Santsima, me hall en la orilladel mar, sin haber entrado en mi boca ni una gota de agua.Mientras me hallaba en el agua estaba con la mayor serenidad;

    pero despus, cuando me hall en la orilla, me horripilaba elpensar el peligro del que haba escapado por medio de MaraSantsima.

    De otro peligro peor me haba tambin librado MaraSantsima por el estilo del casto Jos. Hallndome en Barcelona,iba alguna que otra vez a visitar a un compatricio mo. Con nadiede la casa hablaba sino con l, que al llegar me diriga a su cuartoy con l nicamente me entenda; pero me vean siempre al entrar

    y salir. Yo entonces era jovencito, y si bien es verdad que yomismo me ganaba el vestido, me gustaba vestir, no dir con lujo,

    pero s con bastante elegancia, quiz demasiada. Quin sabe siel Seor me pedir cuenta de esto en el da del juicio? Un da fui ala misma casa y pregunt por el compatricio. La duea de la casa,que era una seora joven, me dijo que lo esperase, que estaba

    para llegar. Me esper un poco, y luego conoc la pasin de aquellaseora, que se manifest con palabras y acciones, y yo, habiendo

    invocado a Mara Santsima y forcejeando con todas mis fuerzas,escap de entre sus brazos, me sal corriendo de la casa y nunca

    19

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    jams quise volver, sin decir a nadie lo que me haba ocurrido, a finde no perjudicar su honor.

    Todos estos golpes me daba Dios para despertarme yhacerme salir de los peligros del mundo; pero an fue preciso otro

    ms fuerte, y fue el siguiente: Un joven como yo me invit a quehiciese una Compaa con l de intereses. Condescend.Empezamos en poner a la lotera. Tenamos bastante suerte.Como yo estaba siempre tan ocupado en mis cosas, apenas podahacer otra cosa que ser el depositario. l tomaba los billetes y yolos guardaba. El da del sorteo se los entregaba y me deca lo quehabamos sacado. Y como tombamos muchos billetes, en cada

    jugada sacbamos, y a veces cantidades de grande consideracin.

    Separbamos lo que se necesitaba para tomar ms billetes y lorestante se pona en manos de los comerciantes al seis por ciento,con los recibos correspondientes, y yo los guardaba todos, que eralo nico que haca; todas las dems diligencias corran a cuenta delcompaero.

    Ya eran muchos los recibos que tena, de modo que formabanuna suma de consideracin; cuando he aqu que un da me vienediciendo que uno de nuestros billetes haba sido premiado de

    veinticuatro mil duros, pero que, cuando iba a cobrar, haba perdidoel billete. Y dijo verdad que lo haba perdido, porque se lo habajugado y lo haba perdido; y no slo aquel billete, sino que ademsfue a mi cuarto en hora en que yo no estaba, descerraj mi cofre yse llev todos los recibos que tena guardados de la Compaa.

    Adems se llev el dinero de mi particular peculio, se me llev loslibros y la ropa, y la puso en una prendera por cierta cantidad quele prestaron, y todo lo perdi en el juego, y finalmente, deseoso de

    desquitarse, no teniendo ms que jugar, desesperado, se fue a unacasa en que tena entrada y se llev unas joyas de la seora dedicha casa y se las vendi; se fue al juego y tambin perdi.

    Entre tanto la seora hall a faltar sus joyas y pens queaquel fulano las haba robado; dio parte a la autoridad, cogieron alladrn, confes su delito, le siguieron la causa y sali condenado ados aos de presidio. No es posible explicar el golpe que me dioeste percance; no la prdida de los intereses, que eran muchos,

    sino el honor. Pensaba: Qu dir la gente? Se creer que t erescmplice de sus juegos y robos. Ay! Un compaero tuyo en lacrcel! En presidio!. Era tanta la confusin y vergenza, que

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    apenas me atreva a salir por la calle. Me pareca que todos memiraban y que todos hablaban y se ocupaban de m.

    Oh Dios mo! Cun bueno y admirable habis sido para m!18

    5. DESEO DE SER CARTUJO

    Desengaado, fastidiado y aburrido del mundo, pens dejarley huirme a una soledad, meterme cartujo; y a este objeto y finhaca yo mis estudios. Consider que habra faltado a mi deber si

    no hubiese participado a mi padre, y, en efecto, se lo dije en laprimera ocasin que tuve, en una de las muchas veces que iba aBarcelona por razn del comercio. Grande fue el sentimiento quetuvo cuando le dije que quera dejar la fabricacin, el grandenegocio que ambos podamos hacer, y creci de punto su penacuando le dije que me quera hacer fraile cartujo.

    Como era tan buen cristiano, me dijo: Yo no quiero quitarte lavocacin. Dios me libre; pinsalo bien y encomindalo a Dios y

    consltalo bien con tu Director espiritual, y, si te dice que es sta lavoluntad de Dios, la acato y la adoro, por ms que lo sienta en micorazn; sin embargo, si fuera posible que en lugar de metertefraile fueras sacerdote secular, me gustara. Con todo, hgase lavoluntad de Dios19.

    Por medio del cobrador de las rentas del obispado de Vic, queera suegro de su hermano Juan, conoci al obispo, quien lo citpara una entrevista. De aqu tom la decisin de entrar al

    Seminario de Vic como externo. Era el 29 de setiembre de 1829,con 21 aos. Vivi como criado en la casa del padre FortunatoBres, del que dir que era muy bueno y me quera muchsimo20.

    Mientras le ayudaba en la casa, estudiaba, siempre pensandoen la Cartuja. Al terminar el primer ao del Seminario comoexterno, decidi irse a la Cartuja de Monte Alegre, a 12 kilmetrosde Barcelona, para pedir el ingreso. Dice: Emprend el viaje paraBarcelona y luego para Badalona y Monte Alegre, cuando he aqu18 A 57-76.19 A 77-78.20 A 84.

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    que, poco antes de llegar a Barcelona, vino una turbonada tandeshecha que espantaba. Para cobijarnos del gran chaparrn quecaa, echamos a correr, y as, por la fatiga del correr y del vaho quese levantaba de la tierra seca y caliente, me dio una sofocacin

    muy grande y pens: Quiz Dios no quiere que vaya a laCartuja!. Lo cierto es que no tuve resolucin para ir all y me fui aVic... Pasado el primer ao de filosofa, ya no pens ms en sercartujo y conoc que aquella vocacin haba sido no ms quetemporal, que el Seor me llevaba ms lejos para destetarme delas cosas del mundo y as, desprendido de todas ellas, me quedaraen el estado clerical, como el Seor me lo ha dado a entenderdespus21.

    6. SEMINARISTA EN VIC

    Antonio Mara media 1.57 m., centmetros ms o menos. Erams bien gordito sin llegar a ser obeso. La nariz ancha y las manosblancas; cabellos espesos y castaos. Tena una mirada serena yprofunda. Su hablar era mesurado, clido y sincero, y se notabaque tena un carcter fuerte y valiente.

    A sus 21 aos ya era seminarista externo en Vic. Dice: Meconfesaba y comulgaba cada semana, y, despus de algn tiempo,el Director me haca confesar dos veces y comulgar cuatro entodas las semanas. Cada da serva la misa al seor mayordomoDon Fortunato Bres. Cada da tena media hora de oracin mental,visitaba al Santsimo Sacramento en las Cuarenta Horas, y tambinvisitaba la imagen de Mara Santsima del Rosario en la iglesia delos PP. dominicos de la misma ciudad, por ms que lloviera. Y,aunque las calles estuviesen llenas de nieve, nunca omit lasvisitas del Santsimo Sacramento y de la Virgen Mara Con estas

    prcticas de devocin me volva a enfervorizar, sin aflojar en elestudio, al que me aplicaba cuanto poda, dirigindolo siempre conla ms pura y recta intencin que poda22.

    21 A 89.93.22 A 86-87.

    22

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    El ao 1830, con 22 aos, recibe un beneficio en su pueblo deSallent. Era el beneficio vacante del monjo, que equivala asacristn mayor. Anteriormente la obligacin era de adornar eltemplo, tocar las campanas, preparar para las celebraciones

    litrgicas, etc. Cuando l recibi el beneficio casi su nicaobligacin era rezar el Oficio divino. Para recibir el beneficio recibidel obispo la tonsura (corte de cabellos para los aspirantes asacerdotes) con la obligacin de llevar sotana. l declara: Desde elda en que tom posesin del beneficio, vest siempre hbitostalares y, desde ese mismo da, tuve que rezar el Oficio divino23.

    Sigui viviendo en Vic y estudiando en el Seminario. Y lcuenta que, estando ya en segundo de filosofa, tuvo una gravsima

    tentacin contra la pureza. Lo refiere as: En invierno tuve unresfriado o catarro; me mandaron guardar cama; obedec. Y un dade aquellos, que me hallaba en cama, a las diez y media de lamaana, experiment una tentacin muy terrible. Acuda a MaraSantsima, invocaba al ngel santo de mi guarda, rogaba a lossantos de mi nombre y de mi especial devocin, me esforzaba enfijar mi atencin en objetos indiferentes para distraerme y asdesvanecerme y olvidar la tentacin, me signaba la frente a fin de

    que el Seor me librase de malos pensamientos. Pero todo envano.

    Finalmente, me volv del otro lado de la cama para ver si asse desvaneca la tentacin, cuando he aqu que se me presentaMara Santsima, hermossima y graciossima; su vestido eracarmes, el manto, azul, y entre sus brazos vi una guirnalda muygrande de rosas hermossimas. Yo en Barcelona haba visto rosasartificiales y naturales muy hermosas, pero no eran como stas.

    Oh qu hermoso era todo! Al mismo tiempo que yo estaba en lacama, y en ese momento boca arriba, me vea yo mismo como unnio blanco hermossimo, arrodillado y con las manos juntas; perono perda de vista a la Virgen Santsima, en quien tena fijos misojos, y me acuerdo bien que tuve este pensamiento: Es mujer y note da ningn mal pensamiento; antes bien, te los ha quitado todos.La Santsima Virgen me dirigi la palabra y me dijo: Antonio, estacorona ser tuya, si vences. Yo estaba tan preocupado que no

    acertaba a decirle ni una palabra. Y vi que la Santsima Virgen me

    23 A 90.23

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    pona en la cabeza la corona de rosas que tena en la manoderecha.

    Vi, adems, un grupo de santos que estaba a mi manoderecha en ademn de orar; no les conoc; slo uno me pareci

    san Esteban (patrono de Sallent). Yo cre entonces, y aun ahoraestoy en esto, que aquellos santos eran mis patronos, que rogabane intercedan por m para que no cayera en la tentacin. Despus,a mi mano izquierda, vi una grande muchedumbre de demoniosque se pusieron formados como los soldados que se repliegan yforman despus que han dado una batalla, y yo me deca: Qumultitud y qu formidables!. Durante todo esto yo estaba comosobrecogido, ni saba lo que me pasaba, y tan pronto como esto

    pas, me hall libre de la tentacin y con una alegra tan grande,que no saba lo que por m haba pasado.

    Yo s de fijo que no dorma, ni padeca vahdos de cabeza, niotra cosa que me pudiese producir una ilusin semejante. Lo queme hizo creer que fue una realidad y una especial gracia de laVirgen Mara es que en el mismo instante qued libre de latentacin y por muchos aos estuve sin ninguna tentacin contra lacastidad y, si despus ha venido alguna, ha sido tan insignificante,

    que ni merece el nombre de tentacin. Gloria a Mara! Victoria deMara!24.

    7. SACERDOTE EN SU PUEBLO

    En otoo de 1832 comenz sus estudios de teologa. SusSuperiores hablan de sus buenas calificaciones, con una capacidadintelectual superior a la media. El obispo, que vea en l algoespecial, diferente de los otros seminaristas, decidi ordenarlosacerdote dos aos antes de lo previsto. El 20 de diciembre de1834 lo orden de dicono y el 13 de junio de 1835 fue ordenado

    24 A 95-98.24

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    sacerdote. Como el obispo de Vic estaba enfermo en la fechafijada, lo orden el obispo de Solsona, fray Juan Jos de Tejada. lnos dice: Antes de la ordenacin de sacerdote hice cuarenta dasde ejercicios espirituales. Nunca he hecho unos ejercicios con ms

    pena ni tentacin; pero quiz de ninguno he sacado ms y mayoresgracias, como lo conoc el da que cant la primera misa, que fue elda 21 de junio, da de San Luis Gonzaga, patrn de laCongregacin, as como la ordenacin fue el da de San Antonio,da de mi santo patrn.

    Cant la primera misa en mi patria con gran satisfaccin demis parientes y de toda la poblacin. El da de Santiago fuiexaminado y me dieron licencia de predicar y confesar. El da dos

    de agosto, da de la Porcincula, fue el da en que empec aconfesar, y estuve confesando seis horas seguidas, desde lascinco a las once de la maana. El primer sermn que hice fue en elmes de setiembre del mismo ao en la fiesta principal de mi patria,en que hice el panegrico del santo patrn de la poblacin (SanEsteban), y al da siguiente hice otro sermn de los difuntos de la

    poblacin, con admiracin de todos mis compatricios25.

    Lo nombraron teniente cura (coadjutor) de la parroquia de

    Sallent, mientras segua estudiando para terminar sus estudiosteolgicos. Y dice: A los dos aos de teniente cura, quiso elSuperior que fuese cura ecnomo por haberse retirado el queantes haba por causas polticas, y qued solo en el ministerio.

    El plan de vida que segua era el siguiente. Todos los aoshaca los santos ejercicios espirituales por diez das, cuya prcticahe seguido siempre desde que empec en el Seminario. Cadaocho das me reconciliaba. Ayunaba los viernes y sbados, y tres

    das a la semana tomaba disciplina, esto es, el lunes, mircoles yviernes, y otros tres das que eran el martes, el jueves y el sbadome pona el cilicio.

    Todos los das antes de salir del aposento tena la oracinmental, solo, porque me levantaba muy de maana y por la nochela tena con mi hermana Mara, que es terciaria (del Carmelo ocarmelita de la Caridad), y el criado que era un hombre anciano,que ramos las tres nicas personas que haba en el curato.

    25 A 102-103.25

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    Adems de la oracin mental que tenamos los tres, rezbamostambin el rosario.

    Predicaba todos los domingos y fiestas, como tiene dispuestoel concilio de Trento, con la sola diferencia de que en los domingos

    de Adviento, Cuaresma y fiestas principales predicaba en la misa, yen los dems domingos lo haca por la tarde, despus de laenseanza del catecismo, que haba en todos los domingos delao sin dejar ni uno.

    Adems de la enseanza en la iglesia del catecismo, lo hacatambin todos los das de la Cuaresma de las dos a las tres de latarde para las nias en la iglesia, y para los nios de las siete a lasocho de la noche en la casa rectoral.

    Todos los das celebraba la misa muy temprano, y luego mepona en el confesonario y no me levantaba mientras haba gente.Todos los das por la tarde daba una vuelta por las calles

    principales de la poblacin, y singularmente por las calles en quehaba enfermos, a los que siempre visitaba cada da, desde elVitico hasta que moran, o se ponan sanos.

    Nunca entraba de visita en ninguna casa particular, ni de misparientes, que tena muchos en la poblacin: a todos amaba yserva igualmente, tanto si eran pobres como ricos, tanto parientescomo extraos, tanto si eran del pas como forasteros, que porrazn de la guerra haba muchos. De da, de noche, en invierno yverano, siempre estaba pronto para servirles. Sala con muchafrecuencia a las muchas casas que hay de campo. Yo trabajabacuanto poda, y la gente corresponda, se aprovechaba y meamaba muchsimo26.

    8. VIAJE A ROMA

    En el desempeo de su ministerio parroquial estaba contento.Sus paisanos, en general, lo queran mucho, aunque no faltabanalgunos grupos de descontentos, radicalizados polticamente, con

    ideas anticristianas. l, por su parte, no se senta realizado, tena

    26 A 106-111.26

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    deseos ms universales y quera predicar la palabra de Dios a todoel mundo. Deseaba inscribirse en Propaganda Fide para que lomandaran a las misiones lejanas; y para ello plane irse a Roma.

    l escribe: En muchas partes de la santa Biblia senta la voz

    del Seor que me llamaba para que saliera a predicar. En laoracin me pasaba lo mismo. As es que determin dejar el curatoe irme a Roma y presentarme a la Congregacin de PropagandaFide para que me mandase a cualquier parte del mundo27.

    Muchas y grandes fueron las dificultades que tuve que vencery superar de parte del Superior eclesistico y de la poblacin para

    poder salir de la parroquia, pero con la ayuda de Dios sal28.

    Se dirigi a Francia para llegar a Marsella y embarcarse para

    Roma. l cuenta una aventura con una persona que muchosautores consideran su ngel de la guarda. Afirma: Al llegar aMarsella, un sujeto se junt conmigo por el camino. Me llev a unacasa en que estuve muy bien durante los cinco das que tuve queestar en Marsella para esperar embarcacin. Al da siguiente, alsalir de casa para ir al cnsul espaol, para que me refrendara el

    pase, al primero que encontr le pregunt por la calle en que mehaban dicho que viva el cnsul, y este mismo seor a quien

    pregunt, no slo me dijo la calle, sino que, al verme solo, tuvo laamabilidad de venirme a acompaar. l habl por m y medespacharon muy bien y me volvi a acompaar a mi posada; y entodos aquellos cinco das, maana y tarde, me vena a buscar a micuarto y me acompaaba a visitar las iglesias, camposanto y todolo ms precioso que hay en aquella poblacin en materia dereligin, pues que de edificios y cosas profanas ni siquiera mehabl jams.

    Finalmente, lleg la hora de la embarcacin, que fue la una dela tarde. Un poco antes se present en mi cuarto, cogi mi hatillo yde todos modos lo quiso llevar, y as, los dos solitos, nos dirigimosal puerto y frente al buque nos despedimos; pero todos aquelloscinco das estuvo conmigo tan fino, tan atento, tan amable y tanocupado de m, que pareca que su gran Seor le enviaba para queme cuidara con todo esmero; ms pareca ngel que hombre; tanmodesto, tan alegre y grave al mismo tiempo, tan religioso y

    27 A 120.28 A 121.

    27

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    devoto, que siempre me llevaba a los templos, cosa que a m megustaba mucho; nunca me habl de entrar en ningn caf ni cosasemejante, ni jams le vi comer ni beber, porque a estas horas seiba y me dejaba y luego volva29.

    A la una de la tarde (del 1 de octubre de 1839) me embarqu(en el vapor Tancrde). Como mi viaje a Roma no era por recreo,sino para trabajar y sufrir por Jesucristo, consider que debabuscar el lugar ms humilde, ms pobre y donde tuviese msoportunidad de sufrir. Al efecto, pagu el flete de andar sobrecubierta y a la parte de la proa, que es el lugar ms pobre y baratode la embarcacin. Despus de haberme retirado solo a rezar elrosario y dems devociones, busqu un puesto para descansar un

    poco y no hall otro ms a propsito que un montn de cuerdaenrollada, en que me sent, y descans la cabeza sobre un cande artillera que estaba en la tronera del lado del buque

    Estando ya descansando, se levant tan recia tempestad, queel agua entraba dentro del buque. Yo, sin moverme, sentado sobreaquella rueda o montn de cuerda, me puse el capote encima de lacabeza, y el hatillo con la provisin y sombrero encima del regazoarrimado al cuerpo, teniendo la cabeza un poco inclinada por

    delante a fin de que se escurriese el agua, que me vena encima,de las olas que se estrellaban contra el buque. As es que cuandooa el golpe de la ola yo inclinaba la cabeza, daba la espalda y mecaa encima el agua.

    As pas toda la noche hasta el amanecer en que vino la lluviay calm la tempestad, y, si antes me haba mojado con el agua delmar, despus me moj con el agua dulce de la lluvia. Todo miequipaje consista en una camisa, un par de medias, un pauelo de

    sonarme, la navaja de afeitarme y un peine, el breviario y la santabiblia de un volumen muy pequeo. Mas como a los que vanencima de cubierta, no se les da nada de comida mi provisinconsista en una torta de pan de alguna libra y un pedazo dequeso. Esta fue toda mi provisin para los cinco das deembarcacin de Marsella a Civitavecchia, entre las escalas quehicimos y las tempestades que tuvimos. Y como la tempestad fuetan larga y fuerte, cay mucha agua encima, de modo que me cal

    todo el capote y me moj el pan y el queso, y as lo tuve que

    29 A 127-128.28

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    comer, y no obstante de estar muy salado, como tena bastantehambre, me saba muy bien.

    Al da siguiente, calmada la tempestad y secada la lluvia,saqu el breviario y rec los maitines y horas menores. Concluido

    el rezo, se me acerc un seor ingls, que me dijo que era catlicoy que amaba a los sacerdotes catlicos, y despus de haberhablado un rato se fue a su camarote y al cabo de poco vi quevena hacia m con un plato en que traa una porcin de duros. Yo,al verle venir, pens: Qu vas a hacer? Aceptars o no esedinero?. Y me dije entre m: T no lo necesitas, pero ya lonecesitan aquellos infelices espaoles, y as los aceptars y se losrepartirs. Y, en efecto, as lo hice; los acept, le di las gracias y

    fui a repartir aquellos duros entre aquellos infelices, que al instantese fueron a la cocina y compraron y comieron cuanto habanmenester.

    Otros seores viajeros hicieron lo mismo; tambin me dieron,y yo todo se lo repart entre ellos, por manera que yo no me quedun maraved para m, siendo as que para m me lo daban, ni comun bocado de lo que ellos haban comprado para comer; mecontent con mi pan mojado de agua del mar. Aquel seor ingls,

    al verme a m tan pobre y desprendido y que aquellos coman de loque haban comprado con el dinero que yo les haba distribuido yque yo no coma nada, manifest quedar tan edificado, que mevino a decir que l se desembarcara en Liorna y que, despus, portierra ira a Roma, y en un papel me dio escrito su nombre y elPalacio adonde iba a vivir, y que fuese a verle y que me daracuanto necesitase30.

    9. ENTRADA EN LA COMPAA DE JESS

    Antonio llega a Roma despus de cinco das de navegacin yse dirige a las oficinas de Propaganda Fide. Le dicen que elcardenal prefecto est de vacaciones y que estara fuera todo el

    mes de octubre. l dice: Yo cre que aquello era providencial a finde que tuviese tiempo para hacer los ejercicios espirituales que

    30 A 130-134.29

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    cada ao haca desde que era estudiante, y este ao an no loshaba podido hacer por razn del viaje.

    Al efecto, me dirig a un padre de la casa profesa de laCompaa de Jess, me alab el pensamiento de hacer los

    ejercicios y me entreg el libro de los Ejercicios de San Ignaciopor el cual los haba de hacer; me dio los consejos que creynecesarios y empec los ejercicios. En los das que l me seal ledaba cuenta de mi espritu, y a los ltimos das me dijo: Ya queDios Nuestro Seor le llama a las misiones extranjeras, mejor seraque usted se agregara a la Compaa de Jess; que por medio deella sera enviado y acompaado; que no as andar solo, que escosa muy expuesta. Yo le respond que para m bien conoca que

    sera mejor; pero qu hago yo para que la Compaa meadmita!31.

    l me anim, y me dijo que escribiera un memorial al padregeneral que viva en la misma casa profesa. Hice todo como l medijo, y al da siguiente de haber entregado la solicitud, el padregeneral, me quiso ver. Fui all, y, as como llegu a su cuarto, salael padre provincial. Habl conmigo y me dijo: Vaya usted all (aSantAndrea de Monte Cavallo a ver al padre provincial) y dgale

    que yo le envo, y que cuanto haga, yo lo doy por bien hecho. Fuial momento y me recibi muy bien, y el da dos de noviembre yaviva en el noviciado, de modo que de la noche a la maana mehall jesuita. Cuando me contemplaba vestido de la santa sotanade la Compaa, casi no acertaba a creer lo que vea, me parecaun sueo, un encanto32.

    Me hallaba yo muy contento en el noviciado, estando siempreocupado en las conferencias que hacamos de catequizar, predicar

    y confesar. Adems, todos los viernes bamos al hospital de sanGicomo a confesar a los enfermos y los sbados a predicar en lacrcel a los presos. Yo entr en el noviciado el da dos denoviembre de 1839, da de nimas, y, pasado el da dos de febrero,da de la Purificacin de Mara Santsima del ao 1840, esto es,cuatro meses despus de haber entrado, empezamos losEjercicios de San Ignacio, que duraron un mes. Yo los empec

    31 A 138-139.32 A 140-141.

    30

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    con muchsimo gusto y con grandes deseos de aprovecharme biende ellos.

    As iba siguiendo y adelantando, cuando he aqu que un dame vino un dolor tan grande en la pierna derecha, que no poda

    caminar. Fue preciso ir a la enfermera. Me aplicaron los remediosoportunos y me alivi algn tanto, pero no del todo, y se temieronque quedara tullido. Al verme as, el padre Rector me dijo: Lo que

    pasa en usted no es natural, pues tan contento, alegre y sano haestado siempre, y ahora cabalmente en estos das esa novedad,me hace pensar que el Seor quiere alguna otra cosa de usted. Yme dijo: Si le parece bien, consultar con el padre general, que estan bueno y tantos conocimientos tiene de Dios. Yo le contest

    que me pareca muy bien y me present a l. Me oy con muchaatencin, y, despus de haber odo mi narracin de todo loocurrido, me dijo con toda resolucin, sin titubear: Es la voluntadde Dios que vaya pronto a Espaa; no tenga miedo, nimo.

    Con esta tan terminante resolucin no hubo otro remedio quevolver para Espaa. Y con el tiempo se conoci que el padregeneral estaba inspirado cuando me dijo estas palabras. Y en unade las cartas que me escribi me deca: Dios le llev a la

    Compaa, no para que se quedase en ella, sino para queaprendiese a ganar almas para el cielo33.

    10. CURANDO ENFERMOS

    A mediados del mes de marzo (de 1840) sal de Roma condireccin a Catalua De Olost pas a Vic, y el Superior (vicariogeneral) me dijo que pasase a Viladrau, y, al efecto, me dio elnombramiento de regente, y fui el da 13 de mayo. Aqu acab derestablecerme de mis males34.

    En esta parroquia de Viladrau empec las misiones el da 15de agosto del ao 1840. Despus hice otra misin en la parroquia

    33 A 165-167.34 A 167.

    31

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    de Espinelvas, a una hora larga de Viladrau. Luego pas a laparroquia de Seva; sta ya fue ms ruidosa. Fue mucha la genteque concurri y que se convirti e hizo confesin general. Aquempec a tomar fama de misionero.

    Por noviembre hice el novenario de nimas en Igualada ySanta Coloma de Caral, con grandsima aceptacin. Y as estuveen Viladrau ocho meses saliendo y volviendo; pero no fue posiblecontinuar por ms tiempo, porque, como he dicho, mientras mehallaba en la poblacin visitaba cada da a todos los enfermos, ytodos sanaban, y slo se moran los que enfermaban en miausencia. Y esto me afliga mucho al ver las lgrimas de las gentesy al or las razones que alegaban para que no saliese de la

    parroquia a predicarPor el verano haba nios que estaban enfermos, y con slouna vez de aplicarles el remedio, ya quedaban sanos. A un jovende 25 aos que ya se hallaba sin sentido y a punto de expirar, lovisit a la una de la noche, le apliqu un simple remedio, cobr lossentidos, y a los dos das ya estaba curado completamente.

    En un arrabal de la poblacin de Viladrau haba una mujercasada que padeca dolor reumtico; y sufra tanto que la violencia

    del mal le haba encogido los nervios, de tal modo que la infeliz sehaba vuelto como una pelota. No obstante este lastimoso estado,concibi, pero los trabajos fueron a los nueve meses para el parto.Cabalmente se cumpla este tiempo mientras me hallaba en la

    parroquia de Seva haciendo un novenario de almas, y como sabanel da que haba de volver, me salieron al encuentro y me dijeronque aquella mujer se hallaba en dolores de parto y sin esperanzasde vida, y, por lo mismo, el teniente cura le haba administrado los

    sacramentos de penitencia, vitico y extremauncin y que nofaltaba ms que expirar. Pero los de la casa de la enferma, y an lamisma enferma, todos me deseaban ver. Al momento fui a la casaa verla; sin llegar al curato, conoc su crtica situacin y el remedioque se deba aplicar. Pero yo dije a su marido que no lo debahacer, que era indispensable ir a la poblacin de Taradell a buscarun mdico cirujano. Fueron por l con una carta ma en la que leexplicaba todo lo que haba, y el mdico, al leer la carta, vio que

    era tan desesperado el caso, que se excus y no quiso venir. Medieron la respuesta, y entonces dije yo a los de la casa quecogieran ciertas hierbas, que las hicieran hervir, y el resultado fue

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    que pari muy bien, y an se cur del rema y se puso buena, demanera que al cabo de unos pocos das por s misma vino a misa.

    Tambin se cur un joven de diecisis aos, tullidocompletamente, teniendo por intil cuanto se practicase. Al pasar

    un da por la calle, le vi a la puerta y pregunt su madre qu tena ycunto tiempo haca que se hallaba as. Yo le dije: Practicad estoy esto, y a los pocos das ya le vi curado en la iglesia que oa lasanta misa.

    En aquella poblacin y en sus alrededores hay muchas jvenes de quince a diecinueve aos que sufren de unaenfermedad que llaman espatlladas o de la naurella, y es que, conlos esfuerzos que hacen amasando el pan o yendo por agua, lea

    u otras cosas fatigosas sobre sus fuerzas, las vejiguitas de lafuerza sufren una fisura, que despus les da mucho que sentir. Y,como el que sufre busca remedio, y no hallndolo en los mdicosse van a ciertos curanderos que con sus charlataneras dicen quecuran y no es as, les cobran dinero y muy comnmente hacencosas poco decentes con tales enfermas; yo viendo o sabiendoesto, encomend el negocio a Dios Nuestro Seor, y se me ocurriel remedio que se haba de aplicar, que consista en un parche y

    guardar quietud por unos pocos das, con cuyo remedio todas sinexcepcin se curaban; pero, como se saba las acciones pocodecentes que hacan con el pretexto de curar, por miedo que secreyera que yo haca otro tanto, me val de este remedio. Haba enla misma poblacin una viuda anciana muy virtuosa y le dije:Cuando venga alguna joven acompaada de su propia madre quediga que es espatllada, le aplicar un parche de esta y estamanera. Y as a todas las que, acompaadas de sus madres, me

    venan a suplicar para curar de esta enfermedad, las remita aaquella viuda, y ella les aplicaba el parche, y todas curaban, y asyo no me comprometa.

    Como aquella poblacin haba sido tan trabajada por la guerracivil, pues a lo menos haba sido saqueada trece veces, habahabido sorpresas de unos y otros, fuegos y muertes, de cuyasresultas y de espantos, tristezas y disgustos, haba mucha gente, ysingularmente mujeres, que tenan enfermedades histricas que

    las hacan sufrir mucho, me venan a hablar. Yo hice tomar aceitecomn con algunas cosas que haca hervir en dicho aceite, y con l

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    despus se daban por s mismas cierta uncin, y todas quedabancuradas.

    Permaneciendo en Viladrau, todos los enfermos de lapoblacin y muchos que de fuera traan, todos quedaban curados.

    Y, como se extendi de aqu la fama, as es que en todas laspoblaciones adonde iba se me presentaban muchsimos enfermosde toda clase de enfermedades; y, como eran tantos los enfermosy tan diversos los males y, por otra parte, yo me hallaba tanocupado en predicar y confesar, no tuve por conveniente ensealar remedios fsicos. Les deca que les encomendara a Dios yentre tanto les haca la seal de la santa cruz y les deca estas

    palabras (de Jess): Pondrn las manos sobre los enfermos y

    stos quedaran curados. Y decan que quedaban curados.Yo estoy convencido de que curaban por la fe y confianza conque venan, y Dios Nuestro Seor les premiaba su fe con la saludcorporal y espiritual, porque les exhortaba a que se confesasenbien de todos sus pecados, y ellos lo hacan. Y adems, el Seoras lo haca tambin, no por mis mritos, sino para dar importanciaa la divina palabra que predicaba, pues que, como haba pasadotanto tiempo que no haban odo ms que maldades, blasfemias y

    herejas, Dios Nuestro Seor les llamaba la atencin con estascosas corporales. Y, a la verdad, la gente se reuna en grandesmasas, oa la divina palabra con gran fervor, hacan confesionesgenerales en la misma poblacin o en otras, porque muchas vecesera imposible or en penitencia a cuantos deseaban y pedanconfesin.

    Oh Dios mo, cun bueno sois! Os servais de las mismasenfermedades de cuerpo para remediar las del alma!

    Otra clase de enfermedad haba que me era ms molesta yque me llevaba ms tiempo. Y sta era la de energmenos,

    posesos y obsesos. En un principio me presentaban muchsimosque decan que estaban posesos, y sus parientes me suplicabanque los exorcizara. Y, como me hallaba competentementeautorizado, lo haca, y de mil, apenas hallaba uno que pudieseestar cierto que era poseso; eran otras causas, ya fsicas, yamorales, que aqu no calificar.

    Viendo yo que muchsimos no tenan tales demonios y, porotra parte, al ver que me hacan perder mucho tiempo, que lo

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    necesitaba para or las confesiones de los que se habanconvertido por la predicacin, me dije: Ms necesario es quesaques los demonios de las almas que estn en pecado mortal queno de los cuerpos, si es que stos los tienen. Pens que aquello

    poda ser un engao del mismo demonio, y as me resolv a dejarlos exorcismos y tomar otro camino, que era el siguiente.

    Cuando se me presentaba alguno que me deca queestaba poseso, le preguntaba si se quera curar. Si me asegurabaque s, le mandaba tres cosas: Primera, que tomara con pacienciatodas las cosas, que no se enfadara nunca (porque habaobservado que algunos eran histricos de resultas de su mal genioo de rabietas que cogan, y con la paciencia les calmaba).

    Segunda, les mandaba que no bebiesen vino ni otro licor, yque esto se les exiga como ayuno indispensable para echar a esaespecie de demonios (pues tambin haba hallado que algunosbeban demasiado, y para tapar sus disparates echaban la culpa alos demonios).

    Tercera, les haca rezar cada da siete veces el padrenuestroy avemara a la Santsima Virgen, en memoria de sus siete dolores,y adems que hicieran una buena confesin general de toda la

    vida y que despus comulgaran con la ms fervorosa devocin.Sea lo que fuere, lo cierto es que despus de algunos das mevenan a dar gracias, diciendo que ya estaban libres y curados. Yono dir que no hay posesos. S, los hay, y he conocido algunos,

    pero muy pocos.

    En el decurso de las misiones haba hallado algunos que porlos sermones se haban convertido y decan francamente que notenan tales posesiones ni enfermedades fsicas, sino ficciones, por

    diferentes fines que se proponan, ya para llamar la atencin, yapara que fuesen mimados y compadecidos, por alcanzar socorro ypor mil otros fines.

    Una me deca que todo lo que haca lo haca con todoconocimiento y malicia de la voluntad, pero que haca cosas tanraras y extraordinarias, que ella misma se admiraba, y que, sinduda, el diablo cooperara y la ayudara, no por posesin diablica,sino por malicia de su corazn, pues que conoca que naturalmenteaquello no lo poda hacer.

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    Otra, que viva en una ciudad muy grande, me dijo que de talmanera haba sabido fingir que estaba posesa, que por muchotiempo la haban hecho los exorcismos y que, durante el tiempobastante largo de su ficcin, haba engaado a veinte sacerdotes

    de los que eran tenidos por ms sabios, virtuosos y celosos de laciudad35.

    Pero algunas veces tuvo que atender verdaderos problemasproducidos por el diablo. Juan Gibernay declar: Cuando yo tenacatorce aos a quince, un da, estando en la plaza de la iglesia demi pueblo, pas el santsimo Vitico, que acababa de seradministrado a Francisca Casta y, de repente, por primera vez,me dio como un ataque epilptico. Estos ataques se repitieron con

    frecuencia y, desde el primer ataque, se apoder de m unarepugnancia a todos los actos religiosos, de modo que no poda nior hablar siquiera de cosas religiosas. Mi resistencia de ir a la misao recibir los sacramentos era tan terrible que, durante nueve o diezmeses, estuve invadido de esta enfermedad. Nunca pudeacercarme a la confesin o a la misa. Alguna vez me llevaron a lafuerza y, antes de la consagracin, me vena el ataque y, sin darmeyo cuenta, mova un gran alboroto blasfemando. Era tal la fuerza

    de los ataques que muchas veces deban ser cuatro o cincohombres fuertes para contenerme y haca algunos actos de fuerzaextraordinaria y la voz pblica era que tena malos espritus.

    Mi padre, por consejo de un vecino, decidi llevarme al padreClaret y fuimos a Barcelona al convento de las monjas Madalenas,

    pues el siervo de Dios viva all en la casa del capelln. El padreClaret dijo que no temieran y me puso una mano en el hombro yotra en la cabeza delante de una imagen de Jesucristo crucificado

    y otra de la Virgen, y me dijo que rezara el rosario, que dijera cadada tres avemaras y un padre nuestro al ngel custodio, otro a suintencin y, al da siguiente, fuera a confesarme, aadiendo que, siel confesor me preguntaba quin me haba curado, respondierasencillamente: Dios. Y me despidi, diciendo: Vamos, nio, ya tecurars36.

    Es importante anotar que todos tenan al joven como poseso yque el problema le vena de un golpe que una vieja fea le haba

    35 A 172-190.36 Proceso, pp. 324-326.

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    dado con una caa. Pedro Gibernau que lo conoci anota: Tuveocasin de presenciar los referidos ataques varias veces. El

    paciente haca contorsiones violentsimas y cosas raras y extraas,daba unos gritos extravagantes; a veces, rugiendo con una voz

    ronca y grave; y otras, aguda; pronunciando una lenguaininteligible. Lo ms particular era que, haciendo la seal de la cruzo al intentar ponerle encima una cruz, formada por ligeras pajas,sin que pudiera verlo, se pona furioso al momento y en un estadode irritacin extraordinaria37. Esto ocurri el ao 1849 y, cuando lostestigos y el mismo paciente dan testimonio en el Proceso en elao 1889, haban pasado ya cuarenta aos, estando perfectamentebien.

    11. MISIONERO ITINERANTE

    La gente de Viladrau no quera que se fuese, pero l sentaansias de extender su apostolado a otros lugares. Adems se dabacuenta de que la gente lo buscaba ms por la salud corporal que laespiritual. Por eso, nos dice: Esto me oblig a pedir al Superior queme exonerara del cargo de regente y me dejase libre de curatos yque me contase pronto a su disposicin para ir a predicar a dondequisiese. Y as lo hizo, y me separ de Viladrau, con grandesentimiento de toda la gente por las curaciones que Dios NuestroSeor por m obraba, pues yo reconozco que aquello era ms quenatural. Yo no me introduje a curar enfermos para ganar dinero niotra cosa que lo valiera, pues nunca acept cosa alguna; slo lo

    haca por necesidad y por caridad38.A mediados de enero de 1841, despus de haber sido regente

    en Viladrau por espacio de ocho meses, regentando el curato ysaliendo de cuando en cuando a predicar, por disposicin delPrelado, en diferentes parroquias, sal finalmente a predicarcontinuamente donde me enviara el Prelado, sin fijarme en ninguna

    parte. Mi residencia, si bien permaneca bien poco, era en Vic, y

    37 Proceso, p. 327.38 A 174.

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    desde esta ciudad sala con una lista de poblaciones en que habade predicar.

    Yo tena por mxima inalterable de no ir jams a predicar aninguna parroquia ni dicesis sin la orden expresa de mi Prelado

    As saba que haca la voluntad de Dios39

    . Esta necesidad de serenviado y de que el Prelado mismo me sealara el lugar, es lo queDios me dio a conocer desde el principio. Y as es que, aunque los

    pueblos a que me enviaba eran muy malos y estabandesmoralizados, siempre se haca grande fruto, porque Dios meenviaba, los dispona y preparaba40.

    Cuando iba a una poblacin, nunca me propona ningn finterreno, sino la mayor gloria de Dios y la salvacin de las almas41.

    Con el vestido que llevaba y la comida que me daban estabacontento. En un pauelo llevaba todo. Mi equipaje consista en unbreviario de todo el ao, un vademcum en que llevaba lossermones, un par de medias y una camisa para mudarme42. Dineronunca llevaba, ni quera. Un da tuve una alarma. Me met la manoen el bolsillo del chaleco y cre hallar una moneda. Me espant, lasaqu, la mir y con grande consuelo vi que no era moneda, sinouna medalla que mucho tiempo antes me haban dado. Volv de la

    muerte a la vida. Tan grande era el horror que tena al dinero43.Algunas veces, el Seor me haca sentir los efectos de la

    pobreza, pero era por poco tiempo. Luego me consolaba con loque necesitaba; y era tanta la alegra que senta con la pobreza,que no gozan tanto los ricos con todas sus riquezas como gozabayo con mi amadsima pobreza44. Andaba slo y a pie Por lamaana haca cinco horas de viaje, y otras cinco por la tarde; aveces con lluvias, otras veces con nieves, y en verano con soles

    abrasadores. Este era el tiempo que ms me daba que sufrir, porque, como siempre andaba con sotana y capote pasado demangas y el mismo de invierno, en verano me daba calor; adems,con zapatos y medias de lana, que me hacan ampollas en los pies,de manera que a veces me hacan andar cojo. Las nieves tambin

    39 A 194.40 A 198.41 A 199.42 A 359.43 A 360.44 A 363.

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    me dieron ocasin de ejercitar la paciencia cuando eran muygrandes las nevadas, que cubran todos los caminos y me hacandesconocer el terreno; yo por esto caminaba al travs y me hundaen los barrancos llenos de nieve45.

    Pero lo peor fueron las calumnias que se levantaroncalumnias contra l, mientras predicaba por el Principado deCatalua, hasta el punto de que el jefe poltico de Barcelona leprohibi predicar; prohibicin que le fue comunicada por el alcaldede Vic en 1841. As estuvo unos dos aos, obedeciendo a lasautoridades y a su obispo, dedicado a estudiar y orar mucho y daralguna conferencia, hasta que se presentaron tiempos favorables.

    En julio de 1843 comenz de nuevo sus misiones apostlicas.

    Ese ao iba un da a predicar a una parroquia, cuando le salieronal camino tres hombres de mal aspecto, intimndolo a que sepreparase para morir. Sin inmutarse, les dijo que iba a predicar alpueblo de Olot, porque se celebraba la fiesta mayor y, estando alltodo preparado y debiendo llegar a la hora fija, les peda le dejasenir libre y, concluido el sermn, volvera dispuesto a morir.Desarmada la clera de uno de los tres al escuchar estas palabras,se esforz ste en persuadir a los otros que difirieran la ejecucin

    del crimen. As se hizo, predic el sermn, se confes y, al dasiguiente, volvi al mismo lugar pronto a hacer el sacrificio de suvida por amor a Jesucristo. Al ver los malhechores que el siervo deDios no traa defensa alguna y al or sus dulces palabras con lasque se ofreca a la muerte y los trataba de amigos, se convirtieron,confesndose con l y fueron despus buenos cristianos46.

    l manifiesta: Dir ahora de qu medios me val para hacerfruto, segn el Seor me dio a conocer como ms propios y

    adecuados. El primer medio de que me he valido siempre y mevalgo es la oracin. ste es el medio mximo que he consideradose deba usar para obtener la conversin de los pecadores, la

    perseverancia de los justos y el alivio de las almas del purgatorio. Ypor esto en la meditacin, en la misa, rezo y dems devocionesque practicaba y jaculatorias que haca, siempre peda a Dios y a laSantsima Virgen Mara estas tres cosas.

    45 A 460.46 Proceso, p. 21.

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    No slo oraba yo, sino que adems peda a otros que orasen,como las monjas, hermanas de la Caridad, terciarias y a todas lasgentes virtuosas y celosas. A este fin peda que oyesen la santamisa y que recibiesen la sagrada comunin, que durante la misa y

    despus de haber comulgado, presentasen al eterno Padre a suSantsimo Hijo y que, en su nombre y por sus mritos, le pidiesenestas tres gracias que he dicho, a saber: la conversin de los

    pecadores, la perseverancia de los justos y el alivio de las pobresalmas del purgatorio. Tambin les deca que se valiesen de la visitaal Santsimo Sacramento y del Viacrucis.

    Les exhortaba a que se encomendasen mucho a MaraSantsima, que le rogasen y pidiesen lo mismo, que para eso se

    valiesen de la devocin del rosario. Siempre predicaba y enseabael modo prctico de rezarlo, y yo mismo lo rezaba antes deempezar el sermn con toda la gente, ya para ensearlo a rezar,ya tambin porque, rezando todos juntamente, alcanzramos esastres gracias que he dicho.

    Tambin rogaba y haca que las gentes rogasen a los santosdel cielo para que intercedieran con Jess y Mara y nosalcanzaran estas mismas gracias. Singularmente invocaba a los

    santos que durante su vida sobre la tierra haban manifestado mscelo por la gloria de Dios y la salvacin de las almas.

    Nunca jams me olvidaba de invocar al glorioso san Miguel ya los ngeles custodios, singularmente al de mi guarda, al delReino, de la provincia, el de la poblacin en que predicaba y decada una persona en particular. He conocido visiblemente la

    proteccin de los santos ngeles custodios47.

    En aquellos primeros aos de misiones48, me vea muy

    perseguido por todas partes. Me levantaban las ms feascalumnias, decan que haba robado un burro, qu s yo qu farsascontaban. Al empezar la misin o funcin, hasta la mitad de losdas eran farsas, mentiras, calumnias de toda especie lo quedecan de m, de manera que me daban mucho que sentir y queofrecer a Dios, y al propio tiempo, materia para ejecutar lahumildad, la paciencia, la mansedumbre, la caridad y demsvirtudes. Esto duraba hasta media misin y en todas las

    47 A 264-269.48 Entre 1840 y 1848 predic en ms de 150 lugares.

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    poblaciones pasaba lo mismo, pero de media misin hasta concluir,cambiaba completamente. Entonces el diablo se vala del medioopuesto. Todos decan que era un santo a fin de hacerme engrer yenvanecer y Dios Nuestro Seor en aquellos ltimos das en que

    se vea el fruto copiossimo me permita una tristeza tan grande,que yo no puedo explicar sino diciendo que era la especialprovidencia de Dios que la permita como un lastre, a fin de que elviento de la vanidad no me diera un vuelco49.

    12. LOS DEMONIOS

    Los demonios me perseguan muchsimo. En una ocasinhicieron caer una piedra cuando yo pasaba. En otra ocasin, enuna poblacin llamada Sarreal, un domingo por la tarde, estando laiglesia atestada de gente, hizo Satans desprender una gran

    piedra del arco toral, y al llegar al suelo se hizo muchos trozos, yno hizo dao a nadie, no obstante de caer en medio del auditorio.Fue la admiracin de todos.

    A veces suceda que, estando predicando, hallndose lagente en la mayor compuncin, vena Satans en figura de un

    paisano muy espantado, gritando que haba fuego en la poblacin;y, conociendo yo el engao y al ver que el auditorio se alarmaba

    por la noticia, desde el plpito deca: Quietos!, no hay tal; es unengao del enemigo. Para mayor tranquilidad vuestra, vaya uno aver en dnde est el fuego, y, si es verdad, yo y todos iremos; peroyo os digo que no hay tal fuego; es un engao que ha metido eldiablo para impedir vuestro aprovechamiento. Y as era. Cuando

    predicaba en campo raso, nos amenazaba con tempestades. En mimisma persona a veces me caus enfermedades terribles, y, cosa

    particular, tan pronto como yo tena la advertencia de que seraobra del enemigo, ya quedaba curado del todo sin remedioalguno50.

    Mara Ana Vidal manifest en el Proceso: Yo le o hablar, que,

    a veces, a mitad de un camino, le echaban piedras y a nadie vea.49 A 352-353.50 A 462-463.

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    Con frecuencia se le apareca el diablo y l le preguntaba: Ququieres, soberbio?. El diablo le responda: La Carmelita(aludiendo a la Virgen) me manda que te diga que prediques de lalujuria. Un da le dijo el diablo: Te acuerdas de aquel da en que

    con una simple vuelta de la cama quedaste libre de aquel dolor deestmago que, segn los mdicos, te haba de privar para siemprede predicar? Era yo el que, con aquel ruido que oste, por fuerza tedejaba, porque te quera devorar51.

    Jos Mara Bocabella certifica tambin en el Proceso: Una vezencontr al padre Claret rezando en la iglesia de las religiosasMadalenas y me ense un pedazo de papel como de unos cuatrodedos o ms pequeo, de color moreno, y me dijo que le haba

    cado sobre el breviario; y en dicho retazo estaban escritas lassiguientes palabras en lengua catalana: Ya estars contento quete han nombrado arzobispo de Cuba, porque all hars de lastuyas, pero yo tambin har de las mas. Por firma haba tres ocuatro rasguos, o sea, seales hechas con las uas52.

    l no se asustaba. Y dice: Si era grande la persecucin queme haca el infierno, era muchsimo mayor la proteccin del cielo.Conoca visiblemente la proteccin de la Santsima Virgen y de los

    ngeles y santos. La Santsima Virgen y sus ngeles me guiaronpor caminos desconocidos, me libraron de ladrones y asesinos yme llevaban a puerto seguro sin saber cmo. Muchsimas vecescorra la voz de que me haban asesinado, y las buenas almas yame aplicaban sufragios. Dios se lo pague53.

    13. APOSTOLADO DE LA PRENSA

    Uno de los medios que la experiencia me ha enseado serms poderoso para el bien es la imprenta, as como es el armams poderosa para el mal, cuando se abusa de ella. Por medio dela imprenta se dan a luz tantos libros buenos y hojas sueltas, quees para alabar a Dios. No todos quieren o no pueden or la divina

    51 Proceso, p. 337.52 Proceso de Barcelona, p. 140.53 A 464.

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    palabra, pero todos pueden leer u or leer un buen libro. No todospueden ir a la iglesia para or la divina palabra, pero el libro ir a sucasa. El predicador no siempre podr estar predicando, pero ellibro siempre est diciendo lo mismo, nunca se cansa, siempre est

    dispuesto a repetir lo mismo; que en l lean poco o mucho, quelean y lo dejen una y mil veces, no se ofende por esto; siempre loencuentran lo mismo, siempre se acomoda a la voluntad del lector.

    Siempre la lectura de libros buenos se ha considerado unacosa de grande utilidad; pero en el da de hoy se considera desuma necesidad; porque hay delirio por leer, y si la gente no tienelibros buenos, leer malos. Son los libros la comida del alma, y, ala manera que si al cuerpo hambriento le dan comida sana y

    provechosa le nutrir y, si la comida es ponzoosa, le perjudicar,as es la lectura, la que, si es de libros buenos y oportunos a lapersona y a las circunstancias propias, le nutrir y aprovecharmucho; pero, si es de libros malos, peridicos impos y folletosherticos y dems escritos perniciosos, corrompern las creenciasy pervertirn las costumbres. Empezando por extraviar elentendimiento, luego llevan a corromper el corazn54.

    Una tarde pasaba por la calle de una de las ciudades ms

    grandes de Espaa. Se me acerc un nio a besarme la mano, yme pidi una estampa y se la di. Al da siguiente fui muy tempranoa celebrar la misa en la iglesia que acostumbraba y ponerme luegoen el confesonario, porque siempre tena mucha gente que meesperaba. Al concluir la misa, me hinqu en el presbiterio para dargracias. Al cabo de un rato se me acerc un hombre alto, gordo,con largos bigotes y poblada barba, con la capa que tena tanajustada en las manos, que no se le vea ms que la nariz y la

    frente; los ojos tena cerrados y lo dems de la cara tena cubiertodel pelo de las patillas, bigotes y barba, y adems con el cuello dela capa, que tambin era peludo y alto; y con una voz trmula yronca me dice que si le har el favor de orle en confesin. Lecontest que s, que entrase en la sacrista, que luego iba enacabando de dar gracias. Si bien en el confesonario ya haba otroshombres y mujeres que esperaban para lo mismo, cre que a stele deba or separadamente de los dems, porque su aspecto me

    revel que as convena, y, en efecto fue as. Entr yo en la

    54 A 310-311.43

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    sacrista, en que no haba nadie sino aquel seor, y an le condujea un lugar ms retirado.

    Yo me sent, l se hinc y empez a llorar tan sin consuelo,que no saba qu ms decirle para acallarle. Le hice varias

    preguntas para saber la causa, y, finalmente, entre lgrimas,suspiros y sollozos, me contest: Padre, usted ayer tarde pas pormi calle, y, al pasar frente a la puerta de la casa en que yo estoy,sali un nio a besarle la mano, le pidi una estampa y usted se ladio. El nio vino muy contento, y, despus de haberla tenido unrato, la dej encima de la mesa y se fue a la calle con otros nios a

    jugar. Yo qued solo en casa, y, picado de la curiosidad y parapasar el tiempo, cog la estampa y la le; pero ay, padre mo!, yo

    no puedo explicar lo que sent en aquel momento; cada palabra era para m un dardo que se clavaba en mi corazn; resolvconfesarme y pens: Ya que Dios se ha valido de l para hacerteentrar en un verdadero conocimiento, con l irs a confesarte.

    Toda la noche la he pasado llorando y examinando miconciencia, y ahora me tiene aqu para confesarme. Padre, soy ungran pecador. Tengo cincuenta aos y desde nio no me heconfesado. He sido comandante de gente muy mala. Padre,

    habr perdn para m? S, seor, s; nimo, confianza en labondad y misericordia de Dios. El buen Dios le ha llamado parasalvarle, y usted ha hecho muy bien en no endurecer su corazn yen poner luego por obra la resolucin de hacer una buenaconfesin. Se confes, le absolv y qued muy contento y tanalegre, que no acertaba a expresarse.

    Pues bien, aunque las hojas sueltas y estampas no hubiesenproducido otra conversin ms que sta, ya me tendra por bien

    empleado y satisfecho el trabajo y cuanto se ha gastado enimpresiones; pero no ha sido este solo caso el de los que se hanconvertido por la lectura de las estampas que he dado a luz.

    En Villafranca del Panads se convirtieron cuatro reos queestaban en capilla haca tres das y no se haban querido confesar,y, con la lectura de la estampa que di a cada uno, entraron enreflexin y se confesaron, recibieron el santo Vitico y tuvieron unaedificante muerte. Son muchos y muchsimos los que se han

    convertido por la lectura de una estampa. Oh Dios mo! Qubueno sois!

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    Todos lo libritos han producido felices resultados; pero dequienes he hallado ms almas convertidas han sido El Caminorecto y El Catecismo explicado. De la lectura de estos dos librosencuentro muchsimas conversiones, y aun en esta Corte (de

    Madrid) no pasa da en que no se presenten almas determinadas amudar de vida por haber ledo ese libro. Todos lo buscan y noreposan hasta haberse hecho con l; todos sin distincin de claselo desean tener, y este deseo general me ha obligado a hacer unaimpresin de lujo para la gente de categora superior, y se lo han

    procurado la reina, el rey, la infanta, damas de palacio, gentileshombres y toda la nobleza. Se puede decir que en la clase alta nohay casa alguna o palacio en que no se halle uno o msejemplares de El Camino recto de lujo, y en las dems clases delos otros ms sencillos.

    El fin que me propona era la mayor gloria de Dios, laconversin de los pecadores y la salvacin de las almas. Por estoescrib en forma de Avisos para todos los estados de la sociedad;

    pero los dos que ms me llevaban tras de s el corazn fueron losnios y nias. He escrito para ellos libritos y hojas sueltas55.

    Por el amor que tena a los nios y por lo mismo que deseaba

    que se instruyeran en la doctrina cristiana, he escrito cuatrocatecismos: uno para los prvulos, desde que hablan hasta lossiete aos, otro para los rsticos, otro ms extenso y otroexplicado, con estampas56.

    He dado gratuitamente millares de millares de ejemplares (delibros), y aun en el da de hoy estoy dando y Dios mediante darhasta la muerte, si puedo, pues he considerado que era sta lamejor limosna que en el da de hoy puede darse57.

    Tambin es un medio muy poderoso para hacer el bien el darrosarios y ensearles el modo de rezarlo, el dar medallas y decirlescmo las han de llevar y cmo las han de besar maana y noche.Tambin dar escapularios y decirles qu significan y cmo los hande llevar58.

    55 A 319-325.56 A 285.57 A 328.58 A 337.

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    14. MISIN EN CANARIAS

    Su obispo de Vic lo enva a Canarias a dar misiones y l,

    acompaado del obispo de Canarias, recin consagrado, y de sucomitiva, llega a la isla el 14 de marzo de 1848. Al poco tiempo decomenzar su actividad misionera, se hace muy popular y toda lagente lo llama con el carioso nombre de Padrito.

    Estuvo en las islas Canarias 14 meses, haciendo tresrecorridos misionales. Dio ejercicios espirituales a los sacerdotes, alos seminaristas, y en todas las parroquias de la isla de la GranCanaria. Dice: Con frecuencia tena que predicar en las plazas,

    porque en los templos no caba la mucha gente que se reuna encada poblacin para or la santa Misin. Y siempre prefera

    predicar en la plaza que en el templo, cuando haba mucha gente.

    Lo que ms me apuraba era el orlos a todos en confesingeneral como deseaban hacerlo. Al efecto, deca a los demssacerdotes que me ayudasen Cuando conclua una Misin, todala gente de la poblacin me sala acompaar y la de la poblacin adonde iba me sala a recibir. Los primeros me despedan con

    lgrimas y los segundos me reciban con alegra. No explicar todolo que ocurri en aquellas poblaciones, porque me harainterminable. Slo s quiero consignar un caso que me sucedi

    para que aprendan los misioneros.

    Concluidas las misiones de Gran Canaria, quiso el seorobispo que pasara a otra isla llamada Lanzarote, y dispuso que meviniera a acompaar su hermano, el padre Salvador, religiosocapuchino, para que me ayudara en or las confesiones, porque enaquella isla hay muy poco clero. Este seor es un hombre muygordo, y, como del puerto de la isla habamos de ir a la capital de laisl